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PENSAMIENTO DE ORTEGA (a partir de los textos) 1. Introducción Cada época –piensa el autor- se caracteriza por tener algo así como una tarea o misión. Para Ortega, la época moderna y la actitud filosófica que la sustenta están en crisis, crisis que debe ser superada con nuevas formas culturales y creencias. Como cada época, la Modernidad está inspirada y organizada conforme a ciertos principios. Es la subjetividad su característica dominante, rasgo que queda perfectamente materializado en el racionalismo y el idealismo. Es por esto que para Ortega la misión o el tema de su tiempo es la superación del racionalismo y del idealismo. Para el filósofo español, esta tarea no es meramente técnica, es decir, no compromete únicamente al mundo de la filosofía, sino que en ella radica la solución para los graves problemas de la España de su época. No todos los pueblos viven a la “altura de los tiempos”, y esto es lo que, según Ortega, ha ocurrido con España. En verdad, a España nunca le han interesado los principios rectores de la modernidad. Sin embargo, esta dificultad para ingresar en la modernidad puede ser una ventaja para instalarse en los nuevos tiempos. Resolver el problema de España, vertebrarla y regenerar su panorama cultural exige igualmente abandonar las formas espirituales pretéritas, “hincarse” bien en el presente y preocuparse por realizar la tarea que corresponde a su tiempo. Es a esto a lo que se refiere la expresión “tema de nuestro tiempo”, que da título a la obra que comentamos; y con “nuestro” Ortega hace referencia a la época que vivió y a su generación, la de 1914. Para nuestro autor la tarea de su generación, la superación del idealismo, se concreta en esta otra: la de “sustituir la razón pura por una razón vital”, “convertir la relación vida-cultura y mostrar que es la cultura quien ha de servir a la vida”. Para entender esta tarea es necesario aclarar un concepto clave, el de “generación”. Cada generación tiene una sensibilidad, un modo de entender la vida; de esa sensibilidad dependen sus ideas, preferencias morales, gustos estéticos… Y las transformaciones sociales, económicas y políticas son consecuencia, en última instancia, de esa sensibilidad. Por otra parte, una generación está formada por una minoría selecta o vanguardia, y una “masa”. Es la minoría selecta quien se da cuenta de los cambios históricos y de la necesidad, en su caso, de modificar la sensibilidad de la época; es quien debe ejercer

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Resumen Filosofía de Ortega

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PENSAMIENTO DE ORTEGA (a partir de los textos)

1. Introduccin

Cada poca piensa el autor- se caracteriza por tener algo as como una tarea o misin. Para Ortega, la poca moderna y la actitud filosfica que la sustenta estn en crisis, crisis que debe ser superada con nuevas formas culturales y creencias. Como cada poca, la Modernidad est inspirada y organizada conforme a ciertos principios. Es la subjetividad su caracterstica dominante, rasgo que queda perfectamente materializado en el racionalismo y el idealismo. Es por esto que para Ortega la misin o el tema de su tiempo es la superacin del racionalismo y del idealismo.

Para el filsofo espaol, esta tarea no es meramente tcnica, es decir, no compromete nicamente al mundo de la filosofa, sino que en ella radica la solucin para los graves problemas de la Espaa de su poca. No todos los pueblos viven a la altura de los tiempos, y esto es lo que, segn Ortega, ha ocurrido con Espaa. En verdad, a Espaa nunca le han interesado los principios rectores de la modernidad. Sin embargo, esta dificultad para ingresar en la modernidad puede ser una ventaja para instalarse en los nuevos tiempos. Resolver el problema de Espaa, vertebrarla y regenerar su panorama cultural exige igualmente abandonar las formas espirituales pretritas, hincarse bien en el presente y preocuparse por realizar la tarea que corresponde a su tiempo. Es a esto a lo que se refiere la expresin tema de nuestro tiempo, que da ttulo a la obra que comentamos; y con nuestro Ortega hace referencia a la poca que vivi y a su generacin, la de 1914. Para nuestro autor la tarea de su generacin, la superacin del idealismo, se concreta en esta otra: la de sustituir la razn pura por una razn vital, convertir la relacin vida-cultura y mostrar que es la cultura quien ha de servir a la vida.

