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DEVOCIÓN AL PADRE PUTATIVO DE JESÚS “SAN JOSÉ” 1

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DEVOCIÓN AL PADRE PUTATIVO

DE JESÚS“SAN JOSÉ”

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1.- “ ID A SAN JOSÉ “Numerosos Padres de la Iglesia han visto en el Antiguo Testamento a José, hijo del Patriarca Jacob, como un anuncio profético de José, el esposo virginal de María. Los dos, por una serie de circunstancias providenciales, fueron a Egipto: el primero, perseguido por sus hermanos y entregado por envidia que prefigura la traición que se habría de cometer con Cristo; el segundo, huyendo de Herodes para salvar a Aquel que traía la salvación al mundo. El primer José se convirtió en intendente de los graneros de Egipto; y cuando el hambre asolaba los pueblos vecinos y acudían al Faraón, éste les decía: Id a José y haced lo que él les diga. Y ahora también el hambre de doctrina, de piedad y de amor, asola la tierra, la Iglesia nos recomienda: Id a José.En nuestros momentos de incertidumbres, de necesidades urgentes, de indecisiones, oímos la voz de Jesús que nos dice: ¡Id a José! El que cuidó de Mí y de mi Madre en la tierra, continúa cuidando de Mí en mis miembros, que son todos los hombres necesitados.San José gobernó la casa de Nazaret con autoridad de Padre, la Sagrada Familia no solo simboliza la Iglesia, sino que en cierto modo la contenía, como la semilla al árbol, como la fuente al río. A Jesús, le es muy grato que tratemos y pidamos ayuda al que tanto amó ÉL en la tierra y ahora en el cielo, del que tantas cosas aprendió, con quien conversó desde que pudo pronunciar las primeras palabras. El Patrocinio del Santo Patriarca sobre la Iglesia universal es principalmente de orden espiritual; pero también se extiende al orden temporal como la del otro José, hijo de Jacob, llamado por el rey de Egipto “salvador del mundo”.

“Sucedió en Fátima el 13 de Octubre de 1917”

De manera particular, Dios quiere hacer relucir la persona y misión de San José en su relación con los Corazones de Jesús y María. La primera indicación de ello fue dada en las apariciones de la Virgen de Fátima, en Portugal. En la última aparición de la Virgen el 13 de Octubre, San José aparece junto con el Niño Jesús y bendice al mundo; Sor Lucía, la principal vidente, relata lo sucedido: “Mi intención (en gritar a la gente que miraran hacia arriba) no era llamarles la atención hacia el sol, porque yo no estaba conciente de su presencia. Fui movida a hacerlo bajo la dirección de un impulso interior. Después que Nuestra Señora había desaparecido en la inmensidad del firmamento, contemplamos a San José con el Niño Jesús y a nuestra Señora en un manto azul, al lado del sol, San José y el Niño Jesús aparecieron para bendecir al mundo, porque ellos trazaron la Señal de la Cruz con sus manos. Cuando un poco más tarde, esta aparición desapareció, vi a Nuestro Señor y a la Virgen; me parecía que era Ntra. Sra. de los Dolores. Nuestro Señor apareció para bendecir al mundo en la misma manera que lo hizo San José. Esta aparición, también desapareció y vi a Ntra. Sra. una vez más, esta vez como Ntra. Sra. del Carmen”.Ese día en Fátima, se hicieron presentes los Dos Corazones y San José. Dios nos revela los Corazones de Jesús y María, pues ellos son la esperanza de la humanidad. Es el amor y la misericordia de estos Dos Corazones los que salvarán al mundo del pecado y de la muerte. Pero el misterio de la presencia de San José revela que, unido al amor de los Dos Corazones, Dios espera y busca el amor y la respuesta del hombre para con su hermano. Dios salvará

