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ARQUITECTURA TRADICIONAL

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Aproximación a la arquitectura tradicional de los concejos de Cangas del Narcea, Degaña e Ibias

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AUTORES:

Capítulos: 1, 2, 3, 4, 5 y 7

Francisco Xosé Fernández RiestraArqueólogo

Capítulo 6

Jesús Marcos FernándezArquitecto

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DiseñoCreativa. www.somoscreativos.com

ImprentaSUMMAD.L.: AS-2380-2011

Documentación y transcripciónFrancisco Xosé Fernández Riestra y Laura Arango del Campo.

Fondos fotográficosFrancisco Xosé Fernández Riestra.Mara Herrero.Archivo de C. X. Varela Aenlle.Miki López.GDR Alto Narcea Muniellos.Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies, Xixón. Fondos de Fritz Krüger y José Ramón Lueje.Jimena Ingeniería.Fernando de Álvaro.Arnaud Späni.

AgradecimientosAgradecemos la colaboración de numerosos vecinos que facilitaron todo tipo de ayuda en el trabajo de campo: Barnéu, Casa Farrucón · Becerrales, Casa Montera· Briximada, Mª Luz de Casa Roque · Busto, Casa Piñeira y Casa Perolo · Courias, Casal Tempranu · Cuantas, Casa Vega · Culiema, Casa Pachín y Casa Rectoral· Chanos, Aurelio Gayo Castro y Feliciano Gayo Feito de Casa Catorce · Chanu, Casa Lola · Funtaniel.la, Casa Bernaldón · Gillón, Casa Guerra y Casa Pimpanín· Lagüeiro, Constantino Cuervo de Casa’l Pontigo · L’artosa, Graciano y Olga de Casa Estebanón · Casa Forcón y Casa Zreizu · L.lamera, Casa García y CasaFloro. · Larna, Casa’I Campa, Casa Tíu Sidru y Casa Pasquín · L.lamas del Mouru, Manuel de Casa Los Xarros y Casa Lauriano · L.lamera, Casa Floro, Casa García· L.larón, Casa Casín · Nandu, Casa Pistolu y Casa’l Palacio · La Nisal: Casa Frandambres, Casa Fonsu, Casa Daradiós y Casa Fuertes · Noceda, Casa Centén,Casa Freixe y Casa L.lope · Ouría, Casa da Groba · Parada La Nueva, Gloria de Casa Xuanín · Pousada de Rengos, Valentín de Casa Pepe Galán · Retornu: Casa’lXastre y Casa Cul.lar · Samartín de Sierra, Casa Llano · Sigueiru, Casa Anxelu · Sonande, Casa Mingón · Sorrodiles, Casa Xuana, Casa Frade, Casa Muirazu,Casa’I Sierra · Soutu Los molinos, Casa Silvestre · Tresmonte d’Arriba, Casa Boto · Vecil, Casa Juanito · Veigaipope, José Martínez y Mª Carmen de Casa Mulineiru· Vilar de Cendias, Casa Tomasón · Vil.larín de Cibea · Francisco de la Casa Sierra · Vil.larmental, Casa’l Conde, Casa Felicianu y Casa Menende · La Viña, CasaVicente, Casa Chaguín · Xarceléi, Palacio de Xarcelei.

Colaboradores en documentaciónJuaco López Álvarez, director del Muséu del Pueblu d’Asturies y Armando Graña García, etnógrafo.Juan Pablo Torrente Sánchez-Guisande, presidente de la sociedad Fogium Lupale, dedicada al estudio y protección de las estructuras cinegéticas históricas.Archivo Municipal de Cangas del Narcea. Marta Veiga.Colaboradores: Loi Barbón Barbón (traducción al inglés), Fernando de Álvaro, Carlos Varela, (datos de campo de Cangas de Narcea).Oficina de Política Lingüística de Cangas del Narcea.José Martínez Fernández, propietario del molino y la estacada de Veigaipope.Yania Suárez García.

Patrimonio religiosoAgradecemos la colaboración a todos los párrocos de las parroquias citadas. Julián de Hoyos González, párroco de las parroquias de Pousada de Rengos, LaRiegla, Larna, Castanéu, Noceda y Bergame, J. A. Moretón, párroco de San Pedro de Culiema, Samartín y Tubongu y al prior D. Emiliano de Burgos y PP DDdel Monasterio de Courias.

I.S.B.N.: En tramitación

Dibujos y plantasFrancisco Xosé Fernández Riestra

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Las construcciones son una de las “herramientas” quemejor definen la vida humana. Su presencia en elpaisaje y su importancia para las personas es tangrande, que no es extraño que al estudio de la arqui-tectura tradicional se hayan dedicado tantas páginas.En Europa, ya desde el siglo XIX, se han publicadonumerosos estudios y catálogos dedicados a la arqui-tectura vernácula, y la preocupación por su conserva-ción dio lugar a la constitución de museos etnográficosal aire libre, a los que se trasladaron construccionesrepresentativas de esa arquitectura. A partir de losaños sesenta del siglo XX, la museología dio una vueltade tuerca a este asunto y, con la aparición de losecomuseos, la tendencia fue conservar las construc-ciones in situ. En España, hasta los años ochenta delsiglo XX, no comenzaron a musealizarse construccionestradicionales, como la Casa Gassia, en el Ecomuseude les valls d’Àneu (Lerida); el Caserío Museo Igartubeiti(Guipúzcoa); las pallozas de O Cebreiro (Lugo); laCasa del Marco, en Vilarquille (San Martín de Oscos)o las casas de teito de escoba de Veigas, en el Eco-museo de Somiedo, etc. En cuanto a estudios, el interéspor esta arquitectura ya se manifestó a fines del sigloXIX, pero su investigación pormenorizada no comenzóhasta el siglo siguiente, en el que arquitectos y etnógra-fos publicaron numerosos trabajos de ámbito regionaly nacional. No obstante todo lo hecho, todavía quedamucho por hacer en esta materia y, por eso, estudioslocales como éste de Francisco Fernández Riestra sonmuy necesarios para avanzar en su conocimiento.

La arquitectura tradicional constituye un retrato muyfiel de la sociedad. Su estudio permite conocer muchascosas de esa sociedad y de sus miembros: su niveltécnico y económico; su modo de vida; las diferenciassociales; sus ideas sobre la distinción, el confort y lahigiene, también su religiosidad y su gusto artístico,etc. No existe actividad humana que no tenga asociadaa ella una construcción. Por ello, el presente libro esun muestrario de las actividades de tres concejos delsuroeste de Asturias: Cangas del Narcea, Degaña eIbias. El autor ha tenido el acierto de describir todaslas construcciones que utilizan sus vecinos, desde las

más sencillas hasta las más complejas. En el libro sedescriben los tipos de casas que existen, que son elcentro de la vida de las familias; los hórreos y paneraspara guardar las cosechas y otras muchas cosas; laseras para mayar el centeno o el trigo; las cabanas enlas que se refugiaban personas y ganado en las brañaspropiedad de pueblos y de vaqueiros; los cortinos ocolmenares cerrados para la cría de abejas, que enel área tiene especial importancia, y sólo aparecen aloeste del río Narcea, con la salvedad de uno en Rei-tornu; las corripias, construidas en todos los castañe-dos, en la que se echaban las castañas y se manteníaeste fruto hasta que se desprendía su envoltura; lospalomares para criar pichones; las fuentes y lavaderos,espacios de uso común; los puentes, imprescindiblespara el transporte de personas, animales y mercancías,y cuya conservación era incumbencia de los mismosvecinos; los cierres de fincas; los edificios industriales,necesarios para la transformación de las materiasprimas: molinos, mazos, caleros y hornos de alfareros;las capillas y las iglesias parroquiales destinadas alculto religioso, y los cementerios que son, en definitiva,la última morada de todos los vecinos. Tampoco hanpasado inadvertidas al autor otras construcciones másmodernas, que se han integrado en el medio rural yque hoy forman parte de él: las escuelas, que comen-zaron a proliferar a partir de los años veinte del sigloXX, y las casas de los camineros que se edificaron afines del siglo XIX con la apertura de nuevas carreteras.

Está claro que la arquitectura tradicional no es ajenaa la Historia, ni es atemporal. Por una parte, todas lasconstrucciones tienen su historia particular, que en lamayoría de los casos desconocemos; en la que parti-cipan un propietario, canteros, carpinteros, herreros,vecinos que ayudan en el acopio de materiales, etc.Por ejemplo, en el libro se mencionan dos capillas deCangas del Narcea, una en Parrondo y otra en Xedré.La primera fue sufragada con un dinero que dejó afines del siglo XVIII un vecino del pueblo que murióen México, y la segunda se levantó en 1795, tiene unafachada de mármol y es un testimonio de una épocaen la que se inició con grandes espectativas la explo-

tación de canteras de mármol en el valle de Rengos.Por otra parte, el conjunto de construcciones ruralesque existe en este territorio es un muestrario de suevolución histórica y arquitectónica. En el territorioconviven construcciones de la Edad Media y modelosde casas muy antiguos con edificaciones contemporá-neas. Esta situación es el resultado de una sociedadrural muy conservadora, debido al aislamiento geo-gráfico y también a la persistencia de la figura delmeirazo (mayorazgo) o heredero único, sistema here-ditario que da lugar a sociedades muy aferradas a latradición. Esto, unido a la pobreza generalizada en laque vivía la mayor parte de los campesinos asturianos,es la causa de la pervivencia de tipos de casas muyantiguos, a veces cubiertos de paja de centeno, queen 1927 estudió el etnógrafo y lingüista Fritz Krüger.Sin embargo, los pueblos que visitó este profesoralemán cambiaron considerablemente a partir de losaños setenta del siglo XX, primero por la expansión dela minería del carbón y, en los últimos años, por elenvejecimiento de la población y el despoblamientodel campo, lo que ha colocado a muchas de estasconstrucciones en una situación crítica o ha provocadosu desaparición.

El debate hoy es cómo conservar este patrimoniocultural. Las medidas son varias. La primera es elestudio y la documentación de lo que irremediable-mente va a desaparecer. Otra, es la “musealización”de algunas construcciones representativas. Otra, esla difusión de esos estudios y de esas actuaciones conel fin de enseñar a la población el valor de esta arqui-tectura y llegar a conseguir que se identifique con ella,para que sea la misma sociedad la que tome la iniciativade su conservación. Por eso este libro es una obraimportante, porque pretende difundir y ayudar a valorarun patrimonio cultural muy cercano, y porque, además,al final del estudio el arquitecto Jesús Marcos Fernán-dez propone unas pautas técnicas para reparar yrehabilitar estas construcciones mejor de lo que sevino haciendo hasta ahora. No se trata de que lasgeneraciones actuales y las venideras vivan como lasanteriores, nada de eso, sino de que sepamos vivirmanteniendo algunos elementos del pasado, que sonsin duda muy dignos de perpetuarse en el tiempo,junto con los mayores adelantos técnicos, del mismomodo que hacen otras sociedades que, con frecuencia,son las más avanzadas de la Tierra.

Juaco López Álvarez

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2.01 Aspectos generales de la construcción tradicional en el suroccidente de Asturias

2.02 Las armaduras de cubierta.

2.03 Las armaduras de cubierta en el monasterio de Courias. Algunos ejemplos singulares.

2.04 Las cimentaciones.

2.05 Pies derechos, pilares y otros elementos de la estructura vertical.

2.06 Muros de carga. Sillería. Ejemplos de paramentos de mampostería. Forjados de madera.

2.07 Los cerramientos. Acabados y revocos.

2.08 Corredores y galerías.

2.09 Los vanos.

2.10 Las cubiertas. Remates, cumbreras y aristas. Bufardas. Aleros. Chimeneas.

2.11 Las cubiertas vegetales. Las cubiertas de teja de madera.

2.12 Corradas, patios, escaleras. Portales.

2.13 Carpinterías, herrajes y mobiliario.

2.14 La cocina tradicional. L.lariegas y lareiras.

2.15 La decoración y arte popular en la construcción tradicional. Las bandas de cal.

2.16 Las cartelas. Epigrafía. Marcas en las armaduras de madera.

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683.01 La casa redonda tipo palloza. La casa tipo Narcea. Aproximación a la evolución de lacasa redonda y la casa Narcea.

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1083.07 La iglesia parroquial y el románico rural en el suroccidente asturiano. Los campos de

iglesia. La capilla. Los Cementerios. Los Cruceiros.

3.06 La construcción aislada de la cuadra-pajar.

3.02 Tipos de casa tradicionales. La casa en talud a tres vertientes y la casa de corredor. Lacasa bloque. La casa tipo Sierra. Casas de bodegueiros y criados.

3.03 Las casas semiurbanas y casas-tienda en vial. Casillas de peón caminero.

3.04 Los palacios rurales.

3.05 Hórreos y paneras. Seriación de las características constructivas y estilísticas desde elsiglo XVI a 1950.

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Resumen

1.03 La comunidad. Ayuda comunitaria recíproca en la construcción tradicional. La asistenciade la comunidad en incendios y crisis naturales. Los maestros carpinteiros de armar,canteiros, mamposteros, teitadores y constructores de hórreos.

1.01 El paisaje histórico. Núcleos concentrados, dispersos, polinucleares. La casería aislada.Los caminos. Cultivos, praderías, monte y brañas. Crisis naturales y despoblados.

1.02 Aproximación a algunos aspectos culturales vinculados a la casa: La familia troncal. Elrégimen de Muirazu, familia y casería. Nombres de las casas y apellido troncal. Ritos deconstrucción y creencias de la casa. 18

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4.01 Las brañas. El chozo. Las cabanas. La cabana con estructura de bloque de troncos.

4.02 Los cerramientos de tierras y prados. Purtiel.las y accesos.

4.08 Los cortinos y talameiros. Las corripas.

4.09 Los caleichos, cousos, corrales y cortinos de lobos. El caleichu de Pena Ventana.

4.10 Los hornos de cerámica tradicional de L.lamas del Mouru. Los caleiros.

4.11 Los palomares.

4.12 Las escuelas rurales.

4.13 Mazos y fraguas.

4.14 Las bodegas.

4.03 Construcciones y elementos vinculados a la vivienda. El forno. Las corradas. Las eiras.Los emparrados.

4.04 Construcciones vinculadas al agua: Fuentes, lavaderos, pozos y pozos de riego.

4.05 Los molinos. Molinos de regueiro y de río. Los molinos señoriales: el Monasterio deCourias y el molino de Omaña. Un molino de sangre: el molino de cacao de Courias.

4.06 Las estacadas. La estacada de Veigaipope.

4.07 Los puentes. Los puentes de piedra. El pontón de madera de Augüera (Castanéu). Lospontigos.

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6.01 Introducción.

6.02 Rehabilitación – Restauración.

6.03 Obra nueva.

6.04 Conclusiones.

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5.01 El marco jurídico. La ley de patrimonio. Los catálogos urbanísticos.

5.02 Núcleos destacados con valor de conjunto.

5.03 Posibilidades de actuación en los ejemplos destacados de vivienda.

5.05 Los puentes.

5.04 Hórreos y paneras relevantes. Posibilidades de gestión de las cubiertas vegetales.

1535.06 La situación del patrimonio religioso. Valoración patrimonial del románico rural yproblemática de conservación.

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7.01 Apéndice documental.

7.02 Apéndice planimétrico.

7.03 Bibliografía.

7.04 Fuentes documentales.

7.05 Fotografías.

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The municipalities of Cangas del Narcea, Degaña and

Ibias, located in the mountainous south western area of

Asturias, maintain a rich heritage of traditional architecture

largely unknown outside the region. They are remarkable

for their heritage value, uniqueness and until recently for

maintaining archaic types of housing which have disap-

peared in most rural settings in Europe. Thus, teitada

(thatched) house models built in the medieval tradition,

known as pallozas (roundhouses) and casas Narcea

(Narcea type houses), are currently in a state of conser-

vation verging onnearcomplete disappearance. The

formal characteristics of the many traditional houses

erected during the nineteenth century and the first half

of the twentieth century are equally noteworthy, often

appearing in groupings of great quality and forming an

essential part of the heritage values of the region. Asso-

ciated with these constructions we find a great number

of horros and paneras (raised granaries) dating from

between the sixteenth century and the first quarter of

twentieth century. The region also maintains a large group

of casonas (large rural houses) and palaces generally

undertaken within the characteristics of traditional archi-

tecture. The complementary elements are extremely

varied and include spaces for collective use such as

fountains or bowers, constructions for agricultural and

livestock use such as cabins and mills, and specialized

structures such as wolf traps and black pottery kilns.

Also worth highlighting is the potential of two largely

forgotten elements, the first being the presence of one

of the largest concentrations of rural Romanesque chur-

ches in all of the northern Iberian peninsula, often asso-

ciated with public spaces of exceptional quality such as

church fields, which hold great significance to the local

community. The second is the conservation of a large

group of bridges covering various typologies and dating

from both medieval and modern periods, scattered

throughout the many waterways of all three municipalities.

Los concejos de Cangas del Narcea, Ibias y Degaña,

situados en el espacio montañoso del suroccidente de

Asturias, mantienen un rico patrimonio de arquitectura

tradicional en gran parte desconocido fuera de la

comarca. Resultan destacables por su valor patrimonial

y singularidad, el mantenimiento hasta fechas recientes

de algunas tipologías de viviendas arcaicas desapare-

cidas en la mayor parte de los entornos rurales de

Europa. Así, los modelos de viviendas teitadas de

tradición medieval, conocidas como pallozas y casas

Narcea, se encuentran en un estado de conservación

próximo a la desaparición completa. Destacan también

las cualidades formales de las numerosas viviendas

tradicionales realizadas durante el siglo XIX y primera

mitad del XX, a menudo formando agrupaciones de

calidad y constituyendo una parte esencial de los

valores patrimoniales de la comarca. Asociado a estas

viviendas aparece una extensa agrupación de hórreos

y paneras datados entre el siglo XVI y el primer tercio

del XX. La comarca mantiene también un amplio grupo

de casonas y palacios rurales realizados en general

dentro de las características de la arquitectura tradicio-

nal. Los elementos complementarios son enormemente

variados e incluyen espacios de uso colectivo como

las fuentes o emparrados, construcciones de uso ga-

nadero y agrario como cabañas y molinos, y estructuras

especializadas como las trampas de lobos y los hornos

de cerámica negra.

Resta además llamar la atención sobre la potencialidad

de dos elementos en gran parte olvidados: por una

parte, la presencia de una de las mayores concentra-

ciones de iglesias románicas rurales del norte peninsu-

lar, asociadas a espacios comunes de excepcional

calidad como son los campos de iglesia, cargados de

gran significación para la comunidad local. En segundo

lugar, la conservación de un numeroso grupo de puen-

tes de periodo medieval y moderno que abarcan varia-

das tipologías, dispersos en los numerosos cursos de

agua de los tres concejos.

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CASTELLANO ENGLISH

Os concellos de Cangas del Narcea, Íbias e Degaña,

situados no espacio montañoso do suroccidente

d’Asturias, tein un patrimonio grande d’arquitectura

tradicional, qu’é desconocido abondo fora da comarca.

Son de destacar polo valor patrimonial e singularidá el

mantemento, hasta hai pouco, d’algunhas tipoloxías de

vivendas mui vellas, que xa non esisten na mayor parte

dos orredores rurales d’Europa. Asina, os modelos de

vivendas teitadas de tradición no medievo, conocidas

como casas de teito ou «casas Narcea», atópanse nun

estado de conservación próximo a desaparecer del

todo. Tamén chaman a atención as cualidades formales

das muitas vivendas tradicionales feitas durante o siglo

XIX e primeira mitá do XX, muitas veces facendo peteiros

de calidá e amañando unha parte principal dos valores

patrimoniales da comarca. Asociado a estas vivendas,

aparece unha xuntanza grande d’horros e paneras

fechados entre o siglo XVI ye o primeiro tercio do XX. A

comarca ten tamén un peteiro grande de casoas e

palacios rurales edificados, normalmente, dentro das

características da arquitectura tradicional. Os elementos

complementarios son mui variados e tein espacios d’uso

colectivo como as fontes ou os emparrados, construc-

cióis d’uso ganadeiro ye agrario como cabanas e molíos,

ye estructuras especializadas como as trampas de lobos

e os fornos de cerámica moura.

Queda tamén chama-la atención sobre a potencialidá

dos elementos en gran parte esquecidos: por unha

parte, a presencia d’unha das máis grandes concentra-

cióis d’igresias románicas rurales do norte peninsular,

axugadas a sitos comúis d’excepcional calidá como

son os campos d’igresia, con muita significación prá

comunidá local; por outra parte, a conservación d’un

grupo numeroso de pontes do período medieval e mo-

derno que collen tipoloxías estremadas, e tán estraga-

lladas nos muitos cursos d’auga dos tres concellos.

Los conceyos de Cangas del Narcea, Ibias ya Degaña,

asitiaos no espaciu montañosu del suroccidente

d’Asturias, tienen un padremuñu grande d’arquitectura

tradicional, abondu desconocíu fuera la comarca. Son

bien remarcables pol sou valir cumo padremuñu ya

polo característico del sou mantenimientu hasta’l día

de güei dalgunas tipoloxías de viviendas bien vieyas,

saparcidas na mayor parte de los entornos rurales

d’Europa. Asina, los modelos de viviendas teitadas de

tradición medieval, conocidas cumo casas de teitu ou

«casas Narcea», alcuéntranse nun estáu de conserva-

ción que ta cerca de saparcer dafeitu. Tamién chaman

l’atención las cualidades formales de muitas viviendas

tradicionales feitas no sieglu XIX ya na primer mitá del

XX, que dalgunas veces forman grupos de calidá ya

constitúin una parte esencial de los valores del padre-

muñu de la comarca. Asociada a estas viviendas

aparez una bona riestra d’horrios ya paneras dataos

ente’l sieglu XVI ya’l primer terciu del XX. La comarca

mantién tamién un grupu de casonas ya palacios rurales

feitos en xeneral dientro de las características de

l’arquitectura tradicional. Los elementos complementa-

rios son abondo estremaos ya inclúin espacios d’usu

colectivu cumo las fontes ou los emparraos, tamién

construcciones d’usu ganadeiru ya agrariu, cumo ca-

banas ya molinos, ou estructuras especializadas, cumo

las trampas de l.lobos ya los fornos de cerámica prieta.

P’acabar, yá necesario tamién falar de la potencialidá

de dous elementos en gran parte esqueicíos: d’una

parte, la presencia d’una de las concentraciones ma-

yores d’ilesias románicas rurales del norte peninsular,

asociadas a espacios comunes de bona calidá, cumo

son los campos de las ilesias, cargaos de gran significáu

pa la comunidá del sitiu; d’outra, la conservación d’una

bona riestra de pontes del períodu medieval ya moder-

nu, qu’abarcan distintas tipoloxías esparcidas nos

muitos cursos d’augua de los tres conceyos.

ASTURIANU OCCIDENTAL GAL.LEGO-ASTURIANU

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1.01 El paisaje histórico

Núcleos concentrados, dispersos,polinucleares. La casería aislada.Los caminos. Cultivos, praderías,monte y brañas. Crisis naturalesy despoblados.

El área geográfica del concejo de Can-gas del Narcea, comprende un espa-cio de montaña de 823.57 Km2, em-plazado en el SO de Asturias en lacuenca alta del río Narcea.

La altitud del concejo varía entre los300 y 2000 metros, con precipitacionesque varían entre los 1000 y más de2000 mm anuales. Las aldeas se em-plazan mayoritariamente en una franjade altitud de entre 300 y 1200 metros,predominando los emplazamientos enrellano y a media ladera en montañasde formas alomadas. Un número sig-nificativo de entidades se disponenpor encima de la cota de 800 metrosde altitud.

Por encima o en torno a la cota de milmetros el número de entidades des-ciende, si bien se mantienen unnúmero apreciable de núcleos, algu-nos de ellos de notable tamaño, comoEl Puertu, Brañas d’Arriba, Gillón, Rei-tornu, Vidal, Xalón, L.larón, La Viliel.la,Parada la Nueva, Chanos, Sigueiru,Fontes de Corveiru, Valmayor y Corros.Estos pueblos de altura mantienen eltipo de hábitat concentrado, si bienalgunos presentan disposición disper-sa como en el caso de Chanos o Ta-bladiel.l.u, situado a una cota inferior.En el concejo de Cangas del Narcea

la red de poblamiento es densa, abar-cando más de 280 aldeas de entre 5y 25 viviendas en su mayoría, que sedistribuyen en 54 parroquias y cincoarciprestazgos. Cada parroquia acogeun promedio de cinco o seis aldeas,contando con una capilla propia encada núcleo. Históricamente se en-cuentra articulado en cinco territoriosdenominados cuartos o partidos deSierra, Naviegu, Rengos, Val.le delCoutu y Bisuyu y Las Montañas, co-rrespondientes a los arciprestazgosde Cangas, Naviegu, Rengos, Sierray Allande.

El área geográfica de los concejos deIbias y Degaña abarca 417.46 Km2 enla cuenca del río Ibias, afluente delNavia, con altitudes comprendidasentre los 220 y los 1961 metros. Lasprecipitaciones pueden variar entrelos 850 y los 1600 mm anuales, conclima de rasgos continentales en laszonas más altas y más suavizado enel entorno del río Navia. Esta cuencaha mantenido siempre una fuerte rela-ción con los territorios situados al surde la Cordillera Cantábrica, aparecien-do una intensa relación cultural tantocon las sierras orientales de Galiciacomo con el noroeste de León. Estavinculación se observa tanto en losaspectos de cultura inmaterial, tradi-ción oral y rasgos lingüísticos, comoen la cultura material en la que se ins-cribe la arquitectura tradicional. Entotal, la cuenca del río Ibias, acoge aunos noventa núcleos de población,de tipo concentrado, distribuidos en

catorce parroquias y situados en ge-neral a media ladera, en rellanos y enmenor medida en vegas fluviales.

La tipología de los asentamientos dela comarca corresponde, en general,a núcleos concentrados de densidadvariable, a veces estructurados en ba-rrios con cierta entidad propia, confor-mando asentamientos polinucleares.Las viviendas mantienen una segrega-ción clara dentro de las agrupaciones,escaseando las alineaciones en me-dianera. Algunos pueblos se articulancon viviendas dispersas obedeciendoa su formación original como brañas,en el caso de Arandoxo, Tabladiel.loo Chanos, convertidos a veces ennúcleos permanentes en al menos par-te de las viviendas. En general sonmuy escasos los asentamientos dis-persos y los inferiores a cuatro vivien-das, como Valmayor, Medéu, Soutulos Molinos o Cabuezos, vinculado alcamino real de L.leitariegos. Sin em-bargo, estas pequeñas entidades sue-len tener constatación documental me-dieval como núcleos poblados en lamayoría de los casos.

Algunos autores como Mark Gimsonsostienen que desde los periodos mo-derno y medieval se produce en la co-marca un progresivo declive poblacio-nal de los pueblos situados a mayoraltura en beneficio de los que se en-cuentran en cotas inferiores, incluyendoposibles traslados de algunas entida-des como en el caso de Aciu1 . Estosmovimientos de asentamientos se do-

1Gimson, 1983: 65.

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cumentan también según Gimson enel territorio de Ancares. Lo cierto esque se observa desde el siglo XVI uncierto estancamiento de algunos de lospueblos más altos en relación a otrosnúcleos que se beneficiarían de losnuevos cultivos. Pueblos de montañacomo L’Artosa, núcleo más pobladode la parroquia de Veigal.lagar en 1887,es superado en población por variospueblos de la misma parroquia en19202. En estos años se abandona tam-bién el pueblo de L’Acebal, uno de losmás altos de Cangas del Narcea, situa-do en el cordal de Parada La Nueva.

Por otra parte, para comprender laformación histórica del poblamientoen estos concejos es necesario valorarel gran volumen de despoblados me-dievales y contemporáneos documen-tados en diversas fuentes, resultandoexpresivo de la presión a la que estabasometido el territorio. Entre los tresconcejos se supera la cifra de cuarentadespoblados anteriores al siglo XIXpresentes en documentación eclesiás-tica y en los testimonios de la tradiciónoral. El encuadre histórico del pobla-miento se basaría en los límites parro-quiales actuales, consolidado en tornoa los siglos XI y XII. La mayoría de lasentidades, así como la red parroquial,aparecen consolidadas en este periodo.

Queda por establecer una seriaciónmínima de posibles oleadas de deser-ciones debidas a riesgos naturalescomo inundaciones y especialmentedeslizamientos del terreno y aludes denieve conocidos como adén o aná,que explican en la tradición popular ladesaparición de pueblos como Vil.lard’Arbas o Gilloncín3 así como las oca-sionadas por enfermedades infeccio-sas que provocaron andoncias o pan-demias como en el caso del pueblo deRivadales. También se testimonian lastradiciones de traslados de pueblospor derechos de pastos como ocurreen El Corralín. Parece además que lasépocas de mayor frialdad y de pestesperiódicas que se dan entre el sigloXIV y el periodo moderno coincidencon oleadas de abandonos. Este pue-de ser el caso de Borbol.lón, núcleoemplazado en las inmediaciones deTrones, o de Santa Cecilia, aldea vin-culada al cellero de Tubongu docu-mentada en el siglo XV. La aldea deSamartín en Sierra aparece en estesiglo prácticamente herma, ya quesegún el informante del cabildo deOviedo ”está despoblada…porque nonbibe ninguno en ella, salvo Gómez Per-tierra, persona de ochenta annos” 4.

Las causas de abandono en ocasionesse reflejan con notable arraigo en la

tradición oral de los concejos, quepuede coincidir con arquetipos de le-yendas de despoblación aplicadas adeserciones reales.

La red de caminos tradiciona les erauna densa malla con escasa jerarqui-zación que comunicaba los pueblosentre sí y las cabeceras parroquiales.Una parte significativa de los caminostenían la consideración de caminosde herradura y no eran practicablespor los carros, que se restringían a laszonas de mejor orografía y cuando eraposible a la comunicación de losnúcleos con las tierras de labor de lascortinas. Esta situación queda reflejadaen los numerosos informes y referen-cias documentales históricas sobre lacomarca. Así, en el diccionario de Ma-doz se describen muchos de los ca-minos de la comarca como medios,malos, muy malos o impracticables, yde los del concejo de Cangas se afir-ma que los hay en crecido número yse encuentran “todos ellos en mal es-tado no solo por la excesiva escabro-sidad del país, sino por que no secuida su composición y reparo”. Pos-teriormente, las carencias de la redde carreteras quedan reflejadas en latardía realización o el abandono incon-cluso de los principales ejes: la obrade la carretera hacia Degaña, que

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2Nomenclátores de la Provincia de Oviedo, 1887 y 1920.

3Según la tradición oral recogida en los pueblos del valle, la aldea de Gilloncín estaba situada enfrente de Gillón bajo la falda del pico Caniel.las.

En un momento indeterminado del periodo moderno un alud de nieve sepultó durante el mes de mayo las cuatro viviendas que la formaban.

El relato oral prosigue con la vuelta de dos hermanos emigrados en Madrid que se plantean reconstruir la casa familiar, pero no obstante deciden

no hacerlo “por que van vinir más mayos” en referencia al riesgo de adenes de la zona.4Fernández Conde, 1993: 265.

terminaba en Rengos, permanecía pa-rada en 1926 después de habersesuspendido las obras en 19105. Laapertura de la carretera del río delCoutu no llegaría en algunos tramoshasta la década de 1920, al igual queel inicio de la carretera de Ounón,suspendido antes de la Guerra Civil.

El aprovechamiento agrícola compren-de las huertas de hortalizas de usointensivo, cerradas e inmediatas a lavivienda. En un círculo más amplio, laagricultura tradicional situaba una fran-ja de terrazgo manso de cereal encortinas, cerradas al exterior pero sindivisiones internas, situadas a menudoen terrazas con muros de mampos-tería, en los terrenos de mayor pen-diente. En esta franja pueden aparecerya los prados de siega y de diente(pascones) frecuentemente cerradospor cercas de piedra. El aprovecha-miento tradicional cuenta además conlos castañedos y robledales, explota-

dos para recogida del fruto y el pastode la montanera, divididos a veces enparcelas vinculadas a cada casa. Enterrenos mas distantes, se localizanlos terrenos de monte arbolado y congrandes manchas de matorral, aptospara el pastoreo y multitud de aprove-chamientos diversos, como la madera,leña, frutos y colmenas.

El cultivo del monte se realizaba me-diante cambiel.las o azadones, de usocolectivo para los cultivos de centenoy trigo intermitentes en el monte, trasla rotura mediante roza y quema, co-nocidos en la comarca como semar aborronadas, cavadas, novales o semaren bravo, sobre el terreno quemadocon intervalos que podían variar entrelos cuatro y los doce años o más, paradiferenciarlo de los terrenos de araduracontinuada en los terrenos de mansode las cortinas. Este sistema se prac-ticó en algunas localidades hasta me-diados del siglo XX.

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5La Maniega, 4,1926.

Los policultivos intensivos a partir delsiglo XVIII, ocasionaron el máximoaprovechamiento posible de las tierrasy del medio y la densificación de loscerramientos, agotándose práctica-mente la posibilidad de creación denuevas casas.

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1.02 Aproximación a algunos aspectos culturales vinculados a la casa

La familia troncal. El régimende Muirazu, familia y casería

La casa no comprende solamente laconstrucción de vivienda, sino un con-junto de construcciones, tierras, monte,arbolado y bienes intangibles comolos derechos de participación en elpatrimonio común de la aldea. El con-cepto de casa incluye también a losmiembros de la familia y en un sentidoamplio el patrimonio simbólico del lina-je familiar.

La familia troncal se caracteriza por elmantenimiento del patrimonio de lacasa indivisible, trasmitiendo la propie-dad o los derechos de arrendamientoal primogénito varón en régimen demayorazgo (muirazu, meirazu), previotestamento verbal (la manda) o fre-cuentemente escrito. Cuando por di-versas circunstancias esta figura falta-

ba se recurría a otro hermano o herma-na, en este último caso generalmentesi faltaban varones. Este hijo se casarápa en casa con la mujer llegada defuera, la nueva. Este sistema garantizauna cierta estabilidad ante la imposi-bilidad de realizar nuevas viviendas,con lo que resultaba difícil casarse alos segundogénitos y demás hermanosque tenían que buscar salida en unmatrimonio con un mayorazgo o ma-yorazga. Las otras alternativas se orien-taban a quedar en casa como solterosen una posición subordinada o en laemigración. Así cobra sentido la expre-sión “sin pregancias, nun hai casa-mientu” escuchada en La Viña.

En el contexto europeo, el modelo defamilia del suroccidente asturiano sepodría relacionar, siguiendo la clasifi-cación de Peter Laslett, con el tipomedio-central, dominante en Europa

central y balcánica. Esta modalidadpresenta semejanzas con modelos deEuropa oriental, al igual que con lossistemas de mayorazgos presentes enel norte peninsular.

A partir de las primeras décadas delsiglo XX, las posibilidades de construc-ción de un nuevo hogar se incrementanpor aparecer una incipiente diversifi-cación económica en la comarca, loque con el tiempo dará lugar a eco-nomías familiares mixtas, a caballoentre el campo y los nuevos empleosindustriales o mineros.

Este modelo social, basado en la uni-dad de familia y casa, es consideradopor muchos autores como una heren-cia medieval, como sin duda lo es elmarco cultural y tecnológico, reforzadodurante los siglos XVI y XVII6. A partirdel siglo XVIII este tipo de familia irá

6La casa de humo de tradición medieval es una constante europea durante la edad moderna a menudo incomprendida desde el mundo

urbano coetáneo, pero bien reflejada en la literatura: “Mi padre tenía su propio palacio, como cualquier otro; sí de tal categoría que ningúnrey pudiera construir tal con sus propias manos, sin que se hubiese convertido en la obra de la catedral. Estaba pintado de lodo y techadode paja, en vez de con estéril pizarra, frío plomo y rojo cobre, para que en él pudieran darse cereales nobles. Y mi padre, para poderpresumir de nobleza y hacienda, mandó edificar los muros de su palacio, no con piedras del borde del camino o extraídas de los eriales,ni mucho menos con simples ladrillos que pueden ser amasados y cocidos en un santiamén, como suelen hacer tantos otros grandesseñores; él, por el contrario, tomó madera de roble, de éste útil y noble árbol, en el que crecen el embutido y los gordos jamones y el queprecisa mas de cien años para alcanzar su plenitud. Las habitaciones, salas y aposentos las dejó, por dentro, ennegrecer del humo,simplemente porque éste es el color más estable del mundo. Tales pinturas reclaman, hasta alcanzar la perfección, más tiempo del queun artista del pincel necesita para sus grandes obras de arte. Los tejidos eran del tejido más delicado del globo, pues habían sido obrade quien desde años inmortales compite con Minerva. Las ventanas, sin razón alguna, estaban consagradas a San Sincristal, (…) La salade armas estaba bien guarnecida de arados, picos, hachas, azadones, palas, tornaderas para el estiércol y para el heno, con las quese ejercitaba diariamente. Pues cavar y roturar era su disciplina militaris, como la de los antiguos romanos en tiempos de paz; uncir losbueyes era su comando de capitán, acarrear el estiércol sus conocimientos de fortificación; arar el campo sus operaciones de campaña;limpiar los establos su noble entretenimiento y sus torneos. De este modo llevó sus armas por el globo –todo cuanto pudo abarcar- y asíobtenía de cada cosecha un rico botín. Todo esto lo traigo a colación no por vanagloriarme, sino para no dar pie a nadie para burlarsede mí como de otros nuevos nobles de mi igual; pues, en nada me tengo mejor que mi padre, quien estableció su morada en un lugartan placentero, es decir, en el Spessart, donde los lobos se dan mutuamente las buenas noches.”, en Simplicius Simplicissimus, J. Ch.Von Grimmelshausen, 1669.

transformándose paulatinamente enlas zonas mas urbanizadas.

La familia tradicional era el centro deproducción, reproducción y organiza-ción del trabajo, por lo que cada miem-bro de la casa tiene una función espe-cífica en la economía familiar, en basea su posición, la edad y el género. Enel contexto cultural de la comarca, ladivisión sexual del trabajo es sin em-bargo bastante débil. El importantepapel de la mujer en la sociedad tradi-cional de estos concejos se refleja enla participación en actividades consi-deradas exclusivamente masculinasen otros ámbitos culturales, como era

el trabajo de labrar la tierra con ell.laviegu, xuncir el ganado o guiar elcarro, actividades compartidas con elhombre. Algunos autores refrendanesta situación en zonas culturalmenteafines del norte de León7. También laencuesta del Ateneo de Madrid en1901, en las respuestas de Cangas deTineo incide en el régimen de bienesen común, y respecto a la considera-ción de la mujer afirma que “No haydiferencia entre marido y mujer; unosy otros ayudan a las órdenes de lospadres. Éstos pierden la dirección delos negocios y quedan así anuladoscuando ya no pueden trabajar. La mu-jer se ocupa en toda clase de trabajo,

incluso en los del campo. En los traba-jos domésticos, la que es lista puedeincluso dirigir a su marido”8.

En este marco ocupan un lugar funda-mental los matrimonios concertadosentre las dos familias con la negocia-ción de la dote, así como los matrimo-nios por poderes, frecuentes hasta losaños 60. En los contactos entre las dosfamilias intervenían figuras como loscasamenteiros y embusteiros por cadauna de las partes. En ocasiones seconstata, al menos hasta la décadade 1930, algunos casos del roubu lanovia, en la que el novio recoge a lanovia de forma forzosa con la finalidad

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7González-Quevedo, R., “Roles sexuales y cambio social en un valle de la cordillera cantábrica”, Cuadernos de

Antropología, 12, pp. 62-66.

8López Álvarez, J. y Lombardía Fernández, C., Costumbres de nacimiento, vida y muerte en Asturias. Encuesta del

Ateneo de Madrid 1901-1902, 1998, p. 84.

9“En Labourt los aldeanos y aldeanas mas miserables se hacen llamar señor y señora de tal casa, que son las casas que cada uno de ellos

tiene en su aldea, aun cuando sólo constara de una pocilga de puercos… y tanto es así que por lo común dejan su nombre y el apellido de

sus familias, y las mujeres hasta el nombre de sus maridos, para tomar el de sus casas…”, en Tableau de l’inconstance des mauvaisanges,

Pierre de Lancre, 1612.

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de forzar un acuerdo de dotes u obte-ner el permiso de los padres de lanovia. La novia era alojada en unavivienda considerada neutral, en laúltima etapa en pensiones. Aún siendoun robo en parte ritual o simbólico,contando a veces con la colaboraciónde algún miembro de la familia de lanovia, muestra la dificultad de losacuerdos de boda.

El marco social de estas construccio-nes, al menos desde época moderna,es el de la familia troncal con régimende mayorazgo (meirazu), fuertementevinculada a la vivienda, que cuentasiempre con nombre propio y cualida-des a menudo al margen de la familia.La adscripción de los individuos enlas aldeas se realiza con la casa antesque con la familia, al igual que en al-gunas zonas de la meseta norte penin-sular, Pirineos y País Vasco entre otras,además de amplias zonas de la Euro-pa central y atlántica.

La fuerza de la casa como factor iden-tificador del individuo por encima in-cluso de la familia, se manifiesta ex-presamente en otras zonas de Europa,en las que se da el régimen de mayo-razgo y familia troncal, coincidiendo amenudo con una alta proporción dehidalgos arrendatarios o propietarios9.A algunos individuos se les llega aidentificar por el nombre de la casa, eincluso actualmente en ocasiones a

los niños se les apoda con el nombrede la casa en diminutivo (p. ej. lasmarquesinas, de Casa Marqués). Sedan también situaciones en las quelos miembros de las familias recibenlas cualidades negativas o positivasatribuidas a la casa (casa farta, casafulgazana, casa fuerte). Estas son al-gunas manifestaciones relacionadascon el llamado “culto a la casa”.

