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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1 INDICE Prefacio v Thierry Ruf I. Introducción 1 Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña II. Organización social y agricultura de riego 13 Jacinta Palerm Viqueira III. Modelo de investigación: organización social de sistemas de riego en México 31 Jacinta Palerm, Tomás Martínez Saldaña, Francisco Escobedo IV. Dificultades organizativas: sondeo sobre riego a partir de pozos en dos ejidos 63 María Elena Serrano Resumen y edición Jacinta Palerm Viqueira V. Organización diferencial y escasez de agua: caso río Cuautla, Morelos 73 Jacinta Palerm Viqueira, José Luis Pimentel Equihua, Irma Salcedo Baca VI. Presas, canales y cajas de agua: la tecnología hidráulica en El Bajío mexicano 97 Herbert H. Eling, Martín Sánchez VII. El sistema de riego de los manantiales de San Juan Teotihuacán 133 Margarita González Huerta VIII. Aguas negras, agricultura periurbana y organización de regantes 211 Claudia Cirelli IX. El valle de Tehuacán 253 Fortino Campos, Luis Emilio Henao, Kjell Enge y Scott Whiteford Selección de textos y edición Jacinta Palerm Viqueira X. El Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa: formación de una organización 345 J. Guadalupe Rodríguez Meza XI. El pequeño riego en México: por una socioeconomía del agua 407 Tomás Martínez Saldaña Indice analítico 453

Antologia sobre pequeño riego Vol II

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Organización social y riego

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

INDICE

Prefacio v Thierry Ruf

I. Introducción 1 Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña

II. Organización social y agricultura de riego 13 Jacinta Palerm Viqueira

III. Modelo de investigación: organización social de sistemas de riego en México

31

Jacinta Palerm, Tomás Martínez Saldaña, Francisco Escobedo

IV. Dificultades organizativas: sondeo sobre riego a partir de pozos en dos ejidos

63

María Elena Serrano Resumen y edición Jacinta Palerm Viqueira

V. Organización diferencial y escasez de agua: caso río Cuautla, Morelos

73

Jacinta Palerm Viqueira, José Luis Pimentel Equihua, Irma Salcedo Baca

VI. Presas, canales y cajas de agua: la tecnología hidráulica en El Bajío mexicano

97

Herbert H. Eling, Martín Sánchez

VII. El sistema de riego de los manantiales de San Juan Teotihuacán 133 Margarita González Huerta

VIII. Aguas negras, agricultura periurbana y organización de regantes

211

Claudia Cirelli

IX. El valle de Tehuacán 253 Fortino Campos, Luis Emilio Henao, Kjell Enge y Scott Whiteford Selección de textos y edición Jacinta Palerm Viqueira

X. El Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa: formación de una organización

345

J. Guadalupe Rodríguez Meza

XI. El pequeño riego en México: por una socioeconomía del agua 407

Tomás Martínez Saldaña

Indice analítico 453

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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Prefacio*

Thierry Ruf Montpellier, 31 de diciembre de 1999

En América Latina como en Europa, en América del

Norte como en Asia, en el mundo mediterráneo como en Africa, se desarrolla un movimiento nuevo por parte de investigadores de ciencias sociales alrededor de la cuestiones del agua. Pero no se trata aquí de la visión geopolítica del agua en los términos ya bien conocidos de guerra del agua entre países involucrados en grandes cuencas hidrográficas –aunque sin ignorar este contexto de debates internacionales que tendrán en el futuro ciertas consecuencias locales1– varias personas tratan de entender la realidad concreta del acceso al agua en diversas situaciones dentro de los países y regiones donde trabajan.

Podríamos comparar el esfuerzo actual de investigación sobre el agua en las sociedades rurales con el que se desarrolló hace mas de treinta años sobre la tierra. Tal vez, la cuestión de las reformas agrarias en el mundo en los años 1960 daba un cierto marco y énfasis a los análisis universitarios y científicos sobre los conflictos por el acceso a la tierra. En realidad, en muchos países, el desarrollo hidráulico existía desde hace siglos y el papel creciente del Estado sobre el manejo de todos los recursos se manifestaba al mismo tiempo que la promulgación de leyes agrarias, cuando no lo precedía.

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Lo extraño es lo que sigue: la relativa pobreza de estudios sobre los conflictos por el acceso al agua. No faltaban referencias teóricas para abordar la cuestión. Posiblemente, la visión radical del despotismo oriental de Wittfogel no era una apertura fácil para afrontar el terreno y entender lo que pasaba dentro de las comunidades campesinas.

Muchos países experimentaron en los años 1960-1990 un período de control central de los sistemas de riego, un proceso de manejo administrado, burocratizado y muchas veces en marcos políticos violentos fuera de toda democracia al nivel local y ni siquiera al nivel nacional. El agua fue y sigue siendo un objeto de poder fantástico en manos de pocos actores políticos y económicos. Así, fue inventado o aplicado el control social de los “beneficiarios” de perímetros construidos o incluidos dentro de esquemas de planificación hidráulica, en formas no muy diferentes de lo que contaba Wittfogel. Por eso, calificamos el modelo de la gran hidráulica moderna centralista como el despotismo occidental: una sumisión al orden central, un ausencia de representatividad, una planificación agrícola a veces muy dura.

Los tiempos cambian, de hecho cambiaron cuando el principal financiero mundial giró totalmente su ideología para proponer nuevas soluciones aun llenas de contradicciones: el fin del manejo administrativo centralizado y la incitación para una gestión participativa del regadío por asociaciones de usuarios, con una transferencia económica de los costos de manejo.

La actualidad del tema del manejo colectivo del agua abre nuevas cuestiones. Este libro, el segundo de la Antología sobre pequeño riego, trae muchos aportes no solamente a las mujeres y los hombres de México quienes observan como las organizaciones autogestivas de regantes siguen muy activas en su país, pero también a toda la comunidad internacional que busca referencias en el mundo de las relaciones sociales

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complejas construidas por el agua en el campo rural. El espíritu comparativo anima a todos.

Tomando como referencia el taller sobre los enfoques sociales del regadío y la representación de los conflictos de uso de recursos (Coloquio SFER 1998), algunos aspectos de los debates enseñan las convergencias en ciertos conceptos y métodos entre México y Europa. El agua une y divide a la gente según las circunstancias. En los debates de la SFER como en la Antología sobre pequeño riego en sus dos volúmenes2, encontramos un cierto consenso establecido entre disciplinas: antropología, demografía, geografía, economía institucional, economía y sociología rural. Todos investigan sobre las prácticas de los actores sociales en las diferentes escalas del manejo colectivo del agua. En muchos casos, se trata de una investigación acción –la llamamos en Francia “recherche-action”– en situaciones dónde las cuestiones del agua tocan a una gran parte sino la totalidad de la sociedad.

El primer tema de discusión es la historicidad o la temporalidad de todos los fenómenos sociales, técnicos, económicos y políticos del regadío. No se limita a una simple oposición entre gran y pequeña irrigación, entre la agricultura hidráulica y la hidro-agricultura de Wittfogel. Tomamos en cuenta la antigüedad y la cronología de cambios en los sistemas de riego y, por supuesto, se habla mucho de sus orígenes, los cuales son muchos más diversos que una administración central despótica o una banda de pioneros aislados en algún desierto. Se busca analizar períodos largos, incluidos antes del período de intervención de autoridades estatales o nacionales modificando los sistemas antiguos y arreglando en otras formas espacios ya utilizados por las sociedades locales. En este sentido, existe un riesgo de pérdida de la memoria colectiva.

Por eso, el trabajo ya acumulado de investigadores y estudiantes mexicanos demuestra que México tiene no solamente una gran diversidad de situaciones geográficas e

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históricas, sino que también se beneficia de archivos y fuentes de primera importancia, tal y como existen, por ejemplo, en Ecuador donde se pueden seguir los conflictos en los juicios de aguas desde el siglo XVI hasta los últimos todavía en trámites, o también en el sur de Francia donde acabamos de encontrar, para varios canales de riego, concesiones de aguas y normas de reparto del siglo XIV.

El segundo tema de trabajo es el territorio y sus diferentes recomposiciones en varios conjuntos, espacios que se combinan o se superponen. Es un reto importante para las ciencias sociales. Cuál es la arquitectura de la red de riego y drenaje y cómo los actores se ubican, como representan ellos la geografía del sistema de riego local y regional, especialmente cuando se trata de un conjunto de sistemas y comunidades dentro de un espacio amplio, parte o totalidad de la cuenca hidrográfica o de la zona dependiente de un acuífero dado. Aquí vienen, por ejemplo, cómo se equilibran las relaciones aguas arriba y aguas abajo, y cómo funcionan las relaciones local-global. La capacidad de autogestión de las organizaciones de regantes se mide por sus normas y respeto a las reglas adoptadas para repartir no solamente el agua, sino también el riesgo de falta del recurso vital.

El tercer tema son las identidades que surgen con referencia al agua en todos sus aspectos. En todas partes del mundo, existió y existe una fuerte identidad local del agua marcada por la cultura, los símbolos, los derechos y las instituciones. Además, crece una identidad regional sobre el agua, símbolo político de unidad de un territorio frente a otro. Así, el papel de nuevos actores es objeto de investigación por ecologistas, politólogos y urbanistas.

Un cuarto tema son las prácticas de negociación entre actores. Muchas preguntas surgen. ¿De dónde viene la autoridad y la legitimidad? ¿Cómo se establecen relaciones de adhesión o de confianza? ¿Cómo evoluciona la democracia hidráulica después de la caída de los aparatos burocráticos?

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¿Cómo se establecen nuevos compromisos? ¿Cómo se construyen la participación, la representación y la concertación? ¿Cómo se toman en cuenta los modelos de organización social del riego llamado “tradicional” o, mejor dicho, rico de una larga construcción histórica?

El último tema es la diversidad de las gestiones y de los conflictos de uso. En realidad, se trata de combinaciones entre manejos estatales, privados y colectivos, y de combinaciones de intereses técnicos, hidráulicos, agrícolas, culturales, económicos y políticos. De hecho, todos los ejemplos presentados aquí, en este libro sobre México, como los ejemplos de otras partes del mundo nos enseñan una complejidad de las intervenciones. La cuestión del agua no se reduce a disminuir el papel regulador del Estado central y abrir un supuesto mercado del agua abierto al sector privado. Hemos hecho un pequeño esquema de las diferentes relaciones para definir un cierto equilibro entre actores sociales. En muchos casos, un conflicto nace cuando el compromiso ya no se respeta (ver Figura El compromiso social alrededor del agua, recurso común).

Quedan muchas cosas por profundizar, ¿cómo realizar la lectura de las redes de riego y de los componentes del territorio?; ¿cómo articular el enfoque regional global y el enfoque social local de la gestión del agua? Faltan todavía análisis finos de los sectores intermediarios entre lo público y lo privado. Las relaciones entre comunidades de regantes, colectividades territoriales y organismos encargados del manejo del agua son difíciles de estudiar y comparar. No hay que olvidar la cuestión agraria dentro de la cuestión del agua. ¿Dónde están los lugares o arenas de discusión sobre el manejo colectivo del agua? ¿Qué significaría un parlamento del agua?

Este libro llama la atención por la riqueza de la información adquirida en zonas ejemplares de México. Descubrimos a lo largo de su lectura un sentimiento

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fascinante. Por cierto, cada lugar tiene su singularidad, no es parecido a otro por el hecho mismo de que cada sociedad ha construido su sistema de referencias, normas y actúa según practicas locales especificas. Y por otro lado, vemos los elementos regulares vistos en otros lugares. No se puede citar a todos. De México a Marruecos o Nepal, la cuestión del turno del agua entre muchas personas se establece con similitudes a pesar de ser culturas muy diferentes. La formalización de juntas de aguas en el siglo XIX o principios del XX existe también en todos los países, mucho antes de la mundialización. La sucesión del manejo social de aguas broncas (o de crecida) al manejo de agua de riego escasa es muy parecida en Celaya como en el valle Nfis de Marruecos. Seguimos estudiando estos fenómenos para entender lo que puede ocurrir en el mundo, sometido a una cierta normalización de la visión del agua.

Notas

* El autor del prefacio es investigador del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD), responsable de la unidad de investigación “dinámicas sociales del regadío” y coordinador científico de la formación “gestión social del agua” en el Centro Nacional de Estudios Agronómicos para las Regiones Cálidas (CNEARC- Montpellier, Francia).

1 Una cierta visión mundial del agua se desarrolla en las organizaciones internacionales como el Global Water Partnership (GWP ) o el Consejo Mundial del Agua (CME) que culminará en marzo del 2000 con el congreso de La Haya, Holanda.

2 El primer volumen Martínez Saldaña y Palerm Viqueira 1997. Referencias bibliográficas

Coloquio SFER 1998 Taller “Approche sociale des

aménagements hydrauliques et répresentation des conflicts

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d’usage de la ressource en eau”, en el Coloquio L’irrigation et la gestion collective de la resource en eau en France et dans le Monde, Societé Française d’Economie Rurale, Montpellier 10 et 11 novembre 1998. (Un número especial de la revista Territoires en mutation publicará en marzo del 2000 una selección de las ponencias presentadas).

Martínez Saldaña, T. y J. Palerm Viqueira (eds) 1997 Antología sobre pequeño riego, Colegio de Postgraduados; México.

Ruf, T. 2000 “Du passage d’une gestion par l’offre en eau à une gestion par la demande sociale: ordre et desordre dans les questions d’irrigation et de conflits d’usage de l’eau” en Territoires en mutation, revista de la Universidad de Montpellier, Francia.

Wittfogel, K. [1957] 1977 Le despotisme oriental, Editions de Minuit, Francia.

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Comunidades rurales

Serviciosdel Estado

SectoresPrivados

Equidad(trabajo

acceso a recursos)Zona deCompromiso

Sectores intermediarios

diversidad de los tiposde colectividades

de gestión de los recursos(territoriales, sociales, económicos)

diversidad de las administracioneslocales, de las visiones de gestiónde los recursos que competen al dominio público(territorios, recursos naturales, recursos políticos)

diversidad de las unidadeseconómicas y de sus influencias

sobre la gestión de los recursos(capital, saber, trabajo)

ejepopulista

ejedemócratico

eje planificador

eje privatizador

ejepaternalista

ejereivindicador

Eficacia(capital,mantenimiento)

Regulación(precaución,modelo social)

Figura: El compromiso social alrededor del agua, recurso común (fuente Ruf 2000)

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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I. Introducción

Jacinta Palerm Viqueira

Tomás Martínez Saldaña

Montecillo diciembre de 1999

El volumen II de la Antología sobre pequeño riego reúne un conjunto de ensayos sobre organizaciones autogestivas para la administración, mantenimiento, rehabilitación y construcción de sistemas de riego1.

El regadío en México tiene una gran importancia por las condiciones climáticas del país; por la historia antigua de México, que reúne civilización y regadío; y por la superficie regada existente, donde cerca de la mitad corresponde a "pequeño riego" no operado por el Estado y la otra mitad a la grande irrigación en proceso de transferencia a los usuarios.

La discusión teórica y las implicaciones pragmáticas relativas a la organización social necesaria para la administración, mantenimiento, rehabilitación y construcción de sistemas de riego, se tratan en los capítulos I y II.

Construir obra hidráulica no es condición suficiente para que ésta se opere, al mismo tiempo la operación misma y su antecedente, la construcción, tienen implicaciones sobre la sociedad.

Para la investigación y análisis de este problema análisis se desarrolla, en el capítulo II, la propuesta de un modelo de investigación, modelo que es el que se hace operativo en los

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estudios de caso reunidos en este segundo ejercicio sobre el pequeño riego.

Dicho modelo pretende reunir y explicar la interacción entre las componentes técnicas y sociales de un sistema de riego; es también un modelo que pretende al tiempo de analizar las capacidades autogestivas, detectar los límites de estas capacidades.

Los capítulos III al IX, corresponden a estudios de caso, principalmente del equipo de investigación sobre organización social y pequeño riego del Colegio de Postgraduados; uno de los estudios de caso, el del valle de Tehuacán, se complementó con resultados de investigaciones previas; se incorporaron asimismo dos estudios de caso realizados por investigadores de otras instituciones y no pertenecientes al proyecto del Colegio de Postgraduados, que trabajan temas afines2. En esta Antología no incluimos los ensayos relativos al análisis comparativo de los estudios de caso3, que posiblemente serán temática de un volumen futuro.

Las técnicas de investigación utilizadas en los estudios de caso son, en casi todos los ensayos, múltiples: combinaciones de etnografía, historia (documentos de Archivo), historia oral y, en un caso una combinación de historia y arqueología.

También cabe destacar la diversidad disciplinaria de los autores que en su mayoría, si no la totalidad, han trabajado en el contexto de un equipo multidisciplinario: ingenieros agrónomos, antropólogos sociales, sociólogos, historiadores y arqueólogos; diversidad que enriquece los resultados de investigación con la combinación de técnicas y de "qué ver", por ejemplo para un agrónomo es visible el stress hídrico de cultivos (fenómeno que bien puede pasar desapercibido por

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Introducción 3

un científico social), y esta observación lleva a la pregunta de qué se hace y al hallazgo de existencia de mecanismos sociales de flexibilización de los turnos de riego4. La diversidad de disciplinas presente en el equipo de investigación del Colegio de Postgraduados, se ha complementado con contactos con otras personas y equipos trabajando temas afines, particularmente hay que destacar el intercambio en la Red de Investigadores Sociales sobre Agua, que ha empezado a incorporar técnicos; así como algunos Congresos (llamados Simposio, Taller ...) que han reunido a diversos especialistas sociales y técnicos para hablar sobre el tema del agua.

Presentación de los estudios de caso

El capítulo III "Dificultades organizativas: sondeo sobre riego a partir de pozos en dos ejidos", aunque muy breve, tiene el enorme interés de mostrar las dificultades de ponerse de acuerdo en una situación de conversión de agricultura de secano a regadío, aún entre pocos usuarios. En este sentido es una continuación del problema presentado con el caso sobre Arandas, Jalisco en el volumen I de la Antología sobre pequeño riego5.

El capítulo IV "Organización diferencial y escasez de agua: caso río Cuautla, Morelos", corresponde a un caso de reciente transferencia donde no es posible definir la situación organizativa de la Asociación en su conjunto, debido a que según el lugar en el espacio geográfico y según la situación, hay mayor/ menor organización. Se aborda aquí una explicación vinculada a escasez/ abundancia de agua.

El capítulo V "Presas, canales y cajas de agua: la tecnología hidráulica en El Bajío mexicano" describe una técnica hidráulica destinada a manejo de aguas broncas o

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torrenciales que parece tener una importante distribución en México; esta investigación conjunta resultados de la arqueología y de la historia El ensayo nos marca la necesidad de describir la diversidad de técnicas hidráulicas en México y dar seguimiento a su distribución.

El capítulo VI "El sistema de riego de los manantiales de San Juan Teotihuacán" corresponde a un seguimiento de la investigación realizada por Millon et al. hace casi 40 años. El estudio de caso se realizó con historia oral y trabajo en el Archivo Histórico del Agua, dado que la acaparación de agua por la Cd. de México, posiblemente un drenaje que captó veneros de agua y la perforación de pozos en la región acabaron con las fuentes de un sistema de riego milenario.

El capítulo VII "Aguas negras, agricultura peri urbana y organización de regantes", representa una situación, en este caso de la ciudad de San Luis Potosí, que probablemente está en incremento en México, el riego con aguas negras. El caso tiene paralelismos sugerentes con el valle de Tehuacán en lo que se refiere a la formación de asociaciones, que en Tehuacán se conocen como sociedades de agua, y en la existencia de compra/ venta del agua.

El capítulo VIII "El valle de Tehuacán", es un caso que reúne situaciones poco frecuentes (o conocidas) en México, una técnica hidráulica particular: la galería filtrante, la propiedad individual del agua, una multitud de fuentes de agua (galerías, manantiales, pozos, derivaciones) interconectadas por una intrincada red de canales, ausencia de estabilidad del área de comando por el efecto del mercado del agua y la red de canales capaz de colocar el agua en una diversidad de sitios. El capítulo IX "El Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa: formación de una organización" corresponde al estudio de caso de una organización que

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Introducción 5

administra aguas que riegan cerca de 10,000 hectáreas. Se aborda en este ensayo la inconsistencia del Estado mexicano en el apoyo y reconocimiento oficial a organizaciones autogestivas; refiere también, aunque muy someramente, la capacidad de caciques locales, de grandes propietarios, de apropiarse del agua, un proceso que se revirtió en esta zona, pero que parece estar en pleno desarrollo en La Laguna. Con este capítulo finalizamos la presentación de estudios de caso, concluimos el volumen II de la Antología sobre pequeño riego con un ensayo que corresponde a una caracterización del pequeño riego, en los aspectos de sustentabilidad, de manejo campesino, de biodiversidad frente a lo que parece ser el fracaso de la grande irrigación y de la revolución verde. Es una llamada de atención a los riesgos a mediano plazo del impulso a técnicas basadas en la ciencia.

El volumen II de la Antología sobre pequeño riego lo empezamos a planear a inicios de 1999, como un compromiso ya adquirido de publicar los resultados de investigación del proyecto "Organización social de sistemas de riego en México" financiado por CONACYT 6. Sin embargo a inicios de 1999 debido a presentaciones y publicaciones en diversos foros de los resultados de investigación7, que "eliminaron" ensayos que pensábamos incluir en esta Antología, consideramos no hacer la Antología por la "falta" de ese material.

No obstante Tomás Martínez Saldaña insistió en la importancia de hacer una presentación de conjunto y de hacerlo mientras los resultados de investigación fuesen muy actuales. Por lo que se valoró el material conjuntado y se tomó la decisión de publicar los resultados (pero también evitando la duplicación de publicaciones), y esperamos que dichos resultados sean tan iluminadores a los lectores como lo han sido para nosotros.

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Mucha gente nos ha acompañado en el recorrido de hacer esta Antología, en primer lugar los autores de los ensayos quienes han tenido no sólo que hacer la investigación de campo y en archivo, sino también pensar y escribir sus resultados; los colegas que han comentado y discutido los datos y su análisis en Congresos, en las reuniones de la Red de Investigadores Sociales sobre Agua, en pláticas de corredor y en pláticas de correo electrónico; el grupo de estudiantes y profesores que han participado en las sesiones de presentación y discusión de avances de investigación8; el personal de apoyo del programa de Estudios del Desarrollo Rural del Colegio de Postgraduados (particularmente la Sra. Norberta Hernández) y los ayudantes de investigación: Roxana Mondragón y José Luis Pimentel Equihua que nos han apoyado y han sido fundamentales en la conclusión de este volumen II de la Antología; también nuestro reconocimiento al estudiante de arquitectura Erasmo Calleros Salcedo quien realizó los croquis y figuras, y finalmente, pero no por ello menos importantes, los árbitros, que dictaminaron el volumen II de la Antología en su conjunto -sus sugerencias y comentarios han sido bienvenidos y enriquecedores.

También nos aventuramos en tierras desconocidas al decidir hacer un índice onomástico y toponímico, y un índice analítico. El índice onomástico y toponímico nos pareció necesario, dado que para entender los aspectos sociales en torno al agua es necesario su referente geográfico y de los "mapas" cognoscitivos de los actores; y no hay nada más desesperante que buscar en un texto la referencia a un lugar que uno quiere ubicar en campo. El índice analítico nos pareció interesante incluirlo para estimular la comparación entre casos. Ambos índices estuvieron a cargo de Jacinta Palerm Viqueira.

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Introducción 7

Esperamos que esta Antología contribuya al debate sobre la relación entre regadío y organización social, entre lo técnico y lo social, y también esperamos que contribuya en las acciones pragmáticas necesarias: considerando la valorización de la capacidad organizativa de los campesinos mexicanos en su doble vertiente de dificultad de organizarse y riqueza de la tradición organizativa imbuida en las comunidades campesinas para responder al reto de una agricultura de regadío.

Notas

1 El primer volumen Antología sobre pequeño riego fue editado por Martínez Saldaña y Palerm Viqueira en 1997.

2 No se incorporan todos los estudios de caso del equipo del Colegio de Postgraduados, debido a que los resultados de investigación están en prensa, por ejemplo el estudio de caso sobre Tochimilco realizado por Morán y Osorio (ver también nota 7); en otros casos por falta de tiempo y espacio, situación del estudio de caso realizado por Sanches Peraci sobre San Juan Tabaa en la Sierra de Juárez, Oaxaca. Otros estudios de caso están en proceso, por ejemplo de María Rivas, Enriqueta Tello y otros; aunque hay algunas presentaciones preliminares de avances en ponencias.

3 Palerm Viqueira 1998, 1999, Palerm Viqueira et al. 1997, 1998, 1999. También avances sobre problemas planteados, por ejemplo en Palerm Viqueira et al. 1998 y su aplicación en un caso concreto: Pimentel Equihua y Palerm Viqueira 1999.

4 Pimentel Equihua 1998.

5 Otros casos de no adopción reportados Tomatlán, Jalisco (Rubén Sánchez 1999) y Pujal-Coy, Tamaulipas (Esteban Valtierra 1997).

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6 Palerm Viqueira et al. 1996.

7 Morán y Osorio 1998 y et al. 1997; Rodríguez Meza 1998, y et al. 1997, 1998; Zaldívar 1998 y et al. 1997.

8 Destacamos la participación del Dr. Ing. Fernando Martínez Saínos, ver Palerm Viqueira e I. Salcedo Baca 1998.

Referencias bibliográficas

Martínez Saldaña, T. y J. Palerm Viqueira (eds.) 1997 Antología sobre pequeño riego, Colegio de Postgraduados, México.

Millon, R., C. May y M. Díaz [1962] 1997 “El conflicto en el sistema de riego del Teotihuacan moderno” (pp. 71-121) en T. Martínez Saldaña y J. Palerm Viqueira (eds.) Antología sobre pequeño riego, Colegio de Postgraduado, México.

Morán Bravo, L. del C., R. Osorio Gómez, et al. 1998 “La organización social en sistemas de pequeña irrigación con afluentes naturales del Popocatepetl, el caso de Tochimilco, Puebla” XXV Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología, San Luis Potosí (15 al 17 de julio). Publicado En R. Melville y C. Cirelli (eds) 2001 Cambio, organización y conflicto: el horizonte social del agua para en el siglo XXI. El Colegio de San Luis.

Morán Bravo, L. del C., R. Osorio Gómez et al. 1997 “La organización social en sistemas de pequeña irrigación con afluentes naturales del Popocatepetl, en caso de la región de Tochimilco, Puebla” (pp. 293-300) En Bauer, Tijerina, Carballo, Rodríguez, Escobedo (eds.) Memorias III Simposio Internacional y IV Reunión Nacional sobre Agricultura Sostenible (16 al 18 de noviembre de 1997) co-

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Introducción 9

edición Colegio de Postgraduados/ Universidad de Guadalajara.

Palerm Viqueira, J. 1998 “Regadío y origen del Estado: la investigación de casos mexicanos de administración autogestiva de sistemas hidráulicos” (pp 147-157) En Patricia Avila (ed.) Memoria XX Coloquio Antropología e Historia Regionales: Agua, Medio Ambiente y Desarrollo en México, El Colegio de Michoacán.

Palerm Viqueira, J. 1999 “Detrás de los reglamentos formales: distribución del agua entre regantes autogestivos en situaciones de escasez” (pp. 73-79) En Memorias IX Congreso Nacional de Irrigación, 27-29 de octubre), Asociación Nacional de Especialistas en Irrigación,

Palerm Viquiera, J. e I. Salcedo Baca 1998 “Grande y pequeño riego en México: la política del Estado (entrevista con el ingeniero Fernando Martínez Saínos)” pp. 14-16 en Boletín del Archivo Histórico del Agua año 5, núm. 14, septiembre-diciembre.

Palerm Viqueira, J. et al 1996 ms. “Organización social de sistemas de riego en México” proyecto de investigación; con algunas modificaciones, en esta Antología como “Modelo de Investigación”.

Palerm Viqueira, J. et al. 1997 “Regadío, origen del Estado y la administración de sistemas hidráulicos” (pp. 301-307) En Bauer, Tijerina, Carballo, Rodríguez, Escobedo (eds.) Memorias III Simposio Internacional y IV Reunión Nacional sobre Agricultura Sostenible (16 al 18 de noviembre de 1997) co-edición Colegio de Postgraduados/ Universidad de Guadalajara.

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Palerm Viqueira, J. et al. 1998 “Organización autogestiva de regantes” Segundo Seminario Preparatorio: El agua y su problemática socioambiental en México: uso, abuso y control de un recurso limitado, El Colegio de Michoacán, Zamora Michoacán (6 y 7 de mayo de 1998). Publicado En Patricia Avila (ed) Agua, ambiente y desarrollo en México vol. II, Colegio de Michoacán. (pp. 347-362).

Palerm Viqueira, J. et al 1999 “Organizaciones autogestivas para la administración de sistemas de riego” Taller Internacional Transiciones en materia de tenencia de la tierra y cambio social. Instituciones, organizaciones e innovaciones en torno a los recursos naturales, tierra, agua y bosques (9-11 de marzo), organizado por CIESAS y IRD (Institut de recherche pour le développement), con sede en la Casa Chata, México.

Pimentel Equihua, J. L. 1998 “Evaluación de necesidad de agua para el cultivo, según criterios objetivos (indicadores de estrés hídrico), para el intercambio informal de agua de riego” en Palerm Viqueira et al. “Organización autogestiva de regantes” Segundo Seminario Preparatorio: El agua y su problemática socioambiental en México: uso, abuso y control de un recurso limitado (9-11 de marzo), El Colegio de Michoacán, Zamora, Michoacán. Publicado En Patricia Avila (ed) Agua, ambiente y desarrollo en México vol. II, Colegio de Michoacán. (pp. 347-362).

Pimentel Equihua, J. L. y J. Palerm Viqueira 1999 “Diseño de organizaciones autogestivas para el riego: el caso de la asociación de usuarios del río Cuautla” (pp. 481-488) En de la Isla de Bauer, Tijerina, Rodríguez, Muñoz, Escobedo (eds) 2001 Memorias IV Simposio Internacional y V Reunión Nacional sobre Agricultura Sostenible 1999.

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Introducción 11

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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II. Organización social y agricultura de riego* Jacinta Palerm Viqueira

Introducción El presente ensayo se elaboró con el propósito de presentar ante la Academia Mexicana de Ciencias el estado de la cuestión del regadío en su vertiente social: la discusión teórica de la relación entre regadío y organización social, la polémica mexicana de necesidad de intervención del Estado en la construcción de infraestructura, la importancia de la superficie nacional de "pequeño riego", el problema de la administración de los "pequeños" sistemas de riego, la necesidad de investigación con nuevas armas metodológicas y, finalmente, las implicaciones prácticas -y urgentes. Agricultura de regadío y civilización La llamada "hipótesis hidráulica" de Wittfogel1 y la propuesta de "revolución urbana" de Childe2, que señala a la agricultura de riego como base de la producción de excedentes y de la capacidad de coerción para que se produzcan tales excedentes, tuvieron un impacto muy importante en México al dirigir la investigación a la búsqueda de las bases materiales de grandes civilizaciones, como la evidencia de la construcción monumentales (las pirámides y ciudades descritas por los conquistadores españoles) parecía indicar su existencia. Estas bases materiales debían ser (en referencia a la hipótesis hidráulica) una agricultura de regadío capaz de producir excedentes, y que, a su vez, permitía y obligaba a una organización despótica, única organización capaz de movilizar grandes contingentes de trabajo para construir las pirámides y otras obras monumentales.

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Los primeros esfuerzos de búsqueda se dirigieron a tratar de documentar: a) la existencia de agricultura de riego, menciones explícitas de regadío y cultivos como el cacao, que en ciertas zonas climáticas de México se produce bajo regadío; b) la evidencia física de obra hidráulica, "acueductos", canales, etc.3. El éxito de esta propuesta teórica en cuanto a los resultados de investigación que generó, sin demeritar el ingenio teórico y metodológico para buscar la evidencia4, se encuentra hoy en día en una nueva visión del México prehispánico plasmada inclusive en los libros de texto gratuitos para la educación primaria. No obstante, los avatares de la agricultura de regadío de origen prehispánico, la refuncionalización de esta infraestructura hidráulica por los españoles y sus posteriores adecuaciones, la expansión de la frontera de la agricultura de riego en El Bajío y norte del país durante la colonia y el siglo de la independencia, es aún una historia poco conocida.

El debate sobre la inversión del estado en gran irrigación La obra hidráulica y agricultura de regadío existente en el centro y sur del país quedó opacada ante el enorme esfuerzo realizado, desde Calles, 1926, hasta la década de 1950, con la construcción de la gran obra hidráulica y la expansión de la frontera agrícola y de riego particularmente en el norte del país. La decisión de que el Estado tomase a su cargo la dirección y realización de obra hidráulica, fue asunto de intenso debate a principios de siglo: éste se basó en un estudio y análisis de la situación de la obra hidráulica a través del mundo: India, Francia, Italia, entre otros5. Aún hoy en día, uno de estos textos, reeditados por el IMTA-CIESAS, es señalado en una reseña como un libro de consulta importante sobre la situación a nivel mundial del regadío a principios de siglo6.

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Los ingenieros debatieron entre una construcción dejada en manos de la iniciativa privada con incentivos del Estado, o la necesidad que fuese el Estado mismo quien interviniese. El argumento principal fue que la dificultad de planificación de la obra, capital necesario, coordinación entre los beneficiarios y otros es tan compleja que hace indispensable la intervención del Estado. Cuando menos uno de estos ingenieros señala en su texto que los regantes son buenos para administrar, pero no para construir7. Es decir supone que la obra será entregada para su administración a los regantes. Por alguna razón este proceso, en los llamados Distritos de Riego, no se efectuó, y sólo a últimas fechas y bajo la presión de una política mundial de adelgazamiento del Estado, se está implementando la llamada transferencia. La importancia en superficie del pequeño riego La agricultura de regadío del centro y sur del país vuelve a ser un tema "relevante" con la toma de conciencia de datos cuantitativos generados a partir de la Ley Federal de Aguas de 1972, que implicó una política de registro de la obra, superficie regada y número de regantes de las llamadas, a partir de 1972, "unidades de riego". Los datos cuantitativos indican que México cuenta actualmente con unos cinco millones de hectáreas, de las cuales cerca de la mitad son de "unidades de riego". Conviene señalar que la terminología "unidades de riego" surge para diferenciar la situación de estas obras con la situación de los "distritos de riego". También, dado que los distritos de riego, por lo general, implicaba obra de gran irrigación, suele señalarse que las "unidades de riego" corresponden a "pequeño riego", esto, aunque en lo general es cierto, no lo es en lo particular: así como hay distritos pequeños, hay también unidades de riego grandes.

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Esta cifra, de cinco millones de hectáreas, da idea de la magnitud del esfuerzo constructivo que se realiza en este siglo, creándose los distritos de riego. También da idea que la agregación de "pequeñas obras" tiene una presencia nada despreciable. La administración de los "pequeños" sistemas de riego Lo que sabemos sobre las "unidades de riego", o "pequeño riego" en general, y en particular sobre su administración, es bastante limitado. Un texto, escrito por un Ingeniero, que se refiere a los antecedentes de las unidades de riego, toma como marco de referencia, precisamente al grupo mencionado de antropólogos y arqueólogos mesoamericanistas8. Aquí encontramos una discrepancia teórica, el pequeño riego en México se ve actualmente, en contraste con los Distritos de Riego (administrados por una burocracia hidráulica del Estado), como muestra de la capacidad autogestiva de manejo del regadío. Los antropólogos que buscaron la evidencia de la existencia de agricultura de regadío y de obra hidráulica estuvieron muy poco interesados en el manejo contemporáneo del riego, estaban interesados en el manejo prehispánico y, muy particularmente, en el vínculo obra hidráulica y Estado administrador. Las implicaciones organizativas del manejo del regadío en la interacción sociedad/ Estado/ organización para el regadío de la "misma" obra hidráulica, son muy probablemente distintas en la época prehispánica y en la época actual9. Hay dos trabajos que son una referencia fundamental para la investigación de la organización para el manejo de sistemas de regadío, escritos en polémica con Wittfogel, pero que de hecho complementan10 la perspectiva de Wittfogel; uno de ellos es el trabajo de Maass11, que comprende siete estudios de caso en España y Estados Unidos, Maass enfatiza: a) que la organización para el regadío está en estos

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casos en manos de los regantes, que tienen una administración democrática; b) que la organización es necesariamente muy cohesiva, y el individuo tiene que someterse necesariamente a la colectividad; c) que el regadío es inevitablemente fuente de conflicto y la organización sustentable es aquella capaz de contener el conflicto. El otro texto corresponde a Hunt12, al señalar la importancia de definir los conceptos utilizados y realizar una propuesta muy lúcida de definición: sistema de riego, tamaño del sistema de riego, organización autogestiva o en manos del Estado, y a través de qué tareas es posible abordar el estudio de la organización, propone una lista de "tareas siempre presentes" en los sistemas de riego (mantenimiento, distribución del agua, conflicto, rendición de cuentas, ampliación, rehabilitación y construcción de obra hidráulica, a lo que añadimos monitoreo13 ). En nuestra investigación decidimos ampliar las propuestas metodológicas con las siguientes consideraciones: Aunque en México se ha realizado muy poca investigación sobre cómo los regantes mismos administran o manejan los sistemas de riego, existe una investigación importante sobre el manejo a nivel de comunidad. Podemos señalar el aporte de investigadores del Campus Puebla14, que ante el fracaso en el componente "social" de la administración de nueva infraestructura hidráulica en comunidades de temporal, indicaron que había un alto costo de aprendizaje y, al estudiar comunidades con conocimientos tradicionales de manejo de riego, encontraron una gran capacidad técnica y social de manejo del agua de riego, dicho de otra manera el "conocimiento previo" juega un papel muy importante en la capacidad técnica y social de manejar un sistema de riego. Las investigaciones generadas por el Campus Puebla, sin embargo, como ya señalábamos, se limitaron a la comunidad. Otras investigaciones anteriores, de antropólogos también

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indicaban la interrelación entre comunidad organizada y riego15. Sólo una investigación, que yo conozca, intentó abordar la problemática multicomunitaria de organización para el regadío. Su perspectiva fue más bien pesimista: mala organización a nivel multicomunitario, aunque una organización a nivel de comunidad buena16. Otras informaciones sobre una red hidráulica indicaban que el número de comunidades participantes en el sistema se había visto reducida, lo que parecía indicar una mala organización multicomunitaria17. En nuestro abordaje decidimos, entonces, incluir otras dos perspectivas. La primera, plantear la existencia de "niveles organizativos": la evidencia de los casos estudiados mostraba claramente un nivel organizativo de comunidad, sobre lo que carecemos de evidencia es del nivel organizativo multicomunitario. Planteamos dos hipótesis posibles: a) que no había organizaciones multicomunitarias capaces18; b) que había un problema metodológico, la organización multicomunitaria era "invisible" al abordarse a nivel de comunidad. La segunda perspectiva, plantear que el manejo del sistema de riego no tenía que ser un caso de administración por los regantes o administración por el Estado, sino que podían existir niveles organizativos en manos de uno u otro, o que, por tareas, podía existir una presencia/intervención del Estado y/o de distintos niveles organizativos19. En vista de estas dos perspectivas se tomó la decisión, al inicio de los estudios de caso, de una estrategia de investigación: buscar deliberadamente a las autoridades o encargados del agua en distintos niveles: comunidad/ multicomunitario; y también, en cada uno de los niveles, formas de presencia/ intervención del Estado. Lo que hasta el momento se ha encontrado es que efectivamente la organización multicomunitaria tiende a ser

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invisible si no se la busca deliberadamente, esto se debe a que las asambleas o reuniones y las tareas a realizar en el nivel multicomunitario no se realizan en la comunidad: los canales involucrados están lejos de las comunidad, las asambleas se realizan en un foro que está en otra comunidad y que en esa comunidad no es evento de la comunidad, y no tienen oficinas. Es decir la estrategia de investigación propuesta tuvo éxito (está teniendo éxito) y permite encontrar las organizaciones, y lo que estamos encontrando es una presencia impresionante de organizaciones autogestivas de campesinos que administran ellos mismos el agua. Organizaciones que investigadores de larga duración en las zonas no habían visto. Lo que demuestra la capacidad del enfoque teórico metodológico y de la estrategia metodológica. Sin embargo existe el alto riesgo de quedarse en un nivel organizativo: la comunidad, la todavía llamada por los regantes "junta de aguas", u otros niveles organizativos. Una segunda estrategia que hemos tratado de implementar y seguir es enfatizar el estudio de la interacción entre un nivel organizativo y otro. El pasar de un nivel organizativo a otro implica cambiar de autoridades, cambiar de área geográfica, por ejemplo la autoridad de la comisión de vigilancia es un grupo de tres personas, la autoridad de la junta de aguas son otros tres personajes y un atopile o canalero, la autoridad en la comunidad es el juez de aguas. Los trechos de canal que recorren, la gente con la que interactúan es distinta, los ámbitos de autoridad que tienen son distintos. Consideramos también importante retomar la propuesta generada por investigadores del Campus Puebla sobre el papel del conocimiento previo en la capacidad técnica y social de manejar el sistema de riego. Esta propuesta decidimos considerarla para cada nivel organizativo partiendo del hecho histórico que en los niveles organizativos

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multicomunitarios, a diferencia de los comunitarios, había claramente, en muchos casos aunque no en todos, un rompimiento organizativo con el reparto agrario, al pasar la tierra y el agua de manos de la haciendas a manos de campesinos. Efectivamente, encontramos una fase de reorganización importante, sin embargo, al parecer también encontramos muchos elementos de continuidad, dados por la impresionante memoria histórica de las comunidades: de sus derechos de tierra y de sus derechos de agua. Todavía tenemos mucho que explorar en las implicaciones reorganizativas de la ruptura del reparto agrario, especialmente en términos de la capacidad de pequeños productores campesinos de aprender el manejo social y técnico del agua; aspecto que revierte importancia como ejemplificación de la transferencia. Aunque, repetimos, sí es muy evidente que el conocimiento previo de manejo (como manejo empírico o quizá como memoria histórica), juega un papel muy importante en la capacidad de un manejo social y técnico eficaz y sustentable20. A lo poco que hemos logrado asomarnos, podemos afirmar que existen organizaciones de dimensiones tales que no sabíamos de su existencia, organizaciones que manejan redes hidráulicas que están regando una superficie de 8,000 hectáreas, pertenecientes a poco más de 5,000 productores, capaces de financiar la mitad del costo de una obra de revestimiento cuyo total es de cinco millones de pesos (núm. de contrato SGC-96-33 A, y donde fue el Gobierno Federal el que se retrasó en los pagos de su parte y provocó el paro temporal de la obra); donde los regantes buscaron a un especialista de obra del Metro de la Cd. de México para componer un derrumbe de túnel, con un costo sufragado en su totalidad por los regantes, de 248,000 pesos21. Hemos contado, hasta hace poco, con un instrumental teórico-metodológico muy pobre para ver, analizar,

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investigar y apoyar las organizaciones autogestivas o tradicionales, especialmente cuando estas organizaciones son multicomunitarias. La riqueza organizativa de los campesinos parece estar vinculada al manejo de recursos escasos y vitales para la supervivencia de las familias campesinas. Comprende manejo colectivo de sistemas de riego, manejo colectivo de esquilmos para pastoreo, manejo colectivo de bosques.

Conclusiones Parece urgente buscar y analizar estas organizaciones y especialmente apoyarlas en lugar de crear organizaciones fantasmas, en lugar de suponer una falta de organización y falta de capacidad para organizarse, o de boicotear las organizaciones colectivas que ya existen. Estas organizaciones se basan en la necesidad de un manejo colectivo de recursos, y son capaces por un conocimiento empírico profundo del recurso y su manejo, y por un monitoreo continuo de realizar un manejo sustentable. En el caso del regadío esto implica unas 2.5 millones de hectáreas del llamado pequeño regadío, donde se desconoce el estado de la organización y donde se supone que hay una mala organización22; implementar desde el Estado "una organización", implica destruir o debilitar las organizaciones existentes, como ya ha ocurrido23. Es necesario que los científicos expresen la situación que guarda la organización, y que a su vez el Estado, en sus políticas, tome en consideración la situación organizativa real. Implica también otras 2.5 millones de hectáreas de la llamada gran irrigación que está en proceso de transferencia, donde no está aún claro el éxito. Por un lado se menciona a México como ejemplo mundial de éxito, y los ingenieros involucrados en la transferencia afirman que va bien24. Otros investigadores, sin embargo, indican situaciones muy

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problemáticas. Posiblemente se estén refiriendo a los mismos datos, pero medidos con varas distintas. Una parte del problema, de la vara distinta para medir, es muy posiblemente la ponderación del conflicto, la presencia de conflicto; la afirmación de que un sistema de riego es "conflictivo" implica, simultáneamente, negar capacidad a los regantes. ¿Qué implicaciones tiene el conflicto sobre la valoración de buen o mal funcionamiento de la organización y de su capacidad de sustentabilidad? Maass y otros indican que el conflicto es una situación permanente y lo importante es la capacidad de la organización de resolver el conflicto, de manera justa y expedita para los participantes. Número de conflictos, tipo de conflictos, salto de nivel organizativo, instancias externas a la organización, aceptación del arbitraje, existencia de instancias internas o externas de arbitraje, aceptación de las instancia, arbitraje justo e imparcial aceptable, muertos... cuáles son los criterios de mucho/ poco conflicto. Claramente en un sistema autogestivo donde se llega a un nivel de violencia o enfrentamientos tal que interviene el ejército, es conflicto que no puede manejar la organización, situación que se presenta en sequías25; o una situación permanente que lleva a un deterioro total de la infraestructura... sin embargo los casos conocidos de deterioro de la infraestructura se refieren no tanto al conflicto, sino a la ausencia de organización para la inversión en trabajo y capital destinada al mantenimiento26. ¿No es éste un asunto donde ciencia y sociedad debieran ir de la mano? Nos permitimos sugerir al menos los siguientes rubros: 1) La sistematización del conocimiento, la investigación, el debate inteligente nos pueden auxiliar en la toma de decisiones importantes para la sociedad, tal y como es el caso del vital líquido para la sociedad.

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2) El vínculo, frecuentemente olvidado, entre la ciencia y los científicos con la sociedad y las políticas del Estado se puede ejemplificar con el antecedente mencionado de las bases para la toma de decisión de cómo enfrentar el reto de la expansión de la frontera agrícola y de riego en el norte del país: la decisión de intervención del Estado en la construcción de gran obra hidráulica se investigó, analizó y debatió por los científicos a principios de siglo, y fue posteriormente que se implementó la propuesta. El reto a enfrentar es un mejor uso del agua, basado en organizaciones capaces de contener y manejar el conflicto de manera justa y expedita y basado en un manejo sustentable desde la perspectiva de la sociedad rural y de la sociedad urbana. Hay tres grandes áreas temáticas a investigar: 1) La organización social para la administración de sistemas de riego: La existencia y funcionamiento de organizaciones autogestivas, con vistas al reconocimiento y apoyo a estas organizaciones y como posible modelo para la transferencia de los distritos de riego. La situación de la organización social en los distritos de riego transferidos o en trasferencia. La creación de organizaciones de usuarios capaces de monitorear y tomar decisiones sobre la extracción de agua del subsuelo 2) El problema ya evidente y creciente de la contaminación del agua a partir de las ciudades, pero también y muy especialmente a partir de las obras de drenaje de comunidades rurales. Problema que se incrementa al aunarse a la llamada "ruralización" de la industria27. 3) El problema de la negociación entre campo y ciudad por el agua, tanto el agua "limpia" que entra a la ciudad y es restada al campo, como el agua "sucia" que es enviada de la ciudad al campo28. Finalmente, y repetimos, el reto de reconocer y apoyar esas organizaciones autogestivas que manejan recursos vitales

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para las comunidades campesinas: agua, agostaderos, bosques, y otros. Notas * Ponencia presentada por invitación a la Academia Mexicana de Ciencias, 7 de noviembre de 1997. Mi más sincero agradecimiento a todos aquellos colegas que han discutido y comentado conmigo el tema que nos ocupa, obligándome a profundizar y afinar el análisis. Entre ellos un especial agradecimiento a Leobardo Jiménez, Roberto Melville, Enrique Palacios Vélez, Tomás Martínez Saldaña y Robert Hunt. Mucho de esta ponencia se debe al avance de la investigación en curso "Organización social de sistemas de riego en México", financiada por CONACYT, clave 3242P-S9607; participan en estos momentos [1997] Guadalupe Rodríguez Meza, Ricardo Osorio, Luz del Carmen Morán, Ma. Elena Serrano, Pablo Zaldívar, Margarita González Huerta, como investigadores; y Tomás Martínez Saldaña y Francisco Escobedo, como asesores. 1 Karl Wittfogel [1957] 1966 Despotismo oriental: estudio comparativo del poder totalitario. 2 Gordon Childe [1936] 1954 Los orígenes de la civilización; [1942] s/f Qué sucedió en la historia. 3 A. Palerm [1954] 1992 "Distribución geográfica de los regadíos prehispánicos en el área central de Mesoamérica". Evidencia física de obra hidráulica, por ejemplo, Pedro Armillas, Angel Palerm y Eric Wolf 1956 "A small irrigation system in the valley of Teotihuacan"; R. Millon 1957 "Irrigation systems in the valley of Teotihuacan". 4 Hay que señalar que el texto de Wittfogel más citado como expresión de su propuesta es de 1957 (aunque sus estudios e influencia teórica inician antes, a partir de artículos), y fue escrito en diálogo e incorporando los resultados de investigación de los antropólogos y arqueólogos "mesoamericanistas".

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5 Biblioteca del Agua editada por Roberto Melville y Luis Aboites, publicada por IMTA/ CIESAS: José Herrera y Lasso [1919] 1994 Apuntes sobre irrigación. Notas sobre su organización económica en el extranjero y en el país; Leopoldo Palacios [1909] 1994 El problema de la irrigación; Roberto Gayol [1906] 1994 Dos problemas de vital importancia para México. La colonización y el desarrollo de la irrigación. 6 Reseñas: Emilio H. Kouri, de Harvard University Hispanic American Historical Review (HAHR); José Esteban Castro, de St Anthony´s College, Oxford en Journal of Latin American Studies. 7 Herrera y Lasso [1919] 1994 (pp. xxxvi). 8 Ing Manuel Cruz Galindo 1994 Semblanza Histórica de las Unidades de Riego. Retoma específicamente a A. Palerm. 9 Este es un punto de intenso debate, véase por ejemplo D. Price 1994 "Wittfogel's neglected hydraulic/hydroagricultural distinction"; R. Hunt 1994 "Reply to Price"; y que nosotros estamos en proceso de investigar y analizar con la evidencia de casos mexicanos [al respecto ver Palerm Viqueira et al. 1997]. 10 J. Palerm Viqueira 1995 "Organización social y riego". 11 A. Maass y R. Anderson 1976... and the desert shall rejoice. Conflict, growth and justice in arid environments. 12 R. Hunt [1988] 1997 "Sistemas de riego por canales: tamaño del sistema y estructura de la autoridad". 13 Basado en E. Ostrom [1990] 1992 Governing the Commons The evolution of institutions for collective action, y nuestros resultados de investigación de campo. 14 Investigaciones recopiladas en T. Martínez Saldaña y J. Palerm Viqueira eds. 1997. 15 Este ha sido un tema un etnográfico importante de la antropología mexicana y de otras partes del mundo. Por ejemplo R. Millon, C. Hall y M. Díaz [1962] 1997 "El conflicto

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en el sistema de riego del Teotihuacán moderno"; P. Gelles 1984 Agua, faenas y organización comunal en los Andes (pp. 20); R. Wade 1988 Village republics. Economic conditions for collective action in South India (pp. 14). 16 R. Millon [1962] 1997 y R. Millon, C. Hall y M. Díaz [1962] 1997 para San Juan Teotihuacán. 17 Angel Palerm y Eric Wolf [1955] 1992 "Agricultura de riego en el viejo señorío del Acolhuacan". 18 En R. Millon, C. Hall y M. Díaz [1962] 1997 se afirma que las comunidades son como "islas", supuestamente hay bajísima comunicación de una comunidad a otra, lo que a su vez implica ausencia de un nivel organizativo multicomunitario. 19 El planteamiento de presencia del Estado por tareas, o que cada conjunto de tareas no tiene que estar en un mismo nivel organizativo, fue una recomendación del Dr. R. Hunt, comunicación personal (3 junio 1996). 20 El caso de Arandas (Cabrera y Martínez Saldaña 1997), es demostrativo del efecto de la falta de conocimiento; igualmente las experiencias que indican investigadores del Campus Puebla, específicamente Escobedo 1997. 21 Datos de la investigación en proceso [y ya concluida] de Guadalupe Rodríguez Meza, estudiante del postgrado en Estudios del Desarrollo Rural, Colegio de Postgraduados, en el tramo medio del río Nexapa, Puebla. 22 Como nosotros mismos lo hicimos en una de las hipótesis alternativas de inicio. También comunicación personal del Dr. Palacios Vélez (1997). 23 Casos estudiados por investigadores del Campus Puebla, por ejemplo Ocampo Fletes 1997, cuando se implementó el apoyo organizativo a las URDERALES; no tuvo impacto negativo pero, en cuanto se retiraron los técnicos, los campesinos regresaron a su forma organizativa. En el caso

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del Perú, sí hubo desquiciamiento, cuando por una nueva ley de aguas en la década de 1960 desaparecieron las autoridades tradicionales del agua en la sierra: P. Gelles 1984, basado en su propia investigación de campo y en otras investigaciones (pp. 19-20, 90, 92, 160). 24 E. Palacios Vélez comunicación personal (1997), Ing. Pacheco con el cargo de Subjefe de Distrito de Riego, comunicación personal (1997). 25 Caso Japón descrito por R. Millon [1962] 1997. 26 Casos descritos por R. Millon [1962] 1997 y R. Fernea [1963] 1997. 27 Véase presentación, en este mismo foro, del Dr. E. Palacios Vélez. 28 Un planteamiento del problema y avance por el Dr. R. Melville del CIESAS, comunicación personal (1997). Referencias bibliográficas Armillas, P., A. Palerm y E. Wolf 1956 “A small irrigation

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Antología sobre organizaciones autogestivas

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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III. Modelo de investigación: organización social de sistemas de riego en México

Jacinta Palerm Viqueira

Tomás Martínez Saldaña

Francisco Escobedo

Introducción

Este ensayo corresponde, con pocas modificaciones, al texto del proyecto de investigación "Organización social de sistemas de riego en México", financiado por CONACYT, y que J. Palerm Viqueira, como investigador responsable, y T. Martínez Saldaña y J. F. Escobedo, como asesores, presentamos a CONACYT en 1996 -junto con un grupo de estudiantes. El éxito operativo del modelo de investigación, la importancia de continuar realizando estudios sobre organizaciones autogestivas para el regadío -y para la administración de otros recursos comunes- nos anima a incluir este proyecto en la Antología.

Cabe recordar que las organizaciones multicomunitarias para la administración, mantenimiento y rehabilitación/construcción de sistemas de riego no las habíamos visto1. El modelo de investigación precisamente nos permitió encontrarlas sobre el terreno y analizarlas.

Hemos añadido lo que fueron las primeras adecuaciones y precisiones del modelo de investigación para hacerlo operativo. En notas a pie de página también estamos indicando dónde estamos o hacia dónde nos está llevando la investigación.

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Estado del arte y discusión sobre organización social y riego

La organización autogestiva para la administración de sistemas y redes hidráulicas y la importancia en superficie y valor de la producción del pequeño riego son aspectos poco conocidos y estudiados en México. El énfasis se ha centrado en la gran irrigación construida y administrada por el Estado. En la perspectiva actual de agotamiento del modelo de gran irrigación tanto en su construcción como en su administración por el Estado, cobra relevancia práctica la situación de la pequeña irrigación con potencialidad de desarrollo y con un carácter fuertemente autogestivo.

La investigación a nivel internacional sobre la organización (autogestiva, del Estado o con niveles organizativos autogestivos y a cargo del Estado) para la administración de sistemas y redes hidráulicas se ubica en el contexto de un debate teórico, cuyas conclusiones afectan aspectos de política pragmática en torno al riego: el requerimiento de una organización donde el individuo está sujeto a la colectividad, el poder y capacidad de movilización de las organizaciones autogestivas, el poder y control que adquiere el Estado al administrar sistemas de riego, la limitada capacidad de la iniciativa privada de construir/ampliar obra hidráulica, etc.

México cuenta con una importante superficie de riego, unos cinco millones de hectáreas, un poco más de la mitad de esta superficie corresponde a obra de gran irrigación construida por el Estado en este siglo, la otra corresponde a pequeña irrigación.

La obra de gran irrigación fue construida por el Estado luego de un intenso debate sobre la capacidad de la iniciativa privada de construir obras de gran irrigación (Gayol [1906] 1994, Palacios [1909] 1994, Herrera y Lasso [1919] 1994). La operación, conservación, mejoramiento y administración de las grandes obras de riego construidas por el Gobierno Federal, quedó a cargo, desde un inicio, de

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una burocracia hidráulica; fenómeno cuya causalidad no es del todo claro; pero que probablemente está fuertemente asociado a la poca disposición del Estado y de la burocracia hidráulica de perder una fuente de poder, control y empleo. En el período callista la construcción de obra de gran irrigación tiene un giro "revolucionario" al proponerse crear en la nueva superficie irrigada a un grupo de agricultores modernos con pequeña propiedad (Aboites 1988, 1994); este esquema de asentamiento de pequeños propietarios en la nueva superficie irrigada tuvo vigencia durante los cerca de 50 años en que México dio un gran impulso a la construcción de obra de gran irrigación, con la salvedad del sexenio cardenista, en que se dotó a campesinos bajo la modalidad de ejido (Orive Alba 1960). Durante muchos años se dio en México una carga de eficiencia y productividad a los grandes sistemas de riego, atribuido a la presencia de empresarios agrícolas eficientes y exitosos; aunque de hecho las zonas de gran irrigación cuentan con extensiones ejidales importantes, como el caso de la Comarca Lagunera. De hecho la superficie de gran irrigación generó de manera importante divisas para México al concentrar la producción agrícola para la exportación (Orive Alba 1960, Solís 1981). Actualmente hay pocas posibilidades de continuar con la política de gran irrigación dados los altos costos de desarrollo de nuevos sitios; además los costos de administración de la infraestructura existente son muy altos y el Estado se rehúsa a seguir pagándolos; el Estado mexicano se propone, entonces, entregar los sistemas de riego a los usuarios; proceso que ya se ha iniciado. La transferencia o entrega de los Distritos de Riego se ha iniciado en una coyuntura poco favorable dada la crisis de la agricultura (abertura comercial con el Tratado de Libre Comercio, retiro del Estado del campo, endeudamiento y altas tasas de interés, sequía).

La otra mitad de la superficie irrigada del país corresponde a obra de pequeña irrigación. La superficie de pequeña irrigación se encuentra intercalada en la gran

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zona de temporal campesina, y suele contrastarse con la zona de gran irrigación, ubicada geográficamente en el centro-norte y norte del país, con los adjetivos de baja eficiencia, baja productividad y pobreza; es importante señalar, por lo tanto, que en estas áreas se produce a la par que en la gran irrigación, y se obtiene más valor por hectárea (Martínez Saldaña y Palerm Viqueira eds. 1997, Fortanelli 1981, Escobedo 1991)2 . Esta característica está vinculada a la diferencia entre pequeña y gran agricultura y entre agricultura campesina y empresarial, donde el campesino es capaz de sustituir tierra y capital por trabajo, aumentando los rendimientos por hectárea a través del aumento del empleo de mano de obra familiar por unidad de superficie. El pequeño riego, que ha mostrado en México eficacia autogestiva y alto valor de la producción por hectárea ofrece por lo tanto una importante perspectiva frente al agotamiento del modelo de la gran irrigación, de la administración por una burocracia hidráulica y del conjunto de estímulos a la agricultura de los Distritos de Riego.

La construcción de la infraestructura hidráulica correspondiente a pequeña irrigación tiene una gran diversidad de orígenes en cuanto su ubicación en tiempo histórico y la iniciativa de construcción; hay sistemas hidráulicos que datan del período prehispánico, del período colonial, del siglo XIX y de este siglo; no hay suficiente información para tipificar claramente las iniciativas de construcción y la superficie involucrada. La iniciativa más clara, muy presente en el paisaje mexicano, corresponde a capital privado de las haciendas; tiene seguramente también un lugar importante, pero poco visible, el despliegue de esfuerzos por comunidades campesinas (Martínez Saldaña 1998, Enge y Whiteford 1989); para este siglo, en el período postrevolucionario, se calcula que el Estado mexicano ha beneficiado con construcción de nueva obra o rehabilitación unas 1.3 millones de hectáreas (Escobedo 1991). La administración de sistemas hidráulicos de la pequeña irrigación se

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caracteriza por ser altamente autogestiva y, aunque hay presencia e intervención del Estado, ésta no presenta un carácter uniforme (Martínez Saldaña y Palerm Viqueira eds. 1997). Podemos afirmar que la política del Estado mexicano postrevolucionario, en relación con la pequeña irrigación, no se ha dado de forma consistente: tanto en lo que se refiere al grado de presencia e intervención del Estado en la administración, como en el fomento de obra nueva y rehabilitación, legislación sobre la organización autogestiva de los regantes, etc. (Martínez Saldaña y Palerm Viqueira eds. 1997, Escobedo 1991); también cabe señalar que la pequeña irrigación ha contado con una parte muy pequeña del presupuesto nacional destinado al riego. No obstante, la intervención del Estado tiene un lugar clave en la historia de la pequeña irrigación en México; una parte importante de los usuarios de sistemas de pequeña irrigación son beneficiarios del reparto agrario. Este hecho histórico es fundamental para explicar porqué, a pesar de la antigüedad de los sistemas hidráulicos de pequeño riego en México y de su actual carácter autogestivo, hay una ausencia de organizaciones tradicionales fuertes a nivel de sistema equivalentes a aquellas de Valencia, España y otras regiones del mundo (Glick 1970, Maass y Anderson 1976, Millon 1962). Esta carencia se finca en el hecho que aun siendo sistemas milenarios o centenarios, los usuarios (los regantes) son nuevos y/o estuvieron marginados de la operación global de los sistemas; es decir, los actuales usuarios son beneficiarios del reparto agrario o pequeños propietarios campesinos (Martínez Saldaña y Palerm Viqueira eds. 1997). Sugerimos que la capacidad de los nuevos usuarios (nuevos: a partir de la expropiación de las haciendas) para mantener en operación los sistemas hidráulicos de riego estuvo vinculada de manera esencial a la experiencia organizativa previa de los usuarios. Cuando no existió esta experiencia previa entre los nuevos usuarios la infraestructura hidráulica se deterioró y destruyó (Martínez Saldaña y Palerm Viqueira eds. 1997).

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La historia y perspectivas del riego en México tienen una temática común: la organización para el riego en su dualidad intervención del Estado y autogestión de los regantes. Esta dualidad la enfatizamos frente a la disyuntiva que suele presentarse en la bibliografía relevante al tema entre administración autogestiva o administración por el Estado (Wittfogel [1957] 1966, Maass y Anderson 1976, Hunt 1988, 1994, Price 1994, Palerm Viqueira 1995).

Interesa particularmente establecer los límites entre intervención/ presencia del Estado y capacidad autogestiva de los regantes. En la bibliografía relevante al tema: 1) se establece la capacidad autogestiva de los regantes, y también se sugiere que esta capacidad parece estar crecientemente limitada en los sistemas y redes hidráulicas más grandes, en coyunturas de crisis de los sistemas (sequía y otros causales de conflicto severo entre usuarios) y ampliación/ rehabilitación de la infraestructura hidráulica (Millon 1962; Maass y Anderson 1976, Hunt 1988, Robinson 1979); 2) se establece la limitación de la capacidad administrativa del Estado al acercarse al nivel de parcela (Coward 1985, Freeman y Lowdermilk 1985), lo que sugiere que en los Distritos de Riego hay una organización autogestiva a pequeña escala; 3) se aborda demasiado someramente la causalidad de los límites entre autogestión e intervención del Estado, en general la discusión se ha centrado en la necesaria administración por el Estado o la capacidad autogestiva de los regantes; límites en los cuales consideraciones más allá de la operación eficiente del sistema pueden ser importantes, podemos indicar que, en el caso mexicano, los bandazos de legislación sobre aguas, las políticas de intervención del Estado y la tendencia a uniformizar la organización para el riego han repercutido negativamente en la capacidad autogestiva de los regantes.

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Modelo de investigación

Objetivos y metas

OBJETIVO PRINCIPAL. El estudio de la organización social autogestiva para la administración y ampliación de sistemas de riego o redes, y de las fronteras entre la organización autogestiva y la presencia e intervención del Estado.

El proyecto se abocará al análisis de la organización social autogestiva para la administración y ampliación de sistemas de riego y de las fronteras entre la organización autogestiva y la presencia e intervención del Estado, con la meta de contribuir a la formación de investigadores en la temática de organización social y riego y contribuir al debate sobre la organización social necesaria para el manejo de sistemas de riego en la disyuntiva capacidad autogestiva de los regantes e intervención necesaria del Estado mediante el planteamiento que existe una graduación en los límites entre autogestión y presencia e intervención del Estado. Se pretende matizar la afirmación en la bibliografía sobre el tema, que un sistema de riego es administrado por la comunidad de regantes o por el Estado. Consideramos que este debate es pertinente y probablemente esencial para el diseño de políticas pragmáticas en torno al riego en México. En general hay poco conocimiento de las demandas organizativas y de las especificidades de la administración autogestiva de sistemas de riego, no sólo para México, sino también a nivel mundial; en las pocas investigaciones existentes hay falta de precisión en el uso de conceptos, por lo que consideramos que un objetivo de este proyecto es definir con claridad conceptos y su operatividad sobre el terreno, algunos de los conceptos aquí presentados y enfatizados son resultados de avances de investigación propios.

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Unidad de análisis delimitación en el espacio y el tiempo

EL SISTEMA DE RIEGO O RED HIDRÁULICA. El concepto mismo de sistema de riego generalmente no está definido, o se define como el curso del agua a partir de una toma hasta la parcela (Hunt 1988)3 ; lo que elimina el tratamiento de la situación real de manejo de agua para riego, por ejemplo el problema de uso coordinado de un río, el problema de aprovechamiento de pozos profundos que comparten un mismo manto freático, etc. (Price 1994, Dutton 1995, Robinson 1979, Reisner 1986). Se pretende complementar el concepto sistema de riego con el de red hidráulica (Cressier 1995)4.

TAMAÑO DEL SISTEMA Y/O RED HIDRÁULICA. Definición precisa de la superficie abarcada, y cómo se realiza el cálculo (superficie promedio regada, superficie proyectada, superficie regada el año en curso, etc.).

NIVELES ORGANIZATIVOS.5 El estudio de la organización para la administración de sistemas de riego y redes hidráulicas ha puesto poca atención al nivel organizativo que se está investigando y aun a la existencia de niveles organizativos. Una exploración de casos mexicanos pone en evidencia la solidez del nivel organizativo comunitario, el mayor conflicto y falta de normatividad tradicionalizada a nivel multicomunitario, y la intervención del Estado ante la severidad de conflictos intercomunitarios o para la rehabilitación y ampliación de obra hidráulica (Millon et al. 1962, Martínez Saldaña y Palerm Viqueira eds. 1997). Un nivel organizativo por ejemplo implica la organización existente a nivel de una comunidad, de un ejido, de los pequeños propietarios campesinos de una comunidad, etc. donde suele ser relevante la tenencia de la tierra (ejidal o pequeña propiedad campesina). Para el caso mexicano resulta muy conveniente recordar que el reparto de tierra y agua implicó que donde había un usuario, actualmente hay multitud de usuarios; de tal manera que para el mismo

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sistema de riego la forma de organización se modifica. El nivel organizativo corresponde al manejo de partes del sistema de riego o red: un nivel organizativo comunitario corresponde por ejemplo desde la entrada del agua al depósito de la comunidad, la red de canales que derivan a partir del depósito hasta las parcelas; mientras un nivel organizativo multicomunitario corresponde desde un partidor que desvía agua a tres o cuatro comunidades, el canal compartido hasta los partidores que derivan agua a cada comunidad; un siguiente nivel puede ser el conjunto de comunidades que comparten la misma toma de agua de un río; un siguiente nivel organizativo puede corresponder a una burocracia hidráulica que maneja la presa de derivación; etc.

ANTIGÜEDAD DE LA ORGANIZACIÓN PARA LA ADMINISTRACIÓN AUTOGESTIVA. Hay necesidad de incluir un enfoque diacrónico para dilucidar la correspondencia entre la organización existente y las demandas que impone la administración del sistema de riego (distribución, mantenimiento, resolución conflicto), de tal manera que la organización permita la sustentabilidad del sistema y/o red hidráulica (Fernea 1963, Millon 1962). Esto es particularmente pertinente en el caso mexicano donde sistemas milenarios o centenarios cuentan con una organización "reciente" resultado de nuevos usuarios beneficiarios del reparto agrario. [En apoyo a esta profundidad histórica incluimos un Cuadro de Equivalencias de medidas de agua].

Indicadores para estudiar la organización para la administración, mantenimiento y rehabilitación/ construcción de sistemas de riego

La capacidad autogestiva de los regantes y los límites con el Estado se abordarán a través del estudio de las tareas "siempre presentes" en un sistema de riego, según la bibliografía sobre el tema.

Objetivo: conocer si estas tareas están en manos de los regantes o en manos del Estado, deslindando los niveles

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organizativos existentes en relación con la estructura física del sistema de riego o red. Es decir los límites entre autogestión y la presencia e intervención del Estado.

Objetivo: conocer si estas tareas se están cumpliendo en tal forma que permitan la continuidad del sistema.

Objetivo: tipificar la relación entre nivel organizativo y estructura física del sistema de riego.

Las tareas "siempre presentes" en un sistema de riego son las siguientes

MANTENIMIENTO. Toda la gama de tareas de mantenimiento del sistema físico de riego (descripción por ejemplo desazolve de canales, limpia de jagüeyes, etc.) Quién realiza las tareas de mantenimiento (la gente misma, personal contratado). Horas de trabajo invertido y/o salarios invertidos. Cómo y quién decide cuándo se realizan estas tareas. Quién lleva el registro de cumplimiento. Quién penaliza (sanción) cuando no se lleva a efecto la tarea de mantenimiento. En qué consiste la sanción (multa en dinero, multa en horas riego). Quién y cómo tiene autoridad para modificar el tipo de sanciones.

Debe considerarse que hay distintos niveles organizativos, por ejemplo limpia de canales que desembocan en la parcela, limpia de canales de la comunidad, limpia de canales que comparten varias comunidades, etc. El lugar físico de limpia u otra tarea de mantenimiento, el tipo de sanción, la convocatoria, la cooperación en trabajo propio o cuota puede ser distinto y provenir de distintas autoridades.

DISTRIBUCIÓN DEL AGUA. Quiénes son y cómo y por quién son designadas las personas que se ocupan de la distribución del agua; por ejemplo el canalero, aguador, atopile, etc. Nuevamente considerando los niveles organizativos.

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Cuál es el cuerpo que elabora y/o puede modificar de jure o de facto la normatividad de distribución de agua (cantidades y tandas). Procedimientos por los cuales se ha modificado la distribución de agua de hecho o siguiendo una normativa. Con referencia a cambio de tandas, de cantidades de agua en relación con más/ menos agua de riego, en relación con nuevos cultivos, en relación con más/ menos usuarios.

Complejidad técnica para determinar cantidad de agua y su prorrateo. Quién realiza esta medición. Qué tan confiable es (en opinión de la gente).

¿Hay una ponderación de pérdidas de agua en conducción (canal abajo)?, ¿hay un ajuste?, ¿Las comunidades o individuos de aguas abajo han perdido acceso al agua?

Intercambios de agua a corto plazo. Procedimientos formales/ informales de modificación de la distribución del agua "reglamentada": mano vuelta/ intercambio, venta de agua. Normatividad y autoridad al respecto.

Manejo de escasez de agua por sequía.

Quién y cómo tiene autoridad para castigar robo de agua, etc. (Sistemas de sanciones que incluye también mantenimiento, mencionado más arriba). Modificaciones en el tipo de sanciones; autoridad que puede modificar.

También el manejo de sistemas de almacenamiento y derivación de pequeñas y grandes dimensiones (jagüeyes, presas sobre un río, presas de derivación, etc.). Qué cuerpo maneja el sistema de almacenamiento y qué cuerpo puede modificar o modifica de jure o de facto el manejo de la obra de almacenamiento.

La importancia de la labor de vigilancia: para determinar interrupciones en el flujo de agua: deslaves, basura, robo de agua. Quién realiza la vigilancia.

CONFLICTO. Tratamiento del conflicto. Autoridad reconocida para resolver conflictos.

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Autoridad reconocida para castigar incumplimiento con la normatividad del sistema en lo que se refiere a distribución (por ejemplo robos de agua) y mantenimiento. Procedimiento/ autoridad para modificar tipo de sanciones.

Para conflictos y cambios normativos en distribución de agua, etc. el mejor recurso es la historia oral (¿antes cómo se hacía?, ¿antes qué problemas hubo?, etc.)6 .

Para esto mismo y para ampliar la información incluir entrevistas con autoridades del agua anteriores.

RENDICIÓN DE CUENTAS7. Las relaciones y cuentas que se llevan sobre turnos de agua, cuotas, aportes a mantenimiento, sanciones. Quién y cómo se llevan.

AMPLIACIÓN, REHABILITACIÓN, CONSTRUCCIÓN DE OBRA HIDRÁULICA. Financiamiento, aporte de mano de obra y/o capital, conocimientos para llevar a cabo el proyecto. Cuerpo que propone y gestiona y/o lleva a cabo el proyecto.

VIGILANCIA O MONITOREO. En la operativa encontramos que tiene gran importancia la vigilancia o monitoreo, entendida como la vigilancia compartida entre los regantes del cumplimiento de la normativa; por lo tanto fue incorporado como una "tarea siempre presente"8.

Estrategias operativas sobre el terreno

Al inicio de la investigación, de los estudios de caso, se nos presentó la gran interrogante de cómo llegar a los sujetos de estudio y particularmente a qué sujetos de estudio.

En primer lugar debido a que las organizaciones no tienen visibilidad social, a que no hay una lista oficial de organizaciones en funcionamiento indicando su oficina y el padrón de usuarios9. La selección de posibles sitios de investigación se hizo con información somera de investigaciones previas (para San Juan Teotihuacán,

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Millon (1962)) y Millon et al. (1962)); para el Nexapa, Ocampo Fletes (1994), y partiendo de la existencia física de regadío (caso Tochimilco, en las faldas del volcán Popocatepetl).

En segundo lugar, una vez en el sitio, ¿cómo debíamos proceder?, ¿a quién dirigirse? Los actores de la discusión fuimos el doctor Leobardo Jiménez, Francisco Escobedo, Hermilio Navarro, Tomás Martínez Saldaña, Jacinta Palerm Viqueira -otro actor fue J. Guadalupe Rodríguez Meza quien era el primero en tratar de implementar el modelo de investigación. Se discutieron y decidieron varias cosas:

a) Dado el número de usuarios o regantes detectado (unos 4,000 en comunidades situadas entre Atlixco e Izúcar de Matamoros10) ¿debíamos proceder a seleccionar una "muestra representativa" de regantes? Decidimos que el sujeto de estudio debía ser la organización y no los usuarios o regantes como tales; esto nos llevó a decidir que nuestro interlocutor principal debían ser las autoridades11 del sistema de riego.

b) Aún así las dimensiones eran excesivas, en el caso concreto del Nexapa hay unas 12 juntas de agua cada una reuniendo a varias comunidades. ¿Debíamos profundizar en un nivel organizativo (una junta de aguas, el comité de vigilancia que reunía a las juntas)? Decidimos abordar el área de conocimiento más obscura: cómo interactúa un nivel con otro y tomar como "muestra representativa" del funcionamiento de la organización en su conjunto: una comunidad, una junta de aguas (a la que pertenecía esa comunidad) y el comité de vigilancia.

c) El "nivel organizativo" de la unidad doméstica del regante, la toma de decisiones de cultivos ¿no debía ser una componente importante? Decidimos que era difícil de implementar, requería, por un lado, de conocimiento agronómico y, por otro, de investigación con los productores (regantes). Además ¿no había ciertas características de las organizaciones no importando si se

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cultivasen hortalizas, trigo, arroz o papas? No obstante en el transcurso de los estudios de caso la componente agronómica aparece como muy importante: no es lo mismo operar un sistema de riego donde se necesitan riegos puntuales para hortalizas, a un sistema de riego donde está bien definido el calendario de riego para por ejemplo maíz o algodonero (Fortanelli 1981)12 .

d) La posible necesidad de una mayor profundización en el nivel organizativo de comunidad campesina y las interrelaciones con ideología, rituales, grupos de poder e interacción con el Estado13. Decidimos que implementar esta propuesta simultáneamente con el estudio de una organización multicomunitaria rebasaba nuestra capacidad; y también que probablemente el nivel de comunidad estaba mejor estudiado, mientras que las organizaciones multicomunitarias para la administración de sistemas de riego era un campo desconocido en México y poco conocido en otras partes del mundo.

A partir de esta discusión y considerando los muy primeros avances de investigación en campo, así como la necesidad de sistematizar para todo el grupo de investigación una estrategia de investigación, elaboramos unas notas breves que denominamos, precisamente, de estrategias operativas. Consistieron en una elaboración más precisa de las "tareas siempre presentes", tipo guión y en especificar a las autoridades del agua como informantes privilegiados

LAS AUTORIDADES DEL AGUA COMO INFORMANTES. Entrar en contacto y realizar entrevistas a autoridades del agua de riego, a nivel de comunidad, las antes "juntas de aguas", etc. Para ampliar la información, incluir entrevistas con autoridades del agua anteriores. Determinar los niveles organizativos, en tanto distintas autoridades del agua (a nivel comunidad, a nivel junta de aguas, etc.).

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Quién elige a estas autoridades del agua, a quién representan, sobre qué "tareas" tienen autoridad, y qué tareas realizan.

Averiguar sobre las tareas "siempre presentes" que se realizan por niveles organizativos.

Probablemente también hay que incluir un inciso de reuniones/ asambleas en distintos niveles organizativos. La existencia de sanciones por no asistencia.

En relación con las autoridades del agua, se puede considerar su representatividad en relación con aguas arriba/ aguas abajo; en relación con tipo tenencia de la tierra (ejido/ propiedad privada); en relación con la clase social involucrada (detentores campesinos y empresarios agrícolas).

Consideraciones a la estrategia de tomar a las autoridades como informantes clave.

Debe considerarse que la perspectiva de ir desde arriba (autoridad a nivel del conjunto del sistema o red) hacia abajo (el nivel de organización más "pequeño", pero con autoridades), y la perspectiva de ir desde abajo hacia arriba nos da imágenes distintas de funcionamiento.

Debe considerarse también que el trabajar con autoridades del agua nos da una imagen distinta que trabajar con los usuarios. Dado que probablemente la autoridad es un usuario con un manejo/ conocimiento mayor del sistema o red; y en tanto autoridad está enfrentando problemas de organización (manejo colectivo del agua), a diferencia del usuario más interesado en la disponibilidad de agua en su parcela (manejo individual del agua). También debe considerarse, como ya indicamos, que las autoridades del agua pueden estar sobre-representando a ciertos grupos y/o excluyendo a ciertos grupos (aguas arriba/ aguas abajo, tenencia de la tierra, clase social, etc.).

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Otra dificultad: la descripción del sistema físico

En las notas que titulamos "estrategias operativas" volvimos a mencionar el requerimiento de descripción del sistema físico del sistema o red hidráulica: fuente del agua, monumentos hidráulicos: presa de almacenamiento, presa derivadora, jagüeyes, pozos, galerías filtrantes, canales, cajas partidoras.

Hay que señalar, ya con un conjunto de estudios de caso, que la definición de Hunt (1988) de sistema de riego y aun la de Cressier (1995) de red hidráulica, son insuficientes; la realidad es mucho más compleja. No obstante es un requerimiento esencial para la comprensión de la organización, dado que ésta responde, o debe responder, al problema técnico14. No parece haber un camino fácil en la descripción de la componente física, hay que caminar, acompañar a los canaleros y otras autoridades del agua en sus recorridos, usar mapas y foto aérea, hacer mapas cognoscitivos con la gente15.

Factores causales de los límites entre autogestión e intervención del Estado: exploración de variables que hacen posible, dificultan o impiden la existencia de organizaciones autogestivas para la administración, mantenimiento y rehabilitación/ construcción de sistemas de riego16.

A) TAMAÑO DEL SISTEMA DE RIEGO. Una vez conocidos los límites entre autogestión de los regantes y presencia e intervención del Estado podemos empezar a determinar factores causales. La capacidad autogestiva de los regantes se ha relacionado de manera muy importante, en la bibliografía sobre el tema, con el tamaño del sistema de riego (definidas como hectáreas regadas por el sistema).

Objetivo: conocer la relación entre capacidad autogestiva y tamaño del sistema de riego, incluyendo en caso necesario el uso coordinado de un río.

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B) CONOCIMIENTO Y EXPERIENCIA PREVIA DE MANEJO. Como un segundo factor causal de la capacidad autogestiva de los regantes consideramos el grado de conocimiento previo de manejo: agricultura de regadío; manejo del sistema de riego a nivel de comunidad, varias comunidades, uso coordinado de un río; continuidad o ruptura de la organización social en los diversos niveles.

Objetivo: conocer la influencia del conocimiento previo en la capacidad autogestiva.

OTROS FACTORES CAUSALES. No obstante el interés autogestivo de los regantes puede verse socavado, es decir el factor causal es la pérdida de interés de los regantes que lleva al deterioro y destrucción del sistema o a la intervención del Estado. Hay por lo menos dos eventualidades a considerar: la substitución de la agricultura de regadío por otras actividades económicas, la substitución de un sistema de riego que requiere un manejo más complejo por otro sistema de riego que requiere un manejo menos complejo (riego por derivación a riego por bombeo).

Objetivo: conocer la relación entre capacidad autogestiva y el carácter crítico para la economía del lugar del acceso al sistema de riego.

Bajo la misma óptica, el interés por el sistema de riego puede incrementarse. Es posible que el costo creciente del uso del bombeo incentive el interés por el acceso a riego por derivación más barato pero con mayor complejidad organizativa.

Objetivo: conocer las estrategias seguidas por los regantes para acceder y manejar alternativas de riego que requieren una organización social más compleja.

OTROS FACTORES CAUSALES: EL ESTADO. La presencia e intervención del Estado en sistemas de riego puede estar relacionada no con la incapacidad autogestiva de los regantes, sino con intereses propios del Estado: limitar el poder de grupos locales de regantes, ampliar el

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control del Estado, supervisar y/o controlar la producción agrícola.

Objetivo: a través del análisis comparativo de sistemas de riego empezar a deslindar cuándo la intervención del Estado se relaciona con una incapacidad autogestiva de los regantes (tamaño del sistema, existencia de una organización social de los regantes para su manejo) y cuándo los intereses propios del Estado llevan a su presencia e intervención.

Metodología

Estudios de caso y método comparativo

Se plantea seguir dos estrategias metodológicas, en primer lugar la investigación de campo de sistemas de riego o redes particulares. La investigación de campo se realizará a través de los métodos de entrevistas, historia oral, construcción de mapas cognoscitivos de los sistemas de riego o redes, observación participante, encuestas; tanto con los regantes o usuarios de los sistemas como con la burocracia hidráulica involucrada en el sistema de riego o red. La información de la investigación de campo de sistemas de riego o redes particulares se complementará con información documental, en la medida en que ésta pueda ubicarse (mucha de la información documental existente corresponde a archivos no publicados17).

Cada estudio de caso consistirá: a) en determinar el tamaño del sistema de riego o red, para lo cual es indispensable fuentes del agua, monumentos hidráulicos (presas de almacenaje, presa s derivación, canales, partidores, depósitos de agua, pozos, etc.); b) niveles organizativos existentes; c) determinar sincrónicamente mantenimiento, distribución y manejo conflicto en cada nivel; d) historia oral sobre construcción y ampliación de obra hidráulica; e) historia oral sobre cambios en distribución; f) historia oral sobre conflictos importantes.

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Así como investigación documental (en archivos y bibliotecas) sobre el sistema de riego o red.

En segundo lugar, el material generado a partir de los estudios de caso se trabajará haciendo uso del método comparativo, poniendo de relieve la mayor/menor capacidad autogestiva de los regantes en relación con nivel organizativo, tamaño del sistema de riego o red, interés decreciente/creciente por los regantes en el sistema, conocimiento previo de manejo y otros elementos de contraste que en el análisis comparativo cobren relevancia.

El análisis comparativo implica el despliegue de las regularidades encontradas en los casos, las regularidades y peculiaridades de los sistemas de riego o redes en México en contraste con otras regiones del mundo y en relación con la bibliografía relevante al tema.

Esperamos por ejemplo tener una idea más precisa del impacto sobre la organización para la administración de sistemas de riego del reparto agrario; una idea más precisa de la importancia de los esfuerzos autogestivos en rehabilitación y construcción de infraestructura hidráulica; la coordinación o falta de ella entre Estado y organizaciones autogestivas; etc.

En la implementación del análisis comparativo también se abordará la comparación con otros casos de México y de otros países. Aunque al respecto cabe anotar que, para 1988 se indica, que a nivel mundial hay apenas unos cinco estudios comparativos referidos a sistemas de riego, basados en no más de una veintena de estudios de caso (Hunt 1988). Esta situación no se ha modificado en los últimos años; aunque ciertamente se han incorporado nuevos estudios de caso, entre ellos las investigaciones realizadas en México recopiladas por Martínez y Palerm (1997); los -todavía escasos- estudios de caso, sin embargo, no son completos en tanto los requerimientos de un tratamiento sistemático comparativo (Enge y

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Whiteford 1989, Yoder 1994, González Alcantud y Malpica Cuello eds. 1995, Vermillion 1991).

La metodología de análisis comparativo de los estudios de caso basados en investigaciones a profundidad generado por nuestra investigación y los casos de otras partes del mundo permite potenciar la comprensión de la situación mexicana. A continuación señalamos tres aspectos en que el análisis comparativo de un total de 10 casos, resultado de una exploración preliminar, nos ha permitido señalar algunas "peculiaridades" en relación con el estado de cosas según la bibliografía relevante al tema.

Resultados preliminares18

En la exploración preliminar y comparación de casos mexicanos hemos logrado determinar que, en contraste con la bibliografía relevante sobre el tema, en México existe una gran variación en los límites entre autogestión y presencia e intervención del Estado, pero con la constante de alguna forma de presencia del Estado. En México no existe una disyuntiva entre autogestión de regantes (cédula de comunidad de regantes) y administración por el Estado (cédula del Estado). Aunque hay que señalar que esta dualidad de presencia es un aspecto en que los investigadores de organismos internacionales centrados en el problema mundial de entrega, transferencia, privatización de sistemas de riego han puesto un mayor énfasis, pero al parecer sin generar aún investigaciones de caso; y esta dualidad de presencia se refiere a la existencia de niveles autogestivos en sistemas administrados por el Estado, y no a la presencia del Estado en sistemas supuestamente autogestivos (Freeman y Lowdermilk 1985, Vermillion 1991).

La variación en los límites entre autogestión y presencia e intervención del Estado no parece atribuible únicamente al tamaño del sistema de riego o red; el conocimiento previo de manejo (de experiencia en la operación/administración de un sistema) parece tener un peso muy importante.

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A pesar de que en México encontramos sistemas de riego que han tenido continuidad desde el período prehispánico y desde la colonia (sistemas con una continuidad que va entre los 500 y 1,000 años), y otros más recientes desde el siglo pasado y principios de este siglo (sistemas con una continuidad de alrededor de 100 años) no parece haber una tradicionalización e institucionalización semejante a las de Valencia, España. La causa parece ser la ruptura en la continuidad de la organización social de los sistemas de riego.

Metas del proyecto

En este proyecto se contempla la realización de cuatro19 estudios de caso sobre sistemas de riego o redes, con el fin de generar información comparativa sobre la situación en México, de tal manera que se pueda contribuir de manera significativa al estudio de la organización social autogestiva para la administración y ampliación de sistemas de riego o redes, y de las fronteras entre la organización autogestiva y la presencia e intervención del Estado.

Podemos afirmar que la posibilidad de investigaciones comparativas está fuera del alcance de un solo investigador dado que el trabajo de campo involucrado rebasa la capacidad de un solo investigador; la estrategia seguida para la comparación es, usualmente, recurrir a investigaciones paralelas realizadas por otros profesionales. Sin embargo para México, así como para otras regiones del mundo, hay una muestra muy pequeña de estudios de caso. Esta situación hace crítico generar un conjunto de estudios de caso.

Consideramos además que un equipo de trabajo dispuesto a seguir lineamientos comunes sistemáticos en los estudios de caso mejora radicalmente la potencialidad del análisis comparativo.

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Notas 1 Sobre la "invisibilidad" de las organizaciones ver J. Palerm Viqueira 1998. 2 Palacios Vélez 1997 también indica esta diferencia en valor de la producción y la fundamenta en la mayor importancia de superficie de granos en los Distritos de Riego y a la mayor importancia de superficie frutícola y hortícola en las Unidades de Riego. 3 Sistema de riego abarca desde la toma del agua de una fuente natural de agua pasando por la parcela y hasta que esta agua es absorbida por la tierra o regresa a un curso natural de agua. 4 Red hidráulica, acepta la definición anterior de sistema de riego, pero incluye las siguientes situaciones: administración coordinada de un río y/o infraestructura de tomas que sugiere una coordinación; obras de trasvase de cursos de agua; campos de norias, de pozos, de galerías filtrantes, etc.; a un sistema de riego que se abastece de una fuente se le añade agua a partir de pozos u otras fuentes de agua utilizando los mismos canales; a nivel de parcela llega agua proveniente de distintas fuentes y con sistemas de canales distintos. El concepto de red hidráulica pretende incluir el hecho observable de "paisaje de regadío", que no necesariamente implica una organización centralizada (por ejemplo campos de pozos, etc.); el hecho observable de necesidad de coordinación -administración centralizada- para obras de infraestructura y administración (por ejemplo uso coordinado de un río y/o infraestructura de tomas, trasvase) uso de varias fuentes de agua utilizando los mismos o diferentes canales que implica organizaciones traslapadas o independientes a las que pertenece el mismo individuo. 5 Elaboración que coincide felizmente con Ostrom en el "[octavo] principio de diseño de instituciones de larga duración para manejo de recursos comunales", en lo que

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llama "organizaciones anidadas" (Ostrom [1990] 1992: 90). 6 Resultó bastante evidente desde el principio, y ya lo sabíamos por trabajo propio de campo, que el agua es un asunto delicado y aún más cuando hay conflicto. Por lo tanto se sugirió el tratamiento del conflicto pasado (los robos de agua de tiempo atrás) y no el robo de agua en proceso.

7 Este aspecto de "relaciones y cuentas que se llevan sobre turnos de agua, cuotas, aportes a mantenimiento, etc." quedó incorporado como parte de la dinámica y normativa de las otras tareas.

8 Aspecto por otra parte abordado por Ostrom [1990] 1992 en la lista de puntos que conforman los "principios de diseño de instituciones de larga duración para manejo de recursos comunales (...) 4. Monitoreo. Los monitores, que activamente auditorean las condiciones del recurso comunal y la conducta apropiada, deben rendir cuentas a los apropiadores o son ellos mismos apropiadores." (Ostrom [1990] 1992: 90). 9 Aunque hay algo de información en los CADER en relación con Unidades de Riego y también se está implementando el Registro Público del Agua. 10 Estudio de caso de J. G. Rodríguez Meza 1998, y ensayo en esta Antología. 11 Actualmente añadiríamos también "trabajadores" del sistema de riego, aunque no siempre el deslinde es claro: el canalero puede ser (y ser visto) como autoridad o ser (y ser visto) como empleado. El mismo canalero al impedir un robo de agua o al implementar el calendario de riegos acordado en asambleas de regantes. 12 Algunos avances en esta dirección Pimentel Equihua 1998, Palerm Viqueira et al. 1999, retomando particularmente a Vaidyanathan 1985, Wade 1988, 1995.

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13 En este sentido las investigaciones de Henao 1980, y Enge y Whiteford 1989 en el valle de Tehuacán. 14 Sobre la relación entre la estructura física y el diseño de la organización algunos avances en Palerm Viqueira et al. 1998, 1999; Pimentel Equihua y Palerm Viqueira 1999. 15 El trabajo de H. Eling y de M. Sánchez (en esta Antología) es un excelente ejemplo de la combinación de los recursos de un arqueólogo (que trabaja observando estructuras materiales en campo) y de un historiador (que trabaja en archivos). 16 Avances en Palerm Viqueira et al. 1998, 1999. 17 Archivo Histórico del Agua, Balderas 94, Centro Histórico, C.P. 06040 México D.F. Tel. 521 71 62. 18 Corresponden a resultados anteriores a la implementación del proyecto, es decir es parte del texto original del proyecto. 19 Número que rebasamos.

Referencias

Referencias de Archivo

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AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, fs. 16 y 17; equivalencia de surcos de agua a litros por segundo dada por un Ing. El 18 de agosto de 1925, en relación al aforo de los manantiales de San Juan Teotihuacán.

AHA-AS, Caja 78, Exp. 1552, fs 103 y 104; equivalencia de surcos de agua a litros por segundo dada por un Ing. El 9 de enero de 1918, en relación a un aforo en la zona del río Cuautla.

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Modelo de investigación 55

Referencias bibliograficas

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Antología sobre organizaciones autogestivas

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Palerm Viqueira, J. et al. 1998 “Organización autogestiva de regantes” Segundo Seminario Preparatorio: El agua y su problemática socioambiental en México: uso, abuso y control de un recurso limitado, El Colegio de Michoacán, Zamora, Michoacán (6 y 7 de mayo de 1998). Publicado En Patricia Avila (ed) Agua, ambiente y desarrollo en México vol. II, Colegio de Michoacán. (pp. 347-362).

Palerm Viqueira, J. et al. 1999 “Organizaciones autogestivas para la administración de sistemas de riego” Taller Internacional Transiciones en materia de tenencia de la tierra y cambio social. Instituciones, organizaciones e innovaciones en torno a los recursos naturales, tierra, agua y bosques, organizado por CIESAS y IRD (Institut de recherche pour le développement) con sede en la Casa Chata, México (9 -11 de marzo de 1999).

Pimentel Equihua, J. L. 1998 (6 y 7 de mayo) “Evaluación de necesidad de agua para el cultivo, según criterios objetivos (indicadores de estrés hídrico), para el intercambio informal de agua de riego” en Palerm Viqueira et al. “Organización autogestiva de regantes” ponencia presentada en el Segundo Seminario Preparatorio: El agua y su problemática socioambiental en México: uso, abuso y control de un recurso limitado, El Colegio de Michoacán, Zamora, Michoacán. Publicado En Patricia Avila (ed) Agua, ambiente y desarrollo en México vol. II, Colegio de Michoacán. (pp. 347-362).

Pimentel Equihua, J. l. Y j. Palerm Viqueira 1999 (24-27 de octubre) “Diseño de organizaciones autogestivas para el riego: el caso de la asociación de usuarios del río Cuautla” (pp. 481-488) En de la Isla de Bauer, Tijerina, Rodríguez, Muñoz, Escobedo (eds) 2001 Memorias IV

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Rodríguez Meza, J. G. ensayo en esta Antología.

Solís, L. 1981 La realidad económica mexicana: reprovisión y perspectivas, Siglo XXI, México.

Vaidyanathan, A. 1985 “Water control institutions and agriculture: a comparative perspective” in Indian Economic Review vol. XX, num. 1 pp. 25 -83 I.

Vermillion, D. L. 1991 (june) “The turnover and selfmanagement of irrigation institutions in developing countries: a discussion paper for a new program of the International Irrigation Management Institute” (pp. 1-46).

Wade, R. 1988 Village Republics: economic conditions for collective action in south India, Cambridge, New York, New Rochelle, Melbourne, Sydney: Cambridge University Press.

Wade, R. 1995 “The ecological basis of irrigation institutions: east and south Asia” (pp. 2041-2049) World Development vol. 23, num. 12.

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Wittfogel, K. [1957] 1966 (La edición de 1957, corresponde a primera edición, la edición de 1963 en la que se basa la traducción al español [1966],incorpora adiciones y correcciones] Despotismo oriental: estudio comparativo del poder totalitario, Ediciones Guadarrama, Madrid.

Yoder, R. 1994 Locally manager irrigation systems. Essential tasks and implications for assistance, management transfer and turnover programs, International Irrigation Management Institute, Colombo, Sri Lanka.

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Cuadro: Equivalencias de medidas de agua

Unidad de medida

Litros por segundo Fue ntes

Buey 159.00000 CNC 159.06101 Robelo 163.85000 Carrera Stampa Surco 003.24 Carrera Stampa, (equivalencia de pajas [0.00750

lps] a surcos), (equivalencia de reales [0.135 lps] a surcos), (equivalencia de naranjas [1.08 lps] a surcos), (equivalencia de merced [0.0375 lps] a surcos)

003.28 Robelo, (equivalencia de pajas [0.00760 lps] a surcos)

003.31 Robelo, CNC 1970, (equivalencia de bueyes [159.06101 lps] a surcos)

003.39 (equivalencia de pajas [0.00766 lps] a surcos) 003.41 (equivalencia de bueyes [163.85 lps] a surcos) 006.50 Decreto de 18 63, Robelo, AHA-AS (1918) 017.50 AHA-AS (1923) y (1925) Naranja 001.0800 Carrera Stampa, CNC 1970 Real o Limón 000.1350 Carrera Stampa 000.1370 CNC Merced 000.0375 Carrera Stampa 000.0380 CNC 1970 Paja 000.00750 Decreto de 1863, Robelo, Carrera Stampa 000.00760 Robelo 000.00766 CNC 1970

Nota 2004 fuente J. Palerm y C. Chairez 2002 “Medidas antiguas de agua” Relaciones, vol. XXIII(92):227-251.

