Upload
others
View
13
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
1
“Secretos en la Hacienda de Chapulco”, estudio de caso e investigación.
(1619-1620)”
Resumen
Las mujeres españolas que “defendieron” su patrimonio de bienes materiales o inmateriales como los
territorios agrícolas; han sido olvidadas por la historiografía regional sobre tenencia de la tierra. Ante tal
situación el siguiente ensayo se compromete a hacer “un estudio de caso documental, sobre acciones
históricas, concentrados en los puntos más “minúsculos” para el mundo novohispano, pero muy mayúsculo
para la naturaleza de la vida cotidiana en la bastedad del territorio novohispano. Formulas estratégicas
construidas al interior de comunidades domésticas familiares, realizada por hacendados y comerciantes en el
pueblo de Chapulco al norte del valle de Tehuacán. –Hablo de estrategias organizadas por una mujer.
Responsable de que la hacienda, semillas, abrevaderos pluviales y tierras tomaran un rumbo adecuado en la
administración económica durante los años 1619 al 1620. Causas ejecutadas por la protagonista del
presente ensayo: doña Inés Calderón –y su prole– acontecido en el ya nombrado poblado de Chapulco con
objetivos de vida de que sus bienes económicos, fuesen repartidos inteligentemente por partes iguales a sus
hijos: Luis Eusebio Calderón y Juan Briseño Calderón; correspondientes a matrimonios diferentes, pero
unidos (consanguínea y sentimentalmente) por una madre hacendada con principales intenciones de designar
sus propiedades de manera equitativa.
Palabras Claves: Chapulco, La Hacienda de
Chapulco, Tehuacán, Oaxaca, negocios
comerciales, negociación, encomienda, Luis
Eusebio, doña Inés Calderón, Juan Briseño,
Estrategias familiares, comunidad doméstica,
Administración económica, vida familiar.
Trabajo recibido el 6 de Agosto de 2018, aceptado para
publicación el 13 de Septiembre de 2018.
La Introducción
En el siguiente artículo realizo un estudio de caso de la vida cotidiana, analizando las
acciones en vida de una hacendada llamada Inés Calderón, quien en los años 1619 y 1620
se encontraba en las postrimerías de su vida. Esta señora realizo, inter vivos, un par de
documentos notariados, que denominó como “título de propiedad”. De ellos rescato el
sedimento de una historia que se desarrolló en la vida cotidiana de una mujer hacendada:
“domadora de ganados y tratante de negocios”.
2
La primera se encuentra notariada por el escribano Melchor de Maturana, quien en 1619,
firmó una especie de carta poder en donde doña Inés, da una reseña de sus bienes y el
pasado de la hacienda de Chapulco, sus términos y propiedades creadas por su ex esposo
Luis Eusebio. El primero muestra el ejercicio de estrategias, pues hereda la administración
de los negocios entablados con los principales adelantados de Oaxaca creando una ruta de
relaciones comerciales, a cargo de su hijo heredero, Luis Eusebio Calderón.
Al año siguiente, manda a hacer otro documento, que se empalma muy bien con las
disposiciones que doña Inés Calderón se encontraba recreando; en 1620 bajo la pluma del
escriba Pedro de la Garza se hace un levantamiento de lo que sería la actualización de la
escritura de su hacienda. Entre líneas se puede apreciar que doña Inés se encontraba
heredando la mitad de la hacienda a su otro hijo, nacido de su segundo matrimonio, después
de fallecido su primer esposo don Luis Eusebio a finales del siglo XVI. Este hijo había sido
producto de una relación con un hombre de negocios llamado Juan Briseño, quien conocía
al mismísimo Luis Eusebio; de su matrimonio en 1610 tuvieron a Juan Briseño Calderón,
quien estratégicamente sería un labrador1 (cargo de mayordomo) en la hacienda de
Chapulco, dominándola en el posible casco de su finca en un antiguo enclave popoloca.
De esta forma, el siguiente ensayo es un homenaje a las mujeres novohispanas que fueron
dueñas y administradoras de haciendas en pueblos transmontañados del estado de Puebla
como Chapulco. Un ensayo que está escrito bajo la rigurosidad del aparato crítico de una
bibliografía previamente organizada, leída y analizada detenidamente para que se anexara
al estudio de este caso documental de vida cotidiana de una mujer finquera en la primera
década del siglo diecisiete.
Definición de las estrategias del grupo español, ante estrategias creadas por los
pueblos indios en sus instituciones: las comunidades domésticas ibéricas en la América
española.
* LABRADOR, según RAE, “significa una persona que posee hacienda de campo y la cultiva por su cuenta”.
Sacado de: Real Academia Española [en línea], s. v. “labrador”, consultado el 12 de septiembre de 2018, http://dle.rae.es/?id=Mjdglg8|Mjf4tIk
3
A grandes rasgos el grupo de españoles formuló distintas estrategias para mantener
posesiones de tierras y aguas a lo que se refiere Tehuacán durante el diecisiete de la época
colonial. Sus características son disímiles al cuerpo político formado por los pueblos indios,
cuyas “estrategias de organización” al interior de su república de indios, conformadas por
un ayuntamiento con un sistema de elección comunal, cuyo antecedente se remonta, al ya
desaparecido Calpulli.2 En cambio los grupos peninsulares encontraban en las prácticas de
diferenciación social oportunidades de ingreso al poder estamental. Marcadores que
permitieran que un grupo de individuos se adscribiere al grupo hispánico. Elementos de
ingreso basados en lo (étnico de identificación) regido por medios como los
“comportamientos” o “prácticas matrimoniales”. Es decir; ejercicios culturales compartidos
definidos como “indicadores de hispanidad”.
Estas prácticas culturales permitieron construir un acceso a la jerarquía social y
eventualmente una cercanía con el poder, cuyo resultado es la obtención de cualquier tipo
de bienes tanto materiales y simbólicos; de esta forma, las personas de la América española
ejercen y aparecen como seres que ostentan privilegios de diferenciación social como
identidad. La definición de esta estructura étnica hispánica se logró por el resultado de la
sociabilidad o por medios externos como la negociación interna.3 Acciones que tomaron
los nuevos habitantes de la américa española son tales como las ejecutadas por los
moradores novohispanos de Tehuacán en el siglo XVII; ejecutando estrategias do control
económico, político y social como a continuación desarrollaré.
El tráfico de relaciones sociales. El preludio de las cosas (Vivir entre comerciantes y
hacendados)
Estos dos factores mencionados como la negociación y la sociabilidad son la base de las
estrategias creadas por Luis Eusebio en 1556. Desarrolladas posteriormente por nuestros
2 Bernardo García Martínez, “Representaciones de poder en los pueblos de indios del centro de México en la
época colonial. Notas sobre una revisión conceptual”, en Las representaciones de poder las sociedades hispánicas, editado por Oscar Mazín (México, D.F.: El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 2012), pp. 203-213. 3 Jean Paul Zúñiga, “Figuras del poder y representación en la América hispana: De la identificación étnica
como símbolos de poder (siglos XVII-XVIII)”, 415-435.
