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Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 1
ASPECTOS PSICOLÓGICOS DEL PERSONAL SANITARIO ANTE EL PROCESO DE
MUERTE DEL PACIENTE ONCOLÓGICO
Trabajo de grado – Pregrado
Laura Camila Cortes Suarez
Liliana E. Naranjo Ochoa
Alexander Deaza Triana
Estudiantes
Dr. Jenny Andrea Flórez
Universidad Cooperativa de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas
Diplomado en intervención psicooncológica
Programa de Psicología
Bogotá
2019
Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 2
ASPECTOS PSICOLÓGICOS DEL PERSONAL SANITARIO ANTE EL PROCESO DE
MUERTE DEL PACIENTE ONCOLÓGICO
Trabajo de grado – Pregrado
Laura Camila Cortes Suarez
Liliana E. Naranjo Ochoa
Alexander Deaza Triana.
Estudiantes
Dr. Jenny Andrea Flórez
Universidad Cooperativa de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas
Diplomado en intervención psicooncológica
Programa de Psicología
Bogotá
2019
Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 3
Tabla de Contenido
Resumen. .......................................................................................................................... 4
Introducción ....................................................................................................................... 4
Fundamentación teórica ..................................................................................................... 6
Resultados ....................................................................................................................... 10
Discusión ......................................................................................................................... 11
Referencias ...................................................................................................................... 13
Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 4
ASPECTOS PSICOLÓGICOS DEL PERSONAL SANITARIO ANTE EL PROCESO DE
MUERTE DEL PACIENTE ONCOLÓGICO
Intervención Psicooncológica. Universidad Cooperativa de Colombia.
Resumen.
El presente artículo parte de la
necesidad de indagar acerca del proceso de
duelo y afrontamiento que realiza el
personal sanitario frente al deceso del
paciente oncológico, tomando como
referencia la etapa de la adultez y la fase
terminal de la enfermedad cancerígena, de
este modo, las reacciones y/o
repercusiones psicológicas a las que está
expuesto el mismo, tiene por común
denominador, la ansiedad, conductas de
aislamiento, negación y evitación, seguido
de un sentimiento de fracaso y derrota, al
no poder salvar la vida del paciente,
generando así mismo el cuestionamiento
con respecto a la profesión médica,
igualmente se deja en evidencia la
necesidad de generar programas de salud
que permitan la expresión y liberación
emocional del equipo sanitario.
Abstract.
This article is based on the need to inquire
about the grieving and coping process
performed by health personnel in the face
of the death of the oncological patient,
taking as a reference the stage of
adulthood and the terminal phase of the
carcinogenic disease, thus, the reactions
and/or psychological repercussions to
which it is exposed, have the common
denominator anxiety, isolation, denial and
avoidance behaviors, followed by a feeling
of failure and defeat, not being able to save
the patient’s life, thus raising questions
about the medical profession, the need to
generate health programs that allow the
emotional expression and release of the
health team is also evident.
Palabras clave.
Afrontamiento, duelo, fase
terminal, repercusiones psicológicas,
personal sanitario, paciente oncológico.
Introducción
La muerte es un proceso normal y
natural dentro del ciclo de vida del ser
humano, ninguna persona puede evitar este
momento, pues hace parte de la condición
humana desde el momento mismo en que
nace, sin embargo, discutir sobre dicho
tema genera en las personas cierto
misterio, escepticismo, incertidumbre,
temor e incluso rechazo, todo este tipo de
reacciones se encuentran mediadas ya sea
por los ideales y la cosmovisión que tenga
el sujeto, o por las creencias, costumbres y
rituales que se dan en la cultura dentro de
la cual se desenvuelve la persona; a su vez,
tal circunstancia es vista como un mero
proceso biológico que en la mayoría de
ocasiones sobrepasa los límites del sujeto
para afrontarlo, Ascencio, et al. (2014),
pues las personas no se encuentran
preparadas para asumir tal acontecimiento
ni en la vida propia ni en la de otros, y
presenciar o experimentar la muerte de
alguien, conocido o desconocido, sin duda
es un suceso que afecta en cierta medida el
funcionamiento del individuo, por tal
razón, el equipo de salud debe aprender a
reconocer las emociones y sentimientos
tanto propios como de los pacientes, esto
con el objetivo de brindar una atención
integral y satisfacer las demandas de
cuidado procedentes del efecto que tiene el
Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 5
cáncer en los pacientes. (Carmona y
Bracho. 2008).
