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Año Ln.-N.° 45 Barcelona, sábado 12 Noviembre de 1910 Páj. 705 oíd oórïio QTita, este tío: —Señores, ¿cjuiién ooinpra, ■u.n lío? 10 OEKTZHOB

AñoLn.-N.° 45 Barcelona,sábado 12 Noviembre de1910 Páj. · AñoLn.-N.°45 Barcelona,sábado12Noviembrede1910 Páj.705 oídoórïioQTita,estetío: —Señores,¿cjuiiénooinpra,

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  • Año Ln.-N.° 45 Barcelona, sábado 12 Noviembre de 1910 Páj. 705

    oíd oórïio QTita, este tío:—Señores, ¿cjuiién ooinpra, ■u.n lío?

    10 OEKTZHOB

  • H^SÜSTflNCIAlt

    EL mimo

    —¡Ci aviammo ingannato!—exclaman todoscon una admirable unanimidad de opinión.

    Y, en efecto, se habían engañado. La ley del can¬dado no es nada de lo que temían: en vez de unprólogo, vamos viendo que no es más que un epílo¬

    go y que detrás de ella no hay másque sumisión y respeto á la Iglesiacatólica, de la que el señor Canale¬jas es hijo sumiso y obediente, se¬gún él mismo ha declarado en va¬rias ocasiones.

    Lodel servicio militar obligatoriono ofrece ni sombra de cuidadoaquí donde corre como verdad in¬concusa que quien hizo la ley in¬ventó la trampa;

    Tendremos ley de servicio mili¬tar obligatorio, corro tendremosley del candado y leyes que suje¬ten á tributación á las Comunida¬des religiosas, que fabrican hastabebidas alcohólicas, y, á pesar detantas leyes, seguiremos lo mismoque estamos: con gato y con cas¬cabel, pero sin ponerle el cascabelal gato.

    No sería esto así si hubiera unpartido republicano que predicara,más con el ejemplo que con la pa¬labra, ideales de moralidad, de li¬bertad y de justicia, confiando enla virtualidad de los principios ysembrando la semilla del amor,haciendo efectivo el lema de fra¬ternidad, que ha llegado á evocaren el espíritu la idea de la estaca.

    Las revoluciones se hacen cuan¬do se ha logrado la previa é indis¬pensable evolución de los espíri¬tus; pero cuando la evolución sereduce á cambiar la cogulla por elgorro frigio, todo se resuelve conun cambio de personas que hacenen nombre del progreso lo mismí¬simo que hacían las otras invocan¬do la tradición.

    Más republicano resulta SanFrancisco dando sus bienes á lospobres, caso de ser verdad lo quecuenta su historia, que Lerrouxlogrando su emancipación econó¬mica, predicando contra la bur¬guesía.

    Canalejas, como la mayoría, sino como todos los políticos de al¬tura de nuestra nación, es un es-

    Los obispos comienzan á tranquilizarse y, segúnlas últimas noticias de Roma, el Papa se sonríecuando piensa en España y los prelados, más ómenos domésticos, que pululan por el Vaticano,hablan de Canalejas como de un buen chico.:

    —¿Dihuen que vostès també se declaren en buelya? mossenLletugo.

    —Iv o ho cregui; el treball el tenim fet en vint minuts i en¬cara fem beguaa.

  • SUPLEMENTO ILUSTRADO 707

    Acto inaugural de la biblioteca popular del Centro Nacionalista de San Martin de ProTensalg

    céptico''que piensa! que gobernar es transigircon todo lo que no sea dejar la poltrona y que dala mano á los unos en tanto que hacevamistosasseñas á los otros.

    Nuestro Gobierno, en vez de ser una solución,es un nuevo problema que complica ios anteriores.

    Necesitamos soluciones definitivas y situacionesdespejadas para romper la inercia en que vivimos,p ira redimirnos de la ignorancia y de la miseria,para librarnos del espíritu imuisitorial que nosdomina y para ser un pueblo guiado hacia el bienpor el sendero del amor.

    Canalejas gobernará mientras lo dejen, sin quebajo su mando nos enseñen á ser tolerantes y jus¬tos. Pregonandojibertad ejercerá la tiranía todo

    el que pueda hacerlo; se encaramarán los más fuer¬tes sobre los más débiles, al grito de igualdad, yviioreando á la fraternidad nos romperemos elbautismo.

    Si nos movemos-alguna Vez será impulsados porel odio que destruye, sin haber llegado á compren¬der la sublimidad de las revoluciones por amor,que son encarnación de la justicia ejercida porpueblos "onerosos y grandes.

    Canalejas no nos lleva á ninguna parte, ni se lopropone tampoco. Su programa es el de la mayo¬ría de los españoles;

    Ir tirando mientras se pueda.

    SOLFANELLO.

