Artículo, Genealogía de La Literatura

7/25/2019 Artculo, Genealoga de La Literatura

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Genealoga de la

literatura (V)-Vladimir Nabokov(Ada o el ardor).

Nikolai IvanovichAshmerin (La teorade la narracin)BY JIMARINO ON AGO ST O 31, 2015 ( 1 COME NTARIO )
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Para cualquiera de las maneras que hansurgido y que podran haber determinado lamateria y las palabras de este relato, sucedede modo similar a cmo se articula la vida,sus caminos entrelazados de relaciones,infinitos y enrevesados en su aparente

insignificancia, que van fijando la biografa,


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sus lazos y sentidos, sus lgicas inaccesibles yaquellas que, por un instante, a veces tan slopor unos segundos, nos son reveladas. Porque

ahora podra seguir contando lo que mihermano me dijo unos das despus de que lanueva alumna apareciera en el aula del Lyceules !roman de Pontarlier hace ya tantosa"os. #l sol primaveral entraba por el amplioventanal e iluminaba la figura nerviosa de lamuchacha, de pie sobre la tarima. $aniel me

confes que la hija del diplom%tico $evereau&le gustaba, y que haba pensado invitarla atomar unas cervezas en 'esan(on. )uando mihermano del alma y de sangre, sujeto a mpor pactos y e&periencias acumuladas desdela infancia, me revel ese af%n, me cont suintencin, supe que toda nuestra e&istenciaiba a quedar removida de arriba a abajo, quetodo cambiara en poco tiempo, y l y yodejaramos de ser esa especie de totalidadque habamos sido el uno para el otro. *uve lapercepcin de que un final, un camino, unamutacin inevitable, estaba teniendo lugar

mientras se refera a lo mucho que lefascinaban los labios carnosos y los ojosverdes de la nueva compa"era+ su cabelloenmara"ado y largo, la forma de sus senosadivinados bajo la camisa de seda o laelasticidad esbelta de las piernas enfundadasen sus pantalones vaqueros estrechos.

upimos, y ella tambin, que antes de que


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sucediera todo, todo haba cambiado ya. -oera ningn flirteo en ciernes del liceo, nisiquiera un capricho de testosterona

adolescente o juvenil, tampoco una inquietudseminal, se&ual, sino una modificacin de lavida, el fin de la adolescencia.

Pero no deja de haber aqu unateora literaria. /na forma de contar particulare inasible. /na fase de la historia de la

literatura que asoma y se e&cede, otra quecensura y corta de raz e&cesivos adjetivos, odemasiado pocos, o aquella lrica frase queintenta alzarse como un caballo desbocado, oesa otra tan corta que apenas late y cierra eldeslizar del lenguaje.


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#n el a"o 0122, un hombre helado,enfundado en un abrigo de pelo rado yagujereado, intentaba calentarse los dedos en

un lugar inhspito de la iberiasovitica. -i3ol%i 4vanovich 5shmerin tenasobre la cama el cuerpo congelado de sumujer, 4vana 5smherina, medio desnudo,rgido como un cubito de hielo, amoratado yp%lido. Le haba cerrado los ojos dos tardesatr%s, o eso crea, pero esa noche los ojos

estaban abiertos de par en par, la mandbula asu vez tambin, la e&presin de la cara estabadesencajada, como si fuera a gritar encualquier momento. -i3olai no saba quhacer con el cuerpo. #ra e&cesivo dejarlosobre las monta"as de nieve cercanas yesperar a que quedase cubierto por completosin se"al alguna. *ena miedo de hacerloporque no era algo humano, y porque tal vezalguien podra culparle de esa muerte cuandoel deshielo revelara todo lo escondido por lanieve durante el invierno y se agravara su yapenosa condena. *ema encontrarse adem%s

con ella meses despus, sobre todo si lascorrientes no alejaban el cad%ver en e&cesode la aislada caba"a en la que vivan y el aguahaca surgir el cuerpo putrefacto en laprimavera. 5 pesar del fro y del ligero rastrode hielo del bigote, del temblor del cuerpoestremecido una y otra vez, levantaba con los

dedos rgidos una pluma que mojaba en un


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bote repleto de tinta. $e hecho, una semanaantes de morir, 4vana le reproch que hubiesecomprado tanta tinta y papel en vez de la

comida necesaria para esos meses tan durosdel invierno. 6 tal vez fuese verdad. e habaequivocado, y sobre la mesa, al lado de esamuerte segura que le esperaba tambin a l,

junto a la muerte cumplida y salvaje quehaba e&tirpado el movimiento y el calor de sumujer, haba un grueso manuscrito atado con

cuerdas y cubierto por radas capas de piel devaca, donde estaba depositado todo lo que-i3olai saba sobre la literatura aprendido a lolargo de una vida intensa. #l libro sellamaba Teora de la narracin.

