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Dirección de Formación Continua Dirección de Educación de Adultos JORNADAS INSTITUCIONALES- EDUCACIÓN DE ADULTOS DICIEMBRE 2019 La Evaluación Institucional “Mirar juntos el proceso de trabajo colectivo” Estimados Directivos: En el contexto del cierre de fin de año y sabiendo del trabajo sostenido que han desarrollado durante este ciclo lectivo compartimos con ustedes algunas orientaciones que permitan desarrollar la última jornada institucional 2019. Es nuestro interés que esta jornada sea diseñada por ustedes respetando el proceso de finalización del año y cada realidad institucional, razón por la cual compartiremos sólo algunas sugerencias y un material teórico de soporte (disponible al finalizar este documento) confiando en que siendo ustedes los que conducen la institución sabrán optar por una modalidad de jornada adecuada. Este formato que compartimos es suficientemente amplio para ser trabajado tanto para primaria como para secundaria. Son objetivos de esta Jornada: - Reflexionar sobre el proceso de trabajo colectivo en su dimensión institucional. - Recuperar las buenas prácticas que tuvieron impacto en las trayectorias educativas de sus estudiantes. INTRODUCCIÓN Gracias a la palabra, en el mejor de los casos, los locutores se sorprenden diciendo cosas que nunca habían dicho y que les revelan significados de los que no tenían consciencia hasta entonces. Dejours Toda finalización de un ciclo lectivo es una oportunidad para revisar conjuntamente, por fuera de la urgencia cotidiana propia de la escuela, las variables del proceso de trabajo en clave de su adecuación, la mejora alcanzada, como así también los obstáculos propios de toda experiencia. Las características de toda clausura de procesos de trabajo hacen posible la toma de distancia de las exigencias de la gestión y tener un menor nivel de implicación para su evaluación, construir un tiempo de demora, acumulando ese capital para la posterior toma de decisiones.

“Mirar juntos el colectivo”abc.gov.ar/formacion_continua/sites/default/files/...(Refiere a la cuestión de la permanencia y terminalidad de los recorridos educativos de los estudiantes)

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JORNADAS INSTITUCIONALES- EDUCACIÓN DE ADULTOS

DICIEMBRE 2019

La Evaluación Institucional

“Mirar juntos el proceso de trabajo colectivo”

Estimados Directivos:

En el contexto del cierre de fin de año y sabiendo del trabajo sostenido que han desarrollado

durante este ciclo lectivo compartimos con ustedes algunas orientaciones que permitan

desarrollar la última jornada institucional 2019.

Es nuestro interés que esta jornada sea diseñada por ustedes respetando el proceso de

finalización del año y cada realidad institucional, razón por la cual compartiremos sólo algunas

sugerencias y un material teórico de soporte (disponible al finalizar este documento) confiando

en que siendo ustedes los que conducen la institución sabrán optar por una modalidad de

jornada adecuada.

Este formato que compartimos es suficientemente amplio para ser trabajado tanto para

primaria como para secundaria.

Son objetivos de esta Jornada:

- Reflexionar sobre el proceso de trabajo colectivo en su dimensión institucional.

- Recuperar las buenas prácticas que tuvieron impacto en las trayectorias educativas de

sus estudiantes.

INTRODUCCIÓN

Gracias a la palabra, en el mejor de los casos, los locutores se sorprenden diciendo cosas que nunca habían dicho y que les revelan significados de los que no tenían

consciencia hasta entonces. Dejours

Toda finalización de un ciclo lectivo es una oportunidad para revisar conjuntamente, por fuera

de la urgencia cotidiana propia de la escuela, las variables del proceso de trabajo en clave de

su adecuación, la mejora alcanzada, como así también los obstáculos propios de toda

experiencia.

Las características de toda clausura de procesos de trabajo hacen posible la toma de distancia

de las exigencias de la gestión y tener un menor nivel de implicación para su evaluación,

construir un tiempo de demora, acumulando ese capital para la posterior toma de decisiones.

