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YURI F. TORREZ R. EL AUTOR Boliviano, Licenciado en Comunicación Social, Licenciado en Sociología, Magíster en Ciencias Políticas y Doctorante en Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universi- dad Andina Simón Bolívar-Sede Ecuador. Docente en la Carrera de Comunicación Social de la Universidad Católi- ca Boliviana Unidad Cochabamba, Docente de la Carrera de Sociología de la Universidad Mayor de San Simón. Conjuro de la rueda: (re)pensar a la comunicación desde la colonialidad del poder

Articulo 10

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YURI F. TORREZ R.

EL AUTOR

Boliviano, Licenciado en Comunicación Social, Licenciadoen Sociología, Magíster en Ciencias Políticas y Doctoranteen Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universi-dad Andina Simón Bolívar-Sede Ecuador. Docente en laCarrera de Comunicación Social de la Universidad Católi-ca Boliviana Unidad Cochabamba, Docente de la Carrerade Sociología de la Universidad Mayor de San Simón.

Conjuro de la rueda:(re)pensar a la comunicación

desde la colonialidad del poder

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CONJURO DE LA RUEDA:(RE)PENSAR A LA COMUNICACIÓN DESDE LA COLONIALIDAD DEL PODER

RESUMEN

Este artículo tiene el propósito de (re)pensar a la comunicación a partirde la matriz colonial como propuesta social/política de los EstudiosCulturales Poscoloniales. Para este objetivo en principio se examina laruta teórica de los estudios en comunicación desde el funcionalismo oel estructuralismo en los decenios de los años 50 y 60 hasta los estudiosculturales denominados latinoamericanos en la década de los añosnoventa, para después considerar las sospechas que se ciernen sobresu locus de enunciación de procedencia eurocéntrica. Finalmente, sereflexiona la comunicología latinoamericana desde el debate de losestudios postcoloniales.

PALABRAS CLAVES: Estudios en comunicación, estudios postcoloniales,

ABSTRACT

This article has the purpose of to think to the communication startingfrom the colonial womb, as proposed social and politics of Cultural theStudies Poscoloniales. For this objective in principle the article examinesthe theoretical route of the studies in communication from thefuncionalismo or the estructuralismo in the decades of the years 50 and 60until the cultural studies in Latin Americans in the decade of the yearsnineties, it stops later to consider the suspicions on its locus of enunciationof origin eurocéntrica. Finally, the cultural studies in Latin Americans ofCommunication are meditated from the debate of the studies postcolonial.

KEY WORDS: Studies in communication, Studies Poscoloniales

Recibido abril 10 de 2006 Aceptado 20 de 2006

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Sencillamente, resulta sorprendente que hasta elmomento la noche no haya sido eliminada de lafaz del planeta; liquidada y abolida para siem-pre, en aras del progreso de la humanidad y paramayor gloria de la tecnología; en procura de solu-ciones radicales para extirpar el mito y la fantasía

Jaime Saenz, La noche

�A América se llega por el sur�Graffiti en una pared de la ciudad de Quito

El proceso de construcción de la comunicación como dis-ciplina hizo que la misma se �discipline� a otras áreas dela ciencia social, por ejemplo, a la sociología. Estasubalternización de la comunicación hizo que sea unaheredera de las visiones eurocéntricas que impregnaron alas ciencias sociales. En este contexto, el presente trabajose propone examinar inicialmente el recorrido teórico delestudio de la comunicación a partir del funcionalismo enlos años 50 y 60 hasta los estudios culturales denomina-dos �latinoamericanos� para reflexionar sobre las sospe-chas que ciernen en torno a sus �procedencias� de cuño�eurocéntricos�, para luego a partir de la matriz colonialubicar la reflexión de la comunicalogía latinoamericanaen el debate de los estudios culturales postcoloniales.

I. DEL FUNCIONALISMO A LOS ESTUDIOS

CULTURALES �LATINOAMERICANOS�:GENEALOGÍA DE LOS ESTUDIOS

�EUROCÉNTRICOS� EN COMUNICACIÓN

La mirada a la comunicación en América Latina, postsegunda guerra mundial, se adscribió a las tendenciasfuncionalistas provenientes de los Estados Unidos. Esasí que los estudios privilegiaron la centralidad

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mediática (radio, televisión y prensa) con un abordaje decuño positivista, el mismo que adoptó la supuesta �dis-tancia� entre el sujeto y el objeto de la investigación1

para legitimar sus hallazgos. En este sentido sepriorizaron los estudios cuantitativos de audiencias yde opinión pública, realizados sobre todo en forma deinvestigaciones de ventas, a partir de los intereses co-merciales de los patrocinadores. (Cfr Medina 1998).

El acelerado crecimiento de los medios en la sociedad y laadopción de nuevas tecnologías han contribuido en laproducción de transformaciones socioculturales, econó-micas y políticas que ubicaron a los denominados massmedias en un lugar de preeminencia en las sociedadescontemporáneas. Es así que los estudios en comunicaciónse orientaron al estudio de los efectos, que venían de laspsicologías experimentales norteamericanas y que aquítomaron la forma principal de estudios sobre la difusiónde las innovaciones tecnológicas y de proyectos de comu-nicación para el desarrollo (Cfr. Catalán y Sunkel 1991).