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a la Humanidad por medio del amor: el Amor de Jesús y María y de todos aquellos que, como San José se unan y vivan dentro de ese amor. Así como por designio de Dios, el Corazón Inmaculado de la Santísima Virgen está unido “indisolublemente” al Corazón de Cristo, de manera que estos Dos Corazones permanezcan unidos para siempre y por ellos nos llegara la salvación, así mismo por designio de Dios, el corazón que más de cerca vive en alianza con éstos Dos Corazones, es el corazón de San José.La presencia de San José en dos de las apariciones de la Santísima Virgen aprobadas por la Iglesia -Knock y Fátima-, muestran el deseo de Dios de que se reconozca a San José. En la aparición de Fátima, vemos como Dios no dejó duda alguna de la importancia de San José en su plan para la conversión del mundo a través del Inmaculado Corazón de María. Fue la misma Virgen María, la que anunció en su aparición del 13 de septiembre, de que en octubre no solo haría un milagro para que todo el mundo creyera, sino que San José vendría con el Niño Jesús a bendecir al mundo.La Virgen le dijo a Lucía: “Continúen rezando el Rosario para obtener el fin de la guerra. En octubre, Nuestro Señor vendrá así como Nuestra Señora de los Dolores y Nuestra Señora del Carmen. San José aparecerá con el Niño Jesús y bendecirá al mundo”.San José dado como protector de los Dos Corazones en el principio, está ahora encomendado por Dios como protector de toda la familia humana. De forma particular, San José es protector de todos aquellos que aman a los Dos Corazones, que se han unido a ellos y que promueven su pronto Reinado en la Humanidad; él es precisamente el primer Corazón que se unió a Ellos en amor, en servicio y en fidelidad para mayor Gloria de Dios.Son los apóstoles de los Dos Corazones los que de una manera nueva deben acogerse a la protección de San José y pedirle a él, que les enseñe a amar, a servir, a sacrificarse y a permanecer unidos a éstos Dos Corazones como él lo hizo toda su vida. ¡San José protector... Ruega por nosotros! Amén.

2.- “Rosario en Honor a San José”Primer Misterio

“El HOMBRE JUSTO”a los ojos de Dios. (Mt. 1, 18-21, 24)

El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba comprometida con José y cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo, José su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.Mientras pensaba en esto. El Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ELLA proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo a quien pondrás el nombre de Jesús, porque ÉL salvará a su pueblo de todos sus pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: “La Virgen concebirá y dará a luz a quien pondrán el nombre de Enmanuel, que significa: ¡Dios con nosotros!”.Al despertar José hizo lo que el Ángel le había ordenado y recibió en su casa a su esposa; y sin que tuvieran relaciones, dio a luz un hijo al que José le puso el nombre de JESÚS.

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Reflexión: San José se adhirió con total confianza al proyecto de Dios sobre él. ¿Y nosotros nos dejamos guiar en nuestras opiniones por la Palabra de Dios y por la Palabra de la Iglesia?

Rezar un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.Segundo Misterio

“EL ESPOSO VIRGINAL” de María Santísima. (Lc. 1, 34-38)

María entonces dijo al Ángel: “¿Cómo podrá ser eso, sino conozco barón?”. “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el Niño será Santo y se le llamará Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez; y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes de embarazo, porque nada hay imposible para Dios”.María entonces dijo: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí, según tu palabra”, y el Ángel se alejó de Ella. Reflexión: El matrimonio entre bautizados, es sacramento, signo de amor entre Cristo y su Iglesia. Es un camino hacia la santidad cristiana. El matrimonio se vive cristianamente cuando el diálogo, el mutuo amor, la misma procreación y la educación de los hijos, corresponden plenamente al proyecto de Dios expresado en la Palabra revelada y en la enseñanza de la Iglesia. La Sagrada Familia de Nazaret sea para todas las familias modelo de unión, virtudes domésticas y santidad.

Rezad un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.

Tercer Misterio“EL EMIGRANTE LLENO DE CONFIANZA”

en “La Huída a Egipto”. (Mt. 2, 13-15)

Después de la partida de los Magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó de noche, tomó al niño y a su madre y se fue a Egipto.Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: “Desde Egipto, llamé a mi Hijo”.Reflexión: Los padres cristianos tienen que poner su mayor cuidado para defender a sus propios hijos en la vida física, moral y espiritual. Hay muchos Herodes en el mundo de hoy que causan un inmenso peligro especialmente paras los pequeños.

Rezad un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.

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Cuarto Misterio“EL SABIO JEFE”

de “La Sagrada Familia”. (Lc. 2, 51-52; Mt. 13. 54-55ª)

Y Jesús regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos y su madre conservaba cuidadosamente todas éstas cosas en su corazón. Jesús, iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.Jesús volviendo a su patria, enseñaba en la S9inagoga, de tal manera que se decían maravillados: “¿No es éste el hijo del carpintero?”.