*ambin saba -i3olai que su cada en

desgracia frente al rgimen comunista habacondenado para siempre cualquier intento deeditar ese libro. $e repente, mientras escribaquetal vez la literatura fuese un flujo naturaldel pensamiento humano, que escriba elinconsciente con el control de la razn y lalgica, y correga el consciente con los

prejuicios y la preeminencia del inconscienteinaccesible, not como una l%grima sedeslizaba por su mejilla, se mezclaba con lamoquita que le caa, se precipitaba hacia ellabio, y colgando de su raqutica y estrechabarbilla, mojaba el suelo de piedra de lacaba"a. -o saba e&actamente si lloraba por lamuerte de su mujer o por la suya pr&ima,


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por ambas, o por esas palabras que en mediode aquel fro desolador e insoportableintentaban surgir de s mismo. *ena en su

cabeza todo lo que haba escrito, pero lasrelaciones entre los conceptos, los libros, consus recuerdos, requeran de te&tos que habaperdido, ensayos estudiados durante a"os,referencias e&actas a otros autores, a otrascorrientes, todo aquello que, desde el inicio desu castigo all, en esa caba"a, le faltaba.

7aba pretendido escribir de memoria, perosaba que para el mundo acadmico al quehaba pertenecido durante dos dcadas no eraposible.


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La teora de la narracin se editcuarenta a"os despus en una peque"aeditorial francesa de La 8ar. que con los

a"os comenz a gestarse una sociedadsecreta en torno a aquel libro misterioso. e leconsider inspirador de otros insignes tericosde la literatura como *odorov y su escuela sinque nadie lo mencionase. u nombre fueborrado. Por aquel entonces, me refiero a lapoca en la que 7elene $everau& apareci en

el aula del Lyce y fue presentada como lanueva compa"era que llegaba a mitad decurso, tanto $aniel como yo necesit%bamosuna mstica, un smbolo, una direccin.9ecord%bamos de memoria aquel p%rrafo de-abo3ov, capitulo 48 deAda o el ardor, sobrela mejor manera de reconstruir el pasadolejano. La sinta&is de 8ladimir, a vecesenrevesada y barroca, serpenteante, susrequiebros e incisos, sus e&ageraciones ydigresiones inesperadas, nos e&citaba. #sa erala palabra que utiliz%bamos a conciencia enesa edad. /na e&citacin que todava nos

haca familiar en la incomprensin la eruditasabidura que -abo3ov nos provocaba con suliteratura.

9ealic un e&perimento no hace muchocon una nueva edicin de la novela. Los a"oshaban agudizado la capacidad que tena comolector para evocar las historias incesantes ymaravillosas que se sucedan enAda o el


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ardor. $ebo decir que el ttulo y su erticaportada fue uno de los acicates principalespara que en la librera Paris:Livres de

'esan(on, ya desaparecida hace bastantea"os segn me cuentan, comprase unaedicin francesa de los a"os setenta y a veces

junto a $aniel, y otras a solas, llegara a leerlacon tanta emocin y fascinacin. 5l volver aadentrarme en sus p%ginas por tercera vez,pasadas ya dos dcadas, sabedor adem%s de

los prejuicios del aprendizaje acadmico y losnumerosos ensayos literarios devorados,conocedor adem%s del papel en la historia dela literatura del siglo ;; de monsieur-abo3ov,la primeras veinte paginas del libro meprovocaron una sensacin de rigidez, derocosa artificiosidad. La e&uberante y sensualprosa del maestro haba perdido aqueldiscurrir brillante ante mis ojos, parecaalmidonada, ajena a los tiempos, y tardalgunos das de lectura en comprender larazn. 5l principio me dije que tal vez yo eraun lector e&perimentado y un escritor tan

frecuente y fatigado que los trucos de esanarrativa que de joven nos deslumbr a mihermano $aniel y a m ya no meimpresionaban. #l juicio fue ufano y distante,y la sensacin ciertamente desconcertante,casi llena de desasosiego. Lo que recordabacomo gran literatura, me ofreca ahora un

te&to de otra poca, un discreto lamento de


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una dcada en la que la literatura tuvo otraimportancia y otra fe, y su destino mayorrelevancia social e intelectual. Pero al igual

