8
OPINIÓN 138 Introducción E n los últimos años aparecen con frecuencia informaciones acerca del posible riesgo de desarrollar cáncer como consecuencia de la exposición a factores de riesgo ambientales o tecnológicos como, por ejemplo, los riesgos deriva- dos de la energía nuclear, de la exposición a campos electromagnéticos o a determinadas sustancias quí- micas. En general, todos estos factores comparten la característica común de ser riesgos difíciles de perci- bir por los sentidos y cuyo nivel de exposición es bajo, aunque las enfermedades con las que se pueden aso- ciar son graves. La presencia continuada de resultados de la inves- tigación epidemiológica y clínica identificando nuevos factores de riesgo en los medios de comunicación social, con frecuencia contradictorios y raramente definitivos, es motivo de recelo en la población, ante la posibilidad de que una enfermedad como el cáncer esté causada por algún factor no identificado y que se encuentra pre- sente en la vida cotidiana. Por otro lado, frente a la creen- cia de que una enfermedad en un individuo debe tener una única causa reconocible en el entorno inmediato del individuo afectado, la imposibilidad de atribuir la apa- rición de un cáncer a una causa concreta es una fuen- te de desazón en los pacientes afectados. Las preguntas clásicas son ¿por qué a mi? y ¿por qué ahora? Es evi- dente que ningún cáncer lleva una etiqueta que diga: «mi causa es el tabaco», por lo que cuando aparece es difícil atribuir su origen a un único factor reconoci- ble por el paciente o sus familiares que pueda ser con- firmado de forma individual por el médico. Este tipo de problemas que generalmente se aso- cian a la explicación probabilista de las enfermedades crónicas, de origen habitualmente multicausal, se manifiesta con toda su crudeza cuando surge un posi- ble conglomerado de casos de un determinado cáncer, situación que no es infrecuente y que puede incre- mentarse en el futuro. De hecho, algunos tipos de cán- cer como las leucemias u otros tumores hematológicos se han detectado con frecuencia como conglomerados en diversos países a lo largo de los últimos años, por lo que es necesario plantear estrategias específicas de actuación frente a este tipo de situaciones. El cáncer es una patología con características específicas como OPINIÓN Aspectos sanitarios y sociales en la investigación de conglomerados de cáncer J. M. Borràs 1 / C. A. González 2 1 Unitat de Prevenció i Control del Càncer. Institut Català d’Oncologia. 2 Institut de Recerca Epidemiològica i Clínica (IREC). Mataró (Barcelona). Correspondencia: Josep M. Borràs. Servei de Prevenció i Control del Càncer. Institut Català d’Oncologia. Gran Vía, s/n Km, 2.7. 08907 Hospitalet (Barcelona) Recibido: 30 de diciembre de 1996 Aceptado: 1 de julio de 1997 (Health and social aspects in cancer cluster research) Gac Sanit 1998;12:138-145 Resumen En este artículo se analizan los principales problemas que plantea la investigacion de un conglomerado de casos de cán- cer, especialmente en referencia a percepción y comunica- ción de los riesgos a la población. Se revisan las necesida- des de información de la población y la manera de proporcionar la información relacionada con la exposición a riesgo ambien- tales, así como la relación con los medios de comunicación. Finalmente, se discuten las implicaciones que para la inves- tigación epidemiológica y para la salud pública tiene la per- cepción del riesgo. Palabras clave: Cáncer. Conglomerado. Percepción del ries- go. Comunicación. Summary This paper analyzes the main problems in the research on cancer clusters, with a specific emphasis on the population perception and risk communication. Population information needs and the approach to give information to the population regardind environmental risks are reviewed, as well as the rela- tionship with mass media. Finally, the implications of risk per- ception for epidemiologic research on clusters and for public health are discussed. Key words: Cancer. Cluster. Risk perception. Communication.

Aspectos sanitarios y sociales en la investigación de conglomerados de cáncer

  • Upload
    ca

  • View
    213

  • Download
    1

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Aspectos sanitarios y sociales en la investigación de conglomerados de cáncer

OPINIÓN

Aspectos sanitarios y sociales en la investigación deconglomerados de cáncer

J. M. Borràs1 / C. A. González2

1 Unitat de Prevenció i Control del Càncer. Institut Català d’Oncologia.2 Institut de Recerca Epidemiològica i Clínica (IREC). Mataró (Barcelona).

Correspondencia: Josep M. Borràs. Servei de Prevenció i Control del Càncer. Institut Català d’Oncologia. Gran Vía, s/n Km, 2.7.08907 Hospitalet (Barcelona)

Recibido: 30 de diciembre de 1996Aceptado: 1 de julio de 1997

(Health and social aspects in cancer cluster research)

ResumenEn este artículo se analizan los principales problemas que

plantea la investigacion de un conglomerado de casos de cán-cer, especialmente en referencia a percepción y comunica-ción de los riesgos a la población. Se revisan las necesida-des de información de la población y la manera de proporcionarla información relacionada con la exposición a riesgo ambien-tales, así como la relación con los medios de comunicación.Finalmente, se discuten las implicaciones que para la inves-tigación epidemiológica y para la salud pública tiene la per-cepción del riesgo.Palabras clave: Cáncer. Conglomerado. Percepción del ries-go. Comunicación.

OPIN

13Gac Sanit 1998;12:138-145

SummaryThis paper analyzes the main problems in the research on

cancer clusters, with a specific emphasis on the populationperception and risk communication. Population informationneeds and the approach to give information to the populationregardind environmental risks are reviewed, as well as the rela-tionship with mass media. Finally, the implications of risk per-ception for epidemiologic research on clusters and for publichealth are discussed.Key words: Cancer. Cluster. Risk perception. Communication.

