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ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE SANTA VICTORIA (Arch. H. de la Prov.) Evolución etnográfica Evolución social Evolución económica - Propiedad inmueble Evo- lución espiritual Evolución política. Los atacamas vivieron en la zona comprendida entre las costas del pacifico hasta las ultimas es- tribaciones de la precordillera Salta-Jujuy y aproximadamente desde los 16º a los 27º de latitud sud. fueron por lo tanto sus inmediatos vecinos hacia el Oeste, y como tales implantaron aquí numerosos productos de su cultura, como ser el régimen de laboreo de las tierras, algunos instrumentos de tra- bajo como la pala de laja y de diversas expresiones de su idioma, todo lo cual ha llegado aun hasta nosotros, intacto unas veces, casi borrados en otros casos. La toponimia constituye un documento probatorio indiscutible la influencia de la lengua Atacama, el Ckunza. Muchos lugares llevan nom- bre de vocablos Ckunzas, y otros mantienen la raíz, etc., por ejemplo: Acoyte, Licoyte, Torolloc y otros. A los atacamas debieron el establecimiento de las primeras medidas concretas para cultivar el suelo hostil y frío: los andenes, bancos o sucres, horizontalización de sectores, reducidos y cultiva- bles, en las laderas de los cerros, para evitar la erosión (eólica y hidráulica )y ampliar con consi- guiente el área de cultivo. Prácticas seculares siguen siendo irremplazables en la zona. Algunos ar- queólogos como Milcíades Alejo Vignati han negado la permanencia del pueblo atacama en estos territorios, pero la mayoría de ellos y sobre todo los etnógrafos, con Boman a la cabeza afirman la realidad histórica de este hecho, fundados principalmente en las pruebas acumuladas por la toponi- mia del lugar. Hoy el pueblo atacama casi ha desaparecido. El foco cultural Humahuaca, proveniente de la quebrada del mismo nombre y sus adyacencias, fué el que mas profundamente influyo en la formación y consolidación del pueblo de los actuales departamentos de Santa Victoria e Iruya. Es indudable que las costumbres de este pueblo no dife- rencian casi de las del pueblo atacama, pero como su permanencia fue allí mas acentuada, consoli- daron y precisaron mejor las condiciones del habitat , del aborigen andino que se estableció desde el sud del Perú hasta los 26º o 27º de latitud sud. Las serranías y valles de Santa Victoria e Iruya, es- tuvieron por muchos años, dentro del foco cultural Humahuaca, cuyo centro estaba situado entre Humahuaca y Volcán . Otros aportes razas en esta zona. Los antiguos cronistas indianos no han precisado las fechas correspondientes a la conquista hecha por el inca Huyna Cápac que extendió el imperio del Tahuantinsuyo a todo lo largo de la actual cordillera de los Andes, pero lo indudable es que , a partir de entonces su régimen territorial y de gobierno t Con la llegada de los quechuas y aimaraes del incanato, comienza el mayor aporte étnico de aquellas razas en esta zona. Los antiguos cronistas indianos no han precisado las fechas correspon- dientes a la conquista hecha por el Inca Huyna Capac que extendió el imperio del Tahuantinsuyo a todo lo largo de la actual cordillera de los Andes, pero lo indudable es que, a partir de entonces su régimen territorial y de gobierno tomo también lasa reglas y costumbres de los Incas del Perú, par- ticipando por lo tanto del sistema de los “mitimaes” o translación de los pueblos a zonas de iguale clima, cuando faltaban brazos para su cultivo. Es decir, un sistema inteligente de intercambios de pueblos, pero solamente entre zonas de climas semejantes, enseñanza que desgraciadamente no se ha practicado en nuestros días, con evidente daño para la salud y la fortaleza de nuestros aborígenes. Las fiestas no abundaban, pero cuando las había duraban muchos días embriagándose con be- bidas fermentadas como la aloja, la chicha, y otra, muy fuerte, llamada “sora”. Los incas prohibie- ron esta última a causa de los efectos fulminantes que tenia sobre el organismo humano. Podemos decir la evolución económica de este pueblo es prácticamente nula, por cuento se mantuvo estacionaria por siglos, y en el hecho sigue igual, como la ha observado la Comisión Ofi- cial en su interesante informe. a) Religión: como todas las tribus aborígenes, fueron idolatras. No tuvieron templos para practicar los rituales del culto, aunque se acepta hoy que determinadas ruinas circulares, pudieron ser construcciones religiosas, en las que se reunían para hacer sus fiestas, posteriormente, alrededor de siglo y medio antes de la llegada de los españoles, tuvieron que adoptar la religión del dios Sol, impuestas por los peruanos conquistadores. Al implantar los españoles es sistema que ya conocemos de los “milítense” o traslación de pue- blos, olvidaron la lección de los incas, que al practicarlos, tuvieron siempre la similitud del clima. Por el contrario, el encomendado español, con haciendas dispersas en cientos de kilómetros cuadra- dos, llevaron estas poblaciones nativas de la montaña a la llanura y viceversa, es decir, de un clima y altura determinada a otros diferente. Esto motivaba una mortalidad elevada que en aquellos tiem- pos explicaban como provocada por la nostalgia del suelo natal (Lizondo Borda. H.N.A. tomo III,