La identidad de la casa como sujetoesencial de la organización de lasaldeas se expresa, con menos fuerzaen la actualidad, en todos los ritos depaso del individuo. En el caso de lamuerte, la adscripción de la personafallecida al espacio familiar mortuorio,manifestación bien mantenida en laactualidad, identificándose los panteo-nes con el nombre de la casa en pri-mer lugar.

En las obras de nueva construcción oreforma, se coloca en ocasiones unaplaca con los nombres del matrimonioen la fachada de la vivienda o la pane-ra, realizándose hasta la década de1980 e incluso posteriormente.

Los árboles en el monte se marcantambién con un signo que representala propiedad de la casa, mas recien-temente con las iniciales del dueño.Las tierras son acotadas por finxos ymol.lones como elementos simbólicosde la pertenencia a una vivienda y la

prolongación de la casa en todos sustérminos.

El segundo elemento de adscripciónes la localidad, muy por encima de laparroquia. Las esferas más lejanas deidentificación incluyen el valle o la co-marca, como Río del Coutu o Sierra.

En la organización de la comunidadde la aldea, la casa es en cierto modoun sujeto jurídico, poseedor de dere-chos y obligaciones y representadaen las xuntas vecinales o conceyospor algunos de sus miembros, normal-mente uno de los amos. Las xuntaspara tratar los asuntos que afectan acada pueblo se convocan a toque decampana, que puede estar situada enuna casa como sucede en Casa’l Fe-rreiru de Veigaimiedru. La representa-ción de cada pueblo se realiza por elvistor, elegido por turno entre los veci-nos de cada aldea y figura plenamentevigente en la actualidad.

Nombres de las casasy apellido troncal

Los nombres de las casas coincidena menudo con el del apellido de lafamilia troncal, el apellido patrilinealtrasmitido por el mayorazgo, o biencon el de una familia anterior. El ape-llido se mantiene a menudo en asturia-no o gallego-asturiano, manteniendo

10Recogido en Vil.larmental y Cibea.

11Recogido en La Reigada, Allande.

12Vil.larmental y La Puela, respectivamente.

formas próximas a las formas de losapellidos medievales de la comarca.

El mantenimiento de los nombres delas casas con formas originales muyantiguas en un entorno culturalmentenivelador, resulta expresivo de la co-hesión social y cultural de este territorio,a pesar de todos los cambios recientes.Así, son frecuentes los nombres decasa basados en apellidos como CasaPeire Menendi, L.lope, Cul.lar, Gonzali,Suar, I’Campa, L.linde, Xardón, quecorresponden a los apellidos en cas-tellano de Pérez, Menéndez, López,Collar, González, Suárez, Campa, Lin-de o Jardón, además de otros quemantienen la misma forma como Fuer-tes o Marrón. Vinculados a apellidosvaqueiros se encuentran entre otrosCasa Boto, Berdasco, Gayo y CasaCatorce, por el apodo de una recuade machos de arriería de catorce ani-males propiedad de la casa.

Otros nombres de vivienda respondena nombres personales, a veces unidosal apellido, así se encuentran casascon el nombre de Pricón, Antunon, Xa-biel, L.lourienzu, Fonsu, Xuana, Mingón,Xanín, Manín, Mingueiru, Queitanu,Frandambres, Xuanarias o Minguarias.

Algunos nombres aluden a apodos ocaracterísticas físicas personales comoen Casa La Roxa, El L.largu, L.longu oEl Coxu. La identificación de personas

por nombres derivados de atributosfísicos se constata también durante laedad media en el Registro de Courias.

Relativos a oficios, parentesco o pro-cedencia se encuentran nombres co-mo Casa’l Xastre, El Carteru, Gaiteiro,Ferreiru, L’Abogau, Mulineiru, El Flaire,El Meirazu, Los Xarros, Nieto, Tiu Sidru,El Gallego y El Bercianu.

Debidos a las características de orien-tación y orográficas, los elementos delentorno, vegetación, orígenes históricosy a las cualidades de la casa aparecenlos nombres de Casa Solana, L’Avisíu,Val.le, Navariegu, Regueiro, La Veiga,Picos, Forcón, Purtel.lón, Caleyu, LaTronca, Pasquín, Zreizu, Centén, Bou-zas, Mourana, Casona, Casa Nuova,La Torre, Camona y El Palaciu.

Además se encuentran algunas vivien-das con nombres relacionados con unaposible significación religiosa como enCasa Las Ánimas y Casa Daradiós.

Ritos de construccióny creencias de la casa

En el suroccidente asturiano se hamantenido, como en otras zonas, elrito de coronar la nueva construccióncon el ramo, a menudo de laurel, enel punto mas alto de la cubierta reciénterminada. Este rito incluye un banque-

te en el que el amo de la casa convidaa las personas que están participandoen la construcción. Otras costumbresaluden a la protección de puntos es-tructurales de la edificación, como loscimientos, esquinas y jambas de lapuerta. El párroco también bendice laconstrucción al final de la obra o des-pués de algún suceso negativo. Estabadifundida la creencia de no deber em-pezar obras de construcción en martesy viernes, y de bajar de la escalerapisando el último paso con el pie de-recho, al igual que al salir de casa10.

Si alguien fallecía fuera de la viviendao existía algún suceso desgraciado,se solía poner una cruz de madera, serealizaban bendiciones y en algún casose tallaban o pintaban con mazarrónuna acumulación de cruces, como seobserva sobre el pegollo de una panerade Corros. También existía la creenciaen relacionar el crujido de las vigas dela vivienda11 o el canto cercano de unacuruxa con anuncios de muerte. Enotros casos los ruidos escuchados du-rante la noche en la piérgula y en unparreiru, son relacionados por los infor-mantes con “cousas d’outru mundo” ycon una mujer fallecida que se presentasentada en el escanu de su casa des-pués de ser escuchados ruidos12.

En este sentido, se observa una enor-me variedad de elementos protectoresen los dinteles de puertas de viviendas,

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cortes y paneras, como cruces, invo-caciones religiosas, tallas en forma deserpiente, herraduras y cornamentasde animales que protegen frente almal, el demonio y el mal de guel.lu.Frente estos elementos se podían ex-clamar en voz alta invocaciones de

protección13. Muchos elementos rela-cionados con el horno y el pan se en-cuentran ritualizados. Los elementosreligiosos como estampas, cruces,relicarios, agua bendita y amuletosprotectores aparecen relacionadoscon la cocina, los espacios de dormir,

la cuadra y el ganado, que utilizabasus propios amuletos colgados de laschuecas. En la puerta de un parreirude una casa en L’Artosa aparece talla-da la proclama “Una y dos, o no entrar,o alabar a Dios, 1898”.

1.03 La comunidad

En la construcción de una viviendaparticipaban numerosos miembros,que acumulaban saberes dispersos yespecializados, así como tambiénmiembros de la comunidad de aldea,obligados por vínculos de vecindad yreciprocidad. La colaboración de fami-liares y vecinos en el acarreo de mate-riales, es definida en algunas zonascon la figura de el carretu14, especial-mente en el transporte de madera,piedras y barro para realizar la masade la mampostería. La carpintería me-nor, las tablas y ripia de la cubierta, a

menudo eran realizadas por algúnmiembro de la familia, así como la ex-tracción y colocación de l.lousas olousas de la cubierta. Otros rasgosexpresivos, aún hoy, de la vitalidad dela comunidad, son los turnos de ma-tanza acordados entre las casas, parapermitir la ayuda mutua o los turnos deir pula vicha de las reuniones nocturnasde miembros de diversas familias.

Normalmente en caso de desastrespuntuales como incendios, aún hoyes frecuente la asistencia económica

y la prestación personal a la familiaafectada, con mayor intensidad entrelas casas de la parroquia y del propiovalle. Otras situaciones comprometi-das, como la enfermedad, la muertedel amo o la pérdida de mucho gana-do, también originan la asistencia delos vecinos.

Los materiales de construcción proce-dían del entorno inmediato, a menudomenos de un kilómetro, ya que el trans-porte era muy caro y difícil de realizar,debido a las limitaciones de la red de

13“Si sos el demoniu de ti reniegu, Ave, María y José” exclamado al trazar un circulo alrededor de sí en el suelo con una guiada, en el que se traza

una cruz. La Reigada, Allande. También, “Gueyus de curuxa, mal rayu te parta”, recogida en Sierra, Cangas del Narcea.14

Paredes, 2006: 63.

caminos de carro y de los propios me-dios y tecnología de transporte.

Solo algunos materiales ligeros y deuso más reciente procedían de un ra-dio mayor. Es el caso del vidrio, losclavos de ferrería o la cal. El vidrio seempieza a generalizar tímidamente enlas casas campesinas a partir de me-diados del siglo XIX. Anteriormente suausencia se suplía con carpinterías yrespiraderos en los escasos vanos. Enel caso de los clavos de ferrería, em-pleados en asegurar estructuras demadera, su uso es escaso y reciente,empleándose en su lugar los tornosde cierno de roble, mucho mas baratosy fáciles de conseguir.

El empleo de cal en la construcciónestaba muy limitado hasta principiosdel siglo XX, incluso en muchas cons-trucciones nobiliarias, a pesar de laexistencia de caleros documentadosdesde el siglo XVIII en la zona calizade Rengos. Su uso se limitaba al blan-queado de revocos en algunos interio-res y en exteriores de obras de ciertaimportancia. También era notable suuso en las bandas decorativas quecubrían muchas fachadas en los tresconcejos. Sin embargo, para hacer la

argamasa de construcción, el uso quepodía exigir mayores cantidades decal, se utilizaba arena o arenón de mon-te para amasar la arcilla. La mayor partede las iglesias medievales de la comar-ca prescinden del mortero de cal, salvoen las bóvedas. Esto mismo ocurre enparte de las casonas y palacios.

Los andamios se realizaban con unpiso de entretejido vegetal sujetos me-diante mechinales y apeos de rollizosa la fachada.

En tiempos pasados, el capital aporta-do por la emigración americana, ma-drileña y catalana en el caso de Ibias,fue fundamental para la compra demuchas casas arrendadas en la co-marca, así como en las reformas yreedificaciones emprendidas.

Los maestros carpinteiros de armar

Es conocido el importante papel delos carpinteros de armar en la cons-trucción tradicional. En este sentidoes significativa la expresión de llamaral carpinteiru cuando se pensaba ini-ciar una obra. Este peso en el conjuntode la obra ha ido disminuyendo pro-

gresivamente al cobrar importanciaotros oficiales canteiros y mamposte-ros, especialmente a partir del sigloXIX, dado que las construcciones vanempleando paulatinamente menos ma-dera debido a razones culturales yespecialmente al encarecimiento dela misma.

El carpinteiro d’armar es un especia-lista con consideración de maestro uoficial, por lo tanto, podía llevar el ma-yor peso en la dirección de la obra yajustar el presupuesto y las condicio-nes de trabajo con la familia o propie-tario que encarga la obra. A diferenciade los trabajos de mampostería, reali-zados frecuentemente por cuadrillasde canteros gallegos, la carpintería dearmar se realiza por maestros locales.

Los canteiros eran los otros maestroscon un papel esencial en la obra. Enocasiones podían actuar también co-mo oficiales con responsabilidad enel trabajo de la madera estructural,realizando también trabajos de carpin-tería. Los canteiros suelen aparecerorganizados en cuadrillas en obras decierta importancia. A menudo existenrelaciones de parentesco entre algu-nos de sus miembros, ocupando los

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mas jóvenes labores subordinadas yde peonaje. Los mamposteros amasa-ban el mortero de barro y realizabanlos muros de carga y las labores decimentación, siendo éstos a veces losmiembros de menor edad o en situa-ción de aprendiz. El acopio de mate-riales, el corte de madera y la cimen-tación, corre a menudo a cargo de lapropia familia.

La construcción tradicional con mam-postería y estructuras de madera, al-canza la década de 1960, en la quese van realizando construcciones mix-tas entre lo tradicional y las nuevastécnicas, si bien desde los años treinta,había tenido una difusión progresivael cemento y la cal en los muros decarga, en las zonas mejor comunica-das. En este periodo final aparece unamayor difusión del hierro y se empiezana emplear los cargaderos de hormigónen los vanos de construcciones demampostería en torno a 1950.

Los teitadores de cubiertas de paja apaleta constituían un oficio especiali-zado e itinerante, que se desarrollabade dos a tres meses al año, entre Agos-to y Octubre. De ellos, una parte pro-cedían de los propios pueblos de lacomarca, mientras que otros se trasla-daban desde los Ancares, donde exis-tía un notable número de teitadoresque se dispersaban especialmente portodo el norte de León ofreciendo susservicios. También existían teitadoresa paleta en los propios pueblos, traba-jando los últimos en Ibias y Degaña yen Mual, Moncóu, Noceda, Larna, Cor-veiru y Tresmonte entre los de Cangas,conservándose aún paletas de teitar

en algunas casas. En cambio el teitadocon paja a baguna se realizaba nor-malmente por miembros de la propiacasa o de las aldeas cercanas.

Los constructores de hórreos y panerasconstituían otro de los oficios especia-lizados organizados, con la figura delmaestro u oficial más tardíamente, yuna pequeña cuadrilla de carpinterosa menudo con algunos miembros uni-dos por lazos familiares. Era frecuenteque en los talleres de constructores depaneras alguno de los hijos siguieracon el oficio heredado. Normalmente,al igual que otros especialistas, solíantrabajar con mayor preferencia en unacomarca o partido en los que eran co-nocidos y recibían los encargos, comose observa en los talleres del río delCoutu o en algunos de Sierra, dedican-do los meses de verano y otoño y alter-nando este trabajo con las laboresagrarias en la propia casa. En la últimaetapa, que comprende desde 1900 a1950, se observa una mayor vincula-ción de estos carpinteros con las obrasciviles y la edificación de las villas. Así,una panera del pueblo de Casaresaparece realizada por un maestro car-pintero “de obra pública”, según semuestra en las cartelas que flanqueanla puerta de la panera: “Esta obra fueecha en el año de 1913 por la cuadrillade Paulino Martínez de Agüera maestrocarpintero de obras públicas y particu-lares finas y ordinarias 5 de octubre” y“Esta panera fue hecha por orden deD. Emilio Rozas de este pueblo de Ca-sares en el año de 1913. Viva mi dueñopor muchos años”. Aún en 1947, serealiza de forma totalmente tradicionalla panera de Casa Regueiru en San

Xuan del Monte, por parte del maestrode Veigaipope Juan Álvarez de CasaPepe Sierra de Veigaipope. La obrafue realizada a lo largo de varios mesesdel verano y otoño, viviendo alojadosen la casa y trabajando de lunes asábado, día en el que regresaban an-dando por el monte a Veigaipope. Laobra fue ejecutada por el maestro car-pintero, un hijo que siguió los pasosdel padre y algunos ayudantes. Estetaller construyó varias paneras decora-das similares a las levantadas en ladécada de 1920, realizando tambiénconstrucciones de vivienda.

nada

2.01 Aspectos generales de la construcción tradicional en el suroccidente de Asturias

28

La construcción tradicional es un reflejode las influencias ambientales, cultu-rales e históricas de un territorio. Laarquitectura tradicional de los tres con-cejos está relacionada con la existenteentre el suroccidente de Asturias y elterritorio de las sierras orientales deLugo y el occidente de la provincia deLeón, áreas unidas por fuertes lazosculturales.

Los materiales básicos son fundamen-talmente piedra, barro y madera pro-cedentes del entorno, lo que explicael alto grado de mimetismo ambientaly paisajístico que alcanzan estas cons-trucciones. La piedra es sobre todopizarra de diferentes tipos, cuarcitas,cuarzo y areniscas carboníferas. Enpuntos muy localizados como en Ren-gos se emplean calizas, mármol y ca-liza griotte de color rosado en la zonade Parrondu. Hasta la primera mitad

del siglo XX las cubiertas vegetales decenteno y escobas fueron empleadasfundamentales en Ibias, Degaña y unaamplia zona de Cangas.

El mayor esfuerzo constructivo se cen-tra en la vivienda, que aglutina lasnecesidades básicas de la produc-ción. El volumen de la edificación varíaen función del potencial económicode la casa. Las paneras y hórreos sonlas principales construcciones comple-mentarias en número, manteniendo enmuchos núcleos una representaciónde un granero por vivienda. Algunasconstrucciones complementarias deuso colectivo son mucho más escasasy en ocasiones de origen reciente co-mo en el caso de los lavaderos.

Las viviendas se disponen de formaindependiente, a pesar de formar aveces pueblos concentrados de ele-

vada densidad, aglutinando las cons-trucciones complementarias como hó-rreos, eiras o tendejones en el interiorde corradas. No suelen aparecer ali-neaciones en medianera, aunque exis-ten algunos ejemplos. Entre los espa-cios comunitarios de mayor signi-ficación aparecen las fuentes, los cam-pos de iglesia, donde a menudo sesituaban las boleras, y los espacioscentrales en el interior de los núcleos.Otros espacios vinculados a los traba-jos colectivos, como las eiras, podíanactuar también de lugares festivos yde reunión.

Resulta fundamental el papel de la fa-milia extensa, capaz de aportar manode obra para ejecutar algunos trabajosy el acarreo, pero también la participa-ción de especialistas de diversos oficiosy la solidaridad vecinal regulada por latradición y el derecho consuetudinario.

El proceso de construcción era un es-fuerzo muy oneroso, frecuentementerealizado por fases, en las que se po-día interrumpir las obras durante mu-chos años. En este sentido, es fácilobservar en la lectura de los paramen-tos la agregación de estructuras yvolúmenes en el tiempo. Se da tambiénun carácter orgánico en función de lasnecesidades variables de la casa.

Al igual que en otras comarcas conuna sólida tradición constructiva, des-taca la buena resolución en la genera-ción de volumetrías y articulación delos espacios, así como el elevado nivelde calidad formal logrado. El hermetis-mo y el carácter tectónico predominanen algunas construcciones que pre-sentan volúmenes rotundos y paramen-tos masivos, a veces con menor em-pleo de madera al exterior y ausenciade vuelos o salientes de ningún tipo.

Las construcciones consiguen una ex-celente integración y adaptación topo-gráfica al medio, aprovechando al máxi-mo la orientación de la vivienda y laadecuación a la climatología. Se valoran

factores como la orientación de los vien-tos dominantes y la disposición delarbolado. El buen uso de la vegetacióncomo elemento arquitectónico, quedareflejado no solo en la formación deemparrados capaces de cubrir vialesy espacios de reunión, sino también enla abundante distribución de arboladoen el interior de los núcleos, más des-cuidada en la actualidad.

A lo largo del siglo XIX se van genera-lizando las construcciones de dosplantas, la disposición regular de losvanos y el rasgado vertical de los mis-mos, realizándose construcciones confachadas de mayor simetría.

En el discurrir del siglo XX aumenta lainfluencia urbana en formas y materia-les, continuando la difusión de balco-nes. Predominan las plantas de ten-dencia rectangular y mayor empleo delas cubiertas a cuatro vertientes conlínea de cumbrera. Se produce un cla-ro aumento de la volumetría y mayorindependencia de la topografía y delentorno, cobrando importancia la redde caminos.

29

2.02 Las armaduras de cubierta

Las vigas de sobremurio forman laparte inferior del cuadro de vigas dela cubierta y actúan repartiendo el pesouniformemente en la fábrica e indepen-dizando ésta de la humedad de losmuros. Pueden ir ancladas o insertasen la obra de fábrica.

El tipo de tijeras más básico se formacon un tirante y dos pares, cajeados yensamblados a media madera. Cuandola luz de la crujía lo exige, la tijera recibeel refuerzo de uno o varios apeos inter-nos a modo de pendolones, a vecescolocados ligeramente en diagonal.

Las cubiertas de combos se caracte-rizan por la elevada altura y pendientede los pares, de entre 45 y 60 grados.La singularidad de esta cubierta resideen que la altura y la inclinación permi-ten acoger el piso, normalmente conuso de pajar, sobre el tirante de la

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cercha, situado a más de un metro pordebajo de la altura máxima de los mu-ros de carga. Es frecuente que asomenal exterior las cabezas del tirante. Elencuentro de las tijeras recibe la vigacumbrera o cumal, anclada a las tijerascon grandes tornos que impiden eldeslizamiento. La cumal, dispuesta enpendiente, se recibe en los testeroscon una pieza de madera cajeada amedida. Si las luces son amplias sue-len aparecer riostras denominadasburros o burriquetos sobre las tijeras,recibidas en las carreras de los muros.

En las cerchas convencionales puedenaparecer pendolones que ayudan adistribuir el peso de la cubierta y aveces pendolones suspendidos en

obras de cierta entidad. La línea cum-brera o viga de la cumal va encajadade forma oblicua en los pares, con unade las esquinas ajustada entre las ca-bezas de las tijeras. Las tercias suelenemplear tacos y suplementos paraapoyar correctamente en los pares.Es muy frecuente el empleo de todotipo de elementos curvos con granlibertad para conformar las armaduras.

Los cangos o cabios conforman lospontones sobre los que se sujeta laripia o tablazón de la cubierta con tor-nos de madera, que con su vuelo for-man la estructura de muchos aleros.En los edificios más antiguos y los decarácter más popular, la ripia es muyirregular hasta la aparición de las se-

rrerías industriales. Los tornos se rea-lizan con cierno de roble debido a sudurabilidad, si bien fueron sustituidospaulatinamente por clavos de hierro.

Las tijeras pueden ir ensambladas amedia madera o también machihem-bradas, asegurando la cabeza pasan-te con un gran torno. Es frecuente quesean ajustadas con cuñas talladas amedida e introducidas a presión. Loscajeados a media madera son habitua-les en los encuentros de cuadros devigas horizontales de todo tipo.

En otros casos los apoyos de la cubier-ta se trasmiten mediante los pies delcorredor a las cabezas de las vigasde los forjados inferiores.

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2.03 Las armaduras de la cubierta en el monasterio de Courias. Algunos ejemplos singulares

Las armaduras utilizadas en la cubiertadel Monasterio de Courias hasta sureforma presentan un origen culto, perosu realización se inserta probablemen-te en los talleres de carpinteros locales.En las crujías de mayor anchura seempleaban armaduras de puente conpies derechos reforzados con torna-puntas y provistas de listones longitu-dinales a través de los puentes, que-dando el forjado del piso sobre eltirante compuesto de la cercha, forma-do por tres vigas ensambladas. Losensamblajes utilizados son de cola demilano y de pico de flauta. La luz deestas cerchas alcanza los 18.5 metros,con dos apoyos intermedios que coin-

ciden con los pies derechos. El volu-men de estas cubiertas permitía suuso como almacén y despensa.

Las intersecciones de dos naves obli-gaban a utilizar limahoyas y limatesasdispuestas diagonalmente y soporta-das por pares de grandes combos dehasta 70 grados de inclinación, quealcanzan los vértices en los extremosde la cumbrera. Estos pares parecenobedecer al uso de las técnicas detradición local.

Las armaduras de la nave de la iglesiasalvan una luz de más de diez metrosy emplean dos tipos de cercha. Las

cerchas de pendolón suspendido em-plean empalme superior de cola demilano encajado entre los pares y lacabeza superior del pendolón, utilizan-do grandes tornos pareados en variospuntos. El otro tipo de cercha, quizásrealizado posteriormente, emplea unensamblaje con dos grandes torna-puntas internos dispuestos de formaoblicua, similares a los empleados enotras naves del edificio. Las escuadríasson de gran sección, así como en lascarreras y las tercias. Según la tradi-ción oral, con el peso de la nieve elpendolón apoya en el armante inferior,separado unos 15 cm. Esta estructura,construida a finales del siglo XVI, man-

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tiene una buena conservación y pre-senta un gran valor patrimonial y nota-ble interés técnico.

Otras armaduras de interés empleadasen el edificio eran las que cubrían falsostechos mediante artesonados suspen-

didos de las cerchas y el cupulín, connervios de madera que cubre la cajade una de las escaleras monumentales.

Las formas más antiguas son pies de-rechos denominados pies de armar osufitos, que presentan un remate ahor-quillado a modo de horcones. En lasversiones mas elaboradas la horquillasuperior se cajea para acoger la carre-ra. Los pies derechos siempre seasientan sobre un elemento inferioraislante, mejor o peor trabajado, que

Las armaduras del siglo XVIII con ar-tesonados de limabordón destacan enlas iglesias de Ibias y Degaña, a vecesmostrando una rica decoración pinta-da. En el concejo de Cangas, aunque

de realización mas reciente, aparecenen la iglesias de Bergame y Larna ar-maduras afines pero sin el cuerpo delcrucero elevado.

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2.04 Las cimentaciones

Las cimentaciones de la construccióntradicional suelen ser bastante somerascuando se contacta con la roca madre,lo que sucede a menudo. En terrenosmás blandos puede aparecer un relle-no formado por mampuestos y cantos,como asiento por debajo de la zapata.La obra inicial consiste en la excava-ción de una trinchera de cimentaciónpara alojar la zapata, que sobresaleentre diez y quince cm del resto delparamento. En emplazamientos conmucha pendiente la zapata se confor-

ma como un podio y llega a constituirbanquetas y muros de contención degran tamaño, más frecuentes desdemediados del siglo XIX. La roca madrese talla, a veces en suficiente alturacomo para formar parte del muro enalzado, mientras que en el interior deuna casa en talud puede constituir másde tres cuartas partes de la altura inte-rior. Los materiales de la excavacióneran aprovechados para la mampos-tería de la obra o los rellenos.

2.05 Pies derechos, pilares y otros elementos de la estructura vertical

a veces adquiere notable desarrollo.Pueden emplearse pequeños pies so-bre los medianiles como apoyo de laviga cumbrera.

En los modelos mas arcaicos, presen-tes hasta la primera mitad del siglo XX,se llegaba a sustituir los muros de car-ga perimetrales por estos pies, pasan-

do a desempeñar funciones de merocerramiento el paramento de mampos-tería, que podía así asentarse en seco.Así pueden verse en algunas construc-ciones arruinadas de Ibias y en unade las casas alargadas fotografiadaspor Krüger en Zarréu en 1927, en laque toda la cubierta y el forjado des-cansan sobre sufitos, utilizando un

1Arte General de Grangerías II (1711-1714), De las Grangerías Temporales, Fray Toribio de Santo Tomás y Pumarada, p. 963.

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cerramiento irregular de mamposteríaen seco ajeno a la estructura. En laactualidad estos apoyos son muy es-casos y aparecen casi siempre enconstrucciones arruinadas.

Se realizan medianiles de mampos-tería, especialmente en las viviendasde mayor volumen, para reducir lasluces del maderamen estructural, deforma que resulta frecuente la utiliza-

ción de pilastras y cuerpos de mam-postería empleados como estructurasverticales, alineados con la cumbrerao las aristas de la cubierta. Aquí seutilizan también todo tipo de apeos,burros y burriquetes curvos con granlibertad para complementar la estruc-tura de la cubierta.

Es habitual que incluso en viviendasmuy evolucionadas del primer tercio

del siglo XX, se siga utilizando la salidadel humo a teja vana en al menos unaparte de la cubierta, segregada pormedianeras, que alcanzan la cubiertapara evitar riesgos de incendios. Estosmedianiles internos facilitan ademáslos apoyos y su empleo antiguo enviviendas de cierto volumen, lo justificaFray Toribio de Santo Tomás y Puma-rada1 en la Asturias de principios delsiglo XVIII: “… los murios o tapiazas

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madres que deben subir hasta recibirlas alas del techado. Ni repares el quesean tantas, porque la delantera som-berado, no puede menos de estar to-talmente dividida con murio padre, ogruesa tapia hasta el techado de lodemás de la casa. Lo uno por la quie-tud del ruido que aya en la casa. Lootro por si ay infortunio de incendio. Ypor esta segunda razón es precisodividir totalmente de la casa todos loscorrales del ganado y sus tenadas. Asíque la trasera y delantera de qualquie-ra casa de traza no pueden menos deestar divididas hasta el techado de losrestante todo”.

Las zapatas de los pies de madera decorredores y portales presentan formasemicircular truncada y troncocónicaen los modelos más arcaicos, mientrasque aparecen en forma de bocel, deinfluencia culta, a partir del siglo XVIII,e imitando capiteles clásicos en lasúltimas viviendas semiurbanas desdefinales del siglo XIX.

Cuando se dispone de arenisca, sepueden realizar columnas monolíticasde sillería, con buenos acabados quereproducen en piedra la forma de lospies de madera, como puede verseen muchas viviendas de Degaña, Na-

viegu y Cibea. El empleo de pilastrasde mampostería de esquistos de sec-ción cuadrada, rectangular y circular,a veces como parte inferior de pies oapeos de madera, es bastante frecuen-te en los tres concejos.

A partir de 1900 se difunden las colum-nas de fundición industrial en las villasy aldeas mejor comunicadas.

En las construcciones de la comarcapredominan las estructuras verticalesde muros de carga de mamposteríapétrea, normalmente en una sola crujíay formando parte de la fachada.

La construcción de un muro de cargacomprende dos hojas de mamposteríaconcertada con un relleno interior de

2.06 Muros de carga. Sillería. Ejemplos de paramentos de mampostería. Forjados de madera

cascotes o ripia, atadas con llaves derefuerzo. El aparejo se realiza con ar-gamasa de arcilla amasada con arenay a veces mezclada con cal. La arcillaera buscada con propiedades de pe-gada o adherencia. El espesor de unmuro ordinario varía entre 70 y 90 cm.Es muy frecuente el empleo de vigasde madera insertas a lo largo

de los paramentos, a veces en variashiladas en función de lo requerido porla estructura. En las construccionesde más de una altura, el espesor delmuro disminuye entre 10 y 15 cm encada altura, utilizando un retranqueointerno, o bien disminuyendo paulati-namente el espesor, casi siempre enla cara interna.

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La mampostería de pizarras favoreceel empleo de hiladas muy regularizadasy el uso de poca argamasa. Las arenis-cas carboníferas, especialmente enCibea, alto Naviegu, parte de Sierra,Cangas y Degaña favorecen la silleríacon muy buenos acabados y la posibi-lidad de realizar elementos decorativostallados. Las cuarcitas, sin embargo,se tallan con dificultad, por lo que seprocuran disponer en forma de hiladashomogéneas, enmarcadas por pizarrasen las zonas mas comprometidas. Ladificultad de talla o la falta local detradición de cantería, explican tambiénel arraigo de las esquinas curvas enmuchas construcciones rectangulares.También son frecuentes las esquinasmatadas en chaflán, que a veces obe-decen a las realizaciones de las cua-drillas de canteros pontevedreses. Lasolución más habitual en las esquinas,es el empleo de grandes despieces,preferentemente de pizarra, dispuestosen cadenas a soga y tizón. Los para-mentos aparecen teñidos de coloresrojizos y anaranjados, debido a la diso-lución de las arcillas de esta coloraciónque forman parte de la argamasa.

El empleo de grandes mampuestos ysillares de pizarra, alcanza un nivelsimbólico y de prestigio que a menudono se justifica por motivos constructi-vos, sino por su representatividad. Elorigen del empleo de mampuestosdesproporcionados, hunde sus raícespara algunos autores en la tradiciónconstructiva de las casas de la Europarománica2, al igual que los rematespétreos con rostro humano. Al menosdesde el siglo XVIII, se detecta estetipo de lienzos en algunas viviendas,especialmente de Ibias, si bien en laúltima etapa de la cantería a principiosdel siglo XX, parece haberse revitali-zado el uso de grandes sillares, quizásfavorecido por mejores medios auxilia-res. También parece tener un arraigoantiguo en los talleres de canteros, elempleo de formas antropomórficas enlos remates de las llaves que trabanlas hojas de los muros, dotando a laspiezas fundamentales en la estructurade una dimensión simbólica, comopuede verse en una casa de Fontesde Corveiru o en el motivo antropomór-fico de una ventana de L.ladréu.

2Langé, 1989:73.

Excepcionalmente se emplean arenis-cas amarillas y calizas rosas de mon-taña, mármol o granito. Las cuarcitasy el cuarzo son empleados con bas-tante abundancia y su dureza no favo-rece la labra, aunque se utilizan enparamentos como relleno y en los lien-zos ordinarios, pudiendo formar hila-das, a veces buscando un sentidoestético en el contraste del cuarzo. Enlos pueblos emplazados en las vegas,los cantos rodados también se em-plean como rellenos de paramentos,a veces ligeramente careados, así co-mo para pavimentos de firmes los depequeño tamaño.

La conformación de los forjados demadera de los pisos prescindía de lospontones en muchas viviendas, graciasal uso abundante de vigas emplazadasmuy juntas. A partir del siglo XIX au-menta la difusión de los pontones, qui-zás debido a la escasez de madera.Los talleres de carpintería también fa-vorecieron este cambio al tratarse depiezas fácilmente aserradas, al igualque los listones que tapan las juntas.

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Los cerramientos más ligeros se for-man con entretejido vegetal de sebe,tazón o cainzo o ciebu revocados conbarro y en ocasiones encalados. En elinterior pueden dejarse vistos. Otroscerramientos se disponen también co-mo estructura vertical, formando cie-rres con una trama de pies de maderacon enlistonado de tablillas, colocadashorizontalmente y los intersticios relle-nados de ripia, hojas de maíz, paja decenteno revocada o zarzo. Se utilizantanto en cierres internos como en es-tructuras voladas al exterior. Los quepresentan una estructura mas pesadasuelen darse en construcciones ante-riores a mediados del siglo XIX.

Otros sistemas se asemejan a los em-pleados en la caja de un hórreo, contablas insertas en un carril entalladoen el lecho de dos vigas, en los cierresdenominados bolaos, normalmente eninteriores y en la separación de la co-cina con el zagual. En algunos núcleoscomo Alguerdo se encuentran cierresexternos de losas de pizarra rectangu-lares, encajadas de forma similar enmampuestos con un carril entallado,reproduciendo en piedra el cierre demadera de los bolaos. También sepueden emplear grandes losas de pi-zarra en los cierres externos de corre-dores, especialmente en Ibias.

Los cierres de corredores utilizan ta-blas verticales, a veces de distintoslargos y anchos, que a modo de mandilprotegen también el frontal del corre-dor y las cabezas de las vigas del piso.Pueden presentar pequeñas ventanas

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y respiraderos y en la última etapagrandes vanos con ventanas de guillo-tina. En algunas viviendas, los cierresde madera al exterior adquieren unagran superficie, con corredores casiherméticos y estructuras en ángulo,como se observa en muchos pueblosdel río del Coutu. La tendencia durantelos últimos cuarenta años se orienta aun uso menor de los cierres externosde madera, quizás debido a la escasatradición de rehabilitar madera en com-paración con otras comarcas.

Las terminaciones de piedra vista eranlas predominantes en toda la comarcahasta después del primer tercio delsiglo XX, favorecidas por la escasezde cal y el buen comportamiento frentea las humedades de los paramentosde pizarra y cuarcita, en comparacióncon algunas calizas y las areniscas.Con anterioridad al siglo XX recibíanrevoco las casonas, los palacios y lascasas más fuertes, aunque no siempreen todas las fachadas. En las casasmás populares, se trataba de cargaral menos la parte superior de la facha-da, los recercados de los vanos y laszonas más expuestas.

Los revestimientos de cal se tiendena utilizar en un primer momento en lafachada principal, en el interior decorredores y en general en la plantasuperior, sobre superficies revocadaso directamente sobre la mampostería.El empleo de bandas o encintados decal con una finalidad estética, se acre-dita al menos desde el siglo XVIII, aun-que su uso sin duda es bastante ante-

rior en las viviendas con mayores po-sibilidades económicas. En la difusiónde esta técnica tan representativa dela comarca, ha tenido que influir suutilización inicial en construcciones deprestigio como casas rectorales, igle-sias y casonas. Las bandas se dispo-nen enmarcando los pisos y huecosde la casa, representando diversascomposiciones que recercan venta-nas, puertas y aleros. Los ejemplosmas complejos parecen auténticasarquitecturas figuradas.

Un revoco característico es el recebadode argamasa, que deja vista solo laspartes mas planas de los mampuestos,utilizando juntas muy amplias que ho-mogeniza el paramento y oculta la ripiao piedra menuda. Puede ir enmarcadopor bandas de cal. Como se vio ante-riormente, la disolución de las arcillasrojizas y anaranjadas de la argamasatiñe de este color la mampostería demuchas construcciones, siendo apre-ciable visualmente a gran distancia.

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El empleo más frecuente y represen-tativo de la tradición local responde acorredores volados dispuestos sobrela prolongación de las vigas del forjadoinferior, a veces con doble viga. Lasituación del corredor es también apro-vechada para facilitar el acceso a lavivienda mediante un patín situado enun extremo. Son escasos los de plantaen L, que obligan a conformar la es-tructura superior con más elementosañadidos a las vigas del forjado, comovigas y jabalcones. También son re-presentativos los conformados con unaltillo superior, que se abre al parreiru,para facilitar su aireación y formar unespacio de oreado de cosechas. Otroscorredores se encuentran insertos enel interior de portales, utilizándose enel acceso a los cuartos añadidos sobrela fachada.

Los corredores entre medianiles seemplean mucho menos y en algunoscasos aparecen asociados a construc-ciones semiurbanas o de comerciomixto, conformando un portal inferior.Sin embargo, eran frecuentes en algu-nas zonas como Degaña y algunospuntos de Cangas del Narcea, en losque se dio en viviendas de marcadocarácter popular.

Los cerramientos más comunes desdeel siglo XVIII muestran un tramo centralcon barrotera de tablas recortadas,flanqueado por dos tramos cerradoscon tabla en los laterales, al modo delas paneras coetáneas. Los petos decorredor se cierran con barrotes tor-neados y de tabla recortada y calada.

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2.08 Corredores y galerías

Los más antiguos presentan cerra-mientos casi ciegos que otorgan elaspecto de un volumen hermético envoladizo. En torno a 1900 se realizancorredores con abundante decoracióntallada y pies derechos rematados conformas clásicas.

Las galerías dispuestas ocupando todoel frente de corredor suelen cerrarsecon ventanas de guillotina, que vaninsertas en raíles verticales. Estos sis-temas son representativos de la carpin-tería de taller y la influencia de las villasy no se generalizaron hasta principiosdel siglo XX, llegando posteriormentea numerosos núcleos. En las fachadasde muchas casas bloque se disponeun pequeño tramo central de galeríasobre el plano de la fachada, flanquea-do por dos balcones o vanos, que co-rresponden a la sala y dos cuartoslaterales. Esta conformación se da des-de mediados del siglo XIX hasta 1930.

Existen multitud de tipos de barrotestorneados y de tabla recortada y cala-da empleados en los antepechos. Nor-malmente usan un variado repertoriodecorativo de motivos tradicionales,como rosetas hexapétalas, discos ra-diales, bandas de picos y semicírculosentrelazos de motivos geométricos yvegetales. Los modelos más tardíosutilizan numerosos recortes de mar-quetería y profusión de colores. Aun-que en los últimos tiempos estas reali-zaciones se deban a la carpintería detaller, asiduamente se observan losrealizados por carpinteros locales. Lascabezas de las vigas inferiores de los

corredores también reciben un trata-miento más o menos cuidado, rema-tándose con forma de cuarto de bocelen muchas variantes. Desde finalesdel siglo XIX se emplean los antepe-chos de forja y de fundición tipo indus-trial en los últimos ejemplos, algunosde uso ocasional y mayor empleo envillas y cerca de las carreteras.

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La conformación de los vanos y mar-caciones ha variado a los largo deltiempo. En las zonas más expuestasy de peor climatología predominan losparamentos sobre los vanos, y éstosson escasos y de pequeño tamaño.Las marcaciones más antiguas se rea-lizan en madera y con sillería de grandespiece, aunque a veces de escasasección. Así, se observan grandesjambas monolíticas que cubren conuna sola pieza la altura de las puertas,y jambas de madera cortada como sifuera sillería.

Las marcaciones de madera empleangrandes escuadrías de castaño y robley van atadas al muro mediante trave-saños transversales de madera, enca-jados en las marcaciones.

Las marcaciones de las ventanas serealizan con cuatro piezas de sillería,

2.09 Los vanos

emplazadas sobre un antepecho quea su vez se apoya en una gran soleraque atraviesa el paramento y sueleser visible al exterior. Los vanos de laspuertas presentan una conformaciónparecida, con la diferencia de que lasjambas se suelen conformar con tressillares, de los que el central, se colocatransversal al muro. La pieza de dintelo cargadero puede adoptar una formaarqueada para soportar mejor los em-pujes, así como un ligero arqueado enforma de arco rebajado. Los dintelescompuestos con una clave central sue-len ser obras anteriores al siglo XIX encasas de cierta entidad. En este senti-do también se encuentran orejerastalladas de forma tosca en las esquinasy diversas molduras tratando de emu-lar los rasgos barrocos.

Los vanos con arco de sillería son es-casos y se reducen a los empleados

por las casonas, palacios y unas pocascasas populares. Emplean sillares depizarra o arenisca gris que permite untrabajo más fácil. Otros arcos de mediopunto que se encuentran en la zona deBimeda se realizan con lajas de pizarra.

En cuadras, bodegas y otros espaciosfuncionales se emplean vanos muy es-trechos con aspecto de aspillera, conun gran derrame interno y a veces tam-bién externo. En ocasiones, se dispo-nen en horizontal por influencia quizásde los utilizados en algunas casonas.

Los balcones pueden utilizarse tantoen fábricas de mampostería como enlos cerramientos ligeros. Parten demodelos simplificados de las construc-ciones señoriales de los siglos XVII yXVIII, pero su difusión es más tardíaen la construcción popular.

La cubierta de una construcción esuno de los elementos más dependien-tes del medio físico y la geología decada zona, sin descartar también latradición cultural en el modo de explo-tar los recursos.

