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ANUARIO PARA E? RESCATE DE LA TRADlClON ORAL DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE Director: Arq. Rafael Ricart-Nouel Consejero Regional de Patrimonio Cul- tural, ORCALC Dra. Yolanda Arencibia Directora del Centro de Documenta- ción. ORCALC Consejo Editorial: Secretaria de Redacción: lmelda Vega Centeno, Perú Manuel Dannemann, Chile Isabel Aretz, Venezuela Beatriz Mariscal. México Braulio do Nascimento, Brasil Celso A. Lara Figuoroa, Guatemala lsaac Barreal. Cuba Carresponsales: AMERICA ANDINA. Juan Botasso lmelda Vega BRASIL: Paulo de Carvalho-Neto CARIBE CONTINENTAL: Yolanda Sa:as de Lecuna Manuel Zapata Olivella lsaac Barreal CARIBE INSULAR: CENTRO AMERICA: Celso A. Lara Figueroa Manuel Dannemann CONO SUR: MEXICO: Beatriz Marlscsl Oficina Regional de Cultura de la Unesco para América Latina y el Caribe, ORCALC. La Habana, 1969

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ANUARIO PARA E? RESCATE DE LA TRADlClON ORAL DE AMERICA

LATINA Y EL CARIBE

Director: Arq. Rafael Ricart-Nouel Consejero Regional de Patrimonio Cul- tural, ORCALC

Dra. Yolanda Arencibia Directora del Centro de Documenta- ción. ORCALC

Consejo Editorial:

Secretaria de Redacción:

lmelda Vega Centeno, Perú Manuel Dannemann, Chile Isabel Aretz, Venezuela Beatriz Mariscal. México Braulio do Nascimento, Brasil Celso A. Lara Figuoroa, Guatemala lsaac Barreal. Cuba

Carresponsales:

AMERICA ANDINA. Juan Botasso lmelda Vega

BRASIL: Paulo de Carvalho-Neto

CARIBE CONTINENTAL: Yolanda Sa:as de Lecuna Manuel Zapata Olivella

lsaac Barreal CARIBE INSULAR:

CENTRO AMERICA: Celso A. Lara Figueroa

Manuel Dannemann CONO SUR:

MEXICO: Beatriz Marlscsl

Oficina Regional de Cultura de la Unesco para América Latina y el Caribe, ORCALC.

La Habana, 1969

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PUBLICACION AL CUIDADO DE LA EDITORIAL JOSE MARTI. LA HABANA. EDICION: A R M A N D O FERRER.

LOS ARTICULOS FIRMADOS EXPRESAN LA OPlNlON DE SUS AUTORES Y N O COMPRO- METEN EN MODO ALGUNO A LA DlRECClON NI LA REDACCION DEL ANUARIO.

ILUSTRACION DE CUBIERTA: CODICO M A Y A . T O M A D O DE: M A Y A HANDSCHRIFT, DER S ACHS I SCH EN DRESDEN, CODEX DRESDENSIS EERLIN. AKADEMIE

LAN DE56 1 BL l OTH E I<, VERLAG. 1962.

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S U M A R I O

LA ORALIDAD Esteban Monsonyi

(Venezuela)

LA CULTURA DE LA CRISIS. TRADlClON ORAL URBANA

Y FRONTERIZA Beatriz Mariscal

(MBxico)

U N A HISTORIA ORAL C O N T A D A POR LOS NlNOS DE CHILE

Manuel Dannemann [Chile)

TRADlClON ORAL. EXTIRPACION Y REPRESION

lmelda Vega-Centeno (Perú)

CUENTEROS AFROVENEZOLANOS EN ACCION Daniel Mato (Venezuela)

MITO Y PERMANENCIA EN SEIS HISTORIAS MEXICANAS

DE BRUJAS Eloísa Palafox

[México)

GRAFICA INCA Y TRADlClON ORAL

Jorge Flores Ochoa (Perú)

PUlZlA POPULA X POESIA POPULAR. A PROPOSITO DO M O D I S M O Nk

FALSA "POESIA MATUTA" José María Tenorio Rocha

[Brasil)

LITERATURA POPULAR DE U N AREA INDIGENA DE GUATEMALA. EL C A S O DE HUEHUETENANGO

Celso A. Lara Figueroa (Guatemala)

INFORMACIONES

PUBLl C A C IONES

RESUMENES / ABSTRACTS i RES U M ES

N O R M A S PARA LA PREVENCIO.4 DE ARTICULOS

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La Oralidad ESTEBAN MONSONW

(Venezuela)

l. INTfiODUCCION

En los últimos años, € 1 término oralidad ha entrado en un uso cada vez más habitual, aun en sectores que anteriormente no habían manifestado mayor curiosidad al respecto. En este sentido se trata de una adición contem- poránea a nuestro repertorio cultural y iingüís- tico, aunque por intuición se sabe que la ora- lidad es tan-vieja como la humanidad parlante. De todos modos, conceptos taies como lite- ratura oral, tradición oral, narrdcióii, lenguaje y discurso .hablados, se han convertido en moneda corriente no sólo para los estudiosos de la cultura, del lenguaje y ¡a comunicación, sino igualmente para la inteiectuaiidad gené- rica m á s o menos consciente de ios temas que maneja.

Hace pocos decenios, referirnos a la ora- lidad habría sonado posiblemente muy banal, quizá tautológico. Al fin y al cabo todo len- guaj.e articulado es en principio un lenguaje oral, al menos en la medida en que no se lo traslade a ia escritura u otras fcrmas de re- prese.ntación secundarias. Insistir en ese he- cho hubiera sido resucitar al personaje del “Burgués Gentilhombre” de Moliere, Mon- sieur Jourdain; quien se dio cuenta después de adulto de que “hablaba en prosa”. Para cualquiera parecía evidente que el lenguaje se compone de sonidos -témic.amente fone- mas- los cuales a su vez SB combinan en palabras , constitutivas del signo lingüístia según la mejor tradición saussureana; mien- tras que las palabras se emplean como ma- teria .prima de la frase, de la oración y del discurso. D e este modo, la idea de orahdad se convertía en mero sinónimo de¡ lenguaje, o poco menos, sin ninguna utilidad para la ciencia del hombre y la cultura.

En la actualidad, la situación ha cambiado radicalmente en múltiples aspectos. D e un lado asistimos a un interés creciente por las

numerosísimas culturas orales, cualitativa- mente distintas de las que utilizan normal- mente la escritura, psro no menos importan- tes para la humanidad, sobre todo si se con- sideran en su conjunto: miles y iniies de cul- turas ágrafas frante a muy pocas que han manejado la escritura.

Otro foco de interés reside en una nueva valoreción mucho más positiva de lo que con- vencionalmente se llama la tradición oral den- tro de las culturas que poseen igualmente su componente escritural, al cual la modernidad le ha prestado una atención poco menos que exclusiva a expensas de la paiabra hablada. Después de largo tiempo en que SE veía el habla normal de la gente coma algo casi ca- rente de valor y trascendencia, de repente se descubre su significaci6n in;ustituible pa- ra la humanidad del presente y del futuro. En este planteamiento se desgloaan dos vertien- tes: ui7a que reivindica una oralidad hasta cierto punto literaria, fuertemente codificada y convertida en bien colectivo o incluso fol- klorizada; y otra que busca explarar el poder expresivo y comunicativo de la palabra habla- da y enunciada en condiciones ordinarias de convivencia cotidiana, sin nada especial que le dé relevancia. En realidad no hay nada que convierta las dos tendencias en mutuamente ‘excluyentes. S e trata simplemente de fenó- menos orales que vale la pena estudiar por ,derecho propio, después de estal marginados durante largo tiempo por Id ciencia oficial, aunque no por los antropólogos, folklorólogos ni otros estudiosos de la cultura popular, in- dependientemente del nombre que utilicemos para designarla.

A tal punto no existe contradicción algwna entre ambas orientaciones, que las mismas pueden combinarse en una nueva corriente que se ocupa de la conversión parcial de la palabra de uso cotidiano en un discurso mar-

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cado por valores .más permanentes de orden social, comunicativo y estético. En efecto, no es solamente la tradición oral del pasado más o menos remoto la que actúa sobre las so- ciedades humanas; hay tambitin una suerte de tradición contemporánea que se va forjan- do día a día y podrá permanecer o no durante algún .período, pero mientras esté vigente su influjo societario será de una magnitud con- sid8er.aBle. Así por ejem'plo, en las culturas populares urbanas el narrador de episodios tomados .de la vida real, áe historias del prfe- sente qu.e envuelven a todos los participa.ntles, de chistes y anécdotas recogidos sob.re la base de los comen.tarios a flor de labio, es un personaje por lo menos tan importante como el depositario .de los cuentos e historias vie- jas. de tiempos de nuestros abuelos y de ge- neraciones aún más distantes de nosotros. Hay pues toda una cultura oral contemporá- nea que nada desdice de la tradicional, ade- mis de mostrar respecto de ella un sin fin de continuidades y ruptui as fascinantes para el estudioso y iiamativas aun para el obser- vodor 'no especializado.

También debemos mencionar la pr,esencia masiva y abrumadora de una oralidad secunda- ria, la cual viene dada por la acción de los grandes medios de comunicación, cuando no por la influencia retroactiva de ¡a escritura sobre el desempeño oral. De esta manera la ra.dio, el cine y la televisión nos abruman de un tipo de oralidad difícil de iinaginar en si- glos anteriores: una forma de comunicación a través del lenguaje articulado que supon,e la presencia interesada de vastos auditorios pendientes de este tipo de discurso unidirec- cional. Se nos apdbulla con un flujo de pala- bras que raras veces espma o admite res- puesta alguna de parte del interiocutor, con- denado a un papel de oyente pasivo. OZro ej,emplo de oralidad secundaria lo constituye el discurso del profesor univcrsiiario -pesa- damente iibresco las más de las veces- el recital del declamador profesianal, el mensaj,e del orador político, las conferencias de di- versos tipos de persoiialidades con especí- menes discursivos más próximos al lenguaje escrito que al propiamenie hablado, cuando no conforman meros híbridos indefinibles. Si queremos ser consecuentes con nuestro plan- teamiento, la conversación típlca entre inte- grantes de nuestra clase m,edia -especial- mente dé la más intelectuslizada- nos ofre- ce igualmente manifestaciones que se sitúan a mitad de camino entre und oralidad castiza (de raigambre popuiar y el sociolecto típico de los. libros y revistas que se ha desarrollado con la difusión de la lectc-escritura. Sea como fuere, vivimos inmersos en hechos de oralidad secundaria, lo cual nos zonvierte en partícipes y proiayonistas de un proceso que no puede dejarse de lado.

Luego de haber recorrido diversas varieda- des de expresión oral pasada y contemporá-

nea, remota y próxima, propia y ajena, es tiempo 'de .pasar a una conceptualización que nos permita .hacer estudios cada vez más am. plios y sistemáticos .sobre ($as innúmeras fa- cetas de esta realidad tan significativa para todos nosotros. A los fines- del presente tra- bajo al menos, la oralitiad viene ,siendo el conjunto de usos culturalmente relevantes del lenguaje hablado, en tanto qu-e diferente u opuesto al lenguaje escrito, gestual, cor- poral ,o representado en imágenes u otras per- cepciones, ad,smás de relacionajdo con valores, actitudes y conductas .que sólo se dan ante manifestaciones del lenguaje articulado y de. viva voz, con. exclusión parcial o total de cualquier otro sucedáneo qtie pretenda com- pl,ementarlo o reemplazar1,o.

Este intento de definición bien nos puede servir para situar la oralidad como hescho analhable y dotado de especificisdad dentro, del contexto sociocultural gen-era;. Mas ello nunca debe hacernos olvidar que. la oralidad, como todo fenómeno, se da .en coricomitancia y relación más D menos estrecha con .millares de otros fenómenos q;re encajan .dentro de la misma totalidad. Eii condiciones normales es muy difícil d.esligar la expresión oral de la inflexión de la voz y -del gesto en general, ,para citar un ejemplo obvio. Es poco frecuen- te articular en una f,orma gestuaimente neu- tra, aunque en algunas sociddades puede dar- se más fácilmente que en otras, como en numerosas culturas- indígenas del Amazonas .donde la inhibici6,n dmel gesto puede ser la norma cutural más ace,ptable en multiiud de casos. Tampoco suele iiaber presencia ges- tual 'perceptible en la com!inicaciiun oral cuan- do ella ocurre en ,!a oscuriddd, á gran dis- tancia o cuando el cuerpo esth ocupado en otros m,enesteres, por ejemplo, cuando se impulsa una canoa o se lavanta una carga. Dicho en otra manera, la oralirdad puede ma- nifestarse en forma autónoma, sin el auxilio de otros aditamentos, lo cual basta para dar cuenta de su realidad analiticamente indepen- ,dient,e; sin desconocer el hecho fund,amental de que en materia de cultura toda indepen- d.encia es sumamente relativa, y hay que verla en Última instancia bajo la férula de la totalidad. Para fines prdcticos, lo mejor que .podemos hacer es cotlsi,derar como pro- .pie de la oralidad toda manifestación humana en que la misma ocupe un lugar relevante y destacado, por mas que abunden concomi- tancias de otra indole. Por supuesto, tampoco ;estas pueden desestimarse en un estudio riguroso, exhaustivo e iriterdisciplinario.

Dentro de una visión más amplia de las culturas, nos resulta fácil asociar la oralidad con la música y el canto, con representacio- nes escénicas, con juegos y danzas, con reu- niones, ceremonias y ritos sociales, con el trabajo colectivo y a veces individual. No hace falta una pesquisa minuciosa para descubrir

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la inserción directa o indirecta de la oralidac! en todos y cada uno de los actos humanos, incluidos el sueño y el cavilar silencioso. Si bien no se descarta la ,existencia del pensa- miento puro sin el soporte del lenguaje en la minoría de los humanos que no han apren- dido ningún idioma, lo cierto es que la gran mayoría hablante utiliza profusamente las re- miniscencias de su lenguaje oral en el trans- currir de su pensamiento.

De to’do lo anterior se desprenden dos con-

al ’ la oralidad constituye un sistema de códigos y mensajes analíticamtente se- iparables de su contexto y dotados al menos ,de una autonomía relativa;

fbl dicha oralidad, a pesar de su amplio margen de ¡dependencia, se inserta de manera directa o indirfecta en la to- talida,d o casi totalidad de los hechos humanos, con ¡os cuales int,ar.actúa constantemente, dando origen a una influencia mutua y creativa.

Réstanos en esta introduccion referirnos a un concepto ya tocado al principio de este ensayo que recibe generalmente el nombre de “literatura or.al”. Para aflgunos eapecialis- tas -Walter Ong entre ‘ellos- ,dicho término o conjunción de términos es enter,amente ar- bitrario y disparatado. Ellos se basan en el carácter necesariamente escrito que a su juicio debería revestir toda producción ,lite- raria, a menos quizá que uti’licemos esa pa. labra en forma excesivamente imprecisa y me- tafórica. Considerando que lo literario se ba- sa y tiene que basarse en “letra”, la cual im- plicaría escritura.

Pensamos sin embargo que tal razona- miento etimoiógico posee sólo un carácter aproximado y analógico; a tal punto que a ve- ces no contribuye ‘en nada a la solución de los problemas reales bajo escrutinio, sino que tien.de más bien a confundir y pervertir los hechos. En primer lugar “littera” no significa únicamente “letra” en latín, puesto qu,e es una nominalización del verbo “lino” que equi- vale a “ungir” o “embadurnar”; por consi- guiente, “littera“ puede ser el referente de una marca producida por un unto o pintura. Por otro lado, sin despreciar las lógicas e in- negables diferencias existentes entre un cuer- po de textos escritos -es decir, fijos, per- manentes, visiblEs, in.alterables-- y un CU~I-- PO d,e textos puramente orales -es decir, trans- mitidos por la ,memoria, invisibles, alteraDks, de emisión repetible y dinámica- estamos frente, en ambos casos, a un conjunto de manifestaciones creativas del lenguaje huma- no qu’e toman forma en un cúmulo de mensa- jes culturalmente váli’dos y a veces estética- mente marcados. Si bien no es intención

clusiones aparentemente inequívocas: *

nuestra cerrar el debate al respecto, nos pa- recería terriblemente deformante de las múl- tiples culturas confinar la capacidad de crear literatura únicamente a las culturas gráficas, dejando de lado la mayoría ágrafa o semi- Agrafa que por largos milenios ha venido per- filando el desenvolvimiento del hombrse en el planeta.

Resumiendo, en nuestro uso es “literatura’ cualquier conjunto de textos de suficiente re- levancia sociocultural que forme parte del patrimonio cognitivo y afectivo de un griipo humano determinado, y sea transmitido de generación en generación en forma (ininte- rrumpida aunque sujeta a cambios diacrónicos. En este contexto parece secundario si,tal ma- terial es oral o escrito.

11. LA ORALIDAD EN LA MULTIPLICIDAD DE LENGUAS Y CULTURAS

Insistiremos ante todo en una verdad harto conocida pero muy mal comprendida en “es- tra época: el desenvolvimiento mayoritario de la humanidad ha sido ‘exclusiva o pre’domi- nantemente oral hasta comienzos del siglo xx. >No tomar en cuenta esta realidad es introducii- un elemento serio de distorsión en la historia. No cabe duda’de que nuestra admiración, jus- tificada pero acrítica, por la escritura como conquista intelectual ha contribuido mucho a tergiversaciones que resulta difícil corregir.

INuestra propia memoria colectiva atestigua que hace apenas 100 años la mayoría de los habitantes de todos los países sin excepción ignoraban o poco menos la lecto-escritura; si usamos un término insustituible aunque algo peyorativo, eran analfabetos. Por más que en los países dominantes existiesen es- cuelas, liceos, universidades y academias de toda índole, el acceso a estas instituciones de educación formal y especialización en al- gún campo- del conocimiento, era absoluta- mente elitesco.

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Si esto ocurría en los países occidentales que para esa época pretendían monopolizar la ciencia, ei arte, y el conocimiento univer- sales, jcómo podríamos caracterizar la si- tuación del yrafisnio en el resto del mundo? Las llamadas culturas orientales -la arábigo- musulmana, la china, la india, la japonesa, la coreana, la malayo-indonesia, y algunas más- sí disponían, es verdad, de sistemas de es- critura con tradición milenaria. Pero su USO estaba aun mucho más restringido que el de la escritura de los pueblos occidentales y otros bajo su influencia. En el resto del mundo existía para esa fecha -recuérdese que nos ubicamos alrededor del año 1900- un sinnúmero de culturas netamente orales o sólo recubiertas de un barniz escritura1 su- mamente tenue. Entre tales configuraciones culturales contamos la mayoría de las africa-

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nas, muchas de las asiáticas y la casi totali- dad .de las de Oceanía aborigen y América indígena. Según esto el mundo se componía de una minoría de culturas s01.0 parcialmente gráficas -que eran las 'dominantes, con fuertes tendencias colonizadoras e imperialis- tas--, una proporción mayor (de culturas se- mi-ágrafas y una vasta mayoría de culturas 'pr op i a m ent e ág r afas .

En el presente la situación se nos .presenta de -otra manera muy distinta, aunque .no deja de haber una importante continuidad .histórica respecto del pasado próximo y aun del más r.emot.0. La descolonización del 'mundo ha llevado a la creación .de muchos paises nuevos 'políticamente independimtes, si bien cultural- mente ,aún sujetos ,a un férreo europocentris- mo, salvo contadas excepciones. Todos )estos ,países soberanos utilizan la escritura para fines oficiales, i.nstitucion.ales y 'de expansión económica y sociocultural, incluidas por SU- puesto las relaciones internacionales. H,ay Est,ados carentes de idioma oficial .propio -sobrle todo en el continente afrkano- pero sería inconcebible pensar en uno solo que funcione sin escritura, .aunque esta se pre- sente a tr.avés de los medi.os lingüísticos del inglés, francés, portugués, espahol, h.oIansdés .u otro idioma colonial. Lo que ha sucedido es simplemente la conversión de la antigua Icn- gua invasora en el .nuevo idiom,a oficia¡ de ciertos Estados independientes, al #menos has- ta 1.a f.echa en que reivindiquen sus idiomas ,propios nativos.

Es innegable que este .proceso de descolo- nización, surgimiento de nuevos estados y ge- neralización de lenguas escritas propias o ajenas, ha conducido a ,la minusvalía y a una mayor opresión de 1.a inmensa multitu,d de culturas propiamente ágrafas, la -.mayoría de las cuales siempre han sido netamente mino- ritarias es decir, poseídas por un pequeño número de seres humanos. Este es un hmecno de carácter general, pero al trat,ar de anali- zarlos 'por continentes y regiones, nos topamos con diferencialidades muy marcadas. En el continente europeo existen lenguas y cultu- ras minoritarias y una serie de dialectos re- gionales' de las lenguas ofici.ales que sirven de soporte a culturas de magnitud 'análoga, cu.90 conjunto se .enmarca de alguna manera

. en los parametros generales de la cultura occidental, si esta se considera con cierta ampii:ud.

En el continente asiático la mayoría de las culturas minoritarias, aun las propiamente ágr.afas, están bajo la égida de las culturas orientales mayoritarias, sin contar el influjo creciente de la modernidad occidentalizante. Se da una realidad netamente similar para la parte septentrional del Africa, de fuerte in- fluencia musulmana y árabe. En el Africa ne- gra la situación se perfila algo diferente, ya

que en buena parte de sus países se percibe una confrontación muy agu'da y de difícil so- luciócn entre una modernidad post-colonial l¡- gada a 'las grandes c.apitaies y csentros urba- nos, y las fuertes pero cada vez más vulnera- bles culturas étnicas de las vastas extensio- nes rurales, las cuales mantienen sus idiomas propios con gran vivacidad aun. a pesar de que pocos de -ellos pueden aspirar a un estatus oficial. C,on. todas estas limitaciones, Africa sigue siendo un gran reservorio de culturas tradicionales muy originales y basadas en una ,oralid,ad solo recientemente tocada 'por la escritura. 0ceaní.a como continente; comparte esta ,misma característica, ,pero con un influjo euroamericano .mucho mayor.

E.n lo que respecta a'l contianente americano, las contradicciones entre oralidad tradicional y modernismo agresivo y aca,pa!ador son tan .evidentes a la vez que difíciles de sintetizar, que merece la pena explayarnos en algunos detalles .aun 'en una presentaci6n tan somera como esta. En 'nuestro continente sobreviven contra viento y marea un amplio número de culturas indígenas, o amerindias, muchas de las cuales conservan tenazmente su idioma, casi siempre oral y carente de reconocimien- to .oficial. Como es ampli.amente conocido. l,as culturas amerindias. han sijdo sometidas a mayor presión que las mismas africanas, ya que la. imposición creciente de las lenguas y modelos culturales europeos data del pro- ,pie siglo XVI. Sólo en contados -países como Guatemala, Bolivia, Ecuador y Perú, la presen- cia indígena es algo más que minoritaria, aun- que e'l dominio hispánico oficial s,e manifiesta aun alli con mumcho vigor. Tenemos el caso particular del 'Paraguay con un bilingüismo (hispano-guacaní muy extendi.do en el seno de su población mestiza, ya que los indígenas étnicos son muy pocos y no todos guaraní- hablantes: en el presente contexto nos inte- resa recalcar que el guaraní es aún una .len- gua eminentemente oral. En el Caribe y en importantes enciaves d'e Norte, Centro y Su- ramérica se conservan culturas negroameri- canas cuyo lenguaje propio es a menudo un idioma criol1.o de base sintácti'ca africana, con un léxico tomado del inglés, francés, español, portugués u holandés. La compl.eja situación americana se ve matizada tambi6.n por ,la pre- sencia de culturas regionales de habla es- :pañola o portuguesa que siguen conservando un componente muy significativo -de oralidad: se trata de los campesinos latinoamericanos aún rel.ativamente aislados de la contempora- ne i dad cosmopolita,

En lo que resta ,del prleselnte capítulo, nos ocuparemos cínicamente de las lenguas y cul- turas netamente orales o, sólo recientemente provistas de escritura: nos limitaremos, en lo fundamental, a las culturas minoritarias de Africa, Oceanía y América. Dejaremos para el capítulo siguiente el tratamiento de la ora-

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li'dad dentro de sistemas culturales más mar- cados por -la escritura como son los de Euro- pa, la mayor partse de Asia y las .partes de América y Oceanía colonizadas con población europea transplantada, o en todo caso fuerte- mente 'influida por pautas occidentalizantes.

Al referirnos a las culturas tradicionales caracterizadas por una oralidad primaria 4esconocedor.a de .la escritura- nunca se !.puede obviar el enfrentamiento a una cantidad de creencias, mitos y prejuicios totalmente erróneos, si bien frecuentemente revestidos de ropaje científico. Para la opinibn p ú b l i ~ mundial todas estas socbedades continúan siendo primitivas, salvajes, atrasadas, incivili- zadas, .pobr,es en manifestaciones culturales, .virtualmente carentes de lenguaje articulado, y en suma condenadas a desaparecer. Dentro de un -encuadre de tal naturaleza sería bien difícil )hacer resaltar )los valores de la oralidad en estos pueblos. Sin embargo, durant,e las Úl- timas décadas y graci,as a las investigaciones antropoló,gic.as, sociales y humanísticas, ha .habido un acercamiento notorio a este mundo de valores reprjmi.dos y negados e.n nombre .del desarrollo, del progpeso y de otros ídolos contemporáneos.

!Muy afortunadamente-, conceptos como el de ":primitivo" están perdiendo terreno veloz- mente, no sólo gracias a ,la cantidad y cali.dad de I.as investigaciones sobre culturas no occi- d,entales, sino por la misma oposicibn .de los pueblos discriminados, quienes ya no toleran seguir siendo objetos de una mani'pulación verbal basada en el racismo, ,la ignorancia y ,la ,intolerancia. En más de una ocasión he- ,mas sido testigos de verdaderos escá,ndalos, cuando algún ,pre$endido experto occidental ;pronunciaba ,palabras como "primitivo" o '4iin- civilizado" en .presencia 'de africanos, oceáni- COS o amerindios. En un mundo donde se dan contactos entre todos sus pueblos, tales pa- trones de pensamiento colonialista no .podrán sostenerse impunemente por mucho tiempo.

Con la documentación que poseemos, es evidente que todos los pueblos del mundo exhiben líneas de desarrollo sociocultural su- ficientemente ricas y complejas para ser con- siderados no solamente como "cultos" sino incluso como portadores de civilizaciones es- pecíficas .distintas .de la occidental. Por otra parte, la llamada civilización industrial o post- industrial no es más, para la gran mayoría de sus portadores, que una capa superpuesta de va I ores, conductas, té c n.i cas y p roce di mi en- tos que no se interrelacionan en forma cohe- rente, ni tampoco engarzan con las tradicio- nes históricas más profundas, siquiera de los propios pueblos donde surgieron los prime- ros atisbos de la industrialización contempe ránea. La prueba está en que cualquier indivi- duo medianamente inteligente es capaz de ,disfrazarse de "ciudadano occidental, cosmo-

polita y adaptado a 'la modernidad" con sólo pasar seis meses en un centro urbano de grandes proporciones como N e w York, París o Moscú, aún sin dominar el idioma respecti- vo. Lo contrario, sin embargo, no es tan cierto: ni a un antropólogo experimentado le resulta fácil insertarse armónicamente en una comu- nidad tradicional ni pasar inadvertido entre sus miembros.

Otro de los prejuicios corrientes que s e esgrimen frente a los pueblos de oralidad tradicional es el carácter supuestamente con- servador de sus culturas. Incluso se ha Ile- gado a afirmar que lo oral es intrínsecamente conservador frente al carácter progresivo y progresista de lo escrito. Los argumentos que puedan aducirse para sustentar tal criterio parecen bastante endebles. Puede hablarse de la necesidad de memorizar la tradici6n oral a fin de transmitirla a las generaciones venideras sin mayor alteración. Pero nadie obliga a una población determinada a dejar su tradición intacta ni estática. Siempre ocu- r%n cambios de cierta monta aun en el lapso de pocas generaciones sucesivas. El hecho de que la tecnología no crezca o se amplíe espectacvlarmente no es razón suficiente para suponer que la parte no material de las cultu- ras deje de sufrir alteraciones de interés para el observador.

Podríamos valernos incluso de un contra- argumento. Es nuestra experiencia inmediata que "lo escrito, escrito queda", es decir, una vez que se haya fijado un texto por escrito ya no es fácil alterarlo )en ningún sentido. En cambio, lo oral suele admitir modificaciones. ya que son escasos los pueblos que poseen textos orales enteramente rígidos -práctica- mente congelados- para fines litúrgicos y si- milares. Sabemos hace tiempo --y. Levi Strauss ha insistido mucho sobre el particular- que hasta los mitos más estandarizados tienen sus numerosas versiones a veces irreconcilia- blses, a tal punto que una sola persona llega a contar más de una variante según sus gus- tos y necesidades.

Es corriente encontrarnos en comunidades ágrafas, que el texto cuidadosamente reco- gido y ajustado a otros indicadores culturales que posee ei investigador sea no obstante re- chazado por los miembros nativos de la misma cultura, con la frase desdeñosa de que "esta es tu manera de narrar la historia, nosotros tenemos la nuestra". Es verdad que existe en determinados casos el "fetichismo de la palabra"; pero también se da por razones análogas el "fetichismo de la letra": así que al menos a este respecto la oralidad y la es- critura no tienen tanto que reprocharse mu- tuamente. Nos permitimos anotar aquí la anécdota de que el yaruro -de los llanos venezolanos- que colaboró en nuestra inves- tigación malinterpretó la locución española

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“.por escritó”, pronunciándola “por cristo” y aludiendo de cierta malnera al carácter aigo esotérico y sagrado qule para éI tenía la .escritura.

Ahora bien, si es verdad que circulan mu. chas falsedades acerca de la diferenciación entre lo oral y lo escrito, la oralidad sí mpre- senta características propias .y específicas quse le confieren una dimensión m u y peculiar y su¡ géneFis en el contexto de cualquier cul- tura. La oralidad -ante todo la oralidad que llamamos primaria se fundamenta en el ‘ in- tercambio verbal directo entre las personas, en la existancia .de grupos (humanos pequeños que se comunican sin mediación alguna, en el diálogo directo y sutil en que se esperan respuestas, comentarios, rectificaciones y has- ta ia ironia con toda su escala emotiva. Es ridículo pensar que la escritura u otras for- m a s secundar‘as de comunicación verbal o no verbal .puedaX reemplazar jamás la ora.lidad com.0 mecanismo pri’mordial de contacto ent,re los seres humanos y como vía de acceso ex- pedito para .provocar una modificación en la conducta del prójimo.

Nadie osaría negar que la escritura sea pos- terior a la oralidad; 1.0 que no cabe aceptar es que ,la consideremos superior ,por ser pos- terior. La prueba está en el si.nnÚmero de variadísi.mas culturas orales y semi-orales, las cuales &pese al pronóstico fúnebre de los parti,darios m á s recalcitrantes ,de la II)O- dernidad- ni se han ,muerto ni están dis- puestas a dejarse avasallar. . V.alce 1.a pena agregar que en las culturas ecológicamente limitadas a pequeñas ,dimensiones y poseí- das tan ‘solo ,por un puñado de :personas, la utilidad de la escritura sería altamente dis- cutible. C o m o existe comunicación m u y fluida y abierta entre los indivi.duos así como entre las generaciones, no parece evidente )el be- neficio que la comunidad lograría con el adi- tamento del lenguaje escrito. En tales ámbi- tos, la población en su conjunto posee la casi totalidad de sus c6digos referentes a los as- pectos materiales y no materiales de su cu’l- tura, es decir, tiene internalizado todo lo re- lativo a la organización social y econ6mica, a la tecnolobía, a la etnociencia, a I.as normas de convivencia, a la cosmovisión y concep- ciones trascendentales, a las fórmulas de creación estética. Nunca está de m á s codi- ficar por escrito tal, conjunto de informacio- nes, normas, valores y procedimientos, pero la experiencia nos demuestra que las cuitu. ras no expansivas han podido prescindir de tal reformulación sin sufrir graves daños en su integridad,

Hoy en día la situación se nos presenta muy distinta, dado que las culturas minorita- rias han entrado en contacto irreversible con las grandes configuraciones culturales de ex- tensión continental y pianetaria. Para los pe-

queños pueblos del mundo comenzó hace algún tiempo la época de la aculturación y la ~deculturación, vale decir, la aceptación a ve- ces compulsiva de realidades culturales fo- rhneas y ext,rañas a su ,pro,pio ser, así c o m o el desgaste y perdilda ,de elementos cada vez mAs numerosos e importantes de su .propio , .

acervo ’ cultural irremplaz,able. Dentro de tal proceso el papel dsel a’prelndizaje de la i1ect.o- escritura y de la escolaridad formal puede definirse hasta ahora como perverso, en vista de su responsabiklad por la destrucción y de- sintegración .de las culturas tradiciona.les, así como por su occildentalización y homogenei- zación rspida, acrítica y viollenta.

,Es obvio que la escritura está invadiendo .las culturas ágrafas de manera indetenible y ‘cabe agregar que hasta la fecha sus efec- tos han sido m á s bien perni,ciosos. Pero no sería razona.ble caler por ello en actitudes :pe- simistas y plañideras, sino tratar de orientar el fenómeno da la .escritura en beneficio de las mismas culturas que hoy en dí.a sucum- ben ante su poder omnímodo e indescifrable ,para #el .hombre aborigen. Ya es tie,m,po .de po- ner la escriitura al servicio de .la intercultura- . .

lidald, del diálogo 1horizonta.l e igualitario entre culturas, pues ninguna d’e ellas debiera preten- d,er el imarginamiento, la exclusión, e¡ aniqui- lami.ento de las otras. Que.remos una escri- tura que sea complementaria a la oralidad, no su enamiga im,pertinente. Afortuiiadamente están surgiendo hechos que deimestran la posibilidad de tal intercu’lturación armónica, en .la cual cada cuitura estaría, en disposición .de aprender de todas ¡.as d.emás, no tan solo brindarles enseñanzas a veces no pedidas.

En la alctuaiidad, los miembros de las cultu- ras n1etament.e orales están exigiendo su in- greso al mundo de la escritura, guiados por e¡ principio de que en esta época ya es im- (posible que las sociedades y configuraciones (culturales sigan permaneciendo aisiadas en- tre sí, autocráticas y autosufici,entes. Ojala que ese encuentro no signifique solamente la destrucción de 1.0s más débiles por los más poderosos, sino un enriquecimiento recíproco que .mantenga y refusrce las personalimdades colectivas que aún atesora la humanidad.

Nos toca ahora volver la mirada a otro tópi. co relacionado con la oralidad tradicional: la significación del mito dentro de la oralidad y la literatura oral. Es bueno aclarar esta relación, ya que hay aún muchas personas que confunden oralidad y literatura oral con mitología, Es vzrdad que los mitos forman parte conspicua, incluso privilegiada, de to- das las literaturas orales tradicionales, y de la base oral de las literaturas escritas que se han dado desde el comienzo de la escritura hasta hoy. Nadie podría negar ¡a significa- ción simbólica, arquetipica, colectiva y ritual de los mitos de origen y transformación de

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los seres, que forsman el cimiento de com- (plejas oosmogonías y concepciones trzdicio- nales .de los (pueblos.

P.ero nada ,dle eso justifica la creencia de que se vea el acervo literario oral de un pue- .blo como una (colección 'de mitos. Junto al Imito ,hay siempre otros géneros .Iit.erarios como ,por ejemplo los cuentos, las historias, :las 'leyendas, las epopeyas, las anecdotas, los .poemas. las baladas, los ,proverbios, -los. :re- franes, las frases hechas, las oracione's, los ensalmos y otros tipos de discursos .imposi- bles de clasificar en forma global sin tomar en cuenta la especificidad de cada literatura oral 'particular. La riqueza ,de las I'iteraturas .orales no puede subsumirse en un solo gé- nero, ,por importante que este sea. como cons- tante cultural de la huma.nid.ad. Además el mito no se agota ni remotamente en sus cua- llidades literarias, ya que constituye un objeto de estudio interdisciplinario para la etnolo. gía, la .psicología social, el psicoanálisis, amén (de la propia ciencia de la mitología..

:Hay que confrontar también el prejuicio muy arraigado de que los textos de literatura oral provenientes de la mayoría d'e los pueblos ágrafos suelen ser extremadamente cortos, concisos, poco desarrollados en su forma y contenido, hasta rígidos e hieráticos. Tal equívoco obedece al h7echo de que .anterior- 'mente la recolección se hacía con técnicas extremad amen t e r u d i mentar ¡as, o r.d i n a r i a m e n- te ,por parte de personas desconoc.edoras de la lengua nativa que trataban 'de transcribir al 'pie de la letra, sin conseguirlo jamás. El propio narrador se cansaba también de ,la operación, por lo cual reducía su material al mínimo y simpl,ificaba sus construcciones morfosintácticas hasta el límite d'e la tosque- dad. Otras veces el investigador. se limitaba a recoger material en su propia lengua occi- dental, y para ello se fiaba de intérpretes frecuent,emente inadecuados. Hoy en día, el uso de la grabación, el prolongado trabajo de campo del investigador y el entrenamiento de los nativos en la escritura de su lengua, po- sibilitan la obtención de textos mucho más fiel'es, largos y complejos, lo cual aumenta generalmente tanto su valor literario como meramente informativo.

E,n las literaturas orales predomina nítida- mente la prosa sobre el verso, en lo concer- niente a la elocución de los textos. Cuando hay un intento de versificación, ésta suele ir apareada a las frases musicales -melódicas y rítmicas- de algún canto puramente vocal o acompañado de instrumentos. En tales ca- sos suele tratarse de versos no enteramente esquematizados, que se caracterizan por te- ner un número parecido de sílabas, el empleo ,de para I e 1 i s m os, a I i te rac i o n'es, adornos, s ím i- les, metáforas y otros recursos poéticos. La métrica propiamente dicha -con sus medi.

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*das silábicas, acentos fijos y rimas- se da abundantemente en la poesía oral euroasiá- tica, 'pero no ,parece ocurrir lo mismo en los otros continentes. donde el predominio del verso 'libre es absoluto.

Los textos literarios 'orales pueden enun- ci.arse en for,ma improvisada, .semi-improvisa- da, repet,itiva e ,incluso. rígid,a y textualmente repetitiva, .como ,ocurre en la poesía oral euro- asiática o en los textos rituales polinesios y .,muchos ,otros. Ello d,ependNe, aparte del ca- rácter específico de cada ,cultura, también del tema que se va a verbalizar. Los temas muy tradicionales 8desarrollain repidamente una verbalización estática y poco maleable; .en cambio los temas surgidos .de la vida espon- tánea y, sobre todo, a partir ,de acontecimien- tos recientes, necesitan de la improvisación para poder manifest,arse. Cuando se improvi- sa sobre un t6pico muy conocido, los.textos resultantes obede.cerán hasta oierto punto a una estructura compartid.a, lo cual revela su unidad formal subyacente.

Existe también una ,literatura oral )propia de .la aculturación, muy abundante y variada en los pue.blos tradicionales que han -entrado ,en contacto recíproco con sectores de la socie- dad 'dominante. En los últimos años ha to- mad.0 gran auge la recolección y lestudio ,de los testimonios $de 1.0 coti.diano, ,historias de vida, al igual que los textos tdescrimptivos de diversos aspectos de la cultura nativa de ,cada pueblo.

Otro hecho en el cual hac.e falta insistir -ya que en general tisende a subestimarse- es la intima ligazón entre orali-dad, gestuali- dad, música, danza y otras técnicas del cuer- 'PO. A veces la separación que podemos ha- cer obedece más a razones analíticas y dis- ciplinarias qu,e al verdadero fenómeno ,obser- vado y observable, el cual se nos presenta en forma integral y virtu.aiI,mente indiscciable. Tal ocurre por ejemlpla en muchos bailes ri- tuales como el yaruro, donde la impr,ovisación oral no es sino uno de los componentes .de la ceremonia, aunque puede ser e¡ fundamental, ,dada su referencia explícita al mundo mítico y religioso del más allá.

Hay que saber distinguir también 'entre la literatura oral u oralidad literaria, y la orali.dad no marcada por rasgos distintivos de carácter estético ni por otros vaI.ores de cierta tras- cendencia. La lingüística actual está deldican- do mucha atmención al estudio del discurso, al análisis textual y contextual, a la .pragmática y fraseología de todas las lenguas vivas. Todo esto forma parte de la oralidad, aun cuando sólo una pequeha parte de. los textos proce- sados puede ser considerada como literatura.

De cualquier modo, ,es ldificil si no imposi- ble trazar una frontera entre literatura oral

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y oralidad pura y simple. Recordamos perso- nalmente haber asistido a la grabación de un monólogo coloquial, enunciado ,por un chamán yekuana -del Amazonas venezolano- muy experinientado y de gran prestigio. Se le pidió que simulase entablar en su ,lengua una con- versacibn con sus familiares, como si regre- sara a su casa luego de un día de cacería accidentada. Todos 'pensamos que el chamán articularía unas cuantas frases artificiosas e inconexas. ¡Cuál no sería nuestra sorpresa cuando nos tocó oír una larguísima y fluida exposicibn improvisada en lengua yekuana, ejecutada con el ritmo y la cadencia de toda una .pieza oratoria1 Tales hechos de. muestran que la literatura oral es capaz de surgir del seno de la cotidianidad aparente- mente más convencional y en el momento menos esperado. Puede suceder inclusive que algo percibido como prosa llana por el nativo sea captado como literatura ,por un observa- dor pertenecient,e a otra ,cultura. De todas maneras, ningún nativo codifica los aspectos presuntamente literarios de su cultura de la misma forma como .lo haría, por ejemplo, un occidental, 'Pero no es cierto que el indígena sea incapaz de analizar su componente C U I - tutal de oralidad estética, aunque lo haga a SU manera muy peculiar.

Hast.a ahora nos hemos referido a formas de oralidad primaria,, ¡.as cuales son normales e históricamente presentes en todos los pus- blos tradicionales. En años recientes, sin em- bargo, también han surgido en estos mismos pueblos formas de oralidad secundaria, Ya no rmeviste mayor dificultad grabar y radiodi- fundir conversaciones, narraciones, capciones o cualquier otro material: oral aun -en las len- guas más distantes y ménos habladas de la tierra. El efecto que esto produce en las C'J- munidades es todavia exiguo. pero podrá incre- mentarse con el tiempo, sobre todo en pro- gramas de educac i ón i n tercu I t u ra i Mi ng ü e o de revitalización IingtXstica. donde. es me- nester ofrecerles buenos ejemplos de dicclón. composi.ción y estilo oral a los niños y jóve- nes que están .perdiendo, la lengua autóctona por influjo de una aculturación inarmónica.

Finalmente nos toca señalar en este capi- tulo, aunque sea muy de paso, la significación de la enorme multiplicidad y diversidad de las lenguas del mundo para efectos de la valo- ración de la oralidad como posesión universal del ser humano. Cada idioma es un mundo en sí mismo, un código hipercomplejo, con- tentivo de otros códigos parciales que se re- fieren a todo tipo de manifestaciones del len- guaje humano, y en primer término a las múl- tiples variedades de la oralidad primaria, ob- jeto principal de nuestro análisis. Es de la mayor importancia comprender la riqueza exu- berante e insustituible de cada sistema lin- güistico, a través de sus categorías fonoló- gicas, morfosintácticas, lexicosemánticas,

,pragmáticas y discursivas. Las relaciones en- tre lengua y cultura en una sociedad deter- minada han sido objeto de múltiples y valio- sos estudios, especialmente a partir de la hipótesis Sapir-Whorf que puede formularse como determinismo lingüístico sobre la cultura.

Hay en día sumos.mucho más cuidadosos; para ,no 'plantear relaciones de tanta compleji- .dad en términos tan simpl.istas y univocos. Sabemos perfectamente que exist,en condicio- namientos mutuos entre lo lingüístico y extralin- güístico, ' algunos de los cuales van siendo: (materia de investigaciones empíricas precisas. Para citar un ejemplo sencillo, la existencia de indicadores específicamente narrativos en len- guas como el wayú o guajiro (Venezuela y Co- lombia), el swahili [Africa Centro-Oriental). el hebreo bíblico y muchas otras, pued'en prestar al estilo narrativo una plasticidad especial difi. cil de conseguir en otras lenguas, median- te otros recursos. Los idiomas -como el baniva 'y el tupí (Venezuel.a, Brasil y Colom- 8bia)- que no han desarroClado la categoría gra- matical del tiempo confieren a sus mitos y na- rraciones una profundidad temporal rayana con la eternidad y tribktaria del comienzo de los tiempos. Siempre hemos sostenido que la primera gran obra literaria de toda cultura au- tónoma es el idioma en el cual ha sido formuia- do el conjunto de textos que constituyen su acervo, patrimonio común de toda la humanidad.

1 1 1 . ORALIDAD Y ESCRITURA

Contrariamente a lo que se cree, es difícil establecer una clara dicotomia entre la escri- tura.y los sistemas de representación anteriores a su surgimiento: en otros términos, entre escritura y no-escritura, o sea entre la escri- tura y algún sucedáneo que pretenda rempla- zarla. Históricamente, la escritura va .surgiendo por etapas a partir de figuras pictóricas o de índole parecida que sirven de ayuda a la me- moria para recordar ciertos objetos, ideas o tareas, Es relativamente fácil distinguir una es- critu'ra elaborada de lo que sólo. es un intento recordatorio. sin pretensiones de precisión o fidelidad al re.ferente original. Lo que es real- mente dificil, es reconocer el carácter escri- tural o no de ciertas el,aboraciones intermedias como son los petroglifos, los quipus o nudos incaicos y, sobre todo, las pictografías al estilo de las empleadas por los indios nortea- mericanos. Como si, esta ambigüedad fuera. poca, parece ,problemático deslindar la repre- sentación pictográfica de .la idiográfica, tal co- mo esta última existe hace milenos en la cultura china.

Es conveniente decidir que existe escritura propiamente dicha a partir del momento en que cualquier lector interpreta inequívocamente y sin ambigüedades -o con ambigüedades mi- nimas- la secuencia fónica propuesta por el

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autor 'de la represent.aciÓn gráfic.a. Por ejemplo, cuando el ",escritor" representa la serie fónica "mañana salgo a #pasear" mediante una secuen- cia de artificios gráficos, todo lector -aunque se trate de "illones y millones de lectores- .deberá ,de est,ar en capacidad .de int,erpretar exactalmente "mañana salgo a .pasear". Cuando la interpretación- es tan solo medianamente aproximada, como cuando uno dioe "mañana voy a pasear" o "mañana sal,go", estamos fre,nte a un fenómeno que podríamos denominar cua- siescrituras. que tampoco sería justo dis0cia.r en térmilnos taxativos como algo totalmente dis- tinto. De todas maneras, en este ensayo nos ,referimos siempre a la escritura propiamente dicha aunque sin discriminar si su basamento es ideográfico o fonético.

Se ha publicado mucho sobre los méritos de la escritura en el marco de las culturas huma- nas, 'por lo cual no sería prudente hacer una digresión en este tópico. Ya sabemos qu'e la escritura expande la memoria humana hasta limites virtualmente i,nabarcables. Nos permite atesorar con facilidad relativa, los conocimi,en- tos, experiencias, vivencias y otros contenidos mentales de la humanidad de prácticamente todos los tiempos, lugares, lenguas y culturas. Asimismo, la escritura transforma y agiliza notablemente -tanto en sentido cualitativo co- mo cuantitativo- nuestros procesos de pensa. miento y raciocinio. Presenta ad,emás la venta- ja adicional de hacer visible la palabra y de fijarla en un espacio de fácil acceso y manipula. ción para todos los humanos alfab,etizados. Por muchísimas razones, una cultura gráfica es profund,amente distinta de una Ggrafa, en la medida en que la existencia y uso de la escri- tura significa una nueva dimensión simbólica y creativa que proyecta hacia el infinito la palabra ha bl ada.

Sin embargo, es necesario insistir en^ que las culturas escritas -y la cultura occidental contemporánea muy en- especial- han preten- dido motivar y perpetuar una contradicción insalvable y hasta patológica entre oralidad y escritura. En el mundo moderno, lo oral y lo escrito no se conciben como dimensiones comp!ementarias de la palabra humana. En nuestra difusa opinión pública mayoritaria, persiste la creencia de que lo escrito es intrín- secamente superior a lo hablado. Se concibe que expresar nuestras ideas por escrito es ha- cerlo de una manera .seria. formal, permanente e inalterable. Mientras tanto, se tiene la impre- sión de que hablar es solamente soltar una .palabra tras otra, sin mayores consecuencias para nadie en la generalidad de las situaciones.

Aunque muchos sienten. que no debería. ser así, se da entre nosotros un proceso de deva- luación de la palabra, que se manifiesta de múltiples maneras. Y lo que es más preocupan- te. tal minusvalía no procede únicamente a partir de la escritura, sino también de ¡a

orallidad secundaria, sobre todo de los medios de masas y muy especialmente de la televi- sión.

En nuestras ur,bes, las personas deambulan en un 'mundo de símbolos escritos de diversas formas, colores y tamaños, entre sonidos e imágenes de radio, cine, y te'levisión, aparte de ot,ros impactos luminosos 'y sonoros qu'e nada tiemnen que ver con la palabra y son a veces ,francamente contaminantes: aunque muchos creen también que la sobreabundancia de ¡a !l,etra y de ¡a voz .humana transmitida por los med ios. origina una confusión contami'nant e .que termina por desinformarnos en vez dse informarnos, e incomunicar a la humanidad en lugar dme comunicarla.

Por su propia naturaleza, tanto el texto es- crito como el texto oral secundario generan imensaj'es sin respuesta posible, de carácter unidireccional, del emisor al rseceptor, pero no en sentido contrario. Ya se ha vuelto un lugar común quejarnos dje que .una persona que lee psriódicos y ve televisión -aunque no utblice los otros medios-dispone de poco tiem- po libre para estar con los suyos, compartir con los demás, conversar d.2 una manera tran- quila y relajada, sin sentir la presión del. tiempo y del ajetreo de nuestro estilo de vida. La gente va apren'diendo a conversar en mono- sílabos, ,dar órdenes en forma cruda o con tiila cortesía estereotipada, utilizar .tan solo el \/oca b u 1 a r i o i n d i s p e n s a b I e par a hace r s e c o m- prender, y en general a restringir su oralidad informal a las necesidades impuestas por las circunstancias de nuestra cotidanidaci.

De acuerdo con lo expuesto, la escritura -cuando se la introduce en forma agónica y competitiva- puede desplazar parcialmentme, nu.nca del todo, ciertas manifestaciones de la oralidad. Vale .decir que si bien el hombre se sigue comunicando oral,mente con sus prójimos a lo largo y ancho de las situaciones ordinarias de su vida cotidiana, otros dominios de la pala- bra hablada anteriormente vigentes suelen su- frir una merma y un decaimiento paulatinos o incluso rápidos. Así por ejemplo, la transmisión de conocimientos por vía oral se supedita a su circulación y difusión mediante libros y artícu- los de revistas, o a través de pariódicos al tra. tarse áe su divulgación a un nivel más popular. Hay que reconocer que tal situación está cam- biando gracias a la radio, a ¡a teievisión y al video, pero entonces estamos frente a una oralidad no primaria sino secundaria, igual- mente es predominantemente secundario el dis- curso académico del profesor o del conferecis- ta. ai dirigirse a un público cautivo y por estar impregnado de su estilo más propio d,e la es- critura que de la oralidad.

Donde el predominio de lo escrito sobre lo oral no admite discusión alguna es en el terrz- no del lenguaje propiamente formal, en sus va-

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riant’es oficiales, institucionales y otras análo- gas. ‘Quién aceptaría hoy en día una partida de nacimiento o una cédula de identidad oralmente enunciadas?; jcuál sería el valor real de las normas jurídicas puramente orales, aún en la tradición anglosajona en que el de- recho consuetudinario ocupa un lugar privile- giado? En gelneral basta un mínimo requisito ‘de oficicsidad, permanencia en el tiempo u orientación hacia la vida pública, para que aparezca la obligatoriedad de transmitir por escrito cualquier mensaje de cierto alcance normativo o meramente informativo.

