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Pero el apocalipsis de Juan se distingue de los apocalipsis Judíos. A pesar de que pertenece al género, elimina, sin embargo, muchos de sus rasgos usuales: no es un libro seudónimo, pues el autor se nombra así mismo con toda sencillez más aun describe la situación histórica en que se encuentra. López Barrio, Mario. El Apocalipsis, un mensaje de esperanza . México: Universidad Iberoamericana, Centro de Integración Universitaria, 1997. Pg 9 4. F ORMAS LITERARIAS, ESTILO Y SIMBOLISMO EN EL A POCALIPSIS Al tratar del género literario del Apocalipsis, hemos indicado ya las principales formas literarias. Ahora es preciso dar una visión de conjunto de ellas e indicar las características de estilo que se encuentran en esta obra. Entre ellas destaca el simbolismo. Muñoz León, Domingo. Apocalipsis. España: Editorial Desclée de Brouwer, 2007. Pg 20 4.1. L AS FORMAS LITERARIAS Entendemos por forma literaria aquella unidad de expresión que da el tono predominante a una determinada comunicación oral o escrita, bien sea de tipo narrativo bien de tipo discursivo. En el libro del Apocalipsis son frecuentes las siguientes: 4.1.1. V ISIONES Es la forma literaria fundamental del libro, puesto que el autor quiere relatarnos el contenido de lo que ha visto en éxtasis. Así, tenemos visiones de Jesucristo como Hijo del hombre (c. 1), visiones del trono divino (c. 4), del Cordero (c. 5), de los sellos (cc. 7-8), de las trompetas (cc. 8-9), de la Mujer (c. 12), de las Bestias (c. 13), de Babilonia (cc. 17-18), de la Jerusalén celestial (cc. 20-21). Muñoz León, Domingo. Apocalipsis. España: Editorial Desclée de Brouwer, 2007. Pg 20 4.1.1. V ISIONES Es la forma literaria fundamental del libro, puesto que el autor quiere relatarnos el contenido de lo que ha visto en éxtasis. Así, tenemos visiones de Jesucristo como Hijo del hombre (c. 1), visiones del trono divino (c. 4), del Cordero (c. 5), de los sellos (cc. 7-8), de las trompetas (cc. 8-9), de la Mujer (c. 12), de las Bestias (c. 13), de Babilonia (cc. 17-18), de la Jerusalén celestial (cc. 20-21).

Apocalipsis

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Pero el apocalipsis de Juan se distingue de los apocalipsis Judíos. A pesar de que pertenece al género, elimina, sin embargo, muchos de sus rasgos usuales: no es un libro seudónimo, pues el autor se nombra así mismo con toda sencillez más aun describe la situación histórica en que se encuentra.

Lopez Barrio, Mario. El Apocalipsis, un mensaje de esperanza. Mexico: Universidad Iberoamericana, Centro de Integracion Universitaria, 1997. Pg 9

4. F ORMAS LITERARIAS, ESTILO Y SIMBOLISMO EN EL A POCALIPSIS Al tratar del género literario del Apocalipsis, hemos indicado ya las principales formas literarias. Ahora es preciso dar una visión de conjunto de ellas e indicar las características de estilo que se encuentran en esta obra. Entre ellas destaca el simbolismo.

Muñoz León, Domingo. Apocalipsis. España: Editorial Desclée de Brouwer, 2007. Pg 20

4.1. L AS FORMAS LITERARIAS Entendemos por forma literaria aquella unidad de expresión que da el tono predominante a una determinada comunicación oral o escrita, bien sea de tipo narrativo bien de tipo discursivo. En el libro del Apocalipsis son frecuentes las siguientes:

4.1.1. V ISIONES Es la forma literaria fundamental del libro, puesto que el autor quiere relatarnos el contenido de lo que ha visto en éxtasis. Así, tenemos visiones de Jesucristo como Hijo del hombre (c. 1), visiones del trono divino (c. 4), del Cordero (c. 5), de los sellos (cc. 7-8), de las trompetas (cc. 8-9), de la Mujer (c. 12), de las Bestias (c. 13), de Babilonia (cc. 17-18), de la Jerusalén celestial (cc. 20-21).