En la comarca abundan las viviendascon cubiertas a tres vertientes, con el

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2.10 Las cubiertas. Remates, cumbreras y aristas. Bufardas. Aleros. Chimeneas

testero en la parte alta del desnivelaprovechado para acoger el accesoal pajar. La pendiente varía entre 20 y45 grados. Es habitual especialmenteen Cangas que las vigas del hastial seprolonguen en un acusado vuelo, aveces de más de dos metros, paraproteger el hastial, constituyendo unode los elementos expresivos de estas

viviendas. Otro rasgo recurrente es laprolongación del faldón frontal aco-giendo en el mismo plano el corredor,como ocurre en algunas casas bloquede tres vertientes situadas en Valvalero El Coutu. El testero situado contra eltalud puede resolverse con ala recor-tada generando una fachada muy re-presentativa que puede acoger un por-

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tal volado. Los testeros con remate deala recortada eran frecuentes tambiénen las antiguas cubiertas vegetales.

A partir del siglo XIX, a veces en edifi-cios de cierta entidad, se dan cubiertasa cuatro vertientes en pabellón conlínea cumbrera. También cuartos ais-lados modestos como las bodegas ycuartos auxiliares pueden cubrirse acuatro vertientes. Los testeros en am-bos extremos de la crujía de la casa,presentan rasgos de antigüedad enmuchas viviendas de planta alargadade Cangas, pudiendo desarrollar has-tiales de planta curva, como se obser-va en Xinestosu, Naviegu o en La Viña.

Las cubiertas más extendidas en lostres concejos son las de losa de piza-rra, conocida como l.lousas o lousas.En el concejo de Cangas de Narcease emplean las cubiertas de teja curvaen la mayor parte del partido de Sierra,pero siguen apareciendo los aleros delosa en algunas casas. La zona detransición, con la pizarra empleada enel resto del concejo, se delimita aproxi-madamente por la villa de Cangas,Cibea y el valle de Naviegu, donde yapredominan las cubiertas de l.lousaacompañadas de muchas mixtas. Enestas zonas de transición ya desdeantiguo, la pizarra se emplea siempreen los bordes del alero en una exten-sión variable.

El remate habitual de la línea cumbreraen las viviendas se realiza con losasrecortadas y encajadas, denominán-dose cruceiro. Algunas líneas cumbre-ras desarrollan un pequeño paramento

de lajas de pizarra (murín), rematadopor losas en sustitución del rematehabitual de cruceiros de pizarra. Enlos extremos de la cumal o cumbrerase disponen dos piedras picudas so-bre una losa circular con el fin de re-matar y asegurar la línea cumbrera.Las aristas en pizarra se resuelven dedos formas, por una parte utilizandoun plano de losas cortadas a lo largode la limatesa o bien mediante la su-perposición de uno de los vertientesa lo largo de la arista. En este caso seemplean losas de gran superficie a lolargo de la limatesa, al igual que enlos bordes del alero. Es representativode la comarca, la disposición de lalínea cumbrera en pendiente en algu-nas construcciones semiurbanas y mu-chas casa bloque, lo que representauna pervivencia de las formas arcaicascuando aportan ventajas constructivas.

En las zonas donde predominaban lascubiertas vegetales, también fue habi-tual el empleo de aleros de pizarradenominados refaldes o veiros combi-nados con la paja, que al ser sustituidaposteriormente por la teja curva, diolugar a muchas cubiertas mixtas.

Las losas de pizarra se extraían deafloramientos locales de diferentescalidades, en función del grosor de laexfoliación, que si era excesivo condi-cionaba el peso y la sección del ma-deramen.

Los hastiales escalonados conocidoscomo penales o guindastras, ejecuta-dos con grandes losas, también estánvinculados a las cubiertas vegetales.

Al sobresalir más que el plano de lacubierta, tenían funciones de cortafue-gos en las medianeras y protegían delviento, facilitando además el accesopara el mantenimiento. Estos testerosfueron muy empleados hasta principiosdel siglo XX en Degaña, Cibea, Narceay Rengos. Aparecen asociados a plan-tas rectangulares y cubiertas con pen-dientes superiores a 45 grados. EnCangas aún pueden verse en Piedra-fita (casa Xumil), Retornu, Brañas yalgunos otros pueblos, además de losempleados en algunas iglesias, dondese utilizan también para el acceso alcampanario.

En algunos remates de cubierta deIbias puede aparecer el cuarzo, quecon la coloración blanca destaca comoelemento singular y quizás simbólico.Otros remates empleados en Sierrapresentan forma esférica y se realizancon cerámica negra de L.lamas delMouru, denominadas paxareras, porposarse en ellas las aves. Suelen irrellenas de arena. Excepcionalmentepueden aparecer remates antropomór-ficos, como el presente en una viviendade La Nisal realizado en arenisca yotros como el de Casa Cuervo enOunón, donde se coloca en el vérticeuna cruz de sillería, quizás reutilizada.La presencia de mineral de cobre enalgunos afloramientos dota a las piza-rras de tonos verdosos, como ocurreen Busto o en Corros.

La difusión de la teja cerámica debemucho al estamento señorial de losmonasterios y casas nobles, que arren-daban las barreras de arcilla o traían

presentando una apariencia casi ce-rrada con el fin de proteger el interiorde los golpes de aire y de la lluvia.Otras chimeneas utilizan una estructurade madera muy ligera y van revestidasal exterior por losas de pizarra, cuandono forman directamente la caja externacon grandes losas enterizas.

Existe una notable variedad de tipos,si bien menor que antes de los cam-bios introducidos por los nuevos ma-teriales de construcción. Se utilizaronademás cajas externas construidas enmadera, en general desaparecidas.

ellos mismos las cuadrillas de tejerositinerantes, al menos en las primerasetapas de la expansión de este tipode cubierta. Posteriormente, las cua-drillas de tejeros ajustaban las condi-ciones del trabajo con los propiosusuarios. El empleo durante el medievode este material está documentado enel Monasterio de Courias, mientras queen el resto de la comarca y en las cons-trucciones tradicionales la expansiónes más reciente y progresiva desde elsiglo XVI.

Las bufardas más sencillas, son sim-ples aperturas de un solo plano quese despega levemente de la cubierta,apenas veinte o treinta cm, con el finde permitir la salida de humo, iluminary airear. Cuando adquieren más volu-men pueden adoptar la forma de unapequeña mansarda, con un plano flan-queado por dos cierres.

Otras veces la bufarda se cubre condos o tres vertientes, pudiendo llegara formar un volumen de habitación enlas viviendas de modelos evoluciona-dos, en los que aparecen con casitoda la superficie acristalada.

Los boqueirones de acceso al parreiruo pajar aparecen, cuando no van alo-jados en un testero, insertos en la cu-bierta, bien en un simple quiebro oformando un casetón. Estos se dispo-nen sobre el plano de la fachada, rom-piendo la línea de alero y aparecentanto de uso personal como de doshojas para permitir acceder al carro alinterior del parreiru.

Los aleros de madera cuentan en lostipos más sencillos con la prolongaciónde los cangos. En general los alerosde madera ofrecen bastante vuelo, amenudo más de un metro, salvo en loscasos en los que factores como elviento, en situaciones expuestas, limitasu uso. Otras veces, se coloca unahilada de losas voladas desde la partesuperior del muro, al modo de los de-nominados veiros o refaldes. Los alerosde madera más complejos, utilizadosen casas de cierta entidad, presentandos o tres órdenes de canes, dispues-tos en planos horizontales. Excepcio-nalmente, en la zona de cubierta deteja curva, pueden aparecer algunosaleros a bocateja, formados por el vue-lo escalonado de un cuerpo formadopor varias hiladas de teja.

Los aleros de mampostería revocadaen muchos casos se pintaban conalgún motivo decorativo geométrico.Los talleres de canteros realizabanaleros de sillería de perfil cóncavo yanteriormente con forma de papu depaloma, originarios de estilos cultos.

Las chimeneas son un elemento quese habría generalizado con los tiposde vivienda más evolucionados, sobretodo a partir del siglo XIX, entre lasviviendas más populares, donde seasocia a la campana o estructurasafines. Estos elementos han sufridofrecuentes renovaciones al tratarse deestructuras muy expuestas y en mu-chos pueblos han sido sustituidas. Lacaja puede estar formada con fábricade mampostería o sillarejos y cubiertaen la parte superior con grandes losas,

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La utilización de las cubiertas vegeta-les presenta un notable interés patri-monial, a pesar de su escasa presen-cia actual, debido a la importancia quetuvieron en tiempos pasados a lo largode los siglos, en los que se utilizabaen todo tipo de construcciones, inclu-yendo casas blasonadas y construc-ciones religiosas, donde chocaba conla doctrina de la iglesia respecto al usode materiales perecederos.

Fray Toribio de Santo Tomás y Puma-rada refleja la visión de estas cubiertasen la Asturias de principios del sigloXVIII3: “Con este arte de techar, amadosobrino, se comenzó en el mundo atechar los palacios y casa. Y aún oyen muchos payses, aí harto vecinos,no ay otra techumbre en los lugares.Pero a lo menos en cubiles y cabañases locura usar de otra techumbre;porque sale el edificio mucho máscaliente y más varato, solamente acosta de renovar la techada de quatroa quatro años. Que el maderaje tedurará vidas enteras”.

A lo largo de la edad moderna peroespecialmente desde finales del sigloXIX, estas cubiertas van quedandorelegadas a las zonas montañosas delinterior del suroccidente de Asturias yen general en la cordillera Cantábricaoccidental. En 1948 un tratado deconstrucción asturiano describe así el

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2.11 Las cubiertas vegetales. Las cubiertas de teja de madera

3Arte General de Grangerías II (1711-1714), De las Grangerías Temporales, Fray Toribio de Santo Tomás y Pumarada, p. 959.

4“Lecciones de construcción”, 1948, Requejo Velarde, S., Mieres, p. 56.

5Vocabulario recogido en Casa Vega de Cuantas (Ibias) y Tresmonte d’Arriba (Casa Boto) y en Larna (Casa Pasquín y Casa I’Campa), Noceda

(Casa L.lope y Casa Freixe) y Vidal (Casa Binita).

abandono de esta técnica: “Entre lasclases de cubierta mas usadas, cita-remos aunque sea de pasada, la anti-gua y pintoresca cubierta de paja, delas habitaciones rurales. Se emplea lapaja de trigo y la de centeno para laconfección de estas cubiertas, siendola primera la mejor por ser más rígiday sobre todo más larga por lo que fa-cilita mejor la salida de las aguas plu-viales. Ofrecen mucho peligro de in-cendio y su uso es cada vez menor,relegándose a construccionessecundarias” 4. La preferencia de lapaja de trigo sobre la de centeno noes lo habitual, ya que normalmente seprefería la de centeno cultivada en elmonte con borronadas por ser másfibrosa y duradera. En otros puntos deAsturias era también utilizada la pajade escanda.

Las cubiertas grandes eran más one-rosas y además requerían gran canti-dad de paja de cereal, por lo que cons-tituían un símbolo de la capacidad yfortaleza de la casa. Otra cuestión avalorar es la influencia de estas cubier-tas en muchas construcciones actua-les que ya no la emplean, pero quepresentan formas derivadas del siste-ma de cubierta anterior.

Como se vio anteriormente, los teita-dores de cubiertas de paja a paletaformaban un oficio especializado y

procedían tanto de los propios pue-blos de la comarca como de la zonade Ancares. En cambio el teitado conpaja a baguna se realizaba normal-mente por teitadores del entorno. Am-bas técnicas son muy antiguas, si bienla técnica de baguna parece presentarun mayor arcaísmo.

La cubierta vegetal5 denominada abaguna se forma añadiendo sucesivashiladas de feixes o gaviel.las de paja,que irán fijados posteriormente con untrenzado circular de velos, bagunas obeos en Ibias, formada con avellano,salgueira, ganzo o uzo valdieganus(planta trepadora) que se va colocan-do sucesivamente en la cubierta y ase-gurando mediante gabitos. El picuovértice se reforzaba con varias varascurvadas y clavadas y aumentando elespesor en torno a un palo que atrave-saba la cubierta y a veces formaba unculgadeiru en el interior. A la acciónde colocar los velos se denomina en-touzare, atouzar, encurdunar, cintar oembagunar. En los hórreos con cubier-ta de tablones, que no tienen armadurade cangos, se solía techar con estacubierta. Ésta podía durar varios añosy al renovarse se coloca una nuevacapa sobre la anterior. Esta labor podíarealizarse por una sola persona, perolo normal es que participaran al menosdos, colocando y entregando el mate-rial, trabajando también las mujeres,

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Era muy frecuente, al menos en losúltimos tiempos, que las gaviel.las depaja, cada vez mas escasa, se dispu-sieran sobre una fuerte cama de xinies-ta o escoba (Genista ssp.) que es casiexclusiva en los aleros y de la queparece existir una fuerte tradición deempleo en estas cubiertas, más acen-tuada quizás en la zona de Cibea.También se recurría a la paja de trigode forma complementaria, como en elhórreo de Casa Pasquín en Larna. Enalgunos hórreos el alero se disponecon una doble capa de escoba, suje-tando una hilada de feixes con la parteleñosa hacia el exterior, con el fin delevantar la altura del alero. Esta capase cubre con otra de feixes de escobacolocada con la parte verde hacia aba-jo y finalmente se cubre con paja decenteno. Por el exterior podían ir colo-cados varales asegurando la cubierta.

La cubierta vegetal a facha o a paletapresenta mayor complejidad y requieremayor cantidad de paja de centeno,pero a cambio ofrece mayor durabili-dad, de hasta más de veinte años sise realiza un mantenimiento periódico.En estas cubiertas las gaviel.las, cuel-mos o feixes van atados directamentea los cangos y la ripia de la cubierta.Para la colocación se retira la cubiertaanterior en la vertiente que se va arenovar y se comienza a colocar deabajo a arriba con un taio o carreradesde el veiro o alero hacia arriba, en

6Carvallo, 1695: 467.

71280: Testamento de Arias Pérez, chantre de San Salvador de Oviedo: “un palacio tellado con so lagar e otras duas casa bonas e un orriotavlizo

e tres pallizos”, en Barros, Llangréu, Fernández Conde, 1982: 94.

un ancho de una brazada para podertrabajar bien. Para alisar y dar el aca-bado final a la superficie techada seemplea una paleta en forma de espadade unos 70 cm de longitud. Esta herra-mienta presenta sección con una caraplana y otra ligeramente abombadaterminada con una suave arista, pre-sentando la superficie recubierta conpequeñas muescas. En algunosnúcleos como Larna, los informantesdescriben una variante de paleta enforma de raqueta redondeada, y demanera similar a algunas de las utiliza-das en la región alpina. Los sucesivostaios (Ibias) o calles van completandola vertiente o superficie que se quieretechar. La paja se ata con binciel.loso brincaios (Ibias), especie de cordelhecho con haces largos de paja, ade-cuado por no quebrar la paja. Estesistema era muy utilizado en Degañae Ibias, donde aún se emplea. En Can-gas se utilizó en algunas zonas y hastafechas recientes en el hórreo de CasaBoto en Tresmonte.

Las cubiertas de tabluca o tejas demadera aún se mantienen de manerarelicta en el valle del Coutu y la parro-quia de Las Montañas. Las cubiertasque existían en La Viña fueron reem-plazadas las últimas décadas y en unavivienda de Valmayor de la parroquiade Fontes de Corveiru, fue sustituidahacia 1990. Otras viviendas deshabi-tadas en Veigadhorru conservan la

cubierta de tabla de roble debajo dela de pizarra. Actualmente mantienenuna presencia casi testimonial, habien-do sido sustituidas en las viviendas porlosas, aunque se mantienen en variasbrañas de la zona del Coutu y Las Mon-tañas. Algunas cubiertas de casa secambiaron, a decir de los vecinos, a lavuelta de la emigración a Madrid.

Este sistema de cubierta es citado enel interrogatorio del Marqués de laEnsenada en diversos puntos del su-roccidente, especialmente Allande,Tineo y Cangas del Narcea, siendo suextensión mucho mayor hasta princi-pios del siglo XX, incluyendo la propiavilla de Cangas de Narcea. El padreLuis Alfonso de Carvallo las cita em-pleadas en la cubierta del santuariodel Acebo a fines del S. XVI o principiosdel XVII6. Esta cubierta era tambiénusada en hórreos desde el periodomedieval7, abundando la documenta-ción y al menos hasta la primera mitaddel S. XX aún se conservaba en algu-nas construcciones de los vecinos con-cejos de Ibias y Allande, este último,mantuvo un hórreo hasta mediadosdel siglo XX.

Las tablucas eran extraídas “a golpede hachu” de un tronco de roble, apoder ser del ciernu o duramen de lamadera. Cortadas de esta forma, lastejas tienden a tener sección ligeramen-te triangular y presentan la ventaja de

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tener el mismo largo. La colocación serealiza en hiladas solapadas entre sí ydispuestas lateralmente en tresbolillo,de tal forma que permanezcan prote-gidas las juntas. La cumbrera y lasaristas se resuelven cortando las piezasde forma similar a los tejados de lousa,formando un cruceiru en la cumbreray colocando una hilada solapada en lalimatesa. Originalmente se clavaban ala ripia con tronos de madera y ya enlos últimos años con clavos8.

Actualmente se mantienen en deficien-te estado la Casa Manuel o Cristinaen Las Defradas en Las Montañas,

8Graña García A. y López Álvarez J., “Las construcciones con cubierta de madera” en Los Teitos en Asturias, 2007, pp. 156-166.

núcleo en torno al cual se conserva elgrupo más variado de construcciones.Se trata de una casa de dos alturasen talud con cubierta a tres vertientes.La cocina, el cuarto y un espacio auxi-liar se disponen en la planta superior.Presenta un volumen cúbico de mam-postería vista con marcaciones de ma-dera, realizado hacia 1920 y emplaza-do aislado en una pista a las afuerasdel pueblo.

Se conservan al menos dos ejemplosde molinos en uso a las afueras delpueblo, variando el sistema de coloca-ción de las tablillas y el tamaño de las

mismas. También se mantiene un veiroy un portalón de acceso a la corrada,mientras fueron reemplazados por pi-zarra varios portalones de carro en ladécada de 1980.

La construcción que presenta un mayornúmero son las cabanas, existentes envarias brañas de los pueblos de la pa-rroquia, como de Braniegu, Las Abieraso El Pumar, además de en variasbrañas de Bisuyu y de la parroquia deVeigal.lagar. También se mantiene ac-tualmente en la capilla de Combu.

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La corrada conforma un espacio aglu-tinador de los elementos complemen-tarios: Panera, pajar, tendejones, enocasiones la eira, cuadras, pozo deagua. El cierre suele ser de gran altura,delimitando un espacio de uso privadoclaramente segregado. Un elementobásico es el portón del carro de doshojas, en ocasiones con puerta lateralpara personas, con cubierta a dosvertientes y a veces a cuatro. Son ele-mentos fundamentales en la conforma-ción de los núcleos de comarca.

2.12 Corradas, patios, escaleras. Portales

Las escaleras pueden disponerse enel exterior formando patines, que pue-den estar incluidos en anexos y prote-gidos por la prolongación del faldónde la cubierta, dando acceso a unlateral del corredor. A menudo apare-cen incluidos en el portal y en viviendasmás recientes suelen disponerse enel interior.

Los patios se disponen cerrados enlos cuatro laterales y con planta en Uen casonas y casas de cierto potencial

económico, transformados a menudopor sucesivas agregaciones. Otrospatios se forman con el edificio princi-pal de vivienda en planta en L, com-pletado por cerramiento y alguna cons-trucción auxiliar.

Los portales más habituales se disponenen el lateral largo de la vivienda, flan-queados por dos volúmenes adosados.

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La carpintería de las puertas de vivien-da son inicialmente de cuarterón, dedos hojas, en origen con una cancelao canciel.la delante para impedir laentrada del ganado durante el verano.Posteriormente se van difundiendo laspuertas de paños o casetones, queaparecen primero en viviendas de cier-to potencial y finalmente las de pañosverticales enmarcados.

Muchas puertas de tipo arcaico em-plean ranuras verticales caladas comorespiraderos. Hasta mediados del sigloXX las carpinterías de puertas y venta-nas presentan casetones cuadradosrehundidos y peines sólidos y pesados.A finales del siglo XIX los paños se van

2.13 Carpinterías, herrajes y mobiliario

estilizando y más tarde aparecerán lospaños rectangulares colocados en ho-rizontal sobre peines cada vez másdelgados, realizados ya con sierrasmecánicas en los talleres de carpintería.

Los colores más frecuentes en la últimaetapa de la construcción popular, in-crementados gracias a la difusión demateriales foráneos que se distribuyendesde las villas a partir de 1900, sonel rojo, marrón y añil. Cuando era po-sible las carpinterías externas se pro-tegían con aceite de linaza.

En una primera etapa de la difusiónde los vidrios en los vanos, éstos setienden a colocar sobre el plano de la

fachada. La generalización de los vi-drios influyó mucho en la regularizaciónde los vanos y el empleo de huecosde mayor tamaño y de rasgado verti-cal. Hasta mediados del siglo XIX losescasos vanos tenían contraventanasmacizas de madera en muchas vivien-das. El empleo de las carpinterías so-bre el plano de la fachada, muy habi-tual en los tres concejos, parece estarasociado a la difusión del vidrio.

El mobiliario presente en las viviendasde cierta antigüedad, se forma conarmarios verticales empotrados en losmuros, que pueden recibir alguna de-coración geométrica. Los más arcaicosde éstos se forman a partir de un tronco

vaciado y ligeramente escuadrado.También aparecen las alacenas, losescudil.leiros, especie de vasar convarias repisas superiores para deposi-tar las escudiel.las y platos y los espe-teiros, que aluden más a la función decolgar utensilios de cocina. Tampocofaltan las arcas, en la sala, zagual oalgún dormitorio y las maseras en lacocina. El trobo de la colada para el

bogadeiru o entemiso se realizaba deun gran tronco ahuecado o bien consebe. En torno al fuego se dispone elescanu, pieza normalmente de facturacuidada que a veces dispone de mesamóvil para las comidas.

Existe variedad de formas en el empleode los herrajes de picaportes de puer-tas y portones de corrada, presentan-

do gran cantidad de motivos decorati-vos y religiosos. Son frecuentes lasiniciales del propietario y símbolosprotectores como la cruz o el sagradocorazón. También se encuentran va-riados motivos geométricos y de for-mas serpentiformes. Esta gran varie-dad se explica por el arraigo y fuertetradición de las ferrerías en la comarca.

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en L o U. Otros elementos que confi-guran el burru o guindastre para sus-pender el caldero del pote mediantelas pregancias.

A partir de la década de 1920 y enmuchos pueblos ya a mediados desiglo se difunde la cocina económica,bilbaína o de hierro. Paulatinamente,los fuegos bajos de las l.lariegas ylareiras quedan asociados a casas

antiguas sin reformar o adosadas acasas nuevas totalmente renovadas.Estas cocinas se pasan a denominarcocinas viejas o cocinas d’afumiar yson piezas muy valoradas por la co-munidad, ya que en cierto modo repre-sentan a la casa y continúan utilizán-dose en muchas de ellas para ahumarla matanza.

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La cocina es la pieza más importantede la vivienda tradicional, concentran-do a los miembros de la familia en tornoal fuego, la comida y el descanso. Estambién frecuentemente la pieza demayor superficie. La vida en la cocinagira en torno al fuego bajo de lal.lariega o lareira, que no se apagabanunca, sino que se anublaba por lanoche. En torno al hogar se disponenlos escaños, normalmente dispuestos

2.14 La cocina tradicional. L.lariegas y lareiras

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En la comarca no abundan las mani-festaciones decorativas en piedra, de-bido a que las características de losesquistos y cuarcitas no favorecen latalla. No obstante son frecuentes loscruciformes y otros símbolos tradicio-nales tanto en madera como en piedra,y cuando el tipo de piedra lo permiteaparecen esporádicamente figuracio-nes antropomórficas, como en Soutulos Molinos o en una vivienda de Fontesde Corveiru.

Las manifestaciones del arte popularen madera, aunque sobrias son mu-cho más frecuentes, siendo destaca-das especialmente en las panerasdesde el siglo XVIII. La escasez de

2.15 La decoración y arte popular en la construcción tradicional. Las bandas de cal

soportes adecuados en viviendas os-curas, habitualmente sin revocar inclu-so en el interior hasta el siglo XIX,dificultaba la realización de expresio-nes artísticas populares. También esposible que lo perecedero de algunossoportes impida la perdurabilidad deotras muestras decorativas.

Pinturas en mazarrón, aceite de linaza,cal y el añil. Presumiblemente seríaempleada en alguna pintura popularlas de origen orgánico como el sarrou hollín, la sangre y aceites. Conoce-mos escasos ejemplos de decoraciónpintada de cierta antigüedad. En Casade Ouría, aparece una orla vegetalenmarcando un escudo, realizado ha-

cia 1800. En una vivienda de Retornuse encuentra, en un cuarto, un motivovegetal de ramas o espiga similar alas talladas de algunos dinteles y alas toscas pinturas de alguna capillapopular, en las que se representanramas y rosetas circulares sobre unfondo de cal. En las viviendas semiur-banas de principios del siglo XX sepintan zócalos con orlas geométricas,entrelazos y cenefas vegetales en lasparedes de la sala, pasillo o algúncuarto, utilizando colores ocres, na-ranja, azul o verde, aunque pocasveces se mantienen en la actualidad.En las viviendas más arcaicas esca-sean las manifestaciones artísticas,aunque aparecen rosetas hexapétalas

XVIII, que emplean el repertorio habi-tual de radiales, tetrasqueles o esvás-ticas circulares, aspas y casetones dediversas formas.

Las bandas decorativas de cal, deno-minadas también encintados, enmar-can el volumen de la construcciónsiguiendo la conformación de los pisosy las alineaciones de esquinas, vanoso aleros. Emplean un repertorio demotivos geométricos; tramas, semicír-culos, picos e imitaciones de moldurasy siluetas de elementos arquitectóni-cos como pináculos o bolas. Son ha-bituales los remates de ventanas concruces o elementos místicos. En algu-

nas construcciones se trata de imitaral exterior la estructura constructiva ose fingen sillares. En relación con losencintados, Alguerdo mantiene variascasas con representaciones comple-tas de arquitecturas figuradas en lasque se pintan falsas ventanas, sillaresy tramas de ladrillos en las fachadas.Aquí aparece más claro el origen cultode estas representaciones, que erancomunes al menos hasta la etapaneoclásica en edificios palaciegos oreligiosos. Algunas casonas mantie-nen restos de decoraciones similares,así como el Monasterio de Courias,donde se pintan ventanas fingidas enla fachada noreste.

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talladas en algunas puertas como enla casa vieja de Casa’l Moirazu enL’Abechera.

También se decoraban los mueblesempotrados de las cocinas con tablasrecortadas con semicírculos, entrela-zos calados o picos. En Ibias un esca-no presenta tallado un viril o expositoreucarístico acompañado de cruces.Los paños de las carpinterías de puer-tas y armarios aparecen decoradoscon casetones, acordonados y aspasal menos desde el siglo XVIII. Lógica-mente en las casonas y palacios seencuentra una gran variedad de car-pinterías talladas de los silos XVII y

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Las cartelas observadas en la comarcaaluden mayoritariamente al amo o pro-motor de la construcción y en menormedida a la autoría material de la obra,especialmente en los últimos tiempos.Es frecuente tanto en viviendas comoen paneras mostrar los nombres delmatrimonio de amos que realiza la obrajunto a la fecha, incluso hasta la déca-da de 1980, así como la proclama delmaestro de la obra. Aunque muchasde estas cartelas son posteriores a1870, también se localizan ejemplosdel siglo XVIII, y el arraigo de su uso yla densidad que alcanzan en otrosconcejos hace suponer que la costum-bre tiene cierta antigüedad.

2.16 Las cartelas. Epigrafía. Marcas en las armaduras de madera

Otras proclamas habituales consistenen invocaciones religiosas como “AveMaría” o los anagramas de cristo. EnCasa Silvestre de Soutu Los Molinos,un dintel de una vivienda de 1820 pre-senta un rostro flanqueado por cruces,similares a los que aparecen en CasaL.luis de San Xuan del Monte.

En las armaduras de madera del Mo-nasterio de Courias del siglo XVIII, seemplean muescas sencillas de ensam-blajes para alinear correctamente lasvigas antes de su montaje, consistien-do en líneas de muescas con unnúmero determinado de marcas quecoincide en las dos partes a ensam-blar. Marcas de este tipo, junto con

numeraciones comunes y romanas seutilizan en los desmontajes de hórreos,al igual que las lineales descendentespintadas a lo largo de la caja.

Además se dan también otro tipo demarcas diferentes formadas a partirde distintas combinaciones de aspas,

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círculos y semicírculos que se tallancon herramientas de carpintero en lospares, tercias, pies, pontones, tablasy en general los elementos de carpin-tería de armar. La secuencia completade estas marcas se encuentra tambiéntallada en algunas viviendas y en elmobiliario de la comarca, pudiendo

estar relacionada con el calendarioagrícola, las fases lunares y la cortade maderas, actividad bien reguladaen el siglo XVIII y que podría justificarel marcaje de la madera en un periodoo circunstancias determinados.

nada

Los tipos arquitectónicos básicosreúnen la mayoría del patrimonio edifi-cado representado en las construccio-nes esenciales y de difusión generali-zada como la vivienda, los graneros,las cuadras y pajares y los templosreligiosos, sin considerar las construc-ciones adscritas a las actividades yoficios complementarios o especializa-dos. Estas edificaciones conforman

las aldeas y sólo las cuadras y lasconstrucciones religiosas pueden ale-jarse a veces de los pueblos y presen-tarse aislados. Los modelos de vivien-da tradicional y de las construccionesbásicas de una sociedad representanmultitud de rasgos y definen el caráctercultural, técnico e histórico de unacomunidad humana.

3.01 La casa redonda tipo palloza. Problemática de la evolución de la casa redonda.

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La casa de planta redonday las pallozas

La casa de planta redonda de cubiertavegetal, y los modelos afines de pallo-za de planta de tendencia circular,elíptica y elipsoidal, han sido conside-rados tradicionalmente como el mode-lo de vivienda representativo de lasmontañas del noroeste peninsular, enlos territorios del extremo occidentalde la Cordillera Cantábrica, abarcandoel sureste del territorio de Lugo, losconcejos noroccidentales de León yel suroccidente de Asturias1. En ladenominación popular con anteriori-dad al siglo XIX parecen haber predo-minado los términos de casa pallaza,pal.laza y casa de palla.

Estas viviendas han encarnado tradi-cionalmente en los estudios de arqui-

tectura tradicional el paradigma devivienda arcaica. Se trata de viviendasterreras de planta con tendencia cir-cular o elíptica y cubierta vegetal. Laordenación interior es laxa y se realizacon madera y zarzo sin alcanzar nor-malmente los techos, con lo que elhumo procedente del fuego bajo pue-de impregnar todas las estructuras.La armadura puede descansar sobreun o dos pies derechos centrales deremate ahorquillado, el pé de armar,o más comúnmente en una tijera queapoya lateralmente en pies pegadosal muro o en el propio muro del perí-metro. La cubierta puede ser de ten-dencia cónica, con una o dos cum-breras muy pendientes y de formamás alargada en función de la planta.Los cangos se disponen a modo decabios de pares unidos que descan-san sobre la línea cumbrera o cume

que conforman la armadura. El cierrede los cangos se realiza a caja y es-piga asegurados con una cuña, mien-tras que un pino o gancho de maderafrena el desplazamiento lateral haciala parte baja de la cume. La soluciónde las cubiertas documentadas enIbias en la última etapa, suele contarcon una o dos tijeras de una sola cu-me, dispuestas sobre horcones late-rales o si se carece de éstos, sobreun apoyo de obra o el propio cierreperimetral de mampostería, más con-sistente en este caso y trabado conmasa de barro.

En la sociedad tradicional no existe elconcepto de intimidad individual en elsentido actual, introducido con másfuerza durante los siglos XIX y XX des-de el ámbito urbano, cuando a menudolos emigrantes retornados introducen

1Las viviendas de planta redonda y el tipo de planta alargada y su evolución han sido estudiadas y documentadas en profundidad por Juaco

López Álvarez y Armando Graña García en Los Teitos en Asturias, (Gijón, 2007),así como por Ástur Paredes en La Casa Tradicional asturiana,

(Oviedo, 2006). Este autor define las tipologías como casa redonda y casa tipo Cangas del Narcea. En la década de 1970 Mark Gimson realiza

un estudio de las pallozas que incluye una casa de La Braña en Cangas de Narcea.

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2“Vivienda.- Debemos tener valor para descubrir las peores casa rurales; las que, sin constituir las generalidad, existen en gran número, las

que demandan con urgencia y por humanidad medios económicos del estado y de los propietarios para ser mejoradas.

El verdadero cariño a una persona no se demuestra aconsejándole que cubra sus llagas para que no se vean, sino facilitándole medios para

llamar al médico y que se las cure.

Para conocer a fondo la vida de los humildes en la aldea gallega hemos vivido un día y una noche en casa de un labrador pobre.

En la planta baja, de poco mas de tres metros de fachada por otros tantos de fondo, está el “lar”, o sea el hogar donde se hace la vegetariana

comida y donde se hace la obscura vida; tan obscura que apenas nos veíamos unos a otros. Esto se debe no sólo a la pequeñez de un solo

ventanuco, precisamente en un país en que escasea el sol, sino al humo que llena el local, pues el hogar no tiene chimenea y se fuerza a

escapar con dificultad al humo por entre las desvencijadas tejas. Consecuencia de esto es que las paredes interiores estén ennegrecidas,

cubiertas de hollín.

Al ver en el espesor de uno de los muros una especie de nichos de poca profundidad, nos dicen que es ¡donde duermen los “nenos”! Y en

una cuadra pequeñísima, en comunicación con el hogar, una vaca conviviendo con la familia.

Una estrecha escalera de madera conduce al piso, que no llamamos superior porque es de lo más inferior que hemos visto en nuestra larga

vida. En este piso alto, pero cuya altura no os permite estar de pie cerca de la pared, porque tropezando en el techo con la cabeza os exponéis

a hacer bailar las tejas, está la cama donde duermen los padres. Y hay casucas que ni piso alto tienen.

Estas miserables casas deben desaparecer.”

Hojas divulgadoras, 1, Ministerio de Agricultura, Dirección General de Agricultura, Madrid, 1936.

en muchas viviendas los cuartos sepa-rados. La familia compartía el espaciocon los animales. Además, la compar-timentación del espacio entre los miem-bros de la familia era también muy dé-bil, ya que el espacio de descanso odormir era en buena medida colectivo.Las tenues separaciones del espaciosegregaban especialmente a los amos,el matrimonio que detenta el control dela casa. El resto de personas que inte-graban la familia troncal, como tíossolteros y ancianos, podrán disponeren ocasiones de alguna alcoba o algu-no de los cuartos que se van cerrandoen el portal, en cambio los niños y jóve-nes comparten el espacio de descansocon la salvedad de la división porsexos, y duermen en la lareira, algunaalcoba y a menudo en el parreiro. Los

escanos solían estar reservados a laspersonas adultas, así como los enfer-mos, siendo habitual como lecho demuerte de los moribundos.

Estas características son representati-vas de la casa de humo del campesinoeuropeo, procedente de diversos tiposde vivienda medieval. Las pallozas ylas casas Narcea eran en su momentotipos universales, que comprendíandiversos niveles sociales y locales delentorno inmediato, siendo tardío e in-fluenciado por el exterior el estigmasocial hacia las casas de humo y fuegobajo, y en general hacia todos los ras-gos de las viviendas arcaicas. En oca-siones se refleja un choque cultural yla incomprensión desde la cultura ur-bana. Desde las últimas décadas del

siglo XIX, la difusión de las ideas higie-nistas y creencias como las miasmas,favorecieron una reacción institucionala favor de la renovación de la vivienda,que se refleja en las renovadas norma-tivas de edificación, en las topografíasmédicas y en diversos informes de laépoca. La incomprensión y la valoraciónnegativa de las viviendas arcaicas ylas casas de humo en general, seacentúan a principios del siglo XX yqueda reflejado en informes y artículoscomo el realizado por un técnico delMinisterio de Agricultura en 1936, en elque se describe una vivienda tradicio-nal de un campesino pobre de Galicia2.Mario Gómez, en sus excursiones porel concejo de Cangas del Narcea en ladécada de 1920, valoraba en ciertomodo el nivel de desarrollo de cada

localidad en función del número decasas encaladas que existiesen.

La situación actual de estas viviendases un modesto reflejo de la importanciaque tuvieron hasta épocas recientesen todo el suroccidente asturiano, yen esta comarca de modo especialen el concejo de Ibias. Actualmentese conservan multitud de restos conlos muros completos, pero sin la es-tructura interna. Otro pequeño grupomantiene las armaduras en procesode deterioro creciente. Las últimaspallozas de Ibias se situaban en San-tiso, Arandoxo, Peliceira, San Clemen-te, Lagúa, Villarín, Busto, Castaosa,Liares, Sena, Peneda, Cuantas, Boiroy O Viñal entre otros núcleos, desta-cando la concentración en torno a lazona de Valdeferreiros. Las pallozasvan normalmente acompañadas dehórreos y palleiros de cubierta de paja,que no suelen faltar configurando launidad de explotación. Estas últimasconstrucciones mantienen en unospocos casos una conservación algomejor y reproducen a pequeña escalala volumetría de las pallozas.

Las pallozas presentan planta circulary remate casi cónico de la cubierta,con un diámetro máximo en torno a losocho metros. Algunas de ellas mues-

tran una planta ligeramente ovalada ymayor desarrollo de la cumbrera. Ladisposición en el terreno es en pen-diente, con el interior ligeramente es-calonado en el límite de la corte o cua-dra, situada en una cota inferior. Laarticulación interna se realiza en dospartes, de vivienda y cuadra, pero enlos ejemplos de mayor superficie sueleser tripartita al sumarse el astro o za-gual, que actúa como distribuidor cen-tral de la corte y la lareira. Sobre lacorte se sitúa el parreiro o pajar, quepuede cumplir funciones de dormitoriocolectivo. La vida familiar se concentraen torno a la cocina de humo y fuegobajo, que es también el principal es-pacio de habitación y donde se suelenir separando cuartos de dormir y alco-bas o camas-armario. También sueleaparecer asociado el espacio del cor-tello para la cría del gocho. Los princi-pales elementos de la lareira son losescaños en torno al fuego, dispuestosen L o U, y el guindastre para suspen-der las pregancias de pote y el forno,a veces construido exento de la pared.Cobran importancia los sistemas deahumado y aislamiento de alimentoscomo el cainzo, el gacheiro para curarla matanza y los colgadeiros.

Como es sabido, las propiedades delhumo y el sarro son favorables a la

conservación de la madera, pero ade-más, el ahumado era un proceso fun-damental en la sociedad tradicionalpara la vital conservación de muchosalimentos vegetales y cárnicos, por loque internamente estas viviendascuentan con numerosas estructuraspara suspender lejos del suelo y ahu-mar los alimentos.

La Casa Loina, en O Viñal, es una delas últimas que mantuvo la cubiertavegetal hasta fechas recientes. Estuvohabitada hasta 1975, utilizándose pos-teriormente de pajar. Presenta plantacircular ligeramente ovalada con unasdimensiones de 5.4 por 6.6 metros enel eje largo, ligeramente apuntado enla alineación de la cumbrera. Utilizaaparejo de mampostería de pizarra de80 cm de espesor con un alzado demuros de 2.8 metros en la parte inferiory 90 cm en el exterior de la parte alta,donde la cota interna se sitúa a 1.8metros por debajo del suelo externo.Presenta dos puertas enfrentadas quese abren a un espacio central de tresmetros de ancho, que estaba delimita-do por los dos tabiques de tabla dentrode la cocina, a modo de zagual. El perfilmuestra el habitual resalte en la rocamadre, formando un talud entre la cortey la zona de habitación, situada 70 cm.más alta. Actualmente no se observan

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indicios de horno, que debió ser des-montado durante su uso de palleiro. Latijera se alineaba con el cierre de lacuadra, transversal al eje largo. En lasinmediaciones se encuentra el palleirocircular que aún mantiene la armadura,propiedad de Casa de Baixo.

La casa tipo Narcea

Esta tipología destaca por su alta re-presentatividad en el concejo de Can-gas del Narcea, donde parece habersido el tipo de vivienda casi exclusivoen todo el concejo hasta las primerasdécadas del siglo XIX, además de enmenor medida Degaña y algunos pun-tos de Ibias como Llanelo. Aparecenrestos o ruinas de ellas en numerososnúcleos, escaseando más en las zo-nas más bajas del concejo y en lazona de Bisuyu y Las Montañas, don-de pudo haber comenzado antes lasustitución. En bastantes casos seaprecian restos de estas viviendas, aveces zaguales completos, insertosen volúmenes de construcciones másrecientes. Estas construcciones supo-nen una notable supervivencia de mo-delos arcaicos de casa, entendidacomo tipo de larga vigencia, que seríaconstruido aún durante el periodo mo-derno y contemporáneo, además de

las reedificaciones sobre casas ante-riores. El interés histórico y patrimonialde estas casas radica en haber sidoel tipo casi único de vivienda, en suamplia área de distribución, hasta prin-cipios del siglo XIX; y en representarla continuidad en el tiempo de mode-los de vivienda, al igual que las pallo-zas, desarrollados desde el medievo.Presentan además un notable valorformal y han sido objeto de estudiopor diversos autores, especialmentedesde principios del siglo XX, comoÁngel del Castillo o Crespi. Estas ca-sas arcaicas de planta alargada po-drían haberse desarrollado a partir dedos tradiciones constructivas antiguasanteriores. Por una parte, las casasde planta redonda propias de la cul-tura castreña del noroeste, origen másvalorado por la historiografía clásicay por muchos autores actuales. Porotra parte, actualmente se ha tendidoa estimar, sin negar la influencia de lacasa redonda, la tradición constructivade las casa rectangulares medievales,que se documentan al menos desdela alta edad media en contextos cultu-rales próximos. En nuestra opinión enla casa Narcea confluyen ambas co-rrientes constructivas.