Introducción

En los últimos años aparecen con frecuenciainformaciones acerca del posible riesgo dedesarrollar cáncer como consecuencia de laexposición a factores de riesgo ambientales

o tecnológicos como, por ejemplo, los riesgos deriva-dos de la energía nuclear, de la exposición a camposelectromagnéticos o a determinadas sustancias quí-micas. En general, todos estos factores comparten lacaracterística común de ser riesgos difíciles de perci-bir por los sentidos y cuyo nivel de exposición es bajo,aunque las enfermedades con las que se pueden aso-ciar son graves.

La presencia continuada de resultados de la inves-tigación epidemiológica y clínica identificando nuevosfactores de riesgo en los medios de comunicación social,con frecuencia contradictorios y raramente definitivos,es motivo de recelo en la población, ante la posibilidadde que una enfermedad como el cáncer esté causadapor algún factor no identificado y que se encuentra pre-sente en la vida cotidiana. Por otro lado, frente a la creen-cia de que una enfermedad en un individuo debe tener

una única causa reconocible en el entorno inmediatodel individuo afectado, la imposibilidad de atribuir la apa-rición de un cáncer a una causa concreta es una fuen-te de desazón en los pacientes afectados. Las preguntasclásicas son ¿por qué a mi? y ¿por qué ahora? Es evi-dente que ningún cáncer lleva una etiqueta que diga:«mi causa es el tabaco», por lo que cuando aparecees difícil atribuir su origen a un único factor reconoci-ble por el paciente o sus familiares que pueda ser con-firmado de forma individual por el médico.

Este tipo de problemas que generalmente se aso-cian a la explicación probabilista de las enfermedadescrónicas, de origen habitualmente multicausal, semanifiesta con toda su crudeza cuando surge un posi-ble conglomerado de casos de un determinado cáncer,situación que no es infrecuente y que puede incre-mentarse en el futuro. De hecho, algunos tipos de cán-cer como las leucemias u otros tumores hematológicosse han detectado con frecuencia como conglomeradosen diversos países a lo largo de los últimos años, porlo que es necesario plantear estrategias específicas deactuación frente a este tipo de situaciones. El cánceres una patología con características específicas como

IÓN

8

Page 2: Aspectos sanitarios y sociales en la investigación de conglomerados de cáncer

son la existencia de un tiempo de latencia largo, lo cualdificulta establecer una relación entre una exposicióna un factor de riesgo y la aparición de la enfermedad;la población tiende a relacionar la enfermedad con unhecho reciente y no con una exposición alejada en eltiempo. Por otro lado, la aparición de un conglomera-do de cáncer en áreas pequeñas con un número rela-tivamente bajo de casos dificulta establecer sólidamenteuna relación causal, dado su bajo poder estadístico1.

A partir de una experiencia concreta cuyos resul-tados han sido publicados previamente2, en esteartículo se revisarán algunos de los principales pro-blemas que plantea la investigación de un conglome-rado de cáncer en relación a la problemática de la per-cepción y la comunicación del riesgo a la población. Nose mencionarán los problemas estrictamente estadís-ticos de la evolución del conglomerado ampliamente des-critos en la literatura, ni tampoco los aspectos propiosde la investigación epidemiológica3, 4.

Antes de entrar a discutir los aspectos relacionadoscon la investigación del conglomerado, cabe destacarque a lo largo del texto se mencionará con frecuenciael concepto de riesgo, cuya definición ha sido motivode controversia5. Este concepto se puede definir en rela-ción a las consecuencias de la exposición y a la reac-ción cognitiva y emocional que puede producir. En nues-tro contexto se utiliza con una connotación de unaexposición frente a la cual la prevención es posible, dife-renciándose así del riesgo o peligro causado por fenó-menos de la naturaleza como terremotos, lluviastorrenciales, etc. Aún cuando se restrinja al sentido deriesgo prevenible, puede ser utilizado de forma distin-ta según cual sea la perspectiva científica adoptada.Así, en la literatura epidemiológica, como en otras áreasdel conocimiento científico, el interés se centra en ladeterminación de la presencia de un riesgo para la saludy en evaluar su magnitud. En cambio, la perspectiva psi-cológica se refiere al riesgo como a una situación defalta de control de algún aspecto del entorno tal comoes percibido por el individuo, y asociado a un efectoadverso como puede ser una enfermedad o un acci-dente6.

El conglomerado de casos de cáncer

Se puede definir un conglomerado de casos comoaquella agregación de casos sospechosos de padecerdeterminada patología que aparecen de forma ines-perada en un lugar y tiempo concreto7. Habitualmen-te, la sospecha de conglomerado es detectada bien porla propia población afectada, o por los profesionales dela salud que prestan asistencia a la población en la quese sospecha que puede existir un número anormalmentealto de casos de cáncer, mientras que es menos fre-cuente su detección mediante el análisis sistemático de

GACETA SANITARIA/MAYO-J13

las estadísticas sanitarias. Este hecho define al con-glomerado como una situación especial de interacciónentre los profesionales sanitarios y la comunidad en laque existe el indicio de que un hecho inusual se ha desa-rrollado de forma insidiosa. Por tanto, en la investiga-ción del conglomerado es especialmente importante larelación establecida con la comunidad afectada y, par-ticularmente, con sus líderes, relación que debe ser obje-to de una atención específica.

El hecho de que en nuestra experiencia la detec-ción haya sido desencadenada por un nuevo caso aña-dió cierta urgencia en la respuesta de los responsablessanitarios, aunque ni las características de la enfermedadni el impacto de las posibles medidas preventivas lorequiriesen. En otras situaciones la sospecha se origi-na por las observaciones de algunos individuos con-cretos que a raíz de alguna información pública, com-binada con la aparición de algún caso de cáncer, sedirigen a los servicios de salud pública para inquirir acer-ca de la presencia de una frecuencia inusual de casosde cáncer en su municipio. En muchas de estas situa-ciones de preocupación personal, que en los EstadosUnidos pueden llegar a ser el 95% de los casos con-sultados a un servicio de salud pública, simplementela información apropiada y una revisión de los datos epi-demiológicos disponibles puede descartar la apariciónde un conglomerado y tranquilizar al interesado8.