Reflexión: Una familia se rige también por la presencia sabia, atenta y cariñosa del padre. El diálogo entre padres e hijos y la oración en común, ayudará a la familia a descubrir y realizar el proyecto de Dios.

Rezad un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.

Quinto Misterio“EL FIEL OBSERVANTE”

de las Fiestas Religiosas. (Lc. 2, 41-43)

“Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta”.

Reflexión: La religión debe vivirse también “juntos” en familia. Los padres no deben decir a los hijos: “¡Vayan a Misa..., vayan a la Iglesia..., vayan a confesarse..., recen las oraciones!”. Los padres deben decir en cambio: “¡Vamos a Misa, a confesarnos, etc. ...!”. La vida familiar es una vida de comunión, debe sentirse y vivirse comunitariamente, con mucha fuerza.

Rezad un Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria.

Al rezar éste Rosario, nos sumergimos en las cosas de Dios, muy especialmente en la vida de

“La Sagrada Familia de Nazaret”

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, en vos descanse en paz el alma mía.

3.- “M A R Z O”Mes en Honor de San José

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(Pensamientos e invocaciones diarias)

Día 1.- Padre adoptivo de Jesús.- Escogido por el Eterno Padre con amor previsor y gratuito, para ser custodio y defensor de Jesús, tú oh San José, entras plenamente en el proyecto de la Salvación, según las promesas hechas por Dios al pueblo hebreo. San José, ayúdame a leer hoy con amor, el Evangelio que describe la genealogía de Jesús.

Día 2.- Custodio de Jesús.- Durante la vida terrena de Jesús, tú oh San José, no te has preocupado de hacer cosas grandes, sino de hacer bien la voluntad de Dios y también en hacer las cosas más sencillas y humildes, con mucho empeño y amor. Enséñame San José, la prontitud en buscar y realizar bien la voluntad de Dios.

Día 3.- Esposo de la Madre de Dios.- Después de la perturbación inicial , oh San José, tu “sí” a la voluntad de Dios fue claro y preciso, aceptando a María como Esposa; entonces por ti entró Jesús a la genealogía de David con pleno derecho delante de la ley y de la sociedad. Te confiamos, oh San José, a todos los padres para que siguiendo tu ejemplo, acepten en el seno materno el don inestimable de la vida humana.

Día 4.- El Hombre del silencio.- Te acostumbraste oh San José, al silencio estando con Jesús y María. Era un templo la casa de Nazaret y ¡en él sobretodo se reza!. Enséñame oh San José a dominar mi locuacidad y a cultivar el recogimiento.

Día 5.- El hombre de fe. Más que Abraham , a ti oh San José, te tocó creer en lo que es humanamente impensable: la maternidad de una virgen, la encarnación del hijo de Dios. Fortalece oh San José, a quien se desanima y abre los corazones para confiar en la Providencia de Dios.

Día 6.- El hombre de la esperanza. En la persona de Jesús, oh San José, tuviste la garantía del cielo y, por lo tanto, siempre estuviste lleno de profunda paz interior. Aumenta oh San José, mis motivos para tener valor, alimenta el aceite para mis lámparas para estar vigilante y atento.

Día 7.- El hombre del amor a Dios.- Oh San José, tu diste pruebas de amor a Dios cuidando amorosamente a Jesús en vida escondida y en profunda sintonía con la voluntad de Dios. Enséñame oh San José, a amar a Dios con todo mi corazón, con toda mi mente y con todas mis fuerzas.

Día 8.- El hombre de la acogida. Oh San José, diste ejemplo de espíritu de acogida en la afectuosa ternura con tu esposa, en los servicios prestados a la gente, buena o mala, y estando siempre al lado de Jesús, el salvador de las almas. Oh San José, ¡Que yo descubra aquellos gestos que me hacen imagen viva de Dios amor, los gestos de acogida y de paz, los gestos de disponibilidad y de dedicación incondicional!

Día 9.- El hombre del discernimiento. Con los ojos del alma, oh San José, ordenaste tu vida de piedad, tu alimento, tu reposo, tus pensamientos más profundos, tus afectos, tus juicios, tus intenciones en el obrar. Ayúdame a avanzar en las virtudes por la acción del Espíritu Santo renovador.

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Día 10.- El hombre de la docilidad. Santo Tomás define la docilidad como atención constante y deferente a las enseñanzas de los sabios. Tú, oh San José, fuiste siempre muy dócil a las enseñanzas de Jesús y de MarÍa, su Madre. Aleja de nosotros oh San José, la presunción, la tonta estima de mis opiniones, la obstinación de seguir ideas extrañas.

