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r" ;¡. ¡ 1 ¡ I I I , I I f ~ ! ¡ f l 1, ~~~o ,,~ at ,,) siglo de guerras y revoluciones Ct-istian Buchrucker, Susana Dawbarn, Jorge Saborido y Carolina Ferraris 1. La Primera Guerra Mundial (1914-1918)* No era la primera vez, en los últimos años, que las grandes potencias se encon- traban al borde de un conflicto internacional a causa de una cuestión balcánica. Un arreglo diplomático improvisado había logrado evitar en anteriores ocasiones el enfrentamiento armado. ¿Por qué, entonces, en 1914 no se logró idear un me- o canismo parecido que contuviera la confrontación? O sea, ¿cuáles fueron las razo- nes que precipitaron la Primera Guerra Mundial? En el capítulo 3 se han analiza- ,dolas causas de largo alcance que prepararon una atmósfera hostil y exasperaron las rivalidades de los d'ls campos armados, intensificando el interés de cada nación -incluso en países de rango inferior- por preservar o aumentar su posición de gran potencia. Ante el deterioro del respeto al sistema de equilibrio y a la negociación pacífica para enmendar los conflictos se fue consolidando en algunos gobiernos la influencia del sector militar sobre el político. Así, las probabilidades de una solu- ción bélica se incrementaron. Países como Alemania, Austria-Hungría y Rusia soñaron una guerra que parecía inevitable, corta y provechosa, desde el punto de vista de sus conservadoras elites gobernantes. Sin embargo, la guerra no era un resultado inexorable, como ya se había demostrado. Hacía falta una ocasión pero sobre todo la determinación de los gobiernos para aceptar el recurso de la fuerza como la única opción . • Por Susana Dawbarn.

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siglo de guerras y revoluciones

Ct-istian Buchrucker, Susana Dawbarn, Jorge Saborido yCarolina Ferraris

1. La Primera Guerra Mundial (1914-1918)*

No era la primera vez, en los últimos años, que las grandes potencias se encon-traban al borde de un conflicto internacional a causa de una cuestión balcánica.Un arreglo diplomático improvisado había logrado evitar en anteriores ocasionesel enfrentamiento armado. ¿Por qué, entonces, en 1914 no se logró idear un me-

o canismo parecido que contuviera la confrontación? O sea, ¿cuáles fueron las razo-nes que precipitaron la Primera Guerra Mundial? En el capítulo 3 se han analiza-,do las causas de largo alcance que prepararon una atmósfera hostil y exasperaronlas rivalidades de los d'ls campos armados, intensificando el interés de cada nación-incluso en países de rango inferior- por preservar o aumentar su posición de granpotencia. Ante el deterioro del respeto al sistema de equilibrio y a la negociaciónpacífica para enmendar los conflictos se fue consolidando en algunos gobiernos lainfluencia del sector militar sobre el político. Así, las probabilidades de una solu-ción bélica se incrementaron. Países como Alemania, Austria-Hungría y Rusiasoñaron una guerra que parecía inevitable, corta y provechosa, desde el punto devista de sus conservadoras elites gobernantes. Sin embargo, la guerra no era unresultado inexorable, como ya se había demostrado. Hacía falta una ocasión perosobre todo la determinación de los gobiernos para aceptar el recurso de la fuerzacomo la única opción .

• Por Susana Dawbarn.

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a) Iniciativfls'y n~splln.ftl¡'ilidfldes

Entre el 28 de junio, fecha del asesinato en Sarajevo del archiduque FranciscoFernando y su esposa Sofía por parte de miembros de la organización terroristaserbio-bosnia La Mano Negra, y el 28 del mes siguiente, cuando se produjo ladeclaración de.guerra de Austria-Hungría a Serhia, punto de partida para las mo-vilizaciones de sus ejércitos por parte de las principales potencias y para las suce-sivas declaraciones de guerra que se concretaron los primeros días de agosto, sedesplegó el complejo proceso de política exterior que culminó en el enfrenta-miento generalizado.\ Las decisiones adoptadas en esos días fueron el fruto de una combinación de

antiguas tensiones, miedos acumulados y consideraciones inmediatas que brota-ron en la urgencia de la crisis.:for eso, puede admitirse una responsabilidad co-lectiva, dentro de la que cabe diferenciar responsabilidades parciales en diversogrado.

Aunque sin pruebas fehacientes de la participación del gobierno serbio en elcrimen de Sarajevo, Viena entrevió la posibilidad de castigar a Belgrado y restau-rar su prestigio y su status de gran potencia. La convicción prevaleciente era que ladiplomacia ya no resultaba adecuada y que no hacer nada equivaldría al suicidio dela Doble Monarquía. Después del "cheque en blanco" alemán no quedaron dudas(Feder, 1968). El ultimátum se redactó de manera que los serbios no pudieranaceptarlo y como estaba previsto -pese a la buena disposición serbia- el últimopunto, que implicaba la intromisión de funcionarios austríacos en la investigación,fue rechazado. La responsabilidad del Imperio Habsburgo reside en esta determi-nación. Aunque no fue su intención provocar una guerra general, se arriesgó adesencadenarla, luego de contar con el apoyo alemán.

La guerra entre el Imperio austro-húngaro y el reino de Serbia se iniciaba noantes de que las autoridades de Belgrado, a su vez, también se hubiesen aseguradoel respaldo ruso. Es verdad que mostraron una voluntad negociadora al respondera la exigencia de Viena y, probablemente, agotados por las anteriores contiendasbalcánicas, buscaran una solución pacífica del conflicto. No obstante, en el pedidode protección a San Petersburgo, que sabían comprometido con su causa y dis-puesto a no proveer a los austríacos otra oportunidad de expansión en la regióncomo la que se había producido en 1908, los serbios arriesgaron el debilitado equi-librio bipolar europeo. Su responsabilidad anidaba así en las pretensiones de con-gregar y comandar el nacionalismo sudeslavo como el nuevo Piamonte y en suincapacidad para contener a las organizaciones terroristas en las que participabansecretamente funcionarios del gobierno.

Rusia fue culpable de rehusarse a participar en una conferencia internacional yde haber sido la primera de las grandes potencias en movilizar la totalidad de suejército, lo cual era una acción equivalente a declarar la guerra. Durante los críti-cos días de julio, cobró fuerza en el gabinete -el jefe de Estado Mayor y el canci-ller- y en algunos miembros de la Duma la suposición de que la guerra era inevi-table y que la vía diplomática resultaría inútil frente a Austria-Hungría y su aliadoalemán. Los militares le aseguraron al zar que el ejército estaba listo para la guerra

(McJ)onough, 1998). Induso el ministro dell l1terior, aunquc tcmeroso de las con-secuencias revolucionarias de una contienda, admitía que era "imposihle escapar anuestro destino" (Renouvin, 1(82). La mayor parte de los dirigentes consideró laguerra mnlO ulla válvula de escape a la disconformidad de los trabajadores; envísperas del conflicto, la tensi{m social en las ciudades era e1evadísima.

'la n fuerte como en Rusia, en los círculos dirigentes alemanes se había desarro-llado la misma convicción del ineludible choque de las dos potencias. Después deque el káiser expresara tener información sobre la sistemática preparación rusa deuna guerra contra Alemania, el jefe de ~~stadoMayor, Helmuth von Moltke, subra-yaba que "no quedaba más remedio que desencadenar una guerra preventiva", an-tes de que Rusia completase su rearme, que estimaba en dos o tres años (Momm-sen, 1973). En medio de este ambiente, en Berlín se tuvieron noticias de lasconver-saciones secretas anglo-rusas para la firma de un acuerdo naval que no hiw sinoagravar los temores alemanes. Por otro lado, el gobierno de Berlín consideró vitalpara su propia seguridad la fortaleza de su aliada. Era imprescindible que Vienaatacara a Serbia, y cuanto antes mejor. A esta realidad se añadía el deseo de superarlas limitaciones geoestratégicas de la Triple Alianza, la "pesadilla del cerco" franco-ruso a la que su propia política miope había conducido. Estos miedos estratégicosse plasmaron en el Plan Schlieffen, de ataque rápido y sucesivo a Francia y Rusia.

Otra razón para ir a la guerra se manifestó en Alemania de una manera incues-tionable. El temor a los socialistas -en particular, luego de su triunfo en las elec-ciones de 1912-, a las demandas de mayor democracia y reformas, empujó al go-bierno a secundar el proyecto belicista para apaciguar los problemas domésticos yconsolidar el régimen. El Reich declinó la propuesta británica de mediación y, sinel aval de Londres respecto de su neutralidad, puso en funcionamiento su planmilitar, que involucraba el ataque a Bélgica. La probabilidad de una intervenciónbritánica no se discutió.

El llamado "segundo cheque en blanco", el respaldo francés a los rusos, hadado lugar a que cierta corriente le atribuyera a Francia incluso mayor responsa-bilidad que a Alemania. Si bien su papel fue casi inexistente durante el períodocrítico, se ha exagerado la inocencia francesa. Desde el comienzo los rusos con-taron con su alianza y esta certeza impulsó su determinación. Pese a aceptar lapropuesta británica de una reunión internacional, no hay evidencias sobre unintento francés de apaciguar a los rusos y, en este sentido, fueron culpables deuna peligrosa omisión.

Menos verosímil resulta la incriminación al gobierno británico por su posiciónnegociadora. Al no pronunciarse abiertamente por la Entente -se argumenta- alen-taron el belicismo alemán, y al no ofrecerles la neutralidad a los alemanes, tampo-co contuvieron a los rusos. Pero los alemanes, incluso con la negativa británica, selanzaron a la guerra y los rusos, sin saber exactamente la actitud que adoptaría elReino Unido, movilizaron sus fuerzas.

Las consideraciones de la política de poder fueron terminantes en la decisiónde todas las potencias, tanto en aquellas que advirtieron que una declinación de suposición solamente podía detenerse haciendo la guerra, como en las otras, máspropensas a debatir los confliCtos por vías pacíficas. El temor a una pérdida efecti-

...4iJUN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONESLA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX476

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b) La guerra y sus etapas

va de su posición mundial frente al desafío de una hegemonía alemana -el1 el con-tinente y en el mar- definió la participación brit:ínica. Un nuevo repliegue de sualiada, al que le correspondería un paralelo menoscaho de su situaciún, alentó aParís a sostener la intlexibilidad rusa. 'Iinlos efectuaron cálculos crrúneos de laactitud que adoptarían sus competidores, y particularmente en las tres grandesmonarquías centroorientales fue palmaria la falta de moderación, una confianzadesmedida en sus socios militares y en la eficacia de sus planes de guerra. Lo para-dújico de su inclinación bélica fue la falta de correspondencia con su desemholsoen materia militar. La parte del PBI destinada a los gastos de defensa en 1<) 14 deBerlín y Viena -dos de las más agresivas- era la menor entre las grandes potencias:3,5 por ciento y 1,9 por ciento, respectivamente, frente al 4,9 por ciento brit:ínico-la más conciliadora-, el 4,6 por ciento ruso y el 3,9 por ciento francés (McDo-nough, 1998). Estas cifras han puesto en duda el pape! predominante de la carreraarmamentista en el estallido del contlicto armado, aunque indiscutiblemente ali-mentaron la desconfianza y los miedos mutuos.

En cumplimiento del plan Schlieffen, los alemanes se apresuraron a embestir alos franceses en una maniobra envolvente que estuvo a 'punto de triunfar. Segúneste plan, la ofensiva debía ser rápida y contundente para derrotar en pocas sema-nas a Francia y luego trasladar esas fuerzas contra los rusos. Pero dos graves erro-res de cálculo malograron la estrategia germana: la suposición de que los británi-cos no intervendrían ante la violación de la neutralidad belga, y de que los rusosdemorarían al menos sesenta días para atacar en el frente orientaL Fueron las cin-co divisiones británicas las que permitieron a los franceses el triunfo del Mame (5al 9 de septiembre de 1914), que forzó el retroceso del atacante. El segundo des-acierto obligó al alto mando alemán a retirar dos cuerpos de ejército del sectoroccidental, empantanando su esfuerzo, para hacer frente a los rusos que imprevis-tamente atacaron e! decimoquinto día, de acuerdo con las estipulaciones estratégi-cas concertadas con los franceses en 1913. Después de fracasar en su intento porllegar al mar, la ofensiva alemana se detuvo y las líneas del frente occidental seestabilizaron. Desde noviembre de 1914 y durante la mayor parte de la guerra, lalucha se decidió en profundas zanjas protegidas por alambres y artillería que setransformaron en la tumba de millares de combatientes (Ferro, 1970; Duroselle,1967).

En e! este, la campaña de castigo contra Serbia terminó en un descalabro parael ejército austro-húngaro, seguido por la derrota a manos de los rusos. Sólo laayuda alemana pudo contener a éstos en las batallas de Tannenberg y Lagos Masu-rianos, pero el continuo drenaje de tropas desde el oeste (veinticinco divisionesentre octubre y marzo de 1915, siguiendo las pautas de la segunda parte del PlanSchlieffen) tampoco consiguió abatir al Imperio zarista, pese a sus repetidas derro-tas. Incapaces de proveer las necesidades bélicas de sus ejércitos, los rusos compe-tían con la principal ventaja combativa de la que disfrutaban: la superioridad de susefectivos humanos. La retirada de 1915 usando el método de la tierra quemada, y

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su secuela de refugiados civiles completamente desprotegidos, sería fatal para eldestino de la monarquía. Luego de la espectacular ofensiva alemana de mayo de1916 Rusia se hundió en medio de sus tensiones internas, intensificadas por lasexigencias de la guerra total.

La Entente, pese a la deserción rusa en noviembre de 1917, había logrado atraera su campo a Japón, interesado en apoderarse de las colonias alemanas del Pacífi-co; a Italia (mayo de 1915), gracias a sus generosas promesas territoriales; a Ruma-nia (junio de 1915), tentada por la victoria rusa de 1916, aunque cayó, y con ellasus recursos petroleros, en poder alemán; a Estados Unidos (abril de 1917), a Gre-cia Gunio del mismo año), a China y otros Estados menores.

En el oeste, hasta 1918, las tentativas de ambos bandos de conseguir una ruptu-ra del frente fueron infructuosas. Ganancias de pocos kilómetros a un precio ate-rrador en vidas humanas habían sido el resultado de la ofensiva alemana en Verdún(perecieron 420 mil soldados) entre febrero y julio de 1916, o el embate anglo-francés del Somme, de julio a noviembre de ese año, con la escalofriante cifra de1.200.000 víctimas. Frente a esta ineficacia de los golpes frontales, las dos dirigen-cias decidieron ensayar el ataque a los flancos, o sea, a la parte más vulnerable deladversario. La expedición franco-británica hacia los Dardanelos (febrero-diciem-bre de 1915) contra los turcos, que en octubre de 1914 se habían asociado a laspotencias centrales, terminó en un estrepitoso fracaso, aunque las tropas que sesalvaron abrieron otro frente en Salónica. Un resultado igualmente adverso tuvie-ron los proyectos británicos por apropiarse del petróleo de laMesopotamia, por lomenos hasta 1917.

El gobierno alemán, que también había incursionado en la estrategia del puntomás débil, atacando a Serbia y apoyando a Viena contra Italia, decidió emplearse afondo en oper:'ciones indirectas. Consciente del límite de su capacidad ofensiva,en febrero de 1917 renovó la guerra submarina irrestricta, abandonada el año an-terior, para superar el bloqueo naval impuesto por la flota británica. Fue un pasopeligroso, pues el principal proveedor de la Entente era Estados Unidos. Menos-preciando la capacidad militar de este país y persuadidos de poder concluir el con-flicto antes de su efectiva intervención, los alemanes desoyeron las amenazas deWashington, que finalmente declaró la guerra en abril de 1917. Un mes antes unarevolución había destronado a los zares de Rusia y ocho meses más tarde los bol-cheviques se adueñaban del poder y concretaban los deseos de la mayoría de lapoblación de concertar la paz. Las probabilidades de Alemania de asestar un golpedefinitivo a las potencias occidentales, utilizando las divisiones comprometidashasta entonces en el este, alimentaron las esperanzas de los círculos militares delReich. Una serie de ofensivas -en la primavera de 1918- parecieron colmar esasaspiraciones. Sin embargo, el rápido contraataque -segunda batalla del Marne-empujó a los alemanes al repliegue general.

Diversos factores barrieron las últimas ilusiones de los poderes centrales: poruna parte, la imposibilidad de retirar todas las tropas del este; por otra, la resisten-cia aliada y después sus contraataques, que permitieron romper por primera vez elfrente, hasta la embestida final de septiembre. Los suministros y los soldados esta-dounidenses habían llegado en oleadas ininterrumpidas, amparados por el sistema

c) Repercusiones políticas internas

",,'481, "UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES

En todas partes el entusiasmo patriótico al estallar el conflicto había disipado lasbanderas políticas -salvo unos pocos socialistaspacifistas o derrotistas-, las divergen-ciassocialesy los resentimientos étnicos, estos últimos incluso en losEstados multiét-nicos austro-húngaro o ruso. Pero una vez disipada la ilusión de que la contiendasería corta, los gobiernos idearon las más diversas tácticas para hacer frente a lasdisidencias internas que iban en aumento y a las implicancias de la guerra total.

El impacto de la guerra agravó las tensiones entre el poder político, el mandomilitar y la sociedad civil.La evolución de cada país estuvo conectada a la suerte de lasarmas, pero también a los condicionamientos políticos, económico-sociales y cultu-rales que prevalecían en dios antes de la conflagración. Se verificóen todos un corri-miento de las injerencias desde la esfera social al ámbito público, lo que significó unprofundo reordenamiento de las relaciones existentes, especialmente en el terrenoeconómico (véase el capítulo 8). En Gran Bretaña, tras momentáneas querellas consus generales y almirantes, que reivindicaban el poder para dirigir la estrategia de laguerra, los gabinetes civilesretuvieron el control. Gobiernos de coalición y progresi-va concentración del poder, que relegaron el tradicional esquema de partidos, fue lanorma que preponderó en las islas. En Francia, la declaración del estado de sitioapenas se iniciaron las hostilidades incrementó la influencia de los militares. El lazode muchos de estos jefes con doctrinas y actitudes antidemocráticas abonó el terreno,en vista de la coyuntura bélica, para imponer un estricto control sobre el Ejecutivo yel Parlamento. Desde fines de 1916,sin embargo, los parlamentarios recuperaron susatribuciones y ajustaron los poderes castrenses.

Las dos potencias atlánticas incrementaron progresivamente el poder del Estadosobre los intereses particulares, aunque mantuvieron su compromiso con las institu-ciones liberales. También en ambas losvaivenes de laguerra y lasdificultadesinternasasociadas a ella se reflejaron en periódicos cambios ministeriales y del alto mando.

de convoyes, frustrando la guerra submarina a ultranz.a, la otra pieza clave delataque alemán. A su vez., los turcos deponían las armas luego de ser vencidos enPalestina y los austríacos -sus socios principales- eran derrotados en Vittorio Vé-neto por los italianos, que se recuperaron así del desastre de Caporetto. AquejadosPOf las disensiones internas y los problemas económicos, buscaban desde hacíamás de un año convencer al káiser de entablar negociaciones con la Entente. Losbúlgaros, alineados junto a las potencias centrales desde octubre de 1915, retroce-dían y capitulaban a fines de septiembre. El 28 de ese mes el alto mando alemánadmitía la gravedad de la situación y reclamaba la conclusión de un armisticio..Pero las condiciones del presidente Woodrow Wilson, deseoso de destruir el mili-tarismo prusiano, exigían también la destitución de la monarquía Hohenzollern.En medio de la revolución desatada a comienzos de noviembre, con sus ejércitostodavía en los territorios enemigos, sin sufrir la experiencia de la invasión y con supotencial industrial intacto, Alemania fue incapaz de reconocer y elaborar reflexi-vamente su derrota en el frente de batalla. Estas condiciones tendrían, como severá después, perniciosas consecuencias.

LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX-l80

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UN GENOCIDIO PRECURSOR: EL CASO ARMENIO

La Primera Guerra Mundial significó no sólo una inédita "industrialización"de la matanza en los frentes de combate sino también e! inicio de crímenes masivosy sistemáticos de un gobierno contra civiles indefensos. Las incompatibilidadesentre e! nacionalismo turco y la identidad de los armenios sometidos al Imperiootomano habían estado aumentando desde fines de! siglo XIX y ya en 1909 las

En Italia, fue un estrecho círculo -los dirigentes políticos Antonio SalandraSidney Sonnino y e! mismo rey Víctor Manue! I1- sin e! apoyo parlamentario elque involucró al país en e! conflicto. Sólo un puñado de nacionalistas y de aquellosque glorificaban la violencia, incluidos algunos socialistas, fueron los que levanta-ron la bandera intervencionista, se apoderaron de las calles y abatieron la resisten-cia de! Parlamento, la única institución que podía haberles hecho frente. Sin pre-paración militar adecuada, sin un mando competente y con una ostensible insufi-ciencia de pertrechos, se volcaron a una guerra que muy pronto cobró un elevadoprecio. Miles de muertos en las primeras batallas atestiguaban su incapacidad mi-litar, y las huelgas y manifestaciones pacifistas revelaron la desafección de! puebloasí como los escollos con los que tropezaba una economía cada vez más estrangu-lada por las exigencias de un conflicto que duraba y costaba más de lo previsto.

Ninguna de las tres monarquías de Europa centrooriental, las menos dispues-tas a hacerse eco de las decisiones populares, sobrevivió al conflicto. En Rusia,como se verá más adelante, los avatares de la guerra intensificaron las antiguastensiones, que terminaron sellando la suerte de la dinastía Romanov.

La Doble Monarquía debatía asimismo su destino en medio de una guerra queexacerbó los problemas de un régimen autoritario e impermeable a los reclamosde autonomía de los pueblos eslavos. Conscientes de la precariedad de su imperio,habían sido los austrohúngaros los primeros en iniciar tratativas de paz con laíntima ilusión de conjurar la amenaza de implosión. Pero su falta de disposición asatisfacer esas exigencias terminó por enrolar a esos pueblos en una lucha generalcontra la misma continuidad del Estado plurinacional. La tardía aceptación a susdemandas de libertad en el seno imperial-Manifiesto Imperial del 17 de octubrede 1918- ya no encontró acogida: esos pueblos postergados habían tomado el ca-mino de la emancipación total (Mommsen, 1973).

Incapaz de reformar e! anacrónico régimen imperial, en e! que e! Parlamentoera un poder más aparente que real, e! Reich alemán se doblegó, durante e! con-flicto, a la autoridad de!Mando Supremo de! Ejército. Desde e! nombramiento dePaul van Hindenburg y Erich van Ludendorff en agosto de 1916, la interferenciamilitar en las iniciativas de! poder político fue en aumento. Su injerencia abarcóáreas específicas de la vida civil, en particular el sector económico. Burlando losdeseos de la mayoría de! Reichstag en favor de una paz sin anexiones y de unamayor intervención en los asuntos públicos, los jefesmilitares derrocaron al canci-ller en e! verano de 1917 y se apresuraron a propiciar objetivos de guerra aún másdesmedidos. El creciente descontento interno terminaría con las últimas esperan-zas de la monarquía.

1483UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES

Factores de distinta naturaleza aseguraron el triunfo de la Entente. Las fuerzasmovilizadas por ésta sumaron, con la posterior incorporación de las tropas norte-americanas -3,8 millones- un total de 40) millones frente a los 25,1 millones delas potencias centrales. El tonelaje de los barcos de guerra de estas últimas eraduplicado con creces por e! de la Entente hacia 1914. y con japoneses, italianos ynorteamericanos en la guerra, los aliados dispusieron de un poder naval tres vecesy medio mayor (Kennedy, 1995). A fines de 1918 las potencias centrales tambiéneran superadas en tanques y aviones. Las innovaciones tecnológicas --como e! diri-gible Zeppe!in y los aeroplanos- tuvieron escasa influencia en e! desenlace de laguerra. En cambio e! submarino, creado por los estadounidenses durante la guerracivil, impuso una seria amenaza a la flota aliada cuando los alemanes se percataronde su potencial destructivo. Las posibilidades de los tanques, usados por primeravez por los británicos en septiembre de 1916, recién se evidenciaron más tarde,consagrando su eficacia gracias a su mayor movilidad y poder de fuego en la batallade Cambrai, a fines de noviembre de 1917. Otro invento letal de Alemania fueronlos lanzallamas y los gases venenosoS estrenados en septiembre de 1917. Entre lasarmas que desarrollaron su potencial y demostraron su efectividad durante e! con-flicto estaba la ametralladora norteamericana y e! cañón de 75 milímetros francés,que fueron adoptados por los dos bandos.

Desde e! punto de vista estratégico, el empleo por parte de la Entente de unaestrategia variada y flexible aventajó la utilizada por los poderes centrales. No sólousó, al igual que sus adversarios, la estrategia directa de tipo continental-es decir,la concentración de fuerzas donde e! enemigo es más fuerte en e! terreno- sinoque, dada la supremacía de la flota de superficie por e! aporte británico, a través dela estrategia naval logró privar a sus enemigos de los suministros y alimentos pro-cedentes de ultramar. Además, inutilizó la acción de la marina alemana que luegode junio de 1915 se resguardó en sus bases, confirmando e! control aliado de lasrutas marítimas. Esta superioridad le permitió a Gran Bretaña, asimismo, contarcon e! apoyo de las tropas coloniales.

La estrategia indirecta también consistió en perseguir la desintegración interna yla desmoralización de! Estado enemigo y con este fin e! ataque se dirigió sobre todohacia los socios más débiles de la otra coalición. Para ello, tanto los aliados como losalemanes fomentaron la rebelión de los pueblos subordinados usufructuando e! po-

d) Las causas del triunfo aliado

autoridades habían tolerado e! asesinato de treinta mil armenios en la provincia deCilicia. Pero en e! invierno de 1914-1915 los dirigentes de! partido gobernante(lJnión y Progreso) decidieron poner en marcha un gigantesco operativo de "lim-pieza étnica", considerando que todos los armenios eran potenciales "traidores",ubicados a las espaldas de! ejército turco que combatía a los rusos. Una organiza-ción paramilitar ("cheté") realizó deportaciones en masa, seguidas de internamientoen campos de concentración y ejecuciones que dejaron, entre 1915 y 1916, unsaldo que oscila entre 1y 1,5 millones de muertos. La población total armenia nosuperaba los dos millones (Teman, 1995; Rosenbaum, ed., 1996).

LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX482

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• Por Jorge Saborido.

2. La Revolución rusa*

Un texto de estas características no requiere una explicación elaborada de lasignificación de la Revolución de octubre de 1917 en la historia de! siglo xx. Apartir de la toma de! poder por parte de los bolcheviques liderados por VIadimir I.Lenin, se instaló y consolidó en Rusia una alternativa que se presentaba comosuperadora del capitalismo y de la estructura social basada en clases, tributaria delpensamiento socialista que, desde la obra de Karl Marx, se había erigido comoguía para la acción revolucionaria de los trabajadores.