    AfffOR DE SflHTñEra una chica de San .Marcelo

    que allá en sus tiempos de mocedadcon su mirada me echó el anzuelo;y si en mi ayuda no viene el cielocasi la mat . |Qué atrocidad!Santa, cargada de escapularios,oía siempre'misa y sermón,y las novenas y trecenarioseran sus ansias, su distracción.Yo la decii: Ven acá, cielo.Y respondía: [Nos ve el señor!Y la dulzcra del caramelono era más dulce que nuestro amor.Mas una noche, ¡noche menguadal

    que yo esperaba ser Venturosa,vi de su cuarto salir calladanegra silueta, fugaz, medrosa...—¡Hoy te asesinó, pese á ni estrellalgrité en un colmo de exaltación.Coíi un revólver, me fui nada ella,resu Ita en mi alma su perdición;Y la muy... santa, con risotadame dió t sta ruda contestación:—¿A qué esos gritos, cuando no hay nada?...—Pero... ese hombre... ¿quién es, malvada?—¿Esc?... ¡Es mi padre... de confesiónl

    Fray Gerundio,

  • 708 EL DILUVIO

    EflGñfílADORES EKGAfÍADOS

    Concurrentes á la fiesta con que se inauguraron las escuelas públicasde San Baudilio

    Entre las muchas tiendas destartaladas y som¬brías que ocupaban parte del ala derecha de unade las calles de la ciudad sitio dé la ocurrenciadestacábase, por su prominente fachada, el ba¬zar del Viejo David.

    En aquel sitio mercó y vendió él un sinfín deaños, y, aunque su establecimiento no era de lomás-visitado, en el fondo del arca del viejo buhorelucían cada noche, á la-luz de una débil candi¬leja, buenos puñados de luises y libras, condena¬dos á satisfacer únicamente el egoísmo de su due¬ño, un israelita de escasa pelambre, movimientosratoniles, tez aceitunada, ojos pequeños y brilla-dores como insectos en sus cavernas, medio des¬dentado y de voz aguda y raquítica.

    Vista del edificio destinado á escuelas públicasde Esplugas de Llobregat

    La Vestimenta había sido de buena lana y ele¬gante corte; pero una y otra cosa desaparecieroncon el tiempo y la falta de garbo del que la llevabacomo la piel de su cuerpo.

    Allí, tras de aquel mostrador, acechaba el mer¬cader al visitante, el que rara vez no salía livianode bolsa y con algo debajo el brazo.

    Toda mercancía en manos de aquel hombrecilloadquiría mérito. Desde aquel rincón, trabajandocomo un topo, lo verde tornábase negro, lo arru¬gado terso y las manchas y agujeros desaparecíanque era una bendición.

    A pesar de su reconocida industria no había po¬dido sacar á flote un desgraciado traje, náufragode su comercio, que era rechazado de continuo

    por cuantos ojos lo vieron. Y síque había razón para tal condena,porque un género de aspereza depuerco espín, con una color inde¬terminable, que mediaba entre ra¬tón y galápago, y una factura co¬mo para contrahecho, no era cosadigna de tentar á nadie. Mas eljudío, como buen diestro, tras demucho cavilar, vendió el traje, yiválgame el cielo cómo y qué bienlo vendió!

    Por dentro del forro del gabánhizo un bolsillo secreto y en élmetió, de oculto, una cartera delas que él usaba, no sin antes- po¬nerle un buen relleno, capaz desacar de quicio al más tunante.

    El industrial se reía, descu¬briendo aquella dentadura á modode peine de pordiosera, al pensar

    en lo diabólico del engaño. Tam-

  • UNLADRÓN Eviajessehablaba.Porconsiguiente,ha¬ blábasedeaventuras.Unadelasdamas, preguntómeconlaingenuidaddeuna niñadedoceaños: —¿Ustedquehaviajadotanto,seha¬ brá,sinduda,divertidomucho?¿EnquépartedeEuropahaencontradoustedlaaventuramásrara desuvida? -EnlaciudaddePisa,dondeestuvepreso... —¿Preso? —Sí,señora.Ylomásgraciosoesquemeencarcelaron porladrón. —¿Ladrón? ■j! ** Miamigaseespantó.Nopodíaconcebirqueyopudiera haberestadopresoporladrón.Observéquedesubello 256

