Antología generación 98

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  • 1. ANTOLOGA GENERACIN DEL 98 Antonio MachadoSoledades, Galeras, otros poemas XIIXXXVAmada, el aura dicetu pura veste blanca ...He andado muchos caminos,La primavera besabaNo te vern mis ojos;he abierto muchas veredas; suavemente la arboleda,(mi corazn te aguarda!he navegado en cien mares, y el verde nuevo brotabaEl viento me ha tradoy atracado en cien riberas.como una verde humareda.tu nombre en la maana;En todas partes he visto Las nubes iban pasandoel eco de tus pasoscaravanas de tristeza, sobre el campo juvenil ...repite la montaa ...soberbios y melanclicos Yo vi en las hojas temblandoNo te vern mis ojos;borrachos de sombra negra, las frescas lluvias de abril.(mi corazn te aguarda!y pedantones al pao Bajo ese almendro florido,En las sombras torresque miran, callan, y piensan todo cargado de florrepican las campanas ...que saben, porque no beben -record-, yo he maldecidoNo te vern mis ojos;el vino de las tabernas. mi juventud sin amor.(mi corazn te aguarda!Mala gente que caminaHoy, en mitad de la vida,Los golpes del martilloy va apestando la tierra...me he parado a meditar ...dicen la negra caja;Y en todas partes he visto Juventud nunca vivida,y el sitio de la fosa,gentes que danzan o juegan,quin te volviera a soar!los golpes de la azada ...cuando pueden, y laboranNo te vern mis ojos;sus cuatro palmos de tierra.(mi corazn te aguarda!Nunca, si llegan a un sitio,preguntan a dnde llegan.Cuando caminan, cabalgana lomos de mula vieja,y no conocen la prisani aun en los das de fiesta.Donde hay vino, beben vino;donde no hay vino, agua fresca.Son buenas gentes que viven,laboran, pasan y suean,y en un da como tantos,descansan bajo la tierra.

2. RECUERDO INFANTILYO VOY SOANDO CAMINOS Anoche cuando dormaUna tarde parda y fra Yo voy soando caminos so, (bendita ilusin!,de invierno. Los colegialesde la tarde. Las colinas que una fontana fluaestudian. Monotonadoradas, los verdes pinos, dentro de mi corazn.de lluvia tras los cristales.las polvorientas encinas!... Di, )por qu acequia escondida,Es la clase. En un cartelAdnde el camino ir? agua, vienes a m,se representa a Can Yo voy cantando, viajero, manantial de nueva vidafugitivo, y muerto Abel, a lo largo del sendero... de donde nunca beb?junto a una mancha carmn. La tarde cayendo est. Anoche cuando dormaCon timbre sonoro y hueco so, (bendita ilusin!,truena el maestro, un ancianoEn el corazn tena que una colmena tenamal vestido, enjuto y seco,la espina de una pasin; dentro de mi corazn;que lleva un libro en la mano. logr arrancrmela un da; y las doradas abejasY todo un coro infantilya no siento el corazn. iban fabricando en l,va cantando la leccin: con las amarguras viejas,"mil veces ciento, cien mil; Y todo el campo un momento blanca cera y dulce miel.mil veces mil, un milln". se queda, mudo y sombro, Anoche cuando dorma, meditando. Suena el viento so, (bendita ilusin!,HASTO en los lamos del ro. que un ardiente sol luca dentro de mi corazn.Pasan las horas de hastoLa tarde ms se oscurece; Era ardiente porque dabapor la estancia familiar y el camino se serpea calores de rojo hogar,el amplio cuarto sombro y dbilmente blanquea, y era sol porque alumbrabadonde yo empec a soar. se enturbia y desaparece. y porque haca llorar.Del reloj arrinconado, Anoche cuando dormaque en la penumbra clarea, Mi cantar vuelve a plair: so, (bendita ilusin!,el tictac acompasado Aguda espina dorada, que era Dios lo que tenaodiosamente golpea.quin te volviera a sentir dentro de mi corazn.Dice la monotonaen el corazn clavada.del agua clara al caer:un da es como otro da;hoy es lo mismo que ayer.Cae la tarde. El viento agitael parque mustio y dorado...Qu largamente ha lloradotoda la fronda marchita! 