Las dimensiones del desafío planteado por la revolución fueron un componen-te esencial de la dinámica política del siglo hasta e! derrumbamiento de la Europadel este en el proceso desarrollado durante 1989-1991. Con independencia de loocurrido en e! interior de la Unión Soviética, su propuesta obtuvo la adhesión de

tencial disgregador de la idea nacionalista. Las potencias centrales, por ejemplo, apun-taron a los deseos de mayor libertad de finlandeses y ucranianos, declararon la inde-pendencia de Polonia y apoyaron las aspiraciones georgianas en el Cáucaso, en unamaniobra contra el Imperio ruso; alentaron un levantamiento en Irlanda contra GranBretaña, y asimismo estimularon el separatismo flamenco en Bélgica. La Ententepor su parte, incitó a la organización de los nacionalismos polaco, checo y sudeslav~para atacar el Imperio austro-húngaro y explotó la disconformidad armenia y la árabecontra los turcos.

Todos estos factores fueron importantes en la victoria aliada, aunque hasta 1917los esfuerzos y resultados militares de los dos bandos mostraron un cierto equili-brio. Sin embargo, a partir de esa fecha cualquier intento de los poderes centraleschocó con la supremacía de los aliados desde e! punto de vista material. El valor dela participación estadounidense en e! plano militar recién pudo efectivizarse en laprimavera de 1918, pero la gravitación económica de su enorme base productivapuesta al servicio de sus aliados ya se había verificado. El volumen de los envíos ypréstamos a la Entente había sobrepasado los realizados a las fuerzas centrales,pero su aporte sumó ahora un potencial industrial adicional suministrando ali-mentos, municiones, barcos, créditos intergubernamentales y nuevos soldados(Kennedy, 1995). Los gastos de guerra aliados excedieron a los de sus adversariosen casi dos veces y media.

Un poco más de cuatro años de sangrientas batallas y tremendas pérdidas hu-manas desembocaron en la disolución de las tres grandes monarquías europeas, lasmismas que vieron en la guerra un antídoto para frenar las divergencias internas yel medio para fortalecer su posición en la balanza de poder mundial. Ningunaentrevió los beneficios de la cooperación diplomática y económica para reforzarlos lazos que se venían multiplicando, ni el costo indescriptible que entrañaría lafalta de disposición a una salida negociada del conflicto.

~..485Ut'o:SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIOt'o:ES

a) El impacto de la glte1-rtl

Hay un consenso unánime entre los estudiosos respecto de que laparticipación deRusia en la Primera Guerra Mundial fue un factor fundamental en el estallido de laRevolución de 1917. El atrasó del país en su desarrollo económico y en el equipa-miento militar lo situaba en inferioridad respecto de los principales combatientes, y laadhesión de la sociedad al Estado era limitada, especialmente después de la revolu-ción de 1905, por lo que era previsible que las derrotas militares, en lugar de cohesio-nar al país tras sus golremantes, generasen una reacción en su contra.

Ahora bien, participar de esa unanimidad no significa dejar de plantear que, envísperas de! comienzo de la guerra, la evolución política de Rusia presentaba difi-cultades graves. El fracaso del sistema constitucional implementado luego de 1905,el fuerte incremento de la tensión social, el agotamiento de la política reformista.tras el asesinato del ministro Piotr A. Stolypin en 1911, e! cuestionamiento radicalde la intelligentsia al zarismo, apuntalaban la sensación, expresada por algunos con-temporáneos, de que Rusia "vivía sobre un volcán".

Pero en este punto las coincidencias desaparecen; por medio de diferentes argu-mentos -incluso llegando a producir una reivindicación de la gestión de Nicolás n(Carrete d'Encausse, 1997)- una línea de explicación se afirma en la idea de que, apesar de los problemas, tanto en el terreno político como en el ámbito de las trans-formaciones económicas, el Imperio zarista estaba avanzando en su modernización,la que se frustró por la participación en la guerra. Muy diferente es la visión dequienes sostienen que el período 1905-1914 marca tanto el fracaso del rumbo libe-ral, controlado y ahogado por la autocracia, como de la opción "prusiana", saboteadatambién por e! zarismo, por lo que en vísperas de los sucesos de julio-agosto de 1914las posibilidades de retorno de una espiral acción revolucionaria-reacción autoritariapara restablecer e! orden eran muy amplias (Malia, 1990).

Si bien en los años inmediatamente anteriores a 1914 e! ejército ruso habíamejorado su preparación y equipamiento, el enfrentamiento con el poderoso ejér-cito alemán y, sobre todo, la prolongación de la guerra mostraron las deficienciasestructurales del imperio. Éstas se manifestaron tanto en el frente -a partir de lainsuficiencia de aprovisionamiento de material bélico- como en la retaguardia,con el encarecimiento y la escasez de productos de primera necesidad.

Las consecuencias fueron crecientemente graves en el terreno político: la des-afección de la sociedad respecto de la figura del zar se potenció a causa de lasfiltraciones recibidas con relación al clima surgido en su entorno, con la figura de

millones de personas en todo el mundo a lo largo de varias generaciones, y otrosmillones se manifestaron, actuaron e incluso desencadenaron confrontaciones san-grientas para evitar que el modelo soviético se expandiera por el mundo.

Por lo tanto, revisar el ciclo de la revolución bolchevique partiendo de la tesisde que la misma se cierra en 1928-1929 con la toma de! poder por parte de JosifStalin implica ir mucho más allá del análisis de un proceso, por importante quehaya sido; se trata de avanzar en e! análisis de una de las claves del período másdramático y perturbador de la historia de la humanidad

f:.H'!;,~LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX-+H-+

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b) La revolución de febrero y la corta marcha hacia octubre'

l. Las fechas se indican de acuerdo con el calendario gregoriano occidental, atrasado trece días respec-to del utilizado en Rusia. La unificación se realizó en febrero de 1918.

La hostilidad de los trabajadores urbanos hacia el régimen culminó finalmentecon su derrumbamiento, en el momento en que a las manifestaciones obreras se

Rasputín (Grigory Jfimovich) como símbolo. Un trabajo reciente ha insistido en elproceso de "desacralización" de la monarquía, surgido a consecuencia de los ru-mores ampliamente difundidos respecto de la corrupción moral, la traición y laincapacidad para gobernar que se manifestaba en las altas esferas en momentoscruciales para el país (Figes y Kolonitskii, 1999).

Además, la mayor parte de las agrupaciones políticas con representación en laDuma conformaron en agosto de 1915 el "hloque progresista", que planteó al zarla necesidad de designar un gobierno responsahle ante la nación. El fracaso de esteintento de acercamiento, acelerado por Nicolás II al asumir como comandante enjefe de las tropas contra la opinión generalizada de ministros y diputados, llevó amuchos a pensar que la revolución era inevitable (Pipes, 1995b). A apuntalar esapercepción contribuía la reacción cada vez más amplia de las clases trabajadorasurbanas, que manifestaban su descontento por medio de huelgas y movilizaciones.

En ese escenario, la situación de los partidos de izquierda era confusa. La re-presión posterior a 1905 había golpeado muy duro tanto a bolcheviques y men-cheviques -que ahondaron sus diferencias hasta separarse en 1911 del tronco co-mún de la socialdemocracia formando dos partidos distintos- como a los socialis-tas revolucionarios, herederos del pensamiento populista con un fuerte arraigoentre los campesinos. Los principales dirigentes tuvieron que exiliarse y la activi-dad política organizada languideció.

El estallido de la guerra obligó a definiciones concretas: los contados diputadosde izquierda en la Duma se opusieron a la manifestación de ésta en favor de laguerra, pero caracterizadas figuras como George Valentinovich Plejanov y el ideo-lógico anarquista Piotr Kropotkin manifestaron su apoyo al esfuerzo bélico. Des-de su exilio en Suiza Lenin, el principal dirigente bolchevique, planteó una posi-ción "derrotista", afirmando que el hundimiento militar de Rusia brindaría la po-sibilidad de desencadenar la revolución, posición extrema que lo colocó en unasituación de aislamiento.

Hacia fines de 1916 el descontento por lamarcha de la guerra y por el compor-tamiento del zar era tan generalizado -incluso dando pie a la lenta reorganizaciónde las organizaciones de izquierda- que comenzó a plantearse seriamente en lacorte la posibilidad de deponer a Nicolás II y a su esposa AJexandra Fiódorovna,principal destinataria, por su sangre alemana, de las acusaciones de traición. Latensión llegó al extremo de que un miembro de la nobleza asesinó a Rasputín, enun episodio con una trama por demás compleja. Evidentemente, todo estaba ma-duro para acontecimientos de envergadura.

487UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES

sumó la negativa de los soldados a reprimir. Las diferentes fuerzas del espectropolítico ruso celebraron el desenlace de los acontecimientos que llevaron a la abdi-cación del zar, pero fueron los trabajadores y los soldados, sin un encuadramientodefinido en las organizaciones políticas existentes, los protagonistas de la revolu-ción del 23 al27 de febrero. Se instauró entonces en Petrogrado una situación de"doble poder": por una parte los partidos políticos constituyeron un gobierno pro-visional encabezado por el príncipe AJexeiLvov y compuesto por miembros de losgrupos liberales con la solitaria presencia del socialista AJexander Kerenski, y porotra el soviet de obreros, campesinos y soldados, que contaba con el apoyo de losprotagonistas de la revolución.

En ese escenario -"el país más libre del mundo"- se verificó en los meses si-guientes un acelerado proceso de politización, incentivado por las vicisitudes deuna guerra cada vez menos querida por la sociedad y por las expectativas de unfuturo que se presentaba abierto a variadas posibilidades. Los reclamos expresadospor obreros y campesinos en sus mensajes al gobierno provisional (Ferro, 1997),que inicialmente se centraban en cuestiones básicamente económicas -jornada deocho horas, empleo seguro, acceso a la tierra-, se transformaron al poco tiempo endemandas políticas.

Los partidos liberales, para los que el derrocamiento del zar era un aconteci-miento que complicaba mucho la situación, aspiraban a controlar la situación apro-vechando el entusiasmo general, sin abandonar una guerra que podía otorgarle alpaísadquisiciones territoriales significativas. Frente a ellos, los partidos de izquierdacompartían, con matices, una postura que planteaba como objetivo inmediato laestabilización de una democracia burguesa en la que ellos se constituyeran en laoposición progresista, esperando la hora en la que el desarrollo capitalista rusocreara las condiciones para luchar por el triunfo del socialismo. En relación con laposición frente al conflicto hubo en principio una decisión del Soviet de Petrogra-do que afectó la situación militar: la "Orden del Día N° 1", que instauraba unavirtual igualdad entre oficiales y soldados. Pero, por otra parte, el mencheviqueIrakli Tsereteli a su regreso al país planteó una posición precisa: hacer la guerrapero luchar al mismo tiempo por la paz, lo que se transformó en la estrategia de laizquierda moderada.

La situación se modificó cuando en abril llegó Lenin a Petrogrado procedentedel exilio suizo, luego de atravesar las líneas de combate gracias al apoyo alemán.Aun con la oposición inicial de los principales dirigentes bolcheviques, su postura-las llamadas "tesis de abril" - fue impulsar la toma del poder para iniciar la transi-ción al socialismo. Asimismo, las consignas centradas en la entrega de las tierras dela nobleza a los campesinos y en la negociación inmediata de una "paz sin anexio-nes ni indemnizaciones" expresaron de manera adecuada las expectativas de vastossectores de la sociedad. A medida que la situación se agravaba, tanto en el frentebélico como en la retaguardia agobiada por las dificultades económicas, los bol-cheviques fueron apareciendo como el único grupo político que planteaba un pro-grama concreto para superar las dificultades del momento.

Mientras tanto, el resto de las organizaciones políticas se veían paralizadas ensu accionar por su incapacidad para resolver el problema de la guerra. La primera

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489UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES

garon a publicar en la prensa su rechaw, sosteniendo que se jugaba "a una solacarta no solamente la suerte de nuestro partido sino también la de la revoluciónrusa e internacional" (citado en Broué, 1973).

Superada esta dificultad por la capacidad de Lenin para presionar a sus compa-ñeros, la Guardia Roja (así se llamaba la milicia bolchevique) se hizo fácilmenteco~ el poder entre e! 24 y e125 de octubre, en una operación minuciosa de la queparticiparon unos pocos miles de militantes, aprovechando que Kerenski salió dela ciudad a buscar vanamente refuerzos y buena parte de la guardia se negó a resis-tir. La toma del Palacio de Invierno marcó el triunfo de los bolcheviques. Reunidoese mismo 25 el II Congreso Nacional de los Soviets, Lenin anunció el triunfoante la oposición de mencheviques y socialistas revolucionarios, que optaron porretirarse.

c) Brest-Litovsk, guerra civil y comunismo de guerra

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LA COr-.'TEMPORAr-.'EIDAD RECIE1\'TE: EL SIGLO X)(4HH

perturbación se produjo ya en abril, cuando la difusión de un ll1ensaJ'edel I .. '. '. go )Iernoprovls](mal a sus aliados dando cuenta de su voluntad de cUIl1'llircon I()s '

" • ',,' • , . , t compro_mIsos contraldos genero tal reaCClOnque oblJ<TOa la renuncia de los I)r' " I", , ,b mClpa CsmInistros IIlvolucrados. EJ nuevo gabmete que incluía importante rellrese t '.d . . . . '. . ' n aClOne menchevlq~es y soclahstas r~vol~clonanos, Jugó la carta de la convocatoria a un

congreso en Estocolmo que dIscutIera un acuerdo de Ilaz general' el fra ' d 1. Id" d t, caso eIntento os eJo escolocados, dado que las deserciones del frente se estab I. d . 'bl El d an vo-vlen o mcontem es. < errumbe experimentado por la ofensiva encabezad

el general AJexis Brusilov en junio sólo sirvió para agravar la situación. - a por~n relación con la política i~terior, e! gobierno frustró las expectativas de la

SOCIedaden dos terrenos que eXIgíanresolución inmediata: 1) postergo' I'n. necesa-namente su promesa de convocar una asamblea constituyente que sobre l bd I fr. . l bl' a asee su agto unlversa esta eClera e! rumbo institucional del país y 2) obvio' d _

d ", I " ' a optar eClSlOna guna en relaclOn con e! tema agrario temeroso de que cual .l" d d . , qUlerpo I~ca e reparto e Uerras generara una deserción masiva del frente por parte dun ejército compuesto casi totalmente por campesinos. e El primer Consejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkom), liderado por Lenin,

Por lo t~nt~, el cli~a estaba creado para favorecer a los bolcheviques y sus fue puram~nte b.olche~iqu~en su composi~ión~ c.o? el único apoyo de los socialis-~osturas radlcahzadas; SInem~argo, una demostración prematura que parecía des- t~s revoluclO~an,os de IZ~~ler?a. ~as medIdas Imclales adoptadas apuntaban ~,sa-tInada ~ la toma de! poder realtzada en julio terminó en la proscripción del partido tIsfacer las ~rlllclpales relvmdlcacl~nes de las,masas. P~r una parte, ~ep,rocedlOaly sus ltderes encar.celad~s o escondidos. La ambigua posición de Lenin en esa rep~rto de tierras entre I~scampesmos -h~bna que deCIrque se sancIono de formacoyu.ntura contradIce la Imagen posteriormente elaborada de un genio políti ofiCIallo que los campeSInOSestaban reahzando por su cuenta-; por otra, se esta-con Infinita capacidad para prever el desarrollo de los acontecimientos. Ese ca bleció el control obrero de la producción, pero además se iniciaron conversacio-en falso fue acompañado de I.adenuncia en contra de los bolcheviques y su ::~:~ nes inm:diat.a: para negociar una paz unil~te~al CO?,Alemania. .respecto de los apoyos finanCIeros que recibían de los alemanes' sólo la trem d La sltuaclOn, a pesar de la tremenda slgmficaclon de! derrocamIento del go-debili~ad del gobierno, que desde julio era encabezado por Ker~nski, impidióe~u: bierno provisional, se presentaba en extremo abierta, en v!rtI1dde que antes de losel partIdo fuera borrado de la escena política. sucesos de octubre se había convocado finalmente a eleCCIOnespara una asamblea

El vacío de poder que se fue generando en la segunda mitad de 1917 resultó e! constitucional, una de las principales demandas que desde los partidos de izquier-detonante para e! confuso episodio asociado con la figura de Lavr Kornilov e! da se le habían formulado a las autoridades de! gobierno provisional. Los comiciosg~n:ral más ~restigio.so d~1ejé,rcito ruso. Explicado durante mucho tiempo por' las se celebraron el ~5.de noviembre aunque en algunas regio~es se pospusier~n ~aradlstmtas cornentes hlstonograficas como un intento autoritario de derecha desti- e! 1 Y el 7 de dICIembre. Sus resultados mostraron el trIUnfo de los soclahstasnado a "restablecer e! orden", a partir de investigaciones recientes (Pipes 1995b) revolucionarios, que obtuvieron más del 40 por ciento de los votos y mayoría ab-se ha elaborado ~na explicación diferente, que sostiene que el militar fue c~nvoca- soluta de representantes. Los bolcheviques sólo obtuvieron algo menos de! 24 pordo por Kerenski para ese objetivo per~ éste comenzó a sospechar que Kornilov ciento de los sufragios ~ 175 diputados sob~e un total d~ .1°7. El t~ma d~ la asam-planeaba un golpe de Estado 'en su propIO beneficio, y una serie de malentendidos blca se presentaba crUCIalpara los bolcheVIques: permItIr sus dehberaclones hu-lo llevó a convocar al pueblo de Petrogrado para rechazar un intento inexistente. biera creado una situación que erosionaba su poder, pero además considerabanEl g:neral fue destituido y la iz~uierda, incluyendo a los bolcheviques, ganó prota- que u~a vez prod~cido e.ltriunfo de la revol~ción su e~istencia c.arecíade se~tido.goms.mo a costa de un Kerenski cada vez más debilitado en su poder abandonado De allt que las dehberaclOnes no duraran mas de un dla, procedIendo el gobIernotambIén por los grupos liberales. . ' a impedir la continuidad de la misma. De esta manera los bolcheviques mostraban

En este escenario, agravado por una crisis económica que se hacía sentir cada al mundo su voluntad de no compartir e! poder con nadie.vez con más fuerza en la retaguardia, desde su escondite en Finlandia Lenin co- Los primeros meses mostraron la envergadura de las tareas que esperaban a~enzó a presionar a los dirigentes de su partido para que preparasen una insurrec- los revolucionarios. En el campo, e! reparto de tierras, del que participaron losclón. Contaba para ello con la influencia de León Trotsky -un dirigente enfrenta- soldados que abandonaron en masa el frente, produjo una catástrofe económica,d~ d~rante varios años con Lenin e incorporado al partido en junio de 1917- que en la medida en que e! fraccionamiento de las tierras de la nobleza redujo laseJercla e! control sobre el Soviet de Petrogrado, pero con la oposición inicial de la posibilidades de generar excedentes, a lo que se sumó el hecho de que los campe-

~ may", p""' d, 'u, o>m,,,d,,, ,omo Gngmy Zioo,;ev y Se'," !(,m,oev, que 11,_ ..tE ,ioo, "",d,o d, ,¡¡,i,o,,, pon pwdu,i,lo" d,do que '"O p'g.>d", eno ",bl",

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sin valor con los que no encontraban nada que comprar. La industria, socializadapor los obreros o por los soviets locales, se desintegró, contri huyendo al caosgeneralizado.

En el campo político, la carencia de control efectivo sobre vastas regiones delpaís obligó a la implementación de medidas excepcionales, como la prohihición dela partidos burgueses, la creación de una policía política (Che ka) y la constitucióndel Ejército Rojo. Es que casi inmediatamente después de producido el triunfobolchevique comenzó a aparecer el peligro contrarrevolucionario a partir de laformación de los "ejércitos blancos" organizados por antiguos generales zaristas.Asimismo, en algunas de las regiones no rusas comenzaron a actuar grupos queplantearon sus reivindicaciones en términos nacionalistas. El Imperio ruso, luegode casi cuatro siglos de expansión, estaba compuesto mayoritariamente por pue-blos no rusos. El censo de 1897 había revelado que, excluyendo el Gran Ducadode Finlandia, sólo el 44,32 por ciento de la población era de lengua rusa (la lenguamaterna fue el criterio adoptado). El resto se distribuía en ochenta y cinco gruposlingüísticos diferentes.

Sin embargo, el problema central para los bolcheviques era terminar con laguerra; se podría entonces empezar a tomar medidas para controlar la situacióninterior, a la vez que se ganaba tiempo a la espera de una circunstancia que Leninconsideraba crucial: d estallido de la revolución en Occidente. Las negociacionescon Alemania fueron extremadamente difíciles y culminaron en marzo de 1918con el tratado de Brest-Litovsk. Las condiciones eran tan duras -Rusia debía en-tregar toda la región báltica, Finlandia, Ucrania e incluso zonas de Transcaucasia afavor de Turquía- que Lenin debió apelar a toda su autoridad para que fuera rati-ficado por la cúpula bolchevique.

Las repercusiones de Brest-Litovsk fueron enormes: a mediados de 1918 seimplantó el "comunismo de guerra", un control de la vida económica por parte delEstado que incluía las requisas sobre la producción campesina y la nacionalizaciónde la industria, y también el "terror rojo", que significó la represión de toda opo-sición interna y el afianzamiento de un régimen de partido único. Pero, además, elabandono de sus aliados por parte de la Rusia revolucionaria creó las condicionescomo para que éstos estuvieran dispuestos a intervenir en territorio ruso; lo hicie-ron los japoneses en VIadivostock y también los británicos y franceses en Odessa,aunque por poco tiempo. En esas condiciones se desplegó con toda su carga des-tructiva la guerra civil que asoló el país entre 1918 y 1921. Diferentes ejércitos,con base en Siberia, Ucrania, Crimea, Estonia, encabezados por generales comoAnton Kolchak, A1exander Denikin, Piotr Wrangel, Nicolai Yudenich, amenaza-ron durante más de dos años al poder bolchevique. El Ejército Rojo, organizadopor Trotsky sobre la base de la utilización de "técnicos", oficiales zaristas que in-trodujeron la disciplina entre las milicias de obreros y campesinos, llegó a sumarcinco millones de efectivos. La oposición contra los bolcheviques en el campo,consecuencia de su comportamiento brutal al expropiar los excedentes agrarios,no fue sin embargo aprovechada por los "blancos", que carecieron de coordina-ción en su accionar, se enajenaron a los pueblos no rusos con su nacionalismoexacerbado y en algunos casos llegaron a devolver la tierra a sus antiguos propieta-

.•91UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES"l., ;,

;~" rios. Asimislllo, durante los enfrentamientos participaron en algunas regiones los~'. socialistas revolucionarios, en otras los "verdes" -grupos de campesinos sin jefes ni"!: ideología-, organizaciones nacionalistas e incluso los anarquistas ucranianos de

Nestor Makhno, que llegaron a controlar un amplio territorio.De manera progresiva, el Ejército Rojo fue dominando la situación, produ-

ciéndose un acontecimiento clave cuando en ahril de 1920, tras rechazar al ejércitode polonia, se planteó la opción de invadir el territorio del recién constituido Es-tado polaco. La decisión a adoptar estaba fuertemente influida por la posibilidadde extender la revolución, contando con un supuesto apoyo de la clase obrerapolaca. El optimismo (y la ansiedad) de Lenin respecto de poner fin al aislamientobolchevique terminó en un desastre: el Ejército Rojo sufrió una derrota que obligóa firmar la paz con Polonia ya tomar contacto con una realidad adversa. Desde esemomento, los bolcheviques se limitaron a tratar de consolidar el triunfo en suterritorio. Las razones de su éxito militar en la guerra civil han sido objeto dedebate, pero hay un relativo acuerdo en que éstos fueron sus fundamentos: 1) esta-ban en una situación inicial favorable -ocupaban más territorio y tenían mayorpoblación bajo su control-; 2) contaron con apoyo de sectores significativos de laclase obrera urbana, y 3) para los campesinos, en el crucial tema de la tierra, losbolcheviques "eran el mal menor" (Fitzpatrick, 1994).

Tratamiento aparte merece la revisión de la situación de las nacionalidadesperiféricas, afectadas por un proceso revolucionario prolongado en una guerracivil, que trastocó todas las relaciones políticas y económicas existentes durante laetapa imperial. Los conflictos en esos escenarios -Bielorrusia, Ucrania, Transcau-casia, Finlandia, los países de la zona del Báltico, los territorios de Asia central-estuvieron caracterizados por la estrecha combinación de aspectos étnicos y socia-les; si bien en algunos tuvo componentes de "guerra nacional", la lucha de clasesbajo la forma del enfrentamiento entre trabajadores y empresarios, o entre la ciu-dad y el campo, estuvo presente con fuerza. El triunfo de los bolcheviques nosignificaba pura y simplemente la extensión del poder de Rusia en perjuicio deotros pueblos: trabajadores ucranianos, letones o armenios estuvieron dispuestos aapuntalar el poder de los soviets locales en lugar de apoyar a las elites nacionalistaslocales (Suny, 1997). En cuanto a los campesinos no rusos, no necesariamenteoptaban por los programas nacionales de los líderes urbanos. Los dirigentes quetuvieron mayor éxito fueron aquellos que combinaron objetivos nacionalistas conpropuestas de reforma social.

Las posturas de Lenin en relación con la cuestión nacional constituyeron unfactor fundamental en esta realidad; la afirmación del "derecho a la autodetermi-nación", esto es, la garantía de que toda nación podía separarse de Rusia y procla-mar su independencia, constituyó un aporte teórico que posibilitó la integraciónde la lucha revolucionaria de los trabajadores con la lucha por la autodetermina-ción, más allá del hecho de que se trataba de un recurso táctico destinado en sumomento a impulsar el desmantelamiento del imperio de los zares y luego a captarapoyos para el movimiento revolucionario (Carrere d'Encausse, 1998).

Durante los años de la guerra civil se presentaron diferentes situaciones segúnel ámbito nacional (Suny, 1993). En Bielorrusia, Lituania y Azerbaiján la identifi-

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~92 LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX

,fH UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES ,ttJ3 "

cación era fundamentalmente religiosa; ni el nacionalismo ni el socialismo pudie-ron movilizar sectores cuantitativamente importantes. Letones y georgianos, porsu parte, optaron mayoritariamente por adherir a posiciones socialistas antes que alas demandas nacionalistas, aunque en el caso de Georgia la hegemonía corres-pondió a los mencheviques. En Ucrania y Estonia se produjo en camoio una Com-petencia entre socialistas y nacionalistas por el apoyo de campesinos y trabajado_res, sin un éxito definitivo para ninguno de los oandos. En cuanto a Finlandia, lapolarización social condujo a una guerra civil entre una población con un senti-miento nacional relativamente compartido. Además, se encuentra el caso de Ar-menia, una realidad particular en la que una población distribuida entre dos Impe-rios, amenazada de exterminio, potenció un nacionalismo que aseguró una consis-tente integración vertical de la sociedad. Finalmente, en Asia central, con po-blación mayoritariamente musulmana, los bolcheviques lograron estabilizar la si-tuación aprovechando las diferencias religiosas existentes entre ellos.

