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Aquí, "EL EMPASTRE"... mosaicos de su arte y de su vida. de PEREGRIN LUIS LLORENS Y RAGA. cronista oficial de catarroja. Editat en 1969. Editorial Guerri, S. A. Jacinto Benavente,10 Valencia. Prólogo del ilustre Alcalde-Presidente del Municipio de la Villa de Catarroja. D. EMILIO PORCAR

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Ecos internacionales de Prensa

". . .De la fantasía de estos sencillos y nota­bles artistas que acaudilla el maestro Muñoz, aparecieron los estupendos programas que hemos admirado en el circo de Santamaría... He aquí cómo el arte popular valenciano se ha conver­tido en espectáculo, tan naturalmente, con tan limpia modestia, que acaso la hueste que acau­dilla el maestro Muñoz no se da cuenta de su propio mérito...".

( "El Tiempo", 1-11-1954.—Bogotá.)

" E l día de ayer estuvo espléndido, con una claridad al parecer hecha adrede por Dios para I I . EMPASTRE, el soberbio espectáculo con que España anda anñtrionando a todos los hemis­ferios, paralelos y meridianos de la tierra... Con E L EMPASTRE, más rápida hubiese sido la victoria de don Juan de Austria sobre la tur-quería en la batalla de Lepanto... Si hubiese actuado E L EMPASTRE, España no hubiese perdido la batalla de Boyacá... ¡EL E M P A S T R E es una empresa conquistadora! España no podrá volver acá por sus colonias a sangre y fuego, como en los días detonantes, hermosamente de­tonantes de la Conquista. Pero si esa fuerza imperialista se removiera, volvería a conquistar­nos sin más armas que las muy armoniosas de E L E M P A S T R E . . . "

( "La Defensa", 22-11-1954.—Medellin.)

" . . . E l magnífico EMPASTRE, Banda cómico-taurino-musical compuesta de 20 profesores a «n vo frente se encuentra el maestro don Alberto Muñoz. Todos ellos hijos de la huerta valen­ciana que recorren el mundo entero cosechando aplausos, pero cuyo corazón queda cristianamen­te prendido a sus hogares, a sus tradiciones, a sus costumbres netamente cristianas, fielmente observadas en cualquier lugar donde se encon­traren. Todo público, español o extranjero, se siente al punto prendido en el hechizo singular de E L EMPASTRE. . . Por estas razones, por esa educación práctica y aleccionadora de sus volun­tades, por esa fraternidad cristiana que los ca­racteriza tan necesaria en nuestros tiempos, por esa hidalguía y honradez tan escasa en los de su ramo, se han hecho dignos de nuestra Re­vista..." '

("Alborada", Revista de los P. P. Terciarios Capuchinos. Marzo de 1956.—Medellin.)

" . . . E finalmente, o numero de maior agrado de grande noite: A banda cómica E L EMPAS­TRE, que ja tivemos o gosto de admirar e no-

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PEREGRIN-LUIS LLORENS Y RAGA CRONISTA. OFICIAL DE CATARROJA

AQUI,

"EL EMPASTRE"... MOSAICOS DE SU ARTE Y DE SU VIDA

Prólogo del ilustre Alcalde-Presidente del Municipio de la villa de Catarro ja

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C O N LAS DEBIDAS LICENCIAS

ES PROPIEDAD

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Depósi to legal V. 4 0 4 6 - 1 9 6 9

EDITORIAL GUERRI, S. A. - Av. Jacinto Benavente, 10 - Valencia, 1969

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PROLOGO

La personalidad literaria de quien escribe el prólogo es siempre superior a la del autor de la obra. El prólogo es la recomendación que, en este país que tanta fe tiene en las recomendaciones, se hace al lector a favor del autor, la fianza que por su mayor nombre presta el consagrado al novel para que el lector vea, ya en el portal del libro, que la obra no le va a defraudar.

Si esto de que en el prólogo un hombre ceda a otro algo de su mayor prestigio es una regla, este prólogo que estás leyendo es la excepción. El autor, don Peregrín Luis Llorens Raga, ilustrísimo señor por Canónigo, Archi­vero de la Catedral de Segorbe, historiador, publicista, autor de varias obras, miembro últimamente de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, es plenamente conocido en el mundo de las letras. Quien es desconocido, si no más allá de las puertas de su casa, sí de los lindes del pueblo, es quien escribe el prólogo.

Habría de ser, pues, el autor de la obra, quien presentara al del prólogo, mas como esto sería demasiado, aceptemos con satisfacción un honor que el autor, Cronista Oficial de su villa natal, ha querido conceder a quien, al tiempo de editarse la obra, preside el Municipio.

La historia de EL EMPASTRE se inicia, como se verá, allá por 1915. Nada vamos a añadir a esta obra acabada. Mas yo quisiera que el lector meditase un poco en el contorno social en que un pueblo dio vida a una agrupación musical que se haría famosa en tres continentes.

Veamos, aun a riesgo de extendernos tal vez demasiado, cuál era la España de 1915: una situación social caótica como consecuencia de un sistema político (¡ue no encaja en el país; un Estado liberal incapaz de poner un orden justo en una sociedad que no funciona; una subversión que amenaza con destruirlo ludo; guerra en Marruecos, huelgas revolucionarias, Gobiernos efímeros, anar­quismo, bombas, asesinatos. En 1909, la Semana Trágica; en 1912, los sucesos de Cullera; en 1914, el asesinato de Canalejas, y en 1918, el de Dato; en 1923, la Dictadura.

En medio de todo ello, 1915. Había en Catarroja mucho anarquismo: unos pocos años antes o después se disparó contra la Guardia Civil cuando conducía detenido a un anarquista; por 1920 fue asesinado el Alcalde, del Partido Con­servador. Por todas las esquinas de la vida social soplan, en lo nacional y en ¡o local, aires de tragedia.

¿Cómo, en ese contorno, nace algo tan descomprometido, desenfadado, alegre y festivo como EL EMPASTRE?

Pensemos: ¿No surge el humor más sano, menos sofisticado, de las situa-

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dones más trágicas, como nace el arte más negro de las épocas más cómodas? La risa más pura, la risa sin humor neblinoso, la risa que hemos vivido la generación de la postguerra española, la de Tono, Mihura, Alvaro de la Iglesia, la de "La Codorniz" tuvo su origen en "La Ametralladora", revista de humor para combatientes que se editaba en la España de Franco. Los soldados en el frente no cantaban marchas militares; cantaban a "Chaparrita, la divina" o "al vino que tiene Asunción". Cantos, alegres pero nostálgicos, a la vida sencilla y añorada de la paz.

Ha sido después, en la paz y en el bienestar de la postguerra europea, cuando ha surgido la literatura negra, la pintura abstracta, la expresión fantas­magórica y monstruosa del arte, la angustia vital, la droga y el suicidio; todo ello en un mundo que, comparado con el anterior es, ¿quién lo duda?, un mundo sin problemas.

Estábamos en 1915: guerra en Europa, guerra a ráfagas en Marruecos; guerra social entre trabajo y capital, bombas, huelgas, atentados...

Y en un barrio de pescadores, en ese "calíu de nostres pares" que es, como dice en el Himno a Catarroja, el autor de esta misma historia, en ese Barrio de Les Barraques al que hemos de dirigirnos cuando intentamos descubrir nuestros más primitivos alientos, surge EL EMPASTRE.

Fue el pueblo, el más auténtico y genuino pueblo, sencillo, alegre, festivo, quien creó genialmente a la Agrupación que, sin duda, ha proyectado el nombre de Catarroja, traspasando meridianos y paralelos, por más alejados confines.

Leyendo la historia veréis nombres que tienen todo el sabor de lo autén­ticamente popular: "Felip el Tandero", "El Maño", "Bocha", "Changuel", "Pusa", "La Chela", Teatro "La Cuello", "Fabeta", y las calles del Pez, de la Caña, de la Red, "del Fus", "deis Bous", nombres todos del léxico de la gente pescadora, títulos de los que todavía permanecen algunos en la nomen­clatura oficial, cuando debieron conservarse todos.

De allí surgieron hombres como Fernando "el Anguilero", figura en ese deporte tan valenciano, que hoy tiende a desaparecer, de la pelota. Fernando, que un día entrara en el cine "Chepa" para interrumpir el relato del expli-cador, gritando, con una hoja de diario en la mano, encendida por él mismo: "A focs! A focs!", provocando la salida atropellada de los espectadores, sin otra consecuencia que el susto; que otro día, cuando todo el pueblo esperaba, alineado a lo largo de la carretera, a los corredores de una Vuelta a Levante a pie, se quitó los pantalones, quedó en calzoncillos cortos y circuló por la calzada recibiendo, a distanciadlos aplausos y la admiración de todos, aplau­sos que se convertían en risas cuando, según se iba acercando, se daban cuenta de que era Fernando, y de que aquélla era una de las suyas.

De allí salieron hombres como "Maravilla", que llegaba siempre al trin­quete, vuelto de su trabajo en las aguas de la Albufera, cuando la partida estaba ya mediada. Subía parsimonioso las escaleras para llegar al "palquet" del "dau". Cuando aparecía su busto sobre la barandilla, se interrumpía el juego. Allá abajo, en la cuerda, "Malanda" "marchaba" la partida. Al apare-

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cer "Maravilla", la voz de tenor lírico de "Malanda" se destapaba, provo­cadora:

— A l resto vingt duros! "Maravilla" respondía con solemne voz de bajo: —Van. — A l resto vingt duros! Y "Maravilla": —Van. — A l resto vingt duros! Y "Maravilla", que no había visto veinte duros en toda su vida, ni los llegó

a ver el pobre en lo que le quedó de ella, "Maravilla", que ha quedado como ejemplo de hombre pobre, alegre y honrado, "Maravilla", a cada grito de guerra de "Malanda" contestaba como el canto del buho, rñonorrítmico, solemne y grave: Van, vaaaan, vaaaaaan.

Terminada la serie, "Malanda", levantando la mirada hacia el trono en que "Maravilla" se sentaba como rey del espectáculo, resumía:

—Cuatre cents t'en jues. "Maravilla" respondía: —Ya'n tinc prou. O a veces: —Tirant cent mes. Hecho todo esto, acalladas las risas y los comentarios del público, la partida

podía continuar. ¡Cuántas*anécdotas como ésta, cuántas muestras del genio alegre de un

pueblo, podrían contarse! Hace unos años nos contaba Faustino Penella, ese último "coloquiero"

¡pie nos queda, un pasaje de su juventud que firmarían hoy los mejores literatos del humor negro.

Estaba Penella, que era un mozo, en el Casino de don Paco. En la tertulia, el "Tío Pollastre", funerario, director de una de las Bandas de entonces y padre del llorado don José Manuel Izquierdo. Era una noche de invierno y una ruidosa tormenta apagó las luces de todo el pueblo. Cuando amainó la tormenta y todos se fueron a dormir, "El Pollastre" invitó al joven Penella:

—Faustino, vols que fem una guitarra? — A estes hores y en este temps? —Aixó que té que vore? Penella piensa que el Maestro tendrá muy buena guitarra y buenas manos

pura tocarla, y decide: — A la de tres. Se encaminan por la calle Nueva a la casa donde el músico y funerario

tiene en la planta baja su almacén. El Maestro abre la puerta. Enciende una Cerilla. Sobre un banco de madera reposa, negro, opaco y difuminado, un ataúd. El Maestro pregunta una vez más:

—Per aon vols tocar, per davant o per darrere? Penella, que ya ha comprendido la chanza, contesta rápido:

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—Per aon vosté diga, Mestre. —Pos toca per davant. Salen de la casa con la caja vacía al hombro. Las nubes negras del cielo

están a tono. Penella va delante y el Maestro detrás. La calle, oscura y soli­taria. El Maestro conduce con gritos de formación militar. Al llegar a cada esquina: "Derecha, mar"; "izquierda, mar". En alguna bocacalle: "De frente".

Llegan a una casita de "Les casetes de Sidoro". Un viejecito, solo, sin familia, atendido por la caridad de los vecinos, ha muerto unas horas antes, en aquella noche negra. Sobre un jergón en tierra reposa su cuerpo. La luz de una vela ilumina la humilde estancia. El funerario y su improvisado lugar­teniente colocan el cadáver dentro de la caja, pero las rodillas sobresalen por encima de los bordes.

Una vecina lo explica: tantos meses en la misma posición, las piernas enco­gidas, han hecho que el lento extinguir de aquella vida haya dejado, con unos tendones no distendidos, unas piernas en ángulo. El Maestro prueba: la tapa del féretro no llega a su base y se balancea, inestable, sobre las rodillas.

Penella, burlón, dice al Maestro: —Aixó vol un'atra tapa, Mestre. —Com? —Que fasa colse. El Maestro rechaza: —Pareiserá qu'enterrem una escala de tisora. La solución la da por fin el Maestro: no hay más remedio que rectificar

aquellas piernas. Faustino se sentará sobre las rodillas y al peso el muerto acabará por "estirar la pata".

—Descarregat, Penella, tú qu'eres jove. Penella obedece. El funerario aguanta en su mano la vela. Faustino se

sienta sobre el saliente y empuja hacia abajo. Al envite el féretro se desnivela; muerto y vivo ruedan sobre el suelo, y en la caída, Penella tropieza con el Maestro, que cae también. La vela se apaga.

Faustino ha quedado ligeramente aturdido. El funerario, a quien preocupa la resolución del problema de que su ataúd haya de parecer una pirámide, palpa en la oscuridad, encuentra una pierna recta y exclama, gozoso:

—Ya está, Penella, ya está. Pero Penella, que sale de su aturdimiento, que nota que le tocan su pierna

y que no tiene ningún interés en ser enterrado vivo, protesta: —No, Mestre, no, que eixa es meua. Y a mí no m'enterra vosté tan aínes.

* * *

Valgan estos relatos como la muestra del humor de un pueblo, del genio de un pueblo que cuando todo en la vida social era triste y dramático, cuando todo le encaminaba hacia la tragedia, cantaba y reía, un pueblo que allá por 1915...

EMILIO PORCAR

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INTRODUCCION

Cuando hace sólo unos meses, los directivos de la Agrupación Musical EL EMPASTRE, mis queridos compatricios, tuvieron a bien confiarme la tarea de recopilar datos, noticias, reportajes y estadísticas para una posible divulgación histórica sobre el génesis y desarrollo de esta formidable Banda musical, he de confesar sinceramente que mi primera y espontánea reacción fue de resistencia absoluta, por la sencillísima razón de no considerarme con arrestos suficientes para empezar, y mucho menos dar cima a una obra, nada fácil por cierto, dada la característica de sus peculiares facetas y singladuras. Pero también es verdad que esta reacción de tipo negativo duró bien poco. I'iie mucho mayor el contrapeso de las razones que me impulsaron a aceptar el compromiso. No'solamente por considerarlo como un deber moral, dada mi condición de Cronista Oficial de la Villa de Catarroja, y también por aquello de ser un apasionado «a natura» del divino arte de la música —a los ¡Hez años era ya todo un candidato para un puesto de clarinete en una de las Bandas de Música locales—, sino, sobre todo y ante todo, porque para mí EL EMPASTRE ha sido en todo tiempo, especialmente en mis años juveniles, como un poderoso imán de atracción irresistible por su gracejo sin par, por tu finura y ajuste en la interpretación, y por su depurada técnica musical, que habrá podido quizá ser igualada, pero nunca superada.

Todo en EL EMPASTRE nos habla del más puro ingenio humorístico en el arte, y todo en él gira alrededor del pentagrama en una sinfonía colosal. Son notas y ritmos que saltan embrujados en danza exótica y ancestral al con-juro tan pronto de un preludio de Chopin o una sonata de Verdi, como de unos compases de "El Relicario" o de "La Revoltosa"...; de unas "Goyescas", de (Granados, o de "Madame Butterfly", de Puccini, como de un "Pan y Toros", de Rarbieri, o del picaresco "Pinocho"de la "Danza del Fuego", de Manuel de Falla, o "Las Bodas de Luis Alonso", de Giménez, como del airoso paso-doble "Pepita Greus", o del dinámico "Estando contigo"... Y todo ello ensamblado tan maravillosamente, con tanto arte, con tanta justeza y maestría oue nos produce siempre la sensación de un fantástico mosaico multicolor, Í o m o arrancado de los vetustos muros de uno de aquellos soberbios palacios florentinos medievales. Y esta ajustadísima ensambladura, hecha siempre sin alardes, sin pedanterías, con una exquisita naturalidad que asombra, y sin descender jamás al plano de la ridiculez ni de la chabacanería, como desgra-i ¡adámente se ha dado en alguno que otro conjunto pseudomusical —no en lodos, gracias a Dios—, que prescindiendo de todo ideal y de toda belleza, han hecho de la música una máscara, y del arte, una caricatura fea y repulsiva.

Pero esta quintaesencia musical y artística de EL EMPASTRE no surgió

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solamente porque sí ni por generación espontánea. Tuvo sus raíces y sus cimientos. .Catarroja, la bella población que cierra por el Sur la exuberante y florida huerta valenciana; acariciada por la brisa, suave y exótica, del "Gran Lago de la Albufera", en cuyas limpias aguas se refleja como en ancho espejo veneciano, ha sido en todo tiempo, y lo sigue siendo, cantera fecunda de enamorados del divino arte de la Música. No hay un solo pueblo que pueda preciarse de lo que esta villa, hoy populosa, se ufana y se enorgullece. En los mismos albores de nuestro siglo, cuando el núcleo de su población no alcan­zaba todavía a los ocho millares de almas, contaba nada menos que con "cua­tro nutridas Bandas de Música", todas ellas en pleno rendimiento. Y ellas fueron precisamente el manantial en donde bebieron su técnica, su inspiración y su arte aquellos primeros fundadores de EL EMPASTRE en el año quince; de aquel EMPASTRE que había de pasear por el mundo la belleza y el arte y las glorias de España.

Alguien ha dicho que la Música es el arte más antiguo que ha practicado el hombre, y posiblemente al mismo susurro acariciante de las hojas de los árboles agitadas por el viento, o al silbido penetrante de las cañas al ser heridas por el vendaval. Si esto es así, como lógicamente parece serlo, no nos extraña que los primitivos catarrojenses, pegados a sus barcas y a sus redes, captaran y asimilaran las suaves melodías de los juncares al ser besados por la brisa embriagadora del "Gran Lago", y las notas agudas, sibilantes, de los carrizales al ser barridos violentamente por la tempestad. Y que, enamorados de aquella música ancestral, que era como su segunda existencia, transmi­tiesen ese gran amor de generación en generación, hasta conseguir de cada catarrojense un apasionado del divino arte musical, que alguien ha llamado también "la mímica del alma". Y así se explica cómo proliferaron en Catarroja las Bandas de Música y los grandes genios musicales de su Historia. Ahí está, entre otros, como gloria viva en el recuerdo, la figura de aquel insigne musi­cólogo que se llamó don José Manuel Izquierdo y Romeu, creador genial y primer director de la Orquesta Sinfónica de Valencia.

Y si un día aquella célebre y delicadísima escritora francesa conocida por Madame Staél, dejara escapar esta frase a todas luces bellísima: "La música es la arquitectura de los sonidos", no dudamos un instante en proclamar como auténticos "arquitectos musicales" a todos y cada uno de los profesores que nutren la singular BANDA EL EMPASTRE. Sus originales e inimitables "mosaicos" lo avalan y lo confirman.

Y de este EMPASTRE, auténtico creador de la musicología clasico-humo­rística, vamos a hablar. Su brillante y singular historia pasará ante tus ojos, lector o lectora, como un maravilloso "No-Do" que te será muy difícil olvidar. Sus triunfos, catarrojense amigo, serán tus propios triunfos. Y estoy seguro que, en definitiva, no podrás menos de bendecir y alabar al Dios que gobierna el mundo, por haberte hecho la gran merced y el extraordinario privilegio de nacer en este bendito pedazo de tierra valencianísima que se llama CATA­RROJA, cuna, origen y arranque de EL EMPASTRE.

EL AUTOR

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C A P I T U L O I

Así nació EL EMPASTRE

Como una manifestación más, festiva, espléndida, ruidosa, del riquísimo lolklore catarrojense, surgió pletórico de vida E L EMPASTRE en un memora-ble atardecer agosteño del año 1915.

Nadie hubiera sido capaz de imaginar que aquel puñado de músicos, exce­lentes artistas encuadrados en las distintas Bandas musicales de Catarroja en plena actuación, que se reunían de vez en cuando en franca camaradería 0011 otros elementos que no eran músicos profesionales, como una "peña" m i s para disfrutar unas horas de expansionismo y euforia, llegaría a trans-formarse un día, al paso de los años, en la Banda humorística-musical más limosa del mundo.

Y sin embaTgo, la realidad, que supera a toda humana previsión y de la que todos somos testigos a más de medio siglo de distancia, es ésa. Y para que esta especie de milagro llegara a producirse, fueron suficientes dos.ele-mentos. Solamente dos; pero básicos y fundamentales: una técnica musical l " i ledamente ajustada, conseguida a golpes de yunque de un continuado \e sacrificio, y la facundia inigualable de los propios nativos de < ¡atarraja.

< antera de artistas ha sido en todo tiempo esta hermosa vi l la genuinamente Valenciana, con característica propia e inconfundible, y célebre también por nía castizos balladors y coloquiers, cuyas veladas folklóricas, número obligado • i i las fiestas patronales de antaño —toda la comarca ha tenido ocasión de i ' i . ruciarlas—, constituían la delicia y esparcimiento de chicos y grandes, it l i l e s de nuestro folklore catarrojense...; originalísimos colóquis desbordantes • li Imen humor, satíricos, mordaces, y en ocasiones picarescos, pero jamás m u luíales..., y un arsenal inagotable de cangons originales de los propios doloquiers, hombres de prodigiosa facundia, como aquel Fernando Penella, v Vicente Manilla, y tantos otros...; canciones que, intercaladas en los coló-I / I I I . y siempre con.su trasfondo satírico y mordaz, unas veces aludían a ciertas

illas familiares, o en otras ponían en picota a aquellos políticos de antaño, • l i n i o en esta que aquí aducimos:

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Un hóme ha anat a Madrit a portar noticies noves, i ha vengut molt carregat de llavor de cafanóries...

Famosas han sido también en todo tiempo las "peñas" catarrojenses, inte­gradas por lps más destacados elementos eufóricos y optimistas; peñas que gozaron siempre de vitalidad propia, como aquella —quizá la más célebre de todas y que aún subsiste— La Penya del Fesol, constituida a principios de nuestro siglo y a la que pertenecían los más castizos balladors, cantadors y coloquiers. Reuníanse invariablemente todos los sábados por la noche. Y el programa era siempre el mismo. Un soparet en regla, y después, alegría y euforia. Cangons, habaneres, y todo lo que daba el abundante repertorio. Era la quintaesencia del gracejo y humorismo catarrojense, representado allí por los Ricart, Penella, Manilla, Morellá y compañía...

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Pues bien, Catarroja, cuna sin par de artistas y que había nutrido innume­rables "peñas'", todas ellas formidables; quiso dar al mundo entero la gracia v la sal desbordante de aquella otra "peña musical" de matiz inconfundible, > • n( sis y origen de E L EMPASTRE, para que años más tarde llegara a ser I I asombro de propios y extraños y auténtico ídolo de las muchedumbres.

Una casa de la calle del Peix (del Pez), en pleno corazón del Barrio de Pi «adores o Les Barraques, la señalada con el número 7, hogar acogedor de Agustín Jorge Requena (de sobrenombre "Fava"), el estupendo saxofón de la llanda "La Artesana", fue en principio el lugar de reuniones y saraos de iquella "peña" singular, y centro de atracción a la vez de vecinos y admi­radores.

Y como de músicos se trataba, y los saraos iban in crescendo, todos, "peña", vecinos y simpatizantes concordaron en una idea maravillosa. Allí faltaba ligo, Una fiesta propia, característica, y que sonara... Y la festa se organizó

con ludas las de la ley. Pero, ¿en honor a quién? Porque entre cristianos, nece-Miamenté había de ser en honor de alguien que figurara en el Santoral.

^ • l e e id idamente, sin ánimo desde luego de irreverencia alguna, ni de ridicu-i. H a nadie, ni de que aquello pudiera desembocar —¡no lo permitiera Dios!— en una insultante e indigna parodia, a alguien se le ocurrió proponer i n i Crispín como el santo más indicado; quedando elegido por aclamación popular dicho santo como patrono de la festa, de la penya y del carfer.

No alcanzamos a comprender —seamos sinceros— la razón que impulsara i quien o quienes tan espontáneamente tuvieron la, extraña idea de proponer

• I a n i o mencionado. Y mucho menos nos es dado adivinar la relación que pudiera existir, ni siquiera la más remota, entre la vida de este varón de Dios v la "peña musical" catarrojense. Porque en puridad, la característica ili ' . . n i Crispín, varón de la nobleza romana, no fue otra sino su ardiente celo mostólico en la predicación del Evangelio, que le impulsó a trasladarse a las

< ¡ l i l l a s , junto con su hermano Crispiüiano y otros, a mediados del siglo I I I , i nI al ¡luciéndose en la ciudad de Soissons, en el departamento galo del Aisne. I li'ininciado como cristiano al emperador Maximiano y después de padecer •Mil l a Fe grandes tormentos, fue decapitado por orden del prefecto de las < lidias e n el año 287. Un detalle hay sin embargo interesantísimo en la vida |< dicho santo. Y es que, durante todo el tiempo de su predicación apostólica,

mu l a s noches se dedicaba, junto con sus compañeros, al trabajo manual de l 11 • 11, a c i ó n de zapatos o sandalias, y con su producto remediaba las necesi-i l ules de los pobres. De .ahí que la Hermandad de Zapateros le declarara su [mirón y modelo. No creemos que esta circunstancia tuviera relación alguna ion I a proclamación de San Crispín como patrono de la festa.

Pero la elección estaba hecha. Alguien sabría por qué. De lo que no cabe iluda alguna es que entonces se cumplía al pie de la letra aquel viejo refrán

ilcneiano que dice: "Quant a un sant li fan la festa que no li sólen fer, es ,JH 11 valen enganyar, o es que l'han de menester."

V corno el buen valenciano tiene soluciones para todo, no faltó tampoco un emulo de escultores (?) que se comprometiera por su cuenta y riesgo a

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modelar la imagen del santo. Este decidido émulo de Fidias (1) fue nada menos que el propio Agustín Jorge Requena, en cuyo domicilio se reunía la "peña" como antes hemos dicho. Y a los pocos días la imagen estaba ya dispuesta.

No sabemos de dónde tomaría su modelo el espontáneo artífice, n i de qué materia o elemento se serviría. Lo cierto es que, cuando los comisionados por la "peña" se personaron en la casa rectoral con la imagen para pedir al párroco de San Miguel procediera a su bendición, el asombro y la decepción no tuvieron límites cuando éste les contestó llanamente y sin rodeos que, sintiéndolo mucho, aquello, como imagen, era incapaz de recibir bendición.

No obstante, los de la "peña musical" no se arredraron. Los actos estaban ya programados y había que celebrarlos. Y aquella misma tarde organizaron —como era tradicional en la víspera de toda fiesta— una vistosísima cabalgata que había de recorrer el sector señalado del antedicho Barrio de Pescadores. Este es el núcleo de población más antiguo. La Catarroja primitiva. Basta observar el trazado estrecho y sinuoso de sus calles. Cada casa de hoy, o al menos en parte, se levantó sobre el solar de la vieja barraca. Y todo el tipismo tradicional de la historia catarrojense se concentra en este antiguo Barrio de Peixcadors o Les Barraques.

El intinerario recorrido por la flamante cabalgata, que se organizó en Les Placeles —tituladas así por constituir varias rinconadas o plazoletas a espaldas de la Casa Consistorial—, fue el siguiente: calles de la Paella (2); del Peix (3); del Rail (4); deis Bous (5); de Baix (6), y del Fus (7), para disol­verse al f in en las propias Placetes. Y en aquella misma noche canicular, se­rena y espléndida, saturada toda ella del penetrante y característico aroma que emergía del gran Lago de la Albufera, dábase el Concierto musical (?) previamente anunciado y misteriosamente preparado. Un concierto que nece­sariamente hubo de quedar registrado en la Historia de la Música, por su arte, por su técnica y originalidad.

La preparación, sin embargo, de este histórico concierto no fue cosa fácil. Tuvo sus más y sus menos. Encuadrados, como hemos dicho, aquellos músi­cos en tres Bandas locales distintas, y siendo para todos cosa notoria el celo con que cada una de las Bandas controlaba sus escogidos programas y reper­torios musicales, por acuerdo tácito y a f in de no herir susceptibilidades mu­tuas, surgió una idea genial. Aquello podía tener su "arreglo". ¿Por qué no presentar un programa a base de fragmentos de obras de las tres Bandas

(1) Famoso escultor griego, conocido por el "escultor de los dioses", porque nadie como él en el mundo pagano supo poner en sus creaciones artísticas el sello de lo divino.

(i) Empezó a llamarse así por su configuración en forma de sartén (en valenciano, paella). (3) Calle del Pez. Una de las mas típicas, a pocos metros quizas en tiempos antiguos de

las orillas de la Albufera. (4) De la Red. Donde antaño se tejían las redes para la pesca. (5) De los Toros. Donde se corrían vaquillas en otros tiempos. (6) De Bajo. Por el nivel inferior de su calzada. (7) Del Huso. L a calle de más tipismo del barrio. Donde antaño se hilaban y tejían con

el clasico "huso" los materiales para la confección de las redes.

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Ingeniosamente ajustados, y . . . tutti contenti...? Aquello sería, por supuesto, Un "'poutpurri". Y en efecto lo fue. Pero aquel primer "poutpurr i " , con un l ii<> sin precedentes, fue precisamente, sin pretenderlo, el primer capítulo (¡lie abriría la genial historia de la futura y famosa Banda E L EMPASTRE.

El día de la fiesta fue inenarrable. Todos los actos programados estuvie-marcados con ritmo de "allegreto".. . Tracas, pasodobles, cohetaes, nuevos

poutpurris", etc., etc. Hasta se llegó a cantar —sui generis, desde luego— I i célebre Carxófa (8). Y la Banda de nuestra "peña musical", ostentando ' i i i o d o s los actos su excéntrico y carnavalesco "uniforme", que excitaba por doquier la hilaridad y el jolgorio: una prenda interior femenina de aquellas lie antaño que llegaba hasta los pies, a modo de túnica; una cinta colorada ceñida a la cintura con su lazo muy ahuecado y pomposo, y en la cabeza, m i capirote o cucurucho, el típico de los clowns circenses... (!).

I Vspués, la festa tuvo también su colofón de varios días de euforia, jolgo-I M I y diversión. Corridas de bicicletas, cucañas, corridas de sacos, entremeses li ai i a l e s improvisados, etc. Y como " f i n de fiesta", la nota simpática, colorida, foll lórica del Ball de Torrent —bailes populares valencianísimos— con la m i . rpretación de "el u i el dos", "el dotse i el u " , "el marino" y otros números

l i n o s . Y todo ello bajo el signo de una comicidad peculiar e inimitable. Busto decir que todas las actuaciones —incluso en las comedias valencianas | • o los bailes populares— estuvieron a cargo exclusivamente de los elemen-lo de la célebre "peña musical", ataviados algunos de ellos, como Valeriano Rodrigo Alarcón (Valero) y Antonio Muñoz San Adán (Pusa), con trajes de labradora valenciana representando a les bailadores del quadro... ¡La I I la...! Y como la "peña" tenía muy presente aquello del conocido refrán

ili nciano: "Fa mal bailar en el ventre buiV", no faltaron las grandes comi­lonas a base de la típica paella y del suculento all i pebre y de las sabrosí-

n n a s lorraes de peix. La "peña musical" podía estar bien satisfecha. Por ser la primera festa, había sido todo un exitazo. Aquello, por supuesto, habría • | i n icpetirlo.. .

V a s í nació aquella "peña" que pronto conocería Catarroja entera como l l KMPASTRE. Eufórica, alegre, folklórica, artística, prometedora... E L l M I ' \ S T R E , que años después pasearía el mundo bajo el signo de la gloria \c l o s triunfos. La Banda cómico-taurino-musical que llegaría a ser un día i I í d o l o de las multitudes en ambos hemisferios.

mi Vocablo valenciano equivalente a "alcachofa". Se trata de un número plástico-mu-•l<«! niuy emotivo, hermoso colofón a la fiesta del Stmo. Cristo de Silla. En esta población

" i ' in luna, casi limítrofe a Catarroja, tuvo su origen, extendiéndose después por la comarca. A I llegar la imagen del Cristo a la iglesia después de la procesión, tiene lugar la escena. Sobre . . i . labiado aparece suspendido en el aire por cierto dispositivo mecánico un artefacto que

|a en forma y color a una alcachofa gigante. En el momento señalado y en medio de .. .i llénelo imponente, una polea hace bajar suavemente la carxófa, al mismo tiempo que

>' abriéndose en abanico sus grandes hojas, apareciendo en su interior un infantino ves-i i . i . , de ángel, que canta un hermoso motete religioso. Al terminar, la muchedumbre, que i i . . i . la gran plaza, estalla en un fervoroso aplauso que se confunde con los vítores y acla­m a , i..nos al Stmo. Cristo.

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Justo es, pues, que cerremos el primer capítulo de esta obra históríco-biográlica con un cuadro de honor. Con los nombres de aquellos músicos inteligentes y formidables, que hicieron posible la gloria y la fama de esta Banda netamente catarrojense. Con los auténticos fundadores de E L EMPAS­TRE. Para todos ellos nuestro reconocimiento y nuestra admiración. Y para los que ya pasaron, nuestra memoria, nuestras oraciones y nuestro recuerdo.

FUNDADORES D E " E L EMPASTRE'

(Orden de Banda)

Director Bombo y platillos Caja-Redoblante Bajo o Tuba Trombón

I d . Trompeta

I d . I d .

Saxofón mi b. Requinto

Músicos

Filiberto Rodrigo Alarcón Valeriano Rodrigo Alarcón Antonio Muñoz San Adán Antonio Raga Rosaleny Francisco Mari Albert Francisco Puchalt Ricart Constantino Gimeno Borja José Almarche Alapont Antonio Gradolí Baixauli Agustín Jorge Requena Juan Mari Albert

(Felip-Tandero) (Valero-íd.) (Pusa) (Antonio el baix) (Bocha) (Paquito el viudet) (Changuel) (el Maño) (el Vaquero) (Faba) (Bocha)

Triángulos Huesos Raspador De comisión I d . I d .

No MÚSICOS

Arturo Estivalis Burguet Arturo Raga Iborra Miguel Jorge Requena Juan Bta. Jorge Puchalt José Jorge Requena

(Estivalis el barber) (Tufarra) (Leto) (Besó l'obrer) (Favihua)

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C A P I T U L O I I

¿Por qué EL EMPASTRE...? Operación "Perelló"

Es costumbre en sociedad y desde que el mundo es mundo, que la impo­sición de nombre a una persona, institución o entidad, sea el resultado de un previo acuerdo entre partes interesadas.

En el pueblo hebreo, la imposición del nombre formaba parte del cere­monial de la circuncisión. Hacíase con la asistencia de diez testigos por lo menos; y la ceremonia terminaba con un ágape familiar. Generalmente, los nombres, tanto genéricos como específicos — y esto lo leemos ya en Aristó­teles—, deben responder a las propiedades de las cosas. Y por tanto, concre-I amenté en cada persona, siempre se imponen por alguna propiedad relacio­nada con aquélla; bien sea la circunstancia de tiempo —es costumbre imponer el nombre del santo del día de nacimiento—, bien por el parentesco —muy frecuente que se imponga el nombre del padre1—, ya por algún suceso impor-lante en la vida familiar, o por alguna cualidad de la persona a la que el nombre se adjudica.

Esta breve ilustración nos dará una idea exacta, o por lo menos aproxima­da, del porqué al EMPASTRE se le llamó así desde sus primeros días y así haya venido llamándosele hasta hoy; con la particularidad de que aquí, para m i imposición no hubo necesidad de cabalas, n i de acuerdos, n i de difíciles «lucubraciones; sino que surgió llana y espontáneamente por propia desig­n a c i ó n popular.

Son distintas las versiones que se han dado sobre este punto tan inteTe-lante para la historia de nuestra genial Agrupación musical; pero creemos que ninguna más fiel y auténtica que la facilitada por nuestro buen amigo y paisano don José Almarche, uno de los músicos de la "peña" primitiva —testigo excepcional— y por tanto uno de los fundadores de E L EMPASTRE y más tarde su propio Apoderado.

Ya dejamos consignado en el capítulo anterior que la preparación del originalísimo "concierto" para la festa no fue nada fácil. Más aún. Aquel puñado de excelentes músicos hubo de someterse durante varias noches en la mencionada casa del carrer del Peix y robando horas de sueño, a un ensayo Constante y con todas las de la ley. Pues bien, fue precisamente en una de

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aquellas noches históricas cuando, a l salir d e l local donde se estaba ensa­yando, uno de los s impatizantes l l a m a d o A n t o n i o G i l (d 'Escolást ica) , i n t r i ­gados algunos vecinos d e l b a r r i o le abordaron preguntándole :

—Che, qué jan eixos ahí...? —Eixos? —respondió e l d 'Escolást ica con su sorna h a b i t u a l — . No hu

esteu oint...? Puix un empastre. Del "Himne Regional" s'en passen al " V e n i ven"; del "Ven y ven", al "Carro del Sol"; després a la "Tarara", i encavant, a la "Carxófa"... Che, que son un tall d'empastraors...!

Y A n t o n i o d'Escolást ica, con aire de satisfacción y br incándole las pupi las de regocijo, se ale jó de aquel g r u p o de curiosos e i n t r i g a n t e s . . .

Como era de esperar, aque l la breve charla corrió jocosamente p o r t o d a la vec indad. Y f u e r o n tantas y tantas las veces las que se repetía "empas t re " y "empastraors" , que ya todos, s impatizantes y vecinos y pueblo , empezaron, sin saber p o r qué, a designar a aque l la " p e ñ a m u s i c a l " con el m o t e d e L'Empastre.

Cuando, pasada la festa descrita en el capítulo anterior , saboreando y a e l éxito obten ido y en vis ta de la general aceptación, pensaron los componentes de la f lamante Banda i m p o n e r l e u n n o m b r e serio, no h u b o p r o b l e m a a lguno. Hubieran p o d i d o designarla como " L a Art íst ica" , o " L a F i l a r m ó n i c a " , o simplemente " L a Unión" . Pero el d i c tamen de la vox populi habíase i m ­puesto ya. Y entonces dec id ieron que, aque l lo que más b ien parec ía u n m o t e —si no despectivo, a l menos socarrón—, pero nac ido d e la misma entraña popular y que encajaba maravi l losamente con el carácter humoríst ico de la Agrupación, quedara para siempre así : E L E M P A S T R E . Pero con mayúscu­las. Porque estaban b i e n seguros de que el solo n o m b r e de E L E M P A S T R E bastaría de p o r sí para conquis tar no solamente u n o de los puestos más desta­cados en el m u n d i l l o de las Bandas musicales de España , sino también para obtener tantos y tales t r i u n f o s c o m o n i n g u n a Banda hasta entonces los h a b í a conseguido.

Y desde entonces, " L ' E m p a s t r e " es E L E M P A S T R E . N o estará de más que nos detengamos aquí , s iquiera de pasada, para hacer

una breve disquisición fi lológica sobre el vocablo "empastre" , para dejar b i e n sentada su significación y su más correcta aplicación a nuestra famosa A g r u ­pación musical .

Tanto en el lenguaje valenciano como en e l ca ta lán y balear, la pa labra "empastre" t iene también sus variantes, como "e m pla s t r e " , " e m p l a s t " , " e m -plaustre". . . y e t imológicamente prov iene d e l latín " e m p l a s t r u m " , que se t ra­duce al castellano p o r " e m p l a s t o " . E n general y concretamente en la región valenciana, dec i r " u n a e m p a s t r á " o "empastrada" , es señalar u n hecho dispa­ratado o contrar io al curso rac ional de las cosas, y fonét icamente son sinónimos "empastre" y "ampas t re " .

Ahora b ien , esta expresión "empas t re " t iene múltiples acepciones. Puede significar:

1.° C ier to preparado farmacéut ico , y aun casero, gelatinoso — " e m p l a s t o " en castellano—, a base de h a r i n a de l inaza o sebo y resinas que se apl ica exter-

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ñámente a determinadas partes d e l cuerpo. Y en este sentido leemos: "Aquesta cura veem que jan los metges ab foc e ab engüents e ab empastres". (R. L u l l ) .

2. ° T a m b i é n se apl ica el término "empast re" a t o d a cosa m a l hecha, de­fectuosa, inacabada — m a n u a l o m e c á n i c a — . Y en esta acepción se dice : "Has jet un empastre". L o que en castellano equivale a una " c h a p u c e r í a " .

3. ° A s i m i s m o equivale a "empas t re " t o d o lo que s ign i f ique suciedad. Y así, suele la m a d r e reprochar a su h i j o : "FUI meu, vas tot ampastrat". L o que se t raduce en castellano por " p r i n g o s o " .

4. ° Denomínase también "empas t re " a cierta masa espesa y pegajosa. E n las tres regiones, valenciana, catalana y balear, es m u y corr iente esta frase: "Uarrós s'ha esclatat i sha jet un empastre" •

5. ° Todavía t iene otra acepción el vocablo "empastre" . C u a n d o uno siente que su lengua está sucia, dícese s iempre : "Tinc la llengua empastrá".

N a t u r a l m e n t e que n i n g u n a de las anteriores acepciones puede aplicarse en p u r i d a d a nuestro E M P A S T R E . N o h a n fa l t a d o interpretaciones, más o menos acertadas, sobre este p o p u l a r t ítulo de nuestra Banda. Y así, leemos, p o r e jemplo, en una .gaceti l la de prensa iberoamer icana : " . . . e l " empast re " , en Valencia , viene a s ignif icar algo así c o m o u n r e v o l t i l l o que no tiene n i pies n i cabeza; digamos una t o r t i l l a m a l preparada en p r i n c i p i o , pero que, m e d i a n ­te sabias preparaciones, se convier te en u n exquisito p l a t o . . . " Se a d i v i n a la buena v o l u n t a d . Pero no es eso, q u e r i d o amigo repórter. U n a t o r t i l l a , a la francesa, a la española o como sea, si está en su p u n t o desde luego, s iempre "en p r i n c i p i o " es sabrosa y "exquis i ta " , sin necesidad de "sabias prepara­ciones".

Más aceptable nos parece esta otra interpretación de o t r o per iodista , t a m ­bién iberoamer icano : " . . . e l término "empas t re " se apl ica en E s p a ñ a , p r i n c i ­pa lmente en la región de Levante , a las mezclas de productos h e t e r o g é n e o s . . . " . A u n q u e p a r t i e n d o siempre de la significación precisa que t iene en lenguaje valenciano el término "empas t re " más a r r iba expuesta, es decir , " l a expresión de u n hecho disparatado o c o n t r a r i o al curso rac ional de las cosas", la a p l i ­cación más correcta de d i c h o vocablo a nuestro E M P A S T R E , en relación a aquellos p r i m i t i v o s conciertos —los famosos " p o u t p u r r i s " d e l f u t u r o — , sería: E l m a r a v i l l o s o ensamblaje de fragmentos de obras musicales — l o rac ional sería empezar y t e r m i n a r la o b r a — realizado con el arte más d e p u r a d o y la técnica más ingeniosa.

Y éste fue el sentido y no otro de la espontánea y acertadís ima expresión de A n t o n i o G i l en aquel la m e m o r a b l e noche agosteña catarrojense d u r a n t e el ensayo de la ya cé lebre " p e ñ a " : Che, están fent un EMPASTRE...!

Sin pretender lo , A n t o n i o d 'Escolást ica había impuesto el n o m b r e para siempre a la f u t u r a Agrupación musical más famosa d e l m u n d o .

o o o

A fines de agosto d e l m i s m o año 1915, pocos días después de celebrada la famosa festa mencionada, los componentes de E L E M P A S T R E organizaban una excursión a la p l a y a de el Perel ló , el más i m p o r t a n t e canal de des-

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agüe de la A l b u f e r a , centro ya p o r entonces de atracción turística de los valencianos, donde en acusado contraste se l evantaban las barracas de pesca­dores j u n t o a las señoriales f incas de recreo y elegantes chalets d e l íneas modernísimas.

L a excursión tenía u n d o b l e f i n . D a r buena cuenta de u n a suculenta "paella", y d i s f r u t a r a la vez unas horas de honesta diversión, a base, p o r

T r a m o d e u n a d e l a s c a l l e s de l a v i l l a d e C a t a r r o j a . R e c o l e t a y s a t u r a d a d e h o n d o s a ­b o r t r a d i c i o n a l . A l f o n ­do , l a b e l l í s i m a t o r r e

a r c i p r e s t a l .

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supuesto, de u n o s cuantos " p o u t p u r r i s ' ' musicales. Hízose, desde luego, el v ia je en barca p o r e l L a g o de la A l b u f e r a ; desarrol lándose el p r o g r a m a dentro d e l m a r c o de la más franca camarader ía y de la eufor ia más fe l iz . Pero como " n o h a y rosal sin espinas", y como siempre es a que l lo v e r d a d de que " e l h o m b r e p r o p o n e y Dios d i s p o n e " , los planes no l l egaron a cumpl i r se en todos sus puntos como habíase previs to . E l propósito era regresar en e l m i s m o día a Catarro ja . Pero fue t a l el entusiasmo de los veraneantes d e l Pere l ló a l oír y presenciar aquellas f o r m i d a b l e s interpretaciones de nueva y desco­noc ida m o d a l i d a d musica l , y de t a l f o r m a se m u l t i p l i c a r o n las " i n v i t a c i o n e s " , que, c u a n d o ya m u y cerrado el día decidíanse a embarcar , el patrón, m u y cont rar iado p o r c ier to , h u b o de comunicar les que ya no era posible regresar p o r f a l t a de v i e n t o favorable . Y que forzosamente habr ía que esperar hasta p r i m e r a h o r a de la m a d r u g a d a .

A q u e l l a s horas" nocturnas habían de pasarse, p o r tanto , en el Pere l ló . U n a contrar iedad imprevis ta . Pero como también es v e r d a d a q u e l l o de q u e " n o hay m a l que para b i e n no venga" , de esta contrar iedad supieron aprovecharse los avispados músicos d e E L E M P A S T R E , y después de una l igerísima cena — y a que habíase agotado el presupuesto—, acordaron hacer una v is i ta al valencianísimo musicólogo d o n J o s é Serrano en su f inca veraniega, y obse­quiar le a la vez con u n escogido concierto . A q u e l pensat i fet, necesariamente h u b o de pesar m u c h o en la balanza de los fu tur o s éxitos de nuestra famosa Banda musical .

E l insigne maestro Serrano recibió al E M P A S T R E con la h i d a l g a campe-chanía que le era tan característ ica, obsequiando a todos los componentes con pastas y licores. F u e r o n varios los números que se i n t e r p r e t a r o n en h o n o r d e l a d m i r a d o composi tor . Y fue t a l el arte y la maestr ía y la gracia desbor­dante que se puso en la e jecución, que d o n J o s é Serrano, v i s ib lemente emocio­nado, d i o a entender a todos lo h o n d o que había ca lado a que l lo en su a lma de artista excepcional; y no p u d i e n d o sustraerse a esta p r i m e r a impresión de simpatía, y , p o r qué no dec i r lo , de admiración, quiso interesarse v i v a ­mente en f ranca y amigable conversación con el p o p u l a r d i rec tor de la Banda, F i l i b e r t o R o d r i g o Alarcón, de cuantos detal les y circunstancias h i c i e r o n posi­ble la creación de E L E M P A S T R E .

E n aqu e l l a noche de estío, traspasada de aroma de jazmines e i l u m i n a d a por la b lancura de p la ta de la l u n a que ref le jaba en e l terso cr is ta l de la A l b u f e r a , E L E M P A S T R E recibía el espaldarazo de manos d e l genial autor de " L a D o l o r o s a " y de " L o s Claveles" . . . E r a n aquellas horas t a n emotivas , tan impresionables para todos, que cuando en el c a n i l l ó n d e l a m p l i o come­d o r que d a b a a los jardines soñó la una de la m a d r u g a d a , a nadie se le ocurrió pensar que aqué l la era l a hora d e l vent favorable para embarcar r u m b o a Catarro ja . . .

Y el t i e m p o pasaba, en m e d i o de u n ambiente de e u f o r i a que enervaba los sentidos, penetrando hasta lo más h o n d o d e l espír i tu . . . Por f i n , los músi­cos decidiéronse a marchar . L a despedida fue cordialísima, emocionante . U n a

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imprevis ta velada de gratísimos e imborra b le s recuerdos. Y también de espe­ranzas prometedoras . . .

A l salir de la f inca d e l maestro, una ca lma i m p o n e n t e se cernía como inmenso velo de n o v i a sobre las aguas d e l G r a n Lago . C u a n d o se acercaron al embarcadero, e l patrón de la barcaza les increpó entre contrar iado y re­s ignado:

—Ara...? Ara no hi ha res a fer. No tenim mes remei qu esperar a que mógal vent. Que no será fins demá a les tres de la vesprada.

E n aquel los crít icos instantes hacíase plena r e a l i d a d aquel conocido adagio valenciano: "Si quant pots no vóls, quant vullgues no podrás."

Y E L E M P A S T R E , vellis, nollis, vióse o b l i g a d o a procurarse u n acomodo para aquellas horas en el Perel ló .

o o o

" L a d e l alba se r ía . . . " , y ya nuestros músicos estaban en p ie . L a v e r d a d es que no habían p o d i d o pegar un ojo en aquel las breves horas de descanso. Una gran preocupación embargaba a todos. Y tenían su razón para estar cariacontecidos. ¿Quién i b a a i m a g i n a r cont ingencia semejante? E l caso es que el presupuesto habíase calculado para sólo u n día de estancia en el Pe­relló. Y a nadie le quedaban ya dos cént imos en el b o l s i l l o . A q u e l l o s dos géntims en una pieza, doraditos , con la ef igie d e l Reiet, todavía entonces en circulación y que centupl icados h u b i e r a n p o d i d o m u y b i e n resolver a que l la situación embarazosa. . . Porque, señores, h a b í a que desayunar y h a b í a que comer . . . Pero, ¿de d ó n d e . . . ?