Se trata de una vivienda con un desa-rrollo en planta longitudinal, construida

siempre en pendiente con la crujía ensentido perpendicular a las curvas denivel. Las plantas pueden oscilar entrelos 12 y más de 20 metros de largo,siendo casi siempre más anchas en laparte superior de la ladera. La confor-mación de la planta presenta un buennúmero de variantes, pudiendo contartanto con esquinas o esquinas redon-deadas, como los extremos totalmentecurvos. Respecto a los hastiales ocurrealgo parecido, ya que puede carecerde ellos, contar con dos o frecuente-mente con uno solo en la parte supe-rior, habiendo casi desaparecido losde remate escalonado que coronabanlos extremos de las viviendas, sobretodo en la mitad sur del concejo. Lasdos divisiones internas que delimitanel zaguán eran realizadas en maderaen los ejemplos más arcaicos, comoCasa’l Moirazu de L’Abechera, si bienes muy frecuente que el que limita conla cocina sea de madera y el que se-para el pajar se construya de mampos-tería a modo de cortafuegos.

El interior se encuentra fuertementeexcavado en la parte superior y media,y presenta un perfil escalonado endos niveles, correspondiendo el infe-rior a la corte (cuadra) y el superior ala zona de habitación. El grado dependiente del emplazamiento a menu-

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do supera el 20%. En correspondenciacon la fuerte excavación, los murosde carga perimetrales actúan tambiéncomo muros de contención, alcanzan-do en algunos ejemplos más del 75%de su altura total por debajo de la cotadel suelo externo, especialmente enel hastial superior y en el tramo medio.La volumetría externa ofrece un perfilmuy característico debido al desarrolloen pendiente de los paramentos yespecialmente la línea cumbrera dela cubierta. Esta disposición es singu-lar no sólo a la arquitectura culta si notambién a la mayoría de las construc-ciones populares de otras comarcas,en las que se tiende a desarrollar lasplantas en paralelo a las curvas denivel. La disposición en pendiente delos paramentos y el forjado interior alo largo de la crujía, constituyen tam-bién soluciones diferenciadas de lamayoría de las tradiciones constructi-vas populares.

El pajar o parreiru se dispone sobre lacuadra con el piso de madera, osul.lau, en pendiente, ocupando fre-cuentemente entre 2/3 y 3/4 de la su-perficie total. Este piso, según la tradi-ción oral, podía realizarse antigua-mente con entretejido vegetal. En losdos extremos de la crujía se emplazandos vanos, el buqueirón de acceso ala piergula o al parreiru en el hastialsuperior y el cuiteiru en el extremoinferior para dar salida al cuitu o estiér-col, cargándolo directamente al carro.En algunas de estas casas más evolu-cionadas, el tamaño de la puerta delpajar permitía introducir el carro y des-lizarlo por el piso en pendiente, con el

fin de apretar la hierba en el extremoinferior.

La armadura presenta un gran desarro-llo, con tijeras curvas llamadas combos,con riostras laterales. El gran desarrolloque alcanzan permite emplear las vigasdel armante inferior de las cerchas parasoportar el piso. Los sistemas de anclajese realizan a partir de encajes a mediamadera o a caja y espiga, ajustadospor cuñas encajadas a presión en elcierre de la tijera y asegurados contornos pasantes de ciernu de roble, querealizan la función de llave de los en-samblajes. Para evitar el desplazamien-to de la viga de la cumal o cumbreradebido al peso de la cubierta y la pen-diente, se asegura con grandes tacosque la traban en las tijeras. Los cangoso cabios pueden ir colocados por parescon cierre de caja y espiga o frecuen-temente de forma discontinua, ancladosa la cumal con un cajeado de mediamadera y tornos. En este caso se dis-ponen en oblicuo con relación a la cum-brera y las vigas de sobremurio querecorren los laterales. La cumal, casisiempre de sección cuadrada de unos30 cm de canto, va asegurada en lostesteros con tornos pasantes y en oca-siones se emplaza apoyada en piezasde madera cajeada a medida. Puedealcanzar un gran desarrollo de más dequince metros de largo en una viga,como se observa en la casiel.la de casaEstebanón.

El término combo alude a la forma cur-va de esta tijera, que recuerda a lasestructuras de cruck medievales euro-peos, con cuya tradición constructiva

pueden estar relacionadas. No obstan-te se realizaban tijeras de este tipotambién con tijeras rectas o de curva-tura muy suave. Los combos, realiza-dos con madera de haya, castaño oroble, se buscaban específicamenteen val.linas u hondonadas sobre terre-nos de gran pendiente, en los queaparecen árboles con la curvatura detronco adecuada. El haya presenta elproblema de la menor durabilidad enentornos de humedad, sin embargoera empleado en algunas construccio-nes de Cibea y Rengos.

Los paramentos, realizados con arga-masa de arcilla y arena, suelen pre-sentar un acusado hermetismo y casitotal ausencia de vanos de iluminación,estando reducidos a las puertas, tro-neras y alguna bufarda o ventano.

El espacio superior de habitación sedistribuye entre la l.lariega (cocina) yel zagual. Las piezas o cuartos de ha-bitación, cuando aparecen, se van se-gregando a partir de estas dos estan-cias. Desde el zagual (moucasa,trescanu, tescanu, l’astru, zaugual), seaccede al exterior por una o dos porti-cas enfrentadas y frecuentemente tam-bién a la corte, a través del pustigu otrapón, pequeño paso o trampilla abier-to en el medianil para el acceso a lacorte desde el zagual, a veces, formadocon escalones. Cerca de esta división,suele aparecer el cebadeiru, trampillaen el suelo para la ceba del ganadodesde el parreiru. Las porticas apare-cen a veces con cuarterón (aperturasuperior) y canciel.la al exterior. Losnombres del zagual como moucasa

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(mediocasa) aluden a una concepciónde la casa en tres partes y en el casode trescanu (detrás del escanu) se re-fleja incluso una percepción del espacioen dos zonas, propia de los modelosmás arcaicos con una única puertapara la cocina y la cuadra, como puedeverse en Casa Catorce en Chanos.

La disposición habitual tripartita cuentacon dos medianiles intermedios a me-dia altura, que en algunos casos serealizan íntegramente en madera (bo-lau), siendo más frecuente que seapétreo el que separa el zaguán delpajar, por su función de cortafuegos.Ningún cerramiento interno supera lostres metros de altura, constituyendopor encima de esta cota un volumenúnico. Las cubiertas se disponen atejavana y en origen eran exclusiva-mente vegetales con escoba, piornoy paja de centeno colocada con latécnica de baguna, o velos (sujeciónexterna con zarzos leñosos) y a paleta,con gavillas atadas directamente a laarmadura sin sujeción externa, a noser el empleo de varales asegurandolas zonas más expuestas. El cambioa las actuales cubiertas de teja y losade pizarra, se ha venido realizando almenos desde el siglo XIX, manteniendo

en ocasiones la armadura anterior.Otras veces la introducción de los nue-vos materiales fue aprovechada pararealizar recrecidos de los muros o re-formas completas. Sin duda este cam-bio, ha sido lo que permitió prolongarla vida de estas construcciones conuso de cuadra y cocina para curadode alimentos. Con el cambio a cubier-tas de teja, en bastantes ocasiones,fue conservada una capa de paja oescoba como elemento aislante y deasiento. Las tejas se disponen normal-mente en forma de espiga, en oblicuocon relación a la cumbrera y alineadasen dirección de la máxima pendiente.

La l.lariega nombra tanto el propio ho-gar, siempre de fuego bajo, como laestancia de la cocina, que actúa comocentro de reunión familiar y en origencomo dormitorio del matrimonio cabezade familia, contando en ocasiones conalcobas, camas-armario cerradas demadera situadas detrás de los escanoso adaptadas a algún hueco de la es-tancia. El fuego no se apagaba nuncaaunque por la noche se anublaba, cu-briendo los rescoldos con ceniza paraevitar riesgo de incendio. La iluminaciónen el interior de la casa se realizabamediante teas vegetales de garabil.las

(ganzo), pitoxas (haz vegetal de diver-sas plantas), capuchas (candil de hie-rro) y culmiel.los, haz de paja de hastaun metro de largo apretado con unacorra y empleado sobre todo en exte-riores. El forno, adosado interiormenteen el centro o en un lateral de la cocina,aparece en casi todos los ejemplos, sibien en algunos casos parece un aña-dido posterior. La piérgula es una es-tructura volada de madera dispuestasobre el fuego bajo, con función desecadero y de ahumar algunos produc-tos, además de impedir que subanchispas a la cubierta. Normalmente nose construían de sebe por temor a losincendios y por la misma razón, cuandose podía, se utilizaba madera de nozalo humeiru (nogal y aliso). La mayoríade ellas desaparecieron al aumentarselos pajares sobre la cocina, aprove-chando el acceso del hastial superior,previsto en origen para la piérgula,como buqueirón de acceso al parreiru.Otros elementos o estructuras suspen-didas, destinadas a colgar y aislar ali-mentos son las varas del fumeiru, elculgadeiru y el cainzo. El burro o guin-dastre es un pie de madera giratoriodel que penden sobre el fuego las ca-denas del pote o pregancias. El ca-bal.lete de hierro se coloca en el hogar

Casiel.la de Casa Estebanón. L’Artosa.Sección longitudinal. Siglos XVI - XVII.

Casiel.la de Casa Estebanón. L’Artosa.Sección transversal.

Casa Frade. Vil.larín de Cibea.Planta y corte de sección. Siglos XVII - XVIII.

Casa Cul.lar. Reitornu.Corte transversal. Siglos XVIII - XIX.

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para situar encima el pote o la ol.la debarro. Los espeteiros, escudil.leiros yarmarios insertos en los muros, realiza-dos a veces mediante el vaciado deun tronco, conforman el mobiliario, fre-cuentemente con carpinterías de pañospropias del siglo XVIII. La piedra de lacolada (bogadoira o entemisu) comple-ta los principales equipamientos de lacocina, que como veremos se manten-drá en lo fundamental, en otros modelosde casa más evolucionados con dosalturas. El principal cambio se dará conla disposición de un forjado del pajarsobre la cocina, eliminando la tejavanay limitando la extensión del humo portoda la vivienda.

El área actual abarca varios núcleosde la zona de Sierra (La Nisal, ParadaLa Nueva, Barnéu, Brixemada), Cibea(L.ladréu,Vil.larmental, Sorrodiles,L.lamera) y numerosos pueblos de lacuenca alta de los ríos Naviegu y Nar-cea. En El Coutu destacan varios ejem-plos de La Viña y L’Artosa.

Este tipo fue de distribución masiva ycasi uniforme en todo el concejo. Ac-tualmente restan muy pocos ejemplosen buen estado de conservación, sibien sumando las arruinadas y desvir-

tuadas, se supera la cifra del centenarde construcciones. Entre los ejemplosexcepcionales, se encuentra Casa Fra-de en Sorrodiles y la casiel.la de CasaEstebanón en L’Artosa en la armadurade la cubierta. Otros ejemplos desta-cados son Casa Xuana en Sorrodiles,Casa Frandambres y Casa Fonsu enLa Nisal, Casa Xuanín en Parada laNueva, Casa Roque en Brixemada,Casa Xuangarcía en Los Pedrueños,ya como modelo evolucionado, y variosejemplos de Castilmoure. En todos loscasos estas construcciones recibenuso de cocina vieja de afumiar y ca-siel.la para corte del ganado.

Esta tipología presenta notables cuali-dades formales y el desarrollo devolúmenes y formas en cierto modoorgánicas, derivadas de la búsquedade la mayor funcionalidad. Así, estasconstrucciones presentan una notablerelación entre el volumen y la superficiede los cerramientos externos y de lacubierta, con buenas característicasde aislamiento, favorecido por la exca-vación, como reconocen los propieta-rios, que las definen siempre comomás calientes que las otras construc-ciones tradicionales.

Los dueños de estas construccionescoinciden en su buena resistencia alviento y al peso de la nieve, ya queresbala en dos planos al tener tambiénen pendiente la línea cumbrera. Tam-bién suelen afirmar que eran los teja-dos de los cuales marchaba primerola nieve. La disposición de la cumalen pendiente, obligó a colocar las ca-nales de tejas en posición tangencial,en vez de perpendicular, para favore-cer la evacuación, favorecida tambiénpor el mayor ancho en la parte superiorde la crujía.

Otra ventaja se da en la altura continuade los muros, que no sobrecargan losparamentos de la parte inferior de lapendiente.

El piso inclinado del pajar favorece laacumulación de la hierba en la partebaja, situando el heno en un plano infe-rior y en el extremo contrario a la cocina,para disminuir el riesgo de incendio.Otros factores que pudieron haber in-fluido en la consolidación del modelo,son los periodos fríos que se constatana partir de la baja Edad Media o lapromoción como vivienda del campe-sinado desde el estamento señorial.

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3Xosé Manuel González Reboredo y Clodio González Pérez, Antropología y etnografía de las proximidades de la sierra de Ancares, Vol. II, pág.

15, 1991.

La evolución en planta más frecuentees la incorporación de un volumenlateral a la cocina adoptando plantasen L (Casa Cul.lar o Casa Antunón enRetornu o Casa Xuana en Sorrodiles),conformando posteriormente portalesentre volúmenes laterales (Casa Naciuen Vil.lar de Naviegu) al añadir otrocuerpo en la parte baja de la fachada,flanqueando el acceso y conformandoel portal. En el volumen incorporadoen la parte baja de la ladera, el desniveldel terreno permitía incluso construirun cuarto alto y emplazar a veces uncorredor de acceso. Esta evolucióndebió ser frecuente ya durante el sigloXVIII, como se intuye de la descripciónde casas del coto de Leitariegos, enlas respuestas particulares del catastrodel Marqués de la Ensenada.

Estas ampliaciones se van realizandoen distintas fases a lo largo del tiempo,y aunque se documentan diversas va-riantes, la mayoría de las agregacionessiguen estas pautas.

Las casas de una parte de la hidalguíarural parecen haberse formado si-guiendo el mismo desarrollo, comopodemos ver aún hoy en algunos ejem-plos. La mayor diferencia estribaría enque el núcleo originario sería tambiénde mayor escala. Se conservan ejem-plos de vivienda nobiliaria con plantaen U de patio cerrado, originadas apartir de una vivienda Narcea de grandesarrollo, como Casa L’Indianu en

Xedré construida en torno a los siglosXVI-XVII y Casa Uría en Naviegu, posi-blemente anterior, que mantiene elvolumen inicial definido. Otros ejem-plos de casas fuertes emplazan la pa-nera en el interior del patio como CasaGarcía en L.lamera y Casa Rubio enFontes de Corveiru.

Casa L’indianu se desarrolla como ungran volumen hermético, internamenteorganizado en torno a un patio. La lec-tura de paramentos y la conformaciónde la distribución, sugieren el desarrollodel edificio a partir de la crujía de lafachada SE, paralela a la fachada prin-cipal y desarrollada en pendiente, conla cocina antigua en la parte superior,el zagual intermedio para el acceso ypajar sobre la cuadra. En el exterior seobserva el recrecido del paramento yla discontinuidad de la estructura pordebajo del corredor, donde se apreciala presencia de un podio de sillería yun esquinal que muestra el adosamien-to a la crujía inicial.

Aproximación a la evolución de lacasa redonda y la casa Narcea

Esta tipología podría suponer una su-pervivencia de modelos constructivosmedievales de planta alargada. Engeneral, se ha relacionado estas vi-viendas como una derivación posteriorde casas de planta redonda o elípticaasimiladas a la palloza. El análisis de

las actuales viviendas sugiere que pue-den intervenir otras tradiciones cons-tructivas, además de la denominadacasa redonda.

En construcciones como la casiel.lade Casa Estebanón con planta de for-ma elíptica, parece haber inicialmentedos grandes pies derechos en el cen-tro de cada uno de los dos círculos,de diferente tamaño, que conformanla planta, como parece confirmar laforma del plano. Estos pies fueron des-critos por Fritz Krüger en su trabajo decampo de 1927. Según la tradiciónoral recogida en la zona de Navia deSuarna3, estas plantas se trazaban acordel, situando dos círculos tangentesen el sentido de la pendiente, el mayorde ellos en la parte alta, destinado avivienda. La lógica constructiva sitúaun sufitu o pie derecho en el centro decada círculo, marcando entre ellos ellargo de la cumbrera, al no haber tes-teros. Luego el trazado uniría los inters-ticios de los círculos en el lado largo.Esta planta evidencia la influencia y elarraigo de la planta circular, con la queno obstante, se consigue desarrollarun eje largo. Actualmente esta cons-trucción presenta una notable armadu-ra de tijeras de combos, que respondea una reforma antigua.

Otra construcción fotografiada porKrüger en Degaña, a pesar de que esteautor la interpreta como reciente, obe-dece al empleo de técnicas igualmente

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arcaicas, que parecen mostrar el usode armaduras procedentes de otra tra-dición constructiva diferente o comple-mentaria a la de las casa circulares.Esta vivienda se encuadra en la tipologíaNarcea, mostrando una planta rectan-gular con estructura de pies derechoslaterales y un cerramiento de mampos-tería en seco sin función estructural.Corresponde en lo fundamental a mo-delos de casas de postes medievales,acreditados en la documentación y enla arqueología, en el contexto regionaly del noroeste peninsular. También re-viste interés la evolución de la armadura,ya que resulta factible que en un primerestadio los combos, concebidos comopies derechos curvados, se desarrollaradesde el suelo o desde un zócalo pé-treo, de forma análoga a los documen-tados en otras regiones. En la confor-mación de la tipología entraría tanto latradición constructiva de la planta cir-cular, como otras reelaboradas duranteel medievo con planta rectangular uelíptica. Otro factor a valorar, es la vin-culación de la planta larga con un terri-torio de fuerte cultura ganadera al me-nos desde el medievo, mientras que enel área de la planta circular, ha podidotener más peso relativo la agriculturadel centeno combinado con una orogra-fía más suave. En este sentido, resulta

clara la relación formal de muchas ca-banas rectangulares de las brañas deCangas con el tipo de casa Narcea.

La sustitución de la madera por la pie-dra es un proceso continuado en eltiempo desde el siglo XI que empiezaen las construcciones religiosas y no-biliarias, para extenderse posterior-mente a las viviendas campesinas.Según la documentación, bajomedie-val, a finales del siglo XV gran partede las viviendas de los pueblos astu-rianos eran de piedra o con paramen-tos significativos de mampostería, aun-que en la comarca suroccidentaldesconocemos con precisión la evolu-ción de este proceso. En el contextobajomedieval asturiano, la viviendarural de piedra y madera se cubre deteja y la que emplea estructura de ma-dera se cubre de paja, madera o teja.

En el suroccidente existe una relativovacío documental y arqueológico entreel siglo V y el XV, al menos en cuantola arquitectura tradicional y hábitatrural se refiere.

En lo relativo al periodo moderno, enCangas del Narcea no se conservanlas respuestas particulares del Catas-tro del Marqués de La Ensenada, salvo

en Leitariegos, donde parece que seproducen resultados diferentes a losde Ibias en cuanto a la morfología delas plantas.

En el caso de que hubiera una únicalínea de evolución o sustrato culturalde casa redonda medieval, resultadifícil de explicar la disparidad de re-sultados en la edad moderna entreSomiedo, Cangas del Narcea y De-gaña e Ibias, no sólo en cuanto a lasplantas sino también en cuanto lostipos de estructuras de madera, e in-cluso los asentamientos de hilera conmedianeras. De no haber varias líneasevolutivas de tipologías medievalesdiferenciadas en estas comarcas re-sulta difícil justificar la diversidad ob-servada en el periodo moderno. Peroademás, en Degaña y Cangas no po-demos afirmar la existencia de plantasredondas durante la edad modernade una manera clara, o el alcance desu difusión, y el panorama anterior nosresulta desconocido. En Cangas delNarcea, a pesar de la numerosa con-centración de núcleos, cercana a lastrescientas entidades, no se observanrestos de casas redondas propiamentedichas, manteniéndose sin embargonumerosos restos de viviendas en di-ferente grado de conservación asimi-

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lables al tipo Narcea. No existe ningunaexcavación en los numerosos despo-blados medievales y modernos de lacomarca y tampoco se ha realizadoningún estudio arqueológico o de lec-tura de paramentos sobre viviendasconservadas o en ruinas.

En Somiedo, área culturalmente adscritaa la cultura castreña del noroeste, no seconocen restos ni testimonios de casasredondas y el Catastro del Marqués deLa Ensenada muestra lo arraigado delos tipos rectangulares somedanos yaen el siglo XVIII, con un avanzado gradode madurez y un alto porcentaje de vi-viendas teitadas de dos plantas.

Las armaduras de los teitos somedanoscorresponden a un tipo de desarrollorectangular, presente también en Euro-pa, de acreditada antigüedad, que nose vincula con la planta de la casa re-donda. Se caracterizan por el empleodel ala quebrada, la presencia parcialde testeros, la ausencia de viga cum-brera en muchos casos y el empleo dezancos o refuerzos laterales entre lospares de tijeras que van aseguradasentre sí sin viga cumbrera. Respecto alos hastiales escalonados, relacionadoscon las tradiciones constructivas deplantas rectangulares, está comproba-da su presencia en los Pirineos durantela edad media, así como probablementeen la Cordillera Cantábrica, donde apa-recen vinculados a numerosas iglesias

4Azkarate Garai-Olaun, A. y Quirós Castillo, J. A., “Arquitectura doméstica altomedieval en la Península Ibérica. Reflexiones a partir de las

excavaciones arqueológicas de la catedral de Santa María de Vitoria-Gasteiz, País Vasco”, ArcheologiaMediavale, XXVIII, pp. 25-60.5Báez Mezquita, J. M., Arquitectura popular de Sanabria: Asentamientos, morfologías y tipologías rurales, Zamora, 1994, pp. 79-113.

de origen románico. Degaña y en ciertamedida Cangas del Narcea se encua-dran en una tradición constructiva quecomparte algunos rasgos con los con-cejos del norte de León. Las bufardasy casetones antiguos son similares alos acreditados en las cubiertas vege-tales de amplias zonas de Europa.Cuando la orografía lo permite se dauna moderada tendencia a la agrega-ción de volúmenes laterales mediantemedianeras. En las viviendas exentasson frecuentes las agregaciones devolúmenes laterales.

Por otra parte no siempre se ha valo-rado suficientemente las grandes dife-rencias de tamaño y función entre lacasa castreña y la palloza, si bien esmayor aún la distancia entre la organi-zación social de la familia castreña yla familia medieval que acoge el gana-do bajo el mismo techo. Tampoco seha estimado siempre la gran distanciacronológica entre la antigüedad tardíay los principios de la edad moderna.

Estas casas se siguieron construyendocon mayor volumen hasta mediados delsiglo XIX. A finales de este siglo muchasde ellas reciben uso de cuadra-pajar yse abandonan como vivienda principal.Esporádicamente, se constatan reedifi-caciones hasta finales de siglo en algu-nos pueblos. Algunas de estas cons-trucciones albergan paramentos de laconstrucción inicial, ya que se observan

numerosos recrecidos y reformas, enlas que los cuerpos adosados o el portalson obra del siglo XVIII, sobre un núcleoanterior. La sillería de algunas puertasy la forma de algunos vanos remiten alos siglos XVI-XVII en algunas de lasconstrucciones, como ocurre en CasaMontera de Becerrales o en Casal’Indianu, donde el podio de la partebaja se sitúa en este periodo. La men-cionada casona de Uría en el valle deNaviegu, podría estar edificada en tornoa los siglos XV-XVI. También es muyprobable que algunas reconstruidasdurante los siglos XVIII y XIX estén lo-calizadas sobre suelos de viviendasanteriores, ya que el número de hogaresen muchas aldeas permanece casi es-table entre los siglos XVI y XIX, a dife-rencia de la situación de crecimientoque se da en otros concejos.

Las excavaciones arqueológicas dedespoblados y yacimientos de arqui-tectura doméstica medieval en el con-texto de la meseta norte peninsular,muestran la importancia de las plantasexcavadas y el desarrollo de viviendasde postes desde el periodo altomedie-val, como documentan diversas exca-vaciones arqueológicas4.

Algunos autores recientes han revalo-rizado el papel de las plantas alargadasen el ámbito de la arquitectura tradicio-nal del noroeste peninsular. Juan Ma-nuel Báez Mezquita5, en su estudio de

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no se adaptó a las necesidades cam-biantes, como ocurre en buena partedel noroeste, donde las casa redondasde los castros no generaron formasposteriores, pero en cambio si se de-sarrollaron las plantas oblongas y rec-tangulares coetáneas.

Carmen-Oliva Menéndez6, realiza unamplio estudio de los modelos de cu-bierta vegetal en toda Europa, en elque incluye las pallozas y las casasde planta longitudinal del noroeste,inclinándose por una cierta evolucióndesde plantas circulares, aunque ad-mitiendo la complejidad de variablesy la existencia de una zona de contactocultural entre Cangas y León para ex-plicar la planta larga, que relacionacon la presencia de hastiales y la ma-yor diferenciación de espacios.

Fernando Linares García, en su estudiode la arquitectura de las brañassomedanas7 llama la atención sobrela confusión de Krüger al calificar los

6Menéndez, C. O., Teitos, cubiertas vegetales de Asturias a Islandia, COAATPA, Oviedo, 2008, p. 224.

7Linares García, F., La arquitectura de las brañas somedanas, Universidad de Valladolid, 2004, p. 46.

8Soeder, 1964: 138, 169.

la arquitectura popular sanabresa,plantea para el noroeste la coexistenciade formas rectangulares, oblongas ycirculares a lo largo del tiempo desdeépocas protohistóricas, apoyándosetanto en el análisis de la arquitecturatradicional como en los resultados delas excavaciones arqueológicas deeste territorio. La casa redonda muestracualidades apropiadas para un primermomento de desarrollo, pero cuandoes necesario aumentar el volumen yespecializar las estancias, la plantacircular muestra incapacidad para res-ponder a los requerimientos. La pervi-vencia del tipo en determinadas zonasse explicaría por responder a las nece-sidades de una sociedad autárquica,especializada en agricultura y gana-dería de montaña, para las cuales pre-senta una conformación adecuada. Encambio, este autor, resta protagonismoal supuesto arcaísmo de la planta cir-cular con relación a la rectangular,aludiendo a su temprano abandono enaquellas zonas en las que esta planta

teitos de Somiedo como pallozas evo-lucionadas o construcciones recientessin entrar en el análisis interno, tenden-cia repetida por muchos autores. Esteautor defiende la antigüedad de lasplantas rectangulares en Somiedo,contrastada por la documentación enel periodo moderno.

Por otra parte, Hans Soeder, aporta uncompleto cuerpo documental de arma-duras de madera, viviendas y cons-trucciones pastoriles del entorno delterritorio alpino, en la que muestra es-tructuras de madera similares a lasempleadas en Somiedo y Cangas8 enel contexto europeo.

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Casa’l Bercianu. Cruces.Sección transversal.

Casa’l Bercianu. Cruces.Planta.

Casa’l Purtel.lón. Reitornu.Sección transversal.

Casa’l Purtel.lón. Reitornu.Planta.

Casa Catorce. Chanos.Sección transversal.

Casa Catorce. Chanos.Planta.

Periodo aproximado siglos XVI - XVIII

Periodo aproximado siglos XVII - XIX

Periodo aproximado siglos XVII - XIX

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La casa en talud con corredor

Aunque no siempre se delimitan clara-mente con respecto a las casa bloque,ya que los ejemplos de mayor volumenpresentan muchas analogías, enten-demos aquí este tipo diferenciado porel menor tamaño medio, la presenciade corredor y el uso de la cubierta atres aguas con el testero en la partealta de la pendiente.

Casa Vicente en La Viña mantiene elesquema general de las casa Narcea,mostrando la evolución hacia las vi-viendas de dos plantas. Mantiene ras-gos conservadores como la planta par-cialmente curvada, pero sobre el pisode la cuadra se sitúa una sala que daacceso a un corredor lateral. El zagualy la cocina mantienen casi todas lascaracterísticas de las viviendas arcai-cas, pero la mayor diferencia se da en

3.02 Tipos de casa tradicionales. La casa en talud a tres vertientes y la casa de corredor.La casa bloque. La casa tipo Sierra. Casas de bodegueiros y criados

emplazar el pajar sobre un segundoforjado a lo largo de la crujía que su-prime la tejavana y permite instalar lasala, además del cuartu del pai en unlateral del corredor. Para facilitar laceba del ganado, se dispone un pasocon trampilla en una esquina de lasala. La carpintería de la cocina podríadatar de finales del siglo XVIII.

Casa Silvestre en Souto los Molinos,construida en 1820, es otro ejemplomuy representativo, que aunque man-tiene la estructura interna parcialmentemodificada, ofrece aún los rasgos ca-racterísticos de las viviendas de estetipo difundidas al menos desde el sigloXVIII, en un momento en que la mayoríade las viviendas del concejo eran terre-ras. La cubierta se dispone con tresvertientes y el hastial en la parte alta,mientras que bajo el faldón central dela cubierta se dispone un gran corredor

volado sobre las vigas del piso inferior.La carpintería de armar ofrece unabuena realización y presenta bien tra-bajadas las zapatas del corredor y lascabezas de las vigas de ménsulas abo-celadas. En la puerta inferior aparecetallada en relieve una de las escasasmuestras figurativas conservadas enel concejo, que muestra un rostro y unaroseta hexapétala, representando qui-zás el sol y la luna, flanqueados pordos cruces. Este modelo de casa suelecorresponder en un primer momentoa caserías de mayor potencial econó-mico, habiendo sido construidas porcampesinos que gozaban de un acce-so a la propiedad de al menos partede la casería que explotaban.

Otras veces el corredor se disponesituado entre muros machones o cor-tafuegos laterales, en casas tanto ado-sadas, en escasos ejemplos, como

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exentas, restando hoy pocos ejemplosde este tipo. En la comarca, el corredormás abundante aparece volado sobrelas vigas maestras de la primera plan-

ta. Las casas de corredor se difundenespecialmente a partir de 1850, conti-nuando su construcción hasta la dé-cada de 1940. En esta última etapa

están ya generalizados los morterosde cal y el ladrillo macizo en los recer-cados, así como la ordenación regulary simétrica de los vanos en la fachada.

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La casa bloque

Esta tipología se define por la presen-cia de grandes volúmenes de aspecto

cúbico, con predomino de los para-mentos sobre los vanos o las carpin-terías. Suelen presentar cubierta a cua-tro vertientes rematadas en vértice o

en una pequeña cumbrera. En las fa-chadas de muchas de estas casas sedispone un pequeño tramo central degalería sobre el plano de la fachada

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flanqueado por dos balcones o vanos,que corresponden a la sala y dos cuar-tos laterales. Esta conformación se dacon mayor abundancia desde media-dos del siglo XIX hasta 1930. La plantainferior se utiliza sobre todo de cuadray bodega. Los elementos de sillería serealizan con grandes despieces y enbastante casos los aleros se realizande mampostería revocada o sillería.Este tipo, en algunos ejemplos, se

aproxima en ciertos rasgos a las gran-des casas en talud con cubierta a tresvertientes, si bien en éstas el corredorvolado es un factor diferenciador.

Las numerosas casonas blasonadasse asimilan al tipo de casa bloque detamaño variable, como las existentesen Arbolente, Veigaipope, Parrondo,Pambléi, Vidal o Rebol.las y Pinl.lésaunque el desarrollo de algunas de

ellas las aproxima a los palacios. EnSonande se localiza uno de los mejoresejemplos de esta tipología, ya de tiponobiliario e incorporando rasgos de laarquitectura culta, como orejeras enlos vanos, molduras y una variada de-coración tallada sobre los sillares dearenisca gris. Otros ejemplos sobresa-lientes de esta zona se encuentran enRiegla de Cibea y Veigaimiedru.

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La casa tipo Sierra

Estas viviendas se desarrollan conplanta rectangular y cubierta en pabe-llón con cuatro vertientes, desarrollan-do línea cumbrera. Suelen presentarde dos a tres alturas, especialmenteen terrenos muy pendientes, aprove-chando la baja de cuadra. Uno de losrasgos característicos es la disposi-ción de un gran portal aprovechandoel vuelo de la cubierta en el eje largo,por lo que se emplean jabalcones yel apoyo de las vigas del pajar. Losforjados se siguen realizando al modotradicional, con vigas vistas y empleode pontones. En la planta alta se dis-pone el espacio de habitación, con lacocina a la entrada y un largo pasillocentral que distribuye los cuartos aambos lados. Esta generación de vi-viendas contaba ya con cocina econó-mica y otras comodidades. Una partede la crujía se dedica a parreiru, ocu-

pando en ocasiones un extremo de lanave opuesto a la fachada principal.Esta modelo de casa se construyeabundantemente en todo el partidode Sierra y los valles cercanos, espe-cialmente desde principios del sigloXX y con mayor abundancia en lasdécadas 1940 y 1950. Aparece tam-bién con menor densidad en diversospueblos del valle del Naviegu y enotros puntos de la comarca. Los vanosse resuelven con marcaciones de si-llería y madera y en muchas de lasmás recientes con mampostería y obrade albañilería. Esta casa es una delos últimos tipos construidos por lostalleres de mamposteros locales den-tro del mundo tradicional. Presentansemejanzas con algunas viviendasconstruidas en Tinéu y Allande dondese encuentran ejemplos de ciertaantigüedad y puede haberse formali-zado el modelo inicial.

Otros tipos de vivienda singulares enla actualidad, que pueden aparecerlocalmente en algunos núcleos, sonlos derivados de viviendas mínimaspara caseros y criados, emplazadasen torno de otra vivienda principal,incluso dentro de la corrada. En lazona de Ibias reciben el nombre debodegos y sus habitantes bodeguei-ros. Se trata de construcciones muybásicas, de escasa superficie y me-dios, aunque pueden presentar dosplantas. En épocas pasadas fueronmás abundantes como consta en supresencia documental.

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3.03 Las casas semiurbanas y casas-tienda en vial. Casillas de peón caminero

A partir de las últimas décadas delsiglo XIX se aprecia en la comarca unmayor dinamismo constructivo, abiertoa nuevas tipologías e influencias esti-lísticas emanadas del mundo urbanoy de las villas, favorecido por la lentamejora de las comunicaciones.

Otro factor cultural de gran trascen-dencia sobre el caserío lo constituyela emigración a América y Madrid, quefavorecerá la renovación masiva delcaserío gracias a los recursos y men-talidades aportados por cientos deemigrantes. No nos referimos aquí ala arquitectura denominada indiana,sino a numerosas casas renovadas enla comarca gracias a las aportacionesde emigrantes, que permitieron la com-pra completa o parcial de las tierrasarrendadas y la aplicación de modelosconstructivos novedosos por su gáliboy realización. Se aportan ideas higie-nistas e individualistas, como es laprogresiva importancia de los espaciosprivados, la multiplicación de los cuar-tos, y la reducción de los dormitoriosfamiliares compartidos. Culturalmentese empieza a modificar el conceptode privacidad, más diluido en las co-munidades tradicionales. No pocas

veces es el emigrante retornado el queencarga la construcción de un dormi-torio a costa de la sala o en un extremodel corredor. En este periodo la vivien-da fue permeable a las modas y cam-bios de estilos, que se reflejaron espe-cialmente en el diseño de las carpin-terías, la difusión de galerías con ven-tanas de guillotina, el aumento de losvanos y la generalización de los bal-cones. A partir de 1930 se realizanvanos cuadrangulares más amplios,incluso poco después con rasgadohorizontal. Estos cambios serán asimi-lados por los talleres locales de oficia-les y mamposteros locales, en un me-dio en el que apenas habrá impactode los materiales industriales hastamediados de siglo.

Entre estas viviendas son habitualeslos desarrollos sobre planta cuadran-gular con cubierta a tres o cuatro ver-tientes y ordenación simétrica de losvanos, con numerosos balcones pro-vistos de antepechos de hierro forjadoo barrotes de madera. Suelen presen-tar un buen volumen y son normaleslos desarrollos en tres alturas. Puedenseguir apareciendo cuadras en la plan-ta baja, pero en muchas, este espacio

no existe o se segrega a otra construc-ción. Las escaleras son internas, apro-vechando a veces el desnivel paradisponer un pequeño patín. Las mar-caciones de carpintería de taller pre-dominan sobre la sillería.

Como variante de las anteriores, lascasas de uso mixto comercial se dis-ponen sobre los principales ejes decarretera y en las cercanías de lasvillas. Suelen contar con un portal enparalelo a la fachada con columna defundición y algunas incorporan ele-mentos decorativos del eclecticismo,en forma de canes, molduras e impos-tas. Aparecen bastantes ejemplos enCibuyu, Xavita, La Riela y Chanu, don-de se encuentra en Casa Lola un ejem-plo de promoción americana.

Las casillas de peón caminero cuentancon algunos ejemplos realizados entorno a 1920, aplicando los modeloshabituales del tipo, con entrada centralflanqueada de dos vanos simétricos.Podían realizarse con mampostería yalgunos despieces de sillería, dispo-niendo a veces de huerta y cuadra enla parte posterior.

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Los palacios rurales se encuadran enla arquitectura tradicional, si bien sediferencian de las viviendas comunesen su escala, las características delos materiales y la mayor influencia enocasiones de los estilos consideradoscultos. Los tres concejos reúnen unconjunto muy notable, con numerososejemplos y variedad tipológica.

Los palacios rurales de la comarcacorresponden a varias tipologías,abundando los de fachada flanquea-da por torres en los ángulos. Las plan-tas se articulan a menudo en crujíascon planta en L, planta en U y los demás volumen suelen formar un patiointerior con corredor, columnas o piesderechos. En algún caso conservanla torre medieval originaria como ele-mento mítico y de prestigio, como enL.lamas del Mouru y Sorrodiles, en

3.04 Los palacios rurales

este caso incluida en el interior. Losperiodos constructivos más represen-tativos son los siglos XVII y XVIII, co-rrespondiendo estilísticamente al ba-rroco y neoclásico.

Como elementos representativos vin-culados cuentan con capillas, palo-mares y molinos, aunque estos suelenencontrarse disociados. El palacio deLa Muriel.la, con fachada de cuerpocentral flanqueado por torres, cuentacon un puente de arco apuntado pro-visto de portón, emplazado sobre elrío Narcea.

El palacio de Xarceléi presenta plantaen U con una fase inicial del siglo XVI,desarrollada en torno a un patio deservicio delimitado por tres cuerpos,de los que la crujía intermedia se dis-pone como zona noble residencial en

la primera planta. Las dos crujías la-terales enmarcan el cuerpo centraloriginario, a cuya crujía se adosa la-teralmente la ampliación de los siglosXVII y XVIII, creando una nueva facha-da con balcones ordenados y unsalón en posición central, situado so-bre la bodega. El palacio conservalas estructuras, distribución interna yel mobiliario originarios, así como unaexcelente l.lariega.

Otros palacios destacados son losde San Pedro de Arbas y el de Arda-liz, con planta en L y torre en un ex-tremo, ambos del linaje de Queipode Llano, así como el de Flórez-Valdés en Carbachu.

El palacio de Nandu muestra plantacuadrada y patio central con corredo-res, integrando la capilla en el volu-

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Los hórreos y paneras han sufrido unafuerte regresión, especialmente du-rante los últimos cuarenta años, debi-do a la desaparición de la economíaagraria y los cambios de funcionali-dad. Las dificultades en la conserva-ción de este patrimonio en los conce-jos de la comarca se reflejan en ladegradación creciente que se obser-va en algunos núcleos, debido al em-pleo de técnicas de mantenimientoinadecuadas y a la descontextualiza-ción. Otras veces, las paneras quedaninmersas en algunos casos en entor-nos arquitectónicos muy alterados.

men. Conserva varios vanos de la faseinicial del siglo XVI, con arcos de me-dio punto y puertas aboceladas.

En Ibias destacan los palacios deRon en Lagüeiro y el de Tormaleo,este último, un ejemplo de la tipología

de palacio con torres en las esquinasde la fachada y desarrollado entrelos siglos XVI y XVIII a partir de unatorre inicial. En Degaña las casasblasonadas responden al tipo de ca-sona tradicional.

3.05 Hórreos y paneras. Seriación de las características constructivas y estilísticas desdeel siglo XVI a 1950

Todo ello es el reflejo del proceso decierre de casas en las entidades peorcomunicadas y de la falta de uso enmuchos casos.

Los hórreos más antiguos por su cons-trucción corresponden a un pequeñogrupo, pertenecientes a la primeraetapa, que se da desde el siglo XVI amediados del XVII. Estos hórreos em-plean barrotillo visible en la caja, y enun caso excepcional, en el hórreo decasa Quintos de L’Artosa, estas juntasse decoran con rallas blancas y ne-gras, al modo propio de los hórreos

del siglo XVI y principios del XVII.Emplean también esquinas de unasola pieza de gran sección. En Can-gas del Narcea se encuentran en Gi-llón, Cibuyu, L’Artosa, Aciu, La Mu-riel.la entre otros. Ejemplos de hórreosdel periodo medieval anterior abun-dan en la documentación9.

La caja se denomina cesta en Cangasdel Narcea y sebe y zarrumen enIbias, como recuerdo del antiguo sis-tema constructivo descrito hacia elaño 1600 con precisión por el padreLuis Alfonso de Carballo, natural de

9“renouar e mantener el palaçio de tella que y esta, e dos orrios techados de palla,” 1319, cellero de Piedramuelle, Martínez Vega, 1991: 109.

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Cangas del Narcea: “...tenían el sueloy vientre de madera como todos losdemás lo tienen, y los bordes, o harosde arriba eran de barretones texidosapretadamente con varas, o mim-bres... úsase aún en Asturias estamanera de texido, pues vemos algu-nos graneros, que llaman orrios, he-chos de barretones, texidos con va-ras, tan firmes y seguras que aunqueestán encima de quatro palos, ex-puestos a los ayres y tempestades ycargados de pan y otras cosas, losufren todo”.

