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Constructivismo Al Shabab amenaza con más ataques si Kenia no retira tropas de Somalia 148 fue el número de víctimas mortales tras el más reciente atentado de este grupo terrorista. Por: EFE | 9:02 a.m. | 4 de abril de 2015 El grupo islamista somalí Al Shabab amenazó hoy con perpetrar más ataques en Kenia como el que el jueves dejó 148 muertos en la Universidad de Garissa si el Gobierno no retira todas las tropas que tiene desplegadas en Somalia, según un comunicado difundido por la organización terrorista. En la nota, titulada 'Enterrando las esperanzas de Kenia', Al Shabab advierte que la presencia del Ejército keniano en Somalia, al que acusa de matar a civiles y bombardear pueblos, conllevará más represalias contra la población keniana, a la que hace responsable indirecta por haber elegido al Gobierno actual. "Mientras vuestro Gobierno persista en seguir el camino de la opresión, ponga en práctica políticas represivas y continúe con la sistemática persecución de musulmanes inocentes, nuestros ataques también continuarán", reza el comunicado. El grupo islamista también se dirige al Gobierno keniano y avisa que su mensaje "no será escrito con palabras, sino con la sangre de vuestra gente. Cavad sus tumbas y preparad sus ataúdes desde ahora mismo". En los dos últimos años Al Shabab ha perpetrado numerosas

Apuntes sobre constructivismo

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Notas varias sobre el constructivismo

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ConstructivismoAl Shabab amenaza con ms ataques si Kenia no retira tropas de Somalia148 fue el nmero de vctimas mortales tras el ms reciente atentado de este grupo terrorista.Por:EFE|9:02 a.m. | 4 de abril de 2015El grupo islamista somal Al Shabab amenaz hoy con perpetrar ms ataques en Kenia como el que el jueves dej 148 muertos en la Universidad de Garissa si el Gobierno no retira todas las tropas que tiene desplegadas en Somalia, segn un comunicado difundido por la organizacin terrorista.

En la nota, titulada 'Enterrando las esperanzas de Kenia', Al Shabab advierte que la presencia del Ejrcito keniano en Somalia, al que acusa de matar a civiles y bombardear pueblos, conllevar ms represalias contra la poblacin keniana, a la que hace responsable indirecta por haber elegido al Gobierno actual.

"Mientras vuestro Gobierno persista en seguir el camino de la opresin, ponga en prctica polticas represivas y contine con la sistemtica persecucin de musulmanes inocentes, nuestros ataques tambin continuarn", reza el comunicado.

El grupo islamista tambin se dirige al Gobierno keniano y avisa que su mensaje "no ser escrito con palabras, sino con la sangre de vuestra gente. Cavad sus tumbas y preparad sus atades desde ahora mismo".

En los dos ltimos aos Al Shabab ha perpetrado numerosas masacres en territorio keniano, entre las que destacan las del centro comercial Westgate de Nairobi (2013); las de Mpeketoni, Gamba y Mandera (2014); y la ms reciente en Garissa (2015), que han dejado ms de 350 muertos en total.

En 2011 el Ejrcito de Kenia invadi el sur de Somalia como respuesta a varios secuestros de turistas y extranjeros que el grupo islamista haba llevado a cabo en el noreste del pas, una accin que Al Shabab consider como una declaracin de guerra.

Detenidos por masacre

La polica keniana ha arrestado a tres hombres en relacin con la masacre en la Universidad de Garissa, en el noreste de Kenia, cuando intentaban huir a Somalia, informaron hoy medios locales.

Se cree que los tres detenidos, que se suman a otros dos que ya haban sido apresados, son cmplices del presunto cerebro de la matanza, un residente local llamado Mohamed Kuno que ha sido vinculado con otros ataques del grupo islamista en el noreste de Kenia.

