ASI ESCRIBÍA UN LINYERA DE ALMA

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vignettes based on usually ordinary events...

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CARLOS RAFAEL DOMNGUEZ

**** ASI ESCRIBA UN LINYERA DE ALMA * * * * *2008 - 2 0 0 91

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Desde que el linyera de alma adquiri identidad en el mundo Gutenberg all por 2004 y, por lo tanto, empez a compartir de manera consciente y voluntaria su interioridad con quien quisiera aceptar su compaa y sus mates virtuales, sus reflexiones dejaron de ser monlogos para empezar a ser dilogos. A veces fueron dilogos con palabras. Otras veces, con silencios comprensivos. Muchas otras, simplemente con un saludo cordial solo marcado por una visita curiosa al blog. Pero el linyera sabe que tiene tambin amigos que, por una razn u otra, no traspasan el portal del ciberespacio. Para ellos destina estas pginas que no hacen nada ms que recoger lo que anduvo da a da dentro del blog. Son persamientos con formato de vietas. Espontneas. Expuestas sin un orden lgico.

http://linyera.blog.terra.com.ar

carlos rafael [email protected]

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diario de un linyera de alma28.08.08Hace unos das cumpl 80 aos. No es poco. Ni es demasiado. La decisin de lo que debe durar eso que llamamos nuestra vida, que, despus de todo, no es tan nuestra como parec; no la determinamos nosortros. Quin lo determina? Si lo supiera, tratara de entrar en alguna negociacin con ese tal para llegar a algn acuerdo. En esa ignorancia e incapacidad he aprendido a dejarme llevar por la vida como uno de los viejos linyeras de nuestras pampas que eran llevados por los trenes de carga. La mayora de las veces sin preguntar por el destino. Hace unos pocos aos, afectado por una discapacidad con relacin a la movilidad, en ratos de ocio, me puse a echar una larga mirada hacia atrs sobre las vas recorridas, y garabate algo que di en llamar "PALABRAS MARCADAS. Diario de un linyera de alma". Ya numerosos amigos y conocidos y ocasionales congneres encontrados al paso han ledo esas pginas y muchos me han devuelto su simpata. Hoy me decid, no s si insensatamente, a usar este nuevo tipo de papel que nos ofrecen los nuevos tiempos con un alcance realmente insospechado. Riesgo? Posibilidad distinta? Lo que sea. Aqu van estas ondas del "linyera de alma"...

ochenta aos y todava en un aula29.08.08Antes e arrancar una pgina de memorias ya impresas, el linyera adelanta estas reflxiones que se le tiraron encima hace unos das....

To my dear students, past and present. BEING EIGHTY IN A CLASS-ROOMeightys a lot... eightys something... eightys nothing... years lived in a classroom... years spent in a classroom... years enriched in a classroom... grey days... red-hot days... golden days... painful hours... pleasant hours... orgiastic hours...

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never teaching... seldom idling... always learning... an old man at the start... a mature boy midway... a joyful child in the end... sharing mind... sharing mind and soul... sharing mind and soul and heart... forgotten rationality... lost passions... abiding innocence... Carlos Rafael Domnguez June 2008

En un aula teniendo ochenta aos.ochenta es un montn... ochenta es algo... ochenta es nada... aos vividos en un aula... aos gastados en un aula... aos enriquecidos en un aula... das grises... das al rojo vivo... das dorados horas penosas... horas placenteras... horas de orga...

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nunca enseando... raramente holgazaneando... siempre aprendiendo... un viejo en los comienzos... un joven maduro a medio camino... un nio alegre al final... compartiendo la mente... compartiendo la mente y el alma,,, compartiendo la mente, el alma y el corazn... olvidada la racionalidad... perdidas las pasiones... duradera inocencia...

adelanto30.08.08El linyera tena el propsito inicial de ir arrancando, al voleo, algunas pginas de las que ya andan vagando por ah, encuadernadas y numeradas, presas entre dos tapas, y concederles un mayor grado de libertad. Hoy, sin embargo, como queriendo devorar un tiempo que se le escapa, tom un montn de palabras que todava no cayeron en las manos de Gutenberg, y las tira, sin pudor alguno, al ciberespacio. Tiene guardados, apilados sin orden, otro montn de recuerdos, atados misteriosamente cada uno a un sentimiento particular, a un lugar particular y a una cancin particular. Son una serie de evocaciones que, a falta de un nombre mejor, se llaman extraas tradas. Aqu va el primer fruto de este nuevo alumbramiento mltiple.

manuelita - san bernardo - libertad.Libertad! Libertad! Libertad! As cantaba de chico en las fiestas escolares. Tanto lo repet que el desgaste producido por el tiempo y el uso (o el abuso) ha ido borrando el sentido profundo de esa palabra. Hoy est casi eliminado, o totalmente eliminado en m el sentido ms racional de la palabra. Pero no, ese sentimiento inefable que est, por el contrario, arraigado cada vez ms hondamente. Mi libertad! Esa libertad que so alguna vez a los diez aos cuando me senta el capitn pirata de Espronceda, cantando alegre en la popa Qu es mi Dios? La libertad Pero en el mundo de las palabras es otra cosa. Cuando me dicen durazno o cacerola todo es muy claro. Podr tener alguna duda en cuanto al color, al tamao, al toque de sabor, al punto de sazn, a la variedad de un durazno o a la forma y el material de una cacerola, .... Pero un durazno es un durazno. Una cacerola es una cacerola. Lo mismo me pasa cuando me dicen silla o perro o nariz. Cuando, en cambio, me hablan de libertad ya es algo distinto. Si me quieren explicar lo que significa libertad, se me acumulan palabras sobre palabras y seguimos estando en el mismo mundo de abstracciones sobre abstracciones y, por lo tanto, convenciones sobre convenciones. Cada uno entiende lo que quiere. Aparte de que en lo que se da en llamar sistemas filosficos es casi imposible encontrar coincidencias realmente profundas en la trama de sus laberintos verbales. Si me dan ejemplos de libertad, como suelen hacer los diccionarios, me presentan

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generalmente los aspectos negativos: no ser esclavo, no tener ataduras ni cadenas, no estar en una jaula. Pero el problema es que hay muchas clases de esclavitud, muchas clases de cadenas, muchas clases de jaulas. Algunas se ven. Otras son invisibles o casi invisibles. Como no experiment la mayora de esas situaciones no las puedo comprender del todo. Me dicen, por ejemplo, que la liebre se siente libre. Pero yo nunca fui liebre! El hombre ha nacido libre, haba ledo aos atrs en el Contrato Social. Yo no lo senta tan as. Tena limitaciones artificiales por todos los costados. Para que una palabra tan abstracta tenga sentido para m necesito sentirla. No me basta con asociarla o contextualizarla. Eso queda en ilusorios castillos verbales. Tengo que sentirla. S, sentirla. Experimentarla. Y eso no puede proceder de un propsito o una intencin. Eso, simplemente, alguna vez puede darse porque s. O nunca.. Libertad en estado puro.. Sin obligaciones a la vista. Lejos de los lugares habituales. Avenida principal en San Bernardo. Media maana. Verano. Discreta cantidad de gente. Aire difano. Temperatura agradable. Sin recuerdos pesados. Sin proyectos inquietantes. Sin nube alguna en el horizonte, ni climtica ni cerebral. Tal vez no se d esto demasiado a menudo. Pero alguna vez se da. Cundo? Cuando uno menos lo espera. Si se planifica, no llega. Siempre hay ataduras. Andbamos ese da, Guillermo y yo, en nuestras bicicletas de carrera. Habamos recorrido largos y trabajosos kilmetros, en ms de una jornada, durmiendo al aire libre, bajo las estrellas y bajo las benvolas ramas de algn rbol generoso a la orilla del camino. A ser posible siempre elegamos caminos de tierra, para andar ms tranquilos, sin ms compaeros que el polvo y algunos mosquitos. A Guillermo le encantaban los caminos con numerosas curvas porque, deca, se imaginaba estar recorriendo muslos de mujer. En la atmsfera difana resonaba sin cesar, desde el aturdidor parlante de una disquera, ...con tu traje de malaquita... . Esa palabra, entonces nueva para m, se me fue metiendo una y otra vez, mucho ms adentro a travs de la pared de los rganos auditivos. Anduvimos, ida y vuelta, por las mismas escasas cuadras, y siempre la misma msica: Manuelita, Manuelita, Manuelita dnde vas?... y tu paso tan audaz... Un largo rato... Una sensacin verdaderamente muy rara, nunca experimentada. Al menos, con tanta plenitud de conciencia. Una sensacin de ser yo. En posesin plena de eso que con tan variados sentidos denominan identidad. Infancia, juventud, vejez, todo vivido en un instante, con un fulgor irrepetible. Habr que haber transitado experiencias duras y amargas para poder disfrutar ese momento? No lo s. Pero si sirvieron para poder disfrutar ese elixir de vida, bien vali la pena pasarlas. Hoy me nombran San Bernardo y empieza a resonar en mi mente ...con tu traje de malaquita y respiro un aire nuevo, de libertad absoluta... Oigo Manuelita y me imagino estar en San Bernardo en mi bici naranja, inspirando profundamente las brisas ms limpias que he conocido jams. Me encuentro al aire libre en una maana de tibio sol en cualquier parte del planeta con las caricias del aire fresco y me siento montado en mi trueno naranja por la avenida principal de San Bernardo, escuchando la cancin de Mara Elena Walsh... Un nudo imposible de desatar. Y para qu desatarlo?

mi primer encuentro31.08.08Fue mi primer contacto con esos extraos personajes que un da eleg como representacin de m mismo y con los que me siento profundamente identificado. Ellos fueron y son reales. Yo solo lo soy de alma. Fue all en mi pueblo natal, El Triunfo, que entonces era muy joven y el ao que viene ser centenario, en la lnea del viejo Ferrocarril Oeste y sobre la vieja zanja de Alsina.