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Cuadro de equivalencias entre medidas antiguas

1 buey = 48 surcos = 144 naranjas = 1,152 reales = 20,736 pajas = 2,304 dedos cuadrados = 1,296 pulgadas cuadradas 1 surco=3 naranjas =24 reales = 432 pajas= 48 dedos cuadrados = 27 pugadas cuadradas = 432 cuartillos por minuto 1 naranja = 8 reales =144 pajas = 16 dedos cuadrados = 9 pulgadas cuadradas 1 real o limón =18 pajas = 2 dedos cuadrados = 1 1/8 pulgadas cuadradas 1 merced c = 5 pajas 9 pajas cuadradas = 16 granos cuadrados = 1 dedo cuadrado 1 paja = 1 cuartillo o libra por minuto = 1/9 dedo cuadrado = 1/16 pulgadas cuadradas = 14.5 quintales en un día 1 dedo cuadrado = 9 pajas = 16 granos cuadrados

Nota 2004 fuente J. Palerm y C. Chairez 2002 “Medidas antiguas de agua” Relaciones, vol. XXIII(92):227-251.

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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IV. Dificultades organizativas: sondeo sobre riego a partir de pozos en dos ejidos *

María Elena Serrano

Resumen y edición: Jacinta Palerm Viqueira

Introducción

El estudio de caso, o más propiamente sondeo, que se presenta a continuación tiene interés como ejemplificación de la dificultad de iniciar una organización, así como la importancia crítica de toma de decisiones de forma participativa y democrática.

El sondeo

Los ejidos La Noria y San José de Palmas pertenecen al municipio de Unión de San Antonio, estado de Jalisco; y están en el radio de influencia (a unos 15 km.) de la ciudad de San Francisco del Rincón, estado de Guanajuato.

La precipitación media anual es menor a 700 mm, y la frecuencia de heladas es de 10 a 50 días principalmente en los meses de noviembre a febrero.

El patrón de cultivos es de maíz, frijol; avena, maíz forrajero, sorgo. Tiene importancia el ganado lechero. Los ejidatarios de La Noria y San José de Palmas pertenecen a una cooperativa lechera que vende su producto a la Nestlé; en la cabecera municipal (Unión de San Antonio) se encuentra un tanque enfriador.

En la región existe una altísima migración masculina a los Estados Unidos (tipo golondrina). Además es importante el trabajo a domicilio y la venta de mano de obra (por hombres y mujeres jóvenes) en las fábricas de

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calzado y sombreros de la ciudad de San Francisco del Rincón (estado de Guanajuato).

Actualmente en el ejido La Noria hay tres pozos, dos "ejidales" y uno de "propiedad privada"; y en el ejido San José de Palmas hay uno "ejidal" y otro "familiar" (ver Cuadro: Pozos y socios).

La introducción del riego en la región inicia en 1963 en un ejido cercano, El Maguey, siendo los primeros que gestionan, ante lo que conocen en la región como la Secretaría de Bienestar Social Rural, la perforación de un pozo para riego.

En el ejido La Noria dos grupos de ejidatarios, un grupo de 10 y otro de 15 ejidatarios; en el ejido San José de Palmas un grupo de 20 se juntan para gestionar y financiar a partes con la Secretaría de Bienestar Social la perforación del pozo; el equipamiento del pozo y posteriormente la compra de diesel (no se contaba aún con energía eléctrica) para el funcionamiento de la bomba corrió a cargo del grupo.

En ambos ejidos los grupos procedieron a compactar las tierras en torno al pozo, y trabajaron la tierra como colectivo. A los dos años los grupos se habían disuelto, la tierra se dejó de trabajar en colectivo y el pozo dejó de funcionar. ¿Los motivos?, el investigador a cargo del sondeo señala lo siguiente

En el caso de uno de los grupos (grupo A del ejido La Noria)

"Cuando se trabajó en colectivo, uno de los miembros del grupo (el señor Florido) fue acaparando las funciones de control tanto de faenas de trabajo, como de recoger las cuotas para la compra de combustible para la bomba del pozo. Los otros ejidatarios miembros del grupo le solicitaban préstamos para cubrir su cuota, préstamos que, a decir, del señor Florido, nunca de pagaron. De acuerdo con el señor Florido los otros

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integrantes del grupo se negaban a cooperar para la compra del diesel y solamente querían vivir de prestado".

En el caso de otro de los grupos (caso grupo A del ejido San José de Palmas):

"El encargado por los propios ejidatarios para llevar el control del trabajo fue, poco a poco monopolizando tanto el poder de decisión como el manejo del pozo."

El investigador concluye que:

"Durante estos dos años de trabajo en colectivo se fue generando un liderazgo personal que fue el que finalmente capitalizó la desaparición del grupo".

En el caso del grupo A del ejido La Noria, quedó sin funcionar un año; al año volvió a funcionar pero controlado por el anterior "líder" del grupo y otra familia emparentada. Según el Sr. José Florido "al salirse los otros integrantes del grupo se les devolvió la cuota aportada para equipar el pozo y por lo tanto ya no tienen derecho al pozo"; según otras personas del ejido el señor Florido no devolvió la cuotas aportadas por los otros ejidatarios miembros del grupo.

Las dos familias, del señor José Florido y otra de apellido Ramírez, cuando entró la energía eléctrica al ejido, invirtieron en volver a equipar el pozo, ahora con una bomba eléctrica. Una y otra familia tienen sus tierras aledañas al pozo y comparten la cuota de la luz a partes iguales.

En el caso del grupo A del ejido San José de Palmas, quedó sin funcionar dos/cinco años; volvió a ponerse a funcionar cuando 15 de los ejidatarios que formaron el grupo inicial decidieron organizarse y cooperar para volver a equipar el pozo, para entonces (más o menos a inicios de la década de 1970) ya había luz eléctrica en el ejido, pero cada quien en su tierra. El grupo ha ido reduciéndose hasta quedar actualmente 11, tienen sus

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tierras aledañas al pozo y comparten la cuota de la luz a partes iguales (el acceso a la tierra es semejante entre los miembros del grupo). Según uno de los miembros del grupo ha habido casos en que alguno no paga su cuota, pero "se le hace un préstamo y luego se le cobra".

Para ponerse de acuerdo en las tandas de riego dicen ellos

"Nos juntamos para ver de qué lado vamos a empezar a regar; por lo regular empezamos por lo más cerca del pozo y se va avanzando hacia lo más lejos. Si alguien quiere regar antes de su turno pues lo habla con el otro y se intercambian los días"

Actualmente este grupo, con fondos del Crédito a la Palabra, ha entubado los canales1.

Es sugerente que esta dinámica de concentración del "liderazgo" y desencanto de los miembros del grupo para operación del pozo, parece estar presente en el caso de un "pozo privado" en manos de una familia extensa (el padre y cuatro hijos), donde cada quien trabaja la tierra por su cuenta. Según el investigador:

"no existe acuerdo entre los miembros de la familia respecto a qué días y cuántas horas harán uso del agua. Cada uno de ellos, por separado, acude con el jefe de familia -el señor Villalpando- y le solicita el riego, argumentando la situación de la milpa. El señor Villalpando decide, considerando si algún otro hijo le ha solicitado regar y con base en su observación de qué milpa necesita más agua"

y, también según el investigador, uno de los hijos reporta,

"hay mucha desconfianza entre nosotros, don Nico [el señor Villalpando] es el que tiene la palabra ... o sólo que viniera alguien de fuera a quien si le hiciéramos caso. No confiamos en nosotros mismos, si yo le digo a mi hermano Roberto, mira, se te está tirando el agua aquí, porqué no pones la manguera y evitas ese desperdicio, la llevas directo a la milpa; entonces

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Roberto me contesta, "y a ti en qué te perjudica que se tire el agua"

El contraste entre funcionamiento con concentración del liderazgo y funcionamiento sin concentración del liderazgo --o, como ellos (grupo A del ejido de San José de Palmas) lo expresan "nos juntamos para ver ..." es un punto de reflexión importante, de hecho en el meollo de la polémica teórica Arthur Maass/ Karl Wittfogel2, y es también un punto importante en la propuesta de Elinor Ostrom en relación con los principios de diseño de instituciones autogestivas para el manejo de bienes comunes (Ostrom [1990] 1992: 90).

Análisis del sondeo

Desde el inicio de la gestión de los pozos "ejidales" hasta su actual operación, encontramos un proceso de reducción de miembros asociado a problemas de administración del pozo y a problemas de la explotación agrícola colectiva. Los pozos vuelven a ponerse a funcionar con menos socios. Sugerimos que la racionalidad de disminuir el número de socios o miembros del grupo usuarios del pozo está relacionada con: a) problemas organizativos y, b) la relación entre aforo de pozo y número de miembros, posiblemente los primeros grupos fueron demasiado grandes para las hectáreas que podrían beneficiarse dado el aforo del pozo (por ejemplo 0.80 hectáreas), sin embargo el grupo con más miembros, y con la media de acceso más baja (1.50 hectáreas) ha tenido la capacidad para invertir en re-equipar el pozo y entubar el agua, de tal manera que parece más importante el factor de problemas organizativos que aquel de relación entre aforo del pozo y número de miembros.

Lo anterior sin demérito de otros factores que pueden estar interviniendo, como: a) "falta de interés" en mantener el acceso, b) "capacidad económica" de los miembros individuales (inversión/pago regular cuotas). No obstante queremos llamar la atención del esfuerzo

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económico y repetidos ensayos en equipar los pozos -y, en uno de los casos, adicionalmente entubar el agua.

Notas

* Investigación breve realizada por María Elena Serrano (estudiante de maestría de Estudios del Desarrollo Rural, Colegio de Postgraduados) durante 1997, en el marco del proyecto coordinado por J. Palerm Viqueira "Organización social de sistemas de riego en México", financiado por CONACYT, clave 3242P-S9607. Resumen, complementación y edición a cargo de J. Palerm Viqueira.

1 A pesar de estas muestras de cohesión en lo que se refiere a inversión, tandas de agua y pago de cuotas de la luz, hay disrupciones --el investigador reporta que el "año pasado les cortaron la luz y el pozo estuvo sin trabajar alrededor de 8 meses, ya que al que le tocó pagar la luz, le dimos nuestras cuotas pero él no pagó, se fue a Estados Unidos".

2 "El riego es la respuesta humana a la sequía; por este medio se reduce radicalmente la incertidumbre que la naturaleza presenta al asentamiento humano en un medio ambiente poco acogedor. Si se quiere capturar y distribuir el agua disponible con éxito durante un período prolongado, y controlar la extensión de tierra susceptible de regarse, los agricultores deben desarrollar una disciplina propia y un alto nivel de organización comunitaria. (...) Las funciones objetivas de las comunidades de riego varían (...) pero la mayoría de los sistemas estudiados, y probablemente la mayoría de ellos en el mundo, comparten metas comunes (...) la resolución ordenada de conflictos, la participación popular, el control local, la elevación de los ingresos, la justicia en la distribución de los ingresos y la equidad. (...) Los miembros de una comunidad debieran participar en la determinación de los procedimientos para el funcionamiento de sus sistemas de distribución y para el ordenamiento de las relaciones entre éstos y otros

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sistemas y autoridades. Ellos deberían quedar libres de intervenciones arbitrarias de sus propias autoridades y del control de organizaciones externas. (...) El objetivo comunitario de la participación popular y el control local es puesto a prueba precisamente en sus relaciones con otros sistemas, particularmente con las autoridades superiores. Karl A. Wittfogel concluyó, en un estudio bien conocido sobre las sociedades hidráulicas, que la agricultura de riego había conducido a una vigorosa centralización del poder político, más aún, hasta al "despotismo oriental". Nuestras observaciones de los sistemas de riego en España y en los Estados Unidos no confirman la tesis de Wittfogel, y no tenemos claro en qué medida Wittfogel aplica su tesis a estas áreas." (Maass y Anderson 1978: 1, 3, 4; traducción de Roberto Melville en Antología sobre pequeño riego).

Referencias bibliográficas

Maass, A. y R. Anderson [1976] 1997 “… y el desierto se regocijará… Conflicto, crecimiento y justicia en las zonas áridas: Introducción” (pp. 221-240) en T. Martínez Saldaña y J. Palerm Viqueira (eds.) Antología sobre pequeño riego, Colegio de Postgraduados, México.

Maass, A. y R. Anderson 1976 … and the desert shall rejoice. Conflict, growth and justice in arid environments. The MIT Press, Cambridge, Estados Unidos.

Ostrom, E. [1990] 1992 Governing the commons: the evolution of institutions for collective action. Workshop in political theory and policy anlaysis. Cambridge University Press, Nueva York, Estados Unidos.

Palerm Viqueira, J. et al. 1996 ms. “Organización social de sistemas de riego en México” proyecto de investigación; con algunas modificaciones, en esta Antología como “Modelo de investigación”.

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Serrano, Ma. E. 1997/1998 ms. Avances de Investigación Riego a partir de pozos el caso de los ejidos La Noria y San José de las Palmas del municipio La Unión de San Antonio, estado de Jalisco.

Wittfogel, K. [1957] 1966 (La edición de 1957, corresponde a primera edición, la edición de 1963, en la que se basa la traducción al español [1966], incorpora adiciones y correcciones] Despotismo Oriental: estudio comparativo del poder totalitario, Ediciones Guadarrama, Madrid, España.

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Cuadro: Pozos y socios grupo y períodos sin funcionar

pozo miembros o socios núm

aforo superficie regada media de superficie por socio

inversión en perforación y equipamiento

apoyos externos pago de cuotas

grupo A La Noria pozo “ejidal” 10/15 miembros 14/16/18 litros por segundo

perforación apoyo Secretaría de Bienestar Social

equipamiento (bomba diesel)

pago cuotas diesel

1 año sin funcionar

2 miembros 10 hectáreas media de 5 hectáreas

equipamiento (bomba eléctrica)

pago cuotas luz

grupo B La Noria pozo “ejidal” 10/15 miembros 16/18 litros por segundo

perforación apoyo Secretaría de Bienestar Social

equipamiento 5 miembros 14/16/18 litros

por segundo

La Noria pozo “privado” 8 litros por segundo

5 hectáreas

San José de Palmas (1970)

pozo privado (familia extensa, padre y 4 hijos)

14/16/18 litros por segundo

15/20 hectáreas media de 3/4 hectáreas

perforación, equipamiento instalación luz eléctrica

crédito bancario pago cuota por horas de riego

grupo A San José de Palmas

pozo “ejidal” 20 miembros 16 litros por segundo

12/13//20 hectáreas

[media de 0.80 hectáreas]

perforación apoyo Secretaría de Bienestar Social

equipamiento (bomba diesel)

pago cuotas diesel

2/5 años sin operar

15 miembros equipamiento (bomba eléctrica)

pago cuotas luz

11 miembros 12/15 hectáreas media de 1.5 hectáreas

entubar Crédito a la Palabra

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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V. Organización diferencial y escasez de agua: caso río Cuautla, Morelos *

Jacinta Palerm Viqueira

José Luis Pimentel Equihua

Irma Salcedo

Introducción

El caso de la Asociación de Usuarios del río Cuautla, manantiales y corrientes tributarias General Eufemio Zapata Salazar A.C. presenta algunas situaciones interesantes que interesa destacar:

a) la administración y particularmente la distribución del agua u operación -al igual que en otros casos de reciente transferencia1_ no parece estar en manos de los regantes mismos sino de una burocracia hidráulica, cuya diferencia con aquella que era empleada por el Estado, es que están contratados y pagados por los regantes2. Aunque en el acercamiento etnográfico a la distribución de agua, encontramos que sí hay organización de los regantes3 y que esta organización probablemente ya estaba cuando era Distrito de Riego;

b) el espacio hidráulico que administra la recientemente creada Asociación de Usuarios no parece corresponder a un grupo de regantes que comparten fuentes de agua y/o infraestructura hidráulica. Por ejemplo la Asociación incluye tanto manantiales cuyo aporte de agua al caudal del río Cuautla es importante, como manantiales, como el de Agua Azul, que no contribuye al caudal del río y que tiene un canal y superficie de riego propio y distinto a aquel regado con aguas del río Cuautla. De tal manera que la decisión de "miembros" incluidos en la Asociación de Usuarios responde más a una lógica administrativa

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regional de la CNA (contigüidad territorial) que a una estructura funcional que responda a problemáticas de manejo de la infraestructura y de las fuentes de agua4.

c) como observadores al ubicarnos en distintos puntos del espacio hidráulico y/o para tratar asuntos distintos podíamos diagnosticar a la Asociación de Usuarios tentativamente como con alta presencia de burócratas del riego (fuesen o no éstos de la CNA) y con poca evidencia de capacidad autogestiva de los propios regantes; en otros lugares y situaciones se evidenciaba una alta capacidad autogestiva y la burocracia hidráulica parecía o estaba ausente; es decir una ausencia de uniformidad en el diagnóstico de organizado/no organizado; ello implicó para el equipo un análisis difícil.

En este ensayo vamos a abordar esta característica de organización autogestiva diferencial según lugares y situaciones. La organización diferencial la analizamos, por una parte, en el marco de mayor/menor presión organizativa ante la escasez/abundancia de agua para riego (Wade 19885 ) y, por otra parte, como una "estrategia" de conservación de los privilegios de ubicación "aguas arriba".

La Asociacion de Usuarios del río Cuautla, manantiales y corrientes tributarias general Eufemio Zapata Salazar A. C.

La Asociación de Usuarios del río Cuautla, manantiales y corrientes tributarias General Eufemio Zapata Salazar A.C. corresponde al módulo de riego número 8, y tiene tres años (desde 1994) de haber recibido bajo contrato de concesión por parte del Estado la infraestructura hidráulica. En particular se ha observado con mayor detalle6 la organización de cinco comunidades de ejidatarios regantes cuyo vínculo común es el uso de la infraestructura de riego del canal general San Esteban del río Cuautla (Croquis: Fuentes de agua y presas derivadoras administradas por la Asociación).

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Las fuentes de agua e infraestructura administrada por esta Asociación fueron, en su momento, de grandes haciendas azucareras moreteases, la infraestructura, en gran medida fue construida por las haciendas en el siglo XIX, pero también con antecedentes prehispánicos y coloniales. Con la Revolución las haciendas abandonaron el mantenimiento de la infraestructura y, después de años de abandono, las comunidades y nuevos ejidos gestionan el reparto del agua y la rehabilitación de la infraestructura. Hasta principios de la década de 1950, el agua y la infraestructura fue administrada por juntas de aguas; pero en 1953 se transforma en parte del Distrito de Riego 016, y en 1994 es "nuevamente" transferida a los usuarios.

Características físico-geográficas de la región

El espacio hidráulico regional de nuestro estudio pertenece a la región hidrológica 18 (RH-18) Balsas, cuenca río Grande de Amacuzac, subcuenca río Cuautla, al oriente del estado de Morelos (INEGI 1991: 3).

Los climas de la región son cálido subhúmedo A(w) y semicálido subhúmedo A(C)w con lluvias en verano; las temperaturas promedio anuales son del orden de 23.7°C con escasa variación, libre de heladas; la precipitación promedio anual es de 932.3 mm, concentrándose las mayores precipitaciones en los meses de junio-septiembre; los meses más críticos por la escasa disponibilidad de agua para riego son febrero, marzo, abril mayo y junio acentuándose la sequía en estos últimos tres meses (INEGI 1991: 3-4).

La vegetación natural es selva baja caducifolia localizada en lomeríos y pequeñas serranías sobre suelos litosoles (INEGI 1991: 3-4).

En los pequeños valles intermontanos, se practica la agricultura de temporal y bajo riego; en la primera condición maíz, sorgo y frijol principalmente; en la segunda caña de azúcar, maíz elotero, jitomate, frijol

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ejotero, cebolla, arroz, alfalfa, calabaza, pepino, melón, flores, cacahuate y en menor escala frutales en suelos vertisoles, castañozems y feozems, con buenos rendimientos (Sr. Guillermo Flores Zúñiga, presidente de la Asociación de Usuarios y recorridos de campo, mayo de 1998).

El tamaño de las parcelas individuales ejidales es, en general, de 2 a 2.5 hectáreas; aunque hay casos excepcionales de 5 ó 6 hectáreas y de menos de 2, la propiedad privada rural es mas variable en tamaño y puede ir de 2 a 45 hectáreas (Sr. Guillermo Flores Zúñiga, presidente de la Asociación de Usuarios).

En la región la unidad de medida común utilizada para medir superficie agrícola es conocida como "tarea" que equivale a 1,000 metros cuadrados (Sr. Guillermo Flores Zúñiga, julio de 1998).

Espacio hidráulico e infraestructura de regadío

EL ESPACIO HIDRÁULICO ADMINISTRADO POR LA ASOCIACIÓN DE USUARIOS Y POR LA CNA. La infraestructura para riego comprende 16 presas derivadoras, 24 canales generales (de los cuales 7 presas derivadoras y 9 canales generales respectivamente se localizan sobre el llamado río Cuautla), y el resto se localiza en unos diez manantiales, en tres arroyos o barrancas tributarias del río Cuautla: Ayala, La Cuera, Ahuehueyo), y en un pozo profundo. Esta infraestructura de riego abastece unas 8,500 hectáreas y beneficia a 4,700 usuarios de 30 ejidos y 12 propiedades privadas rurales (Archivo de la Asociación de Usuarios). (Ver Cuadro 1: Presas derivadoras sobre el río Cuautla). La CNA tiene injerencia legal sobre las aguas del río Cuautla, es la responsable de las obras de cabecera, en este caso, de las presas derivadoras; y "entrega" el agua a la Asociación de Usuarios en la compuerta de entrada de cada canal general7, a partir de esta compuerta, hacia adentro, la Asociación es responsable de la administración del agua.

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Sin embargo, como veremos, en algunos casos los canaleros de la Asociación entregan el agua al usuario individual, en otros entregan el agua al juez de aguas del ejido. También cabe mencionar que, de hecho, la Asociación tiene actividades de mantenimiento de las presas derivadoras y que, a través del Gerente Técnico, tiene un manejo de las aguas del río Cuautla8.

EL CANAL GENERAL SAN ESTEBAN. El canal general San Esteban conduce el agua de riego para 5 ejidos, se alimenta por medio de la presa derivadora San Esteban, ubicada aproximadamente a la mitad del recorrido del río Cuautla, colocada transversal a su corriente.

La estructura del canal general comprende dos secciones; la primera que va desde la presa derivadora hasta una tasa partidora, está sección tiene una longitud aproximada de 9.5 kilómetros, con 20 compuertas en su recorrido y riega los campos de dos ejidos Villa de Ayala con 645 hectáreas y Rafael Merino con 11 hectáreas; la segunda sección se inicia en la tasa partidora que reparte el agua entre cinco canales laterales de diferente longitud que sirven para regar campos de Villa de Ayala, Anenecuilco, Ticumán y Moyotepec.

Los actores sociales

En la dinámica de operación de este sistema de regadío se han identificado diferentes sujetos sociales involucrados directamente que, en general, se pueden agrupar en tres grandes bloques: el Estado, los regantes y el ingenio cañero.

EL ESTADO. Comisión Nacional del Agua (CNA) dependiente de la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP) como instancia normativa y de supervisión en materia de aguas nacionales; y, más directamente el Distrito de Riego 016, dependiente de la Comisión Nacional del Agua, que funciona como un supervisor y asesor técnico de los módulos de riego.

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LOS REGANTES. La Asociación de Usuarios del río Cuautla manantiales y corrientes tributarias General. Eufemio Zapata Salazar, A.C. cuya representación legal tiene bajo su responsabilidad la administración y operación de la infraestructura de riego del módulo; los ejidos y propiedades privadas rurales como poseedores de los derechos de riego; regantes ejidatarios y propietarios que cultivan la tierra y riegan directamente; los agricultores de berro, que no pertenecen a la Asociación de Usuarios y cuya posición de cultivo "aguas arriba" sobre el cauce del río Cuautla ha generado problemas de abastecimiento a los ejidos aguas abajo, sobre todo en época de estiaje.

EL INGENIO. Los ingenios cañeros, cuya industria azucarera establece fechas de plantación y zafra (cosecha) por campos en los ejidos de la región.

Niveles organizativos

A partir de establecer la relación entre una base material (infraestructura de riego) y la organización social de los regantes, se han identificado cinco niveles organizativos- un nivel organizativo lo entendemos como una agrupación de regantes para realizar una o más tareas siempre presentes9 sobre la infraestructura hidráulica de uso común:

El primer nivel de organización se ubica a partir de los campos -un campo es una porción territorial al interior de un ejido, de características geográficas y florísticas semejantes, delimitada por barrancas, caminos o canales de riego; los productores que pertenecen a un mismo campo comparten el riego a través del canal general, canales laterales y ramales y están obligados a realizar tareas siempre presentes de manera conjunta, además el ingenio organiza la zafra por campos.

El segundo nivel comprende el ejido, que como tal tiene la posesión del derecho de riego y representa a un número de productores con riego, éstos comparten infraestructura

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común: canales generales, canales laterales y ramales y están obligados a realizar tareas siempre presentes como ejido.

Un tercer nivel es la asamblea de los ejidos sobre un canal general (en el caso del canal San Esteban; 5 ejidos), la representación a la asamblea es por ejido, todos los ejidos que riegan por el mismo canal general deben realizar y acordar juntos determinadas tareas siempre presentes.

Un cuarto nivel se identifica con la Asociación de Usuarios, integrada por los 30 ejidos y 12 propiedades privadas rurales miembros, la cual administra la infraestructura hidráulica del área de influencia del módulo de riego número 8 y es la responsable de coordinar tareas siempre presentes en ese espacio.

Un quinto nivel lo representa la burocracia institucional hidráulica del Estado, cuya presencia y actuación es importante para los regantes, su actuación evidentemente obedece a una lógica diferente a los usuarios aunque no necesariamente antagónica.

Autoridades del agua

Las autoridades del agua son muy importantes en la operación del regadío porque son los involucrados directos en los diferentes niveles:

GUARDATIERRAS, funcionario honorario, elegido mediante asamblea de campo -su parcela debe estar ubicada en ese campo, designado para supervisión y vigilancia del cumplimiento de tareas siempre presentes, vigilancia en el cumplimiento de reparación obligatoria de cercas generales de protección común, registro en el cumplimiento de limpieza de canales, vigilancia para evitar desperdicios de agua de riego, vigilancia para evitar daños del ganado a cultivos.

JUEZ DE AGUAS, funcionario encargado de aplicar el calendario de riegos y distribuir el agua en las parcelas al

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interior de un ejido, designado por asamblea general del mismo e investido con autoridad para otorgar o suspender el riego a los regantes de su ejido.

PRESIDENTE DEL COMISARIADO EJIDAL, funcionario honorario representante legal del ejido, máxima autoridad ejecutiva de decisiones de asamblea general.

PRESIDENTE DEL CONSEJO DE VIGILANCIA, funcionario honorario representante legal del ejido, designado por la asamblea general del ejido para la vigilancia y buena actuación del comisariado ejidal y con autoridad legal y moral para dirimir ciertos conflictos en la distribución del agua.

CANALERO, funcionario asalariado, dependiente de la Asociación de Usuarios, máximo responsable ejecutivo de la distribución de agua a nivel de canal general, contratado por la Asociación a partir de nominaciones realizadas por los comisariados ejidales de los ejidos regados por un canal general y después de un "examen de conocimientos" que realiza la Asociación; encargado de entregar el agua al juez de aguas ó directamente al usuario regante.

SUPERVISOR, funcionario asalariado, dependiente de la Asociación de Usuarios, responsable de la supervisión de las compuertas de entrada a los canales generales, responsable de "recibir" el agua a la entrada del canal general, responsable de aforar los canales generales.

GERENTE TÉCNICO, funcionario técnico asalariado de la Asociación de Usuarios, responsable ejecutivo del funcionamiento técnico-administrativo del módulo de riego.

PRESIDENTE DEL COMITÉ DIRECTIVO, funcionario-campesino no asalariado de la Asociación de Usuarios, representante legal del conjunto de usuarios regantes del

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módulo de riego, elegido en asamblea general de la Asociación de Usuarios.

Distribución del agua en el canal general San Esteban

La dinámica distributiva del agua a nivel de canal general podemos observarla desde dos ángulos, el primero se refiere a nivel de un campo y ejido donde se da estrecha coordinación entre comisariado ejidal, canalero, juez de aguas, guardatierras, regantes y regadores para regar los cultivos, sobre todo en época de sequía; el segundo ángulo se refiere a la actuación que como asamblea general tienen los cinco ejidos para concertar acuerdos y coordinar la ejecución de tareas siempre presentes en los cuales su participación es necesaria porque dichos acuerdos modifican o alteran de alguna manera el funcionamiento del sistema de riego.

I. Organización al interior de los ejidos

El caso de Anenecuilco

En el ejido Anenecuilco hemos observado una dinámica organizativa autogestiva en un marco de escasez por sequía; la mayor parte de los ejidatarios están de acuerdo en que el cultivo de arroz es uno de los más rentables de la región y desearían plantarlo en sus tierras con la mayor frecuencia posible; sin embargo existen restricciones al cultivo porque se requiere agua suficiente para inundar las parcelas en el momento de plantación -cuyo período optimo se ubica en los meses de abril y mayo (coincidentemente los más críticos de la temporada de secas)- además de los riegos pesados subsecuentes. De tal manera que ante la imposibilidad de disponer de suficiente agua para que todos los ejidatarios de un campo y del ejido cultiven arroz el mismo año, los ejidatarios han establecido acuerdos internos con la anuencia de la autoridad ejidal, para tandearse la siembra de arroz año con año, así el primer año a la mitad de las parcelas de un campo les es permitido plantar arroz y al segundo año le

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toca a la otra mitad, mientras que la primer mitad puede tener cualquier otro cultivo que requiera menos agua, así los regantes van prorrateándose el agua y turnándose siembras rentables en un sentido de equidad.

Contraste entre los ejidos aguas arriba y aguas abajo

La ubicación de los campos de uno o más ejidos con respecto a la fuente de agua en el sistema o canal general es importante, no es lo mismo estar aguas arriba (más cerca de la fuente) que aguas abajo (más alejado de la fuente), estos campos y ejidos tienen mayores problemas de abastecimiento de agua, tarda más tiempo en llegar el agua a sus campos y aumenta la pérdida en conducción, además es más probable que otros regantes les desvíen agua en el trayecto, por ejemplo cuando les tapan sus compuertas tardan horas en acudir a destapar ("agualear") aguas arriba y pierden horas de riego. En el caso del canal general de San Esteban, 2 ejidos se consideran aguas arriba y 3 aguas abajo, por su posición o distancia con respecto a la fuente (ver Cuadro 2); en estos casos la organización como asamblea a nivel de canal general no ha funcionado para distribuir el agua conforme a Reglamento o prorratearse el agua ante escasez con mayor equidad entre ejidos aguas arriba y aguas abajo.

"El que tiene el agua más cerca de su alcance es el que mas abusa, como en el caso de la Villa que le toca empezando el canal, ese sí no respeta ni limite de siembra, siembran milpa u hortalizas en cualquier momento" (Sr. Felipe Alvarez, productor de Anenecuilco, mayo de1998).

Autores como Wade (1988: 1-18) nos han sugerido que ante situaciones críticas de un recurso escaso, se impulsa la organización más que en otras comunidades donde esto no ocurre. En el caso de los ejidos Anenecuilco, Moyotepec y Ticumán cuya posición es aguas abajo, la mayor tendencia organizativa a su interior es manifiesta. (Ver

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Cuadro 2: Dotación de agua a ejidos por el canal general San Esteban).

"La escasez de agua nos ha obligado a tener Reglamento interno en el ejido en el que decidimos poner un juez de aguas para que lleve el calendario de riegos, en un sentido de justicia que todos den los mismos riegos y darles preferencia a las plantas que no aguantan la sequía... " (Sr. Fortunato Martínez, presidente del comisariado ejidal de Moyotepec, julio de 1998).

Es decir se implementa un Reglamento interno y se adiciona un funcionario directamente responsable del calendario de riegos. El caso de Moyotepec, cuyo Reglamento fue aprobado en asamblea general, de ahí surgió el acuerdo de poner un juez de aguas encargado del control del calendario de riegos; el caso de Anenecuilco que tiene 2 jueces de aguas, el caso de Ticumán que tiene un juez de aguas y un estricto calendario de riegos. Casos que contrastan con Villa de Ayala, ejido situado "aguas arriba", que no tiene juez de aguas siendo el canalero el encargado de proporcionar directamente el agua para riego a los regadores o dueños de las parcelas.

Otras respuestas organizativas y diferenciales entre ejidos aguas arriba y aguas abajo sobre el canal general San Esteban corresponden a las sanciones por robo de agua que, aunque semejantes, en los ejidos aguas abajo son más drásticas, por ejemplo en el ejido Moyotepec las sanciones por robo de agua son 48 horas de cárcel y multa de $600.00, y en Villa de Ayala, un ejido "aguas arriba", cuando se da el robo de agua los multan y reciben castigo "brincándoles el

riego", pero cuando es una siembra "delicada" no se les castiga pero sí se les multa"; así como turnos de agua más o menos "holgados". En los ejidos aguas arriba, como en Villa de Ayala, los riegos se dan en turnos de 12 horas; mientras que en un ejido aguas abajo, como Ticumán, donde escasea más el agua, los turnos son de 6 horas.

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Estos turnos de distribución, internos de cada ejido, corresponden a acuerdos tomados en asamblea general del ejido, y el juez de aguas es el funcionario encargado del control del calendario de riegos.

Adicionalmente, ante un problema urgente de necesidad de agua para un cultivo y para evitar violencia se solicita la intermediación de la autoridad ejidal, y se procede a una reunión entre el que tiene el agua, el que requiere urgentemente del agua para su cultivo y la autoridad; para decidir van a ver el cultivo y determinan la urgencia de riego con base en criterios objetivos como manifestaciones fisiológicas externas de los cultivos y el tipo de suelo10

II. Organización entre ejidos

El caso de acuerdos entre ejidos "aguas abajo"

Una muestra de que es posible la organización entre comunidades son los acuerdos informales según la situación específica que se enfrente, por ejemplo se toman acuerdos circunstanciales entre presidentes del comisariado ejidal con el propósito de tandear el agua entre los ejidos aguas abajo; viernes, sábado y domingo uno de los ejidos aprovecha el agua 3 días, en lugar de dividir el caudal entre los 3 ejidos.

Sin embargo, en estos acuerdos informales, casuísticos y flexibles entre los ejidos "aguas abajo", no entra Villa de Ayala. A Villa de Ayala, por su extensión territorial le corresponden unos 500 lps de los 700 lps que llegan a entrar por el canal general. Ante esta situación la Asociación de Usuarios trató de establecer un sistema de tandeos que no se ha aceptado11.

No obstante que hay situaciones, como la que acabamos de señalar, de ausencia de organización de los ejidos de "aguas arriba" con los de "aguas abajo", en otras situaciones muestran una presencia de organización.

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El caso de acuerdos entre todos los ejidos del canal general San Esteban

Una muestra de acuerdo y cooperación entre todos los ejidos del canal general San Esteban son los acuerdos de asamblea del canal general para la vigilancia y recorridos nocturnos semanales con el propósito de cerrar tomas clandestinas y confiscar bombas eléctricas que extraen ilegalmente el agua del canal general para regar pastos y jardines de fincas particulares, práctica que disminuye los volúmenes de agua disponibles para el riego.

La organización a nivel de Asociación de Usuarios y para manejo del río Cuautla

De igual manera que a nivel del canal general se encuentran situaciones de organización eficaz multicomunitaria y situaciones de no organización multicomunitaria, a nivel de la Asociación de Usuarios y para manejo de problemáticas a nivel del río Cuautla encontramos situaciones de organización eficaz multicomunitaria y de no organización multicomunitaria.

Unión de los regantes del río Cuautla miembros de la Asociación de Usuarios

El cauce del río Cuautla se encuentra modificado con bordos y melgas para el cultivo de berro, estos agricultores de berro no son parte de la Asociación, no cuentan con derechos de agua, pero sí con permisos de diversas instancias gubernamentales para el cultivo. En el período de estiaje de 1998 los ejidatarios de la Asociación resintieron escasez de agua y propusieron en asamblea general (29 de mayo de 1998) de la Asociación "tumbar" los bordos y melgas presentes en el cauce del río para mejorar el abasto de agua de riego. El consenso fue unánime, sólo la directiva de la Asociación y distintas instancias gubernamentales presentes (entre ellas CNA12 ) manifestaron reticencia. El argumento legal de los ejidatarios, además del carácter de los "permisos", fue que estos permisos no cubrían la autorización de cultivo en

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esas fechas de estiaje. Finalmente los ejidatarios de manera pacífica y ordenada procedieron en la fecha acordada -al margen de su directiva y de la CNA- a "tumbar" los bordos y melgas para el cultivo del berro.

Canales generales "aguas arriba" y "aguas abajo" del río Cuautla: ausencia de organización

Una muestra de no funcionamiento de organización a nivel de Asociación de Usuarios se hizo evidente en esa misma asamblea general del 29 de mayo de 1998, reunión en la que estaban presentes la burocracia del Estado y los regantes, los regantes de ejidos aguas abajo del río Cuautla reclamaban la disponibilidad de agua y proponían tandeo equitativo sin obtener respuesta13, estos ejidos han realizado cambios de cultivos de hortalizas o arroz a cultivos de menor riesgo bajo condiciones de escasez de agua para riego como la caña de azúcar.

"Los ejidos con mayor extensión, más grandes y que están primero como Cuautla se dan el lujo de cultivar arroz, los ejidos de abajo casi todos somos cañeros, por la falta de agua, legumbres se planta poco" (Sr. Miguel Aguilar Segura, presidente del comisariado ejidal de Ticumán, julio de 1998).

Conclusiones

Un informe oficial (SARH-IMTA 1988)14 sobre el módulo refiere problemas generales de organización, sin embargo hay que hacer notar que existe una respuesta organizativa; que existe una capacidad organizativa. El punto crítico parece estar en la reticencia de aquellos ubicados en sitios privilegiados: "aguas arriba" en el río Cuautla, y "aguas arriba" sobre un canal general (cuando menos en el caso del canal general San Esteban).

Una primera respuesta a esta situación aguas arriba/aguas abajo sobre el río y sobre un canal general es una organización diferencial.

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La menor organización interna de los ejidos situados "aguas arriba" está relacionada con un mayor acceso a agua de riego (dotación completa aun en casos de sequía). Una menor organización en el manejo del agua que no impide la defensa de su acceso frente a los ejidos de "aguas abajo", aunque quizá no de forma corporada.

Por otra parte la ausencia de iniciativa organizativa multicomunitaria que permita un prorrateo a nivel de río y/o de canal general entre aguas arriba/aguas abajo, no impide que se organicen para la defensa frente a otros (los agricultores de berro, las tomas ilegales con bomba eléctrica).

Estos aspectos de organización diferencial ejidos más/menos organizados y, particularmente, situaciones a las que los mismos ejidos responden con/sin organización deberán ser profundizados y probablemente es conveniente la revisión de literatura y estudios de caso de formas de manejar el problema aguas arriba/aguas abajo. Podemos, no obstante, señalar dos casos, en uno de los cuales no se logró resolver el problema de abuso, y en el otro que si se ha logrado evitar, por los propios regantes involucrados, el abuso de la posición "aguas arriba".

El problema aguas arriba/aguas abajo como un "abuso" de privilegios de una comunidad/ejido situada aguas arriba la encontramos en el sistema de riego de los manantiales de San Juan Teotihuacán, donde no se logró en 40-50 años (entre 1920/1930 hasta 1970) controlar a esa comunidad, quien persistió en la destrucción de estructuras físicas de control (González Huerta 1997/1998 y en esta Antología).

Sin embargo en el caso del río Nexapa (1961-1998) han logrado entre aguas arriba y aguas abajo un acuerdo y manejo sistemático del agua prorrateando entre las presas derivadoras la disminución de los volúmenes disponibles y hay castigos severos a aquellos que roban agua o la toman fuera de turno, el monitoreo está a cargo

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de los pueblos de abajo y la sanción la impone la organización a nivel de río (Rodríguez Meza 1998 y en esta Antología).

La dirección del cambio actual para la Asociación de Usuarios del río Cuautla, en los diferentes niveles, parece ser hacia una mayor autogestión, sobre todo en niveles de campo, ejido y canal general; sin embargo habría que observar si la estructura organizativa a nivel de río, responde más a una lógica administrativa regional de la CNA que a una estructura funcional que represente los diferentes niveles organizativos y el problema mismo de manejo de la infraestructura y las fuentes de agua (Palerm Viqueira et al. 1998, 1999)

Notas

* Investigación realizada por José Luis Pimentel Equihua (investigador de Estudios del Desarrollo Rural, Colegio de Postgraduados) durante 1998 y 1999, y por Irma Salcedo Baca (estudiante de la Maestría en Ciencias Estudios del Desarrollo Rural) durante 1998 y 1999 en el marco del proyecto coordinado por J. Palerm Viqueira "Organización social de sistemas de riego en México", financiado por CONACYT, clave 3242P-S9607. La primera versión de este ensayo (Pimentel Equihua y Palerm Viqueira 1998) se presentó en el V Congreso Latinoamericano de Sociología Rural, del 12-18 de octubre de 1998 con sede en el Colegio de Postgraduados y la Universidad Autónoma Chapingo.

1 América Rodríguez ms. 1997/1998 y comunicación personal diciembre 1997; J. Palerm Viqueira 1998 notas de campo. Sobre burocracia hidráulica contratada por los regantes véase Palerm Viqueira et al. 1998, Vaidyanathan 1985.

2 Hay algunas indicaciones de cambios en la dirección de una mayor autogestión, particularmente en la figura de canalero, este funcionario antes contratado por la CNA a su discreción, es actualmente propuesto por los

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comisariados de los ejidos que comparten un canal general, hasta hace poco la Asociación les exigía un curso de capacitación y un examen, últimamente basta la palabra de los comisariados sobre su capacidad y, en caso de petición de remoción por los comisariados es cesado.

3 Especialmente a nivel de comunidad y entre comunidades que comparten un canal general.

4 Palerm Viqueira et al. 1998; y estamos en proceso de escribir en torno a problemas de la estructura de la organización para el caso del río Cuautla.

5 También Wade 1995, ver Palerm Viqueira et al. 1999.

6 Pimentel Equihua particularizó sobre el canal general San Esteban, que es el caso que retomamos, mientras que Salcedo Baca particularizó sobre el canal general Las Iguanas, que presenta situaciones similares (Salcedo Baca 1998, 1999).

7 "Teóricamente" entrega también el agua de los manantiales.

8 El Gerente Técnico, con el fin de prorratear el agua entre canales generales sobre el río Cuautla, toma decisiones como cerrar compuertas de canales generales aguas arriba sobre el río para dar un "empujoncito" a canales generales situados aguas bajo sobre el río Cuautla.

9 Sobre las tareas "siempre presentes ver Palerm Viqueira et al. 1996 y en esta Antología el ensayo "Modelo de investigación".

10 Pimentel Equihua 1998.

11 La Asociación de Usuarios carece, al parecer, de la autoridad para imponer un prorrateo equitativo entre ejidos; situación que al parecer heredó de la anterior administración como Distrito de Riego.

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12 Secretaría de Salud, Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (SEMARNAP), Distrito de Desarrollo Rural 016 (SAGAR).

13 Pero ... ver nota 8.

14 "En general el estado de la infraestructura es obsoleto y de baja eficiencia de conducción; además la problemática asociada al agua para irrigación se centra en el hecho de que está en el límite de su disponibilidad con baja eficiencia en conducción en canales y en las prácticas de aplicación del riego además hay problemas de asesoría técnica para su uso eficiente, financiamiento, otorgamiento de créditos para insumos y problemas de organización de las comunidades (...) Para superar esa problemática se sugiere, entre otras recomendaciones, establecer esquemas organizativos que estén de acuerdo con las condiciones socioeconómicas y de tenencia de tierra dominantes, entregar en volumen el agua, capacitar a los usuarios en el manejo adecuado del agua y aumentar la eficiencia en conducción" (SARH-IMTA 1988: 5-11).

Referencias

Referencias de entrevistas

Flores Zúñiga, Sr. Guillermo presidente de la Asociación de Usuarios del Río Cuautla, manantiales y corriente tributarias General. Eufemio Zapata Salazar A.C., Julio Y Mayo 1998.

Aguilar Segura, Sr. Miguel presidente del comisario ejidal de Tucumán, julio de 1998.

Alvarez, Sr. Felipe productor de Anenecuilco, mayo de 1998.

Martínez, Sr. Fortunato presidente del comisariado ejidal de Moyotepec, julio de 1998.

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Referencias de Archivo

AHA-AS ARCHIVO HISTORICO DEL AGUA, FONDO DE APROVECHAMIENTOS SUPERFICIALES.

ARCHIVO DE LA ASOCIACIÓN DE USUARIOS DEL RIO CUAUTLA, MANANTIALES Y CORRIENTES TRIBUTARIAS GENERAL EUFEMIO ZAPATA SALAZAR A.C.

AHA-AS, Caja 564, Exp. 8262, f. 1262 [sin título referido a dotación según resolución presidencial de 1926].

Referencias bibliograficas

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González Huerta, M. 1997/1998 ms. Avances de Investigación Sistema de riego de San Juan Teotihuacán, estado de México.

INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática) 1991 Síntesis Geográfica de Morelos.

Palerm Viqueira, J. 1998 notas de campo La Laguna recorrido 15, 16 y 17 de abril de 1998.

Palerm Viqueira, J. et al, 1996 ms. “Organización social de sistemas de riego en México” proyecto de investigación; con algunas modificaciones, en esta Antología como “Modelo de investigación”.

Palerm Viqueira, J. et al 1998 “Organización autogestiva de regantes” ponencia presentada en el Segundo Seminario Preparatorio: El agua y su problemática socioambiental en México: uso, abuso y control de un recurso limitado, El Colegio de Michoacán, Zamora, Michoacán (6 y 7 de mayo de 1998). En Patricia Avila (ed) Agua, ambiente y desarrollo en México vol. II, Colegio de Michoacán. (pp. 347-362).

Palerm Viqueira, J. et al. 1999 “Organizaciones Autogestivas para la administración de sistemas de riego” ponencia presentada en el Taller Internacional

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Transiciones en materia de tenencia de la tierra y cambio social. Instituciones, organizaciones e innovaciones en torno a los recursos naturales, tierra, agua y bosques, organizado por CIESAS y IRD (Institut de recherche pour le développement) con sede en la Casa Chata, México (9-11 de marzo de 1999).

Pimentel Equihua, J. L. 1998 “Evaluación de necesidad de agua para el cultivo, según criterios objetivo (indicadores de estrés hídrico), para el intercambio informal de agua de riego” en Palerm Viqueira et al “Organización autogestiva de regantes” ponencia presentada en el Segundo Seminario Preparatorio: El agua y su problemática socioambiental en México: uso, abuso y control de un recurso limitado, El Colegio de Michoacán, Zamora, Michoacán (6 y 7 de mayo de 1998). En Patricia Avila (ed) Agua, ambiente y desarrollo en México vol. II, Colegio de Michoacán. (pp. 347-362).

Pimentel Equihua, J. L., y J. Palerm Viqueira 1998 “Organización social del riego en el río Cuautla, Morelos” ponencia presentada en el V Congreso Latinoamericano de Sociología Rural, del 12-18 de octubre de 1998 con sede en el Colegio de Postgraduados y la Universidad Autónoma Chapingo, México.

Rodríguez Meza, J. G. [ensayo en esta Antología].

Rodríguez Meza, J.G. 1998 La organización social de los regantes en el Río Nexapa, estado de Puebla. Tesis Maestría, Estudios del Desarrollo Rural, Colegio de Postgraduados, México.

Rodríguez, América 1997/1998 ms. Sistemas de riego sobre el río Lempa, El Salvador. Nota 2004 Rodríguez, América 2002 El Distrito de Riego Aticoyo Norte, Nueva Concepción, del Desarrollo Regional al Desarrollo Local, Tesis Doctorado Antropología Social, Universidad Iberoamericana.

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Salcedo Baca, I. 1998 ms. Avances de Investigación Asociación de Usuarios del río Cuautla, Morelos.

Salcedo Baca, I. 1999 La organización autogestiva de los regantes del canal general de las Iguanas en el río Cuautla, estado de Morelos. Tesis Maestría Estudios del Desarrollo Rural, Colegio de Postgraduados.

SARH-IMTA 1988 El uso del agua en Morelos, mimeografiado [Biblioteca del Archivo Histórico del Agua].

Vaidyanathan, A. 1985 “Water control institutions and agriculture: a comparative perspective” in Indian Economic Review vol. XX, num. 1 pp. 25-83 I.

Wade, R. 1995 “The ecological basis of irrigation institutions: east and south Asia” (pp. 2041-2049) World Development vol. 23, num. 12.

Wade, R. 1988 Village Republics: economic conditions for collective action in south India; Cambridge University Press, Cambridge, New York, New Rochelle, Melbourne, Sydney.

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Antología sobre organizaciones autogestivas

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Cuadro 1: Presas derivadoras sobre el río Cuautla derivadora canal general margen sobre el río Bárcenas Bárcenas izquierda El Zapote El Zapote izquierda El Socavón El Socavón derecha San Esteban San Esteban

El Túnel izquierda derecha

Las Tortugas Las Tortugas La Torre

derecha izquierda

Las Iguanas Las Iguanas derecha Las Piedras El Mirador izquierda

Fuente: Archivo de la Asociación de Usuarios Cuadro 2: Dotación de agua a ejidos por el canal general

San Esteban ejidos dotación (lps)a superficie bajo

riego (hectáreas) número de usuarios

distanciab

Villa de Ayala 1,170 675 478 1 Rafael Merino 14 9 12 2 Anenecuilco 37 433 171 3 Moyotepec 90 89 46 4 Ticumán 419 238 81 5 total 2,063 1,446 788 a dotación según resolución presidencial de 1926; fuente:

AHA-AS, Caja 564, Exp. 8262, f. 1262. b orden de distancia de la fuente de agua 1 más cercano y

5 más alejado.

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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VI. Presas, canales y cajas de agua: la tecnología hidráulica en El Bajío mexicano*

Herbert H. Eling

Martín Sánchez

Introducción

En 1803, cuando el célebre científico alemán Alexander Von Humbolt visitó los campos de cultivo de El Bajío mexicano, fue tal la impresión que le causó su fertilidad que sólo atinó a compararlos con la rica campiña francesa. En su clásico estudio, Humbolt observó que la producción agrícola de los llanos que se extendían desde Salamanca, hasta las inmediaciones de Silao, Guanajuato, León y, en general, casi todas las poblaciones abajeñas -incluidos Querétaro, Celaya, Apaseo, Valle de Santiago e Irapuato, estaban ligados a la explotación de las minas de Guanajuato o Zacatecas. En conceptos de Humbolt, la fundación de una villa en esta región era la consecuencia inmediata del descubrimiento de una veta rica en mineral de plata y el inicio de la industria necesaria para cubrir las necesidades básicas de la población minera:

"Sin los establecimientos formados para el beneficio de las minas ¡cuántos sitios habrían permanecido desiertos! ¡Cuántos terrenos sin desmontar en las cuatro intendencias de Guanajuato, Zacatecas, San Luis Potosí y Querétaro!" (Humbolt 1978).

Más de 150 años después, otro escritor europeo, David Brading (1978), destacó la importancia de la inversión de capital en la construcción de graneros como una estrategia de los propietarios de tierras para obtener mayores ganancias en tiempos de secas; o la construcción de presas, diques y toda clase de infraestructura

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hidráulica como elementos necesarios que permitieron el aumento de producción de los campos cultivados.

Después de Brading, un número no determinado de escritores han escogido al Bajío mexicano como espacio geográfico para hacer sus estudios y, de una u otra forma, han intentado explicar el proceso de conformación de la región en términos políticos, sociales, económicos, culturales, etc. La mayoría ha estado más interesada en demostrar la existencia de una agricultura capitalista (Díaz Polanco 1982, González Martínez s/f), ver la estructura agraria regional (Brading 1978, Rodríguez Gómez 1984, Baroni 1990) o evaluar la producción agrícola abajeña a partir de la recaudación decimal (Rabel 1985, Sánchez Maldonado 1994). En el caso de Michael Murphy (1986) se dedicó a ver algunas de las cuestiones materiales en las que se fincó el desarrollo de la agricultura abajeña. Concretamente, Murphy estudia la construcción de la infraestructura hidráulica que permitió la ampliación de la frontera agrícola a partir de la incorporación de nuevas áreas de cultivo. Más que un estudio de la tecnología hidráulica al autor le interesa demostrar la existencia de una organización social descentralizada como el elemento motor en el desarrollo económico colonial.

Entre las aportaciones del libro de Murphy al conocimiento de El Bajío en particular y de la agricultura colonial en general, quisiéramos destacar dos: por un lado, la permanente lucha de los pobladores de ésta y las regiones norteñas para hacer productiva una región en condiciones poco favorables y, por otra parte, las soluciones técnicas adoptadas para eficientar el uso de uno de los recursos más escaso de la región: el agua.

Obligados por el régimen de lluvias y las características orográficas del terreno, los propietarios de tierras de la región recurrieron a la construcción de presas, diques, canales, acequias, "cajas de agua" y compuertas para elevar el nivel del agua, facilitar su derivación, conducir

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el líquido y sembrar los campos de cultivo de distintas formas. Estos elementos pronto se constituyeron en los principales componentes materiales de un conjunto de sistemas hidráulicos independientes que funcionaron a lo largo y ancho de los ríos, arroyos y quebradas del territorio novohispano.

El objetivo del presente trabajo es mostrar los componentes materiales de algunos sistemas hidráulicos localizados en el valle de Celaya; acercarnos a su funcionamiento, construcción e interrelación. Pondremos especial atención a los elementos constitutivos del riego por entarquinamiento1 o humedad a través del uso de "cajas de agua", práctica que se empezó a utilizar sistemáticamente en El Bajío desde la época colonial y subsistió por lo menos hasta la primera mitad del siglo XX. La razón de su largo uso se debió a que permitía el mejor aprovechamiento de la poca precipitación pluvial y su concentración periódica en lluvias torrenciales, además de adecuarse a la estructura de la propiedad de la tierra.

El clima, el suelo y los ríos

El Bajío mexicano está compuesto por una serie sucesiva de valles interrumpidos por extensiones cerriles o montañosas. Uno de estos valles es el que domina la ciudad de Celaya. El mismo, es un valle sin accidentes topográficos que modifiquen el aspecto plano y uniforme de la superficie del terreno, con desagüe superficial mediano y con pendiente general hacia el oeste y menor de 2.5%. En su parte oriental este valle es una prolongación del de Querétaro; hacia el occidente se proyecta sobre el valle de Irapuato. Al norte lo limitan las sierras de Codornices y de la Media Luna, y al sur las de Apaseo y de los Agustinos (Castillo 1956: 11).

El área de influencia de Celaya presenta tres tipos distintos de clima de acuerdo con la clasificación de Thornwaite, a saber: tibio semiseco, tibio seco y templado

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semiseco. El clima tibio semiseco prevalece en la mayor parte del territorio; el clima tibio seco se encuentra en la porción nororiental tocando la parte de Celaya y Apaseo, y el clima templado se localiza en las faldas de las montañas y cerros inmediatos a la planicie (Castillo 1956: 8).

La temperatura media del valle es de 20º C, la cual manifiesta poca variación durante el año. La precipitación pluvial anual va de los 489 mm a 800, concentrándose en la estación estival que comienza ordinariamente en julio y termina en septiembre; sin embargo, la distribución y la cantidad de las lluvias en el valle es muy variable (Castillo 1956: 9).

Las aguas superficiales utilizadas para el riego en el valle de Celaya se han derivado de los ríos Lerma y Laja. Desde la época colonial y hasta primera mitad del siglo XX, los agricultores de valle emplearon dos clases de recursos hídricos en el riego de sus tierras: 1) las aguas superficiales obtenidas mediante la derivación de las corrientes fluviales, y 2) el producto de las lluvias que se acumulaban localmente en pequeñas presas y se derivaban hacia las cajas de agua. A fines del siglo XIX y gracias a la aparición de los motores de combustión, los propietarios abajeños comenzaron a explotar las aguas subterráneas derivadas de pozos y manantiales.

El riego con aguas derivadas, almacenadas o del subsuelo significó problemas y soluciones técnicas distintas y diferentes grados de inversión de capital. Los sistemas hidráulicos que se desprendían de una derivación directa del río se constituían fundamentalmente de un tajo o saca abierto en el cauce, un canal o acequia principal de donde se surtían los distintos usuarios, de canales secundarios y, en algunas ocasiones, de cajas de agua. De propiedad individual o comunitaria, las acequias conducían las aguas hasta las propiedades y de ahí se distribuían por canales secundarios entre los campos de cultivo o las cajas de agua. En El Bajío, la entrada de los tajos o sacas

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estaban protegidas con obras de mampostería por la fuerza de las corrientes torrenciales. En este caso, el grueso de la inversión de capital lo constituía la excavación de los canales y los muros de contención de las cajas.

Regar con aguas almacenadas requería de elementos materiales adicionales a los mencionados. En primer lugar fue necesario invertir en la construcción de presas de cal y canto lo suficientemente grandes y fuertes como para contener las avenidas anuales y elevar las aguas a una altura conveniente. También fue necesario diseñar mecanismos que facilitaran el desasolve de las presas, o que facilitaran la conducción del agua hacia los campos de cultivo. Adosadas a las presas y formando parte estructural de las mismas estaban los canales derivadores que conducían las aguas almacenadas y que podían ser de uso común o individual. De las acequias se desprendían los canales secundarios que conducían las aguas hasta los elementos finales de los sistemas: las cajas de agua que por la técnica y materiales empleados en su construcción, también requerían de una fuerte inversión de capital.

La unidad básica de los sistemas hidráulicos coloniales era la comunidad de regantes, es decir, un grupo de propietarios o usufructuarios de agua que hacía uso del líquido derivándolo de un canal o acequia principal. Durante este tiempo se fueron desarrollando dos tipos de asociaciones de riego: la organización pública y la privada. La pertenencia y funcionamiento de una u otra organización estaba determinada por el tipo de inversión que había permitido la construcción de la acequia madre. Si ésta había sido construida a iniciativa de las autoridades locales y era considerada como propiedad pública, entonces la administración (entendida como el reparto, cobro de derechos, vigilancia, resolución de conflictos y mantenimiento) recaía principalmente en el gobierno municipal. Si por el contrario la obra era de propiedad particular entonces la comunidad de regantes

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dependían más de un acuerdo mutuo de colaboración (Castillo 1956: 64-72, Simons 1972: 138-141, Murphy 1986).

En las instrucciones dadas para el establecimiento de nuevas poblaciones en las provincias internas se resume la práctica colonial de reparto de aguas, y su administración local de manera pública o privada. En los artículos 20 y 21 del documento se ordena lo siguiente:

"20.- Para que éstos [los pobladores] disfruten con equidad y justicia el beneficio de las aguas a proporción de la necesidad que tuvieren sus respectivas siembras, se nombrará anualmente por el ayuntamiento un alcalde o mayordomo de cada isla, a cuyo cargo estará el cuidado de repartirlas en heredades comprendidas en el partido o heredamiento que se regare con ellas a proporción de la necesidad que tuviera este beneficio, señalando por lista que formará las horas del día o de la noche que cada heredero deberá regar sus sembrados ...

"21.- Los repartos y limpiezas que necesitare la acequia madre para su conservación se hará a costa de todo el vecindario, en los tiempos que señalaren el comisionado y ayuntamiento concurriendo a ellas cada vecino con asistencia o trabajo personal o en su defecto con la cantidad que por repartimiento y prorrateo equitativo se le señalare, para pagar y satisfacer a los peones; y por lo respectivo a los reparos y limpias de los arbollones repartidores y acequias destinadas al riego de los partidos o heredamientos en que deben divulgarse el terreno, será del cargo de los hacenderos o herederos cuyas suertes y posesiones se regaren con ellas entre las cuales se repartirá el gasto que ocasionare, a prorrata del número de suertes que cada uno poseyese en aquel partido o heredamiento correspondiente al cabildo o ayuntamiento de acuerdo con el comisionado determinarlos en que sin perjuicio de las sementeras, deben hacerse las enunciadas

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limpias y repartos." (citado en Aboites y Birrichaga 1994: 88).

Por otra parte, deseamos aclarar que desde la época colonial y hasta la primera mitad del presente siglo, el manejo del agua estuvo determinado por las necesidades de la hacienda. Con la llegada de la Revolución y el inicio del reparto agrario, el control sobre la tierra y el agua ejercido por la hacienda dejó de existir. En términos de práctica agrícola, la división territorial en parcelas ejidales dificultó el manejo de las cajas de aguas hasta que la práctica del entarquinamiento dejó de existir en esta parte de El Bajío2 .

Presas, diques o lomos de toro

Con estos nombres se reconocen las construcciones levantadas en El Bajío mexicano por hacendados, rancheros, cabildos o comunidades indígenas. Dada las condiciones torrenciales de los ríos y arroyos abajeños, la función principal de las presas o diques fue la de retener las aguas en tiempos de lluvias, elevar su nivel y derivarlas hacia los campos de cultivo. Debido a la presión hidráulica que tenían que resistir, la mayoría de las presas fueron construidas de cal y canto, lo que las hacía considerablemente costosas. No obstante lo anterior, el territorio abajeño está plagado de construcciones hidráulicas.

La combinación de técnicas de investigación histórica, antropológica y arqueológica nos han permitido localizar una serie no determinada de presas o diques en los alrededores de la villa de Celaya y el pueblo de Santa Cruz o Juventino Rosas. Algunas de estas obras continúan almacenando y derivando aguas hacia los campos; la mayoría, sin embargo, se ha asolvado o destruido por la falta de mantenimiento, la negligencia de autoridades y usuarios.

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Entre mediados del siglo XVII y mediados del siglo XX se ha podido documentar la existencia de por lo menos 56 presas, diques o lomos de toro en esta porción del territorio abajeño. Jauregui, Santa Rita, La Venta, Santa Rosa, Merino, Cortazár, Corralejo y Sarabia sobre el cauce del río Laja. San Pedro, Lomo de Toro, Jaralillo, El Sauz, Guadalupe, El Saucillo, Los Dulces Nombres, del Brinco, en las inmediaciones del pueblo de Santa Cruz; Neutla, Borunda, Los Agapitos, Soria o Labradores, Guadalupe, San Nicolás, El Cajete en Comonfort, son sólo algunos de sus nombres.

En la mayoría de los casos, cada una de estos almacenamientos de agua daban origen a uno o varios sistemas hidráulicos manejados de manera independiente por un número indeterminado de usuarios. Por efectos del trabajo, vamos a obviar este comentario y citaremos algunas de las presas construidas directamente sobre el cauce del río Laja.

Iniciamos con la presa de Labradores que, situada a la entrada del valle de Celaya por el viento del norte, fue construida en la primera mitad del siglo XVII para retener las aguas permanentes del río Laja3 , generar energía y mover un molino de trigo4 . De forma sumamente irregular, la presa fue construida en su totalidad de cal y canto y funcionaba como un solo vertedor de cresta ancha en altas aguas, y como dos vertedores separados en aguas medias. Tiene diferentes alturas de coronamiento, siendo la más alta la del centro; la media, la de la izquierda; y la más baja, la de la derecha. Fuera del período de lluvias y hasta antes de la construcción de la presa Ignacio Allende en la década de 1960, la presa de Labradores contenía la totalidad de las aguas del Laja y las derivaba hacia un canal conocido como de Labradores (principal fuente de abastecimiento de agua permanente para las propiedades celayenses). Tiene un desarrollo total de 379.20 metros y una altura media máxima de 5.40 metros La parte del dique que está

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Cajas de agua 105

dentro del cauce del río fue hecha en forma poligonal, pero en su conjunto tiene forma de espigón en ángulo recto, cuyo ángulo saliente está vuelto hacia arriba en dirección de la corriente. Por el lado derecho del dique parte un muro vertical de 50 metros de longitud que forma con la presa un ángulo mayor de 90 grados y en cuyo ángulo existe una compuerta rectangular de 0.52 metros de claro y 4.60 metros de altura, que sirve de desfogue pero cuyo papel principal es el de desarenar. Esta última compuerta se obtura con una hoja de lámina de hierro que se mueve con un volante que entra en una barra del mismo metal que lleva rosca en su superficie y que está invariablemente unida a la hoja de la compuerta.

Como ya se expresó, la presa de Labradores o de Soria era una obra de derivación, por lo mismo, parte importante de su función era la de mantener las aguas para derivarlas por un canal cuya bocatoma era elemento estructural de la obra. Vista aguas abajo, la bocatoma se ubica en el lado derecho de la presa y a unos 15.60 metros de la compuerta de desfogue. Contando desde la plantilla hasta la clave del marco que la limita, la bocatoma tiene 1.80 metros de claro y 2.40 metros de altura; para fines del siglo XIX la bocatoma se obturaba por medio de una compuerta de madera en la cual estaban fijadas dos cremalleras que engranaban con dos piñones montados sobre un eje horizontal, el cual recibía movimiento de otro piñón y éste de una manivela, funcionando con un orificio de carga variable que dependía de la altura de la lámina de agua existente en la presa5 .

De las aguas de esta presa se surtían una serie de propietarios de tierra en tandas rotatorias. Las aguas permanentes derivadas de la presa y conducidas por la acequia de Labradores penetraban al molino de Soria y después de pasar por el receptor hidráulico salían por la misma acequia hasta un partidor que se encontraba en la hacienda vecina de Mendoza. En dicho partidor había tres tomas de diferentes dimensiones que correspondían a

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otras tantas acequias: "Marco Grande", "Marco de En medio" y "Marco Chico"6 . Cada una de estas acequias conducía el agua a las haciendas que tenían derecho a ella, distribuyéndose en tandas rotatorias. Así por ejemplo, del "Marco Grande" se surtían las haciendas de Concepción, Tenería, Roque y Molino de Crespo alternativamente y durante un período rotatorio de treinta y siete días y medio7 . Este sistema de reparto descrito a fines del siglo XIX había venido funcionando desde la época colonial con una intervención estatal restringida a la resolución de conflictos.

A 2,649.60 metros aguas abajo de la presa de Labradores se localiza la presa de Guadalupe. Construida en 1795 como parte del convenio entre Francisco Manuel Alva, propietario rural y beneficiado por una merced de agua para aprovechar los remanentes del río, y Antonio Fernández de Herrera, comerciante y vecino de Apaseo, la presa de Guadalupe, hecha de cal y canto y con un costo aproximado de once mil pesos, retenía y derivaba los remanentes de agua de Labradores. Dado el poco volumen de agua existente en este punto, la presa de Guadalupe funcionaba casi exclusivamente en época de lluvias, período en que se aprovechaba de las aguas torrenciales que bajaban de la sierra de San Felipe y San Miguel el Grande. Por esta causa, su construcción también es bastante sólida. Su altura media máxima alcanzaba los 5.95 metros y se coronaba a los 5.29 metros; su longitud en la parte que barría al río era de 159 metros y formaba un vertedor de cresta ancha y de gran desarrollo. Por estar cerrada en su totalidad se denota que el diseñador no había considerado la colocación de un punto de descarga u obra alguna para desarenarla. Su figura en conjunto es la de una "W" de brazos muy abiertos con sus vértices vueltos hacia la corriente. Vista transversalmente es muy variable e irregular pero podría decirse que su sección tipo es la de un trapecio rectangular cuyo vertical es el parámetro interior o cara de aguas.

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De cada lado de la presa se desprendió un canal. Por la margen izquierda parte el canal de Guadalupe que tiene su origen en una compuerta de libre admisión y de forma rectangular terminada por un arco de círculo que tiene 1.75 metros de anchura y 2.48 de altura máxima. A unos cuantos metros de su inicio se colocaron dos compuertas laterales que tenían como función la de descargar las aguas que no podían ser admitidas en el canal en tiempo de avenidas. Finalmente, a poco más de 9 metros se construyeron un par de compuertas reguladoras las cuales estaban adosadas a un muro perpendicular a la dirección de la corriente del río8.

Las aguas que no alcanzaban a retener y derivar las presas de Labradores y Guadalupe y las que por escurrimiento o precipitación se iban acumulando río abajo, eran aprovechadas por otras presas o directamente por canales en forma sucesiva hasta llegar a la desembocadura con el río Lerma. De esta manera tenemos que después de las presas mencionadas se habían construido la de Jauregui (ca. 1848), con 35 metros de longitud y una altura máxima media sobre el fondo del río de 1.15 metros, y una cresta a 9.85. Santa Rita, que para 1895 se reportaba como destruida; Santa Rosa (1886) que era un bordo formado con estacado y tierra de 62 metros de longitud (en 1906 el bordo fue sustituido por un dique con compuertas de lámina de hierro). Presa de La Venta, construida diagonalmente al río y con 53.40 metros de longitud y 1.65 metros de altura máxima media; Merino, dique en forma de "V" muy abierta con vértice vuelto hacia arriba, de 102.40 metros de desarrollo y 2.55 metros de altura. Dique de Aguirre, construido de mampostería y reforzado por contrafuertes, de 21.25 metros de longitud y cresta de 4.15 metros sobre el fondo del río.

Aunque es extremadamente difícil encontrar documentación colonial que se refiera a los procesos constructivos y sus costos, Michael Murphy ha localizado

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algunos datos que nos sirven de ejemplo y que nos aportan información sobre el tipo y cantidad de material usado, cantidad y variedad de mano de obra, salarios, etc. Se trata de la construcción de una presa en los terrenos de la hacienda de Mendoza al norte de Salamanca. Con una extensión de 193 varas de longitud y 8 en su parte más alta, la presa de marras fue mandada construir por el rico minero Francisco Yguerategue. Los trabajos dieron inicio el 28 de diciembre de 1739 y para el 19 de junio del año siguiente ya se había concluido. En esta presa en particular se necesitaron acarrear 1,800 carretas de piedra y arena, 2,313 fanegas de cal valuadas en 580 pesos. Tan sólo de pago del acarreo del material Yguerategue tuvo que desembolsar cerca de 400 pesos. El trabajo invertido representó 3,000 días hombre, equivalente a 20 obreros trabajando de tiempo completo durante los 7 meses. En forma desglosada fueron contratados 55 peones alquilados por períodos de pocos días hasta 62. Treinta y ocho peones asalariados trabajaron por largos períodos de más de 95 días con pago de dos reales diarios. 37 muchachos fueron contratados de medio tiempo por períodos de 95 días pagándoseles un real diario. Tan sólo el pago de muchachos y peones ascendió a 550 pesos. 15 albañiles trabajaron en distintos tiempos hasta por más de 400 días de trabajo con costo total de 495 pesos. Un albañil de Celaya podía ganar desde un peso o menos. Al hijo del supervisor se le pagaron 644 pesos por sus servicios, etc. El costo aproximado de la presa fue de 5-6 mil pesos y para 1742 la misma fue valuada en 9,500 pesos que representaba casi un cuarto del valor total de la hacienda (Murphy 1986: 152).

Las acequias

Sin detrimento de su importancia, los canales o acequias eran otro elemento estructural de los sistemas hidráulicos. En algunas ocasiones la construcción de un

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canal precedía a las presas, sobre todo en los inicios de la colonización. Dada las grandes sumas de capital que requería su construcción y conservación, es poco probable que estos canales fueran de un sólo propietario. Por lo mismo, de los beneficios de un canal participaban un número variable de usuarios (no muy grande entre la colonia y principios del siglo XX debido a los patrones de tenencia de la tierra), quienes, con base en acuerdos autoreguladores institucionalizados a través del tiempo, se encargan de la conservación y buen manejo del mismo.

Los canales que desde el siglo XVI hasta fines del XIX fueron construidos en el cauce del río Laja que cubre el plan de Celaya fueron: Roque, Labradores, Guadalupe, San Antonio Gallardo, Jauregui, Santa Rita, Molina, Santa Rosa, Moralitos, Silva, Crespo, Lacano, Trojes, De la Venta, Torres, Ramírez, Merino, Cortazár, Corralejo, Sarabia, Cerro Gordo, López, El Gato y San Vicente. Excavados en distintos momentos y de diferente longitud, algunos (los pocos) conducían agua durante la mayor parte del año (por ejemplo Roque y Labradores), y el resto tenía un régimen estacional, es decir, conducían agua exclusivamente durante el período de lluvias. Algunos eran parte integral de las presas (Labradores, Guadalupe, San Antonio, Santa Rita, etc.); otros eran tajos abiertos directamente sobre el cauce del río. En todos, los primeros metros eran de mampostería para evitar su destrucción por los efectos de los torrentes anuales y el resto se excavaba en la tierra conduciendo el agua por gravedad hasta los campos de cultivo. De estas acequias se desprendía la red de canales que los propietarios habían construido para distribuir el agua en sus terrenos.

¿Quién los diseñó? ¿Cómo se calculaba la pendiente que debería mantener para que el agua corriera por gravedad hasta su destino final? ¿Cómo se definía la trayectoria? ¿Cuánta mano de obra se requería? Desafortunadamente estas son preguntas a las cuales no se ha podido responder por falta de información. Los documentos hasta

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ahora localizados arrojan dos tipos de datos: técnicos y administrativos. Los primeros tienen que ver con la longitud, profundidad, anchura, pendiente, diseño de alguna de sus partes y capacidad de conducción. Los datos administrativos se refieren a cantidad de usuarios, trabajos de conservación, volumen de agua para cada propietario, formas de reparto, etc.Hasta donde su puede intuir, durante los siglos XVI y XVII y primera mitad del siglo XVIII, el desarrollo agrícola local se fincó principalmente en el uso de las aguas mansas del sistema. La disponibilidad del recurso permitió el mantenimiento de una creciente frontera agrícola de riego necesaria para el abastecimiento de productos agropecuarios de una creciente población local y de mercados regionales y nacionales. Sin embargo, el aumento de las áreas de cultivo de riego a lo largo de más de dos siglos significó la explotación al límite de las aguas mansas que bajaban normalmente de la sierra. Esto trajo como consecuencia el uso generalizado de las aguas torrenciales del sistema y la inversión de gran cantidad de capital y mano de obra en la construcción de una infraestructura hidráulica adecuada a la fuerza y variación anual de los torrentes.La bonanza agrícola abajeña del siglo XVIII que tanto ha llamado la atención a los académicos se fincó en el uso de recursos hídricos extraordinarios para el que se requería una tecnología distinta a la que se venía usando. El aprovechamiento de las aguas torrenciales implicó levantar una infraestructura capaz de controlar la naturaleza. La alternativa se encontró en la construcción de diques, pero sobre todo de bordos en los campos de cultivo que permitieran almacenar una cantidad de agua susceptible de ser aprovechada para riego y que fueron conocidos localmente como cajas de agua.

Esta técnica hidráulica permitió mantener el crecimiento de la frontera agrícola de riego e incluso incrementarlo durante un par de siglos más al facilitar la irrigación de terrenos que ya no era posible hacer con el agua mansa.

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Tenemos entonces que, aguas debajo de la presa de Labradores que desviaba el mayor volumen de agua mansa para el valle, se inicia el aprovechamiento sistemático de las aguas torrenciales por una sucesión de obras hidráulicas entre las que se destaca la presa de Guadalupe.

Las cajas de agua

En un párrafo anterior nos referimos a la utilización del entarquinamiento como método de riego en situaciones donde el agua era escasa debido a las condiciones climatológicas y orográficas. De acuerdo con un par de diccionarios, entarquinar significa llenar de tarquín o cieno un terreno o rellenar y sanear un terreno pantanoso o una laguna por la sedimentación del légamo o tarquín que lleva una corriente de agua. Ambas definiciones se concentran en una de las características del entarquinamiento, la utilización del tarquín como elemento fertilizador de los terrenos (Diccionario ... [1732] 1979 y Aniceto de Pagés [1909] 1932).

En El Bajío, el entarquinamiento fue una solución técnica que requirió de la preparación de un terreno para captar las aguas que se derivaban de las presas y se conducían por las acequias. Esta preparación tenía que ver con la construcción de bordos de diferentes tipos y tamaños lo suficientemente fuertes como para resistir la presión ejercida por las aguas almacenadas. Desde la época colonial, en esta región del país, a los terrenos destinados a ser anegados artificialmente se les conoció como "cajas de agua" y entraban en funcionamiento durante los períodos de lluvias.

La sola mención de las cajas de agua nos habla de un tipo específico de riego: el de humedad. Practicado desde mucho antes de que llegaran los españoles, no podemos decir que este tipo de irrigación fuera desconocida en la América precolombina. Las investigaciones de Pedro

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Armillas ([1949] 1991), Angel Palerm (1972), Teresa Rojas (1990) y otros han arrojado mucha luz sobre las técnicas de riego por humedad y las regiones en donde se practicaba antes de la llegada de los españoles. En todo caso, lo novedoso de las cajas era su tamaño y diseño. Sin embargo, las cajas de agua tampoco son privativas de América como nos lo demuestra las investigaciones de Laurence Bérnard sobre la región de Lyon, Francia9.

¿Qué se entiende por caja de agua en El Bajío? Las cajas se pueden definir como extensiones variables de terreno rodeadas por bordos de tierra que tienen por objeto almacenar el agua, humedecer la tierra y servir como área de cultivo. La superficie de la caja varía de acuerdo con el volumen de agua que se desea almacenar, así como de las condiciones topográficas del lugar ya que éstas pueden favorecer o impedir la formación de láminas de aguas o la concentración de un mayor o menor volumen de agua. De acuerdo con la información localizada, esta superficie podía ser de entre 5 a 150 hectáreas. Para satisfacer las condiciones de estabilidad y mínima filtración, las dimensiones de los bordos de sección trapezoidal que limitan las cajas varían de acuerdo con la naturaleza del terreno y de la lámina de agua almacenada, ya que las funciones de los bordos serán el de resistir el empuje del agua y no permitir las filtraciones que pondrían en serio peligro la estabilidad de los bordos.

El control y manejo del agua se hace por medio de compuertas que en época de servicio son atendidas por individuos dedicados exclusivamente para el objeto. Podemos considerar dos clases de obras de regularización, unas que regulan el agua que entra del río al canal, éstas son las obras de toma; y otras, que regulan el agua en los distintos sistemas de conducción y de dotación. Las primeras pueden ser presas de derivación o simples bocatomas que se sitúan en alguna parte del río; las

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segundas son canales secundarios y compuertas que se ubican en los campos de cultivo.

Las aguas almacenadas son esencialmente torrenciales o broncas que se presentan en la época de lluvias correspondiendo a la región en los meses de junio, julio, agosto y septiembre, pero también las aguas mansas son almacenadas cuando no se emplean para el riego.

El año de 1900 el agrónomo alemán Karl Kaerger visitó el valle de Celaya y dejó el siguiente testimonio:

"En el distrito de Celaya del estado de Guanajuato se ha logrado en forma artificial lo que la naturaleza misma ofrece en las lagunas secas de Jalisco. Existen en este distrito grandes extensiones de terreno cuya superficie oscila entre 5 y 50 hectáreas. Estas fueron transformadas en estanques artificiales mediante la construcción de bordos elevados, de 2 metros de altura y del mismo ancho hasta la parte superior en el caso de los terrenos más grandes, hacia donde se conduce el agua de riego derivada de un río durante su crecimiento de época de lluvia. El agua se conserva en este lugar durante 4 meses, de junio hasta septiembre. Después de que se haya asentado todo el contenido de logo [sic], el agua se deriva a los canales de riego a través de compuertas. Estos terrenos así abonados y suavizados se siembran con trigo, que debe ser irrigado artificialmente otra vez en el invierno."(Kaerger 1986: 225).

Treinta años más tarde y antes de que la reforma agraria incidiera definitivamente en la estructura de la propiedad de la tierra y afectara el uso y control del recurso agua, la utilización de las cajas de agua era una práctica común en El Bajío. ¿Qué tan importantes fueron las cajas para la producción cerealera de las haciendas abajeñas? Por lo que toca a este trabajo, sólo señalaremos algunos ejemplos que pueden responder parcialmente la anterior interrogante. Los casos seleccionados son los de las haciendas de Estrada, Tenería de Valdéz y Cerrito de

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Yerbas, ubicadas al sureste de la ciudad de Celaya; y la hacienda de Trojes ubicada a 4 kilómetros al noreste de la misma villa y sobre la margen izquierda del río Laja. Estas propiedades fueron escogidas porque la calidad y cantidad de información localizada nos pueden dar una idea del uso e importancia de las cajas de agua.

Tenería de Valdéz era propiedad de José Reynoso quien el 5 de septiembre de 1888 la había adquirido por compra hecha a Feliciano Velázquez. Anexo a la hacienda, el mismo Reynoso había comprado una fracción de la vecina hacienda de Estrada (1892). Ambos predios formaban una sola propiedad que hasta el año de 1920 tenía una superficie de 475.70 hectáreas y gozaba de la sexta parte del agua que conducía el canal de Santa Rosa10 .

De acuerdo con un convenio entre los propietarios de la hacienda de Santa Rosa, rancho de Méndez, rancho del Becerro y Tenería de Valdéz, protocolizado en 1936 y que modificaba los que previamente se habían protocolizado en 1884 y en 1887, Tenería de Valdéz tenía derecho al uso de una sexta parte del agua que se derivara de la saca de Santa Rosa.

Hasta el año de 1886, el canal que llevaba agua a estas propiedades era un tajo abierto sobre el río La Laja. Después de esa fecha fue construido un bordo formado con estacado y tierra de 51.20 metros de longitud y colocado oblicuamente. En el año de 1906 el bordo fue sustituido por un dique de cal y canto que tenía 35 puertas giratorias que se abatían cuando el agua de la corriente las cubría11 .

La bocatoma de Santa Rosa se había colocado en la margen derecha y al extremo del muro transversal. Una vez que el torrente del agua era retenido por el dique y elevado a su nivel, el líquido pasaba por un orificio de 0.80 metros de anchura y 4 de altura. El ingreso del agua se manejaba por medio de compuertas de lámina de hierro movidas verticalmente sobre rieles por medio de un tornillo de 2 pulgadas de diámetro y 2.15 metros de

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longitud, En el extremo superior de los tornillos se encontraban unos volantes de 0.88 metros de diámetro. En la división de ambas compuertas (tajamar) se puso una placa de hierro incrustada que servía para medir el nivel y reglamentar el agua entre los usuarios12 . Con una dirección general al suroeste y varios cambios parciales de dirección, el canal de Santa Rosa tenía una longitud de 11,263.80 metros hasta el partidor de los ranchos del Becerro y Tenería de Valdéz.

Como ya se indicó, Tenería de Valdéz tenía una superficie de 470.20 hectáreas y estaba cubierto casi en su totalidad de cajas de agua. De hecho, salvo 28 hectáreas el resto del terreno lo cubrían un total de 27 cajas de distintos tamaños y capacidades. La más grande de todas tenía una superficie de 38.85 hectáreas y alcanzaba a almacenar 224,812 metros cúbicos de agua.

La hacienda vecina, denominada de Estrada no se quedaba atrás en cuanto al uso de las cajas de agua. Propiedad de la familia San Román, para 1930 esta hacienda tenía una superficie de 802.25 hectáreas y formalmente estaba dividida en seis fracciones.

De la superficie total de la hacienda, 399.75 hectáreas estaba ocupadas por 21 cajas de agua de distinto tamaño y diferente denominación. La más pequeña de todas -El Pasamano- cubría una superficie de poco más de cuatro y media hectáreas, mientras que la mayor -San Juan- tenía una extensión de 33.48 hectáreas y alcanzaba a almacenar 238,850 metros cúbicos de agua13 .

La propia familia San Román era propietaria de la hacienda denominada Cerrito de Yerbas con extensión de 645.4090 hectáreas que también estaba dividida en seis fracciones. Las 15 cajas ocupaban una superficie de 503.71 hectáreas de terreno siendo un tercio de las cajas mayores de 40 hectáreas14

En 1928, los hermanos Obregón Escalante, propietarios de la hacienda de Trojes solicitaron al Gobierno Federal la

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confirmación de derechos para riego y entarquinamiento con aguas broncas del río La Laja. En la inspección practicada un año después se informa que la hacienda contaba con 39 cajas de agua de distintos tamaños. La mayor de todas (San Isidro) alcanzaba a cubrir una superficie de 155.20 hectáreas almacenando 402,500 metros cúbicos de agua, siendo La Ladrillera la más pequeña con 5.30 hectáreas. La superficie total que ocupaban las cajas era de poco más de 900 hectáreas.

Para el año de la inspección los hacendados informaron que se tenían sembradas 646 hectáreas de trigo y 100 de maíz. Sin embargo, la superficie anual susceptible de entarquinarse dependía del temporal y la cantidad de agua aportada por las avenidas. En 1928 las avenidas extraordinarias ocurridas en el mes de septiembre habían permitido la siembra de las 646 hectáreas registradas en 1929. De hecho, la superficie promedio calculada por los hacendados para siembra de trigo era de 350 hectáreas15 .

Las cajas de estas cuatro haciendas junto con las de otras propiedades del valle de Celaya se llenaban con las avenidas anuales del río Laja que podían ser de cuatro a ocho repartidas entre los meses de lluvias y con duración de hasta una semana. El agua que se derivaba por los canales era depositada en las cajas en donde se conservaba por más o menos tiempo según el mes en que se hacía la derivación -de junio hasta septiembre según el testimonio de Kaerger. Sin embargo, no todas las aguas torrenciales eran aprovechadas para el entarquinamiento. A lo largo de los años, los agricultores de la región aprendieron que no todas las avenidas del río podían aprovecharse para entarquinar los terrenos, que sólo cuando las avenidas procedían de las serranías inmediatas al valle, se deberían abrir las compuertas de los canales; pero, cuando las lluvias se habían concentrado en las partes inmediatas al plan de Celaya, entonces estas aguas deberían dejarse pasar. La razón era sencilla, las materias en suspensión que arrastraba la

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corriente variaban en cantidad y calidad según era la región de la cuenca hidrográfica en la que se registraban las lluvias.

Por lo tanto, el permitir la humedad del terreno para su posterior cultivo no era el único valor técnico de las cajas. A este habría de agregarle por lo menos un par de beneficios: por un lado los nutrientes arrastrados por el agua y depositados en las cajas que redundaban en un aumento de la fertilidad de los terrenos y, por el otro, el combate de plagas y el desyerbe de las propiedades.

El llenado de las cajas era de la siguiente manera. El agua derivada del río era conducida por canales hasta el lugar en el cual era recibida para ser repartida a la o las cajas recibidoras. El agua continuaba corriendo por gravedad hasta los lugares más bajos de la caja que son los que corresponden a los lugares en que se encuentran ubicadas las compuertas de dotación de las otras cajas (ver Croquis 1: Secuencia de llenado).

Una vez que se ha llenado la caja recibidora (1) se llenará la N-1, después la N-2 y así sucesivamente hasta llegar de nueva cuenta a la 1. Cuando se han llenado todas las cajas, las compuertas de dotación de la caja recibidora se deja un poco abierta a fin de mantener el sistema lleno. Cuando esta caja ya se encuentra totalmente llena, se cierran todas las compuertas de admisión y de dotación.

Nos encontramos con todas las cajas llenas, se viene la época de siembras y se proceden a regar los terrenos de cultivo con el agua de la caja contigua a ellos y si no alcanza, se tomaba de la más próxima. Parte del agua depositada en las cajas se consumía por filtración y evaporación y solamente cuando la derivación se había hecho, se desaguaba rompiendo los bordos.

Después de varios meses en que el agua permanecía en las cajas, el suelo quedaba lo suficientemente blando por efectos de la infiltración del agua que incluso se podían obviar las labores de arado para aflojar la tierra. No todas

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las cajas se vaciaban al mismo tiempo, el proceso de vaciado era secuencial y estaba directamente conectado a las actividades de la siembra. En el caso de la hacienda de Guadalupe, primero se vaciaban las cajas 2, 4, 5, 6, 7, 13, 10, 11 y 12 (ver Croquis 2: Secuencia de vaciado) que inmediatamente eran sembradas con cultivos de humedad de período corto, por lo regular de garbanzo y una variedad de trigo de bajo rendimiento conocido regionalmente como barrigón. Para garantizar por lo menos un riego de apoyo para las cajas que se habían sembrado, se aprovechaba el agua de las cajas recibidoras -las marcadas con los números 1, 8 y 9 de la secuencia- que eran las últimas en vaciarse16.

De acuerdo con Kaerger (1986: 226), la siembra del trigo en las cajas de agua se interrumpía un año durante el cual se sembraba maíz. Es decir, durante el año en que se cambiaba de cultivo no se inundaba la caja. Después de este cultivo de descanso seguían dos períodos de trigo. También ocurría que poco tiempo después de la cosecha se dejara crecer una hierba llamada "gamalote" que se aprovechaba como pasto para ganado. Sin embargo, las avenidas anuales del río, ricas en nutrientes, traían inherentes ciertos problemas técnicos. El más importante de todos era la cantidad de materia arenosa que bajaba de la sierra y que azolvaba las presas, diques, canales y cajas de agua. En algunos casos de presas o diques, este problema se había solucionado con el diseño de compuertas especiales. Por ejemplo, en la presa de Labradores partía un muro vertical de 50 metros de longitud que formaba con la presa un ángulo mayor de 90 grados, en cuyo vértice se había construido una compuerta rectangular (0.52 metros de claro y 4.60 metros de altura) que servía para desarenar la presa17 .

En relación con las acequias y canales, la única solución posible para mantener en funcionamiento era la limpia anual. En este punto se hacía necesario el cumplimiento de acuerdos mutuos de autoregulación

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institucionalizados, es decir, aceptados socialmente y sancionados a través del tiempo. A lo largo y ancho del territorio mexicano los usuarios de las aguas tuvieron que acatar una serie de normas sancionadas por una autoridad política y/o socialmente. En estas ordenanzas que podían ser públicas o privadas se establecía la obligatoriedad de proceder a la limpia anual de acequias y canales, fijándose sanciones para los infractores.

Para algunos hacendados abajeños el azolve de los canales eran realmente un problema ya que la cantidad de tierra que se acumulaba dificultaba su extracción y colocación a las orillas del canal por la formación de grandes bordos de tierra, mismos que hacían más difíciles las labores de limpia o provocaban el abandono total de los canales18 .

¿Qué tan importante fueron las cajas de agua para la producción abajeña de cereales? Si una propiedad cualquiera podía contar con recursos hidráulicos en forma permanente y suficiente para regar tramos considerables de tierra, la importancia de las cajas disminuía y pasaban a ser áreas complementarias de cultivo. Pero si el hacendado o ranchero no contaba con agua permanente o ésta era insuficiente, las cajas de agua se convertían en la única posibilidad de poner bajo riego las tierras y lograr mejores cosechas. De hecho se convertían en las únicas tierras de riego que poseían las haciendas y que elevaban el valor de la propiedad rústica. En estos casos, la inversión estaba plenamente justificada y era posible su recuperación.

Conclusiones

El uso y funcionamiento de las cajas de agua de la forma y tamaño de las abajeñas sólo fue posible a partir de un control efectivo sobre la tierra y el agua de parte de los medianos y grandes propietarios quienes aplicaron una racionalidad sobre el recurso que les fue eficiente por más

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de trescientos años. Sin embargo, cuando el control sobre el binomio tierra-agua fue trastocado por efectos del reparto agrario, la racionalidad hacendaria en el manejo del agua ya no tuvo razón de ser, y la eficiencia ligada a esa racionalidad fue perdiéndose hasta ser sustituida por otra, esta vez determinada por la pequeña propiedad y el ejido.

Un intercambio a propósito de cajas de agua

Jacinta Palerm Viqueira- Con las cajas de agua ¿se siembra sólo en las cajas "de humedad" y con algún riego adicional de otra caja; o se riega también fuera de las cajas? Por momentos parece que las cajas riegan terrenos fuera de las cajas y en las cajas se siembran cultivos, de ciclo corto, como garbanzo y trigo barrigón. En la descripción de Kaerger parece ser que el agua torrencial se almacena para el cultivo de trigo de invierno19 . En la descripción de las cajas de las haciendas, todo el terreno de las haciendas son cajas.

Por otra parte en el valle de Zamora ¿Se siembra en las cajas? ¿Se riega fuera de las cajas con el agua de las cajas?

En la descripción de Tomás Martínez Saldaña (Cabrera y Martínez 1997) para Los Altos, se riega fuera de los bordos y luego, una vez vaciados, en los bordos se siembra de humedad.

Martín Sánchez- Vamos por partes porque Zamora y Celaya no es lo mismo.

En Celaya algunas partes el sistema es parecido al que describe Tomás Martínez Saldaña. Es decir, primero se riega fuera de los bordos y después en los bordos mismos. Esto depende de la ubicación de las cajas. Si observas los croquis [núm. 1 y 2] que te envié, en algunas partes de la hacienda, las cajas cubren la totalidad del espacio entre el canal y el río; en este caso, el agua de las cajas que se van

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desocupando va a parar directamente al río. Sin embargo, en esta misma hacienda, en la segunda parte de cajas, el agua pasa por campos de cultivo antes de caer al río. Por otra parte, la ubicación de las cajas recibidoras parece determinar el uso del agua exclusivamente para el resto de las cajas y no para las partes del terreno que no cuenta con bordos.

En el caso de Zamora, el sistema es distinto porque en este caso la estructura de la propiedad es diferente20 . Aquí me encuentro con cajas de 4 o 6 hectáreas, cada una propiedad de un ejidatario. Creo que no hay una secuencia estructurada, es decir, no puedo afirmar que hay un orden de llenado y de vaciado. Cada usuario determina si llena o no su caja. Por lo tanto, la caja es también el campo de cultivo y su agua no sirve para regar directamente a otras cajas sino que se conduce directamente al canal de desagüe. En este caso, el agua sirve más para el combate de plagas y yerbas y, en menor medida, para la fertilización del suelo.

Jacinta Palerm Viqueira- Las cajas de agua ¿Es prehispánico, es colonial? ¿Qué difusión tiene en México? ¿De qué tamaño deben ser las cajas de agua? ¿Qué relación hay entre manejo aguas broncas y la práctica de entarquinar (con aguas mansas)?

La selección de texto que sigue corresponde a un valle mesoamericano (cfr Enge y Whiteford 1989 31-33 y en esta Antología).

Los campos están divididos en pantles, divisiones del campo con bordos de tierra. Los pantles, unidades básicas de regadío, varían en tamaño de menos de un octavo a un cuarto de hectárea; las formas varían debido a la topografía y los dueños; tienen bordes anchos para aguantar el impacto del agua bronca, un metro y pico de anchura en la base, más de un metro de altura. Una vez que se ha llenado de agua se cierra la compuerta y se deja el agua hasta que se resume en la tierra. El sistema es manejado por sociedades de zanjas o sociedades de aguas

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broncas. Existen principios de distribución del agua, algo único en manejo de aguas broncas. Convierte a las tierras en las más productivas del valle por el aporte de tierra nueva y evita o revierte su salinización.

Martín Sánchez- Herb Eling y yo hablamos sobre el origen prehispánico o colonial de las cajas. en realidad no llegamos a nada porque hacen falta más estudios al respecto21 . Encontramos variaciones técnicas en las cajas: hay unas que el bordo esta recubierto con piedras, otras que no tienen este recubrimiento. En El Bajío, la caja por donde penetra originalmente el agua, recibe el nombre de "recibidora"; estas cajas alcanzan a cubrir 140 hectáreas. La más pequeña que me he encontrado es de 5 hectáreas. En cuanto a su difusión, Luis Aboites22 me comentaba que sería interesante ver que pasaba en el Norte (La Laguna o Chihuahua) porque él había visto cierta similitud en el sistema que se usaba pero que las cajas recibían otro nombre. En verdad no he tenido tiempo para averiguarlo.

En cuanto a las aguas broncas o mansas. En principio creía que eran para aprovechar exclusivamente las aguas torrenciales, sin embargo, ahora no estoy tan seguro de ello. Me parecer que tiene que ver más con la carencia natural del recurso y la necesidad de extender la frontera agrícola de riego. Este parece un proceso histórico que en El Bajío es posible ubicarlo de la siguiente manera: siglo XVI a primera mitad del XVIII la agricultura de riego se basa en el uso de las aguas mansas que bajan del río La Laja pero tiene un límite natural que es sobrepasado por el crecimiento de la población abajeña y la necesidad de incrementar la producción agropecuaria. Por lo tanto, a partir de segunda mitad del XVIII hasta fines del XIX el crecimiento de esta agricultura se tiene que complementar con el uso de las aguas torrenciales que implican soluciones técnicas distintas y una mayor inversión de capital y mano de obra. En este punto es donde se ubica el uso de las cajas de agua. Esta larga

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explicación para decirte que es probable que para el llenado de las cajas no sólo se utilizara agua torrencial.

Jacinta Palerm Viqueira- ¿Porqué un cultivo de ciclo corto? ¿En las primeras cajas vaciadas, no debería ser un cultivo de ciclo largo y en las últimas en vaciarse un cultivo de ciclo corto?

Martín Sánchez- Me parece que la razón está en el aprovechamiento de la humedad y de las posibilidades de poder hacer riegos de apoyo con el agua que quedaba en las cajas recibidoras (uno o dos dependiendo de las captaciones y del agua almacenada) o con la cantidad de agua mansa a que tenían derecho. ¿Cómo se combinaba el uso del agua mansa con la bronca en los terrenos de cultivo? ¿Hasta qué punto se usaba el agua mansa para los cultivos en los terrenos de las cajas? ¿Sólo se usaba la humedad o el agua de las cajas recibidoras en el resto de las cajas? Son dudas que yo también tengo y que espero algún día resolverlas.

Notas

* Una primera versión de este ensayo se presentó en el Simposio sobre Arqueología e Historia de El Bajío, El Colegio de Michoacán, septiembre de 1997. H. Eling es arqueólogo y ha realizado investigación sobre riego en el Perú y en El Bajío, actualmente trabaja en el INAH; M. Sánchez es historiador y trabaja en El Colegio de Michoacán. 1 En pocas palabras, el entarquinamiento consiste en inundar un terreno con agua que lleva en suspensión gran cantidad de materias terrosas, para que, con una circulación lenta o mediante reposo, deposite las materias formando una capa más o menos espesa de "légamo", "tarquín" o "limo". Este sistema de riego tiene lugar en época de avenidas pero puede ser artificial al objeto de abonar las tierras, modificar sus propiedades físicas o

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elevar su nivel (Diccionario ... 1942: 943; Diccionario ... 1982: 157).