Día 11.- El hombre de la entrega. Tú, oh San José, no perdías el tiempo en cosas vanas e inútiles y no obrabas con disgusto o mala gana. Ayúdame en la oración, a no permitir que mi alma, se quede dormida y alcánzame una habitual disposición y fervor en mi vida.Día 12.- El hombre de la simplicidad. Esta virtud, oh San José, hacía parte de tu carácter y cada día más, por el desapego de las criaturas, más se perfeccionaba. Ayúdame a desear y gustar solamente a Dios y a despegarme de todo lo que no sirve para mi vida espiritual.

Día 13.- El hombre de la confianza. Tu seguridad oh San José, estaba en pegarse a la voluntad de Dios tal como se manifestaba día a día. Haz oh San José, que nosotros tengamos la seguridad de quien confía en Dios y que en cualquier situación, aunque adversa, estemos en sus manos.

Día 14.- El Hombre de la paz. Fuiste tú el custodio de aquel que trajo la paz al mundo, predicó el amor, la fraternidad y proclamó “felices los que trabajan por la paz”. Ayúdame oh San José, a promover la paz en el ambiente donde me halle.

Día 15.- Ejemplo de humildad. ¡Cómo te sentías pequeño a tus ojos, oh San José!, ¡Cómo amabas tu pequeñez!. No hiciste milagros y mantuviste tu vida tan escondida que casi nada sabemos de ella. Ayúdame a huir de las alabanzas y de la gloria humana. Haz que encuentre gusto en vivir escondido y en relativizar mis intereses personales.

Día 16.- Ejemplo de fortaleza. Sin duda, oh San José, tu fortaleza alcanzó un grado de perfección muy elevado. Ella se manifestó especialmente en soportar con serenidad el exilio en Egipto y la dureza del trabajo de cada día. Ayúdame, a no desfallecer frente a las tentaciones, fatigas y sufrimientos.

Día 17.- Ejemplo de obediencia. Tu obediencia, oh San José, fue admirable especialmente cuando tuviste que huir a Egipto, luego de una orden delante de la cual habías tenido tantas razones para no realizarla. Aleja de mí, todas las excusas que mi egoísmo plantea para no cumplir la voluntad de Dios.

Día 18.- Ejemplo de Justicia. Viviendo alejado de las cosas del mundo, oh San José, practicaste siempre la virtud de la justicia especialmente a través de tu trabajo de carpintero. Y ¡qué respeto tuviste con el Rey y la Reina del Cielo!. Oh San José, alcánzame total pureza de intenciones y de corazón y plena adhesión a Dios y a su voluntad.

Día 19.- Ejemplo de prudencia. Tu prudencia se manifestó oh San José, en el desapego del mundo, en la castidad, en la pobreza, en tu espíritu de pobre y en el trabajo de cada día. Haz que yo no haga algo sin antes confirmarme: “que sirve esto para la eternidad”.

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Día 20.- Ejemplo de pobreza. Tú, oh San José, viviste la pobreza voluntaria, sufriste las privaciones y las grandísimas incomodidades de la pobreza, pero no quisiste cambiar tu condición por ningún tesoro de éste mundo. Obténme, la gracia de desapegarme de las riquezas y de desear únicamente los bienes eternos.

Día 21.- Ejemplo de gratitud. Nadie después de tu Esposa, oh San José, recibió tanto como tú, de la bondad de Dios. En tu justicia, dabas gracias a Dios continuamente. A Dios solo veías, pensabas solo en Dios; no obrabas sino por ÉL. Oh San José, que yo tenga vergüenza de mis ingratitudes y que tenga valentía de humillarme delante de ËL.

Día 22.- Ejemplo a los obreros. Como cada uno de nosotros, también tú probaste fatiga y el cansancio del trabajo de cada día. Ayúdame, oh San José, a redescubrir la dignidad de mi trabajo, sea cual sea y de desarrollarlo con entusiasmo.

Día 23.- Ejemplo de la misión. Oh San José, ¡Qué gran amor tuvisteis por las almas! ¡Cuántas oraciones hiciste para su salvación! ¡Y todo eso inspirado por Cristo que habría de morir por la salvación del mundo!. Haz, oh San José, que yo pueda con la palabra y con la vida, ayudar al hombre de hoy a encontrar a Jesús, La Palabra que da respuesta definitiva a todas las preguntas esenciales de la Humanidad entera.

