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Antología 6°, 1ra parte 1-106.pdf

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  • LEAMOS MEJOR DA A DA

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  • La antologa de lecturas Leemos mejor da a da. Sexto grado, fue elaborada en la Coordinacin Sectorial de Educacin Primaria.

    Alonso Lujambio IrazbalSecretara de Educacin Pblica

    Luis Ignacio Snchez GmezAdministracin Federal de Servicios Educativos en el DF

    Antonio vila DazDireccin General de Operacin de Servicios Educativos

    Germn Cervantes AyalaCoordinacin Sectorial de Educacin Primaria

    Coordinacin del proyecto:

    Felipe GarridoAcademia Mexicana de la Lengua

    Laura Nakamura Aburto

    Seleccin de textos:

    Laura Nakamura AburtoClaudia Regina Gmez RodrguezMara Baslidis Hernndez LugoMara del Refugio Camacho OrozcoSofa Valdez MartnezRoco Rodrguez ZamoraAmrica Martnez Frausto Luz Mara Tapia SnchezJavier Vargas CentenoJorge Prez SnchezFernando Alcocer Astudillo

    La mayora de los textos reunidos en esta antologa proceden de los libros que se hallan en las bibliotecas escolares y de aula. La lectura que se hace al inicio de cada jornada escolar es una invitacin para que los alumnos y los maestros busquen el libro y lo lean completo.

    ndice

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  • Presentacin 1. Nueces 2. No hay un alma, mi general 3. Bajo un cielo extrao 4. Est bien enamorarse? 5. Los Hctores 6. Me alquilo para soar 7. Lucha libre 8. Los nombres de los astros 9. Amores del toma y dame 10. Soy el cero 11. Refranes pareados 12. Diario de Clara 13. Los inventos 14. Emiliano Zapata, un soador con bigotes 15. Mi ta Chabela 16. Intercambios 17. Mi primer amor 18. Mxico, tierra de agaves 19. La paz se construye 20. Hipoptamo 21. Un poeta con muchos dientes 22. Por qu somos tan feos por dentro? 23. El portero 24. El hombre que no quera trabajar 25. Tiburones 26. Paloma blanca 27. El avestruz enamorado 28. La Legin de la tarntula 29. Hormigas al ataque 30. Cuento otom 31. Los valientes no asesinan 32. Los asteroides 33. El baile de las brujas 34. Entrevista a Juana, nia h-hu 35. El sol y la luna 36. Virus y besos 37. Konrad o el nio que sali de una lata de conservas

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  • 38. El bistec de la esquina 39. Tu risa 40. Un pozo: la historia del agua en la tierra 41. Duendecillos traviesos 42. Grandes nios. Tutankamn 43. El toro que gan una apuesta 44. Comunicacin animal 45. Voy en el metro 46. Traspaso de sueos 47. Perfumes 48. Gran baile de calaveras 49. Adis a las trampas 50. El zoolgico decimal. Poesa huasteca 51. Cmo sabes que existe el Universo? 52. Familias familiares 53. El caracol prpura 54. El asno y el buey 55. Pntame toreros gordos 56. Sobre piratas 57. Ven conmigo 58. La doncella guerrera 59. Eolo 60. Vivir en sociedad 61. El aburrimiento padre de la civilizacin? 62. Papalotes, planeadores y globos 63. Por qu el topo vive bajo la tierra? 64. El cascabel (cancin popular) 65. La Cenicienta 66. Vida y fortuna de un muchacho inquieto 67. Tres historias de circo 68. El diario de un gato asesino 69. Las constelaciones 70. La rana y el prncipe 71. La mosca 72. La visita del mdico 73. Historia de vampiros 74. Mquinas pensantes 75. El fantasma tras la pared

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  • 76. Las piedritas de Chicomexchitl 77. Las entraas de la Tierra 78. Cosa de ngeles 79. Discurso sobre los cangrejos 80. Energa renovable 81. Pas de la fantasa 82. Las dudas de Xhuitl 83. Mente en blanco 84. La vida en los palacios novohispanos 85. Aqu no se sientan los indios 86. Un beso de despedida 87. La varita mgica 88. Entre peridicos y zapatos 89. Sobre la escritura y los libros 90. Por qu te peleas con la gente que quieres? 91. rase una nia 92. El nacional 93. La rosa parlante 94. Los primeros pasos 95. Los fascinantes habitantes de las cuevas 96. De cmo le crecieron las orejas al conejo 97. El brazo de oro 98. Fsiles y cuentos de hadas 99. Mi ciudad 100. Miau, dijo el gato 101. El hipo de Ins 102. Incansables viajeras 103. Cmo se puede comprar el cielo? 104. La carta de la seora Gonzlez 105. Ajolote 106. La luna 107. El cuervo y sus hijos 108. Cntico esdrjulo 109. Poema 20 110. Por qu los rechinidos son tan desagradables? 111. Una mirada desde las alturas 112. La yerba mate 113. Madonna

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  • 114. Las seas del esposo 115. Carta a un amigo 116. Copo de nieve 117. Por qu dan comezn los piquetes de mosquito? 118. Episodio del enemigo 119. Qu se siente fumar? 120. Ajedrez 121. La ciudad no s dnde 122. Por qu hay tantos coyotes? 123. Balada del fondo del mar 124. Creacin del mundo. Cuento nhuatl 125. Los nmeros: esos antiqusimos enigmas 126. La hormiga len 127. Por amor al arte 128. Tres enamorados miedosos 129. Sol de Monterrey 130. Los secretos de Margarita 131. La mata de albahaca 132. La cucaracha 133. Los abanicos hablan 134. Coplas al viento 135. El gato 136. Instrucciones para llorar 137. El barzn 138. Qu es una selva tropical hmeda? 139. Quin es el que anduvo aqu? 140. El origen del ro Amazonas 141. La fsica de la naturaleza 142. El barco negro 143. Los tres hroes 144. La iguana 145. La lucha contra los grmenes 146. Por qu vivimos las tortugas en el agua? 147. Ah tienes 148. Por qu encanece el pelo 149. Rogelio 150. La suegra y la nuera 151. Leyenda de los pieles rojas

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  • 152. Kikiri miau 153. La edad de la basura 154. Juan Regaa 155. Bombas yucatecas 156. La revolucin gentica 157. Un joven de Vinci 158. El periquillo Sarniento 159. El periquillo Sarniento, II 160. El periquillo Sarniento, III 161. Primera consulta 162. Caracol 163. Concete a ti mismo 164. Ah te van unas adivinanzas 165. Cmo vuelan 166. Las lagrimas de Potira 167. La codorniz no aprendi a volar 168. El tiranosaurio 169. La muralla 170. De cmo se instal la gata en la choza 171. Una familia numerosa y rica 172. Doce hermanos 173. Sol redondo y colorado 174. A qu no puedes comer slo una caja? 175. El piojo 176. La primera mujer negra que se sent en un autobs de blancos 177. El corazn de Copil 178. Oaxaca. Noche de Paz, Noche de Rbanos 179. Recetas de cocina 180. Por qu no me deshago? 181. Sombra general 182. Dos poemas nahuas 183. La extraa esfera de la vida 184. Una araa en busca del sol 185. Frutas mexicanas 186. La fiesta de los insectos 187. No tengas miedo 188. Entonaciones

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  • 189. La rebelin de las vocales 190. Alimentos crudos 191. El alacrn 192. La isla de las muecas 193. El burro flautista 194. La llorona 195. Cmo se empez a contar? 196. La sal 197. El insomnio de la bella durmiente 198. De la A a la Z por un poeta 199. El murcilago 200. Corrido del descarrilado 201. La invencin de los canbales 202. Consumo compulsivo 203. El seor de los siete colores 204. Tener una familia 205. La planta Paulino Crdito de ilustraciones

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  • Presentacin

    Este libro se hizo para que tus maestros tengan ms a la mano un texto lindo, atractivo, a veces misterioso, til, tristn, heroico para comenzar el da de clase, todos los das, con una lectura muy cortita, pero siempre interesante y divertida.

    Ahora t lo tienes en las manos y puedes hacer tus propias lecturas, todos los das, como en la escuela, y tambin todos esos otros das en que no vas a la escuela.

    Este libro se puede leer de muchas maneras:

    1) Se puede empezar por el principio y terminar por el final, como casi todos los libros.

    2) O abrirlo donde caiga y leer el texto que comience en esa pgina.

    3) O comenzar por el final y seguirse al revs, hasta llegar al texto 1.

    4) O leer primero todos los textos pares (2, 4, 6) y seguirse con los nones (1, 3, 5); o comenzar leyendo slo los que tengan un 5, como 5, 15, 25 pero tambin 50, 51, 52

    5) O de cualquier otra manera que inventes.

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    Lo importante es que, a final de cuentas, hayas ledo todos los textos. Algunos, estoy seguro, los habrs ledo ms de una vez. Otros los habrs ledo con tus amigos y amigas, o con tus padres o, si tienes mucha suerte, con algn maestro y esas lecturas las recordars siempre porque pocas cosas pueden compararse con lo divertida y provechosa que es una lectura compartida y platicada y discutida con la gente que nos cae bien o que queremos o que nos gusta.

    Igualmente importante es que aproveches que estas lecturas te llevan a otras. Muchsimos de los textos que se recogen aqu vienen de los libros que estn en tu aula y en la biblioteca de la escuela. Lo puedes ver al final de cada texto: all dice de dnde fue tomado. Sigue esas pistas Que no se te escapen esas lecturas.

    Para terminar: qu vas a hacer con todo lo que aprenders con estas lecturas?; y con todas esas historias unas reales, otras ficticias de las que te vas a enterar?; y con todos esos datos cientficos e histricos?; y con todas esas maneras de decir y de sentir que nos llegan con la poesa?; y con todas esas opiniones sobre los problemas de nuestra sociedad? Ten cuidado. Capaz que te empiezan a crecer insoportablemente la simpata, la inteligencia, la memoria, las ocurrencias, las cosas que puedes contar y de las que sabrs hablar. Deja de soar. Ocpate de lo que tienes pendiente. Aqu est el libro. Es tiempo de leer.

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    1. Nueces

    A quin no le gustan las nueces? Pero, qu lata pelarlas! Y, por supuesto, al Diablo le da flojera tener que pelarlas. As que un da tuvo una idea. Vean ustedes lo que se le ocurri.

    Un da el Diablo estaba sentado en su trono comiendo las nueces de una enorme bolsa y, como de costumbre, se quejaba de lo fastidioso que era partir las cscaras, cuando de repente se le ocurri una idea.

    La mejor forma de comer nueces pens es engaar a alguien para que las parta por ti.

    As que cogi una perla de su tesoro y con un cuchillo muy afilado abri la siguiente nuez, teniendo mucho cuidado de no estropear la cscara. Luego puso la perla adentro y cerr la cscara de nuevo.

    Ahora todo lo que tengo que hacer dijo es dar esta nuez a alguna persona ambiciosa. Cuando encuentre la perla insistir en abrir todas las nueces para buscar ms y har el trabajo por m.

    As que, disfrazado de anciano, subi al mundo, con su cascanueces y la bolsa con la nuez falsa encima de las dems. Despus se sent a esperar a un lado del camino. Muy pronto acert a pasar por all una campesina.

