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jueves, 28 de octubre de 2010 Las Tres Leyes Naturales de la Arquitectura Eclesiástica Católica DOMUS DEI ET PORTA CAELI Michael S. Rose, New Oxford Review, Septiembre de 2009 Michael S. Rose es editor asociado de la revista New Oxford Review y autor de seis libros, inclu- yendo Ugly As Sin, del cual se ha sacado este fragmento. Uno de los principios básicos generalmente aceptados por los arquitectos, al menos durante un milenio, es que el entorno edilicio tiene la capacidad de afectar profundamente a la persona —la forma en que actúa, la manera en que siente y el modo en que ella es—. Los arquitectos eclesiás- ticos del pasado y del presente entienden que la atmósfera que genera el templo afecta no sólo el culto, sino también la fe. En última instancia, lo que creemos afecta la forma en que vivimos nues- tras vidas. Es difícil separar la teología y la eclesiología del entorno de culto, sea una iglesia tradi- cional o una iglesia moderna. Si un templo católico no refleja la teología y eclesiología católica, si la construcción debilita y desprecia las leyes naturales de la arquitectura eclesiástica, los fieles arriesgan acepar una fe distinta al catolicismo. La arquitectura no es aséptica. Por eso es que el Código de Derecho Canónico explícitamente define al edificio iglesia como “un edificio sagrado destinado al culto divino” (canon 1214). El Catecismo de la Iglesia Católica reitera el punto y va más allá al establecer que las “iglesias visibles no son simples lugares de reunión, sino que significan y manifiestan a la Iglesia que vive en ese lugar, morada de Dios con los hom- bres reconciliados y unidos en Cristo” (n. 1180). Ésta es una tarea formidable, sabemos, y el arquitecto actual naturalmente se pregunta cómo un simple edificio puede lograr algo así. Afortunadamente, no se encuentra solo en un peligroso vacío, sino que tiene a su alcance más de mil quinientos años de oficio sobre el que reflexionar. Cuando uno se asoma a la gran herencia arquitectónica de la Iglesia, descubre que desde las pri- meras basílicas cristianas de Roma hasta las iglesias neogóticas de comienzos del siglo XX en América, las leyes naturales de la arquitectura eclesiástica se siguen fielmente para diseñar igle- sias católicas que logran su objeto, edificios que sirven a Dios y al hombre como estructuras tras- cendentales, que transmiten verdades eternas a la generaciones futuras. Consideremos, por ejemplo, Notre Dame de París, la joya de la corona parisina, quizá la más fa- mosa de las grandes catedrales cristianas. De esta obra maestra arquitectónica han hablado con

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Documento elaborado por : Arq. Fredy Ovando Grajales

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  • j ueves , 28 de oc tubre de 2010

    Las Tres Leyes Naturales de la Arquitectura Eclesistica Catlica

    DOMUS DEI ET PORTA CAELI

    Michael S. Rose, New Oxford Review, Septiembre de 2009

    Michael S. Rose es editor asociado de la revista New Oxford Review y autor de seis libros, inclu-yendo Ugly As Sin, del cual se ha sacado este fragmento.

    Uno de los principios bsicos generalmente aceptados por los arquitectos, al menos durante un milenio, es que el entorno edilicio tiene la capacidad de afectar profundamente a la persona la forma en que acta, la manera en que siente y el modo en que ella es. Los arquitectos eclesis-ticos del pasado y del presente entienden que la atmsfera que genera el templo afecta no slo el culto, sino tambin la fe. En ltima instancia, lo que creemos afecta la forma en que vivimos nues-tras vidas. Es difcil separar la teologa y la eclesiologa del entorno de culto, sea una iglesia tradi-cional o una iglesia moderna. Si un templo catlico no refleja la teologa y eclesiologa catlica, si la construccin debilita y desprecia las leyes naturales de la arquitectura eclesistica, los fieles arriesgan acepar una fe distinta al catolicismo.

    La arquitectura no es asptica.

