Arte como construcción, de Alfonso Sastre

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    NDICE

    1. Once notas sobre el arte y su funcin ..........................................................................................42. El social-realismo: un arte de urgencia .................................................................................... 6

    3. Para una metahistoria del arte contemporneo .........................................................................9

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    1. Once notas sobre el arte y su funcin

    Con seguridad, nos encontramos ante la urgencia de establecer unas lneas generales de trabajo

    desde y para la juventud que se dedica al arte y a la literatura con una intencin de ruptura con las

    formas anacrnicas y, en consecuencia, de contacto con las formas vivas que pueden resultar fecundaspara nuestro futuro. No se trata, desde luego, de proponer un programa; pero s de declarar el deseo de

    que nuestros esfuerzos, hasta ahora dispersos, sean reunidos de algn modo en un esfuerzo comn y,

    por ello, poderoso. Se tratara, por supuesto, de establecer libremente unas lneas dentro de las cuales

    pudieran desarrollarse los diferentes talentos artsticos con una perfecta holgura. Se tratara, pues, tan

    slo, de cerrar el paso a una anarqua de la que slo pueden salir beneficiados los artistas -casi siempre

    econmicamente poderosos- solidarios de las formas artsticas muertas y, en consecuencia, regresivas.

    El texto que yo propondra a la consideracin de los hombres de la poesa, de la novela, del teatro,

    del cinema, de las artes plsticas, dice as:

    1. El arte es una representacin reveladora de la realidad. Reclamamos nuestro derecho a realizar

    esa representacin.

    2. Entendemos la realidad como una revelacin que el hombre va realizando a lo largo de su

    historia. Hay distintas provincias ontolgicas y diferentes tcnicas de captura y representacin. Todas

    las provincias del ser son interesantes y ninguna tcnica, forma o estilo es rechazable en principio 2 .

    3. Entre las distintas provincias de la realidad hay una cuya representacin o denuncia consideramos

    urgente: la injusticia social en sus distintas formas.

    4. La revelacin que el arte hace de la realidad es un elemento socialmente progresivo. En

    esto consiste nuestro compromiso con la sociedad. Todo compromiso mutilador de esa capacidad

    reveladora es inadmisible.

    5. Rechazamos toda coaccin exterior, ajena, por tanto, a nuestra conciencia moral y a nuestro

    sentido esttico. Nos sentimos responsables de nuestros actos morales y artsticos -un acto artstico

    es siempre un acto moral- y rechazamos toda tutela extraa.

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    El arte es, en general, realista; pero no es posible entender el realismo como un conceptoescolstico (el naturalismo de Zola-Antoine, p. ej. ) sino como un concepto dialctico.

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    6. El arte, por el simple hecho de revelar la estructura de la realidad, cumple -en un sentido muy

    amplio, metajurdico, de la palabra justicia- una funcin justiciera. Esto nos hace sentirnos tiles a la

    comunidad en que vivimos, aunque sta, en ocasiones, nos rechace.

    7. Pertenecer a un partido poltico no tiene por qu significar la prdida de la autonoma quereclamamos para el artista. Este compromiso ser lcito y fecundo en los casos en que el artista se

    sienta expresado totalmente por ese partido. Su compromiso ser entonces, precisamente, la expresin

    de su libertad.

    8. No pertenecer a un partido poltico no tiene por qu significar inhibicin en el artista; su culpable

    evasin; su traicin a la responsabilidad social que postulamos para su trabajo. Desde fuera de los

    partidos progresivos se puede luchar, y de hecho se lucha, por el progreso social. Es lcito rechazar la

    alineacin en un partido siempre que el artista no se sienta expresado suficientemente por ese partido,

    ya sea en el plano terico, ya en el orden tctico.

    9. Lo social es una categora superior a lo artstico. Preferiramos vivir en un mundo justamente

    organizado y en el que no hubiera obras de arte, a vivir en otro injusto y florecido de excelentes obras

    artsticas.

