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Ayabaca Se encuentra ubicada al noreste del departamento de Piura a una altura de 2.175 m.s.n.m. Es ideal para el ecoturismo. Destacan la iglesia Nuestra Señora del Pilar, que alberga la imagen del Señor Cautivo de Ayabaca, cuya fiesta principal se celebra entre el 11 y 15 de octubre. La ciudadela de Aypate, imponente complejo arqueológico ubicado a 32 km de la ciudad de Ayabaca, los petroglifos de Samanga, escritu- ras en diferentes formaciones rocosas a 45 km de Ayabaca, el Valle de Olleros a 20 km de la ciudad, el bosque de Cuyas, a 4 km de Ayabaca, que está pobla- do por una densa vegetación boscosa. Coto de caza el Angolo Es una área natural de gran belleza, con bosques secos del noroeste peruano, cuenta con 65,000 hectáreas. Es ideal para la caza deportiva, pero se destinó una gran parte a la conservación del ecosistema del bosque seco, ofreciendo posibilidades para el ecoturismo, las caminatas son en un entorno casi virgen, donde se aprecia la fauna y flora caracterís- tica de la zona. Para los amantes de la caza, es una visita obligada ya que es uno de los dos cotos de caza que existen en el Perú. El único que es privado y además fue reconocido por el Comité Interna- cional del Programa del Hombre y la Biosfera de la Unesco. Sechura Ubicado a 70 km al sur de Sechu- ra, entre el mar y el desierto se encuentra el Macizo de IIlescas. En sus quebradas hubo asentamien- tos en distintas etapas de la historia. Se encuentra bordeado de varias playas vírgenes como Punta Shode, Las Loberas, Nunu- ra, Avic, o Reventazón, donde se encuentran lobos marinos y pingüinos de Humboldt. Una de las formas más hermosas de disfrutar de los lobos de mar y los pingüinos que pueblan las Puntas del litoral sechurano es realizar un paseo por barca por esta costa. Otro de los atractivos naturales de Sechura es el Estuario de Virrilá un espacio natural. Huancabamba Está ubicada al sureste del depar- tamento a 214 km en la sierra de Piura. Los maravillosos paisajes de Huancabamba y Canchaque son el entorno ideal para realizar largos paseos y excursiones inolvidables. A 40 minutos de caminata desde Canchaque encontramos uno de los lugares más hermosos y conocidos de esta provincia, Los Peroles, una cascada sobre las rocas de formas pintorescas. Algo más alejada, a tres horas de Canchaque se encuentra una bella combinación de agua y vegeta- ción, conocida como Chorro Blanco. Entre Canchaque y Palam- bla está ubicado el cerro Huayanai donde hay una capilla, y hasta él se puede realizar una agradable excursión. TiempoLibre Guido Sánchez Santur [email protected] Los primeros rayos del alba desperezan la mañana, entre un cielo despejado que avizora un sol radiante y abrasador. Me re- gocijo con ese paisaje tropical, de pronto un pequeño animal se desliza con gran agilidad por los cables eléctricos que están casi pegados a la ventana. De una salto me levanto de la ca- ma para observar qué cosa es. Avanza con ligereza equili- brándose con su cola y al llegar al poste de la esquina se toma un descanso, sosteniéndose en sus dos patas. La sorpresa me embarga. Esta escena me traslada a los años noventa, mi época uni- versitaria, cuando en los rece- sos de las clases, desde las ban- cas, observábamos a un par de esos roedores correr por el are- nal y treparse rápidamente a los algarrobales hasta la copa. Ellos convivían con el venado, los pa- vos reales y otras especies que eran parte de la fauna que ale- graba el campus de la Univer- sidad de Piura. Veinte años después las en- cuentro esparcidas por toda la ciudad, por calles, parques y jar- dines de la ciudad, especial- mente donde haya qué roer, aunque su alimento preferido es el fruto del algarrobo, por eso se les ve en mayor abundancia en las áreas de mayor presen- cia de árboles. Son unos pequeños y sim- páticos roedores de cola larga que se ha incorporado a los