2 Castillo (pp. 22) hace la siguiente reflexión para el año de 1956: "... las cajas de agua parecieron adaptarse a un tipo de organización agrícola que quedó destruido a raíz del movimiento de Reforma Agraria. Sólo un cambio radical de organización como el que recientemente se preconizó bajo el nombre de zonas tecnificadas para la agricultura ejidal, podría hacer posible la reconstrucción de los sistemas de cajeos de las antiguas haciendas. No obstante, las dificultades con que ha tropezado la idea de tal reorganización, hacen de éste un supuesto poco realista". 3 Es necesario aclarar que de todo el trayecto del río La Laja, sólo una pequeña parte tiene agua durante todo el año. Ahora bien, estas aguas fueron mercedadas por la corona desde los tiempos en que se fundó la villa de Celaya en 1570, de donde sus pobladores derivaron un canal (el canal de Labradores) que años más tarde fue cambiado de rumbo. 4 AGN, Mercedes, Vol. 49, f. 32v. 5 Memoria del río Laja en AHA-AS, Caja 381, Exp. 7607, f. 20. 6 Distribución de las aguas del río La Laja que reciben las presas de Labradores y de Guadalupe, México, octubre 25 de 1895 en AHA-AS, Caja 4606, Exp. 61317, fs. 180-181v 7 A la hacienda de Concepción le correspondían 5.5 días de agua; a la de Tenería 14; a la de Roque 12.5 y a la hacienda del Molino de Crespo 5.5 días. De estas tandas había 9 enteras y una de quince días llamada "mocha" que correspondía a los primeros días de octubre de cada año en que se suspendía la tanda para hacer la limpia de la acequia. (Distribución de las aguas del río La Laja que reciben las presas de Labradores y de Guadalupe, México, octubre 25 de 1895 en AHA-AS, Caja 4606, Exp. 61317, f. 180v.).

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8 Distribución de las aguas del río La Laja que reciben las presas de Labradores y de Guadalupe, México, octubre 25 de 1895 en AHA-AS, Caja 4606, Exp. 61317, f. 21. 9 "En este caso, es un sistema que alterna sobre la misma parcela el cultivo de pez y cereales. En un caso la parcela está dividida por un dique y llena de agua y peces; en el otro es vaciada, escurrida, arada y sembrada. Estos estanques son explotados desde hace varios siglos según un tipo de rotación de cultivos trianual. Cuando ha sido llenado el estanque para el cultivo de los peces, el agua dura estancada dos años, tiempo durante el cual los peces abonan el suelo. Al tercer año se vacía progresivamente el estanque, el pez se junta y se pesca, la parcela se escurre y se siembra con cereales. Después de la cosecha se acondiciona nuevamente la parcela para recibir el agua y los peces." (Laurance Bérnard y Francoise Vergnault 1998: 68, mi traducción). 10 Escritura de permuta de la hacienda de Tenería de Valdéz, julio 23 de 1920, AHA-AS, Caja 1364, Exp. 18658, fs. 12-17. 11 Informe técnico para la confirmación de agua de la hacienda de Tenería de Valdéz y sus anexas El Cerrito de Yerbas y Estrada, Celaya, enero 31 de 1930, AHA-AS, Caja 1364, Exp. 18658, f. 40. 12 Informe técnico para la confirmación de agua de la hacienda de Tenería de Valdéz y sus anexas El Cerrito de Yerbas y Estrada, Celaya, enero 31 de 1930, AHA-AS, Caja 1364, Exp. 18658, fs. 43-44. 13 Informe técnico para la confirmación de derechos de agua de la hacienda Tenería de Valdéz, Celaya, enero 31 de 1930, AHA-AS, Caja 1364, Exp. 18658, f. 55. 14 Informe técnico para la confirmación de derechos de agua de la hacienda Tenería de Valdéz, Celaya, enero 31 de 1930, AHA-AS, Caja 1364, Exp. 18658, fs. 61-63.

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15 Informe de la inspección reglamentaria practicada a la hacienda de Trojes, Celaya, 15 de marzo de 1929, AHA-AS, Caja 1400, Exp. 19147, f. 118. 16 Informe de la inspección reglamentaria practicada la hacienda. de Trojes, Celaya, marzo 15 de 1929, AHA-AS, Caja 1400, Exp. 19147, fs. 117-118; Informe técnico de la inspección practicada a la hacienda. de Silva, Celaya, junio 18 de 1929, AHA-AS, Caja 93, Exp. 1816; Informe técnico para la confirmación de derechos del rancho de San Juanico, Celaya, abril 25 de 1929, AHA-AS, Caja 865, Exp. 12442, f. 2. 17 [sin título] AHA-AS, Caja 301, Exp. 7607, f. 10. 18 Informe técnico de la inspección a la hacienda de Silva, Celaya, junio 18 de 1929; Inspección reglamentaria practicada a la hacienda de Trojes; Celaya, marzo 15 de 1929, AHA-AS, Caja 93, Exp. 1816, fs. 31, 35 y Caja 1400, Exp. 19147, f. 114. 19 "Este uso del agua almacenada en los bordos probablemente implica un pérdida importante de agua por evaporación, en contraste con el uso anterior para el trigo de invierno, que iniciaba con el fin de la temporada de lluvias." (Cabrera y Martínez Saldaña 1997). De tal manera que el almacenamiento de agua de lluvia no parece muy apropiado para el cultivo de maíz; pero, nos señala Artemio Cruz (comunicación personal 1999) puede ser útil en regiones del país donde no hay restricciones al cultivo de maíz en invierno al estar libre de heladas -como el valle de Tehuacán. 20 Ver nota 2. 21 Según Abelardo Rodríguez (septiembre de 1999) del Programa Regional para Latinoamérica del Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Aridas en Lima, Perú con el cual entramos en contracto a través de una conferencia electrónica- las cajas de agua descritas por Eling y Sánchez, y cito de su nota electrónica "son parecidas a las tabias de las zonas más secas de Túnez;

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hay sistemas semejantes en Andalucia; en Pakistán tienen cajas de agua de tamaños flexibles de acuerdo a la intensidad de las aguas torrenciales, khuskhaba irrigation o spate irrigation." 22 La recomendación de lecturas que hace Aboites para La Laguna es un informe de 1928 sobre La Laguna de Enrique Nájera, Manuel López Portillo y Estanislao Peña 1930 Informe general de la Comisión de Estudios de la Comarca Lagunera Editorial Cultura; F. F. Smith 1932 Estudio sobre el río Nazas, estados de Coahuila y Durango, CNI (estas dos publicaciones se pueden consultar en el Archivo Histórico del Agua). Añade que, se supone hay unos estudios de 1910 hechos por la Pearson para la localización del sitio de la presa sobre el Nazas, que tal vez estén en Torreón.

Referencias

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[sin título] AHA-AS, Caja 301, Exp. 7607, f. 10

Distribución de las aguas del río La Laja que reciben las presas de Labradores y de Guadalupe, México, octubre 25 de 1895, AHA-AS, Caja 4606, Exp. 61317, f. 21, fs. 180-181v.

Escritura de permuta de la hacienda de Tenería de Valdéz, julio 23 de 1920, AHA-as, Caja 1364, Exp. 18658, fs. 12-17.

Informe de la inspección reglamentaria practicada a la hacienda de Tr5ojes, Celaya, 15 de marzo de 1929, AHA-AS, Caja 1400, Exp. 19147, fs. 114, 117-118.

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Informe técnico de la inspección practicada a la hacienda de Silva, Celaya, junio 18 de 1929, AHA-AS, Caja 93, Exp. 1816, fs 31, 35

Informe técnico para la confirmación de agua de la hacienda de Tenería de Valdéz y sus anexas El Cerrito de Yerbas y Estrada, Celaya, enero 31 de 1930, AHA-AS, Caja 1364, Exp. 18658, fs. 40, 43-44, 55, 61-63.

Informe técnico para la confirmación de derechos del rancho de San Juanico., Celaya, abril 25 de 1929, AHA-AS, Caja 865, Exp. 12442, f. 2.

Memoria del río Laja, AHA-AS, Caja 381, Exp. 7607, f. 20.

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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VII. El sistema de riego de los manantiales de San Juan Teotihuacán*

Margarita González Huerta

Introducción**

El estudio de caso sobre el sistema de riego de los manantiales de San Juan Teotihuacán inició como un re-estudio a casi cuarenta años de distancia de la investigación realizada por Millon et al. ([1962] 1997) (ver también Millon [1962] 1997). Según Millon et al. y Millon los regantes del valle de Teotihuacán habían sido incapaces de construir una organización multicomunitaria para administrar el sistema de riego, y la administración del mismo estaba "centralizada" en el Estado. La primera visita de Margarita González Huerta a la región puso en evidencia que los manantiales se habían secado y por lo tanto ya no existía el sistema de riego. La estrategia que se siguió, entonces, fue de recuperar el funcionamiento de la administración del sistema de riego a partir de historia oral y de los documentos en el Archivo Histórico del Agua. A pesar que el Archivo recupera, principalmente, los oficios, informes, estudios y otros papeles generados por burócratas del Estado o por ciudadanos que están dialogando con el Estado, la investigación de Margarita González Huerta da una imagen de una administración del sistema de riego de los manantiales de San Juan Teotihuacán autogestiva y eficaz, aunque no exenta de conflicto. Por otro lado la mejor muestra del intenso interés y conocimiento sobre la administración del sistema de riego se hizo evidente al buscar a los que fueron autoridades, todos sus informantes casuales podían indicarle quiénes habían sido y dónde vivían.

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Antecedentes

El sistema de riego del valle de Teotihuacán tuvo su origen, según Palerm y Wolf ([1972] 1992: 104), en el período prehispánico. Sus canales de regadío "se extendieron no sólo por las áreas más favorables [centro del valle y suelos más fértiles], sino también por áreas desfavorables [laderas empinadas y suelos pobres]". Al parecer los antiguos teotihuacanos desarrollaron una importante agricultura de riego.

Durante la colonia la distribución del agua del sistema hidráulico del valle de Teotihuacán sufrió un cambio radical, dado que los principales recursos naturales pasaron a manos de haciendas y sólo a algunos pueblos de la región, como Atlatongo, Xometla y Tepexpan, les fueron reconocidos ciertos derechos de agua1 . Manuel Gamio (1922: 568) hace referencia a este proceso: "las haciendas se formaron [en el valle] aproximadamente en el siglo XVII y desde entonces comenzó la lucha entre las grandes y pequeñas propiedades. Desde ese tiempo empezaron los despojos de tierra y agua de los pueblos." (ver Croquis: Pueblos del valle de Teotihuacán).

Esta situación conflictiva se alargó y profundizó durante el siglo XIX con la puesta en marcha de las leyes de desamortización, lo que culminó, a principios del siglo XX, en una aguda polarización de la propiedad de la tierra y del agua en el valle de Teotihuacán hasta el grado en que los pueblos perdieron incluso parte del fundo legal que les correspondía por mandato de las leyes coloniales, y en la concentración en manos de los hacendados de las aguas del sistema de riego de Teotihuacán2 .

Hacia una nueva composición de la tenencia del agua y de la tierra

Los conflictos suscitados por esta profunda desigualdad encontraron su punto de inflexión a partir del 6 de enero

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de 1915 con la Ley Agraria y a partir del 6 de julio de 1917 cuando el Congreso Constituyente ratificó, a través del artículo 27 de la Carta Magna, el control federal del agua. Esta decisión de orden político-jurídico fue el inicio de la declinación del poder de los hacendados en el territorio nacional; en el valle de Teotihuacán los terratenientes conservaron bajo su control, aun por algunos años más, la mayor parte de los recursos tierra y agua, al tiempo que sostuvieron con las nuevas autoridades de gobierno, surgidas del movimiento revolucionario, un vínculo difícil y complicado, sobre todo cuando emergieron las demandas de restitución, confirmación y dotación de aguas y reparto de tierras por parte de los pueblos de esta región (ver AHA-AS, Caja 266, Exp. 6393, fs. 1-98).

Desde ese entonces se inició en el valle de Teotihuacán una recomposición de la propiedad de la tierra y del agua y de su distribución entre los distintos pueblos asentados en la región; si bien es cierto que fue un proceso que avanzó con serias dificultades debido a la resistencia presentada por los hacendados y la lentitud con que fueron atendidos los conflictos.

En el valle de Teotihuacán se aplicó con mayor fuerza la reforma agraria entre los años de 1920 y 1926. Es posible suponer, por las características que tomó el reparto de agua en ese tiempo, que fueron las necesidades políticas de la época las que condicionaron dicha distribución puesto que las restituciones, confirmaciones y dotaciones se efectuaron al margen de un estudio de orden técnico. Las autoridades federales declararan la propiedad nacional3 de los manantiales de San Juan Teotihuacán y se empezó a repartir el agua en la región. En ese período fueron dotados de agua o reconocidos en sus derechos los pueblos de Atlatongo, El Calvario, San Bartolo, Tenango, San Juanico, Tequisistlán, San Mateo Chipiltepec, Cuanalán y Xometla4 .

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A lo largo de la década del veinte los conflictos entre las haciendas y los pueblos beneficiados con el reparto de tierras y agua, mantuvieron una constante tensión. En los hechos esto se manifestó en el difícil acceso al agua de parte de los campesinos o en el total bloqueo que las haciendas hicieron en contra de éstos, para impedir la posesión de las tierras recién repartidas. Al respecto, en el informe de noviembre de 1926 sobre el estudio realizado por el ingeniero Ramiro Talancón, de la Comisión Nacional Agraria para formular una propuesta de Reglamento, se consignó lo siguiente

"A varios de los pueblos dotados con los terrenos de las haciendas mencionadas, se les ha dado posesión de aguas y en cada caso, las haciendas afectadas han pedido amparo el que ha tenido por resultado suspender temporalmente los efectos de la posesión, pero en ningún caso se ha concedido aquél en definitiva" (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, f. 15).

Las dificultades entre las haciendas y los pueblos y las existentes entre estos últimos, encontraron una solución generalizada a partir del 12 de marzo de 1927, cuando se puso en marcha el primer Reglamento provisional de distribución del agua de los manantiales de San Juan Teotihuacán (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, fs. 2-20). Con la reglamentación definida conjuntamente por la Secretaría de Agricultura y Fomento y la Comisión Nacional Agraria se consolidó el proceso de reparto y distribución de las aguas de este sistema de riego y, al mismo tiempo, se dio paso a una nueva modalidad organizativa dado que las comunidades se convirtieron en las principales células del sistema, estableciéndose, desde entonces, nuevos lazos intercomunitarios para el manejo, conservación, distribución y vigilancia del agua para riego; aunque también surgieron distintas controversias entre los pueblos, dado que el caudal de los manantiales resulta insuficiente para regar las hectáreas de los productores que participan en este sistema de riego5 .

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El sistema de riego del valle de Teotihuacán

En un informe elaborado el 18 de diciembre de 1917 por el ingeniero Jesús Oropeza, jefe del Departamento de Irrigación de la Secretaría de Fomento, se describieron las principales fuentes de agua que dieron origen al sistema de riego del valle de Teotihuacán.

"El río de San Juan está formado por una serie de arroyos que bajan de las serranía, por el norte la del Cerro Gordo, por el sur de una pequeña cordillera cuyas alturas más notables son los cerros de Tepechichilco y Patlachilco, por el oriente hay un pequeño levantamiento, que limita el Valle, separándolo del de Otumba y por el poniente está abierto el Valle corriendo en ese sentido el río hasta la laguna de Texcoco de la cual es tributario. Todos los arroyos que forman el río, de la manera indicada, son torrenciales, teniendo secos sus cauces cuando se practicó la inspección, la primera agua que se observa es a la altura de San Juan, en cuyo lugar brotan numerosos manantiales de agua dulce a una temperatura un poco superior a la ambiente (...). En uno de sus afluentes llamado arroyo o barranca de San Lorenzo también se observan aguas permanentes a la altura del pueblo del mismo nombre [aunque en documentos posteriores no se mencionan las aguas permanentes de arroyo o barranca de San Lorenzo] ..." (AHA-AS, Caja 266, Exp. 6393, f. 4).

Años después, en el informe del estudio que llevó a cabo la Comisión Nacional Agraria en 1926 para diseñar un primer Reglamento se mencionó lo siguiente:

"[El río de San Juan], después de atravesar este mismo valle [el de Teotihuacán], va a desembocar en el lago de Texcoco, subdividiéndose en tres corrientes principales que son: río de Nexquipayac, río de Ixtapan y río Nuevo. Tiene una jurisdicción aproximada de 300

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kilómetros cuadrados (...). En terrenos del pueblo de San Juan Teotihuacán brota una serie de manantiales siendo los principales el de La Parroquia, Los Ahuehuetes y Baño de los Caballos, cuyas aguas, reunidas en dos canales principales van a dar, las unas a irrigar terrenos de las haciendas de Cadena y Barrio de Maquixco por el canal conocido con el nombre de Canal de la Cadena y las otras por un canal de sección muy irregular y sinuoso para ser llevadas a un depósito o partidor denominado Taza [sic] de Maquixco, del cual se derivan otros dos canales denominados de San José y San Antonio. Del canal de San José hacen uso la hacienda de Cadena, los pueblos de Atlatongo, Tepexpan, Tequisistlán, Nexquipayac, Ixtapan, hacienda de Ixtapan y hacienda de San José, y del de San Antonio los pueblos de Xometla, El Calvario Acolman y sus barrios, y hacienda de San Antonio. Hay que advertir que el agua de esos manantiales primitivamente iba a dar al río San Juan y en él se confundían con las aguas torrenciales del mismo, para ir a dar al lago de Texcoco. Los canales anteriormente mencionados de San José y San Antonio cambiaron el curso de esas aguas manantiales llevándoselas a irrigar los terrenos de los usuarios mencionados" (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, fs. 6 y 7), [ver Esquema].

Con la aplicación de la reforma agraria en el valle se determinó que únicamente serían utilizadas para riego las aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán, por esa razón sólo fueron consideradas éstas en la reglamentación que normó la distribución de agua en este sistema de riego. El aprovechamiento de las aguas torrenciales sólo se podía realizar mediante un permiso especial otorgado por la Secretaría de Agricultura y Fomento y posteriormente por la Secretarías que la sustituyeron, aunque algunos pueblos aledaños hicieron uso de estas aguas sin previa autorización6 .

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Cabe señalar que en la región ciertos pueblos tuvieron oportunidad de acceder al agua mediante otras fuentes de abastecimiento, es el caso de Atlatongo que tuvo a su disposición el agua permanente [continua] del Tular Amac (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, f. 10); de San Marcos, que mediante pozos regaba una parte de sus tierras; de Xometla, Atlatongo y San Lorenzo Tlalmimilolpan que aprovecharon las aguas llamadas Santaneras alimentadas también por pozos y que, a finales de la década de los cuarenta, fueron normadas e incluidas en el Reglamento de 1959 (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7743, f. 2); del pueblo de San Juan Teotihuacán con 14 pozos artesianos que había perforado la ex hacienda de Cadena y que posteriormente pasaron a manos de San Juan (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, f. 8).

Paralelamente en diversos lugares del valle, los pueblos optaron por bombear el agua de pozos artesianos dado la escasa profundidad en que se podía encontrar el agua.

La conformación de un nuevo modelo de organización

La nueva estructura de la tenencia de la tierra y el agua en el valle de Teotihuacán se expresó en una fuerte fragmentación de la superficie laborable y, al mismo tiempo, en la multiplicación del número de regantes, tanto desde el punto de vista individual como de comunidades. Así, en este sistema de riego, se distinguen tres tipos de participantes: los ejidatarios, los pequeños propietarios de los pueblos y los ex hacendados de la región. En total fueron doce pueblos -algunos con sus barrios- y seis ex haciendas los considerados en el Reglamento de 19277 . La superficie con derecho a riego sumaba 2,088.26 hectáreas, de las cuales 50.8%, o sea, 1,059.93 hectáreas se clasificaron como ejidales, 29.3%, es decir, 611.33 hectáreas, se reconocieron como pequeña propiedad, y 20.0%, alrededor de 417 hectáreas, quedaron

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en manos de los hacendados (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 16).

En este nuevo panorama agrario, el Estado mexicano que nació del proceso revolucionario jugó un papel primordial no sólo al ejecutar el reparto de tierras y agua, sino también al intervenir en los aspectos organizativos de los productores del valle en lo que concierne a la distribución y manejo del agua. Tanto la Comisión Nacional Agraria como la Secretaría de Agricultura y Fomento llevaron a cabo los primeros estudios para proponer un sistema reglamentario mediante el cual se sentarían las bases organizativas de los pueblos que habían sido dotados o restituidos de agua para riego.

Desde del 12 de marzo de 1927, en el primer Reglamento provisional formulado por ambas instancias del Gobierno Federal, se plasmaron las bases legales que regirían en lo sucesivo la distribución del agua entre los usuarios del valle de Teotihuacán, y los distintos tipos de relaciones intercomunitarias que se desprenderían de su participación en este sistema de riego. Dicha reglamentación se mantendría vigente a lo largo de tres décadas, a pesar de que en varias ocasiones desde la esfera gubernamental se propusieron otros Reglamentos en los que se incluyeron nuevos usuarios, se incrementó la superficie de riego y se definió una clasificación de tierras según sus grados de humedad.

Estructura organizativa y sistemas de representación: la junta de aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán

La propuesta gubernamental fue la de crear una junta de aguas en la que estarían representados cada uno de los pueblos y comunidades integrados al sistema de riego. Fue en el Reglamento de 1927 donde formalmente se planteó el tipo de organización, las características de los integrantes, los cargos, las facultades, las jerarquías y

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responsabilidades de los agentes internos y externos que intervendrían en esta organización multicomunitaria. Conforme con lo ordenado en ese instrumento jurídico, los usuarios de las aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán debieron organizarse en dicha junta de aguas.

De acuerdo con el Reglamento, los grupos de cada pueblo, es decir el ejido y la pequeña propiedad, y las ex haciendas debían de contar con dos representantes en la junta de aguas, un propietario y un suplente. En particular, esta asociación de usuarios debió estar integrada por 13 representantes de los ejidatarios, 9 de los pequeños propietarios y 6 de los hacendados, sumando un total de 28 delegados propietarios integrantes de la junta, todos con sus respectivos suplentes (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, fs. 3 y 4).

Esta representación multicomunitaria fue encabezada por el comité ejecutivo formado por un presidente, un secretario, un tesorero y dos vocales. Además, en el Reglamento se contempló la integración al comité ejecutivo de vocales de vigilancia y se especificó que el presidente sería el juez de aguas.

Para alcanzar la representación y su legitimación, el Reglamento estableció que los integrantes de la junta de aguas y del comité ejecutivo serían nombrados en un proceso de elección, el cual debía transcurrir en dos etapas. En la primera, los delegados de la junta de aguas serían electos en asambleas organizadas por los regantes en sus respectivas comunidades, y los representantes de las haciendas, por su parte, serían designados por los propietarios de las mismas. En la segunda etapa, los integrantes del comité ejecutivo serían elegidos en la asamblea de la junta de aguas ante la presencia del representante de la Secretaría de Agricultura y Fomento, quien tomaría en esa ocasión el cargo de presidente de la junta de aguas (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 4).

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Facultades y responsabilidades de la junta de aguas

En el Reglamento se especificaron las facultades de la junta de aguas y de su comité ejecutivo. Entre otras responsabilidades, se mencionan las siguientes: administrar el recurso, llevar a cabo la distribución reglamentaria del agua, organizar con las comunidades las tareas de mantenimiento y limpieza de los ojos de agua y de la red de canales, vigilar e impedir la construcción de obras que derivasen el agua hacia otros lugares o en cantidades mayores a las estipuladas, actuar como árbitro en las controversias suscitadas entre las comunidades y entre los usuarios individuales y reconvenir y sancionar a quienes infringieran los preceptos reglamentarios.

Por lo demás, la junta de aguas y su comité ejecutivo estaban impedidos formalmente para tomar decisiones en dos aspectos fundamentales de la gestión del agua. Por un lado, no podían alterar la distribución reglamentaria del agua y, por el otro, se les desautorizó para efectuar la construcción de obras nuevas o de mejoramiento de la infraestructura existente. Esas acciones eran prerrogativa de la Secretaría de Agricultura y Fomento y de la Comisión Nacional Agraria, es decir, cualquier cambio en la distribución del agua y en la infraestructura hidráulica debía ser consultado con anticipación a las autoridades de la Secretaría de Agricultura y Fomento, de lo contrario quienes violaran las disposiciones serían castigados conforme a lo mandatado en el apartado correspondiente a sanciones (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, fs. 6, 8, 12 y 13).

Para cumplir con esas normas, la Secretaría de Agricultura y Fomento introdujo un artículo transitorio por el que se comprometía a llevar a cabo la construcción de obras reguladoras y la reparación de la infraestructura

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hidráulica a fin de lograr la distribución del agua de acuerdo con la tabla de distribución propuesta en el Reglamento.

Reparto reglamentario y doble régimen de distribución

El principio del que partieron, idealmente, las autoridades gubernamentales del agua de la época fue el de realizar una distribución equitativa del recurso conforme "a la cantidad de terreno que cada quien tiene" (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, f. 18). Sin embargo, este criterio tuvo escasa validez en la medida en que "para fijar lo que corresponde por unidad de superficie", se tomaron como base estimaciones de superficie de riego y de gasto por segundo de los manantiales sin suficiente fundamento técnico (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, f. 16). En los hechos se concluyó que: "No pudiendo determinar una zona de riego para la capacidad de cada canal, lo lógico es aceptar las zonas irrigables de los pueblos y las haciendas tal como resultaron de los reconocimientos practicados y en relación con ello hacer la distribución del agua, entendiendo que dichas zonas son simples relaciones de magnitud y que cada usuario, efectivamente, podrá regar en cada año una parte proporcional de su terreno de riego"8 (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, f. 16). Por ello en el Reglamento se reconoció una superficie de riego superior a la capacidad de los manantiales de San Juan Teotihuacán, situación que probablemente contribuyó a la formulación de exigencias, de parte de las comunidades, de un mayor volumen de agua, alegando la posesión de extensiones de tierra con derecho a riego.

Por otra parte, en cuanto al gasto por segundo de los manantiales de San Juan Teotihuacán, el especialista de la Comisión Nacional Agraria reconoció que "resulta también indeterminado este dato hasta cierto punto, dado

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que no se cuenta con el número suficiente de aforos que condujeran a establecer la ley de variaciones en diferentes épocas del año y en varios años para determinar un valor medio probable del gasto". A pesar de reconocer esta importante deficiencia en el estudio, el perito llegó a las siguientes consideraciones: "Es de presumirse que [la fuente de agua] no tiene variaciones muy notables, porque los aforos practicados en diferentes épocas del año y en diferentes años dan resultados semejantes para su gasto. [Así, por ejemplo] el aforo practicado en 1684 por el Oidor Frutos Delgado, arrojó 32 surcos que a razón de 17.5 litros por segundo dan 560 litros9 (...) y el aforo practicado por el subscrito (...) el 18 de agosto de 1925 arroja 588.6 litros por segundo" (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, fs. 16 y 17).

A partir de tales suposiciones, se elaboró la tabla de distribución del agua entre los nuevos regantes de los manantiales, aunque lo más probable es que dicha distribución adoleciera de la equidad que sus creadores pretendieron imprimirle.

En la distribución del agua efectuada en esta reglamentación, entre ex-haciendas y comunidades, las comunidades del valle de Teotihuacán se vieron favorecidas, en términos absolutos, con la mayor parte del volumen de agua producido por los manantiales10 : de los 18,560,197 metros cúbicos anuales, las comunidades usuarias de este sistema de riego concentraron 86.2% del agua (16,007,989 m ) y el resto 13.8% (2,552,208 m ) se mantuvo en manos de las haciendas11 .

Una de las peculiaridades que distinguió a este sistema fue el establecimiento de dos formas de distribución del agua. Se reconocieron derechos de agua continua a varias poblaciones, al tiempo que se estableció el tandeo como forma de acceso al agua para la gran mayoría de las comunidades. En un principio, en el Reglamento de 1927, se estipuló que los pueblos de San Juan Teotihuacán, Atlatongo, Xometla, Cuanalán, Tepexpan e Ixtapan y las

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haciendas de San Antonio, Tepexpan e Ixtapan gozaran de agua continua. Años más tarde, sólo conservaron ese beneficio los pueblos de Atlatongo y Tepexpan según se asienta en la propuesta de Reglamento de octubre de 1951 (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7743, fs. 6 y 10).

Las fronteras entre la autogestión y la injerencia estatal

El enorme peso que tuvo el Estado en la conformación del cuerpo organizativo de los usuarios del sistema de riego de San Juan Teotihuacán y las atribuciones que se adjudicó en aspectos cruciales de la gestión y administración de este sistema de riego, dio lugar al nacimiento de una organización subordinada y dependiente que debía de recurrir a la autoridad gubernamental sobre todo si se querían modificar ciertos aspectos relativos a la distribución del agua y si se deseaba determinar la cuantificación del gasto producido por los manantiales. Así fue como a finales de la década de los veinte se sentaron las bases legales para la existencia de una junta de aguas limitada en sus actos y decisiones.

Sin embargo, a los pocos años se empezaron a configurar espacios de mayor autonomía de la organización, que le permitieron a la junta de aguas y en particular a su comité ejecutivo, manejar por propia cuenta la distribución del agua entre los usuarios de los manantiales, lo que implicó una menor injerencia del gobierno, pero no su eliminación. A lo largo de tres décadas (los años treintas, cuarentas y cincuentas) las relaciones entre la organización de regantes de los manantiales de San Juan Teotihuacán y las instancias de gobierno responsables de atender los asuntos agrarios e hidráulicos fueron elásticas.

La vigilancia y el control del recurso que había quedado bajo la responsabilidad del gobierno en el Reglamento de

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1927, fueron actividades realizadas con escasa rigurosidad, por lo que buena parte de las normas que se fijaron en el Reglamento para el uso y distribución del agua y mantenimiento del sistema de riego rápidamente se convirtieron en letra muerta. Las condiciones materiales y sociales en que funcionaba el sistema de riego obligaron a modificar en los hechos, no la figura organizativa, sino los procesos de distribución del agua. La existencia de un volumen de agua menor a la superficie con derecho a riego, la multiplicación de usuarios, la doble modalidad del reparto, la inexperiencia en asuntos de organización, la formulación de una distribución del agua sin haberse tomado en cuenta el tipo de tierras según el nivel de humedad así como las pérdidas de agua por evaporación y filtración y la inexistencia de obras reguladoras del flujo de agua, son factores que dieron lugar a una gestión difícil y complicada, aunque al parecer los usuarios y sus representantes contaban con mecanismos que les permitieron amortiguar en alguna medida los conflictos suscitados entre ellos. Veamos algunos de los rasgos sobresalientes de esta etapa.

Uno de los aspectos que pone de relieve la creciente influencia y el poder de decisión que gradualmente cobra la junta de aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán es el hecho de haber rechazado en tres ocasiones la implantación de nuevos Reglamentos que modificaban substancialmente las normas de 192712 .

Tan sólo cuatro años después de haberse puesto en marcha ese Reglamento provisional, las autoridades de la Secretaría de Agricultura y Fomento y de la Comisión Nacional Agraria formularon una normatividad distinta al advertir las serias deficiencias de aquella primera reglamentación. En opinión de tales autoridades, el estudio realizado por el ingeniero Ramiro Talancón en 1926 y en el cual se basó el Reglamento de 1927, "adolece de errores de consideración por lo que no es posible poner

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en vigor la reglamentación hecha por el mencionado profesionista" (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 341). Además se señala que la distribución determinada en ese año "no se funda en la proporcionalidad que debiera corresponder a cada usuario, ignorándose, por tanto, su fundamento" (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 348).

Como resultado de estas consideraciones, en 1931 se presentó a la junta de aguas el Reglamento diseñado por los ingenieros Jesús Merino, de la Comisión Nacional Agraria y Rafael López Ocampo, de la Secretaría de Agricultura y Fomento. Entre sus puntos más sobresalientes destaca el hecho de que la superficie "regable" se acrecentó en alrededor de 87%, es decir, el número de hectáreas se elevó de 2,088.26 a 3,904.92. Además, a diferencia del Reglamento de 1927 en el que se incluyeron 12 pueblos y 6 ex haciendas, en esta nueva propuesta se consideraron 15 poblaciones (las cuales fueron divididas en 14 ejidos y 8 pequeñas propiedades) y las mismas 6 ex haciendas.

El problema fundamental radicó en la disponibilidad de un volumen de agua claramente insuficiente e inflexible. A pesar de que estos especialistas consideraron poco confiable el aforo de 1927, lo retomaron para hacer sus cálculos de distribución del agua y únicamente descontaron el gasto continuo de Atlatongo (38 lps) y Tepexpan (2 lps). De esta forma estimaron un remanente de "548.6 lps para regar una superficie de 3404.1505 hectáreas" (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 352). En esta nueva reglamentación se le reconocieron sólo a estos dos pueblos derechos de agua continua.

Con ese volumen de agua y esa extensión de tierra se determinó un coeficiente de proporcionalidad "muy pequeño [el cual] -reconocieron los peritos hidráulicos- no es prácticamente un coeficiente de riego ya que con él no pueden hacerse los cultivos más seguidos de la región. La lámina de agua resulta inferior a la que exige por ejemplo el maíz. Eso quiere decir que el área de los terrenos que

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se consideran son regados con los manantiales de San Juan Teotihuacán, de hecho no se riegan en total cada año, sino que los propietarios de las diferentes fracciones consideradas riegan en ocasiones parte de los terrenos y parte lo dedican a cultivos de temporal" (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 351).

Para asegurar que la distribución propuesta se cumpliera en los términos en que quedó definida en este Reglamento, los técnicos recomendaron la construcción de obras hidráulicas que regularan el flujo del agua, como la "Tasa de Maquixco, la cual tendrá por objeto derivar 375.68 lps por el canal del Tejocote y 200.26 lps para los usuarios del canal de San Antonio". Además se propuso la construcción de "una caja partidora en el punto denominado Partidor del Tejocote que divida las aguas que lleva el canal del Tejocote en la forma siguiente: 325.31 lps para el canal de San José y 50.36 lps para los usuarios del canal de Texcalac" (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 382). Finalmente, los técnicos recomendaron obras limitadoras para regular el gasto de 38 lps destinados al pueblo de Atlatongo.

El Reglamento fue culminado el 9 de diciembre de 1930 y puesto a la consideración de los usuarios el 26 de febrero de 1931, fecha en que quedó puesto en vigor, según el acta levantada por el comité ejecutivo de la junta de aguas, no obstante las inconformidades que expresaron los representantes de los pequeños propietarios de los pueblos de Atlatongo, San Juanico, Santa María Acolman y Maquixco al haber quedado fuera del Reglamento; de la protesta del representante de los ejidatarios de San Marcos, cuya dotación de agua fue menor a la que le correspondía; y del representante de San Bartolo Acolman, quien señaló que el volumen de agua asignado a su ejido a través de los canales de Texcalac y San José estaba especificado de manera contraria13 (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 93).

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Los reclamos e inconformidades de estos usuarios obligaron a las autoridades de la Comisión Nacional Agraria y de la Secretaría de Agricultura y Fomento a enviar a otros técnicos para efectuar nuevos estudios a fin de subsanar los problemas arriba señalados. Al parecer, en pocos días el conflicto se agudizó a tal grado que el director de la Dirección de Aguas, Tierras y Colonización de la Secretaría de Agricultura y Fomento, Gumaro García de la Cadena, solicitó a la Jefatura de la Guarnición de la Plaza una escolta para proteger al ingeniero Francisco González de Cosío durante su estancia de inspección en San Juan Teotihuacán y, al mismo tiempo, ordenó al presidente de la junta de aguas "suspender el Reglamento mientras terminan sus trabajos [los ingenieros comisionados], así como las obras hidráulicas que es necesario proyectar para que se pueda hacer la distribución de acuerdo con el citado Reglamento. Por consecuencia -ordenó el funcionario- seguirán haciendo ustedes la distribución del agua de acuerdo con el Reglamento anterior (...)" (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 98).

Ya para este tiempo, la junta de aguas debió tomar decisiones por cuenta propia debido a la escasa sustentación técnica en la distribución fijada en el Reglamento de 1927; y como lo denota también la participación en el aprovechamiento del agua de pueblos no contemplados en esa normatividad como Maquixco, situado casi en el nacimiento de los manantiales y que "desde tiempo inmemorial ha disfrutado de estas aguas" (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 509 y 523) y otros que sí estaban considerados en la reglamentación dejaron de recibir el agua a que tenían derecho, sobre todo los de aguas abajo, como Chipiltepec y la pequeña propiedad de Cuanalán que fueron excluidos en la propuesta de Reglamento de 1930-1931 (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, fs. 522 y 523). Esta situación generó controversias entre los usuarios, si bien la información disponible no refleja la

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existencia de un conflicto intercomunitario agudo en aquellos momentos.

Las autoridades del ramo insistieron en formular una nueva reglamentación. Seis meses después de que se suspendiera el Reglamento de Merino-López Ocampo, el ingeniero Francisco González de Cosío, de la Secretaría de Agricultura y Fomento, concluyó otra propuesta en agosto de 1931. Se trata de un trabajo minucioso que integra algunos aspectos de ponderación para asignar a cada usuario una cuota de agua más apegada a la disponibilidad del agua en función de la calidad y la magnitud de los terrenos, del número de regantes y del tipo de cultivos que principalmente se producen en cada comunidad.

Lo más sobresaliente de este planteamiento es haber llegado a determinar, en primer lugar, un aforo de los manantiales superior al de 1927, el cual se ubicó en los 700 lps14 a diferencia de los 588.6 lps aforados en 1927. En opinión del especialista, los aforos que se llevaron a cabo para llegar a esta definición "fueron practicados con todo cuidado y esmero, siguiéndose las reglas aconsejadas en los principales tratados de hidráulica" (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 505). En segundo lugar, aparte de tomar en consideración las pérdidas por evaporación y filtración en la conducción del agua, se estimaron los efectos positivos y negativos de los rebalses formados en "las dos presas de Texcalac, del canal de la Vuelta de Agua [se trata de un ramal del canal de San José] y el de la presa del ejido de Tepexpan", todo lo cual implicó un minucioso trabajo matemático para estimar los coeficientes prácticos de riego15 (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 507). En tercer lugar, se realizó un deslinde de los terrenos antiguamente regados y de las aguas empleadas en ellos ante la presencia de la de usuarios colindantes. En este último punto González de Cosío asentó en su propuesta que "El procedimiento seguido para la determinación de las superficies antiguamente regadas,

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se debe a que muchas veces las resoluciones presidenciales no son lo suficientemente explícitas, y a que los informes de las inspecciones aisladas son hasta cierto punto parciales, por no haberse oído a un tercero interesado" (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 514). Finalmente, también se consideraron los principales cultivos producidos en las distintas comunidades para determinar un período de riego apropiado a los volúmenes de agua disponibles.

El estudio del ingeniero González de Cosío derivó en dos proyectos de distribución del agua. Por un lado, el especialista decidió ajustarse a las resoluciones presidenciales sobre confirmación, restitución y dotación de aguas y por ello presentó el Proyecto "A" de distribución señalando que en él "únicamente se aceptan los derechos de antigüedad", (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 523) es decir sólo los legalmente reconocidos. Por otro lado, el ingeniero González de Cosío consideró de justicia incorporar a las poblaciones que "se excluyeron indebidamente" (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 523) de tal manera que elaboró el Proyecto 'B', en el que incluyó a todas aquellas que fueron tomadas en consideración en otras reglamentaciones más las que fueron excluidas indebidamente, como las pequeñas propiedades de Cuanalán y Chipiltepec. Este segundo proyecto de reglamentación se hizo con el objeto de evitar nuevas solicitudes y protestas que podrían trastornar la tranquilidad de la región. (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 523).

En los hechos, el Proyecto 'B' significó la incorporación de nueve pequeñas propiedades, mismas que no fueron incluidas en el Proyecto 'A' ni en los anteriores Reglamentos16 . En términos de superficie la diferencia es realmente mínima pues el Proyecto 'B' aumentó la tierra "regable" en 264 hectáreas, lo que arrojó un coeficiente práctico de riego de 0.200 lps/hectárea, en tanto que el otro proyecto situó el coeficiente en 0.224 lps/hectárea. De

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este modo, la diferencia en los promedios de agua por hectárea entre uno y otro es mínima, aunque se logra la ventaja de que con la misma cantidad de agua se beneficia a un número mayor de campesinos con el Proyecto 'B', lo cual propiciaría, según el ingeniero González de Cosío, una sensible reducción en las protestas y los conflictos en el valle de Teotihuacán.

Para tener un mayor control en la distribución de las aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán, en ambos proyectos se consideró pertinente cancelar la dotación continua al pueblo de Tepexpan, toda vez que para dar cumplimiento a este derecho sería necesario construir una infraestructura costosa dada la ubicación del pueblo en este sistema hidráulico. Únicamente se conservaron los derechos de agua continua a la población de Atlatongo, dada su cercanía a la tasa repartidora.

Además en las propuestas se fijó un período entre riego y riego de 28 días pues los principales cultivos de la zona que en ese tiempo se producían eran el maíz, el trigo, la alfalfa, el frijol y el haba, los cuales "permiten por término medio un intervalo de tiempo entre dos riegos consecutivos de 25 a 30 días, costumbre aceptada en la región" (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 519).Para lograr la distribución propuesta en los dos proyectos, el especialista planteó la necesidad de reconstruir la Tasa de Maquixco con el fin de regular el flujo de 600 lps divididos entre el canal de San José y el de San Antonio y la instalación de una tubería especial para conducir los 38 lps de Atlatongo. Al mismo tiempo determinó las cuotas que cada comunidad debía aportar para cubrir el costo total de la obra. Dichas cuotas se estimaron en función de la superficie "regable" de cada usuario.Finalmente en esta reglamentación se estableció por primera vez la distribución de las tareas de limpieza de las comunidades y ex haciendas. El criterio básico para calcular los tramos correspondientes fue el de la proporcionalidad en términos de la superficie de riego que poseía cada

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población en los diferentes canales. De esa manera se determinaron las extensiones que debían de limpiar los regantes de los manantiales de San Juan Teotihuacán.

Al parecer los proyectos de Reglamento formulados por el ingeniero González de Cosío no fueron presentados a la junta de aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán puesto que en los documentos hasta ahora revisados no aparece asentado tal hecho. Quizá lo que ocurrió fue que las autoridades de la Secretaría de Agricultura y Fomento decidieron posponer la aplicación de cualquiera de los dos proyectos por la posible reacción negativa de los usuarios, particularmente del Proyecto 'B' que, aparte de incorporar nuevos usuarios y de definir con mayor rigor la distribución del agua, propuso erogaciones de parte de los campesinos para la construcción de la infraestructura y señaló las obligaciones de limpieza de cada comunidad.

Así, el 27 de febrero de 1933, es decir año y medio después de que González de Cosío entregara a sus superiores su propuesta de Reglamento, el ingeniero Joaquín Serrano de la Secretaría de Agricultura y Fomento en un documento interno asentó que "el estudio citado [el de González de Cosío] es bastante completo y probablemente serán pocos los datos que deban recabarse para tener todos los necesarios a fin de formular el Reglamento definitivo, pero por falta de personal no se ha terminado el estudio iniciado en esta Dirección, para precisar lo que falta y la forma de proceder" (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 577).

Es posible que esta situación se haya extendido por un largo período según se infiere de la documentación revisada. El 22 de junio de 1937, el inspector de la Secretaría de Agricultura y Fomento, ingeniero Federico Tafoya, se trasladó a las instalaciones de la oficina de la junta de aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán para convencer a los regantes de adoptar el Proyecto 'B' elaborado por el ingeniero González de Cosío.

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En esta ocasión, la respuesta de los usuarios fue negativa [se transcribe tal cual]

"Leídos por el Ingeñero los Cuadros de distribucion propuestos por el Ingeñero González Cosio en su prollecto B, los interesados presentes manifestaron que no aceptan ni estan conformes con las distrivuciones propuestas por el mencionado Ingeñero Cosio. solamente los reprecentantes de la PQ. Propiedad y el Ejido de Xometla y el reprecentante del Ejido de Cuanalán quedaron conformes por resultar venefisiados los usuarios que ellos reprecentan. por el Canal de San José quedarian veneficiados una fracción del Ejido de San Bartolo y la PQ. de Tepexpam, y la dotación para el Ejido de Tepexpam no sufriría modificación, pero los representantes respectivos manifiestan que envista de que los demás usuarios no aseptan lo propuesto por el Señor Ingeñero Francisco Gonzalez Cosio, ellos estaran siempre de el lado de sus compañeros" (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 67).

Años más tarde, el 5 de octubre de 1945, la Dirección General de Aguas de la Secretaría de Agricultura y Fomento volvió a insistir en la formulación de un nuevo Reglamento al comisionar al ingeniero Alfonso Uzeta y solicitar la participación del también ingeniero Luis Contreras, de la Comisión Nacional Agraria, para que ambos se hicieran cargo de los estudios necesarios que dieran lugar al establecimiento de nuevas normas de distribución del agua (AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, fs. 57 y 58).

De acuerdo con la información analizada, los especialistas comisionados presentaron una nueva propuesta de Reglamento en 1948, pero es probable que haya sido rechazada por los regantes, pues en 1951 el perito Juan I. Lizalde, de la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, diseñó otro proyecto de reglamentación, basado en la normatividad vigente (aunque en el documento no se

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especifica a cuál se refiere) y en los estudios de Uzeta y Contreras antes señalados.

La junta de aguas tuvo conocimiento del proyecto Lizalde hasta el 8 y 9 de junio de 1952, cuando el especialista, junto con el ingeniero Jesús Bolaños, del Departamento de Asuntos Agrarios, concurrieron a las oficinas de la junta de aguas ubicadas en San Bartolo Acolman a explicar las nuevas condiciones de distribución del agua.

Se trata de un Reglamento en el que se advierte una mayor rigurosidad de parte de las autoridades hidráulicas para ejercer un control en los volúmenes de agua. En la distribución se establece una diferencia entre la pequeña propiedad y el ejido. En lo que corresponde a la primera, el Reglamento fijó una cantidad para cada uno de los pequeños propietarios según el tamaño de su parcela, mientras que al segundo se le asignó un volumen de agua a nivel global de ejido, quedando en manos del representante ejidal la distribución de agua entre los ejidatarios. A ciertas poblaciones se les reconoció una superficie de riego menor a la que tenían derecho y a otras que carecían de este tipo de tierras, por el contrario, se les incluyó en el Reglamento. Además, de acuerdo con sus estimaciones, los peritos llegaron a la conclusión de que el gasto de los canales era mayor, por lo que a gran parte de los usuarios se les disminuyó el tiempo de riego. En esa misma tónica, también se redujo el período de riego a 8 meses, de octubre a mayo, o sea durante el estiaje, pasando a manos de las autoridades federales el control de esas aguas en época de lluvias. Así mismo se desconocieron los derechos de agua continua de Atlatongo y Tepexpan. En esta ocasión también se reglamentó el aprovechamiento de las llamadas Aguas Santaneras17 (18 pozos brotantes perforados por la ex hacienda de Santa Catarina) situadas fuera del sistema de los manantiales de San Juan Teotihuacán y que en ese momento eran utilizadas por tres pueblos del valle: Atlatongo, Xometla y

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San Lorenzo Tlalmimilolpan (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7741, fs. 5 y 6).

El resultado de las gestiones de los peritos fue negativo, ya que a pesar de haber obtenido la aprobación de alrededor de 50% de las comunidades, principalmente de los pequeños propietarios, obtuvo el rechazo de la otra mitad de las poblaciones usuarias de los manantiales, en mayor medida de los ejidatarios. Los representantes de Tepexpan y Atlatongo reclamaron su derecho al uso continuo del agua conforme lo estipulado en las resoluciones presidenciales respectivas. Un punto más de conflicto fue la reglamentación de las Aguas Santaneras, pues a partir de ese momento, los tres pueblos que compartían de común acuerdo desde años atrás el aprovechamiento del agua, empezaron a tener disputas por la forma en que la autoridad determinó su reparto entre Atlatongo, Xometla y San Lorenzo Tlalmimilolpan.

La negativa de los regantes del valle de Teotihuacán a las propuestas de reglamentación formuladas por las autoridades de gobierno se alargó por varios años más. Todavía el 21 de mayo de 1957 se volvió a comisionar al ingeniero Lizalde para que "[diera] a conocer el nuevo proyecto de Reglamento de distribución de las aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán" (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7743, f. 17). Parece ser que los usuarios rechazaron otra vez la propuesta y fue hasta 1959 cuando se logró establecer un Reglamento de distribución del agua en el sistema de riego de los manantiales de San Juan Teotihuacán distinto al de 1927.A diferencia de lo que afirmó Millon ([1962] 1997), el Estado no pudo imponer su reglamentación (en dos ocasiones) a lo largo de este período. Por lo tanto, si la organización de regantes se basó en el Reglamento de 1927 para distribuir el agua a lo largo de tres décadas y ese Reglamento se fundamentó en datos imprecisos de aforo y superficie y no contempló a todos los usuarios que aprovechaban -de hecho- el agua, entonces es muy probable que la junta de

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aguas actuara con un amplio margen de autonomía en lo que se refiere a la gestión del agua de los manantiales de San Juan Teotihuacán.

Aunque la intervención del Estado continuó y según los documentos revisados pareciera una injerencia directa y constante en la administración del recurso (como es el caso de las visitas de los inspectores a la junta de aguas, de las recomendaciones que la burocracia enviaba a ésta para que ajustara el reparto al "Reglamento vigente", o de los aforos practicados por sus ingenieros), lo cierto es que la indefinición en cuanto a la normatividad en términos de distribución del agua y la existencia de un número mayor de usuarios a los considerados en el Reglamento de 1927 permite pensar que la organización de regantes de este valle se vio precisada a tomar decisiones fundamentales por propia cuenta. Así lo deja ver un documento sin fecha18 , de los ingenieros Alfonso Uzeta y Luis Contreras dirigido a su jefe inmediato (y que responde a una petición de tanda agua por una comunidad), en el que le informan que al parecer la junta de aguas venía distribuyendo este recurso únicamente en los períodos de estiaje y no así durante todo el año como lo estipulaba el Reglamento "... en el Reglamento de 1931 y que actualmente se encuentra en vigor, están considerados los tandeos toda la época del año, pero tal vez las pasadas administraciones de la junta de aguas modificaron los tandeos sin ninguna autorización de la entonces Dirección de Aguas, pues en los archivos no se encuentran antecedentes a ese respecto" (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 10).

En el mismo sentido de su relativa autonomía, en el acta de la asamblea de la junta de aguas fechada el 19 de marzo de 1951, se asienta que los integrantes de la misma tomaron el acuerdo de que "[el agua] se reparta proporcionalmente dejando esto a juicio de la junta en pleno, acuerdo que será llevado a la práctica por el presidente de la junta ofreciendo unos y otros respetar

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este acuerdo que será provisional ..." (AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, f. 469).

Además, a lo largo de todo el período esto se confirma cuando se hace referencia en las propuestas de reglamentación y en algunos documentos de la propia junta de aguas, a la falta de obras reguladoras y limitadoras de los flujos del agua en el sistema hidráulico. En el Reglamento de 1951 se menciona este problema y se recomienda la construcción de obras partidoras y limitadoras y de compuertas para garantizar los volúmenes que deben derivarse constantemente por cada canal, y mantenerlos en buenas condiciones (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7743, fs. 1-16).

En todos los Reglamentos se hace referencia al mal estado en que se encuentra la tasa repartidora de Maquixco, lugar en donde se deriva el agua hacia los principales canales que conforman el sistema de riego de los manantiales de San Juan Teotihuacán. Esta situación seguramente obligó a la junta de aguas a establecer una distribución estimada con criterios locales y discrecionales.

El conflicto en la organización multicomunitaria

En este sistema de riego los antagonismos intercomunitarios que se identifican tienen que ver, por un lado, con la ubicación de las comunidades al interior de la red hidráulica, es decir, los pueblos que se localizan aguas arriba frente a los que están aguas abajo en el sistema. También generó controversias la forma distinta en que se definió el acceso de los pueblos al recurso; a dos de ellos, Atlatongo y Tepexpan, se les reconocieron derechos de agua continua, mientras que a los demás se les asignó el agua por tandeo.En ambos tipos de disputas, el pueblo de Atlatongo participó activamente. Su localización privilegiada en el sistema de riego (aguas arriba y muy cerca de la tasa repartidora), sus derechos

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de agua continua, y muy probablemente un débil sistema de monitoreo y de aplicación de sanciones, propiciaron que los pobladores de Atlatongo obtuvieran un aprovechamiento del agua más allá de lo que se les había concedido y reconocido formalmente, afectando al resto de las comunidades tanto las localizadas aguas abajo como las ubicadas en la parte oriente de la red. El punto nodal del conflicto en la organización de regantes del sistema de riego de los manantiales de San Juan Teotihuacán lo constituyó el pueblo de Atlatongo, como bien lo señalan Millon et al. ([1962] 1997) en su estudio. De acuerdo con la concesión otorgada el 24 de junio de 1924, a ese pueblo le fueron reconocidos los siguientes derechos tradicionales de agua: "2 lps permanentes de los manantiales del Tular de Amac (63,115 metros cúbicos), 15 lps permanentes [continuos] de las aguas mansas del río San Juan (473,364 metros cúbicos), 38 lps permanentes de las aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán (1,199,189 metros cúbicos)." (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, f. 10). Cabe mencionar que en la resolución no se definió a quienes beneficiaría la concesión, si a los ejidatarios o a los pequeños propietarios, cuestión que derivó tiempo después en acuerdos intracomunitarios y en conflictos intercomunitarios. Esta situación legal de Atlatongo fue alterada cuando la Suprema Corte de Justicia declaró insubsistente la resolución presidencial que dotó de agua a esta población, con motivo del amparo que el propietario de la hacienda de Cadena interpuso contra dicha resolución, según informó el 30 de agosto de 1932 la Secretaría de Agricultura y Fomento a la Comisión Nacional Agraria (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 47). No obstante la resolución de la Suprema Corte de Justicia, Atlatongo no acató esa disposición legal. Todos estos factores contribuyeron a la generación de serios problemas entre los usuarios de Atlatongo y el resto de las poblaciones que compartían este sistema hidráulico. Debido a la severidad del conflicto y a lo constante del mismo, las poblaciones afectadas

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recurrieron a las autoridades del ramo para solicitar su intervención y buscar una solución equitativa al problema.

Un documento de la Dirección General de Aguas, del 29 de octubre de 1945, se refiere a esta situación: "El conflicto muy serio que se ha venido produciendo en el pueblo de Atlatongo requiere un estudio a fondo, pues tanto los pequeños propietarios como los ejidatarios, además de que se vienen robando el agua, para lo cual destruyeron la obra que la Dirección construyó, aprovechan las aguas sin tener derechos resueltos a su favor (...)" (AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, fs. 67-70).El 17 de diciembre de ese año -1945- también se señaló que "(...) es necesario definir las necesidades del pueblo de Atlatongo, tanto por lo que se refiere a los pequeños propietarios como a los ejidatarios, ya que los derechos de unos y otros están sin definir, puesto que el aprovechamiento se hace únicamente por condescendencia de la Secretaría y entre tanto se fija la situación legal de ambos grupos "(AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, fs. 87 y 88).

Para las autoridades federales la disputa intercomunitaria tenía su origen fundamentalmente en los derechos de agua continua no sólo de Atlatongo sino también de Tepexpan; por eso el 7 de diciembre de 1945 ordenaron al ingeniero Uzeta llevar a cabo una inspección en la que se le pide poner atención en el "conflicto que existe por los abusos que vienen cometiendo los usuarios de Atlatongo, cuya situación legal es indeterminada, y debe estudiarse también si es conveniente y posible que tanto estos usuarios como los de Tepexpan reciban dotación por gasto constante, mientras los demás usuarios están sujetos a tandeo ..."(AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, fs. 71 y 72).El 29 de enero de 1946 el perito hidráulico Alfonso Uzeta informó al Director General de Aguas que "encontró en la toma del Tejocote, que los usuarios de Atlatongo estaban tomando más agua de la

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que tienen autorizada" (AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, f. 104). Su jefe inmediato le da a conocer, el 18 de febrero de ese año que " ... los quejosos fundan su oposición en que se facilita el robo de las aguas de que acusan a los citados ejidatarios, por el distinto régimen de aprovechamiento de las aguas ..."; por lo que le solicita su opinión y una solución para hacer "concordar el aprovechamiento de que se trata con el régimen general de distribución de las aguas". (AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, f. 117).

El pueblo de Atlatongo fue sancionado por las autoridades de la Dirección General de Aguas a finales de 1946 imponiéndole multas por las infracciones cometidas, y además las autoridades enviaron a un especialista para reinstalar un tubo que anteriormente había sido destruido por los ejidatarios y pequeños propietarios de esa población, a fin de que los de Atlatongo únicamente derivaran el agua a que tenían derecho.

En su defensa, los representantes de la pequeña propiedad de Atlatongo enviaron a la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, el 8 de enero de 1947, un comunicado en el que aseguraron que "por resolución presidencial del 26 de junio de 1924 fuimos dotados de 38 litros de agua para regar terrenos de la pequeña propiedad, porque ... no teníamos ejido (...). Desde esas fechas, teníamos un tubo de 40 sin ser molestados, con conocimiento de los CC Directores Gumaro García de la Cadena y Federico Peña Aguirre [de la Dirección de Aguas, Tierras y Colonización de la SAF], quienes personalmente pasaron al lugar del Tejocote (...). Ya que la Secretaría trata de reglamentar dichas aguas hemos de agradecer que lo más pronto posible se le den sus derechos a cada uno [ejido y pequeña propiedad] (...) rogamos nos condonen la multa que por lo que exponemos creemos es injusta" (AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, f. 296).

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Todas las medidas tomadas desde la esfera gubernamental fueron insuficientes para detener los robos de agua cometidos por Atlatongo, como bien lo prueba el acta levantada por el canalero el 29 de mayo de 1953 en la que hace constar que en el canal de San José "encontró un templador en la compuerta de la garita, encontrando a un señor de San Marcos Nepantla, quien dijo que se habían ido a dar una vuelta porque ya no les estaba llegando el agua. Habló con el representante de Atlatongo dado que ese pueblo era el que estaba desviando el agua" (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 162). Así mismo, el 2 de junio de 1953, los representantes del ejido y de la pequeña propiedad de Nexquipayac le enviaron al presidente de la junta de aguas el acta levantada por los usuarios de ese pueblo en contra del representante de Atlatongo, Melquiades Sánchez. Los ejidatarios de esta localidad hurtaron el agua, así como los de Santa Catarina y San Bartolo (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 161). Por esta acción de los atlatonguenses, la junta de aguas los sancionó con una multa pecuniaria (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 160).Es muy probable que los derechos de agua continua de Atlatongo hayan sido uno de los principales motivos por el que estos usuarios se excedieran en el aprovechamiento del recurso. Sin embargo, deben tenerse en cuenta tres elementos fundamentales que pudieron contribuir en gran medida a ese comportamiento: la cercanía del pueblo a la tasa repartidora (aguas arriba), la inexistencia de obras reguladoras y limitadoras del flujo y posiblemente una vigilancia débil y flexible.Podemos comparar el caso de Atlatongo con la experiencia de Tepexpan, pueblo al que el 1º de noviembre de 1939, por resolución presidencial, se le restituyeron aguas por un volumen de 21.04 lps de agua continua a través del canal de San José (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7743, f. 10). A diferencia de Atlatongo, Tepexpan se localiza prácticamente en el otro extremo de ese canal, aguas abajo. Por eso mismo, el volumen del agua al que tenía derecho sufría constantes mermas a lo

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largo de su trayecto a Tepexpan. Además, como el canal carecía de obras limitadoras que permitieran la conducción del volumen adecuado del agua y al mismo tiempo debían de entregarse los tandeos a las poblaciones intermedias, el acceso al volumen de agua en forma constante por parte de los pobladores de Tepexpan era realmente difícil.

En un documento oficial del 29 de octubre de 1945 se deja ver esta situación: "... hace algunos años [los vecinos de Tepexpan] alegaron necesitar el agua constantemente y se les dio autorización para que tomaran un pequeño gasto de agua constante, desorganizando ... en tal forma el tandeo y creando el problema de hacer efectiva esa disposición" (AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, fs. 67-70).

El 12 de abril de 1947 estos regantes se quejaron ante la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos porque los representantes de los pueblos aguas arriba de Tepexpan "que son San Bartolo, Atlatongo, San Marcos, El Calvario, Santa Catarina y Cuanalán, no dejan pasar nada [de agua] hasta que llega el tandeo al ejido de Tepexpan, entonces ya tenemos algo de agua, nos hemos quejado al presidente de la junta y vemos con desagrado que no semos atendidos, algunas veces privan del goce de algún pueblo por falta de cumplimiento a las limpias de canales, y estas aguas junto con la nuestra la venden convirtiéndolas en horas extras" (AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, f. 308).

Tepexpan no tuvo la misma suerte que Atlatongo no obstante poseer derechos de agua continua. Su localización en el sistema de riego lo puso en desventaja con respecto a los pueblos de aguas arriba. El débil sistema de vigilancia en este caso favoreció el continuo despojo de sus aguas a diferencia de lo ocurrido con Atlatongo.

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El conflicto campo-ciudad y el crecimiento de la urbanización 1959-1991

Desde finales de la década de los cuarenta, en el medio oficial se analiza la posibilidad de utilizar las aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán para suministrar de esta apreciable agua a la Ciudad de México. Por esos años, la población de la ciudad y sus actividades productivas mostraban una acelerada dinámica, lo cual condujo a un aprovechamiento excesivo de los recursos acuíferos subterráneos de la propia ciudad, lo que ocasionó un constante hundimiento de la misma. Por tal motivo, se hizo indispensable localizar nuevas fuentes abastecedoras de agua, siendo las zonas circundantes a la Ciudad de México las que resultaban especialmente atractivas para las autoridades federales del ramo19 .

Es muy probable que esta formidable presión sobre el recurso agua de los lugares más cercanos al Distrito Federal propiciara una mayor atención del gobierno en los asuntos internos de la organización de regantes de los manantiales de San Juan Teotihuacán. En esta etapa, dos instancias de la Secretaría de Recursos Hidráulicos tuvieron una presencia importante en este sistema de riego. Por un lado, continuó la participación de la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos y, por el otro, se inició la intervención de la Comisión Hidrológica de la Cuenca del Valle de México a través de su Gerencia General de Obras. Ambas oficinas gubernamentales debieron actuar de manera coordinada para ordenar el aprovechamiento del recurso de acuerdo con lo establecido en el Reglamento de 1959. Sin embargo, debido a los distintos intereses de cada una de esas dependencias, en los hechos se registraron serias diferencias entre ellas, sobre todo en la primera mitad de la década de los sesentas, dado que la Gerencia General de Obras de la Comisión decidió intervenir en importantes asuntos de la junta de aguas, como la

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elección de sus representantes y la modificación de la distribución del agua entre los regantes, que contrariaron a los funcionarios de la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos, toda vez que dichos asuntos eran competencia de esta Dirección.

En este período, por tanto, fueron los conflictos extracomunitarios los que con mayor frecuencia y agudeza se le presentaron a la junta de aguas. En algunos momentos en que se acrecentó la presión externa, la junta se vio en la necesidad de encabezar un movimiento de defensa no sólo de las aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán sino del acuífero del cual se abastecían numerosos pueblos del estado de México y de algunas entidades federativas vecinas.

Otros aspectos que en estos años tomaron proporciones relevantes en el funcionamiento de la organización de regantes, fueron aquellos hechos que tuvieron que ver con el aumento de la urbanización del área, a tal grado que este proceso también afectó la principal fuente de agua: los manantiales y que los llevaron finalmente a su extinción.

No obstante la renovada intervención del gobierno en los asuntos internos de la organización de regantes y las transformaciones que se fueron presentando en el valle de Teotihuacán, es posible afirmar que, en este período, la junta de aguas, convertida años más tarde en unidad de riego, pudieron conservar en sus manos con cierto nivel de autonomía el manejo y la administración de los manantiales de San Juan Teotihuacán. Veamos como se dieron estos procesos.

La disputa por el agua en el valle de México

Los primeros datos que se tienen sobre la pretensión de utilizar las aguas de los manantiales se remontan a octubre de 1947 cuando el Subsecretario de Recursos

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Hidráulicos le envió una nota al jefe del Departamento del Distrito Federal (DDF) que a la letra dice: "La prensa de esta capital publicó en días pasados la noticia relativa a que se pensaba aprovechar las aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán que afloran en las cercanías del pueblo del mismo nombre del estado de México, en el abastecimiento de esta capital de México, destinando sus aguas a servicios públicos y privados". Aunque el subsecretario solicitó al regente capitalino una aclaración sobre esta noticia que sin duda implicaría problemas de carácter político, no se tiene información sobre las respuesta que le dio el jefe del Departamento del Distrito Federal (AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, f. 351).

Lo que fue una noticia periodística, cinco años después se convirtió en un importante asunto oficial manejado en la Secretaría de Recursos Hidráulicos. Esta dependencia, a través de su Dirección General de Geología, realizó una investigación a cargo del doctor Paul Waitz (1952) titulada: "Algunas sugestiones respecto a los estudios para asegurar el futuro aumento del abastecimiento de la capital con agua potable". En ese documento se hace referencia al valle de Teotihuacán del siguiente modo: "Las condiciones geológicas del valle de Otumba-Teotihuacán son especialmente favorables para la formación de acumulaciones considerables de aguas subterráneas a lo cual debe añadirse la extensión de la cuenca de captación que alimenta las aguas subterráneas del valle, el desarrollo de vegetación que cubre los cerros y sus flancos y la precipitación relativamente alta que reciben las montañas que limitan la cañada (...)" (AHA-CT, Caja 162, Exp. 1257, fs. 6 y7).

Las afirmaciones en el estudio citado dan cuenta del interés que se fue creando alrededor de los recursos acuíferos de esta región. Las acciones se empezaron a concretar, según la información disponible, en 1956; en ese año, documentan René Millon et al. ([1962] 1997):

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se "habían iniciado operaciones de perforación para pozo profundo en el extremo meridional del Valle al suroccidente de Tepexpan, comisionadas por oficiales del Distrito Federal para proveer de agua a la Ciudad de México. La gente del Valle estaba enfadada, dado que pensaban que estos pozos bajarían el manto freático del Valle y agotarían el agua de los manantiales para riego y de sus propios pozos. Se hicieron protestas a los oficiales apropiados a nivel estatal y nacional pero no se tomó acción. Finalmente, tuvo lugar una reunión de los representantes electos de comunidades de todas partes del Valle, tanto de nivel municipal como de pueblo. En esta reunión se acordó que todos los presentes se unirían en una marcha a los pozos para persuadir a las cuadrillas de perforación de los pozos a parar sus operaciones, y, fallando esto, a destruir el equipo de perforación. Todos llevaban armas y se unieron otros hombres armados en su marcha a los pozos" (René Millon et al. [1962] 1997: 90-91) Para hacer frente a los campesinos armados, el gobierno envió soldados pero no hubo enfrentamientos. Este movimiento campesino logró parar las operaciones de perforación.

Al mismo tiempo, en otros lugares cercanos al valle de Teotihuacán, las autoridades de la Comisión Hidrológica de la Cuenca del Valle de México prosiguieron y lograron su objetivo de perforar pozos profundos para el suministro de agua a la capital de la República. En sus remembranzas, el ingeniero José P. Arreguín Mañón, especialista hidráulico de la Comisión, hace referencia a este hecho:

"Las obras para captar más agua se realizaron ... durante la administración del presidente Adolfo Ruiz Cortines, consistiendo en los sistemas de Chiconautla, realizados de septiembre de 1955 a marzo de 1957; Peñón Viejo y la ampliación de Xochimilco, dentro del Valle de México, además de incrementar las

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aportaciones dentro del Alto Lerma" (Arreguín 1994: 34).

Algunos años después la población de Santa Isabel Ixtapan, situada a dos kilómetros de Chiconautla, advirtió a las autoridades de los efectos negativos en el nivel del manto freático de la región ocasionados por los enormes volúmenes de agua succionados en los pozos profundos. En su misiva al Secretario de Recursos Hidráulicos, del 28 de agosto de 1964, los pequeños propietarios y ejidatarios de este pueblo le hicieron saber que año con año disminuye el caudal de agua, ante la indiferencia de los encargados de los canales y del presidente de la junta de aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán. A esta difícil situación se suma "la intensa sequía que se está resintiendo y la falta de humedad causada por la succión del agua potable del sistema Chiconautla al Distrito Federal, que tenemos a 2 km." Dada esta circunstancia, los campesinos de Santa Isabel Ixtapan sólo alcanzaban a regar 2 hectáreas del ejido en los ocho días de que disponen para el riego, y la pequeña propiedad sólo media hectárea en las 24 horas que les correspondían (AHA-AS, Caja 415, Exp. 7737, f. 86).

No obstante que el Gobierno Federal dejó de insistir abiertamente en que el valle de Teotihuacán se convirtiera en fuente de abastecimiento de agua a la Ciudad de México, en la primera mitad de la década de los sesenta, algunos representantes de la Comisión Hidrológica de la Cuenca del Valle de México, como el ingeniero Andrés García Quintero, Gerente General de Obras, y sus inspectores de la Agencia de Aprovechamientos Hidráulicos de la misma Comisión, desplegaron una intensa actividad al interior de la organización de regantes de los manantiales de San Juan Teotihuacán, al parecer con el propósito de influir en la conformación de un comité ejecutivo de la junta de aguas favorable a los proyectos de esa dependencia hidráulica20 .

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Esta situación se puede advertir en el documento enviado por el presidente de la junta de aguas, Ignacio Rivas del Toro, el 24 de abril de 1963, al Director General de Aprovechamientos Hidráulicos de la SRH, Antonio Rodríguez, a quien le informó que los inspectores de la Comisión, Octavio Canturel Bringas y Juan Sánchez junto con el presidente municipal de Acolman, consideraron ilegítima la representación de los pequeños propietarios de ese pueblo, puesto que la elección del representante, Catalino Rivero, celebrada el 21 de abril de 1963, se había efectuado sin la presencia de los ingenieros de la Comisión Hidrológica del Valle de México (AHA-AS, Caja 415, Exp. 7737, f. 60).

Aun cuando no tenían facultades para ello, ambos inspectores ordenaron que Catalino Rivero compartiera la responsabilidad de repartir el agua a los pequeños propietarios de Acolman con Timoteo Rivero, quien era considerado como el candidato idóneo por los ingenieros de la Comisión (AHA-AS, Caja 415, Exp. 7737, f. 31).

Aunque el Director General de Aprovechamientos Hidráulicos de la Secretaría de Recursos Hidráulicos ordenó al ingeniero Andrés García Quintero que él y sus inspectores se abstuvieran de intervenir en los asuntos internos de la junta de aguas (AHA-AS, Caja 415, Exp. 7737, fs. 32 y 33), lo cierto es que poco tiempo después, el 7 de junio de 1963, los peritos hidráulicos de la Comisión emitieron una convocatoria para nombrar representantes de los ejidos, las pequeñas propiedades y ex haciendas. Dicha convocatoria se publicó con las firmas de los ingenieros Andrés García Quintero, Gerente General de Obras del Valle de México, José Marín Ramírez, Daniel Macías Valadez y Edmundo Rosas, de la Agencia de Aprovechamientos Hidráulicos, oficina bajo la jurisdicción de la Comisión. El presidente de la junta de aguas, Ignacio Rivas del Toro, quien se negó a firmar la convocatoria, comunicó nuevamente al Director General de Aprovechamientos Hidráulicos su preocupación en

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torno a las condiciones que se fijaron para llevar a cabo estas elecciones y que diferían sensiblemente de las practicadas en contiendas anteriores (AHA-AS, Caja 415, Exp. 7737, f. 60). Se desconoce la respuesta del ingeniero Rodríguez,, pero es muy probable que dichas elecciones se hayan suspendido, puesto que sólo la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos y la misma junta de aguas tenían esa facultad.

En general, durante toda la década de los sesenta, el Gobierno Federal y la jefatura del Departamento del Distrito Federal estudiaron diversas opciones para dar respuesta a la creciente demanda del líquido pero también para disminuir los efectos negativos de la sobreexplotación de las aguas subterráneas de la Ciudad de México. Sin embargo, no se llegaron a aplicar nuevos proyectos hidráulicos de esta naturaleza. Así lo recuerda el ingeniero José Arreguín Mañón (1994: 37):

"después del sexenio del presidente Ruiz Cortines se hicieron únicamente planes dispersos y carentes de análisis detallados, por lo que se rezagó nuevamente la oferta de agua potable ante una anárquica y desorbitada demanda". Al abandonarse la incorporación de nuevas fuentes de agua para el Distrito Federal, se decidió sobreexplotar el acuífero del Alto Lerma: "a partir de 1965 -recuerda el ingeniero Arreguín- ante otra crisis en el abastecimiento, se propuso incrementar en 5 metros cúbicos por segundo la importación de aguas subterráneas del Alto Lerma, como solución inmediata, pero además hubo un cambio notorio en la política relativa a los estudios de abastecimiento para la ciudad de México y zona metropolitana, siendo enfocados a las llamadas fuentes potenciales de alto rendimiento como las del río Tecolutla y Alto Amacuzac, este último ya entonces en una etapa muy avanzada por parte del Departamento del Distrito Federal y que finalmente prevaleció sobre el del Tecolutla".

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Con esas decisiones se dejó pendiente por varios años la intención de perforar pozos profundos en el valle de Teotihuacán. Sin embargo, a principios de los ochenta las autoridades federales voltearon nuevamente la mirada hacia las aguas de San Juan Teotihuacán. Según un estudio realizado por Mata y López (1997: 272):

"El Gobierno Federal, en 1981, decretó de utilidad pública la construcción de una batería de 23 pozos profundos (300 ó 400 metros) para extraer agua potable y enviarla al Distrito Federal y su zona metropolitana. La perforación de pozos se realizaría desde el municipio de Apan, Hidalgo, hasta Chiconautla, estado de México. Ello implicaba la expropiación de 23 predios, 12 de los cuales correspondían a los municipios de San Martín de las Pirámides y Otumba en el estado de México".

La respuesta de los pobladores de Otumba y del valle de Teotihuacán fue una oposición decidida al proyecto del Gobierno Federal. A mediados de 1983, más de veinte comunidades del valle de Teotihuacán se conformaron en la organización regional Frente de Lucha Agua, Tierra y Libertad: Pueblos Unidos (FLATyL).

La amenaza que representaba la ciudad de México para el agua, no sólo de Teotihuacán sino también de una amplia región que se abastecía de las mismas aguas subterráneas, concitó la unión de los pueblos del valle de Teotihuacán y de otras poblaciones de los estados vecinos como Tlaxcala, Morelos e Hidalgo. Esta experiencia es recordada por Leopoldo Juárez, quien fuera presidente de la unidad de riego de San Juan Teotihuacán en ese tiempo y quien encabezó el movimiento de defensa.

"De aquí nos juntamos todos los pueblos del distrito de Texcoco, Otumba, San Martín, San Juan Teotihuacán, Ixtlahuaca, Cuanalán, Tezoyuca, todos los de la zona de Acolman. Así que se hizo una reunión grande, sin exagerar más de mil almas, de mil a dos mil." (Leopoldo Juárez, 6 de septiembre de 1997).

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Otro de los presidentes de la junta de aguas, Ignacio Rivas del Toro, también rememora este hecho:

"La perforación de pozos se iba a hacer cerca de la vía, iban a llegar hasta San Juan Teotihuacán, venían perforando desde Venta de Carpio." (Ignacio Rivas del Toro, 13 de septiembre de 1997).

La rápida organización lograda por los pueblos afectados detuvo el proyecto gubernamental. Leopoldo Juárez asegura que:

"no intervino ni el ejército ni la policía, nos corrían porque éramos una multitud." (Leopoldo Juárez, 6 de septiembre de 1997).

Seguramente, los conflictos extracomunitarios son un elemento que permite la cohesión de los usuarios de un sistema de riego cuando éste es amenazado en su integridad. Las contradicciones internas, a veces antagónicas o de difícil solución, pasan a ubicarse en un plano secundario y cobran escasa relevancia entre los regantes cuando el peligro de extinción de su sistema de riego es un hecho ineludible. La cooperación y el apoyo mutuo se despierta entre una multitud de poblaciones cuando se tiene conciencia de pertenecer a una misma región hidrológica y se intenta desplazar de su aprovechamiento a los usuarios cotidianos.

Cambios y continuidades en la organización de regantes

Los efectos del elevado consumo de agua de los habitantes del Distrito Federal y de su área metropolitana en la cuenca del valle de México pudieron haber llevado a las autoridades federales del agua a prestar mayor atención y aumentar su injerencia en los asuntos internos de la organización de los regantes de los manantiales de San Juan Teotihuacán.

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La formulación y aplicación de un nuevo Reglamento a partir de 1959 y posteriormente la transformación de la junta de aguas en unidad de riego constituyen dos expresiones intervencionistas del sector oficial en la organización. No obstante la intromisión de las autoridades es posible afirmar que en esta etapa los usuarios de los manantiales alcanzaron también un importante grado de autogestión en términos del manejo del recurso, sobre todo en el marco de un descenso constante del volumen de agua. La organización de regantes elaboró, a partir de estas condiciones especiales, criterios para la distribución, el mantenimiento, la vigilancia y la aplicación de sanciones. En este sentido, la organización no fue una entidad subordinada, sólo ejecutora de los lineamientos gubernamentales como lo aseguraron Millon et al. ([1962] 1997) en su estudio, sino que por el contrario debió de formular y aplicar criterios que permitieran regular las relaciones entre los usuarios y dar solución a los problemas surgidos entre ellos, reelaborando en la práctica buena parte de las disposiciones del Reglamento formal.

Por otra parte, aunque es cierto que para la organización de regantes el conflicto con el pueblo de Atlatongo fue su talón de Aquiles, habría que reconocer que a pesar de la seriedad y la permanencia de esa disputa, la organización logró amortiguar con frecuencia la gravedad del conflicto, para mantenerlo dentro de ciertos márgenes de control.

Un nuevo reglamento para la junta de aguas

En septiembre de 1959 se puso en marcha el nuevo Reglamento de los manantiales de San Juan Teotihuacán. Esta normatividad se distinguió de la de 1952 porque se centró exclusivamente en la distribución del agua de los manantiales de San Juan Teotihuacán entre los pueblos usuarios. Las demás obligaciones como el mantenimiento de los manantiales y de los canales, así como el pago de

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cuotas para la renovación de la infraestructura quedaron fuera de ella.

Como se adelantó en el Reglamento de 1952, el reparto entre pequeños propietarios y ejidatarios se dejó asentado de manera diferenciada en la normatividad de 1959. Así, la distribución entre los usuarios de la pequeña propiedad se llevó a nivel de parcela mientras que en el ejido se otorgó en forma conjunta. El principio sobre el que se basó este reparto fue el que desde 1927 se tenía como el más equitativo: la proporción de agua entregada a cada usuario estaría en función de la cantidad de tierra de riego de que disponía individualmente.

A pesar de que en el Reglamento de 1959 se reconoció un aforo de 540 lps (menor al de 1927 y al de 1931), en términos de volumen anual de agua, los manantiales, según este Reglamento, registraron un descenso drástico al producir en 1959 alrededor de 11 millones de metros cúbicos, lo que significó una reducción de 43.6% respecto del volumen calculado en el Reglamento de 1931. El descenso de la producción de agua de los manantiales no se tradujo en una contracción similar de la tierra "regable" en el valle de Teotihuacán puesto que tan sólo se disminuyó en 2.8%, es decir, pasó de 3,905 hectáreas en 1931 a 3,797 en 1959, cuestión que derivó en un descenso substancial del volumen promedio anual de agua por unidad de superficie: si en 1931 la media fue de 5,034 metros cúbicos en 1959 ésta se redujo a 2,919, el decremento fue de 42%. En esta ocasión se reconocieron los derechos de agua de algunos pueblos como Maquixco con 48.80 hectáreas de riego y 149,400 metros cúbicos al año de agua; San Agustín Actipan con 35 hectáreas y 105,000 metros cúbicos, y San Juanico con 43.20 hectáreas y 129 725 metros cúbicos, dichos pueblos venían utilizando este recurso desde tiempo atrás sin que hubiesen sido incluidos en las reglamentaciones pasadas. Al mismo tiempo, se le reconoció a la pequeña propiedad de Cuanalán 16.5 hectáreas de riego21 .

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De la situación anterior se infiere que la gran mayoría de los usuarios redujeron substancialmente su aprovechamiento , siendo los más afectados en orden de importancia los pueblos de San Pedro Tepetitlán que bajó su consumo en 83.5%, Atlatongo en 66%, Santa Catarina y Tenango en 58.6%, Tepexpan en 56.7%, Nexquipayac lo redujo en 56% y Cuanalán en 41%. Mientras que, de otro lado, el ejido de San Marcos, y los otros pueblos recién integrados a la reglamentación, fueron los que se beneficiaron con este nuevo instrumento normativo.

No obstante que desde años atrás las autoridades identificaron los derechos de agua continua de Atlatongo y Tepexpan como el elemento generador de uno de los conflictos más fuertes en la organización de regantes de los manantiales de San Juan Teotihuacán y de que intentaron transformar en algunas ocasiones estos derechos continuos en una dotación por tandeo, en el Reglamento de 1959, únicamente se logró reducir a la mitad la cuota en litros por segundo a Atlatongo: de 38 lps de agua continua que tenía desde el reparto agrario bajó a 18 lps.

Ante la imposibilidad de suprimir el doble régimen de distribución de agua y previendo la continuidad de las dificultades, en la reglamentación se introdujo un artículo transitorio en el que se estipuló lo siguiente

"I. El ejido de Atlatongo, pequeños propietarios de Atlatongo y pequeños propietarios de Tepexpan, (...) para poder usar sus concesiones en gastos continuos (...) deberán construir las obras partidoras y limitadoras necesarias, a fin de garantizar el paso continuo de los gastos del canal de San José que deben tandearse entre los grupos de usuarios. En caso de no construirlas, tendrán que recibir sus concesiones por tandeos" (Secretaría de Gobernación, Diario Oficial, 5 de septiembre de 1959: 15)

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La continuidad de las dos modalidades de reparto en el valle de Teotihuacán permitió que entre los usuarios se mantuvieran los conflictos añejos que, en parte, se intentaron resolver con el Reglamento de 1959.

Un elemento más que en este período da cuenta de la mayor presencia de las autoridades gubernamentales en este sistema de pequeño riego, es la transformación de la junta de aguas en unidad de riego. Este cambio tuvo lugar probablemente a finales de los setenta, aunque al parecer las autoridades de la Secretaría de Recursos Hidráulicos intentaron aplicar esta forma organizativa algunos años antes. De acuerdo con la información proporcionada por Tranquilino Ramos, primer presidente de la unidad de riego:

"la junta de aguas no mantuvo esa relación [tan estrecha] con Recursos Hidráulicos porque cada quien hacía lo suyo ... desde que entró Recursos -afirma- se empezaron a legalizar un poco más como debían de ser las cosas. Ya no dejaron las manos libres para hacer y deshacer como mucho más allá se hacía; el presidente hacía y deshacía, aunque tenía la tabla de distribución". (Tranquilino Ramos, 24 de mayo de 1997).

Una opinión similar la expresó Humberto Rivero, último presidente de la unidad de riego:

"La diferencia entre unidad de riego y junta de aguas, es que en la unidad de riego tenía mucha injerencia la Secretaría y la junta de aguas era autónoma, o sea, aquí el presidente y su directiva eran los que decidían todo. Yo cuando tomé posesión y durante mis años de gestión me hacían los cortes de caja un representante de la Secretaría cada seis meses" (Humberto Rivero, 24 de mayo de 1997).

Por su parte, José Rodríguez, último presidente de la junta de aguas, ratificó esta misma percepción en torno a la relación con la Secretaría de Recursos Hidráulicos:

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"no dejé a la Unidad (de Riego) entrar. Nosotros éramos libres de mangonear nuestra agua acá, y no podíamos permitir que viniera gente del gobierno, porque no tenía caso que tantos años que había durado la junta de aguas para que ya nomás la regaláramos así" (José Rodríguez, 12 de marzo de 1997).

Distribución

Una de las características principales de los usuarios de los manantiales de San Juan Teotihuacán fue su capacidad para resolver los problemas cotidianos de la distribución, sobre todo cuando buena parte de los usuarios no alcanzaban a regar sus parcelas clasificadas como de riego. Este tipo de decisiones se tomaban generalmente a nivel de las comunidades usuarias. Para el caso de San Marcos Nepantla se resolvió del siguiente modo:

"Primero se decidió regar de aquí pa'llá y luego de allá pa'cá y los de enmedio no regaban. Entonces optamos: vamos a regar un pedacito. Son tres cuartos de hectárea, vamos a regar la mitad y así se venía haciendo. Fueron varios ensayos. Pensábamos que se distribuyeran, por ejemplo las 24 horas [que le correspondían a este pueblo] de a una hora por cada ejidatario, ¿pero qué cosa regaban? Nada. Mejor optamos por las 24 horas (...) regaban tres o cuatro pero bien regado. Al otro tandeo, los que siguen y así, hasta donde alcanzaba. En una asamblea: -¿Qué hacemos? En ese caso, donde alcancen las 24 horas, si riegan 4 que rieguen, pero bien regado y después los otros. Y al otro año, donde se quedó el año pasado" (Tranquilino Ramos, 24 de mayo de 1997).

Leopoldo Juárez, representante del ejido de Tenango y después presidente de la unidad de riego en los primeros años de los ochenta también practicó este tipo de distribución entre los usuarios de su ejido.

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"El agua no alcanzaba para todos -comentó- entonces la distribución que se hacía era así: si ahora regaron diez, en el otro mes regaban otros diez y así iba yo dándole la vuelta, entonces acababan de regar todos y comenzaba yo a dar otra vuelta con los que empecé, no había otra forma. Todos alcanzaban a regar una vez al año, más o menos, aunque no alcanzaba esa agua para sacar adelante los cultivos. Cuando era tiempo de secas, se le daba preferencia a las milpitas, a la alfalfa no le dábamos agua. Se le daba preferencia a la milpa porque es una planta que se seca y se acaba y la alfalfa se seca un poco pero después retoña" (Leopoldo Juárez, 6 de septiembre de 1997).

Entre las comunidades, el reparto se hacía conforme al tiempo fijado en la tabla de distribución, pero en vista de que el caudal disminuía constantemente, cada población recibía con el paso del tiempo menor cantidad del agua. Humberto Rivero así lo comenta:

"Mi función al principio de cada mes era hacer la orden de cada representante. Por ejemplo aquí decía: recibe el día 1º a las 0 horas y termina a las 23 horas del día 2. Entonces había un formato en donde se especificaba, lo firmaba y sellaba y se lo daba al canalero para que lo repartiera a todos los pueblos, al representante de cada pueblo (...) El representante de la comunidad sabía que recibía la cantidad que le correspondía a su comunidad calculando nada más por el tiempo. En el canal había marcas [de agua]. Nosotros las conocíamos, algún árbol, alguna planta, alguna raíz. Esas eran las medidas" (Humberto Rivero, 24 de mayo de 1997).

La organización que se dio en este sistema de riego para la distribución del agua entre las comunidades es descrita por Leopoldo Juárez:

"En el río estaban formadas las compuertas de cada pueblo, ahí tomaba cada pueblo su agua, se les acababa su tiempo, se le cerraba y seguía para el otro pueblo.

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Los mismos ejidatarios que tomaban el agua se encargaban de abrir y cerrar las compuertas. Si a nosotros nos tocaba el agua a las cinco de la tarde, yo como representante tenía que avisar a los que tenían que regar y nos íbamos a tomarla a Acolman y ahí en Acolman cerrábamos la compuerta para que siguiera el agua para nosotros, a Santa Catarina. Santa Catarina tomaba su tiempo y llegaba Cuanalán a cerrar, si no llegaban seguíamos regando". (Leopoldo Juárez, 6 de septiembre de 1997).

Ante las difíciles circunstancias por las que transitó el sistema de riego de los manantiales de San Juan Teotihuacán, los usuarios, en su gran mayoría, fueron capaces de adaptarse, aunque no siempre fue por convencimiento propio. Leopoldo Juárez recuerda que en Tenango:

"cuando algunos usuarios no alcanzaban a regar sí había problemas, sí había pleitos porque todos querían regar a fuerza y pues no, tenían que alinearse a fuerza, porque uno debía de llevar la cosa en regla, como debía de ser, por eso había un representante para que hubiera respeto, se tenían que aguantar. Se hacía una asamblea de ejidatarios y allí se le hablaba a la gente, el agua no alcanza y vamos a disciplinarnos, aquí debemos aguantarnos y sólo podemos regar la pura milpa. Uno hacía el Reglamento para el bien de todos (...) el representante tiene que analizar cómo va a hacerle, para salir adelante". (Leopoldo Juárez, 6 de septiembre de 1997).

Mantenimiento

La principal tarea colectiva de los usuarios de los manantiales de San Juan Teotihuacán consistió en la limpieza del sistema de canales y de los ojos de agua. El comité ejecutivo fue el responsable de organizar esta tarea comunitaria cada año. Para tal efecto, convocaba a

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los representantes de ejidatarios y pequeños propietarios a una asamblea a fin de programar las limpias, una por cada canal del sistema de riego: San José, San Antonio y Texcalac y la tasa repartidora. Según Tranquilino Ramos y Humberto Rivero, cada uno de los usuarios sabía qué tramo le correspondía desazolvar.

"[Los tramos de cada canal] ya estaban medidos, según el número de hectáreas que tenían los usuarios les tocaba una determinada cantidad de canal" (Tranquilino Ramos, 24 de mayo de 1997).

A su vez, Rivero confirma esta misma versión cuando dice que:

"todos esos tramos ya estaban comprendidos y perfectamente marcados; nada que se pasaban. No. La gente estaba perfectamente sabedora desde donde estaba el tramo de Acolman y hasta donde terminaba, pero bien marcadito. Las limpias eran por pasos. Cuando yo llegué me dijo el canalero: desde el huejote hasta el capulín es de Atlatongo, y con esas medidas nos regíamos. La gente de los pueblos iba a limpiar los canales principales. A San Juan Teotihuacán iban hacer las faenas" (Humberto Rivero, 24 de mayo 1997).

Además, según esta misma fuente, el nivel de participación de los pueblos era alto.

"Todos los pueblos participaban. El que no participaba cambiaba la limpia por su agua." (Humberto Rivero, 24 de mayo de 1997).

La limpieza de los canales era una actividad necesaria para que el flujo del agua se diera sin pérdidas y a la velocidad debida a fin de disminuir en la medida de lo posible los contratiempos en el riego de las parcelas. Era por tanto una obligación que de una u otra forma debía cumplirse.

"Para hacer la limpieza cada pueblo se encargaba -cuenta José Rodríguez- si no quería ir alguno de los

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vecinos, pagaba a otra persona para que lo hiciera, era obligatorio que se hiciera la limpieza. Casi no había sanciones porque al representante le daban un poquito más y entonces él se encargaba. Nosotros lo que debíamos de ver era que se hiciera la limpia. A nosotros no nos interesaba si el representante cobraba por limpiar su tramo, él tenía que entregar lo tramos limpios, lo hiciera como lo hiciera" (José Rodríguez, 12 de marzo de 1997).

Por su parte, la Secretaría de Recursos Hidráulicos únicamente participaba cuando se debía de efectuar el desazolvamiento del río San Juan, cuyas aguas broncas no estaban contempladas en el Reglamento de distribución. A través de este río se derivaba el agua correspondiente a algunos pueblos aguas abajo. La Secretaría enviaba un técnico y facilitaba la maquinaria para dragar el río.

El sistema de canales se mantuvo sin mayores cambios físicos. Únicamente se llegaron a construir algunas pequeñas obras o a reconstruir otras como la tasa repartidora la cual fue destruida con frecuencia por los usuarios más cercanos a ella. Tranquilino Ramos hace mención a este hecho:

"Había una tasa distribuidora bien construida que repartía a los canales, pero por la ambición de los pueblos, la destruyeron, la quitaron, pues ya no fue igual; y [en el período en que él dirigió la unidad de riego] la tasa repartidora se reconstruyó, se pusieron cortinas, entonces ya hubo mejor distribución del agua, [porque] las cortinas tenían candado". (Tranquilino Ramos, 24 de mayo de 1997).

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Vigilancia, conflicto y arreglos intercomunitarios flexibles

La red de canales contaba con un sistema de vigilancia muy débil e insuficiente para mantener en forma continua el monitoreo del agua, por lo que los robos y los abusos, sobre todo de los pueblos aguas arriba, eran frecuentes de este sistema hidráulico. De acuerdo con el Reglamento, el comité ejecutivo debía de contratar un repartidor de aguas quien se haría cargo, al mismo tiempo, de la vigilancia y de reportar todos aquellos actos que contravenían el aprovechamiento del agua comúnmente aceptado por los usuarios. En general, la administración de este sistema de riego careció de recursos para asalariar a un número suficiente de trabajadores que vigilaran eficazmente. Al respecto Humberto Rivero recuerda que:

"[el canalero] era un señor que se dedicaba a vigilar los canales, pero no le podíamos obligar a que anduviera completamente sobre los canales porque [a finales de los ochenta] le dábamos 25 pesos mensuales. Yo ganaba 40 pesos al mes. Lo único con lo que se llegaba uno a beneficiar era con los días 31 (porque) el agua la ocupaba la directiva, los 31 no están en las tablas de distribución. Un mes se la daba yo al tesorero, otro al secretario y otro se me quedaba a mi". (Humberto Rivero, 24 de mayo de 1997).

Algunos años antes -finales de los setenta y principios de los ochenta- la administración de esa época pudo contratar a dos canaleros, uno para cada canal principal, y entre ambos hacían la ronda del canal de Texcalac. Tranquilino Ramos se refiere así a esta situación:

"Casi no alcanzaba para pagarle a los canaleros. Eran dos. Uno por San José y otro por San Antonio, y de antemano los dos se echaban una vuelta por el Texcalac. Nada más nosotros y los canaleros teníamos llave [de las cortinas] para moverlas de acuerdo con las

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medidas que dejaban los aforadores de Recursos Hidráulicos. Ellos [los canaleros] sí andaban diario y aun así se cometían abusos." (Tranquilino Ramos, 24 de mayo de 1997).

Es interesante destacar la actitud de Tranquilino Ramos, quien abiertamente dijo comprender la necesidad de aquellos usuarios que llegaban a tomar el agua fuera de su tandeo.

"Ellos [los canaleros] metían su reporte. En tal comunidad, denunciaban, fulano de tal se robó el agua. Pues uno en realidad viendo la necesidad, pues no hacía uno mucho. pero el dueño del agua tenía que pegar de gritos". (Tranquilino Ramos, 24 de mayo de 1997).

Dicha respuesta tiene que ver con la propia experiencia de este presidente, pues él mismo se extralimitó en alguna ocasión.

"Para que lo niego. Antes de que yo fuera [presidente] del agua ... tenía mi milpa y se estaba secando, iba yo en la tarde y la veía; y corría el agua bastantita, entonces la tenían por Tequisistlán. Yo me fui a mediodía, me preparé estacas, césped, lo que pude, ya como a estas horas, las 4 ó 5 de la tarde ahí voy, Dios me perdone, pero yo voy a regar mi milpa. Yo solito amontoné todo lo que iba a necesitar, me emborraché, y ahí voy y órale a atajar el agua". (Tranquilino Ramos, 24 de mayo de 1997).

Al parecer, conductas como la descrita anteriormente no eran excepcionales. Prueba de ello fue una experiencia similar de otro de los presidentes de la unidad de riego. Leopoldo Juárez hizo la siguiente declaración:

"... también yo lo hice, porque también tuve necesidad. Si se estaba secando mi milpa o mi alfalfa, pues una noche me iba yo y le abría a la compuerta y regaba y como era harta agua, pues unas dos o tres horas y

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acababa y entonces iba y cerraba la compuerta, pero como habían distribuidores [canaleros], pues se daban su vuelta para cuidar el río y me descubrían." (Leopoldo Juárez, 6 de septiembre de 1997).

Todas estas experiencias indican que en este sistema de riego en donde el volumen de agua es insuficiente para dar satisfacción plena a la demanda del agua de todos los usuarios, fue necesario construir una serie de códigos de conducta distintos a los oficialmente aceptados que permitieran resolver en la práctica las controversias originadas por los abusos y robos de agua, siempre que éstos hubiesen sido cometidos en razón de circunstancias difíciles que pudieran haber puesto en riesgo los cultivos trabajados en las parcelas, particularmente en la época de sequía. Así, entre los usuarios de los manantiales de San Juan

Teotihuacán se practicaron una serie de acuerdos flexibles para dar una salida favorable a los conflictos. En los casos mencionados líneas arriba, los problemas se resolvieron de la forma siguiente:

"Ya estaba yo terminando -comenta Ramos- cuando me hablan: -¡Qué dice señor, buenas tardes! Era el canalero y el dueño del agua. -¿Qué es usted dueño del agua? -No señor, no soy dueño del agua. Sí, la estoy atajando pero no por gusto ni por regar alfalfa. Ve aquella milpita que se está secando, esa es mía. Y por la necesidad, por eso la estoy atajando, pero ya me cayeron señores, con su permiso, yo voy a regar. Usted como dueño del agua, después usted me dirá qué es lo que le debo. -No, pues eso vamos a ver. Se pusieron bravos, más el canalero. Pues viera usted, jamás supe de nada. Yo regué pero re bien mi milpa". (Tranquilino Ramos, 24 de mayo de 1997).

Ciertos conflictos como el provocado por Leopoldo Juárez fueron solucionados mediante algunos acuerdos:

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"... el canalero me mandaba mi citatorio, pero nos arreglábamos: -ten 25 pesos. A los señores que no les llegaba su agua, también se les pagaba ... [los pueblos de aguas abajo] sí tenían mucha agua, pero así se les robó en todos los pueblos; como pasaba el agua, había tentación, si se estaba secando la milpita, y ahí cerquita pasando el agua, pues en nombre sea de Dios y a tomar el agua. Sí era frecuente esto, cuando no era uno era otro y como éramos bastantes pueblos siempre se les perjudicaba". (Leopoldo Juárez, 6 de septiembre de 1997).