DURMIENTE

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- Hasta dnde vamos? - Hasta que nos cansemos - Hasta la seal, abuelo? - Y ms tambin. Si cruzamos el paso a nivel, seguimos otro poco - Dnde terminan las vas? - Uh...lejsimos...Al final est Buenos Aires... - Vos viniste de all? Es grande? - Inmensa... - Para qu ponen estas maderas debajo de las vas? - Para que queden bien sujetas....Se llaman durmientes. As el tren corre suave. - Qu nombre le pusieron! - Estn ah quietitos, como dormidos... - Durmientes, dijiste. No me voy a olvidar nunca. De dnde los sacan? - De un rbol de madera muy dura, el quebracho... - Te vas a quedar mucho tiempo con nosotros? As volvemos otras veces a caminar por las vas pisando los durmientes. - Me voy a quedar unos das ms....La semana que viene vuelvo a mi casa en Buenos Aires. Era 1933... marzo... Por suerte, todava sin escuela... El linyerita era libre como los pjaros y las mariposas... Un ruido extrao de repente... La seal se puso hacia abajo... - Va a venir el tren! Nos ponemos al costado y lo vemos pasar... - Todava falta un poco. Recin sale de la otra estacin. Viene del lado de Buenos Aires. - Y sigue hasta dnde? - Mucho ms all. Pasando los mdanos. Kilmetros y kilmetros. Muchos durmientes. Muchos. Muchos. Nos sentamos a unos metros de las vas Y esperamos. - All viene el tren.! Se ve el humo de la locomotora. - Ser de pasajeros o de carga? - De carga. Porque no es horario para el de pasajeros. - Ah est. Mir! Hay dos linyeras sentados en uno de los techos...Se quedarn en nuestro pueblo? - Quin sabe? Ellos nunca saben adonde van. Van y van y van. Cuando tienen ganas se bajan y pasan unos das. Y despus siguen...O vuelven... - Qu hermosa vida! No te gustara ser linyera? A m, s.

una experiencia en una postal01 09.08En una caja muy vieja con postales de aos idos el linyera encontr una vez la que describe a continuacin:

ETIQUETASUna postal rara. Llena de papelitos. Nada ms que papelitos. De todas formas. Y de todos colores. Desparramados. A pesar de la tonalidad sepia generalizada que han tomado, se advierte

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que originalmente eran de colores diversos. Tal vez muy vistosos. Mirando bien, los reconozco como etiquetas. Otros las llaman marbetes o rtulos o cdulas. Segn leo en algn diccionario son marcas o seales que se colocan en un objeto o una mercanca para identificacin, valoracin o clasificacin. Son prcticas para realizar intercammbios Sigo hojeando el diccionario y veo que tambin una etiqueta puede ser una calificacin identificadora de una... significacin, ideolgica, etc.... Sobre todo en mis aos de estudio de filosofa empec a caer en la cuenta de que eso era nada ms que como ir coleccionando etiquetas. Las reciba entonces con cierta indiferencia y las iba almacenando. Un entretenimiento, a veces, era arrojarlas sobre una mesa y volverlas a guardar en otro orden. Arm as miles de rompecabezas. Poco a poco advert que muchas de las cosas que tena atesoradas en la mente creyendo que eran conocimientos eran nada ms que etiquetas . El caudal de mi coleccin fue aumentando. No solo en las aulas. Hoy, con los medios masivos de comunicacin el bombardeo de etiquetas es prcticamente constante e incontenible. Pero ya tengo armado un escudo eficiente y all rebotan De acuerdo con mi experiencia en aquellos aos juveniles , segn se las considerara, podan ser tiles, podan ser intiles y podan ser dainas. Eran tiles casi exclusivamente para cuando tena que rendir exmenes. Era cuestin de sacar la etiqueta adecuada en el momento adecuado. Me resultaron intiles cuando quise entender un poco la realidad que me rodeaba. Nadie ni nada caba en una etiqueta ni en ninguna combinacin de etiquetas. Y me resultaron dainas cuando me quise ver a m mismo a travs de ellas. Cuando comenz este linyera, en forma cada vez ms consciente, su marcha errtica por los los senderos de la mente y los rieles de la vida, hasta reencontrarse, en la medida de lo posible, con su instinto original, ms simple y autntico, fue agarrando cada una de esas etiquetas, partindolas en pedacitos y arrojndolas al viento. Centenares, miles, todas las que tena a su alcance. As pudo vivir, paulatinamente, cada vez con ms libertad de espritu y, por lo tanto, con ms felicidad. Misteriosamente esa montaa de papelitos rotos, negndose tercamente a morir, se reconstituyeron y quedaron arrinconados en esta postal. All estn, ahora

inofensivos, pero all estn.

neruda y el linyera02.09..08Los vaivenes de la vida lo fueron progresivamente encerrando al linyera ms y ms en s mismo. Como en una cpsula, o una burbuja. Las historias de sus semejantes, individuales o colectivas, las vea desfilar solo con los ojos de un observador si no indiferente, al menos no participativo. . Con todo, de vez en cuando, ha surgido en l algn chispazo y hasta una hoguera de emotivo inters por las cosas de esta tierra y sobre todo, como es lgico, de su tierra chica y de su tierra grande. Quizs nunca encontr un canal lo suficientemente convincente y confiable como para involucrarse. Pero algunas brasas de vez en cuando se avivan. Solo deseos? Hace un ao particip, virtualmente, de una recordacin del Canto General de Pablo Neruda, organizada por Isla Negra. El linyera tom unas lneas del monumental Canto y las coment a su manera.

Texto original de Neruda: Tierra ma sin nombreTierra ma sin nombre, sin Amrica, estambre equinoccial, lanza de prpura, tu aroma me trep por las races hasta la copa que beba, hasta la ms delgada

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palabra an no nacida de mi boca. ............................ Y nacer de nuevo esta palabra, tal vez en otro tiempo sin dolores, sin las impuras hebras que adhirieron negras vegetaciones en mi canto ......................... Dejo mis viejos libros, recogidos en rincones del mundo, venerados en su tipografa majestuosa, a los nuevos poetas de Amrica, a los que un da hilarn en el ronco telar interrumpido las significaciones de maana.

Respuesta del linyera:Duerme tranquilo, Pablo, hay quienes recogieron tu palabra, esperanza inmortal, son legin incontable, resuena tu palabra en sus gargantas, son ecos de tus huesos, son flores de tu sangre, han nacido en tu boca, renacen cada da, son ya vegetacin exuberante cual leche incontenible de los pechos de Amrica Hay mil hebras impuras, no alumbr todava tu maana soado, pero sigue tu voz, resonando en la tierra con temblores de voces, aprendices apenas de aquella tu palabra inconclusa y fecunda para sembrar la tierra. Solo soy una cuerda en el arpa gigante que no se cansan de pulsar tus manos... Que no se cansen nunca para que nunca tu palabra muera!

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mateando a solas03.09.08

Al linyera le encantara estar en una gran rueda matera con todos los amigos, que por este y otros medios, le hacen llegar su aliento para continuar en esta empresa de deshojar sus por dems ordinarios recuerdos e impresiones. en este extra time de su existencia. Las ruedas de mate virtuales no son lo mismo. Es tan lindo compartr el mate con alguien! Pero a veces tambin es muy lindo tener al mate como compaa cuando se est solo. Matear... Sin escenario... Sin compaa... Solos la pava, el mate, la yerba, la bombilla y yo... Un sorbo, un recuerdo... Un sorbo, un deseo... Un sorbo, un viaje por tierras lejanas... Un sorbo, una bsqueda en el vaco... Un sorbo, una decisin repentina... Un sorbo, una sonrisa amiga... Un sorbo, ruido de metralla... Un sorbo, la mirada del perro amigo... Un sorbo, una lgrima agridulce... Un sorbo, una ronda invisible de amigos... Un sorbo, una caricia de la brisa... Un sorbo, unos aullidos feroces... Un sorbo, una mano agradecida... Un sorbo, un adis... Un sorbo, una visita fugaz a los seres queridos... Un sorbo, en intimidad con la mujer querida... Un sorbo, un beso prolongado... Un sorbo, un mundo de canciones romnticas... Un sorbo, una luna plena de luz melanclica... Un sorbo, un sol de fuego esperanzado... Un sorbo, una risotada spera de vino tinto... Un sorbo, un vaco de ausencias... Un sorbo, y otro, y otro, y otro ms y....

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bicho importante04.09.09Una amiga accedi el otro da al blog y me hiszo esta pregunta: El linyera no se cansa de ser hombre? Me confes que estaba meditando los versos de Neruda que cito ms abajo. Los rele y los volv a releer... Y le contesto: Tal vez por eso se hizo linyera de alma. Mucho antes, alguna vez, all en otros tiempos, al linyera le haba parecido poco ser un ser humano. Quera ser un cuasi-ngel, casi divino. Locura total! Siendo un pibe, se encamin a la vida religiosa en el sacerdocio. Lo pag muy caro en angustias profundas y otras yerbas al ver que esa meta era solo un frustrante espejismo. No explico aqu los motivos por los que no le fue ni dcil ni rpido liberarse de esa prisin Nada ms que soledad interior y, al menos para l, un entorno, en el mejor de los casos, sin sentido alguno. Para su bien, se hizo linyera de alma. Paradjicamente sali a buscar esas cosas banales de todos los das que lo cansaban a Pablo. pero que l no conoca. Todo le resultaba novedoso y atractivo en la vida real al sentirse en libertad. Muy especialmente esas pequeas cosas, tan novedosas para l. Era como haber salido de un campo de concentracin. Tardamente encontr algo ms que no haba conocido. Una mujer que lo acompaara en el resto del camino. Y, con ella, el tramo siguiente de la existencia se le hizo no solo llevadero sino hasta muy feliz, aun sin saber con precisin adonde va. La ignorancia asumida es la fuente de su felicidad. Marchar, solo marchar. siempre marchar... cantando... Tras los versos de Pablo, aado estas reflexiones del linyera que encontr en EN TONOS SEPIA, unas pginas an inditas, de las que extraje esa vieta . Walking Around Sucede que me canso de ser hombre. Sucede que entro en las sastreras y en los cines marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro Navegando en un agua de origen y ceniza. El olor de las peluqueras me hace llorar a gritos. Slo quiero un descanso de piedras o de lana, slo quiero no ver establecimientos ni jardines, ni mercaderas, ni anteojos, ni ascensores. Sucede que me canso de mis pies y mis uas y mi pelo y mi sombra. Sucede que me canso de ser hombre. Sin embargo sera delicioso asustar a un notario con un lirio cortado o dar muerte a una monja con un golpe de oreja. Sera bello ir por las calles con un cuchillo verde y dando gritos hasta morir de fro No quiero seguir siendo raz en las tinieblas, vacilante, extendido, tiritando de sueo, hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra, absorbiendo y pensando, comiendo cada da. No quiero para m tantas desgracias. No quiero continuar de raz y de tumba, de subterrneo solo, de bodega con muertos ateridos, murindome de pena. Por eso el da lunes arde como el petrleo cuando me ve llegar con mi cara de crcel, y alla en su transcurso como una rueda herida,

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y da pasos de sangre caliente hacia la noche. Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas hmedas, a hospitales donde los huesos salen por la ventana, a ciertas zapateras con olor a vinagre, a calles espantosas como grietas. Hay pjaros de color de azufre y horribles intestinos colgando de las puertas de las casas que odio, hay dentaduras olvidadas en una cafetera, hay espejos que debieran haber llorado de vergenza y espanto, hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos. Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos, con furia, con olvido, paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, y patios donde hay ropas colgadas de un alambre: calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas lgrimas sucias. PABLO NERUDA

Y el linyera haba escrito:

Bicho importanteHay cosas muy simples que me llev mucho tiempo llegar a entender. Cuanto ms simples, ms tiempo debi transcurrir. Aos y aos. Ya viv lo bastante como para darme cuenta de algunas de ellas. Cosas difciles las aprend bastante rpido y hasta las ense. Si me hubiera contentado con eso veo que hoy no sabra nada importante. Una pregunta que me hice muy tardamente, al menos en forma explcita, es la siguiente: Por qu se habr credo el ser humano el ms importante de los bichos? Se cree nacido para dominar a todos los otros bichos. Hasta algunos han inventado leyendas de que un creador de todas las cosas estableci una jerarqua entre los objetos que hizo y al hombre le dio mandato sobre todos ellos, al menos sobre los llamados vivientes que parecen estar por sobre los no vivientes, aunque, en ltima instancia, estn hechos con los mismos materiales. Parece que le sobra materia gris en comparacin con los dems vivientes que conocemos y por eso, por ejemplo, yo estoy escribiendo estas lneas, para llenar con algo no imprescindible ese espacio temporal que llamamos la vida. El problema principal que veo es que algunos de estos bichos importantes realmente creen serlo tanto que tratan de comerse a los dems, incluso a sus semejantes, o, al menos, a esclavizarlos para su servicio. Para eso usan no solo la fuerza bruta sino innumerables artificios, algunos bastante engaosos y seductores. Quiren ser verdaderos amos y seores. Muchas veces se arrogan ttulos pomposos, como el de intelectuales. No tienen vergenza! Como si todos los dems fuesen no solo analfabetos sino una especie de gusanos. Por mi parte, pienso que empec a entender mucho ms profundamente el universo cuando intent despojarme de toda la hojarasca lingstica que acumul la humanidad en sus aos de existencia y trat de volver a razonar como lo hubiera hecho de haber sido la primera criatura racional del mundo, un simio con unos gramos ms de capacidad mental. La tecnologa acumulada ah est. La utilizo. Algn da tal vez sea el instrumento de la completa autodestruccin de la especie. Pesimismo? Simple aceptacin de la realidad. Redescubrir el mero instinto o algo que se le acerca me abri una senda autnticamente ms feliz. Llammoslo, si queremos, perimimo realista. O realismo optimista. O... Esta postal que encontr en mi box, con un par de dinosaurios en ella, me despert estos pensamientos.

