Arrupe, Pedro. Una comunidad al servicio de un solo mundo

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  • 8/8/2019 Arrupe, Pedro. Una comunidad al servicio de un solo mundo

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    UNA COMUNIDAD AL SERVICIO DE UN SOLO MUNDOPedro Arrupe S.J.

    El 13 de Septiembre de 1979, el Padre Pedro Arrupe S.J. se dirigi a la Asamblea General de la CVX reunida en Roma, Italia.En este dcimo aniversario de su muerte, corresponde volver a publicar dicha presentacin para ilustrar su profundo

    entendimiento y visin de la CVX. (Cf el documento de ltaici de 1998 Nuestra Misin Comn).Para estos efectos se le hicieron cambios menores de longitud y lenguaje.

    El texto completo se encuentra en PROGRESSIO, ROMA' 79.

    Estis discutiendo el modo de llegar a formar una Comunidad Mundial al servicio de un mundo unificado. Es un temay un enfoque que me son particularmente gratos.

    Me complace profundamente el aliento universalista, propio de almas y corazones grandes, que han entendido bienla globalidad de los problemas de esta poca y la necesidad de aportar soluciones igualmente universales. Para elloaspiris a una comunidad mundial y me complace tambin que sea el servicio el modo con que deseis hacerospresentes entre los hombres y mujeres de todo el mundo. Encuentro esta actitud muy acorde con la esencia de lasCVX, y estimo un acierto que os hayis fijado este tema.

    Efectivamente, es el "servicio", ms exactamente, "el mejor servicio", la idea motriz de las CVX. Cuando en 1967 sepidi a la Santa Sede la transformacin de las Congregaciones Marianas en Comunidades de Vida Cristiana, y laaprobacin de los Principios Generales que haban de reemplazar a las Reglas Comunes de 1910, el motivo quejustificaba la peticin no era otro que este: "el mejor servicio" a la Iglesia y la renovacin conforme al espritu ynormas del Concilio Vaticano II. Se alegaba que la transformacin que se solicitaba, permitira a los miembros de lasnuevas Comunidades "consagrarse, con mayor simplicidad y eficacia al servicio de Dios y de los hombres en elmundo de hoy". (Carta de aprobacin del Cardenal Cicognani, 23.03.68) y porque la Iglesia entendi que esapromesa era sincera y realizable, dio su aprobacin.

    El espritu y la letra de los Principios Generales (1971) corroboran que las CVX son la institucionalizacin de unavocacin de servicio. Como dice el prembulo, esos Principios Generales estn compuestos para que ayuden (a losmiembros de las CVX) a entregarse, con "una generosidad siempre en aumento, a Dios, amando y sirviendo a toda lahumanidad en el mundo de hoy". (n. 1)

    Generosidad en la entrega, y tender siempre a ms, son ya dos connotaciones de pura estirpe ignaciana. Lo cual, porotra parte, nada tiene de extrao, pues expresamente reconocis la espiritualidad ignaciana como "fuente especficae instrumento caracterstico de vuestra espiritualidad". (n. 4)

    Todo ello me anima a compartir con vosotros algunas reflexiones sobre el servicio, tal como lo entiende San Ignacio,y a hacer sobre esas ideas algunas consideraciones.

    EL SERVICIO, CONSTANTE IDEOLOGA EN IGNACIO

    Servir a su creador es para Ignacio un axioma que ni necesita ni admite demostracin. Es la condicin natural dequien es creado, y creado "para", es decir, con un fin que le liga al dador del propio ser.

    En el itinerario de los Ejercicios evolucionarn progresivamente dos elementos del servicio: el servicio en amor (aconseguir ese amor estar precisamente dedicada la ltima contemplacin) y la persona a quien se sirve por amor:Dios, la Divina Majestad, las tres personas divinas, Cristo en su encarnacin, en su vida, en su pasin, en su gloriade resucitado.

