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Primer libro de poemas de Juan Cruz López.
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1
Atlas de una juventud en fuga
Juan Cruz López
2
Atlas de una juventud en fuga
Juan Cruz López
http://atlasdeunajuventudenfuga.blogspot.com/
3
I
De los que resisten
4
El hombre de letras es enemigo del mundo
Charles BAUDELAIRE
5
BÚSQUEDA
Hace falta coraje
poner
en la boca el corazón y sembrar
de agujas la piel que nos acoge
para merecer el regocijo
de la voz propia.
6
FILOSOFIA DE LA ACCIÓN
Podría decir paz
podría
si quisiera
escribir aquí no hay muerte
el hombre
no es un lobo para el hombre
sino justo lo contrario
o que la vida se soporta
podría decir
incluso
ahora sí que nos salvamos
podría decir…
y no nos damos cuenta
de que en decir se va la vida.
7
INSURRECCIÓN
Y si crees que eres mayor
para que nazcan
tus ganas de luchar
desde el pozo
casi siempre turbio
de cualquier ideología,
sigue estos consejos:
sal a la calle a comerte el mundo,
procura ser feliz
y hazte sonreír
todos los días…
Vive y deja vivir.
Que mejor rebelión
que la vida por la vida.
8
SHOAH
Ya sé que este no es mi sitio.
Hablo
una legua extraña
precivilizada
como la que hablan
los ángeles
del paraíso perdido de Milton
una lengua arcana
ya sé que esta
no es mi tierra;
siento como me punza
la podrida inteligencia
con la que somos tocados
los malditos
ese don divino que
―ahora ya lo sé―
aquí no ha de servirnos para nada
(pues somos extranjeros
y estamos condenados)
nosotros
no tenemos patria
pertenezco a un pueblo nacido para el suplicio
y no obstante
soy de los que nunca callan:
9
mi voz
a su manera
tampoco guarda clemencia alguna
mi lengua tiene
mil maneras
de nombrar el dolor.
10
HÉROES
Admiro a los héroes solitarios
que no necesitan a nadie
para compartir sus vidas
y no conocen más dolor
que el de sentirse héroes
solitarios héroes
en un mundo atestado de mediocres
hijos de la generación conforme.
Admiro a esos tipos duros
o a esas mujeres despegadas de todo
elegantes
que hacen de su caminar cotidiano
una elección valiente
mujeres decididas
a mantener su independencia
por encima de todo.
Admiro a las personas
que hacen de sus vidas
una obra de arte.
Admiro a los hombres y mujeres
que reman a contracorriente.
También admiro
a los que hacen de sus miedos
una marca de identidad.
11
FINAL
Es muy pronto todavía
pero escribes
aquí
y ahora que lo intuyes
que todo se explica desde el final.
Vive con dignidad
ama a tus amigos
y gánate el respeto
sin renegar de tus principios
ni pasar por la vida
como si fueras un fantasma.
Vive con dignidad, te digo,
pero por encima de todas las cosas recuerda
que lo más importante es morir
con los deberes hechos:
que nadie te escuche suplicar perdón
por nada de lo que hiciste
o pudiste haber hecho
y que pases
sobre todo que pases
por la última puerta
con la certeza
de que mueres
con la misma elegancia
con la que procuraste vivir.
12
II
De la raíz y las sonrisas
13
Mientras pasábamos como una hermosa guadaña negra
por aquel paisaje perfecto.
Raymond CARVER
14
LENGUAJE
Te quemas con el café.
Como la misma vida
la lengua paladea
el tacto que la extingue.
15
ESPEJO
En este mundo de éxito y de ruido
no queda otra belleza que lo anónimo
Óscar GARCÍA
Habitas una palabra
que se desteje.
Como el dolor que te circunda
mantienes el cerco
sobre el anhelo de convertirte
en otro animal de feria
astuto ciudadano público.
Luego intuyes que quizá
la clave del juego se esconda
tras el cristal
de un espejo
que solo refleje
el hueco de tu conciencia.
16
RECUERDA
Y ahora que vives
de espaldas al dolor
recuerda
el llanto de tu madre
cuando eras niño
y se le abría
un manto de terror insoslayable
ante el futuro
piensa
en tu padre
y su piel raída al desnudarse
sus manos ásperas
como la vida que le hubo de tocar
y su ojo enfermo
recuerda
su temor a quedarse ciego
y su llanto
encerrado en el servicio
preso de una angustia salvaje
recuerda a tus hermanas
reventando en el taller por cuatro duros
cuando eran unas niñas
recuerda y no lo olvides
y que el dolor te asista,
17
te ayude a ser mejor
y más humano
ahora que con prisa
te conduces sonriente
por la vida.