T a n preocupados estaban, que n i s iquiera prestaron atención al bel l í s imo espectáculo que se les entraba por los ojos y que, sin a d v e r t i r l o , los envolvía a todos. L a aurora avanzaba en los mismos confines del Mare Nostrum des­p legando como en abanico sus t intes suaves —rosa y o r o — , ref le jándolos en las techumbres de paja de las barracas y en las balaustradas de las terra­zas de los chalets, que parecían surgir como fantasmas de la densa oscur idad de la noche. Poco a poco una c l a r i d a d blanca lo i n u n d a b a t o d o . Y como u n gran disco de oro envuel to en fuego, asomó p o r f i n en aquellas mismas leja­nías que cortaba el mar, proyectando sus rayos luminosos que cegaban las pupi las y que i b a n a reflejarse en las t ranqui las aguas d e l L a g o , vistiéndolas con una i m p o l u t a banda de p l a t a . . .

D e aqu e l la h o n d a preocupación v i n i e r o n a sacarles dos convecinos pesca­dores catarrojenses, Bautista M o r e n o Si l la (Garrofí) y Pascual M i g u e l Sanfélix (el Galet) , invitándoles a poner en práct ica una idea o r i g i n a l .

—Che, no s apuren —les decían con ese aire paternal ista tan caracterís­t i c o — . Agarren els-instruments i pujeu tots a eixe barquetot.

N o eran momentos aquel los para indecisiones. Acomodáronse nuestros mú­sicos en la barcaza, y e l " G a l e t " empuñó la pérxa mientras les daba solemne­mente una a m o d o de consigna:

—Aneu tocant lo que vullgau...

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Y la barca empezó a deslizarse con dirección a " l a Plana" , zona p r e f e r i d a para la pesca y d o n d e a aquellas horas se encontraban ya muchos pescadores dedicados a su tarea.

—La voluntat -peral Empastre...! —voceaban " e l G a l e t " y " G a r r o f í " ante • I puesto de cada pescador, mientras presentaban u n " v i v e r o " . L a idea i b a resultando f o r m i d a b l e . N o h u b o u n solo pescador de los q u e ya habían con-• r u i d o hacer acopio, que no dejara caer, c o m p l a c i d o , en e l " v i v e r o " , p o r lo

m i n o s , un p ar de peces. A q u e l l o emocionó tanto a uno de los músicos, que i i i u n o de los descansos decía a sus c o m p a ñ e r o s :

—Che, está ben ciar. Deu apreta, pero no aufega... Cuando ya en t i e r ra f i r m e dispusiéronse a pesar e l " v i v e r o " , que rebosaba,

I i orpresa fue general . H a b í a más de veinte kilos de pescado. A e l l o se unió i I entusiasmo de unos vecinos perellonenses, que se dedicaron espontánea-mente a "sablear" a los veraneantes, recaudándose nada menos q u e veintitrés prsrlas, c a n t i d a d que en aquel los t iempos era t o d o u n c a p i t a l . . .

En resumen, que E L E M P A S T R E p u d o saborear aquel día u n a opípara • .muela. Y recordando b i e n aquel refrán, "El gat escaldat, en aigua fresca te prou", mucho antes q u e moguera el vent estaban y a todos embarcados para . n l i lar el canal r u m b o a Catarro ja .

Durante la travesía, a a lguien se le ocurrió, para dis t raer la preocupación tjtlfl embargaba a todos p o r e l i m p r e v i s t o aplazamiento d e l re torno a l hogar , I I i . i el recuerdo d e l via je real izado p o r el joven rey Al fonso X I I I unos años Hites a la A l b u f e r a .

Per agí pasa el Reiet...! —comentaba con entusiasmo, mientras descr ibía i l detal le las principales circunstancias de aquel la emocionante " t i r a d a r e a l " .

Efect ivamente. N o hacía muchos años que A l f o n s o X I I I , todavía soltero, |n m promet ido ya con la princesa de B a t t e m b e r g — d e cuya bel leza se hacían i les elogios—, h a b í a aceptado con toda la ilusión de su j u v e n t u d la i n v i -i i . i " n de los arrendatarios d e l L a g o de la A l b u f e r a a una t i r a d a de patos

i . milicos. H i z o el via je en t r e n , l l egando a la estación de Catarro ja alrede-i loi las tres de la m a d r u g a d a . Por tratarse de u n recuerdo histórico t a n Interesante no dudamos en t ranscr ib i r unos f ragmentos de la a d m i r a b l e des-

i n p M U Í eme nos d a uno de los testigos presenciales, e l prestigioso per iodis ta • l i i l 'eodoro Llórente F a l c ó :

,Se d e t u v o el t r e n e n C a t a r r o j a , d e s d e c u y o p u n t o h a b í a d e d i r ig i rse e l R e y a l a i ' n h l i donde t e n í a e l pues to d e t i r a d a . Al l í h a b í a n a c u d i d o todas las p r i m e r a s a u t o r i d a d e s

i \. A p e s a r d e lo i n t e m p e s t i v o d e l a h o r a , i n m e n s o c o n c u r s o a c u d i ó a los a l r e d e -11<o' <lr la e s t a c i ó n . C a t a r r o j a se h a b í a ves t ido d e f iesta . H a b í a n s e p i n t a d o todas las f a c h a -• i i i lr las casas y e l c a m i n o d e l e m b a r c a d e r o p a r e c í a u n a p i s t a , c o s a n o cor r iente e n a q u e l l o s lli'itipi>s en q u e e l p a v i m e n t o m o d e r n o n o h a b í a l l e g a d o a ú n a nuestras carreteras . U n

i ni menso, c o m o h e m o s d i c h o , se h a b í a r e u n i d o e n C a t a r r o j a . d e este p u e b l o , d e los i ' r i m y m u y e s p e c i a l m e n t e d e V a l e n c i a . L a e s t a c i ó n e s t a b a d e c o r a d a c o n m u c h o gusto \y bien i l u m i n a d a . . . "

l i r . los . saludos d e r ú b r i c a , coreados p o r entusias tas v í t o r e s , S u M a j e s t a d s u b i ó a l a i nI mu, |>n(piedad, s i n o r e c o r d a m o s m a l , d e l s e ñ o r C á t a l a . E l R e y h a b í a a d v e r t i d o c o n niilii i|>.i< ¡ en q u e d e s e a b a someterse e n todo a las c o s t u m b r e s e s t a b l e c i d a s , y e n es ta c lase

I . vi luí i i l o y solo c o n los a r rendatar ios , a l u m b r a d o e l c a m i n o p o r d o c e h a c h a s d e v i e n t o . . . "

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Page 26: Aquí,  "EL EMPASTRE"...      mosaicos de su arte y de su vida

" H a b í a s e e legido p a r a e l R e y el pues to d e " M e s a M a s t r a l " , p o r q u e se h a b í a c a l c u l a d o que s e r í a e l m e j o r e n a q u e l l a t i r a d a . A c o m p a ñ á b a n l e e n este p u e s t o los a r rendatar ios señores C á t a l a y B a i x a u l i , dos b u e n a s escopetas . L o s d e m á s c a z a d o r e s q u e f o r m a b a n e l cor te jo d e S u M a j e s t a d se les d i s t r i b u y ó p o r este o r d e n : e l s e ñ o r c o n d e d e R o m a n o n e s c o n d o n T o m á s E s p l u g u e s , e n l a " M a t a d e l S i n y o r " ; e l P r í n c i p e R a n i e r o c o n d o n J u a n B t a . M a r t í , e n " C a p d e b a r r a " ; e l P r í n c i p e F e l i p e y e l s e ñ o r R e a l , e n l a " P u n t a d e L l e v e i g " ; e l c o n d e d e S a n K o m á n y el d u q u e d e T a r a n c ó n , e n " V e n t d e l M i t g " ; e l m a r q u é s d e V i a n a con el señOi

T r a m o y e r e s , e n " L a M a t a " . . . Se is l a n c h a s d e l a C o m u n i d a d d e P e s c a d o r e s t ransportaron a los expedic ionar ios a l c o t o . . . "

" A l a m a n e c e r e m p e o r ó e l tiempo. A las c u a t r o m e n o s c u a r t o c o m e n z ó e l e m b a r q u e . S a l i e r o n las seis b a r c a s juntas y a t r a v e s a r o n e l c a n a l , p e r o a l entrar e n e l " L l u e n t " c a d a e m b a r c a c i ó n t o m ó dis t into r u m b o . L a o s c u r i d a d e r a d e n s í s i m a . E l d í a anter ior h a b í a soplado u n f o r t í s i m o P o n i e n t e , q u e a l t e r ó h a s t a ta l p u n t o las t r a n q u i l a s a g u a s d e l L a g o , q u e n a u f r a g ó u n a b a r c a d e pescadores y e l d u e ñ o d e e l l a h a l l ó s e e n t r a n c e a p u r a d o d e p e r e c e r a h o g a d o . P o r l a n o c h e el t i e m p o h a b í a d a d o u n c a m b i a z o , b a j a n d o l a t e m p e r a t u r a . E l t e r m ó m e t r o l l e g ó a m a r c a r cero . U n v i e n t o h u r a c a n a d o h a c í a dif íc i l y a v e c e s p e l i g r o s a l a n a v e g a c i ó n . E l c i e l o e s t a b a c u b i e r t o d e n u b e s . P a r a los b u e n o s c a z a d o r e s , a q u e l t i e m p o e r a e l i d e a l ; p r o m e t í a u n b u e n b o t í n . L a b a r c a d e l R e y i b a t r i p u l a d a p o r dos b u e n o s p r á c t i c o s , l l a m a d o s " S e ñ o r e t " y " P e r o l e t " .

" U n o s m i n u t o s d e s p u é s d e l a s seis y m e d i a h a c í a s u p r i m e r d i s p a r o S u M a j e s t a d , y y a n o c e s a b a d e gastar c a r t u c h o s h a s t a l a u n a y m e d i a d e l a t a r d e . C o m o d o n A l f o n s o e r a u n exce lente tirador, a los p o c o s ins tantes las p i e z a s d e r r i b a d a s s u m a b a n u n a g r a n c a n t i d a d . E l n ú m e r o d e c a r t u c h o s q u e g a s t ó e l e v ó s e a 2 5 5 , y e l d e p i e z a s d e r r i b a d a s p o r s u escopeta , a 70, d e las c u a l e s c o b r á r o n s e 48 , p e r d i é n d o s e las r e s t a n t e s . . . "

" A l a u n a y m e d i a se d i o p o r t e r m i n a d a l a tirada; a c u d i e r o n las b a r c a s p a r a recoger a l M o n a r c a , q u e m o s t r á b a s e c o m p l a c i d o d e a q u é l l a , y y a e n t ier ra f i r m e , por l a car re tera se d i r i g i ó a C a t a r r o j a . E n l a c i t a d a v i l l a f u e r e c i b i d o p o r las a u t o r i d a d e s y g r a n n ú m e r o d e c o m i s i o n e s . A las tres y c u a r t o l l e g a b a a C a t a r r o j a . L a C o m u n i d a d d e P e s c a d o r e s d e la A l b u f e r a , a l s a l u d a r l o , le r e g a l ó u n j a u l ó n d e a v e s a c u á t i c a s d e l L a g o , d e " U o b a r r o s " d e g r a n t a m a ñ o y d e a n g u i l a s . A u n c u a n d o e r a l a h o r a d e l regreso a M a d r i d , e l R e y , a n t e las c a r i ñ o s í s i m a s m u e s t r a s d e s i m p a t í a q u e r e c i b í a , e n t r ó e n C a t a r r o j a y v is i tó a l g u n o s m o l i n o s . E n u n o d e e l los , e l d e l s e ñ o r P e c h u á n , se le o b s e q u i ó c o n u n l u n c h . G r u p o s d e m u c h a c h a s , v i s t i e n d o e l t ra je a n t i g u o d e nues t ras l a b r a d o r a s , le e n t r e g a r o n r a m o s d e f lores p a r a s u m a d r e l a R e i n a R e g e n t e y l a I n f a n t a M a r í a T e r e s a . E l s e ñ o r m a r q u é s d e M a l f e r i t l l a m ó l a a t e n c i ó n d e S u M a j e s t a d s o b r e l a p r e s e n c i a d e d o n T e o d o r o L l ó r e n t e , e l p o e t a e his tor iador , q u i e n s e a c e r c ó a s a l u d a r l e . E l M o n a r c a e s t r e c h ó l e e f u s i v a m e n t e las m a n o s , y t o m a n d o u n r a m i l l e t e d e l a m e s a se lo e n t r e g ó , d i c i é n d o l e q u e l o o b s e q u i a b a c o n a q u e l l a s f lores c o m o s í m b o l o d e l a l a b o r l i t e r a r i a d e l g r a n p o e t a v a l e n c i a n o . "

" P o c o d e s p u é s d e las tres y m e d i a s a l í a e l t r e n e n q u e r e g r e s a b a a l a C o r t e e l M o ­n a r c a . " (9)

(9) "Memorias de un Setentón", V. VI, págs. 17-20. Valencia, 1948. (Este viaje de Alfon so X I I I a la Albufera hízose en 190S).

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C A P I T U L O I I I

Entre Taita, Píndaro y Orfeo

1 i a a Unes de oc tubre d e l m i s m o año 1915. L a población catarrojense, e m i -m e ule arrocera en cuanto a l c u l t i v o de la dorada y apreciadís ima gra-

" " i M .1. había dado f i n a sus tareas de recolección. A q u e l trasiego, aquel i r | - i m i de vehículos de tracción a n i m a l con su t raqueteo caracter ís t ico , car-' i d u s i tope de sacos de arroz para ser depositados en les andones o graneros,

• i t erminado ya , v o l v i e n d o las calles a su h a b i t u a l n o r m a l i d a d y a su llpleo silencio. L a cosecha de aquel año h a b í a sido magníf ica — a u t é n t i c a ln iiilición de D i o s — , después de seis meses b i e n c u m p l i d o s de fatigas, esfuer-

\n de angustias ante la cont ingencia de posibles tormentas o pe-il n ros Seis meses, que son los que v a n desde marzo, c o n la barrejá o s iembra • nlco, y s iguiendo después con la planta y las impresc indib les barbaes para

l i n i | . i - i i los arrozales d e l t e m i b l e borró, hasta la ansiada h o r a de la sega, en |tli m i septiembre, con las .consiguientes desbarba y garbechá, antes de proce-

i i . ¡il i r u lado d e l arroz. T íp ica estampa catarrojense que se reproduce año 1 ' i M Í O y que viene a c u l m i n a r en las ruidosas Fiestas patronales : San M i g u e l \n 1111 •. I , Santos médicos Cosme y Damián, Santís imo Cristo de la P iedad, etc.,

i 11 ellas saturadas de intensa fe, de b r i l l a n t e z , de co lor ido , c o m o corres-i • • • n . l . i loda fiesta de la h u e r t a valenciana.

I i i pues, aquél la , la época p r o p i c i a para ofrecer a los moradores de 11 II laboriosa población algunas horas de honesto esparcimiento y distrac-

" \sí lo consideraron los ingeniosos músicos de E L E M P A S T R E , Y con i i . o tan justo y tan legít imo, de la p r o p i a superación, y fieles a su con-• " i que era ya vie jo refrán—, " L a alegría allarga la vida", proyec taron

i • urbanización de u n c u a d r o artístico con carác ter netamente valenciano, y , I I I M U i o d o , a base de ser exclusivamente el los los actores, presc indiendo abso-

ll i l míenle de toda persona ajena a la Agrupación. i i I IH ion al teatro valenciano p o r aquel los t iempos estaba en p leno auge.

Nn I i l i n a una sola " p e ñ a " en Valencia y en los pueblos de su región que no II su leatret, instalado generalmente en algún porche o en a lguna cam-

lini, i lo i i i le ante u n públ ico p r o p i o , f o r m a d o casi siempre p o r famil iares y " " i i r l i . de los aficionados, se representaban los más d i v e r t i d o s saínetes

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publ icados en nuestra lengua regional . L a Renaixenca valenciana había logra­d o a mitades d e l pasado siglo hacer resurgir el teatro de carácter costumbris ta ; destacando como pr incipales sainetistas decimonónicos , L i e r n , Palanca y , sobre todo, el i n i m i t a b l e Escalante. Como, asimismo, habían surgido los famosos colbquis —diálogos satír icos—, manifestación espléndida, aunque en ocasiones picaresca y aun chabacana, d e l f o l k l o r e valenciano, que representándose siempre a l aire l i b r e con ocasión de las fiestas populares — y a hablamos en el capítulo p r i m e r o de nuestros coloquiers catarrojenses—, tenían como argu­mento escenas y t ipos de la c i u d a d y de la huerta .

Y empezaron a ensayar los de la. " p e ñ a m u s i c a l " con toda la ilusión y con t o d o entusiasmo de que era capaz a q u e l l a j u v e n t u d rebosante de h u m o ­r ismo. Estaban empeñados en presentar algo nuevo. U n espectáculo m i x t o . A l g o así como u n " c o m b i n a d o " , d o n d e el arte y el gracejo y la h i l a r i d a d lo l l enaran todo .

Cuando ya la obra estuvo " m a d u r a " , pusiéronse al habla c o n e l empre­sario del teatro " L a C u e l l o " (10). Este teatro ha l lábase ub icado en el inmue­ble señalado con el número 36 d e l Carrer del Fus — p o r entonces " C a l l e de M o r e t " — , en pleno corazón d e l Barrio deis Peixcadors, f rente a f rente a la " C a l l e de Salvador G i n e r " o del Rail, que y a conocen nuestros lectores.

E l estreno de la obra —se t rataba d e l saínete "De remendó a curandero"— t u y o caracteres de acontecimiento. E l públ ico, siempre expectante e i n t r i g a d o cuando se t ra ta de estrenos y novedades, l l enaba el salón a rebosar. Máxime cuando e l precio de Ventra resultaba tan e c o n ó m i c o : Quince céntims (quince céntimos) , i els xiquets debaes... ¿Quién no podía desprenderse de u n chavo y una aguileta de aquellas monedas de cobre en plena circulación p o r en­tonces.. .?

—Che — c o m e n t a b a n m u c h o s — , acó es regalat! A u n q u e no fa l taran t a m p o c o expresiones c o m o és ta : —Massa barato mos he hu"donen. Vorem queixirá d'ací... Sin embargo , el éxito fue r o t u n d o . E l públ ico aplaudía entusiasmado, cele­

b r a n d o a carcajadas las frases y diálogos de la comedia . Pero n o hay palabras en e l D i c c i o n a r i o para expresar " l a que se a r m ó " cuando aparecieron en escena la " d a m a j o v e n " y la "carac ter í s t i ca" , cuyos papeles in terpre taban , respectivamente, los cé lebres A n t o n i o Muñoz (Pusa) y Valer iano R o d r i g o (Va­lero) , h e r m a n o d e l D i r e c t o r , de la Banda, caracterizados, por supuesto, de mujer . E l teatro se venía abajo. U n a explosión de carcajadas ahogaba en p r i n c i p i o la voz de "las actrices" (!). A q u e l l o era la m o n d a . . . Y siguió el acto en m e d i o de la h i l a r i d a d general. Después , una a tronadora l l u v i a de aplausos, que se oían hasta en La Llonjeta, inundó el salón, mientras se corea­ba: " ¡ Q u e se r e p i t a . . . , que se r e p i t a ! " E l t r i u n f o estaba asegurado.

A esta p r i m e r a velada músico-teatral s iguieron otras en domingos sucesi­vos, con éxito progresivo, interpretándose seleccionados saínetes y comedias :

(10) L a toponimia popular lo había designado así, por ser éste el sobrenombre de la propietaria del inmueble.

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/ <LI de proba", "De remendó a curandero", "Colau el gabater", "La bella • tullían", "Un jutje municipal", "Paca la planchaora", "El punt de ganxo",

¡ ' I I . etc., en cuyos entreactos actuaba la Banda en pleno i n t e r p r e t a n d o • ' innamente sus ya famosos " p o u t p u r r i s " . Y huelga recordar que músicos y • lores, "damas" y dirección, a p u n t a d o r y t r a s p u n t e s y tramoyistas, t o d o , abso-

ll l t i u l e todo , quedaba a cargo de los propios de E L E M P A S T R E . Pero no todo consistía en música y teatro . Nuestros ya consagrados artis-

i i •miliar) u t i l i z a r con h a b i l i d a d todos los recursos para que no decayera u n • el jo lgor io y la eufor ia d e l públ ico d u r a n t e el espectáculo. Recordaban

" u n I n c n aque l refrán valenciano que aprendieron de niños en labios de • lejos |K'scadores: "Els peixos ¿agarren en ám, i els homens amb reclam". \n u n número más a la función. U n sorteo con todas las de la ley , • I I el que tenía derecho a p a r t i c i p a r t o d o espectador, mediante el t i cket n u -i lo (]ue se le d a b a to ta lmente gratis a la entrada. ¡Y t o d o e l l o p o r quince •' nimios! I n d u d a b l e m e n t e , a l l í habr ía , según expresión de algunos maliciosos, Uní <a sac...

< u n i d o l legaba el m o m e n t o d e l sorteo — q u e siempre se hac ía en u n o il i los entreactos—, la expectación era general . Y en m e d i o de u n silencio Impiesionante, pregonábase el número agraciado. ¡El trenta nou...! — h a b l a -

|x>r supuesto, de la p r i m e r a tarde de " r i f a " — . L a emoción subía de Minio Y a los dos segundos, una voz c h i l l o n a de m u j e r resonaba en t o d a ii a ln :

Aci el tinc...! — m i e n t r a s mostraba emocionada el n u m e r i t o con ademán l l l i in l 'ador . Era la " t ía Che la" , m u j e r toda simpatía y m u y p o p u l a r en Les llniiiiiiucs. Con aire de so lemnidad bajaba d e l escenario e l encargado de IIHI I I entrega d e l regalo. A q u e l p r i m e r día de sorteo fue u n a caja presentada

l o d o p r i m o r . L a " t ía C h e l a " no t u v o paciencia para esperar. Y salién-i l u i e de la f i l a de butacas, fue al encuentro d e l p o r t a d o r entre aplausos y • • I u n aciones. D u e ñ a y a d e l regalo, volvióse a su asiento, expresando en su d i l u í la satisfacción que la i n u n d a b a . Y entonces v i n o lo sensacional. A u n o

I . los espectadores — s i e m p r e los hay de guasones— se le ocurrió vocear : ¡Que se vea . . . !

No se necesitó más. T o d o el públ ico empezó a corear. [Que se vea . . . ! ¡Que se vea . . . !

\nie la apremiante exigencia de la vox populi, la " t í a C h e l a " vióse " l l i r ni a a desenvolver el paquete y mostrar su contenido. A q u e l l o fue el

• l(--loque... D e n t r o de la caja, tan b i e n presentada, t a n pr im o r o sa m e nt e ador-Mmlii lialiía nada menos que . - .^una zanahor ia . . .

I I público, na tura lmente , tomó aquel b r o m a z o con t o d o e l sent ido d e l l imnoi Y así v i n o tomándolo en las veladas que se sucedieron, en que no l " I I Ha faltar la "r i fa-sorpresa" con las más diversas y ocurrentes inocentadas. i I lis pintoresco d e l caso era que, no siendo nunca idéntico e l numeret de lu . i i siempre salía agraciada —extraña c o i n c i d e n c i a — l a p o p u l a r " t í a ' l>. I i con el consiguiente jo lgor io y p i t o r r e o . . .

T o d o e l lo contr ibuyó a la creciente p o p u l a r i d a d de E L E M P A S T R E , que

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ya no quedó reducida a los estrechos límites d e l Barrio de Peixcadors, sino q u e trascendió hasta el m i s m o núcleo centra l de la población y hasta e l rincón más apartado d e l A r r a b a l de San A n t o n i o . Prueba de e l lo es que no era pasado m u c h o t i e m p o , nuestro cuadro artíst ico-musical tenía ya sus compro­misos con el dueño y empresar io d e l a m p l i o y m o d e r n o teatro E l Progreso, enclavado en pleno corazón de la v i l l a , en e l Camí Real — h o y A v e n i d a de J o s é A n t o n i o — , edi f i cado en el m i s m o solar d o n d e u n día se levantara la ant igua " C a m b r e t a " (11), en c u y o teatro v i n o actuando d ur a nt e larga tempo­rada, ante u n públ ico cada vez más numeroso y cada vez más s impatizante y entusiasmado p o r la a t rac t iva facundia y c o m i c i d a d de a que l la Agrupación músico-teatral singularísima.

Desde luego, en el cé lebre teatro de " L a C u e l l o " ya no p u d o actuarse más, a causa de u n siniestro inesperado. U n voraz incendio , provocado quizá p o r u n cor toc i rcu i to en aque l la r u d i m e n t a r i a instalación eléctrica, de jó com­pletamente en pavesas el salón, con las pérdidas consiguientes para la Empresa .

Por lo demás , aquel los recursos teatrales no eran en d e f i n i t i v a e l o b j e t i v o p r i m o r d i a l de E L E M P A S T R E . Tra tándose de músicos profesionales, era la música l o que i m p o r t a b a , dándole , si se quiere , u n carácter fest ivo — s i n ramplonerías, desde l u e g o — , pero conservando siempre toda la pureza de la técnica , y l l egando — é s a era su asp i rac ión— hasta las últimas exquisiteces d e l arte musica l . E r a n , sí, aquellos sus p r i m e r o s pasos. N o cabe d u d a . Pero f i rmes y seguros. Y aunque se d a b a n todavía d e n t r o de los reducidos límites de su p r o p i a casa solariega, t o d a Catarro ja p u d o a d i v i n a r desde los pr imeros instantes que aqué l lo no era sino el p r e l u d i o fe l iz y p r o m e t e d o r de futuros i t inerar ios t r iunfa les p o r los anchos caminos de España . L o que nunca púdose presentir fue que esos i t inerar ios , bordeados siempre de g lor ia y de fama, l l egaran u n día a proyectarse hasta las últimas encruci jadas de nuevos y lejanos continentes.

(11) Topónimo que recuerda lo que fue en viejos tiempos el granero o "Pósito" de la población.

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C A P I T U L O I V

El maestro Serrano y EL EMPASTRE

No liay nada tan grato y e m o t i v o para el corazón del ser h u m a n o que el (Itlrse c o m p r e n d i d o y aun es t imulado p o r persona de inte l igencia prec lara de espíritu sencil lo y sin doblez . Este es exactamente e l gran p r i n c i p i o

|Oml que hizo posible la vinculación de E L E M P A S T R E en sus pr imeros l o i fundacionales a la egregia personal idad del maestro Serrano, aureolada Dll lodo el prest igio de su arte y de su inspiración.

\r d e l verano de 1915, que dejamos ya his tor iado, y como u n a válvula I i i|>c a la ímproba labor q u e venía desarrol lando durante la t e m p o r a d a IVi nu i l , ensayos, actuaciones, etc., sin contar con el quehacer profes ional de e l i l i t io de los músicos, E L E M P A S T R E organizaba todos los años i n v a r i a -|| n i , u l e , y en día d e t e r m i n a d o , una excursión a l Perel ló . Excusa decir que I i ero más destacado d e l p r o g r a m a era siempre la t r a d i c i o n a l y . suculen-

Hii i pae l la" . Después, venían las " i n v i t a c i o n e s " y los " p o u t p u r r i s " y el I I . i " . . . Los veraneantes de la hermosa playa, siempre traspasada p o r la

nosidad ardiente de u n sol canicular , recibían cada año a nuestros y a I Ii lites músicos con los brazos abiertos y con progresivas demostraciones • ' I I m i ) y admiración. U n a curiosa estadística que nos ha sido fac i l i t ada 101 " I H l nal y dinámico apoderado de la Agrupación, d o n Juan M a r i Asins, " precisa al deta l le las cantidades recaudadas en cada una de aquellas • t u n e e s de E L E M P A S T R E , empezando p o r el año 1915 —a ñ o f u n d a -

I v cerrando en 1944 inclusive . Pues b i e n ; en dicha estadística —a la lll ueederán otras hasta el año en c u r s o — se refle ja el grado exacto y p r o -

le aceptación y entusiasmo p o r parte de los admiradores , precisá­is l i l i ' lu íante aquellos años fundacionales , máxime cuando aquellas apor-II • no eran en v i r t u d de contrato a lguno, sino to ta lmente voluntar ias y

i ' i i i n i e a s . Si leyeron atentamente nuestros lectores el capítulo segundo, I . i i . n i que la p r i m e r a recaudación, hecha en aquellas inciertas horas

Ii n i . d e 1915, fue de veintitrés pesetas. Esta c a n t i d a d —seguimos siempre niñada es tadís t i ca— subió en el siguiente año 1916 a setenta y cinco y en 1918, a ochenta y cinco. C a n t i d a d ciertamente respetable en

T i ' I pr imer tercio de siglo, en que el pan, p o r e jemplo , aquel sabrosísimo

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pá d'hórta, se vendía a l prec io d e dos rollos un quinset... Y en que la suscrip­ción mensual d e l ro ta t ivo decano de la prensa valenciana, "Las Provincias" , —conservamos el j u s t i f i c a n t e — era de una peseta con cincuenta céntimos...

L a p o p u l a r i d a d , pues, de E L E M P A S T R E i b a trascendiendo ya los límites catarrojenses, puesto que la mayoría de los veraneantes eran de la c i u d a d de Valencia y de los pueblos circunvecinos, como Sueca, p o r e j emplo , lugar nata l de d o n J o s é Serrano. Y es necesario destacar aquí u n a circunstancia realmente i m p o r t a n t e . E l interés y entusiasmo q u e e l genial composi tor de­mostró siempre hacia nuestro s ingular con junto cómico-musical y especial­mente en aquel las horas de génesis y desarrol lo . T a n p r o n t o c o m o tenía not ic ia de la a r r ibada de E L E M P A S T R E , se apresuraba a enviar inmedia ­tamente c o n uno de sus hijos u n mensaje-invitación al ya consagrado F i l i b e r t o Rodr igo , que los chicos transmitían f i e l m e n t e :

— D e parte de papá, q u e no dejen de veni r a casa. Esta emot iva y ya f a m i l i a r invitación h u b o de i n f l u i r necesariamente en

el ánimo de los componentes de E L E M P A S T R E para la más meticulosa preparación de sus programas y la progres iva superación técnica de que había de dar maravi l losa lección en e l f u t u r o .

Y puestos ya en el trance, quisiéramos traer a la m e m o r i a algún breve rasgo, tan sólo uno , de la v i d a d e l i n m o r t a l composi tor valenciano, q u e tanto cariño puso en la Agrupación musical catarrojense; rasgo q u e a la vez nos descubrirá — y esto desde su misma n i ñ e z — la a d m i r a b l e grandeza m o r a l de su a lma de artista, u n i d a a una extraordinar ia y atract iva sencillez que no suele a b u n d a r en los grandes genios de la H i s t o r i a .

Poco podemos decir que no conozca Valenc ia entera. E l maestro Serrano ha tenido sus biógrafos, todos ellos de prest igio reconocido, co inc id iendo todos en que el h i t o decisivo de su v i d a artística quedó marcado en u n 25 de a b r i l d e l año 1900, y precisamente con el estreno en M a d r i d de su zarzuela " E l M o t e t e " . Sin embargo, nosotros queremos remontarnos años más arr iba . C u a n d o Serrano era todavía u n niño y acudía a la Plaza M a y o r para ser uno más en los juegos infant i les ; aquel la recoleta plaza de su amada Sueca, donde, entre otros edif ic ios , se levantaba la Casa Consistorial , y f rente a e l la , en el centro m i s m o de u n macizo de rosales y geranios, el b l o q u e de p iedra , coro­nada p o r el busto de su cé lebre paisano, s iempre fest ivo y satírico en sus versos tan aplaudidos , Bernat y Ba ldoví . . .

Era en una de aquellas tardes pr imaverales envuel ta en el velo invis ib le , suavísimo y acariciante, de la brisa d e l mar . Pepet, como así l lamábanle sus compañeros de juego, ha q u e d a d o de p r o n t o como suspenso y embobado, clavadas sus pupi las inocentes en u n o de los ángulos de la plaza. Allí acaba de sentarse en su m u g r i e n t a s i l le ta u n p o b r e ciego; y tras una rápida caricia a su f i e l perro lazar i l lo , ha empezado a rasguear con su arco las cuerdas de u n v ie jo y desafinado violín. E r a una melodía suave — o pretendía s e r l o — que se perdía entre el griterío de los niños, y a la que eran indiferentes los pocos transeúntes que cruzaban la plaza. Nuestro pequeño conocía m u y b i e n aquel la música que estaba i n t e r p r e t a n d o el c ieguecito, aunque con u n aire lánguido,

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In matices n i expresión. A sus cortos años, Pepet era ya u n m a go d e l violín ilel piano. Y t u v o lástima de a q u e l vagabundo . Apenas sin darse cuenta

Ii ibíasc alejado d e l g r u p o de niños y se dirigía hacia él. C u a n d o estuvo a |0I pasos del p o b r e músico, se decidió.

Escolte, senyor — l e d i j o car iñosamente—. Aixó es toca d'un altra ma-".!,/ Vol deixarme un poquet el violí...?

I I c iego quedó t o d o sorprendido . Y también i n t r i g a d o a l oír a que l la voz m i m i i l Du dó u n instante, y m a q u i n a l m e n t e , a largó e l i n s t r u m e n t o al pe-i j i i e i i o . Kl precoz rapazuelo cogió el violín con-sus manos, que t e m b l a b a n

uiicnte por la emoción. T e n s ó el arco, afinó las cuerdas y empezó a i c o n t o d o e l arte y maestría de su a lma soñadora.

aquel lo , necesariamente, h u b o de l l a m a r la atención. Los transeúntes se • l i l i m a n ins t in t ivamente l lenos de admiración. C u a n d o terminó, el a m p l i o • i " 111<> de curiosos que le rodeaba estal ló en u n aplauso cerrado. Y entonces

n i no lo que nadie h u b i e r a p o d i d o imaginar . Nuestro pequeño se acerca 'vilmente al c ieguecito. L e entrega el violín. Y t o m a n d o el p l a t i l l o , l o v a

|i i n u l o con su sonrisa angel ical p o r t o d o el c írculo de vecinos que le habían • m ni l i a d o , mientras decía :

Pera'l pobret ceguet...! I' I p l a t i l l o se l lenó hasta los bordes . . . < u a n d o el pobre i n v i d e n t e recibió aque l la inesperada l imosna, las lágri-

" i i ureaban sus mej i l las rugosas, mientras repetía : Ihu te hu pague, fill meu...! Tú serás un gran músic...!

Palabras proféticas que l lenarían superabundantemente t o d o el existir d e l i mínente musicólogo valenciano.

e o o

I' o l a s pr imeras horas de una espléndida m a ñ a n a de agosto d e l siguiente m i 1 1 ) 1 7 , todos los componentes de E L E M P A S T R E habían acudido, sin

l ' l i i i u n o , al Pórt de Catarroja, dispuestos a embarcar , r u m b o a l Perel ló , para 1I111 I m e n a cuenta de la " p a e l l a " de r i t u a l . Parpadeaban todavía en el i n -h I I o a z u l algunas estrellas, que i b a n perdiéndose en el ho r iz o nt e a m e d i d a i | i n avanzaban las luces de la aurora . E l Pórt está en plena a c t i v i d a d . Preci-

m i e n l e por no ser horas todavía en que e l calor sofocante agobia el espí-\a los sentidos. Enormes barcazas —los típicos llaúds—, capaces

lli I r imsportar cien sacos de arroz, han empezado a moverse e n f i l a nd o el nmplin canal. G r a n número de barcas m á s pequeñas — a u t é n t i c a f l o t a de I " pe-.i adores catarrojenses— están, unas, amarradas al b o r d e d e l canal , I H U n i i a s otras bogan ya hacia el inmenso lluent, terso y claro como u n u i i p l i o espejo veneciano. Enormes montañas de paja de arroz, a escasos me-líos d e donde f o r m a n apilados miles de sacos repletos de la dorada gramínea. I'i H lores que van y v ienen con sus redes ampulosas. Carpinteros y calafates <||" h a h a jan afanosamente en la r ibera , comple tamente ajenos al ajetreo q u e I. l o d e a . Cazadores que entran y salen en la taberna — l a famosa Taberna .1.1 l'mi . . . Y a unos pasos, la Casa deis Peixcadors, donde se vende, se pesa,

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se discute . . . Y u n poco más allá, los fecundos " v i v e r o s " , d o n d e r e b u l l e n a m i l l a r e s las típicas angui las . . . Estampa v i v a d e l i m p o r t a n t e Pórt de Catarroja, e m p o r i o i n d i s c u t i b l e de r iqueza y h e r m o s u r a . . .

L a travesía p o r el G r a n L a g o fue eufórica y fe l iz . Y e l desembarco en el Perel ló u n acontecimiento, c o m o siempre. All í esperaban y a a E L E M P A S T R E gran número de admiradores y gentes curiosas, repit iéndose después, en mayor grado si cabe, las manifestaciones de entusiasmo y simpatía de años anteriores. Y cu ando después de unas horas h u b o t e r m i n a d o todo , invitaciones , pael la , tracas, etc., la Banda se dirigió a la residencia d e l maestro Serrano para obse­quiar le con u n concierto que habían preparado cuidadosamente .

L a acogida d e l genia l composi tor fue en extremo cordial ís ima. Les espe­raba con manif iesta ilusión. Sus ojos infant i les ca br i l l e a ba n a través de las gafas con u n a expresión de cariño que jamás nuestros músicos p u d i e r o n o l v i ­dar. Además , p o r qué no dec i r lo , en el rostro de Serrano traslucíase en aquellas horas algo i n d e f i n i d o que m u y b i e n podía calificarse de íntima satisfacción. Y era m u y n a t u r a l . Hac ía m u y pocos días, en ese mismo, mes de agosto, que el ex imio autor d e l " H i m n o de la Exposición R e g i o n a l " — h i m n o que Valencia adoptara c o m o o f i c ia l para t o d a la r e g i ó n — acababa de estrenar su e m o t i v a obra " L a Canción d e l Soldado" . E l éxito no solamente h a b í a sido f o r m i d a b l e , sino también m o t i v o de que se le otorgara la condecoración de la C r u z d e l Méri to M i l i t a r . Y fue algo inenarrable cuando, en e l transcurso de la velada, a lguien sacó a colación este reciente t r i u n f o d e l i n m o r t a l autor de " E l F a l l e r o " , obl igándole , p o r dec i r lo así, en gesto de f ranca camarader ía , a mostrar a todos las insignias de tan preciada condecoración. U n a ovación cerrada resonó en m e d i o de la q u i e t u d de aquel la m e m o r a b l e noche traspasada de silencio. Y se sucedieron los v í tores . . . Y todos p u d i e r o n observar que lágrimas f u r t i v a s se escapaban de los ojos de aquel genio excepcional. A q u e l h o m b r e , de una grandeza m o r a l t a n extraordinar ia , que t u v i e r a e l noble gesto de entregar íntegros sus derechos de autor d e l " H i m n o R e g i o n a l " a benef ic io de la Aso­ciación Valenciana de C a r i d a d .

Y la velada continuó en m e d i o de un ambiente de comprensión m u t u a y hasta de cariñosa f a m i l i a r i d a d .

D e p r o n t o , a uno de los músicos se le ocurrió hacer cortésmente al Maestro esta sugerencia, que era t o d o u n ruego:

—Don ]osep, conte-mos alguna anécdota de la seua vida musical... E l gran compositor sonrió, a l t i e m p o que, con u n gesto s igni f i ca t ivo , con­

testaba : —Ni han tantes...! Sí. Vos vaig a contar una molt graciosa. Y empezó re f i r iendo que fue precisamente en el teatro A p o l o de Valencia ,

con ocasión del estreno de su ap laudida zarzuela " L a reina m o r a " , le tra de los hermanos Alvarez Q u i n t e r o . L a expectación ante el estreno era general . Y Serrano había puesto t o d o el calor de su temperamento en los ensayos de la obra , e incluso quiso d i r i g i r l a personalmente. L a escena se desarrol laba en una de las calles típicas de Sevil la . E n el p r i m e r cuadro aparecía u n simpá-

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I I . . ' rapazuelo c o n una jau la en la m a n o l lena de pa jar i l los , a l t i e m p o que |ni ('..naba su mercanc ía cantando una melodía q u e empezaba as í :

Pajaritos vendo yo... De la rama los cogí... Uno se escapó, otro se murió...

Para la interpretación de este gracioso p a p e l había escogido el maestro lililí l ip le l igera valenciana, menuda y salerosa, que lo sacaba a la perfección.

1 (legó la hora d e l estreno. L a orquesta h a b í a i n i c i a d o y a el p r e l u d i o d e l i " i i Y salió a escena el vendedor de pa jar i l los , empezando a cantar el

M l i l b i l l o : Pajaritos vendo yo... De la rama los cogí...

I le pronto, el rapazuelo se para. H a p e r d i d o la serenidad y la m e m o r i a . I .. l inimentos son de una expectación sin i g u a l . Pero e l a p l o m o y serenidad . I . I Maestro salva aquel la embarazosa y difícil situación. Hace que ca l le la nrqui . t i Y dirigiéndose a la t i p l e , le dice a fablemente :

Xlqueta, ficat dins, i torna a eixir. Que tu saps cantar molt be el pregó. I I |. i j a t i l l e r o , t o d o confuso, se esconde entre bastidores. Y el genia l Serrano

i . i > | " i i i i i l e nuevo la batuta , sonando p o r segunda vez los p r i m e r o s compases i lel p i e l u d i o .

t unndo vuelve a salir la t i p l e a escena, el públ ico parece que hasta ha • " " i i n u l o la respiración. . .

Pajaritos vendo yo...

Plliple/a dec idida . De la rama los cogí...

I sigue. . . Y t e r m i n a las estrofas con una maestría y un salero sin par. i i ovación fue imponente . L a obra habíase salvado. Naturaímente, la graciosa anécdota fue ce lebrada p o r todos con repetidos

ii>l i " ' , Y ya en este ambiente de c o r d i a l i d a d y confianza, no le fue dif íc i l ii i l u e e i o r de E L E M P A S T R E , el gran F i l i b e r t o Rodr igo , a b o r d a r a l a d m i r a d o M n i n i para pedi r le algo que ya m u c h o t i e m p o venía i n t e n t a n d o :

Pon Josep — l e d i c e — , quant mos escriu una coseta peral Empastre...? \ i i t e e s t e ruego inesperado, el genial compos i tor no contestó n i que sí n i

i | i n i i . . Kneogió los hombros . Y con su gracejo pecul iar d i j o sonr iendo : Vorem... Vorem...

I I interrogante quedó f l u c t u a n d o . Pero fue sin d u d a una esperanza para l o d o s el (|ue Serrano p i d i e r a a l d i rec tor una relación de los instrumentos q u e luí. c iaban la Banda.

. I .< ribiría el genial Maestro para E L E M P A S T R E . . . ?

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C A P I T U L O V

Nuevos horizontes

Los años 1917 y 1918 fueron realmente funestos pa r a t o d a la región valen­c iana y , p o r tanto , para Catarro ja . U n a extraña y v i r u l e n t a ep idemia gr ipa l h a b í a e x t e ndido sus tentáculos p o r t o d a E u r o p a hasta l legar a nuestras propias t ierras. N o f a l t a r o n víctimas en muchos de los hogares catarrojenses. E l temor y e l l u t o eran las dos notas dominantes q u e se ref le jaban en nuestras calles silenciosas. N o es extraño, pues, que hasta la v i d a económico-social sufriera el consiguiente colapso. Y menos todavía q u e los músicos de E L E M P A S T R E suspendieran durante estos dos años sus excursiones a l Pere l ló .

C u a n d o empezó a ceder la m a l i g n a ep idemia , v o l v i e n d o p o r tanto , poco a poco, la n o r m a l i d a d a t o d a manifestación social y h u m a n a , todavía la musa p o p u l a r d i o muestras de su t r a d i c i o n a l h u m a n i s m o lanzando al v i e n t o unas coplas c o n m u s i q u i l l a de retintín; algo así c o m o u n reto a aquel m a l v i r u l e n t o d e n o m i n a d o " L a Cucaracha" , y de cuya música folklórica supo aprovecharse, ¡ cómo no! , nuestra Banda cómica para intercalar la en u n o de sus famosos " p o u t p u r r i s " .

N o obstante estas anómalas circunstancias, E L E M P A S T R E crec ía en nú­m e r o y en p o p u l a r i d a d . L a relación de músicos-fundadores, que dejamos ya consignada en e l p r i m e r capítulo, f u e ampliándose durante el antecedente per íodo c o n nuevos elementos; músicos unos, como los clarinetes José M a r i A l b e r t (Bocha) y Gaspar Gradol í Ba ixaul i (el V a q u e r o ) , con el caja-redoblante Vicente Peris Ridaura , j u n t o con otros simpatizantes c o m o M i g u e l Hervás To­rres (el Acól ic) , Francisco Torres Torres y otros.

Estamos y a en 1920. Este año será c r uc ia l en e l á m bi t o musica l catarro­jense. N o terminaría sin que se produjese u n o de esos extraños y rudos va i ­venes que t a n t o se d a n en la v i d a de los pueblos. E n u n m o m e n t o dado , las tres bandas de música existentes en la v i l l a se ven dispersas y disgregadas. ¿Acaso p u d o c o n t r i b u i r a esta dispersión general e l marcado egoísmo de los hombres que sólo busca e l hacer valer sus propios derechos i g n o r a n d o y aun t r i t u r a n d o los ajenos...?

Pero e l a lma artística de Catarro ja no podía romperse c o m o se r o m p e u n v i d r i o de dura lex d e l que n o queda más que el p o l v o . E r a entonces, y l o es

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| I " seguirá siendo, oro f i n o de ley. Por eso nadie p u d o extrañar que ll lias cenizas, calientes todavía, rev iv iera más pu jante , si cabe, que en procedentes. N o habían pasado aún seis meses, y y a aquel la p léyade de

DI dispersos conseguía afianzarse en u n p u n t o de unión, que h a b í a de i || necesariamente energías y fuerzas insospechadas. U n a nueva banda I'I leu urge pletórica de entusiasmo y de v i d a . Y con e l la , u n a E n t i d a d I I propia casa social para ensayos, reuniones, recreo y distracción, u b i -

plena calle de Al fonso X I I I (Carrer Nóu), actualmente d e l Genera-" \a con el número 5. Era a p r i n c i p i o s de m a y o de 1921. Y la

i l m i d i d figuró en adelante en los registros oficiales como "Sociedad il la f i l a r m ó n i c a de C a t a r r o j a " , con su p r o p i a Junta D i r e c t i v a de la

• luí» . n o n a ser presidente y secretario, respectivamente, d o n Juan M a r i i i \Idii José A l m a r c h e A l a p o n t .

es fácil presumir , y para q u e no quedara f a l l i d o aquí e l v ie jo refrán i ' revuelto, ganancia de pescadores", también E L E M P A S T R E — q u e

ii • i l a d o cr i ter io habíase incorporado a la nueva Sociedad M u s i c a l , aun-icrvando su p r o p i a a u t o n o m í a — v i n o a engrosar progres ivamente sus

nevos elementos, todos ellos excelentes músicos, l legándose a la i le u n c o n j u n t o f o r m i d a b l e como jamás lo h u b i e r a n soñado aque-

i l lv i Huios músicos de la peña p r i m i t i v a . D i e z elementos más en nuestra I mica, y cuya relación damos seguidamente :

José A. For tea Mas M a n u e l G a r c í a Piqueres Juan Puchalt Mart í Juan G i m e n o Bor ja Pascual Cánoves Benau E d u a r d o Sanjuán Raga A n t o n i o Jorge Penella A n t o n i o C l a v e r o l Puchalt A n t o n i o Hervás Al fonso Vicente Peris C h u l v i

P lat i l los T r o m b ó n Clar inete Fl iscorno T r o m b ó n F l a u t a Clar inete Saxofón a l to Saxofón tenor Caja redoblante

\'|in Un que fue, no cabe d u d a , una est imulante inyección de poderosas i ni n i i \u a cambiar , si no el c a r á c t e r y f isonomía de E L E M P A S T R E , que • > i I I i lmi ule i n c o n f u n d i b l e e i n m u t a b l e , p o r l o menos, eso sí, el ritmo de

H i mi/.K ion in ter ior , abriéndose, como era na tura l , una nueva etapa en • i I ai mu técnica, preparación de programas e incluso de actuaciones en i i va que hasta entonces toda actuación d e l con junto cómico-musical

i " ' l i l ' i i educida al estrecho círculo d e l área f a m i l i a r , es decir , d e n t r o de los l l i n l l i di la |K>blación catarrojense.

^ niño aquellos músicos formidables se sabían de m e m o r i a nuestro refrán l ni i mu "Alegría amaga, canela apaga", r eemprendieron de n u e v o aquel las

|u i . i i l . H nas agosteñas a la p laya d e l Perel ló , e incluso empezaron y a a pre-I I de u n i f o r m e " , que consistía s implemente en u n sombrero de paja d u r o ,

I I I i c inta, y b ien vis ible , p i n t a d o o b o r d a d o , e l título E L E M P A S T R E .

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A q u e l l o s sombreros de paja, tiesos y ligerísimos, que hacían f u r o r en la modn j u v e n i l d e aquel los años veinte , y que, como p r e n d a masculina estival, se estrenaban r igurosamente en Valenc ia el segundo d o m i n g o de mayo, f i e i f l j c lásica y valencianísima de la Vérge deis Desamparáis. A q u e l sombrero clarí­s imo de paja, que " v e s t í a " m u c h o — e l que esto escribe, p o r entonces estu­d iante , l legó a u s a r l o — y que incluso adoptaron en escena los elegantes artiv tas de la época, como el t a n a p l a u d i d o M a u r i c e Cheval ier . . .

P r i m e r o s a ñ o s f u n d a c i o n a l e s . E L E M P A S T R E c o n s u s o m b r e r o c a n o t i e r , u n i f o r m e ú n i c o y e x c l u s i v o p o r e n t o n c e s , p o s a n d o a l a v e r a de " C a s a e l t í o P e p e " g u a r d i á n de l a s c o m p u e r t a s

d e l P e r e l l ó .