    Pero todos los Ejercicios se basarn ya en una concepcin del servicio. No menos de 50 veces saldr de una manerao de otra la palabra "servir", o "servicio". Incluso la relacin de Cristo al Padre es relacin de servicio. (n. 135)

    El servicio de Dios es para Ignacio el criterio discriminante para ordenar la propia vida: "la causa determinante dedesear tener una cosa u otra sea solo servicio, honra y gloria de la Su Divina Majestad" (n. 16). El servicio es unaactitud absoluta: "grande nimo y liberalidad... ofrecindole todo su querer y libertad, para que Su Divina Majestad,

    as de su persona como de todo lo que tiene se sirva conforme a su santsima voluntad". (n. 5) El servicio divino esun don de Dios que dispone al ejercitante "por la va que mejor podr servirle en adelante". (n. 15)

    Pero donde se hace dominante la idea de servicio es en esa gran articulacin central de los Ejercicios: Rey Temporal-Prembulo para considerar estados -Dos Banderas. En Ignacio aflora en ese momento lo mejor de sus recuerdoscaballerescos: "Cunto sera digno de ser vituperado por todo el mundo y tenido por perverso caballero"(n. 94), y

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    anima a "afectarse y sealarse en todo servicio de su rey eterno y seor universal" imitando a Cristo humillado ypobre, con tal que sea su "mayor servicio y alabanza". (n. 97)

    En el ltimo nmero de los Ejercicios (n. 370) Ignacio se despide con la idea del servicio, pero en un tono muy distintodel Principio y Fundamento, donde no se mencionaba el amor: "sobre todo se ha de estimar el mucho servir a DiosNuestro Seor por puro amor".

    En el Fundador

    San Ignacio no es solamente el autor de los Ejercicios, sino el primero y ms eximio ejercitante. Sali de Manresadecidido a "sealarse en todo servicio de su Rey eterno y Seor universal". (n. 97) La idea del servicio divino -delmayor servicio -ser la estrella polar que gue sus pasos todo el resto de su vida: de peregrino, de estudiante, deFundador, de General. El antiguo gentilhombre, cuyo ideal era servir en caballerescas empresas de amor y guerra,ha aprendido que a Dios se le sirve de otra manera: imitando la vida y trabajos de los Apstoles, predicando el Reinoen pobreza y humildad. Porque el servicio apostlico requiere doctrina, estudia. Porque el servicio apostlico alprjimo no llega a su plenitud sin comunicarle la gracia de los sacramentos, se hace sacerdote. (FN .111/816)

    Un ideal vivido con tanta pureza e intensidad, no puede por menos de ser contagioso. A Ignacio se le van agregandosucesivamente un compaero tras otro. Juntamente con ellos, en Montmatre 1534, en lo que podramos llamarpreanuncio de la futura Compaa, hacen un voto que contiene una doble clusula de servicio: ir a Jerusaln y

    "gastar su vida en provecho de las almas", o si eso no pudiese realizarse en el plazo de un ao, "presentarse alVicario de Cristo para que los emplease en lo que juzgase ser de ms gloria de Dios y utilidad de las almas" (Aut. 85)

    Todo este vocabulario, y las ideas que encierra no pueden ser ms Ignacianos. No hubo nave a Venecia en todo elao y la "clusula papal" que en el voto de Montmatre no era ms que una alternativa, queda en el centro del destinode Ignacio y abre histricamente la va al nacimiento de la Compaa. Los elementos explcitos de esa clusula son:emplearse de por vida en lo que sea de mayor gloria de Dios, en provecho de las almas, bajo el Vicario de Cristo. Enuna palabra: servir.

    Cuando en cumplimiento de la promesa, en octubre de 1537, Ignacio con Fabro y Lanez, se dirige a Roma, sucedeun acontecimiento crucial: la visin que tiene Ignacio en una capillita situada en el camino, en el sitio denominado LaStorta 16 Km de Roma, en la Va Cassia, que era la ruta obligada para los que desde el Norte llegaban a Roma.

    Ignacio llevaba tres meses ordenado de sacerdote pero no haba querido celebrar an su primera misa. Deseabaprepararse bien, y tena como idea permanente de su vida interior, para esta preparacin, esta plegaria a la Vrgen"que le quisiere poner con su Hijo". Pues bien: en esa gracia mstica extraordinaria, en la Storta, "sinti tal mutacinen su alma, y vio tan claramente que Dios Padre le Pona con su Hijo, que no tendra nimo para dudar de ello".Sinti que el Padre, vuelto al Hijo que estaba al lado, con la cruz sobre los hombros, le deca sealando a Ignacio:"Quiero que tomes a este por servidor tuyo". Jess, tomando a Ignacio, deca: "Yo quiero que tu nos sirvas".

