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8/18/2019 Artículo de Wittgenstein
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635 Alexander Ávila Martínez Wittgenstein, una perspectiva para el análisis filosóficodesde la teoría de los juegos del lenguaje (pp. 63 - 73)
Enero / 2012
ABSTRACT
This paper addresses the redenit ion experimented by the
language during the twentieth century, with the help of the
transformation from the monistic to the dualistic paradigm
conducted by the Phenomenology. Within the process, we
take a journey from the origins of analytic philosophy to
the results of the transformation that took place starting
on its own base. In this way, we make a scrutiny of the
transformation process experimented by the conception of
language’s nature between the rst Wittgenstein (Tractatus
logico-philosophicus) and the second (Philosophical
Investigations). In this regard, we open various possibilities
for addressing studies about the use of language in various
human achievements, having the theory of language games
as background.
KeywordsPhilosophy of language, phenomenology, analytic philosophy,
language game.
RESUMEN
El presente texto aborda la redenición que tuvo el lenguaje,
durante el siglo XX, de la mano de la transformación
del paradigma dualista al monista llevada a cabo por la
fenomenología. Al interior de tal proceso, realiza un recorrido
desde la génesis de la losofía analítica hasta los resultados
propios de la transformación que se llevó a cabo desde
su propio seno. De esta manera, se realiza un escrutinio
del proceso de transformación que tuvo la concepción
de la naturaleza del lenguaje entre el primer Wittgenstein
(Tractatus logico-philosophicus) y el segundo (Investigaciones
losócas). En tal sentido, se abren diferentes posibilidades
de abordar estudios sobre el uso del lenguaje en diversas
realizaciones humanas, teniendo de fondo la teoría de los
juegos del lenguaje.
Palabras claveFilosofía del lenguaje, fenomenología, losofía analítica, juego
del lenguaje.
Alexander Ávila Martínez *
Wittgenstein,una perspectiva para el análisis filosóficodesde la teoría de los juegos del lenguaje
Wittgenstein,a perspective for the philosophical
analysis based on the language games theory
* Licenciado en Filosofía y
letras, Universidad SantoTomás. Magíster en Filosofía,
Universidad Santo Tomás.Doctorando en Filosofía,
Universidad Santo Tomás.Docente-Investigador de
la Universidad Cooperativade Colombia, Sede Ibagué.Correo electrónico: alexander.
Fecha de recepción: 12 de julio de 2011
Fecha de revisión: 4 de septiembre de 2011
Fecha de aceptación: 12 de octubre de 2011
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INTRODUCCIÓN
El legado de Ludwig Wittgenstein, en relación con la losofía
del lenguaje, revistió un protagonismo insoslayable durante
el siglo XX y, en lo que llevamos del XXI, continúa siendo una
referencia inevitable y fuente de variados y siempre originales
desarrollos. El artículo se centrará, principalmente, en el pen-
samiento maduro del lósofo austriaco, denominado “el se-
gundo Wittgenstein”. No obstante, desarrollar una clara inte-
ligencia de la segunda parte del pensamiento de Wittgenstein
requiere, además de una aprehensión estructural de la visión
del Tractatus, una revisión de otras corrientes que le dan pri-
macía al lenguaje y que comparten ciertos “aires de familia”.
Para ello se revisarán algunas corrientes que hacen parte del
entramado de la losofía analítica, dando primacía a los dis-
cernimientos de Investigaciones losócas en relación con el
lenguaje como uso y los juegos del lenguaje. El escrito sobre
el segundo Wittgenstein se compone de cinco partes que
tienen una conexión entre sí: se empieza revisando algunas
características del lenguaje para poder entender el análisis
losóco que se hace del lenguaje en la losofía analítica; en
el ejercicio posterior se realiza un breve resumen de la losofía
analítica, que va desde el atomismo lógico hasta la escuela
analítica norteamericana; en la tercera parte, se muestra al
Wittgenstein del Tractatus y la transición que hace en El cua-
derno azul y marrón hacia una visión del lenguaje como uso,
este será un momento importantísimo para poder entender
la cuarta parte de las apreciaciones del presente escrito, que
tiene que ver con las características del Wittgenstein de las
Investigaciones losócas; en este cuarto estadio se realizará
un análisis claro de lo que es el lenguaje como uso y la teoría
de los juegos del lenguaje.