Por el momento no han trascendido nombre ni nacionalidades de los detenidos, aunque se espera que los interrogatorios puedan ofrecer ms detalles sobre la preparacin del ataque y aportar pistas importantes para capturar a Kuno.

EFELos orgenes del Estado Islmico que preocupa a OccidenteCuando sorpresivamente el Estado Islmico (EI) emergi en la escena en 2013 y en pocos das sus combatientes ocuparon extensos territorios habitados por sunes en Irak y Siria, hasta los servicios de inteligencia activos en la regin tuvieron que admitir su desconocimiento sobre este nuevo protagonista.Actualizado: 23 de Setiembre de 2014 | Por: Redaccin 180

Por Farhang Jahanpour, de IPS.A diferencia de Occidente, en Medio Oriente la religin an juega un papel predominante en la vida de los pueblos.Cuando se habla de sunes y chies, las diferencias no son comparables a las que existen entre catlicos y protestantes en el Occidente contemporneo, sino que hay que retroceder hasta las guerras de religin europeas (1524-1649), que se cuentan entre las ms brutales y sangrientas de la historia.As como la europea Guerra de Treinta Aos (1618-1648) no tuvo solamente orgenes religiosos, los conflictos entre sunes y chies tambin obedecen a diversas motivaciones, frecuentemente exacerbadas por las diferencias religiosas.Desde que Estados Unidos presion a los gobiernos de Arabia Saudita y Pakistn para que, tras la invasin sovitica a Afganistn en 1979, organizaran la contraofensiva de los yihadistas, pasando por la emergencia de Al Qaeda y los ataques terroristas del 11 de setiembre de 2001, siguiendo por la invasin de Afganistn en 2001 y de Irak en 2003, y las acciones militares en Pakistn, Yemen, Somalia, Libia y Siria, parece que Washington tiene el efecto contrario del rey Midas: en cada crisis en que interviene su mano, todo se convierte en ruinasAhora, con el levantamiento del EI, antes conocido como ISIS, y otras organizaciones terroristas, todo Medio Oriente est en llamas. Nadie debe cometer el error garrafal de suponer que se trata de un movimiento local destinado a desaparecer, o ignorar su influencia sobre multitudes de militantes sunes marginalizados y desilusionados.En razn de su ideologa, fanatismo y crueldad, de los territorios que ya ha ocupado, y de sus ambiciones regionales y quizs globales, el EI configura la mayor amenaza desde la Segunda Guerra Mundial. Tiene el potencial de cambiar el mapa de Medio Oriente y desafiar los intereses occidentales en el golfo Prsico o Arbigo, y ms all.Desde que el Islam apareci en los desiertos de Arabia en el siglo VII, con su mensaje monotesta y el eslogan "no hay otro Dios que Al y Mahoma es su profeta", cambi la condicin de los rabes y dio origen a una religin y una civilizacin que hoy en da tiene unos 1.500 millones de fieles en todo el mundo.A diferencia de otros profetas que no alcanzaron a ver en vida el xito de su misin, Mahoma no solo logr unir a los rabes en la pennsula arbiga en nombre del Islam. Tambin cre un Estado y rein sobre los convertidos al Islam como gobernante y como profeta. Fue as un caso nico en la historia de las religiones.En consecuencia, mientras las dems religiones tienen en mente un estado ideal, el "reino de Dios", como una aspiracin futura, para los musulmanes el estado ideal se encuentra en el pasado, en el gobierno de Mahoma en Arabia, en la vida y las enseanzas del profeta.Cuando en el bienio 1516-1517 el ejrcito del sultn otomano Selim I conquist Siria, Palestina, Egipto y Arabia con sus santuarios, el sultn asumi el ttulo religioso de califa. Por lo tanto, el imperio otomano fue a la vez el califato sun.La cada del imperio turco otomano y la abolicin del califato en 1922 no solo fue traumtica en