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Literatura Española Moderna II Dr. Rolando Manzano Concha La Generación del 98 Restauración En España, se conoce como la Restauración o la Restauración borbónica a la etapa política desarrollada bajo el sistema monárquico que se extendió entre finales de 1874 (pronunciamiento del general Martínez Campos que eliminó la Primera República Española – 1873 - 1874) y el 14 de abril de 1931 (fecha de proclamación de la Segunda República). El nombre alude a la recuperación del trono por parte de un miembro de la Casa de Borbón, Alfonso XII, después del paréntesis del Sexenio Democrático. (1868 – La Gloriosa- y 1874 – Primera República). La Restauración borbónica se caracterizó por una cierta estabilidad institucional, la construcción de un modelo liberal del Estado y la incorporación de los movimientos sociales y políticos surgidos al calor de la revolución industrial, hasta su progresiva decadencia con la dictadura de Primo de Rivera en 1923. Alfonso XII se encontraba en el exilio en Gran Bretaña tras el fracaso de la Primera República, y Antonio Cánovas del Castillo desde el Partido Liberal-Conservador contactó con él para restaurar el orden monárquico en España. Convencido el futuro Rey, proclama el Manifiesto de Sandhurst el 1 de diciembre de 1874 en el que comunica que muchos son los que se han puesto en contacto con él para el establecimiento de una monarquía constitucional, considera huérfana a la nación y se considera legítimo heredero del trono por abdicación de su madre, Isabel II, poniéndose a disposición de los españoles. El sistema político de gobierno que se estableció tras la Restauración fue bipartidista entre el Partido Liberal-Conservador liderado por Antonio Cánovas del Castillo y el Partido Liberal-Fusionista que encabezó Práxedes Mateo Sagasta. Esto permitió superar el sistema de partido único que había llevado a una falta de legitimidad democrática a Isabel II y a su posterior derrocamiento. El nuevo panorama permitirá una mayor estabilidad, pero el encorsetamiento del sistema a la larga, con una alternancia política ficticia, causará graves problemas que desembocarán en la corrupción política, cuya base estaba en el denominado caciquismo. ------------------------------------------------------------------------------------- Caciquismo es el nombre que recibió el entramado de relaciones sociales que definían la vida política durante los años de la Restauración borbónica. El término proviene de la palabra taína cacique, nombre dado a los jefes de tribus amerindias en las islas del Caribe y América. Posteriormente, pasó a designar a personas de gran influencia en territorios rurales de España. En 1884 el Diccionario de la Real Academia señala dos acepciones: Dominación o influencia del cacique de un pueblo o comarca. Intromisión abusiva de una persona o una autoridad en determinados asuntos, valiéndose de su poder o influencia. --------------------------------------------------------------------------------------------- La emigración a América, el débil crecimiento poblacional (España cuenta sólo con 18,5 millones de habitantes en 1900) y situaciones de hambrunas y epidemias, produjeron una desigualdad creciente entre España y el resto de los países europeos. España ocupaba al 79 por 100 de la población en la agricultura de bajo rendimiento y en la manufactura de productos agrícolas. El sistema proteccionista impidió la modernización del sector, incapaz de competir adecuadamente. El latifundismo

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Literatura Española Moderna II Dr. Rolando Manzano Concha

La Generación del 98

Restauración

En España, se conoce como la Restauración o la Restauración borbónica a la etapa política desarrollada bajo el sistema monárquico que se extendió entre finales de 1874 (pronunciamiento del general Martínez Campos que eliminó la Primera República Española – 1873 - 1874) y el 14 de abril de 1931 (fecha de proclamación de la Segunda República). El nombre alude a la recuperación del trono por parte de un miembro de la Casa de Borbón, Alfonso XII, después del paréntesis del Sexenio Democrático. (1868 – La Gloriosa- y 1874 – Primera República).

La Restauración borbónica se caracterizó por una cierta estabilidad institucional, la construcción de un modelo liberal del Estado y la incorporación de los movimientos sociales y políticos surgidos al calor de la revolución industrial, hasta su progresiva decadencia con la dictadura de Primo de Rivera en 1923.

