Apología de la Aparición de Nuestra Señora de Guadalupe (P. J. M. Guridi).pdf

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     ̂^

    APOLOGÍA:

    • MAY L I ? ? . ? ' - . f ' : ;

    DE

    LA

    APAJ|reiOík

    ^

    DE ?>»'»VTyvTVV^rr

    NUESTRA SEÑORA

    'BE

    GUADALUPE

    JDE MÉJICO,

    <

    *

    I

    EN

    RESPUESTA

    A LA

    DISERTACIÓN QUE

    LA

    IMPUGNA.

    SV

    AUTOR

    EL D¡L D. JOSÉ MIGUEL GURIDI

    A l c o c e r ,

    Cura d e l

    Sagrario

    d e l a

    Catedral

    d e d i c h a c i u d a d .

    MÉJICO? ANO DE'181o.V

    En l a

    o f i c i n a

    d e Don Alejandro Valdes, c a l l e d e

    Santo

    Domingo.

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    « .

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    PARECER

    DEL

    BR. D.

    JOSÉ MANUEL SARTORIO.

    S eñor Provisor.

    CLue

    l a augusta

    Reina d el cielo con admirable dignacion haya

    venido á honrar

    y

    i

    f e l i c i t a r

    á

    l a

    América c o n sus

    Apariciones

    e n

    e l

    memorable

    Tepeyacac,

    e s

    una

    verdad,

    que

    c a s i t r e s

    s i g l o s

    ha

    estado

    e n

    posesion

    d e nuestra

    creencia; y e n e s t a

    t e n emo s l a s a t i s

    faccion, d e que no s hayan acompañado aun l a s

    naciones

    e s t r a t t g e -

    r a s . Mas he aquí que despues d e t o d o s e levanta un Gigante, y

    á pesar d é \ una tradicion

    muy

    constante y legítima,

    ha

    querido em

    peñarse á arranc ar

    esa

    posesion, y á

    echar

    por

    t i e r r a esa

    verdad.

    En efecto,

    un

    D. Juan Bautista Muñoz c o n una Memo

    r i a

    (digna d e

    eterno olvido)

    s e

    ha armado

    para

    combatirlas;

    y

    ella

    e s t á

    c ompue st a c on t a l sagacidad

    y

    c o n t a l a r t i f i c i o , que es

    capaz

    d e alucinar i los no

    instruidos,

    d e

    ofuscar

    l a

    verdad, y d e

    entiviar a l mismo tiempo e l

    fervor y

    piedad hacia l a Virgen

    Gua»

    dalupana.

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    Con

    e s t o l a verdad, l a p i e d a d ,

    l a América e s t á n

    p i d i e n

    d o á V.

    S .

    c on toda i n s t a n c i a y e f i c a c i a , que p a r a g l o r i a de l a s

    bondades

    de l a Gran Reina, que s e ha pretendido o f u s c a r , mande

    s e

    publique

    e s t e t r i u n f o por medio

    de

    l a s

    p r e n s a s :

    Í n t e r i n todo

    ame

    ricano

    l e

    canta

    a l

    vencedor

    l o s

    V í c t o r e s ,

    l o s

    a p l a u s o s ,

    l a s

    g r a

    c i a s . Tal

    e s

    mi dictamen, que s u j e t o debidamente

    a l

    s u p e r i o r

    de

    V. S .

    Méjico y noviembre 28 de 18 19.

    José Manuel S a r t o r i o .

    Méjico d i c i e m b r e 1 Je 181 o.=Por l o que r e s p e c t a á n u e s t r a j u

    r i s d i c c i o n e c l e s i á s t i c a , concedemos l i c e n c i a para

    l a

    impresion

    de l a

    Apología

    de

    l a

    Aparición de

    nuestra

    Señora

    de

    Guad al upe , que

    s e

    r e l a c i o n a

    en e l

    informe a n t e r i o r : a s í l o decretó y firmó e l

    S r .

    Pro

    v i s o r .

    MzsFkrtt.

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    PARECER

    Del R. P. Pre pó si to d el O rat orio d e San Felipe Ne ri Dr.

    D. Matías Monteagudo, Canónigo d e

    e s t a Santa

    I g l e s i a

    Metropolitana,

    Exmó.

    Señor.

    J jí aparicion

    d e nuestra

    Señora

    d s

    Guadalupe forma e l blason

    religioso d e

    l a

    América septentrional, protegida po r los Reyes d e

    España

    e n l a

    pretensión

    del

    rezo

    y misa

    propia, que

    s e obtuvo d e

    la

    s i l l a

    apostólica cuando

    l a

    llenaba

    e l

    sabio

    Pontífice

    B e n e d i c t o

    XIV,

    quien

    l e

    estampó

    ademas un s e l l o

    muy

    glorioso c o n

    l a

    ce

    lebrada inscripcion: Non fecit t a l i t e r omni nationi.

    Por largos años y c o n t o d o s

    l o s

    auxilios del gobierno

    s e

    d e d i c ó

    exclusivamente

    á

    escribir

    l a

    historia

    d e

    Indias

    e l

    cosmo

    grafo d e

    e l l a s D.

    Juan

    Bautista

    Muñoz;

    pero c o n suceso

    t an de s

    graciado,

    que su primer

    tomo

    bast ó para

    sofocar l a publicacion

    de

    los

    s i g u i e n t e s .

    No

    fué despues mas f e l i z e n una

    disertacion

    que compuso

    impugnando

    l a referida aparicion, presentada

    e n 1794 á l a

    Real

    Academia

    d e

    l a Historia, quien l a conservó inedita hasta 181/

    que

    l a

    imprimió.

    Su

    noticia,

    general

    por

    esto

    e n España.

    s e

    ha

    divulgado tambien aqui c o n innumerables traslados que corren, c o

    rno me

    consta.

    Los sabios

    s e han al armad o y

    e n c o ns e c ue n ci a c o ns

    ternado los devotos, esperando t o d o s c o n ansia l a

    s a t i s f a c c i o n .

    Creo que

    e n

    l a materia

    no

    s e puede e s c r i b i r mas n i mejor

    que l a

    Apología

    de la apandan por e l Dr. D. José Miguel Gu-

    r i d i y Al c o c er,

    que

    V.

    E.

    remitió á

    mi

    censura, y

    que

    he

    leido

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    y meditado c on

    d e t e n c i o n . Vindica

    sabiamente

    l a

    ímtoria y

    t r a

    dicion c r e í d a s siempre. Fortalece j e x i t a t a n importante devocion

    afirmándola

    contra

    t o d o

    embate u l t e r i o r ,

    s i alguno s e a t r e v e á r e

    p e t i r l o . Y aplaudo

    e s t a ocasion de

    un

    obsequio mio,

    aunque

    cor

    t o ,

    á

    t a n

    l a r g a

    y

    benéfka

    p r o t e c t o r a .

    Méjico v diciembre o de 18 1p.

    Exmó.

    Señor.

    Matías

    Mont eagu do.

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    DEDICATORIA

    A LA NACIONAL Y PONTIFICIA

    UNIVERSIDAD DE MÉJICO.

    M. I .

    S r .

    R e c t o r y Claustro pleno.

    XA;

    abiendo trabajado una Apología

    d e

    l a Apari

    cion d e nuestra Señora d e Guadalupe contestando

    á l a

    Disertacion

    d e D. Juan Bautista Muñoz

    que

    la impugna, no vacilé un momento sobre que d e -

    bia dedicarla á e s t a Nacional y

    Pontificia Uni

    versidad.

    Porque

    aunque

    todos

    son

    interesados

    e n

    la materia,

    l a s

    relaciones

    peculiares

    d e c a da uno

    c o n e l l a á nadie

    estrechan

    tanto á su defensa c o

    mo

    á

    e s t e

    I l u s t r e Claustro.

    La sagrada Mitra t i e n e en e l santuario e l

    patronazgo

    que

    deja

    i l e s o

    Muñoz. Los cultos

    d e

    la santísima Virgen que siempre ha promovi d o y

    fomentado

    e l

    M.

    I . V.

    Cabildo

    Metropolitano,

    y

    á

    l o s

    que

    e s t á d e d i c a d o hoy

    e l d e l a Insigne

    y

    Na

    cional Colegiata, s e

    aplauden por

    Muñoz. No im

    pugna l a veneracion

    pública,

    e n l a que s e han s e

    ñalado c on especiales demostraciones l o s Exmós.

    Señores Vireyes

    y

    l a

    Audiencia

    Nacional, imitan

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    do e l

    ejemplo

    d e

    nuestros soberanos,

    y deriv ándolo

    muy particular a l pueblo. No rebate l a d e vo c i on

    general d e que han dado tantas pruebas l a s

    Co

    munidades

    religiosas

    y seculares

    d e

    todas

    l a s

    cla

    s e s del estado, y

    á

    l a

    que

    s e han

    consagrado pe -

    culiarmente tantas congregaciones,

    cofradías y

    hermandades. No niega l o s

    socorros

    y remedios

    que e n l a s mayores necesidades han esperimenta-

    do l o s

    menesterosos, lo

    que ha hecho

    á

    l a Exmá.

    y Nobilísima Ciudad ver á l a

    sagrada

    Imagen c o

    mo

    su principal

    refugio

    á

    que

    s e

    acoje

    en

    l a s

    c a

    lamidades.

    No

    c o n d e na

    e n f i n

    ,

    e l

    acendrado y

    tiernísimo afecto del Nuevo Mundo á objeto tan

    digno, que ha obligado á innumerables corpora

    ciones á

    nombrarla

    su

    t i t u l a r ,

    y a l reino t o d o á

    jurarla

    patrona

    universal.

    Lo que

    disputa

    únicamente

    e s

    l a verdad d e

    l a s

    apariciones,

    reduciéndose

    á

    una

    cuestion

    esco

    l á s t i c a ,

    ó disertacion

    académica, que no s e ha d e

    sostener

    por

    l a s

    tropas

    c o n l a s

    armas, n i por

    e l

    gobierno c o n sus

    providencias,

    n i

    por

    l a jurisdic

    cion eclesiástica c o n sus

    censuras

    , n i

    por

    l o s t r i

    bunales c o n sus decretos, n i

    por

    ayuntamiento

    ó

    junta al guna c on sus a r b i t r i o s ó a u x i l i o s , sino por

    los

    sabios

    c o n

    sus

    raciocinios.