sentido poltico y militar, ya que al mismo tiempo los sunes perdieron la mxima autoridad religiosa con su funcin unificadora.Para muchos occidentales es difcil comprender el sentimiento de derrota y humillacin de los sunes como consecuencia de las prdidas sufridas en el siglo pasado. Para tener una idea, hay que imaginar la cada de un poderoso imperio cristiano multisecular junto con la abolicin del papado.Con el fin del califato, los pases sunes fueron divididos y controlados por potencias extranjeras, que impusieron su dominacin en los planos econmico, militar y cultural.Antes del colapso del imperio otomano las potencias occidentales y Gran Bretaa en particular, haban prometido a los rabes que a cambio de levantarse en armas contra los turcos, se les concedera la formacin de un califato islmico en las tierras rabes sujetas al imperio otomano.Adems de traicionar esa promesa, Francia y Gran Bretaa secretamente fraguaron el acuerdo Sykes-Picot (1916) para repartirse las tierras rabes.Y en virtud de la Declaracin Balfour (1917), Londres ofreci al movimiento sionista un territorio en Palestina que no era suyo, para "dar un hogar al pueblo judo".Cuando termin la era de la colonizacin, en todo el Medio Oriente ascendieron al gobierno, golpes de Estado mediante, regmenes de militares que haban luchado contra la dominacin extranjera: el general Kemal Ataturk en Turqua, el general Reza Khan en Irn, el coronel Gamal Abdel Naser en Egipto, el coronel Muammar Gaddafi en Libia.Tambin los golpes militares en Siria e Irak, que sucesivamente llevaron al poder al partido Bath, con el general Hafez Al Asad en Siria, y el brigadier Abd al-Karim Qasim, el coronel Abdul Salam Arif y Saddam Hussein en Irak.Prcticamente todos los pases de Medio Oriente alcanzaron la independencia mediante golpes de militares que ignoraban el bagaje histrico, cultural y religioso de sus propios pases y eran completamente ajenos a los conceptos de democracia y de derechos humanos.Los gobiernos castrenses lograron establecer un cierto orden, a punta de bayoneta.Ante la ausencia de organizaciones de la sociedad civil, de tradiciones democrticas y de libertades sociales, el nico camino abierto a las masas deseosas de sacudirse las dictaduras militares fue el de volver a la religin y utilizar las mezquitas como sus cuarteles.La aparicin de movimientos religiosos como la Hermandad Musulmana en Egipto, Ennahda en Tnez, el Frente Islmico de Salvacin en Argelia, Al Da'wah en Irak y otros, represent la mayor amenaza para los regmenes militares, que los reprimieron y proscribieron.La tragedia de los modernos regmenes mediorientales ha sido su incapacidad de coexistir con los movimientos islmicos y, por lo tanto, con los amplios estratos sociales que aquellos representaban.Es as que tras repetidas derrotas y humillaciones entre los militantes sunes, especialmente entre los rabes cuyos pases fueron divididos y sometidos al colonialismo occidental y despus a dictaduras militares, fue creciendo la aoranza por el califato.Cuando se pronuncia la palabra califato islmico, los sunes comprometidos experimentan un sacudn de adrenalina.El fracaso de los regmenes militares y la marginalizacin y la eliminacin de agrupaciones de inspiracin religiosa han desembocado, ahora, en la irrupcin de un movimiento extremista.El grupo terrorista EI se vale de esta situacin y basa su atractivo en la convocatoria para el resurgimiento del califato.Farhang Jahanpour, exprofesor y exdecano de la Facultad de Lenguas de la Universidad de Isfahan, ensea desde hace 28 aos en el Departamento de Educacin Permanente en la Universidad de Oxford.La imaginacin del odioMarzo 10 de 2015 - 11:06 pminShare17CompartirEnviar0Comentarios