En este caso, y siguiendo la
postura de autores como Álvarez, (2009),
la muerte se traduce entonces en un
sufrimiento compartido tanto por el
paciente como por el médico, dentro del
cual se genera una aproximación a lo que
el otro siente, siendo esto ratificado en
gran medida, por la experiencia propia de
sufrimiento, teniendo en cuenta que esta es
subjetiva, y que a su vez permite
comprender y entender la situación
dolorosa del otro.
Igualmente, y según Estancanti
(1995) citado por Álvarez (2016), la
muerte es:
“La conclusión de la
existencia terrena e histórica del
hombre, símbolo de la finitud del
ser, sufrida de forma impotente y
pasiva pues no está en manos del
hombre poder evitarla. Con ella
terminan los procesos biológicos
fundamentales, pero también las
relaciones sociales del hombre”. (p.
5)
En este sentido, el proceso de
morir se considera como un
acontecimiento complejo tanto para el
equipo sanitario, el paciente con cáncer y
los familiares que lo acompañan en el
proceso. Gómez (2012), indica que “A
inicios del siglo XIX surge el temor a la
muerte, correlativo a la privación que se
hace del derecho del hombre a saber que
va a morir” (p. 68). En la actualidad, esto
no sería ético, razón por la cual el paciente
cuenta con el derecho a: tener
conocimiento sobre la enfermedad,
conocer de los tratamientos y las
respectivas consecuencias, respetar su
autonomía y creencias, además de la
preparación para la defunción y prever las
condiciones mínimas para una muerte
digna. Así pues, esta situación se enfoca en
enfrentar tal realidad, en un nivel complejo
que atraviesa diversos análisis, si bien se
describe a un paciente con mayor
información, total autonomía, que exige y
también quiere participar de las decisiones
según su condición. (Bascuñán. 2005).
En el caso de Colombia,
Mendoza, et al. (2016), considera que los
derechos del paciente no se hacen cumplir
en su totalidad, no obstante, sí afirma que
se ha reconocido el respeto a la autonomía
de cada persona, de manera que comienza
a ser respetada y tenida en cuenta a lo
largo del proceso, tanto de enfermedad
como de muerte; aunque el objeto sea
proteger la vida, no se puede obligar a una
persona a vivir en condiciones
lamentables.
Si se toma en cuenta estos
aspectos, es común que en diversas
ocasiones el equipo sanitario no logre
enfrentar la situación de pérdida del
paciente, por lo cual proceden a prolongar
la información de la muerte, puesto que
este proceso genera temor, ansiedad y
hasta la misma insatisfacción con la vida y
el quehacer médico, ya que se produce un
conflicto entre los sentimientos que pueda
expresar el personal sanitario con lo que la
sociedad espera de ellos frente a tal
suceso, pues su formación está enfocada
en salvar vidas, esto aporta a que la
vivencia de muerte contenga cargas más
altas de estrés, angustia y frustración.
(Álvarez. 2016)
Ahora bien, teniendo en cuenta lo
anterior y el planteamiento que realiza
Gómez, (2012) se defiende la idea de que
tanto el personal sanitario como la
institución médica oculten información
con respecto a la enfermedad y el estado
de la misma, puesto que no actuar de esta
manera generaría un mayor estado de
desesperanza en el paciente que influye
negativamente tanto en la relación
interpersonal, como en la asimilación del
Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 6
diagnóstico y tratamiento, así como en su
recuperación.
Del planteamiento previo se
establece además, con respecto a las
actitudes que puede manifestar el equipo
sanitario en relación a la muerte, y de
acuerdo con Álvarez (2009), se tiene que,
las enfermedades, en especial las crónicas-
terminales, como en este caso el cáncer,
generan altos niveles de sufrimiento, tanto
a nivel físico, como psicológico y social,
que no sólo son experimentados por el
paciente y el entorno familiar, sino que
también afectan al personal sanitario, esto,
por el vínculo que se va forjando a través
del tiempo que transcurre durante el
proceso médico para tratar la enfermedad,
ya que aspectos como la edad del paciente,
el tiempo de permanencia en la unidad
hospitalaria, la historia de vida e incluso
las creencias compartidas fomentan la
generación de la relación entre personal
sanitario, paciente y familiares. (Bonilla, et
al. 2015)
Como se deja en evidencia, el
proceso de duelo y afrontamiento de la
muerte del paciente oncológico es una
situación estresante que repercute
negativamente tanto en la salud mental del
personal sanitario como en la actividad
médica, por tal razón, es que se le brinda
importancia a profundizar en la forma en
la que el equipo sanitario realiza un
proceso adecuado en términos de duelo y
afrontamiento, teniendo en cuenta el ciclo
vital, adultez, y el estadio de la
enfermedad, fase terminal, además de los
aspectos psicológicos inmersos en dicho
proceso.