Alfonso XII se encontraba en el exilio en Gran Bretaña tras el fracaso de la Primera República, y Antonio Cánovas del Castillo desde el Partido Liberal-Conservador contactó con él para restaurar el orden monárquico en España. Convencido el futuro Rey, proclama el Manifiesto de Sandhurst el 1 de diciembre de 1874 en el que comunica que muchos son los que se han puesto en contacto con él para el establecimiento de una monarquía constitucional, considera huérfana a la nación y se considera legítimo heredero del trono por abdicación de su madre, Isabel II, poniéndose a disposición de los españoles.

El sistema político de gobierno que se estableció tras la Restauración fue bipartidista entre el Partido Liberal-Conservador liderado por Antonio Cánovas del Castillo y el Partido Liberal-Fusionista que encabezó Práxedes Mateo Sagasta. Esto permitió superar el sistema de partido único que había llevado a una falta de legitimidad democrática a Isabel II y a su posterior derrocamiento. El nuevo panorama permitirá una mayor estabilidad, pero el encorsetamiento del sistema a la larga, con una alternancia política ficticia, causará graves problemas que desembocarán en la corrupción política, cuya base estaba en el denominado caciquismo.

------------------------------------------------------------------------------------- Caciquismo es el nombre que recibió el entramado de relaciones sociales que definían la vida política durante los años de la Restauración borbónica. El término proviene de la palabra taína cacique, nombre dado a los jefes de tribus amerindias en las islas del Caribe y América. Posteriormente, pasó a designar a personas de gran influencia en territorios rurales de España. En 1884 el Diccionario de la Real Academia señala dos acepciones:

Dominación o influencia del cacique de un pueblo o comarca. Intromisión abusiva de una persona o una autoridad en determinados asuntos,

valiéndose de su poder o influencia. ---------------------------------------------------------------------------------------------

La emigración a América, el débil crecimiento poblacional (España cuenta sólo con 18,5 millones de habitantes en 1900) y situaciones de hambrunas y epidemias, produjeron una desigualdad creciente entre España y el resto de los países europeos. España ocupaba al 79 por 100 de la población en la agricultura de bajo rendimiento y en la manufactura de productos agrícolas. El sistema proteccionista impidió la modernización del sector, incapaz de competir adecuadamente. El latifundismo

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Literatura Española Moderna II Dr. Rolando Manzano Concha condicionaba la vida de los campesinos de grandes zonas de la península, sobre todo en Andalucía y Extremadura. Sólo algunos sectores (vino, aceite, frutas) comienzan a despegar con exportaciones poco significativas todavía a Europa.

El desarrollo de la industria y de las comunicaciones es escaso. Mientras Europa vive plenamente la revolución industrial, solamente Cataluña (con la implantación del ferrocarril y la industria textil), zonas del País Vasco (siderurgia en Bilbao), y las explotaciones mineras en Andalucía (hierro, cobre y plomo) y Asturias (carbón) avanzan en el camino del progreso. Esto acentuará la desigualdad regional.

La Restauración lleva aparejada una profunda centralización administrativa y legal. Los nacionalismos catalanes y vascos no tardan en reaccionar. El primero unido a su propia revolución burguesa y a la identidad cultural; el segundo, que había perdido los Fueros tras las guerras carlistas, buscaba definir su futuro. Aparece el Partido Nacionalista Vasco, la Liga de Cataluña y la Unión Catalanista.

El movimiento obrero se agrupa en torno al PSOE que propugna la lucha pacífica y la participación electoral, la UGT (fundada en 1888) y el anarquismo en la Federación de Trabajadores de la Región Española. La monarquía cuestionará estos movimientos con una fuerte represión, con especial virulencia contra el anarquismo. El territorio de muchos de estos enfrentamientos será Cataluña. La Iglesia evoluciona desde una primera posición de intransigencia hacia la conciliación.