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olvidar05.09.08Fue ayer, 4 de setiembre, hace sesenta y siete aos, un da nigro signanda lapillo. Pero ese color negro azabache solo lo advirti el entoces incauto chiquiln bastante despus. En 1941 todo le pareca de color rosado. Se fue tras las huellas de un algo divino inaccesible... Ahora el linyera de alma lo recuerda as:

LETEORo sagrado de los infiernos.... Con aguas de olvido... Quin me oblig a beber de tus aguas? Tantas cosas queridas dejadas en tu ribera! Tantas cosas que me hubieran ayudado a vivir! Tantas cosas lindas que dejaron espacio a cosas feas! Pero no fue un olvido eterno. Algunas cosas volvieron... No todas... Solo algunas... Muy gratas...

el portal de todos los olvidosEl linyera quiere contar en este diario la historia de algunas otras palabras que se almacenaron de manera especial en su mente adems de las marcadas. Antes que nada, un paso previo. Antes de recibir en su cerebro nuevas palabras: Olvidar. Olvidar. Olvidar. Borrar de la memoria. Limpiar las neuronas con un buen detergente y dejarlas vacas. Hacer de cuenta que lo que existi no existi. Que lo que fue no fue. Que lo que se quiso ya no es ms algo querido. El pasaje a travs del Ro del Olvido fue, indudablemente, mirado a la distancia, uno de los hitos esenciales en el viaje del linyera. Esas aguas misteriosas no actuaron de una manera inmediata y contundente. Fue algo progresivo, suave, imperceptible. Pero as, paulatinamente, se fueron construyendo esos muros invisibles que fueron separando al linyera del mundo en que haba vivido hasta entonces, en sus cortos aos con su familia, para hacerlo vivir inmerso en una atmsfera muy artificial y ver el mundo real solo a travs de esos muros invisibles pero muy firmes y, aparentemente, impasables. Esos muros a cuyo travs la realidad se perciba, me atrevera a decir, deformada por la cualidad ptica misteriosa del material con el que estaban construidos. Era una realidad sutilmente filtrada. El portal que me condujo hasta el pasaje a travs de las aguas acariciadoras del ro pareca realmente atractivo. Muy atractivo. Tal vez para algunos, tal vez para muchos de mis compaeros de entonces, fue un paso hacia una felicidad buscada y conseguida. Creo que verdaderamente debiera decir que lo fue para muy pocos, porque la inmensa mayora de los que conoc volvieron a cruzar ese portal en un rpido regreso, antes siquiera de haber vaciado sus mentes con el olvido. El linyera, con paso cansino, tard un poco ms en advertir que ese no era su camino. En ese momento el portal brillaba. Resplandeca. Era convocante. Envuelto en seductores cantos de sirenas. El pequeo linyera era algo incauto. Muy incauto. Un nio ingenuo y soador. Se dej

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deslumbrar. Apenas pis el unbral bajo ese portal solemne recibi un mandato divino: OLVIDAR. - Ests cansado....toma algo refrescante... - Es una grata bienvenida... Qu puedo beber? - Aqu tengo de todo. - Bueno. - Te ofrezco la copa de recepcin. - Parece exquisita...Burbujeante... - Bbela con placer... - Eso estoy haciendo... - Has entrado en la tierra de los elegidos... - Quiero estar cerca de Dios... - Estars siempre con l... - Me lo aseguras? - Con una condicin. Depende de ti. - De m? - Aqu dejas todo tu mundo anterior... Olvdalo! Olvdalo! - Para siempre? - Jams debes volver a mirar atrs. - Y si lo hago? - Habrs perdido todo y sers castigado con el infierno! - ....................... - ....................... Olvidar Qu? El mandato se fue revelando paso a paso...

ballet06.09.08El linyera suea mucho de da. A veces, tambin de noche. Una noche cualquiera so estar en un gran teatro contemplando un ballet. Pero no era en San Petersburgo ni en ninguna de las grandes salas de ballet en el mundo. Simplemente, l estaba all, cmodamente en su silla de ruedas, y, al abrirse el teln, se puso a contemplar extasiado el

Ballet de dos piernas sin un cuerpo......solas... ...alegres... sin dueo... ...brincando saltarinas... ...haciendo gambetas... ...corriendo maratones... ...agitando patas de rana... ...cabalgando a Pegaso... ...pedaleando en el veldromo...

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...pisando el acelerador de una Ferrari... ...danzando en el Coln... ...zapateando un malambo... ...florendose en una milonga... ...y nada de esto hacan cuando estaban en mi cuerpo!...

gorrin enjaulado07.09.08El linyera agradece a tantos que le siguen ofreciendo su afectuosa compaa con sus comenmtarios, sus mails o simplemente su callada lectura. Libertad! Fue un impulso interior recurrente e incontenible en la trayectoria de su vida. Siempre entendi que los dems seres humanos sienten lo mismo y que hay que llegar a conjugar de la mejor manera posible las libertades de todos. Un ideal rayano en lo imposible. Es lo cierto que el tema siempre le apasion. El linyera, pensativo, escuchaba un da a su amigo Juan:

GORRIN ENJAULADO (quin es libre?)Tal vez haya ms de uno. Yo, por mi parte, deca Juan, conoc uno solo. Para m el gorrin haba sido hasta entonces algo as como el smbolo de la libertad. Fue en una vieja estancia. Las dueas eran dos seoritas ya mayores que la haban heredado. Seguan manteniendo todo como en los antiguos tiempos de esplendor, aunque las circunstancias ahora eran otras. En el centro geogrfico ms o menos exacto de la Provincia de Buenos Aires. Plena llanura pampeana deprimida. Grandes potreros. Con caadones, esteros y lagunas. La mayor parte del campo dedicada a la cra de ganado lanar. Algunas cabezas de ganado vacuno. Agricultura casi inexistente. Las dueas dejaban todo el manejo en manos de un capataz que ya haba servido muchos aos a su padre. No eran ricas pero vivan con tranquilidad. Lejos de toda poblacin. Muy pocas visitas. Una casa muy antigua. Confortable. Mantenida con prolijidad y buen gusto. Un amigo, que iba casualmente de visita me llev hasta all, cuenta Juan, una tarde de verano. Estbamos los cuatro, contina Juan, tomando mate en un fresco patio de ladrillos muy gastados pero que lucan entre el verde de las enredaderas, bajo la sombra de un aoso paraso. Todo envuelto por el perfume de madreselvas y jazmines. Una jaula bastante antigua, redonda, pendiente de una gruesa cadena, todo a tono con la vivienda y la vegetacin circundante.

- Es realmente un gorrin?, pregunt Juan con curiosidad despus de haberse acercado al jauln y observado atentamente al nico ocupante, que lo miraba con ojos interrogantes en respuesta a su saludo.- S, hace aos que vive con nosotros, le contest la seorita mayor.

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- Cmo hicieron para enjaularlo? Alguna trampa? - No, para nada. Casi dira que vino voluntariamente, le dijo una de las seoritas. - En serio? Cunteme la historia, por favor. - Este patio y sus alrededores siempre fueron un lugar preferido por toda clase de pjaros. Benteveos, calandrias, mixtos, cardenales, picaflores... Y, adems, muchos gorriones. Venan a todas horas pero especialmete al anochecer. Picando semillitas y miguitas. La mayora pasaban muy rpido por aqu. Pero poco a poco un gorrioncito pareca irse haciendo amigo. Tomaba confianza. Se acercaba cada vez ms. Empez a venir todos los das. Aprendimos a reconocerlo por una manchita especial, muy pequea pero inconfundible, en la parte izquierda de su cabecita. Era de un color muy particular que no me atrevo a definir. Pero era imposible confundirlo. Aparte, ninguno era tan mansito. Tomaba agua en un platito. Haca su merienda con miguitas. Saludaba con un batir de alitas y se tomaba un paseo por los alrededores para regresar infaltablemente a su hogar. Tenamos este jauln viejo desocupado por la muerte de un canario y se lo ofrecimos. Lo acept. No nos ofreca en pago el canto como el canario pero s nos brindaba mucha, mucha simpata. Dira, ms bien, cario. - Qu historia maravillosa! - Es ya parte de la historia de este campo. - Recibe visitas? - S, casi todos los das. Supongo que son gorrionas amigas. Parece como que lo invitaran a dar un paseo. Nosotras, para protegerlo de cualquier peligro, preferimos no dejarlo salir. Y l parece muy conforme. ************ Cuando me retiraba del campo, reflexionaba Juan, me qued pensando. Un gorrin que renunci a su libertad por un plato de miguitas?

de linyera a linyera08.09.08El linyera recibi ayer, desde un pas muy lejano, el siguiente mensaje y lo comparte literalmente con otros caminantes: De linyera a linyera: No lei todos los poemas pero me encantaron los que s lei. En general tienen un dejo de nostalgia y aoranza. EL del mate solo me lleg bastante, tal vez por encontrarme medio sola y lejos, aunque en realidad a veces me pregunto lejos de qu? Dicen que el mundo se lleva por dentro y en los ultimos aos he comporbado que es cierto. A veces con un poco de miedo me he dado cuenta de que no necesito tanto de mi familia como deberia. Verlos una vez al ao me es suficiente para recargar pilas por el resto del ao. Ser tambien la situacin del pais que es tan triste? Tambin me duele ver cmo ellos, especialmente mi mam se apega a mi. Acepta que me vaya y le parece brbaro lo que hago pero igual se aferra ms de lo que yo quisiera. En fin, supongo que a su edad yo haria lo mismo. Le tengo que hacer una consulta. Lei un libro llamado Quienes somos relamente de