La metodología del artículo se
centró en la revisión y análisis
bibliográfico que permitió enmarcar el
concepto de muerte en el ámbito de la
salud, y a su vez, identificar tales aspectos
asociados al proceso de duelo y
afrontamiento del personal sanitario.
Fundamentación teórica
Resulta imposible creer que en el
mundo mueren 8.8 millones de personas
con cáncer al año, Estados Unidos reporta
609 mil casos de personas fallecidas por
esta causa. OMS (2015). Frente a lo
reportado por el Ministerio de Salud y
Protección Social (2019), en conjunto con
el Instituto Nacional de Cancerología, en
el territorio colombiano se reportan 33.538
muertes cada año por este fenómeno,
representando así el 17,1% de la
mortalidad del país, siendo de esta manera
la tasa de mortalidad para hombres de 78.3
por 100.000, y para las mujeres de 73.8
por 100.000. (Pardo, et al. 2017)
De acuerdo con las cifras
anteriores, queda más que claro que esta
afección, por sí sola, representa un
problema de salud pública, (Pardo, et al.
2017), que a grandes rasgos parece
sobrepasar la capacidad de tratarla en
términos tanto médicos como sociales.
Sin embargo, y a través del Plan
Nacional para el Control de Cáncer en
Colombia 2012-2020, se formulan seis
líneas estratégicas, a) control del riesgo
(prevención primaria), b) detección
temprana de la enfermedad, c) atención,
recuperación y superación de los daños
causados por el cancer, d) mejoramiento
de la calidad de vida de pacientes y
sobrevivientes de cancer, e) gestión del
conocimiento y tecnología para el control
de cáncer, f) formación del talento
humano; que pretenden no solo brindar
soluciones efectivas al problema, sino
también estipular lineamientos para los
actores en el área de la salud, con el fin de
comprender la génesis de la enfermedad y
el actuar sobre la misma. (Ministerio de
Salud y Protección Social. 2012)
Por consiguiente, se define el
cáncer como el crecimiento descontrolado
y desproporcionado de células que han
sufrido mutaciones durante el proceso de
Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 7
división celular, esto a su vez genera que
no se realice el proceso de apoptosis, por
lo cual, tales células comienzan a
agruparse formando una masa de tejido, a
la que se le conoce como tumor, que se
puede manifestar en dos tipos, el tumor
benigno (adenoma) y el tumor maligno
(carcinoma o sarcoma), aunque se debe
tomar en cuenta que un tumor benigno
puede tornarse en maligno, si no se llevan
a cabo los procedimientos médicos
necesarios. (De la Garza y Juárez. 2014)
Según esto, y de acuerdo con
Cortés (2006), el cáncer a su vez, agrupa
una serie de síntomas, alteraciones
psicofisiológicas e incluso nuevas
enfermedades que influyen en la evolución
que manifiesta el paciente, en este sentido,
la enfermedad tumoral tiene dos puntos de
vista, en el primero de ellos la afectación
puede ser superada de una manera parcial
o total, en cuanto al segundo, se entiende
que todas las características inicialmente
expuestas convergen y provocan el
fallecimiento de la persona.
Así pues, teniendo en cuenta la
noción de muerte, el primer concepto
emitido sobre esta se remonta al imperio
romano (edad media), en donde la muerte
es entendida como un segmento de la vida
que ha evolucionado a través de los
tiempos, siendo concebida como “algo
lógico, asumible y tolerable” en el que
conocer que se está cerca del final es razón
suficiente para adelantar acciones en
cuanto al orden de asuntos sociales y
personales; por su parte, en la sociedad
moderna, la noción de muerte viene
asociada a la ansiedad, al dolor absurdo y
amenazador. (Gala, et al. 2002).
Dentro del ámbito de la salud, la
muerte entonces, es entendida como un
proceso biológico, que simboliza la
finalización de la vida misma, Costa,
(2014), cuando aparece al final de la vida,
se acepta y asume como una situación
natural y como parte de la maduración del
individuo, Bonilla, et al. (2015), a su vez
representa uno de los problemas esenciales
de la existencia del hombre, que se tiende
a vivenciar a través de un dolor intenso,
Gómez, (2000), esto ya es causa suficiente
para que el personal sanitario tema
enfrentarse a tal circunstancia, puesto que
afrontar la muerte del paciente, supone que
el equipo sanitario deba enfrentarse a su
propia muerte. (Bonilla, et al. 2015).