La detección del caso desencadenante de la alar-ma social por parte de la población convierte a los dife-rentes factores de riesgo existentes en el entorno, hastaese momento percibidos de forma inconexa, en algoque se contempla como amenazante y a lo que se atri-buye la causa del posible conglomerado de cáncer.Ejemplos de estos factores, en nuestro caso, fueron laexistencia de una subestación transformadora, de unaconducción eléctrica cercana, o la presencia de para-rrayos radiactivos no retirados o retirados hacía pocotiempo. En la identificación de estos factores juega unpapel importante la publicación previa de informacio-nes en los medios de comunicación, implicándolos comosospechosos de causar algún tipo de cáncer, siendoun ejemplo típico de estos factores las emisiones con-taminantes de una industria.

En nuestro caso, un contacto inicial con el médicodel municipio afectado y con la responsable de la escue-la a la que acudían los casos permitieron evaluar la nece-sidad de continuar con las investigaciones del posibleconglomerado de cáncer hematológico. El motivo ini-cial del contacto con los servicios sanitarios fue si sepodía recomendar el inicio del curso escolar sin ries-go para los alumnos, dado que todos los casos habíanaparecido en la única escuela y asistían mayoritaria-mente a la misma clase, lo que concedía una particu-lar relevancia a la posible etiología vírica de la enfer-medad oncológica9. La dirección de la investigación seencargó a un organismo independiente de la propia auto-ridad sanitaria. Aunque esta decisión se tomó por ser

UNIO, 1998, VOL. 12, NÚM. 3

9

Page 3: Aspectos sanitarios y sociales en la investigación de conglomerados de cáncer

una institución con notable experiencia en epidemiolo-gía del cáncer, a posteriori este aspecto adquirió granrelevancia para la propia credibilidad de los resultadosnegativos de la investigación. La desconfianza respectoa los servicios de salud pública es una reacción frecuentepor parte de la población en estas situaciones de cri-sis, hecho que puede ser limitado por la independen-cia de la investigación.

Información y relación con la población

Las percepciones que tiene la población sobre losriesgos del entorno deben ser tomadas en considera-ción en el momento de valorar cual debe ser la respuestaal problema de salud y social planteado por la sospe-cha de conglomerado. Los riesgos tal como son perci-bidos por la población difieren en general de la opiniónde los expertos, basada en los conocimientos científi-cos. Por ejemplo, en encuestas realizadas a la pobla-ción sobre las causas del cáncer destaca la elevadaidentificación de los factores ambientales como causadel cáncer10, habitualmente de compleja evaluación epi-demiológica dado que son de pequeña magnitud, conefectos inciertos y a largo plazo11.

OPIN

14

La diferencia entre la percepción del riesgo por partede la población y por los expertos está motivada porlas diferencias en la definición y evaluación de los pro-blemas, en la profundidad del análisis del riesgo y suscausas, en la valoración de las probabilidades de queel riesgo produzca un cáncer y en la percepción de queexiste un reparto equitativo de los riesgos y de los bene-ficios12. El grado de amenaza atribuida a un riesgo porparte de la población se ha encontrado asociado a dife-rentes factores, que se presentan en la tabla 113-15. Losfactores que mayor impacto tienen sobre la percepcióndel riesgo en la población son los relacionados con lavoluntariedad de la exposición y la percepción del gradode control personal sobre la misma.

La reacción psicológica frente a la aparición de unconglomerado de casos de cáncer consiste con fre-cuencia en la necesidad de atribuir la causa del con-glomerado a algo o a alguien, abriéndose un procesode búsqueda de culpables, sean éstos por acción, comoen caso de sospecha de emisiones contaminantes porparte de una industria, o por omisión, papel atribuidocon frecuencia a la Administración. Este proceso puedeser psicológicamente útil, dado que la percepción de quelos casos se deben a una causa los hace controlablesy previsibles, a diferencia de los sucesos producidos alazar16, y contribuye a facilitar la comprensión de la razón

Tabla 1. Factores cualitativos asociados a cambios en la percepción de un riesgo

Factor Aumento percepción riesgo población Reducción percepción riesgo población

Potencial catastrófico Concentrada en espacio y tiempo Distribuida al azar

Familiaridad No familiar Familiar

Comprensión del proceso Mecanismo incomprendido Mecanismo comprendido

Control personal del riesgo Sin control Control

Voluntariedad exposición Involuntaria Voluntaria

Efectos sobre niños Especialmente a riesgo Sin especial riesgo

Manifestación efectos Efectos retardados Efectos inmediatos

Efectos generación futura Riesgo Sin riesgo

Identidad de la víctima Víctima identificable Víctima «estadística»

Amenaza Amenazante Percepción no amenazante

Confianza en instituciones Desconfianza en instituciones responsables Confianza

Medios comunicación Presencia en los medios Poca o nula presencia

Equidad Distribución no equitativa de riesgos y beneficios Distribución equitativa

Beneficios Poco claros Claros

Reversibilidad Efectos irreversibles Reversibles

Origen Causados por acciones humanas o por errores tecnológicos Causas naturales

Antecedentes de accidentes Antecedentes de accidentes graves asociados a riesgos Sin antecedentes de accidentes graves

Fuente: Covello VT. Risk perception and communication. Canadian J Public Health 1995; 86:78-90.