No obstante, la documentación mues-tra la existencia de hórreos de tabla yvigas desde el periodo medieval, queconvivirían con los hórreos de sebe.Así, en un documento relativo al con-cejo de Grau fechado en 136910, sealude a un hórreo de madera techadode palla. Hay que tener en cuenta ade-más que los hórreos de barretones,parecidos a los cabaceiros, es másdifícil que se reflejen en los documentosdebido a la modestia y el carácter efí-mero de estas construcciones.

Algunos de los hórreos de cubiertavegetal más representativos conser-vados en la actualidad o hasta fechasrecientes, muestran el proceso evolu-tivo en las estructuras de los hórreosllevado a cabo entre la segunda mitaddel siglo XVI y las primeras décadasdel XIX.

El hórreo de casa Guerra en Gillón,se mantenía en fechas recientes concubierta a baguna de escoba y pajade centeno, levantado sobre un cuer-po inferior. Los elementos estructura-les son también de tipo muy arcaicocon grandes soleras de piso, esqui-nales de una pieza de más de 70 cmde escuadría y las tablas de la cestao caja de gran tamaño, con engarcea barrotillo muy ancho que permanecevisible. Se conserva la puerta original,realizada en torno a la segunda mitaddel siglo XVI y formada por dos pañosverticales con la proporción de dostercios y un tercio unidos con grandestachones de hierro. En este momentose emplea en el piso grandes solerasde madera, a veces reforzadas porvigas transversales. Los hórreos ar-caicos de Cangas del Narcea podríancontar en el cuadro superior, en sus-titución del gato de las esquinas, condos vigas paralelas recibidas en losliños para contrarrestar los empujeslaterales. Esta estructura sería apro-vechada también para emplazar lastuñas a modo de contenedores decereal. Otro rasgo presente en loshórreos arcaicos de la comarca es elempleo de un sobreliño de gran es-cuadría dispuesto con vuelo.

El hórreo de casa Anxelu de Sigueiru,conserva cubierta a baguna, formadaen su mayoría por escoba alcanzandoun gran espesor. Realizado en made-ra de haya, los elementos estructura-

les son de tipo arcaico en el piso y lacaja con esquinales de una pieza ycolondras anchas con engarce a ba-rrotillo. Se conserva la puerta originalcaracterística de principios del sigloXVII formada con dos paños y peinesmuy anchos. Es un hórreo de excep-cional valor por su cronología y buenaconservación. En Caldevil.la d’Aciudestacan tres hórreos del siglo XVIIrealizados probablemente por un mis-mo taller en las casas de Gamayón,de Cachón y de García, contando conlas cabezas de liño decoradas. En elhórreo de casa Freixe en Noceda loselementos estructurales son tambiénde tipo arcaico. Este hórreo carecede cangos y utiliza una cubierta degrandes tablas insertas en los aguilo-nes, lo que dificultaría el uso del teita-do a paleta. Otros hórreos como el decasa Centén, en el mismo pueblo,muestran la evolución de los hórreosde fines del siglo XVIII. El pequeñohórreo de casa Vega en Cuantas, fe-chado en 1794 y tallado con un pe-queño respiradero en forma de cruz,es otro ejemplo de las construccionesde este periodo.

En hórreos y paneras desde finalesde este siglo se van introduciendo losensamblajes machihembrados y otrasnovedades en los ensamblajes de lacaja, así como el corredor emplazadoen la fachada sobre la prolongaciónde las cabezas de las trabes. Previa-mente las juntas se realizaban con

10“...hun orrio de madera e techado de palla con so suelo, que está al çemiterio de Santa María Magdalena” (Fernández Conde, Torrente & De

la Noval, vol II,nº 247, 488).

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barrotillo oculto en las ranuras latera-les de las tablas, y las esquinerasemplean secciones más pequeñascon proporción de un tercio y dostercios en cada cara, que permitíaaprovechar troncos de menor diáme-tro, para pasar finalmente a realizarseen dos piezas desde comienzos delsiglo XIX. Este siglo conocerá la difu-sión de los corredores en los cuatrocostados de las paneras, ya utilizadaen algunos casos anteriormente.

En los siglos XVIII y XIX aparecen, enlas construcciones que presentan de-coración, motivos aislados y en algu-nos casos la realización de ricos con-juntos decorativos, que se deben enparte a la influencia del barroco po-pular. A partir del siglo XVIII se percibeel trabajo de algunos maestros y talle-res muy destacados como el de Do-mingo Álvarez, que trabaja en el con-cejo de Ibias, realizando conjuntosde grandes tallas de planos rehundi-dos con motivos de animales ygeométricos insertos en arquitecturasfiguradas. Las tallas mas frecuentesdesde las últimas décadas del sigloXVIII emplean un buen repertorio demotivos geométricos circulares, conesvásticas o tetrasqueles, rosetashexapétalas, radiales curvos y rectos,entrelazos, caras, relojes, motivos re-ligiosos y algunas figuras animales yhumanas. Los motivos aparecen rea-lizados a lo largo de todo el siglo XIXen forma de grandes discos tallados

flanqueando la puerta principal, enlos laterales y a veces en la fachadaposterior. Las tallas se realizan a bisely mediante planos rehundidos, si biendesde mediados de siglo las tallasvan perdiendo profundidad y los mo-tivos se van simplificando, aparecien-do tallas lineales y desde principiosdel siglo XX sobre todo pinturas. Esteestilo decorativo ha sido definido co-mo estilo Allande11 y se encuentradistribuido por todo el occidente deAsturias. Un ejemplo representativode mediados del siglo XIX y del usode la simbología cristiana es la panerade Casa Ferreiru en Aciu, construidaen 1840, en la que flanqueando lapuerta se tallan los símbolos cristianosde un viril o expositor eucarístico y uncáliz, y en los laterales un tetrasquely un pez inscrito en un círculo.

A partir de mediados del siglo XIX seaplica por muchos talleres una profu-sa talla de elementos externos de laspaneras, como mandiles y barandasde corredor, aleros con guardamalle-tas y molduras de todo tipo, decayen-do las tallas de la caja. En las últimasrealizaciones, después de los añosveinte, adquiere más importancia lapintura de colores vivos, a veces em-pleada en toda la caja de la panera.

Como se vio anteriormente, son muyfrecuentes las cartelas con los nom-bres del hombre y la mujer de la casaque realiza la obra, la fecha y en menor

medida el maestro. Algunas cartelascomo la conservada en Bergame pro-claman exclamaciones como “Viva midueño que ha tenido el empeño deconstruirme”, pintada cubriendo otraanterior en la que constaba la autoríadel artesano. Entre las cartelas alusivasal matrimonio de amos que emprendenla obra, aparecen ejemplos como enCasa Fuertes de La Nisal, “Se hizo pororden de Manuel Pérez y su esposaRosa Cas (…) r año 1904” y en CasaLlano de Samartín “Hizieronme Fran-cisco Arias, y Theresa Flórez su mujer.Año 1789”.

En la última etapa de construcción depaneras, en torno a 1920, son habitua-les las cartelas pintadas a molde, ha-ciendo referencia al amo que ordenala obra y en menor medida al maestrocarpintero. Así, en una panera de Ci-buyu, aparece flanqueando la puertala cartela “se hizo el año de 1919 pororden de Luis Menéndez” y “se pintóel año 1920 a primeros de Febrero”,omitiendo al constructor.

Un factor diferencial de los concejosdel suroccidente, es la prolongaciónde la construcción de paneras en sus-titución de hórreos arcaicos a lo largode todo el siglo XIX y las primerasdécadas del XX, momento en el queya se habían dejado de edificar, salvoexcepciones, en el centro y oriente deAsturias. Este proceso de sustituciónpodría explicar el relativamente corto

11Graña García, A. y J. López Álvarez, Hórreos y paneras en el concejo de Allande (Asturias), Oviedo, 1983. La definición del estilo Allande y su

evolución se debe a estos autores, que documentan así mismo el trabajo de los últimos talleres de constructores de paneras.

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número de hórreos arcaicos, a pesarde que no faltan. La construcción depaneras alcanza la década de 1940 ydurante los años veinte se construye-ron en gran número, a diferencia de loque ocurría en el oriente de Asturias,donde el nomenclátor de 1920 afirmaque están desapareciendo12.

En la segunda mitad del siglo XIX, lahomogeneidad constructiva y similituden decoraciones, identifica a algunascuadrillas de carpinteros dirigidas pormaestros que se asocian a determina-dos rasgos constructivos o decorati-vos. Anteriormente, algunos artesanosdestacados como Gabriel Ignacio deYriarte, maestro vasco que firmó algu-na de sus obras, empleaban un modode trabajo y estilo decorativo que sin-gularizaba sus obras, o Domingo Álva-rez, en el conejo de Ibias, que al igual

que Yriarte trabaja desde los últimosaños del siglo XVIII. Algunos estudiosrecientes muestran la riqueza y varie-dad de la decoración tallada y pintadaen la zona de Sierra en Cangas13.

El censo incompleto del Ministerio deEducación, realizado en la décadade 1970, ofrece un total de 285 hó-rreos y 168 paneras en el concejo deIbias y 46 hórreos en el de Degaña.El número de hórreos para Cangasdel Narcea, según las repuestas par-ticulares del catastro del Marqués dela Ensenada en 1787, aporta la cifrade 2040 hórreos y sólo doce paneras.Estas cifras, que no incluían el cotode Leitariegos, carecen de fiabilidaden lo relativo al número de paneras,ya que del trabajo de campo se de-duce que la cifra real era bastantemayor. En la década de 1970, un cen-

so también muy incompleto de la De-legación de Educación y Cienciaaporta la cifra de 1229 hórreos y pa-neras en Cangas.

El volumen actual de hórreos y pane-ras, al margen de estas estimaciones,disminuye rápidamente, con grandespérdidas registradas durante las tresúltimas décadas, más acentuadas enlos núcleos con poca población y enlas entidades de difícil acceso. Laproblemática de la conservación deeste patrimonio en la comarca se cen-tra en la despoblación rural, la degra-dación creciente por falta de uso, elempleo de técnicas de mantenimientoinadecuadas y en la descontextuali-zación, quedando inmersos en algu-nos casos en entornos ambientalesmuy degradados.

12“(…) El tipo corriente es llamado casería, y consta de dos edificios contiguos, el uno de dos pisos, y el otro de planta baja, al lado el hórreo y

la panera, que son construcciones elevadas sobre cuatro o seis pilares. Unos y otras tienden a desaparecer, muy en especial en la zona E.

de la provincia”, Nomenclátor de España, Provincia de Oviedo, 1920, Madrid, 1923.

13- Gayol, N., “Arte popular nos horros ya paneras en Sierra (Cangas del Narcea)”, Asturies, 10, 2000.

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3.06 La construcción aislada decorte-parreiru (cuadra-pajar)

La construcción de cuadra-pajar exen-ta, habitualmente denominadas ca-siel.las o cortes del ganau, con el pa-rreiru o pajar situado en el pisosuperior, era uno de los elementos máscomunes en las aldeas antes de losgrandes cambios ocurridos durantelos últimos treinta años.

El término casiel.la, como diminutivode casa, resulta ajustado, ya que re-producen el esquema de las casasarcaicas adaptado a las necesidadesde uso para el ganado, con un desa-

rrollo en planta longitudinal, desarro-llada siempre en pendiente con la cru-jía en sentido perpendicular a las cur-vas de nivel. Los extremos de la plantapueden ser semicirculares o cuadra-dos, siendo habitual en ambas que laparte superior tengan mayor luz. Pue-den contar con uno o dos hastiales,habiendo casi desaparecido los deremate escalonado. Esta disposiciónrecuerda así mismo el modelo de mu-chas de las cabanas construidas enlas brañas, aunque reproducido en lasaldeas a una escala mayor. Algunas

se realizaban para uso exclusivo delganado menudo, la reciel.la de cabrasy ovejas.

En el concejo de Cangas del Narceason representativas la corte de casaMinguarias en Fontes de Corveiru, parael ganado menor, la casiel.la de casaL.laguín en La Viña, la de casa Fuertesen La Nisal y la de casa García enL.lamera. Fritz Krüger, en su trabajo decampo de 1927 documentó con profu-sión estas construcciones en Xinestosu.

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La mayoría de las parroquias apare-cen consolidadas en el periodo de laplena edad media, mientras que unpequeño grupo de ellas aparece se-gregado en la baja edad media o épo-ca moderna, si bien cuentan en oca-siones con templos parroquiales de

3.07 La iglesia parroquial y el románico rural en el suroccidente asturiano. Los campos deiglesia. La capilla. Cementerios. Cruceiros.

origen anterior. Un porcentaje elevadode parroquias y muchas de las capillasconservan imaginería gótica y romá-nica, representando la mayor concen-tración de Asturias. Los entornos y losemplazamientos orográficos son tam-bién muy relevantes.

En torno a 24 parroquias han perma-necido vinculadas al Monasterio deSan Juan Bautista de Courias hasta laactualidad a través de los párrocosdominicos. Hasta la década de 1920un número significativo de entidades,especialmente en el Valle del Coutu y

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Las Montañas, seguían pagando elarrendamiento de tierras y viviendasal monasterio, a menudo con cereal yotros productos en especie. Esta vin-culación señorial podría explicar laaplicación repetida de determinadostipos de templo localizados en el con-cejo de Cangas del Narcea, mostrandoun completo repertorio de plantas. Eltemplo modelo se desarrolla con naveúnica cubierta de madera y presbiterioabovedado y remate de planta semi-circular. La nave es más ancha en lazona de los pies, aplicando un rasgode origen culto al románico popular,que se ha relacionado con la mejorade la percepción óptica de la nave. Eneste modelo destacan las Iglesias deCastanéu, Larna, Berguñu, Xarceléi,

Piñera, Samartín, Carceda, Xedré yVil.lacibrán, empleando a veces testeroescalonado de penales o guindastras.Pero es además muy relevante elnúmero de templos con la nave abo-vedada, a pesar de los derribos reali-zados durante las últimas décadas,como Piñera o Pousada. Con nave decañón apuntada, sistema muy escasoen el ámbito asturiano, se mantienenentre otras las de Veiga de Rengos yFontes. El templo de Noceda reprodu-ce con exactitud la planta del de Veigade Rengos, si bien la bóveda de lanave fue sustituida durante el siglo XIX.Otros templos emplean cabecera cua-drada, probablemente a partir del sigloXIV, como en Robléu de Teinás yL.larón. Son habituales las portadas

con alfiz añadidas durante el siglo XVIy las capillas adosadas entre los siglosXVI y XVIII.

Destacan las pinturas murales de Car-ceda, Piñera y San Martín de Sierra,además de muchas ocultas por los en-calados. Otros rasgos representativosson el amplio conjunto de pilas bautis-

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males de tradición románica y el altonivel de integridad en acabados pintu-ras, revocos, mobiliario y carpinterías.

Ibias y Degaña destacan por las igle-sias de crucero elevado y las estructu-ras de madera con decoración pinta-da. Entre las armaduras de cubiertaes relevante el uso de artesonados yotras que parecen mantener vigueríamedieval como Tubongu.

Las Iglesias de San Pedru Las Mon-tañas, Bergame y de Veigal.lagar, des-tacan por el fuerte carácter popular yel nivel de integridad en estructuras,acabados y mobiliario. La primeramantiene arco del triunfo de mediopunto sobre impostas molduradas deposible origen románico tardío. Algu-nos templos son expresivos de lasreformas realizadas en época moder-na, generando templos de gran ta-maño como el de La Riela y Bisuyu.

En Ibias se sitúa uno de los mayorestemplos románicos de la comarca enSan Antolín. El resto de los templos delconcejo suelen responder al tipo decrucero elevado formando cuerpocúbico levantado sobre el crucero concubierta a cuatro aguas, presentando

algunas muestras de armaduras conartesonados. Destacan los templos deSan Clemente, Taladrid, Marentes,Santa Comba, Cecos, Tormaleo, Se-roiro y Alguerdo. En Degaña son nota-bles las iglesias de Degaña, Trabau yZarréu, esta última declarada Bien deInterés Cutural.

Los campos de iglesia

Destacan por entornos ambientalesmuy destacados y el alto valor simbóli-co para la comunidad, además de lavitalidad de uso en muchos casos enlas celebraciones colectivas religiosasy tradicionales. En Cangas son muydestacados los campos de iglesia deCastanéu, Vil.lacibrán, Larna, Fontesde Corveiru, Xarceléi y Bergame. Lamayoría de los de Ibias se mantienenen buen estado y algunos como el deAlguerdo muestran un gran emparradocomo elemento diferenciador y espa-cio de reunión. Otro rasgo asociadoes la presencia de arbolado singularde gran tamaño, comúnmente teixos,robles y en menor medida fayas y cas-taños, frecuentemente amenazadospor reformas muy agresivas de estosentornos. También resultan definitorios

de estos espacios las mesas de cor-pus, que ocupan a veces un espaciopreeminente. En ocasiones cuentancon pequeños podios para la losmúsicos y las actividades de las fies-tas. Como elementos vinculados deinterés aparecen los cabildos y lascruces de misiones. Los entornos delas capillas, en las aldeas que no tienenparroquia, reciben usos similares.

Los Santuarios L’Acebu y Santarbás,son centros de peregrinación, en losque el espacio exterior juega un papelparecido al de los campos de Iglesia.En San L.luis del Monte, además deltemplo, existía casa de novenas parala comunidad asentada al servicio delsantuario. Pero aquí, lo más destacablees la presencia de grandes árbolesasignados por casas o familias a lolargo del tiempo.

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La capilla

Las capillas cuentan con multitud deejemplos dispersos en la comarca. Lapráctica totalidad de los pueblos man-tienen o tuvieron capilla, incluyendomuchos de tres viviendas como en elcaso de Soucéu o Soutu los Molinos. Elnúmero total existente puede superarlas doscientas cincuenta capillas entrelos tres concejos, sin contabilizar unaamplia cifra que se encuentran arruina-das o muy degradadas. La relevanciade este patrimonio se debe, además, alimportante volumen de imaginería romá-nica y gótica que acogen, al igual queocurre con los templos parroquiales.

Frecuentemente, las capillas podíancontar en origen con cementerio, enuso hasta el siglo XVI, momento en el

que se empiezan a concentrar los en-terramientos en los cementerios parro-quiales. Su emplazamiento, frecuente-mente, corresponde con yacimientosarqueológicos medievales o antiguos.En otros casos, la memoria de la capilladesaparecida o conservada remite adespoblados. Las fábricas del periododel bajo medievo se mantienen sinduda en muchas de ellas, ya que apesar de la pobreza de elementos deestilo, se percibe su antigüedad en lasplantas, la fábrica, la conformación delas seteras y en algunos casos la per-vivencia de arcos apuntados comoocurre en la capilla de La Viliel.la.

El modelo más frecuente de capillatradicional cuenta con una fábrica demampostería similar a la empleada enmuchas construcciones populares,

desarrollada con planta rectangular ycubierta a dos o tres vertientes. En lafachada casi siempre aparece un por-tal o cabildo formado al prolongar fron-talmente los muros laterales de la nave,cerrando el frente con una canciel.lade rejas de madera de sección cua-drada o torneadas. Este portal acogeen muchos casos un poyo corrido demampostería. En muchas de las capi-llas más arcaicas se observa la caren-cia de campanario, lo que es casi ca-racterístico, aunque también se danbastantes casos de espadañas, inclu-so rematadas con bolas y portadas demedio punto de sillería frente a lashabituales de carpintería. La ausenciade espadaña es un rasgo arcaizanteque enlaza con los campanarios demadera empleados anteriormente enalgunas capillas rurales. Resulta muy

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despieces de sillería caliza, griotte yde mármol de Rengos respectivamente.

Entre las que presentan trazas popu-lares con diferentes grados de trans-formación se encuentran las de Valva-ler, Santa Comba, Salvador, O Viñal,Penedela, Mourentán, Carbueiro, Bus-telo, Corros, Vil.ladestre. L.lamas, SanRomanu d’Arbas, Trones y Busto. Al-gunas capillas como La Pilarina deCarceda actúan como santuarios.

Los cementerios tradicionales

Los cementerios de tipo tradicionalsuelen ocupar un pequeño espaciodelimitado adosado a la nave del tem-plo. Normalmente en la fachada norte

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frecuente el empleo de vigas curvasen la cubierta para resolver la luz conun solo elemento, sin emplear tijeras,como se puede ver en la capilla deTresmonte en Cangas y en la de Sal-vador en Ibias.

Las de carácter popular y propiedadcomún obedecen al trabajo de mam-posteros y canteros de talleres de lacomarca y participan de las caracterís-ticas del resto de edificios populares.Otras capillas obedecen a un origennobiliario, si bien su conformación yuso son a veces totalmente populares.La capilla de Parrondu vinculada a unacasona reformada en 1808, es de estiloneoclásico al igual que la capilla delCristo en Xedré. Ambas presentan tra-zas cultas y ejecución con grandes

donde se sitúa la parte mas antigua,delimitados por un muro de mampos-tería. A partir de este espacio se desa-rrollan alrededor de la nave. Más re-cientemente, el crecimiento desorga-nizado de algunos cementerios diolugar a obras inadecuadas con un fuer-te impacto en los entornos de los tem-plos, que forman además espaciosarqueológicos. Además de presentarun interés patrimonial intrínseco, cabe

14En esta iglesia parroquial el carnero se adosa en el ángulo exterior de la nave y la sacristía formando un volumen único con el templo e integrado

bajo la misma cubierta. La estructura de mampostería se recrecía en función de las necesidades de inhumación.

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destacar que el mantenimiento de loscementerios antiguos es necesariopara proteger el entorno de las iglesiasal que se adosan. Aparecen vincula-dos al espacio común de los camposde iglesia. Un elemento de interés quese mantiene en algunos cementeriossin reformar son las estelas anepigráfi-cas, realizadas con losas apuntadassiguiendo la tradición de enterramientomedieval. De la etapa tradicional tam-bién se mantienen cruces de maderay estelas de pizarra decoradas, en lasque la epigrafía alude a la casa y pue-blo de origen del fallecido, en otraexpresión de la familia troncal. La en-cuesta del Ateneo de Madrid de 1902también recoge la tradición de empo-trar calaveras en los muros de la iglesiao cementerio, al menos en el concejode Cangas del Narcea, costumbre dela que aún quedan restos en Larna yXarceléi. Por otra parte, las últimasgrandes epidemias como la gripe de1918 obligaron a la realización de fosas

comunes en las parroquias de mayorincidencia, como las del río del Coutu,e incluso a la realización de estructurasde mampostería adosadas a la navede la iglesia como ocurre en Bergame,con el fin de acoger inhumacionescolectivas en breve plazo de tiempo14.

Los cruceiros

Los cruceiros mantienen una pequeñarepresentación con relación a la situa-ción de hace sólo unas pocas déca-das, habiendo desaparecido la ma-yoría de ellos. Aparecen preferen-temente en cruces de caminos en lositinerarios que unen las distintas aldeascon la iglesia parroquial. Su presenciase enmarca tanto en las tradiciones ycreencias populares que otorgabanun gran valor simbólico a los encuen-tros de caminos, como al hecho reli-gioso que integra estos puntos en lasparadas para realizar rezos cuando

se conducían los cuerpos al cemente-rio parroquial, a veces, a través degrandes distancias. También se depo-sitan algunas ofrendas y cruces demadera. En Vil.ladestre se mantieneuno de madera de gran tamaño en elcruce del camino a Val.liciel.lu, en lascercanías de la capilla de San Bartuelu,donde se cruzan dos viales que con-ducían a la parroquia desde distintospueblos. Otras veces el punto se mar-caba colocando unas pequeñas cru-ces de madera en un simple rellanodel terreno o clavándolas en un árbol.En montes del término de Busto, en elconcejo de Ibias, se conserva uno conestructura elemental de lajas de pizarraen forma de pequeña hornacina, sobrela que se depositaban las cruces. Es-tos caminos se denominan a veces eneste concejo caminos dos mortos, alu-diendo a la conducción de cuerpos alcementerio parroquial.

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Las construcciones y estructuras com-plementarias son elementos vincula-dos a la casa que, debido a su depen-dencia del medio o su relación conactividades puntuales u oficios espe-cializados suelen emplazarse de formadispersa y separadas de la aldea, enrelación con las necesidades de la

actividad productiva. Salvo los queson de propiedad común, estos ele-mentos se relacionan con la casa hastael punto de ser una prolongación dela misma en todos los sentidos, comoocurre con los cortinos, cabanas ypalomares. Otros elementos son loscerramientos y cancelas o purtiel.las

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4.01 Las brañas. El chozo. La cabana. La cabana como estructura de troncos

que conforman una parte fundamentaldel paisaje rural y cuentan con unapresencia masiva. Las construccionesde fuentes, escuelas o molinos se re-lacionan con actividades comunitarias,por lo que mantienen un fuerte valorsimbólico en la población.

Las brañas son asentamientos en altu-ra dedicados al aprovechamiento es-tacional de los pastos extensivos delos espacios de monte. Con este nom-bre se comprende tanto el extensoespacio de pasto como el conjunto deedificaciones. Están formadas normal-mente por pequeñas agrupaciones deconstrucciones de mampostería, conel fin de albergar a los pastores y elganado, así como las crías y el ganadomenor que se estabula en cortes decabras y ovejas. Las construccionespueden variar entre algunas de grantamaño, destinadas al ganado vacuno,que pueden estar provistas de pajar yvivienda para el pastor hasta las mássencillas, la mayoría de ellas destina-

das a albergue ocasional, guardar losaperos y la leche o guarecer las críasde ganado. Eran frecuentes las caba-nas que contaban con hogar, un rudi-mentario mobiliario y xergones para eldescanso.

Por su disposición en el terreno, lamayoría de las brañas se sitúan a me-dia ladera aprovechando rellanos uhombreras a alturas muy variables,aunque con tendencia a ocupar unaaltitud media o alta. Otras brañas seencuentran en el entorno de vegas,pudiendo contar con prados cerrados.El grupo más minoritario lo forman lasque se emplazan en cumbreras demonte, debido quizás a lo expuesto

de esta situación, como ocurre en Sal-depuestu o La Rubia. Las cabanaspueden disponerse más o menos agru-padas, como ocurre en la braña de LaL.linde, o de forma espaciada.

Muchas brañas eran asentamientosmodestos, de dos o tres construccio-nes. Algunos pueblos como Valdeboisllegaron a tener ocho brañas de redu-cido tamaño. Frecuentemente estaspequeñas agrupaciones se encuen-tran arruinadas o desaparecidas en laactualidad.

Algunas brañas presentan construc-ciones que son auténticas viviendasde dos plantas y gran volumen, simila-

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res a las de los pueblos permanentes.Entre ellas destacan las de la Rieglade Naviegu, la de Vil.lar d’Arbás y lade Riborrozas, con una notable cons-trucción de vivienda y cuadras querecuerda a los emplazamientos de ven-tas en caminos de arriería.

En épocas anteriores, en las que lasbrañas recibían un gran trasiego degente y actividad, era frecuente quese realizaran algunos cultivos dadoque se convertían en poblados esta-cionales. Recuerdo de ello son los treshórreos conservados en la braña deLa Viña, una de las mas destacadasambientalmente y por la calidad de susconstrucciones. En el concejo de Ibiasdestacan las brañas de Leituelos, quemuestra restos de cabanas circularesy la de Arandoxo, que presenta diver-sos tipos de cabanas y llegó a contarcon poblamiento permanente, al igualque ocurrió con la braña de L’Acebal,Chanos y otros pueblos de Cangas delNarcea en diferentes épocas.

Los chozos son pequeñas construc-ciones circulares o cuadrangularesusadas como refugio estacional porlos pastores, ubicados normalmente

en zonas de pastos de altura. Solíanpresentarse a una cota de entre 900 y1500 metros, a menudo por encimade las brañas y en las cercanías dealguna fuente. Fueron frecuentes hastala década de 1950.

Se trata de un construcción elemental,de planta cuadrada o circular y cu-bierta vegetal con mucha pendiente,a veces de mas de cinco metros dealtura, realizada con rollizos que par-ten desde el suelo o desde paramen-tos de escasa altura, atados con ra-mas. La cubierta externa se formabaespecialmente con xiniesta entrelaza-da a los rollizos, sobre la que secontinúa espetando más capas. Com-plementariamente también se utiliza-ban piornos y otras plantas. En el re-mate superior, con mayor cantidadde escoba, se sitúa una protecciónde tapines, barro y gabitos como re-fuerzo. Contaban con una puerta he-cha con madera o escoba. En el inte-rior el pastor podía refugiarse,pernoctar y cocinar con un pequeñofuego. Normalmente después del in-vierno tenían que ser reconstruidostotal o parcialmente.

Las mayores densidades se dabanen los cordales del sur y suroeste delconcejo de Cangas del Narcea, perose distribuían también en los cordalesaltos del Coutu, Degaña e Ibias. Eneste último concejo se localizabanalgunos por debajo de la braña deAlguerdo y en la fuente de Campave-lla, en la misma zona. En Cangas delNarcea existían agrupaciones por en-cima de la braña de Antolín, en lasinmediaciones de la braña de Veigala Pena y probablemente en la brañaconocida como Chozos de Paradiel.la,situada sobre de la braña de Valma-yor. También abundaban en los cor-dales de L.lamera, Fontes de Corveiruy Xinestosu. En el valle de Combo selocalizaban por encima de la brañade La Tresiecha.

Las cabanas son construcciones deuso ganadero empleadas tanto enbrañas de altura como en algunosprados cerrados cercanos a los pue-blos. Existe una gran diversidad detipos en función del tamaño, la plantay la forma de la cubierta cambiandola forma según fueran para el ganadovacuno o la reciel.la de cabras u ove-jas. También pueden disponer de un

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espacio delimitado para uso del pastory otros para separar a las crías delganado. A menudo presentan un co-rral como cierre exterior provisto decancela o purtiel.la.

Los modelos más frecuenten tienenplanta rectangular, muchas veces conlas esquinas curvas, con cubierta ados o tres vertientes de pizarra, tejacurva o tabluca de madera. Empleanaparejo basto de pizarra en seco ocon masa de arcilla. Al exterior soncasi herméticos, a excepción de algu-na pequeña hornacina o ventano. Lasplantas circulares u ovaladas se ob-servan aún, aunque en mal estado deconservación, en la braña de Oul.ladas.Otro elemento singular es la presenciade un hastial escalonado en la brañade Naviegu. Hasta hace cincuentaaños muchas cabanas tenían cubiertade escoba y piorno, así como de tejade madera o tabluca de roble en elvalle del Coutu y Las Montañas. Enesta última zona aún hoy se conservancabanas de tabluca en algunas brañascomo Cimera y La Fulgueirosa. Labraña de Vil.larmental fue una de lasúltimas en utilizar cubierta vegetal entrelas de Cangas.

Con el cambio de uso del monte muchasde estas construcciones cayeron enabandono, al igual que muchas brañas,lo que compromete su conservación.

Otras construcciones efímeras muchomás elementales eran los chabolos,refugios ocasionales con cubierta deuna vertiente de escoba o retamas,arrimados a un talud, en relación contierras de labor o prados.

Las cabanas con paredes de troncosaparecen en un pequeño grupo debrañas de Allande, especialmente enla braña de Valpreselle, cerca de loslímites de Cangas de Narcea e Ibias,así como en la zona de Las Montañasen Cangas de Narcea, donde se dantipos menos puros, en los que las vigasde madera se emplean sobre todo enel testero, en Braña Nueva, La Tresie-cha o La Fulgueirosa. En la braña deValpreselle apenas se conservan al-gunos ejemplos en ruinas o reforma-das, habiendo sido muy afectadas porlos incendios y el abandono. Este tipode cabana es excepcional por presen-tar la estructura de bloque con lasparedes realizadas con rollizos demadera de roble unidos en las esqui-nas con entalladuras y tornos, dejando

sobresalir las cabezas de las vigas.Otras veces terminan las esquinas sinsobresalir. Las paredes podían apare-cer realizadas tanto de forma simple,con una sola hilera de rollizos, comodoble con dos hileras de vigas. Tam-bién existe variedad en el tratamientode los rollizos, ya que se empleabande secciones cilíndricas y escuadra-das como vigas de sección cuadran-gular, a veces de más de 30 centíme-tros. Cuando emplean los de doblehilada de troncos, van reforzados enla zona del hastial con tres llaves pa-santes de madera entallada, sobresa-liendo la cabeza de las mismas y ase-guradas con pernos de madera. Lostornos de madera aparecen tambiénen las esquinas, ensamblajes y extre-mos de las vigas, a veces de dos endos. Los intersticios entre las hiladasde troncos se rellenan en seco concascote de cuarcita.

Las jambas de las puertas se realiza-ban con madera escuadrada de gransección, acogiendo el cajeado de lacarpintería de la puerta. La cubiertase ejecutaba con losa de pizarra, aun-que en esta zona se empleaba tambiénla teja de madera.

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Estas construcciones utilizan un siste-ma de ensamblajes y llaves similar almodelo de la block-bau centroeuropeay alpina, donde también aparece em-pleada en cabañas de zonas de pas-tos abiertos en altura, aunque asociadoa bosques de resinosas.

Fuera de esta comarca no conocemosparalelos en Asturias de esta técnica.

En Rubriellos (concejo de Ponga), enun contexto constructivo muy diferente,se localizaba un hórreo de colondrashorizontales con las esquinas pasan-tes, actualmente arruinado, similar aalgunos del noreste de León que si-guen el modelo centroeuropeo. La pre-sencia de estas técnicas en el suroc-cidente de Asturias podría explicarsecomo una supervivencia local de téc-

nicas medievales o la dificultad enalgunos medios para levantar murosde mampostería con cuarcita y esca-sez de arcilla. Otra posible explicaciónpuede ser su relación con el personalespecializado que explotó la maderade esta zona desde el siglo XVIII, condestino a los reales arsenales de laarmada y a diferentes empresas priva-das posteriores1.

1Sobre la explotación de madera y la presencia de especialistas de diversas procedencias puede verse: J. López Álvarez, “La explotación de

madera en el monte de Muniellos (Asturias), 1766-1973”, (2003) pp. 7-43.

Los cierres más numerosos actualmen-te suelen ser de piedra. Normalmentelos espacios de mayor productividadse tienden a cerrar, como en el casode los cortinales, tierras de cereal yhuertas que cuentan a veces con uncierre común al exterior. La compleji-dad de la articulación de los espaciosrurales da lugar a que los cerramientoshayan generado un gran volumen denormativa consuetudinaria, a menudoen relación con las servidumbres depaso, el calendario agrícola y las nor-mas de cultivo en las cortinas.

Los finxos, marcos y mochones sonelementos abundantes como cierressimbólicos y jurídicos, con acreditadoy frecuente uso en la comarca desdela edad media. Suelen formarse con ungran monolito hincado en vertical.Según la tradición, en la parte inferior

4.02 Los cerramientos de tierras y prados. Purtiel.las y accesos

se dejaba algún elemento como símbo-lo de propiedad, a veces unos fragmen-tos de teja. También podían recibir latalla de algún signo con el valor depropiedad, al igual que ocurre con lasmarcas de los árboles que identificancada árbol con la casa correspondiente.

Los cierres de piedra más numerososse realizan con pizarra, cantos de ríoo cuarcita asentados en seco, con unaaltura por lo general superior al metro.Estos cierres se rematan a veces conuna hilada superior de losas de pizarracolocadas de canto en vertical. Siem-pre que es necesario se dejan pasospara el agua o escalones para el pasode personas. Probablemente estos cie-rres se intensificaron a partir del sigloXVIII, conformando una parte notabledel paisaje cultural de la comarca.

Se emplean también los cierres dechantos con losas de pizarra hincadasen vertical, a veces delimitando eirascomo en Busto.

Los cierres leñosos y de sebe handecaído mucho, existiendo aún unagran variedad de formas. Algunos deellos utilizan un entrelazado de abla-neira o salgueiras sujetos a estacas oforcones ahorquillados. Estos últimospueden ir emplazados en otros casossólo con grandes rollizos encajadosen horizontal, o con un relleno de laparte inferior con lajas y mampuestoscolocados posteriormente, como pue-de verse en Arandoxo.

Un tipo de cierre leñoso muy frecuenteen los tres concejos se forma con hor-cones de extremo ahorquillado, simi-lares a los emparrados y colocados

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en posición oblicua, sobre los que sedisponen rollizos en horizontal quesostienen un cerramiento de tablasverticales, inclinadas hacia el interiordel cierre.

En los cierres de monte se realizanademás cierres mediante cárcavas ofosos en los que se aprovecha la tierraresultante para formar un talud por ellado interno.

Las canciel.las, purtiel.las o cancelasen Ibias, son parte fundamental delpaisaje ganadero de montaña. Los

tipos más frecuentes utilizan grandespostes, provistos de entalladuras enforma de L para recibir los rollizos ho-rizontales móviles que quedan asegu-rados por pasadores. Otro sistemamuy utilizado emplea dos grandes pos-tes, tallados con una canal central,enfrentados en posición oblicua, detal manera que los rollizos horizontalesvan quedando encajados en el carrila distintas alturas según el largo quetengan. En ocasiones llevan marcastalladas en los extremos indicando elorden. Esta solución se da tambiéncon dos grandes lastras o losas enfren-

tadas en las que se talla el carril central.

Estos sistemas de portillas, de notableantigüedad, ofrecen buenas cualida-des y están emparentados con tiposde cierres empleados en diversas zo-nas europeas.

Existen además pasos escalonadospara peatones, adosados lateralmentea las canciel.las en el acceso a lascorradas y en los cierres de tierras ymuros de contención. Tienen por fina-lidad impedir la circulación del ganado.

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El forno de panificación es una de laspartes esenciales de la vivienda y lacocina. Normalmente se cocía el pancada diez o quince días y en fiestas otrabajos colectivos, manteniendo eluso muchas viviendas en la actualidad.Los hornos tradicionales cuentan conuna bóveda de perfil semiesférico oapuntado realizada con piedras, cas-

4.03 Construcciones y elementos vinculados a la vivienda. El forno. Las corradas. Laseiras. Los emparrados

cotes de teja o ladrillo en los más re-cientes. Los de piedra a menudo em-plean una falsa bóveda realizada me-diante aproximación de hiladas. En laparte superior de la boca aparece aveces una losa de pizarra colocada amodo de pequeña campana con el finde evitar que suban chispas a la cu-bierta. También es habitual el empleode pequeños nichos en la parte inferiorpara recoger la ceniza, fundamentalpara la colada y otros trabajos de lacasa. Cercano al horno siempre apa-rece la piedra de colada, conocidacomo bogadeiru, entremiso o dala,sobre la que se colocaba el trobo demadera en el que se introducía la ropa.La situación de este elemento obedecea la cercanía de la ceniza y la posibili-dad de calentar agua en el fuego bajo.

El horno aparece desarrollado frecuen-temente al exterior, a menudo adosadoa uno de los hastiales o formando partedel portal. Normalmente cuentan conun volumen de planta circular y en al-gunos casos cuadrangular, con cubier-ta de pizarra o teja curva en las zonasen las que se emplea. Los que se sitúan

en la segunda planta pueden empla-zarse en talud o sobre un muro de car-ga con parte de la planta del hornodesarrollada en voladizo. En estos ca-sos se refuerza la estructura del forjadode madera para colocar losas en elpiso como elemento aislante del hogar.También se suele recurrir a prolongaren el exterior el volumen cilíndrico des-de el nivel del bajo y excepcionalmentea emplazar el horno sobre la estructurade un pozo de agua inferior.

En algunas casas emplazadas entredos caminos convergentes, el hornoaparece en la segunda altura confor-mando un rotundo remate curvo de lacrujía de la casa, como se muestra enCasa El Xastre en Ouría y otros pueblosde Ibias. En las pallozas el horno sedispone exento en la pieza de la lareira,sin presentar normalmente desarrolloal exterior. Algunas viviendas pobresque carecían de horno compartían al-guno de las viviendas vecinas.

El horno de pan construido en un vo-lumen independiente, denominado aveces casa de forno, aparece bien

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representado en todo el occidente as-turiano y bastantes pueblos de estacomarca. Suele tratarse de construc-ciones exentas con cubierta a dosaguas y el horno desarrollado al exte-rior en uno de los testeros, utilizandoel cuarto restante para la masera, losutensilios y la leña. Pueden contar conotro cuarto inferior aprovechando eldesnivel del terreno. Los ejemplos queconocemos de la villa de Cangas seasemejan a los tipos del noroeste deLeón, donde son abundantes y en oca-siones responden a la función de hor-nos comunales. En Cangas del Narcease encuentran varios ejemplos en lospueblos del valle de Naviegu, empla-zados en las corradas o en el entornode las casas. En el concejo de Ibiasson numerosos, presentando plantarectangular y el desarrollo del hornoal exterior, como puede verse en Se-

roiro, Cuantas o Andeo. Es posible quelas normativas concejiles que obliga-ban a construir los hornos de panifica-ción exentos de las viviendas, ya enun periodo avanzado, pudieran influiren su construcción, en el caso de lossituados en las villas.

Las corradas son espacios delimitadosen altura que incluyen el edificio devivienda principal, aislando la casa delexterior mediante un muro de mampos-tería vista a menudo de gran altura.Actúan como elementos de aislamientode la casa y sus construcciones com-plementarias. En el interior suele situar-se la panera, tendejones para albergarel carro y aperos, veiros y otros ele-mentos auxiliares. El acceso desde elexterior se realiza por un portón dedos hojas para acceso del carro, cu-bierto a dos o cuatro vertientes. Se

trata de espacios de marcado carácterprivado que permiten realizar trabajosagrarios y actuar de depósito de pro-ductos y herramientas. Alcanzan unadifusión muy alta en Degaña, Ibias,Las Montañas, El Coutu y la mayorparte de Naviegu, Cibea y Narcea,escaseando más en pueblos puntualesde Sierra, en parte de los núcleos si-tuados en altura y en los originados apartir de brañas, si bien a menudo sesiguen empleando corradas de murosbajos en los que el muro de cierreresulta menos aparente.