    10. Precisamente, la principal misin del arte, en el mundo injusto en que vivimos, consiste en

    transformarlo. El estmulo de esta transformacin, en el orden social, corresponde a un arte que,

    desde ahora, podramos llamar de urgencia. Queda dicho que todo arte vivo, en un sentido amplio,

    es justiciero; este arte que llamamos de urgencia es una reclamacin acuciante de justicia, con

    pretensin de resonancia en el orden jurdico.

    11. Slo un arte de gran calidad esttica es capaz de transformar el mundo. Llamamos la atencin

    sobre la radical inutilidad de la obra artstica mal hecha. Esa obra se nos presenta muchas veces en la

    forma de un arte que podramos llamar panfletario. Este arte es rechazable desde el punto de vistaartstico (por su degeneracin esttica) y desde el punto de vista social (por su inutilidad).

    Propongo estos once puntos a la consideracin de los artistas con el deseo de que sean once puntos

    de partida para un acuerdo posterior, que podra resultar de una discusin -desde distintas artes y

    posturas- sobre los temas propuestos y otros que completarn las lneas de accin aqu esbozadas.

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    2. El social-realismo: un arte de urgencia

    En las anteriores Once notas sobre el arte y su funcin postulo la creacin de un arte de

    urgencia. Aado ahora que este arte de urgencia no es un simple anhelo: es ya un hecho fecundo.

    A este hecho, y lo he llamado en otra ocasin social-realismo. Recojo ahora formulaciones ya

    expuestas en otras ocasiones 3 y que adquieren todo su sentido enmarcadas en el cuadro de las Once

    notas ; en las que, por otra parte, tambin he recogido la sustancia -y en algunas incluso la letra-

    de mis ya casi antiguas reflexiones sobre el tema.

    (Al presente texto, sigue otro, el tercero y ltimo, en el que tratar de apuntar a una filosofa de la

    Historia del Arte contemporneo).

    1. El social-realismo no es una frmula para el arte y la literatura de nuestro tiempo, ni un

    imperativo que solicite de los escritores y artistas un determinado estilo o lnea de trabajo. Ha

    podido ser esto, pero, adems, es ya el nombre de lo que est pasando. Este trmino significa el

    diagnstico del ms importante material literario y artstico con que cuenta nuestra poca. La historia

    del arte y de la literatura contempornea estudiar seguramente bajo el epgrafe social-realismo

    un abundante material novelstico, dramtico, potico, plstico y cinematogrfico. El social-realismo

    agrupa fenmenos como el realismo social de la pintura y el cine mejicanos, el realismo-socialista

    del arte y la literatura cristianos de la Europa occidental, el neorrealismo y las tendencias afines

    4 y, en fin, gran parte de la literatura que se llam existencialista y que surgi de las grandes

    convulsiones sociales de la ltima guerra. La formulacin social-realismo significa la toma de

    conciencia del principal signo literario de nuestro tiempo, que est produciendo -sin demora y por

    encima de todas las coacciones- de arte de urgencia que preconizo en las anteriores Once notas.

    Junto a este arte se est produciendo sin duda otro que va cumpliendo dignamente distintas funciones

    espirituales, sin apelaciones urgentes a la sociedad en que se produce.

    2. El social-realismo, en sus formas fecundas, funciona sobre el supuesto de la independencia -o

    libertad- del escritor y el artista, capaces de elegir, en ltimo caso, su adhesin a determinada forma

    3 ndice (1952); Drama y sociedad (1956).

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    Este texto est redactado cuando an presentaba gran vitalidad el neorrealismo cinematogrficoitaliano.

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    social-poltica o religiosa (Marxismo, Cristianismo...), e, incluso, su disciplinado enrolamiento en los

    organismos que tratan de realizar esas formas de sociedad (Partido Comunista, Iglesia Catlica...).