Día 24.- Custodio de la virginidad. La voz del Espíritu Santo encontró en ti, oh San José, total acogida, porque tu vida fue únicamente llena de Dios y tu fuerza fue solo el amor que tuviste para Él . Haz que yo deje mis caminos y siga solo a Dios que me llama a participar de su vida y que tenga fuerza de hacer fructificar sus dones.

Día 25.- Consuelo de los que sufren. Oh San José, toda tu vida estuvo marcada por el sufrimiento: exilio, trabajo, pobreza. Pero tu corazón era feliz y tu alma siempre serena. Ayúdame a darme cuenta de que la vida eterna y no el dolor, es la verdadera vocación del hombre. Presérvame ahora y siempre del llanto de los que no tienen esperanza.

Día 26.- Esperanza de los enfermos. En tu vida, oh San José, no todo fue claro y fácil de comprender. Sin embargo supiste encontrar tu misión única e irrepetible en la historia. Te ruego, consolar hoy a todos los que están afligidos por la enfermedad. Llena sus días de personas amigas y desinteresadas.

Día 27.- Patrono de los moribundos. Tú, oh San José, tuviste la suerte de morir asistido por Jesús y tu esposa María. Tuviste siempre presente en tu vida la meta final o sea, el cielo, con la certeza de alcanzarla; siempre atento a tu inferioridad y dedicado a la contemplación. Ayúdame a pensar a menudo en el cielo donde todos somos invitados al banquete eterno.

Día 28.- Amparo de las familias. Oh San José, la

Escritura afirma que a tu lado y de María, Jesús “crecía en edad, sabiduría y gracia”. Te ruego, que los niños encuentren en la familia el ambiente ideal para desarrollar el amor y asumir los verdaderos valores.

Día 29.- Modelo de vida doméstica. Oh San José, en la familia de Nazaret, asumiste plenamente tu responsabilidad con espíritu de colaboración y de humildad evangélica. Haz

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que los padres sepan unir todas las potencialidades del amor humano a las de una sana y adecuada espiritualidad.

Día 30.- Terror de los demonios. Oh San José, fortificado por la presencia y el recuerdo de Jesús, has podido vencer siempre cualquier ataque a tu fe por parte del demonio. Limpia, mi corazón y mi mente de toda maldad para que sea un cristiano lleno de vida redimido por la sangre de Cristo.

Día 31.- PATRONO de la Iglesia Universal. Oh San José, por la misión que te fue confiada en la Iglesia de Cristo, haciendo que camine siempre en la verdad y el amor para ser luz del mundo. Guía a la Iglesia de Cristo en el camino de la santidad para que sea siempre más eficaz y alegre anunciadora del Evangelio.

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, en vos descanse en paz el alma mía.

Oh Glorioso San José, haznos llevar una vida inocente y que esté siempre segura bajo tu patrocinio.

NOTA: Estas pequeñas lecturas las podemos hacer en otro mes a San José, igual que su Rosario.

4.- “Dolores y Gozos de San José”(Son Siete Domingos seguidos previos a su día)

I.- Casto esposo de María Santísima, glorioso San José: Por el dolor que tuviste ante la duda de tener que abandonar a tu querida esposa, y por el gozo que te causó la revelación por el ángel, del misterio de la Encarnación; te suplico me alcances dolor de mis juicios temerarios e indebidas críticas al prójimo y el gozo de ejercer la caridad, viendo en él a Cristo.

(Padre Nuestro, Avemaría y Gloria)

II.- Feliz patriarca, padre adoptivo del Verbo humanado, glorioso San José: Por el dolor que te conmovió viendo nacer al Niño Jesús en tanta pobreza y por el gozo que te inundó al verle cantado por los ángeles y adorado por los pastores; te suplico, me alcances dolor de mis codicias y egoísmos; y el gozo de servirle con pobreza y humildad.

(Padre Nuestro, Avemaría y Gloria)

III.- Obediente ejecutor de la leyes divinas, glorioso San José: Por el dolor que te produjo en la circuncisión, ver derramar la primera sangre al Mesías, y por el gozo que sentiste al oír su nombre de Jesús Salvador; te suplico, me alcances dolor de mis vicios y sensualidades; y el gozo de purificar mi espíritu, practicando la mortificación.