Semejantemente la narración ore1 - y la lite- ratura oral en general- sufre un daño aparen- temente irrecuperable en el medio urbano; tal es la preponderancia de la tecnología de la palabra impresa, bien sea en forma de libros o de otro tipo de pubiicaciones. Aquí también se impone hacer dos salvedades. C o m o en el caso anterior, en este dominio la oralidad secundaria ha vuelto por sus fueros, principal- mente a través del medio televisivo. En estos últimos años la población actual -ante todo las nuevas generaciones- prefieren con creces ver las grandes o pequeñas obras de las distin- tas literaturas nacionales en la pantalla chica, para no tomarse la molestia de leerse los libros respectivos, sobre todo cuando los mismos son largos, difíciles o inasequibles.

14 La otra situación especial a la que toca

referirnos es el resurgimiento de la oraiidad primaria en el contexto de la modernidad. como una suerte de reacci6n tanto frente a la omnipotencia de la escritura como ante la fuerza invasora de la oralidad secundaria. Es verdad que nunca se extinguió del todo la especie de /os grandes conversadores y narra- dores de chistes y anécdotas, aunque su poten- cial creativo fuese bastante reprimido. M a s ahora, en fechas m u y recientes, la narración oral ha venido luchando por recuperar cada vez más el sitial que le corresponde. Ya se ha- bla nuevamente de artistas y aficionados al arte de la narración, quienes organizan sus recitales y sus presentaciones ante públicos infantiles y adultos 5vidos de retornar a las fuentes primarias de toda cultura humana. Vale la pena insistir también en que estos narradores no se presentan normalment,e como artistas de la palabra en forma exclusiva. Le confieren una tremenda importancia al gesto, al movimiento del cuerpo, a la calidad y tono de la voz, y a la comunicación dialogante y espontánea con el público, por supuesto. No cesan de hablar sobre el parentesco que une su arte con le1 teatro, con la mímica, a veces con la danza y la música. ya que se dan quienes salpican su narración de canciones e interpre- taciones musicales junto a coreografías propia- mente dichas. D e alguna manera estamos cerca de lo que los italianos del renacimiento denominaban ”Commedia dell’Arte”.

,Esta realidad nos obliga a regresar un poco a la polémica reciente de si existe o no una “‘literatura oral” propiamente .dicha. Es evi- denbe que estos “narradores primarios” con- temporáneos hacen de todo además de narrar, son concientes (de ello y de ninguna manera aceptarían ,que se restringiese su ,desem:peño al dominio de la palabra. Más aún, si se les obli,gase a narrar en estado de inmovilidad y sin poder ,hacer gestos corporaloes e infle- xiones vocales paralingüísticas, probable- mente fracasarían o ni siquiera intentarían la actuación en esa situación precaria. Todo esto es un buen indicador del alto nivel ,de sig- nificación y ‘pertinencia que ,poseen los recur- sos extralingüísticos en el caso señai.ado. Sin embargo, a fue.rza de ser polémicos nos per- mitimos .la afirmación de .que el meollo de la narración oral ,y manifestaciones análogas -la improvisación poética, por ejemplo- es y continúa s h d o la expresión verbal en ver- sión .oral primaria. Salvo que se trate de casos límites -tal como una representación mímica con una que otra elocución fragmentaria- el texto verbalizado domina el conjunto de tal maner.a que aun quitando los demás ingr.3- dientes, el residuo verbal seguirá siendo per- fectamente coherente e inteli’gible, hesta sus- titutivo ,del resto de alfguna imag’inación por ,parte del oyente: de ello ‘nos da testimoni.0 parcial la narración, el discurso y eJ taatro radiales. Ahora bien, nuestra conceptualiza- ción iniciai nos permite y autoriza llamar literatura cualquier composición textual de algún valor estético o semiótico que posea suficiente expr,esivi dad y coherencia ,i nter na, trátese de especímenes orales, escritos o re- presentados por otras tecnologías de la pa- labra.

Tenemos qu_n hacer referencia obligada al tópico del supuesto carácter anónimo de la oraiidad, sobre todo si es primaria, frente al concepto de autoría que impregna la mayoría de los usos posibles de la escritura. Este les un tema de tratamiento inc6modo pero ine. vitable en nuestros días, dada la significación que ha adquirido el concepto de derecho de autor, las referencias con nombres y apelli- dos a los narradores y artistas populares, y por otros motivos inherentes a las contradiccio- nes y complicaciones que se presentan en este orden de ideas. Solemos decir que el artista de la palabra en las sociedades ágrafas constituye esencialmsente una figura anónima, es decir un individuo más del grupo humano al que pertenece. Esto no es tan verdadero si consideramos que los mejores narradores, poetas y otros “literatos” orales -aunque no estén “especializados” en tales rnenesteres- son personas bien conocidas y perfectamente identificables por cualquier miembro de su comunidad, lo que no equivale al anonimato. Hay que agregar que también en muchas cul- turas no occidentales los cuentos y canciones tienen dueño: no puedan ser interpretados

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,por cualquier persona ni al libre arbitrio de cada .quien, so pena de herir susceptibili'dades o incurrir en ,faltas aún más graves. De todas maneras, la norma prevabante en la mayoría de las culturas no es convertir la expresión oral en un asunto competitiuo y personalizado. No hay que per,der .de vista que la memoria c.ol,ectiva termina 'por ,olvidar ,los nombres dfe las personalidades .mas connnotadas .al cabo de algunas generaciones, a menos .que se transformen .en mitos, con lo que dejan de ser entes ;humanos normales. Por otra parte 110s temas dominantes ,de cualquier literatura oral terminan por volverse :patrimonio colectivo, por más que cada creador ,les dé un toque especial en el momento d'e aplicar su talento para canvertitlos en una obra más perso- nalirada.

.Esta situación ,propia de los pueblos ágrafos se complica mucho en las sociedades d,omi- nadas por la escritura, y muy especialmente en la occidental. Es cierto que también en este tipo de sociedades se da '1.a oralidad casi pura o primaria y parcialmente ancinima. 'Pero se viene dando con intensidad creciente la tendencia a convertir las distintas ramas d,el desempeño oral en expresiones especializa- das de carácter cercano a lo profesional. Los narradores contemporáneos que se esfuerzan por revivir la estética de la oralidad primaria entre nosotros, no pueden ser considerados como entes anónimos que simplemente hayan de -escaparse a nuestra. atención. Por el con- trario. son creadores artísticos con el mismo derecho que cualquier otro. como los músi- cos. pintores. poetas y todos los demás.

Lo que es más llamativo todavía es el hecho de que la formalización de la auditoría va re- cayendo igualmente en los creadores orales netamente populares e. incluso en aquellos de los pueblos no occidentales que mantienen un contacto estrecho con la sociedad occiden- tal envolvente. Así, por ejemplo. ya estamos en condiciones de saber sin ambigüedad al- guna quiénes son concretamentn los mejores narradores y poetas populares en cada regisn y aun en cada aldea .de un país determinado. Se ha vuelto incluso corriente copiar. grabar o filmar sus producciones, lo cual las va sus- trayendo parcialmente del dominio de la ora- lidad primaria.. Lo mismo se puede hacer con "artistas de la palabra" de otras sociedades como las aborígenes, por ejemplo, adonue acuden nuinerosos investigadores para apo- derarse de su tesoro oculto.

En términos generales, la práctica normal ha sido que el investigador "occidental" reco- giese la mayor cantidad de material posible para publicarlo luego bajo su propio nombre y refiriese a los verdaderos creadores como si se tratarü de meros informantes arionimos

. o semi-anónimos, sin trascendencia especial. Actualmente los integrantes de las socieda-

des ágrafas se rebelan contra esta táctica discriminatoria, y pueden llegar al extremo de negar todo tipo de información, a menos que se les aclaren, desde un principio, las reglas del juego: todos quieren ser, con pleno de. -recho, autores o coautores de las obras que ¡levan estampada su creatividad. También su- cede que .los mismos creadores indígenas pu- bliqufen sus obras, pasando así por cuenta 'propia del 'dominio de la oralidad al espacio conf,ormado por la escritura.

(Podría parecer que el afán justificado por perpetuar todas o la .mayor parte de las crea- ciones humanas de orden lingüísticc; por vía de la escritura y otr,as tecnologías sofistica- das dse !la ,palabra vaya poniendo fin lentamente a .la oralildad ,primaria. al menos en su mani-p fest,aciÓn estéticamente valorada. A,demás, tal fenómeno parece estar ,ocurrien,do con carác- ter planetario, ,muoho más alllá del ám'bito occi- dental. Para,' nosot.r.os, el temor es expiicatle ,aunque no se trata ;de un heoho cumpiido e irreversible. Podemos atrapar ci,erto númaro ,de creaciones orales para fijarlas en moldes definitivos e inalterables. Pero el crezdor, el narrador, .el poeta, sobrevive y sigue produ- ciendo nuevas obras en forma oral, libre y e;- pontánea. Capturamos solo el epifenómeno, no el fenómeno en sí. Encadenamos e.I tra- sunto de lo oral, no sus fuentes surtidoras; Teóricamente es posible que cada cultor de la oralidad esté pendiente de perpetuar su 15 producto a través de algún mecanismo de fijación. Fero es difícil que suce,da, y menos ahora cuando nos nstamos volvien,do concien- tes de todas las implicaciones de la ora.l,idad primaria, como alternativa expresiva impor- tante frente a la escritura y a la misma ora- lidad secundaria.

Debemos más bien orientar nuestros es- fuerzos a revalorizar plenamente la oralidad primaria a través de métodos concientes que permitan localizar y reproducir sus fuentes tradicionales; así como crear y estimular la aparición de otras nuevas más conectadas con la modernidad.

D e hecho, en las actuales manifestaciones culturales urbanas de ca.rácter popular, están naciendo nuevos procesos de oralidad pri- maria reiacionados con sus antecedentes p2i.o irreductibles a la tradición oral propiament.? dicha. Todo esto nos hacs pensar que esta- mos llegando a un punto de nuestro devenir colectivo donde la diversidad de expresioncs orales . estéticamente marcadas convergen desde todos los tiempos y lugares, para con- vertirse en un patrimonio común de la huma. nidad. Hoy en día ya no nos extraña encon- trar lado e lado versiones reproducidas de textos orales cle las más diversas procedm- cias. Particularniente en el caso de los es[,>;- diosos especializados. ellos pueden eiegir entre. digamos. interpretar y analizar prc:lu~-

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tos de la antigua oralidad céltica, germarlica o eslava, materiales recolectados entre I G S indigenas de América del Sur o de Oceanía, obras recientes emanadas del campesinado contemporáneo de un país asiático, o anecdo- tas enunciadas en algún barrio de una ciudad de cualquier parte del mundo. Toda ea!a im- presionante confluencia alcanza a dar a la oralidad unas dimensiones pancrónicas y pan- tópicas que plantean en forma ejemplar la unidad de la especie humana dentro da sii di- versidad inviolable. En muchas ocasioiií% he- mos sostenido que la planetarizaci6n de nues- tra post-modernidad nos permite un coiitacto priviiegiado, aunque sea mayormente iridirec. to, con el hombre de todos los tiempos y luga- res en su calidad de productor y consumidor de manifestaciones culturales.

En cuanto a las relaciones entre las formas primarias de la oralidad y las otras tecnoio. gías de la palabra, queremos insistir en nus- tro pl.ante.amient0 de buscar un acercamimto mayot entre las diversas formas en que hgy en día se manifiesta la palabra humana. Para esta afirmación nos bassmos en ¡a presencia de ciertas patologías del lenguaj'z en buena medida causadas por el distanciamiento cada vez mayor respecto del lenguaje oral propis- niente dicho. Hay una literatura semantica -sobre todo aquella diiigida hacia la se.mán- tica general cuyos autores más connotados son Korzybski, Hayakaw.a. Stewart Chase, Ana- toli Rapaport- que se refiere a 'desviaciones d,e la pobreza expresiva y Iéxica. Por ejemplo, oraciones de la factura de "vivimos en demo- cracia" o "somos partidarios del progreso" han terminado por no significar nada en la mayoría. de los contextos. O cuando se afir- m a que "Venezuela concedió asilo a un polí- tico panameño", jcuántos venezolanos están re.almente metidos en esa transacción di- plomática?

No vamos a sostener que el hombre de las culturas ágrafas construya su discurso con perfec,ción absoluta. Pero ha sido nuestra ex- periencia de campo, considerablemente refor- zada por la literaiura antropolingüística. ob- servar un sano y bien medido desarrollo retó- rico en el uso lingüistico de las personas in- vestigadas desde este punto de vista. La pre- cisión conceptual, el balance de las frases, la fluidez y seguridad articulatoria, la concor- dancia entre el fondo y la forma de lo verba- lizado; incluso cierto placer estético en el acto elocutivo, una pureza del lenguaje sin ninguna afectación, son algunas de las carac- terísticas frecuentemente observadas entre hablantes no expuestos a la escritura ni a for- mas de oralidad secundaria.

Evocamos a este respecto algunos testimo- nios recogidos al vuelo. mas no por ello menos

incisivos. Un indio iroqués de Estados Unidos nos comentó una vez que en su lengua las cosas se decían claras y precisas, sin tantos rodeos ni artificiosiciadei que al fin y al cabo desvirtúan el sentido de ¡a palabra. D e igual modo opinó una intelectual paraguaya, quien decía que en guaraní se podía habiar siii io- deos y dando el nombre preciso a csda ob- jeto. Sobre el idioma malayo leímos en una gramática qce su forma de expresión es "ter- sa y dirxta". Los campesinos de todos los países se burlan de la gente de la ciudad. porque ésta a su juicio, se expresa mal, no sabe ,habiar, da- una caniidad de vudtas y ve- ricuetos para simplemente no decir nada, o tal v,ez con la intención de no decir nada. Szr,í3 fácil multiplicar los ejempios.

Tampoco es un secreto la falta en el iioni- bre urbano de un vocabulario adecuado para designar los objetos que le rodean, sobre todo cuando se tr.ata de seres existentes en la na- tuialeza. Además, este tipo de persona pre- senta con frecuencia tendencias esquizoides como producto de la inseguridad d,e su prag- mática del lenguaje oral: a menudo no sabe de qué hablar, ni encuentra cuándo y cómo hacerlo, ni se siente cómodo rEspecto del despiiegua de sus recursos .linyüísticos ante cualquier situación. A veces habla por hablar o para ganar tienipo. En otros momentos ao quiere abrir la.boca cuando es prcciso hacerlo. Toda esta serie de percances tien.3 mucho que ver con la pérdida paulatina 'de la oralidad originar ¡.a. Aparentemente -según e I test i.m o- nio de las cuituras ágrafas- ésta codificaba flexible psro adecuadamente tanto las si.tua- ciones extralingüísticas que exigían verbaliza- cjón como los recursos lingüísticos para en- frentar .dichas situaciones. Asumía hasta e'l modo de dirigirse a cada interlocutor en el momento más adecuado ,E incluso en la Forma más cortés y "diplomál-ica", si ce,be utilizar tal palabra. Todo esto constituia una práctica ,lingüistica que no admitía titubeos, le permi- tía al ser humano desenvolverse con pl,ena naturalidad, y convertía el uso de la lengua nativa en un verdadero placer estético admi- nistrado con criterios de una optimización ar- mónica de todos los factores culturalmente presentes.

De este ensayo se desprende que la orali- dad primaria "pura" está por desaparecer en todos los rincones del mundo. Tendrá que ser así, ya que los analfabetos se alfabetiza, rán, y ya de hecho están expuestos a múlti- ples formas de oralidad secundaria que en cierto modo reproducen el lenguaje escrito: mensajes radiales, discursos ,de líderes po- líticos, el mismo modo de hab!ar de !a gente escolarizada. Fero en materia de cultura, no es conveniente que seamos purisias, ya que

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una actitud tan cerrsda sólo ncjs llevaría a iii terminables añoranzas nostálgicas y sentimien- tos difusos de culpabilidad colectiva. Es ver- dad gce la oralidad pura está por concluir su ciclo histórico, pero de modo alguno la ora- lidad como tal. Esta siempre existirá y parsis- tirá mientras dure la especie humana, salvo que sea robotizada mediante artificios hiper- tecnoiógicos. En circunstancias medianamenta normales, el desempeño verbal del ser huma- no estará siempre relativalmente cerca de lo que hemos dado en llamar "oralidad primaria".

Todavía estamos .a tiempo para corregir I.as graves def ¡,ciencias y trastornos lingüísticos y .expresivos .de la humanidad cont,emporánea tan hábilmente denunciados (por los semánticos generales, algunos filósofos, escritores y otros sectores sensibilizados por el problema: se hace ca'da día más patente que es n'zcesarió acercar y hacer converger hasta donde sea posible la palabra oral con la palabra escrita, siñ que ello implique extirpar su diferencia- ción legítima y plenamente justificable. Pién- sese, por ejemplo, en lo irreal de cua,lquier intento de reconducir a la oralidad un tratado de ciertb nivel .sobre física, matemática, 16- gica simbólica o de la misma lingüística. Lo oral y lo escrito serán si,ampre diferentes, lo cual no significa que permanezcan irreducti- :b I e m e n t e opuestos e i ncom u n i cedo s. As i m i s- mo, vale la pena explorar todas las posibili- dades ,para lograr cierta confluencia -no in- discriminada, por supuesto- entre la orali- dad primaria y la secundaria. Ello es pe,rfec- tamente 'viable, puesto que es fácil demostrar que ambas. oralidades están recíprocamente contaminadas. Sólo por vía de ejemplo, adu- cimos que algunos escritores han optado por grabar .directamente sus novelas para retocar- las después, en lugar de emplear el sistema -si se quiere más tradicional y ortodoxo- de escribir desde el principio hasta el fin. Existe también una extensa activbdad editora de discos y cassettes sobre infinidad de te- mas tales como literatura, biología, historia, y .muchísimos otros, aparte de los ya conoci- dos cursos audiovisuales .de ¡Idiomas. Expe- riencias como estas podrán contribuir mucho a disminuir la distancia entre la palabra "na- tural" y las palalbras "iecnologizadas". Ni que decir tiene que los aport,es de la oralidad primaria suelen redundar en una mayor ter- sura, vitalidad, espontaneidad y calor humano para cualquier tipo de texto o .discurso. Los últimos tres siglos han ,difundido quizás hasta la saciedad todas las grandes ventajas y per- fecciones del habla tecnológicamente modifi- cada. Ya es tiempo de volver un poco a las fuentes ,primige'nias del lenguaje, antes de qufe sea definitivamente tarde. Cierta "reora- lización" del lenguaje puede ser incluso nece- saria para estimular una mayor libertad crea- tiva en las personas no pertenecientes a las

grandes élites intelectuales, quienes se inti- midan ante las exigencias que plantea el len- $guaje escrito contemporáneo, con toda su pesadez abrumadora y regulacidn bizantina. Estos seres tendrán que comprender, median- te una ejemplificaci6.n idónea, que escribir o hablar en público no es en el fondo más que canalizar su. actuación oral normal, con algunos rasgos particulares y en gran parte convencionales. Así perderán el miedo a e m - plear su capacidad lingüística en toldos los sentidos posibles, sin las autorrestriociones a las que se someten por ahora. Una dicoto- mía exagerada entre lo oral primario y el resto de Idas tecnologías del lenguaje es una per- versión intelectudl que no es posible tolerar por m á s tiempo.

Recordamos una especie de mito -susten- Dado qüizá sobre un fondo verdaderw según el cual los jerarcas del imperio incaico no quisieron difundir el conocimiento de la es- critura, aun cuando ya poseían un sistema lpropio para lograrla sin dificultades. Alber- garon el temor -no del todo injustificado- de que el uso social de la escritura crearía entre los hombres una discriminación jerár- quica de magnitud insoportable y causaría un conjunto infinito de problemas adicionales sin solución posible.

Nada más lejos de nosotros que defender esta posici6n absolutamente reaccionaria, a pesar de todas las buenas intenciones. Pero es igualmente cierto que escritura y oralidad no se han relacionado de la mejor 'manera en ninguna de las sociedades conmidas. Com- )prender esto es la única manera de buscarle un correctivo, ya en los umbrales del siglo XXI.

IV. CONCLUSIONES 'DE ORDEN ,PRACTICO

Por .diversas razones sobre las cuales no cabe ahondar en el 'presente ensayo, siempre ,hemos !pensado que todo ,estudio debe estar .orientado en ,lo posible hacia planteamientos y .soluciones .de orden práctico. N o se trata de un afán de pragmatismo o de un ,prurito de aplicar cualquier tipo de conocimiento a la realidad. Es más bien la urgsncia que nos suscita la misma coyuntura histórica actuar en las postriinerias .del siglo XX. Y a no es un secreto que muchos 'y profundos valores de la humanidad estbn distorsionándose o desapareciendo sin dejar casi rastro. Y la ma- yoría de estas situaciones tien,e que ver con .el famoso modelo .de desarrollo contemporá- neo que no suele admitir vertientes creativas externas a su 'propio ,devenir: si siguiésemos su racionalidad hasta .las Últimas consecuen- cias,. pronto nos quedaríamos sin aire respi- rable, sin agua, sin plantas ni animales,. sin manifestaciones culturales no inscritas en la

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objetividad instrumental; y a mediano plazo se acabarían ,posiblement,e los seres humanos ante el ,d,esenc.adenamiento de múltiples pro- ,blemas sin solución 1posibl.e dentro de ese ,modelo.

?No .es difícil adivinar que la ora'l,ida,d -so- bre todo la tradi,cional o vinculada parcial- -mente. a cierta tradición- estaba entre los candidatos ,llamados .a ,desaparecer in,exora- blemente ante lo que deberíamos I,lamar la ",barbarie de 'la modernidad". De,cidimos "es- taba destina'do" en tiempo (pretérito i,mperf.ec- to, ya qu,e estamos convenci'dos de que las per,spectivas de los últimos años quizá no sean tan negativas y amenazantes como des- de los ,principios de est,e siglo hasta bien entrados los años 60. Sería .prematuro juzgar ,que lo peor ya pasó. M a s también es ver8dad que últimam,ente se han dado aperturas impor- tantes en cuanto a la búsqueda de otras alter- nativas y opciones no tan vinculadas a las conoepciones del industrialismo ortodoxo. Hoy en día la oralidad --como tantos otros fenó- menos otr.ora condenados a desaparecer- tie- ne muchos dolientes. En 'el cuerpo del trabajo se percibe implícita y explícitamente la bús- queda ,de mecanismos para reafirmar lo oral en sus diversas orientaciones y manifesta- ciones. Para generalizar, 'podríamos afirmar -si bi.en con algo de reiteración necesario en este caso- que el mundo actual está transitando por una vía qu.e conduce de la modernidad hacia una oscura y difusa post- modernidad. Los contornos de esta nueva era aún no -se captan con claridad, pero segura- mente habrá algo d,iferente de la época actual: tendrá que ser diferente si qu.eremos que el mundo sobreviva con la menor cantidad de daños imaginables.

D e est.0 se desprende que la oralidad está todavía en grave peligro. S e necesitará de la acción mancomunada de muchos sectores pa- ra .detener o minimizar las fuertes tendencias qu,z aún (llevan a su posible destrucción. Las rscomendacione,s que daremos en seguida no constituyen ninguna panacea ni representan soluci,on.es rígidas e inevitables. A estas al- tur.as, 'lo m á s ,conveniente pareoe ser la puesta en (práctica de una serie de proposiciones su- ficientemente amplias y viables que dan cuen- ta de ,la probl'emática aquí presentada y de sus deri.vaciones m á s conspicuas.

1. :En primer term!ino es imprescindible defenlder y revalorizar las lenguas actualmen- te oprimidas y marginadas del contexto so- ciocultural internacional: Es i"iuso necesario y cada vez más expedito 'plantear la revitali- zación 'de los propios idiomas semi-extintos. Si esto no se hace, se perderían irremisible- mente I,as raíces ds la oralidad más inconta- (minada en 1.a mayor parte del lplaneta.'No hay que olvidar que en términos globales cada lengua o variedad dialectal bien diferenciada

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representa una cu.ltura autónoma, con su ora- lidad igualment,e intransferib1.e. Aun cuando también estas lenguas están comenzando a escribirse, falta todavía un largo tre- cho para que la escritura am,enace con inhibir su carácter ,predominantemente oral en mu. chísimos casos. Es de absoluta prioridad uti- lizar una metodología de inv,estigación -ac- ción para descubrir, escudriñar, sistematizar y reforzar creativalmenie al acervo oral de todos los pueblos involucrados en esta situa- ción. Afortunadalmente ello se está haciendo, 'pero adebe i.mprimírsele un ritmo mucho más acelerado a los trabajos interdisciplinarios en- caminados hacia objetivos de esta índole.

2. Es inaplazable estimular el desenvolvi- miento de la oraI.idad tanto tradicional como de carácter más innovamdor, en E I seno de las soci,edades provistas .de escritura. Para esto se ofrecen multitud dse metod.ologías, tanto de apoyo directo e indirecto cclmo la actua- ción conscientemente prof,esional de las per- sonas con vocación para ejercitar un arte oral, ya sea la poesía, la oratoria, la narra- ción, e inc'lusive formas 'mixtas entre el tea- tro, la pantomima, la danza y la música. Algo de eso se está adelantando, pero es mucho ,más lo que se puede .lograr por la vía de la estimulación sistemáfica y la provisión de re- cursos material.es.

Es tamb,ién relativamente f8ci.l acercarse a los artistas orales tradicionales de filiación campesina e insertos en diferentes zonas ru- rajes y a veces semiurcbanas. Así se propor- cionaría el mantenimiento de su actividad artística, la publicación ,de una parte de sus obras, su involucramiento en el medio tele- svisivo y aud,iovi,sual. Pueden diseñarse múl- ples mecanislmos tendientes a perpetuar este tipo de oraliid.ad, aunque se.a en formas ligara. 'mente modi,ficadas. COI:IO tiene .que sucedar con toda creación humana a través del tiem- po. Ya, de entrzda, muchos países respetan, promueven y remuneran sus artistas popula- res como depositarios de buena parte de su patrimonio cultural y de su identidad nacional.

3.. S e impone replantear, de una manera creativa y socialmente innovadora las rela- ciones entre las distintas formas de oralidad y ,el conjunto del panorama cultural d.e los di- versos ,países del .mundo. En tal sentido, se hace cada vez m á s urgente potenciar adecua- damente el arte oral en todas sus manifesta- ciones a través de los medios de comunica- ción, especialmente por la vía radial y tele. visiva. Esto nos lleva, naturalmente, a un campo escabroso, como ,el del uso y abuso de los medios de masas a escala mundial.

,No hace falta abundar en detalles sobre las polémicas que ha habido en torno a la mono- polización y oligarquización en los medios, tanto por parte ,de los eshdos como por la

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empresa privada. Es .igualmente conocido el grado de comercialización y deterio,ro cuali- tativo, producto de una excesiva privatiza- ción en la cual el económicamente más fuerte hace lo que .le da la gana. Hoy en día los planteamientos críticos orientados hacia un nuevo orden comunicativo mundial han per- dido fuerza, debido a las d'errotas y reveses sufridos por los opoeitores del status quo. No es intención nuestra suministrar nuevas recetas, sino llamar la atención sobre el he- cho de que en medio de todas las limitacio- nes y distorsiones actuales es perfectamente posible hacer mucho más que seguir espe- rando cruzados de brazos. Hay múltiples ma- neras de l.ograr un mayor acceso a las tele- visoras oficiales y pr.ivadas o a cualesquiera otros medios de comunicación masiva. Tam- poco es imposib1.e poner en funcionamiento estaciones radiales y televisivas encargadas únicamente de transmitir programas de cul- tura popular y similares. Hace falta una pre- sión orgánica y organizada por ,parte de los sectores identificados con esta causa, para ejercitar su iniciativa.

Incluso las minorías étnicas pueden exigir para sus expresiones particulares espacios crecientes en magnitud e importancia. En mu- chos países lo han logrado en buena parte, como es el caso obvio ,de España, con sus canal.es qce transmiten oxclusivamente en catalán, gallego, vascuence, o en Yugoslavia donde es difícil saber cu6l nacionalidad cons- tituye la (mayoría y cuáles son minoritarias; o en la Unión Soviética, e,l cua'l es ,el primer gran estado multinacional reconociao como tal.

En lo que concierne a la oralidad artística. es cierto que aún s,e tiene que luchar con una fuerte resistencia seudo-academ'icista pa- ra hac,er valer sus derechos a la difusión y a la Iib.l-ie expansibn creativa. Pero es igualmen- te veridico que ha existildo ,mucha negligencia, dispersión, desidia y timidez por parte ,de sus propios cultores para mejorar la situación qde persiste por inercia y .por falta de inciativa. además del saboteo consciente y la oposición declarada. Hay que consid,erar en este mis- m o contexto otro problema también bastante deiicado. Las manifestaciones orales llevadas a ,los medios d.e comunicación se convierten inevitablemente en oralidad secundaria, y S B haden ,objetos d'e >distor,siones, alteraciones y mutilaciones aún más graves. Con suma frecuencia, cuando se lleva un mito -por ejemplo- a la televisión, es muy poco lo que queda en pie de la creación original, si bien existen en principio miles de recursos para impedir un falseamiento excesivo.

También hemos dicho que la oralidad prims- ria no estA necesariamente reñida con la se- cundaria: pueden y deben ser incluso com- plementarias. Pero para que ello S U C X ~ es imprescindible que surja y se fortalezca un

estado de conciencia mlectiva que aprecie debi'damente este tipo de creaciones.

Algo análogo cab,e afirmar aceíca de -la inevitable convertibilidad 'del discuiso oral en .discurso escrito. al men.os en numerosísilnos contextos socicmlturales co,mo es todo el 'proceso educativo y la .actividad preservadora y vitalizadora dle muchos valores cultura.1-es hasta aho,ra enteramente soslayados. Ahora bien, está clarísimo que !la escritura está distor- sionada mucho más que la oralisdad secundaria. Aunque haya cierta fideli.dad en el texto, de-

. saparece 'la elocución, los rasgos paralingüis- ticos y gestmles, las técnkas del cuerpo y to- das las realizaciones .estéticas concomitantes como puede ser la música, la dama o las artes :plásticas. Hay ciertas técnicas gráficas sub- sidiarias pa.ra a,notar también tales concoini- tancias, pero son de uso muy 'difici!l y deli- cado. Aún cabe mucha experimentación en ese terreno.

Las organizaciones internacionales tienen un papel muy ¡,importante que cumplir 40- m o ya lo vienen hac.ie,ndo- en todos estos ,esfuerzos por situar la creación ,o.ra.l en el escaño cultural qule ,le corresponde por ,dNere- cho. Ya es tiempo de recordar que todas las lenguas humanas nacieron por esa vía, han arribado a su madurez y han desplegado sus recursos analíticos, significativos y ex,presi- vos antes .de qu,e apareciese cua:lquiler tecno- logia alterna a la voz hulmana articulada.

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La Cultura de la Crisis: Tradición oral urbana

y fronteriza BEATRIZ MARISCAL

(México)

Es competencia del hombre la actividad maravillosa de dar

sentido al mundo.

C. SEGRE

El número cada vez mayor de asociaciones y publicaciones dedicadas a la historia orai evidencia el creciente interés por esta fuente .alternativa del conocimiento histórico. La uti- lidsd del testimonio oral para llegar a una visión más cabal de determinados sucesos, al agregar a la o las versiones oficiales de esos sucesos la de sus anónimos participan- tes, tradicionalmente sin voz, ni autoridad testimonia¡ es ya ampliamente reconccida y ha propiciado nuevas orientaciones dentro de la historiografía moderns.

A pesar de este reconocimiento .de que dife- rentes miembros de toda comunidad tienen, o pueden tener. visiones propias de lo que les atañe y de que la oralidad continúa siendo la forme de transmisión del saber y del cono- cimiento de las mayorías, al pasar al campo de la literatura de tradición oral, a esa moda lidad de representación que utilizan las ma- yorías para transmitir su visión do mundo y comentar las rzlacrones y prácticas socio- económicas en que participan, no se da el mi.smo interés, ya que esta literatura coi'tinúa siendo despreciada pues se le considera o bien un p"5Icto cultural al margen de la "verda- dera" cuitura. la llarnada alta cultura, de pre- tedida validez universal, o bien como una prBctica cultural que no hace más que man- tener en el atraso y en la marginación a sils transmisores. los depositarios del saber tra- dicional, pertenecientes en SLI mayoría a las clases subordinadas.

Que la literatura or-ai tenga. (1riyent:s rnile- iiii,.ios 110 quiere decir que haya pel-:;ido ac- tuaiidad y el hecho de que no responda a mo-

cielos de creación individua'lista tampoco ;e resta calidad artistica. Igualmente, a pesar de que sus propuestas no son revolucionarias en la mayoría de los casos esto no implica que sus transmisores se adhieran a fórmuias sociales auto-destructivas: la cultura de los grupos subordinados exige de propuestas de cambio al igual que de fórmulas de sobrevi. vencia. 1 .

Los textos tradicionales, sujetos a niodifi- caciones exigidas por las necesidades de co- niunicaclon que tienen las comunidades qus los crean y los recrean, constituyen por un ledo, un sistema dinámico de transmisión de valores y de coméntarios a problemas socia- ies que gracias a su "apertura", a la capacidad que tienen de ajustarse sémica y lexémica- mente a inuevos referentes, a nuevas realida- des, pueden retener pertinencia a través del tiempo y de¡ espacio y, por otro lado. cons- ti tuyen un im.portante elemento de identidad cultural de un pueblo.

Como es bien sabido, la población cie Ame- rica Latina y del Caribe incluye actualmenie una gran cantidad de personas que por su niarginación ecoiióniica y social no participan de la llamada alta cuitura. Sus modos de expresión artística aún retienen ciertas ca- racterísticas prcpias de modalidades de pro- ducción artesanal en las que, al no estable. cerse diferencias tajantes entre productor y consumidor, los modelos. heredados del pa. sado son interpretados y recreados en térmi-

1 La cultura cie las clases subordinadas presenta. ixm1: sefiala Lonibardi Satriarii. diversos niveles con. iestatarios que iiicluyen desde propuestas de rebelion !bicn e~.o~icitii. bien implicita) hasta la completa acep. !:ici611 d d I B culturc: hegemdnicci (Cfr. L.M. lombardi :c:!ricni. Antropologia Culturale e Analisi della Cultura Subalterna, Mwsina. Peloritana Editrice. 1368. pp '4L?.l87],

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'nos propios y no en términos de un consu- midor ajeno al ámbito cultural en el que se .producen.

Dentro de esta producción artística "arte- sanal" están los diversos géneros y formas li.ter.arias que se t.ransmiten oralmente. Los mitos, cuentos, copias, dkcimas. corridos y refranes de origen no letrado que se trans- miten ,de generacibn en generación por vía :oral, si bien van perdiendo cada vez más te- Freno frente a formas pseudoliterarias desti- r,adas al consumo popular, proveniente tanto .del extranjero como de los centros naciona- les del poder económico. no han desapare- cido totalmente.

El carácter efímero del texto oral dificulta, indudablemente, su registro y estudio. No sólo no conocemos más que una ínfima parte de los diferentes temas y de las diversas manifestaciones o posibilidades de realiza- ción de los mismos, sino que rara vez pode- mos ser testigos de su realización en sus Bmbitos naturales más comunes, ya sea el d'e reuniones y ceiebraciones familiares o co. nmnitarias, o bien el del trabajo, ¡a faena a la que pueden acompañar cantas o relatos tra- dicionales. ya que como investigadores no participamos en su cadena de transmisión si- no que ¡os registramos sobre todo por medio de encuestas de campo durante las cuales los depcsitarios de ese saber tradicional gene- rosamente lo compar,ten con noso,tros.

En todo caso, es importante notar que casi la totüliciad del trabajo de recopilación de iiiateriales oraies que se lleva a cabo tanto en México como en el resto de América La- tina se hace en comunidades rurales; pero la oralidad y la cultura la llevan consigo los miembros de estas comunidades cuando de- jan su habitat natural. cuando se convierten en trabajadores migrantes, una realidad cada vez más .amplia en el contexto de crisis po- lítica y económica que viven nuestros pueblos.

En este breve trabajo m e referiré a la tra- dición ora¡ de migrantes rnixtecos que viven en Tijuana, Baja California. despiazados de sus comunidades de origen en razón de las dificultades econcmicas que afcctsn tan seve- ramente a 'los campesinos oaxaquaños, tradi- ción que refleja esa capacidad de adecuación a:] referente histórico que tienen los textos tradicionales. Los textos que tomo como ejem- plo fueron registrados de la tradición oral en rjctubre. de 1987 en la colonia Obrera de Ti- juana adonde vive la mayoría de ¡os cerca de 5000 mixtecos emigrados a esa zona, los cua- les para sobrevivir económicamente cruzan a los Estados Unidos. siempre que pueden. como trabajadores no documentados.

2 Los textos fueron registrados de la tradición oral por el investigsdor de El Colegio de la Frontera Norte.

La literatura tradiciona'l se caracteriza por ser a la vez herencia e innovación, responde tanto al deseo de transmitir el saber histórico .de la comunidad como de ofrecer comenta- rios a problemas de actualidad. Selecciono dos cuentos de la tradición oral mlxteca de Tijuana: uno que por su temática parecería ser sólo .herencia y otro que se refiere direc- tamente al nuevo contexto en que se tienen que mover. A través de ambos rel,atos se ha- cen propuestas sobre probbemas sociales de 2c;tualldad lpara la comunidad.

TEXTO No. 1 El fuego y e1 tlacuache

Dicen que esta era una vieja que consiguió 'detener la lumbre cuando apenas se despren- dió de algunas .estrellas o planetas. Ella 170 tuvo miedo y fue a traerla donde se cayó la .lumbre y así la detuvo amuoho tiempo hasta que llegó un tiempo en 'que todos .pensaron \que es.a 'lumbre iba ser :para todos y no para- la vieja nada más.

Y entonces se iban l'as gentes ,a la casa de la viej,a a pedir lumbre; pero la vieja se puso .brava 'y no quería dar a ninguno. Y así corrió el tiem'po; y corría la voz de que aquella vieja 'ya consiguió (de,tener la lumbre, #pero no que- ría regalarla. Y entonces intervino el ilacua- ohe y dijo a los asistentes:

-Yo. tlacuache, m e comprometo a regalar la lumbre, si no me van a comer ustedes.

Y entonces hubo una burla muy grande al pobre aniimal, pero éste, muy sereno, con- testó así:

-No se sigan burlando, po.rque la burl,a es. para ustedes mismos, no es para mi; así que esta misma tarde verán ustedes cumplidas mis promesas.

y al caer la tarde del mismo día, pasó el rlacuache visitando casa por casa diciendo que 61 iba a traer la lumbr,e hasta donde esth la vieja, .pero que los demás recogieran Cuanto puedan. Y así llegó hasta la casa de la VieP y \e habló así:

-Buenas tardes, señora lumbre. que fria liace. YO quisiera estar un rato junto a ia lun-lbre y calentarme. porque m e mWrO de frío.

Y la vieja creyó que era cierto que tenía frío el tiacuache, y le admitió ace.rcarse a fa lumbre al tiacuache; pero este;' muy astuto.

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el maestro Francisco Moreno con la ayuda de uno de los maestros bilingües de la comunidsd. El trebajo de recolección y estudio de la literatura oral de los mix- tecos constituye un primer paso del proyecto que iniclé en 1986 en colaboración con F. Moreno de registrar la literatura oral fronteriza.

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se fue arrimando más y más hasta cpoder de- bznerse en la lumbre, metiendo su cola y así lpoderla lievar. Pues una vez ardiendo su cala se fue corriendo a repartir la lumbre hasta donde pudo alcanzar.

En el reiato. la armonía entre ei hombre y la naturaleza, propia de la visión de ‘mundo de las culturas mesoamericanas, que repre- senta la donación del fuego a los humanos al desprenderse de las estrellas y ser apropiado por una vieja valerosa (“ella no tuvo miedo”) es violentada por la falta de solidaridad de la vieja que no transfiere ese bien a la comu. nidad [”ctodos pensaron que esa lumbre iba a ser par2 todos”).

Ante esta situación de desorden interviene un ,personaje, el tlacuache, un ser sin autori- ,dad den,tro de la comunidad, antces bien inesen- ci’al y :por lo tanto eliminable (“si no me van ,a comer ustedes”).

La burla con que ;a comunidad recibe al auto-,proclamado salvador resulta tanto de su marginalidad como de- la faita de marcas que evidencien su calidad de héroe. P,ero lo apa- rente, se nos comprueba, no es lo definitorio; no son ia fuerza y el valor, características ordinarias del heroís,mo, sino la astucia y una parte de la propia fisonomía. de este poco úti1 animal, SU cola, las que harán posible la redlización de la hazaña.

El tlacuache efectivamente logra apoderarse de la lumbre gracias a su astucia y éI si pro- cede a distribuirla a ia comunidad “hasta donde pudo alcanzar”.

El orden es restablecido, si bien no es un crden de plenitud.

Es evi.dente que a la vez que el relato re- tiene elementos culturales heredados del pa- sado como son la ex,piiczciÓn del origen de iü lumbre y la visión de armonía entre el hom- .bre y Ja natu’raleza, el mensaje de solidaridad comunitaria, ae la necesidad de que se cam- partan ¡os bienes hasta donde alcancen, cons- tituye una propuesta con pertinencia para ¡os ,mixtecos emigrados a la zona fronteriza quz tienen que competir en un mundo diferente ‘y hostil con grupos mejor calificados para el trabajo individual asalariado, propio del ani. biente urbano.

La astucia, arma de los débiles, es la que pue’de ofrecer alternativas y soluciones de compromiso exigidas por la realidad que en- frentan. Lo obvio, lo evidente no es necesa-

3 F. Moreno, “La cultura popular en Tijuana: lo que cuentan los mixtecos”, Tesis de Maestría en De. sarrollo Regional, El Colegio de la Frontera Norte. Tijuana. Baja California. 1988. pp. 136-137.

riamente lo que les va a per,miti,r la uftiiización ,de recursos que o!frece el me’dio en que se ,encuent,ran. Por otra parte, ante una situa- ción de amenaza, de marginali’dad, se requiere del ,hcroísmc no de seres predestinados si- no de seres ordinarios dispuestos a llevar ,a cabo acciones dz riesgo en bien de la comu- nided, no obstante su condición de debiiidad y sus desventajas.

No son los dioses o la naturaleza los que les niegan sus bienes sino otros hombres que los guardan ,para sí. La lucha no es, pci. lo ta8nlto, con fue.rzas telúricas sino con otros seres humanos más fuert,es a quienes sóla la astucia puede a.rrancar la riqueza que pei-- tenece a todos.

El relato de orígenes del1 fuego doméstico. graci.as a ia alpertura de las estructuras lite- rarias qu,o se ,transmiten oralmente, se ade- cua al cont’exto y sirve para proponer fórmulas ,de sobrevivencia colectiva, de actualidad pa- ra sus transmisores modernos,

TEXTO No. 2 La gringa

Fue aquí en la colonia, --Resulta .que el hom- bre se aburrió de estar en un baile, ya colmo a la m,edianoche se vino solito. Negando al cerro vio que estaba sentada una gringa. en una piedra.

-¿Dónde va usted? -le preguntó 61. -Yo m e voy a mi casa -1s dijo ella. -Vamos, la acompaño -se ofreció. -¿Verdad que estuvo bueno el baile? -le

-¿A poco estuvo usted allí? -Estuve -le dijo. --Yo no la vide, ¿Usted estuvo allí de ve-

--Yo estuve allí -repitió la gringa. Y siguieron platicando. Dice que descan-

so dos veces esa gringa. Por ú¡,timo I,legaron a un lugar donde se quedó la gringa. Era una piedra muy grande, clarito. se veía la piedra. -Yo m e quedo aquí -se despidió, -¿Cómo va usted a quedar sola? -le dijo

e;-. Vamos juntos a la colonia. -No, me quedo -dijo ella. -Está bien, pues -¡e dijo el selior final-

mente. Llegando a su casa se le ocurrio volver a¡

dia siguiente muy temprano a ver dónde vi- vía la gringa esa, a ver si era cierto, Fue entonces en la mañana, adonde dejó a la grin- ga la noche anterior, Y ni que piedra, ni qde nada. No está la piedra esa, vaya, nada. Yo creo que esa gringa era la mujer del

Chikón. Eien arrepentido está ahora ess ca- brón, bien arrepentido.

dijo la gringa.

.ras? -se extrañó el señor.

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La .práctica de la endogamia que prevalece en nuestras culturas mesoaimericanas sue.le ser reforzada ya sea explicitamente por me- dio de normas que prohiben el ma,trimonio con ;personas ajenas a la comunidad, o bien im- 'plícitamente a través de la desaprobación de reilaciones de los miembros de una comuni- (dad .con personas extrañas. Esta práctica, que contribuye a la relproducción de una cu,l- tura de ,grupo propia, resulta amenazada de manera muy especial por las migraciones casi exclusivamente masculinas a sitios distantes as sus l,ugares de origen.

,Lejos de la región mixteca, el encuentro de uno de los .hombres de la comunidad con luna gringa .pue,de svceder dentro de la misma colonia Obrera de Tijuana adonde residen cerca de 2000 mixtecos. El ,medio es pli- yroso inclusive dentro de los lhites del es. lpacio de la comuni.dad. E.1 ,mensaje final de nuestro relato es contun'dente: "bien arre- ipentido está ahora Ese cabrón, bien arre- ,pentido".

Puesto que el hombre no hizo nada aparte de aco.mpañar a la extraña e invitarla a irse con él a la colonia, e:l arrepentimiento no es !por .alguna mala acción sino por haberse arriesgado éI y 'haber arriesgaldo a la comu- nidad a través de su contacto con una extralia. La relación con una mujer extranjera ejntraña necesariamente peligro: la piedra que "clariio se veía'.' puede desaparecer, la realidad con- creta puede aiterarse. y la gringa puede ser i.nclusive la encarnación de la mujer de Chi- kón Tokosho, dios de los mazatecos. tribu vecina a los mixte~os.~

Al desprenderse de condiciones sociales que les ofrecen cierta seguridad, los más de 5 000 mixtecos que viven en asentamientos irregulares en los cerros de Tijuana se ven en la necesidad de adaptar su cultura a otras realidades. de concebir estrategias de sobre- vivencia acorde con su nuevo contexto en el que deben competir y relacionarse con otros gr.upos casi siempre en condiciones de des- .ventaja.

Herederos de #prácticas socio-económicas fundamentalmente comunitarias, en Tijuana son en general considerados inferiores por otros inigrantes que llegaron antes en razón cie su desconocimiento del mundo urbano e in- clusive de su ignorancia. en muchos casos. de la lengua oficial. Igualmente, se les rechaza ?orque se les considera competencia desleal a estar dispuestos a hacer casi cualquier

5 Chikdri Tokoslio. scr de niultiples aspectos. es el duehc de !;I tierrü dc los iiuzatecos y dador ie beneficios y d a iiiales segtín las circuristariciss en qiie se le encuentre. (Cfr. Carlos Inchaustegui, Figuras ep la niebla (relatos y creencias de los mazatecosl. Ykxico: Premia Editora. lS6.5. P. :5).

tarea por una remuneración inf,e)rior a la que 'delmandan otros, mientras que, desde la pers- pecti8va patronal, se les considera mano de obra explotable.

Tanto los mixtecos como los numerosos grupos de migrant,es que convergen en Tijua- na, yz sea que permanezcan ,durante horas, días o meses "del otro lado", vi,ven duran& i.mportantes periodos de su vida pro'ductiva en el Brea fronteriza y allí se ven en la nece- srdad de afianzar su identidad cultural como grupo para poder sobrevivir y de encontrar f6r.mu'las para relacionarse de manera menos desventajosa con los demás.

Sin entrar a definir patrones y tendencias de las migraciones internas, regionalles y trans- nacionales que se vienen dando en América Latina y el Caribe, fenómeno complejo mejor dxplicado por sociólogos y demógrafos, m e limito a proponer que para el estudio de la cultura urbana y fronteriza de México debe- mos partir de la noción de que este fenómeno es masivo, a pesar de que se lleve a cabo en forma individual, familiar, o en pequeños gru- 'pos y que es. en -la mayoría de los casos, irreversible.

Las migraciones de nuestros trabajadora del campo a las grandes urbes nacionales y a las zonas fronterizas del norte del país. junto con las migraciones de centro y sudamerica- nos a México, en calidad de refugiados polí- licos y económicos, o porque es paso obii- gado en su migración a los Estados Unidos. paso que a menudo se convierte en punto ter- minal al ser rechazados por la poderosa "mi- yra" norteamericana están conformando U113 r,ealidad socio-cultural que estamos muy lejos de comprender.

El tiabajo de recolección y estudio de la literatura de tradición oral en centros urbanos y fronterizos no es una operación de rescate de formas cuiturales caducas, se inscribe den- iro de la tarea de identificar y estudiar las formas como los diferentes grupos sociales que conforman nuestra nación conciben las relaciones sociales y económicas en que par- ticipan. es decir. las formas como ejercitan la cultura.

El aparente empobrecimiento de la activr- dad creativa de las grandes mayorías nacio- nales y de toda nuestra sociedad en general no es el resultado de una falta de capacidad de renovación de nuestras formas culturales propias. sino de la imposición de formas

5 Cfr. Gonstanze Herining y Ulriclr Paulsdorff. Cul- tura indigena y su adaptación al medio urbano: la organización de los mixtecos residentes en la colonia Obrera, Tijuana, Baja California. México: Fundacion Carl Duisberg, Berlín. Programa ASA.

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'y modelos culturales ajenos, que se difunden a los más apartados rincones de nuestro pais B través de los 'medios de cmunicacion Imasiva.

La d&ensa de la identidad nacional exige del conocimi,ento y revaloraci6n de nuestras diversas manifestaciones culturales y de la elabwswzibn de políticas culturales que pei- Imitan la transmisión de valores y elmociones prapios y que a la vez propicien una verdadera actividad creativa.

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BEATRIZ MARISCAL, Mexicana. Profesora-investiga- dora del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de MBxico.

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Una historia oral contada por los niños de Chile MANUEL DAWWEMAWN

(Chile)

El título de esta ,presunta co'laboración al. conocimiento ,de ,la cultura de mi pais nece- sita algunas aclaraciones.

Al decir una historia oral m e estoy refirien- do a una versión histdrica de ;la vbda cotidiana, compuesta por testimonios 'orales 'propios de una breve etapa ,de ,la existenc.ia de ,la na.ción. Quienes ,la narran, l,os niños de ,Chi'le, ligno- ran que cada uno de ellos ,contribuye a hacer ,una 'historia ,que pudiera considerarse d8e su país. y una de las obligaciones ,del responsa- ble ,de .esta iniciativa. 'quien escr,ibe este ar- tículo, consiste en darles a saber a estos pe- queños .historiadores .l~o que han conseguido sin propon6rselo.

Según ila noción m á s amplia, .pera a-*la vez más estricta de historia. )muchos eruditos PO. drán formular serias .objeciones a este pro- yecto ,de historia oral de Chile. Así, entre otras, 'rechazar la carencia de profundi.dad tem- poral de ,este ensayo; su excesiva situació'n sincrónica, su tremenda oralidad y .la falta de preparación y .de ,idonei.dad de sus infantiles autores. )incapaces de discernir el carácter histórico de las cmductas humanas, pr,oblema ,este último que ha discutido severa,mente el ,historiador británico Carr.