El impacto combinado de la guerra civil y la práctica del comunismo de gue-rra produjo un derrumbamiento económico y social que se manifestó en una di-solución en la anarquía; en la medida en que la sociedad civil rusa era en extremodébil, durante 1918-1920 se produjo una regresión caracterizada por la nivela-ción social en el marco de ese caos. Desaparecieron las clases dirigentes en el paísy no había de donde reclutarlas; se explica así la hegemonía del partido y el proce-so fundamental que se puso en marcha en esa situación límite: el control de lasociedad por parte de una burocracia, que reemplazó tanto a las antiguas clasesdirigentes como al mercado. La "dictadura del proletariado" se convirtió en una"dictadura del Partido Bolchevique". La convicción absoluta de que la razón his-tórica estaba de su parte los llevó de manera natural a prohibir toda oposición y aprivar de poder efectivo a los soviets. Pero el problema no era solamente el accio-nar de quienes siempre habían sido adversarios políticos de los bolcheviques; amedida que se incrementaba el poder dictatorial de éstos, diferentes sectores dela clase obrera comenzaron a manifestar su descontento de manera cada vez másaudible: la llamada Oposición Obrera denunció la burocratización del partido yreclamó el retorno al principio electivo para los cargos de responsabilidad; otrogrupo reivindicaba el centralismo democrático. El telón de fondo estaba dadopor la terrible situación de las ciudades, agobiadas por las privaciones. La situa-ción más dramática se presentó cuando el descontento se extendió hacia la basenaval de Kronstadt, donde los marineros habían cumplido una notable tarea deagitación a favor de los oolcheviques. Su insurrección, iniciada en febrero de 1921en apoyo de una huelga declarada en Petrogrado, se concretó en el surgimientode una comuna revolucionaria que fue reprimida con fiereza por el ejército, conel resultado de miles de muertos.

Mientras tanto, los acontecimientos occidentales evolucionaron de tal maneraque las expectativas de Lenin respecto de la emergencia de estallidos revoluciona-rios en Occidente se fueron diluyendo. La creación en marzo de 1919 de la IIIInternacional (Komintern), destinada en principio a impulsar el modelo bolchevi-que, se convirtió -tras los fracasos revolucionarios en Hungría y AJemania- en elámbito en el que desarrolló su actividad el movimiento comunista mundial. El

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papel determinante de las orientaciones originadas en Rusia sobre el accionar delos partidos integrantes de la organi7.acilÍn fue un elemento fundamental de la vidapolítica durante el período de entreguerras.

d) La NuevlI Po/ítiw EconómiclI y ¡a construcción de ¡II Unión Soviética

El objetivo que se plantearon los oolcheviques hacia fines de 1920 fue consoli-dar su poder en el ámbito del territorio ruso, lo que implicaba enfrentarse con elfracaso del comunismo de guerra -que provocó millones de víctimas y aorió unabismo entre el gooierno y los campesinos- y también con la situación de desinte-gración de los territorios del antiguo Imperio zarista.

En marzo de 1921, con motivo de la realización del X Congreso del PartidoComunista, Lenin anunció las medidas económicas que constituyeron la NuevaPolítica Económica (NEP). Revisada en sus aspectos esenciales en el capítulo 8(2.b), puede resumirse afirmando que se pasaba de una economía de mandato aotra regulada por el mercado, destinada a estimular la actividad agrícola. Pese a lasdimensiones del cambio, las palancas principales de la economía -los medios detransporte, los bancos y el comercio exterior- quedaron en manos del Estado, loque no impidió que se produjeran fuertes tensiones en los núcleos dirigentes bol-cheviques. Tres años más tarde, los positivos resultados económicos del rumboadoptado, con la nueva realidad impuesta por la muerte de Lenin en enero de1924, pusieron en primer plano las controversias respecto del rumbo económico aadoptar en el futuro, que resultaron componentes del enfrentamiento por la suce-sión del líder fallecido. El enriquecimiento de los campesinos acomodados era unafuente de conflictos, a la que se sumaba la gestión de un grupo, los nepmen, queoperaban en transacciones de manera oportunista, fortaleciendo la idea de que elretorno al capitalismo era una cruel realidad.

Asimismo, si bien persistía el marco autoritario de una dictadura de partidoúnico, el período de la NEP se caracterizó por la emergencia de un pluralismo yuna diversidad que contrastaba con el pasado inmediato y con la realidad surgidaluego del triunfo de Stalin. No sólo subsistía la propiedad privada de los medios deproducción sino que el partido no monopolizaba todas la áreas de la vida social; elvasto empleo de "especialistas burgueses", si bien era el resultado de la carencia decuadros por parte de los oolcheviques, también era expresión de un clima relativa-mente diferente, del cual es una prueba el florecimiento de la"vida intelectual ycultural. Puede insistirse en que los logros en este sentido fueron escasos (Brovkin,1998), pero resultaron tan significativos como para plantear una opción en el pro-ceso de construcción del socialismo (Cohen, 1987).

En cuanto a las operaciones vinculadas con las realidades de la periferia, seprodujeron situaciones variadas. En principio, se constituyeron cinco Estados in-dependientes: Polonia, Lituania, Estonia, Letonia y Finlandia, favorecidos por lasituación emergente del tratado de Brest-Litovsk. En otros casos -Azerbaiján,Ucrania, Bielorrusia, Bujara, Kiva, Armenia- Lenin abordó la realidad de un esce-nario en potencial disgregación planteando el establecimiento de tratados bilate-rales que de hecho encubrían una situación de dependencia respecto de Rusia.

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e) La lucha PO¡-el poder y el t¡'junIo de Stalin

Finalmente, en Georgia, donde gobernaban los mencheviques, se produjo lo queacertadamente se ha llamado "reconquista por la fuerza" (Carrere d'Encausse, llJ<JH):la sovietización, impulsada justamente por el georgiano Stalin, y concretada enuna invasión del Ejército Rojo en febrero de 1921, mostrú hasta qué punto losbolcheviques estaban dispuestos a mantener la mayor cantidad posible de territo-rios bajo su control, si bien dirigentes como Trotsky se manifestaron en contra dela "revolución por la conquista" (Deutscher, 19R4). Se crearon así las condicionesglobales cuma para que, una vez agotada la posibilidad de exportar la revolución,se procediera a aplicar todos los recursos disponibles para edificar el "Estado delos soviets", la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas.

A partir de 1922, el único ámbito de la vida política era el Partido Comunista yfue allí donde se dirimieron la cuestiones vinculadas con la consolidación de laURSS y la sucesión de Lenin, una vez que en mayo de ese año éste sufriera suprimer ataque cerebral.

En principio, hay que hacer referencia a la situación internacional, cuya estabi-lización obligó a un replanteo del objetivo de la expansión de la revolución mun-dial. El repliegue se manifestó, en principio, a través del abandono de la propagan-da revolucionaria en Occidente, pero también en la búsqueda de relaciones co-merciales más sólidas y estables. Con el marcu de la NEP, ya de por sí conflictivapara los militantes, se instaló una polémica de enorme repercusión, centrada endos posiciones enfrentadas: "revolución permanente" o "socialismo en un solopaís", cuyos defensores fueron, respectivamente, Trotsky y Stalin. El primero yadesde 1905 defendía la idea de que una revolución en Rusia debía ser el comienzode un proceso tendente a impulsar el desencadenamiento de nuevas revolucionesen el mundo capitalista más desarrollado. Frente a esta posición, que se correspon-día con la elaborada por Lenin a partir de la caracterización de Rusia como el"eslabón" más débil del imperialismo, impulsando a la acción en el escenario delos países avanzados, comenzó a tomar fuerza la idea, formulada inicialmente porBujarin pero también apoyada por Stalin (secretario del partido desde 1922), deque los compromisos internacionales de los bolcheviques debían posponerse tem-porariamente en beneficio de la consolidación de los logros del socialismo en elmarco de la Unión Soviética.

F-steera uno de los temas centrales que dividió el partido en el momento en queéste se veíaafectadopor la enfermedad y muerte de Lenin, que puso en primer planola cuestión del liderazgo, ejercido hasta entonces por éste de manera rotunda. Enprincipio, los candidatos a la sucesión eran Zinoviev y Trotsky, pero ambos teníanelementos del pasado que los comprometían: el primero se había opuesto pública-mente al alzamiento bolchevique en octubre de 1917, pero la situación del segundoera más desventajosa,puesto que se trataba de un recién llegado al partido yarrastra-ba un larga historia de enfrentamientos con Lenin. Éste era su principal valedor entrela vieja guardia bolchevique y quien lo había encumbrado a las más altas posicionesdentro del partido y del Estado, pero a su muerte nadie quería a Trotsb:yen su lugar,

pues desconfiaban de su amhiciún, y algunos también de sus posiciones políticas.Mientras tanto, de manera silenciosa, Stalin, un operador poco respetado por

sus pares debido a su escaso vuelo intelectual, iha adquiriendo cada vez mayorpoder desde su puesto clave dentro del partido. Su férreo control de la maquinariaadministrativa y de la incipiente burocracia lo llevó incluso a provocar el rechazode Lerün en sus últimos días de lucidez, hasta el punto de tIlle éste llegó a proponersu destinlCión (Deutscher, 1988). Sin embargo, Stalin logró operar de manera detransformarse justamente en el depositario del pensamiento de Lenin, forjandouna alianza con Zinoviev y Kamenev para oponerse al encumbramiento de Trots-ky. El éxito en esta tarea, despojando a su adversario del cargo de comisario deguerra, fue acompañado por la adopción de la concepción del "socialismo en unsolo país" por parte del XIV Congreso del partido, realizado en diciembre de 1925.

Con Trotsky alejado temporariamente de los primeros planos, los dos aliadosde Stalin tomaron conciencia del poder que éste estaba adquiriendo y conforma-ron una oposición que en nombre de la hegemonía de la clase obrera y de la vigen-cia del internacionalismo se dispuso a enfrentar "la degeneración del partido bajola dirección de Stalin y su camarilla" (Broué, 1973). Para esa tarea necesitaban aTrotsky y así nació la autodenominada "Oposición de Izquierda". Pese a nuclear acasi todos los más importantes dirigentes, sus bases de apoyo dentro del partidoeran débiles; d poder de Stalin sobre el mismo, si bien en ese momento no era enmanera alguna absoluto, ya era significativo; se estaba forjando lo que sus adversa-rios denominaron "dictadura del secretariado". Pero, además, la disputa tuvo lu-gar en un enorme vacío, protagonizada sólo por pequeños grupos, con el fondo deuna nación muda, privado el conjunto de la población de casi todos los medios deexpresión política.

El ámbito de enfrentamiento fue, en el terreno teórico, la discusión respectode la NEP y del camino hacia la industrialización, entendida como la base de cons-trucción del socialismo. Desde la izquierda se planteaba la revisión de la políticarespecto del sector agrario priorizando una política de industrialización aceleraday atacando la situación privilegiada de los kulaki, principales beneficiarios de lasituación generada por la NEP. La dirección del partido, por su parte, defendía unproyecto diferente, del cual Bujarin era el principal teórico. Se centraba en la con-tinuidad de una política favorable al campesinado, moderando en consecuencia elritmo de la industrialización. La idea de que las relaciones capitalistas de produc-ción debían ser mantenidas lo llevaban a ser calificado por la oposición como un"representante soviético de la Escuela de Manchester" (Cohen, 1976). Stalin, ubi-cado en una posición "centrista", parecía sin embargo respaldar estas opiniones,que iban acompañadas de recomendaciones relativas al incremento del comercioexterior, las que coincidían con el visible acercamiento a las potencias occidenta-les. Sin embargo, ese acercamiento se frustró cuando en mayo de 1927 el gobiernobritánico rompió relaciones diplomáticas con la URSS argumentando que su políti-ca exterior en Oriente seguía mostrando perfiles agresivos. Al retorno del aisla-miento internacional se sumó la derrota de los comunistas chinos a manos delnacionalista Chang Kai-chek, luego de aliarse con éste siguiendo la política de laKomintern.

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LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX•.\')-1'

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3. Entre dos guerras.

Por lo tanto, estaba creado el clima como para que la oposición aumentara supresión, exigiendo modificaciones; la política del oficialismo estuvo orientada porla idea de que la crisis interna agravaba la situación exterior, por lo que la luchapolítica fue reemplazada por el uso de la fuerza: muchos de los dirigentes de laoposición fueron detenidos acusados de preparar un golpe de Estado. Durante elXV Congreso del Partido Comunista, realizado en diciembre de 1927, se concretóla expulsión de Zinoviev y Trotsky, y este último fue deportado a Asia central. Sedestruyeron así las bases de existencia de cualquier tipo de oposición.

Sin embargo, lejos de estabilizarse la situación, se hicieron sentir entonces losproblemas económicos, que habían sido puestos en segundo plano como conse-cuencia de los enfrentamientos políticos. Las insuficiencias de la producción agrí-cola produjeron una situación de creciente desabastecimiento en las ciudades. Si aesto sumamos la continuidad, incluso agravada, del tema de la vivienda -una de lasgrandes falencias del régimen-, queda perfilado el escenario en el cual se manifes-tó una crisis social de imprevisibles consecuencias. La reacción del gobierno frentea la misma fue la de realizar un gigantesco "salto adelante", que en el terrenoeconómico se manifestó en la colectivización del campo y en la instauración deuna planificación despótica destinada a acelerar al máximo el proceso de industria-lización; en el terreno político, en la consumación de una política de represalias yde terror político, y en el campo social, en el ejercicio de una cruel dominación porla violencia de la mayor parte de la sociedad, el sometimiento a través de unaexplotación de intensidad hasta entonces desconocida. El llamado "gran viraje" seapuntaló en una capa social, la burocracia, "separada del pueblo y enfrentada a élcomo una fuerza enemiga" (Reiman, 1982).

El "stalinismo", entonces, se.constituyó en una "revolución desde arriba", con-cretada en un momento de profunda crisis económica y social, a partir de la utili-zación sistemática y ampliada de los métodos violentos de los primeros años de larevolución.

además de A1sacia-Lorena, Posnania, partes de Prusia y Memel. Algunos plebisci-tos ajustaron la división de Alta Silesia, mientras el Sarre quedaba por quince añosbajo la administración de la Sociedad de Naciones. El ejército alemán fue drástica-mente reducido a cien mil hombres desprovistos de armamento pesado.

En lo económico, las reparaciones exigidas por los aliados implicaron la en-trega de buena parte de la flota comercial y la obligación de efectuar pagos anua-les en divisas, por un monto total cuya determinación fue objeto de sucesivasconferencias. Como garantía de cumplimiento, los vencedores mantuvieron treszonas de ocupación en la orilla izquierda del Rhin hasta 1930. Uno de los temasmás espinosos era el artículo 231, que ligaba una interpretación simplista de lasresponsabilidades con el pago de reparaciones: "Alemania y sus aliados, en sucalidad de causantes" serían los exclusivos "responsables de todas las pérdidas ydaños sufridos".

En muchos sentidos, las demás paces se ajustaron al modelo de Versalles. Aus-tria pagó reparaciones y sólo mantuvo el 27 por ciento de la superficie que tenía en1914. Una cláusula prohibía su unión con Alemania y el ejército quedó fijado entreinta mil hombres (Paz de Saint Germain-en-Laye). Bulgaria debió ceder terri-torios a Grecia y Serbia (Paz de Neuilly). Hungría, además de las limitacionesmilitares y las reparaciones, sufrió grandes pérdidas territoriales en beneficio deuna Serbia convertida en Yugoslavia, así como de Rumania y Checoslovaquia (pazde Trianón). La Paz de Sevres impuesta a Turquía anuló la antigua preeminenciaotomana en los países árabes y cedió la costa anatolia del Egeo a los griegos. Peroesto sobrepasaba la capacidad real de Grecia para hacer frente a la reacción bélicade los turcos, y finalmente la Paz de Lausana dejó a éstos con la posesión absolutadel Asia Menor. Esta especie de "primavera de los pueblos", especialmente cele-brada por bálticos, polacos, checos, serbios y rumanos, no fue tan democrática yequitativa como lo hacían esperar las proclamas de Wilson, pero era innegable queel principio de la autodeterminación nacional había dado un importante paso ha-cia adelante (Schulz, 1985; Zorgbibe, 1997). El mapa de la página siguiente nosmuestra la nueva distribución espacial del poder político.

496 LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX f',••••••~-.;;.¡.f ~',/'ll;";-

UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES 497

a) Una década de esperanzas (1919-1929)

Los TRATADOS

La serie de tratados que reorganizó el escenario europeo y mundial en esosaños se centraba en la nueva realidad que había surgido con la derrota de Alema-nia, la más fuerte de las potencias centrales. El Tratado de Versalles representó uncompromiso entre las aspiraciones máximas de Francia y los principios universa-listas proclamados por el presidente norteamericano \Vilson (Niedhart, 1989). Enlo territorial el Reich perdió el 13 por ciento de su superficie: todas sus colonias,

• Por Cristian Buchrucker.

La primera década de la guerra

Las esperanzas en un marco de Inestabilidad (1919-1923)

Años Evolución de los sistemas políticos Evolución de lasrelaciones internacionales

1919 Disturbios en Alemania. Efímera república Conferencia de paz en París.comunista en Hungría. Guerra civil en Rusia. Fundación de la IlIlntemacionalHuelgas en Inglaterra. Disturbios raciales y ("Comintern") en Moscú. Tratados dehuelgas en Estados Unidos. Constituciones Versalles. Saint Germain y Neuilly.democráticas en Alemania y Polonia.

1920 Fin de la guerra civil rusa. Culmina un bienio Inauguración de la Sociedad dede avances democráticos: sufragio universal Naciones en Ginebra. Comienzo de I~masculino en Gran Bretaña. Bélgica y guerra entre Polonia y Rúsia. PacesCanadá; sufragio femenino en Austria. de Trianón y de Sevres.Alemania. Canadá y Estados Unidos.

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' ...'. "498 LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX

yUN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES 499

1921 Nueva Política Económica (NEP) en Rusia. La Conferencia de París fija lasSe funda el Partido Comunista chino. reparaciones alemana. La Paz de

Riga finaliza la guerra ruso-polaca.

1922 Stalin, secretario general del peus. Alianza Acuerdo germano-soviético dedel Kuomintang con los comunistas chinos. Rapallo. Rusia, Ucrania yLos fascistas marchan sobre Roma. Transcaucasia forman la URSS.

1923 Dictadura de Primo de Rivera en España. Ante la morosidad alemana en elFracaso de un alzamiento nazi en Munich. pago de las reparaciones, Francia y

Bélgica ocupan el Ruhr.

La efímera estabilidad (1924-1929)

1924 El asesinato de Giacomo Matteotli inaugura Gran Bretaña y Francia reconocen aun endurecimiento del régimen fascista en la URSS. El Plan Dawes regula lasItalia. Auge del Ku-Klux-Klan en Estados reparaciones alemanas.Unidos.

1925 Hindenburg, electo presidente de Alemania. Los aliados desocupan el Ruhr. LaSufragio universal masculino en Japón. Conferencia y los Acuerdos de

Locarno producen una distensión delas relaciones en Europa.

1926 Ruptura entre el Kuomintang yel Partido Conferencia económica mundial enComunista chino. Ginebra.

1928 Comienzan la colectivización agraria y el El Pacto Briand-Kellog propone laI Plan Quinquenal en la URSS. El general erradicación de la guerra de lasChang Kai-chek logra el control de casi toda relaciones internacionales. En la LigaChina. de las Naciones el canciller alemán

Müller propone el desarme general.

1929 Golpe de Estado del rey de Yugoslavia. Alemania, la URSS, Polonia y otrospaises del este europeo adhieren alPacto Briand-Kellog. El Plan Youngreemplaza al Dawes para el manejode las reparaciones alemanas.

LA TRANSFORMACIÓN INTERNA DE LOS ESTADOS

fUION fN ,no_ Perdido por Alemania, 1919

•Sarre, controlado por ScKiedadde Nociones, 1919-1935

~ Austria-Hungría hasta 1918

FRANCIA

tural- resultan singularmente influyentes (o al menos representativos) a nivel re-gional o global. Este panorama presenta cuatro tipos de trayectoria: 1) el caminoreformista de las democracias del mundo industrial (Gran Bretaña, Estados Uni-dos y Francia); 2) los experimentos democráticos frágiles o bloqueados (Alemania,Italia, España yJapón); 3) el doble desafío soviético, y 4) las dictaduras nacionalis-tas en el mundo agrario (Turquía y China).

El estudio de Vanhanen (1997) comprueba la relativa solidez de la trayectoriademocrática de las potencias atlánticas dominantes. El "índice de democratiza-ción" (ID = combinación entre participación de la población en las elecciones y"competitividad" -porcentaje de votos obtenidos por los partidos opositores al go-bierno) de Estados Unidos y Gran Bretaña había subido, entre las décadas de 1910y 1920, de 9 y 7,2 por ciento a 11,2 Y18,4 por ciento, respectivamente. Francia se

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mantuvo sin camhios en el nivel alto ya alcanzado antes de la guerra. llay unafuerte correlacilÍn con el "índice de recursos de poder" (Il'R), que representa elnivel de desarrollo socioeconómico y de pluralismo (combinación de índices dediversificación laboral, nivel educativo y distribución de la propiedad rural y derecursos económicos urbanos). En los tres casos progresó, siendo el más alto elestadounidense. Genéricamente los tres Estados eran democracias constituciona_les pero, si hubiese que especificar el estadio histórico concreto, convendría deno-minarlas "democracias distorsionadas por residuos oligárquicos". En Estados Uni-dos el más fuerte de esos residuos era la discriminación y el bloqueo al sufragionegro del Sur; en el Reino Unido, la ausencia de proporcionalidad en las bancasparlamentarias y el voto plural; en Francia, la distorsión a favor del sufragio ruraly la ausencia del voto femenino. Otro obstáculo en los países anglosajones fue laintensa represión policial del sindicalismo que en 1919-1920 se desencadenó conel pretexto del "peligro rojo" (Halperin, 1997; Ponting, 1999).

Los experimentos democráticos en el centro, sur r este de Europa tenían ras-gos más problemáticos (Berstein, 1996). Antes de 1914 Alemania había sido unamonarquía constitucional oligárquica con focos democráticos, aunque sus estruc-turas socioeconómicas hubiesen permitido esperar un sistema político más inclu-sivo (su IPR era superior al inglés). El salto dado por la Constitución de 1919 haciauna democracia ampliada puede verse como una tardía adecuación de la esferapolítica a esas estructuras. Sin embargo, en el plano de la cultura política se dabauna continuidad muy grande con el pasado imperial. Predominaba la extrema frag-mentación partidaria, el fundamentalismo ideológico y el enquistamiento de con-cepciones autoritarias en elites y organizaciones tales como el ejército, la justicia,las igiesias, la educación y las entidades patronales. Además, la I~)fmaciónde mili-cias partidarias creó un clima de guerra civil larvada, favorecido por declaracionesde ambos extremos del espectro político, aunque con clara ventaja material de laultraderecha. En cuanto a Italia, había entrado en el estadio de una democraciacon imporrantes residuos oligárquicos poco antes de la b'Uerra,pero tanto la men-talidad de buena parte de las elites corno el subdesarrollo de las condiciones so-cioeconómicas hacían difícil su estabilización. De hecho no sobrevivió a la crisisde la posguerra. El fascismo, un partido militarizado, aliado a la Corona y las fuer-zas tradicionales en una coalición antisocialista y antidemocrática, comenzó en1922 una experiencia dictatorial que a fines de la década ya manifestaba claramen-te una pretensión totalitaria (Villani, 1997).

Si en Alemania e Italia resulta llamativo el fenómeno de la militarización parti-daria corno novedoso peligro para la democratización, en España yJapón el riesgovino a representarlo más bien la politización del ejército. En ambos casos huboavances políticos ante el coyuntural prestigio de las formas liberal-democráticasde las potencias atlánticas vencedoras en 1918, pero fueron modestos. No supera-ron el estadio de monarquías constitucionales oligárquicas con focos de democra-tización, siendo éstos bastante más vigorosos en España que en el país asiático,caracterizado por una extrema debilidad de los partidos políticos. La dictadura delgeneral Miguel Primo de Rivera fue en alguna medida anticipo del franquismo, enun contexto político diferente del de la década de 1930.

El caso de la Unión Soviética era único en la década del 20, puesto que plantea-ba un doble desafío. A primera vista, su régimen dictatorial de partido único en elmarco de una sociedad subdesarrollada le daba innegables aires de precursor com-parado con los autoritarismos del mundo agrario que se establecieron en Turquíay China unos años después de la Revolución rusa. Pero a diferencia de éstos, laURSS se sentía portadora de una misión universal que era presentada con una do-ble argumentación. Por un lado, desafiando el quietismo colonial, proponía a lospueblos de la periferia una vía rápida y distinta hacia la modernización; por el otro,frente a las potencias atlánticas, reivindicaba su forma "soviética" como un tipo dedemocracia supuestamente "superior" a la del conocido parlamentarismo. En cuantoa los mencionados casos turco y chino, representaron las primeras versiones de loque después de la Segunda Guerra Mundial iba a convertirse en una opción bas-tante frecuente de países agrarios periféricos: el ejército como núcleo de un siste-ma autoritario en el marco de sociedades muy pobres y carentes de pluralismo. Eldiscurso legitimador giraba en torno de la defensa de la independencia nacional yla modernización, sin oponerse frontalmente a los intereses ni al modelo demo-crático de los países ricos, pero derivándolo retóricamente hacia un futuro, cuandolas fuerzas armadas hubiesen terminado su autoimpuesta tarea "pedagógica". Endefinitiva, ya antes de comenzar la crisis económica, la oleada democrática eramucho me,lOSuniversal y bastante más frágil de lo que Wilson y sus seguidoreshabían proclamado en 1919.

LA POLÍTICA Il\ll'ERNACIONAL

¿Cómo se desplegaron las capacidades de las grandes potencias y qué cuestio-aes conflictivas se plantearon en esa década? Si utilizamos el índice compuesto decapacidad estatal (ICCE), surgido de una combinación de datos sobre personal ygastos militares, consumo de energía, producción de hierro y acero, además depoblación total y urbana, utilizado por Geller y Singer (1998), queda evidenciadoel peso decisivo de Estados Unidos. Hacia 1929 las cifras aproximadas eran lassiguientes: Estados Unidos: 0,35; Reino Unido: 0,15; Francia: 0,12; URSS: 0,15;Alemania: 0,12. Otros indicadores significativos lo confirman: al finalizar el dece-nio Estados Unidos producía el 43 por ciento de las manufacturas mundiales, el 56por ciento del acero crudo, el 62 por ciento de la energía eléctrica y más del 85 porciento de los vehículos automotores del mundo (Kennedy, 1995; Modelski yThompson, 1996). Un agudo informe del Foreign Office descubrió que "GranBretaña se encuentra ante un fenómeno que en nuestra historia moderna carece deparalelo: un Estado que es veinticinco veces más grande, cinco veces más rico, tresveces más poblado y el doble de ambicioso" (Niedhart, 1989).

Pasemos a las cuestiones que daban contenido a las relaciones internacionales dela década. La "cuestión alemana" consisóa en las diversas visiones que tanto los ven-cedores de laguerra como los propios alemanes podían tener acerca del status que esapotencia debía tener, especialmente con respecto a sus límites definitivos, su maqui-naria bélicay su inserción en el nuevo sistema de seguridad colectiva.Era obvio que elinicial rigor del Tratado de VersalIesno iba a poder sostenerse indefinidamente, y las

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1) El modelo wilsoniano (cristalizado en los "catorce puntos" de 1918) partía delaxioma de que las causas de las guerras estaban en el armamentismo, los impe-rios opresores y las economías cerradas. Propugnaba entonces un nuevo con-senso universal, basado en el constitucionalismo democrático, la autodetermi-nación nacional, el capitalismo de "puertas abiertas", la diplomacia multilateraly la institucionalización de la seguridad colectiva (Sociedad de Naciones). Deesta manera habrían de surgir la paz y la justicia internacionales; Rusia y Ale-mania terminarían por ser integradas a través de una combinación negociadade premios y castigos y la cuestión asiática, resuelta en el sentido de no permi-tir nuevas esferas de poder unilaterales.