    Es

    un

    certamen

    l i

    terario que toca característicamente a l alcázar d e

    l a s ciencias,

    a l centro d e

    l a s escuelas, y

    á

    l a

    ma

    dre universal

    d e

    cuantos profesan

    l a s l e t r a s ,

    dis

    t i n t i v o s

    propíos

    d e esta Academia.

    Yo pues,

    aunque

    e l menor d e sus h i j o s

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    ADVERTENCIA.

    No siendo f á c i l

    á

    todos haber

    á

    las

    manos

    e l

    discurso

    á

    que

    se

    contesta ,

    y siendo preciso tenerlo á l a vista

    para

    c a l i f i c a r s i

    son ó

    no mas fuer

    tes las objeciones que las

    respuestas,

    pare ció

    conveniente

    ponerlo á l a l e

    tra

    como

    se halla

    e n

    las Memorias

    d e

    l a R e a l Academia

    d e

    l a Historia

    á

    la

    pág ina 205 del tomo 5 , impreso

    e n

    Madrid

    e n 181^.

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    MEMORIA

    sobre l a s apariciones y e l

    c u l t o d e

    nuestra Se

    ñora de

    Guadalupe

    de

    M e ' j i c o ,

    l e i d a

    en

    l a

    R eal

    Academia d e l a

    Historia

    por

    su

    individuo

    supernumerario D. Juan Bautista

    Muñoz.

    V^on

    l a muerte

    d e

    l o s Apóstoles y Evangelistas s e cerró e l

    cánon d e

    l a s

    e s c r i t u r a s

    sagradas, y

    depósito d e

    l o s

    dogmas d e

    nuestra santa r e l i g i o n . Ningun hecho, ninguna doctrina pos

    t e r i o r ,

    como

    no s e contenga ó

    anuncie

    e n

    l o s l i b r o s divinos

    ó e n l a s

    tradiciones a p o s t ó l i c a s ,

    podrá

    jamas aumentar e l nú

    mero

    d e

    l o s

    artículos d e l a f é c ri st i a n a , d e aquella f é

    y

    creen

    c i a

    s i n

    l a

    cual

    e s

    imposible

    agradar

    á

    Dios.

    Es

    s i n

    duda

    que

    despues

    d e

    aquel

    t ie mpo ha habido y habrá visiones y pro

    digios

    d e l o

    alto

    para

    utilidad d e l a

    I g l e s i a ,

    conforme á

    lo

    que

    está e s c r i t o por Joel y San Pedro. Somos obligados á

    creerlo a s í

    e n general; pe ro e n particular tenémos libertad pa

    ra

    dudar

    d e

    cualesquiera

    doctrina

    y hechos

    no

    compren di do s

    e n

    l o s

    l i b r o s

    canónicos n i e n l a

    tradicion

    primitiva,

    univer

    s a l

    y

    constante.

    Mas

    d i r é ,

    t enemos

    obligacion

    d e

    no

    cautivar

    nuestro entendimiento por semejantes c o s a s , n i p r e s t á r l e s

    aquel

    obsequio

    que

    e s d eb i do á l a s que l a I g l e s i a propone á l o s

    f i e l e s como artículos

    y

    dogmas d e

    f é divina. Sé

    bien que e n

    t r e .

    l o s objetos d e l a f é

    humana

    l o s hay

    t a l e s

    que

    exigen mi

    asenso

    f i r m e ,

    y

    que e l

    obstinarse e n negárselos

    daría vehe

    mentes i n d i c i o s , ya d e poco s e s o , ya d e mal corazon. Y á

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    2.

    quien

    esto

    h i c i e s e e n punt os

    c a p i t a l e s d e l a h i s t o r i a

    e c l e s i á s

    t t c a , no dudaría e n sospechar d e su instruccion, j u i c i o y r e

    l i g i o s i d a d . Sospecharía d e

    quien negase

    l o s

    prodigios

    d e cons

    tancia que

    s e echaron

    d e ver e n tantos mártires d e

    l o s s i g l o s

    s e gundo y tercero; d e quien impugnase e l milagro d e l a s l l a

    mas que impidieron s e r e e d i f i c a s e e l gran templo d e Jerusa-

    l e n ,

    conforme

    a l sacrilego intento d e Julian e l apóstata e n

    e l

    s i g l o

    cuarto. Estos hechos tan acreditados, tan conexos

    c on

    l a r e l i g i o n , exigen e l asenso d e t o d o racional y c r i s t i a n o .

    Otros

    hay

    destituidos

    d e t od o

    fundamento

    s ó l i d o ,

    que d e be n

    enteramente desecharse. Hay los e n f i n , ni tan infundados c o

    mo e s t o s ,

    n i tan c i e r t o s

    como

    l o s primeros, respecto

    d e

    l o s

    cuales s e puede dar

    ó

    denegar

    e l

    asenso s i n not a al guna

    d e

    temeridad.

    2 .

    ¿En

    cual

    d e e s t a s t r e s c l a s e s deberán

    colocarse l a s

    apariciones d e nuestra Señora d e Guadalupe d e

    Méjico?

    Da

    l a

    relación

    d e

    e l l a s

    segun

    s e h a l l a

    e s c r i t a

    por

    D.

    Mariano

    F ernand ez

    d e

    Echeverría y

    . Veitia, natural d e

    Nueva Espa

    ña, riquísimo d e d oc ume nt os tocantes á su h i s t o r i a antigua, y

    que l a e s c r i b i ó d e propósito.

    «Un

    indio plebeyo, d i c e , que

    «en su

    gentilidad

    s e llamó

    Cizauhtlatoatzin, y

    e n e l bautis-

    «mo

    Juan

    Diego,

    natural

    del pueblo

    d e Cuautitlan, cuatro

    « leguas distante d e Méjico a l

    norueste,

    vivía e n e l pueblo d e

    »

    Tolpetlatl,

    situado á

    l a vuelta d e

    un cerro

    a l t o una

    legua

    « distante a l nordeste del s i t i o e n que hoy e s t á e l Santua-

    «

    r i o . . . .

    Este,

    pues,

    venía á l a i g l e s i a

    d e

    Santiago e n

    e l

    bar-

    «

    r i o

    d e Tlaltelolco

    d e Méjico,

    e l

    sabado

    9

    d e

    diciembre d e

    «1531 á o i r l a misa

    solemne que cantaban

    á

    nuestra

    S e ñ o-

    «ra

    l o s r e l i g i o s o s f r a n c i s c o s . . . . y a l pasar por l a

    falda

    de l

    «cerro

    que

    l o s

    indios

    llamaban

    Tepeyac

    ó

    Tepeyacac,

    que

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    3-

    » quiere decir estremo ó punta d e los c e r r o s , . . . . oyó

    una

    sua-

    »ve y

    armoniosa

    música, que segun d i j o l e pareció

    d e

    mu-

    » chedumbre y variedad d e

    p á j a r o s . . . .

    Alzó l a v i s t a á l a cum-

    »bre

    del

    cerro

    y

    vió

    e n

    e l l a

    una

    nube

    blanca

    y

    resplande-

    » c í e n t e rod e ad a d e un arco i r i s d e diversos y hermosos c o »

    »lores,

    que

    l e

    formaba l a excesiva luz

    que

    s a l í a d e

    l a

    nube.

    »Quedó absorto

    a l mirarla, y mucho mas c uand o oyó que

    »

    dentro d e e l l a l e l l amaban po r su nombre:

    subió

    v e l o zm e n-

    » t e hasta

    l a

    cumbre,

    y vió e n

    m e d i o

    d e l a cumbre á

    María

    »sant ísi ma e n

    l a

    misma forma y trage

    que s e dibujó

    e n su

    »imágen

    d e

    Guadalupe,

    l a

    que c on

    semblante

    alegre

    y

    pla-

    »

    centero

    l e d i j o : ¿ Hijo mio, Juan Diego, á quien amo co

    t í mo á pequeñito y delicado, adonde vas ? R espon di ó

    e l

    in-

    »dio

    que á l a i g l e s i a d e Santiago Tlaltelolco á o i r l a misa

    » d e

    l a

    Virgen. A

    que

    d i j o l a Señora: Sabe

    h i j o mi o que

    yo

    n

    soy e sa Señora

    siempre

    virgen, Marta madre d e l

    verda-

    » dero

    Dios,

    cuya misa vas d

    o i r ;

    y

    quiero

    que e n

    e s t e

    si-

    »

    t i o d o n d e me

    has

    visto se me labre un templo, d o n d e co-

    » mo

    madre

    piado sa mostraré mi

    clemencia contigo y todos

    » l o s naturales, y c on t od os aque ll os

    que

    e n é l me busca-

    » ren, oyendo propicia l o s ruegos

    d e

    todos l o s

    que

    soliciten

    nen

    él socorro e n sus afiicciones y necesidades:

    y

    así vé al

    n Obispo d e Méji c o y

    d i l e ,

    que t e

    envio

    á decirle

    que

    es

    nmi

    voluntad

    que

    e n

    este

    s i t i o

    se

    me

    fabrique

    un

    templo:

    » r e f i e r e l e todo l o que

    has

    v i s t o ,

    y

    t en po r cierto

    que

    te

    »pagaré e l trabajo y diligencia

    que

    e n

    esto

    pongas.

     

    3. »Obedeció prontamente

    e l indio, y s e dirigió á l a

    »casa del Señor Obispo, que l o era electo e l Illmó. S r . D.

    »

    Fr.

    Juan

    d e Zumarraga del ord e n d e

    San F r a n c i s c o . . . . L l e -

    , >

    g ó

    á

    su

    presencia

    y

    l e

    d ió

    su embajada r e f i r i é n d o l e

    cuanto

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    4 -

    »

    había

    v i s t o y

    oido.

    Suspenso qu e d ó

    e l

    Señor

    Obi spo

    oyen-

    »do

    e l suceso; pero

    procedi endo c on

    e l tiento

    y

    madurez

    n

    que e l

    c as o re que ría l e hizo v a r i a s preguntas;

    y

    no atrevién-

    »dosé

    á

    dar

    f é

    á

    s u s

    palabras

    sin mas

    s e r i a y

    madura

    refle-

    »xion,

    l e

    despidió

    afablemente

    diciéndole

    que

    volviese

    otro

    » d i a , que é l entre tanto pensaría l o que debía ejecutar.  