    XOVEL.-VSYCUEN'TOS

    ma,entreelbarullodelDomingodeRamos,antelainsul¬ tantealegríadelsol,delasramasdeoliva,delastelasbo¬ nitas,delasnubesdeincienso,deloscantosydelasoracio¬ nes,mientrassupobreZolfinasufríasabeDiosquétormen¬ tos,Virgenbendita,¡sabeDiosquétormentosi TuvodíasterriblesBiasce.Alcaerlanocherondabaal¬ rededordelacasadelaenferma,comounchacalenderre¬ dordeuncementerio;parábaseávecesbajolaventanace¬ rrada,iluminadapordentro,y.conlosojoshenchidosde lágrimas,veíapasarsombrasporloscristales;aguzabael oído,seapretabaconlamanoelpecho,quebrantadoporel ahogo,yseguíadandovueltascomounlocoócorríaárefu¬ giarseenelcampanario.Allípasabalanochelargashoras, juntoálascampanasinmóviles,abatidoporinmensaangus¬ tia,máslívidoqueuncadáver.Abajo,porlascallesinunda¬ dasporlalunayporelsilencio,nopasabaunalma.Delan¬ te,elmartristeyrizado,querompíaconmonótonorumor enladesiertaplaya;arriba,elcruelazul. Ymáslejos,debajodeltechoqueapenassevislumbraba, Zolfinaagonizabatendidaenlacama,silenciosa,corriéndo¬ leporlacaraennegrecidacuajaronesdemateriapurulenta, calladasiempre,' mientraspalidecíalavelaenlaclaridad crepuscularyseconvertíaelcuchicheodelasplegariasen explosióndesollozos.Dosótresveceslevantólacabezaru¬ bia,penosamente,comosiquisierahablar;perolaspalabras selequedabanenlagargantaylefaltabaelaire,laaban¬ donabalaluz.Movióloslabiosconahogadoestertor,como uncorderoalcualdegliellan,ysequedófría. Biascefuéáverásupobremuerta.Alelado,vidriosaslas pupilas,miróelataúdengalanadoconfrescasflores,bajo lascualesseextendíaaquellapodredumbredecarnejoven, aquellacorrupcióndehumoresdescompuestosyadebajodel nevadolino.Mirólaunmomento,mezcladoconlamuche¬ dumbre,salió,volvióásuguarida,subiólaescaleradepalo hastalamitad,cogiólacuerdadelaCantora,lehizounnu¬ docorredizo,metióelcuelloenélysedejócolgarenel vacío. Lassacudidasdelahorcadohicieronque,rompiendoel silenciodelViernesSanto,lanzaralaCantora,conunre¬ lámpagoluminoso,cincoóseisrepiquesinesperados,ale- s249

  • et

    diluvioilustrado

    gres,

    argentinos;un.i

    bandadade

    golondrinassurgió

    delte¬

    jadohacia

    el

    sol.

    GabrielD'annunzio.

    150

    novelasv

    cuentos

    —¿Ysi

    se

    despierta?

    El

    hermano,tumbadoboca

    arriba,respirabaal

    dormir

    penosamente.De

    cuandoen

    cuandole

    brotabade

    los

    labios

    ligerosilbido.La

    tínicavelaque

    había

    encendidasobreuna

    mesa

    proyectabaenla

    paredlargas

    sombrasmovedizas.

    Llegadojunto

    al

    arca,paróse

    Danielparavencerel

    mié

    do.

    Miróal

    durmientey

    después,sujetandoconlos

    sobacos

    ambasmuletas,tratóde

    levantarla

    tapa.El

    arcadió

    un

    cru¬

    jidoseco.Lucas

    abriólos

    ojos

    sobresaltado,viólo

    que

    hacíasu

    her¬

    manoy

    empezóá

    darlevoces,agitandolas

    manoscomoun

    energi'imeno.—[Ladrón!¡Ladrón![Socorro!

    Peroel

    furorle

    ahogaba.Y

    mientrassu

    hermano,encor¬

    vadoencimadel

    arca,cegadoporla

    gazuza,buscaba

    con

    trémulamanoun

    pedazode

    pan,saltódela

    camay

    se

    arro-

    sobreél

    para

    impedirlequelo

    sacara.

    —[Ladrón,ladrón!—gritaba

    enfurecido.

    Bajó

    furiosamentela

    tapa,

    cogiendoel

    cuelloá

    Daniel,

    quese

    agitaba

    desesperadamente,comovíctimacogidaen

    lazo.PeroLucas

    inutilizabalos

    esfuerzosdel

    cautivo,había

    perdidola

    concienciadelo

    que

    hacíay

    se

    echabacontodo

    su

    peso

    encimadela

    tapa,comopara

    degollará

    su

    herma-

    rao.

    Crujíala

    tapa,p

    netrabaenla

    carnevivadel

    cogote,

    aplastabalos

    vas^s

    del

    cuello,trituraba

    venasy

    nervios,

    tanto,queal

    fin

    colgóun

    cuerpoinertefueradel

    arca,cuer¬

    po

    queno

    dabala

    menorseñalde

    vida.

    Entonces,al

    veral

    tullido

    asesinado,loco

    pavorinvalid

    el

    almadel

    fratricida.Atravesódosó

    tres

    veces,

    tambaleándose,el

    cuartoqué

    llenabade

    espantosla

    luzdela

    vela,cogióá

    puñadoslas

    mantas,se

    las

    echó

    encima,se

    envolvióen

    ellasde

    piesa

    cabeza,se

    tapóhastala

    caray

    se

    ocultódespuésdebajode

    la

    cama.En

    mediodel

    silenciorechinabasu

    dentaduracoma

    la

    lima

    mordiendoacero.