2) El modelo leninista consideraba que la inseguridad internacional no podía des-

negociaciones -<:specialmente desde 1924- mostraron que los desacuerdos principa_lessólo se referían a la magnitud y la velocidad de las medidas de revisión que dehíanencararse. En camhio, la "cuestión soviética" tenía la particularidad de plantearse alos diplomáticos occidentales como absolutamente novedosa, dada la ideología delrégimen y su actividad como líder de una red mundial de partidos a través de laKomintern. En ese sentido se mantuvo latente en la década su rol como desafío cro-nico al ordenamiento internacional sostenido por Estados Unidos, el Reino Unido,Francia y otros Estados capitalistas. Con todo, también aquí se produjo una ciertadistensión: los acuerdos fronterizos con Polonia y los países hálticos, así como laregularización de las relaciones comerciales y la "nueva política económica", contra-rrestaron la estridencia del mensaje revolucionario. Más tradicional en su tipo, lacuestión del Asia oriental y del Pacífico giraba en torno del incremento de los intere-ses expansionistas japoneses en China y del clásico tema del control de la carreranaval entre las potencias. También aquí se lograron evitar crisis extremas. La Confe-rencia de Washington concluyó en 1922con el reconocimiento de la soberanía chinay del principio de "puertas abiertas" para el comercio, así como en un acuerdo sobrela proporción de tonelaje para las marinas de guerra.

Importancia especial revistió la cuestión de las relaciones financieras y econó-micas internacionales, puesto que condicionaba muchos de los rasgos de las tresprecedentes. J .M. Keynes (1987) había observado en 1919 que el Tratado de Ver-salles nada había hecho por la "rehabilitación económica de Europa" ni por lareinserción de los imperios centrales. El amplio plan de reformas que él propugnónunca fue aplicado, pero la segunda mitad de los años 20 trajo algunos pasos posi-tivos, tendientes a permitir la recuperación y estabilización de la economía alema-na. Con el Plan Dawes surgió el circuito financiero clave de la época, basado encréditos norteamericanos para Alemania, el flujo de las reparaciones para Franciayel Reino Unido y la regularización de los pagos que esos países debían hacer porsus deudas de guerra contraídas con Estados Unidos.

Las soluciones concretas de los problemas mencionados sólo podían ser dise-ñadas en el marco de un "modelo" de ordenamiento mundial. En esta década com-pitieron entre sí tres modelos básicos, los cuales seguirían teniendo influencia enetapas posteriores del siglo xx. Los llamaremos "wilsoniano", "leninista" y "polí-tica de poder tradicional".

aparecer antes del derrumbe del capitalismo y la necesaria victoria del socialis-mo a escala mundial. La versión original (1<) 1H-1920) preveía un rápido enca-denamiento de la Revolución bolchevique con los ohreros europeos -especial-mente los alemanes- y la adhesión de los puehlos coloniales contra el triángulo

. de poder establecido en Londres, París y Washington. Luego se impuso untono más cauteloso y oportunista. En 1925 Stalin declaró que, en caso de em-pezar una nueva guerra entre las potencias capitalistas, "actuaremos, pero sere-mos los últimos en hacerlo [...] para arrojar el peso decisivo en el platillo de labalanza" (citado en Niedhart, 19S9).

3) La política de poder tradicional no fue totalmente desplazada. Se presentó en tresvariantes: a) las alianzas para lograr una seguridad regional y un cierto "equili-brio", siguiendo la costumbre del siglo XIX; b) los proyectos hegemónicos uni-laterales, y c) la continuidad del colonialismo, generalmente disfrazado por los"mandatos" dados por la Sociedad de Naciones. A diferencia de las dos visionesanteriores, la política de poder partía de un pesimismo radical en lo concer-niente a la desmilitarización de las relaciones internacionales y entendía, en elmejor de los casos, que un orden "justo" implicaba el reparto del globo entrelas grandes potencias.

50.>U1'.' SI(;U) DE (;UERRAS y REVOLUCI< )NES

Pero en el desarrollo real de su política exterior, ningún gobierno adoptó es-trictamente estos modelos. En todos los casos hubo combinaciones variables ydosis de pragmatismo. Estados Unidos, al no adherirse a la Sociedad de Nacionese implementar el "aislacionismo", amputó la visión wilsoniana, aunque sin recha-zarla del todo, puesto que se atuvo a sus lineamientos económicos y selló el PactoBriand-Kellog en su espíritu. Por otra parte, la política de "puertas abiertas" tam-poco era tan inocente de intereses particularistas, como su inserción en el esquemawilsoniano podría hacer creer. El propio Wilson había predicho en 1917 que des-pués de la guerra el Reino Unido y Francia "estarían financieramente en nuestrasmanos" (Niedhart, 1989), inaugurándose ::sí lo que ha podido denominarse "im-perio informal". En cuanto al continuado intervencionismo estadounidense en elCaribe, constituía un residuo nada pequeño de la tradicional política de poder.Claramente se ubicaban en esa categoría los persistentes imperios coloniales britá-nico, francés, belga, holandés e italiano, pero también los iniciales intentos deParís de convertir a Renania en un satélite suyo. El balance de la década resultaambiguo. Por un lado, se había dado un paso de gran trascendencia histórica alintentar crear un organismo mundial de seguridad colectiva. La Sociedad de Na-ciones ha quedado como un capítulo importante en la historia del derecho inter-nacional (Shaw, 1997). Pero también, por otro lado, se observaban dos graves fa-lencias: 1) Estados Unidos no se comprometió directa y activamente en ese siste-ma de seguridad colectiva, y perdió así las oportunidades de actuar como modera-dor entre los paranoicos nacionalismos europeos, y 2) a partir de 1929 quedó claroque el sistema de las relaciones económicas internacionales era extremadamentevulnerable a las oscilaciones cíclicas, puesto que no existían organismos ni consen-sos capaces de reducir sus corrosivos efectos.

LA C01'.'TEMI'ORA1'.'Elf)¡\1) RECIENTE: EL SI(;LO XX., -S02

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LA REPERCUSIÓN SOCIOPOLÍTICA DE LA CRISIS ECONÓMICA MUNDIAL

b) Una década de crecientes temores (1930-1939)

En el capítulo 8 se aborda el tema de la crisis internacional detenidamente ensus aspectos económicos; en el ámbito sociopolítico implicó a su vez una serieinteractiva de procesos que desestabilizaron la situación mundial hasta el dramáti-co desenlace de 1939:

- ,50S'UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES

1934 Alemania: Hitler unifica los cargos de Pacto de no agresión entre Alemania ycanciller y presidente. China: Los Polonia. La URSS entra en la Sociedadcomunistas deben retirarse al Yenan. de Naciones.

1935 URSS: Stalin comienza a "purgar" el Italia invade Abisinia. El VII Congreso departido. Alemania: Las "leyes de la Comintem proclama la lucha mundialNuremberg" legalizan el racismo contra el fascismo y la formación deantisemita. frentes populares.

1936 Francia: Con Leon Blum llega al gobierno Fracasan las tratativas navales entreel Frente Popular. España: Comienza la Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón.Guerra Civil. Intervención de Alemania e Alemania remilitariza Renania.Italia, luego también de la UASS y de Proclamación del "Eje Roma-Berlín".voluntarios de otras naciones. UASS: Pacto anti Comintern entre Alemania yNueva Constitución. Japón.

1937 Inglaterra: Arthur Neville Chamberlain, Estados Unidos ratifica su aislacionismo.primer ministro. URSS: Stalin anuncia el La agresión japonesa en China serefuerzo de la lucha con los "enemigos convierte en guerra abierta. Italia se uneinternos". al Pacto anti Comintem y sale de la

Sociedad de Naciones.

1938 Alemania: Un gigantesco pogromo es Alemania anexiona Austria ("Anschluss").organizado por el régimen (la "noche de La Conferencia de Munieh (Alemania,los cristales"). Gran Bretaña, Francia, Italia) le cede los

Sudetes a Hitler. Polonia renueva elpacto de no agresión con la UASS.

1939 España: Victoria de Franco, fin de la Gran Bretaña y Francia garantizan laRepública. integridad de Polonia. Italia ocupa Albania

y firma el "Pacto de Acero" con Alemania.Pacto germano-ruso ("Ribbentrop-Molotov"). Alemania invade Polonia.

EL ASCENSO DE LAS DICTADURAS

Mientras que hacia 1920 un 45 por ciento de los Estados existentes era demo-crático, al comenzar los años 40 no quedaba sino un 20 por ciento (Huntington,1994). La nueva ola de dictaduras tenía un denominador general común: surgía decoaliciones sociopolíticas basadas en el antisocialismo y el antiliberalismo. Dentrode esa tendencia general, en la mayoría de los casos predominaron las fuerzas tra-dicionalistas (ejército, terratenientes, clero) sobre los más inquietos imitadores delfascismo italiano (con más apoyo en las clases medias), con lo que se favoreció laaparición de las dictaduras autoritarias de los países bálticos, balcánicos y medite-rráneos. Desde un punto de vista estructural no resultaba del todo incongruente lapersistencia de la dictadura en Italia, la destrucción de la IIRepública en España yla militarización de Japón a finales de la década. Las condiciones socioeconómicasrelativamente subdesarrolladas de esos países se mantenían dentro de lo que Van-hanen (1997) considera una zona de riesgo para la democracia. Con todo, estefactor no puede ser entendido de manera determinista. Francia en la década de

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~LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX504

1) En el interior de cado país se agravaron los conflictos por la distribución de larenta nacional. Las políticas más "ortodoxas" (deflacionistas), como las de losúltimos gobiernos de la Alemania de Weimar y de los republicanos estadouni-denses sólo intensificaron la penuria masiva. Particularmente en Alemania ladesocupación debilitó el poder sindical y los beneficiarios de esta situación fue-ron los partidos antisistema que proclamaban el "fracaso" de la democracia yanunciaban una "revolución" ... "proletaria" según unos, "nacional" o "nacio-nalsocialista", para otros.

2) En el nivel internacional, la baja de los precios y la desocupación fueron respon-didas por una ola de políticas proteccionistas. Las ideas liberales y cosmopoli-tas quedaron seriamente desprestigiadas, mientras la competencia por reser-varse espacios económicos exclusivos se hizo más dura.

3) El nexo fundamental entre política interior y exterior -el de la cultura política-sufrió una regresión. A medida que avanzaban los años 30, la cultura de lanegociación se vio cada vez más arrinconada por los métodos extorsivos y vio-lentos, utilizados tanto contra el adversario interior como contra objetivos ex-teriores.

Años Evolución de los sistemas políticos El panorama internacional

1930 Alemania: fuertes avances electorales Aceptación del Plan Young para lasnazis. reparaciones alemanas.

1931 España: cae Alfonso XIII y se proclama la Los militares japoneses ocupan11 República Manchuria.

1932 Alemania: Hindenburg, reelecto Japón convierte a Manchuria en unpresidente. Japón: Creciente poder satélite ("Manchukuo") y ocupa Shanghai.político de los militares. UASS: La Conferencia de Lausana pone fin a laendurecimiento del stalinismo. Se cuestión de las reparaciones.reintroduce el pasaporte interno.

1933 Alemania: Hindunburg nombra canciller a 11 Conferencia Internacional para elHitler. Estados Unidos: F.O. Roosevelt Desarme. Fracasa la Conferenciaasume como presidente; se inicia el New Económica Internacional de Londres.Deal. UASS: Stalin enuncia el éxito del Japón y Alemania abandonan la SociedacI Plan Quinquenal. de Naciones y la Conferencia para el

Desarme. Estados Unidos y la URSS

inician relaciones diplomáticas.

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1H70 Y Finlandia en 1917-1919 habían comenzado su experiencia democrática Conun IPR más bajo que el de España y Japón en los años 30 y, sin embargo, habíanlogrado consolidar esos regímenes. Por otra parte, el triunfo del nazismo se dio enun país cuya modernización estructural superaba al Reino Unido y Francia. Entodos los casos es obvio que en la confrontación entre pluralistas y autoritariosresultaron decisivos el grado de organización, la capacidad para la violencia y eltipo de cultura política de cada bando (aquí el enfoque "culturalista" de Berstein,1996, complementa a Vanhanen). Después de triunfar e! bando dictatorial podíandarse avances en la productividad y la educación general, sin que la dinámica polí-tica registrase apertura sino todo lo contrario, como lo evidencian los indicadoresde Alemania, Italia y Japón.

El proceso político más trágico de la década fue e! que desembocó en laGuerra Civil de España (1936-1939), que le costó al pueblo español alrededor de300 mil víctimas -entre muertos en combate y por represión- y aproximadamente430 mil exiliados Ouliá, coord., 1999), y que durante cierto tiempo fue visto comouna señal más de la supuestamente irremediable decadencia de las democraciasfrente al ascenso del fascismo. Las pasiones y argumentaciones que generó la gue-rra incluso lograron sobrevivir al período histórico en cuestión, hasta el punto deque en algunos sectores de la derecha aún hasta nuestros días se repiten las tesisfranquistas de que la causa principal del conflicto habría consistido en la intolera-ble provocación orquestada por la izquierda, o en una pretendida incompatibili-dad entre la "tradición hispánica" ye! republicanismo sólo apto para "anglosajo-nes" (Andrés-Gallego, 1991). Por cierto que todos los estudios serios recientesquitan sustento a las versiones unilaterales y maniqueístas: en ambos bandos huboerrores}' se cometieron atrocidades. Pero este "reparto de responsabilidades" nopuede quedar en la falsamente cómoda suposición de que las hubo por partes igua-les. La República generalmente pecó por un exceso de autoconfianza y desorgani-zación, mientras que "la guerra civil estalló básicamente porque las clases domi-nantes españolas se negaron a convivir en un régimen en el que, más allá de lasfalencias, los fundamentos de su hegemonía debían ser renegociados. Su negativaa todo cambio polarizó la vida política, profundizando las diferencias entre losdistintos sectores de una sociedad afectada por un proceso de modernizaicón pordemás insuficiente" (Saborido, 1991; véase también Sánchez Giménez, 1991; Ma-lefakis, dir., 1996).

Los regímenes conservadores y autoritarios a menudo copiaron algunas for-mas exteriores del fascismo, pero en esencia no fueron más que Estados policialesal sen'icio del generalizado miedo de las clases conservadoras a "las masas", movi-lizadas por e! sufragio, la prensa libre, los sindicatos y el supuestamente omnipre-sente comunismo. Fue éste e! denominador común de los gobiernos encabezadospor figuras provenientes de los años 20, como Nicholas Horthy en Hungía y An-tonio de Oliveira Salazar en Portugal, a las que se agregaron luego EngelbertDollfuss y Kurt van Schuschnigg en Austria, Francisco Franco en España y el reyCarol JI y el generalJan Antonescu en Rumania.

Pero ya el caso italiano representaba algo más ambicioso: la pretensión de pene-trar y regimentar todas las áreas de la vida social gracias al partido único y de crear

un nuevo tipo humano nacional, creyente, activista y guerrero ("I'uomo fascista"),prometiendo su culminación en visionesimperiales. Elpropio BenitoMussolini aceptóla calificación de "totalitario" y creemos que el adjetivo es útil, siempre que se lo veamás como una tendencia que como una realidad efectiva. En ese camino el III Reichllegó mucho más lejos -y con más rapidez- que el modelo l11ussoliniano.Mientrasque en Italia persistía la "diarquía" entre el "duce", jefe del gobierno, y e! rey, jefe delEstado, la muerte de Paul von Hindenhurg permitió a Hitler concentrar todo e!poder en sus manos. Entre los viejos y nuevos organismos y subjefes del Estado-partido nazi se establecieron fuertes rivalidades y hasta reinó un cierto desorden,.pero la enorme mayoría de los alemanes comunes quedó regimentada, manipulada eintimidada por organizaciones como la SA, la ss y la Gestapo (cuerpos policiales yparamilitares), laJuventud Hitleriana y elMinisterio de Propaganda. La efectividadde esta ofensiva general contra los derechos individuales y la autonomía de la socie-dad civilsuperó todo lo que hasta entonces se había conocido y sólo presenta parale-los con el régimen stalinista (Broszat, 1969; Kershaw, 1994). Hacia 1938, la desapa-rición del desempleo, el mantenimiento del Estado "social" para los trabajadores ylos éxitos internacionales consolidaron la aceptación del régimen por parte de lamayoría de los alemanes, y entonces apareció la mencionada regimentación y lalegislación antijudía como e! precio supuestamente "necesario" que debían pagarpor aquellos beneficios. En cuanto al caso japonés, a fines de los años 30 se consolidóun tipo de "diarquía" diferente de la italiana: junto al carisma tradicional pero bas-tante vaciado de sustancia real de! emperador Hirohito se había institucionalizado elpoder corporativo de las fuerzas armadas.

F.11 correlación con el ascenso de estas dictaduras, la década se caracterizó porla.aparición de un nuevo tipo de dirigente político. Las figuras predominantes delos años 20 tenían una serie de rasgos comunes: ideológicamente ocupaban el es-nectro que va de! conservadurismo moderado a la socialdemocracia; su carrerapolítica había comenzado mucho antes de 1914 y generalmente ineluía considera-ble experiencia parlamentaria y ministerial. Hombres como los norteamericanosW. Wilson y C. Coolidge, el japonés Tomasaburo Kato, los franceses RayrnondPoincaré, Aristide Briand y Edouard Herriot, los ingleses David Lloyd George yStanley Baldwin, los alemanes Friedrich Ebert y Gustav Stresemann, eran el pro-ducto del mundo autosatisfecho que precedió a la Primera Guerra Mundial. Claroestá que en la era de la depresión siguieron jugando un rol figuras parecidas a éstas(Neville Chamberlain y Edouard Daladier), pero el tono lo daban otros: los mili-tares politizados (Chang Kai-chek, Franco, Antonescu, Hideki Tojo) y los civilesmilitarizados (Mussolini y Hitler). Nacidos en los años 80 y 90 de! siglo XIX, susexperiencias formativas más profundas generalmente habían sido las de la guerra yla revolución; además, ninguno tenía un pasado exitoso en la sociedad civil o unacarrera política normal. En ese sentido, resultaba particularmente llamativa lamarginalidad de Hitler, alguien que no llegó a terminar la escuela media y jamásejerció un trabajo estable. Estos protagonistas concebían la política como la conti-nuación de la guerra por otros medios y en ciertos casos -especialmente el deHitler- como la realización de una misión seudorreligiosa, ambiguamente "res-tauradora" ya la vez "revolucionaria". Pero los políticos tradicionales "por su edu-

"SO(, LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL S(C;LO x..\ UN SIC;1.0 DE (;UERRAS y REVOLUCIONES S07

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LAPOLÍTICAI!\TTERNACIONALENCAMINOHACIAUNANUEVAGUERRAMUNDIAL

En una década se produjeron alteraciones importantes en el equilibrio delpoder. Los Estados de las potencias territorialmente "satisfechas" -Estados Uni-dos, Reino Unido y Francia- vieron reducidos sus índices de capacidad. Mientrasque en 1929 reunían aproximadamente un ICCEde 0,62, en 1939 habían bajado a0,48. En el mismo lapso la URSSpasó de 0,15 a 0,24 y Alemania de 0,12 a 0,18

cacÍón se resistían a la noción de que gente así pudiera siquiera existir" (un ohser_vador inglés de la época, citado en Mosley, 1970).

El caso de la URSSmerece un párrafo aparte. Era la encarnaci6n del gran miedoque tantos servicios hahía prestado al ascenso de los dictadores de ultraderecha.Pero a los ojos de sus simpatizantes, los rasgos dictatoriales parecían justificarsecomo inevitable precio de un poderoso salto hacia la construcción de la primerasociedad socialista (y "científica") de la historia. La destrucción del capitalismo enel campo ("desl:ulakización"), la colectivización agraria y la industrialización ace-lerada fueron los temas dominantes durante los dos primeros planes quinquenales.Hoy hay acuerdo general acerca de que en la agricultura el resultado fue más biennegativo, mientras que son indiscutibles los éxitos de la industria pesada. El otrorostro de la década estaba en los terribles costos humanos de un terrorismo estatalmasivo: sumando los muertos en las hambrunas relacionadas con la política agra-ria y los de las "purgas" que sufrió el Partido Comunista, las cifras más confiablesse mueven entre los diez y doce millones de personas (BulJock, 1993; Landau,1998; Overy, ed., 1996b). Una sangría de este tipo en tiempo de paz "no tieneprecedentes en la historia moderna" (Laqueur, 1991). En 1936 entraba en (su-puesta) vigencia una nueva Constitución, que Stalin definió como la realización"de lo que han soñado millones de personas honestas en los países capitalistas";ahora la URSSestaría regida por "la única Constitución completamente democrá-tica del mundo". Una oleada de propaganda trataba de ocultar el omnipresenteaparato represivo concentrado en el Comisariato para Asuntos Internos (NKVD).

¿Cuál era el panorama de las democracias en la década? A grandes rasgos sepuede decir que los residuos oligárquicos de los años 20 no desaparecieron, pero lacorrelación entre el avance de la modernidad económico-cultural de la sociedadcivil y la democratización del sistema político se mantuvo, tanto en los Estadoshegemónicos -Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia- como en las pequeñasdemocracias, y constituyó especialmente en los países escandinavos un atípico ejem-plo de progreso político en la vorágine de un tiempo signado por el ascenso de lasdictaduras. En Estados Unidos el New Deal al menos demostró que la receta fas-cista no era la "única" salida a la supuestamente irreversible crisis del liberalismo,y en Suecia comenzó un experimento de Estado de bienestar por la VÍareformistaque al cabo de pocos años habría de demostrarse como sorprendentemente exito-so. En todos estos países la izquierda y la derecha moderadas se mantuvieron uni-das en un consenso constitucional mínimo frente a los desafíos dictatoriales dediferente signo (Berstein, 1996).

...•.;09

760983740

Hacia 1939-1940

1,55,79,1

23,514,526,428,2

100100100

Porcentaje de la renta nacional de 1937en gastos militares

Hacia 1934

UNSIGLODEGUERRASY REVOLUCIONES

Paises

Estados UnidosReino UnidoFranciaAlemaniaItaliaUASS

Japón

AlemaniaItaliaJapón

Paises

b. El peso relativo de los gastos militares en las grandes potencias

a. Gastos militares de los futuros socios del Eje (1934 = 100)

(Geller y Singer, I99H). Es verdad que algunos indicadores clave del poderío tec-nológico y económico seguían mostrando el predominio mundial norteamerica-no: en 1940 Estados Unidos producía el 56,9 por ciento del acero crudo, el 55,3por ciento de la energía eléctrica y ellJ2,4 por ciento de los vehículos motoriza-dos del mundo (Modelski y Thompson, 1996). Pero a corto plazo lo que resulta-ba particularmente preocupante era el incremento espectacular del aparato béli-co en un grupo de potencias. Los datos del siguiente cuadro resultan elocuentes(Kennedy, 1995; Overy, ed., 1996b).

Las cuestiones internacionales conflictivas de esta década mostraban una par-cial continuidad con las de la etapa precedente: esto se hacía particularmenteevidente en el caso soviético, que seguía siendo motivo de preocupación para suspequeños vecinos occidentales y para las demás potencias. Con todo, la entradade la URSSen la Sociedad de Naciones implicó una novedad importante. En lasotras áreas problemáticas el potencial conflictivo se incrementó rápidamente. Lacuestión Asia-Pacífico se agravó, dada la creciente militarización de la políticajaponesa, que culminó en la guerra total para conquistar China a partir de 1937.Por último, impulsado principalmente por la Italia fascista, surgió un foco detensiones prácticamente inexistente en los años 20: las cuestiones africana, medite-rránea'y española. Hitos fundamentales fueron aquí la conquista de Abisinia enabierto desafío a la Sociedad de Naciones y luego la decisiva ayuda militar italianay alemana al semifascista bando "nacional" en la Guerra Civil española. Todo estoamenazaba directamente los intereses coloniales y navales del Reino Unido y Fran-cia en la región, aunque la opinión más conservadora de estos países veía la victo-ria de Franco como un precio razonable que se debía pagar para impedir lo queveían como el crecimiento del comunismo en España. Así como aumentaron las

FUENTE: Overy (OO.) (1996b).

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LACONTEMPORANEIDADRECIENTE:ELSIGLOXX;OH

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510 LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES 511

cuestiones conflictivas, se hicieron más variados e incompatibles entre sí los mo-delos de orden internacional que orientaban las políticas exteriores de las poten-cias decisivas. La tendencia básica de la década fue e! continuo debilitamiento de!componente "wilsoniano". Analizando tanto los distintos modelos proyectadoscomo las estrategias políticas ensayadas para lograr su concreción, se perfilaronentonces cuatro orientaciones:

1) Para la Unión Soviética la perspectiva de la "revolución mundial proletaria" sealejaba cada vez más, por lo que se aceleró su conversión a una política mástradicional de alianzas. En 1935 Moscú optó por una aceptación parcial delorden de Versalles como modelo y la novedosa "coalición antifascista" (desdelos comunistas hasta los liberales) como estrategia. Era claramente una opcióndestinada a impedir la realización de! temido cerco antisoviético propugnadopor Hitler, aunque no fue implementada consecuentemente, puesto que laURSSejerció presiones sobre los países bálticos.

2) Entre 1937y 1938 e! gobierno conservador de Gran Bretaña acogió esta pro-puesta rusa con gran escepticismo. Ante la pregunta de si era más fácil domes-ticar e! comunismo o e! nazismo, creyó más en la segunda opción (Cassels,1996). El modelo visualizado por Neville Chamberlain dejaba una Sociedadde Naciones residual, mientras que sobre la base de ciertas concesiones aHitler yMussolini el conjunto de grandes potencias construiría un nuevo equi-librio europeo y mundial. El mínimo denominador común de ese cuartetointegrado por e! Reino Unido, Francia, Alemania e Italia sería la exclusión dela URSS y la renuncia a la agresión. Esto vino a ser la política del "apacigua-miento" que culminó en los acuerdos de Munich.

3) La política exterior de! presidente Franklin D. Rooseve!t claramente estuvosubordinada a las presiones surgidas de su electorado. Siguió e! aislacionis-mo, que como tal impedía participar en la defensa o reforma del orden inter-nacional, aunque retóricamente manifestaba su simpatía por los ideales deWilson y no compartía el optimismo de Chamberlain frente a las potenciasfascistas.