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Lightstorm. Es espiritual. Si conoce el programa Un mundo Mejor de Claudio Maria Dominguez, es de esa onda. Yo he sido criada catlica y hay algunas ideas que no puedo hacer conciliar con esas enseanzas. Todos esos conceptos espirituales que no pertencen a ninguna religin hablan del amor incondicional y del deber de ser feliz. Pero no son muy especficas en cuanto a lo cotidiano. Por ejemplo, qu pasa con la virginindad, el matrimonio, el bautismo, el divorcio, la religin de los nios, la culpa? Cun verdaderamente importantes son en este plano de amor y felicidad incondicionales? Y este linyera escribe: Bueno sera que el linyera se pusiera a darle consejos a alguien y menos a otro linyera! Apenas sabe decir, ms o menos, lo que le pas a l. Cree, eso s, que es de la esencia del alma del linyera basarse fundamentalmente en las propias experiencias. Est convencido de que cada linyera tiene las suyas. Entre verdaderos linyeras siempre nos respetamos. Jams tratamos de imponer nada a los dems. Nunca rdenes. Ni siquiera consejos. Si te toms el trabajo de leer entre los posteos uno que dice UNA EXPERIENCIA EN UNA POSTAL este linyera cuenta all como fue acumulando en su niez y su juventud cosas que l llama etiquetas y que otros llaman enseanzas, directivas, valores, normas, mandatos, o como quiera que sea. Poco a poco se fue liberando de esa hojarasca y se gui ms y ms por su propia experiencia de la vida. As encontr un camino realmente feliz. Algunas de esas etiquetas habrn contribuido a modelar lo que l llama su instinto? Es casi seguro. Lo vivido est vivido.No hay cmo borrarlo. Lo importante para l es sentirse libre y no presionado ni por otros seres humanos ni por ideas nuevas o viejas.... Ni siquiera es necesario irse liberando de esas hojas mustias o muertas.... Se van volando solas con la brisa fresca de un andar sin ataduras por ese camino que, precisamente, se va haciendo al andar... Quedan algunas? Mientras queden porque vos las quers y no porque te las impongan me parece fantstico. Andar como linyera de alma! Con los sueos a cuestas! Sueos propios!

un refugio entre flores09.09.08Hoy es el cumpleaos n 99 de El Triunfo, el pueblo del linyera. El pueblo donde el linyera de alma conoci a los linyeras reales. Naci all por 1928. Vale decir que comoenza el ao de preparacin a los festejos del centenario. Dice el linyera: Denominarlo MI pueblo es ciertamente un abuso. Las circunstancias de la vida hicieron que morase all un tiempo escaso. Comparto el uso del posesivo con muchos otros que compiten con ms derecho que yo no solo por haber vivido all ms tiempo y, ms de uno, la existencia entera, sino por haber seguido construyendo el pueblo con su esfuerzo. Yo, en forma muy egosta, lo llamo mo solo porque lo disfruto en mis recuerdos. Sin embargo, un anclaje sentimental me liga indisolublemente a esa pequea porcin del planeta tierra y con mi mente all estoy muy a menudo. En el da de hoy, apertura del ao centenario, realizo una fugaz visita virtual. No puedo participar en los actos protocolares. Tal vez no me interese estar all personalmene aunque les hago llegar desde aqu toda la cordialidad de mi adhesin. Es posible que si estuviera all fsicamente el pueblo me resultase hoy algo desconocido. Por empezar, no me imagino las calles asfaltadas y con nombres.... y las vas desoladas... y mil otros

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detalles... Elijo para instalarme, a manera de observatorio de todas las personas y cosas queridas, pasadas y presentes, conocidas o no, un pequeo rincn que me qued muy marcado en mi alma de linyera. No s si hoy existe tal cual. Pero all voy con mis sueos. En la inolvidable casa donde nac. All me acomodo hoy con mi silla de ruedas con todos mis deseos de que el centenario signifique una nueva primavera de fundado optimismo. All pasar el da de hoy embriagado con el aroma de madreselvas y glicinas y alguna que otra rfaga de humo de un viejo tren rezagado.

ODA PRIMAVERAL.Flores rboles Flores rboles Naturaleza Adentro Afuera En el aire En el cuerpo En el alma

madreselva y glicinaAmbas unidas, muy unidas, trenzadas, inseparables, con un nico aroma embriagador en las clidas jornadas de primavera. En la divisoria entre el patio y el jardn...Siempre all...En la vieja casona pueblerina. La glicina como un toldo celeste sobre el pequeo patio. La madreselva haciendo de prtico al paso hacia el jardn. 1933. Setiembre. Una tarde clida y hmeda. Despus de una cena temprana en la gran cocina de baldosas rojas. Por la ventana se percibe una lnea rojiza entre las verdes hojas y las flores amarillas y blancas de la madreselva. Corriendo a ver esa cosa tan rara. Unos pocos hilos del alambre tejido que le serva de sostn se haban puesto rojos a causa de un contacto con un cable pelado de los que traan por las tardes los 110 voltios del motor del negocio....Qu susto! No tard mucho en solucionarse. No era nada importante. Pero madreselva y glicina con las que ya llevaba largo tiempo de convivencia, esa tarde marcaron en el alma del linyera sus nombres entrelazados de manera imborrable. Como si hubiera habido un contacto elctrico. No hay otra madreselva en el mundo... Al or Madreselvas en flor... mi imaginacin vuela hacia aquel rincn....Con nostalgia. Siento aquel perfume y contemplo pendientes los celestes racimos de la glicina... Qu aroma de primavera! nico. Ese mismo aroma y nostalgia me acompa ms tarde en aos de internado en un colegio del Gran Buenos Aires (Aliviando la prisin!)...hasta que a alguien se le ocurri querer modernizar el patio del colegio y las elimin. Dejndome sin aromas de primavera y con solo la nostalgia marcada en el alma. Hoy, aunque sea por un instante, vuelvo a gozar esos aromas y en ellos est, ciertamente, mi pueblo entero.

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dos noches romnticas10.09.08No se puede ser linyera si no se es un poco romntico. Hoy saca dos postales de la vieja caja y se pone a recordar

LUNA LLENAPostal nocturna. Pero relativamente clara por el brillante bao de luz de luna. Noche portea, pero no de las que recuerda el tango de risas y llantos y farra corrida. Una noche portea serena y plcida. En un modesto barrio plateado por la luna. Se ve con cierta nitidez en la postal un pequeo cantero sobre un patio embaldosado y el extremo de un corredor cubierto justo frente a l. All un viejo banco de plaza (de las de aquel entonces) y sobre l, dando de pleno, un manchn de luz muy blanca que viene desde el cielo, desde el lado del Ro de la Plata. Pero el manchn no cae directamente sobre las varillas de madera, pintadas de verde, sino sobre el rostro ensimismado de un nio. Con un poco de esfuerzo, no mucho, me reconozco en la postal all tendido, con los ojos clavados en esa luna llena que vena a visitarme. Para qu? Qu s yo! Era como una novia que estampaba un luminoso beso sobre mi frente invitndome a unos momentos de intimidad. Sobamos los dos. La luna y yo. En soledad total. Nada ms que soar. Sin reflexiones lgicas ni mercantiles. Sin proyectos futuros ni angustias pasadas. Solo soar. En qu? En nada. Es el ms arrobador de los sueos. Como antes de abrir los ojos por vez primera y despus de cerrarlos por vez postrera. Sueo en blanco. .Sin colores ni contrastes. Sin despertar. Luna llena! Solo otra vez en la vida, muchas dcadas ms tarde, nos volvimos a encontrar as. Solos la luna y yo. Ella, ya pisoteada por mezquinos pies de interesados humanos. Pero todava, para m, aquella luna de luz inmaculada y virginal. Mis ojos, cansados ya de ver y ver y ver. Purificados ahora con la caricia de sus reflejos. La nueva postal, aunque en circunstancias de tiempo y lugar muy diferentes, se superpuso completamente con la primera formando una sola. Como si no hubiera habido ni un soplo de vida en el medio. Solos, la luna y yo.

*** SIN LUNAUna postal muy semejante a la anterior. El mismo barrio. La misma casa. El mismo jardincito. El mismo corredor. El mismo banco de plaza. Pero esta vez. sin casi nada de luz. No se ve la luna. Solo un cielo cubierto con nubes tan negras como la noche. Apenas un ligero resplandor. desde el viejo y ondulante farol colgado subre el cruce de las calles, all noms. Apenas se ve la imagen de un nio sentado. Escrutando con diligencia alcanzo a descubrir que ese nio es el mismo que estaba en la postal anterior en amoroso dilogo con la luna llena. Era yo mismo, tal vez un ao despus. A punto de finalizar mi escuela primaria. Era exactamente el mismo? S y no. Creo que nadie es lo que fue un segundo antes. Infinitos detalles de todo lo que constituye nuestra personalidad estn en un constante cambio de equilibrio. Al menos, esa es mi experiencia. Y hay perodos de la vida en que esos cambios parecen revolucionarse. All estaba sentado, no recostado como el ao anterior. Casi sin luz. Pero los pensamientos se mantienen activos tambin en la oscuridad. La comunicacin con mi mundo exterior pareca estar detenida. Los sentidos estaban como congelados. Solo trabajaba la mente que, eso s, pareca transmitirle un ligero temblor a cada clula del cuerpo. Mirando la postal a travs del brumoso cristal de unas cuantas docenas de aos me parece estar en condiciones de arriesgar una tentativa interpretacin de esos temblores del nio en la

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noche sin luna. Hoy los escruto no solo a travs de la lente opacada por el tiempo sino, adems, porque las experiencias vividas en forma personal o percibidas, algunas en los alrededores y otras desde cierta distancia, me han dado visiones muy distintas de las previstas. En quellos temblores, hoy tan lejanos, alcanzo a identificar, sin embargo, una muy larga serie de fantasmas nebulosos y amenazantes, todos en relacin con el futuro, y que podran agruparse bajo el rtulo muy general de miedos. Evidentemente a cada temblor generalizado de mi cuerpo frgil correspoda el pasaje por esa cabecita infantil, que se resista tercamente a convertirse en adulta, de una sucesin ininterrumpida de descargas muy parecidas a las de una corriente elctrica. Era un bombardeo abrumador. Imposible analizarlo con nitidez. Era un amasijo indescifrable. y entreverado de nubarrones muy oscuros en un horizonte ms o menos cercano: Indefinicin. Futuro ignoto. Resto inexorable de ese misterio llamado la vida. Estudios? Trabajo? Familia? Servicio militar? Solo sobrevivir? Huir? Desesperadamente. Huir? Hacia dnde? Hacia lo desconocido. Lejos. Muy lejos. Misionero? Ir a cuidar leprosos en las Filipinas? Huir, huir. huir... La Legin extranjera en frica?... Huir, huir, huir... Como en pnico. Y sucedi que fui tragado por un agujero negro, atrado por mieles falaces.... Pero eso no est en la postal. En ella solo hay temblores.

prendi questa mano11.09.09Cuando el linyera se decidi a mandar al ciberespacio algunas experiencias muy personales por el solo gusto de compartirlas al azar con algn otro caminante y vio que hay quienes no solo las reciben sino que se sienten en sintona con ellas, se ve lleno de una extraa nueva experiencia que lo estimula a continuar la marcha. Si hay una vida cambiante es la del linyera. Todo parece rutina, pero todo es cambio a cada instante. Un sueo tras otro.. Aqu transcribe otra de las tradas, es decir de esos nudos triples: una cancin + una escena + un estado emocional.

prendi questa mano - una clase de msica - todo cambiaPrendi questa mano, zingara comenz a lucirse una fina voz de tenor de pera. Corresponda a un compaero en uno de los cursos de la carrera de magisterio. All lejos y hace tiempo. Con el profesor de msica estbamos viendo no recuerdo qu cosas ms bien tradicionales de las consideradas, no sin razn, grandes joyas musicales. Precisamente estaba en esos das en BuenosAires un gran director de orquesta alemn que iba a dirigir en el Coln. Este compaero al que me estoy refiriendo, respetuosamente, pide la palabra, y, con anuencia del profesor, nos cuenta sobre el Festival de San Remo y ciertas innovaciones que marcaban la tendencia del gusto en las canciones populares de ese momento, al menos en Italia. Despus de algunos comentarios, a manera de ejemplo, enton a capella la cancin premiada haca poco en ese festival. Prendi questa mano, zingara y nos prometi traer el disco completo para la prxima clase. En ese momento no pas nada importante. La clase continu normalmente y no mereci el hecho demasiados comentarios de parte del profesor. Tampoco en los das posteriores. Nunca habl sobre el caso con el entusiasta mensajero de la simptica zingara. Pero a m la meloda de la zingara se me haba metido en la cabeza con su colorida figura y daba all vueltas y vueltas. La idea de algo nuevo, de un cambio, de un futuro distinto empez tambin a girar. Esa alegre zingara me pide la mano y yo, dcilmente, se la dejo tomar. Lee mi futuro en ella,`zingara No tengas miedo en decrmelo todo. Tal cual lo veas.