que sucede con muchas de las emociones queacontecen en mi e&istencia, no slo en elpresente, sino tal vez desde siempre,comenc a comprender que quiz% el problemano era -abo3ov y su novela, tampoco que enlos a"os en los que 8ladimir se dedic de llenoa escribir y concluir semejante obra las letras

alcanzaran cierta repercusin impensable ennuestro tiempo, un hecho rese"able que lasociedad aguardaba. )oncibo que el lector delos a"os sesenta o setenta fuese m%s agudoque el de ahora pero no me pareci una raznsuficiente. Llegu a pensar que la literatura enverdad haba evolucionado influenciada por lanecesidad de aprovechar sus espacios ymarcar otros territorios frente a tantos ociosalternativos, hacia derroteros distintos quehacan de aquellos p%rrafos sublimes ledos enla juventud apenas esbozos de cierto estilorococ, lcidos en los detalles y recargados en

la e&presin. La teora de la inutilidad del artede -abo3ov me pesaba demasiado. #n esemomento empec a entender que quiz% era yoel que haba cambiado con los a"os para mal,que llevaba demasiado leyendo otro tipo denovelas a causa de mis propios ensayos queabastecan discretos mis cuentas bancarias.


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que am al principio, no slo porque la pocahubiese transformado la vida, que lo habahecho, sino porque mi yo lector haba perdido

el gusto por el detalle y el matiz, lafascinacin de la frase construida por unimpulso artstico, por la belleza del aleteo deuna mariposa o la reverberacin de la sinta&isque en manos de un autor como -abo3ovprovocaba reacciones en cadena, entrelazadasy complejas, referencias eruditas

interminables para gozar, y una riqueza designificados para las que mi edad adulta, o milector adulto, cansado y desilusionado, tal vezincluso vencido por los sue"os no cumplidos ylos silencios separados de ciertas dcadas yarepitindose, no lograba disfrutar por igual.


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5 -i3olai 5shmerin, la desnudezcongelada del cuerpo de su mujer, su brilloazulado sobre la cama de la caba"a, le

produca emociones encontradas. u propiamuerte estaba cambiando aquellas ideas quesustentaron durante una dcada La teora dela narracin. 7aba escrito sobre lasensualidad de la prosa. *ambin sobre elefecto de la muerte en la literatura. $istinguide repente que todo aquello deba estar

entrelazado, pero no lograba escribirlo+ lasprovisiones de comida que quedaban en lacaba"a en medio de aquel interminableinvierno y el fro intenso que envolva como unmanto de muerte su cuarto provocabantemblores constantes que se unan a losviolentos retortijones en el estmago, loempujaban al desag=e de afuera a e&pulsaraquel lquido amarillento y doloroso, y a la vezaparecan reacciones imprevistas cuando enmedio de la desolacin observaba lascivo losmuslos de su mujer, y la desnudaba, ycontemplaba el se&o cubierto de espeso vello

negro, y recordaba el esplendor de esa figuraque antes fue c%lida, que antes posey yquiso ser poseda, y que ahora pareca unmaniqu de cera a punto de deshacerse por lacongelacin. -o lograba precisar nada, no seconcentraba. 5shmerin, tantos a"os despusde haber ledo aquel manuscrito, me vino a la

cabeza incluso por encima delCurso de


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literatura europeade -abo3ov a la hora dediscernir por quAda o el ardorno habacomenzado en esa nueva lectura con el mismo

sabor intrpido y deslumbrado de la primera.-o era lo mismo sentir una ereccin para-i3olai cuando el cuerpo de su mujer pleno ybronceado surga del aire c%lido en aquellacasa de )rimea que alquilaron en 010>, y seacercaba al ventanal del dormitorio desnuda ysonrea, que la mirada terrible, a punto de la

muerte, de la misma ereccin contemplandoel cad%ver congelado y desvestido sobre lacama empapada.

)uando comprend que para releeren condicionesAda o el ardordeba de algunaforma revivir la vitalidad que haba perdido,

mantener esa chispa vital o al menos sumemoria, cuando fui consciente de que por elcamino me haba ido muriendo despacio y talvez era necesario hacer algo para despertarde ese letargo, me di cuenta de que laliteratura nunca deja de ser literatura cuandoes slida, cuando posee eso que s tena

-abo3ov en cada p%rrafo y en cada frase. Loque en un principio me haba resultadoincomprensible era un problema mo, unacarencia personal, una necesidad de cambiarde vida, de aires, de intentar otra cosa, derecuperar la ilusin que poco a poco se habaido apagando sin remedio en m. #ntonces8an, 5da,


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