Regeneracionismo

Se llama regeneracionismo al movimiento intelectual que entre los siglos XIX y XX medita objetiva y científicamente sobre las causas de la decadencia de España como nación. Conviene, sin embargo, diferenciarlo de la Generación del 98, con la que se lo suele confundir, ya que, si bien ambos movimientos expresan el mismo juicio pesimista sobre España, los regeneracionistas lo hacen de una forma objetiva, documentada y científica, mientras que la Generación de 1898 lo hace en forma más literaria, subjetiva y artística. Su principal representante fue el aragonés Joaquín Costa con su lema «Escuela, despensa y doble llave al sepulcro del Cid».

La palabra regeneración se encuentra ya a principio del siglo XIX y está tomada del léxico médico, como antónimo de corrupción, a fin de metaforizar una expectativa política. En realidad, es una nueva forma en la que se vierte la vieja preocupación patriótica por la decadencia del país, que se expresó en los siglos XVI. Pero su desarrollo a fines del siglo XIX es una consecuencia directa de la crisis del sistema político fundado por Cánovas en la Restauración: la alternancia de partidos, que había proporcionado al país una falsa estabilidad basada en su triunfo en las Guerras carlistas, era ilusoria y se sostenía sobre la base de una gran corrupción política que impedía visualizar la efectiva miseria del pueblo y el mal reparto geográfico de una tardía revolución industrial, el caciquismo, el pucherazo electoral y el triunfo de una oligarquía económica y política, que habían relegado el papel motor de la burguesía a los reductos catalanes y vascos, adueñándose prácticamente de todo el suelo productivo del campo español mediante tramposas desamortizaciones que generaron improductivos latifundios, creando mano de obra barata en una extensa clase de jornaleros hambrientos.

Contexto histórico Los años comprendidos entre 1875 y 1898 son de hastío creativo debido al

proyecto de la Restauración de Cánovas. La literatura del Realismo se halla anquilosada

y, pese a su estabilidad, la vida política se encuentra corrompida por la oligarquía, el

caciquismo y el régimen de turno de partidos, que se está descomponiendo en

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Literatura Española Moderna II Dr. Rolando Manzano Concha banderías internas en el seno de los grandes partidos progresista y conservador por el

reparto canovista del poder. Las perspectivas profesionales de los escritores

noventayochistas habían alcanzado su cima (o estaban haciéndolo). Los más viejos se

acercan a la edad de Galdós y los más jóvenes a la de Unamuno. Esto significa, en

contraste con la generación del 98, que se habían formado espiritualmente en los

tiempos de la Revolución de septiembre. Lo importante de considerarlos en conjunto

es el hecho de que han vivido dos épocas emocional e intelectualmente distintas:

a) La Época revolucionaria: efervescencia ideológica, afán de reforma y confianza en la

virtud correctora de los programas políticos.

b) La Época restauradora: atonía de los espíritus, el apocamiento con que se abordan

ineludibles problemas, la sospecha que inspira toda idea de cambio y la creciente

desconfianza en la política vigente.

Se trata pues de hombres doblemente engañados ya que vieron fracasar dos

estructuras políticas de cariz contradictorio (Revolución y Restauración). De estos dos

experimentos políticos los intelectuales del 98 sacaron una misma conclusión: la

urgencia de buscar en zonas de pensamiento y actividad ajenas a la política los medios

de rescatar a España de su progresiva catalepsia [muerte aparente]. Este estado de

situación llevó a los noventayochistas a separarse de la ideología partidista en la cual

creyeron en su juventud.

La primera repulsa intelectual tuvo lugar en los albores de la Restauración. En

1876 Francisco Giner de los Ríos funda la Institución Libre de Enseñanza. Su tarea

constituye el repudio indirecto de la enseñanza oficial, probadamente ineficaz e

insuficiente en aquella época, y sujeta a la agobiante tutela de los intereses políticos y

religiosos.