Muñoz León, Domingo. Apocalipsis. España: Editorial Desclée de Brouwer, 2007. Pg 20

4.1.1. V ISIONES Es la forma literaria fundamental del libro, puesto que el autor quiere relatarnos el contenido de lo que ha visto en éxtasis. Así, tenemos visiones de Jesucristo como Hijo del hombre (c. 1), visiones del trono divino (c. 4), del Cordero (c. 5), de los sellos (cc. 7-8), de las trompetas (cc. 8-9), de la Mujer (c. 12), de las Bestias (c. 13), de Babilonia (cc. 17-18), de la Jerusalén celestial (cc. 20-21).

Muñoz León, Domingo. Apocalipsis. España: Editorial Desclée de Brouwer, 2007. Pg 20

4.1.2. O RÁCULOS Dentro de las mismas visiones o en algunas ocasiones fuera de ellas, el vidente, que es profeta, recibe una serie de mensajes divinos que unas veces explicitan el alcance de las visiones y otras veces lo completan o lo confirman. No es posible enumerar ni quisiera los principales oráculos. Citemos, a modo de ejemplo, el de 1,8: «He aquí que viene sobre las nubes del cielo»; el de 1,17: «No temas, Yo soy el primero y el último»; las promesas a los vencedores (c. 2-3), etc.

Muñoz León, Domingo. Apocalipsis. España: Editorial Desclée de Brouwer, 2007. Pg 21

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4.1.3. H IMNOS El libro nos ofrece una gran riqueza de cánticos y de himnos. Éstos aparecen unas veces en boca del mismo autor, como el Cántico a la obra Redentora en 1,5-6; otras veces en boca de los Vivientes o de los Ancianos (cc. 4 y 5); a veces es una voz del cielo (11,15ss; 12,10ss); otras veces es un cántico de los redimidos (15,3-4) o cantos triunfales en el cielo (19,1-9). Algunos oráculos también están pronunciados en forma poética. Por todas estas razones, la Liturgia, tanto la de la Misa como la del Oficio de las Horas, recurre con mucha frecuencia a estos himnos.

Muñoz León, Domingo. Apocalipsis. España: Editorial Desclée de Brouwer, 2007. Pg 21

4.1.4. ELEGÍAS En la descripción de la caída de Babilonia encontramos una serie de “ayes” en boca de los reyes de la tierra (18,9-10), de los mercaderes (18,11-17a) y de los marinos (18,17b-21).

Muñoz León, Domingo. Apocalipsis. España: Editorial Desclée de Brouwer, 2007. pg 21

4.1.5. CARTAS El modelo epistolar, en primer lugar, es una impronta de todo el libro, que comienza con un saludo epistolar (c. 1) y termina asimismo con unas alocuciones de comunicación epistolar (22,6ss). En segundo lugar, debemos mencionar las siete cartas (cc. 2-3), cuyo esquema veremos al tratar de ellas en el comentario.

Muñoz León, Domingo. Apocalipsis. España: Editorial Desclée de Brouwer, 2007. Pg 21

4.1.6. A CLAMACIONES LITÚRGICAS A lo largo del libro encontramos, además de los himnos, una serie de aclamaciones que reflejan lo que algún autor ha llamado unaasamblea litúrgica. Recordemos solamente la expresión “Ven, Señor Jesús” del final del libro.

Muñoz León, Domingo. Apocalipsis. España: Editorial Desclée de Brouwer, 2007. Pg 22

El origen de las lecturas milenaristas del Apocalipsis La importancia dada al milenarismo en algunos momentos de la historia se explica desde una comprensión estrictamente literalista del capítulo 20 del Apocalipsis. Pero el milenarismo bíblico no nace con el libro del Apocalipsis. Lo

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podemos encontrar ya en el Antiguo Testamento, en las descripciones que hacen algunos profetas del “día del Señor” (Jl 1,15; Sof 1,14). En el “día del Señor”, día de la victoria definitiva de Dios, serían derrotados los enemigos de Israel y se establecería una realidad nueva: el reinado de Dios. Este “día del Señor” se vinculaba también a la venida del Mesías. Naturalmente, para que aparezca una realidad nueva, es necesario que desaparezca la antigua.