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En ese marco, entendemos que organizar la jornada institucional para hacer posible un

intercambio de todos los actores respecto del tiempo de trabajo compartido y en función de

los objetivos planteados, servirá tanto para la construcción de información, como para

consolidar la trama institucional y dotar a los momentos de encuentro de un verdadero

sentido productivo .

PROPUESTA DE TRABAJO PARA LA JORNADA INSTITUCIONAL

Primer Momento: Problematización de la realidad institucional

Problematizar, desnaturalizar y analizar críticamente significa realizar un esfuerzo para

interrogar los modos de ver que habitualmente tenemos de las cosas, ya que la realidad

siempre es más compleja que lo que percibimos y por otro poder indagar en las razones,

causas múltiples que las explican.

Este primer momento es una invitación a “mirar” cada aspecto de la vida institucional

(dimensión) en la perspectiva de todos los integrantes.

Consigna 1

Seleccionar y definir en forma conjunta de las dimensiones a evaluar a partir de un listado

sugerido. (El listado de dimensiones que adjuntamos corresponde a un modelo posible. Existen

otras que pueden reflejar otros aspectos y que Uds. podrán utilizar)

Listado de dimensiones.

Las trayectorias escolares

Las prácticas de enseñanza

Lo colectivo: entramados institucionales.

Organización del trabajo pedagógico: Condiciones y acuerdos

Los procesos de comunicación.

Articulaciones con otras instituciones y/o sectores

Vinculo con la comunidad

Relevamiento y uso de la información

Nota:

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La selección de las dimensiones a evaluar responderá a la necesidad de ajustes que cada

aspecto tenga en la vida institucional. Es importante considerar en esta selección la voz de la

mayoría de los docentes.

Consigna 2

Retomando la descripción de las dimensiones seleccionadas:

a) Construir algunos indicadores que permitan iniciar el proceso evaluativo.

b) Realizar una breve descripción de cada uno de ellos.

Los indicadores de evaluación:

Son datos que nos muestran, con evidencia empírica y no en base a intuiciones, la situación

real en la que se encuentra la institución.

Su función principal es ofrecer una información sintética, relevante y significativa sobre una

parcela de la realidad, detectar problemas y llamar la atención sobre lo que sucede.

Son puntos de partida para pensar la mejora institucional.

A modo de ejemplo:

Tomemos alguna de las dimensiones señaladas en el listado

Dimensión: Los procesos de comunicación:

Indicador: Grado de acceso a la información (Responde entre otras a la cuestión de la

posibilidad que tienen los distintos actores de conocimiento y apropiación de la información y

de las vías institucionales ofrecidas para ello)

Podríamos preguntar por ejemplo para evaluarlo:

¿Todos conocen información respecto a plazos de entrega de planificaciones?

¿Todos comparten los materiales de la modalidad?

¿Cómo se informa y/o se construyen y comunican los criterios para la planificación de

actividades y secuencias en el aula.

¿Qué canales utilizan habitualmente? ¿Son efectivos?

¿Cómo circula la información de lo producido en las aulas por los distintos maestros?

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Dimensión: Trayectorias escolares:

Indicador: Sostenibilidad de trayectoria. (Refiere a la cuestión de la permanencia y

terminalidad de los recorridos educativos de los estudiantes).

Algunos indicadores:

.- Porcentaje de estudiantes que interrumpieron su asistencia (por ciclo de nivel primario o

año de Secundaria durante el presente ciclo lectivo).

.- Porcentaje de estudiantes que reingresaron al sistema (por ciclo de nivel primaria o año de

secundaria durante el presente ciclo lectivo)

.- Motivos frecuentes que explican la discontinuidad:

Problemas familiares

Situaciones laborales

Dificultades en el proceso de enseñanza aprendizaje

Oferta educativa inadecuada a las necesidades de los estudiantes.

.-Intervenciones para la promoción de la continuidad educativa

Proyectos de continuidad pedagógica

Modalidades organizativas alternativas a la cursada habitual

Modalidades de acompañamiento (tutorías)

Otras

Como verán los indicadores son signos que dan cuenta de la experiencia y a los que se puede

acceder a través de determinadas preguntas.