LA REFLEXIÓN SOBRE EL LENGUAJE EN LAFILOSOFÍA: SU NATURALEZA, SUS LÍMITES YSUS POSIBILIDADES
Los seres humanos se caracterizan por cumplir tres condi-
ciones: la racionalidad, la conciencia de esa racionalidad y la
capacidad de comunicarse a partir del lenguaje. Dichos ele-
mentos actúan no de manera secuencial sino simultánea, ge-
nerando mutuas y complejas imbricaciones. Parte constitutiva
de la racionalidad humana es su capacidad de relacionarse
con el mundo, por ejemplo. Insistiendo en el carácter inclu-
yente y relacional de las diferentes dimensiones humanas,
Daniel Herrera (s.f.), expone en su texto ¿Qué es la fenome-
nología?, el momento especíco de la intuición husserliana
fundamental:
Husserl, en el año 1898, tuvo la intuición de que entre el hombrey el mundo existe una correlación, es decir, que yo no puedo
comprender al hombre sin su relación con el mundo ni al mundo
sin su relación con el hombre (Herrera, s.f., p. 6).
Así pues, la imposibi lidad de desligar al hombre de su especí-
co mundo de l a vida conlleva la imposibilidad concomitante
de comprender la racionalidad al margen del lenguaje y vi-
ceversa. El ser humano es el único ente que necesita com-
prenderse para saber quién es, quién quiere ser y qué puede
realizar; en otras palabras, el lenguaje no cumple únicamente
el papel de lector o descifrador de lo que ya es el hombre
sino que, además, es una instancia creadora que reelabora
y reescribe continuamente el hombre a partir de los juicios
que elabora sobre sí mismo y las decisiones y acciones que
adelanta a partir de tales juicios. Racionalidad, conciencia y
lenguaje se penetran mutuamente y dan razón de lo que es el
hombre en medio de complejas interrelaciones. De tal modo,
como una más entre múltiples posibles realizaciones, puede
brotar la conciencia de la propia nitud, ese saber que no se
es dueño del tiempo y que, por tanto, se necesita diseñar y
proyectar la propia vida. En el ser humano, la conciencia es un
proceso raciona l que se construye en el lenguaje.
Ahora bien, desde tal marco fenomenológico, la conformación
de la individualidad y la resignicación de la racionalidad a partir
del lenguaje revisten una importancia mucho más inuyente y
decisiva, pues en el lenguaje nos juzgamos y decidimos no solo
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como individuos sino, además, como grupos sociales y como
especie. El lenguaje es una manifestación social que le permite
a las personas entenderse no solo por el idioma sino también
mediante signos, expresiones y sonidos. El lenguaje es un ele-
mento esencial de la cultura, mediante él y en él se construye
la sociedad, dado que a través suyo los seres humanos se
incorporan a la vida, acumulan conocimiento y consiguen que
su historia permanezca vigente en el tiempo. Ya Husserl ha-
bía subrayado la imposibilidad de comprender al hombre sin el
mundo y al mundo sin el hombre, pero es necesario compren-
der también que tal armación supera por mucho la necesidad
que tiene cada ser humano de leerse a través de la sociedad
para encontrarse a sí mismo y el papel fundamental que juega
el otro en el proceso de la construcción de la propia identidad.
Además de ello, el lenguaje le permite a los seres humanos
comprender el mundo y participar en él; como herramienta el
lenguaje ofrece la posibilidad de la comunicación, tiene distin-
tas categorías que van desde elementos muy sencillos como
el gruñido hasta formas más complejas que permiten expresar
y comunicar las distintas esferas de la realidad humana. Sin
el lenguaje, sencillamente no existiría vínculo social, las civi-
lizaciones no podrían reproducirse a nivel cultural y los com-
plicadísimos e intrincados procedimientos que mantienen enfuncionamiento la sociedad devendrían en el caos y en la nada.
Así pues, el lenguaje no solo es creador de hombres, es tam-
bién creador de sociedades.