    Por eso es que el Cdigo de Derecho Cannico explcitamente define al edificio iglesia como un edificio sagrado destinado al culto divino (canon 1214). El Catecismo de la Iglesia Catlica reitera el punto y va ms all al establecer que las iglesias visibles no son simples lugares de reunin, sino que significan y manifiestan a la Iglesia que vive en ese lugar, morada de Dios con los hom-bres reconciliados y unidos en Cristo (n. 1180).

    sta es una tarea formidable, sabemos, y el arquitecto actual naturalmente se pregunta cmo un simple edificio puede lograr algo as. Afortunadamente, no se encuentra solo en un peligroso vaco, sino que tiene a su alcance ms de mil quinientos aos de oficio sobre el que reflexionar.

    Cuando uno se asoma a la gran herencia arquitectnica de la Iglesia, descubre que desde las pri-meras baslicas cristianas de Roma hasta las iglesias neogticas de comienzos del siglo XX en Amrica, las leyes naturales de la arquitectura eclesistica se siguen fielmente para disear igle-sias catlicas que logran su objeto, edificios que sirven a Dios y al hombre como estructuras tras-cendentales, que transmiten verdades eternas a la generaciones futuras.

    Consideremos, por ejemplo, Notre Dame de Pars, la joya de la corona parisina, quiz la ms fa-mosa de las grandes catedrales cristianas. De esta obra maestra arquitectnica han hablado con

  • devocin incontables crnicas, poemas, novelas y obras artsticas. Considerando que, si lo pen-samos, no es la ms alta, ni la ms grande, ni siquiera la ms bella de las catedrales, no se explica fcilmente en el plano natural la universal atraccin que ejerce Notre Dame.

    Existe algo ms.

    Ms an, la familiaridad que podemos adquirir a la distancia por medio de guas de viaje, libros de texto, artculos de revistas, pelculas e, incluso, historietas no se deduce fcilmente del sentido sobrecogedor de bondad, belleza y verdad que el peregrino siente durante su primera experiencia personal en esta iglesia. Sus arbotantes, sus vitrales, su gran rosetn con sus formas que aseme-jan ptalos de una flor, sus portales ricamente tallados, las alturas impresionantes de sus colum-nas que florecen hacia sus arcos, sus muchas reliquias y relicarios, sus altares y la presencia de Jess en su gran tabernculo, todo obra en conjunto para elevar la mente del peregrino hacia las cosas celestiales.

    En esta catedral, la fe est encarnada, del mismo modo que el catolicismo es una fe encarnada la Palabra se hizo carne. El reino de Dios se nos manifiesta, siglo tras siglo, por medio de este edificio eclesistico, piedra sobre piedra, escultura tras escultura tallada en la roca, construida y cavada con manos humanas un evangelio en piedra trado a la vida.

    Notre Dame es fcilmente reconocida como una de las formas de arte ms noble, arquitectura del ms alto rango, un edificio plantado como un lugar sagrado un lugar sagrado que es, primero antes que nada, una casa de Dios, un lugar para su habitacin terrenal, formado a la manera de las cosas celestiales.

    Pero que lo hace as?

    Primero, Notre Dame es maciza y durable, pensada para resistir la violencia del hombre y la bruta-lidad de la naturaleza. Sirvi como testigo silencioso de la tumultuosa historia de Francia en los ltimos ms de ochocientos aos en el corazn de su gran capital. Se yergue como sobreviviente de distintas pocas, testimoniando la permanencia del Evangelio y la sociedad cristiana, a pesar de la secularizacin de casi todo lo que hay a su alrededor. El edificio ha trascendido tanto al tiem-po como a la cultura un logro nada fcil. Es una estructura permanente.

    Segundo, lo celestial y lo eterno es evocado a travs de las impresionantes alturas de los espacios interiores de la catedral, hechos posibles mediante muchos elementos del sistema estructural gti-co (los arcos ojivales, los arbotantes y contrafuertes y las bvedas de crucera, por ejemplo). De este modo, es una estructura vertical.