Este ejercicio es fundamental, porque en él se compartirán las propias visiones relacionadas

con los distintos aspectos del proceso de trabajo y en la interacción se podrán identificar

convergencias, diferencias en las concepciones y la capacidad de consensuar en torno a ellos.

Segundo momento: Análisis a través de los indicadores de dimensiones prioritarias

En este momento les proponemos realizar la evaluación propiamente dicha-

Consigna 3

Imaginemos que el grupo ha elegido tres dimensiones.

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La idea es que sobre cada una de ellas se les soliciite a los integrantes que evoquen escenas o

momentos en los que aparezcan esos aspectos de algún modo (puede ser por conflictividad,

por su débil desarrollo, etc.)

A partir de allí y luego de elegir las escenas más significativas, hacerle las preguntas en función

de los indicadores construidos en el momento anterior.

Nota

Tenga en cuenta que las imágenes que surjan, seguramente han sido recreadas a partir de la

percepción y registro que cada uno tiene de esa situación. Por lo tanto no debería discutirse en

torno a la veracidad, sino legitimar el recuerdo y sobre ello analizar el proceso en clave de la

dimensión seleccionado.

Cierre de la jornada

Dado que le hemos propuesto poner distancia con la exigencia de la toma de decisiones, la

idea del cierre es recuperar para el inicio del ciclo lectivo siguiente, algunos vectores

privilegiados del análisis y construir una nueva matriz informativa que funcione como un

reservorio de información que pueda ser retomado en un nuevo inicio.

Para ello podría jugar con la siguiente idea:

Arme con los ejes seleccionados una biblioteca imaginaria, ordenando esa información, según

las temáticas que la componen, la ubicación en la biblioteca según las prioridades y mayor

frecuencia de su uso y consulta, el lugar de la institución en que funcionaría, el peso de la

información, etc.

Nota:

Esta es sólo una sugerencia, se podrán diseñar otras actividades que resulten más pertinentes

o adecuadas, teniendo como criterio que la propuesta tenga un componente lúdico.

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Esperamos que estas orientaciones le sean de utilidad.

¡Buena Jornada!

BIBLIOGRAFIA SUGERIDA

Camilloni, A. Celman S, Litwin E y otros. (1998) La evaluación de los aprendizajes en el debate

didáctico contemporáneo. Buenos Aires. Paidós.

INET. (2016) Autoevaluación Institucional: un proceso necesario para mejorar la calidad

educativa. Disponible en http://www.inet.edu.ar/index.php/autoevaluacion-institucional-un-

proceso-necesario-para-mejorar-la-calidad-educativa/

Niremberg, O. (2018) Autoevaluación Institucional. Un camino para mejorar la gestión escolar

y las políticas educativas. CEADEL. Buenos Aires. https://ceadel.org.ar/autoevaluacion-

institucional/

Subsecretaría de Promoción de Igualdad y Calidad Educativa (Secretaría de Educación,

Ministerio de Educación, Gobierno de la Provincia de Córdoba). Documento para la

autoevaluación institucional. Disponibles en http www.igualdadycalidadcba.gov.ar

Toranzos, L. (2014) Evaluación educativa: hacia la construcción de un espacio de aprendizaje,

Propuesta Educativa Número 41 – Año 23 – Jun. 2014 – Vol. 1 – Págs. 9 a 19. Disponible

http://www.propuestaeducativa.flacso.org.ar/archivos/dossier_articulos/80.pdf.

UNICEF. IACE (2016) Autoevaluación de la calidad educativa en escuelas secundarias. Buenos

Aires.Disponible en https://www.unicef.org/argentina/media/516/file/IACE%20Secundaria.pdf

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MATERIAL DE APOYO TEÓRICO

Texto extraído del artículo: Herramientas para la Evaluación Institucional Primeras ideas para comenzar a “mirarnos” como escuela Equipo del Área Agropecuaria I.N.E.T. Mayo de 2003

En una primera aproximación podemos decir que la Evaluación Institucional es una

investigación evaluativa que se realiza en una institución educativa para obtener bases firmes

de apoyo a la toma de decisiones sobre política institucional, planificación y gestión educativa,

administrativa y económica. El sólo hecho de plantear la evaluación institucional como una

actividad de investigación nos debe hacer reparar en la rigurosidad que exige, tanto en su

diseño como en su ejecución. El proceso de recolección de información y análisis que toda

investigación supone, nos debe permitir construir un saber acerca del establecimiento y sus

problemas, plantear alternativas posibles, trazar estrategias, tomar decisiones y planificar las

acciones. Es evidente que la Evaluación Institucional, concebida de esta manera, se encuentra

en el centro de la búsqueda de la mejora continua de la calidad educativa de la institución.

