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Año Ln.-N.° 45 Barcelona, sábado 12 Noviembre de 1910 Páj. 705
oíd oórïio QTita, este tío:—Señores, ¿cjuiién ooinpra, ■u.n lío?
10 OEKTZHOB
H^SÜSTflNCIAlt
EL mimo
—¡Ci aviammo ingannato!—exclaman todoscon una admirable unanimidad de opinión.
Y, en efecto, se habían engañado. La ley del can¬dado no es nada de lo que temían: en vez de unprólogo, vamos viendo que no es más que un epílo¬
go y que detrás de ella no hay másque sumisión y respeto á la Iglesiacatólica, de la que el señor Canale¬jas es hijo sumiso y obediente, se¬gún él mismo ha declarado en va¬rias ocasiones.
Lodel servicio militar obligatoriono ofrece ni sombra de cuidadoaquí donde corre como verdad in¬concusa que quien hizo la ley in¬ventó la trampa;
Tendremos ley de servicio mili¬tar obligatorio, corro tendremosley del candado y leyes que suje¬ten á tributación á las Comunida¬des religiosas, que fabrican hastabebidas alcohólicas, y, á pesar detantas leyes, seguiremos lo mismoque estamos: con gato y con cas¬cabel, pero sin ponerle el cascabelal gato.
No sería esto así si hubiera unpartido republicano que predicara,más con el ejemplo que con la pa¬labra, ideales de moralidad, de li¬bertad y de justicia, confiando enla virtualidad de los principios ysembrando la semilla del amor,haciendo efectivo el lema de fra¬ternidad, que ha llegado á evocaren el espíritu la idea de la estaca.
Las revoluciones se hacen cuan¬do se ha logrado la previa é indis¬pensable evolución de los espíri¬tus; pero cuando la evolución sereduce á cambiar la cogulla por elgorro frigio, todo se resuelve conun cambio de personas que hacenen nombre del progreso lo mismí¬simo que hacían las otras invocan¬do la tradición.
Más republicano resulta SanFrancisco dando sus bienes á lospobres, caso de ser verdad lo quecuenta su historia, que Lerrouxlogrando su emancipación econó¬mica, predicando contra la bur¬guesía.
Canalejas, como la mayoría, sino como todos los políticos de al¬tura de nuestra nación, es un es-
Los obispos comienzan á tranquilizarse y, segúnlas últimas noticias de Roma, el Papa se sonríecuando piensa en España y los prelados, más ómenos domésticos, que pululan por el Vaticano,hablan de Canalejas como de un buen chico.:
—¿Dihuen que vostès també se declaren en buelya? mossenLletugo.
—Iv o ho cregui; el treball el tenim fet en vint minuts i en¬cara fem beguaa.
SUPLEMENTO ILUSTRADO 707
Acto inaugural de la biblioteca popular del Centro Nacionalista de San Martin de ProTensalg
céptico''que piensa! que gobernar es transigircon todo lo que no sea dejar la poltrona y que dala mano á los unos en tanto que hacevamistosasseñas á los otros.
Nuestro Gobierno, en vez de ser una solución,es un nuevo problema que complica ios anteriores.
Necesitamos soluciones definitivas y situacionesdespejadas para romper la inercia en que vivimos,p ira redimirnos de la ignorancia y de la miseria,para librarnos del espíritu imuisitorial que nosdomina y para ser un pueblo guiado hacia el bienpor el sendero del amor.
Canalejas gobernará mientras lo dejen, sin quebajo su mando nos enseñen á ser tolerantes y jus¬tos. Pregonandojibertad ejercerá la tiranía todo
el que pueda hacerlo; se encaramarán los más fuer¬tes sobre los más débiles, al grito de igualdad, yviioreando á la fraternidad nos romperemos elbautismo.
Si nos movemos-alguna Vez será impulsados porel odio que destruye, sin haber llegado á compren¬der la sublimidad de las revoluciones por amor,que son encarnación de la justicia ejercida porpueblos "onerosos y grandes.
Canalejas no nos lleva á ninguna parte, ni se lopropone tampoco. Su programa es el de la mayo¬ría de los españoles;
Ir tirando mientras se pueda.
SOLFANELLO.