    4 . »Partió

    c o n

    esto

    e l f e l i z

    indio d e l a presencia del

    »Ven.

    Prelado,

    y habiendo estado e l resto del dia e n l a ciu-

    »dad d e

    Méjico, a l ponerse e l

    s o l

    se retiraba para su pue-

    »blo

    tomando

    e l

    camino por l a cumbre del cerro donde por

    »

    l a

    mañana

    había

    v i s t o

    á

    l a

    Señora,

    y

    donde

    l e

    había

    dicho

    »que l e

    esperaba

    con l a respuesta. Y c on e f e c t o , llegando

    nal

    s i t i o halló

    e n

    é l

    á

    l a Soberana

    R e i na

    e n l a misma for-

    »ma

    y

    tragé que

    l a

    había

    v i s t o l a ve z

    primera;

    r e f i r i o l e l o

    » que había pasado

    c on e l

    Señor Obispo, y

    que s i n

    duda e l

    »

    no darle crédito era

    por

    s e r é l

    un

    pobre desvalido y ple-

    »beyo, y suplicó c o n

    humildad á María

    santísima que

    para

    »tan grave negocio enviase otra persona noble, p r i n c i p a l , y

    » digna

    d e respeto

    á quien s e

    l e d i e s e

    crédito.

    Oyóle benig-

    » namente l a Señora y l e

    d i j o :

    Sabe h i j o mi o

    que

    no me f al

    l í t an

    criados

    á

    quienes mandar y que o be d ezc an mi s

    pre-

    nceptos; pero conviene que t u seas quien

    hagas

    y s o l i c i t e s

    n

    este negocio, y po r tu

    intervencion ha

    d e

    tener

    efecto mi

    » voluntad;

    y as í t e ruego y

    ordeno que vuelvas mañana á

    nver al

    Obispo

    y

    l e di gas

    me

    labre

    e l templo

    que

    l e pido,

    ny

    que

    quien t e envía es la Virgen María

    madre

    d e l Dios

    n

    verdadero. Ofreció

    Juan Diego

    obedecer

    c on

    gusto y

    pron-

    » t i t u d .  

    5 . »E1 d ia siguie nt e volvió á Méjico j r e f i r i ó

    a l

    f , Obi spo lo que había visto

    l a

    tarde antecedente,

    y

    que de

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    6 .

    n l e

    daría

    l a s

    s e f i a s

    que

    había d e l l e v a r a l Señor Obispo,

    c on

    »lo

    que

    s e despidió para r e t i r a r s e á su casa.

    7 .

    » L l egó á e l l a , y

    halló que

    un t i o suyo llamado

    »Juan

    Bernardino

    s e

    hallaba

    gravemente

    enfermo

    d e

    una

    c a-

    »

    lentura maligna

    ó

    tabardillo ,

    que

    l o s naturales llaman c o 5 -

    » c o l i s t l i ;

    y e n su cuidado y

    a s i s t e n c i a

    gastó e l dia

    siguiente

    »

    lunes 1 1 d e

    diciembre,

    s i n acudir

    por esta causa

    a l

    s i t i o se-

    »

    ñalado: y habiéndose agravado l a

    enfermedad

    aquella

    no che

    »á términos de' creerse mortal,

    pidió

    e l enfermo á

    su

    sobri-

    » no ,

    que

    a l

    dia siguiente

    muy temprano fuese á

    l a

    i g l e s i a de

    »Tlaltelolco

    y

    t r a j e s e

    un

    sacerdote

    que

    l e

    administrase

    l o s

    »sacramentos.

    H ízo lo a s í Juan Diego, y llegado e l martes 12

    »de

    diciembre muy

    d e madrugada tomó e l camino

    para

    Mé-

    » j i c o ;

    y a l

    l l e g a r á l a cercanía del c e r r i l l o , temeroso d e que

    »l a Señora l o reprendiese

    por no

    haber

    venido

    e l dia

    á n t e s ,

    ,,ó

    d e

    que l e

    detuviese

    mandándo le l l e v a r l a s señas a l S eñor

    » Obispo, tomó

    una vereda

    mas

    retirada d e l a falda del

    cer-

    n r o , creyen do

    su

    candidez

    que a s í

    podria pasar s i n que l e

    » v i e s e :

    y

    a l l l e g a r

    a l s i t i o donde a l presente

    brota un ma-

    » nantial d e agua al uminosa , c onocid o por e l pocito d e l a

    »

    Virgen,

    vió

    que

    bajaba l a Señora

    c o n velocidad d e l a

    cum-

    »bre

    del cerro

    para

    s a l i r l e

    a l encuentro. Confuso y atónito

    »Juan

    Diego

    s e postró d e r o d i l l a s , y

    preguntándole

    l a

    S e -

    n

    ñora

    donde

    i b a ,

    l e

    dió

    e n

    su respuesta

    l a

    disculpa

    d e

    no

    » haber acudido

    e l

    dia antecedente á su

    mandato ,

    y pidióle

    »licencia

    para seguir

    l a diligencia á que i b a ,

    c on protesta d e

    »volver l a mañana siguiente á

    obedecerla. Oyó benignamente

    »María

    santísima su

    disculpa;

    y habiéndole

    asegurado

    que no

    »moriría su

    t i o

    d e

    aquella enfermedad,

    y que e n aquel

    mis-

    »mo instante

    estaba

    ya perfectamente sano, quedó tan

    c o n

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    7 -

    t , solado y

    s a t i s f e c h o , que s e ofreció

    á ob e d e c er a l punto

    lo

    , ,

    que l e

    ordenase;

    mandóle que

    subiese á l a cumbre del

    cer-

    , ,

    r o ,

    y que d e l a s f l o r e s que a l l í h a l l a s e , cortase y recogie-

    »se

    e n

    e l

    regazo

    d e

    su

    capa,

    y

    l e

    t r a j e s e

    á

    su

    presencia,

    »que a l l i l e aguardaba. O b e d e c i ó Juan Diego, y habiendo

    n llegado á l a

    cumbre,

    e n e l mismo s i t i o e n que había v i s t o

    ni

    l a Señora

    l a s tres

    primeras veces,

    l o

    halló poblado

    d e

    » multitud

    y

    variedad d e

    f l o r e s

    hermosísimas;

    y habiendo

    cor-

    «tado l a s que

    pudo

    abrazar e n su tilma ó capa, l a s bajo á

    , * l a S e ñ o r a . . . l a s tomó su magestad e n l a s manos, l a s volvió

    «

    á

    echar

    y

    acomodó

    e n

    l a

    capa

    del

    indio diciéndole

    :

    Ve s

    n ahí la señal que has d e llevar al Obispo, á quie n d irá s

    n

    que po r

    estas

    señas

    haga l o

    que l e

    ordeno;

    y

    ten cuida-

    r ,

    d o d e que nad ie ve a

    l o

    que llevas hasta que estes e n

    npresencia d el Obispo.**

    8 .

    « Partió c o n esto e l mensagero, y habiendo llegado

    n

    á

    l a casa del

    .

    Señor

    Obispo ,

    pidió á l o s

    f a m i l i a r e s que

    l e

    «avisasen: pero

    estos,

    observando

    que

    e n

    l a

    capa

    ó

    tilma

    «traia

    alguna

    cosa que hacia bulto, quisieron reconocerla y

    * ,

    r e g i s t r a r l a

    ántes

    d e a v i s a r á su Señor;

    y aunque

    e l

    indio

    l o

    « r e s i s t i ó

    cuanto pudo e n c umpl imi ent o del

    precepto

    d e

    l a S e -

    «ñora, no pudo embarazar que conociesen que eran f l o r e s .

    «Avisáron

    a l Señor Obispo que a l punto l e mandó entrar á

    «su presencia;

    y habiendole

    referido

    e l indio t o d o e l suceso,

    « l e d i j o que t r a i a por señas d e su verdad aquellas f l o r e s , que

    «l e había d a d o nuestra S eñora: y d esplegando l a

    capa

    ó t i l -

    «ma

    dejó

    caer l a s f l o r e s , y quedó

    e n e l l a

    estampada l a san-

    «ta imág en segun hoy s e venera, l a que arrodillados adorá-

    «ron

    e l Señor Obispo y sus f a m i l i a r e s , y desprendiéndola d e

    míos

    hombros d e l

    i n d i o l a

    colocó en s u o r a t o r i o .

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    8 ?

    9 . «Al

    d ía s igui ent e

    fué pers onalme nt e , l l e vand o c o n-

    «sigo

    a l i n d i o , á ver

    y

    reconocer

    e l

    s i t i o e n

    que

    l a Señora

    «quería s e l e

    l a b r a s e

    e l templo; y mandó á algunos d e sus

    «

    f a m i l i a r e s

    d e

    mayor

    confianza

    pasasen

    a l

    pueblo

    y

    casa

    d el

    «indio,

    y

    s e informasen d e su

    t í o

    Juan Bernardino, s i coa

    «

    efecto

    había

    sanado milagrosamente

    como decía Juan

    Di e g o

    « habérselo asegurado nuestra Señora, y s i l o estaba l o t r a j e -

    «

    sen á

    su

    presencia. Pasaron

    luego

    l o s

    f a m i l i a r e s , y halláron

    «

    perfectamente

    sano

    á

    Juan

    Bernardino; á quien

    trajeron á

    « l a presencia del Señor Obispo, y afirmó que á l a misma ho-

    «

    ra

    que Juan

    Di e g o

    decia

    haber

    v i s t o

    á

    l a

    Señora,

    l a

    vió

    «él

    á l a

    cabecera que

    l e dió l a s a l u d , y l e advirtió

    d e

    l o

    «que l e había dicho

    á

    Juan

    Diego, previniéndole d i j e s e

    que

    « cuando s e colocase e n e l templo su sagrada imá gen s e

    l e

    «diese e l

    t í t u l o

    d e Santa María Virgen

    d e

    Guadalupe: y

    «en

    todas l a s señas que d ió

    d e l a

    Señora

    convenía

    puntual-

    «

    mente

    c o n l a s

    d e l a imágen. Llevóle

    e l Señor

    Obispo a l

    «oratorio,

    y

    s i n

    d e c i r l e

    palabra,

    a i

    punt o que

    vió

    l a

    santa

    « imágen, d i j o que

    aquella era l a misma

    que s e l e había apa-

    «recido

    y

    d ád o l e salud.