De esta manera, Ascencio, et al.
(2014), plantea que:
“Tanto el pensamiento
como la consciencia de muerte, son
características exclusivamente
humanas que provocan emociones
intensas y una gama de actitudes y
creencias que se manifiestan a
través de distintas reacciones como
desesperación, miedo y ansiedad,
incluso ante la propia muerte”. (p.
102)
Por lo anterior es importante
reconocer y constatar que la enfermedad
cancerígena no solo afecta la parte física,
emocional, psicológica y social de quien la
padece, sino que también consume al
entorno más cercano, incluyendo tanto a
los familiares como al personal sanitario,
esto, se debe en gran medida por la
construcción social, “tabú”, que se ha
generado en cuanto a que cáncer es igual a
muerte. (Cortés. 2006).
Por lo que se refiere al personal
sanitario, Orozco (2013) citado por
Marchan (2016), ratifican que la carencia
en la formación médica de aspectos
emocionales y psicológicos en relación al
paciente terminal y al afrontamiento de la
muerte, brinda una atmósfera desconocida
para el equipo sanitario que termina
traduciéndose en un desgaste que
comienza alterar el funcionamiento del
mismo y que repercute negativamente
sobre aspectos esenciales como la atención
del paciente, la percepción y asimilación
Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 8
de la muerte en sí misma, configurando un
concepto negativo que imposibilita todo el
acompañamiento del mismo al paciente y
sus familiares. Asimismo, Lozano (2002)
postula que el medio hospitalario, en
especial el área de oncología es el campo
que presenta mayores niveles de estrés y
angustia y que suelen manifestarse en
trastornos psicosomáticos, por
consiguiente, “el oncólogo y el personal
sanitario que se ocupa del enfermo
oncológico pueden sufrir un estrés que es
susceptible de deteriorar a medio plazo su
salud”. (p. 168)
Sumado a esto, la incertidumbre y
la desconfianza son procesos que mantiene
el ser humano como mecanismo para la
evitación de situaciones conflictivas y si
estas vienen marcadas por la muerte
propia, por la de un familiar o conocido, se
crean mayores niveles de ansiedad. Gala,
et al. (2002), lo que conlleva a generar
aislamiento y rechazo, estableciendo
normas implícitas que eviten mencionar
todo aquello que pueda atraerla, en este
caso, evitar el contacto cercano con los
pacientes crónicos, Hernández, (2002)
para eludir cualquier sentimiento de
culpabilidad unido a la frustración frente a
su actuación y la situación, al no poder
hacer más por el paciente. Álvarez, (2016),
manifiesta igualmente que el personal
sanitario tiende a tomar actitudes
delegativas, en el sentido de que otros
profesionales asuman el proceso de
agonía, sufrimiento y muerte. (Bonilla, et
al. 2015).
Así como se asume que la muerte
es inevitable, se pensaría entonces que el
personal sanitario posee una alta capacidad
para afrontar con objetividad tal
acontecimiento, evitando así estas
reacciones, Gómez (2002). Sin embargo,
Pascual (2011) nos recuerda que, “el
personal sanitario es también un miembro
de la sociedad” (p. 2), es un ser humano
que expresa sensibilidad frente a la
afectación física y psicológica por la que
pasan sus pacientes con enfermedades
crónicas, y que repercute en el mismo al
experimentar el deceso del paciente,
siendo confuso, ya que aunque se cree que
el equipo multidisciplinario (médico
oncólogo, psicólogo, enfermera, trabajador
social y nutricionista) tienen poca reacción
emocional a la muerte estudios demuestran
que esto se encuentra alejado de toda
realidad, y es que si bien el dolor por la
pérdida de un familiar no puede ser
comparado con el malestar del equipo
sanitario, si se puede reconocer el
encuentro con la muerte y por lo tanto la
dignificación del paso hacia esta, para
Heidegger citado en Cabral, et al, (2014),
aceptar el encuentro con la muerte es
admitir al otro como una entidad propia
que llega a su final. Esto favorece “la
autenticidad del ser humano, porque le
individualiza sin ocultar la realidad
inquietante de la muerte”. (p. 117).