4) A pesar de su diversidad, estas tres orientaciones tenían algo en común: nin-guna de ellas implicaba una alteración violenta y profunda de la estructurainternacional. Pero un grupo de potencias empezó a confluir en una Cl/arta

concepción que habría de convertirse rápidamente en e! impulso decisivo ha-cia una nueva guerra mundial. Tanto e! proyecto neoimperial italiano comoe! japonés y e! alemán implicaban e! choque con otras grandes potencias,pero era la concepción nazi la que habría de jugar el rol principal en el dra-ma que se acercaba. Los éxitos de la política exterior de Hitler entre 1933 Y1938 estuvieron basados en su astuto manejo propagandístico de dos temas:1) el derecho de Alemania de presionar por una derogación del injusto Tra-tado de Versalles, pues no pretendía sino ser tratada como una potencia en-tre otras, y 2) la necesidad de crear un bloque de Estados anticomunistascapaz de preservar a Europa de la amenaza moscovita. Detrás de este segun-do tema asomaba, apenas disimulada, la idea de que los eminentes servicios

del III Reich en la lucha antibolchevique deberían ser recompensados conuna "esfera de influencia" o "espacio vital" que abarcaría toda la Europacentral y oriental. Ya en su libro Mi lucha [1925] Hitler había definido sualianza ideal como integrada por Alemania, Italia y el Reino Unido. La fir-ma del pacto de no agresión con Polonia, el acuerdo naval anglo-alemán, laestridente justificación de la ayuda a Franco como "defensa de la civilizaciónoccidental" contra el bolchevismo y la retórica de! Pacto Antikomintern fue-ron hitos en ese sentido. La incorporación de Japón al "Eje Berlín-Roma"no fue vista por Hitler sino como una presión supletoria, puesto que el Rei-no Unido tardaba en plegarse a su concepción. En 1937 lord Halifax en-trevistó al dictador alemán y le mostró las líneas esenciales de la política deapaciguamiento de! gobierno conservador. Si bien esto no era tanto como elbloque soñado por Hitler, al menos le permitió especular con la toleranciabritánica cuando logró anexar Austria y luego incorporarse a los alemanesde los Sudetes extorsionando al gobierno de Praga (1938).

Pero estos éxitos no bastaban. El acuerdo de Munich garantizaba la supervi-vencia de una Checoslovaquia reducida y ponía estrechos límites al proyecto neo-imperial nazi. En marzo de 1939 el III Reich se apoderó de! país checo convirtién-dolo en e! "Protectorado de Bohemia y Moravia", mientras que aumentaban laspresiones sobre Polonia. Hitler ya no podía invocar aquí la existencia de "alema-nes que desean reunirse con e! Reich": la máscara "nacional" había caído. Ante latorpe violación de lo acordado en Munich, se produjo un viraje en la política britá-nica, viraje antinazi en el que también jugó un rolla creciente barbarie antisemitadel régimen (McDonough, 1998). El mismo Halifax advirtió que "todo país quelimita a Alemania ahora se ve confrontado con un futuro inseguro" (citado enídem). Estos hechos produjeron tres transformaciones que en seis meses llevaronal desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial:

1) Los gobiernos de Londres y París abandonaron su sueño de apaciguamiento ytardíamente intentaron construir una coalición para la contención de Alema-nia. Para ello garantizaron la independencia de Polonia e iniciaron negociacio-nes con la URSS, a fin de asociarla a esas garantías y lograr una convenciónmilitar (marzo-abril de 1939). Era la tradicional fórmula de la política de equi-librio frente a un perturbador, cuya última expresión había sido la Triple En-tente en vísperas de la Primera Guerra Mundial.

2) Hitler era dogmático en su objetivo último -la conquista de Rusia- pero opor-tunista en la estrategia para alcanzarlo. Sabía que debía evitar una guerra dedos frentes y puesto que los anglo-franceses lo contrariaban optó por jugarCÍnicamente la carta rusa. Retomaba así la vieja tradición prusiana de repartirsePolonia con la colaboración moscovita.

3) Stalin se encontró en la cómoda posición de quien es cortejado por dos candi-datos: "En 1939 podía elegir con cuál bando deseaba marchar. En ambos casossu precio era una parte de Polonia, sólo que en las negociaciones de entonces elReino Unido y Francia no quisieron pagarlo, mientras que Alemania aceptó en

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EUROPA y EL NORTE DE ÁFRICA

4. La Segunda Guerra Mundial

,-SH

Alemania invade la URSS.

La dinámica militar

Japón en guerra con Estados Unidos yGran Bretaña. Expansión japonesa en ...

Rendición de Alemania (mayo). Hiroshiy Nagasaki (agosto). Rendición de Japón(septiembre).

a) Las conquistas del Eje- "Guerra relámpago" en Polonia ...

Desembarco en Normandía y liberaciónde Francia. Los alemanes pierden laURSS. Dominio aéreo aliado en Europa.

... Dinamarca y Noruega, Holanda,Bélgica y Francia, guerra ítalo-griega.Campañas en África del norte y losBalcanes

... Stalingrado, Guadalcanal y Kursk.c) El avance de los aliados- Campañas de África del norte e Italia.

... Filipinas, Malasia, Indonesia, Birmania.b) La guerra cambia de curso- Derrotas del Eje en Midway y ElAlamein ...

UN SIGLO DE GUERI{AS y REVOLUCIONES

La dinámica geopolítica

2) Primer realineamiento: guerra por eldominio de Europa oriental Gunio) ycristalización del proyecto genocida.

3) Alineamiento definitivo: los conflictosprecedentes se conectan con la luchapor el dominio de Asia y el Pacífico(diciembre, hasta principios de 1942)

1) Guerra por el dominio de Europacentral y occidental, África del norte y elMediterráneo

Italia entra en guerra Gunio). Alemania,Italia y Japón firman el Pacto Tripartido(septiembre).

Años

1945

194<

1939

1940

1943

1941

de Hitler, el Reino Unido continuó la guerra solo. Ante esto, los alemanes desen-cadenaron una ofensiva de bombardeo, como primer paso para conseguir el domi-nio del aire. Pero en esa "batalla de Inglaterra" Hitler perdió demasiados aviones ytuvo que suspender indefinidamente la planeada invasión (agosto-octubre de 1940).

En junio de 1940Mussolini entró en una guerra que consideraba poco menosque ganada, creyendo poder asegurar así un enorme imperio mediterráneo paraItalia. En septiembre sus tropas invadieron Egipto desde Libia y en octubre ataca-ron Grecia. En poco tiempo, británicos y griegos rechazaron a los italianos, infli-giéndoles grandes pérdidas. Para contrarrestar este descalabro de su aliado, asícomo el creciente neutralismo de Yugoslavia, Hitler atacó este país y Grecia enabril de 1941, completando esas conquistas en un mes. Al mismo tiempo, un cuer-po expedicionario alemán reforzó la defensa italiana en Libia y contraatacó conéxito. En el invierno de 1941-1942 los británicos lograron revertir la situación,

, 11942

LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX

el acto" (Krzeminski, 19(3). En agosto el dictador ruso lIegú a un acuerdo conI litler (Pacto Ribhentrop-Mollltov), liberando a éste de la pesadilla de un sc-gundo frente y destruyendo el proyecto de contención de Londres y París.Para Stalin este abandono de la estrategia antifascista no era sino un rccursopara expandir las fronteras soviéticas hacia el oeste y, adcmás, una ganancia dctiempo, dado que preveía una guerra de desgaste entre Alemania y los occiden_tales, al final de la cual la URSS tendría un peso decisivo.

a) Lasconquistas del Eje (1939-1942)

Si bien la propaganda nazi pretendía mostrar como razonables las exigenciasde su gobierno ("mejorar los accesos entre Alemania y Danzig"), los polacos acer-taron al no prestarle crédito y mantenerse firmes. El 22 de agosto de 1939 Hitlerdijo a sus generales que "el objetivo era la destrucción de Polonia". La probabili-dad de una intervención de las potencias occidentales, que ahora no podían Contarcon el aliado ruso, "no era grande". En definitiva, "debemos darle el necesarioespacio vital" al pueblo alemán (Michalka, ed., 1985,1). Pocos días después, unida-des de la ss, disfrazados con uniformes polacos fingieron agresiones en territorioalemán. El I de septiembre las tropas alemanas invadían Polonia y el führer pro-clamó que era la "respuesta" ante los supuestos ataques.

Con la invasión de Polonia, Alemania desencadenó la serie de sus "guerrasrelámpago" (Blitzkrieg). Toda su estrategia se basaba en derrotar a sus adversariosen cortos conflictos, sin darles tiempo a coordinar su lucha y explotar a fondo susreservas. Dos semanas después del ataque nazi, tropas soviéticas ocuparon el estede Polonia, siguiendo el esquema de reparto acordado con Hitler. Además Stalinobligó a los gobiernos de Estonia, Letonia y Lituania a que aceptaran la presenciade tropas rusas y en 1940, con elecciones fraudulentas, completó la incorporaciónde estos tres países a la URSS. Durante el invierno Rusia también se lanzó a unaguerra con Finlandia, que terminó con pérdidas territoriales para los finlandeses.

En la primavera de 1940 Hitler ocupó Dinamarca y Noruega. Esta última lu-chó duramente, auxiliada por tropas anglo-francesas, pero finalmente fue subyu-gada. La derrota produjo la caída del primer ministro británico Chamberlain y sureemplazo por el enérgico Winston Churchill. Ya antes de finalizar la campañanoruega, Alemania desencadenó una ofensiva general en el oeste, quebrando lasdefensas holandesas, belgas y francesas en pocas semanas. Los británicos lograronevacuar buena parte de sus tropas en Dunkerke, pero perdieron todo el equipopesado. En junio los alemanes entraron en París y el gobierno francés firmó unarmisticio. El norte del país quedó bajo directo control alemán yen el sur (Vichy)se instaló un gobierno dispuesto a colaborar con el vencedor. Pero para sorpresa

SI2

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pero en la primavera los germano-italianos iniciaron una ofensiva que penetró enEgipto, aunque se agotó sin resultados definitivos en septiembre de 1942. En elfrente diplomático, Alemania había profundizado la concertación iniciada con elPacto Antikomintern a través de un "pacto tripartito" con Italia yJapón (septiem-bre de 1940). Allí las tres potencias se reconocían mutuamente las esferas de in-fluencia que les interesaban, proclamando además un vago "nuevo orden" interna-cional. Aun sin adherir al pacto, la URSS de hecho colaboraba con e! mismo ven-diendo materias primas vitales al III Reich. Todo esto acentuó el aislamiento de!Reino Unido durante una etapa muy crítica.

En e! océano entretanto se desarrollaba la "batalla de! Atlántico". Al entrarEstados Unidos en la guerra, no se vio inmediatamente un cambio de la fortunabélica en e!mar: en la primera mitad de 1942, los hundimientos de naves inglesasy norteamericanas alcanzaron un récord. Pero también las pérdidas alemanas ha-bían aumentado y en e!Mediterráneo la marina británica se había revelado comomuy superior a la italiana.

En diciembre de 1940 Hitler pasó a la preparación de la invasión de Rusia,país que nunca había dejado de ser el principal objeto de su proyecto imperial(HiIlgruber, 1986; Wegner, ed., 1991). En junio de 1941 se inició e! ataque, que

LA CONTEMPORANEfl)AD RECIENTE: EL SIGLO XX 515UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES

La caída de Francia en 1940 fue aprovechada por Japón para extender su domi-nación hacia el sudeste asiático, rico en materias primas. Indochina fue ocupada,en pasos sucesivos, por las tropas japonesas. Surgía claramente un nuevo frentepara el Imperio británico. El gobierno norteamericano respondió cerrando sumercado al comercio nipón, que hasta entonces había dependido de esa conexiónpara la importación de hierro usado y petróleo. La tensión diplomática creció rá-pidamente y el gobierno japonés, manejado por la camarilla militar encabezadapor el general Hideki -lojo (primer ministro desde octubre de 1941), decidió quedebía lanzarse a la guerra. El 7 de diciembre de 1941 la base estadounidense dePearl Harbar en Hawai fue bombardeada por aviones japoneses procedentes deportaaviones. Cuatro días después, Alemania e Italia también declaraban la guerraa Estados Unidos.

De esta manera se producía e! realineamiento definitivo de los bandos en pug-na. En julio de 1941Moscú había firmado un pacto de ayuda mutua con Londres;por su parte, Washington dio pasos concretos para apoyar al Reino Unido con suActa de Préstamo y Arriendo (marzo de 1941), cuyos beneficios luego fueron ex-tendidos a China y la UR<;S. En agosto Roosevelt y Churchill suscribieron la Cartadel Atlántico como respuesta a la propaganda del Eje, denunciando las agresionesde esa alianza; en septiembre Stalin adhirió a la Carta. En enero de 1942 culminóla primera conferencia anglo-americana en Washington ("Arcadia"), que dispusolas medidas para una estrategia conjunta y obtuvo el acuerdo de la URSS. Muypronto se hizo evidente que la cooperación entre las potencias aliadas era máseficaz que la suma de los esfuerzos bastante mal coordinados de Berlín, Roma yTokio.

Entretanto continuaba con éxito la ofensiva general japonesa con fuerzas aé-reas y anfibias en laMalaya británica, las Indias Orientales holandesas (Indonesia),Birmania (Myanmar), Tailandia y las Filipinas. Los ingleses perdieron Hong-Kongy Singapur, y las colonias holandesas se rindieron en marzo de 1942. En mayo cesóla resistencia norteamericana en Filipinas. Los próximos objetivos japoneses eranla consolidación de su dominio aeronaval en el Pacífico, el avance hacia Australia yla penetración en la India.

ASIA, EL PACÍFICO y EL ALINEAMIEt\T"fO DEFINITIVO

sorprendió a Stalin, quien no creyú los informes de inteligencia que le habíanllegado. En los primeros meses los éxitos alemanes fueron enormes, pero en elotoño se hizo evidente que no sería una guerra corta. Los vastos recursos mate-riales y humanos de la URSS se movilizaron eficazmente impulsados por un régi-men que puso el tema patriótico por encima de la ideología comunista. En di-ciembre, una contraofensiva rusa en el frente central him retroceder las avanza-das alemanas que amenazaban Moscú. En el verano de 1942 Hitler decidió darleprioridad al frente sur, donde esperaba obtener yacimientos petrolíferos vitales.En agosto sus tropas penetraron en el Cáucaso, mientras su flanco norte era cu-bierto por un ataque a Stalingrado. Pero en ninguno de los dos casos se derrumbóla tenaz resistencia rusa.

fUlONfN 1M2POTENCIAS ALIADAS O

NEUTRALES ~

TIERRAS CONQUISTADAS ~.

POTENCIAS DEl EJE •

SATÉLITES DEl EJE lllI

f~\

514

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EL HOLOCAUSTO

b) El cambio del curso de la guerra

Entre mediados de 1942 y mediados de 1943 las fuerzas del Eje sufrieron unaserie de importantes reveses en distintos escenarios bélicos, marcando de este modouna reversión de la tendencia general hasta entonces dominante. El proceso puedeesquematizarse en seis ámbitos.

l. El Mediterráneo: En octubre de 1942 las fuerzas ítalo-alemanas fueron derrota-das decisivamente en El Alamein por los británicos. Al desembarcar tropas anglo-americanas en Marruecos y Argel~a(noviembre), el Eje se encontró con una gue-rra de dos frentes en el norte de Africa. En mayo los aliados tomaron los últimosbastiones del enemigo en Túnez y en julio iniciaron la invasión de Sicilia. A estaaltura de los hechos e! régimen fascista estaba muy desprestigiado y un golpe de

-,'~17Ul" SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIOl"ES

4. La batalla aérea sobre Europa: En la primavera de 1942 los británicos aumentaron laintensidad de susbombardeos nocturnos sobre las ciudades alemanasy poco despuésse sumaron los ataques diurnos de la aviación estadounidense. En 1943 los aliadoslanzaron la "ofensiva combinada" y las incursiones fueron cadavez más destructivas.Se hizo evidente que los alemanes no podían cubrir simultáneamente e! frente meri-dional (Mediterráneo-Italia), el frente ruso y la defensa de la metrópoli.

3. Los países ocupados: A pesar de que la propaganda de! Eje desplegó considerableesfuerzo en presentar su proyecto imperial como un "nuevo orden" más "justo"que el anterior, no pudo evitar el crecimiento de los movimientos de resistencia enlos países ocupados. Tanto las directivas secretas de Hitler como la práctica de suss mostraban la realidad de un imperio racista, donde la casta "germánica" sometíaa los demás pueblos a diversas gradaciones de servidumbre y aun al exterminio(Michalka, ed., 1985, ll). Es cierto que tanto en Rusia y los Balcanes como enEuropa occidental y Asia hubo simpatizantes del Eje que combatieron a su lado.Pero bajo condiciones favorables -especialmente en Yugoslavia, Rusia, Birmania(Myanmar), Indochina y China-las acciones guerrilleras de la resistencia, apoya-das por suministros aéreos aliados, fueron, a partir de 1943, una efectiva contribu-ción a la victoria final. El ocupante se vio obligado a inmovilizar muchas unidadesen la defensa de su retaguardia. Y si los nazis utilizaban con éxito el tema naciona-lista en su propia población, allí donde eran conquistadores e! nacionalismo tendíaa favorecer a los aliados.

6. La guerra en el Pacífico y el sudeste asiático: En mayo de 1942 una flota japonesasufrió un revés en la batalla del Mar de Coral, pero la confrontación decisiva se

5. La batalla del Atlántico: Apartir de la segunda mitad de 1942una combinación demejoras técnicas en la lucha antisubmarina (cobertura aérea para los convoyes) y e!éxito del programa estadounidense de construcciones navales frenó los éxitos delos sumergibles alemanes y los sometió a una sangría que fue indetenible. Se crea-ron de esta manera las condiciones indispensables para las exitosas operaciones dedesembarco que permitirían la victoria aliada en el norte de África.

palacio produjo la caída de Mussolini. Previendo la próxima defección italiana, losalemanes ocuparon los centros vitales de la península pero no pudieron impedirque en septiemhre de 1943 los aliados desembarcaran en Salerno.

2. El¡mlte "uso:A fines de 1942,6,5 millones de soldados soviéticos enfrentahan acuaúo millones de! Eje. En noviemhre una contraofensiva rusa encerró a los ale-manes que estaban combatiendo en Stalingrado y en febrero de 1943 esta batallaterminó con una gran victoria para la URSS. Durante varios meses hubo contactosdiplomáticos entre soviéticos y alemanes en Estocolmo: Stalin ofreció un cese dehostilidades si se volvía a las viejas fronteras. Hitler se negó, perdiendo su últimaoportunidad política al mismo tiempo que se iniciaba e! reflujo constante de susejércitos.

~.~,.

II

LA COl"TEMI'ORANEIDAD RECIEl"TE: EL SIGLO:L'51ó

En los seis años que precedieron a la guerra el III Reich se había caracterizadopor una creciente política de persecución de su población judía, despojándola dederechos políticos y civiles ("Ley de Restauración del Servicio Público" en 1933;"Leyes de Nuremberg" en 1935 y "Ley de arianización de la economía" en 1938).Además de eso se producían periódicos brotes de violencia por parte del partidonazi, que culminaron en el progrom de la "Noche de los Cristales" en noviembrede 1938 (FriedHinder, 1998). En 1939, al endurecerse la posición anglo-francesafrente a sus acciones expansionistas, Hitler formuló una amenaza que en ese mo-mento no fue apreciada en toda su monstruosidad: "Si los financieros internacio-nales judíos de Europa y de fuera de ella logran arrastrar de nuevo a las naciones auna guerra mundial, entonces, el resultado no será la bolchevización de la tierra ycon dIo la victoria del judaísmo, sino el aniquilamiento de la raza judía en Europa"(citado en Arad, Gutman y Margaliot, eds., 1996). A partir de la conquista dePolonia el régimen puso en marcha un proceso que culminaría en el intento derealizar al pie de la letra esa siniestra "profecía".

El proceso que comenzó con el agrupamiento de los judíos polacos en unospocos guetos, sometidos a un régimen de trabajos forzados y carencias, tuvo sum~nifestación más atroz a partir de fines de 1941 cuando por medio de la utiliza-ción de cámaras de gas móviles comenzó la matanza de judíos (y también de gita-nos). A partir de enero del año siguiente funcionarios nazis coordinaron los planespara j¡,-.plementar la "solución final" (eufemismo para designar el genocidio) entodo el continente. Las "marchas de la muerte" se extendieron en algunos camposde concentración hasta el mismo fin de la guerra.

Es difícil para una persona común hacerse cargo de la magnitud de esta orgíade extermin.io. Los trabajos más serios sobre las víctimas del Holocausto llegan acifras que oscilan entre 5,8 y 6,1 millones. Entre ellos figuran 2,7 millones dePolonia, 2,1 millones de la URSS, 165 mil de Alemania y unos 140 mil de Europaoccidental. El resto corresponde a otras regiones de Europa (Bauer, 1982; Benz,ed., 1992; Lanclau, 1998).

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'5IH LA COI\'TE'\1PORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX

y,.,1 UI\' SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES 519

produjo un mes después: en la batalla aeronaval de Miuway, los norteamericlnosuestruyero'1 cuatro portaaviones enemigos, fonando aJapón a abandonar su pro-yecto de consolidar el dominio del océano. Entre agosto de 1942 y fines de 1943sedesarrolló una serie de exitosas operaciones anfibias estadounidenses que detuvie-ron el avance japonés que amenazaba a Australia. Guadalcanal, Nueva Guinea yTarawa marcaron jalones en la doble contraofensiva aliada, que avanzaba tanto porel Pacífico sudoccidental como por el central.

c) El avance de los aliados

El panorama de esta etapa -desde 1943 hasta 1945- puede ser desplegado enuna serie de escenarios cuya creciente interacción consolidó el triunfo final de losaliados.

1. El Eje "sin techo ') la guerrn en el m.arDurante 1944 se hizo evidente que tanto el III Reich como Japón se estaban

quedando sin un techo protector, ante el decisivo vuelco de la guerra aérea. En elbienio 1943-1944 el Eje sólo logró producir 110 mil aviones frente a los 318 milde los aliados (Kennedy, 1995) y en las campañas de bombardeo estratégico losanglo-amer:canos redujeron sus pérdidas al contar con la escolta de cazas de largoalcance. La infraestructura industrial alemana sufrió serios daños, especialmentepor la creciente destrucción del sistema de transporte. Mientras en el Atlántico seproducía la definitiva victoria aliada contra los submarinos alemanes, en las aguasdel sudeste asiático la marina mercante japonesa fue diezmada; en noviembre de1944 los norteamericanos iniciaron el sistemático bombardeo de Japón.

2. El avance rosoEntre agosto y noviembre de 1943 los soviéticos reconquistaron importantes

ciudades (Kharkov, Smolensk y Kiev). Después de una breve detención, en el in-vierno se desencadenó una ofensiva que liberó a Lenin~rado e hizo retroceder latotalidad del frente alemán en el este. En el verano de 1944 el Ejército Rojo pene-tró en Polonia y los Balcanes, donde los regímenes satélites delIll Reich comenza-ron a desintegrarse.

3. El ansiado "segundo frente" y el de1TUmbe de AlemaniaEn Italia los alemanes lograron un último éxito defensivo al inmovilizar por un

tiempo la cabeza de puente aliada en Anzio surgida en enero de 1944, pero enjunio perdieron Roma y se reinició el lento avance anglo-americano hacia el norte.Allí la lucha continuó hasta abril de 1945, fecha de la capitulación de las fuerzasalemanas y el derrumbe de la efímera "república" fascista que había instaurado elocupante. Mussolini terminó fusilado por partisanos. En Francia, un teatro deoperaciones mucho más decisivo, se había producido un vuelco espectacular: enjunio de 1944, los aliados desembarcaron en Normandía bajo el mando del gene-ral norteamericano Dwight Eisenhower. Ante la presión en ambos frentes -orien-tal y occidental- ningún esquema alemán para el envío de refuerzos fue capaz de

revertir la marea. Con todo, entonces los na7.iscreyeron que nuevas armas -susprimeros cazas a reacción y las "bombas voladoras"- podían producir un vuelco.En agosto un segundo desembarco, esta vez en el sur de Francia, aceleró las opera-ciones y a fin de mes París era liberada.

En las fronteras de Alemania el avance aliado perdió impulso y en diciembreHitler lanzó una desesperada contraofensiva en las Ardenas. Después de éxitosiniciales ésta fue detenida, y los alemanes perdieron sus últimas reservas importan-tes de tanques y aviones, que no estuvieron disponibles cuando en enero los rusosrompieron el frente oriental en Polonia. A partirde este momento Hitler no pudoaferrarse sino a la esperanza de que el miedo de las potencias occidentales al comu-nismo terminase por darle una última chance de supervivencia (Michalka, ed., 1985).En marzo de 1945 los aliados rompieron el frente alemán del Rhin y en abrilllegaron al Elba. Entretanto, los soviéticos iniciaban el ataque sobre Berlín. El 30de abril Hitler se suicidó ante la inminente llegada de las tropas rusas a la Cancille-ría. Por unos días un absurdo "gobierno sucesor" encabezado por el almiranteKarl Doenitz trató de negociar con los británicos, pero el 7 de mayo el Alto Man-do capituló ante Eisenhower en Reims y luego también ante los rusos en Berlín.

4. La derrota de JapónA mediados de 1944 fracasaba el último intento japonés dirigido contra la In-

dia, mientras que las ofensivas norteamericanas por el Pacífico central y sudocci-dental avanzaban con éxito. Dos grandes batallas aeronavales en las Filipinas y elgolfo de Leyte Gunio y octubre de 1944) dejaron incapacitada a la marina japonesapara retomar la iniciativa. Entre febrero y junio de 1945 la resistencia de las guar-niciones de las islas de IwoJima y Okinawa y e! incremento de la actividad de los"kamikaze" (pilotos suicidas) fueron algunos de los factores que contribuyeron aque el nuevo presidente estadounidense Harr)' S. Truman (Franklin D. Roosevelthabía fallecido en abril) se inclinase por el uso de la bomba atómica en vez de laproyectada invasión de Japón. En julio esta arma fue probada exitosamente enNuevo México y en agosto dos bombas devastaron las ciudades de Hiroshima yNagasaki, y causaron unas 128 mil víctimas mortales. EI2 de septiembre de 1945el gobierno japonés se rindió.

LAS CONFERENCIAS Il\'TERALIADAS

En la Conferencia de Casablanca (enero de 1943) Rooseve!t y Churchill ha-bían tranquilizado a Stalin, proclamando que el objetivo de los aliados era la "ren-dición incondicional" del enemigo. Por su parte, la propaganda nazi trató de utili-zar esto para endurecer la voluntad de lucha en la población propia, argumentan-do que en realidad los aliados buscaban "aniquilar" al pueblo alemán. En la Con..,ferencia de Teherán (noviembre-diciembre de 1943)Churchill, Stalin y Rooseveltconfirmaron la fecha de! proyectado desembarco anglo-americano en Francia, co-ordinándolo con una ofensiva rusa en el este. En la Conferencia de Yalta (febrerode 1945) se llegó a un aparente consenso general sobre los lineamientos de la"Europa liberada": los gobiernos de los países antes subyugados por Alemania ten-

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drían gobiernos provisionales "representativos de todos los elementos democráti_cos de la población", los cuales se comprometerían a normalizar la situación "porla vía de elecciones libres" (citado en Loth, 1980). Alemania sería administradapor los aliados según una división en cuatro zonas de ocupación y sus territoriosorientales cedidos a Polonia en compensación por la incorporación del este dePolonia a la URSS. Resulta sugestivo que después de Yalta, cuando desapareció elprincipal factor de unión entre británicos, estadounidenses y rusos, que era la lu-cha contra Hitler, las tensiones ÍJlteraliadas cobraran creciente fuerza. En la Con-ferencia de Potsdam (julio-agosto de 1945)Truman se mostró menos complacien_te que su predecesor frente a Stalin. Los métodos represivos con los que la URSSestaba consolidando la posición de sus partidos satélites en Polonia y otros paísesde la Europa oriental fueron vistos por muchos dirigentes occidentales como unaruptura amenazadora. Rusia habría "vulnerado claramente los acuerdos de Yalta",por lo que ya no sería posible mantener "la ficción de la lealtad y credibilidadrusas: las perspectivas son sombrías" (H. Nicolson, citado en Graml, 1985). Seanunciaban los primeros signos de la futura Guerra Fría.

cuatro veces más a\~ones, barcos, cañoíles y tanques que sus enemigos (Gruch-mann, 1971, Kennedy, 1995; Overy, ed., 1996b).