    1 o .

    Esta relacion d e

    Veitia s e conforma e n lo sustan

    c i a l c o n

    l a

    que

    á mediados del s i g l o pasado publicó

    e l Lie.

    Miguel Sanchez, primer historiador

    de

    e s t a s apariciones;

    c on

    l a que e n 1666 e s c r i b i ó e l Br. Luis Becerra Tanco, maestro

    d e

    lengua mejicana,

    y

    catedrático

    de

    matemáticas, y

    c o n l a s

    que

    siguiendo á e s t o s hiciéron e l célebre D. Carlos d e Si-

    güenza y Góngora, su c opiant e Gemelli Carreri, e l P. Fran

    c i s c o Florencia,

    D. Cayetano Cabrera,

    y

    algunos

    o t r o s .

    11. Insinué que hasta mediados del s i g l o pasado no s e

    publicó relacion alguna d e tan extraordinario s u c e s o . Debo

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    9 -

    añadir

    que

    n i

    una

    l i g e r a noticia d e é l

    s e

    halla e n tantos

    au

    tores

    como han e s c r i t o

    d e

    cosas

    d e

    Nueva

    España ántes d e

    l a expresada época.

    Este

    silencio engendr á gran sospecha

    e n

    e l

    ánimo d e

    cualquiera.

    En

    e l

    mio

    d e be

    s e r

    mayor,

    porque

    he v i s t o muchísimos papeles del O bi spo Zumarrag a, d e

    l o s

    r e l i g i o s o s y d e t o da c l a s e d e

    personas

    que vivian e n Méjico

    por

    aquel tiempo, y e n t o d o l o

    restante

    del s i g l o 16, s i n

    haber hallado e n al guno tan s i q u i e r a

    una

    l e t r a , una alusion

    acerca del c a s o . Siendo d e notar que

    e n v a r i a s c a r t a s

    y

    obras

    d e e c l e s i á s t i c o s , tanto del

    clero

    secular

    como

    del regular, s e

    r e f i e r e n y

    aun ponderan

    l o s

    portentos que

    obró

    Dios á

    be

    n e f i c i o

    d e

    l a

    conversion d e

    l o s

    indios

    y

    crédito d e l a

    f e

    c r i s t i a n a .

    1 2 . Señaladamente e s poderosa

    l a

    prueba tomada del

    s i

    lencio del

    P. Torquemada.

    Este

    r e l i g i o s o

    • trató á

    muchos

    d e

    l o s que

    vivian

    e n Méjico e l año d e 1531; d e boc a de indios

    y

    españoles,

    de-

    l o s e s c r i t o s

    d e

    todos,

    que

    buscó

    c o n

    gran

    d i l i g e n c i a ,

    por t od os

    medios

    s e

    i nst ruyó , e nt re

    otras cosas d e

    l a s visiones que

    Dios s e

    ha

    dignado revelar

    á

    l o s

    i n d i o s : y

    e s c r i b i ó d e l a s que s e hicieron á personas

    d e

    todos

    sexos

    y

    edades,

    teniendo

    presentes

    l o s

    l i b r o s

    e n

    que muy á l a

    larga

    hablaron d e e l l a s l o s

    PP.

    Motolinia y Mendieta. Ninguna d e

    l a s que

    r e f i e r e

    merecia

    tanta atencion como l a s apariciones d e

    l a

    Virgen

    d e

    Guadalupe.

    ¿Cómo

    l a s

    había

    d e

    omitir?

    Una

    d e dos,

    ó no l a s

    halló

    e n

    l o s e s c r i t o s

    n i e n l a tradicion

    ,

    ó

    l a s

    despreció como novedad

    indigna d e s e r c r e i d a . Escribió

    segun dice é l mismo,

    l a s que s e

    entendía l l e v a r camino. Asi

    que, ó no e x i s t í a e n su tiempo l a tradicion d e que tratámos,

    ó

    s í algun rumor

    había e n e l

    vulgo, l o desestimó, como l a

    3

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    10 .

    buena razon pide s e haga c on l a s n o t i c i a s populares que no

    tienen origen

    antiguo.

    13 . Lo mismo

    s e

    convence del s i l e n c i o del P. Fr. Luis d e

    Cisneros,

    r e l i g i o s o

    e n quien concurren

    gran

    parte d e l a s c i r

    cunstancias

    d e Torquemada su contemporáneo.

    Publicó Cisne-

    ros e n 1 6 2 1

    su

    h i s t o r i a d e

    l a

    imá gen d e

    nuestra

    Señora

    d «

    l o s Reme d ios , d o n d e realza l a d e Guadalupe, llamándola d e

    gran d evo ci on, que ha hecho y

    hace grandes milagros.

    ¿Por

    qué viniéndole tan á propósito no l a llamó aparecida ,

    n i

    puso

    palabra a l u s i v a á l a s

    apariciones?

    14. Dícese

    que

    s e

    conservó

    l a memoria del suceso e n

    cantares, mapas y manuscritos. Empezáronse á c i t a r por San

    chez

    e n 16 4 8,

    y e n

    e l pasado

    d e 746 dió e l

    catálogo d e

    e l l o s

    D.

    Lorenzo

    Boturini,

    a l f i n

    d e

    su I d e a d e

    una

    nueva h i s ' -

    toria

    d e

    la América

    septentriónal.

    Pretende darles gran va

    l o r D. Cayetano Cabrera, e n e l l i b r o intitulado Escudo ds

    armas

    d e

    Méjico,

    y

    últimamente

    Veitia.

    Pero

    bien

    exami

    nado

    todo, nada s e

    h a l l a

    d e

    c i e r t o

    e n e l espacio

    d e

    un s i

    glo,

    c o n po ca d i f e r e n c i a . El

    papel

    mas auténtico

    d e

    l o s que

    hablan

    claramente d e l a s apariciones e n

    disputa, e s

    una r e l a

    cion que

    Sigüenza

    c r e i a copiada por D.

    Fernando d e Alva

    I x t l i x o c h i t l . Esta dice Veitia, e s l a relacion mas antigua y

    digna del mayor

    aprecio.

    Esta d ebe s e r l a norma y como

    piedra

    d e

    toque

    ,

    segun

    l a

    expresion

    d e

    Cabrera.

    ¿

    Y

    qué

    firmeza

    tiene

    e s t e , digámoslo

    a s í ,

    fundamento d e t od o e l e d i

    f i c i o ? Facilmente

    s e

    descubre

    su debilidad,

    reflexionando que

    se

    t r a t a d e un

    suceso d e 1531, y

    que

    s e apoya principal

    mente e n un papel

    simple,

    d e autor y

    tiempo i n c i e r t o ,

    e s

    c r i t o por un indio que murió hácia

    l o s

    años d e 1650, y

    producido

    solo

    e n

    relacion

    á f i n

    del

    s i g l o pasado. Pero s e

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    I I .

    trasladó de

    unos

    papeles muy auténticos. Crcdat

    judaeus

    ¿pella. Tambien s e

    aparentan como

    s e

    disimulan l a s

    canas:

    aun

    s i n

    a r t e bastan e l descuido y e l manoseo

    para tomar v i

    s o s

    d e

    vejez

    papeles

    re cie n nac id os.

    ¿Y por

    qué

    e l

    presen

    t e

    no

    s e

    ha publicado jamas ?

    Muéstrese y é l

    hablará. En

    tanto

    no e s p o c o favor concederle

    veinte

    ó t r e i n t a años d e e d a d

    a l tiempo

    d e l a

    mue rt e d e

    quien

    s e dice

    e s c r i t o . Ninguno

    d e

    l o s

    otros d o cumentos s e demuestra

    s e r

    a n t e r i o r , n i e s t á

    l i b r e

    d e

    sospecha. Es

    d e

    presumir que todos e l l o s

    s e

    e s

    cribiéron y pintáron bien

    entrado ya e l s i g l o

    diez

    y s i e t e ,

    despues d e l a publicacion d e l a s obras del P. Torquemada

    y Cisneros.

    No

    prueban

    mas

    e n rigor

    l o s dichos

    d e l o s

    hombres ancianos que depusieron e n l a informacion que com

    pendia Becerra Tanco, y s e hizo e n

    1666.

    Lo que

    d e

    e l l a

    puede c o l e g i r s e e s que á principios del

    s i g l o

    diez y s i e t e em

    pezó á echarse l a semilla d e l a narracion: l a

    cual

    fué cre

    ci endo

    poco

    á p o c o ,

    y

    llegó á perfeccion

    hácia

    f i n e s del

    mismo s i g l o cuando e s c r i b í a e l P. Florencia, que dió l a s úl

    timas

    pinceladas a l

    cuadro,

    añadiendo

    adornos

    desconocidos

    d e

    su mismo

    aprobante D. Carlos d e Sigüenza

    y

    Gongora.

    15. Pero no me d e t e n g o e n l a s

    variedades

    que se ad

    vierten

    entre

    l o s e s c r i t o r e s d e e s t a

    llamada

    tradicion: aunque

    l a s hay muy not abl es so bre l a materia d e l a tilma e n

    que

    e s t á

    pintada

    l a

    imágen,

    sobre

    l a

    causa

    d e

    haberse

    denominado

    d e Guadalupe, sobre v a r i a s circunstancias d e l a pintura, sobre

    s i e n

    su reverso

    s e representan

    f l o r e s ,

    sobre

    l a

    casa

    e n que

    s e apareció a l Obispo, sobre s i estuvo algun tiempo colgada

    y desatendida encima d e una puerta d e l a Catedral ,

    sobre

    e l

    t i e mpo d e

    l a

    colocacion e n su primera ermita. Pudiera s e r

    c i e r t a

    l a

    tradicion e n l o s u s t a n c i a l

    que

    s e copió arriba, s i n

    *

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    12.

    que l o fuesen l a s

    particularidades inventadas e n l o s últimos

    tiempos, sobre

    algunas

    d e l a s cuales

    e s c r i b i ó Becerra Tanco:

    nA t o d o l o demas que dijeren

    l o s

    naturales del dia d e hoy,

    «

    no

    d e be

    darse

    c r é d i t o ,

    por

    haber

    faltado

    l a s

    personas

    d e

    su-

    «

    posicion

    que había entre

    e l l o s ; y porque

    l o que hoy a f i r -

    «man

    l o s i n d i o s

    d e su antigüedad e s

    c o n

    muchos e r r o r e s ,

    «con fuso

    y s i n

    orden. Ni

    haré l a

    aplicacion d e

    esta d o c

    trina á l a s mismas apariciones, y á l o s c ond uc to s por donde

    nos

    vino l a relacion d e

    e l l a s .