Principios que orientan la Evaluación Institucional (autoevaluación)

a. Autonomía institucional. Fortalecimiento de la independencia de la escuela en la toma de

decisiones propias para analizar y mejorar sus procesos pedagógicos y de gestión,

reemplazando el control burocrático y unidireccional por autorregulación y autocontrol.

b. Correspondencia entre objetivos y resultados. Conexión o coherencia entre lo que la

escuela ha propuesto en su Proyecto Educativo Institucional y los resultados que obtiene o

desea obtener.

c. Participación activa de todos los actores institucionales. Compromiso activo de todos los

integrantes de la comunidad educativa (directivos, docentes, padres, alumnos, personal no

docente).

d. Adecuación al contexto en que se inserta la escuela. Asegurando la pertinencia de los

servicios educativos que se brindan en función del entorno y de la comunidad.

e. Retroalimentación. La institución y sus actores utilizan la información y conclusiones que se

obtienen, para convenir los cambios que promuevan el mejoramiento de la gestión

institucional y pedagógica.

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La institucionalización de la autoevaluación en la escuela ofrece la oportunidad de:

a. Aumentar la participación de todos los actores institucionales, en tanto constituye un

trabajo colectivo, en que todos tienen la posibilidad de expresar su opinión, y cuyo objetivo

permite establecer consensos sobre el grado de avance de la escuela en el proceso de

mejoramiento de la calidad.

b. Intensificar el perfeccionamiento profesional docente y directivo. Permite que los propios

docentes y directivos, evalúen el funcionamiento de los procesos pedagógicos de su escuela y

los logros de aprendizaje que alcanzan sus alumnos, promoviendo una actitud receptiva a la

retroalimentación.

c. Cambiar los esfuerzos individuales por esfuerzos colectivos. Posibilita que las acciones

individuales puedan converger al logro de objetivos colectivos. Representa una posibilidad de

cambiar las acciones individuales, muchas veces voluntaristas o rutinarias, en acciones

colectivas centradas en la reflexión pedagógica e institucional.

d. Desarrollar las capacidades de observación, análisis y planificación institucional. En tanto su

objetivo no es controlar, constituye una oportunidad para que la escuela desarrolle la

capacidad de “mirarse”, “de hacerse una introspección” y acordar acciones de mejoramiento.

La autoevaluación no es un fin en sí misma, sino que forma parte de la propuesta formativa

que realiza la escuela. Su resultado es una propuesta de organización: se espera que la

comunidad educativa asuma sus resultados y se organice para mejorar aquellos aspectos que

considera deficitarios.

Texto extraído del artículo: La Autoevaluación Institucional y la Cultura de la Participación.2010 Nidia Edith Landi María Elena Palacios Revista Iberoamericana de Educación

¿Qué entendemos por autoevaluación institucional?

En principio, concebimos la AI como una oportunidad para repensar el o los sentidos de la

institución escolar y alcanzar sus finalidades formativas.

Diferentes definiciones de autoevaluación nos introducen en el concepto y también nos

permiten incursionar en las distintas perspectivas y posibilidades que se le abren a una

institución educativa que desea aprender. Podemos decir, entonces, que vale para generar

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conocimiento más profundo acerca de una determinada realidad. Este conocimiento requiere

de la formulación de interpretaciones acerca del valor del quehacer cotidiano de los

miembros de la organización. El desafío es promover una reflexión colectiva para producir

cambios que impulsen un constante proceso de mejora.