Se planteó entonces el problema de la personalidad histórica de España (así

como lo hiciesen en Francia tras la derrota de Sedán, el 1 y 2 de septiembre de 1870,

durante la Guerra franco-prusiana). Unamuno estudió el casticismo, Ricardo Macías

Picavea la «pérdida de la personalidad», Rafael Altamira la psicología del pueblo

español, Joaquín Costa la personalidad histórica de España…

La Generación del 98 es el nombre con el que se ha nominado tradicionalmente a este grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social acarreada en España por la derrota militar en la guerra hispano-estadounidense y la consiguiente pérdida de Puerto Rico, Guam, Cuba y las Filipinas en 1898. Todos los autores y grandes poetas englobados en esta generación nacen entre 1864 y 1876.

La sociedad de fin de siglo

La sociedad española de finales del siglo XIX y comienzos del XX estaba pasando una grave crisis. A finales del XIX, durante la Restauración, España vivía inmersa en una profunda depresión financiera, económica y social. El caciquismo viciaba toda la vida democrática. El país estaba regido por una administración ineficaz y corrupta. El Parlamento no representaba a la ciudadanía. Un desánimo general invadía a una nación que antaño había sido un gran imperio “en el que no se ponía el sol” (Carlos V) .

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Esta situación de depresión propició el surgimiento de un pequeño grupo de la clase media que intentó presentar alternativas al estancamiento político y cultural del país proponiendo una “regeneración” nacional a nivel económico, político y social. Ante la desmoralización colectiva, los “regeneracionistas” intentan levantar una sociedad en ruinas.

«José María Jover (“Historia de España”, “El reinado de Alfonso XIII”) es prudente al preguntarse ¿cuándo termina el siglo XIX y comienza el siglo XX? Para Jover, la década decisiva, que transcurre entre 1895 y 1905, constituye la verdadera transición entre ambos siglos. Durante esa década, la Alemania de Guillermo II, que ya era una de las «grandes potencias europeas», pasa a convertirse en «gran potencia mundial». Y por vez primera entran en ese concepto dos potencias extra europeas: Estados Unidos, que desde 1894 encabeza la producción siderúrgica mundial -y esto significa poder naval-, y Japón, desde 1905, por su victoria sobre Rusia. Las potencias pasan de buscar el equilibrio mutuo a procurar el dominio personal de los mares. En esa década se alberga el año 1898, tan terrible para España, que pierde los últimos jirones de su imperio, y representa para Jover el verdadero comienzo del reinado de Alfonso XIII. Este periodo tampoco termina con la salida, en 1931, del Monarca del Palacio de Oriente, sino en 1936, al estallar la guerra civil, «cuya gestación transcurre al hilo de aquel reinado y sería inadmisible encerrarla en el lustro de la II República». El reinado del último Alfonso abarcaría así cuatro años antes de su mayoría de edad y cinco años después de su triste partida hacia el exilio.

Pero España no fue la única nación europea que padeció en torno al 98, y puede hablarse de los „noventa y ochos“ de varias naciones latinas: Portugal, en 1890, con el inesperado ultimátum que le dio Inglaterra, su aliada habitual, exigiendo la retirada de las fuerzas portuguesas en sus intentos de enlazar sus posesiones de Angola y Mozambique; Italia, con su derrota colonial de Adua, el 1 de marzo de 1896; Francia, humillada por los ingleses en Fachoda, en 1898: el general Marchand había tomado la ciudad del Sudán, en el curso superior del Nilo, y el general inglés Kitchener avanzó también sobre ella exigiendo la retirada de los franceses. El Gobierno galo, ante la situación crítica del país, dividido por el asunto Dreyfus, tuvo que ordenar finalmente la retirada y renunciar a todos sus intereses en el Sudán. Y por último, nuestro desastre del 98.

Enseguida se elevó la voz de Salisbury -que gobernó Inglaterra precisamente en la mayor parte de la década decisiva - hablando de las «naciones vivas» -las anglosajonas- y las «naciones moribundas» -las latinas-, las cuales serían poco a poco ocupadas por las primeras. No citaba nombres, pero no se dudó -aunque el propio Salisbury lo desmintiera- que también se refería a toda la península Ibérica.» [José Ortega Spottorno: “Los noventa y ochos”. En: El País Digital, 20.06.1996]

Ante el estado de apatía e indiferencia en el que ha caído el país, los noventayochistas se preocupan por encontrar la verdadera esencia o el alma de España y el sentido de la vida. Para esto utilizan tres vías:

La literatura. Cada época literaria ha tenido sus modelos; los autores de la Generación del 98 sienten especial debilidad por Gonzalo de Berceo, Jorge Manrique, Cervantes y Quevedo. Admiran a Larra y a los ilustrados porque ya habían sufrido y analizado estos problemas.