No se debe olvidar que desde la década del cincuenta ydel sesenta se consideró a la comunicación como genera-dora de desarrollo en tanto difundiera educación e inno-vaciones tecnológicas, con especial énfasis en los paísessubdesarrollados. Como dice Marcelo Guardia �a esteenfoque (desarrolista) se sumaba la concepción ilustra-da de comunicación y cultura cuyos postulados más vi-sibles suponían un poder omnipotente de los medios ysus contenidos sobre las audiencias, además de una con-cepción de cultura e identidad estática que se encontra-ba vulnerable ante los sistemáticos bombardeos de lacomunicación masiva internacional� (2003).

Asimismo, los estudios sobre la comunicación en Améri-ca Latina estuvieron impregnados por elementos delestructuralismo francés y del marxismo, entre los cuales

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1 Sobre los vericuetos de la distancia entre el objeto y el sujeto en la �teoría tra-dicional� de rasgos funcionalistas ver Santiago Castro Gómez (2000) y AníbalQuijano (1992).

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se destaca la Escuela de Franfurk, que influenciado porlas corrientes de la Teoría de la Dependencia en boga enlas ciencias sociales latinoamericanas en las décadas delos años sesenta y setenta fueron decisivas para la incli-nación epistemológica en la investigación sobre la co-municación (cfr. Mattelart 1997). Esta perspectiva que fuedenominada como �teoría crítica� tenía el propósito, nosólo académico sino político de desentrañar la alinea-ción ideológica de los mensajes que emitían los denomi-nados mass medias y así denunciar la expansión del im-perialismo cultural sobre América Latina.

La Teoría de la Dependencia en Comunicación que paramuchos se trató de una ruptura radicalmente de las pre-ocupaciones de la dependencia económica, política ycultura de los países del continente frente a los centroshegemónicos mundiales (cfr. Guardia 2003). Sin embar-go, esta teoría de la Dependencia en Comunicación fueuna vertiente más de la concepción �ilustrada� aludidaen su momento por Max Horkheimer y Thedore Adorno(1971) para abordar la realidad socio/comunicacional.

Por lo visto, tanto el funcionalismo como el marxismo yel estructuralismo, pese a sus diferencias ideológicas, seconstituían en paradigmas que buscaban legitimar losprocesos modernizadores y civilizadores en boga enAmérica Latina. Esta visión ilustrada sobre las cienciassociales, en el caso que nos ocupa, la comunicación, res-pondía precisamente a esta dependencia epistémica delsaber colonial (cfr. Mignolio 2003). En rigor, la investiga-ción sobre la comunicación en América Latina ha esta-do vigorosamente sellada por una mirada no sólomediacéntrica, (cfr. Guardia 2002) sino fundamentalmen-te eurocéntrica2 (cfr. Lander 1997).

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2 En el caso del funcionalismo si bien su génesis es en los Estados Unidos postsegunda guerra mundial le consideramos como �eurocéntrica� por su afán deexpansión ideológica hacia los países periféricos. Como dice Anibal Quijano�Eurocentrismo es, aquí, el nombre de una perspectiva de conocimiento cuyaelaboración sistemática comenzó en Europa Occidental antes de mediadosdel siglo XVII, aunque algunas de sus raíces son sin duda más viejas, inclusoantiguas, y que en las centurias siguientes se hizo mundialmente hegemónica

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Ahora bien, como respuesta epistemológica a esta ten-dencia mediacéntrica en los estudios sobre la comunica-ción emergió desde América Latina, la teoría de media-ciones que establecía una �nueva� mirada a la comuni-cación posicionando al �sujeto� como protagonista cen-tral de los procesos de (re)significación y consumo cultu-ral. Es decir, �no sólo como receptor activo de mensajessino también como protagonista de los procesos deinteracción cultural� (Guardia 2003).

En este contexto, la teoría de las mediaciones se adscribeen los estudios culturales emprendidos especialmente porNéstor García Canclini y Jesús Martín Barbero que logra-ron configurar lo que se denominó como la �concepcióndialéctica de comunicación y cultura� (Idem 13:2003).

No es casualidad que en el pensum de las carreras decomunicación social en América Latina en la década delos años noventa se ha institucionalizado3 esta versión�latinoamericana� de los estudios culturales que gira-ban fundamentalmente en torno a la cuestión de los me-dios en su relación con la cultura (Cfr. Martín Barbero

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recorriendo el mismo cauce del dominio de la Europa burguesa. Su constituciónocurrió asociada a la específica secularización burguesa del pensamiento euro-peo y a la experiencia y las necesidades del patrón mundial de poder capitalista,colonial/moderno, eurocentrado, establecido a partir de América. No se trata,en consecuencia, de una categoría que implica a toda la historia cognoscitiva entoda Europa, ni en Europa Occidental en particular. En otros términos, no serefiere a todos los modos de conocer de todos los europeos y en todas las épocas,sino a una específica racionalidad o perspectiva de conocimiento que se hacemundialmente hegemónica colonizando y sobreponiéndose a todas las demás,previas o diferentes, y a sus respectivos saberes concretos, tanto en Europa comoen el resto del mundo. En el marco de este trabajo lo que me propongo es discutiralgunas de sus cuestiones más directamente vinculadas a la experiencia históri-ca de América Latina, pero que, obviamente, no se refieren solamente a ella.(www.clacso.org/wwwclacso/espanol/html/libros/lander/10.pdf ).