AfffOR DE SflHTñEra una chica de San .Marcelo
que allá en sus tiempos de mocedadcon su mirada me echó el anzuelo;y si en mi ayuda no viene el cielocasi la mat . |Qué atrocidad!Santa, cargada de escapularios,oía siempre'misa y sermón,y las novenas y trecenarioseran sus ansias, su distracción.Yo la decii: Ven acá, cielo.Y respondía: [Nos ve el señor!Y la dulzcra del caramelono era más dulce que nuestro amor.Mas una noche, ¡noche menguadal
que yo esperaba ser Venturosa,vi de su cuarto salir calladanegra silueta, fugaz, medrosa...—¡Hoy te asesinó, pese á ni estrellalgrité en un colmo de exaltación.Coíi un revólver, me fui nada ella,resu Ita en mi alma su perdición;Y la muy... santa, con risotadame dió t sta ruda contestación:—¿A qué esos gritos, cuando no hay nada?...—Pero... ese hombre... ¿quién es, malvada?—¿Esc?... ¡Es mi padre... de confesiónl
Fray Gerundio,
708 EL DILUVIO
EflGñfílADORES EKGAfÍADOS
Concurrentes á la fiesta con que se inauguraron las escuelas públicasde San Baudilio
Entre las muchas tiendas destartaladas y som¬brías que ocupaban parte del ala derecha de unade las calles de la ciudad sitio dé la ocurrenciadestacábase, por su prominente fachada, el ba¬zar del Viejo David.
En aquel sitio mercó y vendió él un sinfín deaños, y, aunque su establecimiento no era de lomás-visitado, en el fondo del arca del viejo buhorelucían cada noche, á la-luz de una débil candi¬leja, buenos puñados de luises y libras, condena¬dos á satisfacer únicamente el egoísmo de su due¬ño, un israelita de escasa pelambre, movimientosratoniles, tez aceitunada, ojos pequeños y brilla-dores como insectos en sus cavernas, medio des¬dentado y de voz aguda y raquítica.
Vista del edificio destinado á escuelas públicasde Esplugas de Llobregat
La Vestimenta había sido de buena lana y ele¬gante corte; pero una y otra cosa desaparecieroncon el tiempo y la falta de garbo del que la llevabacomo la piel de su cuerpo.
Allí, tras de aquel mostrador, acechaba el mer¬cader al visitante, el que rara vez no salía livianode bolsa y con algo debajo el brazo.
Toda mercancía en manos de aquel hombrecilloadquiría mérito. Desde aquel rincón, trabajandocomo un topo, lo verde tornábase negro, lo arru¬gado terso y las manchas y agujeros desaparecíanque era una bendición.
A pesar de su reconocida industria no había po¬dido sacar á flote un desgraciado traje, náufragode su comercio, que era rechazado de continuo
por cuantos ojos lo vieron. Y síque había razón para tal condena,porque un género de aspereza depuerco espín, con una color inde¬terminable, que mediaba entre ra¬tón y galápago, y una factura co¬mo para contrahecho, no era cosadigna de tentar á nadie. Mas eljudío, como buen diestro, tras demucho cavilar, vendió el traje, yiválgame el cielo cómo y qué bienlo vendió!
Por dentro del forro del gabánhizo un bolsillo secreto y en élmetió, de oculto, una cartera delas que él usaba, no sin antes- po¬nerle un buen relleno, capaz desacar de quicio al más tunante.
El industrial se reía, descu¬briendo aquella dentadura á modode peine de pordiosera, al pensar
en lo diabólico del engaño. Tam-
UNLADRÓN Eviajessehablaba.Porconsiguiente,ha¬ blábasedeaventuras.Unadelasdamas, preguntómeconlaingenuidaddeuna niñadedoceaños: —¿Ustedquehaviajadotanto,seha¬ brá,sinduda,divertidomucho?¿EnquépartedeEuropahaencontradoustedlaaventuramásrara desuvida? -EnlaciudaddePisa,dondeestuvepreso... —¿Preso? —Sí,señora.Ylomásgraciosoesquemeencarcelaron porladrón. —¿Ladrón? ■j! ** Miamigaseespantó.Nopodíaconcebirqueyopudiera haberestadopresoporladrón.Observéquedesubello 256
XOVEL.-VSYCUEN'TOS