Ahora bien, en el seno del lenguaje también se esconden
intrincados inconvenientes, razón por la cual se debe tener
conciencia de que el mundo personal y social de los hombres
encarna no solo las múltiples posibilidades del lenguaje sino,
además, sus diversas di cultades. Para citar solo uno, podría-
mos revisar la manera como una palabra puede tener signi -
cados diferentes y así llegar al malentendido, el cual ha sido
uno de los principales problemas del lenguaje a lo largo de la
historia y se denota en varias áreas del conocimiento la lo-
sofía, –por ejemplo–, pero también ese problema se evidencia
en la interpretación de textos jurídicos y, en general, en todas
las áreas especícamente humanas. Schleiermacher (1963)
deende “…la unidad del hablar con el pensamiento, [pues]
el lenguaje es la manera de ser efectivo del pensamiento. (…)
No existe pensamiento sin lenguaje” (Schleiermacher, 1963,
p. 34). El problema radica en que al interior de lenguaje tanto
el pensamiento como el discurso son realidades autónomas,
pero necesariamente complementarias. Lo cual implica que,
a nivel general, el simple proceso de la comunicación adquie-
re una complejidad impensable: en primer lugar se realiza el
pensamiento al interior del individuo; en segundo lugar, el
pensamiento es traducido en discurso; en tercer lugar, el dis-
curso es recepcionado por otro individuo (soslayando las di-
cultades propias de la traducción y demás); en cuarto lugar,
es necesario traducir el discurso en pensamiento; y, en quinto
lugar, en su conjunto debe realizarse teniendo en cuenta que
…todo comprender se compone de los dos aspectos: el
comprender el discurso como sacado del lenguaje [–teniendo en
cuenta su inevitable significado social y, por lo tanto, contextual–]
y el de comprenderlo como un hecho en la persona que piensa [–
teniendo en cuenta también su inevitable significado personal y,
por lo tanto, contextual en un nivel diferente–] (Schleiermacher,
1963, p. 39).
Así las cosas, el lenguaje puede ser entendido no solo comoel símbolo de nuestra comunicabilidad sino además, y en un
sentido desgarrador, es posible entender el lenguaje como
el símbolo de nuestra incomunicabilidad, como la fuente de
una inagotable variedad de malentendidos, al interior de los
cuales nos relacionaríamos creyendo hablar de las mismas
cosas cuando, en realidad, hacemos referencia a cosas com-
pletamente diferentes. De esta forma, el lenguaje no es solo
la herramienta que propicia y posibilita la construcción de los
mundos personal y social sino además, y en un sentido que
permite diferentes variables, su deconstrucción. En pocas
palabras, el problema radica en la distancia irreductible que
separa al signicante del signicado.
El segundo Wittgenstein tiene una gran preocupación por el
problema del signicado y, en Investigaciones losócas, pre-
senta una solución viable cuando emite que las palabras tie-
nen signicado solo en el ujo de la vida, pues el lenguaje es
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muestra al lenguaje como lógicamente perfecto. Ese apartado
se mostrará cuando se expliciten los conceptos de Wittgens-
tein, pero antes es menester exponer la visión que del lenguaje
tuvieron los representantes de la escuela de Viena y la forma
como se nutrieron de las aseveraciones del Tractatus.
La escuela de Viena, a la que también se le conoce con los
nombres de positivismo lógico y neopositivismo, fue un grupo
de filósofos, matemáticos y hombres de ciencia, que se die-
ron a la tarea de analizar el lenguaje de manera científica. El
círculo de Viena se organizó como grupo en 1922 en torno a
la figura de Moritz Schlick 1, profesor de filosofía de la ciencia
de la Universidad de Viena, y se convierte en un movimiento
filosófico internacional, principal promotor del positivismo ló-
gico. Dentro de los autores relevantes del positivismo lógico
podríamos mencionar a Otto Neurathc, Friedrich Waismann
y Rudolf Carnap. La forma como esta corriente entendió el
lenguaje consistió en el análisis del lenguaje científico y la
incidencia de este en la conceptualización de la ciencia.
En el año 1949, Wittgenstein termina de escribir Investigacio-
nes filosóficas, obra que dio un viraje total a la forma como
se trató el lenguaje y el problema del significado en la historiade la filosofía. El Wittgenstein que hallamos en el Tractatus
Logico-philosophicus es muy diferente al Wittgenstein que
encontramos en las Investigaciones filosóficas, pues este
pasó de concebir un lenguaje lógicamente perfecto a reivin-
dicar un lenguaje más sencillo, más austero, por así decirlo:
“un lenguaje para andar por casa” (Santamaría, 2007). Dicha
visión del lenguaje entiende a este como uso, y se nutre de la
teoría de los juegos del lenguaje.
El segundo Wittgenstein es el asunto central que remite a este
escrito y en páginas posteriores se explicitan sus conceptos;
sin embargo, la cronología del devenir de la losofía analítica
se nutre de manera notable de las disquisiciones del segundo
Wittgenstein en la segunda mitad del siglo XX e incluso en esta
primera década del XXI. Después de Investigaciones losócas
se gestaron nuevas posiciones acerca del lenguaje y el signi-
cado que se fundamentaron en Wittgenstein.
Algo que resulta supremamente paradój ico es que en Cam-
bridge, lugar donde Wittgenstein pasó toda su vida intelec-
tual, no se gestó una corriente tan fuerte como la que se
produjo en Oxford. En Cambridge encontramos a John Wis-
dom, quien sucede a Wittgenstein en la cátedra desde 1952
y concibe a la losofía como una función terapéutica uniendo
conceptos de lenguaje y psicoanálisis2.