Como podrá advertirse, las tensiones generadas por estos conflictos podían ser manejadas por la propia organización de regantes23 . Es sorprendente encontrar en la información proporcionada por los entrevistados coincidencias interesantes sobre este asunto, que dan cuenta de la capacidad autogestiva de esta organización multicomunitaria, pues para amortiguar algunos conflictos y dar solución a las disputas existentes entre las comunidades, los regantes implementaron mecanismos, aparte de los estipulados en la reglamentación, que permitieron alcanzar acuerdos informales entre los pueblos rivales. Los comentarios que a continuación se citan ilustran el tipo de arreglos intercomunitarios que se acostumbraban en este sistema de riego

"En la junta de aguas eran unos pleitazos. Pues no, nunca llegó a mayores, había unos encajocitos, pero ahí en la junta se arreglaban: -págale algo mano, no seas abusivo. Yo así los convencía y órale ahí tienes 50 ó 100 pesos; que cuántos meses debes de agua; pues que tanto, ora que te paguen lo de cinco meses de lo que debías y así se arreglaba" (Leopoldo Juárez, 6 de septiembre de 1997).

"La verdad es que sí habían abusos por aquí, pero se resolvían. No eran muy seguidos los robos, eran más bien en tiempos de secas. Ahí entra el criterio, uno

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mismo interviene, deveras que sí la necesitaba, de cualquier modo ya la usó. -¿Qué es lo que quieres? Agua o cuántas de las horas que te tomó. Tú dices. Se arreglaban convenios. -Pero que no vuelva a suceder -se les advertía. -No pues que sí. -Bueno, entonces como cuates. Sí había problemitas, pero se resolvían. Nunca tuve un problema grave como para que interviniera la autoridad de Recursos Hidráulicos, no". (Tranquilino Ramos, 24 de mayo de 1997).

Incluso Ignacio Rivas del Toro, presidente de la junta de aguas a principios de la década de los sesenta y representante por varios años de los pequeños propietarios de Tepexpan (perjudicados constantemente por los robos de agua), nos dio esta versión sobre la forma en que se solucionaban los conflictos:

"Siempre había problemas, porque desde que venía el agua de San Juan, ya fuera el ejido o la pequeña propiedad, por el canal de San José, Atlatongo, San Bartolo, San Juanico y todos esos pueblos de arriba, pues abusaban del agua que teníamos; teníamos que hacer un boquete para poder traer el agua para acá. Si el agua no venía en la noche, era problema para ir a traerla en la noche. Pero íbamos a traerla hasta donde estuviera. Nos encontrábamos que el agua estaba en las tomas de San Bartolo y en los demás pueblos de arriba. Sí había problemas cuando íbamos a tomar nuestra agua, pero no al grado de llegar a las manos, siempre le comprendían a uno, o uno les comprendía a ellos el problema. A veces exigía uno y le pagaban con agua también. Todo se arreglaba en la junta, siempre se resolvió así, hasta que ya no tuvimos agua". (Ignacio Rivas del Toro, 13 de septiembre de 1997).

En esa misma dirección son las declaraciones de José Rodríguez:

"Los usuarios nunca dejaron su agua, entre ellos se arreglaban. Uno como representante le daba sus horas

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a cada quien y nada más. Había algunos robos, pero se arreglaban entre ellos. Le echaban la culpa al representante, al canalero, pero se llamaban y llegaban a una conformidad". (José Rodríguez, 12 de marzo de 1997).

Atlatongo: el conflicto permanente

A pesar de que en el Reglamento de 1959 se redujo sensiblemente la cuota de agua destinada al pueblo de Atlatongo con el fin de equilibrar el reparto entre los distintos usuarios y de que en algunas ocasiones las autoridades de gobierno intervinieron para resolver el problema más serio de este sistema de riego, en los hechos fue materialmente imposible evitar los abusos cometidos por los regantes de esta comunidad en contra de los pueblos de aguas abajo y de los usuarios ubicados en el lado oriente dela red de canales, es decir los que aprovechaban el agua por el canal San Antonio. Este fue el principal conflicto que marcó las relaciones intercomunitarias desde que se creó la junta de aguas de los manantiales de San Juan Teotihuacán en la segunda década del siglo XX. Como ya se mencionó, la posición privilegiada de este pueblo dentro del conjunto hidráulico fue uno de los factores, quizás el de mayor importancia, que produjo constantemente efectos desestabilizadores en la organización de regantes.

Al respecto nos ilustran los testimonios de los ex presidentes y ex representantes del agua que fueron entrevistados. Uno de ellos, el señor Ramos, así se refiere a esta problemática:

"Atlatongo siempre ha tenido agua permanente [continua]. Hubo varios problemas con ellos. Porque en primer lugar, después de tener el agua permanente ellos la movían para cualquier lado, por Texcalac, por San Antonio, por San José, por dondequiera la movían. Ellos no estaban sometidos a tandeo como los demás

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pueblos, ellos tenían su agua permanente y ese era el problema con los demás (porque) aparte (de tener) agua permanente cometían muchos abusos. Como ellos estaban en la puerta, ellos la manejaban." (Tranquilino Ramos, 24 de mayo de 1997).

A su vez, Leopoldo Juárez nos ofrece una versión análoga:

"Había muchos pleitos entre los pueblos. Ese pueblito de Atlatongo era el que nos daba más lata. Como tenía los manantiales ahí enfrente, entonces agarraba el agua a su gusto, a como ellos querían. Todos los demás pueblos cooperaban, eran tranquilos, respetaban las órdenes de los tantos que se les daban (volumen de agua que les correspondía), menos Atlatonguito. A Atlatongo se le puso su medida, se le puso su sifón. No, lo rompieron, hicieron lo que quisieron. Como ellos lo tenían cerca iban en la noche, lo quitaban, entonces como para ir a darle la vuelta en la noche, pues ya daba miedo". (Leopoldo Juárez, 6 de septiembre de 1997).

La misma opinión la expresa Humberto Rivero sobre el comportamiento de los pobladores de Atlatongo y sus efectos en el sistema multicomunitario, situación que se mantuvo en la etapa de declive severo del aforo de los manantiales.

"... el problema de la repartición de agua lo tuvimos siempre con Atlatongo porque ... los tres canales pasaban por ahí, o sea, que ellos agarraban la cantidad (de agua) que querían a la hora que querían y como querían. Abrían los canales para agarrar el agua en la noche. A pesar de que tenía agua las 24 horas, (Atlatongo) se llevaba más de la que le correspondía y nunca quiso aceptar que se le diera agua de acuerdo a las circunstancias que se estaban viviendo (descenso del caudal de agua). Porque ellos tenían el agua permanente [continua] cuando había 500 ó 600 lps, era un caudal de 20 pulgadas o más, pero cuando llegó a haber 80 lps, pues eran 5 pulgadas de agua. Entonces

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ellos querían la misma cantidad de litros que anteriormente y eso siempre fue un pleito con ellos. Y en el día poníamos un candado en el canal o lo que sea y en la noche rompían el canal, lo levantaban, dejaban sin agua a las demás comunidades, bueno, siempre fue el conflicto. En sí todos estaban en contra de Atlatongo, esto fue todo el tiempo". (Humberto Rivero, 24 de mayo de 1997).

En cambio, para Felipe Villaseca, representante de Atlatongo ante la junta de aguas en los primeros años de los setenta, el problema fundamental era la inconformidad de los demás pueblos por el régimen de agua continua de que disponía esa población. Así lo narra el entrevistado:

"La dotación de Atlatongo era permanente [de agua continua], por eso los demás pueblos nos tenían envidia. Nos hacían muchos robos de agua. Por ahí, por el canal de San Antonio era que nos robaban el agua. Lo hacían en la tasa repartidora, ponían cercos por un lado para que saliera por el otro lado, la desviaban. Aquel río [canal] San Antonio iba casi lleno, imagínese cuanta agua se llevaban entonces, doce horas. Y luego los representantes que no tenían capacidad de pelear" (Felipe Villaseca, 3 de mayo de 1997).

El problema generado por el distinto régimen de distribución del agua entre las poblaciones usuarias de este sistema de riego y por los abusos que unos y otros cometían, produjo en algunas ocasiones el agravamiento del conflicto, aunque al parecer las dificultades de esta índole se lograban resolver antes de que se llegaran a cometer actos de violencia. Es el caso del enfrentamiento que se desencadenó entre los regantes de Atlatongo y uno de los presidentes de la junta de aguas, cuando campesinos del pueblo de San Marcos estaban desviando el agua hacia sus tierras. Felipe Villaseca lo relata de este modo:

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"... una vez llegó trastornado [José Rodríguez, el presidente de la junta de aguas] al canal que va para San Marcos. [Los de San Marcos] se estaban llevando toda el agua para allá. Rodríguez se puso de su lado y les dijo a los de San Marcos "llévense [el agua] como puedan. Sabes qué -le dijimos [los de Atlatongo]- ahorita con todo y coche te llevamos a San Juan a como de lugar. Tocamos la campana como a las once de la noche y cuando vio que la gente llegaba se decidió a decir: No quiero problemas, agarren su agua y san se acabó". (Felipe Villaseca, 3 de mayo de 1997).

A pesar de esta complicada relación entre Atlatongo y el presidente de la junta de aguas, el mismo representante de esta población reconoce haber establecido con José Rodríguez una relación de cooperación que de alguna forma revela las posibilidades de la organización para resolver internamente sus diferencias:

"Cuando había seca de agua, lo llevaba [a José Rodríguez], como yo tenía coche. Encontrábamos quién se estaban robando agua y [él, José Rodríguez] los corría: ¿quién les dio autorización para que quiten el agua? -les gritaba- y le contestaban 'no nos llega el agua como es debido'. Yo les reparto el agua como es, si no les alcanza es porque no la cuidan. Deben cuidar el agua para que les alcance. Si regaban veinte horas pues ahora rieguen diez. Hay que darles a los que tienen menos terreno, a los que tienen más que rieguen menos tiempo. Nosotros los representantes también fuimos quitando eso [de darle preferencia a los más grandes]" (Felipe Villaseca, 3 de mayo de 1997).

Crecimiento de la urbanización en el valle de Teotihuacán

Paralelamente a las presiones externas provenientes de la Ciudad de México, en el valle de Teotihuacán tuvieron lugar, en este período, nuevos procesos económicos y

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demográficos que en alguna medida también contribuyeron a la disminución y posterior extinción de los manantiales de San Juan Teotihuacán.

El desarrollo alcanzado por el campo mexicano hasta 1965 y la creciente importancia de las actividades ganaderas hasta finales de los ochenta, tuvieron su propia expresión en el valle de Teotihuacán. Al parecer, la producción agrícola, particularmente la de maíz, alfalfa y trigo, fue en ascenso, y la actividad ganadera, sobre todo la producción de leche de vaca alcanzó su apogeo en los años 1970. Adicionalmente, la localización en esta zona de la agroindustria papelera Oarso, aumentó la presión sobre el recurso agua, suscitándose disputas entre los pobladores de la región y la empresa.

Las transformaciones económicas de la zona, la existencia de nuevos productores y usuarios del agua y el crecimiento de la población aumentaron la demanda regional de agua superficial y subterránea y provocaron el ensanchamiento de la mancha urbana que se manifestó en la construcción de casas y edificios habitacionales en terrenos muy cercanos a los manantiales.

Aunque todo este proceso se agudizó en la década de los setenta, ya desde principios de los cincuenta se empezaron a reportar este tipo de situaciones a la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos. Así, el 31 de mayo de 1950 el presidente del comisariado ejidal de Xometla denunció que en los ejidos de los barrios de Purificación y Evangelista del municipio de San Juan Teotihuacán:

"... se perforaron pozos [a fin] de aumentar el caudal de agua para irrigar las tierras; pozos que producían bastante agua, hoy que están en manos de campesinos quizá sin escrúpulos, están tapando unas regaderas [manantiales] por donde corría el agua (...). Pedimos que se les ordene que no sigan tapando las sangraderas [manantiales], y se les marque la zona de protección

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para evitarnos conflictos"24 . (AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, f. 425).

Así mismo, el 17 de junio de 1950, los pequeños propietarios de Xometla acusaron al vecino Juan Enciso de construir una casa en la orilla del canal de San Antonio invadiendo materialmente su zona de protección (AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, f. 428). Tranquilino Ramos hace referencia a esta situación:

"Pero sabe usted lo que pasó también de lo del agua, de los mantos que se fueron tapando. Se vino la mancha urbana, la gente fue fincando a la orilla de los canales, de las regaderas [manantiales], había sangraderas [manantiales] que caían al río general" (Tranquilino Ramos, 24 de mayo de 1997).

A su vez, Ignacio Rivas del Toro sostuvo que los pobladores de San Juan Teotihuacán:

"... empezaron a fincar junto a los manantiales, no era un solo manantial sino que había muchos, era un lugar donde salía el agua de todos lados, era una cosa prodigiosa en Teotihuacán. (...). Pero empezaron a fincar y los mismos lugareños empezaron a tapar. Y como no había ninguna ley o algo con lo que nosotros pudiéramos hacer desistir a la gente de que fincara, no teníamos armas para evitarlo". (Ignacio Rivas del Toro, 13 de septiembre de 1997).

Leopoldo Juárez lo narra de este modo:

"... brotaba el agua solita a borbollones, y le echaron montones de cemento con piedra para tapar eso, entonces taparon los veneros, esos que brotaban solos". (Leopoldo Juárez, 6 de septiembre de 1997).

Además en San Juan Teotihuacán, durante el mandato de Luis Echeverría, se construyó el drenaje en la cabecera municipal y en poblaciones aledañas. Cuando se llevó a cabo esta obra:

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"... destaparon bastantes mantos de agua y como no los pudieron tapar, los incrustaron entonces en el drenaje" (Juan Hernández Nieves, 15 y 22 de marzo de 1997).

Todas estas acciones contribuyeron al descenso del aforo de los manantiales, lo que condujo a buena parte de los usuarios a buscar otras alternativas para acceder al agua. Aquellos productores o usuarios con mayores posibilidades económicas recurrieron a la perforación de pozos, este tipo de iniciativas se llevaron a cabo en mayor proporción en la década de los ochenta, puesto que antes de ese tiempo fueron pocos los productores quienes perforaron pozos (Juan Méndez, 15 de marzo de 1997).

El marcado descenso del caudal de los manantiales en los últimos años de la década de 1980 obligó a los usuarios de la unidad de riego a plantear un nuevo Reglamento en el que se desconoció el gasto de agua continua del pueblo de Atlatongo y se respetó el tandeo, en términos proporcionales, de todos los pueblos. Esta decisión fue tomada por mayoría de votos (20 contra 2) en la asamblea de usuarios celebrada el 25 de abril de 1990. En el acta correspondiente se asentó el acuerdo mencionado:

"... con el propósito de realizar un mejor aprovechamiento del agua de los manantiales en función de las reducciones de caudal existente, se acuerda juntar el agua de los canales y realizar una nueva tabla de distribución respetando la proporcionalidad de agua que señala el Diario Oficial de la Federación del 5 de septiembre de 1959".

Los representantes de los ejidatarios y pequeños propietarios de Atlatongo no aceptaron el acuerdo de la mayoría y prácticamente fue imposible aplicar la reformulación del Reglamento. Frente a ese estado de cosas en el que Atlatongo demandaba la misma cantidad del agua que le fue reconocida en la distribución de 1959, es casi seguro que los demás pueblos debieron recibir una proporción cada vez menor de agua dada la disminución

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constante del caudal. Desesperados por esta difícil circunstancia, la directiva de la unidad de riego envió una carta al Presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, el 22 de mayo de 1990. En ella le solicitaron su intervención para que el nuevo Reglamento, propuesto por la mayoría de los usuarios de los manantiales de San Juan Teotihuacán, pudiera ser publicado en el Diario Oficial de la Federación y al mismo tiempo se derogara el de 1959. Mediante ese procedimiento esperaban que las instituciones del ramo reconocieran la tabla de distribución propuesta por ellos y que todos los usuarios se ajustaran a los tandeos ahí señalados, incluso el pueblo de Atlatongo. La respuesta del Presidente de la República nunca llegó.

Ya para estas fechas los usuarios de aguas abajo: Tequisistlán, Nexquipayac, Santa Isabel Ixtapan, Tepexpan y Cuanalán, entre otros, habían dejado de recibir sus tandeos. Humberto Rivero, presidente en funciones de la unidad de riego en ese tiempo, se refiere a esta circunstancia:

"Ya nada más hacíamos un convenio con ellos [los pueblos de aguas abajo], porque ya casi sus tandeos o la dotación de agua que les correspondía se quedaba en el canal. Nos la vendían. Nosotros se las dábamos a la comunidad que más la necesitara, que tuviera menos horas en el calendario y que requiriera de más horas de agua, o bien la cambiaban por sus faenas, entonces mi tandeo se los dejo a ustedes, pero ustedes me hacen la limpia, -nos decían. Lo que ellos no querían era perder sus derechos, porque si ellos no hacían eso [la limpia], automáticamente los perdían. Tenían la esperanza de que después hubiera agua, que el gobierno nos dotara de algún pozo". (Humberto Rivero, 24 de mayo de 1997).

En 1991 el agua de los manantiales de San Juan Teotihuacán dejó de brotar. Con el agua desapareció

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también la organización de regantes del sistema de riego de los manantiales de San Juan Teotihuacán25 .

Conclusiones

Varios aspectos importantes deben tenerse en consideración al realizar un balance sobre el desempeño de la organización de regantes de los manantiales de San Juan Teotihuacán. La relación establecida con el Estado, el grado de dependencia o de autonomía que la caracterizó; el número de usuarios que integraron la organización, los derechos legales y tradicionales de los usuarios, la composición productiva de la región, la superficie regable, el marco geopolítico en que se desenvolvió, y desde luego la disponibilidad de agua. Todos estos elementos constituyen puntos básicos que pueden dar cuenta de una organización de regantes viable, cohesiva y autogestiva o, por el contrario, una organización con fuertes problemas disruptivos, internos o externos, que pudieron impedir su viabilidad y permanencia.

Desde que surgió como producto del Estado posrevolucionario, la organización de regantes de los manantiales de San Juan Teotihuacán mantuvo estrechos lazos con esta entidad política, sobre todo en los primeros años de su existencia. El Estado jugó un papel de primer orden en ese tiempo. Dotó de tierra y agua a los campesinos de la región, normó las relaciones de distribución del agua entre los regantes y fijó las bases para evitar cualquier cambio en el reparto por iniciativa de los propios usuarios. Aunque los vínculos con el Estado se mantuvieron durante las seis décadas en que existió la organización de regantes, puede afirmarse que con el paso del tiempo dichos nexos se debilitaron al grado en que la organización cobró creciente autonomía, incluso cuando las autoridades del ramo, en las décadas de los sesenta y setenta, quisieron fortalecer su presencia a través de la

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aplicación de un nuevo Reglamento y de la creación de la unidad de riego para el desarrollo rural (URDERAL). De esta forma, la propia organización se responsabilizó de las principales actividades cotidianas que exige un sistema de riego para su buen funcionamiento, convirtiéndose en una entidad propiamente autogestiva.

Desde su nacimiento, la organización de regantes tuvo en su haber, aparte de su inexperiencia, una serie de factores que complicarían su gestión por largo tiempo. El reconocimiento de una superficie de riego mayor a la que en los hechos se podía regar con el agua de los manantiales y la multiplicación de usuarios con el reparto agrario y su posterior crecimiento, fueron aspectos que generaron una fuerte presión sobre el recurso hídrico. Debe decirse, sin embargo, que la organización de regantes y sus dirigentes pudieron dar respuesta a este tipo de conflictos. El planteamiento de formas de distribución distintas a las reglamentarias (basadas en el "principio de equidad" de darle a cada productor un volumen de agua según la cantidad de tierra de riego que poseía) y su aceptación por parte de los usuarios permitió disminuir notablemente las dificultades entre los regantes. Incluso en algunas administraciones de la organización se llegó a determinar un principio de reparto distinto, como por ejemplo, se suministró suficiente agua a los campesinos con menor superficie de riego siendo que, por Reglamento, les correspondía un volumen poco significativo para cultivar sus parcelas. En cambio, los campesinos con mayor superficie podían, por Reglamento, recibir una cantidad de agua que les aseguraba el riego de por lo menos una fracción de su terreno. De esta manera la misma organización generaba su propia cultura distributiva.

Otro punto de controversia y quizás el de mayor complejidad en esta organización es el que se refiere al reconocimiento de los derechos tradicionales de algunos pueblos como Atlatongo y Tepexpan, a los que se les

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incluyó en el Reglamento oficial como usuarios de agua continua en el marco de una situación demográfica y productiva ciertamente distinta a la existente siglos atrás. El doble régimen de distribución se convirtió entonces en uno de los focos de conflicto más agudos en el valle, sobre todo en un contexto de creciente demanda de este recurso. A ello se suma la ubicación envidiable del pueblo de Atlatongo dentro del sistema de riego, lo que le dio la oportunidad de maniobrar con amplitud el flujo del agua. Por tanto, en un sistema de riego que carece de un aparato apropiado para el monitoreo constante y que no cuenta con las obras limitadoras y reguladoras que permitan asegurar el reparto según la tabla de distribución aceptada, este doble régimen se convierte en un serio conflicto el cual se agudiza cuando los beneficiados con la dotación de agua continua tienen a su alcance las condiciones para obtener un mayor volumen de este recurso.

Es cierto que esta agrupación de regantes experimentó a lo largo de su vida distintos grados de conflicto en sus diversos niveles organizativos (inter e intracomunitarios). Sin embargo, sería equivocado concluir que la organización se distinguió por sus altos niveles disruptivos. Si se toma en consideración el número de usuarios (comunidades e individuos), puede decirse que las disputas que entre ellos se generaron fueron relativamente menores, además de que éstas se manejaron y se resolvieron mediante procedimientos definidos por la propia organización.

El trabajo colectivo al que obliga un sistema compartido de riego hace que al interior de la organización se desarrollen vínculos intercomunitarios indispensables para la viabilidad del sistema. Las actividades colectivas son entonces los lazos de unión entre los regantes. La cooperación es por tanto un hecho ineludible. A diferencia de lo que afirman Millon et al. ([1962] 1997) en su estudio, la mayoría de los usuarios de los manantiales de

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San Juan Teotihuacán lograron consolidar estos lazos cohesivos. Se pudo constatar que los pobladores de esta región tienen un amplio conocimiento de sus coterráneos. Resulta sorprendente que incluso personas ajenas al sistema de riego, la dueña de una papelería, una vendedora de dulces, el carnicero de San Bartolo conozcan a quienes forman parte del mismo; como también, y con más razón, los dirigentes e integrantes de la junta de aguas conocen a quienes en otras épocas o en otros lugares participaron de este sistema de riego. Después de nueve años de que desaparecieron los manantiales de San Juan Teotihuacán, sus usuarios se reconocen e identifican plenamente en la actualidad. Y aunque existieron permanentemente los conflictos tradicionales (aguas arriba/ aguas abajo) derivados de un sistema de riego con un volumen escaso de agua, la organización fue capaz de elaborar y reelaborar sus propios mecanismos de solución de conflictos.

Por otro lado, las radicales transformaciones ecológicas del valle de Teotihuacán tuvieron su origen fundamentalmente en la extraordinaria influencia que ejerce la ciudad de México en las áreas cercanas a ella. Frente a esa enorme influencia, los pueblos y sus respectivas organizaciones han tenido poco que hacer para evitar estos efectos negativos.

La explotación creciente del acuífero para uso de los habitantes de la ciudad de México afectó no sólo a las poblaciones del valle de Teotihuacán sino a una extensa región de los estados de México, Morelos, Tlaxcala e Hidalgo. La organización de regantes de los manantiales de San Juan Teotihuacán tuvo la capacidad para encabezar un movimiento amplio de oposición que llevó a la suspensión de las operaciones de perforación de pozos profundos por lo menos en su área de influencia. Sin embargo, su acción fue insuficiente para evitar el descenso del manto freático del Valle de México, puesto

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que la Comisión Hidrológica de esta cuenca logró su objetivo en otros lugares de esta extensa región.

Frente a estas condiciones, la permanencia de un sistema de riego depende no sólo de las habilidades autogestivas de la organización de regantes, sino principalmente de una política hidráulica que contemple y atienda adecuadamente el conflicto de intereses que se genera en estos casos.

La forma en que se desarrolló y dio solución a la demanda de agua de la ciudad de México propició un círculo vicioso en la organización de regantes de los manantiales de San Juan Teotihuacán. Al disminuir el caudal de los manantiales, los pueblos buscaron la alternativa de perforar pozos para la agricultura, la ganadería y el uso doméstico. Esto, a su vez, contribuyó también en el descenso del volumen de agua de los manantiales hasta que finalmente desaparecieron.

Notas

* La investigación se desarrolló durante 1997 y 1998, en el marco del proyecto coordinado por J. Palerm Viqueira "Organización social de sistemas de riego en México", financiado por CONACYT, clave 3242P-S9607. Las reuniones de presentación y discusión que ha llevado a cabo este grupo de investigación han sido muy valiosas para todos los que hemos participado en ellas, dado que nos permitieron conocer las distintas experiencias regionales de los regantes. Margarita González Huerta es Profesora-Investigadora del Departamento de Sociología Rural de la Universidad Autónoma Chapingo e integrante del Programa de Investigación en Regionalización Agrícola y Desarrollo Rural (PISRADES) de la UACh.

** Introducción por J. Palerm Viqueira.

1 Para documentar la historia del agua de los manantiales de San Juan Teotihuacán de este período ver: Merced de

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aguas del 11 de marzo de 1684 (AHA-AS, Caja 4482, Exp. 59284, fs. 175 y 176);. en AHA-AS, Caja 260, Exp. 6393, f. 95 se hace referencia a otra merced de aguas de febrero de 1680.

2 Para documentar el conflicto entre los pueblos y entre éstos y las haciendas consultar: AHA-AS, Caja 4482, Exp. 59284 y AHA-AS, Caja 4492, Exp. 59437.

3 En el Archivo Histórico del Agua aparecen varias fechas de la declaratoria. Una de ellas es la del 23 de febrero de 1920 (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 49). Otra se especifica en un borrador de un Reglamento, también provisional, para la distribución de las aguas permanentes de los manantiales de San Juan Teotihuacán, en cuyo artículo 1º se afirma que "Estas aguas fueron declaradas de propiedad nacional el 17 de marzo de 1923 y publicada dicha declaración el 22 de mayo de 1923". Este Reglamento carece de fecha y únicamente aparece con letra manuscrita el año de 1931 (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 67).

4 El 16 de marzo de 1920 le fueron confirmados derechos de agua a los pueblos de El Calvario, San Bartolo, Tenango y San Juanico (AHA-AS, Caja 135, Exp. 3167, f. 20). El 9 de noviembre de 1920 se le fijó a Atlatongo una dotación de agua con un gasto de 6.5 lps, lo que asciende a 204,984 m al año (AHA-AS, Caja 135, Exp. 3164, f. 8). Años más tarde, el 24 de junio de 1924, le fueron concedidas y confirmadas las siguientes cantidades de agua: 63 115 m del Tular Amac, 473 364 m de las aguas mansas del río San Juan y 1,199, 189 m de los manantiales de San Juan Teotihuacán (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, f. 10). El 18 de diciembre de 1923 fue dotado con 487,665 m anuales de agua (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, f. 13). El 30 de abril de 1924 se le reconoció al pueblo de San Mateo Chipiltepec 152,511 m anuales de agua (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, f. 12). El 8 de mayo de 1924 el pueblo de Cuanalán fue dotado de ejidos con sus accesiones, usos, costumbres y

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servidumbres (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 137). El 5 de abril de 1925 se le otorgó al pueblo de El Calvario una accesión de agua de 95 lps (AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742, f. 11). El 15 de abril de 1926 se concedió un permiso provisional a los ejidatarios de Xometla para usar las aguas de los manantiales por un volumen anual de 3,232,440 m (AHA-AS, Caja 4480, Exp. 59245, f. 12).

5 Si se considera que 1 lps de agua alcanza para regar una hectárea de superficie, es evidente entonces que los 588.6 lps que producen los manantiales de San Juan Teotihuacán son sensiblemente insuficientes para regar las poco más de 3,000 hectáreas de tierras con derechos de riego.

6 El 28 de agosto de 1946, el ingeniero Alfonso Uzeta, perito hidráulico encargado en ese tiempo de realizar un estudio para determinar un nuevo Reglamento, le comunicó al jefe del Departamento de Aguas que "el uso de las aguas broncas no está reglamentado, sin embargo, cuando estas aguas corren por el río se las reparten los usuarios de la parte baja" y más adelante señala "se les puede conceder [se refiere al pueblo de Tequisistlán] un permiso provisional para que usen las aguas broncas" en tiempos de secas (AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734, f. 206).

7 Los pueblos son los siguientes: San Juan Teotihuacán y sus barrios, Atlatongo, Xometla y sus barrios de Santa María y San Pedrito, El Calvario Acolman y sus barrios, San Mateo Chipiltepec, Cuanalán, Santa Catarina y Tenango, Tepexpan, Tequisistlán, Nexquipayac, Ixtapan y San Bartolo y anexas. Las haciendas consideradas fueron Santa Catarina, San José, San Antonio, Cadena, Tepexpan e Ixtapan (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 6).

8 En el estudio se afirma lo siguiente: "Las tierras marcadas en el plano han sido regadas efectivamente, sólo que esto se ha verificado sucesivamente, es decir,

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que en un año se regaba una región determinada y en los subsecuentes otras regiones de la misma zona".

9 Cabe aclarar que hay diferentes opiniones en cuanto al valor de un surco de agua. Ver Cuadro Equivalencias de medidas de agua en esta Antología.

10 Cifras estimadas con base en los datos asentados en la tabla de distribución anexa al Reglamento de 1927 (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174).

11 La hacienda de Tepexpan sólo conservó una hectárea y se le dotó de 63,072 m al año (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 16).

12 René Millon, et al. ([1962] 1997) asentaron en su estudio que el gobierno había impuesto en dos ocasiones nuevas reglamentaciones a los usuarios de los manantiales de San Juan Teotihuacán. Sin embargo, conforme se ha avanzado en la revisión de los expedientes del Archivo Histórico del Agua se constata que, por el contrario, un sector importante de la junta de aguas se opuso reiteradamente e impidió la aplicación de nuevos Reglamentos durante estas tres décadas.

13 El representante de la hacienda de Cadena reclamó la propiedad de 14 pozos artesianos que quedaron ubicados en el ejido de San Juan Teotihuacán cuando se afectó dicha hacienda y que no fueron contemplados en esta reglamentación.

14 El Reglamento de González de Cosío intentó incluir las aguas de los 14 pozos artesianos que corrían por el canal de Cadena.

15 El coeficiente práctico de riego se obtiene de dividir el aforo global del canal principal (600 lps) descontando el gasto continuo destinado a Atlatongo (38 lps) entre la superficie ficticia de riego (es la superficie real más las pérdidas por filtración y evaporación) (AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748, f. 540).

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16 Las comunidades que se integraron al proyecto 'B' fueron las pequeñas propiedades de San Juanico, San Bartolo, El Calvario Acolman, Santa Catarina, Cuanalán, Tequisistlán, Ixtapan, Nexquipayac y San Mateo Chipiltepec.

17 Al parecer estos pueblos empezaron a aprovechar las Aguas Santaneras desde que fueron afectadas las haciendas.

18 Probablemente la fecha sea del 30 de junio de 1947 por la ubicación del documento en el expediente del Archivo Histórico del Agua..

19 En la primera mitad de los cincuentas, el abastecimiento de agua a la ciudad de México provenía de las siguientes fuentes: Xochimilco 1.5 m /seg, Lerma 2.8 m /seg, Desierto de los Leones y Ajusco 0.3 m /seg, pozos del Departamento del Distrito Federal (DDF) 6.9 m /seg, pozos particulares 2.5 m /seg, total: 14.0 m /seg. (Arreguín 1994: 34).

20 En el acta de la asamblea de la junta de aguas celebrada el 11 de mayo de 1963, se afirma que el ingeniero Andrés García Quintero intentó llevar el agua de San Juan Teotihuacán al Valle de México (AHA-AS, Caja 415, Exp. 7737, f. 63).

21 En el Reglamento de 1927, el ejido de Cuanalán aparece con 171.22 hectáreas y la pequeña propiedad con 14.35 hectáreas (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, f. 16). En el de 1931 sólo se incluyó al ejido de Cuanalán con 353 hectáreas de riego y se dejó fuera a la pequeña propiedad de ese pueblo (AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174, fs. 81-82).

22 Estimaciones propias realizadas con base en los datos de los Reglamentos de 1927, 1931 y 1959.

23 En el trabajo de René Millon et al. [1962] 1997 se sostiene que difícilmente se podía encontrar en el sistema de riego de los manantiales de San Juan

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Teotihuacán una acción colectiva por parte de los diversos regantes. En ese estudio se consideró que los pueblos usuarios eran unidades autocontenidas, una especie de ínsulas, incapaces de entablar relaciones de cooperación y de entendimiento entre ellas (pp. 94, 95). Sólo al interior de cada pueblo -se afirma en el documento- era posible encontrar arreglos flexibles entre los usuarios.

24 La apertura de pozos en la región fue una práctica frecuente en el valle de Teotihuacán, desde que las haciendas predominaban en la región. Al parecer cuando empezó a disminuir el caudal de los manantiales y se extendió la mancha urbana en la zona (desde la década de los cincuenta) los usuarios con capacidad económica optaron por perforar pozos para uso doméstico y para riego.

25 Ahora los pueblos de Maquixco, San Lorenzo y Atlatongo riegan con aguas negras algunos cultivos. Otros pueblos recurren al riego con agua de pozos.

Referencias

Referencias e entrevistas

Hernández Nieves, Sr. Juan, comisariado del ejido de San Juan Teotihuacan en 1997; fue usuario de las aguas de los manantiales, 15 y 22 de marzo de 1997.

Juárez Sr. Leopoldo, representante del ejido Santa Catarina y presidente de la unidad de riego en los primeros años de los ochenta, 6 de septiembre de 1997.

Méndez, Sr. Juan, secretario particular del presidente municipal de San Juan Teotihuacan en 1997, 15 de marzo de 1997.

Ramos, Sr. Tranquilino, ejidatario y primer presidente de la unidad de riego a finales de los años setenta, 24 de mayo de 1997.

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Rivas del Toro, Sr. Ignacio, presidente de la junta de aguas de 1962-1963 y representante de los pequeños propietarios de Tepexpan durante once años de 1950 a 1961, 13 de septiembre de 1997.

Rivero, Sr. Humberto, ejidatario y último presidente de la unidad de riego 1987-1991, 24 de mayo de 1997.

Rodríguez, Sr. José, pequeño propietario y ejidatario, presidente de la junta de aguas en la década de los setenta; fue reelegido en varias ocasiones, ocupó la presidencia durante once años, 12 de mayo de 1997 y 12 de marzo de 1997.

Villaseca, Sr. Felipe, representante de los pequeños propietarios de Atlatongo ante la junta de aguas de 1974 a 1980, 3 de mayo de 1997.

Referencias de Archivo. AHA-AS ARCHIVO HISTORICO DEL AGUA, FONDO

DE APROVECHAMIENTOS SUPERFICIALES. AHA-CT ARCHIVO HISTORICO DEL AGUA, FONDO

CONSULTIVO TECNICO AHA-AS, Caja 135, Exp. 3164 (fs 1-8) f. 8 [sobre concesión

de agua a Atlatongo, 1920-1932]. AHA-AS, Caja 135, Exp. 3167 (fs 1-20) f. 20 [sobre

Confirmación de derechos y asignación de impuestos a El Calvario Acolman, San Bartolo, Tenango y San Juanico, 1920-1925].

AHA-AS, Caja 2419, Exp. 34174 (fs 1-170) fs 1-20, 4, 6, 16, 47, 49, 67, 81-82 137, 160-162, tabla de distribución anexa al Reglamento de 1927 [sobre junta de aguas, Reglamentación, asuntos diversos, Planos y Mapas, 1927.1978].

AHA-AS, Caja 260, Exp. 6393 (fs 1-95) f. 95 [en f. 95 referencia a merced de aguas de febrero de 1680].

AHA-AS, Caja 266, Exp. 6393 (fs. 1-98) fs 1-98 [sobre conflicto entre Atlatongo y la hacienda de Santa Catarina; sobre demandas de restitución, confirmación y dotación de aguas y reparto de tierras por parte de los pueblos de esta región, 1917-1923].

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AHA-AS, Caja 414, Exp. 7734 (fs 1-515) fs 57-58, 67-72, 87-88, 104, 117, 206, 296, 308, 351, 425, 428, 469 [sobre que la Cd. De México utilizará los manantiales de San Jun Teotihuacán, sobre problemas tapado manantiales y especialmente sobre gestiones de la Secretaría para una nueva Reglamentación 1944-1953].

AHA-AS, Caja 415, Exp. 7737 (fs 1-204) fs 31-33, 60, 63, 86 [sobre gestiones de Tezoyuca para obtener concesión de las aguas del río San Juan, 1960-1976, sobre problemas con sistema Chiconautla, 1964 y especialmente sobre intervención Andrés Quintero, de la Comisión, 1963].

AHA-AS, Caja 417, Exp. 7741 (fs 1-6) fs 5-6 [sobre Aguas Santanecas, Reglamento, 1951].

AHA-AS, Caja 417, Exp. 7742 (fs 1-26) fs. 6-8, 10-13, 15-18 [sobre Reglamento, sobre dotaciones derechos agua, Planos, 1920-1930].

AHA-AS, Caja 417, Exp. 7743 (fs 1-17) fs 1-17 [sobre propuesta de Reglamentación, 1951-1957].

AHA-AS, Caja 418, Exp. 7748 (fs 1-752) fs 6, 10, 93, 98, 341, 348, 351-352, 382,505, 507, 509, 514, 519, 522-523, 540, 577 [Reglamentación, 1931-1933].

AHA-AS, Caja 4480, Exp. 59245 (fs 1-29) f 12 [sobre permiso provisional para el uso de agua al pueblo de Xometla, 1926].

AHA-AS, Caja 4482, Exp. 59284 (fs 1-266) fs 175 y 176 [fs. 175 y 176 merced de aguas del 11 de marzo de 12684].

AHA-AS, Caja 4492, Exp. 59437 (fs 1.73) [véase para documentar el conflicto entre los pueblos y entre éstos y las haciendas en el período del reparto agrario, por ejemplo sobre confirmación de derechos de Angel Arratia, propietario de la hacienda de Santa Catarina, 1913].

AHA-AS, Caja 4482, Exp. 59284 8fs 1-266) [véase para documentar el conflicto entre los pueblos y entre éstos y las haciendas en el período del reparto agrario, por ejemplo conflicto entre los pueblos de El Calvario y San Bartola contra Xometla, 1905-1923].

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San Juan Teotihuacán

207

Waitz, Dr. Paul, mayo de 1952 “Algunas sugestiones respecto a los estudios para asegurar el futuro aumento del abastecimiento de la capital de agua potable, México” AHA-CT, Caja 162, Exp. 1257, fs. 1-13.

Otras consultas de Archivo no citadas AHA-AS, Caja 262, Exp. 6307 (fs 1-6) [sobre conflicto

entre el pueblo de Atlatongoy la Hacienda de Cadena, 1920-1922].

AHA-AS, Caja 262, Exp. 6308 (fs. 1-17) [sobre queja contra Celso López primer presidente de la junta de aguas, 1927].

AHA-AS, Caja 262, Exp. 6309 (fs. 1-5) [sobre conflicto entre San Juanico y San Bartola, 1927].

AHA-AS, Caja 416, Exp. 7740 (fs 1-502) [sobre junta de aguas y reglamentación, 19291930].

AHA-AS, Caja 419, Exp. 7751 8fs 1-715 [sobre Reglamentación de 1954 y otros asuntos entre 1945 y 1962].

AHA-AS, Caja 1949, Exp. 29278 (fs 1-165) [sobre junta de aguas, organización y administración, cambio de comité, 1933].

AHA-AS, Caja 3055, Exp. 42133 (fs 1-16) [sobre permiso para perforar pozos, 1981].

AHA-AS, Caja 3063, Exp. 42353 (fs. 1-8) [Planos, 1919]. AHA-AS, Caja 3065, Exp. 42383 (fs 1-3) [Plano de las

fuentes hidrológicas de San Juan Teotihuacán, sin fecha].

AHA-AS, Caja 3068, Exp. 42433 (fs. 1-5) [Planos]. AHA-AS, Caja 3526, Exp. 48720 (fs. 1-6) [Informe sobre

las aguas de los manantiales y del río San Juan, 1918-1919].

AHA-AS, Caja 3576, Exp. 49544 (fs. 1-12) [sobre conflicto entre Xometla y El Calvario, 1923-1925].

AHA-AS, Caja 3576, Exp. 49549 (fs 1-8) [confirmación de derechos a la hacienda de Santa Catarina, 1923].

AHA-AS, Caja 3858, Exp. 53302 (fs 1-19) [sobre conflicto con el Gerente General de la Cuenca del Valle de México, Andrés Quintero, 1952].

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Antología sobre organizaciones autogestivas

208

AHA-AS, Caja 3904, Exp. 53939 (fs. 1-56) [Informe de trabajos realizados para construir una compuerta en el canal de San Antonio para el pueblo de Xometla, 1943-1946].

AHA-AS, Caja 416, Exp. 7739 (fs. 1-790) [Comisiones para formular nueva reglamentación, 1939-1945].

“Informe geohidrológico de la cuenca del Valle de México para determinar su capacidad de abastecimiento” 1932 AHA-CT, Caja 171, Exp. 1360, fs 1-46.

López Chaires, Ing. Jesús, julio de 1949 “Informe geológico del Valle de Teotihuacan “ AHA-CT, Caja 169, Exp. 1334, fs 1-19.

Martínez Ruiz, Ing. Rolando 1951 “Dictamen geohidrológico para el abastecimiento de agua potable por medio de pozos para San Juan Teotihuacán “ AHA-CT, Caja 203, Exp. 1728, fs. 1-9.

Referencia bibliográficas Arreguín, J. 1994 “Remembranzas acerca de las primeras

experiencias en la recarga artificial de los acuífero mediante pozos de absorción en el Valle de México” en J. Arreguín y A. Terán Dos testimonios sobre historia de los aprovechamientos hidráulicos en México, CIESAS y Comisión Nacional del Agua, México.

Diario Oficial (5 de septiembre de 1959), Secretaría de Gobernación, México.

Gamio, M. (director de las investigaciones) 1922 La población del valle de Teotihuacán. El medio en que se ha desarrollado. Su evolución étnica y social, Iniciativas para procurar su mejoramiento (3 vol.); vol. 2: La población contemporánea, Dirección de Antropología. SEP, México.

Mata, B. y S. López 1997. “Movimiento sociales y poder político en el oriente del estado de México” en M. L. Jiménez Ezquerra y M. González Huerta (comp.) Sujetos, organizaciones y movimientos sociales en el campo mexicano, Universidad Autónoma Chapingo, México.

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San Juan Teotihuacán

209

Millon, R. [1962] 1997 “Variaciones en la respuesta social a la práctica de la agricultura de riego” (pp. 123-170) en T. Martínez Saldaña y J. Palerm Viqueira (eds.) Antología sobre pequeño riego, Colegio de Postgraduados, México.

Millon, R., C. Hall y M. Díaz [1962] 1997 “El conflicto en el sistema de riego del Teotihuacán moderno” (pp. 71-122) en T. Martínez Saldaña y J. Palerm Viqueira (eds.) Antología sobre pequeño riego, Colegio de Postgraduados, México.

Palerm, A. y E. Wolf [1972 la recopilación de ensayos] 1992 “Sistemas de regadío prehispánico en Teotihuacán y en el Pedregal de San Angel” en Obras Angel Palerm: Angel Palerm y Eric Wolf Agricultura y Civilización en Mesoamérica, Ediciones Gernika, México.

Palerm Viqueira, J. et al. 1996 “Organización social de sistemas de riego en México” proyecto de investigación; con algunas modificaciones, en esta Antología como “Modelo de investigación”.

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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VIII. Aguas negras, agricultura periurbana y organización de regantes

Claudia Cirelli

Introducción

Lo que aquí se presenta es el caso de sistemas de riego ubicados en las márgenes de la ciudad de San Luis Potosí cuya fuente es el agua de desecho urbana. Las evidencias empíricas reunidas en el texto muestran la estructura organizativa que los agricultores han establecido para el aprovechamiento de este recurso que se vierte a los campos de cultivo sin ningún tratamiento desde hace varias décadas. Asimismo las condiciones y las prácticas socioculturales que han determinado la formación de un espacio agrícola periurbano regado con aguas residuales no tratadas.

La revisión de algunos casos (Roberts 1993, UNPD 1996, Peña 1997, Sparza 1997) sugiere que en la actualidad el reuso en agricultura de las aguas de desecho sin tratamiento es un fenómeno que atañe sobre todo a aquellos países que no incluyen entre sus programas sociopolíticos prioritarios el saneamiento hídrico, y cuyas condiciones económicas no permiten liberar recursos financieros para tales proyectos. Ante tal situación, esta forma de disposición es la práctica a la que las administraciones urbanas han recurrido y recurren para alejar las aguas contaminadas de las ciudades. Es importante señalar que tal forma de reempleo es, en muchos casos, la única alternativa de acceso al agua de riego de grupos de productores que por su condición socioeconómica, y por las condiciones hídricas locales no pueden disponer de otras fuentes: agua del subsuelo, de embalses de almacenamiento, de lluvia.

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Antología sobre organizaciones autogestivas

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El estudio de caso

La ciudad de San Luis Potosí está conurbada con algunas localidades periféricas pertenecientes al municipio colindante de Soledad de Graciano Sánchez, conformando la zona urbana San Luis Potosí--Soledad de Graciano Sánchez. La conurbación tiene una extensión de unos 110 km , su estructura es concéntrica y está circunscrita por un anillo periférico, aunque tiende a desbordar hacia el lado oriente. Está ubicada en el valle de San Luis, donde ocupa la parte baja de una cuenca endorreica1 , es decir, cuyas aguas no tienen salida al mar, de unos 400 km de extensión, con una condición climática de aridez bastante marcada, su promedio de precipitación anual es de 330 mm; el mes más seco es febrero con 5.6 mm de precipitación, el más húmedo es septiembre con 60 mm, y el promedio anual de humedad relativa es de 31%. La corriente principal de la cuenca es el río Santiago, que nace al suroeste de la ciudad, y cuyas aguas, con las de sus afluentes, abastecen el embalse de la presa San José2 . El cauce del río, aguas abajo de la presa, ha sido transformado en un importante eje periférico para la ciudad, aunque cuando se presentan las típicas precipitaciones torrenciales en la temporada de lluvias y la presa llega a desbordarse, el eje vial se hace intransitable dado que el cauce vuelve a retomar su antigua función de desagüe conduciendo los excedentes de agua hacia la parte noreste de la ciudad.

El área de riego

El área que se riega a partir del empleo de las aguas residuales de la conurbación ciudad de San Luis Potosí-Soledad de Graciano Sánchez abarca una superficie de aproximadamente 2,500 hectáreas, cultivadas por 20 asociaciones que suman unos 1,200 usuarios. El área de riego ocupa la porción de la zona periférica urbana que se extiende entre el norte y el sureste. La zona cultivada no se presenta totalmente compacta a la mirada del

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Aguas negras y organización de regantes 213

observador, sino fragmentada en oasis de vegetación que disputan espacio a la urbanización y a la aridez del entorno, formando un cinturón verde y contrarrestando en parte los procesos de erosión que amenazan esta área del altiplano. Por lo anterior, la superficie de riego se fracciona en varias zonas (como muestra el Croquis: Zona de riego con aguas negras): dos en el norte, una de gran tamaño y forma irregular que se extiende desde el poblado Enrique Estrada hasta el poblado de San Francisco en sentido norte-sur y entre los poblados de Santa Ana y El Morro en sentido este-oeste -una ramificación de ésta se encuentra más al este alrededor del poblado Planta del Ocho; y, otra, más pequeña en extensión, al noreste y al oeste del poblado Rancho Nuevo; pertenecen al municipio de Soledad de Graciano Sánchez.

Otras dos zonas se encuentran en el municipio de San Luis Potosí a ambos lados de la carretera a Río Verde, a la altura del poblado Los Gómez y del fraccionamiento residencial La Florida, al este de la mancha urbana; y corresponde al punto más bajo de la cuenca; hacia aquí escurre naturalmente el agua y se encuentra uno de los tres lugares de recarga del acuífero que abastece al valle3

Las fuentes de los sistemas de riego

La fuente de este peculiar sistema de riego son las aguas de desecho municipal e industrial de la ciudad, que suman entre 65 y 75 millones m anuales promedio. Es decir, un volumen entre 2000 y 2400 lps4 . El sistema de drenaje es de tipo combinado, por lo cual las aguas de desecho son producto de la mezcla de aguas municipales e industriales, es decir negras y residuales, a las que, en temporadas de lluvia, se agregan las aguas pluviales. Del volumen neto de estas aguas, 86% es de aportación doméstica y comercial, es decir municipal, y 14% proviene de descargas industriales. Únicamente se tratan 40 lps que son reutilizadas en riego de áreas verdes. Las aguas de desecho de la ciudad de San Luis Potosí se desalojan

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fuera de los límites urbanos por medio de tres sistemas de colectores, norte, sur y central, los cuales suman en total unos 500 kilómetros de ductos entre atarjeas, subcolectores y colectores. Por lo que se refiere a la zona conurbada de Soledad de Graciano Sánchez, ésta tiene su propio sistema de drenaje, de aproximadamente 15 kilómetros, cuyos volúmenes sin embargo se integran a las aguas de desecho de la ciudad utilizados en el riego de los campos de cultivo. Existen 17 canales para desalojar las aguas residuales en la zona metropolitana, llamados canales emisores, los cuales son la fuente directa de acceso al agua para las asociaciones de regantes. De estos canales emisores se derivan una red compleja de canales secundarios que conducen el agua a las parcelas. (Ver Cuadro 1: Canales emisores de aguas residuales San Luis Potosí-Soledad de Graciano Sánchez).

El desagüe de mayor caudal es el Canal General que conduce más de 40% de las aguas negras, básicamente de origen municipal, que proceden del centro de la ciudad, sumando aproximadamente unos 800 lps promedio anual. Este vierte sus aguas en el tanque del Morro, un tanque de almacenamiento y de regulación.

Otro 40% del caudal total lo suman el canal de La Libertad, el canal de Los Gómez y el cauce del río Santiago.

El canal La Libertad deriva un volumen de 300 lps, que procede del sur de la ciudad llevando además de descargas domésticas, las descargas del rastro y de parte de la zona industrial. Termina su curso en el tanque Tenorio.

El canal Los Gómez también procedente de la zona sur poniente de la ciudad recoge las aguas de las colonias Villa Arbolada, Hogares Obreros, Foresta y tiene un caudal de 100 lps, son aguas de origen municipal.

El cauce del río Santiago era en el pasado el mayor receptor y desalojador de las aguas negras de la ciudad.

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En los años 1980, aguas abajo de la presa San José, ha sido entubado, pavimentado parcialmente y reencauzado, esto con el fin de atender dos problemas que afligían a la ciudad, el impacto en la salud causado por la presencia de agua negra que corría a cielo abierto en proximidad de las zonas habitacionales, y las inundaciones en la parte baja de la cuenca en la temporada de lluvias, especialmente problemáticas para la zona urbana de Soledad de Graciano Sánchez. La parte pavimentada funciona actualmente como eje vial periférico (dirección poniente norte) y retoma su función de canal de desagüe a cielo abierto en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez. Desde ese punto, donde en el pasado el río terminaba su curso inundando la planicie de Santa Ana, ha sido reencauzado hacia el norte, desembocando por el poblado de La Tinaja. Los datos sobre su caudal varían mucho, se tienen mediciones que van de 200 (Gobierno del Estado et al. 1993) a 1300 lps (Comisión Nacional del Agua 1998).

En el norte de la ciudad desalojan en el canal Pedroza con un caudal de 65 lps, el canal Sauzalito con 61 lps, el canal Moctezuma con un caudal de unos 40 lps, y el canal Guanos con un caudal de 56 lps, y el canal San Juanico de 17 lps, todos conducen agua de origen municipal. De la colonia San Felipe una de las primeras conurbaciones del municipio de Soledad de Graciano Sánchez con la ciudad de San Luis Potosí, sale el canal con el mismo nombre, canal San Felipe, con un caudal de unos 30 lps.

Hacia el sur, el río Españita es el otro río cuyo caudal recibe agua de desecho y en que una porción, la que corresponde a la parte urbana de la ciudad, ha sido pavimentado. Ya en las márgenes de la ciudad vuelve, igual que el río Santiago, a ser un cauce a cielo abierto y recibe la mayoría de las descargas industriales, termina su curso en el tanque Tenorio. Su caudal medido es de 267 lps.

En el tanque Tenorio descargan también el canal Ciudad 2000: aguas municipales, y los canales Zona Industrial I y

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Zona Industrial II: aguas industriales, respectivamente con 216, 130 lps, los tres en la zona sur de la ciudad.

De las aguas del centro de la ciudad, además de los ya mencionados Canal General, y río Santiago, se abastece el canal seis, y el canal Valentín Amador que transportan aguas de origen municipal.

Desde la cabecera municipal de Soledad de Graciano Sánchez conduciendo parte de las aguas de descarga municipal sale el canal Enrique Estrada que desaloja hacia el poblado del mismo nombre -Enrique Estrada- ubicado unos 25 kilómetros al norte de la cabecera municipal.

Además de los canales emisores y los canales secundarios, la red hidráulica de este sistema de riego se compone también de dos tanques de almacenamiento: el tanque del Morro y el tanque Tenorio. El primero se encuentra ubicado al este de la ciudad, en la zona conurbada del municipio de Soledad de Graciano Sánchez, en el poblado El Morro, se trata de un tanque de almacenamiento a cielo abierto y excavado en el terreno; tiene una superficie de tres hectáreas, fue construido a finales de los años 60, en él se descargan las aguas de desecho procedentes del centro de la ciudad, conducidas por el Canal General, y que son principalmente de tipo municipal y representan 40% de todas las aguas descargadas. Las aguas llegan al tanque por medio de un canal de concreto, el Canal General, revestido en los años 1980 y entubado hasta las márgenes de la zona urbana. De aquí, con un dispositivo de retención, el agua es limpiada de la basura más voluminosa, y pasa al tanque que sirve como envase de regulación. En este mismo punto de colado hay un sistema de desviación de agua a un canal secundario en caso de que el caudal venga muy abundante. El tanque tiene una capacidad hasta 780 lps, aunque actualmente se encuentra azolvado y cubre una capacidad, según los usuarios, de 600 lps. En el lado opuesto al punto de recepción el tanque tiene dos compuertas, de donde salen

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los canales número dos y tres, los cuales son compartidos por tres asociaciones. El tanque del Morro es parte de la red hidráulica más antigua, aunque su ubicación actual no es la original la cual tuvo que ser cambiada por encontrarse muy próximo a la zona urbana. En los años 1970 los usuarios identificaron nuevos terrenos adecuados para reubicar la obra, estos se compraron a cambio de 30,000 pesos y un derecho de agua cedido al propietario (un señor Campos).

Por el contrario, el tanque Tenorio, un vaso receptor natural con una extensión de 210 hectáreas, es un tanque de confinamiento a cielo abierto de aguas residuales de origen industrial, que almacena, según las autoridades, 450 lps, y según los usuarios, un volumen aproximado de unos 300 lps. Se encuentra al sureste de la ciudad, en una zona todavía no urbanizada. Recibe agua de industrias metalmecánicas, mineras, químicas, alimenticias, de fundición y de plásticos, cuyos efluentes están cargados de metales como arsénico, cadmio, cobalto, cromo, hierro, mercurio, níquel, grasas y combustibles5 . El tanque, hasta las primeras descargas industriales, era de almacenamiento natural de escurrimientos y agua de lluvia, utilizado por la gente del lugar como abrevadero. Con el incremento de las aguas industriales el tanque empezó a desbordarse, originando problemas de inundación a las parcelas. Fue entonces, a principios de los años noventa, que se construyó el canal de las "aguas verdes" o canal Tenorio, de unos dos metros de anchura, para regular el volumen almacenado en el tanque. El canal corre en dirección este, cruzando la carretera a Río Verde, y se dirige a la zona de cultivo ubicada en la parte este de la ciudad. A diferencia de las otras aguas de desecho estás no están contabilizadas por las instancias agrarias y hidráulicas correspondientes por el alto grado de contaminación detectado y el consecuente peligro que representan para la salud de la población.

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La organización social de los sistemas de riego

El agua residual desalojada por la urbe tiene su destino final en los campos de cultivo de las socios de las 20 asociaciones de usuarios de agua negra. Para la ciudad ha sido una forma de alejar un líquido contaminante e incómodo -valioso en cambio para un grupo que en su mayoría no tenía o no tiene acceso a recursos de mejor calidad. Históricamente la parte baja de la cuenca, que corresponde al este y sureste de la zona urbana, ha recibido los desagües de la parte de arriba, y el aprovechamiento del agua de desecho se ha articulado entre esta condición natural y la ausencia de una política pública de disposición de los desechos hídricos. Existe una relación entre el crecimiento de la ciudad -y de la población, el aumento de los volúmenes de agua requeridos para cubrir tal incremento y los efluentes descargados. En las últimas cuatro décadas la ciudad de San Luis Potosí ha tenido un crecimiento importante de su población y de su superficie urbana, factor que ha redundado en un aumento de los volúmenes de agua requeridos para su abasto y, por ende, de los volúmenes desalojados. A su vez, estos fenómenos estrechamente vinculados han influido en el aumento de la superficie agrícola periurbana regada con aguas negras, la cual en cuatro décadas ha pasado de 400 a 2500 hectáreas.

Las primeras asociaciones

Las asociaciones más antiguas que utilizan el agua residual en forma organizada datan desde la segunda década de este siglo, es el caso de la Sociedad Cooperativa de Compra en Común de Campesinos de Soledad Diez Gutiérrez, SCL (que denominamos de ahora en adelante Cooperativa de Soledad, ubicada en Soledad de Graciano Sánchez. La Cooperativa se constituyó formalmente en 1943, y anterior a esa fecha ya existía un grupo de pequeños propietarios que aprovechaba el agua, desde 1925, a través de permisos y contratos con el ayuntamiento de la ciudad. Estos pequeños propietarios

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corresponden a familias que tenían en Soledad de Graciano Sánchez propiedades y huertas, los testimonios orales reunidos hacen referencia a nombres como Salinger, Córdoba, el mayor Segovia o los Delgadillo6 .

Soledad de Graciano Sánchez tiene un antecedente de riego7; y según testimonios de antiguos usuarios el agua blanca se vendía "por acciones":

"quien más acciones tenía más regaba, los riquillos regaban 15 o 20 horas seguidas, los pobrecillos 2 o 3 horas o menos; pero con la llegada de las aguas negras regamos muchos más, salimos de pobres." (J. Concepción Juárez Velázquez, presidente de la Cooperativa de Soledad).

La conformación de la Cooperativa de Soledad, integrada con pequeños propietarios, abrió a más usuarios el aprovechamiento de las aguas de desecho. El objetivo de este primer núcleo de usuarios era incrementar la agricultura del lugar utilizando las aguas negras provenientes de San Luis Potosí. La Cooperativa de Soledad, formada por 144 socios, consiguió el permiso del ayuntamiento de la capital para la utilización de las aguas y se construyeron los canales que las transfirieron a la zona rural. Las aguas eran vendidas a la Cooperativa, venta que era pagada con anualidades adelantadas previo contrato y que se refrendaba periódicamente por el ayuntamiento de San Luis Potosí con aprobación del Gobierno del Estado. Se trataba de una superficie regada de 200 hectáreas cultivada con alfalfa y forraje el cual se empleaba en la alimentación de ganado para la producción de leche8

Los movimientos agraristas a mediados de los años treinta, lograron dotar de tierra a los campesinos de la zona rural aledaña a la capital potosina, creándose 8 ejidos. Destaca en este momento de la historia local la figura de Don Graciano Sánchez, el cual después de liderar la lucha para la tierra, obtiene más tarde la extensión de los derechos de aprovechamiento de las aguas residuales para los ejidatarios. Con la conformación

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del ejido en Soledad de Graciano Sánchez (que recibió el nombre de Soledad Diez Gutiérrez), empezaron al interior del grupo originario de usuarios las primeras disputas para el aprovechamiento del agua residual, ya que al recibir algunos de ellos parcelas ejidales quisieron mover sus aguas hacia éstas. Los conflictos duraron hasta cuando aproximadamente 20 años después, los terrenos ejidales del ejido de Soledad de Graciano Sánchez lograron recibir aguas residuales de la ciudad por decreto del gobernador en 1955 en primera instancia (Periódico Oficial del 3 marzo de 1955), y más tarde, en 1959, por decreto presidencial9

.Con esta medida, el número de usuarios creció a más de 400, a los usuarios originarios se integraron usuarios ejidatarios de 3 ejidos (El Zapote, San Francisco y Soledad Diez Gutiérrez). La superficie regada subió a 412 hectáreas, y el derecho de agua entregado les permitió recibir a cada uno de los regantes individuales un turno correspondiente a 5 horas de agua para riego una vez al mes.

El decreto presidencial de 1959 estableció la dotación a la Cooperativa de Soledad, al ejido El Zapote, al ejido Soledad Diez Gutiérrez y al ejido San Francisco de un total de 5,562,950 metros cúbicos anuales de agua negra de la ciudad; repartida de la siguiente forma: a la Cooperativa de Soledad, 2,670,216 m , que correspondía a 48% del total de las aguas dotadas, para el riego de 196 hectáreas, de las cuales se beneficiaban 144 usuarios; al ejido de Soledad Diez Gutiérrez, 1,724,514 m , 31% del total de las aguas, para el riego de 126 hectáreas, beneficiando a 224 usuarios; al ejido El Zapote, 667,554 m , 12% del volumen total, para el riego de 50 hectáreas., en beneficio de 61 usuarios; al ejido San Francisco, 500,665 m , 9% del volumen total dotado, para el riego de 40 hectáreas, utilizados por 49 usuarios.

El agua se distribuía entre los cuatro grupos de usuarios de la siguiente forma (tabla de distribución):

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De las 0:00 horas del día 1 a las 9:36 horas del día 15 de cada mes a la Cooperativa de Soledad; de las 9:36 horas del día 15 a las 16:48 horas del día 24 al ejido de Soledad Diez Gutiérrez; de las 16:48 horas del día 24 a las 7:14 horas. del día 28 de cada mes al ejido El Zapote; y de las 7:14 horas del día 28 a las 0:00 horas del día 30 al ejido San Francisco. El orden de la distribución se desplazaba un día si los meses eran de 31 días.

Cada usuario individual: ejidatario o pequeño propietario, tenía derecho a cinco horas de agua por mes. Cada turno de 5 horas correspondía y corresponde en la actualidad a un derecho de agua. El número de usuarios había subido a 400. Esta dotación de 5 millones de metros cúbicos anuales se amplió en 1979 a 18 millones de m anuales.

En el caso de los terrenos de los socios de la Cooperativa de Soledad, las parcelas estaban muy próximas a la zona urbana de Soledad de Graciano Sánchez, en algunos casos las parcelas de riego eran parte del solar de la casa. Con el paso del tiempo los campos de cultivo de los socios de la Cooperativa de Soledad quedaron incluidos en la zona considerada urbana, dentro del anillo periférico que rodea la ciudad. Igual sucede con la mayoría de los terrenos agrícolas del ejido San Francisco, y con los de una parte del ejido de Soledad Diez Gutiérrez, los cuales se han convertido en suelo urbano.

Estos usuarios originarios comparten la red hidráulica más antigua conformada por el Canal General -que desemboca en el tanque del Morro, por el cauce del río Santiago, y por los canales de distribución 1,2,3,4 y 6.

Actualmente la distribución del agua sigue los mismos criterios, y los mismos turnos, con la diferencia que han aumentado los volúmenes de agua residual repartidos y, algunos casos, el número de usuarios por agrupación.

Este grupo originario se conforma como el núcleo espacialmente central de los sistemas de riego que se desarrollaron en el área rural aledaña a la ciudad.

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Adicionalmente la antigüedad de derecho de uso crea una jerarquía y autoridad al interior de todo el conjunto de usuarios agrícolas de aguas negras.

Nuevas asociaciones

El crecimiento de la ciudad y los procesos de urbanización significaron la construcción de nuevos sistemas de drenaje y nuevos puntos de emisión de efluentes, la ubicación de la nueva red de drenaje no siempre fue accesible para el núcleo originario de usuarios, a raíz de esto, el agua empezó a ser utilizada por agricultores que anteriormente no tenían acceso a ella, los cuales conformaron nuevas organizaciones de usuarios. A partir de los años setenta se agregaron al núcleo originario: las asociaciones de regantes de los ejidos: La Libertad, Los Gómez; Milpillas, Enrique Estrada, y de la pequeña propiedad: Unión de Agricultores Emiliano Zapata A.C., la Asociación Civil El Pastillo; y, más recientemente: el ejido Cándido Navarro, la Sociedad Agrícola Las Capillas, la Unión de Pequeños Propietarios Los Garcías, la Asociación Civil Valle de Los Lobos, la Sociedad Agrícola Palma de la Cruz, la Sociedad Cooperativa de Consumo Díaz Ordaz, la Asociación Civil fracción IV del ejido Milpillas, la Sociedad Agrícola San Juanico, el ejido Villa de Pozos (ver Cuadro 2: Asociaciones de usuarios de aguas negras).

Algunas están conformadas por pequeños propietarios y otras por ejidatarios10 , e implican la cooperación entre un grupo de 10 a más de 500 usuarios para el aprovechamiento del recurso. Las asociaciones comparten porciones de la red hidráulica entre ellas, tanto en el caso de la infraestructura más antigua como en aquella más moderna. Cada asociación de usuarios puede acceder a varias fuentes de riego (canales emisores), esto se da sobre todo en las asociaciones con un número de mayor de usuarios.

De las 16 nuevas asociaciones, unas pocas cuentan con concesión de agua por un decreto del gobernador del Estado, otras con concesiones de los ayuntamientos, y no

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en todos los casos el trámite de autorización del aprovechamiento está resuelto formalmente, es decir algunas parecen no contar con papeles de algún tipo de permiso (ver Cuadro 3: Tipo de dotación o concesión de agua a las asociaciones)11 .

Este núcleo de más reciente conformación se ha adjudicado los volúmenes adicionales, sin que este reciente caudal desalojado por la urbe fuera objeto de una repartición formal, como ocurrió con los volúmenes anteriores, sino que se incorporó fluidamente al capital hídrico que los agricultores periurbanos tuvieron a su disposición para ampliar la zona de riego. No obstante, en algunos casos las asociaciones han emprendido trámites legales para obtener la dotación de derecho (reconocido por la CNA) de los usos "de hecho" que están ejerciendo, los cuales no han progresado aún.

Estas nuevas asociaciones han venido generando una práctica agrícola reiterada por un lapso de aproximadamente 30 años en los casos más antiguos y unos 10 en los más recientes, cumpliendo cabalmente las normas establecidas por el conjunto de usuarios, y actuando en forma conjunta en todas las gestiones realizadas ante las autoridades federales, estatales, y municipales, sin que éstas hayan desconocido o impugnado la personalidad jurídica con que aquéllos han actuado. Existe un cuerpo de normas que la organización de regantes reconoce para manejar el agua: su acceso, su distribución, su control, y una serie de acciones y tareas para mantener el sistema en funcionamiento: construcción y mantenimiento de la red hidráulica, administración del sistema en conjunto, defensa del agua ante otros grupos sociales como un patrimonio específico de los usuarios reunidos en asociaciones. Por otro lado, están todas las acciones emprendidas ante la autoridad para la obtención del agua y su utilización en la agricultura.

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Obtenida la aprobación del ayuntamiento estos grupos se han hecho cargo de las obras de conducción del agua residual, desde los puntos de emisión hasta las parcelas, cubriendo tramos de 4 o 5 kilómetros o a veces mayores. Las obras de conducción del agua a la zonas agrícolas han consistido en canales a cielo abierto y canales entubados. Los gastos de las obras en términos monetarios y de jornales han corrido a cuenta de la regantes; aunque no en todos los casos el trámite de autorización del aprovechamiento está resuelto formalmente, lo que si tienen registrada es la propiedad de los canales. La misma experiencia de realización material de las obras de almacenamiento y/o conducción de las aguas residuales ha sido compartida por usuarios originales en el pasado (como por ejemplo compra de los terrenos y excavación del tanque de El Morro, construcción de la red de canales).

Actualmente en los casos de nuevas colonias o fraccionamientos surgidos en proximidad de las zonas de riego, los usuarios toman acuerdos directamente con los constructores para que las aguas descarguen en sus canales y vean aumentado de esta forma el volumen disponible.

Las nuevas asociaciones tienen un tamaño menor respecto a las originarias; son más vulnerables desde la perspectiva legal en sus derechos de uso. El menor número de miembros de la asociación les permite gozar de un turno de agua más largo con respecto al primer grupo de asociaciones de regantes, pues tienen turnos por regante de 10 a 12 horas. Pero hay que especificar que el tamaño de los nuevos canales es más reducido, por lo tanto conduce menos agua. La disposición de las parcelas de estos nuevos grupos generalmente es más compacta, por su ubicación más periférica y por su reciente conformación, por lo cual se tiene posiblemente un mejor aprovechamiento del agua ya que los tiempos de entrega a unos y otros usuarios son mínimos siendo las parcelas contiguas.

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Dinámica al interior de las primeras asociaciones: "nuevos" miembros, escisiones y venta de derechos de agua

AMPLIAR O NO AMPLIAR EL NÚMERO DE MIEMBROS: LOS CASOS DE LAS PRIMERAS ASOCIACIONES. La disponibilidad de volúmenes adicionales de agua que se han venido agregando a la dotación original, se ha resuelto en dos tendencias: conservar el número de usuarios originarios o ampliarlo. En las asociaciones que han conservado el número originario de usuarios y consecuentemente el número de derechos de agua12; y se ha incrementado el capital hídrico disponible para cada regante, es decir, que pueden acceder a más agua, sea bajo forma de turnos enteros (4/5 horas), sea bajo cantidades menores, (una/dos horas), las cuales se definen y se manejan como excedentes y se redistribuyen entre los miembros de la asociación. En estas asociaciones se ha registrado un mayor grado de transacciones respecto al agua. Los líderes generalmente, tanto en el ejido como en la asociaciones de pequeños propietarios, han acaparado más turnos, aunque no más derechos de agua que los poseídos originalmente, y han acrecentado y reforzado su posición dentro de las asociaciones, tanto en el capital de agua como en el de tierra.

En el caso, por ejemplo, del ejido El Zapote y de la Cooperativa de Soledad los derechohabientes originarios decidieron no ampliar el número de usuarios, de esta manera, el mismo grupo se ha beneficiado de los incrementos a los volúmenes recibidos.

Otras asociaciones de regantes del núcleo original han ampliado el número de sus miembros, los "nuevos regantes" al interior de estas asociaciones de usuarios, está conformado por hijos de ejidatarios, parientes cercanos u otros ejidatarios a los cuales se ha extendido el uso del agua. Es decir que el derecho a uso del agua pasa por lazos de sangre o por lazos comunitarios. Tienen con

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respecto a los usuarios originarios un turno más corto, de tres o cuatro horas en lugar de las cinco decretadas en 1959, dependiendo de la disponibilidad de agua. Por ejemplo los usuarios que se incorporaron posteriormente en el ejido Soledad Diez Gutiérrez tienen un turno de 4 horas.

ACCESO AL RECURSO, ESCISIONES EN NUEVAS ASOCIACIONES: EL CASO DEL EJIDO SOLEDAD DIEZ GUTIÉRREZ Y DE LA SOCIEDAD AGRÍCOLA PALMA DE LA CRUZ. Entre los miembros originales y los nuevos se ha detectado cierta forma de competencia por el recurso, la cual en algunos casos se ha manifestado en la conformación de grupos de regantes más pequeños que anhelan cierta autonomía respecto de los derechohabientes, fenómeno que se ha registrado, por ejemplo, en el ejido de Soledad Diez Gutiérrez, donde se ha conformado una asociación de regantes dentro del ejido, la Sociedad Agrícola Palma de la Cruz, integrada, por 84 usuarios, que hace uso exclusivo del canal de La Jaloma.

VENTA DE DERECHOS DE AGUA: EL CASO DEL EJIDO SAN FRANCISCO. En el caso del ejido San Francisco, cuyas parcelas han sido totalmente absorbidas por el proceso de urbanización, cambiando de uso de suelo, los derechos de agua de su derechohabientes se han traspasado a otros ejidatarios de la asociación o a ejidos vecinos, incluso hay información de ventas a particulares.

Esto ha generado una actividad mercantil en torno al agua -el valor de la venta de un derecho de agua puede oscilar entre los 10 y los 40 mil pesos, que se expresa mediante procesos de rentas y préstamos del recurso por ciclo agrícola.

Tal actividad no es privativa de esta asociación de usuarios del ejido San Francisco, sino parte de las acciones y tratos que articulan el sistema en su conjunto. Los usuarios defienden tales transacciones como una medida que les permite evitar conflictos por el agua al

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estar en permanente circulación; a la vez, les permite controlar el recurso y la actividad que genera su uso.

Competencia por el recurso entre antiguas y nuevas asociaciones

En general, puede decirse que las relaciones entre estos dos grupos de asociaciones están ordenadas y supeditadas al orden jerárquico determinado por el tipo de permiso (los primeros cuentan con decreto presidencial), la antigüedad del acceso al agua; la fuerza numérica del grupo originario, la posición "aguas arriba".

La competencia se ha manifestado en acciones como obstaculizar e impedir que asociaciones de reciente conformación tengan acceso a la fuente de agua asignada como capital hídrico del grupo originario de usuarios. No obstante, para los nuevos volúmenes de agua, el núcleo originario de usuarios ha accedido a compartirlo, sobre todo en el caso de aquellos que no podían ser aprovechados por los primeros regantes a causa de su ubicación, alejada de la infraestructura hidráulica existente.

En los casos de situación aguas arriba/aguas abajo la competencia por el recurso se ha manifestado sobre todo en los momentos de sequía, en que los caudales procedentes de la ciudad disminuyen, y por lo mismo son retenidos aguas arriba en las partes más cercanas a los puntos de entrega del líquido. Espacialmente, la ampliación de la zona de riego ubica a los usuarios más recientes en una posición más alejada de los puntos de emisión, por lo tanto, más vulnerables a los cambios en las cantidades recibidas. Estos presionan para acceder a estos recursos en forma equitativa y constante. En los casos en que no pueden cuantificar el agua que les corresponde se reduce incluso su facultad de reclamarla.

CONFLICTO ENTRE ASOCIACIONES: EL CASO DEL EJIDO CÁNDIDO NAVARRO VS PRIMERAS ASOCIACIONES. Es este el caso del litigio entre el ejido

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Cándido Navarro y el núcleo de los usuarios originarios (ejido El Zapote, ejido de Soledad Diez Gutiérrez, Cooperativa de Soledad), los cuales se opusieron fuertemente a una concesión gubernamental de una parte de las aguas del tanque del Morro a los solicitantes del ejido Cándido Navarro. La oposición consistió en impedir el trazo del canal que llevaría las aguas desde el poblado El Morro hasta el ejido Cándido Navarro e incluso hubo amenazas a los miembros de la asociación solicitante que realizaba la obra.

Acuerdos entre asociaciones: tablas de distribución del agua entre asociaciones

Es entre las nuevas asociaciones donde se ha registrado un mayor grado de competencia, enfrentamiento y conflicto. Las asociaciones que utilizan una misma fuente (canal emisor) e infraestructura han tenido que ponerse de acuerdo en la distribución del agua, en ausencia de una reglamentación en la asignación del agua por parte del Estado (existente sólo para el caso de las primeras asociaciones). A continuación algunos ejemplos, para la relación completa ver el Cuadro 4: Canales de aguas residuales, tablas de distribución y horas de turno de usuarios individuales.

EL CANAL GENERAL, que desemboca en el tanque del Morro, es compartido por las asociaciones más antiguas, la Cooperativa de Soledad, el ejido Soledad, el ejido El Zapote, el ejido San Francisco, se reparten el agua conforme a la tabla de distribución en el decreto presidencial de 1959.

RÍO SANTIAGO, es compartido por la Cooperativa de Soledad, el ejido Soledad, el ejido Milpillas y el ejido El Zapote. Los primeros 15 días del mes tomando Milpillas el agua de la margen izquierda y el ejido Soledad y la Cooperativa de Soledad de la margen derecha, los otros 15 días restantes es aprovechado de forma continua y única por el ejido El Zapote. Los turnos de agua de los regantes es de 5 horas al mes para los de la Cooperativa de

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Soledad, los del ejido de Soledad y los del ejido El Zapote, mientras que es de 10 horas al mes (cada 28 días) para los regantes del ejido Milpillas.

TANQUE TENORIO, es compartido entre el ejido Los Gómez, el ejido Cándido Navarro, el ejido La Libertad, la Sociedad Agrícola Palma de la Cruz y Sociedad Agrícola Santa Rita. Los usuarios de La Libertad y de los Gómez se encuentran más próximos al canal y al tanque y por lo mismo acceden más constantemente al líquido sin respetar orden alguno, mermando los volúmenes de los usuarios más abajo. Se han intentado entre las agrupaciones acuerdos para solucionar el acceso a esta agua y se ha llegado a regular de la siguiente forma: del 1 al 12 de cada mes el agua es aprovechada por la Sociedad Agrícola Palma de la Cruz, del 13 al 22 de cada mes por el ejido Cándido Navarro, con turnos para los regantes de cada asociación de 5 horas por mes; un día de los que tocan al ejido Cándido Navarro se cede a la Sociedad Agrícola Palma de la Cruz como derecho de paso; 24 horas el día 23 de cada mes al ejido Los Gómez ; y los restantes días del mes se reparten entre el ejido La Libertad y la Sociedad Agrícola Santa Rita.

En un primer momento, según acuerdos con las autoridades, esta agua serviría para abastecer a aquellos usuarios que estaban en la periferia del sistema como Cándido Navarro y Palma de la Cruz y parte de los usuarios del ejido Soledad.

EL CANAL MOCTEZUMA es compartido entre el ejido Milpillas, la Sociedad Agrícola San Juanico, la Asociación Civil El Pastillo , y la Unión de Agricultores Emiliano Zapata, en turnos de 15, 12 y 3 días y medio, respectivamente.

LAS AGUAS DEL CANAL PEDROZA se tandean entre el ejido Milpillas, la Unión de Pequeños Propietarios Los Garcías, la Asociación Civil Valle de los Lobos y la Sociedad Cooperativa de Consumo Díaz Ordaz.

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RÍO ESPAÑITA, es compartido entre el ejido La Libertad y el ejido Villa de Pozos.

Asociaciones que no comparten infraestructura

Las asociaciones que tienen absoluto control y acceso sobre algún canal gozan de mayor autonomía y presentan menor grado de conflictos potenciales con otras asociaciones. Podría afirmarse que el uso exclusivo del canal les permite cierta autonomía respecto al resto de las asociaciones. Sólo son tres las asociaciones que utilizan una fuente de agua sin compartirla

CANAL ENRIQUE ESTRADA, que lleva aguas de desecho de la cabecera municipal, es exclusivo del ejido Enrique Estrada. Según los comentarios de regantes de otras asociaciones, tuvieron acceso gracias a que apoyaron la candidatura de un presidente municipal priísta en los años 1980.CANAL LA LIBERTAD, exclusivo del ejido La Libertad.

CANAL LA JALOMA, que reúne las aguas de desecho de las unidades habitaciones de la periferie de Soledad de Graciano Sánchez, de uso exclusivo de la Sociedad Agrícola Palma de la Cruz.

Regulación de conflictos entre regantes de distintas asociaciones

Por otra parte los conflictos que surgen entre regantes de distintas asociaciones se intentan resolver dentro de las asociaciones mismas por medio de las autoridades establecidas en cada asociación para sancionarlos; en los ejidos, generalmente el presidente del comisariado ejidal; en las asociaciones (cooperativas, uniones, ...) de pequeños propietarios, el presidente o el encargado de los asuntos del agua de la asociación.

Normalmente estos conflictos se resuelven sin mayor transcendencia; aunque se han dado conflictos muy violentos, como es el caso del ejido Cándido Navarro donde uno de sus usuarios fue asesinado por un

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integrante del poblado del Huizache, al que culpaba de robo de agua.

Organización al interior de las asociaciones: la distribución del agua

Antes de iniciar las operaciones de riego, los regantes pagan una cuota que, dependiendo de las asociaciones, puede oscilar entre 10 y 15 pesos por turno. Los pagos se efectúan en días preestablecidos con el despachador de boletas. Al pagar reciben una boleta que presentan al encargado de la distribución, figura comisionada por la agrupación llamada el tanquero, en aquellas que tienen como parte de su infraestructura hidráulica un tanque de regulación, o el juez o jefe de agua en aquellas que sólo tienen canales. Esta figura tiene las funciones de abrir y cerrar las compuertas que desvían el agua hacia un canal u otro según el turno que corresponda y en las asociaciones más pequeñas a veces coincide con la figura del despachador.

La red hidráulica aprovisiona varias asociaciones simultáneamente, aunque de forma alternada cuando comparten la misma porción de infraestructura hidráulica, lo cual depende de su ubicación dentro del mapa del sistema de desalojo.

No todas las asociaciones tienen acceso al mismo volumen de agua en términos de número de días por asociación, o número de horas por regante. Los turnos van de cuatro a doce horas. La cantidad de agua recibida no depende solamente de la duración del turno, sino también del tamaño del canal. Un turno de menos horas no significa necesariamente el acceso a cantidades menores del líquido. La diferencia de cantidades de agua recibidas por los regantes depende en primer lugar del volumen al cual accede la asociación a la que pertenecen y del tamaño -número de miembros- de la asociación.

Una vez que llega el turno a la asociación, empieza la distribución, que sigue un orden y un lapso de tiempo

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establecidos. Esto es lo que los usuarios llaman un turno de agua, que equivale a un derecho. Periódicamente los usuarios reciben también cantidades extraordinarias, cuya duración (entre una y cuatro horas), es inferior al turno ordinario, lo que definen como excedentes. En tanto el derecho no es modificable, el otorgamiento del excedente depende de la posición de la asociación y del regante dentro de la jerarquía del sistema. La negación de un excedente es un procedimiento para castigar a un usuario.

Cuando se trata de turno cada regante "corta" el agua en el punto que le corresponde, es decir, toma el agua en el punto de entrega para llevarla a su parcela. Cuando se trata de excedente, en los casos de algunas asociaciones, el regante "corta" el agua en la compuerta del canal principal, ubicado en un punto más lejano de su parcela; en otros casos la recepción se hace conforme a las disposiciones ordinarias, en el punto más próximo a la parcela. En algunas asociaciones se interpela al encargado del canal para organizar la distribución de los excedentes ya que es la figura que mejor conoce la organización al interior del canal.

Generalmente con un turno de agua, dependiendo de la técnica aplicada, se riegan entre una y dos hectáreas, pero si el turno no es caudaloso la superficie regada es menor.

Organización al interior de las asociaciones: el mantenimiento

Todas las tareas para mantener en buen funcionamiento el sistema están a cargo de las asociaciones. Cada una asume las labores de la porción de red que le corresponde, y organiza a sus miembros para su realización. Por medio de cooperaciones se recolecta el dinero necesario para obras de mantenimiento, rehabilitación o incluso construcción

Las operaciones de distribución del agua son precedidas por las tareas de limpieza y preparación de los canales

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para recibirla. En cada asociación, hay uno o dos encargados de organizar estas labores según el tamaño de la red manejada, llamados también encabezados. Estas personas tienen la responsabilidad de supervisar los canales antes de que llegue el turno de agua que les corresponde; así como avisar, organizar y vigilar a los regantes para que cumplan con esta tarea.

En general, en todas las asociaciones el financiamiento y la realización de la red de canales primarios y secundarios desde los puntos de descarga ha quedado a cargo de los regantes mismos. Obtenida la aprobación de aprovechamiento por parte de la Comisión Nacional del Agua o por parte de los departamentos de obras públicas de los ayuntamientos, las asociaciones se han encargado de las obras de conducción del agua residual, desde los puntos de emisión de los nuevos efluentes hasta las parcelas, cubriendo tramos de cuatro o cinco kilómetros o, a veces, más; de excavaciones de canales a cielo abierto y canales entubados. Los gastos de las obras, como ya se ha dicho, han corrido a cuenta de los mismos regantes. La realización de la red hidráulica para conducir las aguas residuales desde los puntos de emisión hasta las áreas de riego es una tarea que todas las asociaciones tienen en común como parte de su historia. Esta experiencia refuerza la identidad cooperativa de los regantes. Las inversiones por cada usuario en términos económicos y de mano de obra han sido importantes. Es este el caso del ejido Milpillas, el ejido La Libertad, el ejido Los Gómez y, en los inicios, de la Cooperativa de Soledad.

La cercanía con la ciudad y el ensanchamiento paulatino de la mancha urbana hace las tareas de mantenimiento de la red hidráulica más complejas y lentas. A veces los nuevos fraccionamientos se construyen encima o alrededor de los canales, lo que impide el acceso de los usuarios a las tareas de limpieza. Los mismos habitantes urbanos arrojan basura a los canales, lo cual complica la labor de mantenimiento. Esto, dada la proximidad de las

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viviendas, se convierte en un foco de infección. Para los usuarios se han vuelto áreas peligrosas, por el riesgo de sufrir algún atraco cuando transitan de noche por donde pasan los canales, zonas actualmente transformadas en barrios marginales con problemas de pandillerismo.

Esfuerzos para el control de calidad del agua

Diversas acciones han sido emprendidas por los usuarios para mejorar la calidad del líquido. Desde su perspectiva uno de los elementos de mayor impacto en el riego es la presencia de aceites y grasas en el agua, ya que la materia orgánica en sí, con sus nitratos y fosfatos, contiene nutrientes biológicos y funge como fertilizante.

Para reducir la cantidad de grasas vertidas en los efluentes, una de las asociaciones, la Cooperativa de Soledad, ha implementado una medida para evitar el vaciado de tales sustancias en el drenaje. Ha pedido a los talleres de Soledad de Graciano Sánchez juntar las grasas y los aceites en unos tambos que ella misma ha proporcionado y ha contratado a una persona para que recoja semanalmente dichos tambos y los venda como mejor le convenga, generalmente a las ladrilleras fuera de la ciudad.

Otra medida fue recoger los aceites en los mismos canales y tanques de almacenamiento con unas barredoras, medida que no dio buenos resultados.

También han obtenido el apoyo del ayuntamiento para instalar el tanque de desinfección a la salida del tanque del Morro, con el fin de desinfectar las aguas y reducir la contaminación orgánica. Sin embargo, los mismos usuarios comentan que esto no ha tenido efectos. Una experiencia similar de otra planta para reducir la contaminación orgánica es la del ejido de La Libertad, con aportaciones de 3,000 pesos por cada usuario. En ambos casos los usuarios piensan haber caído en manos de "charlatanes" y afirman que estas acciones no ofrecen una solución verdadera al problema de la contaminación. Sin

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embargo, es importante resaltar el esfuerzo en términos monetarios y de movilización de fuerzas de las asociaciones.

Una acción interesante para mejorar la calidad del agua vertida a los cultivos es la propuesta de plantas de tratamiento "ecológicas" para dar una solución más efectiva al problema de la contaminación.

Ante los planes gubernamentales de saneamiento de la región, la Asociación de Usuarios de Aguas Negras A.C. (que reúne a todas las asociaciones, ver más abajo); ha elaborado su propuesta de tratamiento contra el proyecto gubernamental, que prevé la construcción de grandes plantas de tratamiento de tipo convencional (lodos activados, sistemas lagunares, biotorres). Se trata de un proyecto denominado "Sistema ecológico de tratamiento y recuperación de recursos y desechos líquidos" elaborado por una fundación de ecodesarrollo, Xochicalli, que presenta un modelo de gestión, en tamaño y costos, mucho más al alcance de los usuarios. Parte de la propuesta consiste en la construcción -con financiamiento "blando" de Banobras a los usuarios- de pequeñas plantas de tratamiento en los puntos de entrega del agua residual, que pueden ser manejadas por los usuarios, lo que permitiría, según su misma apreciación, su independencia y control en cuanto al manejo de los volúmenes de agua. La condición y el grado de autonomía respecto a las autoridades del agua es bastante valorada por los usuarios de aguas negras.

Relaciones de las asociaciones con instituciones gubernamentales

MANTENIMIENTO Y ADMINISTRACIÓN. El apoyo de las instancias estatales y federales para el mantenimiento o mejoramiento del sistema ha sido mínimo, quedando a cargo de las mismas asociaciones el desazolve del drenaje, el remplazo de parte del sistema de conducción, y entubar canales. En cuanto a las relaciones con la Comisión Nacional del Agua (CNA), y más recientemente la

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Comisión Estatal de Agua y Saneamiento (CEAPAS), hasta el momento los usuarios han gozado de cierta autonomía. Sin embargo, las autoridades competentes tienen un control (medición) sobre los volúmenes de descarga.

EMERGENCIA SANITARIA. La intervención del Estado se ha dado en casos de emergencia sanitaria, con la prohibición en 1994 de regar con aguas residuales productos de directo consumo humano; y un año después con las medidas de control de la Secretaría de Salubridad de los productos dirigidos a los mercados locales. Ambas acciones buscaban contener los efectos dañinos o perjudiciales de este reuso sin tratamiento, pero no ejercer un mayor control sobre la gestión del agua.

PROYECTO DE GOBIERNO DEL ESTADO DE SANEAMIENTO Y TRASVASE DE LAS AGUAS RESIDUALES. Pero la propuesta de intervención más preocupante para los regantes consiste en un proyecto anunciado hace 4 años por el gobierno del Estado, que consiste en la realización de un proyecto de saneamiento de la cuenca que contempla el tratamiento de las aguas negras reempleadas en las áreas agrícolas de Soledad de Graciano Sánchez. Además se planifica un proceso de trasvase de las aguas tratadas a otra cuenca, con el fin de liberar recursos de aguas subterráneas actualmente empleados por una industria termoeléctrica. Para tal fin se prevé la reasignación de usos y venta del agua tratada para obtener agua limpia destinada a las necesidades urbanas.

En 1996 los productores afectados conformaron una asociación civil, la Asociación Civil de los Usuarios de Aguas Negras reuniendo a las 20 asociaciones existentes; en mayo de 1997 organizaron un foro público de discusión para tratar el problema, donde convocaron a técnicos, autoridades, asociaciones civiles; y además contrataron técnicos especializados para que diseñaran una propuesta de tratamiento más acorde con las necesidades de los

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usuarios, en rechazo a la propuesta de ocho megaplantas hecha por el gobierno.

Superficie regada y cultivos

SUPERFICIE REGADA. El perímetro de la superficie de riego del sistema es impreciso. No hay congruencia entre los datos aportados oficialmente por las distintas instituciones públicas a cargo de las actividades agrícolas (DDR 126, 1998) 812 hectáreas, y a cargo del manejo de agua (CNA 1997) 2,654 hectáreas.

Según los usuarios, la superficie regada con las aguas de desecho es mayor en extensión14 respecto de las cifras oficiales.

La discrepancia parece deberse: 1) un padrón de usuarios incompleto; la relación de usuarios de aguas negras del Distrito de Desarrollo Rural (DDR 126, 1998) es bastante incompleta, puesto que no maneja un informe completo de las asociaciones de pequeños propietarios y de las asociaciones que utilizan agua negra no concesionada; 2) en la superficie reportada como regada con agua residual, no se contemplan porciones agrícolas regadas con aguas de desecho no concesionadas, como las aguas del tanque Tenorio, que no obstante se suman a la producción gracias al recurso que se aprovecha15; 3) los regantes afirman que los ingenieros del Distrito de Desarrollo Rural o de la Comisión Nacional del Agua establecen la extensión de la superficie de riego a partir de cálculos basados en valores preestablecidos entre volumen de agua, lámina de riego y área de cultivo; pero, según los regantes, a veces logran regar superficies mayores con el auxilio de agua de pozo, por ejemplo, manteniendo la humedad de los terrenos. Dicha agua no está contabilizada en el balance de la superficie regada con aguas residuales (ver Cuadro 2: Asociaciones de usuarios de aguas negras).

CULTIVOS. De la superficie 90% es sembrada de alfalfa, 8% con otro tipo de forraje, como avena, maíz, sorgo, cebada; y el restante 2% con hortaliza: calabaza, coliflor,

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espinaca, acelga, perejil, cilantro, lechuga, rábanos (DDR 126, 1998). Por prohibición de la Secretaría de Salud, estos últimos vegetales se riegan con agua de noria y pozo profundo. A estos los usuarios le dicen cultivos de agua dulce, para diferenciarlos de los productos regados con agua negra. No obstante, algunos factores hacen pensar que no están exentos de riesgos de contaminación. Por un lado la contaminación del acuífero somero, que ha sufrido infiltraciones de las aguas contaminadas aplicadas a los cultivos; por otro la información proporcionada por los técnicos y los usuarios de que en algunos casos, muy limitados, se utiliza el agua residual para aplicarla a estos cultivos en la noche, cuando las operaciones de control son más difíciles. A estos factores hay que agregar que aunque las aguas residuales no se apliquen a estos vegetales, a veces los canales de conducción de las aguas de pozo son los mismos por donde corre el agua residual o están muy cercanos a éstos.

Caracterización socioeconómica de los regantes

La actividad productiva es básicamente agropecuaria, a la producción de forraje se asocia la cría de ganado, que se hace rentable gracias a la producción de pastura con aguas residuales. Los usuarios de agua negra son un grupo heterogéneo; si bien es cierto que conforman una categoría homogénea desde la perspectiva del tipo de patrón productivo -es decir la combinación de la actividad agrícola de producción de forraje con la de cría de ganado, sobre todo lechero- ésta está bastante diferenciada en cuanto al grado en que se realiza y, en algunos casos, en cuanto a la combinación con otras actividades profesionales. Abarca desde ejidatarios y pequeños propietarios con una hectárea de riego, hasta ejidatarios más acomodados, pequeños propietarios con 4/5 hectáreas, pequeños propietarios con ranchos de 20 hectáreas que combinan la producción forrajera y lechera con la producción de hortaliza para el mercado local, o

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simplemente rentistas que arriendan tierra y agua anualmente.

Algunas reflexiones finales

En los medios áridos y semiáridos, donde la competencia por el recurso es más marcada entre los distintos usos e intereses económico-productivos, el empleo de agua residual en la agricultura ha tenido varios efectos. En el caso de San Luis Potosí que se presenta no ha mermado los volúmenes disponibles para consumo humano, ha generado un sistema agrícola que abastece de productos el mercado local y que a su vez origina un arraigo de individuos a la tierra en una zona -el altiplano potosino-- de tradicional expulsión de mano de obra a los Estados Unidos, y finalmente, ha reducido los procesos de competencia por un recurso de mejor calidad.

Pese a todo lo anterior, el impacto socioambiental y sociosanitario del uso del agua residual no tratada en agricultura plantea otra clase de problemas para otros grupos de población, los cuales se revierten en el mismo conjunto urbano que hace posible, a través de sus desechos líquidos, la existencia de tal sistema agrícola. La infiltración de aguas residuales en el subsuelo causa la contaminación de los embalses subterráneos que son fuentes de abasto de agua para el consumo humano en la ciudad16 . La dispersión en el aire y la acumulación en los suelos de sustancias contaminantes, orgánicas e inorgánicas, producen un impacto en la salud de la población. También existen impactos que se revierten en el mismo sistema agrícola, en el caso que se presenta, por ejemplo, los efluentes descargados tienen altos índices de conductividad eléctrica, valor que indica una gran concentración de sales en el agua derivada para riego. En una zona con un promedio de 330 mm de lluvia por año esto podría llevar a la salinización de los suelos agrícolas.

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Todo lo anterior sugiere la fuerte ambivalencia de tal práctica y fenómeno social, cuya resolución replantea el papel del Estado como el regulador y el garante de un acceso equitativo al agua con calidad apropiada para todos los usuarios y los consumidores.

Notas

* Nota del editor: La investigación de campo se realizó en 1997/1998. A Claudia Cirelli, del Colegio de San Luis, conociendo los avances de su investigación le sugerimos que quizá tenía el suficiente material pertinente para estructurar un ensayo sobre la organización social de los regantes con aguas negras, caso fascinante, le enviamos lo que en esta Antología aparece como el ensayo Modelo de Investigación, y este es el resultado.

1 La cuenca es denominada, en la división hidrológica regional, San José-Los Pilares.

2 La presa San José y la presa del Peaje son los dos embalses superficiales que proporcionan parte del agua para uso humano a la ciudad y representan aproximadamente 10% de todo el líquido destinado a este uso, el cual procede en su mayoría de aguas subterráneas.

3 Los otros dos lugares de recarga se ubican respectivamente al sur de la ciudad a pie de la sierra de San Miguelito y en la parte noroeste de la cuenca.

4 Los valores proporcionados por el Distrito de Desarrollo Rural 126 y las varias instancias a cargo del agua, como el organismo operador o la Comisión Nacional del Agua, son muy distintos, y varían según los foros donde se presentan o según los objetivos por los cuales se utilizan. En general se manejan como fuentes confidenciales. Recopilación personal basada en asistencia a foros de presentación, entrevistas con funcionarios de las diversas dependencias y

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documentación en oficinas del DDR 126 (1998), CNA (1998), Gobierno del Estado et al. (1993).

5 Esta información es el resultado de un estudio de detección de contaminación en el Valle de San Luis a cargo del Instituto de Investigación de Zonas Desérticas y realizado por Vargas Olvera.

6 Descendientes de la familia Delgadillo hoy en día todavía usuarios de las aguas residuales y uno de ellos tiene un papel de liderazgo muy importante en las acciones de defensa de las aguas negras recientemente emprendidas por los usuarios (véase Asociación de Usuarios de Aguas Negras A.C.).

7 Hortensia Camacho quien ha trabajo sobre la construcción de la presa San José, me comentó que más de 40% de las aguas de la presa, es decir 3 millones de m de los 7 almacenados, se destinó a usos agrícolas desde que la presa empezó a funcionar, parte de esta agua era aprovechada en las huertas de Soledad de Graciano Sánchez, que en aquellas fechas recibía aguas blancas.