4
actores históricos del presente estudio. Primero: dicha “negociación” se vio marcada por
vínculos comerciales con los personajes de la élite de Antequera, que permitieron a doña
Inés Calderón y su prole mantener un papel privilegiado como terratenientes en aquel
pueblo de extracción y habla chocho-popoloca llamado Chapulco.
Todas estas estrategias se configuraron tácticamente bajo relaciones construidas a la llegada
de los españoles a la Mixteca Alta. La vida preeminentemente de estos grupos criollos, solo
se reduce al comercio mercantil desarrollado por dicho sector de la población desde 1580 o
poco antes (años que coinciden con los méritos de don Luis Eusebio como encomendero en
la región). En ese sentido, siguiendo una misma línea, los hechos sólidos de nuestros
actores históricos fueron condicionados por ese factor de relaciones contraídas por negocios
comerciales tanto al nivel microeconómico o elevado a niveles macroeconómicos;
enclavados en la región vecina área del área Mixteca Alta.
Uno de los factores de estas relaciones entretejidas se construyeron entre el comercio
conectado directa e indirectamente con las comunidades indias hacia el resto de gentes con
descendencia española; después resulto haber sido el sistema tributario que dio movimiento
a este factor económico. Otro de los motivos: fue la ruta comercial de la seda, es decir, la
venta de dicho material como su posterior exportación al exterior significó una veta que
conecto a Oaxaca y sus regiones circunvecinas en el comercio de nueva época.
Estos recorridos abrieron una ventana para que Antequera también recibiera comercio de
fuera, por ejemplo, productos de Puebla como telas o herramientas, prendas de ropa así de
mercancías distribuidas entre los pueblos de su jurisdicción, sin olvidarnos de las vendimias
del ganado menor, y una eventual exportación hacia mercados locales o en haciendas
volantes menores.4
Gran parte de estos productos de importación o exportación pasaban por Tehuacán; sobre
todo de aquellos productos que iban a dar hasta el mercado de Teposcolula como el vino,
aceite de olivo, aceitunas y ceras de castilla –surcando rutas y caminos primitivos por las
4 Ma. de Los Ángeles Romero Frizzi, Economía y vida de los españoles en la Mixteca Alta: 1519-1720 (México,
D. F., Colección Regiones de México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Gobierno del Estado de Oaxaca, 1990), 132-140
5
vías del sureste poblano, si fuera poco (cercano también se encontraba el puerto de
Veracruz). Podríamos pronosticar que este sector de comerciante españoles terminó por
consolidarse en sus negocios hasta el año de 1580 con la crianza de ganados; agudizándose
su estatus adquisitivos aún más durante el siglo XVII (el cual nos interesa) gracias a estos
productos exportados los cuales era productos de uso común entre (1606-1609).5
Los cambios en el sistema mercantil con la venida de los españoles en la parte septentrional
de la Mixteca Oaxaqueña, como también contando la región del sureste poblano, son
descritos por la etnohistoriadora María de los Ángeles Romero Frizzi de la siguiente forma:
“Todas estas alteraciones en el seno de la sociedad Mixteca: cambios en el consumo individual,
cambios en el consumo colectivo y nuevos canales de ascenso, facilitaron y posibilitaron el trabajo
de los comerciantes españoles. Así, estos comenzaron a traer jubones, varas de paño y mantos de
castilla, dejándoselos a los indígenas con la condición de cobrarlos pasado un tiempo, en el
momento de la cosecha de la grana o de la trasquila. Pero sobre todo, trajeron aquello que
necesitaba el templo, la celebración del culto y las fiestas”. (Frizzi: 1999: 141).
Recapitulando estos fenómenos de intercambio comercial descritos líneas arriba, se trataron
de un entrecruce de relaciones mercantiles recíprocas, entre españoles sin fortuna que veían
en el comercio una fórmula de enriquecimiento –fácil y legal– basado en las condiciones
sociales por donde ellos se movían, es decir, existía un comercio de importación y en el
mercado interno formando una circulación global de bienes económicos. La Mixteca
quedó, pues, integrada como una región que producía para el mercado interno, (productora
principalmente de mercancías de demanda para la sociedad colonial. Productora también de
grana durante el resto de la colonia) así como consumidora de productos “novedosos” e
indispensables que desembarcaban al puerto de Veracruz como el vino o telas de lino.
(Frizzi: 1999: 155).
Relaciones de amistad entre comerciantes, encomenderos, hacendados desde el siglo
XVI al XVII en el Valle de Tehuacán
Estas características de fluctuaciones comerciales son la justificación adecuada para pensar
en la identidad de nuestros protagonistas en esta historia. Por una parte, tenemos al primer
5 Ma. de los Ángeles Romero Frizzi, Economía y vida de los españoles en la Mixteca Alta: 1519-1720, 142-
146.
6
esposo de doña Inés Calderón, don Luis Eusebio, quien desde 1556 depositó cargas
tributarias manufacturada por sus indios en su jurisdicción, encomendada para él,
eventualmente enviadas para Pedro de Soto Mayor; un encomendero que en las listas
aparece con el nombre de Pedro Díaz de Sotomayor, este personaje desató condiciones
favorables, ya que después generó, que los tratos comerciales se volvieran más conectados.
Por su parte, pondré mucho mayor énfasis en la estrategia de sociabilidad. Una estrategia
que se construyó al interior de los hogares como el caso de la hacienda “casa solariega” de
doña Inés Calderón, permitiendo controlar un poder basado en sus estrategias interiores
formuladas en su individualidad y en su cotidianidad. Edificada con parámetros e intereses
entre sus semejantes que se encontraban a su alrededor, entre ellos, su primer cónyuge, sus
hijos y un segundo esposo llamado Juan Briseño que aparece en las escrituras de propiedad
como parcial hacendado y administrador de la hacienda del Chapulco.
A estas alturas hay que tomar en cuenta el ideal de familia que se imponía en el territorio
novohispano, como condensadora de identidad dentro del ajuar doméstico, dando vida a los
valores de nobleza traducida en una oligarquía local, se trató de un grupo titulado que
deposito en la herencia de sus bienes, estrategias para seguir siendo lo que ya eran o
acrecentar su prestigio; ascenso social, riqueza o poder. Bajo estos parámetros se debe
tomar en cuenta que en los protocolos notariales de los archivos se hallan disposiciones de
los líderes familiares novohispanos que controlaban ese ideal de familia como cabezas de
grupos que eran, por ejemplo (…) la vinculación de sus bienes considerando los
sentimientos del otorgante así como el papel activo de este, dentro de la familia de los
herederos e hijos.