3 Por ejemplo, para el caso boliviano, Marcelo Guardia sostiene:�En Bolivia esta�entrada� de teorías culturales provocó, solamente en los años noventa, una es-pecie de irrupción con carácter de ruptura. Pues daba la impresión de que pensaren la actividad del receptor, en los procesos de producción de significado, erauna novedad demasiado arriesgada para la tradición funcionalista de los estu-dios vigentes. Se podría decir que �descubrir� que el receptor podía producirsignificados de acuerdo con su cultura, era un cambio demasiado fuerte de vi-sión teórica y metodológica�. www.eca.usp.br/alaic/boletim20/marcelog.htm

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1987) y en el marco de unos espacios culturales máshíbridos y móviles, cruzados por dimensiones cultas,populares y masivas (Cfr García Canclini 1990).

En todo caso, estas concepciones en torno a este tipo deEstudios Culturales se anclaba fundamentalmente en losaportes de la razón comunicativa de cuño harbermasianoy en las contribuciones de Pierre Bourdieu con relación alos espacios sociales, entre otros autores provenientesprincipalmente del viejo mundo. Al respecto, de lapredominancia de estos autores europeos en los Estu-dios Culturales �latinoamericanos�, Marcelo Guardiadice: �(estos autores) lograron configurar lo que llama-mos �concepción dialéctica de comunicación y cultura�,una posición teórica y metodológica que recuperainstrumentalmente consideraciones de paradigmas clá-sicos pero identifica que sus limitaciones e incoheren-cias son superables en cuanto se desnuda la raíz ilustra-da como base de poder de sus seguidores�. (2003:13).

Si bien los estudios culturales al influjo, dicho sea alpasar, de estos autores europeos, pone de manifiesto ala �razón ilustrada� como eje articulador de losparadigmas clásicos �funcionalismo y marxismo, sobretodo�; sin embargo, como se argumentará más adelan-te, no interpela la �matriz colonial epistémica� (Cfr Mignolo2003) que son los mundos anegados y velados dondeanida la lógica colonial del saber. Hasta aquí hemos vis-to a grosso modo la incursión de los Estudios Culturalesen la mirada de la comunicación en América Latina, enlo que sigue se analizará críticamente a estos EstudiosCulturales desde la matriz colonial del poder.

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II. LA SOSPECHA DEL LOCUS DE

ENUNCIACIÓN EUROCÉNTRICA DE LOS

ESTUDIOS CULTURALES LATINOAMERICANOS

EN COMUNICACIÓN.

La institucionalización de la corriente de los cultural studies(no es casual que empecemos a enfatizar en la lenguasajona) en los abordajes de la realidad socio/comunicacional en los ámbitos académicos/intelectua-les de América Latina fue catalogada como una �quebra-dura epistemológica� asumiendo la etiqueta de �origenlatinoamericano� (Cfr. Follari 2002). Esta ola expansivade estos estudios culturales �latinoamericanos� en lasfacultades/carreras de comunicación fue asumida a piesjuntillas sin reparar en ningún momento en una críticasobre los fundamentos o, dicho de otra manera, en supecado original de estos cultural studies.

Se debe recordar que si los estudios críticos de la décadadel 70 tomaban aliento de la escuela de Francfort, losestudios latinoamericanos contemporáneos se nutren enalguna medida de los cultural studies ingleses, origina-dos en la escuela de Birmingham, en los decenios de losaños 50. Los mismos que por su �flexibilidad� que brin-daban para la lectura de la realidad socio/comunicacional posibilitaron su expansión latinoame-ricana porque se adecuaban a las alternativas que bus-caban los investigadores/comunicólogos en respuestaa los anteriores paradigmas rígidos, es decir, con losmétodos positivistas o del materialismo dialéctico.

A contra pelo de esta inercia intelectual/académica parala asimilación ipsu facto de los cultural studies, RobertoFollari (2002) empieza a realizar una genealogía de lastemáticas que vinieron a alimentar los cimientos teóricosde estos estudios culturales �latinoamericanos� en loscuales va detectando principalmente en García Cancliniy Martín Barbero que existe una influencia �de fuera� de

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América Latina. Por ejemplo, en lo que se respecta a lastemáticas sobre lo local, las denominadas �tribus urba-nas�, la cultura popular, los imaginarios globalizados oel consumo cultural, todas estas asignaturas que forma-ban parte de la agenda de los estudios culturales �lati-noamericanos� en palabras de Follari �está fuertementeinfluenciado por las temáticas y los modos de abordar-las que los cultural studies establecieron en Inglaterra yEstados Unidos� (2002: 56).