La historia. En ésta es donde buscan estos escritores la esencia de España, los valores de la patria y la raíz de los problemas presentes.

El paisaje. Ven en el austero paisaje castellano el reflejo del alma y la esencia que buscan. Recorren la meseta de Castilla describiendo minuciosamente la pobreza de sus pueblos, la sencillez de sus gentes y lo

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extremado de su clima. Esperan captar, a través de este paisaje, el alma de España.

Poema (Miguel de Unamuno)

Tú me levantas, tierra de Castilla, en la rugosa palma de tu mano, al cielo que te enciende y te refresca, al cielo, tu amo.

Tierra nervuda, enjuta, despejada, madre de corazones y de brazos, toma el presente en ti viejos colores del noble antaño.

Con la pradera cóncava del cielo lindan en torno tus desnudos campos,

tiene en ti cuna el Sol y en ti sepulcro y en ti santuario.

Es todo cima tu extensión redonda y en ti me siento al cielo levantado, aire de cumbre es el que se respira aquí, en tus páramos.

¡Ara gigante, tierra castellana, a ese tu aire soltaré mis cantos, si te son dignos bajarán al mundo desde lo alto!

La Generación del 98 estaba casi obsesivamente preocupada por lo que se llamó el “problema español”, (“Me duele España” Unamuno) y de esta manera redescubrieron la belleza del sobrio paisaje castellano y desarrollaron una considerable renovación estilística evitando la característica retórica del siglo XIX.

Fue Azorín quien en el 1913 acuñó el nombre de Generación del 98 para el grupo de autores con tendencias ideológicas y estéticas semejantes:

Miguel de Unamuno y Jugo (1864-1936): ensayista y escritor, cultivó todos los géneros literarios. José Martínez Ruiz (1873-1967), alias Azorín: ensayista, novelista, autor de teatro y crítico. Ramiro de Maeztu (1875-1936): ensayista, crítico de la cultura e ideólogo. Pío Baroja y Nessi (1872-1956): el novelista más importante de su generación. Antonio Machado y Ruiz (1875-1939): prosista y poeta lírico más importante de la generación del 98.

La actitud espiritual de este grupo contrasta con la de la Restauración y ofrece notables coincidencias con la actitud de Europa en estos años. Pasada la época de obsesión por la ciencia positivista y por las realidades concretas (realismo – naturalismo), surgió una inquietud por el misterio y se soñó con grandes ideales de tipo religioso, moral y patriótico.

Todos los autores del 98, nacidos en la periferia peninsular, contemplan la vida con “gravedad castellana” y ven en la frivolidad y en la oratoria vacía el peor defecto de la Restauración. “Les duele la triste realidad española” y, como nuevos románticos, reaccionan con amargo pesimismo ante el lamentable espectáculo que la patria les ofrece.

Idealismo, gravedad, sobriedad y agudo espíritu individualista les hace adoptar una postura lírica y subjetiva ante las cosas. Rechazan el ambiente y las ideas tradicionales y buscan un nuevo estilo e ideal de vida, una imagen de España puramente personal y más intimista, no dependiente de la grandeza exterior, como en

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Literatura Española Moderna II Dr. Rolando Manzano Concha tiempos imperiales. Esta postura intimista les llevará a crear grandes obras literarias, pero también a chocar con la realidad socio-política de su época.

La “España auténtica”, la “Intrahistoria”, el “alma de España”

Todos los autores del 98 muestran un entrañable amor a España; pero ninguno acepta su tradición ni la acepta al principio. Esto les lleva a buscar una “imagen de España no consagrada por los tópicos”. La auténtica alma de España no es, manifiesta, la de las grandes gestas e ideales de la época de los Austria. ¿Dónde hallar, pues, la “España auténtica”? Escogen tres caminos para llegar a la esencia auténtica de España:

El paisaje de Castilla como símbolo plástico. La historia interior de España, distinta a la España imperial. La literatura española auténtica.