De otra forma. Se toma en cuenta que la muerte del “cabeza familiar” siempre generó
rupturas dentro de la identidad de las familias, provocando cambios considerables en la
administración de los bienes materiales e inmateriales; debido a que el líder de familia era
consciente de los derechos de sus progenitores. Para tal motivo la solución correcta fue la
herencia de los bienes terrenales lo cual descansaba en las participaciones anteriores de los
integrantes familiares con el objetivo de dividir sus bienes en partes iguales limando
7
posibles conflictos internos.6 En el presente estudio de caso se pone a consideración esos
estratégicos intereses; trazadas por hombres o mujeres en su cotidianidad. Basados en el
poder que gozaban tanto por sus extensiones territoriales, esto es decir; (posesiones o
bienes territoriales) que doña Inés en su postrimerías deseaba dejarles a sus hijos debido a
que su fin como hacendada se acercaba.7
I. Ilustración. Vista panorámica de escritura de propiedad de 1620. Referente a las estrategias tomadas por doña Inés Calderón a su hijo menor Juan Briseño Calderón.
Del comercio en las aduanas a estratagemas en la vida doméstica. Breve óptica, al
pasado de doña Inés Calderón en el siglo XVI al XVII
6 Javier Sanchiz Ruiz, "La nobleza y sus vínculos familiares", en Historia de la vida cotidiana en México: Tomo
II: La ciudad barroca, Coordinado por Antonio Rubial García (México: El Colegio de México, Fondo de Cultura Económica, 2005), pp. 335-369. 7 Archivo de Notarias de Puebla (en adelante ANP), Notaria de Tehuacán, Caja. 2., Carp. 25., fol. 24 y 82.
[Escrituras de herencia de doña Inés, en donde expresa sus demandas y voluntades para que sus bienes sean depositados en manos de sus dos hijos (de cónyuges diferentes). En la primer escritura se cita su primer esposo don Luis Eusebio, y a su hijo Luis Eusebio Calderón además de mencionar las condiciones de la Hacienda de Chapulco en lo tocante a sus negocios y el estado en la que se encuentran. En la segunda escritura echa un año después de la primera menciona sus voluntades para que su hijo don Juan Briseño Calderón se procuré con la administración de la Hacienda de Chapulco con su arrendamiento].
8
Para entrar en una sintética materia de estudio. La familia que enarboló doña Inés Calderón
(estanciera en la hacienda de Chapulco) buscó defender su patrimonio a cuestas, su esposo
fallecido Luis Eusebio habría compartido relaciones sociales con varias familias del valle
de Oaxaca desde 1556, a tal grado de pagarles tributo en manufactura de ciento y veinte
pesos de oro común cada año a las herederas de don Rafael Pinello, las cuales residía en su
natal Antequera. Posteriormente doña Inés fincaría la perpetuidad de sus propiedades
heredadas por medios de estratagemas que protegerían su patrimonio; sus bienes, su
hacienda y lo más importante, el poder que gozaría su futuro familiar, su lucha solo se
entiende bajo los parámetros estratégicos construidos en su individualidad; mediada por
una inteligente sociabilidad comercial entre el norte de Oaxaca y la región colindante de
Tehuacán.
Durante los primeros designios coloniales, Antequera y Tehuacán, fueron aliados en temas
como negocios y negociaciones por mantener una cercanía geográfica y un corredor de
vigencia prehispánica, que los unía con otras nuevas rutas de acceso a sus centros
comerciales debido a que Oaxaca era el hogar de una élite de colonos; permitiendo con el
tiempo tener habitantes y allegados con clase, estatus y poder, formando a la postre una
estructura que influyó en asuntos de cultura política. Así nacía una nueva clase de
terratenientes que amenazaba la hegemonía de los encomenderos dándole la bienvenida a la
eventual concepción de la institución de la hacienda española en 1630.8
Por su parte, las relaciones entre labradores del valle de Oaxaca, construyeron círculos de
poder empresarial compartiendo formulas culturales similares debido a su cercanía
geopolítica con Tehuacán. Antequera se trató de una parte importante en la Hispanoamérica
colonial que se consideraba el refugio perfecto para hacendados como para encomenderos;
capital administrativa política y de poder en la Nueva España.9 Durante la colonia se
formaron este tipo de alianzas y móviles de solidaridad (tanto al norte, noreste, occidente;
el este y el sureste del territorio de Nueva España).
8 John K. Chance, Razas y clases en la Oaxaca Colonial (México: Instituto Nacional Indigenista, 1982), pp.
229-246. 9 John K. Chance, Razas y clases en la Oaxaca Colonial, 15-23.
9
Formando un “poder” –unido y basado– en los negocios económicos de parentesco,
compadrazgo, padrinazgo o redes matrimoniales que permitieran colocar a los sujetos en
espacios como en lo socio local, económico y en el institucional; los grandes logros de
estos grupos predominantemente criollos y peninsulares, miembros de una “oligarquía” fue
detentar el poder mediante estrategias, para construir ese poder que tanto anhelaban,10 los
dichos negocios de la “oligarquía y las élites” para el caso del sureste poblano se
extendieron varias leguas con claras intenciones de permanecer controlando las tierras de
Chapulco; ubicadas al norte del valle de Tehuacán. Pero a la par de las relaciones sociales
entretejidas se encontraban estrategias originadas desde las bases del “orden familiar” para
preservar el patrimonio de las tierras y aguas, materia de estudio principal, que acoge el
interés de este ensayo.
El preludio de las acciones, de comerciante a hacendada: una mujer en la historia del
valle de Tehuacán
Nuestra región de estudio, nos marca que la vida social y política no fue la más “agradable”
para los españoles comerciantes y dueños de grandes dominios de propiedades rurales en
todo el Valle de Tehuacán. Independientemente de que construyeran sus estrategias
intelectuales dentro del orden familiar; estas fueron originadas a causa de conseguir
objetivos de contraatacar los líos presentados contra sólidas corporaciones organizadas por
los pueblos indios bajo la “estrategia” en lo que fueran las interminables luchas por el agua
en Tehuacán. Los nichos estratégicos, creados en la domesticidad de alguna de sus
haciendas y usados por los españoles arranchados para seguir vinculando su estatus
económico en bienes como aguas o terrenos fértiles; planes que se fueron construyendo
lentamente por el ambiente que predominó en el Valle.
Esta clase de hacendados mantuvo litigios “interminables” en contra de pueblos que los
obligaban a ejecutar dichas estratégicas en la vida de su orden familiar. Nobleza que
experimentó una vida muy complicada por la lucha que enfrentaron durante los años que
devinieron en fuertes peleas codo a codo contra los poblados de raíz india versus españoles
10
Carmen Castañeda (Coordinadora), Círculos de poder en la Nueva España (México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Miguel Ángel Porrúa, 1998), pp. 5-18.