Antecendentes Historicos Santa Victoria Oeste

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antecedentes historicos del departamento santa victoria oeste provincia de salta, argentina.

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  • ANTECEDENTES HISTRICOS DE SANTA VICTORIA (Arch. H. de la Prov.)

    Evolucin etnogrfica Evolucin social Evolucin econmica - Propiedad inmueble Evo-lucin espiritual Evolucin poltica.

    Los atacamas vivieron en la zona comprendida entre las costas del pacifico hasta las ultimas es-

    tribaciones de la precordillera Salta-Jujuy y aproximadamente desde los 16 a los 27 de latitud sud.

    fueron por lo tanto sus inmediatos vecinos hacia el Oeste, y como tales implantaron aqu numerosos

    productos de su cultura, como ser el rgimen de laboreo de las tierras, algunos instrumentos de tra-

    bajo como la pala de laja y de diversas expresiones de su idioma, todo lo cual ha llegado aun hasta

    nosotros, intacto unas veces, casi borrados en otros casos. La toponimia constituye un documento

    probatorio indiscutible la influencia de la lengua Atacama, el Ckunza. Muchos lugares llevan nom-

    bre de vocablos Ckunzas, y otros mantienen la raz, etc., por ejemplo: Acoyte, Licoyte, Torolloc y

    otros. A los atacamas debieron el establecimiento de las primeras medidas concretas para cultivar el

    suelo hostil y fro: los andenes, bancos o sucres, horizontalizacin de sectores, reducidos y cultiva-

    bles, en las laderas de los cerros, para evitar la erosin (elica y hidrulica )y ampliar con consi-

    guiente el rea de cultivo. Prcticas seculares siguen siendo irremplazables en la zona. Algunos ar-

    quelogos como Milcades Alejo Vignati han negado la permanencia del pueblo atacama en estos

    territorios, pero la mayora de ellos y sobre todo los etngrafos, con Boman a la cabeza afirman la

    realidad histrica de este hecho, fundados principalmente en las pruebas acumuladas por la toponi-

    mia del lugar. Hoy el pueblo atacama casi ha desaparecido.

    El foco cultural Humahuaca, proveniente de la quebrada del mismo nombre y sus adyacencias,

    fu el que mas profundamente influyo en la formacin y consolidacin del pueblo de los actuales

    departamentos de Santa Victoria e Iruya. Es indudable que las costumbres de este pueblo no dife-

    rencian casi de las del pueblo atacama, pero como su permanencia fue all mas acentuada, consoli-

    daron y precisaron mejor las condiciones del habitat, del aborigen andino que se estableci desde el sud del Per hasta los 26 o 27 de latitud sud. Las serranas y valles de Santa Victoria e Iruya, es-

    tuvieron por muchos aos, dentro del foco cultural Humahuaca, cuyo centro estaba situado entre

    Humahuaca y Volcn .