(Padre Nuestro, Avemaría y Gloria)

IV.- Fiel santo, partícipe en los misterios de nuestra redención, glorioso San José: Por el dolor que te traspasó al escuchar en la profecía de Simeón lo que había de sufrir Jesús

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y Maria; y por el gozo que te llenó al saber que sería para la salvación de innumerables almas; te suplico, me alcances dolor de haber crucificado a Cristo con mis culpas; y el gozo de llevarle los hombres mediante mi ejemplo y mi palabra.

(Padre Nuestro, Avemaría y Gloria)

V.- Vigilante custodio del Hijo de Dios, hecho hombre, glorioso San José: Por el dolor que te angustió al saber que Herodes quería matar al Niño y por el gozo que te confortó al huir con Jesús y María a Egipto; te suplico, me alcances dolor de mis pecados de escándalo; y el gozo de apartarme de las ocasiones de ofender a Dios.

(Padre Nuestro, Avemaría y Gloria)VI.- Ángel de la tierra que tuviste a tus órdenes al Rey del cielo, glorioso San José : Por el dolor que te infundió el temor de Arquéalo y por el gozo con que te tranquilizó el ángel, de volver a Nazaret; te suplico, me alcances dolor por mis cobardías de respetos humanos y el gozo de confesar a Cristo en toda mi vida pública y privada.

(Padre Nuestro, Avemaría y Gloria)

VII.- Modelo de toda santidad, glorioso San José: Por el dolor que padeciste al perder sin culpa durante tres días al Niño; y por el gozo que experimentaste al encontrarlo en el templo entre los doctores; te suplico, me alcances dolor cada vez que por mi culpa pierda a Cristo; y el gozo de vivir siempre en gracia y morir felizmente bajo tu patrocinio en los brazos de Jesús y María, para cantar siempre sus misericordias.

(Padre Nuestro, Avemaría y Gloria)

El mismo Jesús comenzaba a ser como de 30 años, y era tenido por hijo de José.Ruega por nosotros San José, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oremos: “Oh Dios, que con inefable providencia dignaste elegir a San José para esposo de tu Madre Santísima: te rogamos, nos concedas que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle por intercesor en el cielo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

(Está “recomendado” rezar los siete dolores y gozos, siete domingos seguidos, especialmente los siete anteriores a su fiesta – 19 de Marzo-)

5.- “La Vara Florecida”

“... en el día en que María cumplió catorce años, todos los varones descendientes de la casa de David, se reunieron en el templo. El Señor Dios habló al corazón del Sumo Sacerdote inspirándole a que pusiera una vara seca en las manos de cada uno de los hombres presentes y les pidiera que rezaran con fe viva solicitando al Altísimo que lo eligiera como Esposo de María. Ellos lo hicieron con agrado porque el suave aroma de la virtud y nobleza de la doncella, como la fama de su belleza y modestia, era bien conocida por todos.

Entre ellos, solo el humilde y recto José pensaba no ser digno de grande distinción; recordando además el voto de castidad que había realizado y reafirmado su perpetuo cumplimiento, se entregaba a la voluntad de Dios, dejando todo a Su disposición y al mismo tiempo que sentía veneración y estima por la noble doncella María, mayor que la de todos los presentes.

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Mientras estaban sumidos en profunda oración, la vara seca que José sostenía entre sus manos, floreció y al mismo tiempo una paloma del más puro color blanco y resplandeciente con admirable luz descendió sobre la cabeza del Santo, mientras el Señor Dios, hablaba en el interior de su corazón: “José, mi siervo, María será tu Esposa, acéptala con respetuosa reverencia porque Ella halló gracia a mis ojos, siendo justa y de la mayor pureza de alma y cuerpo. Tú debes hacer todo lo que Ella te pida.”

Ante esta divina manifestación, los sacerdotes declararon a San José como el Esposo elegido por Dios mismo para la doncella María...” “... Y la vara del hombre que Dios escogiera florecería. Una vara es un trozo de madera cortada en ambos extremos. Por un extremo está deshojada y por el otro, sin raíces. En otro tiempo estaba viva, ahora no corre sabia por ella. No puede florecer ni dar fruto. ¿Quién hace pues florecer la vara?.”

Es Dios quien lo hace. Es Él quien pone el poder de la vida en una vara muerta. No proviene de lo natural o de la propia capacidad, José pudo haber pintado la vara, podría haberla tallado, pero no podía hacerla florecer. Nadie oyó jamás de una vara seca que floreciese, ni de una anciana que concibiese.