Medida según la magnittld de las pérdidas humanas, esta guerra fue la másterrible de la historia: los cálculos oscilan entre los 42 millones (Benz, ed., 1992) ylos 62,5.millones de muertos (Stern et ai., 1974; Weinberg, 1995). A diferencia delo ocurrido en 1914-1918, los caídos civiles eran más que los militares. La URSSemergió de la guerra con la expansión de sus fronteras yel más fuerte ejército en elcontinente europeo, pero sin una capacidad de proyección global por carecer deuna marina y aviación comparables a las de Estados Unidos. Por otra parte, laspérdidas económicas rusas fueron el equivalente de diez años de la producción depreguerra. El Imperio británico estaba al borde de la ruina financiera, por lo quelascaracterísticas de superpotencia en todos los aspectos sólo se daban en EstadosUnidos, que contaba con la mitad de la producción industrial y los dos tercios deloro mundial, la flota más grande del mundo, la aviación más poderosa -tres milbombarderos pesados- y la bomba atómica (Ponting, 1999).

520 LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX ,,~i.'~;-.'I -f ~, ",

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UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES 521 •..•

d) Las e/aves de la victo7"iade los aliados y sus consecuencias

La Segunda Guerra Mundial presenta algunos aspectos de continuidad: fue ladécima de las guerras hegemónicas entre las grandes potencias desde los comien-zos de la modernidad y -como las precedentes- estuvo caracterizada por el choquede bandos encabezados por el líder marítimo-comercial y el perturbador conti-nental, respectivamente. Pero ésta es sólo una primera aproximación: aun siendo"continental" y militarista, Alemania se ubicaba junto a las marítimas EstadosUnidos y Gran Bretaña en otra categoría: la de las superpotencias científico-tec-nológicas. Entre 1915 y 1971 Estados Unidos originó el 57 por ciento y Alemaniael 17 por ciento de las innovaciones tecnológicas más importantes, siendo marca-damente menor la participación de los demás países (Modelski y Thompson, 1996).Además, era innegable que al menos potencialmente existía un segundo perturba-dor continental: Rusia. En consecuencia, las condiciones materiales imprescindi-bles para la derrota del Eje eran dos: 1) la unión de la potencia marítima y tecnoló-gica declinante (Reino Unido) con la ascendente (Estados Unidos), y 2) la incor-poración del otro coloso militar terrestre (URSS) a la coalición antihitleriana.

El Eje tuvo entonces una "ventana de oportunidad estratégica" que se clausurócon el ataque japonés a Pearl Harbar. Una serie de ofensivas combinadas de lostres socios del Eje contra las posesiones británicas en Medio Oriente, la India y elAsia oriental quizá hubiese forzado a Londres a aceptar una paz de compromiso(véase esta opción "mediterránea" en Rornmel, 1967).Esa posibilidad pronto que-dó descartada por la obsesión nazi de invadir Rusia. En junio de 1941, Hitler yTojo aún podrían haber intentado otra opción: la de someter a Stalin a una guerrade dos frentes, pero Japón prefirió desafiar a un nuevo enemigo en el Pacífico(Krebs, en Wegner, ed., 1991). Después de la segunda oportunidad perdida, el Ejequedó en irremediable inferioridad de condiciones: Roosevelt, Churchill y Stalincontrolaban el 75 por ciento de los recursos mundiales y producían entre tres y

5. Las Naciones Unidas y la Guerra Fría*

En las siguientes páginas trataremos de definir y precisar los aspectos funda-mentales de la Guerra Fría, señalando sus características predominantes en el marcode las relaciones internacionales y las tendencias generales en cuanto a la evolu-ción de los principales sistemas políticos durante el transcurso de esos cuarentaaños. Para ello consideramos conveniente realizar algunas precisiones temporalesy terminológicas sobre lo que entendemos por "Guerra Fría".

a) Estructura y dinámica de la confrontación

Cronológicamente podemos situar el nacimiento de este "orden mundial bipo-lar" en el fin de la Segunda Guerra Mundial, la derrota de los regímenes nacional-socialista alemán, fascista italiano y oligárquico-militar nipón, y los acuerdos de lasconferencias de Yaltay Potsdam. Las decisiones de estas reuniones, especialmentela primera, consagran también el nacimiento del segundo sistema de seguridadcolectiva: la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Consideramos comomomentos definitorios para el final de esta etapa la emblemática caída del muro deBerlín en 1989 y la disolución de la URSS.

Pero también podríamos señalar otra dimensión de la Guerra Fría y para elloes necesario que nos situemos fundamentalmente en torno del desenvolvimientode dos ejes. El primero de ellos, al que podríamos considerar como eje horizontal,estaría definido por el "orden bipolar" y se manifestó en el desafío competitivo deEstados Unidos y la URSS, las pretensiones de sus argumentos mesiánico-salvacio-nistas y el control sobre cada una de sus respectivas zonas de influencia. Dentro de

• Por Carolina Fcrraris, con la colaboración de Cristian Buchruckcr.

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esta perspectiva debemos destacar el rol desempeñado por ambas potencias en laescalada por la carrera armamentista: sólo eroeste ámbito la URSS se manifestócomo verdaderamente competitiva, en cuanto a su pronta adquisición de la bombaatómica y desarrollo de su aparato bélico con respecto a su rival. En el plano sim-bólico y sociocultural, Estados Unidos heredó -de hecho- una serie de zonas deinfluencia a escala global, hasta ese momento controladas por los Estados colonia-listas europeos, especialmente por Gran Bretaña. Contando con la previa difusiónde la cultura anglosajona, lograron una ventaja comparativa para publicitar su esti-lo de vida. La base territorial más restringida de la cultura rusa -básicamente porel idioma- implicó una limitación al menos inicial para los esfuerzos soviéticos decompetir como modelo universal. Algo similar ocurrió con la dimensión económi-ca: a pesar de la euforia expansiva provocada en la URSS por su veloz ritmo decrecimiento hasta la década del 60, jamás logró un grado de desarrollo equivalenteal del bloque occidental y a partir de entonces se advierte un estancamiento queperdurará hasta su desintegración. Algunas estadísticas nos servirán para funda-mentar lo expuesto.

El segundo eje lo ubicamos como perpendicular a éste, y se define por el pro-ceso de descolonización y la reubicación en el orden mundial de las "nuevas na-ciones emergentes". El entrecruzamiento de estos nos ejes es el que da lugar aotro tipo de conflicto, denominado "conflicto norte-sur" en el que se desarrolla-rán los escenarios "calientes" de la Guerra Fría, especialmente en aquellas zonasconsideradas de importancia estratégica para los polos. Pese a la utilización de losargumentos ideológicos antes mencionados, es claro que la importancia de la re-gión "sur" radicaba en su potencial como mercado para las economías industria-les desarrolladas y como exportadora de productos primarios. Por sus especialescaracterísticas no podemos considerar el "Tercer Mundo" (África, Asia y AméricaLatina) como una estructura coherente sino sólo como una categoría analíticacon algunos rasgos compartidos, como su conflictividad interna y las pretensio-nes de algunas elites oligárquicas o militares, incapaces de articular las demandasde mejoras en los niveles socioeconómicos requeridas por los postergados y rele-gados sectores masivos.

En suma, puede decirse que la Guerra Fría se manifestó como un elevado (aun-que oscilante) nivel de hostilidad entre las dos superpotencias -Estados Unidos yla URSS- concretado en diversas facetas: la ideológico-propagandística, la diplo-mática, la económica, la formación de bloques militares, el espionaje y la carreraarmamentista. Pero además de eso, los principales antagonistas y sus aliados seinvolucraron en choques armados, cuyo escenario fue el Tercer Mundo.

Se plantea entonces la cuestión que dominará el orden mundial en los añossubsiguientes: las pretensiones pacíficas, equilibradas y democráticas declamadaspor las Naciones Unidas se verán coartadas permanentemente por los dos mesia-nismos. Esto planteaba la paradoja de que, en la práctica, la responsabilidad por elmantenimiento de la paz recaía en dos actores relativamente "recién llegados" almundo de las relaciones internacionales y cuyas respectivas cosmovisiones se pre-sentaban como mensajes portadores de modelos de validez universal (Zorgbibe,1997). Estados Unidos y sus gobernantes enarbolaban la bandera de la democra-

cia, el respeto por las libertades individuales y el derecho internacional, bajo lacual escondieron reiteradamente sus mucho menos "elevadas" aspiraciones opor-tunistas y pragmáticas tendentes a satisfacer sus intereses particulares. Los sovié-ticos, a su vez, pretendían erigirse como los verdaderos y únicos defensores de losprincipios de soberanía, ocultando así sus propias intenciones hegemónicas, rea-lizadas en Europa oriental a través del establecimiento de gobiernos sumisos alKremlin.

Para reforzar las percepciones de fragilidad y desequilibrio que ofrecía el futu-ro inmediato, el mundo asistió horrorizado el 6 y el 9 de agosto de 1945 a losefectos devastadores de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki con lo que"parecía que la humanidad estaba en posesión de su propia muerte y a partir deentonces, bajo la amenaza nuclear, cada día estaría a la víspera del fin de los tiem-pos" (Zorgbibe, 1997). Sin embargo, el hecho de que el monopolio de la bombaatómica por parte de los estadounidenses durara sólo cuatro años actuó como po-deroso disuasor ante el posible estallido de una nueva guerra. Ambos contendien-tes sabían que, más allá de quién lanzara el primer ataque, ante la posibilidad de unconflicto nuclear global el mundo podía verse arrastrado hacia su completa devas-tación. Esta realidad resultó finalmente la garantía de que los niveles de conflicti-vidad, al igual que los escenarios bélicos, se mantuviesen dentro'de límites "razo-nables" determinados por los dos colosos durante toda la Guerra Fría.

En este marco podemos destacar 1946 como año clave en el que las posiciones

Participación de los bloques en el producto bruto mundial

523

55%32%

53,0%17,5 %4,5%

17

1980100:49

1960 1980

63%32%

56,34%19,3 %3,1 %

16

1970100:47

1950100:30

Estados UnidosURSS

UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES

Posición en el comercio mundial a comienzos de los años 80Rango como exportador importador

Relación entre el producto bruto per cápita de Estados Unidos y la URSS

Estados Unidos, Comunidad EconómicaEuropea y JapónURSS y su bloqueChina

Participación en el consumo mundial de energíaPaíses del "Primer Mundo"Países del "socialismo real"

FUENTE:Kennedy (1995) y Kidron y Segal (1987).

LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX522

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Etapa 1947.1969: "Primera Guerra Fría"

Una cronología de la Guerra Fría

';.525 •UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES

~

1961 Desembarco de disidentes cubanos en Bahía de Cochinos. Reunión de Kennedyy Kruschev en Viena. Se levanta el muro de Berlín.

1962 Crisis de los misiles en Cuba.

1963 Asesinato del presidente Kennedy en Dalias. Firma del tratado de prohibición de

1 experimentos nucleares en la atmósfera.-j 1964 Cae Kruschev y asume Brezhnev.1

1965 Masiva intervención militar estadounidense en la guerra de Vietnam.

1967 Guerra árabe-israelí de los "seis días".

1968 Tropas del Pacto de Varsovia invaden Checoslovaquia y ponen fin a la "primaverade Praga". Asesinato de Martin Luther King y del senador Robert Kennedy enEstados Unidos.

Etapa 1969-1979: Distensión

1969 Se firma en Helsinki el primer tratado de no-proliferación de armas nucleares(SALT).

1970 Tropas estadounidenses invaden Camboya.1971 El secretario de Estado norteamericano Kissinger visita China.1972 Segunda fase del tratado SALT 1.Visita del presidente Nixon a Mao en China.1973 Guerra árabe-israelí de Yom Kippur. Crisis del petróleo por restricciones de la

OPEP. Las tropas estadounidenses se retiran de Vietnam.1974 Nixon renuncia por el escándalo de Watergate.1975 Los norvietnamitas conquistan Saigón y reunifican Vietnam. Muerte del dictador

Franco. Se firma el Tratado de Helsinki.

1976 Muerte de Mao Zedong. Golpe de Estado en la Argentina.1979 Se firman los tratados SALT 11.Las fuerzas sandinistas logran la caída de Somoza

Debayle en Nicaragua. Las tropas soviéticas invaden Afganistán.

Etapa 1980-1986/1987: "Segunda Guerra Fría"

1980 Ronald Reagan asume la presidencia de Estados Unidos. Muerte de Tito enYugoslavia. Comienza en Polonia la acción de Solidaridad.

1982 Muerte de Brezhnev en la URSS. Guerra de Malvinas entre la Argentina y GranBretaña.

1983 Reagan lanza el proyecto "guerra de las galaxias" (militarización del espacio).Intervención de Estados Unidos en Granada.

1985 Gorbachov asume como secretario general del PCUS.

Etapas 1987-1989 y 1989-1991: Nueva "distensión" y fin de la Guerra Fría

1987 Firma de los acuerdos "opción cero" para el desmantelamiento de misiles.1988 Comienzan tensiones en las repúblicas de la URSS. El presidente estadounidense

George Bush anuncia la reducción de gastos militares y el congelamiento del"escudo espacial".

1989 Caída del muro de Berlín. Las repúblicas bálticas proclaman su independencia.Intervención de Estados Unidos en Panamá contra Noriega.

1990 Reunificación de Alemania. Disolución del Pacto de Varsovia.1991 Boris Yelstin, presidente de Rusia. Intento de golpe de Estado contra Gorbachov.

Disolución de la URSS y creación, de la Comunidad de Estados Independientes.

LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX524

1947 Lanzamiento del Plan Marshall y "doctrina Truman". Firma del GATT.Independencia de India y Paquistán.

1948 Establecimiento del Estado de Israel. Creación de la OEA. Primera guerra árabe-israelí. Golpe comunista en Checoslovaquia. Ruptura entre Stalin y Tito.Establecimiento de la OECE.

1949 Firma de los acuerdos para establecer la OTAN. Establecimiento del Comecon.División de Alemania: República Federal de Alemania y República Democráticade Alemania. Mao Zedong proclama la República Popular China.

1950 Estalla la Guerra de Corea.1953 Muerte de Stalin.

1954 . Conferencia de Ginebra sobre la paz en Indochina.

1955 Conferencia de Bandung. Los países del bloque comunista firman el Pacto deVarsovia.

1956 Crisis de Suez: Egipto, Gran Bretaña, Francia e Israel, involucrados. Crisis deHungría: intervención de tropas soviéticas. xx Congreso del PCUS: Kruschevdenuncia el "culto a la personalidad", declara la "coexistencia pacífica" y consolidasu liderazgo.

1957 Se conforma la Comunidad Económica Europea (CEE).

1958 Se establece la v República francesa: De Gaulle, presidente.1959 Fidel Castro asume el poder en Cuba.

1960 Inicio de la Cumbre de París. El avión estadounidense U2 es abatido en la URSS.La OECE se transforma en OCDE con el ingreso de Canadá y Estados Unidos.Establecimiento de la OPEP.

Etapa 1945.1947: La transición de la "gran alianza" a la confrontación

1945 Conferencia c;e Yalla. Muerte del presidente Roosevelt. Conferencia de Postdam.Establecimiento de la ONU.

1946 Estalla la guerra civil en Grecia. Churchill denuncia la "cortina de hierro".

de los jefes de Estado de las dos superpotencias adquieren mayor rigidez y susdiscursos se hacen más virulentos. Dos documentos nos ilustran sobre ello: uno esla cana que el presidente Truman enVÍaa su secretario de Estado James Byrnes enenero de 1946: "No tengo la menor duda de que la URSS tiene intención de invadirTurquía y anexionar la región de los Dardanelos hasta el Mediterráneo. Este paísno comprende más que un idioma: ¿cuántas divisiones tiene usted?" (citado enZorgbibe, 1997,11).El otro es el discurso que Stalin (quien no se quedaba atrás)pronuncia en febrero de ese año, con motivo de las elecciones para el Soviet Su-premo, un discurso en el que demuestra su propio endurecimiento y que es obser-vado con alarma por sus interlocutores: "El sistema capitalista de la economíamundial lleva en sí elementos de crisis general y de guerra. [...] Si nosotros conce-demos a nuestros sabios la ayuda necesaria, sabrán no sólo alcanzar sino igualmen-te adelantar, en un próximo futuro, los resultados logrados por la ciencia más alláde las fronteras de nuestro país" (citado en Zorbibe, 1997, 11).

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b) Los sistemas polítifos durante la em de la Guerrtl F1"Ía

Uno de los puntos en común que tenían ambos "mesianismos" era la aspira-ción de ser, cada uno, el paladín de la democracia, bandera que enarholaron pre-tendiendo mostrarse, en cuanto a su política interior y en sus proyecciones haciaelmundo externo, como el verdadero intérprete de los alcances del término en suaplicación práctica. Sin embargo, la "democracia popular" y el "socialismo real"del bloque socialista ya no tenían en la segunda posguerra el aura de novedaddesafiante de los tiempos de Lenin. La URSS representó, en su mejor faceta, un"Estado de seguridad económica mínima" (poco seductor para la población de loscapitalismos desarrollados), cuya contrapartida era el hecho de que las opinionesy libertades personales de los ciudadanos soviéticos se hallaban severamente limi-tadas por los omnipresentes organismos de control del régimen. En el bandoacaudillado por Estados Unidos los principales Estados lograron desarrollar unmodelo que no había logrado consolidarse en entreguerras. La combinación dedos factores constituyó su fundamento: por una parte, la institucionalidad demo-crática de raigambre liberal, resumida en los derechos individuales, la división depoderes y la pluralidad de partidos; y, por el otro, el Estado de bienestar, capaz deincluir a los asalariados en el consumo masivo y de proporcionarles una red deseguridad social. Por cierto que no todo lo que en aquellos años se englobaba enla categoría de "mundo libre" logró construir una versión aceptable de este mo-delo. Se trata de una cuestión que necesita precisiones y que será examinada másadelante.

En el caso de Estados Unidos podremos observar la existencia de ciertos temasque durante mucho tiempo se mantuvieron como deuda pendiente de la democra-cia. Uno de ellos es el racial, que no alcanzó resolución efectiva hasta la década delos 60 -en 1964 se aprueba la ley sobre derechos civiles que extiende los poderesdel gobierno federal en materia de integración racial- y que no estuvo exento dederramamientos de sangre; muestras de ello son los asesinatos de los dirigentesnegros Malcom X -líder de la secta de los "musulmanes negros"- en 1965, y Mar-tín Luther King, luchador contra la segregación racial, en 1968. Otra de las nubesque empañaron la democracia estadounidense en 1949 fue la famosa "caza de bru-jas" iniciada por fanáticos anticomunistas liderados por el senador ]oseph Mac-Carthy, que afectó particularmente a los ambientes intelectuales .

En lo que respecta a laURSS y al bloque socialista, es innegable que lasprácticasrepresivas del stalinismo experimentaron un cierto retroceso después de la muertedel georgiano. Sin embargo, no desaparecieron del todo y -en variables dosis-perduraron hasta mediados de los años 80. Bajo Nikita Kruschev y Leonid Brezh-nev fueron más comunes las técnicas de "tratamiento" en hospitales psiquiátricosespeciales, donde la disidencia política se diagnosticaba como una patología.

Kruschev trató de tomar distancia de su predecesor a través de la "desestalini-zación" y de algunas medidas económicas tendentes a la descentralización, pero eldescontento por parte de quienes se veían amenazados en su poder produjo sucaída en 1964. La etapa dirigida por Brezhnev se caracterizó fundamentalmentepor mantener el inmovilismo ideológico y político, extendiéndose también al pla-

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52H LA CONTEMPORANEIDAD RECIEI\'TE: EL SIGLO XX UI\' SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIOI\'ES ~29 ..no económico con un retorno a la centralización. En definitiva, se trató de "unaforma de stalinismo blando que garantiza la dictadura colectiva del partido, recha-zando toda innovación y afirmando la supremacía de la ideología sobre la econo_mía" (Berstein, 1996).

Por último cabe señalar, aunque sea sucintamente, la relación del sistema so-viético con la problemática nacional. Cón respecto a las "nacionalidades" periféri-cas a la Rusia central el punto de tensión más importante consistía en el controlcentralizado, ejercido por aparntehiks rusos transplantados a los puestos clave, in-dustriales, políticos y militares en esos lugares y por las "migraciones artificiales"producidas por el Estado, para crear regiones industriales ficticias en zonas en lasque, a menudo, no existían las mínimas condiciones esenciales para ello. En rela-ción con las "democracias" de la Europa del este, debemos señalar que en sucesi-vas etapas y con el apoyo del Ejército Rojo, esos países fueron pasando de losgobiernos de coalición de la inmediata posguerra a la preeminencia de los comu-nistas en el poder, quienes eliminaron de forma progresiva a sus adversarios me-diante métodos de presión similares a los utilizados en la URSS (desde la intimida-ción hasta la cárcel y el asesinato político). Así,hacia 1949quedó conformado todoel panorama de las "democracias populares" a las que se les permitió una ciertalibertad de maniobra, siempre que no atentaran contra el monolitismo del camposocialista. En los casos en que, a juicio del Kremlin, esta situación se vio seriamen-te afectada se optó por el decidido avance del Ejército Rojo; tal el caso del levanta-miento en Hungría en 1956, cuya sangrienta represión suscitó las protestas de la01\'0, o el igualmente nefasto fin de la "primavera de Praga" en 1968, que terminócon la invasión de los tanques rusos.

Sin embargo, dos excepciones representaron un desafio para el monolitismosoviético: la Yugoslavia de Tito, a la que más adelante se hará referencia, y Chi-na (véase capítulo 13). Las tensiones entre ésta y la URSS comienzan en 1959,paradójicamente el mismo año en que suscriben acuerdos de colaboración eco-nómica V militar, debido a las críticas de los chinos a la política de Kruschev. Enjulio de' 1960 la URSS decide suspender toda forma de asistencia económica,científica y militar a China y ordena la repatriación de sus técnicos. En octubrede 1961 se inicia en Moscú el XXII Congreso del PCUS del que se retirará ladelegación china, encabezada por Chu En-lai, como consecuencia cie la polémi-ca desatada por Kruschev contra Albania e, indirectamente, contra China. Lue-go de estos acontecimientos quedó consagrado el antagonismo entre los dosgigantes del comunismo, manifestándose en la rivalidad de sus respectivos par-tidos, en el enfrentamiento ideológico y en una lucha implacable entre los dosEstados. A partir de ese momento China iniciará un paulatino viraje de acerca-miento a Occidente que se verá coronado por su ingreso a la ONU en 1971 y conla visita oficial de Henry Kissinger al año siguiente. Las relaciones con la URSStendieron a normalizarse recién en 1988 con la firma de un acuerdo para ladelimitación de las fronteras en el sector oriental. Al año siguiente, en los pri-meros días de junio tuvo lugar la terrible matanza de los estudiantes que semanifestaban por la democratización de las instituciones, en la plaza de Tianna-menoEl hecho no dejó duda alguna sobre las intenciones de los dirigentes de no

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permitir ninguna "desviación" ideológica en el seno de este otro baluarte co-munista.

Ha llegado el momento de analizar desde una perspectiva comparativa los di-versos tipos de sistema político en la era de la Guerra Fría. Como ya lo hicimos enel período 1919-1939, utilizaremos como base el trabajo de Vanhanen (1997), sibien destacando que siempre deben ser tenidos en cuenta otros factores importan-tes, como el peso de intervenciones extranjeras y aspectos cualitativos de la culturapolítica.

A partir de mediados de los años 50 se verificó una situación histórica novedo-sa: si bien el sistema político de una de las dos superpotencias (la URSS) resultabaatípico, todos los demás grandes Estados industrializados que habían jugado unpapel de primer orden en el siglo XX compartían ahora una similitud sistémica decarácter democrático: Estados Unidos, el Reino Unido y Francia por tradiciónlarga; Alemania Federal, Italia y Japón como (segundos) experimentos ahora másexitosos.

Este primer tipo de dem-flcracia sólida -es decir, con base socioeconómica adecua-da al sistema político-- fue despojándose en la segunda posguerra de algunos de losresiduos oligárquicos que quedaban, tales como las exclusiones electorales de muje-res y gente de color. Se afianzó en Europa occidental, América del Norte y en algu-nos ;>aísescomo Australia, Nueva Zelanda e Israel.

El segundo tipo está configurado por las democracias frágiles, en las que la dis-tribución de recursos económicos y educativos en la sociedad era muy asimétrica.En general resultaron crónicamente vulnerables a golpes de Estado y diversasformas de acoso provenientes de ambos extremos del espectro ideológico. Algu-nas excepciones a esta regularidad parecen deberse a factores cualitativos de tipocultural, como sería el caso de la India. Los casos más regulares de democraciafrágil se encontraban en América Latina; por ejemplo, Brasil en los años 50 yPerú en los 60.

En el tercer tipo agruparemos a los regímenes no democráticos sólidos (dictaduraso repúblicas oligárquicas de hecho). Allí se combina la concentración de recursosde poder en la sociedad con la concentración del poder político. Los países delbloque soviético entran en esta categoría general, si bien su modelo resultaba atí-pico por la extensa red de seguridad social y la amplia distribución de recursoseducativos en la población. A largo plazo esto podía considerarse un elementodesestabilizan te. Los casos realmente típicos se encontraban en los jóvenes Esta-dos africanos y la mayoría de Asia, así como algunos de América Latina. Algunosejemplos son Indonesia en los 70; Irán en los 60; Paquistán en los 70;Arabia Saudíen los 70. En el sur de Europa esto también se daba durante la década de 1950 enlas dos supervivencias de la oleada de dictaduras de derecha del período de entre-guerras: España y Portugal.

Por último, el cuarto tipo: regímenes dictatoriales frágiles o inestables, puesto quese asentaban sobre una sociedad de rasgos ya muy modernos y pluralistas. Aquímuchas veces la combinación de una cultura política (nacional) autoritaria y lapresión de intervenciones extranjeras fue el proceso genético que determinó suinstauración. Algunos ejemplos de la década de 1970 fueron laArgentina, Chile y

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c) La estabilización en Europa y la conflictividad en Asia

Corea del Sur. En otros casos se advierte la perduración del régimen por una espe-cie de inercia, que ya resultaba anacrúnica con respecto al resto de la sociedad: talfue el caso de España en los años 60, durante el despegue econúmico.

En los casos que hemos mencionado, así corno en muchos otros, el freno a lademocratización lo representaron generalmente instituciones armadas y sectoresasociados a ellas, que argumentaban ser el "último recurso" ante el peligro de la"subversión" proveniente de las izquierdas. Pero también existieron esas asime-trías en el otro campo: con su miedo al "cerco capitalista" la URSS impuso sistemaspolíticos dictatoriales a países cuyo nivel de desarrollo socioeconómico los conver-tía en candidatos naturales a la democratización. Los tres ejemplos más notablesen la década de 1950 son Checoslovaquia, Polonia y Alemania Oriental.