Características

Los autores de la generación mantuvieron, al menos al principio, una estrecha amistad y se opusieron a la España de la Restauración; Pedro Salinas ha analizado hasta qué punto pueden considerarse verdaderamente una generación historiográficamente hablando. Lo indiscutible es que comparten una serie de puntos en común:

1. Distinguieron entre una España real miserable y otra España oficial falsa y aparente. Su preocupación por la identidad de lo español está en el origen del llamado debate sobre el Ser de España, que continuó aún en las siguientes generaciones.

2. Sienten un gran interés y amor por la Castilla miserable de los pueblos abandonados y polvorientos; revalorizan su paisaje y sus tradiciones, su lenguaje castizo y espontáneo. Recorren las dos mesetas escribiendo libros de viajes, resucitan y estudian los mitos literarios españoles y el Romancero.

3. Rompen y renuevan los moldes clásicos de los géneros literarios, creando nuevas formas en todos ellos. En la narrativa, la nivola unamuniana, la novela impresionista y lírica de Azorín, que experimenta con el espacio y el tiempo y hace vivir al mismo personaje en varias épocas; la novela abierta y disgregada de Baroja, influida por el folletín, {Baroja distingue dos tipos de creaciones: la novela impermeable, caracterizada por

ser más artística pero que, paralelamente corre un serio peligro de anquilosarse, y la novela

permeable que, lejos de asemejarse –como la primera- a un jardín clásico, es equiparable a

uno romántico. Opta, como era de esperar, por la novela permeable, en la que se filtra el aire

de la vida real} o la novela casi teatral y cinematográfica de Valle-Inclán. En el teatro, el esperpento y el expresionismo de Valle-Inclán o los dramas filosóficos de Unamuno.

4. Rechazan la estética del Realismo y su estilo de frase amplia, de elaboración retórica y de carácter menudo y detallista, prefiriendo un lenguaje más cercano a la lengua de la calle, de sintaxis más corta y carácter impresionista; recuperaron las palabras tradicionales y castizas campesinas.

5. Intentaron aclimatar en España las corrientes filosóficas del Irracionalismo europeo, en particular de Friedrich Nietzsche (Azorín, Maeztu, Baroja, Unamuno), Arthur Schopenhauer (especialmente en Baroja), Sören Kierkegaard (en Unamuno) y Henri Bergson (Antonio Machado).

6. El pesimismo es la actitud más corriente entre ellos y la actitud crítica y descontentadiza les hace simpatizar con románticos como Mariano José de Larra, al que dedicaron un homenaje.

Page 7: Apunte Prueba Gen 98

Literatura Española Moderna II Dr. Rolando Manzano Concha 7. Ofrecen un carácter subjetivo en sus obras. La subjetividad toma mucha importancia en la Generación del 98 y en el modernismo.

8. Ideológicamente comparten las tesis del Regeneracionismo, en particular de Joaquín Costa, que ilustran de forma artística y subjetiva.

Todos los problemas de España culminan en una serie de meditaciones y cuestionamientos, tanto en prosa como en verso. El grupo de escritores que se dan cuenta del mal que aqueja a España se han agrupado en torno al nombre dado por Azorín (José Martínez Ruíz) quien los llamó la Generación del 98. Entre ellos figuran Miguel de Unamuno, Azorín, Ramón del Valle Inclán, Pío Baroja, y Antonio Machado. Escritores muy diversos en su arte, tan disímiles entre sí como los escritores del modernismo hispanoamericano.

Azorín, junto con Pío Baroja y Ramiro de Maeztu, forma el núcleo de la literatura del 98. Su obra es variada en términos de géneros: novelas, libros de recuerdos, cuentos, teatro, ensayos. Como escritor lo mismo que como político pasa por distintas y variadas etapas. Hoy en día es recordado como el escritor finisecular que frente a los cambios y desastres de España, termina preocupándose por la naturaleza, la gente y los objetos de su país (Castilla), por la angustia del tiempo, por el misterio de la existencia, por una evocación constante del tiempo pasado, en el estilo, por las frases cortas y a menudo abruptas y por el detallismo en el describir.