Y así, con su simpático " u n i f o r m e " , y después de haber saboreado la clá­sica " p a e l l a " , y de haber d e r r a m a d o la alegría y la eufor ia p o r t o d o el poblado d e l Pere l ló , desembocaron, una vez más, nuestros músicos en una de aquellas noches de agosto en la residencia d e l insigne maestro Serrano, para dedicar le u n o de sus y a selectísimos conciertos. A q u e l l a noche i b a n dec ididos a conse­g u i r d e l Maestro l o que años antes habíanle sugerido.

L l e g a d o que h u b o e l m o m e n t o o p o r t u n o , el d inámico d i r e c t o r F i l i b e r t o R o d r i g o no se paró en prendas :

—Qué, don Josep! — d i j o — Ja mos ha escrit alguna coseta...? E l genia l composi tor acusó e l impacto . Y con su h a b i t u a l gesto afable y

pa terna l contestó :

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\ Em sembla que no es gens fácil fer un número de música peral I iii/K/ //•<• Primer que tot hi ha que conmure amb vosaltres pera coneixer el

nincnt de cadascú. Ara be —añadió con gracejo—. Si me admitiu com u n músii mes de la Banda..., encara es podía fer alguna cosa...

I i i ingeniosa evasiva d e l laureado musicólogo no fue en aquellas cir-in .1 n i n a s , como c a b r í a suponer, m o t i v o de desilusión p o r parte de los músi-• ili l \ l . K M P A S T R E , sino más b ien de reflexión y est ímulo de la p r o p i a II II n i , ya que el Maestro les tenía en concepto no despreciable y les ad-ii iltii i la vez como realmente excepcionales.

l Serrano les despidió a todos con la c o r d i a l i d a d de siempre y con las i n i r. palabras de años anteriores :

/ Ins l'any que ve, si Déu vól... I luíante este período, E L E M P A S T R E , que c o m o hemos d i c h o h a b í a en-

i ' i - i ' l u s u s filas con nuevos elementos, aumentaba, asimismo, con entusiastas I U I I I H I l i l i l í e s y simpatizantes, destacándose entre estos últimos d o n Gaspar 1 mi i ( lodoñer y d o n Joaquín Olmos Fortea , siempre dispuestos a prestar mi i|'"\ desinteresadamente. Puede af irmarse que, p o r lo menos en Cata-i i " | i nuestro a d m i r a b l e con junto cómico-musical tenía conquistado y a el

H i l Y para dar sensación de que era m u c h a v e r d a d aque l lo de " L a i. II trau mestres", dedicóse con ahínco al ensayo de sus números y al 11 i lonamiento de sus programas, no solamente p o r el legít imo afán de su-

sino también p o r q u e así lo exigían los cont inuos requer imientos por rli de entidades y públ ico s impatizante . A q u e l l o i b a ya "en serio", va lga

I p I I a d u j a , dado el carác ter humoríst ico de E L E M P A S T R E . Y u n día le un actuando en el Casino l l a m a d o " d e M a r t i n o " , y o t ro día en e l Casino

Si e u i i e i " , apareciendo p o r f i n en la Placa Major — h o y de M i g u e l Peris—, ¡xitazo sin precedentes.

l i i i la hora señalada h a b í a l legado. Por p r i m e r a vez nuestra banda có-iiih I I m u s i c a l era requer ida desde el exterior. Y esa hora quedaría sellada con pii . l i a b l a n c a y como nuevo capítulo de su his tor ia . E l día 31 de d i c i e m b r e

llí'.M desplazábase al s impático pueblec i to de Alcántara d e l J ú c a r , prev ia la . n i n de las autor idades d e l mismo. Y hemos d i c h o " p u e b l e c i t o " , puesto

• i " I I aquellas fechas escasamente contaba c o n u n m i l l a r de habitantes . I n i ' o a i n a d o en el corazón d e l V a l l e de Cárcer , a la margen derecha d e l l i o |n o . y como ceñido p o r u n hermoso cinturón — v e r d e y o r o — de naranjos | , . , i , . / a l e s .

Huelga decir que nuestros músicos derrocharon en aque l la p r i m e r a actua-i I . . I I l u c r a de los límites catarrojenses —dejamos aparte las excursiones anua-li , .1 l ' e r c l l ú — todo el arte y maestría y h u m o r i s m o de su y a n u t r i d o reper-i Aque l la airosa Plaza de la Iglesia, i n u n d a d a de espectadores no

.•I mu nte (le Alcántara, sino de los lugares circunvecinos, fue el p r i m e r esce-ii . abier to donde resonaron los aplausos y las ovaciones en honor de E L I M l ' V . T H K , de Catarro ja . U n entusiasmo desbordante y u n éxito f o r m i d a b l e

p e ludio de los grandes t r iunfos en el f u t u r o — en aquel la hermosa tarde de N,iv u l a d de l año 1924.

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Y antes de cerrar este capítulo, nos interesa destacar dos efemérides histó­ricas que refle ja el L i b r o de Actas de la "Sociedad M u s i c a l la F i l a r m ó n i c a " más a r r iba mencionada, y a la que, como se recordará, habíase t a m b i é n i n ­corporado nuestra Banda cómica . L a p r i m e r a , es la emot iva entrega a l a D i ­rect iva, p o r parte de la Comisión de Fiestas, de la nueva imagen de Santa Ceci l ia , Patrona de la E n t i d a d , que había sido costeada p o r suscripción p o p u ­lar , y para cuya cuestación ofreciéronse con abnegación e jemplar las señoras M i l a g r o Ferr í s For tea y Concepción Hervás Torres (12). Y la segunda, t a m ­bién de gran e m o t i v i d a d , la adquisición de la nueva bandera p o r aportac ión v o l u n t a r i a de los socios. Es realmente curioso que podamos aportar c o n t o d o deta l le lo que importó la confección de d i c h a bandera y precisamente en pleno septiembre del año mencionado 1924. E l corte de tela de seda se a d q u i ­rió en la t e x t i l Daza y Cía., ub icada en la ca l le de F l o r a —travesía de la ca l le de A l b o r a y a — , de Valencia , p o r el precio de doscientas catorce pesetas; además de las telas para adorno, que ascendieron a ciento ochenta, y e l asta n iquelada c o n su correspondiente l i r a , p o r la que se pagaron ciento diez. T o t a l , quinientas cuatro pesetas. L a bandera ostentaba como escudo l a glo­riosa " S e ñ e r a " valenciana. Y para su confección y b o r d a d o se o f r e c i e r o n , vo ­l u n t a r i a y desinteresadamente, las siguientes señoras, todas ellas b e n e m é r i t a s catarrojenses: María Muñoz, Pi lar M o n f o r t e , Concepción Ba ixaul i y Josefa Muñoz.

Y como colofón, una nota interesantísima, t o d a simpatía y nobleza. Q u i ­nientas pesetas en aquel la época era todo u n capi ta l . ¡Nada menos q u e cien duros de aquellos de plata contantes y sonantes.. . ! N o es extraño, pues, que, l l egado el m o m e n t o de la l iquidación, se v iera la "Sociedad M u s i c a l " en u n difícil prob lema . L a recaudación no había l legado, n i c o n mucho , a c u b r i r e l i m p o r t e de la bandera. Y ante aque l la situación apuradísima, E L E M P A S ­T R E t u v o una idea genial . C o m o todas las suyas. Era la gran solución. E l v ie jo refrán valenciano "Quant passa el vent per la flauta, es hora de móure els dits", n o podía fa l l a r . Y sin d u d a r l o u n instante, en u n rasgo espontáneo —autént i co pensat i fet— organiza una velada en el teatro Progreso, q u e fue u n éxito c o m o siempre, y cuya recaudación íntegra ofreció a la D i r e c t i v a . E l i m p o r t e de la bandera quedó saldado. Y aún parece que sobraron algunas pesetillas para la próxima " p a e l l e t a " en el Pere l ló . . .

(12) Solamente a titulo de curiosidad, nos permitimos transcribir el Justificante de pago firmado por el escultor que talló dicha Imagen y que al azar hemos encontrado en el Ar­chivo de la Agrupación. Dice: "Taller y Estudio de Escultura.—José M.« Ponsoda Bravo.—Plaza de San Lorenzo, 2.—Valencia, 11 de febrero de 1923.—Señores de la Junta de fiestas de la Sociedad Musical de Catarroja.—Por una Imagen de Sta. Cecilia, de un metro, de palllla de­corada con oro fino.—Trescientas pesetas (300).—Baja veinticinco pesetas (25).—Total: 275 pe­setas.—José M." Ponsoda. Rubricado."

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C A P I T U L O V I

En la trastienda de una sastrería.—Debut en Valencia

Estamos ante una nueva etapa en la v i d a e his tor ia de E L E M P A S T R E . Hasta aquí, no había pasado de una mera exhibición humoríst ica sin grandes pretensiones de espectáculo, con m á s o menos preparación y sin extraordina­rios compromisos con sus exigencias consiguientes. E n adelante, e l panorama cambia p o r comple to . Nuevas perspectivas y más amplios horizontes . L a v i d a , tanto h u m a n a como social, está siempre abierta a todos los caminos trazados por Dios . T iene sus altibajos, que son los que const i tuyen siempre el gran nerv io de la p r o p i a his tor ia . Pero, sobre todo , la v i d a es algo así c o m o una de esas cajas-sorpresa de la que nunca se sabe lo que de e l la va a salir. Y las sorpresas de la v i d a son los grandes éxitos y los grandes fracasos, las t remen­das desilusiones y las más bellas esperanzas.

E n la v i d a de nuestro ya a d m i r a d o con junto cómico-musical no h u b o ex­cepción en esta ley general. T a m b i é n t u v o su inesperada sorpresa. U n a gran sorpresa cargada de i lusiones y de proyectos esperanzadores. Vale la pena el recordar ciertos detalles y circunstancias, p o r q u e el los f u e r o n , no cabe d u d a , la l lave de oro que abriera las puertas a las grandes realizaciones y a los grandes t r iunfos en el f u t u r o .

Era el año 1925. E n la ca l le del Pilar , una de las más t ípicas y antiguas de la c i u d a d de Valencia , números 4 y 6, existía un acreditado t a l l e r de sastrería, cuyo dueño y maestro, d o n Vicente Puster Ballester, h o m b r e de gran capa­c idad en el t raba jo , conservaba todavía c o m o buen valenciano todo el espíritu y carácter t r a d i c i o n a l de aquellas cé lebres pre-organizaciones profesionales que, con el título de " G r e m i o s " , habían l lenado toda una é p o c a : la clásica época medi eva l .

Traba jaba como of i c ia l en dicho t a l l e r de sastrería u n avispado joven ca­tarrojense l l a m a d o A n t o n i o Jorge Penella, q u i e n todos los días laborables desplazábase a la capi ta l u t i l i z a n d o la l ínea de tranvías eléctricos no m u c h o antes inaugurada , cuyo trayecto — p r o l o n g a d o después hasta S i l l a — era Va-lencia-Catarroja y viceversa, y cuya cochera estaba emplazada, desde 1889, en el t r a m o del Camí Real denominado La Llegüa de nuestra v i l l a .

L a Valencia de entonces no era, n i con mucho , a casi m e d i o siglo de dis-

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tancia, la populosa c i u d a d que hoy conocemos. Otros usos, otras costumbres, otra configuración urbana m u y dis t inta de la actual . N o habíanse ab ier to aún las grandes avenidas n i las airosas plazas, n i l evantado las atrevidas moles-rascacielos, como por e jemplo , el ed i f i c io angular que enfrenta con la remo­zada p a r r o q u i a de San Agustín. Aquí , en l o que era ant igua plazuela de San Agustín, se despedía el d u e l o en todos los entierros de la c i u d a d ; y de este mismo l u g a r arrancaba u n a línea de tranvías hasta e l mismo Cementer io , cuyos viejos coches —remozados y electrif icados poco t i e m p o antes de la época que estamos h i s t o r i a n d o — conocimos todavía, en nuestra infancia , m o ­vidos y arrastrados p o r tracción a n i m a l .

Nues t ro A n t o n i o Jorge Penella era, además de oficial-sastre, u n excelente músico. U n o de aquel los músicos dispersos cuando la disolución de las Bandas locales en 1920, y que, con su af inado clarinete , v i n o j u n t o con nueve músicos más a engrosar las f i las de E L E M P A S T R E , según queda a p u n t a d o en el capítulo anter ior . Pues b i e n , este entusiasta catarrojense aprovechaba toda c o y u n t u r a d e n t r o d e l t a l l e r para relatar a sus compañeros con t o d a clase de encomios las actuaciones d e l con junto cómico-musical a que pertenecía ; pero, sobre todo, las referencias se p r o d i g a b a n en la trast ienda, cuando, l legada la hora d e l mediodía, se reunían para comer, en franca camarader ía , maestro, oficiales y aprendices. Era la hora en que se hablaba de todo . D e l trágico accidente o c u r r i d o . . . , d e l exitazo de la zarzuela estrenada. . . , de lo f o r m i d a ­ble que estaban quedando las carreteras con su nue v o adoquinado y asfaltado, gracias a la in i c ia t iva d e l gran estadista P r i m o de R ivera . . . , y , en f i n , de tantas otras cosas q u e se daban con frecuencia c o m o verdaderos aconteci­mientos en la v i d a valenciana de aquel los t iempos. Pero la nota in termedia o f i n a l no f a l l a b a nunca. Y precisamente sugerida siempre p o r el p r o p i o maestro :

—Be, Penella, qu'ens cantes avui del Empastre...? Y era entonces cuando nuestro paisano se explayaba a su gusto, r e f i r i e nd o

con t o d o d e t a l l e los grandes éxitos y los progresivos t r i u n f o s obtenidos en las distintas actuaciones de la y a cé lebre Agrupación musical . Y era u n día el relato interesantísimo y sugestivo d e l desplazamiento d e l con junto a la población de G o d e l l a , i m p o r t a n t e estación veraniega situada a l N O . de la cap i ta l valenciana, para d a r allí u n concierto , ante el r e q u e r i m i e n t o de algunos veraneantes de la c i u d a d . E r a esto a f ines de marzo d e l año en curso 1925. Habíase aceptado la invitación con verdadero cariño, p o r tratarse de la p a t r i a chica d e l famoso cantante L a m b e r t o Alonso, p o r entonces profesor d e l Co n­servatorio de Música de Valencia , y , además, p o r ser G o d e l l a cantera fecunda de artistas, y d o n d e pasara la m a y o r parte de su v i d a el insigne p i n t o r y escul­t o r I g n a c i o Pinazo. L a actuación h a b í a t e n i d o l u g a r en e l f l amante Teatro , cuyo or igen se remontaba a fines d e l pasado siglo y c u y a v i d a sostenía con verdadero entusiasmo y afición la colonia valenciana. N i que dec i r t iene q u e el éxito h a b í a sido r o t u n d o . Y que la despedida h a b í a resultado t r i u n f a l .

Y o t r o día era el via je estupendo q u e acababan de hacer la víspera —30 de agosto— a la población de U t i e l , prev ia invitación d e l p r o p i o M u n i c i p i o , u n o

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de los más importantes de la prov inc ia . Y tras breve elogio de aquel la c i u d a d , de la que se decía ser de fundación romana, y que, no obstante su a l tura , a más de ochocientos metros sobre el n i v e l d e l mar , ha l lábase asentada en una fértil y hermosa l l a n u r a cuajada de viñedos, trigales y olivares, y como ceñida p o r e l ancho cinturón de seis aldeas — a l g u n a de ellas con casi u n m i l l a r de habi tantes—, pertenecientes todas a su término m u n i c i p a l . . . , y sus airosos edi f ic ios . . . , y su histórico Santuario, dedicado a Nuestra Señora d e l Remedio, t a n venerada p o r los utielenses. . . , y su elegantísimo tea t ro . . . , y su hermosa alameda, en f i n , con razón t i t u l a d a "Paseo de las Del i c ias " , pasaba Penella a lo interesantísimo d e l relato. Allí precisamente, en aquel la a m p l i a alameda, donde solía instalarse la feria de septiembre y ante una masa imponente de

L a B a n d a c o n s u p r i m e r u n i f o r m e c o m p l e t o a l l á p o r los a ñ o s 26 e n e l p a t i o e x t e r i o r de l a p l a z a de t o r a s de V a l e n c i a , m o m e n t o s

a n t e s de s u p r e s e n t a c i ó n .

espectadores, había sido la p r i m e r a actuación d e l día. ¡Qué entusiasmo el de aquellos utielenses! A q u e l espectáculo no lo habían presenciado jamás. Y los ecos de una h i l a r i d a d regoci jante se perdía entre el frondoso ramaje de los olmos y de las acacias... Después , por la noche, y ante la insistencia de todos, húbose de actuar nuevamente en el a m p l i o teatro, rebosante de públ ico, y repitiéndose en m a y o r grado si cabe el entusiasmo y el regoci jo y las ova­ciones de la mañana. A q u e l viaje no lo olvidarían n u n c a . . .

—Res mes vos diré —recalcaba nuestro Jorge Penel la—. La recaudado ha segut de quatrecentes quince pésetes...! Che, en paques hóres, lo que guanyem nosaltres junts en un mes...!

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Y a los pocos días era también la not ic ia de que habían dado u n concierto en el vecino p u e b l o de Sedaví ; y una semana después, la d o b l e actuación en la p r o p i a casa solariega, en la plaza de toros de Catarro ja , dispuesta, al efecto, con ocasión de las Fiestas Patronales. E n ambos días — 2 0 y 24 «le o c t u b r e — , la recaudación había sido nada menos q u e de quinientas ciñen pesetas...

Y en e l acogedor rec into de la trast ienda se sucedían las exclamaciones: —Cent duros y pico...? Che, Penella, aixó es roí un capital...! N a t u r a l m e n t e , el entusiasmo d e l catarrofí i b a contagiándose cada vez más

entre sus compañeros de t a l l e r ; pero de u n m o d o especial entusiasmaba a l p r o p i o maestro y dueño de la sastrería, q u i e n hacía ya algún t i e m p o venía acariciando ca l ladamente u n proyecto f o r m i d a b l e .

A q u e l l a noche d o n Vicente Fuster no p u d o pegar u n ojo. Su idea era genial . A u n q u e tenía sus d i f i cul tades . Habíase empeñado nada menos en qua E L E M P A S T R E actuara en Valencia . Pero, ¿ c ó m o y d ó nd e . . . ? Y como el cosa probadís ima q u e ante los problemas difíciles hay que consultar siempre con la a lmohada, nuestro entusiasta maestro-sastre no tardó en h a l l a r la s o luc ión:

—Ya está —se d i j o — . ¿Para qué queremos las amistades.. .? E l señor Fuster estaba m u y b ien relacionado con las empresas de los t e a

tros más destacados de la c i u d a d . D e su prestigioso t a l l e r h a b í a salido m a l de una vez el vestuario que a aquél las interesaba. Pero, sobre t o d o , le u n í a

u n a amis tad íntima con los empresarios d e l Ruzafa. A l día siguiente, la E m p r c sa de este p o p u l a r teatro estaba y a al corr iente d e l proyecto de d o n Vicente Fuster, acogiéndolo con t o d o cariño. D e acuerdo. E L E M P A S T R E actuaría en el Ruzafa.

U n a seria c o n t r a r i e d a d esperaba, sin embargo , al dueño de la sastrería cuando con toda ilusión púsose en contacto con e l d i rec tor de la Agrupación cómico-musical catarrojense. E l d i rec tor pidió u n t i e m p o p r u d e n c i a l para contestar. Necesitaba la opinión y el acuerdo de todos los componentes de la Banda. Pero, ¡cuál no sería la sorpresa d e l señor Fuster a l r e c i b i r el men saje a través de Penella con una contestación t e r m i n a n t e m e n t e negat iva . . . ! E L E M P A S T R E no podía comprometerse a presentarse ante u n públ ico como el d e l teatro Ruzafa. Y la única razón que se alegaba era b ien clara. L a agru­pación no se cre ía en condiciones n i con méritos artísticos n i con la prepa­ración suficiente para aceptar aque l la invitación de tanto compromiso . Hemos de reconocer, por nuestra par te , que esta determinación, t o d a nobleza y caba­l l e ros idad y , si se quiere, de excesiva modest ia , t u v o i n f i n i t a m e n t e mayor éxito y fue de mucha más valía en e l sentido social, m o r a l y h u m a n o que todas sus actuaciones juntas. Porque u n a cosa era b i e n notor ia : Q u e no se trataba de vulgares cómicos o simples músicos af ic ionados. Y que no h a b í a uno solo de los componentes de la Banda que n o d o m i n a r a c o n perfecta técnica y maestría su p r o p i o ins t rumento , p u d i e n d o c o m p e t i r con cua lquier músico, aun e l más aventa jado.

Y p o r q u e esto lo conocía m u y b ien d o n Vicente Fuster, no vaci ló en insis-

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I l i I' i « ) , incluso buscando a lguna fórmula para convencer a los de i i I M l ' A S T R E . Tras u n c a m b i o de impresiones con la Empresa d e l Ruzafa, I i l ú n u l a se encontró. Estaban y a m u y cerca las tradic ionales fiestas de

i n l . i i I , y , por tanto , la de los Santos Inocentes Mártires . E n a q u e l l a época , I i > i I . I I l a s d e Inocentes" estaban en plena moda, tanto en e l a m b i e n t e f a r n i -li > social, e incluso en el m u n d i l l o de la prensa. L a " i n o c e n t a d a " en . n i ' " I d í a clásico era s implemente una nota de h u m o r i s m o . Y cuanto más • .i • i n í a , mejor. Pero, sobre t o d o , d o n d e hacía f u r o r era en los teatros. N o Ii l i a i ii a i r o en Valencia , p o r seria y acredi tada q u e fuera la c o m p a ñ í a , que

1 u n / a r a su " inocentada" , d a n d o s iempre "gato p o r l i e b r e " . Y el públ ico I i H . l i a c.c día la sala hasta los topes, aun a sabiendas de que le i b a n a t o m a r

i l | M ln soberanamente. Pero. . . se d iver t ía . . . C o n el t i e m p o , esto, que no era n i humorística manifestación de ingenio , vendría a degenerar —sobre

lod h e ciertas compañías teatra les— en verdaderas mamarrachadas in to le -i i ib l i i lando al traste, por f i n , con t o d o lo que p u d i e r a s igni f icar " i n o c e n t a d a " .

I ' i u b i e n . L a proposición que el señor Fuster h izo a E L E M P A S T R E fue i i i u n u l e : Actuaría e l conjunto en el Ruzafa el día de Inocentes. Si h a b í a • ii o . I público aplaudiría a rabiar . Y si resultaba u n fracaso, era segurí-

¡ n i se aplaudiría también , c reyendo e l respetable que se t ra taba de mu c u l a d a " . A n t e lo ingenioso de la estratagema, nuestros músicos

i . |.i i p o r f i n la invitación. E l propósito de d o n Vicente Fuster habíase I i l n l o Nunca como en esta ocasión se daría con tanta r e a l i d a d aquel

n . i i r Irán valenciano: "Aixó será lo que tasse un sastre..." I i preparación d e l p r o g r a m a para la presentación ante el públ ico d e l

h i i i i u I t u / a l a fue meticulosa e intensiva. F a l t a b a n m u y pocos días, y a todos m i . o i b a d a r la " c a m p a n a d a " . Y a más de uno se le ocurrió q u e debían

• ni u s e uni formados . Sí. A q u e l l o era una idea genial . Y con la entusiasta n p i c e H U Í del ya famoso sastre d o n Vicente , el u n i f o r m e quedó dispuesto

|. m i d o n blanco, chaqueta negra y el sombrero d u r o de paja que desde • i . . | venían usando. Sin in tentar lo , h a b í a adoptado E L E M P A S T R E i forme a l estilo de la i n d u m e n t a r i a mascul ina est ival de las gentes ele-• ml i \s de últimos d e l siglo anterior , que consistía en pantalón • I baqueta de d r i l oscura y el clásico " j i p i " , sombrero de paja m u y ||l . I . , . i i u n o y con las alas u n poco a b a r q u i l l a d a s , p r e n d a ésta m u y cara

i ni I a l i n e a r s e en España y proceder de nuestras colonias u l t ramar inas do s e entiende, todavía éramos dueños de C u b a , Puerto Rico y F i l i p i ­n o obstante, y aunque con la d i ferenc ia d e l sombrero d u r o de paja

i|in un c í a el famoso " j i p i - j a p a " — , el u n i f o r m e , p o r su elegancia, necesa-le habría de causar sensación.

\i lúe. Kstamos ya en el 28 de d i c i e m b r e de 1925. N o c h e m e m o r a b l e • i ' i . habí ia d e quedar grabada con letras de oro en los anales de E L E M P A S -I I H I I t e a t r o Ruzafa estaba de bote en bote . N a d i e , excepto unos cuantos,

i l . i i I. i | u é naturaleza iba a ser el espectáculo. D e p r o n t o , se l evanta el i . I .o \n e l escenario, f o r m a n d o semicírculo, aparecen nuestros músicos

o I x c t i v o s instrumentos , cuyo m e t a l chispeaba como el oro al ref le-

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jarse en e l los las luces de las candile jas. Y en el centro, el gran d i r e c t o r F i l i b e r t o R o d r i g o , con sus galas, su bigote , su p e r i l l a y su chistera . . . Fue éste u n o de aquel los momentos que frecuentemente se d a n en l a v i d a y q u e decl d e n para s iempre e l p o r v e n i r de los hombres y de los pueblos . Espontánea mente , e l públ ico se ha puesto en pie , t r i b u t a n d o u n a cerrada y cariñosa ovación a l c é l e b r e c o n j u n t o cómico-musical . M u c h o s habían oído hab lar de E L E M P A S T R E : y E L E M P A S T R E estaba al l í . Para ofrecer a Valenc ia todo e l arte , t o d a la maestr ía y t o d a la sal de su h u m o r i s m o musica l . L a par t ida estaba ganada. C u a n d o terminó su actuación, e l públ ico , en p ie , aplaudía c lamorosamente . Y los vítores prolongados resonaron en la c o m b a d e l teatro engalanado. E l éxito h a b í a sido f o r m i d a b l e . A q u e l d e b u t d e l 28 de d i c i e m b r e de 1925 era como el arranque de la autént ica y gloriosa carrera artística de E L E M P A S T R E . Así lo reconocía en aquel los momentos Valencia , y así v ino a quedar c o n f i r m a d o en e l f u t u r o .

Y c o n esta efemérides t r i u n f a l cerramos e l capí tulo , no sin antes destacar una nota de gran simpatía . E n esa noche de t a n marcado éxito, a l l í estaba u n n u t r i d o g r u p o de entusiastas "seguidores" de E L E M P A S T R E , desplazados exprofeso desde nuestra poblac ión. Y entre el los, dos personalidades que s igni f i caban m u c h o entonces en la v i d a catarrojense: el prestigioso médico d o n A l b e r t o C h a l m e t a Esparza y el ex alcalde d o n Salvador Estela y Donder i s

A l día s iguiente, la prensa valenciana, sin distinción de matices, hacíase eco d e l t r i u n f o espectacular conseguido p o r los f o r m i d a b l e s músicos catarro­jenses. Y a lo l a rgo y lo ancho de toda la región valenciana, dos nombres inseparables, unidos histór icamente con lazadas de g l o r i a y laureles de t r i u n f o , f u e r o n celebrados y aplaudidos : Catarro ja y E L E M P A S T R E . E n aquellas memorables horas, el " R a t Penat" volante , que surmontaba el escudo de armas de la V i l l a y la bandera de la Agrupación, fue para todos c o m o el más acabado símbolo. C o m o el anuncio de la f u t u r a y maravi l losa expansión p o r el m u n d o de esta Banda fest ivo-musical i n i m i t a b l e .

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C A P I T U L O V I I

Un Concurso original

l l e m p r e es v e r d a d a q u e l l o de que " n u n c a segundas partes f u e r o n Por lo menos en e l caso concreto de E L E M P A S T R E . H a b í a sido

I " «i el éxito en la c lásica " v e l a d a de Inocentes" d e l tea t ro Ruzafa, Kmpresa, a r e q u e r i m i e n t o de buena parte de su escogido públ ico , que aquel la actuación se repi t iera , p r e v i o contrato con l a famosa e

• \n musical . Y E L E M P A S T R E presentóse p o r segunda vez 11 u n i ó de d i c h o teatro al día s iguiente de Inocentes, 29 de d i c i e m b r e , mismo o m a y o r éxito, si cabe, que en su d e b u t , y con el creciente y • entusiasmo de la m u l t i t u d apiñada en e l p o p u l a r l iceo valenciano,

i l i e l lo e s que v e i n t i c u a t r o horas después, en la noche d e l 30, E L . I HE volvía a repet i r en el m i s m o escenario su humoríst ico concierto , Ido v a u m e n t a d o " , entre atronadores aplausos y ovaciones imponentes • i . i r en el Ruzafa. i i i o de e s t e t r i p l e exitazo consecutivo, nuestra ya p o p u l a r Agrupación,

Ii M I carácter humoríst ico y eufórico, y ante el aluvión de c o m p r o -iii de dist intos puntos geográficos de l a p r o v i n c i a le l l egaban , deter-

i pensar en serio n o solamente en la preparación técnica y mejora-de ir , programas, sino también en t o d o a q u e l l o que p u d i e r a s ignif icar

o interna, administración, c o n t r o l , etc.; s iendo su p r i m e r a p r o v i -i i " i«lar la designación de u n representante general . N a t u r a l m e n t e ,

• ano pensar en la persona apta, in te l igente y abnegada, capaz de I I H lia responsabil idad. Pero no h u b o m u c h o q u e discut i r . Todos los " nte de la Banda v i n i e r o n a concordar en que nadie como e l señor • I sastre, entusiasta como él q u e más , dinámico y con pres t ig io , podía l < f u l o . Además de ser esto d e t o d a just ic ia , y a que era él q u i e n les luí ato las puertas d e l teatro Ruzafa, y a él, en par te , se le debía e l

l i i nulo Y desde aquel m o m e n t o , d o n V ice nt e Fuster Bal lester era \o representante general de E L E M P A S T R E . F u e éste, sin

ni r í a n acierto. Y además , u n n o m b r a m i e n t o con t o d a la lógica de riquísimo f o l k l o r e . E l v ie jo refrán " N o es mal sastre qui coneix el

no |K)día f a l l a r t a m p o c o en esta c ircunstancia m e m o r a b l e .

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Pero h u b o algo más. C o m o entre muchos siempre hay a lguno a l que fácil mente suelen subírsele las ínfulas, no faltó q u i e n propuso , en vis ta de loi recientes t r iunfos y d e l magníf ico hor izonte que se abría , s u p r i m i r a la A g r u pación e l t í tulo de E L E M P A S T R E . A q u e l l o era demasiado v u l g a r . Ha luí que buscar o t ro de más categoría , de más empaque . Y c o m o ocurre en casoi similares, h u b o sus " t i r a y a f lo ja " , y sus " d i m e s y dire tes" , y sus discusionei s iempre amistosas, desde luego. A l f i n , aque l la cuestión b i z a n t i n a no tardó en resolverse p o r acertadís imo j u i c i o de u n a gran mayoría . Y, gracias a D i o i v i n o en acordarse que E L E M P A S T R E cont inuara l lamándose en adelani . y d e f i n i t i v a m e n t e E L E M P A S T R E .

M i e n t r a s tanto , i b a n cancelándose los compromisos a d q u i r i d o s . E r a e n l i a

d o y a e l año 1926. Y el 24 de enero vemos actuando a nuestra Agrupación en e l teatro-c ine de la vecina población de A l f a f a r , con el consiguiente éxito y c o n el creciente entusiasmo y simpatía de las gentes. Días más tarde, al 30 d e l m i s m o mes y m e d i a n d o y a los intel igentes oficios d e l representani<

E n p l e n a a c t u a c i ó n , e l m i s m o a ñ o 26, d u r a n t e e l F e s t i v a l I n f a n t i l e n e l " C a m p o D e p o r t i v o M e s t a l l a " d e l a c i u d a d d e l

T u r i a .

general señor Fuster, E L E M P A S T R E daba en la b e l l a c i u d a d d e l T u r i a un f o r m i d a b l e concierto en los salones de la casa social de la Sociedad ( 'oral el M i c a l e t , instalado en el vie jo palacio de los condes de I 'arcenl, y a beneficio

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11 misma. Esta benemér i ta masa coral , que h a b í a sido f u n d a d a p o r el al maestro d o n Salvador Giner , y que t u v i e r a par te tan destacada en

H i l l .miísimo homenaje-coronación que Valencia t r i b u t a r a , a l lá p o r el mes i i . . ¡embre de 1910, al ex imio poeta T e o d o r o Llórente , a u t o r de la le tra

i l ln ino a Va lenc ia " , música d e l maestro G i n e r , estaba atravesando unos . Hi N mentos que era necesario superar. Y fue entonces cuando nuestros

ICÓN dando muestras de una so l idar idad generosa y cr ist iana, no d u d a r o n i icnto en aportar desinteresadamente su grani to de arena con su arte

lile y su alegría característ ica . Este rasgo de tan elevada nobleza nunca M i H legarlo a l o l v i d o la prestigiosa Social C o r a l el M i c a l e t . I Incaute los meses subsiguientes, E L E M P A S T R E actúa p o r segunda vez MI ti H I .as gentes de la vecina y s impática población no hab ían p o d i d o

H tudas el humoríst ico espectáculo ce lebrado en el mes anter ior . Y el lino Proteccionista t u v o c o m o gran h o n o r e l a b r i r sus puertas para que no • I I I i n a d i e en A l f a f a r sin presenciar t a n e x t r a o r d i n a r i o acontec imiento

i K l público, apiñado, supo corresponder con el entusiasmo de sus ai , ovaciones. H a b í a que confesar —se dec ía la g e n t e — que aquel los

i k l r o ' i i nliirronns eran todos unos maestros y , a la vez, unos artistas i n c o m -

| l l n . después vemos a nuestro con junto en la c i u d a d nata l d e l maestro . MUÍ u e e a . L a hermosa c i u d a d mecida p o r el m u r m u l l o suave y acari-

I, las tranquilas aguas d e l Júcar , con sus modernas edif icaciones, sus l o s , s u s amplias vías, su preciosa A l a m e d a y con su grandioso t e m p l o ,

ti i d o a la milagrosa imagen de la V i r g e n de Sales, p o r la que los suecanos Ulen i n i ant igua y acendrada veneración. E n uno de los teatros — e l q u e . n i i l . i e l nombre d e l genial musicólogo, g l o r i a de su p a t r i a ch ica—, nues-

. . I. I . . . agrupación derrocha d u r a n t e dos días consecutivos — 2 y 3 de I I II l a s galas de su arte y maestr ía con sendos conciertos, cuyo recuerdo . l n i ix l a v í a en la m e m o r i a de las gentes que p u d i e r o n gozar de a q u e l ., lo sorprendente. E L E M P A S T R E i b a de jando en todas partes u n a . 11 di admiración y simpatía. Y e l eco de su fama y de su g l o r i a resonaba , n lus p u n t o s más distantes de la geograf ía hispánica.

o o o

\ le mayo del año en curso, 1926, rec ib ía nuestra Agrupación, a t ra -i tli . i apoderado general , señor Fuster, una extraña embajada. N a d a

i a proposición — t o d a u n a invitación en r e g l a — p o r p a r t e de \ de la Prensa Valenciana, para que a q u é l l a cooperara y t o m a r a

, i I Concurso de Bandas Cómicas que habíase proyec tado para la i l ' . d e ¡unió siguiente, víspera de San Juan, en la plaza de toros

\ 11 m í a

\. lia invitación fue t o d a una sorpresa para E L E M P A S T R E . i . io e s que se p r e g u n t a b a n t o d o s — existe p o r ahí a lguna Banda

in. m i s e a la nuestra. . .?

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Pues sí, señores. Exist ía o tra Banda cóm ica . Y no m u y lejos. E n Algemesí , precisamente. I m p o r t a n t e poblac ión y rica, a l a vez, p o r estar asentada entre t u p i d o s naranjales, y cuyo término corta e l J ú c a r con e l de l a no menos f lorec iente c i u d a d de A l c i r a .

¿ C ó m o habíase f o r m a d o l a Banda cómica de Algemesí? ¡Qué lejos estaban de i m a g i n a r nuestros músicos que la génesis de d i c h a

banda habíase d a d o en e l Pere l ló , y precisamente a l calor de sus propios y originales " p o u t p u r r i s " . . . ! Y esa era, e fect ivamente , la r e a l i d a d . E n t r e los veraneantes de la p l a y a perel lonense habían gentes de Algemesí — q u i z á entre éstas algún mús ico—, que venían año tras año a d m i r a n d o y ap laudiendo las hi larantes actuaciones de E L E M P A S T R E . Y a a lguien se le ocurrió r e u n i r en d icha poblac ión a unos cuantos músicos o s implemente af ic ionados — y a que lo interesante era hacer reír s iquiera con cuatro moj igangas—, y . . . a e m u l a r a E L E M P A S T R E .

Más aún. Según referencias, a lguno de los al legados a l a f l a m a n t e Banda cómica de Algemesí tenía bastante contacto con la Empresa d e l teatro Ruzafa de Valencia . Y a l tenerse not i c ia de las actuaciones d e l c o n j u n t o catarrojense y de sus repetidos éxitos en e l escenario de d i c h o teatro , propúsose a la E m p r e ­sa d iera también o p o r t u n i d a d a la Banda de referencia para actuar en el p r o p i o l iceo valenciano. Por l o que se presume, la Empresa d e l Ruzafa no quiso aventurarse a u n resultado equívoco, q u e m u y b ien p u d i e r a desembocar en ru i do s o fracaso. Y la o p o r t u n i d a d no se d i o .

Pero como no hay nada escrito sobre los medios a usar en la aplicación d e l sistema t a n general y v u l g a r de la emulación, lo c ier to es que u n día, ante la sorpresa no solamente de E L E M P A S T R E , sino de Valenc ia entera, la Asociación de la Prensa, e n t i d a d benemér i ta c u y a fundación se r e m o n t a b a a l últ imo año d e l pasado siglo, organizaba el Concurso de Bandas Cómicas antedicho.

Solamente p o r complacer a su q u e r i d o apoderado, señor Fuster, accedió la Agrupación musica l catarrojense a t o m a r par te en e l concurso, cuyo p r e m i o consistía en u n a copa de p la ta para la Banda vencedora. Por c ierto q u e las condiciones f i jadas eran sumamente originales. N o se designaba j u r a d o a lguno. E l j u r a d o sería el p r o p i o públ ico , qu ien daría su f a l l o p o r el sistema más democrát i co d e l m u n d o : los aplausos. L a Banda más largamente a p l a u d i d a , ésa sería la t r i u n f a d o r a .

E r a n ya las vísperas d e l concurso. Habíanse inscr i to solamente dos Ban­das: E L E M P A S T R E y la C ó m i c a (!) de Algemesí . Pero como la v i d a está l l ena de imprevis tos y contrariedades, una d e éstas v i n o a poner en trance difici l ísimo a los músicos de Catarro ja . Su direc tor , el i n i m i t a b l e F i l i b e r t o R o d r i g o , h a b í a enfermado seriamente. Y según diagnóst ico de su p r o p i o médico , e l insigne catarrojense d o n M a n u e l M o n f o r t e Raga, de una fuer te y pel igrosa bronconeumonía . E n nuestros días, esta e n f e r m e d a d se corta sin grandes d i f i c u l t a d e s gracias a los antibióticos. Pero en aquel los t iempos, en que todavía no se apl icaban t a n radicales medicamentos , la bronconeumonía era, generalmente , fa ta l .

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A n t e aquel la c ircunstancia imprevis ta y no atreviéndose nadie a susti tuir de m o m e n t o al d i rec tor , el acuerdo de todos fue la re t i rada d e l concurso. Pero la entereza de los hombres se manif iesta precisamente en los momentos difíciles de la v i d a . C u a n d o a F i l i b e r t o R o d r i g o le l lega la not ic ia d e l acuerdo tomado , se opone ro tundamente . Pues, ¡no fa l taba m á s . . . ! E L E M P A S T R E no faltaría a su compromiso . C o m o fuera, él estaría con E L E M P A S T R E a la hora designada. A u n q u e el doctor M o n f o r t e h u b i e r a de acompañarle , en pre­visión de algo desagradable. Era aque l lo la gran t e m e r i d a d . Pero nadie p u d o convencerle de lo contrar io . Y en la noche d e l 23 de j u n i o , el gran d i rec tor y maestro R o d r i g o se presentaba con su Banda en la plaza de toros de Valencia .

D a d o el carác ter humoríst ico d e l concurso, y ante la not ic ia de que habíase inscri to el ya t a n a p l a u d i d o E L E M P A S T R E , el públ ico valenciano l lenó casi to ta lmente el coso t a u r i n o , en cuyo r e d o n d e l habíase instalado u n tab lado-escenario que se h a b i l i t a b a para las representaciones teatrales. N a t u r a l m e n t e , al l í habían acudido también los entusiastas catarrojenses seguidores de E L E M P A S T R E . Y no lejos d e l escenario, el doctor M o n f o r t e , que t u v o la gent i ­leza de desplazarse p o r si el maestro R o d r i g o precisaba de su asistencia facul ta t iva .

Y empezó el concurso con la presentación de la Banda catarrojense, a la que el públ ico acogió con un espontáneo y cariñoso aplauso. Era ya de m u c h o cartel E L E M P A S T R E . . . H u e l g a decir que su actuación fue m á s que f o r m i ­dable . Cada número era acompañado de hi larantes demostraciones y p r e m i a ­do con aplausos atronadores. Y fue t a l el entusiasmo d e l públ ico , que , f i n a l i ­zado ya e l programa, pedía con insistentes ovaciones u n número más. Y enton­ces v i n o lo inesperado. Nuestra Agrupación quiso cortésmente corresponder a los deseos d e l respetable. E inició los pr imeros compases de u n nuevo " p o u t -p u r r i " que nadie conocía . A q u e l l o s compases de entrada eran del " H i m n o Regional " . Espontáneamente , el públ ico se ha descubierto y se ha puesto en pie creyendo que va a interpretarse t o d o el h i m n o como número f i n a l . Pero en m e d i o de aquel silencio impresionante , cuando se dispone t o d o el m u n d o a cantar esa letra emot iva , patriótica y que siempre nos e lectr iza : "Para ofrendar nuevas glorias a E s p a ñ a . . . " , de p r o n t o , E L E M P A S T R E corta y arranca con la música de " P o l i c h i n e l a " , uno de los cuplés entonces en boga. L a reacción de los espectadores fue f u l m i n a n t e . Y la sorpresa de unos segun­dos se convirt ió en una h i l a r i d a d desbordante, p r i m e r o , y después, en la ova­ción más clamorosa que registran los anales de la plaza de toros valenciana. A priori, e l t r i u n f o de E L E M P A S T R E quedaba descartado.

C u a n d o minutos después hac ía su presentación la Banda de Algemesí , oyéronse algunos aplausos. Pero no era acabado aún el p r i m e r número de su p r o g r a m a , y ya el públ ico daba señales de desagrado. Y según nos i n f o r m a uno de los mismos testigos presenciales —ci tamos sus propias palabras—, "...se metió en e l la con guasa. . . " , y , en clara demostración de a b u r r i m i e n t o , empezó a desfi lar, de jando casi vacío el coso t a u r i n o . L a situación, en extremo embarazosa, d i o pie para q u e uno de los "chicos de la prensa" , m i e m b r o de

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la Comisión organizadora del concurso, exclamara con el característ ico gracejo valenciano:

—Che, acó está mes ciar quel sol de migdia.:.! " E n vista de e l l o —es frase de nuestro test igo—, la Organización ordenó

que dispararan la traca f i n a l antes de h o r a . " E l t r i u n f o de E L E M P A S T R E había sido apoteósico. Y la Asociación de

la Prensa, en u n gesto de alta cabal leros idad y c iudadanía , considerando que la " c o p a " preparada como p r e m i o no correspondía a l ex t raordinar io mérito de la actuación de nuestros excepcionales músicos, acordó el encargo de otra de m a y o r tamaño, promet iendo , asimismo, el desplazamiento, en su día, de la p r o p i a Asociación a la v i l l a de Catarro ja para la solemne entrega del t rofeo.

Efect ivamente . Pocos días después, el 8 de j u l i o siguiente, u n a n u t r i d a representación de la Asociación de la Prensa Valenciana personábase en e l local social de la Sociedad M u s i c a l L a F i larmónica , haciendo solemne entrega a E L E M P A S T R E de la copa tan b r i l l a n t e m e n t e conseguida. Cerró t a n emo­t i v o acto el doctor M o n f o r t e y Raga, quien , con su palabra fácil y elocuente, agradeció en n o m b r e de nuestros músicos la f ineza de la Asociación, auguran­d o al mismo t i e m p o grandes éxitos en el f u t u r o .

L a copa l l evaba grabada la siguiente inscripción:

" L A A S O C I A C I O N D E L A P R E N S A V A L E N C I A N A A L A B A N D A E L E M P A S T R E . - P R I M E R P R E M I O E N E L C O N C U R S O D E L 26 D E J U N I O D E 1926."

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C A P I T U L O V I I I

Itinerario triunfal por tierras de España

E l arte de hacer reír ante u n públ ico heterogéneo y quizá exigente, no es, según se cree, cosa fác i l . N o hace reír e l que quiere , sino el que puede. Para provocar la h i l a r i d a d que dele i ta y satisface, no bastan cuatro mojigangas más o menos jocosas q u e quizá p u e d a n excitar la risa, aunque esta risa tenga en ocasiones más de burlesca q u e de íntima satisfacción. Se necesita algo más. Hace fa l ta u n mínimum de condiciones naturales, que son como e l irresistible imán que atrae a los públicos ; las fuentes, diríamos, claras y l i m ­pias de t o d a simpatía autént ica y de todo gracejo dúctil , fluido y espontáneo. Pero, además, es indispensable una intuición f i n a y perspicaz para , sin asomo <lc pedanter ía , saber adaptarse a cua lquier públ ico y aun de compenetrarse c o n él.

Y aquí está precisamente e l secreto de los grandes éxitos de E L E M P A S ­T R E desde los mismos t iempos fundacionales . Simpatía , gracejo e intuición. Y además de estas tres condiciones esenciales y característ icas, el gran comple­mento j amás igualado n i m u c h o menos superado p o r cua lquier agrupación s imi lar d e l m u n d o ; su técnica precisa, ajustada, magis t ra l , en el arte d i v i n o de la música. Q u e p o r algo se les l l a m a , y lo son en efecto, "profesores" a lodos sus componentes , for jados en la escuela bri l lant ís ima d e l Conservatorio <lc Música de Valencia .

N o es extraño, pues, que siguieran l l o v i e n d o compromisos y contratos a par t i r d e l s ingular concurso q u e acabamos de his tor iar . D u r a n t e el mes de j u l io d e l año en curso, 1926, vemos a nuestra Agrupación actuando en d i s t i n ­t o s locales cerrados y plazas abiertas de la c i u d a d de Valenc ia . Pero, sobre t o d o , nos interesa destacar e l escenario de su actuación, e l 2 de ese m i s m o m e s , en su p r o p i a v i l l a n a t a l : Catarro ja . Era como e l colofón d e las fiestas de San Pedro.

Estas fiestas, todas luz y c o l o r i d o , eran y lo siguen siendo como u n rito t radic ional d e l Barrio de Peixcadors, con t o d o el v i g o r de u n a fe recia y p r o -Iund a ; devoción mul t i secular y homenaje anual t r i b u t a d o al santo P a t r o n o "el pescador de G a l i l e a " , Pedro, c o n v e r t i d o en "pescador de h o m b r e s " , p r i m e r fefe vis ible de la C r i s t i a n d a d y protec tor especial de todos los pescadores

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d e l L a g o de la A l b u f e r a . E l 29 de j u n i o es el día d e la gran so lemnidad. L a víspera, p o r la tarde, una vistosísima cabalgata recorría el i t i n e r a r i o proce­sional d e l b a r r i o . E r a de ver el derroche de que hacían gala els clavaris, p r o d i ­gando a puñados, desde sus f lamantes carros y faetones engalanados, d i m i ­nutos objetos, verdadera locura d e l m u n d o i n f a n t i l , q u e p u g n a b a enardecido p o r a t rapar los : cañetes, postetes de llavar, escaletes, xiulitets, etc. Y cerrando la cabalgata, una autént ica barcaza de la A l b u f e r a dispuesta sobre una carreta de bueyes y a m o d o de barco de guerra , con su dotación de mariners armados de cuchi l los y f u s i l , con su g e n t i l cant inera, su chimenea humeante , t i m o n e l a popa, vigía alerta oteando el h o r i z o n t e . . . Y a proa , sentado patr iarca lmente , un peixcador, a d m i r a b l e m e n t e caracterizado y con las l laves s imbólicas, f i g u ­rando al apóstol San Pedro. D e trecho en trecho, deteníase la barcaza, y sobre cubier ta ejecutaba el pelotón de marinos unos minutos de " m a n i o b r a s " entre el regoci jo p o p u l a r y en especial de la chiqui l ler ía , que les contemplaba b o q u i a b i e r t a . Después , una descarga de fusilería a tronaba el espacio. . . Y u n c lamor de entusiasmo se escapaba de todas las gargantas : Vixca Sant Pere...!

E l día siguiente de San Pedro es y a t ípico y t r a d i c i o n a l . Es el día de la expansión y de la eufor ia , s iempre sana, alegre, honesta. . . E l escenario es ob l igadamente a l aire l i b r e . Las velas de las barcas de pesca transfórmanse d u ran te esta jornada en amplios toldos q u e c u b r e n las calles de balcón a balcón, al estilo de la t ípica y famosa ca l le de las Sierpes, de Sevil la . Y serán las tradicionales "pae l las " , y las famosas torraes de peix, y e l suculentísimo all i pebre, con el c o m p l e m e n t o o b l i g a d o d e l seco v i n i l l o que chispea como u n sartal de rubíes a través d e l v i d r i o de los t ípicos barráis. Y les grans cohetaes, cuyo estampido se confunde con la gritería asustadiza y las carca­jadas de los " t i r a d o r e s " . Y ya en la hora crepuscular, saturada de aromas de m i r t o y albahaca, rasgarán el aire las notas agudas de les cantaes, en contraste subl ime con la suavidad y d u l z u r a de la romántica g u i t a r r a . . .