    Es decir, en un momento tan determinante de su experiencia espiritual, y por lo que hace a la fundacin de laCompaa, ciertamente, el momento cumbre, las relaciones de Ignacio con las divinas personas tienen comoelemento formal el "servicio": el Padre le constituye "servidor" del Hijo. El Hijo le acepta en su servicio propio y delPadre. Es el extremo de un arco que haba comenzado 31 aos antes, en 1506, cuando el joven ligo entr alservicio de los seores de este mundo. As es que Ignacio se siente un hombre del servicio divino, y precisamente

    "del mayor servicio divino".

    Ahora bien, Ignacio institucionaliza su carisma, tal cual es compartido con el grupo que ha reunido en torno a s, enun cuerpo al que da el nombre -precisamente en funcin de la misma visin de la Storta -de Compaa de Jess, conuna expresa connotacin de servicio militante. La Frmula fundacional de la Compaa comienza con una difanaproclamacin de esa realidad: "Cualquiera que en esta Compaa que deseamos se llame la Compaa de Jess,pretende asentar debajo del estandarte de la Cruz, para ser soldado de Cristo, y servir a sola su Divina Majestad y asu esposa la Santa Iglesia bajo el Romano Pontfice... ". (Exposcit debitum 21.07.1550)

    Baste con lo dicho hasta ahora para ilustrarnos cun central es la idea de servicio (que es el tema elegido paravuestra reunin) en la espiritualidad ignaciana en la que las CVX, segn vuestros Principios Generales, buscan suinspiracin.

    Las CVX, una comunidad para el servicio

    La vinculacin entre CVX y Compaa de Jess podemos decir que acaba aqu, en la comn inspiracin en losEjercicios ignacianos, en la comunin de una misma espiritualidad. Toda consideracin ulterior debe hacerse ya en

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    una lnea divergente. Esa espiritualidad anima, con el carcter que le es propio, a la Compaa como ordenreligiosa, apostlica, sacerdotal, ligada inmediatamente al Vicario de Cristo por especiales vnculos.

    En otra lnea, esa misma espiritualidad fecunda vuestro movimiento, que no es inferior, sino sencillamente, al de unaorden religiosa, pero que por ello mismo debe tener una realizacin apostlica concreta tambin diferente. Es unmovimiento espiritual esencialmente laical, con los lmites, s, pero tambin con las oportunidades apostlicas queello lleva consigo.

    Vuestra espiritualidad y vuestra vida apostlica deben, por lo tanto, aprovechar todas las ocasiones que os consientevuestra condicin de laicos y son menos propias o claramente impropias de los religiosos; y al mismo tiempo, debenprecaveros de toda derivacin de tipo clerical o religioso que merme vuestras posibilidades.

    Al advertiros de este peligro de involucin espiritualista, tengo presente cul es el tipo de servicio que, segn vuestrosPrincipios Generales, debis dar a la Iglesia y a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, conscientes de que ello espara vosotros una grave responsabilidad tenis -que "formar hombres y mujeres, adultos y jvenes, comprometidos alservicio de la Iglesia y del mundo en cualquier campo de la vida: familiar, profesional, cvico, eclesial, etc." (PG, 3).Son cuatro palabras que, estoy seguro, fueron escogidas con exquisito cuidado pues cubren los cuatro planosfundamentales de la vida humana.

    Vuestra actividad tiene que ayudaros a vivir en vuestro ambiente diario "la vida humana, en todas sus dimensiones,

    con la plenitud de la fe cristiana, de modo especial a aquellos que estn ocupados en asuntos temporales"respondiendo de ese modo "al llamamiento de Cristo" desde dentro del mundo en que vivs. (PG. 3) Intentis conello hallar "constantemente respuesta alas necesidades de nuestro tiempo y trabajar, en unin con todo el pueblo deDios, por el progreso y la paz, la justicia y la caridad, la libertad y la dignidad de todos los hombres". (PG, 2) Sonespecialmente programticas estas palabras: "Bien vemos que tenemos que consagrarnos ante todo a la renovaciny santificacin del orden temporal". (PG, 7)

    Ese es, pues, vuestro servicio al mundo: un apostolado laical intenso, inteligente, constante. Supone ciertamente, unavida interior llevada con no menor intensidad, inteligencia y constancia. Pero el tema que habis elegido para vuestrocongreso me obliga a fijarme preferentemente en esta irradiacin apostlica de vuestros grupos: en el servicio a loshombres y mujeres de nuestro tiempo.