10
labradores (dueños de agostaderos) que se dedicaba a la crianza de animales; provenientes
de las estepas andaluzas; por su parte, las familias que aguardan de un título en provincias
como Tehuacán, que en su época disfrutaban de amplios eriales con la obligación de
extender sus negocios de hacienda (cerealera o ganadera) en los mercados regionales. Estos
que fuesen catalogados como advenedizos. Poblaron tierras ajenas a las del sur de España,
creando un nuevo sistema de recolección tributaria dentro de las comunidades indias las
cuales se les van imponiendo trabajos y sujeción dentro de las tierras acaparadas por
dichos particulares.11
Mismos particulares que litigan, cubriendo su papel de enemigos que se enfrente a las
poblaciones, mientras argumentan: –“que sus posesiones son muy antiguas ocupadas desde
tiempo inmemorial” –. Las carreras de muchos de estos nobles estuvieron reglamentadas en
las provincias, y en sus ocupaciones agrarias por los repetidos enfrentamientos enumerados
en los principales tribunales sobre problemas por la tierra, peleando ante la Real Audiencia
sobre posesiones de tierras, pastos o ricos abrevaderos que frecuentemente peleaban los
pueblos indios ante la nobleza familiar española. Manteniendo desde los cuatro costados
que lo queramos ver; conflictos disertos en contra o a favor.12
Sobre este orden de factores las dueñas de estancias agropecuarias, son el ritmo dinámico
referente a los asuntos relacionados con las estrategias sobre protección y lucha por los
recursos agrícolas, de los cuales son dueños o no, dependiendo de los hechos presentados
sobre salvaguarda de estas posesiones. Las mujeres en sus peripecias, regularmente son
relegadas en todos los pasajes de la historia del virreinato, y eso que contando a las más
relevantes. Sin embargo, la figura de la mujer en las familias que ostentan un título
nobiliario, tal como lo menciona Sanchiz, en un pasaje de su capítulo preparado para el
libro Mujeres en Nueva España, comentó que:
“Dentro de la historia de cada uno de los títulos nobiliarios la figura de la mujer era primordial, desde
numerosos puntos de vista. Desde el biológico y reproductivo, ya que sin mujer no había
11 Gonzalo Aguirre Beltrán, “Zongolica y las marquesas de Selva Nevada y las luchas agrarias durante la
colonia”, La palabra y el hombre, octubre-diciembre de 1987, consultado 16 de Julio de 2018: 5-12. https://cdigital.uv.mx/bitstream/123456789/2193/1/198764P5.pdf
12
Gonzalo Aguirre Beltrán, “Zongolica y las marquesas de Selva Nevada y las luchas agrarias durante la colonia”: 13-17.
11
posibilidades de sucesión; hasta el económico, toda vez que gran parte del éxito económico del
cónyuge dependía de la dote o las herencias que aportaba la mujer al matrimonio, y el social a través
de una larga red de parentesco consanguíneo y de afinidad que fortalecían el discurrir del esposo y de
los hijos; o el administrativo ya que son ellas preferentemente las elegidas –si sobrevive el cónyuge–
para ser tutora de la descendencia en su minoría de edad o albaceas para ejecutar la última voluntad
del esposo”. (Sanchiz: 2016: 58).
Así pues, ha quedado impregnado el papel de la mujer “de buena familia” como agente
histórico en negocios y casas comerciales a lo largo de sus generaciones; por eso, el culto a
los antepasados resultó un medio apremiante para lograr el reconocimiento social pues ellas
eran las progenitoras. Ahora (…) regresando al verdadero papel histórico dinamizado por
las mujeres; su fuerza estratégicas se encontraban reducidas en la elección matrimonial que
pudieran disponer en la carrera de cada una de ellas. Entiéndase este acto como el primero
en la carrera de cada mujer de nobleza la cual encerraba un ideal correcto en la selección
conyugal de su matrimonia. La figura de este sujeto –en aquel sentido– nos muestra que
varias mujeres de calidad social acomodada motivadas por casarse con una pareja de su
similar categoría mostraban este tipo de estrategias; para tal aspecto; los memoriales
biográficos o historias de vida son una correspondencia de casos ejemplares sobre mujeres
que lograron crear dinámicas a su paso por la vida cotidiana.
En ellas encuentro líneas genealógicas donde cada una a pesar de jugar un papel –poco
más o poco menos importante–. Donde siempre pudieron, crearse una historia para poder
trascender en los recovecos sociales; que significaba el hecho de competir contra la figura
masculina. Sin embargo la mujer en el matrimonio formó la pieza clave para que las
familias manejaran mayorazgos, títulos nobiliarios, propiedades o inventario de bienes
inmuebles; escudos de armas u otros lazos insignes importantes, en fin, símbolo de la élite
novohispana. En este caso muestro mucho interés en las respuestas mostradas por las
mujeres “arranchadas” en condados pequeños donde pudieran formular estrategias para
seguir disponiendo de tenencia de sus terrenos o pastos fértiles para la crianza de ganados
como un capital particular.
Estas mujeres al contraer el acordado matrimonio, debido a circunstancia generada a causa
de estrategias realizadas en comunidades domésticas, lo que entendemos como familia
nuclear crecerá posteriormente. Para tal caso: el papel de las mujeres como gestora
12
terrateniente o administradora de haciendas agropecuarias, no se entiende sin la
interrelación que tuvieron con la figura del varón dentro de la casa “nobiliaria”.13 Aunque
debemos admitir, que la usencia de las mujeres en las casa de familias acomodadas siempre
tomo relevancia, estas tomaron el mando en las decisiones de sus maridos cuando se
encontraban ya viudas; solas con hijos que mantener y con negocios pendientes que atender
tal como el siguiente caso.
II. Ilustración. Línea genealógica de doña Inés Calderón en los años de 1619-1620. Se desglosan los nombres de sus dos consortes y sus dos hijos en los años posteriores a 1556 a 1620. Información sacada de los documentos de títulos de propiedad y correspondencia notarial, sacada de: Archivo de Notarias del Estado de Puebla, Notaria de Tehuacán, Caja. 2, Carp. 25, fol. 24. También sacado de: Archivo de Notarias del Estado de Puebla, Notaria de Tehuacán, Notaria de Tehuacán, Caja. 2, Carp. 25, fol. 82.
El estudio de caso: Las estrategias “políticas” en la vida cotidiana de doña Inés
Calderón ante la ausencia de sus ex cónyuges
Ese fue el caso de doña Inés Calderón quien se presenta en este apartado como el objeto de
análisis, pues forma parte de un caso configurado desde las entrañas de su hacienda llamada
Chapulco; su caso no se hubiera desarrollado, sin el objetivo de señorear las tierras ganadas
13
Javier Sanchiz, “El condado del Valle de Orizaba a través de sus mujeres”, en Mujeres en la Nueva España (Coordinación) Alberto Baena Zapatero y Estala Roselló Soberón (México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2016) 55-87.
13
por la corona. La idea era conquistar; cultivar lo inculto y urbanizar (ocupando lo vacío)
para tales fines se construyeron las “comunidades familiares” que bajo el concepto de
“orden” se encontraba una definición de “poder”. Mientras que en lo simbólico se
expresaba en “mantener la casa poblada viviendo en ella”.
Con tal lógica entonces se formó una comunidad basada en el orden doméstico con sus
relaciones sociales cerradas y bien cimentadas –pero que al exterior de la casa señoreaban
un pueblo o mantenían sus respectivas negociaciones con personas de su misma “calidad”,
una práctica cultural heredada por los hijos de conquistadores de la Nueva España pero
copiosa tradición imitada por encomenderos o hacendados del territorio novohispano;14
para el caso presente, están claros los parámetros que doña Inés obedecería para crear las
estrategias de salvaguarda de sus bienes en 1619.
