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APRENDER A CONVERSAR "Con-versar" equivale a versar juntos sobre un mismo tema, asunto o argumento. La conversación -el diálogo- es de dos, o más. Pero juntos y sobre una misma cosa. Si hay dos o más hablando de cosas distintas ya no estamos en una conversación ni en un diálogo, sino quizá en una olla de grillos, o tal vez, estemos metidos en una “tertulia de españoles”. La reunión es un deber frecuente. Y esto es muy bueno cuando de veras la reunión es lo que su nombre parece indicar: "re- unir", unir de nuevo -es de suponer- para estar más unidos que antes. No siempre, sin embargo, se incrementa la unidad en las reuniones, incluso las pensadas para estrechar vínculos, enriquecer ideas, comprender un poco más a los otros, cooperar al bien común. ¿Por qué los fracasos en la comunicación, al menos aparentemente? No siempre, o casi nunca se debe a la complejidad de los problemas que se debaten. Si no que casi siempre o muchas veces se debe a la complejidad de las conciencias . A menudo no nos entendemos, aun exponiendo ideas muy simples. Hablamos en el mismo idioma de cosas sencillas, y sin embargo a veces no nos entendemos. ¿Por qué? Una posible respuesta es que precisamente la misma lengua produce la impresión de que el otro tiene que ver la realidad evidentemente "tal como es, es decir, tal como yo la veo". Y si sucede que no lo ve así, entonces es que está loco o es un malévolo. Para dialogar satisfactoriamente es necesario unir la inteligencia y la cordialidad.

Aprender a Conversar

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APRENDER A CONVERSAR

"Con-versar" equivale a versar juntos sobre un mismo tema, asunto o argumento. La conversación -el diálogo- es de dos, o más. Pero juntos y sobre una misma cosa. Si hay dos o más hablando de cosas distintas ya no estamos en una conversación ni en un diálogo, sino quizá en una olla de grillos, o tal vez, estemos metidos en una “tertulia de españoles”.

La reunión es un deber frecuente. Y esto es muy bueno cuando de veras la reunión es lo que su nombre parece indicar: "re-unir", unir de nuevo -es de suponer- para estar más unidos que antes.

No siempre, sin embargo, se incrementa la unidad en las reuniones, incluso las pensadas para estrechar vínculos, enriquecer ideas, comprender un poco más a los otros, cooperar al bien común.

¿Por qué los fracasos en la comunicación, al menos aparentemente? No siempre, o casi nunca se debe a la complejidad de los problemas que se debaten. Si no que casi siempre o muchas veces se debe a la complejidad de las conciencias.

A menudo no nos entendemos, aun exponiendo ideas muy simples. Hablamos en el mismo idioma de cosas sencillas, y sin embargo a veces no nos entendemos. ¿Por qué? Una posible respuesta es que precisamente la misma lengua produce la impresión de que el otro tiene que ver la realidad evidentemente "tal como es, es decir, tal como yo la veo". Y si sucede que no lo ve así, entonces es que está loco o es un malévolo. Para dialogar satisfactoriamente es necesario unir la inteligencia y la cordialidad.

Antes de hablar, hay que pensar lo que se va a decir. Algo que se dice no tiene marcha atrás. Debemos dirigirnos al resto de forma educada y cordial, procurando no hablar de personas que no estén presentes (y mucho menos si es para hablar mal de ellos). Hablaremos de forma pausada, clara, sin alzar demasiado la voz. La voz es algo innato en nosotros pero educarla es solo cuestión de disciplina.

Un buen conversador no solo habla, sino que también sabe escuchar. Una conversación no es un monólogo. Deje hablar, aunque el tema le sea muy interesante o sea un auténtico experto en la materia. Tampoco hable en exceso de si mismo.

Reglas básicas

- No monopolice la conversación. Hay que escuchar a todas las personas. - Respete las opiniones ajenas, aunque no esté de acuerdo con ellas. Rebátalas pero no descalifique, no se acalore y no se ponga agresivo.- Procure sonreír y mostrarse amable y educado

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- No hable de forma continua sobre usted, sus logros o lo que tiene, y mucho peor, no haga de menos a nadie. - Reconozca la inteligencia en los demás.- Intente escuchar que es lo que le están diciendo en realidad y no lo que usted cree oír.- En definitiva respete las mínimas normas de cortesía y buena educación.