Al encarar un proceso de AI cada organización puede asumir diferentes modalidades. Para

dirigirlo, por ejemplo, representantes de todos los estamentos de una institución conforman

un comité, o se agrupan en su totalidad, bajo el compromiso de participación activa y

responsable de directivos y demás miembros. Se define para su realización una serie de

dimensiones, áreas y aspectos que será analizada en su totalidad, o en parte, según el acuerdo

de sus miembros. De este modo, se aprecia gran similitud entre la evaluación y la

investigación, las que a pesar de tener diferentes fines comparten las mismas técnicas e

instrumentos.

Sin embargo, no acotamos el desarrollo de dicho proceso a una cuestión exclusivamente

técnica, aunque resaltamos su relevancia. La AI es también una acción ética y política. En este

sentido, se transforma en una necesidad para sostener la función pedagógica con calidad a la

vez que genera un contexto de trabajo colaborativo.

Podríamos resumir el concepto afirmando que se trata de un proceso complejo que supone

una acción reflexiva y valorativa sobre una serie de aspectos organizativos, curriculares,

contextuales, de gestión, por ejemplo, que interactúan para lograr la calidad del centro. Es a

partir de esa información generada en conjunto que se da la comprensión de las situaciones y

se definen con mayor claridad las estrategias de mejora.

No todos los procesos de AI asumen las mismas características, las que dependen del modelo

que se pone en práctica y de las condiciones del sistema educativo en que tienen lugar. No

obstante, podemos resaltar los siguientes rasgos distintivos:

• Los actores de la organización escolar son quienes conducen e implementan el proceso.

• Se pueden procurar asesores o personal externo en el proceso solo si fuera necesario y

existieran dificultades de gestión.

• La finalidad es fortalecer los mecanismos de autorregulación institucionales.

• Las dimensiones, aspectos y criterios utilizados para esta autoevaluación son

previamente seleccionados por la propia institución.

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• Su producto es un informe de autoevaluación con acciones de mejora a ser

implementadas para optimizar la calidad de la formación y finalidades educativas que

se persiguen.

Las condiciones que hacen posible la autoevaluación son:

• La cultura de la participación. Es necesario comprender cómo construirla.

• La voluntad política para realizar la AI sin la cual esta fracasa.

• El compromiso y la participación activa de los miembros de la comunidad durante

todo el proceso.

• La viabilidad del acceso a la información a ser analizada.

• El apoyo del personal técnico para el procesamiento de la información.

• La utilización de los resultados para proponer los planes de mejora.

La AI y los procesos de gestión y planeamiento institucional

Los modelos de gestión estratégico situacionales, colaborativos, asumidos por la institución

como intersección o conjunción de perspectivas de los distintos actores, sostienen que todas

las miradas son necesarias.

Actualmente los modelos de gestión escolar propuestos por diversos teóricos, promovidos por

algunas instituciones que propician y favorecen la autoevaluación, son los «líderes efectivos»

(Barber [2009] y Leithwood [2004] citados en Uribe Briceño [2009]), los que se caracterizan

por:

• Dirección de futuro.

• Desarrollo de las personas.

• Rediseño de la organización.

• Gestión de la enseñanza y el aprendizaje.

Quienes transitan la experiencia sostienen que año tras año planificaciones mejoran las tareas

vinculadas al planeamiento y gestión institucional. La construcción colectiva del Proyecto

educativo del centro se concreta en una realidad con fuertes signos de identidad.

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No obstante, es posible considerar el pasaje del proyecto a la planificación de las tareas de

enseñanza como un desafío todavía no resuelto. Aún perduran modos de hacer que atentan

contra lo integral que el proyecto del centro educativo propone. A la hora de programar y

ejecutar se dificulta el diseño de un modelo didáctico institucional con sentido de integralidad.

En este contexto una cultura de la autoevaluación con una reflexión conjunta y gestión

participativa aparece como un camino a seguir.

Podemos inferir, entonces, que la AI juega un papel dinamizador de las instituciones

escolares. Por un lado, requiere acciones de planeamiento de su propio proceso. Por el otro,

procura que, como conclusión de los juicios de valor que provoca, se generen acciones de

planeamiento institucional, a la vez que dinamiza la gestión institucional en un devenir

dinámico que se retroalimenta constantemente.