Este estudio de caso, curiosamente se desarrolló en un ambiente de fundamental
importancia en términos históricos donde los protagonistas son la respuesta a la
explicación del control de estrategias construidas por las familias de colonos criollos en
provincias importantes para el control de la tierra y el agua. El espacio en donde se escindió
este caso, fue el pueblo de Chapulco, a continuación brindo un breve paisaje geo histórico
del pueblo que se encuentra conformado étnicamente por pobladores étnicamente
popolocas, dicho enclave representó en la época colonial, tanto por ubicación geográfica,
nación y pobladores un pasado precolombino como prueba de identidad; sus mejores
momentos, habían quedado en el silencio del pasado prehispánica, que no se pronosticaba
volver en el Virreinato novohispano.
A comienzos de la colonia, la región de Tehuacán estuvo repartida como un pastel en
medio de muchas tierras baldías oportunas las cuales gran parte pertenecieron a
encomenderos. Esta situación hace dilucidar que la encomienda en los primeros años
estuvo administrada por manos muertas, en donde los indígenas no presentaron ninguna
resistencia debido a factores como una alta depresión demográfica a causa de las epidemias.
14
Pilar Gonzalbo Aizpuru, Familia y orden colonial (México: El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 1998), pp. 101-126.
14
Chapulco también sufrió estas bajas, además de encontrarse vulnerable a la rapiña de
españoles en la búsqueda de eriales con regadíos y estancias para ganados.
En la región del valle, el balance histórico que se tiene relacionado con esta institución es
de una producción de encomiendas que se desarrolló a mediados del siglo XVI con una
eventual transformación en hacendados; tal como lo explica Chevalier en su clásico
estudio, sobre los orígenes de los grandes dominios en México, menciona que cuando las
fuentes de ganancias de los encomenderos se debilitaron, estos, sospechosamente tornaron
a la búsqueda de convertirse en labradores o criadores de ganados, gracias a jugosas
cantidades que sacaban de sus vasallos indios que trabajaban en sus estancias
agropecuarias.
En sus encomiendas, eventualmente fueron fundando sus haciendas o empresas de
granjerías, a causa de las circunstancias de su deterioro monetario; condenando así a la
encomienda como la exégesis de la hacienda en Nueva España.15 Combinando estos
acontecimientos los encomenderos no desaparecieron por completo debido a que solían
dejar a administradores en sus encomiendas con el asedio de cobrar los distintos artículos
tributarios que los indios pagaban. Regularmente, el encomendero no residía en donde se
encontraban sus dominios territoriales. (Frizzi: 1990: 50-51).
Debido al detrimento de la encomienda en 1598 a causa de la entrada de una nueva
estructura económica conocida como “repartimiento de indios”, en la cual estos trabajaban
en las fincas españolas por ciertas temporadas a cambio de dinero. Además, el paisaje se
pobló de nuevos españoles en 1630 que se beneficiaron de este nuevo sistema de
repartimiento. Sumado a las concesiones concedidas por el rey en materia de tierras y aguas
realengas, ahora las haciendas rodeaban los antiguos asentamientos prehispánicos.16
Chapulco sufrió este cambio, ubicada en el norte del valle de Tehuacán, tuvo su gran
vigencia durante la etapa Mesoamericana por ser un señorío popoloca y resistir a grupos
15
François Chevalier, La formación de los latifundios en México: Tierra y sociedad en los siglos XVI-XVII (México, D. F.: Fondo de Cultura Económica, 1976), 160. 16
Raúl Bringas Nostti, Historia de Tehuacán. De tiempos Prehispánicos a la Modernidad (México, D. F., Editorial Miguel Ángel Porrúa, 2010), pp.103.
15
mixtecas, nonoalcas y nahuas tanto culturalmente, etnolinguísticamente y militarmente
como anteriormente lo he mencionado,17 hasta que finalmente fue encomendada al
conquistador Esteban Barrera por los mismos años por los que estuvo repartido Coxcatlán,
ubicada al sur del valle en 1534. Este apellido (el de los Barrera) aparecía todavía en las
listas de 1603 solo que con el apellido Carvajal, debido los matrimonios que había
contraído la hija de Esteban Barrera. Encomienda que quedó vacante hasta 1610 cuando los
tributos son repartidos a un particular. 18 Ante tal hecho, el historiador Balderas Vega,
también coincide que el tributo de esta encomienda fue depositada a manos de un particular
a fines del siglo XVI.19
Este dato da a entender que la encomienda fue vendida y perdida eventualmente por
Carvajal y su esposa, posteriormente comprada y convertida en una hacienda; que es
cuando los tributos entre 1556 a 1610 son depositados a manos de particulares de la ciudad
de Antequera.20 Tal y como el primer esposo de doña Inés Calderón, llamado Luis Eusebio
lo fundo a mediados de la década, para ser exactos en 1556 con la intención de mantener a
los herederos de don Pedro de Soto Mayor. Posteriormente los tributos son transferidos a
otros hijos de conquistadores.21
En esta ocasión en 1610 son otorgados a las hijas del capitán don Rafael Pinello y para ser
exactos fueron transmitidos al peculio de las doncellas: María Pinello y Rafaela Pinello.
Una escritura interesante pues fue firmada en Tlaxcala estando presente don Juan Briseño
Calderón, segundo consorte de Inés Calderón.22 Situación que colocó a don Juan como el
virtual poseedor, durante diez años de la hacienda de Chapulco.
17
Raúl Bringas Nostti, Historia de Tehuacán. De tiempos prehispánicos a la modernidad, 51-68. 18
Peter Gerhard, Stella Mastrangello y Reginald Pigott, Geografía histórica de la Nueva España (1519-1821) (México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2000): 268-269. 19
Luis Balderas Vega, Ensayos de Historia de Tehuacán de la época prehispánica a la colonia (México: Ayuntamiento Municipal de Tehuacán, 1998): 100. 20
“Lo más seguro, a uno de tantos privilegiados encomenderos”. 21
ANP, Notaria de Tehuacán, fol. 24. 1 de Marzo de 1619; Tehuacán. 22
ANP, Notaria de Tehuacán, fol. 82. 31 de Marzo de 1620; Tlaxcala.
16
Una mejor explicación, muestra que la práctica de depositar los tributos se debió a que
muchos encomenderos imponían rentas monetarias a pueblos y haciendas de los cuales
estaba prescrito que depositarían miles de pesos en sus bolsos. La regularización de estos
pagos, en conclusión a excepción del caso del Marquesado del Valle de Oaxaca se trató de
que las encomiendas dirigían sus rentas, esto es decir, tributos recabados a la población en
general y adjunta en donde se encontraba las estancias agropecuarias para ser llevadas con
sus verdaderos poseedores,23 Es más, casualmente esta práctica se repetía porque en
aquellos años doña Inés se encontraba depositando contados tributos en 1619. Depositó
unos cientos pesos de oro común a las herederas de don Rafael Pinello. Pues atrás habían
quedado los máximos de rentas y precios mandados llevar por las encomiendas de los
primero pobladores del país; ahora las rentas más gruesas enviadas por esos años, rondaba
solo los 3000 mil pesos, esta fue la encomienda del Marquesado en 1603. (Chevallier:
1976: 156).