8 Según RAN, Exp. 2243, legajo 1, f. 0104 para estas fechas, la década de 1920, se tenía una producción de 4,800 litros diarios.

9 El decreto presidencial en 1959 reconocía el derecho de uso de esta agua a 4 asociaciones de usuarios, ampliando por ende jurídicamente el acceso al disputado recurso. Además de la Cooperativa de Soledad, se reconocieron los ejidos Soledad Diez Gutiérrez, El Zapote y San Francisco. Este acto jurídico invalidó un anterior decreto gubernamental, de 1955, que concedía el agua negra de la ciudad a individuos específicos (con nombre y apellido), convirtiéndolos así en propietarios de dichas aguas, condición ilegal, ya que las aguas eran accesiones de las tierras que se convertían con éstas en tierra de riego, cualquiera que fuere el usufructuario de las tierras (Diario Oficial 14 de noviembre de 1959).

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Antología sobre organizaciones autogestivas

242

10 Nota del editor: Podemos hacer notar que los pequeños propietarios se organizan en figuras como Asociación Civil, Sociedad Cooperativa, Cooperativa, Asociación Agrícola, Sociedad Agrícola, Unión (y no necesariamente de un poblado), mientras que los ejidatarios se manifiestan como "ejido", con la excepción de Palma de la Cruz que corresponde a un grupo de ejidatarios "escindidos" del ejido Soledad Diez Gutiérrez y posiblemente la Asociación Civil fracción IV del ejido Milpillas; (ver Cuadro 2: Asociaciones de usuarios de aguas negras). Es muy sugerente pensar un paralelismo con el caso de las sociedades de aguas del valle de Tehuacán. Otros paralelismos corresponden a la acción de agua o derecho de agua para un usuario individual, a la venta de acciones de agua o derechos de agua, y a la renta de agua.

11 Desde la perspectiva de la Comisión Nacional del Agua, al parecer sólo tiene validez la dotación por decreto presidencial, y no las del gobernador o de ayuntamientos, dado que las aguas son de competencia federal y no estatal o local.

12 Para los regantes de aguas negras de San Luis Potosí, un "derecho de agua" corresponde a un turno de agua (5 horas en las primeras asociaciones) mensual y corresponde al regante individual.

13 Al parecer al interior de la asociación del ejido Los Gómez se decidió que por cada día del mes un sólo usuario de esa asociación podía acceder al agua del canal, acuerdo que parece ser infringido constantemente por ellos mismos.

14 El ejido de Soledad Diez Gutiérrez riega una extensión que varía mucho dependiendo de las fuentes de información, el Distrito de Desarrollo Rural (DDR 126, 1998) tiene registrada unas 239 hectáreas, mientras los usuarios consideran que abarca unas 750 hectáreas cultivadas por unos 450 usuarios.

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Aguas negras y organización de regantes 243

15 El ejido Los Gómez cuenta con 57 usuarios que cultivan una superficie de 200 hectáreas, cifra mucho más alta de la que tiene registrada el Distrito de Desarrollo Rural (DDR 126, 1998) que reporta solamente 50 hectáreas; pero hay que recordar que en el conteo del Distrito de Desarrollo Rural no se incluyen las hectáreas regadas con las aguas contaminadas del tanque Tenorio que representan una cantidad importante.

16 Los estudios han demostrado que el acuífero superior ya presenta marcadas señales de contaminación y existe el riesgo de que se contamine también el acuífero inferior ya que el acuífero superior funciona como su recarga (Vargas Olvera 1989; Montante Montelongo, Alfaro de la Torre y Medellín Milán 1995.

Referencias

Referencias de entrevistas

Juárez Velázquez, J. Concepción, presidente de la Cooperativa de Soledad.

Referencia de Archivo

ARCHIVO CNA, COMISION NACIONAL DEL AGUA (OFICINAS SAN LUIS POTOSI).

ARCHIVO DDR126, DISTRITO DE DESARROLLO RURAL 126.

ARCHIVO RAN, REGISTRO AGRARIO NACIONAL

CNA, oficinas San Luis Potosí, 1998 Documentación correspondiente a medición de volúmenes de agua de los canales emisores de la conurbación San Luis Potosí Soledad de Graciano Sánchez.

CNA, oficinas San Luis Potosí, 1997 Documentación correspondiente a superficie regada con aguas negras.

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Antología sobre organizaciones autogestivas

244

DDR 126, 1998 Documentación correspondiente a superficie regada, relación de asociaciones y número de usuarios de aguas negras.

RAN, Estado San Luis Potosí, Exp. 2243, legajo 1-12

Referencias bibliograficas

Diario Oficial 14 de noviembre de 1959.

Gobierno del Estado, Ayuntamiento San Luis Potosí et al. 1993 Plan de Centro de Población Estratégico, San Luis Potosí, México. [Documentación correspondiente a medición de volúmenes de agua de los canales emisores de la conurbación San Luis Potosí-Soledad de Graciano Sánchez].

Montante Montelongo, A. d.; Alfaro DE la Torre; P. Medellín Milán 1995 “Estudio geoquímica de elementos trazas en una laguna artificial de aguas residuales” en Actas INAGEQ I, pp. 33-38, Instituto Nacional de Geoquímica, A.C. México.

Peña, F. 1997 El limite del riego con aguas residuales en el Valle del Mezquital, Tesis Maestría en Antropología, Universidad Iberoamericana, México.

Periódico Oficial del 3 marzo de 1955.

Roberts, B. 1993 Water Management in Desert Environments. A Comparative Analysis, Springer-Verlang, Berlin, Alemania.

Sparza, O y A. González Martínez 1997 ¡Luchamos por AGUA LIMPIA para la agricultura¡ El conflicto por la calidad y la distribución del agua en la cuenca del río Apatlaco, Morelos, SEMARNAP-PNUD, México.

UNPD 1996 Urban Agriculture. Food, jobs and sustainable cities, UNPD, Nueva Cork, Estados Unidos.

Vargas Olvera, M. del C. 1989 “Detección de Plumas Contaminantes en el Valle de San Luis Potosí” en Memorias del Instituto de Zonas Desérticas, Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

Page 264: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Aguas negras y organización de regantes 245

Xochicalli, Fundación de ecodesarrollo 1997 “Sistema ecológico de tratamiento y recuperación de recursos y desechos líquidos”.

Page 265: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Antología sobre organizaciones autogestivas

246

Cuadro 1: Canales emisores de aguas residuales San Luis Potosí-Soledad de Graciano Sánchez

Nombre del canal Emisor

Zona de procedencia de la ciudad Volúmen de agua (lps por canal)

y tipo de agua residual Fuente CNA 1998

Fuente Gobierno del Estado et al. 1993

Canal General tanque El Morro

Centro -Poniente/ Municipales

800

canal La Libertad, tanque Tenorio

Centro-Sur/ Industriales 300

canal Los Gómez Centro-Sur/ Municipales 100 río Santiago Centro-Poniente/ Municipales 1,366 200 canal Pedroza Norte/ Municipales 65 100 canal Sauzalito (López Mateos)

Norte/ Municipales 61 15

canal Guanos Norte/ Municipales 56 15 canal Moctezuma Norte/ Municipales 40 canal San Juanico Norte/ Industriales 17 canal San Felipe Soledad/ Municipales 30 río Españita tanque Tenorio Centro-Sur/ Municipales 267 canal Industrial I -Las Mercedes, tanque Tenorio

Sur/ Industriales 130 70

canal Industrial II-Villa de Pozos tanque Tenorio

Sur/ Industriales 5

canal Enrique Estrada Soledad/ Municipales 25 canal Valentín Amador Centro/ Municipales canal número seis Soledad/ Municipales canal Rancho Viejo-Ciudad 2000 tanque Tenorio

Centro-Sur/ Municipales 216

total 2,190 1,770

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Aguas negras y organización de regantes 247

Cuadro 2: Asociaciones de usuarios de aguas negras asociacion usuarios fuente principal número usuarios superficie regada (hectáreas) tenencia de

la tierra fuente trabajo de

campo fuente DDR 126 fuente trabajo de

campo fuente DDR 126

ejido Soledad Diez Gutiérrez Canal General tanque del Morro río Santiago tanque Tenorio

450 161 748 239 Ejidal

Sociedad Agrícola Palma de la Cruz

tanque Tenorio 120 Ejidal

ejido San Francisco Canal General tanque del Morro río Santiago

10 50 Ejidal

ejido El Zapote Canal General tanque del Morro río Santiago

48 100 Ejidal

ejido Cándido Navarro tanque Tenorio 35 40/50 Ejidal ejido Los Gómez canal Los Gómez

tanque Tenorio canal Españita

57 39 19

220 51/75 31/75

Ejidal

ejido Enrique Estrada canal Enrique Estrada 83 135 Ejidal Cooperativa de Soledad río Santiago (canal margen

derecha) Canal General tanque del Morro

144 400 Pequeña Propiedad

Unión de Agricultores Emiliano Zapata, A.C.

canal Moctezuma 12 30 Pequeña Propiedad

ejido Milpillas canal Moctezuma canal Pedroza canal Guanos (lleva aguas de río Santiago) canal Sauzalito

69 56 98 Ejidal

El Pastillo, A.C. canal Moctezuma 39 50 Pequeña Propiedad Loc. San José del Barro/TerceraGrande y TerceraChica

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Antología sobre organizaciones autogestivas

248

Cuadro 2: Asociaciones de usuarios de aguas negras ... continúa asociacion usuarios fuente principal numero usuarios superficie regada (hectáreas) tenencia de

la tierra fuente trabajo de

campo fuente DDR 126 fuente trabajo de

campo fuente DDR 126

ejido La Libertad canal La Libertad canal Rancho Viejo-Ciudad 2000 tanque Tenorio

40 74 220 126 Ejidal

Sociedad Agrícola Las Capillas, A.C.

canal San Felipe 60? Pequeña Propiedad

Union de Pequeños Propietarios Los Garcías A.C.

canal Pedroza 21 23/50 Pequeña Propiedad Loc. La Tercera

Sociedad Agrícola Santa Rita tanque Tenorio Pequeña Propiedad Loc. Santa Rita

Asociación Civil fracción IV de Milpillas

canal Moctezuma canal Pedroza canal Guanos canal Sauzalito río Santiago

10 Actualmenteno reciben agua, en pleito legal con el ejido Milpillas

Ejidal ejido Milpillas

Valle de los Lobos A.C. canal Pedroza canal San Felipe

33 Pequeña Propiedad La Tercera Grande

Sociedad Cooperativa de Consumo Díaz Ordaz, A.C.

canal Pedroza canal San Felipe canal Moctezuma

Sociedad Agrícola San Juanico A.C.

canal Moctezuma canal San Juanico (Descarga fábrica Coca Cola)

27 7/75 Pequeña Propiedad Loc. San Juanico Grande San Juanico Chico

ejido Villa de Pozos Industrial II 15/17 45 Ejidal

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Aguas negras y organización de regantes 249

Cuadro 3: Tipo de dotación o concesión de agua a las asociaciones

Asociación Volúmen dotado o concesionado (metros cúbicos anuales)

Fecha y tipo de dotación o concesión

ejido Soledad Diez Gutiérrez

1,724,514 Dotación presidencial 1959

ejido El Zapote 667,554 Dotación presidencial 1959 ejido San Francisco 500,665 Dotación presidencial 1959 Cooperativa de Soledad

2,670,216 Dotación presidencial 1959

ejido Milpillas 1,632,244 Dotación Gobernador del Estado 1983 ejido Enrique Estrada Concesión Ayuntamiento Soledad de

Graciano Sánchez ejido Cándido Navarro Dotación Gobernador del Estado 1988

ó 1989 ejido Los Gómez Dotación Gobernador del Estado 1981 ejido La Libertad 553,122

2,539,885 Dotación Gobernador del Estado 1971/1996

Sociedad Agrícola Las Capillas

Unión de Pequeños Propietarios Los Garcías

Sociedad Agrícola Palma de la Cruz

Concesión provisional

fracción IV de Milpillas

Dotación Gobernador del Estado 1983

Valle de los Lobos A.C. Dotación Gobernador del Estado 1983 Sociedad Coop. De Consumo Díaz Ord.

Sociedad Agrícola San Juanico A.C

ejido Villa de Pozos El Pastillo A.C Concesión provisional Ayuntamiento

San Luis Potosí Unión de Agricultores Emiliano Zapata A.C.

Sociedad Agrícola Santa Rita

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Antología sobre organizaciones autogestivas

250

Cuadro 4: Canales de aguas residuales, tablas de distribución y horas de turno de usuarios individuales canales de aguas residuales Asociación Usuaria Repartición del Agua

Turno por asociación de regantes Repartición del Agua Turno por usuario individual

Canal General-tanque del Morro Cooperativa de Soledad ejido Soledad Diez Gutiérrez ejido El Zapote ejido San Francisco

1-15 de cada mes 15-24 de cada mes 24-28 de cada mes 28-30 de cada mes

Rol de 30 días 5 horas

canal río Santiago ejido Soledad Diez Gutiérrez 15 días al mismo tiempo con el ejido Milpillas y Cooperativa de Soledad

5 horas

ejido El Zapote 15 días continuos 5 horas ejido Milpillas 15 días al mismo tiempo con ejido Soledad Diez

Gutiérrez y Cooperativa de Soledad Rol de 28 días, 10 hrs/usuario

Cooperativa de Soledad 15 días al mismo tiempo con los ejidos Soledad Diez Gutiérrez y Zapote

5 horas

canal Enrique Estrada ejido Enrique Estrada-La Concha 30 días canal número uno Cooperativa de Soledad 1-15 de cada mes 5 horas canal número dos Cooperativa de Soledad 1-15 de cada mes 5 horas ejido El Zapote canal número tres Cooperativa de Soledad 1-15 de cada mes ejido Soledad Diez Gutiérrez

15-25 de cada mes

ejido San Francisco 25-30 cada mes 5 horas canal número seis Cooperativa de Soledad 1-12/13 de cada mes Rol de 30 días 4 horas ejido Soledad Diez Gutiérrez 12-23 en el mes de febrero de 28 días

13-24 de cada mes de 30 días 13-25 de cada mes de 31 días

4 horas

ejido El Zapote 24/25-30/31 de cada mes 4 horas canal La Jaloma (Valentín Amador) Palma de la Cruz 30 días Rol de 30 días 4 horas canal La Libertad ejido La Libertad 30 días Rol de 20 días,12 horas canal Los Gómez ejido Los Gómez 30 días Rol de 25 días 7/8 horas ejido Soledad Diez Gutiérrez

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Cuadro 4: Canales de aguas residuales, tablas de distribución y horas de turno de usuarios individuales ... continúa canales de aguas residuales Asociación Usuaria Repartición del Agua

Turno por asociación de regantes Repartición del Agua Turno por usuario individual

canal río Españita ejido Villa de Pozos ejido La Libertad 30 días Rol de 20 días 12 horas canal de las Aguas Verdes-tanque Tenorio

Palma de la Cruz 1-12 cada mes

ejido Cándido Navarro 13-22 cada mes 5 horas/mes ejido Los Gómez 24 horas/mes 12 horas Canal General Palma de la Cruz 1-12 cada mes ejido Cándido Navarro 13-22 cada mes ejido Los Gómez 23 cada mes La Libertad y Santa Rosa Los restantes días canal Pedroza ejido Milpillas 15 días rol de 28 días 10 horas Unión de Pequeños Propietarios Los

Garcías

Valle de Los Lobos, A.C. Sociedad Cooperativa de Consumo

Díaz Ordaz

canal Moctezuma ejido Milpillas 15 días/mes Sociedad Agrícola San Juanico El Pastillo, A.C. 12 días/mes Unión de Agricultores Emiliano

Zapata 84 horas (3 días y medio) cada 15 días

canal San Felipe Sociedad Agrícola Las Capillas Valle de Los Lobos, A. C. Sociedad Cooperativa de Consumo

Díaz Ordaz

canal Sauzalito ejido Milpillas

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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IX. El valle de Tehuacán

Luis Emilio Henao Tehuacán, campesinado e irrigación

Kjell Enge y Scott Whiteford The keepers of water and earth

Fortino Campos La actividad agrícola en sistemas de pequeña irrigación en galerías filtrantes en la cañada poblana, México

Selección de textos y edición: Jacinta Palerm Viqueira

INTRODUCCIÓN

El caso del valle de Tehuacán reviste varias peculiaridades;

primera, el agua proveniente de una multitud de manantiales y galerías filtrantes, gracias a una intrincada red de canales (Henao pp. 18) y por los mecanismos de renta de agua o de mediería puede colocarse en una diversidad de puntos, de tal manera que no es posible predecir a dónde va a llegar el agua, y una parcela que en un ciclo de cultivo es "de regadío" al otro puede ser "de temporal, o viceversa;

segunda, las características de propiedad, venta y renta del agua;

tercera, la existencia de un elaborado sistema descentralizado consistente en una multitud de asociaciones que manejan distintos aspectos de la administración del agua en el valle: asociaciones de galerías filtrantes, asociaciones de manantiales, asociaciones de zanjas, organizaciones de agua comunitaria, asociaciones de canales (Enge y Whiteford pp. 107).

En la investigación base de este ensayo (Campos 1997) se consideraron cuatro sociedades de agua de galería y una sociedad de agua de manantial combinada con agua de galería que, para la distribución del agua de las

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Antología sobre organizaciones autogestivas

254

sociedades consideradas, hacen uso en mayor o menor medida de los canales de la comunidad de Ajalpan.

Esta investigación se centró en cómo el agua que sale de una galería o manantial llega a las parcelas, enfocando la atención a las galerías y a las sociedades de agua, así como a la red de canales, a los arreglos institucionales para hacer uso de los canales; y los mecanismos de renta del agua. Hay dos estudios precedentes de la administración del agua en el valle de Tehuacán1 , ambos excelentes, pero se distingue la investigación de Campos por enfatizar la intrincada red de canales para mover el agua y la inexistencia de lo que se pudiese llamar un área de comando para cada galería.

Para la presentación de los resultados de investigación de Campos, se revisaron las dos investigaciones precedentes y destacan dos aspectos complementarios;

a) la preexistencia de una red hidráulica, que data de la época prehispánica; es bastante probable que fuese esta red, posteriormente ampliada al empezar a construirse galerías filtrantes en el siglo XIX, aunada a las características sociales de propiedad y renta del agua, que nos da, en este siglo, una alta movilidad del agua para riego;

b) la existencia de un mayor número de tipos de asociaciones de las que menciona Campos, como por ejemplo las sociedades de manantiales, las sociedades de zanjas, las sociedades de canales.

Es complicado saber por dónde iniciar la descripción del caso del valle de Tehuacán, al comprender una multitud de fuentes de agua que incluye manantiales, galerías filtrantes, pozos profundos, derivaciones y manejo de aguas broncas; fuentes de agua interconectadas al compartir una misma red de canales o al beneficiar a una misma parcela (por ejemplo las sociedades de zanjas o de aguas broncas tienen una red de canales distinta a la de los manantiales y galerías, pero una parcela puede

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El valle de Tehuacán 255

beneficiarse de ambos "sistemas" de manejo del agua); al comprender una multitud de agrupaciones (donde un individuo puede con facilidad pertenecer a más de una agrupación) que manejan un espacio hidráulico interconectado; al comprender una institucionalización de arreglos que permiten que aquellos que no tienen agua accedan a ella por renta o mediería; y al comprender un espacio hidráulico donde hay una extraordinaria experiencia autogestiva de administración de sistemas de riego, pero donde el Estado tiene una importante presencia por el reparto del agua de los manantiales y de otras aguas superficiales, donde ha sido instancia para solicitar permisos de construcción de galerías filtrantes y de permisos de limpieza de galerías y canales, de aporte de fondos para revestimiento de canales y donde, posiblemente, no ha jugado el rol que debiera limitando la extracción de agua del acuífero.

El valle de Tehuacán

Localización

El valle de Tehuacán está ubicado en la parte sureste del estado de Puebla y se extiende hasta el límite norte del estado de Oaxaca. Tiene una anchura de 40 kilómetros y una longitud de unos 120 kilómetros. El valle desciende suavemente desde Tecamachalco, su punto norte, con una altitud de 2,045 msnm hasta Teotitlán del Camino, Oaxaca, a unos 1,000 msnm, la inclinación se presenta de norte - noroeste hacia el sudeste. El valle está limitado al norte y este por la sierra de Zongolica, que forma parte de la sierra madre de Oaxaca, al sudeste por la sierra Mazateca y al sur y al oeste por la sierra de Zapotitlán y otros cerros que forman parte de la sierra de la Mixteca (Veerman s/f 7 y 11 en Henao pp. 16, Scott pp. 20 y Campos pp. 22).

Dentro del valle de Tehuacán están comprendidos la parte baja de los municipios de Tlacotepec de Juárez, Tepanco de López, Santiago Miahuatlán, Tehuacán,

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Antología sobre organizaciones autogestivas

256

Zapotitlán Salinas, San Gabriel Chilac, San Francisco Altepexi, San Juan Ajalpan, San José Miahuatlán, San Sebastián Zinacatepec y Coxcatlán. Todos ellos, a excepción de Altepexi, San José Miahuatlán y Zinacatepec que están ubicados totalmente en el valle, tienen parte de su territorio en la sierra (Henao pp. 17)2.

Clima y suelo

El valle tiene un clima libre de heladas pero una precipitación insuficiente, entre 250 a 450 mm al año4); la precipitación es más baja en los municipios ubicados al sudeste de la ciudad de Tehuacán: Chilac 367 mm, y Altepexi, Ajalpan y Zinacatepec con 367 mm; en general, las áreas situadas a pie de monte (sierra de Zongolica) en la parte este del valle, reciben más lluvia que aquellas situadas hacia el centro del valle. El valle tiene 9 meses de sequía y tres de lluvia, aunque muy irregulares (Henao pp. 17). La sierra, en la parte alta de los municipios de Ajalpan y Coxcatlán, tiene una precipitación media anual de 900 a 1,300 mm (Campos pp. 81, ver también Enge y Whiteford pp. 20, 22, 25). La vegetación del valle se caracteriza por la abundancia de cactáceas (Henao pp. 17).

El río Salado [o Tehuacán], llamado así por el gran contenido de sales de sodio, recorre todo el valle; tanto el río Salado como las numerosas barrancas que a lo largo de su recorrido se le unen son de régimen pluvial, en la temporada de lluvias las barrancas recogen toda el agua que desciende de las sierras. A medida que el río Salado se va acercando a Oaxaca, comienza a tener un caudal pequeño más o menos permanente. El valle forma parte de la región hidrológica 28 de la cuenca del Papaloapan, subcuenca del río Salado (Henao pp. 17, Campos pp. 22-23).

La bajada intempestiva de agua de la sierra tiene ventajas y desventajas. Existe una tremenda erosión en los alrededores de los pueblos San Juan Ajalpan, San

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El valle de Tehuacán 257

Gabriel Chilac y Coxcatlán (Henao pp. 17). Pero las inundaciones estacionales de los ríos Salado y Zapotitlán depositan nuevas capas de suelo aluvial, haciendo que la tierra a lo largo del río sea la mejor para la agricultura; en algunas áreas se ha cultivado por los últimos 2,000 años4. El efecto es aún más importante por el problema particular de los suelos del valle; en el valle de Tehuacán hay dos problemas fundamentales que conciernen a la agricultura: la salinización y la formación de caliche. La salinización es creada por la gradual concentración de sales de calcio y carbonatos que se depositan en el suelo con el agua usada para regar. El aumento de sal es tóxico para las plantas y puede llevar al abandono de tierras; ha inutilizado tierras de riego a través del mundo. En las tierras del valle a lo largo de los ríos, las inundaciones estacionales lavan los depósitos de sal, pero en otras partes del valle, la salinización es un problema creciente. Por su parte la concentración de calcio, sí es alta, puede formar una capa dura debajo de la superficie llamada caliche, esta impide el drenaje (Enge y Whiteford pp. 28). La posibilidad de revertir el proceso, particularmente de sales de calcio es muy difícil o imposible (Enge y Whiteford pp. 50).

Cultivos de riego

Los cultivos de riego en la región son maíz para elote, maíz, caña de azúcar, alfalfa, hortalizas como ajo, jitomate, calabacita, melón, frijol, tomate, chile, rábano, tomate verde y algunas especies frutales que se establecen en pocas y pequeñas huertas de traspatio, papaya y limón. Resulta difícil elaborar un conteo preciso de las superficies dedicadas a cultivos dado que gran parte de ellas son pequeños predios conocidos como "pancle". (Campos pp. 31).

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El regadío en el valle de Tehuacán

Antecedentes

El desarrollo del regadío en esta región es probablemente de los más antiguos de mesoamérica, y la región es también centro de domesticación de plantas; destaca la primera presa de riego que se conoce arqueológicamente en México: la presa Purrón sobre un arroyo intermitente llamado Lencho Diego (700 a. de C.), presa que se reporta estuvo en uso cerca de 900 años (Campos pp. 25).

Superficie de regadío, número y tipo de aprovechamientos

Actualmente en el valle de Tehuacán se aprecia una gran cantidad de obras hidráulicas, las cuales son usadas tanto para uso doméstico, como agrícola e industrial (Campos pp. 24, 26). Estas fuentes y aprovechamientos consisten en manantiales, galerías filtrantes, pozos profundos y derivaciones; aunque las "derivaciones" de los reportes oficiales no parecen incluir el aprovechamiento de aguas broncas que los investigadores señalan para San Gabriel Chilac y San José Miahuatlán.

En México las estadísticas reportadas por distintas instituciones oficiales, así como los registros oficiales realizados y reportados por distintas instituciones gubernamentales sobre superficie de riego, cultivos de riego, aprovechamientos hidráulicos, usuarios es muy "variable"5 ; retomamos la información recabada por Campos sobre "unidades de riego" (ver Anexo: Listado de galerías, manantiales, pozos profundos, derivaciones y plantas de bombeo), con el recordatorio que Henao, Enge y Whiteford, y Campos señalan problemas con la información oficial (Henao pp. 18, 21,193-194, 206; Enge y Whiteford pp. 20, nota 1 pp. 191, Campos pp. 27 ss, 71).

Enge y Whiteford indican que probablemente a principios de la década de 1990 se presente una crisis severa por sobre-explotación de los acuíferos (pp. 54 ver también pp.

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33, 50-54), sin embargo una investigación reciente, la que aquí presentamos, no reporta "crisis", mucho menos "severa"6; nuevamente la variación, y por ello baja confiabilidad en los datos, no permite que tengamos certidumbre en la situación de extracción de agua de los acuíferos del valle de Tehuacán; no obstante y al margen de la información de fuentes oficiales, no hay duda que ésta se ha incrementado en el curso del siglo XX; la construcción de galerías ha permitido incrementar el acceso al agua (Enge y Whiteford pp. 36, Henao pp. 21, 193-197, 201 ss); otra extracción del acuífero corresponde al pozo profundo, cuya tecnología corresponde al siglo XX.

I. Manantiales y su red hidráulica

El agua para riego en el valle ha provenido históricamente de una serie de manantiales. Estos manantiales fueron una fuente mayor de conflicto entre comunidades y haciendas7 (Enge y Whiteford pp. 30). Campos reporta 42 manantiales, desde unos pequeños iniciando con 5 litros por segundo, hasta unos diez con aforos por arriba de los 100 litros por segundo (ver Anexo).

Red hidráulica prehispánica

Henao nos indica que los documentos8 hacen mención de un sistema de canales interconectados que abastecían a varias poblaciones (Henao pp. 59) Es de suma importancia la mención en documentos de este sistema de

canales que partiendo de llano de La Taza, del manantial principal que es el de San Andrés o La Taza, bajaba luego a San Francisco Altepexi, comunicándose luego con el manantial Atzompa y extendiéndose finalmente hasta los pueblos de San José Miahuatlán, Zinacatepec y otros lugares. Este era el sistema prehispánico de riego que cubría la zona que probablemente corresponde a la fase Palo Blanco 200 a.C. -700 d.C. y que en la actualidad puede observarse en los canales mineralizados; y que estaba funcionando todavía a principios del siglo XVII

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260

(Henao pp. 19, 59-60). Con ello se confirma la hipótesis de los arqueólogos Woodbury y Neely acerca de la conexión existente entre los sistemas de canales fósiles: el primero que comienza al oeste de Tehuacán y que se extiende hasta la parte occidente de esta ciudad; el segundo sistema, que comienza cerca de San Marcos Necoxtla y se extiende por el sudeste, una parte hacia el pueblo de Chilac y la otra hacia el pueblo de Altepexi; y el tercer sistema partiendo de Altepexi en donde se une con el manantial Atzompa y se ramifica una parte hacia San José Miahuatlán y la otra hacia Zinacatepec. Según estos autores tales sistemas de riego formaron un solo sistema de unos 25 km. de longitud (Henao pp. 60) La destrucción de este sistema se dio en el XVII y XVIII por la apropiación de aguas por las haciendas (Henao pp. 61).

Red hidráulica posterior

A la fecha existe una red hidráulica que parte de los manantiales, para ilustrar esta red retomamos el caso de nueve manantiales, donde algunos se secaron y sus aguas fueron rescatadas con la construcción de galerías filtrantes (tal es el caso, por ejemplo, de Atzompa y Coyoatl), de un total de 42 manantiales existentes reportados en Campos (ver Anexo).

Añadimos a esta ejemplificación el caso de dos galerías (de un total de unas 80 galerías reportadas por

Campos [ver Anexo]), que permiten visualizar la extensión de la red entre lo que es hoy la ciudad de Tehuacán y Calipam, situado hacia el otro extremo del valle (ver Cuadro 1 y Croquis 1 y 2).

MANANTIAL O MANANTIALES LA TAZA (Texcali o Téxcali) recibe también el nombre de San Andrés10

localizado en el llano de la Taza o de Altepexi; una parte de sus aguas se conocen como aguas de Zavaleta11 y otra parte de sus aguas se conocen, posiblemente, como aguas de Axelole12 (Enge y Whiteford pp. 30, figura 2 pp. 23, Henao pp. 59, 60, figura pp. 20, 112). El manantial La

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Taza perteneció a la comunidad de Chilac desde su fundación en 1543 (Enge y Whiteford pp. 30); por 1708 San Gabriel Chilac tenía posesión de las aguas de La Taza y vendió dos surcos de agua13 a San Mateo Tlacoxcalco y San Pedro Tetitlán (Henao pp. 71-72); Ajalpan regó con estas aguas (rentadas) entre 1641 y 1841 (Henao pp. 112), Altepexi, en fechas del reparto agrario, se sentía con derechos a las aguas de Axelole14 , con la reforma agraria se reparte entre Altepexi, San Gabriel Chilac, Pantzingo de Morelos, ejidos de San José Buenavista y Teopuxco del pueblo de Ajalpan, los pueblos de San Mateo Tlacoxcalco y San Pedro Tetitlán del municipio de San José Miahuatlán (Henao pp. 196)15 En Altepexi una asociación es propietaria de parte del agua que viene del manantial La Taza (Enge y Whiteford pp. 108), en San Francisco Altepexi existe la sociedad de aguas de Tecpanal, aguas que provienen de La Taza (Henao pp. 249).

ZONA DE INFLUENCIA DEL MANANTIAL LA TAZA, a partir 1543 y en 1708 Chilac; 1708 adicionalmente San Mateo Tlacoxcalco y San Pedro Tetitlán; entre 1641 y 1841 Ajalpan; antes/durante la reforma agraria Altepexi, con la reforma agraria Altepexi, San Gabriel Chilac, Pantzingo de Morelos, ejidos de San José Buenavista y Teopuxco del pueblo de Ajalpan, los pueblos de San Mateo Tlacoxcalco y San Pedro Tetitlán del municipio de San José Miahuatlán (Enge y Whiteford pp. 30, 108, Henao pp. 60, 71-72, 112, 146, 149, 196, 249).

MANANTIAL SAN ANDRÉS HACIENDA, localizado al sudoeste del manantial La Taza (Enge y Whiteford figura 2 pp. 23).

MANANTIAL O MANANTIALES "A", nacían en el pueblo mismo de San Marcos Necoxtla y en sus inmediaciones, mencionados por Enge y Whiteford cuando relatan que San Marcos Necoxtla perdió sus derechos de agua a esos manantiales a la hacienda San Andrés. Los dueños de la hacienda en fechas del reparto agrario vendieron parte (y

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luego -en 1948- toda) de sus derechos de agua a una sociedad de aguas en 1939: Sociedad Chilac-Tlacoxcalco-Tetitlán conformada con gente de Chilac y algunos de Altepexi (Enge y Whiteford pp. 103, 104). Por otra parte Henao, al argumentar que una sociedad de aguas puede excavar una galería lejos de su poblado y que la sociedad se va constituyendo con grupos de personas por donde va pasando el agua, menciona una galería16 Chilac-Tlacoxcalco-Tetitlán conformada con gente de tres pueblos San Gabriel Chilac, San Mateo Tlacoxcalco y San Pedro Tetitlán, los dos últimos del municipio de San José Miahuatlán (Henao pp. 220)

ZONA DE INFLUENCIA DEL MANANTIAL "A", ¿prehispánico? y colonial San Marcos Necoxtla, a partir de 1939 Chilac y Altepexi y/o Chilac, San Mateo Tlacoxcalco y San Pedro Tetitlán (Enge y Whiteford pp. 103, 104, Henao pp. 220).

MANANTIAL O MANANTIALES "B", [no ubicado] El manantial "A", mencionado arriba podría ser el mismo al que se alude en Henao cuando relata que en 1768 el pueblo de Ajalpan pudo rentar aguas al cacique Jacinto José Espinoza, de Tehuacán, quien tenía una merced de agua para beneficio de su rancho llamado San Marcos Necoxtla (Henao pp. 70), en páginas anteriores indica que el cacique Jacinto José Espinosa tenía un rancho en el barrio de Necoxtla (Henao pp. 68).

ZONA DE INFLUENCIA DEL MANANTIAL "B" en 1768 San Marcos Necoxtla y Ajalpan.

MANANTIAL HACIENDA LA HUERTA, localizado al norte del manantial La Taza (Enge y Whiteford figura 2 pp. 23). En 1768 el pueblo de Ajalpan intentó, sin éxito, rentar aguas de la Hacienda La Huerta (Henao pp. 71), posiblemente sean las del manantial que recibe el nombre de la hacienda.

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ZONA DE INFLUENCIA DEL MANANTIAL HACIENDA LA HUERTA, potencialmente, para 1768, Ajalpan (Henao pp. 71)

.MANANTIAL ATZOMPA O ZOMPA O AZOMPA ubicado al sur del poblado de Altepexi y al este del manantial La Taza17 , se conoce también como manantial de Osumbilla y como manantial San Francisco Tlapala (Enge y Whiteford figura 2 pp. 23, Henao pp. 59, 71)

.En 1765 se vendió al común y naturales de los pueblos de San José Miahuatlán y San Sebastián Zinacatepec una hacienda de labor nombrada Osumbilla, con sus casas de jacal, aguas, pastos y abrevaderos. El agua de esta hacienda provenía del manantial llamado San Francisco Tlapala. En definitiva, se estaban recuperando las aguas que en un principio les habían pertenecido. Las medidas que se hicieron del manantial en ese año de la venta arrojaron 18 surcos (Henao pp. 71)

En el siglo XX, antes del reparto agrario, el pueblo de San José Miahuatlán le había estado comprando el agua a la hacienda Venta Negra; en 1936 por decreto presidencial se le dota a Chilac con parte del agua del manantial Atzompa; pero en diciembre de ese mismo año hombres armados de San José Miahuatlán toman el canal de riego y los partidores que enviaban agua a la distintas comunidades. Los de Chilac se quejaron ante las autoridades en Tehuacán y se enviaron tropas que capturaron a 6 hombres, escapando el resto. En el juicio de demanda subsecuente, San José Miahuatlán realizó nuevas peticiones para agua. En 1945 se forma una sociedad de aguas en San José Miahuatlán que compra derechos a 12 días de agua de la hacienda Venta Negra. El ejido de Chilac se queda con 11 días y 16 horas al mes de San Agustín del manantial Atzompa equivalente a 36.7 lps. En 1954 Atzompa se secó y el ejido de Chilac se quedó sin agua (Enge y Whiteford pp. 104, ver también Enge y Whiteford pp. 16) Por su parte Henao, refiriéndose a sociedades de aguas de manantiales, indica que existen

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tres de este tipo de San José Miahuatlán, entre ellas la sociedad de aguas Atzompa que aprovecha las aguas de este manantial, el cual aunque se había secado, se le construyeron túneles para recuperar el agua subterránea (Henao pp. 249); también sobre el tema de sociedades de aguas de manantiales Enge y Whiteford mencionan que estas asociaciones son particularmente importantes en San José Miahuatlán donde los tres principales manantiales -Atzompa, Cozahuatl y Coyoatl- son propiedad de asociaciones (Enge y Whiteford pp. 107-108)18 .

ZONA DE INFLUENCIA DEL MANANTIAL ATZOMPA, ¿prehispánico? y colonial y nuevamente en 1765 San José Miahuatlán y San Sebastián Zinacatepec; antes del reparto agrario San José Miahuatlán; con la reforma agraria se incorpora Chilac; a partir de 1954 únicamente San José Miahuatlán; en el período de investigación Altepexi (?) (Henao pp. 71, 249, Enge y Whiteford pp. 104, 107-108, pp. 30).

MANANTIAL COZAHUATL, localizado en el llano La Taza, al sur del manantial La Taza y al norte del manantial San Andrés Hacienda; (Enge y Whiteford figura 2 pp. 23, Henao figura pp. 20); en 1709 la gente de San Gabriel Chilac compró la hacienda de San Miguel con sus aguas; otra versión sin embargo indica que la hacienda fue vendida sin las aguas del manantial Cozáhuatl, las cuales fueron vendidas a los vecinos de San José Miahuatlán, San Mateo Tlacoxcalco y San Pedro Tetitlán (Henao pp. 71-72); pertenece [período de investigación] a una asociación en San José Miahuatlán (Enge y Whiteford pp. 30, Henao pp. 249).

ZONA DE INFLUENCIA DEL MANANTIAL COZAHUATL, por 1709 San Gabriel Chilac y/o San José Miahuatlán, San Mateo Tlacoxcalco y San Pedro Tetitlán; (en el período de investigación) San José Miahuatlán (Henao pp. 71-72, 249, Enge y Whiteford pp. 30).

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MANANTIAL COYOATL, [no ubicado]; las asociaciones de aguas de manantial son particularmente importantes en San José Miahuatlán, donde los tres manantiales principales son propiedad de sociedades; la propiedad del agua, especialmente de Coyoatl, fue clave para el poder en San José Miahuatlán. Cuando se secó Coyoatl, se construyeron galerías (Enge y Whiteford pp. 108); la sociedad de aguas del manantial Coyoatl formada con 120 socios, quienes durante 35 años han controlado el poder político en el pueblo (Henao pp. 249). Campos reporta Coyoatl en el municipio de San José Miahuatlán como un "aprovechamiento mixto" con 115 socios y un aforo de 47 litros por segundo (ver Anexo).

ZONA DE INFLUENCIA DEL MANANTIAL COYOATL, [en el período de investigación] San José Miahuatlán (Enge y Whiteford pp. 108, Henao pp. 249).

MANANTIAL TOCHATL O TOCHOTL, en el municipio de San José Miahuatlán controlada por y que riega al pueblo de San Sebastián Zinacatepec (Henao pp. 18, 196, Enge y Whiteford pp. 30), Campos reporta un manantial Tochatl en el municipio de Zinacatepec (ver Anexo).

ZONA DE INFLUENCIA DEL MANANTIAL TOCHATL O TOCHOTL, (en el período de investigación) pueblo de San Sebastián Zinacatepec (Henao pp. 18, 196, Enge y Whiteford pp. 30).MANANTIAL LA CIÉNAGA O CIÉNEGA, se ubica al sur de San Sebastián Zinacatepec y al noreste de San José Miahuatlán, en el municipio de San José Miahuatlán; riega tierras de San Jerónimo Axochitlán, pueblo del municipio de

San José Miahuatlán, del ejido de Zinacatepec, del ejido de Calipam, y el ejido de Coxcatlán. Henao menciona también una "zanja antigua que llevaba agua a Coxcatlán" (Henao pp. 18, 196, ver también pp. 59, Enge y Whiteford figura 2 pp. 23). Campos reporta este manantial como Ciénega, en el municipio de Coxcatlán

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(70%) y en el municipio de Zinacatepec (30%) con un aforo de 176 litros por segundo (ver Anexo).

ZONA DE INFLUENCIA DEL MANANTIAL LA CIÉNAGA O CIÉNEGA, (en el período de investigación) San Jerónimo Axochitlán del municipio de San José Miahuatlán, Zinacatepec, Calipam y Coxcatlán (Henao pp. 18, 196, ver también Anexo).

MANANTIALES LA MEZA Y EL TRAPICHE, están ubicadas en la barranca de Chalma o río Tehuacán y se forman de unos afloramientos, veneros y "lloros" que siempre se han encontrado en el cauce de la barranca. Los primeros afloramientos que inician el escurrimiento constante del río Tehuacán se llaman aguas de Meza, y nacen en un lugar denominado El Molino inmediato al rancho Calcahualco, en un paraje denominado La Meza o La Mesa, a unos 14 km., aguas arriba, del pueblo de Ajalpan. Aguas abajo de La Meza se encuentran los afloramientos del manantial El Trapiche. En su conjunto se trata de varias aguas: aguas del Trapiche, Aguas de Morales, aguas de Mezaco y aguas del Pueblo, a las cuales se les dio el nombre genérico de La Meza y el Trapiche (Henao 91-92, 196, Campos 137). Estas aguas también reciben los nombres de Apehualtía o Apehualitias, Atiotlaquía o Atiotlaquias, Oración o Oraciones, La Meza, El Trapiche (Henao pp. 92, 143-144). Corresponden a las aguas comunales que se redistribuían por medio del ayuntamiento de Ajalpan y eran las aguas con que había sido dotada la comunidad en 161919(pp. 91-92 Henao).

Los conflictos del pueblo de Ajalpan por el agua de la barranca de Chalma comenzaron el año de 1669, cuando los despojaron del agua que desde su gentilidad gozaban. En esa oportunidad se les amparó en la posesión de 6 surcos de agua. En 1669 la comunidad fue despojada de cuatro surcos. Los indígenas presentaron sus títulos de amparo dados en el año de 1619, probando de esta manera su anterior y antigua posesión. Tres años más tarde el gobierno repartió las aguas entre la comunidad y

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la hacienda. En esa fecha se le concedieron al pueblo los cinco surcos únicamente durante las noches, y los días domingo. Diez años después volvieron a "atajar las aguas y extraviarlas"; se procedió a hacer la composición de las aguas y a dar nueva posesión de ellas al pueblo. En 1765 una vez más se hace entrega al pueblo de Ajalpan de sus aguas. En la inspección realizada se encontró que la toma antigua de Totatzinca estaba totalmente destruida, al igual que las medidas de agua que se habían colocado en 1689. Los apantles del pueblo sólo conducían tres y medio surcos de agua, en vez de cinco, porque había varias tomas ilegales, entre ellas una que iba al barrio de Necoxtla, a un rancho del cacique Jacinto José Espinosa. En 1783 se vuelve a dar sentencia definitiva. El pleito por tanto tardó casi un siglo en solucionarse. (Henao pp. 67-68). De acuerdo con las medidas hechas su caudal era de 5 surcos de agua en tiempo de secas y 6 surcos en tiempo de lluvia (Henao pp. 92).

A ellas se incorporaron las aguas de las galerías San Pedro, Agua Nueva y San Cristóbal (Henao pp. 196); Campos reporta únicamente una galería filtrante: San Pedro (Campos pp. 137).

[¿A principios del siglo XX?] Jacinto Olivier construyó la pocería Agua Nueva en terrenos de la hacienda de Santa Cruz, bajando las aguas por la barranca de Chalma hacia su rancho cañero. Formó una sociedad con algunos vecinos de Ajalpan y de Altepexi. Fueron declaradas aguas federales y en 1953 pasaron a formar parte de las aguas del pueblo (Henao pp. 203)

Sociedad exploradora y distribuidora de aguas [de galería] San Pedro (Henao pp. 143), inicia la construcción en 1953, conformada con ejidatarios del ejido San Juan Ajalpan del pueblo de Ajalpan (Campos pp. 137); no obstante Henao indica que en 1941 un visitador de la administración del gobierno del estado de Puebla suspendió a la sociedad exploradora San Pedro, por ser considerada como ilegal por el ayuntamiento local. Finalmente en el reparto ejidal

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se distribuyeron estas aguas entre los ejidos y el agua potable de la población. La sociedad explotadora de aguas fue disuelta y con sus aguas y usuarios se creó el ejido de San Juan Ajalpan (Henao pp. 145).

Sociedad explotadora y distribuidora de aguas [de galería] San Cristóbal, fundada en 1937 (Henao pp. 142) y probablemente conformada exclusivamente con vecinos de Ajalpan (ver Henao pp. 138-145).

La lucha por el agua de La Meza y el Trapiche en el siglo XX, se da por el control de la administración de las aguas al interior del pueblo de Ajalpan (ver Henao pp. 138-145, ver también Henao pp. 96)20 .

Con la reforma agraria las aguas de La Meza y El Trapiche se repartieron (de un caudal de 117.91 lsp) 55.61% fue entregado al ejido de Ajalpan (San Juan Ajalpan) , 16.83% al ejido Buenavista (que es también de Ajalpan) y 27.56% al pueblo de Ajalpan para ser utilizado como agua potable de la población. El tandeo se estableció semanalmente en el orden siguiente comenzado con el ejido Buenavista el lunes desde las 6 horas hasta el martes a las 10:36; de aquí continua el agua para el pueblo hasta el jueves a las 8:34 y sigue con el ejido de Ajalpan hasta el lunes a las 6 horas. (Henao 148). Sin embargo, en fechas más recientes se ha eliminado el tandeo para el pueblo de Ajalpan -cuando menos Campos no lo menciona- el tandeo de agua, según los ejidatarios de San Juan Ajalpan, nos dice Campos, es de apenas unos 60 lps y los 138 ejidatarios del ejido de Ajalpan no aprovechan las 720 horas mensuales, ya que el tandeo de agua está repartido con el ejido Buenavista, el cual toma el agua a las 7 horas de los días lunes y la devuelve los días martes a las 22 horas (Campos pp. 138).

Posiblemente también se beneficia el ejido Teopuxco (asimismo ejido de Ajalpan), Henao reporta que en 1947 al ejido Teopuxco se les dio posesión de las aguas, no les pudo dotar con las aguas de Zavaleta y Axelole, y se les

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dota con las aguas de La Meza y El Trapiche (pp. 148-149).

ZONA DE INFLUENCIA DE LOS MANANTIALES LA MEZA Y EL TRAPICHE, prehispánico a la fecha Ajalpan (Henao pp. 67-68, 91-92, 143-144), 1765 San Marcos Necoxtla; a partir del reparto agrario Ajalpan específicamente ejido de San Juan Ajalpan y ejido Buenavista21, ambos del pueblo de Ajalpan, y durante un tiempo para uso doméstico del poblado de Ajalpan, posiblemente también el ejido Teopuxco de Ajalpan (Henao pp. 148-149, Campos pp. 138).

GALERÍA HERMANOS ALDAMA construida a ¿principios del siglo XX? los hermanos Aldama hicieron excavaciones en el "alto de Pantzingo". Las aguas de Aldama pasaban por Altepexi, llegaban hasta Zinacatepec y Calipam, un recorrido de unos 30 km. A lo largo de éste las aguas eran alquiladas a los pueblos por donde pasaban. Los propietarios de Zinacatepec fueron comprando estas aguas hasta excluir a los demás pueblos. Los propietarios de Ajalpan impidieron el paso de estas aguas por sus tierras, una vez que hicieron sus propias excavaciones (Henao pp. 203).

ZONA INFLUENCIA GALERÍA HERMANOS ALDAMA, Pantzingo, tierras de cultivo de Ajalpan, Zinacatepec, Calipam.

GALERÍA PURÍSIMA, inicia debajo de la ciudad de Tehuacán, es una de las galerías mas grandes y largas del valle, sale a la superficie en El Zotolín, ubicado por la carretera Tehuacán-Teotitlán al norte del pueblo de San Diego Chalma. Del Zotolín va por canal a cielo abierto excepto por un tramo que utiliza una vieja galería seca hasta Ladrón de la Huerta a unos tres kilómetros; Ladrón de la Huerta es un medidor o partidor que separa las aguas de las asociaciones Purísima número 1 y Purísima número 2. En 1963 alquilaron el uso de aguas a la embotelladora Peñafiel para generación de energía

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eléctrica, con el compromiso de compartir el mantenimiento de la galería. Los socios de la galería riegan hacía El Alto arriba del pueblo de Altepexi, hacia lo que denominan los lugares de Atzompa y La Mesa. En 1963 la asociación Purísima número 2 propone construir un nuevo canal paralelo al rentado de la asociación Purísima número 1, pero la Secretaría de Recursos Hidráulicos no le da permiso y le propone hacer arreglos para usar un canal existente en desuso ubicado cerca de la carretera entre Tehuacán y Altepexi, este canal se había usado para conducir agua a un ingenio azucarero a unos 12 kilómetros al sur de Altepexi, en el municipio de Calipan y que pertenecía a una abogado que vivía en la Ciudad de México (Enge y Whiteford pp. 134, 146,148,149). Las aguas de esta galería pasan por las tierras de los pueblos de San Diego Chalma, San Pablo Tepetzingo, y Altepexi (Enge y Whiteford pp. 136).

ZONA INFLUENCIA GALERÍA PURÍSIMA, San Diego Chalma, San Pablo Tepetzingo, Altepexi, Calipan.

La red hidráulica del valle de Tehuacán

La red de canales que parte de los manantiales a varios pueblos -y donde, además, a un pueblo le puede llegar agua de más de un manantial- nos indica que el alcance geográfico del sistema prehispánico de canales no se ha visto reducido, de hecho al incluir los manantiales Tochotl, Cozahuatl y La Ciénega la red es aún más extensa; y al incluir las galerías y los pequeños manantiales se hace más densa e intrincada. No obstante -y a diferencia del período prehispánico cuando posiblemente se manejó bajo una sola administración, actualmente la administración de cada manantial (y de cada galería), o de la parte de agua que sale de un mismo manantial a distintos pueblos, es independiente. Es decir hay una multiplicación de pequeñas organizaciones para la administración del agua, o más bien de las aguas.

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II. Aguas broncas o torrenciales

Una segunda, pero irregular fuente de agua es el agua que baja estacionalmente por las barrancas (Enge y Whiteford pp. 31). En la temporada de lluvias las barrancas recogen toda el agua que desciende de las sierras, llamadas "aguas broncas" aunque no siempre son utilizables por la fuerza con la que descienden, muchas veces arrasando los cultivos. El aprovechamiento de las aguas broncas se realiza con una técnica hidráulica peculiar (Henao pp. 17-18, Campos pp. 25). Henao sugiere que esta técnica data de la época prehispánica, sin embargo no aporta elementos para esta afirmación22. La técnica, por la descripción en Enge y Whiteford, corresponde a la misma que en otras partes del país se conoce como "cajas de agua" y "entarquinamiento23.

Según Gene Wilken24 (en Enge y Whiteford pp. 31-32) el valle de Tehuacán tiene "indudablemente el sistema de manejo de aguas de escurrimiento más extenso y complejo en Mesoamérica." El sistema de reparto o asignación es importante para preservar la harmonía en la región. El sistema de Tehuacán es único, dado que la mayoría de los sistemas de riego basados en escurrimientos carecen del suficiente control sobre el abasto de agua y su oportunidad como para tener elementos de reparto25.

Aunque Enge y Whiteford (también Henao pp. 251-252) indican que este manejo se centra en el río Zapotitlán, Henao señala que Ajalpan aprovechaba los aluviones de la barranca de Chalma desviándolos por zanjas a los terrenos de cultivo (Henao pp. 92).

Justo arriba de Chilac se une la barranca de San Antonio a la de Zapotitlán; y en la época de lluvias, entre mayo y septiembre, lluvias torrenciales en la sierra llenan la barranca con aguas broncas. Las aguas son parcialmente derivadas por los agricultores de San Gabriel Chilac y San José Miahuatlán, quienes han construido una serie de presas derivadoras en la barranca. Las presas fuerzan

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al agua a entrar a una red de canales que lleva el agua a las parcelas. Esta agua es particularmente importante dado que contiene diversos nutrientes y materia orgánica, que se deposita en las parcelas, convirtiéndolas en las más productivas del valle. El agua de la primera tormenta no se usa para riego, para permitir que el agua se lleve la sal y "empalada" que se han acumulado en el lecho del arroyo durante el año (Enge y Whiteford pp. 31-32).

Para aquellos que tienen parcelas a lo largo de la barranca las cinco o seis lluvias torrenciales que llenan la barranca cada año representan una oportunidad mayor para obtener agua, pero también un riesgo. Cuando las tormentas llegan en la noche, los agricultores deben correr a los campos con linternas y lámparas a abrir las compuertas y limpiar la tierra, rocas y ramas que estén bloqueando el flujo de agua (Enge y Whiteford pp. 31-32)

San Gabriel Chilac tiene doce zanjas o canales mayores que se alimentan de la barranca. La corriente del agua es muy fuerte y el agua profunda, haciendo el trabajo en las márgenes peligroso, especialmente en la noche. Hay personas que han sido arrastradas por la corriente y se han ahogado en las aguas turbulentas (Enge y Whiteford pp. 32).

El trabajo tiene que ser coordinado dado que comprende no sólo abrir las compuertas, sino también controlar una serie de canales. El agua corre velozmente por los canales principales, que tienen una longitud de 5 km. Un laberinto de canales secundarios y terciarios guía el agua a las parcelas. Los campos están divididos en pantles [o pancles] (divisiones de tierra con bordos de tierra). Los pantles, las unidades básicas de riego varían en tamaño desde menos de un octavo de hectárea a un cuarto de hectárea, y toman formas variadas dependiendo de la topografía y la propiedad. Los campos que se riegan con aguas broncas deben tener bordos anchos para aguantar el impacto del agua bronca. Algunas de estos bordos

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tienen un 1.20 metros de anchura en la base y un metro de altura. Cuando se llenan los pantles, se cierra la compuerta, permitiendo que el agua se resuma en la tierra y dejando una capa superficial de suelo nuevo. El proceso tiene que estar coordinado dado que demasiada agua puede deslavar las compuertas y campos, destruyendo años de trabajo (Enge y Whiteford pp. 32).

Dados los calendarios de riego y la impredecibilidad de las lluvias, hay ocasiones en que los agricultores no quieren usar el agua de la barranca. El mejor momento es cuando las tierras están en barbecho/en descanso y la mayor parte del agua bronca viene de la región aguas arriba de Zapotitlán de Salinas donde el suelo es de mejor calidad que en otras áreas (Enge y Whiteford pp. 32).

Cuando los cultivos están creciendo, demasiado fango puede dañarlos o la llegada del agua puede no coincidir con los requerimientos del calendario del cultivo. Los agricultores pueden escoger regar o no (Enge y Whiteford pp. 32-33).

De manera un tanto cuanto críptica Enge y Whiteford (pp. 32) indican que aunque usualmente hay suficiente agua, algunas tormentas no proveen la suficiente para el pueblo de San José Miahuatlán.

III. Galerías filtrantes o pocerías

La tercera y, actualmente, más importante fuente de agua son las galerías filtrantes (Enge y Whiteford pp. 33). Algunos autores26 plantearon la posibilidad de que esta técnica tuviese un origen prehispánico (un invento paralelo a la misma técnica árabe llamada foggara o qanat), sin embargo la investigación histórica de Henao reporta que las primeras menciones de galerías en el valle de Tehuacán son del siglo XIX, la primera del municipio de Ajalpan en 1886 (Henao pp. 112, 200-202). La construcción de galerías, que inician las haciendas, parece ser muy rápidamente adoptada por las comunidades.

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Actualmente cuenta con especialistas locales para su construcción.

Una galería filtrante es un sistema compuesto por un túnel horizontal subterráneo que conecta perforaciones verticales; a través de éstos se captan veneros de agua de los mantos freáticos y se conducen hasta un punto donde aflora a la superficie, a partir de lo cual será conducida por canales superficiales y distribuida a los terrenos de cultivo (Campos pp. 94).

Bajo este contexto se entiende que una galería filtrante es realmente una complicada obra de ingeniería mediante la cual los agricultores de la región extraen agua de los mantos freáticos para aprovecharla en la actividad agrícola (Henao pp. 184, Campos pp. 94).

Los componentes de una galería filtrante son: a) el sistema de extracción formado por los pozos (llamados también lumbreras o respiraderos) y el túnel subterráneo (que puede contar con varios ramales; b) el sistema de conducción y almacenamiento, compuesto por un canal externo que conduce el agua hasta el depósito y los canales de distribución que llegan hasta las parcelas de los usuarios (Campos pp. 96, 97 Henao pp. 184, 188). (Ver Figura 1, 2 y 3).

El túnel de una galería filtrante es una apertura horizontal de entre 1.80 y 2.00 metros de altura por 0.60 a 0.70 metros de anchura, que penetra en los mantos freáticos captando las filtraciones y veneros de agua subterránea y va siguiendo la pendiente natural del terreno hasta salir o aflorar a la superficie (Campos pp. 96).

Con respecto a la longitud de los túneles, en la región se encuentran galerías de más de 6,500 metros y más de 600 lumbreras, que se han ido perforando para encontrar la mayor cantidad posible de agua; también se da el caso de galerías con pocas lumbreras -menos de 10 (Campos pp. 96, ver también Henao pp. 189-190).

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Los pozos verticales o lumbreras generalmente miden entre 0.60 y 0.80 metros de anchura y tienen un brocal [brocal: antepecho alrededor de la boca del pozo para acercarse a sacar agua sin riesgo de caer] de 1.20 metros de altura; la profundidad es variable de acuerdo al nivel en que se encuentre el agua, en la región hay galerías con lumbreras de sólo 7 a 10 metros de profundidad hasta más de 40 metros, que son la mayoría (Campos pp. 96, ver también Henao pp. 189).

Construcción de una galería filtrante o pocería

Cuando se pretende iniciar la perforación de una galería, de acuerdo con las costumbres regionales, se contrata a dos o más trabajadores dedicados a estas actividades y conocidos en la región como "poceros" [en el pueblo de Chilac se ha desarrollado un grupo de trabajadores llamados poceros que poseen la capacidad y los conocimientos para emprender la construcción de una galería filtrante ... son contratados por otros pueblos pp. 185 Henao], éstos cavan primero un pozo en el sitio donde se presume que hay agua hasta encontrarla. La localización del agua se hace generalmente mediante mecanismos tradicionales, a través de un "varista", esta persona usando una vara de pirul busca los sitios donde puede pasar el agua bajo la superficie. Los varistas o vareros están siempre en contacto con los poceros (Campos pp. 96).

En los últimos años -dice Henao (pp. 193), los grupos organizados tienen la tendencia a solicitar un estudio de un ingeniero para determinar los cursos que siguen las aguas subterráneas.

Una vez excavado el primer pozo y encontrado agua, se traza una línea en la superficie, que es la misma que han de seguir los "poceros" para la excavación de los demás pozos. [Este primer pozo es la base para hacer la nivelación y cálculo de donde ha de salir el agua a flor de tierra: Este cálculo ha sido hecho tradicionalmente por los

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poceros, aunque en la actualidad se recurre a un ingeniero de Recursos Hidráulicos27 (Henao pp. 185)]. La distancia entre pozos es variable, se considera no perforar los pozos demasiado cercanos para hacer menos costosa la obra sin exceder los 100 metros debido a la aireación del túnel, la extracción del escombro, la facilidad de maniobras. En la mayoría de los casos la distancia entre lumbreras es entre 60 y 100 metros (Campos pp. 97).

De acuerdo con la nivelación establecida se calcula la profundidad a la que deben excavarse cada uno de los pozos y se va perforando el túnel horizontal que los ha de unir. Para seguir de un pozo a otro la línea trazada en la superficie, se colocan dos plomadas en los centros más distantes de la apertura de cada pozo, las que deben coincidir con el centro del túnel, para esto se coloca una vela prendida en el centro del "frente" o punto de excavación y con las cuerdas bien tensadas por las plomadas, se determina la dirección recta de la perforación: si la luz se ve sobre la línea que marcan las cuerdas es correcto, si la luz de la vela prendida se encuentra fuera de la línea marcada por las plomadas significa que no están excavando en línea recta (Campos pp. 97).

En caso de que el agua encontrada y extraída no es suficiente para las necesidades de riego de los socios que están financiando la construcción de la galería, y de acuerdo con los recursos disponibles, se decide si se van perforando más pozo verticales y se va excavando más el túnel hacia el "frente" (sentido contrario del alumbramiento) o bien, si se suspende la excavación (Campos pp. 97).

También puede presentarse en el proceso de construcción de la galería que al interior del túnel se puedan excavar uno o varios ramales a partir de una lumbrera, es decir para encontrar otros veneros localizados cerca de la línea que sigue la galería, en un pozo puede haber una bifurcación del túnel hacia dos frentes, el principal y uno

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o más secundarios que serían los ramales con sus correspondientes lumbreras (Campos pp. 97).

Los pozos verticales generalmente tienen un brocal que permite dar soporte mecánico al material de tierra cercano a la superficie; para poder bajar y realizar las labores de excavación o limpieza del túnel así como sacar el escombro y material producido en la excavación, se utiliza un mecanismo denominado "torno" que consiste en un madero de unos 25 cm de diámetro (generalmente de los que son utilizados como "durmientes" para las vías férreas) soportado en forma horizontal sobre dos troncos enterrados a los lados del pozo y terminados en forma de horquilla ("horcones"); en el torno se enreda o enrolla una cuerda gruesa o cable de acero que sirve para bajar o subir un amarre hecho de cuerda de plástico (como "silla de bomberos"), haciéndolo girar con unas manivelas de madera (generalmente pirul) colocados en los extremos del durmiente. Los poceros que actualmente trabajan en una obra en ampliación, mencionan que para extraer el material de escombro y piedra, anteriormente utilizaban cestos de palma, pero el incremento del costo de esta obligó a sustituirlos, por lo que actualmente utilizan sacos de plástico (bultos de azúcar o fertilizante) que son remplazados fácil y económicamente (Campos pp. 97-98).

Durante la excavación de un túnel, los "poceros" pueden avanzar hasta 8.40 metros lineales por semana de seis días trabajados, en el caso de excavaciones en tierra o material suave, y de 0.70 a 1.00 metro lineal a la semana si se trata de piedra o "roca madre". En cuanto a la perforación del pozo, el avance es más rápido debido a que sólo se tiene que sacar el material suelto a la superficie y no tiene que acarrearse como en el caso del escombro de los túneles (Campos pp. 98).

De acuerdo con información obtenida de un pocero y de la directiva de una galería en proceso de ampliación el costo actual por metro lineal de excavación varía según se refiera ya sea a la excavación del pozo o a la excavación

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del túnel y al tipo de material en donde se trabaje. También es considerado para el establecimiento del costo, la disposición de mano de obra de poceros y la necesidad de los socios por invertir en estos trabajos, lo anterior da idea de los mecanismos de negociación para acordar el salario semanal de los poceros de acuerdo con la oferta y demanda presentes, tanto de la mano de obra como de trabajo (Campos pp. 98).

En cuanto a la perforación del pozo, actividad a la que llaman "bajada", el costo actual varía entre 90.00 pesos si la profundidad es menor a 10 metros, 150.00 pesos si se trata de material semiduro o piedra ligera a más de 10 metros de profundidad y 200 pesos si se trata de material duro o roca consolidada. El costo de excavación del túnel varía entre unos 90 pesos si se trata de una profundidad menor a 10 metros en material suave o tierra, 600 pesos si se trata de piedra ligera conocida como jaboncillo" o "piedra de agua" a más de 10 metros de profundidad pero menos de 40 metros y 700 pesos o más si se trata de material duro o excavaciones profundas (más de 40 metros); lo anterior significa que por metro cúbico de excavación el costo es variable (Campos pp. 98-99).

Existe la posibilidad de que durante la perforación de un túnel sucedan derrumbes, lo que se resuelve colocando "además" [piezas de concreto elaboradas por los mismos productores y que por su forma permiten ensamblarse en una estructura en la forma y medidas del túnel, lo que da soporte mecánico y evita derrumbes en el interior de este] contribuyendo los mismos miembros de la sociedad que costea la obra o bien renegociando el costo de la mano de obra de los poceros para incluir esta actividad (Campos pp. 99-100).

Dependiendo de la cantidad de agua extraída o gasto hidráulico en la descarga, puede o no haber almacenamiento de agua después del afloramiento para ser conducida a las parcelas; de aquí que se tengan en la región, como sugiere Henao una clasificación simple de

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las galerías filtrantes: galerías directas y galerías con almacenamiento. Comúnmente el almacenamiento se realiza en una pequeña presa o jagüey con o sin revestimiento y que se construye con mano de obra de los propios socios a través de faenas. En el extremo más bajo del jagüey se encuentra una compuerta que permite regular la salida del agua almacenada (Campos pp. 100).

Los canales por los que se conduce el agua generalmente son compartidos con otras sociedades, y sólo en algunos casos son canales que han sido revestidos y que cuentan con cierto tipo de infraestructura como puentes, partidores y desarenadores, que se han ido construyendo con las cuotas que cada socio aporta a la sociedad. En casos contados ha habido participación de las instituciones del Gobierno Federal para apoyar en la construcción de infraestructura, caso concreto lo fue la Comisión del Papaloapan que, a fines de la década de 1960 aportó en la región cantidades considerables de recursos para la construcción y rehabilitación de canales de conducción, puentes y otras obras de infraestructura de riego (Campos pp. 100).

IV. Pozos

La cuarta fuente de agua son los pozos profundos (Enge y Whiteford pp. 38). En las investigaciones de Henao, Enge y Whiteford, y Campos no se reporta que las comunidades tengan o renten agua de pozo para la agricultura, aunque el agua potable de los pueblos en tiempos recientes parece estar basada en pozos. Henao lo explica como una preferencia por las galerías frente a pozos dado que, según la gente, en un pozo hay que estar haciendo permanentes gastos de pago de luz y arreglo de la bomba. En cambio cuando una galería se ha terminado ya no hay que seguir haciendo gastos28 , sino que funciona por sí misma y todo lo que queda es pura utilidad. Además una galería se va pagando poco a poco y los gastos se sienten menos. Es una inversión a largo plazo y se acomoda mejor a las posibilidades de los campesinos que en un momento

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dado no pueden contar con grandes cantidades de dinero para un gasto fuerte (Henao pp. 233); Enge y Whiteford lo atribuyen a que un pozo profundo es costoso y requiere pagarse de inmediato, efectivo que no tienen los campesinos (Enge y Whiteford pp. 38)29 .; no obstante Enge y Whiteford reportan 64 pozos profundos en el valle que regaban 1,600 hectáreas (Enge y Whiteford pp. 38) y Campos reporta unos 70 pozos profundos, dos con aforos de 100 lps y unos 15 con aforos mayores de 50 lps (ver Anexo)30 .

Instituciones para la administración del agua y la infraestructura de regadío

El valle de Tehuacán cuenta con una multitud de organizaciones o instituciones para la administración del agua y de infraestructura de regadío, conocidas en la región como "sociedades", hay sociedades de aguas de manantial, sociedades de aguas de galería, sociedades de zanjas o de aguas broncas, sociedades de canal y hay también diversas agrupaciones (un ejido, una comunidad) propietaria de canales, aunque no parecen tener la formalidad de "sociedades".

I. Sociedades de aguas de manantial

La expresión junta de aguas aparece quizá una vez, en Enge y Whiteford (pp. 31) cuando indican que la administración del agua del manantial La Taza está coordinada por la Junta de Aguas Federales del Manantial La Taza; y posiblemente ninguna en los otros dos textos. En el período del reparto agrario las aguas superficiales eran aguas que debían ser concesionadas (es decir aguas nacionales), mientras que el alumbramiento de las aguas subterráneas tenían el carácter de privadas, no es sino hasta la Ley Federal de Aguas de 1972 publicada el 11 de enero que se declara de propiedad nacional las aguas del subsuelo31 (Henao pp. 247). Para proceder al reparto agrario de agua era necesario, al parecer, declarar las aguas "federales"32 , el reparto

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¿usualmente? se hizo en tierra de riego traspasando la concesión de aguas que tuviese el anterior propietario de la tierra a los beneficiarios de la reforma agraria33 ; los usuarios debían constituirse en una asociación o junta de aguas (Enge y Whiteford pp. 127-128). En el valle de Tehuacán se introducen algunas complicaciones, parte de las agua de los manantiales, propiedad de las haciendas, había sido tradicionalmente rentada por las haciendas a una u otra comunidad, de tal manera, que en el momento del reparto agrario hay aguas de manantiales que tienen rentadas las comunidades y hay aguas que compran las comunidades a las haciendas.

No obstante que en las menciones de renta de agua de tiempos anteriores al reparto agrario se indica que "la comunidad" (y no una sociedad en particular) rentó el agua de tal o cual manantial a tal o cual hacienda34 ; para fechas del reparto agrario, por lo menos en los casos reportados, las comunidades siguieron el esquema de sociedades de aguas.

Como se señaló anteriormente el agua de un manantial va, actualmente, a más de una comunidad, sin embargo la sociedad de aguas corresponde sólo a una parte de los usuarios: un ejido o un grupo conformado en sociedad de aguas que compró las aguas; ¿cómo se relacionan entre sí las sociedades que utilizan el mismo manantial? Lo único que podemos decir es que en el valle de Tehuacán existe, como veremos más adelante, una tradición de relaciones entre sociedades, concretamente para el uso (paso de agua) y mantenimiento de canales.

Las sociedades de manantiales, según Enge y Whiteford (pp. 107, también Henao pp. 249), son similares a las sociedades de galería excepto que los miembros tienen acciones de agua de manantial en lugar de agua de galería. Sin embargo no está claro si los accionistas de una sociedad de aguas de manantial puede rentar o vender el agua tal y como se hace en las sociedad de aguas de galerías, o si existen diferencias si esta sociedad

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de aguas de manantial tiene "aguas compradas" o "aguas por reparto agrario", si las aguas corresponden a un ejido o a otro tipo de tenencia de la tierra. Fuera de breves menciones35 , la descripción más completa corresponde al caso de las aguas del manantial La Meza y El Trapiche que van al ejido de San Juan Ajalpan y, en este caso, la renta y venta de agua tiene modalidades distintas a las sociedades de aguas de galerías (ver más adelante).

II. Sociedades de zanjas o de aguas broncas

Enge y Whiteford indican que las unidades básicas de organización son las sociedades de zanjas, toda la gente que tiene tierra regada por las zanjas pertenece a las asociaciones y contribuye trabajo o fondos al mantenimiento de los canales. Las distintas sociedades están coordinadas de tal manera que los canales de aguas arriba recibe primero el agua y aquellas aguas abajo deben esperar a que halla suficiente agua como para garantizar el riego aguas arriba (Enge y Whiteford pp. 32). Las sociedades de aguas broncas o sociedades de zanja deben ser capaces de movilizar a sus miembros rápidamente para poder aprovechar los períodos breves en que baja el agua (Enge y Whiteford pp. 108)

En el caso de Chilac, en 1913 se crea la Sociedad Civil Agrícola de la Zanja Antigua Ixhuayantitla con 41 accionistas. "El objeto de dicha sociedad es el de explotar las aguas pluviales reportadas por la barranca de Zapotitlán, que las conducen a sus respectivos terrenos por medio de la Zanja Antigua denominada Ixhuayantitla, abierta desde tiempo inmemorial por sus antecesores ..." (Archivo Municipal de Chilac en Henao pp. 251). La zanja ya existía en 1913. En 1945 se renueva la sociedad y formaliza sus estatutos. En sus estatutos el funcionamiento de la sociedad se presenta tan estricto como el de las sociedades de aguas: se determinan las cuotas, las multas, sanciones y las obligaciones de los socios. Sus socios poseen terrenos con una capacidad de riego de 85 horas 15 minutos36 (Henao pp. 251-252).

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Cada zanja tiene una mesa directiva compuesta por un presidente, un vicepresidente, un secretario y los capitanes o vocales, de acuerdo con el número de zanjas menores que se derivan de ellas. El capitán de una sociedad de zanja es el presidente de la sociedad del ramal. En la Zanja Antigua hay 12 ramales y por lo tanto 12 capitanes; la zanja tiene de longitud 1,775 metros y una anchura máxima de 10 metros. Se paga en ella 100 pesos por ingresar (Henao pp. 251-252, ver también Enge y Whiteford pp. 32).

III. Sociedades de canales

Aunque hay, al parecer, agrupaciones (ejidos, comunidades ...) que son "propietarias" de canales no parecen tener la formalidad de "sociedades", como en el caso de Chilac. Aunque también puede deberse a vacíos en la investigación. Los acuerdos de uso de canal para paso de agua y de acuerdos para limpieza y mantenimiento de canales que aborda Campos, parece indicar la existencia de instituciones. Estas situaciones las tratamos al desarrollar el estudio de caso desde la perspectiva de Ajalpan.

Este tipo de organización se ha desarrollado en San Gabriel Chilac, donde cuentan con la más amplia red de canales. Los canales por donde es conducida el agua y sus ramales son atendidos por sociedades de canales. Se compone de individuos que son propietarios de tierras a lo largo de los canales que llevan agua a los campos desde los partidores. La sociedad está formada por los dueños de los terrenos por donde pasa el agua y que son los que usufructúan la misma. Las aguas de los manantiales y de varias galerías llegan al repartidor de aguas. A partir de este partidor, comienzan a operar las sociedades de canales (Enge y Whiteford pp. 108, Henao pp. 249).

Tiene como tarea conservar limpio el canal. Hace una limpia del mismo dos veces al año. No tienen propiedad sobre el agua, sino el usufructo. Por ejemplo la Sociedad

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del Canal Reforma fundada en 1935 y que en 1937 contaba con 700 socios. Esta sociedad tiene una directiva formada por un presidente, un secretario, un tesorero dos vocales, 24 capitanes -uno por ramal, que se deriva del canal. Cada ramal tiene su propia directiva para conservar el ramal. (Henao pp. 249, 250).

Para pertenecer a estas sociedades hay que tener terrenos. Para ingresar se pagaban en ese momento 20 o 30 pesos de inscripción. Hay en Chilac 13 sociedades de canales, los canales más importantes tienen una serie de ramales que llevan el agua a los campos. Cada uno de estos ramales tiene su propia organización (Enge y Whiteford pp. 108, Henao pp. 250-251).

IV. Sociedades de aguas de galería

Cada galería está respaldada por una sociedad constituida como sociedad civil para la explotación, conservación y mejoramiento de las obras para captación y distribución de aguas que ellos mismos exploran. Son sociedades de tipo cooperativo, pero con fines de acumulación individual, en cuanto que cada socio es responsable y puede beneficiarse particularmente del uso y aprovechamiento del agua en el volumen y tiempo que le corresponde, según su participación económica en la composición legal de la sociedad (Henao pp. 209, Campos pp. 102).

Una sociedad de aguas está formada por un cierto número de personas (Campos pp. 103). Las personas que integran una galería provienen frecuentemente de varias comunidades (Enge y Whiteford pp. 112, Henao 207); la sociedad de aguas se constituye con grupos de personas de los diferentes pueblos por donde va pasando [o más bien puede pasar] el agua (Henao pp. 220). Por ejemplo la sociedad de aguas Santa Cruz ubicada en los terrenos de Santa Cruz Acapa estaba integrada por gente de Santa Cruz, Altepexi y Ajalpan; la sociedad de aguas de Nativitas, por gente de Nativitas, San Pablo Tepetzingo y

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Ajalpan; la sociedad de aguas Chilac-Tlacoxcalco-Tetitlán37 , por gente de San Gabriel Chilac, San Mateo Tlacoxcalco y San Pedro Tetitlán, los dos últimos del municipio de San José Miahuatlán; otra sociedad conformada con la hacienda Santa Cruz y los ejidos Santa Cruz Acapa, San Pablo Tepetzingo y Nativitas; y así por el estilo las sociedades de aguas de Zinacatepec, Altepexi y Chilac (Henao pp. 220, 222).

Estas personas son las que tienen participación para la integración del capital social suscrito y pagado ante un notario público, quien da testimonio de la constitución de la asociación como "Sociedad Explotadora y Distribuidora de Aguas S.C.", generalmente con una participación total de 60 acciones de agua. El número de socios por cada galería varía según las posibilidades económicas para adquirir uno o más acciones o bien para compartir entre dos o más personas una sola acción (Campos pp. 103).

Las sociedades se rigen por estatutos establecidos en el acta constitutiva, en donde también se determina la duración de la sociedad; en la región de estudio varía entre 50 y 100 años, según los documentos notariales que pudieron conocerse (Campos pp. 103).

Las sociedades tienen en su mayoría estatutos similares, sin embargo algunas sociedades adicionan cláusulas que consideran necesarias para su sociedad en particular, como es el caso del monto de las aportaciones periódicas que se establecen para cada socio y que se determinan en la asamblea de cada sociedad, así como los mecanismos de transferencia e intercambio de derechos de aguas y las sanciones, multas y cooperaciones extraordinarias (Campos pp. 103).

La asamblea general de socios es la máxima autoridad en cada sociedad y ordinariamente se reúne el primer domingo de cada mes, a excepción de algunas sociedades que se reúnen el segundo o último domingo del mes para asegurar la asistencia de los socios que participan en

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otras sociedades. Cada sociedad es administrada por una mesa directiva elegida por la asamblea para cumplir sus cargos por un año y generalmente está integrada por un presidente, un secretario, un tesorero, dos vocales y un tercer vocal que habitualmente denominan multero (Campos pp. 103, Henao 239).

Los cargos en mesa directiva se consideran como una "obligación" con la sociedad. Se utilizan expresiones tales como "todos los miembros de la sociedad están obligados a ejercer el cargo de presidente", "todos los socios tienen la obligación de prestar este servicio [cargo de presidente] a la sociedad" (Henao 239). En Chilac se ejerce el cargo de presidente por orden de lista. Si el electo se niega a aceptar el cargo se le sanciona de acuerdo con el criterio de la asamblea. En Ajalpan se sancionó a una persona que no aceptó el cargo con 3 horas de riego mensuales o 5,000 pesos anuales a entregarse a la persona que lo suplió (Henao pp. 239). Otro caso corresponde a la "actual" mesa directiva de San Isidro, constituida por un presidente, un secretario, un tesorero y dos vocales, los que fueron nombrados para ejercer durante un año; sin embargo por falta de participación de algunos socios e irresponsabilidad de otros -según manifestó el presidente de la sociedad- han permanecido desde junio de 1995 hasta finales de diciembre de 1996, sin que se hubiera realizado el cambio anual, lo que provoca desigualdad en las actividades realizadas y en el tiempo invertido para la sociedad, así como en el cumplimiento de las obligaciones que todos los socios adquieren por participar (Campos pp. 125). En el caso de la sociedad de aguas de San Juan El Progreso: "si no cumple con las funciones que a los representantes corresponde, existen sanciones para éstos, dichas sanciones generalmente son aplicadas por las asambleas con base al tipo de falta que se dé por parte de los representantes, para el caso del presidente, según la información proporcionada por él mismo, si al momento de su nombramiento éste no acepta el cargo, se le retira

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de la sociedad y sus acciones se rematan entre los demás socios para indemnizarlo (Campos pp. 145).

El presidente de cada sociedad por lo general lleva la correspondencia de ésta, preside las asambleas ordinarias y extraordinarias, convoca a los miembros de la mesa directiva a tomar los acuerdos necesarios, visa los documentos de caja que le presente el tesorero y representa a la sociedad ante las autoridades administrativas, judiciales, de trabajo y ante particulares (Campos pp. 103).

El secretario de la sociedad lleva en orden la correspondencia y los libros de actas de la sociedad, levantando estas últimas y además tiene las facultades y obligaciones que le confiera en su momento la mesa directiva (Campos pp. 103).

El tesorero lleva las cuentas y razón de las entradas y salidas de dinero, teniendo preparada su cuenta de caja antes de cada asamblea ordinaria y presenta los comprobantes de caja al presidente para que éste los signe y tengan validez (Campos pp. 104).

Los vocales vigilan los trabajos que se acuerden en asamblea y desempeñan las comisiones encomendadas por la mesa directiva; en el caso del segundo vocal su responsabilidad fundamental radica en avisar a todos los socios sobre las reuniones extraordinarias de asamblea y trabajos o faenas que se vayan a realizar (Campos pp. 104).

El tercer vocal o multero se encarga de aplicar las sanciones económicas que determina la asamblea para los socios que en algún momento hayan fallado en las decisiones o acuerdos tomados, o que incurran en alguna falta; por lo general auxilia al tesorero a quien le entrega el monto de lo recuperado a través de las multas. Este vocal multero no es nombrado en todas las sociedades, y en caso de que no exista este vocal, el trabajo mencionado

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lo realizan conjuntamente el primer vocal y el tesorero (Campos pp. 104).

En algunas sociedades de aguas se contrata a un trabajador como aguador, quien es la persona encargada de revisar el paso del agua en los canales, abrir y cerrar compuertas según las fechas de riego de los socios, reportar a los representantes de la sociedad sobre los problemas de conducción y robos de agua. El pago a este trabajador de la sociedad se realiza a través del tesorero con el dinero que es captado mediante las cooperaciones periódicas de los socios (Campos pp. 104).

Para cada actividad o decisión que deba tomarse respecto a los intereses de la sociedad o de los trabajos que en un momento se estén realizando, se debe consultar y/o informar en las reuniones de asamblea general, quien determinará lo conducente (Campos pp. 104).

Casi todas las sociedades de aguas cuentan con materiales y equipo necesario para bajar al túnel cuando sea necesario y hacer los trabajos necesarios, como limpia del túnel de la galería, así como herramientas que se ocupan para la excavación de la galería; tales como lámparas de carburo, puntas de acero, barretas, marros de 8 y 14 libras para las excavaciones,, carretillas, torno, cable de acero, cable de plástico (conocido como contra cable y que es un cable auxiliar en la bajada por las lumbreras), carretillas para cable de 2 toneladas, moldes para fabricar "ademas" de concreto. En el caso de las herramientas y equipo son administrados y cuidados por el tesorero, ya sea en casa de éste o bien en préstamo o depositados con algún trabajador si se está realizando algún trabajo. Además cuentan con bancas de madera, sillas, mesa, archivero para la documentación de la sociedad; éstos se resguardan en casa del presidente de la sociedad dado que es ahí donde se realizan las reuniones, en pocos casos cuenta la sociedad con una oficina (Campos pp. 129, 140, 147, 153).

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Derechos de agua entre los socios (accionistas) de una galería

Los derechos de agua entre los socios de una galería se da de la siguiente forma: Una acción corresponde a 12 horas de agua que se cuentan generalmente a partir de las 6 horas o de las 18 horas, desde el vertedor del depósito, o bien desde el primer partidor o compuerta del canal en el caso de las galerías con descarga directa. Vale decir que una acción puede ser compartida por dos o más socios que así lo acuerden, también en el caso de cesión de derechos de padres a hijos, por lo que se distribuyen una o más acciones entre cierto número de beneficiarios y el conteo de la participación accionaria se hace por medio de horas de agua, en lugar de acciones (Campos pp. 104-105).

Las 60 acciones de 12 horas cada una, corresponden al tandeo de agua de un mes de 30 días; es decir 720 horas contadas desde las 6 horas del día primero de un mes de 30 días, hasta las 6 horas del día primero del siguiente mes; cumplidas éstas, se inicia nuevamente la tanda (Campos pp. 105). Para ajustar los meses con más o menos de 30 días se sigue alguna de las siguientes estrategias:

a) En algunas sociedades se estandariza el número de horas riego suponiendo meses de 30 días, y los días 31 corresponden a acciones especiales, así como a una acción adicional especial para los años bisiestos.

b) Una acción completa de 12 horas por mes se otorga durante 10 meses al santo patrono del cual lleva el nombre la galería y el tiempo ajustado lo aprovecha el mayordomo, que está en funciones durante un año, para la fiesta patronal.

c) Una acción es manejada por la mesa directiva durante 10 meses a través de rentas de agua, para tener disponible en caja el dinero para realizar diversos menesteres y al mismo tiempo ajustarse a las horas riego que corresponden a un año (Campos pp. 105).

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Lo anterior se realiza para que el socio accionista que tiene derecho al agua un determinado día del mes, lo siga teniendo en la misma fecha, o sea el mismo número de día por el resto del año, mientras no realice ningún cambio de horario (Campos pp. 105)

Cabe mencionar que durante el año 1996 a nivel nacional se dio un cambio en el horario normal (el llamado horario de verano), adelantando una hora en el verano y atrasando nuevamente una hora al inicio del otoño. En la región de estudio, la mayoría de las sociedades, en cuanto al riego, hicieron caso omiso del cambio de horario, con el argumento de que adelantar la hora en cierto día del mes y atrasar una hora en otro día del mes modificaría el tiempo real de riego a dos de los usuarios perjudicando a uno y beneficiando al otro (Campos pp. 105).

DERECHOS DE AGUA EN EL CASO DE SAN ISIDRO, (aforo 190.8 lps [Campos pp. 110]). San Isidro inició en 1944 con 11 socios que se repartían 60 acciones de doce horas de uso (pp. 119-120), en 1975, según la nueva escritura, establecen 70 acciones de 12 horas o por el tiempo equivalente a la aportación económica del socio correspondiente; las acciones corresponden a 60 acciones de 12 horas que corresponden al tandeo de agua de un mes de 30 días, a 10 acciones [socioª] sólo de los días 31 (mayo, julio, agosto, octubre y diciembre), y dos acciones adicionales [socio ] para ser usadas y aprovechadas únicamente cada 4 años, el día 31 de marzo de cada año bisiesto (Campos pp. 123-124, 125).

a) El tandeo del agua sería cada 30 días, con excepción del socioª a quién le correspondería el agua de los días 31 de los meses de mayo, julio, agosto, octubre y diciembre de cada año.

b) Los días 31 de enero y 31 de marzo serían utilizados para completar los 30 días del mes de febrero de los años no bisiestos, por lo que los 30 días del mes de febrero tendrían que comenzar el 31 de enero y terminar el 1 de

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marzo y el tandeo de marzo iniciar el día 2 y terminar el 31.

c) Los años bisiestos en que febrero consta de 29 días, sólo se tomaría el 31 de enero para completar los 30 días que corresponden al mes de febrero y el socio aprovecharía las aguas del día 31 de marzo de los años bisiestos (Campos pp. 125).

DERECHOS DE AGUA EN EL CASO DE LÁZARO CÁRDENAS NECOXTLA (SAN MARCOS), (aforo 90 lps [Campos pp. 110]). San Marcos sigue el modelo de 60 acciones de 12 horas de uso (Campos pp. 133).

DERECHOS DE AGUA EN EL CASO DE SAN JUAN EL PROGRESO, (con un aforo muy pequeño 28.3 lps [Campos pp. 110]). 27 socios se reparten 59 acciones, una acción adicional destinada a la festividad patronal administrada por la mesa directiva, lo que da un total de 60 acciones de agua de 12 horas de riego cada una (Campos pp. 145-146).

DERECHOS DE AGUA EN EL CASO DE SAN MIGUEL, (con una aforo muy pequeño 10.3 lps [Campos pp. 110]). Consta de 24 socios, la participación social de la organización está dividida en 60 acciones de agua, algunas acciones fueron retiradas de sus dueños originales por falta de cooperación y actualmente son administradas por la mesa directiva (pp. 151).

DERECHOS DE AGUA EN EL CASO DE SAN JUAN AJALPAN O AGUA DEL PUEBLO, (aforo de 118 lps [Campos pp. 110], según los ejidatarios el tandeo es de apenas unos 60 lps [Campos pp. 138]). A cada socio (ejidatario de San Juan Ajalpan) le corresponde agua según se repartió en aquel entonces (octubre de 1939 fecha de la primera dotación de tierras)38 o haya adquirido últimamente los derechos de alguna parcela, es decir el "derecho de agua" corresponde a la parcela y no al socio, y es aquí donde radica la diferencia más notable en cuanto a los derechos de agua con respecto a las demás

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sociedades de aguas de la región, hay ejidatarios con 3 horas de riego cada 28 días y otros con 4:15 horas de riego cada 28 días. Los 138 ejidatarios no aprovechan las 720 horas mensuales, ya que el tandeo está repartido39 con el ejido Buenavista de la misma población de Ajalpan, el cual toma el agua a las 7 horas de los días lunes y la devuelve los días martes a las 2 horas, lo que significa que el ejido de San Juan Ajalpan aprovecha el agua solamente 129 horas a la semana, desde las 22 horas de los días martes hasta las 7 horas de los días lunes. Los beneficiarios de los tandeos se denominan según la dotación que corresponda a la parcela, así se denomina "de la primera semana", "de la segunda semana" y así sucesivamente hasta iniciar nuevamente el tandeo mensual. Atención: este tandeo corresponde al derecho de agua, y no a la distribución, el agua se distribuye entre los ejidatarios de San Juan Ajalpan los lunes de cada semana (Campos pp. 138-139).

Venta de acciones o cesión de derechos de agua y precio de las acciones

Puede darse incluso la cesión de derechos de agua o de acciones por uno de los socios. Antes de realizar la transacción de compraventa de acciones, deben dar conocimiento a la asamblea y, en este caso, los socios de la galería tienen prioridad como compradores potenciales (Campos pp. 106).

El precio de las acciones varía de acuerdo con el gasto hidráulico de la galería, las acciones más caras son las de las galerías con mayor volumen de agua. Por ejemplo el precio actual por cada acción de la sociedad San Isidro es de 60,000 pesos, y tiene un gasto o descarga aproximada de 190 litros por segundo; a diferencia de una acción de la sociedad San Juan El Progreso, que tiene un gasto o descarga de 28 litros por segundo donde el precio de una acción es de 15,000 a 20,000 pesos (Campos pp. 106).

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Concentración de acciones

Se encuentra en las sociedades de aguas una concentración de acciones por la capacidad de inversión y por la compra/venta de acciones (Enge y Whiteford pp. 113-114, 121-122, Campos pp. 127, 133, Henao pp. 234-237). Parece indudable que hay un reparto de acciones no igualitario, lo que no está tan claro es si hay un proceso de creciente concentración. Dos de los casos ilustrativos a los que aluden los investigadores, uno representa a los herederos de un general revolucionario; un segundo, un caso extremo, como dice el autor, pero quizá no ilustrativo sino atípico. El tercer caso que engloba a cuatro sociedades de galería de Altepexi hay supuestamente un proceso de concentración. En el cuarto caso, de la sociedad de aguas San Isidro, no aparece tal proceso comparando los años de 1944, 1975 y 1996; y más bien se encuentra un proceso de multiplicación de pequeños accionistas. En el quinto caso, de la sociedad de aguas San Juan El Progreso, donde hay datos sólo para un año se presenta un número grande de pequeños accionistas (ver Cuadros 2, 3 y 4).

CASO SAN MARCOS. En el caso de San Marcos un socio [de apellido Barbosa] concentra 46.7% del agua (Campos pp. 133); el general Francisco J. Barbosa jugó un papel fundamental en la construcción de la galería realizada en 1923 (Campos pp. 132). En 1925 el general Barbosa fue asesinado; el grupo barbosista, sin embargo, se consolidó en manos del hijo del jefe revolucionario, inaugurando un caciquismo (Henao pp. 138-140).

CASO LA NATIVIDAD. Un caso que podemos considerar extremo, pero -según Henao- sumamente ilustrativo es el de la sociedad de aguas La Natividad. La sociedad de aguas La Natividad comenzó a trabajar en 1964. Hicieron su pocería en el sitio de Calcahualco, cerca de San Pablo Tepetzingo. Estaba formada en ese entonces por 16 socios, 9 ejidatarios de Nativitas que no utilizaron estas aguas para regar sus ejidos, pues ya tenían el uso del agua de

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Serpas; 5 socios de Ajalpan, que no tenían tierras de cultivo; un socio de Corral Macho, igualmente sin tierras; un comerciante de Tehuacán, sin tierras, y un socio más. A finales de 1965 tenían 19 socios. El presidente Domingo Toribio era a la vez el principal accionista y el promotor de la sociedad. En un principio las reuniones eran alternadamente entre Calcahualco y Nativitas, pero terminaron por hacerse en la casa de Domingo Toribio, en Ajalpan. Ya entonces Domingo Toribio tenía 19 acciones, las demás se repartían en una, dos, tres acciones entre los demás miembros. Compró todas las acciones de socios del ejido Nativitas. A principios de 1970 era el principal accionista. (Henao pp. 235-237) (Ver Cuadro 2).

CASO DE 4 SOCIEDADES DE GALERÍA DE ALTEPEXI. Entre 1946 y 1973 en cuatro galerías La Purísma número 3, El Carmen, La Guadalupana y Aldama, la distribución de acciones que nunca fue igualitaria, claramente se ha modificado a través de los años, y un pequeño grupo de socios ha sido capaz de incrementar sus acciones considerablemente. Titulan el apartado significativamente un estudio de caso de acumulación"40 (Enge y Whiteford pp. 113-117).

CASO SAN ISIDRO. Sin embargo en el caso de San Isidro (con un gasto hidráulico de 190 litros por segundo [Campos pp. 106]) donde Campos recupera la lista de socios de 1944, 1975 y 1996, no parece que esté ante un proceso de acaparamiento, acumulación o concentración de acciones; más bien de incremento de accionistas. (Ver Cuadro 4).

CASO SAN JUAN EL PROGRESO. (con un aforo pequeño 28.3 lps [Campos pp. 106, 110]) Actualmente en la sociedad hay 27 socios, con 59 acciones de agua, una acción adicional destinada a la festividad patronal (Campos pp. 145). (Ver Cuadro 3).

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Intercambio, venta, renta y préstamo de agua

La movilidad del agua para riego en el valle de Tehuacán tiene que ver con la posibilidad material: existencia de una red de canales densa e intrincada, y también tiene que ver con la existencia de mecanismos sociales de mediería y de renta o préstamo del agua.

LA MEDIERÍA. No todos los miembros de las sociedades poseen tierras para cultivar. Y no todos los poseedores de tierras tienen acciones de aguas en las sociedades. Entonces se establece la forma de trabajo "a medias" como una respuesta generalizada. Aquellos que no tienen agua para riego tienen necesariamente que sembrar "a medias" con los propietarios de aguas. La combinación de los recursos productivos produce varias formas de mediería (Henao pp. 28, 242).

a) "Ir a medias". En el caso de que uno tenga la tierra pero no tenga el agua: uno pone solamente el agua, el otro pone todo lo demás, es decir la tierra, la semilla y el trabajo. La cosecha se reparte por mitad;

b) "te doy a un cuarto". En esta forma el socio pone el agua, la tierra, la yunta y la semilla. El otro pone solamente el trabajo: arrea la yunta, siembra, cuida la milpa y hace todos los riegos;

c) "trabajo a tres". El primero pone el terreno y un poco de trabajo; el segundo pone la semilla, las yuntas y la mayor parte del trabajo y el tercero pone el agua. En esta forma, el que da el agua se lleva la mitad de la cosecha, y los otros dos se reparten en partes iguales la otra mitad. El que posee la tierra es el encargado de buscar a los otros dos. No tiene dinero para comprar el agua, ni para poner a trabajar la tierra. Busca entonces a otro para que ponga el dinero para comprar las semillas, alquilar los bueyes y buscar a los peones. Entre los dos van a buscar al dueño del agua. Cuando el terreno es pequeño y no hay muchas posibilidades de encontrar peones, entonces los dos

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primeros hacen todo el trabajo (Henao pp. 244, ver también Enge y Whiteford pp. 123-124).

RENTA DE AGUA. En el caso de que el número de horas riego totales por socio no sea requerido en un mismo momento, pueden ser cambiadas con otro socio. Para ello no es necesario avisar a la asamblea general ni a los representantes legales de la sociedad, sólo los socios interesados acuerdan las condiciones del intercambio (Campos pp. 105-106).

En cuanto a la venta, renta o préstamo de agua a un usuario que no sea miembro de la sociedad, generalmente el socio tiene que comunicar este hecho a los representantes de la sociedad y, en su caso, a la asamblea general. Cuando la sociedad tiene contratado un aguador se le avisa sobre los préstamos o ventas de aguas a terceras personas (Campos pp. 106).

¿Mercados públicos del agua?

En el caso de la comunidad de San Gabriel Chilac existe un mercado público del agua, otras comunidades y/o sociedades de aguas también tienen mecanismos "públicos" de venta de horas de agua para riego.

EL CASO DE LA COMUNIDAD DE SAN GABRIEL CHILAC. Mucha gente en la comunidad de Chilac tiene pequeñas parcelas con derechos a una pequeña cantidad de agua. Aunque esta agua no les permite a los individuos regar todos sus cultivos, pueden regar 1 o 2 hectáreas al año por intercambio y venta de agua. El mercado provee una forma impersonal de hacerlo (Enge y Whiteford pp. 173-174).

El mercado de agua de San Gabriel Chilac lo utilizan campesinos que necesitan comprar agua para un cultivo específico, individuos que tienen temporalmente un excedente de agua, y aquellos que prefieren vender agua en lugar de entrar en arreglos de mediería. Hay un conjunto de factores que crean un excedente de agua

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temporal, la cantidad de tierras cultivadas en un año dado por una familia, los cultivos sembrados, el estadio del calendario de cultivo, el tipo de suelo, la época del año y variaciones micro climáticas (Enge y Whiteford pp. 173).

La venta de agua tiene lugar en el mercado diario de Chilac. Durante la semana el agua se compra y se vende entre las 9 y las 11 d e la mañana; los domingos tiene lugar en la tarde. Entre 50 a 120 personas se reúnen para comprar y vender agua de los manantiales y galerías del valle. El agua se mide en unidades de agua que fluyen por un canal o manantial específico. Aunque la mayor parte de los compradores son de Chilac, vienen compradores también de comunidades vecinas de San Mateo, Altepexi, y particularmente San José Miahuatlán (Enge y Whiteford pp. 174).

Las personas que venden su agua anuncian la fuente del agua, especificando el nombre del manantial o canal, y dan el día y horas que el agua estará disponible y el precio que están pidiendo. Según la estación el agua se puede vender semanas o aun meses por adelantado (Enge y Whiteford pp. 174).