Sin embargo, pese a estas críticas y a otras que sin duda aparecerán, he deseado dar una estilmulante oportunidad a niños de muy distilntas localidades de Chile, para que ellos cuenten lo que saben, lo que han visto, 'lo que viven y lo que-quieren alcanzar. Y aunqule la extensión del tiempo al que !perte- necen sus vivencias sea reduaida, aunque sus re'latos tengan temáticas paroiales y aunque los narradores pertenezcan sólo a una cin-

cuentena 'de :lugares, ,pienso que ,e.stamos frente a un aporte a la cornprensi6n histórica de nuestro tiémpo, de gran importancia :para ser comparado-.con otras del ,pasado, de la actualirdad y del porvenir. Y así colmo hemos 'dejado a 1.0s expertos y solemnés historiado- 'res que recojan y seleccionen su informa- ci6n a través .de arohivos, bibliotecas, epis- tolarios, para iluego decidir qué hechos son .históricos y cual es la historia. permitamos, ahora, que unos trescientos niños de Chile, aproxi,madamente, muestren una veta históri- ca, una historia oral de su cultura, a -150s Idelmás (habitantes de QU ,país, y décmosles a conocer y agradezcámosles lo que ellos hi- cieron !por todos nosotros. D e est.a :manera; el #lema inicial1 de este :proyecto, cuyos Fesu[- tados sintetizo en .este artículo, y el. cual dice: ':Para que los niños de Chile conozcan .su .patria". #podrá acreoentarse expresando: "Pa- ra que Chile también sea conoaido .por una 'historia oral c'ontada por sus niños".

Las relaciones entre la camuni,caciÓn oral y ,la comunicaci6n escrita .de .la cu,ltura se han estudiado con especial intensi.ded en el transcurso .del siglo XX, con mucha prepon- lderancia respecto del llamadlo folklore, en general (Boskovic-S'cu'lli); de las formas na- .mativas y poéticas tradiciona,les .orales com- 'parad.as con .las literarias en sentido estricto (,Garcia 'de Enterría), y $de !materias que con- ciernen a .la Dialecto'logia .y a la Sociolingüís- tica (De Granda).

Pero cualquier ,parellelo que se intente pro- 'poner de ambas clases. #de comuni,caoión .cul- tural, tiene que descubrir antrtrpo~lógicamente el comportaimiento humano, revel.ar la posi- ción anímica y social que se halla .detrás de

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lo oral o de ido escrito, porque ,].a tensió,n del .arco activ.0 d e tener, .de entender, 'de tras- mitir y d e lograr efectos, es 'muy distinta en .uno u otr.0 oaso. 'El poder de !la .oralidad poslee -un alcance y una ,penetraoiÓn i.nsuperabl.es; su ejercicio es irrepetible y su fuerza de inte- raccih (no ,puede reelmp'lazarse por 'ningún Fecurso escrito. En consecuencia, una .histo- .ria .oral, 'pese a sus 141mitacio~nes, es la que mejor trasunta la 'naturaleza del hombre y la que con más éxito inconpora a cada ind,ividu'o que la escucha al ,mundo d e 110s aconteci-, mientos, a la sucesión ,de .los cambios, a.1 de-' sarral'lo .de ,la cultura.

Movido [por estas consideracionies decidí elaborar un proyecto con el nombre de Apor- tes be la Cultura Fallkl6rica al Rmceso Edu- cacional Básico de Chile, y presentarlo al pro- grama de lparticipaclión de la UNESCO, con el patrocinio de la Sociedad Chilena de Historia y Gleografía, para el lbienio 1986-1987, en el ámbito #de "La cultura y el futuro. Inventario, acopio y estudio del patrimonio no físico". y teniendo como actividad central la investi- gación de las "tradiciones orales". .

En el ,párrafo .correspondiente a la finahdad d,e dicho proyect.0 se seña1aro.n argumentos que ,conviene transcribir- aquí:.

"....la educación forma'l, sistemática, está organizada, en gran íparte, en términos de prin- cipios, criterios, pl.anos, 'programas, ,met.odos y objetivos, que, a .menud.o, constituyen fac- tores m u y diversos y a veces antagónicos,. de los modos de vi.da habitucdes cdee 1.0s alumnos ,de la E.nseñanza Básica, produciéndose así tensiones y discordancias entre la indicada educación .for;ma,l y la educación informa.1 en el desarrollo ,de 'la sooislización, el cual -,debe orientarse de la manera !más equiili,brada y SÓ. 1 ida pos i bI e " .

"En este .caso, se ha !pensado en .la utilildad d e aprovechar las ventajas formativas ,de ex- (presiones ,de la lllamada cultura fo'lkló~ica, en .ia educaci6n sistem&ti,ca."

"Cu,ando se habla de cu.ltura f,olklóri,ca, a la ,luz de conceptos antropológicos actuales, no se restringe su área a una colección de for- mas 'ora'les y objetos .ingenuos en vías de ex- ti,nción, ,pertenecientes a grupos rura.Ies, sino que se .la concibe colmo una clase de conducta, como una instalncia del comportamiento' hu- "ano de.1 m á s alto gr,ado de pertenencia co- munitaria recísproca para quienes -la ,han hecho suya, ,mediante cuya :práctica sus usuarios al'canzan una intercomunicaclión y una copar- ticilpaci6n .de enorme fuerza social, coln el consecuente acreoe n t a m i ento .de su i den t i.d ad cultural y 'de su cohesión grupal. S e podría afirmar, entonces, que folklore es e.1 cojmpor- .tamiento cultural m4s representativo de la identidad de los grupos humanos."

"De ahí qule se haya considerado esta clase de cultura para at"nizar el encuentro de la educacibn informal con la formal, y para con- seguir un activo intercambio de conocimien- tos y de motivaciones, a través de el'la, en 'los alumnos de diversas escuelas básicas de Chile."

"La recepción y búsqueda ,de comprensión de esta clase ,de cultur,a, orientacdas par los cprofesores de las es,cuelas, sobre la base de su diiusión :audiovisual, conducirá a dos sub- objetivos: a hacer conciencia sobne el signi- f,icadv de ,nuestra 1.egítima trad,iciÓn lnaciona81,, como un modo de contrarrestar la avalancha comerci allzada ,de ,prod,uc tos cu'ltural es f o rá- neos, c.osibi.ca,dores y masificantes, y a esti- ,mular la sensibi;lidad creadora del ,niño fren- te a su propio universo. Así se 'contri'buiría a avci~c~ular los factores de .la educación f,or- mal con la realidad ,de la cultura, que en cada nación ha adquirido características pro:pias, y cuyo desenvolvimiento es de responsabi'li- 'dad primaria ,de los habitantes de cada país, en relación con su hktoria, su imiedio y sus específicas aspiraaiones."

La fposibi'li8dad de seleccionar y 'de reprodu- cir 1.a infortmaci6n test~i.monial conseguida me- diante el .desar.rallo de este proyecto, "Para que Ch.itle tambi6.n sea c.onocido por una his- toria oral contada -por sus niños", como ya se dijera, Ja he buscado con la ayuda de una contribucibn antropológica, tant.0 en lo que hace al ,m6todo d e trabajo como a sus resul- tados hollísticos. . Podríamos, entonces, . decir que hay una breve etnohistoria infantil chilena, según un concepto etnohistórico mucho más flexible que el clásico, sujeto principalmente al uso 'de relatos de viajeros, cronistas, mi- s ion eros , exp I.ora.do res, concepto -enr iqueci'do en los últimos años por estudiosos como Robert Lavenda.

,Pero no es aportu.no ahora ,discutir nociones sobre esta disciplina auxiliar de la Antropo- ,logia y si la ahle citado ha sido 'para extenader, a mi juicio 'válidamente, el a'lcance de sus aportes humanísticos y sociológi~cos.

Si se retoma la opción metodológica atntes enunoieda y, como se demost,rará mas ade- lante, es oportuno recordar que en el trabajo dle campo se utilizó un procedimiento etnográ- fico 'de observaci6n-obtención-descripción de com.portamiqntos y bienes culturales. Aunque, en la .mayoría de dos casos, sin perman,encias fproi¡ongadas en 'las localidades elegi'das, que .pr,odujesen una relación constante y, .de mar- cada continuidad con #los alumnos .de las es- cuelas desde donde se ini,ció imi tarea. Sin embargo, logré una incorporaoi6n a la exis- tencia básica de mis escollares colaboradores -más que informantes-, al transitar con ellos por .los caminos que ,parben 'de su ser, se abren, atraviesan su almbiente y vuelven

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,a ese m,ismo centro. Pienso que ila obtuve, en todas, las ocasiones, esipecial~mente a me- d,ida que avanzaba esta etapa etnográfica; gra- cias a la receptividad y (espontaneidad de di- chos colaboradores, debido a mis numerosas experiencias en el contacto con miembros de muy diversos :microsiste,mas socidles, en 'pro- yectos anter,iores, y a un invariable intercam- ,bio de ideas, conmimientos, actividades, con 110s grupos de .niños que 'me entoegaron su pa- trimonio cultural y su concepcibn 'del .mundo.

IEn cuanto a los al.udi.dos .resul,tados holís- ticos de esta historia oral, frutos derl método que se ap'licó a un area de vivencias ,infantiles, dHos aparecen, fina.lfizado el proyecto, como ca.pítu'los orgánicos, uno por 'cada microsiste- .ma que .se investigó, todos interrelacionados. saliendo de un modo súbito del .presente, pero (llegando d,eede ,los ,más .incalculables preté- ritos, ,a través de la tradición culltural fo'lkló- rica. Así se conf,igura, ,por una vía etnológica, una síntesis de una parte de'¡ si.stema étnico-. soci-al de Chile, sin queda,rse en meros epi- sodi,os ,de algunas fases de :pasado, que giran alred,e.dor (de personajes célebres que a poco andar adquieren una condi'ción )legendaria, respecto de ,I.os cuales la educación formal nos 'pisde ,qule -imitemos sus virtudes, ,pero sin enseñarnos có'mmo incorporarlos a nuestra vimda lpara hacer de ellos ,ejemplos 'que esten al alcance de nuestras conductas cotid.ianas y no sólo en lo alto de los ,pedest.a!les: Por estas y otras razones esta historia, como todas 1I.as I.egítimas de su género, no proviene (de nin- gún texto escrito. sino de 'los eventos que desarroHan sus cu'ltores infantiles o de los que si,n poder aún practicar, i,ncFden en su existencia. No es, por lo tanto, una historia textualista, sino eventualista: no es dectiva, ten el sentildo de la selectivildad con que d,ebs escribir el .historiador profesiona'l, con mayor .o menor elegancia, sino que es abiertamente efectiva 'porqume reproduce lo que sienten, de- sean y hacen sus protagonistas y actores. De ahí que quizás podría I'lama,rse una, 'contra- historia, lpor su inocente rebel,día ante los 8pri.nci.p i os ,h ís t o r iog ráf i cos consag mdos por [los grandes modeilos de la oie'ncia histórica.

El Imélado de abtención .de testimonios con- oerniente a este proyecto y al cual ya m e he referido, recayó en d.os #planos: uno que da- nominaré el de 1.a concepción del mundo y otro constitu,ido por rubros cultura'les especificos, que ]dan movilidad, que hacen funcionar, en gran medida. al pl,ano anterior.

Es necesario tener muy en cuenta que dicha con,cepción del munldo se, ha inferido sÓ!o de niños habitantes de docal'idades ;manifiesta- mente rur,ales, ya que 'ése fue el ámbito te- rritorial .d.e este proyecto. Ella está compuesta. por ?os e'lementos que a ,continuación se señalan:

En primer término, el que podría llamarse centro <de la existencia espacial, el microsec- tor, la unidad geogrhfica menor en la locali- dad de arraigo. Con su tamaño, sus bondades y *defectos, con su grado anímico de perte- nencia, con su comparación con otros lugares conocidos pero que están separados del cen- tro primario.

En 'la inmensa mayoría de los casos, con muy pocos o sin ningún titubeo, mis colabo- radores escolares nombraron su propio mi- cromundo con un especial sentido de com- ~penetravión con él, en una reciprocidad inse- parable.

,Para descubrir esta vinculaci6n sal.icit6 res- ipuestas a .preguntas que se formularon segú,n la siguie'nte pauta: ¿.Cómo se Mama 1.a parte de este lugar 'donde vives? ¿Ella es grande o pequefia, y por qué encuentras que es así? ¿Es ,bonita o fea, y por qué lo pi.ensas? Grande O pequeña, bonita o fea, ¿te gusta o no y por que? ¿La sie.ntes tuya, de qué manera? ¿En qué otros lugares has est,ado. y cbmo los com- .paras con la 'localidad donde vives?

En segundo lugar, en esta concepción .del mun'do quedó inclui.do ei med.ioamibiente re- slativo a.1 paisaje y al cli,ma locales, con 6nfa- sis en la fauna y en 1.a flora; la ,segunda con ,particulares referencias a nombres y funcio- nes de plantas medicina'les. Al respecto, no se trató de encontrar sólo o principalmente datos empirícos iprapios de este imedíoam- biente natura'l, sino que 'la relaci6il de los :niños. observadores y usuarios, con él. En otras .palabras, .averiguar, e.n qué medida y cómo, se produce una participacibn de es- tos niños en su paisaj.e, cómo lo eniienden y 'lo proyectan en sus ideas y actitudes.

Por Últilmo, en este plano de la concepción del mundo se consideró u.n programa de vida tomando como punto inicial inmediato la re- lación ,esa-escuela. como una ecuación de síntesis de ser .miembro de un microsisrema en un espacio y en un tiempo determinados. Aquí los i$,errogantes requirieron respuestas a dos presuntas aspiraciones: la de perma- necer o sahr del micromundo del presente, y la de desear o no el ml,ogro de una o mas metas futuras en cuanto a la adquisición de roles y 'de status.

'Qué relatos m e dieron los autores de esta historia oral sobre la que he llamado su con- cepción del mundo?

:En lo que .hace al ,microsistema domiciliario y su entorno inmed+atu, surgió una variedad de apreciaciones sobre su tamaño, sus cua- ilidades y sus resonanci.as emocionales; no obstante, fue muy exlplícita y .segura, con es- casisimas excepciones, la afirmación general

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de reconocer .el \profundo significado .de per- tenencia esipiritual ,de ese ,centro orgánico ge- ,nuinamente ,pr,opio de sus habitantes infamnti- les, afirmaci6n manifest,ada sin ambigüedades, tanto en ,el caso de qui'enes sabian que sus (padres u otros ,pa.rientes eran los dueños del señahdo espacio. como en el de quienes sa- bían que se h'allaban sobre .un pedazo de ti'e- rr.a de .personas que .no eran de 'su f.amilia, por Jo común, emlpresarios empleadores de sus 'padres. Sea como fuere, se demostró e] convencimiento psíquico de tener ese tro- zo dt?l ;mundo 'para ,ellos y ser de elllos [los autores de esta historia), más ostensiblemen- te cuando se ID comparaba con otros lugares.

Esta manera ,de estar y de sentir, de cDn- jugar ,un espacio con 'un tiempo y con un ambiente Idel cual el ;hombre f,orma .parte; es- ta integración de la naturaleza ,con la cultura, esta -posición en una .de.terminada realidad social, podrían atribuitse a todos los, ni- ños ,de nuestro pl,aneta. donde qui,era que viv.iesen, y m a n d o esta vez digo niños, me estoy refiriendo a los de la dad de ios que .hi,ciferon factible este prcvyyect.o: alumncis del segundo ciclo de enseñanza básica de es- cue'las rurales de Ch,ile, esto es, de 10 a 1S años, habitua,lmsnte. .Pero tratándose de ni- ños ,de ,microsistemas campeshos, dte pasto- res, de ,pescadores, esba perten.encia an !a cual se articul'a mutuamen,te ho,mbre y mundo adquiere una peculiar relevancia, ya que la vida .en estos universos se hace .muy in:%siva y preponderanteme'nte (puertas afuera de la casa-habitacibn, por 'lo que la idtmtidad can bl medio, con las personas con quienes se comparte ,la cultura local y con e;l patiimonto específico de diclha culhra, conduce a un sentido de posesih 'muy .distinto del que se observa en otras clases de lugares y de so- .ciedades, y esto res llo primord,ial para los ,protagonistas y narraidores de esta historia, quienes, como 'lo expresaran Sotomayor y Pé- Fez, más .que apren,der cosas, aprenden a vivir plenamente 4u reallbdad. Par :eso les que una ,historia re:latada por estos autores sea tan pura y fidedigna, y que, por lo tanto, sea tan difícil reproducirla .somelida a 'los períodos, a 'los temas y a las interpretaciones, que ma- nejan los eruditos histori,adores acad6micos.

E n relaci6n con esto, deseo hacer dos co- .mentarios: el primero, atañe a los ineludibles mmbios de ,percepción, de comprensión y de .actitud, 1qu.e !ias posteriores etapas del ciclo vital van a causar en l,os niños, que hoy son los aludidos alumnos de enseñanza básica correspondientes a mi proyec4o; eil segundo, .apunta a los efectos de esos cambios, que imporien una suerte de dejamiento de lo que una vez fue 'no s d o centro físico de residencia, sino el todo de sustentación y de enten,dimiento de lo que se t.iene, de lo qile se hace y de lo que se espera. Esta pauiating separación también es inev.itablle; pero, ilpo-

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drá ismped:i'rse, como Ocurre con fr,ecuencia, que Illegue al extremo de eliminar o de re- emplazar ,artif.icialime,nte todos los elementos esencia I es del microsiste,ma .f isico, cu 1 tural y social, que dan ,a:l niño su sabiduría del diario vivir, gracias 0 la mutua pert'enenciz .

que establece ,con ese microsiste,ma?

Las experiencias de j1.a social~izaciion, m u y en ,particular de (la que se efectúa impeli,da ,por la educación fonmal, no dan respuestas fha'lagüeñas a esta duda. Siquiera se man- tuvilese (durarnte to'da su vida la presencia de un niño en un ut6pico entorno inalter,a,bie, en urra comunidad ideal de cultura sujeta a pro- fundas y persistentes tradiciones, co,mo la .des,crita por Redfidd, se pdrían impedir los cambios endógenos pmpios ,de la evolución organi'ca, si bian se comprueban aún excep- ciones .de ancianos haibilantes de localidades rumles, que hasta su ,muerte continúan eln a1gÚ.n grado sumergi,dos en eil microsistcma imatriz $de' su infancia, como se insinúa (en mi trabajo sobre Funci6n de los ,apodos (Dame- mann, 1980-1981).

No obstante, h-ay un factor el cual, aunque en esta'do ide 'latencia, preserva la idación con .el micromundo de ,la infancia. Como paira !muchos es bien sabido, se t,rat,a de aqued que Ipod,ría genéricamente denomicnarse el factor psíquico ,a tambien el psicoafectivo, que en algunas- circunstancias sólo, se a h e n t a de recuerdos, a menudo nostalgicos, pero que en otras 'influye en akernativas que deci,d'en .momentos de la existencia. Al respecto. la hist,ori,a contada por los niños de C.hile, t.a,ntas veces enunciada por mí, y pienso que también ,+a, de 1.0s niños de cuallquier atro ,lugar de !a tierra, con todo 1 1 0 qu,e posee de autchistoria, de mi propia historia narrada por .mi mismo, difundida a 'otros niños en un inltercamblo concientizados, 'que descubra e ilumine lo que antes estaba oculto, inadvertbdo, puede con- tribuir a a'tenluar las violentas transformacio- nes que suelen dañar el ritImo del prmeso de .la vida. .Así, con muoha esperanza, creo que esta clase de historia no solo informa, regis- tra y cuenta hechos, sino qu'e ayuda a refor- zar el1 centro aními'co que tilene el hombre, sea cual sea. su edad, la parte donde se ,haYle, las actividades que desempeiie, I,as creencias que tenga.

En cuanto a la apreciación del medioambien- te, (del cual ya se seña,la-a un breve resu,men, según !la ddhita.ciÓn que se le dio en esiz -proyecto, las in'Foirmaciones que obtuve dij. BI comprueban que .las 'pecuIl.iar.bdades climá- ticas son consideradas taln prapias y norma- les d,e los distintos lugares, que no hay acer- ca de ellas witeei.os de evaluacióii que pu- ,diesen traducirse e n calif~i,caci,ones más o me- 'nos positimvas o negativas. Simphmente, el frío o el calor, Ima luz o la oscuridad, el viento o la ca'Lma, la lluvia o la sequedad, constitu-

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yen (hechos dad'os y aceptados, excepto de que en elilos'se produzcan modif.icaci.ones ,que trastornen la estabili~dad del1 ambiente natural.

E,n contraste, ¡la que podría denomin.arse vi- si6n Ipaisajistica, y en 'la que como es obvio, influyen los agentes ~Bimáticos, sí que es causante de dos act,itudes disími!l,es, enten- diéndose aquí por paisaje no sólo e!l mat,erial, 'la extensión y ,la forma, de11 espacio físi.co, sino que ta'mbién 1.a f a m a y la flora que actúan e.n 61 y .que motivan 'los sentidos de quien,es las han ,hecho suyas.

Una d'e estas actitudes es I,a.que recoge el signiifilcado ade hermosura, ,de .grata contem- ip'lación que el niño encu.entra en al paisaje, producida por 1.0s espacios abirertos, con abun- dancia de agua y de vegetaci6n verde, y di- versificaci6.n de. ilugar3es bajos y devados. Este es e.1 ambito paisajistico que se ad,mir.a y que illema al g w e de la natursrl,eza, que da allegría y una gr.an satisfacción de poseerlo. En cambio, la otra actitud, conózcase o no el tipo de paisaje antes señalado, refleja una indiferencia respecto de la condiaión abrupta, de la aridlez, d.el c,onocido a'pagedo ,del espacio ,circundante; pero, ,hasta donlde pude apreciar- 'lo. 'no un rechazo o disconformidad.

Esla dicotomía no -repercute en .la sensibi- lida'd creativa, en la nor,malidad general de.1 {proceso de culturación, sino que matiza el relato que 1.0s niños hacen de su -micromundo, en circunstancias de que [las especies d'e la flora y ¡de la fauna ,pueden adquirir la misma amplitud y riqueza e'n uno u otro habitat, aunque debe reconoc'erse que la variedad de .plant,as Imedicinales es mayor en ilas zonas donde el agua se muestra máa generosa, y es allí donde estas plantas ofrecen un panorama más rico de problemas d'e salud física y men- ta!] y de sus pertinentes recursos curativos, lo que antropológicament~e es un índice de ,organización de la sociedad en torno a 'los males que afectan el bienestar ,del hombre.

'En cuanto al que ya denominara programa de vida, en el plano global de ;la concepción del mundo pertenecient8e a esta investigacih, se notó un predominio ostensiblme de diferen- ciación de 1.a vimda esco'lar con la v.ida del ,hogar, por las funciones eape'cíficas que 10s alumnos de enseñanza básica de sectores ru- rales cumple,n en la ldistribuciÓn del *rabajo .de sus respecti.vos núclreos fa,mili.ares: cui.da- 1dor 'de animales, ;mariscador, nudante en fae- nas de mi.nerí.a artesanall, encargada ,de res- ~ponsabilli~dades domésticas, [en el caso ide las niñas), etc. Y ipartiendo de ,esta relación casa- escuela, los proyectos autobiográmfi'cos de los autores de esta ,historia, en .la mayoría de los casos, se inclinan 'por la permanencia en el micromundo del presente, por comervar la pertenencia recíproca a la que ya m e he re- ferido varijas veces antes, y por alcanzar pa-

;peles y status que, exigi'endo O no grandes o ,moderados caimbios de 1.a actual codiclón de vi,da, se desean conjugar con ;la continuidad del lmicromundo actual, con .excepci6n de quienes aspiran a ,metas cuya !práctica 'prq fediona'l los obligaría a abandonar sus propias 'loca'lidades, 1 1 0 que al pllsantea,rse y evaluarse en mis c0nversacione.s .con mbs eollaboradores, .les hizo tomar concienci.a d'e un (presunto pro- bl'ema, por ,lo común hasta ese entonces inad- verti,do, que no habia sido descubierto aú,n ipor lelllos .en 'el 'proceso de la educaci6n for,mal.

El segundo ,plano, .de testimonios determi- ,nado ,por este [estudio, c o m o ya ,se dijera, compuesto 'por rubr,os cult.urdles específicos, ,inc'luyó informaciones sobre juegos, cantos y da,nzas, narraciones (cuentos en un sentido ,estricto), seres míticos, artesania, instrumen- tos de trabajo, comidas y Ibebi'das, viviendas y oeremonialles profanos y rei.igiosos.

Sin duda 'que este conjunto de expresiones, esto es, de .bienes con sus .respectivos usos, ,constituye una parte de ¡o que lpod,ría ser u.n universo cu:ltural giloba'l, .en un sentido a m - pbo, 'pero ,de acuerdo con una necesaria selec- ción de las formas empíricas que s,s estable- ció según el pl,an de trabajo de este proyecto, se consideró .aceptable e'l nivel d e organicidad 'de estos nueve rubros, cada uno d.e eilos en 'cuanto un -subsistema ,dce unma- estructura nia- yor, buscándose el conocimiento y ida práctica que sobre ellos .tienen quienels fueron nuestros ilnfonmantes-colaboradores, ,en circunstancias de que .en algunos casos se recibió una abun- 1dant.e inforimaciómn acerca de rubros que por .razones de ledad no son practica'dols por los niños, lo que resultó también de gran interés en lo que (hace a la perce:pti,vti.dad y a .la valo- ,raci6n que los 'mi,embros infantiles de un grupo lposeen .de ,manifestaciones culturabes, que 7só10 ipueden ser usadas por personas que 'han ingresado idecirdi,damente a etapas poste- riores del cid0 vital.

¡De estos rub,ros, 1.0s cuatro pri,meros se 'mueven en una &bita de preeminencia es'pi- .ri,tua'l. Los cuatro siguientes centran su e m - ~ple-o .en satisfacciones de índdle fundmental- :mente material. Y en los que aparecen en el úIti,mo '1oga.r de la nÓmi,na, los ceremoniales, que son 'los mris complejos de'todos, s,e ob- serva una confluenci.a, de elgúin .mudo ritua'li- zada, d e 'bien.es culturales espir~?tuales y ma- teriales.

Esta historia oral contada Ipor 'los niños .de Ghi'le nos hab1.a d'e 'lo que hoy son y ;desean ser. .escolares de enseñanza básica, con gran- 'des novedades para quien sea el1 investigador ,de este doble ,plan, que a medi'da que avanza en su tarea va encontran,do .diagnósticos y pronóstilcos hechos con .magní$ica sinceri- dad, con Ila de los niños de un mundo que sienten suyo a través de su real,idad cotidiana.

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Los testimonios Inlcbles, a V~JCW sorpresi- vos. ,me empujaron a ,vlsltar -los sltlos donde agonlzan !les viejas casas y a mlrar ,la vanidose lrpariclbn da 'las d e r m , a p m n c i a r los elercicios 'lúdicros de grandes y pequeños. a descubrir la destreza del uso de -las .herra- mientas en 'la construccldn de una rueda de carreta; a escuohar ,las prmuebas verbales de las víctimas de )los. brujos, ,a dlistinguir -.regio- !nes y *localsidades por los ingrechntes y sa- bores de sus alinentos,-a 1amenta.r la deca- dencima d e ceremonias festivas y .no festivas, de inmenso .podls.r de cohesión social, deposi- tarias de dna riquísi:ma y activadora tradicih. sustituidas, cada vez mn mhs invpatu, por ceremonias. con groserzos .efectos de muti!la- ci&n, de deformaci6n y, de irreparable Ip6rdida d e su 1Iegíti.ma furtciona'lidad.

Cada uno de estos rubros es un capltvlo tem&tico dse esta historia oral, si bien en el gran sistema .de la cultura locsl a que perte- lnecen, esthn en permanente h'teracción por al uso que sus ouil,tores hacen de'slilos.

Y si se 110s compara entre sí, e'l que con- tiene el . saber tradici.ons1 de mhs vigorosa continuidad desde :los ini.cios del .mestizaje .en Chille, de más vigencia de uso, de mayor dispersi6n naciona'i y de 'mayor penletración Iafiectiva, es ' el de 1.0s seres .mítioos, cuya re- ilación con {los ,humanos no se reduce a narra- oi unes aneodót icas d.e heohos i nve ros ím id es, sino que, wstancia'l y ifuncion8allimenta, se &ectGa en ,espacios y por medio de compor- *amientos, de una olase. especial1 de realidad Nm&gica, aomo he procurado plalntear en un reciente h e v e estud,io IDannemann, 19881, y que ejempliaficaré ah'ora con el testimonio' vivencia1 ,di,recto de !una al'umna de la Escue.la Las Totoritas, Csamiuna de Hualqui, V:IH Región, que m e 1di.era SI dí,a 18 de agosto d e 1987, durante una conversación colmpar?i.da con otros alllum,nos de ese establecimiento edu- cacional.

La otra vez! fui8mo-s a una laguna de Colli- pulli que le dicen, y fuimos para arriba con 'mi fami,l,ia, y yo como m e gusta co- 'nocer, salir, fui, yo, .mi ,mamá .y .mi .papd; fuimos mhs arriba, y esttibamos arrilba, y yo ' m e rba .a tmeter el a'gua a bailarme así, m e lhabía ,metido, y m e estaba ba- ñando ;y ,después )me salí, a ,haib!ar a mi " I d que halbbia 'unas cositas verdes &a- jo, y ,dle repente m e ,estoy bañando yo y a.1 agachar 'la cabeza lhabía algo, y había ,algo que tirdba globitos para arriba, y a ,mí ime dio miedo y yo 180 lfui a tocar y , m e tomó la mano, y no m e soltaba, y yo m- 'pece a gritar y a llamar a mi ;papá, #mis paphs and'aban por arriba y vinieron y no 'me ,quería soltar eso, y aquí tengo to'da- vía [Imuestra la cicatriz) ahí donde 'me sacó ,el (pedazo, 'me .lo sacó todo, y , m e t.u-

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vieron que sacar 1.as carnes para colocar- ;me aquí ,(injerto). IMi papA vino despues y' fue cor,riendo 'y trajo dos tpedazos .de cudhli'ldo que 10s envolvió cun lana roja y un poquito de sal, y se los metió, y a:hí (hacía una cosa. .. jvuuuuu! así y-se estaba !muriendo y 'mi .papá lo sacó, y era .un cuero de ani,mal, (pero era brilloso, 'bonito y !mi 'papá le lhizo una fogata, ile echó sal, y lo tir6 ... (alumna de 13 aRos y &o. ibssicol.

Tuve muoho cuidado de no mer;cionaries jamás la pai,abra Ccilklone a ¡os niños con qube- ,nes viví esta avent,um, y d'e quienes aprendí luna nueva manera de oir y tie entender epi- sodios de una historia chilena, historia de un presente inmediato pero czrgada de remotas Lradiciones locales. Sus autores con empírica y Oertar.a 'habili'd,ad, co'n una honestidad sólo pr0pi.a de la infanci'a, m e fuercm guiando para d,ist.inguir .la subcultura ds mayor pert.enencla .comunitaria-recí!proca, de más poder de cg- Ihasión .sociall, d'e m h s i:n:ensos atributos re- Ipreserrtativos de .cada uno de sus microsiste- mias; 'de las otras subculturas coin Ins cuales. .el+a coex,iste y se halla, asimismo, en interac- ción; 'esto es, .la subc~ultu-ra o versi6n cultural ,que yo ,denominé folklórica ec' las primeras lpáginas dse .este trabajo, y que para sus Lima- crios, sin ca'lifimcación alguna, es 1.a que sient,en .en verdad .más suya, la que los amarra a,l Imu:nd,o .de su Ifocal,¡dad. -

Los estufdi'osos de las ciencias sociales, de las. historicas y de las humanidades, suelen Ilamentar llas sucesivas .transformaciones, al- gunas insólitas y violentas, que vulneran un Ipretenldifd.o equilibrio cultural y social. Na .o'bstante. como ya lo he di,oho. no hay nada m6s tra,dicional que 'los cambios ODannemann, 1984, .p. 361. Y estos cambi,os soln ldifficiles de vaticinar y ,de planificar desd,e un escsit'or.io ,o una sala de sesio8n8es', y, quizás, la actitud :más justa y vállida a'l .respecto consista en ~proporci~onarles a .los seres humanos toda la .ii;bertald posible y toda la información necesa- cri'a 'para .que eldos mismos sean capaces de decisdir sus opciones. Pmor ldeisgracia, cada vez 'hay ,menos oportuni'dades d'z e;lacción .de acuerdo con un amiplio y li,mlpio ccunocifmiento \previo par,a, to'mar, una u otra ruta, y así la Ipresi6n impositiva de predreterminados obje- tivos ,de imasificación casi no ti,ene cont,rapar- tes, como ?lo dem'uestra rM,arcu.se en El Hom- bre Unidimensional.

Los niños escolares del nivetl de enseñanza básica cuentan hoy una historia que es suya por ser verdadera colmo proyección de una realidad vivida: es la historia de su tradición cultura! ... con los camlbios 'que los miembros de sus microsistemas construyen interna- mente y con los que irrumpen, desde el axte-

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'riur, la mayoría de las veces sin bosibilidadcs de evaluación endógana. Si estos historiado- ires tuviesen que contar su historia en la eta- pa de su adolescencia avanzada, d.e su juven- tud O de su " h e z , ella sería diferente no sólo por razonas de edad, sino que, asimis- ;mo, por perdida o disminución de su ¡,denti- dad cuItur:al, ,de los vdlores de su microniun- do, de su pertenencia a un sistema otrora pri"ordisrl1mente orghico que paulatinamente se hace m8s y mas inorghnico.

Los teslbmonios que actual.mnte. poderiiios obtener no sólo de los rubros culturales aqui considerados sino que tahi6n de muchos otros, constituyen una reserva hi,stbrica para la e'ducacibn, para la 6laburaciÓn de planes y programas consecuentes con 'las rea.lidades bcales, para prevenir riesgos en la apli,ca- ción ifndiscriminad? de instrume.ntos de cam- bio y para tener m u y en. c,u.enta pl.anos d.e veracidad del comportamiento cdtural.

No he escrito aquí ni siquiera un r e w m e n .de la historia oral qu,e .me contaron ,los niños de Ohi'le, .ni tempoco creo haber heoho aún praposiciones sensa$as y eficaces para al buen emp'le'o Idal inapreciablle tesoro de su saber que eldos rega:lan con allegría, pero pisn- so qu,e esboly ayud.anldo a escuchair voces que IYaman a seguir nuevos rumbos de coinpren- eión de la conducta 'humana.

B l B L l O G R A F I A BoskovicStolli, Maia led.1. Folklore and Oral Communication, N&adna Umjetnost, Zagreb, special issue, 19B1.

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M A N U E L D A N N E M A N N . Chileno. Profesor unlversltaflo; Dlr,ector de Investigaci6n y Presidente de la Oomislbn- Chilena' IADAP-CAB: Facultad de Ciencias Sociales. Unlversldd de Chile. Miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geogrefla. Autor de numerosea obras.

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Tradición Oral: Extirpación y Represión

IMELDA VEGA-CENTENa (Perú)

"La lucha o resistencia simb6-' lica no es una ilusidn ni mucho menos una aliena&5n. Es un principio de identificaci6n calec- tiv?: refugio del pueblo oprimi- do. URBANO. H.O. Introducción a: GOW, R. y CONDORI, B. Kay Pacha, íwa.

htrodwción

En la presentación de los documentos de Cajatambo, Duvio'la seÍíal!a que "en la tradl- cldn oral arrancada a .los i'rmdigenas por el .visitsddor d e idolatrías, se corresponden, se superponen, entremezclan o confunden lo mi- tolcígico, lo ritual, lo histórico." 1 No es 'la úlnica mixtura s4.n lelmbargo, en

estos documenftos se meaolan también "las .imágenes ilusori,as de la traldi.ci6n 'libresca y al folk,l,rrre europeos los cimlels deformaron la visión de 110s extirpadores", ,de tal forma que 'dichos fragmentos dte tr.adición oral, nos llegan medi,atizados por la visi6n eclesiástica y eyropea de los primeros recolrectores.

Lejos de ¡menospreciar ,el @or de estas fuentes documentales para es$u'diar e¡ proceso d e prad"3Ón de (la cultura andina, lo que prcvponemos es s,u puesta en vallar; pues es este conjunto ,de velctientes culiuralos dis- tintas, opuestas, contradictorias, pero cohe- rentes en si mismas, que van produciendo, a lo largo de la historia, una determinada 16- gica cultural .en la producción del sentido: lógica 'que trasun!ta este encuentro desi,gua:l )entre .dos pensamie'ntos mitlcos donde lo re-

1 Duviols. 'P. Cultura Andina y Represi6n: Procesos y visitas de idoiatrlrr y hechicerías. Cajatambo siglo XVIII. CERA Bartolom6 de las Casas. Biblioteca de Archivos de ,Historia Andina, no. 5, CUSCO. "3, p. LVI.

2 Ibid, p. W.

'ligioso .es el funtdamento directo del 'poder.3 Para el estuldio sistemático ,de los detos

wlturales, de la re.presión. y extirpación en los Andes, es preoiso tenes en cuenta que:

el proyecto (básico ;de la ,extirpación era, :por antonomasia, nsg alt h,, destructivo . Contemplaba la destruecion de las re- ,ligiones aiidinas, ¡a dsculturación. Prq curlj prohibi,r no solamente las creen- cias o ritos sino tarnbien las costumbres, ;os comportamientos tradicionales indí- genas que consbderalba contrarios a la .maral 'y costumbr.es cristianas. t...) ES $proyecto ,positivo 'de la extirpación in- ,cluia la aculturación y la evangeslización. Pretendía imponer comportamientos so- ciales e individ,uales, cristianos, codifi- cados 'por el Conci11.i.o de Trento. La ,mi- sión evangelizadora, pastoral de la ex- tirpación fue hportante. 4.

Aunque diferente en los Im&ados represi- vos uti'l.izados por la lnquisicion espñoia: el proyecto ambivalente , ldtm.d turador/aculturador (de 'fa .Extirpación estaba teh,i'do de la expe- .riencia (de la guerra de religión W a d a en la Penínsuia 'por 110s españoles contra los mo- 'ros; :por ello 'la i.ntransigiencia religiosa co- racterizó las visitas ,de l,os exthpadoras y ssto 110s llevó hasta !la .tergli!ve.rsaoión de la tradi- ci6n oral recogida; imponiendo sobre ella los conteni dos. e interpretaciones europ*s so b r8e

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' 4

Véase: Flores Galindo, Alberto. Buscando un Ima y utopía en los Andes. IAA editores, Lima, 1987, p. 92. ,HernBndez, Max et d. Entre el Mito y Ir Historim: Pslcoanalisis y pasado andino. EA. IMAGO, !Lima, 1987. P. 82. Rostorowski, María. Historia del Tahuantinsuyo. IHistoria Andina, no. 13. IEP-CONCYTEC coedi- tores. Lima. 19m, p. 48. Duviols, P, pp. cit., p. IMXIV.

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!la. brujería y 'las "herejías", desfrgtirando y trastocando 'la infmmación sobre la religión andina.

,Nuestra 'pregunta actua.1 versa sobre la ma- nera cómo este proceso culltural d e ericuentra (desigual. sumado a:l proyeoto ambivaisntG de- .cu Iturad,or-acu'l t.u rado r ,de a Extirpación de i,dolatrías, ,han i,ncildisdo .en el peasamiento :mítico andino original y que formas 16gicas de pensamiento han surgido de este encuen- tro compulsivo; y sobre la manera c o mo se 'hal,lan .inscritas en eill imagiinari.o colectl9ro !popular. P.ara buscar resipond,er a esta .pre- gunta proponemos el análisis de un fragmento ,de tradición oral ,an!dina coin$?mpor&nea; para ,desentrañar en ell mismo .las (huellas -a ve- ces sangrantes- de la g6nesis históri'co oul- tural de nuestro sistama sociwcognitivo. -

.Diversos aut,ores han señalado la ¡importan- cia de do rel,ig:isoso -y BU funci6n de medio simb6l!i,co .dle otorgamient.0 y/o ocu'ltamiento idel poder- como el hger socialógico por exce'lencia para analrizar los mecanismos de ,dominaci6n / restistencia / autunonía / sumi- sión, que se producen frente al hec'ho colonial .y a 'la ,presencia de otro sistema simb6lico competitivo.

.Por dlo nos ha parmido parcticu~lai-msnte per- tinente el ,análisis d e un fragmento de dis- ,curso .popular que versa sobre 1.a c.onfronta- ción y competencia del siste.ma ,re:lig.ioso an- dino con el sistema religioso cristi,ano, im- puesto compulsivamente por ,los doctrineros y visi2adoFes, juntamente con la empresa cal on ¡al.

1. ,El discurso popular ,ancfínct contemporiineo

A lo ,largo de nuestra experiencia soci,ob gica hemos ,ido elaborando algunos elementos teórico-interpretativos en torno dl discurso popular que actuahnente se produce en el mundo andino, .pri,meramente helmos podido:

R.establecer 'la relaci6n existente ent,re 'la tradici6n oral arrdi,na y su correlato 'mítico, como esbozo de ,una teoría glo- ,bal de la sociedad: este bi.scurso se es- tructura según las formas k5gicas del mito andino. Recurre al mmismu tipo de re'l ato pedagóg i cqarad i gmático, al mis- :mo Sistema de actores y de representa-

5 Duviols, P. op. cit., p. LXX-D(xIV. Rostorowski, ,M. op. cit.. p. 204..

6 Houtart, F. Religidn m d idedqy in Sri Lnnka. T.P.I. Brangalore-India, 1974; Ibld. RellgI6n a Modas de Productlon Pr6ccapitaliotes. ' Editions de I'Universite de Bruxelles. Belgique, 1980; Maduro, Otto. RelIgiÓd y Lucha de Clases. Edi- torial Ateneo. Caracas. 1879. Editorial Ateneo. Caracas, 1978.

ción colectiva; a la vez que se sustenta en .un s.istema socio-cognitivo al que llamamos en general, andino.

Este di,scur.so, cargado de los wlor.es y con- travalores d'e la confrontacibn desigual & sis- temas si,mbólicos, de una exlperiencia históri- ca. colmial, a los que se suman .problemas 6trticecu'lturales 'y de ireestructuraciÓn de dlases sociates; thne como producto una tra- .dición oral ambigua y almbivdlente, donde per- viven siabemas de protécción y ooultamiento del posible adversario y donde se ]:lega a no-decir-dicienda o a call.ar-Wamlo,* raz6n 'par la cual la urgenc'ia analítica es mayor. pues.. los ropajes. culturales de 1-0s que se recubre el disourso .pcnpulla.r no ,posibilitan el acoeso &recto a los contenidos profundos de los que ShabIaba Levi. Straus; es 'preciso a n b tar. que:

El disourso ,popular endino nos ofrece ricos .materiales que pemniten cáptar a nivel de sus incidencías . y significación de las rprActioas sociales, gl,obbdles y par: ticuleres, los modos de producción, ope- ración y consecuencia de ciertas cofite- 'nidos culturales. Los que deberán sler luego si,tuados en rallación con el papl .de crtlros determinantes. de la vida so- cial. 9

Es preciso anotar demás que en ests for- 33 m a cultural. quien habha en QS relatos es la persona colectiva, productor social de una tradición cultural que evoluciona; otro aspecto fundamental de la tradición oral, es que en ella 'podemos acceder a:

combinaciones de siynifícación nodiohas, y no-conscilentes. cuyas casualidades son indepenbientes de la intención de los actores ya que son relativamente autó- m m a s de la realidad social: pues se trata de un conjunto de factores ligados a las "condliciones subjetikas de la ac- ción", es decir a la incidencia de los campos de significación socialmente producidos sobre la acción de los ac- tores. lo

El mito, como decía Uvbano, "es la q l a suprema, palabra total sobre el mundo y 12s cosas", lenguaje (humano que "dice rela-

7 Vega-Centeno, B. Imelda. Aprlrmo Popular: Mito, Cultura e HIstorIa. Tareb editores. segunda e&- ción, Lima, 1886, p. 125.

Ibid.. Cap. I, p. 4#46 8

9 Ibld., Cap. IV. p. 13U.

10 Ibid.. Cap. IV, p. IDO.

1 1 Urbano, 'H,. O. lntroduccidn a: Gow. R. y Con- dori, B. Kay Pacha. CERA Bwtolom6 ae las Casas. CUSCO, 1976, p. 1-

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cianes" lpues "en y por el mito el hombre tiende a representar su slituaci6n compleja y enigmática". l 2

El discurso popular andino está marcado por un lado por la tlógica inmanente del mito an- dino y la visión detl mundo que ésta supone, al mismo tiempo recibe 'la constricción de las relaciones de fuerza provelnlientes de una sociedad global pluricultural dentro d e la .cual se reproducen y detenminan 'recíprocamente diversos sistemas culturales: j3

El resul.ta,d.o d e se'mejante. sistema de *conslricciones sociallles, hist6ricos. y cul- tur.ales, es una. tra'dicih oral que toma sus formas Ilógicas, 'visión del mundo y de :la historia, del disc.urso mítico an- dino; combinando. ademas (de forma ain- abigua y ambiva'lelnte) elementos.de nue- vas formas de dominaoión económica, ~idedlógi~ca y de co:mpet;encie cultural. Sin embartgo I.as respuestas finailes, o las .preguntas finalles sirn reslpuesta, están referidas ,, fu rudamen tal m ente a I un iverso cultural 'y simbólico. andino. l4

.El d.iscurso popu'lar andiino actual, e.s por tanto produ,c$o de esta .FelIlacid.n asimétrica entre la tradición oral an,d.ina posterior al he- 'cho colonia'l y l,os actuales sistemas de do- ,minaoiÓn. Su or.igen defensivo, frente a la agres'ión coll.on:i,a,l marca sus caoacteirísticas de refugio, constituyéndose .lbgicamente en ' el último bastión de una socieidad militar y po- líticamente conquistada. '5

La función histór.ic.o-scrcia'1 del ,mit,o es puos integradora de las contradicciones que el hai-h- .bre debe afrontar a lo largo (de su :vida, 'parti- cularmente la solución de idas contradicciones pplrducidas 'por 4a desbgualidad social: "la im- cibn del mito es la de mediabizar estas c m - tradicciones y hacerlas soportables" por elllo "el mito 'en antrmpcrlogía d'e la po.líti.ca, debe ser tratado como un mapa social concerniente ,a la forma .de existenc,i.a de la sociedad, con su sistema 0es.igua'l de distrílbución del poder, el pri,villegi,o y 'la autorirdaid", posr allí ,podemos estud.iar entonces el .parenitesco entire el mito y las i.derrlogias politimcas y .aún el cambi.0 de si.gni,fi,caciÓn d'el mito en función $de ideol'o- gias políticas revolucionarias, cmmo planteaba Sord

34

12

13

14

15

16

,Ladriere. J. Philosophie Sociale, U,C.L. Faculte de Sciences Economiques et Sociales, SICEFAC 'Editores, Leuven, 19T3, p. 94.

Vega-Centeno, l. Op. cit., Cap. IV. p. 11%. Vkase el esquema no. 2 de la p. 135.

Ibid., Ckp. IV. p. 135.

Urbano, H. O. Op. cit., p. LXI.

Vega-Centeno. l. Ideologia y Cultura en el Aprismo Popular. Tarea y F.F. Ebert coeditores, Lima, 1986. p. 121 ss.

2. Pensamiento. mítico y discurso popular: Perspectivas analíticas

Siguiendo la lpropuesta de Duviols, nos pa- rece que es imprescbnd.ible asediar .o; discwsb Imíllico, desde. diversas pe,rspectivas analíticas, a fin cdle poder acceder de manera más cabal al "prin~ci~pio de ,ondenación" de 'la lógica in. menente del mito y de esta mane,ra comerizar .a ,devebar. la lógica misma 'del pensamiento humano y 'la forma como se produce y di- funde el sentido.l7

S e ha estudiado la rel.aci8n e,ntre f,ormas 'de !pensamiento mítico con determ'inado de- sarrollo de fuerzas prodsucbivas y la construc- ción de de%ermi,na'das foomas de re'laciones sociales; eil aná1Isi.s estructural1 de los mitos. .propuesto por Levi Straus. nos si.we pues para .Ile,gar a establecer una especie #de '"ley 'estruc- Cure1 .$del mito" 1.a misma que posee un ca- .rácter .lógico ,un:iversal referimdo al sislema de pensamiento humano.. Si el mito es planteado c o m o "un sisZema ,objetivamente sis tern5tica" (Bordijeu, P.)

.... esto es 'plantear al mismo tiempo el principio de una lógica in!mafnente que organiza el relato y )hace .posible su ma. nifestación. Darse ,$por tarea la aprehen- c.ión del mito 'como sistema es :plantear el principio- .mismo ,de la operación teó- ,rica !que ,permitirá captarlo comlo td. l 8

Es decir que el sentido de¡ mito desborda aposticiones, de contrarios ~ompl~zmentarios y de la antítesis totalizadora; razón $por la cual Levi Straus ,di.ce que:

Los análisis formales son indispensables 'porque &¡o eldos permiten exponer la .armazón I6gica escondida bajo relatos d e apariencia ,ra,ra e incompmisible. ES solamente cuand.0 esta armazón lógica 'ha sido descubierta, que podemos ofre- cernos el lujo de un retorno a ¡as ver- dades .p rimeras ... Es decimr a Iss expre- sionles Qami,liares que nos aproximan más al senti'do, prof.undo de los mitos que 1'0s análisis formales. l9

En el presente trabajo, recogemos los dos desafios metodológicos, el análisis esirtxtu- ral f.ormal y el an3Iisis se,mio-sociolÓgico dsl ,d i scu'rso histórico y cu It u ra'l mente p rod u c i d o.

17 Duviols, P. Op. cit., p. MIII: ,Houtart, F. Tech- niques de Recherche et Exercises en Sociolo- gie de la Religion. CEAT-2200. Pro manuscripto, Louvain la Neuve, 1 W . p. 76 ss.

18 ,Houtart, F. Techniques ..., p. 78.

19 Levi Strauss, CI. Du Miel aux cendres, Mytho- logiques H. Librairie Plom, París 1966, p. 4M; Ibid., Antropología Estructural l. Eudeba, tercera edición, Buenos Aires, í%O. Cap. I I , Xl y XII.

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3. "Yo soy católico": El relato de don Joa-

El fragm'onto de iradición oral que vamos a analizar está tomado del1 "testimonio de don Joaquín López Anta", artista ayacuohano, recalección paciente del filólogo Mario Raz zeto en 1974,20

En otra oportunidad nos hemos servido ya de esta excelente reco'llección etnografica para analizar el discurso popular andino, 21 esta vez el fragmento escogido nos revela nuevakente su particular riqueza, tanto por la filuidez lógica del relato, como por 'la fide- lidad de 'la recolección.

3.1. El relato

quín.

o1 02 03 04 05 06 07 08 o9 10 1 1 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25

3.2

Yo soy cat6lico siempre he creído en Dios, Dios está en todas partés, todos mis familiares son católicos, sino, no hubiese sido cargayoc. Los curanderos no creen en Dios, ellos .creen.en el wamani, el wamani .vive en los cerros. Cada .pueblo tiene su cerro y en el cerro vive e!l wamani, :por eso le 'hacen pagapu. Mi esposa sí cree en el wamarii 'por eso una vez que se enfermó, 'la llevé a casa ,áe Bruno Medina. Después, cuando se confesó, ya no cneyó. Jesusa se confesó con e,l cu'ra, 'y le dijo que había ido al cura.ndero. El .padre le dijo: "No creas hija". Yo creo en Dios y en Jesucristo, aquí está enfrente 'en la iglesia, con la Virgen y con San José su padrce putativo.

Análisis estructural del relato mítico

Tomando como referencia el an8isis que hace Leví Straus del mito de IEdipo 22 po- dríamos tratar de ordenar sucesivamentle los mitemas para encontrar la manera cómo estos se hallan combinados, manifestando así sus 'propiedades específicas que están "por en- cima" ,del nivel habitual de la expresión lin-

20

21

22

Razzeto, Mario. Don Joaquín, Testimonio de un artista popular andino. Instituto Andino de Artes Populares. Sede Nacional del Perú IADAP, Lima 1i982, p. 141.

Vega-Centeno, l. Visión del Mundo Andino en Joaquin LÓpez Antay. En: Socidismo y Partici- pación, no. 19, CEDEP. Lima, setiembre de 1982. pp. 73-85.