    Tercero, la gran catedral es trada a la vida como un evangelio en piedra mediante sus muchas obras de arte sacro, cuyas bellas representaciones artesanales, tanto figurativas como simblicas,

  • que sealan mucho ms all de ellas mismas, hacia verdades religiosas. En otras palabras, Notre Dame presenta una arquitectura iconogrfica. El peregrino casi puede escuchar al patriarca Ja-cob, luego de su sueo con los ngeles ascendiendo y descendiendo del cielo, anunciar: Cun digno de todo respeto es este lugar! Es nada menos que la Casa de Dios! sta es la puerta del Cielo! (Gn. 28:17).

    LAS TRES LEYES NATURALES DE LA ARQUITECTURA RELIGIOSA Las iglesias de cada siglo grandes o pequeas, en grandes ciudades, pequeos pueblos o mbi-tos rurales lograron lo que Notre Dame logr a travs de la adhesin fiel a estas leyes naturales. S, los resultados se manifiestan en los estilos individuales, productos de un tiempo y lugar particu-lar, cada uno de los cuales la Iglesia admiti felizmente como parte de su tesoro de arquitectura sagrada. An as, cada uno sirve como casa de Dios que mira al pasado, sirve al presente e infor-ma el futuro. Cmo logran esto? En cada caso, estos templos exitosos establecen firmemente un lugar sagrado para ser usado en el culto del Dios trino, tanto en la devocin privada como en la liturgia pblica, y hacen de la pre-sencia de Cristo algo firmemente conocido a su alrededor. En cada caso, se conformaron a las tres leyes naturales de verticalidad, permanencia e iconogra-fa, como ejemplificamos con la catedral de Notre Dame. Estas leyes naturales son tal vez obvias para muchos, sin embargo, para quienes desean entender cmo deben y cmo no deben construirse iglesias catlicas, son los puntos ms obvios por donde comenzar, en principio porque estas cualidades producen la atmsfera apropiada para el culto de Dios. Sin las cualidades de verticalidad, permanencia e iconografa, Notre Dame no sera reconocida como un lugar sagrado; no la conoceramos hoy. Si no adhiriese a las leyes naturales de la arqui-tectura eclesistica, Notre Dame no existira hoy de ninguna forma significativa. Faltando la vertica-lidad, la catedral no nos inspirara las cosas del otro mundo; no hubiese servido efectivamente co-mo el alma de la Pars medieval ni de la metrpolis actual; ni hubiese efectivamente hecho a Cristo y a su Iglesia presentes y activos en la capital francesa. Sin la permanencia, el edificio hubiese sido destruido por los brbaros y los revolucionarios de otros siglos. Sin la iconografa, Notre Dame nunca hubiese atrado peregrinos hacia este evangelio de piedra. Por lo tanto, consideremos ms de cerca cada una de estas leyes naturales, que son indispensa-bles para que una arquitectura eclesistica catlica cumpla su objeto. Una iglesia catlica debe tener permanencia