    Oiga, seora dijo el Diablo, quiere usted una nuez?La campesina lo mir sagazmente, y al momento sospech; pero sin demostrar

    sus sospechas, le contest amablemente.Muy bien dijo, por qu no?La mujer parti la nuez, comi la fruta, tir la cscara sin decir ni una sola

    palabra y sigui su camino.Qu cosa ms rara! dijo el Diablo, frunciendo el ceo. O se ha tragado la

    perla o le he dado la nuez equivocada.Sac otras tres nueces entre las que estaban arriba, las parti y se comi la fruta,

    pero no encontr ninguna perla. Abri y comi cuatro ms, pero la perla no apareci.As sigui toda la tarde, hasta que hubo abierto todas las

    nueces y hubo ensuciado el camino con las cscaras. Pero no encontr la perla. As que se dijo a s mismo:

    Bien, se acab. Se la ha tragado.No quedaba nada que hacer sino volver al infierno.Senta un terrible dolor de estmago por haber comido

    tantas nueces y estaba de tan mal genio que el disgusto le dur una semana.

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    Mientras tanto la campesina fue al mercado, sac la perla de debajo de la lengua, que era donde la haba guardado, y la cambi por dos nabos y un frasco de mantequilla.

    No todos somos ambiciosos, aunque el Diablo no lo sepa.

    Muy listo el Diablo, verdad? Pero ms lista la campesina.

    Natalie Babbitt, Nueces en Cuentos del pobre diablo. Mxico, sep-Macmillan, 2003.

    2. No hay un alma, mi general!

    Hoy vamos a leer la historia de los uniformes que llevan los soldados. La palabra puntillas significa aqu encajes. Fjense bien, porque esa palabra va a aparecer en seguida.

    Hace mucho tiempo, los nicos soldados que tenan uniforme eran los guardias de los palacios y los que escoltaban a personas importantes.

    Tal vez viste en alguna pelcula cmo eran: de colores brillantes, con adornos dorados o plateados, con puntillas. El resto de los soldados,

    que eran muchos ms, se ponan cualquier cosa. A medida que los ejrcitos se fueron formando, los pases

    comenzaron a fabricar la ropa para sus soldados. La idea de vestir a todos igual fue slo para simplificar las cosas: se compraban las telas, se las mandaban a cortar, coser y adornar y listo el uniforme!

    Aunque estaban todos iguales, los trajes que usaban los soldados no tenan nada que permitiera reconocer de qu pas eran. Por eso, a medida que pas el tiempo, cada pas les agreg a sus uniformes adornos y detalles especiales: los italianos se ponan unos cascos con plumas, los polacos usaban zapatos muy puntiagudos, y los escoceses vestan faldas (s faldas!).

    Obviamente, este decorado era carsimo y, por supuesto, tremendamente incmodo. Te imaginas a un soldado huyendo del enemigo tratando de que no se le caiga el casco con plumas? Te das una idea de lo que debe ser trepar una montaa con botitas con punta? Y andar con faldita por la nieve?

    Hace unos cien aos, los modistos militares empezaron a disear uniformes con una idea distinta: que fueran cmodos, prcticos, baratos y duraderos.

    Un tiempo despus, cuando se desat una guerra terrible en la que pelearon un montn de pases, a los franceses se les ocurri algo ms: vestirse con los colores de

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    la tierra y de las plantas, para que sus enemigos no pudieran descubrirlos fcilmente. Y ocultaron sus armas y sus campamentos con plantas y telas de los mismos, para que no los vieran desde el aire.

    En poco tiempo, todos los pases copiaron el camuflaje de los franceses, y abandonaron definitivamente los uniformes vistosos y decorados.

    A propsito, sabes por qu se llama camuflaje? Porque, en francs, camoufler significa disfrazar.

    Qu les parece? Han visto cmo son ahora los uniformes que llevan los soldados? Y los policas? Quin se ha fijado? Qu llevan? Las armas han cambiado mucho, y los uniformes tambin.

    Carla Baredes et al., No hay un alma, mi general! en Por qu se ray la cebra? Mxico, sep-Cordillera, 2005.

    3. Bajo un cielo extrao

    Cmo se sentiran si un da, en un lugar que conocen bien, al pasar por una puerta entraran a un sitio donde nunca han estado? Pues un da, eso fue lo que le pas a Scott. Escuchen.

    En el momento en que Scott abri la puerta, sinti que no entraba a una sala de estudio sino a algo mucho ms amplio. Sinti una brisa fresca. Esto era tan grato que avanz sin pensar, y la puerta se cerr de golpe tras l. Sobresaltado, busc a tientas el apagador. No haba ninguno. De hecho, no haba pared, ni puerta.

    Parpadeando, Scott dio una vuelta completa. Estaba, segn todas las apariencias, en una pradera, en la oscuridad. En el cielo colgaba una media luna. Por costumbre, trat de encontrar a Orin entre las estrellas, pero no pudo. Tampoco haba rastro de Casiopea, ni de las Osas. Desconcertado, incluso un poco alarmado, dio otra vuelta.

    Sacudi la cabeza, aturdido. Tena que haber alguna explicacin. Tal vez haba sufrido una laguna mental entre el instante en que entr a la sala y este momento. Pero eso no explicaba lo de las estrellas. El nico modo de que fueran diferentes era si, de alguna forma, hubiera ido a parar al hemisferio sur. Algo muy improbable. Traa puesta la misma ropa, y segua cargando su mochila.

    Mir su reloj. Marcaba las 4:47; haba llegado a la biblioteca cerca de las 4:30. Presion el botn de la fecha: mayo 3. La misma fecha. Tena que haber alguna explicacin.

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    Entonces, vio la luz. Un resplandor, a cientos de metros, a la altura de un bosquecillo. Bueno, donde haba una luz, por fuerza haba gente, y ellos le podran decir dnde estaba. Scott se dirigi hacia all.

    La fuente de luz result ser una cabaa construida con lo que pareca, en la oscuridad, adobe y ramas. Acercndose a la puerta, un tosco marco hecho de leos partidos a la mitad, toc unas cuantas veces, raspndose los nudillos con la corteza todava adherida a la madera.

    No hubo respuesta ni movimiento alguno en el interior. Recogi un palo y golpe con ms fuerza. Sigui sin escuchar ningn ruido ms que el de una corriente o cada de agua en algn lugar cercano. Scott palp la puerta en busca de una manija y slo encontr una cuerda. Cuando la jal, la puerta se abri. Lo que haba del otro lado era casi tan inesperado como lo que encontr al traspasar la puerta de la sala de estudio.

    Los que quieran saber dnde estaba Scott van a tener que buscar el libro para leerlo completo.

    Gary L. Blackwood, Bajo un cielo extrao en Al otro lado de la puerta. Mxico, sep-fce, 1997.

    4. Est bien enamorarse?

    Mucha atencin, porque hoy vamos a leer un montn de preguntas sobre un tema que a todos nos interesa: el amor.

    S, porque eso nos hace sentir felices.S, pero

    Podemos alcanzar una felicidad como sa estando solos?Acaso el amor trae consigo solamente felicidad?La felicidad es la cosa ms importante en la vida?Eres feliz cuando amas sin ser correspondido?Est bien enamorarse?No, porque se van a burlar de m.

    S, peroPrefieres seguir la opinin de los dems o la tuya propia?Puedes convencer a los dems de que estn equivocados?Nos burlamos de los dems porque nos dan celos?Los dems se burlan de tus paps porque estn enamorados?

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    Est bien enamorarse?S, porque as nos ayudamos entre los dos.

    S, peroSi tu pareja no te ayuda la sigues queriendo?Nos enamoramos de la persona en s o de lo que hace esa persona?El amor debe servir de algo?Cuando nos enamoramos, preferimos ayudar o que nos ayuden?Est bien enamorarse?No, porque luego no dura nada.

    S, peroQuin puede saber si un amor durar?Se pueden hacer cosas para que el amor dure?Debemos evitar enamorarnos para no arriesgarnos a sufrir?Est bien enamorarse?No, porque es algo que pasa sin que lo pidamos.

    S, peroPodemos enamorarnos sin querer?Hay en alguna parte alguien que est destinado para m?Basta con enamorarnos para seguir enamorados?

    Todos hablamos del amor, soamos con l y le tenemos miedo Qu felicidad, pero tambin, qu preocupacin, porque estar enamorado tiene sus riesgos. Qu tal si no podemos estar sin nuestra pareja? Y si nos enojamos, y si cortamos? Y si la gente se burla de nosotros? Y adems, uno no exactamente decide enamorarse de alguien: no elegimos ni el momento, ni la persona. Pero si es cierto que el amor es ms fuerte que nosotros, tambin nos permite revelar lo que somos, lo que llevamos en lo ms profundo del corazn

    Hacerte esta pregunta es entonces

    comprender y aceptar que no controlamos todo. darte cuenta de lo que eres y de lo que quieres, para poder asumirlo

    libremente. permitir que lo maravilloso entre en tu vida diaria.

    Ya dejen de suspirar. Y de preocuparse. Estoy segura(o) de que al rato, en la casa, todos ustedes van a escribir algo sobre sus enamoramientos.

    scar Brenifier, Est bien enamorarse? en Qu son los sentimientos? Mxico, sep-Planeta, 2006.

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    5. Los Hctores

    [Conviene que las palabras que tienen errores estn, o sean escritas en el pizarrn.] Esta historia es de vivos y muertos, sucede en un panten y tiene que ver con errores que se cometen al escribir. Se lo pueden imaginar?

    La muerta de peor carcter en el cementerio era Ana Maidana de Quintana. Haba sido maestra y directora de escuela. Al cementerio haba llegado haca un mes y los problemas comenzaron ese da.

    Tras un paseo por las tumbas, Ana se puso a gritar. Su enojo se deba a una leyenda que vio en una placa de bronce:

    Jos te fuistes, pero sigues vivo en nuestros corasones!Fuistesss? dijo Ana, exagerando la ese corasssones?.A pocos metros otra leyenda llam su atencin:Cristina: te recuerdan tu esposo, higos y nietos.Higos? Los higos recuerdan a Cristina? dijo Ana, enojada. Lo que termin de ponerla frentica fue su propia tumba, en la que una placa

    deca:

    En memoria de Ana de Quintana, que nos enceni todo lo que savemos. Sus ex alunos que tanto la lioran.

    Ahhhh! fue el grito de Ana, que les puso los pelos de punta a los muertos y vivos de diez kilmetros a la redonda.

    Eran las siete de la maana. En ese momento el encargado del cementerio, Hctor Funes, tomaba t con el sepulturero, Hctor Pozos, y el vendedor de flores, Hctor Clavel.

    Un muerto ha entrado en clera anunci sombro Hctor Funes quien, como encargado del cementerio, saba todo lo que se puede saber sobre los muertos.

    Hctor Pozos se puso plido.Hctor Clavel salt a su bicicleta y no dej de pedalear hasta llegar a su casa.Mucho se habl sobre la desagradable sensacin experimentada por todos

    en la ciudad, pero mucho ms se dijo en los das siguientes, cuando comenzaron a registrase extraos sucesos

    Un quinto grado fue perseguido por un libro de gramtica. A una nia le apareci en la panza la leyenda: Las palabras terminadas en aba se escriben con b. Un seor en cuya casa haba un cartel que deca: Electrisidad, fue perseguido por una plancha que trat de quemarle las nalgas.

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    La ciudad estaba bajo los efectos del pnico. Nadie entenda a qu se deban los ataques paranormales.