Dicen que el Estado Islmico domina un territorio entre Siria e Irak equivalente al de Gran Bretaa, con una poblacin de 11 millones de personas e importantes recursos de hidrocarburos.Foto: Archivo particularEl EI persigue implantar en todas las tierras, que alguna vez fueron dominadas por musulmanes, un califato en el que rija la shara o ley de Dios, y pretende hacerlo en su expresin ms ortodoxa, de forma literal, no retrica, aplicando las costumbres y doctrinas del siglo VII en pleno siglo XXI.Hace unas semanas, el mundo vivi, con horror, las espantosas imgenes publicadas, sin censura, por la cadena norteamericana de noticias FOX, en las que el Estado Islmico (EI) ejecutaba de forma espeluznante al piloto jordano Kasasbeh. Sin ser eso suficiente, y despus de divulgar por internet cmo degellan, lapidan, crucifican, y queman vivos a todos aquellos que consideran pecadores, infieles, o apstatas, en los ltimos das nos han llegado las imgenes de cmo ejecutan a los homosexuales, arrojndolos desde las azoteas de los edificios. Pareciera que no caben ya ms atrocidades, pero la imaginacin del odio no tiene lmites y debemos estar preparados para cualquier otra monstruosidad, como si estos asesinos sanguinarios trataran de igualar las imbatibles marcas de terror que en el siglo XX nos trajeron nazis y comunistas.Creamos los occidentales que ya habamos conocido la barbarie yihadista en toda su plenitud a travs de los gobiernos talibanes en Afganistn en los aos 90, y por las acciones de Al-Qaeda desde entonces. Pero no, el califato, dirigido por Abu Bakr al-Bagdadi, un exmiembro de la rama iraqu de Al-Qaeda, puede depararnos nuevas sorpresas.El EI persigue implantar en todas las tierras, que alguna vez fueron dominadas por musulmanes, un califato en el que rija la shara o ley de Dios, y pretende hacerlo en su expresin ms ortodoxa, de forma literal, no retrica, aplicando las costumbres y doctrinas del siglo VII en pleno siglo XXI.Para el EI, la Yihad o Guerra Santa es una obligacin individual de cada musulmn, que no debe esperar a ser llamado a la misma a travs de una fatwa por un lder religioso. Todo musulmn tiene, adems, la obligacin de divulgar la doctrina del Islm a toda la humanidad, y debe derrocar a los gobiernos musulmanes apstatas, es decir, a todos aquellos que no aplican la shara con el suficiente rigor, o aquellos que se han atrevido a innovar la doctrina original del profeta Mahoma, como por ejemplo los chiitas.Al contrario que Al-Qaeda, que acta con clulas durmientes autnomas y desperdigadas por medio mundo, muy difciles de detectar, el EI ha venido conquistando un territorio visible que pretende aumentar fantasiosamente hasta Al-Andalus (Espaa), y ha desarrollado una burocracia jerarquizada que lo administra.Dicen que el EI domina un territorio entre Siria e Irak equivalente al de Gran Bretaa, con una poblacin de 11 millones de personas e importantes recursos de hidrocarburos. Como la shara les impide reconocer autoridad alguna distinta a la de Al, no podrn nunca reconocer fronteras, ni entablar relaciones diplomticas con otro Estado, as sea con gobiernos islamistas de pases musulmanes, ni participar en foros internacionales. Cualquiera de las acciones anteriores les convertira en apostatas segn su propia doctrina, y la apostasa est condenada con la muerte. Incluso grupos tan radicales como Hams, en Gaza, o los Talibn, han reconocido ciertas autoridades distintas a Dios.Ante esta situacin, ms cercana a una pelcula de terror-ficcin que a la realidad, cabe preguntarse qu puede hacer la comunidad internacional al respecto, y la respuesta no puede ser ms compleja. En Estados Unidos, el debate ya est abierto, y lo que en un principio fue la autorizacin de Obama, el pasado septiembre, para