En suma, podríamos concluir que los objetivos "securitistas" de las potenciashegemónicas de cada bando durante la Guerra Fría fueron un fuerte freno para elpleno desarrollo de sistemas políticos democráticos. En ambos "campos" tuvieronlugar procesos de desarrollo socioeconómico que tendieron a crear fuerzas favora-bles a la democratización. En el caso del bloque "occidental", su heterogeneidadpolítica -a diferencia del bloque socialista- fue muy grande. Aparecían extraña-mente unidos bajo el rótulo de "mundo libre" democracias plenas y sólidas conabsolutismos tradicionalistas (Arabia Saudí), dictaduras autoritarias (muchos paí-ses latinoamericanos»)' aun repúblicas oligárquicas basadas en la estratificación decastas (Sudáfrica).

En la primera etapa de la Guerra Fría propiamente dicha se ha hablado de unapolítica de containment, en la que Estados Unidos trató de "contener" el peligroque significarían los posibles avances del comunismo, clave de su diplomacia du-rante los años siguientes. Uno de los momento~ de mayor tensión dentro de estaprimera etapa fue el que se vivió con el bloqueo de Berlín en junio de 1948, cuandolos aliados occidentales unificaron de hecho sus zonas de administración en Ale-mania, a lo que los rusos reaccionaron interrumpiendo las vías de comunicaciónterrestre entre ese sector y la parte oeste de la capital, que atravesaban la zonasoviética. Para no llegar a actos extremos de fuerza que pudiesen llevar a la guerra,el presidente Truman decidió establecer un puente aéreo que abastecería la ciu-dad. Pese a la confianza rusa en que el mismo no podía durar y al abandono porparte de los norteamericanos de esa.porción de Berlín, éstos lograron mantener lasituación durante casi un año; quedó así demostrada la capacidad organizativa y elpoderío de la aviación estadounidense, lo que contribuyó, probablemente, a refor-zar la decisión soviética de mejorar su tecnología armamentista.

Ese mismo año se desencadenó una crisis en el corazón del bloque de satélitesde la URSS: en Yugoslaviael mariscal Tito recibía la condena del Kominform (Ofi-cina de Información de los Partidos Comunistas) por emprender una vía nacionalpropia, alejándose de las directivas del Kremlin. Estó fue posible porque el dicta-dor contaba con su propio consenso interno, devenido de su participación en elmovimiento guerrillero organizado contra los nazis y fascistas, tornando riesgosa

una intervenciún del Ejército Rojo en el único país en que el comunismo habíallegado al poder con sus propias fuerzas. Así quedaba establecido el panoramaeuropeo en 1l}4H, con las respectivas esferas de influencia delimitadas y una divi-siún política que respondía, dentro de cada una, a las ideologías inspiradoras de los"dos grandes". Ilasta mediados de los años 50 estas estructuras no harían más queendurecerse.

Diferente fue la situación en Asia, donde se produjo la superposición conflicti-va de la Guerra Fría con problemáticas propias de la descolonización. En estemarco China ocupará un lugar clave cun el decidido avance de las fuerzas comu-nistas de Mao Zedong a partir de 1946. Esto culmina en octubre de 1949 con laproclamación de la República Popular, liderada por Mao (véase capítulo 13), queobtiene el pronto reconocimiento de la URSS y de los demás países socialistas. Endiciembre Chang Kai-chek y los restos del Kuomintang se refugian en Taiwán(Formosa), bajo la protección de Estados Unidos. En febrero de 1950 la RepúblicaPopular China y la URSS firman en Moscú un pacto de alianza y amistad, peroqueda claro que si bien los chinos habían escogido el campo socialista (como se haexplicado), rechazaban la "satelización".

Pero otro sector de Asia será, a partir de 1950, donde se definirá el primerescenario "caliente" de la Guerra Fría y en el que se verifique la primera interven-ción seudoefectiva de lamm: Core3. Allí, luego de la retirada de los japoneses yentorno de la frontera del paralelo 38°, se habían establecido dos zonas de influencia:en el norte se instaló un gobierno comunista protegido por Moscú y Pekín y en elsur otro "democrático", bajo la supelTisión de Estados Unidos. El25 de junio de1950 tropas norcoreanas cruzaron la frontera, atacando por tierra, mar y aire, yobtuvieron rápidas ventajas. El Consejo de Seguridad de la ONU fue convocado ainiciativa de Estados lTnidos, conminando a Corea del Norte a retirarse de laszonas ocupada~, lo que no se acató. Se decidió enviar un ejército unificado bajo elmando del general norteamericano Douglas MacArthur, quien logró la retiradanorcoreana hacia el norte, en la frontera con China y la URSS. La intervenciónmasiva de fuerzas voluntarias chinas y las amenazas de MacArthur de utilizar ar-mas atómicas provocaron el pánico en la opinión mundial. En este punto es nece-sario establecer como logro del buen funcionamiento democrático la retirada delgeneral norteamericano del campo de operaciones, resultado de su falta de acuer-do ante la postura más moderada del presidente Truman para la resolución delconflicto. Finalmente se restableció la frontera del paralelo 38° y en 1953, traslargas negociaciones, se .firmó un armisticio.

El comienzo de la guerra de Indochina se vincula con el retiro de los japoneses,que dejan una independencia teórica en el territorio, mientras que Francia se em-peñará en la reconquista militar de esa parte de su antiguo imperio colonial. Locierto es que la independencia quedó establecida en septiembre de 1945 cuando ellíder comunista Ha Chi-minh proclamó la República Democrática de Vietnam.Los franceses se mostraron finalmente dispuestos -luego de años de guerra- a unanegociación que reconocería al Estado libre de Vietnam, siempre que se respetasela independencia de Laos y Camboya. En abril de 1954 se inicia la Conferencia deGinebra, cuya agenda se limitaría al tratamiento de las cuestiones de Corea e ln-

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d) "Coexistencia pacífica" y crisis de los misiles

dochina, pero al tiempo de su desarrollo se produce el ataque, por parte de comba_tientes comunistas, al campo fortificado de Dien Bien Phu adonde se habían reti-rado las tropas francesas. Esto empantanó las negociaciones pero en junio se logróun acuerdo sobre Laos y Camboya por e! que el Vietminh se retiraría de ambos. Asu vez en julio se firmó un compromiso por el que se fijaba una línea de armisticioa lo largo de! paralelo 17° que separaba la República Democrática del Estado Sur-vietnamita, no comunista, y establecía un plazo de dos años para convocar a elec-ciones que conducirían a la reunificación. Estas no llegaron a producirse porque sedesató una segunda guerra de Indochina debido a la protección asumida por Esta-dos Unidos sobre el territorio del sur, en reemplazo de Francia.

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A comienzos de los años 70 se produjeron algunos pasos importantes que pue-den considerarse característicos de una verdadera etapa de distensión: la firma detratados de limitación de pruebas nucleares, armas estratégicas y misiles (StrategicArms Limitations Talk (SALT], Antiballistic Missile (ABM]). Pero estos signos aus-piciosos pronto se vieron empañados por acontecimientos que desembocarían, haciafines de esa década, en un renacimiento de los temores en Estados Unidos, anun-ciando el inicio de la "segunda" Guerra Fría.

Los primeros datos desestabilizadores fueron de tipo económico: como se havisto en e! capítulo 8, en 1971 el presidente Nixon puso fin a la convertibilidad deldólar, causando alarma en los círculos financieros; en 1973 y luego en 1979-1980los países de laOPEP aumentaron drásticamente el precio del petróleo, acentuandola crisis económica en Occidente. Los otros datos se relacionan con el aparentedesequilibrio y aislamiento sufridos por Estados Unidos en el sistema internacio-

e) De la década de 1970 hasta el final de la confrontación

diciembre de ese año la Organi7.aciémpara la Cooperación yel Desarrollo (OCDE)que, con la inclusión de Canadá y Estados Unidos, sustituye a la OrganizaciónEconómica de la Comunidad Europea (OECE), formada sólo por países europeos.Sin embargo, en 1962 el clima de la "coexistencia pacífica" se vio interrumpidopor una nueva crisis que mantuvo en vilo a 1; humanidad. El epicentro sería Cuba.

En la más grande isla caribeña se había producido la caída de la dictadura deFulgencio Batista que, con un intervalo, se mantenía en el poder desde 1940 conel beneplácito de Estados Unidos. El 7 de enero de 1959 Fidel Castro al mandode sus guerrilleros hace su entrada triunfal en La Habana, estableciendo un nue-vo gobierno, con un programa radical de reforma agraria y expropiación de socie-dades y capitales norteamericanos y situándose durante un año en una posiciónambigua de acercamientos y "coqueteos" con norteamericanos y soviéticos, queconcluirá en agosto de 1960 con la decidida vinculación a la URSS y la proclama-ción de la "revolución socialista" en Cuba. Esta transformación fue percibida porWashington como un desafío intolerable. El recién electo presidente John F.Kennedy decidió, en abril de 1961, el desembarco de un grupo de fuerzas "anti-castristas", entrenadas por la CIA, en Playa Girón (Bahía de Cochinos). La opera-ción fue un rotundo fracaso y un amargo trago para el presidente norteamerica-no; para Castro significó un triunfo importante y la posibilidad de estrechar lazoscon Moscú, lo que se tradujo en e! aporte de armas y tecnología por parte de lossoviéticos, culminando con la instalación en la isla de una base de lanzamientopara misiles de mediano alcance. Semejante provocación llevó a la grave crisis deoctubre de 1962: implicaba un desafío que Kennedy no podía dejar pasar, por loque exigió el desmantelamiento de la base. Kruschev, que se había extralimitadocon este peligroso movimiento, envió dos cartas a su adversario para proponer laretirada de los misiles a cambio de la promesa de no invadir Cuba y de retirar, a suvez, los misiles estadounidenses Júpiter de Turquía. El acuerdo se concretó porambas partes y marcó, junto con el muro de Berlín levantado en 1961, una nuevaetapa de estabilidad en el sistema internacional.

LA C01\'TEMPORA1\'EIDAD RECIE1\'TE: EL SICLO XX532

Pese al endurecimiento que siguió inmediatamente a la guerra de Corea, lamuer-te de Stalin en 1953 marcó un nuevo giro en las relaciones internacionales, dandopaso a un período con tímidos aires de "distensión", pero que mantuvo los rasgosfundamentales del antagonismo. Lo positivo es que en febrero de 1956, con la aper-tura del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, su secretario,Nikita Kruschev, denuncia el "culto a la personalidad", confirmando al mismo tiem-po la voluntad de la URSS de iniciar una política de "coexistencia pacífica" con lospaíses occidentales. En realidad a partir de la conferencia de Berlín en enero de 1954,cuando se concretó la paz con Austria, se sucedieron una serie de reuniones que,entre ese año y 1955, marcaron que el "deshielo" contenía, más allá de las declama-ciones, la firma de acuerdos que consagraban en los mapas la separación de nacionesy Estados. Tales los casos de las divisiones de Alemania, Corea o Vietnam.

Simultáneamente continuaba la consolidación de los sistemas de alianzas y pactosmilitares a través de los cuales las dos superpotencias ligarán a sus órbitas a otrosEstados: en 1947 se había creado en Polonia el Kominform, que sustituía al anti-guo Komintern; en 1948 se firmó la carta de la Organización de Estados America-nos (O EA) yen enero de 1949 los países comunistas se asocian en el Council ofMutual Economic Assistance (Comecon), mientras que en abril de ese año se esta-blece la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); entre 1954 y 1955se produce la creación del Tratado de Asia Suroriental (SEATO) para defensa delsudeste asiático, y el Pacto de Bagdad, ambos bajo la tutela de Estados Unidos.Frente a éstos adquiere importancia la conferencia de Bandung, que se reúne enabril de 1955 con la participación de veintitrés países asiáticos y seis africanos y enla que por primera vez se plantean las cuestiones de atraso y subdesarrollo deriva-das de la descolonización como problemáticas de importancia internacional; seintentaba también delinear un área libre de compromisos con los dos bloques conel propósito de atenuar los peligros de la bipolaridad y otorgar apoyo a los movi-mientos independentistas y a las luchas por la liberación. De aquí surgirán losintentos de creación de una ideología del "Tercer Mundo", apoyada en la consoli-dación de países "no alineados". Completan este complejo entramado la creaciónen mayo de 1955 de la alianza militar del Pacto de Varsovia; en noviembre de 1960la fundación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y en

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,"534 LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES 535

.. nal. Uno de ellos centrado en la guerra de Vietnam, de la que debieron retirarsederrotados tras diez años de inversiones en capital, armas y vidas humanas quedesmoralizaron y dividieron la nación y durante los cuales no obtuvieron ayudaalguna del resto del mundo occidental. Esta situación de aislamiento se acentuó en1973 cuando se desencadenó la guerra del Yom Kippur entre Israel, ahora máximaaliada de Washington en el Cercano Oriente, y los ejércitos árabes, equipados porla URSS, de Siria y Egipto. En esa circunstancia Estados Unidos debió prestarapoyo a Israel por insuficiencia de aviones y municiones; sus aliados europeos,pendientes del suministro y precio del petróleo, con los que presionaban los paísesárabes, se negaron a permitir que se utilizaran las bases aéreas conjuntas para talfin. La percepción de debilitamiento de Estados Unidos se vio reforzada, en lointerno, por el escándalo de Watergate en el que se vio envuelto Nixon, que loobligó a dimitir en 1974.

Frente a este panorama de aparente declive del gran coloso occidental, la estre-lla de los soviéticos parecía estar en su momento de máxima luminosidad: la crisisdel petróleo llegaba poco después del descubrimiento de gigantescos yacimientosen la URSS, permitiéndole cuadruplicar sus precios en el mercado internacional.Casi simultáneamente, entre 1974 y 1979, se produjo una serie de revoluciones enzonas del Tercer Mundo qne movilizaron a Moscú a salir de su confinamientoregional y le posibilitaron la adquisición de bases militares y navales en variospuntos estratégicos. Una autocomplacencia injustificada pareció apoderarse de lagerontocracia soviética, insistentemente dedicada a rivalizar con Estados Unidosen una carrera de armamentos que resultaba mucho más dura de sobrellevar parala economía soviética que para la de su antagonista. Mientras tanto, y a pesar deque en términos reales el poderío estadounidense continuaba siendo claramentemayor que el del Kremlin, una nueva oleada de anticomunismo extremo se expan-dió en Estados Unidos, abriendo paso a una retórica mesiánica y a una conductainternacional tendente a demostrar su invulnerabilidad. Especialmente la primeramitad de los años 80, bajo la presidencia de Ronald Reagan, estuvo signada porestas tendencias. Esto pudo verse en una serie de demostraciones de fuerza militarcontra blancos fáciles: la invasión de Granada en 1983, el ataque contra Libia en1986 y la invasión de Panamá en 1989.

Afortunadamente, no fue el temido holocausto nuclear el factor que dio fin a laGuerra Fría sino algo mucho más prosaico: la toma de conciencia en la nuevageneración de dirigentes soviéticos de que su anquilosado y burocrático aparatoproductivo era incapaz de orientarse hacia las demandas de la sociedad. Al mismotiempo, sus mejores analistas políticos comenzaron a dudar de la necesidad deconservar con puño de hierro los Estados satélites de la Europa oriental. Rápida-mente se produjo la liberación de las tensiones internas y las fuerzas centrípetasque hasta entonces se habían mantenido encorsetadas y ellas se manifestaron ex-plosivamente al amparo de la nueva política de "transparencia" y "reestructura-ción" (glasnosty pe1'estroika) iniciadas en 1986 por Mijaíl Gorbachov. Este dirigentese convirtió en una figura clave no sólo por su rol interno sino también por susesfuerzos para reforzar los lazos diplomáticos con el rival occidental, avance que secristalizó con dos cumbres que significarían el final de la siniestra carrera atómica:

Reikiavik en 1986 y Washington en 1987. Gorbachov terminó barrido por el pro-ceso de transformación que él inició, pero ya no habría una vuelta atrás.

El derrumbe del muro de Berlín -uno de los símbolos más penosos de la Gue-rra Fría- en 1989 fue el fin de ",In"siglo corto" de matanzas y horror, durante eltranscurso del cual la humanidad fue capaz de mostrar su rostro más atroz. Nocreemos que haya marcado el fin de las ideologías ni de la historia, como preten-dieron algunos con un reduccionismo un tanto simplista, sino simplemente el deuna etapa cuyo conocimiento debería contribuir a reforzar la primacía de la víapacífica y los mecanismos de negociación en las relaciones internacionales, en elmarco de unas Naciones Unidas revitalizadas.

j) El derrumbe de la Europa del este (1989-1991)

En la década de los 80, especialmente en su segunda mitad, se produjeronmovimientos de cambio sin precedentes en el mundo del socialismo real en Eu-ropa, que culminaron en la URSS al llegar al poder, a la secretaría general delPartido Comunista de la Unión Soviética (pcus), un hombre como Mijaíl Gor-bachov, en 1985. La obra de Gorbachov a lo largo de seis años y la evolucióninesperada de los acontecimientos llevaron a la desaparición de la Unión Soviéti-ca en 1991, después de una serie de espectaculares sucesos, y la reconversión detodo su espacio y el de los países de su influencia directa en un nuevo espaciopolítico y económico de muy incierta situación a partir de su conversión en regí-menes de democracia formal y en economías capitalistas.

¿Cómo fue posible este rápido desmantelamiento de unas estructuras que pa-recían tan sólidamente establecidas con la inexorable dirección del sistema sovié-tico? Se han propuesto ya muchas explicaciones de un proceso que se produjoante la sorpresa del mundo (Castells, 1992). Naturalmente, se trató de un encade-namiento de sucesos en los que tuvieron importante papel tanto factores internoscomo de política exterior de gran importancia, factores político-estratégicos yeconómicos. En Occidente se asistió al proceso reformista .emprendido desdemediados de los 80 y a la continuada política soviética de distensión, primero conincredulidad y después con mucha cautela.

Se han destacado ya las dificultades económicas experimentadas por el mundosocialista; en este apartado haremos referencia a los variados problemas que con-dujeron a su crisis final. Los países de la Europa oriental dominados por la UniónSoviética desde el fin de la Segunda Guerra Mundial vivieron, sobre todo desde lamuerte de Stalin en 1953, un proceso de continua tensión -que por supuesto semanifestó de forma variable en los diferentes escenarios nacionales- provenientede la convergencia de una serie de factores. Por una parte, era visible el hecho deque, en mayor o menor medida y desde posiciones ideológicas variadas, existía unprofundo disconformismo respecto del rumbo económico impuesto, que consistíabásicamente en una aplicación del modelo soviético de estatalización masiva de losmedios de producción y una rígida planificación centralizada" Pero además se cues-tionaba el rumbo político adoptado, en nombre de proyectos autónomos de cons-trucción del socialismo que expresaban con absoluta claridad el rechazo, por parte

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de quienes podían en determinadas circunstancias dar a conocer su opinión en uncontexto por demás rcpresivo, de la aplicación de un régimen soviético a sus parti-culares realidades nacionales.

Era, sin duda, muy diferente la situación en Polonia, que a lo largo de lasmás decuatro décadas de vigencia del socialismo se caracterizó por recurrentes crisis queculminaron a principios de la déc-adade 1980 con la creación del sindicato Solidari-dad como polo opositor al régimen, respecto de lo que ocurría en Bulgaria, país en elque la obediencia y el "seguidismo" respecto de la URSS fue una constante. Ahorabien, cuando las disidencias se convertían, en las estrechas consideraciones de losjerarcas del régimen soviético, en un peligro cierto de escapar al control de quienlideraba "el proceso de construcción del socialismomundial", la invasión por parte dela Unión Soviética (o del Pacto de Varsovia),hicieron abortar -como se ha señalado-las experiencias heterodoxas de Hungría en 1956 r de los checoslovacos -"un socia-lismo con rostro humano" era la consigna de quienes lideraban el proceso allí- enagosto de 1968. La doctrina de la "soberanía limitada" expresada en su momento porLeonid Brezhnev se concretaba en la realidad.

Pero el fenómeno de mayor trascendencia, y el mayor cambio operado, fue sinduda el de la URSS. La toma de conciencia respecto de los enormes problemasexperimentados por la economía y las profundas fisuras sociales que se estabanverificando en el "monolítico" sistema soviético llevaron al poder en 1985 a ungrupo dentro del PCUS persuadido de la necesidad de impulsar reformas que revi-talizaran el proyecto socialista. Gorbachovera su cabeza visible y se propuso in-troducir cambios reales. Incluso formuló el adecuado lenguaje para describir elproceso a desarrollar: una perestroika o "reestructuración política" y una glasnosf o"transparencia comunicativa" de las medidas:; tomar. L<:s citados términos se in-corporaron al vocabulario de los medios de comunicación occidentales como sín-tesis de los objetivos que se planteaban.

Pero, a medio plazo, las dificultades económicas de un régimen anquilosado ycorrupto en el cual ya casi nadie creía realmente -aunque las manifestaciones dedescontento fueran mucho más pasivas que activas- y la carencia absoluta por par-te de los reformadores de una estrategia concreta y de los recursos orientados a suimplementación, generaron en la Unión Soviética de fines de la década de 1980una dinámica de inestabilidad que aceleró un derrumbe generalizado.

Por una parte, a la apertura política, que consistió inicialmente en una reformade la Constitución que creaba un electivo Congreso de Diputados, se apuntaronlos más astutos aparatchiks, reciclándose como demócratas de toda la vida y crean-do agrupaciones políticas destinadas a aprovechar en su beneficio el proceso enmarcha. Las sucesivas reformas políticas afectaron el monopolio político del PCUS,las relaciones entre las diversas repúblicas y el sistema representativo. Pero talesreformas creaban más enemigos y más desconcierto que verdadero progreso polí-tico (aunque eran objeto de elogios en Occidente). El triunfo de Boris Yeltsin enlas semidemocráticas elecciones celebradas en Moscú en marzo de 1989 fue unejemplo de la nueva realidad que se estaba instalando.

Por otra parte, como bien se ha dicho, el rumbo errático de las reformas eco-nómicas dejó a la URSS "sin plan y sin mercado", para desconcierto de una pobla-

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ción que veía hundirse bajo sus pies las limitadas pero firmes bases sociales sobrelas cuales se había asentado el régimen durante décadas. Finalmente, para agravaraun más la situación, se produjo "la revuelta de las naciones" que configuraban laUnión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas,! las que, ante el fracaso del sistemade planificación burocrática y el hundimiento de la confianza en el régimen, des-plegaron el nacionalismo como una alternativa, emergente sin duda de la persis-tencia de ciertos rasgos de identidad que fueron cumplidamente enfatizados porlos dirigentes que con rapidez percibieron las posibilidades del escenario que seestaba perfilando.

En el campo de la política exterior, la estrategia de Gorbachov se centró en elreconocimiento de la imposibilidad de continuar con el enorme e inútil esfuerzobélico de la Guerra Fría, disminuyendo los ingentes gastos militares y realizandouna política de negociaciones con el otro bloque, que llevaron a acuerdos queprolongaban los llamados SALT, 1 y 11, Y a firmar el acuerdo de Washington de1987 por el que se reducía de nuevo el armamento nuclear. Pero la administra-ción Reagan se había empeñado en toda la década en una política de resurrecciónde los planes de supremacía estratégica planeando la Iniciativa de Defensa Estra-tégica -la llamada popularmente "guerra de las galaxias"- ante la que la URSStenía muy precaria respuesta militar y tecnológica.

Gorbachov se destacó además emitiendo claras señales con relación al papeltutelar de la URSS respecto de sus aliados, papel que se estimaba periclitado; en suspropias palabras, "había que reconocer el derecho de cada pueblo a elegir los ca-rninas y las formas de su desarrollo". La idea era que este nuevo papel de la URSSiba a permitir la apertura de un proceso gradual de reformas. Ello tuvo consecuen-cias bien distintas a las esperada~. Lo ocurrido fue que en un lapso de pocos meses,entre 1989 y 1990, los países de la antigua Europa del este lograron casi sin violen-cia -la excepción fue Rumania- acabar con el régimen vigente desde la segundamitad de la década de 1940. El ejemplo más significativo de esta nueva posiciónfue la actitud adoptada en el caso de la evolución de Alemania Oriental y la retira-da de ella de las tropas soviéticas. El gesto de Gorbachov culminó con el aconteci-miento más simbólico quizá de todo el siglo XX: el derribo del muro de Berlín, queseparaba las dos Alemanias, concretado el 8 de noviembre de 1989. Era el símbolode toda una nueva era.

Dentro de la URSS se vivió desde 1990 una situación de notable descontrol.Conducido por un Gorbachov cada vez más titubeante y con apoyos más difusos(Gorbachov, 1993),el gobierno seguía un derrotero errático, que no sólo generabadisconformidad en la mayor parte de la población, afectada por el deterioro de lasituación económica, sino que también incrementaba el número de opositores enlas altas esferas del partido, que veían con alarma el repliegue del país en su situa-ción de gran potencia y los intentos secesionistas de las repúblicas más belicosas ensu actitud contestataria.

2. Además de Rusia, éstas eran Bielorrusia, Ucrania, Liruania, Estonia, Letonia, Armenia, Azerbaiyán,Georgia, Kazajstán, Kirguizia, Tadzhikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Moldavia.

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EL FINALDEL"IMPERIO"

En el aspecto institucional, el proceso que comenzó intentando reformar laConstitución para democratizar el sistema comunista terminó acelerando una tran-sición hacia la democracia. La nueva realidad legalizó el establecimiento de unparlamento que eligió a Boris Yeltsincomo presidente (mayo de 1990).A su vez, secreaba el cargo de presidente de la URSS,que retuvo Gorbachov.

Estas transformaciones, que incluían la desaparición de la estructura militardel Pacto de Varsovia y la firma de un tratado de la Unión que era visto como lasanción oficial del comienzo de la disolución de la URSS,dio fuerzas a los dirigen-tes conservadores del PCUS, incluyendo a algunos ministros del mismo Gorba-chov, para impulsar un intento de freno a las reformas: el golpe de Estado de agos-to de 1991. Su fracaso, resultado de la resistencia de Yeltsin y de militantes demo-cráticos, tuvo dos consecuencias de efecto irreversible: la ilegalización del PCUSyel desmembramiento del Estado plurinacional que hasta entonces había existido.Los países bálticos dieron comienzo a este proceso al autoproclamarse indepen-dientes con el apoyo occidental. Pocos meses más tarde, en un discurso televisadoen la navidad, 'Gorbachov anunció la disolución definitiva de la URSS.

En todos los países del entorno soviético, los viejos países satélites en Europa, el"efecto Gorbachov" (Biagini y Guida, 1996) fue letal, por lo que éste es el tema fun-damental a abordar. El crecimiento de la oposición a lo largo de los años anterioresfue un factor importante a la hora de explicar los rasgos de la transición en los paísessocialistas;evidentemente el inequívoco fracaso económico, sumado a la incapacidadgeneral de los grupos dirigentes de todos estos Estados para enfrentar la realidad,llevó a los regímenes a un callejón sin salida, potenciando la irrupción de nuevas(algunas no tan nuevas) figuras que, como la del checo Václav Havel, se transforma-ron en verdaderos símbolos de las posibilidades de cambio que anidaban en lassocie-dades de la Europa del este. Cuando éste, recién proclamado presidente interino de larepública, proclamaba en el discurso de año nuevo de 1990 "¡tu gobierno ha vuelto ati, mi pueblo!", expresaba las expectativas de sociedades que a tientas buscaban sudestino. Los problemas eran serios; como se ha sostenido, la transición y la transfor-mación en lospaíses exsocialistas"sucede a lavez en el terreno político y el económi-co y supone cambios que afectan de forma inmediata la vida cotidiana de todos losciudadanos" (González Enríquez y Taibo, 1996).La "transición" en los paísesdel esteno respondió a un modelo único. En unos se hizo de forma relativamente rápida,como en Checoslovaquia, Polonia, Hungría. En otros fue un lento movimiento consituaciones intermedias de gran confusión, como el caso de Bulgaria, inmersa aúnhoy en el proceso. En dos paíseshubo violencia, en Albania y especialmente la suble-vación en Rumania contra el líder gobernante Nicolai Ceaucescu, capturado y ejecu-tado al huir. La reunificación de Alemania se consumó en 1990.