    1 6 . Tengo

    pruebas mas auténticas

    y

    poderosas

    d e su

    reciente

    origen.

    Lo

    que

    comunmente s e

    tenia

    ent endid o e n

    Méjico cuando aun vivian muchos

    d e

    l o s que

    a l l í f ue ro n pre

    sentes ya e n e d ad adulta e l año

    1531, dícelo e l

    Virey D.

    Martin Enriquez,

    e n un

    capítulo

    d e c a r t a

    que saqué d e

    su

    o r i g i n a l e n e l archivo d e Simancas, d e donde c o n

    l o s de-

    mas

    papeles d e Indias

    d e be

    haberse transferido a l general d e

    e l l o s

    e n S e v i l l a ,

    su data

    25

    d e septiembre d e - 1575.

    El

    c i t a

    do capítulo,

    que

    e s

    e l

    quince, dice a s í : « O t ra cédula d e

    V.

    M.

    «recibí fecha

    e n S . Lorenzo

    e l

    Real á 15

    d e mayo d e 1575

    « sobre l o que toca á l a fundacion d e l a ermita d e nuestra

    « Señora d e Guad al upe , y que procure c o n e l

    Arzobispo

    que

    «l a

    v i s i t e :

    v i s i t a l l a

    y

    tomar l a s cuentas siempre s e ha hecho

    «por l o s prelados. Y e l

    principio

    que tuvo

    l a

    fundacion d e

    «

    l a

    i g l e s i a

    que

    agora

    e s t á

    hecha,

    l o

    que

    comunmente

    s e

    en-

    « tiende e s , que e l año d e 1555, ó 56 estaba a l l í una ermi-

    n t i l l a e n l a c ual e st aba l a imágen

    que agora e s t á

    e n

    l a

    igle-

    «sia, y que un ganadero que por

    a l l í andaba publicó haber

    «cobrado salud yendo á aquella ermita y empezó á

    crecer

    « l a d e v o c i o n

    d e

    l a gente. Y pusieron

    nombre

    á

    l a imág en

    «

    nuestra

    Señora

    d e Guadalupe,

    por decir que

    s e parecia á l s

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    *3-

    «de

    Guadalupe

    d e

    España. Y d e a l l i s e fundó una cofradía,

    «en l a

    cual dicen habrá

    cuatrocientos

    cofrades;

    y

    d e l a s 1 ¡ -

    «

    mosnas

    s e

    labró

    l a i g l e s i a y e l e d i f i c i o t o d o que

    s e

    ha he -

    «cho, y

    s e

    ha comprado

    alguna r e n t a .

    Y

    l o

    que

    parece

    «que agora t i e n e , y

    se

    saca

    d e

    limosnas, envío ahí sa-

    « c ad o del l i b r o d e

    l o s

    mayordomos

    d e

    l a s últimas cuentas que

    «

    s e

    l e s tomáron: y l a claridad que mas s e entendiere

    s e

    en-

    «

    viará á

    V. M. Para

    asiento

    d e

    monasterio

    no

    e s lugar

    muy

    «conveniente por razon

    del s i t i o ,

    y

    hay tantos

    e n

    l a comar

    «ca

    que

    no

    parece

    s e r

    necesario;

    y

    menos

    fundar

    parroquia,

    «como

    e l prelado

    querría,

    n i

    para

    españoles n i

    para

    i n d i o s .

    «Yo

    he

    empezado á t r a t a r

    c on é l , que

    a l l i bastaba

    que

    «hubiese un clérigo que

    fuese

    d e e da d y

    hombre d e buena

    «vida, para que

    s i

    alguna d e l a s personas que a l l i van por

    «devocion s e quisiesen

    confesar, pudiesen

    hacello; é

    que l a s

    «

    limosnas

    y

    l o d emas

    que a l l i hubiese , s e g a s t a s e c o n los

    «pobres

    del

    hospital

    d e

    i n d i o s , que

    e s

    e l

    que

    mayor

    necesi-

    «dad t i e n e , y que por tener nombre d e hospital r e a l nadie

    «s e

    aplica

    á favorecelle c o n un

    r e a l ,

    pareciéndoles que basta

    «estar á cargo d e V. M. y que s i esto no l e

    pareciere, s e

    «aplicase para casar huerfanas. El Arzobispo ha puesto ya

    «dos c l é r i g o s : y s i l a renta creciese mas,

    tambien

    querran

    « poner o t r o : por

    manera

    que t o d o

    verná á reducirse e n

    que

    «coman

    d os

    ó

    t r e s

    c l é r i g o s .

    V.

    M.

    mandará

    l o

    que

    fuere

    « servido.  

    17.

    Por e s t e

    documento parece

    que c a s i medio

    s i g l o

    despues del tiempo

    e n

    que s e ponen l a s

    apariciones

    e n cuestion

    no s e tenia noticia

    d e e l l a s e n e l

    lugar

    mismo donde

    s e su

    ponen acaecidas, n i s e hallaba

    otro

    origen d e l a fundacion

    de un razonable t emplo con l a advocacion d e l a Virgen d e

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    14-

    Guadalupe, sino l a voz del milagro acaecido e n e l año d e

    1555, ó

    siguiente

    por

    intercesion d e

    nuestra Señora,

    venera

    d a e n

    una e r m i t i l l a

    sobre

    e l

    cerro d e

    Tepeyacac.

    1 8 .

    ¿Y

    cual pudo s e r e l origen

    y

    motivo

    d e

    haberse

    fabricado

    e s t a ermita

    e n aquel

    s i t i o ?

    ¿Cual

    l a

    causa

    d e

    ocur

    r i r a l l í

    l o s

    naturales c on e s p e c i a l d ev o ci o n y confianza? Dí

    galo

    Fr. Bernardino

    d e Sahagun, r e l i g i o s o

    francisco, e l mas

    d o c t o e n l a s antigüedades

    é

    h i s t o r i a d e

    l a Nueva

    España de

    cuantos

    a l l á vivieron e n

    e l

    s i g l o d e

    l a

    conquista,

    e l mas

    d i

    ligente e s c r i t o r d e cuantos

    han llegado

    á nuestras manos, y

    e l mas autorizado e n l a materia, porque r e s i d i ó e n aquel

    r e i

    no des de e l año d e 1529 hasta

    l o s

    tiempos últimos del

    Vi-

    rey,

    cuyo

    testimonio

    hemos copiado. Los

    defensores d e

    l a

    aparicion s e

    lamentan

    d e no haber á l a s manos

    l o s

    e s c r i t o s

    d e autor tan respetable, persuadidos á que e n

    e l l o s encontra

    rían un t e s o r o ,

    un testimonio antiguo

    y

    seguro, cual

    nunca

    han

    p o d i d o

    h a l l a r .

    Vean

    pues

    l o

    que

    escribe

    e n

    su

    h i s t o r i a

    habl and o d e l a s i d o l a t r í a s d e

    l o s mejicanos

    acerca d e l a s aguas

    y

    montes-

    Estas

    son l a s palabras.  Cerca d e

    l o s

    montes hay

    n t r e s ó cuatro lugares donde s o l í a n hacer muy solemnes sa-

    «

    o r i f i c i o s ,

    y

    venian

    á

    e l l o »

    d e

    muy

    l e j a s t i e r r a s .

    El uno

    d e

    « e s t o s

    s e llama

    Tepeacac, y

    l o s

    españoles

    llaman

    Tepeaqui-

    « l i a , y agora s e

    llama

    nuestra Señora d e Guadalupe.

    En

    e s-

    «t e

    l ugar t enían

    un

    templo

    dedicado

    á

    l a

    madre

    d e

    l o s

    dio-

    « s e s que l a

    llamaban Tonantzin, quiere

    decir nuestra

    madre. All¡

    « hacian muchos s a c r i f i c i o s á honra

    d e

    e s t a d i o s a , y

    venian

    3

    «

    e l l o s d e

    muy l e j a s t ie r r a s,

    d e

    mas d e ve int e l eguas d e t o-

    « das e s t a s comarcas d e Méjico, y t r a í a n muchas o f r e n d a s : - re

    n nian hombres y mugeres, y mozos y mozas á e s t a s

    f i e s t a s :

    «

    era

    grande e l

    concurso d e

    gentes e s t o s

    d i a s ; y

    todos

    d e

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    »cian

    Tamos

    á l a f i e s t a

    d e Tonantzin. Y agora que e s t á a l l í

    »

    edificada l a i g l e s i a

    d e nuestra

    Señora

    d e

    Guadalupe tambien

    » l a

    llaman Tonantzin,

    tomada ocasion

    d e l o s predicadores

    que

    »

    á

    nuestra

    Señora

    l a

    Madre

    d e Dios

    llaman

    Tonantzin. De

    » donde haya

    nacido

    e s t a fundacion d e e s t a Tonantzin, no s e

    »

    sabe

    d e

    c i e r t o .

    Pero

    esto

    sabe mos d e c i e r t o , que e l voca-

    »blo

    s i g n i f i c a

    d e su primera imposicion á aquella Tonantzin

    »

    antigua. Y

    e s

    cosa

    que

    s e debía remediar,

    porque

    e l pro-

    n pío nombre

    d e

    l a

    madre d e

    Dios, Señora nuestra, no e s

    » Tonantzin, sino Diosinantzin. Parece e s t a invencion satánica

    »para p a l i a r

    l a i d o l a t r í a debajo

    equivocacion d e

    e s t e

    nombre

    »Tonantzin.

    Y

    vienen

    agora á v i s i t a r e s t a Tonantzin

    d e

    »muy

    l e j o s ,

    tan l e j o s como d e á n t e s . La cual d ev o ci o n tam-

    wbien e s

    sospechosa, porque

    e n

    todas

    partes

    hay muchas

    i g l e -

    » s i a s d e nuestra Señora, y no

    van

    á e l l a s ;

    y

    vienen d e l e j a s

    «tierras

    á e s t a

    Tonantzin,

    como antiguamente.