    Los nicos que tenan un plan eran los Hctores.Hctor Funes, Hctor Pozos y Hctor Clavel estaban preocupados porque ya

    casi nadie visitaba el cementerio. Un da los Hctores compraron pinceles, pinturas y una edicin usada de Dudas

    y errores frecuentes del idioma castellano. Durante una jornada se dedicaron a corregir los errores en las lpidas y una noche, sin que nadie los viera, acarrearon baldes y una escalera por toda la ciudad hasta corregir todos los carteles con errores.

    Al principio la gente observ con extraeza las correcciones, pero reaccion con ms temor cuando una maestra dijo:

    Es el fantasma de Ana Maidana de Quintana! Slo ella podra hacer algo as.Los tres Hctores juraron que nunca contaran la verdad.Ana volvi a la tumba y se qued tranquila. Con el tiempo la gente volvi a

    visitar el cementerio.Pero para los Hctores las cosas ya no volvieron a ser como antes: cada vez que

    vean un error no podan dejar de corregirlo.

    Y si quisiramos corregir lo que est mal escrito en la calle? Tengan un cuaderno a la mano y vayan anotando lo que encuentren.

    Ricardo Mario, Los Hctores en El colectivo fantasma y otros cuentos del cementerio. Mxico, sep-Atlntida, 2006.

    6. Me alquilo para soar

    En realidad, era su nico oficio. Haba sido la tercera de los once hijos de un prspero tendero de Caldas, y desde que aprendi a hablar instaur en la casa la buena costumbre de contar los sueos en ayunas, que es la hora en que se conservan ms puras sus virtudes premonitorias.

    A los siete aos so que uno de sus hermanos era arrastrado por un torrente. La madre, por pura supersticin, le prohibi al nio lo que ms le gustaba, que era baarse en la quebrada. Pero Frau Frida tena ya un sistema propio de vaticinios.

    Lo que ese sueo significa dijo no es que se vaya a ahogar, sino que no debe comer dulces.

    La sola interpretacin pareca una infamia, cuando era para un nio de cinco aos que no poda vivir sin sus golosinas. La madre, ya convencida de las virtudes

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    adivinatorias de la hija, hizo respetar la advertencia con mano dura. Pero al primer descuido suyo el nio se atragant con una canica de caramelo que se estaba comiendo a escondidas, y no fue posible salvarlo.

    Frau Frida no haba pensado que aquella facultad pudiera ser un oficio, hasta que la vida la agarr por el cuello en los crueles inviernos de Viena. Entonces toc para pedir empleo en la primera casa que le gust para vivir, y cuando le preguntaron qu saba hacer, ella dijo la verdad: Sueo. Le bast con una breve explicacin a la duea de la casa para ser aceptada, con un sueldo apenas suficiente para los gastos menudos, pero con un buen cuarto y las tres comidas. Sobre todo el desayuno, que era el momento en que la familia se sentaba a conocer el destino inmediato de cada uno de sus miembros: el padre, que era un rentista; la madre, una mujer alegre y apasionada de la msica de cmara, y dos nios de once y nueve aos. Todos eran religiosos, y por lo mismo propensos a las supersticiones, y recibieron encantados a Frau Frida con el nico compromiso de descifrar el destino diario de la familia a travs de los sueos.

    Lo hizo bien y por mucho tiempo, sobre todo en los aos de la guerra, cuando la realidad fue ms siniestra que las pesadillas. Slo ella poda decidir a la hora del desayuno lo que cada quien deba hacer aquel da, y cmo deba hacerlo. Su dominio sobre la familia fue absoluto: aun el suspiro ms tenue era por orden suya.

    Por los das en que estuve en Viena acababa de morir el dueo de la casa, y haba tenido la elegancia de legarle a ella una parte de sus rentas, con la nica condicin de

    que siguiera soando para la familia hasta el fin de sus sueos.

    Gabriel Garca Mrquez, Me alquilo para soar en Doce cuentos peregrinos. Mxico, sep-Alfaguara, 1992.

    7. Lucha libre

    Cada generacin tiene sus propios hroes, pero hay leyendas que superan el paso del tiempo. Entre los dolos ms reconocidos estn Tarzn Lpez, un maestro en el estilo clsico al ras de lona; el Murcilago Velsquez, un da escondi pequeos murcilagos bajo su capa y los solt frente al pblico; Black Shadow, que a pesar de haber perdido su mscara tuvo siempre a la gente de su lado; Tonina Jackson hizo las delicias del pblico infantil en los aos cincuenta; El Santo cambi de

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    bando debido al cario de los nios; Blue Demon siempre estuvo a la altura del plateado; el Cavernario Galindo gan el nombre del rudo del milenio; Wolf Ruvinskis combin el teatro con la lucha y produjo pelculas en las que interpretaba personajes complicados; Mil Mscaras, que adems de triunfar en los Estados Unidos llev su fama a Amrica del Sur, al igual que el Huracn Ramrez; el Perro Aguayo cautiv tambin a las seoras y hered sus botas y carisma a su hijo, Gori Guerrero, que junto a El Santo llev el apodo de La Pareja Atmica; Andr el Gigante luchaba l solo contra tres contrincantes; El Solitario fue el orgullo de su natal Jalisco y se hizo llamar de estilo universal (ni rudo ni tcnico); El Satnico, que encabezaba la escuela de Los Infernales; El electrizante Shocker, que de la mscara pas al antifaz conservando su estilo; Brazo de Plata luego de perder su mscara gan tantos kilos como para reinventar su personaje; Dr. Wagner Jr. lleva el nombre de su padre en lo alto y ha conquistado al pblico en Japn; Vampiro Canadiense muestra cmo se puede llegar a querer a un extranjero en nuestra tierra; el Hijo del Santo reafirma que una leyenda puede continuarse por mritos propios y Blue Demon Jr. demuestra que siempre estar para poner en su sitio al Heredero de Plata; L.A. Park por su vestuario y estilo alcanz fama en los Estados Unidos, y aqu en Mxico cada vez es ms popular. La lucha es infinita y su historia se escribe cada vez que las luces se encienden sobre el ring.

    Gabriel Rodrguez, Lourdes Grobet. Lucha libre mexicana. Mxico, sep-Trilce, 2005.

    8. Los nombres de los astros

    Todos los pueblos de la antigedad le dieron nombres a los astros ms brillantes que son visibles a simple vista. Estos nombres provenan, por lo general, de sus leyendas o su religin. Pero la mayor parte de ellos ya se ha olvidado. En nuestros das, conservamos tan slo nombres rabes y versiones latinizadas, que nos legaron los romanos, de los nombres griegos originales.

    As, por ejemplo, a un planeta que se caracterizaba por ser tan rojo como el color de la sangre, los griegos le pusieron el nombre del dios de la guerra: Ares, y al planeta ms brillante de todos lo llamaron Afrodita, su diosa de la belleza y el amor. Pero para los romanos, el dios de la guerra era Marte y la diosa de la belleza y el amor era Venus, as que fueron estos nombres los que se conservaron.

    Los nombres rabes se conservan sobre todo en las estrellas. Son muy famosas Algol en la constelacin de Perseo y Deneb en la del Cisne. Algol quiere decir demonio en rabe, y le pusieron as porque su brillo cambia con el tiempo. Deneb

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    significa cola tambin en rabe y se llam as porque es la estrella que est en la punta de la cola del cisne.

    Hoy da hay una comisin internacional que se encarga de ponerle nombre a cualquier objeto nuevo que se descubra, ya sea un cometa, un asteroide, un satlite o algn objeto desconocido. Cualquier persona puede sugerir un nombre. Por ejemplo cuando en 1977 se descubri un satlite del planeta Plutn, a una nia inglesa se le ocurri llamarlo Caronte porque, en la mitologa griega, Plutn era el dios del reino de los muertos y Caronte era el barquero que transportaba a los muertos al reino de Plutn. La sugerencia se acept y el satlite de Plutn se llama Caronte.

    Miguel ngel Herrera, et al., Los nombres de los astros en El Sistema Solar. Mxico, sep-Sitesa, 1991.

    9. Amores del toma y dame

    Hay muchsima poesa dedicada a expresar el amor. Y eso se ha hecho con una infinidad de imgenes, ms o menos extraas.

    La sirena en el mar cantabaluciendo su cotn pinto; [cotn = tela de algodn]yo a ninguno le hago mal, ni tampoco me les hinco;traigo versos pa cantardoscientos setenta y cinco.

    Carita de requesn,narices de mantequilla,ah te mando mi corazn,envuelto en una tortilla.

    Cuando comienza el amorse siente el alma dichosa:todo se ve de color, todo est color de rosa:el cielo, la tierra, el sol.

    Cupido, pintando flores,pint un hermoso clavel;como le falt papel, no lo pint de colores,pero lo pint de amores,que lo mismo viene a ser.

    Ariles y ms ariles,y ariles del toma y ten;mira, no le pagues mal,

    a quin te ha querido bien.

    Amores del toma y dame en Esther Jacob (comp.), Costal de versos y cuentos.Mxico, sep-Conafe, 1984.

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    10. Soy el cero

    No soy nada.Si me ves, ves cero. Sin embargo, si miraras a travs del cero, veras el mundo,

    veras gran parte del desarrollo de las matemticas. Para contar, calcular, estimar, aproximar y localizar es fundamental el cero: captulo cero, cero manzanas, el resultado es cero, esto es casi cero, esto tiende a cero, o ests en la zona cero.

    El cero es diferente de todos los otros nmeros e indispensable para los sistemas posicionales. El cero es de cuidado pues no sabe si se sum o no, si se rest o no; al multiplicar por cero se obtiene cero, y no sabemos dividir entre cero. Si tratamos de hacerlo, podemos incluso confundir a las calculadoras o computadoras, y lo ms comn es que en la pantalla obtengamos error. En ese sentido el cero es temido pues es el gemelo del infinito; son iguales en ciertos casos y opuestos en otros.

    Sin lugar a dudas, las preguntas ms importantes en ciencias y en religin son sobre la nada y la eternidad, el vaco y la infinidad, el cero y el infinito, lo verdadero y lo falso.

    El cero se convirti en una de las herramientas ms importantes de las matemticas.

    Es difcil para el hombre moderno imaginar la vida sin cero, lo mismo que es difcil imaginrsela sin el 3 o el 52. Sin embargo, muchas civilizaciones no nicamente vivieron sin l, sino que el cero era un intruso en su mundo. Era una idea que los asustaba.

    El origen de las matemticas se dio debido a la necesidad de contar, contar ovejas; de medir, medir los terrenos, y de registrar el paso del tiempo. Para ninguna de esas tareas era indispensable conocer el cero.

    Muchas civilizaciones funcionaron perfectamente durante miles de aos sin conocer el cero y otras, a pesar de tenerlo a la mano, lo aborrecan, y eligieron tener una vida sin l, sin el cero; ni siquiera tena un nombre para este nmero ni esta idea.

    Ese fue el caso de una civilizacin tan adelantada matemticamente como la egipcia.

    Qu es un sistema posicional? Por ejemplo el nuestro. Si ponemos 111, el primer 1 significa centenas, el segundo decenas y el tercero unidades. Si ponemos 101 decimos que hay una centena, no hay decenas y hay una unidad. Divertido, no?

    Carlos Bosch Giral, El cero. Mxico, sep-Nuevo Mxico, 2006.

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    11. Refranes pareados [compuestos por dos lneas]

    A la mejor cocinera,se le va el tomate entero.