    Un servicio actualizado

    Vuestro apostolado laical debe ser de un tipo que me atrevera a llamar nuevo. Cuando en 1967 las CongregacionesMarianas se decidieron a "dar el salto" introduciendo modificaciones, "algunas de ellas fundamentales" (carta delCard. Cicognani, 25.03.68) para convertirse en las CVX lo hicieron porque eran conscientes de que aun mundo connecesidades nuevas haba que responder con frmulas de accin tambin nuevas. El Concilio Vaticano II, recincelebrado entonces, era el ejemplo ms brillante de la necesidad y posibilidad de tales transformaciones.

    De ah que la irradiacin apostlica que anteriormente se haba centrado preferentemente en un serviciomarcadamente auxiliar del ministerio sacerdotal ( catequesis, obras asistenciales, actividades formativas, etc.), seviese completada -tal como prevn los Principios Generales -con un nuevo servicio para la "renovacin y santificacindel orden temporal" (PO, 7), "trabajando en la reforma de las estructuras de la sociedad, tomando parte en losesfuerzos de liberacin de quienes son vctimas de toda clase de discriminacin, y en particular en la supresin de

    diferencias entre ricos y pobres dentro de la Iglesia." Os proponais trabajar (sigo citando vuestros PrincipiosGenerales) "con espritu de servicio para el establecimiento de la justicia y de la paz entre todos los hombres" (PO, 7)

    Leyendo estas lneas tengo casi la impresin de estaros citando el decreto 4 de nuestra Congregacin GeneralXXXII, escrito ocho aos ms tarde, en el que se nos dice que "la misin de la Compaa de Jess hoy es el serviciode la fe, del que la promocin de la justicia constituye una exigencia absoluta, en cuanto forma parte de lareconciliacin de los hombres exigida por la reconciliacin de ellos mismos con Dios". (CG 32; dcr. 47 n. 2)

    En lnea conciliar

    Este salto cualitativo de vuestra actitud apostlica, no es un capricho, ni obedece a la intuicin discutible de unparticular. Es, ni ms ni menos, ponerse en lnea conciliar.

    Permitidme que aclare un poco este punto. Una de las principales gracias concedidas por el Seor a su Iglesia atravs del Concilio Vaticano II fue precisamente la revalorizacin del laicado, y de su funcin en la Iglesia. Todo elcaptulo IV de la Constitucin Lumen Gentium est dedicado al laicado, a su participacin en el misterio salvfico de laIglesia, en el oficio sacerdotal y proftico de Cristo y en su potestad real. Es toda una teologa del laicado en la que

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    La profesin

    En tres distintas ocasiones en los ltimos dos meses, ha hablado el actual Pontfice, Juan Pablo II, del apostolado delos seglares, poniendo el acento en la propia profesin. Lo pide as la naturaleza de las cosas. Es el marco en que sedesenvuelve la propia actividad y en el que desarrollamos nuestras energas, nuestra capacidad productiva odirectiva y una buena parte de nuestra vida de relacin. Ya s que por su naturaleza, hay unas profesiones que seprestan menos que otras a una irradiacin apostlica. La madre de familia, que se pasa en casa trajinando todo elsanto da, tiene evidentemente menos posibilidades que una que ejerce de Asistente Social. Un profesor de

    universidad tiene ms oportunidades apostlicas, generalmente, que un empleado administrativo. Pero ningnmiembro de las CVX puede ignorar su deber no solo de vivir su trabajo con sentido cristiano, sino que a travs de lpuede llevar un mensaje a quienes le rodean.

    Deca Pablo VI (Discurso a la Unin de Juristas Catlicos, 15 dic. 1963) que no slo se puede santificar la profesin,sino que la profesin se convierte en santificante. Es una fecunda simbiosis.