    Otros aportes razas en esta zona. Los antiguos cronistas indianos no han

    precisado las fechas correspondientes a la conquista hecha por el inca Huyna Cpac que extendi el

    imperio del Tahuantinsuyo a todo lo largo de la actual cordillera de los Andes, pero lo indudable

    es que , a partir de entonces su rgimen territorial y de gobierno t

    Con la llegada de los quechuas y aimaraes del incanato, comienza el mayor aporte tnico de

    aquellas razas en esta zona. Los antiguos cronistas indianos no han precisado las fechas correspon-

    dientes a la conquista hecha por el Inca Huyna Capac que extendi el imperio del Tahuantinsuyo a

    todo lo largo de la actual cordillera de los Andes, pero lo indudable es que, a partir de entonces su

    rgimen territorial y de gobierno tomo tambin lasa reglas y costumbres de los Incas del Per, par-

    ticipando por lo tanto del sistema de los mitimaes o translacin de los pueblos a zonas de iguale clima, cuando faltaban brazos para su cultivo. Es decir, un sistema inteligente de intercambios de

    pueblos, pero solamente entre zonas de climas semejantes, enseanza que desgraciadamente no se

    ha practicado en nuestros das, con evidente dao para la salud y la fortaleza de nuestros aborgenes.

    Las fiestas no abundaban, pero cuando las haba duraban muchos das embriagndose con be-

    bidas fermentadas como la aloja, la chicha, y otra, muy fuerte, llamada sora. Los incas prohibie-ron esta ltima a causa de los efectos fulminantes que tenia sobre el organismo humano.

    Podemos decir la evolucin econmica de este pueblo es prcticamente nula, por cuento se

    mantuvo estacionaria por siglos, y en el hecho sigue igual, como la ha observado la Comisin Ofi-

    cial en su interesante informe.

    a) Religin: como todas las tribus aborgenes, fueron idolatras. No tuvieron templos para practicar los rituales del culto, aunque se acepta hoy que determinadas ruinas circulares, pudieron ser

    construcciones religiosas, en las que se reunan para hacer sus fiestas, posteriormente, alrededor

    de siglo y medio antes de la llegada de los espaoles, tuvieron que adoptar la religin del dios

    Sol, impuestas por los peruanos conquistadores.

    Al implantar los espaoles es sistema que ya conocemos de los miltense o traslacin de pue-blos, olvidaron la leccin de los incas, que al practicarlos, tuvieron siempre la similitud del clima.

    Por el contrario, el encomendado espaol, con haciendas dispersas en cientos de kilmetros cuadra-

    dos, llevaron estas poblaciones nativas de la montaa a la llanura y viceversa, es decir, de un clima

    y altura determinada a otros diferente. Esto motivaba una mortalidad elevada que en aquellos tiem-

    pos explicaban como provocada por la nostalgia del suelo natal (Lizondo Borda. H.N.A. tomo III,

  • Pg. 389). Los estudios actuales de climatologa andina certifican el error de los espaoles al reali-

    zar aquellas migraciones de pueblos sin considerar las variaciones del clima y altura. Por otra parte,

    el trabajo penoso a que fueron sometidos los naturales, tambin constituyo a la desaparicin o deca-

    dencia paulatina de la raza. En resumen, es posible decir que en esta religin, la evolucin social fue

    negativa, por que vivieron los indios mucho peor despus de la llegada de la civilizacin occidental.

    La base econmica de vida surgi siendo la misma descripta en el capitulo pre-histrico de este

    estudio, tal como se conserva hasta el da de hoy, con muy pequeas variaciones.

    Con excepciones de un periodo relativamente breve de accin misionera e industrial de los je-

    suitas, principalmente en materia minera en la primera mitad del siglo XVIII, que desapareci en la

    segunda mitad con la expulsin de esta orden, podemos afirmar devenir histrico de este pueblo fue

    totalmente pasivo en poca colonial, no registrndose ningn suceso extraordinario, salvo la lenta

    asimilacin de la raza blanca y la decadencia indgena. Recin en el periodo de la independencia,

    estas tierras sienten vibrar de nuevo al nervio de las batallas.

    En las luchas por la independencia

    Los valles y serranas de Santa Victoria e Iruya, por su posicin septentrional, participan acti-

    vamente en las guerras de nuestra independencia.