Levi Strauss. CI. Antropología Estructural 1. op. cit. p. 193. 5s.

güística; ya que "su naturaleza es m á s com- pleja que aquellas que se encuentran en una expresión lingiiistica cua'lquiera".(23)

El relato de don Joaquín estaría así repre- sentado por una sucesión de nbmeros ente- ros de tipo: 1,2,1,2,2,3,2,3,4,3,4,3,2,2,1,3. Rea- grupando ordenadamente los números, tendría- m o s la siguielnte tabla:

Esquema No. 1 Disposición de Mitemas

1 2 1 2

2 3

2 3' 4 1 3

4 3

2 2

1 3

D e esta manera llegamos al siguiente es- quema cstructural de Felaciones tipo:

Esquema No. 2 Secuencias sincrónica y diacrónica

Estructura de relaciones tipo

2 3 4

pl you.0 .n D!u

35

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Este esquema puede ser 'leí'do de dos ma. neras, uno horizontai o por chifleras (indicada por ,las .letras de la a hasta ida q), secuencia que Levi Straus denomina sincrónica; pero al mismo ti'empo puede ser leída de manera ver- tjcal (columnas de] 1 al 41, lectura llamada diacrónica 'por el mismo autor; encontramos ,pues que este reilato reveia ulna propiedad ticpica .del 'mito, es decir su estructura sincrÓ- nico-diacrónica, 24 por eil;lo:

La rapetición cumple una función propia, que ,es la de poner de manifiesto la es- tructura del ,mito. 25

Para alcanzar e.sta estructura, es preciso ,hacer ambas ,lecturas, a fin de llegar al obje- tivo mismo del mito, que es PI de resolvcer 'las contradicciones que le dieron orige,n.

SI hacemos ¡a lectura vertical (diacrónical del relato z6 encontramos cuatro sistemas de relaciones, cuyo .rasgo común tratamos de poner en evidencia. En la primera columna encontramos el sistema de parentesco, cuya re!ación se subraya, pero a pesar de :ello, se desvaloriza la relación por la actitud de la esposa, en esta primera columna aparece pues un sistema de parentesco subestimado. En la segunda columna s,z afirma la pertenencia a una reíigíón cuyo represent,ante es padre, se exagera la pertenencia a este sktem'a de "parentesco espiritual" a través dme la adhe- sión de fe, el arre.penti1míento y el someti- miento a a corrección paternal, estamos pues frente a un sistema de parentesco (espiritual1 sobreestimado.

36

La tercera columna, por oposición a la se- gunda contiene la información del sistema simbólico subestimado, del cual se busca diferenciar; finalmente la cuarta columna nos ofrece las referencias a dos ritos de recon- ciliacibn, correspondientes a los dos sistemas simbólicos en oposición, y que en el contexto aparecen con carga negativa.

La estructura de relaciones manifiesta en este relato quedaría como sigue:

Esquema No. 3 Estructura de relaciones tipo

Secuencia diacrónica

1 2 3 4 Sistema de Sistema de Slstema de SlmMllca de parentesco parentesco parentesco reconciliacldn subestimado [espiritual) [slmbólicol [en 2 y 3)

sobreestimado subestimado

24

25

26

Ibid., op. cit., p. 209

Ibid., op. cit., p. 2c9.

Ibid., op. cit., p. 194 ss.

El mito, como instrumento lógico, trata d'e resolver contradicciones, dificultades aparen. temen t e i ns u.pe ra b I es. La sobre es t i ma i ni c'i a I ,del .parentesco de sangre (col. 1) deviene su; bestima por el comportamiento de la mujer; esto lleva a sobreestimar e¡ sistema de paren- teeco (espiritual) que reconcillia a Jesusa y la vue'lve "hija" (cal. 2) en el sistema de parentesco sobreestimado.

A pesar de gozar de esta nueva "filiación" las explicaciones a las contradicciones funda- ]mentales -explicación de la autoctonía hu- ,mana- Ilevaln all narrador a repetir esqwmas explicativos que I'e son ajenos [coi. 21, y a modo de contradicción desarrolla los si,ste- .mas explicativ.os del sistema ('de parentesco) s'imbblico subestilmado [col. 3). el cual es su sistema simbólico [y. de cparentesco] de ori- gen. La argumentacibn contradictoria Illeva .a expiicar la presencia dei' dios del sistema de .parentesco (espiritual) sobreestimado, en los términos de la inhabilitacitrn de la religión an- dina (col. 31. En .la Údtima columna (col. 4) encontramos la ".persistencia d'e la búsqueda de autoctonia" -como diría Levi Straus- ofreciendo la solución ,de la reconciliación con los dos sistemas simbólicos sobreesti- mado y subestima,do (col. 2 y col. 3); ex,pre- sando así la: '

... imposibilidad ,de conectar grupos de relaciones, la cual es superada, o máms ,bien reemplazada, 'por tla afirmación de qu8e dos ,relaciones coiW-adictorias entre sí son idénti.c.as, en la medida en que cada una es, como ia otra, contradictoria consigo misma. 27

Levi Straus, al analizar de esta manera el mito de Edipo, muestra la di,fi.cultad del hom- bre de creer en la autoctonía, per.0 afl mismo tiempo muestra ia dificultad de pasar de este reconocimiento teórico al 'reconoci m,i ento del ;h,eoho de que "cada uno- de nosotros ha na- cido de hombre y mujer". P,or ello la .sobre- vaioración del ,parentesco de sangre conlleva a la subvaloración de sí mismo, así como el. esfuerzo por escapar de la autoctonia con- ¡leva la imposibilidad de lograrllo. 2s

'En el relato mítico .dNe don Joaquín, EGO se encuentra opuesto a Jesusa, su esposa, que es ,parte de si mismo (col. 1); por eso'es en ella que se tiene que operar (la reconciliacibn (col. 2). Hombre andino, escindido por el trauma colonial busca explicar su origen y destino por su asimilación total al sistema simbólico traíado por la col,onia y re:prNesentado por el cura [col. 21, nuevo "padre", y de al- guna manera "padre putativo" de.1 nosotros, de esta identidad en construccii>n, pero per-

27 Ibid., op., cit., p. 108.

28 Ibid., op.. cit.. pp. 19€-137.

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vive la i,ncapacisdad de solucionar su situación Iparadigmática, cuando cre'e estar afirmando su .pertenencia al sistema [de 'parentesco) so- breesti.mado (col. 2 y 3) lo hace en términos de la mitología andina (COI. 3, secuencia 4).

E] problema paraldigmático de don Joaquín, es e] de ¡nuestra ¡.dantidad mestiza; como di- ría Delgado Díaz deí Olmo; 29 somos mes- tizos, .pero mestizos bastardos, que durante cinco siglos segui,mos 'buscando identificacio. nes par.ciales al problema de nuestra f:iliacibn, ya sea con el violador $padre blanco o con la madbe india distraída. Sin embargo la solución a nuestro pmb1.em.a de ¡Identidad no es nacer de uno o ,del otro, silno de ambos -como en el ,mito de Edipo 'la so~lución es reconocerse nacido de hombre y mujer.

Es, superada la tentación dte identificacio- nes parciales, y .ei probilema de la confusión de sexos, que podremos llegar a la.,diferen- ciación y el ,distanciamiento tanto del padre !blanco [col. 21, como .de .la madre india violada [col. 3); este proceso de superación y asun- ción del traum.a colonia~l y de la hybris oriyi- naria es el que nos permiti,rá, ifinalmente!, .Irlegar a ser y conocer el .piacer de ser mes- tizos. 30

Finalmente, el mito es un instrumento ló- gico que está destinado a operar una media- ción entre la vida y la muerte; princilpios ambivaleiites que se encuentran en las dos vertientes de la identidad de don Joaquín, nuestro representador coiectivo. 31

3.3. Análisis del discurso mítico

Haciendo una lectura sincrónica del relato, nos encontramos con una serie de repeti- ciones: la afirmación iniciel (01-05) es sub- rayada 'por 1.a conciusión de,l 'relato (21-25); los curanderos aparecen tres veces (06, 14 y 181, los wamanis también (07,10, 121, así como la confesión de Jesusa (15, 171, y su arrepenti- miento (16 y 201; la aposición creer/nocreqr es subrayada sie,te veces (02, 06, 07, 12, 16, 20, 211.

La contradicci6.n fundam,snta:l se desarrol~la 'a ,part.ir ,de varias .parejas de opositores: curanderos vs cura, wamani vs Jesucristo, pa- dre putativo de Jesús vs padre putativo de Jesusa, fi.nal'mente don Joaquín vs Jesusa (hombre vs mujer).

En to,das estas oposiciones se hace refe- rencia al prob.lema .de ,la identificación parcial 23 Delgado Díaz del Olmo, C. Psicosis y Mesti:

zaje. En: Vlrtual. no. 3, Arequipa. 1985.

30 Vega-Centeno l. Ser Joven y Mestizo. En: Mlr- genes, no. 3, Sur. Casa de estudios del Socia- lismo. Lima. 1987 (en prensa].

31 Levi Strauss. CI. Op. cit., p. 200.

de EGO, la cual es también una identificación ambivalente; estas oposiciones plm tean des- de distintos ángulos el problelma paradigmá- tico del narrador. Ordenando 'este sistema de oposiciones binarias tendríamos:

Esquema No. 4 Cuadro de oposiciones binarias

wamani vs Jesucristo (dioses)

curanderos vs cura [mediadores

Jesusa vs don Joaquín lcreyen tes)

padre pu- padre pu- (reconciliacibn) tativo de tativo Jesusa Jesús

La c d u m n a de lla izquierda señala a los ac- tores del sistema (de parentesco) *simbdiico subestimado, mien?ras que la de la derecha organiza a los actdrss del sistema (de paren- tesco) simbólico saorecsiimado, la última crposición nos muestra c6mo por el rito de reconciliación los contra,;os pueden resultm complementarios y Iljegar así a la antítesis totalizadora, que en este caso es sincrética.

'Para completar este análisis queremos de- tenernos en algunos elementos de cultura que es lpr$ciso relievar en este fragmento de tradición oral; no vamos a hacer un estudio detallado de los mismos sino señalar algunas perspectivas analíticas, las cuaies han sido largamente desarrolladas en el trabajo antro-

3.4 Análisis de algunos e h " s

pológico.

de cultura

Es preciso señalar que las características de los sistemas simbdicos en oposición, a 103 que se refiere el relato que analizamos, son bien diferentes; mientras que la prédica de los primeros misioneros y doctrineros logró transmitir un corpus teórico bastante desen- carnado, y lo hizo a través de métodos c o m pulsivos; la religión andina ofrecía soluciones muy concretas a problemas grandes y pe- queños que encuentra el individuo en la viJa diaria. Esta practicidad y eficacia de la reii- gión andina es particularmente pertinente pa- ra las condiciones concretas en que se desa- rrolla su vida; )pues estuvo siempre enfren- tado con una naturaleza hostil y alerta frenre a los desastres naturales. El poder está pues estrechamente ligado a (la acción de los me- diadores, quienes pueden "domesticar a la naturaleza y a los males que amenazan al hombre" 32

32 VBase entre otros Millones, L. Medicina y Magia: .Propuesta para un estudio de materiales a d i - nos. En: Boletln del Instituto Francés da Es-

37

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38

a) ... he sido carga yo^.

Es por esta carencia de e'lementos ex,@¡- cativos concretos, que el narrador-actor .afirrira s.u credo, pr.i,mero con una ,frase de,l catecis- m o (03) y luego po,r la tradición familiar (04) y finalmente por el sistema de cargos (051. Este, que es el argulmento Ú,ltimo, es un colm- ;pllejo sktema #de ,pre.sti,gio y contrul social, que juntamejnte con .la reciprocidad asimétrica sirven -para conso,l,imdar el s.isteina social y cultu,ral andino, un i'nfolrmante de Juvenel Ca. saverde nos dice:

No todos pode,mos {hacer cargos, porque Dios ha creafdo a unos con ,posibilida., ,des de hacerlos y a 'otros no, si todos [hiciéramos cargos, y Ile'garl amos a tener el mismo rango y pelearíalmos como pe- .rros porque nadie .hería caso a nadie. Unos .hemos nacido con más eniendi- .miento y sabi,duría que los demás, este es el Único modo de coexi,stir cumplien- do cada uno el ro'l que le ha toccdo desempeñar, 33

.El desampeño ,de los cargos implica pues adquirir, status y .prestigi'o, y estos son fun- damen tal men te ,de orden pol itico-re'l i y ¡oso ; <quien ha cumplido con toldos los cargos, es ,largamente reconocido :por la comunidad, l!le- gando a aldquirir !la denominacióin de "señor respetable". 34 .El 'desempeño de los cargos tiene aspectos sociales y económicos, pero su función es 5inalmente pollítica por el po- der (presti,gio) que ,llega a adquirir quien al- canza el nivel de r~eslpetabiIi,dad seña.lado. En .otros téaminos, .don Joaquín afirma aquí se.r respetable 'y asocia este status adlquirido al cumplimiento .de cargos re18igiosos.

N6tese además que si bien los.cargos en ,cuestión surgen. a partir be1 calendario cris- tiano, los ritos ,con 'que se 1,llevan a cabo y la iparafernalla utilizada en ellos están re,fe- ridos al universo simbólico andino. 35

'b) ...y los curanderos no creen en Dios ...

Así comienza afirmando .don Joaquín .[OS], organizand.o la aposición a partir de estos no- creyentes; sin embargo recurre a uno de eldos (14) (para que le solucione el problema de la wlud de su esposa. La argumentación con- tradictoria de esta oposición ya ha sido se- ñalada más arriba, por .la necesi,dad del na-

tudios Andinos, año XIII, nn. 3-4'. Lima, 1983. pp. KM%. 'Véase tambikn e.1 capítulo I I de Flo- res 'Galindo. A. Op. cit., pp. 64-1C3,

33 Casaverde, J. El Mundo Sobrenatural1 en una Comunidad. En: Allpanchis, no. 2. revista del IPA. Cusco, 1970, pp. 12.1844. 237.

34 O. kuraq tayte: IbM., p. IX,

35 Ibld., PP. 133-135.

rrador-actor de identificarse con el sistema d8e parentesco [espiri t ua'l ) sobre estimado .

La competencia entre el curandeyo (06, 141 y el cura (17,201 está referida a un conflicto antiguo entre el cura o doctrinero y dl curan- ,dero andino; competencia que no se li'mita a la administración 'de bi'enes religiosos y a la mediacibn con los dioses, si00 quc se extien- de a otros .problemas como ",la utilización de #la f,uerza de t.rabajo o de 110s excedentes en el .pueblo". 36 .Al margen d'e4 conflicto de poder hay que

señalar .dos aspectos fun'damentales de la función mediadora del curandero: por un lado su eficacia, reforzada por el ritua.1 y recursos de poder sobre fuerzas sobrenaturales y por 'otro lado el ritua4 mismo que usa para cum- pli,r su función mlediadona y de servicio. La .prédica compulsiva y 'la mentalidad inquisido- ra 'de los curas y doctrineros hizo ver en estos rit,uales sombras ma'léfi.cas :de cultos demo-, níacos, visión que tiene más que ver con la .literatura demonóloga en boga en Eurolpa de .los sigilas XVI y XVII, que con los ritos an- dinos propiamente dichos. 37

Un aspecto deil rituad, subrayado por don Joaquín es el papagu o pago a 40s wamanis (dioses), este es una:

'especie de ofrenda en for,ma'de pago destinada. a 1.0s dioses tradi,cionales a cambio de los ben'eficios que se espera recibir de ellos. Está compuesto de ele- .mentas de origen animal, vegetal o mi- neral y otros. 38

Son estos aspectos rituales y litúrgicos, sradica18mente distintos a los del sistema cris- tiano, .los que 'hacen que estos sean lperci- bidos por el cura o doctrinero como "hechi- cerías o ,brujerías" y que los ihayan perse- gui.do, 'cua'l engendro satánico de'l .mundo andino. En el contexto en que ha.bla don Joa- !quin, se percibe una carga peyorativa hacia el papagu que "otros" hacen (111; sin em. bargo, es obvio.que cua,ndo ileva a su mujer donde el curand,sro (1, 141 ha debido hacer e1 mismo con Jesusa algún tipo de rito de .propiciación para que los wamanis le sean favorables y le devuelvan la salud: la carga cuiposa de este rito ".pagano" lo obliga a ha- cer con,fesar su falta a Jesusa; cumpliendo así otro rito de ,propiciación (15,171, pero esta vez .dentro del sistema simbólico sobre- esti,mado. 39

36

. Duviols, P. Op. cit., p. LXXVI.

37 Duvlols, P. Op. cit., p. LXIX-LXXI.

38 Casaverde. J. Op. cit., p. 225.

39 Casaverde, J. Op. clt., p. 235: y Núñez del Prado, Juan V. .El Mundo Sobrenatural de los

Elores Galindo, A. Op. cit., p. 96; véase también

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Encuentro en este lugar la violencia sim- bólica 'que caracteriza 'la situación paradig- lmática ,de don Joa.quín como mestizo deteni.do en la hybris original: la co.mpulsión 'ejercida ipor los agentes coioniales produce la sobre- estima del sistema simbólico cristiano y al mismo tiempo produce la subestima del sis- tema simbdico andino: glorificación de lo ajeno y asunción de lo propio como culpa son las ,dos caras de nuestra crisis cultural, dolorosalmente expresada 'en la auto-acusación de Jesusa (181, la benevolencia condescen- diente del cura no soluciona ni mitiga esta violencia, hybris original y actual.

c) ... mi esposa sí cree en e'l wamani ...

'El origen cultural de la inculpación d'e Je- susa es también mestizo: confluyen en esta visión culpable de :la mujer por un lado los ,prejuicios misóginos de la Idtemonologia eu- .ropea 40 .y por otro, la visión andina de la mujer que:

tiene siete ánimos (coraje, resistencia) y por eso no tiene miedo a cometer nin- gún acto por riesgoso y temerario que sea, son caprichosas, locas, les gusta ordenar, por eso fueron obligadas a con- traer matrimonio religioso. 41

Vemos cómo ambos sist.emas religiosos entran en correspondencia en cuanto a la visión de ia mujer: el valor, coraje que le reconoce el mundo andino, muestra el peligro del capri- cho y la "locura"; lo cual corresponde a la visión $de la mujer del Haleus maleficarom (15871, donde la mujer heremdera de Eva es proclive a cometer cual.quier pecado por lo "alocado" de su naturaleza. E.1 relato que ana- -1,izamos ,nos permite además acceder a otro aspecto de esta corresponldencia entre sis- temas simbólicos antagónicos: las mujeres son obligadas a contraer el matrimonio rtii- giosocat6lico, donde se sacraliza la ley del varón, institución reciente en el mundo andi- no cuando se prodilce el hecho colonial, y que ev,idlentemente es reforzada por éI mismo y por el sistema simbólico. venido a ser el sobre- estimado. 42

Ouechuas del Sur del Perú a través de la CO- munidad de Ootobamba. En: Allpanchis, no. Z, revista del IPA, Cusco 15.87, pp. 57-120, SG: ambos investigadores reúnen abundante mate- rial sobre pagos en caso de enfermedad.

40 Duviols, P. Op. cit., p. LXVlll ss. Véase también Silverblatt. l. Dioses y Diablos: Idolatrías y evangelización. En: Allpanchis, no. 19. revista del IPA. Cusco 1982. Manarelli. María Enma. Inquisición y Mujeres: Las hechiceras en el Perú durante el siglo XVII. Cuadernos Culli~. rales. CENDOC-MUJER, Lima, 1287.

41 Casaverde. J. Op. cit., p. 188.

42 Vega-Centeno. J. Doña Carolina: Imaginario Fe. menino y Politica. En: Socialismo y Participación, no. 4,2, CEDEP. Lima, $1987, pp. li9-'I13. Véase sobre todo las conclusiones y la nota 46.

Por otra parte, la silmbólica andina en torno a la oposición sexual asi,mi'la al varón con ei alto y a la mujer con el bajo, a éste con los (dioses ,del hanan y aquellla con los dioses del urin; si,n embargo esta oposicibn es comple- mentaria, pues la fecundación de la .Pachama- Ima. brin; madre tierra, elemento femenino) se hace con la convergencia de los dioses de.1 hanan: sol y lluvia (hanan, elemlentos mascu- linos). La agri,cultura ocupa ento,nces el1 lugar supremo y ofrece por su caráctei- periódico la alteración de la oposición viNda/muerte; así como la comjplementariedad varónhhembra ofrece periódicam.ente la posibiliil,a3 de alte- rar la ,finitud de EGO, ,prolongándolo en el futuro por el fruto de las entrafias .de la mujer. 43

sd) ... en el cerro vive el wamani ... Jesucr.i,sto está aquí enfrente, en la Iglesia..,

Al tratar. de explicar, de dar radm de su fe, don Joaquín primeralmente opone "su" creencia a la creencia en los wamanis. De- talla la información como los wamanis viven en los cerros: cual dioses lares que protegen a cada puebio. Los cerros son habitáculos de los dioses, así como otros objetos, por ejemplo la cruz. 'la cual:

Ha cambiado el significado original que tenía como símbolo cristiano por uno

en su conjunto, trocándose en un objeto que sirve de residencia a un cierto ti.po de espíritus identificados también como taytacha, en manera similar a la quelos .cerros si,rven de habitación a los apus (o wamanis) y como en el caso dfe éstos, el poder del espíritu va en razón directa con el tamaño de su ha'bitat. 44

más compatibk con el sistema andino 39

Por su parte, Jesucristo, integrado al "pan- teón andino" es identi,ficado como el taytacha [padrecito); "además el término también pue- de nominar a. los espíritus que habitan en las cruces". 45

Esta deidad, por su trayectoria de persecu- sión y sufrimientos es la "deidad especiali- zada en la justicia", aunque:

resulta paradójico que justamente con la introducción de un estado de cosas injusio y una tiranía implacable esta-

45 Levi Strauss, CI Op. cit., p. 200. Rosorowsti. M. Estructuras Andinas de Poder: Ideologia Religiosa y Política. Serie IHistoria Andina. no. le. IEP. Lima. '383. Cap. 3.

44 NÚhez del Prado, J.V. Op. cit.. p. 122. Los sub. rayados son nuestros.

45 Ibid., p. !:3. Véase también Irrarazabal. D. Ha- cia una nueva Evangelización. En: Pastoral An- dina, no, 62. revista informativa del IPA. Cus. co. 11987.

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Cblecida por ¡os invasores, hayan sido ellos también los portadores de una dei- ,dad B la cual se ha asignado la especia- 1ida.d de hacer justicia. 46

Hemos hecho todo este recorrido por la no. ción de habitáculo de dioses, la cruz y Jesu- cristo, justam,ente por que la conclusiósn del I'elato .de don Joaquín nos habia de Jesucristo, el cual está aquí enfrente- (23), con su familia, es decir la Iglesia 0 templo (24) que es e;l habitat del dios Jesucristo; quien vive en ella como los wamanis en jos cerros (101;. es decir que el Jesucristo de la fe de don .Joa- quín es el taytacha dei panteón andi,no. Toda la aryumentación para marcar la preleminen- cia del sistema de parentesco [espiritual] so- breestimado, termina confrontánidolo con la dificultad insuperabie de! mito de autoctonia: ni el sistefma sobreestimado es preeminente. ni el sistema subestimado es insiynificanl-e, queda manifiesta la imposibilidad de conectar re.¡ ac i o n e s anta y 6 ni cas re e m p lazá n d o I as por 1 a afirmación irnpiícita de que son -finalmente- idénticos, pues cada sistema es contradictorio consigo mismo. 47

e)

,El problema de la 'fiiiaci6n de Jesucristo, quien siendo hijo, comparte papeles y. funcio- nes con el Ser Supremo, pareci,era resuelto por la diferenciación j,erárquica entre Taytan- chis (Nuestro Padre] Dios o Padre Eterno y taytacha ("padrecito", ,familiar) referente a Jesucristo. 4a Pero aún esta diferenciación es complicada y ajena al sistema de pensa- $miento andino.

Se ve entonces con si,m.patía y aceptación la aparición de "un padlre putativo" para Je- sucristo: la figura humalna ,de José y su palpe1 ,de reemplazante de un padre ausente evocan 'roles y funciones de la femil,ia y,la comunidad andina frente al niño solo o' desvalido: es en este senti,do que la reconciliación de Jesusa con el sistema de parentesco [espiritual) so- .breestimado adquiere un papel de filiación: ella viene de ser hija del mediador del SIS- tema sobreestimado, soluciona así el conflic- to planteado por su transgresión y .es prote- gida por quien tiene poder, protegida en su radimcal orfandad: la de tener que asumir su sistema socia-cognitivo de origen como culpa.

... coa'San José, su padre putativo.

40

46

47

48

Núr7ez del Prado, J. V. Op. cit., p. 79.

Levi Strauss, CI. Op. cit.. p. 198. Véase nota 27 del presente trabajo.

Casaverde. J. Op. cit., p. IOC. Cf. Irrarazabal, O. Op. cit.. Levi Strauss CI. Op. cit., p. 2c3-z:e.

Conclusiones

Estas so.n las hu,eIlas sangrantes de'l largo proceso de extirpación, represibn y recreaci6n "ítlca en ¡os Andes,a las que podemos acce- der por el anáiisis de la tradición oral y del ,discurso popular andinos.

Levi Straus decía que "el mito se desarroHa como una espiral hasta que se agote el im- ,pulso intelectual ,que le dio origen." 49

La confrontación violenta a la que aludía- mos a¡ comenzar este trabajo, ha contimnuado, y continúa sin solución, el "crecimiento" del mito es continuo, no es por casuaiisdad qu'e el anci.ano don Joaquín hizo este doloroso re- to en H,uamanga, el A.yacuc:ho -rincón de los muertos- de nuestros días.

Bajo la aparente cabma de su narrativa an- dina, don Joaquín nos habla de la vioiencia que nos habita secu'larmente y que nos im- pide gozar del ser y el placer de nuestra identidad mestiza.

IMELDA VEGA CENTENO, Peruana. Socl6loga-antropo- loga. Pontificia Universidad Católica del Perú. Ver Oralidad i , 1W).

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Cuenteros afrovenezolanos en acción

(Venezuela)

1. Cuenteros afrovenezolanos en acción: 1.1. Sobre el contexto:

La influencia africana .en el arte de ,los cuen- teros venezolanos no se limita a los ,de ,las Comunidades afrovenezolanas, y en .lo que a estas respecta hemos observado el desem- peno de narradores en varias comunidades del país [Mato, 1988). Sin embargo, por 1imitaci.o- nes de extensión nos restringiremos a co- mentar la actividad de los de las poblaciones de El C,hino. Farriar, Taria, Aguanegra y Pa.1- marejo (en total aproxhadamente 4 O00 .habi- tantes, según ,el Censo de 19811. las cuales componen la llamada "zona negra" de Yara- cuy. Es una región productora de caña y la rnayaria de sus habitantes son jornaleros de ese cultivo o si no, trabajadores de centrales azucareros. "Todavía es posible escuchar can- LOS de trabajo, cantos negros en este caso, cuando !a gente está cortando caña", comen- tó Dixon Hojas. nuestro principal informante en la zona.

La gente aili- es dicharachera, "le gusta contar", "es una manera de hacer más alegre la vida". La gente acostumbra echar "chistes" (así denominan exclusivamente a los "colora- dos", que también hay quien los .llama "cuen- tos"], "cuentos" [denominación utilizada para las., anécdotas más o menos "acomodadas y adorns>das", así como 'para los relatos de Tío Conejo, y ¡os de muertos y aparecidos) e "his- torias" (relatos más extensos, por ejemplo los .de Las Mil y Una Noches y otros de origen mropeo como La Cenicienta 1. Como se 05- sewará, pese ai carácter afrovenezdano de la comunisdad. casi no se narran relatos de ori. gen africano, ello se relaciona con el contacto con ,las culturas a,mericanas y europeas, lo mismo que las maneras en que estos cuentos se "echan". No obstante, ,precisamente en . estas maneras o rasgos escénicos pued,e ob-

sefverse la inf1uenci.a africana, más aHá de 'los contenidos ver,ba,l'es de ,los re.latus en cuestion.

Se ,acostumbra a ,narrar en veIori.os, fiestas, casas de fami.lia, bares y )en general en todo tipo ,de reunión fqr8mal e i,rrformal, incluso en la .calle. S.egún el habla de la zona un cuento no se cuenta, ni se narra, sino que se "echa". Si #bien .mucha gente acostumbra "echar" culentos,. hay algunos que son ".más dados" y 'que son buscados por ed resto' de .la pobla- ci6n; este es el caso ,precisamente de Es- teban Gi-aterol, .,Me,Iixon llarraza y José Isa'bel García. D e ellos se dice que para contar son "ga'llos" y "gente de calidtid". Su arte es .valorado por la comunidad; se afirma sobre cualquiera de ellos que: "sabe más cuentos" o "siempre tiene uno nuevu", "tiene gracia", 'hablándose inciuso ,de ",divina gracia", valo- :rando especialmente "el1 movimiento y los -gestos" que cada uno de eHos tie'ne al contar y aceptando en general que todos ellos tienen "sus truquitos" y "lmuoha emotividad".

1 P. ,El evento:

Umn sábado, al anochecer, Dixon, Esteban, Mdlixon (con quienes ya habíamos compartido nuestros cuentos en otras ocasiones) y yo, acompañados por otro vecino, nos acercanos al ,bar La Cei,ba, atendido por José Isabel Gar- cía. Nos sentamos atrás y pidieron a Isabel -como lo illaman sus amigos- que trajera cerv'eza"; recién entonces nos presentaron (yo, un "cuentero caraqueño"] y le anuncia- .ron a éste que habíamos venido a "echar" unos cuentos, que se acercara.

[sabe1 continuó atendiendo- al bar toda la .noche, y acercándose a cada ratico a echar un cuento para, insmediata!mente. volver a irse. Entre las m h o y las doce de la noche el

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grupo fu.e creciendo en torno a Esteban y Me. illixon y en un momento lbegó a tener m á s de veint,e !personas. Nos sentalmos en círcuh y algunos de los que se agregaron cada tanto mhaben un cuento, ,pero el evento se centró )en las acciones de Esteban. Melix,Ón e Isabel, quien no ‘por atender el bar contó ,menos que los otros dos. Los ouelntos se fueron dando ‘por afinidad .de temas y/o :personajes y no #podría {precisar c6mo se ,fue pasando de ulnos a otros, .pero se contapn cuentos ldls gachos, carwueks, .ma,racuchos, orientales y uno de Lara a cargo de Isabel que inchyó una re- presentación de tamunangue. También hubo de “,mari,cas”, de “ohingos”, d.e curas, de RÓ- mulo Betancowt, (de Jahito (algunos !muy extensos, de .hasta diez minutos), de Jesu- cristo, de portugueses, cubanos y “neoyor- ki.nos”. ”cdlo.rados” y :numerosos ‘‘casos”, la ,mayor parte de estos Ú~ltbmos a cargo de Isabe’l.

Cuando Isabel ,eclhalba sus cuentos lo hacía con gran seguridad y sin ninguna priaa, re- presentaba .largas esce.nas de ,los mismos, confiando en qule todo el mundo disfrutaba de e,llo. Melixon y E,steban también se toma- ban su tiempo y gesticulsaban abunldantemente, !pero lsalbel poseia un ”imagniet,islmo” especial. Dixon comentó espontáneamente: “Su gesto,, ‘es ,muy claro, parece que los explicara .(los cuentos) (y además los vive, Esteban y IMe- lixon también, ,pero 81 ,más.”

Melixon sollía .com’enzar sus cuentos s’enta- ‘do y pausadamente ,pe.ro, normallmente, los terminaba de pie y :repentina,me.nte, ¡:mitaba voces con mucha gracia, espeoialmente las de los vimejos. Esteban, por su pa.rte, destacaba por el uso de onmnatopeyas y ‘la imitación de rui-dios (con ,boca y :manos). VMaymmente permaneció sentado duran te sus narraciones , su voz ronca ‘Te impedía matizar .pero a la vez iimprimía un particular se,llo a sus interven- ciones. Isabel sobresalió por 1.0 ‘cxtenso de sus representaciones de personajes, así como ,por su seguridad y por haber narrado de pie todos los cuentos.

Por lo demás, el ‘desempeñ0.de los tres fue bastante simi;lar: dirigíain su mirada al- ternativ’amente a ditenentes espectadores mientras nar.raban y a puntos ,imaginarios en 110s momentos de representación,. utilizaron la voz para imitar personajes, acentos regiona- ‘les; la,s variaci0ne.s de ritmo, tuno, textura (salvo ;Esteba.n) y volu,men acompañaban las (peripecras de los personajes. Al narrar relatos ‘con varios personajes no s610 cambiaban las voces., si-no también y ,muy vekmmente, la ,actitud corpora.1 de ¡os m.ismos e incluso su si,tuaciÓn en el espacio (sobre toldo Isabel y Me‘lixon). SUS gestos en ocasiones no PO- seian un signifi.cadmo preciso y .en otras cum. plían ora funciones indicativas, ora ¡,lustrati- Vas, en relaciÓn con las .palabras. Melixon ,e Isabel se v.aliseron de tudo su cuerpo, en

I

tanto E.steban en esta ocasih sólo involucxó tronco, brazos, !manos y rostro. Conviene ,destacar que e’l desempeño de un cuentero sueie variar .de un evento a otro y tuve opor- tunidad de observar a E,st,eban en otsras oca- siones. La ,primera de ellas fue precisamente al día en que ;le conocí, cuandmo al rato de ‘estar conversando, en rmedio dle la cal’le prin- scipal de Palmarejo, Esteban ya estaba ec.hán- .dome el cuento de “uno que fue a Caracas y...“. M e ¡“.presionó la fadidad con que se desplazaba por el espacio, .parecía un baila- rín, se expresaba con todo su cuerlpo, imitaba voces, no cesaba de miframe .a los ojos y eventu.a,lmente m e cdocó ccrmo interlocutor ,del personaje princifpal de su cuento tomán- dome por el .hombro. U n par de amigos suyos que .pasaban polr a.l,lí al v , e h en este m’enes- ter, se acercaron y entonces ‘echó un cuento -de un ‘hhingo” y luego una anéodota de un Ipersonaj,e Gel ~puebio, todo ello de man,era ,s.emejante a como había echado el primero.

1.3. Comentario sobre el desempeiio de los cuenteros:

Las descripciones anteriores ,ponen de !manifiesto que el arte de llos cuenteros no eMhibe tan sólo rasgos “verbales” como la denominación de “‘literatura oral” induce a ‘pensar y el “ldiscurso. social” desarrollado ba- jo su égilda se ha encargado de establecer .(VerÓn, 1976, 19801. Po? el contrario, allí puede seña’lar.se (la exi,stencia e i’mportancia de otros :rasgos expresivos, O ‘clases de signos (como se prefiera]; 3estuales, -vocales !(lproxémicos y be .interaccibn can el públi’co, así como ei recurso a la representación ,de personajes.

(Pero no s61,o mi observa’ción y la del público [.y& comentada, vid supra) valor.an su “gracia”. ,E.steban y M,e’l.ixon m e hablaron de ella y de la importancia de “la mímica” y ‘‘10s movi- Impentos” en diversas ocasiones. Isabel, por su parte, afirmó que:

,N.o .hay cuentos malos, hay unos mejores ,que otros, pero eso depende de la gra- cia .de cada persona. No se pulesde echar por echar, .hay que ponerle su “salsita” ... [Además, hay) gente que tiene “gracia” .para contar un cuento, y otros que no la tienen, que les .failta un poquito de “sal” ... o de “.arúicar” ... Sal, azú,calr, pimilenta, no sé. Al cuento htiy que ponerle, uno )no ,puede echar un cuelnto así nomás, por echarlo, rá, rá: rá, rá, al cuento hay que ponerle mano ... Me refiero que.tiene .que tjener “gracia”, sino la gente no se preocupa por oírlo (y) no toda la g e n k la tiene ... no todo el mundo hace una imitación de voz. .. ade,más hay cuentos que uno tiene que accionar mucho e! cuerpo y si está sentado hasts le sale pararse.

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Le preguntamos entonoes si un individuo que no hacía eso no era gracioso y afirmó enf6ticamente:

-Nooo, como voy a sentarme yo aquí a echar un cuento así [cruza 'las manos y pone el rostro rígido e inexpresivo comienza contar un cuento, interrumpe Ila demostracih y continúa). ¿Y enton- ces? ¿Dónde está la gracia de este cuen- to? iC6mo te ríes tú?, y el otro, y el otro. Tiene que tener sabor.

2. El Problema:

La presencia de rasgos ".no verbales" -co- m o suele agrumpársel,es (y de una v a deses- ti.marse su impo,rtancial de& peiapectivas anal í t i,ca s -que 1 lama ré- "verbo c m tradas " , no .es exclusiva :del d,esempeño de estos cuen- teros afrovenezolanos, es decir, ella no re- sulta excepcionai en relación con 81 desempeño de otros cultores del género.

Por el contrario su ocurrencia e importancia la hemos verifica'do: a través de observacio- nes de campo en los casos de casi setenta narraldores v,enezolanos de más de Treinta co- munidades de .diversas tradiciones culturales ,[M'ato. 19891, y a través de investigación do- cumental en otras di'ez comunidades de Ve- nezuela [Mato, 19881. Adicionalmente, y tam- bién con esta Última modal.idad de investiga. ción, hemos comprobado su impci-tancia en .más de treinta grupos socia'les, correspon- dientes a diversas demarcaciones culturales y socia1,e.s en los cinco continentes [Mato. 19881.

Se nos preguntara entonces jqué resulta aquí, lo especificamente africano o afrovene- zolano? Y respondere.mos: ciertos rasgos ,de estilo cuya importancia es posible observar precisam,ente a través de -la observación del conjuiiio de rasgos "no verbales" que hemos señaiado, m5s que si la observación se limita a !os "verbales" (que eventualinentc pueden corresponder a una estructura narrativa no- airicana]. aunque desde luego no de manera esqueniátlca. ni simplista. Ante todo, debe tenerse en cuenta que en cualquier culturi-: ios desempeños de un mismo narrador varían significativaniente de un tipo de evento a otro. Así cabe afirma:. -esquemGticamente- que el deseinpeño yestual y, particularmente, el proxémico suelen variar de manera sensibli. en relación 'al espacio físico disponible para la accion del narrador y a la cantidad de pu- blico. así como. eventualmente, en relación al carácter más o menos festivo dr: la rauiiióri y dei tipo de relato. Fero, no obstante estas variaciones, es posible reconocer aderiiss ia sxistencia de otras: unas de caracter perso- nal y otras do carScter cultural. M á s allá, enronces, de las variaciones I:&sscnaies y de I;is de circunstaiicias coatextuales es factibÍe

oaservar ciertas continuidades en la impor- tancia y magnitud de la expresión corporai, e.1 comportamiento proxémico y ia interacción con ejl público entre los narradores africanos y los afrocaribeños. Lo cual -debe ser cla- ramente establecido- no supone afirmar que todos los narradores afrocaribeños hagan siempre un amplio desplilegue corporal y de ,interacción con el público y que en las tra- diciones europeas y americanas los narrado- res se limiten a decir su relato sentados e.n una silla e inexpresivanxnte. Tal tipo de vi- siones esquemáticas no tiene asi.dero real: por ejemplo Bertha Vargas [una narradora afrovenezoiana del Estado Sucre) cuando na- rra "historias" a sus nsietos, suele hacerlo sentada y en una actitud espiritual y corporai recogida, en tanto arios atrás, al echar "ca- chos" (casos) en un velorio, solía hacerlo de pie, involucrando todo su cuerpo en la representa c i 0 n de personajes y de sa rro 1-1 ando escenas en espacios más amplios. Ant'e la imposibilidad de extendernos sobre la rica diversidad de ejemplos, que impiden cualquier tentación esquemática, nos vemos obli,gados a sugerir 1.a revisión de nuestras in.vesti,gacio- nes anteriores (Mato. 1988 y 1989). -Aquí, sólo nos ocuparemos de agregar unos cuantos tes- timonios de referencia respecto del desempe- ño de algunos narradores africanos (vid infra).

Pero antes conviene asentar claramente que dichos rasgos "no-verbales" sólo resul- tan diferenciables analít.icamente. ya que pa- ra el narrador -tanto como para el especta- dor- ellos conforman un todo indivisibl,e y la sobrevaloración de ios rasgos "verbales" . no tiene ninguna justi.f;cación empírica, sino que ella es consecuencia de un paradigma teórico (Kuhn, 1975) que ha extsndido su infhencia hasta constituir un difundido "discurso social" Verón. 1976 y 1980) (Vid: Mato, 1988 y 1988a). Dicho paradigma teórico tiene un punto de partida identificable en la obra de Paul Sebi- lrot (19131 quien introdujo la noción de "litera- tura oral" hacia 1881 [Da Camara Cascudo, 1972), nos ocuparemos de ex,aminar esta noción.

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3. La noción de "literatura oral":

El término "Literatura Oral" fue creado Po; Paul Sebiliot (1846-19181. quien introduce la noción en estos términos:

La literatura oral comprende aquelio que, para el puebio que no lee, resmpla- za ("remplace", en original en francés) a las producciones literarias. D e este inodo como su nombre lo indica clara- mente. elia se manifiesta por la palab:a o por ei canto, y es bajo estas Formas que eila se presenta en los grupos sal- vajes y, dzntro de los paises civilizados. en los medios rústicos y más o menos ¡letrados. Ella precede a la literatura es-

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oyita, y uno la encuentra en toldas ‘par- tes, m á s o melnos viviente, dependielndo del grado dle evolución de los pueblos (...) el’la no puede ser comparada a las obras escritas, pero el’la existe sin e m - bargo. (1913:6).

‘Resulta interesante observar cómo se in- Ckroduce el concapto: en primer lugar Sebiillot sostiene .que: “La literatura oral comprende aquello que, para el pueblo que no lee, reem- plaza a ,las ’ :producciones iiterarias.” En rea- B,ildad, esta afirmació’n’ no tiene base cierta, an%es podría decirse que: par.a Sebiblot, que ,lee, la úrvimca malnera de denominar un con- junto de manifestaciones qule, en principio. le resultan ex+rañas, e.s con el términ.0 “:Iite. ratura oral”. Es decir que, bien vistas las cosas, podríamos afirlmar que el término “lite- ratura oral” reelmplaza [o design’a), para Se- bi’I’l,ot y los que leen, a un conjunto diverso .de manifestac,iones observadas, por el citado autor, entre el pueblo que n’o lee.

Adicionahente cabe observar como allí mismo se opera una reducoión d? accionas expresivas m á s complejas (en las cuales co- m o lo hemos ilustrado cabe identificar la pre- sencia de rasgos -s&lo analíticamente dife- renciables- vocales, gestualles, proxemicgs, de irvteracción con el público, de representa- ción de personajes) a “la palabra”, a hechos de palabra. Complejidad que testimonian, ir- cluso, algunos textos del mismo Stebillot (1882:V-Xll; 1913:15-22). En tercer lugar, pue- de observarse como, de una vez, se circuns cribe cultural y socialmente el concepto, ne- gando la posibilidad de que exista “literatura oral” entre los grupos sociales letrados y no rústicos de los países civilizados. Fundando dicha negación, justamente, en le1 hecho de que ella reemplaza a las “producciones lite- rarias”, que serían las únicas pertinentes- en- tre lectoescritores. Porque, en cuanto un pue- blo “accede” a ¡a escritura, resulta que la “ l i - teratura escrita” sucede a la “literatura oral“, la cual, en esIa visión un tanto teleológica, ven dría resultando una suerte de estadio primitivo de la literatura. Por último, Sebillot afirma que una y otra literatura no resultan compa- rables. Pero como no precisa en qué sentido no lo son, nos parece prudente no conjeturar al respecto.

En síntesis, creo que es posible afirmar que la manera en la cual Sebildot introduce este concepto, sugiere la existencia de una dificultad para nomb,rar o conceptualizar a partir de la personal, experiencia social y cul- tural del autor, un conjunto de fenómenos que aparentemente no formaban parte de ella, sino de otras, las de los pueblos “salvajes” y las de los “medios rústicos y más o menos ¡letrados” de su propia sociedad y acaba nom- briinddlas desde su propia experiencia de “lector“

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C o m o quiera que sea, el concepto, así ge- nerado, se convierte en una suerte de equívo- co y también, en cierta meldida, en una suerte de respuesta antes que pregunta, de “obstácu- )lo epistemológico” (Baclhelard, 1972), que ha- ce las veces de momento inicial en la cons- titución de un paradigima (Kuhn, 19751, el cual irá poco a poco decantando un método y las reglas que habrán de perptuarllo (Mato, 1988). Así, en la investigación de campo, se buscará a los conocedores de “historias” y se los sen- tará a dictar los textos, ya qule se trata de “literatura”, en cuya transcripción y eventual traducción habrá de ponerse grandísimo cui- dado (Sebillot, 1913:12-13). Pero el investi- gador no se percatará [y si lo hace sólo le otorgará valor compflementario] de todo lo que se pierde cuan’do reduce la acción expre- siva de ese ser al dictado de un texto, el cual, supuestamente, poseería una exiatencia au- tónoma a la del narrador en cuestión, le pre- cedería, resultaría así una entidad en sí mismo.

Convendría ocuparnos, comple’mentariamen- te, de la noción de “cuento folklórico’;, ya que está sumamente difund.iida y es afín a la de “,li,teratura oral” o, en rea,li,dad, está incluida en ,este última y, ads’más, ha tenisdo incbde.ncia directa en numerosas recoipBlaciones. Esta noción ,ha tenido en Stith Thompson, segura- me.nte, a uno de sus mayores teórimcos y difu- sores. En su documentado y concienzudo es- tudio, Thompson, considera al cuento folkió- rico o cuento oral como una de las “formas de la literzkura oral” (1972: 22) y sostiene que: “Los colectores han estzdo m u y ocupados, en todo e:l mundo, oyendo a los narradores: con técnicas cada vez mejores, han recogildo y ‘publicado lo que han ,oí,do” (1972: 21). NÓ- tese (la utilización del verbo “oír’’., .para desig- nar la acción de los colectores. Es obvio: la “.lciter.atura oral” se oye.

No pretendemos negar la importancia e in- terés de esta .tradici6n de investigación. cen- Itrada en el estudio comIparad,o d’e ciertos ti- ‘pos de textos provenientes de los desempe- ños de narradores, sino s610 señal.ar que, en fellla, el interks e.n los t,axtos ha perdbdo de vista que es0.s textos son parte integrante de fenómenos expresivos más complejos. Thompson no ignora la importancia de los rasgos, que -por no abrir polémicas adicio- nales- venimos I:lamando, “no verba.les”, se refiere colateraimente a ellos en algunas opor- tunidades (1972: 28, 559, por ejemplo]. Sin embargo, insistirá en procedimientos caracte- rizados por la preocupación exclusiva por re- coger fielmente las palabras [1972:517-5221, 110s cualles necesariamente condicionan los medios de ocurrencia dzl fenómeno. Estos procedimientos, analogos a los de Sebillot, sdlo se justifrican si se parte de que es una forma de “literatura” y 1.0 que interesa es realizar estudios comparados. Tanto énfasis

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en ¡a fJisdeii,dad a las palabras acaba resultando en su opuesto. Efectivamente, la fidelidad es- tá puesta solo en un aspecto, en tanto se ob- via este carácter de aspecto, de parcialidad sólo analíticamente exisknte y, como se la convierte en totakdad, se acaba siendo infiel al originail. No hay conciencia de que no se trata s-óló de un registro, transcri'pción y tra- ducción de un texto escrito en una lengua a otra: por el contrario, es mucho más que eso, es una transposición de un len,guaje (com,plejo, multi,medial a otro (verbal, gráfico].

Los estudios sobre el "cuento folk~lorico", como los sosbre "literatura oral" (poesía y na- rrativa) han promovido una formidable y va- liosa tarea recopilladora en todo e:l mun'do.; la cual de ninguna manera pretendemos des- merecer, si no sdo. collocar en el lugar que corr.esponde: son registros de sólo un rasgo analíticamente diferenciatile de fenómenos más complejos. Dichos fenómenos complejos no constituyen un mero adorno o aditamento de tal supuesta "literatura", eiios no son "lite- ratura", son una 'forma .expresiv,a que puede ser i:ncluida simulltán,eamente en dos agrega- dos mayores (de existencia meramente ana- lítica): las artes verbales y las artes escéni- cas. En tanto artes verbales, muchos de estos desempeños exhiben atribu'tos estéticos SUS- ceptibles de una apreciación y valoración li- terarias, pero eso -no puede llevar a clasifi- carlos como fenómenos "lliterarios"; hacerlo es cometer un atrcrpelllo cultural, es un re- ducoionismo, porque a4 hacerlo se suprimen los restantes rasgos expresivos.

Precisamente algunos investbgadores que se han dedicado a la recopi.lación d.e relatos en Africa han dejado intelresantes testimo- nios que en este caso nos interesan, algunos en tanto documentos descriptivos de las mo- da'lidedes escénicas d.e los narradores africa nos, otros, en cambio, resukan de nuestro interés por constituir documentos acerca de las limitaciones que sintieron en rellación con SUS tareas de recopilación, los considerare- mos en 1.a próxlma sie,cción.

4. Narradores africanos en acción:

El propio Seblllot refiere que tanto entre los "Ba-Ronga", como entre los "bosquima- nos" la utilización de ,onomatopeyas y las v,a. riaciones de sonidos y pronunciación accm- pañaban '1.a puesta en escena 'de dbstinm ani- malles y que al narrar lo hacían con "gran en- tusiasmo"; también informa que "fa música y el canto muy frecuentemente isntervienen en los rebatos de los Ba-Ronga y de los Bas- soutos 8(Sebillot, 1913: 15-27).

Pero es interesante considerar in extenso algunos testimonios que precisaimente Fer- nando Ortiz se ha tomado el trabajo de r.eunir en el capítu'lo "El Teatro entre los nlegros"

para ilustrar las paginas de su estudio dedi- cadas al desempeño de los ".griots", agru,pa- das en un apmtado que 61 -denominó "Otros gérmenes teatrales en Ahica". Conceptualli- zaoión sobfie la cual1 - vo'lver,emos tras consi- d era r l os menc ico.naldos testimonios :

No hay persona más popusllar entre los africanos que un buen narrador de cuen- tos (...l A veces ocvrre e,n medio de la plaza con t0d.a la población sentada en el suelo frente al .narrador i[ ... 1. Con fre- cuencia el cuentista i.nterrumpe su reci- tado, rompi-en!do e.n un cantar que el público repite una y otra vez como un sonsonete hasta que aquel está dispules- to a referir u:n nuevo elpisodio. [Según sostenía e,n 1912 Robert Mli,l#igan) [Ortiz. 1951: 422-3).

Los cuentos y leyenldas de los ibos_[e.n Mgeria), .dice Bas'den, no son pa.ra ser leí,dos, sino ,para oírlos y ver a sus na- rradores. En el papell, l'a ex'presión y 1.a míimi.ca se pierden y estos son precisa- mente los elemmentos que :hac'en viva la !narración (...l. Los ibos emp'lean ,para ilustrar sus cuentos 1.a pemmificación de pájaros y ot,ros ain.ima,les L.1 imitando sus voces y movi.mientos típicos. (Ortiz. 1951: 408).

A,demás, .en 1936 Henry Junod observó en- tre los bantú que' los ademanes de -los narra- dor,es. así como:

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t...) su mi.mi.ca, e'l juego 'de su fisonomía, 'los muchos. adverbios descrirptivos que introducen en su recihdo, la .imitación de las voces de los niños, viejos y per- sonajes, todo eblo añade interés a la .narración. Por otra parte, es indudable que todos estos artistas son más o me- nos "comediantes" y, en algunos, el arte ;pantomími:co .es sobresa.liente. (Ortiz. 1951: 4241.

En todo caso, respecto de estas diferencigs de calidad, Henry Junod observó entre los bantú que:

Como es fácil presumir, no todos los narradores y pantomimos son geniales. En Africa, como en el resto de la huma- nildad, el genio es excepcional. Así ob- serva Junod, con referencia a los bantú. que en cuanto a los narradores ellos va- rían enormemente. Algunos de eblos, los debutantes son flojos, lentos y tediosos, confunden los episodios (...) Pero otros son llenos de vida y se experiimenta vn verdadero placer literario en escuchar- los (...] (Ortiz, 1951: 423-4).