18
SUERTE
El frío se deja caer
sobre las ruinas de un día
donde has temido
a cada minuto
que por un momento
se te cayera encima
la piedra
que Sísifo arrastra
con los ojos narcotizados
y la piel quebrada
como un mosaico bizantino
bañado en sangre.
Cae la noche
y piensas en Jaén
al fin y al cabo
una buena ciudad para vivir
o morir
que viene a ser lo mismo.
Luego piensas en esta casa,
en los ojos de Julia,
en el libro que escribes
como si te fuera la vida en ello
y te preguntas qué habrás hecho
para merecer una vida
todavía
tan lejos del desastre.
19
CÁSTARAS
Como el blanco doloroso de la nieve,
esperas convertir el viaje
en un testimonio de ti mismo,
de lo que de humano y digno llevas
sobre tu espalda.
Tal vez la mujer que te acompaña
te lo ponga fácil
y por la noche
justo antes de acostarse
te bese la piel de las costillas
y te diga:
«en este jaula donde me siento tuya
habita la esperanza de una vida donde no exista
lo irrespirable de la existencia»
para hacerte sentir que más allá de tu dolor
vive un hombre rendido
a la belleza inmarcesible
de lo que le fue dado.
Como si la ciudad te hubiera dormido la lengua
saboreas en ese instante el gozo de sentirte vivo,
más vivo que la misma vida
y le agradeces a tu cuerpo la paciencia.
20
Tu mujer al despertarse es tan bella
que te sientes morir de felicidad.
21
LISTA
Como quien hace la lista de la compra
yo anoto
la serie de fracasos
que me regaló el camino.
Como si rezara el rosario
de ocasiones perdidas
y puertas cerradas
con que me fui encontrando.
Hago una lista del dolor
y cuando acabo
he de tomarme una aspirina.
Todavía queda
mucho trecho que aguantar.
22
ESCAPADA
Ahora que anochece
me dices que hace frío.
Susurras
que esta es la hora
en la que más peligro
se corre sobre el asfalto.
El coche vuela
por la carretera de la costa.
Enciendo la calefacción.
Es un coche viejo
pero el calor no falla
y eso a ti te reconforta.
Pasan las horas
y empieza a llover fuera.
Por el oeste
se aproxima una tormenta.
Me gusta comprobar como
poco a poco
te escapas sigilosa
de tu última derrota.
A la derecha las luces
de un pueblo
que mira deslumbrante al mar.
La noche se desploma
sobre nosotros.
En un programa de radio
un tipo habla del estrés en las ciudades,
23
de esa especie de vida a medias
que nos carcome a todos.
Luego dices algo
que ya no escucho…
Susurras.
Pienso en ti
y en mí
y en este coche viejo…
Me lees una cita de César Vallejo.
Me haces feliz
al pedirme
que tomemos un café
en un bar de carretera.
Al fin los faros del coche
te ven sonreír.
El motor parado.
El motor cansado,
pero nosotros no.
Tu olor en plena noche…
Una pareja de enamorados
entra en un motel.
La lluvia repiquetea
sobre el capó de un coche.
Dos cafés humean sobre una mesa.
Él escribe en una servilleta:
«no, esta noche la tormenta
no tendrá donde alojarse».
24
MÉXICO D. F.
Debajo de un balcón
en una ciudad infierno
seis tipos
con los ojos en llamas
observan como cae la lluvia
sobre el asfalto que refleja
los rostros
distintos pero iguales
del miedo (o lo que algunos llaman terror).
Y el miedo es vivir como uno más
o no encontrar una mujer
capaz de soportarlos
o no tener
literalmente
no tener
ni un jodido lugar donde caerse muertos,
y ese miedo es real
y pesa
y se lleva en los bolsillos
incluso allí,
pongamos que hablo de la ciudad infierno por excelencia
y digamos entonces
incluso allí
en las calles mojadas de México,
debajo de un balcón
hay seis tipos
con una felicidad que no entienden
25
agarrada a las tripas
como un dolor fantasma
que no supieran reconocer
y del que acaso jamás
pudieran desprenderse.