Las familias (Soto Mayor y Pinello) que desde 1556 hasta 1610 recababan los impuestos de
la hacienda de Chapulco, analizando detenidamente sus orígenes activos, nos muestran que
estos eran encomendero comerciantes; los cuales se dedicaron a mercar con los vecinos de
provincias cercanas; compartiendo o intercambiando mercancías generadas por las
haciendas existentes, gobernadas por labradores o hacendadas productores; lo más probable
es que haya existido una relación mucho más fuerte entre las familias de don Luis Eusebio
con estos personajes de Antequera Oaxaca.24
Por su parte, los gastos efectuados de la estancia de Chapulco, fueron cubiertos por los
provechos de la hacienda, la cual gozaba de un esplendor amplio. El dominio se basaba en
sus negocios, y por ende en la tenencia de indios, tierras, pastos, agua o animales de castilla
que necesitaban de un amplio espacio de riego intenso, sin embargo, solo se lograría con las
alianzas necesarias, y la empresa crecería bajo los parámetros estratégicos de doña Inés
Calderón. La virtual heredera de la hacienda; el agua, el ganado y las semillas para sembrar.
23
François Chevalier, La formación de los latifundios en México: Tierra y sociedad en los siglos XVI-XVII): 154-155 24
Ma. de los Ángeles Romero Frizzi, Economía y vida de los españoles en la Mixteca Alta: 1519-1720: 290-298
17
Para eso, la primer estrategia fue dejar como virtual heredero de la hacienda y de los
negocios del tributo y administración “empresarial” al primer hijo que tuvo con don Luis
Eusebio a finales del siglo XVI, el nombre de este principal heredero fue Luis Eusebio
Calderón, quien ya se perfilaba como gran líder de hacienda en Chapulco Tehuacán –
siguiendo los pasos de su padre– y los deseos de su madre.25
Doña Inés surge como intermediaria de conflictos. La búsqueda de una madre
hacendada
Presente está el asegurar el patrimonio y doña Inés Calderón lo sabía en el siguiente año, a
finales de marzo hizo una escritura de posesión para asegurar la tenencia de sus bienes
raíces como la tierra y el agua, que gozaba el caudal de la hacienda. Pero lo más
sorprendente fue la dinámica del asunto. Su segunda estrategia fue que su hijo, producto del
matrimonio con su segundo esposo; el difunto Juan Briseño se procurara con el
arrendamiento de la hacienda la cual era de riego y de temporal dedicada en la cría de
ganados y con la disposición de mano de obra india, que aseguraba sólidamente el
patrimonio.
El afecto que le tenía a este segundo hijo se expresaba en la responsabilidad que le daba,
pues don Juan Briseño Calderón sería el encargado en lo tocante a la administración de
tierras, el riego de temporal, el ganado menor y mayor –también dicho sea de paso, y no
poca cosa como el repartimiento de indios, los cuales trabajaban en la finca de Chapulco.
Don Juan Briseño a su temprana edad comenzaba a pertenecer ya a un género de
hacendados muy socorridos en el Valle de Tehuacán como lo fue el Labrador. Génesis que
“auguro” se formó en dichos años para ser exactos.
Los bienes de esta familia desde 1620, otorgaron ya un “estatus” dentro de la comunidad
en la solidaridad familiar y fuera de las fronteras regionales, tenían varias casas en el
pueblo de Chapulco (lugar de residencia y en donde se encontraba la hacienda).
Conformaron un dominio en el ámbito empresarial y en el uso de medios agrícolas que
formaron una base que aseguraba los términos patrimoniales que la familia estaba
25
ANP, Notarias de Tehuacán, fol. 24.
18
construyendo. 26 Solución que doña Inés estaba trazando, con el objetivo de mantener en el
poder a su familia para los tiempos precederos. El resto de las familias españolas,
aprovecharon las mismas estrategias con el control de sus tierras y aguas que tenían a su
disposición, sin embargo, no dejaron de buscar otras alternativas presentándose
características singulares en cada caso.
Sin embargo, tenemos que analizar estos fenómenos históricos ocurridos en el Valle de
Tehuacán. Dedicando una especial oportunidad en analizar las distintas personalidades
históricas que surgieron, sobre la tenencia de la tierra y el agua. Respetando las dinámicas
caracterizadas por los sujetos. Con la intención de globalizar una sola historia “La Historia
de la lucha por a tierra y el agua en el valle de Tehuacán” durante el tiempo novohispano.
Con estos estudios de caso que ayuden a dilucidar el alcance de las estrategias esgrimidas
por los pobladores del territorio de la provincia colonial tehuacanera, como una nueva
mirada hacia grupos “poco analizados” por la historiografía regional.27 La cual en muchas
ocasiones centra su foco en los pueblos de indios descuidando a un sector de las sociedades
que también tuvo participación en el filón histórico novohispano.
Conclusión
En el siguiente artículo fue realizado como parte de la acreditación de mi Práctica
Profesional, en el programa elaborado por la empresa de la Secretaria General del Gobierno
del Estado de Puebla. Cuyo conducto estuvo regulado por el Archivo General del Estado
con el programa titulado (UNIENDO SABIDURÍA E HISTORIA, APORTA A LA
HISTORIA DE PUEBLA. COMPARTE CON TODOS TU INVESTIGACIÓN). Jornadas
en las cuales tuve la fortuna de Realizar actividades de rastreo documental, investigación;
paleografía e investigación vertidos ya en este ensayo, que a continuación describo.
La conclusión del presente ensayo trata sobre la vida familiar, la cual implico rupturas al
interior de la familia; considerando en primera que doña Inés Calderón era viuda de don
26
ANP, Notaria de Tehuacán, fol. 82. 27 Por ejemplo, respecto a Tehuacán y su región, véase el trabajo sobre historia prehispánica de: Macneish,
Richard, El origen de la civilización mesoamericana visto desde Tehuacán, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1964, 37 p.
19
Luis Eusebio, volviéndose a casar en 1610 después de fenecido su primer esposo. Por su
parte hay que poner análisis en el cargo que corría bajo tutela de esta mujer heredera de una
hacienda y sus recursos, con dos hijos de distinto esposo, ya que su segundo cónyuge fue
don Juan Briseño, quien renovó negociaciones que don Luis Eusebio había realizado desde
1556 con gente importante de Antequera. Una situación, que derivó en un probable
conflicto después de la muerte de este
. La lectura detenida de estos documentos apunta a que los bienes dejados por don Luis
Eusebio (el grande) lo denominan como legítimo propietario de las haciendas, los esclavos,
la siembra, el agua o la tierra. Ya que analizando su documentación escrita por su
escribano, presenta línea por línea a una mujer que se encontraba en vías de repartir sus
bienes de propiedad tal vez por una avanzada edad que estaba experimentando en 1620 o
sin descartar, alguna benigna enfermedad. Debo admitir que carecemos de testamentaría de
esta mujer; pero podemos identificar estrategias concertadas con intenciones de evitar
futuro pleitos entre hermanos que se avecinaban por la herencia dejada. (Futuro del cual
ella ya no pertenecería), pero que lo podía evitar; disponiendo de recursos estratégicos para
proteger un patrimonio heredado, que pertenecería finalmente a su prole, creando
estrategias desde el orden familiar para tranquilizar envidias o egoísmos entre hermanos.