Entre los yoruba el narrador de historias recibe el nombre de alÓ, o también: akpaló

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y su l,abor \es ir repitiendo sus aló de tri,bu en tribu.

Allí los cuentistas forman una casta de arokin (...). presidi.dos por .el Ologb6. El1 ardtin es un-nalrrador de las ,tradicio- nes .de la tribu, a manera de un "hom- bne-arohivo", o "c:ronilsta de la corte" y cada rey cuenta con uno en su cortejo como consultor. A,naloga,mente ocurre en los ,palacios >de ,los reyes bantú y demhs naciones negras de A,frica (Ortiz, 1951: 423).

La cita anteri.crr nos cdloca alnt,e un tema que merece -a :modo de digresión- una 'mención especial: no todos estos alÓ, o SUS equivalentes en otros pueblos africanos, son "narradores" er; el sentido de "cuenteros", algunos ,practican, a la vez, o alternatimmente, otros oficios expreslvos, c.realdores o de en- tretenimiento [según se 'los ,e:ntienda, de tomdos 'modos, no es e:l tema en esta .oportuni:dadl; (pero hay otros que cumplen un cierto tipo de .funciones que no dejan demasiado eispacio )para ,la expresión, el:los s6,Io deben transmitir una historia y deben hacie,tilo 1.0 más fielmente .posible; son equivalentes cultura:les, en todo caso, dle cronistas e 'historiadores. Es decir .;que nos en,contra'mos ante un problema .de de- #limitación andlítica dentro del carácter conti- nu,o con qule se nos ,presenta 1.a rea.lidad -no es esta la oportuni,dad para intentar dar res. pueat6 al milsmo- pero resulta conveniente seña'larlo. EEI lector interesado podrá consul- tar, por ejem:plo, ,la obra d,e Hampaté Ba, 1982:

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204-212).

Pero voiviendo el centro de nulestras preo- cupmiones considérense también estos dos pasajes:

En opinión de H. Junod: Es impasibbe expresar por escrito al verdadero estilo de los cuentos folkló- . ricos de los bantú. Los culesntistas viven sus narraciones al par que las declaman. Ellos las recitan y representan.como ac- tores y aún cuando el lenguaje escrito sea capaz de reproducir los muy delica- dos inodismos de la palabra oral, es del todo incapaz de captar la verdadera at- mósfera del cuento. (Ortiz, 1951: 408).

Análogamente Frobenius, basándose en ex-

Lo literal jugaba, pues, un palpe1 signi- ficante. Pero más importante aún eran el gesto y la acentuación (sic). Para los buenos narradores tenía más significado la mise en scene que 'lo propiemente contado. Lo importante de esta dualidad se aclaró especialmente al repetir yo un día un relato que acababa de recibir y al

periencias de campo, sostelnía que:

dealatar el narradar rotundamente no 'haber contado ta'l cosa. D e una compro- baci6n mi,nuciosa resultó que e4 sentido de lo dscénico ['es decir del gesto y d.e ;la entonación en dl relato) era esencial. mente otro que dl de las meras palabras en sí. Yo e"once.s aprendí ,que una tra- duoción li%eral no cortxsponde sl valor del sentido de los origbna~les. Le falta 'lo palipitante, el a1.m. (Ovtiz, 1951: 409).

IEstos dos teskimonios son tan docuentes en relación con nuestras afirmaciones respecto de la vidlencia que sulpona el1 tratamiento "'lite- rario" de ifenómenos expresivo creadores más ccrmplejos, que no formularemos más come Mar ¡as.

5. Comentarios finales:

Pata terminar interesa llamar la atención res- lpecto disl tratami'ento contceptwl dado por F,ern,ando Ortiz a este ti,po de fenómenos: Ortiz las ha agrupado cotm.0 "teatro" -y no comc "~Iiteratura" (si bien en algún pasaje 1.0s con- siedera como tal a:l igual1 que a'lgunas de las hentes que cita- lo cua!l supone un ¡.mipor- tante avance ya que esta cmoeptual'izacion ,i(nvo'luora el reconocism,iento de los aspectos esceni'cos habitu.a'lmente omitiidos. Pero, en segund.0 lugar, ,debe verse qu.e al tomar el "teatro" co.mo t-ekerencia, este tipo de expre- sión acaba convirtiéndose para el propio Ortiz .en apenas una sue.rte de "genmen del teatro", ;lo cual ocurre talmbié!n en 'el caso de otros autores (!por ejelmlplo: Traoré, 1958:30-32).

En nuestra Opini6n sal ".arte de. narrar" -co- mo Úlfi!mamente hemos crptaldo .por denominar de manera provisoria al que-'nos ocupa (Mato, 1988 y 1989)- es una forima expresivo-crea- idora o, si se pr!?fiere, una pr&ctica signifficante ((Mato, 1989a) aut6noma. Es decir, ni es una variante o gerrmeln de '1.a "dlteratura", ni lo es del "teatro", ya que ninguna de esas denomi- ,n.acimones .des'icg n'aln formas ex,pres ¡vas carac- tarícslicas .de todas 1a.s du'lturas Cmás allá de su relativamente reciente *expansión planeta- ria), si no que, remiten a particullares crista- llizaciones de las mismas, históri:ca y clultura81- mente 'acotables, .propias, en otras palabras, +und.a"enta'lmente d.e ci'ertos partic.ulIares de- sarrollos de la -así llafmada- ".c,ivitlización occi!denta,l" , .cuyos val1 ores, ,re p resentaci on es s i.mbó1 iscas y imade'l os apistemol óg i cos han alcanzado hege.monía a nivel1 planetario. Pero, entiéndase bi.en, hemos dioho "particulares id esa rro 1.1 os" de I a " c'i,vill i zac i ó n o cc i d e n ta I " , (por cuanto el ti'po d.e forma expresivo crea- dora ,del cual ve.nimos oculpándonos tiene equivalentes en otros desarrol.los de la "civi- ;lización occide.n:tal", los cuales sufren la mis- .ma vio'lencia conceptual que las variantes ,africanas y . afrovenezolanas arriba comenta- Idas. All r,especto pueden consultarse entre

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otros los testiman.ios del mis'mo Seb,illlot sobre 110s que 61 denomina ",medios rústicos" e,n tEurQpa [Se'biIJot, 1913:19).

En nuestra opinión dl diverso conjunto de den6menos que nos ocupan pueden denomi- cnarse provisoriament,e "ante de narrar" y eHos son analíticamente su:sceptibbes de ser agru. lpados en agregados mayores como los de artes escénlcas y artes verbales sBmu1táne.a- mente, s.obre lo cugl no pcdemos extendernos en esta oportunidad. (Vid: Mato, 1985; 1988; 1989; 1984bl. Pero, una ilmpoptant.e conse- cuencia de ello es que la ilnf,l"wia africalna en A,mér.ic.a, en lo que a este arte respecta, no puede estimarsie s8l.o en terminos de ,los conteniidos varba:les y ,la lengua en que estos 'stm expnesa;dos en los desempeños de los narradores americ,anos, si no que también de- .berá evaluarse 8n rellación con sus rasgos escéniccrs: yestualfes,. vocales, in$epacciona,l,es y proxémicos.

B ,I B L 11 O G R A'F 1 A

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Mito y permanencia en seis historias mexicanas de brujas

ELOlSA PALAFOX (México)

En los seis ‘meses >de noviembre y diciem- bre de 1987, recogí en la Ciudad de México una serie ,de historiás )de .miedo que perte- necen a la tradición oral1 ‘mexicana y de entre las cuaies se .dest,aca es.pecial1mente un sub- grupo de relatos, ,notables tanto p’crr .I,a gran ca,ntidad de constanjtes que presentan como por la fascinación que provocan en’tre quienes los recuerdan y los cuentan: se trata de las h i sQo r i a s. m ex¡ can a s de brujas.

He decidi,do llamarles “historias” para sub- rayar la reiación que sz establece, en este tipo de discurso, entre los informantes y la materia narrada. El estatuto de realidzd con que son recibidos y transmiti.dos hace evi. dente el hecho ,de que no son simplemente relatos ficticios: su existencia y su perma- nencia tienen que ver con una necesidad mítica y comunitaria de ex.piicarse el mundo.

El mito, observa Mircea Eliade, “cualquiera ‘que sea su natudeza, es siempre un prece- ,dente y un ejemplo, no sblo en ,relación con su propia colildición: más aún: un precedente para los modos de 1.0 rea,l en ge,neral” (1984: 377).

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Y es en este senti,do, de “mitos“ genera- ‘dos y transmitidos -por una determinada cos- .movisión, y no .de “invenciones fantásticas”, como m e pro’pongo interpretar estas historias que, a’l pasar ‘por el tamiz de la apropiación, van adqui.i.iendo diversas formas y resaltando ciertos rasgos en perjuicio de otros,

La indicación ex,presa de que se trata de ,historias “mexicanas” se dcbe, ante todo, a la wluntad de distinguirlas, como un grupo ho- mogéneo con características especiales, de ,los relatos de brujas que se cuentan en otros países, y cuyas particu’laridades son el resul- tado tanto de su origen mixto: sspañol y ame-

ricano, como del proceso evolutivo común que (han ido sufriendo a lo largo de los últiinos quinientos aiios.

De acuerdo con AlFredo López Austin, hubo en el mundo náhuatl unas mujeres llamadas mometzcophqui o mumetzcopiniani que prac- ticaban la magia maléfica y que se caracte- rizaban por su poder para “arrancarse las piernas” o “desaeticu1larse los huesos de los pies” (92-93). Y, seglln Luis Weckmann, tam bién es notable el parecido que hay entre Tla- zalteotl, (la diosa protectora de los hschiceros mexicanos y “las sacwdotisas de los cultos de la fertilidad en ¡a Europa precristiana”: ambas volaban por los aires montadas en un (palo (376).

La mezcla d.e caracteristicas distintas y de rasgos semejantes dio lugar a la aparición ‘de un tipo .híbrido de mujer-bruja cuyas fun- ciones míticas en e’l contexto cie la tradición nral .meriicana me propongo analizar a lo .largo de este ensayo, utilizando como ejem- pl,os seis relatos modernos que m e proporcio- fnaron cuatro informantes muja-es originarias de distintos estados de la Repúb’lica: Cons- tantin.a de la Cruz (Estado de México], Gua- dalupe Becerra (Jahsco), Vicenta Martínez [Micho,acán) y María Tellez IHidE’lgo).

La introducción de todas estas historias es la más clara evidencia textual del “estatuto de realided” con que, como dije arriba, circu- 4an aún en forma oral en ciertos szctores de ;la ,población: “,Mi papá nos platicaba que 81 y un tío mío, hermano de 61, agarraron una bruja una vez”, cuenta doña Lupe; “mi papá m e con.tó este cuento ds la bruja. Esto le ,pasó a su papá”, observa Constantina, quien, ,en otro de sus relatos comienza así: “mi ma- .má cuenta que cuando .ella estaba chiquita dice que ahí en su pueblo, que ella oyó el

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rumor lde una bruja lque $quemaron"; "En me- rito en el pueblo del Real del Monte, existía11 unas dos señoras que eran mamá e hija", señala doña María, en una historia que con- cluye además reforzanldo 'la veracidad de lo narraido: "Estas fueron unas realidades que mi mamá vio, en el año de 1916".

Las protagonistas #de estas historias tenían siempre u,na doble naturaleza que se cifra en el binomio mujer/ibruja, y que se tralduce a su vez en .una forma dobk de existencia: (diurna y nocturna.

'Durante el día llevan una vide de mujeres 'nomales, a #la que vuehen cuando la i:legad.a de la luz destruye sus ,poderes ,mágicos; "Y luego la ,bruja vo'lvió a ser malmá", ,dice Cons- tantina; ''(y que prenden una ve.la, y que era 'una ,muchacha joven", cuelnta doña Lupe: "exi,stían dos señoras que eran mamá e hija", señala !doña Mería. Y alquí, c.abe hacer notar .que en ninguno ,de los relatos que re'cogí se ,habla ,d,e. fe,aldades o deformichdes físicas qule marquen o se'paren a estas mujeres de sus ' semejantes: [las brujas pueden incluso ser bellas recién casadas, madres jÓven.es o muchac,has so!lteras.

En cambio, durante la noche, abandonan su forma humana y se elevan a un plano tot,al- mente opuesto, cr;i,minal y secrlsto, de exis- tencia, del cual les vi.ene precisamente su nombre de bruj-as. A sus actividades noctur- inas corrasponde u,na transformación mons- truosa que osciI.a, con frecuencia en un mis- "o relato, entre un ser alardo y una bolla de fuego. Según Constantina, por ejemp'lo, esto fue lo que vio 'el esposo que se ,puso a es- piar a su mujer: "cuando de repente, que em- pieza a oír los alleteos ... y que aleteaban, y que aleteaban ... ya cuando vio, ora sí, subió así la bola de lumbre ..."

Protegidas por la oscurisdad, estas mujeres hac.en una especie de conjuro junto al- fuego de,l hogar, se quitan .las (piernas y asumen SLI- podler de volar, transformándose en ,mons- truos alados, o bien, en los rellatos más ra- cionalizados, colocánidose unas "al,as de pe- tate" les si.rven igualmente para elevarse por los aires'y trasl-adarse a los lugares en que se encuentra,n sus víctimas, o donde ce- lebran sus ceremonias nocturnas: "Y entonces .decía mi papá que arriba de la casa (la bruja) había dejado las alas de petate", expilica doña Lupe.

Sin 'embargo, hay que señalalr, a modo de .primera aproximación al estudio de las fun- ciones miticas que dcese'm8peRan estas brujas mexicanas, que solammente en uno de los re- 'latos analizados alparece esta seguinda alter- nativa de la carsmonia nocturna o "aquelarre ' (en !la .forma de. un .baile de .disfraces que se '¡,leva a cabo en lo alto de una montaña],

:tan frecuente en las historias europeas del (mismo tipo: la oculpación más común de estos seres maléficos es la de "chupar" secreta- mente la sangre de 'sus semejantes, niños 1p ri,n eipa!lm en te. Luego, al alm an e ce r , reg re san a sus casas, donide la sirven corno alimento a sus fami,iiares (esposos o hijos] en fo.rma de "rell,ena" (en México se llama "rellena" o "imor;onga" a un pla.ki'llo 'de sangrce sazonada y c0:cimnad.a que se coloca en una tripa para 'luego freirla y cotnldPmentarila con u,na sa1s.a 'de chi1,eI.

Esta sintesis del conteni,d.o de .nuestros re- ~ I S ~ O S nos ,permi.te ,observar que d eje en torno ,al cual se rdesarro'llan las activildades de :la Imujer/bruja e's e.1 fuego #deti hogar "coraz6n" 'de la morada y centro si",bó.lico del mundo. Eg 61, 1.a esposa y .madre prepalra los all.i.men- te's que [presenta des'pués a su fai1iili.a. Y, asi- mismo, es ahí dowde, abandonand.0 di lugar que sociabmente le correslponde, se lizbera de las formas que la atan a la tierra y, al mismo timempo, a su condición subordinzda de mujer, sujeta a lals nomas de un orden patriarcal, ,pa;ra accelder voiuntariamente a otro modo de vida, oculto y c:iminal, más a'l;lá del espa'cio cerrado de su casa.

'Pero, por sc nawralleza transgresora, este lmovimiento da convierte en un ser aislado. que parece consu,mirse en el fuego d'e su existencia .malvada y so,l'itaria: de modo que Ida "li.beración" nunca se comipleta, pues, al asumida secretamente, la bruja se condena a convivir con la amlenaza conlstante que im- @li.ca el mpeligvo de ser ,descubierta y castigaida. Es por eso que, tanto la forma de la bolla

de fuego colmo 1-as alas y, en últilma inst.ancia, 1.a misma mujerlbruja, resultan ser símbolos ,de dos caras, ,asociiados con cualidades pos;:

, tivas y negativas: poi u.na parte, el fuego "civii1,izado" encen!diido en las brasas del hogar es el mismo que siirve a la bruja para dar vida a su existencia secreta y, por lo tanto, al atra- .ves.ar 'los límites de la casa se convierte en un e'lemento maléfico, inconti-oI.ab.le y ame- Inazante, relacionado con las fuerzas de la na- turaleza. Y, por 'la o,lr.a, las a'las, que son los .instrumentos por medio de los cua,ies se pue- ,de acceder a un mo'do de ser más aito, pode- ,rosG y sobrehumano, soln también 'los vasti- gios de la ruptura con el orden estab1ecifd.o y, por dilo, dan a quieneis las usan una aparien- cia bestial y monstr.uosa.

Respeto y temor se funden en estas dos imágenes :para dar lugar a la aparició.r. de un ipersonaje superior pero que posee, a la vez, .rasgos degradantes, indicios de la ce'nsura de que es- objeto, por atreverse a transgreidir las normas de su comuni;dad.

En la oposición simbólica mujer-tierra-espa- cio interior/hombre-cieloespacio ex-t.erior, es-

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48 la clave de lo que es el modo de ser de las brujas; mujeres relacionadas con el cielo, y, en generail, con el eslpacio exterior, asocia- dos tradicionalmelnte por las socieidades pa- triarcales con las acrivildaldes del1 hombre proveedor.

D e esta 1pri)mera i,nversióln prohibida se des- !prenden el resto de l,as oposiciones que apa- recen en los re'lafo!s: a la vi,da diurna, relacio- nada con los qÚehecerlss lícitos y que está de acuerdo con e,l orden divino de si,gno PO- sitivo, se contrapone la vida noctuma, limgada a !los quehaicerels ilícirtos y, por lo tanto, al orden demo'níaco. La prue1b.a m& clara de ,e8sto es el conjuro .mislmo (mencionaido a ve- pes por las informantes), que repiten las bru- jas ouanld'o desean asumir sus 'oscuros pode- res: "¡sin Dfios y .sin Santa María!". Contra estas palabras ma;léifilcas, tos cazaldores de :brujas aplican la estrategia de rezar el c.redo al revds; para atrapar a las brujas que h'an ilrrvelrti,d,o las leyes de su sociedaid se utiliza, ippecisamente, ' una fórmula invertilda, y ésta es (nada menos que la oración con que la comu- nidad ratifica su fe en los dogmas de la ii'glesia católica.

En una de las historias, el recurso para a,huye'ntar a la (bruja fueron unas tijeras, pues- tas en cru,z ([a i!mitac.iÓ,n de ,la cruz de Cristo], an la cabecera de la calma: el hsoho de que se trate de unas .tijeras puede ac.lararl,o aún imás la explicaición que hace Frazer de una costumbre ._de los, labriegos es.lavos, quienes "colocan cruelmente guadañas, biebdos, hor- cones .y 0tra.s aft"s fotmildafdles hacia arriba, de modo que se corten y pinuhen la,s pobres y desventuradas al'mas cuando caen de las nubes" (730).

En "otros relatos una simple i,nvmacibn a Dios hace que todos los poderes de l,as bru- jas desaparezcan.

El canto del galllo, primser indicio de la .lle- gada del día, sli,mina igualmente sus faculta- des nocturnas: "ya canta5njdo el ga,l,lo ya no pueden irse porque no pueden volar", ob,serva doña Lupe. También, por extension, las luces arti4iciales puelden swvk para aiejarlas: "ya cuando vio luz en el cuarto (cuenta Constan- tina), ya agarró y se fue".

Otro rasgo im8portante rel,acionado c0.n la existencia de estas mujeres maléficas es su calidad de extranjeras: la amwaza la't'ente en todo lo distinto, por oposicion a la familiari- )dad tranquilizan,te de lo propio. Es por eso que las brujas suellen ser esposas traídas de otros hgares, mujeres encontradas en el cur- so de un viaje, o bien cuando se vmive en un Iugar extraño: pue,de verse en esto, además, una advertencia implícita para quienes sienten el deseo de transgredir la mgla del matri- .mon ¡o endogám i co.

Es curioso que incluso la misma belleza ,d,iurna, que es otra especie de "ron;pimiento" con eli orden establecido, pueda synr un indicio !de que 'su poseedora es una bruja: lo bello, extraordinario y envidiable. se opone en este caso no .tanto a lo feo como a lo común y .ord'i,nario.

Y es aquí, una vez estudiadas las oposicio- nes que reproducen, a nive'l textual, el mo- (delo de ¡a inversión inicial (mujer -ciEio-espacio exterior), cuanldo surgen las preguntas que nos llevarán a int.entar una int,srpretación de 'l,a du,noión mítica que desempeñan las histo- rias de brujas en el1 acervo de la tradición oral mexicana: ¿:qué haicen estas mujeres trans- .gresoras cua.ndo asumen ese otro modo de seir superior y temi~bl~e?, jen qué ocupan sus (horas oscuras?, ¿qué conse'cuennas iienen sus actividades nocturnas en su vrda diurna?

La pri1mer.a observación que sdta a la vista es el hecho de que eln casi to.dos los relatos .(excepto en uno), se habla de una sola acti- .vildad nocturna; las brujas "chupan" la sangra ;d,e sus semejantes, sobre toldo niiios, y con esto llegan ,a menudo a :provocarles la muerte. "iMi papá nos pllatbcaba (dice doña Lupe) que 81 y un tío mío, hermano ]de él, agarraron una 'bruja .una vez. Que estaiban por allá, por un (lado de Pueblo 'Nuevo, y que diario estaban chupados 'de ,moreteados"; "yo era chiquita (,explica Constantina), yo era bebita, yo ni m e enter4 o sea qu8s di'la fue la que m e d,ijo, Idi,ce 'iay!, a t.i te iba a Qhuipar una bruja' "; "Ecntonces .(,cuenta Con1stantin.a en otro (de sus relatos), empezaron otro día a decir que salió la .bruja y 'qu'e se fue a chupar al niño ,de tal señora".

'De moldo ,que los quehaceres nocturnos, tan variados .entre las brujas eu'ropeas, han que- )daddo reducbdos casi por completo entre las !meximnas, a una sol,a ocupacicin: la de ex- traer la sangse, el ali:mento por excelencia 'y bl máximo shsbolo de la.vida. a sus se- lmejantes.

Y, d~ m'i,smotie"ipo, t i parece que 61 único ,indilcio que puade tenerse, a lo largo del dia, de su vida nocturna, es nada menos que esa misma sangre: pues no son s6lo ellas quie- nes la saborean, transfmmad.a en un sucu- Ilmento $la?iIlo, talmibien suelen serviria a sus esposos e hijos: "Dke ml mama [observa Constantina] .que le gustaba mu'cho la rellena a esa señora, y que siempre que venia su esposo le daba relllselna, pero que éal no sas- pechaba nalda ..." ; "'y que la señora se fue a chupar. y que trajo la sangre, y que luego le dio .a la ,hija", recuerda Vicenta.

Pero, de entre todos los re'latos que recoyl. al más sor,prenldente es :el d,e la bruja-madre, que es atrapada Cdurmte el pzríodo de lactan- cia y a quien sus captores perdonan justa-

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merrte por eso: "era una muchacha joven, 'que así .tenía los pelclhos de leche, que por- que tenia .un niño qu'a estaba criando", cuenta Id'oña Lu,pe, en una historia que concluye de .la siguiente forma: "'Y decía m.1 papá que se le salía la lec,he, se le .tiraba la leche, por el ,niño que estaba crianido. Y la dejaron ir." Es interesante notar cómo .aquí las evidencias cde la función nutri'cia #diurna atraviesan €11 um- fbral ,de la v.ida .nolc:turna y se pt'esentan como (la razón Iprinc5pal a causa de ¡a cual la bruja res perdonaida y dejada en libertad.

Su'rge ,entonces un nuevo binsmio: ali,meni:-o diurno/ali~me8nto noicturno, ,que está en el cen- t,ro de las funciones mítli"s de estos seres que lllevan una Idohile vida y que poseen u.na Idoble naturaleza. D.ij,e ya que al asumir sus [poderes ocultos las mujeres brujss abanclo- nan.. su puesto en la sociedad .patriarcal a la cual pertenecen, y, .ahora, cabe añadir tam- ,bién que, por lo menos en estos re:iatos me- xicanos, no ,es posiblce explicar su decision de ,transgre'dir el1 orden establecido por u.n sim- ,pie capri,clho de libertad, o por o!] placer de hmer el mal a sus semejaness. Tal y como se presentan ,en estas historias, sus queha- ceres .prohi~bi~dos tienen que ver, ante todo, con una necesimdad pr.imordi.al: la de asumir una fun'ción .de proveedoras que, en su comu- ni dad, corres pon'd e tra'dli ci ona I m e nte al h o m. ,bre. .De este modo las brujas cumplen clan- tdestinamente con una tarea que fue la suya, en forma legítima, en las sociedades "triar- ;caiBes, apoiyadas en el cul,tivo d'e la tierra.

Fue la mujer (explica Mircea Eliade) la ,primera que cuLtivÓ las plantas alimen- ticias. Por talnto, era natural que pasara a ser la propietarlia del sue~lo y de las cosechas. El prestigio .mágico-religioso 'y, como sccuela de éste, el predominio socia,l de la mujer, tienen un modelo ,cósmi,co: la f.i,gura de la Tierra-Madre. (19831.

Pero. a diferencia de .las mujeres .ag,riculto- ras ligadas a la tierra, y que depe'nden del1 Soí para 'que haga germinar sus cosechas, ,las brujas son mujeres cazadoras que se apartan de la tierra por ,medio de sus alas y que dependen de la noche para que oculte sus vuelos prohibidos. Y, a.1 insertarse como una inversión transgrjssora en el ámbito de ;las funciones mascul.inas, su tatea no consis- te ya en obtener de la tirarra productos ve- getales, sino en conseguir, durante sus cace- rías nocturnas, e;I ali.mento animal por anto- ncrmasia: la sangre humana. Es rnteresant~e observar cómo, por ejemplo, en uno de los relatos de -Const.antina. las actividades del esposo leñador-carbonero reflejan, a su ma- nera, esta inversión de paprles; mientras que la esposa bruja a'parece como is encargada de ¡as cacerías nocturnas, éI dese,;iipeña una ta- rea relacionada con la tierra.

La 'mujer que .da la vizda se tranafor.ma de ,noohe en su contrario: la bruja que la quita. :Pero esta oposición, sdl.0 e,n apartiencia con- trsdilctoria, tiene uin tercer aspecto, que es el que da .su razón de ser B la .dualidad: la bruja quita la vida a otros para darla a su -familia. N,o vea en vano, aldemás, .su exis- aencia iilícita se .inlidia y conc.luye en ,el tlecuil, dl lugar en donlde se cuecen las tor- till;las. que son el a'lime,nto básico del pueblo meNBcano: es ahí donde .deja sus pi.ernas para tomar sus atlas y donde más tarde las PBCU- pera, para conliinuar con sus lalbores de es- posa y madre.

En casi Judas estas historias hay impli'cita una especie de solidaridad entre qti.ienes tie- nen que enfrentarse a una lucha cotidia,na por la existe,ncia (!l*a bruja y sus vtcti~mas), que ha i,do perdiendo, poco a poco, sus connota- ciones reli,giosas: esto se refiieja, a nivel .discursivo, en la grs'n cantidad de veces en que, de acuerdo con las informantes, los cap- tores .perdonan a- las brujas la muerte en la ihog u e ra que tra&ci o n a I m e rvt e I ES corres po n- ldí,a, de acverdo con la religión cristiana, y se corrfonman con hacerlles un escarmiento, o si'mpllemenbe con su promesa de regeneración: ",para que se le quite a esa vieja de andar haciendo maks, pues también a ver qué sien. te que le esconda yo las piernas", dice el protagonista ,dlz un ralato de Constanti.na; *' '*bueno, nos co,nforcmammos con que la ten- gan ahí, con que la encierre', y no la quema- ron, 'pero ya estaban a punto de quemarla". cuenta iCons:antina en otra de sus historias 'que es notabe asilmismo porque en ella ha aparecido ya un primer perdbn: el del esposo ileñad.or-carbonero, quien ya sabe que SU es- posa es bruja pero'decide no deiafarla, y luego, cuando por fin la prenden, se niega a entregarla personalimente a las autori'dades. Y, como vimos .antes, está también el ejem- plo de Ila bruja que es perdonada por consi.- deración al bebé que esta amamantando.

Todo lo cual1 nos lleva a pensar que, si bien .en su mundo actual las brujas son un fenó- m e n o reconocido y temiido como tal, su exis- tencia, síntoma de una realidad carente y mi- serable, tiende a ser recibida con menos in- tolerancia que en otras épocas, por una SO. ciedald en la cual, además, el poder de la institución eclesiástica ha disininuido consi- derablemente.

D e acuer.do con Julio Caro Baroja. la ,bru- jería "aumenta en momentos de angustia, de catástrofes; cuando las existencias human.as no sólo están dominadas por pasiones indivi- duales sino por miserias colectivas" (1 11). Por. ;lo .que cabe pregunt.arse si la persistente aparición de las brujas en el acervo de la tradición oral mexicana no se deberá, en gra.n medida, a su papel, terrible y necesario a la vez, de proveedoras ocultas. P ~ e s , camo tam-

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bién ha señalado 'ya L,rM. Lombardi Satriani: "Las razones de la permanencia de determi- 'nadas fofrlmas cult.urales se hacen ,un poco imás olaras, s6llo si se olbseiva tamb.ién la (permanencia de dleterminadas formas de mi- seria" (72).

A 'la luz de ,estaIs obssewaciolnes y para finalizar con una recapit,ulación :de 'lo alqui 'expuesto, puede deci'rse que 1.a b,ruja mexi- cana #es un personaje F,eImeni,no que, ocultán- idose de la saciedad patriarcal que la rodea, y con el fin último de contrarrestar las con- fdimciones miserables de 'su mundo, asu.me un pap'al masculino en W t u d ddl cual recu'pet-ia sus funcion,es ,nut,t+cia.s. Pero que, a1nt.e la im- posilbi!l.ilda'd d e vdlver a la rdacidn con la ti,e- mora, propia ,de les socie'daides matriarcaies, tiene ,que ,debhalcerse secreiamenre d,e su conldición de mujer, albanld,oln'an.do su cu,erpo y tra,nsfar"ndose en la ilmacjen oscura de luna libertad ,prohi;bi;da (que radica, ante to'do. en e! ;poder de dar y qui.ta.r la viida a vohn,tad): a fin ,de cuentas, lo más i,mportante de esta (recuperación li,líci?a de su tarea de proveedora es que con.sti,tuye en sí una rwpuesta a su "ces'ilda:d d'e continua>r ejerciendo el pa.pel ,de maldre- prapidadora de la v,ida, aún en las 9ituamcicmes "8s aldve,rsas.

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B1 B L I O G R A F I A

Caro Baroja, Julio. Las brujas y su mundo. 1981, Alianza Editorial, Madrid, 1973. Eliade Mircea. Tratado de historia de las religiones. rl@4, Era, México, 1984. Lo sagrado y lo profano. 1937, Labor, Barcelona, 1833.

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Ldpez Austin, Alfredo. Cuarenta clases de magos del mundo náhuatl. Estudios de cultura náhuatl 7 (1357):

Weckmann, Luis. Le herencia medieval de México. V.1 El Colegio de México. México, 1384.

87-1 17.

ELOISA PALAFOX, Mexicana

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Gráfica inca y tradición oral JORGE FLORES OCHOA

(Perú)

1. Los lncas

El extenso i.mperio and.ino riel Tawa,ntinsuyu, tuvo como capiihall al Cuzco. Esta ciu'dald era sagra,da, :por ser el centro del universo. Los incas, como eran ,llamados los 'gobernantes del "!Reino [de las C,ualro Partes del Mun'do" - q u e es e.1 signilf.icado de Tawantinsuyu- eran hijos de'l Soll. Erra por .sil dncargo y vo- lluntad que regían el " d o a,iidino.

El poder ,político estaba ligado ai re.ligioso. El Sapan lnka o Gobernante Supremo, era ¡a ,máxima autoridad rebgiosa. Su herlmano ocii- paba el puesto de Smumo Poiitífice. Fara ex- iplilcar 'su Iposiclión, tenían vanos mitos de origen. ,Estos ,mliitos fueooin reco,gidos por los esoritores es1paño;les d,e 101s siglos XVI y XVII. y relpeti'dos por los hi!storiadores posbriores.

R6la'cionaldos con el origen de los incas del Cuzco, hay dos mitos-tkpo., con versiones que .muestran vairiaciones d e grado. Uno de estos !mitos es convcildo como de "Los Hermanos Ayar" .y el otro como de "bianco Capac y M'ama Ocllo".

El 'Inca Garcilaso de la Vega, el primer his- toriador andino, fu'e un cuzqueño que publi.có su obra cerrtral titu'lada Los Comentarios Rea- les: el Origen de los has, en 1609. La cual alcanzo rápildamente var.ias ediciones. Duran- te décadas fue la única fuente histórica dis- ponible ,para quienes tenían interés $en estu- $iar 'y conocer los i,ncas; reci8n a fines del siglo pasado y prime,r,os años del presente, es que se comenzó a tener acceso a ot.ras fuen- tes h i stóri,cas.

Garcilaso ,de..la Vega se basa en su filliación con una de las familias rea'les de los incas :del Cuzco. C o m o hijo de una princesa iiicz, que fuera

La autoridad y prestigio d'ai

bautizada cristianalmente como Isabel Ch,bmpu Oc'llo, tuvo acyceso a lals tradi.ciones que na- lrraban sus .pari.entes maternos: .de ellos re- oibió Lnformaoión y noticias del tiempo de los .iNncas, cuando éstos eran los sir,prelmos .sobe- ralnos ddl Tawan%tnsuyu. Pmor silpuestü que de ellos aprendió ta~mib.ién sus mit9-s.

Muy joven viajó a 'España, de donde nunca !más :regresó al C.uzco; mantuvo nctrida co- rrespondencia con sus parienaes .maternos y consu'ltó esaritos de cronistas anteriores; con toda esta información preparó )la obra Ihistó,rilca que es'criibió en su eciaid $madura.

81 l,i,bro ,del Inca Garcilaso de la Vega in- cluye el mito de "Las Hermanos Ayar" l a u n - que en versión brlzve- y el de "Manco Capac y Ma,ma Oicllo". Este Slti.mo es e.1 que logró una mayor #difusión y popularid,ad, aunque his- tóricamente sea e1 :que merece mayor obser- vaoión y cuildaldo, porque no se ha'lia respal- (da'do por infonmac,ión arqueoldgka. Parece ;qu#e el 'linaje de Garciilaso teiiia espec,ial ir)- terés ,en adjudicárselo- y conservarlo por la relaci6n que tiene con el Lago Titicaca, el .cual era consilde,r;do uno de los ltigares de mayar sacrali,dad de'l mundo surandirio. Este Slaago era uno de los lugares de origen m a s importantes, por lo que confería plesligio a los que reclamaban ,descender de los hom- bres que salieron de sus aguús.

2. Los mitos.

El mito de los "Hermanos Aya;.", cuenta qu'e 40s incas tuvieron su origen en Paqareq- tampu, una zona cercana a la ciudad del Cuzca, al sureste. en la provincia de Paruro.

Los cuatro hermanos Ayar, acompañados de sus esposas --que eran támbién sus her- manas- salieron por las ventancs de la cueva

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d e Tamputocp. Los wmhres de IQS hermanos .son Ayar Manco, Ayar Caohi, Ayar Auca y Arar LEohvl; y 'las de sus ,esposas son M a m a Huaco, Meme Cuca, M'ama Ocllo y IMama Thua.

Sallerun de la cueva ~l.u]okmente vestidos, COI) trajes con adornas de o%, que reiucían con los ,rayos &l sol. Su o p d ~ ~ e El Sol les entregó u/w m r a de oro. C,on &l~a deblan ir dando golpes en dl suelo, .porque el lugar en el que se hu,rxlie.ra era el elegido para qile de esWble'ci.era~n. La suavirda'd del suelo, mcrs- arada por el ,huMIimianto de ;a vara, señala- .ría 'la fet'ti~I.i&d d e .las tierras; alllí s.e,mbrarian ;las sem'i!lflas que sacaron de la cueva de Tam- putaqo. Luego prmederien a fundar, en el -mismo 'lugar, una ciddad sagrada. :E.] ,viaje hacia el va'l4e del Cuco, esta ma-

,tiz* con eppisd+os de celos, mn%iiraciones, grendes tra.nsfoinmsfdri.on'es y niusertes. El único que ]:lega dl va,l;l,e del CUZCO es Ayar. M a m o , con !las esposaa d e .sus hermanos, las .que tomó para si. Sus hermanos se heron que- d,sm* en el cami!no.

Ayar Caohi ,estaba dotado de 'gran. fuerza; con 5~ ;honda di.spara,ba p'idras que Bran capaces d e partiir I]as montanas. SUS h,ermanos si-ntie- lmn temor de su Ipoder, por lo que lo indu- Jeron ,a volver a ,la cu!eva, donde 10 -encerraron.

61 otru ,hermano, Ayar Ulc;hu, se Fransforma y oomrkrte en una gran roca, que es consi- derada waka Chgar o sitio sagrado]; Ün cerro, que en la pctualidad es lugar de culto psra :los quechuas oontempor6neos del Cuzco.

Ayar Auca estaba provisro 'de .alas,: con las 4ue vdlaba; en el lugar slilamabo Cozco se transforma en otra waka.

El ingreso de- Manco Cepac al valle del Cuz- co, no es pacifho, porque se enfrenta con 'los ocupantes de,] mismo; luego de varios combates logra' tomalr posesifin de,] lugar. En estas I.uchas cumple destacado. phpei M a m a ,Huaco, peleando con gran felrocidad, tia muer- te a un ,indio grrsul,la.-uno de los g-upos que lmclrdban en el vallle--, -1.a .,~xtrae ¡,as vkceras y las sapla, con lo que espailta a ¡os demás, que huyen despavoridas. -- -

ICI ,mito de "Manco Cap= y M a m a Ocllo" 'es el más conwildo y difund.i,do. L,& version que trae el Inca Garoi.laso !d,e .la Vcegs, la reci- .bió de sus ,parientes matemos, un gía que ,rememoraban las grandiezas cie los hcas.

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;Dijo el .Inca: -Nuestro #Padre el Sol, vienido los honi- !bres tales como te he dioho, se apiadó y Nhu'bo :lástima dellos y envió del Cielo a 'la tierra un hijo y una hija de Íos suyos lpara que los doctrinasen en ei conoci-

amienrto dle N,uestro Padre el Sol, para que 110 adorasen y tuviasen por su Dios y para que le d k m i preceptos y leyes en que vivi.esen como hambres en razón y. urbanidad, para que hírbitasen en ca- isas y pueblos pryblad'os, sulpiesen labrar ilas tiewas, culltivar !las p h k s .y mie- Ses, criar los ganados y gozar dellos y d e los frutos de la tierra como hombres: iracionales y no como bestias. Con estsc arden y manidalo ,puso Nuc.s.tro Padre el ,Sol estos .dos .h.ijos s'uyos en la laguna Tirti'caca, que es,tá a oohenta ieguas dc aquí, y les dijo que fuesen pi' do qui- sli;esen ,y, .doquiera ,que parasan a comer

10 a dormi,r, prcrmrasen nincar en el sueio una vari:i4a .de oro d'e (media vara ea 'largo y dos dedos en grwso que les dio [para señal y muestra, que, donde aquella (barra se les lhundiese con so!lo un gol.pe que con ella diesen en tiserra, dií querra el So'l Nuestro Paldre que pwasen e hi- ei.esen su asiento y corte (...) 6lIos sa- 4ieron ,de T!itkaca y calmicaron ti1 septen- ,trion, y por ,tofdo .el canmo, cioqu.iera 'que parab?n tentalba!n hincar la barra de oro y nunca se les hundió. Así entraron .en una venta o dormit,orio pequeño, que #está siete u acho legues a! mediodía dedta ciudad, que hoy Il,mian Pá'carleo Tampu, que quiere decir vent,a o do:rmid,a qu,e amanece. Púso~le este- nGmbre el ilfica porque salíó de aquella dxmida al tiempo que emarrecia. E,.s uno ds los pue. lblos que este Príncipe mandi, poblar después, y sus nwra.d8ores se jactan hoy granbeme,nte del nomtbre, porque lo I.m- [puso nu.esbro h a . De sl'lí I,ieSaron 61 y su mujer, nuestra Reina, a wte valla del Cuzco, que ent.onces todc $1 estaba h w h o montaña brava. Inca Garciiaso de la Vega (1959-99-101).

No corrsbdeFo sea elste el moimento opor- tuno para un juicio crítico de los das mitos; ,sol.a,mente haremos una a,claraci6n rápi,da para sxipl~icar ,mejor el planteamiento central del presente trabajo.

Estos mitos histó.r.icos tien" versi0ne.s mo- dernas, ,que forman parte de 1.a his,túria p'o- 'pular tradici8ona;l del Tawantinsuyu, de los in- cas, de su cu,ltura y de la ciudad del Cuz.co. ,A18gunas de las versionels han sido atdclpta'das ipur los autores de textos escolares de i,ns- Itruccitin :primaria, secunldaria , .e indhso d,el ;nive'l unive,rqita,rio. Estas publ~ica.ciones se cill&jtran con dkbujos; en el:los los inca,s se :representan en formas muy alejadas de las que se hdlan 'en la infcrrmación histórica y .gr&fica de los siglos XVI y XVII. Los vesti- dos, armas, herr,amientas, construcciones, son ,mo&rados con .toda la licencia que se per- miten 'los artistas plásti.cos modernos, quie- rnes se copian unos a otros, sin un juicio crí-

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tico, cumo lo desearían los hilstoriadore.s, etno- , !histaci.ador;es y arqu e61 ogos profesi ona I es.

El pito de "~Msnq~ Capac y M a m a Oc~llo", !es uno de los temas que se ilustran con ma- yor frecuenci.a. A la paeja. .mítica se le [muestra surgienldo d e las aguas del 1-ago, s1.16- pendiida en el aire, iluminada -por 'rayos sola- tres, .o d.eapIaz5n~dose sobre las ondals lacus- $res, m&s bien al modo de sirenas, tritones o del mismo Ntaptuno d e la mito,logía europea.

Ta'les dibujos no contknúan una tradición cultural estetica pre-i,mrasión españdla, como ocurre m n :otras manifestaciones aytísticas que siguen utilizarJdo ellementos decorativos de la 5riquisi"a tradicion iconográfica ilnca.

'Los incas ,pintaron temas míticos e históri- 100s: ano de ell,os pudo ser sus orígenes. Pero n o ca.be dumda que no lo hicieron en la Forma que :muestran iiustracianes de los mo- dern1o.s textos ,escolares, sino 4.e acuddo a sus iprcrpias concepoiones estéticas.

3. Los qeros

En un trabajo anterior (F,I.ores, en prensa) 'muestro que la tradiGión pi,ctórica inca con- tinuó bajo el gobie1rn.o collonimal ,españoll. Utili- zaron (para este ;propósito los qeros, que son vasos hechos de madiera pof .los inlcas pre i.n- vasi6n y durante ia colonia.

La forma .de ,los qeros se remonta a más d e mil años antes de Cristo, son par lo tamto ;pre-inca.s. Se' eiaboraron :de oro, @ata, co- bre, bronce, .cerá,mica y madera; tienen forma c:i.líndrica con la boca expan'diida; el cuenpo ste angosta y vuelve a ensanohar en la base.

La tradilaión inca .de fabricarllos no se inte- rrumpió. Por eso ,en la colonia colmenzó la ,cos,tumbre de utilizarlos para pintar. Los va- sos inca pre-invasi.ón española no son tan ornament+es, apenas presentan ,pequeñas fi- ,guras, ,porque la decoración esta hecha con inci:siones o uti.lizando pequeñ,os clavos de iplata, formando ffi,guras geoinétricas .

Los temas que se pintan son .variados. S e pueden encontrar escenas de la viida diaria, como activi'dades agrícolas, ganadesas, de ca- za, errfrentamientos bé1ico.s entre inicas o en- tre incas y oiras etnias, así como con los españmo'les. Twnbien hay escenas de la vida cotidiana en la colon.ia, con personajes his- .panos. ,En la parte central del qero hay di,bu- jos de plantas, animales y motivos geométri- COS, conocidos como takapu, a los cuales se lhain dad80 diversas interpretaciones, incluso consideranlos co"o forma de e,scritura fo- fnética.

Hay qeros con pirlturas ,más complicadas, especiaimente para ex,plicarlas y entenderlas.

Efn ,mi trabajo citado, expliqué FA significado d e ,dos te,mas en qeros .existentes en el M u - seo e .I,nstitu:to 'de Arqueología de la ,Unive,r- ,sildad Nacional d,e San Antonio Abad del Cuz- :co. El qu'e llamo "La defensora del Cuzco", representa una escena del mito d'e la invasión al Cuzco por un fpuebl:o de íla periferia, que son conocidos como 40s &ka.

El Cuzco, ciudad sagralda, Fue sitiado, es- tando a ;punto de caer en manos rd'e los chankas. Tras m a serie de episodios heroicos; en los que se presentan los diloses a los mincas y las ,p:isedras se transforman en solda- 'dos dcefens;o,r.es de:l Cuzco, se bgró así de- 1-rcrtar a 180s invasores.

Uno de los e'pisoldios de 'la luc,ha, cuenta que una .muJer llamada "añan ,Coricoca peleó ,bravamente. Su valor infundió ánimo a -los idefan'sores. 'qule se reanilmaron con su ejem- - iplo, y en. un ulti~mo eslfulerzo derrrotaron a los enemigos. Este mito .es narrad'o p0.r e.1 cro- ,niSta español Pedro Sarmi,ento ,de Ga,mb.oa .(1572) y por el indígena Jua'n de Santa ,Cruz Pachacuti Yamqui Salcemaygua (1613), resal. tando 'la aoción ,de Chañan Coricoca, reite- rando su nombre.

U n qeh del Museo e Instituto .de -Arqueo- logia ,de 'la U.niversildaci Naci,ona.l de Sasn An- ltsnio A,bald de¡ Cuzco, muestra en su figura central a una ,mujer que exhi,be En alto la ca- lbeza ,decalpitada ,de un sobdatdo chanka. A sus lados ,hay otros .muohos elementos .hu,manos. .as¡ como aniniales y ,p.lantas que co,m,pletan ,la .pintura.

13 :mismo museo :de 'la Univers.idald Nacional lde San Antonio A'bad del Curoo exhibe un óleo que reiproduce el tema de'l mito de "La defensora ,da1 Cuzco" que está ,pintado en el qero; si existiera almguna 8d.uda la leyenda es- Ñusta Ohañancoricoca d e ,¡os doze incas de .crit,a en la ,base del cuadro dice: "S. El Gran los Reinos 'del Perú."

El 'cuadro pudo ser ipintado a fines de'l si- glo XVIII, tal vez a comienzos de'l XIX, lo que le da mayor valor, porque prueba Ila continui- dad de un mito de origen pre-invasión espa- ñola, convertido en parte de la cultura de res i st enc i a.

Sin duda que en el qero está pintado un lheaho importante, recogido por un mito hls- tórico inca, que está relacionado con el inicio 'del gobierno del lnca Pachakuteq, 2,l que se le atribuyen la autoría de cambios fundamen- tales en 'la organización estatal del Tawan- tinsuyu, ia remodelación del Cuzco y la ex- Ipansi6n de los incas.

El qero prueba que los incas mantuvieron 'sus t rad i c i o me $ históricas , p e npetuá ndolas en lia memoria colectiva. Para lograrlo recurrie-

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ron a la .narración orel, c80mlpllementada con pinturas conmemorativas en los vasos de Imadera.

Con estos antecedentes, planteo en est¿ oportunidad qu.e otro mito de importancia en ‘la tradición histórica inca, está tambiéjn re- ipresenta’do en una ipareja de vasos de ma+ra. {Me, refiero a’j con,ocildo, ,mi60 de “M,an,co Caipac ‘y M a m a Odio" -qu,e he citado in extenso ipáginas 8itrás- reprolduciendo la versión que lpraporciona el his.toriador cuziqueño el lnca Garcillaso de la Vega.

4. El mito de “Manco Capac y Mama Ocllo”

El mito está pintado en dos vasos (de ma- dera. Ocupa un recuadro del qero, que abarca un tercio de ¡a parte superior de la cara ex- terna. La mitad inferior no muestra rrrucha decoración: solamente se ha pintado un kantu, una flor nativa de la región del Cuzco, lo que no es frecuente, porque los incas re- chazaban los vacíos, tfataban de cubrir todos los espacios con diversos elementos decora- tivos. Esto puede deberse a su datación, por- que es un qero tardío, fabricado posiblemente a fines del siglo XVIII.

La escena central de la pintura muestra a un hombre y una mujer, bogando cada uno en su pequeño bote. Los botes están confec- cionados con totora (Scirpus sp.] o anea, planta acuática que crece en las orillas del Lago Titicaca. Esta totora es muy apreciada por su utilidad. Sirve para confeccionar Do- tes, esteras de uso diverso, techos para las casas, pasto para animales e incluso de alimento para la gente.

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Los naveganjtes se imlpulsan con una per- tiga, como ¡a que usan hoy en día los pesca. dores del Titicaca, que no emplean remos. Movi,endo las pértigas a los costados ilm.pulsan el bote en los lugares profundos, donide las pértigas DO encueritran fondo donde afpoyarse. AcI lado se han pintado pl,an,tas acuáticas y manchas circuiares, que pueden re.pr,esentar gotas. de lluvia o nubes.

Los botes tienen igual forma a los que usan los actuales habitantes de la región del Lago Titicaca, que los fabrican de diversos tama- ños, desde los que son de uso personal, ‘hasta los capaces de trensportar ireinta o cincuenta personas; incluso existen vehículos motoriza- dos, o tan pequeiios como para que ¡os con- duzcan niños.

La pareja dre qeros se encuentra fraccionada. Uno de eilos está en el Museo e Instituto de Arqueología de la Universidad Nacional de

San Antonio Abad del Cuzco (Fotos 1 y 21 y el otuo se halla en el Museum für Vdkerkunde de Berlín ‘(Foto 31.

Foto No. 1. Qero con el Mito de “Manco Capac y M a m a Ocllo”. Museo del Instituto de Arqueología de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del tCuzco.

Foto No, 2. El mismo qero del Museo del Cuzco, en dibuja hecho por Emilio Araújo.

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P)

Foto.No. 3. Qero del Museo de Berlín. con el mito de "Manco Capac y Mama Ocllo".

Hacerlos ,po.r pares es una característica. andina. Uno de los vasos tiene sentido mas- cu;lino y el otro femenino. Esta 'duahdad es parlte de la cosmovisión andina, 'de acuerdo a 'la cual e'l mundo natur.al y cultural está formado por mimtsdes que se comiplementan: su uni6n es l,a que fo.rma la uni,dad. Así 1.0 con- firman el alto número de parejas de qeros que se exponen en el Museo del OUZCO.

Los comerciantes en anti.gÜeda1des y obras 'de arte separaban las parejas para f'ormar dos col~eclciunes, que les era más fá'cii vender. Esto explica por (qué lhay tantos qeros sin SU ,par, o que éstos se .puedan encont.rar en luga- res tan .distantes colmo el Cuzco y Berllín.

En el vaso del M,useo ,del Cuzco, e:l ,hombre navega ,deiante de 'la mujer. E.ntre ,los dos está pimntado un círculo, que representa al (sol. La forma cómo está dibujado éste, tiene clara influencia euro,pea, puesto que los incas no represeintaron al sol1 con la forma d,e un círculo. La imagen en buho ,d,el sol que se veneraba en el templo cuzqueño 'del Qorikan- cha, tenía forma humana, del tamaño de un niño, que era conoci'do con el nombr'e de Punchao. La incl.usi6n 'del sol sugiere p e r b nelnlcia masculina, porqu:e este astro tiene esta connolación de género. Tan es así que en las actueles colmuni,dades indígenas de la sierra sur, se le llama al sol como Inka, ",Nues- tro Padre", "Nuestro Señor" y otras denomi- naciones que muestran su masculini.dad.