    Al nopal lo van a ver,slo cuando tiene tunas.

    Al que nace pa tamal,del cielo le caen las hojas.

    Apenas le dicen mi alma,ya quiere casa aparte.

    Caras vemos,corazones no sabemos.

    Como el burro del aguador,cargando el agua y muerto de sed.

    Como ni amor le tengo,ni cuidado le pongo.

    Con amor y aguardiente,nada se siente.

    Con los curas y los gatos,pocos tratos.

    Mala yerba nunca muere,y si muere ni hace falta.

    De golosos y tragones,estn llenos los panteones.

    El flojo y el mezquino,andan dos veces el camino.

    El que mucho se despide,pocas ganas tiene de irse.

    El que siembra su maz,que se coma su pinole.

    Las noticias malas,tienen alas.

    Lo que uno no puede ver,en casa lo ha de tener.

    Para qu son tantos brincosestando el suelo tan parejo?

    Pleitos con todos,menos con la cocinera.

    Si el tecolote canta,el indio muere.

    Slo el que carga el cajn,sabe lo que pesa el difunto.

    Refranes pareados en Gabriel Zaid (comp.), mnibus de poesa mexicana. Mxico, sep-Siglo XXI, 1989.

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    12. Diario de Clara

    Mircoles 10 de junio de 1864Hoy por la maana, cuando terminbamos de almorzar, mi pap me dio un regalo. Vena perfectamente bien envuelto y tuve que abrirlo con mucho cuidado. Era este diario!

    Mi mam le pregunt molesta, para qu me lo daba y mi pap contest que todas las seoritas en Mxico tenan ya uno como ste: Es para que apunte sus impresiones y recuerdos, lo que suceda en su vida.

    Mi mam, enojada, repuso que yo era apenas una nia y que no tena nada que escribir a escondidas. Esto me sorprendi y, al ver mi cara de asombro, mi pap me explic que los diarios son absolutamente privados, que nadie puede ni debe leerlos, pues se trata de una posesin ntima, exclusiva para los ojos de su duea, que es la nica que tiene derecho a abrirlo. Confieso que esto me encant. Por primera vez en mi vida tendr algo que es solamente mo. Mi pap me prometi que nadie en la casa podra abrir y menos leer este diario, pues es como si fuera tu ms cercana amiga, la de ms confianza, a la que puedes decirle todo lo que piensas y todo lo que sientes, con la gran ventaja de que es una persona muda, que no habla ni ir de chismosa sobre lo que escribas.

    Mi mam, mientras tanto, haca muecas y gestos; se not claramente que no le gust nada el regalo que me hizo mi pap.

    Luego l se fue a la notara a trabajar y yo sub corriendo a mi cuarto a examinar con detalle mi nuevo diario. Es muy bonito; tiene su cerradura y una llavecita para que yo sea la nica que pueda abrirlo. Las tapas son duras y en ellas mi pap mand grabar mi nombre, pues dice con letra muy elegante: Clara Eugenia Reza y Pliego. Las hojas son de papel muy fino pero al verlas sent un poco de miedo. Las hojas en blanco me aterrorizan. Ser capaz de escribir algo? A lo mejor nunca sucede nada digno de ser recordado, pues qu le puede pasar de emocionante a una nia como yo que apenas voy a cumplir los quince aos? El diario est impreso en Austria. Parece que en Mxico est de moda todo lo austriaco; se venden sillas y mesas austriacas, bueno, hasta un emperador austriaco tenemos ya, como el que acaba de desembarcar en Veracruz.

    Quin era ese emperador austriaco? Muy bien!, Maximiliano.

    Jos Manuel Villalpando, Diario de Clara Eugenia. Mxico, sep-Planeta, 2002.

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    13. Los inventos

    Un invento puede cambiar nuestro mundo y hacer que nuestra vida sea ms fcil, ms segura, ms rpida, ms interesante o ms divertida. Durante miles de aos, el ser humano ha inventado cosas. Cada vez que prendemos la computadora, andamos en bicicleta, leemos un libro o le subimos el cierre a la chamarra, estamos aprovechando el trabajo de los inventores.

    Los inventores crean nuevas ideas y las ideas nos llevan a nuevos inventos.Alfred Nobel (1833-1896) fue un cientfico sueco que invent la

    dinamita. El propsito de su invento era que se usara en las minas, para que se pudieran hacer explosiones en las rocas con menos peligro. Sin embargo, la dinamita se us en las guerras para matar y destruir. Alfred Nobel se molest mucho por eso, por lo que el dinero que

    gan por este invento lo utiliz para dar premios a las personas que hicieran algo importante o duradero en la ciencia, la literatura, la paz y los negocios. A estos premios, que se otorgan cada ao, se les llama premios Nobel.

    Un invento puede ser muy sencillo, como un botn, pero tambin puede estar compuesto por muchas piezas, como una televisin. De cualquier manera, todos los inventos se basan en principios cientficos. Los inventores utilizan estos principios para crear nuevos objetos y mejorar los objetos que ya tenemos. Si entendemos algunos de estos principios, ser ms fcil saber cmo funcionan las mquinas y los aparatos.

    AerodinmicaLa aerodinmica usa los principios cientficos de las fuerzas que produce el aire al pasar alrededor de los objetos y empujarlos. Los diseos que se han hecho de las bicicletas se basan en estos principios. Las bicicletas de la actualidad son rpidas y fuertes.

    En 1889, el francs Gadget vendi copias en miniatura de la Estatua de la Libertad a los turistas que llegaban a Nueva York, en los Estados Unidos. La gente que compr estas figuritas, las llam gadgets. La palabra gadget, en ingls, se usa desde entonces para

    referirse a aparatos sencillos, pero ingeniosos, o herramientas. A veces, la gente inventa palabras como chunche para referirse

    a los objetos, cuando no se acuerda de su nombre.

    Avelyn Davidson, Los inventos en Aparatos y otras cosas. Mxico, sep-McGraw-Hill, 2005.

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    14. Emiliano Zapata, un soador con bigotes

    Cuando Emiliano Zapata tena 11 aos y era nada ms un nio, no un hroe que sale en los libros, tampoco tena respiro.

    Desde antes de que empezara la Revolucin no paraba. Se me hace que ni siquiera dorma. Entre levantar en armas a la gente, fusilar federales, pelearse con los presidentes de la repblica, recortarse el bigote, consolar a los pobres y, finalmente, caer en emboscadas, no creo que le haya dado tiempo de tomar ni una siesta.

    Ser hroe de tiempo completo debe de ser muy complicado. A lo mejor por eso mueren tan jvenes. A don Emiliano no le dio tiempo de celebrar su cumpleaos cuarenta cuando ya haba fallecido, pero le haban sucedido muchas ms cosas que a mi abuelo, quien tiene 72 y ya se le acabaron las historias que contar.

    Pero vayamos entrando en materia:Lo que quera platicarles es medio complicado, porque los tiempos cambian

    y en eso hay que darle la razn a los grandes. Los nios de hoy no tenemos tantas responsabilidades como las que tuvieron nuestros padres y abuelos. Nos da tiempo de platicar, pensar en cmo hacer para que el nio ms guapo del saln nos saque a bailar en la fiesta, hablar por telfono, hacer la tarea cuando no hay nada mejor en que ocuparnos y tantsimas cosas.

    Pero cuando Emiliano era nio la vida era diferente. Todo se haca a mano: nada de abrir la llave y que salga un chorro de agua; haba que traerla del ro o del pozo. Ni imaginarse siquiera oprimir un botoncito y que se prendiera la lmpara; haba que conseguir petrleo para el quinqu o cerillos para las velas. Gas? No haba: fogn para la comida y encomendarse al dios anticatarro al baarse. Haba tanto por hacer que los adultos no se daban abasto. As que los nios tenan muchas obligaciones, empezando por la de mantenerse vivos, lo que, entre la mala alimentacin y la falta de medicinas y mdicos, no era cosa sencilla.

    El padre de Emiliano se llam Gabriel; la madre Cleofs, y tambin tuvieron su historia, pero sa no se las cuento; slo les digo que se conocieron, se enamoraron, se casaron, tuvieron hijos y una maana de agosto, all en 1879, abri los ojos por primera vez el pequeo Emiliano.

    Ya viste el lunar que tiene encimita del prpado? pregunt la amorosa y todava adolorida doa Cleofs.

    Cmo no voy a verlo, mujer! Si se le mira casi tan bonito como

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    a ti contest el orgullossimo Gabriel Zapata, quien se senta como pavorreal porque su hijo le hubiera salido tan guapo.

    Y no es que fuera tan agraciado, sino que ya se sabe que los padres en cuanto ven a sus retoos se llenan de orgullo.

    Guillermo Samperio, Emiliano Zapata, un soador con bigotes. Mxico, sep-Santillana, 2005.

    15. Mi ta Chabela

    Mi ta Chabela es una sonrisa, unas manos suavecitas; un mi nio, mi amor, mijito; un abrir los ojos durante las noches que estaba enfermo y encontrarla sentada en la orilla de mi cama; un psate con nosotros, cuando yo no poda dormir. Una sopa riqusima, una cucharada de emulsin que me tena que tomar, para que crezcas mi cielo. Mi to siempre agregaba: para que no te quedes chaparro como tu to Rubn; unos tamales para desayunar, un pastel recin hecho para merendar, y un bao en la tina antes de empiyamarme. Tambin es un perfume, un chal tejido cuando atardeca, un cabello plateado, una cancin tarareada mientras regaba sus plantas, y otra cantada a do con su perico. Era una piel blanqusima y unos ojos azules que tan pronto eran lilas como verdes.

    A m siempre me intrigaba ese cambio de color. Ta, por qu tiene los ojos de tantos colores?Porque son color del tiempo, mi amor. Son azules cuando hay cielo azul?S, mi cielo.Y verdes cuando est nublado?Algo as, mi amor.Y lilas cuando florece la jacaranda?S, nio se adelant mi to Tacho a contestar, son como los de usted: caf

    comn cuando hace fro, caf corriente cuando llueve y caf comn y corriente cuando hace calor.

    Mir sus ojos. Como los suyos, verdad, to?Mi ta sonri burlona y l me dijo muy serio:Mire Panchito, ya estuvo bueno de estar analizando ojos, vyase a hacer la tarea.Y se puso sus lentes oscuros.

    Claudia Celis, Mi ta Chabela en Donde habitan los ngeles. Mxico, sep-sm, 2002.

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    16. Intercambios

    Habas odo que el mundo le debe a Mxico las llantas de los coches, los chupones de beb y todo lo fabricado con hule? Los aztecas ya empleaban este material, que proviene de un rbol tropical, en la elaboracin de pelotas para el famoso juego prehispnico ritual llamado tlachtli.

    Se dice que las canicas con que juegas son de origen prehispnico. Los nios aztecas jugaban con bolitas de barro o de piedra iguales a las canicas de cristal que se hicieron despus. Ellos ensearon a los hijos de los espaoles este juego.

    De Espaa vinieron las cometas que los nios del antiguo Mxico vieron en forma de mariposa. De ah su nombre papalotl, ahora papalote, que significa mariposa.

    La china poblana, segn una versin, era una princesa que unos piratas capturaron cerca de Manila y trajeron a Acapulco en la Nao de China. De all pas a Puebla, vivi con unas monjas que la bautizaron como Catarina de San Juan. Se le conoci por su bondad y por la originalidad de sus vestidos que, al paso del tiempo, inspiraron el traje nacional.