ma,entreelbarullodelDomingodeRamos,antelainsul¬ tantealegríadelsol,delasramasdeoliva,delastelasbo¬ nitas,delasnubesdeincienso,deloscantosydelasoracio¬ nes,mientrassupobreZolfinasufríasabeDiosquétormen¬ tos,Virgenbendita,¡sabeDiosquétormentosi TuvodíasterriblesBiasce.Alcaerlanocherondabaal¬ rededordelacasadelaenferma,comounchacalenderre¬ dordeuncementerio;parábaseávecesbajolaventanace¬ rrada,iluminadapordentro,y.conlosojoshenchidosde lágrimas,veíapasarsombrasporloscristales;aguzabael oído,seapretabaconlamanoelpecho,quebrantadoporel ahogo,yseguíadandovueltascomounlocoócorríaárefu¬ giarseenelcampanario.Allípasabalanochelargashoras, juntoálascampanasinmóviles,abatidoporinmensaangus¬ tia,máslívidoqueuncadáver.Abajo,porlascallesinunda¬ dasporlalunayporelsilencio,nopasabaunalma.Delan¬ te,elmartristeyrizado,querompíaconmonótonorumor enladesiertaplaya;arriba,elcruelazul. Ymáslejos,debajodeltechoqueapenassevislumbraba, Zolfinaagonizabatendidaenlacama,silenciosa,corriéndo¬ leporlacaraennegrecidacuajaronesdemateriapurulenta, calladasiempre,' mientraspalidecíalavelaenlaclaridad crepuscularyseconvertíaelcuchicheodelasplegariasen explosióndesollozos.Dosótresveceslevantólacabezaru¬ bia,penosamente,comosiquisierahablar;perolaspalabras selequedabanenlagargantaylefaltabaelaire,laaban¬ donabalaluz.Movióloslabiosconahogadoestertor,como uncorderoalcualdegliellan,ysequedófría. Biascefuéáverásupobremuerta.Alelado,vidriosaslas pupilas,miróelataúdengalanadoconfrescasflores,bajo lascualesseextendíaaquellapodredumbredecarnejoven, aquellacorrupcióndehumoresdescompuestosyadebajodel nevadolino.Mirólaunmomento,mezcladoconlamuche¬ dumbre,salió,volvióásuguarida,subiólaescaleradepalo hastalamitad,cogiólacuerdadelaCantora,lehizounnu¬ docorredizo,metióelcuelloenélysedejócolgarenel vacío. Lassacudidasdelahorcadohicieronque,rompiendoel silenciodelViernesSanto,lanzaralaCantora,conunre¬ lámpagoluminoso,cincoóseisrepiquesinesperados,ale- s249
et
diluvioilustrado
gres,
argentinos;un.i
bandadade
golondrinassurgió
delte¬
jadohacia
el
sol.
GabrielD'annunzio.
150
novelasv
cuentos
—¿Ysi
se
despierta?
El
hermano,tumbadoboca
arriba,respirabaal
dormir
penosamente.De
cuandoen
cuandole
brotabade
los
labios
ligerosilbido.La
tínicavelaque
había
encendidasobreuna
mesa
proyectabaenla
paredlargas
sombrasmovedizas.
Llegadojunto
al
arca,paróse
Danielparavencerel
mié
do.
Miróal
durmientey
después,sujetandoconlos
sobacos
ambasmuletas,tratóde
levantarla
tapa.El
arcadió
un
cru¬
jidoseco.Lucas
abriólos
ojos
sobresaltado,viólo
que
hacíasu
her¬
manoy
empezóá
darlevoces,agitandolas
manoscomoun
energi'imeno.—[Ladrón!¡Ladrón![Socorro!
Peroel
furorle
ahogaba.Y
mientrassu
hermano,encor¬
vadoencimadel
arca,cegadoporla
gazuza,buscaba
con
trémulamanoun
pedazode
pan,saltódela
camay
se
arro-
jó
sobreél
para
impedirlequelo
sacara.
—[Ladrón,ladrón!—gritaba
enfurecido.
Bajó
furiosamentela
tapa,
cogiendoel
cuelloá
Daniel,
quese
agitaba
desesperadamente,comovíctimacogidaen
lazo.PeroLucas
inutilizabalos
esfuerzosdel
cautivo,había
perdidola
concienciadelo
que
hacíay
se
echabacontodo
su
peso
encimadela
tapa,comopara
degollará
su
herma-
rao.
Crujíala
tapa,p
netrabaenla
carnevivadel
cogote,
aplastabalos
vas^s
del
cuello,trituraba
venasy
nervios,
tanto,queal
fin
colgóun
cuerpoinertefueradel
arca,cuer¬
po
queno
dabala
menorseñalde
vida.
Entonces,al
veral
tullido
asesinado,loco
pavorinvalid
el
almadel
fratricida.Atravesódosó
tres
veces,
tambaleándose,el
cuartoqué
llenabade
espantosla
luzdela
vela,cogióá
puñadoslas
mantas,se
las
echó
encima,se
envolvióen
ellasde
piesa
cabeza,se
tapóhastala
caray
se
ocultódespuésdebajode
la
cama.En
mediodel
silenciorechinabasu
dentaduracoma
la
lima
mordiendoacero.
GabrielD'An.minzio.25.5
SüPLEHEHTO ILDSTRADÛ 7ílbién reíase muy á sus anchas lamujer, una de la raza, tan pica¬rona como el marido.