ele- mentos que distinguen a Piu- ra. Alguien se atreve a identi- ficarlas como parte de la cultura vivencial; pero no fal- tan ciertas personas que las ve- an con reparo por el temor a > ESTOS PEQUEÑOS ROEDORES LLEGARON PARA QUEDARSE EN LA CALUROSA CIUDAD DE PIURA TURISMO B.8__Viernes 15 de agosto de 2014, Trujillo, La Libertad La Industria ÁGILES. Caminan sin problema por el tendido eléctrico y a veces comen la cobertura. ANIMOSA. La ardilla recoge el fruto de la algarroba que cae al suelo y se trepa a los árboles para comerlo sin ningún contratiempo. FOTOS: GUIDO SÁNCHEZ. Ardillas y sus travesuras ANIMALES ESTÁN DISPERSOS POR TODA LA URBE Y YA SON CONSIDERADOS PARTE DE LA PIURANIDAD. que sean portadoras de la ra- bia. Abundan las de pelaje roji- zo, consideradas las más ami- gables, sociables y simpáticas que suelen llevarse bastante bien con la presencia humana, inclusive se acercan a las casas cuando les proveen alimentos. Testimonios y anécdotas “La fecha exacta no sabría de- cirla, pero desde hace dos ve- ranos, en la prolongación de la avenida Grau ya no se observa la alfombra de algarrobas caí- das en el suelo. Estos animali- tos se la comen tan luego em- piezan a crecer los brotes, al igual que el fruto, al igual que las almendras del árbol que despliega sus ramas hacia la ventana de mi dormitorio”, comenta Javier Cedano Arru- nátegui, quien también se re- gocija con este espectáculo natural. De la misma opinión es Cha- ro Trelles Burneo, que se en- cuentra obnubilada por la be- lleza de aquellos roedores. Con nostalgia recuerda que ella acogió una ardilla en su casa, la que se esmeraba en ‘robar- le’ las frutas. Un par de estos animales no han encontrado mejor apo- sento que las ventanas de la ca- sa del escritor y catedrático, Adolfo Venegas Jara, cuyas piruetas y juegos lo divierten. “En mi niñez, allá por el 64, en la Plaza de Armas veíamos muchas ardillas, pero de a po- cos las fueron matando hasta casi desaparecerlas; sin em- bargo, a partir del los 80, con el bosque de algarrobos que ha- bilitó la Udep nuevamente co- menzaron a proliferar por que no tienen un depredador na- tural que las controle, parecen una plaga con cola bonita”, nos ilustra Eduardo Arbulú, ex- presando su atingencia en con- cordancia con Mercedes Fran- co que representan un problema porque “se comen la cobertura de los cables eléc- tricos. En la fábrica Textil tu- vimos que llevar gatos para evi- tar que ocasionen corto circuitos e inundaciones por que también se comen las tu- berías plásticas del agua. Lo cierto es que la gran ma- yoría de gente está encariña- da con estos habitantes de los cinco continentes y cuya exis- tencia se remonta a los 20 y 30 millones años de antigüedad. Balmaceda Atarama Córdo- va confiesa que en el parque de la urbanización Santa Isa- bel las familias las protegen, les dan de comer, pero nos pue- den coger porque huyen ve- lozmente. “A diario las veo re- cogiendo almendras frente al juzgado de Miraflores, andan- do sobre el tendido de alambres; lo mismo en los árboles de la avenida Gulman. Son bonitas. Esperemos que no hagan algún daño mayor”. Es un sentimiento compar- tido, uno se divierte con la agi- lidad y velocidad como se des- plazan, impulsadas por las uñas de sus dedos con las que se sujetan a los árboles, por eso descienden de cabeza sin in- conveniente alguno; por eso, ca- da vez que vuelvo a Piura me despierto con la mirada puesta en la ventana por donde siem- pre pasan o apuro el paso las pri- meras horas de la tarde para ver- las jugando con el aspersor de agua en parque vecino. Son unos pequeños y sim- páticos roedores de cola lar- ga que se ha incorporado a los elementos que distinguen a Piura. Alguien concisdera parte de la cultura vivencial. ‘‘ En mi niñez, allá por el 64, en la Plaza de Armas veía- mos muchas ardillas, pero de a pocos las fueron matando hasta desaparecerlas casi en su totalidad. ‘‘