    GabrielD'An.minzio.25.5

  • SüPLEHEHTO ILDSTRADÛ 7ílbién reíase muy á sus anchas lamujer, una de la raza, tan pica¬rona como el marido.

    Y al p. imer pobre diablo queosó penetrar en el bazar en bus¬ca de ropa hecha se le encas¬quetó el traje. Le vieron á lapuerta recreándose en todo lobueno que. allí había y con finasmaneras le obligaron á entrar enla trampa.

    —Señor David—se decidió á.decir el recién llegado—, deseoun traje que tenga más de buenoque de malo, más de barato quede caro, más de elegante que deestrambótico, más de sufrido quede bello; quiero decir que aun¬que mi bolsillo no está en rela¬ción con mis altos deseos, vues¬tra mercancía lo esté con mibolsa.

    —Vos venís—dijo el astutovie-jo—enviado por mano divina, quetengo á punto un traje tan pin¬tiparado con vues'ra gentil fi¬gura y de tal calidad que sonmuchos ya los que lo de.mandany pocos los que se deciden á pa¬gar su Verdadero valor.

    Esto diciendo, con ese arte in¬génito sólo en los Davides, mos¬trábale el género, mientras lajudía, sin dar tiempo para más,le descolgaba la chaqueta quellevaba puesta al sujeto para po¬nerle la que se le ofrecía.

    —No es ésto, no, señor David;que os pido ropa y me traéis unaalfombra con mangas.

    —Probárosla. Ya veréis en elespejo cuán ricamente os caerá.

    — Bien pudiera yo tomarlo áburla. ¿Qujén demonio hade salirentre gente con esto? Había detenérseme por oso ó erizo.

    —Nada os cuesta probárosla.Si después de puesta no losconviniere, elegiréis la que másos plazca—replicó la judía.

    Diciendo y haciendo le enfundó un brazo enuna manga y enseguida el otro.

    Pasóle la mano por espalda y pecho el judío enseñal de lo bien ajustada que le iba la prenda.

    — jPor Cristo, no hay quien pueda con esto!—¿Qué decís, amigo.-"—argüyó David—, bijaos

    detenidamente, que esta prenda procede de per¬sona muy principal. Oid su historia:

    Cuando el banquero Herrán apareció asesinadoen el parque, crimen sobre el cual no se ha hecholuz, se sacó á subasta su famoso guardarropa, ad¬quirido por mí á ventajoso precio. Deseché lo másusado y dispuse para la Venta lo mejor. Este quetenéis sobre Vuestros hombros fué uno de los tra¬jes del banquero Herrán... ¡Ya podéis pensar me¬jor de su calidad!

    Volvió á pasarle la mano; pero esta vez por elsitio en que estaba el secreto, y algo e.>itraño notóel rebelde comprador cuando él también pasó lasuya, palpó el objeto, disimuladamente echó unvistazo á los forros y se estremeció al pensar enlo que había descubierto.

    Los esposos se miraron, diciéndose en aquellamirada algo halagador.

    EL MIEDO DE VINAIXA

    —Me he afeitado; la experienciaá hacrlo me ha decidido.;No quiero ser conocidoen la ciudad da Valencia!

    -;-En Verdad que, viéndolo detenidamente, eltraje me satisface... Decid lo que pedís-balbu¬ceo el engañado co.nprador.

    —Juzgad antes de su calidad y ved lo bien queos sienta. ¡Que lásti.r.a grande fuera que no lollevarais por reparos en el precio!

    —Bien lo tengo visto y podéis decir al punto sujusto valor.

    —En cien francos había de venderlo; pero lle¬váoslo por ochenta y no digáis más.

    — ¡Cómo óchenla fraticos!-clamó la judia—.¡Esposo, parecéis tonto: ¿Noventa os han ofreci¬do ayer y ahora salís con ochenta...? ¡Por miDios, que menos de cien francos este pedazo demi alma no sale de aquí!

    -^Tornad los cien francos, señor David, quebien Vale la prenda lo que pide vuestra esposa, yaun diera yo más de muy buen grado si más tu¬viera de momento, que para quien sabe venderno hay m.ala mercancía.

    —Sois justo. Disponed á dónde queréis que oslo mande, una Vez planchado.

    —No, bien está, que puesto he de llevármelo.Envolved las demás prendas.

    —¡Cómo! Pero ¿os vais en tal facha? Poneos,

  • 712

    al menos, el traje todo rara que luzca como á él cumple.El hombre no sabía qué decir, ni qué hacer, imaginando la

    cuantía de la fortuna del secreto.—Bien estoy dijo—. Andad de prisa, por Vuestra salud, y des¬

    pachadme.Como queráis. Judit,'haced pronto y bien lo que pide el caba¬

    llero, que parece diligente. Tomad y no digáis á nadie que habéisllevado por tan bajo precio lo mejor de la casa.

    - Descuidad, buena gente. Quedad con Dios.HI os proteja buen caballero.