    Habas odo que para preparar el oro con que se decoraban las iglesias de la Nueva Espaa se empleaban las claras de huevo? Con las yemas sobrantes, que eran muchas, las monjas idearon preparar ricos dulces, rompope, huevos reales para servirlos en almbar con canela, y huevitos de faltriquera, preparados con azcar y almendras para regalarse envueltos en papel de china con las puntas recortadas en tiras, como flecos.

    El chicle que masticas, y que otros pases imitan con sustancias qumicas, proviene del rbol del chicle o tzctli, el chicozapote de nuestras selvas tropicales del sur.

    cuica, Intercambios en Juegos y diversiones mexicanos. Mxico, sep-Sitesa, 1998.

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    17. Mi primer amor

    Una cancin de Sacha Guitry:Tena yo trece aos.Ella era encantadora. Qu digo encantadora! Era una de las mujeres ms bonitas de Pars.Pero de eso yo no me daba cuenta. Yo la encontraba bonita ocurra que lo era extremadamente. Esto no era

    ms que una coincidenciaTena una sonrisa adorable y ojos acariciadores.Yo voy a preguntarme, por qu la he amado?Soaba con ella.Decrselo? Antes la muerte.Entonces? Probrselo.Hacer economas durante toda la semana y cometer una locura el domingo

    siguiente. Hice estas economas y comet esta locura. Ocho francos: un enorme ramo de violetas. Era magnfico! Era el ms bello ramo de violetas que se haya visto nunca. Me hacan falta las dos manos para llevarlo.

    Mi plan: llegar a su casa a las dos y solicitar verla.La cosa no fue fcil. Estaba ocupada. Insist. La camarera me condujo al

    gabinete.Se estaba peinando para salir. Entr con el corazn en un brinco.Hola, pequeo! Para qu quieres verme?No se haba vuelto an. No haba visto todava el ramo: no poda comprender.Para esto seora.Y le tend mis ocho francos de violetas.Oh, qu bonitas!Me pareci que la partida estaba ganada. Me haba aproximado a ella,

    temblando. Cogi entre sus manos mi ramo como se coge la cabeza de un nio y lo llev

    a su bello rostro como para besarlo.Y huele bien!Luego, aadi despidindome:Dale las gracias de mi parte a tu pap.

    Sacha Guitry, Mi primer amor en Edmundo Valads (comp.), El libro de la imaginacin.Mxico, sep-fce, 1987.

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    18. Mxico, tierra de agaves

    Mxico es tierra de agaves. Todas sus regiones estn cubiertas por estas plantas milenarias, como maguey, henequn, zapupe, guapilla o lechuguilla, pero no hay otra ms llamativa que el agave azul, el tequilero, cuyos plantos engalanan los campos de Jalisco.

    El agave es nativo del continente americano. Existen 186 variedades; 139 crecen en territorio nacional y de stas, 71 son endmicas (que solamente all existen). Es tan generoso, que desde tiempos inmemoriales ha servido para elaborar bebidas rituales, alcohlicas y vigorizantes, as como dulces, conservas y otros productos artesanales, aparte de sus usos industriales. Hoy en da, los paisajes agaveros son una maravilla natural y humana de Mxico, y desde el 13 de julio de 2006 la unesco los declar Patrimonio de la Humanidad, una distincin que no cualquier lugar del mundo obtiene.

    Existen paisajes agaveros en varios estados de la Repblica Mexicana, pero no pueden compararse con la belleza de los que vemos en Jalisco, donde el color de la tierra armoniza y contrasta a la vez con el color del agave azul, el agave tequilero.

    Dentro del estado de Jalisco hay regiones tapizadas de agave azul, y la ms distintiva de todas es la llamada ruta del tequila, que tiene a la poblacin de Tequila como epicentro. Es una ruta donde no slo se pueden observar los paisajes agaveros desde la distancia, sino que es posible caminar entre ellos, ya sea para conocer de cerca el proceso del cultivo, para llegar a sitios arqueolgicos de la extinta cultura de los guachimontones o para hacer un turismo de aventura o ecoturismo.

    http://www.maravillasdemexico.com/cgibin/MaravillasDeMexico/Maravilla?M=8

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    19. La paz se construye

    Ni la paz ni la guerra estn en nuestra naturaleza humana. La primera es producto de nuestra voluntad y la segunda, producto de nuestra incapacidad para resolver conflictos; tambin es una expresin de nuestra barbarie, cualquiera que sea el motivo que encontremos para justificarla.

    El hecho de que la paz no est en nuestra naturaleza y que compromete nuestra voluntad implica que debemos esforzarnos para encontrar caminos no violentos que nos conduzcan al entendimiento mutuo.

    Debemos oponer la paz a la guerra. Recuerden que la guerra es la situacin en la que se pisotean con mayor brutalidad los derechos humanos, donde se pierde el derecho supremo y bsico, que es el de la vida; donde se ven seriamente amenazadas la integridad y la dignidad humanas, as como la libertad en todas sus expresiones.

    Para alcanzar la paz no es necesario que todos pensemos igual, que debamos ser sumisos o carecer de voluntad propia. En realidad, ni siquiera es necesario que apreciemos al otro.

    La paz implica un esfuerzo, una energa vital que nos lleva a contener las respuestas violentas y a evitar que surjan; nos obliga a ser creativos en la bsqueda conjunta de soluciones; nos exige sacar lo mejor de cada uno para ponernos en el lugar del otro, tratar de sentir lo que el otro siente para hacerle saber lo que nosotros queremos y sentimos.

    Algunas de las herramientas ms efectivas para construir la paz son la tolerancia, la escucha viva, el rechazo sistemtico a la violencia y sobre todas las cosas, nuestro sentido tico.

    Elizabeth Carbajal, La paz se construye en Naturaleza humana. Mxico, sep-Santillana, 2002.

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    20. Hipoptamo

    En la siguiente lectura hay cosas que son ciertas y cosas que son falsas. A veces pasa eso en los libros: alguien puede equivocarse, o puede no saber Pongan atencin.

    Submarino por vocacin, se pasa la vida sumergido en aguas tranquilas, lejos del calor, lejos de las disputas territoriales, del barullo y de las distracciones. El tiempo transcurre para l como el agua lenta de un bao de tina.

    El hipoptamo no sabe qu es tener prisa, nunca ha sentido una urgencia. Su cuerpo rotundo no est diseado para apresurarse, sino para flotar, y flotando resuelve la vida como lo hacen las boyas y las islas desiertas.

    Lo que en otros se reconoce como holgazanera, en l es parsimonia.Hace mucho tiempo, antes de que las cosas fueran como son, los animales

    decidieron repartirse las tareas: algunos deban tener la hierba siempre podada, otros evitaran que la poblacin de herbvoros creciera sin control, los de ms all mantendran a raya a los carnvoros, y as. Todos fueron escogiendo un trabajo, pero el hipoptamo no elega: de qu podra ocuparse un animal redondo como cantante de pera, pero tmido como un grillo, nada gil y de piel tan sensible que no resiste dos horas de sol?

    Qu quieres hacer?, le preguntaron. Luego de pensarlo un rato, con amplia sonrisa contest: Burbujas. Perfecto dijeron, que se encargue de eso. Y no se habl ms del asunto.

    Eso es lo que hace el hipoptamo debajo del agua; no canta, no medita, no come golosinas a escondidas: fabrica burbujas, las ms perfectas, las ms hermosas y delicadas que se producen en el globo terrqueo. Su propio nombre, grande y circular, habla de su ocupacin. Los griegos lo llamaron caballo de ro, aunque las ramas de su rbol familiar lo acercan ms a los cerdos que a los equinos. Ni races ni ramas sostienen al redondo hipoptamo que de esfera tiene el nombre, pero no lo etreo.

    Submarino por vocacin, de cundo en cundo el hipoptamo saca la cabeza del agua y bosteza para orear un poco la maquinaria herrumbrosa de hacer burbujas. Luego, muy despacio, vuelve a sumergirse en el agua lenta para continuar su labor.

    Hay textos que nos dicen cmo es el mundo, y textos que inventan loqueras divertidas. Cmo saber si lo que dice este texto es verdad o es algo imaginado? Muy fcil. Hay que consultar otros libros sobre el mismo tema y ver qu dicen. De veras es el hipoptamo como aqu se dice? A qu velocidad corre un hipoptamo? A ver quin lo averigua.

    Roxanna Erdman, Hipoptamo en Zorrillo el ltimo. Mxico, sep-Santillana, 2005.

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    21. Un poeta con muchos dientes

    Haba una vez un poeta que decidi ser cocodrilo. Cada vez que se asomaba a los espejos, en lugar de mirar su cara de hombre que quera peinarse o rasurarse o averiguar si le quedaba bien una corbata, descubra su cara de saurio eso son los caimanes, lagartos y cocodrilos. Y antes de retirarse, lo ltimo que haca era alzar un poquito los labios, ladeando la boca, no para ver si se la haba lavado, como algunos crean, sino para admirar su terrible, brillante y erizada dentadura.

    Aquel poeta se llamaba Efran Huerta. Era taimado y tenaz como dicen que son los cocodrilos. Algunas cosas lo ponan furioso; por ejemplo, la injusticia, la pobreza en que tanta gente vive, la violencia contra los dbiles. Otras, como los nios, la lluvia, las canciones, las flores y el mar lo ponan tierno y alegre.

    Como todos los poetas, a Efran Huerta le gustaba jugar con las palabras, muestra de ello son estos poemnimos. Escchalos con atencin y divirtete con ellos.

    MocamboHastaayercomprendpor quel marsiempre estmuertode brisa.

    As esTodaslas cosasse parecena susueo

    La amoLaamohastala poesadeenfrente.

    D.D.FDispenseUstedLas molestiasQue le ocasionaEstaObraPotica

    EcologaDe laIlusinA laErosinNo hayMs queMedioSiglo.

    Se fijaron cmo juega el poeta cocodrilo con las palabras? Dice brisa en lugar de risa; sueo en lugar de? Cmo es el dicho? Todas las cosas se parecen a su Muy bien!, a su dueo.

    Felipe Garrido, Prlogo a Vernica Murgua (seleccin). Alma ma de cocodrilo. Efran Huerta para nios. Mxico, Conaculta, 2000.

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    22. Por qu somos tan feos por dentro?

    El espejo nos muestra cmo somos por fuera, y no estamos mal. Pero mira ahora tu radiografa. Qu ves? Un esqueleto, un saco de huesos. El esqueleto es tu percha.

    Ests hecho un esqueletoNo es un insulto, que conste. Piensa que sin el esqueleto viviras derramado sobre el suelo, como la plastilina.

    Adems, el esqueleto protege nuestros rganos de los golpes. Figrate si ser fuerte que cada centmetro cuadrado de hueso puede soportar 1,700 kilos: el peso de tres toros! Y en total tenemos 206 huesos. El ms largo est en el muslo: es el fmur. Y el ms pequeo est dentro del odo, y se llama estribo, porque parece el estribo de una silla de montar.

    Si el esqueleto fuera de una pieza, no podramos movernos. Para que podamos movernos los huesos estn unidos entre s por

    ArticulacionesLas de los dedos las movemos unos 25 millones de veces durante toda nuestra vida.

    Tampoco el crneo est hecho de una sola pieza, aunque lo parezca. Tiene 22 huesos, de los cuales 14 estn en la cara.