  • El templo, que representa la presencia de Cristo en un lugar particular, es tambin necesariamente una estructura permanente Cristo Jess permanece hoy como ayer y por la eternidad (Heb. 13:8) concebida en la teora y en la prctica cimentada sobre roca. Entonces, tambin, es la Iglesia Catlica la que perdura y permanece, trascendiendo el espacio y el tiempo. El canonista medieval y obispo Guillermo Durando (1220-1296) nos recuerda que la Iglesia est construida con toda dureza sobre el cimiento de los apstoles y los profetas, siendo Jesucristo mismo la piedra angular. Su cimiento est sobre la montaa santa (Rationale Divinorum Offi-ciorum, 27). La permanencia de nuestras estructuras eclesisticas refleja estas cualidades de la Iglesia universal. Y as como la verticalidad seala a lo celestial y eterno, del mismo modo lo hace el principio bsico de permanencia. Es otro modo en que el arquitecto crea una atmsfera de tras-cendencia. El arquitecto decimonnico Eugne Emmanuel Viollet-le-Duc escribi acerca de Notre Dame que todo aqul que entiende sobre construcciones se sorprende cuando ve las innumerables precau-ciones a las que se ech mano en su construccin cmo la prudencia del constructor prctico se combina con el atrevimiento del artista lleno de poder e imaginacin inventiva (Dictionnaire raisonn de larchitecture franaise, 1854). Viollet-le-Duc se refiere a la permanencia de lo que ha venido en ser conocido como sistema estructural gtico, un ingenioso mtodo de construccin que tiende tanto a la verticalidad impresionantes alturas logradas gracias al genial sistema de arbo-tantes y la permanencia. Las iglesias gticas construidas en Europa durante los siglos medievales no pueden ser acusadas de ser estructuras baratas y fugaces destinadas a la corrupcin. Las estructuras como Notre Dame fueron concebidas como templos slidos y durables, recordatorios perpetuos de la presencia activa de Cristo en el mundo. Lo mismo puede decirse de la mayora de las iglesias construidas en los estilos cristiano primitivo, romnico, bizantino, renacentista, barroco y neoclsico. Existen muchas formas en que una iglesia puede asentar su permanencia. Primero, la ms obvia, es por su durabilidad. La iglesia, un edificio que servir generacin tras generacin, trascendiendo el tiempo y la cultura, debe ser construida en materiales durables. En forma tpica, se utiliza algn mtodo de construccin en piedra, empleando los materiales ms finos disponibles. En relacin con la durabilidad est lo macizo: la iglesia debe ser una maza significativa, construida con cimientos slidos, paredes gruesas y que permita espacios interiores generosos. La caracters-tica de ser macizas es otro aspecto del lenguaje arquitectnico de las iglesias. Es integral tanto verticalmente (los volmenes macizos crean hacia arriba verticalidad) e iconogrficamente (una iglesia maciza la ayuda a transmitir un significado icnico). Tercero est la continuidad. Desde hace dos mil aos, aquellas iglesias cuyo diseo crece en forma orgnica se identifican con la vida de la Iglesia a travs de estos dos milenios, y por su con-

  • tinuidad en la historia y la tradicin de la arquitectura eclesistica catlica, manifiestan de otra for-ma su permanencia en la fe. En otras palabras, para demostrar este aspecto de la permanencia enraizada en la continuidad, el lenguaje arquitectnico de las iglesias debe desarrollarse orgnicamente a travs del tiempo, del mismo modo que el lenguaje de las iglesias renacentistas se permut en el lenguaje barroco, o cuando las formas gticas emergieron del lenguaje romnico. En ambos casos, el crecimiento del lenguaje fue orgnico. El estilo puede haber cambiado, como cuando el arco semicircular dio paso al arco ojival. Pero no hubo quiebre repentino con la tradicin, menos an hubo rechazo de las iglesias de los siglos anteriores (los arcos eran tanto parte del lenguaje del gtico como del rom-nico). Los arquitectos construan con lo que saban del pasado, refinando ciertos aspectos del len-guaje y desarrollando otros. Los arquitectos de las generaciones futuras necesitan comprender el lenguaje de la arquitectura eclesistica para construir edificios sagrados permanentes para sus propios tiempos y para los siglos futuros. Ningn arquitecto eclesistico que quiera cumplir bien su objeto debe ignorar o pretender ignorar el patrimonio histrico de la Iglesia. La continuidad exige que, para cumplir con su objeto, el diseo de una iglesia no pueda surgir de los caprichos de un hombre o la moda del da. Una iglesia catlica autntica es una obra de arte que reconoce la grandeza previa del patri-monio arquitectnico de la Iglesia: se refiere al pasado, sirve al presente e informa el futuro. Una iglesia catlica debe tener verticalidad A diferencia de la mayora de los edificios profanos, la iglesia para cumplir con su objeto debe estar construida de modo que el elemento vertical domine por sobre el horizontal. La altura inmensa de sus espacios nos habla de elevarnos hacia el Cielo, de la trascendencia de traer la Jerusaln celeste hacia nosotros por medio del templo. No es coincidencia que el texto litrgico para la dedicacin de una iglesia haya sido tomado de la visin de Juan de la Jerusaln celeste: Y vi a la Ciudad Santa, la nueva Jerusaln, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia que se adorna para recibir a su esposo. Y o una voz que clamaba desde el trono: Esta es la morada de Dios con los hombres (Ap 21:2-3). De acuerdo con las palabras de Juan, los espacios interiores de una iglesia deben caracterizarse por el sentido dramtico de la altura en una palabra, verticalidad. Es un hecho de la experien-cia humana que la verticalidad, la acumulacin de volmenes hacia arriba, mejor que nada genera una atmsfera de trascendencia y, al mismo tiempo, permite al hombre crear un edificio que expre-sa el sentido de lo espiritual y lo celestial. Es esta trascendencia que hace posible la arquitectura sagrada. Los elementos arquitectnicos del edificio tales como las ventanas, las columnas, los muros y el arte sagrado deben reforzar su aspiracin celestial. Del mismo modo y ms an, la articulacin