    19.

    Este

    autor que e mpl eó gran número d e años

    e n ,

    prepararse para e s c r i b i r , acopiar materiales, disponer,

    r e c t i f i c a r

    y ampliar

    su h i s t o r i a , e s c r i b í a

    e l lugar copiado,

    como é l

    mi s

    mo s e expresa, e l

    1576

    y l o sacaba e n limpio e l siguiente

    77, se gun

    consta

    d e carta

    suya

    fecha e n 18 d e septiembre

    d el 78. De donde s e confirma y

    prueba c on

    evidencia l o

    que

    insinué a r r i b a , que l a

    tradicion acerca

    d e

    l a s

    supuestas

    apariciones

    tuvo

    principio

    mucho

    despues

    del

    tiempo

    á

    que

    s e r e f i e r e n - Lo s

    promotores d e e l l a s quieren que

    los

    que

    du

    dan d e su verdad

    l e s

    digan

    e l tiempo y

    modo

    como naci»

    esta tradicion popular.

    20. Alguna luz prestará un

    pasage

    del

    mismo

    Sahagua

    copiado inexactamente por Cabrera. En e l cap. 39 del l i b .

    a

    2

    l e o

    e s t a s p a l a b r a s :

    »E1 d i a

    s i g u i e n t e

    cerca d e media

    no

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    li

    nche l l o v i a menudo, y á deshora vieron l o s mejicanos un

    » fuego

    a s i como torbellino que

    echaba

    d e

    s í

    brasas grandes

    i ,

    y menores,

    y centellas muc has , re mo l i ne and o

    y respendan-

    »

    d o

    y

    estallando

    andubo

    a l

    rededor

    del

    cercado

    ó

    corral

    d e

    n

    l o s

    mejicanos, donde estaban todos

    cercados, que s e

    llamaba

    n

    Coionacazco, y

    como hubo

    cercado e l corral t i r ó derecho

    » hácia

    e l m e d i o d e l a laguna y a l l i desapareció, y l o s me-

    »jicanos

    no dieron

    g r i t a

    como

    suelen

    hacer

    e n t a l e s v i s i o n e s ,

    n t o d o s

    callaron por

    mi e d o

    d e

    l o s enemigos.

    Cabre ra pro

    testando

    copiar á

    l a l e t r a

    e s a s

    palabras

    escribe

    a s í : » Un

    dia

    ȇ puestas del

    s o l comenzó

    á llover

    una

    mollizna d e agua

    »que tardó como d os horas,

    y

    despues d e

    e s t a

    mollizna su-

    » cedió

    luego

    un torbellino de fuego

    como

    sangre envuelto

    »en b r a s a s y c e n t e l l a s que partió

    d e

    hácia Tepeyacac, que

    »e s

    donde e s t á ahora

    Santa María

    d e

    Guadalupe, y

    fué ha-

    » c i e n d o

    gran ruido hácia

    donde

    estaban acorralados

    l o s

    me-

    n

    jicanos

    y

    t l a l t e l u c a n o s ,

    y

    dió

    una

    vuelta

    por

    enr e d e d o r

    d e

    » e l l o s , y no di cen s i l o s empe c ió algo , sino que habiendo

    »dado aquella

    vuelta

    s e entró por

    l a

    laguna

    adelante

    y

    a l l i

    n

    s e

    desapareció.

    De l a v i s t a d e

    e s t e remolino

    y

    fuego queda-

    » ron

    e l l o s muy espantados , y a l l i

    comenzaron

    á f a b r i c a r e l

    »

    negocio

    d e rendirse á los españoles.   Vese claramente, e n

    t r e tantas variedades l a añadidura d e hácia donde

    vino

    l a t e m

    pestad, para i n c l i n a r

    e l

    ánimo

    d e

    l o s

    l e c t o r e s á

    que

    pudo

    i n

    f l u i r e n

    e l l a nuestra

    Señora

    d e

    Guadalupe, como á continua

    cion l o

    procura e l autor citado,

    imitando a l

    P. F lore nc ia.

    21.

    Ayuda

    tambien mi s congeturas

    e l

    v e n d e r por d e

    una misma sentencia

    d os inscripciones

    que l a tienen muy d i

    ferente. En una pintura d e

    l a

    procesion solemne

    que

    preten

    d e n

    hubo d e sd e Méjico á l a colocacion d e l a imagen d e Gua

  • 8/18/2019 Apología de la Aparición de Nuestra Señora de Guadalupe (P. J. M. Guridi).pdf

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    dalupe, dice

    Cabrera:

    »Que s e lee e n idioma

    mejicano

    y c a s

    i s tellano e s t a

    minuta:

    Re tra to

    d e

    la

    primera

    y solemne pro

    ntesion c on que la santísima

    Virgen

    d e Guadalupe fué

    r , traida de la

    ciudad

    d e Méjico por

    e l

    lllmo. Sr.

    D. F r.

    nJuan

    d e

    Zumarraga, primer

    Obispo

    d e d i cha ciudad e l

    *ño

    de

    1¡3J, á la iglesia

    que

    se l e erigió e n este lugar

    » d e su

    aparicion, goberna nd o

    este

    reino e l Exmj. Sr. L > .

    n

    Sebastian Ramirez

    d e

    Fuenleal, Arzobispo d e Santo Do-

    » mingo

    &c .

      Las palabras s upri mi das s on e s t a s : y d e l

    insigne

    milagro que

    o bró d e spue s

    d e

    colocada

    d ic ha imag e n,

    resu

    c i tando

    á

    un indio que e n las salomas militares

    que ve ni an

    haci en do

    e n

    su

    celebracion mataron

    d e un

    flechazo. Veitia

    que

    l a

    pone íntegra escribe que

    l a

    sentencia d e

    l a inscripcion

    mejicana fielmente

    traducida,

    dice a s i : Aquí

    se

    escribió la

    nueva procesion c on que se trajo la que

    se

    l lama

    Virgen

    y

    madre.

    nuestra

    Santa María d e

    Guadalupe junto al cer

    ro

    d e

    Tepeyac, y

    tambien

    el

    gran

    milagro

    d e

    haber

    resu

    ci tado

    á uno que

    mataron c on f l e cha l o s

    que

    venian

    por

    el agua;

    y añade

    Veitia

    que

    l a inscripcion española

    s e c o r

    noce

    s e r mas

    moderna

    que l a

    mejicana: e s t a

    simple, aquella

    complicada y l l e n a d e

    errores:

    ciertamente son errores crasos

    llamar

    Arzobispo

    a l d e

    Santo Domingo,

    y

    poner

    e n

    Méji

    c o á

    su

    Obispo, cuando

    sabemos

    d e c i e r t o que s e

    hallaba e n

    España,

    adon de

    partió

    á

    mediados

    d e

    1532,

    n i

    volvió

    á

    j 1 c o hasta octubre d e

    1534.

    Sin

    embargo

    e s t e

    documento

    s e

    cree

    d e los buenos y antiguos e n favor d e

    l a s

    apariciones, a l

    paso que s e

    confiesa

    s e r

    l a pintura del

    año

    d e

    1653.

    ^e'

    mismo

    t ie mpo d ebe s e r l a inscripcion mejicana. La española d e

    años adelante

    hace ver que

    c on

    e l tiempo s e

    iban añadiendo

    mas

    y

    mas

    circunstancias

    á

    l a

    narracion.

    4

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    35/227

    .18.

    22.

    De e s t e

    tiempo úl t imo e n

    que

    e l celo s i n ciencia

    s e esforzaba á d ar antigüedad á l a s invenciones r e c i e n t e s , d e

    be

    s e r

    e l testamento d e Juana Martin, e n que

    s e hace

    men

    cion

    d e

    l a

    aparicion

    d e

    l a

    Virgen

    d e

    Guadalupe

    a l

    indio

    Juan

    Diego,

    pariente

    d e l a testadora,

    y

    s e traen v a r i a s par

    ticularidades

    d e e s t e indio

    y

    d e

    su

    muger. A

    e s t a

    escritura

    llama Boturini pieza d e l a mayor importancia ; y otro i l u s

    t r e e s c r i t o r l a cuenta entre l o s

    documentos, que por

    su

    an

    tigüedad

    y proximidad á l a aparicion

    l a

    comprueban

    evid en

    temente, y no

    l a publica,

    dice, po r

    estar

    enmendado el

    año*

    Vendese por antiguo

    y

    próximo

    a l

    año d e 1531 un papel

    e n que s e leen l a s s i g u i e n t e s palabras: «En sabado se apare

    ado' l a muy amada

    Señora

    Santa María, y

    s e avisó d e

    e l l o a l

    «querido párroco

    d e Guadalupe. ¡Párroco

    e n Guadalupe

    a l

    t ie mpo d e

    l a

    aparicion   ¡

    Cuantos

    absurdos   ¡ Solo notaré

    que

    Guadalupe

    no

    fué

    parroquia hasta

    1706.

    Luego no

    puede s e r

    mas

    antiguo

    e s t e

    testamento.

    Persu ád ome

    á

    que

    ó

    l e

    f i n g i ó

    algun d e v o t o ignorante,

    ó

    quiso r e t r a e r l o a l s i g l o diez

    y

    s e i s

    enmendando

    l a

    f e c h a .

    23 . Tales son l o s modos c on que nacen l a s f á b u l a s , y

    c o n

    otros

    semejantes

    s e

    l e s

    va dando cuerpo. Un pintor,

    por

    ejemplo,

    representó á

    nuestra Señora

    d e Guadalupe e n su cer

    ro

    d e

    Tepeyacac c o n un

    d e v o t o á s u s p i e s orando.

    Ofreció-

    s e l e

    á

    un

    indio

    simple

    s i

    l a

    Virgen

    s e

    habría

    apare cid o á

    su

    devoto. O t ro que oyó l a especie l a propaló afirmativamente.

    De ahí cundiendo l a voz, y añadiéndose cada dia nuevas

    circunstancias

    vino á

    componerse

    l a narracion entera. Este es

    uno

    d e tantos modos como pudo empezar e l cuento; y

    s e

    ha

    ce

    c r e í b l e

    que a s i empezase, porque

    entre l o s

    que

    s e

    llaman

    monumentos antiguos e n prueba d e l a s apariciones

    s e

    cuenta

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    19-

    l a pintura d e un indio puesto

    d e

    r o d i l l a s y mirando a l cer-

    r i t o

    d e

    Tepeyacac.