    Sus territorios estn a poca distancia de la quebrada de Humahuaca, camino principal de comu-

    nicacin entre el alto Per y las provincias argentinas, por lo que, las innumerables partidas de ob-servacin y avanzada, destacadas de Humahuaca, Yavi y otros lugares de la frontera, se enrique-cieron permanentemente con soldados y aun oficiales de ambos destacamentos.

    Desde septiembre de 1810 toda la regin se pone de pie de guerra, a las ordenes del coronel

    don Diego Jos de Pueyrredon y a las inmediatas del teniente don Martn Guemes (designado este

    ultimo por chiclana jefe de la partida de observacin en Humahuaca), quienes prepararon y organi-

    zaron esa primer campaa, para cooperar con el ejercito patriota que venia de Buenos Aires y que como se sabe- libro su primer batalla en suipacha, el 7 de noviembre de aquel ao. Guemes toma

    parte importante y decisiva en esta batalla, al frente de una divisin de voluntarios tarijeos, a la

    que se incorporaron tambin contingentes de los valles de Iruya y Santa Victoria.

    Como lugar casi obligado de transito, esas poblaciones sufrieron, a su tiempo, los desmanes deri-

    vados del desbande de los ejrcitos patriticos derrotados en Huaquio, Vilcapugio y Ayohuma. Mu-

    chos soldados hambrientos desmoralizados, cometan a su paso toda clase de abuso, en perjuicio de

    aquella poblacin rural.

    Trincheras en el Campo de Hacienda

    Durante la gloriosa guerra gaucha, Iruya y Santa Victoria tuvieron papel descollante, destacn-

    dose el escuadrn de gauchos de Santa Victoria, cuyo comandante fue el valiente teniente coronel

    don Jos Antonio Ruiz, a quien secundaban el capitn don Jos Miguel Valdivieso, el teniente don

    Justo Ruiz, teniente segundo don Pantalen Castillo y los Alfrez Casino Aparicio y Pedro Vels-

    quez. (Tenemos el nombre de estos oficiales de los nombramientos de primero de noviembre de

    1818. Arch. Hist. De Salta). Estas partidas gauchas batieron al enemigo ampliamente en Santa vic-

    toria el 24 de septiembre de 1817, despus de algunas sesiones menores en Los Toldos y Baritu

    (santa victoria) del 23 de agoste. Luego, el 25 de noviembre del mismo ao triunfan tambin en Co-

    lanzuli (Iruya).

    Debo mencionar tambin, aparte de los citados, a los capitanes Jos Gabriel Ontiveros y don

    Juan Esteban Tapia, quienes tuvieron papel importante en el combate de Acoyte (Santa Victoria)que

    tuvo lugar el trece de febrero de 1818, en el que los gauchos derrotaron una divisin del Regimien-

    to de Extremadura causndoles 6 muertos, 5 heridos, 18 prisioneros, incluso el oficial que los

  • mandaba y tomndoles la gran cantidad de armas y granadas (parte de la cazeta de Buenos Aires de 27 de marzo de 1818, citados por Atilio Cornejo).

    En el parte de Gemes se destaca particularmente la valenta del comandante Ruiz, de capitn

    Valdivieso y del Alfrez Aparicio.

    Por ultimo, corresponde mencionar a los jefes principales de la zona, los coroneles don Manuel

    lvarez Prado, comandantes de los escuadrones de Oran y de la quebrada de Humahuaca, que tu-

    vieron bajo su comando militar los curatos de Santa Victoria e Iruya, por todo el tiempo de guerra.

    En la guerra con Bolivia de 1837-38.

    Durante los aos 1837 y 1838, estos territorios fueron nuevamente testigos de varios hechos de

    armas, en ocasin de la guerra invasora que el Mariscal Santa Cruz emprendi hechos contra las

    provincias del norte, en una tentativa por incorporar una parte de su territorio a Bolivia, constituida

    en nacin independiente once aos atrs, por determinacin del libertador Bolvar.