    .Mementos después aquellas tres picaras almas se desengañaban;ja una, triste, contemplando un traje inservible y un rimero de eti-buetas sacado de la vieja cartera; las otras dos estrujando con rabiainaudita un falso billete de cien francos.

    ¡L'n buen balance entre dos engaños!F. López Sánchez.

    ¡OH. LA CAZA...IOculto en su castillo

    medio arruinado,vivía el conde Xuño

    de Penalver,quien pasaba los días

    allí encerradosin otra compañía

    que su mujer.

    1Î1 conde se aburríade tal manera,

    que quiso hacer algunabarbaridad,

    y hubiera sido fácilque al fin la hiciera

    sin los sabios consejosde su mitad.

    Por más que la condesabuscaba el medio

    de alegrar aquel S'tiono dió con él,

    ni tampoco lograbavencer el tedio

    que á su esposo teníadado á Lu^bel.

    —¡Me revienta esta vidatan sedentaria!

    (dijo el conde una nochetomando té).

    ¡Parece mi castillola funeraria!

    ¡Reniego de la horaque lo comprél

    Entonces la condesa,compadecida

    de ver á su maridolleno de esplín,

    le dijo:—A esta existenciatan aburrida

    pronto, querido esposo,le pondré fin.

    Hay un medio muy buenoisiguíó la esposat,

    que dará un resultadomuy superior;

    dedícate ála caza,que es fácil cosa,

    pues tienes condicionesde cazador.

    —Te agradezco en el almatales consejos...

    —Te agradará esa vida,tú lo verás.

    Primero empezar debespor los conejos,

    por ser esa la cazaque abunda más.

    Tomó el conde la cazacon tal empeño,

    que no dejó ni un díade ir á cazar.

    Correr tras de las liebresera su sueño,

    L03 CÛLÛ5Û5

    L03 HOMBRES

    ly sé que cogió algunamuy regular!

    Poco después se supoque en el castillo,

    y entre la servidumbredel cazador,

    hab-'a un escuderodulce y sencillo

    ¡que cazaba en el cotode su señorl...

    Manuel Soria.no.

    715

    SÍMBOLOS

    Eli ABÜEÜO DE Sí ]VIIS]VIOApenas veinte cumplí,

    buscando en el mundo ayuda,matrimo. iar decidí,y, dicho y hecho, me unícon una jamona viuda

    Que de su esposo primero—comerciante de Jalapaque le dejó algún dinero—me trajo á casa un lucerocomo no hay dos en el mapa.

    El lucero, cuando justoun año llevaba yaá mi lado, tuvo el gustode unirse con el adusto

    y grave de mi papá.Y ya las cosas así, '

    y como se puede verlo mismo en Rusia que aquí,suegro de mi padre fui

    y padre de mi mujer.A mí, de la dicha en pos

    que siempre gocé sin tasacomo uno y uno son dos,me mandó una chica Diosque fué enseguida de casa

    el consuelo y la alegría,si bien doliendo á su madreel que la chiquilla míaresultara ser mi tía

    y cuñada de mi padre.De éste la joven costilla

    dió á luz un muchacho sano

    y hermoso... ¡una maravilla!que fué, la cosa es sencilla,desde que nació, mi hermano.

    V aunque al decirlo me inquieto,el hijo de mi madrastra—hablando en lenguaje neto —

    fué al mismo tiempo mi nietopor ser hijo de mi hijastra.

    ¡Y el asunto se enredó!Mi esposa, cuadre ó no cuadre,á ser mi abuela ascendió

    porque, como antes se vió,es de mi madrastra madre;

    y como si la mujeres abuela de cualquiera,según mi leal entender,abuelo tiene que serel marido, aunque no quiera,

    da por final resultadoeste eniedo en que me abismo,justamente atolondrado,que por haberme casadosoy abuelo de mi mismo,

    Ed.mu.vdo Rüed.A.

  • 714 EL BILUVIO

    Mi criada, mirándome con respeto, cosa á que nole tiene acostumbrado desde que no ando al co-

    Ella se bace interesante,el pater le guiña eJ ojoy yo no sigo adelante,lector, porque me sonrojo.

    rriente en el pago de -sus haberes, me entrega doscartas: una lleva el timbre de la estafeta del Con¬greso; la otra procede del Senado,

    Cojo ambas misivas con mano temblorosa, y...iLa una es un anuncio de un almacenista de pro¬

    ductos farmacéuticos y la otra el de una perfu¬mería!

    Y me han costado una perra chica cada una. por¬que venían cerradas, en forma de cartas.

    ¿Rabióse grité: ¡Cubeta!Quién hubiera imagi-

    ' [nadoque usen así la estafetadel Congreso y del .-e-

    [nado?

    Los lerrouxistas estánindignados porque Emi¬liano Iglesias en uno delos discursos que pro¬nunció en e' Congresodió uu soberbio bombo alsenador maurista donJosé Mnnegal.

    ¡Señores, no hay queindignarse!