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Tal vez yo haba estado aostumbrado hasta entonces a ciertas rutinas en ms de uno de los aspectos de la vida. Todo era ms bien siempre lo mismo. . Sin horizontes nuevos. La meloda de la zingara fue como una voz de alerta. Una clarinada estridente. Basta de los mismos ocasos y las mismas alboradas. Las cosas cambian, la vida cambia, los gustos cambian, todo cambia. Tambin yo voy a cambiar. Tengo que cambiar. Cundo? Qu me deparar la vida? Sin duda algo impensado, algo distinto, algo nunca visto ni entrevistoLo conoca solamente la zingara... Hoy la palabra cambio est muy de moda. Digo la palabra. Sobre todo en poltica. Es un eslogan atractivo. Pero, sin embargo, no hay dos personas para las que esa palabra signifique exactamente lo mismo. Hay que estar muy atento para no tragarse las palabras con las que trata cada uno de explicar el cambio.En la mayora de los casos simplemente es seguir en lo mismo o dar algunos pasos atrs. No s lo que pasaba por mi mente en aquel momento Pero, eso si, en aquel momento y con aquella meloda aprend a auscultar no s en qu profundidades el sentido de hondas tendencias personales de cambio ocultas tras las palabras. La zingara me hizo adquirir una especie de instinto especial para eso. En un anlisis retrospectivo muy superficial y, por cierto, nada cientfico, de mi propio andar por esos instantes de conciencia que llamamos la vida, tomando como eje el concepto del cambio, aunque sea de manera simple y burda, llego a la conclusin de que siempre estuve envuelto en cambios importantes en mi entorno fsico y social. Desde mi nacimiento hasta, digamos, mis quince aos, viv en alrededor de diez domicilios diferentes; perd a mi madre de pequeo y a mi padre de adolescente; pas por seis o siete escuelas; tuve varias enfermedades A qu seguir enumerando? Sin embargo, era como si los cambios pasaran a mi lado o por encima. Yo me senta siempre igual. Esttico. No iba yo a distintos lugares. Era como si los lugares vinieran a m. Eso me hizo lo que yo dira un poco conservador. No apreciaba el cambio sino que esperaba con cierta indiferencia que el cambio viniera. Lo que me trajo la zingara no fue el deseo del cambio sino simplemente la conciencia del cambio. Desde entonces empec a estar alerta y tratar de aferrarme, como un nufrago, al primer salvavidas al alcance de mi mano o de treparme a la cresta de la prxima ola. Ningn instante es igual al anterior. Y vuelvo a la msica. Es lo cierto, que de todas las clases de msica que tuve en mi vida aquella fue la nica que me dej un nudo perdurable. La meloda de Prendi questa mano, + el saln con la voz de aquel compaero + la idea de movilidad constante en las cosas de la vida. No llegu a asimilar la mayora de los cambios de gusto generalizado en la msica popular, pero s me qued impresa a fuego la sensacin de cambio en las mil cosas que constituyen mi marcha de linyera, tratando de aferrar cada instante porque cuando quiero acordar ya se fue.

reina mora12.09.08Una simple ancdota. El linyera todava era joven e inexperto. Ms inexperto que joven.. Desconocedor del mundo real, sobre todo del mundo social y poltico. El mundo irracional le resultaba atractivo, con todos sus integrantes. Entre ellos, los pjaros. Simplemente le gustaban, si bien conoca poco sobre ellos. Estaba estudiando (estudiar, es un decir) su segundo ao de teologa en un instituto enclavado en un lugar entonces agreste cerca de la ciudad de Crdoba. Un compaero y amigo iba los domingos a reunir en un pequeo y primitivo centro recreativo a numerosos chicos de un vecindario realmente pobre. en las afueras de la ciudad. Un da de primavera se propuso llevarlos a disfrutar de un picnic en un lugar cercano llamado la Falda del Carmen, que en aquel

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tiempo era solo campia y bosque silvestre con muy pocas casas esparcidas aqu y all. Me pidi que lo acompaase para darle una mano con los chicos y all fuimos en dos mnibus alquilados. Un da hermoso. Caminatas. Juegos. Al medioda, picnic a la canasta. Un grupo de chicos a mi cargo sale a cazar pajaritos con sus gomeras en los bosquecillos a la orilla de un camino vecinal. Pas un rato. - Miren qu lindo pjaro! dijo un chico, alborozado, mostrando muerto el objeto de su cacera. Un pjaro relativamente grande. De color exuberante. De un azul intenso con tintes negros en las extremidades de las alas y alrededor de los ojos. Con un pico triangular ms claro, al igual que las patas. Cont el chico que lo haba encontrado cantando sonoramente junto a unas matas. - Es un reina mora! dijo alguien que pareca conocer de pjaros. - Y es macho! Lo conozco por el color, aadi otro. La voz se fue extendiendo entre los chicos. Al parecer haba llegado lejos, porque, al rato, se acerca por el camino una muchacha que haba salido desde un chalet a unos cien metros de distancia y, considerndome el responsable del grupo, se dirije a m: - Mustrenme el pjaro. S, es nuestro reina mora. Qu han hecho! La seora se va a enojar y le va a pedir al seor que los castigue. Tom el pjaro y se lo llev. A los pocos momentos llega una seora, bien vestida y con aire acongojado: - Qu han hecho! Era mi mascota preferida. No s cmo ayer abri la jaula y se vol. Pero hoy lo bamos a ir a buscar, guindonos por su canto. No poda estar lejos. Mi marido es la autoridad aqu y le voy a pedir que intervenga. Cabizbajos nos encaminamos lentamente hacia el chalet dispuestos a dar las explicaciones del caso. Ciertamente haba sido un acto absolutamente involuntario en cuanto a la intencin de provocar algn dao. - Pero ustedes tenan que saber que un pjaro as tiene que tener dueos, dijo un seor alto y fornido que sali a la puerta con una copa de sidra en la mano. Bueno, bueno. Pero hoy es un da de fiesta nacional y todo se perdona. Pasen al comedor y festejen con nosotros. Nos hizo pasar al comedor donde haba tres o cuatro hombres sentados a una mesa sobre la que haba varias botellas de sidra ya vacas. Todos muy alegres. El dueo de casa nos explic que l era el representante de la municipalidad en el lugar. Estaba reunido con un grupo de radicales y festejaban como un triunfo olmpico la reciente cada de Pern. Eran los ltimos das de setiembre de 1955. Para ellos la alegra era incontenible. Yo, en ese entonces, poco o nada saba de poltica en serio. Saba, eso s, que en el instituto donde yo estudiaba, un conjunto numeroso de compaeros, con la efusiva bendicin de los superiores, haban estado trabajando febrilmente durante un mes o ms con una fbrica clandestina de panfletos mimeografiados difamatorios de Pern. A cual ms ridculo y soez. Inundaron prcticamente la ciudad de Crdoba confiando en preparar el ambiente para un levantamiento militar. Tal cual ocurri. Por eso no me extra de ese festejo aunque, por simple instinto, no acept la copa de sidra alegando razones de salud. En realidad un golpe militar no me llamaba demasiado la atencin. Parecan una cosa regular cada diez o doce aos. En mi infancia se hablaba constantemente del golpe del 30. Apenas inici la secundaria vino el golpe del 43. El 55 pareca una fecha casi lgica. Sin embargo, esa tarde, en medio de los festejos de los antiperonistas, no poda apartar ni mis ojos ni mi mente de ese cuerpecito inerte de azul intenso y ya sin energas para emitir su dulce canto, que la seora haba depositado piadosamente junto a un ramo de flores. Sera un presagio de aos duros para la Argentina?

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el linyera y san martn13.09.08Otra vez una trada musical del linyera (cancin + lugar + ambiente emocional.) Estuvo escuchando por ah unos compases de la marcha San Lorenzo y surgi automticamente. El nudo se hizo en los primeros das de clase all por el 38. Segundo grado. Como no poda ser de otra manera, el linyera, an en sus primeros pasos por el territorio nacional, tena que encontrarse con San Martn. Lo peculiar, del primer encuentro son las asociaciones que lo acompaaron y que nunca se le borraron de la memoria.

aliados de la gloria - escuela saturnino segurola - atmsfera escolar.Flaca, re-flaca. Pareca enclenque. Sin embargo tena fuerza suficiente para apretar las teclas del piano y hacerles sacar algn sonido a las cuerdas de su vieja arpa.. Tambin cantaba con voz sonora y no demasiado desagradable, aunque algo chillona. En ese momento estbamos en el aula. Ella escriba en el pizarrn. Nosotros copibamos. Febo asoma - Seorita, qu es Febo? - Febo es el dios del sol. Ac quiere decir, el sol. Gracias. Me sent. Seguimos copando. Febo no me impact demasiado. Casi pareca un viejo conocido. Llegamos a aliados de la gloria. Vuelvo a levantar la mano. Alumno. Seorita, qu quiere decir aliados? Lo explic. De toda la marcha, que cantamos innumerabls veces, la expresin que me qued como emblemtica es aliados de la gloria No s si los granaderos realmente estaban intentando escribir una pgina en la historia. Lo cierto es que a m me qued escrita en el alma para siempre. Aunque parezca mentira, cuando escucho la marcha (tantas veces!) el escenario que llena mi imaginacin no es el de los granaderos a caballo delante del presidente de la repblica ni cargando con los sables desenvainados sobre el enemigo que tiene al viento desplegado su rojo pabelln. Los sonidos marciales me llevan a mi vieja escuela de estilo colonial, corredor central, tercera aula a la izquierda y una flaca escribiendo en el pizarrn.... aliados de la gloria...

metido en la caterva I14.09.08Hace ya un par de aos este linyera tuvo un encuentro con otros tales a partir de unas pginas. Recuerda aqu lo que escribi entonces. (leyendo unas viejas pginas de Filloy) Siempre con un linyera en el alma. Hace unos das cay bajo mis ojos la noticia de la publicacin de CATERVA, de Juan Filloy, el cuenco de plata, Bs.As. 2006. Doy aqu por supuesto que los lectores conocen a este cordobs (1894-2000) que siempre insista en que pronunciasen su apellido fiyoy, porque era de origen gallego. CATERVA circul, en mbitos reducidos, desde 1937, en forma de edicin privada. Desde hace unos meses est al alcance del pblico en general. Yo estoy dentro de ese pblico. Y lo