que la fuerza area norteamericana realizara bombardeos enmarcados en la autorizacin que el Congreso le dio a Bush en el 2003 para la invasin de Iraq, ya se ha convertido en una peticin formal al Congreso para la utilizacin de fuerzas terrestres.La defensa de los derechos humanos de los desdichados que habitan el norte de Iraq y el este de Siria, invita a intervenir con el envo de tropas para un combate sobre el terreno, pero es estratgico un enfrentamiento terrestre con el EI? Lo cierto es que sobre el terreno ya hay una coalicin musulmana combatiendo al EI. Tanto los peshmergas kurdos como el ejrcito iraqu parecen haber obtenido resultados razonables en las ltimas semanas, y adems de estar armados y entrenados por Washington, tienen su imbatible apoyo areo. Las voces no intervencionistas sugieren que EE. UU. contine apoyando a la coalicin musulmana sin participar directamente, y esperen a que el paso del tiempo convierta al EI en un Estado fallido, incapaz de autogobernarse con leyes del siglo VII, y que se desmorone ante la superioridad militar de la coalicin de los aliados.Las posibilidades de que el EI encuentre aliados es remota, y la posibilidad de una alianza con Al-Qaeda es difcil en cuanto sus estrategias y mtodos son distintos, y sus lderes rivalizan abiertamente. Si bien el EI cita habitualmente en sus mensajes a Osama bin Laden como una suerte de mrtir a emular, ignora premeditadamente a Ayman al-Zawahiri, el egipcio que lidera Al-Qaeda desde la muerte de bin Laden.Pero la buena noticia llega desde Irn, que siendo un pas de mayora chiita, es decir apstata para el EI, est participando de manera discreta sobre el terreno. Lo que la diplomacia no ha logrado desde la revolucin de los Ayatols en 1979, lo est haciendo la guerra contra el EI: un lento y velado descongelamiento de las relaciones entre EE. UU. y la Repblica Islmica, que negocian en Ginebra un acuerdo sobre el programa nuclear iran. Quizs, entre la bajada de los precios del petrleo, que penaliza los obsoletos, improductivos, y embargados para el comercio internacional, campos petroleros iranes, junto con la silenciosa colaboracin en la lucha contra el EI, Irn se acerque a las posturas occidentales y suavice su tradicional discurso incendiario contra Occidente e Israel.Alejandro Jordn LorenteProfesor de Geopoltica del CesaEl yihadismo ms radical le apuesta a expandirse a nuevos pasesAcoso de la coalicin internacional obliga al Estado Islmico a ganar adeptos en otras regiones.Por:ETHEL BONET|8:45 p.m. | 28 de marzo de 2015Foto: AFPEl Estado Islmico ha dado muestras de poder con sus caravanas con hombres armados, con las que se toma pueblos y ciudades.La estructura del Estado Islmico (EI) se ha visto daada por los bombardeos de la coalicin internacional, las ofensivas de las fuerzas kurdas en el norte de Siria e Irak o la campaa del Ejrcito iraqu en la localidad de Tikrit, cuna de Saddam Husein, en la provincia de Saladino.Sin embargo,la debilidad del temido grupo yihadista viene de dentro.Las crecientes tensiones entre los combatientes extranjeros y locales, as como la incidencia cada vez mayor de ataques guerrilleros contra objetivos del EI, son signos de su debilidad interna.Precisamente,para estos das se prepara una ofensiva de las tropas del Gobierno iraqu con apoyo areo de la coalicin internacionaly de las fuerzas kurdas para expulsar a los yihadistas de Tikrit, la segunda ciudad ms grande de Irak.Sobre este asunto, la analista Amal Saad, de la Universidad Americana de Beirut (AUB), seala que las disidencias, deserciones y retrocesos en el campo de batalla estn minando la fuerza del grupo.La repatriacinLa acadmica afirma que es lgico que los extranjeros hayan empezado a regresar a sus pases de origen tras la