Valle Inclán cultiva una literatura muy distinta a la de Azorín. Crea obras de características variadas y hasta opuestas; en su primera etapa hay una preocupación por la belleza de la prosa, la alusión exótica, el ambiente sensual, erótico y hasta degenerado. Valle Inclán también es el autor de una literatura realista, crítica y aún fea y grotesca. Es el creador del "esperpento". A pesar de las diferencias señaladas estos artistas tienen en común su ruptura con el pasado tanto en cuestión de arte como en sus ideas sobre el pasado presente y futuro de España a la luz del desastre.

Entre ellos hay preferencia por el ensayo como medio para expresar sus ideas. Algunos ven la necesidad de renovar la vida española a través de un salto hacia la europeización, terminar con la situación periférica de España. Otros veían la salvación en la reexaminación de los valores tradicionales de España, lo cual tuvo el efecto de crear un nuevo examen de los elementos del tradicionalismo y la necesidad de encontrar soluciones dentro de las normas y tradiciones de España.

Unamuno (1864-1936) junto con Angel Ganivet (1865- 1898) ensayista de mejor calidad si se exceptúa a Ortega y Gasset. Es una de las figuras más destacadas de la literatura moderna. Es una figura compleja y contradictoria, como lo son por definicion los espíritus del mundo moderno. En él y en su obra predominan la lucha, la negación, la duda. Es poeta novelista, ensayista, dramaturgo, cuentista, pensador, educador y profesor de literatura clásica en Salamanca.

Unamuno escribió sobre las pasiones del hombre, sobre todo en sus novelas, en las cuales hay un sentimiento de angustia que muchos han identificado con la angustia existencialista del individuo moderno. La angustia también se manifiesta en su poesía. En ella se expresa el dolor, el sufrimiento, el espejo del alma que duda, que vacila y que recuerda aunque a veces es posible ver el lado juguetón (lúdico) y experimental de su verso.

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Literatura Española Moderna II Dr. Rolando Manzano Concha Características ideológicas

Esta generación se caracteriza por la crítica social y la denuncia de la situación de semi-esclavitud en que se encontraban los jornaleros, atados a los latifundistas. Intentan cambiar España. Se inspiraron en la corriente que criticaba el canovismo, (una corriente política que tenía como característica principal la desconfianza en la capacidad del pueblo para gobernarse por sí mismo y defendía la monarquía) y en el regeneracionismo, (que entre los siglos XIX y XX medita objetiva y científicamente sobre las causas de la decadencia de España como nación). Quizá el género que más utilizaron fue el ensayo; renovando la novela, la poesía y el teatro.

Algunos de estos autores comenzaron, en sus años jóvenes, escribiendo en un tono izquierdista e hipercrítico, que más tarde se convertiría a una concepción más tradicional, como por ejemplo Azorín. Otros recorrieron el camino contrario, como por ejemplo Antonio Machado y Ramón María del Valle-Inclán, que se fueron comprometiendo más con la izquierda con el paso de los años. Pío Baroja, José Martínez Ruiz y Ramiro de Maeztu habían formado el "Grupo de los tres" en 1901". Pretendían transformar España equiparándola a los países europeos más desarrollados del momento.

Más tarde cada uno evolucionó de forma distinta. Maeztu pasó de conceptos socialistas a la extrema derecha y a ser un paladín de La Hispanidad. Azorín abandonó su anarquismo destructivo para formar parte de proyectos políticos dentro del gobierno conservador de Maura accediendo a cargos relevantes de la Administración, e incluso en la posguerra se llevó bien con la dictadura franquista. Baroja siguió en su línea inconformista pero cada vez más aislado. Unamuno evolucionó desde el socialismo del PSOE a posturas más conservadoras.

