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infantil
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Después de las vacaciones , con la llegada de septiembre, comienza para los
niños un periodo de cambios, que puede afectar de manera similar al “sindrome
postvacional” de los adultos. Esto supone un esfuerzo tanto físico como psicológico
que cada persona afronta de un modo diferente. En el menor de los casos supone un
problema, y solo alguno de estos requiere un tratamiento más específico.
La vuelta al cole es el reencuentro con las buenas o malas sensaciones que se
tengan del curso anterior. Y esto, desde luego , es un punto a tener en cuenta. Si el niño
tuvo problemas en el pasado, es recomendable que se le prepare durante, al menos, la
última fase del verano para su vuelta. Es aquí donde la actitud de los padres es muy
importante, ya que deben intentar trasmitirles calma, y en lo posible remarcarle las
ventajas del colegio: reencuentro con amigos, posibilidad de hacer otros nuevos,
aprendizaje de cosas interesantes y novedosas , y en la medida de lo posible motivarles.,
(Sin duda, esto debe hacerse todo el año). Es crucial que aunque el niño pueda
manifestar tristeza, fuerte ansiedad y síntomas asociados como malestar de estomago,
vómitos, dolor de cabeza, etc... los padres “obliguen” al niño a enfrentarse con las aulas
y no permitir que se quede en casa, porque eso podría empeorar el miedo y rechazo al
colegio. Esto por supuesto debe hacerse con tranquilidad y cariño, comprendiendo el
miedo irracional del niño, pero manteniéndonos firmes en la idea de que en el colegio
no les va a pasar nada malo. Como con los adultos , no hay mejor solución que el
enfrentamiento con aquello que nos asusta. En pocos días en normal que desaparezca la
angustia y que el niño descubra otras ventajas de ir a la escuela de nuevo.
Evidentemente si hablásemos de que el niño mantiene esos síntomas de “Fobia escolar”
más allá de las primeras semanas, seria conveniente consultar a un especialista.
Si hablamos ahora de los niños que acuden por primera vez al colegio, habrá que
tener en cuenta que para algunos ( aunque la mayoría ya ha acudido a una guardería) es
la primera vez que se separan de sus padres durante tanto tiempo. Para esas edades los
colegios ya han ideado una incorporación paulatina a las clases para evitar esos cambios
tan bruscos. En estos casos serán los niños que hayan tenido menos contacto con otros
niños de su edad los que encuentren más problemas. Pero en la escuela encontrarán
también compañeros de juego y profesores que intentaran que se integren lo antes
posible. En estos casos en importante que los padres , nuevamente, superen esa
inquietud que les supone separarse de sus hijos y no les trasmitan miedos a los niños,
sino que fomenten la idea del colegio como un lugar divertido , interesante y seguro.
En general para todos los niños, primerizos o no, es importante que los padres
tengan en cuenta varios aspectos:
Preparar a los niños para los nuevos horarios e ir acomodando la hora de
acostarse, por ej, antes de que se produzca la incorporación.
No desvincularse de las tareas escolares del todo y que sobretodo al final, se
dedique un tiempo a realizar repasos, fichas, etc.
Ser pacientes y no exigir una repentina aceptación de deberes y esfuerzo,
puesto que también a los padres nos sucede que nos cuesta volver a la rutina,
a ellos seguramente más porque poseen menos recursos, e ir incorporando
más trabajo a medida que pasen los días.
Tanto ahora como durante todo el curso, valorar más el esfuerzo que los
resultados y desdramatizar errores y suspensos. Trasmitirles que nuestro
amor es incondicional y no atiende a la nota que se obtenga.
No dejar para el colegio toda la responsabilidad de su educación e ir
implantando tareas y normas a los niños en el hogar.