Hay intermediarios (llamados apisadores o canaleros), por ejemplo Roberto es uno de 10 intermediarios del agua en Chilac, mantiene registros de todas sus transacciones en una libreta de bolsillo. Una vez que ha llegado a un arreglo con un cliente, le da al cliente una "cédula" que tiene los detalles de la fuente y cantidad de agua, el número de horas de agua y la fecha en que estará disponible. Viaja por toda la región en su moto. Le pagan por cada hora que supervisa y recibe una comisión por el agua que vende. El rol original de estos intermediarios era distribuir el agua, como el aguador en comunidades vecinas. El trabajo implica abrir y cerrar partidores que controlan el flujo de agua por los canales a los campos (Enge y Whiteford pp. 174, 175).

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EL CASO DE LA SOCIEDAD DE AGUAS SAN MARCOS. El día de la asamblea de la sociedad de aguas, los días 30 de cada mes, se realiza la distribución del agua. La distribución de los días de riego se acuerda a partir de mecanismos de intercambio de horas con base en los requerimientos individuales de cada socio, es decir un socio ofrece en asamblea un cierto día que no va a ocupar su agua a cambio de otro día en que está interesado en regar. Por otro lado, ese mismo día se realiza la programación de las rentas de agua que los socios con mayor número de horas ponen a disposición de la asamblea donde hay clientes, arrendatarios o medieros (Campos pp. 132-133).

EL CASO DE LA SOCIEDAD DE AGUAS SAN JUAN AJALPAN O AGUA DEL PUEBLO. Los días lunes de cada semana a las 19 horas en la oficina ejidal de San Juan Ajalpan, se distribuye el agua entre los socios (ejidatarios de San Juan Ajalpan). No obstante que el derecho al agua del ejido San Juan Ajalpan depende de derechos sobre alguna parcela, no los limita a efectuar intercambios sin embargo en el caso de la renta y venta del aprovechamiento ejidal, sólo se da entre los ejidatarios de San Juan Ajalpan (Campos pp. 138, 139,140).

EL CASO DE LA COMUNIDAD DE AJALPAN. En la comunidad de Ajalpan una persona con agua excedente puede decirle al juez de aguas o aguador el tiempo y la cantidad de horas de agua que le gustaría intercambiar. El juez de aguas entonces busca a alguien que quiera usar esa a agua a cambio de regresarla en otro momento (trueque). Al aguador no se le paga por el servicio, pero se le da una propina (Enge y Whiteford pp. 176).

El caso de Ajalpan

En este estudio se consideraron cinco sociedades de agua que, para la distribución del agua de las galerías, en mayor o menor medida hacen uso de los canales de la comunidad de Ajalpan, los canales denominados

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Teopuxco, Michinco, Nonoalco y Coculco que han sido utilizados desde la época colonial para la distribución de agua proveniente de la barranca de Chalma o río Tehuacán y, en particular, el uso del llamado apancle madre o canal general de Ajalpan, que inicia en el partidor Carmonaxco y que divide las aguas entre el canal o apancle Teopuxco y corre por el lindero norte del poblado de Ajalpan y el canal general o apancle madre que mantiene esta denominación hasta El Partidor o quinto partidor (un trayecto de unos 1,500 metros) donde se dividen las aguas para los canales de Michinco, Nonoalco y Coculco (Campos pp. 106, 107).

La perspectiva es desde el poblado de Ajalpan, es decir por un lado la comunidad de Ajalpan puede recibir aguas de otras sociedades, y las aguas de las sociedades consideradas pueden ir a otras comunidades (ver Cuadro 1 y Croquis 1 y 2).

Las sociedades de aguas consideradas que hacen uso de la red de canales del poblado de Ajalpan son:

Sociedad Lázaro Cárdenas Necoxtla (San Marcos)

Sociedad Explotadora y Distribuidora de Aguas San Isidro S.C.

Ejido de San Juan Ajalpan o Agua del Pueblo

Sociedad de Aguas San Juan El Progreso

Sociedad de Captación de Aguas San Miguel (Campos pp. 110, 113).

A continuación describimos cómo el agua de cada una de las sociedades de aguas consideradas llega a la comunidad de Ajalpan.

LA SOCIEDAD LÁZARO CÁRDENAS NECOXTLA (SAN MARCOS) explota una galería (con un gasto hidráulico de 90.0 lps). La galería tiene unos 15 metros de profundidad y un túnel de unos 1,800 metros (Campos pp. 132), ubicada en las inmediaciones del camino de herradura

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San Marcos-Zapotitlán Salinas, el afloramiento se ubica al noroeste del poblado de San Marcos Necoxtla, allí inicia su canal particular revestido hasta el rancho San Marcos en donde confluye con el canal particular de la sociedad San Isidro en una estructura que tiene por objeto disminuir la velocidad que hasta ese punto ha adquirido el agua debido a la pendiente (Campos pp. 112).. La principal zona de riego (ejido y terrenos particulares) de esta galería se encuentra al sureste del poblado de San Marcos Necoxtla (y por lo tanto desvían el agua antes de llegar al canal particular de San Isidro). Los canales de distribución de agua que se utilizan se comparten con el ejido de San Marcos; y sólo algunos de los socios que viven o que producen a medias o rentan su agua con usufructuarios de terrenos de poblaciones aguas abajo como Ajalpan o Altepexi, conducen su agua a través del canal particular de San Isidro (Campos pp. 132).

LA SOCIEDAD EXPLOTADORA Y DISTRIBUIDORA DE AGUAS SAN ISIDRO explota la galería San Isidro (con un gasto hidráulico de 190.8 lps). La galería tiene 21 lumbreras abiertas de las 48 consideradas en el plano proyecto autorizado, el túnel mide 2,100 metros desde el frente hasta el afloramiento, se localiza en las inmediaciones de San Diego Chalma, y aflora a unos 500 metros al noroeste del rancho San Marcos; inicia su canal particular revestido a unos 330 metros del afloramiento, donde se ubica el primer partidor llamado partidor de las seis , y continua su curso hacia el sureste cruzando por el rancho San Marcos (aquí confluye el canal particular de San Marcos) sigue la línea que marca el camino viejo (la carretera federal) Tehuacán-Oaxaca, atravesando la colonia Santa Cruz Acapa hasta llegar al paraje conocido como El Alto, continua su trayecto pasando al norte del poblado de Pantzingo hasta llegar al partidor Carmonaxco en el paraje del mismo nombre de la población de Ajalpan, donde termina, un trayecto desde el primer partidor hasta el partidor de Carmonaxco de 7,700 metros. Como el canal hasta este punto es

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particular de la sociedad San Isidro, los usuarios del agua de San Marcos que no son socios de San Isidro, tienen que pagar el derecho de paso de aguas a razón de 20 pesos por cada 12 horas o fracción de ese tiempo si su objetivo es conducir el agua a cualquier punto que requiera utilizar el canal particular de San Isidro (Campos pp. 112, 113).

En el trayecto del canal particular de la sociedad San Isidro, se encuentran partidores que distribuyen el agua a canales secundarios (Campos pp. 113).

El primer partidor o partidor de las seis se ubica al inicio del canal de la galería San Isidro y permite llevar el agua de esta galería por un canal secundario poco utilizado que llega a los terrenos ubicados en la parte alta de la población de Altepexi, donde se encuentran parcelas de habitantes de esta población que son usuarios de alguna de estas dos sociedades de aguas (San Isidro y San Marcos (Campos pp. 113).

El segundo partido conocido como La Virgen se ubica unos 250 metros aguas abajo de la colonia Santa Cruz Acapa y distribuye el agua por el canal Zavaleta al ejido de Teopuxco (Campos pp. 113).

El tercer partidor conocido como El Alto, unos 300 metros agua abajo del anterior, permite llevar el agua por un canal secundario hacia los terrenos de la parte baja de la población de Altepexi (Campos pp. 113).

El cuarto partido, conocido como Carmonaxco, se encuentra ubicado en el paraje del mismo nombre, aquí termina el canal particular de San Isidro e inicia el canal general de la población de Ajalpan conocido como canal madre (Campos pp. 113).

LA "SOCIEDAD DE AGUAS" EJIDO SAN JUAN AJALPAN O AGUA DEL PUEBLO recibe agua de unos manantiales denominados La Meza y El Trapiche y una galería filtrante San Pedro con un gasto hidráulico de 118

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lps. (Campos pp. 113-114); el agua se comparte44 con el ejido Buenavista45 , otro ejido del pueblo de Ajalpan.

Los manantiales ¿y la galería? se ubican en el cauce de la barranca Chalma o San Diego o río Tehuacán, en el tramo localizado cerca del rancho Calcahualco, denominado paraje La Mesa. El volumen acumulado por los tres afloramientos es de unos 118 lps según aforos de la SAGAR realizados en octubre de 1995 (galería San Pedro 15.3 lps, manantial La Mesa 31.1 lps; manantial El Trapiche 71.6 lps (Campos pp. 137).

Sus aguas circulan por la barranca de San Diego desde el paraje llamado La Mesa donde se ubica el rancho Calcahualco hasta 4 km. aguas abajo, en el paraje denominado El Trapiche, donde todo el volumen acumulado de los tres aprovechamientos es derivado del cauce mediante un muro rústico (presa derivadora) construido en la margen izquierda. Esta agua se conduce por un canal sin revestir de unos 3,500 (o 2.5 km. pp. 141) metros hasta el paraje denominado Mezquite Gordo, ubicado al noroeste del poblado de Ajalpan, donde inicia la zona de riego del ejido San Juan Ajalpan, el canal continua 2,000 metros en canal sin revestir hacia el paraje denominado El Arco, y otros 2,000 metros desde El Arco hasta la presa Buenavista. En el caso del ejido San Juan Ajalpan, tiene acuerdos para limpiar el canal que comparte con otras dos organizaciones de riego (Campos pp. 113-115, 137, 141).

De no utilizarse el agua para riego en los terrenos ejidales, entonces unos 1,200 metros aguas abajo del partidor Mexquite Gordo, puede continuar por un canal sin revestir hasta llegar al paraje Carmonaxco en donde confluye con el canal general (Campos pp. 114, 137).

EL APANCLE MADRE O GENERAL O CANAL MADRE O GENERAL DE AJALPAN Y LOS CANALES COMUNITARIOS DE AJALPAN, el canal general de Ajalpan abarca desde elel partidor Carmonaxco hasta el

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quinto partidor conocido como El Partidor, unos 1,500 metros aguas abajo.

El sistema comunitario de canales inicia con el canal general o apancle madre, desde el paraje conocido como Carmonaxco, en donde se encuentra un partidor denominado de igual manera (Carmonaxco), que divide las aguas entre un canal (situado al noreste del partidor) llamado apancle Teopuxco (para el barrio del mismo nombre) y que pasa por la orilla norte del pueblo con dirección este; y el canal general o apancle madre (situado al este del partidor), el canal general sigue aproximadamente unos 1,500 metros hasta llegar a otro partidor -conocido como El Partidor o quinto partidor- dentro de la población de Ajalpan, donde se divide en dos canales secundarios:

El canal Michinco que atraviesa la parte central de la población de Ajalpan de oeste a este, a unos 1,000 metros del quinto partidor se encuentra el partidor Los Gómez también conocido como partidor Eufracio. Continúa sin revestimiento en el piso en dirección sudeste hasta el partidor Atexcotl a unos 2,000 metros del partidor Los Gómez, hasta llegar a los predios de cultivo ubicados en el paraje conocido como El Cerrito y hasta los últimos terrenos de los usuarios de la sociedad San Isidro, ubicados a unos 3,000 metros del partidor Atexcotl.

El otro canal secundario, situado hacia el sudeste de El Partidor o quinto partidor deriva las aguas para los canales de Coculco-Nonoalco.

Este sistema comunitario de canales ya no recibe agua del río Tehuacán, aunque en el pasado ésta era el agua que circulaba por los canales46 . (Campos pp. 100, 108, 109, 114-115, Henao pp. 34).

LA SOCIEDAD DE AGUAS SAN MIGUEL explota la galería de ese nombre (con un gasto hidráulico de 10.3 lps), el afloramiento de la galería se ubica a la altura de la colonia Las Palmas de la población de Ajalpan, a los 150

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metros del afloramiento hay una estructura revestida para represar las aguas y se represan durante 36 horas y de ahí se conducen 400 metros por un canal sin revestir hasta el canal madre de Ajalpan (Campos pp. 114).

LA SOCIEDAD DE AGUAS DE SAN JUAN EL PROGRESO explota una galería del mismo nombre (con un gasto hidráulico de 28.3 lps; en 1972 un gasto de 7 lps, actualmente aproximadamente 28 lps). Tiene un túnel de aproximadamente 1,800 metros y 24 lumbreras. Se localiza al norte de la población de Ajalpan en terrenos de pequeña propiedad de Ajalpan. El afloramiento se ubica 550 metros al norte de la colonia Las Palmas del poblado de Ajalpan. A unos 150 metros del afloramiento se construyó un almacenamiento rústico; se represan durante 8 horas y la "sueltan" para que durante las 4 horas que restan para completar una acción, la presa se vacíe y el usuario que sigue en el tandeo nuevamente represe durante 8 horas el agua que tiene en usufructo, es decir una acción tiene 12 horas 8 para el llenado y 4 a partir del momento de abrir la presa hasta vaciar el depósito. A partir del depósito el agua se conduce por un canal rústico de 400 metros de longitud en dirección sur que confluye con el canal madre, aguas arriba de El Partidor o quinto partidor (Campos pp. 114, 143, 145).

Mantenimiento de la red de canales y acuerdos de uso

EL CANAL PARTICULAR O PRIVADO DE SAN ISIDRO, la construcción del canal particular de San Isidro se realizó con cuotas de los socios; y se tuvo que negociar con los dueños o usufructuarios de los terrenos e indemnizarlos de acuerdo con la superficie afectada por el canal. A la fecha los miembros de la sociedad realizan cooperaciones y faenas para dar mantenimiento (limpia) al canal particular; y en la medida que las posibilidades económicas de los socios lo permiten, han construido estructuras de distribución del agua como partidores hacia canales secundarios, desarenadores para evitar el

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azolve en el canal principal o apancle madre, en el puente que salva el río Tehuacán construyeron muros de contención para las avenidas que se presentan en tiempos de agua y así proteger la estructura del puente (Campos pp. 122, 123).

En el año de 1968 se inscribió la sociedad de aguas San Isidro, en las solicitudes de apoyo para su revestimiento por parte de la Comisión del Papaloapan, quien otorgó 258,000 pesos equivalentes a 60% del costo de la obra realizada en agosto de 1969 comprendiendo el revestimiento de 7,700 metros de canal y la construcción de un puente canal de 60 metros que salva la barranca de Chalma; el otro 40% del total de la obra fue costeada por los socios (27 en aquel momento) quienes aportaron 174,500 pesos mediante un crédito a 7% de interés anual otorgado por el Banco Agropecuario del Sur S.A. quien tomó como garantía a las 60.50 acciones existentes en aquel momento con un valor de 900,000 pesos (Campos pp. 122).

Esta obra, uno de los pocos beneficios institucionales otorgados a la sociedad, según el decir de los miembros de la sociedad, trajo beneficios en cuanto a las pérdidas de agua que se tenían por infiltración y que significaban casi 50% del volumen total registrado en el afloramiento según la Comisión del Papaloapan, que realizó los estudios de viabilidad de los apoyos solicitados (SRH-Comisión del Papaloapan 1968 citado en Campos pp. 122).

OTROS USUARIOS DEL CANAL PARTICULAR DE SAN ISIDRO. La sociedad de aguas San Marcos para hacer uso del canal particular de San Isidro tiene que pagar la cantidad de 20 pesos por derecho a 12 horas de paso de agua y poder regar terrenos en Ajalpan, ya sea que los terrenos sean de su propiedad o se encuentren a medias con un propietario de tierras de Ajalpan, sin embargo en el caso que el mediero sea socio de San Isidro no se paga el derecho de paso de agua (Campos pp. 108, 113)

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EL CASO DE LA SOCIEDAD DE AGUAS SAN MARCOS, CANALES COMPARTIDOS CON EL EJIDO DE SAN MARCOS Y DERECHOS DE PASO DE AGUAS. Los canales de distribución para regar en la inmediaciones de San Marcos Necoxtla se comparten con el ejido de San Marcos. Los canales de conducción que se localizan en la población pudieron realizarse con recursos de la sociedad, y los permisos para paso de canal por parte de los dueños de los terrenos fue relativamente fácil conseguirlos ya que la mayoría de los ejidatarios de San Marcos Necoxtla en un principio eran socios de la galería y otorgaron a la sociedad el permiso correspondiente. El mantenimiento de los canales de distribución se realiza cada vez que la asamblea de la sociedad de aguas de San Marcos lo acuerde y esto se establece en forma compartida con el ejido de San Marcos Necoxtla, ya que comparten los canales de distribución que van hacia el área de terrenos ejidales.

Dado que un -reducido- número de socios pertenece a los poblados de Altepexi y Ajalpan, o también que producen a medias o rentan su agua con usufructuarios de terrenos de poblaciones aguas abajo como Ajalpan o Altepexi implica que las relaciones de la mesa directiva se amplíen para solicitar derechos de paso de aguas por canales de otras sociedades e incluso de particulares, lo que implica acordar cuotas por el concepto de este derecho de paso o participar en los acuerdos de mantenimiento de canales (por ser socios también de las sociedades a las que pertenecen los canales) (Campos pp. 132, 134, 135).

EL CANAL PARTICULAR DE LA SOCIEDAD DE AGUAS SAN MARCOS, en el año de 1968 la Comisión del Papaloapan participó en la construcción del canal que conduce el agua desde San Marcos Necoxtla hasta el rancho San Marcos, donde confluye el agua con el canal particular de San Isidro (Campos pp. 135).

CANAL COMPARTIDO ENTRE EL EJIDO SAN JUAN AJALPAN, EL EJIDO BUENAVISTA Y EL EJIDO

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TEOPUXCO, tanto el ejido San Juan Ajalpan, como el Buenavista reciben agua de La Meza y El Trapiche, mientras que el ejido Teopuxco recibe agua del manantial La Taza ("aguas de Zavaleta"). Tienen dividido el canal para servicios de limpia y son las mesas directivas de los tres ejidos las que se ponen de acuerdo en cuanto a las fechas en que se van a realizar los trabajos, generalmente cada seis u ocho meses. El ejido Teopuzco es responsable de la limpia del canal desde El Trapiche hasta Mezquite Gordo (2,500 metros), el ejido de San Juan limpia desde Mezquite Gordo hasta El Arco (2,000 metros), y al ejido Buenavista le corresponde la limpia del canal desde El Arco hasta la presa Buenavista (2,000 metros) (Campos pp. 141).

CANALES COMUNITARIOS DE AJALPAN Y LAS SOCIEDADES DE AGUAS. Mientras para los canales privados de las sociedades de aguas es cada sociedad la que organiza el mantenimiento; en el caso de los canales comunitarios de Ajalpan las sociedades que hacen uso de estos canales llegan a acuerdos, que no se encuentran documentados por escrito. Sin embargo existen algunos convenios donde se ha solicitado apoyos al ayuntamiento, quien les ha exigido organización en forma comunitaria en cuanto a las actividades de limpia, esto se ha dado a través de reuniones de los representantes de las galerías que utilizan el canal general comunitario de Ajalpan, aunque no todos los socios hagan uso de éste. Es así que para el mantenimiento del canal general de Ajalpan cada sociedad participa en diferente escala. Los socios de las galerías consideran que el costo de mantenimiento de los canales de distribución debe ser ponderado de acuerdo con el nivel de uso de los canales (Campos pp. 100-101, 115).

Es importante señalar los acuerdos que se tienen a nivel de usuarios de los canales que son compartidos en forma comunitaria, tal es el caso del canal general o apancle madre, el que se tiene distribuido entre las sociedades involucradas en el sistema de riego comunitario para su

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mantenimiento. De tal manera que en los últimos dos años, según datos proporcionados por los informantes, se han reunido las mesas directivas de las sociedades involucradas para distribuir las distancias que en base al uso acostumbrado (considerado por sociedad) le corresponde a cada una, a partir del paraje Carmonaxco y hasta las afueras de la población en cada uno de los canales Michinco, Nonoalco y Coculco, que son los generalmente utilizados, ya que el canal Teopuxco a la fecha se encuentra azolvado y no se ha utilizado en los últimos cinco años (Campos pp. 148).

También se han mantenido relaciones con la presidencia municipal, ya que se ha involucrado a ésta en los acuerdos sostenidos entre las diversas sociedades para la limpia de los apancles y la solución de los problemas de contaminación; a decir los usuarios, después de 10 años de trámites y solicitudes, esta instancia de gobierno les ha apoyado en los últimos dos años, el primero mediante un Programa Especial de Empleo, a través del pago a la mano de obra y la dotación de despensas a los trabajadores o faeneros que participaron en la limpia y desazolve de canales; en el segundo año se destinaron recursos para la elaboración de proyectos municipales para canalizar recursos de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) para que los usuarios los utilizaran para construir parcialmente el repiso de los canales rústicos y mantenerlos desazolvados y limpios (Campos pp. 148).

La limpia del canal general o apancle madre se realiza a través de dos faenas por año, trabajadas o pagadas por cada socio a razón de 30 pesos cada una, la participación de los socios de cada sociedad se da de acuerdo con el volumen de agua que cada uno (cada socio) tiene, y cada sociedad participa con el número de faenas de acuerdo con el "tamaño del agua" considerado por las directivas, es decir al gasto hidráulico de cada aprovechamiento, al

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tiempo de uso del canal derivado del gasto y a la ubicación de las parcelas regadas (Campos pp. 111-112, 116).

Para la limpia del canal general se establecen por sociedad fracciones de participación menestral para el cálculo diario del número de trabajadores participantes en la faena por cada doce horas de "paso de agua", es decir una faena se calcula considerando un peón por cada doce horas de "paso de agua" de acuerdo con el diferente gasto y nivel de uso del canal por cada sociedad (Campos pp. 116).

Marcas de agua (monitoreo), robos de agua, arbitraje y sanciones

Cuando se da el caso de "aguas encimadas, es decir el paso de dos o más aguas por el canal general se hacen "marcas de agua". Cada usuario del agua, de manera independiente, establece los niveles o marcas de agua al momento de descargar al canal madre el agua correspondiente, marcando su propia agua y de las otras aguas que estén pasando. Lo anterior, según los propios usuarios, evita posibles conflictos por robo de agua y les permite calcular el tiempo que tardará su agua dependiendo de cuántas y cuáles aguas estén conduciéndose encimadas (Campos pp. 115-116, ver también Enge y Whiteford pp. 174).

El llevar las aguas encimadas les permite reducir las perdidas por infiltración que pudieran tener, sobre todo para los usuarios de "aguas pequeñas" o con gasto reducido (Campos pp. 116).

Los conflictos que pudieran suscitarse por robos de agua se resuelven en reuniones que se solicitan entre las mesas directivas involucradas en el problema48 (Campos pp. 116).

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Construcción, mantenimiento y trámites de las galerías (relaciones con el Estado de registro)

Este representa un capítulo fascinante de la actuación de la burocracia del Estado. En un foro reciente49 un colega francés, Thierry Ruf, que trabaja sobre organizaciones para la administración de pequeños sistemas de riego en el Ecuador señalaba que en los archivos de documentos de los usuarios cuentan con un altero de documentos dándoles el derecho de agua, y añaden "el último papel" a este muy importante altero; también señaló que uno de los costos de los sistemas de riego es su defensa: los trámites con la burocracia y los juicios.

Retomamos tres de los casos, el de San Miguel que inicia su operación en 1943 (pp. 150, 151,153, 154) es semejante; el caso del ejido de San Juan Ajalpan o Agua del Pueblo lo tratamos aparte.

SOCIEDAD EXPLOTADORA Y DISTRIBUIDORA DE AGUAS SAN ISIDRO S.C. En el año de 1943 un grupo de 11 personas interesadas en excavar y construir la galería a partir de un predio donde habían localizado un paso de agua subterránea, iniciaron los trámites ante el Departamento de Fomento, Agricultura, Comunicaciones, Economía y Trabajo de la Secretaría General de Gobierno del estado de Puebla para que se les concediera autorización para efectuar obras de exploración subterránea para aflorar aguas y aprovecharlas en servicios de regadíos para terrenos, según plano presentado por los peticionarios para la construcción de una galería filtrante de 4,800 metros y con 48 lumbreras. Esta solicitud fue contestada en enero de 1944 autorizando a la sociedad para efectuar los trabajos de exploración y afloramiento de aguas para aprovecharlas en usos de regadío únicamente" según se estableció en el periódico oficial del Gobierno del Estado (Campos pp. 119).

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La escritura pública de constitución ante notario público se obtuvo en septiembre de 1944 con un capital social de 5,000 pesos, dividido en 60 acciones de doce horas de uso y aprovechamiento del agua. En abril de 1975 se realizó un "contrato de reformas, adiciones y nueva estructura legal de la sociedad" en la misma notaría pública de la primera escritura, previo permiso de la Secretaría de Relaciones Exteriores expedido en enero de 1975, en esta nueva escritura, después de haber analizado los estados de cuentas y gastos de la sociedad, se elevó el capital social a 840,000 dividido en 70 acciones (Campos pp. 119-120, 123).

En enero de 1987 se registra en el Distrito de Desarrollo Rural 08 Tehuacán como unidad de riego (registrada como URDERAL). Según los miembros de la sociedad este registro se realizó con la idea de resolver su situación legal respecto al aprovechamiento de aguas nacionales. Este registro, al decir de los socios, ha limitado los trabajos de mantenimiento de la galería por carecer del título de concesión. Han actualizado del expediente de la unidad de riego, los técnicos SAGAR han realizado aforos para actualizar la información estadística de la SAGAR respecto a la unidad de riego (Campos pp. 123, 139).

Inicio del trámite de titulación -título de concesión de derechos de agua que la Ley de Aguas Nacionales les otorga para ser reconocidos como sociedad de usuarios, con el Programa de Regulación de Obras Hidráulicas que inició en octubre de 1995 (Campos pp. 130).

SOCIEDAD DE AGUAS LÁZARO CÁRDENAS (SAN MARCOS). En el caso de San Marcos un socio concentra 46.7% del agua (Campos pp. 133), el Sr. Barbosa jugó un papel fundamental en las negociaciones para iniciar la construcción (Campos pp. 132). En el valle de Tehuacán el general Francisco J. Barbosa jugó un papel importante durante la Revolución y reforma agraria (Henao pp. 138-139) En 1925 el general Barbosa fue asesinado; el grupo barbosista, sin embargo, se consolidó en manos del hijo

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del jefe revolucionario, inaugurando un caciquismo que se prolongó a lo largo de 50 años (Henao pp. 139-140). La galería San Marcos fue construida en 1923 por el general Barbosa en terrenos de San Marcos Necoxtla y con trabajo gratuito de sus habitantes. El agua fue llevada a Ajalpan para el riego de los terrenos del general y de su familia (Henao pp. 204).

Con una versión ligeramente distinta, pero también reconocimiento del rol fundamental de Barbosa, Campos relata que en 1938 un grupo de pequeños propietarios se asociaron para recuperar unas tierras de las que habían sido despojados por el hacendado Salvador de la Fuente. Posteriormente, solicitaron a la Presidencia de la República se les concediera permiso para la excavación de una galería filtrante para aprovechamiento de aguas en actividades agrícolas. El permiso fue concedido por el entonces Presidente de la República General Lázaro Cárdenas y se iniciaron los trabajos. Se tuvieron problemas con el poblado de Santa María Coapa, debido a que este poblado argumentó que las lumbreras y los túneles (El Progreso y Lázaro Cárdenas) estaban construidos en terrenos de esa población. Se determinó, sin embargo, que los pozos perforados en terrenos aledaños al camino de herradura San Marcos-Zapotitlán estaban sobre terrenos federales (Campos pp. 131).

La sociedad Lázaro Cárdenas Necoxtla (San Marcos) está constituida como sociedad civil, con una participación que al momento conforman 36 personas, al respecto no se tienen más datos debido al hermetismo de los miembros de la mesa directiva (Campos pp. 132).

En SAGAR está registrado el aprovechamiento como galería filtrante construida con recursos propios y una capacidad de 40 lps, sin embargo, de acuerdo con la información de usuarios que rentan esta agua y observaciones directas en campo, se puede asegurar que tiene un gasto aproximado de 90 lps (Campos pp. 132).

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En cuanto al título de concesión de derechos de agua, esta sociedad carece del documento y el hecho de no tramitar el título de concesión, según los entrevistados al respecto, es por el temor de que las instancias normativas les quiten el agua, debido a que la concesión sólo se otorga por un período definido y transcurrido éste, como en otros tiempos lo fueron algunas sociedades de la región, y/o afectados en cuanto a que se les pueda restringir el uso del agua para destinarla a otros interesados y para otros usos (Campos pp. 132-133).

El mantenimiento al túnel de la galería no lo han realizado en los últimos 5 años, ya que los han solicitado a la CNA y ésta no lo ha permitido por falta de título de concesión, argumentando, según los socios, que puede incrementarse el gasto autorizado y esto no está permitido. Según los socios ellos solicitaron a las instancias normativas y éstas restringieron los trabajos, lo que haría falta es que se otorguen los permisos necesarios y suficientes en tiempo (debido a que se requieren más de 90 días para efectuar los trabajos de desazolve en una galería). Al respecto según un funcionario de la CNA entrevistado, esto se permite siempre que la organización de riego tenga título de concesión (Campos pp. 134, 135, 136).

Están en espera del título de concesión de derechos de aguas, misma que tramitaron directamente con la CNA, sin la mediación que hasta 1994 había mantenido la SAGAR a través de URDERAL; con esta última se están iniciando relaciones para participar en el programa Alianza para el Campo. A decir de los usuarios de la sociedad, las instituciones no los habían tomado en cuenta anteriormente por carecer del título de concesión de derechos de agua o bien por no estar reconocidos como URDERAL (Campos pp. 148-149).

Tal parece que ante la posibilidad de incrementar el caudal del agua, se pretenden realizar trabajos de mantenimiento del túnel de la galería, sin embargo y a

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pesar de que esto ya había sido aprobado por la instancia que en su momento era la responsable de la administración y permisos para el aprovechamiento de los recursos, actualmente se ha condicionado tanto el mantenimiento de la infraestructura construida, como la ampliación de la misma; de acuerdo con lo mencionado por los informantes, uno de los problemas más fuertes por el que atraviesan tanto esta sociedad como en las otras, es la participación limitativa y prohibitiva de las instituciones tales como la propia CNA, que tarda en otorgar los títulos de concesión y con ello retrasa también los permisos de mantenimiento de las galerías para conservar el caudal de agua; otra circunstancia que se presenta como limitativa por parte de las instituciones es, a decir de los usuarios, que estos permisos son otorgados por un tiempo que no corresponde a las necesidades operativas de los trabajos a realizar; es decir los permisos se conceden por un cierto número de días, durante los cuales no se llega realizar el trabajo necesario, éste queda sin terminar ante la amenaza de clausurar el aprovechamiento y obviamente los efectos se nulifican provocando gastos inútiles (Campos pp. 149).

SOCIEDAD DE AGUAS SAN JUAN EL PROGRESO. El 7 de diciembre de 1966, un grupo de personas se acercaron al dueño de una hacienda de la región, el general Donato Bravo Izquierdo, para que a través de su intervención se realizara la gestión de permiso ante el gobierno del estado de Puebla, para la excavación de una galería filtrante en los terrenos de la pequeña propiedad del pueblo de Ajalpan. Después de realizados los trámites correspondientes y las cooperaciones por parte de los socios, se dieron a la tarea de contratar a un "varista" para determinar el sitio en que habría que excavar hasta encontrar el paso de agua; en febrero de 1968 se iniciaron los trabajos de excavación de la galería filtrante para los cual se contrataron también a unos poceros del pueblo de Chilac. No está documentado cuántas personas iniciaron la organización, ya que se constituyeron como sociedad

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hasta el año de 1976. Según los informantes entrevistados durante el tiempo que se mantuvieron sin suscribir la sociedad como figura asociativa legal, se organizaron y en reuniones quedaron de acuerdo en los trabajos y cooperaciones para efecto del trabajo de construcción de la galería.

En 1975 solicitaron y obtuvieron de la Secretaria de Relaciones Exteriores la autorización para constituirse como sociedad civil; en febrero de 1976 se asocian legalmente ante notario público 43 socios con un capital social de 500,000 pesos. Actualmente se realizan trámites para la obtención de apoyos económicos para el revestimiento de la presa, mediante el apoyo municipal y con recursos federales y estatales, a través del Programa de Secas.

Aunque el permiso otorgado a la sociedad por la Secretaría de Gobernación en el año 1968 ampara la construcción de la obra para la extracción de agua para las actividades agrícolas, a la fecha y por los cambios a la normatividad hidráulica que se han establecido para el otorgamiento de concesiones de uso y aprovechamiento del agua, la organización mantiene relación con la CNA para el trámite de la titulación de derechos de agua a partir de la puesta en marcha del Programa de Regulación de Obras Hidráulicas en octubre de 1995.

Las limpias del túnel y canales se realizan dos veces por año. Un peón por acción por día (Campos pp. 142, 143, 144, 147).

El caso de las aguas de La Meza y El Trapiche

La lucha por el agua de La Meza y el Trapiche en el siglo XX, se da por el control de la administración de las aguas al interior del pueblo de Ajalpan. El relato tiene interés por ofrecer un caso que pone de relieve la violencia que puede generar el control de la administración del agua; el caso también marca cómo se modifican las formas de organización local, las sociedades de aguas, ante la

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legislación nacional sobre formas de organización, que no tocó a las galerías por ser aguas subterráneas y hasta la Ley Federal de Aguas de 1972 considerado su alumbramiento como "privado" -aunque el caso de Ajalpan puede ser atípico.

Dos facciones revolucionarias barbosistas (encabezados por el general Francisco J. Barbosa) y coellistas (general Tiburcio Coello, de Huautla) tenían concepciones distintas respecto a la reforma agraria. Los coellistas pedían la expropiación de aguas y tierras de las haciendas y anteponían al reparto de tierras el del agua. Con ellos se fundó en Ajalpan la primera Sociedad Explotadora de Aguas, para recuperar el control comunal de las aguas. Se negaron a pagar las cuotas que el ayuntamiento cobraba por las aguas y formaron su propia organización de reparto y cobros del líquido. Los barbosistas por su parte, quisieron que la reforma agraria se hiciera por medio del ayuntamiento local, lo que les permitía determinar su forma. En 1925 el general Barbosa fue asesinado. Los enemigos fueron violentamente perseguidos y asesinados y muchos huyeron. Un grupo regreso al pueblo de Ajalpan en donde tuvo que someterse al caciquismo local, aunque continuó con sus intentos por recuperar las aguas comunales, bajo la forma de Sociedad Explotadora de Aguas. Otro estallido violento se dio en marzo de 1927, cuando vino al pueblo un visitador, el licenciado Antonio Castillo Merino, con el objeto de ver si las reclamaciones que sobre el agua hacían los indígenas correspondían a un reclamo mayoritario o si por el contrario el ayuntamiento tenía la razón. En la reunión participaron principalmente los líderes e indígenas adictos al coellismo y que querían el control de las aguas por parte de la clase indígena. Apenas comenzada la reunión, el comandante de policía, el alcalde, el asistente personal del cacique y más de 15 hombres empezaron a disparar sobre el grupo a través de las paredes de carrizo de la casa en que se reunían. Los indígenas que se habían reunido, llevaban también sus armas y al ver que caía muerto el licenciado Castillo

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Merino respondieron a la refriega de la cual resultaron muertos el comandante y dos indígenas más.

La Sociedad Explotadora de Aguas no logró recuperar las aguas comunales (Henao pp. 138, 139,140, 141).

En el año de 1934 se reorganiza la Sociedad Explotadora de Aguas, con el fin de apoderarse de las aguas comunales La Meza El Trapiche, Apehualitias, Atiotlaquias y Oraciones, formada por un grupo de agraristas que estaban haciendo solicitud para dotación de tierras. Sus enfrentamientos con el ayuntamiento tuvieron iguales características de las luchas anteriores. Sin embargo en este momento se dio un paso adelante, porque no sólo se trataba de apoderarse de las aguas comunales, sino que la sociedad comenzó a hacer obras de perforación de pozos, es decir una galería filtrante por el sitio de Calcahualco. Una de las galerías que hicieron la pasaron por debajo de los manantiales de las aguas comunales y de esa forma lograron captar gran parte de las aguas del pueblo.

La sociedad en un momento de debilidad del ayuntamiento, logró apoderarse finalmente de todas las aguas comunales. Montaron una interesante organización formada por tres sociedades para la exploración y distribución de aguas. Esta organización comprendía las siguientes sociedades:

1) Sociedad explotadora y distribuidora de aguas San Cristóbal. Fundada en 1937. Tenía un consejo administrativo y su propio aguador, desconociendo al aguador o juez de aguas del ayuntamiento. Tenía 44 socios, los cuales se repartían 720 horas de agua.

2) Sociedad explotadora y distribuidora de aguas San Pedro. Formada por una directiva y el grupo de usuarios. En total 54, con acceso desigual al agua.

3) Sociedad explotadora y distribuidora de aguas La Meza, El Trapiche, Apehualitias y Atiotlaquias. Fundada en 1938, cuando se apoderaron de las aguas del

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ayuntamiento. Esta sociedad tenía una mesa directiva que representaba a cinco grupos de usuarios:

a) Usuarios de las aguas comunales Apehualitias. 50 usuarios con acceso desigual.

b) Usuarios de las aguas comunales Atiotlaquias. 46 usuarios, con acceso desigual.

c) Usuarios de las aguas comunales Oraciones. 36 usuarios, con acceso desigual.

d) Usuarios de las aguas comunales La Meza. 37 usuarios, con acceso desigual.

e) Usuarios de las aguas comunales El Trapiche. 31 usuarios, con acceso desigual.

Las primeras dos sociedades de aguas por ser de galería, repartían sus aguas de acuerdo con el criterio de acciones aportadas. Los cinco grupo de usuarios que formaban la sociedad de aguas comunales, nos revelan la cantidad de gente que estaba aprovechando tales aguas, dado que se trataba de un cambio de administración y no de una nueva redistribución de las mismas. Eran en total 200 usuarios.

Uno de los rasgos importantes de esta nueva organización de aguas, radica en que empieza a trabajar de una manera coordinada y a formar una especie de asociación de Sociedades de Aguas, en la cual las tres sociedades actuaban de manera coordinada y tomaban conjuntamente sus decisiones.

Parte de la novedad consiste en la combinación de elementos de las sociedades civiles de aguas y elementos de la organización comunitaria tradicional (?)50 .

Sin embargo en 1933 las aguas del río Tehuacán son declaradas federales. Las aguas comunales pasan a estar sujetas a la federación y las posteriores aplicaciones de la ley en la región vinieron a quitar de las manos de estas sociedades tales aguas. Así en 1941 un visitador de la

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administración del gobierno del Estado suspendió a la sociedad San Pedro por ser considerada como ilegal por el ayuntamiento local. Finalmente en el reparto agrario se distribuyen estas aguas entre los ejidos y el agua potable de la población. La sociedad explotadora de aguas fue disuelta y con sus aguas y usuarios se creó el ejido de San Juan Ajalpan (Henao pp. 142-145).

Dotación de tierra y agua a Ajalpan

SAN JOSÉ BUENAVISTA. En 1939 se ejecutó la posesión definitiva de tierras, y en 1946 la posesión parcial definitiva de aguas, tomando de las aguas de Zavaleta de la misma hacienda de Buenavista, y en 1953 se les dio posesión complementaria de aguas tomándolas de las aguas comunales de Ajalpan: La Meza y El Trapiche. (Henao pp. 145-146).

SAN JUAN AJALPAN. Para formar el ejido de San Juan Ajalpan, se juntaron dirigentes campesinos de las facciones políticas: los líderes de los barbosistas y los integrantes de la segunda sociedad Explotadora de Aguas; los primeros porque habían logrado controlar el reparto y los segundos porque tenían en su posesión las aguas. Esto hizo que desde el momento de su nacimiento el liderazgo ejidal estuviera corrompido, ... unos lograron una distribución desigual de tierras y aguas (Henao pp. 142, 147). También Campos señala "a decir de los propios ejidatarios, no pudieron terminar con la corrupción de los líderes que influidos por los caciques y representantes políticos, realizaron junto con los ingenieros encargados de la repartición ejidal, una distribución desigual de tierras y aguas..." (Campos pp. 137).

En 1939 se concedió la primera dotación parcial definitiva, y la definitiva en 1945. Se les quiso dotar con aguas de la hacienda de Buenavista, pero no se pudo. En 1953 se les dotó de agua, tomando las aguas de la sociedad explotadora, estas aguas reunidas bajo el nombre genérico de La Meza y El Trapiche, y se repartió

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entre el ejido de San Juan Ajalpan, el ejido de Buenavista y al pueblo de Ajalpan para ser usada como agua potable (Henao pp. 147-148).

El ejido de San Juan Ajalpan desde 1939, como ejido dotado de 100 hectáreas tierras de riego debía recibir agua, sin embargo no pudo utilizarse dado que supuestamente el agua era para uso doméstico del pueblo, es hasta 1943 cuando por resolución presidencial se les restituyó el agua que se les había despojado al ejido con los manantiales La Mesa y El Trapiche. (Campos pp. 136).

En 1953 los ejidatarios mediante cooperaciones iniciaron la construcción de la galería filtrante San Pedro, que a la fecha tiene 450 metros de longitud con 13 de las 15 lumbreras proyectadas. Inició su operación en 1954 (Campos pp. 137).

Según los ejidatarios, el ejido ya estaba formado y constituido y el hecho de recuperar agua despojada y la posibilidad de obtener más agua con la construcción de la galería consolidó más la organización (Campos pp. 137).

TEOPUXCO. En 1939 se les dota por resolución presidencial. En 1947 se les dio posesión de las aguas, no les pudo dotar con las aguas de Zavaleta y Axelole, y se les dota con las aguas de La Meza y El Trapiche (Henao pp. 148-149).

Las aguas de la Meza y el Trapiche ¿qué riegan?

Según Henao, las aguas de la sociedad explotadora, reunidas bajo el nombre genérico de aguas de La Meza y El Trapiche tenían un caudal de 117.9 lps repartidas entre el ejido San Juan Ajalpan (55.61%), el ejido Buenavista (16.83%) y al pueblo de Ajalpan para ser usado como agua potable del pueblo (27.56%) (Henao pp. 148 y 196).

Según Campos, entre La Meza y El Trapiche y la galería San Pedro se reúne un gasto de 118 lps (galería San

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Pedro 15.3 lps; manantial La Meza 31.1 lps, manantial El Trapiche 71.6 lps). El tandeo de agua, según los ejidatarios de San Juan Ajalpan, es de apenas unos 69 lps y los 138 ejidatarios del ejido de Ajalpan no aprovechan las 720 horas mensuales, ya que el tandeo de agua está repartido con el ejido Buenavista, el cual toma el agua a las 7 horas de los días lunes y la devuelve los días martes a las 22 horas (Campos pp. 138).

Avance de trámites ante el Estado del ejido San Juan Ajalpan

En marzo de 1994 recibieron su constancia de registro ante la CNA, aunque sólo para los manantiales; en 1995 se iniciaron trámites para registrarse como URDERAL y quedan constituidos como tales en enero de 1996 e inician los trámites correspondientes ante la CNA para la obtención del título de concesión de derechos de agua considerando los 3 aprovechamientos. (Campos pp. 137-138).

Conclusiones

El caso del valle de Tehuacán es un excelente ejemplo del conflicto y violencia que puede haber por el control del agua, pero también de la intensa cooperación que genera la administración, mantenimiento, rehabilitación y construcción de sistemas de riego. Es, de hecho, un excelente ejemplo de la capacidad de cooperación y de organización de regantes: entre individuos de una asociación y también entre asociaciones para administración, mantenimiento, rehabilitación y construcción de sistemas de riego.

Es un excelente ejemplo de la capacidad de los campesinos de "apropiarse" de tecnología, como el caso de la construcción de galerías filtrantes.

Es un caso donde existe mercado de aguas, es decir donde la propiedad del agua y de la tierra no van juntas, situación que no parece ser muy común a nivel mundial, y

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particularmente llevada al extremo de ausencia de un área de comando estable; situación dada, no sólo por el o los mercados de aguas, sino también por una base material consistente en una multitud de fuentes de agua y una intrincada red de canales.

Notas

* Ensayo centrado en la investigación de Fortino Gabriel Campos González 1997 La actividad agrícola en sistemas de pequeña irrigación con galerías filtrantes en la cañada poblana, México. Maestría en Ciencias Estrategias para el Desarrollo Agrícola Regional, Campus Puebla, Colegio de Postgraduados. Esta investigación fue asesorada por Néstor Estrella y Francisco Escobedo del Campus Puebla, Colegio de Postgraduados. El texto de Campos está complementado con otros dos textos, el de Henao 1980 Tehuacán. Campesinado e irrigación; y el de Enge y Whiteford (con la participación de Henao) 1989 The keepers of water and earth. mexican rural social organization and irrigation. La investigación de Henao y Whiteford se realizó por 1975 en el contexto de un equipo de investigación dirigido por Scott Whiteford (la investigación fue financiada por el CIS-INAH, ahora CIESAS); Enge realizó su investigación en el valle de Tehuacán en 1970 con visitas posteriores.

1 Henao 1980, Enge y Whiteford 1989.

2 Campos incluye Chapulco, Nicolás Bravo, San Antonio Cañada, Caltepec, pero no incluye, Tlacotepec de Juárez, Tepanco de López y sólo menciona parte alta Ajalpan y Coxcatlán como parte Sierra Negra (pp. 24 y 26 y tablas pp. 225- 234).

3 Campos (pp. 81) parece reportar precipitaciones más altas; señala variaciones en el clima del valle entre semiseco templado BS1kw(w), seco semicálido BS0hw(w), seco cálido BS0(h')hw(w), semicálido semiseco BS1hw(w) y, subiendo de altitud, hacia las sierras circundantes templado subhúmedo C(w2)(w) y templado húmedo

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C(m)(w) todos con lluvias en verano; e indica precipitaciones con una media anual de menos de 450 y entre 400 y 600 mm. Enge y Whiteford (pp. 25, ver también 20 y 22) también señalan la variación en precipitación, e indican que en el centro del valle, la parte más árida, son comunes precipitaciones anuales de 250 a 450 mm. Los datos de la estación meteorológica de Altepexi según SRH-Comisión del Papaloapan 1975 son por año desde 1955 hasta 1975: 588.7, 310.9, 290.4, 614.1, 544.5, 345.0, 437.5, 287.0, 247.0, 399.0, 243.0, 480.0, 347.2, 380.3, 463.0, 369.0, 233.5, 257.0, 442.5, s.d, 514.6, 389.7 (Enge y Whiteford pp. 26).

4 Flannery 1967 pp. 132 citado en Enge y Whiteford pp. 27.

5 Zaldívar 1998

6 "Las aguas subterráneas del valle de Tehuacán, ... son muy abundantes y su nivel freático se estima entre los 50 y 90 metros." (Campos pp. 23).

7 Un excelente tratamiento de la lucha por el agua entre comunidades y haciendas en el valle de Tehuacán: Henao 1980.

8 Henao trabajó en los Archivos municipales de Ajalpan (que incluye los documentos del municipio de Altepexi), Archivo de la parroquia de Ajalpan, de la parroquia de Altepexi, Archivo municipal de Chilac, Archivo General de la Nación, Archivo de la Reforma Agraria, Archivo de la hacienda de Buenavista, Archivo del Sindicato de la hacienda, Archivos de las Sociedades de Aguas (Henao 1980 pp. 9-10).

9 Woodbury y Neely 1972 pp. 130-131 citado en Henao 1980 pp. 60.

10 "... que es el de San Andrés o La Taza" (Henao pp. 60, ver también pp. 59).

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11 Probablemente este nombre se debe al canal del mismo nombre y "aguas de Zavaleta" son aquellas que vienen por el canal de ese nombre. Campos (pp. 113) indica que sobre el canal particular de San Isidro hay un partidor La Virgen que permite desviar las aguas por el canal Zavaleta al ejido Teopuxco; otras menciones de "aguas de Zavaleta" se refieren a la indicación de que Ajalpan arrendó estas aguas durante 200 años, hasta que se las apropió, en 1841, la hacienda Buenavista; a la dotación (en 1946) para el ejido Buenavista; a la dotación (1947) para el ejido Teopuxco (Henao pp. 112, 151, 146). Son territorialmente colindantes el ejido San Juan Ajalpan, el ejido Teopuxco y el ejido Buenavista.

12 En el caso de las aguas de Axelole, al igual que el caso de las aguas de Zavaleta, la referencia también podría ser a un canal, en este caso del manantial de La Taza hacia Altepexi. Las referencias a las aguas de Axelole y su vínculo con el poblado de Altepexi, se encuentran en las siguientes dos citas "Al ejido de San José Buenavista... se les otorgó posesión parcial definitiva ... de las aguas de Zavaleta de la misma hacienda [de Buenavista] dado que cuando se les quiso entregar parte del agua de Axelole la gente de Altepexi se hizo presente y armó un gran tumulto que impidió la entrega de estas aguas." (Henao pp. 145 y 146). "Al Ejido Teopuxco... se les dio posesión de las aguas. Para ello se debía tomar parte de las aguas de Zavaleta y el Axelole. Las organizaciones y gente de Altepexi se opusieron violentamente a entregar sus aguas de Axelole." (Henao pp. 148 y 149). Actualmente estos ejidos reciben aguas de Zavaleta (ver nota anterior); lo cual podría indicar que las aguas de Axelole son de otro manantial, pero Altepexi aparece como uno de los beneficiarios del manantial La Taza.

13 Sobre equivalencia de surcos a litros por segundo ver Cuadro Equivalencias de medidas de agua en esta Antología.

14 Ver nota anterior.

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El valle de Tehuacán 325

15 Lo que riega, o debiera regar La Taza según Henao; Enge y Whiteford; y Campos no coincide exactamente. Según Enge y Whiteford la mitad del flujo a San José Miahuatlán y Chilac [25% o 62.4 lps respectivamente del flujo del manantial]; la otra mitad a Altepexi y Ajalpan. El agua para Altepexi y Ajalpan dividida entre tres ejidos, dos en Ajalpan (San José Buenavista y Teopuxco) y uno en Altepexi. Una división en tercias dio a cada uno 41.6 lps [50% del flujo del manantial dividido en tercias, cada una de 41.6 lps]. Sin contar la cantidad para usos domésticos (Enge y Whiteford pp. 102). Por otra parte Enge y Whiteford no son consistentes, en otra parte indican que las aguas del manantial La Taza (Texcali) se divide en partes iguales entre las comunidades de San Gabriel Chilac y Altepexi (Enge y Whiteford pp. 30 y más abajo indican que se distribuye agua a los ejidos de Altepexi, Ajalpan y Chilac (Enge y Whiteford pp. 31). La confusión aumenta al hablar de municipios (como parece ser la referencia a San José Miahuatlán, son pueblos del municipio de San José Miahuatlán, pero no es el pueblo de San José Miahuatlán). Por otra parte, según lo reportado por Campos (ver Anexo), La Taza riega Altepexi y Chilac para cada poblado o para los dos (?) un aforo de 140 litros por segundo. Comparación entre autores del reparto La Taza

Enge y Whiteford Henao

41.6 lps un tercio del 50% del flujo total del manantial al ejido de Altepexi

a) el fundo legal, pequeña propiedad, ejido y usos públicos del pueblo de Altepexi

(b) proporcionaba fuerza hidráulica a la fabrica de hilados y tejidos San Juan N. Xaltepec en Altepexiª

25% del flujo total a Chilac [62.4 lps] (c) terrenos del pueblo, ejido y usos públicos y domésticos de San Gabriel Chilac

[no está mencionado] (d) Tierras y ejidos del pueblo Pantzingo de Morelos

41.6 lps un tercio del 50% del flujo total del manantial al ejido de San José Buenavista 41.6 lps un tercio del 50% del flujo total del manantial al ejido de Teopuxco

(e) ejidos de San José Buenavista y Teopuxco del pueblo de Ajalpan

25% del flujo total a San José (f) usos públicos y domésticos de los

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Miahuatlán [62.4 lps] pueblos de San Mateo Tlacoxcalco y San Pedro Tetitlán del municipio de San José Miahuatlán

[Total flujo 249.6 lps], sin contar la cantidad para usos domésticos

Aforo abril 1971 335 lps (Henao pp. 196)

ª nota La instalación de la fábrica de hilados y tejidos San Juan Nepomuceno Xaltepec en Altepexi data de 1899, se rentaron las aguas de la hacienda San Francisco y parte de las aguas de la hacienda San Lorenzo para proporcionar el potencial hidráulico a la fábrica (Henao pp. 121).

16 En Henao reportado como galería, en Campos reportado como galería; no obstante podría ser un manantial al que se le hizo luego galería, tal y como Henao describe parece ser frecuente la construcción de galerías donde se secaron manantiales (Henao pp. 192, 249), o la misma obra de la galería secaba el manantial (Henao pp. 202). Campos reporta Chilac-Tlacoxcalco-Tetitlán como galería filtrante del municipio de Chilac (ver Anexo), y aún más contundente indica que la sociedad de aguas San Marcos tiene conflictos con la sociedad Chilac-Tlacoxcalco-Tetitlán por el hecho de que, según los informantes, esta última frecuentemente realiza trabajos de limpia de esa galería para mantener su nivel de aforo, mientras que ellos, por solicitarlo a las instancias normativas y éstas restringen los trabajos, su galería ha visto reducir cada vez más el gasto que hasta hace unos años tenía (Campos pp. 135).

17 Campos reporta un manantial Atzompa en el municipio de Coxcatlán (ver Anexo).

18 Enge y Whiteford (pp. 30) indican que el manantial Atzompa pertenece al Altepexi; puede ser una errata de texto (?).

19 Dice 1719, pero es una errata, ver más abajo.

20 En el texto de Campos la versión de los ejidatarios es de "recuperación del agua despojada" (pp. 136 y 137) dando la impresión de que alguna hacienda se había posesionado del agua; pero en la versión de Henao, que trabajó con información de archivo, el problema fue por el control de la administración del agua al interior mismo de Ajalpan.

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Los ejidatarios parecieron ver con malos ojos el supuesto aprovechamiento de parte de las aguas para uso doméstico del pueblo (Campos pp. 136).

21 Posiblemente también para el ejido Teopuxco del pueblo de Ajalpan (Henao pp. 149).

22 La sugerencia de Henao es retomada por Campos (pp. 25) y por Enge y Whiteford (pp. 108).

23 El ensayo de Eling y Sánchez sobre cajas de agua en esta Antología tiene una excelente descripción.

24 Wilken 1979: 19-20 citado en Enge y Whiteford pp. 31-32.

25 Según Wilken este sistema de reparto o asignación es único, sin embargo si esta técnica hidráulica tiene una amplia distribución en México, como parece tenerla (ver nota anterior) y donde, por el momento, desconocemos las formas de organización y asignación del agua es posible que no sea "único".

26 Wilken 1990, Rousel 1942, Sherbondy 1982; otros autores señalan su centro de origen en Persia Goblot 1979 y su difusión por el Viejo Mundo y a América Latina English 1968 (citados en Enge y Whiteford pp. 36-38 y Campos pp. 93-94).

27 Son curiosas estas dos menciones de Henao de substitución de especialistas locales por ingenieros de Recursos Hidráulicos, 20 años después de la investigación de Henao, otro investigador -Campos- no reporta que la gente recurra a Ingenieros; y puede deberse a lo que comenta Campos (pp. 100) la Comisión del Papaloapan a fines de la década de 1960 aportó en la región cantidades considerables de recursos para la construcción y rehabilitación de canales de conducción, puentes y otras obras de infraestructura de riego.

28 Lo que no es cierto, la galería tiene un costo continuo de mantenimiento, aunque posiblemente es un costo que

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puede ser "no monetario", en el sentido de invertir faenas (trabajo) y no dinero constante y sonante.

29 Puede ser interesante contrastar esta preferencia de los campesinos de Tehuacán, con campesinos de otras regiones de Puebla que adoptaron con entusiasmo los pozos profundos (González Luna 1994).

30 La información de unos y otros no se puede utilizar para ver crecimiento uso pozos dado que definen de manera distinta las dimensiones del valle de Tehuacán.

31 Hasta esa fecha la única forma en que el Estado podía intervenir era declarando una veda (Tamayo 1958: 70, Tamayo 1964: 75-76), Arreguín 1998: 90), Palerm Viqueira et al. 1999.

32 Expresión usual en todos los antecedentes de dotación de agua. El agua de los manantiales sí fue sujeta del reparto agrario, no así -al parecer- el agua de las galerías (aunque en el caso de las aguas de La Meza y el Trapiche que incorpora agua de galería no está claro). La concesión no impedía, en siglos pasados, la renta y venta de agua (tal es el caso del valle de Tehuacán y lo que reporta Martín Sánchez a partir de su investigación en curso sobre la cuenca del Laja), aunque al parecer la legislación a partir de la Revolución y hasta el reciente cambio de la Ley Federal de Aguas sí ponía impedimentos.

33 Hay algunas casos en que la dotación se dio en lps (ver J. G. Rodríguez Meza 1998), pero más ¿usualmente? en tierra de riego (Tamayo 1958: 1). Ahora bien no siempre la tierra que se "entregó" estaba regada, hubo que hacer nuevos canales para llevar el agua (ver Salcedo Baca 1999).

34 La investigación de Henao recupera historia de la administración a nivel de comunidad, pero no de una administración más amplia (si es que la hubo) por ejemplo "El uso y distribución de las aguas de los manantiales de

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El valle de Tehuacán 329

la región dio forma a una organización comunitaria político religiosa" (Henao pp. 21).

35 Las sociedades de agua de manantial son particularmente importantes en San José Miahuatlán, donde los tres manantiales más importantes Atzompa, Cozahuatl y Coyoatl son propiedad de sociedades. (Enge y Whiteford pp. 30, 107,108, Henao pp. 249). En este siglo, antes del reparto agrario, el pueblo de San José Miahuatlán le había estado comprando el agua a la hacienda Venta Negra; en 1936 por decreto presidencial se le dota a Chilac con parte del agua del manantial Atzompa; pero en diciembre de ese mismo año San José Miahuatlán toma el canal de riego y los partidores que enviaban agua a la distintas comunidades. En 1945 se forma una sociedad de aguas en San José Miahuatlán compra derechos a 12 días de agua de la hacienda Venta Negra. El ejido de Chilac se queda con 11 días y 16 horas al mes de San Agustín del manantial Atzompa equivalente a 36.7 lps. En 1954 Atzompa se secó y el ejido de Chilac se quedó sin agua. (Enge y Whiteford pp. 104). En Altepexi una sociedad (llamada Tecpanal) es propietaria de parte del agua que viene del manantial La Taza. (Enge y Whiteford pp. 108, Henao pp. 249). San Marcos Necoxtla perdió sus derechos de agua de unos manantiales, que nacían en la inmediaciones del pueblo, a la Hacienda San Andrés. Los dueños de la hacienda en el reparto agrario vendieron parte (y luego toda pp. 104) de sus derechos de agua a una sociedad de aguas en 1939: Sociedad Chilac-Tlacoxcalco-Tititlán (gente de Chilac y de Altepexi) (Enge y Whiteford pp. 102-103).

36 No dice más al respecto y no tengo claro que implique tener "terrenos con una capacidad de riego de 85 horas 15 minutos" (¿porqué en tiempo y no en volumen?) y si esto pueda referirse a una dotación de aguas o a una reglamento de junta de aguas.

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37 Según Enge y Whiteford (pp. 103, 104) sociedad de manantial formada con gente de Chilac y algunos de Altepexi .

38 Aunque Henao indica que "se les quiso dotar con aguas de la hacienda de Buenavista, dado que las 100 hectáreas tomadas de esta hacienda eran irrigadas. El dueño de la finca no les quiso dar el agua ... Hasta el día de hoy no se ha podido recuperar esta agua. El 3 de marzo de 1953 se [les] dotó de agua ... se tomaron las aguas ... de la Meza y el Trapiche ... (pp. 147-148).

39 Posiblemente también se beneficia el ejido Teopuxco (asimismo ejido de Ajalpan), Henao reporta que en 1947 al ejido Teopuxco se les dio posesión de las aguas, no les pudo dotar con las aguas de Zavaleta y Axelole, y se les dota con las aguas de La Meza y El Trapiche (pp. 148-149).

40 Los datos en el texto no permiten un nuevo análisis.

41 Henao menciona que como resultado de la política colonial de congregación de indios, los pueblos estaban divididos en cuatro barrios, a cada barrio le pertenecía un canal que conducía las aguas que usaban sus miembros; al canal se le denominaba de igual forma como se le conocía al barrio (Henao citado en Campos pp. 107).

42 En Henao (figura pp. 34) aparece como un solo canal Coculco-Nonoalco, aunque en el texto indica que cada barrio tenía su canal (Henao pp. 5).

43 El primer partidor se conoce también como partidor de las seis, por ser allí en donde se inicia el conteo de los tandeos de aguas correspondientes a las acciones, a las 6 horas y a las 18 horas (Campos pp. 113).

44 y posiblemente también el ejido Teopuxco.

45 Que suponemos tiene su propia "sociedad de aguas".

46 Actualmente esta agua corresponde al ejido San Juan Ajalpan y al ejido Buenavista [y posiblemente al ejido

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Teopuxco], ambos del pueblo de Ajalpan y el agua puede llegar a los canales comunitarios.

47 En la región se manejan los términos "una agua", "dos aguas", etc. cuando en un canal pasan al mismo tiempo el agua de uno, dos... aprovechamientos. También puede definirse de esa manera a la posesión de derechos de agua, estableciendo como "un agua" a 12 horas continuas de riego; así se pueden encontrar poseedores o usuarios de "media agua", un agua", dos aguas" (Campos pp. 112).

48 Curiosamente Campos no menciona al juez de aguas o aguador que parece existir en Ajalpan según Enge y Whiteford (pp. 176).

49 Taller Internacional Transiciones en materia de tenencia de la tierra y cambio social. Instituciones, organizaciones e innovaciones en torno a los recursos naturales, tierra, agua y bosques, organizado por CIESAS y IRD (Institut de recherche pour le développement) con sede en la Casa Chata, México (9-11 de marzo de 1999). 50 Elementos que no especifica.

Referencias

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Cuadro 1: Zona de influencia de algunos manantiales y galerías Fuentes de agua _______________ comunidades

La Taza “A” “B” Atzompa Cozahuatl Coyoatl Tochotl Ciénega La Meza y El Trapiche

Galería Hermanos Aldama

Galería La Purísima

Ajalpan XXX XXX XXX XXX Ejido Teopuxco de Ajalpan

XXX XXX

Ejido San José de Buenavista de Ajalpan

XXX XXX

Ejido San Juan Ajalpan de Ajalpan

XXX

Altepexi XXX XXX XXX XXX Chilac XXX XXX XXX XXX San Marcos Necoxtla XXX XXX XXX Pantzingo XXX XXX San Mateo Tlacoxcalco

XXX XXX XXX

San Pedro Tetitlán XXX XXX XXX San Jerónimo Axochitlán

XXX

San José Miahuatlán XXX XXX XXX San Sebastián Zinacatepec

XXX XXX XXX XXX

Calipan XXX XXX XXX Coxcatlán XXX San Diego Chalma XXX San Pablo Tepetzingo XXX

Fuentes: Campos 1997, Henao 1980, Enge y Whiteford 1989.

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Cuadro 2: Socios de La Natividad en 1970 Socio Acciones Fracción en horas Domingo Toribio 31 Gabriel Milke 17 04:00’ Enrique Torres 3 04:00’ Cosme Torres 2 Crisógeno Huerta 2 06:00’ Cayetano Castro 1 04:00’ Rosendo Juárez 1

Fuente: Henao 1980 pp. 236 -237 Cuadro 3: Socios de San Juan El Progreso Socios Acciones Fracción

en horas Socios Acciones Fracción en

horas Enrique R P 7 06:00’ Darío R 1 09:00’ María Ch 5 06:00’ Emma H 1 07:00’ Mónica Ch 3 10:00’ José C 1 06:00’ José Luis R P 3 09:00’ Alejandro P 1 06:00’ Federico H 3 Odilón H V 1 05:00’ Jorge R P 3 Laura T 1 02:00’ Isidoro M 2 06:00’ Mauricio A R C 1 José Luis A B 2 06:00’ Federico R 1 Aurelio T 2 06:00’ Isaís T 1 Mauricio C H 2 José Ch 1 Justo T 2 Alicia P 1 Mauricio T 2 Pascual T 1 Mauricio R M 2 Crescencio C 1 Jacinto H 2 Patrono Mesa Directiva 1

Fuente: Campos 1997 pp. 146 basado en datos de archivo de la sociedad.

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Cuadro 4: Socios de San Isidro en 1944, 1975 y 1996 1944 1975 1996 Socios Acciones Socios Acciones Fracción en horas Socios Acciones Fracción en horas Juan Manuel A 9 Ramiro R N 11 Victoria M G 7 04:00’00’’ Rafael A 9 Inés B de A 4 9:00’00’’ Alfredo H G 4 Armida P Vda de H 8 Alfredo H G 4 6:00’00’’ Jacinto C M 3 03:00’00’’ Laura T Vda de A 8 Magdaleno A T 3 Pablo G C 2 10:00’00’’ Magdalena A 8 Benigno G C 3 María R C 2 09:00’00’’ Inés B 8 Pablo G C 2 10:00’00’’ Facundo R C 2 08:00’00’’ Pablo M 4 Justino C R 2 9:00’00’’ Javier R P 2 02:00’00’’ Jorge G 2 María R C 2 9:00’00’’ ingenio Calipan SA 2 Delia V 2 Elvira C O 2 Candelaria T T 2 Enrique P 1 Miguel Angel M M 2 Justo C M 1 9 Catalina H de P 1 Jorge C O 2 Jovita G P 1 08:52’00’’30’00’’’00’’ Mónica O de C 2 Jorge L B 1 06:00’00’’ Rafael A T 1 9:00’00’’ José C O 1 04:00’00’’ José C O 1 9:00’00’’ Camilo M C 1 04:00’00’’ Javier R P 1 8:00’00’’ Guadalupe O R 1 03:00’00’’ Facundo R 1 6:00’00’’ Isaías R P 1 03:00’00’’ Gaudencio S G 1 Martín G P 1 01:00’00’’ Delia P vda de P 1 Justino C O 1 01:00’00’’ Fernando O D 1 Ramiro R M 1 Angel M R 1 Pablo T G 1 Mónica Irma R de M 1 Olegorio R M 1 Pablo T 1 Obdulia R M 1 Gregorio de A V 9:00’00’’ Miguel H C 1 Justo C G 9:00’00’’ Lucía R M 1 Jacinto C M 9:00’00’’ María A B 1 Carmen P P 6:00’00’’ Facundo R M 1 María C de L 6:00’00’’ Elvira R M 1 Braulio R P 6:00’00’’ Gregorio G P 10:30’00’’ José Luis R P 6:00’00’’ Irma R Pp 10:00’00’’ Enrique R P 6:00’00’’ Laura C P 08:00’00’’ Magdalena G P 07:52’30’’ Engracia G P 07:52’30’’ Carmina G P 07:52’30’’ Pablo R P 06:00’00’’ Nora G P 06:00’00’’ Marcela G P 06:00’00’’ José Luis R P 06:00’00’’ Higinio R P 06:00’00’’ Enrique R P 06:00’00’’ Engracia C O 06:00’00’’ Claudia P Q 06:00’00’’ Anastacio C C 06:00’00’’ Raymundo A B 04:00’00’’ Oliverio H Cc 04:00’00’’ Eligio A B 04:00’00’’ Braulio G C 04:00’00’’ Maricarmen C H 03:00’00’’

Fuente: Campos 1997 pp. 120, 124, 128 basado en datos de archivo de la sociedad

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Anexo: Listado de galerías, manantiales, pozos profundos, derivaciones y plantas de bombeo

nombre municipio aforo y

superficie regada tipo aprovechamiento

lps ha 13841 10966 total 3012 2232 MANANTIAL 5176 4305 GALERIA 2035 1550 DERIVACION 889 644 MIXTO 100 77 PLANTA BOMBEO 2629 2158 POZO PROFUNDO Calixto Barbosa, Soc. Ajalpan 12 8 galería El Aguacate Ajalpan 30 20 galería Figueroa Ajalpan 45 35 galería Guadalupana 1 Ajalpan 30 20 galería Molino Ajalpan 80 70 galería San Antonio 1 Ajalpan 32 27 galería San Isidro 1 Ajalpan 190 170 galería San José Buena Vista Ajalpan 75 60 galería San José Los Arcos Ajalpan 8 5 galería San Juan El Progreso Ajalpan 18 14 galería Zerpas Ajalpan 75 65 galería Campillo 1 Ajalpan 45 35 manantial Galerí a Sn. Pedro Ajalpan 35 30 manantial La Natividad Ajalpan 30 25 manantial Marcelino Champagnat Ajalpan 8 5 manantial San Ignacio 1 Ajalpan 45 35 manantial San Miguel Ajalpan 80 70 manantial San Moisés Laborista Ajalpan 10 6 manantial San Rafael/Teopuxco Ajalpan 8 5 manantial Ex-Ing. Buenavista 1 y 2 (2) Ajalpan 176 90 manantial La Mesa/El Trapiche (2) Ajalpan 165 150 manantial José Ma. Morelos y P. Ajalpan 20 16 pozo Las Animas Ajalpan 40 30 pozo San Isidro 2 Ajalpan 24 20 pozo San Juan Venta Negra Ajalpan 15 10 pozo Aldama 3 Altepexi 130 115 galería El Carmen Altepexi 65 55 galería Esperanza Cañada La Charra Altepexi 65 60 galería La Milagrosa, Soc. Altepexi 15 12 galería Miravalle/Guadalupana 3 Altepexi 130 120 galería San Francisco de Asís Altepexi 50 58 galería Sta. Ma. Magdalena, Soc. Altepexi 35 30 galería Zotolin/Purísima 1 Altepexi 200 180 galería Zotolin/Purísima 3 Altepexi 75 70 galería Calderón/San Diego Altepexi 45 35 manantial La Taza R./Altepexi Altepexi 140 120 manantial La Taza R./Altepexi Altepexi 140 120 manantial San Miguel Altepexi 30 22 manantial San Pedro, Soc. Altepexi 34 28 manantial San Rafael 1 - 2 -3 (3) Altepexi 140 130 mixto Campesinos del Sur Altepexi 35 30 pozo Los Reyes, Soc. Altepexi 45 35 pozo San Isidro 1 - 2 -3 (3) Altepexi 120 105 pozo San Juan Bautista Altepexi 20 15 pozo San Lorenzo, Soc. Altepexi 25 21 pozo Acatitlan 1 (2) Caltepec 40 25 derivación Acatitlan 2 (2) Caltepec 30 20 derivación Canal Grande Coxcatlán 175 165 derivación Copalillo Coxcatlán 143 111 derivación Dolores Coxcatlán 171 142 derivación El Picante Coxcatlán 75 65 derivación El Serrano Coxcatlán 60 50 derivación Esmeralda Coxcatlán 45 20 derivación Jolalpa Coxcatlán 60 55 derivación

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superficie regada tipo aprovechamiento

lps ha Las Julianas Coxcatlán 70 60 derivación Los Leandros Coxcatlán 280 190 derivación Motzorongo Coxcatlán 110 72 derivación Rancho El Cura Coxcatlán 45 30 derivación Rancho Guadalupe (2) Coxcatlán 80 75 derivación San Fernando Coxcatlán 185 120 derivación San Miguel 3 Coxcatlán 121 85 derivación San Rafael Coxcatlán 210 170 derivación Atzompa y Telcampa (2) Coxcatlán 175 160 manantial Ciénega 2 (70%) Coxcatlán 176 70 manantial Corral de Piedra (2) Coxcatlán 155 125 manantial La Parra Coxcatlán 20 15 manantial Las Devoras (2) Coxcatlán 24 20 manantial Pila de Cerna Coxcatlán 135 50 manantial Chichicaxtla (35%) (2) Coxcatlán 156 50 mixto Rancho Acultzingo (2) Coxcatlán 65 50 mixto El Panteón Coxcatlán 30 25 pozo Manuel Villicaña Coxcatlán 10 4 pozo Ing. A. Pailles Brizuela Chapulco 28 24 galería La Colectiva Chapulco 18 14 galería Providencia 1 Chapulco 30 25 galería San Pedro (2) Chapulco 30 25 mixto Guadalupana, Soc. Chapulco 25 25 pozo Providencia 2 Chapulco 25 22 pozo San Pedro Beth 6 Chapulco 22 18 pozo Unión y Trabajo, Soc. Chapulco 25 20 pozo Agrícola de Chilac Chilac 26 20 galería Agua Escondida Chilac 96 90 galería Chilac-Tlacoxcalco-Tetitlán Chilac 145 120 galería La Aurora Chilac 50 40 galería La Guadalupana 5 Chilac 12 8 galería La Purísima Chilac 8 5 galería Mercedes de María Chilac 42 35 galería San Gabriel, Soc. Chilac 45 35 galería San Isidro, Soc. Chilac 15 9 galería San José Cocoyole Chilac 20 15 galería Santa Ameritana Chilac 15 12 galería Tepetzingo, Galería Chilac 55 45 galería Chichimecatitla, soc Chilac 30 25 manantial La Ascensión Chilac 12 8 manantial La Taza R/Chilac Chilac 140 120 manantial La Taza R/Chilac Chilac 140 120 manantial Tempixquiztitla Chilac 60 50 manantial San Miguel/El Salado (2) Chilac 85 70 mixto Daniel Gómez Roman Chilac 25 15 pozo Tlacoxcalco, S.P.R. Chilac 30 25 pozo Guadalupana, Galería Nicolás Bravo 8 5 galería San Antonio, Galería Nicolás Bravo 20 12 galería La Asunción Nicolás Bravo 15 10 pozo El Carmen San Antonio Cañada 15 10 galería Los Angeles San Antonio Cañada 15 8 manantial San Juan de Dios San Antonio Cañada 10 5 manantial El Danubio San José Miahuatlán 15 11 galería La Josefina/San José San José Miahuatlán 32 25 galería Medalla Milagrosa, Soc. San José Miahuatlán 10 10 galería San Mateo, Soc. San José Miahuatlán 30 25 galería San Miguel 1 San José Miahuatlán 70 60 galería La Cienega 1 San José Miahuatlán 55 50 manantial Agua Grande (65%) (2) San José Miahuatlán 156 94 mixto Arco y P. Agua Chiquita (2) San José Miahuatlán 90 80 mixto Coyoatl 1 y 2 (2) San José Miahuatlán 47 42 mixto Juquila 1 San José Miahuatlán 15 14 pozo San Juan 1 San José Miahuatlán 25 22 pozo

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superficie regada tipo aprovechamiento

lps ha Benito Juárez, Soc. Santiago Miahuatlán 35 30 galería Hidalgo, Soc. Santiago Miahuatlán 155 140 galería Ignacio Zaragoza Santiago Miahuatlán 140 120 galería Independencia d/Cent.Ent. Santiago Miahuatlán 90 84 galería Aquiles Serdan Santiago Miahuatlán 45 40 manantial Santa Ana Santiago Miahuatlán 45 36 manantial Emiliano Zapata, Soc. 1 y 2 (2) Santiago Miahuatlán 50 43 pozo Mario Baglieto Jofre Santiago Miahuatlán 16 12 pozo Pozo 74 y 75, soc. (2) Santiago Miahuatlán 80 70 pozo Tepeyotla, Soc. Santiago Miahuatlán 55 45 pozo Ejidatarios San Diego Tehuacán 70 50 derivación Agua de San Juan, Soc. Tehuacán 12 9 galería Calavera/Cozahuico S. Vicente (2) Tehuacán 38 25 galería Calavera/Cozahuico Tetitzint (2) Tehuacán 38 20 galería El Caballito Tehuacán 140 50 galería El Carmen Tehuacán 65 52 galería El Huizache Tehuacán 160 140 galería El potrero y La Purísima Tehuacán 95 85 galería Emiliano Zapata 2 Tehuacán 20 15 galería Hidalgo, Soc. Tehuacán 95 90 galería La Aceituna Tehuacán 8 4 galería La Concepción Tehuacán 65 60 galería La Cruz Roja Tehuacán 42 35 galería La Huerta - Tochapa Tehuacán 90 80 galería La Turbina Tehuacán 85 81 galería Las Flores/El Banco Tehuacán 60 50 galería Lázaro Cárdenas Necoxtla Tehuacán 40 35 galería María Magdalena Tehuacán 65 55 galería Obra 2 San Diego Tehuacán 45 40 galería San Agustín Tehuacán 230 220 galería San José Tehuacán 70 60 galería San Juan Nepomuceno Tehuacán 22 18 galería San Marcos de Santa Cruz Tehuacán 143 32 galería San Marcos y El Moral (2) Tehuacán 130 120 galería San Nicolás/Las Flores Tehuacán 130 115 galería San Vicente de Necoxtla Tehuacán 80 70 galería Santa Cruz Acapa Tehuacán 36 30 galería Señores/El Triunfo 5 Tehuacán 50 40 galería Alchichimatl Tehuacán 25 19 manantial Aljojopa y Méndez Tehuacán 150 140 manantial El Lindero/Guadalupe Tehuacá n 125 100 manantial El Maná de la Providencia Tehuacán 120 100 manantial La Virgén Tehuacán 35 25 manantial Los Alamos 1 Tehuacán 25 20 manantial Los Alamos 2 Tehuacán 15 10 manantial Los Baños Tehuacán 35 30 manantial San Diego Ojo San Pedro Tehuacá n 50 44 manantial La Meseta San lorenzo Tehuacán 45 40 planta bombeo Rancho El Arabe Tehuacán 35 25 planta bombeo Alfonso Maldonado Bravo Tehuacán 10 6 pozo Amador Hernández González (2) Tehuacán 100 80 pozo Beth 3 y 4 (2) Tehuacán 60 50 pozo Casa Blanca 1 y 2 (2) Tehuacán 65 40 pozo Cuayucatepec 2- 3 (2) Tehuacán 75 70 pozo Cuayucatepec 71 Tehuacán 40 35 pozo El Edén 1-2-3 (3) Tehuacán 50 40 pozo Emiliano Zapata, Soc. Tehuacán 40 30 pozo Ganadera el Carmen 1-2 (2) Tehuacán 60 50 pozo Gustavo Romero Bringas Tehuacán 20 12 pozo Héctor M. Mora Romero Tehuacán 15 8 pozo Jaime Orozco Vázquez Tehuacán 9 5 pozo Jorge Rivera Cruz Tehuacán 16 8 pozo José Leyva, Soc. Tehuacán 50 40 pozo

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superficie regada tipo aprovechamiento

lps ha José López Portillo Tehuacán 24 20 pozo La Meseta El Riego Tehuacán 22 17 pozo Lázaro Cárdenas No. 70 Tehuacán 45 40 pozo Martha Hernández de C. Tehuacán 35 25 pozo Miguel Beristain Juárez Tehuacán 12 8 pozo Miguel Gutiérrez de Q. Tehuacán 12 8 pozo Pozos 1 y 7 (2) Tehuacán 65 55 pozo Pozos 10 - 69, soc (2) Tehuacán 75 68 pozo Rafael Trujillo, Soc. Tehuacán 50 40 pozo Salinas de G., Soc. Tehuacán 35 28 pozo San Andrés, Soc. Tehuacán 45 40 pozo San Marcos Necoxtla Tehuacán 50 46 pozo San Pablo Tepetzingo Tehuacán 54 50 pozo San Vicente Beth 7 Tehuacán 52 46 pozo Santa María Coapan Tehuacán 40 36 pozo Tierra y Libertad, Soc. Tehuacán 30 25 pozo Zapata 1 Tehuacán 20 12 pozo San Pedro Atzumba Zapotitlán 65 45 derivación Comuneros de Zapotitlán Zapotitlán 20 12 planta bombeo La Huerta Zapotitlán 25 20 pozo Martín Zetina, Soc. Zapotitlán 6 4 pozo Civil Puentecillo, Soc. Zinacatepec 56 48 galería Corazón de Jesús Zinacatepec 17 15 galería El Calvario Zinacatepec 10 10 galería El Humilladero 1 y 2 (2) Zinacatepec 220 175 galería El Nilo Zinacatepec 15 10 galería Sagrado Corazón 1 Zinacatepec 25 20 galería San Juan 2 Zinacatepec 50 45 galería San Martín Cocoapan Zinacatepec 54 50 galería San Pedro, Soc Civil Zinacatepec 65 58 galería Santa Teresa Zinacatepec 25 20 galería Ciénega 2 (30%) Zinacatepec 176 45 manantial Tochatl Zinacatepec 28 21 manantial La Guadalupana (2) Zinacatepec 35 30 mixto La Soledad (2) Zinacatepec 30 25 mixto La Verónica (3) Zinacatepec 30 26 mixto San Antonio Ixtlahuac (2) Zinacatepec 25 22 mixto Cruz Verde Zinacatepec 24 19 pozo El Carmen Zinacatepec 15 12 pozo El Obispo Zinacatepec 6 5 pozo El Zapote, Soc. Zinacatepec 35 28 pozo Esc. Sec. Tec. No. 18 Zinacatepec 45 40 pozo Guadalupana 5 Zinacatepec 26 21 pozo M. Bolaños Flores Zinacatepec 20 14 pozo Rancho Teyotzi Zinacatepec 30 24 pozo Raúl Flores Hernández Zinacatepec 24 20 pozo San Diego Zinacatepec 20 16 pozo San Isidro 4a. Sección Zinacatepec 21 20 pozo San Joaquín Zinacatepec 56 50 pozo San Martín Zinacatepec 40 35 pozo San Miguel 2 Zinacatepec 26 24 pozo San Pablo Antonio Zinacatepec 45 40 pozo San Sebastián Zinacatepec 72 60 pozo T. Huerta Hernández Zinacatepec 25 16 pozo

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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X. El Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa: formación de una organización

J. Guadalupe Rodríguez Meza

Introducción

El caso del Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa representa un ejemplo de administración eficaz, autogestiva, demo crática y combativa. En este espacio se centra la atención en tres aspectos a) el proceso de nacimiento del Comité, es decir de la organización a nivel de río con el apoyo del Estado (en aquel momento la Secretaría de Recursos Hidráulicos); b) la discusión, entre instituciones del Estado sobre la existencia de jure del Comité; y c) una ejemplificación de la capacidad del Comité de administrar las aguas de los ríos Atoyac y Nexapa.

A través de estos tres aspectos se pretende mostrar cómo una organización que nace en gran medida promovida o auspiciada por la SRH; se le niega reconocimiento oficial por la misma SRH y sucesoras (SARH y CNA) no obstante su demostrada capacidad que es reconocida por funcionarios de esas instituciones.

Presentación del estudio de caso

La investigación para el estudio de caso se realizó en la zona ubicada a las márgenes del río Nexapa, entre Atlixco e Izúcar de Matamoros; un espacio hidráulico que es administrado, desde la década de 1960, por el Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa.

Para entender la problemática de administración del agua en este tramo del río Nexapa es necesario considerar que forma parte de la cuenca alta del río Balsas, ubicada entre los estados de Tlaxcala y Puebla donde los principales ríos son el Atoyac, su afluente el Zahuapan, y

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Antología sobre organizaciones autogestivas

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el Nexapa. Sobre el río Atoyac, en el estado de Puebla, hacia finales del siglo pasado, se construyó una obra de derivación, llamada actualmente presa derivadora Echeverría, con la finalidad de conducir por la margen derecha el trasvase de 4 m3 por segundo por canal y túnel hacia las plantas hidroeléctricas Portezuelo I y Portezuelo II, donde después de generar electricidad, se vierten al río Nexapa (ver Croquis: Cuenca alta del río Balsas y presas derivadoras controladas por el Comité de Vigilancia).

Cuando menos desde 1930 William Jenkins, ex cónsul de Estados Unidos en Puebla, logra llevarse la totalidad del agua entre el 15 de octubre al 15 de mayo hacia el ingenio de Atencingo y la gran zona cañera localizados en las inmediaciones de Izúcar de Matamoros. Para lograr lo anterior Jenkins maniobró políticamente y, en conjunto con las autoridades del agua, se implementó en todas las presas derivadoras, barrancas, manantiales y canales del río Nexapa en el estado de Puebla, un Cuadro Descriptivo -o de distribución- de los Aprovechamientos de las Aguas del río Nexapa, el cual fue diseñado por el Ing. J. Santos Salcedo y que, a pesar de no haber sido autorizado para su aplicación1 , se utilizó desde 1930 hasta principios de la década de los sesenta como instrumento ejecutor de la distribución del agua en la zona (ver Anexo).

A principios de la década de los sesenta ocurren dos eventos que servirán de detonadores para la creación de la organización de regantes de la zona del Nexapa; primero, William Jenkins se encuentra en un período de deterioro político y su salud es precaria (muere en 1963) y, segundo, como resultado de la construcción aguas arriba de la presa de almacenamiento San José Atlanga sobre el río Zahuapan en Atlangatepec, Tlaxcala, disminuye el caudal para trasvase de las aguas del río Atoyac al Nexapa y en consecuencia limita la disponibilidad de las aguas del Nexapa entre los regantes localizados aguas abajo.

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La organización de los regantes y la recuperación de sus aguas, se realiza con un proceso de lucha singular que se expresa enfrentando, colaborando o haciendo caso omiso a las indicaciones de la SRH (luego SARH y ahora CNA). Esta dinámica les permite construir su propio proceso de conocimiento y se apropian del control de las tareas siempre presentes (distribución, mantenimiento, resolución conflicto, monitoreo y otras) y de las aguas.

Contar con el agua durante todo el año permitió a los regantes de la parte alta y media pasar de ser maiceros (productores de maíz) a ser legumbreros (productores de hortalizas), los de la parte baja continuaron su vocación de cañeros.

La comunidad de regantes bajo el nombre de Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa -cuya existencia ha sido de facto que no de jure - conjunta doce presas derivadoras situadas a lo largo del río Nexapa entre los municipios de Atlixco e Izúcar de Matamoros; y maneja más de 6,000 litros por segundo de las aguas de los ríos Atoyac y Nexapa, con las cuales riegan 8,100 hectáreas pertenecientes a más de 5,000 productores ejidales, comunales y privados.

La organización de los regantes del río Nexapa tiene varios niveles organizativos, el nivel más inclusivo es el de Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa, aquí los representantes de los regantes2 discuten las acciones permanentes de distribución del agua entre las presas derivadoras, toman acuerdos sobre fechas de los aforos (coordinándose con la CNA, cuyo personal es el que realiza los aforos), fijan las cuotas y fechas de las tareas de mantenimiento.

Un segundo nivel organizativo está constituido por las juntas de aguas, ejemplificado en nuestra investigación con la junta de aguas de Chilhuacán. En este espacio, hay una reunión mensual para tratar los problemas que eventualmente se pudiesen generar en cada una de las tomas que existen a lo largo del canal general, se

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Antología sobre organizaciones autogestivas

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refrendan los tramos de limpieza del canal general que corresponden a cada comunidad, y el "atopile" (equivalente a un canalero) que es el empleado (empleo ocupado de manera rotativa entre los regantes) responsable de vigilar y distribuir la cantidad de agua que le corresponde a cada usuario (ejidos, comunidades o propiedades privadas).

Finalmente, un tercer nivel, el nivel de comunidad, en nuestra investigación ejemplificado con el caso del ejido Revolución. Las figuras honoríficas de juez de aguas y los comisionados (ayudantes del juez de aguas) son los responsables de distribuir el agua entre todos los miembros de la comunidad de acuerdo con el cuadro de distribución acordado entre los regantes de la comunidad. Estas dos figuras y el comisariado ejidal representan a la comunidad ante la junta de aguas y son los responsables de implementar, a nivel comunidad, los acuerdos tomados en el primer y segundo nivel de la organización de regantes del río Nexapa.

Nacimiento del comité de vigilancia de los rios Atoyac y Nexapa

Dentro del contexto de escasez de agua del río Nexapa, el 26 de octubre de 1961 los usuarios de las presas derivadoras de la parte baja (Barrios Occidentales y San Nicolás Tolentino) se quejaron ante el gerente general de la Secretaría de Recursos Hidráulicos (SRH) en el estado de Puebla: Ing. Salvador Mendieta, que los usuarios de las presas derivadoras localizadas aguas arriba (Teruel, Teyuca, Tepeojuma, La Galarza, Tatetla y Raboso) cometían abusos al tomar del río Nexapa más agua de la que les correspondía.

Esta queja, para su trámite, recibió el apoyo del Banco de Crédito Ejidal de Izúcar de Matamoros, quien solicitó la intervención de la Gerencia General de la SRH en Puebla para evitar que la cosecha de arroz de 520 hectáreas en Barrios Occidentales, Matzaco y San Nicolás Tolentino, se perdieran por la falta de agua en el caudal del río Nexapa,

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El Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa 349

ya que los usuarios de aguas arriba hacían "uso inmoderado de ellas" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 6).

Para dar seguimiento a esta queja, la SRH en Puebla, comisionó al Ing. Gilberto Gómez Palacio para que convocara y reuniera a los usuarios de las presas derivadoras involucradas con la finalidad de repartir el agua de acuerdo con el Cuadro de Distribución de 1930 (ver Anexo), elaborado por el Ing. J. Santos Salcedo

Según don Camilo de León (ejidatario de la zona y presidente del Comité de Vigilancia), antes de esta reunión, efectivamente había conflictos por la distribución del agua ya que las presas derivadoras del río Nexapa que se localizan aguas arriba, disponían de una mayor cantidad de agua de la que les correspondía en el Cuadro de Distribución de 1930, mientras que a las derivadoras de aguas abajo les faltaba agua para regar. No obstante esta situación, ya existían algunos niveles de comunicación entre las tres primeras presas derivadoras Chilhuacán, Champusco y Teruel para repartirse el agua.

"En ese entonces los de aguas abajo, no sabían de dónde venía el agua del Atoyac y del Nexapa, ellos nunca recorrieron el río para saber de dónde les llegaba el agua con que regaban. Desde Teruel hasta Lagunillas eran puros cañeros y de ellos nomás los de Teruel se ponían de acuerdo con los de Champusco y con nosotros los de Chilhuacán para repartirnos el agua. O sea que antes de la formación del Comité de Vigilancia nos poníamos de acuerdo las presas de Chilhuacán con los

de Champusco y los de Teruel para repartirnos el agua, según subiera o bajara el nivel del río, pero nomás nosotros.

"Y las tres presas derivadoras nos poníamos de acuerdo porque nosotros sí sabíamos que el agua del río Atoyac se venía desde la Presa Echeverría, a donde íbamos a poner vigas para que se viniera el agua que nos tocaba y que no

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nos faltara en los 210 días que [William] Jenkins nos la dejaba. Por eso si nosotros veíamos que no tenían agua nuestras presas derivadoras y el río Nexapa estaba bajo decíamos: -vamos a ver cuál es la razón de la falta de agua. Y llegábamos hasta la presa Echeverría y allí nos dábamos cuenta si el agua había aminorado o si nos habían quitado una viga los de Tecamachalco. Pero los cañeros de Teruel hasta Lagunillas, pues nunca se ponían de acuerdo entre ellos para repartirse el agua porque no sabían a dónde venir a buscar el agua. Ellos lo supieron cuando nos preguntaron a nosotros y hasta cuando se formó el Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa. Entonces ya empezamos a subir todos juntos por comisiones hasta la Echeverría y a recorrer y llegar hasta donde nace el río Nexapa y el Atoyac, pero eso fue después de 1963" (Camilo de León, presidente del Comité de Vigilancia, marzo 1997).

El primero de noviembre de 1961 en la cabecera municipal de Izúcar de Matamoros, Puebla, se reunieron Cirilo Gutiérrez Herrera, comisariado ejidal de Atencingo y anexas, quien asistió en calidad de representante de las presas derivadoras de Teruel y La Galarza; Fidel Domínguez representante de la presa derivadora Teyuca o La Magdalena; Juan Alonso, por la presa derivadora Tepeojuma; Ismael Huesca, de la presa derivadora del pueblo de Tatetla; Ponciano Paredes y Gonzalo Gómez, por la presa derivadora de Barrios Occidentales; el presidente municipal de Izúcar de Matamoros (usuario de la presa

Raboso); J. Guadalupe Ramírez Vargas, gerente de la cooperativa ejidal de Atencingo y anexas; Carlos Galarza, presidente del consejo de administración de la misma cooperativa, quien asistió en calidad de representante de la presa derivadora Raboso; Miguel González, comisariado del ejido Matzaco; Agustín Lucero, tesorero de Atencingo y anexas; Joaquín de León, miembro del consejo de administración de la misma cooperativa;

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Carlos Reynal, del Banco de Crédito Ejidal en Izúcar de Matamoros, así como el comisionado por la SRH, Ing. Gilberto Gómez Palacio (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 9).

El objetivo central de esta reunión fue discutir la distribución proporcional de las aguas del río Nexapa en esa época de estiaje, con la finalidad de salvar el arroz en 200 hectáreas de Barrios Occidentales, 200 hectáreas de Matzaco y 120 hectáreas de San Nicolás Tolentino que, financiadas por el Banco de Crédito Ejidal, amenazaban con perderse por falta de agua, lo cual "sumiría en la miseria a ... más de 600 familias cuyo único patrimonio son las cosechas de caña y arroz" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 9).

Después del proceso de discusión, los representantes de las ocho presas derivadoras e invitados, llegaron a los siguientes acuerdos:

1) En virtud de que estas ocho presas derivadoras ya no recibían la cantidad de agua que fijaba el reglamento de 1930, debido a la escasez de agua del río Nexapa y al uso inmoderado que de "ella hacen los usuarios de aguas arriba", se acordó que el Ing. Gómez Palacio fuera el que definiera la "cantidad de agua en cada una de las presas derivadoras superiores y en presencia de cada uno de los representantes [de tal manera que las presas superiores dejen] pasar a dichas presas inferiores un tanto de agua proporcional que también no afecten grandemente a sus cultivos" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 10).

2) Para que hubiese un compromiso mayor entre los representantes de las presas derivadoras presentes, acordaron que "de los mismos usuarios se forme un Cuerpo de Vigilancia que deba vigilar todos los días ... la forma en que queden las presas, cuando menos durante el tiempo de estiaje que comprende del 15 de octubre al 15 de mayo siguiente" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 10).

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3) Conformar este Cuerpo de Vigilancia, con el objetivo de normalizar en el río Nexapa la distribución de las aguas en las diversas tomas de los canales generales del tramo comprendido entre la presa derivadora de Teruel y San Nicolás Tolentino y evitar "el uso inmoderado de las mismas cuando menos en el presente período de estiaje, en tanto la superio ridad ordena a los usuarios la construcción de obras partidoras para el control de las mismas aguas, [ya que] la mayoría de las derivaciones son presas provisionales de troncos piedras y ramas" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 6).

En el informe de la re unión dirigido a las autoridades superiores, el Ing. Gilberto Gómez Palacio sugiere que "el Cuerpo de Vigilancia fuera permanente y renovable cada año, a fin de evitar ... el uso inmoderado de las aguas superiores" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 7).

Asumiendo como válidos los acuerdos anteriores, procedieron a constituir la primer directiva del Cuerpo de Vigilancia de las aguas de los ríos Atoyac y Nexapa. En ésta, Margarito Castro, del anexo Raboso (de donde también era originario Cirilo Gutiérrez, comisariado de Atencingo) y Silvestre Reyes S., del ejido Matzaco, fueron designados presidente y secretario respectivamente; el resto de la directiva quedó integrada con los representantes de las demás presas derivadoras (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, fojas 5-14.).

Primeras actividades del Cuerpo de Vigilancia de las Aguas de los ríos Atoyac y Nexapa

Días después de la constitución del Cuerpo de Vigilancia, según informe presentado por el Ing. Gómez Palacio, la directiva se dedicó a recorrer las presas derivadoras con el objeto de distribuir proporcionalmente las aguas:

En la presa Teruel, el Cuerpo de Vigilancia hizo un "boquete de un metro de longitud en las piedras que sirven de represa para la derivación de las aguas,

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dejando pasar al río Nexapa una lámina de agua de 20 cm. de tirante";

en Teyuca o Magdalena, "se quitaron unos céspedes que sirven para derivar las aguas al canal de conducción hasta la altura de un tronco de árbol a fin de dejar pasar una lámina de agua al río Nexapa de 10 cm. de tirante por 2.50 metros";

en la presa derivadora Tepeojuma eliminaron "unas piedras que se encontraron colocadas dentro del cauce del río Nexapa a fin de que bajara ... el tirante de aguas en el canal de conducción"

y en la presa derivadora La Galarza, [retiraron un tronco de árbol de] "grandes dimensiones con el que se derivaba casi la totalidad de las aguas y con tal eliminación quedaron repartidos en forma por demás proporcional" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 10).

en la presa derivadora Tatetla, eliminaron "un gran número de piedras a fin de bajar el tirante de aguas en el canal de conducción ... quedó a 5 cm. más abajo que la arista superior del orificio de admisión de la obra limitadora"

y finalmente en la presa derivadora Raboso, en el lugar donde se localizaba una compuerta desarenadora de madera, [se] "colocaron dos estacas de madera de 15 cm. de longitud, con el cual se formó un orificio de admisión hacia el río de 1.45 metros de base por 15 cm. de altura" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 11).

Al finalizar este primer recorrido, J. Guadalupe Ramírez Vargas, gerente de la cooperativa ejidal de Atencingo y anexas, efectuó la propuesta al Comité de Vigilancia -y fue apoyada por todos- que en cada canal de conducción o canal general, se colocara una señal del nivel del agua que debería entrar, de tal manera que esta señal fuese vigilada por el Cuerpo de Vigilancia y demás interesados.

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Otro de los acuerdos emanados consistió en la obligatoriedad de que cada una de las presas continuara derivando la cantidad de agua determinada en este primer recorrido y que el naciente Cuerpo de Vigilancia evitara la derivación de mayor cantidad, "en caso contrario den aviso inmediato a sus representantes para que estos consignen el asunto a las autoridades de la Secre taría de Recursos Hidráulicos y a la presidencia municipal de Izúcar de Matamoros" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 11).