    24 . A

    cerca del tiempo y

    ocasion

    e n que

    tuvo princi

    pi o

    e l

    cuento

    ya

    insinué

    mi

    s e n t i r ,

    diciendo

    creerlo

    posterior

    á

    l a publicacion

    d e l a s obras d e Cisneros y

    Torquemada. Yo

    sospecho

    que

    nació e n l a

    cabeza

    d e l o s

    indios por

    l o s años

    d e 16 29 á 3 4.

    Todo

    e s e tiempo,

    c o n

    motivo d e

    una

    inunda

    cion t e r r i b l e , estuvo l a

    imag e n d e

    Guadalupe e n l a c a p i t a l ,

    obsequiada

    c o n

    tan extaordinarias

    demostraciones , que

    segun

    l a s f r a s e s d e Cabrera, soltó Méjico l o s diques d e su devocion,

    soltó

    l a s

    velas y

    a l a s

    d e su afecto :

    desahogose

    e l fervor

    e n

    danzas,

    b a i l e s ,

    prevenidos coloquios y cantares

    d e i n d i o s , e n

    que s e ment áron l a s apariciones ( á n t e s i n a u d i t a s ) : l o s trasuntos

    de

    l a imá gen ántes r a r í s i m o s , s e multiplicáron i n f i n i t o ,

    s e va

    riáron y viciáron increiblemente para engañar y desfrutar l a

    devocion.

    » Tales c u l t o s , continua

    Cabrera, regados

    c on

    l a s

    »aguas

    d e

    l a

    tribulacion

    y

    nuestro

    l l a n t o ,

    floreciéron

    á

    l a s

    mi l

    »

    maravillas,

    y

    mas

    c on l a

    que

    s e c a l i f i c ó d e milagrosa, o s t e n - i

    n

    tándose tan r e c i e n t e , f r e s c a y f l o r i d a , como Méjico seca y

    n

    enjuta;

    ó por

    mejor

    d e c i r , siendo

    aquel

    secar

    su f l o r e c e r ,

    y

    »

    l a aridez y

    no

    esperada

    seca

    d e Méjico,

    cultivo

    á l a oliva

    » d e e s t e d i l u v i o , rocio

    y

    nuevo verano á l a s r o s a s d e

    Gua-

    udalupe.

    De

    e s t e

    florecer maravilloso vino á mi ver e l f r u

    t o

    d e

    l a s

    apariciones.

    ¿Qué

    no

    e s

    capaz

    d é

    producir

    l a

    fan

    t a s í a d e l o s indios acalorada

    y

    f ecunda d e aquel entusiasmo?

    Sabido e s que l o s indios eran inclinados á visiones imagina^

    r i a s , y que

    por

    tenerlas procuraban embriagarse.

    ¿Será, pues,

    maravilla

    que

    e n e l

    celebro

    d e algun fanático s e representá

    sen l a s visiones

    d e que tratámos?

    Y e s tanto mas

    probable

    que

    «st o ac ae ci ese entónces

    ,

    cuanto era mayor

    l a

    o c a s i o n - y

    #

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    IO.

    disposicion. Y

    que efectivamente

    f u e s e a s i , parece por e l he

    cho: porque

    hasta

    dicho tiempo n i una

    l e t r a ,

    n i una pince

    lada s e encuentra d e l a s t a l e s apariciones, y po c o despues s e

    l e s

    h a l l a

    e n

    pinturas,

    e n

    cantáres

    ,

    e n

    papeles

    mugrientos

    d e

    que

    s e dejó engañar

    l a d evocion

    f á c i l é i n d i s c r e t a . Pudo

    pre ce de r al gun l i g e r o rumorcillo , corforme á l o que indica

    Becerra Tanco, mas andaría por rincones s i n crédito, n i osó

    s a l i r

    a l

    público

    hasta no s e r vestido y e ng al anad o po r l o s

    po e

    t a s

    y

    pintores

    d e

    l a expresada

    época.

    25. Pero escusémos ociosas investigaciones que ningun

    d erecho tienen d e e x i g i r l o s celosos defensores d e e s t a t r a

    dicion. Que fué inventada mucho despues del hecho, s e c on

    ve nc e por l o s

    i r r e f r a g a b l e s

    t est imo nio s d el

    P.

    Sahagun y del

    Virey Enriquez. A l o s defensores d e e l l a l e s corre l a obliga

    cion d e exhibir d o cumentos mas antiguos y ménos

    sospecho

    sos

    que l o s que hasta aqui han

    producido. Entre tanto l a bue

    na

    razon

    pide

    á

    l o

    ménos

    que

    no

    s e

    preste

    asenso

    á

    narra

    cion tan

    i n c i e r t a .

    Sírvanos

    d e

    ejemplo l a

    desconfianza

    que

    mos

    tró l a s i l l a apostólica e n e l o f i c i o

    que

    dió e n virtud

    d e

    d e

    creto d e

    2 d e

    j u l i o

    d e 1757, para que

    s e rezase e n

    l a f e s

    tividad d e nuestra Señora, bajo e l t í t u l o d e Guadalupe d e

    Méjico, donde referida l a

    vision

    del Apocalipsi

    d e una mu-

    ger vestida del s o l ,

    y l a

    luna debajo d e s u s p i e s ,

    y

    e n su

    cabeza

    una

    corona

    d e

    d o c e

    e s t r e l l a s ,

    prosigue

    a s í :

    «

    En

    se-

    «

    r r r e j a n t e f i g u r a

    cuen tan

    haber aparecido e n Méjico

    e l año d e

    «1531 una imágen d e l a Madre d e Dios, maravillosamente

    «pintada, l a cual

    s e venera e n

    un templo magnífico cerca de

    «l a

    ciudad, hecho e n e l s i t i o

    que

    d i c en señaló e l l a misma

    «prodigiosamente

    á

    un

    pio neófito

    No

    hay mas

    palabra

    e n

    t o d o e l rezo á cerca d e l a s apariciones, y eso po c o que hay

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    a

    1 .

    dase

    c o n

    l a desconfianza que indican l a s expresiones dicen,

    cuentan.

    Esta

    circunspeccion y

    r e s e r v a , e n asunto que s e pro

    movió

    c o n sumo

    ahinco por e l

    Rey

    católico, á instancia

    d e

    l a

    devocion

    y

    largueza

    americana,

    demuestra

    que

    no

    presta

    ban

    para mas

    l o s

    fundamentos d e l a trad ic ion supuesta.

    26 . Con des cen di ó Roma e n cuanto pudo razonablemen

    t e , autorizando y extendiendo un culto muy general que c on

    taba mas d e

    d os s i g l o s

    d e

    antigüedad. El

    cual

    d a d o

    que á l o s

    principios e ng end ras e al guna sospecha, respecto d e l o s neófi

    tos recien

    convertidos, e s d e creer s e

    depuró

    e n

    l a s

    siguientes

    generaciones,

    y

    fué siempre

    puro

    respecto

    d e

    l o s españoles

    y

    sus

    descendientes

    e n

    ambos mundos.

    Empezó s i n

    d u d a

    á

    po

    cos años d e

    l a

    conquista d e

    Méjico. Alu d e

    á

    é l

    Bernal Diaz

    del C a s t i l l o ,

    uno

    d e

    l o s

    conquistadores,

    y

    s i bien

    e s c r i b í a

    bas

    tantes años

    adelante,

    pero

    habla como

    d e cosa recibida y

    c or

    r i e n t e por algun

    tiempo. El s e gundo

    Arzobispo

    d e Méjico

    D. F r. Alonso d e Montufar,

    que

    llegó á s u d i ó c e s i s por junio

    d e

    1554,

    ya

    encontró muy difundida l a devocion á l a Virgen

    d e

    Guadalupe, venerada e n una e r m i t i l l a adon de acudía l a

    piedad d e

    l o s f i e l e s c o n

    t a l e s limosnas que

    l e sufragaron

    pa

    ra costear una decente i g l e s i a , y consignar anualmente s e i s do

    t e s d e ¿300 pesos

    para casar huerfanas.

    Dícelo

    su

    sucesor D.

    P e d r o Moya d e

    Contreras,

    e n papel

    que

    s e conserva original

    entre

    l o s

    d e

    aquel

    s a n t u a r i o .

    En

    tiempo

    d e

    e s t e

    Arzobispo,

    que

    fué consagrado

    e n Méjic o e l

    5

    d e diciembre

    d e

    1574, crecié

    ron

    notablemente

    l a devocion

    y l a s

    limosnas, como

    parece

    por

    l a carta d el

    Virey,

    cuyo capítulo copié arriba; d e mo

    do

    que

    hubo caudal para comprar r e n t a s , poner e n corriente

    l o s

    dotes

    d e

    l a s huerfanas, que a l parecer no l o

    habían e s t a

    d o, y

    mantener

    d os c l é r i g o s . Colígese

    tambien

    del citado ca

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    23.

    p í t u l o , que

    s e

    habían establecido

    algunos

    vecinos junto á

    l a

    i g l e s i a , pues s e trataba d e e r i g i r parroquia.

    En

    1600

    e l

    ca

    bildo e c l e s i á s t i c o d e Méji co s e de -v ac ant e pensó

    hacer

    un

    t emplo

    mayor,

    aunque

    no

    tuvo

    efecto hasta

    1609

    e n que

    t e puso

    l a primera piedra:

    la

    conclusion y

    bendicion

    fué e l

    1622.

    Diez

    año s d espue s

    se

    c onc luyó una hospedería junto a l

    t emplo para al ve rgue d e

    l o s

    que

    concurrian

    á

    hacer

    novenas á

    nuestra Señora» Crecian continuamente

    l a s

    ofrendas y riquezas

    por l a devocion d e indios

    y

    españoles, tanto

    que

    hácia f i n e s

    del s i g l o pasado s e trató d e hacer

    una

    suntuosa i g l e s i a e n e l

    s i t i o

    mismo

    donde

    estaba

    l a

    que

    había

    entonces.

    Para

    derri

    bar e s t a s e labró interinamente otra e n lugar contiguo para

    colocar

    l a

    imág en

    como

    s e

    hizo

    e n

    25

    d e marzo

    d e 1695.