Las eiras son espacios generalmentepavimentados con grandes losas depizarra destinados a mayar el cerealpanificable, trigo o centeno. Suelendisponer de acceso para el carro y uncierre perimetral de mampostería olosas de pizarra hincadas en vertical.

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El emplazamiento está en relación di-recta con la vivienda, la corrada y lasconstrucciones de palleiros que aco-gían la paja sobrante, dejando tambiénespacio para el almacenamiento enfacinas, medas y balagares. Las labo-res de mayado se realizan de formacolectiva, por lo que eran también es-pacios significados por su uso comu-nitario, utilizándose en ocasiones parabailes y otras reuniones festivas.

Los emparrados se forman con arma-zones de madera a base de grandespies derechos de remate ahorquillado,en relación directa con las estructurasverticales de las construcciones arcai-cas de la comarca. Sobre ellos se dis-pone un entramado de madera y ra-mas para permitir el crecimiento delas vides. La disposición sobre loscaminos y espacios públicos simbóli-cos, como las anteiglesias parroquiales

y capillas, dota a estos elementos deun fuerte significado y gran valor patri-monial. La conformación permite siem-pre la libre circulación inferior y a me-nudo el paso de los carros. Sonabundantes en la cuenca del Navia ygran parte del concejo de Ibias, dondedestacan los emparrados de Riodepor-cos, Alguerdo, Villardecendias y Ou-mente entre otros.

Las fuentes más elementales y a veceslas más antiguas se forman con unasimple piedra con desagüe en formade bocín o en ocasiones una teja yalgún peldaño o losa. Otras veces sonsimples cortes en talud con una cubetainferior y a menudo cuentan con unabrevadero lateral. Sólo modernamen-te se vinculan a lavaderos, realizadospor los vecinos con materiales y formastradicionales. Muchos de los lavaderosconservados datan de mediados delsiglo XX. A principios de los años cin-

4.04 Construcciones vinculadas al agua: Fuentes, lavaderos, pozos y pozos de riego

cuenta la Diputación de Oviedo impul-sa un plan de promoción de lavaderoscon ayudas económicas.

Las fuentes más elaboradas disponenya de un cuerpo rematado en un pe-queño frontón donde se aloja el bocínde desagüe o el caño. En este casosuele aparecer ya un depósito o arque-ta posterior.

El conjunto más destacado lo formanun conjunto de fuentes de Cibea y el

alto Naviegu promovidas por emigran-tes desde el último tercio del siglo XIX

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hasta las primeras décadas del XX.Algunas de estas fuentes están reali-zadas con sillería arenisca carboníferade color gris y cuentan con un cuerporematado en frontón moldurado deestilo neoclásico academicista. Estecuerpo acoge el depósito que recibefunciones de ol.lera para enfriar la le-che en ollas de barro. A menudo cuen-tan con fecha y epigrafía con dedica-toria del donante. Entre ellas destacanlas de Veigaimiedru, Trescastru, lafuente de L.lamacarbachu en Val.láu,Vil.larín de Cibea, Riegla de Cibea,Sonande y Sigueiru.

En L.lamas aparece una fuente conuna larga galería de captación adinte-lada y excavada, contando con puertaconformada en talud.

Los lavaderos cubiertos cuentan conuna tipología bastante arraigada enlos concejos del suroccidente y quese emplea al menos desde lasúltimas décadas del siglo XIX, cons-truyéndose hasta los años 50 delsiglo XX. Se realizan con planta rec-tangular con muros herméticos demampostería y una sola vertientesobre la fachada con cubierta demadera y losa. La tipología puedeproceder de fuentes cubiertas queincorporaron la función de lavadero.Otros modelos distribuidos por Ibias,de planta semicircular, realizados enhormigón y provistos de óculos pa-recen obedecer a proyectos de obrade la Diputación Provincial en losplanes de cooperación.

Otros modelos más singulares incor-poran cubierta a dos vertientes sobremuros y pilastras de mampostería. Elagua sobrante a menudo se desvía, aligual que en las fuentes, para el rega-dío a través de pequeños canales odirectamente a pozos de riego comoen Pousada de Rengos o Folguerasdel Coutu.

El aprovechamiento de las aguas flu-viales y de manantiales se encuentramuy extendido, alcanzando en algunoscasos notable complejidad como enel intensivo aprovechamiento que serealiza en las vegas del río Ibias através de canales, pozos de riego,sangradeiras y chapacuñas para dis-tribuir el agua en una extensa superfi-cie y múltiples parcelas.

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Los pozos de riego son construccionesde mampostería o tierra, de planta cir-cular y rectangular, en los más recien-tes, reconstruidos y ampliados conhormigón, que almacenan y distribuyenel agua en tierras de labor y prados desiega y pascones. Cuentan con orificiosinferiores y compuertas para regular elaprovechamiento del agua. Su uso amenudo es compartido y organizadopor turnos o calendas, pudiendo gene-

rar servidumbres de uso y de paso. EnCangas destaca una gran concentra-ción de pozos en el valle que transcurredesde Xedré a Piedrafita y Xalón, asícomo los que se localizan en los vallesde Naviegu, Rengos y en muchos pue-blos de Sierra.

Los pozos de agua a menudo se cons-truyen en el interior de las casas, apro-vechando en algún caso su estructura

redonda para emplazar el horno en laparte superior. Otras veces aparecenemplazados en talud, contando conuna pequeña puerta. En algunas casasfuertes disponen de un pequeño co-bertizo específico si se sitúan en elexterior. A veces presentan un abreva-dero adosado y posteriormente fueronañadidos lavaderos.

En un primer momento se utilizan pe-queños molinos de mano circulares,accionados mediante un palo, cuyouso perduró de forma complementaria

4.05 Los molinos. Molinos de regueiro y de río. Molinos señoriales: Monasterio de Couriasy molino de Omaña. Un molino de sangre: el molino de cacao de Courias

en algunas casas hasta las dos prime-ras décadas del siglo XX. Estos moli-nos todavía hoy aparecen en algunascasas, empleándose para afilar, ya

que son de arenisca adecuada paraeste uso. Eran manejados por las mu-jeres, se emplazaban en las cocinasy complementaban la molienda del

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molino hidráulico, ya que sólo molíanpequeñas cantidades. En Portugal yotras áreas fueron también empleadoshasta principios del siglo XX.

Los molinos de regato son muy abun-dantes en los tres concejos, ya quecasi no había pueblo que no dispusierade uno o varios. Gran cantidad de ellosse abandonaron, arruinándose desdela primera mitad del siglo XX. Solo enel regueiru que baja desde Caldevil.lade Rengos existía una agrupación denueve molinos de este tipo. En el con-cejo de Ibias se localizan en grannúmero en los afluentes del río princi-pal. El tipo de molino predominante esel de regato, normalmente de una solamuela y rodezno horizontal y con lasinfraestructuras de acopio como lacanal y el cubo reducidos al mínimo,

al estar edificados sobre el mismo cau-ce. El vano inferior del infierno puedeser de arco de mampostería, sillería oadintelada con cargaderos de piedrao madera. Suelen contar con una cu-bierta a una o dos vertientes, prolon-gando los faldones para proteger lafachada en el hastial, donde sobresalela losa denominada pousafuel.les paraapoyar las cargas. La construcción esmuy sencilla, con paramentos de mam-postería vista, resolviendo el piso conpontones de madera o grandes losasde pizarra.

Los molinos son espacios de sociali-zación, de propiedad a menudo com-partida y en ocasiones comunal, convarios vecinos que organizaban lamolienda por turnos. Se encuentranlocalizados en espacios actualmente

marginales, lo que sumado a su faltade uso, dificulta su preservación.

A principios de siglo fue frecuente elaprovechamiento de estas construc-ciones para instalar pequeñas centra-les de corriente alterna. Otro uso sin-gular reciente es el empleo comocentro de cría de alevines en el molinode Vil.laxur en Riegla de Naviegu.

Los molinos que se mantienen en usosuelen ser los de mayor entidad y va-rias muelas, como los localizados enAntrau, Bimeda, Pousada de Rengos(Molino de Casa Pepe Galán) y Veigai-pope (Casa Mulineiru o Martínez), quecon tres muelas y cuatro infiernos esuno de los que mas trabaja de la co-marca. Estos molinos requerían unagran inversión por lo que su construc-

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ción siempre aparece vinculada a ca-sas fuertes o nobiliarias.

Los dos molinos de mayor volumenconservados con grandes deficienciasen la comarca tienen también un claroorigen señorial. Se trata del molino deOmaña, situado junto al puente deAmbasaguas en la villa de Cangas ydocumentado en 1771 en el plano dela villa. El segundo ejemplo es el molinodel Monasterio de Courias emplazadosobre el cauce del río Narcea. Se tratade una construcción de notable volu-men y altura rematada a cuatro vertien-tes con una planta de palomar. Cuentacon un gran tajamar construido en si-llería y se documenta desde la segun-da mitad del siglo XVIII.

El molino de cacao de Courias es elúnico ejemplo que conocemos en lacomarca de molino de sangre o trac-ción animal. Se localiza también en lostérminos del monasterio de Courias,ocupando una parte del antiguo edifi-cio de caballerizas y pajares del mo-nasterio. Se conserva parte de la cons-

trucción que lo albergaba y la cubetacircular de mampostería con firme in-terior de canto rodado que alojaba enel centro el eje, las muelas y el meca-nismo del molino. En torno a esta es-tructura circulaba una mula arrastrandouna pértiga horizontal que accionabael mecanismo de molienda del eje ver-tical central. El molino cesó en su fun-cionamiento a causa de la Guerra Civil.Las muelas se conservaron en el exte-rior desmontadas hasta la década de1980. Los restos fueron exhumadosen una excavación arqueológica y ac-tualmente se encuentran expuestosen el edificio que acoge la Casa delParque de Fuentes del Narcea, De-gaña e Ibias.

La construcción de este molino se atri-buye a la llegada de los Dominicos,comunidad con fuerte presencia ultra-marina, en el último tercio del siglo XIX.El chocolate era un alimento muy valo-rado como parte de la dieta monástica.

En el resto de Asturias existe documen-tación de un escaso número de moli-

nos de sangre situados en la zonacentral datados en el siglo XIX, siendomas numerosos en la meseta y ampliaszonas de Europa.

Se conoce por estacada la estructurade rollizos de madera que forma lapresa en el río que capta las aguaspara un molino y secundariamente pa-ra regadíos de vega. Actualmente es-tas construcciones son muy raras alhaber sido sustituidas por presas dehormigón en los pocos molinos que se

4.06 Las estacadas. La estacada de Veigaipope

encuentran en activo. La comarcamantiene varias estacadas de tipo tra-dicional, como las que se encuentranen el río de Gillón, para captar lasaguas del molino de Casa Pepe Galánen Pousada de Rengos y en Moneste-riu en el Coutu. La más relevante delas conservadas se encuentra en el río

Narcea en Veigaipope para captar lasaguas del molino de Casa Mulineiru.En la comarca se mantienen otras es-tacadas más pequeñas en el valle deEl Coutu y la zona de Las Montañas.

Esta estacada ha sido renovada haceunos veinte años manteniendo la con-

2José Martínez Fernández, propietario del molino de Veigaipope, es el responsable de la construcción de la estacada.

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formación original2. Presenta unas di-mensiones de 17 metros de ancho poruna altura máxima de 4 metros. Laestructura se forma con un cuerpo derollizos ensamblados en capas suce-sivas formando una malla ortogonal,en la que se rebajan para el ensambla-je las cabezas perpendiculares a lapresa. Cada hilada puede llegar a acu-mular unos ochenta troncos de castañode entre 15 y 24 cm de diámetro. Lasvigas se disponen inclinadas con unapendiente de entre el 20 y el 25% des-de el dique hacia el interior del taludy se aseguran además con cadenas.El relleno se compacta con cantosrodados y ramas de humeiru. La esta-cada se dispone girada en planta más

de un metro con respecto al eje per-pendicular al cauce, con el fin de fa-vorecer la salida de los materiales dearrastre por el aliviadero principal enla orilla oeste.

En la última renovación trabajaron cin-co o seis personas durante quincedías. Anteriormente en las reconstruc-ciones los troncos de castaño y roblese arrastraban dentro del río con pa-rejas de bueyes y de vacas. La made-ra sumergida se conserva bien perola obra necesita mantenimiento paraque la estacada nun arreple, es decirque no acumule materiales de arrastrecomo graba y ramajes. También hayque evitar la aparición de guliel.lus, u

orificios que produce la corriente enun punto débil que la presión del aguapuede ir horadando. Estos huecosdeben de ser rápidamente rellenados,al igual que hay que mantener limpioslos aliviaderos.

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La comarca mantiene un numerosogrupo de puentes de origen medievaly moderno dispersos en los cursos deagua de los tres concejos, especial-mente en los cursos de los ríos Narcea,Naviegu e Ibias.

Algunos de los puentes relevantes quepresentan a menudo fábrica medievalson los de Chanu, La Riela, La Mou-riel.la, Ponticiel.la, Ambasauguas,Courias, Bimeda, La Pescal, Santuy-anu, Tubongu, el puente de Ounón y

4.07 Los puentes. Los puentes de piedra. El puente de madera de Augüera (Castanéu).Los Pontigos

el de Cecos en Ibias. Muchos presen-tan arcos apuntados o de medio puntocon perfil de lomo de asno, si bien lassucesivas reformas han tendido a dis-minuir la pendiente de los accesosacumulando rellenos. Otro problemageneralizado ha sido la eliminación delos pretiles de sillería en muchos deellos. Varios de ellos presentan aparta-deros de planta semicircular como elde Ambasaguas, Chanu o el deL.lumés.

El puente de Tubongu se emplaza so-bre el río Narcea con un perfil en rampade gran pendiente, formado por dosarcos de bóveda de cañón de mediopunto de 8 y 15 m de luz en el vanoprincipal. La pila intermedia actúa comoun gran machón entre las dos bóvedas,apoyando del lado derecho sobre unafloramiento de roca madre de pizarra.Acoplados al apoyo intermedio apare-cen dos tajamares de planta triangular.

El puente sobre el camino a Moral ode Casa de La Ponte tiene quince me-tros de longitud con arco único de me-dio punto peraltado y ligeramenteapuntado sobre el río Naviegu. Otrospuentes con bóveda apuntada son losde La Mouriel.la sobre el Narcea y los

más pequeños de Ounón y Santuyanu.

El puente de Portiel.la consta de unsolo vano sobre el río Ounón o Antrau,constituido por un arco de medio puntocon labra de sillares de pizarra. Ado-sado en la baranda del acceso izquier-do se observa una inscripción en silleríade carácter histórico.

El puente de dos arcos de L.lumés sedispone con arcos de medio punto conuna luz de unos 6 metros en la orilladerecha y 8 metros en la izquierda,con apoyo y tajamar intermedio apro-vechando un afloramiento. Presentaun perfil casi horizontal excepto en elarco izquierdo en el que se aprecia unposible relleno del tímpano para adap-tarlo a la pendiente del vial. En la pilacentral aparece un tajamar de plantatriangular, mientras que por la parte deaguas abajo se aprovecha este pilarpara disponer un apartadero.

Otros puentes de interés son los de ElPueblu, Veigaimiedru, Veigaipope y yadentro de la arquitectura de estilo lospuentes de Los Peñones en la villa deCangas y el de La Venta d’Argancinasque se sitúa en el límite de los concejosde Cangas de Narcea y Tinéu.

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El pontón de madera de Augüera (Cas-tanéu), se sitúa sobre el antiguo cami-no a Saúrciu. Es uno de los últimosrepresentantes de los numerosospuentes de madera que existieron has-ta mediado el siglo XX. La estructuraactual data aproximadamente de 1960,momento en el que se renueva porparte de los vecinos manteniendo laconformación original, similar a la des-aparecida Ponte del Pozo del Corralen la villa de Cangas. Los apoyos sonanteriores a este momento.

El puente se dispone con un tableroformado por tres grandes vigas quedescansan sobre los estribos lateralesy sobre una estructura volada de tron-cos a modo de ménsulas, alcanzandomás de 13 metros de luz sobre el cauce.Estas vigas alcanzan 45 cm. de secciónen los extremos y superan los 15 metrosde largo. En los apeos de piedra existetambién una estructura formada convigas, mientras el resto del apoyo serealiza en mampostería en seco tosca-

mente desbastada. En uno de los estri-bos se aprecia un núcleo de piedrascolocadas a chapacuña, técnica tam-bién utilizada en el lecho del río paraproteger la cimentación.

Un aspecto destacado es que mantie-ne vigas de madera en la cimentaciónde los estribos, formando parte de laszapatas, por debajo del nivel ordinariodel cauce del río. Este sistema de ci-mentación responde a técnicas anti-guas. La madera se conserva biendebajo del agua, siempre que estépermanentemente sumergida, comoocurre en las estacadas de las presasde los molinos. Hace pocos años elAyuntamiento de Cangas del Narcearealizó una renovación del tablero su-perior y las barandas.

Los pontones eran muy frecuentes entodo el norte y noroeste peninsular,estando bien documentados en la zonade Ancares. Hasta principios del siglo

XX estos puentes eran fundamentalesen la red de caminos de carros y cuen-tan con abundante documentación his-tórica. En el occidente de Asturiasabundaron además puentes de maderade estructura compleja, algunos sobrepies derechos, como el que se situabaen Ambasauguas o en Veigadhorru.Otros empleaban grandes jabalconesde 45 grados y sopanda inferior unidoscon pernos, pudiendo salvar grandesluces. Entre los más notables del ríoNavia estaban los del Carpio y Silvóncon tirantes y tablero suspendido y elde Salcedo, con un gran arco. Desdeel siglo XIX se realizaron muchos deellos con proyecto de ingeniería.

También se conservan los puentespequeños de madera, denominadospontigos, con estructura muy sencillade madera, utilizados sobre todo paraservicio de peatones y ganado. Lospasos sobre pequeños cursos de aguase resuelven con pontigos formadoscon grandes losas de pizarra.

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Las abejas eran consideradas un ga-nado más de la casa, alcanzando suexplotación unos niveles muy elevadosen toda la orla de montaña que man-tiene grandes manchas de vegetaciónmelífera. Los cortinos son cerramientosde mampostería de planta circular uovalada dispuestos en pendiente. Enla zona del Coutu y Las Montañas apa-rece también un grupo de cortinos deplanta cuadrangular. Su finalidad esproteger los trobos o casiel.los de losincendios, los robos y de los ataquesdel oso. Interiormente presentan rella-nos para disponer las colmenas. Losmuros son de gran altura y se realizancon mampostería en seco, rematadoscon una hilada de bardas o losas envoladizo. Habitualmente carecen depuerta accediéndose al interior me-diante una escalera de mano.

La ubicación valoraba la situación deresguardo de los vientos fríos y húme-dos, la orientación sur, la presenciade grandes espacios de vegetaciónarbustiva melífera, la presencia deagua y la no alineación en vertical conotros cortinos. Se trataba de construc-ciones muy costosas que no podíantener todas las casas y frecuentemente

4.08 Los cortinos y talameiros. Las corripas

pertenecían a dos o tres viviendas.

En Ibias los cortinos son muy abundan-tes en todo el concejo, destacando laconcentración de los valles da Viougay Forna que supera las cuarenta cons-trucciones. En Cangas del Narceaabundan en Bisuyu, Las Montañas,Mual, Rengos y el río del Coutu con unagran densidad en el valle de Combu.

El talameiro es una pequeña estructuracuadrangular de mampostería en for-ma de pilastra, que sostiene en la partesuperior una entramado de maderacapaz para unos pocos casiel.los. Aveces contaba con un cierre perimetralen la parte inferior. Su área de distri-bución estaba restringida al sur delValledor, Las Montañas y El Coutu enCangas y la parte colindante de Ibias.Se mantienen algunos ejemplos malconservados.

Las corripas son construcciones deplanta circular, rara vez semicircularsi se encuentran adosados a un talud,construidos con piedra irregular asen-tada en seco y una altura de muro queno suele sobrepasar el metro de altura.Su finalidad es proteger en su interior

las castañas que se van recolectando,almacenadas y tapadas con hojarascay ramas hasta que posteriormente serecogían para almacenarlas en la pa-nera o la casa. Se emplazan en el mon-te en los propios castañedos.

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Los caleichos o caleyos, en Ibias de-nominados cousos, corrales y cortinosde lobos, son construcciones de plan-ta ovalada o poligonal construidos conmampostería en seco. Los paramen-tos, de aproximadamente tres metrosde altura al interior, se remataban enbardas, losas voladas hacia adentropara que el lobo no pudiese saltar. Lafinalidad de los caleichos es la capturade lobos que saltan al interior atraídospor un cebo vivo, habitualmente uncabrito o curdeiru herido. Se desarro-llan en pendiente con el costado su-perior del cierre en talud en la zonapor donde salta al interior el lobo, bus-cando que el animal pierda las refe-rencias visuales del cerramiento. Unavez capturado el lobo, era muerto con

chuzos, piedras o mastines, convirtién-dose a veces en un espectáculo paralos vecinos.

Otras trampas estaban pensadas paraatrapar al lobo después de una batidacon ojeadores, obligando a los anima-les hacia un punto sin salida como unaangostura topográfica o una fosa opozo. En la zona de La Veiga’l Tachuy Oubachu existen indicios de estetipo de trampa denominadas corros,similares a las conocidas como pozolobal en otras zonas.

Los caleichos se emplazan en colladoso estrechamientos de cordales, enzonas de frecuente paso nocturno delobos, a veces a gran altitud. Su cons-trucción suponía un gran esfuerzo parala comunidad, debido a la altitud y ladistancia a las aldeas. Es posible quelos primeros se realizaran con cierresvegetales y en fosa.

En el concejo de Ibias se localiza enla sierra de Busto una trampa de fosadenominada Cortín dos lobos. Se tratade una fosa excavada de planta ova-lada, con aproximadamente doce me-tros de largo por cuatro de profundi-dad. Se emplaza en altura en el entornode un collado de cordal. Otro cousose localiza en términos de Villardecen-dias y al norte de Cecos se localiza elllamado Corral dos lobos. En el montede Trabáu se encuentra en mal estadode conservación otro caleicho.

Otro topónimo que puede presentarrelación con estas construcciones esel de trapa, abundante también en todo

el occidente. Al norte de Caldevil.la deRengos se sitúa la Ermita La Trapa.

Como muestra de indicios toponímicosaparece el nombre de calechu al surde Degaña, en el reguero de El Corralíny en Retornu. En Xalón y Vil.larmental,también existen indicios de trampasde lobos y al oeste de La Viliel.la selocalizan Las Penas del Couso.

Estas construcciones presentan indi-cios de tener una cronología muy anti-gua. El valor cultural, tipológico y pa-trimonial, debido a la importancia dellobo en la cultura tradicional de estosconcejos, ha propiciado su proteccióny documentación.

El Caleicho de Pena Ventana se en-cuentra en la sierra de este nombresobre los pueblos de Arbolente y Lar-na, a 1377 metros de altitud, en lasinmediaciones de un collado denomi-nado El Chanu’l Caleichu y de un aflo-ramiento de cuarcitas. Presenta formacuadrangular con unas dimensionesde 51 metros en el eje largo y 35 deancho. Se dispone en pendiente condesnivel de 20 metros entre la parteinferior y la superior, rematada en talud.El perfil del muro de cierre presentados rellanos o escalones con el fin dereforzar el paramento, debido a la ele-vada pendiente. Se mantiene en bue-nas condiciones relativas a pesar dehaberse desplomado las bardas y laparte superior del cierre, conservandouna altura de muros de hasta 2’7 me-tros en el interior. El cierre se formacon cuarcitas asentadas en seco conun espesor en la base de 1’6 metros,

4.09 Los caleichos, cousos, corros, corrales y cortinos de lobos. El Caleicho de PenaVentana

antes de la Guerra Civil, después dela cual trabajaban sólo tres o cuatrofamilias. Existen indicios de actividadalfarera a pequeña escala en Xera,Tinéu, y en algunos núcleos en el con-cejo de Cangas del Narcea.

Las familias de Xarreiros se distribuíanen los pueblos de Bruel.les, Valcabuy L.lamas del Mouru. Este último con-taba con hornos en L.lamas, Valdela-forca, El Mouru (con horno comunal),La Penona, La Venta y Fontarmada.En torno a diez alfares eran explotadospor mujeres hacia los años veinte, sibien no todas cocían. Actualmentemantiene la actividad alfarera la CasaLos Xarros, estando al frente ManuelRodríguez y sus hijos. Aunque podíanser compartidos y existía algún hornocomunal, la mayoría de los hornos sevinculaban a una familia o casa.

Los hornos de alfarería responden altipo de hornera de criba descubiertaemplazados en talud. Presentan planta

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procedentes del afloramiento contiguo,en el que se aprecian los cortes de laextracción. Por el lado externo apareceuna banqueta o podio de 35 cm deancho y 1’6 metros de altura con lafinalidad de reforzar la cimentación yquizás servir de grada para observarel interior. Esta construcción apareceregistrada como CN-1 en el Catálogode estructuras cinegéticas de Asturias.

Este alfar es conocido por elaborarcerámica negra bruñida de cocciónreductora elaborada en torno alto. Lastipologías cerámicas producidas enla-zan formalmente con cerámicas bajo-medievales o anteriores, si bien la tra-dición cultural de esta cerámica puedeirradiar de diversos núcleos del centroy occidente de Asturias.

La Cerámica de L.lamas del Mourualcanzaba los 22 alfares a principiosdel siglo XX, con un número algo me-nor de hornos, entrando en crisis ya

4.10 Los hornos de cerámica tradicional de L.lamas del Mouru. Los caleiros

circular, a veces oculta al exterior, conun diámetro de 1’8 metros y altura de1’3 en la cámara superior de coccióny 2 metros de diámetro y una altura de1’5 en la inferior de combustión. Estacámara se cubre con una bóveda depiedra y ladrillos que mantiene unosconductos para dejar pasar el airecaliente y el humo a la cámara superiorde cocción. La alimentación se realizacon carroubas (cabeza de la raíz dela uz) y rozo de monte. Las piezas secargaban cuidadosamente en la cá-mara superior abierta, sobresaliendoen forma de punta de bala, y tapándo-las (muflando) con tapines para queno salga el humo del tiro y se favorezcala atmósfera reductora de la cocción.En la fachada del horno se dispone unportal que acoge la boca de la cámarainferior y el espacio necesario paramantener el rozo seco. El horno antiguode Casa Los Xarros dispone ademásde otro anexo para el depósito y seca-do de las piezas antes de la cocción.

3Feito, J. M., Cerámica tradicional asturiana, (pp. 89-106).

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Los alfares de L.lamas fueron estudia-dos por el etnógrafo alemán FritzKrüger en 1927, por Juán Uría Ríu en1928 y especialmente por José ManuelFeito en la década de 19803. Actual-mente se conservan en buen estadovarios hornos: el horno antiguo de CasaLos Xarros y el de Casa Lauriano utili-zado antiguamente por Maximina, ade-más del de Casa Merín en Bruel.les.Probablemente el número total seabastante mayor, al encontrarse varioscubiertos por tierras de labor.

Los caleiros se localizan en la cuencaalta de Rengos en torno a los aflora-mientos calizos, en la zona de El Pue-

blu, en la vega del Narcea a la alturade Moncóu y probablemente en elCol.ladiegu de Oubachu, donde sedocumenta el topónimo El Caleiru. Enuna comarca con sustrato geológicopredominantemente pizarroso y decuarcita, que origina suelos ácidos, lacal era un elemento muy escaso yapreciado, fundamental para el oca-sional abonado de las tierras de labor,la construcción y los revocos. Su em-plazamiento responde a la cercaníade los afloramientos calizos y en menormedida de la presencia de zonas demonte capaces de suministrar com-bustible vegetal. Son construccionescasi macizas realizadas con mampos-

tería asentada en seco. El horno pre-senta planta circular y una estructurade cubierta abovedada, a veces for-mada con una falsa bóveda de aproxi-mación de hiladas. La finalidad delhorno es la cocción de la piedra calizaa altas temperaturas. Cuenta con unvano frontal de extracción y una aper-tura superior en la cámara para la com-bustión y alimentación. Solían estaremplazados en talud y con acceso decarro a la parte superior. Un caleiroconservado en las cercanías de ElPueblu se emplaza en talud en lasinmediaciones del afloramiento calizoque era explotado.

Los palomares suelen ser construccio-nes de cierta entidad pertenecientesa residencias nobiliarias o casas fuer-tes. Se utilizan para explotar la carnede los pichones y los excrementos co-

4.11 Los palomares

mo abono. Era una construcción ade-más vinculada al prestigio social de lacasa que fue decayendo en el primertercio del siglo XX en paralelo a la dis-minución de las tierras de cereal.

El tipo de palomar observado en Can-gas del Narcea responde al modelohabitual en otras comarcas, con plantacircular y cuerpo en forma de torre concubierta cónica, disponiendo los ni-

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chos de cría en la pared interior, espe-cialmente en el piso alto. Siempre seprocuraba revocar el exterior para evi-tar que pudieran subir animales porlas juntas. Las entradas en forma deaspilleras, se protegen con losas vola-das de pizarra, al igual que en la cor-nisa corrida en el perímetro exteriorque actúa de elemento protector yaislante. En ocasiones se emplazansobre pequeños afloramientos rocososdominando el entorno. La cronologíasuele abarcar desde el siglo XVIII alXIX. También se conservan unos po-cos ejemplares de planta cuadrangu-lar, con cubierta a varias aguas comoel de Casa Llano, en Samartín, que

ocupa la planta superior de una pe-queña construcción con corredor queen el bajo acogía una escuela. En Can-gas del Narcea destaca el situado enel piso superior del molino del monas-terio de Courias, construido en el sigloXVIII. Los pequeños palomares do-mésticos, mucho más abundantes,aparecen situados en la parte superiorde viviendas, desvanes y pajares.

En el territorio de Sierra se conservael de Casa Pistolu en Nandu, anterior-mente de Casa’l Palacio; otros del mis-mo tipo se mantienen en Riegla deNaviegu y en Carbachu el del Palaciode los Flórez-Valdés. En el valle del

Narcea se encuentran los de Pousadade Rengos y Ventanueva y en Ibias elde Riodeporcos.

En el mapa de la villa de Cangas de1771 aparece reflejado un palomar deplanta circular y cubierta cónica, similara la mayoría de los conservados, enel barrio de El Fuexu4.

4“Diseño de la villa de Cangas y lugar de Entrambasaguas con sus arrabales, vega y río”, realizado en Cangas de Tineo en 1771, representando

también el citado molino de Omaña; citado por J. P. Torrente Sánchez-Guisande en “La explotación de madera en el monte de Muniellos

(Asturias), 1766-1973”, J. López Álvarez, 2003: 52.

La escuela se instalaba en origen enlos cabildos de las iglesias. En partepor ello y por considerarse un espacionoble, las escuelas se siguieron cons-truyendo posteriormente en las inme-diaciones de las capillas e iglesias.

El aporte de los indianos en la promo-ción de escuelas abarca especialmen-te desde 1870 hasta la Guerra Civil5.Se trata de una obra enorme que bus-caba quizás la promoción social dealgunos americanos. Esta promociónsuperó en muchos aspectos al estadoy las sociedades obreras en Asturiasy en gran parte del norte. La plataformainicial eran las sociedades de asturia-nos residentes en América a los queseguirían los pasos los concejos y lasacciones colectivas. La escuela deOunón es promovida por MarcelinoPeláez, natural de la localidad y emi-grante en Argentina, que financia hacia1929 una escuela mixta con viviendaen su pueblo natal. Donó la finca, pagóla construcción y la dotó de material.Los vecinos colaboraron con el acarreode materiales. Fue conocido por ofre-cer mil pesetas a cada pueblo del con-

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5“He querido saber cuántas escuelas se han creado en el Concejo de Cangas durante diez años: nueve. Y cuantos expedientes hay en tramitación:

uno. ¿Imagináis cuál es? El del indiano de Cibea (…). Este es, sin embargo, el partido en que menos influjo tiene la protección de los asturianos

de América. Hoy por hoy conserva más fuerza todavía la otra forma supletoria de acción oficial: la institución de los maestros legos, que muchas

gentes celebran como nota cómica y pintoresca, sin comprender su espíritu.” (pg. 32) Viaje por las escuelas de Asturias, Luis Bello, 1926.

6“Brañas de Arriba tiene una escuela de montaña. Un albergue. Quien censure la estrechez y pobreza de sus cuatro paredes, la vejez de sus

vigas, por donde fue filtrándose el humo de muchos inviernos, y la modestia de su mensaje, dará pruebas de tener ojos y no ver. ¿no se ha

dejado cargo de cómo viven las buenas gentes de Brañas de Arriba? Son catorce vecinos, si no recuerdo mal. La maestra, muy inteligente,

muy suave, con la suavidad algo irónica de una aldeana culta, va contando su vida en la escuela. No tiene ningún mérito vivir tres o cuatro meses

al año bajo la nieve, porque todo el pueblo vive así. Los niños y las niñas –son catorce- vienen por galerías que labra el vecindario si la nieve

queda tan alta que no se puede abrir calle (…)”(pg. 24) Viaje por las escuelas de Asturias, Luis Bello, 1926.

4.12 Las escuelas rurales

cejo que quisiera levantar una escuela.

Cangas del Narcea, Ibias y Degañason sin embargo algunos de los con-cejos donde los americanos tuvieronmenos influencia, debido al peso dela emigración madrileña y catalana.Los vecinos contrataban l.lacianiegosy babianos en las ferias al igual queen Tinéu y Allande. La situación de laescuela rural en los concejos de lacomarca ha quedado recogida en elconocido viaje por las escuelas deAsturias de Luis Bello6.

Las numerosas escuelas conservadasen los tres concejos representan amenudo la influencia de los modelosde arquitectura escolar de los añosveinte, adaptados a las posibilidadesde los pueblos que tenían que costeartotal o parcialmente su edificación. Sevaloran las corrientes higienistas delmomento, buscando la orientación sur,la ventilación y los grandes vanos deiluminación en la medida de lo posible,como en la escuela de Brixemada. Lascubiertas se resuelven a tres o cuatrovertientes. Es frecuente el empleo de

galerías en el lateral corto de la crujía,dando servicio a la vivienda del maes-tro y conformando un portal inferior deacceso. Así aparecen por ejemplo enlas escuelas de Aciu, Veigadhorru, oTandes. En Ibias se construyen escue-las similares a la de Vilar de Cendias,edificada con anterioridad a 1928, quepresenta una fábrica totalmente tradi-cional con grandes despieces de si-llería y mampuestos de pizarra. Predo-minan las escuelas mixtas con viviendaen la planta superior, como la construi-da en Degaña hacia 1926 con la apor-tación económica de los emigrantesdel pueblo en Argentina y la prestaciónpersonal de los vecinos en la obra yel acarreo de materiales.

Los emplazamientos se localizan engeneral en espacios soleados y eleva-dos con relación al pueblo, a vecesalgo separado de el. Se buscaba unespacio tranquilo y en el que no inter-firiera la población.

En el periodo de Primo de Rivera cobraimpulso la creación de nuevas aulas,que será realmente fuerte con la se-

141

7Cangas del Narcea: “Se de la enseñanza primaria en las Escuelas nacionales de Abanceña, Acio, Agüera del Coto, Abres- Mieldes, Araniego,

Bergame, Besullo, Bimeda, Bruelles, Cangas del Narcea, Carballedo, Carballo, Carceda, Castañedo (Agüera de), Cerecedo, Cibea, Cibuyo,

Corias, Defradas (Las), El Otero, El Pládano, El Puelo, Gedrez, Gillón, Irrondo, Jarceley, La Regla, La Pescal, Larna, Larón, Leitariegos, (Brañas

de), Limés, Linares del Acebo, Llamas del Mouro, Llano, Moal, Monasterio del Coto, Monasterio de Hermo, Montaña, Naviego, Noceda de

Rengos, Onón, Piñera, Porley, Portiella, Posada de Besullo, Posada de Rengos, Pueblo de Rengos, Puerto de Leitariegos, Rengos, Ridera,

Robledo de San Cristóbal, Robledo de Tainás, San Julián de Arbás, San Martín de los Eiros, San Martín de Sierra, San Pedro de Arbás, San

Pedro de Coliema, Santa Marina, Santiago de Sierra, Tebongo, Trascastro, Trones, Vallado, Valleciello, Vallinas, Viescas, Villacibrián, Villagimada,

Villaláez, Villar de Lantero, y Villategil.” En Degaña, “Existen Escuelas nacionales en Cerredo, Degaña, Fondodevega, Rebollar y Tablado.” En

Ibias, “La enseñanza se recibe en las Escuelas nacionales de Alguerdo, Andeo, Boiro, Busto, Cecos, Dou, Fresno-Fondodevilla, Marcellana,

Marentes, Omente, Penedela, Riodeporcos, San Antolín, San Clemente, Santa Comba, Sena, Seroiro, Taladrid, Uría, Valdeferreiros, Villarcebollín,

Villar de Cendias y Villarmeirín.” Asturias nomenclátor escolar, Muñiz y Vigo, A., Oviedo, 1934.

8Cangas, contaba con 87 escuelas, Ibias con 26 y Degaña 7.

9La Maniega, 22, 1929.

gunda república. En este periodo lacomarca conocerá la visita de las Mi-siones Pedagógicas. Asturias pasa de1300 escuelas en 1926 a 2300 en19347. En este año, los tres concejosalcanzan las cien escuelas, ciento vein-te si se consideran las secciones de

las Graduadas como Escuelas unita-rias a efectos de la enseñanza8.

En 1929 Mario Gómez se lamenta enLa Maniega de que a pesar del enormeesfuerzo se siguen contratando babia-nos al no disponer de casa escuela en

muchos pueblos, y de que persiste elproblema de las distancias que tienenque andar los escolares, careciendoademás de cantina escolar9. En estosaños se inauguran entre otras las es-cuelas de La L.linde, Chanu, Val.láu,Monesteriu y El Puertu.

Los mazos conocidos también comomachucos o martinetes se localizabanen Bisuyu, donde llegaron a funcionarcuatro ingenios, el último de ellos hasta1960. Se trata de construcciones emi-nentemente funcionales emplazadasen talud y provistas de un banzau decantería o madera para almacenar elagua que mueve la rueda hidráulica através de un árbol de levas, accionan-do a su vez el martillo. Los barquinesde la maquina de aire se accionan

142

4.13 Mazos y fraguas

mediante el sistema de “pujón tuerto”,exclusivo de Bisuyu, que necesita unarueda vertical similar a la del mazo. Lapropiedad era casi única de los secto-res con más recursos de la sociedad.

Los machucos son funcionalmente si-milares a una ferrería aunque con me-nor capacidad por lo que a veces seles denomina ferrerías menores. Lapropiedad podía ser nobiliaria o fre-cuentemente compartida por variosferreiros organizados en calendas.Fabricaban todo tipo de herramientasagrarias y ruedas de carro. El últimomazo conservado en Bisuyu conocidocomo Mazud’Abaxu ha tenido dos re-construcciones al haber sufrido unincendio tras la primera rehabilitación.

Un ejemplo sobresaliente de fundiciónde plomo singular, documentada a

mediados del siglo XIX pero de origenanteriores la instalación industrial deA Fornaza, situada en los límites de laprovincia de Lugo y la parroquia deSena en el concejo de Ibias, con ac-ceso mediante camino desde el puen-te de Boabdil. Cuenta con siete hornosabovedados en hilera instalados a con-tinuación de una larga galería con plan-ta en U para aprovechar las corrientesde aire en el tiro. La galería concluyeen una gran chimenea de planta cua-drada, parcialmente derrumbada. Elconjunto, aunque en parte arruinado,mantiene estructuras muy notables eincluye numerosas instalaciones com-plementarias y viviendas.

Las fraguas son la construcción másmodesta y requieren el menor espaciode trabajo de entre los talleres emplea-dos en la industria del hierro, siendo

Las bodegas de tipo tradicional sonabundantes en los concejos de Ibiasy Cangas del Narcea gracias al fuertearraigo vinícola de la comarca. Unadisposición habitual en las viviendastradicionales se da en la planta bajade la casa, a veces a continuación dela cuadra. Cuando aparece comoconstrucción aislada es frecuente quela propiedad o el uso sea compartidopor varias casas. En los pueblos másaltos de los tres concejos esta cons-trucción escasea o desaparece.

143

10López Álvarez y Graña García, 1998: 39.

relativamente numerosas en toda lacomarca, destacando en la reparacióny fabricación de todo tipo de herra-mientas menores. Los elementos bási-cos que acogen son el hogar, el fuelle,la incla o yunque, un baño de piedra,una piedra de afilar, un banco de ba-rrenar y un torno10. Son construcciones

muy sencillas, apareciendo como sim-ples cuartos de mampostería vincula-dos normalmente a la vivienda del fe-rreiro y primando la funcionalidad y laposibilidad de luz natural.

Actualmente perviven entre otras lasfraguas de Casa Payarín en Bisuyu y

la fragua de Casa Balbino, datada en1886, en Pousada de Rengos, pueblodonde también había fraguas enCasa’lFerreiru y Casa Maguzo. En Bi-suyu llegaron a trabajar veinte fraguasy otras muchas se distribuían por lostres concejos y la villa de Cangas.

