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¡Triste condición de la vida de los perros! ¡Ser modelo de lealtad i siempre victima de la
ingratitud!
Aproximación a los perros callejeros a través de una obra de Juan Rafael Allende1
Matías Martínez Morales2
La presente investigación tiene como objetivo realizar una aproximación hacia la presencia
de los perros callejeros en Santiago de finales del siglo XIX. Para esto se realiza un análisis
del discurso de la obra narrativa Memorias de un perro escritas por su propia pata (1893)
escrita por Juan Rafael Allende. Nuestro autor es considerado como un sujeto
extraordinario dentro del mundo popular, y a través de su obra, genera dos representaciones
en torno al perro callejero. La primera es una asimilación entre el sujeto popular y el perro
callejero, esto conlleva una identificación con el can. La segunda es una crítica a la
violencia ejercida sobre los perros. Se realizan a la par contrastes con obras historiográficas
que tratan temas referentes a la época. Consideramos que los perros callejeros forman parte
del mundo cultural del sujeto popular en Chile y por lo tanto, debe ser rastreado a través de
todas las estrategias de la historia cultural.
Palabras claves: sujeto popular-discurso-representación-identidad
1 El presente artículo es una adaptación del primer capítulo de la tesis en construcción Aproximaciones hacia
el perro callejero en Santiago (1880-1910). Representaciones e identidades. Tesis para optar al grado de Licenciado en Educación. Universidad Bernardo O´higgins, 2014 2 Tesista de Pedagogía en historia geografía y ciencias sociales en educación media, Universidad Bernardo
O´higgins 2014.
La presencia de los perros callejeros en la cotidianeidad occidental, proviene de los tiempos
clásicos de Grecia y Roma hacia adelante. Lo destacable, es que durante el Renacimiento
considerando la pintura de ese período como soporte privilegiado para indagar en los
imaginarios, se puede constatar que a partir de este periodo los perros adquieren
importancia no sólo en tanto estatus social o como medio para plasmar simbólicamente
algún motivo al interior de las obras, sino que, además, alcanzan una notoria preeminencia
en tanto animales de compañía, comenzando a consolidar, a partir de este momento, su
ingreso al interior de la vida privada de hogares y cortes. Si nos situamos en el continente
americano, a pesar de los relatos que mencionan a los perros, como instrumentos de
castigos bestiales sobre los indígenas, es posible rastrear una visión que ve a un perro como
un animal mudo, inofensivo y domesticado3. Esta investigación busca rescatar al perro
callejero como un “sujeto” de continuidad en el habitar del Santiago republicano a través de
una perspectiva antropológica-histórica (cultural). Siguiendo los postulados teóricos de
Edward Palmer Thompson, los perros callejeros son vistos como un sujeto que transita,
vive, come, muere en la cotidianeidad, y, el sujeto popular en su experiencia con él, va
construyendo su identidad. Desde una perspectiva antropológica el científico social está
condicionado a indagar a un nivel horizontal, dilatando ciertos eventos, como un embudo,
para obtener “hechos” representativos de dinámicas de mayor aliento –la persistencia de los
perros callejeros- como los momentos de peligro, de conflicto, la violencia, los rituales, la
fiesta, exteriorizan ideas e imágenes que permanecen escondidas en la cotidianidad, en la
armonía4.
En los estudios históricos que se enmarcan en la historia cultural la utilización de fuentes
diferentes a los archivos se ha tornado una necesidad para poder realizar una investigación
de elementos culturales que en muchas ocasiones pueden pasar desapercibidos. Desde esta
perspectiva el uso de la novela, a pesar de ciertas reticencias y reservas que pueda provocar
es un elemento rico para poder analizar las maneras de representación. Es innegable que la
obra literaria es una creación predominantemente subjetiva, pero debemos considerar el
ingente universo de nuestra cultura, el cual se sostiene en un frágil albur, cuya potencia
3 Megumi Andrade, Representaciones e imaginarios perrunos: desde Grecia hasta la Conquista de América,
Universum, n°26, vol2, 2011, pp47 4 Miguel Ángel Díaz Perera, Antropología e historia ¿un diálogo necesario? Edward Palmer Thompson: una
revisión. Relaciones, N°99, Vol XXV, 2004, pp295
mirada con la perspectiva de dos siglos constituye, por ahora, un límite insuperable de
nuestro pensamiento: la subjetividad5. Asumiendo esto, el documento debe pensarse como
toda fuente de información de la cual el historiador o investigador, enfocándola desde el
ángulo del interrogante que formulo, puede obtener algo que contribuya al conocimiento
del pasado del hombre y su medio. Por esta razón resulta imposible, evidentemente, fijar
sus límites. Por contigüidad termina por abarcar textos, imágenes, objetos, monumentos y
observaciones de todo orden6. Siguiendo lo planteado podríamos mencionar que también
cada fuente es una construcción subjetiva, puesto que, la historia es vista como una
construcción donde la realidad debe ser entendida como un constructo de los hombres, los
que a su vez, al encontrarse insertos dentro de una cultura que también es construida,
poseían una estructura mental que los preconcebía al enfrentar la realidad de ciertas formas
establecidas (y no establecidas), o si se quiere decir de otro modo, ver al mundo desde
ciertos ojos, con ciertas normas, ciertas costumbres, ciertos modelos y con ciertas
percepciones de lo real, pero también de lo posible7.
En el presente estudio realizamos un análisis de la obra de Juan Rafael Allende, memorias
de un perro escritas por su propia pata de 1893. Esta obra narrativa apareció primeramente
en el periódico editado por él, Poncio Pilato, pero fue tal su éxito, que se edito en una
edición de libro y con ilustraciones del mismo autor. Consideramos que este libro es una
fuente importante a la hora de interpretar como se veían los perros callejeros en el Santiago
de cambio de siglo. En este sentido nos enmarcamos en la historia cultural y su enfoque en
la representación. Mas allá de dar cuenta de una existencia, que consideramos que forma
parte de toda la historia de Chile, donde el perro ha sido un compañero en la cotidianeidad,
consideramos importante dar cuenta de cómo los sujetos observaban a este “sujeto” si era
visibilizado, si era considerado, si formaba parte para ellos, de su diario vivir8.
En el curso de la argumentación de nuestro trabajo no nos circunscribiremos al
pensamiento de un solo autor o las ideas de una corriente en específico. Al contrario,
5 Juan Samuel López, La ciudad como discurso. Una deconstrucción de la ciudad como instancia de
subjetivación, Escaparate ediciones, Chile, 2006, pp 14 6 Henry Marrou, El conocimiento histórico, Buenos Aires, Per abbat editora, 1985, pp50.
7 Daniel Nieto Orriols, “Acercamientos a la historia cultural: el problema de la realidad, su deconstrucción y
su representación”, Cuadernos de Historia Cultural, Crítica y Reflexión, vol. 1, Viña del Mar, 2011, pp.23 8 Roger Chartier, El mundo como representación estudios sobre historia cultural, Gedisa, Barcelona, 1992
pretendimos situarnos desde una perspectiva crítica desde la cual podamos realizar un
acopio de antecedentes diversos que permitan articular adecuadamente la comprensión de
el fenómeno cultural a tratar. Nuestra investigación se posiciona desde un enfoque
multidisciplinario, que busca dar con las practicas constructivas del mundo social, la
dinámica de las comunicaciones textuales, el ámbito de la identidades y los cuerpos
institucionales por los que se representan, por tal razón las representaciones siempre se dan
en un campo social que debe ser dilucidado. Por lo tanto mas que observar la realidad
histórica en si –es decir un estudio histórico sobre la presencia real de los perros callejeros
en el Santiago de cambio de siglo- nuestro trabajo busca la representación, no estudiaremos
el sujeto, sino las observaciones realizadas sobre ese sujeto y las representaciones de esa
realidad9.