IÓN

0

Page 4: Aspectos sanitarios y sociales en la investigación de conglomerados de cáncer

por la cual han caído enfermos algunos miembros dela comunidad. Esta necesidad psicológica de buscar unaatribución causal refuerza la necesidad de respetar einvestigar todas las posibles hipótesis causales quepueda plantear la población, lo que evita la sensaciónde «ultraje» que se produce cuando la gente percibe quesus sospechas no son tenidas en cuenta17. Este hechoes una de las principales conclusiones de nuestra expe-riencia para conseguir una relación de mutua colabo-ración con la población afectada.

Una reacción que debe ser evitada y prevenida acti-vamente hasta donde sea posible es la estigmatizacióno culpabilización de los casos. Esta reacción respon-de a la idea de que si algunas personas han enferma-do, la causa debe buscarse en algún hecho cometidopor el propio individuo afectado, generando una epidemiade sospechas o de miedo hacia los afectados18 quepudiera recordar, a menor escala, los antecedentes his-tóricos de las plagas de enfermedades infecciosas o,más recientemente, respecto del SIDA19.

A otro nivel, la reacción psicológica frente a riesgosderivados del medio ambiente relacionados con el desa-rrollo tecnológico se caracteriza por la experiencia dela incertidumbre frente a la existencia misma de la expo-sición, que en casos como la radioactividad o el radónno se puede percibir mediante los sentidos. Esta incer-tidumbre afecta tanto a la exposición en sí misma y asu dosis, como al diagnóstico y tratamiento de la posi-ble patología. Todo ello conlleva una necesidad psico-lógica de adaptación a la situación de hallarse expues-to a un riesgo, lo que implica el desarrollo de unahipervigilancia frente a la exposición en algunos indi-viduos, así como cambios en las creencias acerca delas causas y efectos de la exposición y las situacionesde gran estrés, como son las derivadas de los accidentescontaminantes graves que pueden conducir al desarrollode problemas psiquiátricos20.

Los riesgos a los que se atribuía un posible papelcausal en el conglomerado que estudiamos fueron unpararrayos radiactivo antiguamente existente en laescuela, las radiaciones electromagnéticas proceden-tes de las conducciones eléctricas y de una subesta-ción de media tensión situada junto a la escuela, el posi-ble contagio de la enfermedad y las característicasespecíficas del suelo de la comarca, que determinó lainvestigación del radón en los domicilios como únicoaspecto susceptible de ser investigado relacionado conel suelo. Como se puede observar, las característicasde estos factores sospechosos coinciden con los queincrementan la amenaza percibida de riesgo descritosen la tabla 1, dado que la exposición no se percibe porlos sentidos, es involuntaria y fuera de control del indi-viduo, afecta a niños, sus efectos son retardados y gra-ves, mientras que los beneficios quedan difuminados.En este contexto, y como ya se ha mencionado, la opciónseleccionada de forma intuitiva y considerando la pre-sión emocional para actuar fue la de no minimizar o des-

GACETA SANITARIA/MAYO-J14

preciar ningún riesgo percibido, sino que se convino eninvestigarlos, evitando contraponerlos a otros factoresde riesgo conocidos pero no tenidos en consideraciónpor la población21, como el consumo de tabaco o la expo-sición fetal a la radiación ionizante, que fueron estudiadosen el contexto de la encuesta epidemiológica realiza-da. En una reunión pública, los investigadores se com-prometieron a realizar la investigación de cada una deestas causas, una vez terminada la investigación epi-demiológica de otros factores de riesgo de los casos(antecedentes personales, familiares, etc.). Las inves-tigaciones de campo se realizaron con conocimiento pre-vio y participación en diversos casos de los líderes dela comunidad, con el fin de garantizar la transparenciadel proceso y reforzar la credibilidad de los resultadosde la investigación22. El objeto de los investigadores fuedeterminar la presencia de potenciales factores de ries-go que pudieran explicar la aparición de casos y no lade establecer una relación causal, dado el reducidonúmero de casos. Todos los estudios dieron resultadonegativo.

Una situación como la descrita plantea con crude-za desde el primer momento una serie de problemas:la fragmentación de la responsabilidad acerca dequién se hace cargo de la investigación del riesgo y deexplicar sus resultados; la percepción por parte de sec-tores de la población de que existe una desigualdad deacceso a la información; evitar la controversia públicaentre expertos, y defender una posición en relación alas posibles causas del cáncer contradictoria con men-sajes anteriores o con otras fuentes de información13.Los epidemiólogos contraen una notable responsabili-dad en estas investigaciones con respecto a la pobla-ción afectada cuando se menciona un factor de riesgocomo posible causa de una enfermedad como el cán-cer23.

Los criterios generales para llevar a cabo estas inves-tigaciones en relación con la población y la forma decomunicar los riesgos existentes han sido analizadosampliamente en la literatura, fundamentalmente nor-teamericana17, 24-26, pero también en la europea27. Deforma resumida, las principales recomendaciones sonlas siguientes:

* Es necesario trabajar de forma coordinada con loslíderes locales, sean representantes municipales, esco-lares o de las organizaciones afectadas.

* Hasta donde sea posible, se recomienda evitarasambleas masivas. Sin embargo, en ocasiones son ine-vitables porque permiten la participación pasiva demucha gente y un contacto personal al final de las mis-mas. En este caso, lo mejor es ofrecer una informaciónconcisa sobre el problema y sobre las actuaciones quese están desarrollando. Debe existir la disponibilidad deexplicar, incluso personalmente, las investigaciones rea-lizadas o en proceso. En este sentido, las preguntasinformales al final de toda reunión con la población sonmuy importantes.

UNIO, 1998, VOL. 12, NÚM. 3

1

Page 5: Aspectos sanitarios y sociales en la investigación de conglomerados de cáncer

* Hay que estar preparado para dar respuesta ade-cuada a las personas que participan en las reunionesy que están preocupadas por otras cosas distintas delpropio riesgo o enfermedad, como son la política muni-cipal u otros temas similares.