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estoy de una manera muy particular. Como voy a explicar. ***** Estaban juntos bajo el puente. No se haban reunido como los cantos rodados: porque s, rodando... Sino en virtud de una corriente secreta Una corriente secreta parecida me atrajo tambin a m hacia ese grupo, tal vez, en este caso , simplemente como un canto rodado ms. No vine para integrarme en la gira de la Caterva impulsado por esa misma corriente secreta que los reuni a ellos, sino, solamente guiado por un inters particular, muy personal, para compartir aunque fuese por unos das sus experiencias como linyeras. Qu atrevimiento! Intentar meterme as noms en esa Caterva tan compacta! Me aceptaran? Me aparezco sin anuncio previo bajo uno de esos srdidos reparos de un puente ferroviario y, sin ms presentaciones, pretendo terciar en conversaciones cuyos cdigos no llego a dominar a pesar de que los siento muy acordes con mi propia cosmovisin. y mi propia percepcin de la sociedad. Ni remotamente pretendo hacer con estas lneas una presentacin del libro de Filloy, pues no me corresponde. Mucho menos estoy en condiciones de someterlo a una crtica literaria, pues el de crtico no es mi oficio.. Soy solo un lector, eso s un lector especialmente interesado. Por qu? Por al menos tres razones. Una muy ntima y las otras dos, coyunturales. Si bien estas pginas de Filloy fueron escritas hace ya muchos aos, aparecen ahora en la estructura de un libro formal y as caen en mis manos por primera vez. Precisamente a los pocos meses de acabar por mi parte de publicar una especie de memoria que escrib arropndome en el disfraz (metafrico pero hondamente sentido) de un linyera de alma. Esa es la razn profunda de mi inters por esta narracin de Filloy. La segunda es una razn coyuntural pero muy importante. Las escenas del libro corresponden a 1937, cuando, a muy corta edad, tena yo muy frescas en mis pupilas las imgenes de linyeras reales, en las vas del ferrocarril frente a mi casa, en el oeste de la pampa bonaerense, quienes fueron los inspiradores de imborrables recuerdos que marcaron mi marcha por la vida. La tercera razn tal vez de menor peso, es que el escenario geogrfico del desplazamiento de la Caterva entre Ro Cuarto y Crdoba, me resulta muy conocido y me permite recrear vvidamente en mi cabeza los episodios narrados, sean o no de ficcin. Probablemente los linyeras de mi infancia no son los linyeras de Filloy. O tal vez s. Quin puede saberlo? Cada linyera es un misterio. Los linyeras de la Caterva no puede decirse que son profesionales. Tal vez lo fueron solo en ese trayecto, unidos cohesivamente por sus apodos, ni siquiera por sus nombres. Movidos por una corriente secreta. Todos haban tenido sus caminos anteriores por la vida en forma ms o menos normal, en otras tierras, hablando otros idiomas. Solo uno era sudamericano. Eran personas cultas, muy cultas, con una penetrante visin del alma humana y de la sociedad. en el contexto de esa poca. Quizs durante toda la trayectoria de la Caterva sean para la mayora de los lectores ms importantes sus conversaciones, reflexiones, sueos, poesas, lecturas y frases ocasionales que todos los dems episodios ocurridos durante la marcha y en la culminacin de la misma. Ante simplemente el ttulo de este libro, una chispa repentina encendi la imaginacin y el corazn de este linyera de alma para ponerlo en movimiento acelerado hacia ese grupo, esa Caterva. Iba a ser, sin dudas, algo novedoso, fascinante, excitante. Un intercambio de ideas y experiencias verdaderamente rico.

metido en la caterva II15.09.08El linyera de alma prosigue con su relato de cmo quera entrar en contacto con los linyeras de la CATERVA de Filloy.

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.......................................................................................................................... ........................................................................................................................... Puede haber quizs mil claves para aproximarse a la Caterva. Yo me acerco inocentemente con la ma. Instantneamente sucedi para m, tras el encuentro, algo por dems notable. Encontr que manejbamos un vocabulario y modos de expresin sumamente diferentes. En apariencia. Una vez ajustados los cdigos de interpretacin, el complejo entramado de opiniones sobre el mundo y la sociedad, sobre los secretos del alma humana, sobre las aspiraciones ms ntimas del ser, el amor, el sexo, la vida, la muerte, el destino, sobre el ansia irrefrenable de libertad por sobre todas las cosas, resultaron absolutamente el reflejo de un idioma nico. Exactamnente el mismo. El linyera de alma habla en su libro de su condicin de linyera como de un disfraz. En realidad la palabra disfraz no sera demasiado correcta , porque linyera, ms que un disfraz, es una actitud ntima y total, que refleja un aspecto dominante de la personalidad.. Andar, andar y andar, sin una meta prefijada de antemano, sin un rumbo premeditado, guiado solo en cada instante por una especie de instinto irrefrenable buscando aquello que en cada circunstancia lo hace sentirse a uno realmente bien en el sentido ms amplio de la palabra. En este sentido, no seremos todos, al menos un poco, linyeras? Todo linyera es ms un smbolo que una persona. Nadie, nunca, sabr nada de m. dice uno de los miembros de la Caterva, Jaroslav Kopecky no existe, en realidad: vive. Vive como los smbolos, sin existencia visible. Andar, andar andar Lo esencial es andar. En la narracin de la Caterva no hay divisiones. Ni secciones ni captulos. Una continuidad total. Solo andar. Aunque en el caso de la Caterva hay un rumbo arcano, una corriente secreta que los llev hasta Ro Cuarto y desde all, en una gira, con una finalidad conspirativa que los asocia frreamente, hasta Crdoba. El viaje es, en cierto modo, una epopeya libertaria. Una misin que est en perfecta consonancia con su sentir ms profundo. Poco a poco me la van dejando entrever. Hay. sin embargo, altos en el camino, que me permiten atisbar ms y ms en el alma de estos colegas. El viaje es muy matizado. Con olores, perfumes, paisajes... La faz romntica lo impregna todo. Su captacin de los amaneceres, atardeceres y noches en distintos contextos paisajsticos es digna de los ms grandes poetas del gnero. La Caterva es, ciertamente, un grupo muy culto en el sentido ms tradicional de la palabra. Linyera no es sinnimo de ignorante. Su saber surge claramente a travs de sus conversaciones, con casi constantes referencias al mundo clsico, sus mitos, sus peronajes ms representativos; con frecuentes citas y alusiones a los grandes autores literarios y a los as llamados grandes pensadores de todos los tiempos. Con ellos penetro en las aspiraciones ms ntimas del alma... en una visin realmente profunda de la sociedad... de la historia. Desprecian las instituciones, pero las usan; son anarquistas y hasta son capaces de colocar bombas para colaborar en causas que consideran justas... Son, inevitablemente en esos tiempos, sospechosos de terrorismo. Estn contra la polica y toda clase de autoridad inmediata. Saben hacer de correo llevando papeles comprometedores en apoyo a huelguistas... Hay flash-backs intermitentes con relacin a sus vidas pasadas... Aparecen de cien formas: soliloquios... recuerdos... poesas... breves pinceladas... Al fin de la gira llego a conocer bastante, mucho, de cada uno y a explicarme sus actitudes y conductas... Son parecidos en sus rechazos... pero muy diferentes en su manera de actuar. Hay marcadas distancias de personalidad de uno a otro. Cada linyera es una individualidad, a pesar de compartir cooperativamente muchas cosas entre ellos. Siempre haba imaginado yo as a un linyera. Por ejemplo, cada uno tiene su visin de las mujeres, y sus experiencias con ellas. Hay encuentros personales fugaces con mujeres y hasta un casamiento. Toman la muerte con estoicismo. Cada uno a su modo. Sufren enfermedades diversas, hay un suicidio, y hasta un (apenas dejado traslucir) asesinato para proteger a quien a su parecer lo mereca. El hecho de profesarse linyera surge ms bien de un rechazo a mil cosas que de la bsqueda de algo demasiado concreto... Es marcada la crtica al mundo profesional y acadmico establecido. Les repugnan los cascarudos.

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metido en la caterva III16.09.08El linyera de alma concluye aqu su narracin sobre el encuentro que tuvo con la caterva de los linyeras de Filloy. ................................................................................................................................................... Hay un leitmotiv comn en el grupo, compartido ciertamente por este intruso. El ansia de libertad. El rechazo a toda autoridad. Manifestado como anarquismo o en otras mil formas..Tenemos una sensibilidad que se crispa contra todas las frulas y repudia cualquier autoridad. Su ideal libertario queda puesto de manifiesto hasta en los ms pequeos detalles. Sobre todo, en su repugnancia por toda forma de opresin llmese fascismo, nazismo o comunismo muy en boga en esos aos. Su actitud es muy clara en contra de todas las formas de lmites establecidos en la sociedad, por las autoridades, por ciertas formas culturales impuestas. Por momentos pareciera que la gira es solo un escenario para un debate de crtica social. Todas las leyes son malas. Hasta el dique del Ro Tercero les resulta una imagen de lmite social que aborrecen. El odio a la opresin se percibe tambin en sus comentarios sobre las instituciones de la Iglesia que son objeto de continuas alusiones burlescas... Bien recuerdan que el origen de la gira fue en ocasin del congreso eucarstico de Bs. As. en el 34 cuando fueron desalojados de su asentamiento en Palermo por las damas encargadas de la organizacin para que no afearan el medio ambiente. La gira tiene un contexto conspirativo que paulatinamente, a medida que tomamos confianza, me van revelando. En realidad el propsito es de solo uno de ellos pero cuenta con el apoyo incondicional del grupo. Estamos en la Argentina de los 30s. Imperaba el terror del comunismo internacional, del terrorismo. Un grupo as era siempre sospechoso de alguna conspiracin. No faltan incidentes con la polica, prepotente, como es habitual, pero tambin torpe. Comienzan los problemas con el comisario de Amboy. Tienen xito en un atentado con bombas a favor de huelguistas que luchan por la libertad sindical. Con una hbil treta Katanga pasa como un hroe en una grotesca burla a los representantes del orden pblico. Surge un entredicho con otro representante de la autoridad, el inspector de un tren. Y otros episodios ms. Personalmente, titulndome un linyera de alma he comprobado en mis ya largos aos de vida, que a esa actitud interior le correspondi en mi camino una vida exterior ms bien ordinaria, sin poses demasiado contestatarias o llamativas. He percibido en mi contacto con la Caterva que los miembros de ese grupo tambin solan desenvolverse con bastante naturalidad en el mundo ordinario. Adems de viajar en trenes de carga para sus desplazamientos, saban utilizar el cochemotor, o los vagones de segunda clase, o los taxis. Conocen el mundo del dinero y tienen mil rebusques, (generalmente marginales), para conseguirlo, sin necesidad de pedir limosna. Utilizan pensiones y restaurantes, van a almacenes; escuchan radio, leen los diarios, compran billetes de lotera... Tienen amigos y gozan de su hospitalidad, que saben retribuir con favores. Eso s, la ropa de la vida ordinaria les sabe a disfraz. Saben diferenciarse perfectamente de los turistas. Ellos sonmendigos profesionales en vcacaciones. Los ambientes srdidos surgen en alternancia con ambientes normales y hasta finos No estn constantemente en grupo. Se separan para cumplir misiones o tareas particulares. Pero la cohesin es firme. Se extraan, se esperan, se buscan... Viven tambin hondamente el mundo del humor, De un humor muy fino y hasta filosfico. Abundan en sus conversaciones la irona, la stira, las bromas... Qu compaa realmente agradable! Pero por fin lleg lo que tena que llegar indefectiblemente tarde o temprano. La despedida. All los dej, en el aeropuerto de Crdoba.