26
LA TELARAÑA
El tiempo se nos cae encima
dulcemente
posas tu mano
sobre la pequeña cicatriz
que afea
una de mis mejillas.
Luego dices algo
que no comprendo
y pienso que es bonito
no saber quién eres
en esta hora afortunada.
Tú y yo.
La identidad.
El hilo con el que tejemos nuestra vida
día a día.
El tiempo
que cae sobre nosotros
dulce
y a la vez amargo…
Ya vislumbro la hora
en la que volver la cabeza
significa convertirse
en una estatua de sal.
27
El tiempo…
Esa telaraña donde,
como moscas,
nos han echado a morir
mientras solo queda el consuelo
de seguir aleteando.
Nada nuevo bajo el sol:
la vida
que no comprendo.
La soberbia confusión
con la que
de un lado al otro del cuento
voy paladeando
el tiempo que nos acoge.
28
VERANO
Verano infierno.
Apesta
la soledad a solas…
Aquí presente
una vez más
mi soberbia terquedad
contracorriente.
29
III
Del territorio del dolor
30
Te regalaré un abismo, dijo ella
Roberto BOLAÑO
31
FRONTERA
Te vi dormir
mientras mis ojos tiritaban
en la frontera
del abismo.
32
AMANECER
Amanece.
Habito en un pedazo
de dolor antiguo.
Y no te encuentro…
La soledad ahora
toma la forma
de un círculo de fuego
imposible de cruzar.
Morir es despertar
y verte convertida
en un trozo de ausencia.
33
TRAPECISTA
Solo
en el centro de la pista
con las medias de trapecista
arañadas
y unas cuantas costillas rotas
tiembla de frío
horrorizado ante la sombra del abismo
que se abre frente a él.
A su espalda
la mirada aterrorizada
de un caballo negro
le recuerda
que ya no hay vuelta atrás…
Se levanta
dolorido
medio roto
se sacude el polvo
levanta la cabeza
escupe
sobre la arena un salivazo de sangre oscura.
No tiene a nadie alrededor.
Alza la vista.
Comprueba que el trapecio
se sigue balanceando.
Sabe que no queda
más remedio que subir.
La mirada del caballo le aterroriza.
34
Agarra la escalera sin mirar atrás
y cuando llega arriba
suplica
sin saber muy bien a quién
que la próxima vez
que se caiga sea
la definitiva.
35
SIN SOLUCIÓN
No hay consuelo.
Ni siquiera esa canción
de los Smiths
te arranca de tu caverna.
Y lo peor de todo
es que sabes
perfectamente
que el tiempo
no arregla nada,
que nada arregla nada.
36
ASÍ SON LAS COSAS
Así son las cosas.
Nadie dijo
que la vida es justa
ni que las costas
del juicio
debían de pagarse a medias.
Nadie dijo nada.
Y ahora aquí nos vemos
con la historia a cuestas
como seres deseducados
sin camino que recorrer
ni certezas en los bolsillos.
Solo que tampoco aquí
nadie dijo
que las ganas de seguir andando
se repartirían
de manera equitativa
y así estamos:
tú con ganas de comerte el mundo
yo con ganas
de que el mundo me coma
de un bocado definitivo.
37
EL MAL DE MONTANO
Amanece un invierno
que se presagia de espino.
Hace un momento
en una entrevista a Bolaño
escuché decirle
que lo mejor que le puede pasar a un escritor
es tener la certeza de que su profesión
está poblada de bandidos.
No sé
quizá mi única certeza
ahora sea
que me has dejado solo
y que dentro de unos días
habrá de caerme encima
el frío de un invierno
que se me antoja horrible
invivible sin ti
con su correlato de terror
y madrugadas enfermizas
insomnes.
Más de una vez he extendido mis manos
en la cama
como queriendo rozarte…
38
Tengo problemas para dormir.
También Bolaño podría decir
que la literatura
es la mejor manera de librarse de uno mismo.
En todo caso
no conozco mejor manera
de habitar mis días
que la mía:
a sangre y fuego marcado por tu amor
y la literatura.
39
VIDA DE ANNE MOORE
Has borrado de tu casa todo rastro
de un pasado junto a mí.
Has desbrozado tu presente
de cualquier imagen
que venga a despertarte en sueños.
Has encalado tu cuerpo
y tirado a la basura
toda sombra de rencor,
todo poso de tu yo anciano.