Recordando (…) que como hacendados, labradores o administradores de su propiedad
agrícola. Quienes segurían compitiendo ante los pueblos de indios por el control de
propiedades naturales como las tierras húmedas y fértiles en Chapulco. La estrategia,
entonces de doña Inés Calderón, era eliminar las fronteras que representaba ser medios
hermanos para unirse en una sola carne con metas de seguir dominando las tierras de
Chapulco.
Anexos
20
Cuadro I. Ficha de trabajo donde se anotó la información recabada en la jornada de investigación en el
Archivo de Notarias del Estado de Puebla durante el Otoño 2015, para cubrir los requisitos en la materia
escolar de Paleografía.
Contenido Emisor Actores
Fol. 24 1 de Marzo de 1619 Tehuacán
Reconocimiento de escritura, de dar censo y tributo, a pagar por parte de doña Inés Calderón y Luis Eusebio
Calderón, los cuales poseen una estancia de ganado menor en el pueblo de Chiapulco. (Hacienda que lleva el
mismo nombre que el pueblo), y que tiene ganados, esclavos, tierras de labor, casas y pesos. Sin embargo el
fundador de la hacienda de Chapulco don Luis Eusebio (ya difunto) para 1619 Fundó la estancia con cargas de
censo y tributo en cantidad de siento y veinte y sinco pesos en oro común (catorce mil el millar) que se paga cada
año hacia las hijas del (difunto) Capitán Rafael Pinello; las cuales son doña Maria Pinello y Rafaella Pinello
(vecinos de la ciudad de Antequera). La negociación de mancomúm se hizo desde 1556 cuando don Luis
Eusebio cuando fundó la hacienda, y los tributos fueron fundados con la idea de darselos a los hijos e hijas
(herederos) de Pedro de Soto Mayor quien también era de Antequera. Sin embargo el aporte fue traspadado y
vendido en 1610 a los herederos de Rafael Pinello, que fueron: doña María Pinello y doña Rafaela Pinello. La
entrega de los tributos se darán al capitán Antonio de Aperrabay debido a que se encuentra fallecido Rafael Pinello.
Melchor de
Maturana
(escribano público)
Ynés Calderón (esposa de Luis Eusebio y madre de
Luis Eusebio Calderón), Luis Eusebio (esposo y
padre), Luis Eusebio Calderón (hijo); Rafael Pinello
(padre) Rafela Pinello (hija) Maria Pinello (hija),
Antonio Aperrabay (tutor y curador de la familia
Pinello); Pedro de Soto Mayor y herederos (primero
que recibió tributos), Christobal de Tapia (escribano
de la primer escritura), Juan Brizeño (segundo
esposo), Sebastián Montaño (segundo escribano
público, en renovar la escritura); testigos: Juan
Fernández Paniagua, Marco Antonio Tinoco y
Francisco López.
Cabe resaltar que comparten la produccióm de la Hacienda (Mancomunalmente). Uno
usa las propiedades; se queda con un porcentaje, mientras deposita una cantidad a los
propietarios Pinello. En la segunda escritura de traspaso de los tributos en 1610
estubo presente don Juan Brizeño (marido en ese entonces), el cual le tocó renovar la
escritura. Sin embargo, al parecer don Luis Eusebio ya había fallecido en ese
entonces. Lo cual indica que doña Ynés se volvió a casar por segunda vez. Sin
embargo quien manejaba el negocio de la hacienda se trataba de don Luis Eusebio.
UN MAYORAZGO.
Ficha Bibliográfica
Fojas Fecha LugarUbicación: Archivo de Notarias del Estado de Puebla Clasificación: Notaria de Tehuacán, Caja. 2, Carp. 25.
Observaciones
Fol. 82 31 de Marzo de 1620 Tlaxcala, México
Doña Inés Calderon (viuda) de Juan Brizeño. Encomienda sus bienes a su hijo Juan Brizeño Calderon. La herencia
de los bienes a su hijo Juan Brizeño son unas casas principales; las cuales se encuentran en la esquina de la plaza del
pueblo así mismo deja en herencia, una hacienda de labor (ubicada en los mismos terminos jurisdiccionales del
pueblo de Chapulco). Las tierras de la hacienda las puede arrendar a los interesados por precios y años
establecidos. Ya que se trata de la posesión de tierras de riego para temporal con ganado mayor y menor, así el
derecho de indios. También se dejan semillas para el riego de estas.
Pedro de la Garsa
(escribano público)
Ines Calderon (mujer viuda), Juan Brizeño (esposo),
Juan Brizeño Calderon (hijo), (testigos): Rodrigo
Araujo y Diego de Ayala (vecinos de la ciudad de
Tlaxcala).
Es importante pensar en las estrategias en el valle de Tehuacán de asegurar la
posesión de las haciendad como el negocio y productos que emana. El arrendamiento
que preocupa a doña Inés Calderon es pensar en una estrategia de españoles para el
poder manteniendo a tenencia de la tierra y el agua. Además doña Ynés esta
asegurando el patrimonio de su hijo mediante el arrendamiento la táctica del
arrendamiento. (Interesante saber que la escritura se hizo en Tlaxcala);
"posiblemente Juan Brizeño tenían una conexión familiar con esa región". Para 1620
Juan Brizeño ya estaba muerto, entonces, fue esposo de doña Inés Calderón en un
intervalo de tiempo entre 1610-1620. Al parecer ete documento es también un título de
propiedad, pues esta explícita la herencia de la Hacienda de Chapulco. UN
MAYORAZGO.
21
Cuadro II. Estrategias desglosadas en una lámina que lustra los móviles históricos orquestados por la fémina
hacendada, doña Inés Calderón. Información sacada de 1. Base de datos Conflictos y Estrategias en Tehuacán
(Siglo XVII).
Bibliografía
Aguirre Beltrán, Gonzalo, “Zongolica: las marquesas de Selva Nevada y sus luchas agrarias
durante la colonia”. La palabra y el hombre, octubre-diciembre de 1987.
Balderas Vega, Luis, Ensayos de historia regional de Tehuacán: De la época prehispánica
a la colonia. México: Ayuntamiento Municipal de Tehuacán, Puebla, 1998
Referencia Bibliografía anexa Nombre del personaje (calidades) Oficio Actividad a la que se dedica Asociación personal Estrategias Conflicto
Archivo de Notarias del Estado de Puebla,
Notaria de Tehuacán, Caja. 2, Carpeta. 25, f.