Pues b i e n . C o m o colofón a este último día de expansión p o p u l a r , el gran p r o g r a m a de E L E M P A S T R E fue desbordante en h u m o r i s m o , arte y entu­siasmo. Por algo estaba en su p r o p i a casa. E n ese m i s m o Barrio de Peixcadors, donde once años antes surgiera pletórico de v i d a y de esperanzas promete­doras.

Días después, una emoción jamás sentida embargaba a todos los compo­nentes de nuestra Agrupación musical . Acababa de formal izarse un contra to para actuar e n Barcelona. Era la p r i m e r a vez que se trasponían las fronteras de la p r o v i n c i a de Valencia . Y nada menos que a la misma capi ta l de Cataluña. Y después de haber actuado b r i l l a n t e m e n t e el 3 de agosto e n la plaza de toros de Sueca, emprendíase el via je con toda la ilusión que b r i n d a b a una estancia de varios días en la c i u d a d condal .

E l contrato era de doce días consecutivos de actuación — d e l 18 al 29 de agos to— en el " T u r o P a r k " (Parque de atracciones) y en el teatro d e l Bosque. E n este teatro estival habíase organizado un d o b l e espectáculo to ta lmente d is t in to . F i g u r a b a p r o g r a m a d o , en p r i m e r lugar , la representación de dist intas

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(lecciones de ópera. Y como f i n de fiesta, en acusado contraste, la actuación de E L E M P A S T R E .

Descr ib i r el entusiasmo del públ ico barce lonés a l o largo de los números ejecutados por aquel los extraordinar ios músicos de la térra del che, sería m u y difícil. D e c i d i d a nuestra Agrupación a dejar b i e n acredi tado su cartel en la región hermana, no había vac i lado en echar el resto. Y derrochó arte y s im­patía perfectamente ensamblados p o r una técnica ya caracter ís t ica . Doce días de exitazo cont inuo . Y doce días maravi l losos en aquel la c i u d a d , t a n l lena de encantos y de bellezas. ¡Barce lona . . . ! L a c i u d a d de las grandes avenidas,

A g o s t o de 1926. E s c e n a r i o d e l " T e a t r o d e l B o s q u e " d e B a r c e l o n a . E l y a f a m o s o E M P A S T R E e n u n a d e s u s f o r m i d a b l e s a c t u a ­

c i o n e s .

cuyo or igen se p ierde en la le janía de los s iglos . . . ; con su Barr io Gót ico , y IUS lamosas Ramblas, y su Parque de M o n t j u i c h , atalaya magní f ica abocada a la inmensa p lanic ie d e l Medi te r ráneo . . . ; con su airosa montaña d e l T i b i d a b o , cuya si lueta parece recortarse sobre u n hor izont e sin f i n , y la i m p o n e n t e m o l e de Montserrat , centro de la fe de t o d o u n p u e b l o locamente enamorado d e

II " M o r e n e t a " , y las atrevidas agujas góticas d e l t e m p l o m o n u m e n t a l de la Sagrada F a m i l i a , d e l i n m o r t a l G a u d í , y su soberbia C a t e d r a l , y la majestuosa escultura en bronce de Colón, que parece r e v i v i r aquel los siglos de los gran­des descubrimientos , y e l famoso Paralelo, d o n d e se concentra la v i d a noctur­n a de una c iudad, diríamos, sin f ronteras . . .

¡Cuántos recuerdos para nuestros músicos de aquel los días memorables !

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Y sobre t o d o , ¡qué extraordinar ia emoción a l rec ib i r a que l la m e d a l l a de oro , obsequio preciadísimo de la Empresa d e l teatro d e l Bosque, en c u y o anverso habíase grabado:

" T E A T R O B O S Q U E , B A R C E L O N A - A G O S T O 1926." y en el reverso:

" L A E M P R E S A A L A B A N D A C O M I C A E L E M P A S T R E . " A l regreso de este via je de recuerdos imborrab les , los compromisos con

E L E M P A S T R E se suceden unos a otros. Plaza de toros de Valenc ia , V i l l a -r rea l (Castel lón) , y varios pueblos más de nuestra p r o v i n c i a . Hasta el 26 de d ic iembre , en que nuestros músicos dec iden echar una cana a l aire, organi ­zando u n via je de recreo a la b e l l a población mar inera de V i l l a j o y o s a ( A l i ­cante) o " L a V i l a " , como v u l g a r m e n t e es conocida. F u e r o n unas horas de expansión en esta antiquísima c i u d a d , verdadera fortaleza de t iempos ante­riores con sus gruesas m u r a l l a s y torreones, no solamente para la defensa en los avatares de las guerras, sino también contra los posibles abordajes de los bajeles piratas y corsarios argelinos. Nuestros músicos p u d i e r o n c o n t e m p l a r todavía restos que se conservan de las enormes for t i f i cac iones e incluso u n o de los viejos torreones, que serviría después c o m o ábside de la iglesia p a r r o ­q u i a l . Y asomados al hermoso balconaje, acariciado s iempre p o r el suave murmulle» de las olas de la p laya , p u d i e r o n a d m i r a r a que l la inmensa rada cuyo l ímite no era posible abarcar con la m i r a d a . A sólo unos metros veíanse las barcas de pesca, escena s imi lar a la d e l Pórt de Catarroja, pero agrandada aquí p o r la presencia de enormes barcos de navegación. Porque tenían ya not i c ia de que los vecinos de " L a V i l a " gozaban de la justa fama de mar inos valientes y a t rev idos . . . Y horas después, reposada la clásica " p a e l l a " , cuando ya e l sol hac ía por esconderse en el hor izonte entre dos amplias bandas teñidas de fuego, los músicos de E L E M P A S T R E i n i c i a b a n su via je de re torno a Catarro ja , con ánimos y energías suficientes para reemprender las tareas —cuyos programas estaban ya en c a r t e r a — y que m u y b i e n podían ser l l a m a ­das y a profesionales.

o o o

Año 1927. U n a etapa más en la marcha ascendente de los t r i u n f o s de E L E M P A S T R E . Según la estadíst ica más a r r i b a apuntada y que tenemos a la vista , después de haber actuado e l 28 de d i c i e m b r e anter ior en el teatro A p o l o de Valenc ia , y d u r a n t e cuat ro días consecutivos —3 a l 6 de f e b r e r o — en el c irco Price, de t e m p o r a d a en d i c h a c i u d a d , presentábase e l 29 de m i s m o mes — f u e aquél u n año l l eno de éxitos para E L E M P A S T R E — en e l escenario d e l teatro P r i n c i p a l de l a misma c i u d a d d e l T u r i a y no en v i r t u d de contra to a lguno, sino como manifestación espléndida de su a l t ru i smo y de su espíritu de c o n f r a t e r n i d a d , s iempre sincera y desinteresada y jamás puesta en contradicción. E l conc ier to e x t r a o r d i n a r i o de a que l la noche, ante u n públ ico t a n selecto como entusiasmado, se d a b a nada menos que a bene-

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l i r i o de la prensa valenciana. N u n c a los "ch icos" de la prensa echarían en olvido este rasgo t a n generoso y tan celebrado.

Este año 1927 es el d e l solemne y d e f i n i t i v o espaldarazo de E L E M P A S -T R E . Después de los grandes t r iunfos en Barcelona, abríansele de pa r en par las puertas de la c a p i t a l de España . ¡Madr id . . . ! Nuestros músicos b r i n c a -I >.m de emoción. U n a semana entera en la c i u d a d castiza d e l "oso y e l m a -droño" , centro y señuelo de todas las provincias de España . Habíase f i r m a d o v i el contrato. D e l 3 a l 9 de marzo. Y los conciertos se darían en la pista d e l

P o r e l a ñ o 1927 a p a r e c í a e n t i r a d a l i t o g r á f i c a es te p r i m e r c a r t e l p r o p a g a n d í s t i c o d e n u e s t r a B a n d a .

circo Price. N o es aventurado pensar q u e en la gestación de este inesperado contrato tuv iera su buena par te la f i n a d i p l o m a c i a de u n o de los más grandes admiradores de E L E M P A S T R E , el insigne maestro Serrano. L o c ier to es (ine el p r i m e r día de la actuación en el Price, al l í estaba, en u n o de los p a l ­cos, e l genial musicólogo j u n t o con otros aplaudidos compositores a quienes él mismo había p rev iamente i n v i t a d o .

U n a de las grandes y agradables sorpresas d e nuestros músicos fue , cua nd o , t e r m i n a d o e l concierto d e la p r i m e r a noche p r o g r a m a d a y con e l éxito consi­guiente, la Empresa d e l Price les invitó a trasladarse al teatro de la Zarzuela , donde se estaba ce lebrando u n bai le de máscaras , organizado p o r las fami l ias más l ina judas y encopetadas de M a d r i d y amenizado p o r u n a orquesta de sesenta profesores, a l ternando con la banda de música de Ingenieros . L a élite de la sociedad madri leña se divertía lo suyo en estos t ípicos y tradic ionales

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bailes de Carnaval , escudados el los con e l estrafalario d is f raz , y ellas, con los tentadores antifaces; bailes de mascaradas que, tanto en M a d r i d como en t o d a España , l l egaron a convert irse en más de una ocasión en focos i rrespon­sables de atrevidos e i n d i g n o s procedimientos .

A q u e l l a noche, la eufor ia fe l iz d o m i n a b a en el pa t io de butacas, c o n v e r t i d o en salón de bai le , e l más elegante de M a d r i d . Y all í , en el marco i n c o m p a r a b l e d e l teatro de la Zarzuela , t e r m i n a d o el bai le y sobre u n tab lado m o n t a d o a l efecto, presentábase ante u n públ i co selectísimo y c o n todos los honores, E L E M P A S T R E . A q u e l l a br i l lant ís ima actuación fue el f i n de fiesta más f o r m i d a b l e que presenciara en su v i d a la gente " b i e n " de la c a p i t a l de Espa­ña. " H a y que confesar —se decían entusiasmados los m a d r i l e ñ o s — que estos valencianos son los mejores artistas del m u n d o . " E l t r i u n f o h a b í a sido r o t u n d o . Y la fama de E L E M P A S T R E , en p l a n o ya de espectáculo nacional , fue d u r a n t e aquel los días e l t ema de a c t u a l i d a d de las clásicas " t e r t u l i a s " en los cafés y casinos más d is t inguidos de M a d r i d .

D u r a n t e los días de actuación en e l Price, los y a famosos músicos catarro­jenses t u v i e r o n ocasión de a d m i r a r , aunque m u y de escapada, los pr incipales monumentos y las grandes avenidas, contrastando con las estrechas calle juelas d e l M a d r i d ant iguo , t ípico y castizo. L a gran mole d e l Palacio Real en la Plaza de Or i ente ; la t ípica fuente de la Cibeles en la plaza de su n o m b r e ; la famosa Puerta d e l Sol, centro de la v i d a madri leña, d o n d e v a a desembocar como en grande abanico, la solera de las arterias más castizas, la de Alcalá, M a y o r , M o n t e r a , Carrera de San Je rón imo , A r e n a l , etc. L a Plaza M a y o r , con el empaque arquitectónico de los Austr ias y sus clásicos soportales, sembra­dos de t iendas de cuchi l ler ía y otros m i l artículos comerciales y como ceñida por u n ancho cinturón de mesones y tascas... y e l u m b r o s o Parque d e l Ret i ro , y el a m p l i o Paseo de la Castel lana, y la madri leñísima Plaza d e l C a l l a o . . .

— ¡ C u á n t a grandeza la de M a d r i d . . . ! — l e decía , entusiasmado, u n o de nuestros músicos a c ierto " h i n c h a " madri leño que les a c o m p a ñ a b a mientras enf i laban la vía de Fuencarra l .

— ¡ Q u e sí, h o m b r e , que s í . . . ! —contestaba e l a d m i r a d o r de E L E M P A S ­T R E . Y después de recordarles a q u e l l a expresión metafór ica d e l poe ta :

Madrid, rompeolas de las cuarenta y nueve provincias españolas...

t e r m i n a b a así su panegír ico c o n ese acento t a n castizo: —'¡De Madriz a l c ie lo . . . ! T e r m i n a d o y a e l cont ra to con el c irco Price, con Uenazos imponentes y

éxitos desbordantes, quiso la Empresa dar una muestra a la Agrupación cata­rrojense n o solamente d e su satisfacción colmada, sino también de su recono­c i m i e n t o afect ivo. Y a l día s iguiente, 10 de marzo , hac ía le el d o b l e obsequio

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de una hermosa lazada para la bandera y una valiosa m e d a l l a de oro, en BUyo anverso iba g r a b a d o :

" C I R C O P R I C E - 10 M A R Z O - 1927 - M A D R I D . "

Y en el reverso:

l i K C U E R D O D E L A B R I L L A N T E A C T U A C I O N D E E L E M P A S T R E . "

Un nuevo y preciadísimo trofeo en la inc ip iente h is tor ia de E L E M P A S -I KK, a u g u r i o y arranque de las glorias d e l f u t u r o .

Era m u y n a t u r a l que el t r i u n f o de t o d a una semana en la capi ta l de Es-paña tuv iera su resonancia en t ierras provincianas . E m p e z a r o n a l l o v e r com-I >i i «misos y contratos que o b l i g a r o n a E L E M P A S T R E a " m o v e r s e " de l o l i n d o , sin apenas contar con el t i e m p o suficiente para la preparación de sus piogramas. Baste decir que solamente dentro de este m i s m o año 1927, en los Ocho meses que m e d i a n entre marzo y n o v i e m b r e , nuestra Agrupación h u b o de actuar nada menos que en treinta y cuatro poblaciones distintas, d e n t r o d e l área de la región valenciana. T a n p r o n t o la vemos en Val í d 'Uxó, la f lore­c iente v i l l a castellonense en las estribaciones de la sierra de Espadan, con ai histórico cas t i l lo y a en ruinas y su famosa Cueva d e San José , hoy centro turístico visitadísimo, como en el escenario d e l magníf ico teatro P r i n c i p a l de Castellón de la Plana, c i u d a d hermana de tanto empaque, p a t r i a d e l famoso I t ihal ta y t a n favorec ida p o r las galas de la p r o p i a naturaleza, c o n sus magní-I n a s edificaciones, ampl ios paseos y jardines y bel los monumentos como el dedicado al i n v i c t o Conquis tador Jaime I , el obelisco que se levanta en p leno corazón de la A l ameda , y su airosa torre arciprestal , de fac tura gótica octo­gonal de pr inc ip ios del siglo x v u . . . Y a los pocos días la veremos también en el teatro de la histórica Já t iva , la c i u d a d de los Papas C a l i x t o I I I y A l e j a n ­dro V I y cuna d e l famoso p i n t o r Ribera ( E l Espagnoleto) , coronada p o r su <asti l lo mul t i secular ; y tras una " t o u r n é " p o r varias v i l l a s y ciudades, actuan­do en la plaza de toros de Al i cante , nuestra o tra hermana , l a an t igua Lucen-tmn, tan a t rac t iva y t a n hermosa, recostada a los pies d e l histórico cas t i l lo de Santa B á r b a r a y luc iendo los inmensos abanicos de sus palmeras en la elegante Explanada, casi a l m i s m o n i v e l de las aguas d e l Mare Nostrum... Y después, V i l l e n a y C h i v a y Denia , c i u d a d bel l í s ima mediterránea, cuya inmensa p l a n i ­cie se extiende a lo largo d e l gigantesco " M o n g ó " y d e l C a b o de San A n t o n i o , la antiquísima Dianium, en u n t i e m p o cé lebre co lonia helénica y más ta rde escabel de u n reino musulmán; y O n d a r a . . . N o es posible detenernos en l a cita s iquiera de n o m b r e de otras tantas y tantas poblaciones. Y en todas partes recogiendo aplausos y cosechando t r i u n f o s y de jando una estela maravi l losa de arte y s impat ía . . .

N o nos extraña, pues, que, ante esa avalancha de compromisos , dec idiera E L E M P A S T R E remozarse no solamente en su organización in terna , sino i n ­cluso en cuanto a su a d i t a m e n t o exterior . Y nuevos elementos v ienen a sust i tuir a aquellos otros, insignes y beneméri tos , pero enfermos y agotados; ingresando en la Agrupación M i g u e l C h i r i v e l l a Lucas, ba jo ; Pascual Qui les Mart ínez,

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t r o m p e t a ; Juan V i l l a Badía , c lar inete ; Agustín Jorge Pascual, c larinete, y F i l i b e r t o R o d r i g o Hernández , t r o m p a . Y como c o m p l e m e n t o de este nuevo encuadre, la exigencia de u n n u e v o u n i f o r m e de más vis tos idad y elegante presentación, que quedó dispuesto así: s m o k i n g negro, pantalón blanco y som­brero de paja — e l clásico canotier francés de m o d a en E s p a ñ a — , pero con la co p a más a l ta que de o r d i n a r i o .

O t r a página que iba a inic iarse en la y a f lorec iente v i d a de E L E M ­P A S T R E .

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C A P I T U L O I X

Arte, música y... toreo

Circu la m u c h o p o r esos mundos de Dios una frase con aire de sentencia, que es ya u n tópico, y que se aplica s iempre a determinadas circunstancias de la v i d a , t an to i n d i v i d u a l como co lec t iva : " O renovarse o m o r i r " . Esta e s la expresión. Que E L E M P A S T R E había as imilado m u y b i e n dicha senten­cia se deduce p o r lo que acabamos de exponer al t i e m p o de cerrar el capítulo anterior. Corría y a 1928. E L E M P A S T R E iba , p o r tanto , a c u m p l i r en breve s u s trece años de v i d a , desde que v i n i e r a a l m u n d o en aquel atardecer canicu­lar de 1915. Trece años. E n la v i d a h u m a n a es precisamente esta edad, poco más o menos, el tránsito de la niñez a la p u b e r t a d , antesala de la j u v e n t u d . Ivs la edad crít ica y difícil. L a edad, diríamos, de la grande " tonter ía " . Y también la época que marca casi s iempre el r u m b o de toda u n a v i d a .

Este p r i n c i p i o no podríamos apl icar lo estr ictamente n i en todas sus partes a nuestra famosa Agrupación humorístico-musical . Trece años en e l haber de su existencia era ya t o d a una j u v e n t u d or ientada y desarro l lada y con exigencias de expansión, de glorias y de t r i u n f o s . Y así se nos manif ies ta durante t o d o e l transcurso de este año 1928, a través de sus- " co r r e r ía s " por lautos y tantos lugares de la geografía hispánica. Solamente a título de cur io ­s i d a d hemos d a d o u n vistazo a la interesante estadística de la que ya d imos noticia, y sacamos la conclusión de que no era posible exigírsele más. Ochenta i/ una actuaciones en otras tantas v i l l a s o ciudades de dist intas provincias

sin tener en cuenta los cientos de kilómetros que era necesario recorrer, a veces con u n mínimo de t i e m p o con relación al horar io de ac tuac ión—, es más que suficiente para ca l ibrar si l mérito y su p o p u l a r i d a d .

N o es posible seguir, paso a paso, el i t i n e r a r i o de los grandes éxitos de E L E M P A S T R E por t o d o el t e r r i t o r i o nacional . Necesi tar íamos muchas pági­n a s para e l lo . Hemos de l i m i t a r n o s forzosamente al comentar io somerísimo <lc unas cuantas actuaciones que nos darán la " t ó n i c a " en este " c o n c i e r t o " cont inuado de 1928.

E l año se abre dándonos la nota s impática y emot iva d e l gran espíritu de hermandad de nuestra Agrupación, acudiendo en b l o q u e al escenario d e l teatro Ruzafa, de Valencia , en la noche del 13 de enero, para ofrecer una de

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sus brillantes actuaciones a beneficio de la aplaudida tiple cómica Sara Fenar. Excusa decir que, dada la finalidad tan altruista del concierto, el público del Ruzafa supo corresponder al noble gesto de nuestros incomparables artistas con cerradas y entusiastas ovaciones.

Algo parecido ocurrió en mayo siguiente, tras un ir y venir de pueblo en pueblo por la región, aunque dentro de un marco más reducido que el del Ruzafa, pero más entrañable y familiar. Era la noche del 24. E l salón de la Sociedad Coral " E l Micalet" estaba de bote en bote. No era la primera vez —ya lo recordarán nuestros lectores— que E L EMPASTRE actuaba en el local de esta valencianísima entidad artística. Y ahora, como entonces, su presencia allí tenía todo el significado de un altísimo valor humano, generoso y afectivo. Su concierto era también a beneficio de dicha entidad. El resultado no pudo ser otro. Una actuación "fuera de serie", un entusiasmo desbordante, y una gratitud sin límites. Gratitud que quedaría reflejada en una valiosa placa con la siguiente inscripción: " S O C I E D A D CORAL " E L M I C A L E T " A L A B A N D A . " E L EMPASTRE". V A L E N C I A 24 MAYO 1928. - E L PRESIDENTE: FRANCISCO NAVARRO.

E L SECRETARIO: JOAQUIN SILVESTRE." Poco menos de transcurrido un mes, y después de haber recorrido distintas

poblaciones, entre ellas Nules (Castellón) y Alcira, vemos a nuestros músicos en la plaza de toros de Valencia. Era el 20 de junio. La invitación para actuar en el festival de aquella noche había sido recogida por E L EMPASTRE con un cariño especial. Allí no entraba en juego ni el contrato, ni el interés, n i el dinero. Sólo se ventilaba una cosa: el procurar unos días de expansión feliz, de ilusión y alegría sanas, de contacto directo con la naturaleza —oxígeno de pinares y yodo fresco del mar— a unos centenares de muchachos y mu­chachas que quizá no habían salido nunca de la estrechez de las escuelas y del hogar, sin conocer otros horizontes que las angostas calles y plazas de sus pueblos. Aquel festival era a beneficio de las Colonias Escolares. Una obra altamente social, humana y cristiana. Y la Agrupación musical catarrojense derrochó aquella noche —hermosa y clara noche valenciana— todo el arte y la gracia salerosa de su extenso repertorio. E l coso taurino, rebosante de público, fue testigo de una de las más prolongadas ovaciones que se han tributado a nuestro querido y admirado E L EMPASTRE a lo largo de su brillante carrera artística. Y el entusiasmo no tuvo límites cuando, terminado el festival, una preciosa niña, ataviada con el traje típico de labradora valen­ciana, subía al tablado y obsequiaba al maestro director con un magnífico ramo de claveles. El maestro Rodrigo, emocionado, inclinóse ante la pequeña y le dio un beso. Aquello fue todo un símbolo. Era el beso —todo cariño y amor— que enviaba E L EMPASTRE a todos los niños y niñas de las Colonias Escolares... (13)

(13) Actuaron también en el festival las Bandas militares de música de Mallorca y Gua-dalajara y la Banda Municipal de Valencia. Al final cantóse, por los orfeones " E l Micalet" y "La Vega", la marcha " L a canción del soldado" y el "Himno Regional".

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Unos días más y vemos a nuestro conjunto musical en Vinaroz, la bella ciudad marítima castellonense, con su playa magnífica —inmensa rada que abarca casi la tercera parte del litoral en la provincia—, con su importantísimo puerto para buques de gran calado, y con sus amplios astilleros. Es en plena feria de junio. Y allí, a unos pasos del mar, se levanta la airosa plaza de toros, en cuyo ruedo actuará durante dos días consecutivos. Dos jornadas de triunfos clamorosos, que irán repitiéndose a lo largo de julio y agosto ininterrumpidamente en distintas ciudades, entre ellas Teruel, la ciudad ara­gonesa de "Los Amantes", con su típica y recoleta plaza del Tonco, y Cala-tayud, y Sagunto, la ciudad heroica e inmortal, con su histórico Teatro Romano, y Morella, relicario grandioso del arte monumental, y Tortosa, recos­tada como una matrona junto al lecho impoluto del Ebro soñador...

En todas las actuaciones de esta última etapa, E L EMPASTRE había instaurado un número sensacional que provocaba siempre la hilaridad y el regocijo de los públicos. Una auténtica pantomima que, naturalmente, sólo podía darse en las plazas de toros. Era ni más ni menos que un "poutpurr i " de los más salerosos. Cuando el "respetable" creía que se habían interpretado los últimos compases, disponiéndose a aplaudir y a vitorear, de repente las trompetas rasgaban el aire con el clásico "aviso" anunciando la salida del toro. Un silencio impresionante inundaba la plaza, y todo el mundo volvía instinti­vamente su mirada a los chiqueros. Y entonces, los músicos, sin quedar uno, echaban a correr simulando un miedo atroz a que el cornúpeta apareciera por el tori l . Pero..., claro está. El toro no salía nunca. Y la reacción del público al sentirse así "capeado", era, como hemos dicho, siempre regocijante.

Pues bien. Esta pantomima, sin E L EMPASTRE pretenderlo, ni siquiera sospecharlo, vino por f in un día a cambiar en parte la fisonomía de su espec­táculo. Vale la pena que hagamos hincapié en esta circunstancia con todos los caracteres de anecdótica. Contratado por el empresario de la plaza de toros de Vinaroz, don Eduardo Torres, hallábase girando una tournee por toda la comarca tortosina, Amposta, Alcanar Ulldecona... Era a principios de septiembre. Y el día 9, por la tarde, según dicho empresario lo tenía pro­gramado, habíase de actuar nuevamente en la ya conocida plaza de toros de Vinaroz. El señor Torres llevaba secretamente su plan. Un plan-sorpresa que ninguno de los músicos de nuestra Banda conocía. La plaza estaba, como siempre, a rebosar. E L EMPASTRE se está llevando al público de cabeza. Aplausos, ovaciones, carcajadas... Ha iniciado los primeros compases del "poutpurr i " tan celebrado en todas partes. A l final y en medio del gran silen­cio, suenan vibrantes las trompetas dando la llamada de salida del toro. Había empezado la pantomima. Los músicos, siempre al compás de la música y de la batuta del director, inician sus carreras y aspavientos simulados como huyendo de un toro imaginario. De repente, y ante el gran asombro de los músicos y de la plaza entera, se abren las puertas del chiquero y sale al ruedo, disparada como una flecha, una vaquilla con verdaderas ganas de embestir. ¡Dios mío, la que se armó...! La sorpresa había sido tan tremenda, que no pudieron ser evitados los primeros sustos y unos cuantos revolcones. La panto-

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mima habíase convertido en la más cruda de las realidades. Pero nuestros incomparables artistas reaccionaron pronto. Ellos no podían así como así quedar en el espantoso ridículo. Y echando mano de los guardapolvos a guisa de capotes, empezaron a "torear" al animalejo entre los "oles" y ovaciones

Desplegada al viento su cien veces laureada bandera, los 20 profesores de E L E M P A S T R E posan en grupo rodeando a su

genial primer director don Piliberto Rodrigo.

de los espectadores. Lo que muy bien hubiera podido resultar un triste fracaso, se convirtió en el más ruidoso de los éxitos. Y miren ustedes por donde, desde aquellos mismos instantes, la fisonomía cómico-musical de E L EMPASTRE se transformaba también en taurina. Sin pretenderlo, el empresario en cuestión con su bromita guasona, acababa de vincular nuestra popular Agrupación a la gran Fiesta Nacional.

Y con este nuevo y flamante número taurino incorporado a su riquísimo repertorio, continuó E L EMPASTRE su tournee artística por esos pueblos de Dios, entre las manifestaciones de entusiasmo de todas las gentes. Es ver­daderamente simpática y curiosa la referencia que nos da uno de los propios músicos "actores" en la célebre tarde de Vinaroz, tomada de sus notas particu­lares: " A l día siguiente —dice—, la vaquilla en un camión, la Banda en otro y el empresario en su coche, formando caravana, fueron a Alcañiz, donde se dieron tres días de actuación en la plaza de toros con la Banda y la va­q u i l l a . . . " Y después fue en Caspe, la recoleta ciudad aragonesa, punto clave

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en la historia de las glorias nacionales y en cuyo viejo castillo, los nueve compromisarios elegidos por los tres Parlamentos de Aragón, Valencia y Cataluña, resolvieron, en 1412, el intrincado problema de la sucesión a la gloriosa Corona de Aragón. Y días más tarde, en la plaza de toros de Segorbe (Castellón), con ocasión de las tradicionales fiestas septembrinas en honor de la Virgen de la Cueva Santa... Nuestros músicos tuvieron ocasión de presen­ciar en la histórica ciudad, capital del Obispado, las típicas "entradas de toros" durante ocho días consecutivos, que si no son de tan alto nivel como los "sanfermines" de Pamplona, llevan siempre, eso sí, la bella impronta de la emoción, del entusiasmo y del colorido. Y veremos también a nuestro querido EMPASTRE en el escenario de los teatros de Tarragona y de Huesca. No es posible mentar tantas y tantas ciudades más. Y por f in , en el marco señorial del teatro Principal de Zaragoza, la ciudad maravillosa y heroica, la de los famosos "sitios", centro de la fe de toda una nación; estuche-relicario preciosísimo donde se guarda la joya tan preciada objeto de la más profunda devoción de todos los españoles: la Virgen del Pilar. Cuando nuestros músi­cos abandonaban el teatro, terminado ya el festival que habían rubricado los aplausos y ovaciones de los zaragozanos, sonaban ya en el carrillón de las torres del Pilar las primeras horas de la madrugada, y a renglón seguido pu­dieron escuchar la suave melodía de unas voces angelicales —las voces gra­badas en disco de los infantillos de la Basílica— que rasgaban el gran silencio cantando el estribillo que guarda siempre con amor el corazón de España:

Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza...

Por siempre sea bendita y alabada...

Y nuestros músicos recordaron entonces aquel encargo cariñoso, íntimo, confidencial, de la madre, de la esposa, de la novia:

—Ressa-li per mi una Salve a la Mare de Deu del Pilar... Después, el manto del silencio envolvía de nuevo la ciudad. Un silencio

sublime, arrullado tan sólo por el suavísimo y cantarino murmullo de las aguas del Ebro misterioso...

« » »

Estamos ya en 1929. Podemos decir que las primicias de E L EMPASTRE en este nuevo año son exclusivamente para la ciudad de Valencia. Circos y teatros que agotan sus localidades al solo anuncio de la actuación de nuestra formidable Banda, cada vez más popular y cada vez más cotizada. La noche del 12 de febrero, y en función de gala, se presenta en el escenario del teatro Apolo para dar una vez más la nota simpática y humana de solidaridad ante el requerimiento de los "chicos" de la prensa. Con todo desinterés y con todo cariño, E L EMPASTRE actúa en beneficio de la Asociación de la Prensa Valenciana, la cual sabrá corresponder a tan exquisita fineza reflejando al

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siguiente día en las columnas de sus rotativos los sentimientos de un hondo reconocimiento y su gran admiración hacia los incomparables artistas cata-rrojenses.

Unos días más, y Valencia, la Valencia del Cid, la hermosa sultana del Mediterráneo, tan codiciada un día y gloriosamente conquistada después por Jaime I de Aragón —año 1238—, la ciudad de los cien campanarios, autén­tico Jardín de las Hespérides, que los historiadores comparan a los Campos Elíseos, paraíso y morada de los bienaventurados, según lo refieren los poetas antiguos, y relicario vivo de una fe y una devoción entrañables hacia su Reina y Patrona la "Perla del Turia" , la Verge deis Desamparáis, se ha abierto al mundo como una palmera en estallido de luces, de colorido, de belleza, de estruendo de pólvora, de alegría popular.. . Son las típicas fiestas de San José, que preside el histórico Micalet, maravilloso ejemplar de arquitectura gótica del s. xiv, símbolo de la hidalguía, de la nobleza y hospitalidad del pueblo valenciano... ¡Las fallas...! Espectáculo único en el mundo con su más gran­diosa manifestación del arte y de la sátira, que el fuego no tendrá reparo en hacer pavesas al f i lo de la media noche del 19 de marzo. ¡Noche espléndida de San José, en que parece que Valencia arde por los cuatro costados tiñendo de fuego el palio azul del firmamento... ! En cada "barrio fallero" y en cada día de fallas, desde la planta hasta la auténtica nit del foc, la nota espléndida, brillante, atractiva, la dará siempre la hermosa mujer valenciana, ataviada con el típico vestido adamascado de labradora, sembrado de lentejuelas, que dejan escapar sus guiños primorosos a través de los blancos encajes de la mantilla de blonda. Y dentro de este marco, todo luminosidad y belleza, destacará durante tres días continuados la presencia de E L EMPASTRE, luciendo las galas de su arte sin par y de su gracejo humorístico, a requeri­miento de la Comisión de Falla de la Plaza del Mercado, por entonces la de más empaque y solera. Alguien dijo que aquello era como el "plato fuerte" de las fallas. Lo cierto es que jamás se había visto un entusiasmo tan rego­cijante a la vera de una falla valenciana.

Y el itinerario de E L EMPASTRE sigue llenando las jornadas que restan de marzo y las de abril y mayo por todas las poblaciones más importantes de las provincias de Albacete y Valencia, para retornar a la ciudad de Barce­lona, donde actuará durante ocho días consecutivos en el Principal Palace, ante un público cada vez más entusiasta, e incorporando a su ya rico programa las felices intervenciones del incomparable artista cómico Alady como mara­villoso complemento. Después, será otra vez Teruel y Alicante y Tarragona y Tortosa y Elche, la bellísima ciudad alicantina ceñida por un bosque de palmerales por los que se filtraba el sol en finísimas hebras de oro, y tan famosa por su histórica "Dama" como por su tradicional Mistéri; sin contar, desde luego, tantas y tantas poblaciones de las distintas comarcas. E l espec­táculo siempre nuevo de E L EMPASTRE atrae y maravilla cada día más a las gentes, que ríen y aplauden y ovacionan.

Agosto. La canícula ha abierto, una vez más, su inmenso abanico de fuego, envolviéndolo todo en un silencio enervante y agobiador. En el calendario de

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nuestra ya célebre Agrupación musical, una de las jornadas de cada agosto, como ya conocen nuestros lectores, era de ritual. La excursión al Perelló. Y con ella, su tradicional visita al maestro Serrano en su residencia veraniega. Pero en este año el viaje tenía una significación especial. No se trataba de una mera y cordial visita más. Nuestros músicos habían proyectado un cari­ñoso homenaje al eximio autor de "La Dolorosa". Y después de haber actuado con la acostumbrada brillantez y éxito clamoroso en las plazas de toros de Valencia y Alcira, dedicáronse con ahínco al ensayo de un programa extra­ordinario en los locales de la Sociedad Musical "La Filarmónica", de la que ya dimos referencia. Hasta entonces los ensayos habíanse tenido en locales inadecuados y reducidos; pero dada ya la amplitud de programas a preparar, en un gesto de franca hermandad, la Junta Directiva de la mentada Sociedad acordaba, en sesión del 5 de junio anterior y a propuesta de don Francisco Mari , "que desde esta fecha en adelante —así consta en el Libro de Actas— tiene autorización para hacer sus academias dentro del local de esta Sociedad la Agrupación musical E L EMPASTRE. Y en las primeras horas de la mañana del 12, E L EMPASTRE embarcaba rumbo al Perelló, a través del Lago de la Albufera, cuyas aguas, siempre tersas y tranquilas, semejaban una inmensa luna de espejo veneciano.

El desembarco en el Perelló fue, como en cada año, todo un aconteci­miento. No es difícil que se reprodujera aquí la escena curiosa que se diera frecuentemente en otros tiempos y en otro lugar y circunstancias y que nos describe maravillosamente con su estilo peculiar el gran publicista valenciano Blasco Ibáñez en su novela "Cañas y barro". Comenta el autor la sensación que se producía por allá a finales del pasado siglo en la isla albuferense de El Palmar con ocasión de las fiestas patronales. Era ya como un rito la actuación todos los años de una de las Bandas de música —no dice cuál— de la vecina población de Catarroja. Y hace destacar como circunstancia humorística, el pugilato que se originaba la víspera de las fiestas en el momen­to de arribar la Banda a bordo de una gran barcaza. Aún no había atracado la barca en la orilla, y ya la mayoría de los muchachos del Palmar habíanse lanzado al agua "pugnando por quién avanzaba más y cogía el bombo. . . " . Esto era un gran honor para aquellos mocetones. Y después, el obligado co­mentario de todos los palmarenses, sobre todo al finalizar la serenata. "Habla-ban a gritos —dice nuestro escritor— de la música de Catarroja, asegurando que era la mejor del mundo. Los pescadores de allá eran mala gente; pero había que reconocer que música como aquélla no la oía n i el rey. . . "

Todo pudo ocurrir como entonces en esta jornada agosteña del Perelló. ^ estamos también seguros de que una de las más grandes satisfacciones del entonces rey Alfonso X I I I hubiera sido presenciar uno de los famosos con-Ciertos de E L EMPASTRE.

Y pasáronse las horas en plena euforia y camaradería. Hasta que el enorme d i s c o de fuego se hundía en el horizonte entre guiños picarescos, envolviendo el poblado y la playa en la gran calma vesperal. Pero esta calma enervante duró poco, empujada y barrida por la brisa del mar, húmeda y fresca, reavi-

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vanelo los sentidos y estimulando también el apetito. Por lo que nuestros músicos dispusiéronse a saborear un suculento all i pebre cuidadosamente preparado y condimentado por manos catarrojenses. El all i pebre es el plato típico de la Albufera. Puede prepararse con "tenca" —la cyprinus carpió, en términos técnicos— o con anguila. Pero este plato último es mucho más sabroso y con menos desperdicios, sobre todo cuando sábese acertar su "punto" . Y todos los buenos gastrónomos han confesado paladinamente, y lo siguen confesando, que nadie como los catarrojenses posee el secreto de preparar un bon all i pebre. De ello podrán dar buena fe los turistas cuando, después de dar un paseo por el Gran Lago, desembarcan en el Pórt de Cata-rrdtxa. Allí están los famosos viveros de anguilas, únicos por su técnica en toda España.

Cuando llegada la hora prevista franqueaban nuestros músicos los jardi­nes de la residencia del maestro, éste les esperaba ya con los brazos abiertos y reflejándose en su noble rostro una honda satisfacción. E l había presenciado horas antes, con sorpresa, el montaje del tablado que había de ocupar la Agrupación durante el concierto-homenaje; pero lo que no había llegado nunca a sospechar era lo que veían sus propios ojos. Allí estaban "los chicos del Empastre" —así les decía él cariñosamente— con todo su atuendo; con su laureada bandera; con todo el empaque de sus flamantes uniformes, cosa que no habían hecho en años anteriores. ¡Y todo exclusivamente en su honor! Aquel detalle caló tan hondo en la fina sensibilidad del genial compositor, que cuando alguien en breves y sentidas frases quiso ofrecerle el homenaje de E L EMPASTRE, rubricadas por el cerrado aplauso de un compacto grupo de veraneantes y curiosos que allí habíanse congregado, el maestro Serrano, pugnando por ocultar su íntima emoción, no pudo decir más que estas pa­labras :

—Xiquets... Jo no en mereixc tant... Aquella noche memorable, que quedaría registrada en los anales de la

Agrupación, dio ante la Historia dos notas sublimes, brillantísimas: la senci­llez y grandeza de alma de uno de los musicólogos valencianos más inspira­dos de los tiempos modernos, y la manifestación espléndida de una valoración técnica y artística por parte de E L EMPASTRE, superándose a sí mismo en el maravilloso concierto.

No habían pasado cuarenta y ocho horas y ya estaban nuestros músicos actuando en la plaza de toros de Valencia. Y desde allí reanudan su tournee artística por la mayor parte de los pueblos de Aragón y de las comarcas de Alicante y Albacete, actuando siempre en las plazas de toros, o, en su defecto, en las plazas públicas, y con jornadas de desplazamiento siempre agotadoras. Bastará, entre tantos, un solo detalle. En la tarde del 22 de septiembre pre­sentábase el espectáculo en la plaza de toros de Albacete. Y a las diez .en punto de la noche estaba actuando ya en la barriada de Sagunto, al Norte de la ciudad de Valencia, con ocasión de las fiestas al Santísimo Cristo de la Fe, después de haber salvado sus casi doscientos kilómetros de distancia.

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Un centenar, aproximadamente, de conciertos en este año 1929 era ya todo un récord inigualable...

Y vamos a cerrar este capítulo con una nota llena de emotividad y que se repite con frecuencia en el pentagrama de la vida de E L EMPASTRE. Era el 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar. E l Día de la Hispa­nidad. Nuestra Agrupación había actuado ya varias veces en Zaragoza. Y era muy natural que surgieran amistades fraternales con simpatizantes aragone­ses. El hecho es que el día de referencia presentábase E L EMPASTRE con todos los honores en la plaza de toros de Valencia, no en v i r tud de contrato alguno, sino para dar una prueba más del espíritu de hermandad que ani­maba a todos sus componentes. E l festival habíase organizado a beneficio de la entonces titulada "Colonia Aragonesa", con el consiguiente entusiasmo y reconocimiento de todos los aragoneses asistentes. Cuando a casi cuarenta años de distancia presenciábamos no hace mucho —septiembre de 1967—, en el Cine Regio de Catarroja la brillante actuación de los Coros y Danzas del Centro Cultural Aragonés de Valencia, con ocasión de la emotiva presen­tación de la Reina de las fiestas patronales, instintivamente recordamos aquel 12 de octubre de 1929 y nos preguntábamos: ¿Habrá llegado a oídos de estos jóvenes y simpáticos aragoneses que nos están deleitando con sus inimitables "jotas" el generoso rasgo que un día tuviera nuestro EMPASTRE con los que fueron, quizá, sus padres...? Esto sería maravilloso.

Tarde agosteña de 1929. E n el coso taurino de Valencia, re­bosante de un público entusiasmado, uno de los profesores de E L E M P A S T R E entrando a matar al compás de la música y ante la supervisión complaciente y eufórica del maestro R o ­

drigo y el popular " L l a p i s e r a " .

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C A P I T U L O X

Anverso y reverso de 1930

La trama de la Historia y de la vida ha estado siempre bordada de gran­des y extraños-contrastes. Páginas brillantes, eufóricas, gloriosas... Y pági­nas mordidas también por el dolor, por la desolación, por el infortunio. En el calendario de E L EMPASTRE este doble signo se dará claro y decisivo en este año 1930. Como una doble partitura inspirada y escrita a la vez con ritmos marciales brillantísimos y con tristes acordes de marcha funeral.

La fama y popularidad de E L EMPASTRE, reconocida ya en todo el ámbito nacional, exigía por parte de sus músicos una entrega total y absoluta, con todo el sentido de responsabilidad de cualquier entidad profesional. Lo que en principio y a través de algunos años, no había pasado de un simple programa festivo excursionista sin grandes pretensiones y aun sin cuidadosos ensayos y preparación, fue poco a poco transformándose en una tarea diaria con todo el carácter de profesionalidad y con todas las exigencias y sacrificios que importaba. No nos extraña, pues, que, ante el aluvión de contratos y compromisos que diariamente se concertaban con la Agrupación —no decimos con los directivos, por la sencilla raeón de que ya desde sus primeros días fundacionales y en frase de nuestro amigo señor Almarcha, "el régimen inte­rior era una comunidad, trabajaban todos para todos con mucho respeto y sin existir ninguna clase de privilegios"—, algunos de los músicos viéronse obligados, con harto sentimiento por razón de sus compromisos sociales o familiares, a causar baja en aquélla; incorporándose entonces nuevos elemen­tos y quedando reajustado así el orden de Banda, a base, desde luego, del invariable veintidós, número de ritual:

Caja-redoblante Timbal Bajo o Tuba Idem i d .

Director Bombo Platillos

Filiberto Rodrigo Alarcón Valeriano Rodrigo Alarcón José A. Fortea Mas Vicente Peris Chulvi Antonio Muñoz San Adán Antonio Raga Rosaleñ Miguel Chirivella Lucas

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Trombón Idem Trompa Trompeta Idem Idem Fliscorno Idem Saxofón tenor Idem alto Idem id . Requinto Clarinete Idem Idem Idem

Francisco Mari Albert Francisco Puchalt Ricart Filiberto Rodrigo Hernández Constantino Jimeno Borja Pascual Quiles Martínez José Almarche Alapont Juan Jimeno Borja Antonio Gradolí Baixauli Antonio Hervás Alfonso Agustín Jorge Requena Antonio Claverol Puchalt Juan Mari Albert Antonio Jorge Penella Juan Vi l la Badía Gaspar Gradolí Baixauli Agustín Jorge Pascual

Este nuevo reajuste de E L EMPASTRE que, como hemos dicho, tenía ya su "cartel" propio ganado a pulso a lo largo y lo ancho de toda la geografía hispánica, vino a revalorizarse al quedar encuadrado, mediante ciertas cláu­sulas de contrato, en un espectáculo de altos vuelos y que no tardaría en rebasar las fronteras de nuestra patria conquistando el rango de internacional. Por aquellos años gozaba de gran popularidad en los medios taurinos una figura espigada con aires de empresario temperamentalmente artístico y de reconocida mundología. En todas partes se le conocía por "Llapisera", aunque realmente se llamase Rafael Dutrús. Este avispado empresario, que había tenido ya ocasión de contratar con anterioridad varias actuaciones de nuestra Agrupación musical, no dudó un momento, con el f in exclusivo de calibrar sus valores técnico-artísticos, en asociarla como elemento primordial y aun decorativo de su incipiente espectáculo taurino, y dando a la vez a este último una modalidad nueva, a base de toreo cómico ensamblado con el toreo en serio.

Y así, formando parte como número excepcional de este nuevo y virtuo­sísimo espectáculo, empieza nuevamente E L EMPASTRE su itinerario tr iun­fal por tierras de España, levantando en vilo a todos los públicos, que le aplauden y ovacionan con entusiasmo sin precedentes. ¡Lástima grande que no podamos ir describiendo una por una sus famosas actuaciones —ciento cincuenta y cinco exactamente en este año 1930, según la estadística que tenemos a la vista—, con sus circunstancias y anécdotas, todas ellas interesan­tísimas! Pero constreñidos a unos límites prudenciales, séanos permitido al menos seguirle como un "hincha" más por los lugares histórico-geográficos más importantes. Tan pronto estamos en la Ciudad Condal, donde actuará una semana consecutiva, llenando a rebosar de público los distintos circos y la plaza de Las Arenas, como en el Monumental, de Alicante, y en el Price, de Madrid, y en la plaza de toros de Castellón, y en la de Valencia, para

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volver de nuevo a La Monumental, de Barcelona, pasando luego a la de Tarragona.

Estamos ya en el mes de mayo. En plena primavera, abierta ya a la vida, con toda su belleza y poesía, sus ilusiones y esperanzas... Y continuamos siguiendo a nuestros profesores-artistas hasta la misma plaza de toros de Figueras, ciudad casi fronteriza, auténtica fortaleza de tantos recuerdos his­tóricos, y en cuyo horizonte se recortaba la silueta imponente del célebre castillo de San Fernando. Y bajamos nuevamente a la Ciudad Condal; y a Tarrasa, centro industrial importantísimo; y a Calatayud, la antigua Bilbilis; y a Zaragoza; y a Sagunto, para remontarnos de repente hasta uno de los más famosos puertos del Cantábrico, la ciudad de Bilbao, centro minero acti­vísimo, donde se presentarán brillantemente en su plaza de toros. Jornadas todas ellas "a marchas forzadas" y siempre agotadoras. No sabemos de dónde puedan sacar energías estos hombres admirables, sin apenas tener las horas suficientes de descanso y expuestos en todo momento a los cambios clima­téricos, bruscos y peligrosos.

Cuarenta y ocho horas después, nos encontramos en Lérida, ciudad-forta­leza, una de las cuatro provincias del antiguo Principado de Cataluña, donde se presentará el espectáculo dos días consecutivos en el teatro Victoria con éxito clamoroso. Y seguidamente será en Burriana, ciudad castellonense a la vera del río Bechí, en la inmensa llanada mediterránea, tan floreciente por su puerto internacional. Y después de una actuación brillantísima en la plaza de toros de Sueca, patria como hemos dicho del inmortal maestro Serrano, el 6 de junio embarcamos rumbo a la Isla Dorada, a la bellísima ciudad de Mallorca, capital del archipiélago balear, en cuya plaza de toros se llevó E L EMPASTRE de cabeza a todos los mallorquines durante tres días con­tinuados.

Terminado el contrato, nuestros músicos tuvieron ocasión de prolongar unos días más, en merecido descanso, su estancia en Mallorca para disfrutar de sus bellezas y sus encantos. ¡Cuántas impresiones en aquellas breves horas! ¡Aquellos soberbios monumentos...! ¡La Catedral gótica de principios del siglo x n i ; y la Lonja, también de estilo gótico del xv; y la imponente mole del Castillo de Bellver dominando toda la ciudad y bahía; y el Museo Maríti­mo en el Consulado del Mar. . . ! Pero donde más admirados quedaron nues­tros músicos fue en su visita a la célebre Cartuja de Valldemosa, con aquella su celda histórica en cuyo recinto silencioso reposara la vida del inmortal Chopín; y, sobre todo, en la contemplación de las maravillas que encierran las famosas "Cuevas del Drach", en Porto Cristo, y las "deis Hams", y las de "Campanet", cuajadas de preciosas estalactitas formando caprichosos dibujos y extrañas figuras tan perfectamente acabadas que parecían salidas de las propias manos de los más famosos escultores... Y aquel paseo en lan­cha, romántico y poético, por el Martel, lago subterráneo iluminado, mientras se escuchaban como perdidas en aquel húmedo silencio las suaves melodías de unos violines invisibles interpretando la rapsodia de Listz o unos compa-

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ses sinfónicos de Wagner. ¡Cómo no recordar aquellas horas tan maravillosas, tan soñadoras...!