    Huesos vivosSeguro que creas que los huesos eran como trozos de piedra. Pues no: los

    huesos estn vivos.Si se agrietan o se rompen, pueden repararse a s mismos. La cubierta exterior

    es dura, pero por dentro son como esponja.Algunos tienen dentro una sustancia gelatinosa llamada mdula: es muy

    importante, porque es la que produce los glbulos rojos de la sangre.

    Cmo andan los esqueletos?El esqueleto de un adulto pesa 17 kilos. Moverlo no resulta nada fcil: menos mal que tenemos los msculos.

    Slo para andar utilizas 200 msculos, y cada vez que sonres, mueves 60. En total, tenemos ms de 640 msculos. En el hombre, si los desarrolla, constituyen casi la mitad de su peso. Vaya musculitos!

    Gracias a los msculos puedes andar, tomar objetos, abrir y cerrar los ojos, respirar Los msculos son muy elsticos porque estn formados por una trama de fibras. Los msculos encargados de mover los huesos van unidos a ellos por los

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    tendones, que son una especie de tiras de hule que, cuando se estiran, jalan de los huesos. Algunos msculos trabajan sin cesar noche y da, como el corazn o el estmago. Otros descansan cuando no se utilizan.

    Los msculos ms activos del cuerpo son los de los ojos. Se mueven ms de un milln de veces cada da! El msculo ms voluminoso es el glteo, ms conocido como nalga. Es una estupenda proteccin para la parte final del aparato digestivo. Adems, el repliegue que forman las dos nalgas es como la tapadera del retrete, impide que se escapen los olores. Y sabes cul es el msculo ms fuerte? No es el bceps (la bola del brazo), como seguro que habrs pensado, sino el masetero, el msculo que mueve las mandbulas al masticar.

    Sorprendente, no es cierto? Ya tienen un tema para platicar en casa.

    Mara Menndez, Por qu somos tan feos por dentro? en Qu mgico es mi cuerpo! Mxico, sep-sm, 2006.

    23. El portero

    Tambin lo llaman arquero, guardameta, cancerbero o guardavallas, pero bien podra ser llamado mrtir, penitente o payaso de las bofetadas. Dicen que donde l pisa, nunca ms crece el csped. Es uno solo. Est condenado a mirar el partido de lejos. Sin moverse de la meta aguarda a solas, entre los tres palos, su fusilamiento. Antes vesta de negro, como el rbitro. Ahora el rbitro ya no est disfrazado de cuervo y el portero consuela su soledad con fantasas de colores.

    l no hace goles. Est all para impedir que se hagan. El gol, fiesta del futbol: el goleador hace alegras y el guardameta, el aguafiestas, las deshace. Lleva a la espalda el nmero uno. Primero en cobrar? Primero en pagar. El portero siempre tiene la culpa. Y si no la tiene, paga lo mismo. Cuando un jugador cualquiera comete un penal, el castigado es el portero: all lo dejan, abandonado ante su verdugo, en la inmensidad de la valla vaca. Y cuando el equipo tiene una mala tarde, es l quien paga el pato, bajo una lluvia de pelotazos, expiando los pecados ajenos.

    Los dems jugadores pueden equivocarse feo una vez o muchas veces, pero se redimen mediante una finta espectacular, un pase magistral, un disparo certero: l no. La multitud no perdona al arquero. Sali en falso? Hizo el sapo? Se le resbal la pelota? Fueron de seda los dedos de acero? Con una sola pifia, el guardameta arruina un partido o pierde un campeonato, y entonces el pblico

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    olvida sbitamente todas sus hazaas y lo condena a la desgracia eterna. Hasta el fin de sus das lo perseguir la maldicin.

    El golEl gol es cada vez menos frecuente en la vida moderna. Hace medio siglo, era raro que un partido terminara sin goles: 0 a 0, dos bocas abiertas, dos bostezos. Ahora, los once jugadores se pasan todo el partido colgados del travesao, dedicados a evitar los goles y sin tiempo para hacerlos. El entusiasmo que se desata cada vez que la pelota sacude la red puede parecer una locura, pero hay que tener en cuenta que el milagro se da poco. El gol, aunque sea un golecito, resulta siempre gooooooooooooooooooooooool en la garganta de los relatores de radio, un do de pecho capaz de dejar a Caruso mudo para siempre, y la multitud delira y el estadio se olvida de que es de cemento y se desprende de la tierra y se va al cielo.

    El doloDesde que aprende a caminar, sabe jugar. En sus aos tempranos alegra los llanos, juega que te juega en los andurriales de los suburbios hasta que cae la noche y ya no se ve la pelota, y en sus aos mozos vuela y hace volar en los estadios. Sus artes malabares convocan multitudes, domingo tras domingo, de victoria en victoria, de ovacin en ovacin.

    La pelota lo busca, lo reconoce, lo necesita. En el pecho de su pie, ella descansa y se hamaca. l le saca lustre y la hace hablar, y en esa charla de dos conversan millones de mudos. Los nadies, los condenados a ser por siempre nadies, pueden sentirse lguienes por un rato, por obra y gracia de esos pases devueltos al toque, esas gambetas que dibujan zetas en el csped, esos golazos de taquito o de chilena: cuando juega l, el cuadro tiene doce jugadores.

    Doce? Quince tiene! Veinte!

    Eduardo Galeano, El portero en El ftbol a sol y a sombra y otros escritos. Mxico, sep-Siglo XXI, 1995.

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    24. El hombre que no quera trabajar

    Haba una vez, en un rancho, un hombre llamado Chanito. Era flojo, flojsimo, y no quera trabajar. Los seores lo mantenan de gorra porque no haca absolutamente nada. Un da de tantos, de plano se fastidiaron de mantenerlo y le dijeron:

    Chanito, ya no podemos seguir dndote tortilla. Ponte a trabajar!No, trabajar no contest Chanito. Mejor entirrenme vivo.Le tomaron la palabra. Lo metieron en un cajn y se lo llevaron para el panten.

    En el camino se encontraron a un seor que vena de la labor y traa un burro con dos colotes [canasta cilndrica] de mazorcas.

    Pa nde van? les pregunt.Pos vamos pal pantin, a enterrar a Chanito.Qu ya se muri? dijo el hombre sorprendido.No, hombre. Lo vamos a enterrar vivo porque no quiere trabajar y es muy

    flojo.Chanito! grit el hombre que vena de la labor.Qu, hombre! Aqu voy! contest Chanito.Pero, Chanito, cmo que te van a enterrar vivo? Mira, hombre, aqu llevo un

    maz. T dirs, te lo regalo pa que te alivianes unos cuantos das y puedas comer, pero que no te entierren vivo.

    Y ta desgranao? pregunt Chanito.No! Pos ta en la mazorca.Ah, no! Entonces que siga mi entierro.

    El hombre que no quera trabajar en Mireya Cueto (comp.), Cuntanos lo que se cuenta. Mxico, sep-Conafe, 2006.

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    25. Tiburones

    Qu tienen los tiburones que nos asustan tanto? La boca enorme, los dientes afilados, los ojillos asesinos? Cuando pensamos en un tiburn, imaginamos un gigantesco monstruo submarino que ataca a la gente. Pero lo cierto es que la mayora son inofensivos para el hombre.

    Los tiburones son peces y, como todos los peces, tienen un esqueleto resistente. Pero a diferencia de otros peces, su esqueleto no es de hueso, sino de un material ligero y flexible llamado cartlago.

    Todos son carnvoros. Algunos devoran presas del tamao de focas o delfines. La mayora come tiburones ms pequeos y otros peces. Y unos pocos los de mayor tamao se alimentan de diminutas criaturas marinas como plancton, camarones y pequeos peces.

    Todos los tiburones son cazadores. Pero para cazar, lo primero es encontrar la presa. La visibilidad bajo el agua es escasa, por lo que los tiburones han aguzado los dems sentidos.

    Los tiburones no pueden or los sonidos que nosotros consideramos normales, pero tampoco les hace falta. Su sentido del odo est especializado en las frecuencias bajas que transmite el agua. Por ejemplo, un tiburn distingue el ruido de una barca fondeando en un arrecife a dos kilmetros de distancia. Cuando un pez muerde el anzuelo del pescador que va en la barca, unas diminutas gotitas de sangre se diluyen en el agua y basta unas cuantas molculas de sangre para que el tiburn sienta el olor.

    Tambin percibe el reflejo de las ondas que l mismo forma al nadar. As elude los obstculos y nada rpidamente y con precisin.

    Al aproximarse a la barca, el tiburn ve los destellos del cuerpo plateado del pez mientras ste se debate por librarse del sedal. Pero cuando se acerca, el pez desaparece! Los ojos del tiburn estn demasiado separados para ver lo que tiene justo delante. Sin embargo, los poros sensibles a la electricidad que tiene en la punta de la nariz le permiten detectar los impulsos elctricos emitidos por el pez. Entonces el tiburn se abalanza sobre su vctima y la devora.

    Puede que los tiburones sean los mayores predadores del ocano, pero no son ni la mitad de peligrosos que los bpedos terrestres llamados seres humanos.

    La gente mata tiburones por diferentes motivos. Algunas personas se sienten amenazadas por esos grandes predadores, otras slo buscan satisfacer la enorme demanda de aletas de tiburn de los restaurantes asiticos. Y muchos tiburones mueren al quedar atrapados en las redes de arrastre.

    Leighton Taylor, Tiburones. Mxico, sep-Ocano, 2002.

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    26. Paloma blanca

    Paloma blanca, blanca paloma, quin tuviera tus alas!, tus alas quin tuviera!

    Para volar, y volar para, donde estn mis amores, mis amores donde estn.

    Tmale y llvale, llvale y tmale, este ramo de flores, de flores este ramo, para que se acuerde de este pobre corazn.

    Tuve un amor, un amor tuve, lo quiero y lo quise, lo quise y lo quiero,

    Porque era fino, porque fino era, ms fino que un diamante, ms que un diamante fino.

    Tmale y llvale, llvale y tmale, esta copa de vino, de vino esta copa, para que se acuerde de este pobre corazn.

    Cancin popular.

    27. El avestruz enamorado

    El domingo, el avestruz vio a una seorita que paseaba por el parque. Se enamor de ella a primera vista. La sigui a cierta distancia, posando las patas all donde ella haba pisado.

    El lunes, el avestruz cogi violetas para ofrecrselas a su amada. Era demasiado tmido para drselas personalmente, as que se las dej en la puerta de casa y se march corriendo. Pero el corazn le daba brincos de felicidad.

    El martes, el avestruz compuso una cancin para su amada. La cant una y otra vez. La encontraba la msica ms hermosa que jams hubiese odo.

    El mircoles, el avestruz mir comer a su amada en un restaurante. Se le olvid pedir su propia cena. Era tan feliz que haba perdido el apetito.

    El jueves, el avestruz escribi un poema para su amada. Era el primer poema que escriba, as que no tuvo valor para lerselo.

    El viernes, el avestruz se compr un par de zapatos nuevos. Se los puso y se sinti elegante y guapo. Esperaba que su amada lo notara.

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    El sbado, el avestruz so que bailaba un vals con su amada en un saln de baile enorme. La sostena firmemente mientras daban vueltas y ms vueltas al ritmo de la msica. Se senta dichoso de estar vivo.