En el vaso del Museo de Be,r.lín, la mujer va iprimero. 'En lugar dla 'la figura del sol, se $han ,pintado ip!lantas de maíz. Eslt,o le confiere sentido femenino -al qerq povque el cultivo guarida rellación con la Madlre Tierra -'la Pa- chamama -de los .incas- 1.a deidad femenina por exce'l,encia en la cultura queohua. El cuki- vo de ,maíz no es .extraño en el a'ltipilano del Lago Titi'caca. Fese al clima frío y la altura ,de unus 3850 metros sobre .el cnivel del mar, existen microcli,mas en los cuales es #posible cultivar maíz; es el caso de 'las islas ,de Ta- quite, A,mantani y ,d.el Sol, que producen di- versas variesdades de maíz, lque tienen 'gran idepxmda ,por su saboc ,eape!ciaJ, así como -IP(YT al valor. cere1monia.l que se les confiere: se las utiliza en las ofrendas a las ldívinildades and has.

La ipareja d'e navegantes rapresenta, si,n duda, a Manco Ca,pac y Mama.Oc~llo. El artista in'dígena im.agin6 la salilda de la pareja mítica Idel lago, navegando en b'otes d,e.totora, no enci,ma .de olas, ni brotando de las aguas. E.I Imito dice que su Padre el Sol los co~l~o~có en !$as idas, de las cualles partieron para .comen- zar su peregrinaje hacia el Cuzco: la ,manera lbgica d.el salir del lago es navegando. Una ,pintura naturalista no !podía ente;n,derJo de otra manera.

L,a representación pi.ctórica inca del m.ito, es sdi'ferente a la de l,os p;lásticos modernos. 57 L,o,s artistas i.n,cas !no (pensaban. en Manco .C2- pac y M,atma Ocllo sobre las olas. Su concep- ción estaba más cerca tdsell ,mundo real que los circundaba, considerando los elementos del .paisaje ,natural ;y cultural del Lago Titicaca, así como de la ,#gran ,meseta .del alti.plano, en la 'que se encuentra este gran ;mar interno.

5. A modo de conclusi6n IP.ara saber las razones por las cuales se

pintaban mitos, es necesario considerar la situzción socia,l que se vivía. Al pintar mitos estata'les, se buscaba conservar en la memo- ria de 'los miembros de los linaj'es reales, 'la historia qume justificaba su gobierno. A,de- 'mas, el !dibujo 'pe.rmitía mantener vivo el mito histórico. Servía para enseñar a los jóvenes, .que de esta man.era aprenldían y se f,ambliia- ri2aba.n con la tradición incaica; aldqui,rían, lo que I.lamo el sentimiento incanlsta,que con va- riantes y ma.timces, perdura hasta hoy en día, en los diversos niveles sociales y cult,urales Idel C,uzco: la mitología mod,erna incanista,será tema de otro t.raibajo aún en ,proceso.

Los va,sos eran utilizados en las li'baciones ceremoniales. Representaci6-n y utilidad que ,permitían -actualizar los mitos, para que se volvieran temporallmente presenftes. D e esta manera contrbbuían .a crear un clima de gran intensidad emocional, en un tiemipo ritual en el que los m'itos de orige,n de'bían ser recor-

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dados #para reforzar la identidad de la #nobleza Reforzamiento aún necesario, cuando

se vive sujeto a un injusto r6gilmen de domi- naci6n extranjera.

Este sentido de los qems y su importancia cumo símbolo de nacionalismo, no fue igne rado por el gobierno colon'ial espabl. por lo cual, como indico en el trabajo citado [Flores, en prensa), se dictaron mediida6 represivas para destruir y eliminar los vasos de madera. El gobietm colanial no logró su objetivo. Las pinturas de lrrs pito? en los vasos de madera, convertidos en arte clandestino de resistencia, sobrevivieron al regimen colonial, Idegando (hasta nuestros días, para que con paciencia y Ipas'ión por la culltura artdina, poldamos ir conociendo poco a poco el mensaje que trasml- tían a sus usuarios, al recordarles los grandes mitos que narraban sus 'mayores.

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B I B L I O G R A F I A

Flores Ochoa, Jorge A. [en prensa). Arte de Resistencia en vasos ceremoniales inka. Siglos XVll-XVIII. Revista de la Direccidn de Investigaci6n de la Universidad Na- cional de San Antonio Abgd del Cuzco.

Garcilaso de la Vega, Inca. Los comentarios Reales: d origen de los lncas (í1Xl3). Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Patronato d.4 Libro tUniversitario. Lime, 1959.

Pons Muzzo, Gustavo. Historia del Perú, La Cultura Autktona. Prlmq ARO de Secundaria. Lima. 1 ~ 6 1 .

Sarrdoval Yaldivla, Elba. Ciencias Hlet6rico Sociales. Educacldn Prlmarla. Editorial Bruño, Lima, 1981.

Santa Cruz Pachacuti Yamqul. Joan de. Relaci6n de antlgoedades ,deste reyno del Perú. Tres relaciones Peruana. .. G37-2M U1613). Guaraní. Asunci6n. 1953. Sarmiento de Gamboac, Pedro. Hlstorla de los Incas. [155'21 3ra. ed.. ,Biblioteca E M E C E S.A., 'Buenos Aires, 1M.

JORGE PLORES OCHOA. Peruano. Dr. en Antropología. Ylce-Rector de la Universldad de San Antonio Abad defl Cusco y profesor principal de la Facultad de Antropo- 'logia de la propia Universidad. Ha sido profesor invitado en varias unlversidades europeas. H e publicado "Pas- tores de la puna" y "Llamichos y paqocheros".

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Puizia populá x polesía popular: A propósito do modismo na

falsa "Poesía Matuta" JOSE MARlA TENORNO ROCHA

(Brasil)

"Eu já sinti n e q a vi'da Munta ligria i 'praze Foi lpBca zora tpruque Aquela Imardmita dema No 6to dia bem cedo Cuaga mi 'mata id¡ medo Quando vi ela na cama"

(A dama do inferno. Antonio Aurélio de Morais)

,Estes versos sáo ,de um 'poeta natural de Atal.aia, ,Alagoas, 'que tem 'por ,profissSo a srte ,de sapateiro. Vive elm iMaceió e, na tenda onde exlerce sua ,profissiio, exlhibe .poesics, copiadas em Ipapéis e !presas na 'parede. Ai- ,gumas siio de caráter lamlentista como esta:

"Gloitada .do sapatero Qui veve lamlbendo sola Senti.ndo o chero de cola Trabaiando o ,dia inteiro Di dia num tem ,dbnhbro Mode comprá a cumid,a E na 'hora Ida drumida Sua amuié chama nome Os fios ohora c u m k"e Tudo é disgosto na vi8da."2

Várias outras possuzm caráter de crítica social, como Minha casa de Coabre:

"Me iscrivime na Coabre -Há rmuitos anos atrás Que nem "u¡é tenho imais M e u re,cibo já sumiu Já t6 véio, pusentado

1 Morais. AntGnio Aurélio de. Versos de um lam- bé-sola. Maceió. out. 1981.

2 Lima, Nunes. Versos de un lambe-sola. Gazeto de Alagoas, Macei6. 14 mar. 1973.

Tres go,verno lfoi ,mu.dado E a casa niio saiu Será o saláro m i m u m Ucupado é o' sin'h8 Qui num .tem dó ne,m compaixáo.

E do livro Idesse Ipoleta e Ida sua "criatividade extraordinári.a" que nos fa,l,a a. apresentadora !da obra, a !poetisa .Enid Lisboa .de Ma'galhaes, e, dessa apresentaCáo, traCaremos algumas consi'deraGbes.

Afit" a poetisa: "sua linguagem mat.uta (...) é arte de u m 'artista nato (...] que constrói frasles .de materia bruta l(lque) tralduz, sinegavel- mente, a reallidalde do ,home:m Imatuto, sin- cero (...)"

Se a preocupaqao do artista é retratar, re. criar ou construir poeticamente a a@o, vivbn- cia e iuta .do matuto ('do matuto, náo d o cai- pira, .pois cai,pira é t e m o empregaldo no su-, deste, ,náo no nordeste). sele, c o m sua poesia, nao no nor,d,aste), ele, com sua poesia, nao -313 assim procsden.do, (porque a nossa rea- Iidade, com a TV, o rádio de spiiha e outros mecanismos de comunic,a$áo de massa, dio :provas insofismáveis .de que o mhomen aban- dona os seus falares regionais, tradicionais, !para aceitar as imlposiG6es do rá.dio e da te- levisáo ",que sao as "ais corretas". Ouai a funCBo .do Jornal Nacio'nal se náo essa de transformar o Brasil, de norte a sul, leste a oeste numa al'deia global?

A prior¡, c'hega,se a conclusáo de que a sua ,poesia é falsa, 'por n2o retratar a realidade do matuto atual. S e assi.m lorocede o poeta, 'pensa

3 Lins. Stéfane & Pedrosa, Paulo: Autonio Aurélio (Lambe-sola) um poeta sem fardáo, Academia ou livro publicado. Tribuna de Alagoas. Macei6, 2 dez. 1979.

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no ihomem como se ele tivesse ficafdo fossi- lizado durante oitenta a noventa anos, e ti50 tivesse acompanhedo, ~mlssmo que pali~damen- te, o desenvo,lvimento social do nosso tempo. Se. e m outra alternativa ipensássemos que e,le se autoretratasse, c o m a sua cultura e o seu Clinguajar, imesmo neste lsstágio, taimbén sua .poesia seria aberrante e falsa, ‘porque ,o rhomem que escreve: “Cuaje”, ”tigria”, é o m e s m o que assim se exlpressa e m ‘prosa:

“Estes versos ,d,fto continuidade ao m6u trabaLho”

“Tostáo foi um grande craque da Sele- @o Brasileira de fut~ebol”

‘“Eu supon,ho que u m s6 proprietsrio de panificaGáo ...”

Ou, em trabalhos .poéticos co’lhidos por RQ- sivan Wanderley . surgem lpalavras assim escritas: fiicando, mel.hor, aguentar, etc. Quan- do, para ‘haver maior coeréncia na temática, deveria ser Qgrafedo: ficano, milhó, guentá.

Estamos entáo diante de um escriaor ,de du- ,pla tpersonalidade: .é o prosador erudito que também escreve poesias que irnitan a poesia folclórica.

Continua Enid: “O lei,tor ]dar-se-á conta de uma grafia particular, criada ‘pelo prbprio au- tor, que se preocupa cocm ‘una identidade total entre o falar e o escreuer cacaiipira (...)”

,Ora, no trabalho ,do poeta nao existe u m a linguagem ou ,grafia Ipartimcular, ponque d e 1130 cria, (mas imita Catulo da P’aixáo Cearense. Z e .da Luz e tantos outros que vieram depois dele. E .mais, ele nao e; :nem ,poderia ser um Guimaráes Rosa, que “inventava” mpalavras. inovava .a forma de comunicaGáo, propunha .no- vas abordagens. enfim..

Finaliza a apresentadora: “Em toda a obra, a sua tamhtíca e to,do o seu processo poéticc acusam originalidade.”

As ,poesias nao podem’ ter tanta originsli- dade, desde ,quando, -e:mbora esrevendo sobre temas atuais, o autor repete até i.magens poé- ticas e recursos retóricos sontidos eim Zé da Luz e Catulo, por si SÓ, ,dais falseadores da poesia brasileira.

A Antonio Aurélio, tomado como exlelmplo pri.meiro. Iporque está mais e m evidhcia atual- mente, ,deveria.m anteceder ldois poetas: Eu- genio ‘Caltheiros e Wal.dir !Moreira Ro’drigues. Os dois eram alagoanos, los ldois foram “poe- tas smatutos”, os dois Imorreram.

60.

4 Wanderley, Rosivan. Antonio Aurelio e sua poe- sla popular. Mocidade. Macei6, Ano XXX. no. 46, dez. 1976.

“Mleu fio vai se dotb”, de Eugenio, mostra esse tipo de poesia:

“Antonce seu Zé Firmino E certo que o seu minino Tá Iprendenldo IprA dota? (Priguntei eu astrudia, A um hefe de famia, E ale antonce arrespost6: --E verdade, sim sinh6”5

Ao tempo eim que ,recitava as tais poesias

“Pgli~do e exangue como u m branco lirio, Sob a ipenumbra deste apartamento Sinto e m mbm esta dor, este (martirio: Tal qudl se o lmesmo fosse u m detento! E $depais? E depois tambén nos vbm Os desgostos, maus transes e desdém, Os queixumes, as máguas e o sofrer!”

Membro de Acadlemia JMaceioense de Letras, Waldir Rodrigues Moreira ertfeitou muitos Saraus declamando assim:

matutas, o poeta compunha desta maneira:

“E, SA dona, faz vergonha Vormicé ,querb casa. ,Cum esse pobre vi~ol6ro A sin’hora é fromada, E muito bem i=duoada E ,istudou nas iscola; E eu SÓ seio canta. E tocá nesta viola .Prá se samibá .no terrero”

Mas; ao sentir sauda,des da terra, o bardo solta o verbo e diz e m versos erudimtos e líricos:

“Caldo de cana, Nao posso mais te cantar; Cada verso é m um pesar ‘Me aumentando a lnosta.lgias Que sinto neste degredo, E antes que esta saudade Que agora . m e m o .me invade FaGa .a musa se calar”

... E agora, José?

Quando estamos elm meio ,a grupos de es- tudantes ou estudiosos e falaimos e m poesia ~popullar, logo al,guém lembra de Zé da Luz. E ficem intrigados ,quando proouramos provar que 0 .,poet,a náo fazia produGáo folclórica. -Por que nfto?- E a pergunta r8pi.da.

Se consultarmos os livros “Diccionario Bio- Bibliográfico de repent,i.stas e poetas de ban-

5 Calheiros, EugBnio. Gravaia e chapéu de couro. Poaaiaa. Macei6, 1962. s.n.t.

6 Moreira, Waldir R’. [Rodrigues) Lira Cabka. ConceiCBo da Paraíba (Capela. Nagoasl, 18:18, 8.n.t.

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cada7 e 0 ,Diccianário d~o Folclore Brasi- leiro8 e, .mais, .livros diversos que tratem ‘de (poesia popular, ná’o encontraremos men c20 ,alguma a. Zé da Luz e a Catulo da Paixao Cearense. (Por que náo? - Ponque sim,ples mente eles náo dora,m [poetas fdl~clóricos e. sim, (poetas eruditos que, ao invés de escre. verem dentro )de seu ,universo vocalbular, pre- feriram engendrar palavras, entortá-’las e pres- supor ‘que era .assim que o tmatutco falava.

Ora, ,por seu estágio cultural ser erudito, suas iproduc-óes ,poéticas rdevem ser enqua- dradas no ,universo erudito. Acontece que eses ipcetas, com a finalli,dade ,de conseguir ,maior ‘prestigio, serem ,diferentes, nao poeta- va.m ou náo .poetam ccimo :escreve.m e m prosa, ou fal,am costumeiramente. iEssa produCáo falsa. essa dhamada i1mpropria:mente ’ ‘poesia $matuta, nao é erudita, pel’o .próprio teor lin- giiisti,co ou retórico, e -náo é folclórica, porque náo é ifeita realmente pelo mhomem do povo. que, lquando va¡ escrever al’go, ipesde que al- guém faGa a correc-áo gramatical.

Tortanto, [Catulo Ida Paixso, poeta er,udito e “poeta matuto“ qus .fazia sucesso na pri- ,meira década ,deste século9 e Zé da. Luz, seu seguidor, inflluenciaram uma plciade de ‘poe- tas, ‘que, como vi.mos, ,ainda ihoje teiman e’m continuar fazendo .poesias qu.e n2o condizem com suas cosmovisóes ou seu grau cultural.

O crítico iiterário Agripino Grieco ,anal,¡- sando a obra de Catulo, diz: “ele nos trans,

. porta a u m sertáo, sim,ples elemento decora- tivo i( ...) sertáo de citadino, #( ... ) domesticado, .de quem nunca viu urna .onga de perto, e, :percorrendo a roGa, lprefere dormir no hotel, a dormir no ,mato”’1o

.

Tratando da poesia matuta, diz o saudoso mestre Theo Brandáo: “A poesia matuta (...) náo passa de u m falso aproveitamento fd- clórico, como acontece colm a pseudo poesia popular de Catulo da Paixáo Clzarense e de seus infellizmente inliimeros e até afamados seguidores, ‘que a nosso ver n2o passam de cultores Idaquilo !que os americanos, há pou- COS anos, denominaram de falso folclore ou Fakelore (...)”

7 Almeida, Atila Augusto F. de 8 Sobrinho. José ,Alves. Dicionhrlo blo-bibllogrifico de repentistas e poetas de bancada. l. Editora Univarsitária. JoHo Pessoa. 19m.

8 Cascudo, Luis de Cámara. Diccionario do folclore Brasileiro. Instituto Nacional do Livro. Rio de Janeiro, 19M.

Maxado. Franklin. O que 81 Literatura de cordel? Codecri. Rio de Janeiro, 1WO.

10 ‘Griego, Agripino. Apud BrandHo. ThBo. Infiu6n- cia da poesia folclórica na poesia culta. Revista da Academia Alagoana de Letras. Maceió. Ano VI. no. 6. dez. 1580.

9

“Catulo -continua o mestre - (faz) misti- ficac-áo ido vsrdadei,ra: follclore: ‘um pasti. &e.” 11.

Fato (que causa espanto é estarem os vio- leiros, aqCleles que Iproduzecm poesia de re- pente [e (por causa ldisso causam enolrme admirac-áo), vez por outra parando a cantoria e dizendo bem alto: - Agora eu vou de- clamar uma “spoesia matuta” de minha auto- ria! E recita. Nem ao menos canta, colmo é fato usual.

,Poderiamos supor que o fenbmeno aconte- cesae apenas com viGleiros pequenos, de pou- COS recursos poéticos, mas, ficairros boquiaiber- tos quando ouvtmos isso da boca !de um Ota- cílio Batista, Rouxinol do Norte ou Jo20 de Lima.

A ,poesía que vem a seguir, escrita por :Ma- noel Pereira ,de Limma, re:pentista alayoano, e oferecida ao autor deste traballho; postra esta faceta atua,l. Ao lpoeta solicitamos ,que escre- vesse a lpoesia da forma como e’le fala nor- malmente, assim, poderíamos ter a vers2o imatuta e a versáo natural, ou como deveria ter sido escrita: (Trate do coipo).

¡Forma inicial

MEU cumpade eu vou contá Utma istora de val6 Voimice .trate Ido coipo -Cuma aconceia o dote

Tu intenda qui o coipo E sujo qui é danado Qui se nói num tumá banho Nuni andá todo tratado lnté o suó catinga C u m o grude misturado (...)

Forma modificada

Meu compadre eu vou contar U m a história de valor Voc& trate do seu co~po Como aconsellha o do6for.

Entenda que o nosso corpo E sujo que 6 danado Que se nós náo tomar banho. E náo andar bem tratado Até o suor catinga C o m o grude misturado (...)

Ouando morre a cantoria.0 poeta Geme de dor ....

Consultando vários violeiros aiagoanos e de outros estados nordestinos sobre o fato da aceitac-áo ,popular da poesia matuta. de- clamada e n2o cantalda, afirmaram. os canta.

1 1 Lima. Manoel Pereira. Puema, matuto: Trate do coipo. MS ofereci’do ao autor. Macei6. fev. 1OOL..

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dores que o (pú:blico presente e m cantorias é quem ipede esse ti.po de manifestac5o poé- tica.

A eles .dize,mos sempre: ora, se 'o videiro é artista do 'povo, o artista é quem tem que prolpor o que .deve ser cantado, e cabe ao povo s,eltecionar aquilo que melhor Ihe agra- .dar. Se o violeiro ,para o repente e diz: "Ago- .ra eu YOU declamar um.a poesia matuta" e coloca toda a sua abma de .poeta ,nesta cam- ,posicáo, o ,pavo val aceitar e pedir bis.

Penso que o fato foi iniciado por 'proposta ;do artista, náo ccm 'o lpovo; coulbe ao lpovo aceitar, ,gastar e ,pedir .mais ,urna.

Evidlentemente que os violeiro,s declamam esse tipo de composi@o poéti,ca. imotivados pelos inumeros :pro,gramas ,de Rá'dio e Tele- visáo, onde a apresentaCáo ,mai!or e de duiplas caiipires do sudestelcentro-oeste (como é o caso do Som Brasll da Rede Giolbo de Te- levis201, 'que viven uma realildaide do sudeste do Brasvl.

Logo, querendo ser coimspar.ad,os aos violei- ros das ,rádios e televisbes. os cantadores .es- táo -matando o que cpossuzm de mais fpuro: o repente, a poesia circunstancial. os versos feitos c o m o fato que acontece no insta.nte que cantam.

,Claro que nSo deeconhecemos o que dizia Manoel Neném: "Todo ,bom violeiro possui o seu armazém 'des canti,gas", ,¡Sto é: o'bser- vando os cantadores maiores, ou !mes" se.us pares, fazendo boas imagens .poéticas, o vic- leiro decora, faz adalptacáo e solta o verso oportunamente.

O que é fato é que se se continua a Iazer o que se faz atualsmente, va¡ chegar o aia e m que desaparecerá o repente e Qicará apenas a poesia matuta feita calmamente e" c,asa e declamada, e m -meio a a'plausos do Ipúblico.

Ora, os repsntistas estáo a colmeter o 'mes- m o crime contra a sua arte, que as artes& do .Pontal ,da Barra, Maceió, Alagoas, que, ao tempo e m 'que conFeciona.m e nsyociam file de sua. produGáo, vende" peGas indvstriali- zadas, feitas no Ceará, .como se fosse ,produ- Gio. arbesanal ,de sua autoria.

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Resta para nós lamentar e dizer tristemente:

Quando morrer a cantoria, O !poeta gemerá de .dora

JOSE Ma. TENORIO ROCHA, Brasileho. Presidente de la Comisión Akagoana de Folklore. Profesor de la 5;s- cipllna' Folklore en la Universidad Federal de Alagozs. Brasll.

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Literatura popular de un área indígena de Guatemala:

El Caso de Huehuetenango CELSO A. LARA FlGUEROA

( Gu a t ema I a)

Introducci6n

E¡ (presente ensayo ofrece una pequeña :muestra de la tradición oral del departamento de H'uehuetenango. Estos textos orales fue- ron recopilados a final'es 'de la 1décad.a de los .años setenta y .pr.inciipios de los och.en.ta, cuanido por razones de todos conocidas, ésta y otras regiones indígenas fueron azotadas ;por la violencia sociolpolíctica, a tal grado que la tralm'a de su cudtura sufrió profundo dete- rloro. ,Esta situación fue decisiva, por otra pa,rte, para que el trabajo 'de camlpo sisteniá- tic0 i,niciado'por el autor en la zona quedara interrumpido.

área de Huehuetenango fue conmovi,da no sólo en su estructura social y silro e!n la esencia de su tradición coleckiva ancestra'l, la cual, hasta princiipios de estos años, mantuvo sliemlpre un ,paso sostenido, con variaciones naturales, proveniente en oleadas desde tiempos re'motos. Los 'oscu-

1 Los estudios sobre los efectos de la violencia en los campesinos guatemaltecos en estos ahos aciagos son abundantes. Por. ellos se sabe del traumatismo causado a la población indígena de Guatemala. Entre todo el material publicado. baste confrontar los dramaticos relatos publi- cados como testimonios en "Exdo de campesi- nos guatemaltecos a México", en Culcuilco, í'3,81 (6): 24 Vid., ademAs, Serglo Aguayo. El L o d o Centroamericano (México: Sep. 113f35, pp. 21-74 y Carlos Maldonado. Los refugiados guatemalte- cos en el contexto centroamericano en: Diná- mica Maya [México: 'Fondo de Cultura Econ6mica. 19%. pp. 33-355)).

Cfr. Adhn Galindo Blanco y Elioth GAlvez Aviles, La región de origen: Huehuetenango y Quiché en: Dinlmlca Maya [México: Fondo de Cultura Económlca. 1986. pp. -?&3)

El Corpus de'leyendas y cuentos populares mAs completos que sobre el departamnto de Hue- huetenango antiguo existen, se encuentra en

2

3

ros años de los oohenta hicieron variar brus- camente estas tradiciones populares de CB- r5cter oral, colmo jamás lo halbían sido en toda su historia.

Por tanto, la intención del autor es publlicar en forma global y articulada. estas narracio- nses recogidas durante aquellos años, así loamo algunas exlpresiones polpu'lares que en la zctualildad han apareciido en la región con evildentes transformaciones.

Estos y otros testimonios5 pueden sei-dir (de punto de arranque 'para la resiemlbra de los ipi;hcipios claves de la memoria colectiva

los archivos de'l Instituto lndigenista Nacional. Versiones mecanografiadas e inéditas fueron re- copiladas ,por sus investigadores entre lS4d y 1954. El autor agradece al IIN, la posibilidad de consultar este valioso archivo. Además, Cfr. Los textos publicados por: Instituto Lingüístico de Verano, [ed.]. Según nuestros antepasados ... ('Guatemala: I.L.V.. 1972, pp. 67-77. 93-13, 117-143) Adrián Recinos. "Cuentos populares de Guate- mala en: Journal of American Folk-lore, 15'18 [Vol. 31.. No. 122, 472457) Adrian Recinos. Mo- nografia de Huehuetenango [Guatemala: Tipogra- fía Sánchez y De Giiise, 11313, pp. 3í5í26) y Lilly de Jonhg OsDorne, 'Folklore, Supersticiones y Le- yendar do Guatemala [Guatemala: Sociedad de Geografía, e Historia, L65). Estos textos expre- san la temática de la literatura de la región, en su mayor parte referida a temas míticos y de historia antigua colonial.

Los testimonios que aquí se publican fueron recopilados por el autor en diversos viajes de investigación en 10s años 1975, 1278 y 1283. as¡ como por Patricia Hernández Fortuny en 11377 y Anantonia Reyes Prado en 15il. La documen- tación respectiva se encuentra en los archivos del área de folklore literario del CEFOVUSAC. donde pueden ser consultados como datos de referencia.

Hemos podido recolectar, entre otros grupos étni- COS guatemaltecos, una similcr muestra de Li- teratura oral, sobre todo entre los OuichBs; Cakchiqueles y Kekchies.

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en estas comunidades indíge'nas guatemalle- cas, ,que .en nuestros días han inilciado un lento 'proceso de revaloriz.ación de su propia y auténtica cultura en base' a un autodesarro- 1 1 0 más o menos autónomo. Estos testi,ma- nios ora'les son fiel reflejo de la almalgama cultural propia de la regibn, resultado de un (particular mestizaje a t,odo niuel, y de las nuevas formas de interpretació'n que han su- frita0 los element,os culturales en el interior de la sociedad indígena.' !El engarce 'de lo viejo y lo nuevo servirá de base qara la re- semzntización crítica de 1'0s n6d.ulos de la SO- cieded y cultura indígenas contemiporá8neas.

De la r;egiÓn de 'los testimonios

Las narraciones orales 'provienen de varías alideas y caseríos de 180s si'gubentes munici- pics; San Mi'guel Acatán, Santiago Cihi.malte- nango, San Rafae'l la Independencia, San kn- tunio Huista, San Pedro Necta, Santa Eulalia y Soloma.s Razones de espacio ¡"ponen .la necesildsd

de resumir al máximo los ,datos específicos, tanto ,históri'cos como geográficos, soc'iales y econ'bmicos de los' lugares est,udiados, y que den contextualizaciún a las narraciones orales.

Brevemente, se puede afimar que la.zona estudiada pertenece al d.apartamento de- Hue- huetenango. l o Ubicado al noroccidente de la

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7

a

9

lo

George 'Foster. Cultura y Conquista (México-Xa- lapa: Universidad de 'Veracruz. 1362. pp. ~ € 1 1 ; en torno al mestizaje en América y para Guate- mala. Vid. Celso A. [Lara Figueroa. Origen y dispersión del folklore guatemalteco en: La Trdición Populmr, 1983 (i9/20): 2-16.

Vid. sobre este mismo tema, CE~SO A. Lara Fi- gueroa. El folklore de Guatemala y dos danzas trrdicionder (Guatemala: INOUAT/UIP. 19d8, PP. 6-91.

Por razones de espacio los datos técnicos sobre la vida de las informantes. materiales recopi- lados, transcriptores y revisores, puden ser consultados en los archivos del Brea de folklo- re literario del CEFOL-USAC. en donde estan a la disposici6n del público interesado.

Instituto Geográfico Nacional (ed.) Dlcclonario Geográfico de Guatemala (Compilación crítica de Francis Gall. Tomo I I , Guatemala: Tipografía Nacional, 1981. pp. 272~297). Cfr. También para un anllisis histórico comparativo, Jorge del Va- lle Matlieu, Guía Socio geogrhfica & Guatemala (Guatemala: Tipografía Nacional, 1556, p. 229 y pusiml; Mateo Morales Urrutia. La división Política y Administrativa de la República de Guatemala. (Guatemala: Editorial IberiaJGuten- berg. 1'961, pp. 843-W), la excelente monografia de Adrián Recinos, op. cit. pp. 122-127: Charles Wagley, Santiago Chimaltenango. (Guatemala: Se- minario de Integración Social Guatemalteca, 1357, pp. 271-233, y CBsar Julio Mérida Vásquez, Hue- huetenango (Guatemala: Talleres CENALTEX, 1984,

Adrihn Recinos, op. cit. p 127-134

pp. 25-55].

rapú,biica_.de Guatemala, e'l departamento es .atravesado 'por ed macizo \montañoso de los C,uohumatanes, por lo que su territor,io tiene fuertes y marca,das diferencias topográfficas, con una variedad de su'ellos y cliimas que dan conio resultado una vocación agríscola de muy amplio espectro.

Su extensión de 7.400 km2, lo Convierte en uno ,de los depat3am.ento's más grandes de Guatemala, de igual manera, en uno de los más densamente pobiados l(58 ,habitantes por km2, calculado en base al ,cen.so nacional de (población .de 19811. Limita al ,norte y al .oeste con Chiapas, Méxilco, región con la qu,e guar- Ida estrechas semejanzas Pisicrgrá,ficas y cui- turales, al este 'con el Ouiohé y al sur con Quetzaltenango, San M'arcos y Totonicapán.

Las raíces históricas de H.ue'huetenango se hunden en el mundo prehisp5nifco. En la epoca colonial jugó un papel preponderante y du- r.ante el :período republicano tuvo ,una decisiva particilpación en la forlmación del Estado de las Altos hacia el final de la federación cen- traamericana en el si'glo XIX. Sin embargo, no es sino hasta 1866 cuando se le reconoce como un departamento totalmente inldepen- diente. Hacia finales del siglo pasado, al de- ,partamento de Huehuetenango logra su d,efi- nición geográfica, pues, como lo señal'a Adrián Recinos, "su territorio fue cercenado en los tiemlpos modernos por la cesión de la Lacan- donia y los municipios de San Francisco Mo- tozintla, Mazapa y Almatenango y quince al- deas que pasaron al dominio de México en el tratado de la línea divisoria en 1882". 1 1

Desde el punto de vista de su división saciapo.lítica, Huehuetenanyo está constituildo 'por 31 municipios. con una población total1 de 431 343 ,habitantes. Su población ,rural es de ría indígena de 284 344 (65,92% d.el total).I2 ría indísgena de 284 344 1(65,92O/0 ,del total. l 2

Por su cultura y su estructura socioeconó- mi,ca, Huehuetenango tiene un alto grad,o de dependencia de -la agric.ultura y ,una composi- ción étnica muy variada, ,con diversos grupos étnicm, tdos ,provenientes del tronco común mayense. 13

De tal manera que la cornposi.ción étnica es muy comlpleja. A nivel censal se maneja

1 1 Ibld., p, 2.

12 Dirección General de Estadistica. IX Censa de

13 Cfr. Otto Stoll. Etnografím da Guatemala. (Gua- temala: Seminario de Integración Social Guate- malteca, 1938, p. 237.247): Terrence Kaufman, ldiomu de MeroamCrica (Guatemala: Seminario de Integración Social Guatemalteca. 1974, pp. 37-48, y H. Dudley y Dorothy M. Peck, Edward Sywuka, 'Mam en Lenguas de Guatemala, (Guatemala: Seminario de Integración Social Guatemalteca, \19,%, pp. m~n3).

COblrciC, 1 m .

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al respecto un criterio subjetivo,, diferencian- do únimcamente dos grupos -indígenas y no i,ndí,genas--, que como fuente de infonmación para Breas multiétnicas como Huehuetenango donde existen, por lo menos, siete grupos lin- güísticos, dice muy poco y es más que ar.ti- ficial. N.o obstante, de ello se colige que el !predominio del grupo indígena en télrminos ,generales es ostensible, 248 344 ,habitantes, .lo que si'gnifica el 65,92% de la 8población de4 ,departamento.

En- tanto que el 34% no indigena está com- puesto 'por 146 836 habitantes. Es importante señalar que San Rafael 'la 1"hpenldencia es .el que cuenta con el 99,54%, el 'porcentaje indigena más elevado del departamento. De !los municilpios, Santiago Clhilmaltenango y Guilco s0.n los de "ryor población rural. 14

En cuanto a la ,definición lde los ,grupas étnicos de Huehuetenango, el 'panorama se vuelve aún más intrincado. Aunque la cues- tión étnica está en proceso de estudio en Guatemala, l 5 ,para efectos de este trabajo se tomará como criterio definidor el lingüís- tico ,por consideraflo menos reduccion.ista, aunque de suyo la Íengua crrmo factor cuil- tural no es lo suficientemente amplia para contener otros factores de tilpo Btnico defi- nitorio. D e tal manera que, seguire.mos acá la 'división lingüística ,d:e Terrence Kaufiman. l 6 #El autor reconoce seis grupos lingüísticos en el departamento de Huehuete'nango. hedo- mina el M a m , que 'pertenece al gru.po de ¡,dio- m a s mayoritari,os, s'egun'da lenjgua hablada en Guatemala, l 7 además de otros idiomas como el acateca, kanjobal. jacalteca, que es de donde Iprw'ienen los relatos recogidos. A pesar de la predominancia de los idiomas indígenas, el español tiene vigencia en todos los municilpios del departamento, j8 debido en alguna forma a las mi,graciones pend,u,lares a la costa. su del país y a las transformaoiones económicas de 1.a regiÓn.jg

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19

Cfr. Direccidn General de Estadística. IX Genao d. poblacl6n. 1 m 1 .

Entre las propuestas mAs recientes se encuen- tran las 3lguientes: Stephen, Stewart, Olga Pé- rez de Lara y Guillermo Pedroni, La Cuestión Etnlca (Guatemala: Dirección General de Investi- gaciones-USAC. 19B77] y la formaci6n de la Aca- demia de Lenguas: Mayas, proyecto de ley que se discute en el seno del Congreso de !a Re- pública de Guatemala, 1988.

Terrence Kaufman. op. clt., pp. 1819..

Guillermina Herrera. "Las IerÍguas guatemaltecas en la nueva constitución: un desafío, en: Cultura de Guatemala, 1983 [Aiio V, Vol. 1): 16.

Kaufman, op. cit., pp. 57-59 y Yolanda Lastra, "Las lenguas indígenas de Guatemala" en Diná- mica Maya (México: Fondo de Cultura Econó- mica, 1986, p. 143-1521.

Sobre este tema se han realizado estudios am- plios. Cfr., entre otros, René Arturo Orellana

[Dentro de este contexto, los probl'emas de comunicación y educativos cubran ribetes re- 'levantes en cuanto .a colmplejidad y falta de arraigo. La vida cotidiana inldígena choca fron- tahente con la concepción del mundo y de la vida na:cionales, pu'es su código de expre- sión es oral (por excelencia,20 en tanto #la educaaibn formal, de corte occildenta:l, es, por definición. escrita y vectori.a:l. Es decir, son expresiones diferentes y dif,erenciaIdas, y por 'lo.tanto dos tiempos y dos espacios interco- nsctados que aún no han llegado a canciliarse del "do.21 Por tanto, los relatos recogidos expresan la amaLgama del proceso histórico sufrido por estos grupos 6triicos y su ins.ei.- cidn en la trama de 1.a vida nacional contem- Iporanea. Scn manifestaciones precisas de la oralidsrd y persistencia de la memoria colectiva campesina indtgena. Por otra parte, estos tex- tos orgánicamente r.ecogido.s, son los pr'i,me- ros que se editan en tal forma, del departa- .mento de Hueh'uetenanyo.

De los testimonios orales

Los testimonios que a continuación se pu- blican fueron recopilados en la regitrn des- crita. Manifiestan con propiedad todos los elementos de la zona huehsueteca, y .forman .parte del acervo riquís'imo de la litzratui-a 'popular guatemalteca. 22

Para pod,er captar del todc el va'l,or de íos mismos, debe apuntarse, en apretada sínte- sis, e.1 signifi'cado, que tiene la literatura PO- pula:r como expresión bgsica del sentimiento colectivo, ya que es en el'la donde se haillan mejor interpretados los valores del mundo

González. Gu.temah: Mlgraclonar ' internas de pobloci6n. 1950-1973 (Guatemalal: Publicaciones del IIES- USAG. '11978. pp. 56-74 y passim). Ade- mh, vid. Carlos GuzmAn Bockler. Donde enmu- decen lu conciencias [MBxico: SEP/CIESAS, l~g86, pp. ,I 73-1791, y para un. estudio mas espe- cífico, Alianza para el Desarrollo Juvenil COmU- nitario, Diagnóstico. Municipio San Rafael La Independencia. Huehuetenango, h". < 787.

20

21

22

Esteban Emilio Monsonyi, "Raíces de la oralidad indígena y criolla, en: Oralidad en la literatura y literatura de la oralidad (Venezuela: Cusasrcc; .de investigación, instituto Universitario Pedagó- gico Experimental, 1985, pp. 12.301.

Cfr. al respecto, Celso A. lLara Figueroa, Notas para un curso de antropología de la Religión [Guatemala: Escuela de Historia, USAC, mim, 1.988), pp. 18-25; Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano. [Barcelona: Editorial Labor, '235. pp. 25-76 y passim) y para un estudio detallado. vid, el agudo estudio de Rafael Cabarrús, La Cosmovisión Kekchi en proceso de cambio (San Salvador, El Salvador: Universidad Centroameri- cana, UCA, 1979, pp. 75111).

La traducción .de estos textos al español la realizó el pi.ofesor Alfonso Ortiz, maestro de Educaci6n Bilingue. hablante M a m y de otrcs idiomas indígenas de la región. Labora en PRO- NE,BI, del Ministerio de Educación. La revisión y adaptación de la traducción la realizó el autor.

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,popular y tradicional. 23 Así 1.0 cree Antonio Gramsci, cuanido afirma que el rasgo dis:in- tivo de la literatura tradicional en el cua.dro de una nación y una culltura -en el caso d'e Guatemala, multiétnica y plurinacional--, no lo es el hecho artístico en sí, n.i el olrig'e,n .his- tórico de la misma lo que debe ponderarse, sino su modo ,de concebir el #mundo y la vida en contraste con la solci.edad c~ficial, eruldita y-letrada. E.n e!llo, zgre!ga Gralmsci, estriba 13 colectividad de la literatura de t.radici0n oral. 24

La ,lite:ratura popular, inselpa,rable de la vi'da cotidiana del1 ,pueblo, está cargada d.e simbo- (Ibsmos, motivados por profundos sentilmienitos saciales a través de los que se mani,fiesta la 'personalildad de la socieded en que .moran.

La literatura popular -ora¡ y trafdicional--. es portadora de sentimie.n'tos colectivos que no .pueden expresairse en. etl .pl,ano de .la rea- lidad objetiva lpor distintas razones -en Gua- tema.1~1 mAs que en otro lugar de Asmerica La- Qin,a-, .por la que su vid,a se desarrolla ,en la esfera de 'lo immaginario, y su protesta y a,nta- gonismo se .desarrollan a nivel .de lo .fantástico (Cfr. ejemplos 1, 8, 10 y 11 .de esta muestra).

,De tai manera que la iiterat,ura .de Corte tpo.pu,lar -en particu1Ia.r los mi,tos (r,elatos ex- Iplicat,ivos); cuentos y I'eyendas--, constituyen un espaci.0 cangaldo de siiniboliemos y por lo ,tanto, implícito, len el que se patentizan feha- cienteimente los valores estéticos de.1 grupo social y étnico que lo ha 'hecho suyo (Cfr. ejecmplos 1, 6 y 9). D e alhí que estos mensa-

, je.s historicos y simbdicos de la literatura oral se vayan ca,tgando de s.i.gnificado en el ldecurso del 'prpceso histórico que Ices deter- mina. C;laro ejbmplo de lo an;terior son las leyein.d.as que -aquí se ,pcrb;lican. En otras pala- bras: ia forma tra,dicicma'l permanece (cue,ntos, ll~eyendas, romances y corridos), pero su si,g- nifi,caci6n varía de acuendo a la impronta his- tórica y al 'grvpo étnico y sco1cia.i a'l cual per- te,necen. Y esto últimmo es evi,dente en esta ;muestra.

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Dentro de este contexto, los testi,monios fueron recog;dos en ildiama ma", acateca, kanjobal 11, 2 y 71 y en español (3, 5, 6, 8, 9, 10 y 11).

23

24

Para una mayor amplitud sobre el tema, vid. Celso A. Lara Figueroa. "Bases teóricas para el estudio de la literatura popular en Diario La Hora 198:: 25 y BE de abril: 2/:l:l; y Eduardo Galeano. Literatura y cultura popular en Am6- rica (Latina: diez errores o mentiras frecuentes en Colombres (comp.), et. al., La cultura popular [México: Premie Editores, drjs39.

Antonio Gramsci. ".Observaciones sobre el fol- klore" en Antología [México: Siglo XXI edito- res, '11578, pp . 411&491.

Se trata de relatos mitolólgicos, 'leyen'd'as históricas y cuentos #populares. Refl-ejan con aguideza ¡a cui!ltura de la zona hueihueteca an terior a la desairticu'lación del mundo indígena por (la vi,ol,encia d% ,los añcis reci~entes..~~ Su i~mpo.rtancia estriba en que son relatos míticos muy antiguos y forman parte de I'a im e mor iza coi1 ec'tlva de H ue h u ei'e,n ango. I nte re- sa, .por tanto, darlos a conooer, pooque es posi!ble d y sólio la investigación de campo será la quie apo.rte la respuesta-, que estas ancestrales formas de cultu%a se ha'yan ex- tinguido, o ,bien lúnicamente transformado, pero de ts'l maner.a que en la ~actua,li~dzd sean otras formas culturales las que predominen. 'En tal sentildo, el autor sos-tife,ne colmo hi,pó- tes'is que estas formas cu1~tura~le.s p- wnanecen en e'l sustrato bási,co de la cosmovisiivn cam- pesina (indígena y mestiza de la regih), si ibien, aparentemente, las fmmas exteriores están sufrlimdo transformaciones. Nuevos tra- bajos ,de campo permitirán prohmldizar en este aspecto.

Observaciones sobre ,los testimonios 26

El relato mitológico "La tejedora y el co.li- brí" (1) 0frec.e una am~pli,a gana de as.pectos relacimados con re.minivosncias prehispáni- cas, específoamente 'las formas ,de tejer y las transformaciones. má'gicas, el nahual. 27. Pa- reGe ser que constituye un tema co1mú.n entre el camipesino i.n,dífgma de varios grupos Btni- COS, pues ha si,do twporkaldo #por eil Instituto Lingüístico, de Verano para ias re'giones Az,utu- hil y Cakchi'quel.28

Las leyendas histivricas (2, .3, 4 y 51, son auténticos relatos lde lhistoria oral, 29 que

25

26

27

28

29

Miguel Angel Reyes. "1Guatemala: en el c.amino al hombre nuevo en: Boletín de Antropología Americana 1985 (111 : Yl-7W.

'Por la brevedad del espacio los comentarios SB .han reducido al mínimo in'dispensable.

Dennis y Jean Stratmeyer. "El Nawal jacalteco y el cargador del alma, en: Estudios cognitivos del sur de mesoamérica. (Hallen L. Neuenwan- der, editora) [Guatemala: Instituto Lingüístico de Verano: Museo de Antropología, 16i77, pp. 33~6.3.

.Instituto Lingüístico de Verano (ed.). Cuentos folklóricos y algunas expresiones personales en Tzutuhil y en español. [Guatemala]: ILV, 1578, pp. 123-1'3 e Instituto Lingüístico de Verzno (ed.1, op. cit., .(IW2), p. 79.

Vid. para la jmportanci,a ,de la leyenda histórica en Guatemala, Celso A. .Lara Figueroa Contri- buci6n del Folklore al Estudio de la Historia [IGuatemala: Editorial Universitaria, .Í!377, pp. 185-2iGlaI. Andr6s Ortiz Garay, La historia como saber popu;lar] entrevista a Andrés Aubryl" en: México indígena, W 8 1 , 16 : 8-1.2 y José Gil Zúiíida, ,Historia, historiadores y clases sub alternas: A propósito de la experiencia de La Aurora , en: Memoria y Cultura popular costarri- cense, [San José, Costa Rica: Centro Nacional de Accidn Pastoral, 191, pp. 53-7431.

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reflejan la forma en que los es,pañoles Icgra ron penetrar en ,la mentalildad indígena c m o1 objeto ,de afianzar su cultura. Este timpo de leyenda, es m u y común en Guatemala, ;y ha :ha sido reco'gido en casi t c , h ¡as ehias del ,país. 30 ,En su 'mayoría si'guen la *misma es- tructu ra Ióg i ca.

Finalmente, 'los cumtos populares (6) r 2 f b jan ia confluen'cia contempor8ne.a dzI mesti- zaje. Los informantes de quienes se recogre- ron est0.s relatos mantienen un sostmido contacto con otros grupos étnicos y sociales no sdlamente inldí,genas sino especialmente mestizos, al bajar anuahente a la cost,a sur al trabajo agrkola en las fincas de caña d,e azúcar y caf6.

ksta jltima aseveración la pudi,mos com- probar plenamente, en la medirda que tanto los motivos como 1.0s informantes, bajan de sus respectivos pue'blos de Huehuetenango a E,scuintla y Mazatenango constantem,ente, por .lo menos hasta 1985. Es más, dl autor le ha sido posible rastrear versiones de cuentos (populares desde el Oriente de Guatemala a Huehuetenango, pasando forzosamente por la costa Sur de Guatema,la. 31

En un viaje de investigacion ,prospectiva en 1986, el autor logró obtener una variante 'de la versión ,del cuento (7), en Santa Eulalia, que ,por su ext?ensiÓn no fue lposible incluir en esta muestra, pero que s.igue e:l .mismo proceso 'pendular dei Oriente al Occidente de Gsuatemala.

Finahente, estos testimonios .cobran vigeii- cia cuando se examinan como parte de la cos- ,mcvisión .del c.ampesino indígena de la región ,de Huehuetenango, en franco (proceso de trans- formación, .pero también con un xralgo pro- fundo en 'las antiguas tradicioixs. Permanecen y 'permanecerán porque forman parte de la i'diosincrasia d.2 estos pueblos, D e ahí su vasior .

1. La tejedora y el colibrí

Una vez había uil patojo que estaba pa- seando. De repen:? llegó a un rancho donde había un naranjo enfrente. El naranjo tenia muchas flores muy blancas, y había una pa toja muy chula sentada debajo tejiacdo. Al patojo le gustaba mucho y cuando la vio des- de lejos quiso estar con dla y platicar. pero

30 Jaime Búcaro Moraga, Leyendas, cuentos, mitos, y fábulas indígenas (Guatemala: Instituto Indi. genista Nacional, 1969).

3' Cfr. los trabajos de Celso A. Lara Figueroa. Los cuentos de nunca acabar en el folklore guatemalteco: en: La Tradición Popular, 139: (35) : 2-54 y "Los caballos mágicos en el fol- klore guatemalteco, en: La Tradición Popular, 1982 (410) : '1-24.

no cpodía entrar porqu,? eil ,papá ,de el'la estaba en e'l rancho y el ,patojo tenía miodo. Pero le gustaba ,mucho y quería estar ya ahí con eiia, pero tenia ,mucho .miedo.

flores y dijo:

-¿Qué hago ahora psra podet" ciiamc'rar a esta Ipatoja? No aguanto 'la gana de no hab,!ar con ella, no eguanto lqu~e dla !no Iilegue a ser .mi mujer. Lo que voy a hacer es oonvertirme en un ani,mal., pero no un animal malio, por,que si me convierto en :un anilmal ma'lo se asusta la patoja'y a ¡o mejor 'me mata. Mlajor que me convierta en un colibrí para que le guste yo.

.Entonces, se conv.irti6 en un CGsli.brí, salió vdand,o y se fue a pa1ra.r al naranjo. Estaba volando muy rá:p5do y empezó a colmer en las flores. Estaba !hacie,n:do Cmuoho y era de color. ' ~ J Y bon i t o.

El patojo vio que el naranjo tenía much.as

La ipatoja estaba t.sjien.do y cuanido se dio cuenta del colibrí, de una 'vez fijaba los ojos en 61 y le gust.aba mucho, ,ya no 'hacía su huilpil, le gustaba 8mucho el coli.brí y su collor. El collbrí vio (que la patoja se fijaba en 61 y por eso ,hacía más todavía, a veces !llegaba m u y cerca. Entonces, .la patoja dijo:

-Es muy bonito ese ani.malito, pues ¿qué hago para pod,er tenerlo?, ¿se dejará 61 o no? Si se deja voy a hacer uno en ,mi huilpil, i.gual a ese, .lo voy a hacer muy chulo. Y que el colibrí nunca se iba. Entonces, la patoja llamó a su paps y llegó e:¡ señor, el iwdio. Ei.1.a le dijo entonces:

-Tata, mirá a ese anima'lito ahí. IMe gusta mucho, ¿por qué no me lo matás? Quiero hacer uno en mi huipii, me gusta mucho.

Entonces, con mucho cui.da,do se fue el papá 'de la patoja, pero el co'librí no hacia nada, ni siquiera se movía para que no lo matara. Poco a poco llegó el señor con 61 y en ia pí-i- mera prueba lo agarró. La patoja estaiba muy contenta, luego dejó su huipbl y lo agarró de su .pa,pá. El colibrí no hacía nada. estaba en las manos de la patoja y estaha muy z'iegi-e. Y la patoja ¡e dijo a su papá:

67

-Tata, buscáis un lugar y pongfimoaio den- tro. r,o aguanto soltarlo.

Y buscaron una jaula y lo pusieron adentro y ce:r-a;-oii la puerta. A la patoja 1.2 gustaba tanto que no comia y tsiiibién al colibrí ¡e gustaba la patoja.

Al anochecer lo ~pusi?~.oi: en cI rancho, ?era el rancho estaba dividido en cuartos y los papás dormían en un cuarto y la muchacha doi-niia en otro, solita eiia. Cuando se fueron a dormir -los papás lo pusieron con ellos, pero

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e'l colibrí 'no se confcir'maba con quedarse con ellos y se qued6 apena'do; ccrmenz6 a ,hacer ruildo, que se tiraba ,con los 'ledas de la jaula y chillaba mucho y toldo.

La ,patoja lo estaba oyenldo .y se puso m u y triste, y dijo:

-Y si se muere este cqlibrí ... está .muy agltad,o, no lo aguan:to. Y se levantó pues. Abrió la puerta, entró dondle estaban Idurmien- do sus .tatas y dijo:

-Voy a llevarme este pajarito ;porque está m u y sgi,tado y tal vez se v a 8 morir, ja'l'oyen?

-Ta',bueno ,pues, I~l~ev~telo (pues, a ver si no te ;quita el sueño- le dijaron.

Se' lo llevó ella y lo puso al lado d e su ta- pexco y se acostó otra (vez. Y el colisbrí ya no hacía nada y comenz6.a pen.sar:

-¿Qué hago ahora, pues? A saber si se asustará esta lpat,oja por #mí (Npe.ns,alba el col¡. brí). 'A 61 íe gustaba tanto iia patoja que (quería enamoraflla y quería que Iliegara a ser su .mujer .