A partir de la formación del Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa, ésta recorrió y vigiló permanentemente la distribución del agua, de tal manera que el 16 de febrero de 1962, Margarito Castro en calidad de presidente de la Comité de Vigilancia, informa a las autoridades de la SRH que hasta la fecha "no se ha registrado ninguna anomalía" entre los usuarios de las presas derivadoras; pero entre la presa derivadora Teruel y la de San Nicolás Tolentino, el Coronel Félix Guerrero -ex gerente de la cooperativa ejidal de Atencingo y anexas y enemigo político del, a la sazón, gerente de la misma cooperativa, J. Guadalupe Ramírez Vargas- "ha tomado para su servicio, agua de ese mismo río, por lo que se pone en conocimiento para que Ud. [la SRH] decida lo más conveniente ... [se informa lo anterior] ya que nos beneficia dicha vigilancia y se remedian las necesidades de nuestras tierras" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 11).

En virtud que el Comité de Vigilancia se constituyó para efectuar tareas de distribución y monitoreo del agua durante la temporada de estiaje del 15 de octubre de 1961 al 15 de mayo de 1962, y que, al vencimiento de la fecha, no se presentaron las lluvias sus integrantes solicitaron a la Gerencia General de la SRH en Puebla se "prolongue la distribución de las aguas como ha estado en estos días de hastiage [sic]. Mientras principian las precipitaciones del

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temporal de aguas" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8071, foja 61).

El Comité de Vigilancia se vio obligada a solicitar esta ampliación, ya que en el reglamento aprobado oficialmente el 19 de septiembre de 1919, se señalaba que "cesa la distribución de las aguas mansas a partir del día 8 de mayo de cada año y principia la de las broncas, sin limitación ninguna [de disponer de las aguas] para los usuarios del río Nexapa". Este era el referente vigente en 1962 y los pueblos solicitaban a través del Comité de Vigilancia, se "aplicara una modificación al reglamento con sujeción o adaptación al tiempo de las precipitaciones fluviales y de aumentos de las aguas en el río; y no por fecha determinada" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 61). La respuesta a esta solicitud fue negativa por parte del Ing. Salvador Mendieta, gerente general de la SRH en Puebla, ya que contravenía el Reglamento de 19193 .

A pesar de la respuesta negativa, el Comité de Vigilancia continuó supervisando las presas derivadoras del río Nexapa. Esta actividad incrementó los niveles de comunicación y participación de los usuarios en la distribución del agua a tal punto que en junio de 1962, el gerente general de la SRH en Puebla felicitó por escrito a Margarito Castro, presidente del Comité de Vigilancia por haber "mejorado las condiciones hidráulicas del río Nexapa [y sugiere que] esa Comisión debe proseguir en su labor hasta nueva orden" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8071, foja 97).

Factores detonadores del nacimiento del Comité de Vigilancia

a) La construcción de la presa San José Atlanga

La construcción de la presa de almacenamiento San José Atlanga, en Tlaxcala, y la pérdida del control político de William Jenkins en los últimos años de su vida son los factores detonadores del nacimiento del Comité de

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Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa el primero de noviembre de 1961.

El primer factor, construcción de la presa Atlanga a finales de la década de los cincuenta sobre el río Zahuapan, por un lado incrementó la superficie de riego en más de 10,000 hectáreas en el estado de Tlaxcala, pero por otro lado se dejaron de aportar las aguas del río Zahuapan al Atoyac, generando disminución del caudal del Atoyac aguas abajo, provocando perjuicios y conflictos entre los regantes del Nexapa y los del Distrito de Riego núm. 30 de Tecamachalco, Puebla, y también con los de Tlaxcala4 Los regantes del Nexapa consideran que con la construcción de esta presa "lo que el Gobierno hizo, fue quitarle el agua a unos campesinos para dársela a otros y después hacer que se pelearan por ella" (Porfirio de León, junio 1997).

La disminución del caudal y, en consecuencia, de las aguas para el trasvase del Atoyac al Nexapa por debajo de los 4 metros cúbicos que correspondían desde el siglo pasado, provocó una merma en la cantidad de agua que recibían durante los 210 días al año que el proyecto de distribución de 1930, elaborado por el Ing. J. Santos Salcedo les proporcionaba, y fue el motivo que justificó la reunión para la distribución de las aguas y en consecuencia la formación del Comité de Vigilancia.

Para la construcción de la presa, la SRH emitió la convocatoria I-57-1, de fecha primero de junio de 1957 con la finalidad de iniciar "la construcción de la presa de almacenamiento de San José Atlanga, municipio de Atlangatepec, Tlaxcala" (AHA-CT Caja 837, Exp. 7,868, foja. 2). De 1957 a 1959 la constructora denominada "Mercurio", efectuó los trabajos de construcción de la presa y el acondicionamiento de caminos y accesos. Entre 1959 y 1961 la constructora prosiguió con la edificación de la cortina y terminó la construcción del vertedor.

Los funcionarios de la SRH en Tlaxcala, en el informe 1957-1958, orgullosos comunicaban: "los recursos

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hidráulicos del estado están constituidos principalmente por el río Atoyac, su afluente el Zahuapan y sus acuífero s subterráneos. La Secretaría inició ya la construcción de la presa San José Atlanga, sobre el Zahuapan, que en combinación con las obras de encauzamiento y rectificación del río, protegerá contra inundaciones a la ciudad de Tlaxcala y aumentará la superficie de riego" (Informe SRH 1957-1958).

Una vez finalizada la obra, la constructora "Mercurio" finiquitó la entrega a las autoridades centrales de la SRH; en 1962 la SRH de Tlaxcala recibió el Distrito de Riego Atoyac-Zahuapan susceptible de regar 7,442 hectáreas y una superficie adicional de 3,018 hectáreas con las aguas del río Zahuapan que anteriormente eran vertidas al río Atoyac (SRH-Comisión del Balsas 1970, Comisión del río Balsas 1970).

Los regantes del Nexapa, afirman que el Comité de Vigilancia nació con la construcción de la presa Atlanga dado que al contemplar que ya no llegaba el mismo caudal que en años anteriores, y después de efectuar una asamblea, enviaron una comisión con las autoridades de la SRH en Puebla con la finalidad de que éstas les proporcionaran la información que permitiera explicar las razones de la disminución del caudal del río Atoyac y el Nexapa:

"le preguntamos a los de la SRH que porqué nos había bajado el caudal, les dijimos que ya no entraban los 4 metros cúbicos del Atoyac al Nexapa y ellos como que nos decían que sí sabían, como que nos decían que no sabían, como cubriéndose todos, en una palabra. Pero nos echamos a buscar y encontramos el mal a donde estuvo: en la mentada Atlanga" (entrevista colectiva con los regantes de l Nexapa mayo 1997).

b) William Jenkins y el ingenio de Atencingo

El segundo factor, está constituido por William Jenkins por la relación que Jenkins estableció con Atencingo5 , el

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control de las aguas del río Nexapa que mantuvo hasta principios de los año s sesenta6 y la evolución de las contradicciones con los ejidatarios de la misma zona. William Jenkins, por su poderío político y económico, desempeñó un papel determinante en la dinámica de la vida política de la zona de Atencingo y del mismo estado de Puebla desde la década de los años veinte, hasta finales de la década de los cincuenta.

Desde que Jenkins llegó a esta zona, hasta 1962 tuvo la propiedad del ingenio cañero de Atencingo y, al inicio, la propiedad y después el control de las tierras de cultivo. El control de las tierras, después del reparto agrario, lo mantuvo gracias a la legislación sobre la zona de influencia cañera en terrenos aledaños a los ingenios azucareros, permitiéndole sobrevivir al proceso del reparto agrario efectuado a mediados de los años treinta. Para regar "sus" terrenos plantados con caña de azúcar, Jenkins se apoyó en el proyecto del cuadro de distribución de las aguas del río Nexapa diseñado en 1930, el cual nunca llegó a autorizarse, que restringía (menos días del año) el uso de las aguas de que llevaba el río Nexapa a las presas derivadoras que se localizaban aguas arriba de "sus" terrenos.

No es casual que en la memoria histórica de los campesinos regantes de las presas derivadoras Chilhuacán y Champusco, en este período Jenkins aparezca rodeado de efectivos del Ejército Mexicano cerrando los canales generales después de disponer de 210 días de agua, para llevarse todo el caudal del río Nexapa hasta la zona de Atencingo, que constituía el centro de sus propiedades aún después del reparto agrario.

Los regantes del Nexapa, la SRH y la Comision del Balsas

Maass, en su crítica a Wittfogel, señala que existen organizaciones democráticas de regantes que no son administradas por el Estado, que son capaces de

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enfrentar al Estado y salir con éxito. Para sustentar su tesis, Maass recurre al ejemplo de Valencia y California. Para nosotros el Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa es otro ejemplo de cómo las organizaciones de regantes se enfrentan y triunfan en la defensa de l funcionamiento de su organización. A pesar de no estar contemplada la existencia de su figura dentro del marco de la ley relacionada con la administración y manejo del agua y a pesar de los esfuerzos permanentes de las autoridades por desaparecerla, ésta no sólo no desapareció sino que desde 1961 consolidó su propio proceso de crecimiento y consolidación.

Interrogantes del carácter legal del Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa

Desde su nacimiento el Comité de Vigilancia mantuvo comunicación con la Gerencia General de la SRH en el estado de Puebla, donde informaba continuamente las acciones que efectuaba en el río Nexapa. En la correspondencia, el Comité de Vigilancia anexaba copia certificada a la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos de la SRH en la Ciudad de México y, aunque en los expedientes del Archivo Histórico del Agua no encontramos el referente explícito, es posible deducir del oficio 9.9-980/62 A.F. (AHA-AS, Caja 524 Exp 8071, foja 142), girado desde oficinas centrales de la SRH a la Gerencia General de la SRH en Puebla, el desconcierto porque en Puebla se hubiese formado una Comité de Vigilancia del río Nexapa sin estar contemplada dentro de la ley.

Si en la Ley de Aguas de Propiedad Nacional y su reglamento decretado el 24 de marzo de 1936 y la Ley de Riegos del 30 de diciembre de 1946 se contemplaba la organización de los usuarios en juntas de aguas, en ningún apartado encontramos los artículos que permiten dar legalidad a un Comité de Vigilancia de un río que se encuentra formada por un conjunto de juntas de aguas de las presas derivadoras que se localizan sobre su cauce 7,

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entonces ¿se formó un Comité de Vigilancia con la participación y venia de los representantes de las presas derivadoras, la presidencia municipal de Izúcar de Matamoros y los propios delegados de la SRH en Puebla, sin reconocimiento de la legislación de aguas y su reglamento vigente? Si este Comité de Vigilancia se formó a raíz de un problema de distribución de aguas entre los usuarios de aguas abajo respecto a los de aguas arriba y desempeñó actividades no únicamente en calidad de auxiliar de la SRH para cumplir con estas tareas, sino que mejoró la distribución del agua del río Nexapa entre los usuarios ¿por qué existió y existe el vacío en la legislació n para dar el reconocimiento a organizaciones de regantes amplias? Como veremos adelante ¿por qué la SRH autoriza tácitamente el funcionamiento de este Comité de Vigilancia y al momento de definir explícitamente la autorización de su funcionamiento se confunden y contradicen las propias autoridades?Como resultado del desconcierto por la formación del Comité de Vigilancia, las autoridades centrales de la SRH

exigieron a las de Puebla la aclaración correspondiente. En el oficio 070/62 g.g.p. (AHA-AS, Caja 524 Exp 8071, foja 142) de fecha 21 de junio de 1962, el Ing. Gómez Palacio, comisionado de la SRH ante la reunión constitutiva de la organización, se vio obligado a aclarar las razones que obligaron la formación del Comité de Vigilancia:

"La llamada 'Comisión de Vigilancia de las Aguas del río Nexapa' fue formada por el suscrito y de común acuerdo con todos los representantes, presidentes y jueces de juntas de aguas y comisariados ejidales, de las distintas presas existentes en el alto río Nexapa o sea desde la presa de Champusco hasta la de San Nicolás Tolentino, y sin fundarse en ningún precepto legal.

"Por consiguiente dicha Comisión está trabajando en una forma ilegal si así se quiere llamar pero en una forma de gran beneficio para la región ... antes de que se formara ...

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debido a la falta de obras hidráulicas adecuadas, y la nula vigilancia en el río Nexapa, la mayoría de los usuarios ... cometían muchos abusos ... tales como desviar el 100% de las aguas en cada derivación sin tener ningún derecho para ello [y además] introducirlos a terrenos que no figuran en el reglamento en vigor [de 1930, elaborado por el Ing. Santos Salcedo] para hacerlos terrenos de riego, todo esto en perjuicio de los usuarios inferiores.

"Queda pués únicamente aclarar que si a dicha Comisión o 'Cuerpo de Vigilancia de las aguas del río Nexapa', aún no se le ha dado el debido reconocimiento oficial por parte de la superioridad tal como fue solicitado ... para que siga trabajando en la forma que lo viene haciendo; sin perjuicio de terceros, de común acuerdo con todos los representantes de las presas [... espero que la] solicitud sea debidamente estudiada por la superioridad, y en todo caso si procede se le dé el reconocimiento oficial o en su defecto que desaparezca en definitiva aun en detrimento de todos los usuarios inferiores.

Queda pues a juicio de usted y de la superioridad reconocer o hacer desaparecer de inmediato la llamada Comisión de Vigilancia de las Aguas del alto río Nexapa" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8071, foja 143).

En los meses siguientes ni el Comité de Vigilancia ni el Ing. Gómez Palacio recibieron respuesta de las autoridades centrales ni estatales de la SRH sobre el funcionamiento y actividades que desempeñaba la Comisión.

La SRH y la Comisión del Balsas -supresión, por oficio, del Comité de Vigilancia

La supervisión permanente de las aguas del Nexapa, la solución a conflictos sobre la distribución del agua entre usuarios de aguas arriba y los de aguas abajo, y la corrección de tomas realizada por el Comité de Vigilancia (en coordinación con la Gerencia General de la SRH de Puebla en 1963) fueron motivo de preocupación para el

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Ing. Filemón Cervantes Hernández, gerente general del alto Balsas de la Comisión del río Balsas con sede en Izúcar de Matamoros ¿podría existir una organización campesina de regantes que no sólo se encargaba de vigilar y distribuir el agua, sino que también aplicaba sanciones sobre el río Nexapa sin tomar en cuenta a la Comisión del Balsas?

En entrevista con Camilo de León, regante y autoridad del río Nexapa, recuerda así a la Comisión del río Balsas:

"Lo que hizo con nosotros nomás fue meter la cuchara y ¿quien hizo todo eso en el mentado río Balsas? Lo único que hizo con nosotros fue tratar de reglamentar la distribución del agua del río Nexapa, pero metió la pata, hizo una compuertita de mala calidad que no sirvió para nada y que se la llevó el agua del canal general del Chilhuacán, la presa derivadora de Ayutla tiene hasta un letrero donde dice: recuerdo del río Balsas.

Por eso cuando se crea el Comité de Vigilancia, se opone a que funcione porque anda supervisando y repartiendo el agua en lugar de apoyarlo" (Camilo de León, presidente del Comité de Vigilancia, marzo 1997).

En este contexto, el 26 de septiembre de 1963, el Ing. Salvador Mendieta, gerente de la SRH en Puebla, dio respuesta a las inquietudes del gerente del Balsas.

"[El Comité de Vigilancia del río Nexapa se encuentra] integrado por los representantes de los diversos grupos de usuarios del río Nexapa, fue autorizado en su funcionamiento por la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos según oficio núm. 9.6-856 de 16 de enero de 1962 [como] auxiliar de esta Gerencia" (AHA-AS, Caja 517, Exp. 8051, foja 69).

Sin embargo, el gerente del alto Balsas prosiguió cuestionando la existencia del Comité de Vigilancia, ahora no sólo ante la SRH en Puebla, sino también ante las oficinas centrales de la SRH. En respuesta a sus interrogantes, el Ing. Antonio Rodríguez L. Director

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General de Aprovechamientos Hidráulicos de la SRH en oficinas centrales, le comunicó -bastante confusamente - al Ing. Salvador Mendieta, con copia certificada al gerente del alto Balsas, que el Comité de Vigilancia lo siguiente:

"El funcionamiento del Cuerpo de Vigilancia del río Nexapa fue autorizado por esta dirección en oficio núm. 856 de 16 de enero de 1962, haciéndose la aclaración que en este oficio no se autoriza explícitamente el funcionamiento de la citada comisión [sic], y en mi oficio núm.. 13366 de fecha 16 de julio de 1962 se indicó a usted, que ya entendía esta misma Dirección que la multicitada Comisión de Vigilancia la había creado la agencia para que, en vista de la falta de personal, se obtuviera la colaboración de los mismos usuarios del Nexapa y se le dieran instrucciones para constituir juntas provisionales de agua con los usuarios de cada una de las derivaciones o en tramos no reglamentados y que elegidas dichas juntas provisionales, cuyos funcionarios serán usuarios y tendrán representación legal, pudieran constituir un organismo de colaboración entre los mismos presidentes de esas juntas para que ... vigilaran y colaboraran en el buen repartimiento de las aguas ... substituyendo [sic] este organismo a la llamada Comisión de Vigilancia" (AHA-AS, Caja 517, Exp. 8051, foja 69).

Producto de la indefinición de las autoridades centrales de la SRH respecto al funcionamiento del Comité de Vigilancia, el 7 de octubre de 1963 el gerente general del alto Balsas de la Comisión del río Balsas, solicitó a la Dirección de Aprovechamientos Hidráulicos de la SRH e n la Ciudad de México, la desaparición formal del Comité de Vigilancia.

"... he podido comprobar que la referida Junta de Vigilancia carece de elementos de todo género para ejercer las funciones que le pueden haber sido encomendadas y que debido a esta circunstancia muchos usuarios han presentado inconformidades por la forma como la referida Junta ha intervenido en diferentes problemas. Por las

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razones expuestas [y como la Comisión del Balsas] tiene sus oficinas precisamente en el área de riego del río Nexapa y que se encuentra ya en contacto con los diferentes problemas de esta corriente [solicito] se ordene la desaparición del citado organismo asumiendo el suscrito ... la responsabilidad del manejo de los problemas de la referida corriente" (AHA-AS, Caja 517, Exp. 8051, foja 94).

La respuesta a esta solicitud, la ofreció el 13 de enero de 1964 el Director General de Aprovechamientos Hidráulicos de la SRH en oficinas centrales:

"Esta Dirección esta de acuerdo en que desaparezca la llamada 'Comisión de Vigilancia' del río Nexapa, y que la Gerencia General del alto Balsas se encargue de la vigilancia y de los diversos aprovechamientos del citado río" (AHA-AS, Caja 517, Exp. 8051, foja 95).

Después de recibir este comunicado, la Gerencia del alto Balsas procedió a comunicar por escrito a los regantes del río Nexapa, que el Comité de Vigilancia dejaba de funcionar y desaparecía por carecer de elementos jurídicos.

Los regantes del Nexapa no se dan por enterados y las "Autoridades" no se ponen de acuerdo

A pesar de que la Gerencia General del alto Balsas y la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos de la SRH en la Ciudad de México desaparecieron de jure al Comité de Vigilancia, ésta continuó supervisando permanentemente todas las derivaciones del río Nexapa.

El 22 de abril de 1967, a más de seis años de formada y a tres de haber sido declarada inexistente por la SRH y la Gerencia del Balsas, el Ing. Salvador Mendieta, gerente general de la SRH en el estado de Puebla, le comunicó al Director General de Aprovechamientos Hidráulicos el resultado de las elecciones celebradas entre los regantes que integraban el Comité de Vigilancia:

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"... remito copia del escrito remitido a esta Gerencia (...) por el C. Margarito Castro Enrique, así como copia del acta de elección de la directiva de la Junta de Aguas del río Nexapa (...) en vista de que dicha Junta no se ajusta a las disposiciones del reglamento sobre la organización y funcionamiento de las Juntas y Jueces" de jurisdicción federal, esta Gerencia estima que no debe reconocerse personalidad a dicha Junta de aguas" (AHA-AS, Caja 2077, Exp. 3138, foja 708).

En este contexto de confusión y contradicciones, es posible delimitar la posición de cuatro actores. La Gerencia General de la SRH en Puebla permite, tolera, encarga tareas de supervisión del río Nexapa al Comité de Vigilancia y los felicita mediante escrito por cumplir eficientemente con estas tareas y además solicita a las oficinas de la SRH en la Ciudad de México la autorización para su funcionamiento, mientras que por otro lado, esta misma Gerencia estima que no debe reconocerse personalidad jurídica al Comité de Vigilancia.

La Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos de la SRH en la Ciudad de México, en un primer momento autoriza implícitamente el funcionamiento del Comité de Vigilancia, pero en un segundo momento, niega este funcionamiento y más adelante acepta la propuesta de la Gerencia del Balsas de desaparecer el Comité de Vigilancia.

La Comisión del río Balsas se plantea como objetivo la desaparición del Comité de Vigilancia y asumir en consecuencia las tareas de supervisión del río Nexapa.

Si reflexionamos dentro de este contexto que la creación de comisiones tales como la del Balsas, fueron experiencias similares a la norteamericana del Tennessee Valley Authority, en versión mexicana, el espíritu del esquema de organismos desconcentrados de la administración pública federal, dentro de una estructura política centralizada, presupone contradicciones de origen. Estas premisas nos permiten deducir que la

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aparición de la Comisión del río Balsas en la zona del tramo medio del río Nexapa, jurisdicción de la SRH en el estado de Puebla, se entendía como una "invasión" no sólo de espacios sino de funciones y que haya generado un proceso de contradicciones entre la propia SRH en Puebla y la Comisión del río Balsas respecto a la existencia del Comité de Vigilancia.

El Comité de Vigilancia, jurídicamente inexistente, continúa controlando las tareas siempre presentes, renovando sus cuadros directivos y convocando a los regantes de las presas derivadoras del río Nexapa, a pesar

de que años antes y en reiteradas ocasiones fue declarada oficialmente inexistente por las Autoridades.

En el clímax de esta etapa de contradicciones sobre el reconocimiento o no del Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa, el 21 de junio de 1967, a más de cuarenta meses que la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos de la SRH en la Ciudad de México "decretó" la desaparición del Comité de Vigilancia, en un comunicado enviado a la SRH de Puebla respecto a la elección de la nueva directiva del Comité de Vigilancia del río Nexapa señala la Dirección General, que:

"... en primer lugar no existe en el río Nexapa, ninguna Junta de Aguas del río Nexapa de carácter general ... la documentación [que me enviaron] se refiere a la renovación del Comité de Vigilancia del río Nexapa, que autorizó esta dirección ... para los tramos no reglamentados, en consecuencia sí procede el cambio de dicha organización" (AHA-AS, Caja 2077, Exp. 3138, foja 709).

Como podemos apreciar, la Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos le dio al Comité de Vigilancia cuatro momentos: 1) formación del Cuerpo de Vigilancia, 2) autorización para su funcionamiento 3) desconocimiento de la Comisión para desarrollar

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funciones de vigilancia, por ser jurídicamente inexistentes y 4) es un cuerpo de vigilancia que si bien se desconoce su funcionamiento desde el punto de vista legal, sí procede un cambio de la directiva del Comité de Vigilancia.

En los expedientes del Archivo Histórico del Agua consultados sobre el caso, no fue posible localizar la fecha en que se efectúo el cambio del gerente general de la SRH en el estado de Puebla, pero 15 días después del comunicado anterior, es decir el 6 de julio de 1967, años después de emitida la desaparición del Comité de Vigilancia, el nuevo gerente general de la SRH en Puebla, el Ing. Fernando Avila González, enviaba el comunicado 9.9-01593/67 A.N. a la

Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos, donde nuevamente insistía en la necesidad de desaparecer el Comité de Vigilancia:

"... en virtud de que esta Gerencia directamente se está encargando del reparto de las aguas del río Nexapa por medio del grupo de aforadores y canaleros que adscribió a ésta, la Comisión del alto Balsas, no es necesaria la formación e intervención de la llamada Junta de Vigilancia del río Nexapa" (AHA-AS, Caja 2077, Exp. 3138, foja 711).

A pesar de que las autoridades centrales y estatales de la SRH y la propia Comisión del río Balsas, habían girado diversos oficios donde desaparecían el Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa, el 15 de agosto de 1967, el Ing. Antonio Rodríguez L. Director General de Aprovechamientos Hidráulicos de la SRH en la Ciudad de México -quien había declarado la desaparición del Comité de Vigilancia años antes- le comunicaba nuevamente al recién nombrado gerente general de la SRH en Puebla que:

"... no es necesaria la formación e intervención de la Junta de Vigilancia del río Nexapa, en vista de que la Gerencia General [en Puebla] se está encargando del reparto de las

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aguas de la mencionada corriente" (AHA-AS, Caja 2077, Exp. 3138, foja 709).

El 25 de agosto de 1967, el nuevo gerente general de la SRH en Puebla comunicó a todos los usuarios de las comunidades que integran el Comité de Vigilancia del río Nexapa, que:

"... no es necesaria la formación e intervención de la Junta de Vigilancia del río Nexapa, en vista de que la Gerencia General ... se está encargando del reparto de aguas de la mencionada corriente ... debiendo tomar en cuenta que con la disposición anterior queda finiquitada cualquier nueva gestión sobre formación e intervención de la llamada Junta de Vigilancia del río Nexapa" (AHA-AS, Caja 2077, Exp. 3138, foja 712).

Sin embargo los integrantes del Comité de Vigilancia se negaron a desaparecerla y haciendo caso omiso a los señalamientos de su inexistencia jurídica y finiquito de las gestiones, prosiguieron con las tareas siempre presentes y renovando sus cuadros directivos desde 1968 hasta 1980, cuando hay una nueva iniciativa de las "Autoridades" de desconocerla y suprimirla

El 11 de mayo de 1980, el Director General de Aprovechamientos Hidráulicos, Ing. Felipe Pérez, le comunicó al Ing. Carlos M. Castaños, representante de la SARH en el estado de Puebla

"La Ley Federal de Aguas, el Reglamento de la Ley Federal de Aguas vigente ... y el Reglamento para la organización y funcionamiento de Juntas y Jueces de Aguas, no contemplan la existencia y funcionamiento de algún organismo denominado Cuerpo de Vigilancia ni éste se encuentra comprendido en la clasificación que de las personas morales establece el artículo 25 del código civil para el Distrito Federal [por lo tanto] el referido Cuerpo de Vigilancia carece de personalidad jurídica" (AHA-AS, Caja 548, Exp. 8141, fojas 297-298).

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La capacidad de actuación del Comité de Vigilancia a despecho de las "Autoridades" y nueva supresión, por oficio, del Comité de Vigilancia

Esta nueva iniciativa de supresión tiene su antecedente en la actuación del Comité de Vigilancia respecto a la toma de agua para regar frutales por parte del cuidador de Portezuelo I, considerada ilegal por el Comité de Vigilancia. El asunto llega a distintas "Autoridades" y en la cuidadosa revisión de derechos de aguas entre el Comité de Vigilancia, presidido por Roberto Lozada, y el representante de la SARH en Puebla, descubrieron que en el caso de la colonia ejidal Emilio Portes Gil de los 100 lps que utilizaban desde 1959, únicamente les correspondía por resolución presidencial 36.5 lps y acto seguido, la directiva del Comité de Vigilancia procedió a disminuir el agua que disfrutaba esta colonia, hasta llegar a los 36.5 lps.

El 25 de julio de 1980, los productores de la Colonia Emilio Portes Gil se quejaron ante el Gobernador del estado de Puebla, Dr. Alfredo Toxqui Fernández, que el Comité de Vigilancia les había disminuido la cantidad de agua que disfrutaban desde 1959.

Producto de esta queja, el Ing. Castaños comunicó a Roberto Lozada presidente del "autonombrado Comité de Vigilancia de las Aguas de los ríos Atoyac y Nexapa", que si la Ley Federal de Aguas vigente no contempla el reconocimiento de ningún organismo denominado "Cuerpo de Vigilancia" y por lo tanto carecía de personalidad jurídica para actuar, evitara tomar decisiones sobre el reparto del agua. Y acto seguido le solicitó a Roberto Lozada que informara las razones de su proceder, pero en virtud de que Roberto Lozada era "un particular y no un funcionario ... me estoy permitiendo invitar a usted para que por escrito se sirva hacer las aclaraciones pertinentes de dichas quejas" (Castaños a Lozada. AHA-AS, Caja 548, Exp. 8141, fojas 304-305).

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Lozada nunca envió por escrito las "aclaraciones" de su proceder. Pero tres días después de recibir el comunicado anterior, se envió al representante de la SARH en Puebla un comunicado firmado y sellado por todos los integrantes del Comité de Vigilancia donde le solicitan:

"se sirva girar sus respetables órdenes a quien corresponda para que a la mayor brevedad posible el actual Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa ... sea elevado a la categoría de Junta de Agua para que pueda vigilar en auxilio de esa representación [la] vigilancia estricta de la distribución de las aguas entre los usuarios que tengan derecho"(AHA-AS, Caja 2,887, Exp. 31,508, fojas 125-126).

A raíz de la solicitud para darle personalidad jurídica al Comité de Vigilancia, las autoridades centrales y estatales de la SARH, dieron exactamente el mismo tratamiento que en años anteriores las mismas autoridades centrales y estatales de la SRH y la propia Comisión del río Balsas les habían dado: El 23 de enero de 1981, el Subdirector de Legislación de la SARH Lic. Eduardo Luna Espinosa, comunicaba al Ing. Felipe Pérez, Director General de Aprovechamientos Hidráulicos de la SARH que a lo largo del río Nexapa existen constituidas y reconocidas las juntas de aguas, por lo tanto, si se reconoce como junta de aguas al "Comité de Vigilancia, se duplicarían las funciones de las juntas ya existentes e invadiría la esfera de la competencia de las mismas [por lo tanto el trabajo que desarrolla el Comité de Vigilancia] no se realizó conforme a lo dispuesto [por] el reglamento para la organización y funcionamiento de las Juntas de Agua" (AHA-AS, Caja 3,254, Exp. 44,678, foja 122).

El Ing. Carlos M. Castaños, representante de la SARH en Puebla, al recibir copia de este comunicado, repitió a su vez el tratamiento que dieron sus antecesores al Comité de Vigilancia. El 10 de febrero de 1982 les comunicó a todos los ejidos que forman parte del Comité de Vigilancia que "por acuerdo de la superioridad, se desconoce a partir

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de esta fecha, al Comité de Vigilancia de los ríos Nexapa y Atoyac por no estar considerado legalmente ... dentro de la Ley Federal de Aguas en vigor ni en el Reglamento para la organización y funcionamiento de las Juntas y Jueces de Agua" (AHA-AS, Caja 3,254, Exp. 44,678, foja 36).

Pero al igual que el resto de los comunicados anteriores, los integrantes del Comité de Vigilancia hicieron caso omiso y continuaron con su propia dinámica. Entre otras cosas, el 22 de febrero de 1982, Roberto Lozada Apanco, ahora llamado "ex presidente del desaparecido Comité de Vigilancia de las Aguas de los ríos Atoyac y Nexapa" en los comunicados oficiales de la SARH, continuaba efectuando cobros a sujetos que no pertenecían al padrón de usuarios de los ríos Atoyac y Nexapa. A Teófilo Ponce Ocotl, empleado de la CFE Portezuelo y encargado de vigilar la planta, le cobró "la cantidad de $7,000.00 por el permiso que le concedió" para regar los arboles frutales que se encontraban en los terrenos de la planta Portezuelo I (AHA-AS, Caja 3,254, Exp. 44,678, foja 29).

Hacia finales de 1983, Pablo Caballero sustituyó en la presidencia del Comité de Vigilancia a Roberto Lozada Apanco y prosiguió con el control de las tareas siempre presentes a pesar que la organización de los regantes se encontraba fuera del cuerpo de la legislación vigente.

En el marco actual de la ley, continúan las lagunas legales que permitirían otorgarle al Comité de Vigilancia personalidad jurídica para el cumplimiento de sus actividades8 , sin embargo este hecho no parece preocupar al Comité de Vigilancia, ya que continúa funcionando no únicamente en las actividades que históricamente había desempeñado, sino que, como se verá más adelante, ahora hace fuertes inversiones de capital en efectivo para la rehabilitación y construcción de la obra hidráulica, a pesar de su estatus jurídico.

El comite de vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa y el control de las tareas siempre presentes

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Distribución.

En la distribución de las aguas el Comité de Vigilancia, parte del cuadro de distribución, éste fue elaborado a partir de las dotaciones que por resolución presidencial han sido entregadas en la zona (ver Cuadro: Ejemplo de ajustes al cuadro de distribución). Puntualizamos lo anterior, porque el Comité de Vigilancia, en una expresión muy propia de autoridad sobre las aguas,

en asamblea celebrada en 1987, otorgó por consenso dotaciones de agua a siete ejidos de la parte alta del río Nexapa denominados los diez pueblos.

A partir del cuadro de distribución, anualmente el Comité de Vigilancia solicita a la CNA de Puebla el apoyo de un profesional que se encargue de llevar a cabo el aforo en las doce presas derivadoras del río Nexapa y en las tomas a lo largo de los canales generales que nacen de estas presas derivadoras.

El primer aforo lo llevan a cabo a partir del 10 de octubre de cada año. El comisionado por la CNA es acompañado en su recorrido para aforar por la directiva del Comité de Vigilancia, los representantes de las juntas de agua de cada presa derivadora y voluntarios que deseen observar el proceso. Después de regular cada presa derivadora, se procede a aforar y regular cada una de las puertas o partidores que se encuentran localizadas a lo largo del canal general correspondiente. En este recorrido, el aforador de la CNA va acompañado de la presidencia de la junta de aguas del canal general correspondiente, los comisariados ejidales de pueblos beneficiados, jueces de agua y el atopile del canal general.

Una vez finalizado el aforo general, para evitar que los usuarios de aguas arriba tomen más agua de la que les corresponde en el cuadro de distribución y falte en consecuencia para la dotación de los usuarios localizados aguas abajo, "pintamos señas en el nivel del agua que a cada presa le toca, así los compañeros de las presas de

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abajo dan sus vueltas en la tarde, en la noche o a la hora que sea. Entonces, si baja el nivel de la marca de pintura que dejamos, es que alguien está agarrando agua de más y allí mero lo agarramos. Entonces como los de abajo son los más interesados en que les llegue el agua, son los que más revisan que no haya fugas y que los de aguas arriba respeten los acuerdos de la asamblea" (Porfirio de León, regante del Nexapa, mayo 1997).

Sin embargo, dependiendo de las fluctuaciones del caudal es posible aplicar nuevos aforos al Nexapa y canales generales.

"Por decir algo, en el aforo general del 18 de octubre de 1996 a la presa derivadora Chilhuacán le entran nomás los 601 litros por segundo que tiene el cuadro de distribución. Pero si en enero de 1997 el río lleva menos agua de la que llevaba en octubre del 1996, entonces se hace otro aforo general de todo el río Nexapa con las mismas gentes que hicieron el otro. Este nuevo aforo es para repartirnos en proporción el agua que lleva el río. Entonces si en este segundo aforo general el agua del río Nexapa lleva la mitad del agua, a la presa derivadora de Chilhuacán le van a tocar en lugar de los 601 litros por segundo, nomás 300.5 litros por segundo y así para cada una de las presas. Y así para cada una de las tomas de los canales generales. Y así, según baje o suba el agua del río, se vuelven a hacer más aforos" (Porfirio de León, regante del Nexapa, marzo 1997).

Las doce presas derivadoras del río Nexapa tienen su dotación de acuerdo con la resolución presidencial correspondiente y ésta se expresa en el Cuadro de Distribución de los regantes del río Nexapa. Sin embargo el estiaje, los achololes, lluvias, manantiales y escurrimientos que existen a lo largo del río de acuerdo con la temporada del año, provocan que el caudal decrezca o incremente, alterando el gasto hidráulico que corresponde a cada presa derivadora. A partir de estas altas y bajas, el Comité de Vigilancia solicita nuevame nte

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el aforador en la CNA de Puebla, quien de inmediato afora las presas derivadoras junto al Comité de Vigilancia. Si el caudal del río es mayor o menor a la asignación que cada presa tiene en el cuadro de distribución, éste se prorratea entre las doce derivadoras y una vez efectuado el aforo, se dejan marcas o señas a la entrada de las derivaciones, permitiendo más tarde que cualquier usuario, a la hora que desee pueda revisar y supervisar el nivel del agua en cada derivación. (Ver Cuadro: Ejemplo de ajustes al cuadro de distribución).

A pesar que los regantes o representantes de las juntas de agua de las 12 presas derivadoras revisan cada derivación, los usuarios de las presas derivadoras que se localizan aguas abajo (Ayutla, Coyula, San Nicolás Tolentino , Barrios Occidentales y Raboso), son los que con mayor frecuencia llevan a cabo las revisiones. A estos vigilantes del agua, "nadie les paga, el que está en la parte baja del río tiene que ir a cuidar arriba que nadie agarre agua de más, y es cosa del comisariado o de su comunidad que le den o no algo de centavos. Cada quien sabe cómo se acomoda" (Camilo de León, presidente del Comité de Vigilancia, abril 1997).

La revisión de las presas es más rigurosa durante los meses más difíciles del período de estiaje: marzo, abril, mayo y junio. Para efectuar esta revisión, ellos cuentan con un rol, de tal manera que evitan que las tomas localizadas aguas arriba utilicen más agua de la que les corresponde. Quienes supervisan las derivaciones localizadas aguas arriba -desde la presa Echeverría hasta Ayutla- son los jueces de aguas, comisariados ejidales, ejidatarios o comisionados por la asamblea general del ejido. En sus recorridos (diurnos o nocturnos), se trasladan en vehículos de su propiedad y se dedican a revisar las tomas de las presas derivadoras localizadas aguas arriba. Las actividades más importantes de esta revisión, es verificar que cada presa tome únicamente el agua que le corresponde según el cuadro de distribución

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acordado (prorrateo de escasez o excedentes de agua), que el agua circule normalmente y no existan piedras, troncos o ramas que obstruyan la circulación del caudal del río Nexapa.

Si en la supervisión los ejidatarios encuentran tomas alteradas, inmediatamente reportan a las autoridades del ejido y a su representante (parte alta, media o baja del río) en la directiva del Comité de Vigilancia las anomalías y durante la próxima asamblea del Comité de Vigilancia, el o los comisariados perjudicados exponen las anomalías encontradas:

"lo primero que dicen en asuntos generales es: pido la palabra para denunciar que en la presa fulana encontramos a don fulano con alteraciones o agarrando agua de más ¿qué le vamos a hacer? Y el Comité de Vigilancia le impone la sanción" (Camilo de León, presidente del Comité de Vigilancia, abril 1997).

Sanciones a robo de agua

Si los ejidos, comunidades y productores privados que pertenecen al Comité de Vigilancia del Nexapa no cumplen con cuatro actividades fundamentales: respetar los niveles de distribución del agua, mantenimiento al canal y túnel de Portezuelo y las cooperaciones correspondientes, corren el riesgo de ser acreedores de una sanción por el pleno de la asamblea9 . La naturaleza de esta sanción no se localiza dentro del contexto de la legislación vigente, sino que constituyen acuerdos a los que han llegado en el proceso mismo de consolidación de la organización de regantes y cuentan con la aprobación de todos los integrantes del Comité de Vigilancia. Desde que se determinó el tipo de sanción -hasta antes de 1994 era de carácter económico, pero actualmente es castigo en horas/agua- hasta la fecha no existe un solo caso donde algún individuo siendo sancionado trate de evitarlo.

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"Si alguien quisiera echar pleito para evitar el castigo, iríamos toda la gente a echarle pleito" (Camilo de León, presidente del Comité de Vigilancia, abril 1997).

Antes de 1994 las sanciones eran de carácter económico. Se sancionaba a los usuarios que llegaban tarde o faltaban a las reuniones del Comité con 50.00 pesos,

"... y a veces los compañeros sufrían para pagar. Para el aforamiento también había que cooperar 50.00 pesos por cada toma. Entonces desde que llegamos nosotros en 1994, dijimos que eso no. Vamos a respetarnos. Vamos a eliminar esas multas porque muchas veces no hay dinero y estamos sacrificando a las personas" (Sebastián Silva, tesorero del Comité de Vigilancia, marzo 1997).

Pero antes de 1994, cuando fueron presidentes del Comité de Vigilancia Roberto Lozada y Pablo Caballero si encontraban que algún usuario o ejido cometía alguna infracción de las señaladas, la sanción era totalmente de carácter económico.

"... y ahora que la sanción ya no es en billetes, la gente le saca más a cometer una infracción. Si yo robo agua del canal general y me dieran a escoger de castigo entre quitarme 24 horas el agua o me pidan que dé yo medio millón (500.00 nuevos pesos), si el agua que me robé se la eché a una siembra que lo valorice, mejor doy el medio millón" (Porfirio de León, regante del Nexapa, mayo 1997).

Con el pleno de la asamblea del Comité de Vigilancia, se tomó el acuerdo que donde las sanciones dejaban de ser económicas y se adoptaba la suspensión del beneficio del agua a los usuarios que cometían infracciones, y al decir de Camilo de León, Sebastián Silva y Porfirio de León el número de sanciones tendió a bajar considerablemente. En esta asamblea celebrada a principios de 1994 se apuntó en el acta que los usuarios que dispongan de más agua de la que les corresponde, la primera vez recibirán

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por castigo la suspensión por 120 horas; la segunda vez, 240 horas y la tercera, 360 horas y así sucesivamente.

"¿por andar de maloras quien va a querer en la temporada de estiaje lo castiguen con 120 horas? pues nadie. Lloran" (Camilo de León, presidente del Comité de Vigilancia, mayo 1997).

Monitoreo y sanciones a robo de agua

"Si nosotros metemos agua de más a la presa Chilhuacán y ésta se viene por todo el canal general para regar más tierra y pasan supervisando otros compañeros campesinos de las presas derivadoras que se encuentran aguas abajo y que participan en el Comité de Vigilancia y ven lo que estoy haciendo, que no respetamos las marcas de los aforos. La primera vez, el Comité de Vigilancia nos castiga con cerrar la compuerta de entrada del agua 120 horas. Si por caprichudo o porque me sienta don fulano, digo: ya me fregaron, me voy a ir parejo, voy y pongo otra vez más agua. Y la segunda vez también me vuelven a encontrar, me cierran la compuerta de entrada a la presa Chilhuacán durante 240 horas y así se van acumulando. Pero nomás con eso ¿quien va a querer que le quiten el agua? Imagínese que a nosotros los usuarios del canal del Chilhuacán nos quitaran el agua nomás 120 horas toda la dotación de 601 litros por segundo y esta agua se fuera para beneficio de los compañeros de más abajo del río Nexapa, no hombre pegamos de gritos. ¿Entonces que es lo que hacemos?: que nos tenemos que sujetar a lo que dice el acta. Y esa misma acta es para todas las presas, hasta la de Ayutla que está más allá de Izúcar de Matamoros sobre el río Nexapa" (Camilo de León, presidente del Comité de Vigilancia, mayo 1997).

Y a partir de este acuerdo, cuando en las asambleas del Comité de Vigilancia se denuncia y comprueba que algún usuario violó la disposición del agua, entre todos consensan la suspensión del agua y designan los delegados encargados

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de ejecutar esta suspensión; los cuales se trasladan a las presas derivadoras o a los ejidos donde van a aplicar la sanción y ahí suspenden el beneficio del agua a los infractores y la entregan prorrateada a la presas derivadoras o a las comunidades más próximas que se localizan inmediatamente aguas abajo.

"Y así, se ha venido controlando la cosa. Quitamos las multas económicas para no estarnos amolando con dinero y estarse preguntando que quién es el que maneja los centavos. Mejor quedamos en el castigo de tumbar el agua" (Sebastián Silva, tesorero del Comité de Vigilancia, marzo 1997).

Niveles organizativos y esferas de competencia en sanciones a robo de agua

La dinámica de organización de regantes del río Nexapa está determinada por niveles, en este sentido al Comité de Vigilancia le corresponde discutir y tratar los asuntos relacionados con las doce presas derivadoras, pero no discute problemas relacionados con la distribución del agua, ni las sanciones en el nivel de las juntas de aguas. Sin embargo, sí han existido casos donde en el nivel junta de aguas no se resuelven problemas entre ejidos, y el Comité de Vigilancia se ve obligada a intervenir:

"Si a un ejido que pertenece a alguna junta de agua no le llega por el canal general el agua que le corresponde porque a la mala dispuso de ella el otro ejido que se encuentra aguas arriba. Y después de poner su queja en la junta de aguas éstos no le resuelven el problema, el ejido perjudicado acude ante el Comité de Vigilancia a poner su queja y a este nivel le resuelven el problema. Entonces el que castiga los robos de aguas es el Comité de Vigilancia, no son las juntas de aguas, porque la queja llegó a la asamblea general y allí tenemos que decir el castigo" (Camilo de León, presidente del Comité de Vigilancia, abril 1997).

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Sanciones a omisiones en cuotas, en faenas de mantenimiento y otros

A diferencia de los casos anteriores, cuando se trata de incumplimiento en la aportación de cuotas para las actividades del Comité, cooperaciones para resolver problemas de derrumbes en el túnel de Portezuelo, revestimiento del canal Portezuelo, mantenimiento y limpieza de los tramos que como usuarios les corresponde en túnel y canal de Portezuelo, el Comité de Vigilancia les envía por escrito tres notas de extrañamiento. Si a pesar de haber recibido dos notas, no cumplen con los compromisos contraídos, al tercer extrañamiento se hacen acreedores a la suspensión del derecho del uso del agua durante 120 horas, y así sucesivamente hasta que cumplan los compromisos contraídos.

Mantenimiento y construcción del conocimiento

A pesar de que en el río Nexapa los ejidos, en su mayoría, fueron constituidos y dotados de las aguas entre 1923 y 1940; éstos, antes de 1963, nunca proporcionaron mantenimiento al canal y túnel de Portezuelo -lugar por donde se conducen las aguas que se derivan del Atoyac al Nexapa.

Esta situación se explica a partir de la hegemonía política en la región de dos actores que se beneficiaban con las aguas del trasvase Atoyac-Nexapa, Willian Jenkins en la zona de Atencingo hasta principios de los sesenta y Sebastián B. Mier (o descendientes) como propietario hasta 1962 de las plantas generadoras de energía eléctrica -la presión de la caída de las aguas del trasvase alimenta turbinas y genera electricidad- Portezuelo I y Portezuelo II. Jenkins y Mier (unidos a algún ex-hacendado como Maurer), al beneficiarse con la siembra de grandes extensiones del cultivo de la caña de azúcar y con la generación y venta de energía eléctrica, fueron quienes proporcionaban mantenimiento a la infraestructura del trasvase Atoyac-Nexapa, sin tomar en cuenta al resto de los usuarios campesinos del Nexapa.

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"Sabíamos que regábamos 210 días al año, pero jamás supimos que teníamos que ir a donde está ahora la presa Echeverría, donde está el canal que era de tierra a limpiarlo y ahora se está revistiendo, nunca. El que se encargaba de eso era Jenkins que fue el dueño de Atencingo. Estaba unido a Sebastián B. Mier que fue el de las plantas de Portezuelo. Y, antes de hacer el Comité de Vigilancia, antes de esa fecha todos nosotros no sabíamos nada del río, porque todo eso lo manejó Jenkins desde Atencingo hasta 1960. Antes de 1960 Jenkins era el rey en todo esto. Antes del borlote de los de Atencingo, Jenkins se ponía de acuerdo con Maurer que era el dueño de la hacienda Chilhuacán y con otros grandes propietarios para manejar el río Nexapa. Jenkins subía hasta donde se venían las aguas del río Atoyac y él y sus mayordomos sabían de limpias y todo lo del mantenimiento al río Nexapa. Entonces es por los sesenta, cuando se da el bajón del agua del río, cuando recorremos todo el río arriba, cruzamos el túnel y seguimos avanzando siguiendo el río por Tlaxcala, pero antes de eso ni por curiosidad habíamos seguido el río arriba. Por eso hasta 1964 es cuando se empezó a echarse tramos de [limpieza del túnel] acá arriba de Malacatepec y todo eso" (Camilo de León, presidente del Comité de Vigilancia, junio 1997).

A un año de la muerte de Jenkins, a dos años de la adquisición de los bienes y derechos de la sucesión Sebastián B. Mier por Nacional Financiera y tres años después de la constitución del Comité de Vigilancia, es en 1964 cuando los regantes del Nexapa dieron por primera vez mantenimiento a los 6,398 metros del canal y a los 4,724 metros del túnel de

Portezuelo, mediante los cuales se realiza el trasvase de las aguas del río Atoyac al Nexapa.

La primera vez que los integrantes del Comité de Vigilancia le dieron mantenimiento al túnel, en 1964, fue una tarea difícil. A pesar de que los usuarios de la parte

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alta del río Nexapa ya habían efectuado el recorrido con anterioridad, integrar al resto de los usuarios en las tareas del mantenimiento fue un proceso complejo donde lentamente se fueron incorporando a las tareas del túnel.

"Cuando se trató de recorrer el túnel la primera vez, la gente no quería. Entonces otro muchacho que se llama Carlos Luna, que me dice: -si quieres entramos. Si ya hemos entrado con velas, ahora que tenemos lámparas, pues vamos a recorrerlo. Nosotros sin tener obligación, entrábamos para recorrer el túnel y ver cómo estaba enzolvado, entrábamos como quien dice, sólo a ver. Entonces que nos dice el presidente del Comité de Vigilancia en ese entonces: -si entran ustedes me comprometo a pagarles dos salarios. Nos mandaba como caballos de batalla a ese muchacho y a mí. Y una vez que entramos al túnel, el resto de la gente nos fue siguiendo. De a dos, de a tres, se metían con nosotros al túnel, hasta que ya definitivamente entraron todos y perdieron el miedo" (Porfirio de León, regante del Nexapa, marzo 1997).

Este hecho que fue el inicio del proceso de dar mantenimiento al túnel por los usuarios del río Nexapa, permitió la colaboración colectiva en las tareas de desazolve, acarreo y arrastre por las lumbreras hacia la superficie.

A partir de esa fecha, cada año cuando se le da mantenimiento al canal y túnel de Portezuelo, toman el acuerdo en alguna de las reuniones que existen en forma obligatoria el primer domingo de cada mes en la sede de l Comité de Vigilancia. En ésta acuerdan la fecha de realización del mantenimiento y refrendan la longitud de canal y túnel que corresponde a cada presa derivadora.

Niveles organizativos y esferas de competencia en mantenimiento

El procedimiento de la operación y comunicación de la organización de regantes del Nexapa es por niveles. En el

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caso del mantenimiento del túnel la comunicación entre niveles se realiza de la siguiente manera: en el Comité de Vigilancia (el primer nivel) el primer domingo del mes de octubre la asamblea en pleno toma la decisión de la fecha del mantenimiento del túnel.

"... en esa junta que es por octubre de cada año, el presidente del Comité de Vigilancia dice que ya llegó la fecha de darle mantenimiento al canal y al túnel y entre todos se ponen de acuerdo del día en que hay que darle ese mantenimiento,... si meses más adelante vemos que el canal y el túnel están muy azolvados, nos ponemos de acuerdo para darle otra limpieza. Pero por lo regular le damos de dos a tres al año" (Porfirio de León, regante del Nexapa, mayo 1997).

A cuatro días de esta reunión, el jueves siguiente, en las juntas de aguas (el segundo nivel de organización) de cada una de las doce presas derivadoras se reúnen los comisariados ejidales, los representantes de los pequeños propietarios y los jueces de aguas para discutir y operar los acuerdos y compromisos de la reunión plenaria. En la asamblea de la junta de aguas, se les comunica a los presentes:

"en la junta del Comité de Vigilancia del domingo se trataron estos puntos: fulano y mengano y entre estos acuerdos, se quedó en limpiar el túnel y el canal para tal día, a nosotros como junta de aguas nos tocó limpiar entre esta y otra lumbrera y tantos metros de canal. Entonces en esta reunión entre nosotros nos pone mos de acuerdo para mandar la cantidad de gente que nos toca a cada ejido o a cada propietario privado"(Porfirio de León, regante del Nexapa, junio 1997).

Finalmente en la comunidad o ejido (el tercer nivel de organización) se convoca a una reunión general al quinto día de efectuada la reunión del Comité de Vigilancia, donde se informa a los ejidatarios los acuerdos substanciales del primer y segundo nivel organizativo, y se toman las decisiones que permiten hacer operativos

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estos acuerdos, tales como cooperaciones, movilización de usuarios, fechas de mantenimiento y otros. Una de las características importantes a señalar en este tercer nivel, es que si un ejidatario no se presenta al mantenimiento, está obligado a cubrir su ausencia con 50.00 pesos. Con estos recursos se cubre el salario de un jornal para quien lo sustituya en el mantenimiento.

Litros por segundo y mantenimiento

El Comité de Vigilancia tiene dos criterios para asignar el mantenimiento al canal y túnel de Portezuelo.

Para el canal de Portezuelo el compromiso es que cada una de las doce presas derivadoras dé mantenimiento de acuerdo con la cantidad de litros por segundo que dispone en la relación del cuadro de distribución, de tal manera que si en el cuadro de distribución la presa derivadora Chilhuacán se beneficia con 601 lps, su compromiso es dar mantenimiento a los primeros 601 metros del canal Portezuelo y así sucesivamente para las demás derivadoras.

En el mantenimiento al túnel que tiene una longitud de 4,724 metros y nueve lumbreras o respiraderos, el criterio de mantenimiento es la lumbrera. A lo largo del túnel Portezuelo se encuentran nueve lumbreras que están aproximadamente a 500 metros de distancia una de otra, estas lumbreras tienen diferente profundidad, la que menos profundidad tiene de la superficie al túnel, es de 25 metros, mientras la más profunda es de 60 metros. Otra de las características del túnel, es su altura variable, en su recorrido encontramos tramos que fluctúan entre los 1.80 y 6 metros. De estas nueve lumbreras, únicamente una de ellas tiene una escalerilla que permite llegar al fondo del túnel desde la superficie, de tal manera que cuando los integrantes del Comité de Vigilancia le dan mantenimiento entran al túnel por los dos extremos y por esta escalerilla.

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Cuando el Comité de Vigilancia convoca -hasta tres veces al año- a los usuarios para dar mantenimiento al túnel, éstos ya conocen la parte que les corresponde. Saben que el criterio es la lumbrera. En este sentido, los llamados diez pueblos -se encuentran en la parte alta del río Nexapa- son los responsables del tramo que comprende desde la entrada del túnel hasta la primer lumbrera; de la primera a la segunda lumbrera, le corresponde el mantenimiento a las presas derivadoras Chilhuacán y Champusco; de la segunda a la tercera, Teruel y Teyuca; de la tercera a la cuarta, Tepeojuma y La Galarza; cuarta y quinta, Tatetla y Raboso; de la quinta a la sexta, Barrios Occidentales y San Nicolás Tolentino y finalmente desde la sexta a la séptima, Coyula y Ayutla. El Comité de Vigilancia solo consideró en el mantenimiento del túnel siete de las nueve lumbreras. No tomaron en cuenta las últimas dos, ni el tramo de la salida del túnel, porque en esta parte el piso del túnel es completamente de piedra y la corriente de agua del río Atoyac cae en pendiente. Estas condiciones evitan que en esta zona el túnel se azolve.

La limpieza del túnel y la comunidad de malacatepec

El proceso mismo del mantenimiento del túnel de Portezuelo, obliga la división de los ejidatarios en tres grandes grupos10 que se turnan las actividades: los que trabajan dentro del túnel recolectando azolve y llenando sacas de polietileno, los responsables de jalar en cada una de las siete lumbreras las sacas desde el túnel hasta la superficie con una soga, y los responsables de retirar las sacas de azolve desde las lumbreras, que se encuentran rodeadas de siembras de maíz, hasta el extremo de los campos de cultivo. Este proceso de mantenimiento que implica la movilización los sembradíos de maíz de cientos de ejidatarios, provoca que los ejidatarios de Santa María Malacatepec exijan el pago de un impuesto de paso entre la milpa y que cada año se repita el ritual de la discusión

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entre ambos grupos sobre la manera de pagar este impuesto.

"Desde que tengo uso de razón, cuando le damos mantenimiento al túnel y sacamos por las lumbreras los costales con el azolve, debemos tener mucho cuidado de no lastimar el maicito de los de Malacatepec. Si pisamos una mata de maíz nos la cobran. Y la verdad son exagerados para cobrar la plantita de maíz que pisamos. Cuando hicimos la limpia en abril y estaba la milpa chiquita, tenía como unos 25 centímetros de altura, nomás porque se maltrataban las hojas, nos querían cobrar a cinco pesos cada mata. Y como cada año, nomás les dijimos: ¿quieren que les paguemos las matas de maíz maltratadas a cinco pesos cada una? Perfecto, entonces vamos a cooperar para pagarles las matas, cuéntelas usted. Y en una de las milpas dio una cuenta de 350 matas a pagar.

Entonces el jefe del Comité de Vigilancia dijo: Perfecto, pues ya las pisamos, pues pagamos. Dentro de tres días aquí nos espera a las 12:00 para venirle a entregar los cinco pesos por mata maltratada. Pero así como le vamos a dar a usted el dinero, así vamos a ir arrancando mata por mata, las que usted nos dice que pisamos son las que vamos a arrancar. Nooo -dice- pero eso no está contemplado, esos centavos son porque orita las pisaron, pero esas matas todavía van a dar maíz. Y le dijo el Jefe del Comité: si todavía van a dar maíz entonces no hay pérdida, ¿cómo le vamos a pagar una cosa que no está perdida? Y dialogamos, y al rato ya nomás le dimos cincuenta pesos para los refrescos. Pero ya no en pleito, sino amistosamente" (Porfirio de León, regante del Nexapa, junio 1997).

Empleados: rejeros

En el sistema del trasvase de las aguas del río Atoyac al Nexapa, desde la presa derivadora Echeverría hasta el tanque de carga -lugar donde se incorporan las aguas del río Atoyac en la tubería de presión para caer en Portezuelo I, trabajan durante el año cuatro rejeros. Dos

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Antología sobre organizaciones autogestivas

386

de estos (los que laboran en el tanque de carga), se cubren en la nómina de la CFE, mientras que para los otros dos, el Comité de Vigilancia cubre su salario anual con las cuotas de los regantes. El primer rejero pagado por el Comité de Vigilancia, se localiza en la presa derivadora Echeverría (lugar del trasvase de las aguas del Atoyac al Nexapa) mientras que el segundo desempeña su tarea justo en la entrada del túnel de Portezuelo (o como la denominan los campesinos: entrada San F rancisco).

"a los rejeros se le paga todo el año para que le estén dando manutención a la entrada del agua del Atoyac en la Echeverría y en el túnel. Les decimos rejeros porque a la entrada de las aguas del río Atoyac en la Echeverría y en el túnel, hay una reja de fierro y ellos tienen que estar allí todo el tiempo quitando el plástico, las ramas, los perros muertos y toda la cochinada que echan los de Puebla al paso del río por la ciudad y que puede tapar el paso del agua." (Sebastián Silva, mayo 1997).

Para pagarles a los rejeros nos cooperamos entre todos los usuarios del río Nexapa y se les paga 50.00 pesos diarios durante todo el año, a nosotros en nuestro ejido, la verdad es que se coopera poquito, a mí por decir algo, me tocó cooperar nomás 40.00 pesos en 1996, aunque hubo otros que pagaron unos pesos más y otros unos pesos menos porque la cooperación se basó en la dotación de agua que cada presa derivadora y cada ejido tienen en el cuadro de distribución, pero en realidad fue poco lo que se pagó de cooperación para el rejero. Pagamos 3.00 pesos por litro de agua que cada ejido, cada propietario privado, cada presa derivadora recibe y así se saca la cantidad de dinero que cada quien tiene que cooperar" (Porfirio de León, regante del Nexapa, mayo 1997).

Inversiones en mejoramiento de la infraestructura

En 1996, el Comité de Vigilancia convocó a todos los usuarios de las doce derivadoras a participar en la tarea monumental del revestimiento de los 6,138 metros del canal Portezuelo. Después de un proceso de discusión en

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El Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa 387

cada uno de los tres niveles, la propuesta fue aprobada por unanimidad. Lograron que, bajo el esquema de co -financiamiento con el Gobierno Federal y a través de la CNA se licitara el contrato SGC-96-33A. En este contrato, se especificaba que el costo total de la obra de revestimiento del canal Portezuelo en los 3 metros de base y 1.60 metros de altura, sería de 4'529,709.90 pesos; los integrantes del Comité de Vigilancia, antes que el mismo Gobierno Federal, hicieron la aportación de 2,264,854.95 pesos, 50% del costo total de la obra hidráulica. La estrategia que aplicaron para cubrir este capital fue la misma que utilizan en el mantenimiento: el Comité de Vigilancia asignó una cuota de 362.65 pesos por cada litro por segundo de agua que se deriva en cada una de las doce presas derivadoras.

"En estos momentos estamos revistiendo todo el canal los del Comité de Vigilancia, estamos pagando 50% nosotros y otro 50% el gobierno. Y el costo total de la obra fue tratado en más de 4,500 millones de viejos pesos. Para pagar la mitad, todos los beneficiarios de río Nexapa nos la repartimos según los litros de agua que goza cada uno. Y todos le entramos. Todos los pequeños propietarios y todos los ejidatarios, porque si no, no tienen agua. Esta obra nos va a beneficiar en primer lugar, en que el agua va a llegar más rápido y, en segundo lugar, en que por todo el tramo ya no va a haber fugas, fugas le llamamos al agua que se traga la tierra y en tercer lugar, para desazolvar el canal es más rápido y menos friega" (Sebastián Silva, tesorero del Comité de Vigilancia, febrero 1997).

Un derrumbe en el túnel e inversión en rehabilitación

Los derrumbes anteriores del túnel de Portezuelo habían sido de menor magnitud y controlados por los usuarios, pero en marzo de 1997 el Comité de Vigilancia, enfrentó el más grande derrumbe del túnel. Entre la cuarta y quinta lumbrera se desprendieron aproximadamente 100

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Antología sobre organizaciones autogestivas

388

metros del techo del túnel y aunque no se bloqueó en su totalidad, el riesgo mayor consistía en la posibilidad de derrumbes sucesivos. En la reunión convocada por el Comité de Vigilancia para discutir este punto, se tomó el acuerdo de dirigirse ante la CNA para que ésta los apoyara enviando un técnico que evaluara la magnitud de los daños e indicara las áreas del túnel donde los usuarios apuntalarían el túnel, de tal manera que esta actividad les permitiera, como en las ocasiones anteriores, que movilizaron regantes, concentrar la piedra en las dos lumbreras más próximas y jalar las sacas de escombro hacia la superficie. Días más tarde, los de la CNA dieron respuesta a la petición del Comité de Vigilancia:

"La Secretaría de Agricultura o la CNA o como se llame ahora siempre nos dijo: en cualquier trabajo cuenten con la asistencia técnica. ¿Cuál fue la asistencia técnica en este caso que se derrumbó una parte del túnel? La asistencia técnica es que nos mandaron tres ingenieros que vinieron, tomaron nota del derrumbe y mandaron su reporte a la gerencia de CNA y allí nos hicieron un llamado a los del Comité de Vigilancia. Nos dijeron: ya están los resultados de la asistencia técnica, según el informe de los ingenieros, son tantos metros de derrumbe. Ustedes ¿cómo piensan resolver el problema del derrumbe? ¡Bonita asistencia técnica nos dieron! No nos dijeron: les vamos a mandar un técnico que evalué el daño y les saque un presupuesto de la obra. Por eso nos las tuvimos que arreglar solitos, a puro brazo partido.

"Y no nos apoyan porque nosotros manejamos el agua de manera diferente, por eso la gerencia de CNA no tiene interés de que se componga o no se componga rápido. Pero si estuviéramos como los que tienen distrito de riego, entonces sí, la Gerencia reparaba el derrumbe y nomás nos diría: la obra salió en tantos miles de pesos y ustedes deben tantos miles y a pagarlo . Pero como nosotros no somos distrito de riego, nos dejan que solitos paguemos

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El Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa 389

las reparaciones, nos dejan solos" (Porfirio de León, regante del Nexapa, abril 1997).

Al recibir esta respuesta, la discusión inmediata de la directiva del Comité de Vigilancia fue ponderar si aún con el riesgo de nuevos derrumbes, aplicaban la movilización de los usuarios para resolver el problema o se impulsaba la idea de contratar una compañía constructora que eliminara el derrumbe. Finalmente el acuerdo que tomaron entre todos los regantes del río Nexapa fue contratar un especialista en el área

"...si metíamos a nuestra gente y ¿había un derrumbe mayor? podría haber desgracias y sus familias se quedarían solas, solos sus hijos, pero lo discutimos y yo me incliné por contratar a alguien que hiciera el trabajo" (Camilo de León, presidente del Comité de Vigilancia, mayo 1997).

A partir de este acuerdo, el hijo de uno de los usuarios de la derivadora Champusco, que presta sus servicios en las obras del Metro en la Ciudad de México, señaló en la asamblea del Comité que la compañía para la que laboraba se especializaba en la construcción subterránea para el Metro y propuso su contratación, la asamblea lo apoyó para que fuese el responsable de investigar el presupuesto y las condiciones generales de la obra.

El presupuesto proporcionado por la constructora, y aceptado por el Comité de Vigilancia, para resolver el derrumbe del túnel, fue de 278,000 pesos. Para cubrir esta cantidad, la asamblea del Comité de Vigilancia acordó que cada usuario liquidara 42.50 pesos por cada litro de agua que disponían en el cuadro de distribución. En este sentido, a los ocho usuarios que componen la junta de aguas de la presa derivadora Chilhuacán que disponen de 601 lps en el cuadro de distribución, liquidaron 25,542.50 pesos. Al ejido Revolución, uno de los ocho usuarios de esta presa derivadora y que disfruta de 139 lps en el cuadro de distribución, aportó la cantidad de 5,907.50 pesos, cada uno de los 49 ejidatarios de

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Antología sobre organizaciones autogestivas

390

Revolución liquidó 120.50 pesos. Y así sucesivamente para cada uno de los usuarios que se benefician con las aguas de los ríos Atoyac y Nexapa.

Conclusiones

En el Nexapa la presencia del Estado ha sido importante en dos sentidos: en un sentido afortunado: dotó de aguas a ejidos y comunidades; presta el servicio de un aforador para medir en las tomas de las derivadoras y en los partidores de los canales generales; a lo que hay que añadir el esfuerzo compartido al lado de los regantes para lograr el revestimiento completo del canal Portezuelo. En contraste con estas acciones, el Estado también ha asumido en diferentes períodos históricos un papel poco afortunado: durante más de treinta años la SRH distribuyó el agua en perjuicio de los ejidos, beneficiando con esta agua a las propiedades de Willian Jenkins amparados en el proyecto de 1930; también, y debido a la legislación existente, no se ha podido constituir de jure el Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa, lo que implica también su ausencia en la mesa de negociaciones y la toma de decisiones en los Consejos de Cuenca.

Como organización social de regantes, podemos señalar que el Comité de Vigilancia ha creado sus propios mecanismos de resistencia para mantener el control de las aguas de los ríos Atoyac y Nexapa; que las ha administrado eficaz y democráticamente y, desde esta perspectiva, nos parecería que el Estado debiera adoptar estrategias regionales que inviten a las organizaciones existentes a participar y que estimulen el proceso de organización de los regantes, de tal manera que la tendencia sea a generar prácticas de carácter autogestivo.

Notas

* La investigación se desarrolló durante 1997 y 1998, como estudiante del programa de Estudios del Desarrollo Rural, Colegio de Postgraduados y en el marco del proyecto coordinado por J. Palerm Viqueira "Organización

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El Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa 391

social de sistemas de riego en México", financiado por CONACYT, clave 3242P-S9607. El presente ensayo está basado en la tesis La Organización Social de los regantes en el río Nexapa, estado de Puebla.

1 En 1963, después de la muerte de Jenkins, el Director General de Aprovechamientos Hidráulicos de la SRH le comunicó al Gerente General de la SRH en Puebla que las aguas del río Nexapa se habían distribuido entre los regantes a partir de "un proyecto de repartimiento que no llegó a legalizarse, formulado por el Ing. J. Santos Salcedo" (AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, foja 26)

2 La representación de los regantes en el Comité de Vigilancia se ha ido modificando a lo largo del tiempo. En 1961 se conformó con representantes de 8 presas derivadoras, entre los cuales se nombró al presidente, y suplente del presidente; en 1963 se incorporaron 3 presas derivadoras; en 1980 a los puestos de presidente, secretario y tesorero son candidatos autoridades del agua a nivel de comunidad o de junta de aguas, considerando que debe quedar en alguno de los puestos un representante por la parte baja, por la parte media y por la parte alta del río, adicionalmente se implementó una asamblea el primer domingo de cada mes donde son requeridos ex-oficio los presidentes de las juntas de aguas y los comisariados ejidales y los jueces de aguas.

3 No se localizó el Reglamento de 1919 y sólo contamos con referencias alusivas.

4 Al respecto ver Rodríguez Meza 1998: 140-146. 5 Sobre Atencingo y Jenkins ver Ronfeldt 1975.

6 Para el seguimiento de los derechos de aguas en este tramo del Nexapa contamos con la referencia a un Reglamento de 1919; el Cuadro de Distribución [no autorizado] del Ing. J. Santos Salcedo; para 1635 existe el documento de la sentencia Peñafiel que describe los derechos de agua y la distribución del agua sobre este tramo del río Nexapa (AHA-AS, Caja 271, Exp. 6,539,

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Antología sobre organizaciones autogestivas

392

fojas 486-511) utilizado por Barrios Orientales para defender su agua y cuyo pleito inicia en 1921 y concluye en 1963 con la recuperación del agua; y otra referencia basada en el Ing. Ibarrola (citado en Kroeber 1994: 133) que señala que las dotaciones otorgadas en los siglos XVI, XVII y XVIII, la mayoría de ellas en haciendas y algunas municipalidades, permanecían vigentes en la fecha de su visita (por 1898 y 1899).

7 Sin embargo algo así se hizo en Morelos, donde explícitamente se habla de una junta de aguas mayor para el río Cuautla (Salcedo Baca 1999: 86).

8 En el caso de río Cuautla, actualmente, la CNA "entrega" el agua que viene por el río en la compuerta de cada canal general que tiene su presa derivadora sobre el río; de jure la Asociación de Usuarios del río Cuautla no tiene autoridad sobre el río (ver ensayo en esta Antología y Salcedo Baca 1999).

9 El "pleno de la asamblea" reúne al presidente, secretario, tesorero, 4 vocales, 4 suplentes del Comité de Vigilancia, a los presidentes de las juntas de aguas, los comisariados ejidales, los jueces de agua, los pequeños propietarios y los que deseen asistir (éstos últimos con voz, pero sin voto).

10 No todos los usuarios están simultáneamente en la limpieza del túnel y canal, cada comunidad decide a cuánta gente va a enviar.

Referencias

Referencias de entrevistas

De León Alanís, don Camilo, presidente del Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa entre 1994-1998, entrevistas en marzo, abril, mayo, junio 1997.

De León Hernández, don Porfirio, regante del Nexapa, entrevistas en marzo, abril, mayo, junio 1997.

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El Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa 393

Silva, don Sebastián, tesorero del Comité de Vigilancia de los ríos Atoyac y Nexapa 1994-1998, entrevistas en febrero, marzo 1997.

Entrevista colectiva con regantes del Nexapa en mayo 1997.

Referencias de Archivo

AHA-AS ARCHIVO HISTORICO DEL AGUA, FONDO DE APROVECHAMIENTOS SUPERFICIALES.

AHA-CT ARCHIVO HISTORICO DEL AGUA, FONDO CONSULTIVO TÉCNICO

ARCHIVO CNA-PUEBLA, COMISION NACIONAL DEL AGUA, PUEBLA.

AHA-AS, Caja 271, Exp. 6,539, fojas 486-511

AHA-AS, Caja 517, Exp. 8,051, foja 69-95

AHA-AS, Caja 524, Exp. 8,071, fojas 5-143

AHA-AS, Caja 548, Exp. 8,141, fojas 102-104 y 297-305

AHA-AS, Caja 2,077, Exp. 3,138, foja 708-712

AHA-AS Caja 2,693, Exp. 37,729, entre las fojas 11 y 24 (documento del Ing. J. Santos Salcedo, sin foliar)

AHA-AS, Caja 2,887, Exp. 31,508, FOJAS 125-126

AHA-AS, Caja 3,254, Exp. 44,678, foja 29-122

AHA-CT Caja 837, Exp. 7,868, foja 2

Archivo CNA-Puebla [documento de acceso restringido] cuadro de Distribución del Agua del Ing. J. Santos Salcedo, de 1930.

Referencias bibliográficas

Comisión del río Balsas [1970?] Resumen de obras realizadas por la comisión del río Balsas 1962-1970 (existe ejemplar en la biblioteca del Archivo Histórico del Agua, sin clasificar).

Page 415: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Antología sobre organizaciones autogestivas

394

Kroeber, B.C. [1983] El hombre, la tierra y el agua. Las políticas en torno a la irrigación en la agricultura de México, Biblioteca del Agua, Co -edición IMTA CIESAS, México.

Maass, A. y R.L. Anderson 1978 ...and the Desert Shall Rejoice. Confict, Growth, and Justice in Arid Environments, The MIT Press. Cambridge, Estados Unidos.

Fletes Ocampo, I. 1994 Importancia social y económica de la producción hortícola, en un sistema de pequeña irrigación con aguas contaminadas, el caso del canal Santa Lucía, Atlixco, Puebla. Tesis Maestría, Estrategias para el Desarrollo Agrícola Regional, Campus Puebla, Colegio de Postgraduados.

Rodríguez Meza, J.G. 1998 La Organización Social de los regantes en el río Nexapa, estado de Puebla , Tesis Maestría Estudios del Desarrollo Rural, Colegio de Postgraduados.

Ronfeldt, D. 1975 Atencingo la política de la lucha agraria en el ejido mexicano, FCE, México.

Salcedo Baca, I. 1999 La organización autogestiva de los regantes del canal general de Las Iguanas, en el río Cuautla, estado de Morelos, Tesis Maestría, Estudios del Desarrollo Rural. Colegio de Postgraduados.

SRH [1958?] Informe de labores del 1o de septiembre de 1957 al 3 de Agosto de 1958 [existe ejemplar en la biblioteca del Archivo Histórico del Agua clasificación 350.87172.M378i.1957-1958].

SRH-Comisión del río Balsas [1970?] Informe 19 de Octubre de 1970 (existe ejemplar en la biblioteca del Archivo Histórico del Agua, sin clasificar).

Wittfogel, K. [1957] 1966 Despotismo oriental: estudio comparativo del poder totalitario, Ediciones Guadarrama, Madrid.

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Page 417: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Anexo: Cuadro de distribución del Ing. Santos Salcedo (1930) CUADRO DESCRIPTIVO DE LOS APROVECHAMIENTOS DE LAS AGUAS DEL “RIO NEXAPA”.

Derivación Gasto en la Boca -

Toma l.p.s.

Nombre del usuario Usos Terrenos Superficie hectáreas

Tiempo Días del aprovechamiento Gastos en

l.p.s. horas días

Presas de S. B. Ventura Nealtican

pueblo de S. B. Ventura Nealtican

Domésticos 24 365 Todo el año 3

pueblo de S. B. Ventura Nealtican

Riego Propios 171-01-35 24 210 Laborables 82

1° presa de Tecuanipan pueblo de San Gerónimo de Tecuanipan

Riego Propios 65-24-35 24 210 Laborables 44

2° presa de Tecuanipan pueblo de San Gerónimo de Tecuanipan

Riego Propios 15-98-08 12 210 Laborables 23

3° presa de Tecuanipan pueblo de San Gerónimo de Tecuanipan

Riego Propios 20-00-00 12 210 Laborables 22

Presa de la 1ª planta de San Agustín

Cía. de la Luz y Fuerza de Puebla

Fuerza motriz 24 212 1º noviembre -31 mayo. En estiaje

1000

Cía. de la Luz y Fuerza de Puebla

Fuerza motriz 24 153 1º junio - 31 octubre. En época de lluvias

2846

Vecinos del pueblo de San Martín Tlamapa

Riego Propios 25-00-00 24 210 Laborables 12

Presa de la 2° Planta San Agustín

Cía de la Luz y Fuerza de Puebla

Tomaanulada

Presa de Acosautla pueblo de Sta. Ana Acosautla

Riego Propios 40-00-00 12 210 Laborables 39

Presa de Molinos fábrica de San Agustín o Molinos

Fuerza motriz 24 300 Laborables 941

pueblo de Sta. Ana Acosautla (1° toma)

Riego Ejidales 59-76-00 12 210 Laborables 56

pueblo de Sta. Ana Acosautla (2° toma)

Riego Ejidales 377-28-00 24 210 Laborables 97

Canal de la margen derecha 521 hacienda de San Felix Riego Propios 282-80-00 24 210 Laborables 124

rancho de San José Acatocha Riego Propios 95-52-00 24 210 Laborables 51

Presa de Portezuelo hacienda de Tejaluca Riego Propios 285-96-00 24 210 Laborables 112

rancho de Tolometla Riego Propios 16-56-00 12 210 Laborables 18

hacienda de Portezuelo Riego Propios 450-00-00 24 210 Laborables 140

Page 418: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Anexo ... continúa CUADRO DESCRIPTIVO DE LOS APROVECHAMIENTOS DE LAS AGUAS DEL “RIO NEXAPA”.

Derivación Gasto en la Boca –

Toma l.p.s.

Nombre del usuario Usos Terrenos Superficie hectáreas

Tiempo Días del aprovechamiento Gastos en

l.p.s. horas días

Canal de la margen izquierda

701 hacienda de Sto. Domingo Riego Propios 400-60-00 24 210 Laborables 156

hacienda de Sta. Lucia Riego Propios 484-56-56 24 210 Laborables 171

pueblo de San Gerónimo Caleras

Riego Ejidales 44-00-00 12 210 Laborables 44

Presa de Chilhuacán 337 hacienda de Chilhuacán Riego Propios 565-84-00 24 210 Laborables 219

pueblo de Huiluco Riego Propios 88-60-00 12 210 Laborables 117

Presa de Champusco 406 colonia Natalia Chacón de Calles

Riego Ejidales 124-20-00 12 210 Laborables 97

escuela granja de Champusco

Riego Nacionales

425-52-00 24 210 Laborables La escuela tendrá (ilegible) en las noches y 129 permanentes

235

pueblo de Cacaloxúchitl Riego Ejidales 174-36-00 24 210 Laborables 65

pueblo de San Pedro Teyuca Riego Propios 40-00-00 24 365 Todo el año 31

pueblo de San Pedro Teyuca P y Domésticos 24 365 Todo el año 1

Presa de Teruel 787 pueblo de San Pedro Teyuca. Fracc. Hacienda Teruel

Riego Ejidales 90-00-00 24 365 Todo el año 57

hacienda de San José Teruel Riego Propios 582-53-00 24 79 12 diciembre – 08 de mayo. En estiaje

Ilegible

hacienda de San José Teruel Riego Propios 582-53-00 24 286 9 mayo – 11 diciembre. En época de lluvias

Ilegible

hacienda de San José Teruel Fuerza motriz 24 365 Todo el año 250

pueblo de San Pedro Teyuca. Fracc. H. La Magdalena

Riego Ejidales 30-00-00 24 365 Todo el año 25

Presa de La Magdalena 569 pueblo de Tepexoxuma. Fracc. H. La Magdalena

Riego Ejidales 200-00-00 24 365 Todo el año 172

hacienda de La Magdalena Riego Propios 317-56-00 24 79 12 diciembre –08 mayo 299

hacienda de La Magdalena Riego Propios 317-56-00 24 286 9 mayo –11 diciembre. En época de lluvias

527

Page 419: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Anexo ... continúa CUADRO DESCRIPTIVO DE LOS APROVECHAMIENTOS DE LAS AGUAS DEL “RIO NEXAPA”.

Derivación Gasto en la Boca –

Toma l.p.s.

Nombre del usuario Usos Terrenos Superficie hectáreas

Tiempo Días del aprovechamiento Gastos en

l.p.s. horas días

Presa de Tepexoxuma pueblo de Tepexoxuma Riego Propios 329-.00-00 24 79 12 diciembre -08 mayo. En estiaje

216

pueblo de Tepexoxuma Riego Propios 329-.00-00 24 286 9 mayo -11 diciembre. En época de lluvias

545

Presa de Hacienda Tatetla 729 Hacienda de Tatetla Riego Propios 623-76-00 24 79 12 diciembre -08 Mayo. En estiaje

587

hacienda de Tatetla Riego Propios 623-76-00 24 286 9 mayo -11 diciembre. En época de lluvias

1034

F.C. Interoceanico a Cuautla (Estación Tatetla)

Abastecimiento maquinas

10 365 Todo el año 1

hacienda de Tatetla Fuerza Motriz 24 365 Todo el año 172

pueblo de San Martín Alchichica

Riego Ejidales 148-00-00 24 365 Todo el año 141

Presa del pueblo de Tatetla 96 pueblo de Tatetla Riego Propios 20-88-00 24 310 Continuos 34

pueblo de San Martín Alchichica

Riego Propios 77-04-00 24 310 Continuos 62

hacienda de Raboso Riego Propios 485-16-00 24 79 12 diciembre -08 mayo. En estiaje

450

hacienda de Raboso Riego Propios 485-16-00 24 286 9 mayo -11 diciembre. En época de lluvias

806

Presa de Raboso Barrios Orientales de los Reyes y Mazatla

Riego Propios 177-68-00 24 365 Todo el año 134

Terrenos Inmediatos a Izúcar de Matamoros

Riego Propios 6-00-00 12 365 Todo el año 9

Ciudad de Izúcar de Matamoros

P y Domésticos 24 365 Todo el año 20

Barrios de San Diego, San Juan Piaxtla y Cuahuixtla, Santo Tomás

Riego Propios 365-00-00 24 365 Todo el año 269

Page 420: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Anexo ... continúa CUADRO DESCRIPTIVO DE LOS APROVECHAMIENTOS DE LAS AGUAS DEL “RIO NEXAPA”.

Derivación Gasto en la Boca –

Toma l.p.s.

Nombre del usuario Usos Terrenos Superficie hectáreas

Tiempo Días del aprovechamiento Gastos en

l.p.s. horas días

Presa de Barrios Occidentales Barrios Occidentales de Matamoros

Riego Propios 408-00-00 24 365 Todo el año 363

fábrica de hielo de Matamoros

Fuerza motriz 12 365 Todo el año 342

pueblo de Matzaco Riego Ejidales 311-00-00 24 365 Todo el año 260

hacienda de San Nicolás Tolentino (1a Fracción)

Riego Propios 121-00-00 24 365 Todo el año 182

hacienda de San Nicolás Tolentino (2a Fracción)

Riego Propios 67-48-00 24 365 Todo el año 91

Presa de San Nicolás 1100 hacienda de San Nicolás Tolentino (3a Fracción)

Riego Propios 536-00-00 24 79 12 diciembre -08 mayo. En estiaje

505

hacienda de San Nicolás Tolentino (3a Fracción)

Riego Propios 536-00-00 24 286 9 mayo -11 diciembre. En época de lluvias

889

hacienda de San Nicolás Tolentino (3a Fracción)

Fuerza motriz 24 365 Todo el año 177

pueblo de Atzala Riegos Ejidales 250-00-00 24 365 Todo el año 88

pueblo de Matzaco Riego Propios 35-00-00 12 365 Todo el año 55

pueblo de Puctla Riego Ejidales 91-00-00 24 365 Todo el año 70

Presa de Coyula 586 pueblo de Ayutla Riego Ejidales 250-00-00 24 365 Todo el año 181

rancheria de Xuchiapa Riego Ejidales 235-00-00 24 365 Todo el año 94

pueblo de Colucán Riego Ejidales 196-00-00 24 365 Todo el año 98

pueblo de Atzala Riego Propios 20-00-00 24 365 Todo el año 25

Presa de Xaltepec hacienda de Xaltepec Riego Propios Ilegible Ilegible

Ilegible

12 diciembre -08 mayo. En estiaje

Ilegible

hacienda de Xaltepec Riego Propios 353-00-00 24 Ilegible

9 mayo -11 diciembre. En época de lluvias

1625

hacienda de Xaltepec Fuerza motriz 24 365 Todo el año 150

Villa de Chietla P y Domésticos 24 365 Todo el año 12

Page 421: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Anexo ... continúa CUADRO DESCRIPTIVO DE LOS APROVECHAMIENTOS DE LAS AGUAS DEL “RIO NEXAPA”.

Derivación Gasto en la Boca –

Toma l.p.s.

Nombre del usuario Usos Terrenos Superficie hectáreas

Tiempo Días del aprovechamiento Gastos en

l.p.s. horas días

Presa de Chietla 451 Villa de Chietla Riego Propios 325-06-00 24 365 Todo el año 376

hacienda de La Esperanza( Huertas)

Riego Propios 7-35-00 24 365 Todo el año 9

hacienda de Atencingo Riego Propios 1266-00-00 24 79 12 diciembre -08 mayo. En estiaje

1400

1a Presa de Atencingo hacienda de Atencingo Riego Propios 1266-00-00 24 286 9 mayo -11 diciembre. En época de lluvias

2042

hacienda de Atencingo Entarquinamiento Propios 1266-00-00 14 12 En los que Haya avenidas En época de lluvias

5000

F.C. Interoceanico a Cuautla (Estación Atencingo)

Abastecimiento de máquinas

10 365 Todo el año 1

2a Presa de Atencingo Ingenio de Atencingo Industriales 24 180 Continuos 200

Presa de Ahuehuetzingo 508 pueblo de Ahueuetzingo Riego Propios 409-00-00 24 365 Todo el año 447

1a Presa de Lagunillas hacienda de Lagunillas Riego Propios 1319-00-00 24 79 12 diciembre -08 mayo. En estiaje

1107

hacienda de Lagunillas Riego Propios 1319-00-00 24 286 9 mayo -11 diciembre. En época de lluvias

2086

2a Presa de Lagunillas hacienda de Lagunillas Riego Propios 1319-00-00 24 365 Todo el año 500

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Anexo ... continúa CANAL DE “PORTEZUELO” (AGUAS DERIVADAS DEL RÍO ATOYAC) 1° Planta de Portezuelo Cia de Luz y Fuerza Fuerza motriz 24 365 Todo el año 3045

Canal de desfogue 1° plantaC.F.E.

hacienda de Portezuelo Riego Propios 24 210 Laborables La superficie se considera en el

aprovechamiento del Nexapa

54

Canal de la 2° planta C.F.E. pueblo de San Bernardino Chalchihuapan

Riego Ejidales 88-00-00 24 210 34

2° Planta Portezuelo Cía. de Luz y Fuerza Fuerza motriz 24 365 Todo el año 2957

BARRANCA DE “EL PÁJARO” Presa de Atzala pueblo de Atzala Riego Ejidales 24 365 Todo el año 54

Presa del rancho de Campos rancho " Campos" de La Sra. Antonia Vera

Riego Propios 12-00-00 24 365 Todo el año 18

MANANTIALES DE “XUCHIAPA”, “COLUCAN” Y “SAN VICENTE” Manantial de Xuchiapa ranchería de Xuchiapa Riego Ejidales 24 365 Todo el año 46

Manantial de Colucán pueblo de Colucán Riego Propios 13-00-00 12 365 Todo el año 26

Manantial de San Vicente ranchería de San Carlos Riego Ejidales 33-00-00 24 250 Laborables 18

Page 423: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Anexo ... continúa MANANTIALES DE “EL BORBOLLÓN”, “LAS CALDERAS”, “MINIXTITLA”, “EL CARRIZO” Y “TENEXCALCO” Manantial El Borbollón hacienda de Xaltepec Riego Propios La superficie

se considera en el aprovecha-miento del río Nexapa

24 365 Todo el año 136

Manantial Las Calderas hacienda de Xaltepec Riego Propios 24 365 Todo el año 259

Manantial Minixtitla hacienda de Xaltepec Riego Propios 24 365 Todo el año 345

Manantial El Carrizo hacienda de Xaltepec Riego Propios 24 365 Todo el año 43

Manantial Tenexcalco pueblo de Tenexcalco Riego Propios 36-00-00 24 365 Todo el año 42

pueblo de Tenexcalco Riego Ejidales 15-00-00 24 365 Todo el año 19

BARRANCA DEL “AGUA SALADA” Presa de Pueblo Nuevo Pueblo Nuevo Riego Ejidales 28-00-00 24 36

(sic) Todo el año 42

CANAL DE “EL BORBOLLÓN” Toma de Viborillas pueblo de Viborillas Riego Ejidales 10-00-00 12 150 Laborables 11

Toma de Don Roque pueblo de Don Roque Domésticos 365 Todo el año 1

pueblo de Don Roque Riego Ejidales 50-00-00 24 365 Todo el año 38

Toma de Buenavista pueblo de Buena Vista Riego Ejidales 24-00-00 24 365 Todo el año 36

Toma de Tecolacio pueblo de Tecolacio Domésticos 24 365 Todo el año 1

pueblo de Tecolacio Riego Ejidales 15-00-00 24 365 Todo el año 23

Page 424: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Anexo ... continúa

Puebla, Pue., marzo de 1930

El encargado de la reglamentación

J. SANTOS SALCEDO (rúbrica) Ing. Auxiliar

revisó (Con rubrica y sin nombre)EL JEFE DE LA IV ZONA

CONFORME J. S. DE LA VEGA (rúbrica)EL JEFE

DEL DPTO REGION SUR Vo. Bo. (Sin nombre, ni rúbrica)EL

DIRECTOR APROBADO: (Sin nombre, ni rúbrica)EL

SUBSECRETARIO

[Notas sobre el Cuadro Descriptivo de los Aprovechamientos de las Aguas del Río Nexapa: De acuerdo a la bibliografía localizada, en el reglamento de 1919 se asentaba que "cesa la distribución de aguas mansas a partir del 8 de mayo de cada año" y que el estiaje en la zona era del 15 de octubre al 15 de mayo, AHA, Caja 524, Expediente 8071, Foja 61. "Los usuarios de la parte alta ocuparán el agua en el periodo de 210 días, contados del 1o. de Noviembre al 31 de Mayo". Documento del Ing. J. Santos Salcedo localizado en los expedientes del río Nexapa en el AHA, sin clasificación. "Del río Nexapa, se dotó de agua a las comunidades del valle sólo para el período de diciembre a mayo, el resto del año (junio-noviembre), las aguas deben dejarse libres para regar la zona cañera y arrocera del sur del estado". Fletes 1994 El Ingeniero J. Santos Salcedo, modificó el reglamento de distribución de las aguas de 1919, donde se indicaba que las aguas mansas (o de la temporada de estiaje) deberían prorratearse entre los usuarios, mientras que de las aguas broncas (o de la temporada de lluvias) los usuarios podrían disponer libremente de ellas (AHA, Caja 524, Expediente 8071, Foja 61), limitando el acceso de agua a los usuarios únicamente a la temporada de estiaje.Con este Cuadro Descriptivo no sólo limitaron el acceso al agua en 210 días, sino también el volumen. Antes de 1930 en la presa derivadora Chilhuacán se incorporaban 607 litros por segundo, con este Cuadro disminuyeron el gasto a 337 litros por segundo (Rodríguez Meza. 1998: 148-154)]

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Cuadro núm. 1 Ejemplo de ajustes al cuadro de distribución

presa derivadora cuadro de distribucion (lps)

aforo 2-III-1971 (lps)

ajuste de la dotacion al 98.6% (lps)

aforo 2-II-1997 (lps)

ajuste de la dotación al 40% (lps)

de León Silva

AHA-AS AHA-AS de León Silva

de León Silva

Chilhuacán 600.8 500 592.3 243.0 243.0 Champusco 513.8 582 508.6 206.0 208.0 Teruel 640.0 787 631.0 263.0 258.0 Teyuca 569.0 569 561.0 197.0 228.0 Tepeojuma 216.0 216 213.9 125.0 92.0 La Galarza 518.0 729 511.7 317.0 209.0 Tatetla 194.0 96 191.3 158.0 82.0 Raboso 549.2 951 541.5 273.0 219.0 Barrios Occidentales

363.0 363 358.9 210.0 148.0

San. Nicolás Tolentino.

927.0 1,100 914.0 240.0 376.0

Coyula 356.7 70 351.7 96.0 108.0 Ayutla 798.2 200 787.0 170.0 327.0 TOTAL 6,245.7 5,713 6,162.9 2,498.0 2,498.0

Fuentes: AHA-AS Caja 548 Exp. 8,141 fojas102-104; Camilo de León y Sebastián Silva (febrero 1997).

nota: la diferencia de volumen, entre 1971 y 1997, se explica por las obras de revestimiento del canal Portezuelo (que conduce las aguas del Atoyac al Nexapa), obras que no permitieron el trasvase; por lo cual las cantidades aforadas en 1997 se refieren al caudal y escurrimientos del Nexapa. No obstante se ejemplifica la estrategia de prorrateo de las aguas ante las fluctuaciones en el caudal.

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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XI. El pequeño riego en México: por una socioeconomía del agua

Tomás Martínez Saldaña

Presentación

Las sequías, la transferencia de los sistemas hidráulicos a los productores y las catástrofes recientes han llevado a una crisis del manejo del agua en México. Se ha caído la producción agropecuaria, se ha modificado el manejo de los recursos que han tenido éxito parcial porque han sido acaparados, mal utilizados o al menos desarticulados y finalmente las inundaciones que han destruido vidas y haciendas en el ciclo pluvial de 1999 han dejado una sensación de que el Estado mexicano no estaba preparado para enfrentar dichos impactos. Hecho que contrasta con la experiencia previa que nos decía que el gobierno mexicano era un baluarte en política hidráulica por la herencia del manejo burocrático administrativo de los recursos hidráulicos y por la técnica surgida de esta administración. Hecho que se enfrenta a la decisión gubernamental de retirar la presencia estatal del sector hidráulico y convertirlo en la medida de lo posible en un elemento más de la oferta y la demanda dentro del tono neoliberal que ha prevalecido en la política hidráulica del Estado mexicano desde los años 1980.

La introducción de sistemas faraónicos hidráulicos ha cambiado la geografía del país y la dislocación de sistemas productivos autóctonos así como la modificación del clima. Todas estas consecuencias, unidas a los desastres naturales que se presentan anualmente en las sequías y las inundaciones han provocado un enorme impacto en la agricultura, en la ecología y en los recursos naturales del país y consecuentemente en la sociedad contemporánea en el campo mexicano, en las ciudades y en el resto del

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Antología sobre organizaciones autogestivas

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mundo. Las crisis ecológicas ya no son locales, ahora los humos de los incendios forestales van a parar a la frontera canadiense americana, las sequías unen en el desastre al desierto chihuahuense ubicado en el norte de México y sur de los Estados Unidos. La contaminación de aguas es una lacra de las ciudades, de la frontera y de las costas.

La crisis del agua y su evaluación por los políticos y técnicos viene a colación porque de ello se derivan políticas de inversión, decisiones de distribución y manejo. Delante de estos cambios y decisiones surge la experiencia ancestral, tradicional y nativa del manejo del agua por los pueblos campesinos que ha sobrevivido milenios y todavía genera procesos de adaptación y crecimiento no sólo en México sino en muchas partes de América Latina, África, Europa y Asia. Así, el pequeño riego o el regadío campesino en manos de los productores se antoja como una respuesta ante estos problemas que la moderna tecnología deja como fenómenos naturales intocados o como desagradables consecuencias del desarrollo, la modernización y la globalización y se descuida la causalidad real que ha existido en los cambios ecológicos y sociales provocados por el hombre.

El pequeño riego es y ha sido una respuesta cultural de muchas sociedades campesinas para aprovechar su entorno material y sobrevivir. El pequeño riego nos lleva hacia dos elementos básicos la sociedad que maneja el recurso y el recurso mismo del agua. Esta última ha asistido al nacimiento del hombre y lo ha acompañado en su recorrido por la historia y su uso, usufructo y abuso constituye el sujeto de estudio de lo que pudiéramos llamar la Etnohidráulica que incluye en primer lugar el supuesto que todo manejo del agua por el hombre es un hecho social de control de la naturaleza y por lo tanto le da poder sobre ese entorno controlado, además del tradicional contenido técnico para el uso del agua y ponerla al servicio de la producción agrícola. De cualquier

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Socioeconomía del agua 409

forma y de la manera cómo pudiéramos llamar a esta especialidad es importante tomar en cuenta que la evaluación del uso del agua por el hombre desde los orígenes de la humanidad ha sido de vital importancia, por el agua las civilizaciones han surgido y han desaparecido, por agua ha habido guerras, paz, armonía, el agua ha bautizado civilizaciones y ha sepultado imperios. Al perder éstos sus derechos al agua como fue el caso de los antiguos imperios babilonios y quizá fue la muerte del esplendor maya. Así el estudio concerniente al agua se vuelve fundamental en cualquiera de sus componentes ya que ayuda a esa visión macro sociológica de la formación de la humanidad. El agua así es un componente vital para la historia social de los pueblos y Mesoamérica es una de las zonas vitales que fueron transformadas por el uso social del agua, mucha de esa herencia queda distribuida y oculta en las comunidades rurales del México de hoy, por lo que cualquier intento por conocer dicha herencia ha de ser apoyado y auspiciado.

En este ámbito es que surgió un segundo volumen del estudio de la Etnohidráulica campesina e indígena en México. Después de una primera aportación de la Antología sobre pequeño riego (Martínez y Palerm 1997).

Así para entender el desarrollo y la continuidad productiva de las comunidades rurales en México y en su vinculación con el agua, se reunieron una serie de aportes etnográficos de la praxis de la organización social que conlleva el manejo del agua y que se ha analizado en la práctica del pequeño riego, el cual, con la experiencia contemporánea mexicana de miles de sistemas de riego y de productores se ratifica una vez más como algo sustantivo de la historia agrícola de los pueblos del centro de México. En este libro apenas se presenta a un puñado de comunidades representativas del suelo mexicano, poblado por campesinos, agricultores, comuneros que continúan la tradición agrícola e hidráulica de

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Mesoamérica, una de las tradiciones agrícolas más importantes de la historia del agua en el mundo moderno.