Y después de estas breves jornadas de descanso, reanuda E L EMPAS­TRE su "tourné" artística cruzando de nuevo el territorio nacional en todas direcciones, llenando de bote en bote las plazas de toros de la mayor parte de pueblos y ciudades, en medio de un entusiasmo desbordante. Estamos ya en pleno estío. No. es posible atender los deseos de muchas empresas solici­tando insistentemente el espectáculo por no haber fechas disponibles. Es increíble hasta dónde ha llegado ya la popularidad y el prestigio artístico-musical de la Agrupación catarrojense. Y más increíble todavía, la capacidad y resistencia de trabajo de estos profesores incomparables. Embarcados nue­vamente en ruta hacia Palma de Mallorca, donde actuarán los días 12 y 13 de julio, el 17 están ya en la plaza de toros de Madrid; y veinticuatro horas después, salvados en récord de distancia sus quinientos cuarenta y dos kiló­metros, el espectáculo se presenta en la plaza de toros de Sevilla, la ciudad maravillosa, toda poesía y colorido, acariciada por las tranquilas aguas del Guadalquivir y centro de atracción universal, con la imponente majestad de su Giralda, y la belleza soberbia del Alcázar, antigua residencia de los sulta­nes almohades, y el tipismo encantador —¡oh, aquel barrio de Triana!— de sus estrechas vías sembradas de rejas, donde temblaban de amor millares de claveles, rosas y geranios..., para desplazarse inmediatamente a Granada, don­de había que actuar al siguiente día durante dos jornadas consecutivas. ¡Gra­nada! ¡La ciudad encantada, cabeza del antiguo reino árabe y cuya conquista por los Reyes Católicos determinara la gloriosa unidad nacional...! Los profe­sores de E L EMPASTRE pudieron gozar unas horas de las bellezas incom­parables de esta ciudad seductora; ¡la Alhambra, verdadero tesoro monumen­tal con su Torre de la Vela, balconaje espléndido desde el que se domina toda la ciudad ceñida por el doble cinturón fluvial del Darro y del Genil . . . , con sus airosos patios, como el de Los Leones, espléndidamente decorados, y aquella sala famosa de Los Abencerrajes, y el perfumado jardín de Los Adarves...! ¡El Palacio del Generalife, sembrado de jardines, cascadas y glorietas, con su famosa leyenda del "ciprés de la Sultana"...! ¡Y la Capilla Real, de tracería gótica, donde reposan los restos de Juana la Loca y Felipe el Hermoso...!¡Y el Albaicín, con todo el hechizo de su tipismo... ! ; ¡y el Sacro Monte.. . ! No era posible, en tan breve espacio de tiempo, recoger tantas be­llezas impresionantes. Era necesario partir. Pero el recuerdo de aquella her­mosa ciudad de los cármenes les acompañaría siempre...

Y el itinerario de E L EMPASTRE continúa durante el resto de julio y todo agosto en jornadas increíbles a un ritmo agotador. Días hay en plena canícula en que se hace necesario actuar en dos plazas de toros de poblacio­nes distintas, como el 17, por la tarde, en la de Játiva, y esa misma noche, en la de Alcira, para presentarse, el 19, en Toledo, y al día siguiente, en Almería. Y desde aquí, desde este magnífico puerto del Mediterráneo, extremo Sur de la península, enfilar en jornada impresionante los mil y pico de kilómetros, para estar actuando ya, el 23, en el opuesto extremo Norte, junto a las mismas

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rías del Cantábrico, en la plaza de toros de San Sebastián; y el 24, en Santan­der; y al día siguiente, en Gijón. ¿De dónde sacaban estos hombres —insisti­mos en e l l o — alientos y energías para salvar siempre con éxito tantas y tan­tas jornadas, siempre duras e interminables...? ¿No era algo rayano en el prodigio que la salud de nuestros músicos no se quebrantara seriamente sólo por el mero hecho del cambio brusco de tan diversos climas, agravado por un descanso deficiente y un trasiego continuado de kilómetros y kilómetros?

Pero el esfuerzo humano, por muy resistente que parezca, nunca es i l imi ­tado. Tiene unos topes que le impiden dar un paso más. Cuando en el físico del hombre se abre una fisura y dice "basta", la voluntad queda como ate­nazada y rota. Todos los intentos serán después inútiles. Y esto es, sencilla y lamentablemente, lo que le ocurrió en un momento dado, concretamente el día 25, en Gijón, al por tantos títulos insigne director de E L EMPASTRE, cuando se disponía a presentarse horas después con su Banda en la plaza de toros. Era bien notorio que la salud del gran Filiberto Rodrigo hacía años que andaba muy precariamente, aunque sostenido siempre por la energía y firmeza de una voluntad de hierro capaz de todos los sacrificios, con tal que redun­dara todo en prestigio y gloria de aquella Agrupación musical que él con tanto cariño y acierto había forjado desde sus mismos días fundacionales. Pero aquel día —lo extraño es que no sucediera antes—, la resistencia y la energía le fallaron totalmente. Una bronconeumonía de mal cariz, según dictamen facultativo, había hecho rápida presa en aquel organismo ya sin grandes reservas biológicas. Como si estuviera definitivamente escrito que en aquella tarde —o quizá nunca— la mágica batuta del famoso director no acudiría ya a la gran cita en la plaza de toros gijonense.

Era muy natural que aquella imprevista y grave incidencia produjera en la Banda —al menos en los primeros instantes— un impacto de dolorosa sorpre­sa y aun de confuso desconcierto. Era necesario actuar aquella misma tarde. ¿Cómo presentarse ante el público, siempre exigente, sin el director, alma y vida del espectáculo? Pero la reacción no tardó en producirse. Nuestros pro­fesores conocían muy bien aquel aforismo tan popular como filosófico, " A grandes males, grandes remedios", no obstante tener todos la convicción de que la sustitución del gran Felip —sobrenombre con que familiarmente era conocido Filiberto Rodrigo— era siempre difícil y temeraria, aunque todos y cada uno de ellos, reconocidos maestros, fueran lo inteligentemente aptos para empuñar una batuta. Y la solución se dio. Espontáneamente y a satisfac­ción de todos, Antonio Jorge Penella, clarinete solista, el avispado catarro­jense a quien dimos a conocer años atrás en la trastienda de una sastrería en Valencia, se ha ofrecido a salvar de momento el tremendo compromiso. Y aquella tarde y también al siguiente día, nuestro joven Penella cumplía airo­samente su misión imprevista en la plaza de toros de Gijón, ante el entusiasmo desbordante de aquellos asturianos que no se cansaban de vitorear a E L EMPASTRE.

Como era lógico, no podían cancelarse así como así las estipulaciones de contrato firmadas con el empresario antedicho. Y en consecuencia vióse

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obligada nuestra Agrupación, aun ahogando la honda preocupación por el compañero y director enfermo, a ausentarse de Gijón, puesto que al día siguiente, 27, habíase de actuar en Alcalá de Henares; confiando a Filiberto Rodrigo —que hallábase encamado— a los cuidados y atenciones del repre­sentante de Dutrús (Llapisera), señor Murcia.

Pero las dificultades con esta dirección provisional empezaron bien pronto. No por parte, ciertamente, del nuevo sustituto, que lo hacía de maravillas, sino precisamente, aunque parezca paradoja, como consecuencia de esa misma sustitución. Hemos dicho que Antonio Jorge era el primer clarinete. Como estaba programado y así venía haciéndose durante la temporada, el primer número del espectáculo era ya de ritual. Salía la Banda desfilando airosa­mente por el ruedo interpretando un pasodoble de mucho éxito titulado "Pepita Greus", del aplaudido compositor valenciano Pascual Pérez Croví. En el pasodoble había unos compases de solo de clarinete que Antonio Jorge, con el dominio que tenía de su instrumento, sacaba tan magistralmente que entusiasmaba siempre a los públicos. A l hacerse cargo de la batuta, este "solo" hubo de confiarse a otro de los clarinetes. Pero desde el primer día se vio la gran diferencia de interpretación. Nadie era capaz de hacer "cantar" su clari­nete con tanta maestría como Jorge Penella. Y ésta fue la razón que determinó a todos, de común acuerdo, a relevar a Penella de la dirección provisional, confiándose entonces la batuta al joven saxofón-alto Antonio Claverol Puchalt, uno de los músicos de más formación técnica, quien, circunstancialmente, debutaba como director al siguiente día 28 en la plaza de toros de Madrid.

o « o

Mientras tanto, la súbita enfermedad de Filiberto Rodrigo se agravaba cada vez más de modo alarmante, llegando incluso a desconcertar al médico que le asistía; hasta el extremo que permitióse insinuar al señor Murcia la conveniencia y aun la necesidad de que el enfermo fuera trasladado a Madrid para ser puesto en observación y tratamiento por médicos especialistas. Así se hizo, con la esperanza de que aquella crisis peligrosísima pudiera ser supe­rada (14). Pero los días del insigne director de E L EMPASTRE estaban conta­dos. Durante su vida, el hombre no hace más que vagar en torno a la tumba. Las enfermedades son como ráfagas de un viento misterioso que le aproxi­man más o menos al puerto. La ráfaga que empujaba a nuestro gran director era tan violenta como definitiva. Por permisión de Dios, el l ibro de su vida iba a quedar cerrado súbitamente. Y el 29 de ese mismo agosto, Filiberto Rodrigo entregaba su alma a Dios, lejos de su hogar y sin que tuviera el consuelo de dar el último adiós a sus compañeros y familiares. Cuatro días escasos habían bastado para cortar de raíz aquella afanosa vida, precisamente en el momento más culminante de sus triunfos. Su mágica batuta había enmu­decido para siempre. La vida es una cadena de luto y de funerales que nos

(14) Se le acomodó en la "Pensión Conchita", ubicada en una de las travesías de la Gran Vía—hoy Avenida de José Antonio—cerca de la Plaza del Callao.

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oprime siempre y no se rompe nunca. Cada uno de nosotros somos un esla­bón de esa cadena misteriosa. Los que vivimos no tenemos más que el minuto presente; el que le sigue es de Dios.

No es difícil imaginar el estupor que en los ánimos de todos los profesores de E L EMPASTRE se produciría al recibir la triste noticia del fallecimiento de su admirado director y querido compañero cuando se disponían a salir de Tarazona ese mismo día 29, ya que habíase suspendido en dicha ciudad el espectáculo a causa de una aparatosa tormenta. Nunca se calibra la justa

+ D . Filiberto Rodrigo Alarcón, primer direc­tor y cofundador de E L E M P A S T R E . Nervio y vida de nuestra famo­sa Agrupación musical. Quince años de total dedicación y sacrificio, segados en flor, cuando su alma se abría a los más grandes proyectos

y esperanzas...

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y auténtica valía de un hombre, sino cuando muere. En aquellos instantes supremos de dolor, la genial figura del mestre Felip se agigantaba extraordi­nariamente ante los ojos de los músicos catarrojenses. Ellos habían sido testi­gos de todos los afanes, de todos los desvelos y sacrificios de su querido director. Sin él, quizá la Banda hubiera fracasado en sus mismos comienzos. Su entusiasmo y su aliento fueron siempre llama viva que empujaba a todos hacia la conquista del triunfo y de la fama. Pero, sobre todo, ¡cómo admiraban entonces aquella personalidad excepcional, con su arte y maestría propios, inconfundibles, y aquella facundia y gracejo y simpatía que se escapaban por todos los poros de su ser con una naturalidad tan admirable que entusiasmaba a todas las gentes!

Y, abatida por el peso del dolor, doblemente intenso por lo súbito e impre-

Octubre del a ñ o 1930. L a Banda , en correcta formación, a los aires de un brillante pasodoble, en la plaza de toros de G u a d a l a j a r a ( E s p a ñ a ) . A l frente, su nuevo director don A n ­

tonio Claverol.

visto, la gran familia de E L EMPASTRE iniciaba su viaje camino de la capital de España para rendir su último homenaje al maestro, al amigo, al hermano muerto. Siempre será verdad aquello de que sentimos la muerte de un amigo como la nuestra propia. Es algo que se desprende de nosotros; un mundo

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de recuerdos de la infancia, de intimidades familiares, de sentimientos comu­nes que desaparecen. Alguien ha dicho, con sentido eminentemente filosófico, que "la muerte de nuestros amigos no se cuenta desde el instante en que mueren, sino desde aquel en que dejamos de vivir con ellos..."

Celebradas las exequias funerales en Madrid el día 30, por la mañana, con asistencia del clero de la parroquia de San Martín .(calle del Desengaño), y previas las oportunas gestiones, nuestros profesionales se dispusieron al acto emotivo de trasladar los restos mortales del inolvidable director a la vi l la de Catarroja, patria y cuna de E L EMPASTRE. Y se organizó la caravana. ¡Qué contraste entre aquel interminable sartal de viajes, saturados todos de ilusión, de alegría, de fantásticos proyectos, y este viaje funeral transido de tristeza y envuelto en el gran silencio de la muerte...! Un viaje histórico que necesa­riamente había de quedar impreso en los anales de la Agrupación enmarcado con crespones de luto y siemprevivas de recuerdos fraternales.

La triste noticia de la muerte de Filiberto Rodrigo se extendió rápida­mente por toda la población catarrojense. La vi l la entera de Catarroja, sin distinción de clases n i idearios, acudió a recibir los despojos de aquel preclaro hijo que tantos días de.gloria la ofrendara.paseando con orgullo su nombre por todos los pueblos de España, instalándose la capilla ardiente en los locales de la Sociedad Musical "La Filarmónica", de la que era directivo. A l día siguiente, por la mañana, último de agosto, celebrábase el acto, siempre imponente, del entierro, que constituyó una manifestación masiva de dolor y de afecto hacia el gran artista catarrojense; no solamente por parte de sus propios paisanos, sino tambión de nutridas representaciones de distintas ciu­dades y de destacadas personalidades, entre las que figuraba el capellán del Hospicio de Zaragoza. Cuando ya en el cementerio se recitó el último respon-sorio y era llevado el féretro al lugar de la sepultura, uno de los compañeros no pudo contener el desahogo de su corazón dolorido, musitando casi entre labios, en medio de aquel silencio impresionante, esta sentida expresión que era todo un panegírico:

—Adiós, Felip. Encara que te quedes agí, tú continuarás siguent, com hu has segut sempre, Vánima i la vida de EL EMPASTRE...

o o o

Dos días después de este luctuoso desenlace, vióse E L EMPASTRE obli­gado a reanudar su itinerario, so pena de quedar roto el contrato firmado con el empresario; aun ahogando los más íntimos y legítimos sentimientos de dolor y abatimiento por la pérdida tan grande como irreparable del mejor de los amigos y del genial director inimitable. Si a los espectadores riojanos de la plaza de toros de Calahorra, en la provincia de Logroño, les hubiera sido dado en aquella tarde del 2 de septiembre penetrar en lo más hondo del espíritu de aquellos músicos y artistas formidables, habrían quedado pasmados de admiración ante la tremenda violencia que estos hombres tuvie­ron que hacerse para que no fracasara el espectáculo. Intentar divertir a las

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gentes cuando está sangrando de pena el corazón, es la mayor de las tra­gedias y también —después del mart i r io— el más grande de los heroísmos. Días después será en Aran juez, y en San Sebastián, y en Bilbao... Todas las jornadas de septiembre están cubiertas. Y desde la plaza de toros de Tome-

U»n interesante documento gráfico. Rostros que reflejan la h i l a ­ridad y el regocijo. E s la B a n d a musical de Guadala jara pre­senciando en el coso taurino una exhibición de E L E M P A S T R E .

lioso, en la inmensa llanada manchega, subirán de nuevo a las ciudades norteñas, para cruzar otra vez la península; y después de actuar en Cádiz, y en Sevilla, y en Valladolid, etc., embarcarán en el puerto de Algeciras para cruzar el Estrecho de Gibraltar en el transbordador "Victoria" y presentarse en la plaza de toros de Ceuta, ciudad costera del norte de Marruecos y de soberanía española.

Durante los tres meses que restan de 1930, la tournee artística de E L EMPASTRE continúa con ritmo progresivo y con éxitos crecientes por toda la geografía hispánica. Y es en este período cuando se realiza una de las más grandes ilusiones de los profesores catarrojenses y que, de modo espe­cial, acariciara el llorado maestro Rodrigo: transponer fronteras. Los límites <le España eran ya estrechos para contener ese laudable afán de expansión y de gloria. Y el 9 de noviembre, la Banda cruzaba por primera vez los Pirineos con esa emoción propia de lo desconocido, y pisaba territorio de Francia, siquiera fuese en sus límites meridionales, para actuar durante dos <lías continuados con éxito sin precedentes en la plaza de toros de la ciudad de Perpiñán, la capital antigua del Rosellón y por entonces capital del depar-

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tamento de los Pirineos Orientales; ciudad histórica, testigo y parte de uno de los Concilios más agitados durante el funesto Cisma de Occidente.

Ya en tierras de España y después de varias actuaciones por otras tantas ciudades, los artistas catarrojenses se presentan durante cuatro días conse­cutivos en el amplio anfiteatro del Circo Barcelonés, siempre con llenos formidables y entusiasmos desbordantes. Era ya el 21 de diciembre. Vísperas de las tradicionales fiestas de Navidad. No nos extraña, pues, que, cancelados hasta f in de año toda clase de compromisos, decidiesen los componentes de E L EMPASTRE disfrutar los días navideños de la paz del hogar, dulce y acogedor; y allí, en el tantas veces añorado ambiente familiar, al ritmo de las carracas y al son de zambombas y panderetas, repetir jubilosos una y otra vez en aquella Nochebuena tan cristiana y universal, el mensaje angélico siempre emotivo con música de villancicos que aprendieran cuando niños:

Gloria a Dios en las alturas; Y en la tierra, paz a los hombres...

Pastorets de la muntanya que viviu amb gran recél; disperten, veniu de pressa, que ha naixcut el Rei del Cél...

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C A P I T U L O X I

Veinte días en la capital de Francia

La vida del hombre es como un largo puente —salvo en las muertes pre­maturas— que enlaza dos grandes fronteras: el pasado y el porvenir. Vivimos no solamente de recuerdos y añoranzas, sino también de ilusiones, proyectos y esperanzas. Ilusiones y esperanzas que unas veces fallan, dejando en el corazón las huellas del desencanto, y otras, que se traducen en espléndidas realidades. Que las ilusiones de E L EMPASTRE rebasaron en mucho los horizontes soñados, es evidentísimo. Lo que nunca hubieran imaginado los profesores catarrojenses, a pesar de desearlo tanto, es que la realización de tales deseos estaba ya al alcance de la mano. ¡Actuar nada menos que en París...! Aquello era ya la cúspide del "desiderátum". E l non plus ultra —así lo creían entonces—de sus ambiciones artísticas...

En puridad, era éste un gran salto en el inmenso estadio de la popula­ridad y del triunfo. Bastaba en aquellos tiempos —han pasado ya casi cua­renta años— que un artista debutara en París, para quedar clasificado como "estrella" de primera magnitud en ese mágico mundo estelar tan codiciado y tan disputado. Y éste fue precisamente el impacto de admiración que se produjo en España, y en Valencia, y en Catarroja, cuando cundió la noticia de que E L EMPASTRE salía con dirección a París.

Efectivamente. Después de sus últimas actuaciones en el Cinema Faus, de la v i l la de Catarroja, su patria y su cuna, la ya famosa Agrupación festivo-musical, mediante prorrogación del contrato con el empresario Rafael Dutrús (Llapisera), y previos trámites de organización llevados a cabo por uno de sus más distinguidos admiradores, don Mario Gelart y Margall , de la ciudad gerundense de Figueras, en los primeros días de febrero de 1931 despedíase de la vi l la catarrojense para enfilar el camino hacia la soñada capital de Francia.

En aquellos tiempos, un viaje a París era algo extraordinario. Todo un acontecimiento. Aquella era sólo privilegio de unos cuantos. París era mucho París. Y nada más natural que nuestros profesores emprendieran este gran viaje inmersos en la honda sensación de los momentos más emocionales de su vida. Hoy han cambiado los tiempos, los hombres y las circunstancias.

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Cualquiera hoy se desplaza a París con una facilidad pasmosa y con una naturalidad que asombra. El problema de la emigración y la proliferación del turismo han abierto caminos entonces insospechados. Y no digamos de lo que supone la tremenda desproporción de tiempo y medios de desplaza­miento. Lo que entonces por vía ordinaria —ferrocarril o carretera— suponía, y aún supone, dos noches enteras de mal dormir, con las molestias e inco­modidades consiguientes; hoy el trayecto Valencia-París, por vía aérea, queda reducido a un mínimo de tiempo impresionante. Nosotros mismos hemos tenido ocasión de comprobarlo. Subíamos al avión no hace mucho, en el aeropuerto de Manises (Valencia) a las 8'30 de la mañana. Y después de hacer escala en Barcelona, aterrizábamos en el aeropuerto de Le Bourget, de París, a las 11'30 de ese mismo día. Total de vuelo, tres horas exactas. Lo que se necesita simplemente para trasladarnos en coche turismo desde Valencia, por ejemplo, a Ayora, dentro de nuestra misma provincia.

No es posible reflejar en el papel la honda y extraña emoción que embargaba a los artistas catarrojenses y que se traslucía en sus rostros y en sus gestos a medida que iban aproximándose a la meta del viaje. Habían atravesado casi toda Francia, y estaban ya a las mismas puertas de París. ¡París! ¡La ciudad cosmopolita, santuario universal del arte, y centro donde se da cita la frivolidad de todos los pueblos y de todas las razas...! ¡La ciudad encantada y monumental, llena de colorido y de vida, y cuyas viejas piedras parecen revelarnos todavía hoy el misterio de sus m i l leyendas y el secreto de sus grandes triunfos en la Historia. . . !

Una voz aguda, que fue como una sacudida eléctrica para todos, gritó eufóricamente:

—Nous somme arrivé...! ¡Hemos llegado...! E l revuelo fue general. Minutos después, E L EMPAS­

TRE entraba en París con todos los honores, dispuesto a triunfar como antes había triunfado a través de toda la geografía de España. Era el 5 de febrero. Y al día siguiente presentábase el espectáculo en la pista del famoso "Cirque d'Hiver" , de la calle de Amelot, ubicada en los Grandes Bulevares, cerca de la Plaza de la República, que, con el "Cirque Médrano", de la calle de los Mártires, se disputaba el predominio de las galas circenses de la ciudad pa­risiense.

Habíase combinado el espectáculo a base exclusivamente de una serie de conciertos musicales a cargo de nuestra Banda, sin "entremeses" taurinos, desde luego, y de la actuación, además, de una renombrada compañía cir­cense de la que formaba parte el genial "Groe", cZoum-artista de fama inter­nacional. Durante veinte días continuados derrochó E L EMPASTRE todas las galas de su primor, de su gracejo, de su técnica magistral ante la admi­ración y regocijo de millares de franceses, que aplaudían y vitoreaban con hilarante entusiasmo. Todavía se recuerdan hoy en la capital francesa, a casi cuarenta años de distancia, aquellos famosos conciertos. Confesamos que fue una de las más íntimas satisfacciones de nuestra vida cuando en nuestro último viaje a París tuvimos ocasión de ser presentados a un simpático y honorable

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parisiense, monsieur Paul, dueño de unos prestigiosos magasins de la Rué de Rívoli. Con una gentileza sin par tuvo la amabilidad de invitarnos a comer en un lujoso restaurante, La Maxeville, de la Rué Montmartre Provence. Du­rante la comida, amenizada por una escogida orquestina, fue coincidencia singular que interviniese un joven cantante español, deleitándonos Con la interpretación de algunos fragmentos de zarzuela española; y como final, el popular pasodoble "Valencia". Es muy difícil expresar lo que uno siente cuando oye en tierra extranjera música de su patria y cantada en su propio idioma.. .

"Valencia es la tierra de las flores, de la luz y del amor..."

Parece como si la patria se prolongara hasta nosotros, envolviéndonos ma-ternalmente con el velo sagrado de sus grandezas y de sus recuerdos... Sólo entonces pudimos explicarnos esa emoción íntima, y esa añoranza, y esas lágri­mas incontenibles de nuestros emigrantes cuando escuchan música y acentos de España, que tiene la vir tud de concentrar todas las fibras de su ser en un solo deseo: el pronto retorno a la Madre patria.. .

Y como era natural, la conversación empezó a girar alrededor de España y de Valencia. Nuestro anfitrión no conocía nuestro país. Pero lo admiraba. Y cuando alguien mencionó nuestra patria chica, cuyo vocablo "Catarroja" le era muy difícil de pronunciar con ese endiablado acento gutural de la erre francesa, y salió a relucir la famosa Banda festivo-musical E L EMPASTRE como una de las glorias valencianas y españolas, monsieur Paul no pudo con­tener una exclamación de entusiasmo:

—Oh, VEmpastre...! Tres formidable...! Tres merveilleux...! Y nos contó que recordaba perfectamente la insuperable actuación de nues­

tra Banda en el Cirque d'Hiver. Tenía él entonces dieciocho años. Y no cesaba de repetir levantando los brazos como ademán característico:

—Formidable...! Formidable...! Allí, pues, en el "Cirque d'Hiver", de París, tuvieron ocasión nuestros músi­

cos de admirar uno de los trucos más sorprendentes realizado por el mencio­nado cZotün-artista "Groe" en la parodia que representaba. Llevaba enfunda­das sus manos con guantes blancos —nos refiere nuestro buen amigo señor A l -marche, a quien no dudamos en presentar como insigne decano de E L E M ­PASTRE—; y soplando en cada uno de los dedos, producíanse otros tantos so­nidos musicales completamente distintos, interpretando así admirablemente un fragmento de la "Serenata de Toselli". Este truco, que maravillaba a los públicos, fue toda una lección de la que supieron aquellos sacar enorme partido, sugiriéndoles la formidable idea de los famosos trucos musicales que habrían de causar tanta sensación en el futuro y que detallaremos a su debido tiempo.

Era muy lógico que durante aquellos veinte días quisieran los profesores catarrojenses "ambientarse" en sus ratos libres de las mi l maravillas que encie­rra la mundialmente famosa capital de Francia. Y acompañados por un experto

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"guía", el primer objetivo "turístico" fue, de común acuerdo, la renombrada Torre Eiffel, ubicada en la orilla izquierda del Sena, como grandioso pórtico del Campo de Marzo; el monumento más alto de Europa. Inmensa mole me­tálica que embiste hacia lo alto con su aguja terminal y que semeja y es en realidad como la colosal antena de París. ¡Subir a la Torre Eif fe l . . . ! ¡Una de las más grandes ilusiones de todos...! Ya en la segunda plataforma, a ciento quince metros de altura —el último balconaje del campanil está a trescientos metros—, ¡qué grandioso panorama de la ciudad y extrarradio el que se ofre­ció ante sus ojos atónitos! Algo así como un gigantesco tablero de ajedrez que se perdía en el horizonte entre las densas brumas de aquel mediodía invernal.

Cuando bajaron, alguien propuso un paseo en barco —en un Batean Mou-che— por el Sena, en cuyas aguas se reflejaban como en ancho espejo los grandes edificios de la inmensa urbe. ¡El Sena! Maravilloso río, único en el mundo que parece como el eterno enamorado de su ciudad, pues no la deja nunca en un sinuoso recorrido de más de diez kilómetros. Los ríos, no sola­mente son ""grandes caminos que andan", como les ha llamado Pascal, sino que además trazan el camino a los hombres. El camino que recorrieron aquel día los hombres de E L EMPASTRE, y que les abría un auténtico y maravi­lloso paisaje monumental jalonado por treinta grandes puentes, quedaría para siempre grabado en sus retinas.

A l día siguiente, domingo, dispusiéronse nuestros profesores como buenos cristianos a cumplir con el precepto dominical. ¿Y dónde mejor —se decían— que en Notre Dame, la célebre catedral de París? Todavía flotaba sobre el Sena en aquellas horas de la mañana una ligera neblina, siempre tan caracte­rística, y ya, atravesando el Puente Nuevo, se encontraban en la antigua Isla de la Cité, cuna histórica de París. Allí se levantaba el grandioso monumento gótico de la catedral de Nuestra Señora, cuyas obras se iniciaran a mediados del siglo X I I en el mismo solar que ocupaba la antigua basílica románica. Con­junto arquitectónico maravilloso en que cada época y cada siglo han ido dejando vestigios de su arte y de su genio, y bajo cuya inmensa nave han reso­nado a través de los tiempos los cantos de victoria y de duelo de todo el pueblo de Francia. Y desde Notre Dame, cruzando nuevamente el Sena y el bulevar de St. Germain des Prés, que encuadraba ya entonces con su acusado marco barroco el inquieto vivir existencialista, enfilaron el bulevar de St. Michel para adentrarse en el típico Barrio Latino, a los pies mismos de la colina de Santa Genoveva, saturado de ambiente estudiantil, con su famosa y mundial-mente conocida Universidad La Sorbona, fundada en plena Edad Media, cen­tro de atracción de todo un mundo intelectual, y el tristemente célebre Pan­teón, antigua iglesia de Santa Genoveva, protectora de París, levantada sobre la tumba de la santa, y transformada por la Revolución en panteón de sus prohombres y, posteriormente, de ilustres personajes franceses, y en cuyo peristilo de columnas estriadas, coronado por un frontón triangular, pudieron leer nuestros compatricios la conocida inscripción:

"AVX GRANDS H O M M E S , L A PATRIE RECONNAISSANTE"

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D o n Antonio Claverol P u ­chalt, director provisional de E L E M P A S T R E por los años 1930-31 con su pe­culiar técnica y maestría. E n la actualidad y desde varios lustros dirige acer­tadamente la B a n d a m u ­sical catarrojense " L a A r -

tesana".

Los restantes días fueron otras tantas etapas de distintos itinerarios por la populosa ciudad. ¡Oh, los bellísimos Campos Elíseos, bulevar el más cosmo­polita de París, testigo de las grandes concentraciones nacionales...! ¡Y la Plaza de la Concordia, con su airoso obelisco; y la Place de VEtoile, así llama­da por ser el centro donde convergen doce grandes avenidas y donde quiso Napoleón levantar un grandioso Arco de Triunfo para dedicarlo a la gloria de los ejércitos imperiales...! Jamás los artistas catarrojenses hubiéranse per­donado el desconocimiento de tantos y tantos conjuntos monumentales que condensan toda la historia de Francia. Y quisieron también visitar Montmartre. el barrio ciudadano de los grandes contrastes; desde las piadosas peregrinacio­nes, hasta los "amateurs" de las fiestas nocturnas; desde las viejas y angostas

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calles por donde pululaba un mundo de cantantes y poetas y pintores, hasta la monumental basílica del Sacre Coeur, erigida en lo más alto de la colina como resultado de un voto nacional después del desastre de 1870. Y el sinuoso bulevar de Clichy, desde la Plaza Blanca hasta la del Pigalle, sembrado de boites de nuit, teatros, cinemas, cabarets, clubs de chanssoniers...; algo así como el misterioso escenario de un frivolo amusement internacional. Después, visitaron también los inmensos y hermosos jardines de Las Tullerías; y la histórica Plaza de la Bastilla, en el arrabal de San Antonio, donde se levantaba la antigua prisión del Estado, símbolo de la Revolución; y la señorial Avenida de la Opera y el magnífico Hotel de Ville (Ayuntamiento); y el inmenso Mer­cado Central (Les Halles) con su agitación ininterrumpida y su atractivo en­canto; y el suntuoso palacio del Louvre, auténtico relicario y síntesis del arte y de la historia de Francia...

No eran muchos veinte días, o, por mejor decir, veinte escapadas fugaces, para que los profesores de E L EMPASTRE consiguieran ambientarse plena­mente de la magnificencia bellísima y de la grandiosidad monumental de aquella populosa urbe, poderoso centro de atracción universal. ¡Cómo se hubieran extasiado, por ejemplo, ante la suntuosa y soberbia riqueza en los que fueron aposentos reales del histórico Palacio de Versalles, y la belleza impresionante de sus inmensos parques y jardines, sublime escenario de aquellos espectáculos maravillosos con sus juegos de agua de luces multi ­colores y sus "ballets" y danzas folklóricas que culminaban en elegantes palmeras de fuegos artificiales...! ¡Y cuánta admiración ante el emotivo con­junto monumental de Los Inválidos, el más bello y clásico de París, levan­tado por el Rey Sol con destino a los inválidos de guerra, y en cuyo templo descansan las cenizas del gran Napoleón Bonaparte...! ¡Y tantas y tantas maravillas, joyas valiosísimas, que encierra el grandioso estuche de la capital francesa...!

Pero el plazo del contrato había expirado ya. Esperaban otros compromi­sos y otros públicos. Y los hombres de E L EMPASTRE prepararon sus equipajes para iniciar otros itinerarios. ¡Si el hombre no hiciera más que cambiar de lugares...! Pero también cambian sus días y sus intereses y hasta el mismo destino de su vida. . . ¡Aquellos veinte días habían sido tan cortos...! ("orno un sueño breve y fugaz. Pero, eso sí, dejando impreso en sus almas todo un mundo de recuerdos imborrables. Y con los recuerdos, una realidad magnífica. La de su íntima satisfacción por los resonantes triunfos obtenidos durante veinte días continuados en pleno corazón de París.

Cuando ya en la estación ferroviaria de Austerlitz, disponíanse a partir, no hubo uno solo de los músicos de E L EMPASTRE que dejara de exclamar con acento de honda emotividad:

—Au revoir, París...! ¡Hasta pronto.. . ! ¡Volveremos! ¿Volvería E L EMPASTRE a triunfar de nuevo en París...?

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C A P I T U L O X I I

Bien venido, maestro Director.

Todas las interinidades son molestas. No solamente por parte de quienes las ejercen, sino también por parte de aquellos con quienes se relacionan. Además, son siempre insatisfactorias y casi siempre inoperantes. Salvo conta-dísimas excepciones, así viene observándose en la experiencia cotidiana de la vida.

Y esto fue sencillamente lo que, salvada ya la responsabilidad de los com­promisos de París, ocurrió en un momento dado con la dirección de E L E M ­PASTRE. Desde la muerte del llorado e inimitable maestro Rodrigo, la susti­tución provisional como director por parte del joven saxofón-tenor de la Banda, Antonio Claverol, no tuvo por supuesto, y precisamente por razón de su inte­rinidad, una aceptación franca y total. Y no ciertamente por fallo de aptitudes técnicas. Todo el mundo reconocía que Antonio Claverol era uno de los mejo­res músicos de la Agrupación, con una capacidad de rendimiento admirable; y además con sus ribetes de aspirante a director. Prueba de ello es que, andando los tiempos, llegaría a ser el ayudante del insigne y llorado maestro José Ma­nuel Izquierdo, gloria de Valencia y de Catarroja, en la dirección de la Banda Municipal ' "La Artesana", y más tarde, al morir éste, habría de sustituirle Claverol como director efectivo con todos los honores —todavía lo sigue siendo—, y además un día en reñidos certámenes musicales tendría el honor de que se le otorgara el primer premio a la Dirección.

Pero no eran solamente cualidades técnicas las que se requerían para asu­mir con plena garantía la dirección de E L EMPASTRE. Era indispensable algo más. Algo que el genial Filiberto Rodrigo había legado en herencia a los presuntos y futuros sucesores suyos en la magia de su batuta. Aquella "vis cómica" que no se estudia ni se aprende en el pentagrama, sino que, con­natural al hombre, brota sencilla y espontáneamente, como brotan los lirios de su tallo. No todos los hombres poseen las mismas facultades. N i todas las almas tienen igual aptitud para la felicidad. Como no tienen tampoco todas las tierras las mismas cosechas. Y esa fue la razón de que nuestro Antonio Cla­verol, dando muestras de una ecuanimidad caballerosa y ejemplar, renunciara espontáneamente a la Dirección, e incluso —era ya esto harina de otro costal—

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causando baja definitivamente en la Banda tan pronto se cancelara el contrato con "Llapisera".

Y fue entonces cuando la Comisión administrativa de la Agrupación dedi­cóse, como nuevo Diógenes, a la búsqueda, no fácil por cierto, del hombre que fuera capaz de resolver la intrincada papeleta de la dirección de E L EMPASTRE. Solicitudes y aspirantes no faltaron. Pero, ¿quién sería el ele­gido...?

Mientras tanto, iban superándose los compromisos contraídos. Era ya a fines de abril. Días antes, un acontecimiento trascendentalmente histórico conmocionaba a toda la nación. La Monarquía, que se apoyaba ya en muy débiles puntales, hostigada por todas partes, acababa de hundirse, arrastrando consigo todo el andamiaje de la farsa política. Y el 14, proclamábase la segun­da República en España, como nuevo sistema de gobierno nacional. Este cambio político, brusco y ruidoso, no afectó sin embargo para nada al normal desenvolvimiento de la Agrupación musical catarrojense. Continuaron sus pro­gramas y actuaciones en distintas plazas de toros; y el 26, la vemos actuando en Andújar. Si nos detenemos en esta importante población andaluza, es sen­cillamente porque en ella encontraron nuestros músicos la solución ideal para uno de los "trucos" que proyectaban. Era en plena feria. La tradicional y vistosísima Feria de Andújar, llena de encanto y colorido. Y como siempre es verdad aquel viejo refrán "De donde menos se espera salta la liebre", a alguien se le ocurrió comprar un precioso boti j i l lo para su pequeñina, y que, entre dibujos primorosos, llevaba el consabido reclamo: "Recuerdo de Andújar". Ya en posesión del boti j i l lo, procedió nuestro músico a soplar para limpiarlo de la finísima capa de polvo que lo cubría. Y miren ustedes por donde, aquello fue toda una revelación. Al soplar en el pitoncillo observó él y los compañeros que le rodeaban que se producía una especie de silbido; algo así como el sonido concreto de una nota musical. Sólo por curiosidad empezaron a soplar en varios botijillos, comprobando que en muchos de ellos el sonido que se producía era totalmente distinto. Hasta el punto de poder conseguirse una perfecta escala musical. La fina intuición de nuestros profesores no necesitó más. En ese mismo día adquiríanse nada menos que doscientos botijitos. Y con unos cuantos ensayos, conseguían sacar a la perfección un fragmento de la célebre "Serenata de Toselli", que oyeran interpretar en París al clown-artista "Groe", a través de sus famosos guantes. Este genial "truco de los botijitos", incorporado al ya extenso repertorio, sería para E L EMPASTRE en el futuro un motivo más de admiración y entusiasmo por parte de todos los públicos. Un nuevo eslabón en la brillante cadena de oro de sus glorias y de sus triunfos (15).

(15) Con estos pequeños botijos, llenos de agua y soplando, conseguíanse preciosos gor­goritos y armoniosos trinos imitando perfectamente el canto de canarios y ruiseñores, a los que se asociaba la imitación del canto de un gallo y los ladridos de un perro; interpretándose asi una melódica "alborada". Con el tiempo y dada la fragilidad de los botijitos de arcilla, fueron sustituidos éstos por los de metal, acoplándolos al divertidísimo "truco" de "espan­ta-suegras".

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Era muy natural que la resonancia de estos triunfos provocara una especie de fiebre emuladora entre no pocos aficionados a esta clase de espectáculos. Y empezaron a surgir, como por encanto, de distintas regiones españolas otras tantas agrupaciones musicales, pretendiendo competir con E L EMPASTRE. Y hasta alguna de ellas, con una falta de habilidad y picardía tan elementales, que llegaron hasta la más burda imitación, adoptando incluso los mismos uni­formes, idénticos programas y la caracterización exacta del director. Hasta se llegó, con decididas muestras de provocar el confusionismo entre los presun­tos públicos, a la caza de un vocablo parónimo de E L EMPASTRE, aunque filológicamente significara todo lo contrario, para adoptarlo como propio título y denominación. Y así, en la propia ciudad de Valencia surgió "E l Emplastre" —nótenlo bien nuestros lectores—; y en Zaragoza, " E l Emplas-3". ¡Hasta qué extremos puede llegar la ridiculez y pedantería de algunos hombres...! Tam­bién aparecieron "Los Calderones", "La Revoltosa" y "La Radio", en Valen­cia; "Los de Aragón", en Zaragoza; "Los veinte gordos", "Los Ases", "Ale­grías Taurinas", "Toros y Claveles" y "Toros y Castañuelas", en Madrid; La Regadera", "La Lindaraja", "La Pandereta" y "Torre del Oro" (carrusel tauri­no), en Sevilla; "Los Califas", en Córdoba; "Los Claveles", en Alicante; "Los Cartagos", en Cartagena, etc. Como posteriormente surgirían en Valencia " E l Carrusel", de Llapisera, y " E l Bombero torero" con la Banda "La Caravana".

Pero los públicos, siempre inteligentes y perspicaces, no se dejaron enga­ñar. Porque toda aquella gama de agrupaciones cómicas o la mayor parte de ellas, cuanto más, podían parangonarse con aquellas viejas "mojigangas" del pasado siglo, precursoras del toreo cómico, que generalmente se celebraban en la plaza de toros —hablamos de Valencia— y cuyos números más desta­cados eran "Las brujas costureras" (16), "Los banderilleros en cestos" (17), "Las monas y soldados", "Don Elástico y su compañía"... y , ya en los albores de nuestro siglo, "Don Tancredo", " E l Hombre-yerba", etc.; espectáculos todos hilarantes, y cuyo público escogido era la grey infantil , las niñeras, los soldados que a éstas acompañaban y un puñado de gente ya madura deseosa de pasar unas horas divertidas. Compararse, repetimos, con estas "mojigan­gas", sí. Pero pretender igualar y aun superar el arte, la maestría, el gracejo, la técnica, y la elegancia de E L EMPASTRE, del famoso EMPASTRE, eso jamás. Era mucha la desproporción y el desequilibrio cómico-técnico musical. Por eso, cuantas veces se intentó el que algunas de dichas bisoñas agrupacio­nes musicales compitiera un "mano a mano" —valga la expresión vulgar— con la Agrupación catarrojense, siempre, y en todo lugar, decidióse a favor de ésta la competición con un triunfo aplastante y arrollador. Sí. Todas estas agrupaciones musicales han sido útiles. Todas convenientes y hasta necesarias

(16) Muchachos vestidos con capirotes esperando en el ruedo la salida del novillo que embestía a derecha y siniestra entre cien revolcones que provocaban la hilaridad de los es­pectadores.

(17) Individuos vestidos de indio, llevando en una mano un gran cesto y en otra las banderillas, y que, al arremeter el novillo escondíanse en el cesto, rodando por la arena entre los pitones del bicho...

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en el ancho campo del espectáculo festivo-musical. Porque han servido, ni más n i menos, que para elevar y aupar el ya glorioso pedestal de E L EM­PASTRE. Exactamente, como en un gran lienzo pictórico en que las sombras hacen siempre destacar más y más la belleza de las figuras y la luminosidad del paisaje.

Y aquí viene como anillo al dedo una expresión bellísima que oímos de los propios labios del ya citado señor Almarche, apoderado que fue de E L EMPASTRE, y que revela todo el espíritu y toda la grandeza moral de nuestra genial Agrupación: "Actuamos —nos decía— para una Valencia grande, pode­rosa, moderna y muy valenciana de espíritu... Y ya vendrán a vernos los foras­teros que quieran venir, sin necesidad de ningún reclamo cursi de circo, sin anunciarnos en las agencias internacionales como bichos raros o primitivos para atracción, diversión o irrisión de forasteros, cosa la más deprimente para un pueblo digno. . . " .

Para nosotros, éste es el más formidable programa de cuantos ha presen­tado E L EMPASTRE a través del curso de su historia. ¿De acuerdo, amigos lectores...?

o o o

Octubre de 1931. E n su residencia veraniega de E l Perelló, el genial musicólogo valenciano maestro Serrano (x) rodeado de los

profesores de E L E M P A S T R E y simpatizantes.

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Durante los meses que van de mayo a octubre, ambos inclusive, de este año 1931, nuestra Banda E L EMPASTRE no descansa. Con casi todas las fechas del calendario contratadas, vuelve a cruzar en todas direcciones la geografía de España, actuando en las plazas de toros de las ciudades y villas más importantes. Tan pronto la aplauden y ovacionan en la ciudad gatidana de Jerez de la Frontera, tan famosa por el bouquet de sus vinos deliciosos, como en la ciudad castellana de Burgos, montuosa y señorial, célebre no sola­mente por sus monumentos arquitectónicos —ahí está la bellísima catedral gótica, una de las tantas maravillas de España—, sino también por su íntima vinculación al recuerdo glorioso del gran Cid Campeador... Y después será Toledo, castellana vieja y castiza, ciudad-estuche que encierra todas las glorias patrias... Y Badajoz, con toda la región extremeña... Y en salto impre­sionante de casi novecientos kilómetros, subirá a las mismas rías del Cantá­brico, para volver a bajar hasta el extremo sur de la Península a los bordes mismos del Mediterráneo, llevando a todas partes el arte inimitable de su fino humorismo y la gentileza de su cortesía y su elegancia. Cada día, sus "trucos", que van haciéndose famosos, serán más aplaudidos y más admirados. El de "La Guitarra", a base del "tango" del mismo título, con su letra siem­pre romántica:

En la noche azul se oyó un lamento; era una guitarra que cantaba; no podré olvidar aquel momento que era el amor que de ti esperaba... (18)

Y también el de "La Concertina" (19), y el de los ya célebres "Botijillos", etcétera, preludios todos de los trucos maravillosos, casi mágicos, que habrán de causar tanta sensación en el futuro.

Estamos ya a mediados de octubre. Y el 16 se da por cancelado el contrato que habíase firmado con el empresario Rafael Dutrús (alias Llapisera), que­dando, por tanto, libre nuestra Agrupación para aceptar y comprometerse con cualesquiera otros contratos. Que éstos no faltaron, bastará con decir que apenas quedó una fecha libre en todo lo restante del año. Cuando al final hízose el balance de actuaciones, la cifra fue impresionante. Nada menos que ciento trece durante 1931. Cifra récord no alcanzada hasta entonces, y que se traducía en el más firme y limpio aval del prestigio y de la gloria formidables obtenidos por E L EMPASTRE.

o « e

(18) En este truco se da la sensación de que el músico que se sienta en el centro de la Banda, afina y rasguea su gitarra y canta además la copla; cuando en realidad todos estos efectos musicales los interpreta la Banda; y cuando aquél abre la boca fingiendo cantar, es el trompeta que, con sordina especial, imita la voz maravillosamente.

((19) Es éste muy semejante al truco de "La Guitarra", a la que sustituye una concer­tina. Da la sensación que es el músico que la lleva quien toca, cuando en realidad es también el trompeta quien con la misma sordina del número anterior imita a la perfección el sonido de la concertina.

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Mientras tanto y como dejamos ya apuntado al principio del capítulo, a la Comisión administrativa habían ido llegando no pocas solicitudes de músi­cos que se creían con dotes y aptitudes para desempeñar el cargo de director. Ya dijimos también qué cualidades exigía este cargo de no poca responsabi­lidad, sobre todo después de la muerte del inimitable maestro Filiberto Rodri­go. Una papeleta realmente difícil. Pero que era necesario resolver lo antes posible.

Entre los solicitantes figuraba un apuesto joven catarrojense llamado Alberto Muñoz Daroqui, a quien todos conocían por "Albertet". Inquieto,

Don Alberto Muñoz Daro­qui, segundo director de la Agrupación. Sus excepcio­nales dotes de magisterio se reflejan en el ébano plateado de su batuta, siempre mágica e inimi-

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sincero, abierto y, sobre todo, músico de talla y con enormes ilusiones de triunfar. En él fijaron las miradas los de la Comisión desde los primeros ins­tantes; y más todavía, cuando alguien, el saxofón-tenor Antonio Hervás (alias Perales), dejó escapar un día esta expresión:

—Eixe será bó, que fa traces quant camina, i menetja molt els brassos... Lo cierto es que en un momento dado, Alberto Muñoz era requerido para

que compareciese en la Sociedad Musical. Aceptósele la solicitud, previa una condición fundamental. Si realmente aspiraba a ingresar en E L EMPASTRE, había de someterse a figurar en principio como un músico más de la Banda; para lo que se le procuraría de uniforme e instrumento correspondiente, e incluso se le abonaría un salario mensual; y esto, hasta finalizar la temporada; durante la cual había de procurar documentarse bien en todo cuanto hacía referencia al papel de director: actitudes, desenvoltura, reflejos, simpatía, etc. Si al f in de temporada demostraba las suficientes aptitudes, pasaría a ocupar ante el público el ansiado cargo de director.

Como era de esperar, Alberto Muñoz aceptó complacidísimo las condicio­nes que se le imponían. Y empezó su '"noviciado" con toda la ilusión de que era capaz su corazón juvenil. Como tampoco escasearon ensayos a puerta cerrada, ni lecciones, ni sugerencias. Cuando llegada la hora prevista, produ­cíase automáticamente la anunciada dimisión de Antonio Claverol, todo el mundo pudo constatar que Alberto Muñoz hallábase ya suficientemente preparado para empuñar la batuta. Su formación técnica musical y sus dotes naturales constituían el mejor aval. E L EMPASTRE no quedaría defraudado. Es verdad que todavía flotaba en el ambiente de la Banda la genial figura del llorado Filiberto Rodrigo, todo sencillez y elegancia y maestría; cualidades todas que le definían como director inimitable. Pero también era cierto que la personalidad de Alberto Muñoz no empezaba a dibujarse con rasgos de imitación. Nunca pretendió "Albertet" imitar al insigne maestro. N i quiso, ni pudo. Por la sencilla razón de que, como ya hemos dicho, Filiberto Rodrigo era inimitable. Pero quiso, eso sí, sustituirle. Y con una sustitución digna, res­ponsable, personalísima.

Cómo llegó a conseguirlo, ahí está la vox populi para certificarlo y refrendarlo. Por lo demás, una cosa era cierta. E L EMPASTRE había encon­trado felizmente a "su hombre".

Y el 19 de noviembre de este mismo año 1931, Alberto Muñoz Daroqui debutaba como director, y con todos los honores, en el amplio escenario del Teatro Nuevo de la vi l la valenciana de Alginet.

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CAPITULO X I I I

Reglamentación jurídica de EL EMPASTRE

Hasta la época que acabamos de historiar, la Agrupación Musical E L EMPASTRE no había tenido gran preocupación en constituirse como Socie­dad legal autónoma, ni aun, por tanto, formalizar su Casa social. Integrados sus músicos en la "Sociedad Musical La Filarmónica", y aun celebrando sus Academias en los salones de la misma, aunque con absoluta autonomía incluso administrativa, su posición jurídico-social estaba plenamente garantizada.