3. Campos de Castilla A UN OLMO SECO LA SAETA Al olmo viejo, hendido por el rayoSO QUE T ME LLEVABAS Quin me presta una escalera y en su mitad podrido,para subir al madero, con las lluvias de abril y el sol de mayo,So que t me llevabas para quitarle los clavos algunas hojas verdes le han salido.por una blanca vereda,a Jess el Nazareno?(El olmo centenario en la colinaen medio del campo verde, Saeta popular que lame el Duero! Un musgo amarillentohacia el azul de las sierras, Oh, la saeta, el cantar le mancha la corteza blanquecinahacia los montes azules,al Cristo de los gitanos, al tronco carcomido y polvoriento.una maana serena.siempre con sangre en las manos,No ser, cual los lamos cantoressiempre por desenclavar! que guardan el camino y la ribera,Sent tu mano en la ma,Cantar del pueblo andaluz, habitado de pardos ruiseores.tu mano de compaera, que todas las primaverasEjrcito de hormigas en hileratu voz de nia en mi odo anda pidiendo escaleras va trepando por l, y en sus entraascomo una campana nueva, para subir a la cruz! urden sus telas grises las araas.como una campana virgen Cantar de la tierra ma,Antes que te derribe, olmo del Duero,de un alba de primavera.que echa flores con su hacha el leador, y el carpintero,al Jess de la agona, te convierta en melena de campana,Eran tu voz y tu mano, y es la fe de mis mayores! lanza de carro o yugo de carreta;en sueos, tan verdaderas! ...Oh, no eres t mi cantar! antes que rojo, en el hogar, maana,Vive, esperanza, quin sabeNo puedo cantar, ni quiero ardas de alguna msera caseta,lo que se traga la tierra!. a ese Jess del madero, al borde de un camino;sino al que anduvo en el mar! antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas; antes que el ro hasta la mar te empuje por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazn espera tambin, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera. 4. A JOS MA PALACIO Proverbios y cantaresXXIIIINo extrais, dulces amigos,Palacio, buen amigo,Nunca persegu la gloria que est mi frente arrugada:est la primaverani dejar en la memoria yo vivo en paz con los hombresde los hombres mi cancin; y en guerra con mis entraas.vistiendo ya las ramas de los choposyo amo los mundos sutiles, XXIXdel ro y los caminos? En la estepa ingrvidos y gentilesCaminante, son tus huellasdel alto Duero, Primavera tarda,como pompas de jabn.el camino y nada ms;pero es tan bella y dulce cuando Me gusta verlos pintarse Caminante, no hay camino,llega!... de sol y grana, volarse hace camino al andar.Tienen los viejos olmosbajo el cielo azul, temblarAl andar se hace el camino,algunas hojas nuevas? sbitamente y quebrarse. y al volver la vista atrsAn las acacias estarn desnudasII se ve la senda que nuncay nevados los montes de las sierras.Para qu llamar caminos se ha de volver a pisar.con las lluvias de abril. Ya las abejas a los surcos del azar?...Caminante no hay caminolibarn del tomillo y el romero.Todo el que camina anda, sino estelas en la mar.como Jess, sobre el mar.XLIVHay ciruelos en flor? QuedanIV Todo pasa y todo queda,violetas? Nuestras horas son minutos pero lo nuestro es pasar,Furtivos cazadores, los reclamoscuando esperamos saber,pasar haciendo caminos,de la perdiz bajo las capas luengas,y siglos cuando sabemoscaminos sobre la mar.no faltarn. Palacio, buen amigo, lo que se puede aprender.XLVOh mole del Moncayo blanca y rosa, VMorir... Caer como gotaall, en el