Para entender esta tarea es necesario aclarar un concepto clave, el de generacin. Cada generacin tiene una sensibilidad, un modo de entender la vida; de esa sensibilidad dependen sus ideas, preferencias morales, gustos estticos Y las transformaciones sociales, econmicas y polticas son consecuencia, en ltima instancia, de esa sensibilidad. Por otra parte, una generacin est formada por una minora selecta o vanguardia, y una masa. Es la minora selecta quien se da cuenta de los cambios histricos y de la necesidad, en su caso, de modificar la sensibilidad de la poca; es quien debe ejercer la funcin educativa y quien tiene capacidad para disear y dirigir los proyectos colectivos, fundada en la ejemplaridad. La masa ser quien ofrezca su apoyo o su resistencia a las nuevas ideas que propone la vanguardia; en cualquier caso, la ausencia de esa minora egregia impedir el progreso en la direccin que marca la historia.

Cumplir con esta misin exige estar atento a las circunstancias ms cercanas y reflexionar sobre ellas. En el captulo que comentamos, La doctrina del punto de vista; el autor defiende que la tarea de su tiempo exige enfrentarse a los dos errores de la modernidad: el culturalismo, ligado al racionalismo, y el relativismo que acompaa al vitalismo. Para superar ambos errores, desarrolla su posicin perspectivista, en la que profundizar en obras posteriores, concretndose en su doctrina de madurez, el raciovitalismo.

2. Crtica al culturalismo y al racionalismo.

Comienza el captulo criticando lo que denomina culturalismo y advirtiendo al lector de que ello no significa profesar una fe anticultural. Empecemos aclarando qu se entiende por cultura. En sentido antropolgico se entiende aquel conjunto de ideas, creencias, pensamientos y tambin productos materiales construidos por el ser humano en su vivir. La cultura es el medio propio del ser humano, no la naturaleza; transciende lo puramente biolgico, pues la cultura se identifica con actividades espirituales como el pensamiento, la voluntad, el sentimiento esttico, la emocin religiosa, el arte o la ciencia. Adems tiene un carcter social e histrico, pues las producciones culturales tienen races en la tradicin y se proyectan hacia el futuro. La actitud culturalistaolvida que la cultura tiene una dimensin vital. Se trata de una posicin intelectual que, como consecuencia del racionalismo, insiste en la importancia de la cultura y olvida que el origen de la cultura es la vida y que debe dar respuesta a necesidades vitales. Las producciones culturales y su modo de transmisin a las nuevas generaciones sufre de ese mal llamado culturalismo, pues al olvidar que lo espiritual surge de la vida no conecta con las inquietudes de la gente; olvida que la verdad no puede existir si no surge de la sinceridad, que el bien tampoco tiene sentido si no lleva a la accin y que lo bello se convierte en vaco si no nace del deleite. Por eso, el tipo de cultura que define el culturalista es una cultura bizantinizada o hieratizada, que no dice nada al hombre de su tiempo y que, por eso, ste rechaza. Por su parte, el racionalismo dominante en la filosofa occidental es aquella actitud o posicin filosfica que da un valor fundamental a la razn. Especficamente hablando se trata de aquella corriente filosfica que se inicia en el siglo XVII en Europa y cuyos representantes ms destacados fueron Descartes, Spinoza y Malebranche (entre otros), a los que Ortega se refiere en el captulo que comentamos. Los racionalistas son todos aquellos que asumen que la razn es lo que define al hombre y conciben la razn como una facultad que est por encima de las particularidades de cada sujeto, es ultravital y extrahistrica. De este modo, presuponen que existe un punto de vista absoluto y abstracto; un yo puro desde el que se conoce la realidad. El sujeto es capaz de conocer la verdad, pues se supone que es transparente, capaz de aprehender (insacular) la realidad sin deformarla. Puro indica que es un yo no contaminado de lo corpreo, vital e histrico; un sujeto capaz, en esa medida, de alcanzar la Verdad, nica, eterna e invariable. Esa razn es el instrumento adecuado para el desarrollo de la filosofa, la ciencia, la moral y la poltica. El racionalismo moderno admite adema la existencia de ideas innatas y, en consecuencia, considera que el mundo es un producto de la razn; es decir, que el orden de lo real puede deducirse del orden de las ideas. Por ello, es sinnimo de idealismo e identifica la realidad con la racionalidad.