La Cultura de la Participación

Consideramos que enfatizar el debate sobre cuestiones pedagógicas impregna y favorece una

cultura de la participación, y posibilita que los participantes, que generalmente resuelven

desde el aislamiento y la soledad, puedan adoptar puntos de vista diferentes a los propios.

La cultura de la participación: ¿condición o recurso para desarrollar procesos de AI?

A priori sostenemos que es innegable la importancia del desarrollo de una cultura de la

participación en el ámbito educativo.

Esto es así en cuanto a los consensos generados en torno a las funciones de la escuela. Al

respecto, las nuevas demandas de la sociedad del siglo XXI nos exigen formar ciudadanos

capaces, que puedan contar con un bagaje de conocimientos que les permita convivir,

enfrentar nuevos retos y resolver problemáticas que requieren de la participación consciente

y comprometida de todos. La complejidad del entorno social nos obliga a crear escenarios

escolares que propicien la discusión y el establecimiento de acuerdos en un ambiente de

tolerancia y respeto. Pensamos la participación como concepto y proceso que involucra la

toma de decisiones. Participar permite conocer otros puntos de vista y adaptar la búsqueda

de la mejora continua. Se requiere para ello una mentalidad abierta que pueda combatir la

percepción de la evaluación como mecanismo de control y sanción.

En ese sentido, la participación como condición y recurso promueve el interés, la reflexión

colectiva, los necesarios acuerdos sobre los puntos a evaluar, decisión de modelos de

evaluación, protagonismo de los actores involucrados así como la articulación de los

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propósitos educativos.

Encontrar espacios de participación y de reflexión con diferentes miradas enriquece las

posibilidades de mejora.

Instalar estilos democráticos de gestión y evaluación implica andar un camino complejo y

sinuoso que demanda esfuerzos sostenidos. Algunos temores y resistencias aparecen, sobre

todo al incorporarse al equipo de trabajo personas que no han transitado por este tipo de

experiencias o que, habiéndolo hecho, las mismas no hayan sido productivas. Así, deben de

erradicarse progresivamente las diversas dificultades u obstáculos que se generan cuando:

• La aceptación a participar y la decisión de hacerlo no está sustentada en la

información sobre los objetivos, metas, procesos, metodologías, trabajo de campo; la

experiencia se torna un proceso traumático, excesivo y, por lo regular, no

recomendable a otros actores institucionales.

• El temor a que se detecten errores institucionales eclipsa todas las posibilidades de

participación, sustentado en la idea equivocada de que esto traerá repercusiones

graves.

Por lo tanto, la participación como eje clave de ese proceso es una construcción progresiva. En

esos escenarios la autoevaluación se convierte en un dispositivo indispensable para que la

institución pueda pensarse. Por ello, la función esencial de la misma será formativa en tanto

ofrezca a los miembros de esa comunidad «elementos» para intervenir sobre esa realidad. En

este sentido, participación y autoevaluación interactúan dialécticamente en mutua

potenciación.

La colegialidad puede surgir a partir de un proceso de colaboración, y la investigación-

evaluación basada en la escuela puede ser el vehículo para tal proceso; a ello se refiere Holly

(1986) en un texto de Moreno Olivos. La colaboración en equipo es necesaria para la

instalación de la cultura de la participación.

Toda cultura institucional se produce haciendo, esto es, soste- niendo prácticas. Entonces:

¿por qué no pensar a la autoevaluación como un recurso para generar una cultura de la

participación? La discusión entablada nos deja algunos interrogantes para seguir indagando:

• ¿Es un requisito la participación de todos los actores en el proceso de

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autoevaluación? ¿Qué características debe reunir esa participación para auspiciar

la reflexión y el cambio?

• ¿Cuál es el proceso para orientar la autoevaluación en relación con la cultura de la

participación?

• ¿Cuáles son algunas claves que ayudan a que la participación se constituya en un

recurso para la mejora y el cambio? No obstante, hay que reflexionar acerca de

que no siempre la participación logra alcanzar esas metas transformadoras de la

realidad, porque a veces va en sentido contrario a la transformación y al bien

común.

• ¿Cuáles pueden ser las estrategias para aumentar la partici- pación en la toma de

decisiones que también resguarde una perspectiva ética?