Asimismo, Daniel Matto sobre los procesos detransnacionalización de los Latinoamerican CulturalStudies y sus implicaciones geopolíticas señala: �las vo-ces que tienen mayor poder para establecer qué es y quéno es este campo, el sistema de de inclusiones y exclusio-nes (de temas, enfoques y autores, etc) son las que expre-san mediante publicaciones en inglés� (2002: 80). Entrelos riesgos que se asumen por los procesos de �traduc-ción� mecánica de este tipo de bibliografía (Cfr. Albán2005:23), debido a �la despolitización que crecientementecaracteriza a los Cultural Studies que se hacen en inglés,lo cual entre otras cosas ocurre por que no se cuestiona elesquema de división del trabajo vigente, ni la especiali-zación academicista que este induce� (Carlos Mato cita-do por Alban 2005:13).

Lo mismo sucede con las teorías poscoloniales que elpropio Walter Mignolo dice que �tienen su locusenuntiationis en las herencias coloniales del imperio bri-tánico y que es preciso, por ello, buscar una categorizacióncrítica del occidentalismo que tenga su locus en AméricaLatina� (Cfr. Castro Gómez y Mendieta 2002). Asimis-mo, con relación entre el locus enunciativo y la produc-ción de conocimiento, Mignolo acuña el término de lageopolítica del conocimiento el mismo se puede enten-der como las �genealogías de pensamiento se dan a tra-vés de quienes están en la posibilidad de producir cono-cimiento en un momento histórico, desde un espacio ysensibilidad; y desde una lengua particular porque elconocimiento lo determina en gran medida, el idioma enque produce� (Cano s/r).

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En consecuencia, en el momento de asumir como lectu-ras obligatorias aquellas producciones bibliográficas delos cultural studies de rasgos británicos o estadouniden-ses también se debe estar crítico de las (cosmo)visionessociolingüísticas que arrastran los mismos, caso contra-rio, se estaría reproduciendo los moldes epistemológicosenmarcados en miradas �diferentes� a la realidad lati-noamericana como lo que ocurrió con los seguidoreslatinoamericanos de esta vertiente de los cultural studies.

No obstante, el propio Follari reconoce que la cuestiónno es desdeñar, por ejemplo, a autores no latinoamerica-nos, como es el caso de Pierre Bourdieu, Antonio Gramsci,Michel Foulcoult o del propio Carlos Marx porque posi-blemente realizan una �mejor� lectura a la realidad so-cio/comunicacional latinoamericana que un intelectual�oriundo�. En todo caso, el nudo gordiano radica en ellocus enunciativo de huella colonial de este tipo de pen-samiento racional-moderno articulado a lo que AníbalQuijano denomina como la colonialidad del saber vin-culada a �La elaboración intelectual del proceso de mo-dernidad produjo una perspectiva de conocimiento y unmodo de producir conocimiento que dan muy ceñidacuenta del carácter del patrón mundial de poder: colo-nial/moderno, capitalista y eurocentrado. Esa perspec-tiva y modo concreto de producir conocimiento se reco-nocen como eurocentrismo�. www.clacso.org/wwwclacso/espanol/html/libros/lander/10.pdf

Ahora bien, este pensamiento de cuño colonial impregnó alos estudios culturales �latinoamericanos� con relación ala comunicación �a pesar de su �ruptura epistemológica�con los paradigmas clásicos (funcionalista, marxismo oestructuralista)� se puede hallar en los mismos una conti-nuidad de la lógica de la �geo-política del conocimiento�(Cfr. Mignolo s/f). En este sentido es necesario ubicar en lacentralidad del debate las sospechas que ciernen en tornoal �origen� de estos estudios culturales �latinoamericanos�y su resonancia en la comunicación ya que los mismosresponden al pensamiento eurocéntrico que hahegemonizado el conocimiento latinoamericano.

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Esta sospecha de la génesis de los cultural studies es la puntadel iceberg sobre el cual gira el debate sobre la impregnacióndel pensamiento eurocéntrico en los mismos. Se debe recor-dar que la pretensión del pensamiento moderno como elabanderado del pensamiento universal en el fondo sólorepresenta una fatuidad etnocentrista y de matriz colonial.

Ahora bien, si esta sospecha tiene asidero estaríamosasistiendo a una (nueva) vertiente del pensamiento colo-nial sobre los estudios sobre la comunicación. En conse-cuencia, se debería reflexionar seriamente sobre las aris-tas del pensamiento moderno y sus secuelas geopolíticasen América Latina, como dice Walter Mignolo este tipode pensamiento está anclado en �el conocimientogeopolítico fabricado e impuesto por la �modernidad�, ensu autodefinición como modernidad. En este sentido,�América Latina� se fue fabricando como algo desplaza-do de la modernidad, un desplazamiento que asumieronlos intelectuales y estadistas latinoamericanos y se esfor-zaron por llegar a ser �modernos� como si la �moderni-dad� fuera un punto de llegada y no la justificación de lacolonialidad del poder�. (Walsh 2002:34).