Las diferenciaciones culturales que se puedan realizar con respecto al perro callejero y con
respecto a cualquier fenómeno cultural no son estáticas y fijas, sino que procesos
sumamente dinámicos. La aceptación que pueda recibir el libro de Allende puede conllevar
interpretaciones inéditas del público al cual se enfoco el texto, por otra parte, puede
conllevar una identificación que de cuenta de elementos distintivos de un grupo socio-
cultural en particular. Con esto queremos decir que nuestro trabajo no es objetivo y exacto,
es optimo para un entendimiento del fenómeno a estudiar y siempre estará abierto a nuevas
interrogantes y perspectivas. La utilización de memorias de un perro escritas por su propia
pata tal como mencionamos busca dar cuenta de las representaciones, pero también de los
procesos de identificación que se puedan generar entre el autor, como portavoz de una
representación colectiva, entendida esta, como el conjunto de ideas que un pueblo o grupo
social tiene de si mismo y de su mundo, de su propia identidad y de su entorno, las cuales
se encuentran en relación con las estructuras sociales y , por lo tanto, con las formas de
comportamiento individual que están predeterminadas por prejuicios y valores ya
asimilados. Esto no quiere dar cuenta de un estructuralismo, sino que, se destaca el hecho
de que las costumbres han de ser peculiares según el conjunto de creencias y turinas propias
del universo cultural de cada individuo. Estas representaciones colectivas se sitúan en el
9 Daniel Guzmán Vásquez, La historia cultural como representación y las representaciones de la historia
cultural, Cuadernos de historia cultural, n°2, viña del mar, 2013, pp25
individuo en su cotidianeidad, donde el sujeto participa con todos los aspectos de su
individualidad y su personalidad10
.
Para poder situar a nuestro texto como una representación, y también un proceso de
identificación debemos abordarlo con rigurosidad, partiendo del supuesto de que nuestra
obra literaria, mas allá de su propuesta estética –la cual es bastante buena- así como de la
técnica poética y narrativa; da cuenta de la visión que tiene el autor en su tiempo, su mundo
y contexto, con lo cual recrea relatos paralelos a la realidad11
. Siguiendo esta idea debemos
posicionarnos desde la propuesta de Paul Ricoeur, quien señala la importancia de abordar al
texto y al autor en sus respectivos contextos temporal, político y cultural12
.
Pero en esta investigación utilizaremos una idea de contexto de Teun A. van Dijk, es decir,
no utilizaremos una noción cotidiana, que lo significaría como situación, ambiente, entorno,
etc. Nuestra noción será utilizar el término contexto para referirnos a la situación social del
lenguaje en general, o a la situación específica de un determinado fragmento del texto de
conversación. En otras palabras, el contexto se refiere a aquellas propiedades de la
situación comunicativa que son relevantes para el discurso, y luego estipularemos que esto
es así para los hablantes, y, por ende para la producción del discurso, o para los receptores,
y por lo tanto, para la comprensión del discurso. Un segundo elemento puede ser polémico,
Van Dijk plantea que los contextos definidos como las propiedades relevantes de las
situaciones sociales no influyen en absoluto en el discurso, o sea, no existe una relación
directa entre los aspectos de la situación social y el discurso. No existe una influencia
directa, porque las propiedades sociales de la situación no están directamente involucradas
con los procesos cognitivos de la producción y la interpretación del discurso. Entonces
¿Cómo relacionamos las situaciones sociales y el discurso? La respuesta que nos da Van
Djick es que, los contextos no son objetivos sino subjetivos. No son una selección relevante
de las propiedades sociales objetivas de la situación, sino una definición subjetiva de esa
situación. En pocas palabras, el contexto es lo que los propios participantes de una situación
10
Pilar Gonzalbo Aizpuru, Introducción a la historia de la vida cotidiana, México, El colegio de México centro de estudios históricos, 2006, pp 27 11
Valeria Soledad Cortes, La quinta modelo. La novela como fuente histórica del México decimonónico, Fuentes Humanísticas, n°43, México, 2011, pp32 12
Paul Ricoeur, Ensayos de hermenéutica, pp127-256
social definen como relevante13
. La ventaja y asimilación con nuestro enfoque cultural, es
que las definiciones subjetivas de la situación de los participantes son objetos cognitivos, es
decir, representaciones mentales. Siguiendo con esta perspectiva debemos adentrarnos en
lo que es un modelo mental, el cual es definido como una representación subjetiva de un
episodio. Estos explican el hecho de que las personas construyan sus propias
representaciones personales de un evento, con su propia perspectiva, sus intereses, sus
evaluaciónes, sus emociones y otros elementos, basándose en su singular historia personal y
subjetiva. En resumen, los modelos mentales representan o construyen subjetivamente las
situaciones en las que hablamos o acerca de las cuales hablamos14
Pero no debemos solo quedarnos en la singularidad, tal como lo plantea Van Dijk, aunque
los modelos de eventos específicos son subjetivos y singulares, no son total o
exclusivamente personales, también tienen importantes dimensiones sociales e
intersubjetivas. Desde sus primeras interacciones en la comunicación cotidiana y, en
general, por su proceso de socialización, los usuarios del lenguaje han adquirido diversas
clases de conocimientos y creencias compartidas. Estas creencias generales y sociales
compartidas influyen en la construcción de nuevos modelos cuyas dimensiones
intersubjetivas permiten la interacción y la comprensión mutua. Por todo lo mencionado
podemos decir, que el contexto no es una situación social, sino un modelo mental subjetivo
de esa situación. La función central de los modelos de contexto sugeridos por Van Dijk es
producir el discurso de manera tal que resulte óptimamente apropiado en la situación
social15
.
Asumiendo esta conceptualización de Van Dijk se pueden generar muchas dudas o críticas
por utilizar elementos tan heterogéneos para realizar un análisis de corte histórico y son
sumamente validas. Aun así, siguiendo a Robert Darnton ser un historiador cultural
conlleva una responsabilidad con la gente común y sus maneras de representar el mundo.
Buscar su cosmología, como organizan y reorganizan su mente y como expresan sus
13
Teun A. van Dijk, Sociedad y discurso, editorial Gedisa, 2011, Barcelona, pp 19-20 14
Van DIjk, op citt, pp22 15
Op citt, pp23
vivencias16
. Debemos dilucidar cuáles son sus estrategias de subsistencia y su habitar en la
ciudad, ahí, con los perros callejeros. Para tal motivo consideramos que es necesario utilizar
todas las herramientas posibles, siguiendo a Gayatri Spivak, podríamos utilizar su misma
auto identificación como bricoleur; concepto extraído de Levis Strauss.
Juan Rafael Allende y la sátira popular
Dentro del relato historiográfico que estudia el desenvolvimiento político de las capas
populares del Chile Republicano hay un consenso en cuanto dar una importancia para
desenvolvimiento popular a un partido político fundado a fines del siglo XIX . El 7 de
Noviembre de 1887 se reunieron en la Sociedad Filarmónica de Obreros de Chile,
artesanos, jóvenes radicales y obreros que tras una discusión apoyaron la idea de Malaquías
Concha de fundar un partido popular que abandonara el terreno político religioso, para
dedicarse a cuestiones político-sociales y económicas. Tres días mas tarde cerca de
doscientas personas aprobaron el primer directorio del nuevo Partido Democrático, que
unía a los trabajadores manuales con intelectuales de capas medias. Dentro de ese directorio
se encontraba un periodista, perteneciente a la joven intelectualidad radical: Juan Rafael
Allende, quien realizo una revolución cultural en su tiempo, participando en la prensa
satírica, en obras de teatro que representaban las condiciones y cualidades del mundo
popular y en la poesía que buscaba retratar el sentir de las clases bajas17
.