    El domingo, el avestruz regres al parque. Cuando vio a la seorita que paseaba, el corazn le dio un vuelco, pero se dijo: Bueno, me parece que soy demasiado tmido para cortejarla. Otra vez ser. Aunque, no me cabe duda, esta semana no he perdido el tiempo.

    El amor por s mismo es una recompensa.

    Arnold Lobel, El avestruz enamorado en Fbulas. Mxico, sep-Celistia, 2006.

    28. La Legin de la Tarntula

    La Legin de la Tarntula es una banda de nios que siempre andan resolviendo misterios. Vamos a ver cmo comienza una de sus aventuras. Apunten en un cuaderno el mensaje en clave que yo voy a anotar en el pizarrn [puede estar ya anotado] para ver si pueden resolverlo en sus casas. Se vale que pidan ayuda.

    Al atardecer, Oso Verde y Andrs se sentaron bajo un rbol en un parque de Guadalajara a leer una carta que Maripecas les escribi desde Mrida, donde estaba de vacaciones. Oso Verde era instructor en la Legin de la Tarntula; lo llamaban as porque era un nio corpulento que siempre se vesta de verde, incluyendo tenis y calcetines. Hasta su cama, su mochila y los libros eran de ese color.

    A Maripecas le decan as porque era pecosa y se llamaba Mara. Junto con Oso Verde haba resuelto muchos misterios.

    Andrs, que observaba a su alrededor, interrumpi a Oso Verde.All est un tipo sospechoso dijo.Dnde? pregunt Oso Verde mirando a la gente que paseaba por el

    parque.Andrs seal a un tipo de pantaln de cuadritos que se acercaba, mirando a

    todas partes, a una fuente cercana.Los nios fingieron leer pero vigilaron atentamente los movimientos del sujeto,

    que nerviosamente se detuvo junto a la fuente y tras ver que nadie lo miraba sac de una hendidura un sobre blanco, y se alej a gran velocidad.

    Se nos escapa! exclam Andrs al verlo perderse entre el gento.

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    Pero Oso Verde, que era un experto en encontrar gente en una muchedumbre, pronto localiz al sospechoso.

    Est detrs del hombre de los globos dijo Oso Verde acelerando el paso.El sospechoso atraves todo el parque y cruz la calle. En una tiendita se

    detuvo, pidi un refresco y abri el sobre. Sac una hojita de papel y la ley con gran atencin durante un buen rato.

    Rectngulos! exclam Andrs. Se me hace que ese tipo no sabe leer, ve lo que se tarda con esa hojita

    Ya se va.El hombre arrug el papel y lo tir a la calle.Deberan ensearlo a poner la basura en su lugar dijo Andrs enojado.Los nios esperaron a que el hombre desapareciera y fueron en busca del

    papel. Al desdoblarlo encontraron lo siguiente:

    agertne eseuqrap le ne aicnacremanaam regocer

    Con razn ni poda leerlo rpido, est en clave! exclam Andrs.Los nios regresaron a su banca y, tras un rato de examinar el mensaje, Oso

    Verde exclam: Ya s qu dice aqu, maana tendremos trabajo.

    Seremos tan listos como Oso Verde? Vamos a ver quin puede encontrar la clave, quin puede acomodar las letras y las palabras para leer el mensaje.

    Pedro Bayona, La Legin de la Tarntula. Mxico, sep-Solar, 1995.

    29. Hormigas al ataque

    Un pequeo grupo de las llamadas hormigas cabezonas est tranquilamente buscando comida cuando, sin aviso alguno, varias hormigas incendiarias, ms pequeas, se lanzan al ataque.

    Las pequeas hormigas incendiarias, al parecer, no temen a su presa mucho ms grande, pero las cabezonas reaccionan rpidamente. Con velocidad, una de ellas corre hacia una incendiaria que est a punto de enviar una seal qumica a su nido para pedir a sus ocupantes que manden refuerzos. Cerrando sus mandbulas en torno a la cintura de la hormiga incendiaria, la cabezona detiene la seal mordindola con

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    fuerza y partindola en dos. En ocasiones, los insectos pueden ser asesinos terribles.

    Algunas hormigas son inocuas, o sea, no implican riesgos para la salud, pero otras son terribles. Las hormigas incendiarias pican y muerden. Todo ser humano que sea su vctima sentir una terrible sensacin de quemadura. Las hormigas negras carpinteras no pican, pero cuando son provocadas muerden fuertemente, as que nunca las molestes si las encuentras en el bosque o si entran en tu casa.

    Las hormigas de cintura de espina tienen clavos o pedculos, para proteger sus cinturas contra cualquier criatura que trate de atacarlas. Adems, en ocasiones, varias hormigas atacan juntas, apoyndose unas a otras contra el enemigo.

    Las hormigas de fuego no slo atacan a las personas provocando en algunas vctimas vmito, una reaccin asmtica y, en casos raros, hasta la muerte, sino que, adems, tienen la costumbre de destruir los cables de electricidad y las lneas telefnicas.

    Curiosamente, parece que se sienten atradas por los campos electromagnticos. Tanto la variedad roja como la negra fueron introducidas en Estados Unidos, por accidente, desde Amrica del Sur y ambas se propagaron muy rpidamente.

    Esta especie es particular en que se han encontrado ms de dos mil reinas en una sola colonia. Son una plaga para la agricultura y muchas veces construyen montculos que interfieren con la recoleccin de las cosechas. Cuando estas especies de agresivas hormigas salen en formacin de combate, otros insectos e incluso algunos vertebrados se apartan de su camino.

    Las hormigas incendiarias nunca sienten miedo y con frecuencia tratan de atacar a especies mucho ms grandes.

    Tamara Green, Ataque de hormigas en La conducta. Los insectos bajo el Microscopio. Mxico, sep-Correo del Maestro, 2002.

    30. Cuento otom

    Haca mucho fro. Se encontraron en el campo un otom y un gringo. El otom tena la ropa de manta agujerada y estaba como si nada; el gringo iba muy abrigado y an as, tena fro.

    No tiene fro con esa ropa? pregunt el gringo.

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    No. T s?Claro, por eso me abrigo.Sientes fro porque no sabes defenderte de l, como nosotros.Claro que s, por eso me abrigo.No. Como t te vistes tanto, te encierras el fro encima, no tiene por donde

    salir. Mrame a m, en cambio: no siento fro porque se escapa por los agujeros de mi ropa.

    Otro da, el gringo invit a comer al otom. Lleg a su casa y vea todo con gran inters.

    El gringo puso cubiertos, pero el otom ni los conoca. Sirvieron sopa. El otom haba llevado su itacate de tortillas por si acaso. Las sac y las empez a usar para cucharear su sopa.

    No seas sucio le dijo el gringo; usa la cuchara como yo.No, el sucio eres t: le untas saliva a tu cuchara y la vuelves a meter al caldo.

    Nosotros tenemos cuchara para cada bocado.Pues los cubiertos son mejores.A ver, cmetelos como yo!

    Cuento otom en Elisa Ramrez (comp.), Tres enamorados miedosos. Cuentos y narraciones indgenas. Mxico, sep, 1990.

    31. Los valientes no asesinan

    Traicin, traicin! gritaban muchos.Vienen a fusilarnos dijo uno de cara pecosa, barbas rubias y ojos azules que

    apareci en la puerta.No tard la estancia en ser invadida por la soldadesca. Eran como veinte

    ganapanes uniformados, lo ms desgraciado de nuestras clases rurales; toda la miseria y toda la sujecin estaban pintados en aquellas fisonomas de reclutas vencidos y tristes.

    Jurez, impvido, estaba cogido del pestillo de la puerta; junto a l Ocampo; detrs Prieto, Ruiz y Guzmn.

    En aquel momento record, no s por qu misteriosa asociacin de ideas, las labores de madera amarilla que tena la mesa del Presidente, un sarape rojo y verde que traa uno de los presos de la crcel, la celda recin blanqueada de mi maestro Luna, un bastin del fuerte de Acapulco, y el dibujo de un traje que haba tenido cuando empec a estudiar.

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    Luego me vinieron a la memoria multitud de axiomas lapidarios, de sentencias de filsofos estoicos, de ascetas cristianos, de moralistas escpticos acerca de la muerte; cerr los ojos y apret los dientes. Cuando o los movimientos de la carretilla de once voces y las de Al hombro! Presenten! Preparen! Apunten!, una inmensa amargura me invadi la boca.

    Cuando esperaba or que mandara Fuego!, una voz estentrea, tonante, como salida de un instrumento que vibrara y no de un pecho humano, grit con todas sus fuerzas:

    Levanten esas armas! Los valientes no asesinan. Los valientes no matan a mansalva. El quinto batalln ha defendido siempre a la patria, ha atacado a los enemigos de Mxico, no se ha cebado en hombres indefensos, en hombres que esperan la muerte cruzados de brazos Levanten esas armas!

    Y sigui hablando, hablando hasta transformarse, hasta perderse de vista. Ya no era el alegre compaero, el poeta festivo, el cantor de los regocijos populares; era un ser desconocido, un hombre extraordinario, que a todos nos electrizaba, a todos nos haca derramar lgrimas como si ventilara una causa ajena y no nuestra propia causa, la causa de nuestra vida.

    Los soldados primero quedaron atnitos, con las armas preparadas y listos los gatillos. Despus se conmovieron hasta el enternecimiento Prieto segua hablando; ya no era el orador que increpaba; era el huracn que bramaba, el len que ruga, el profeta que amenazaba con castigos y daos.

    Al fin los ejecutores alzaron las armas, Prieto vitore a Jalisco y un grupo tierno, pero heterogneo, se form entonces: los soldados que nos abrazaban, jurando que no nos mataran; Bravo, el jefe de la escolta, que se adhera a nosotros y tomaba nuestro partido; y todos, principalmente Jurez y Ocampo, que felicitbamos a Prieto llamndole el salvador de la Reforma, el salvador de vidas preciossimas.

    Victoriano Salado lvarez, Los valientes no asesinan en Antologa de Historia de Mxico. Documentos, narraciones y lecturas. Mxico, sep, 1993.

    32. Los asteroides

    Se les llama asteroides a varios miles de rocas que giran alrededor del Sol, casi todos entre las rbitas de Marte y Jpiter. Nadie sospechaba su existencia cuando, en 1801, el primero de ellos fue descubierto accidentalmente por el astrnomo Piazzi.

    El mayor de todos, Ceres, que fue tambin el primero en descubrirse, mide casi 1 000 kilmetros de dimetro. Los ms pequeos son simplemente partculas de

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    polvo. Uno de los ms grandes, descubierto en 1972, se llama Quirn, y es muy especial porque es esfrico, como si fuera un pequeo planeta. En general, los asteroides tienen formas muy irregulares.

    Los primeros asteroides que se descubrieron recibieron nombres de diosas de la antigedad, como Ceres, Vesta y Palas. Otros llevan los nombres de algunos personajes de la guerra de Troya, como Hctor y Aquiles. Tambin hay algunos nombres de hroes histricos, como Hidalgo.

    Algunas veces los asteroides pasan tan cerca de un planeta que son atrados por l y se convierten en sus satlites. Marte tiene dos, Jpiter diez y Saturno nueve.

    En ocasiones, los asteroides chocan entre s formando crteres y fragmen-tndose. Cuando un fragmento de asteroide cae a la Tierra se le llama meteorito.

    Miguel ngel Herrera et al., El Sistema Solar. Mxico, sep-Sitesa, 1991.