Pero las circunstancias habían cambiado. La fama de que gozaba ya EL EMPASTRE exigía cuanto antes la legalización de su personalidad jurí­dica, autónoma y responsable. Y se pensó en principio como algo fundamental en la constitución de un Reglamento para la regularización y buena marcha de la Agrupación. Las cosas se precipitaron, sin embargo, dado el dudoso cariz que presentaba el estado, sobre todo económico y administrativo, de "La Filarmónica". Ya en Junta Directiva de esta Sociedad de 20 de octubre del año antedicho 1931, se acordaba la formalización de un préstamo de tres mil ciento cincuenta pesetas —cantidad entonces bastante respetable según el valor adquisitivo de la moneda, en que, por ejemplo, el precio de un par de zapatos de la mejor calidad, era de veinticinco pesetas—, para hacer frente B las deudas contraídas, amortización de las acciones suscritas, y cancelación del préstamo de quinientas cuarenta y seis pesetas que la Sociedad tenía con-t raído con E L EMPASTRE desde mayo anterior.

Naturalmente había que pensar en un prestamista de conciencia, so pena de caer en las garras de la usura, por entonces y en todo tiempo tan en boga. Alguien sugirió como posible acreedor al representante de E L EMPASTRE, d o n Vicente Fuster Ballester, industrial honorable de Valencia, con domicilio en la calle del Pilar, y de quien ya hicimos mención en el capítulo sexto. Y fue tan acertadísima la sugerencia, que superó con creces a todo cálculo y previ­sión; puesto que el señor Fuster, dando muestras de una generosidad y un altruismo poco corriente, no sólo se avino a la prestación de la cantidad men­cionada, sino que negóse rotundamente a exigir ni un solo céntimo en con­cepto de intereses.

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Comprometióse " L a Filarmónica" a la cancelación del préstamo en el plazo de un mes. Pero transcurrido este plazo, y considerando que no era posible en manera alguna el cumplimiento del compromiso contraído, acordóse en Junta General de 26 de diciembre entablar un contrato con la Agrupación E L EMPASTRE, mediante el cual hacíase esta última responsable del présta­mo antedicho, a cambio de la transacción a favor de la misma de cuantos bienes muebles perteneciesen a la Casa social de "La Filarmónica": mueblaje, objetos ornamentales, atriles, archivo musical, etc. Acordóse asimismo la tras­lación de.la imagen de Santa Cecilia a la Iglesia parroquial de San Miguel. Y finalmente tomábase el acuerdo unánime —triste y lamentable acuerdo— de disolver la "Sociedad Musical La Filarmónica". Esta benemérita Sociedad, que había costado tantas horas, tantos años de esfuerzos y sacrificios, acababa de pasar a la Historia, envuelta en los pliegues de su propia bandera cien veces laureada.

L a mil veces laureada Bandera de E L E M P A S ­T R E . Reproducción exacta de la gloriosa S E N Y E R A valenciana, coronada por el histórico R A T - P E N A T , símbolo de la Conquista. . .

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Mientras tanto y en previsión de este inevitable desenlace, había tomado ya E L EMPASTRE las providencias oportunas. Elaborado previamente un Reglamento por la Comisión que al efecto habíase designado, presentóse a la aprobación de la primera' Autoridad Civi l de la Provincia. Y el día 30 de octubre de ese mismo año 1931, el Cobernador Civi l firmaba el decreto de aprobación.

Dada la trascendental importancia de este histórico documento, no duda­mos en dedicarle el presente capítulo, transcribiéndolo fielmente.

R E G L A M E N T O D E L A A G R U P A C I O N M U S I C A L " E L E M P A S T R E " , D E C A T A R R O J A

C A P I T U L O I Objeto y fin de esta Agrupación

A R T Í C U L O 1.° L a Agrupación musical " E l Empastre", de Catarroja, tiene por objeto fomentar e instruirse en el bello arte de la música y el fin ensanchar las esferas del mismo, cumpliendo para ello cuantos medios legales estén a su alcance.

C A P I T U L O I I

De los Socios

A H T . 2.° Para pertenecer a esta Agrupación se requiere que el individuo tenga como mínimo nociones musicales para poder desempeñar una de las plazas de profesor dentro de la Banda, pagar la cuota anual de doce pesetas y cumplir lo prescrito en este reglamento.

A R T . 3.° Las inscripciones de socios se harán a petición de los interesados y a pro­puesta de dos socios mediante la aprobación de tres cuartas partes de los socios que contenga esta Agrupación, exponiéndose la propuesta en la tablilla de anuncios durante ocho días.

A R T . 4.° Los socios se clasificarán en honorarios y fundadores. Serán socios hono­rarios aquellos que, bien por sus méritos o cualidades, bien por los servicios que directa o indirectamente presten a esta Agrupación o por otro concepto recomendable, merezca aquella distinción de la Junta General a propuesta de la Junta Directiva.

A R T . 5.° Los socios fundadores serán los únicos que tendrán voz y voto para decidir en todos los asuntos que se presenten y, al mismo tiempo, los que adquirirán derecho sobre instrumentos y demás enseres pertenecientes a esta Agrupación.

A R T . 6.° Los socios, en junta general, se guardarán mutuo respeto y consideración, evadiendo discusiones y reyertas que pudieran empañar el buen nombre de esta Agrupación.

A R T . 7.° Ningún socio tendrá derecho a entrometerse en asuntos que no sean de su cargo, lo mismo que corregir o censurar inadecuadamente los actos de la Junta Directiva.

A R T . 8.° Todo socio podrá, siempre que lo desee, enterarse del estado económico-administrativo de esta Agrupación.

A R T . 9.° E l pago de las cuotas será anticipado. A R T . 10. Cualquiera de los socios que cometa actos indecorosos, falte a los deberé;

sociales en el recinto de la Sociedad o en actos que asista la Banda, será apercibido, suspendido temporalmente o expulsado.

A R T . 11. Cuando algún socio deje de pertenecer a la Agrupación por cualquiera de las causas expuestas o voluntariamente, perderá todo derecho sobre ella y cuantos litigios surgieran dentro de la misma serán resueltos por la Junta General.

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C A P I T U L O I I I

De la Junta Directiva

A R T . 12. Para la dirección y gobierno de esta Agrupación habrá una Junta Directiva, cuyas atribuciones y deberes se expresan. Esta Junta será elegida y reelegida siempre por los socios fundadores y estará compuesta de un Presidente, Secretario, Tesorero, Archivero y tres vocales.

A R T . 13. Todos los cargos anteriormente citados serán provistos en Junta General y serán gratuitos y reelegibles.

A R T . 14. Son atribuciones de la Junta Directiva cumplir y hacer cumplir lo pres­crito en este Reglamento y cuantos acuerdos se adopten por la misma. Representar a la Sociedad ante toda clase de autoridades, tribunales incluso del orden judicial, asi como privadamente celebrar los contratos para el desarrollo de sus fines, prorrogarlos, reincididos o anularlos y delegar o apoderar por el plazo que estime a persona de su-elección.

A R T . 15. L a Junta Directiva se reunirá una vez al mes y siempre que el Presidente lo crea conveniente.

A R T . 16. L a renovación de la Junta Directiva se hará por mitad y a elección en la primera quincena del mes de diciembre de cada año, tomando posesión de los cargos el día primero de enero del año que sigue.

C A P I T U L O I V

De los cargos

A R T . 1 7 . E l Presidente asume la representación de la Agrupación y de acuerdo con la Directiva el gobierno de la misma en todos sus actos administrativos, preside las Juntas y reuniones, firmará con el Secretario todos los documentos oficiales, pondrá el pagúese a los libramientos y el conforme a los cargaremes.

A R T . 18. Corresponde al Secretario levantar acta de todas las Juntas que se celebren, leyendo al principio de éstas la de la anterior, llevar un libro registro de todos los socios en el que conste, por numeración correlativa, sus nombres, apellidos, domicilio, fechas de ingreso y bajas de esta Agrupación.

A R T . 19. E l Tesorero se incautará de todos los fondos de esta Agrupación y llevará un libro de caja en el que anotará las cantidades monetarias que recibe y entregue, presentando a la Junta Directiva el balance de cuentas del mes anterior en la primera sesión que se celebre cada mes.

A R T . 20. E l archivero tendrá a su cargo todas las obras, de las cuales facilitará al Director, mediante recibo, las que necesite para ensayos y funciones, será responsable de las obras que él retenga, para lo cual llevará un registro duplicado con el Secretario y firmado por ambos. Dichas obras deberán estar todas numeradas y selladas.

A R T . 21. Los Vocales sustituirán, por el orden de su numeración, en las vacantes que ocurran a los individuos de la Junta Directiva hasta que se verifique la elección. Mientras no pasen a ocupar vacantes, auxiliarán al Tesorero y al Secretario en cuantos trabajos administrativos crean éstos necesaria la ayuda. Será obligación de los Vocales asistir al local de esta Agrupación dos días cada semana, además del que celebre sesión la Direc­tiva y a los días y horas que ésta señale. Este servicio lo harán por riguroso turno, según su numeración.

A R T . 22. E l Director será nombrado por la Junta Directiva en concurso que se anun­ciará cuando quede vacante el mencionado cargo, y tendrá los derechos y obligaciones siguientes: Cumplir exactamente lo convenido entre él y la Junta Directiva, acudir con puntualidad a los ensayos y funciones o avisar con anticipación en caso contrario, clasi­ficará de acuerdo con la Directiva a los músicos y les marcará el lugar que cada uno debe ocupar.

A R T . 23. Esta Agrupación tendrá un Apoderado General y los Representantes que estime, a juicio conveniente de la Junta Directiva, y sus obligaciones serán las siguientes: Adquirir compromisos para actuar la Banda, lo cual los músicos y el Director aceptarán

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sus órdenes siempre que se ajusten a lo acordado entre ambas partes, así como contra­tará todos los actos que la Banda tenga que asistir y firmará todos los contratos que de los mismos dimanen, extenderá y cobrará todos lo's recibos de sus contratos, entregando el total cobrado al Tesorero en Junta Directiva.

C A P I T U L O V

De las Juntas Generales

A R T . 2 4 . E n la primera quincena de cada trimestre se celebrará Junta General ordi­naria para la dación de cuentas, y extraordinaria siempre que lo crea conveniente la Junta Directiva.

Solamente los socios fundadores y los que se conceptúen con los mismos derechos y ileberes, compondrán las Juntas Generales.

Cuando siete socios solicitasen por escrito la celebración de Junta General se indicará el asunto a tratar y la Junta Directiva convocará a Junta General dentro de los ocho días desde la presentación de la solicitud, avisando a los socios cuarenta y ocho horas antes. Sin todos estos requisitos no podrá celebrarse.

Las Juntas Generales se celebrarán siempre en primera convocatoria, cualquiera que sea el número de socios presentes; éstas podrán ser convocadas por avisador o por medio de anuncio en la tablilla de la casa social.

C A P I T U L O V I

De la instrumentación

A R T . 2 5 . Todo lo referente a los instrumentos será acordado e impuesto por la Junta Directiva para su cumplimiento.

C A P I T U L O V I I

Academias y faltas

A R T . 2 6 . Las academias o ensayos serán organizados por la Junta Directiva de ucuerdo con el Director.

A R T . 2 7 . Las faltas de los músicos a las academias o actos en que asista la Banda serán corregidas por multas que impondrá la Junta Directiva.

C A P I T U L O V I I I

Disposiciones generales

Primera.—Cuando un individuo ingrese y quede aprobado como socio en esta Agru-|>ación, vendrá obligado a abonar cierta cantidad en pesetas que estipulará la Junta Direc­tiva por mobiliario y demás accesorios pertenecientes a la misma, por lo cual adquirirá los deberes y derechos de los demás socios. Dicha cantidad será entregada a l Tesorero para que ingrese en caja con el fin de engrosar los fondos de esta Agrupación.

Segunda.—El que cometiera excesos de cualquier clase será amonestado por la Junta Directiva, y si reincidiese quedará a la deliberación de la misma.

Tercera.—Se procurará guardar el mayor orden, aseo y compostura posible, tanto i i i las academias como en todos los actos que asista la Banda, y si así no sucediese, podrá la Junta Directiva imponer multas, acordando la cuantía de las mismas.

Cuarta.—Queda terminantemente prohibido bajo apercibimiento toda clase de juegos durante las veladas, conciertos, bailes, conferencias, etc., que se celebren en el interior del local.

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C A P I T U L O I X

De la disolución

A R T . 2 8 . Esta Agrupación no podrá disolverse mientras queden suficientes socios para formar la Junta Directiva. E n oaso de disolución, se procederá a la liquidación de todos los objetos que posee esta Agrupación, se pagarán las deudas, si las hubiere, y el remanente se destinará a beneficio de las familias más desgraciadas de la localidad, a juicio y consejo de los liquidantes.

A R T . 29. Todos cuantos asuntos se presenten no previstos en este Reglamento, que­darán a la resolución de la Junta General.

A R T . 30. Para cumplimentar la Ley de Asociaciones, esta Agrupación tendrá su domi­cilio en la calle del Comandante Franco, núm. 14, 1.°

Adicionales

A R T . 31. E n absoluto queda prohibida toda propaganda política en el local social. No se permitirá disputar ni discutir en actos oficiales ni en momentos de recreo acerca de preferencias doctrinales en partidos políticos. Las faltas a estas prescripciones serán severamente castigadas por la Junta Directiva.

A R T . 32. Todo juego prohibido por la Ley, prohibido queda también en nuestro local social, y quienes de un inocente juego pasasen al de envite o azar, contra ellos caerá la sanción inexorable de la Junta Directiva, pudiendo ir contra tales jugadores, dando parte cualquier individuo a La Junta Directiva quien observase la inmoralidad.

L a Comisión: Antonio Jorge, Juan Villa , Miguel Chirivella, José Almarche.—Presen­tado por duplicado, hoy, día de la fecha, en este Gobierno de provincia, a los efectos de lo prevenido en la vigente L e y de Asociaciones.—Valencia, a 30 de octubre de 1931. E l Gobernador: Francisco Rubio. (Hay un sello que dice: Gobierno Civil de la Provincia. Valencia.)

Conviene destacar el artículo adicional del precedente Reglamento, que revela el carácter apolítico de la Agrupación y cuya contravención se sanciona severísimamente. Medida ésta prudente y plausible, por la que se orillaba toda clase de contingencias que pudieran originarse de una política inestable.

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C A P I T U L O X I V

Organización social.—Régimen interior

En cumplimiento de lo preceptuado por el Decreto de aprobación del licglamento que acabamos de transcribir en el capítulo anterior, y a efectos del funcionamiento legal de la nueva entidad social, "Agrupación Musical EL EMPASTRE", procedióse el 2 de noviembre del mencionado año 1931 a la elección de la primera Junta Directiva. Por votación secreta quedó consti­tuida así:

Al siguiente día, 3 de noviembre, convocábase la primera Junta General, que podemos muy bien calificar de histórica. Y el acuerdo más importante fue l i ratificación del nombramiento como Apoderado de la Agrupación por un año a favor del industrial de Valencia ya conocido por nuestros lectores, don Vicente Fuster Ballester, "para que represente a la Sociedad —se dice en Libro de Actas—, celebre toda clase de contratos en orden a sus fines, los prorrogue, rescinda o anule..."; facultándose al Presidente para la formalización de la Oportuna escritura de mandato.

De momento, el domicilio social de la Agrupación —en la v i l la de Cata-u n j a , naturalmente— instalóse en el primer piso del número 14 de la calle del Comandante Franco; pero pronto se vio que no era suficientemente capaz dicho local para el desarrollo de las ordinarias actividades; por lo que en la Directiva del 4 de diciembre, el Presidente comunicaba el resultado de las gestiones llevadas a cabo en la búsqueda de otro local más amplio y apropiado poi las que habíase concertado en alquiler la primera planta de un inmueble ubicado en la Carretera Real de Madrid (hoy Avenida de José Antonio), .inalado con el número 120, mediante contrato de quinientas pesetas con cin-

«-ii* nía céntimos anuales. Y éste fue el domicilio social definitivo de la entidad.

Presidente Secretario Tesorero Archivero Vocal

D. Juan Mari Albert D. José Almarche Alapont D. Francisco Mari Albert D. Antonio Jorge Penella D. Juan Gimeno Borja

Vocal D. José Fortea Mas

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Entrado ya el año 1932, la primera providencia fue dar rápida solución al saldo del préstamo de las tres mi l quinientas pesetas que se adeudaba al señor Fuster y del que habíase responsabilizado la Agrupación. Dado el ca­rácter comunitario de E L EMPASTRE —nota ésta de alto valor y significado social—, y no contando Tesorería con fondos suficientes para afrontar la total cancelación de dicho préstamo, acordóse por unanimidad, en Junta General celebrada el 15 de enero, la aplicación de un prorrateo entre todos los miem­bros de aquélla, aportando" cada uno "de su bolsillo particular" —ésta es la expresión que consta en el Acta— la parte alícuota correspondiente. Solución digna y ejemplar como correspondía a la honorabilidad y espíritu de herman­dad de los hombres de E L EMPASTRE.

Este nuevo reajuste,' con todas las tareas y preocupaciones consiguientes, no fue óbice para que la Agrupación musical catarrojense continuara al ritmo acostumbrado y con éxitos crecientes sus tan famosos y aplaudidos conciertos. Tanto es así, que la mayor parte de fechas de enero fueron acaparadas —valga la expresión— por el "American Cirque", instalado en Valencia con ocasión de las fiestas navideñas y en cuya elegante pista, siempre con llenos impo­nentes, derrocharon nuestros músicos todo el arte y humorismo de sus más selectos programas. Y siempre con ese laudable afán de superación, dedicóse el mes de febrero para la organización de un nuevo espectáculo a base, desde luego, de E L EMPASTRE, con carácter empresarial, asociando al mismo, mediante contrato, un escogido "cuadro" de toreros cómicos, de toreros en serio, con el personal complementario, y en colaboración con el célebre torero Jaime Lleonart (alias Espartero), cuya característica, que siempre impresio­naba a los públicos, era la de un auténtico "luchador" frente a la fiera, al estilo —aunque, claro está, no con idéntico objetivo— de aquel noble y fiel esclavo Ursus que la historia nos presenta en pleno anfiteatro romano.y en defensa de la virgen cristiana Lidia.

Como era lógico, el espectáculo —que se anunciaba como cómico-taurino-musical— había necesariamente de presentarse en las plazas de toros. Y el 13 de marzo, sin reparar en absurdas supersticiones, actuábase ya en la plaza de Tarragona. E l éxito, que tuvo caracteres de triunfo apoteótico, fue como el grandioso pórtico que abría de nuevo a E L EMPASTRE las puertas de todas las plazas de toros de España. Seguir a nuestros grandes artistas en esta nueva tournee a través de toda la geografía hispánica y aun más allá de los Pirineos en poblaciones limítrofes francesas, es de todo punto imposible. Necesitaríamos páginas y páginas que rebasarían los límites prudenciales de este ensayo histórico-biográfico. Sólo a vuelo de pluma nos vamos a detener en dos puntos geográficos totalmente distintos; en dos poblaciones eminente­mente industriales y comerciales y que conservan todavía hoy, no solamente un recuerdo más o menos emotivo, sino el testimonio vivo de un afecto íntimo, desinteresado, fraternal, y de una admiración sin límites ni claudicaciones. Estas dos ciudades son: Barcelona y Alcoy.

Las actuaciones en la plaza de toros de la Ciudad Condal durante este año 1932 fueron ocho por lo menos, según la estadística que tenemos a la

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vista, y en distintas fechas. Sería muy difícil encontrar en España una ciudad que haya superado —quizás alguna la iguale— a la capital de Cataluña en su entusiasmo y admiración y hondo espíritu de germanor — y esto desde muchos años— hacia la valencianísima Agrupación Musical E L EMPASTRE y hacia cada uno de sus geniales profesores. Recuerden nuestros lectores el capítulo V I I I cuando dábamos una impresión de conjunto de las primeras actuaciones de nuestra Banda en 1926 —doce días consecutivos— en el Teatro del Bosque barcelonés. El entusiasmo del público catalán no tuvo precedentes. N i tendría tampoco límites. Desde entonces, las actuaciones de la Banda catarrojense fueron prodigándose en la bellísima Ciudad Condal. Y hubo, naturalmente, su ambientación por parte de nuestros músicos, y contactos, y amistades, y relaciones artísticas, que fueron afirmándose y aumentando a través de los años, como los ríos van también, durante su curso, aumentando su caudal. Ya dice un antiguo refrán, igualmente aceptable en Cataluña como en Va­lencia, que "Mes val un amic que cent parents". Que en Barcelona tuvo y sigue teniendo E L EMPASTRE grandes amigos y entusiastas admiradores, nadie podría ponerlo en duda. Te invitamos amigo lector, si quieres com­probarlo, sobre todo si eres catarrojense y valenciano, a que en uno de tus ocasionales viajes a la bellísima metrópoli catalana, esa gran ciudad de la que Cervantes trazó su mejor elogio en su famosísima obra "Don Quijote de la Mancha", diciendo que es ". . .archivo de la cortesía, albergue de extran­jeros, patria de los valientes y correspondencia grata de firmes amistades...", después de haberte saturado de la belleza incomparable de la Rambla de las Flores, que viene a cortarse en la misma línea del mar, presidida por la monumental estatua de Colón, enfiles por cualquiera de sus típicas arte­rias como la de San Pablo, o de La Unión, o Conde de Asalto..., hasta des­embocar en esa ancha y populosa vía que se extiende a lo largo de la mis­ma falda del Montjuich, abierta siempre a la luz, al colorido, a la expan­sión, a la frivolidad, y que se llama El Paralelo. Allí te espera una sor­presa. Entre la extensa gama de cafeterías, bares, restaurantes, confiterías, teatros, establecimientos comerciales..., de pronto tus ojos asombrados des­cubrirán algo que te llega al corazón; algo que te hará recordar una de las glorias más grandes de tu patria chica y que pervive allí desde muchos años, «orno testimonio abierto de esa inquebrantable amistad de que te hablába­mos y como fruto de una simpatía y admiración sorprendentes. N i más n i menos que esto: "PEÑA T A U R I N A E L EMPASTRE".

Pues bien. En este mismo año 1932 y con ocasión de uno de los despla­zamientos artísticos de nuestra Agrupación, los admiradores y socios de dicha Peña taurina barcelonesa que tan ufanamente llevaba el nombre de EL EMPASTRE, quisieron plasmar en algo real el espíritu de su admira­c ión sincera y de su amistad fraternal, haciendo grabar en metal un emblema c o m o distintivo de la "Peña" y en honor de los profesores-artistas catarro­jenses. E l emblema, a modo de escudo, adopta la forma de un triángulo equilátero, en cuyo centro, de azur, destaca en negro y oro la silueta del director de E L EMPASTRE, superada por las siglas P. T. E. (Peña Taurina

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Pues bien. Precisamente este año que estamos historiando —último, según hemos visto, de la actuación de "Los Guzmanes" hasta el 1940— fue testigo de una de las demostraciones más emotivas de admiración y simpatía por parte de la mencionada "comparsa" alcoyana. En acto fraternal y multitudinario, "Los Guzmanes" dedicaban un cálido y entrañable homenaje a E L EMPAS­TRE, que culminó en la entrega de un precioso pergamino con la siguiente dedicatoria:

H O M E N A J E Q U E L A SOCIEDAD BENEFICA " G U Z M A N E S " D E D I C A A L A GLORIOSA B A N D A " E L EMPASTRE", C O M O T E S T I M O N I O D E A D M I R A C I O N Y AFECTO.

ALCOY, A B R I L 1932 E L S E C R E T A R I O E L P R E S I D E N T E

Rubricado Rubricado

o o •»

Con la actuación del 3 de octubre en la plaza de toros de la ciudad albaceteña de Hellín, dábase por terminada la temporada del extraordinario espectáculo cómico-taurino-musical. Duras habían sido ciertamente las jorna­das —nada menos que setenta y seis actuaciones ininterrumpidas—; pero com­pensadas con creces Dor las íntimas satisfacciones de los formidables éxitos obtenidos. Justo era, p-ueG, que nuestros músicos se reintegraran a sus hogares para gozar de un merecido descanso en el añorado ambiente del cariño y de la paz familiar. «

Este paréntesis de inactividad profesional fue aprovechado por la Direc­tiva de E L EMPASTRE para el estudio de unas bases que sirvieran de pauta para la mejor regularización del régimen interior de la Entidad. Y en Junta General, reunida en la noche del 9 del mismo mes de octubre, a propuesta del Presidente, exponíanse a la consideración de los componentes de la Banda los puntos redactados, siendo aprobados por unanimidad.

Dado el interés e importancia de los acuerdos tomados, los transcribimos a continuación tal como van insertos en el Libro de Actas:

"1.° No podrá ningún individuo de los que componen esta Agrupación dejar de asistir a las actuaciones que sean contratadas por sus Representantes o Apoderado.

2. ° Caso de faltar algún individuo de los que componen esta Agrupación a una o más actuaciones, abonará todos los daños y perjuicios que ocasione su falta.

3. ° Cuando un individuo no asistiera a una o más actuaciones y fuese por enfer­medad del mismo justificando un certificado del médico, cobrará (si se hace alguna distribución) el treinta y cinco por ciento (35%) de lo que corresponde por individuo durante dos meses contando desde el día que sea dado de baja. Terminado este plazo, no percibirá ningún beneficio, aunque la enfermedad se prolongase.

4 ° Si algún individuo de los que componen esta Agrupación enfermase durante el viaje, todos los gastos que ocasione hasta llegar a su casa serán poT cuenta de esta Agrupación, quedando en la sUuación del acuerdo (3.°) tercero.

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5 . ° Caso de que se accidentara algún individuo de los que componen esta Agru­pación durante el espectáculo que la misma celebre y el accidente no le permitiera asistir a las actuaciones sucesivas, si se hace alguna distribución en el transcurso de la enfermedad, cobrará íntegra su parte correspondiente más los gastos que ocasione hasta que llegue a su casa. Una vez sea dado de alta el accidentado por parte del médico, si no se presentara dicho individuo en la primera actuación que ésta celebre, se conceptuará en las mismas condiciones del ( 2 . ° ) segundo acuerdo.

6. ° Si un individuo no asistiera a una o más actuaciones y fuese un caso no previsto en los acuerdos anteriores, no tendrá derecho a cobrar nada; los daños y perjuicios que ocasione su falta quedarán a la resolución de la Junta General.

7 . ° Si en el transcurso de cuatro meses un individuo presentara tres bajas como enfermo, será a reconocimiento del médico, y si el resultado fuera de enfermedad cró­nica, quedará eliminado de los beneficios que pueda obtener en estos acuerdos.

8. ° E l que quiera darse de baja de esta Agrupación avisará a la Junta Directiva de la forma siguiente: Si solicita la baja entre los meses de marzo a septiembre, avisará con tres meses de anticipación; si es entre los meses de octubre a febrero, avisará con un mes de anticipación; una vez aprobada la baja, el solicitante de la misma quedará sujeto al artículo (11) once del Reglamento de esta Agrupación.

9. ° Todo lo no previsto en estos acuerdos y que se relacione a los mismos, quedará a la deliberación de la Junta General."

Cumplido este importante requisito que revela el espíritu de disciplina y hermandad que animaba a la Agrupación, púsose en estudio un proyecto para adaptar nuevos matices al espectáculo; y entre ellos se concretó y aprobó en Junta General de 4 de noviembre la adquisición de nueve acordeo-nes-armonium de fábrica, comisionándose a Alberto Muñoz, Agustín Jorge Requena y Antonio Jorge para la adquisición de los mismos.

Todavía en este mismo año y en Junta General de 15 de diciembre, se daba cuenta de la amable notifieáción hecha por el Apoderado don Vicente Fuster Ballester de su cambio de domicilio de la calle del Pilar, de Valencia, a la de Colón, 50, de la misma ciudad; ofrecimiento que agradeció la Agrupa­ción en cuanto valía, y acordándose por unanimidad ratificar la designación de dicho señor como representante general para todos los efectos.

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C A P I T U L O X V

Oh, la, la, Paris...!

La vida del hombre es un perpetuo interrogante. Conocemos el momento presente, pero nunca nos es dado vislumbrar lo que nos reserva el porvenir. Esa frase, tan usual y tan cristiana, "Hasta mañana, si Dios quiere", encierra y condensa toda la filosofía de nuestra propia incertidumbre y de nuestra incapacidad natural de predecir el futuro de nuestra existencia. Cuando nos retiramos cada noche al descanso, todos podríamos preguntarnos: "¿Desper­taré mañana...?", "¿Viviré un día más. . .?" Y este interrogante fluctuará sobre nuestras cabezas como una pesadilla, sin que nadie sea humanamente capaz de darnos una contestación categórica y satisfactoria.

Este pensamiento, que nos acompaña hasta el mismo borde de la tumba, viene como anillo al dedo para actualizar aquí, mutatis mutandis, el interro­gante con que cerrábamos el capítulo X I : "¿Volvería E L EMPASTRE a triunfar de nuevo en París.. .?" Recordemos que nuestros profesores, al dispo­nerse a partir de la capital de Francia, exclamaban eufóricos:

—Au revoir, París...! ¡Volveremos...! Pero esta espontánea y al parecer segura afirmación no pasaba de ser un

deseo y un presentimiento. Y todos sabemos que no siempre se cumplen los deseos y los presentimientos. Sin embargo, las circunstancias permitieron, afortunadamente, que el de los artistas catarrojenses se cumpliera plenamente, abriéndoles de nuevo de par en par las puertas de París para presentarse por segunda vez en la elegante pista del "Cirque d'Hiver" de la calle de Amelot.

Efectivamente. A mediados de febrero de 1933 los componentes de la Banda E L EMPASTRE y su conjunto taurino, previas gestiones del ya cono­cido y gran admirador de la Agrupación, el empresario catalán don Mario Gelart Margall de Figueras, apeábanse nuevamente, contentos e ilusionados, en la Gare cTAusterlitz, de París, a un tiro de piedra del histórico y román­tico Sena.

El contrato con el famoso Circo habíase formalizado para el 17 de febrero hasta el 23 de marzo, ambas fechas inclusive. Treinta y cinco días nada menos de actuación ininterrumpidos. Y el espectáculo programado componíase de

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dos partes. En la primera, presentación de fragmentos musicales de ópera y de bailes folklóricos españoles. En la segunda, actuación en primer lugar de toreros en serio lidiando un becerro; seguidamente un concierto por la Banda, y como final, la lidia de un nuevo becerro a cargo de los propios músicos; terminando el espectáculo con varios desfiles ejecutando airosos pasodobles a petición del público.

Para la primera parte del programa no necesitan nuestros lectores de ilus­tración alguna. Todo el mundo sabe en qué consiste un fragmento de ópera o un baile regional. En cuanto a la segunda, sí que es conveniente e intere­sante destacar alguno de los detalles. En primer lugar, apenas terminada la primera parte programada, dado el carácter taurino de la exhibición que se ofrecía y para mayor sensación de seguridad por parte de los espectadores, cerrábase toda la pista con unas rejas de hierro —esto lo hemos visto m i l veces en los circos cuando hay exhibición de fieras—; pero con la genial y simpática particularidad de que desde la cúspide central de la sala circense montábase alrededor del enrejado un telón de gasa transparente, que en nada impedía la visibilidad, y que aparecía decorado por la parte interior de la pista re­presentando el graderío de una plaza taurina; dando así la impresión al públi­co de que se encontraba en una plaza de toros de España. Notemos también que la lidia de los becerros no era real y auténtica, sino todo un simulacro, tanto en los tercios de banderillas como en el estoque. O lo que es lo mismo: Que no se producía, por consiguiente, la muerte del cornúpeta. Finalmente, destacar la circunstancia de que durante la lidia final del becerro a cargo de los músicos —que por cierto no dejaban de tocar nunca y siempre al compás de la batuta—, no existían en la pista burladeros de ninguna clase; de tal manera que los "lidiadores" veíanse siempre expuestos a las acometidas del toril lo, produciéndose, por tanto, buen número de embestidas y revolcones, que excitaban la hilaridad del público francés, los "oles" de ritual y las más formidables ovaciones.

Claro está — y ésta es una de las circunstancias más interesantes— que aun siendo, y lo eran de verdad, becerros bravos, como no se contaba más que con una docena de ejemplares, lo que obligaba necesariamente a repetir éstos varias veces sus "salidas" en el transcurso de los treinta y cinco espectáculos, y como por otra parte ningún daño se les infligía, el fino instinto animal fue suficiente para que se familiarizasen con los músicos, hasta el punto de con­vertirse aquello en un animado "juego" entre toros y "lidiadores"; lo que provocaba naturalmente el entusiasmo hilarante de los espectadores. En resu­men: Uno de los espectáculos más formidables que en su vida habían pre­senciado los franceses, que todos los días llenaban de bote en bote la sala circense.

Y como no suele fallar aquel aforismo latino "Bonum ex se difussivum" (el bien, lo bueno, siempre es de por sí expansivo), la fama y el prestigio de los profesores-artistas españoles llegó hasta las más altas esferas parisienses, donde no llegara en el año 1931. Y una noche, apenas finalizado el espectáculo, viéronse gratamente sorprendidos al recibir una amable invitación por parte

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de la Prefectura de Policía para que accediesen a dar un concierto en la elegante Salle Wagram, ubicada no lejos de la Plaza de la Estrella, centro de reunión de toda la élite parisina y donde a esas mismas horas se estaba celebrando una soirée de las que tanto se prodigaban. E invitados a aco­modarse —uniformados y con sus instrumentos respectivos— en los propios coches de la Policía, eran trasladados seguidamente al salón mencionado, donde sobre un tablado que ad hoc habíase improvisado, iban a actuar. Del clamoroso éxito obtenido por E L EMPASTRE aquella noche ante lo más se­lecto de la aristocracia de París, entre la que figuraba el mismo Prefecto de Policía, nos da referencia personalísima nuestro ya citado señor Almarche, cuyas mismas palabras transcribimos: ".. .Por las risas y carcajadas del público parecía como si estuviéramos actuando en un pueblo de la provincia de Valencia..."

No fueron, sin embargo, todo euforia y satisfacciones para E L EMPASTRE. Estaba escrito que tenía que cumplirse en la capital de Francia, al menos en parte aunque muy minimizada, aquel refrán español: "Nunca segundas partes fueron buenas". Era cierto y evidente que el espectáculo gustaba y entusias­maba a la mayoría de los franceses. Pero miren ustedes por donde un puñado de "celosísimos patriotas" —algunos de ellos, artistas en paro forzoso— no quiso verlo así. Les "repugnaba" —aun siendo notoriamente inofensiva— la lidia de toros. Y lo tomaron tan a pecho, que, puestos al habla con la Sociedad Protectora de Animales, de común acuerdo, iniciaron la ofensiva para torpe­dear el espectáculo. Y la primera providencia fue la impresión de unos pasqui­nes, llenos de falsedades, de pésima literatura, y aun de expresiones injuriosas, que procedieron a fijar a voleo, y precisamente junto a los carteles murales de propaganda del espectáculo español.

Para que nuestros lectores puedan "saborear" la "exquisitez del lenguaje" contenida en dichos pasquines, que más bien que defensa de animales olían a arenga y protesta contra todo lo español, nos hemos permitido dar la tra­ducción del texto francés lo más fielmente posible, sin perjuicio de su repro­ducción original fotográfica.

Decía a grandes titulares:

"¡LOS FRANCESES ANTE TODO! ¡Basta de extranjeros con la ayuda de malas propagandas!

LLAMADA A LOS PARADOS LLAMADA A LOS AMIGOS D E LOS ANIMALES

200 españoles se presentan todas las tardes en un circo parisiense. 200 españoles que ocupan el lugar de 200 franceses en paro.

. Desde allí vienen a actuar. Y a ofrecer, con toros igualmente traídos de España, un simulacro de corrida.

Es esta una obra de propaganda que se inicia en París. Se intenta imponer a los franceses la afición a las corridas de toros.

Se empieza por una parodia, después serán las banderillas, más tarde la puntilla de muerte.

Y ocurre esto naturalmente desde que a los extranjeros se les ha confiado esta empresa de aclimatación.

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¡ARTISTAS PARADOS! ¿Vais a sufrir en silencio este despojo?

¡AMIGOS D E LOS ANIMALES! ¿Vais a tolerar esta campaña perversa? ¡Para el trabajo, los franceses ante todo! ¡Basta de corridas de Toros en Francia!

LA SOCIEDAD PROTECTORA D E ANIMALES"

Ya no podían decirse más sandeces ni más grandes falsedades. Se afirmaba en primer lugar que eran doscientos los españoles que con aquel espectáculo suplantaban en el trabajo a otros tantos franceses. Lo cual era doblemente falso; por la inexactitud de la cifra, y porque jamás se le había ocurrido a ninguno de los profesores de E L EMPASTRE suplantar a nadie. A continua­ción se caía en la más lastimosa de las inconsecuencias; puesto que si, copio se afirmaba en los mismos pasquines, era "un simulacro de corrida", y por tanto sin daño ni sufrimiento para los toros, ¿cómo a renglón seguido se denuncia lo de "clavar banderillas y luego la puntil la de muerte"...? Seguidamente se lanzaba abiertamente la acusación de "pretender imponer a los franceses la afición a las corridas de toros". ¡Qué barbaridad, cielo santo!

Los veinte profesores de E L EMPASTRE con el maestro Muñoz al frente, posando con los flamantes acorde ones-armonium en

el patio-jardín del "Cine Faus" de Catarroja.

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¿Ya no tenían otra cosa que hacer los españoles...? Y finalmente, la gran pro­testa. Que los extranjeros (alias españoles) ocuparan los puestos de trabajo de los presuntos artistas franceses en paro forzoso. ¡Y todo esto en nombre de la Sociedad Protectora de Animales...! Este era precisamente y no otro —se adivinaba pronto— el móvil de la injusta protesta. Que unos artistas españoles, formidables cien por cien, acaparasen con sus triunfos clamorosos los aplausos y ovaciones que "estaban reservados" a los artistas franceses "parados". ¡Y pensar que esta minoría de "fervientes patriotas" que tanto pro­testaban por la actuación de los "extranjeros españoles", hundían sus cabezas como el avestruz, como queriendo ignorar el "extranjerismo" de las artistas explosivas que inundaban en aquellas mismas horas los tablados de los Strep-Teas y de los Music-halls..., aunque fueran de Casablanca, de la Guinea o de la China...!

Pero esta artera maniobra, siquiera fuese al amparo de la Sociedad Pro­tectora de Animales, vióse desde los primeros instantes condenada al más estrepitoso de los fracasos. E l auténtico pueblo francés hizo caso omiso de los absurdos pasquines. Y continuó llenando todos los días el suntuoso aforo del "Cirque d'Hiver" , y aplaudiendo y vitoreando cada vez con mayor entu­siasmo el arte y la maestría de nuestro genial EMPASTRE.

Naturalmente los organizadores del "torpedeamiento" acusaron en seguida el impacto. Pero no cejando en su empeño de hacer fracasar el espectáculo a costa de los medios que fuesen, recurrieron incluso a la violencia, único modo de orquestar la maniobra fracasada. Y una tarde, en pleno espectáculo, un nutrido grupo de "disconformes" que habíase camuflado entre el público, en nombre da la liberté, egalité y fraternité, iniciaron la bronca y los silbidos y el pataleo, obligando de momento a interrumpir la actuación de E L E M ­PASTRE. Pero el resultado fue totalmente contraproducente. La Empresa del Circo, curándose ya en salud, lo teñía todo previsto. Habíase puesto ya a la policía de aviso. Y apenas empezó "la reventona", irrumpió en el salón la gendarmería repartiendo vergajos a diestra y siniestra. ¡La que se armó, Dios mío! A l mismo tiempo, el gran público vociferaba también increpando duramente a los provocadores. El escándalo fue mayúsculo. Mientras tanto, los profesores de E L EMPASTRE, cruzados de brazos en el centro de la pista, esperaban con calma a ver en qué quedaba aquella deplorable "debacle", que más bien parecía un auténtico "campo de Agramante". Y uno de ellos, que siempre tenía sus salidas ingeniosas y que chapurreaba ya algo el francés, exclamó con esa espontaneidad característica valenciana:

—Che, quelquefois nous avions (Tetre spectateurs...! No tardó en restablecerse el orden y en apaciguarse la justa indignación

del auténtico público francés. Los gendarmes lleváronse detenidos a los "camorristas". Y el espectáculo continuó hasta el f in sin otro detalle más que la imponente ovación tributada aquella noche a E L EMPASTRE, como justa y noble reparación por la vergonzosa y turbia maniobra, avalada, quizá inconscientemente, por la Sociedad Protectora de Animales.

Así y todo, esta actitud ignominiosa de una exigua minoría francesa, nos

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ha hecho recordar una expresión que registra el famoso vizconde de Chateau­briand en el volumen segundo de sus "Memorias de Ultratumba". El insigne autor de " E l Genio del Cristianismo", francés hasta la médula de los huesos, que fue Par de Francia y ministro en el Imperio, y que tantos días de gloria ofrendó a su Patria, no repara en poner en labios del también insigne francés canciller Olivier, allá por el siglo xvi , una frase que es para pensarla. Dice que Olivier "compara a los franceses con las monas que gatean por las cimas de los árboles y no cesan de subir hasta que han llegado a la rama más alta, para enseñar lo que deben ocultar". (21)

Por nuestra parte hemos de reconocer que la frase del canciller francés Olivier es un tanto exagerada. No todos los franceses deben ser registrados en ella n i mucho menos. Pero sí ciertamente algunos sectores y en algunas ocasiones como la señalada en el "Cirque d'Hiver". Cuando el canciller lo afirmaba...

Terminado el contrato con la Empresa parisina, E L EMPASTRE retornaba a su patria para continuar durante abril y mayo sus actuaciones en distintas plazas de toros españolas. Pero el eco de sus grandes triunfos en París y, ¿por qué no decirlo?, la resonancia del lamentable incidente provocado por unos cuantos "irresponsables", llegó hasta los más apartados lugares de la nación vecina y con una reacción inesperada. De todas partes empezaron a llegar proposiciones, solicitudes y contratos. Y el 3 de junio presentábase ya el es­pectáculo en Nimes, importante ciudad francesa, capital del Departamento del Gard.

A partir de esta fecha, E L EMPASTRE recorre en todas direcciones la geografía francesa, actuando siempre en las plazas de toros de las poblaciones más destacadas. Y un día será Arles, en el Departamento de las Bocas del Ródano, y después, Marsella, el primer puerto comercial de Francia en el Mediterráneo, y Mouries, y Saint Tropez, y Barbentaíne, etc., etc. Baste decir que desde principios de junio hasta fines de agosto el espectáculo habíase presentado en veintiocho plazas de toros francesas. Sin contar los desplaza­mientos a España para actuar en Barcelona, Manresa, Palma de Mallorca, Valencia, etc.

Era ya el 31 de agosto. En este mismo día presentábase E L EMPASTRE en la plaza de toros de Cannes, la bellísima ciudad francesa en el Departa­mento de los Alpes Marítimos, centro de atracción invernal y veraniego de nacionales y extranjeros. Allí, en las mismas orillas del Mediterráneo dejamos a los profesores catarrojenses. Para conquistar un nuevo eslabón en la ya larga y brillante cadena de sus triunfos.

Mientras tanto, unos días antes, el 25 de ese mismo agosto, tenía lugar en la valencianísima casa solariega de E L EMPASTRE un acto masivo y emocional. Catarroja en masa con sus autoridades al frente habíase dado cita en un lugar determinado, corazón mismo de la vi l la . Y entre vítores y aclama­ciones descubríase una lápida rotuladora en la que se leía: " C A L L E D E

(21) Pág. 177. Barcelona, Edlt. R. Sopeña.

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Agosto de 1933. Catarroja dedicó con ufanía una de sus calles a su genial EMPASTRE con esta placa rotulada, coronada

por el histórico escudo de armas de la villa.

E L EMPASTRE' . La noble e hidalga Catarroja dedicaba ufanamente una de sus calles a la Agrupación musical más famosa del mundo. Era el home­naje profundo, entrañable, merecidísimo, de la Madre, siempre amorosa, a aquellos perdilectísimos hijos que, ausentes, la honraban y daban gloria pa­seando en triunfo su nombre bendito por todas las latitudes de nuestro mapa-mundi.

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C A P I T U L O X V I

Un accidente en carretera. — De Cannes a Mentón

Para no romper el hilo en el orden cronológico que nos hemos propuesto desde el principio de este estudio histórico-biográfico, es conveniente que nos remontemos sólo unos días para seguir a nuestro laureado E L EMPASTRE en su triunfal itinerario por tierras tanto francesas como españolas.

Es el 26 de julio del año 1933 que venimos historiando. Nuestra Agrupa­ción musical acababa de actuar esa misma tarde en la plaza de toros de Valencia. Y en las primeras horas de la mañana siguiente salía por carretera para entrar nuevamente en territorio francés, ya que habíase comprometido a presentar el espectáculo el 29 en Saint Tropez, población de la Costa Azul , al SE. de Nimes. Habíase rebasado ya Perpiñán, y Narbona, y Beziers, siguien­do hasta Montpellier. Pero poco antes de llegar a esta última ciudad, después de haber hecho un alto en el camino para equilibrar las reservas biofisiológicas, y reanudado el viaje, a la altura poco más o menos de Séte, población litoral mediterránea, por causas que se desconocen, bien por despiste del conductor o quizá por rotura de dirección, el autocar, que marchaba a unos setenta kilómetros por hora, tuvo de repente un serio encontronazo con una camioneta que venía en dirección contraria y a la que dejó malparada; a consecuencia de lo cual, el autocar derrapó, y saliéndose de la carretera, fue a estrellarse violentamente contra un árbol, que arrancó de cuajo.

E l accidente había sido tan súbito y aparatoso y de tanta gravedad, que los primeros momentos fueron de suprema angustia y confusión. La parte delantera del autocar había quedado materialmente deshecha. Y la mayor parte del pasaje, conmocionada. Rápidamente, los que habían salido mejor librados procedieron al salvamento del conductor y ocupantes de los primeros asientos, que habían quedado aprisionados entre la masa informe de hierro y planchas retorcidas. Puede decirse que fue un verdadero milagro que saliese de allí alguien con vida. Pero afortunadamente fue así. Aunque hubo que lamentar la considerable gravedad del chófer, llamado Antonio Terol, y las heridas menos graves de los músicos Francisco Mari Albert, Juan Mari Albert y Juan Vi l la Badía; aparte de las contusiones de los demás ocupantes, todas, gracias a Dios, de carácter leve.

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Repuestos un tanto de esta brusca conmoción, que muy bien hubiera podi­do tener caracteres de tragedia, la primera diligencia fue la búsqueda de medios oportunos para trasladar los heridos a Séte y Montpellier. Concertóse después otro autocar, y transbordado el equipaje, siguióse nuevamente la ruta hasta llegar a Montpellier, donde quedaron los heridos hospitalizados. Y al siguiente día, 29, E L EMPASTRE se presentaba en la plaza de toros de Saint Tropez para cumplir su compromiso.

E l itinerario recorrido después de esta última actuación lo apuntamos ya al cerrar el capítulo precedente, dejando, como se recordará, a E L EMPAS­TRE en la plaza de toros de Cannes, el 31 de agosto, incorporados ya feliz­mente al espectáculo los mencionados músicos accidentados, completamente restablecidos. ¡Cannes! La maravillosa ciudad, la reina de la Costa Azul del Mediodía de Francia, punto de cita de todo el mundo europeo, donde nues­tros artistas tuvieron ocasión de presenciar en ese mismo día 31 uno de aque­llos magnos y artísticos desfiles de belleza tan deslumbrante y tan famosos en el mundo.. . ¡Con cuánta ilusión hubieran abierto allí un paréntesis de descanso para poder saturarse plenamente de tanta maravilla y de tanta her­mosura...! Pero el deber profesional estaba por encima de todo. ¡Dichosos los que allí quedaban sin grandes preocupaciones de la vida. . . !

0 0 0

Hacía mucho tiempo que E L EMPASTRE tenía en cartera el proyecto de un viaje "'extra". Un viaje de carácter íntimo y sentimental y fuera del área de sus compromisos profesionales. Y la ocasión no tardó en presentarse. Previendo ya su referida estancia en Cannes y considerando la relativa proxi­midad de esta población con la ciudad de Mentón —escasamente unos sesen­ta kilómetros por carretera—, donde reposaban los restos del insigne publicista valenciano don Vicente Blasco Ibáñez, habían proyectado una rápida visita a dicha ciudad para rendir homenaje postumo al ilustre escritor. Para ello, habíanse puesto en contacto con el entonces alcalde de Catarroja, don Feman­do Ribes Santacreu (22), a f in de que éste lo notificara al hijo de Blasco Ibáñez, don Sigfrido, como asimismo a distintas personalidades de dicha ciudad, para que les atendieran en sus deseos. Todo habíase preparado hasta su último detalle. Y en la madrugada del primer día de septiembre los profe­sores catarrojenses salían en autocar desde Cannes con dirección a Mentón.

El viaje, que en este caso tenía aires de turístico, fue por todos conceptos impresionante. E l itinerario, desde la misma salida de Cannes, sin dejar el l itoral, iba quedando prendido en la retina de nuestros viajeros con la reali­dad espléndida de toda su belleza multicolor. El "Golfe Juan", con su gran recuerdo histórico, ya que fue el punto de partida de las rutas de Napoleón y a la vez el puerto de desembarque a su regreso de la Isla de Elba.. . ; "Jean-

(22) Este distinguido eatarrojense fue una de las victimas de la funesta revolución del 36.

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les-Pins", la hermosa estación balnearia invernal. . . ; "Antibes", el antiguo puer­to fortificado, con sus pintorescas callejuelas, sobre las que destacaba, recor­tándose en el horizonte, el castillo de los Grimaldi , coronado por su austera torre medieval... Y después, Niza, la ciudad mágica, capital del Departamento de los Alpes Marítimos, con su famosa "Bahía de los Angeles", inmenso espejo donde se reflejaba la Ciudad Blanca y donde parecía refugiarse aquella feli­cidad que buscaban los hijos de Homero en las Islas Violetas..., con su inter­minable "Paseo de los Ingleses" a lo largo del cual extienden sus perfumados tapices las clásicas Batallas de Flores..., y aquellos grandiosos boulevards, escenario magnífico de los famosos carnavales...