Ardillas de Piura

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Estos simpáticos roedores llamaron mi atención porque una mañana, mientras me desperezaba, pasaron mirándome por la ventana, equilibrándose en el fino hilo conductor de energía eléctrica. Desde entonces me percaté que se habían apropiado de la ciudad y se les puede encontrar en cuanto parque o jardín haya.

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AyabacaSe encuentra ubicada al norestedel departamento de Piura a unaaltura de 2.175 m.s.n.m. Es idealpara el ecoturismo. Destacan laiglesia Nuestra Señora del Pilar,que alberga la imagen del SeñorCautivo de Ayabaca, cuya fiestaprincipal se celebra entre el 11 y15 de octubre. La ciudadela deAypate, imponente complejoarqueológico ubicado a 32 kmde la ciudad de Ayabaca, lospetroglifos de Samanga, escritu-ras en diferentes formacionesrocosas a 45 km de Ayabaca, elValle de Olleros a 20 km de laciudad, el bosque de Cuyas, a 4km de Ayabaca, que está pobla-do por una densa vegetaciónboscosa.

Coto de caza el AngoloEs una área natural de granbelleza, con bosques secos delnoroeste peruano, cuenta con65,000 hectáreas. Es ideal para lacaza deportiva, pero se destinóuna gran parte a la conservacióndel ecosistema del bosque seco,ofreciendo posibilidades para elecoturismo, las caminatas son enun entorno casi virgen, donde seaprecia la fauna y flora caracterís-tica de la zona. Para los amantesde la caza, es una visita obligadaya que es uno de los dos cotos decaza que existen en el Perú. Elúnico que es privado y además fuereconocido por el Comité Interna-cional del Programa del Hombre yla Biosfera de la Unesco.

SechuraUbicado a 70 km al sur de Sechu-ra, entre el mar y el desierto seencuentra el Macizo de IIlescas. Ensus quebradas hubo asentamien-tos en distintas etapas de lahistoria. Se encuentra bordeadode varias playas vírgenes comoPunta Shode, Las Loberas, Nunu-ra, Avic, o Reventazón, donde seencuentran lobos marinos ypingüinos de Humboldt. Una delas formas más hermosas dedisfrutar de los lobos de mar y lospingüinos que pueblan las Puntasdel litoral sechurano es realizar unpaseo por barca por esta costa.Otro de los atractivos naturales deSechura es el Estuario de Virriláun espacio natural.

HuancabambaEstá ubicada al sureste del depar-tamento a 214 km en la sierra dePiura. Los maravillosos paisajes deHuancabamba y Canchaque son elentorno ideal para realizar largospaseos y excursiones inolvidables.A 40 minutos de caminata desdeCanchaque encontramos uno delos lugares más hermosos yconocidos de esta provincia, LosPeroles, una cascada sobre lasrocas de formas pintorescas. Algomás alejada, a tres horas deCanchaque se encuentra una bellacombinación de agua y vegeta-ción, conocida como ChorroBlanco. Entre Canchaque y Palam-bla está ubicado el cerro Huayanaidonde hay una capilla, y hasta élse puede realizar una agradableexcursión.

TiempoLibre

Guido Sánchez [email protected]

Los primeros rayos del albadesperezan la mañana, entre uncielo despejado que avizora unsol radiante y abrasador. Me re-gocijo con ese paisaje tropical,de pronto un pequeño animalse desliza con gran agilidad porlos cables eléctricos que estáncasi pegados a la ventana. Deuna salto me levanto de la ca-ma para observar qué cosa es.Avanza con ligereza equili-brándose con su cola y al llegaral poste de la esquina se tomaun descanso, sosteniéndose ensus dos patas. La sorpresa meembarga.

Esta escena me traslada a losaños noventa, mi época uni-versitaria, cuando en los rece-sos de las clases, desde las ban-cas, observábamos a un par deesos roedores correr por el are-nal y treparse rápidamente a losalgarrobales hasta la copa. Ellosconvivían con el venado, los pa-vos reales y otras especies queeran parte de la fauna que ale-graba el campus de la Univer-sidad de Piura.

Veinte años después las en-cuentro esparcidas por toda laciudad, por calles, parques y jar-dines de la ciudad, especial-mente donde haya qué roer,aunque su alimento preferidoes el fruto del algarrobo, por esose les ve en mayor abundanciaen las áreas de mayor presen-cia de árboles.