    Los territorios de Santa Victoria e Iruya, y otros de la Puna Jujea, constituan al principal mo-

    tivo de ambicin del presidente Santa Cruz, quien, por estar en guerra con Chile, aliado a su vez de

    la confederacin Argentina, invadi el territorio argentino en agosto de 1837.

    El general Braum, jefe Boliviano, invade nuestros territorios por dos vas: primero por la Quia-

    ca sobre Cochinoca, sorprendiendo y apresando a las autoridades de la puna, conducidas luego a

    Bolivia y segundo, por Santa Victoria, apoderndose el da 29 de agosto de la pequea guarnicin

    que defenda este punto e Iruya al mando del coronel don Manuel Sevilla. Inmediatamente obliga-

    ron a los habitantes de estas poblaciones a pronunciarse a favor de Bolivia, lo que se vio facilitado,

    en parte, por la conducta del Marquez Campero, principal terrateniente de la zona que vivan en

    Yavi, y que tenia sentimientos bolivianitas.

    Esta guerra fue afrontada casi exclusivamente por las dos provincias del norte, con una ligera

    ayuda de Tucumn y algn armamento y municiones enviados por el gobernador Buenos Aires, ge-

    neral Rosas.

    No es aqu la oportunidad de estudiarla en toda su amplitud, pero debemos puntualizar algunos

    hechos de armas que tuvieron por escenario los departamentos que historiamos. El 13 de septiembre

    se libr un recio combate en Santa Brbara (Humahuaca) favorable a las armas argentinas al mando

    del general Felipe Heredia. En esta jornada perdieron la vida intrepidez el teniente Coronal Benito

    Macias, el capitn Eulogio Araoz y el Alfrez Dionisio Plaza, adems de 14 soldados, pero el

    enemigo, comandado por el Mrquez de Yavi, huy.

    No obstante este triunfo, las tropas argentinas debieron abandonar la quebrada por su reducido

    nmero, en vista del avance de fuerzas bolivianas superiores. En diciembre y enero tuvieron lugar

    pequeos combates de Vicua (11/12) y el rincn de Casillas (2 de enero de 1838).

    Iglesia de Acoite

    Monolito en homenaje a la Ba-

    talla de Acoite

  • A raz de una importante derrotas del ejercito chileno (nuestro aliado) el general Santa Cruz re-

    solvi avanzar con todos sus efectivos en febrero, sobre el territorio argentino, lo que obligo al Ge-

    neral Heredia a disponer el repliegue general. Ese repliegue se efectu hasta Hornillo (Santa Victo-

    ria). Sin mayores alternativas, salvo algunas defecciones y sublevaciones originadas por razones po-

    lticas, llego el invierno de 1838 que paralizo las actividades, pero fuertes temporales de viento y

    lluvia.

    Mientras, tanto, el ejrcito chileno de nuevo en-

    tra en accin, obligando al general Braum a replegar-

    se para reforzar el frente interno. Solo retuvo en su

    poder nuestros departamentos de la Puna, Iruya y

    Santa Victoria.

    En esta situacin el general en jefe argentino

    Alejandro Heredia dispone un avance general por el

    lado de Tarija, con una divisin al mando del coronel

    don Gregorio Paz, y con otra divisin al mando del

    coronel don Manuel Virto, para recuperar Iruya por

    el abra de Zenta. Los das 8,9y 10de junio, caminan-

    do solo por la noche, alcanzo Virto en lugar de Co-

    lanzuli.

    El 11 de junio se realizo el gran combate en el

    pueblo de Iruya, donde los bolivianos se haban forti-

    ficado con una divisin de 880 soldados. Los atacan-

    tes tenan 1.000 hombres entre infantera y caballera.

    Este combate que duro aproximadamente 6 horas, fue

    sangriento y termino en forma indecisa, por agotamiento de ambos bandos y sobre todo por conclu-

    sin de municiones a la infantera argentina y cansancio de la caballera en terreno montaoso y

    fragoso. En el se perdieron aproximadamente 100 hombres por bando, distinguindose el teniente

    coronel Rafael Lagos y sobre todo el capitn de granaderos Lozano lvarez, por su denuedo y va-

    lor.