Faltaban muy pocos kilómetros para llegar a Mentón, después de haber dejado atrás Villefranche, una de las más bellas radas de la costa, y los fron­dosos jardines de Saint-Jean-Cap-Ferrat, que se asomaban galantemente a la misma carretera, y Monaco, el pequeño principado de la costa mediterránea, con su famoso Montecarlo, centro internacional de las grandes fortunas y de las grandes tragedias... "Mucho antes de llegar a Mentón —nos refiere nuestro señor Almarehe— nos encontramos por la carretera varios motoristas que tenían la misión de facilitar el paso al autocar que conducía a nuestra Agrupación." Era éste un detalle simpático y aleccionador. Estaban ya a las puertas de Mentón. Con la natural emoción contemplaban nuestros artistas, a un tiro de piedra, la ciudad, recostada allá al fondo de una bahía y cortada naturalmente por el mar, mientras que a sus espaldas se erguían las montañas bordadas de naranjos y limoneros. Mentón, ciudad fronteriza con Italia, dada su situación topográfica, goza de fama universal por la suavidad excepcional de su clima, incluso en la misma época invernal, en que la blancura de la nieve cuajada en los abetos contrasta maravillosamente con el intenso verdor de los limoneros...

La primera visita, dentro ya de la ciudad, fue de atención y cortesía al Hotel de Ville o Casa Consistorial. Allí, en lo alto de la soberbia escalinata, donde había montada una guardia en honor a los visitantes españoles, espe­raban ya el maire (alcalde) con el Consejo Municipal y demás autoridades. Tras los saludos de rigor, fueron invitados a pasar al salón de recepciones, vistosamente engalanado con banderas francesas, españolas y valencianas, y donde habíase preparado un vino de honor sobre una table adornada con flores; acto que fue amenizado por una nutrida orquesta que ocupaba una especie de loge o palco sobre el estrado presidencial. Seguidamente hicieron uso de la palabra distintas personalidades francesas con frases de bienvenida, cordialidad y simpatía, a las que correspondió, en nombre de E L EMPASTRE, un simpático español y valenciano del mundil lo taurino llamado Consuelo Estrela, aclimatado ya en Francia y que dominaba, por tanto, el idioma a la perfección.

Terminado el acto, organizóse una comitiva, dirigiéndose con nuestros pro­fesores hacia el cementerio de la ciudad. Allí se encontraba esperando ya la señora viuda del malogrado Blasco Ibáñez con sus familiares. Y tras breves frases de saludo y presentación, la Agrupación musical eatarrojense, en acto

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sencillo y emotivo, depositó sobre la tumba del insigne escritor valenciano un gran ramo de flores prendido en una cinta tricolor en la que se leía la siguiente inscripción:

" A L INSIGNE MAESTRO D O N V I C E N T E BLASCO IBAÑEZ, L A AGRUPACION E L EMPASTRE"

Era el homenaje postumo, sincero y espontáneo, de un puñado de valen­cianos sobre los despojos de otro valenciano, ilustre y admirado, que reposa­ban en tierras hospitalarias, pero al f in y al cabo, extranjeras. "Los cemente­rios, estén donde estén —ha dicho un célebre escritor francés—, son la morada donde hallan su f in todas las penas." Y también —añadimos nosotros— donde hallan su fin todas las glorias.

Cuando todo hubo terminado, la señora viuda del malogrado novelista tuvo la gentileza de invitarles a visitar su chalet-residencia "Fontana Rosa", espléndido rincón en la falda de un montículo tapizado todo él de luz y verdor y como envuelto en la romántica policromía de sus rosales y estanques y arboledas... Y después de haberles hecho obsequio de unas copas de cham­pagne y estupendos cigarros, y tras haberles introducido en el sancta santorum, la valiosa y nutridísima biblioteca, allí, en el centro mismo de los jardines y al pie del bloque de piedra coronado por el busto del valencianísimo escritor, la Banda E L EMPASTRE interpretó, con su característica maestría, unas sen­tidas selecciones musicales. Esto llegó tanto al alma de doña Elena, ,que, sin poder contener su emoción y sus lágrimas, "dio un fuerte abrazo al presidente —nos dice un testigo presencial—, dedicándolo a España, a Valencia, a Cata­rroja y a todos los de E L EMPASTRE. . . "

No es posible dar completo detalle de todas las atenciones y delicadezas que las autoridades mentonianas tuvieron con los profesores de E L EMPAS­TRE durante las breves horas de su estancia en la ciudad. Hospédeseles en un departamento del espléndido "Hotel Anglais", primorosamente adornado con banderas francesas y españolas y cuyo comedor, por ser época estival, hallábase instalado sobre soportes de hierro dentro de las mismas aguas de la bahía. Por la noche celebróse un concierto de gala franco-español en el magnífico "Teatro Verdure" —no olvidemos que Mentón estaba aquellos días en plenas fiestas—, tomando parte la Gran Orquesta de la ciudad y la Banda eatarrojense. Fue tal el éxito obtenido aquella noche por E L EMPASTRE y tan imponentes y continuadas las ovaciones del público que llenaba el teatro a rebosar, que, finalizado ya el concierto, no hubo más remedio que interpre­tar varios números más en medio de un entusiasmo desbordante. Y como colo­fón de la gran fiesta de gala, el alcalde de Mentón hacía obsequio a nuestra Agrupación musical de un preciosísimo estandarte que llevaba bordada en realce la siguiente' dedicatoria:

" C O M I T E FETES M E N T O N - A E L EMPASTRE 1 D E SEPTIEMBRE 1933."

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Y a renglón seguido, invitaba gentilmente a todos en el Hotel anteriormente mencionado a unas copas de champagne. "En todos estos actos —nos refiere el mismo testigo de parte— y andando por la calle, no cesaban los aplausos, vivas a Valencia, a España, a Blasco Ibáñez, a Francia, a Catarroja y a E L EMPASTRE.

La jornada había sido espléndida y brillantísima. E L EMPASTRE, con su simpatía y con su acentuada nota de patriotismo, acababa de abrir un interesante capítulo en la historia de las futuras y cordiales relaciones entre dos pueblos de nacionalidad distinta, pero unidos en un sentimiento común de admiración hacia el insigne escritor objeto del homenaje: Mentón y Va­lencia. Que era como decir Francia y España.

0 o o

A l día siguiente, 2 de septiembre, nuestra Agrupación musical presentaba ya su espectáculo en la plaza de toros de Istres, a muchos kilómetros de Mentón, continuando su tournée durante septiembre y octubre por distintas poblaciones francesas y españolas. Y es precisamente en esta última etapa del año, cuando finalizada la temporada, acordaba la Agrupación, en Junta General del 11 de octubre, la aceptación de la propuesta de la Directiva, en el sentido de adquirir nuevos uniformes para la Banda, ya que los entonces usuales, pantalón blanco, smocking negro y bombín también negro —que había sustituido al tradicional sombrero de paja— considerábanse ya anti­cuados; quedando adoptado, por tanto, el siguiente uniforme: chistera y chaqué verdes y pantalón blanco.

No sería correcto que, puestos en el trance de dar a nuestros amigos lecto­res un estudio histórico-biográfico lo más completo y documentado posible de la vida de E L EMPASTRE, dejáramos pasar por alto un hecho extraordi­nario que quedó registrado precisamente por este tiempo en los anales valen­cianos y que tuvo su repercusión en el l ibro de efemérides de nuestra entidad musical. Era el 29 de octubre. Las autoridades republicanas valencianas y gubernamentales estimaron que era llegada la hora de la justa revalorización de los méritos de un hombre, de un valenciano, que siendo maestro de grandes vuelos en la historia de la literatura contemporánea, había conquistado con su ingente obra para Valencia, que fue su cuna, los honores de lo universal. Y desde Mentón, los restos mortales del eximio novelista Vicente Blasco Ibáñez eran trasladados a Valencia para que reposaran junto a la tumba de sus antepasados. La imponente manifestación de homenaje postumo que Valencia tributaba al malogrado autor de "Cañas y Barro", "Entre naranjos", "La Barraca" y cien otras producciones, revelaban que el nombre y el recuerdo de Blasco Ibáñez pervivían con todo su frescor y lozanía en el corazón de la madre patria agradecida.

Sería pueril que por consideración a una postura política que llevara a Blasco hasta extremos insospechados, inmerso como estaba en unas circuns­tancias pasionales de la difícil España que le tocó en suerte vivir, intentáramos desvirtuar y aun recusar la valía imponderable y la destacada personalidad

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E l Delegado del Gobierno francés y la Comisión del Concejo de Mentón en la villa de Catarroja durante su visita de cor­tesía a E L EMPASTRE con ocasión del traslado de los restos

de Blasco Ibáñez a Valencia en octubre del año 1933.

literaria de este príncipe de las letras valencianas y españolas, que llevó muy metido siempre en su corazón el amor entrañable de su patria y paseó triun-falmente su nombre por el universo mundo. El trasfondo en toda su ingente producción literaria es siempre ese amor a su Valencia. Y sus mejores novelas son precisamente aquellas en las que cada página es una reproducción autén­tica, real —quizá en ocasiones ruda y descamada—, de las distintas facetas de la vida valenciana. El homenaje que aquel 29 de octubre rendía Valencia a su hijo predilecto, era a todas luces justo y merecidísimo (23).

(23) E n este mismo año 1968 en que acabamos de escribir nuestro estudio hlstórlco-blo-gráflco de> E L EMPASTRE, Valencia acaba de conmemorar también dignamente el centenario del nacimiento del famoso novelista. Artículos periodísticos, conferencias, exposición biblio­gráfica, proyección de la película "Los cuatro Jinetes del Apocalipsis", adhesiones fervorosí­simas... Todo en torno a la Justa revalorlzaclón del nombre del valenclaníslmo Blasco Ibáñez dentro de la gran historia de la literatura española. Y como condensando cuanto se ha escrito a propósito de esta conmemoración, queremos dejar aquí constancia de una Juiciosa y ecuá­nime expresión, último párrafo de determinado reportaje aparecido en uno de los rotativos valencianos: "Para nosotros—escribe el articulista—, los que vivimos pensando en aspiraciones mucho más trascendentes que las que estaban Implícitas en su tiempo, el nombre y la figura del gran escritor debe alzarse por encima de la anécdota, de la bandería y del recuerdo par­ticular de algunos, como el símbolo de una Valencia creadora que supo llegar al mundo con la prosa descuidada, sincera, de este hombre que acabó viviendo fuera de España, quizá porque pensaba que era la única manera de que le dejaran en paz."

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Era muy natural que las autoridades de Mentón y aun representantes del Gobierno francés hicieran acto de presencia en la ciudad del Turia, dando escolta de honor al féretro que encerraba los despojos del eximio publicista valenciano. Y al día siguiente del grandioso acto que acabamos de registrar, esas mismas autoridades mentonianas quisieron desplazarse a Catarroja para llevar expresa y personalmente a E L EMPASTRE el testimonio de su recuer­do, de su admiración y simpatía. La vi l la de Catarroja, con su Alcalde al frente, recibió con todos los honores a los prohombres de Mentón, a la dele­gación del Gobierno de Francia y a las personalidades españolas que les acompañaban; y en la Casa social de la famosa Agrupación musical se les hizo obsequio de un frugal refrigerio. Prueba, aunque sencilla, de la corres­pondencia de E L EMPASTRE por el alto honor que se le dispensaba, y de honda gratitud por las atenciones recibidas durante su breve estancia en la bellísima ciudad francesa (24).

(24) Nota emotiva y simpática que se dio en dicha recepción y que queremos destacar fue los mil plácemes que recibió el alcalde eatarrojense señor Rlbes por parte de todos los concurrentes por el fausto acontecimiento de haberle nacido un nuevo vastago al que se le impuso el nombre de Sigfrido.

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C A P I T U L O X V I I

Ponteando los mares. Méjico

Si nuestros amigos lectores han tenido hasta aquí la paciencia de leernos, habrán podido constatar, a través de los precedentes capítulos, que en la vida de E L EMPASTRE no han faltado sorpresas, todas ellas magníficas y halaga­doras, relacionadas, claro está, con el ancho campo de su popularidad y de sus triunfos. Sorpresa fue, por ejemplo, muy grata y emotiva, cuando allá por los años fundacionales se le anunciaba el debut en el popular teatro Ruzafa, de Valencia. No menos lo fue al tenerse noticia del contrato que acababa de formalizarse en 1926 con el teatro del Bosque, de Barcelona. Y como lo sería también cinco años después al recibirse la noticia "bomba" de su contrato con el "Cirque d'Hiver", de París. La sorpresa que ahora se le reser­vaba era de las que marcaban época. Cuando los profesores de nuestra Agru­pación veíanse actuando en la deslumbrante capital de Francia, estaban plena­mente convencidos de que aquello era ya para E L EMPASTRE el non plus ultra; la meta más alta a que podían aspirar. Pero cuando aquel mismo día de su presentación en la plaza de toros de Fuenterrabía, ciudad norteña de Guipúzcoa —8 de septiembre de 1934— alguien les notificó haber sido contra­tados para actuar nada menos que en América, la emoción y el entusiasmo no tuvieron límites. La noticia había sido tan sensacional, que instintivamente revivió en la memoria de todos aquella hazaña que ocho años antes realizara un español, el intrépido aviador Ramón Franco Bahamonde, salvando en vuelo directo España-Argentina, y cuya gloriosa gesta había quedado regis­trada con una frase que era todo un símbolo: "PLUS U L T R A " . Era el nombre del hidroplano triunfador. También para ellos, mutatis mutandis, tenían en aquellas horas plena realidad esas dos palabras mágicas de triunfo y de gloria. ¡Plus ultra...! ¡Más allá...! Sí. E l nombre de E L EMPASTRE no podía quedar anquilosado en los límites de un viejo continente. Iría "más allá". Si­guiendo incluso las mismas rutas que un día trazaran los gloriosos conquista­dores de un Nuevo Mundo. . .

Meses antes había iniciado ya nuestra Agrupación musical su temporada de este año 1934. Era el 25 de marzo, con la presentación del espectáculo en la plaza de toros de la población francesa de Beaucaire, al este de Nimes.

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A partir de esta fecha, el itinerario no se interrumpe. Es un constante ir y venir de ciudad en ciudad. Un continuo trasponer la frontera pirenaica sin apenas dar lugar al descanso, cruzando y recruzando los senderos marcados un día por las huestes de Alarico, y las famosas rutas jacobeas, y las tierras holladas por las mesnadas de los ejércitos napoleónicos... Hoy será Nimes, y mañana Arles, en el Departamento de las Bocas del Ródano, y después Beziers, y Marsella..., para dar el salto hasta Barcelona, y Bilbao, y volver de nuevo a territorio francés para actuar en Cavaillon, y Montpellier, y Bordeaux, a las mismas orillas del Gaona, ciudad tan famosa por el especial bouquet de sus vinos..., salvando siempre centenares de kilómetros. Du­rante los meses que van de marzo a septiembre, no parece sino que nos encontramos ante un inmenso "campo de tenis" que abarca ambos cuadros geográficos, España y Francia, cortados por la imponente " red" pirenaica, donde sendas "raquetas" gigantescas e invisibles, van lanzando a nuestro EMPASTRE en "saques" continuados de uno a otro campo, consiguiendo siempre multiplicados "sets" en un prolongado "empate" impresionante... Tan pronto le veremos nuevamente en Cavaillon, al SE. de la histórica ciudad de Avignon, como en Madrid, y Zaragoza, y Mallorca, para saltar otra vez hasta Mende, capital del Departamento del Lozére. Aquí, en la plaza de toros de esta simpática ciudad, como en tantas otras, el entusiasmo de las gentes francesas es siempre desbordante. En cierta publicación comercial titulada "Vi l le de Mende" reproducíase fotográficamente la original escena de nuestros músicos actuando en medio del ruedo en posición de cuclillas, mientras otros dos detenían al novillo sobre el que cabalgaba triunfalmente, chistera en mano, el director, marcando el compás con su batuta. Y en la página central, como reclamo publicitario del gran festival organizado, el siguiente slogan con grandes titulares:

" A 15 heures spectacle unique músico-taurino et comique

EL EMPASTRE La célebre troupe Orchestrale

35 Artistes Valencianos musiciens, Charlots et Toreros que triomphent dans toutes les Plazas espagnoles."

Dos días después el espectáculo se presenta ya en Quintanar de la Orden, vi l la española de la provincia toledana. Y luego en Málaga. Y en Sevilla. Y siempre salvando kilómetros, otra vez junto a las mismas rías del Cantá­brico, en la plaza de toros de Fuenterrabía. Aquí, como apuntamos más arriba, es cuando se recibe el gran notición del próximo embarque para Méjico. Aún se actuará después en Villafranca del C id y en Albacete. Y el 16 de septiembre, en función de despedida, el coso taurino de la ciudad del Turia será testigo y escenario de una de las demostraciones de afecto y simpatía más formidables por parte del público valenciano, que no cesará en sus aclamaciones y que obligará a nuestros profesores, en cortesía, a

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F I E S T A orgaatMda por el pesaje de Cámara del

V A P O R C O R R E O

A B E ] V f F I C I O

Sociedad fispañola

Salvamento

de náufragos

cjue se celebrará el dia 4 de Octutae de 10Í4

probana a. vuelo general de Traed», dioseeo de

campanea, a paoacalle 4a cohetea, por ta

A la» I2<a, m> Horade veroicatta. Conetetao en la Toldlltí pe» " S I Ettipunlre"

iaa ida la tarde en te Toldlllad* Batea, lúea™, de Cucaña Saeoa y Pínteme para tnayorea.=*iuepo de ta Manean».

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-Cepa da tlapadtr*

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1." Baile PlBsIeaRíí por ta arta, ».* Caaclone» porto Sno. Toase Oérpfe 3.° Concteaie» peaet Orlenn ̂ eaapnstre

de tanaiiai a.1 Ralle taptea pot la sna Ufflnn Neflieton 8 * Pu-Mpacoá al peala! tlnaíooiata inuodíatnienle Cono­

cida, deleitara al pUptlctt

Ü?ará Un o la 'Tiesta un /Tnimado Bale

Facsímil de uno de los carteles publicitarios del espectáculo E L E M ­PASTRE, editados por la Empresa de la plaza de toros de la ciudad

francesa de Mendes.

dedicar varios números fuera de programa; y, como colofón grandioso, el "Himno a Valencia" y el "Regional". "Para ofrendar nuevas glorias a Espa­ña..." Sí. Para ofrendar nuevas glorias a la Madre Patria, E L EMPASTRE, tan español, tan valenciano, tan eatarrojense, embarcaría al cabo de unas horas rumbo a las Américas, en cuyo suelo virgen pusieran por primera vez sus plantas, a casi quinientos años de distancia, los intrépidos conquistadores españoles.

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El 20 de septiembre del año que estamos historiando, 1934, reuníase en su local social de la vi l la de Catarroja la Agrupación Musical E L EMPAS­TRE, en Junta General. Comunicada en primer lugar por el Presidente la noticia oficial de la firma del contrato para la actuación de la Banda en Méjico, seguidamente proponíase, dado el indefinido período de tiempo de ausencia de los componentes, la conveniencia de dejar en suspenso durante

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dicho período el funcionamiento de la Entidad; propuesta que era aceptada por unanimidad. La Empresa contratante la formaban don Domingo Gonzá­lez Mateos (Dominguín) y don Eduardo Margeli, empresario de la plaza de toros " E l Toreo", de Méjico.

Eran pasados cuatro días más. E l 24 podemos señalarlo con piedra blanca en los anales de nuestra Agrupación musical. Catarroja entera se ha concen­trado e n ' La Llonjeta y calles adyacentes; la recoleta plaza encuadrada en parte por dos históricas edificaciones, el esbelto campanario con la porta­da lateral de la parroquia de San Miguel, y la Casa Consistorial. La toponimia popular nos ha llegado esta nomenclatura, La Llonjeta, y con ella, el recuerdo de lo que esta plaza fue en viejos tiempos: la típica y abierta lonja de contratación, especialmente en lo relacionado con las tareas y compro­misos laborales. La invitación del Alcalde, señor Ribes, hecha esa misma mañana, a través de un "bando" pregonado por toda la vi l la , había sido recogida con todo cariño por los catarrojenses. Y estaban allí, junto a la Casa Consistorial, para tributar a E L EMPASTRE, en acto de despedida, el testimonio entrañable de su admiración y de su afecto. Aquel acto, emotivo y patriótico y que llegó a todas las almas, tuvo caracteres de auténtica apoteosis.

Como nota interesante, damos seguidamente la relación de los compo­nentes del "espectáculo" dispuesto para ser presentado en tierras americanas:

Orden de Banda

Caja-redoblante

Director Bombo Platillos

Alberto Muñoz Daroqui Valeriano Rodrigo Alarcón José Antonio Fortea Mas Vicente Peris Chulvi

T imbal Bajo Idem

- Antonio Muñoz San Adán

Trombón Idem Trompa Trompeta Idem Idem

Idem Idem Idem

Fliscorno Idem Saxofón tenor Idem alto Requinto Clarinete

— Antonio Raga Rosaleñ Antonio Claverol Puchalt Francisco Mari Albert Francisco Puchalt Ricart Filiberto Rodrigo Hernández Constantino Gimeno Borja Pascual Quiles Martínez José Almarche Alapont Juan Gimeno Borja Antonio Gradolí Baixauli Antonio Hervás Alfonso Agustín Jorge Requena Juan Mari Albert Antonio Jorge Penella Juan Vi l la Badía Gaspar Gradolí Baixauli Agustín Jorge Pascual

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Toreros y mozos

Organizador Torero cómico Idem i d . Idem i d . Torero serio Banderillero Idem Idem Mozo Idem

Jaime Lleonart'"Espartero" Juan Losilla "Laureli to" Porfidio Martínez "Hombre de goma' Juan Feito Enrique Belenguer "Chatet" Juan Gómez "Peraletes" Gonzalo Casanova "Gordet" Amador Forundarena Pedro Cáscales Emilio Feito

Tres días después, el 27, la Agrupación, tras de haber posado para el fotógrafo, embarcaba en La Coruña, uno de los mejores puertos de España, a bordo del transatlántico "Habana", buque-correo de dieciséis m i l tonela­das. Y a las trece horas, instalados ya nuestros artistas en el comedor, hacien­do los honores a un apetitoso almuerzo, el buque, libre de las amarras, salía del puerto coruñés rumbo a América.

No todo el pasaje pudo darse cuenta de la maniobra inicial del transat­lántico que había enfilado en dirección Norte, como pareciendo internarse en aguas del Cantábrico. Pero pronto se supo que ello obedecía a una simple razón de táctica prudente para orillar las altas temperaturas. Poco a poco, a medida que el buque adentrábase en el océano, iban como esfumándose en las tierras norteñas los caminos, los campos, los edificios, los campanarios, hasta parecer que se hundía todo en el abismo, sin quedar más horizontes que la inmensidad del mar y la inmensidad del cielo. Difícilmente pueden darse una idea, quienes nunca han navegado, de la extraña sensación que se experimenta cuando desde la cubierta de un buque no se ve nada más que el rostro imponente del abismo desconocido. El océano semeja enton­ces como un ancho camino sin más límites que el vacío, y en cuya inmensidad no se ven ni árboles, ni ciudades, n i campanarios, n i sepulcros... Nunca se siente tanto la grandeza de Dios como en una noche incierta sobre la cubierta de un barco en que se está flotando entre dos inmensidades: cielo y mar. Y nos viene a la memoria entonces aquel viejo refrán valenciano de tanto realismo: "Si a Deu vols pregar, ficat en la mar..."

El día 30, el "Habana" navegaba todavía en dirección Norte, a la altura de las Islas Azores, el archipiélago atlántico descubierto por los portugueses en el siglo xv. Y el día primero de octubre cambiaba ya la dirección hacia Suroeste. Habían sido, por cierto, unas jornadas duras y de gran marejada. E l transatlántico bandeaba fuertemente, y la mayor parte de nuestros músicos tuvieron ocasión de conocer y experimentar los efectos de ese característico y desagradable "mal de mar". Y todos hubieran podido aplicarse entonces aquella frase de un gran pensador de nuestros tiempos: "Cuando uno juega con las olas, no pasa nada; pero cuando las olas juegan con uno. . . "

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El día 2 amaneció con mejor tiempo, oportunidad que aprovechó la Banda para hacer unos cuantos ensayos en el departamento destinado a los niños, por ser el más retirado. No había descuidado la Compañía Trans­atlántica Española ciertos detalles para hacer más grata la travesía, y para el 4 habíase organizado un festival a bordo, que anunció a través de unos programas editados en cartulina y en cuya elegante portada destacaba un dibujo a todo color de una bella "catalana" ataviada con su traje típico regional. Los actos programados eran todos dignos de mención por su humo­rismo publicitario, adornado con ribetes de auténtica excentricidad a f in de excitar la comicidad del pasaje. Noten bien nuestros lectores dos números como botón de muestra:

"Al amanecer el día, vuelo general de Tracas, disparo de campanas y pasacalle de cohetes, por la

Banda "El Empastre" A las 12 horas (a. m.), Hora de vermouth. Concierto en la toldillo

por "El Empastre"..."

Y así, más o menos, todos los números sucesivos. Y terminaba: "Dará fin a la Fiesta un animado baile."

No pudo decirse que la travesía, aunque larga y molesta, había estado mal. En resumen y excepto unos cuantos días de marejada, un viaje feliz. El mar había ido poco a poco cambiando de color. Veíanse flotar algunas hierbas y astillas de maderaje. E l vuelo de algunas gaviotas se apreciaba a simple vista. Todo hacía prever ya que no se estaba lejos de tierra firme. En aquel inmenso desierto del océano iban apareciendo allá en la lejanía confusas ondulaciones; paisajes movedizos que estaban a merced del suave cabeceo del trasatlántico y que hacían sensible a los ojos de todos aquella simbólica expresión bíblica de que "toda la tierra vacila delante del Señor...".

Por f in, el "Habana" fondeaba en el puerto de Veracruz en el mismo Golfo de Méjico. Puerto histórico que, a pesar de no estar resguardado de los vientos del Norte, los más temibles, y de la insalubridad del clima, con su calor sofocante, ha sido durante siglos, y lo sigue siendo, la primera plaza mercantil de Méjico, y donde casi exclusivamente se descargaban todos los géneros españoles para el canje comercial durante el período de dominación <lc nuestros reyes. Unos cuantos kilómetros por carretera y momentos des­pués, una exclamación general:

—¡Méjico a la vista...! ¡Méjico...! la capital del distrito federal, enclavada en medio de una

vasta llanura y en la ribera occidental del Lago de Tezcuco, una de las metró­polis más bellas y más importantes del mundo.. .

En la legendaria ciudad que un día conquistara nuestro Hernán Cortés año 1521—, había una verdadera expectación por conocer y presenciar el

lamoso espectáculo que arribaba de España. Autoridades y pueblo rivali­zaron en sus atenciones y obsequios hacia los profesores catarrojenses. Y el

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21 del mismo mes de octubre presentábase el espectáculo en la amplia plaza de toros " E l Toreo". Describir el entusiasmo de los mejicanos durante el desarrollo del programa, sería punto menos que imposible. La plaza des­bordaba de un público que no cesaba en sus carcajadas, en sus vítores y ovaciones. Era el primer día de triunfo de E L EMPASTRE en Méjico, al

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G R A N D B A L . BATAILLE DE CONFETTI UNICOLORES

Facsímil del humorístico "Programa" del festival organizado a bordo del buque-correo "Habana" con la formidable intervención de nuestra

popularísima Banda durante su travesía rumbo a Méjico en 1934.

que seguirían otras jornadas más en el mismo coso taurino con un "crescen­do" de aplausos y de éxitos.

E l 11 de noviembre presentábase el espectáculo en Puebla, la magnífica ciudad situada sobre una de las más elevadas llanuras de la meseta de Analmac, con su famoso "Fuerte de Loreto", escenario de gestas heroicas, y que compite con Méjico en la fastuosa ornamentación de sus templos y edificios (25). En la misma plaza de toros de esta ciudad repetiría su actuación E L EMPASTRE al siguiente día, con más éxito si cabe que en

(25) Como muchas ciudades mejicanas, Puebla es también un museo vivo de arte y ornamentación. Entre los tesoros que guarda la Catedral figuran unos soberbios gobellnos (tapices) franceses de Incalculable valor.

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el anterior. Y en las fechas subsiguientes preséntase, siempre, desde luego, en las plazas de toros, en San Luis de Potosí, ciudad pequeña pero bellísima, emporio del comercio y famosa por la riquísima ornamentación de sus edifi­cios; y en Monterrey, la capital de Nuevo León, sumamente mercantil; y en Saltillo, y en Tampico, y en Gaudalajara, la célebre y hermosa capital de Jalisco, una de las primeras ciudades de América, llamada "La Perla

Méjico. Año 1934. E L ' EMPASTRE durante una de sus originales exhi­biciones cómico-taurinas en el ruedo de la plaza " E l Toreo" entre el

desbordante entusiasmo de los mejicanos.

I apatía", tierra bravia con sentido musical e inspiración folklórica, famosa por su artesanía de marcada influencia ancestral y sus airosos monumentos coloniales, y donde nuestros músicos recordaron con fruición aquella hermosa copla cantada mi l veces en España:

¡Ay, Jalisco, no te rajes! Me sale del alma gritar con calor. Pa echar este grito: ¡Qué lindo es Jalisco! ¡Palabra de honor...!

O aquella otra que empieza así: ¡Guadalajara, Guadalajara, Guadalajara...!

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Era ya a mediados de enero del nuevo año 1935. Y los triunfos de E L EMPASTRE resuenan en todo el territorio mejicano. Durante diez días actúa en diversos locales de la ciudad de Torreón, donde recibirá como trofeo una hermosa copa de plata con la siguiente inscripción:

" C A R M E N PAMANES A E L EMPASTRE TORREON (COHA) — M E X I C O — ENERO 27 — 1935."

Y después le veremos en León, y en Aguascalientes, ciudad espejo de la provincia mejicana, con sus románticos jardines, y su umbroso "Jardín de San Marcos", donde se emplaza la más famosa de las ferias nacionales, y su bellísima catedral, ejemplar clásico de la regia arquitectura colonial.. . ; y en Pachuca, la histórica ciudad capital del Estado de Hidalgo. . . Y volverá de nuevo a la capital mejicana, en cuya plaza " E l Toreo", siempre llena a rebosar, se desbordará en todo momento el entusiasmo y donde se cerrará el ciclo de compromisos. Total, casi medio año de permanencia en Méjico, con éxitos ininterrumpidos.

Vale la pena que transcribamos un fragmento de los sencillos y breves apuntes que de esta estancia en tierras mejicanas conserva todavía nuestro admirado señor Almarche. "En todas estas poblaciones —dice— fueron muy bien atendidos, agasajados, elogiados, invitados y continuamente obsequio-dos en viajes, comidas y paellas, por parte de españoles, autoridades, empre­sas, cónsules y personajes distinguidos internacionalmente, entre ellos nues­tros paisanos el eximio pianista don José I t u r b i y el artista don Ruano Llopis."

E l compromiso de E L EMPASTRE en tierras mejicanas había terminado el 8 de abril del citado año 1935, con la última presentación del espectáculo en la misma plaza de tOTOs de la castiza ciudad de Méjico. Días antes y previendo ya esta circunstancia, ciertos españoles norteños residentes en Méjico, constituidos en Empresa de Espectáculos y grandes admiradores de nuestra Agrupación musical, habiéndose puesto al habla con' la Directiva para ver de poder concertar el espectáculo en Los Angeles, ciudad del Estado de California, en los Estados Unidos de Norteamérica. No hubo grandes dificultades por ambas partes; y firmado el contrato, fijóse el 18 del mismo mes para la salida de E L EMPASTRE de Méjico con destino a Los Angeles.

Estos diez días, sin embargo, desde la terminación del contrato en la capital mejicana hasta la salida hacia Norteamérica, fueron aprovechados por nuestros profesores para ambientarse más a fondo de la natural belleza de esta magnífica ciudad, que tiene como trasfondo las cumbres nevadas de los volcanes Popocatepelt e Ixtaccihualt. La ciudad más antigua del continente, fundada por los aztecas en 1325, en el mismo lugar donde, según la leyenda, encontráronse con un águila inclinada sobre un cactus y devo­rando una serpiente, símbolo y emblema de su escudo heráldico, y que tan crudamente refleja el inspirado vate iberoamericano Vargas Vila, en estos tan discutibles versos:

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Llevas México en tu escudo el águila y la serpiente; ambos son símbolos mudos de tu historia y de tu gente.

No existe ningún blasón que a la verdad más se ciña; la serpiente es la traición, el águila la rapiña.

Ciudad sin par, con sus amplias calles tiradas a cordel, ornamentadas Con esbeltos monumentos y que convergían por los cuatro puntos cardinales en la airosa Plaza Mayor o " E l Zócalo", según denominación de los meji­canos, donde campea la magnificencia de sus edificaciones como el Palacio <lcl Gobierno y la esbelta Catedral barroca, el más bello edificio religioso < leí país, construido en 1573, en el mismo lugar donde se levantaba una vetusta pirámide destruida por los soldados de Hernán Cortés, algunos de cuyos vestigios se conservan todavía en la cripta, donde reposan los restos de los setenta y cinco arzobispos de Méjico, como asimismo los del primer emperador, Agustín de Iturbide; con su potencialidad industrial y comercial •.ubre todos los Estados compuestos de las antiguas colonias españolas, y donde surgen a cada paso templos y palacios coloniales y pirámides aztecas como la famosa "Pirámide del Sol", en Teotihucan, el centro arqueológico más importante de América y conocido por la "Ciudad de los Dioses". Tierra de continuado y maravilloso contraste en sus paisajes; cumbres y barrancos; anchos desiertos y exuberantes vegetaciones tropicales; ríos indómitos y lagos lian quilos bordados de leyendas... Nuestros músicos pudieron constatar (i>mo en Méjico se han perpetuado de modo curioso ciertas tradiciones en que se mezclan ritos indios con claras aportaciones españolas. Fiestas popú­lales de matiz totalmente distinto, en que se pasa de la alegría exultante de los carnavales de Veracruz o de Mazatlán a las manifestaciones a veces extrañas de la Semana Santa o del Día de los Muertos en Janitzio y las masivas peregrinaciones a la basílica de la Virgen de Guadalupe, veneradí-lima Patrona de Méjico. Santuario grandioso levantado como un ex voto por la Fe de los mejicanos en las mismas faldas del legendario "Cerro de Tepe-va e" y en el mismo lugar donde, según la multisecular tradición se apareciera la Virgen al indio converso Juan Diego en los primeros días de diciembre «le 1531 (26). Decir "Virgen de Guadalupe" en Méjico —advocación de raigambre netamente española, ya que surgió espontáneamente de la pro-

(26) Según la tradición, ante la resistencia del obispo de Méjico a dar fe al relato del Indio sobre la aparición de la Virgen y el deseo de la misma de que se le dedicara allí u n t*mplo, la Señora indicó a Juan Diego subiese al cerro y recogiese las flores que encontrase para presentárselas aí obispo. Obedeció el indio aun a sabiendas de que era Imposible encontrar ¡Ion en aquel peñascal. Pero el prodigio se hizo. Colocó aquél las flores en su "tilma" (manta UJlda de toscas fibras del "maguey", aloe americano). Cuando desplegó su tilma ante el pre­lado pura mostrarle las flores, apareció milagrosamente pintada en la misma la Imagen de I* Virgen.

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funda devoción del intrépido Hernán Cortés hacia la divina "Señora de Guadalupe" en su histórico Santuario de nuestra Extremadura—, es decir auténtico símbolo y enseña del espíritu nacional que encierra y condensa la fe recia y la devoción entrañable de todo un pueblo enamorado locamente de su Madre y de su Reina.

Y los profesores catarrojenses, después de haber presenciado con fruición una de las típicas "charreadas", deporte diríamos el más genuino de Méjico, en que, como hemos visto cien veces en España a través de las pantallas cinematográficas, expertos jinetes, luciendo trajes vistosísimos, llevan a cabo entre otras proezas ecuestres, siempre espectaculares y peligrosas, la captura con lazo de caballos indómitos y salvajes, iniciaron una serie de excursiones por las ciudades limítrofes de la capital acompañados gentilmente por espa­ñoles allí afincados. Y un día fue Guanajuato, ciudad histórica, .cuna de la independencia de Méjico, donde cada casa, cada palacio, cada templo es un relicario de la historia nacional, como el grandioso templo de Dolores Hidal­go, testigo del movimiento de independencia, y donde admiraron asimismo la iglesia "La Valenciana", dicha así por la mina de oro del mismo nombre donde está enclavada y donde el oro toma forma de encaje delicadísimo en sus altares recargados de barroquismo... Y otro día fue Acapulco, el autén­tico paraíso del Pacífico, con su famoso puerto, poético y legendario, donde el mar es siempre tibio y transparente... Y Oaxaca, con sus regios monumentos coloniales y sus notables vestigios arqueológicos como Monte Alban, guar­dián de fabulosos tesoros en filigranas de oro y piedras preciosas, y las historiadas tumbas de los antiguos reyes zapotecas... Y fue después Puerto Vallarla, el más moderno de los puertos mejicanos en el Pacífico, orgullo de Jalisco, envuelto en su vegetación tropical y sus hermosísimos paisajes que parecen pintados por la propia naturaleza... Y también Mérida, capital del Estado de Yucatán, la "Ciudad Blanca" con su airosa catedral y sus magníficas construcciones coloniales, como el palacio del conquistador Fran­cisco de Montejo, y sus vestigios monumentales y suntuosos del misterioso y legendario mundo de los mayas... Y por último, Taxco, la ciudad famosa por sus yacimientos de plata, en la misma ruta de Acapulco, relicario de innu­merables joyas arquitectónicas de la época colonial, como la catedral de Santa Prisca y el palacio del conquistador Hernán Cortés, hoy convertido en museo...

No obstante, y a pesar de tanta belleza, esos mismos artistas catarrojen­ses que entonces la contemplaban y admiraban, quedarían hoy, a treinta y tantos años de distancia, pasmados de admiración de la total transformación operada en la ya bellísima capital mejicana. Por creerlo interesante, aduci­mos el testimonio de un periodista español cuyo reportaje se publicaba en uno de los números correspondiente a* 1967 de la revista "La Familia Cris­tiana". Escribe:

"Ante todo diré que Méjico —en estos tres últimos años— ha dado un formidable paso adelante. ¡Un verdadero "boom"! Se ha llegado más allá de todas las hipótesis de color rosa, elaboradas de acuerdo con los datos que

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suministraban potentes cerebros electrónicos. Yendo del aeródromo al centro de la ciudad, pienso en las negras previsiones de aquellos que hace diez años hablaban con desprecio de este país subdesarrollado. Hoy está en pleno auge. Por doquier veo rascacielos, automóviles, industrias pequeñas y grandes. Diez años atrás, esta calle pasaba en medio de cactus, higueras silvestres y chozas de adobe. E l tráfico era prácticamente inexistente. Hoy es tumultuoso. Mé­jico se ha transformado, no hay duda. La proximidad de los Estados Unidos ha terminado por influir profundamente en su desarrollo. Cada año, millones de turistas americanos visitan Méjico, a donde llevan dinero e ideas nuevas, y los mejicanos, aunque los envidian y detestan, tratan de adaptarse a ellos.. ."

En el momento que escribimos estas líneas, Méjico acaba de superar pres­tigiosamente la celebración de los X I X Juegos Olímpicos, abiertos solem­nemente el 10 de octubre de este mismo año 1S68, en que confiamos vea la luz nuestro ensayo histórico-biográficó. Estupenda ocasión ésta de las Olim­piadas para haber podido constatar las referencias que nos da nuestro pe­riodista.

O O *

Acabamos de dejar a nuestra Agrupación musical camino de Norteamé­rica. Habían atravesado todo el territorio mejicano, y estaban ya a la vista del puesto fronterizo Ciudad-Juárez. Nunca se sabe lo que va a ocurrir en un viaje. Y lo que allí ocurrió no tuvo en puridad nada de agradable. Desco­nocemos detalles y circunstancias. Pero lo cierto es que los músicos catarro­jenses viéronse retenidos en dicha ciudad nada menos que doce días en la tramitación de pasaportes y aduana para que les fuera abierta la frontera. ¡Inexplicable! ¡Y nos lamentamos hoy de lo fastidioso que resulta la larga espera de unos minutos en las aduanas y fronteras... Oh témpora...!!

La estancia en Norteamérica no digamos tampoco que tuviera mucho de halagüeña. Fue corta y, por qué no decirlo, desagradable. La primera actua­ción se dio el 18 de mayo en el "Stadium Gilmore" de Los Angeles, maravi­llosa ciudad de los EE. U U . en el este de California, con dos sucesivas actua-nes más. Y el 9 de junio presentábase el espectáculo en el estadio de la Expo­sición de la populosa ciudad de San Diego, repitiéndose otros tres días.

Hemos dicho que la estancia fue corta y desagradable. Corta, porque así lo decidió nuestra Agrupación. Y desagradable, no por parte, desde luego, del público norteamericano que aplaudía y vitoreaba siempre, sino por razón de los continuos obstáculos e inconvenientes que se interponían por parte de la Sociedad Protectora de Animales para la autorización del espectáculo. Ante esta serie de zancadillas y hostilidades, E L EMPASTRE, que tenía conciencia de su noble profesión y que anteponía siempre su honorabilidad y su misma dignidad humana a cualquier posibilidad de éxitos e incluso de márgenes publicitarios o crematísticos, optó, con acertado criterio, por comu­nicar a la Empresa su decisión, firme e irrevocable, de no continuar con el

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compromiso, y por tanto, de regresar inmediatamente a España. Y el día 5 de julio salían nuestros formidables artistas de El Paso (Texas); y después de descansar en Chicago el 8, llegaban veinticuatro horas después a la deslum­brante Nueva York, la fantástica ciudad de los rascacielos más populosa de América, en cuyo famoso puerto, junto a la desembocadura del Hudson habían de embarcar. Hasta el momento de salida, eran varias horas que supieron aprovechar para conocer de visu en apretado recorrido lo más saliente de la metrópoli. Y desde el "Times Square", centro del distrito teatral (|ue es como auténtica "encrucijada del mundo", enfilaron la interminable avenida de "Herald Square", señuelo de los grandes- almacenes...; y el "Greenwich Village", el barrio bohemio de los artistas, con sus cafés y cen-iios experimentales...; y el "Chinatown", donde los edificios, aun los más modernos, están decorados con techumbres chinescas...; y la señorial "Quinta Avenida", donde se levanta airosa la catedral de San Patricio del más puro estilo gótico, y la grandiosidad monumental del '•Roekefeller Center"... Alguien les sugirió el ascenso a la terraza del colosal "Empire State" situada en el centesimo segundo piso desde el que la visión panorámica parece cortar el aliento... Pero los minutos estaban contados. Y se dirigieron apresurada­mente al puerto para subir a bordo del trasatlántico italiano "Pax" que enfi­laría seguidamente rumbo a España, no sin antes —les quedaba todavía el sabor amargo de días anteriores— haber sacudido el polvo de sus zapatos según el consejo evangélico...

Cinco días duró la travesía. Y el 14, fondeaba el trasatlántico en el puerto de Gibraltar. Después de nueve meses de ausencia, E L EMPASTRE, con una emoción jamás sentida, ponía el pie de nuevo en tierra firme. Era ya tierra bendita de España. Esa tierra patria que nunca se ama ni se valora tanto, sino cuando se está muy lejos de ella. Refieren las historias que cuando los judíos viéronse un día confinados en Babilonia, fue tanta la nostalgia sentida por el recuerdo de su patria, que colgaron de los sauces sus cítaras y demás instrumentos musicales al tiempo que repetían: " M i diestra sea puesta en el olvido y pegúese mi lengua al paladar si yo me olvidara de t i , ¡oh Jerusalén!, y dejara de tenerte por principio de mi alegría". Y es que, aparte del sentimiento religioso, no hay otro más hondo ni más sublime que el sentimiento de la Patria.

Dos días después de desembarcar en el puerto de Gibraltar, el 16, arriba­ban nuestros músicos a Valencia en las primeras horas de la mañana. Y sin esperas ni dilaciones trasladábanse a su añorada vi l la de Catarroja. Puede decirse que el recibimiento que se les dispensó fue verdaderamente triunfal. Toda la población con sus autoridades al frente quiso dar una prueba masiva del cariño y admiración siempre sentidos hacia estos hombres ilustres que, al mismo tiempo que cosechaban triunfos y aplausos por todas partes, daban también a conocer al mundo el arte, la nobleza y la hidalguía de España.

O o o

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No podríamos decir que fuera muy considerable el margen de descanso de que disfrutó E L EMPASTRE desde su regreso de tierras americanas. Era en plena temporada. Habían quedado en alto con anterioridad no pocos com­promisos que era necesario atender. Y, a partir del 24 de julio, con la pre­sentación del espectáculo en la plaza de toros de Barcelona, hasta fines de septiembre, las actuaciones ya no se interrumpen, siempre dentro del ámbito nacional. Zaragoza, Valencia, Toledo, Málaga, Vich, Olot, etcétera. Y el 22 de septiembre cerrábase el ciclo en la plaza de toros de la histórica y monu­mental ciudad de Requéna, en la provincia de Valencia.

Aprovechando la coyuntura de este paréntesis profesional y considerando que era indispensable —así lo aconsejaba la experiencia— un nuevo reajuste en la organización del espectáculo, el 24 del mismo septiembre convocábase Junta General. En ella propúsose en primer lugar por el Presidente previa­mente asesorado ". . .no celebrar más actuaciones —transcribimos las mismas palabras del Libro de Actas— hasta que no se consiga una ligera transforma­ción en el espectáculo, y por cuyo motivo se procede a la liquidación de los toreros que forman parte del mismo, que son: Jaime Lleonart (Espartero), Juan Feito y Juan Losilla (Laurelito); se les entrega su parte correspondiente de los fondos de las actuaciones, además capotes, muletas, estoques, trajes de truco y otros, y al mismo tiempo se les comunica que pueden disfrutar de amplia libertad para obrar a su manera referente al trabajo, por lo cual desde hoy quedan desligados del compromiso verbalmente adquirido en esta Agru­pación...". Esta propuesta fue aceptada unánimamente en todos sus puntos.

Seguidamente tomóse el acuerdo de remozar la Banda a base de elemen­tos jóvenes, siempre preferentemente de naturaleza o vecindad eatarrojense; para lo cual era necesario prescindir, aun con el natural sentimiento de la Agrupación, por lo menos de tres de los componentes de edad más avanzada y con más posibilidad de medios económicos. Esta disposición, unida a alguna renuncia presentada por motivos laborales o familiares, produjo, como era natural,-cierto "handicap" en la propia Directiva; por lo que el Presidente creyó oportuno presentar su dimisión, convocándose nueva Junta General para elección de nueva Directiva. Celebrad» esta reunión el 2 de octubre siguiente y habiéndose procedido a la elección por votación secreta, la nueva Directiva quedaba formada así:

Esta Junta Directiva fue, sin embargo, de muy corta duración. Las mismas causas producían los mismos efectos. Habiéndose dado en este intermedio "relámpago" alguna que otra baja voluntaria, el nuevo Presidente presentaba

Vocales:

Presidente Secretario Tesorero Archivero

D D D D D D. D.

José Almarche Alapont Antonio Claverol Puchalt Vicente Peris Chulvi Antonio Jorge Penella Juan Mar i Albert Pascual Quiles Martínez Filiberto Rodrigo Hernández

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también su dimisión en Junta General de 21 de diciembre, procediéndose ipso jacto a nueva elección, en vir tud de la cual, el con anterioridad dimitido Presidente don Juan Mari Albert reasumía otra vez la Presidencia, retornando asimismo la Secretaría a manos de don José Almarche Alapont.

Era ya en 1936. España se encontraba inmersa en un malestar y un desequi­librio político-social sin precedentes. Aires de tragedia se mascaban en todo el ambiente del solar patrio. No obstante, en 28 de febrero firmaba E L E M ­PASTRE un contrato con don Rafael Dutrús (Llapisera) para cuarenta funcio­nes. Y el 15 de marzo iniciaba la temporada en la plaza de toros de Valencia, siguiendo después en distintas capitales de provincia con éxitos rotundos. Pero a mediados de julio los contratos hubieron necesariamente de suspenderse. La paz habíase eclipsado en los horizontes de España. Con el Movimiento Nacional, el espectro de la guerra civil habíase abocado al amplio balconaje de nuestra Patria, cabalgando en todas direcciones...

Todavía nuestra Agrupación musical acordaba en Junta General de 2 de septiembre el ingreso en la Federación Regional de Espectáculos Públicos, salvada siempre su autonomía y especial característica. Y aun era admitida después en la Unión Valenciana de Artistas Teatrales. Incluso llegó a actuar la Banda varias veces, desde septiembre a diciembre, en la plaza de toros de Valencia, y aun a tomar parte, el 27 de este último mes, en un Concurso de Bandas Cómicas. Y el 18 de enero del siguiente año 1937 reuníase la Agru­pación en Junta General para renovación de algunos cargos.

Esta fue ya la última Junta General. ¿Cuándo volvería a reunirse la siguiente...?

E l interrogante quedaba fluctuando sobre las cabezas de todos y sobre el suelo ensangrentado de la Patria. Y ahogado por el estruendo de una guerra civil incierta y despiadada...

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C A P I T U L O X V I I I

Rutas y aires nacionales

Estamos en los primeros meses de 1939. Tres años han pasado ya. Tres años largos, urentes, como el dolor de la gran tragedia, amasada con sangre de héroes y de inocentes y con ruinas calcinadas. Con las banderas victoriosas retorna a España la paz. Una paz forjada en las trincheras de combate con el sacrificio de los mejores. Y con la paz, España resurge, dispuesta a reencon­trarse a sí misma y a reconstruirse entre las ruinas informes de sus ciudades y el afán de sus altos destinos.

Poco a poco, la normalidad, en su doble aspecto familiar y social, iba abriéndose camino con las dificultades consiguientes, pero con pie firme y seguro, después de la gran hecatombe. No nos extrañe, pues, que la Agrupa­ción Musical E L EMPASTRE retardara unos meses su funcionamiento como Entidad social. Ello no fue óbice, sin embargo, para su reorganización profe­sional, que relativamente llevóse a cabo prontamente y sin grandes impedi­mentos. Empezóse por reanudar el contrato firmado en 1936 con don Rafael Dutrús (Llapisera) y que había tenido que suspenderse en circunstancias tan luctuosas. Y el día 14 de mayo del mismo Año de la Victoria, con la actuación brillantísima en la plaza de toros de Valencia, reemprendía E L EMPASTRE su itinerario por toda la geografía española.