• ¿Por qué, en algunos casos, las instituciones educativas son reacias a la

participación?

• ¿Cómo impregnan los modos de participación y de gestión el ejercicio de autoridad

y poder?

• ¿Es suficiente la participación como estrategia para integrar los miembros a una

organización?

• ¿Es posible crear relaciones auténticas de no sumisión sino de cooperación en la

organización educativa?

Contenidos del Proyecto de Autoevaluación Institucional

Cuando un proyecto de AI deviene en una decisión institucional se comienza a trabajar en

torno a la problemática del cómo. Es este el momento de indagar estrategias, modelos o para

pensar en diseñar los propios. Al respecto, consideramos que la riqueza de un modelo de

autoevaluación radica en que puede presentarse como una estrategia para mirarse y

compararse.

El proceso de autoevaluación no se abre solamente a discutir, investigar y construir

información sobre problemas, sino también a la necesidad de confrontar y hacer explícitas las

tensiones sobre modelos, representaciones de la vida escolar a la luz de las finalidades de la

escuela.

Se trata de un recurso para objetivar los puntos reales de acuerdo y desencuentro, las

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fortalezas y las debilidades: construir un análisis de la situación inicial de cada escuela frente a

las nuevas necesidades y demandas sociales, políticas y educativas.

En aquellas organizaciones donde no se cuenta con un modelo a seguir se requiere primero de

una fase de autoevaluación que respete la cultura institucional, etapa inicial que deberá

permitir reconocer sus rasgos de identidad. Tal vez sea un momento de trabajo más complejo,

pues hay múltiples definiciones a tomar. Es un proceso en el que, insistimos, es imprescindible

promover acciones participativas.

CONCLUSIONES

La autoevaluación se incorpora al trabajo habitual en los distintos ámbitos y se fortalece con

su ejercicio, ampliando la capacidad de resolución de problemas puntuales. Los criterios

comunes de evaluación favorecen los niveles de especificidad de los informes, de los que

debemos contrarrestar la ambigüedad y falta de precisión de modo tal que sirvan para una

adecuada toma de decisiones. En tanto práctica habitual, la autoevaluación se incorporaría

también en la instancia institucional.

La autoevaluación institucional se debe enmarcar en una concepción democrática y formativa

del proceso en el que deben participar todos los actores educativos. Tiene que referirse a la

propia evaluación que del aprendizaje hacen los alumnos y, asimismo, a los factores que

intervienen en los procesos de enseñanza-aprendizaje, así como a otros aspectos que hacen a

vida institucional e influyen en la micropolítica escolar y en la formación de los sujetos.

Para los alumnos, la autoevaluación reporta ventajas tales como la autorrealización plena;

contribuir a la reflexión crítica; propiciar la independencia de los alumnos; asumir un

compromiso consigo mismo al llevar adelante el proceso.

Es muy importante que los discentes tengan la oportunidad de reflexionar acerca del propio

avance en el aprendizaje, pensar en la metodología utilizada por el docente, analizar los

recursos empleados en la gestión de la enseñanza, revisar la gestión del director, entre otros

puntos. Asimismo, la AI debe preparar a los estudiantes y con su implementación debe ofrecer

aspectos que puedan favorecer la obtención de éxitos.

Para los docentes colabora en el desarrollo de una nueva cultura profesional, avala procesos

de reflexión acerca de sus prácticas en particular y de la organización educativa en general.

Para la gestión institucional promueve la generación de infor- mación relevante para la toma

de decisiones y la mejora del proyecto educativo en su conjunto.

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Las experiencias relatadas en el foro dan cuenta de que se avanza, si bien no en la dimensión

deseada, pero alcanzado un logro significativo en la instalación de la autoevaluación como una

herramienta clave para apuntar hacia la calidad de los servicios en el centro educativo.

La autoevaluación es un proceso colectivo que, con sus dificultades y beneficios, múltiples

enfoques y requerimientos metodológicos promueve una cultura de la participación la cual se

constituye, en una dinámica dialéctica, en su condición de posibilidad. Invitamos al lector a

complementar estas ideas con sus propias reflexiones.