Y al p. imer pobre diablo queosó penetrar en el bazar en bus¬ca de ropa hecha se le encas¬quetó el traje. Le vieron á lapuerta recreándose en todo lobueno que. allí había y con finasmaneras le obligaron á entrar enla trampa.
—Señor David—se decidió á.decir el recién llegado—, deseoun traje que tenga más de buenoque de malo, más de barato quede caro, más de elegante que deestrambótico, más de sufrido quede bello; quiero decir que aun¬que mi bolsillo no está en rela¬ción con mis altos deseos, vues¬tra mercancía lo esté con mibolsa.
—Vos venís—dijo el astutovie-jo—enviado por mano divina, quetengo á punto un traje tan pin¬tiparado con vues'ra gentil fi¬gura y de tal calidad que sonmuchos ya los que lo de.mandany pocos los que se deciden á pa¬gar su Verdadero valor.
Esto diciendo, con ese arte in¬génito sólo en los Davides, mos¬trábale el género, mientras lajudía, sin dar tiempo para más,le descolgaba la chaqueta quellevaba puesta al sujeto para po¬nerle la que se le ofrecía.
—No es ésto, no, señor David;que os pido ropa y me traéis unaalfombra con mangas.
—Probárosla. Ya veréis en elespejo cuán ricamente os caerá.
— Bien pudiera yo tomarlo áburla. ¿Qujén demonio hade salirentre gente con esto? Había detenérseme por oso ó erizo.
—Nada os cuesta probárosla.Si después de puesta no losconviniere, elegiréis la que másos plazca—replicó la judía.
Diciendo y haciendo le enfundó un brazo enuna manga y enseguida el otro.
Pasóle la mano por espalda y pecho el judío enseñal de lo bien ajustada que le iba la prenda.
— jPor Cristo, no hay quien pueda con esto!—¿Qué decís, amigo.-"—argüyó David—, bijaos
detenidamente, que esta prenda procede de per¬sona muy principal. Oid su historia:
Cuando el banquero Herrán apareció asesinadoen el parque, crimen sobre el cual no se ha hecholuz, se sacó á subasta su famoso guardarropa, ad¬quirido por mí á ventajoso precio. Deseché lo másusado y dispuse para la Venta lo mejor. Este quetenéis sobre Vuestros hombros fué uno de los tra¬jes del banquero Herrán... ¡Ya podéis pensar me¬jor de su calidad!
Volvió á pasarle la mano; pero esta vez por elsitio en que estaba el secreto, y algo e.>itraño notóel rebelde comprador cuando él también pasó lasuya, palpó el objeto, disimuladamente echó unvistazo á los forros y se estremeció al pensar enlo que había descubierto.
Los esposos se miraron, diciéndose en aquellamirada algo halagador.
EL MIEDO DE VINAIXA
—Me he afeitado; la experienciaá hacrlo me ha decidido.;No quiero ser conocidoen la ciudad da Valencia!
-;-En Verdad que, viéndolo detenidamente, eltraje me satisface... Decid lo que pedís-balbu¬ceo el engañado co.nprador.
—Juzgad antes de su calidad y ved lo bien queos sienta. ¡Que lásti.r.a grande fuera que no lollevarais por reparos en el precio!
—Bien lo tengo visto y podéis decir al punto sujusto valor.
—En cien francos había de venderlo; pero lle¬váoslo por ochenta y no digáis más.
— ¡Cómo óchenla fraticos!-clamó la judia—.¡Esposo, parecéis tonto: ¿Noventa os han ofreci¬do ayer y ahora salís con ochenta...? ¡Por miDios, que menos de cien francos este pedazo demi alma no sale de aquí!
-^Tornad los cien francos, señor David, quebien Vale la prenda lo que pide vuestra esposa, yaun diera yo más de muy buen grado si más tu¬viera de momento, que para quien sabe venderno hay m.ala mercancía.
—Sois justo. Disponed á dónde queréis que oslo mande, una Vez planchado.
—No, bien está, que puesto he de llevármelo.Envolved las demás prendas.
—¡Cómo! Pero ¿os vais en tal facha? Poneos,
712
al menos, el traje todo rara que luzca como á él cumple.El hombre no sabía qué decir, ni qué hacer, imaginando la
cuantía de la fortuna del secreto.—Bien estoy dijo—. Andad de prisa, por Vuestra salud, y des¬
pachadme.Como queráis. Judit,'haced pronto y bien lo que pide el caba¬
llero, que parece diligente. Tomad y no digáis á nadie que habéisllevado por tan bajo precio lo mejor de la casa.
- Descuidad, buena gente. Quedad con Dios.HI os proteja buen caballero.