    Si Iglesias hace hoyun favor á Monegal, an¬tes se lo había hecho és¬te á él. V precisamenteá raíz de los sucesos deJulio, cuando la lavan¬dera de Emiliano sentíanáuseas al avar la ropainterior del diputado porBarcelona.

    A la postre Vinaixa seha salido con la suya.

    El barrigudo edil sepropuso volver con todasuerte de honores á Va¬lencia y lo ha conse-guiod.

    Unicamente se le haanticipado la fecha. Pa¬ra que su triunfo hubierasido completo y pudieradarse ^ísfo en r.u país,prodigando unas pese¬tas, habrí sido necesa¬rio que se retrasara elviajecito pnr lo menosun par de meses.

    ¡Porque quiz sentón-ees va se h.iya aprobadoel proyecto de la traídade aguas!

    *„*Cuando Canalejas ana¬

    ció como parte de suprograma el proyecto deservicio militar obliga¬torio, los cá' didos espa¬ñoles creímos que habíallegado la hora de que áricos y pobres, á clérigosy seglares, se midierapor igual rasero. Peropoco ha durado la ale¬gría.

    Ahora resulta que esaigualdad consistirá enque los ricos paguenunos centenares de pese¬tas más y los pobres si¬gan chinchándose.

    Si Juan Pueblo esperaalgo de la monarquía,¡medrado está!

  • KLDILUVIOILUSTRADO Laiglesiaestabaabierta.Enelfondo,elaltarmayorilu¬ minadoportemblorosaslucecillas,parecíaunaconstelación. Lapuertadejabapasardébilperfumedeinciensoydeben¬ juí.Decuandoencuandovertíaelórganotorrentesde notas. Danielsintióhumedecérselelosojosconnuevaslágrimas ypronuncióconelcorazónestafervienteplegaria; —¡Seflo'rDiosmío,auxiliadme! Lanzóunacordeelórgano,quehizovibrarcomoinstru¬ mentoslospilares;después,alegresnotasclaras.Resonóla vozdelossochantres.Devotosydevotas,dedosendosóde tresentres,entrabanporlaúnicapuerta.Danielaunnose atrevíaátenderlamano. Cercadeélempezóàgemirunmendigo: —¡UnalimosnaporDios! Avergonzóseelmudoentonces. Víóásumadrastraentrarenlaiglesiaarropadaenun mantonegroypensó: —¿Ysíyomefueraácasaahoraquenoestálama¬ drastra? Tanimperiosoeraeltormentodelhambrequenoesperó más.Ibaquevolabaconsusmuletasendemandadelpan.Al pasarledijounamujercillariéndose: —¿Vaságanarelprimerpremiodecarrera,tullido? Enunperiquetellegóásucasajadeante,palpitante.Su¬ biólaescaleraeonsigilo,tomandograndesprecauciones. Buscóátientaslallaveenunhuecodelapareddondesolía dejarlasumadrastracuandosalía.Dióconellay,antesde abrir,miróporlacerradura.Lucas,parecíaquedormíaen lacama. Danielpensó: —¡Sipudieracogerelpansindespertarle! Dióvueltaálallavedespacito,despacito,conteniendoel aliento,temiendodespertarásuhermanoconloslatidosde sucorazón.Aquelloslatidosleparecíaquellenabanlacasa deensordecedorestrépito. —¿Ysisedespierta?—pensabaDaniel,temblandohasta lostuétanos,cuandoseabriólapuerta. Peroelhambrelehacíaaudaz.Entrómoviendocuidado¬ samentelasmuletas,sindejardemirarásuhermano. 254

    ELARCA PEXASoyóelruidodelasmuletas,abrió Lucascompletamentelosojos,turbiosy ardientes,quedirigióhacíalapuertaen cuyoumbralibaáaparecersuhermano Todasucara,enflaquecidaporelpade¬ cer,devoradaporlacalentura,llenade granosrojizos,adquirióenelactoexpre¬sióndedurezaycasifuribunda.Asióconvulsivamentelas manosdesumadre,gritandoconbroncayentrecortadavoz: —¡Echale,échale!¡Noquieroverle!¿Oyes?Noquierover¬

    lenunca,nunca,¿oyes? Ahogábanselelaspalabrasenlagarganta..Sofocadopor unaccesodetos,apretabanerviosamentelasmanosdesu madreyabríaselelacamisaácadaesfuerzodelpalpitante pecho.Teníalabocahinchadayenlabarbillaunaespecie decostraformadaporgranossecosya,queá,cadaesfuerzo seresquebrajabayechabasangre. Sumadreprocurabaapaciguarle. —No,hijomío,no;noleverásmás.Harásloquequieras.251

  • EL

    DILUVIOILUSTRADO

    Le

    echaré,le

    echaré.La

    casaes

    tuya,hijo,

    todatuya.

    ¿Me

    entiendes?El letosíaenla

    cara.