Temas del 98

a) El tema de España. Los autores mezclan el dolor y el amor por España, los rechazos críticos y la exaltación. Rechazaron ante todo la política del momento. Exaltaron en cambio y sobre todo en su madurez, "una España eterna y espontánea" de ahí su interés por el paisaje, por la vida de los pueblos y por la historia.

b) Las tierras de España fueron recorridas y descritas por los autores con esa misma mezcla de dolor y amor.

c) La historia es otro de los campos de sus meditaciones. Sí al principio, rastreaban sobre todo en el pasado las raíces de los males presentes, cada vez más buscaron los valores permanentes de Castilla y de España, tanto en los tesoros de la cultura como en los hombres.

d) las preocupaciones existenciales ocupan un lugar muy importante en la temática noventayochista. Hay que situarlas en la crisis de fin de siglo.

El paisaje de Castilla y “alma auténtica de España”

Todos los escritores del 98 son oriundos de las provincias costeras de España; sin embargo, el paisaje de Castilla y su tradición espiritual les sirve para catalizar sus sentimientos frente a España. Para ellos es Castilla el núcleo de la España auténtica y su más alta expresión espiritual.

Los novelistas del XIX habían descrito el paisaje variado de las provincias españolas en sus estampas costumbristas. Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928):

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Literatura Española Moderna II Dr. Rolando Manzano Concha Valencia; Armando Palacio Valdés (1853-1938): Asturias; Emilia Pardo Bazán (1852-1921): Galicia; José María de Pereda (1833-1906): Cantabria.

Frente a la descripción del tipismo regional costero de los escritores costumbristas y naturalistas del XIX, el 98 tomó el paisaje de Castilla como símbolo auténtico del alma española: Su austeridad y sobriedad, en otros tiempos inspiradora de la mística, es ahora para el 98 la imagen plástica del alma interior de la España que despierta de sus sueños imperiales y de su pasado “glorioso”.

Pero la visión del paisaje de Castilla por parte de los escritores del 98 no es ni realista ni pintoresca, sino subjetivista, intimista e idealizada. Castilla con su paisaje es la proyección del alma del escritor. En el estilo los autores del 98 rechazan la grandilocuencia y la retórica de los políticos del XIX y optaran por un estilo sobrio y moderado, por eso escogen a Castilla con su paisaje como imagen o símbolo de esta nueva forma de mirar y sentir el mundo. El paisaje de Castilla será para el 98 “el alma de Castilla”, Castilla es su paisaje. Y el alma de Castilla es el alma nuclear de España.

La tierra, el cielo, la infinitud de Dios y la de la llanura Castellana, la idea de Dios de los místicos españoles componen la imagen del paisaje en Azorín. Azorín siente la belleza de un paisaje que es espejo de la realidad espiritual e interior de la raza, de la literatura española: La analogía entre la grave prosa castellana y el recio macizo de los álamos.

Por su nacimiento y destino, los hombres del 98 vienen de la periferia costera española: Baroja, Maeztu y Unamuno eran vascos, Machado era andaluz de Sevilla, Azorín era de Alicante. Los auténticos cantores del paisaje de Castilla son auténticos descubridores del paisaje castellano como elemento lírico. Como dijo Azorín: “A Castilla la ha hecho la literatura”.

La pintura del paisaje de Castilla en Baroja es impresionista: “Cielo ardiente como la plegaria de un místico”, “aquellos paisajes recordaban los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola”. El paisaje castellano como símbolo y expresión sucinta de la esencia de España o de su pasado: “Castilla miserable,/ ayer dominadora, /envuelta en sus andrajos,/ desprecia cuanto ignora./ ¿Pasó? Sobre sus campos /aún el fantasma yerra/ de un pueblo que ponía /a Dios sobre la guerra” (Antonio Machado).

La sensación del paisaje castellano cataliza en los hombres del 98 el sentimiento del pasado español y les hace interrogarse: ¿Qué somos en realidad, después de lo que hemos sido en apariencia? El paisaje castellano cataliza así los cuatro elementos: La biografía del autor, su sentir el mundo exterior, su idea de la historia española, y el ensueño de sacar a la luz la nueva España, la España real y futura.