.Mementos después aquellas tres picaras almas se desengañaban;ja una, triste, contemplando un traje inservible y un rimero de eti-buetas sacado de la vieja cartera; las otras dos estrujando con rabiainaudita un falso billete de cien francos.
¡L'n buen balance entre dos engaños!F. López Sánchez.
¡OH. LA CAZA...IOculto en su castillo
medio arruinado,vivía el conde Xuño
de Penalver,quien pasaba los días
allí encerradosin otra compañía
que su mujer.
1Î1 conde se aburríade tal manera,
que quiso hacer algunabarbaridad,
y hubiera sido fácilque al fin la hiciera
sin los sabios consejosde su mitad.
Por más que la condesabuscaba el medio
de alegrar aquel S'tiono dió con él,
ni tampoco lograbavencer el tedio
que á su esposo teníadado á Lu^bel.
—¡Me revienta esta vidatan sedentaria!
(dijo el conde una nochetomando té).
¡Parece mi castillola funeraria!
¡Reniego de la horaque lo comprél
Entonces la condesa,compadecida
de ver á su maridolleno de esplín,
le dijo:—A esta existenciatan aburrida
pronto, querido esposo,le pondré fin.
Hay un medio muy buenoisiguíó la esposat,
que dará un resultadomuy superior;
dedícate ála caza,que es fácil cosa,
pues tienes condicionesde cazador.
—Te agradezco en el almatales consejos...
—Te agradará esa vida,tú lo verás.
Primero empezar debespor los conejos,
por ser esa la cazaque abunda más.
Tomó el conde la cazacon tal empeño,
que no dejó ni un díade ir á cazar.
Correr tras de las liebresera su sueño,
L03 CÛLÛ5Û5
L03 HOMBRES
ly sé que cogió algunamuy regular!
Poco después se supoque en el castillo,
y entre la servidumbredel cazador,
hab-'a un escuderodulce y sencillo
¡que cazaba en el cotode su señorl...
Manuel Soria.no.
715
SÍMBOLOS
Eli ABÜEÜO DE Sí ]VIIS]VIOApenas veinte cumplí,
buscando en el mundo ayuda,matrimo. iar decidí,y, dicho y hecho, me unícon una jamona viuda
Que de su esposo primero—comerciante de Jalapaque le dejó algún dinero—me trajo á casa un lucerocomo no hay dos en el mapa.
El lucero, cuando justoun año llevaba yaá mi lado, tuvo el gustode unirse con el adusto
y grave de mi papá.Y ya las cosas así, '
y como se puede verlo mismo en Rusia que aquí,suegro de mi padre fui
y padre de mi mujer.A mí, de la dicha en pos
que siempre gocé sin tasacomo uno y uno son dos,me mandó una chica Diosque fué enseguida de casa
el consuelo y la alegría,si bien doliendo á su madreel que la chiquilla míaresultara ser mi tía
y cuñada de mi padre.De éste la joven costilla
dió á luz un muchacho sano
y hermoso... ¡una maravilla!que fué, la cosa es sencilla,desde que nació, mi hermano.
V aunque al decirlo me inquieto,el hijo de mi madrastra—hablando en lenguaje neto —
fué al mismo tiempo mi nietopor ser hijo de mi hijastra.
¡Y el asunto se enredó!Mi esposa, cuadre ó no cuadre,á ser mi abuela ascendió
porque, como antes se vió,es de mi madrastra madre;
y como si la mujeres abuela de cualquiera,según mi leal entender,abuelo tiene que serel marido, aunque no quiera,
da por final resultadoeste eniedo en que me abismo,justamente atolondrado,que por haberme casadosoy abuelo de mi mismo,
Ed.mu.vdo Rüed.A.
714 EL BILUVIO
Mi criada, mirándome con respeto, cosa á que nole tiene acostumbrado desde que no ando al co-
Ella se bace interesante,el pater le guiña eJ ojoy yo no sigo adelante,lector, porque me sonrojo.
rriente en el pago de -sus haberes, me entrega doscartas: una lleva el timbre de la estafeta del Con¬greso; la otra procede del Senado,
Cojo ambas misivas con mano temblorosa, y...iLa una es un anuncio de un almacenista de pro¬
ductos farmacéuticos y la otra el de una perfu¬mería!
Y me han costado una perra chica cada una. por¬que venían cerradas, en forma de cartas.
¿Rabióse grité: ¡Cubeta!Quién hubiera imagi-
' [nadoque usen así la estafetadel Congreso y del .-e-
[nado?
Los lerrouxistas estánindignados porque Emi¬liano Iglesias en uno delos discursos que pro¬nunció en e' Congresodió uu soberbio bombo alsenador maurista donJosé Mnnegal.