Juan Rafael Allende fue un periodista, dramaturgo y poeta popular santiaguino. Nació en la
Chimba de Santiago el 24 de Octubre de 1848 y falleció en la misma ciudad el 20 de junio
de 190918
. La Chimba es una zona suburbana donde se alternaban cuarterías baratas y
quintas de mediano tamaño, era la patria de la Colchona y de todos los brujos que podrían
haber. Sus vecinos eran principalmente de origen campesino, por lo que el ambiente rural-
urbano tenía una conformación popular19
. Cursó su primera enseñanza en el Colegio de la
16
Robert Darnton, La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa, Fondo de cultura económica, Mexico, 2002, pp11 17
Sergio Grez, De la regeneración del pueblo a la huelga general. Genesis y evolución histórica del movimiento popular en Chile (1810-1910), DIBAM –RIL editores, Santiago, pp671 18
Maximiliano Salinas Campos, Juan Rafael Allende, “El Pequen”, y los rasgos carnavalescos de la literatura popular chilena del siglo XIX, Historia, N°37, Vol I, 2004, pp 209 19
Valentina Ascencio Altamirano, Juan Rafael Allende, el intelectual popular del siglo XIX, tesis para optar al grado de licenciada en lengua y literatura hispánica, mención literatura Universidad de Chile, pp 18
Señora Ruedas, y luego fue al Colegio San Luis donde aprendió latín y conoció al escritor
Zorobabel Rodríguez; completo sus estudios más tarde en el Instituto Nacional. En su
proceso de aprendizaje desde los nueve años reveló talento en la literatura y desde los
veintiuno comenzó a publicar en diarios20
. Dentro de su desenvolvimiento político aparte
de fundar el Partido Democrático fue candidato a diputado por Antofagasta, durante todo el
año 1900 recorrió Antofagasta, Calama, Taltal, Iquique, Pisagua, Alto Hospicio, Dolores y
varias oficinas salitreras y en 1901 dejó el trabajo en Santiago por tres meses para viajar, en
su calidad de presidente honorario de la Sociedad Defensora de Trabajadores y Socorros
Mutuos, a Iquique “a ver a mi familia”, refiriéndose a su gran familia pampina21
.
Nuestro autor perteneció a la cultura cómica popular que logró sólo en contadas ocasiones
producir periódicos que por sus títulos reflejaban ya un mundo ’no-serio’, contradictorio
con el de la elite. Entre los más destacados habría que nombrar El Ají, publicado entre 1889
y 1893 por el obrero tipógrafo Hipolito Olivares, y aún más reconocido, El José Arnero,
publicado entre 1905 y 1914 por el poeta popular nacido en Lo Cañas Juan Bautista Peralta.
Dentro de este conglomerado de autores populares Juan Rafael Allende se destaco, al
sacudir al Santiago burgués del siglo XIX, quien con su literatura pintoresca y bufonesca
desobedeció a los códigos del habla seria de la Ilustración. Esta producción potente y
desenfadada nace de los códigos más profundos de habla popular chilena conformada
durante la colonia (siglos XVI-XVII-XVIII) y fue disparada en el siglo XIX contra el
Estado oligárquico que mantuvo parámetros de dominación absolutista22
. La contradicción
entre Allende y el mundo de la elite partidaria del Occidente decimonónico era
fundamental, ya que tras intentar imponer un estilo de vida oligárquico y antipopular, tal
como lo mencionamos, revelaron un ethos por completo falto de humor23
.
Para comprender la satírica de Allende debemos remontarnos a una tradición literaria que
se entronca con el espíritu de la Edad Media hispanoárabe y la picaresca española. Al
comienzo de los tiempos modernos, esta tradición fue combatida hasta cierto punto como 20
Valentina Ascencio, op citt, pp19 21
Daniel Palma Alvarado, Las andanzas de Juan Rafael Allende por la ciudad de los “palacios marmóreos” y las cazuelas deleitosas. Santiago de Chile, 1880-1910, Revista de historia social y de las mentalidades, n°13, vol I, pp 12 22
Maximiliano Salinas Campos, “¡I no se rien de este leso porque es dueño de millones!”El asedio comico y popular de Juan Rafael Allende a la burguesía chilena del siglo XIX, Historia, °39, vol I, pp 235 23
Salinas, op citt, 234
un mundo de “proposiciones escandalosas, malsonantes, injuriosas y censurables”. Con la
llegada de los valores democráticos y libertarios en el siglo XIX chileno, esta sátira de
origen oral y popular encontró un mayor espacio para poder expresar una crítica social y
política. Teniendo en consideración las dos últimas décadas de este siglo, con el avance de
un movimiento de sociabilidad popular por un lado y, la guerra civil de 1891 por otro,
Allende dio a conocer una visión que criticaba el espíritu burgués, propio de la elite del
momento24
. Por otra parte, su ideal estético fue una reivindicación carnavalesca del cuerpo
–ocultado y silenciado por la cultura de elite- desde la condición plebeya. Sus referentes
literarios fueron Bocaccio y Quevedo, dos autores que fueron condenados y prohibidos por
la cultura de la Inquisición del siglo XVI y XVII. Al cuestionar los parámetros morales de
la Inglaterra victoriana o de la iglesia católica, Allende desacreditaba la cultura de la elite
decimonónica por carecer de fuerza y de vigor25
.
Maximiliano Salinas categoriza a Juan Rafael Allende como un sujeto que se encuentra a
medio camino –es decir- entre la prensa “seria” de la elite oligárquica y las formas de la
cultura cómica popular. En este sentido se podría decir que nuestra figura literaria conoció
los dos códigos, sus simpatías estuvieron con el pueblo pero para Salinas las huellas de la
Ilustración quedaron marcadas en su estilo26
. Entendiendo este doble posicionamiento, ¿es
posible categorizar a Juan Rafael Allende como un sujeto del mundo popular? para dar
respuesta a la interrogante nosotros entendemos a Juan Rafael Allende como un sujeto
extraordinario, que para integrarlo al heterogéneo mundo popular nos apoyamos en aquellas
experiencias macro que afectan por igual al sujeto pueblo las cuales se insertan en
tendencias de largo aliento. Una de estas experiencias es la pobreza, condición que da un
estatus de larga duración a la precariedad popular. El otro elemento de largo aliento, es la
dominación y las formas de subordinación social que cruzan nuestra historia republicana27
.
Por esto, es posible situar a nuestro autor dentro del complejo mundo popular, ya que vive
las dos condiciones macro-estructurantes. Un elemento identificador más importante, por su
posición como comunicador social-popular es que cumple la función de dar cuenta de la
24
Salinas, Y no se ríen..op citt, pp261 25
Maximiliano Salinas Campos, Juan Rafael Allende, “El Pequen”, y los rasgos carnavalescos de la literatura popular chilena del siglo XIX, Historia, N°37, Vol I, 2004, pp 216 26
Maximiliano Salinas Campos, Los que ríen ultimo…caricaturas y poesías en la prensa humorística chilena del siglo XIX, DIBAM, Santiago, 2001, pp 55 27
Julio Pinto y Gabriel Salazar, Historia contemporánea de Chile Vol II, LOM, Santiago, 1999, pp 66
antítesis de proyecto oligárquico de exclusión y que marginaliza s los sujetos subalternos28
.