    El sector cvico - social

    "El apostolado en el mundo social, es decir, el afn por llenar de espritu cristiano el pensamiento y las costumbres,las leyes y las estructuras de la comunidad en que uno vive, es hasta tal punto deber y carga de los seglares, quenunca podr realizarse convenientemente por los dems". (AA 13) Estas perentorias palabras del Concilio no admiten

    atenuantes. Es responsabilidad del laicado el procurar que el orden temporal sea ordenado segn los criterioscristianos de la caridad y la justicia. Y son tantas las cosas por hacer:

    - En el orden laboral, sindical: ocupacin, asistencia;- En el ordenamiento legal y de estructuras: justicia, igualdad, libertad, participacin, partidos polticos;

    - En el orden de los servicios: vivienda, escuelas, medio ambiente, sanidad, tercera edad, energa, proteccin;

    - En el orden nacional e internacional: relaciones entre los pueblos, colonialismo, liberacin, desarrollo, bloque

    de naciones.

    Como veis, es todo un mundo de problemas, cuya enumeracin podra alargarse an ms. En todos ellos hay unnivel terico al que la Iglesia puede aportar la luz doctrinal. Pero en el campo prctico la accin debe ser de losseglares. (AA 13). Naturalmente, hay un sentido de la proporcin y la medida con que este apostolado ha de serejercitado por cada uno, segn sus propias circunstancias. Hay, con todo, una exigencia mnima que debe urgir a

    todos: la promocin del bien comn, la atencin preferencial a los ms necesitados, el apoyo a quienes promuevenen ms altas esferas un orden ms justo.

    El Concilio Vaticano II llega incluso a animar a los seglares ms preparados a desempear cargos pblicos, ya que,ejercindolos dignamente, y en conformidad con el espritu del Evangelio, pueden hacer tanto bien. Yo dira que lasComunidades de Vida Cristiana, donde se templa la fe y espritu de servicio de una selecta parte del laicado, tienenque ser cantera de hombres y mujeres que en su esfera de accin, por modesta que sea, se esfuercen por prestarsemejante servicio. La inhibicin por apata, temor al compromiso, etc., no deben tener lugar entre vosotros.

    No podis defraudar las esperanzas de la Iglesia y del mundo que justificadamente esperan este socorro apostlicodel laicado ms cristianamente preparado. Od como se expresaba Pablo VI en su exhortacin apostlica "EvangeliiNuntiandi", de diciembre del 75 (EN 70): "Los seglares, cuya vocacin especfica los coloca en el corazn del mundoy la gua de las ms variadas tareas temporales, deben ejercer, por lo mismo, una forma singular de evangelizacin...El campo propio de su actividad evangelizadora es el mundo vasto y complejo de la poltica, de lo social, de laeconoma y, tambin, de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios decomunicacin de masas, as como otras realidades abiertas a la evangelizacin como el amor, la familia, laeducacin de los nios y jvenes, el trabajo profesional, el sufrimiento, etc."

    Mi experiencia de aos entre religiosos de la Compaa y otros Institutos, me permite haceros esta confidencia: lafalta de seglares que deseen comprometerse apostlicamente en todos esos campos, o la desproporcin entre lo queya se hace y lo que queda por hacer, es una tentacin para no pocos sacerdotes, especialmente celosos ytcnicamente preparados, que ven en el profesionalismo un medio de enormes posibilidades de evangelizacin. Nohagamos la dudosa inversin de tantas vocaciones sacerdotales en puestos que podis y debis ocupar vosotros.Hay pocos sacerdotes? Sed vosotros ms y mejores apstoles y seremos nosotros ms y mejores siervos de laPalabra.

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    El poltico cristiano

    Yo hara una especial invitacin a los laicos cristianos animndoles a asumir, con espritu de servicio, las tareaspolticas en las diversas esferas. Deben echarse a ese camino, va de santidad y evangelizacin, sobre todo sisienten esa llama y se ven en condiciones para ello.

    Por eso, aunque sea brevemente, esbozo la imagen del poltico cristiano:

    -

    Hombre de profunda fe y oracin, que por amor a Cristo sirve a sus hermanos en la consecucin del biencomn a cualquier nivel;- Hombre que no se encierra en el partidismo estrecho y oportunista;- Hombre de fuerte sentido de Iglesia, que se deja iluminar por la doctrina social y poltica de ella;- Hombre que, teniendo poder, usa del poder para servir y no cae en la idolatra del poder;- Hombre que inspira a los ciudadanos la confianza de que el poltico dice la verdad y la realiza;

    - Hombre estudioso de los problemas y su contexto humano;

    - Hombre realista en la opcin de las soluciones posibles;- Hombre humilde para saber consultar y escuchar a todos, y no slo a sus partidarios o electores;- Hombre que confa en la fuerza de Dios ante las dificultades;- Hombre que, partiendo de su propio testimonio de vida procura que en la sociedad se encarnen los valores

    evanglicos de respeto, fraternidad, crecimiento humano, justicia, dedicacin y atencin especial a los pobres.- Hombre que sabe que este camino ya ha sido recorrido por otros con la ayuda del Seor.