6.- “La Dulcísima muerte de San José”(Patrono de los moribundos)

Luego de soportar durísima enfermedad y grandes y gravosas pruebas espirituales, San José percibía que el final de su vida terrestre estaba muy cerca. Podía percibir también como los ángeles agraciadamente invitaban a su bendita alma a partir para reposar en el seno de Abraham.

La llama de amor viva que estaba en el centro de su corazón, lo consumía lentamente; de pronto, un fuerte impulso lo raptó al cielo. Allí estuvo durante horas en íntima y amorosa conversación con Dios, quien le mostró y le hizo participar de los deleites del Paraíso. Después, de la manera que pudo, habló con Jesús y María quienes estaban a su lado. Les suplicó con inmensa ternura que les perdonen todas las deficiencias que había tenido durante su vida. Les agradeció por todo el amor que le dispensaron y por la paciencia con que sobrellevaron sus fallas.

Les expresó su inmensa gratitud por toda la atención que le dispensaron durante su larga y penosa enfermedad y finalmente, agradeció con gran fervor a Su Amado Hijo, el Salvador, por lo que ya había sufrido y por lo que sufriría en el futuro al realizar el Gran Trabajo de la Redención. Y como señal de su profundo amor por su esposa, lleno de fe, le recomendó a Ella, el cuidado de su Divino Hijo. La miró con amor, pero también con “compasión”, en virtud de la gran angustia y pena que ella tendría que soportar durante la muerte del Salvador.

Inmediatamente después de esto, Jesús mismo le confirmó a José como PATRÓN y Protector de los MORIBUNDOS, cosa que el Santo aceptó, humildemente había hecho esta tarea toda su vida, asistiendo con cariño a todos los necesitados. El fuego de amor Divino

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en su corazón, comenzó a ser más y más intenso. Las penas y dolores aumentaron y así entró en la última agonía, dirigió como siempre sus ojos al cielo, luego los bajó lentamente y se fijaron en los de Jesús y María; y encontró gran consuelo en ésta contemplación.

Jesús seguía a su lado, tomó sus manos entre las suyas y le habló de la Gloria, del Amor y de la Generosidad del Padre Celestial. Estas palabras penetraron profundamente en el alma del moribundo José e inflamaron aún más su amor por Dios. El final había llegado. El Hijo invitó al alma de José a salir de su cuerpo, la tomó en sus santas manos y se las confió a los ángeles quienes la escoltaron y depositaron en la casa del Padre.

San José tenía 61 años de edad en el momento de su muerte. Esta noticia se desparramó por todo Nazaret. Los amigos y vecinos que siempre lo reconocieron como hombre santo y de excelsas virtudes, acompañaron a su familia al entierro y profundamente afectados, lloraron su partida.

Cuando Jesús resucitó al tercer día, bajó al LIMBO y tomó las almas que estaban allí confinadas. El alma de José estaba glorificada y por el poder y voluntad de Dios, se reunió con su cuerpo que permanecía aún en olor de santidad. José hizo su ENTRADA AL CIELO, junto a “su” Hijo en ocasión de la Ascensión. Ahora el Santo ocupa en virtud de su virginidad y de la gran pureza de corazón, un muy distinguido trono cerca de Cristo y mu8y cerca del ocupado por la REINA de los Ángeles y de los hombres.

Disfruta en el cielo una gloria que es indescriptible y que sobrepasa a la de todos los otros santos. Continúa siendo nuestro intermediario frente a Dios, especialmente por los moribundos. Otorga grandes gracias a quienes se lo solicitan, ayuda a los afligidos y oprimidos, dado que él ha tenido que soportar tantas tribulaciones en éste mundo. Él obtiene gracias para todos pero, **muy especialmente** para los que lo aman y sienten devoción por él. Maravillosos son los resultados.

7.- “Oración para pedirle una buena muerte”

Gloriosísimo San José, que mereciste entregar al Creador tu Bendita alma en los brazos de Jesús y María, yo te ruego, quieras defenderme de todos los enemigos en aquel momento supremo de la vida; de tal modo, que consolado por la dulce esperanza de volar contigo

a poseer la eterna gloria en los cielos, yo expire pronunciando los dulces nombres de Jesús, María y José.