prdida de territorio en Siria e Irak y el alto nmero de bajas en las filas yihadistas por las crecientes operaciones en su contra.La mayora de los combatientes europeos provienen de barrios marginales y se han alistado en el Estado Islmico como una alternativa de vida, contina la analista. Por ese motivo, si los extranjeros no obtienen beneficios no encuentran motivacin para seguir en el califato, insiste Amal Saad.El diario panrabe Asharq al Awsat public recientemente, basndose en fuentes locales kurdas,que ms del 60 por ciento de los grupos de combatientes extranjeros han abandonado al EIen los ltimos meses, sobre todo despus de haber perdido algunos territorios en Irak y ante la gran ofensiva para expulsar a los yihadistas del pas.Frente a las deserciones de extranjeros y las prdidas en el terreno militar, el Estado Islmico se ha visto obligado a reformular su estrategia,buscando nuevos socios en otros pases musulmanes para seguir expandiendo su califato.El norte de frica se ha convertido en la nueva plataforma del Estado Islmico. El grupo yihadista debe su repentina y rpida expansin en esa regin y el Sahel (territorios al sur del desierto del Sahara) a sus alianzas, cuidadosamente cultivadas, con grupos vinculados anteriormente a Al Qaeda, puntualiza Saad.El lder de la organizacin, Abu Baker Al Baghdadi, vio en Libia una oportunidad de extender su centro de operaciones ms all de Irak y Siria, aprovechando la situacin de inestabilidad poltica y caos ocasionado por la lucha de poder.As, el verano pasado, Al Baghdadi envi una delegacin siria, encabezada por Abu Nabil al Anbari, un veterano de Al Qaeda, para explorar la cooperacin con yihadistas locales.Dentro de Libia, al Anbari forj lazos con grupos como el Consejo de la Shura, en Derna, donde simpatizantes de Al Qaeda reclutaron a libios en las mezquitas y se los llevaron a entrenar a Siria e Irak. (Lea:Con retroexcavadora, Estado Islmico arrasa con ciudad milenaria)A ensear el poderPosteriormente, los yihadistas libios fueron enviados de nuevo a casa para cometer atentados en el pas e implantar el terror, del que ha dado crueles muestras el grupo.En la actualidadse cree que hay entre 1.000 y 3.000 yihadistas leales a Al Baghdadi en Libia.Tnez, fronterizo con Libia, Argelia y Mal, tampoco ha resistido a las garras del Estado Islmico. El pas norafricano ha experimentado un repunte de la actividad yihadista desde que, en octubre del ao pasado, se celebraron las primeras elecciones generales luego de la cada en el 2011 de la dictadura de Zine El Abidine Ben Ali.El regreso de ms de 600 yihadistas tunecinos al pas representa uno de los mayores peligros para la seguridad nacional, en un pas que apenas est tratando de consolidar una democracia.El califato de Abu Baker al Baghdadi encontr su mejor aliado en el batalln Uqba bin Nafi, una agrupacin que aglutina a la rama local de Al Qaeda en el Magreb islmico y el grupo Ansar al Sharia de Libia.Una peligrosa proclama por la adhesinEn marcha, bsqueda de nuevos socios para ampliar el rgimen del terrorAlgunos de los miembros del grupo Ansar al Sharia, de Libia, juraron lealtad al Estado Islmico en septiembre, aunque hasta la fecha no se ha producido una adhesin formal.Se cree que este grupo es el responsable del atentado contra el Museo El Bardo, que acab con la vida de 22 personas de ellos, 17 extranjeros, y dentro de estos, dos colombianos. (Lea:En las exequias de los Camelo Martnez solo estuvo la familia)Ahora, con la reciente adhesin del grupo terrorista nigeriano Boko Haram, asociado con Al Qaeda,el Estado Islmico podra ganar entre 7.000 y 10.000 combatientes ms para su causay conseguira tener presencia en algunos pases en los que no estaba asentado, comoNigeria, Mali, Nger, Chad, y Camern.