Esta visión opuesta del mundo, del hombre y de las relaciones humanas es totalmente
diferente, deliberadamente no-oficial. El relato de Juan Rafael Allende se inscribe en la
construcción de un segundo mundo, con una segunda vida al lado del mundo oficial. El
sentido carnavalesco y humorístico propio de sus producciones literarias y periodísticas
establecen el triunfo de una especie de liberación transitoria, más allá de la órbita de la
concepción dominante, la abolición provisional de las relaciones jerárquicas, privilegios,
reglas y tabúes. La liberación se genera en concordancia con la risa carnavalesca, que en sí,
es un patrimonio del pueblo, la risa es general, totalizante que da cuenta de una jocosidad
pero al mismo tiempo, sarcástica. Esta creación de una especie de dualidad da cuenta de
una visión universalista y utópica de unas estructuras sociales, que se posicionan al revés29
.
Por su formación educativa y sus relaciones sociales, priman en él las ideas liberales
ilustradas y políticas muy propias de la prensa satírica, pero la forma de transmitir sus
mensajes esta ligada a la utilización de un lenguaje más popular, distinto al de la sátira a la
que hicimos mención anteriormente, que ostenta un lenguaje culto que no corresponde al
habla popular y que se enfoca solo en temas políticos. Allende, dentro de su repertorio
añadirá otros temas, como por ejemplo, las fiestas populares y las injusticias para con el
pueblo, yendo más allá de la mera oposición política o al ataque de ciertas figuras públicas.
[tesis, 27]. El dar cuenta de una visión carnavalesca y de humor satírico va de la mano con
una cercanía a la vida cotidiana del pueblo. Siguiendo a Salinas, en Chile el Estado
portaliano genero una distancia tremenda entre los rotos, solo comprendidos por la elite
como un oportunista peso de la noche, mientras que Juan Rafael Allende vio en ellos a
seres de carne y hueso, con sus penas y alegrías, con su palpable humanidad, con defectos y
virtudes. La elite no quiso saber de la cotidianeidad del mundo popular, la ignoro y
mantuvo una actitud de lejanía constante hacia los pobres y la realidad nacional30
.
28
Maria Angelica Illanes, Marginalización y des-marginalización en el movimiento popular, proposiciones, N°24, 1994, pp222 29
Mijail bajtin, La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. El contexto de Francois Rabelais, editorial Alianza, Buenos Aires, 1994, pp 17 30
Maximiliano Salinas Campos, Los que rien ultimo…caricaturas y poesías en la prensa humorística chilena del siglo XIX, DIBAM, Santiago, 2001, pp 57
Desde esta posición reivindicativa de la cultura popular, Allende observo las importantes
transformaciones burguesas en la sociedad chilena iniciadas principalmente en la década de
1870. La elite republicana levantaba con orgullo y satisfacción su propia institucionalidad
moderna. Aun a pesar de esto, la modernización no fue acompañada por una
democratización del sistema político. Tal como planteó el Partido Democrático, lo que
existía en Chile era una Bancocracia. La modernización conllevo una mayor acción a la
hora de identificar lo que no es moderno, es decir, generar una mayor exclusión y
marginación para con los sectores populares y su cultura, acosándola y arrancándola de sus
espacios31
. Las críticas a la modernización burguesa van acompañadas de fuertes criticas al
pensamiento católico. Sus escritos eran dañosos a la fe y a la pureza de las costumbres. Era
la prensa impía e inmoral, que debía ser aplacada incluso con peticiones e intercesiones
públicas. Allende era el redactor del periódico mas sucio y mas miserablemente canalla de
chile32
. Ricardo Donoso comenta que nadie podrá disputarle el lugar que ocupa entre los
más mordaces, agudos e incisivo escritores satíricos de Chile33
.
Las obras de Juan Rafael Allende nos hablan de una cotidianeidad santiaguina que esta
teñida de imágenes rurales y pueblerinas. Tal como lo menciona Daniel Palma, la obra de
Allende nos expone un mundo popular con muchos animales extraviados en las callejuelas
que vagaban por ellas, buscando algo para comer, especialmente perros. En la obra que
analizaremos se muestra la visibilidad de estos habitantes del mundo popular y también los
intentos de acabar con ellos a toda costa por parte del Estado utilizando la estricnina un
veneno mortal. Los perros eran peligrosos, pero también eran inseparables de los
vendedores ambulantes, de los niños de la calle, de los conventillos, de las plazas y
baratillos34
.
31
Salinas Campos, Juan Rafael Allende, “El Pequen”, y los rasgos carnavalescos de la literatura popular chilena del siglo XIX, Historia, N°37, Vol I, 2004, pp215 32
Maximiliano Salinas Campos, “¡I no se ríen de este leso porque es dueño de millones!”El asedio cómico y popular de Juan Rafael Allende a la burguesía chilena del siglo XIX, Historia, °39, vol I, pp244 33
Ricardo Donoso, La sátira política en Chile, Imprenta Universitaria, Santiago, 1950, pp128 34
Daniel Palma Alvarado, Las andanzas de Juan Rafael Allende por la ciudad de los “palacios marmóreos” y las cazuelas deleitosas. Santiago de Chile, 1880-1910, Revista de historia social y de las mentalidades, n°13, vol I, pp132
Rompecadenas y las representaciones en sus memorias
Tal como mencionamos, analizaremos la obra de Juan Rafael Allende; Memorias de un
perro escritas por su propia pata. Nuestro autor mas allá de dejar un texto con
características estéticas y poéticas, busco representar algo, ya que, cualquier aspecto de la
cultura puede convertirse en un fenómeno dotado de significación35
. Nuestro enfoque
histórico busca construir la significación, la historia de las representaciones y las prácticas,
la historia de las formas y mecanismos por los cuales las comunidades perciben y
comprenden su sociedad y su historia; en síntesis, la historia de los modos de articulación
entre las obras o las prácticas y el mundo social, sensibles a la vez a la pluralidad de
divergencias que atraviesa una sociedad y a la diversidad de empleo de materiales o
códigos compartidos. En ello el concepto de representación se torna central en su
formulación36
.
Las significaciones presentes de manera implícita en el texto son dos. Consideramos que el
autor ficcionalizó un animal para generar un discurso desde su posición social y cultural.
Consideró los elementos significantes de su contexto y los plasmo en la novela
mencionada. La primera significación, es una representación de su posición, como sujeto
que verbaliza el sentir popular en medios de comunicación, en total identificación con el
perro callejero. El sujeto popular y el perro callejero serian parte del mismo mundo plebeyo
y vivirían las mismas condiciones estructurantes de su condición, la pobreza y la
dominación. Allende al configurar un artificio donde posiciona su voz en el protagonista
de las memorias, genera una crítica inherente a las características socio-políticas de finales
del siglo XIX en el Chile Republicano. La obra literaria tiene alusiones directas que hacen
referencia a una sociedad sumamente desigual y a una estructura política deficiente, lo cual
es denunciado durante todo el libro. Así se representa la manera como veía el mundo Juan
Rafael Allende, desde su posición ambigua pero de compromiso popular. Por último el
autor genera una representación critica de la violencia, como elemento identitario de los
sectores populares. Desde la obra, el autor genera una crítica contra la violencia hacia los
3535
Juan Samuel López, La ciudad como discurso. Una deconstrucción de la ciudad como instancia de subjetivación, Escaparate ediciones, Chile, 2006, pp25 36
Juan Carlos Ruiz, Representaciones colectivas, mentalidades e historia cultural: a propósito de Chartier y el mundo como representación, Relaciones, n° 93, Vol 24, 2003, pp 58
animales, dando cuenta de una visibilización y de una incipiente conciencia animal. La
violencia ejercida hacia los perros callejeros –principalmente hacia el protagonista
Rompecadenas- es reiterativo durante toda la creación literaria. Estas dos representaciones
las consideramos relevantes, para poder tener antecedentes culturales e históricos sobre la
presencia de los perros callejeros en Santiago. Pasaremos a la explicación de cada
representación
El perro callejero como una representación del sujeto popular
Uno de los diagnósticos mas importantes de el presente trabajo es la configuración de una
analogía entre el sujeto popular y el perro callejero. Juan Rafael Allende ha sido
caracterizado como un defensor del pueblo y las clases bajas, posicionado como un
intelectual y utilizando la cultura popular y la escritura satírica, cuestiono los parámetros
culturales de la elite y las prácticas políticas de la misma. Las representaciones que
construimos son en base a los lugares físicos narrados en la construcción literaria y las
características del protagonista, perro quiltro llamado Rompecadenas. Para entender las
significaciones de representación debemos tener una conceptualización de que lo
entendemos por identidad y también, que entendemos por identidad popular.