Las guras inglesas más representativas de la losofía analí -
tica se originaron en la escuela de Oxford. Los lósofos que
hacen parte de esta corriente siguen las orientaciones del se-
gundo Wittgenstein, desarrollando la losofía del lenguaje or-
dinario dentro de la tradición de la losofía analítica. Entre los
autores más destacados de este movimiento deben mencio-
narse Gilbert Ryle3, John Langshaw Austin y Peter Frederick
Strawson. Estos autores desarrollaron una teoría sistemática
del lenguaje y del problema del signicado y también intenta-
ron reformular los problemas losócos, a los que considera-
ban mal planteados por usos inadecuados del lenguaje.
La última corriente que se mueve en esos “aires de familia”
que tiene que ver con el estudio losóco del lenguaje, es una
tendencia que se gesta en Norteamérica gracias al inujo dela Escuela de Oxford en John Searle, quien fue discípulo de
Austin y Strawson. Searle se mueve en el análisis del sentido
y la referencia que luego se convertirá en la teoría de los actos
de habla4. Esta visión nutrirá la teoría causal de los nombres o
de referencia directa o losofías de sentido en donde encon-
tramos autores como H. Putman y S. Kripke. Este entramado
de corrientes losócas, que se dieron en su totalidad en el
siglo XX y que son fruto de la losofía anglo-norteamericana,
tienen una relevancia única en la forma como se entiende hoy
la losofía y son un elemento clave para revisar la forma en
que el lenguaje se convirtió en un problema losóco supre-
mamente estudiado hoy en la primera década del siglo XXI.
Sin lugar a dudas, Wittgenstein se convierte en el eje central
de la losofía analítica en sus dos percepciones. Con el Trac-
tatus formula la teoría de un lenguaje lógicamente perfecto
o cientíco, allí el lenguaje tiene la propiedad de representar,
1 Es considerado el compiladordel núcleo de ideas que
constituyeron el positivismológico, el alma y el animador
del Círculo de Viena. Sumuerte, causada por los
disparos de Johann Nelböck,antiguo alumno suyo, en
la escalinata de la entradaprincipal de la Universidadde Viena, causó la disolución
del Círculo y la huida de susmiembros a Norteamérica.
2 De sus obras destacanInterpretación y análisis
(1931), cinco ensayos
publicados en Mind, sobreConstrucciones lógicas (1931-
1933), Otras mentes (1952)y La filosofía y su lugar ennuestra cultura (1975).
3 Dentro de sus obrasrelevantes es preciso señalar
Systematically MisleadingExpressions (1932), dondeestablece el marco conceptual
de la filosofía analítica dellenguaje ordinario. Siguiendo
al Wittgenstein de lasInvestigaciones filosóficas ve a
la filosofía como una actividadque se encarga de esclarecer
las confusiones conceptualesno a partir del análisisgramatical, sino mediante
el análisis de los conceptosordinarios. Según Ryle, en la
filosofía tradicional abundanerrores categoriales que sedesprenden del dualismo
cartesiano.
4 Searle abre una nuevapuerta en la reflexión
sobre el lenguaje al darlepreponderancia en el lenguajeal aspecto comunicativo en
relación con el aspecto dela significación. Searle cree
que la unidad mínima decomunicación no es la frase,
sino la forma en que esta seproduce, a lo que denomina
acto del lenguaje. Estos actosdel lenguaje se clasifican encuatro tipos: enunciativos,
proposicionales, ilocutivos yperlocutivos.
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como en un espejo, la realidad del mundo; el lenguaje es
la imagen del mundo porque tiene capacidad pictórica, o
capacidad de representación. Esta visión se vincula con el
pensamiento del atomismo lógico y de la escuela de Vie-na. Luego, el Wittgenstein de Investigaciones Filosócas
advierte que las palabras tienen signicado solo en el ujo
de la vida y que el lenguaje es un “acto” y no una represen-
tación; de esta manera inuye en las disquisiciones sobre
losofía del lenguaje elaboradas por las escuelas de Cam-
bridge y Oxford, y también inuirá en las averiguaciones que
sobre el lenguaje se realizaron en la segunda mitad del siglo
XX en Norteamérica.
EL WITTGENSTEIN DEL TRACTATUS Y SUTRANSICIÓN HACIA LA VISIÓN DEL LENGUAJECOMO USO
Ludwig Josef Johann Wittgenstein (1889-1951) nació en
Viena en 1889, en una de las familias más ricas de Europa.