* Cuando la población pide certezas se debe contestartomando en consideración otros valores humanos y socia-les además de los científicos. Muchas veces la deman-da de certidumbre está causada por la percepción deno ser escuchado en sus preocupaciones frente al pro-blema de salud causado por el conglomerado.

* Reconocer la incertidumbre y la posibilidad de desa-cuerdo entre científicos produce sensación de hones-tidad y franqueza; lo contrario produce la sensación deque se quiere esconder algo. La gente no se alegra deque se les diga que no se sabe algo, pero es muchomejor que afirmar que ha habido muchos casos comoel suyo.

* Es necesario ser muy preciso sobre las accionesque se van a emprender para investigar el problema,estableciendo un compromiso de calendario de actua-ciones. Incumplir este tipo de compromisos redunda enuna pérdida notable de credibilidad.

* Cualquier dato que se ofrezca acerca del riesgode padecer la enfermedad debe ser puesto en el con-texto de otros riesgos comparables.

* Es necesario buscar la colaboración de personasindependientes que contribuyan a dar credibilidad a lainvestigación, promoviendo su participación en la reco-gida de muestras, en la interpretación de los resulta-dos, etc.

* Las comunicaciones oficiales o mediante los mediosde comunicación no sustituyen la comunicación personalcon la gente.

* Cuando la investigación ha finalizado se debe darun carácter formal a su conclusión, aun cuando seanegativa, y comunicarlo a la población afectada. Losresultados deben difundirse tan pronto como sea posi-ble para evitar la percepción de que se oculta algunacosa.

En resumen, los expertos y la población hablan len-guajes distintos y tratan de resolver el mismo problema,pero considerado a la luz de perspectivas muy diferen-tes, lo que puede inducir a dificultades de interpretacióny de comunicación. Por ejemplo, cuando un técnico habladel nivel máximo de riesgo aceptable de un contaminantedel aire del cual se sospecha que puede producir un broteasmático en niños, hay individuos que pueden traducir-lo como que existe un número aceptable de niños conasma debido a dicho contaminante13. Por tanto, el nivelde dificultad para encontrar un lenguaje compartido conla población afectada puede ser un factor importante alcual se deben dedicar los esfuerzos necesarios con lacolaboración de los líderes locales. En nuestro caso, yvisto retrospectivamente, éste fue uno de los aspectospara el cual la colaboración de los líderes locales fueesencial.

OPI

14

Los medios de comunicación y los conglomerados de cáncer

Los medios de comunicación de masas como la pren-sa y la televisión son una importante fuente de informaciónsobre el cáncer28, y por la naturaleza del problema plan-teado por la aparición de un conglomerado de cáncer,es posible que tengan interés en publicar la información.En nuestro caso, aunque diversos medios de comuni-cación conocieron la noticia y entrevistaron a afectados,investigadores y autoridades sanitarias, no llegó a serpublicada gracias a que algunos de los familiares de losniños afectados y de los representantes escolares y muni-cipales hicieron ver a los periodistas la posibilidad de quesirviera para estigmatizar a los niños, así como el ries-go de que la localidad apareciera como un lugar inse-guro. Los diferentes medios de comunicación frente a estasolicitud decidieron no publicar la noticia, hecho que fuebien recibido por la población afectada en vista de quehabía una investigación en marcha creíble y de la quefueron puntualmente informados.

Cuando este tipo de noticias aparecen en losmedios de comunicación pueden causar un gran impac-to social con repercusiones sobre la propia percepcióndel riesgo de la población, incluso con repercusiones eco-nómicas sobre el precio de la vivienda o las accionesempresariales29. Se ha señalado que los epidemiólogospueden llegar a «causar epidemias» mediante la difu-sión de noticias en los medios de comunicación30, y portanto, conviene revisar brevemente cuál es la perspec-tiva de los medios de comunicación en las noticias sobreriesgos y sus consecuencias.

Es evidente que los medios de comunicación, alpublicar noticias sobre problemas sanitarios, cumplenuna función útil y socialmente indispensable, pero nonecesariamente publican aquello que puede ser con-siderado relevante desde una perspectiva epidemioló-gica, ni pretenden cumplir una misión educativa en elsentido tradicional del término. Los medios de comu-nicación basan sus informaciones en una parte limita-da de las publicaciones científicas o consultan a unnúmero reducido de expertos; prefieren habitualmen-te contraponer las opiniones entre ellos destacando lacontroversia por encima de los acuerdos31. Esto puedellevar a situar al mismo nivel la opinión de un expertocon años de trabajo en un ámbito con la de un neófi-to que cuestione sus afirmaciones, siempre con la fina-lidad de la búsqueda de una pretendida imparcialidad.

Los casos de conglomerados son atractivos para losmedios de comunicación dada la posibilidad de buscarvíctimas identificables para resaltar los aspectos huma-nos y dramáticos de la enfermedad junto con las impli-caciones sociales de las posibles causas y conse-cuencias del conglomerado, aunque sea a un nivelpuramente especulativo32. Debe tenerse en cuenta quelos periodistas compiten por las noticias y por un espa-cio escaso, trabajando con límites de tiempo estrictos,lo cual favorece la eliminación del matiz33-35. A este hecho

NIÓN

2

Page 6: Aspectos sanitarios y sociales en la investigación de conglomerados de cáncer

se debe añadir la falta de especialización de los perio-distas, aunque la tendencia actual es a profundizar enla especialización en ámbitos concretos36.