La identidad es un concepto que ha pasado por un proceso de deconstrucción, lo cual lo
dejo bajo borradura. La deconstrucción al someterse a conceptos claves de las Ciencias
Sociales los inutiliza para ayudarnos a pensar, pero como no lograron ser superados
dialécticamente y no hay otros conceptos diferentes que puedan reemplazarlos, no hay mas
remedio que seguir pensando con ellos, aunque ahora, luego de la deconstrucción, sus
formas se encuentran destotalizadas y no funcionan dentro del paradigma en el cual se
generaron37
. En este sentido la identidad ya no puede usarse como antes, con una seguridad
epistemológica, pero tampoco podemos dejarlo de lado, puesto que nos ayuda a entender
cuestiones claves. La identidad la veremos desde un paradigma discursivo y por lo tanto
como una construcción, un proceso que nunca termina, que se encuentra siempre en
proceso y por lo cual los sujetos siempre serán inacabados.
37
Stuart Hall, ¿Quién necesita identidad?, en: Stuart Hall y Paul du Gay (comp), Cuestiones de identidad cultural, Amorrurtu editores, Buenos Aires, 2003, pp13-14
En consecuencia las identidades tienen que ver con las cosas referidas al uso de los recursos
de la lengua, las tradiciones, la cultura y la historia en el proceso de devenir –de proceso- y
no de ser; no se trata de “quiénes somos” o “de dónde venimos” sino en que podríamos
transformarnos, mas importante aun, como nos han representado y cuál sería el modo que
utilizaríamos para representarnos a nosotros mismos. Las identidades en este sentido se
constituyen dentro y no fuera de la representación38
. Cuando Rompecadenas se presenta al
comenzar la obra, esta dando características que inherentemente son para el autor propias
de la construcción cultural del sujeto popular, forman parte de su construcción como
tradición plebeya:
Soi humilde, i como tal no niego a mis progenitores. Soy hijo de una gran perro i de un
perro no muy grande39
.
La humildad junto con la aceptación del origen social, dan cuenta de una representación
discursiva de lo que tradicionalmente se ha visto como un valor de los sectores populares.
En consecuencia, las identidades se construyen dentro del discurso y debemos considerarlas
producidas en ámbitos históricos e institucionales específicos en el interior de formaciones
y practicas discursivas especificas, mediante estrategias enunciativas especificas40
y
además, bajo la subjetividad y la construcción mental y discursiva del contexto del autor,
quien escoge lo relevante en su discurso, es decir, una característica positiva
tradicionalmente popular, y los parámetros culturales en los cuales se inserta. Por lo tanto
cuando Rompecadenas nos habla de los derechos, nos hace una alusión a los derechos que
puedan tener los sectores populares. En este sentido, tal parece que solo existe un solo
derecho:
¿I no se enojaran porque pataleamos? Le pregunte. No, respondiome, porque el único
derecho que tenemos en Chile los perros i los dictatoriales es el derecho de pataleo41
.
Las identidades en su construcción constante toman en consideración la diferencia, no están
al margen de ella. Esto implica aunque sea radicalmente perturbador, que el significado
38
Hall, op, citt, pp17-18 39
Juan Rafael Allende, memorias de un perro escritas por su propia pata, imprenta B. Vicuña Mackenna, Santiago, 1893, pp5 40
Op, citt, 18 41
Allende, Op citt, pp18-19
positivo de cualquier termino y con ello su identidad, solo puede construirse a través de una
relación con el otro, con lo que no es, con lo que justamente le falta, eso que se denomina el
afuera constitutivo42
. Entonces si asumimos que Allende representa al sujeto popular en
analogía con el perro callejero tiene mucho sentido el doble control moral denunciado y que
da sentido a la oposición con un otro en nuestra obra:
Sigamos la corriente, i mucho cuidado no mas con los pacos, que son mui celosos con la
moral perruna, no asi con la moral humana43
.
La mirada de la elite sobre los sectores populares en general era categórica con respecto a
su desmoralización. El vicio se encuentra arraigado y existe una imposibilidad para
desarrollar un control interno, por este diagnostico la elite se vuelca hacia una vigilancia y
una mano preventiva y correctora para con las clases subalternas44
. La configuración de una
identidad popular que se plasma en el perro callejero, da cuenta de los elementos propias de
la misma. A pesar de la heterogeneidad del mundo popular, nos apoyamos en aquellas
experiencias que han sido describidas como macro, las cuales afectan por igual al sujeto
pueblo y son tendencias de largo aliento. Una de esas experiencias es la pobreza como
condición económica y social, el otro elemento de largo aliento es la dominación y las
formas de subordinación social que abarcan todos los aspectos de la vida y cruzan el
recorrido de nuestra historia nacional45
. De todas maneras, no debe entenderse como
totalmente autónoma o aislada del resto de los grupos sociales, existe una lucha continua
irregular y desigual, por parte de la cultura dominante cuyo propósito es desorganizar y re-
organizar constantemente a la cultura popular. En este sentido buscan encerrar y confinar
las definiciones y conceptualizaciones de los sectores populares, pero existen puntos de
resistencia. Siguiendo a Stuart Hall, hay una dialéctica cultural. En consecuencia debemos
asumir a la cultura popular con una concepción que contemple aquellas formas y
actividades cuyas raíces estén en las condiciones sociales y materiales determinadas
(pobreza y dominación), que hayan quedados incorporadas a tradiciones y practicas
populares (resistencias e insubordinaciones). Lo esencial son las relaciones que definen la
42
Hall, op citt, 18 43
Allende, op citt, pp17 44
Luis Alberto Romero, ¿Qué hacer con los pobres? Elites y sectores populares en Santiago de Chile 1840-1895, Ariadna ediciones, Santiago, 2007,pp 230 45
Julio Pinto y Gabriel Salazar, Historia contemporánea de Chile Vol II, LOM, Santiago, 1999, pp 66
cultura popular en tensión continua con la cultura dominante. Es un concepto de la cultura
que este polarizado alrededor de esta dialéctica cultural. Las formas y actividades culturales
pertenecen a un campo que cambia constantemente46
.