    Se debe insistir en la necesidad que tiene el poltico cristiano de la oracin, de los sacramentos, del amor a Jesucristoen los dems. Si queremos santificar la poltica necesitamos primero que los hombres polticos aspiren a la santidad.

    Eclesial

    Yo dira que este es el campo privilegiado de vuestra irradiacin apostlica y vuestro servicio. Sin minimizar ahoracuanto queda dicho sobre otros sectores, es claro que vuestra cooperacin es imprescindible en la vida y accin de laIglesia, hasta el punto que; "Sin ella, el propio apostolado de los pastores no puede conseguir la mayora de las vecesplenamente su efecto". (AA 10) Vosotros sois ese "agente multiplicador" que la Iglesia necesita para hacersepresente en la sociedad.

    No basta decir que perteneciendo a un grupo de las Comunidades de Vida Cristiana estis ya dando vida aunmovimiento eclesial. Las Comunidades de Vida Cristiana no son un fin en si mismas, sino un medio de formacinpara el servicio. (PO 3) No han cumplido sus objetivos cuando los grupos marchan muy bien, las reuniones secelebran con regularidad y sus miembros se sienten fraternalmente unidos en la eucarista, pero no dan el pasoadelante a una irradiacin de servicio apostlico en alguna de las maneras descritas. Habris de "colaborar con losPastores, compartir su preocupacin acerca de los problemas y el progreso del gnero humano" y "prestar unacolaboracin personal en la obra del establecimiento del Reino de Dios". (PG 5) La pastoral parroquial, diocesana ode ms alto nivel; las actividades especializadas de cualquier tipo -critas, misionales, preparacin al matrimonio,consultorios, prensa o radio, etc. -ofrecen tan ilimitada gama de posibilidades que, si otras causas justificadas no loimpiden, cada uno podr encontrar alguna que se le acomode a su preparacin y circunstancias.

    Valor pedaggico del grupo

    No quiero acabar sin decir algo sobre un punto que me parece esencial en las Comunidades de Vida Cristiana: elvalor del grupo. Es un indudable acierto vuestra estructura grupal. El grupo es un trmino medio entre la masa y elsolitario. El grupo permite formar ncleos homogneos "de personas de condiciones semejantes" (PG 3), facilitando,conforme a la sana pedagoga, una atencin proporcionada al propio nivel espiritual y condiciones de actuacin. Sinque ello suponga la institucionalizacin del clasismo o compartimentos estancos, permiten que las Comunidades deVida Cristiana se articulen en ncleos capaces de atender las ms diversas situaciones. Son como clulas delCuerpo Mstico de Cristo, en el que est presente, pues os reuns en su nombre. Los grupos son la experienciacomunitaria bsica, el inicio de una fraternidad que vosotros extendis a todos los hermanos en la fe y a cuantos aunno han llegado a ella.

    Pero permitidme tambin una palabra acerca de vuestros deberes grupales. No os preguntis que me da a m elgrupo, sino lo contrario: Qu aporto yo al grupo? La pasividad es el cncer del grupo. El grupo vive de la vida de sus

    miembros cada uno de los cuales recibe, multiplicada por los dems, su propia contribucin. El grupo favorece laapertura personal, educa para el dilogo y la tolerancia, enriquece los puntos de vista, habita a un sano pluralismo,enraza ms la propia fe por el mero hecho de explicitarla en voz alta y compartirla, se recibe y se da fraterna ayuda,y se invoca en comn al Padre de todos.

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    Estos das han de ser muy importantes para vosotros y para las CVX de todo el mundo. Yo pido a la Madre de Dios,a quien veneris con filial amor (PG 6), y en "cuya intercesin confiis para el cumplimiento de vuestra vocacin" (PG8), que "os ponga con su Hijo", como peda para s mismo San Ignacio. Estoy seguro de que, con su ayuda, vuestrosesfuerzos y trabajos de estos das traern a las CVX una renovacin y un mayor empeo en vuestra vocacin deservicio.

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