  • del cielorraso debe generar el sentido de acercarse a la Jerusaln celestial a travs del uso de mosaicos, murales y artesonado, as como incorporando un juego misterioso de la luz natural en la nave de la iglesia. Consideremos tambin que los primeros cristianos, antes de la era constantiniana, solemnizaban el Santo Sacrificio de la Misa en lugares ordinarios probablemente en hogares y algunas veces en las catacumbas que no tenan formas de enfatizar la verticalidad. Por eso, una vez que Cons-tantino legaliz el culto pblico cristiano, los cristianos rpidamente adoptaron la forma de la basli-ca, en donde los espacios eran enfticamente verticales y conspicuos. No slo los amplios espa-cios de estas estructuras permitan simbolizar el elevarse hacia Dios y hacia las cosas celestiales, sino que tambin representaba la nobleza real, puesto que la baslica era la casa del rey en Ro-ma, adaptada correctamente como la Casa del Rey de Reyes. Es difcil visualizar el tipo de espacios que se crearan si los cielorrasos en iglesias tan grandes como Notre Dame, la baslica de San Pedro o la Hagia Sophia de Constantinopla fuesen bajados a, digamos, 10 pies o, incluso, a 30 pies. A pesar de la iconografa y permanencia ejemplar de estas estructuras, quedara drsticamente cortos literalmente como lugares sagrados, como casas de Dios, si las proporciones de sus edificios fuesen reducidos para reflejar un nfasis en lo horizontal ms que en lo vertical. Esta necesidad de enfatizar el alzarse hacia los cielos fue principalmente lo que inspir a los cons-tructores gticos para desarrollar un sistema estructural que permitiese espacios mucho ms am-plios. El arquitecto gtico saba que sin la verticalidad enfatizada, la iglesia es esterilizada, su ra-zn de ser subvertida. Una iglesia catlica debe ser iconografa El tercer principio requerido es el de la iconografa, que se refiere especficamente al valor como signo del edificio. Primero, la estructura misma debe ser un cono. Esto se logra principalmente a travs de su forma y su relacin con el entorno que la rodea, sea urbano o rural. Por ejemplo, el templo no debe que-dar oculto sino integrado en el vecindario y el paisaje de modo que su ubicacin nos recuerde la importancia y propsito del edificio. Segundo, el templo digno presenta una iconografa que seala ms all de l mismo. Toms de Aquino se dio cuenta que la mente del hombre se eleva a la contemplacin a travs de los objetos materiales. San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios Espirituales (1548), del mismo modo subraya-ba la importancia de visualizar el objeto de la meditacin: la pintura, la escultura y la arquitectura deben trabajar juntas para producir un efecto unificado.