3. Crtica al relativismo y al vitalismo

El relativismo es la posicin filosfica opuesta al objetivismo. Niega la existencia de verdades universales y absolutas, pues reconoce que no hay ms verdades que las relativas a la condicin de cada sujeto. Cada individuo vive en un contexto histrico-cultural y posee una constitucin, en funcin dela cual juzga qu es lo verdadero, lo bello, lo bueno o lo justo En consecuencia es imposible acceder al conocimiento racional, pues cualquier visin de la realidad no es sino la deformacin individual y relativa del sujeto. En verdad, el relativismocomparte con el racionalismo el error de fondo de presuponer que la verdad slo se alcanza desde una posicin objetiva; perocomo esimposible desprenderse de la propia subjetividad, al conocer deformamos necesariamente la realidad.En definitiva, no existen valores objetivos o ideales universales como la Verdad, el Bien o la Belleza. Con ello el relativismo ha negado el valor objetivo de la cultura en favor de cada punto de vista individual.En la edad contempornea, el relativismo se asocia a las filosofas vitalistas. El vitalismo rechaza que la realidad sea racional y frente al conocimiento objetivo y el lenguaje conceptual, propone la metfora y la intuicin, entendida como la experiencia subjetiva y privada en la cual el sujeto vive ntimamente la realidad. Por tanto, el vitalismo desemboca en el relativismo. Sostiene que la cultura debe someterse a la vida porque en otro caso la racionalidad acaba por anquilosar y matar la pasin y la individualidad, por aniquilar los valores vitales, el afn de superacin y la creatividad, dando lugar a la decadencia cultural y el nihilismo. Desde el punto de vista de Ortega, el vitalismo ha dado excesiva importancia a los aspectos instintivos, pasionales de la vida, relegando la razn.

Frente al objetivismo, Ortega propone su posicin perspectivista, inspirada en Nietzsche; pero frente a Nietzsche, desarrolla el raciovitalismo, situndose, segn l mismo estima en un punto equidistante del racionalismo y el vitalismo.

4. Perspectivismo

El perspectivismo afirma que el conocimiento objetivo e independiente del sujeto cognoscente no existe, es ficticio, irreal. El sujeto, el ser viviente, ante la realidad que le rodea no es un medio transparente, pero tampoco deforma la realidad; su aparato receptor y su estructura vital funcionan como una malla o retcula, que filtra o selecciona el mundo circundante. De acuerdo con esta malla interpreta ciertos fenmenos, hechos o verdades, e ignora otros. Inevitablemente cada individuo, pueblo o poca conoce la realidad desde un punto de vista. Pero este punto de vista es legtimo porque es el nico posible, es el nico desde el que puede verse el mundo. La perspectiva queda determinada por el lugar que cada uno ocupa en el universo; todo sujeto de conocimiento est situado en una perspectiva, en un lugar vital concreto, en funcin de su constitucin orgnica y psicolgica y de su pertenencia a un momento histrico y cultural. As mismo cada pueblo o cada poca tienen un modo peculiar de interpretar las cosas que los hace ser diferentes a los dems pueblos, a los dems individuos y a las dems pocas; tiene su alma tpica; y todos tienen una porcin de verdad.Ortega ejemplifica el conocimiento con la contemplacin de un paisaje, para explicar que la perspectiva o punto de vista connota una dimensin gnoseolgica y valorativa, y tambin ontolgica. Cuando dos hombres miran el mismo paisaje desde distinta situacin, no ven lo mismo, pero ambas perspectivas son reales; ninguno puede declarar falso el paisaje ajeno. Como si fueran las distintas vertientes de un paisaje, a cada sujeto se le ofrece una cara de la realidad. La realidad, como el paisaje, slo puede ser vista desde una determinada perspectiva, y la diversidad de stas es su constitucin, su organizacin. Por tanto, las perspectivas son las distintas posiciones desde las que se conoce, desea y valora algo; pero la propia realidad encierra, se ofrece o muestra a travs de esas perspectivas mltiples, y se constituye en la organizacin de las mismas. La estructura de lo real no es sino la organizacin de las diversas perspectivas posibles; de ah que el concepto tenga tambin una dimensin ontolgica. Inevitablemente las perspectivas de lo real son mltiples, lo que impone la necesidad de integracin entre ellas; integracin que tiene un carcter activo y procesual. La perspectiva o punto de vista no es solo el lugar fsico que determina la percepcin sensible, ni tampoco nicamente el contexto sociocultural que acompaa a todo hombre. Es fundamentalmente nuestra situacin vital e histrica y el principio al que damos un valor superior y desde el que interpretamos y valoramos el mundo. Este principio puede ser cualquier entidad, Dios, la naturaleza, la razn, la conciencia, la vida, la ciencia, la economa. Lo importante es hacerse consciente de ello y ser fiel al propio punto de vista; as conoceremos un aspecto real del mundo. El ser humano solo acceder a la verdad siendo consecuente con su punto de vista, y solo podr conocer la parte de la realidad accesible desde su circunstancia. Al mismo tiempo que posibilidad, el punto de vista marca un lmite, un horizonte(del griego "orizonta": limitar). El horizonte es el marco que limita la porcin de realidad a la que cada individuo tiene acceso desde su punto de vista, es lo que uno alcanza a ver. Tomar conciencia de que nuestro punto de vista est limitado por nuestro horizonte es condicin para valorar la importancia de integrar otras perspectivas distintas a la propia. La divergencia de interpretaciones no es contradiccin sino complemento.Cada individuo es un yo y una circunstancia, un punto de vista esencial, un rgano insustituible para acceder desde su verdad parcial, a una verdad integradora que d cuenta de la realidad, siempre compleja, polidrica, perspectivista. La pretensin de poseer una verdad absoluta y excluir de sta a otras personas, otras pocas y otros pueblos es gratuita. La nica perspectiva falsa es la que se presenta como nica y definitiva.Todos somos imprescindibles en el proceso de bsqueda de la verdad integral, cada individuo, cada pueblo y cada poca.