Son unos pequeños y sim-páticos roedores de cola largaque se ha incorporado a los ele-mentos que distinguen a Piu-ra. Alguien se atreve a identi-ficarlas como parte de lacultura vivencial; pero no fal-tan ciertas personas que las ve-an con reparo por el temor a

> ESTOS PEQUEÑOS ROEDORES LLEGARON PARA QUEDARSE EN LA CALUROSA CIUDAD DE PIURA

TURISMOB.8__Viernes 15 de agosto de 2014, Trujillo, La Libertad La Industria

ÁGILES. Caminan sin problema por el tendido eléctrico y a veces comen la cobertura.

ANIMOSA. La ardilla recoge el fruto de la algarroba que cae al suelo y se trepa a los árboles para comerlo sin ningún contratiempo. FOTOS: GUIDO SÁNCHEZ.

Ardillas y sus travesuras ANIMALES ESTÁN DISPERSOS POR TODA LA URBE Y YA SON CONSIDERADOS PARTE DE LA PIURANIDAD.

que sean portadoras de la ra-bia.

Abundan las de pelaje roji-zo, consideradas las más ami-gables, sociables y simpáticasque suelen llevarse bastantebien con la presencia humana,inclusive se acercan a las casascuando les proveen alimentos.

Testimonios y anécdotas“La fecha exacta no sabría de-

cirla, pero desde hace dos ve-ranos, en la prolongación de laavenida Grau ya no se observala alfombra de algarrobas caí-das en el suelo. Estos animali-tos se la comen tan luego em-piezan a crecer los brotes, aligual que el fruto, al igual quelas almendras del árbol quedespliega sus ramas hacia laventana de mi dormitorio”,comenta Javier Cedano Arru-nátegui, quien también se re-gocija con este espectáculonatural.

De la misma opinión es Cha-ro Trelles Burneo, que se en-cuentra obnubilada por la be-lleza de aquellos roedores. Connostalgia recuerda que ellaacogió una ardilla en su casa,la que se esmeraba en ‘robar-le’ las frutas.

Un par de estos animales no

han encontrado mejor apo-sento que las ventanas de la ca-sa del escritor y catedrático,Adolfo Venegas Jara, cuyaspiruetas y juegos lo divierten.

“En mi niñez, allá por el 64,en la Plaza de Armas veíamosmuchas ardillas, pero de a po-cos las fueron matando hastacasi desaparecerlas; sin em-bargo, a partir del los 80, conel bosque de algarrobos que ha-

bilitó la Udep nuevamente co-menzaron a proliferar por queno tienen un depredador na-tural que las controle, parecenuna plaga con cola bonita”,nos ilustra Eduardo Arbulú, ex-presando su atingencia en con-cordancia con Mercedes Fran-co que representan unproblema porque “se comen lacobertura de los cables eléc-tricos. En la fábrica Textil tu-vimos que llevar gatos para evi-tar que ocasionen cortocircuitos e inundaciones porque también se comen las tu-berías plásticas del agua.

Lo cierto es que la gran ma-yoría de gente está encariña-da con estos habitantes de loscinco continentes y cuya exis-tencia se remonta a los 20 y 30millones años de antigüedad.

Balmaceda Atarama Córdo-va confiesa que en el parquede la urbanización Santa Isa-bel las familias las protegen,les dan de comer, pero nos pue-den coger porque huyen ve-lozmente. “A diario las veo re-cogiendo almendras frente aljuzgado de Miraflores, andan-do sobre el tendido de alambres;lo mismo en los árboles de laavenida Gulman. Son bonitas.Esperemos que no hagan algúndaño mayor”.

Es un sentimiento compar-tido, uno se divierte con la agi-lidad y velocidad como se des-plazan, impulsadas por lasuñas de sus dedos con las quese sujetan a los árboles, por esodescienden de cabeza sin in-conveniente alguno; por eso, ca-da vez que vuelvo a Piura medespierto con la mirada puestaen la ventana por donde siem-pre pasan o apuro el paso las pri-meras horas de la tarde para ver-las jugando con el aspersor deagua en parque vecino.

Son unos pequeños y sim-páticos roedores de cola lar-ga que se ha incorporado alos elementos que distinguena Piura. Alguien concisderaparte de la cultura vivencial.

‘‘ En mi niñez, allá por el 64,en la Plaza de Armas veía-mos muchas ardillas, pero dea pocos las fueron matandohasta desaparecerlas casi ensu totalidad.

‘‘