cielo de Aragn, tan bella! Ni vale nada el frutode mar en el mar inmenso?Hay zarzas florecidascogido sin sazn...O ser lo que nunca he sido:entr las grises peas, Ni aunque te elogie un bruto uno, sin sombra y sin sueo,y blancas margaritasha de tener razn. un solitario que avanzaVI sin camino y sin espejo?entre la fina hierba?De lo que llaman los hombres LIIIPor esos campanariosvirtud, justicia y bondad, Ya hay un espaol que quiereya habrn ido llegando las cigeas.una mitad es envidia,vivir y a vivir empieza,Habr trigales verdes,y la otra no es caridad. entre una Espaa que muerey mulas pardas en las sementeras, XXIy otra Espaa que bosteza.y labriegos que siembran los tardosAyer so que vea Espaolito que vienestienen ya ruiseores las riberas?a Dios y que a Dios hablaba; al mundo, te guarde Dios.Con los primeros lirios y so que Dios me oa...Una de las dos Espaasy las primeras rosas de las huertas,Despus so que soaba. ha de helarte el corazn.en una tarde azul, sube al Espino,al alto Espino donde est su tierra... 5. ANTOLOGA GENERACIN DEL 98Po BarojaLas inquietudes de Shanti Anda (Libro Primero. Infancia. IX. Yurrumendi, el fantsticoEra Yurrumendi un hombre enorme, con la espalda ancha, el abdomen abultado, las manos grandsimas, siempre metidas en los bolsillos de los pantalones, y lospantalones a punto de carsele; tan bajo se los ataba.Tena una hermosa cara noble, roja; el pelo blanco, patillas muy cortas y los ojos pequeos y brillantes. Vestamuy limpio; en verano, unos trajes de lienzo azul, que a fuerza de lavarlos estaban siempre desteidos; y en invierno una chaqueta de pao negro, fuerte, que debade estar calafateada como una gabarra. Llevaba una gorra de punto con una borla en medio. Era soltero, viva solo, con una patrona vieja; fumaba mucho en pipa,andaba tambalendose y llevaba un anillo de oro en la oreja. () Yurrumendi tena una fantasa extraordinaria. Era el inventor ms grande de quimeras que heconocido. Segn l, detrs del monte Izarra, un poco ms lejos de Frayburu, haba en el mar una sima sin fondo. Muchas veces l ech el escandallo; pero nunca diocon arena ni con roca. Se le deca que su sonda era, seguramente, corta; pero Yurrumendi aseguraba que, aunque fuera de cien millas, no se encontrara el fondo.Respecto a la cueva que hay en el Izarra, frente a Frayburu, l no quera hablar y contar con detalles las mil cosas extraordinarias y sobrenaturales de que estaballena; le bastaba con decir que un hombre, entrando en ella, sala, si es que sala, como loco. Tales cosas se presenciaban all. Bastaba decir que las sirenas, losunicornios navales y los caballos de mar andaban como moscas, y que un gigantes con los ojos encarnados tena en la cueva su misteriosa morada. () Otras veces,el viejo marino nos contaba una serie de crueldades horribles: piratas que mandaban cortar la lengua o las manos a los que caan en su poder; otros que echaban alagua a sus enemigos, metidos en una jaula y con los ojos vaciados. Nos haca temblar, pero le oamos. Hay un fondo de crueldad en el hombre, y sobre todo en elnio, que goza oscuramente cuando la barbarie humana sale a la superficie. () Para Zelayeta y para m, los relatos de Yurrumendi fueron una revelacin.Estbamos decididos; seramos piratas, y despus de aventuras sin fin, de desvalijar navos y bergantines, y burlarnos de los cruceros ingleses; despus de realizar eltesoro de viejas onzas mejicanas y piedras preciosas, que tendramos en una isla desierta, volveramos a Lzaro a contar, como Yurrumendi, nuestras hazaas.El rbol de la ciencia" Uno tiene la angustia, la desesperacin de no saber