El error racionalista consista en identificar su circunstancia, su mundo, con el mundo, con todo mundo posible; y en pensar que la realidad tiene fisonoma propia, independiente del punto de vista de cada persona, pueblo o sujeto. Por eso, Ortegacritica el racionalismo y las filosofas del pasado, en general, como utpicas. Lo falso es la utopa, la verdad no situada en ningn lugar. El racionalista es el deserta de su puesto, y por eso yerra, por ignorar su propia perspectiva. Por esta razn las encuentra primitivas y considera que pecan de candor, de ingenuidad, por confundir su horizonte con el lmite del mundo, por ignorarse a s mismas, por considerar que haban descubierto toda la verdad. Es necesario ser fiel al propio punto de vista, hacerse conscientes de nuestra localizacin en un momento de la historia y en una perspectiva vital; nuestra visin del mundo se hace ms compleja, menos infantil, cuando nos situamos en nuestro mbito vital, siempre lleno de encrucijadas y obstculos. Slo desde la corriente de la vida, es posibleque el pensamiento adquiera fuerza y capacidad de transformacin; y slo as es posible conectar con otros sistemas futuros, complementando con otras la propia visin del mundo.

Y puesto que nuestras ideas o pensamientos nunca son correlatos de la realidad, sino una interpretacin que surge de la vida, estn ah para discutirlas, defenderlas, modificarlas o rechazarlas, y para atender y salvar nuestra circunstancia. Al negar el valor de todo concepto de verdad abstracto y alejado de la vida, queda salvado el riesgo de culturalismo racionalista. Del mismo modo queda superado el relativismo y el individualismo vitalistas. La parcialidad de cada verdad no le resta validez, pues la propia realidad contiene mltiples perspectivas y un sujeto slo puede conocer una cara de la realidad, la que a l se le ofrece desde su circunstancia. Y como ningn individuo o poca tiene acceso a toda la verdad, es necesario construir la verdad intersubjetivamente, sumando las verdades parciales, desde el convencimiento de que no existe contradiccin entre ellas y unificando la multiplicidad de perspectivas desde un principio rector, que evite la incompatibilidad de los puntos de vista.Afrontar el reto de cada poca exige esforzarse por encontrar una verdad intersubjetiva: de ah la necesidad de sumar cada una de las perspectivas vitales para alcanzar, de este modo, la verdad integral. Cada persona, cada pueblo, es un aspecto ms de la verdad, y sin la suma de todos estos aspectos o perspectivas la verdad es insuficiente. Ser fiel a la propia vida, tener una existencia autntica, es ser fiel tambin a la tarea o al tema de nuestro tiempo y abordarla colectivamente.La crtica al racionalismo se rubrica en este captulo comparando la razn pura con el punto de vista de Dios (ojo divino que todo lo ve, razn absoluta que puede deducir de antemano la totalidad de los acontecimientos). Dios representa la posibilidad de acceder a un conocimiento absoluto y total, fuera del espacio y el tiempo. Esta perspectiva, la de dios, sera la propia del sujeto de conocimiento abstracto del que hablan los racionalistas (como Malebranche); que, por su carcter ultravital y extrahistrico, seria depositario de la verdad absoluta. Es la definicin racionalista de Dios y que Ortega critica por contradictoria. El Dios del que hablan los racionalistas es un sujeto utpico, una abstraccin conceptual; en todo caso, en tanto ubicuo, aglutinara todas las perspectivas posibles y, al tener todos los puntos de vista histrica y vitalmente posibles, podra acceder a la verdad integral, en trminos de Ortega. La razn absoluta es una mera hiptesis;todo sujeto es necesariamente un punto de vista. La razn que conocera la realidad universal, llegara a la verdad integral yuxtaponiendo las infinitas perspectivas de todas las vidas. Si Dios existiera solo podra llegar a la verdad de ese modo. Su carcter absoluto radicara en integrar todas las perspectivas, las de todos los seres humanos, rganos visuales de la divinidad.