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, en vos descanse en paz el alma mía.

Oh Glorioso San José, haznos llevar una vida inocente y que esté siempre segura bajo tu Patrocinio.

¿Porqué a todos los José se les llama Pepe?Como ya sabemos, José no es el padre biológico de Jesús, es un padre putativo (que se tiene por padre, pero sin serlo). Las iniciales de padre putativo son PP. Las iniciales PP se

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hicieron muy famosas, ya que figuraron en las imágenes del santo e incluso cuando se leía un fragmento del Evangelio en el cual salía el nombre de José, se le añadía las iniciales PP.

San José es por excelencia, el patrón de los carpinteros, ya que ejerció ésta profesión, según nos narra el Evangelio de San Mateo (MT 13. 54-55) y por extensión, lo es también de todas aquellas personas que trabajan en oficios manuales.Así mismo, el Papa Pío IX lo declaró en 1870, Patrón de la Iglesia Universal; también es Patrón de los Seminarios católicos, de ahí, que la Iglesia Católica celebre el domingo después a esta festividad el “Día del Seminario”. Este patronazgo es fácil de entender, ya que como padre, educó a su hijo Jesús en Nazaret y le preparó durante muchos años para su ministerio. ¿Quién mejor que San José para que proteja a los que serán los futuros sacerdotes?

En 1955, otro Papa, en éste caso Pío XII, instituyó la fiesta de San José Obrero el día primero de Mayo para cristianizar la Fiesta del Trabajo que había nacido en 1889; es por tanto, el Patrón de todos los trabajadores verdaderos. No olvidar que el 19 de Marzo es el día de San José y que siete domingos seguidos anteriores a ésta fecha, puedes empezar a rezar en su honor “Los Siete Dolores y Gozos de San José”

Oh San José tu eres Custodio y Protector de los Sagrados Corazones de Jesús y María.

8.- “Oración a San José”

San José, tú eres el árbol bendito por Dios, no para dar fruto, sino para dar sombra; la sombra protectora de María, tu esposa; la sombra de Jesús, que te llamó padre y al que te entregasteis del todo. Tu vida, tejida de trabajo y de silencio, me enseña a ser eficaz en todas las situaciones; me enseña, sobre todo a esperar en la oscuridad, firme en la fe. Siete dolores y siete gozos resumen tu existencia: fueron los gozos de Jesús y María, expresión de tu donación sin límites. Que tu ejemplo me acompañe en todo momento: florecer donde la voluntad del Padre me ha plantado..., saber esperar, entregarme sin reservas hasta que la tristeza y el gozo de los demás sean mi tristeza y mi gozo. Amén.

9.- “Obediencia Paradigmática”

“En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará a donde tú no quieras”.Si bien: éstas palabras fueron dichas por el Señor Jesús dirigiéndose a Pedro, al ver la actitud obediente de San José, nos encontramos con un hombre que supo también vivirlas con total radicalidad. José, por encima de sus propios planes, busca entregarse totalmente al Plan de Dios, “extiende” sus manos y se pone en las manos del Padre.

La obediencia de San José, es un modelo para todos nosotros: permaneciendo atento al plan de Dios, acoge lo que el ángel le anuncia y pronuncia su propio “sí”. La obediencia, lo lleva también a partir con prontitud a Egipto en medio de la noche y las dificultades, también la

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vivencia de esta virtud, lo mantiene durante toda su vida, fiel al Plan del Padre, atento a salir al encuentro de todas las necesidades de Santa María y del Señor Jesús.

José es pues, un modelo paradigmático de obediencia, de entrega sin medida a Dios, de donación total. San José, nos muestra a los hombres de éste tiempo, instalados en falsas seguridades y cerrados sobre nuestros propios caprichos, que la obediencia vivida con prontitud y generosidad, es un camino que plenifica y dignifica a quien lo sigue y que todos estamos llamados a recorrer.

10.- “Oración para pedir Pureza”Padre y protector de la virginidad, glorioso San José, a cuya fiel custodia fue encomendada la misma inocencia , Cristo Jesús y la Virgen de la vírgenes, María; por esta doble y queridísima prenda, Jesús y María, te ruego y suplico que, incontaminada el alma, puro el corazón y el cuerpo casto, me concedas servir siempre purísimamente a Jesús y María. Amén

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María, en vos, descanse en paz el alma mía.Glorioso San José, eres protector y custodio de Jesús y María.

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