qu hacer con la vida, de no tener un plan, de encontrarse perdido. Andrs se inclinaba a creer que el pesimismode Schopenhauer era una verdad casi matemtica. El mundo le pareca una mezcla de manicomio y de hospital; ser inteligente constitua una desgracia, y slo lafelicidad poda venir de la inconsciencia y de la locura. "La busca" A oscuras anduvieron el Bizco y Manuel de un lado a otro, explorando los huecos de la Montaa, hasta que una lnea de luz que brotaba de una rendija de la tierrales indic una de las cuevas. Se acercaron al agujero; sala del interior un murmullo interrumpido de voces roncas. A la claridad vacilante de una buja, sujeta en elsuelo entre dos piedras, ms de una docena de golfos, sentados unos, otros de rodillas, formaban un corro jugando a las cartas. En los rincones se esbozaban vagassiluetas de hombres tendidos en la cama. Un vaho pestilente se exhalaba del interior del agujero....Manuel pens haber visto algo parecido en la pesadilla de unafiebre. () Era la Corrala un microcosmos, se deca que puestos en hilera los vecinos llegaran desde el arroyo de Embajadores a la plaza del Progreso; all habahombres que lo eran todo y que no eran nada: medio sabios, medio herreros, medio carpinteros, medio albailes, medio comerciantes y medio ladrones. (...)Era, engeneral, toda la gente que all habitaba gente descentrada, que viva en el continuo aplanamiento producido por la eterna o irremediable miseria; muchos cambiabande oficio, como un reptil de piel; otros no lo tenan; algunos peones de carpintero, de albail, a consecuencia de su falta de iniciativa, de comprensin y de habilidad,no podan pasar de peones, haba tambin gitanos, esquiladores de mulas y de perros, y no faltaban cargadores, barberos ambulantes y saltimbanquis. " 6. ANTOLOGA GENERACIN DEL 98Jos Martnez Ruiz , AzornLas confesiones de un pequeo filsofoMi to Antonio era un hombre escptico y afable; llevaba una larga y fina cadena de oro que le pasaba y repasaba por el cuello; se pona, unas veces, una gorraantigua con dos cintitas detrs, y otras, un sombrero hongo, bajo de copa y espaciado de alas. Y cuando por la maana sala a la compra sin faltar una- llevaba uncarrick viejo y la pequea cesta metida debajo de las vueltas.Era un hombre dulce; cuando se sentaba en la sala, se balanceaba en la mecedora suavemente, tarareando por lo bajo, al par que en el piano tocaban la sinfona deuna vieja pera... Tena la cabeza redonda y abultada, con un mostacho romo que le ocultaba la comisura de los labios, con una abundosa papada que caa sobre elcuello bajo y cerrado de la camisa. Yo no s si mi to Antonio haba pisado alguna vez las universidades; tengo vagos barruntos de que fracasaron unos estudioscomenzados. Pero tena lo que vale ms que todos los ttulos- una perspicacia natural, un talento prctico y, sobre todo, una bondad inquebrantable que ha dejado enmis recuerdos una suave estela de ternura. (...)[Azorn, 1895]Nuestro atraso cultural se evidencia cuando nos comparamos con otras naciones. An no se han impuesto aqu con toda fuerza el derecho, la libertad, el deber. Latierra clsica del honor es la tierra de la arbitrariedad: en poltica, en el caciquismo deshonroso; en literatura, el elogio interesado y la censura rencorosa.Se duda de si la ley del progreso es una verdad en Espaa. La apata nos ata las manos: callamos ante la injusticia y confirmamos las palabras del ilustro arzobispoDe Pradt: La geografa ha cometido un error colocando a Espaa en Europa, porque pertenece a frica. Sangre, costumbres, lengua, manera de vivir y de luchar,todo en Espaa es