Si los Latinoamerican Cultural Studies, y en el caso que nosocupa, de la comunicación existe la desconfianza de seruna vertiente alimentada por una mirada eurocéntrica ocomo dice Ella Shoat en la �arqueología de la excava-ción� (1995). Entonces, es pertinente asumir con serie-dad las palabras de Adolfo Albán que al referirse sobrelas preocupaciones de Carlos Matto y Roberto Follari entorno a lo �exógeno� de los estudios culturales latinoa-mericanos afirma: �En ambos casos (Matto y Follari), consus marcadas diferencias, se podría pensar que centranel debate en términos de considerar desde donde se estáhablando acerca de América Latina y sus complejidadesy las dificultades y riesgos que esto conlleva� (2005:54).

Por lo visto, los silencios �epistemológicos�, las sospe-chas y las preguntas en torno al locus de enunciaciónde corte eurocéntrico de los Latinoamerican CulturalStudies en su conjunto configura un signo inequívoco

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que cierne sobre la comunicología en América Latina.En el sentido en el siguiente acápite se reflexionará so-bre la necesidad de desconstruir las tram(p)as de lacomunicación y de la propia comunicología latinoame-ricana desde la matriz (de) colonial.

III. LAS TRAM(P)AS COLONIALES

DE LOS MASS MEDIAS

Se conoce que los medios de comunicación protegen y cons-truyen todo lo que se puede �mercantilizar�. Se asume, asi-mismo, desde una perspectiva de la democracia liberal queel homo videns (Cfr. Sartori 2001) que es más objeto que unsujeto de tales ofertas o interpelaciones. Sin embargo, comodiría un semiólogo estruturalista, minimizando la capaci-dad de interpretante (Cfr. Pierce 1998) de los interlocutores,en todo caso, �se descuida de hecho que estos media tam-poco saben muy bien todo lo que hacen y, por ahí, sucedenotras cosas más que las canónicamente reconocidas�(Antezana 2005:10). O como Walter Mignolo más explícita-mente afirma �los medios van reproduciendo un saber queles hace invisible los parámetros coloniales�4 .

Ahora bien, en esta intangibilidad ideológica de los men-sajes que emiten los mass medias discurre el discurso decuño colonial, sin embargo, como se dijo anteriormente,esta cuestión fue esquivada constantemente en el ámbitointelectual/académico de los Estudios Culturales Lati-noamericanos. No debemos olvidar que el discurso entorno a la modernidad oculta, a su vez, la lógica de lasrelaciones coloniales.

A partir de estas consideraciones a continuación examina-remos, algunas zonas en la que los denominados �Estu-

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4 Apuntes de la clase magistral de fecha 02/07/05 de Walter Mignolo�Colonialidad, Subalternidad y Modernidad� en el marco del Doctorado deEstudios Culturales Latinoamericanos� de la Universidad Andina Simón Bo-lívar- Sede Ecuador.

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dios culturales postcoloniales�5 pueden ser de gran utili-dad para desentrañar la herida colonial impregnada en lasociedad y que los mismos discurren por los medios decomunicación social retomando para ello el horizonte de lamatriz colonial/modernidad como el horizonte analítico.

Desde la prensa, los pasquines o las crónicas en la épocacolonial hasta los medios de comunicación actuales enAmérica Latina, la comunicación se mantiene inaltera-ble en su papel de hacedor de la legitimación colonialque descansa en los procesos discursivos de civilización/barbarie con el fin de justificar un orden enmarcado en lalógica del progreso occidental. Es decir, los medios vanpropalando/articulando los discursos de cuño colonial6 .

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5 Asumiendo a la caracterización formal de las «teorías poscoloniales» que seconcentra en la obra de Edward Said, Homi Baba y Gayatri Spivak, conside-rados generalmente como los tres mayores teóricos del poscolonialismo pode-mos indicar que a grandes rasgos los Estudios Culturales postcoloniales tra-tan de �las nuevas prácticas críticas están contribuyendo a visualizar losmúltiples y diversos conflictos de la sociedad poscolonial, emergentes no sólode las experiencias de la colonización sino también de los desafíos de la des-colonización: el encuentro desigual y heterogéneo entre la cultura hegemónicadel centro y la cultura empujada tras la independencia; la irrupción y penetra-ción de las nuevas formas de colonialismo; las posibilidades, formas y repre-sentaciones (antes y ahora) de oposición y resistencia a la cultura dominante:una relación de temas que encierra la denuncia del imperialismo y eletnocentrismo, también de antes y de ahora� (Saavedra 2005:159-160).

6 Para (de)mostrar esta situación conozcamos un par de ejemplos en momentostemporales diferentes pero que expresan una continuidad del colonialismoque discurre a través de los medios:El cerco indígena sobre la ciudad de La Paz encabezado por Tupac Katari el14 de abril de 1781 fue el pretexto para que Francisco Tadeo Diez de Medina,funcionario (u oidor) que impartía la justicia real española se refería a losprotagonistas de esta insurgencia indígena con un discurso colonial:

�Ellos son, ciertamente, malos, traidores, rebeldes, apóstatas, ateístas,iconoclastas, sacramentaros, incendiarios, ladrones, cuatreros, asesinos,feroces, sacrílegos y profanos� (1994).