Igualmente, Cabral, et al, (2014)
señalan que frente al proceso de morir “no
es la situación la que provoca una
reacción emocional sino la interpretación
que el individuo hace de dicha situación”
(p. 116), al ser el equipo sanitario quienes
participan en la última etapa de vida del
paciente, los cuidados se dirigen a acentuar
un buen tránsito, eliminando la tensión,
cansancio y la carga emotiva producida
por la ansiedad, el dolor, sufrimiento, ira,
impotencia, estrés, desconexión
emocional, culpa y negación, que
“influyen negativamente”, (p.112), García
y Rivas (2013), en la relación que se
mantiene entre médico y paciente.
En este punto, ya el personal
sanitario ha vivenciado la muerte del
paciente oncológico, como resultado de
este acontecimiento, prosigue el
afrontamiento y/o proceso de duelo. De
acuerdo con Carmona y Bracho (2008), el
duelo es una demostración que se
manifiesta en forma de sentimientos como
el dolor, la aflicción, la lastima y el pesar
ante la pérdida humana, material o por
Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 9
separación, siendo esta una respuesta
normal y natural, además de ser concebida
como experiencia global subjetiva que
producirá alteraciones en términos
emocionales, espirituales, físicos, sociales,
mentales y afectivos.
Por lo que se refiere al proceso de
duelo como tal, se tiene que, Kubler
(2006) citado por Carmona y Bracho
(2008), plantea 5 etapas que se deben
abordar a lo largo del duelo, entre las
cuales se encuentran: la negación, ira,
negociación, depresión y aceptación; en
este sentido, es de vital importancia que
todo aquel que ha sufrido una pérdida
atraviese todas y cada de las etapas con el
fin de asimilar de forma adecuada la
muerte del paciente y/o familiar, asimismo
Worden (1997) postula que es necesario
adentrarse en el duelo para que de alguna
forma el dolor emocional experimentado
sea curado en este plano, y por
consiguiente en el aspecto físico también,
este proceso sin duda lleva tiempo, y en
ocasiones la capacidad de afrontamiento
dependerá de los recursos propios de la
persona y la vida emocional que presenta,
como del apoyo oportuno y efectivo que
reciba el individuo, con lo que no cabe
dudas es que con la realización del mismo
se consigue el objetivo de restaurar a la
persona y devolverle el equilibrio
homeostático en todas sus dimensiones.
(Carmona y Bracho. 2008).
Así pues, el proceso de duelo
también puede verse afectado por ciertos
factores, en este caso Ripoll (1997), citado
en Carmona y Bracho (2008), propone
cuatro aspectos que no permiten llevar a
cabo el duelo, como primer elemento se
encuentra el factor psicológico, que se
relaciona con el significado de pérdida, es
decir, que una misma pérdida tiene una
representación diferente para varias
personas; el segundo elemento es el del
recurso personal, aquí se evidencian todas
las características intrínsecas del doliente,
como son la personalidad, el carácter, la
adaptación y salud mental, así como las
experiencias previas de duelo; el tercer
factor, son las circunstancias de la muerte,
pues no es lo mismo la muerte repentina
que la muerte esperada; y el último
elemento, se relaciona con el apoyo
externo, ósea el contexto social dentro del
cual se vive la pérdida.
En este punto, es de vital
importancia recalcar que la muerte y el
duelo hacen parte de la vida cotidiana del
personal sanitario oncológico, frente a
esto, el equipo no cuenta ni con los
recursos propios ni con los de la
institución médica para llevar a cabo el
proceso de duelo, lo cual dificulta la
liberación y/o expresión emocional frente
a esta situación, esto a su vez genera una
acumulación de emociones negativas que
impedirán, en cierta medida, el buen
desarrollo de la profesión médica, en
términos de relacionamiento y
acercamiento con el paciente, ya que al
convivir con una sobrecarga emocional tan
fuerte se da una atmósfera negativa en la
cual el personal sanitario no querrá
vincularse con el paciente por el simple
hecho de volver a perderlo, y de volver a
experimentar la desesperanza, frustración
y ansiedad. (Souza, et al. 2013).