    3. Pero otro supuesto del social-realismo es la superacin de la concepcin liberal del arte, segn

    la cual el arte es una categora suprema. El artista considera, en esta concepcin, como primeros

    y ltimos problemas, los que plantea el arte en cuanto tal, es decir, los problemas formales del

    arte. El artista, en esa concepcin se considera libre e irresponsable. Se considera, en cierto modo,

    segregado del cuerpo social y habitante de un plano espiritual superior, en el que queda instalado

    por el cultivo de unos valores que considera intemporales: valores literarios, poticos, dramticos,

    plsticos y musicales. Esta concepcin llev a la poesa pura, al teatro de arte, a la pintura abstracta

    y a la esttica musical de Strawinsky. El liberalismo artstico ha desembocado en la anarqua que

    hay en la raz de los ismos que florecieron en el tiempo de entreguerras. El arte se convirti en

    asocial, desintegrador, impopular. Pero frente al arte de los ismos se alzaba ya la bandera de un

    arte social: integrador.

    4. Al decir social-realismo quedan enunciados: (1) la categora del tema; (2) la ndole de la

    intencin del artista; (3) el modo de tratamiento artstico.

    5. La categora del tema es una piedra fundamental del arte y la literatura de todos los tiempos. El

    social-realismo apunta a los grandes temas de un tiempo en que lo social se ha erigido en categora

    suprema de la preocupacin humana. Al inters por los casos que podramos llamar clnicos, por la

    perturbacin o la exaltacin de la persona humana en cuanto individuo -artsticamente semi-extrado

    del gran cuerpo social- sucede una consideracin ms profunda de la persona humana como relacin,

    como formando parte del orden o el caos social, con toda la problemtica que esta consideracin

    arrastra en esta poca sealada por los pensadores polticos como una poca de subversin. Quedan as

    replanteados, de un modo original y purificador, los grandes temas de la libertad, la responsabilidad,

    la culpabilidad, el arrepentimiento y la salvacin. La operacin artstica, que ha consistido tantas

    veces en segregar un caso, aislarlo o, por lo menos, debilitar sus relaciones sociales, para llamarnos

    la atencin sobre l, consiste ahora, especialmente, en una consideracin de esas relaciones.

    6. La ndole de la intencin del artista caracteriza tambin el arte y la literatura social-realistas.

    El escritor y el artista consideran que su obra repercute en el cuerpo social y es capaz, por tanto, de

    contribuir a su degeneracin, o a su revolucin purificadora. La intencin del artista, entonces, es

    trascendente al efecto puramente artstico de su obra. Se siente justificado, no por la perfeccin de

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    la obra artstica en s, sino por la purificacin social a la que la obra sirve. El cultivo de unos valores

    artsticos con independencia de las experiencias sociales le parece punible y trasnochado.

    7. El modo de tratamiento artstico quiere estar indicado en el trmino realismo, que seala

    adems para el escritor o el artista la condicin de testigo de la realidad. Como modo de tratamiento

    artstico el trmino realismo es amplio, casi hasta la vaguedad: son muchas y muy diferentes las

    formas del realismo. La forma en que suelen presentarse el arte y la literatura social-realistas

    es una especie de naturalismo profundo. Este naturalismo profundo ha parecido hasta ahora una de

    las formas artsticas ms adecuadas para promover en el seno de la sociedad un nimo propicio a la

    realizacin de formas urgentes y justicieras; pero a la altura de nuestro tiempo es preciso encontrar

    nuevas formas 5 .

    8. La emocin esttica provocada por el arte y la literatura social-realistas posee un grave

    ncleo tico que, rompiendo, permanece en el espritu del espectador cuando lo puramente esttico se

    desvanece. Este ncleo se proyecta, purificador, socialmente. El escritor y el artista lo saben y trabajan

    con plena conciencia de este supuesto: el de la proyeccin poltica de su obra.