Su familia era de origen judío, sin embargo, los inicios de
la vida de Wittgenstein y sus hermanos se orientaron en la
tradición católica. En 1906 empezó estudios de ingenieríamecánica en Berlín y luego de aeronáutica en Manchester.
En su periplo en Inglaterra conoció en 1911 a Frege, quien
le sugirió estudiar matemáticas y lógica en Cambridge con
Bertrand Russell. Wittgenstein conoció a este último y estu-
dió bajo su supervisión hasta el año 1914, cuando decidió
participar en la Primera Guerra Mundial.
En Italia fue prisionero de guerra en 1918, situación en la
cual inició la redacción del Tractatus que se publicó en
1921, tres años después de ser liberado. Entre 1920 y 26
se desempeñó como profesor de escuela en Austria. En
1922 renunció a su herencia que lo posicionaba como uno
de los herederos más ricos de Europa y debido a problemas
económicos trabajo entre 1927 y 28 en ámbitos de jardine-
ría y arquitectura en Austria. Volvió a Inglaterra en 1929, allí
se doctoró con el Tractatus e impartió clase en Cambridge
desde 1930 hasta 1933.
Durante cinco años permaneció en la URSS y en Noruega y
regresó a Cambridge en 1938, momento en el que asumió la
nacionalidad británica y remplazó a Moore en la cátedra. Em-
pezó entonces a tener una visión distinta sobre el lenguajedesde 1929 con la aparición de los Cuadernos azul y marrón,
visión explicitó cuando escribió entre 1939 y 1942 la primera
parte de Investigaciones Filosócas.
Con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, Witt-
genstein volvió a los campos de batalla, esta vez como cami-
llero entre 1942 y 45. Acabada la guerra volvió a la docencia
en Cambridge, de donde se retiró en 1947. Viajó a Irlanda y
allí terminó de escribir Investigaciones Filosócas en 1949.
Ese mismo año se le descubrió cáncer, motivo por el cual
decidió regresar a Inglaterra en donde murió en 1951.
La vida de Wittgenstein se encuentra llena de matices, de
interrogantes y de características únicas, pues además de
renunciar a su fortuna, siendo un intelectual considerado en
Inglaterra como la máxima gura de la losofía, renunció a
su cátedra en Cambridge para ir a trabajar con niños en la
más recóndita montaña de Austria. Perseguido en su Austria
natal por su origen judío tuvo que migrar y lograr por méritopropio ser considerado la máxima gura de la losofía inglesa
siendo austriaco; reconocimiento muy difícil de conseguir.
En cuanto a la vida personal de Wittgenstein se tejen tam-
bién muchas versiones. A. Stroll documenta algunas de
ellas, donde se tilda al autor de las Investigaciones Filosó -
cas como homosexual promiscuo y nazi, entre otras. El mis-
mo Stroll nos muestra cómo esas indicaciones nada tienen
que ver con el pensamiento de Wittgenstein y se convierten
en elementos de divagación para muchos. Lo que sí no se
puede negar es que Wittgenstein es, sin lugar a dudas, uno
de los lósofos más importantes e inuyentes del siglo XX.
Dentro de sus obras principales es preciso destacar: Trac-
tatus Logico-Philosophicus, Los Cuadernos azul y marrón,
Investigaciones losócas, Sobre la certeza y Observaciones
sobre los fundamentos de la matemática.
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EL WITTGENSTEIN DEL TRACTATUS
En el Tractatus, Wittgenstein muestra una visión metafísica
del mundo que está notablemente inuenciada por el atomis-mo lógico de Russell. Describe al mundo como la totalidad
de los hechos y al lenguaje como la totalidad de proposicio-
nes que comparten una estructura lógica común: “La propo-
sición muestra la forma lógica de l a realidad”. En el Tractatus
el lenguaje tiene la propiedad de representar, como en un
espejo, la realidad del mundo; el lenguaje es la imagen del
mundo porque tiene capacidad pictórica, o capacidad de
representación. Existe, según Wittgenstein, un isomorsmo
entre los nombres y los objetos, y las oraciones y los hechos
que dan origen al signicado. Esta visión del lenguaje es es -
tática y muestra al lenguaje como un mapa o pintura que
tiene como único objetivo describir al mundo. Concibe que
un nombre es signicativo si cumple con los requisitos de
correspondencia fundamentándose en la lógica extensional
y en el conocimiento ostensivo.