E,ntonces, con ,muoho cuidado, idespacito, se convirtió atr,a vez en patojo. Y así, I ~ O a POCO se le .acercó y 'le habló (a la patoja]:

-No te sustés. te iquiero mucho. Te quisie hablar .ayer, pero ahí estaba tu tata y tuve mi.ed.o, por eso buslqué la forma de ,verte y # m e convertí en colibrí. Amhora que estamos sollos, ¿qué m e decís? D e veras, es cise;rto, te quiero

' mudho y no ,aguanto drejavte. Y qui.ero que m e digas ahorita: ¿'me qver8.s, vos?, polrque lo que es yo te (quiero con .tdo mi corazón y ,par,a siempre.

El patojo era muy blanco y cuando la pa- toja lo vio quedó toda chiviada y no le dijo a.1 :patoj,o que lo quería a el. El patojo era m u y Manrco, ella sdo le dijo:

. '

148

-Pues, m u y :bien -le dió su promesa a;l patojo, 'verdad?

Entonces, como dlos estaban en un cuarto aparte, 'por fuerza tenían que pasar 'por donde estaban du.rmfi,endo sus pa,pás de ,ella.

Y éI le dijo a la patoja:

-Lo que yo quiero es. que nos vaya,mos ahori,ta mismo.

-Muy bien, si querés nos valmos ahorita -le dijo la patoja.

Y es que elila quería mucho al fpatojo y por eso 'no le costó dar'le su promesa. Entonces le dijo:

-EsperAte, que se queden bien dormidos mis tatas y cuando 'sa'lgamos, 'pues, que estén dormi.do8 de seguro.

Y 81 le preguntb:

+Es cierto ;lo que m e decís. ¿No m e men-

-No. 'pues. es #vended. -le dijo ella.

El, 'patojo ya estaba muy contento. La pa- toja con. mucho auidado abr.¡ó la puerta del cuarto dmonde estaban sus 'papás y 1.e d'ke que esta,ban lbien dormi'dos. Y le diJ.0 el patojo:

tís, verdb?

--VonCts, ahora, vos, pues.

Poco a poco, despacito, salieron, pasaron con ellos, le lquitaron la tranca a \la puerta del rancho y salieron. Cerraron qulsldito y se fue- ron, pues.

Al amanecer, los palph d'e la mpatoja vieron que ya. no esta'ba. Y :+a nana, alaraquienta, comenzó a llorar y a entristecerse, y le dijo a su marido:

-Andá a .buscar a mi hija, donide sea, y me la encontrarás. ¡,Ay, i?i hija! -decía la vi€- ja--. Y es que es F: rjnica. iDÓn'de se ha ido mi 'corazón? -d,ecia, pues.

Y se fue el señor, el ta,t.a de la patoja, maii- ,dado ,por su .mujer y los 'buscó en todo lugar pero .nunca l;os encontraron. ¡.A salber a dóntde se fueron, si lejos o cerca!; la gente dice que nunca los hallaron, [pues.

Juan Schutuc Bulej, Santiago Chimaltenango

/:

2. El origen del Santo Patrono en San ,Miguel ' Acatán

H-a'c,e mudho tiempo, alfgunas gentes que venían deí .pueblo 'de Santa Eulailia, llegaron -al lugar: ,que 'hoy se conoce c o m o San Mi- guel Acatán con tal (de establecerse 'y buscar tierras para sus siemlbras.

U n día, dos homibres viejos buscaban un lugar seguro $para medir sus sielmbras. Re- corriendo aquellos cemos 'desculbrieron un ár bol de :pino muly alto que 'les l~lamó la atenciÓ;i. Ael instante se soriprs.nidieron porique recostado sobre el pino esta'ba la smnbra .de un hombre de8soonoci,do 'y vistisendo traje de oro, sostenía en una mano un escudo y en la o'ira una espada.

Estos ancianos no conocían a niliyÚn otro santo más que a la Virgen Santa Eulali3, quien residía en el lugar que Ileva'su nolmbre situa- do al oriente y rodeado de grandas montañas. A ella se dirigieron rálpidamente para inFor- marle; después de oír el cuento Santa Eulalia

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se distó para acompañarlos hasta al lugar de la aparición. Como los vlejos no habían mlen- tido, 'pues Santa Eulalia reconoció aque)l ham- bre como Siln ,Miguei Arcángel.

Entonces, 1.a Virgen dijo a los dos in.dí,genas que San Miguel Arcángel ha,bía ,sido nombrado para servir (de lpatrono' en ese lugar, que sería poblado por muchas ,gentes y que 61 colmo pa- trono, sería el encargado lde vel.ar por la se- gurildfed ,del puebllo que se forlm,arí,a. Después la Virgen se regresó a Santa Edlallía.

Los dos vi'ejos vileron otra vez 'al árbol de pino pero no lograron ver a Sain Miguel. Ar- cáng 4, porque habbía 8desapareicildso. A los tres días vrrl,vieron 'al mismo lugar y en vez de encontrar a .San .M'i,guel en persona, encon- traran una imagen exactaimente igual.

San Miguel Arcá,n.gel habló a los dos viejos en su 'lengua y les dijo:

M e llamo Migued (ayinchwik mleque.ll. Soy San Mígue'l y talmb,iéln soy Calplitán, v,eiigo a vivir con !ustedes y de hoy en a,dsltante seré su patrono. Así !pues, quiero que m e levanten aquí mismo, en donlde está el .pino, u'na igbesia que quedará situada en el centra del puebio que se foomará. H e caminado (por muchas naci,ones, entre ellas Clh'iapas. México, Hon- duras y Estados U.nildos, en donde he formarlo gran cantidad de Ipueblos. Lo mismo he hecho con San Juan Ailitá:n, San 'Peidro Soloma, San Mateo Ix+atán y Sanlta Eu,lail,ia, pueblos cerca- nos d de ustedes y en donde son patrones :los santos que les dije. Y .siemipre he procurado dejar biren a todos los pueb.ios que visito; e3 San (Mate0 dejé una ,mina #de .donde los ve- cinas puede.n obtener sus pistos.

Los dos viejos, después de oír -las palabras .de San Migue'l Arcángel, buscaron la forma de haoer la iglesia, .la que constriyeron aun- que 'pequeña, al ,pie de'l arboll de pino, llevaron allí la i,magen y devotamente la asistían. 'Más tarde, llegaron muchas .gentas de distintos lugares; así formaron el puebllo tal corno i3 anunciara San Miguel, al que pusieron su nom- bre para distinguirlo de los demás. Después botaron el .pino y construyeron una iglesia grande con su lugar especi'al en donde colo- caron la .i:magen del santo patrcno.

Pedro lxhuatén Lópzz, San Miguel Acztan

Pedro Jocopilas 3. El arigen del Santo Patrono en San

Hace ya muchos añas, llagaron al iugar qUE hoy se conoce con el nombre de San Pedro Jocopilas muchas personas para quedarse ahí. Dado que exn inuchos formaban un pdeb!o. en donde además de sus casas, construyeron una iglesia para adorar una .imagen cristiana que deseaban conseguir pero no sabían por

cual decidirse. El ,pueblo estaba muy ,bonito, (pero no había si,do bautizado con el nombre que hoy tiene ni con ningún otro.

Pero sucedi6. que cierta vez un señor d'sl pueblo, anmdaba en una montaña czrcana, p : ~ cisamente en el lugar 1;lamado Sak'rip'd (no tiene traducción al Caste'llano), en busca de un árbol .grande para hacer kñ;a, la cual ne- cesitaba para hacer fuego en su nanuho y hacer sus &mentos. Dmpués de h'aiber recorrido gran parte de .montaña encontró e4 5rbo.l que ,buscaba, del cual pensaba sacar -buen prov.ec,ho.

.E!mpsrÓ a botar e'l árbol y cuando ya caía y se inclhaba sobre uno de sus lados, vio caer a sus pies un escaparste. que de una d.e las ramas altas se 'había desprendido. El hrbo! cayó y al leñador asustado !pudo apt-e> ci.ar que ;dentro ddl escaparate se encontraba una ¡Imagen en la que reconoció a S.an Pedro.

El señor se .asustó ante aqudla aparición maravil'losa y al recuperar la serenidad, se aprestó a alzar el escaparate )para 'llevarlo al pueiBlo, pero nq lo logró ,porque no tenía mu- ohas fuerzas. Por ello se apresuró a llegar a su (pueblo en donde cont6 lo que habia ocurrido. T,oda la gente lo oyó con atención y creyó en sus ,palabras, (pues era un hombre respetable. Ento,nces varios vedinos se diri- gieron al lugar en donde estalba el escaparate,

También fue una marimba que tocó en todo el camino.

Entre varios hombres alzaron el escaparate y lo transportaron con gran seriedad ,hasta el pueblo; al igual que el señor todo ell vecin- dario reconoció en aquella imagen a San Pedro y. dispusieron que ?uera su Santo Patrono. Ese mismo día colocaron 'la 'imagen cn el templo qué ya tenían construbdo, y .n.o le hi- cieron más ceremonias por eil molmento.

Al día siguiente, al amanecer todo el pueblo se dirigió a la iglesia a visitar la imagen del Santo Patrono, pero cuando llegaron se sor- prendieron de no encontrarla en su siti.0. Fue- ron entonces a buscarla por .todo el pueblo pues suponían que la habían robado. Como no apareció. se fueron al lugar en donde ha- bía aparecido al leñador y allí la encontraron.

La translportaron nuevamente hasta el pue- blo y ,mandaron a decir una misa: con ello San Pedro quedó complacido y se quedó en el pueblo, y desde entonces reconocieron a San Pedro como su nahual y dieron su nombre al pueblo.

llevando d a s , incienso 'y que,mando coheta,a. 69

Juan Chumán Calé, San Pedro Jocopilas

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4. El origen de la Santa Patrona en Malacatancito

El pueblo dle Malacatancito se fundó antes en la .aldea )que se conoce holy con el nolmbre de San Ra'món. En ese entonces no er.a más que ,un caserío pequeño en el que un día apa- reció una imagen de la Virgen Santa .Ana. Quienes la encontraron se convirtieron en sus devotos y como e.1 caserío ¡Iba eln aumenbo de población, muchas otras gentes se unieron a su ,devoción y le construyeron un templo al cual llegaban a adorarla y a pedkle pro- tección.

Pero el 'pueblo tuvo que ser ,trasladado a otro lugar, en donde h.oy se encuentra, (no m e acuepdo ah0r.a por qué se cambiaron de lugar) 'pero se 'Tlevaron todas sus cosas, 1.0 mismo lque la imagen de Santa Ana; pero a la Virgen no le gustó el cambio y varias veces desapareció del lugar en donde la colocaban, 'hacienido nuevas aparilciones en el caseríso San Ramón. Entonces los c.himanes rogaron a la Wrgen que los acompañara porque la necesitaban para que velara por todo e'l pue- blo. La Virgen acelptó el tras!laldo y ellos le levantaron una nueva iglesia.

Pero prácticamente el caserío San Ramon quedó abandonaido porque las pocas gentes que siguieron vivienido allí, como no tenían ninguna ilmagen que adorar, no llegaban a 'la iglesia y lo dejaron abandonado. El tielmpo lo destruyó, ahora existe sólo uno de sus muros, está en ruinas.

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Antonio Cruz Siquibaj, Malacatancito.

5. El origen del Santo Paaono en San -Antonio Huista

El pueblo que lleva (por nombre Sa.n Antonio Huista, antimguamente .apenas si era un case- río. Por ese tiemspo unos anlcianos encontra- ron una imagen de San Antonio, en el paraje llamado "cementerio viejo", situa'do a medio kilómetro da1 ,poblado. Regaron :la noticia y todo el pueblo tomó camino al lugar a darse cuenta con sus propios ojos de la aparición de la imagen.

Como sabían que los "santos" existían, no quisieron dej,ar abandonado a San Antonio y lo llevaron al centro del caserío, en dondc levantaron una iglesia. Desde esa época fue nombrado San Antonio, ' .patrono , de lo co- m u n ida d.

Poco a poco fue llegando gente que venia de distintos lugares a vivir al caserí,o y en- tonces, junto con los que ya vivían ahí, fua daron un pueblo al que llamaron San Antonio I-!uista, en honor al scnto patrono encontrado.

Viviano Chij Saenz, San Antonio Huista.

6. Los Tacuacines

Resulta que en cierta selva había una fa- milia de tacuacines. el padre y la madre, y tu- vieron un chiquito y entonces la mams mera deseosa de que su hijo fuera algo, le dijo a11 papá que fuera a buscar al animal m6s valien- te al monte y que 61 sirviera de padrino de su hijito.

Salió el papa y fue a buscar a la selva, y VIO a un león y le hablb, le dijo en esta forma:

-Señor león, no quiere usted servirnos de padrino, pues tenelmos un nuestro hijito pe- queño y queramos bautizarlo.

cuándo es eso? -Con mucho gusto -dijo el [eón- iy

-Mañana )mismo.

Al día siguiente se prspararon y fueron al bautizo. O.tro anilmaiito -no recuendo- fue. el que sirvió de sacerdote y 1.0 bautiza,ron. Pues .muy conierltos ¡os papás se Idespidieron del .león y se fueron para su cueva. .Pasarun unos cuentos meses y le dijo la mamá tacua- cina al 'papá tacuacín:

-Vé -le dijo-, nuestro h,ijo se va a que- dar muy inútil, por que no lo llevás con el colmpadre, que nos ayude 61, que lo haga ,hombre porque si no se va a -criar haragán -¡e d,ijo- y el día que nos muramos no va a poder ganarse la vida.

-Pues .de veras 4 e dijo el tacuacín--, tenés 'razón. Voy con el colmpa'dre.

Y fue a buscar al compadre a la selva y le

-Compadre, vengo a hacerle u'na molestia.

-¿Y qu6 será? -le dijo.

--Queremos que usté se lireve a nuestrr,

-Está bueno --dijo el leirn.

dijo:

hijo y nos lo enseííe a ser hombre.

Y le llevaron pues, al tacuacincito y SI? lo llevó éI ,para lo más profuncdo de la montaña y allí do 'ponía a correr, lo ponía a brincar y cierta mañana le dijo:

--Vení -le dijo-, te voy a enseñar cómo se cazan animales.

Y entonces se lo llevó a una fuente de agua donde iban todos los animales en las mañanas a beber agua. Entonces buscó un palo cerca de la poza esa y se subió € 1 león y se puso a dormlr y le dijo al tacuacincito:

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-¡Listo! cuando mirés que vengan las ore-

-Está bueno, padrino.

Y esperó un rato. D e repente se asomó un

+Padrino, paldrino, aí vienen las orejonas!

-A¡, no seas tonto. .Esos son caballos, las

jonas me avisás.

montón de cabalilos y le dijo:

orejonas, te dije yo.

-Arh .bueno.

Al .rato venían un montón ,de nwililos y en- tonces le dijo:

-Padrino, pedrino. aí vie.nen las orejonas.

Y se levantó el ,león:

-No seas tonto. .Esas son .las cac.hudas.

-Ah bueno -le dijo-, entonces voy a e'star I i Sto. 'pues.

Entonces: Y al rato venían un imontó'n de ,muletas.

-¡Padrino, padrino!

--i(rué hay?

-Allí vienen las orejonas.

Entonces el leon se levantó y se puso a ver:

-Esas si son -le (dijo- ilisto pues! Vmas a hacer lo que .yo haga.

-Bueno -le dijo.

Vino el leósn y se tendió sobre una rama. Cuando empezaron a ,pasar los muletos, miró el que estslba )más gordo, relumbroso. de una vez, y se le fue enci.ma, lo rajó y se pus80 a comerle las entrañas y el tacuacincito a la- mer la sangre, entonces; así que se llenaron le dijo:

-Ya vistes cómo lo hice yo.

-Sí padrino.

-V.aya, ya te enseñé a ser hambre, pues -le 'dijo-, ahora vos vas a enseñar a ser hombre a tu papá.

-iAh bueno, a ver si quiere 61.

-Ah ,pues, aí 1.e ,preguntás -le dijo.

Y al otro día fue a esntregar a'l ,tacuacin y le dijo al papá del tacuacincito:

--Bueno, ya enseñé a ser ho,mbre al tacua- cincito, así es qus a'lhora se ,lo vengo a entre. gar, compadre.

-¡Ay! muchas gracias compadre, no salbe

.Bueno, le hicieron algunos regalos al león y se ,despidió y se fue. Al 'otro dia le dijo el tacuacincito al. .papá: -Papá, jno .quiere que le enseñe a ser

hombre?

cuánto se lo agraldecemos.

-Cállate vos, ¡qué vas a saber!

-No -4e ,dijo- es que alhora ya soy ho'mbre y lo 'pu.edo enseñar a usted.

-Pues está bueno, vaimos mañana a pro- bar a ver qué m e enseñás.

Y al otro 'día se fueron ail mismo lugar. El tacuacín buscó el mis'mo avbol y sé sub,¡ó sobre e! árbol y hizo colmo quNe se 'pwnía a dor- mir y le dijo al papá:

-Mire ,papá, cuando 'venga las orej.onas me recuerda.

-Está bueno, 'm'ijo -le dcijo.

Y en eso venían un montón de caballlos 71 y entonces le dijo:

-Hijo, hijo, allí vienzn las orejonas.

-El tacuacincito a'brió los ojos y miró:

-No sea tonto, pspá, esos son caballos: las orejonas le dije yo.

--Está bueno, hijo.

Y 'se ,pasó otro rato. En eso venia un mon-

-Hijo, hijo, al¡í vienen las orejonas.

El ,tacuacín miró otra vez.

-N$o sea tonto, 'papá, esas son las cachudas.

Y (pasó otro rato y venía un montón de

-H,ijo, hijo, aí vienen ,las orejonas.

-Esas si son -!le (dijo-. Listo pues, mire

tón ,de vacas:

.m u I e tos.

cómo voy a ,hacer yo.

Y 'donde pasó el muleto más grande, se le fue encima el tacuacín y se le prendió de ¡a crin y dice el muleto a corcovear y patada y patada y salió corriendo con el tacuacinciio. Lo hizo pedaios en toldo el camino ahí para

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su casa, ,para el Ipotrero. Y entonces vino el papá y se bajó todo afli'gildo y se fue a ver donde estaba su hijo: por aquí encontró una patía, más allá encontró una orejita, más aflIá la cola y total de que lo hizo Ipzidazos y me monto en un potro para que m e cuenten otro.

I:uwa Guatemala de la Asunción, Guatemala, marzo, 1989.

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CELSO A. LARA FIGUEROA. Guatemalteco. Investigador principal del Centro de Estudios Folklóricos de la Uni- versidad de San Carlos de Guatemaia. [Ver Oralidad 1. 19881.

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INFORMACIONES

REUNION DE EXPERTOS SOBRE RESCATE DE LAS TRADICIONES ORALES~DE- - - - AMERICA LATINA Y EL CARIBE

La Habana, Cuba 20-23 de mayo de 1989

En seguimiento a la Primera Heunión de Expertos en Tradiciones Cra!es organizsda por la Oficina Regional de Cultura de la UNESCO en La Habana, del 14 al ri.3 de julio 'de 1586. se convocó a la segunda Reunión sobre rescate de las Tradiciones Orales de América Latina y e¡ Caribe que se celebró también en esta capiti:l del :Zc¡ al 23 de marzo de 1C33, con el objetivo de revisar los métodos de investigación y definición de prioridsdes, en torno a la Cultura de Tradición Oral.

Participaron en esta reunión. expertos de México, Guatemala, Cuba. Venezuela, Chile, Perú, Ecuador y Brasil (ver Lista de participantes).

La sesión inaugural, que tuvo por sede la Casa de las Américas estuvo dedicada a la presentacidn :de la revista Oralidad.

Al hacer uso de la palabra, el Arq. Her- nán Crespo Toral. Director de la Oficina Regional de Cultura de la UNESCO. entre otras cuestiones. expresó:

"La UNESCO -por mandato de sus Es- tados Miembros y como una de sus razones de ser- viene desarrollando una valiosa labor tendiente a la afirmación de las iden- tidades culturales no sólo mediante i;~si campañas de recuperación de los grnridus monumentos, de las ciudades y núclcos urbanos declarados Patrimonio de la Hu- manidad o las acciones para la conserva- ción de los bienes muebles, sino mediante las convenciones que protegen el patri- monio cultural contra su depredación o ani- quilamiento. Su obra se basa en la firme creencia de que gran parte de la memoria cultural de los pueblos está afincada en sus ,bienes culturales, en los testimonios tangibles de su .pasado."

"Pero la preocupación de la U N E S C O no sólo se ha restringido a la conservación del patrimonio físico. Desde hace algunos aiios, exactamente desde ES$, incluyó dentro de su programa cultural, por orden de -la Vigésimosegunda Conferencia Gene- ral, un acápite destinado al inventario, acoplo y estudio del patrimonio no fisico".

"Asimismo, ha patrocinado los estudios necesarios para la adopción de un instru- mentro internacional para- la salvaguarda del folklore, cuyo anteproyecto -luego de los largos trámites requeridos- será pre- sentado para su aprobación a la Vigésimo- quinta Conferencia General de la U N E S C D que se reunirá en París este año."

"Dentro del patrimonio no físico, cuya de- finición ha sido motivo de encarnizadas polémicas por parte de los especialistas, hay un consenso de que su esencia está en la tradición oral la que ha nutrido y sus- tentado la cultura. Lo insólito es que esa palabra dicha por el hombre, por los hom- bres, de generación en generación. esté en peligro de extinguirse. Su vulnerabilidad es grande ante la agresión a la que están sometidas ciertas culturas que la ateso- raban y el deslumbramiento ante ciertos 'paradigmas' o modelos de un mal con- cebido desarroHo."

..." Por eso, el acto que cumplimos esta mañana es reconfortante. La presentación idel primer número de la revista ORALIDAD publicada por la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de :la UNESCO, que contiene importzntes estu- dios de varios de los destacados espe- cialistas que se encuentran aquí, en esta sala y. que en breve iniciarán una Reunión para fijar el futuro de las investigaciones en la región, implica un paso concreto, una valiosa contribución para la afirmacion de una de las facetas de nuestra identidad cultural. Uno de los rasgos distintivos de Latinoamérica es su tradición oral, fueg:, vivificador pasado :de generación en gene- ción. En ella vienen iluminados lo indio: maravilloso germen inicial: lo latino: acri- solada mezcla de lo mediterráneo: y lo negro: mágico torrente africano. Es decir. que esa tra&ción oral encarna en gran medida la verdadera expresión de lo que somos."

Por su parte, el Dr. lsaac Barreal se refirio. en sus .breves palabras, e,l proyecto de edición de la revista que "ccnsideraba la (publicación de trabajos de i-econocidos especialistas ... tratámdose de abarcar los .dos grandes campos teóricos y metodo- lógicos que debe comprender la publica-

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cl6n ... esimlsmo. que estuviesen represen- tadas las dlstintas divisiones regionales ... y el empleo de dlferentee Idiomas, princi- pdlmente el Ingl6s. franc6s y portugués. adam4s, naturalmente, del español, se pre- tendl6 tamblh recoger trabajos que expre- sasen en una mayor medlda aspectos te6- ricos, tanto como aquellos otros que fuesen en buena parte expositlvos de los estudlos te Instituciones de la regidn, así como 10s que reflejasen investigacbneo concretas; e igualmente se encaminaron las solici- tudes para que estuviesen representados los aspectos culturales, histdricos o so clales dlversos que se manlfestason m e dlente la transmisidn oral”.

En otra parte de su discurso se refirid a la sollcltud del “envío de materiales que pudlesen formar parte de las secciones fljas, que pretenden lntormar sobre las lnvestlgaclones en proceso o terminadas ... los wentos cientificos efectuados o de futura realizacldn, las reseñas sobre las nuevas reallzacioneb, sean libros. filmes videos. discos ...”

Terminb expresando “la seguridad de que esta publloacldn alcanzara el propdsito que le otorgara la Oficina Regional de Cultura para America Latlea y el Caribe, de contribuir eflcazmente al rescate de las tradiciones orales que conforman de la manera más entrañable la identidad cul- tural de nuestros pueblos”.

En las reuniones de trabajo, el grupo de partlclpantes expres6 que se hace nece- sario proplclar estudios dlagnóstiCos de la funcld~ que cumple la Culturc de Tradlcl6n Oral en la existencia, da identidades cul- turales, dentro del contexto- de crisis so- clopolltica de America Latina y el Caribe. Esta crisis puede actuar como afirmación cultural. como dlsociadora cultural o como generzdora de movimientos de üutoafirma- c16n. La investigaci6n y rescate de las Culturas de Triklición Oral deben contribuir. en Últlma Instancia, a la integración y de- sarrollo de la America Latina y de,! Caribe, coincidiendo con el plan de: Decenio Mundial de Desarrollo Cultural” aprobado por las Naciones Unidas y en ejecucidn por la UNESCO.

El rescate de las precticas culturales tradicionales debe dirigirse hacia una au- tovalorxidn de la cultura de los pueblos latinoamericanos y caribeños, guardando sus especificidades dentro del mundo con- temporáneo. En tal sentido, se reafirma que en el proceso de investlgación hay que consilderar que no se estudian sujetos- objetos pasivos, sino protagonistas de un proceso hist6rlco y social, y que, sin el prevlo estudip de la especificidad cultural. no puede realizarse un proyecto nacional.

RECOMENDACIONES

Dentro de este marco referencial. y te- nlendo en cuenta,,que uno de los.objetivos del Decenio es afirmar y enriquecer’ las identidades culturales”. se recomienda a la U N E S C O ,las siguientes acciones:

1. Inveotigaci6n

En vista a la necesidad de incentivar la autoaflrmacl6n cultural y 2 travds de la revalorlzacl6n de la Tradicidn Oral y 6

destacar la importancia de lo Oral como objeto específico de estudio, se recomien- da investigar:

1. Grupos culturales en vías de transfor- macidn y/o en peligro de extincion por efecto de lmposicidn de mcdelos culturales ajenos, provenientes de los centros econdmlcos y de poder.

a. GNPOS culturales en zonas de con- flicto.

3. Grupos de movimientos migratorios Internos.

4. Grupos migratorios foreneos que con- viven con la cultura local, en su pro- ceso de Integraci6n nacional como nuevos protagonistas en lo soclo-cul- tural.

5. Las estructura Idgicas del pensamlen- to mítico y del discurso popular.

6. La Historia Opa1 y otros generos de tradicidn oral, orientados al conocl- miento de mentallfdades y visiones del mundo.

7. La música en el contexto de la Tradl- ci6n Oral como uno de los elementos específicos de su transmisidn.

En el ámbito de estas proposiciones se enmarcarán los correspondientes proyec- tos. Se enuncian algunas posibilld~ades:

a) Investigar la cultura oral mapuche.

b] Investigar las culturas orales de los grupos selváticos amaz6nicos.

cl investigar la tradición orzl de ¡as culturas negras en America iLatina y el Caribe.

dl Rescatar la tradicidn oral del Sur de Meso-America (Oriente de Guatemala, Occidente del Salvador y Sur de Hon- duras].

e) Colaborar mediante estudios específi- cos, con la acción de autovaloración de las culturas indígenas y negro-ca- ribe del litoral Atlántico de Centro Amerlca.

fl Estudiar la dinámica culturúl oral, prin- cipalmente la testimonial en situacio- nes de violencia y coerci6n.

g) Recolectar y estudiar las tradiciones orales de migrantes a los centros ur- banos nacionales y a zonas de con- fluencia masiva de diversas naciona- lidades como son las ciudades fron- terizas.

11. Archlvos

‘En vista de la importancia que tlenen los archivos especiamlizados en Culturas de Tradicidn Oral como resguardodores de la identidad y conciencia colectiva de A m B - rica Latina y el Caribe, y ante la situacidn precaria de conservaci6n en la cual se encuentra un número signlflcitlvo de es- tos archlvos y colecciones particulares vellosas, se recomienda:

i. La- reallzacidn de un diagnóstico de los archivos y colecciones particula-

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res exlstentes en America Latina y el Caribe, con el prop6slto de trazw uila polltics especlflca, respecto tanto a SU consenracl6n, rescate, tecnificaci6n e intercambio de lnformacldn. como a la creaci6n, en la regldn. de otros ar-

2. Sistemstizar una red de Intercambio de InformacMn a nlvel latlnoamerlcano y caribefio: se suglere la creacl6n de una Comisidn Thcnlca que emprenda la tarea de proponer normas comunes (bdndose en las experlenclas exls- tentes), que faclllten el lntercamblo de lnformaci6n y el dlagn6stlco arrl- be mencionado.

3. Rescatar aquelles colecciones en pe- ligro de perderse o dispersarse, de investigadores relevantes o zonas en conflicto. hablhdose mencionado. co- mo ejemplos, el archivo personal del escrltor y antropblogq peruano Jos6 María Arguedas y loa archivos de \as universidades centroamerlcanas.

4. Debarrollar “archivos de la palabra” que recojan les testlmonlos referidos R la Hlstorla Oral.

ehlV0S especldlzados.

111. Dlrectwlo de Enpeclallrtab e Instltuclones

Con el propdslto de agilizar la actudl- zacldn y publicaci6n a la mayot brevedad del Directorlo. los participantes se com- prometieron a revlsar el actd, y enviar la informacidn faltante al Centro para las Culturas Populares y Tradicionales (CGPYT) en Venezuela, que tiene a su cargo la edicldn del mlsmo. en el plazo mds’breve posible.

IV. Anuario Ordldd

Loa psrtlclpantes fellcltamn a la Oflclna Reglonal de Cllltura para Amdrlca Latlna y el Caribe (ORCALC) por la edkl6n del primer número del “ d o ORALIDAD y exhortaron ‘a su director G. impulsores locales a continuar con el esiuerzo em- prendido en beneficio del rescate. con- clmlento y estudio de las Culturas de Tradlcl6n Oral e Hlstorla Oral de America Latina y el Cwlbe.

Respecto B dicha publicaci6n se reco- merrd6:

1. Que ORALIDAD mantenga estricta- mente su perlodlcldá-d y un número de Mglnas no mayor de clen.

2. Oue las especlficidades del contenido del Anuarlo sean determinadas por el Consejo Edltorlai en base a los linea- mientos formulados en la Primera Reu- n16n de Expertos en Tradiciones Ora- les. celebrada en julk de 1986 y los ¿e la presente reuni6n.

3. Oue el Consejo Editorial da ORALIDAD quede integrado de la siguiente forma: - Rafael Rlcart-Nouel, Director - lmelda Vege-Centeno - Manuel Dannemann --Isabel kets - batriz Marlscal - &-aullo D o Nasclmento - Celso A. Lara Figueraa - lsmc Barreal por h a geogrtiflca sean:

4. Que los corresponsales del Anuario,

- AMERICA ANMNA: luan Bottasso. Imelda Vega-Centeno y Sllvia Rivera

Pmlo de Cawalho-thto

Yohnda Salas de Lecuna y Menuel Zapata Ollvella

lsaac Barreal

- BRASIL - CARl6E CONTINENTAL:

- CARIBE INSULAR: - CENTRO AMfRICA:

CdSO A. L W 8 Flgueroe

-CONO SUR:

- MEXICO Manuel Dannemann

Beatrlz Mariscal

5. Que el primer número del Anuario (19ee) sea distribuido por concepto de canje y donacldn.

6. ‘Que para le distribucion del segunao número Clsas), la Oficina Regional de Cultura de la U N E S C O para Amdrlce Latina y el Carlbe realice las consultas necesarias par0 le venta del Anuario. tomando en cuenta dos tipos de pre- cios: uno para Amdrioa Latina y el Caribe y otro para el resto de los pai- ses, reservendose los Ejemplares ne- cesarios pare el canje.

“Mrlu hti~ y su Ordldd” V. R ~ n d a e l h especial: Libro

Tomando en cuenta, como se dijo ante- riormente. que uno de los objetivos defl- nidos en el Decenlo Mundial para el De- sarrollo Cultural es “afirmar y enriquecer las Menttdades culturales” los partlcipan- tes aolicltarm que el Director de la Gfi- cina Regional de Cultura de la U N E S C O para Amkica Latina y el Caribe eleve a la U N E S C O una solicitud de apoyo finan- ciero p m el planeamiento y edici6n de este Itbro. €1 misma responder8 a las fundamentaciones y orientaciones que fueron establecidas en la Primera Reunidn de Ewpertos en Tradiciones Orales, cele- brada en IW6. en la sede de ORCALC. El tltulo del llbro queda sujeto a revisldn o confirmaci6n.

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L I S T A D E P A ~ R T I l C I , P A N T E S

Paulo de Carvalho-Neto Asesor Especl,al de la Comisidn Nacional de la UNESCO y Secretario de la Comisidn Nacional de Folklore Palaclo do ltamaraty

Av. Mal. Floriano, 198 25.330 Río de Janeiro, Brasil Caixa Postal 5192 CEP 22572 Río de Janeiro, Brasil Teléfono: (!CP.í) 247-964’4

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Isabel Aretz de Ramón y Rivera Directora del Centro' de Culturas Populares y Tradicionales (CCPYT) y 'Presidenta del FlNlDEF C O N A C Apartado de correos 81Q1'5. Caracas, Venezuela

DavU Anthony Smith Wiltshire Coordinador del Subprograma Cultural Secretaría General de la Confederación Superior 1Universitarla Centroamericana ICSUCA) Aptdo. 'Z, Cllvdajd Universitaria Rodrigo Facio San Josb. Costa Rica Teléfono: 252in4r4 Telex 3U11 C O S U C A

lsaac Barreal Fernández Residencia: Calle 101 No. 259 Apto. 42. entte 111 y 13. Vedado La Habana, Cuba Apartado postel 4928 Telefono 3-8C.X

Juan Jesús Guanche PBrez Investigador Titular Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana [CIDMUC) Calle G No. Y35 e/ 21 y 23 Vedado, La Habana 4, Cuba Telbfonos: 304i15 y 346%

Argellers León PBrez Residencla: Calle 20 No. 272 el 11R Y ID Apto. a, Vedado. La Habana, Cuba Teléfona: 34W3

María del Carmen Víctori Investigadora Centro Cultural Juan Mzrinello Oflclos No. 419 esq. Acosta Habana Vieja. :La Hahana, Cuba TelBfono: 31-Xil

Olga Cabrera García Responsable de Colección Palabra de Cuba Editorial Ciencias Sociamles Calle 14 y 41, Playa Teléfono: 24fN1 ,

Daysi Patricia Capote Gril,lo Especialista Comlsión Nacional Cubane de la UNESCO Ave. Kohly No. 1Y; esq. a Nuevo Veddo, Ciudad Habana, Cuba Telhfonos: 3-6161. y 30'-3116

Nllda Alba Especialista Departamento de Organismos Internacionales Ministerio de Cultura, de Cuba Calle 13 entre 4 y 6 Vedado, Ciudad Habana, Cuba Telbfono: 3Wl24

Antonio .Pardo Jefe de Departamento de Organismos Internacionalles Ministerlo de Cultura Calle 8.13 entre 4 y 6 Vedado. Ciudad Habana, Cuba Teléfono 3&3ir24 ext. 2853

Francisco Pablo Rodríguez AilemAn Profesor del Departamento de Letras Universidad Central de Las Villzs y Miembro del Consejo de Rdacción

de la Revlsta SIGNOS Universidad Central de Las Villas Carretera de Camajuaní K m S?4 Santa Clara, Villa Glrrra Teléfono: 811273

JosB Rafael Vilar (OBSERVADOR) Perlodista Revista Revolución y Cultura" Calle 4 e/ Línea y 1111 Vedado. Habana, Cuba TelBfono: 30P7518

Sigifredo Alvavez Conesa [OBSERVADOR) Especie'lista en Política Literaria Centro Nacional de Aficionados y Casas de Cultura Ministerio de Cultura Calle '137 No. I!E7 e/ 112 y 11-1 Vedado, La Habana 4, Cuba Telefono: 57702

Manuel Teodoro Dannemann Rothstein Profesor Universitario Director de Investigación y Presidente de la Comisión Chilenc IADAP-CAB Universidid de Chile Facultad de Ciencias Sociales Diagonal Paraguay 265 - Of. '17:l Torre 15 Teléfono 2Z3512 Anexo 372 6 451:'

Padre Juan Bottasso (Director Editora KBYA-YALA Ave. 1112 de Octubre 1426 Ap. 8513. Quito Ecuádor Telefono 562533

Celso Arnoldo Lara Figueroa ,lnvestlgador Principal Xentro de Estudias Folklóricos de .la Universidad de San Carlos de Guatemala :Ave. La Reforma, '0;i:p .Ciudad Guatemala Guatemala C.A. Teléfono: 692435

Beatriz Mariscal Profesore-Investigadora Centro de .Estudios ,Lingüísticos y !Literarios El Colegio de MBxico Camino al Ajusco No. 20 MBxico TelBfono WOm ext. al' lmelda Vega-Centeno BocAngel Profesora-Investigadora Asociada Departamento Ciencias Socidles 1) 'Pontíflca Universidad Católica del Perú 2) Centro de Investlgaci6n y .Promocibn Social -CENTRO Ed. Los Ollvos a53 - Entrzda i ,Residencia Sn Felipe, Lima iill, Perú Apartado postal Lima 11.4 Telbfono: Ei14/61U111

Yolanda Salas de Lecuna Coordinador de lnvestigaclones Fundaci6n Centro de .Estudios Latinoamericanos "Rómulo GaHegos" CELARG Ave. Luis Roche. Casa d'a Rómulo Gallegos Altamira, Caracas, Venezuela

Yolanda Arencibia Huidobro Directora del Centro de Documenta.ción Oficina Regiona'l de Cultura de la UNESCO 'para America Latina y el Caribe IORCALC) Calza& y ,D, Vedado La 'Habana 4, Cuba Telefono: 3241787

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Rafael Ricart Nouel Consejero Regional en Patrimmlo Cultural Oficina Regional de Cultura' de la U N E S C O para America !Latina y el Caribe (ORCALC) Calzada No. Sl, esq. D, Vedado, La Habana 4. Cuba Tekfonos: 32-77.4¡, 32-2842 y X.5"

Herndn Crespo Toral Director Oficina Regional de Cultura de la U N E S C O para America Latina y el Caribe [ORCALC) Calzada No. 551. esq. D. Vedvdo Chdad de Le (Habana. Cuba Teléfonos: 324741, %-2a$ij y S-ma

LA VOZ DE LOS ABUELOS

LA VOZ DE LOS ABUELOS. Proyecto de la Fundación Colombiana de Investigaciones Folklóricas y el Ministerio de Educacidn Nacional de Colombia. Bogoih. 1088.

La ~Fundacidn Colombiana de Investiga- ciones Folklbricas, que ha tenido larga ex- periencia en el rescate de la tradición oral de diferentes grupos Btnicos de Co- lombia, conjuntamente con el Ministerio de Educación en dicho pais, ha lanzado una campaña para el rescate de las tredi- ciones populares.

La misma está basada en un proyecto llamado "La voz de los abuelos" bajo la dirección 'del Director de Programas Cien- tíficos de la Fundacion Colombiana de Iiivestigaciocas Foiklóricas, 2, Lr. Manuel Zapata Olivklia. que tiene CGIIIO objetivo tundamerital; identificar, preservar y en- riquecer Id cultura trsjicionbi popular de los anal!cbetos y semileirados de Co- l oni b i a.

El trabajo va a ser el esluerzo colec- tivo de los alumnos, del Oltiino año de bachillerato de 2:: colegiui oficiales co- lombianos, los cuales rezopiibrhn duraite un año. la tradición oral de sus respec- tivas regiones. mediante la aplic;ación de una encuesta de íi;: preguntas sobre

creencias religiosas, sus comportamien- tos sociales acerca del matrimonio, fu; nerales y ritos, as¡ como aspectos de la vida personal y famillar.

ciones de ta encuesta en cada escuda constituirá el primer paso para formar "El 'archivo de .La voz .de los abuelos", teniendo en cuenta 1.0s diferentes géne- ros [refranes, culentos, coplas, mitos, etc.1 y constituirá la fuente primaria para iden- tificar y desarrollmar cualquier aspecto de la cultura en el pais, la que no sólo en Colombia, sino en casi toda Ai.nérica La- tina, esta ,dada por la existencia de una riquisima y variad's cultura analfabeta, producto de la suma de experiencias mi-. lenarias de nuestros aborígenes y des- cendientes africanos, así como de un gran número de descendientes españoles, la mayoría .de los cuales no sabían leer ni escribir, pese a que c0ntah.m con un alfabeto propio. Estas tres culturas han venido intercambianao sus coiiocimientos y valores a traves de la tradición oral.

En resumen, "La voz de los abuelos" es un intento de recuperar el pasedo remoto que los ibuelos y abuelbas guzrdan en el fondo 'da. su memoria, para. prspirar el Archivo Nacional de la sabiduria .popular.

Este trabajo de recolección d.e graba- 77

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GENTE DE PALABRA: BIOGRAFIAS DEL PUEBLO

GENTE 5€ PALABRA: BlbGRAFlAS DEL PUEBLO

La Direccl6nGeneralde-CzayPÓ- puIare's.de .MBxico, a cargo del Dr. Gui- llermo Bonfil Baaalla h.3 iniciado la ela- boracih de biografías de personajes de k vida popular mexicana en los diversos &nbitos regionales y en toda la gama de actividades, cuya vida y obra serán pre- sentadas como' ejemplo de creatividad. e s b r z o y congruencia en el -contexto de los sectores populares.

En general las biografías de person,sjes de la vida popular sc.n poco conocidas y difundidas. Algunos escritores se han ,acercado a. elhs con espíritu anecdótico: otros, investiQadores z.oadémicos, han pu- blicado historias de vida individual como un caso que sarvirá para compixarse con otros; ' finalmente, hay también algunos esfuerzos por recoger testilnonios direc- tos autobiográficos, que serian Jocumen- tos primarios para investiglaciones pos- teriores.

En el caso de 1.m BiograFias del Puebio se pratende respenar escrupulosamcsnte , la información autobiogr6fica. que se reco- pilar& a través de entrevistas gi-aba;l;as con el personaje biogmfia30 y someter esa historia de 'vilda a un tratamiento 1it.e- rario que plldi~sra. contextualizar1,a y darle la forma y el ritmo a d m m d o s para inte- resar a un público amplio y no especia- Iitado,.

Para .lograr lo anterior, se propone ex- perimentar el encuentro de jovenes es- critores con. l,os psrsonajas cuya vida con- .tribuirán a marrar.

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No se trata de un encuentro fortuito sino de establecer una relación intensa y relativamente prolongada, en la que además de las entrevistas, el escritor deber6 percibir el mundo en el que se ha desarrollado la vida presentada con los créditos del biografiado, en primer térmi- no, 'y el narrador, en segundo término.

Para la primera etapa del proyecto sc seleccionaron 11;' jóvenes escritwes que apoyados por becas le dedican tiampo completo a esta tarea.

'El escritor mexicano Eraclio, Zeped!a. coordina'dor del proyecto y de la colec- ción, echd e andar el proyecto con un breve seminario en el que se discutie- 'ron las- características de la obm, de manera que todos los participantes tea- lizaran su tarea con una misma psrepec- tiva. El semintürio incluyó el entrenamiento básico en técnicas de histori6 oral y de historia de vide.

Simultáneamente. la Dirección General de Culturas Populares, a irmés de sus ,diversas unildacles Ilmevó a cabo 1.3 tarda de identifioer a. las personajes cuyas bio- grafías inicia'rlan la serie.

D e manera conjunta, iiivestigadores y escritores hicieron 1.a seleccidn definitiva de los. ,personajes. Saguidan,Glire, escri- tores y personajes se pus:eron en con- tacto y realizaron reunic;ilas perib3icas para presentar y discutir los materiales en sus distintas fases. El tiempo esti- mado para la preparación de los textos as de seis meses.

Queda abierta la posibilidad de que el proyecto prodmuzca algunos subproductos: '.por ejemplo, si alguno de los personajes biograti.dos tiene facultedcs notddes co- m o narrador, ciertas entrevistas pcdrían ser filmadas y la pista s0nol.d y 1.a imagen servirán eventua.lmente para programas breves de radio y television.

Al terminar la 'primera etapa, se iniciará de inmediato una segunda serie cuya ela- boración duraría el mismo tiempo que la publicacidn de las primcros biografías. calculando que se publique un libro cada mes. De seguir este esquema. siempre se tenf3rí.m de 6 a E biogtafíis 6n proceso de publicación y otras tíin1.a en proceso de elaboración, en ciclos seinestrales.

Las primeras 1,Z blografias del pueblo quedar6n concluidas en el mes de diclem- bre; biógrafo y biogrefindn aparecerán como coautores y a ambos corresponde- rán, por partes iguales, las derechos de autor.

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PUBLICACIONES

Los archivos, la historia y las tradiciones orales

Los archivos, la historia y la tradición orales: un estudio del RAMP. Moss, Willlam W. y Petar C. Mazikana. París. UNESCO, 1966. 89 p.

Tal como se expone En el Prefacio. "El presente estudio, preparado en virtud de un contrato con el Consejo internacional de Archivos (CIA), está destinada a pro- porcionar informaci6n sobre la naturaleza de la tradicidn y la historia orales; su funcibn, una vez registrada, como pruebas documentales cuando se carece de docu- mentos escritos o para complemenbarlos: los problemas inherentes 211 registro y la administraci6n de dichos materiales; y loa elementos básicos que supone su uso. El estudio este destinado a los archiveros, conservadores de museos, administradores de documentos históricos y otros especia- listas de la informaci6n, y las directrices que figuran en las conclusiones 52 basen en la experiencia adquirida en programzs profesionales bien fundamentados que se han llevdo a cabo en diversas partes del mudo."

Este trabajo destaca la importancia de los archivos como conservadores de las fuentes orales para ponerlas a disposición de los investigadores. Destaca que la tradición y la hlstoria orales han tenido y seguiren teniendo una influencia cada vez mis importante en la labor archivis- tica y los archiveros deben estar prepa. rados para asimilar y dominar este im- portante material.

Los autores consideran que "las tradi- clonos orales son los recuerdos del pasado transmitidos y narraldos oralmente que surgen de manera natural en la dinBmica de una cultura y a partir de 6sta ... Son expresiones organicas de la identidad, los fines, las funciones, las costumbres y la continuidad generacional de la cultura en que se manifiesta ... No son experiencias directas C los narradores, y deben trans- mitir- oralmente para que se consideren como tradlci6n oral."

A su vez, expresan que puede Mentifl- carse la hlstoria oral "como una actividad o un proceso acad6mico independlente

de lndagacidn en los recuerdos de las personas que han tenido sxperienci'as di- rectas en el pasado reciente.. Esta inda- gacidn y las respuestas que generan se graban como complemento d,e los docu- mentos escritos que resulten necesarios en cierta medida para el análisis histórico. Es una prhctica planificada. abstracta y analítica que siguen los historiadores y otros especialistas en ciencias sociales, y depende fundamentalmente de un medio de registro de datos, sea manual, mecá- nico o electrónico.

Las sociedades que carecen .de tradicion escrita casi siempre necesitan de la tra- dicldn oral, 1-a cual ha existido desde la más remota antigüedad, y con frecuencia ha sido el único medio. de que han podido valerse las sociedades que han carecido de' medios de registros para conservar y tpansmitir su historia y cultura. Los países en vías de desarrollo tienen una urgencia especial en la necesimdsd de la recopilación deliberada y cuidadosa de ,las tradiciones orales, con la participación. decidida de los archivos, los cuales necesitan de cintas sonoras o cualquier otro medio de alma- cenamiento en su etapa final, luego de un proceso de preparación largo y arduo en el cual la persona que vegistra la tra- dición oral necesita de un período de contacto y familiarización con la sociedad y la cultura en que se manifiestan ¡as tradiciones que van a ser c21ptadas para su conservación en los archivos.

S e da por sentado que los materiales de historia y tradición orales deben tener valor perdurab1.e o permanente para su conservaci6n y puedan ser ,de utilidad en los archivos para los investigadoras.

El documento contiene los. siguientes temas:

1. .El contexto historiográfico de la historia y la tradiciór; orales

.ca de la historia y la tradición orales

3. La diversidad de la tradi- ción y la historia orales

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4 JReglstro .de la tradición y la hlstoria orales 4.1 #La cuestión de la par-

ticipación de los ar- chivos

43 tb entrevista como fuente (de historia oral

4.3 Registro de la tradición oral

5. Equipo y tecnologia 6. 'Gestión del documento con

nes de archivo 7. tLos medios de localización

y ,el acceso 8. Aspectos Bticos y juridicos 9. Usos de la historia y la

tradicidn orales

10. Encuesta rektira a los ar- chivos y a la tradici6n oral

Ilt. Directrices relacionadas con la hlstorla ora,l

19. Bibliografía

Por últlmo, deseamos señalar que a pesar de la fecha del estudio, ,115!513, decidimos presentarlo en este número, entre otras razones por el andisis tan deballa,do que hace de la tra'dici6n e historia orales, y la amplia bibliografía aocmpañada de referencias y notas bibliogrhficas adiciw nales. lo cual le da una riquísima posibi- lidad de consulta de diferentes fuentes.

Reseñado por: Dra. Blanca Patallo Especialista del Centro de Documentación, O R C A L C

Revista Historia Oral, Barcelona

Historia y fuente oral No. 1; Año 1989- Barcelona, Universitat de Barcelona, Ins- titut Munlclpal d'Hirtwia, 1989.

Historia y fuente oral, revista semestral que surge de la colaboración entre la Unr- versltat de Barcelona y el lnstitut Muni- cipal d'Historia, también de Barcelona, ve la luz como "...medio abierto y critico a las aproximaciones de las 'distintas dis- ciplinas y a la diversidad de metodos de anglisis soclal ..."

Su tema central es la realidad social del siglo XX y el documento oral.

C o m o objetivos se definen la difusión y el debate de contenidos empiricos. me- todol6gicos y teóricos sobre el tema central.

Tras el editorial. se identifican las si- guientes secciones: Artículos, Archivos, Proyectos, Congresos y Agenda. En la pri- mera aparecen trabajo? de conocidos es- pecialistas: en Archivos, se describen es- tas instituciones: en este caso el lnstitut Municipal d'Historia de Barcelona. primero de España. En Proyectos. se dan a cono- cer proyectos de investigaci6n; Congre- sos este dedicado a reseñar eventos re- lativos a la temhtica de la revista y en Agenda se dan a conocer dlversas activi- dades en perspectiva.

.Entre los trabajos .que aparecen en este primer número se encuentran tres de América Latina:

"Represión y vida cotidiana en Uruguay", de Eugenia Meyer. toma fragmentos de la biografía de una mujer en Uruguay: la historia de vida de Ofelia Fernández, cuyo contenido queda explicado por el titulo del trabajo.

"Los obreros y la nacionalizaci6n de la industria petrolera en México", de Alberto Olvera. se propone definir el uso de la historia oral en la investigación de la historia social de los trabajadores petro- leros, pretendiendo establecer un cues- tionamiento de .la historia oficial basada en fuentes documentales.

"El mundo de la despalilladora cubana". de Olga Cabrera, definido por la autora e partir de entrevistas, fundamentalmente por falta de fuentes tradicionales, por lo qua ha recurrido a la metodología de la historia oral.

Reseñado por: Dra. Ma. 'Elena Dorta-Dil- que, Ecvpeciallsta del Cen- tro de Documentaci6n de ORCALC.

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Primer Seminario de tradición e historia oral,

San Jos6, Costa Rica, 1987

Semlnarlo de Tradlcldn e Historia Oral, lro.. San José, C.R. 1987. Primer Semi- narlo de Tradlcidn e Historia Oral/Juan Rafael Quessda Camacho, ed. comp. San Jos6, C.R.; Universidad ¿e Costa Rlca. 1988. 152 p.