4.14 Las bodegas

En las zonas de mayor densidad deviñedos, como en L.lumés, Ponticiel.la,San Tisu, Courias, Oubanca, Cibuyu,Chanu, La Riela, Tubongu y El Puelu,aparecen también las bodegas domés-ticas como construcciones exentas, aveces en el entorno de la corrada dela casa y frecuentemente en el cuartoinferior de la panera. También es habi-tual en algunos pueblos que las casassitúen sus bodegas en aldeas próximaspor su mejor emplazamiento y cercaníaa las viñas, como ocurre con variascasas de la zona de Aciu que ubicansus bodegas en La Riela. En Ibias selocalizan buenos ejemplos en los pue-blos cercanos al río Navia como Riode-porcos, en los que los cuartos de bo-dega aparecen en los bajos o anexosde muchas casas. Esta construcciónbusca cualidades de aislamiento frentea las condiciones exteriores de luz ytemperatura, apareciendo frecuente-mente construidas en talud y con el

nivel del piso interno a una cota inferiora la del suelo exterior. También resultafundamental la orientación, evitando laexposición al sur, prefiriendo al nortey el este. Los muros se realizan enmampostería vista con marcacionesde madera y presentan un aspectohermético. La cubierta suele realizarsea una o dos vertientes sobre la fachada,en pizarra, teja o mixta. Antiguamenteparece ser que se empleó también lacubierta vegetal, como se documentaen Ancares. Cuando aparecen concen-tradas pueden situarse al borde de uncamino, adosadas en medianera comopueden verse en Ponticiel.la y tambiénconstruirse aisladas en las inmediacio-nes de las casas.

El arraigo de esta construcción estábien documentado desde la Edad Me-dia y es bien conocido el papel de laiglesia en la expansión de la culturavitícola en el suroccidente de Asturias,

144

11Uno de los numerosos documentos relativos a l.lagares en el siglo XV se encuentra en la descripción de una bodega propiedad del cabildo

de Uviéu emplazada en la aldea de Santa Cecilia, perteneciente al cellero de Tubongu: “…estaba en la aldea de Santa Cecilia una casa-palacio

con su corredor e un portal ante la puerta e una bodega e un lagar viejo e cinco tinas en que non se echa vino; e tres cubas. Está todo mal

reparado e el lagar non se faze vino e la casa non está bien reparada. Será menester para reparar todo lo sobredicho seys mil marevidís a lo

menos”, Fernández Conde, 1993: 217.12

Hevia Llavona, 2007: 44.

especialmente por parte del cabildode Oviedo y el monasterio de Courias11.

Además de las frecuentes bodegasdomésticas, existen otras bodegas degran tamaño asociadas en origen alestamento señorial, reflejado en lasbodegas de los palacios rurales y enla del Monasterio de Courias. En elpalacio de Xarcelei se emplaza en elbajo ocupando toda la fachada princi-pal con orientación noreste. En el pa-lacio de Santolaya ocupa una orienta-ción similar en el volumen principal deledificio. En el monasterio de Courias,

la bodega construida hacia 1780, ocu-paba la principal estancia de la facha-da noreste, estando abovedada y em-plazada bajo rasante con doble altura.Otra estancia en paralelo ocupaba laprensa del l.lagar, conservándose unagran pesa de un l.lagar de viga. Laaireación se regulaba mediante aspi-lleras y huecos que buscan mantenerla temperatura constante. El piso esfrecuentemente de tierra pisada y aveces de losa de pizarra.

Al igual que en los vecinos concejosde Allande y Tinéu, existen también

algunos l.lagares domésticos que pro-ducían sidra en el concejo de Cangasdel Narcea, como el de Casa Chanuen Pousada de Bisuyu12 y otros en lazona de La Riela. Si bien esta produc-ción, significativa en épocas pasadas,ha declinado mucho y tiene hoy uncarácter testimonial.

����

5.01 El marco jurídico. La ley de patrimonio. Los catálogos urbanísticos

148

La Ley de Patrimonio Cultural (1/2001)define el patrimonio etnográfico comoel integrado por las expresiones rele-vantes o de interés histórico de lasculturas y formas de vida tradicionalesde los asturianos, desarrolladas colec-tivamente, basadas en conocimientosy técnicas transmitidos consuetudina-riamente, en lo esencial de forma oral.En este contexto se reconocen y valo-ran las expresiones significativas dela relación entre el medio físico y lascomunidades humanas que lo han ha-bitado, con sus tradiciones, construc-ciones, bienes muebles y valores in-tangibles que comprenden la arqui-tectura tradicional, entendida como elconjunto de construcciones popularesque reflejan las técnicas constructivas,formas, tipos y expresiones artísticasvinculadas con la cultura propia deuna comunidad y un territorio.

Los problemas de conservación en elpatrimonio tradicional se deben a ladegradación por falta de uso, originadoen gran parte por el creciente despo-

blamiento rural, la ausencia de mante-nimiento o el empleo de técnicas in-adecuadas en el mismo y la descon-textualización de las construcciones,quedando inmersas en entornos muydegradados. En la protección y digni-ficación de este patrimonio cabe con-siderar como positiva toda acción quefavorezca igualmente las actividadesproductivas tradicionales del mediorural y todas las iniciativas y activida-des que ayuden a contrarrestar el pro-ceso de despoblamiento rural.

El patrimonio rural presenta una degra-dación de los valores de la viviendatradicional, en ocasiones acentuadaen las zonas más accesibles, abarcan-do una proporción alta de los núcleosrurales. Los ejemplos de vivienda tra-dicional con mejor nivel de conserva-ción aparecen en algunos casos ennúcleos de difícil acceso en la cabe-cera de los valles, enfrentándose a lafalta de uso y mantenimiento que com-promete su conservación. Una situa-ción parecida ofrecen las construccio-nes complementarias.

Los catálogos urbanísticos de los Pla-nes Generales de Ordenación Urbana(PGOU), parcialmente desarrolladosen los concejos de la comarca, reco-nocen tres niveles de protección enlos inmuebles comprendidos.

La categoría Ambiental recoge unaprotección básica, aplicada a los as-

pectos estéticos de la fachada comola conformación de los vanos y carpin-terías. Su aplicación está planteadapara las agrupaciones de interés enlas que se propone preservar el valorde conjunto, como una alineación deviviendas o cuadras bien conservadas.Esta categoría comprende también loselementos que configuran la relaciónde la edificación con la vía pública,como patines, voladizos o portales.

La categoría de Protección Parcial seaplica a “aquellos inmuebles que po-seen notables valores de carácter ar-quitectónico, histórico, etnográfico, ensu configuración exterior; destacanpor una cuidada implantación (…),pudiendo conservar en su interior unaorganización de interés o elementosde valor que lo caractericen. Debenmantenerse sus condiciones tipológi-cas y también su volumetría, sus ele-mentos exteriores así como los valoresinternos que posea: configuración yjerarquización espacial, escaleras, por-tales, patios, etc. La protección delbien debe englobar también suparcela”1. El nivel de intervención au-torizado admite la reestructuración,que podrá ser de diferente intensidaden función de los valores tipológicos,espaciales o constructivos que poseaen su interior. En esta categoría secomprenden las viviendas de un in-terés arquitectónico o etnográfico me-dio o alto.

1Piquero Rodríguez, 2004: 107, “Contenido de los catálogos urbanísticos”, en Los catálogos urbanísticos. Aspectos jurídicos, metodológicos y

de gestión, Oviedo, 2004.

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La categoría de Protección Integral,supone la aplicación de las normas de1/2001 que se refieren con caráctergeneral a los bienes integrantes delPatrimonio Cultural de Asturias2. Enesta categoría quedan comprendidas“Aquellas entidades cuyo carácter sin-gular y/o excepcional valor histórico,arquitectónico, etnográfico, determinela plena conservación de sus carac-terísticas originarias, sus condicionesestructurales y tipológicas, su volume-tría y la totalidad de elementos exterio-

res e interiores que lo definen. La pro-tección del bien engloba además suparcela, preservando su forma y cuan-tía de ocupación del espacio”.

Esta categoría comprende el gruesodel patrimonio monumental religioso,los palacios rurales, elementos etno-gráficos como construcciones o vivien-das tradicionales de valor muy desta-cado, los puentes históricos y bienesarqueológicos pero también los inmue-bles que “sin presentar un carácter

3Piquero Rodríguez, 2004: 106.

5.02 Núcleos destacados con valor de conjunto.

Resulta destacable el nivel de integri-dad de algunos pueblos que mantie-nen la calidad formal, con un nivel deconservación aceptable en volume-trías, acabados y carpinterías, ademásde presentar elementos de interésindividual. Otras veces destacan losvalores arquitectónicos limitados a

una agrupación más reducida deconstrucciones que integran un barrioo una alineación, en aldeas que pre-sentan interés pero niveles desigualesde conservación.

En el concejo de Ibias destacan lospueblos de Alguerdo, Ouría, Mouren-tán, Villardecendias, Oumente, Valva-ler, Busante, Valdeferreiros, Marentes,San Clemente, Folgueiras da Viouga,Seroiro, Pradias, Andeo, Dou, Pene-dela y Riodeporcos, además de unconjunto de edificios de la capital delconcejo.

En el concejo de Degaña el impactode la actividad industrial ocasionó unabrusca transformación en gran parte

del valle, aunque se mantienen ciertosvalores de conjunto en Trabáu y ElRebol.lal y elementos aislados o pe-queños conjuntos en otros pueblos delconcejo como Fonduveigas y Zarréu.

En el valle de Naviegu se concentrangran número de núcleos con un nivelalto, entre los que se encuentran Tres-castru, Veigaimiedru, Brañas d’Arriba,Palaciu, Riela de Naviegu, Corros, Na-viegu, Val.láu y Bimeda.

En el valle de Cibea destacan Rieglade Cibea, L.lamera, Sorrodiles, Sonan-de, Vil.larmental, Xinestosu, Sigueiru yFontes de Corveiru. La mayoría de elloscon un nivel alto de calidad de las cons-trucciones tradicionales, destacando

2Art. 27 de la Ley 1/2001.

monumental, poseen sobresalientesvalores de carácter arquitectónico, his-tórico o etnográfico que admiten unasintervenciones menos limitativas, pu-diendo plantearse la recuperación fun-cional mediante la rehabilitación, perorespetando su configuración estructu-ral, características singulares y elemen-tos concretos que lo componen”3.

150

las casas bloque de Riegla de Cibeay las Narcea en L.lamera y Sorrodiles.

En el valle del Narcea, Rengos y lazona contigua se encuentran Xedré,Xichón, Tresmonte, Noceda, Mual, Lar-na, Arbolente, Cibuyu, Aciu, Caldevil.lad’Aciu, La Riegla y Chanu.

En el valle del Coutu y la zona de Bisu-yu se localizan L’Artosa, Veigadhorru,La Viña, Combo, Monesteriu, Bergame,Escrita, Las Defradas, San Pedru las

Montañas, El Pumar, Bisuyu, Eirrrondude Bisuyu y San Fliz.

En el partido de Sierra y las zonas con-tiguas se encuentran Castilmoure, Ve-cil, San Pedru Culiema, Tubongu,Vil.ladestre, El Puelu, La Nisal, Mieldes,Dagüeñu, Chanos, L.lamas del Mouru,y Xarceléi.

En el entorno de la villa de Cangas selocalizan también aldeas con casas yconstrucciones de interés, entre otros

en pueblos como L.lamas, Adralés,San Pedru de Courias y Santa Marina.

151

Entre las actuaciones orientadas afavorecer la preservación de lasviviendas rurales se muestra necesarioaumentar la sensibilidad social a travésde la divulgación y la puesta en valorde elementos significativos. Algunoselementos del patrimonio etnográficopueden contar con planes de mante-nimiento específicos que faciliten lainformación, el asesoramiento y lastramitaciones administrativas. Enbastantes casos, la desinformación ola edad avanzada de los propietariosimpiden acceder a posibles canalesde ayudas.

La inclusión de una muestra de vivien-das tipo Narcea en el Inventario delPatrimonio Arquitectónico de Asturiasaconseja la realización de un plan degestión que al menos garantice ayudasal mantenimiento de las cubiertas enuna muestra significativa de los ele-mentos más valiosos conservados; yactuaciones singulares de la adminis-tración sobre algunos de los elementosmás destacados que ayuden a revalo-rizar socialmente estas construcciones.Los ejemplos de primer nivel se man-tienen en muy corto número, siendo

5.03 Posibilidades de actuación en los ejemplos de vivienda.

más amplia la nómina de los que man-tienen estructuras y volumen externo.La problemática de estas viviendas esdiferente a la de otros modelos devivienda que permanecen habitadoso son potencialmente habitables, almantener uso de cuadra-pajar en lamayoría de ellas y en otros casos usosmarginales, lo que podría favorecer laconservación de las morfologías y es-tructuras. Se observa también que enbastantes casos existe una cierta esti-ma y receptividad de los propietarioshacia su conservación.

Entre los ejemplos de valor excepcio-nal, con un estado de conservaciónque ofrece aún posibilidades de recu-peración, se encuentra Casa Fradeen Sorrodiles y la casiel.la de CasaEstebanón en L’Artosa en lo relativo ala armadura de la cubierta, ademásde los citados anteriormente en elapartado de esta tipología. La singu-laridad y el gran valor patrimonial deestas construcciones justificarían unainter-vención o plan de actuación so-bre alguna de ellas y en todo caso unseguimiento de las labores de mante-nimiento de las cubiertas. En este sen-

tido, existen ejemplos cercanos deecomuseos como el de Veigas en So-miedo, que muestran algunas pautasa seguir en las construcciones de ma-yor interés.

Uno de los escasos ejemplos de inter-vención reciente en una casa Narcease encuentra en la casa vieja de CasaRoque en Brixemada, empleada comocuadra, donde los propietarios rehabi-litaron la estructura de cubierta respe-tando completamente los valores for-males y estructurales de la cons-trucción. Al margen de la problemáticade la preservación de estas viviendas,presenta interés una intervención loca-lizada en el pueblo de Vil.ladestre, don-de se realizó la reedificación completade una vivienda reproduciendo la vo-lumetría del tipo dentro de los paráme-tros de la arquitectura contemporánea.

La actuación mediante planes de re-cuperación en algunos núcleos de re-ferencia como el de Alguerdo en Ibias,favorecería la revaloración y la consi-deración social hacia los valores de laarquitectura tradicional.

Entre los hórreos y paneras de la co-marca cabe destacar que la mayoríason anteriores a 1936 y presentan va-lores de calidad arquitectónica y de-corativa contrastables. Estas carac-terísticas suponen la necesidad derecoger en el catálogo del PGOU lamayoría de las paneras y hórreos con-servados, en base a los criterios ob-servados por La Ley del Principadode Asturias de Patrimonio Cultural, yque sean susceptibles de recibir ayu-

5.04 Hórreos y paneras relevantes. Posibilidades de gestión de las cubiertas vegetales

das para su conservación y restaura-ción. Existe una limitada ayuda a larenovación de cubiertas vegetales,que en casos singulares como en elhórreo de Sigueiru del siglo XVII mere-cerían un tratamiento singular. Entrelos hórreos de cubierta vegetal desta-can también los de Noceda y el amplioconjunto de Ibias. Otras agrupacionesrelevantes son las de tres hórreos delsiglo XVII en Caldevil.la d’Aciu, y laspaneras con amplia decoración tallada

y pintada de entre 1880 y 1930 en Ibias,El Coutu y Sierra. Entre las panerasdecoradas más destacadas se en-cuentran las levantadas por DomingoÁlvarez en Ibias, en torno a Alguerdo,y Gabriel de Yriarte, que trabaja en lospueblos del entorno de Bisuyu. Ambosrealizan conjuntos decorativos de ca-rácter singular realizados a finales delsiglo XVIII y primeros años del XIX.

152

Los puentes históricos ofrecen gran-des posibilidades de revalorización ypuesta en valor gracias a la variedady calidad de las construcciones con-servadas y su amplia distribución enlos tres concejos de la comarca. Pre-sentan la ventaja de tener escasoscostes de mantenimiento una vez res-taurados o consolidados y muchos deellos pueden compatibilizar las funcio-nes de viales con un cierto tratamientoque respete las cualidades en cuantopatrimonio. Muchos de ellos forman

5.05 Los puentes. El Caleicho de Pena Ventana

conjuntos de interés con otros elemen-tos y espacios públicos, como se daen La Riela. Otros como el de Chanupresentan la posibilidad de una restau-ración vinculada a los singulares valo-res naturales del río en ese tramo. Lospuentes antiguos de la comarca sonademás construcciones muy valoradassocialmente. Los principales riesgosde conservación de estas construccio-nes residen en la ejecución de obrasciviles inadecuadas.

Varias calel.los o cousos de lobos ofre-cen posibilidades de recuperación,experiencia ya realizada en otras co-marcas. Aunque en ocasiones cuentancon accesos difíciles, es posible vin-cularlos con rutas de montaña y cami-nos históricos. Como factores favora-bles a la puesta en valor se encuentranla situación en marcos geográficosmuy destacados, como ocurre en PenaVentana, y el hecho de que se trata deconstrucciones de fácil preservaciónuna vez consolidadas.

153

El suroccidente de Asturias cuenta conla mayor concentración de templosparroquiales románicos y de tradiciónrománica de toda Asturias, con másde cuarenta templos, sin contar lasnumerosas capillas de origen medie-val. Además existen varios santuarioscomo el de L’Acebu, Santarbás y SanL.luis del Monte y más de 260 capillasincluyendo las arruinadas.

La intervención en la iglesia parroquialde Castanéu supone un modelo derecuperación en cuanto al manteni-

5.06 La situación del patrimonio religioso. Valoración patrimonial del románico rural yproblemática de conservación

miento de la estructura de la cubierta,los acabados interiores, carpinteríasy bienes muebles, así como por el res-peto del entorno libre de pavimentosmasivos y alteraciones de rasantesdiscordantes con el templo. En estecaso se respetó también el entorno delcampo de iglesia de forma ejemplar.

El valor patrimonial de las iglesias pa-rroquiales y de muchas capillas de lacomarca reclama un plan de actuaciónque integre a los distintos actores vin-culados con estas construcciones,

como son la administración, la iglesiay la comunidad local, con el fin degestionar intervenciones urgentes enalgunos casos y especialmente degarantizar la protección de los entor-nos, el control de las reformas y laslabores de mantenimiento de cubiertade los templos.

154

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6.01 Introducción

158

El estado de la arquitectura tradicionalen nuestra comarca es preocupante,tanto por su paulatina desaparicióncomo por su estado de conservación.Tal como se recoge en el capítulo 5“los problemas de conservación son,básicamente, la degradación por faltade uso, el empleo de técnicas de man-tenimiento inadecuadas y la descon-textualización de las construcciones,quedando inmersas a veces en entor-nos muy degradados”.

Desde mediados del siglo XX se vieneproduciendo una intensa transforma-ción del entorno rural y de su arquitec-tura, facilitada por el enriquecimientode la sociedad, cambios en las estruc-turas y relaciones familiares, la mejorade las comunicaciones, la emigraciónhacia núcleos urbanos, el abandonode las explotaciones agrícolas y gana-deras así como la aparición de nuevosmateriales de producción industrializa-da, más económicos, fáciles de obte-ner y generalmente inadecuados.

La alteración del paisaje rural se realizaa través de dos actuaciones comple-mentarias. Por una parte la falta de

uso, mantenimiento y abandono tantode las construcciones principales, vi-viendas, como de las arquitecturasauxiliares, conduciéndolas al colapsofísico, con el hundimiento de cubiertasy el desplome de los muros y provo-cando la generación de solares ruino-sos e invadidos de maleza en el interiorde los pueblos. Por otra parte, la apa-rición de nuevas construcciones quesustituyen a las existentes o próximasa ellas, con volúmenes, formas y ma-teriales disonantes, que rompen y dis-torsionan el mimetismo y la armoníade estas agrupaciones, integradas enel paisaje, tanto en su adaptación a latopografía del terreno como en el em-pleo de materiales que se funden consu entorno, y obtenidos en el área máspróxima (la piedra de los muros gene-ralmente se extraía a una distancia nosuperior a un kilómetro). Estas nuevasconstrucciones destacan sobre el con-junto quebrando el equilibrio existente.

Por último, también se actúa con fuer-za sobre las edificaciones tradiciona-les, con reformas que pueden ir des-de la modificación de sus envol-ventes; cubiertas, carpinterías, apertu-

ra de huecos, revocos, etc. hasta unacompleta reestructuración interior, pro-vocada por la aparición de nuevosusos, instalaciones y exigencias deconfort. Ésto se produce tanto en lavivienda habitual como en las construc-ciones auxiliares. Así, es frecuente latransformación de las cabanas de lasbrañas en lugares de uso vacacionaly de recreo. Con frecuencia suelenemplearse materiales inapropiados, deproducción y acabados industrializa-dos, como planchas de fibrocemento,carpinterías de aluminio en color naturalo dorado, chapeados cerámicos o depiedra, cerrajería excesivamente orna-mentada o sustituciones de estructurasde cubierta en madera por forjados dehormigón armado con entrevigadocerámico y cobertura de teja de hormi-gón, por citar solo algunos ejemplos.

Si se quiere proteger este patrimoniodeberían realizarse rehabilitacionescon calidad, que sin caer en el tipismo,generen con su ejemplo una línea deactuación a seguir.

159

Deberíamos diferenciar entre rehabili-tar y restaurar. Restaurar supone de-volver una construcción a su estado yuso original. La rehabilitación puedemantener el mismo uso u otro diferente,lo que conlleva la transformación paradar respuesta a las nuevas necesida-des. En cualquier caso, sea restaura-ción o rehabilitación, ésta ha de hacer-se de forma respetuosa tanto con laconstrucción original y su identidad,como con su entorno inmediato.

La restauración integral es poco habi-tual en el caso de vivienda particular,ya que existen nuevos requerimientosy necesidades no contempladas enlas construcciones vernáculas, comoes el caso de baños, cocinas moder-nas, o instalaciones de saneamientoy fontanería. Será diferente cuandoplanteemos una casa - museo. Algoque podría resultar interesante en elcaso de la vivienda tipo Narcea, de laque cada vez quedan menos ejem-plos, en la que se muestren no sólolas distintas particiones y elementosfuncionales de la misma, sino tambiénlos sistemas constructivos empleadoscomo las estructuras de cubierta de

6.02 Rehabilitación - Restauración

gran desarrollo, con tijeras curvas lla-madas combos. Es algo similar a lorealizado en el concejo de Ibias conla recreación de una casa redonda opalloza en el área recreativa de SanAntolín. Incluso se podrían restaurarvarias viviendas que encajen en lostipos arquitectónicos descritos en elcapítulo 3, con ubicaciones diferentesen nuestra comarca, y proponiendoun recorrido arquitectónico que nospermita acercarnos a un conocimientomás exhaustivo de las mismas, asícomo ver la evolución de la vivienda.Esto proporciona un mayor respeto yvaloración por el resto del patrimonioa conservar.

En la rehabilitación, es imprescindibleun estudio preciso del estado de con-servación del edificio para determinarlo que puede mantenerse y lo quedebe ser eliminado; así como estable-cer lo que la construcción antiguaadmite, como el tipo de calefacción,aislamiento térmico y acústico, siste-mas tecnológicos y materiales nuevos,creados para alcanzar un determinadoconfort y cumplir con la extensa nor-mativa existente.

Antes de acometer cualquier actuacióndebemos analizar de modo objetivonuestro programa y presupuesto y ve-rificar las posibilidades reales de eje-cución.

Por tanto, el primer paso sería realizarun estudio exhaustivo de la construc-ción con levantamiento planimétricoen el que se recoja no sólo la distribu-ción existente y posición de los muros,huecos y estructuras de madera, sinotambién el estado de los mismos, indi-cando secciones, estado de conser-vación y patologías presentes comofisuraciones, desplomes, hundimien-tos, pudriciones o humedades, querequieran refuerzos, recalces, atados,reparaciones o sustitución de los ele-mentos dañados. Para ello debemoscontar con la ayuda de técnicos yconstructores con experiencia en elmanejo básico de las técnicas y mate-riales tradicionales, que nos den unasesoramiento y presupuesto real.

El segundo paso, sería proponer unanueva distribución basada en la lógicay en el aprovechamiento de los vanosexistentes, que reduzca la apertura de

nuevos huecos tanto en los muros ex-teriores como en los medianiles exis-tentes, evitando así debilitar la resis-tencia de los mismos ante la posiblepresencia de nuevas sobrecargas.Otro aspecto sería la agrupación, tantovertical como horizontal de los núcleoshúmedos, baños y cocinas, para dis-minuir la presencia de instalacionesde fontanería (empotradas o de super-ficie) y saneamiento.

El proyecto debe contemplar la con-servación de todos aquellos elemen-tos que sea posible recuperar; corre-dores y galerías, estructuras demadera de cubierta, forjados y enta-blados de madera, piezas de silleríasen la conformación de los huecos ovanos, como antepechos, dinteles ojambas, las grandes losas de pizarraen aleros y bordes, suelos pétreos,tanto enlosados como realizados concanto rodado, elementos singularescomo hornos, alacenas empotradaso chimeneas, carpinterías como losportones de entrada o piezas de ba-randas, elementos de forja como tira-dores o rejería y elementos decorativoscomo encintados o elementos geomé-

160

tricos de cal, aún muy presentes enel Concejo de Ibias. Se debe asimismoguardar los elementos dañados porsi fuera necesario utilizarlos como mo-delo de la pieza de sustitución.

Debe respetarse, siempre que sea po-sible, la volumetría original, tanto en laaltura de sus muros (no siempre sedispone de la altura mínima exigida),la relación paramentos - vanos (se bus-ca una mayor iluminación y ventilación),como en la conformación de las cubier-tas, muy cerradas y mayoritariamentea tres y cuatro aguas, con pocos hue-cos de iluminación y ventilación, bufar-das, y la casi inexistencia de casetoneso buhardas salvo por los boqueironesde acceso al parreiru o pajar en suhastial superior. No debemos olvidarque las cubiertas pueden considerarseuna fachada más, ya que los núcleosrurales suelen asentarse a media laderay son muy visibles; por tanto, cualquiergeometría o elemento extraño de lamisma resulta fácilmente observable,por lo que se recomiendan, si son ne-cesarios, huecos de cubierta enrasa-dos en la misma y canalones y bajantesde zinc, cobre o chapa de acero laca-

da, así como remates y encuentros decumbreras y limatesas a cruceiro opeine con sus correspondientes imper-meabilizaciones.

En cuanto a los cerramientos interiores,si éstos han de ejecutarse nuevos, esaconsejable utilizar tabiquerías de car-tón-yeso con aislamiento acústico in-termedio, de menor peso y gran facili-dad de ejecución y puesta en obra, loque evitaría sobrecargas en los forja-dos de madera existentes.

Utilizar preferentemente carpinteríasde madera con tratamientos frente axilófagos y la humedad, sin persianasy con contraventanas. Pueden incluirdoble acristalamiento o bien disponerdoble ventana. No utilizar barnicesbrillantes e impermeables que impidanrespirar a la madera y le den un aspec-to artificioso.

Si es necesario colocar aislamientotérmico o acústico, (el espesor de losmuros entre 60 cm y 100 cm suelebastar), valorar la posición y composi-ción del mismo.

161

En relación a los revocos y acabados,tal como se indica en el capítulo 2,éstos eran escasos hasta después delprimer tercio del siglo XX, favorecidospor la escasez de cal y el buen com-portamiento frente a las humedadesde los paramentos de pizarra y cuar-cita. No obstante, su empleo es gene-ralizado hoy en día, aunque mayorita-riamente se emplean morteros decemento Pórtland tanto en rejunteadoscomo en revocos, que al ser imper-meables y no transpirables favorecenla aparición de humedades por capi-laridad y la formación de sales, por loque se recomienda el uso de morterosde cal, impermeables pero transpira-bles. En colores naturales, terrosos; el

arenón utilizado solía dar la pigmenta-ción final, incorporando el color en lacapa del mismo revoco. Se deben evi-tar colores disonantes y chillones.

Finalmente debe estudiarse la correctaincorporación de nuevas instalacionescomo sistemas de calefacción o insta-laciones de ACS (agua caliente sani-taria) para el ahorro energético exigi-das por el CTE (Código Técnico de laEdificación) pudiendo situar los pane-les o captadores solares en terreno dela propiedad en lugar de cubierta ofachada y/o sustituirlo por calderas debiomasa, instalaciones de geotermia,aerotermia u otros similares.

En una construcción nueva es posiblereivindicar los modelos tradicionalessin caer en tópicos y meras copias queactúen como decorados. La sencillezy el respeto por la tipología local sonlas pautas para definir estas nuevasarquitecturas.

Se debe dialogar con el entorno, res-petando el paisaje y amoldándose ala topografía, integrando los desnivelesdel terreno, resguardándose de los

6.03 Obra Nueva

vientos dominantes y buscando el solen sus estancias habitables.

Se debe captar la esencia de la zona.No se trata de imitar, sino de redefinirlos elementos dentro de la nueva cons-trucción, evitando volumetrías y tipolo-gías de carácter urbano o de otrosestilos arquitectónicos (andaluza ovasca por poner algún ejemplo).

Utilizar los materiales del propio lugar,

tanto en el interior como en el exterior,sea piedra o madera. Emplear morte-ros teñidos con arenas o pigmentosque se asemejen a los del lugar.

Es fundamental distribuir los espaciospara que la luz fluya sin obstáculos,evitando una presencia masiva delvidrio y buscando la síntesis y limpiezavisual, con una respuesta sobre el con-junto más que el protagonismo de ca-da una de las fachadas o partes.

En nuestra comarca, formada por losconcejos de Cangas del Narcea, De-gaña e Ibias, pese a que se apreciauna continua degradación de losnúcleos rurales y del patrimonio devivienda tradicional, más acusada enlas zonas con mayor accesibilidad,aún es importante el volumen de loque puede ser recuperado, con bue-nos ejemplos de conservación en losnúcleos de peor o difícil acceso.

No sólo deben respetarse las construc-ciones particulares y espacios cerra-dos de la casa tradicional, sino losespacios abiertos de la misma comocorradas, patios, escaleras exterioresy portales y las construcciones asocia-das a ella, como hórreos, paneras,pajares, pozos, hornos etc., así comolos espacios de relación y explotación

162

entre las distintas casas que confor-man un núcleo e identifican su paisaje,como los emparrados, tan caracterís-ticos del concejo de Ibias donde des-tacan los de Alguerdo, Villardecendiasy Oumente entre otros, los cierres defincas y purtiel.las, así como construc-ciones de uso público; fuentes, lava-deros, puentes, estacadas, presas,pozos de riego, etc.

Para conservar la armonía y bellezade nuestros pueblos basta muchasveces con actuaciones de bajo coste,centrándose en controlar los cromatis-mos de fachadas, evitando emplearcolores estridentes, alterar la geometríade las cubiertas, mantener la propor-ción vertical frente a la horizontal delos huecos o controlar los materialesempleados en los cierres de fincas.

No se pretende construir parques te-máticos sino poner en valor aquellode lo que aún disponemos como yahan hecho en muchos otros territorios.

6.04 Conclusiones

����

Glosario de la casa tipo Narcea1

Los propietarios de estas construccio-nes se han referido a ellas de formagenérica en algunas ocasiones comocasa a contrapena, casa encuevada,y casa con forma estrapal.lada (aplas-tada). Parece haber una cierta identi-ficación más sistemática con el términode casiel.la, aplicado también a lacuadra-pajar aislada, que coincidecon el uso mayoritario actual de estasconstrucciones. Con el nombre defundada se han referido varios infor-mantes a la fachada.

Los espacios básicos son la l.lariega,el portal, el parreiru,la corte, el curripuo corte lus gochus y el zagual denomi-nado, zaugual, l’astru, estrau, astragal,moucasa, tescanu, trescanu, separadopor el bulau de madera.

En la cocina y espacios inmediatosaparece el escanu, l’alcoba, el xergón,el fornu, la furnica, la bogadoira, elguindastre o burru, las pregancias, elescudil.leiru y el espeteiru, maseira,la pala del forno, la rastriel.la, y elcabal.lete.

Entre la vajilla se encuentran las ol.lasy las tarreñas de barro, las escudiel.las,el caveiru, la cimbreira y la tril.ladoiras.

Entre las estructuras de ahumado se

166

encuentran la piérgula, las varas delfumeiru, el culgadeiru, el cainzo, y elfumeiru.

Sebe, tazón, ciebu o cebatu son térmi-nos para referirse al entretejido o zarzovegetal de avellano, salguera y otrasplantas con el que se realizaban mu-chos elementos como el piso o sul.láudel parreiru.

Los elementos de la estructura de ma-dera son el sufitu, el combu, los burros,los burricos y burriquetes, la cumal,las tixeras, los cangos y los murones,postes que sujetan el comedero. Loscangos van hincados verticalmente enla viga de la solera o sobremuriu querecorre la parte superior de los murosde carga.

Los ral.lones son rollizos pequeños oramas equivalentes a la ripia, elemen-tos de madera horizontales que cie-rran la cubierta sujetos a los cangosmediante brincaios (Ibias) o cibiel.loso valdiéganos (Cangas del Narcea).Las gabiel.las de la cama de escobao paja van a su vez atadas a losral.lones. Esta estructura solía perma-necer tras cambiarse la cubierta ateja curva.

Los huecos y puertas son el buqueiróndel parreiru, la puerta’l parreiru, lasporticas del moucasa, el pustigu y el

trapón del parreiru, el cebadeiru y elcuiteiru.

En la cubierta, el alero se denominarefalde, veiro, y vera; las sujecionesexternas bagunas y velos; la acciónde realizarlas se conoce por entouzare,atouzar, cintar, encurdunar y embagu-nar. Externamente también aparecenlos gavitos sujetando el varal (los ga-vitus van espetados sujetando el varalsobre la cubierta vegetal). En algunoscasos se utiliza baguna para designartoda la cubierta. Gaviel.las, cuelmo,feixes, son términos que denominanlas gavillas de paja o escoba.

Cuartu la ceba, cuarto nuovo, cuartudel pai, cuartu los novios y el cuartónson algunos de los nombres frecuentespara designar los cuartos cerrados enel portal o el corredor.

Los Culmiel.lus, garabil.las, pitoxas, ycapuchas son útiles de iluminación.

Transcripción parcial de las respues-tas particulares del Catastro del Mar-qués de La Ensenada en Brañas deArriba y Trascastro.

El Coto de Leitariegos se incorpora de-finitivamente al concejo de Cangas deNarcea en 1925. Comprendía los pue-blos de El Puertu, Brañas d’Arriba,

1Vocabulario recogido en L.lamera, Sonande (Casa Mingón), Larna (Casa Pasquín, Casa I’Campa), Retornu (Casa Cul.lar, Casa’l Xastre), Brixemada

(Casa Roque), Parada la Nueva (Casa Xuanín), La Nisal, (Casa Frandambres, Casa Fonsu), Barnéu (Casa García), L’Artosa (Casa Estebanón),

Chanos (Casa Catorce), Tresmonte d’Arriba (Casa Boto), Noceda (Casa L.lope), Vil.larmental (Casal Conde y Casa Feliciano) y Vil.larín de Cibea

(Casa Frade).

Brañas d’Abaxu, Trescastru y el caseríode Cabuezos. El coto contaba con 59casas habitables y 42 hórreos2. Lasrespuestas particulares del catastro deLa Ensenada muestran con detalle susconstrucciones y vecindario en 1787.La casi totalidad de las construccionesaparecen con cubierta de paja, inclu-yendo las viviendas, pajares, caballeri-zas y hórreos. Las casas aparecen des-critas con portal, cuarto bajo o alto conpajar, cocina terrena, una o dos alcobas,bodega, cuarto para los aperos y hórreo.

En una muestra de siete viviendas deTrescastru y Brañas d’Arriba las casasdocumentadas presentan un eje longi-tudinal mas o menos acusado y arrojanun promedio de superficie de 120.8m2, solo válido como valor estimativodado lo irregular de las plantas y elcorto número de viviendas promedia-do. La superficie varía entre los 166.7m2 de la mayor, con un planta de 16.5por 10 metros y los 66.5 m2 de la máspequeña, de 13.28 por 5 metros deancho. Esta casa, situada en Brañasd’Arriba, es representativa de las vi-viendas mas modestas alguno de cu-

167

yos ejemplos ha llegado hasta hoy.Contaba con “cubierta de paxa, quesu havitazion se compone de cozinaterrena, dos alcobas, dos paxares yquatro cavallerizas”.

Otra casa en Trescastru “Tiene la enque havita cubierta de paja, cuya ha-vitazion se compone de cozina terrena,dos quartos altos, caballerizas, paxar”.Esta casa mide 18.6 por 8.3 metros deancho, con una superficie de 154.9 m2.

Transcripción al uso3, de un extractode las respuestas particulares del Ca-tastro de La Ensenada, en el Coto deLeytariegos, 1787:

Libro primero de / seglares vezinos yforas/teros hazendados en este / Cotode Leytariegos con/forme al Cajon 15de la / Real Ynstruccion.

Bienes pertenecientes / a Thomas Ro-driguez. Lugar de Tras/castro.4

Cassa: Tiene la en que havita, que secom/pone de conzina5 quarto dor-mi/torio, paxar, portal, cavalleriza ybodega. Tiene de frente ve/ynte varas

y ocho de fondo (…). Orrio: Tiene unode quatro pies de / piedra delante dela casa de / rentar dos reales de vellonen cada un año.

Bienes pertenezientes / a Joseph Ro-driguez.Cassa: Tiene una cubierta de paja /que consiste su havitazion en / cozinaterrena, quarto alto con / su alcoba,dos pa/xares y quatro / cavallerizas.La que tiene de / frente veynte y dosbaras / y de fondo ocho (…). Orrio:Tiene uno ymmediato a dicha / casade quatro pies de piedra / cubierto depaxa (…).

Bienes pertenezientes / a Melchor Ro-driguez.Cassa: Tiene la en que havita cubierta/ de paja, cuya havitazion se com/ponede cozina terrena, dos quartos altos,cavallerizas / paxar. Tiene de frenteveyn/te y dos baras y media y de /fondo diez (…). Orrio: Tiene uno ynme-diato a dicha] / cassa de quatro piesde piedra / y barro. Cubierto de paxa/ (…).

2“21ª A la veinte y una que dicho Coto / se compone de cinquenta y dos vecinos y / ocho viudas y que no ay ninguna casa / de Campo ni alquiler

de las que contiene / la pregunta.

22ª A la veinte y dos que en dicho termino ay / cinquenta y nueve casas habitable yome / arruinadas por desidia de sus dueños y quarenta / y

dos orrios sin que los suelos de dichas casas / tengan ningun tributo de los que expresa la / pregunta.”

Respuestas generales de Catastro de La Ensenada. Coto de Leytariegos, 1787.3Respuestas particulares del Catastro de La Ensenada. Coto de Leytariegos. Archivo Municipal de Cangas del Narcea (806/1). Se ha trascrito

sólo la parte referida a bienes inmuebles obviando las referencias a el conjunto de fincas rústicas, ganados y demás posesiones registradas

en las respuestas particulares.4Nota del escriba en el margen izquierdo.

5“cozina” por conzina.

Bienes perte/nezientes a Pablo / Rodri-guez.Cassa: Tiene la en que havita cubierta/ de paxa. Cuia havitazion se com/ponede cozina terrena, un quarto alto y doscavallerizas / con dos paxares. Tienede / frente veynte varas y / de fondodiez (…). Orrioi o Panera: Tiene unode seys pies de piedra / cubierto depaxa ynmediato / a dicha casa, seyspasos (…).

Bienes perte/nezientes a Rosa / Rodri-guez,Cassa: Tiene la en que havita cubier/tade paxa, que su havitacion / se com-pone de cozina terrena / dos dormito-rios, un port/tal y una cavalleriza. Tie-nen (---) Tiene la en qisiste? cubierta/ de paxa, que su / havitazion se

com/pone de cozina terrena, una / al-cova, dos cavallerizas y un / paxar.Tiene de frente zinco / varas y de fondoveynte y seys (…). Orrio: Tiene unode quatro pies de / piedra cubierto depaxa / distante zinco passos de / dichacasa (…).

Dos ejemplos de casa en Brañasd’Arriba y una caballeriza enVil.lard’Arbás:

Cassa (…) Tiene la en que havita cu-bierta / de paxa, que su havitazion / secompone de / cozina terrena, / dosalcobas, dos paxares / y quatro cava-llerizas. Tiene / de frente diez y seysvaras / y de fondo seys (…). Cavalleri-za: Tiene una en el sitio del Villar / deArbas para la custodia de / su ganado

con su paxar, cubi/erta de paxa. Tienede frente / quatro varas y de fondo tres(…).

Bienes pertenecientes / a Juan Sierra.Cassa: Tiene la en que havita (…)suhabitación se compone de / cozina,un quarto y dos dormi/torios y vajo de/ la misma cubierta / un quarto tapadoque sirve para / la custodia de los ape-ros de / lavor y cavallerias, que todotiene /veynte varas de frente y doze /de fondo (…), y ynmediato a dichacassa / tiene un quarto vajo y otro altocon su paxar / y tres cavallerizas que/ si todo para zerraryerva / y para elreconozimiento / de los ganados el /qualquarto tiene de frente / diez barasy de fondo (…).

168

169

7.02 Apéndice planimétrico

170

171

172

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7.05 Fotografías

Fotografías margen superior a inferior de izquierda a derecha.

178

Página 10Sin título. Miki López. 2006.Eirrondu de Bisuyu. Mara Herrero.La Viliel.la. Mara Herrero.A Estierna. Mara Herrero.Valle de Degaña. Arnaud Späni. GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 11Tabladiel.lu. F. F. Riestra.Vaca Asturiana de los Valles. GDR Alto Narcea Muniellos.Seroiro. Mara Herrero.

1.01 El paisaje histórico

Página 15Valle de Naviegu. GDR Alto Narcea Muniellos.Bisuyu. Arnaud Späni. GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 17Bisuyu, 1927. Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies.L´Artosa. F. F. Riestra.Aciu. F. F. Riestra.Cecos, 1927. Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies.

1.02 Aproximación a algunos aspectos culturales vinculados a la casa

Página 19Trones, 1927. Fritz Krüger. Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies.Protección contra el mal en puerta. GDR Alto Narcea Muniellos.Cierre de losas. GDR Alto Narcea Muniellos.Baile en la eira. Cangas del Narcea, hacia 1920. C. X. Varela Aenlle.Lavadeiro, 1927. Cangas del Narcea. Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies.Marca de casa en árbol. Casares. F. F. Riestra.