¡Señores, no hay queindignarse!
Si Iglesias hace hoyun favor á Monegal, an¬tes se lo había hecho és¬te á él. V precisamenteá raíz de los sucesos deJulio, cuando la lavan¬dera de Emiliano sentíanáuseas al avar la ropainterior del diputado porBarcelona.
A la postre Vinaixa seha salido con la suya.
El barrigudo edil sepropuso volver con todasuerte de honores á Va¬lencia y lo ha conse-guiod.
Unicamente se le haanticipado la fecha. Pa¬ra que su triunfo hubierasido completo y pudieradarse ^ísfo en r.u país,prodigando unas pese¬tas, habrí sido necesa¬rio que se retrasara elviajecito pnr lo menosun par de meses.
¡Porque quiz sentón-ees va se h.iya aprobadoel proyecto de la traídade aguas!
*„*Cuando Canalejas ana¬
ció como parte de suprograma el proyecto deservicio militar obliga¬torio, los cá' didos espa¬ñoles creímos que habíallegado la hora de que áricos y pobres, á clérigosy seglares, se midierapor igual rasero. Peropoco ha durado la ale¬gría.
Ahora resulta que esaigualdad consistirá enque los ricos paguenunos centenares de pese¬tas más y los pobres si¬gan chinchándose.
Si Juan Pueblo esperaalgo de la monarquía,¡medrado está!
KLDILUVIOILUSTRADO Laiglesiaestabaabierta.Enelfondo,elaltarmayorilu¬ minadoportemblorosaslucecillas,parecíaunaconstelación. Lapuertadejabapasardébilperfumedeinciensoydeben¬ juí.Decuandoencuandovertíaelórganotorrentesde notas. Danielsintióhumedecérselelosojosconnuevaslágrimas ypronuncióconelcorazónestafervienteplegaria; —¡Seflo'rDiosmío,auxiliadme! Lanzóunacordeelórgano,quehizovibrarcomoinstru¬ mentoslospilares;después,alegresnotasclaras.Resonóla vozdelossochantres.Devotosydevotas,dedosendosóde tresentres,entrabanporlaúnicapuerta.Danielaunnose atrevíaátenderlamano. Cercadeélempezóàgemirunmendigo: —¡UnalimosnaporDios! Avergonzóseelmudoentonces. Víóásumadrastraentrarenlaiglesiaarropadaenun mantonegroypensó: —¿Ysíyomefueraácasaahoraquenoestálama¬ drastra? Tanimperiosoeraeltormentodelhambrequenoesperó más.Ibaquevolabaconsusmuletasendemandadelpan.Al pasarledijounamujercillariéndose: —¿Vaságanarelprimerpremiodecarrera,tullido? Enunperiquetellegóásucasajadeante,palpitante.Su¬ biólaescaleraeonsigilo,tomandograndesprecauciones. Buscóátientaslallaveenunhuecodelapareddondesolía dejarlasumadrastracuandosalía.Dióconellay,antesde abrir,miróporlacerradura.Lucas,parecíaquedormíaen lacama. Danielpensó: —¡Sipudieracogerelpansindespertarle! Dióvueltaálallavedespacito,despacito,conteniendoel aliento,temiendodespertarásuhermanoconloslatidosde sucorazón.Aquelloslatidosleparecíaquellenabanlacasa deensordecedorestrépito. —¿Ysisedespierta?—pensabaDaniel,temblandohasta lostuétanos,cuandoseabriólapuerta. Peroelhambrelehacíaaudaz.Entrómoviendocuidado¬ samentelasmuletas,sindejardemirarásuhermano. 254
ELARCA PEXASoyóelruidodelasmuletas,abrió Lucascompletamentelosojos,turbiosy ardientes,quedirigióhacíalapuertaen cuyoumbralibaáaparecersuhermano Todasucara,enflaquecidaporelpade¬ cer,devoradaporlacalentura,llenade granosrojizos,adquirióenelactoexpre¬sióndedurezaycasifuribunda.Asióconvulsivamentelas manosdesumadre,gritandoconbroncayentrecortadavoz: —¡Echale,échale!¡Noquieroverle!¿Oyes?Noquierover¬
lenunca,nunca,¿oyes? Ahogábanselelaspalabrasenlagarganta..Sofocadopor unaccesodetos,apretabanerviosamentelasmanosdesu madreyabríaselelacamisaácadaesfuerzodelpalpitante pecho.Teníalabocahinchadayenlabarbillaunaespecie decostraformadaporgranossecosya,queá,cadaesfuerzo seresquebrajabayechabasangre. Sumadreprocurabaapaciguarle. —No,hijomío,no;noleverásmás.Harásloquequieras.251
EL
DILUVIOILUSTRADO
Le
echaré,le
echaré.La
casaes
tuya,hijo,
todatuya.