    —¡Ahora,en

    seguida!—repetíacon

    feroz

    insistencia,in¬

    corporándoseenla

    cama,

    empujandoá

    su

    madrehaciala

    puerta.—Sí,hijo

    mío,

    ahora,en

    seguida.

    Danielse

    presentóenla

    puerta,sostenidoporlas

    muletas.

    Eraun

    desdichadoconuna

    cabezamuy

    grandey

    muypesa¬

    da.

    Teníael

    pelotan

    rnbioque

    parecíablanco.Los

    ojoseran

    de

    dulcemirar,comode

    cordero,azules,con

    pestañasde

    co¬

    lor

    claro.Entrósin

    decirnada

    porquela

    parálisisle

    habíaquitado

    el

    habla.Pero

    viólos

    ojosde

    su

    hermanofijos

    enél

    con

    cruel

    energíay

    se

    detuvoen

    mitaddel

    cuarto,apoyadoenlas

    mu¬

    letas,

    perplejo,sin

    atreverseá

    darun

    paso.Le

    temblabavi¬

    siblementela

    piernaderecija,

    cortay

    torcida.

    Lucasle

    dijoá

    su

    madre:

    —¿Quévieneá

    haceraquíel

    tullidoese?

    ¡Echale!Quiero

    quelo

    eches.¿Oyes?¡En

    sepuida!

    ComprendióDaniely

    miróá

    su

    madrastra,quese

    levan¬

    tabaya.Le

    dirigiótan

    suplicantemiradaquenose

    atrevió

    ellaà

    hacerlenada.Y

    entonces,sujetandounade

    las

    mule¬

    tasconel

    sobaco,hizo

    conla

    manolibre

    un

    ademánde

    desesperacióny

    dirigió

    hambrientaojeadaal

    arcadel

    pan,

    queestabaenun

    rincón.Aquellamirada

    decía:

    Tengohambre.

    ¡No,nolNole

    des

    nada—empezóá

    chillarLucas,

    agi¬

    tándoseenla

    cama,

    imponiendoá

    la

    mujerel

    caprichode

    su

    odio—.¡Nada!

    ¡Echalefuera!

    Danieldejaba

    caerla

    cabezotasobreel

    pecho.

    Temblaba

    y

    teníalos

    ojosllenosde

    lágrimas.Cuando

    su

    madrastrale

    pusouna

    manoenel

    hombroy

    le

    empujóhaciala

    puerta

    rompióen

    sollozos,perose

    dejó

    llevar.

    Oyóen

    seguidacerrarla

    puertay

    se

    quedóenla

    meseta,

    gimiendocon

    violentoy

    continuosollozar.

    Lucasle

    dijoá

    su

    madrecon

    rabiosoacento:

    —¿Looyes?Lo

    hace

    adredepara

    ponermepeor.

    El

    sollozodel

    hermanocontinuaba,

    entrecortadode

    cuando

    en

    cuandopor

    extrañogruñido,triste

    comoel

    estertorde

    una

    bestiade

    carga

    moribunda,

    ski

    liiiinaàtt

    NOVELASY

    CUENTOS

    —¿Nolo

    oyes?¡Anday

    échaleescalerasabajo!

    La

    mujerse

    levantóde

    un

    brinco,corrióá

    la

    puertay

    se

    fué

    sobreel

    mudo,

    levantandolas

    ásperasmanos,

    acostum¬

    bradasal

    golpey

    al

    castigo.

    Lucas,apoyadoenlos

    codos,decía:

    —¡Más,más!

    CallóseDaniel,

    golpeado.Bajóá

    la

    calle

    ahogandoel

    llan¬

    to.

    Teníahambre,

    porqnellevabadosdías

    casisin

    comer.

    Costábaletrabajo

    arrastrarlas

    muletas.

    Pasóuna.turbade

    granujascorriendo

    detrásde

    una

    come¬

    ta

    quese

    elevabacabeceando.

    Unos

    tropezaronconél,

    diciéndole:

    —¡Eh!¡Tullido!

    Otrosle

    escarnecían,gritando:

    —¡Corre,caballo!

    Otros,aludiendoá

    la

    cabezota,le

    preguntabancon

    mofa:

    —¿Acómola

    librade

    sesos,tullido?

    Otro,máscruel,le

    hizocaeruna

    muletay

    salió

    corriendo.

    El

    mudose

    tambaleó,,cogió

    después

    trabajosamentela

    mu¬

    letay

    echóá

    andar.Gritosy

    risasde

    chiquillosse

    perdieron

    haciael

    río.La

    cometa,semejanteà

    un

    avede

    país

    fabuloso,

    se

    elevabaenel

    cielo

    suavementesonrosado.En

    el

    muelle

    cantabaná

    coro

    gruposde

    soldados.Era

    pasadala

    Pascuay

    hacíabuen

    tiempo.Daniel,

    que

    sentíaenlas

    entrañaslos

    mordiscosdel

    ham¬

    bre,dijo

    parasí:

    —Voyá

    pedir

    limosna.