    El fuego ces por ambas partes, sin ser tomada la posicin, pero tampoco las fuerzas bolivianas

    se atrevieron a salir de sus trincheras al retirarse las tropas atacantes.

    En cuanto a la otra divisin, al mando del coronel Gregorio Paz, realizo una campaa con suer-

    te variable. Triunfa el 3 de junio en Zapatera y luego de algunas escaramuzas en San Diego y El Pa-

    jonal, sufri un serio contraste en Cayanbuyo a pocos kilmetros de Tarija el da 24 de junio, donde

    un ejrcito boliviano muy superior en numero derroto al Gral. Paz, obligndolo a retroceder en des-

    orden.

    Pero a partir de entonces las operaciones se interrumpieron definitivamente por la iniciacin de

    tramites de paz entre Santa Cruz y Heredia, hasta que, con el triunfo categrico del ejercito chileno,

    el 20 de enero de 1839 en Junguay, termino esta guerra y cayo Santa Cruz.

    Por tratarse de una guerra internacional, los nombres de los oficiales mencionados y las fechas

    de las acciones deben ser recordados en uno y otro departamento, entre los sucesos memorables de

    la regin.

    ANTECEDENTES ADMINISTRATIVOS

    Respecto a la historia administracin de estos departamentos interesa expresar que antes la fun-

    dacin de la ciudad de Oran (1794), su administracin estuvo confiada a la tendencia de gobierno

    de Jujuy, que como se sabe era parte integrante de la Gobernacin Intendencia de Salta. A partir de

    1798 esas gestiones pasaron a la Tendencia de Jujuy a la de Oran, que la conservo hasta 1855, o sea

    hasta la sancin de la segunda constitucin de la provincia, la que eligi a Sta. Victoria e Iruya en

    departamentos separados.

    En 1825 los jujeos intentaron de nuevo jurisdiccin sobre ellos, invocando viejos derechos,

    pero el Gobernador Intendente Gral. Arenales mantuvo la jurisdiccin administrativa de Oran, en

    virtud de las respectivas cedulas reales de fundacin de ambas ciudades. Lo mismo ocurri en 1831,

    durante el gobierno del Gral. Alvarado. Finalmente, en 1848 y 1849, Jujuy, que ya era provincia au-

    tnoma, provoco una gravsima cuestin all, de alcances revolucionarios, con el propsito de dis-

    gregar estos departamentos dela jurisdiccin de Salta, pero la oportuna intervencin del gobierno de

    la confederacin puso termino a las presentaciones jujeas, que por aquella causa estuvieron a un

    paso para llevar a una guerra a las provincias de Salta y Jujuy.

    Sancionada la constitucin de 1855 ambos departamentos obtienen su autonoma.

    Ro de

    Hornillos

  • En tal carcter, ese mismo ao se designa jefe Poltico y Juez de Paz de Santa Victoria, el pres-

    tigioso vecino de Acoyte Coronel don Gregorio Castellanos. Dos aos despus por renuncia mismo,

    fue nombrado en estos cargos don Jos Gabriel Aparicio.

    La municipalidad de Iruya se constituye en 1857.

    Toponimia regional:

    IRUYA : Puede provenir de irumpaja, uya cara o

    De Iruyoc, de iro paja, y voc donde abunda

    CHAUPI RODEO : De chaupi en medio, rodeo, esto es RODEO DEL MEDIO.

    PALTA ORCE : De pallta- chato y orau cerro, esto es CERRO CHATO

    ISCAYA : De iscavar Hace dos cosas iguales.

    ACOYTE : No llanura o montaosa.

    TOROYOS : Con toro, que tienen toro.

    MONO ABRA : Abra de monos.

    PATA HUASI : La casa de arriba.

    VOSCAYA : Quebrada escondida.

    Numerosas voces regionales como Colanzul, Barit, Sansana, Pintascayo, Toscaya, Huaco-

    ya, Lizoite, etc. Tienen origen Ckunza, por la invasin de los atacamos, anterior al dominio Tahuan-

    tisuyo, como ya hemos visto. En cuanto a su significado, no es fcil precisarlos, por haberse extin-

    guido particularmente esta lengua, no existiendo entre nosotros ningn diccionario de la misma.