  • De este modo, es aqu donde estas obras de arte entran al juego, donde estos objetos materiales tienen efectividad para este fin, al apoyarse sobre el campo del simbolismo religioso. La belleza arquitectnica debe reflejar la creacin de Dios particularmente el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios. Debe generar un entorno que eleve el alma del hombre desde las cosas seculares hacia la armona de las celestiales. El arquitecto Ralph Adams Cram escribi hace ms de cien aos en su libro Church Building, el arte ha sido, es y ser siempre, la ms grande agencia para la impresin espiritual que la Iglesia puede tener. Es por esta razn, agrega, que el arte es en su manifestacin ms elevada la expre-sin de verdades religiosas. Es a travs del arte que los cristianos han desarrollado el simbolismo ingenioso que eleva nuestras facultades espirituales hacia Dios. La tradicin iconogrfica y simblica de la cultura catlica es amplia y rica. El significado viene da-do por cuatro elementos formales, desde las formas geomtricas bsicas hasta la imaginera figu-rativa, hasta la representacin literal de personas y escenas, como en la escultura o la pintura. Los significados logrados a travs de los programas iconogrficos de una iglesia son tpicamente los de las verdades religiosas o los eventos histricos de significancia religiosa. Son siempre expresiones de la fe catlica. Por ejemplo, los maestros de la contrarreforma catlica inspirados en clrigos como San Ignacio y San Carlos Borromeo expresaron la fe catlica en el mismo nacimiento de su arte mediante altares mayores y sagrarios elaborados, nichos especiales y oratorios laterales dedicados a la Vir-gen Mara y a los santos, plpitos prominentes para la predicacin, y la abundancia de arte en los vidrios, esculturas, mosaicos y pinturas, pensadas para ensear las verdades necesarias para la salvacin. La atmsfera generada sobre este modelo es una de misterio religioso donde podemos experimentar un poco del gozo celestial de la Nueva Jerusaln, donde podemos encontrarnos con Cristo de una forma nica. Estas iglesias iconogrficas, estos conos, cuentan la historia de Cristo y su Iglesia. Ensean, ca-tequizan e ilustran las vidas de las almas santas de la Iglesia. Manifiestan verdades eternas y tras-cendentes. Si miramos a Notre Dame una vez ms, fcilmente comprendemos cmo un peregrino puede pa-sar das incluso, semanas meditando los misterios que estn encarnados en la arquitectura de los programas esculturales de la catedral. Un estudioso de la Iglesia puede pasar meses y aos reflejando la ingenuidad y la belleza de las verdades catlicas reveladas en el arte y la arquitectura de este evangelio de piedra. Los seglares ordinarios tambin se ven atrados a la iglesia, a la casa de Dios, atrados por la iconografa de este edificio medieval, que an nos habla con claridad hoy en da, ms que hace ochocientos aos cuando fue construida. Esto slo es posible porque la arquitectura tiene la capacidad de dar sentido. Un templo es un por-

  • tador de sentido con la ms grande de las responsabilidades simblicas: debe portar el significado de las verdades eternas que se transmiten a travs de su forma material, sus adornos arquitectni-cos y sus obras de arte sacro. Estos elementos de hecho todo el edificio eclesistico debe generar un sentimiento de otro mundo que inspira al hombre a adorar a Dios, a humillarse frente a su Creador, a tomar parte de los misterios sagrados y enfocarse en lo eterno. La iconografa es otra forma tal vez, la forma ms directa y eficaz de lograr una arquitectura trascendente. Estas tres leyes naturales de la arquitectura eclesisticaverticalidad, permanencia e iconogra-fatrascienden las distintas pocas del cristianismo; son cualidades presentes en todas las gran-des iglesias verdaderas de la Cristiandad. Son el fundamento, como si dijramos, sobre el que los buenos arquitectos construyen iglesias que logran convertirse en su propio tiempo y para todas las generaciones en puertas del Cielo y en casas dignas de Dios. http://cnelkurtz.blogspot.mx/2010/10/las-tres-leyes-naturales-de-la.html