Hasta cerrarse el año, las actuaciones en las principales ciudades, todas ellas triunfales, habían sumado más de medio centenar. Sin contar, desde luego, con los actos extraordinarios, como, por ejemplo, su participación en sendos concursos de Bandas Cómicas celebrados en el coso taurino de la ciudad del Turia, en septiembre y noviembre, con triunfo rotundo, especial­mente en competición con la Banda "Los Calderones"; su intervención en el Festival benéfico "pro Comedores de Auxilio Social", y su formidable concierto el 7 de diciembre en el grandioso acto celebrado también en la plaza de toros valenciana, en honor del glorioso Ejército, previa la amable invitación del laureado general Aranda.

Entrado el año 1940, nuestra Agrupación musical firma un nuevo contrato para cincuenta actuaciones con don Francisco Santos (Muletazos), de Zara­goza, apoderado general de'Pablo Celis ("El Bombero Torero"). El espectáculo

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se amplía con la intervención de artistas de "varietés" y acompañamiento <le orquestina, nutrida por la misma Banda. La primera presentación se da el 2 de mayo en la plaza de toros de Zaragoza. Y con ella, cuarenta y nueve más en otras tantas ciudades del territorio nacional, y con éxitos siempre formidables. Cinco de las últimas actuaciones se dieron en la elegante pista del "Circo Barcelonés", de la Ciudad Condal, cerrándose el 1 de diciembre. Y al día siguiente, estando aún en Barcelona, la gran familia de E L EMPAS­TRE siente de súbito un desgarrón profundo causado por la muerte impre­vista de uno de los más queridos amigos y camaradas. Un ataque cardíaco había roto en pocos segundos la vida de Valeriano Rodrigo Alarcón, el célebre bombista. ¡Quién le hubiera dicho, cuando estaba actuando el día anterior en el "Circo Barcelonés", que veinticuatro horas después habrían terminado para él toda clase de contratos y compromisos...! Había emprendido él solo el viaje hacia la eternidad. Ese viaje que nunca tiene ya su retorno...

Todavía nuestros músicos, afectados como estaban por el tristísimo e ines­perado desenlace, se ven obligados a cumplir el compromiso del contrato actuando en cuatro ciudades más. Y terminado el espectáculo el 8 del mismo mes de diciembre en el teatro Municipal de Gerona, retornaban a sus hogares llevando todavía en sus almas la dolorosa fisura del hermano desaparecido.

Sin embargo, este año que acababa de cerrarse tenía para E L EMPASTRE una significación singular. Si alguien hubiera estado atento a las estadísticas, habríase percatado de que en este mismo año 1940 se cumplían veinticinco años exactos de la fundación de E L EMPASTRE; cuando en aquel atardecer agosteño de 1915 surgía a la vida en el Carrer del Peix eatarrojense, la Agru­pación musical que años después pasearía por el mundo su fama y su gloria; cuando en ese mismo agosto recibiera en el Perelló el espaldarazo del genial musicólogo valenciano maestro Serrano. Los años jubilares se señalan siempre por la fecha del nacimiento. Nunca por los acontecimientos o refren­dos oficiales que sobrevengan después. Este año, quiérase o no, era el exacto año jubilar de E L EMPASTRE. Auténticas "Bodas de Plata" por sus veinti­cinco años de vida, j Lástima grande que no se solemnizaran, como correspon­día a una Agrupación de fama internacional...!

Año 1941. Uno más en la ya pletórica vida de nuestro EMPASTRE. Las primicias de este año no son, por cierto, de euforia en la entrañable familia de la Agrupación. Un gran vacío se produce afectando a toda la comunidad. El 12 de enero fallecía en Valencia su representante general, el por tantos títulos benemérito don Vicente Fuster Ballester, el gran admirador y brazo derecho de E L EMPASTRE desde su mismo debut en el año 1925 y en el escenario del teatro Ruzafa de Valencia. Otra nueva fisura dolorosa que se abría, y un nuevo problema que se planteaba, no ciertamente fácil de resol­ver: la sustitución del malogrado señor Fuster (27).

(27) Era muy lógico y humano que nuestra Agrupación respondiera, como asi se hizo, de los gastos ocasionados por el sepelio y funerales de su querido Representante, que i m ­portaron la cantidad de ciento quince pesetas con cuarenta céntimos. Además del donativo de cien pesetas entregado a la señora viuda del finado.

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En primera providencia fue la designación de un representante provisional que ultimara los detalles y condiciones del oportuno contrato de temporada; siendo elegido por unanimidad don José Almarche Alapont, eatarrojense cien por cien y uno de los músicos fundadores de la Agrupación. Y el 20.de febrero firmábase el contrato para cincuenta actuaciones con la misma Empresa del año anterior, es decir, con el apoderado general de Pablo Celis ("El Bombero Torero"), don Francisco Santos (Muletazos); organizándose el espectáculo a base de la Banda, "charlots" y un novillero, e iniciándose las actuaciones el 11 de mayo en la plaza de toros de Zaragoza.

No es posible, dados los prudenciales límites de nuestra obra, que poda­mos dar siquiera somera referencia de las distintas intervenciones de nuestra famosa Banda en las más diversas ciudades dentro del territorio nacional, a lo largo de esta temporada, a la que, por cierto, no pudo darse cima por incumplimiento de contrato por parte de la Empresa, siendo ello, por tanto, ocasión de no pocas fricciones y contrariedades. Si, prescindiendo de la valía profesional de nuestra incomparable Agrupación, hay algo en ella que nos admira y nos cautiva, es la formidable constancia de estos insignes catarro-jenses ante cualquier eventual contratiempo producido —los ha habido muy serios— al correr de todos sus itinerarios. "La constancia —ha escrito un pen­sador contemporáneo— ; es una fuerza débil que se agranda. Los mágicos pala­cios de estalactitas demuestran lo que puede la constancia de una gota de agua a través de los siglos." Nosotros diríamos que la constancia es la vir tud de la naturaleza. Y así se explica la reacción admirable de los profesores de E L EMPASTRE ante los grandes baches que se han cruzado en su camino. Como también queremos destacar su probada hidalguía y el gran cúmulo de sus altos valores morales. Quizá alguien crea que escribimos así movidos por nuestra gran admiración y simpatía hacia esta Agrupación sin par, o tal vez impulsados por un sinuoso espíritu de adulación. No. Precisamente, si hay algo que nos repugne en esta sociedad humana en la que nos puso Dios, son las personas aduladoras. Nosotros no servimos para eso. Como historiado­res sinceros y honrados, queremos presentar los hechos tal como son. Aunque en ocasiones hubiera de dolemos. Lo que seguidamente vamos a comentar, sin embargo, no nos puede doler nunca. Antes al contrario. Nos honra y nos admira. Algo que merece párrafo aparte.

Era a principios de temporada. Los músicos catarrojenses estaban empla­zados para actuar en la plaza de toros de Bilbao. Terminado el espectáculo con el éxito acostumbrado, alguien insinuó que no muy lejos, a unos treinta kilómetros de distancia de la ciudad bilbaína, funcionaba un orfanotrofio, el "Sanatorio Gorliz", para niños tarados y enfermos. Nuestros hombres no necesitaron más. La idea fue espontánea y colectiva:

—¿Por qué no vamos a darles —se di jeron— un poco de alegría a esos pobres niños?

Y al día siguiente, sin contar con que veinticuatro horas después habían de estar actuando ya en la ciudad de Burgos, desplazábanse al Sanatorio con los "charlots". Para inyectar en aquellas tristes y desgraciadas criaturas un

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poco de ilusión, de esperanza y de vida. Para nosotros, este rasgo espontáneo, este pensat i jet, desinteresado, generoso, tuvo más valor moral que todos los triunfos conquistados a través de la ya larga vida de E L EMPASTRE.

Para que la Agrupación musical eatarrojense pudiera de nuevo gozar de su propia vida como Entidad social y jurídica dentro de la legislación vigente como consecuencia del glorioso Movimiento Nacional, era indispensable el reconocimiento y licencia oportunos por parte de la autoridad gubernativa competente. A ella habíanse dirigido confiadamente a su debido tiempo los antiguos componentes de E L EMPASTRE, acompañando la correspondiente documentación que se exigía. Y en sesión del 25 de octubre de este mismo año 1941, don Juan Mari Albert, en funciones de Presidente, daba cuenta del siguiente comunicado recibido, firmado por el Excmo. Gobernador Civi l de la Provincia:

"Visto el expediente instruido en este Gobierno, en virtud de la instancia formulada por el Presidente de la Sociedad titulada Agrupación Musical E L EMPASTRE, con domi­cilio en esa localidad, por la que acompaña los documentos exigidos en el artículo 4.° del Decreto de 25 de enero último, al objeto de poder reanudar sus actividades. Y tenien­do en cuenta la finalidad que persigue dicha Asociación, he acordado, en uso de las lacultades que me han sido conferidas por el Ministerio de la Gobernación, autorizar su funcionamiento con sujeción a lo siguiente: Quedan en suspenso los artículos del Kcglamento por que se rige dicha Sociedad, que confieran a sus juntas generales faculta­des de órgano supremo de gobierno, y particularmente, en lo que se refiera a la elección de cargos de dirección, administración o representación. E l nombramiento de sus Juntas Directivas y demás cargos de dirección, administración o representación será de libre y directa designación por este Gobierno Civil, bien sea aprobando o rectificando las pro­puestas en la forma que se crea más conveniente. Lo^digo a usted para su conocimiento, el de los interesados y demás efectos, significándole que la Junta Directiva propuesta en el citado expediente, regirá dicha Sociedad por todo lo que resta de año, sometiéndose en lo sucesivo a lo ordenado anteriormente. Dios guarde a usted muchos años. Valencia, a 22 de octubre de 1941. E l Gobernador Civil. Planas. Rubricado."

En virtud de dicho comunicado, reanudóse el funcionamiento legal de la Agrupación bajo el gobierno provisional de la Junta Directiva elegida en 1936, y cuya constitución dábamos en el capítulo anterior; la cual elevaba en su día al Gobierno Civi l propuesta de la siguiente Directiva:

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Presidente Vice Secretario Vice

D. D. D. D D D D.

Alberto Muñoz Daroqui Juan Gimeno Borja Pedro Valles García Francisco Jorge Pascual Vicente Peris Chulvi Juan Mari Albert Eugenio Raga Hervás

Tesoreros Vocales:

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No se hizo esperar la contestación de la autoridad gubernativa, y en sesión celebrada el 12 de febrero del siguiente año 1942, dábase cuenta del siguiente comunicado recibido:

"Visto el escrito que por conducto de esa Alcaldía dirige a este Gobierno el Presiden­te de la Sociedad Agrupación Musical E L EMPASTRE, sometiendo a mi aprobación la Junta Directiva de la misma, he de significarle que dicha Sociedad deberá atenerse a lo dispuesto en la Circular de este Gobierno sobre renovación de cargos directivos de fecha 24 de diciembre último, publicada en el "Boletín Oficial de la Provincia" del día 27 del mismo mes. Lo digo a usted para su conocimiento, el de los interesados y demás efectos."

En consecuencia, la Junta Directiva propuesta quedaba sin efecto, conti­nuando, por tanto, la anterior, con la sola sustitución de los cargos de Vicepre­sidente y Vocal segundo, ya qué habían sido vacantes naturales.

Mientras tanto y como resultado de algunas bajas producidas en la .Banda con anterioridad, fue necesario proceder a un reajuste de la misma, a base, desde luego, del examen y aceptación de las distintas solicitudes presentadas, quedando constituida así:

Con este nuevo reajuste de la Banda y de acuerdo con el contrato firmado el 25 de enero anterior con el empresario don Rafael Dutrús (Llapisera), para veinticinco actuaciones en plazas de toros, dentro del año en curso 1942, aun­que con la condición impuesta por nuestra Agrupación de no tomar parte en

Bajo o tuba Idem Trombón Idem Idem Trompeta Idem solista Idem Fliscorno Idem Saxofón tenor Idem alto Idem i d . Requinto Clarinete Idem Idem

Timbal

Director Bombo Platillos

Representante

Caja-redoblante

José Almarche Alapont Alberto Muñoz Daroqui Antonio Claverol Puchalt Francisco Jorge Pascual Vicente Peris Chulvi Julio Estivalis Burguet Antonio Raga Rosaleñ Bautista Guil lem Villagrasa Carmelo Baixauli Ros Francisco Tarazona Arques Melchor Ibáñez Machancoses Pascual Quiles Martínez Vicente Prats Tarazona Eugenio Raga Hervás Juan Gimeno Borja Vicente Morató Cebriá Antonio Hervás Alfonso Agustín Jorge Requena Juan José Claverol Puchalt Juan Mari Albert Francisco Morató Cebriá Pedro Valles García Agustín Jorge Pascual

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espectáculo alguno en que actuara Pablo Celis ("El Bombero Torero"), mien-I ras éste no cancelara la deuda que tenía contraída con la misma, iniciaba E L EMPASTRE la temporada el 15 de marzo, en la plaza de toros de Castellón, l>ara actuar seguidamente, durante tres días consecutivos, con ocasión de las Fallas de Valencia (Falla de la Plaza del Mercado), y continuar después su lournée por distintas capitales españolas, siempre con triunfos resonantes.

Terminado el contrato anterior en 1 de octubre, con la actuación en la plaza de toros de Corella, ciudad de Navarra, firmábase dos días después un nuevo contrato con la acreditada Empresa "Circuitos Carcellé", para la actuación de la Banda durante quince días en el Circo Price, de Madrid, que ya tan bien conocían nuestros músicos. Y fue el éxito tan formidable, y tan grande el entusiasmo de los madrileños, que viéronse aquéllos obligados a prorrogar un par de días más los conciertos.

Así quedaba cerrada la temporada laboral del año; paréntesis que fue aprovechado para regularizar los asuntos internos de la Agrupación. Y en sesión del 16 de noviembre, entre otros acuerdos, ratificábase oficialmente el nombramiento de don José Almarche Alapont como representante general o apoderado, con todos los derechos, facultades y obligaciones inherentes a cargo de tanta responsabilidad. El tiempo daría fe de que este refrendo no había sido desacertado.

Durante los años 1943 y 1944 continúa E L EMPASTRE sus contratos con don Rafael Dutrús (Llapisera), recorriendo por enésima vez la geografía hispá­nica en todos sus puntos cardinales y superándose cada vez más a juzgar por el creciente entusiasmo de los públicos, sin más incidencias que la triste y lamentable de la trágica muerte del torero cómico Juan Hurtado (Pampli­nas), duTante lá actuación del 9 de mayo de 1943 en la plaza de toros de Valencia. Poco tiempo después y como correspondía al carácter de hermandad de la Agrupación, celebrábase un concierto en el mismo coso taurino valen­ciano a beneficio de los familiares del malogrado torero. Y el 17 de diciembre de ese mismo año, dábase también otra audición en homenaje-beneficio de los intrépidos voluntarios de la famosa y heroica "División A z u l " .

En cuanto a la vida social y económico-administrativa de nuestra Agrupa­ción musical, no dejan de ser interesantes algunos acuerdos tomados durante el predicho año 1943. Así, por ejemplo, en sesión celebrada el 11 de enero, acordábase lo siguiente, según consta en el Libro de Actas correspondientes: "Todos y cada uno de los señores socios quedan obligados a entregar en el local social todas las prendas declaradas de uso de la Banda, cuando por cualquier motivo dejasen de pertenecer a esta Agrupación. E l interesado reci­birá el importe de las mismas, pero sufriendo un menosprecio por el uso o deterioro de las mismas y a juicio de la Junta Directiva." Este prudente acuer­do nos revela una vez más el carácter comunitario que ya desde los mismos tiempos fundacionales se observaba en la Agrupación; y al mismo tiempo nos confirma lo que ya la experiencia nos había enseñado en consonancia con el antiguo refrán valenciano; que E L EMPASTRE "sabía molt be nadar i guar­dar la roba..."

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Asimismo, en sesión del 8 de febrero, tomábase el acuerdo de proponer para su aprobación al Excmo. Gobernador de la Provincia, " . . . la misma Junta Directiva —-son palabras textuales del Libro de Actas— que viene actuando y que en su día fue aprobada por la citada primera autoridad civi l provin­c ia l . . . " , y cuya constitución conocen ya nuestros lectores. Y finalmente, en sesión del 7 de junio, proponíase y se acordaba por unanimidad: ". . .que se obsequie a la Sociedad Benéfica "Guzmanes", de Alcoy, con una fotografía de la Banda, en prueba de agradecimiento por las constantes muestras de simpatía con que ésta es acogida en cuantas ocasiones visita la citada pobla­ción...". Siempre la gratitud será patrimonio de espíritus abiertos y escogidos.

o o •

Era ya tiempo y también por muchas razones conveniente, que E L E M ­PASTRE tomara la decisión de desenvolverse autónomamente, sin verse supeditado a una sola Empresa con más o menos sentido de la responsabilidad. Y efectivamente, a principios de 1945 procedía a la organización por sí mismo de un espectáculo completo, facultando a su apoderado general para contratar los artistas necesarios. Las gestiones del señor Almarche en la capital de España no fueron baldías. Y para iniciación de temporada, la cuadrilla de toreros cómicos quedaba formada así:

Carmelo Tusquellas Gabriel Martínez (Caravaca) José Martínez (Martinetes) José Valera (Alpargatero) Antonio Ruiz (Pachón) Juan Pascual (Valenciano), mozo de estoques

A l mismo tiempo y en evitación de desplazamientos para el convenio con distintas Empresas, acordóse la designación de un representante en Madrid, que en principio recayó en la persona de don Pedro Aviles (Recorte), con domicilio en Ronda de Segovia, 18, y cuyos primeros contactos con los empre­sarios don Eduardo Pagés y don Pedro Balanyá, fueron altamente satisfac­torios.

.Con este remozado equipo de presuntos triunfadores abría E L EMPASTRE, su temporada el día primero de junio, en la plaza de toros de Cáceres, la ciudad extremeña, todo empaque, sembrada de palacios medievales y cuna de conquistadores, para cerrarla en la Plaza Mayor de Cheste (Valencia), el 19 de octubre, después de haber presentado el espectáculo con éxitos arroíla-dores en más de cuarenta ciudades españolas. Temporada que se registraría con idénticos triunfos en el año 1946, dentro siempre del territorio nacional, con cuarenta y cuatro actuaciones exactas.

De ambas temporadas hemos de destacar algunas notas cuyas circunstan­cias no están exentas de interés para nuestra historia. Es en primer lugar la

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reñida competición que hubo de sostener como espectáculo E L EMPASTRE durante dos jornadas consecutivas —23 y 24 de junio de 1945—, en la plaza de toros de Barcelona, con los espectáculos " E l Embrujo y Llapisera" y "Los Calderones". N i qué decir tiene que nuestra Agrupación se llevó la palma conquistando sendos triunfos, y tan aplastantes, que hubieron de ser noble­mente reconocidos por los competidores. Tampoco, por otra parte, faltaron contrariedades que, en parte, fueron superándose gracias a Dios y a la admi­rable entereza de cuantos componían la Entidad musical. Contrariedad fue y de no poca monta, cuando, dispuesta y contratada la cuadrilla de toreros cómicos para la temporada de 1946, uno de éstos, Francisco Rodríguez Arévalo (Arévalo en Cantinflas), sin motivos justificados, intentó rescindir el compro­miso, como de hecho lo rescindió con su ausencia personal en el espectáculo que se daba el 17 de marzo en Barcelona. Naturalmente entablóse el litigio correspondiente, en el que hubieron de intervenir los Sindicatos del Espec­táculo de Madrid y Valencia; litigio que duró varios meses, y que por f in , "después de infinidad de discusiones —son palabras tomadas del "Diar io" de nuestro apoderado—, conferencias, telegramas, careos y otros, Arévalo toma su domicilio en Catarroja, donde se firma un contrato para tres años...".

Pero este tipo de contrariedades, no solamente eran incapaces de minimi­zar el fervoroso entusiasmo de los profesores catarrojenses, sino que tampoco lucran óbice para que, como era tradicional, se reunieran en fraternal y eufó­rico ágape en el Perelló o en el Perellonet cada temporada, para saborear el exquisito all i pebre y la suculentísima "paella". Era la justa compensación, aunque mínima, de ciertas "pegas" y hosquedades que necesariamente se producían a lo largo de tantas horas de trabajo, esfuerzos y privaciones...

Durante el trienio 1947-49, E L EMPASTRE continúa con la presentación de su espectáculo propio, renovando anualmente sus equipos de toreros cómi­cos y recorriendo diversas ciudades de España, dejando en todas partes una estela de simpatía y admiración y recogiendo siempre oleadas de entusiasmo y ovaciones.

En el transcurso de estas temporadas interesa destacar la brillantísima actuación de nuestra Banda —años 1948 y 1949—, durante tres días consecu­tivos, en Valencia, con ocasión de las famosas y tradicionales "Fallas", en pleno mes de marzo. La Comisión de la Falla del Oliveral quiso en estos años "echar el gato por la ventana", comprometiéndose con E L EMPASTRE. Quien no haya tenido la suerte de presenciar estos inigualables festejos, tan artísticos y tan populares, desconoce en absoluto el quehacer ímprobo y agotador de cualquier Banda de música contratada. Nos permitimos señalar el horario de actuación diaria de nuestra Agrupación: A l amanecer, "Diana"; a las 12, "Pasacalle"; por la tarde, a las seis, "Música de baile" hasta el anoche­cer. Y después de la cena, "Concierto" hasta ya entrada la madrugada. Cuen­ten si pueden nuestros lectores las horas que quedarían hábiles a nuestros músicos para el descanso. Y durante estas contadísimas horas, el "gran con­cierto" de petardos, tracas y cohetaes...

También en 5 de junio de 1948 ofrecía nuestra Banda un brillante concierto

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de su selectísimo repertorio, previa invitación del ilustre Ayuntamiento de Alcira (Valencia), en la emisora radiofónica "Radio Alcira". Bellísima ciudad ésta, la antigua Algezira, ceñida por las aguas del río Júcar y envuelta por un frondosísimo bosque de naranjales, fuente de prosperidad y riqueza... E l 9 de julio del siguiente año 1949 competía "mano a mano" con el espec­táculo "Carrusel 1949", en la plaza de toros de Barcelona, con un triunfo apoteósico. Y el 3 de septiembre de este mismo año ofrecía un estupendo concierto en la calle Valladolid, de Barcelona, en obsequio a don Pedro Balanyá, catalán ilustre y por tantos títulos benemérito para E L EMPASTRE.

La actividad de gobierno interior de la Agrupación durante estos tres años fue al ritmo de las exigencias. Renovación de tres Juntas Directivas con otros tantos Presidentes, don Francisco Jorge Pascual, don Pedro Valles García y don Eugenio Raga Hervás; acuerdo en sesión de 2 de febrero de 1947, de que todo componente de la Agrupación se obligue a dejar en depósito la cantidad de cinco mi l pesetas, "para atender las necesidades de la misma", etc. Y como final del capítulo, una nota interesantísima —así la juzgamos nosotros—, que revela el alto sentido moral de E L EMPASTRE y que encontramos invaria­blemente en los Libros de Actas al cerrar cada temporada laboral. Vaya un botón de muestra, el de la sesión de 30 de septiembre de 1948: " . . . y dar gracias a Dios por haberse desarrollado felizmente todo el tiempo que ha durado el viaje. . ." .

Con hombres de este temple, comprendemos perfectamente la profunda admiración que el mundo entero, sin distinción de clases ni idearios, siente desde años y años por nuestro laureado EMPASTRE.

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C A P I T U L O X I X

Etapas de un periplo singular

La ruta profesional de la Agrupación Musical E L EMPASTRE iba ensan­chando su radio cada vez más. Desde aquellos primeros pasos, todavía incier­tos, de los años quince, por los estrechos límites de la propia cuna, la siempre hidalga vi l la de Catarroja, en la exhuberante huerta valenciana, hasta el año que estamos historiando 1950, sus itinerarios se han multiplicado soprenden-temente. Treinta y cinco años de triunfos ininterrumpidos (salvo el período de la Cruzada de Liberación), cruzando como primicias halagadoras la geo­grafía patria en todas sus d i recc iones . f ranqueando después las cumbres pirenaicas hasta llegar al corazón mismo de Francia...; ponteando los mares como en afanes de conquista del nuevo continente..., y retornando siempre a la casa solariega, coronada de éxitos y de trofeos.

Quedaba un punto en la península ibérica cerrado todavía a la expansión formidable de E L EMPASTRE. La frontera lusitana. Esa línea geográfica que cortaba las tierras portuguesas cara siempre al Atlántico; aquellas tierras viriles que siendo en sus comienzos un condado tributario de Castilla, forma­ron parte más tarde, con orgullo, en tiempos del gran rey Felipe I I , del esplen­doroso Imperio español. Por eso fue un día de gran y emotiva satisfacción para nuestra Agrupación musical, cuando en 7 de enero del año en curso 1950 recibiera la noticia de que acababa de firmarse el contrato para actuar en el "Gran Coliseu" de Oporto, ciudad ilustre y floreciente de la nación hermana.

Antes, sin embargo, estaba emplazado E L EMPASTRE para el "Circo Price" de la capital de España, en vir tud de contrato, firmado con el dinámico don Juan Carcellé. No era la primera vez ni la segunda, como recordarán nuestros amables lectores, que se presentaba en la pista del famoso Circo. Y durante doce días continuados, del 15 al 26 de febrero, los profesores cata-rrojenses se llevaron de cabeza, como siempre, al castizo público madrileño, cada vez más entusiasmado.

Con la ilusión que da siempre lo nuevo y desconocido, E L EMPASTRE en pleno, excepto los jóvenes músicos Juan Mari Asins y Manuel Cátala Ferrer, que estaban encuadrados en el servicio militar, hallábase ya el 8 de marzo en Vilar Formoso, ciudad fronteriza de Portugal. Aquí esperaba el empre-

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sano don Luis Corzana, quien hizo entrega a nuestra Agrupación de un anti­cipo de dos mi l escudos, que hubo necesidad de canjear en el mercado negro en la proporción del 56 por 100 con relación a la moneda española. Y el 10, después de cruzar transversalmente todo el territorio lusitano, llegábase a Oporto, junto a las mismas orillas del Atlántico, para debutar en el mencio­nado "Gran Coliseu do Porto".

Fueron dieciocho días consecutivos de actuación en la deslumbrante pista del Gran Coliseo, formando programa con una selecta compañía circense. Nunca los portugueses habían tenido ocasión de presenciar el espectáculo dé E L EMPASTRE, ni de admirar su tan famosa técnica musical. No fueron de extrañar, por tanto, las ruidosas manifestaciones de un entusiasmo sin prece­dentes, las ovaciones continuadas y los comentarios de admiración y simpatía a la terminación de los programas, que culminaron con la apoteósica despe­dida-homenaje a nuestra Banda el 27 del mismo marzo, en que la Empresa del Circo hacíale obsequio de una preciosa bandeja de plata, con la siguiente inscripción:

"COLISEU DO PORTO" — L A EMPRESA S. A. R. L . A E L EMPASTRE

MARZO 1950.

Y como en todas las latitudes, nuestros músicos dedicáronse en sus ratos libres a la visita turística de esta magníiica y populosa ciudad de Oporto, asen­tada en la misma desembocadura del Duero, con su importante y activísimo puerto marítimo. Como también tuvieron ocasión de degustar el bouquet de sus exquisitos y deliciosos vinos de fama internacional. Necesariamente hubieron de experimentar —como todo turista que visita Oporto por primera vez— esa doble impresión de un ambiente y una vida hondamente tradicio­nales, contrastando con una ola de modernismo reflejada en las suntuosas y nuevas edificaciones y el progresivo ritmo de vida. Encantadora y monu­mental ciudad, la segunda en importancia del país lusitano, con la grandiosi­dad de sus templos, como la Catedral románica y claustro gótico; la iglesia ojival de San Francisco, cuyos muros y columnata se ven riquísima y total­mente decorados en láminas de madera repujada y dorada; el vetusto monaste­rio de "Lega do Bailio". . . ; con sus palacios y museos como el "Nacional de Soares dos Reis", que atesora valiosas colecciones de pintura, escultura, cerá­mica, numismática... Y todo ello enmarcado por la bellísima y romántica poesía de sus paisajes incomparables...

A principios de abril había retornado ya nuestra Agrupación musical a su hogar patrio, y habiéndose procedido a un nuevo reajuste de equipo de toreros cómicos, reemprendióse el itinerario profesional por distintas poblaciones espa­ñolas y francesas, entre éstas últimas Nimes, Beziers, Marsella..., cerrándose la temporada de este año a principios de octubre con la "paella" y all i pebre de ritual en el merendero "E l Sueca" de el Perelló. Días antes —29 de septiembre—, reunida Junta General, entre otros acuerdos, tomábase el si­guiente, siempre elocuente: "Dar gracias a Dios por haberse llegado a feliz

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término la temporada". Y en Junta General del 8 de noviembre procedíase a la renovación reglamentaria de la Directiva, quedando constituida así:

Que los portugueses habían quedado "'chiflados" ya por E L EMPASTRE n a verdad tan grande como una catedral. Prueba de ello es que, entrado el año 1951, firmábase un nuevo contrato con la Empresa del antedicho "Gran Coliseu do Porto" para diecisiete días de actuación consecutivos. Así era co­municado a los componentes en sesión de 7 de enero. Y en la tarde del 31 del mismo mes, tras haber ejecutado un magnífico concierto en los estudios de la Kmisora Radio Nacional de Valencia, a beneficio de la Falla del "So Quelo", y después de haber acordado en Junta Directiva el depurado ensayo del aplaudido truco musical conocido por " E l sombrero" (28), presentábase nueva­mente la Banda en la mencionada pista circense porteña, repitiéndose el programa por la noche. Huelga decir que los llenazos eran siempre imponen-Ies, y el entusiasmo y euforia del público lusitano cada vez más in crescendo. Y era fácil presumir que no había de ser ésta la última vez que los profesores eatarrojenses pisaran tierras portuguesas. E l tiempo sería de ello testigo.

Nueva organización del espectáculo con toreros artistas cómicos ya en I ierras de España, y otra temporada que se abre con la actuación en la plaza de toros de Tortosa el 25 de marzo y que continúa por distintas ciudades españolas y francesas. A los ya conocidos e ingeniosos trucos musicales, habíase incorporado al programa un número sensacional; la parodia del por entonces lamoso doctor Frankestein, y que fue aceptada por los públicos con extra­ordinario entusiasmo y jolgorio (29).

(28) Se trata de un número musical muy dinámico e ingenioso y de enorme éxito. De-niminado número de músicos llevan montada en la copa del sombrero y de manera invisible niui madera de xilofón previamente afinada, mientras que otros, provistos de sus correspondien­tes palitroques, van golpeando a su tiempo la copa de los sombreros, produciéndose el frag­mento musical deseado.

(29) Se basa esta parodia en la película cinematográfica del mismo título; y representa un monstruo Inanimado al que hay que dar vida, puesto sobre una mesa de operaciones en ••l centro de la plaza. No lejos se ha instalado un aparato de administrar oxígeno. Sale la riii'rrmera con el maletín del instrumental clínico (serrucho, llave maestra, martillo, jerin­ga, etc.), todo ello de tamaño descomunal. Seguidamente sale el doctor. Y empieza la inter­vención con las más excéntricas maniobras. A medida que va apretando las tuercas de las minios del monstruo, éste levanta la pierna, y al aflojarlas, la baja, pillando la cabeza de Ib enfermera que se había Inclinado para observar; con la jeringa, inyecta en el cuello y •ale el líquido por el pie; y así sucesivamente en medio de la hilaridad del público. Final­mente aplica el oxígeno al monstruo al tiempo que sale disparado un cohete del Interior del aparato. E l doctor, con los brazos abiertos se dispone a magnetizar al monstruo. Este, s i ­guiendo los mandatos del doctor va levantándose poco a poco hasta quedar plantado en el .uelo, quedando solo en el ruedo esperando que salga el toro para hacerle unos cambios a

• uerpo limpio.

Presidente Vice

D D !> D D D D

Juan Mari Albert Francisco Tarazona Arquez Vicente Olmos Ferriols Facundo Francisco Abad Francisco Mari Albert Pascual Quiles Martínez Juan José Claverol Puchalt

Secretario Vice Depositario Vocal 1.° Vocal 2.°

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A mediados de julio, E L EMPASTRE, tras una minuciosa preparación des los "trucos" a desarrollar, cruzaba el Estrecho de Gibraltar a bordo de la motonave "Victoria". Poco a poco, a medida que se navegaba, iba desdibu­jándose en el horizonte la imponente silueta del Peñón, ese pedazo de tierra española, todavía en manos mercenarias desde hace dos siglos y medio bien cumplidos, por obra y gracia de un apremiante "tratado", y que continúa siendo como una espina lacerante clavada en el corazón de la Patria... A medi­da que el transbordador avanzaba, parecía i r surgiendo de las aguas allá en la lejanía, como nueva Afrodita, la esbelta figura de una mágica ciudad, con sus torres y minaretes, en cuyas cúpulas se reflejaban como en oro bruñido los rayos de un sol cegador... ¡Ceuta...! La hermosa novia del Estrecho, la antigua "Septa", con sus antiguas murallas y sus modernísimas edificaciones y su magnífico puerto, entrada natural hacia territorio marroquí... La ciudad fuerte, luminosa, bordada de mitológicas leyendas, de gloriosa historia épica, y desde varias centurias soberanía de España...

Era precisamente el 18 del citado mes de julio. ¡Día de la Fiesta Nacional! Los profesores de E L EMPASTRE están actuando formidablemente en la plaza de toros, con los tendidos llenos a rebosar de un público expectante que ha sido cautivado desde los primeros momentos por la comicidad y maes­tría desbordantes... Ovaciones, aplausos, oles..., cuyos ecos van a perderse en la inmensidad del Mare Nostrum...

A l día siguiente, antes de partir, todavía nuestros músicos tendrán ocasión de admirar la gran Plaza de Africa, con su monumento central erigido en honor de los héroes de la guerra del 59-60 del pasado siglo, y el Santuario de la Virgen de Africa, patrona de Ceuta, y los magníficos pinares del Monte Hacho, donde se levanta el severo monumento que recuerda el paso del "Convoy de la Victoria", en 7 de agosto de 1936..., y la famosa "Gruta de Calipso", en las mismas faldas del monte "Sidi Musa", cantada por Homero en su "Odisea".

Unos días más y la Agrupación musical eatarrojense, adentrándose en tie­rras marroquíes, se encuentra actuando en la plaza de toros de Tánger, la maravillosa ciudad internacional, por entonces con su atractivo puerto franco, y su playa magnífica, centro importante turístico y comercial. Y como en Europa y América, también aquí derramando la sal de su comicidad y la exquisitez de su arte inimitables y cosechando laureles y triunfos para ofre­cerlos sin reservas a los pies de la Patria idolatrada.

Después, otra vez España y otra vez Francia en itinerario siempre contra reloj, hasta el 11 de noviembre, cierre de temporada, con la actuación en la plaza de toros de Perpiñán. Días después procedíase en Junta General a la renovación reglamentaria de la Directiva y en votación secreta, con el resul­tado siguiente:

Presidente Vice Secretario Vice

D. Pedro Valles García D. Alberto Muñoz Daroqui D. Facundo Francisco Abad D. Pascual Quiles Martínez

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Depositario D. Francisco Mari Albert Vocal 1.° D. Francisco Tarazona Arquez Vocal 2.° D. Francisco Morató Cebriá

o o a

Año 1952. Una hoja más en el Calendario internacional de E L EMPASTRE. La plantilla de toreros cómicos queda seleccionada así:

Felipe Sanz (Tío Caracas) Rafael García (El Hombre de Piedra) Rafael Pascual (Don Aurelio) Alfonso López (Dandy)

Y se abre la temporada con la presentación del espectáculo en la plaza de loros de Castellón de la Plana, el 18 de marzo, con ocasión de las tradicio­nales Fiestas de la Magdalena, todas empaque, luz y colorido, con la deslum-Inante policromía de sus famosas gaiates... Y la tournée artística prosigue, Salvando las quebraduras pirenaicas, por distintas ciudades de Francia: Arles, Istres, Lunel . . . , retornando de nuevo a España y cruzándola en todas direccio­nes, hasta pontear de nuevo el Estrecho para presentarse por segunda vez ( i i Ceuta, y cerrar el ciclo definitivamente en tierras castellanas con la actua-ción del 12 de octubre en la plaza de toros de Sacedón, vi l la de la provincia de Guadalajara.

Hemos dicho "para cerrar el ciclo definitivamente". Así parecía ser después de las dos jornadas clásicas de expansión en el merendero "Casa Cacau", de el Perellonet. Pero es evidente que los imponderables no cuentan nunca en los proyectos y notas de agendas y calendarios. Y aquí surgió uno de esos imprevistos, que tuvo la virtud de pulverizar las ilusiones de nuestros profe-sores, que habíanse centrado todas en el soñado hogar familiar durante las emotivas fiestas navideñas, y de ensamblar a la vez una temporada con otra. A principios de noviembre, en la Junta Directiva del 5, comunicábase a los componentes de la Agrupación haber sido contratada la Banda, vellis nollis, para actuar en plan de concierto nada menos que veintiún días consecutivos en el "Coliseu dos Recreios" de Lisboa, el famoso centro de audición de los grandes conciertos sinfónicos. Y siguiendo la ruta Madrid-Cáceres-Valencia de Alcántara, nuestros músicos cruzaban de nuevo, el 10 de diciembre, la fron­tera portuguesa, en cuya ciudad fronteriza, Marvao da Beira, recibíase de la Empresa un anticipo de tres mi l escudos.

De los éxitos conseguidos por E L EMPASTRE durante sus distintas actua­ciones en el "Coliseu dos Recreios" y del impacto acusado por los lisboetas en su entusiasmo desbordante, da testimonio un detalle elocuentísimo: la prolongación del contrato hasta el 6 de enero del siguiente año 1953. En resu­men, casi un mes de estancia de los profesores catarrojenses en la capital lusitana.

Y como siempre es verdad aquello de que "no hay mal que para bien no

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venga", la "morriña" de la ausencia hogareña en aquellas entrañables fiestas de Navidad y Año Nuevo vino a ser paliada, en parte, por la atracción turística de esta maravillosa ciudad, que puede competir con ufanía con las más importantes capitales europeas. Asentada a la margen derecha del romántico Tajo, su puerto puede ser considerado como uno de los mejores de Europa. Y nuestros profesores, después de haber cruzado la grandiosa Plaza del Co­mercio, que encentra la airosa estatua ecuestre del rey José, y tras visitar el famoso Castillo de San Jorge y la bellísima Catedral románica (s. xn), con su recoleto claustro gótico, enfilaron la "Rúa Augusta", toda empaque y se­ñorío, hasta desembocar en la Plaza de Pedro IV , encuadrada por el soberbio edificio del Teatro Nacional. Después, deambularon por el típico barrio "D'Alfama" , el más antiguo de la ciudad, donde destaca la luminosidad de la fachada del templo de nuestro compatricio San Vicente... Y más allá, el Museo-Escuela de Artes Decorativas...; y el visitadísimo lugar del nacirniento de San Antonio. . . ; y el Museo de Arte Antiguo, con sus magníficas coleccio­nes de pintura, tapicería, orfebrería y de la tan renombrada cerámica portu­guesa...; y el magnífico monumento en forma de navio dedicado a los "Descu­brimientos".. . ; y la original "Torre de Belém", en cuyo trazado arquitectónico romano-gótico se fundieran la fantasía y el espíritu soñador de Oriente y Occidente...

Tampoco quisieron desaprovechar una ocasión que se les presentaba, quizá única en su vida. Eran tan sólo veinticinco kilómetros de la ciudad. ¿Por qué no hacer un rápido desplazamiento a la cosmopolita playa de Esto-ril . . .? Y, como buenos valencianos, en un pensat i jet, organizaron la excur­sión. Valía la pena. Y fue Queluz, con su Palacio Nacional; y Sintra, con su fastuoso Palacio Real; y el Castillo de la Peña...; y por f in , la incomparable belleza de Estoril, con su extraordinaria red de hoteles, y su "Gran Casino", y la policromía de sus inmensos jardines, y su clima privilegiado que la con­vierte en el centro ideal de atracción invernal. . . Jamás se hubieran perdonado el haber pasado por alto esta excursión maravillosa, feliz e imborrable.. .

Dos notas emotivas hemos de destacar durante la estancia de nuestra Agrupación musical en Lisboa. La primera, simpática y llena de fraternal encanto. E l rasgo espontáneo de un puñado de españoles residentes en dicha ciudad, haciendo obsequio con todo cariño a nuestros compatricios de un artístico y no menos valioso barco de oro que llevaba grabada la siguiente dedicatoria:

" E L C E N T R O ESPAÑOL D E LISBOA A E L EMPASTRE 21 - 12 - 1952."

Y la segunda, como marcado contrapunto, la repentina y grave indisposi­ción del decano y cofundador de E L EMPASTRE Agustín Jorge Requena, que obligó al apoderado señor Almarche a tomarle bajo su inmediato cuidado y trasladarle urgentemente desde Lisboa a Catarroja. Sol y sombra en aquellos simbólicos tendidos del inmenso estadio lisboeta...

Como ya hemos apuntado, el regreso a España de E L EMPASTRE, en

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la misma primera quincena de enero, vino a quedar ensamblado con la ini ciación de la nueva temporada, que se abrió con un reajuste de la Banda ei el mes de febrero y con el orden siguiente:

Apoderado José Almarohe Alapont Director Alberto Muñoz Daroqui Bombo Juan M a n Asins Platillos Manuel Cátala Ferrer Redoblante Vicente Peris Chulvi T imbal Pascual Peris Chulvi Bajo o Tuba Vicente Olmos Ferriols Idem i d . Pascual Peris Albuixech Trombón Francisco Mari Albert Idem Francisco Tarazona Arquez Idem Facundo Francisco Abad Fliscorno Vicente Morató Cebriá Trompeta Augusto Ibáñez Machancoses Idem Eugenio Raga Hervás Idem Pascual Quiles Martínez Saxofón tenor José Brul l Muñoz Idem alto Luis Peiró Sanchis Idem i d . Juan José Claverol Puchalt Requinto Juan Mari Albert Clarinete Francisco Morató Cebriá Idem Pedro Valles García Idem Agustín Jorge Pascual

Con este reajuste y la correspondiente selección de toreros cómicos:

Felipe Sanz Peña (Tío Caracas) Rafael García Pérez (Hombre de Piedra) Juan Llorca Pérez (Poly Torero) y Eduardo Fernández Palacios (Sereno Torero)

la Agrupación musical eatarrojense iniciaba por enésima vez su ya consagrado itinerario artístico por las más diversas ciudades del territorio nacional, pre sentándose en primer lugar, el 4 de mayo, en la plaza de toros de Jerez de la Frontera, y cerrando la temporada el 24 de octubre, precisamente en e coso taurino de la patria chica, la sin par vi l la de Catarroja.

Por cierto que durante este período de tiempo se dieron dos circunstan cias interesantísimas que no sería justo silenciar. La primera es, diríamos de tipo de gobierno y administración interior, reveladora del magnífico y pro­gresivo desenvolvimiento de E L EMPASTRE como entidad artística y social Hasta entonces, una de las grandes molestias e inconvenientes en los múlti pies desplazamientos consistía en la búsqueda —en ocasiones agobiante— 3 contratación de uno de esos vehículos motorizados que normalmente se avie-

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ni'ii —o no se avienen— a la clásica "Ruta Discrecional''; operación no siempre Fácil, pero, eso sí, siempre engorrosa. Pero un día nuestra Agrupación, al f in v al cabo valenciana, y que conocía al dedillo el abundoso Refraner Valencia, recordó aquel antiguo y popular adagio: "Mes val tindre que desitjar". Y sin reparar en sacrificios, y también con maestría —los de E L EMPASTRE son maestros en todo—, llegábase por f in a una vieja aspiración, adquiriendo un llamante autocar para los desplazamientos. Así habíase acordado ya en Direc-h v a del 5 de abril del año anterior. Y el 13 de julio inaugurábase este servicio propio con todos los honores.

La segunda circunstancia es también de carácter, excepcional. Como en • •lias ocasiones, habíase organizado para el 20 de agosto, por la Asociación de la Prensa Valenciana, un Concurso de Bandas cómico-musicales. Invitado EL EMPASTRE a tomar parte en el Concurso —habían sido invitados tam-blén el "Carrusel" de Llapisera y "Los Ases de Galas de Arte"—, y a pesar de sus numerosos compromisos, aceptó caballerosamente. La plaza de toros de Valencia se llenó ese día hasta las banderas. Habíanse agotado las locali­d a d e s , y la expectación del "respetable" era manifiesta. No tardó éste en dar el fallo definitivo, rubricando con sus aplausos y ovaciones la maravillosa actuación de los profesores catarrojenses, que superaba en.mucho a los demás concursantes. Como siempre, E L EMPASTRE triunfaba con todas las de la ley. Y con un triunfo de campeonato. Puesto que, además de conseguir el Primer Premio de interpretación, concedíase también el Primer Premio de dirección a nuestro mago de la batuta, el inimitable Alberto Muñoz.

El trofeo conquistado, una soberbia copa de plata, llevaba la siguiente inscripción:

11 TROFEO COPA D E L A ASOCIACION D E L A PRENSA V A L E N C I A N A \ A MEJOR B A N D A C O M I C O - T A U R I N A - M U S I C A L " E L EMPASTRE", POR SU DESTACADA A C T U A C I O N EN E L CONCURSO D E BANDAS

COMICAS. - 20 AGOSTO 1953 - PLAZA D E TOROS."

Con la tradicional excursión a El Perellonet, a fines de octubre, con un resultante magnífico de casi medio centenar de actuaciones en otros tantos Cosos taurinos, y tras la reglamentaria renovación de la Directiva, dábase el Carpetazo al Calendario laboral del año en curso. Pero este año 53 no quedaría Cerrado definitivamente sin que se produjera un sensible vacío en las herma­nadas filas de E L EMPASTRE. Agustín Jorge Requena, el célebre decano-Inndador, en cuyo hogar acogedor del Carrer del Peix, en pleno corazón del Harria de Peixcadors eatarrojense, surgiera un día pletórica de vida la formi­dable Agrupación musical hacía treinta y ocho años, acaba de morir. Es el 10 de diciembre. Sus "itinerarios" por esos mundos de Dios, formando parte de su gran familia E L EMPASTRE, se han cortado de repente, enfilando "solo" y para siempre el itinerario de la eternidad. Las filigranas de su mágico Saxofón han quedado como ahogadas e inmersas en el misterioso silencio de la muerte. De esa muerte que es la gran sorpresa de la vida. Cuando entramos en la existencia nos imaginamos que vamos a caminar hasta la cima de la edad

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en numerosa compañía. Pero a medida que avanzamos, ya en la mitad del camino, nos vemos envueltos por la soledad. Somos ya como viajeros entris­tecidos. Y a cada paso que damos nos vamos preguntando: ¿Dónde están mis padres..., y mis hermanos..., y mis amigos, aquellos queridos amigos de la infancia...? La muerte implacable se los llevó a todos.

No cabe duda que estas mismas reflexiones irían haciéndose los cofunda-dores y componentes de nuestra Agrupación musical mientras acompañaban los despojos del amigo y hermano Jorge Requena hasta su última morada. Hasta esa morada de la que se ha dicho que es "el campo de la familia", así como la religión es "la patria universal".

E l acto del sepelio, al que asistieron Dutrús (Llapisera), Soliva e innume­rables admiradores, fue una imponente manifestación de duelo por las calles de la vi l la de Catarroja, sobre las que parecía flotar, como flotaban las tristes cadencias de las marchas fúnebres, el espíritu vivificador —arte y maestría— del amigo entrañable y decano-fundador de E L EMPASTRE.

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CAPITULO XX

Rumbo a Hispanoamérica

Y el existir de E L EMPASTRE avanzaba cara al futuro, seguro de sí mismo y abierto siempre a todos los horizontes... Era ya como el fruto espléndido • le un árbol corpulento, cuyo frondoso ramaje proyectábase sobre el Océano en arco gigantesco, como queriendo enlazar dos grandes continentes. Como el resultado maravilloso de una creación auténtica propia, exclusiva, sin par, ((lie surgiendo impoluta de las mismas entrañas de un pentagrama colosal, se derramaba por el mundo en irisaciones espléndidas de arte y de gracejo, de ritmo y armonía y elegancia...

Si como cronistas nuestra misión no es otra que ir reflejando con toda precisión y justeza posibles las facetas que polarizan la vida de esta Agrupa­ción musical singularísima, como catarrojenses y como valencianos no pode­mos menos que sentirnos fuertemente a ella vinculados, participando en cierto modo y con orgullo de sus propias conquistas y de su merecida gloria y siguiéndola siempre fielmente, al menos en espíritu, en sus incesantes correrías por esos mundos de Dios, auténtica embajada de la hidalguía, del genio y del u l e inmortal de España.

Con este arranque de sinceridad nos adentramos en el nuevo año del Calendario laboral de E L EMPASTRE, 1954. Enero nos trae una modalidad n u e v a en la organización del espectáculo, al margen, desde luego, de la tempo-l a i l a . La actuación exclusivamente en los escenarios teatrales en colaboración con un grupo de artistas de "varietés", previa la insistente proposición del agente teatral señor Alcañiz. Una jira que llenó todo febrero por distintas poblaciones, algunas de la provincia de Castellón, como, por ejemplo, Segorbe, en su teatro Serrano. Pero pronto se vio que esta modalidad, aun sin obstacu­l izar la programada presentación en los cosos taurinos, no respondía a la trayectoria marcada años ha por la Agrupación.

La primera actuación de la temporada, después de la obligada contrata­ción de toreros cómicos,

Mario Vivó (El Tío Vivo) José Navarro (Polet en Cantinflas) Francisco Vidal (Don Quien),

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