africano. El militarismo nos ahoga, la marea de la reaccin religiosa va subiendo. Espritus enrgicos, que trabajaron siempre por la ciencia y elarte libres se rinden a un sentimentalismo religioso que antao les haca rer. Revolucionarios de toda la vida, vuelven su cara atrs y refunden su programa sobre lasbases de la Iglesia y el Ejrcito.Cuarenta millones se dedican a los gastos de culto y clero; seis a la enseanza. Los catedrticos son separados arbitrariamente de sus ctedras. El Poder legislativo esuna comedia; el judicial, un orden dependiente del ejecutivo; el ejecutivo, un servidos de la ambicin. El obrero no espera nada del Estado.Dejemos los entusiasmos exagerados y el lirismo del mal gusto. La poca de las declamaciones ha pasado. Necesitamos ahora cientficos. El triunfo de las nuevasideas vendr por la ciencia. Haga la iniciativa privada y particular lo que el Estado no hace: Fndense instituciones para la enseanza, laboratorios para cientficos,escuelas donde el obrero aprenda a ser hombre y a hacer efectivos sus derechos. Que aprenda el obrero a desconfiar de los apstoles del falso socialismo; que mediteque el credo catlico es incompatible con las aspiraciones del mundo que trabaja. 7. ANTOLOGA GENERACIN DEL 98 Ramn Mara del Valle-InclnLuces de Bohemia ( escena XII )Rinconada en costanilla y una iglesia barroca por fondo. Sobre las campanas aliento, ilustre buey del pesebre belenita. Muge, Latino! T eres el cabestro, y sinegras, la luna clara. DON LATINO y MAX ESTRELLA filosofan sentados en el muges vendr el Buey Aps. Le torearemos.quicio de una puerta lo largo de su coloquio, se torna lvido el cielo. En el alero DON LATINO.- Me ests asustando. Debas dejar esa broma.de la iglesia pan algunos pjaros. Remotos albores de amanecida. Ya se han ido MAX.- Los ultrastas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventadolos serenos, pero an estn las puertas cerradas. Despiertan las porteras.Goya. LosMAX.- Debe estar amaneciendo?hroes clsicos han ido a pasearse en el callejn del Gato.DON LATINO.- As es.DON LATINO.- Ests completamente curda!MAX.- Y qu fro!MAX.- Los hroes clsicos reflejados en los espejos cncavos dan el Esperpento.DON LATINO.- Vamos a dar unos pasos.El sentido trgico de la vida espaola slo puede darse con una estticaMAX.- Aydame, que no puedo levantarme. Estoy aterido! sistemticamenteDON LATINO.- Mira que haber empeiado la capa! deformada.MAX.- Prstarne tu carrik, Latino.DON LATINO.- Miau! Te ests contagiando!DON LATINO.- MAX.- , eres fantstico!MAX.- Espaa es una deformacin grotesca de la civilizacin europea.MAX.- Aydarne a ponerme en pie.DON LATINO.- Pudiera! Yo me inhibo.DON LATINO.- Arriba, carcunda! MAX.- Las imgenes ms bellas en un espejo cncavo son absurdas.MAX.- No me tengo!DON LATINO.- Conforme. Pero a m me divierte mirarme en los espejos de laDON LATINO.- Qu tuno eres!calle del Gato.MAX.- Idiota!MAX.- Y a m. La deformacin deja de serlo cuando est sujeta a unaDON LATINO.- La verdad es que tienes una fisonoma algo rara!matemtica perfecta. Mi esttica actual es transformar con matemtica de espejoMAX.- Don Latino de Hispalis, grotesco personaje, te inmortalizar en unacncavo lasnovela! normas clsicas.DON LATINO.- Una tragedia, MAX.- .DON LATINO.- Y dnde est el espejo?MAX.- La tragedia nuestra no es tragedia. MAX.- En el fondo del vaso.DON LATINO.- Pues algo ser! DON LATINO.- Eres genial! Me quito el crneo!MAX.- El Esperpento.MAX.- Latino, deformemos la expresin en el mismo espejo que nos deformaDON LATINO.- No tuerzas la boca, Max .las caras y toda la vida miserable de Espaa.MAX.