    5 Esta ltima frase est aadida al texto primitivo. El descubrimiento del verdadero significado

    histrico y esttico del naturalismo, es, en m, muy tardo. En mi Drama y sociedad hay un captulo

    -en realidad es un artculo publicado en 1949- en el que considero el naturalismo como la madre delrealismo actual.

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    3. Para una metahistoria del arte contemporneo

    Una historia del arte y la literatura de los ltimos tiempos tendr que sealar el proceso de

    desintegracin que culmin -con Oscar Wilde?- en la tesis del arte por el arte, en el liberalismo

    artstico y en la definitiva anarqua de los ismos del tiempo de entreguerras: arte puro, abstractismo,deshumanizacin. Esa historia tendr que sealar tambin el proceso contrario, de integracin, en el

    que estamos. No s si una investigacin de estudioso llegara a las conclusiones a que yo he llegado

    sobre la base de estudios parciales y de un trabajo no organizado cientficamente. Adelanto estas

    conclusiones, con nimo de consulta, a los especialistas. Son stas:

    1. Se puede sealar en Kant el origen -a nivel terico- de este proceso de desintegracin. La obra

    de Kant nos deja un hombre que lleva desgarrado en tres jirones humanos autnomos: un hombre que

    lleva en s el germen de la desintegracin: su razn (pura), independiente del resto humano, elabora

    una metafsica sin races prcticas. Su voluntad rige en el orden moral sin ningn apoyo metafsico.

    Su sentimiento realiza, en la soledad, sus propios juicios (estticos) sin comunicarse, para nada, con

    el orden moral. El espritu de ese hombre se objetiva as en una Metafsica, una tica y una Esttica

    autnomas.

    2. Considero que este hombre kantiano 6 tuvo una gran repercusin en el dominio del arte y la

    literatura. Todo est preparado para que el arte rompa sus amarras, ya muy debilitadas, con el resto

    humano. El arte ya no tendr nada que ver con la moral ni con la metafsica. El arte tendr su propia

    moral y generar su propia metafsica. Su moral consistir en olvidarse de ella. Su metafsica consistir

    en declarar la inutilidad del arte. Se declara que una obra de arte es una cosa amoral y perfectamente

    intil; stas son las dos notas negativas por las que se conoce una obra de arte. La nota positiva es la

    belleza formal. Una obra de arte no es moral o inmoral. Es bella o no lo es. A eso se reduce todo;

    de este modo podra resumirse la tesis del arte por el arte.

    3. Los supuestos de esta pretendida autonoma del arte son falsos. Esto qued perfectamente

    demostrado en el hecho de que el arte y los artistas se derrumbaron, por ese camino, en la degeneracin.

    Por ah se lleg al poeta maldito, a la homosexualidad, a los estupefacientes y al crimen como una

    de las bellas artes.

    6 Al hablar de hombre kantiano no se quiere decir, naturalmente, que Kant sea el creador de

    este hombre. El hombre kantiano es el hombre con el que Kant se encuentra, y que l describey analiza.

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    4. La ltima consecuencia importante, en lo artstico, de estas posturas estticas, en la anrquica

    floracin de los ismos. Los ismos son un desaforado alarido esttico pero tambin un canto de

    cisne. Se llega al borde del vaco. Los mejores artistas abandonan el carro de la catstrofe antes de

    que se despee y se incorporan a un trabajo integrador y constructivo.

    5. El movimiento integrador en el que estamos se haba puesto en marcha a finales del siglo pasado.

    Su calzado de cultivo fue la aparicin del socialismo. Se comienza la reconstruccin orgnica del

    hombre, su proceso de integracin. Se establece una benfica corriente comunicativa entre el Arte y la

    Moral; y a travs de ah con la Poltica. Se propugna la responsabilidad social del artista. Se preconiza

    una determinada utilidad del arte. Se empieza a creer en un porvenir que tendr que ser construido

    entre todos. Se pide al artista -y el artista acepta con entusiasmo- que sea algo ms que un decorador

    del mundo; que trabaje, desde su dominio, por el futuro de todos.