De tal forma y como se deja en
evidencia, la ansiedad se presenta como la
consecuencia psicológica más fuerte en
cuanto al proceso de afrontamiento de la
muerte, por esta razón el trabajo de
variables relacionadas con la ansiedad a la
muerte desarrollado por Tomás y Gómez,
(2003), remonta algunos hechos históricos,
en donde se define la ansiedad como un
estado emocional negativo, compuesto por
tres elementos, el primero enfocado hacía
la percepción de un peligro inminente, el
segundo relacionado con la actitud de
espera que se tiene ante este peligro y el
tercero dirigido a sentimientos
desorganizados al experimentar la
situación ansiógena. (Gómez. 2000). Así
mismo el autor Albaladejo, et al, (2004),
Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 10
define que la ansiedad ante la muerte, es
una reacción a nivel emocional frente a
una amenaza o indicio de peligro,
verdadero o no, resultan en ocasiones ser
las que repercuten con gran influencia,
dirigiendo los estímulos a la vinculación
con el proceso de la etapa final de la vida.
En cuanto a la relación personal
sanitario-paciente, se tiene que esta
también se ve afectada, en la medida en
que el cuidado del paciente está bajo el
equipo sanitario, en donde el paciente
pertenece a un medio social con
particularidades físicas, biológicas y
psíquicas que influyen de una manera
positiva o negativa en la interacción con el
equipo. Araya, et al. (2017). En el
momento en que la interrelación influye
negativamente el enfermo oculta sus
sentimientos y prohíbe los del médico y
este a su vez niega sus emociones y las de
su paciente. Si se manifiesta de una
manera positiva entre el equipo médico y
paciente se crea un vínculo que ayuda al
médico a intuir y comprender en qué
estado afectivo y de dolor se encuentra el
paciente. (Gómez. 2003).
Por su parte, Alvarado, et al.
(2019), refieren que el proceso de
transmitir la información diagnóstica llega
a ser muy complejo y al mismo tiempo
muy doloroso para el médico que está
brindando la información, ya que llega a
causar factores de ansiedad y frustración,
que posteriormente se convierten en
cansancio físico, emocional y profesional,
generando así un proceso del que nace el
humor negro e irónico mecanismo que se
adquiere para la defensa propia. Así
mismo Huertas, et al. (2014), comunica
que el equipo sanitario brinda la atención
al paciente, sin embargo, aspectos como la
perplejidad, lo incontrolable, lo incierto, el
sufrimiento que va de la mano con la
muerte, alcanza a afectar al personal de
salud que se involucra en el proceso de
atención al paciente.
Por otra parte, y en relación al
paciente terminal, Hernández, et al.
(2001), expresa que el enfermo terminal
también experimenta múltiples reacciones
en cuanto a su proceso de muerte, en este
sentido, tal acontecimiento está marcado
por el temor a la muerte en sí misma, a lo
desconocido, al dolor, y a la pérdida de la
familia, de la identidad y dignidad.
Por tal razón, se hace imperativa
la necesidad de acompañar al personal
sanitario en dicho proceso, pues en ellos
también recae la carga emocional y
psicológica de tener que enfrentarse al
cáncer y a la inminente muerte. Es en este
sentido que autores como García, et al.
(2007), afirman que, el apoyo psicológico
en estos casos sería fundamental para dar
todo de sí en relación al cuidado del
paciente, de su familia, velando siempre
por la calidad de vida y de muerte, lo cual
implicaría no optar por actitudes de
aislamiento y desesperanza, sino acercarse
más a los mismos, y hacerles entender que
el dolor y sufrimiento son compartidos.
Resultados
De acuerdo con la revisión
bibliográfica, se establece que, la ansiedad
es una de las mayores repercusiones
psicológicas manifestadas por el personal
sanitario en cuanto al momento de dar el
diagnóstico, así como frente al
afrontamiento de la muerte del paciente
oncológico, esto basado en los
planteamientos de autores como Gómez
(2003), Tomás y Gómez (2003).
Según la investigación realizada a
los 50 artículos por los estudiantes en
formación de psicología, se establece que,
el 55% de los artículos se focalizan en la
variable de “equipo sanitario”, dentro de
los cuales se abordan temas como el
acompañamiento que debe realizar el
personal sanitario, en términos del alivio
de los síntomas físicos, emocionales,
psicológicos, espirituales y sociales, tanto
Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 11
del paciente como de los experimentados
por el entorno próximo del mismo; de la
misma manera estos artículos profundizan
en los aspectos psicológicos más
relevantes dentro del equipo sanitario, en
este sentido, la ansiedad es la consecuencia
más repetitiva dentro de esta categoría.
(Ascencio, 2014).