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Uno tom el vuelo para cumplir su misin, la misin patritica que inesperadamente le haba sido confiada por el destino. Dos haban muerto. Los otros cuatro y yo quedamos en silencio y as nos despedimos. Sin lgrimas. Los linyeras son sentimentales solo por dentro Los haba encontrado poco tiempo atrs en plena sordidez bajo el puente cerca de Ro Cuarto. Estaban en Caterva. Una verdadera Caterva de sueos, cediendo cada uno su pedacito de libertad en aras de la unin indispensable entre ellos para que el sudamericano pudiera hacer lo que se haba propuesto en su ideal libertario. Se haban juntado no como lo hacen los cantos rodados sino por la fuerza de una corriente secreta. Ahora, poco antes de separarse, uno de ellos exclam: Ahora solo somos una recua dispersa. Cantos rodados, pulidos de distancias, rodando porque s, alzaban vuelo... Yo sigo mi camino Algo cambi tras mi encuentro entrometido con la Caterva. Qued enriquecido por la experiencia de convivir unos pocos das con ellos. Posiblemente, desde el aeropuerto cordobs, cada uno de los miembros de la Caterva volvi tambin a su camino solitario. Hacia dnde? La vida de cada linyera es un misterio insondable.

idilio en azul17.09.08Los andares de este linyera son ahora casi exclusivamente urbanos. De los aorados campos, que fueron su entorno en otros tiempos, conserva, muy guardadas en el rincn ms romntico del alma, unas cuantas postales. Aqu va una. Es una postal con caractersticas algo especiales. A pesar de pertenecer a mi primera infancia, se presenta bajo la forma de una composicin solo posible gracias a la magia de una moderna computadora. Como fondo se presenta un campo inmenso, que cubre toda la postal, extendido hasta el infinito, sin lmite alguno, all, all, all... Voy cortando el aire y el polvo en el International del almacn, playero y sin cabina. Una alfombra de flores azules, muy azules, se hamacan con la brisa en ondulaciones tan gentiles como si fuesen las ms elegantes de las bailarinas de un ballet danzando en punta. Un mar cautivante de paz y armona. Todo azul. Un escenario que invita a lanzarse al ocano de la vida sin temores ni angustias... En un rincn de la postal, como una ventanita, un pequeo sobre de papel madera con una etiqueta que tiene cuatro letras L-I-N-O. El sobre se encuentra, en un estante sobre el escritorio de mi padre, en la compaa de otros varios que dicen trigo, maz, cebada, centeno y varios ms. Pero el sobre del lino parece destacarse. No s, es ms elegante, es el centro, es el rey. Es como si mis ojos lo vieran azul. La soja no apareca en aquellos aos. El tercer elemento de la composicin no tiene que ver con lo visual. Sin duda se aadi a la postal un poco despus en el tiempo. Es un vals de Homero Expsito de 1947. La imgenes corresponden a varios aos antes. Pero, no s exactamente la razn, esos compases musicales all se pegaron y resultan inseparables (Al menos, para m). Flor de Lino, qu raro destino truncaba un camino de linos en flor... Qu msica acariciante! Yo la vi florecer como el lino de un campo argentino maduro de sol... Ah, esos campos de lino! Tan azuiles! Es todo esto un mundo del ayer? No! Hay una tranquera por donde el recuerdo vuelve a la querencia... Y falta un cuarto elemento pegado a esa misteriosa postal como una cataplasma. Precisamente como una cataplasma. Con todo el aroma de la harina de lino de las cataplasmas que me aplicaba la abuela cuantas veces lo crea necesario y beneficioso para mi salud. Eso pasaba frecuentemente. Era un aroma que yo encontraba delicioso y que impregn para siempre esta vieja postal con la nota del cario, si algo le faltaba. Hasta pareca un perfume de color azuil.

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Qu riqueza de sensaciones! Todas juntas en una ya borrosa postal. Borrosa pero an capaz de reavivar muy gratas e imperecederas memorias. Pasado que sigue siendo presente y ser futuro hasta... Idilio en azul! Sin intervencin de mi voluntad me vi precozmente alejado, en la vida real, de aquellos campos azules...Hubiera sido otro el rumbo de mi vida si hubiese seguido flotando en ellos? Oh, aquel campo de lino! ...tu recuerdo me persigue siempre por la siempre noche de mi soledad...

ocio nocturnal27.09.08Unos muchachos traviesos que pasaron de noche por el barrio se posesionaron, sin permiso, de unos cuantos metros del cable por donde se encaminaban las seales de estos mensajes del linyera. Aunque no los han devuelto, dado que probablemente les encontraron alguna utilidad, parece que ahora las seales pueden marchar por unos cables nuevos. Cosas de la vida urbana! En esos das, falto de intercambio con sus amigos, el linyera se entretuvo mirando hacia el cielo. Representa esas horas con un pequeo poema de un amigo que tiene estampado en la pg. 7 de MAS PALABRAS, 2006. A pesar de que un importante medifobo, J.P.F., haya afirmado que cualquier boludo tiene un blog, el linyera se decide a retomar el camino... A manera de epgrafe

LINYERAS RINDOSElos linyeras rindose del tiempo entre estrellas suicidas y canaletas que arrastran los residuos celestes la noche es un rigor de interrogantes los linyeras repiten la inquietud de slabas y letras y se ren noms sin horarios ni lugar marcado la noche establece los recintos de una ciudad posible y ellos se ren noms(Gentileza deWenceslao Maldonado, un viejo amigo)

yapey28.09.08El linyera anda y anda y su camino estuvo y est lleno de encuentros. A esta altura de su vida ms que le encantara mantener una charla, aunque fuese de unos minutos, con el San Martn de Boulogne-sur-Mer. Cuntas cosas para comentar! Cuntos proyectos tal vez para un pas del que el viejo San Martn estaba tan alejado y tambin lo est, a su modo el linyera!

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Pero hoy solo se va a referir a lo que podra denominar su tercer encuentro con San Martn. El primero lo narr con el titul aliados de la gloria. El segundo fue su lectura de la biografa escrita por Mitre, que encontr en la biblioteca de la casa de sus abuelos. El tercero es el que pasa a narrar aqu.

YAPEY.Ah, San Martn! No! Nada que ver! Yo haba cursado ya cuarto grado y me haban hablado hasta el cansancio de San Martn y Yapey. No era una palabra rara. Pero ni la majestuosa figura ecuestre del gran libertador ni ese pintoresco rincn mesopotmico ocupaban mi mente en ese momento. Era un agobiante da de verano en Buenos Aires. Un verano en la lnea divisoria entre los aos 30s y los 40s. Acababa de bajarme del tranva y, como me haba adelantado un poco, tena que esperar a otros compinches de una barrita que nos juntaramos all para ir luego a jugar en los patios de un colegio a dos cuadras de distancia que se abran por las tardes para los chicos del barrio. Como la espera poda prolongarse unos minutos tom asiento confortablemente en el cordn de la vereda de los nmeros impares casi en la esquina de la avenida Rivadavia. Levant la vista y mis ojos se clavaron en la pared de la esquina de enfrente. Lisa y gris. Lo nico llamativo era una chapa impecable con letras blancas sobre fondo azul. YAPEY. S, eso deca el cartel. Me qued mirando. Letra por letra. Y-A-P-E-Y-.. Me gust ese nombre. Sonoro. Puse las slabas al revs: YU-PE-Y. No, me gustaba ms al derecho. Lo repet moviendo lentamente los labios. Cuntas veces? Hasta que me cans. Dcadas ms tarde supe que esa palabra en guaran significa fruto maduro. En ese momento, ni significado ni referencia histrica. Nada ms que una chapa en una pared gris en una tarde estival es lo que se despierta en mi memoria cuando suena en mis odos esa palabra mgica YAPEY. Y lleg uno de mis amigos: - Pedazo de pajarn, qu ests mirando? Y me acomod un ligero puntap en el muslo izquierdo para sacarme de mi ensimismamiento. - Ah, nada. Qu hacs? Por fin llegaste! - Pensabas en un minita? - No, miraba el cartel del nombre de la calle. - Vamos, despertate. Ya vienen los dems y nos vamos a jugar al ftbol. Lleg la barrita y echamos a andar lentamente. Cruzamos la otra bocacalle. En aquel tiempo esa calle se llamaba Adolfo Berro. No s ahora, porque la mana de cambiar nombres de calles es insaciable. Para desconcierto de los romnticos. Porque nosotros bamos hasta Victoria y me comentaron que hoy se llama de otra manera. Paciencia! Pero en aquel momento yo no miraba otros letreros. El nico que segua debajo de mis engominados cabellos era YAPEY. Entre bromas y empujones recprocos seguimos caminando por la vereda de los nmeros pares. A lo largo de una pared perteneciente a un solo edificio. - Este es un colegio de monjas, coment Juan, que pareca bien informado.Viva a dos cuadras. - Y ese edificio grande enfrente? Pregunt. Era la primera vez que pasaba por ah. - Ese es un colegio de curas. - Qu casualidad! - No seas boludo. Todo fue bien pensado. -Cmo ? - Es evidente. Aqu abajo de la calle hay un tnel que los comunica. - Cmo sabs? - Todo el barrio lo sabe. Cruzamos la calle Victoria y, dejando atrs todo tipo de reflexiones, comenzamos una tarde de animado ftbol en el gran patio que nos ofreca gratuitamente ese lugar conocido con el nombre de Oratorio. Me retir un poco antes que mis amigos y volv solo por la calle Yapey hasta Rivadavia. Al

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llegar a la esquina no pude menos que levantar la vista. All estaba. S, ese cartel: YAPEY. Viv en la ciudad de Buenos Aires unos cinco aos. Los de mi escuela primaria. Resid en cuatro casas distintas. Asist a cinco escuelas diferentes. Camin. Anduve en auto, taxi, tranva, mnibus, colectivo, mateo, bicicleta...Qu es lo que me ha quedado ms fuertemente grabado y asociado a la gran ciudad? Los nombres de un puado de calles... Una de ellas: Yapey.

rfaga romntica29.09.08Es solitaria la vida del linyera? Quin lo duda? Muchas veces, inmerso en una multitud, se est ms solo que nunca. Naturalmente, para un linyera de alma (todos un poco lo somos) una compaa no es un andar juntos sino un sentir juntos. Cuando tempranamente el linyera dej el hogar, por muchos aos anduvo errante vagando dentro de una tribu equivocada, con engaosos ritos y en medio de un concierto de melodiosas voces de etreas sirenas ... Sus pies pisaban el mullido csped del suelo por donde andaba la tribu, mientras su alma en una selva oscura se encontraba Varios intentos de fuga se haban demostrado ineficientes. Paliativos temporarios. Fugaces. Los lazos con la tribu eran sutiles pero tenaces. Hasta que un da encontr el lmite de la jungla y alguien all lo estaba aguardando y lo acompaa hasta hoy en su camino junto con numerosos amigos a los que ahora se unen los pacientes bloggers que por diversos medios se hacen sentir a su lado. A ese ser tan especial hallado a la salida de la selva, el linyera le dedic unas simples lneas

vos !(la misma vida pero con alguien) Compaas hay muchas para caminar la vida. Pero solo una es muy especial. Vos! nica! Solo para m! Soada en el misterio del inconsciente! Hallada en el azar de una rutina! Entrevista en el romanticismo nostlgico de un tango. Fabricada para m por el insondable arcano de la vida. Vos! Solo vos!

un jardn de ensueo30.09.08Melancolas vespertinas. Experimentadas por el linyera al salir de la infancia. Era una salida con frceps. Deseada, querida, pero temida. Una sangrienta lucha entre buscar ser grande y seguir siendo nio. Entre empezar a asumir responsabilidades y preferir ser cmodamente llevado de la mano por otros.