La tradicidn e historia, oral y la utiliza- ción del documento 0ra.l como fuehte en la investigación social, es el tema de base de este Seminario convocado y or- ganizado por la Escuela de Historia y Geo- grafía de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universildad de Costa Rica, que tiene como finalidad - "propiciar un dia- .lago ablerto entre todos los profesionales- sociblogos. antropólogos y lingüistas his- tori,adores. quienes en forma aislada ... han venido desarrollando un cúmulo de expe- rlencias en el campo del análisis de la expresidn oral". Mlediante este diálogo (abierto se busca identificar nuevos proble- m a s de investigación del tema, compartir y aplicar nuevas metodologías, y lograr nuevos resultados.

S e destaca en este documento el signi- ficado que tiene para 'las ci'encias sociales el rescate, la va'lorización y la revitaliza- cidn de la tradición oral como base de la identidaid cultural de los -pueblos, en tanto reflejo de la realidad social que permite vincular ,el pasado. con el presente y m e - jorar la comunicación entre genevaciones y pueblos, garantizar el conocimiento de culturas al borde de la extinción, propi- ciando su registro para constancia de la. historia 'de la humanidad.

D e d e el punto (de vista metodoldgico se destaca que "ello implica la realiza- cibn de una investigación-activa, de un esfuerzo conjunto e interdisciplinario. de un \aprendizaje colectivo compartido; una vivencia de gran riqueza y deleite, y es. demás. un acto de respeto al estilo y a la gramatica origirval ..."

El documento ofrece las ponencias pre- sentadas .al evento agrupadas en cuatro g w s :

11. "Análisis sociolingüistico de comuni-

2.- 'Tradicibn oral y comunidaldes indí-

3. "'Campesinos e historia oral" 4. "La historia y la oralidad"

dades rurales y urbana

genas"

Del primer grupo, en la ponencia La, condlcldn probledtica de la tradicidn oral: el caso de la leyenda en Costa Rlca", se plantea que a pesar de la importante presencia de los relatos populares en Ame- rica Latina, ,estos no reciben "el status que merecen como expresión colectiva de .una cosmovision". En ella se hace una

salvedad con respecto a Costa Rica. en cuanto al relato popular como genero del folklore literario.

Dentro de este grupo, Textualidad oral y conocimiento lingüístico expone caspec- tos conceptuales y teórico del tema. Parte del concepto que establece el carlcter oral c o m o corrdición originaria del lenguaje. que se materializa en el coloquio, siendo la narracibn. el relato de aconteclmientos. una de las formas del coloquio. Se refiere a la llamada "lingüística del texto" como una nueva concepción de los estudios lingüisticos, definiendo el texto como "la materialización de un discurso o programa social de comunicacidn".

En la ponencia Historia oral, comunica- cldn y comunidad: la marca y la voz, se refiere a la forma en que se estable- cen las redes de comunicación comunal en Costa Rica y. específicamente, en el oanto de Palmares. En una de sus partes se plantea la relación entre la historia ordl y la comunicación dentro de las co- munidades.

En La geografía llngtilotlca en Costa Ri- ca: sus problemas y sus logros, se expo- nen los resultados obtenidos en ese país al estudiar el habla de varias regiones con la ayuda de los principios de la geo- grafía Ilngüística. que permite describir e interpretar la visidn del mundo a travks del IenguaJe. sobre la base del contacto directo con el informante, mediante la encuesta y la elaboracidn de los datos recogidos en mapas.

En La flJacl6n del conocimiento arte- sanal: un reto para la comunicacl6n t6c- ni-, el autor se refiere a la necesidad de mantener la comunicaci6n tecnica en el campo artesanal para evitar que se pierda, y con el prop6sito no s610 ya de conocer la sociedad que los produjo, sino para aplicar con criterio pragmatico. aque- llas t6cnlms y soluciones a problemas actuales o futuros que permitan la fiJaci6n del conoclmiento artesanal.

Del segundo grupo de ponencias. la narra Blanca da Cartago: un modelo metodol6gico de análisis etnohist6dico. expone los aspectos metodoldgicos utili- zados en la recopiFacl6n de la historia del lugar narrada por personas nativas. En el Proyecto ds alaboracldn de mate- riales dllctlcor para la ducacl6n bilin- güe en una comunidd indfgena, se da a conocer un programa de accibn social que se propone construir una cartilla his- tdrica para la comunidad indígena de Ca- bagra, con el objetivo de a) rescatar la historia específica del lugar con el fin de aportar elementos para crear o forta- lecer ... una conciencia hist6rica especifica.

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entre los habitantes de esa comunidad. y, b) disefiar instrumentos de apoyo para una educación bilingüe que busque crear condiciones para la salvaguarda del pa- trlmonio cultural indigena. Una inversldn de la historia talamanquefia del origen kl mar se propone demostrar la forma en que los relatas miticos se modlfican cuando se cuentan entre pueblos dlfe- rentea. Se llustna mediante relatos reco- gidos, el mecanismo de transformación de los relatos de "inversión:'.

Del tercer grupo de ponenckas, Los tu- neleros describe una Inwstigacidn realiza- da utilizando "historias de vida" contadas por los protagonistas, con la pretensidn de contribuir a la Interpretacibn de fe- ndmenos socio-laborales tomando en cuen- ta el componenw históricocultural del trabalador, en este caso, de tuneleros u obreros que trabajan en la construcción de túneles de conducción subterránea del agua. Campesinado y etnicidad a travds de la 6ptlu de la historia de vida ocupa- clonal y de la genealogía: reporte & una experlencia, expone los resultados de una investigación que utilizó la t6cnica de his. torla de vida ocupacional complementsda con genealogfas, que hace uso del te*- timonio oral de los actores para apoyar el estudio del problema identificado. Se planta cómo los recursos genealógicos

y las hlstorlas de vida pueden conducir a interpretaciones & fenómenos sociales, entre otros.

Del cuarto y último gwpo La hlstoria oral y la recuperaclbn del conoclmlento popular ofrece un conjunto de reflexiones sobre la utilidad de la historia oral en los procesos de educación popular. Inclu- ye un balance breve sobre la historia oral en Europa y en Amerioa Latina. La po- nencia Oralidd y escritura fuent'es para UM historia de comunldd discute la pro- blemitlca de las fuentes orales, las es- critas y las no iingüístlcas en la cons- trucción del discurso histórico. Plantea la necesldad ck que exista una estrecha relacldn entre lo oml y lo escrito, la co- munidad y su contexto y entre todo aque- llo que resulte significativo para el estu- dio de la comunidad. En Opciones impues- tas: aproxlmacl6n a los mecanismos he- reditarios mediante fuentes testimoniales y jurídicas como su título inidica, analiza los mecanismos sucesorlos y las pricti- cas heredltarias en un lugar y tiempo es- pecíficos, empleando ademis de las fuen- tes documentales usuales, testimonios de vida de los descendientes.

Reseflado por: Dra. María Elena Dorta- Duque, Especialista del Centro de Document'dcibn de la O R C A L C

02 Serie "Folklore e Educacao", Brasil

Con el propósito de ofrecer a los jóvenes brasileños. textos que preservaBen- las raíces de 1.a literatura onal latinoamericana. la Prof. María Luisa Figueirz de Melo con- cibi6 el proyecto .Folclore e EducaGZio. a trav6s de Arajá Cultural.

A partir de ese proyecto. fue fácil mo- tivar al Prof. Paulo de Carvalho-Neto .para la coordinación de la serie que la Edi- tora Melhommentos 5 tiene el phcer de presentar como runa contribución literario al Decenio Mundial de Desarrollo Cultural promovido por la Unesco y que tiene entm sus objetivos aproximar más a los pueblos a su identidad cultural.

Los. cuentos, seleccionados a pxti; dc l,a literatura oral,' hablan de las emociones, los sentimientos y la -sabiduría del pueblo, en la solrlclón de los conflictog humanos. El lenguaje, aprópbado al joven lector, res- cata las. raices folklóricas de Brasil, y de Ambrlca Latina en general.

Cada libro. dedicado a un pafs o región, contará con los siguientes colaboradores:

Chile: Manuel Dannemann Colombia: Manuel Zapata Olivella Costa Rica: Carmen Naranjo Cuba: Rogelio Martínez fur6 Guatemala: Celso A. Lara MBxicu: Beatriz Mariscal Nicaragua: Roberto IDíaz Castillo Panami: Julio Arosemena Moreno Perú: imelda Vega Centeno Venezuela: Luis Felipe Ramón y Rivera

la se han publicado dos títulos: Teodora e o Coronel, de Orlando Figuereido y A Garota Amalk, de Paulo de Carvaiho- Neto. Este último es una narración basada en un cuento folklórico reCogido por su autor en la costa ecuatoriana en 1S66. Su adaptación a un lenguaje actual, sin alte- rar su esenci'a, es uno de los mayores logros del autor.

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Archivo de lenguas indígenas de M6xico

61 Centro de Estudios LlngGlstlcos y bl- terarios de El Colegio de M6xico viene pu- blicando, desde ,hace mBs 6 una dbcada, una coleccl6n bajo el título tarrlba indicado con la finalidad de que se puedan utilizar ssos materiales para comparaciones tipo- I6gicas e hist6rlcas de las diversas, len- Quas.

Cada volumen comprende: fonología, mor- fofon6mica, grametica y ,16xlco. Los mis- mos se ecompahan #de un caqette.

Entre loa últimos títulos publicados, mencionamos los siguientes:

-NBhuatl de Acaxochitlhn. - Hidalgo, por

-have de San (Mate0 del Mar, Oaxaca.

-Tlapanero de M.alinaltepec. Guerrero, por

Yalanda Lastra.

por G.A. y Ef. Stalrs.

Jorge A. SuBrez.

Ediciones Abya-Yala, Ecuador

Abya-Yele es una editorial “que se propone dar a conocer los valores cultuvales de los dlstlntm pueblos americanos, a través de la publicacl6n de obras de contenido etno- grhfico y antropol6gico”.

Con anterioridad, se denminó ”Mundo shuar” y “Mundo andino”. hasta adoptar el nombre actual de Abya-Yala que es 61

termino con que los indios CUM (Panamá] designan a1 continente ,americano. y que significa “tierra en plena madurez”.

Nuestro Centro de Documentación ha en- riquecido su colecci6n con diversos títulos de esta editorial. algunos de los cuales encontrare usted citados en este propio número de Oralidsd, en la bibliografía so- bre tradici6n 01-4.

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T R A D I C I O N O R A L

B i b I i o g-r a f í a s e I e c t i Y a

S u p l e m e n t o

Contlnuamos piesentando en este sagundo número de ORALIDAD. los distintos materiales que sobre esta temhtica. se han ido incorporando 2 la colección de nuestro Centro de Documentación.

Tal como hicimos la vez anterior. hemos agrupado los títulos en tres rubros: libros: a@culos de revistas; y documentos, folletos y seperatas. Los asientos se h m numersdo consecdtivamente. Un índice de autores remite al registro correspondiente.

1. LIBROS

1. Aipe Koka, la palabra de los antiguos: tradicibn oral Slona-Sswya. Clpolletti. María Susana. Ouito, Ediciones Abya-Yala. 1988. 236 p. [Colección 5W años, 2).

2. Los anent: expresidn religiosa y familiar de los shuar. Chumpi Kayap. Maria Magdalena. Quito Ediciones Abya-Yala. 1985. 64 p.

3. Gamos de amor da la esposa achuar. Pellizzaro, Siro. Ouito, Mundo Shuar. 1977. 225 p.

4. Cuentos y dCcimas dmermsraldeftas. darcía, Juan. Quito. Ediciones Abya-YBla. 1988. 239 P.

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3:3.

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3 2.

Enfermedad, daño e idaologia: antropologia médica de los renacicntes de Pindilig. Ouito. Ediciones Abya-Yala, 19%. 213 P.

b familia y la vida rodal. ,Botasso, Juan [comp.], 3a. ed. Quito. Ediciones Abya-Yala. 111988. 1'08 p. Titulo ten la cubierta: La .familia ahuar y la vlda social.

Hispanic legends from N e w Mexico. Robe, Stanley L., [e8d.) Berke'ley. University 0.f California Press, I!~&IJ. 548 p. [Folklore and mythology studies, 211.

Hombre y mujer en la sociedad shuar. Bi,anchi, César. Quito, Mundo Shuar, 11333. 171 p.

Lenguaje y palabras chaminicas. Bbdou, 3Patrice y ,MichBel Perrin. Ouito, Ediciones Abya-Ya1.a. .1!9,8&. 1186 ,p. (Colección 5t13 años, Il.

Metodologia de investigación en literatura popular: una reflexión sobre la poética popular desde la antropologia y la semiótica. IPAez, Santiago. Ouito, IADAP. 1,987. 72 p.

Pab Jgala: historia de la tradición kuna. Chapin, Mac. Quito, Ediciones Abya-Yala. 1,389. 7133 p.

Ritos y tradiciones de Huarochirí. Taylor, Gerald. Lima, I'EP. IFE'A, '712137. 6 3 p. [Historia andina, 121.

Rucucaya Alonso y la historia social y económica del Alto Napo. 1850-1950; . Muratorio. Blanca. Ouito, Ediciones Abya-Yala, ,1987. ,3411 p.

Sacha jambi:. el uso de las plantas en la medicina tradicional de los aulchuas del Napo. Iglesias #P.. Genny. Ouito, Ediciones Abya-Yala.. 1Cl89,. :ZW p. (Colección 500 años, 7).

La selva, nuestra vida: sabiduría ecológica del pueblo shuar. Mashinki.as, Manuel y Mariana Awak Tentets. 2al ed. Quito, Ediciones Abya-Yala, 1 ! C W

Setenta mitos shar. Rueda, Marcos Vinicio. 2a. ed. Ouito. Ediciones Abya-Yala. 1087. 3CM p.

Edición bilingüe.

Shuar y anent: el canto sagrado en ,la historia de un pueblo. Napolitano. Emanuele. Quito #Ediciones Abya-Yala, 1-88. ,2D3 p.

La tradición oral indígena; políticas y estrategias. Moya, Ruth. En: 'Eotiurrción en pokla- ciones indígenas; políticas y estrategias en América Latina. Santiago de Chil,e, OREALC,

Tradiciones coreguajes. Jiménez. Margarita. Quito,, Ediciones Abya-.Yala, 1929. 112 p. (Colec- ción ?OO, años, 61.

Tradiciones de la gente del hacha: mitología de los indios andoques do1 Amazonas. Landa- buru. Jon y Roberto Pineda C. París, Unesco. 1W4. Q&9 p.

Yo declaro con ftanqueza: memoria oral de, Pesillo-Cayambe. Yánez del Pozo, José. 2a. ed. rev. Quito, Ediciones Abya-Yala. 1~0%38. 288 Q.

'11387. p.' 69-77.

ARTICULOS. DE REVISTAS

Achikee. Chifiche y M a m a Huaca en la tradición oral andina. Hartmann. Roswith. América indigena (~México) (4 : 649,-Se2. 111984. Los cometas de Ohapac Yupanqui: un aporte a la. datación de la dinastía de los inkas? Zilowski, Mariusz y Robert M . Sadowski. Boletín de Lima [Limal[l3] : 16424,, 12;31.

Comunicación y liberación; tareas de la historia: Historia' oral, historia viva, historia de masas. Meyer Eugenia. Santiago [Santiago de Cuba] t55!l : 61-62, 1683.

Elementos para una (definición de educación bilingüe intercultural. Yáñez Cossio, Consuelo. Cultura [Ouitol (,211 : 451-481. .19.85.

Guzddupe años sin cuenta: en lenguaje oral como instrumento de .resistencia ideológica. Garavito C., Lucía. Latin American Theatre Review (,Lawrencel [SI : 5-16, 1987.

Los hijos del copa1 y la candela: ritos agrarios y tradición oral de los lencas de Honduras. Chspman, Anne. América indígena (México) (31 : 543-SS, 1W4.

Historia oral: elementos para la construcción de una metodología. Pérez .Taylor, Rafael. Latinoamérica (México1 i í!SI : S9.70 1983.

lmages du temps mythique: moment d',un itineraire. Bertrand-Rousseau. Pierrette. Boletín del Instituto Francés de Estudios Andinos (Lima1 (341 : 8'3-107. 1583.

Levy-Strauss en las Antillas: el mito taíno en la crónica de Fray RainÓn Pané. López-Bar:!:. Mercedes. América indigena [México] r41 : 6634332, 1884.

Propuestas de investigación en .historia popular. Páez, Santiago. Revista del IADAP (Ouitol (71 : 9-14, 1.985.

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33. Raíces hispanas en las fiestas religfosas de tos negros del norte del Cauca, Colombia. Castellanos, Isabel y Jaime Atencio. Latln Amerlcan Research Revlew {LawrenceJ (3) :

III. DOCUMENTOS, IKILLETOS, SEPARATA8

34. Los archlvt”, la historia y la tradicidn orales: un estudio del RAMP. Moss, Willlams W. y Peter C. Mazlkana. París, Unesco, 1 s . 89 p.

35. El carbunclo y otros cuentos. 2a. ed. Calamarca. Red de Bibliotecas Rurales, le&. 33 pT (Biblloteda campesina, 8).

56. Doña Carollna: tradlcldn oral, Imaginario femenino y política. Vega Centeno, Imelda. Separata de: Socialismo y participMión (Lima] 143) : 1101411Q. 198-

37. El empleo masivo de fuentes orales en la lnvestigacl6n: Ia historia oral. García Alvarez. Alejandro’. Separata de: Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe. Ouito. Editorial Voluntad, 1984 p. 83-72.

110-142. 1984.

38. Eufemismo e criwáb poetlca no romanceiro tradicional. Nasclmento, ,Braullo do. Separata de: 61 romancero en la tradlcidn oral moderna. Primer Coloquio Internacional.. Madrid. Universidad de Madrid, 1%’- p. 233275.

39.. Guía clasificatoria de la cultura oaal tradiclonal. Aretz, Isabel. Separata, de: Teorías del folklore en América Latina. Oaracas, C O N A C , 11975, p. 197-B:O. [#Biblioteca INIbEF. 1). El Centro posee ademAs.una versión actualizada de esta guía, en salida impresa por compu- tadora. Caracas, INIDEF, 17/3/8L9, 61 p.

412. E1 Indio plshgo y otros cuentos. Za. ed. Cajamarca. Red de Bibliotecas Rurales, la%. 2 3 p. (IBiblioteca campesina.’ 1).

41. La Mamacocha y otros cuentos. 2a. ed. Cajamarca. Rlad ‘de Bibliotecas Rur,ales, 1986.. 9 p. (.Biblioteca campesina, 7).

Narraciones quechuas recogldas por Max Uhle a principios del siglo XX. Hmartmann. Roswith. Separata de: indiana [Berlín) (111 : 37.1-385. 1m7.

43. El Pachachari y otros cuentos. Cajamarca, Bibliotecas Rurales. INCC. 1584, 3’3 p. [Biblioteca campesina. 5).

W. Para et rescate de la .literatura popular. Guatemala, Fundacidn Guatemalteca de Escilelas Radiofónicas, 1388. 3% .p.

45. ¿Quién hizo San Crlst6balt San Cristóbal de las Casas, -México, INARBMAC. ím. 25 p.

46. El rescate del “Libro robado”. Aubry. AndrBs. San Cristóbal >de las Casas, México, INAREMAC. lm. 13 p.

47. Un romance tradicional entre indios do Amazonas M século XIX. Nascimento. Braulio do. Separata de: El Romancero hoy: nuevas fronteras. MadrBd. ,1979, p. 11.5-124.

4P.

$8. Los siete consejos y otros cuentos. 2a. e’d. Caianiarca. Red de .Bibliotecas Rurales. 19X. 30 p. [Biblioteca campesina, 41.

I N

ARETZ. l. ATENCIO. J. AUBRY, A A W A K S TIENTETS, M. BERTRAND ROUSSEAU, BIANCHI. C. BIDOU. P. BOTASSO. J. CASTELLANOS. l. CIPOLLE‘TTI, .MS. CHAPIN. ,M. C H A P M A N , A. C H U M P I KAYAP. M.M. D A N N E M A N N , M. GARAVITO. L. GARCIA, J.

H A R T M A N N , R. IGLESIAS, G. J I M E N U , M. LAND&BURU, J.

GARCIA ALVAREZ, A.

D l C L D E A U T O R E S

al 33 46 15

P. 30 8 9 6 33 1

28 2 18 27 4 37

23,42 14 20 21

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LOPEZ BARALT, M. MASHINKIAS, M. MAZIKANA, P.C. MEYER. E. MOSS, W.W. M O Y A , R. MURATORIO. B NAP(XITAN0, E. NASCIMENTO, 8. do P A E Z S. R E L L I W R O , S. PEREZ TAVLOR. R. PERRIN, M. PINEDA, R. ROBE, S.L. RUEDA, M.V. SADOWSKI, R.M. TAYLOR, 9. VEGA CENTENO, l. Y A N E Z COSSIO. C. YANU DEL POZO, J. ZlLK6\NSKI, M.

31 15 34 25 34 19 13 17

38.47 10. 32

3 2D 9 21 7 16 24 12 36 26 22 24

Compilada por: Dra. Yolanda Arencibla, Directora del Centro de Documentacidn de la ORCALC.

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RESUMENES

MOSONYI, Esteban E. La oralidad.

En la parte introductoria el autor hace atlnadps juicios sobre la actual apreciación que se tiene de la ordidad, la cual no se dlrlge estrictamente a lo tradicional, sino comprende tambi6n las formas populares de la cotidiani'dad. Llama la atencibn sobre el uso -que considera abusivu- de la exp'resión hablada que hacen los mass media, especialmente la radio y en relación con la manifestación hablzfda en determinadas maneras de expresiones colectivas -y aún indlvlduales- como el canto.

En su desarrollo, expone la importancia que han tenido las culturas ágrafas en la historie de la humanidad y analiza la situación que actua'imente presentan en el mundo moderno, particularmente en nuestro continente. Por fin el autor ,pone de manifiesto ell retroceso que sufren las culturas orales ante la expresión escrita. por lo que se detiene en la.exposición de la escritura. como un sistema signico en su relación con la expresión hablada.

MARISCAL. Beatriz. La cultura de la crisis: tradición oral úhana y fronteriza.

El articulo comienza con interesantes consideraciones sobre la orslidad como una forma de transmisión'del saber y el conocimiento para las mayorías .populares, que expresan en sus narraciones su visión del mundo: reconoce las dificultades del estudio deb texto oral, dxia la habitual Eusencia de .investigador del medio social que las origina; y llama la ,atención en el hecho' que, generalmente, el- trabajo investigativo se acostumbra efectuarlos en zonas rurales, no obstante que en ocasiones sus porta.dores ,puedan encontrarse en comunidades urbanas.

C o m o ejemplo de esta última aseveracldn expone y hace el análisis ide dos nacrraciones recogidas entre los emigrantes mixtecos en Tijuana, Baja California, una de cuyas narraciones p'arece referirse a una milenaria tradición, pues está Fepresentada por u'n mito local sobre la, adquisición del fuego por los hombres. La otra, no obstante tener una referencia mítica o m á s bien mágica, es producto al parecer de una época 'reciente, pues pone de ,manifiesto una actitud so&¡, que puede representar

1 una falla en la práctica de la endogamla que sirve de elemento cohesionador y protector .dS la comunidad.

- .

D A N N E M A N N , Manuel. Una historia oral

El artículo se refiere a un proyecto dirigido por el autor, lo que da autoridad a los planteamientos teóricos y metodológicos que contiene. ,El objeto de estudio está referido a ía recopilación de narraciones orales [testimonios] sobr;e la concepción del mundo y otras manifestaciones del modo de vida -ambos limitados por el nivel de conocimientos y experiencias de los informantes- que poseen los alumnos d.e escuelas ruralmes chilenas con una, eldad entre los diez y quince años. Este último aspecto da .un interés adicional al trabajo que, en general, no aparece en la literatura sobre -este sector infantil de la población.

Este proyecto de investigación no sólo es un aporte 5'1 conocimiento d,e una región determinada, sino que puede consirderarse como una contribución teórica y metodo!ógica que ,pudiese ser ,aplicada, con las necesarias adaptaciones, en otras partes del área latinoamericana y caribeña.

contada por los niños d'e Chile.

VEGA-CENTENO, Imelda. Tradición oral: extirpación y represión.

El texto está sustentado desde el punto de vista teórico, en un análisis estructuralista en ,el cual las secuencias sincrónicas y diacrónicas se relacionan en un sistema de oposiciones binarias:

El r$ato, tomado del testimonio oral de un artista ayacuchano", sz resuelve conclusivamente con el señalamiento de que la represión secular ejercida sobre el exponente -y. por supuesto, sobre sus antecesores- impide a éstc gozar de la ,plenitud ,de su identidad cultural.

,MATO, Daniel. Cuenteros afrovenezolancs ,' en acción: .d'zscripciones para

SU desempeño y limitzciones de la noción .de "literatura oral" para su estudio.

ILa observación de la actividad de algunos narradores .afrovenezolanos y la consideración de 4 testimonios documentales sobre 'los de narradores africanos, permite identificar un conjuiito de "rasgos" expwsivos caractsristicos {de su arte, cuya significaci6n es corroborada por sus propias declarzcimes sobre su oficio, así como por las dc

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su público. .La importancia de dicnos “rasbos” lleva a refi’exionar sobre las limitaciones de la noción de “literatura oral” para el ‘estudio. dra este arte, el cual -se ,postula- es un arte autónomo .que no sólo es verba’l, como la nación de “‘literatura oral” lo semantiza, sino tambi6n escénico. Esta resignación resulta de importancia, para una ‘más apropiada valorización de los aportes africanos a la cultura americana.

Finalmente, se comsntan algunos aportes específicos de, Don IFernando Ortiz a¡ estudio de este arte y se postula que la influencia africana en el arte ae 10s narradores americanos, no d,ebs evaluarse sólo en términos .de “rasgos verbales” sino también de otros de cardcter escénico.

‘PALAFOX Eloísa. Mito y permanencia en seis historias mexicanas de brujas.

Estudio analítico de un pequeño grupo’ de narraciones testimoniaies de características mágicas, fundementzdas en las creencias populares, basadas en estos casos, tanto en mitos indígenas mexicanos como en supersticiones europeas. lo cual les otorga su sentido dentro de la cultura popular mexicana, puesto que se han recogido en una czpa inferior de pob.lación urbana, pero con una reci,ente extracción campesina de origen indígena.

La importancia ,d.e este estudio consiste en analizar las constantes que se presentan en las seis historias, estatjlecieñao su relación con formas de pensamiento en distintas etapas de desarrollo, inclusive como manifestaciones rezagadas del conocimiento moderno, en personas que por la posición económica que ocupan no alcanzan los niveles propios de la sociedad en la cual residen.

FLORES OCHOA, Jorge A. Gráfica inca

El trabajo pone dz manifiesto cómo la sxposición oral de la tradición. aquí reflejada en unos mitos de lejsno origen incaico, puede estar representada plásticamente en un objeto, en este caso, unos vasos originalmente elaborzdos con propósitos ritdales.

Muestra la posibilidzd de contribuir a una reconstrucción del mito por los estudiosos, y a la asunción actualizada de su contenido por personas del propio origen, pero que las conocen 61 sEr expuestas como piezas musaebles, como las que ilustran el trabejo.

El autor fundamenta su tesis en la expresión de un mito [el de Manco Capac y Mama Ocllol el cual SO encuentra pintado en dos vasos de madera (qeros] que se hallan en colecciones distintss. en el Cuzco y en Berlin. Asitnisnio sc hace refer-ncia a otro mito --¡ti defensoril del Cuzco que según se relata. aparece en dos qeros que se

y tradición oral.

encuentran en ,el mismo Museo ,de Arqueología en el Cuzco, al igual que un cuadro pintado al ole0 en el siglo XViII, con la misma tematica.

R O C H A , José María Tenorio. Puizia populá x Poesía popular a propósito do modernismo na fdsa poesia matuta.

En este interesante artículo, el autor hace un análisis de lo que éI consid.era que no es Verdaderamente la poesía que se genera ‘en el habla coloquial del matuto. campesino natur_al de lfa región de Alagoas, generalmente analfabeto y que tiene una forma peculiar de hablar, con un alto índice de deformación del portuguds.

Señala la existencia de manifestaciones poéticas cuyos autores son creadores cultos o, al menos, m á s cultivados que el auténtico matuto y cuyas maneras expresivas están respalmdadas por su difusidn a tr.av6s de la radio y la televisión, constituyendo no sólo una imitación de la verdadera creación popular sino influyendo en los auténticos poetas matutos.

El zutor expresa que estos cantores (violeiros), poor satisfacer el gusto ya condicionado por los medios de difusión masiva, se . van acostumbrando a recitar ,poemas redacfados con anterioridad y aprendidos .de memoria, los que .alternan con creaciones de mayor vslor artístico como es su poesia repei;tista que puede ser cantada o recitada.

LARA FIG‘UEROA, Celso A. Literatura popular de un área indígena de Guatemala: el caso de Huehuetenango.

El trabajo tiene por objetivo #de estudio narraciones orales compiladas en una división política guatemalteca con gran población indígsna, agrupzda por sus diferencias étnicas y lingüísticas. Tanto el objeto dz estudio (la nerración oral) como el sujeto que las produce (grupos indígenas o muy mestizados) son del mayor interés para los propósitos de la U N E S C O de establecer los elementos de la identidad cultural en la multiétnica región latinoamericana y caribeña. El amplio apoyo bibliográfico qJe contiene. ofrece una base de conocimiento para los interesados en la temática específica (la narración oralj o en la presencia de las distintas etnias en el área estudiada.

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ABSTRACTS

MOSONYI, Esteban E. Orality

In the introduction the author keenly judges current assessments on oral tradition, which not only comprises what is strictly traditional, but also everyday popular forms. He points out the use -which not only comprises what is strictly traditional. but also everyday popular forms. He points out use - which he deems abusive - of the spoken expression by the mass media, mainly radio, as well as the spoken manifestation in certain ways of co,llective - and even individual expresion - suchas songs. Furthr on, he expounds the significance of agraphic cultures in humankind’s history and examines their status in the moders world, particularly in our continente. Lastly, the author explains the decline of oral cultures vis-a-vis writing as a sign system as related to the spoken.

MARISCAL, Beatriz. The Culture of Crisis: Urban and Borderline Oral Tradition.

The article begins by interesting considerations on oral tradltion as a way of transmitting learning and knowledge among popular majorities. which in their narrations express tkir world outlook. The author acknowledges how difficult it is to study oral texts given the usual absence of researchers of the social milieu originating them. The author also points out that, generally. resaarch work is usually conducted in rural areas though, occasiona4ly, oral text bearers live in urban communities.

D A N N E M A N N , Manuel. A n Oral Story Told by Chileau Children

The arttcle refers to a project led by the author, which gives aumority to the theoretical and methodological statements it contains.

The object of study deals with the gathering of oral narrations (testimonies) on the notion of world 2nd on other manifestations of the way of life - both limited by the leve1 of knowledge and experiznces of the informers - by 1c to !.j-veir-old students in Chilean

rural schools. The latter aspect makes the article further interesting as, generally, su& kind of ressearch seldom appears in the liiarature on this age segment of the population.

This research project is not only instrumental to the knowleage on a given region. but it can also be deemed as a theoretical and methodologlcal contrlbution which may be applied. with the necessary adaptations, in other parts of Latin America and the Carlbbean.

VEGA-CENTENO, Imelda. Oral Tradition: Removal and Repression.

The text is theoretically supported by a structuralist analysis wherein the synchronic and diachronic sequsnces are connected in a system of binary oppositions.

The narration, taken from the oral testimony of an “Ayacuchoan artist” winds up conclusiveiy by pointing out that the osnturies-old rspressian exerted on the expounder - and. of course, on his forebears - prevents him from fully enjoying his cultural identity.

.MATO. Daniel. .Afro-Venezuelan Story Tellers ln Action: Descriptlons for Their .Performanoe and Llmltations of the Notion of “Oral Literature” for Its study.

The observation of some Afro-Venezue’ian narrators’ activity and the cons’ideration of (documentary testimonies on that of Africao narrators. make it possible to identify a set -of characteristic characteristic sxpr.assive “traits” of their art, whose meaning is corroboratzd by their own statements on their craft. as well as by those of tht?ir audience. The importance of such traits” calls for pondering on the limitations in the notion of ”oral literaturz” for the study of this art which - as some postulate - is an authochtonous art, not only verbal, as the notion of ‘oral literature” semanticizes it, but also a performing art. This new meaning is important for a more appropriate assessment of this kind of cultural manifestations and, particularly, of the African contributions to the culture of the Americas.

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Lastly, some specific contributions by Don Fernando Ortiz to the study of this art are commented upon, and it is postulated that the African influence on the art of lnarrators in the Americas must not be assessed only in terms of “verbal traits,”. but ólso of other performing traits.

PALAFOX, Eloísa. Myth and Permanence in Six Mexican Witch Stories.

A n analytic study of a few testimonial narrations with magic features, founded on popular beliefs, based in these cases on both indigenous ,Mexican myths and European superstitions, which gives them s e n s ~ within the Mexican popular culture, ‘as they were gathered from an inferior layer of urban population, but with recent peasant lineage of indigenous origins.

The significance of this study lies i.n examining the constant features present in the six stories, establishing their connection to forms of throught in various development stages, even as lagging manifestations of modern thinking, in psrsons w h o due to their economic standing do not enjoy the appropriate levels of the society they live in.

FLORES OCHOA. Jorge A. lnca Graphic; and Oral Tradition. IIIUS.

This artic1.e makes manifest how the oral expression of tradition, herein reflected in some myths of ancient lnca origin, may be plastically represented on an object, in this case, some vases originally for ritual purposes.

The article shows the possibility of contributing to a reconstruction of the myth scholars. and the updated assumption of its contents by persons of their same origin, but who get to know them when exhibited as museum pieces, such as those iilustrating the article.

The author founds his thesis on the expression of a myth ‘(that of Manco Capacand M a m a Ocllo) which is paintzd on two wooden vases (qeros) beloliging to various collections. in Cuzco and Berlin.

Likewise, reference is mzlde to another myth - The Defender of Cuzco - which, according to narrations, appears on two qeros at the same Archeology Museum in Cuzco, as well as on an’ 11Bth-Century oil painting on tk2e same theme.

R O C H A , Jos6 María Tenorio. Puizla populá Popular Poetry: O n Modism in the ,False Mstuto Poetry

In this intersting article, the zuthor examines what he considsrs is not the t m e poetry generated in colloquial matuto speech. The matuto is the peasant native af the Alagoas region, generally llliterate and with a peculiar way of spea’king, in a higttly distorted Portuguese. .

The .artlcle shows the existence of poetical manifestations whose authors ‘are cultured creators or, at least. .more cultured than genuine matutos and .whosse expressive ways are backed by their poetry being broaldcast through radio and television, thus becoming not only an imitation of true popular songs. but also bearing upon the genuine matuto jpoets.

The author says that such singers (violeiros), in order to meet proferences conditioned by the .mass media, get gradually used to receive praviously drafted poems which they learn by heart, and which they a1ternat.e with creations of a higher artistic vahe such as their improviser [repentistam) poetry. which may be sung or recited.

LARA FIGUEROA. Celso A. Popular Literature of an lndigenous Area in Guatemala: The Huehuetenango Case.

This article’s study object is oral narrations gathered in Guatemó!an politicól division with a high rate of indigenous population. grouped after their ethnic and linguistic differences. Both the study object [oral narration) and the subject producing them [indigenous or highly miscegnated groups) are of great interest for UNESCO’s aim of establishing the eiements of cultural identity in tha multiethnic Latin American and Caribbean region.

The broad bibliographic support it contains provides a knowledge basis for those intérested in this specific matter [oral’ narration) or in tha presence of the various etnoses in the aren under research.

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RESUMES

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MOSONYI. Esteban E. Ln oralidad (L‘oralitB).

Dans I’introduction I’auteur porte d’habiles jugements sur I’apprBclation actuelle qu’on a d e I’oralltB qul ne se limite pas strlctement au traditionnel, mais comprend Bgalement Ales formas populalres du quotldien. II met I’accent sur I’utilisatlon - consld6rBe abusive - de I’expression orale ‘des mas-media, en particulier de la radio, en relatlon avec la manifestation orale dans des manihres d’expresslons col lectives donndes - et m&me indlvlduelles - c o m m e le ,chant.

Dans son dBvaloppement, 11 expose I’importanoe qu’ont eue les cultura agraphiques dans I’histoire de I’humanité et i I analyse leur situation actuelle dans le monde moderne et plus spbcialement sur notre contlnent. Enfin I’auteur souligne le recul dont sont victimes les cultures orales face h I’expression écrite, tout en s‘arrgtant sur I’exposition de 1”crlture en tant que syst?“ signique en relation avec I’expresslon orale.

MARISCAL, Beatriz. la cultura de la crisis: una tradlci6n oral -urbana y fronteriza [La culture de la crise: une traditlon orale urbaine et limitrophej.

L’artlcle commence par d’intéressantes conslderations au sujet de I’srslitb en tant que forme de transmlssion de savolr et de connaissance pour les majorltés populaires qui exprlment dans leurs récits leur vision du monde; i i reconnajt .les difficultBs de I’étude du texte oral, Btant donn6 l’absence habituelle de chercheud du milieu social qui en est B 1’ ortglne ; et il attire I’attention sur le fait que, g6neralement. on a I’habitude d’effectuer le travail de recherche dans des rBglons rura’les, quoiqu’occasionnellement ses porteurs puissent se recontrer dans des communautBs urbaines.

En tant qu’exemple de cette dernibre afflrmatlon, i l expose et anslyse deux récits recueillis- parml les 6mlgrants mixteques ?I Tijuana, en Basse-Californie, dont I’un semble se rapporter B une tradition mlknaire, étant donné qu’il est représente par un mythe local sur I’acquisltion du deu par les hommes. (L’autre, quolqu’ll ait une réference mythique voire magique, est le prociuit semble-t-11, d’une Bpoque recente, puisqu‘il met en Bvidence une attltude soclale qui peut reprdsenter une brbche dans la pratique de I’endogamie qui sert d’6lément de coh6sion et de protection B la communaut6.

DANNEMANN. Manuel. Una historia oral contada por los nhios de Chile (Une hlstoire orale racontés par les enfants du Chili).

L’article se rapporte B un projet dirige par I’auteur, ce qui confiere de I’autorité aux exposés théorlques et méthoddalogiques qu’il contient.

L’objet de I’étude est centré sur la compilation de récits oraux (témoignages) au sujet de la conoeption du monde et d’autres manifestations du mode de vie - limitées par le niveau de connaissances et d’expériences des lnfarmateurs - que poss8dent les éléves d‘écoles rurales chiliennes dont I’lge oscille entre dix et quinze ans. C e dernier aspect procure un intérgt supplémentaire au travail qui, en génbral, n’apparait pas dans la litérature au sujet de ce secteur infantile de la population.

Ce projet de recherche ne reiprésente pas seulement un apport h la connaissance d’une région déterminée, mais peut aussi &re consideré c o m m e une contribution théorique et méthodologique qul pourrait s’appiiquer, avec les adaptations nBcessaires, a d’autres parties de la réglon latino-americaine et caraibe.

VEGA-CENT,ENO, Imelda. Tradición oral: extlrpacl6n y represi6n [Tradition orale: extlrpacldn et répresslon).

Le texte est sustente du point de vue thborlque d’une analyse structuraliste dans lequel les shquences synchroniques et diachronlques sont en relation dans un systt“ d’oppositions binaires.

Le récit, pris d’un tBrmoignage oral d’un “artiste ayacuchien”, parvient B la conclusidn que la rbpression séculaire exercée contre I‘exposant - et bien sür contre ses ancstres’ - empeche celui-ci de Jouir de la plbnitude de son Identite culturelle.

MATO, Daniel. Cuenteros afrovenezolanos en acclbn: descripciones para su empeiío y limitaciones de la noci6n de “literatura oral” para su estudio. (Conteurr

afro-vénézu6liens en actlon: descriptlons pour leur exécution et limitations de la notion de “IitBrature orale” pour leu Btude). L‘observatlon de I’activité de’un certain nombre de narrateurs afro-vBnézuéliens et la considBration de thoignages documentalres au sujet des narrateurs africains permettent dldentifier un ensemble de “traite” expreeelfs caract6rlstlqu_es de leur art dont la

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signification est corroborbe par leurs propres déclarations au ksujet de leur mbtier, ainsi que par celles de leur public. L’importance des ”traits” en question fait réflechir sur les limitations de la notion de ”IittBrature orale” dans I’étude de cet art, qui - postule-t-on - est un art autonome qui n’est pas seulement Xerbal, c o m m e le signifie la notion de littérature orale”, mais aussi sc6nique. Cette resignification est d’importance pour une Bvaluation plus appropri6e de ce type de manifestation culturelle et particuli&rement des apports africains h la culture américaine. Finalement, I’article commente quelques-uns des apports. specifiques de Don Fernando Ortiz 21 I’étude de cette art et postule que l‘influence africaine dans I’art des narrateurs américains ne doit pas étre Bvaluée seulement en termes de “traits verbaux“ mais aussi en d’autres

,PALAFOX, Eloísa. Mlto y permaneilcia en seis historias mexlcanas de brujas [Mythe et permanence dans six histoires mexicaines de sorcieres).

Etude analytique d’un petit groupe de récits t.estimoniaux ayant des calactéfistiques magiques fondees sur des croyances populaires, tnt sur des mythes indigenes mexicains que sur des superstitions eurp6ennes. ce qui leur octroia leur s m s B I’intbrieur de la culture populaire mexicaine, étant donnB qu’ils ont bté recueillis dans ‘une couche lnférieure de la population urbaine. mais avec. une récente extraction paysanns ,d’origine indigene.

L’importance de cette étude reside dans I’analyse des wnstantes qui se presentent dans les six histoires. établissant leur relation avac des formes de pensee en .différentes étapes du développement, m 6 m e en tant que manifestations a la traine de 1.a connaissance moderne, chzz des personnes qul, a cause de la position 6conomique qu’ils occupent. n’atteignont pas les niveaux propres a la société dans laquelle ils résid,ent.

FLORES OCHOA, Jorge A. Gráfica inca y tradici6n oral (Graphisme inca et traditlon orale).

Le travail met en Bvkfence comment I’exposition orale (de la tradition, reflétbe id dans quelques mythes de lointalne origine inca, peut 6tpz reprBsentBe plastiquement dans un objet, dans ce cas-cl, des vases élaborés a I’origlne avec des propos rituels.

I I dbmontre la possibilitb ,de contribuer B la reconstitutlon du mythe par des chercheurs, et I’assomption actualisée de leur contenu dar des personnes de la mdme origine, mais qui les connaissent en tant qua pieo-s. exposbes dans des mus6e.s ou illustrant le travail. L’auteur fonde sa these sur I’cxpression d‘un mythe) cclul ,de Manco Capac et M a m a Ocllo) qui se trouve peint sur deux vases en bois [geros) qui se trourisnt dans diffbrentes collections, A Cuzco et B Berlin.

O n s’ y rbfere Bgalement B un autre mythe - La défenseuse de Cuzco - qui, d’apres ce qu’on raconte, apparait sur deux geros qui se trouvent dans le m6me Musée d’Archéologie A Cuzco, tout c o m m e un tabkau du XVlle siecle peint L I’huile, ayant la m6me thématique.

R O C H A , José María Tenorio. Puizza populá x Poesía popular : a propósito .do modismo na falsa poesia niatuta. [Puizza populá x poésia pcpulaire : a propos de I’idiotisme d’une fausse poésie matuta).

Dans’ oet interessant article. I’auteur fait une analyse de ce qu’il considere ne pas 6tre vraiment la poésie engendrée de la Imgue parlée cdu matuto, un paysan natural de la région d’Alagoas. généralment analphab&te et qui a une forme particuliep? -de parler, avec un indice élevé de déformation du portugais.

I I signale l’existence de manifestations poétiques dont les auteurs sont des créateurs cultes ou, au moins, plus cultivés que I’authentique matuto .at dont les maniepas expressives s’zppuient sur leur diffusion par la radio et la télévision, ce qui constitue non seulement une imitation de la véritable création populaire mais a Bgalemsnt une influence sur les authentiques poetes matutos. L‘aukur soutient que ces chanteurs (violeiros), pour satisiaire le groOt deja conditionné par les mess-media, s’habituent peu A psu A réciter des pohmes écrits prealabiement et appris par coeur. et’ qui alternent avec des créations !de plus grand.2 valeur artistique c o m m e I’est leur .poésie improvisee qui ,peut &re chantés ou récitée.

LARA FIGUEROA, Celso A. Literatura popular de un Brea indígena de Gualemala: el caso d8 Huehuetenango [.Littérzture populaire d‘une zone indigene ldu Guatemala: le c m du Huehuetenango).

L’objet fd’étude de ce travsil, ce sont des rbcits oraux recuellis dans une -division politique guatémalteque a popu!ation indigbne ncmbreuse, gioupés a cause de leurs diiférzncas eth::!ques et Iingustiques. Tant I’objet de 1’6tuie [le récit oral) quc le su;fzt qui les produi-t [groupes injigenes ou tres m6tissks) sont du p!us yrand intéxt poui’ I’UNESCO dont le .propos est d’ctablir les di6mei:ts de I’identité culturelle d m s la region polyethnique de I‘Ameriquc latins et des Caraibes. L’ample appul bibliographique qu’il contient. offre une base de coixaissance 5 ceux qui s‘intercsent a la thén?stiqus spécifique (1.e récit oral) ou a la présencc des ,différents groupes etliniques dans la zone Btudiés.

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NORMAS PARA LA PRESENTACION DE ARTICULOS

1. No se aceptará ningu'n trabajo si este ya ha sido publicado o está en vías de serlo.

2. El título deberá ser conciso, su obje- tivo es dar a conocer al lector el con- tenido esencial del artículo.

El autor enviará, ademds de su nombre completo, el grado científlco o califi- cación que posee, cargo que desem- peña, nombre del organismo o insti- tución donde trabaja, una o dos aso- ciaciones profesionales de las que sea miembro, así como dos o tres artícu- los de sus obras m á s representativas.

4. Deberá incluir -un resumen de alre- dedor de 2:': pzlabras que recoja el contenido y objetivos esenciales del trabajo.

5. El texto debe estar bien integrado. si fuera necesario, dividido en secciones mediante encabezamientos de carscter informativo. En lo posible, las notss al pie de página deben reducirse al mínimo. Debe presentarse mecanogra- fiado, a doble espacio y con márgenes amplios y numeración consecutiva en las páginas. Debe procurarse que la extensión del trabaju no sobrepase las 20 cuartillas.

6. Si se acompaña alguna ilustración, de- berá ser en tinta china, en hojas inde-

3.

pendientes, acompañadas de una [e- yenda explicativa. Se seiialarh en el texto el lugar donde deben reprodu- cirse. Si se considera pertinente. pue- den incluirse fotos.

7. Las citas textuale Laben ir entre co- millas.

8. La lista de referencias debe elaborarse con especial cuidado. Deben sehalarse en el texto con un número entre cor- chetes o par6ntesis. de forme conse- cutiva y aparecer, en ese mismo. d e n . al final del trabajo.

Cuando se trate de artlculos de re- vistas, deben aparecer asf.

SOLEY. Rosy. Cultura atlhntica nica- ragüense. La Chnchmlaca. (Mana- gua) 19) : 44-53, 1985.

Si se trata de un libro:

MORALES HIDALGO, Italo. La sltu, ción del Jaspe en Guatenula. G u e temala. Sub-Centro Regional de Artesanías y Artes Populares. 1984. 66 P.

Si es parte o capltuío de un libro:

MARTINEZ FUM, Rogello. .Patakin: li- teratura sagrada de Cuba. En: Cul- turas africanas. París. Unesco. 1386. p. 66-la.

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NOTE FOR CONTRIBUTORS

'1. Papers already published or In publis. hing process will not be accepted.

2. The titk has to be brief: its objectlve 1s to let the reader know the essence of the article.

3. The author w161 send his full name, sclentiflc degree or qualificatlon. actual post, name of the organiratlon or ins- titution where he works. name of one or two professional associations to whlch he belongs as a member, as well as two or three tltles of his most representatlve work.

4. A n abstract of about ZGO words wiil have to be Inclukj, contalning the essenclal obJectlve of the paper.

5. The text should be well integrated. if necessary, separatd in sections through headings of an infwmtive na- ture. Withln the possibllities, the foot notes shwld 4x avoided. The paper will have to be presented typed in doble spaces. wlth wide marglns ard a con- secutlve rmmeration in tne pages. The paper should not exceed 25 pages.

6. If the paper 1s accompanied of soms ilustration. it should be made in black lnk. presented In separated sheets, with an explanatory leyend. In the text wlll appear the place where they

shwld be reproduced. Photos might be i,ncluded lf it is considered pertinent.

7. The quotatlons have to appear in in. verted commas.

8. The list of ieierences has to be ela- borated wrth special care. They must be Iñdicated in the text in square bra- ckets or round brackets. consecutively, and appear In the same ordsr at the ond of the work.

In the case of articles af perlodicals, they must appear as follows:

SOLEY. Rosy. Cultura atlántica nica- ragüense. la Chachalaca. (Managua) (91 : M 53, 1485.

If It is a book:

M O R A L E S 'HIDALGO. Italo. La sltua- cldn del jaspe en Guatemala. Gua- temala, Sub-Centrro Regional de Ar- tesanlas. y Artes Populares. 1484. 86 P.

If It 1s pa-t or a chapter of a book:

M A R T I N U FURE, Rogelio. Patakín: Llteratura sagrada de Cuba. In: Culturas Africnnu. París. 1m, p. SlW.

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Page 93: ANUARIO PARA RESCATE DE LA TRADlClON ORAL DE …unesdoc.unesco.org/images/0011/001131/113147so.pdf · que se ocupa de la conversión parcial de la palabra de uso cotidiano en un discurso

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NORMES POUR LA PRESENTATION D’ARTICLES

f. Aucun travail ne sera accepté s‘il a . déjh été publié ou s’il est en voie de I’Btre.

2. Le titre devra Btre concis, son but essentiel est de faire connaitre 2ux lecteurs le contenu essentiel de l’ar- ticle.

3. ‘L’auteur fera parvenir, outre son nom complet. les données suivantes: son grade scientifique ou sa qualification, le poste occupé, le nom de I’organisme ou de I’institution ou i l travaille; d’une ou deux associations protessionnelles dont II est membre, ainsi que deux ou trols titres de ses ouvrages les plus reprbsentatifs.

4. II devra lnclure un rbsuiné d’environ 320 mots faisant Ctat du contenu et des objectlfs essentiels du travail.

5. Le texte doit Btre bien compos6, SI possible, divisé en sections a I’aide de sous-titres a caractére informatif. 8Dans la mesure ,du possible. les notes au bas des pages doivent se reduire .au minlmum. II doit 6tre dactylograp- hié B double espace, avec de grandes marges et les pages doivent &re nu- merotees consécutivement. La longueur du travail ne doit pas depasser les a0 feuilles.

6. Les illustrations. s’ll y en a, dolvent se faire avec de I’encre de Chlne, sur des feullles indbpendantes, accompag-

nées d’une lbgende explicative. I I taut indiquer le lieu du texte ou elles doivent apparaitre. On peut aussi y inclure des photos.

guillemets. 7. Les citations doivent Btre mises entre

8. La liste des références doit étre dres- sée tres soigneusement. On doit les identifier dans le texte avec un numero mis entre crochets ou entre parenrh6- ses. de fapon consécutive, et on doit les faire a,pparaitre mdans ce mdme ur- dre, la fin du travail.

Ouand il s‘agit d‘un article de revuc, les réfbrences doivent apparaitre ainsi:

SOLEY. Rosy. Cultura atiiintica nicú- ragüense. La Chachalaca. (Mana- gua) [9) : 44-53. 1985.

S’il s’agit d’un livre:

MORALES ,HIDALGO. Italo. la situa- ci6n del jaspe en Guatemala. Gua- temala. Sub-centro Regional de Artesanias y Artes Populares, 1664. 86 p.

S‘il fait partie d’un livre ou en est un chapitre:

MARTINEZ IFUR,E, Rogelio. Patakin: literatura sagrada de Cuba. ’ Dans: Culturas afrlcanas. París. UNESCO, ‘1688. p. SICcl.