El 24% de los artículos, le
corresponde a la variable de “paciente
oncológico”, aquí se abordan temas que
pretenden profundizar en la relación que
presenta el equipo sanitario con el
paciente, se toma en cuenta aspectos como
la edad del mismo, el tiempo de estadía, el
proceso médico, en términos de
tratamiento y recuperación, e incluso
aborda las creencias, para determinar la
influencia que tienen estos en el tipo de
vínculo que se gestara; a su vez, indagan
sobre cómo ciertas actitudes del personal
sanitario, conductas de evitación y
aislamiento, repercute negativamente en la
percepción de la enfermedad y en el
vínculo ya establecido.
Y el último 21%, es representativo
para la variable de “duelo”, con la
información recabada se puede afirmar que
el equipo sanitario muestra formación
frente al proceso de morir. De acuerdo con
Pascual (2011), manifiesta que el 42 % de
profesionales han recibido capacitaciones
frente a cómo asumir el proceso de muerte,
según el “Análisis de los niveles de
ansiedad ante la muerte de los
profesionales de enfermería de cuidados
críticos” se concluye que el 85% del
personal de enfermería manifestó que las
capacitaciones brindadas para dicho tema
no son en gran medida funcionales, puesto
que un 12 .8 % expresó no haberles sido
de utilidad, y el 5.8 % no asistió a la
capacitación. (Pascual. 2011). En cuanto al
territorio colombiano las estrategias
utilizadas para el entrenamiento de
habilidades viene marcado por el “Plan
Nacional para el Control del Cáncer en
Colombia” dirigido por el Ministerio de
Salud y Protección Social, en asociacion
del Instituto Nacional de Cancerología en
el que capacitar al personal médico y de
enfermería en cuanto al uso de
telemedicina oncológica contribuye a
generar un diagnóstico oportuno, además
de un tratamiento efectivo para los
pacientes, disminuyendo los efectos
adversos y las repercusiones negativas del
mismo. (Ministerio de Salud y Protección
Social. 2012)
En contraposición, en el estudio
realizado por Carmona y Bracho, (2008),
los evaluados reportaron no sentirse
preparados para asimilar la muerte del
paciente, afirmando sentirse vulnerables
frente a tal situación y en ocasiones
experimentando sentimientos de
desorientación, desesperanza y fracaso,
esto se da en gran parte, porque la muerte
del paciente representa en la concepción
médica tener que enfrentarse a la muerte
propia.
En cuanto al proceso de etapa final
que se enfrentan los pacientes terminales,
en su mayoría le temen a la muerte,
consideran este proceso como un inicio de
desesperanza, así mismo genera algunos
síntomas como: la angustia y el miedo a la
idea de dejar de existir. En este proceso se
evidencian diversas etapas, estas varían
dependiendo de los estilos de
afrontamiento una de ellas es la ira,
seguida la negación, posteriormente
aparece la depresión y la última de las
fases es la aceptación de la situación a la
que se están enfrentando.
Discusión
En 1967, Feifel, Hanson, Jones y
Edwards investigan sobre la actitud que
poseen los profesionales sanitarios frente a
la muerte, concluyen que tanto los médicos
como los estudiantes de medicina
presentaban una extremada ansiedad a la
muerte, en 1978, Ischulz & Aderman
plantean que los médicos que presentan
Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 12
una mayor ansiedad a la muerte, sus
pacientes sobrevivirán un mayor tiempo ya
que estos invertirán más tiempo en el
centro hospitalario, García, et al. (2007).
En 1996 Garfinkle y Block evalúan la
actitud y la ansiedad de médicos residentes
y como esta puede afectar el cuidado de
pacientes terminales, en esta investigación
se encontró como la ansiedad a la muerte
genera incomodidad y evitación por parte
del médico. (Tomás y Gómez. 2003),
según Gómez (2003), Kegaard en 1984
definía la ansiedad del equipo médico
como un estado de angustia permanente,
atiborrada de dudas que trae como
resultado emociones desfavorables en el
quehacer del equipo sanitario.
Por su parte, Alfonso, (2003) y
Maza et al. (2009). coinciden y refieren
que una de las emociones que se
evidencian con mayor frecuencia es la
ansiedad, esta aparece desde que dan a
conocer la información de la enfermedad
en el respectivo diagnóstico y se mantiene
a lo largo del proceso médico.
De la misma manera Álvarez
(2016), afirma en su investigación que los
estresores más comunes para el personal
sanitario, están relacionados con observar
y experimentar el sufrimiento del paciente,
además de hablar sobre la inminente
muerte del mismo.