Ahora bien, 300 años después a propósito de las movilizaciones de los sectoressubalternos/indígenas que cercaron la ciudad de La Paz, en junio del 2005,Manfredo Kempff en su artículo �Estamos hartados hasta las narices� va re-produciendo el discurso colonial aludido anteriormente:

�la pueblada, que es lo que tenemos todos los días de Dios los bolivianos,en las calles, plazas y caminos, cortando la circulación de las personas,el agua, la gasolina y el gas; agrediendo a la Policía y a los transeúntes;asaltando mercados y tiendas. Esas cosas no hace �el pueblo boliviano�como dice Evo Morales, eso es cosa de las puebladas que él y sus similaresincitan. Evo se engaña: con él no está el pueblo sino la pueblada�.

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Los prototipos coloniales de construcción de la represen-tación del �otro� están fuertemente modelados por losmedios que se extienden hoy a escala global. En el casoespecífico de los films y su incidencia sobre la identidaddel espectador colonizado, por ejemplo, Frantz Fanonen su libro Piel negra, máscaras negras blancas sostiene conrelación a la película Tarzán y su incidencia sobre el es-pectador colonizado que �la recepción en un contextocolonial altera el proceso mismo de identificación� (Shoaty Stam 2002: 318). En esta misma dirección de crítica delpensamiento eurocéntrico de los estudios poscolonialesElla Shoat y Robert Stam analizan los estereotipos dealteridad que circulan en los medios masivos occidenta-les en nombre de la ideología que ellos denominan comoel �multiculturalista� (1994). Asimismo, Edgar Said so-bre los procesos de estigmatización mediática que su-fren las sociedades orientales dice: �Uno de los aspec-tos que el mundo electrónico postmoderno ha traídoconsigo es el reforzamiento de los estereotipos a travésde los cuales se observa a Oriente; la televisión, las pelí-culas y todos los recursos de los medios de comunica-ción han contribuido a que la información utilice mol-des cada vez más estandarizados� (1990: 48). Final-mente, Stuart Hall (1997) analiza los procesos de feti-chismo por la vía de la estigmatización del �otro� queemergen, sobre todo, a través de los medios de comuni-cación. Por lo visto, los mass media en sus deferentesaristas construyen la representación del canibalismosimbólico del �otro� diferente al occidente.

Otro ejemplo, de los procesos del canibalismo del �otro�es el discurso norteamericano en su lucha contra elmal, hoy por hoy, con cara islámica que responde preci-samente a la tesis de Enrique Dussel (1973) sobre «elencubrimiento del otro», donde planteaba que la «ne-gación» del otro, de sus necesidades y sus demandas,había sido la principal estrategia de la lógica del podercolonial para aniquilar las identidades políticas disi-dentes en la periferia. Esta lógica de poder �segúnDussel� es un rasgo que sobrevivió a la Colonia, larepública temprana y el Estado nacional para prevale-

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cer hasta nuestros días para convertirse en la principalarma ideológica del pensamiento (neo)colonial.

Con estas consideraciones existe la necesidad de(re)situar a la comunicación en el contexto de los estu-dios postcoloniales, porque las nuevas formas de colo-nialismo contemporáneas se van configurando y propa-lando por la vía de la globalización que para Mignolosería como sinónimo de modernidad/colonialidad, o loque Santiago Castro Gómez llama «sistema-mundo,»7 ola �translocalización� que el propio Mignolo añadiríacomo «la cosa colonial�.

No es casual que Santiago Castro Gómez y EduardoMendieta acuñen el término de la �des(re)territo-rialización� vinculada a la metafísica moderna que paralos teóricos poscoloniales, es en los hechos un proyectoglobal que debería generar una reflexión sobre la nuevaidentidad �latinoamericana� ya que, por ejemplo, �la in-dustria de la información ha saturado a los países latinoa-mericanos de películas, videos, libros, exhibiciones, apa-ratos electrónicos y espectáculos multimedia provenien-tes del extranjero, creando territorios supranacionales endonde se borran las fronteras entre �ellos� y �nosotros�. Enestos espacios, la oposición entre lo propio y lo ajeno sedesdibuja en la medida en que los bienes culturales o deconsumo son des(re)territorializados, es decir, arrebata-dos de sus contextos originarios e integrados a nuevaslocalidades globales� (2002).

Por lo tanto, la comunicología latinoamericana necesitadar un �giro epistémico� con el afán de �desprenderse�de las epístemes eurocéntricas que han predominado enlos estudios sobre los fenómenos socio-comunicacionalespara entender desde latinoamericana la desterritorili-

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7 Santiago Castro Goméz retomando algunas ideas de Emmanuel Willerstandice sobre el concepto de �sistema-mundo� �no es una realidad empírica ob-jetivamente descriptible desde la práctica teórica, sino un mapa cognitivo (MaxWeber diría: un �tipo ideal�) que nos permite establecer relaciones estructura-les entre distintos elementos (�). El sistema-mundo es una red de interdepen-dencia que abarca un solo espacio de acción social)� (2000: 97).