La revisión de las informaciones publicadas duran-te un año en la prensa general americana reveló quelas informaciones de los medios de comunicación nofacilitaban la discusión racional sobre un posible ries-go para la salud, puesto que su contenido se dirigía ala emoción y no a la razón37. El contenido de la infor-mación tiende a conceder mucha importancia a la bús-queda de responsabilidades o de culpables que, en elcaso de riesgos involuntarios, como los que se asociana casos de conglomerado, son habitualmente atribui-bles a la industria o la Administración competente mien-tras que, en el caso de riesgos voluntarios, la respon-sabilidad se atribuye a la propia víctima38. Por otro lado,las informaciones dejan de aparecer aún cuando losmotivos que las crearon no se hayan resuelto todavía,lo cual causa una cierta sensación de frustración en losindividuos directamente interesados en el tema.

Un efecto de los medios de comunicación que puedeser positivo es que sus noticias ofrezcan el marco nece-sario para crear las expectativas sociales de resolver deuna determinada manera el problema de salud públicaque pueda haberse relacionado con la aparición del con-glomerado. Este proceso favorece que los casos de con-glomerado puedan configurarse como problemas públi-cos frente a los que la administración o la industriaafectada deben actuar en una determinada dirección.De hecho, los medios de comunicación, junto con lasmovilizaciones de la población, son los principales deter-minantes del impacto social de un conglomerado másallá del impacto en la propia comunidad afectada39.

Un comentario especial debe realizarse respecto alas revistas de información que promueven la vuelta a«estilos de vida natural», que con frecuencia defiendensus respetables opciones de vida atribuyendo riesgos parala salud a diferentes tecnologías, aunque la evidencia cien-tífica no sea concluyente. Argumentar la existencia deriesgos potenciales para la salud como fundamento bási-co para defender determinadas opciones de protecciónambiental ha sido hasta ahora una característica de algu-nos movimientos ciudadanos, lo que sin duda ha facili-tado el desarrollo de regulaciones protectoras, pero quetambién ha tenido un impacto en la percepción del ries-go para la salud que suponen determinados problemasambientales. Las publicaciones antes referidas sirvencomo fuente de información de muchas de las sospe-chas de riesgos potenciales de cáncer y deben ser teni-das en cuenta en el momento de evaluar la percepciónde un sector minoritario, pero activo, de la población quepretende conseguir una situación de riesgo cero, es decir,que no acepta ningún tipo de riesgo derivado de la tec-nología, ya sea un microondas o un campo electro-magnético. El argumento habitual parte de la compara-ción de la situación actual con otra no especificada enla que el riesgo se supone inexistente, aunque debería

GACETA SANITARIA/MAYO-JU

14

ser evidente que siempre se está expuesto a algún gradode riesgo, aunque sea por causas naturales38. En estecontexto, siempre se tiende a valorar más las posiblespérdidas derivadas de la exposición al riesgo que losbeneficios atribuibles al uso de la tecnología, y por tanto,son difícilmente aceptables reducciones parciales de losriesgos40. Desde el punto de vista social, la exposiciónvoluntaria, como es el caso del consumo de tabaco, puedeser aceptada como el derecho personal de asumir el pro-pio riesgo. Sin embargo, en exposiciones involuntarias,como en el caso de los fumadores pasivos o como paralos riesgos ambientales u ocupacionales, es un derecholegítimo el no estar expuesto a ningún nivel de riesgo quepueda asociarse con el desarrollo de un cáncer, hechoque plantea problemas sociales específicos que van másallá de los propiamente científicos.

Comentario final

Es probable que en nuestro país aumente el núme-ro de episodios en que los servicios de salud públicase vean requeridos para investigar un posible conglo-merado de casos de cáncer en una población, comoya sucede en otros países. Este fenómeno plantearádesafíos importantes a la investigación epidemiológi-ca, tanto éticos como en la relación a mantener con lapoblación afectada41.

Aceptar las incertidumbres del conocimiento cien-tífico y la controversia acerca de las evidencias y su inter-pretación es difícil; de hecho, es frecuente interpretarla incertidumbre como un refuerzo de la propia posi-ción12. Las controversias científicas acerca del posiblepapel etiológico de un factor de riesgo cada vez sonrecogidas con mayor frecuencia por los medios de comu-nicación y se difunden socialmente como una infor-mación que contribuye a la formación de opinión entreel público. Las controversias públicas frecuentementesirven para polarizar las posiciones sobre la interpre-tación popular de las causas del conglomerado. Por otrolado, la situación de alarma social que se produce endicha situación favorece la participación de grupos socia-les que cuestionan el modelo de vida y el de consu-mo, y que utilizan argumentos en la discusión sobre losriesgos ambientales que transcienden la controversiacientífica acerca de las evidencias de causalidad42, 43.Un conglomerado de cáncer de etiología desconocidapone de manifiesto la divergencia entre lo que se pre-tende desde una lógica científica con limitaciones paraestablecer la causalidad y lo que pretende la población,que afronta de forma aguda la necesidad de buscar unacausa a una situación extraordinaria y que desea eli-minar el riesgo «más allá de la duda razonable»44. Desdeuna perspectiva de los servicios de salud pública, esnecesario recordar que en situaciones de crisis, si lapoblación no encuentra colaboración en las institucio-

NIO, 1998, VOL. 12, NÚM. 3

3

Page 7: Aspectos sanitarios y sociales en la investigación de conglomerados de cáncer

nes para hacer frente al problema social y sanitario queplantea el conglomerado, buscará esa ayuda en otraparte. Es conveniente tener en cuenta que la alterna-tiva a una investigación formal por parte de expertoses la difusión de informaciones procedentes de fuen-tes no contrastadas.