    Subsiste hoy dia c o n e l nombre d e i g l e s i a v i e j a , sirviendole

    d e

    s a c r i s t í a l a que hizo e l Arzo bi spo M ont uf ar. El mismo

    año

    d e 9 5 s e empezó l a f á b r i c a principal

    que s e

    a l

    pre

    s e n t e , obra magnífica,

    d e

    t r e s

    naves c o n

    cimborrio

    y cuatro

    torres uniformes. Costó e l e d i f i c i o t o d o 422.000 pesos habi

    d os

    d e limosnas.

    Al

    cual s e han d e agregar e l coro y l a e x

    tension d e l a s a c r i s t í a ,

    y

    o t r a s obras

    hechas

    posteriormente.

    A

    e s t e

    suntuoso

    templo, b end e c i d o

    e l

    27

    d e

    a b r i l d e 1709

    s e trasladó l a

    imág en

    e l

    30

    del mismo mes: á

    que

    s e s i g u i e

    ron

    nueve d i a s

    d e solemnes funciones

    c o n

    innumerable concur -

    • s o

    d e

    gentes.

    27. El aumento que sucesivamente había tomado l a

    poblacion

    d e Guadalupe

    hizo necesaria l a

    parroquia

    que fué

    erigida e n 1706. A los cuatro años v a l i a e l curato anual

    mente

    cerca d e 3 .000 pesos.

    Manteníanse ademas cuatro ca

    p e l l a n e s , y l o s d emas

    empleados

    que s e deja entender. Tan

    -

    to prestaban

    l a s

    limosnas y f undac i one s he chas a l l í .

    La mas

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    «4 -

    pesos. De e s t a canttdad y s u s

    réditos

    resultó e l c a p i t a l d e

    527.832

    pesos, l o s cuales tomó e l rey, y

    sus

    réditos

    á

    razon d e

    cinco

    por ciento

    fueron

    situados e n r e a l e s novenos

    d e

    l a s

    dió

    c e s i s d e Méjico y Pue bl a d e l o s Angeles.

    Tuvo

    l a colegiata su

    t o t a l

    efecto y cumplimiento e n e l año 17

    $J,

    y en e l mismo

    entró e l agua e n una hermosa fuente que s e había he c ho e n

    l a

    plaza

    d e Guadalupe: agua

    d e buena

    calidad t r a i d a t r e s

    l e

    guas d e d i s t a n c i a , gran trecho, por conductos levantados so

    bre

    a r c o s . Costó l a

    obra

    sobre 129.000

    pesos, l o s

    mas

    recojidos

    d e limosnas. El pueblo pasó á s e r

    v i l l a , c o n

    gobierno inde

    pendiente

    por

    r e a l

    cédula

    d e

    2;

    d e

    diciembre

    d e

    1733,

    c o n

    firmada

    por otra d e 21 d e agosto d e 1748. En 1737 fué j u

    rada nuestra Señora

    bajo l a

    ad voc ac ion d e

    Guadalupe

    d e Mé

    j i c o ,

    por

    principal

    patrona

    d e

    e s t a c a p i t a l :

    e n 4 7 s e

    estendió

    e l patronasgo a l reino d e Nueva

    España.

    En 54 s e concedió

    rezo

    propio

    para

    dicho

    r e i n o , y t r e s años

    despues s e

    e x t e n

    d ió

    á

    todos

    l o s dominios del

    rey, como

    llevo expuesto.

    28.

    Fuera

    d e

    e s t o ,

    l o s

    metales,

    pedrería

    y

    d emas

    alha

    j a s que enriquecen

    e l templo, l o s

    .innumerables trasuntos de

    l a

    primitiva i má g en, v ene rad o s

    e n d i s t i n t a s p a r t e s ,

    y otras mi l

    especies que omito, demuestran e l culto que d e sd e l o s años

    próximos á l a conquista s e ha d a d o siempre á l a Virgen Ma

    dre por me d i o d e

    aquella santa

    imá gen : culto muy razonable

    y j u s t o ,

    c o n

    e t cual nada

    tiene que ver

    l a opinion

    que

    quiera

    abrazarse

    acerca d e

    l a s

    aparicones.

    Madrid

    18

    d e a b r i l 1794.

    Juan B au t i s ta Muñoz..

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    RESPUESTA.

    CAPÍTULO

    I .

    DESIGNIO Y PLAN DE LA OBRA.

    VJuando supe que D. Juan Bautista Muñoz había

    impugna

    do nuestra aparicion

    guadalupana,

    luego

    me

    c r e i

    saldrian

    y

    aun me

    espero saldrán e n su defensa l i t e r a t o s del primer

    or

    den. La impugnacion

    s e imprimió e n Madrid

    e n

    1817,

    pero

    hasta

    principios

    del

    presente

    año

    llegó

    á e s t a ciudad, y

    á

    mis

    manos hasta f i n e s del último

    mayo:

    t i e mpo v e rd ad e rame nt e

    corto para que s e haya trabajado una apología

    digna

    d e su

    objeto. Mas pareciéndole aun

    largo á mi

    impaciente c e l o ,

    no

    ménos

    que

    a l

    del

    público;

    aunque

    no l o

    pensaba

    á n t e s ,

    me

    r e s o l v í

    por

    último á

    tomar

    l a pluma, no para

    desempeñar

    e l

    asunto

    a l que

    e s

    muy i n f e r i o r ,

    sino

    para despertar á

    l a s

    me

    j o r e s

    que duermen y

    aguijonear

    á

    l a s

    que s upo ng o

    ya e n

    ac

    cion,

    á f i n

    d e

    que

    tengamos cuanto

    ántes l a contestacion po r

    que todos ansian.

    Ella e s

    d e

    abs ol ut a ne c es id ad , porque siendo e l autor

    que

    contradice

    a l

    milagro,

    historiador

    d e

    profesion

    é

    i n d i v i

    duo

    d e l a Real

    Academia

    d e l a Historia,

    á

    l a que

    presentó

    su disertacion y

    l a

    que

    ha publicado

    e s t a entre

    s u s

    memorias,

    l a d an cada una d e

    l a s

    cuatro circunstancias y mucho mas

    su conjunto

    un valor

    extrínseco, que a r r a s t a

    e n

    su

    favor

    l a

    atencion

    d e l o s l e c t o r e s .

    Se

    agrega

    l o que multiplica

    á

    estos

    e l lugar d e

    l a

    impresion, pues d e

    l a

    Metrópoli d e l a monar

    5

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    43/227

    26 .

    quía

    c o n

    f a c i l i d a d

    s e

    difunde e n breve

    por

    t o da e l l a cualquie

    ra noticia y e s c r i t o . En obvio, pues, del vigor que pue d e dar

    l e

    l a demora

    e n responder, acometí e s t a empresa, árdua para

    mí ,

    y

    e n

    que

    s i n

    e s t a

    advertencia

    s a c r i f i c a r í a

    mi

    reputacion;

    porque usurpando l a s palabras c o n que por modestia habló de

    s í e n otro asunto D. Nicolas

    Antonio

    ; no había d e ser ya

    el

    que echase mano

    d e la

    pluma para

    emprender

    esta ha

    zaña, porque

    l o s

    instrumentos flacos

    arriesgan

    e l suceso

    d e

    las grandes

    empresas. ( 1 )

    Pero como no intento dar llenó

    á l a

    que promuevo sino que

    otros

    s e l o

    den,

    n i d eb e repu

    t a r s e osado mi conato, n i l a dañaré c on é l

    sirviendo

    d e to

    que que alarme á

    l o s

    expertos.

    £1 e s c r i t o e n s í mismo e s á mi j u i c i o un t e j i d o bien

    parlado

    y

    artificiosamente

    digerido

    d e

    l o s

    argumentos

    d e

    que

    ya s e

    han

    hecho cargo

    l o s autores

    guadalupanos, s i n adelan

    t a r s e e n l o s

    mas

    cosa alguna á l a s

    respuestas

    que s e

    han

    d a

    d o,

    y

    añadiendo

    e n

    l o s

    otros

    l a s

    especies

    que

    no

    aumentan,

    ó d an

     

    po c o incremento á su nervio.

    El

    persuadirlo a s i

    e s

    l o

    que pretendo e n mi

    discurso

    siguiendo e l or d en e n que

    l o s

    reproduce

    Muñoz, ya

    que

    no me e s l í c i t o seguirlo e n

    l a s

    arrojadas

    aunque b r i l l a n t e s expresiones c o n que

    engalana su

    e s t i l o , n i tampo co i m i t a r su d estre za e n dar c i e r t o a i r e d e no

    v e d a d

    á l a s cosas inveteradas,

    l o

    que e s muy d i f i c i l como

    d i

    c e

    P l i n i o .

    ( 2 )

    (1) En s u Censura

    de h i s t o r i a s

    f a b u l o s a s , l i b .

    1 .

    c a p . 1 . § .

    1.

    (1) In

    p r a e f .

    H i s t .

    n a t .

    Res

    ardua

    e s t v e t u s t i s

    novitatem d a r é ;

  • 8/18/2019 Apología de la Aparición de Nuestra Señora de Guadalupe (P. J. M. Guridi).pdf

    44/227

    27.

    CAPÍTULO

    I I .

    PREPARATIVO DE LA CONTESTACION.

    Corresponde á l o s d i e z números primeros d e la impugnacion.

    Oe entra

    asentando

    no

    e s d e f é l a

    aparicion guadalupana y

    distribuyendo

    l o s milagros que

    no

    pertenecen á aquella,

    e n

    t r e l o s

    muy

    fundados, l o s

    que

    carecen d e apoyo y l o s me

    dios entre ambos: punt os en que e s tamo s c o nv eni d os . Y pre

    guntándose e n cual d e e s t a s t r e s c l a s e s deberán colocarse l a s

    apariciones

    d e nuestra Señora d e Guadalupe,

    s e

    continua e l

    discurso

    para

    que é l

    s i r v a d e

    respuesta, que

    e s reducirlas

    a l

    número d e l o s hechos destituidos d e t o d o fundamento s ó l i d o .

    Antes

    d e

    probarlo

    s e

    transcribe

    l a

    relacion de

    D.

    Mariano

    F ernand ez d e

    Echeverría y Veitia,

    c on l a

    que

    s e confiesa

    se

    conforman e n l o substancial l o s e s c r i t o r e s guadalupanos. De

    suerte

    que

    l o s diez números p