5.Raciovitalismo: el concepto de razn vital e histrica.

La doctrina de madurez de Ortega, el raciovitalismo, propone dos tesis, ntimamente conexionadas e interdependientes: 1. La vida, realidad radical, no es algo irracional sino, al contrario, autopresente y comprensible en s y desde s misma. Con esta tesis se niegan las teoras irracionalistas y se ofrece, al mismo tiempo, un concepto de razn que, radicado en la vida, es ms originario e integrador que la razn pura y cientfica.2. La razn, como carcter constitutivo esencial del ser humano, es "una forma y funcin de la vida". El raciovitalismo se opone, pues, al racionalismo y positivismo cientfico en sus pretensiones dogmticas y excluyentes; y, de otro lado, a toda clase de irracionalismos, tambin al vitalismo. Reconoce el valor de la razn, pero la pone en relacin con la vida. Vivir no es ms que razonar ante las circunstancias de la vida en las que nos desenvolvemos. Poreso, la razn siempre tiene que ir ligada a la vida, surge de la vida y recoge sus reclamaciones. La razn vital, dice Ortega, es una y misma cosa con vivir. Slo cuando vivimos una vida que nos hace comprender y da sentido a lo que nos rodea y con lo que nos relacionamos se puede decir que es razn vital. Carece de sentido rechazar la racionalidad humana pues es una dimensin bsica e irrenunciable al estar incardinada en la vida humana y ser uno de sus instrumentos. El apetito de verdad y de objetividad forma parte de las inclinaciones ms profundas del ser humano, as como nuestra predisposicin a alcanzar dichos ideales mediante el ejercicio de la razn, conocer es tan vital como respirar. Adems, con la razn construimos descripciones de la realidad y sistemas de creencias que nos permiten orientarnos y enfrentarnos al naufragio que invariablemente es la existencia. La razn vitales al mismo tiempo razn histrica, puesto que la vida es esencialmente cambio e historia. Slo es posible comprender la realidad humana a partir de su construccin histrica; y slo as podemos superar las graves limitaciones de la razn fisico-matemtica propuesta en la modernidad. La filosofa tradicional haba defendido la existencia de la naturaleza humana, de un ncleo fijo, esttico y esencial, y por lo tanto haba entendido al hombre en trminos substancialistas. El concepto de razn pura y matematizante tpico de la modernidad es la culminacin de este punto de vista. Este tipo de racionalidad ha tenido un xito relativo pues con ella se han cumplido los ideales tcnicos de la modernidad aunque no los morales y existenciales; la razn bsica de este fracaso es que la realidad humana no es una cosa ms del mundo, y por ello no es suficiente explicar los fenmenos humanos al modo de los fsicos.Los asuntos humanos requieren comprensin. Comprendemos algo cuando captamos el sentido presente en dicha realidad; una accin o asunto humano se hace inteligible cuando lo relacionamos con las intenciones, creencias, valoraciones, sentimientos y proyectos del individuo, grupo o comunidad en el que aparece dicha accin. La ciencia social requiere un mtodo distinto a la ciencia natural: Los fenmenos humanos y sociales han de comprenderse desde las categoras, creencias y esquemas mentales que cada individuo, grupo o cultura ha utilizado para dar un sentido a su vida y enfrentarse al reto de la existencia.6.La vida como realidad radical: categoras de la vida