Ya estás preparada para empezar
a caminar
de nuevo
por la senda renovada
que te ha de llevar
a tu próximo holocausto.
40
TARDE PARA TODO
Es tarde.
El escritor levanta su cabeza
del libro que le persigue
desde que eran un joven adolescente enfermo.
Enfermo y loco.
Ese hombre
no encuentra consuelo
en los ojos de la mujer araña.
Solo sabe que ha de acabar
esa novela
donde se cuenta la historia
de un joven escritor lunático
un perro romántico.
Es tarde
y la mujer araña
lo mira con tristeza
suspira una vez más
pero el joven escritor la ignora
y comete con ello
un error que se ha de tornar definitivo.
El escritor no sabe
que esa historia que escribe
lo acabará traicionando
41
un día
no muy tarde.
Los ojos de la mujer araña
buscan un camino para escapar.
Es tarde ya
para recomponer
el mapa
de un amor que se desteje:
acabará su libro
cuando la mujer araña
haya escapado lejos
demasiado lejos
para poder recuperarla.
Y ahí se acabará la historia de verdad.
42
HOMENAJE A SAMUEL BECKETT
Y ahora sé de qué me hablabas
cuando decías aquello
de que en el fondo
estamos
absolutamente solos.
43
IV
Del oficio de las palabras
44
Escribo; luego existo
Blas de OTERO
45
TIERRA YERMA
Áspero silencio.
Has plantado semillas
de sopor
desde tu trono de confort infame
y ahora
recoges la cosecha:
vacío a manos llenas.
46
VERSOS PERDIDOS
El poeta cansado
recorre
una vez más
el margen anotado donde
acaso alguna vez
creyó haber soñado
un par de versos dignos.
Y busca
y busca
pero ya no encuentra
la fórmula que le otorgue
la combinación perfecta
y desespera.
Al tiempo
harto de la historia
y de la histeria
arroja
el lápiz sobre la mesa
y de un salto
se despide del poema,
agarra el picaporte
y es entonces
cuando un calambrazo
inesperado lo despierta:
«será tu azote el dolor
de saberte pasajero en la tormenta».
47
RUTINAS
Escribir por la mañana
corregir por la tarde
leer por la noche
rutinas del escritor
que no eres
sin embargo
puedes replicar
con trabajar y no dormir
leer
cuando te quedan fuerzas
y escribir como un poseso
con las tripas al aire
y el corazón lleno de agujas.
No hay rutina de escritor que valga
porque nadie diría que lo fueras
y sin embargo
giras sobre el eje
de la literatura
con el mismo fanatismo
que el de un derviche turco
pero solo tú lo sabes...
Porque escribes como si fueras
un quintacolumnista enfermo
o loco
48
encerrado en su madriguera
mientras arde la ciudad
bajo las bombas...
Desde hace diez años
eres un lector con fiebre.
Hoy intuyes que quizás
la literatura sea
una bruma
dentro de la cual desapareces.
Aunque a veces ocurre
que esa bruma
toma forma de mortaja.
49
LOS PERROS ROMÁNTICOS
Estoy aquí, dije, con los perros románticos
y aquí me voy a quedar.
Roberto BOLAÑO
Hay un tipo encerrado en su habitación
llega tarde de trabajar
tiene treinta años
y piensa
que ya es demasiado tarde para triunfar
y sin embargo sigue ahí
trabajando sin descanso en un libro
sobre una manada de jóvenes valientes
una jauría de perros desesperados
y a la vez hambrientos
generación de jóvenes suicidas
mira
hay un hombre encerrado en su habitación
llueve en Barcelona
pero no hace frío
y eso le basta para ser feliz
toma café
bebe
abre una antología de poetas franceses
del diecinueve
anota una cita
y estalla la tormenta (sonríe)
50
hay un tipo que sueña que escribe
intuye que nada se hará jamás realidad
pero sigue escribiendo
no para
el dolor le sirve de consuelo
algún día acabará la historia
y eso sí es seguro…
algún día cientos de jóvenes lo llorarán
y aullarán por la noche
a la hora de su muerte
como perros románticos.
51
LETRA Y VIDA
Malos poemas.
Bajo la carne en ruinas
un ánimo salvaje me arrima
a las ventana.
Desear que una parte de mí
se arroje al vacío
y me deje de una vez en paz.
El dolor que me acompaña.
Delante de mis narices
el espejo roto
mil fragmentos de un pasado desperdigado
por el laberinto de papel
que empecé a construir cuando me sentí amenazado
por mis propios pasos de animal salvaje.