¿Me
entiendes?El letosíaenla
cara.
—¡Ahora,en
seguida!—repetíacon
feroz
insistencia,in¬
corporándoseenla
cama,
empujandoá
su
madrehaciala
puerta.—Sí,hijo
mío,
ahora,en
seguida.
Danielse
presentóenla
puerta,sostenidoporlas
muletas.
Eraun
desdichadoconuna
cabezamuy
grandey
muypesa¬
da.
Teníael
pelotan
rnbioque
parecíablanco.Los
ojoseran
de
dulcemirar,comode
cordero,azules,con
pestañasde
co¬
lor
claro.Entrósin
decirnada
porquela
parálisisle
habíaquitado
el
habla.Pero
viólos
ojosde
su
hermanofijos
enél
con
cruel
energíay
se
detuvoen
mitaddel
cuarto,apoyadoenlas
mu¬
letas,
perplejo,sin
atreverseá
darun
paso.Le
temblabavi¬
siblementela
piernaderecija,
cortay
torcida.
Lucasle
dijoá
su
madre:
—¿Quévieneá
haceraquíel
tullidoese?
¡Echale!Quiero
quelo
eches.¿Oyes?¡En
sepuida!
ComprendióDaniely
miróá
su
madrastra,quese
levan¬
tabaya.Le
dirigiótan
suplicantemiradaquenose
atrevió
ellaà
hacerlenada.Y
entonces,sujetandounade
las
mule¬
tasconel
sobaco,hizo
conla
manolibre
un
ademánde
desesperacióny
dirigió
hambrientaojeadaal
arcadel
pan,
queestabaenun
rincón.Aquellamirada
decía:
Tengohambre.
—
¡No,nolNole
des
nada—empezóá
chillarLucas,
agi¬
tándoseenla
cama,
imponiendoá
la
mujerel
caprichode
su
odio—.¡Nada!
¡Echalefuera!
Danieldejaba
caerla
cabezotasobreel
pecho.
Temblaba
y
teníalos
ojosllenosde
lágrimas.Cuando
su
madrastrale
pusouna
manoenel
hombroy
le
empujóhaciala
puerta
rompióen
sollozos,perose
dejó
llevar.
Oyóen
seguidacerrarla
puertay
se
quedóenla
meseta,
gimiendocon
violentoy
continuosollozar.
Lucasle
dijoá
su
madrecon
rabiosoacento:
—¿Looyes?Lo
hace
adredepara
ponermepeor.
El
sollozodel
hermanocontinuaba,
entrecortadode
cuando
en
cuandopor
extrañogruñido,triste
comoel
estertorde
una
bestiade
carga
moribunda,
ski
liiiinaàtt
NOVELASY
CUENTOS
—¿Nolo
oyes?¡Anday
échaleescalerasabajo!
La
mujerse
levantóde
un
brinco,corrióá
la
puertay
se
fué
sobreel
mudo,
levantandolas
ásperasmanos,
acostum¬
bradasal
golpey
al
castigo.
Lucas,apoyadoenlos
codos,decía:
—¡Más,más!
CallóseDaniel,
golpeado.Bajóá
la
calle
ahogandoel
llan¬
to.
Teníahambre,
porqnellevabadosdías
casisin
comer.
Costábaletrabajo
arrastrarlas
muletas.
Pasóuna.turbade
granujascorriendo
detrásde
una
come¬
ta
quese
elevabacabeceando.
Unos
tropezaronconél,
diciéndole:
—¡Eh!¡Tullido!
Otrosle
escarnecían,gritando:
—¡Corre,caballo!
Otros,aludiendoá
la
cabezota,le
preguntabancon
mofa:
—¿Acómola
librade
sesos,tullido?
Otro,máscruel,le
hizocaeruna
muletay
salió
corriendo.
El
mudose
tambaleó,,cogió
después
trabajosamentela
mu¬
letay
echóá
andar.Gritosy
risasde
chiquillosse
perdieron
haciael
río.La
cometa,semejanteà
un
avede
país
fabuloso,
se
elevabaenel
cielo
suavementesonrosado.En
el
muelle
cantabaná
coro
gruposde
soldados.Era
pasadala
Pascuay
hacíabuen
tiempo.Daniel,
que
sentíaenlas
entrañaslos
mordiscosdel
ham¬
bre,dijo
parasí:
—Voyá
pedir
limosna.