Para Ortega, la filosofa es una saber autnomo, en la medida en que reflexiona sobre la realidad radical (realidad raz) de la que brotan el resto de realidades (mundo fsico, psquico, valores...). La realidad radical para el autor no es desde luego el cogito; lo que se nos aparece como evidente e indubitable en primer trmino es la vida. Ortega desarrolla el concepto de vida como realidad radical, a travs de una serie de categoras:Nuestra vida es lo que cada uno es y hace y su modo de sentir, pensar, sufrir, amar, imaginar, desear. No se puede definir como una cosa, pues no tiene naturaleza ni es sustancia, sino un continuo hacerse a s misma. La vida es perspectiva y su sustancia es el tiempo, el cambio; es por tanto mvil, dinmica. Vivir es un saberse y comprenderse; es darse cuenta de nosotros mismos y al mismo tiempo de las personas y cosas que nos rodean, del mundo circundante. Nos damos cuenta de nuestro mundo y de nuestra intervencin en el mundo, y en este darnos cuenta de nuestro mundo nos damos cuenta de nosotros mismos. La principal consecuencia de esta categora es la de motivar en nosotros el afn por el conocimiento explcito de la realidad, nuestro apetito general de verdad. La vida y el conocimiento se necesitan.Vivir es encontrarse en el mundo. El mundo es un elemento fundamental de la vida, no algo exterior a ella, y junto con el yo forma los dos ingredientes inseparables de la vida. Vivir es siempre ocuparse con las cosas del mundo (amarlas, odiarlas, desearlas, pensarlas, percibirlas, ...), es convivir con una circunstancia; en ese encuentro con lo otro distinto a uno mismo se va formando nuestro yo. Puesto que somos seres circunstanciados, lo que pensamos y queremos est determinado por el punto de vista que corresponde a nuestra poca y a nuestro entorno vital. Tampoco el mundo se puede entender sin el yo o subjetividad puesto que lo que sea el mundo depende de las peculiaridades, creencias y sensibilidad de cada uno.La vida es fatalidad y libertad. Nadie puede elegir el mundo en el que tiene que vivir; no podemos elegir nuestra circunstancia, nos es dada, y eso forma parte de la fatalidad, de lo inevitable; me veo arrojado a una circunstancia con la que tengo que habrmelas para realizar mi vivir, y esa circunstancia marca unos lmites, un horizonte , desde donde se da sentido y se interpreta la vida y que no puedo sobrepasar.Pero no sentimos que nuestra vida est prefijada totalmente; todo horizonte es ampliable y dilatable. Nuestro mundo ofrece siempre un abanico de posibilidades entre las que puede elegir y proyectar nuestro futuro. Por esta razn, la vida se presenta siempre como un problema, problema que nadie excepto nosotros puede resolver, nos toca elegir y participar. La vida es tambin libertad.La vida es futuricin. El ser humano presenta una realidad paradjica pues su ser consiste no tanto en lo que es sino en lo que va a ser. Nuestra vida es siempre atender al futuro, apostar por un proyecto y actuar para realizarlo; nuestro presente est condicionado por nuestro futuro, pues hacemos lo que hacemos para ser lo que queremos ser. En consecuencia tenemos proyectos, y el proyecto, lo que debemos elegir, ha de ser fiel a lo ms profundo de nuestro ser, a nuestro destino; de este modo, la vida es libertad, y debe ser responsabilidad.