La etnohidráulica: ciencia del pequeño riego

Para evaluar los materiales obtenidos del campo hemos hecho referencia a las ciencias sociales así como a los soportes técnicos de la hidráulica convencional y los hemos colocado heurísticamente en la Etnohidráulica con el fin de presentar de una forma ordenada una visión etnográfica de los datos de campo, sus comparaciones, así como los conceptos que han ayudado a este proceso para llegar a un marco teórico donde la historia, la sociología, la etnografía y praxis del riego se conjuguen, buscando aportar no sólo datos y estudios de campo así como sus correspondientes comparaciones sino enriquecer la historia de las ideas, calificando los fenómenos cuando se pueda y estableciendo algunas hipótesis o normas derivadas de este proceso analítico.

Así sin mayor preámbulo se indica que la agricultura de pequeño riego representa un patrimonio de la cultura mexicana, donde quiera que se dé, ya que se conforma como un recurso adaptativo de miles de comunidades que comparten su ciencia y sabiduría ancestral para poder vivir mejor y manejar la naturaleza acorde a los principios de sobrevivencia y adaptación generando una enciclopedia viva de técnicas y métodos prácticos y un reservorio de especies y variedades útiles al desarrollo biológico y botánico. Es por eso que cuando se estudia el pequeño riego, se hace referencia inmediata a la agricultura ideal, a la agro utopía como un modelo heurístico que nos facilita el estudiar las prácticas de cultivo y aprovechamiento de agua de los productores que constituyen y manejan el pequeño riego. Su uso milenario es tan trascendente que genera una cultura, un modo de vida, de ser y de pensar que se manifiesta en usos y costumbres, en técnicos del uso y aprovechamiento del suelo, de la biota, así como de la flora y del entorno; donde se obtiene el sustento diario. El agricultor o campesino en

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este contexto ve a la tierra como su entorno vivo, al bosque como su jardín, su casa, su cobija, su herencia cultural y social.

El uso del pequeño riego desde el punto de vista ecológico posee la capacidad de generar una agricultura productiva ya que constituyen sistemas que pueden reproducirse de una manera indefinida, como ha sido el caso de sistemas chinamperos en zonas lacustres y pantanosas, así como las prácticas agrícolas de somontano heredadas de comunidades indígenas que han formado sistemas de cultivo que tienen varios siglos de sobrevivencia. Así habrá que incluir dentro del acerbo de enseñanzas de la agricultura tradicional el conocimiento derivado del manejo del agua no sólo en zonas ricas en recursos hídricos sino sobre todo en las zonas áridas y semiáridas del país, así como en los trópicos evaluado en té rminos de la eficiencia dada por el usuario; y de la racionalidad de los policultivos del trópico húmedo, con los cuales el productor, el campesino, juega y construye el sistema, transformándose en un arquitecto de la naturaleza al manejar una combinación compleja de especies y logrando sostener esta agricultura a lo largo del tiempo.

El sistema creado sobre la base del pequeño riego no termina en el uso del agua y suelo, liga el aprovechamiento ganadero y las prácticas de extracción forestal, pesquera, y de producción artesanal a su sistema; o sea el productor combina la agricultura con un conjunto de prácticas productivas basadas, en la diversidad del paisaje, de los recursos naturales a su alcance y en las relaciones sociales generadas en el ámbito donde se da el sistema productivo.

Por lo tanto es muy factible encontrar en las zonas de pequeño riego sistemas agropecuarios, además de agrosilvopastoriles, conjuntamente con acciones comerciales, de relaciones sociales, de uso y usufructo de la caza y la recolección. De allí que una práctica de aprovechamiento técnico y de desarrollo rural debe contar

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como base el sistema complejo de uso múltiple de la flora y fauna, intrínseco al sistema campesino, no podemos señalar cuál es su tamaño pero se puede dar una idea de su volumen (Trujillo, l994).

La herencia tecnológica del pequeño riego

Los empresarios agropecuarios modernos, los agricultores, los técnicos y los investigadores de la agricultura contemporánea establecida en los sistemas hidráulicos de la gran irrigación que quisieran aprovechar las enseñanzas derivadas del pequeño riego por su riqueza ecológica como opción de cambio y seguridad alimentaria en el ámbito mundial, tienen un plazo cada vez más corto para aprovechar las experiencias generadas por los usuarios del riego en pequeña escala con tecnología agrícola tradicional, cuyos atributos de adaptación ambiental, variabilidad y sostenibilidad la hacen tan deseable. Pero este tipo de uso del agua como riego agrícola está en proceso de desaparición como consecuencia de la modernización agrícola, por la contaminación y destrucción de acuíferos y por el empobrecimiento generado en la población rural por la comercialización de productos más económicos que se producen en sistemas agrícolas extensivos más productivos comercialmente pero muy costosos ecológicamente (Altieri 1992).La razón de este interés es porque el pequeño riego implica por su propia naturaleza la necesidad de desarrollar tecnología agrícola de forma permanente. Este recurso técnico se deriva de la adaptación milenaria que el hombre hace de las plantas, de los animales y de su propio trabajo. Este principio ha sido el sostén histórico de la herencia técnica del pequeño riego, muy diferente a la herencia técnica derivada de la mercantilización de la agricultura, técnica mal empleada que en áreas de regadío ha generado degradación ambiental ocasionado por el pobre sustento ecológico y por el desmedido afán de ganancias especulativas sobre la base del aprovechamiento de la naturaleza.

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De esta forma el mal uso y abuso de la labranza mercantilizada ha generado erosión gradual en el suelo agrícola de México; el abuso de fertilizantes ha sido una causa de ensalitramiento y ambos fenómenos se constituyeron en agentes de desertificación. El uso y abuso de los insecticidas, ha contaminado el suelo, el agua, intoxicado a mucha gente y ha generado contaminación ambiental así como resistencia, resurgencia y surgimiento de plagas secundarias. Así el abuso de la búsqueda de la ganancia especulativa en la agricultura determinó un decaimiento técnico. Es una lástima que su antídoto ubicado en la tecnología derivada de la agricultura de pequeño riego no haya sido aprovechada como se debiera basándose en el parámetro del cambio técnico bajo el paradigma múltiple de la estabilidad, sostenibilidad, productividad y distribución social equitativa de sus beneficios (Hodges y Scofield 1983).

La eficiencia energética es un factor clave para mejorar el desempeño de la actividad agrícola, con el fin de garantizar su producción a través de períodos ilimitados de tiempo. Los casos que exhiben eficiencia en el uso de energía y materiales, nos enseña la historia de la agricultura y la experiencia del pequeño riego se encuentran en dos situaciones: la agricultura orgánica, caracterizada por la ausencia de plaguicidas y fertilizantes y en la agricultura tradicional de pequeño riego practicada por los campesinos, indígenas y productores tradicionales. Además los mismos atributos de la agricultura tradicional de pequeño riego han

sido generalmente ignorados, y su calificación como elemento útil para el desarrollo tecnológico no se ha hecho objetivamente, porque no existe registro estadístico de su capacidad productiva que permita establecer comparaciones entre sistemas tradicionales y modernos de producción (Levins l986).

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De esta forma podemos decir que la agricultura campesina con sustento tradicional en las zonas de pequeño riego ha desarrollado estrategias cuyo conocimiento, mediante una evaluación adecuada, puede ser una fuente importante para crear sistemas de producción que satisfagan las demandas agrícolas de una forma sostenible, aunque los estudios dirigidos a documentar las variadas estrategias ecológicas de la agricultura tradicional son suficientes pero aún escasos. La escuela del maestro biólogo Efraín Hernández Xolocotzi y de otros académicos han documentado ya una enorme riqueza a este respecto en las experiencias de muchas zonas productoras de maíz, de El Bajío y de la península de Yucatán, en otros cultivos como en las propiedades ecológicas de prácticas agrícolas tradicionales (Hernández Xolocotzi 1977, Wilken 1987).

Se ha documentado el manejo de las necesidades energéticas en sistemas agrícolas modernos y tradicionales mediante la evaluación de la energía inyectada útil para el consumo del hombre o se ha evaluado la relación entre energía utilizada y la energía comestible obtenida. Este enfoque ha sido de vital importancia para entender la energía manejada en forma tradicional como lo han demostrado diversos trabajos de la producción de maíz tradicional. Por otra parte, el estudio del uso y del manejo de fertilidad del suelo, con rastrojos y de minerales sedimentados a la forma tradicional es otro criterio para evaluar el manejo energético en manos campesinas. Inclusive el manejo del suelo de acuerdo a clasificación campesina nos llevan a la conclusión que sus resultados van a la par o son mejores que los sistemas integrados con tecnología moderna, debido a que los sistemas tradicionales utilizan las características físicas de cada suelo, identificadas empíricamente por los productores. De manera complementaria la conservación de suelo y agua, derivado de usos de eco tipos complejos como las terrazas, bancales y chinampas se han conformado en una estrategia de

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sistemas tradicionales que dan mayor sustentabilidad al sistema productivo tradicional, sustentabilidad edáfica que no existe en la tecnología moderna en forma alguna. Además, el manejo del espacio vertical y horizontal de los cultivos con raíces de diferentes arquitectura o variados mecanismos de fotosíntesis y el manejo de diversidad biológica es una muestra de esta complejidad en manos campesinas.

Una consecuencia de la aptitud selectiva de los campesinos que cultivan en los sistemas tradicionales es el enriquecimie nto de su cultura agrícola con el manejo casi exclusivo de la diversidad genética vegetal, en interacción con la variación ambiental; con ello se ha generado una amplia riqueza genética y tecnológica que conforman modelos de resistencia a sequía y a otros factores, con los que se forman patrones fitosanitarios de manejo tradicional en cada nicho ecológico que se constituye en un aporte al conocimiento de la agricultura derivada del pequeño riego. Así las variedades dentro y entre especies de plantas, desarrolladas por campesinos, productores e indígenas forma la riqueza genética y el conocimiento de estas tradiciones y usos son unos recursos esenciales para la investigación agronómica derivada de la genética y de la fitotecnia.

Que los usuarios del pequeño riego tienen una cultura genética tradicional, lo demuestran varias investigaciones que puntualizan las variables y caracteres genéticos ventajosos que los campesinos manipulan en sus cultivos como es el caso del maíz zapalote chico que tiene resistencia a diversas plagas, a los vientos, a la desecación, al calor, a la pudrición, termo estabilidad, palatabilidad de rastrojo, insensibilidad a fotoperíodo, precocidad, buena cubierta del totomostle, buen coeficiente de desgrane, fácil desgrane, buen rendimiento por hectárea, excelente calidad para la alimentación en base de totopo y para la tortilla, ya que el grano tiene una textura al paladar mucho más delicada que la de otros

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maíces, reuniendo los quince complejos genéticos, que se piden a los maíces para ser de la mejor calidad (Muñoz 1994).

Estos mismos usuarios tienen una tradición organizativa propia derivada de su estructura de producción y de uso del agua, en especial se basan para el reparto y manejo del agua, así como para las prácticas tradicionales que van unidas al manejo del riego, como es el mantenimiento, la limpieza de canales, la construcción de sistemas y la distribución misma del agua. Estas necesidades requieren de una serie de organizaciones internas de la comunidad que facilitan la realización de las tareas comunes presentes en todo sistema de riego.

El estudio del pequeño riego implica la caracterización de su estructura y de su impacto que genera en el entorno social donde se da, en particular en la unidad doméstica y luego en la comunid ad. Este proceso de caracterización es válido para la gran irrigación sólo que ésta ha sido analizada desde la perspectiva de la econometría y de la sociología rural por lo que ha dado otros parámetros, pero la propuesta es que podemos evaluarlas con los mismos criterios aunque esta evaluación está por hacerse. El impacto que ya conocemos es el del regadío en la unidad doméstica derivado de las experiencias ya existentes y de los trabajos de campo realizados. Una síntesis de esas características pueden ser útiles para continuar con el proceso de estudio de la gran irrigación (ver Cuadro: Caracterización del impacto del riego en la unidad doméstica).

Además, la misma riqueza genética, botánica y productiva derivada de la agricultura de pequeño riego se caracteriza por estar sustentada en un método empírico de obtención de conocimientos y en formas tradicionales de su transmisión, conservación y cambio. Esta riqueza está ligada a agricultores de bajos recursos, cuyas opciones siguen siendo variadas y todavía encuentran la producción intensiva de hortalizas, hierbas de olor,

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hierbas medicinales, alimenticias y hasta enervantes como una opción para acercarse al mercado. Además tienen como un común denominado la producción de autoconsumo. Los pequeños usuarios de riego producen alimentos para ellos y para el mercado cuando este es propicio, con lo que sus sistemas tradicionales auspiciados por la demanda de sus productos les permite conservar un modo de vida tradicional e implica la conservación de una cultura autónoma y una tecnología apropiada a su nivel, estilo y capacidad. El conocimiento de los sistemas de pequeño riego, nos lleva a valorar la tecnología, la pequeña producción para el mercado, la cultura, el proceso de homostasis energética (Lewontin et al. 1986).

Relevancia del pequeño riego frente a la gran irrigacion

El desarrollo agropecuario de los últimos tiempos, junto con la revolución verde logró eliminar del horizonte mundial el hambre, este paso se dio gracias al conocimiento derivado de la agricultura tradicional y del avance del conocimiento genético, pero descuidó su origen en parte por su vinculación mercantil lo que ha hecho vulnerable el aporte técnico logrado. Debido a esta simplificación el uso del riego se llevó a niveles jamás conocidos en la gran irrigación y para su manejo como sistema se simplifó el proceso biótico al reducir los pluricultivos campesinos a monocultivos comerciales cuya tecnología fue diseñada para acelerar el proceso de producción en términos ecológicos y para incrementar las ganancias en términos económicos. La práctica hidráulica de la gran irrigación supone el aporte del conocimiento científico en el proceso biótico y de las cadenas tróficas y exige por su dimensión y dinámica que se seleccionen especies que responden mejor al uso de la energía fósil y del agua rodada, por lo que para su éxito permanente está ligada a la investigación, al mercado de insumos técnicos de allí que dependa también del desarrollo del manejo de la biogenética y de la ingeniería avanzada para lograr la

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"sostenibilidad" de los sistemas hidráulicos que encuentran límites muy severos por los altos costos de los insumos, y cuando se pierde la rentabilidad se abandona todo el sistema. El pequeño riego suple en cierto sentido muchos de estos procesos en la práctica cotidiana de la adaptación y por supuesto se beneficia de los descubrimientos de la genética moderna, pero en situaciones de crisis no es tan vulnerable como la gran irrigación. Es más moldeable y su sostenibilidad está en el sistema mismo de producción no en el sistema de comercialización y rentabilidad.

El uso del agua en la pequeña o en la gran irrigación supone los procesos de adaptación, por lo tanto requieren de procesos que generen adaptación. Esta se encuentra tanto en la experiencia del pequeño regante como en los sistemas hidráulicos manejados por empresas o por el Estado. En este contexto el desarrollo tecnológico derivado de experimentación agrícola que encaja en el contexto del sistema capitalista ha sido el que se usa para el desarrollo de la gran irrigación, sin embargo y tal y como está ocurriendo, el desarrollo tecnológico de la gran irrigación por faraónico y costoso no ve limitado.

El pequeño riego y la cultura del agua de los campesinos por su diversidad y su especificidad nunca será suplida por la investigación científica más avanzada.

Además el prejuicio determinista de que la cultura campesina es limitada ha impedido a los técnicos, especialistas y estudiosos de la gran irrigación el conocer experiencias múltiples y milenarias que ahorrarían tiempos, dinero y esfuerzos a los problemas que enfrentan en la gran irrigación.

Hay que superar los prejuicios académicos que sólo buscan experimentos bajo control, normas rígidas fijadas desde la teoría y desechan la experiencia mile naria campesina como algo precientífico y peor aún hay que quitarse los prejuicios monetaristas que todo lo califican

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de mercancía y lo miden en dinero y ganancias y suponen que aquello que no se compra ni se vende no tiene valor, ni es útil. De esta manera cuando un productor campesino llega a cierta experiencia exitosa medida en prestigio, poder o fuerza social que supone otros criterios de racionalidad no reconocidos por la ciencia establecida, entonces su experiencia es invalidada porque se indica que e l agua y el suelo no pueden ser aprovechados si no se desamortizan de las ataduras culturales e históricas que la vinculan a la tradición de los pueblos campesinos.

Además la mercantilización ha llevado a la búsqueda de la ganancia por medio de la tecnología o la manipulación del mercado y por ello se han generado biotecnologías que no atienden a la sostenibilidad de la producción como es el caso de los productos biotecnológicos que las grandes compañías están desarrollando y que enfocan hacia el aumento de productividad convertible en ganancias a través de la comercialización de nuevos insumos agrícolas y una consecuencia no deseada es la ruptura de la cadena productiva de las plantas que se ve influida por la carga genética que se encuentra en las plantas alteradas genéticamente que muestran resistencia a herbicidas, herencia que se ha cruzado con malezas sexualmente compatibles, transfiriendo dicha resistencia a la maleza, provocando que la maleza se vuelva indestructible o al menos inmune a los herbicidas (Lewontin et al. 1986).

Gracias al riego en gran escala, conjuntamente con los avances genéticos se encontró una solución al flagelo del hambre y un sostén básico del desarrollo agrícola, pero el tamaño del sistema no da seguridad para su manejo porque su uso prevaleció como un sistema agrícola monoproductor que lo convirtió en un sistema muy frágil a pesar de su tamaño faraónico. La enseñanza derivada de la práctica hidráulica mexicana es que la gran irrigación pueden ser un excelente instrumento de desarrollo en las manos adecuadas, pero las políticas de producción no han sido las más exitosas porque no

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siempre se cuidó la intensidad de los cultivos, el tipo de cultivo y la forma de propiedad en los sistemas hidráulicos, así como el manejo del agua, provo cándose fallas graves como la salinización y la oxidación del suelo, por ignorancia así como el uso indiscriminado de agroquímicos en la creencia de que así se lograrían incrementos en la productividad agrícola que facilitarían la producción comercial.

Además estas fallas llevaron al colapso de algunos sistemas de riego que si bien fueron diseñados y construidos impecablemente su uso degeneró en un aprovechamiento agrícola de bajo sustento ecológico generado por desmedida búsqueda de ganancias monetarias descuidando el manejo técnico de la producción comercial, lo que ha provocado la incapacidad ecológica para rescatar los problemas de salinidad, oxidación y mal manejo de suelos y aguas y la incapacidad organizativa para lograr una administración autogestiva que permita resolver los problemas de la estabilidad en las empresas agrícolas basadas en la gran irrigación. Para lograr el rescate de estos sistemas se ha requerido de ingentes subsidios estatales a pesar del alto costo del establecimiento de los sistemas hidráulicos. La gran irrigación constituye una riqueza amortizada, acumulada a muy altos costos económicos y sociales en varios decenios, por lo que sus dividendos no pueden quedar al arbitrio del mercado, ni de la demanda comercial, a lo más estos pueden fungir como indicadores de su manejo y de su éxito.

Es por eso que la gran irrigación es una inversión social que debe fructificar en beneficio de los consumidores que pagaron esos sistemas y finalmente de la sociedad misma que las construyó. Al mismo tiempo, la tecnología necesaria para el uso en los sistemas hidráulicos solo se la puede pagar en una economía socializada, por lo que el seguimiento técnico de la ciencia y la investigación agrícola, de la adopción, de la difusión, divulgación y

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extensión agrícola no puede ser transferido a los productores mismos, ellos no lo cotizan en sus costos ni están dispuestos a sufragarlo ni entienden su desarrollo, por lo que junto con un intento de transferir los sistemas de producción en gran escala debería estar anexo la estrategia de seguimiento técnico que facilite y permita la producción agropecuaria en la gran irrigación. Esto es una enseñanza derivada de la transferencia de los sistemas a los productores y obligaría a conformar una exigencia hacia el Estado de mantener áreas de bienes públicos usufructuados por los productores.

En las zonas de gran irrigación se ha desarrollado el monocultivo comercial donde enormes proporciones de zonas regadas producen una sola cosecha, trigo, maíz, sorgo y los sistemas agrícolas que se han generado han sido más frágiles porque se les ha aislado de su contexto botánico y ecológico, hay que limitar por lo tanto la búsqueda de la ganancia, cuando ésta atenta contra la estabilidad de sistemas hidráulicos de tan alto costo y esa acotación se puede lograr atendiendo a las relaciones que se generan entre las plantas con el hombre, con el suelo y con las comunidades vegetativas que conforman el entorno productivo, como árboles, malezas y arbustos, además de los intereses de los productores y de las demandas del mercado.

La simplicidad productiva en los sistemas comerciales de la agricultura de regadío es su fuerza y su debilidad al mismo tiempo, por una parte se busca la mayor rentabilidad pero se pierde sostenibilidad porque el uso del ecotipo hidráulico se explica en el monocultivo que genera mayor incidencia, presencia y ocurrencia de plagas, ya que al aplicar el monocultivo no se contabiliza el medio circundante y se diluye el conocimiento del manejo de clima, del espacio agrícola y de la sustentabilidad del sistema. Es por esta razón que han desaparecido de muchos campos cultivados con riego las cortinas rompevientos o se ha modificado el calendario

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agrícola, perdiéndose el escalonamiento espaciado de las prácticas culturales. La gran irrigación para su éxito requiere ocupar las regiones con potencial agrícola, teniendo como vocación innata una orientación mercantil capitalista que busca resolver los problemas por medio de tecnología y la búsqueda de la ganancia, pero para lograrlo se requiere de la voluntad estatal de apoyo técnico y político.

El modelo productivo de la economía auspiciado por el Banco Mundial y por gobiernos neoliberales desde 1950 que han recibido recursos para la inversión no incluían criterios ecológicos y sociales para la inversión hidráulica y destruyó todo el capital social invertido en la investigación agrícola y en la tecnología hidráulica, sobre todo de la generada por la revolución verde. Recientemente hubo un cambio delante de las crisis ecológicas que generó la construcción de presas faraónicas a nivel mundial y desde 1985 se entendió esta condición sine qua non la agricultura de riego no funcionaba si no se le imponían criterios sustentables y sociales, por lo que el mismo Banco Mundial ha modificado este procedimiento crediticio y ahora exige un manejo sustentable cuidadoso en las inversiones. Esa exigencia no ha logrado llegar a los gobiernos que han hecho poca cosa, ya que el poder político que da la construcción misma, los recursos que genera y la construcción de clientelas que genera el reparto de agua ha prevalecido al cuidado y al uso ecológico del recurso. En México, además desde 1982 el manejo económico liberal de la economía recortó los recursos para la gran irrigación y dejó en manos de los productores y de las empresas el que proveyeran de estos insumos, lo que no ha sucedido hasta la fecha por lo que se impone su restablecimiento de las políticas de inversión ya no en la construcción, sino en el mantenimiento, cuidado y mejoramiento de la gran infraestructura hidráulica existente en el país si se quiere que la gran irrigación sirva como pivote para el desarrollo

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nacional y vuelva a ocupar él puesto que tuvo en el proceso de desarrollo agropecuario.

De esta manera la agricultura de la gran irrigación requiere un soporte agronómico e hidráulico cuyo eje principal surge del pequeño riego. La gran obra hidráulica no puede sostener por sí sola, si no se basa en la investigación científica y si no obtiene los apoyos institucionales de la inversión hidráulica y de la tecnología. Es de trascendencia fundamental para el incremento productivo y para el desarrollo agropecuario el manejo de riego y los conocimientos derivados del pequeño riego, de la praxis de las ciencias agronómicas, de los mecanismos modernos de difusión, conservación y mejoramiento. Lo que será un camino de seguridad para la sustentabilidad alimentaria y ecológica, como lo pide la actual política de conservación de recursos. De esta forma el conocimiento de la gran irrigación en su análisis comparativo con el pequeño riego supone el papel que el Estado, la administración pública y la burocracia juega en ella. Esta comparación permitió la construcción del concepto de la formación del estado y de la administración central burocrática del Estado hidráulico cuyo principal exponente fue Karl Wittfogel y ha servido de sostén metodológico para estudios contemporáneos tanto históricos, arqueológicos como etnográficos . El hecho que un Estado se embarque a generar infraestructura hidráulica supone que dicho Estado está cimentado en una sociedad que tiene recursos a su alcance para invertir, dicho Estado tiene fuerza para imponer una decisión centralizada que determina intereses locales, que puede estructurar amplias áreas geográficas y para su administración facilita la formación de administradores oficiales, policía hidráulica y auspicia un grupo dominante burocrático cuya fuerza es el conocimiento del sistema.

Conclusión: la tecnología hidráulica como bien público

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El estudio social del riego lleva a proponer líneas de acción de una política de apoyo a la agricultura de regadío de grandes y pequeñas proporciones, ya que el conocimiento técnico hidráulico no es prerrogativa del capital sino de la esfera de la investigación científica y de la academia y por lo tanto cae dentro de la esfera de los bienes públicos ofrecidos por el Estado a todos los ciudadanos. Se desprende pues que una voluntad política de cambio en cualquier entorno que se refiera al regadío se requiere socializar la información y la tecnología o generarla si no existe, mediante la experimentación si es preciso. Así la conformación de la política agropecuaria e hidráulica que busque el desarrollo integral del riego es un objetivo a conformar en el corto plazo, o el deterioro ecológico y la incosteabilidad productiva de las zonas regadas del país es inminente con los costos sociales ya señalados.

Los bienes públicos ofrecidos por el Estado mexicano en materia hidráulica no se reducen sólo a la investigación y la docencia de la irrigación misma; la obra hidráulica derivada de la política agrícola de la Revolución Mexicana es algo digno de mencionar ya que México es el país con más superficie de riego de toda América Latina. La suma de las tierras regadas es superior a la que existe en cada país centro y sudamericano. De allí que la trascendencia de la cobertura técnica de la inversión hecha es un hecho histórico obvio y un punto de política nacional. Así una parte de esa política es el seguimiento del uso y manejo del riego pero también la actualización permanente que solo puede ser generada por la investigación sobre riego, cuando se ha hecho se ha podido dar seguimiento a lo que se ha dado en llamar la política no escrita de la irrigación, y el instaurar de una manera explícita la política hidráulica para el riego sobre la base de las acciones que realizan las comunidades de productores y de los usuarios del riego así como de los bienes públicos del sector agropecuario (investigación, tecnología, extensión agrícola) en toda la república.

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Los principios básicos de esta política retoman aspectos relevantes del conocimiento científico y etnográfico del regadío, principios que pueden utilizarse como un común denominador de la revisión de la política actual, de la bibliografía especializada y de los programas de desarrollo en áreas de pequeña y gran irrigación.

El primer común denominador de los estudios son las diferencias encontradas entre el diagnóstico oficial y la realidad de los productores empresariales y la agricultura campesina de la pequeña agricultura de regadío. Es notoria la diversa apreciación que tienen los administradores y los productores sobre los problemas y sus soluciones.

Un segundo elemento del denominador común es el problema del mantenimiento. El reconocimiento de que la crisis de la gran irrigación ha llegado a ser grave, indica que ha sido por la falta de inversión para el cuidado de la infraestructura hidráulica, para su mejora y su expansión, parte de esta crisis se ve agravada por la dependencia y subordinación a una administración centralizada, regida por intereses de un Estado en expansión. Por el contrario, el pequeño riego, se ha basado en la capacidad autogestiva efectiva del campesino y de la administración efectiva de los usuarios y se desarrolla en zonas que se han vinculado al mercado local o regional, lo que hace que su conservación y mantenimiento quede en la decisión de la comunidad de regantes.

Recientemente la administración del riego y de las aguas nacionales, la conservación de los sistemas y su mantenimiento ha quedado en manos de los productores en las regiones hidráulicas en que se divide el país. Con la entrega de los sistemas la administración federal poco ha venido haciendo para cubrir las necesidades básicas de los sistemas de riego justificando su inacción en que ahora caen bajo la responsabilidad de los productores; éstos por su parte señalan que no está dentro de su papel los costos

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productivos del manejo del sistema, por lo que procuran e insisten en que sea el Estado el que siga cubriendo los costos del manejo hidráulico, justificando que el riego no solo tiene funciones productivas privadas, el manejo del agua además es más amplio que el regadío porque cumple funciones sociales como la dotación de agua potable para las ciudades y poblados, genera áreas de seguridad ecológica y freática y recupera el ambiente en ciudades y para manejar el medio natural donde se concentran las aguas rodadas. Los productores cumplen con la administración federal tan solo pagando sus cuotas de servicios de agua y sus impuestos,

De esta manera el agua de las presas se convierte en una parte de la política hidráulica para el manejo de los mantos freáticos y para la producción de energía eléctrica y muchas veces tiene implicaciones internacionales. Así la aplicación de la transferencia de los sistemas de gran irrigación ofrece una diferencia importante con la dinámica del pequeño riego ya que la entrega del control del agua a los productores no ha sido eficiente porque los costos del manejo del agua en los grandes sistemas superan el interés de los particulares (Escobedo 1991, González Luna, 1994, Ocampo Fletes 1993, Cabrera 1989, Cabrera et al. 1997).

La historia de la construcción de la gran irrigación y la etnografía del riego en pequeña escala apunta también a una crónica de la política estatal de fomento a la gran irrigación y pocas veces al pequeño riego, donde el discurso oficial, la información estadística, la propaganda institucional, la elaboración de planes y proyectos y la creación de organismos no coincide necesariamente con la realidad hidráulica de las comunidades rurales y de los usuarios campesinos. Además las crisis ecológicas, las grandes avenidas de ríos y presas sólo pueden ser manejadas adecuadamente en manos del Estado.

Existe una enorme diferencia entre la estadística oficial, el diagnóstico institucional y la realidad de los

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productores empresariales y campesinos; se señalan un poco más de cinco millones de hectáreas bajo riego, donde la mitad están en manos de más de un millón de productores campesinos, ejidales, indígenas y pequeños productores.

En la gran irrigación cabe señalar el fenómeno de empresarios agrícolas y grandes acaparadores del agua que generan enormes utilidades a costa de la inversión hecha por el Estado.

Enormes utilidades, pero también grandes fracasos. Las crisis productivas del mundo empresarial agropecuario que maneja el riego en gran escala ha puesto en duda el apoyo que han recibido de la política liberal.

Otros productores rancheros y campesinos han encontrado nichos de mercado gracias a sus bajos costos, suficiencia de mano de obra familiar y cercanía de los mercados. Así la producción de granos, hortalizas, frutas, hierbas de olor para los mercados regionales han quedado en manos de pequeños productores y de comunidades campesinas y han desplazado a la producción empresarial en algunos campos no así en la gran producción para la exportación donde los agroempresarios mexicanos se ha aliado a las empresas transnacionales y al inversionista norteamericano.

Dentro de la modernidad financiera se ha visto que es útil involucrar al regante en el sistema y este proceso de involucramiento implica la entrega física de los sistemas de riego para su manejo y operación. Esta acción fue apoyada por las grandes instituciones internacionales crediticias como el Banco Mundial y llegó a implementarse una política de privatización de los grandes sistemas hidráulicos, en medio de una verdad a medias, es importante que el productor se involucre y sea consciente del costo real del agua que utiliza en su cultivo nadie dudará de esta afirmación, pero de allí a entregar el regadío en manos privadas hay un gran paso y no es la

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única conclusión posible, hay muchas, discutibles o factibles que responden no a lógica del sistema hidráulico sino a la ideología imperante en la estructura gubernamental como es el caso de la visión "neoliberal" del gobierno mexicano.

Además la privatización generó el que los usuarios del riego se diversificaran pero polarizándose, unos han acaparado grandes áreas de riego al amparo de su vinculación con la producción comercial, otros han ampliado sus derechos de agua en perjuicio de los más pequeños, han ampliado y ocultado el desarrollo de sus empresas para evitar el control el agua y el pago de impuestos, buscando tan solo el crecimiento de sus ganancias y buscando el manejo individualizado de cada uno de sus sistemas.

Es por eso que la política nacional agropecuaria se ha polarizado, por una parte ha abierto la participación a los productores en zonas de gran irrigación, individualizando y particularizando la política nacional, por otra parte la política oficial ha buscado el conservar al menos en la política escrita la sustentabilidad, el equilibrio ecológico.

Pero en la realidad poco se ha venido haciendo apenas algunos grupos de pequeños productores y habitantes de las ciudades han unido sus intereses para conservar los niveles del agua en los mantos freáticos, tal es el caso de la región de El Bajío en donde se ha intentado mantenerlos manejables en las áreas donde hay cinturones agrícolas como es la ciudad de Celaya en el estado de Guanajuato y el sistema de riego de La Begoña. En otras partes del mundo este proceso de intereses rurales y urbanos es más claro; el gran sistema hidráulico del río Colorado en los Estados Unidos es uno de los primeros que ha puesto en práctica una política de integración buscando el control de sus sistemas de riego y dotación de agua potable y han generado políticas de manejo común en todos ellos, muchas de ellas contrarias al interés de la gran irrigación.

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De esta manera si aplicáramos criterios de economía política a la organización y operación del riego se podría decir que el pequeño riego hace referencia a la comunidad campesina, a la comunidad corporada y a instituciones sociales que caen bajo el control de la administración comunal que no trascienden los niveles de la autoridad comunitaria que a lo sumo llegan a constituir una estructura regional de manejo del riego en forma autónoma. En este caso la organización empieza a tener mayor complicación porque los sistemas de riego trascienden los linderos de una comunidad y entonces viene la necesidad de organizarse extra comunalmente. Esta organización y su consecuente fuerza social es vital para el desarrollo de la sociedad, Karl Wittfogel encuentra en ella el origen del Estado en las sociedades hidráulicas, Angel Palerm Vich analiza las sociedades prehispánicas con estos mismos criterios, y en la época actual, una vez más se están introduciendo estos conceptos para el estudio de la expansión hidráulica en México y otros países de América, que tuvieron un soporte de regadío trascendental.

Sigue esta apreciación de la revalidación del pensamiento hidráulico como una fuente de inspiración la línea de investigación sobre pequeño riego y su organización que coordina Jacinta Palerm Viqueira, dentro de su temática analítica han sido estudiadas con detalle y revaloradas organizaciones para el regadío. El aporte conceptual derivado de la información etnográfica lleva como soporte el modelo de investigación en base a la organización social de Palerm Viqueira, Martínez Saldaña y Escobedo. Existen otros sistemas que habrá que estudiar para encontrar los límites entre el pequeño riego organizado por los mismos productores y la irrigación como política.

Estos sistemas de pequeño riego, aquí descritos, pasan desapercibidos para las autoridades locales y regionales, para los funcionarios de la banca y del crédito, y son apenas una muestra diminuta de la diversidad y

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multiplicidad de los sistemas de riego en México. De allí la urgencia que hay para que su estudio y conocimiento atraiga la atención que merecen por el aporte productivo que tienen y por el beneficio social que acarrean. Si bien la falta de interés por el pequeño riego es la pauta común, algunas veces en circunstancias de crisis y de confrontación el pequeño riego se hace presente. En particular se le nota cuando el manejo del agua es controvertido o demandado por usuarios de mayor poder político o por las ciudades, cuando las crisis agrícolas como las sequías o las inundaciones demuestran la sabiduría ancestral de los sistemas de riego tradicionales que soportan calamidades climáticas, edáficas y económicas.

Solamente cuando el agua utilizada en el riego campesino pasa al interés publico, entonces el recurso queda en la mira de la administración pública o del interés oficial y es así como el pequeño riego llega a convertirse en una parte de un todo político administrativo fuera del control de los productores, entonces la comunidad campesina pierde una parte importante de su autonomía y queda subordinada a otras decisiones y a otros criterios opuestos a su proceso de desarrollo. Hay que señalar una política institucional que deslinde intereses de salvamento y conservación del entorno ecológico del agua para riego en las ciudades y los cinturones campesinos y para ello se requiere al Estado para que tome las decisiones de salvamento de los sistemas de riego o su transformación en beneficio de la urbanización.

El caso más patético fue el sistema chinampero del valle de México que por decisión política destruyó más de 300,000 hectáreas de "pequeño riego" uno de los sistemas tradicionales hidráulicos más complejos del mundo. Este paso dado en México y que algunos califican de ecosidio fue un paso trasce ndente para la interpretación de la economía política del agua al evaluar el papel del Estado y convertir el riego en la irrigación. O sea el riego

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organizado por el Estado, manipulado por la burocracia, controlado por funcionarios y cuando las decisiones sustantivas del riego ya no se toman en las comunidades rurales es cuando nace la irrigación política. Así cuando el pequeño riego queda en manos de los productores no hay necesidad de ninguna intervención de autoridades externas a la familia o a la comunidad, pero cuando esta es intervenida por autoridades externas el riego pasa a convertirse en una acción de las políticas de irrigación.

La irrigación pues con un contenido político administrativo es el paso para entender la agricultura de regadío, en el caso de México esta interpretación es relevante porque 20% de las tierras cultivadas del país son de reggadío. Si bien esto es cierto hay que indicar que casi la mitad de esta cifra que llega a un poco más de 2,500,000 hectáreas proviene del pequeño riego y la otra mitad de la gran irrigación. La trascendencia de estas cifras contrasta con la poca atención que se les ha dado tanto desde la perspectiva sociológica como técnica, los ingenieros y funcionarios dan por un hecho que la irrigación es parte de la po lítica institucional e ignoran que el origen, organización y manejo de la mitad de los usuarios del riego no tienen nada que ver con la otra mitad. Los científicos sociales por su lado casi nunca han estudiado el riego como un fenómeno social que divide a la sociedad, la enriquece, la subordina y la vincula al sistema nacional e internacional.

Los trabajos presentados son una excepción a esa norma y dieron un paso más al conocimiento del riego en México. El interés de este proceso es llegar al conocimiento de los actores sociales que participan en el riego como un elemento sustantivo para entender los estudios de los casos visualizando la presencia del Estado, su manejo, su estructura burocrática así como las acciones y omisiones más comunes.

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Cuadro caracterización del impacto del riego en la unidad doméstica Participación del riego en la economía

familiar Rasgos de diferenciación

La mayor parte del ingreso agropecuario de la unidad doméstica

? Mayor en pozos que en derivaciones ? Superficies medias más amplias ? Condiciones climáticas favorables ? Uso intensivo ? Multicultivo, tendencia a especializar ? Tecnología moderna ? Agua suficiente ? Menor en pozos que en derivaciones ? Superficies medias reducidas

Parte del ingreso monetario anual y de la alimentación familiar y de los animales.

? Uso bajo en intensidad. No heladas ? Pluricultivo en el manejo agrícola ? Baja tendencia a la especialización ? Producción de básicos definida ? Tecnología moderna y tradicional ? Algunas limitaciones de agua ? Menor en pozos que en derivaciones ? Superficies medias reducidas ? Uso poco intensivo. Heladas ? Monocultivo ? Baja diversidad en colos de cultivo

Obtención de granos básicos para autoconsumo, poca comercialización según ciclo

? Producción de básicos definida ? Tecnología tradicional predominante ? Limitaciones severas de agua ? Uso de riego de auxilio (punta de riego) ? Uso de riegos ? Limitación de tierra ? Limitaciones climáticas ? Menor en pozos de derivaciones ? Predominio del minifundio ? Uso intensivo o extensivo según clima ? Monocultivo. Escasa diversidad

Producción exclusiva de granos básicos (incluyendo forrajes)

? Producción de básicos definida ? Tecnología tradicional predominante ? Limitaciones drásticas de agua ? Uso de riegos de auxilio (punta de riego) ? Limitaciones muy severas de tierra ? Limitación estricta del clima

Elaborado por:Tomás Martínez Saldaña y Francisco Escobedo.

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Antología sobre pequeño riego, vol. II Organizaciones autogestivas

editores: Jacinta Palerm Viqueira y Tomás Martínez Saldaña 2000 Colegio de Postgraduados y Plaza y Valdés ISBN 968-856-761-1

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Indice Analítico

A

accesiones, 197, 241 acholol, 373 aforador, 180, 367, 372, 373, 389 aforo,gasto hidráulico,medir el

agua aforador, 180, 367, 372, 373,

389 aforar, 80, 372, 375 aforo,gasto hidráulico, 67, 142,

143, 145, 146, 149, 154, 155, 156, 172, 173, 185, 189, 198, 259, 264, 265, 277, 279, 289, 290, 291, 293, 297, 298, 300, 301, 302, 306, 309, 322, 347, 371, 372, 373, 376

aguas pequeñas, 307 ausencia, 227 coeficiente práctico de riego,

151, 198 litros por segundo, 84, 143,

146, 147, 149, 151, 158, 161, 172, 173, 185, 197, 198, 213, 214, 215, 216, 217, 259, 263, 264, 265, 268, 279, 289, 290, 291, 293, 298, 300, 301, 302, 310, 317, 318, 321, 322, 324, 325, 347, 368, 372, 377, 382, 389

marcas de agua, 176, 307, 354, 372, 373, 376

medir el agua, 295 medir el agua en tiempo, 40,

66, 82, 83, 102, 162, 166, 175, 176, 182, 183, 186, 187, 191, 219, 220, 221, 224, 225, 226, 228, 229,

231, 241, 263, 268, 281, 285, 287, 288, 289, 290, 294, 295, 296, 299, 302, 308, 315, 318, 325, 326, 375, 376, 378

metros cúbicos de agua, 114, 115, 144, 158, 168, 172, 220, 221, 356, 357

surco de agua, 143, 197, 260, 263, 266, 321

tamaño del agua, 306 Agencia de Aprovechamientos

Hidráulicos de la Comisión Hidrológica de

la Cuenca del Valle de México, 166, 167

agua potable,uso doméstico, 164, 166, 168, 169, 195, 199, 258, 267, 268, 278, 316, 317, 323, 425, 428

aguador, 40, 286, 294, 296, 314, 326

agualear, 82 aguas abajo, 41, 44, 45, 78, 81,

82, 83, 84, 85, 86, 87, 105, 106, 149, 157, 161, 178, 182, 184, 190, 191, 194, 212, 215, 227, 281, 298, 299, 300, 304, 347, 349, 356, 360, 361, 372, 373, 376, 377

aguas arriba, 44, 45, 74, 78, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 89, 157, 161, 162, 179, 194, 227, 265, 272, 281, 302, 347, 348, 349, 351, 352, 358, 360, 361, 372, 374, 378

aguas broncas, torrenciales, de escurrimiento, 3, 100, 101, 106, 109, 110, 112, 115, 117, 120, 121, 123, 125, 138, 178,

Page 457: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Antología sobre organizaciones autogestivas 454

197, 254, 258, 270, 271, 272, 279, 281, 302, 355, 426 manejo de aguas broncas (ver

Técnicas de regadío), 3, 121, 254, 270

aguas comunales, 266, 313, 314, 315, 316

aguas de lluvia,aguas pluviales, 98, 103, 104, 106, 109, 111, 112, 115, 125, 154, 212, 214, 215, 217, 239, 256, 266, 270, 271, 281

aguas encimadas, 307 aguas federales, 267 aguas mansas, 109, 110, 112,

120, 121, 122, 158, 196, 355 aguas nacionales, 77, 279, 309,

425 aguas pequeñas, 307 aguas perennes, aguas

permanentes, 104, 105, 137, 196

aguas subterráneas, manto freático, acuífero, 23, 38, 100, 162, 163, 165, 166, 168, 169, 189, 194, 212, 213, 236, 237, 240, 242, 255, 258, 263, 273, 274, 279, 308, 313, 320, 356, 412, 425, 427 contaminación, 237, 239 paso de agua (localización) o

paso de agua por un canal, 280, 282, 299, 303, 304, 306, 308, 312

veda, 324 aguas superficiales, 100, 188,

255, 279 alcalde, 102, 314 Alianza para el Campo, 311 amparo, 136, 158, 266 años bisiestos, 288, 289 apisador, 295 Aportes en trabajo y dinero para

mantenimiento, construcción y para la operación aporte, 234, 255, 284, 389

(cooperaciones), 232, 284, 287, 302, 312, 317, 375, 378, 382

(cuota), 40, 41, 52, 64, 65, 66, 67, 68, 149, 151, 171, 173, 184, 230, 278, 281, 302, 304, 313, 347, 378, 385, 386, 425

calidad del agua aporte, 234 inversión, 233

cambiaba la limpia por su agua, 178

compra terrenos para obra, 217

construcción, 224, 233 (aporte), 389 (costo), 20, 106, 107, 108,

151, 371, 386, 388 costos, 425 faena

obligado a cubrir su ausencia, 382

faenas, 25, 64, 178, 191, 278, 286, 302, 306, 324

faeneros, 306 inversión

capital, 100, 101, 110, 122 trabajo y capital para

mantenimiento, 22 mantenimiento (pago impuesto

paso entre la milpa), 384 pago mantenimiento, 102 pozo

bomba compra de combustible,

64 pago energía eléctrica, 65

arbitraje,árbitro, 22, 142, 307 arbollón repartidor, 102 Artículo 27 de la Constitución,

135 asamblea, 18, 44, 52, 79, 80, 81,

82, 83, 84, 85, 86, 141, 156, 175, 177, 190, 199, 284, 285, 286, 287, 291, 294, 296, 304, 357, 371, 372, 374, 375, 376,

Page 458: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Indice analítico 455

377, 378, 381, 382, 388, 389, 390, 391

atajar el agua, 180, 266 atarjea, 214 atopile, 19, 40, 348, 372 autogestión, 1, 2, 4, 16, 17, 19,

20, 22, 23, 31, 32, 34, 35, 36, 37, 39, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 67, 74, 81, 87, 88, 133, 171, 182, 191, 192, 195, 255, 345, 390, 420, 424

Autoridades y/o trabajadores para la administración de agua de riego y de la infraestructura hidráulica aforador, 180, 367, 372, 373,

389 aguador, 40, 286, 294, 296,

314, 326 apisador, 295 asamblea, 18, 44, 52, 79, 80,

81, 82, 83, 84, 85, 86, 141, 156, 175, 177, 190, 199, 284, 285, 286, 287, 291, 294, 296, 304, 357, 371, 372, 374, 375, 376, 377, 378, 381, 382, 388, 389, 390, 391

atopile, 19, 40, 348, 372 autoridades del agua, 18, 41,

44, 45, 79, 230, 235, 346, 390

burocracia del Estado, 86, 307 hidráulica, 16, 33, 34, 39,

47, 73, 74, 79, 88 calidad del agua

(persona contratada), 234 canalero, 19, 40, 45, 52, 77,

80, 83, 88, 160, 176, 178, 179, 180, 181, 182, 183, 295, 348, 367

capitán, 282, 283 comisariado ejidal, 80, 83, 84, 86,

88, 188, 230, 348, 350, 360, 372, 374, 381, 390, 391

comité ejecutivo, directivo o mesa directiva, 85, 141,

142, 145, 147, 167, 174, 177, 179, 190, 276, 282, 283, 284, 285, 286, 288, 289, 290, 304, 310, 315, 352, 353, 364, 366, 369, 372, 374, 388

delegados encargados ejecutar suspensión del agua, 377

despachador, 231 encabezado, 232, 313 encargado

asuntos del agua, 230 de la distribución, 231 del canal, 232

gerente técnico, 77, 80, 89 guardatierras, 81 juez de aguas, 19, 77, 80, 81,

82, 83, 141, 296, 315, 326, 348, 372, 374, 381, 390, 391 o jefe del agua, 231

presidente de la Asociación de

Usuarios, 76 de la junta de aguas, 141,

148, 156, 160, 162, 166, 167, 174, 183, 186, 187

de la unidad de riego, 169, 174, 175

regadores, 81, 83 rejero, 385 supervisor, 77, 108 tanquero, 231 vocal multero, 285, 286 vocales de vigilancia, 141

ayuntamiento, 102, 219, 222, 223, 233, 234, 241, 266, 267, 305, 313, 314, 315, 316

B

bancal, 414 banco, 235, 303, 349, 351, 421,

427 bocatoma, 105, 112, 114 bomba, 64, 65, 87, 278

Page 459: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Antología sobre organizaciones autogestivas 456

bordo (ver Reservorios), 85, 107, 110, 111, 112, 114, 117, 118, 119, 120, 121, 125, 272

brocal, 274, 276

C

cabildo, 102, 103 cacique, 262, 266, 314 caja de agua (ver Técnicas de

Regadío), 101, 111 caja recibidora, 116, 117, 120,

122 caja partidora, 147 caja recibidora, 116, 117, 120,

122 caliche, 257 calidad del agua, 23, 211, 217,

218, 233, 234, 235, 237, 239, 240, 242, 271, 306, 408, 412, 413 aceites y grasas, 234 agua dulce, 137, 237 agua limpia, 23, 236 agua sucia, 23 aguas blancas, 219, 240 arsénico, 217 cadmio, 217 cobalto, 217 cromo, 217 desecho urbano industrial, 4,

199, 211, 213, 214, 215, 216, 217, 218, 219, 220, 222, 224, 228, 230, 233, 235, 236, 237, 238, 239, 240, 241, 385

hierro, 104, 107, 114, 217 mercurio, 217 metales, 217 níquel, 217 tratamiento, 211, 233, 234,

235, 236 Canal, apantle, zanja, acequia

acequia, 99, 100, 101, 102, 105, 108, 109, 111, 118, 123

acequia madre, 101, 102 acequia principal, 100, 101

apantle/ apancle, 297, 301, 302, 305, 306

apantle/ apancle madre, 297, 301, 302, 305, 306

canal, 3, 4, 14, 18, 19, 24, 38, 40, 41, 45, 48, 51, 66, 73, 74, 76, 77, 78, 79, 80, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 97, 99, 100, 101, 104, 105, 106, 107, 108, 112, 113, 114, 115, 116, 117, 118, 120, 123, 134, 138, 141, 143, 147, 148, 149, 151, 152, 154, 157, 160, 161, 162, 166, 171, 173, 176, 177, 178, 179, 180, 183, 184, 185, 186, 188, 190, 191, 198, 214, 215, 216, 217, 219, 221, 222, 224, 226, 227, 228, 229, 231, 232, 233, 234, 235, 238, 242, 253, 254, 255, 259, 263, 269, 271, 273, 278, 279, 280, 281, 282, 283, 286, 287, 293, 295, 296, 297, 298, 299, 300, 301, 302, 303, 304, 305, 306, 307, 313, 319, 320, 321, 323, 324, 325, 326, 346, 348, 352, 353, 358, 362, 372, 373, 375, 376, 378, 379, 380, 381, 382, 386, 387, 389, 391, 415

canal de desagüe, 120, 215 canal de distribución, 221,

273, 298, 303, 305 canal emisor, 214, 216, 222,

228 canal entubado, 66, 67, 224,

233 canal fósil, 260 canal general, 74, 76, 77, 78,

79, 80, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 297, 299, 300, 301, 305, 306, 307, 348, 352, 354, 358, 362, 372, 373, 376, 378, 389, 391

Page 460: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Indice analítico 457

canal madre, 299, 301, 302, 307

canal principal, 138, 178, 271 canal rústico, canal sin

revestir, canal de tierra, 300, 301, 302, 306, 379

canal secundario, 100, 101, 112, 214, 216, 271, 299, 301, 302

paso de canal, permiso de, 304 propiedad canal, 39, 100, 101,

108, 224, 298, 299, 301, 302, 303, 304, 305, 320, 326

puente canal, 303 red de canales, 4, 38, 109, 141,

179, 184, 224, 233, 253, 254, 269, 271, 282, 293, 297, 302, 319

zanja, 121, 253, 254, 265, 271, 279, 281, 282

canalero, 19, 40, 45, 52, 77, 80, 83, 88, 160, 176, 178, 179, 180, 181, 182, 183, 295, 348, 367

capitán, 282, 283 Caracterización de la organización

y administración acuerdos

autoreguladores institucionalizados, 108, 118

entre asociaciones, 229 entre regantes, 228 informales, 84, 182 para obtener agua, 224

Administración, 23, 38, 39, 43, 48, 76, 133, 144, 179, 253, 254, 255, 267, 270, 279, 313, 323, 346, 359 a los regantes (ver

transferencia), 15 acaparar la, 64, 65 autogestiva, 36, 37, 358 control, 313, 323

y autoridad, 371 de nueva infraestructura, 17 del pozo, 67

democrática, 17 injerencia Estado, 155 por el Estado, 18, 32, 36,

49, 51, 407, 423, 424, 429

por los regantes, 18, 19 arreglos institucionales, 254 autonomía frente al Estado,

235 capacidad, 16, 17, 20, 36, 37,

39, 46, 48, 74, 86, 182, 424 falta, 21, 229, 420

identidad cooperativa, 233 Organización, 87, 345

autogestiva, 1, 4, 17, 19, 20, 23, 31, 32, 35, 36, 37, 46, 48, 50, 74

cohesiva, 17 comunitaria, 68, 316, 324 de agua comunitaria, 253 decisión de organización y

cooperación, 65 descentralizada, 98, 253 despótica, 14 destruir,debilitar,boicotear,

21, 364, 368 mecanismos de

resistencia, 359, 390 diferencial, 18, 74, 82, 83,

85, 86, 87 dificultad de iniciar una

organización, 63 eficaz, 85 en manos del Estado, 17,

389 estructura organizativa, 88,

211 estudio de la, 17, 36, 38, 50 impacto Reparto Agrario, 19,

136 implicaciones organizativas

de la agricultura de regadío (ver hipótesis hidráulica), 16, 409, 416

inexperiencia, 145 iniciativa, 87 invisible, 18

Page 461: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Antología sobre organizaciones autogestivas 458

mayor/menor presión organizativa, 74

multicomunitaria, 18, 43, 85, 133, 140, 182

nivel organizativo, 18, 19, 22, 25, 32, 38, 39, 40, 43, 44, 48, 78, 88, 193, 347, 348, 382

problemas, 18, 21, 22, 67, 74, 82, 84, 85, 86, 87, 89, 191, 193

pública y privada, 101, 118 respuesta organizativa, 83,

86 sustentable, 17 tradicional, 35

personalidad jurídica, 223, 365, 368, 369, 371 reconocimiento oficial, 4,

345, 361 transferencia, 1, 3, 15, 20, 21,

23, 33, 73, 75, 284, 407, 420, 425, 427

vínculos intercomunitarios, 194

centro de domesticación de plantas, 258

Ch

chinampa, 411, 414

C

Clima, 75, 99, 212, 256, 319, 407, 421 Estación metereorológica, 320 estiaje, 78, 85, 154, 156, 351,

352, 354, 373, 374, 376 heladas, 63, 75, 125, 256 lluvias , 75, 98, 99, 100, 103,

104, 106, 109, 111, 112, 115, 125, 154, 212, 214, 215, 217, 239, 256, 266, 270, 271, 272, 319, 354, 373 impredecibles, 100

microclima, 295

precipitación, 63, 75, 99, 100, 107, 165, 212, 256, 319, 354, 355

precipitación (mm), 63, 75, 100, 212, 239, 256, 319

sequía, 22, 33, 36, 41, 68, 75, 81, 82, 86, 166, 181, 227, 256, 407, 408, 415, 429

temporada de lluvias, 103, 104, 106, 109, 112, 115, 125, 154, 212, 215, 256, 266, 270, 271, 302, 354

temporada de secas, 78, 81, 98, 175, 182, 197, 266, 351

colector, 214 comisariado ejidal, 80, 83, 84, 86, 88,

188, 230, 348, 350, 360, 372, 374, 381, 390, 391

Comisión del Balsas, 357, 361, 362, 363, 365, 367, 370

Comisión del Papaloapan, 278, 303, 304, 320, 323

Comisión Estatal de Agua y Saneamiento (CEAPAS) (Gobierno del estado), 235

Comisión Federal de Electricidad (CFE), 370, 385

Comisión Hidrológica de la Cuenca del Valle de México, 163, 165, 166, 195 Agencia de Aprovechamientos

Hidráulicos, 166, 167 Gerencia General de Obras,

163 Comisión Nacional Agraria, 136,

137, 139, 142, 143, 146, 148, 153, 158

Comisión Nacional del Agua (CNA) de la SEMARNAP, 74, 76, 77,

85, 88, 215, 223, 233, 235, 237, 240, 241, 310, 311, 312, 318, 345, 347, 371, 372, 373, 386, 387, 388, 391

comité ejecutivo, directivo o mesa directiva, 85, 141, 142, 145, 147, 167, 174, 177, 179, 190, 276, 282, 283, 284, 285, 286,

Page 462: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Indice analítico 459

288, 289, 290, 304, 310, 315, 352, 353, 364, 366, 369, 372, 374, 388

compuerta, 76, 77, 80, 82, 89, 99, 104, 105, 106, 107, 112, 113, 114, 116, 117, 121, 157, 160, 176, 181, 217, 231, 232, 271, 278, 286, 287, 353, 376, 391

comunidad, 6, 17, 18, 19, 23, 25, 34, 37, 38, 40, 41, 42, 43, 44, 46, 49, 68, 74, 75, 82, 84, 87, 88, 89, 101, 103, 136, 139, 140, 141, 143, 144, 149, 150, 151, 152, 154, 156, 157, 165, 169, 175, 176, 180, 182, 184, 185, 191, 193, 198, 254, 259, 260, 263, 266, 273, 278, 279, 280, 282, 283, 294, 295, 296, 297, 320, 321, 324, 325, 347, 348, 367, 374, 375, 377, 382, 389, 390, 391, 409, 410, 411, 416, 424, 425, 426, 428, 429, 430 campesina, 43, 428, 429 comunitario/comunal, 25, 38, 52,

68, 301, 305, 313, 428 indígena, 103, 411 multicomunitario, 18, 25, 38,

185 vínculos intercomunitarios,

194 Conflicto

antagonismo, 157 conflicto, 17, 21, 22, 25, 36,

38, 39, 41, 48, 51, 68, 80, 101, 105, 133, 135, 136, 145, 148, 149, 151, 155, 157, 158, 159, 163, 170, 171, 173, 181, 182, 183, 184, 185, 186, 188, 192, 193, 194, 195, 196, 220, 226, 228, 229, 230, 259, 266, 307, 318, 322, 347, 349, 356, 361

confrontación, 429 controversia, 136, 142, 149,

157, 181

disputa, 155, 157, 159, 171, 182, 188, 193, 220

disrupción, 191, 193 pleitos, 177, 185, 266, 375,

385, 391 Congreso, 135

Constituyente, 135 conocimiento

asesoría/capacitar, 89, 387 ausencia

falta de conocimiento, 25 inexperiencia, 192 inexperiencia (introducción

del riego), 64 capacidad, 20

aprendizaje, 20, 347 construcción del, 378 previo, 17, 19, 20, 35, 46, 48,

50 empírico, 20, 21, 416 experiencia autogestiva, 255 memoria histórica, 19, 358 tradicional, 17, 415

técnico, 423 Consejo de Cuenca, 389 cortina, 179, 180, 356 crédito, 89, 303, 429 Crédito a la Palabra, 66 Cultivos, 2, 14, 40, 43, 63, 79, 81,

84, 86, 117, 119, 122, 124, 147, 149, 150, 151, 175, 181, 199, 234, 236, 237, 257, 258, 270, 272, 295, 351, 414, 415, 419 acelga, 237 ajo, 257 alfalfa, 76, 151, 175, 181, 187,

219, 237, 257 arroz, 43, 76, 81, 86, 349, 351 autorización de cultivo, 85 avena, 63, 237 berro, 78, 85, 87 cacahuate, 76 cacao, 14 calabacita, 257 calabaza, 76, 237 calendario de cultivo, fecha de

cultivo, 295, 421

Page 463: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Antología sobre organizaciones autogestivas 460

caña de azúcar, 76, 78, 86, 257, 346, 358, 379 cañeros, 78, 86, 347, 349,

350 cebada, 237 cebolla, 76 centro de domesticación de

plantas, 258 cereales, 113, 118, 124

(granos), 51, 426 chile, 257 ciclo de cultivo, 253 cilantro, 237 coliflor, 237 de agua dulce, 237 de riego, 257, 258 de temporal, 147 en barbecho, 272 en descanso, 272 enervantes, 416 espinaca, 237 flores, 76 frijol, 63, 75, 151, 257

ejotero, 76 frutales, 76, 257, 368, 371,

426 gamalote (pasto para ganado),

117 garbanzo, 117, 119 haba, 151 hierbas de olor, 416, 426 hierbas medicinales, 416 hortaliza, 43, 82, 86, 237, 238,

257, 347, 416, 426 huerta, 219, 240, 257 jitomate, 76, 257 lechuga, 237 legumbres, 86

legumbreros, 347 limón, 257 maíz, 43, 63, 75, 115, 117,

125, 147, 151, 187, 237, 257, 347, 384, 385, 414, 415, 420 forrajero, 63 maiceros, 347 para elote, 76, 257 zapalote, 415

melón, 76, 257 milpa, 66, 82, 175, 177, 180,

181, 294, 384 papaya, 257 pepino, 76 perejil, 237 rábano, 257 sorgo, 63, 75, 237, 420 tomate, 257

verde, 257 trigo, 43, 104, 113, 115, 117,

119, 125, 151, 187, 420 barrigón, 117, 119

D

de jure, 40, 41, 345, 347, 364, 389, 391

defensa del agua, 391 Defensa del agua, 163, 165, 169,

170, 223, 227, 240, 321, 323, 347, 391 agua despojada, 317, 323 costo, 308 lucha por el agua, 267, 313,

320 Departamento de Asuntos

Agrarios, 154 Departamento de Fomento,

Agricultura, Comunicaciones y Trabajo (Gobierno del estado), 308

Departamento de Irrigación de la SF, 137

Departamento del Distrito Federal, 164, 168, 199

depósito (ver Reservorios), 38, 138, 273, 287, 302

derecho de paso de agua [ver también paso de agua (por

un canal o localización de aguas subterráreas)], 229, 299, 303, 304

Derechos de agua, 19, 85, 113, 115, 124, 134, 144, 147, 149, 151, 154, 157, 159, 160, 161, 162, 172, 173, 196, 217, 219, 220, 221, 224, 225, 226, 241,

Page 464: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Indice analítico 461

261, 284, 287, 288, 290, 291, 296, 307, 309, 310, 311, 312, 318, 325, 326, 368, 391, 409, 427 (protocolizado), 113 accesiones, 197, 241 acciones de agua, 241, 280,

284, 290, 293 aguas comunales, 266, 313,

314, 315, 316 amparo

títulos de, 266 antigüedad, 150, 221 cesión de derechos, 287, 291 compra-venta, 224, 226, 263,

325 concentración, 291, 293 concesión, 74, 136, 157, 173,

222, 227, 237, 266, 280, 309, 310, 311, 312, 318, 324 título, 309, 310, 311, 318

confirmación, 115, 124, 125, 135, 150

decreto gobernador, 220, 222 decreto presidencial, 220, 227,

228, 241, 263, 325 derecho al pozo, 65 derecho de uso, 224 derechohabientes, 225 derechos de riego, 78, 139,

143, 145, 197 derechos legales y

tradicionales, 191 derechos tradicionales, 158,

193 dotación, 86, 112, 116, 135,

136, 140, 148, 150, 151, 153, 159, 160, 173, 186, 191, 193, 196, 220, 221, 223, 225, 241, 290, 306, 314, 317, 320, 324, 325, 372, 373, 377, 379, 386, 389, 391 pozo, 191

dueño del agua, 180, 181, 294 merced de agua, 106, 123, 196,

262

obtención agua acuerdos, 229 trámites, 223

pérdida de derechos, 191 permiso, 85, 219, 223, 227,

370 posesión de aguas, 136, 260,

268, 317, 321, 326 propiedad del agua, 101, 134,

135, 264, 282, 293, 318 Registro Público del Agua, 52 reparto, 75, 102, 135, 136,

139, 221, 223, 255, 266, 290, 317, 367, 369, 422

resolución presidencial, 150, 155, 158, 160, 161, 317, 369, 371, 373

restitución, 135, 140, 150, 161 sin definir, 159 sin permiso, 223 sin tener derechos resueltos a

su favor, 158 socio, 64, 67, 218, 219, 221,

264, 269, 275, 277, 278, 281, 283, 284, 285, 286, 287, 288, 289, 290, 291, 292, 293, 294, 296, 298, 299, 302, 303, 304, 305, 306, 309, 310, 312, 315

trámites, 223, 309 despachador, 231 Diario oficial, periódico oficial,

173, 190, 241 días 31, 179, 221, 288, 289 dique (ver Reservorios), 98, 99,

103, 104, 107, 110, 114, 117, 124

Dirección de Aguas de la SAF, 156

Dirección de Aguas, Tierras y Colonización de la SAF, 148, 160

Dirección de Aprovechamientos Hidráulicos de la SRH,SARH, 363

Dirección General de Aguas de la SAF, 159

Page 465: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Antología sobre organizaciones autogestivas 462

Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos de la SRH,SARH, 153, 160,

161, 163, 167, 188, 359, 362, 364, 365, 366, 367, 368, 370, 390

Dirección General de Geología de la SRH, 164

Distribución del agua acholol, 373 acuerdos informales, 84, 182 agua continua, agua

permanente, 116, 138, 144, 147, 151, 154, 157, 158, 159, 161, 162, 173, 184, 185, 186, 190, 193

agua excedente, 296 agualear, 82 aguas encimadas, 307 aguas pequeñas, 307 arbitraje,árbitro, 22, 142, 307 Calendario

años bisiestos, 288, 289 días 31 del mes, 179, 221,

288, 289 horario de verano, 288

cultura distributiva, 193 Equidad, 86, 239

regantes con menos tierra, 187, 193

preferencia por tipo cultivo, 175

derecho de paso de agua (ver también paso de agua), 229, 299, 303, 304

disponibilidad de agua para riego, 3, 41, 45, 73, 74, 75, 82, 85, 86, 191, 225, 348, 349, 350, 351 abasto de agua y

oportunidad, 270 Distribución del agua, 17, 40,

41, 73, 80, 121, 123, 134, 136, 138, 140, 142, 143, 144, 145, 146, 148, 150, 151, 152, 153, 154, 155, 156, 159, 163, 171, 173, 176, 179, 186, 192, 196,

221, 228, 230, 232, 254, 283, 296, 297, 298, 302, 314, 324, 346, 347, 349, 352, 354, 355, 356, 358, 360, 361, 362, 369, 371, 375, 378, 391, 415 Calendario de riegos, 43, 52,

79, 82, 83, 272 fecha de riego, 286

Prorrateo del agua, 81, 82, 87, 89, 102, 349, 373, 377 en un ciclo, 175 entre años, 81 proporcional, 351, 353,

373 Reglamento de distribución,

82, 83, 136, 137, 139, 140, 141, 142, 143, 144, 145, 146, 147, 148, 149, 150, 152, 153, 154, 155, 156, 157, 163, 170, 171, 172, 173, 177, 178, 179, 184, 189, 190, 192, 193, 196, 197, 198, 199, 355, 368, 370, 391

Sistema de reparto o asignación, 105, 270, 323

solicita el riego (a diferencia de tanda o fecha de riego definida), 66

Tabla/Cuadro de distribución, 142, 143, 174, 175, 179, 190, 193, 198, 220, 228

Tabla/Cuadro de Distribución, 346, 348, 349, 358, 371, 372, 373, 374, 382, 386, 389, 391

Tanda de agua, 41, 52, 81, 83, 84, 86, 123, 156, 173, 220, 224, 225, 228, 229, 231, 232, 241, 288 intercambio de turno, 66 tanda rotatoria, 105 tandear el agua, 81, 84,

173

Page 466: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Indice analítico 463

tandeo, 84, 86, 144, 156, 157, 159, 161, 162, 173, 175, 180, 184, 190, 191, 267, 288, 289, 290, 302, 318, 326

tandeo equitativo, 86 Distribución del Agua

Prorrateo del agua proporcional, 353

entregar el agua, 77, 80, 89 punto de, 232

marcas de agua, 176, 307, 354, 372, 373, 376

ordenanzas, 118 pozo

(operación), 66 remanentes de agua, 106 seca de agua, 187 sin respetar orden, 229 tareas de distribución, 354 tiradero de agua, 66 tumbar el agua, 377 urgencia de riego, 83

Distribución del Agua Distribución del agua

Prorrateo del agua, 377 Distrito de Desarrollo Rural

de la SARH,SAGAR, 89, 237, 240, 242, 308

Distrito de Riego de la SRH,SARH,SEMARNAP,

26, 73, 75, 77, 89, 356, 357 Distrito Federal

Departamento del, 164, 168, 199

E

Ejército Mexicano, 358 encabezado, 232, 313 energía eléctrica,luz, 64, 65, 68,

269, 275, 278, 379, 425 época colonial, 99, 100, 102, 105,

111, 297 colonial, 34, 75, 98, 99, 100,

101, 102, 105, 107, 111,

120, 121, 134, 262, 263, 297, 326

época prehispánica, 16, 34, 50, 111, 134, 254, 270 prehispánico, 14, 16, 24, 34,

50, 75, 120, 121, 134, 259, 262, 263, 268, 269, 273

Equidad, 68, 81, 82, 86, 89, 102, 142, 144, 158, 172, 192, 227, 239, 413

espacio hidráulico, 73, 74, 75, 255, 345

Especialistas locales, 273, 323 pocero, 274, 276, 277, 312 varista/ varero, 274, 312

Estación meteorológica, 320 estadística, registros, fuentes

oficiales, 217, 258, 295 Estado e instituciones

gubernamentales, intervención y presencia alcalde, 102, 314 Alianza para el Campo, 311 Artículo 27 de la Constitución,

135 ayuntamiento, 102, 219, 222,

223, 233, 234, 241, 266, 267, 305, 313, 314, 315, 316

cabildo, 102, 103 Comisión del Balsas, 357, 361,

362, 363, 365, 367, 370 Comisión del Papaloapan, 278,

303, 304, 320, 323 Comisión Federal de

Electricidad (CFE), 370, 385 Comisión Nacional Agraria,

136, 137, 139, 142, 143, 146, 148, 153, 158

Congreso, 135 corona, 123 Crédito a la Palabra, 66 Departamento de Asuntos

Agrarios, 154 Departamento del Distrito

Federal, 164, 168, 199 Ejército Mexicano, 358

Page 467: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Antología sobre organizaciones autogestivas 464

Estado, 1, 4, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 21, 22, 25, 32, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 43, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 73, 74, 77, 79, 86, 133, 139, 144, 155, 191, 192, 215, 219, 222, 228, 235, 236, 239, 240, 255, 307, 308, 316, 324, 345, 358, 389, 390, 407, 418, 420, 422, 423, 424, 425, 426, 428, 429, 430

Gobierno Federal, 20, 32, 115, 140,

166, 168, 169, 278, 386 municipal, 101

Guarnición de la Plaza, 148 Nacional Financiera, 380 Presidencia de la República,

309 presidencia municipal, 306,

354, 359 Presidente de la República,

190, 309 presidente municipal, 167,

230, 350 Programa de Regulación de

Obras Hidráulicas, 309, 312 Programa de Secas, 312 Programa Especial de Empleo,

306 Registro Público del Agua, 52

estanque (ver Reservorios), 112, 124

evaporación, 117, 125, 145, 149, 198

F

foggara (ver galería filtrante), 273 frontera agrícola, 14, 22, 98, 109,

110, 121

G

galería filtrante, pocería, 4, 45, 51, 253, 254, 255, 258, 259, 260, 262, 264, 267, 269, 270,

272, 273, 274, 275, 276, 277, 278, 279, 280, 282, 283, 284, 287, 288, 291, 292, 295, 297, 298, 299, 300, 301, 302, 304, 305, 307, 308, 309, 310, 311, 312, 313, 314, 315, 317, 318, 319, 322, 323, 324

Gerencia General de Obras de la Comisión Hidrológica de

la Cuenca del Valle de México, 163

gerente técnico, 77, 80, 89 Gobierno del estado, 308

Comisión Estatal de Agua y Saneamiento (CEAPAS), 235

Departamento de Fomento, Agricultura, Comunicaciones, Economía y Trabajo, 308

Secretaría de Bienestar Social Rural, 64

gran irrigación, 1, 4, 15, 21, 32, 33, 407, 412, 416, 417, 418, 419, 420, 421, 422, 424, 425, 426, 427, 428, 430

guardatierras, 81 Guarnición de la Plaza, 148

H

hipótesis hidráulica, 16 centralización del poder

político, 13, 69 despotismo oriental, 69 organización despótica, 14

horario de verano, 288

I

Infraestructura hidráulica para regadío arbollón repartidor, 102 atarjea, 214 bocatoma, 105, 112, 114 bomba, 64, 65, 87, 278 brocal, 274, 276 caja de agua, 3, 97, 99, 100,

101, 103, 110, 111, 113,

Page 468: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Indice analítico 465

114, 115, 117, 118, 119, 120, 122, 123, 125, 270, 323

caja partidora, 45, 147 caja recibidora, 116, 117, 120,

122 colector, 214 compuerta, 76, 77, 80, 82, 89,

99, 104, 105, 106, 107, 112, 113, 114, 116, 117, 121, 157, 160, 176, 181, 217, 231, 232, 271, 278, 286, 287, 353, 376, 391

cortina, 179, 180, 356 desagüe, 218 drenaje, 3, 23, 189, 213, 222,

234, 235, 257 ducto, 214 galería filtrante, pocería, 4, 45,

51, 253, 254, 255, 258, 259, 260, 262, 264, 267, 269, 270, 272, 273, 274, 275, 276, 277, 278, 279, 280, 282, 283, 284, 287, 288, 291, 292, 295, 297, 298, 299, 300, 301, 302, 304, 305, 307, 308, 309, 310, 311, 312, 313, 314, 315, 317, 318, 319, 322, 323, 324

infraestructura, 14, 17, 34, 36, 48, 73, 74, 76, 78, 79, 98, 110, 142, 227, 231, 278, 323, 422, 423, 424

lumbrera, 273, 274, 275, 287, 298, 302, 308, 310, 317, 381, 382, 383, 384, 387

manguera, 66 medidor

o partidor, 269 motor de combustión, 100 muros de contención, 101, 302 obra de cabecera, 76 obra hidráulica, 1, 14, 16, 17,

22, 24, 32, 38, 48, 103, 371, 386, 422, 423 gran, 14, 15, 21, 22, 32, 33,

407, 412, 416, 417, 418,

419, 420, 421, 422, 424, 425, 426, 427, 428, 430

obras de toma, 112 obras limitadoras, 147, 161,

193 y reguladoras, 142, 145,

156, 161, 173, 193 pantle/ pancle, 257 partidor, 38, 105, 114, 138,

269, 282, 287, 297, 298, 299, 300, 301, 302, 320, 326, 389

presa derivadora, 41, 45, 75, 76,

77, 87, 112, 271, 300, 346, 347, 348, 349, 350, 351, 352, 353, 354, 355, 358, 359, 362, 366, 371, 372, 373, 374, 376, 377, 381, 382, 383, 385, 386, 388, 389, 390, 391

provisional, 352 repartidor de aguas, 179, 282 sistema drenaje, 213, 222, 231 subcolectores, 214 tajamar, 114 tajo o saca, 100, 109 tasa, 77, 151, 157, 161, 177,

178, 179, 186 técnica/ tecnología hidráulica,

3, 4, 97, 98, 110, 270, 323, 421

trasvase, 51, 236, 346, 347, 356, 379, 380, 385

túnel, 20, 263, 273, 275, 276, 277, 287, 298, 302, 310, 311, 313, 346, 375, 378, 379, 380, 381, 382, 383, 384, 385, 387, 389, 391

vertedor, 104, 106, 287, 356 volante, 104

Ingenieros, 2, 7, 15, 16, 21, 26, 136, 137, 146, 148, 149, 150, 151, 152, 153, 154, 155, 156, 159, 166, 167, 168, 197, 199, 237, 274, 275, 316, 323, 346, 348, 349, 351, 352, 355, 356,

Page 469: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Antología sobre organizaciones autogestivas 466

360, 361, 362, 364, 367, 368, 369, 370, 388, 390, 391, 430

inundaciones, 215, 256, 357, 407, 408, 429

J

jagüey (ver Reservorios), 278 juez de aguas, 19, 77, 80, 81, 82,

83, 141, 296, 315, 326, 348, 372, 374, 381, 390, 391 o jefe del agua, 231 Reglamento para Juntas y

Jueces de Aguas, 365, 368, 370

junta de aguas mayor, 391 de vigilancia, 363, 367 provisional de aguas, 363 Reglamento para Juntas y

Jueces de Aguas, 365, 368, 370

L

lámina de agua,lámina de riego, 105, 111, 147, 353 riego pesado, 81

legislación de aguas , 360 Ley Agraria de 1915, 135 Ley de Aguas de Propiedade

Nacional, 359 Ley de Aguas Nacionales, 309 Ley de Riegos, 359 Ley Federal de Aguas, 15, 279,

313, 324, 368, 369, 370 de 1972, 15, 279, 313

lomos de toro (ver Reservorios), 103

lumbrera, 273, 274, 275, 287, 298, 302, 308, 310, 317, 381, 382, 383, 384, 387

M

manguera, 66 Mantenimiento, rehabilitación,

construcción de infraestructura hidráulica

azolve,azolvado, 118, 217, 302, 306, 380, 381, 383, 384

basura en los canales, 233 construcción, 1, 13, 14, 15, 17,

22, 31, 32, 33, 34, 39, 46, 47, 48, 98, 99, 101, 104, 106, 107, 108, 110, 111, 112, 141, 142, 147, 152, 156, 169, 188, 217, 219, 222, 223, 232, 233, 235, 240, 255, 259, 260, 267, 273, 274, 275, 278, 292, 302, 303, 304, 308, 309, 312, 317, 318, 322, 323, 347, 352, 355, 356, 357, 371, 388, 415, 421, 422, 425 permiso de, 255

construcción (contratación), 388

derrumbes, 20, 387, 388, 389 desarenar (ver desarenador),

118 deterioro, 35 faenas, 25, 64, 178, 191, 278,

286, 302, 306, 324 faeneros, 306 filtración,infiltración,eficiencia

conducción, 89, 112, 145, 149, 198, 303, 307

mantenimiento, 1, 17, 22, 31, 39, 40, 41, 46, 48, 52, 75, 77, 101, 103, 109, 141, 145, 171, 223, 232, 233, 235, 269, 280, 281, 282, 302, 304, 305, 307, 309, 310, 311, 318, 323, 347, 375, 378, 379, 380, 381, 382, 383, 384, 386, 415, 422, 424, 425 pago paso entre la milpa,

384 permiso de, 255

mantenimiento (desasolve), 101, 177, 178, 306, 387

mantenimiento (limpia), 40, 79, 102, 118, 123, 141, 151, 152, 162, 177, 178, 191,

Page 470: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Indice analítico 467

232, 233, 236, 255, 271, 276, 282, 287, 300, 302, 304, 305, 306, 313, 322, 348, 378, 379, 381, 382, 384, 391, 415

mantenimiento,permiso de, 311

maquinaria para dragar, 178 obras nuevas o de

mejoramiento, 142 pozo

equipamiento, 64, 65, 67 perforación, 64, 276, 277

rehabilitación, 1, 17, 31, 35, 36, 38, 39, 46, 48, 75, 232, 278, 318, 323, 371, 387

revestimiento, 20, 216, 255, 278, 298, 300, 301, 303, 312, 378, 386, 389

marcas de agua, 176, 307, 354, 372, 373, 376

mayordomo, 102, 288 medidor

o partidor, 269 mediería, 253, 255, 293, 295,

298, 303, 304 Mercado de agua

acaparadores, 426, 427 cambiaba la limpia por su

agua, 178 compra-venta, 41, 162, 219,

224, 226, 262, 263, 264, 268, 280, 294, 295, 296, 324, 325

intercambio, 295 intermediarios del agua, 295 mercado público de agua, 294 préstamo, 226, 293, 294 renta, 226, 238, 253, 254, 262,

268, 278, 280, 288, 293, 296, 298, 304, 320, 324

transacciones, 225 merced de agua, 106, 196, 262 Mesoamérica, 24, 257, 270, 409,

410 monitoreo,vigilancia, 17, 19, 21,

23, 41, 42, 43, 52, 77, 79, 80, 84, 87, 101, 136, 141, 145,

157, 161, 162, 171, 179, 193, 307, 347, 351, 354, 355, 360, 361, 362, 364, 365, 366, 369, 372, 373, 374, 376 agualear, 82 candado, 179, 185 marcas de agua, 176, 307,

354, 372, 373, 376 vocales de vigilancia, 141

N

Nacional Financiera, 380 nivel organizativo, 18, 19, 22, 25,

32, 38, 39, 40, 43, 44, 48, 78, 88, 193, 347, 348, 377, 381, 382 esferas de competencia, 377,

381 noria (ver pozo), 237

O

ordenanzas, 118 organismo operador, 240 Organizaciones e Instituciones

para la administración del agua y de la infraestructura agrupación, 78, 193, 221, 229,

231, 255, 279, 282 asociación, 224, 228, 241

de regantes, 214, 222, 224, 225

Asociación, 3, 4, 73, 74, 75, 76, 78, 79, 80, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 101, 141, 213, 214, 217, 218, 222, 223, 224, 225, 226, 227, 228, 229, 230, 231, 232, 233, 234, 235, 236, 237, 240, 241, 253, 254, 261, 263, 264, 269, 280, 281, 284, 318, 391 de usuarios

de aguas negras, 222, 234, 240

de Usuarios, 73, 74, 76, 78, 79, 80, 84, 85, 86, 87, 89,

Page 471: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Antología sobre organizaciones autogestivas 468

141, 222, 226, 234, 240, 391

Comité de Vigilancia, 4, 345, 346, 347, 349, 350, 351, 352, 353, 354, 355, 356, 357, 358, 359, 360, 361, 362, 363, 364, 365, 366, 367, 368, 369, 370, 371, 372, 373, 374, 375, 376, 377, 378, 379, 380, 381, 382, 383, 384, 385, 386, 387, 388, 389, 390, 391

comunidad de regantes, 37, 49, 101, 347, 425

Consejo de Cuenca, 389 Distrito de Riego, 15, 16, 26,

33, 34, 36, 51, 73, 75, 77, 89, 356, 357, 388

Junta de Aguas, 19, 43, 44, 75,

140, 141, 142, 145, 146, 147, 148, 152, 153, 155, 156, 157, 160, 163, 164, 166, 167, 169, 170, 173, 174, 182, 183, 184, 186, 187, 194, 198, 199, 280, 325, 348, 359, 360, 364, 366, 369, 370, 372, 378, 381, 382, 389, 390, 391 mayor, 391 Reglamento para Juntas y

Jueces de Aguas, 365, 368, 370

de vigilancia, 363, 367 provisional de aguas, 363

módulo de riego, 74, 77, 79, 80 nuevas, 222, 223, 224, 226,

228 organización de regantes, 47,

73, 144, 170, 240, 300, 347, 371, 390

sociedad de aguas, 121, 241, 261,

263, 264, 279, 280, 281, 283, 284, 285, 286, 287, 290, 291, 292, 295, 296, 297, 299, 303, 304, 305,

313, 314, 315, 322, 325, 326 de galería, 253, 279, 280 de manantial, 253, 254,

263, 279, 280, 291 de canal, 253, 254, 279,

282, 283 de usuarios, 309 de zanjas o de aguas

broncas, 121, 253, 254, 279, 281

unidad de riego, 15, 16, 164, 169, 170, 173, 174, 175, 179, 180, 189, 190, 191, 192, 258, 308 para el desarrollo agrícola

rural (URDERAL), 192, 308, 311, 318

P

pantle/ pancle (ver Técnicas de regadío), 257

partidor, 38, 105, 114, 138, 269, 282, 287, 297, 298, 299, 300, 301, 302, 320, 326, 389 de las seis, 298, 299, 326 primer, 287, 298, 299, 326 quinto, 297, 300, 301, 302 tercer, 299

paso de agua (por un canal o localización de aguas subterráreas)[ver derecho de paso de agua], 280, 282, 299, 303, 304, 306, 308, 312

paso entre la milpa impuesto, 384

pequeño riego, 1, 2, 3, 4, 6, 13, 15, 16, 21, 32, 33, 34, 69, 173, 253, 319, 407, 408, 409, 410, 411, 412, 413, 415, 416, 417, 418, 422, 424, 425, 428, 429, 430

perito hidráulico, 159, 197 pocero, 274, 276, 277, 312 pozo, 3, 4, 38, 45, 48, 51, 63, 64,

65, 66, 67, 68, 76, 100, 138, 139, 154, 165, 166, 168, 169,

Page 472: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Indice analítico 469

188, 189, 191, 195, 198, 199, 237, 254, 258, 259, 273, 274, 275, 276, 277, 278, 310, 314, 324 artesiano, 139, 198 equipamiento, 64, 65, 67 noria, 237 perforación, 64, 276, 277 profundo, 38, 76, 165, 166,

168, 195, 237, 254, 258, 259, 278, 324

presa (ver Reservorios), 39, 45, 77, 104, 105, 106, 107, 110, 117, 125, 149, 212, 215, 240, 258, 278, 300, 302, 305, 312, 346, 347, 350, 352, 353, 354, 355, 356, 357, 360, 362, 372, 373, 374, 376, 379, 381, 382, 385, 386, 389, 391 de almacenamiento, 45, 347,

355, 356 derivadora, 41, 45, 75, 76, 77,

87, 112, 271, 300, 346, 347, 348, 349, 350, 351, 352, 353, 354, 355, 358, 359, 362, 366, 371, 372, 373, 374, 376, 377, 381, 382, 383, 385, 386, 388, 389, 390, 391

provisional, 352 Presidencia de la República, 309 presidencia municipal, 306, 354,

359 presidente municipal, 167, 230,

350 Procuraduría Federal de

Protección al Ambiente de la SEMARNAP, 89

Programa de Regulación de Obras Hidráulicas, 309, 312

Programa de Secas, 312 Programa Especial de Empleo,

306 propiedad nacional, 135, 196, 279 puente canal:, 303

Q

qanat (ver galería filtrante), 273

R

reforma agraria,reparto agrario, 19, 35, 39, 48, 103, 113, 119, 123, 135, 138, 173, 192, 261, 263, 264, 267, 268, 279, 280, 281, 309, 313, 316, 320, 324, 325, 358

regadores, 81, 83 regantes,usuarios, 1, 3, 4, 15, 17,

18, 19, 20, 21, 23, 33, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 42, 43, 45, 46, 47, 48, 49, 52, 67, 73, 74, 75, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 85, 86, 87, 88, 89, 100, 101, 103, 104, 108, 109, 114, 118, 120, 133, 138, 139, 140, 141, 142, 143, 144, 145, 146, 147, 148, 149, 150, 151, 152, 153, 154, 155, 156, 157, 158, 159, 160, 161, 162, 163, 167, 170, 171, 172, 173, 174, 175, 176, 177, 178, 179, 180, 181, 182, 183, 184, 186, 188, 189, 190, 191, 192, 193, 194, 195, 196, 197, 198, 199, 211, 213, 214, 217, 218, 219, 220, 221, 222, 223, 224, 225, 226, 227, 228, 229, 230, 231, 232, 233, 234, 235, 236, 237, 238, 239, 240, 241, 242, 258, 267, 273, 280, 289, 294, 299, 301, 302, 305, 306, 307, 309, 310, 311, 315, 316, 318, 326, 347, 348, 349, 350, 351, 352, 354, 355, 356, 357, 358, 359, 360, 361, 362, 363, 364, 366, 367, 369, 370, 371, 372, 373, 375, 376, 377, 378, 379, 380, 381, 382, 383, 385, 386, 387, 388, 389, 390, 391, 411, 412, 415, 416, 424, 425, 426, 427, 429, 430

región hidrológica, 75, 170, 256 Registro Público del Agua, 52

Page 473: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Antología sobre organizaciones autogestivas 470

rejero, 385 remanentes

de agua, 106 del río, 106

repartidor de aguas, 179, 282 represa (ver Reservorios), 353 represar (ver Reservorios), 301 Reservorios

almacenamiento, 41, 45, 101, 104, 111, 112, 125, 212, 214, 216, 217, 224, 234, 273, 277, 302, 347, 355, 356

bordo, 85, 107, 110, 111, 112, 114, 117, 118, 119, 120, 121, 125, 272

depósito, 38, 138, 273, 287, 302

dique, 98, 99, 103, 104, 107, 110, 114, 117, 124

estanque, 112, 124 jagüey, 278 lomos de toro, 103 presa, 39, 41, 45, 48, 75, 76,

77, 87, 98, 99, 100, 101, 103, 104, 105, 106, 107, 108, 109, 110, 111, 112, 117, 123, 125, 149, 212, 215, 240, 258, 271, 278, 300, 302, 305, 312, 346, 347, 348, 349, 350, 351, 352, 353, 354, 355, 356, 357, 358, 359, 360, 361, 362, 366, 371, 372, 373, 374, 376, 377, 379, 381, 382, 383, 385, 386, 389, 390, 391, 421, 425, 426 de almacenamiento, 45, 347,

355, 356 represa, 353 represar, 301 tanque, 63, 214, 216, 217,

221, 224, 227, 228, 229, 231, 234, 237, 242, 385

Revolución, 4, 13, 417, 421 mexicana, 75, 103, 309, 324,

348, 389, 423 movimientos agraristas, 219

Urbana, 13 Verde, 4, 417, 421

robo de agua, 41, 51, 52, 82, 83, 84, 87, 158, 159, 160, 179, 180, 181, 183, 184, 186, 187, 230, 286, 307, 348, 349, 351, 352, 360, 372, 374, 375, 376, 377, 378 candado, 179, 185 confiscar bombas, 84 destrucción estructura físicas

de control, 87 tomas, 84, 87, 266, 361, 374 uso inmoderado, 349

S

Sanciones, 40, 41, 44, 83, 87, 118, 142, 157, 161, 171, 178, 281, 284, 285, 286, 307, 362, 375, 376, 377, 378 castigo, 83, 87, 375, 376, 377,

378 infractores, 118, 377 multas, 40, 83, 159, 160, 161,

281, 284, 286, 375, 377 pago con agua, 183 suspensión del beneficio del

agua, 376, 377, 378 vocal multero, 285, 286

Secretaría de Bienestar Social Rural (Gobierno del estado), 64

Secretaría(s) SAF

Dirección de Aguas, 156 Dirección de Aguas, Tierras

y Colonización, 148, 160 Dirección General de Aguas,

159 SAF Secretaría de

Agricultura y Fomento, 136, 138, 140, 141, 142, 146, 148, 149, 152, 153, 158, 160

SAGAR Distrito de Desarrollo Rural,

89, 237, 240, 242, 308

Page 474: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Indice analítico 471

SAGAR Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, 89, 300, 309, 310, 311

SARH Dirección de

Aprovechamientos Hidráulicos, 363

Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos, 153, 160, 161, 163, 167, 188, 359, 362, 364, 365, 366, 367, 368, 370, 390

Distrito de Desarrollo Rural, 89, 237, 240, 242, 308

Distrito de Riego, 26, 73, 75, 77, 89, 356, 357

SARH Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, 86, 89, 345, 347, 368, 369, 370

Secretaría de Gobernación, 173, 312

Secretaría de Salubridad, 235 Secretaría de Salud, 89, 237 SEDESOL

SEDESOL Secretaría de Desarrollo Social, 306

SEMARNAP Comisión Nacional del Agua,

74, 76, 77, 85, 88, 215, 223, 233, 235, 237, 240, 241, 310, 311, 312, 318, 345, 347, 371, 372, 373, 386, 387, 388, 391

Distrito de Riego, 26, 73, 75, 77, 89, 356, 357

Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, 89

SEMARNAP Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, 77

SF Departamento de Irrigación,

137

SF Secretaría de Fomento, 137

SRE SRE Secretaría de

Relaciones Exteriores, 308

SRH Dirección de

Aprovechamientos Hidráulicos, 363

Dirección General de Aprovechamientos Hidráulicos, 153, 160, 161, 163, 167, 188, 359, 362, 364, 365, 366, 367, 368, 370, 390

Dirección General de Geología, 164

Distrito de Riego, 26, 73, 75, 77, 89, 356, 357

SRH Secretaría de Recursos Hidráulicos, 153, 160, 163, 164, 167, 173, 174, 178, 269, 303, 320, 345, 347, 348, 349, 351, 354, 355, 356, 357, 358, 359, 360, 361, 362, 363, 364, 365, 366, 367, 370, 389, 390

sistema de riego,sistema hidráulico,red hidráulica, 1, 3, 5, 13, 17, 18, 19, 20, 21, 23, 25, 31, 32, 33, 34, 36, 37, 38, 39, 40, 43, 45, 46, 47, 48, 49, 50, 51, 52, 68, 69, 81, 87, 88, 99, 100, 101, 104, 108, 123, 133, 134, 136, 137, 138, 139, 140, 144, 145, 151, 155, 156, 157, 158, 162, 163, 170, 176, 177, 179, 181, 182, 184, 186, 191, 192, 193, 194, 195, 199, 211, 213, 216, 221, 222, 223, 231, 233, 254, 255, 259, 260, 269, 270, 305, 307, 318, 390, 407, 409, 412, 416, 417, 418, 419, 420, 421, 425, 427, 428, 429

sociedad

Page 475: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Antología sobre organizaciones autogestivas 472

de aguas, 4, 121, 241, 253, 254, 261, 263, 264, 267, 279, 280, 281, 283, 284, 285, 286, 287, 290, 291, 292, 295, 296, 297, 299, 303, 304, 305, 313, 314, 315, 316, 322, 325, 326 de galería, 279, 280, 291 de manantial, 254, 263,

279, 280 de canal, 254, 279, 282, 283 de zanjas o de aguas broncas,

121, 254, 279, 281, 282 socio, 278, 283, 284, 288, 289,

290, 292, 293, 294, 296, 303, 306, 309

Suelos, 75, 76, 84, 117, 120, 124, 134, 221, 226, 239, 256, 257, 272, 295, 410, 411, 413, 414, 418, 419, 420, 421 aluvial, 116, 257 calcio, 257 caliche, 257 carbonatos, 257 contaminado, 239 erosión, 213, 256, 413 fertilidad, 116 litosoles, 75 sales, 239, 257, 271

de calcio, 257 de sodio, 256

salinización, 121, 239, 257, 413, 419, 420

superficie de riego,zona de riego,área de comando, 1, 4, 15, 32, 38, 73, 140, 142, 151, 154, 191, 192, 213, 219, 220, 223, 227, 232, 236, 237, 254, 258, 298, 300, 319, 356, 357, 424 inestable, 319 modificar, 220

supervisor, 77, 108 Suprema Corte de Justicia, 158 surco de agua, 143, 197, 260,

263, 266, 321

sustentable, 4, 17, 20, 21, 22, 39, 412, 413, 414, 417, 419, 421, 422, 427

T

tajamar, 114 tajo o saca, 100, 109 tanquero, 231 tareas siempre presentes, 17, 44,

78, 79, 81, 347, 366, 368, 371, 416

tasa, 77, 151, 157, 161, 177, 178, 179, 186

Técnicas de regadío caja de agua, 3, 97, 99, 100,

101, 103, 110, 111, 113, 114, 115, 117, 118, 119, 120, 122, 123, 125, 270, 323

chinampa, 411, 414 entarquinar, 99, 103, 110, 111,

115, 116, 120, 122, 270 estanques artificiales, 112 manejo de aguas broncas, 3,

121, 254, 270 pantle/ pancle, 257 técnicas de riego por humedad,

111 Técnicas de Regadío

caja de agua (caja recibidora), 116, 117, 120, 122

tenencia de la tierra comunal, 347 grandes propietarios, 4, 119,

379 propietario privado, 347, 375,

382, 386 Tenencia de la tierra, 38, 44, 45,

99, 108, 113, 139, 281, 326 ejidatarios, 63, 64, 65, 74, 78,

81, 85, 139, 141, 148, 154, 155, 158, 159, 160, 166, 171, 176, 177, 190, 197, 220, 222, 225, 226, 238, 241, 267, 268, 290, 292, 296, 304, 316, 317, 318,

Page 476: Antologia sobre pequeño riego Vol II

Indice analítico 473

323, 357, 374, 382, 384, 387, 389

ejido, 3, 33, 38, 44, 63, 64, 65, 67, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83, 84, 86, 87, 88, 89, 103, 119, 139, 140, 146, 148, 149, 154, 160, 162, 166, 167, 172, 173, 175, 183, 188, 197, 198, 199, 219, 220, 221, 222, 225, 226, 227, 228, 229, 230, 233, 234, 241, 242, 261, 263, 265, 267, 268, 279, 280, 281, 282, 284, 290, 292, 296, 298, 299, 300, 303, 304, 308, 316, 317, 318, 320, 321, 322, 323, 325, 326, 347, 348, 351, 352, 360, 370, 371, 372, 374, 375, 377, 378, 379, 381, 382, 386, 389, 390, 391, 426

fundo legal, 134, 322 hacendados, 103, 115, 118,

134, 135, 139, 141, 309, 379

hacienda, 19, 34, 75, 103, 105, 107, 113, 114, 115, 117, 118, 119, 120, 123, 124, 125, 134, 136, 138, 139, 140, 141, 143, 144, 146, 151, 154, 158, 167, 196, 197, 198, 199, 259, 260, 261, 262, 263, 264, 266, 267, 273, 280, 284, 312, 313, 316, 317, 320, 321, 322, 323, 325, 379, 391

pequeña propiedad, 33, 38, 119, 139, 140, 149, 154, 160, 166, 172, 183, 199, 222, 302, 312, 322

pequeños propietarios, 33, 35, 38, 139, 141, 147, 154, 158, 159, 160, 166, 167, 171, 173, 177, 183, 188, 190, 219, 222, 225, 230, 237, 238, 241, 309, 381, 387, 391

propiedad privada, 44, 64, 76 rural, 76, 78, 79

rancheros, 103, 118, 426 rancho, 113, 114, 125, 238,

262, 265, 266, 267, 298, 300, 304

termoeléctrica, 236 terrazas, 414 terrenos federales, 310 tramo no reglamentado, 363, 366 transferencia, 1, 3, 15, 20, 21, 23,

33, 73, 75, 284, 407, 420, 425, 427

trasvase, 51, 236, 346, 347, 356, 379, 380, 385

tumbar el agua, 377 túnel, 20, 263, 273, 275, 276,

277, 287, 298, 302, 310, 311, 313, 346, 375, 378, 379, 380, 381, 382, 383, 384, 385, 387, 389, 391

U

unidad de riego, 15, 16, 164, 169, 170, 173, 174, 175, 179, 180, 189, 190, 191, 192, 258, 308 para el desarrollo agrícola rural

(URDERAL), 25, 192, 308, 311, 318

V

varista/ varero, 274, 312 vertedor, 104, 106, 287, 356 violencia, 22, 83, 186, 230, 313,

318, 321 vocales de vigilancia, 141

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