El
hornodel
panaderoimpregnaba
el
aura
primaveralde
gratoolorá
pan
reciente.Pasó
un
hombrevestidode
blanco
conunatablaenla
cabeza,enla
cualtablahabíahilerasde
doradospanes,
humeantesaún.
Dos
perrosiban
detrásdel
hombre,levantando
el
hocicoy
meneandoel
rabo
Danieltemió
destallecerde
inanición,y
pensaba:
—Tendréque
pedir
limosna,si
nome
moriréde
hambre.
Caía
lentamenteel
crepúsculo.Cruzaban
porel
cielo
diáfanomultitudde
cometasquese
balanceaban,bajando
ya
haciael
suelo.Las
campanasesparcíanporla
atmósfera
profundoy
continuozumbido.
Danieldecidióirseá
la
iglesia,
y
alláse
fné,casiá
rastras.
253
SÜPLEMEHTO ILUSTRADO 717
—Conque, señor Serraclara,¿se obstina en dejar la vara?
¿Ya alcalde no será usté?—¡Hombre, verá... le diré.,
aun no está la cosa clara!...
Leo el siguiente telegrama de Zaragoza:«En ausencia del alcalde, nadie ha querido encar¬
garse de la Alcaldía por haberse llevado aquél lasllaves de la caja como prueba de desconfianza.
Se comenta la marcha del alcalde.»Si en Zaragoza el alcalde
por desconfianza y miedola llave de aquella cajala lleva colgada al cuello,¿qué es lo que le toca hacerá nuestro alcalde primero?¡Colgarse hasta los sillones
■
que hay en el salón dé Ciento!*
* *
Un colega local, neo por más señas, al dar cuentade un acto al que asistió el obispo Laguarda, aplicóá éste el calificativo de s iiipático por toda alabanza.
Docto, sabio, virtuoso,bondadoso, reverendoy otros tantos adjetivosde igual indo e que estoslos guarda el caro colegatal vez para algún torero.A no ser que el que escribióel morrocotudo suelto
•lo redactara á conciencia;es decir, estando cierto ' ~de que no debía aplicarlos adjetivos aquellos..
718 EL DILUVIO
CONCURSO N." 93 Rompecabezas con premio de libros
PREMIO de 75 PESETAS
¿fHúm. '■ ^ -
Nombre .
Domicilio
Los que deseen optar al premio deben escribir conla mayor claridad un número en el talón que seacompaña; las setenta y cinco pesetas se otorgaránal que envíe el número exacto ó el más aproximadoal que en el sorteo correspondiente al 21 del corrien¬te obtenga el premio mayor. Dicho sorteo consta¬rá de 3v,000 billetes. En el caso, no probable, de q; edos de los que opten al premio se aprox men porigual al número favorecido con la suerte mayor, sedistribuirá entre ellos por mitad la referida suma.
Los talones, en los cuales, á más del número habráde consignarse el nombre del remitente y su domici¬lio, deberán ser enviados á nuestra Redacción antesdel 18 del mes actual. En el número del 26 dare¬mos cuenta de quien haya obtenido el premio. Cadalector podrá remitir los talones que tenga por con¬veniente.
TARJETA
de Jaime Tolrá,
D. Roberto CefinisFA.K.IS
Combfnense bien estos nombres de modo que ex¬presen la denominación de un empleo del Ayunta¬miento.
JEROGLÍFICO COMPRIMIDOde Zorai'a,
(Para María Granés Puig. )
GRANADAS
En unión de tres individuos armaban esas chicasuna zambra de mil demonios. Los primeros, al verque habían sido sorprendidos por los dueños de lafinca—un matrimonio y su hijo,—huyeron. ¿Dóndeestán? ;Dónde se hallan los dueños de la finca?
ROMBO
de Jaime Basas.
Dedicado al solucionador J. T.iO
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0 0 0 0 0
0 0 0
O
Sustituyanse los ceros por letras de manera quevertical y horizontalmente se lea: 1.°, consonante;2.°, número; 3.°, ciudad; 4." carrera; 5.°, idioma;6.°, palabra anticuada; 7.°, consonante.
SOLUCIONES(Oorrespondlentea á los qnebrade-TOS de cabeza del 39 de Octubre.)
AL ROMBOCoriseo.
Han remitldc aclncicnes.—Al rombo: María Bielsa,Joaquín Riudoms, Magín Perís, Anto io Parés, JuanGarcía, MauricioTorrens, Manuel Tatú y Rafael Sistachs
V\li/v
SÜPLEIÏEHTO ILUSTRADO '19
CUKftGIÓN - mÍ^PiDIC«L 'al
■DEÍn5-EMFERMEDnDE5KIL-EStÒMflGO. .
TMtiO
PIDASE PARA. CX7RAH LAS
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