Si la conformación de una economía nacional hacia afuera exitosa y en constante
crecimiento era el orgullo de la elite, esta se había conseguido por una guerra con países
vecinos por las disputas en lo que es el Norte de nuestro país. Durante la Guerra del
Pacifico, se genero un sentimiento de nacionalidad, fue incluso, una instancia importante
para empapar a los sectores subalternos de amor a la patria y a la bandera. Tras esta
germinación nacionalista, muchas personas de escasos recursos fueron a la guerra, tanto por
deseos de luchar como por una opción para poder vivir del pago y las raciones que daban
en los cuarteles. Llegada la victoria para Chile, los veteranos no recibieron lo que merecían
y tal como se a señalado en varias investigaciones, recibieron el “pago de Chile”. En este
sentido muchos veteranos cayeron en la miseria, tanto porque se habían alejado de sus
unidades productivas o, porque habían quedado inválidos o con secuelas que los
imposibilitaban a trabajar47
. El relato es significativo en este aspecto:
Un dia vi pasar a un soldado invalido, i me fui detrás de el…Yo me hacia esta refleccion:
este pobre invalido, que ha perdido una pierna i un brazo por darle territorios i gloria a su
patria, vivirá a racion de hambre, como viven todos los buenos servidores de esta tierra;
pero , al menos, en su tugurio podre roer un hueso con honradez i dignidad48
.
Una de las condiciones dominantes en la conformación social de los grupos plebeyos de
Santiago fue su descomposición familiar, es decir, un desgarro al tejido del núcleo familiar
popular. Tal como lo plantea Gabriel Salazar, la familia popular chilena del siglo XIX
sufrió el abandono paternal por presiones laborales y una vida errante constante del
peonaje, las mujeres debieron arrancharse y en muchas ocasiones recurrir a la prostitución
para sustentar su precaria economía. ¿Hacia dónde podía arrancar un huacho sino que a la
calle en el 1900? En este sentido, cada integrante de la familia subalterna debía buscar su
46 Stuart Hall, Notas sobre la desconstruccion de “lo popular”, en Stuart hall en discurso y poder,
originalmente: Publicado en SAMUEL, Ralph (ed.). Historia popular y teoría socialista, Crítica, Barcelona, 1984, pp 194 47
Carlos Mendez, Héroes del silencio. Los veteranos de la Guerra del Pacifico. Centro de estudios bicentenario, Santiago, 2004 48
Allende, Op citt, pp8-9
propia “suerte” y salir en busca de mejores condiciones49
. Si esta fue una característica
orgánica de la familia popular, también lo fue para Rompecadenas, quien por las
circunstancias económicas tuvo que separarse de su familia:
Perrita linda, le dije a mi cara mitad: bisquese usted ocupación con Torquemada [el hijo]
en otra parte, porque entiendo que en el chiribitil del ciego, apenas si habrá algunos
mendrugos para mi. Vete tras de mi para que ustedes sepan mi nuevo alojamiento…i para
que, en el próximo agosto, me hagas una visita y echemos un paloteo. En ello convinimos,
despidiéndonos con las lagrimas en los ojos50
.
A fines del siglo XIX esta desintegración conllevo a una situación crítica de niños
abandonados y delincuentes que deambulaban por Santiago. Aunque la defensa de la
moralidad fue importante, la visión higienista propia de este periodo hacia ver a la
delincuencia infantil como una enfermedad social que debía ser extirpada. Era para la elite
una infección51
.
Si la delincuencia infantil y la inmoralidad popular eran vistos como una infección, el foco
principal era el conventillo, lugar donde los sujetos plebeyos vivían en condiciones
precarias y de hacinamiento. El conventillo era la habitación popular más habitual hacia
1870, se trataba de un conjunto de piezas alineadas, con un pequeño alero al frente; entre
dos hileras de piezas había un patio angosto y largo, que constituía el espacio común. Los
problemas de espacio iban de la mano con problemas de salubridad ya que era habitual,
arrojar todo directamente a la acequia más próxima, lo cual generaba en más de una ocasión
el rebalse de desechos hacia las habitaciones52
. Nuestro perro callejero, Rompecadenas
también fue a parar a estos complejos habitacionales populares, que demás no está decirlo,
eran propiedad de especuladores de los sectores de elite:
49
Gabriel Salazar, Ser niño huacho en la historia de Chile (siglo XIX, Proposiciones, n°19, 1990. Ver también del mismo autor, Labradores Peones y proletarios, LOM, Santiago, 2006 50
Allende, Op,citt pp59 Las corcheas son nuestras. 51
Jorge Rojas Flores, Historia de la infancia en el Chile republicano 1810-2010, editado por JUNJI, Santiago, 2010, pp210 52
Luis Alberto Romero, ¿Qué hacer con los pobres? Elites y sectores populares en Santiago de Chile 1840-1895, Ariadna ediciones, Santiago, 2007,pp 161
Cuando quería hacer lo preciso, los malditos muchachos del conventillo se encadenaban
por el dedo meñique i me dejaban a mi en agonías de muerte53
.”
Con estos elementos discursivos analizados es posible señalar que Allende creó un artificio
por el cual le dio voz al sujeto popular a través del perro callejero, identificando al segundo
con el primero. Esta significación da cuenta de un proceso de construcción identitaria, en el
cual Allende utilizo los recursos que tenía desde su experiencia y cultura. Es en el perro
donde nuestro autor, encarna a la pobreza en su máxima expresión.
Al cambiar el siglo, la sociedad popular enfrentaba, en realidad, una de sus más agudas
crisis históricas. Se agotaban, por una parte, los caminos de subsistencia peonal y
trashumante cuando fue perdiendo sentido emigrar a las fiebres de oro que llegaban a su
fin. Por otra parte, las condiciones de vida en las grandes ciudades se habían francamente
deteriorado en los conventillos de 190054
. Los procesos de proletarización forzada y el
acoso a la vida errante de los peones semi-urbanos genero una tensión en los sectores
subalternos. El desgarro familiar también se producía por la hambruna que asolaba al
pueblo, los niños eran arrojados a la calle, no podían mantenerlos con sus propias manos.
Estas características de las situaciones socio-económicas de los sectores plebeyos tenia
diferentes causas, existía por una parte una crisis del modelo exportador chileno, la
economía liberal que se sustentaba en la especulación mercantil y financiera encarecía la
subsistencia de los pobres55
.
Juan Rafael Allende fue un intelectual que revalorizo y plasmo en sus diferentes obras a la
cultura popular, mientras que dejo una crítica importante sobre la sociabilidad y el
desempeño político de la elite santiaguina. Esta representación de una sociedad donde las
desigualdades eran patentes, pero por sobre todo, el desempeño político de la oligarquía era
deficiente también fue parte de la pluma de nuestro memorista:
Mi nuevo amo me bautizo con el nombre de Chorrillos…este cambio de nombres es
corriente entre los racionales, por lo cual no me avergonzaba, ya que en Chile es tan
53
Allende, Op citt, pp12 54
Mario Garces, Crisis social y motines populares en el 1900, LOM, Santiago, 2003, pp84 55
Maria Angelica Illanes, “Ausente señorita” el niño chileno, la escuela para pobres y el auxilio 1890-1990, editado por JUNAEB, Santiago, 1991, pp 24
frecuente que uno que ayer se llamaba radical o liberal, mañana se llame monttvarista o
conservador56
.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, buena parte de los debates entre liberales y
conservadores estuvieron marcados por temas asociados a la educación, la política
inmigratoria, la acción del gobierno frente a los conflictos sociales y la relación del Estado
con la Iglesia; pero nunca se cuestionó el modelo social que se impuso en el país después
de la Independencia. De la misma manera las discusiones en economía fueron menores. El
éxito del “modelo de crecimiento hacia fuera” y las riquezas que procuró a la elite opacó
cualquier duda al respecto. Tanto liberales como conservadores dependían de las mismas
actividades económicas: la agricultura, minería y el comercio (incluido el del dinero cuando
aparecen los bancos desde la década de 1860) favorecidas por un modelo liberal que frenó
el desarrollo de la industria. Hubo partidarios de políticas proteccionistas y, aun, se tomaron
medidas en esa dirección. Sin embargo, tuvo mucho mayor peso la importancia para la elite
del modelo exportador de materias primas en el modelo que imperó sin contrapeso,
transformando al erario en un ente dependiente de los ingresos aduaneros. La elite, cuyos
debates políticos alcanzaron cierto grado de aspereza, pudo así soslayar el sostenimiento
del Estado, viviendo de los ingresos que generaban los productos que exportaba, sin pagar
impuestos y sin modernizar sus faenas agrícolas y mineras. Toda la modernización política,
que adquirió por momentos ciertos tintes sociales, tenía un límite: el de los intereses
económicos de liberales y conservadores, miembros todos de una elite que dispuso de un
país para su propio beneficio57
. Es por estos antecedentes que no existía para
Rompecadenas muchas diferencias entre un liberal y un Monttvarista, puesto que, ambos
recibían los mismos beneficios.