- Me estoy helando!DON LATINO.- Nos mudaremos al callejn del Gato.DON LATINO.- Levntate. Vamos a caminar.MAX.- No puedo.DON LATINO.- Deja esa farsa. Vamos a caminar.MAX.- chame el aliento. Adnde te has ido, Latino?DON LATINO.- Estoy a tu lado.MAX.- Como te has convertido en buey, no poda reconocerte. charne el 8. ANTOLOGA GENERACIN DEL 98Miguel de UnamunoCaptulo XXXI de Niebla ( El protagonista, Augusto, desesperado por un engao amoroso, ha pensado suicidarse. Sin embargo, habiendo ledo cierto ensayo sobreel suicidio, decide consultar con su autor, que no es otro que el propio Unamuno. He aqu la inslita conversacin entre el novelista y su personaje )Aquella tempestad del alma de Augusto termin, como en terrible calma, en decisin de suicidarse. Quera acabar consigo mismo, que era la fuente de sus desdichaspropias. Mas antes de llevar a cabo su propsito, como el nufrago que se agarra a una dbil tabla, ocurrisele consultarlo conmigo, con el autor de todo este relato.Por entonces haba ledo Augusto un ensayo mo en que, aunque de pasada, hablaba del suicidio, y tal impresin pareci hacerle, as como otras cosas que de mhaba ledo, que no quiso dejar este mundo sin haberme conocido y platicado un rato conmigo. Emprendi, pues, un viaje ac, a Salamanca, donde hace ms deveinte aos vivo, para visitarme.Cuando me anunciaron su visita sonre enigmticamente y le mand pasar a mi despacho-librera. Entr en l como un fantasma, mir a un retrato mo al leo queall preside a los libros de mi librera, y a una sea ma se sent, frente a m.Empez hablndome de mis trabajos literarios y ms o menos filosficos, demostrando conocerlos bastante bien, lo que no dej, claro est!, de halagarme, y enseguida empez a contarme su vida y sus desdichas. Le ataj dicindole que se ahorrase aquel trabajo, pues de las vicisitudes de su vida saba yo tanto como l, y selo demostr citndole los ms ntimos pormenores y los que l crea ms secretos. Me mir con ojos de verdadero terror y como quien mira a un ser increble; crenotar que se le alteraba el color y traza del semblante y que hasta temblaba. Le tena yo fascinado.Parece mentira! repeta, parece mentira! A no verlo no lo creera... No s si estoy despierto o soando...Ni despierto ni soando le contest.No me lo explico... no me lo explico aadi; mas puesto que usted parece saber sobre m tanto omo s yo mismo, acaso adivine mi propsito...S le dije, t y recalqu este t con un tono autoritario, t, abrumado por tus desgracias, has concebido la diablica idea de suicidarte, y antes de hacerlo,movido por algo que has ledo en uno de mis ltimos ensayos, vienes a consultrmelo.El pobre hombre temblaba como un azogado, mirndome como un posedo mirara. Intent levantarse, acaso para huir de m; no poda. No dispona de sus fuerzas.No, no te muevas! le orden.Es que... es que... balbuce.Es que t no puedes suicidarte, aunque lo quieras.Cmo? exclam al verse de tal modo negado y contradicho.S. Para que uno se pueda matar a s mismo, qu es menester? le pregunt.Que tenga valor para hacerlo me contest.No le dije, que est vivo!Desde luego!Y t no ests vivo!Cmo que no estoy vivo?, es que me he muerto? y empez, sin darse clara cuenta de lo que haca, a palparse a s mismo.No, hombre, no! le repliqu. Te dije antes que no estabas ni despierto ni dormido, y ahora te digo que no ests ni muerto ni vivo.Acabe usted de explicarse de una vez, por Dios!, acabe de explicarse! me suplic consternado, porque son tales las cosas que estoy viendo y oyendo estatarde, que temo volverme loco.Pues bien; la verdad es, querido Augusto le dije con la ms dulce de mis voces, que no puedes matarte porque no ests vivo, y que no ests vivo, ni tampocomuerto, porque no existes...Cmo que no existo? exclam. 