Uno de los casos de final aún inconcluso de un país de régimen socialista fue elde Yugoslavia,que siempre tuvo una especial situación en el bloque socialista, de-bido a la trayectoria del mariscal Tito. La crisis final yugoslava acabó convirtién-dose en una de las más graves de los años 90 pero tuvo su comienzo efectivo con la

539UN SIGLODEGUERRASYREVOLUCIONES

muerte de su figura política principal en 1980. El "Estado de los Serbios, Croatasy Eslovenos" creado después de la Primera Guerra Mundial, que tomó la denomi-naciónde Yugoslaviaen 1929, sintetiza en su historia reciente dos fracasosde enormesignificación: el de un proyecto de Estado plurinacional y el de una experienciasociali,stade carácter singular.

El mariscal Tito fue, después de la Segunda Guerra Mundial, el líder alrededor" del cual giró la posibilidad de concretar ambos objetivos. Su enorme influencia,

proveniente del papel que desempeñó en la guerra contra los nazis, le permitió,como vimos, incluso mantener posiciones "disidentes" frente a la Unión Soviética.A su alrededor se puso en vigencia el llamado "socialismo autogestionario" y suactuación personal lo llevó, a través de diferentes intentos institucionales, a tratarde mantener la unidad de una construcción estatal que permitiera armonizar unescenario político caracterizado por la existencia de (por lo menos) ocho puebloscon presencia significativa (serbios, croatas, eslovenos, bosnios musulmanes y no

• musulmanes, macedonios, montenegrinos, húngaros y albaneses). Su muerte pusoen primer plano problemas de larga data, iniciando una dinámica disgregadoraque se concretó durante la década siguiente, pero que ya en esos años mostró laincidencia de las fuerzas centrífugas, desde los desequilibrios territoriales, econó-micos y demográficos y las diferencias religiosas hasta las manipulaciones políticasrealizadas por grupos nacionalistas con el objeto de mantenerse o de ganar poderen un contexto de crisis creciente.

Las mutuas acusaciones de éstos respecto de las discriminaciones que sufrían amanos de los otros pueblos -iniciadas paradójicamente por los serbios, el más nu-meroso e influyente de los componentes del Estado yugoslavo- fueron creando elclima para la ruptura de la homogeneidad política, que se manifestó de maneraconcluyente con la desaparición en 1990 de la Liga de los Comunistas Yugoslavos,el principal soporte, junto al ejército, de una Yugoslavia unida. Las elecciones ge-nerales realizadas a lo largo de ese año en las diferentes repúblicas -Eslovenia,Croacia, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia yMontenegro- mostraron has-ta qué punto se habían ahondado las diferencias. En diciembre de ese año un refe-réndum organizado en Eslovenia alrededor del tema de la independencia dio porresultado un 94,6 por ciento de sufragios a favor de la opción independentista.Cuando unos meses más tarde en Croacia hubo un resultado similar, y ambas re-públicas proclamaban sus respectivas independencias, la intervención de las tropas"yugoslavas" en Eslovenia puso en marcha el proceso final de desaparición delEstado de Yugoslavia, el que se consumó durante los años siguientes.

LACONTEMPORANEIDADRECIENTE:ELSIGLOXX538

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a) El triunfo de los bolcheviques

Cuestiones polémicas"541UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES

c) El hundimiento soviético

El derrumbamiento de la Unión Soviética ha dado lugar a arduas polémicas res-pecto de sus causas. Las características del régimen instalado en 1917, su aparentesolidez después de la Segunda Guerra Mundial y la acelerada dinámica que condujo asu disolución entre 1989 y 1991 generaron una significativa cantidad de intentosexplicativos, elaborados desde las ciencias sociales. Los historiadores que durante laGuerra Fría mantuvieron tendencias fuertemente anticomunistas han sostenido queexistíaun "rumbo fatal" que conducía a un desenlace como el que finalmente se pro-dujo (Malia, 1994).El mismo se originaba en las características del proyecto de inge-niería social puesto en práctica por los bolcheviques, impulsado por una ideologíacuyasexpectativasutópicas sólo podían concretarse bajo la forma de una dictadura departido único, "una combinación de ilusión ideológica y ruda coerción" (Ídem).

\Rue arrancó en octubre de 1917? Quienes responden afirmativamente sostienen. e Stalin fue un verdadero "leninista", un continuador de sus ideas políticas y de'SUS prácticas (Pipes, 1997a). La única diferencia significativa, esto es, que Lenin nolIlató comunistas mientras que Stalin 10 hizo a escala masiva, reside en la diferenteconcepción de ambos respecto del outsider:para éste lo eran todos aquéllos que~entualmente podían disputarle el poder.

Por el contrario, entre quienes optan por la respuesta negativa existen variaslíneas de explicación. Una de ellas, que sigue las argumentaciones de Trotsky, afir-ma que el rumbo de la revolución se perdió como consecuencia de la captura desus logros por parte de un sector, la burocracia, liderado por Stalin. Asimismo, elcontrol se manifestó bajo la forma de la desaparición de la democracia interna y dela libre discusión dentro del partido (Trotsky, 1992 [1937]).

Otro análisis es aquel que se sustenta en la idea de que laNEP y el clima surgidoen esos años, alejado de la violencia y de la arbitrariedad del período de la guerracivil,mostraban un camino diferente de desarrollo del socialismo (Cohen, 1987).Sin cuestionar el régimen de partido único, esta vertiente enfatiza las posibilidadesde alcanzar éxitos económicos menos espectaculares pero con costos sociales in-comparablemente más bajos.

Finalmente, sin pretensiones de agotar la problemática, sepuede llamar la aten-ción sobre una explicación que combina varias ideas: 1) el legado de Lenin era tanamplio como para encontrar en él elementos que apuntalan el tipo de sistema quese instaló en la URSS en los años 30; 2) la "revolución por arriba" fue también elresultado de factores internos y externos -la polémica alrededor de la NEP, el in-cremento de la oposición, el aislamiento internacional que se desplegó nuevamen-te en 1927 generando un sentimiento de inseguridad en las altas esferas del parti-do- que llevaron a la toma de decisiones drásticas, y 3) la personalidad de Stalin lesdio una impronta a las transformaciones: él supo crear una maquinaria política que10 apoyara y operó políticamente de manera más hábil que sus contendientes. Pero,además, la situación emergente de la crisis de 1928-1929 podría no haber engen-drado el sistema que surgió finalmente; hubo decisiones adoptadas por el nuevolíder que condujeron a ese resultado.

LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SIGLO XX540

Dada la significación del tema, hemos seleccionado tres cuestiones que Consi-deramos cruciales.

I. La Revolución rusa y el derrumbe de la Unión Soviética

La trascendencia de la Revolución de octubre ha dado lugar a prolongadosdebates, centrados sobre todo en las causas del triunfo bolchevique y el papel deLenin en todo el proceso. La historiografía soviética durante varias décadas insis-tió en que el accionar de las masas, lideradas por un dirigente prácticamente infa-lible, capaz de elaborar en cada momento la táctica adecuada orientada hacia eltriunfo de la revolución, fue el protagonista de los "diez días que conmovieron almundo" (Reed, 1975 [1918]). Por su parte, desde el ámbito occidental, una co-rriente fuertemente influida por el clima de la Guerra Fría elaboró una explicaciónque se sustentaba en algunas afirmacicnes "fuertes" que pueden resumirse así: larevolución bolchevique fue una aberración en el curso normal de la historia deRusia; los sucesos de octubre fueron consecuencia de un "golpe de Estado" prota-gonizado por una minoría audaz que aprovechó las debilidades y errores del go-bierno provisional; una vez en el poder, los bolcheviques traicionaron a la mayoríadel pueblo ruso dispersando la Asamblea Constituyente elegida por sufragio uni-versal e instaurando una dictadura de partido único (Pipes, 1995b). Esta interpre-tación ha sido cuestionada desde posiciones revisionistas que, focalizadas en lostemas de historia social, han replanteado el papel de las masas y la relación de éstascon los dirigentes: Lenin no fue el creador de la presión "de abajo" orientada hacialos cambios sociales, económicos y políticos; fue el producto de la fatiga generadapor la guerra, de la escasez de alimentos y de la demanda de tierra por parte de loscampesinos (Kowalski, 1997). Asimismo, se afirma que el líder bolchevique, lejosde ser un "semidiós", cometió una serie de errores -el más grave de los cuales fuesu comportamiento durante los sucesos de julio- que pudieron llevar al partido aldesastre (Service, 1999). Esta línea asentada en el accionar de las masas se enfrentacon otra que llama la atención sobre la importancia de la política pe," se, destacandoentonces el papel de los bolcheviques como catalizador, a través de su programa,de las demandas de obreros, campesinos y soldados y vinculándolas con la estrate-gia de establecimiento del poder soviético (Marot, en Kowalski, 1997).

b) El stalinismo

Una de las principales cuestiones que generó el triunfo del stalinismo gira alre-dedor de las "raíces" del mismo. La pregunta clave podría plantearse así: ¿fue elrégimen surgido a partir del "gran viraje" el desenlace inevitable de un proceso

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Otra Iíne~explic~tiv~ se orienta ~ buscar las causas del derrumbe en el impulson~ci()nalista (Carrcre d'Enc~usse, 1(93). Frente al intento instrumentado desde elpoder de disolver las lealtades nacionales en beneficio de una identidad "soviéti-ca", se nevó a cabo una "rebelión de las naciones" que terminó destruyendo ~IEstado comunista.El problema fund~ment~1 de estas argumentaciones, asentadas en la idea de

que la experiencia soviética estaba "condenada desde el principio", reside, más alládel hecho de que la noción misma de inevitabilidad es por demás discutible, en eltirning mismo de la desintegración: ¿por qué la Unión Soviética colapsó en 1991 yno en 1961 o en 2021 ? Por otra parte, esa percepción estaba muy lejos de la mentede la mayor parte de los actores que vivieron la experiencia de los últimos años delrégimen. Aun en 1985, cuando Gorbachov asumió el poder, prácticamente nadie,ni adentro ni afuera de la URSS, anticipó la rápida desintegración del Estado y elrápido fin del dominio del Partido Comunista. Muchos observadores pronostica-ban una larga declinación y un incremento de los problemas, pero se estaba muylejos de imaginar el inminente derrumbe. .Desde otra perspectiva, el colapso se ha analizado como el resultado de una

serie de factores coyunturales coincidentes, en el que, lejos de cualquier noción deinevitabilidad, numerosos actores tuvieron ocasión de optar entre diferentes posi-bilidades, que generaron consecuencias de significación. Quienes sustentan estalínea explicativa llaman la atención sobre un conjunto de procesos que se iniciantras la muerte de Stalin (Dallin, 1992): 1) el aflojamiento de los controles, que semanifestó en el fin de la política de terror y en la aparición de fisuras en el sistemade partido único; 2) el incremento de la corrupción, que se extendió hasta abarcardesde las capas privilegiadas hasta los trabajadores más modestos, involucrados enun sistema de "favores" que funcionaba fuera de los canales oficiales; 3) la "erosióndel fervor ideológico", particularmente entre los grupos dirigentes, acompañadade una fascinación creciente respecto de los modelos culturales e ideológicos occi-dentales; 4) las demandas de una sociedad en rápido cambio, que exigía mayorescotas de libertad individual y de participación, presionando sobre el rígido sistemasoviético; 5) la apertura al mundo occidental, con su retórica defensa de los dere-chos humanos y la tentación de su prosperidad material, y 6) la visible declinacióneconómica y la brecha tecnológica ampliada respecto de Occidente. Sin embargo,se afirma, la suma de estos factores no alcanza para explicar el acelerado derrumbe;es preciso introducir la idea de que las reformas puestas en marcha por Gorbachovfueron una causa fundamental; en pocas palabras, "no fue la desestabilización laque precipitó los cambios radicales, sino que los cambios radicales precipitaron ladesestabilización" (Gooding, 1992).

a) El H oloulltsto como hecho'y Jlt relación con otros c1'Í11lenesestlltales masivos

b) El proceso que originó el Holocausto

otros crímenes est~talcs masivos; su proceso genético; la cuestión de las responsa-bilid~des.

543VI\! SI(;U) DE (;UERi~ASy REVOLUClOl\!ES

Sobre esta cuestión se enfrentan negacionistas, reduccionistas igualadores ycomparatistas diferenciadores. El negaáonúlIIo representa el ala extrema de losapologistas del III Reich y en sentido estricto no podrí~ decirse que lo sostienenverdaderos historiadores. Con todo, la difusión alcanzada por algunos escritosmerece que sean comentados. En 1976 el norteamericano A. Butz publicó unlibro donde sostenía que los campos nazis de exterminio eran una "fantasía" basa-da en documentos falsificados por una "conspiración sionista". En 1989 un "In-forme" del seudoexperto F. Leuchter pretendió haber probado que el asesinatocon gas en Auschwitz era técnicamente imposible. Ninguna de estas afirmacionesha podido resistir el embate de la crítica de los investigadores serios (Benz, ed.,1992; Lipstadt, 1993; Nolte, 1993; Bastian, 1994). Los reduccionistas igualadorestratan de disminuir de manera drástica las estadísticas de los judíos asesinados porel nazismo y de minimizar la excepcionalidad del hecho, al que consideran equi-valente a crímenes masivos cometidos por otros Estados, tales como la URSS deStalin, la expulsión de los alemanes de la Europa oriental en 1945, los bombar-deos masivos de los aliados y los ataques atómicos de Hiroshima y Nagasaki (Ir-ving, 1989; Diwald, 1992; Miksche, 1992; Markusen y Kopf, 1995). Los que nosencontramos en la posición de un comparatismo diferenciador creemos contar conuna base empírica más sólida que los reduccionistas y lamentamos la negativa deéstos a reconocer que, si bien el Holocausto puede subsumirse en una categoríageneral (crímenes estatales masivos), toda comparación cuidadosa incluye los gra-dos de atrocidad, siendo la Shoa el caso extremo (Temon, 1995; Rosenbaum, 1996;Landau, 1998; H. Jager, en Jesse, 1996; Delacampagne, 1999).La frecuente queja de círculos "revisionistas" sobre un supuesto "silenciamien-

to" de los crímenes de guerra cometidos por el otro bando no está justificada.Existen análisis sólidos que rechazan la "necesidad" militar de arrojar las bombasatómicas sobre Japón, con lo que la administración lruman carga una grave res-ponsabilidad (Hogan, 1996), contra los argumentos clásicos (Bischof y Dupont,eds., 1997; Walker, 1997). En cuanto a la "limpieza étnica" que sufrieron los civi-les alemanes de la Europa oriental después de 1945, ha sido estudiada y severa-mente evaluada por autores como Zayas (1980) y Persson (1997).

LA COl\!TEMPORAI\!EIDAU RECIEI\!TE: EL SI(;U) XX•5-+2

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2. El Holocausto

Sintetizar en un espacio como éste el complejo mundo de la historiografía so-bre el Holocausto no es asunto sencillo. Creemos que tres cuestiones básicas pue-den servir como ejes organizadores: el Holocausto como hecho y su relación con

La mayoría de los estudios sobre el tema siempre le asignaron un rol decisivoa laintención del dictador alemán, quien a más tardar a fines de 1941 parece haber dadola directiva correspondiente, como producto final de su antisemitismo obsesivo (Jac-kel, 1969; BulIock, 19(3). Pero ante la ausencia de un documento firmado por Hitlerhan surgido discusiones y con ellas la hipótesis estructural-funcionalista, según la cualfueron tecnócratas y funcionarios medios delm Reichquienes por conveniencia "eco-

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c) Lil cuestión de las responsabilidades y complicidades

nómica" y "sanitaria" habrían puesto en marcha un proceso de creciente radicaliza_ción, hasta culminar en el genocidio (Aly,en Bartov,2000). El panorama vino a com-plicarse también en lo que respecta a las conexiones causales, cuando Nolte (I987;1993) planteó su posición de intencionalismo reactivo, al interpretar la decisión deHitler como una especie de imitación vengativa de lo que ya habían ensayado lossoviéticos en su guerra civil y sus campos de concentración: al "aniquilamiento clasis-ta" habría seguido así el "aniquilamiento racista". Esta tesis, que subraya lasmotiva-ciones anticomunistas del nazismo en detrimento de la autonomía de la ideologíaantisemita, es demasiado especulativa yen general no ha logrado la aceptación de losinvestigadores (véase el debate en Augstein et a/., 1987).

Actualmente se está produciendo un acercamiento entre el funcionalismo mo-derado, que ya no margina tanto la figura de Hitler, y un intencionalismo modera-do, que reconoce un considerable grado de espontaneÍsmo de los organismos yniveles medios del régimen ("trabajar en el sentido de la voluntad del führer"),combinando este factor con e! carácter autónomo del impulso homicida en la ideo-logía de Hitler y señalando las sólidas evidencias documentales de que el dictadordio órdenes verbales. Con diversos matices esto puede verse en Bauer (1982), Bu-rrin (1994), y Friedlander y GerIach (en Bartov, 2000).

Una vez que se ha rastreado la génesis del Holocausto en el seno del aparatoestatal, se plantea la pregunta por la amplitud del espacio social que englobó aperpetradores y colaboradores secundarios, así como el grado de conocimiento yaprobación que esa política tuvo en la población alemana. El trabajo con las fuen-tes ha desacreditado en nuestros días la tradicional posición minimalista -retoma-da por Irving (1989)-, según la cual acción criminal y complicidad se habrían limi-tado a las ss. En el extremo opuesto resurgió recientemente la tesis maximalista,que plantea un "antisemitismo eliminatorio" como supuestamente compartido porla mayoría de los alemanes desde tiempos remotos, lo cual habría creado un eleva-do nivel de identificación de la población del III Reich con la macabra "soluciónfinal" y, por lo tanto, una responsabilidad colectiva (Goldhagen, 1997). Pero elanálisis cuidadoso de las fuentes tiende a reforzar lo que podría denominarse "sec-torialismo": los grados de conocimiento y adhesión variaron mucho según las eta-pas y las políticas específicas de! III Reich. Las complicidades en el Holocaustosuperaron largamente e! ámbito de la ss, incluyendo a partes de la Wehrmacht, acírculos profesionales, diversas empresas privadas y numerosos miembros de entestecnoburocráticos, a los que habría que sumar no pocos colaboracionistas de lospaíses satélites y ocupados por Alemania. Pero, por otra parte, no se trató de algorespaldado por el consenso mayoritario, y es significativo en este sentido e! hechode que el régimen se ocupara sistemáticamente de ocultar a la población alemanalo que estaba ocurriendo en los infames campos de la muerte. Con diversos mati-ces este sectorialismo se encuentra en Broszaty Schwabe (1989), Benz (ed.) (1992),Loewy (ed.) (1992), Bankier (1992), Falter (1997), Fischer (1998), Fritzsche (1998),Finchelstein (1999), Kershaw (1994, 1999).

1-.

,'45UN SIGLO DE GUERRAS Y REVOLUCIONES

3. La Guen'a Fría

La complejidad de este momento histórico nos ha llevado a seleccionar trestemas para su abordaje historiográfico.

11) El origen de la conF0ntación y la caracte¡'ización de las políticas de laURSS y de Estados Unidos

Durante las décadas de 1960 y 1970 la gran discusión se daba entre la versión"ortodoxa" y el "revisionismo" del proceso que originó la confrontación este-oes-te. Para los defensores de la primera posición la responsabilidad recaía en la agre-sivaURSS; para los de la segunda, en graves errores políticos de los gobiernos deEstados Unidos a partir de Truman (Schlesinger, 1990). Hoy creemos más ade-cuado distinguir una interpretación continuista-estructuralista del conjunto de lastesis unilaterales y conspirativas. En realidad, tanto los revisionistas como los or-todoxos en sus formulaciones más tajantes representaban dos versiones opuestasdel unílateralismo. Y ambas han perdido influencia en el último decenio, testigode notables avances en lo que atañe a la accesibilidad de los archivos soviéticos ahistoriadores rusos y extranjeros.

Recientemente Meyer (1997) ha vuelto a sostener la tradicional versión deun supuesto plan stalinista de invadir Europa occidental, retomando la visión deuna Unión Soviética decidida a lograr un imperio mundial o al menos integral-mente eurasiático (FalcioneIli, 1983; Pachter, 1970). Pero así como no existeevidencia documental de esto, también resulta simplista la versión opuesta de la"culpa" occidental (Horowitz, 1969). Los materiales actualmente disponiblespermiten detectar un elemento mesiánico-universalista tanto en la política exte-rior soviética como en la estadounidense, pero sin que eso les haya impedidoprivilegiar sus intereses como Estados en las situaciones más críticas, primandola frialdad de la política de poder. Se trataba de sociedades estructuralmentedistintas y en muchos sentidos basadas en valores antagónicos. Desde esta pers-pectiva, la Guerra Fría puede considerarse un agravamiento coyuntural de per-cepciones y miedos recíprocos que databan de la década de 1920 y que no puedereducirse a errores personales de algunos estadistas. Por ello puede afirmarseque hay una continuidad, sólo interrumpida por el adversario común en el lapso1941-1945. La responsabilidad por el fracaso de la cooperación internacionaldespués de la derrota del Eje es "compartida", aunque seguirá siendo discutiblela determinación exacta de la cuota correspondiente a cada bando (Hobsbawm,1995a, acentúa el rol estadounidense, mientras que Spanier, 1991, y Zubok yPleshakov, 1996, destacan el aventurerismo soviético). En este bosquejo explica-tivo general coincidimos con Garthoff (en Booth, ed., 1998), y compartimosmuchas de las conclusiones de Loth (1989), Niedhart (1989), Mastny (1996),Ponting (1999), Roberts (1999) Y Painter (1999).

LA CONTF.MPORANEIDAIJ RECIENTE: EL SIGLO XX544

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b. La Guerra Fría y los alirll/os y sl/télitcs dc 11/.1' mpelpotcncifls

c) La l.e/ación de fuerzas y el fin de la confrontación

Manuel González de Molina

CAPÍTULO 10

La sociedad y los movimientos sociales

En primer término, se ha derrumbado el mito del crecimiento económico.De la idea, fuertemente arraigada aún en la actualidad, de que este modelo dedesarrollo sería capaz de acabar con el hambre, la pobreza, las desigualdadesterritoriales. La realidad es que cada día es mayor el abismo que separa a ricos ypobres, y no sólo entre unos países y otros sino en el interior de los países demayor nivel de renta. La marginación y la violencia estructural no han dejado deaumentar, asociadas muchas veces a la privación no de las necesidades básicas

[ 5471

1. El siglo de las masas

El siglo x:x ha sido el de los grandes movimientos sociales, de las protestas masivasy de las acciones planificadas y organizadas. Ha sido el siglo de las "utopías racio-nales", de las ideologías que han pretendido un cambio radical de las estructurassociales y de los regímenes políticos. Ha sido también el siglo en el que una partemuy significativa de las sociedades ha confiado más ciegamente en el poder delhombre yen la necesidad del progreso. Un progreso identificado con el desarrollode la técnica y con la tenencia y el disfrute de bienes materiales. Un progreso quesólo el crecimiento econóITÚcocomo modelo de desarrollo podía hacer posible.Sin embargo, la realidad frustrante de esas "utopías racionales", algunas aplicadasprecisamente en este siglo, su enorme costo social y humano, la amplitud de losexcluidos de los beneficios del progreso, los problemas ambientales que éste pro-vocó, los enfrentamientos bélicos y las violaciones constantes de los derechos hu-manos que se han producido en su nombre ... han conducido a la actual "crisiscivilizatoria", producto, a su vez, de los fundamentos de la civilización industrialque ha dominado todo el siglo xx.

LA CONTEMPORANEIDAD RECIENTE: EL SI(;¡.O XXH6

Acerca del hecho de que los regímenes satélites de la URSS en Europa fueronesencialmente dictaduras no existe ya discusión alguna. La dura hegemonía sovié-tica en esa región sólo sirvió para aUlllentar las tensiones (Graml, 1985;Zorgbibe,1997). Durante más tiempo se ha mantenido el debate sobre los efectos positivos ylos negativos de las intervenciones norteamericanas en los países periféricos deAsia, Africa y América Latina. Los trabajos más recientes, basados en documenta_ción desclasificada en los últimos años, tienden a confirmar la tesis de que la obse-sión anticomunista raramente favoreció el desarrollo de auténticas democraciassino que reforzó los sistemas autoritarios de la "seguridad nacional" preferidos porlas elites conservadoras de esas regiones (Cassels, 1996). A esa conclusión llegaCullather (1999) en su estudio sobre la acción de la Central Intelligency Agency(CIA) en Guatemala, así como la investigacion más amplia de Karabell (1999) sobrelas intervenciones de la etapa 1946- 1962 Yla de SchITÚtz(1999) sobre los dictado-res "occidentalistas" de 1921-1965. Esto no quiere decir que durante la GuerraFría los Estados periféricos no hayan tenido apreciables cuotas de autonomía. NiRusia ni Estados Unidos fueron los responsables de todos los conflictos de esaépoca. Esto lo han demostrado los estudios de Goncharov, Lewis y Litai (1993) yBall (1998) para China y el de Sayigh y Shlaim (eds.) (1997) para Medio Oriente.

¿Estuvo la URSS cerca de ganar la Guerra Fría en la Mead;! del 70? Alguna vezfue moda sostener esto, pues se hablaba de una supuesta superioridad militar (Fal-cionelli, 1983). Hoy esta discusión ha terITÚnado,porque ~oda la evidencia apuntaa la constante superioridad del bando occidental, sobre todo en lo económico y lotecnológico. La URSS redujo las distancias enormes que la separaban de EstadosUnidos en 1945, pero nada más (Bialer, 1987; Crockatt, 1995).¿Cuáles fueron las causas decisivas del final de la confrontación? Muchos de los

representantes de la línea "ortodoxa" y conservadora han planteado la tesis de queel armamentismo del presidente Reagan y su dureza anticomunista dieron el golpede gracia a la ya declinante economía soviética, produciéndose así la decisión de ladirigencia de terminar la ruinosa confrontación mundial con Estados Unidos (Kis-singer, 1996). Sin embargo, el reciente acceso a fuentes procedentes de los archi-vos oficiales rusos refuerza la tesis de que el factor realmente determinante fue ladesaparición física de la vieja jefatura educada en el stalinismo y el encumbramien-to de la corriente reformista de tendencia "eurocomunista" y aun socialdemócrataencarnada por Gorbachov. Fue esta nueva elite de la perestroika la que realizó lalectura correcta de la decadencia económica (ya inocultable hacia 1980) y la inuti-lidad del "cinturón defensivo" de los Estados satélites (Garthoff, 1994; Lévesque,1997j Chekel, 1997;Bowker, 1997).La política que implementaron fronteras aden-tro es otro tema (véase "Cuestiones polémicas", I.c).

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