También buenos.
Quiso decir la araña
que te mordió la mano que detrás
del dolor
habita el valor
de la literatura.
Al fin y al cabo
de eso es de lo que hablo
cuando te digo
que no te preocupes por mí
que yo ya estoy salvado.
52
TEMOR
Lector
lector
no soy digno de que entres
en mi casa
pero una palabra tuya
bastará para salvarme.
53
VERSO HECHIZO
Podría haberse escrito
en un epigrama de Marcial,
también podría aparecer
una y mil veces en un manual
sobre enfermedades de la mente
o ser el primer verso
de un poema alemán del siglo dieciocho.
Podría estar escrito también
con espray de color rojo
en alguna pared
de cualquier ciudad infierno
o ser la contraseña
que utilizasen los miembros
de alguna secta órfica
para reconocerse entre ellos.
Podría aparecer
incluso
como sencillo truco de magia
en un tratado de ilusionismo clásico
o como lema publicitario
de alguna marca de colchones caros
especiales para suicidas.
Se ha dicho tantas veces
se ha escrito en tantos sitios…
Y una vez más
54
en este poema
que me echo a la boca para salir del fango…
«Dormir es desaparecer».
55
POETA
Hay oscuridad ahí fuera.
Ha caído la noche
y bajo una luz tenue
una mano
para nada inocente
escribe:
«no es esta oscuridad repentina
la que me asusta
sino esta estúpida manera
de ahogarme en el dolor».
Levanta el lápiz
y mira por la ventana:
una pareja
de enamorados discute
al otro lado del cristal.
Todo es bello en la ciudad silente
todo
hasta la extraña forma de mirar
de ese hombre:
en un momento ella levanta la vista
y se pregunta quién será el tipo
que le mira desde un pozo
tan oscuro como la noche.
Sus ojos negros
como el abismo.
56
De nuevo bajo la luz
con la manos
apenas domesticadas
acaba por escribir:
«no es a la belleza del dolor
a la que temo
sino a la trampa de seda
que nos teje en la mirada».
Mejor callar.
57
LA CHAQUETA METÁLICA
Aquí estoy.
Apenas acontece nada
pero intuyo la importancia de escribir
aquí
y ahora
lo que sigue:
aquí estoy
«este mundo es una puta mierda, sí,
pero estoy vivo
y no tengo miedo».
Como si en esas palabras
se encontrase la clave
del acertijo.
Ya
ya lo sé
el mundo es una puta mierda…
Pero yo te estoy hablando
(al fin y al cabo es lo que llevo haciendo años)
de algo más importante
pero que mucho más importante
que eso que tu llamas es-ta-bi-li-dad.
58
ESCRIBIR
Escribir,
sin saber muy bien por qué
ni pretender hallar respuesta.
Escribir,
como si la vida se nos fuera en ello,
como si no hubiese
otra cosa que hacer
en nuestros días.
Escribir,
como una obsesión secreta,
inconfesable.
Escribir,
al margen de todo reconocimiento,
como un trabajo callado
y silencioso
que nos volviese únicos,
tal vez irrepetibles.
Escribir,
como una droga
contra el absurdo
de esta cotidianidad
injusta y asesina,
inmisericorde.
59
Escribir,
como si al hacerlo
vengásemos todo el dolor
que llevan sobre su espalda
los humildes.
Escribir,
como si el poema nos sirviera
de salvoconducto
hacía no se sabe qué forma
de existencia digna.
Escribir
a solas
y escribir
a secas.
Escribir,
como si el mundo
se viniera abajo
y no quedase nada que decir
salvo «adiós, nos vemos en el infierno...».
Escribir
con los ojos cerrados
y la mano abierta,
generosa y limpia.
60
Escribir…
Al fin y al cabo
solo eso
escribir
para escapar
de alguna forma
de lo que solo conocemos
como un silencio final:
eso que nombramos muerte.
61
EPÍLOGO
Amo
por encima de todas las cosas
la poesía
tan exigente
y a la vez
tan radical y democrática.
También amo
a la gente que se deja la vida
escribiendo versos
porque prestan testimonio
de una forma de vivir
acaso oscura
que se me antoja digna
dignísima.
Amo
como os digo
por encima de todas las cosas
este oficio anciano.
Porque una palabra perdida
es un trozo menos
de lo creado
yo digo,
decimos.
62