    El

    hornodel

    panaderoimpregnaba

    el

    aura

    primaveralde

    gratoolorá

    pan

    reciente.Pasó

    un

    hombrevestidode

    blanco

    conunatablaenla

    cabeza,enla

    cualtablahabíahilerasde

    doradospanes,

    humeantesaún.

    Dos

    perrosiban

    detrásdel

    hombre,levantando

    el

    hocicoy

    meneandoel

    rabo

    Danieltemió

    destallecerde

    inanición,y

    pensaba:

    —Tendréque

    pedir

    limosna,si

    nome

    moriréde

    hambre.

    Caía

    lentamenteel

    crepúsculo.Cruzaban

    porel

    cielo

    diáfanomultitudde

    cometasquese

    balanceaban,bajando

    ya

    haciael

    suelo.Las

    campanasesparcíanporla

    atmósfera

    profundoy

    continuozumbido.

    Danieldecidióirseá

    la

    iglesia,

    y

    alláse

    fné,casiá

    rastras.

    253

  • SÜPLEMEHTO ILUSTRADO 717

    —Conque, señor Serraclara,¿se obstina en dejar la vara?

    ¿Ya alcalde no será usté?—¡Hombre, verá... le diré.,

    aun no está la cosa clara!...

    Leo el siguiente telegrama de Zaragoza:«En ausencia del alcalde, nadie ha querido encar¬

    garse de la Alcaldía por haberse llevado aquél lasllaves de la caja como prueba de desconfianza.

    Se comenta la marcha del alcalde.»Si en Zaragoza el alcalde

    por desconfianza y miedola llave de aquella cajala lleva colgada al cuello,¿qué es lo que le toca hacerá nuestro alcalde primero?¡Colgarse hasta los sillones

    que hay en el salón dé Ciento!*

    * *

    Un colega local, neo por más señas, al dar cuentade un acto al que asistió el obispo Laguarda, aplicóá éste el calificativo de s iiipático por toda alabanza.

    Docto, sabio, virtuoso,bondadoso, reverendoy otros tantos adjetivosde igual indo e que estoslos guarda el caro colegatal vez para algún torero.A no ser que el que escribióel morrocotudo suelto

    •lo redactara á conciencia;es decir, estando cierto ' ~de que no debía aplicarlos adjetivos aquellos..

  • 718 EL DILUVIO

    CONCURSO N." 93 Rompecabezas con premio de libros

    PREMIO de 75 PESETAS

    ¿fHúm. '■ ^ -

    Nombre .

    Domicilio

    Los que deseen optar al premio deben escribir conla mayor claridad un número en el talón que seacompaña; las setenta y cinco pesetas se otorgaránal que envíe el número exacto ó el más aproximadoal que en el sorteo correspondiente al 21 del corrien¬te obtenga el premio mayor. Dicho sorteo consta¬rá de 3v,000 billetes. En el caso, no probable, de q; edos de los que opten al premio se aprox men porigual al número favorecido con la suerte mayor, sedistribuirá entre ellos por mitad la referida suma.

    Los talones, en los cuales, á más del número habráde consignarse el nombre del remitente y su domici¬lio, deberán ser enviados á nuestra Redacción antesdel 18 del mes actual. En el número del 26 dare¬mos cuenta de quien haya obtenido el premio. Cadalector podrá remitir los talones que tenga por con¬veniente.

    TARJETA

    de Jaime Tolrá,

    D. Roberto CefinisFA.K.IS

    Combfnense bien estos nombres de modo que ex¬presen la denominación de un empleo del Ayunta¬miento.

    JEROGLÍFICO COMPRIMIDOde Zorai'a,

    (Para María Granés Puig. )

    GRANADAS

    En unión de tres individuos armaban esas chicasuna zambra de mil demonios. Los primeros, al verque habían sido sorprendidos por los dueños de lafinca—un matrimonio y su hijo,—huyeron. ¿Dóndeestán? ;Dónde se hallan los dueños de la finca?

    ROMBO

    de Jaime Basas.

    Dedicado al solucionador J. T.iO

    0 0 0

    0 0 0 0 00 0 0 0 0 0 0

    0 0 0 0 0

    0 0 0

    O

    Sustituyanse los ceros por letras de manera quevertical y horizontalmente se lea: 1.°, consonante;2.°, número; 3.°, ciudad; 4." carrera; 5.°, idioma;6.°, palabra anticuada; 7.°, consonante.

    SOLUCIONES(Oorrespondlentea á los qnebrade-TOS de cabeza del 39 de Octubre.)

    AL ROMBOCoriseo.

    Han remitldc aclncicnes.—Al rombo: María Bielsa,Joaquín Riudoms, Magín Perís, Anto io Parés, JuanGarcía, MauricioTorrens, Manuel Tatú y Rafael Sistachs

    V\li/v

  • SÜPLEIÏEHTO ILUSTRADO '19

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