24. 1 de Marzo de 1619, Tehuacán.
doña Inés Calderón
Dueña de la hacienda de Chapulco. Apoderada
que le corresponde administrar la hacienda que
dejó su esposo don Eusebio Calderón.
Se dedica al trabajo y dirección de su
hacienda, -ubicada en un antiguo
enclave prehispánico- como lo fue
Chapulco, al norte de Tehuacán.
Madre de Luis Eusebio Calderón. Su primer marido. Luis
Eusebio fundo los tributos que se dan con la intención de
ser despositados en 1556 a los herederos de Pedro de
Soto Mayor (de Antequera). Para 1610 los tributos son
vendidos al capitan Rafael Pinel lo (de Antequera); es
decir, sus dos hijas, María Pinello y Rafaela Pinello. En la
escritura de traspaso en 1610 estuvo presente ya como
renovador y segundo esposo don Juan Brizeño con el cual
tuvo otro hijo. Y que también le tocan partes de la
hacienda. Descripción que se encuentra en la foja. 82.
Doña Inés Calderón quiere asegurar el patrimonio de dos de
sus herederos, para eso, crea las estrategias suficientes;
dejandoles las partes iguales a sus hijos que son de diferente
marido. Los dos hijos son Luis Eusebio Calderón y Juan Brizeño
Calderón. Los dos optienen partes, pero no iguales, cosa que
nos acerca a una situación de conflictos entre medios
hermanos. Sin embargo, entre las partes, existe una jerarquía.
Uno se encargara de administrar los negocios y tributos
mientras otro se ocupara de la tenencia de la tierra y el agua e
indios -como tal un labrador y no como un hacendado-, ante
esta situación el papel jugado por Luis Eusebio es el de cuidar
el negocio de la hacienda.
"Probable conflicto entre las partes de los
medios hermanos".
Archivo de Notarias del Estado de Puebla,
Notaria de Tehuacán, Caja. 2, Carpeta. 25, f.
24.
Luis Eusebio (muerto)
Adminstrador de la Hacienda de Chapulco. El cual
en 1556 fundo el negocio de dar tributos a
persones que eran del Valle de Antequera. Pero
para 1610 este personaje ya se encontraba
muerto
Hacendado fundador de la Hacienda
Chapulco entre 1556-1610. Fue
también el administrador en lo
tocante a negocios con personajes
españoles del Valle de Oaxaca.
Primer esposo de doña Inés Calderón."Probable conflicto entre las partes de los
medios hermanos".
Archivo de Notarias del Estado de Puebla,
Notaria de Tehuacán, Caja. 2, Carpeta. 25, f.
24.
Luis Eusebio Calderón (hijo)
Próximo administrador de los negocios de la
hacienda de Chapulco (sobre todo) con aquello
que tiene que ver con las cuestión administrativa
de dar censos y tributo a las herederas de Rafael
Pinello; doña María Pinello y Rafaela Pinel lo.
Se dedica al trabajo y dirección de su
hacienda -ubicada en un antiguo
enclave prehispánico- como lo fue
Chapulco, al norte de Tehuacán.
Primer heredero de doña Inés Calderón, hijo del primer
fundador de la hacienda: don Luis Eusebio (su padre).
"Probable conflicto entre las apartes de los
medios hermanos".
Archivo de Notarias del Estado de Puebla,
Notaria de Tehuacán, Caja. 2, Carpeta. 25, f.
82. 31 de Marzo de 1619, Tlaxcala.
Juan Brizeño (esposo)Hacendado y administrador de la hacienda de
Chapulco desde 1610-1620
"Tal vez se trataba de un posible
labrador"Segundo esposo de doña Inés Calderón (1610-1620)
Probablemente se caso con doña Inés Calderón en 1600 con
interes de perseguir el asgurar un patrimonio. Basado en su
descendencia con el nacimiento de su hijo pocos años después
asegurandolo en el poder, con la finalidad de la
administración de la hacienda de Chapulco.
Archivo Histórico de Notarias del Estado de
Puebla, Notaria de Tehuacán, Caja,
Carpeta. 25, f. 82.
Juan Brizeño Calderón (hi jo)
Poseedor de la hacienda, en lo tacante a la
administración de la tierra, el riego de temporal
con ganado mayor y menor así como de la
administración de indios para la hacienda.
Hacendado y Labrador de la Hacienda
de Chapulco
Segundo hijo de doña Inés Calderón con su matrimonio
con Juan Brizeño.
Juan Brizeño Calderón tiene el permiso de su madre para que
pueda arrendar la Hacienda de Chapulco. Esta es una forma de
asegurar el patrimonio, sacandole más dinero a sus
posesiones. Además reafirma el concepto de Hacendado.
"Probable conflicto entre las partes de los
medios hermanos".
22
Bringas Nostti, Raúl, Historia de Tehuacán: De tiempos prehispánicas a la modernidad.
México: Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa, 2010.
Castañeda García, Carmen, Círculos de poder en la Nueva España. México: Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 1998.
Chevalier, François, La formación de los latifundios en México: Haciendas y sociedad en
el siglo XVI-XVIII. México: Fondo de Cultura Económica, 1976.
García Martínez, Bernardo, “Representaciones de poder en los pueblos de indios del centro
de México en la época colonial. Notas sobre una revisión conceptual”. En Las
representaciones de poder las sociedades hispánicas, editado por Oscar Mazín. México,
D.F.: El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 2012.
Gerhard, Peter, Geografía histórica en la Nueva España. México: Universidad Nacional
Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2000.
Gonzalbo, Pilar, Familia y orden colonial. México: El Colegio de México, Centro de
Estudios Históricos, 1998.
Romero Frizzi, María de los Ángeles, Economía y vida de los españoles en la Mixteca Alta:
1519-1720. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, Colección Científica,
1990.
Sanchiz, Javier, “El condado del Valle de Orizaba a través de sus mujeres”. En Mujeres en
la Nueva España, coordinado por Alberto Baena Zapatero y Estala Roselló Soberón.
México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Históricas, 2016.
Sanchiz Ruiz, Javier, "La nobleza y sus vínculos familiares". En Historia de la vida
cotidiana en México: Tomo II: La ciudad barroca, Coordinado por Antonio Rubial García.
México: El Colegio de México, Fondo de Cultura Económica, 2005.
K. Chance, John, Razas y clases en la Oaxaca colonial. México: Instituto Nacional
Indigenista, Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes, Colección Presencias, 1993.
23
Zúñiga, Jean Paul, “Figuras del poder y representación en la América hispana: De la
identificación étnica como símbolos de poder (siglos XVII-XVIII)”. En Las
representaciones del poder en las sociedades hispánicas. México, D.F: El Colegio de
México, Centro de Estudios Históricos, 2012.
Archivos consultados
Archivo de Notarias del Estado de Puebla, Notaria de Tehu acán, fol. 24. 1 de Marzo de
1619. Tehuacán.
Archivo de Notarias del Estado de Puebla, Notaria de Tehuacán, fol. 82. 31 de Marzo de
1620. Tlaxcala.
Archivo General de La Nación
Ramo Tierras
Mapas e Ilustraciones
Archivo General de Indias de Sevilla