Un mundo sin llanto ni dolor: guía para una lectura comunitaria del libro del Apocalipsis (Animador). España: Editorial Verbo Divino, 2014. (pg 108)

No hay en el apocalipsis una cita propiamente dicha del antiguo testamento. Nunca aparece la formula <<como está escrito>> u otra parecida. Sin embargo, el libro hace continuas referencias al antiguo testamento, cuyas frases, palabras e imágenes utiliza continuamente. Lo más llamativo de todo esto es la libertad admirable del autor que no teme modificar y combinar los textos que utiliza.

Estas intervenciones sorprendentes no son fortuitas ni debidas a los altibajos de la memoria; en más de una ocasión se puede comprobar cómo se hallan al servicio, deliberadamente, de una intención teológica.

El espíritu inspira al vidente revelándole el verdadero alcance de las profecías del antiguo testamento. Con la venida de Cristo se han cumplido claramente; la tarea del profeta es mostrar su actualidad. La letra de estos textos antiguos no importa tanto como el mensaje que Dios hace oír a través de ellos, un mensaje que puede exigir un cambio en la formulación.

Cothenet, Edouard. Escritos de Juan y carta a los Hebreos. Madrid: Ediciones Cristiandad, dc 1985, 1985. (pag 267)

Es preciso advertir que las visiones del apocalipsis no se han hecho para ser contempladas sino meditadas las visiones no pretender representar. Significan. No son materia de visión sino de comprensión no es visualizando el apocalipsis como mejor se entienden estas cosas. Al contrario: los detalles mas insignificantes corren el riesgo de ocultar los rasgos más significativos

Cothenet, Edouard. Escritos de Juan y carta a los Hebreos. Madrid: Ediciones Cristiandad, dc 1985, 1985. (pag 268)

LAS VISIONES Luz y sonido; imagen y palabra; visión e interpretación. El libro del Apocalipsis es un conjunto armonioso de los elementos mencionados. Para demostrarlo, bastaría recorrerlo capítulo a capítulo: «caí en éxtasis; oí detrás de mí una gran voz; lo que veas, escríbelo» (1, 10-11); «vi siete candeleras de oro» (1, 12); «después tuve una visión» (4, 1); «vi también en la m a n o derecha del que está sentado en el trono un libro» (5, 1); «y seguí viendo: cuando el Cordero abrió el primero de los siete sellos, oí...» (6, 1); «después de esto, vi a cuatro ángeles» (7, 1); «vi entonces a los siete ángeles» (8, 2); «entonces vi una estrella» (9, 1); «vi también a otro ángel poderoso» (10, 1); «apareció en el cielo una gran señal» (12, 1); «y vi surgir del mar una bestia..., vi luego otra bestia» (13, 1.11); «seguí mirando y había un cordero» (14, 1); «luego vi en el cielo otra señal grande y maravillosa» (15, 1); «y vi una mujer sentada sobre una bestia de color escarlata» (17, 3); «después de esto vi bajar cielo a otro ángel» (18, 1); «luego vi a un ángel de sobre el sol» (19, 17);

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«vi entonces a la bestia y a reyes de la tierra» (19, 19); «luego vi a un ángel bajaba del cielo» (20, 1); «luego vi un cielo nuevo tierra nueva» (21, 1); «luego me mostró el río del de la vida» (22, 1). del pie los que y una agua No hemos pretendido una enumeración exhaustiva. Ya ha sido bastante penosa la que hemos hecho, mediante este recorrido rápido por el libro del Apocalipsis. ¿No es un libro «visionario»? Los cuatro únicos capítulos que no están representados en el recuento que hemos hecho, tienen justificación suficiente para n o abrirse con una visión. Nuestro itinerario hubiese sido más engorroso si, junto a la visión, hubiésemos añadido la audición correspondiente. Porque, junto a la visión aparece la audición; junto a la luz el sonido; junto a la imagen la palabra; junto a la percepción visual la interpretación de la misma. El cristianismo no es religión de visión sino de audición, basado en la palabra. Por eso los dos elementos mencionados son igualmente necesarios para que pueda hablarse de la revelación cristiana. En todo caso, lo relativo a la audición lo explicaremos más abajo.