9. No, no existes ms que como ente de ficcin; no eres, pobre Augusto, ms que un producto de mi fantasa y de las de aquellos de mis lectores que lean el relatoque de tus fingidas venturas y malandanzas he escrito yo; t no eres ms que un personaje de novela, o de nivola, o como quieras llamarle. Ya sabes, pues, tu secreto.Al or esto quedse el pobre hombre mirndome un rato con una de esas miradas perforadoras que parecen atravesar la mira a ir ms all, mir luego un momento ami retrato al leo que preside a mis libros, le volvi el color y el aliento, fue recobrndose, se hizo dueo de s, apoy los codos en mi camilla, a que estaba arrimadofrente a m y, la cara en las palmas de las manos y mirndome con una sonrisa en los ojos, me dijo lentamente:Mire usted bien, don Miguel... no sea que est usted equivocado y que ocurra precisamente todo lo contrario de lo que usted se cree y me dice.Y qu es lo contrario? le pregunt alarmado de verle recobrar vida propia.No sea, mi querido don Miguel aadi, que sea usted y no yo el ente de ficcin, el que no existe en realidad, ni vivo, ni muerto... No sea que usted no pase deser un pretexto para que mi historia llegue al mundo (...)( La conversacin contina y llega a ser violenta. Augusto insina incluso la idea de matar a Unamuno, y ste, furioso, decide-como autor que es-hacer que mueraAugusto. Entonces, el personaje, que poco antes haba pensado en el suicidio, siente renacer unas inmensas ganas de vivir. He aqu el final del captulo)Cay a mis pies de hinojos, suplicante y exclamando:Don Miguel, por Dios, quiero vivir, quiero ser yo!No puede ser, pobre Augusto le dije cogindole una mano y levantndole, no puede ser! Lo tengo ya escrito y es irrevocable; no puedes vivir ms. No s quhacer ya de ti. Dios, cuando no sabe qu hacer de nosotros, nos mata. Y no se me olvida que pas por tu mente la idea de matarme...Pero si yo, don Miguel...No importa; s lo que me digo. Y me temo que, en efecto, si no te mato pronto acabes por matarme t.Pero no quedamos en que...?No puede ser, Augusto, no puede ser. Ha llegado tu hora. Est ya escrito y no puedo volverme atrs. Te morirs. Para lo que ha de valerte ya la vida...Pero... por Dios...No hay pero ni Dios que valgan. Vete!Conque no, eh? me dijo, conque no? No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, orme, tocarme, sentirme, dolerme, serme:conque no lo quiere?, conque he de morir ente de ficcin? Pues bien, mi seor creador don Miguel, tambin usted se morir, tambin usted, y se volver a la nadade que sali...! Dios dejar de soarle! Se morir usted, s, se morir, aunque no lo quiera; se morir usted y se morirn todos los que lean mi historia, todos, todos,todos sin quedar uno! Entes de ficcin como yo; lo mismo que yo! Se morirn todos, todos, todos. Os lo digo yo, Augusto Prez, ente ficticio como vosotros,nivolesco lo mismo que vosotros. Porque usted, mi creador, mi don Miguel, no es usted ms que otro ente nivolesco, y entes nivolescos sus lectores, lo mismo queyo, que Augusto Prez, que su vctima...Vctima? exclam.Vctima, s! Crearme para dejarme morir!, usted tambin se morir! El que crea se crea y el que se crea se muere. Morir usted, don Miguel, morir usted, ymorirn todos los que me piensen! A morir, pues!Este supremo esfuerzo de pasin de vida, de ansia de inmortalidad, le dej extenuado al pobre Augusto.Y le empuj a la puerta, por la que sali cabizbajo. Luego se tante como si dudase ya de su propia existencia. Yo me enjugu una lgrima furtiva.