LA TRANSICIÓN A LAS INVESTIGACIONES
FILOSÓFICAS
En los Cuadernos azul y marrón, Wittgenstein hace una revi-
sión de las teorías del lenguaje cientíco. Dicha revisión permi-
te que surja la teoría de los juegos del lenguaje, donde empie-
za a virar su posición acerca del lenguaje y del problema del
signicado. En este periodo de transición empieza a entender
que el signicado de una palabra es su uso en el lenguaje y
no su verdad o falsedad lógica. El autor del Tractatus muestra
que el lenguaje ordinario prevalece sobre el lógico, y por ello
el signicado de las palabras se debe buscar en el uso nor-
mal que tienen los seres humanos en sus diversos contextos,
situaciones y estados. Este momento de transición muestra
un Wittgenstein que admite que la función del lenguaje no es
representar cientícamente al mundo, utilizando las palabras
adecuadas o perfectas como se prorió en el Tractatus, sino
que el lenguaje tiene múltiples usos que cumplen ciertas re-
glas como en un juego, pues hablar y jugar es lo mismo.
EL WITTGENSTEIN DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS
Para poder acceder a ese conocimiento necesitamos recorrerla última parte de nuestro trayecto. Para iniciar recordemos
que Wittgenstein escribe en los periodos 1939-1942, y 1947-
1949 Investigaciones losócas, armando que la teoría del
lenguaje que presentó el Tractatus es inadecuada.
En el prólogo de Investigaciones losócas (1998) indica:
Hace cuatro años tuve ocasión de volver a leer mi primer libro
(el Tractatus logico-philosophicus ) y de explicar sus pensamientos.
Entonces me pareció de repente que debía publicar juntos esos
viejos pensamientos y los nuevos: que estos solo podían recibir
su correcta iluminación con el contraste y en el trasfondo de
mi viejo pensar. Pues, desde que hace dieciséis años comencé a
ocuparme de nuevo de filosofía, hube de reconocer graves errores
en lo que había suscrito en ese primer libro (p. 34).
Como se puede ver en el anterior fragmento, Wittgenstein
abandona las posiciones del Tractatus, que enfocan al len-
guaje como representación de la realidad. Remitidos ya a Investigaciones losócas, es necesario aclarar que el libro
consta de dos partes, la primera parte está escrita en párrafos
numerados del 1 al 693, y la segunda parte, de aplicación
póstuma, se compone de 14 capítulos.
EL LENGUAJE COMO USO
En Investigaciones losócas, Wittgenstein indica que las pa-
labras tienen signicado solo en el ujo de la vida. El lenguaje
es un “acto”, no una representación. Esa nueva visión acer-
ca del lenguaje permitirá que se solucionen varios problemas
losócos.
Revisemos la visión que sobre la losofía presenta Wittgens -
tein en Investigaciones losócas (1998): “Somos, cuando
losofamos, como salvajes, hombres primitivos, que oyen
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los modos de expresión de hombres civilizados, los malinter-
pretan y luego extraen las más extrañas conclusiones de su
interpretación” (p. 98). Según el autor, la losofía y los lósofos
son los culpables de gran parte de los sinsentidos que existenhoy en losofía, y por ello se necesita de un nuevo método
que traiga consigo la consecución de expertos lósofos, que
consigan una autonomía de la losofía. Esos sinsentidos Wit t-
genstein (1998) los muestra así:
Los resultados de la filosofía son el descubrimiento de algún que
otro simple sinsentido y de los chichones que el entendimiento se
ha hecho al chocar con los límites del lenguaje. Estos, los chichones,
nos hacen reconocer el valor de ese descubrimiento (p. 101).
El principal propósito de Wittgenstein en las Investigaciones
losócas es mostrar que el lenguaje debe pasar de condicio-
nes de verdad, característica defendida por el modelo clásico
vericacionista o de correspondencia, a condiciones de justi-
cación de carácter lingüístico-pragmático. Para Wittgenstein
el modelo clásico comete el error de creer que un nombre es
signicativo si se cumplen los requisitos de correspondencia,
es decir, un nombre tiene signicado si se da una relación
nombre-objeto. Como puede notarse en Investigaciones lo-sócas, Wittgenstein rechaza las ideas del atomismo lógico y
del Tractatus. Russell ya no es el maestro, es el enemigo por
combatir, y el Tractatus un conjunto de ideas susceptibles de
recusación; además de esto, se puede denotar que Wittgens-
tein en su nuevo modelo pasó de concebir un lenguaje lógica-
mente perfecto a reivindicar un lenguaje sencillo, el lenguaje
cotidiano con el cual nos comunicamos siempre. La propues-
ta de Wittgenstein muestra una concepción del lenguaje ba-
sada en condiciones de aseverabilidad, donde las palabras,
los enunciados o los términos deben ser parte del entramado
lingüístico en donde el uso va a ser criterio válido para su sig-
nicatividad, es decir, la búsqueda del signicado no recae en
la extensión, sino que recae en el uso del lenguaje.