Fernández Ramos, Felipe. Los enigmas del apocalipsis. España: Universidad Pontificia de Salamanca, 1993. ProQuest ebrary. Web. 16 August 2015. (pag 57)

Este género pertenece al género literario apocalíptico. Este tipo de literatura posee las siguientes características. (1) El mensaje se comunica a través de símbolos y visiones; (2) la presencia de un mensajero celestial que declara o interpreta el significado de dichos símbolos; (3) la fuerza del mensaje es eminentemente profética y, más aun escatológica (4) esta literatura se escribió primordialmente en un entorno exílico.

Carballosa, Evis L. Apocalipsis: la consumacion del plan eterno de Dios. Grand Rapids, Mich: Editorial Portavoz, 1997. Pg 15

El movimiento literario de apocalipsis 20:1-10

Este pasaje no presenta problemas de importancia en lo que se refiere a su tradición manuscrita. En cambio existen algunos fenómenos característicos bajo el perfil literario, que, según el estilo del apocalipsis condiciona la exegesis.

El género literario de todo el pasaje es de índole narrativa, con una concatenación subrayada entre las varias partes. Pero el hilo narrativo es interrumpido tres veces.

Una primera interrupción se encuentra en 20:2, cuando el autor hace seguir al acusativo ton drakonta, “el dragon” una expresión en nominativo: ho ophis ho archaios, “la serpiente antigua… satanas”, para luego retomar el desarrollo de la narración: kai edesen auto, “y lo ató”.

La segunda interrupción tiene lugar en 3b. Después de “los mil años” se añade la reflexión: “después de esto debe ser suelto durante un tiempo breve”.

Este hecho literario tiene una grande importancia. Se supone que todo el texto de apocalipsis sea presentado a una asamblea litúrgica en acto. Existe una interacción continua entre el “lector” y el “grupo de escucha”. Las interrupciones constituyen como paréntesis explicativas, destinadas al grupo de escucha con el fin de proporcionarle elementos para una interpretación adecuada del texto.

Observamos también otro fenómeno literario interesante en los dos versículos los encontramos recurrencias de la expresión chilia ete “mil años” 20:2-3 esta recurrencia repetida e insistida

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sugiere, según el estilo típico del autor de apocalipsis, que “los mil años” constituyen un hundimiento de referencia sobre el cual se mueve todo el pasaje.

Vanni, Ugo. El hombre del apocalipsis: una vision antropologica moral y espiritual. Bogota: San Pablo; Pontificia Universidad Javeriana, 2011. (pag. 323-324)

1.3. La narración histórica e informativa Ya en la Poética de Aristóteles ( cfr. González, 1987: 59-60) la historia se distingue de la poesía no tanto por el carácter versal de la última cuanto, fundamentalmente, por el carácter de veracidad de la primera frente al de verosimilitud de la segunda, porque una cuenta “lo que ha ocurrido y otra lo que podría ocurrir”. Esta diferenciación aristotélica, coherente tanto con su sistematización de los discursos como con el propio origen etimológico del término historia (vinculado a histor , testigo, pero también a historeo , saber o conocer), es prácticamente la misma que se ha mantenido en la conceptuación sociocultural de las modalidades discursivas hasta nuestros días: la historia sería un discurso atenido a la verdad de los hechos pasados, más o menos remotos.

Valles Calatrava, José R.. Teoría de la narrativa: una perspectiva sistemática. España: Editorial Iberoamericana / Vervuert, 2008. Pg 19