Critica hacia la violencia ejercida contra los perros callejeros en la pluma de Allende
La configuración identitaria de los sectores populares a sido abordada de manera
consistente por la historiografía chilena, principalmente los últimos 40 años se han
generado una gran cantidad de investigaciones con respecto a los grupos y sujetos
56
Allende, Op citt, pp 9 57
Julio Pinto, Proyectos de la elite chilena del siglo XIX (segunda parte, ALPHA, n°27, 2008, pp 138
populares. Siguiendo las investigaciones de Salazar y Pinto58
los sujetos populares dentro
de procesos de autogestión pero también de revuelta y subversión van construyendo sus
identidades más que de clase, de sujetos. De todas maneras estas expresiones de violencia
han sido trabajadas de una manera más profunda por Igor Goicovic, quien señala que los
sectores populares intervinieron recurrentemente de manera violenta en el escenario social
del periodo en estudio. La violencia por los sectores populares desplegada pone de
manifiesto que las formas que tenían de relación con el Estado y con las elites gobernantes
estuvieron permanentemente conflictuadas, y en este contexto, la expresión mas radical de
resistencia sociocultural fue el levantamiento social. Que se manifestó en tres fenómenos
clásicos: el motín urbano, el levantamiento minero y el bandolerismo rural59
. Siguiendo a
Bazan cada grupo social, mediante mecanismos de socialización, impone a todos sus
integrantes unos valores, unas creencias y unos símbolos, de tal forma que se produce en
ellos una nivelación y uniformidad de conductas; es decir, participan de un modelo
conductual de conformidad o normalidad60
.
En este sentido, consideramos que Allende realiza una visualización de los perros
callejeros, realizando una crítica encubierta hacia la configuración de violencia realizada
sobre los caninos. Ya que nuestra perspectiva liga la representación del autor con una
identificación del perro callejero con el sujeto popular, consideramos que la violencia como
elemento identitario es criticado por Juan Rafael Allende. Nuestro sujeto en cuestión,
Rompecadenas, sufre reiteradamente violencia por parte de humanos. La representación,
entendida como una parte esencial del proceso mediante el cual se produce el sentido y se
intercambia entre los miembros la cultura, es realizada por Allende para realizar una critica
sobre el maltrato animal, sobre todo, emanada de los sectores populares61
:
58
Gabriel Salazar, Labradores peones y proletarios, LOM, Santiago, 2006. También, Julio Pinto, desgarros y utopías en la pampa salitrera, LOM, Santiago, 2009 59
Igor Goicovic, Consideraciones teóricas sobre la violencia social en Chile 1850-1930, Ultima Década, n°21, 2004, pp127-128, 60
Iñaki Bazan, La historia social de las mentalidades y la criminalidad, 1995. En Carlos Barros (edit): Historia debate. Retorno del sujeto, Vol 2, España. 61
Stuart Hall, el trabajo de la representación, pp 2. En Stuart Hall (edit) (ed.), Representation: Cultural Representations and Signifying Practices. London, Sage Publications, 1997. Cap. 1,
El veterano era un terrible instructor. Cuando yo, aquejado por dolores de riñones i
caderas, largaba el fusil i caia sobre mis cuatro patas, rendido de cansancio, con la pierna
de palo me propinaba un puntapiés que me hacia ver estrellas a medio dia62
.
La violencia ejercida sobre Rompecadenas es reiterativa durante todo el relato. Realzar al
perro callejero como un “sujeto” que recibe esa violencia y aun así, debe seguir al lado del
hombre como compañero, es una configuración de la representación de lealtad animal. Aun
así Rompecadenas se cuestiona:
¿Porque esa crueldad conmigo?63
La violencia ejercida sobre los perros callejeros desde este sentido se torna mas que una
manera de dar cuenta de una realidad propia del contexto construido por Allende, de una
denuncia, que puede atravesar todos los estratos sociales:
El veterano era terrible instructor. Cuando yo, aquejado por dolores de riñones y caderas,
largaba el fusil i caia sobre mis cuatro patas, rendido de cansancio, con la pierna de palo
me propinaba un puntapiés que me hacia ver estrellas a medio dia64
El complejo escenario de la sociabilidad del mundo popular, o en el hablar decimonónico la
gente rota, nos enfrenta al juego semántico de la ruptura de estas formas de relación
interpersonal entre los sujetos subalternos. Si entendemos la sociabilidad como «la manera
en que los hombres viven sus relaciones interpersonales en el lugar que los rodea y varía en
los medios sociales». El estudio de la sociabilidad, entendida como la forma en que las
personas se relacionan al interior de un grupo social y en un contexto histórico
determinado, nos conduce a pensar en las consecuentes rupturas de estas acciones y
maneras constructivas de relaciones sociales que supone el espacio festivo, entendido este
como uno predominante del mundo popular, una realidad de celebración y alegría que el
alcohol convierte, poco a poco, en el momento en que los participantes se enfrentan a la
realidad de sus vidas, alienadas y con altas frustraciones e injusticias cotidianas, con largas
62
Allende, Op citt, pp 10 63
Op, citt, pp6 64
Op citt pp10
jornadas de amnesia etílica que hacen aflorar los oscuros pasadizos de la violencia que
impregna el ambiente social65
.
No dire que fuerza de puntapiés sino que a fuerza de puntapalos, pues que le invalido me
pegaba con la pierna postiza, aprendi a marchar en dos patas66
.
Esta violencia propia de la construcción de identidad, propia de las consecuencias del
alcohol, propias de la condición de alienación y frustración de estos mismos sectores
populares para Allende, se expresaba en un “desquite” o ”forma de tratar” a los perros
callejeros, compañeros de los sujetos populares, pero no vistos como igual por ellos:
Yo ladre como para advertir a mi amo que su tesoro corría peligro. Pero el me dio un palo
i me dijo mal humorado: ¡calla perro bruto! 67
Pp61
Mas allá de dar cuenta de la violencia ejercida por los sectores populares, la representación
de este accionar también toca a los sectores de elite o sectores medios. Rompecadenas
dentro de sus aventuras va a parar a un monasterio, donde es acogido como un perro divino
por pararse en dos patas, cosa que había sido enseñada por el veterano del conventillo. Aun
a pesar de las condiciones religiosas de los sujetos pertenecientes al conventillo, no escapan
de las actividades violentas contra los perros callejeros, de esto el relato es sustancial:
Cuando cantaba el coro, el director de orquesta solia darme con la batuta un golpe en la
cabeza como para advertirme que debía entrar a compas. Pero el palo me arrancaba un
doloroso aullido, i el concierto de los frailes se convertía en un verdadero concierto de
animales a lo Iriarte68
.