Para poder lograr ese proceso de signicatividad mediante
el uso, se hace necesaria una recusación de las corrientes
que pensaron un lenguaje lógicamente perfecto, pues el refe-
rencialismo que los caracterizó hizo que la losofía quedara
inmersa durante mucho tiempo en un problema sin salida
que necesitaba ser solucionado. En palabras de Wittgens-
tein (1998): “¿Cuál es tu objeto en la losofía? –Mostrarle a lamosca la salida de la botella cazamoscas” (p. 132).
La salida a ese problema, el mostrarle a la losofía cómo
salir de esa botella cazamoscas, debe empezar a construirse
atacando el concepto de denición ostensiva. Esa denición
conecta incorrectamente, en la mayoría de los casos, al len-
guaje con la realidad, trayendo paradojas y confusión.
Revisemos el pensamiento de Wittgenstein (1998):
Se puede definir ostensivamente un nombre de persona, un
nombre de un color, el nombre de un material, un material,
el nombre de un punto cardinal, etc. La definición del número
dos “esto se llama dos” –mientras se señalan dos nueces– es
perfectamente exacta. ¿Pero cómo se puede definir así el dos?
Aquel a quien se da la definición no sabe qué se quiere nombrar
con “dos”; ¡supondrá que nombras ese g rupo de nueces! Puede
suponer eso; pero quizá no lo suponga. A la inversa, cuando
quiero asignar un nombre a ese grupo de nueces, él podríatambién malentenderlo como un numeral. E igualmente,
cuando explico ostensivamente un nombre de persona, él podría
considerarlo como nombre de un color, como designación de
una raza e incluso como nombre de un punto cardinal. Es decir,
la definición ostensiva puede en todo caso ser interpretada de
maneras diferentes (p. 83).
A partir de este numeral se denota que la principal confusión
es no distinguir entre el signicado del nombre con el por-
tador del nombre, creyendo que para nombrar es necesa-
rio señalar. Wittgenstein propone en lugar de una visión del
lenguaje fundamentada en la denición ostensiva, entender
que el signicado depende siempre del uso, y que es el uso
el que da sentido a las palabras. Dicho de otra manera, el
signicado de un nombre propio no lo da el objeto al que se
reere sino el uso del contexto donde funciona la palabra.
Este elemento será clave para poder entender la incidencia
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del segundo Wittgenstein en la interpretación de textos jurí-
dicos a la que nos referiremos en la parte nal de este escri-
to. Por ahora adentrémonos en la teoría del lenguaje como
uso. Revisemos de nuevo las Investigaciones losócas:
Para una gran clase de casos de utilización de la palabra
“significado” –aunque no para todos los casos de su utilización–
puede explicarse así: El significado de una palabra es su uso en
el lenguaje. Y el significado de un nombre se explica a veces
señalando a su portador (p. 123).
El Wittgenstein de Investigaciones losócas presenta que
el signicado de una palabra no depende, en la mayoría de
los casos, de su referente. El signicado de una palabra o un
nombre, depende de su uso en cierto universo lingüísti co. Al
respecto, Santamaría (2007) arma:
Wittgenstein insiste reiterativamente en que el significado de
un nombre se da en el contexto concreto y particular donde
se usa tal palabra. En el contexto habla el sentido, y por eso
mismo conocer el significado de una palabra es conocer el uso
en su contexto específico ya que perder el contexto es perder el
significado. (Santamaría, 2007, p, 23).
Santamaría (2007) brinda una conclusión sobre el proble-
ma del signicado y su posible solución a partir del lenguaje
como uso:
El significado de un nombre, de una palabra, de una proposición,
de una oración, depende de su uso en cierto universo lingüístico,
no de su referente. Es así, que bajo esta misma idea, todas las
palabras hacen parte de la gran familia del lenguaje donde
tiene usos diferentes dentro del entramado lingüístico donde
se desarrollen. Debemos pensar –según el autor de las
investigaciones– en el lenguaje como una caja de herramientas,
donde hay martillo, tenazas, sierra, destornillador, regla, pegante,
clavos y tornillos. Tan diversas como las funciones de las palabras.
Dentro de esa gran familia del lenguaje, las palabras u oraciones
funcionan de varias maneras (Santamaría, 2007, p. 26).