    33. El baile de las brujas

    La villa de Gmez es un pequeo pueblo del estado de Tamaulipas. En ese lugar, como en muchos otros pueblos, a los habitantes les gusta mucho hablar de cuentos de aparecidos y, aunque algunos parezcan cosa de fantasa exagerada, la gente no se cansa de escucharlos. Siempre van surgiendo nuevos cuentos, cada vez ms interesantes. En Gmez de lo que ms se habla, sin duda, es sobre las bolas de lumbre.

    Cuentan los campesinos que, cuando iban por las noches a los potreros, de repente salan unas bolas de lumbre en el camino. Otras veces, mientras estaban regando, las bolas salan en montn por arriba de los maizales y, despus de dar varias vueltas en el aire, se marchaban.

    Las personas ms ancianas decan que las bolas eran brujas que salan por las noches a pasearse juntas. Algunas aseguraban que rezando las doce verdades, al mismo tiempo que se haca un nudo en una cuerda por cada rezo, las brujan bajaban. Cuando se consegua lo anterior, las brujas se convertan en diferentes animales para ahuyentar a la persona que las bajaron. Si al cabo de cierto tiempo la persona no se marchaba, se perda el hechizo y la bruja tomaba su aspecto humano, quedando entonces a merced de quien la hubiera bajado.

    Mi hermano Miguel me cont que cuando l era nio vio por primera vez a las brujas. Dijo que l y un amigo suyo haban ido de noche al potrero.

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    De regreso venan platicando montados en un burro cuando vieron que una bola se acercaba a ellos movindose de una manera muy especial, como si llevara suavemente el ritmo de algn baile. Mientras mi hermano la observaba fascinado, su amigo le pregunt si quera ver ms brujas. Mi hermano, aunque con miedo, le dijo que s. El muchacho entonces empez a chiflar fuerte, muy fuerte, y fueron apareciendo ms bolas. Entre ms chiflaba su amigo, ms bolas salan y ms se les acercaban. De pronto, el muchacho guard silencio y le dijo a Miguel que era malo chiflarles mucho, que por eso se callaba. Las bolas se fueron marchando poco a poco, tal como haban llegado. Mi hermano y su amigo continuaron su camino, uno con la tranquilidad que da la costumbre, el otro temblando de miedo por su primera experiencia.

    Yo le en una revista que existe un pjaro con cierta fosforescencia en las plumas. Me lo imagin volando y lo compar con una lucirnaga gigante. Tal vez

    ese pjaro es lo que han visto las personas de Gmez. Como ignoran de qu se trata, se imaginan lo que podra ser.

    Yo nunca he visto a las famosas brujas y, aunque creo que son los pjaros fosforescentes, nunca he querido ir de cacera por la noche a los potreros. Las personas que no hemos visto an las bolas esperamos tener el suficiente valor, y aire tambin, para poder chiflarles fuerte muy fuerte.

    El baile de las brujas en Mireya Cueto (comp.), Cuntanos lo que se cuenta. Mxico, sep-Conafe, 2006.

    34. Entrevista a Juana, nia h-hu

    Juana vive en Orizabita, en el Valle del Mezquital, en el estado de Hidalgo. Tiene nueve aos y va en primero de primaria. La conoc en el albergue donde ella vive de lunes a viernes con otros nios que estudian la primaria, y cuyas casas quedan muy lejos de la escuela. Ah desayunan, comen, hacen la tarea, duermen, y slo los fines de semana ven a sus paps.

    Te gusta vivir en el albergue? le pregunt.S, porque aqu puedo ir a la escuela, aprender la leccin y jugar con mis

    amigos.

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    Qu has aprendido?A leer y a escribir en dos lenguas espaol y h-hu, y tambin a sumar.Y cundo vas a casa de tus paps qu haces?Le ayudo a mi mam a pastorear los chivitos y a limpiar la cocina.Cmo le haces con los chivitos?Les aviento piedras para que se regresen.Juana es bilinge y tiene unos ojos muy bonitos como almendras y me sonre.Oye, cmo se dice que bonitos ojos tienes en h-hu?Juana se tapa la boca y se re.De qu te res?, le pregunto, y ella se vuelve a tapar la boca y sus ojos

    brillan.Decid cambiar la conversacin y le pregunt:Quin es tu mejor amiga?Zenaida, con ella juego a que es mi hija o a peinarnos.Juana trae un vestido azul que hace resaltar su piel tostada. Estamos sentadas

    en el patio del albergue y nos quedamos en silencio un largo rato mirando los magueyes, los nopales, las montaas. Se me ocurre preguntarle:

    Qu te gusta ms, el campo o la ciudad?El campo, porque aqu puedo jugar a brincar, a correr, al beisbol y al coyote.Corres a la base para que no te alcance.Ah, yo lo jugaba cuando era chiquita, pero le decamos al lobo.Juana se pone la mano en la boca y se re. Sus ojos vuelven a brillar y le

    pregunto:Cmo le hiciste para aprender a hablar h-hu?As nac, luego aprend espaol en la escuela.El calor se pone fuerte y Juana va a donde est una llave de agua y se moja la

    cara y el pelo con otra de sus amigas que se llama Isabel.No te gusta el agua fra? me pregunta desde donde est. A mi s.Y por primera vez vi su sonrisa completa. Su boca brillaba tanto como sus ojos.

    No me dio tiempo de responderle porque sali el maestro y llam a todos los nios a comer. Me invit y despus nos despedimos con un abrazo, como si furamos amigas desde hace muchos aos.

    Antes de irme, averig cmo se dice: qu bonitos ojos tienes en h-hu, bueno, ms bien cmo suena en espaol: shi ma joto ri da.

    Beatriz Aguilar, Entrevista a Juana, nia ha-hu en Revista Chachalaca, Mxico desconocido, nm. 1, abril de 1994.

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    35. El Sol y la Luna

    Una noche, cuando salieron a pasear por la playa, el Seor Iguano y la Seora Iguana, encontraron dos huevecillos y los enterraron en la arena.

    Al cabo de un tiempo, los huevos se rompieron. De uno sali un nio que dorma en un rbol; del otro, una nia que dorma en un pequeo cenote.

    Desde el rbol, el nio vea cmo el Seor Iguano y la Seora Iguana rehacan las montaas y los valles y los ros para los mayas. Pero como no haba Sol, la tierra estaba muy mojada por los diluvios que haban acabado con los hombres antes de que los dioses les dieran la sustancia del maz.

    El Seor Iguano y la Seora Iguana llamaron al nio:

    Ven, baja del rbol le dijeron.Y el nio baj y camin hasta ellos.Te gustara ser el nuevo Sol que

    alumbre la Tierra? le preguntaron.S me gustara contest el nio.

    Pero si viene mi hermana, la nia que duerme en el cenote; si no, me sentir solo all arriba.

    Entonces el Seor Iguano y la Seora Iguana llamaron a la nia:Ven, sal del cenote le dijeron.Y la nia sali y camin hacia ellos.Te gustara ser la Luna que alumbre la Tierra? le preguntaron.Y la nia contest que s, que acompaara con mucho gusto a su hermano

    pues tampoco deseaba estar sola.Y as el nio y la nia se convirtieron en el Sol y la Luna. Alumbraron la Tierra

    cuarenta das y cuarenta noches, hasta que se sec y crecieron las plantas comestibles otra vez y los hombres pudieron comer otra cosa que no fuera slo peces.

    Pero juntos daban demasiada luz y demasiado calor a la Tierra. Entonces, los dioses le pidieron al Sol que slo saliera de da; y a la Luna, de noche.

    Todava hoy, cuando la Luna no se ve, dicen que es porque la nia se queda dormida en el cenote.

    Una vez restablecidos el Sol y la Luna en el cielo, el hombre creado con la sustancia del maz pudo vivir.

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    Entonces el Gran Padre, Seor Iguano, y la Gran Madre, Seora Iguana, ordenaron a los hombres que los adoraran, y los hombres repitieron con respeto el nombre de los dioses.

    Al fin, los dioses dijeron:Podemos descansar. Hemos cumplido nuestras creaciones.

    El sol y la luna en Silvia Molina (comp.), Las dos iguanas. Leyendas mayas de creacin. Mxico, sep-Corunda, 2003.

    36. Virus y besos

    Existe una enfermedad escondida entre los labios que en trminos mdicos se conoce como mononucleosis infecciosa, pero comnmente se le llama la enfermedad del beso. Actualmente sabemos que es causada por el virus de Epstein-Barr (nombre que es la suma de los apellidos de los investigadores que descubrieron el virus en 1964). El virus que produce la mononucleosis invade nicamente a los seres humanos.

    La enfermedad del beso puede presentarse en cualquier etapa de la vida de una persona. A veces, se adquiere durante la infancia, cuando nuestros padres, tos y abuelos nos dan de comer con su cuchara o cuando nos llenan de besos cariosos. Si alguno de ellos tena el virus, habremos contrado la enfermedad.

    Si acaso escapamos de padecerla durante la infancia, es casi seguro que la adquiramos durante la adolescencia, ya que, justamente en esa etapa de la vida, los romances y noviazgos aumentan las posibilidades de que el virus contagie a los individuos que le faltaban. Y es que la enfermedad del beso es bastante contagiosa y, como el amor, incurable.

    El virus de Epstein-Barr pertenece a una familia de microorganismos causantes de enfermedades como la varicela y el herpes que comparten una caracterstica: una vez que te contagias, el virus permanece en el organismo para siempre. Y se contagia

    con facilidad porque los que tienen el virus pueden sentirse perfectamente, pero de todos modos lo llevan consigo y pueden trasmitirlo a quienes no lo tienen.

    Las cifras indican que la enfermedad del beso se adquiere principalmente entre los 10 y los 25 aos.

    Antes de cumplir 35 aos, 95% de la poblacin ya ha tenido contacto con el virus.

    Como ocurre con la varicela y otras enfermedades virales de la misma familia que la mononucleosis, los sntomas son ms llevaderos si

    contraemos la enfermedad cuando somos nios o adolescentes.

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    Las molestias sern mucho mayores si la enfermedad se adquiere en etapas posteriores de la vida. La enfermedad del beso ocasiona sntomas muy molestos, pero por lo comn es una enfermedad benigna (esto quiere decir que, afortunadamente, no es grave). Sin embargo, su diagnstico adecuado es muy importante porque mientras se padecen los sntomas se requiere de cuidados especiales y mucho descanso.

    Mara Emilia Beber Ruiz, Virus y besos en La enfermedad del beso. Mxico, sep-Castillo, 2005.

    37. Konrad o el nio que sali de una lata de conservas

    La seora Berti Bartolotti se sent en la mecedora y empez a desayunar. Se tom cuatro tazas de caf, tres panecillos con mantequilla y miel, dos huevos pasados por agua y una rebanada de pan negro con jamn y queso, y una rebanada de pan blanco con foie-gras de ganso. Como la seora Bartolotti se meca mientras coma y beba al fin y al cabo las mecedoras son para mecerse, su bata azul celeste acab llena de manchas marrones, de caf, y amarillas, de huevo. Adems, gran cantidad de migas de pan le cayeron por el cuello de la bata.

    La seora Bartolotti se levant y empez a saltar sobre un pie por el cuarto de estar hasta que todas las miguitas hubieron cado de la bata. Despus se chup los dedos pegajosos de miel. Entonces se dijo a s misma:

    Criatura, ahora vas a lavarte y a vestirte como es debido y a ponerte a trabajar, pero rpido!