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zación que están reconfigurando �nuevas� identidadesde lo Latinoamericano por la vía de los nuevos mass me-dia de la globalización.

POSLUDIO: LA COMUNICACIÓN EN EL CONTEXTO

DE LOS ESTUDIOS POSTCOLONIALES.

Los estudios postcoloniales se centran fundamentalmen-te en su crítica al eurocentrismo que ha signado el cono-cimiento de los países colonizados hasta hoy. En estesentido, es necesario que la comunicología en Américalatina de paso a los �estudios postcoloniales� o, última-mente a los «estudios subalternos», que se constituyenen un desafío para recorrer por senderos culturales másamplios que los tradicionales, menos jerarquizados osujetos a los controles institucionales o epistémicos delos «cánones» eurocéntricos (Cfr. Walter Mignolo 2003),desestabilizando conceptos y prácticas que se creíanincuestionadas o sembrando incertezas respecto de loque parecía importante en el campo cultural (Cfr. GrinorRojo 2001). En este giro epistémico es señalar �a modode sugerencias� algunas premisas para la tarea de pro-ceso de desconstrucción del pensamiento colonial en lacomunicología latinoamericana:

La mirada al sujeto dotado de una capacidadresemantizadora de los mensajes (Cfr. Martín Barbero1987) como un activo �consumismo� de los mismos (Cfr.García Canclini 1993) en el contexto de los procesos deconstrucción a nivel de la vida cotidiana son resultadosdel entrampado tejido social de diversos tiempos y lógi-cas anclados en la modernidad periférica (cfr. Castro Gómezy Guradionla-Riva 2000: XXXIX) pero esta visión confi-gurada por los denominados �Estudios Culturales Lati-noamericanos�, se fue desgastando paulatinamente porsu misma debilidad epistemológica (Cfr. Follari 2002),por un lado, y por los propósitos ideológicos que escon-de, por otro. Los fundamentos teóricos de estos estudiosculturales �latinoamericanos� se fue insertando en laola postmodernista que a través de su discurso de pérdi-da del referente macro fue apoyándose en conceptos

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como la �hibridez�, transformándose así en unideologema discursivo al servicio del modelo hegemóni-co que en palabras de Santiago Castro-Gómez y de Eduar-do Mendieta: �se trata de una observación que el norterealiza sobre sí mismo, sobre su propia hegemoníarepresentacional. Latinoamérica es ubicada aquí en elespacio de lo exótico, de lo calibanesco y de lo marginalcon respecto a los discursos metropolitanos� (2002).

En esa falacia epistemológica de �las identidades persona-les� tanto política, cultural y económica se ubica el desbor-de de los referentes culturales ligados a territoriales especí-ficas (cfr. Castro Gómez y Guradionla-Riva 2000). Ya quelas posibilidades que tiene el latinoamericano de acceder almercado (tanto político, económico o comunicacional) demanera igualitaria y democrática es solo una un canto desirenas, es decir, una �trampa� no solo ideológica, sino tam-bién epistemológica porque bajo el discurso de la �hibri-dez� y de las mediaciones se oculta el propósito de incorpo-rar a los latinoamericanos en la �odisea� neoliberal.

Es decir, la complicación de asumir esta visión �especí-fica� de las identidades en América Latina es vaciar po-lítica e ideológicamente a estas identidades, fortalecien-do de esta manera las nuevas nociones neoliberales so-bre �ciudadanía�. Por ejemplo, esta visión epistémicasesgada estaría desahuciando sobre los alcances políti-cos/ideológicos de los movimientos sociales que son, hoypor hoy, portadores de un horizonte democrático dife-rente a los postulados por la democracia (neo)liberal. Valedecir, los movimientos sociales de cuño, por ejemplo,étnico/indígena son �hacedores epistémicos� a partirde un pensamiento fronterizo8 (re) configuran no solo laagenda académica/intelectual; sino también la agenda__________

8 Walter Mignolo a partir de la introducción de este concepto de pensamientofronterizo introducido por Gloria Anzaldúa sobre la experiencia de las muje-res chicanas en Estados Unidos plantea que �el pensamiento fronterizo (�) esel producto de los intentos desde la subalternidad y desde las fronteras ointersticios de dos lógicas de pensamiento (las dominante y la subalterna), dehacer visibles otras lógicas y maneras de pensar diferentes a la lógicaeurocéntrica y dominante, poniendo a ellas en cuestión su hegemonía comoúnica perspectiva de conocimiento� (Walsch 2005: 29).

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política y es precisamente en esta cuestión radica el sen-tido de los estudios postcoloniales que desde la perspec-tiva de la comunicología se debe asumir la dimensiónpolítica en las lecturas sobre la(s) realidad(es)latinoamericana(s) que entraña un desafío para compren-der de manera diferente esta complejidad social.