LOS JUEGOS DEL LENGUAJE
Para entender este neologismo que presenta Wittgenstein,
se hace necesario recurrir a Investigaciones losócas:
Hay innumerables géneros: innumerables géneros diferentes
de empleo de todo lo que llamamos “signos”, “palabras”,
“oraciones”. Y esta multiplicidad no es algo fijo, dado de una
vez por todas, sino que los nuevos tipos de lenguaje, nuevos
juegos del lenguaje, como podemos decir nacen, y otros
envejecen y se olvidan. […] La expresión juego de lenguaje
debe poner de relieve aquí que hablar el lenguaje forma
parte de una actividad o una forma de vida. Ten a la vista la
multiplicidad de juegos del lenguaje en estos ejemplos y en
otros:
Dar órdenes, y actuar siguiendo órdenes –describir un objeto
por su apariencia o por sus medidas– fabricar un objeto de
acuerdo con una descripción (hacer un dibujo) – relatar un
suceso – hacer conjeturas sobre el suceso – formar y comprobar
una hipótesis – presentar los resultados de un experimento
mediante tablas y diagramas – inventar una historia; y leerla –
actuar en teatro – cantar en coro – adivinar acertijos – hacer unchiste; contarlo – resolver un problema de aritmética aplicada
– traducir de un lenguaje a otro – suplicar, agradecer, maldecir,
saludar, rezar (Wittgenstein, 1998, p, 129).
Con el lenguaje se puede hacer muchas más cosas que
solo describir: es posible dar órdenes, rezar, contar his-
torias, hacer chistes, cantar, adivinar, suplicar, agradecer,
maldecir, saludar. El lenguaje es un instrumento de la vida,
por lo que habrá tantos tipos de lenguaje como esferas
fundamentales de la realidad, por ejemplo existe un lengua-
je cient íco, otro que es propio de la pedagogía; también
existe uno que es propio de la economía, o de la política, o
del derecho y otros muchos más. Los juegos de lenguaje
son los diferentes tipos de lenguaje que se dan en la cultura
y mediante ellos podemos no solo entender sino también
participar en distintos universos lingüísticos.
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El abogado, por ejemplo, está inmerso en un juego lingüístico
diferente al del psicólogo, por lo tanto el signicado de una
proposición, o de los nombres, ha de ser comprendido en
el ámbito de su contexto y en los términos de las reglas del juego, y el uso que hace de los nombres cada comunidad
lingüística, que previamente los ha aceptado como válidos en
su lenguaje. De la misma forma que el fútbol tiene unas reglas
y deben cumplirse esas reglas para poder jugar al fútbol, el bi-
llar tiene unas reglas distintas a las del fútbol, pero si se quiere
jugar billar es necesar io cumpl ir las reglas del billa r. Fútbol y
billar son juegos, pero cada uno tiene sus reglas propias e
independientes, esas reglas deben respetarse y no se pueden
mezclar para poder jugar bien cualquiera de esos juegos. De
la misma forma que en esos juegos existen reglas y deben
ser cumplidas, en los distintos juegos del lenguaje, las reglas
que cada comunidad lingüística ha aceptado deben cumplirse
para poder ser entendidas y que se transmita el signicado y
el sentido dentro de cada uno de esos contextos.
Cuando Wittgenstein hace alusión a los juegos del lenguaje
está mostrando que hablar es como jugar: el lenguaje per-
tenece a los miembros de un sector que se comunican entre
sí. El cirujano y la instrumentalista, el juez y el litigante, el in-
geniero y los obreros, cada una de estas personas utiliza el
lenguaje en un contexto, es decir, se hace un uso del lenguaje
dentro de cada comunidad lingüística. Cada lenguaje tiene
unas reglas propias, mostrándose el lenguaje como parte dela vida y cultura de cada sector. Los sectores del lenguaje o
juegos del lengua je, se identi can. Por ejemplo: el cirujano,
el juez y el ingeniero se encuentran en la noche, cenan, to-
man unas cervezas, hablan de fútbol, cine, mujeres. El juego
del lenguaje cambia, ahora se mueven en el ámbito del trato
social, no podrán utilizar el lenguaje que utilizaron en el an-
terior contexto, pues ahora están en otro. Utilizar el lenguaje
fuera de contexto da origen al sinsentido y esto es lo que
produce confusión.
Revisemos el pensamiento de Wittgenstein en Investigaciones
losócas (1998): “Llamaré también ‘juego del lenguaje’ al todo
formado por el lenguaje y las acciones” (p. 97). Wittgenstein
muestra que el lenguaje no reeja al mundo, ni tiene como úni-
co objetivo descubrir al mundo. El lenguaje es producto de la
conducta humana y tiene varias funciones, por ello el lenguaje
debe interpretarse no solo gramaticalmente, sino también des-
de la pragmática: “Cuando hablo del lenguaje (palabras, frases,
etc.) tengo que hablar el lenguaje de cada día” (p. 96).
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