Llevar a cabo una investigación en estas condi-ciones requiere un esfuerzo para combinar la inves-tigación epidemiológica con la toma en consideraciónde las sospechas de la población sobre las causaspotenciales del conglomerado45. Esta investigacióndebe desarrollarse desde el inicio con la participaciónde representantes cualificados de la población46,aunque el resultado más probable sea confirmar queno se ha encontrado una causa a la que atribuir la apa-rición del conglomerado, lo cual obviamente no exclu-ye que el riesgo, aunque mínimo, exista. La transpa-rencia del proceso es probablemente la mejor garantíade la necesaria credibilidad que deben tener los resul-tados para la población afectada47, sobre todo cuan-do son negativos. Se debe tener en cuenta que la expe-riencia científica y la credibilidad son dos aspectosdiferentes en la perspectiva de la población48; así, mien-tras la experiencia de los profesionales implicados enla investigación no se suele poner en cuestión, la cre-dibilidad se debe ganar en el terreno concreto de loshechos.

En situaciones de baja credibilidad, y en las que nose ha tenido en cuenta las preocupaciones y los ries-gos denunciados por la población afectada, se ha desa-rrollado un movimiento denominado epidemiologíapopular. La epidemiología popular se define a partir dela experiencia de procesos comunitarios en la que loshabitantes han recogido datos epidemiológicos y diri-gen los conocimientos y recursos de expertos para tra-tar de entender la epidemiología de la enfermedad49, 50

aunque sus resultados pueden estar sujetos a posiblessesgos de información, selección y factores de confu-sión51.

Desde una perspectiva de salud pública, frente adeterminados riesgos cuya plausibilidad biológica estáfundamentada y cuando existe evidencia insuficiente decausalidad, con frecuencia se adopta un principio deprecaución frente a la exposición al riesgo. Se reco-mienda evitar o reducir la exposición, sobre todo si esinvoluntaria. El problema en el uso sistemático del prin-

OPIN

14

cipio de precaución aparece en las exposiciones a fac-tores ambientales con dosis bajas de exposición, conuna fundamentación biológica de la relación causalincierta o inexistente y evidencias de causalidad muycontrovertidas, como es el caso de los efectos de loscampos electromagnéticos52, 53. En estos casos, las posi-ciones de la opinión pública y de los expertos puedenllegar a ser muy contradictorias: desde quien exige unaregulación protectora de forma inmediata, a quien afir-ma que no se debe actuar hasta que la evidencia seamás concluyente54, lo que dificulta notablemente defi-nir una política preventiva adecuada55. Un conglome-rado de casos de cáncer cataliza estas posiciones enla población afectada y puede poner en duda la legiti-midad científica y las recomendaciones preventivas. Ladiscusión acerca de las intervenciones necesarias sefundamenta más en la percepción del riesgo de la gente,la credibilidad de las instituciones y en el tipo de rela-ción establecida con la población que en los aspectosclásicamente científicos. En este sentido, los diferen-tes aspectos discutidos en este artículo deben ser con-siderados en el marco de la investigación epidemioló-gica.

En conclusión, la investigación de conglomerados decáncer plantea problemas específicos que se agudizanpor la creciente conciencia social sobre los riesgos deri-vados del medio ambiente y del desarrollo tecnológico.Este artículo se originó a partir de una experiencia con-creta y se ha centrado en la importancia de aspectosrelacionados con la percepción y reacciones de la pobla-ción afectada y con los medios de comunicación, queen nuestro caso fueron aspectos muy relevantes, y fren-te a los cuales se tomaron una serie de decisiones «adhoc», y cuyo fundamento hemos realizado a posterio-ri. Sin embargo, hemos considerado que podía ser útildar a conocer estos problemas porque son aspectos pococonsiderados en la literatura epidemiológica.

Agradecimientos

A Pilar Liberal y Eduardo Mariano por su contribu-ción a toda la investigación del conglomerado y a lasrelaciones con la población. A Elvira Méndez por suscomentarios a una versión previa de este artículo.

Bibliografía

1. Terracini B. Small area epidemiology: methods for the studyof enviromental and occupational hazards. Medicina del Lavoro1996 (en prensa).2. González CA, Borràs JM, Luna P, Baixeras C, Mariano E, PeraG. Childhood leukemia in a residential small town near Barcelo-na. Arch Env Health 1996;52:322-5.

3. Alexander FE, Boyle P. Statistical methods of investigating loca-lised cluster of disease. Lyon: International Agency for Researchon Cancer (in press).4. Olsen SF, Martuzzi M, Elliott P. Cluster analysis and diseasemapping: Why, when and how? A step by step guide. BMJ1996;313:863-6.5. Fischhoff B, Watson SR, Hope C. Defining risk. Policy Scien-ces 1984;17:123-39.

IÓN

4

Page 8: Aspectos sanitarios y sociales en la investigación de conglomerados de cáncer