Si bien los estudios culturales latinoamericanos denomina-dos de la �primera generación� (García Canclini, MartínBarbero y otros), retomaron, por ejemplo, a la subjetividadcomo un elemento crucial en sus análisis sobre la realidadsocio/comunicacional rompiendo así con la tradición po-sitivista, no obstante, por las consideraciones señaladasanteriormente se fueron desvirtuando y existe la necesidad,por lo tanto, de profundizar esta cuestión en torno a lasubjetividad en el marco de los estudios postcoloniales.

Este reto epistemológico, por tanto, consiste en un �des-prendimiento� de las visiones eurocéntricas para este pro-pósito un sendero son los �estudios subalternos� quepermitirá explorar y rescatar la praxis política presente enestas subalternidades para su (re)posicionamiento en elcontexto de las relaciones coloniales, para ello la dimen-sión comunicativa entendida no como un espacio deinterrelación (o interacción) desde la visióninterculturalista muchas veces de corte multiculturalistaen boga en los últimos tiempos9 , sino fundamentalmentecomo parte del campo de la cultura asumida como partede la lucha social por el control de los significados (Cfr. CastroGoméz 2000) es un reto insoslayable. En esta apuesta porel postcolonialismo como teoría crítica de la cultura, sedebe instalar el (los) enfoque(s) sobre la comunicación.Así por ejemplo, se puede iniciar un camino para abordarla temática de la comunicación a partir de la diferencia

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9 Esta visión multiculturalista hace alusión a como las políticas neoliberalesgenerados desde los centros del capitalismo mutinacional van retomando eldiscurso estatal de la diversidad cultural para que los mismos sean incorpo-rados en las políticas públicas del Tercer Mundo y de América Latina en par-ticular. Al respecto, ver el texto de Slavoj Zizek �Multiculturalismo, o la lógicacultural del capitalismo multinacional�. En Jameson y Zizek Estudios Cultu-rales. Reflexiones sobre el multiculturalismo. Piados. Barcelona.

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cultural y no así desde la diversidad cultural10 que puedeser útil para comprender las complejidades de los procesossocio/comunicacionales de las sociedades latinoamerica-nas de rasgos indígenas y afros.

Asumiendo a las teorías postcoloniales no necesariamen-te como una disciplina emergente en las ciencias sociales,sino fundamentalmente como perspectivas o enfoques detransversalidad e indisciplinariedad se plantea la tareaepistémica de no �disciplinar las ciencias sociales� (CfrWalsh 2002), en el caso que nos ocupa, la comunicación.Es decir, en el horizonte epistémico que hacía alusiónEmmanuel Wallerstein sobre la apertura de las discipli-nas sociales con el afán de abandonar el universalismodel pensamiento occidental, la comunicología latinoame-ricana debe incorporar las diversas visiones (étnicas, ra-ciales, de género, generacionales, o de otro tipo) sobre lacomunicación, para configurar una pluridiversidad que enla noción de Mignolo es un diálogo entre diferentes visio-nes subalternas, en este caso de la comunicación, para�interculturalizar críticamente a partir de la relación entrevarios modos de pensar, incluyendo entre pensamientos-otros (en su pluralidad), una relación conflictiva y de lu-cha en, entre y alrededor de conocimientos no simplemen-te a nivel teórico, sino dentro de contextos vividos de suje-tos cuya agencia necesariamente está enraizada en unared compleja de poder� (Walsh 2005:30).

En esta dirección, no sólo epistémica sino política, sedebe (re)instalar el debate en torno a los estudios cultura-les en América Latina que forman un relevante territorio

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10 Homi Bhabha realiza una distinción interesante entre los conceptos de diver-sidad cultural y diferencia cultural dice �La diversidad cultural es un objetoepistemológico (la cultura como objeto de conocimiento empírico) mientrasque la diferencia cultural es un objeto epistemológico (la cultura como objetoempírico) mientras que la diferencia cultural es el proceso de la enunciación dela cultura como �cognoscible�, autoritativa (�), adecuada a la construcción desistemas de identificación cultural. Si la diversidad cultural es una categoríade la ética, la estética o la etnología comparadas, la diferencia cultural es unproceso de significación mediante las afirmaciones de la cultura y sobre lacultura diferencian, discriminan y autorizan la producción de campos de fuer-za, referencia, aplicabilidad y capacidad� (2002: 14).

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epistemológico de contacto permitirá la exploración dealgunos problemas teóricos que no se han abordado ade-cuadamente en el ámbito de las ciencias sociales latinoa-mericanas. En esta posibilidad de transformaciónepistemológica como denomina Catherine Walsh emergeel desafío para que los estudios en comunicación enAmérica Latina pueda �pensar desde la especificidad,heterogeneidad y colonialidad local, nacional y regionalpero siempre en diálogo global� (Walsch 2001).

Como corolario de estas reflexiones surge una interro-gante clave para el devenir de las miradascomunicacionales ¿será posible que la comunicologíaasuma el desafío de desprenderse de las perspectivasepistemológicas eurocéntricas y coloniales que han pre-dominado en las ciencias sociales latinoamericanas?.

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