Siguiendo esta línea, Delgado,
(2002), manifiesta que para el equipo
sanitario la muerte es la representación del
último ciclo del proceso biológico, es por
ello que reside la idea de que la muerte se
debe combatir; ya que se considera como
un agente enemigo, puesto que genera una
variedad de situaciones a nivel emocional,
personales y profesionales, por lo cual se
llegan a cuestionamientos acerca de si
realmente es la muerte a quien se debe
combatir o es a la enfermedad, la que
recibe el papel principal en toda la
evolución y es a la que se debe mitigar
hasta lograr un eliminacion a lo largo del
procedimiento médico.
Por otra parte, se constata que así
como el concepto de muerte ha
evolucionado a través de los tiempos, el
proceso de muerte también ha sufrido
transformaciones, es decir, antiguamente
el paciente era enviado a su casa para
morir en un entorno conocido y
acompañado de sus familiares, en la
actualidad, el hombre ha perdido el
derecho de ser el protagonista de su propia
muerte, generando al mismo tiempo que la
muerte se convierta en un proceso técnico
basado en el control del dolor y en brindar
calidad de vida y de muerte. (Sánchez.
2018).
Adicionalmente el poco tiempo
con el que cuenta el médico, la carencia de
formación curricular en técnicas como: la
comunicación, empatía, sensibilidad del
ser propio frente a la representación de la
muerte y la duda, son circunstancias que
persuaden al equipo médico, tienen
influencia, puesto afectan a la persona que
se encuentra en agonía, consecuencias que
van influyendo en la integridad del
paciente, exponiéndolo más a la
vulnerabilidad. (Grau et al. 2010).
Al encontrar que la buena
comunicación, el reconocimiento, la buena
adhesión al tratamiento, la formación en el
proceso de morir, hacen que exista una
reducción de signos, que ocasionan en el
equipo sanitario una mayor satisfacción
por los recursos brindados a pacientes en
su última fase de vida. (Novoa. 2008))
Por su parte Carmona (2008).
Refiere que el equipo de salud, en su
recorrido académico ha recibido formación
cuyo objetivo ha sido el de prolongar,
salvar vidas, curar, aliviar dolores y de
tomar el control frente a los diversos
riesgos que se presentan en la vida
cotidiana de los pacientes; pero no se
contempló la idea de formarlos
Duelo y Afrontamiento en el Personal Sanitario Oncológico. 13
profesionalmente para brindar apoyo e
intervención al enfermo terminal y su
familia con el objeto de afrontar con
dignidad el duelo y la muerte. Entonces no
solo se están enfrentando a los problemas
profesionales y técnicos, sino que además
deben confrontar las emociones que son
generadas por el proceso y la
espiritualidad de sí mismo.
De la misma manera el proceso de
aprendizaje de acuerdo con, Campo et al.
(2011). el dar a conocer información
obtenida mediante un estudio, donde las
enfermeras entrevistadas solicitan de
manera inmediata sean incluidos y den un
abordaje en temas como: emociones, duelo
y proceso de comunicación en la
formación de pregrados y postgrados, pues
a través de la actividad médica se han
evidenciado las dificultades que acarrea el
no tener una preparación adecuada para
estos temas, por esta razón se requiere
tener mayor preparación para conceder
apoyo oportuno y eficiente al enfermo y su
familia. Al igual que Schmidt, et al. (2012)
refieren que la informacion y educacion
con respecto al proceso de muerte es nula.
Por último, se resalta la necesidad
de generar programas en las instituciones
médico-hospitalarias que permitan al
personal sanitario un espacio dentro del
cual se pueda trabajar lo relacionado a la
muerte y la forma adecuada de afrontarla,
pues de acuerdo con Gómez (2000), la
formación académica en el área médica se
queda corta al abordar el sentir y los
aspectos emocionales y psicológicos
experimentados por el personal sanitario
frente a esta situación, igualmente, el
estudio llevado a cabo por Bonilla, et al.
(2015) confirma lo ya dicho, y es que a los
profesionales en salud se les educa para
salvar vidas, mas no para hacer frente a la
muerte.
Asimismo, se destaca la labor de
otros profesionales (psicólogos,
psicooncólogos) que puedan ayudar en el
tránsito del afrontamiento de la muerte,
para Hernández, et al, (2018), la psicología
de la salud es la encargada de ofrecer
alternativas a la carga emocional, con el
fin de contrarrestar el impacto negativo,
traducidos en cambios a la salud,
producidos por el tratamiento del cáncer,
en el equipo sanitario, la familia y en el
paciente, brindando a su vez herramientas
y/o estrategias que permitan la
comprensión y asimilación del proceso
muerte.
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