6. Vlek CAJ. Decision making about risk acceptance. DenHaag: Health Council, 1990. 7. Centers for Disease Control. Guidelines for investigating clus-ter of health events. MMWR 1990;39:1-238. Bender AP, Williams AN, Johnson RA, Jagger HG. Appropia-te public health responses to cluster: the art of being responsiblyresponsive. Am J Epidemiol 1990;132:S48-S52.9. MacMahon B. Is acute lymphoblastic leukemia in children virus-related? Am J Epidemiol 1992;136:916-23.10. Izquierdo A, Viladiu P, Borràs JM, Moreno V, Catalán G. Lapercepción de las causas del cáncer y de su prevención en lasmujeres de Girona. Med Clin 1996;107:14-9.11. Sunyer J. Característiques i funcions de l’epidemiologiaambiental. Gac Sanit 1990;4:145-56.12. National Research Council. Improving risk communication. Was-hington: National Academy Press, 1989.13. Covello VT, MacCallum D, Pavlova M (eds). Effective risk com-munication: the role and responsibility of governmental and non-governmental organizations. New York: Plenum, 1989.14. Slovic P. Perception of risk. Science 1987;236:280-5.15. Covello VT. Risk perception and communication. CanadianPublic Health J 1995;86:78-80.16. Hallman WK, Wandersman A. Attribution of responsability andindividual and collective coping with environmental threats. J SocIssues 1992;48:101-18.17. Hence BJ, Chess C, Sandman PM. Improving dialogue withcommunities: a risk communication manual for government.Trenton: New Jersey Department of Enviromental Protection andEnergy, 1991.18. Strong P. Epidemic psychology: a model. Soc Health Illness1990;12:249-59.19. Nelkin D, Gilman S. Placing blame for devastating disease. SocRes 1988;55:361-78.20. Vyner H. The psychological dimensions of health care forpatients exposed to radiation and the other invisible enviromen-tal contaminants. Soc Sci Med 1988;27:1097-103. 21. Phillmore P, Moffatt S. Discounted knowledge: local experience,environement, pollution and health. En: Popay J, Williams G (eds).Researching people’s health. London: Routledge, 1994:134-56.22. Slovic P. Perceived risk, trust and democracy. Risk Anal1993;13:675-82.23. Sandman PM. Emerging responsabilities of epidemiologists.J Clin Epidemiol 1991;44:41S-50S.24. Enviromental Health Policy Committee. Recommendations toimprove health risk communication. Washington DC: US Depart-ment of Health and Human Services, 1994.25. Agency for Toxic Substances and Disease Registry. A primeron health risk communication principles and practices. Washing-ton DC: US Department of Health and Human Services, 1994.26. Jasanoff S. Acceptable evidence in a pluralistic society. En:Mayo D, Hollander R. Acceptable evidence. New York: Oxford Uni-versity Press, 1991:29-47.27. Dutch Health Council. Risk is more than just numbers. DenHaague: Health Council, 1996.28. Borràs JM, Izquierdo A, Viladiu P, Moreno V, Catalán G. Lasfuentes de información sobre el cáncer. Aten Prim 1995;16:480-4.29. Guidotti TL, Jacobs PH. The implications of an epidemiologi-cal mistake: a community’s response to a perceived excess can-cer risk. Am J Public Health 1993;83:233-9. 30. Anónimo. Do epidemiologists cause epidemics? Lancet1993;341:993-4.31. Hoan F, Bober MA, Huerta EM, Hursting SD, Lemon S, WeedDL. The association between alcohol and breast cancer: popularpress coverage of research. Am J Public Health 1995;85:1082-6.

GACETA SANITARIA/MAYO-J14

32. Nelkin D.Communicating technological risk. Annu Rev PublicHealth 1989;10:95-113.33. Greenberg M, Wartenberg D. How epidemiologists can impro-ve television networks news coverage of disease cluster reports.Epidemiology 1991;1:167-70.34. Greenberg M, Wartenberg D. Understanding mass mediacoverage of disease cluster. Am J Epidemiol 1990;132:S192-S195.35. de Semir V. What is newsworthy? Lancet 1996;347:1163-6.36. Nelkin D. La ciencia en el escaparate. Madrid: FUNDESCO,1989. 37. Singer P. Reporting on risk. New York: Russell-Sage Foun-dation, 1993.38. Keeny RL. Understanding life-threatening risks. Risk Anal1995;15:627-37.39. Burns WS, Slovic P, Kasperson R, Kasperson JX, Renn O,Emani S. Incorporating structural models into research on the socialamplification of risk: implications for theory construction and deci-sion making. Risk Anal 1993;13:611-23.40. Redelmeier DA, Rozin P, Kahneman D. Understanding patientsdecisions: cognitive and emotional perspectives. JAMA1993;270:72-6.41. Higginson J, Chu F. Ethical considerations and responsabili-ties in communicating health risk information. J Clin Epidemiol1991;44:51S-56S. 42. Renn O. The social arena concept of risk debates. KrimskyS, Golding D (eds). Social theories of risk. Westport: Praeger,1992:179-96.43. Klaidman S. How well the media report health risk. En: Bur-ger EJ (ed). Risk. Ann Arbor: University of Michigan Press,1993:119-132.44. Irwin A. Citizen Science. London: Routledge, 1994.45. Otway H, von Winterfeldt D. Expert judgement in risk analy-sis and management: process, context and pitfalls. Risk Anal1992;12:83-93. 46. Kasperson R. Six propositions on public participation and theirrelevance for risk communication. Risk Anal 1986;6:275-81.47. Shrader-Frechette K. Reductionist approaches to risk. En: MayoD, Hollander R (eds). Acceptable evidence. New York: Oxford Uni-versity Press, 1991;218-47.48. McCallum DB, Hammond SL, Covello VT. Communicating aboutenviromental risks: how the public uses and perceives informa-tion sources. Health Educ Q 1991;18:349-61.49. Novotny P. Popular epidemiology and the struggle for communityhealth: alternative perspectives from the enviromental justice move-ment. Capital Nature Socialism 1994;5(2):29-4250. Brown P. Popular epidemiology and toxic waste contamination:lay and professional ways of knowing. J Health Soc Behaviour1992;33:267-81.51. Popay J, Williams G (eds). Researching the people’s health.London: Routledge, 1996.52. Report of an Advisory Group on Non-ionising Radiation. Elec-tromagnetic fields and the risk of cancer. National RadiologicalProtection Board 1992;3(1):1-138.53. Washburn EP, Orza MJ, Berlin JA, Nicholson WJ, Todd AC,Frumkin H, Chalmer TC. Residential proximity to electricity trans-mission and distribution equipment and risk of chilhood leukemia,childhood lymphoma and childhood nervous system tumors: sys-tematic review, evaluation and meta-analyisis. Cancer Causes andControl 1994;5:299-309. 54. Burgers EJ. Health as a surrogate for the environment. Bur-ger EJ (ed). Risk. Ann Arbor: University of Michigan Press,1994;133-54.55. Calman KC. Cancer: science and society and the communi-cation of risk. BMJ 1996;313:799-802.

UNIO, 1998, VOL. 12, NÚM. 3

5