Con esto queremos decir que la representación de la cultura popular y la actitud de los
sujetos subalternos, es parte de una visualización mayor en el texto, la violencia por parte
de todos los sectores y sujetos contra los caninos no domiciliados. Los perros en este
sentido, más allá de vivir en un conventillo, en un palacio o en un monasterio, vivirían
situaciones de violencia y ataque por parte de los humanos:
65
Milton Godoy Orellana, Fiesta, borrachera y violencia entre los mineros del norte chico (1849-1900), Revista de historia social y de las mentalidades, n°7, 2003, pp100 66
Allende, Op citt pp11 67
Op, citt, pp61 68
Op citt, pp31
Yo estaba echado a sus pies, i al hacer un movimiento me piso una pata. Fue tan agudo el
dolor que me produjo el pisotón, que le di una tarascada en un tobillo. A su vez, el maestro
me dio un puntapié que me hizo ver candelillas69
.
Ya señalamos las actitudes individuales y las representaciones de tales, nos cabe
preguntarnos ¿Eran visualizados por parte de los órganos de poder tanto políticos, sociales,
educacionales, de salubridad, etc. Los perros callejeros de Santiago? La respuesta de la cual
no tenemos muchos antecedentes nos las da Allende, quien representa un accionar que nos
hace entender a los perros no como un problema del cual se deba tomar una actitud de
responsabilidad, sino, como un problema a eliminar
“En una de aquellas marimorenas, nos vimos rodeados por siete y ocho pacos. Adiós mi
plata! Dije para mi coleto: esta noche vamos a parar a la cárcel! De seguro estos
jendarmes nos han tomado por dictatoriales, por conspiradores; i, si no nos fusilan, nos
llevan a la penitenciaria…aquellos amables serenos, en vez de pensar en reducirnos a
prisión, sabiendo que los enamorados no comen i viven de puro amor, con la mayor
amabilidad nos invitaban a comer unas albondiguitas, preparadas de ex-profeso para
nosotros. ¡I diran que el gobierno es malo! ¡Les da de comer hasta a los perros! E ibaya a
servirme yo mi racion, cuando el quiltrillo que me enrolo en la leva me dijo al oído: no
coma usted.- ¿Por qué despreciar a estos caballeros su obsequio? ¡Obsequio! Esas
albóndigas tienen estrielina70
, i si usted las prueba, en el acto se envenena. Finja usted que
se las come i después se hace el muerto, si quiere escapar vivo”71
Con este relato Allende nos da cuenta de las medidas tomadas para acabar con los perros
callejeros en Santiago, medidas que para nada tenían relación con una tenencia responsable
o la búsqueda de hogares por parte del Estado, actitud que aun se mantiene, sino la
69
Allende, Op citt, pp30 70
Lo más probable es que Allende quiera decir estricnina, el cual es un alcaloide de la nuez vómica y de otras especies del género Strychnos. En altas dosis produce una gran estimulación de todo el sistema nervioso central, agitación, dificultad para respirar, orina oscura y convulsiones, pudiendo llevar a un fallo respiratorio y la muerte cerebral. En dosis mayores de 25 miligramos puede producir la muerte por asfixia debido a la contractura de los músculos torácicos. La dosis letal es de 15 a 30 mg. Las manifestaciones clínicas aparecen de 10 a 30 minutos después de haberlo ingerido. Rubén Hallu, decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires (UBA) sostiene que la muerte por intoxicación con estricnina es atroz: "Al animal se le contraen todos los músculos. No puede respirar y muere por asfixia. Pero lo terrible es que está consciente en todo momento”. 71
Allende, op citt, pp18
eliminación masiva de los canes. En este sentido, los perros vivian bajo un contexto de
violencia generalizada y más aun, aceptada, sobre ellos. Tanto desde el gobierno y las
“políticas públicas” como desde las individualidades, los animales debían someterse y
soportar el maltrato:
Al fin, este nos descubrió. Nunca he recibido una paliza igual, i sobre la paliza un balde de
agua fría72
.
Rompecadenas asume su posición y su rol dentro de la cultura popular, es decir, dentro de
las formas de sociabilidad de los sectores subalternos. Más aun, mantiene una conciencia,
que es en sí, la conciencia del autor de la obra, que tras una ficcionalizacion pone de
manifiesto su crítica pero también, su conciencia animal sobre la realidad de los canes y
quizás de cuantos animales más durante finales del siglo XIX:
¡triste condición de la vida de los perros! ¡ser modelo de lealtad i siempre victima de la
ingratitud! 73
Al finalizar el relato, nuestro protagonista se encuentra con un hombre, soltero, el cual le
cura sus heridas y enfermedades y lo acoge. Rompecadenas se da cuenta que aquel sujeto
tenia corrales para caballos, yerbateros y burros. Tenía perros y gatos, aves y bueyes sin
cuernos que para cualquiera de la época eran inútiles para el servicio. Ficcionaliza un
personaje que tiene conciencia sobre el sentir de los animales, mas allá de dar cuenta de un
final considerablemente optimista, da cuenta de lo que proyecta o quiere proyectar Allende
para la sociedad de cambio de siglo, y si entendemos que es un intelectual que critica a la
elite, principalmente busca dar un ejemplo a los sectores populares de cómo actuar frente a
los animales. Es por esta razón que terminando el relato, se genera una crítica reflexiva que
engloba toda la representación de violencia descrita:
Querido amigo, escriba usted sus memorias para que los hombres sepan que los perros
piensan i sienten como ellos, i para que puedan alguna vez avergonzarse al saber que los
72
Allende, Op citt, pp16 73
Op citt, pp 54
miembros de la raza canina son mas nobles i caballeros que muchos de los que, por andar
en dos patas, se creen los reyes de la creación74
.
Reflexiones finales
Durante este recorrido, nos propusimos realizar un rescate de ese “sujeto”75
que transita
durante toda la época republicana en las calles de Santiago y de las regiones del país.
Consideramos que en los tiempos contemporáneos, donde se ha generado desde los medios
y la sociedad civil una actitud de visualización hacia los perros callejeros es necesario
contribuir desde la vereda de la historia a este debate. Desde una perspectiva histórica es
necesario visualizar a los canes, pues desde un punto de vista humanitario, estos animales
han visto afectada su calidad de vida, ya que están expuestos a contraer enfermedades, mala
alimentación, ser víctimas de atropellos o causales de accidentes automovilísticos, etc.76
Las representaciones que pesquisamos en la obra de Juan Rafael Allende son producto de
su construcción cultural y so contexto socio-construido. Consideramos que el tema de los
perros callejeros debe seguir profundizándose porque forman parte de una expresión de las
dinamicas del mundo popular, y hoy, de toda la población. Para finalizar quizás sea
necesario hacer referencia a Rudolfo Philippi quien señala que este silencio (de la presencia
de los perros callejeros) puede ser producto de una creencia que se sustenta en una
naturalidad del perro, que acompaña al hombre en todas partes como su mas fuel amigo, era
también compañero del araucano y no vale la pena decirlo expresamente77
. pero tal como
menciona un afamado doctor del siglo XIX, este silencio puede ser producto de una
creencia que se sustenta en una naturalidad del perro, que acompaña al hombre en todas
partes como su más fiel amigo, era también el compañero del araucano y no vale la pena
decirlo expresamente (Philippi, 1885). Si el perro es el mejor amigo del hombre,
reivindiquémoslo como tal.
74
Op, citt pp 74 75
El concepto sujeto para el perro callejero es utilizado desde una perspectiva animalista, reemplazando el concepto objeto. 76
Alejandra Soto, Análisis de un problema público no abordado el caso de los perros vagabundos y callejeros en Chile, tesis para optar al grado de magister en gestión y políticas públicas, Universidad de Chile, 2013, pp9 77
Rudolfo Philippi, Sobre los animales introducidos en Chile. Desde su conquista por los españoles, Imprenta nacional moneda, Santiago, 1885, pp5
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