Página 22Casa Roque. Briximeda. F. F. Riestra.Casa Roxo. Villauril. Mara Herrero.Cruces en puerta de cuadra. Sigueiru. GDR Alto Narcea Muniellos.

1.03 La comunidad

Página 23“HIZIERONME FRANCISCO ARIAS Y THERESA FLOREZ SV MUGER. AÑO 1789” Casa Llano, Samartín de Sierra. F. F. Riestra.Hachu y argolla para el arrastre de vigas. F. F. Riestra.

Página 24Detalle inscripción en hórreo. Las Tiendas. GDR Alto Narcea Muniellos.

Teitado en hórreo. Casa Perdigueira. GDR Alto Narcea Muniellos.

CubiertaAlguerdo. Mara Herrero.

179

Página 26Estructura cubierta. Palaciu. Mara Herrero.Villardecendias. Mara Herrero.San Xuan del Monte. F. F. Riestra.Lagüeiro. Mara Herrero.Encintados de cal. Villardecendias. GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 27Casa Manula. Mourentán. Mara Herrero.Vano de madera. Santa Comba dos Coutos. GDR Alto Narcea Muniellos.Detalle vuelo hórreo teitado. Cuantas. GDR Alto Narcea Muniellos.

2.01 Aspectos generales de la construcción tradicional en el suroccidente de Asturias

Página 28Interior de corrada. Ouría. F. F. Riestra.Camino emparrado. Riodeporcos.GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 29Andeo. FFR.Oumente. GDR Alto Narcea Muniellos.

2.02 Las armaduras de cubierta

Página 30Parreiru. L.larón. F. F. Riestra.Cumal y apoyo sobre tijera. Casa Antón. Retornu. F. F. Riestra.Parreiru de la casiel.la Casa Chaguin. La Viña. F. F. Riestra.

2.03 Las armaduras de la cubierta en el monasterio de Courias. Algunos ejemplos singulares

Página 32Armadura de combos en el encuentro de dos crujías. Hacia 1790. Courias. F. F. Riestra.Armadura del cupulín. Courias. F. F. Riestra.Armadura de biblioteca y cupulín. Courias. F. F. Riestra.Ensamblaje superior de pendolón. Iglesia s. XVI. Courias. F. F. Riestra.Armadura de puente. Courias. F. F. Riestra.Cerchas de pendolón suspendido. Iglesia finales s. XVI. Courias. F. F. Riestra.Armante y pie derecho en armadura de puente. Hacia 1790. Courias. F. F. Riestra.Tornapuntas en armadura de puente. Courias. F. F. Riestra.Armaduras de crujia. Hacia 1790. Courias. F. F. Riestra.

Página 33Nave de la iglesia de Courias. GDR Alto Narcea Muniellos.

2.04 Las cimentaciones

Página 33Cimentación sobre roca madre cortada. Tandes. F. F. Riestra.

2.05 Pies derechos, pilares y otros elementos de la estructura vertical

Página 34Oumente. F. F. Riestra.Dou. F. F. Riestra.El Pueblu. F. F. Riestra.Alguerdo. F. F. Riestra.Castaosa. GDR Alto Narcea Muniellos.Samartín. F. F. Riestra.Casa Estebanón. L´Artosa. F. F. Riestra.

180

Página 35Oumente. F. F. Riestra.Oumente. F. F. Riestra.Alguerdo. F. F. Riestra.Miraval.les. F. F. Riestra.Chanu. F. F. Riestra.

2.06 Muros de carga. Sillería. Ejemplos de paramentos de mampostería. Forjados de madera

Página 36Villardecendias. F. F. Riestra.Oumente. F. F. Riestra.Folgueiras da Biouga. F. F. Riestra.Ouría. F. F. Riestra.

Página 37Casa Groba. Ouría. F. F. Riestra.Villardecendias. F. F. Riestra.Ouría. F. F. Riestra.Ouría. F. F. Riestra..Ouría. F. F. Riestra.La Viña. F. F. Riestra.Casa Pachu. S. XVIII San Pedru Culiema. F. F. Riestra.Villardecendias. F. F. Riestra.Andeo. F. F. Riestra.

2.07 Los cerramientos. Acabados y revocos

Página 38Alguerdo. F. F. Riestra.

Página 39Veigadhorru. F. F. Riestra.Casa Manón. L.lamera. Mara Herrero.Folgueiras da Biouga. F. F. Riestra.Casa Pedro García. Pousada de Bisuyu. Mara Herrero.Trones. Mara Herrero.Alguerdo. F. F. Riestra.Valcabu. F. F. Riestra.Casares. F. F. Riestra.

2.08 Corredores y galerías

Página 40San Clemente. Mara Herrero.Casa Roxo. Villauril. GDR Alto Narcea Muniellos.Villardecendias. F. F. Riestra.

Página 41Alguerdo. F. F. Riestra.La Riela. F. F. Riestra.Dou. F. F. Riestra.Morzóu. F. F. Riestra.Caldevil.la d’Aciu. F. F. Riestra.Monesteriu. F. F. Riestra.Dou. F. F. Riestra.San Xuan del Monte. F. F. Riestra.Ounón. F. F. Riestra.

181

Veigaipope. F. F. Riestra.Chanu. F. F. Riestra.L.lamera. F. F. Riestra.Murias de Pontarás. F. F. Riestra.Veigadhorru. F. F. Riestra.Dou. F. F. Riestra.Bisuyu. F. F. Riestra.

Página 42L.lamas. F. F. Riestra.Villardecendias. F. F. Riestra.Santolaya. F. F. Riestra.

2.09 Los vanos

Página 43La Viña. F. F. Riestra.Monesteriu. F. F. Riestra.Villa de Cangas del Narcea. F. F. Riestra.Villardecencias. F. F. Riestra.Oumente. F. F. Riestra.

Página 44Villardecendias. F. F. Riestra.Caldevil.la d’Aciu. F. F. Riestra.Dou. F. F. Riestra.Casa’l Palacio. Nandu. F. F. Riestra.Santolaya. F. F. Riestra.Ouría. GDR Alto Narcea Muniellos.Folgueiras da Biouga. F. F. Riestra.

2.10 Las cubiertas. Remates, cumbreras y aristas. Bufardas. Aleros. Chimeneas

Página 46Tejado. Villarmeirín. GDR Alto Narcea Muniellos.Tejado. Pixán. Mara Herrero.

Página 47Ounón. F. F. Riestra.La Nisal. F. F. Riestra.Aciu. F. F. Riestra.Folgueiras da Viouga. F. F. Riestra.Alguerdo. F. F. Riestra.Remate de cubierta con pieza de L.lamas del Mouru. F. F. Riestra.

Página 48Alguerdo. F. F. Riestra.Caldevil.la d’Aciu. F. F. Riestra.Trabáu. F. F. Riestra.Folguerias da Viouga. F. F. Riestra.Detalle cubierta de pizarra. F. F. Riestra.L.lavachos. F. F. Riestra.Brañas d’Arriba. F. F. Riestra.Arbolente. F. F. Riestra.Chanu. F. F. Riestra.L’Artosa. F. F. Riestra.L’Artosa. F. F. Riestra.Riegla de Cibea. Mara Herrero.Cruces. F. F. Riestra.

182

Trabáu. F. F. Riestra.San Xuan del Monte. F. F. Riestra.

Página 49Morzóu. F. F. Riestra.Marentes. Mara Herrero.San Clemente. Mara Herrero.Hastial escalonado. Mara Herrero.Detalle limatesa. Trabáu. Mara Herrero.Alero con canecillos. Vil.latexil. Mara Herrero.Limatesa. Parada. ANM.

2.11 Las cubiertas vegetales. Las cubiertas de teja de madera

Página 51Casa de corredor con cubierta de paja. 1927. Zarréu. Fritz Krüger. Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies.Cubierta de tabluca en una cabana. Braña de Treisiel.la.Casa en Trones. 1927. Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies.Casa el Gaiteiro. Valdeferreiros.Hórreo de Casa Anxelu S.XVII. Sigueiru. F. F. Riestra.Santiso. GDR Alto Narcea Muniellos.Velos o Bagunas. Sigueiru. F. F. Riestra.Casiel.la Minguarias. Fontes de Corveiru. F. F. Riestra.Hórreo teitado a bagua. Peneda. GDR Alto Narcea Muniellos.Molín de Las Defradas. F. F. Riestra.Detalle molín de Las Defradas. F. F. Riestra.Binciel.lu en cubierta de hórreo. Casa Boto. Tresmonte d’Arriba. F. F. Riestra.

2.12 Corradas, patios, escaleras. Portales

Página 54Folgueraxú. F. F. Riestra.Ouría. F. F. Riestra.Folgueraxú. F. F. Riestra.San Pedru Culiema. F. F. Riestra.Alguerdo. F. F. Riestra.Folgueraxú. F. F. Riestra.Folgueraxú. F. F. Riestra.

Página 55Corrada. Oumente. F. F. Riestra.Corrada Casa Moirazu. Sonande. F. F. Riestra.Portal de Casa. Xinestosu. F. F. Riestra.Portal. Trones. Mara Herrero.

Página 56Casa L’Indianu. Xedré. F. F. Riestra.Casa’l Palaciu. Nandu. F. F. Riestra.Escaleras acceso a corredor. F. F. Riestra.San Xuan del Monte. F. F. Riestra.Casona. Santolaya. F. F. Riestra.Casa L’Indianu. Xedré. F. F. Riestra.

2.13 Carpinterías, herrajes y mobiliario

Página 57Casa Vicente. La viña. F. F. Riestra.Oumente. F. F. Riestra.Casa Coque. Berguñu. F. F. Riestra.

183

Casa da Groba. Ouría. F. F. Riestra.Villardecendias. F. F. Riestra.La Viña. F. F. Riestra.Vecil. F. F. Riestra.Folgueiras da Biouga. F. F. Riestra.

Página 58Ounón. F. F. Riestra.Casa Frade. Miraval.les. F. F. Riestra.Alguerdo. F. F. Riestra.Busto. F. F. Riestra.Picaporte. F. F. Riestra.Casa Xuanín. Parada la Nueva. F. F. Riestra.Casa Roxu. Villauril. Mara Herrero.Ouría. F. F. Riestra.Armario. Casa Vicente. La Viña. F. F. Riestra.Armario en tronco ahuecado. Casa Fonsu. La Nisal. F. F. Riestra.

2.14 La cocina tradicional. L.lariegas y lareiras

Página 59Casa García. L.lamera. F. F. Riestra.Casa L’Indianu. Xedré. F. F. Riestra.Armadura de campana. Casa’l Palaciu. Xarceléi. F. F. Riestra.Casa Perolo. Busto. F. F. Riestra.L.lariega. Casa Roxu. Villauril. Mara Herrero.Campana. Palacio de Santolaya. F. F. Riestra.

Página 60L.Iariega. Casa L’Indianu Xedré. Mara Herrero.

2.15 La decoración y arte popular en la construcción tradicional. Las bandas de cal

Página 61Villardecendias. F. F. Riestra.Villardecendias. F. F. Riestra.Alguerdo. F. F. Riestra.

Página 62Villardecendias. F. F. Riestra.Casa L.Iuis San Xuan del Monte. F. F. Riestra.Casa L.Iuis San Xuan del Monte. F. F. Riestra.Arquitectura figurada. Alguerdo. F. F. Riestra.Casa Martínez. F. F. Riestra.San Pedro Las Montañas. F. F. Riestra.Casa Mourana. Ounón. F. F. Riestra.Vil.Iatexil. F. F. Riestra.Barandilla casona hacia 1780. Becerrales. F. F. Riestra.Combu. F. F. Riestra.1935. La Viliel.la. F. F. Riestra.Llave de madera rematada con rostro. Monesteriu. F. F. Riestra.Casa’l Rubiu. Fontes de Corveiru. F. F. Riestra.

Página 63San Pedru de Courias. F. F. Riestra.Ounón, hacia 1930. F. F. Riestra.Figuras antropomórficas. Casa Xuangarcía. Los Pedrueños. F. F. Riestra.Decoración. GDR Alto Narcea Muniellos.Las Tiendas. GDR Alto Narcea Muniellos.

184

Desagüe. Trabáu. F. F. Riestra.Naviegu. Mara Herrero.

2.16 Las cartelas. Epigrafía. Marcas en las armaduras de madera

Página 63Cartela. 1931. Seroiro. F. F. Riestra.Casa Ricardo. 1896. Vecil. F. F. Riestra.

Página 64Marca de Casa. Casares. F. F. Riestra.Secuencia completa de marcas. Arbiales. Allande. F. F. Riestra.Marca en pie derecho. Monesteriu. F. F. Riestra.Marca de Casa. Casares. F. F. Riestra.Marca en viga. Monesteriu. F. F. Riestra.

Página 66Casa Palanca. L’Artosa. F. F. Riestra.Casa Roxo. Villauril. Mara Herrero.Oubachu. Arnaud Späni. GDR Alto Narcea Muniellos.Folgueiras da Biouga. F. F. Riestra.L.lamera. Mara Herrero.

Página 67La Riegla de Cibea. Mara Herrero.Calle Pelayo. Villa de Cangas del Narcea. F. F. Riestra.San Clemente. GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 68Casa Redonda. Castaosa. Mara Herrero.

3.01 La casa redonda tipo palloza. Problemática de la evolución de la casa redonda

Página 701940. Rengos. Dibujos F. F. Riestra.Casa Fonsu de Tandes. Dibujos F. F. Riestra.Casa Redonda. Casa Loína. Viñal. Ibias. Dibujos F. F. Riestra.

Página 71Planta y alzados Casa Estebanón. L’Artosa. Dibujos F. F. Riestra.

Página 73La Viña. F. F. Riestra.Buqueirón de parreiru. Casa Estebanón. L’Artosa. F. F. Riestra.Casiecha de Casa Floro. L.lamera. F. F. Riestra.Casa Roque. Brixemada. F. F. Riestra.Llanelo. C.X. Varela Aenlle.Casa Moirazo. L’Abechera. F. F. Riestra.Casa Bicheiru. Retornu. Mara Herrero.Casa Roque. Brixemada. F. F. Riestra.Casa Fonsu. La Nisal. F. F. Riestra.La Nisal. F. F. Riestra.Casa Frandambres. La Nisal. F. F. Riestra.

185

Página 74Casa Estebanón. L’Artosa. F. F. Riestra.Parreiro. Casa Frade. Vil.larín de Cibea. F. F. Riestra.Casa Frade. Vil.larín de Cibea. F. F. Riestra.

Página 76Casa Catorce. Chanos. F. F. Riestra.Brañas d’Arriba. F. F. Riestra.Casa Xuana. Sorrodiles. F. F. Riestra.

Página 78Casa Antón. Fontes de Corveiru. F. F. Riestra.Casa Menende. Vil.larmental. F. F. Riestra.Xinestosu. F. F. Riestra.

Página 80Casa Feliciano. Vil.larmental. F. F. Riestra.Degaña, 1927. Fritz Krüger. Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies.Casa Xuangarcía. Los Pedrueños. F. F. Riestra.Casa Xuana. Sorrodiles. F. F. Riestra.

3.02 Tipos de casa tradicionales. La casa en talud a tres vertientes y la casa de corredor. La casa bloque. La casa tipo Sierra. Casasde bodegueiros y criados

Página 82Casa Silvestre hacia 1820. Soutu los Molinos. F. F. Riestra.Morzóu. F. F. Riestra.Folgueiras da Biouga. F. F. Riestra.La Viña. F. F. Riestra.Veigadhorru. F. F. Riestra.La Veiguiel.la. F. F. Riestra.

Página 83Casa Fonsín. Veigadhorru. F. F. Riestra.Bergame. F. F. Riestra.Sorrodiles. F. F. Riestra.Combu. F. F. Riestra.L.lamera. F. F. Riestra.Casa de Don Julián. La Riela. F. F. Riestra.Ounón. F. F. Riestra.Dou. F. F. Riestra.

Página 84Cibuyu. F. F. Riestra.Caldevil.la d’Aciu. F. F. Riestra.Casa L’Indianu. Xedré. F. F. Riestra.Bisuyu, 1927. Fritz Krüger. Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies.Casa Vicente Fachada. La Viña. F. F. Riestra.Vista posterior. Casa Vicente. La Viña. F. F. Riestra.Casa Piñeira. Busto. F. F. Riestra.

Página 85Cruces. F. F. Riestra.Casiel.la Zreizu. L’Artosa. F. F. Riestra.Eirrondu de Bisuyu. F. F. Riestra.Bruel.les 1927. Fritz Krüger. Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies.Casa Basilio. Bustiel.lu. F. F. Riestra.Casa del Menor. Ouria. F. F. Riestra.Vil.latexil. F. F. Riestra.

186

Página 86L.lamera. F. F. Riestra.Veigadhorru. F. F. Riestra.Casa Moirazu. Sonande. F. F. Riestra.Alguerdo. F. F. Riestra.Casa Cacharol. Porl.léi. F. F. Riestra.Casa Capa. Veigaimiedru. F. F. Riestra.

Página 87Casa’l Rubiu. Fontes de Corveiru. F. F. Riestra.Casa Ricardo 1896. Vecil. F. F. Riestra.Casa’l Rubiu. Miraval.les. F. F. Riestra.Sorrodiles hacia 1885. F. F. Riestra.Casa Lozano. Chanu. F. F. Riestra.Trones,1927. Fritz Krüger. Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies.Casa bloque blasonada. Arbolente. F. F. Riestra.

Página 88Casa La Venta. Bimeda. F. F. Riestra.Ibias. GDR Alto Narcea Muniellos.Casa’l Palaciu. Nandu. F. F. Riestra.Valcabu. F. F. Riestra.Ouría. F. F. Riestra.Seroiro. F. F. Riestra.Csa bloque.Casa Estebanón. L’Artosa. F. F. Riestra.Parreiro. Casares. F. F. Riestra.Parreiro. Casa García. L.lamera. F. F. Riestra.

Página 89Casa Peláez. Brixemada. F. F. Riestra.Vil.latexil. F. F. Riestra.Portal Casa Pérez. L.lavachos. F. F. Riestra.Casa Pérez. L.lavachos. F. F. Riestra.

3.03 Las casas semiurbanas y casas-tienda en vial. Casillas de peón caminero

Página 90Casa Juan, 1931. Vecil. F. F. Riestra.Cibuyu. F. F. Riestra.Vista lateral. Casa Juan. Vecil. F. F. Riestra.

Página 91Casa Lola. Chanu. F. F. Riestra.Casa Binito. Chanu. F. F. Riestra.L.Iamas. F. F. Riestra.Agüera de Castanéu. F. F. Riestra.Calle Pelayo. Villa Cangas del Narcea. F. F. Riestra.Cibuyu. F. F. Riestra.La Riela. F. F. Riestra.Xavita. F. F. Riestra.Casa Ramón. La Riela. F. F. Riestra.Casilla de peón caminero. La Mouriel.Ia. F. F. Riestra.

3.04 Los palacios rurales

Página 92Palacio de Ron. Cecos. GDR Alto Narcea Muniellos.San Pedru d’Arbas. F. F. Riestra.Fachada principal. Xarceléi. F. F. Riestra.

L.Iamas del Mouru. F. F. Riestra.Patio. Xarceléi. F. F. Riestra.Xarceléi. F. F. Riestra.

Página 93La Mouriel.Ia. F. F. Riestra.Palacio de los Miramontes. Sorrodiles. GDR Alto Narcea Muniellos.Tremáu de Carbachu. GDR Alto Narcea Muniellos.Palacio de Ardaliz. L’Ardalí. Mara Herrero.

3.05 Hórreos y paneras. Seriación de las características constructivas y estilísticas desde el siglo XVl a 1950

Página 94Decoración en hórreosCasa Roque. Brixemada. F. F. Riestra.Casa Vega, 1796. Cuantas. F. F. Riestra.Maestro D. Álvarez. Alguerdo. F. F. Riestra.Maestro D. Álvarez, 1801. Alguerdo.F. F. Riestra.Maestro D. Álvarez, Casa Meirazo. San Clemente. GDR Alto Narcea Muniellos.Vecil. F. F. Riestra.Casa La Mata. Bustiel.Iu. F. F. Riestra.Vil.Iadestre. F. F. Riestra.L.Iamas. F. F. Riestra.1790. Combu. F. F. Riestra.Maestro D. Álvarez, 1800. El Rebol.lar. F. F. Riestra.Casa La Mata. Bustiel.Iu. F. F. Riestra.Casa LIano, 1789. Samartín. F. F. Riestra.Casa LIano, 1789. Samartín. F. F. Riestra.Seroiro. F. F. Riestra.

Página 95Decoración en hórreosSeroiro. F. F. Riestra.Valvaler. GDR Alto Narcea Muniellos.Casa Coque. Berguñu. F. F. Riestra.Casa La Mata. Bustiel.Io. F. F. Riestra.Tetrasquel, S. XIX. F. F. Riestra..La Nisal. F. F. Riestra.Casa Fuertes, 1903. Parada la Nueva. F. F. Riestra.1851. Combu. F. F. Riestra.Vil.Iadestre. F. F. Riestra.Casa Pacho, hacia 1800. San Pedru Culiema. F. F. Riestra.Tetrasquel con corona. F. F. Riestra.Casona, S XVIII. Becerrales. F. F. Riestra.

Página 97Casa Llano. Samartín. F. F. Riestra.Casa Pita, 1851. Soucedo. F. F. Riestra.Talla de cara. F. F. Riestra.La Viliel.la. F. F. Riestra.Aciu. F. F. Riestra.Vil.lar de Rogueiru. F. F. Riestra.Casa Xuanín. Parada la Nueva. F. F. Riestra.Casa Ferreira. Aciu. F. F. Riestra.Vil.lar Rogueiru. F. F. Riestra.Casa Pita. Soucédo. F. F. Riestra.Casa’l Coxu. Santianes. F. F. Riestra.Casares. F. F. Riestra.

187

Casa Llano, 1789. Samartín. F. F. Riestra.Casares. F. F. Riestra.

Página 98Hacia 1850. Combu. F. F. Riestra.Casa Pachu, hacia 1800. Culiema. F. F. Riestra.Hacia 1900. Barnéu. F. F. Riestra.1913. Casares. F. F. Riestra.Bergame. F. F. Riestra.1945. Bergame. F. F. Riestra.Casa Lozano, hacia 1920. Chanu. F. F. Riestra.Casa L.luis, 1947. San Xuan del Monte. F. F. Riestra.Veigadhorru, 1917. F. F. Riestra.1913. Casares. F. F. Riestra.Ounón. F. F. Riestra.1930. La Riela. F. F. Riestra.Casa García. Caldevil.la d’Aciu. F. F. Riestra.Casa Bernardo. Fontaniel.la. F. F. Riestra.Bergame. F. F. Riestra.Casa Pita, 1851. Soucéu. F. F. Riestra.

Página 100Casares. F. F. Riestra.Casa Lozano. Chanu. F. F. Riestra.Santianes. F. F. Riestra.

Página 101Detalles de hórreos S. XVI-XVIIHacia 1640. La Mouriel.la. F. F. Riestra.Caldevil.la d’Aciu. F. F. Riestra.Casa Quintos. L’Artosa. F. F. Riestra.Casa Guerra, S. XVl. Gillón. F. F. Riestra.S.XVIII. Caldevil.la d’Aciu. F. F. Riestra.Casa Anxelu, hacia 1580. Sigueiru. F. F. Riestra.Casa Anxelu, S. XVI-XVII. Sigueiru. F. F. Riestra.Casa Guerra, hacia 1570. Gillón. F. F. Riestra.Tapajuntas decoradas, S. XVI-XVII. Casa Quintos. L’Artosa. F. F. Riestra.Casa García, hacia 1640. Caldevil.la d’Aciu. F. F. Riestra.

Página 102Hórreos S. XVIIICasa Rigueiru. San Xuan del Monte. F. F. Riestra.Casa Binita. Vidal. F. F. Riestra.Morzóu. F. F. Riestra.Hacia 1700. Vil.ladestre. F. F. Riestra.El Puelu. F. F. Riestra.L’Artosa. F. F. Riestra.Casa Centén. Noceda de Rengos. F. F. Riestra.Becerrales. F. F. Riestra.Bisuyu. F. F. Riestra.1789. Casa Llano. Samartín. F. F. Riestra.

Página 103Hórreos S. XIX-XXHórreo. Brañas d’Arriba. GDR Alto Narcea Muniellos.Vecil. F. F. Riestra.Veigadhorru. F. F. Riestra.Interior corredor panera. Dou. F. F. Riestra.Santolaya. F. F. Riestra.

188

1919. Bergame. F. F. Riestra.I1947. Ibias. GDR Alto Narcea Muniellos.Hacia 1910. Eirrondu de Bisuyu. F. F. Riestra.

Página 104Hórreos finales S. XIX mediados S. XXVeigadhorru. F. F. Riestra.Becerrales. F. F. Riestra.La Veiguiel.la. F. F. Riestra.Mual. F. F. Riestra.Casa Forcón. L’Artosa. F. F. Riestra.Casares. F. F. Riestra.Vil.latexil. F. F. Riestra.

Página 105Casa Julian, hacia 1930. La Riela. F. F. Riestra.L.lamas. F. F. Riestra.Alguerdo. F. F. Riestra.Ibias. F. F. Riestra.Bergame. F. F. Riestra.Andeo. F. F. Riestra.Casona Santolaya. F. F. Riestra.Ounón. F. F. Riestra.Ounón. F. F. Riestra.Ounón. F. F. Riestra.Monesteriu. F. F. Riestra.Dou. F. F. Riestra.Dou. F. F. Riestra.Casa Menguchin. Lagüeiro. Mara Herrero.

Página 106Casa Pasquín. Larna. Dibujos F. F. Riestra.Casa Binita. Vidal. Dibujos F. F. Riestra.Casa Freixe. Noceda. Dibujos F. F. Riestra.Casa Tiu Sidra. Larna. Dibujos F. F. Riestra.Casa Vega, 1749. Cuantas. Dibujos F. F. Riestra.Casa Casín. L.larón. Dibujos F. F. Riestra.

3.06 La construcción aislada de corte-parreiru (cuadra-pajar)

Página 107Casa L.luis, hacia 1945. San Xuan del Monte. F. F. Riestra.San Romanu d’Arbas. F. F. Riestra.Palacio. Parrondu. F. F. Riestra.Combu. F. F. Riestra.

3.07 La iglesia parroquial y el románico rural en el suroccidente asturiano. Los campos de iglesia. La capilla. Cruceiros. Cementerios

Página 108Iglesia, 1953. La Riegla de Cibea. Fondo J.R. Lueje. Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies.Brañas d’Abaxu. Campanario. GDR Alto Narcea Muniellos.Trabáu. F. F. Riestra.Larna. F. F. Riestra.Espadaña. Santa Comba. GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 109Bóveda del presbiterio. Carceda. F. F. Riestra.Campanario. Veiga de Rengos. F. F. Riestra.

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San Antolín. F. F. Riestra.Xinestosu, 1927. Fritz Krüger. Archivo del Muséu del Pueblu d’Asturies.Xedré. F. F. Riestra.Berguñu. F. F. Riestra.Cabidrio. Castanéu. F. F. Riestra.Cabidrio. Veigal.lgar. F. F. Riestra.Castanéu. F. F. Riestra.Fontes de Corveiru. F. F. Riestra.Calvario Gótico. Xarceléi. F. F. Riestra.Monesteriu d’Ermu. F. F. Riestra.

Página 110Campanario. Piñera. F. F. Riestra.San Pedru las Montañas. F. F. Riestra.Veigal.lagar. F. F. Riestra.Vil.latexil. F. F. Riestra.Robléu de Teinás. F. F. Riestra.Noceda. F. F. Riestra.Mieldes. F. F. Riestra.Bergame. F. F. Riestra.Interior. Larna. F. F. Riestra.

Página 111Plantas de IglesiasLa Riela. Dibujos F. F. Riestra.Piñera. Dibujos F. F. Riestra.Veiga de Rengos. Dibujos F. F. Riestra.Xarceléi. Dibujos F. F. Riestra.Veigal.lagar. Dibujos F. F. Riestra.Fontes de Corveiru. Dibujos F. F. Riestra.Larna. Dibujos F. F. Riestra.

Página 112Mesa de corpus. Vil.lacibrán. F. F. Riestra.Xarceléi. F. F. Riestra.Vil.lacibrán. F. F. Riestra.Larna. F. F. Riestra.

Página 113Bergame. F. F. Riestra.San Pedro d’Arbas. F. F. Riestra.Larna. F. F. Riestra.Capilla Sta Barbara. Fontes de las Montañas. Mara Herrero.Capilla de S. Lorenzo. Mourentán. Mara Herrero.Capilla con una vertiente cubierta de tabluca. Combu. F. F. Riestra.

Página 114Sonande. F. F. Riestra.Rimolín. F. F. Riestra.Vil.lar de Bergame. GDR Alto Narcea Muniellos.L.lamas. F. F. Riestra.San Xuan del Monte. F. F. Riestra.Nuestra Señora de las Nieves. Bustelo. GDR Alto Narcea Muniellos.Viñal. F. F. Riestra.Capilla del Cristo. Xedré. F. F. Riestra.Palacio. F. F. Riestra.San Romanu d’Arbas. F. F. Riestra.

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Página 115Brañas d’Abaxu. GDR Alto Narcea Muniellos.Rimolín. F. F. Riestra.La Viliel.la. F. F. Riestra.Capilla de Santa Lucia. Boiro. GDR Alto Narcea Muniellos.Bustiel.lu. F. F. Riestra.Castanéu. F. F. Riestra.Estela anepigráfica de forma apuntada. Castanéu. F. F. Riestra.Castanéu. F. F. Riestra.Larna. F. F. Riestra.

Página 116Cruceiro en el camín dos mortos. Busto. F. F. Riestra.Entorno del camín dos mortos. F. F. Riestra.Cruceiro de madera. Vil.ladestre. F. F. Riestra.

Página 118Oumente. Mara Herrero.Molín - fonte. Mourentán. Mara Herrero.Fonte de la Nisal. F. F. Riestra.Fonte de Bimeda. F. F. Riestra.Puente Medieval. Ounón. F. F. Riestra.

Página 19Lavadero. Veigaimiedru. F. F. Riestra.Pozo de riego. Pousada de Rengos. F. F. Riestra.Molino, canal y banzáu. Tremáu del Coutu. Mara Herrero.

4.01 Las brañas. El chozo. La cabana. La cabana como estructura de troncos

Página 120Braña de La Viña. GDR Alto Narcea Muniellos.Cabana. Braña de La Viña. C. X. Varela Aenlle.

4.02 Los cerramientos de tierras y prados. Purtiel.las y accesos

Página 121Sufitu ahorquillado. Braña de Cabanas d’Aciu. F. F. Riestra.Braña Cimera. F. F. Riestra.Braña Folgueirosa. Fernando de Álvaro.

Página 122Cabana con estructura de vigas de madera. F. F. Riestra.Estructura de bloque con vigas en doble hilada. Braña de Valpreselle. F. F. Riestra.Posible resto de chozo. Sierra de Busto. F. F. Riestra.

Página 124Cierre de mampostería. Arbolente. F. F. Riestra.Cierre de pies ahorquillados y mampostería. Arandoxo. GDR Alto Narcea Muniellos.Cierre en pradería de Xinestosu. GDR Alto Narcea Muniellos.Cierre de chantos. Sigueiru. F. F. Riestra.Cierrre de madera y pies ahorquillados. Combu. F. F. Riestra.Cierrre de sebe. Cruces. F. F. Riestra.

4.03 Construcciones y elementos vinculados a la vivienda. El forno. Las corradas. Las eiras. Los emparrados

Página 125Forno integrado en el volumen de la vivienda. Ouría. F. F. Riestra.Forno en planta alta. Lagüeiro. F. F. Riestra.Emparrado. Alguerdo. GDR Alto Narcea Muniellos.Forno y Bogadeiru de la colada. Xedré. F. F. Riestra.

Página 126Eira. Alguerdo. F. F. Riestra.Eira. Oumente. F. F. Riestra.

Página 127Emparrados. Alguerdo. GDR Alto Narcea Muniellos.Emparrados. Oumente. Mara Herrero.Emparrados. Alguerdo. Mara Herrero.

4.04 Construcciones vinculadas al agua: Fuentes, lavaderos, pozos y pozos de riego

Página 127Fuente y pila de lavado. Trescastru. F. F. Riestra.

Página 128Fuente y molino. Riegla de Cibea. F. F. Riestra.Lavadero. San Antolín. F. F. Riestra.Lavadero. Seroiro. F. F. Riestra.Lavadero. Miraval.les. F. F. Riestra.Lavadero. Vilardecendias. GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 129Pozo de riego. Mara Herrero.Pozo de riego. Mara Herrero.

4.05 Los molinos. Molinos de regueiro y de río. Molinos señoriales: Monasterio de Courias y molino de Omaña. Un molino de sangre:el molino de cacao de Courias

Página 130Interior de molín. Veigaipope. F. F. Riestra.Molín. Veigaipope. F. F. Riestra.Molino de mano. Pousada de Rengos. F. F. Riestra.Muela. F. F. Riestra.Molín de Regueiru. Caldevil.l d’Aciu. F. F. Riestra.Molín de cacao. Monasterio de Courias. F. F. Riestra.

Página 131Canal y banzáu. Riegla de Naviegu. Mara Herrero.

4.06 Las estacadas. La estacada de Veigaipope

Página 132Estacada con pescador. Arnaud Späni. GDR Alto Narcea Muniellos.Banzao de Veigaipope. Mara Herrero.

4.07 Los puentes. Los puentes de piedra. El puente de madera de Augüera (Castanéu). Los Postigos

Página 133Puente medieval. La Riela. F. F. Riestra.Inscripción en la ponte de Portiel.la. F. F. Riestra.Puente medieval. F. F. Riestra.Puente medieval. Courias. F. F. Riestra.

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Página 134Pontón de madera. Agüera de Castanéu. F. F. Riestra.Pontón. Fonduveigas. Arnaud Späni. GDR Alto Narcea Muniellos.

4.08 Los cortinos y talameiros. Las corripas

Página 135Cortín de Vil.larmeirín. Villardecendias. Mara Herrero.Corripa de castañas. F. F. Riestra.Cortín en el camino de L’Artosa. F. F. Riestra.Cortín. Mual. GDR Alto Narcea Muniellos.Trobos o Casiel.los. Arnaud Späni. GDR Alto Narcea Muniellos.

4.09 Los caleichos, cousos, corros, corrales y cortinos de lobos. El Caleicho de Pena Ventana

Página 136Estructura. Pena ventana. F. F. Riestra.

Página 137.Vista del caleichu de Pena Ventana. F. F. Riestra.

4.10 Los hornos de cerámica tradicional de L.lamas del Mouru. Los caleiros

Página 137Pieza de cerámica de L.lamas del Mouru. Arnaud Späni. GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 138Rematando una tarreña en el torno alto. Arnaud Späni. GDR Alto Narcea Muniellos.Cámara de combustión. Bóveda y respiraderos de horno antiguo. Casa Laurianu. F. F. Riestra.Bóveda y cámara superior de cocción de actual alfar. F. F. Riestra.

4.11 Los palomares

Página 139Palomar del monasterio de Courias.Palomar. Riodeporcos. Mara Herrero.Casa palomar. Riegla de Naviegu. Mara Herrero.Palomar. Casa Pistola. Nandu. F. F. Riestra.Palomar en piso alto de casona. Riegla de Naviegu. Mara Herrero.Palomar. Palacio de los Flórez Valdés. Carbachu. GDR Alto Narcea Muniellos.

4.12 Las escuelas rurales

Página 141Escuela rural. Villardecendias. F. F. Riestra.Escuela rural. Seroiro. GDR Alto Narcea Muniellos.Escuela rural. Brixemada. F. F. Riestra.

4.13 Mazos y fraguas

Página 142Fragua. GDR Alto Narcea Muniellos.Mazo de Bisuyu. GDR Alto Narcea Muniellos.Eje horizontal y palas del mazo de Bisuyu. Arnaud Späni. GDR Alto Narcea Muniellos.

4.14 Las bodegas

Página 143Bodega. Riodeporcos. GDR Alto Narcea Muniellos.

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Página 144L.lagar o prensa. La Riela. Mara Herrero.Alineación de bodegas. Ponticiel.la. F. F. Riestra.Paisaje de viñedos. Ponticiel.la. Mara Herrero.Bodega con palomar. Soto de Cibuyu. Mara Herrero.

Página 146Casa Frade. Vil.larín de Cibea. F. F. Riestra.L’Artosa. Arnaud Späni. GDR Alto Narcea Muniellos.Iglesia de Santa María. Carbachu. GDR Alto Narcea Muniellos.Ermita de San L.luis de Monte. GDR Alto Narcea Muniellos.Palacio Tormaleo. GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 147Alguerdo. GDR Alto Narcea Muniellos.Mourentán. GDR Alto Narcea Muniellos.Caleicho de Pena Ventana. Ximena Ingeniería.

5.01 El marco jurídico. La ley de patrimonio. Los catálogos urbanísticos

Página 148Fresno. GDR Alto Narcea Muniellos.

5.02 Núcleos destacados con valor de conjunto

Página 149Emparrados. Alguerdo. Mara Herrero.

Página 150Vista conjunto. Valvaler. GDR Alto Narcea Muniellos.Brañas d’Arriba.Alguerdo. GDR Alto Narcea Muniellos.Casa da Groba. Ouría. GDR Alto Narcea Muniellos..Brañas d’Abaxu. GDR Alto Narcea Muniellos.

5.03 Posibilidades de actuación en los ejemplos de vivienda

Página 151Cubierta antes de rehabilitación. Casa Roque. Brixemada. F. F. Riestra.Casa Frade. Vil.larín de Cibea. F. F. Riestra.Entablillado. Carbaéu. Mara Herrero.

5.04 Hórreos y paneras relevantes. Posibilidades de gestión de las cubiertas vegetales

Página 152Maestro D. Álvarez. Alguerdo. F. F. Riestra.Las Tiendas. GDR Alto Narcea Muniellos.Talla de pez. Casa’l Ferreiru. Aciu. F. F. Riestra.Talla de cáliz. Casa’l Ferreiru. Aciu. F. F. Riestra.Lagúa. GDR Alto Narcea Muniellos.Valdeferreiros. GDR Alto Narcea Muniellos.

195

5.06 La situación del patrimonio religioso. Valoración patrimonial del románico rural y problemática de conservación

Página 153San L.luis del Monte. GDR Alto Narcea Muniellos.Santarbás. GDR Alto Narcea Muniellos.Iglesia parroquial de Castanéu. GDR Alto Narcea Muniellos.Capilla de Becerrales. F. F. Riestra.

Página 154Santuario del Acebo. Arnaud Späni. GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 156Casa en abandono. Alguerdo. GDR Alto Narcea Muniellos.Proceso de teitado a beo o baguna. Valdeferreiros. GDR Alto Narcea Muniellos.Detalle emparrado. Oumente. GDR Alto Narcea Muniellos.Casa Xavier. La Viña. Mara Herrero.Seroiro. GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 157Ruinas muros circulares. Busto. GDR Alto Narcea Muniellos.Hórreo. Riodeporcos. GDR Alto Narcea Muniellos.Casa con corredor antes de rehabilitación. Marentes. GDR Alto Narcea Muniellos.

6.01 Introducción

Página 158Casa. Riegla de Naviegu. GDR Alto Narcea Muniellos.Vista conjunto. Riegla de Naviegu. GDR Alto Narcea Muniellos.Galería en esquina. Alguerdo. GDR Alto Narcea Muniellos.Corredor sobre pies derechos. Cuantas. GDR Alto Narcea Muniellos.

6.02 Rehabilitación - Restauración

Página 159Riodeporcos. GDR Alto Narcea Muniellos.Casa rehabilitada. Naviegu. GDR Alto Narcea Muniellos.Encintados de cal. Casa Roxu. Villauril. GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 160Uría. GDR Alto Narcea Muniellos.Remate cumbrera con técnica de cruceiro. GDR Alto Narcea Muniellos.Recreación de palloza. San Antolín. GDR Alto Narcea Muniellos.

Página 161Vanos alineados en muro de fábrica. Oumente. GDR Alto Narcea Muniellos.

6.04 Conclusiones

Página 162Interior corrada. Marentes. GDR Alto Narcea Muniellos.Cierre de fincaron muros de piedra y arbolado. Val.láu. GDR Alto Narcea Muniellos.Casa Rehabilitada. Naviegu. GDR Alto Narcea Muniellos.

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Página 164Santiso, 2006. Miki López.Pote. Folgueiras de Boiro. GDR Alto Narcea Muniellos.Carbachu. Mara Herrero.Respuestas particulares, Catastro del Marqués de La Ensenada. F. F. Riestra.Cordal de Pena Berguera. F. F. Riestra.

Página 165Dou. GDR Alto Narcea Muniellos.Hórreo. GDR Alto Narcea Muniellos.Hórreo teitado. Sigueiru. GDR Alto Narcea Muniellos.

7.01 Apéndice documental

Página 168Viviendas de corredor y cubierta vegetal. Estado 1970. Degaña. Dibujos F. F. Riestra.

7.02 Apéndice planimétrico

Página 169Sección transversal. Emplazamiento molino de cacao de sangre. Monasterio de Courias. Dibujos F. F. Riestra.Forno antiguo de alfarería. Casa los Xarros. L.lamas del Mouru. Dibujos F. F. Riestra.

Página 170Casa Juan. 1931. Construida por la cuadrilla del maestro de obras Antón de Casa Isanta de Bruel.les. Vecil. Dibujos F. F. Riestra.Casa Mourana, hacia 1900. Ounón. Dibujos F. F. Riestra.

Página 171Pontón de madera. Augüera (Castanéu). Dibujos F. F. Riestra.Estacada de madera de molín de Casa Mulineiru. Dibujos F. F. Riestra.Cabana con estructura de rollizos en doble hilada. Braña de Valpreselle. Dibujos F. F. Riestra.

Página 172Casa Silvestre, construida en 1820. Soutu los Molinos. Dibujos F. F. Riestra.

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