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El escenario fue esa vieja casa de la calle Ensenada donde tantas cosas pasaron dentro del alma del linyera... La casa ya no est. Hace muchos, muchos aos la fue a buscar un da para contemplarla unos minutos, al menos desde afuera.... No se hubiera atrevido a tocar el timbre. Pero la casa ya no era la misma. Ni siquiera estaba all el enorme algarrobo de la vereda. La haba sustituido un inspido edificio de varios pisos, sin voz ni gusto ni color ni aroma para el linyera. Y los recuerdos? Y las noches de luna llena? Solo en el alma.

YA VIENE LA MAANA..Una acariciante meloda que no me entr en el alma como un impacto repentino, como haba sido, por ejemplo, Manuelita en las playas de San Bernardo, segn ya relat. Fue por insistencia. Fue por repeticin. Repeticin muy agradable. Y cadenciosa. Alguien la machac y la machac sobre mis odos. Fue una voz muy dulce, la del para m inolvidable mejicano Juan Arbizu. Ese bolero (creo que era un bolero), impregnado de un no s qu, despertaba en m los ms embriagadores sueos. Ya viene la maana... Qu me importaba la contradiccin! Eran ms o menos las cinco de la tarde. Creo que lo mismo casi todos los das. Era la cortina para abrir el programa musical de no me acuerdo qu radio de Buenos Aires. Ya viene la maana... Instantneamente dejaba la lapicera con la que estaba escribiendo mis deberes sobre la mesa de la antecocina (iba a la escuela por la maana) y entraba en un raro embeleso, lejos, lejos, en un jardn misterioso... Ya viene la maana, perfumada de flores... Todos los aromas ms fragantes del mundo me envolvan en esos atardeceres rutinarios y me senta realmente en el jardn ms maravilloso del mundo. Un xtasis de colores, de brisas acariciantes, de pura vida interior, de una paz misteriosa y absorbente. Todo mi entorno desapareca en una vaporosa nube de una fragancia total. Ya no haba lapicera, ni cuadernos, ni manual del alumno, ni libro de lectura, ni la mesa grande de usos mltiples, ni las varias puertas de acceso a las otras reparticiones de la casa, ni la abuela en la cocina, ni nada ni nadie, solo yo y esa atmsfera ultraterrena... Reloj no marques las horas! A escuchar la triunfante cancin de nuestro amor... Levntate, ngel mo... Palabras que resonaban como en un cuento de Las mil y una noche. Todo misterio, fantasa, sueos, lugares remotos y arcanos, seres tenues y delicados. Quin sera ese ngel? Lo imaginaba acaso? All estaba perfumndome con su aliento y mojando mis labios con la miel de los suyos... Todo paz y ternura... Ah, aquel jardn de mis tardes, envuelto arcanamente en una cancin matinal! Qu hermoso revivir esos momentos aunque solo sea por un segundo y a cualquier hora del da, escuchando en mi imaginacin la dulce voz de Arbizu en Ya viene la maana

encrucijadas01.10.08El camino del linyera a ratos parece marcado con una direccin inevitable. Casi no hay cmo apartarse del rumbo tomado (elegido o impuesto). De golpe aparecen posibilidades diversas. Dos, tres, ms. En estos casos, en su largo pasado, el linyera casi nunca o, mejor, nunca tom una decisin estrictamente personal. Por eso es linyera. La vida lo fue llevando.Y no se lamenta. Hoy saca de su cofre una vieja postal.

quinotosUna postal con sabor frutal. All la encontr, perdida en el montn. Con un platillo de postre

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colmado de quinotos. Ah, aquellos quinotos! Recuerdo bien cundo los prob por primera vez. Por qu? No puedo decir cundo prob. las primeras manzanas, o peras, o duraznos, o ciruelas. Pero s, cundo prob los quinotos. Muchas veces he pensado cul podra haber sido el curso de mi vida si en cualquiera de las innumerables encrucijadas que se abrieron a mi paso hubiera tomado otra de las sendas. No hablo ni de sendas equivocadas ni de sendas correctas. No saba demasiado entonces cules eran cules para la sociedad. . Eso s, tengo en la imaginacin ms de mil autobiografas contrafcticas. Qu hubiera sido de m si...? Es lo cierto que hubo algunos momentos en que la posibilidad de tales caminos diferentes parecieron presentarse con ms evidencia. A veces con mi conciencia. A veces, sin ella. La visin de ese montoncito de quinotos se me asocia ahora con esta reflexin que parece aqu trada de los pelos. Trato de explicarme. Iba caminando por mi vieja y querida calle Ensenada. En Europa empezaba la segunda gran guerra. Eso me sita ms o menos en mi tercer grado.. Rutina diaria. Los mandados. Bajando hasta Rivadavia. All, sin cruzar, a media cuadra haba un negocio muy especializado. Solo venda aceite comestible. La particularidad es que lo venda suelto, a pedido. Haba una cantidad de grandes recipientes de vidrio con el precioso lquido, de distintos tipos y variedades. En algunos casos, por ejemplo, del aceite de oliva haba dos o tres calidades, con distinto precio. El cliente llevaba un envase vaco y se cargaba con un pequeo grifo desde el recipiente que uno solicitaba y en la cantidad deseada. Hacia esa aceitera me iba dirigiendo por encargo de mi abuela con una botella grande de dos litros. Y los quinotos? A veinte metros de la esquina apareci un chico del barrio que haca casi un ao que haba dejado de ver. Se llamaba Henry. Nos saludamos. Le pregunto por qu haca tanto que no lo vea y me cont que haba estado recluido en Marcos Paz. Hoy ese nombre sabe a penal de mxima seguridad, pero en aquellos das era lo que llamaban un reformatorio de menores. Pequeos robos, me dijo. l no tena a sus padres y viva a la vuelta con unos parientes lejanos. El juez lo haba derivado a aquel lugar por un ao. Haba pasado das tranquilos. Con unas monjas. Aseo, trabajos manuales, canto, clases, deporte, oracin. Estaba comiendo. Me explic que eran quinotos. Me mostr el paquetito ya casi vaco. Me dio uno para probar. (En aquel tiempo no se conoca el paco). Me gust. Me dio otro. Y otro. Le dije que iba a la aceitera y seguimos caminando juntos. Y si maana vamos a la feria a comprar otro paquetito? me dijo. Con qu plata? le contest. Me explic entonces cmo conseguir veinte centavos para un cuarto kilo de quinotos. Me pregunt qu aceite me haban encargado y me indic que comprase otro veinte centavos ms barato. Nadie se iba a dar cuenta y haca un ahorro para ir a la feria al da siguiente. As fue. Volv con el aceite a casa y, por lo visto, Henry tena razn cuando deca que las diferencias en la calidad eran mnimas y nadie las poda notar. En efecto, en casa nadie las not. Yo me fui a dormir sin remordimiento alguno. De ninguna manera se me iba a ocurrir contarle algo al cura en la confesin del domingo. Qu le poda importar a Dios el asunto de la calidad del aceite! l no cocinaba ni coma cosas fritas. Aos ms tarde le en el captulo segundo de las Confesiones de San Agustn los problemas que se hizo por haber robado unas peras de un rbol del vecino. Por suerte yo estaba ms desinhibido. y libre de escrpulos, al menos en aquel entonces. A la maana siguiente, puntualmente a las diez, me encontr con Henry en Ensenada y Alberdi. Caminamos presurosos las cuatro cuadras hasta Directorio, donde funcionaba la feria municipal. Una panzada de quinotos. No se volvi a repetir.. No lo vi ms a Henry. Supe a los pocos das que lo haban internado nuevamente. Qu habr sido de l? Para m el episodio es solo el recuerdo de una travesura. Podra haber sido el inicio de otro camino? Tal vez los quinotos marcaron una pequea encrucijada.

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simplemente despertar02.10.08As fueron los das, ya lejanos, lejanos, en la media maana de la vida del linyera:: atardeceres melanclicos ocasos tornasolados aromas indefinidos brisas dudosas ..... noches apacibles estrellas fugaces arrullos musicales ..... albas nubosas relmpagos zigzagueantes truenos profundos inacabables ..... por fin la noche oscura qu oscura! ninguna estrella ninguna voz ni una cigarra ni un grillo nada nada nada El linyera viva como un zombi. Envuelto en palabras. Siempre envuelto en palabras. Muchas muy marcadas y positivas Pero all, en esa media meana, qued atrapado en una red de otras palabras, ponzoosas, recubiertas con miel de la alacena de Circe. . Hasta que en medio de esa noche sin aurora fue aprendiendo a decodificar el sentido mortal de esa palabras que luego llam malditas...Lo tuvo que hacer solo. En quin confiar entonces? Hoy tampoco ve todas las cosas demasiado claras, pero, al menos, sabe que no las ve claras. Y se conforma. El linyera describi as ese arcano descubrimiento mental tan saludable, cuando meditaba, subido errneamente a un tren que estaba en la ms muerta de las vas.:

EL NGEL DEL LINYERA- Qu hacs ac? - Lo mismo que vos. - Estar sentado y esperar? - Eso. - Cmo llegaste? - En el tren desde Paraso. - Nunca estuve all. - Mejor - Es un lugar tan malo?

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- Aburrido. - Estuviste mucho all? - Siempre, hasta que el otro da quise ser linyera y me sub al primer carguero que pas. - Qu hacas en Paraso? - Aburrirme. - Ahora sos linyera como yo. - S, soy linyera, pero no como vos. - Cul es la diferencia? Las pilchas son parecidas. El mono... - La diferencia est en esta bolsita que llevo. - Qu guards? Una galleta, un cuchillo... - Mir. - Qu es eso? Un palito para pinchar peludos? - No. A qu no adivins? - Para defenderte no alcanza.... - Es para divertirme. - Capaz...Cmo hacs? - Mir. - La punta se puso luminosa! Parece una estrellita! - Y no te imagins lo que puedo hacer con esto... - Mostrame. - Maana. Ahora necesito apoliyar un rato. Me hacs un lugarcito? Fue el comienzo de una liberacin interior...

descubriendo el pas03.10.08En el pas se nace. Pero no siempre se lo ve. El pas est alrededor. Pero no siempre se lo siente. As como recuerda el linyera su primer encuentro con numerosos personajes quiere representarse en la memoria con esta postal lo que fue su primer encuentro con su pas. Escribi as al dorso de la cartuilina.

DESFILEComo linyerita nio yo haba dejado El Triunfo y Alta Gracia y estaba en Buenos Aires. Luces de nen. Un obelisco gigantesco recin erigido. Calles con llamativos empedrados. Trenes que corran por debajo del suelo. Tranvas. Colectivos. Miles de autos. Mateos. Un puerto de novela. Una Avenida de Mayo espectacular. El imponente.Congreso. Torres. Chimeneas altsimas. Todo un mundo nuevo. 9 de julio de 1937. Inolvidable. Avenida Alvear. Pleno invierno. Da fro y radiante de sol a esa hora. Un entorno de un verde pujante. Arriba un cielo azul con alguna que otra nube muy blanca que se pareca a lo que me dijeron que era la bandera de mi patria que marchaba al frente de cada uno de los regimientos, a cual ms vistoso con todas sus armas y sus galas. Todo flanqueado por una multitud jams vista por m agolpada en ese nmero que aplauda y vivaba frenticamente. En un momento aparece una elegante carroza como en un cuento de hadas tirada por los ms fantsticos de los caballos. En ella, una figura imponente con un colorido uniforme. Es el presidente de la repblica, me dijeron. Se llama Agustn P.Justo. En fin, Un espectculo que nunca ms volv a contemplar. Fausto. Pompa. Esplendor. Alguien me susurr que eso era mi pas. Qu grande!

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