9
ATMOSFERA GRUPAL EN EL SEÑOR DE LAS MOSCAS O, EL PAPEL DE LA ASIGNACIÓN DE ROLES EN EL PASAJE DE LA MASA ARTIFICIAL A LA HORDA PRIMITIVA Por. Andrés G. Vásquez Pérez. ID. 1128473389. No hay oposición entre el individuo y la sociedad, el individuo es una creación social, a la vez en tanto tal y en su forma social histórica dada cada vez. La verdadera polaridad es la polaridad sociedad/psique. Cornelius Castoriadis; en: El imaginario Social Instituyente. Atmosfera La atmosfera externa que envuelve al grupo está constituida por el paisaje tropical de la isla en que se hallan varados; la locación presenta un clima y aspecto húmedo y cálido respectivamente; está ambientada por sonidos selváticos y de ultramar, además de una buena gama de estímulos icónicos que hace saltar hacia los sentidos las sensaciones táctiles de lo mojado y lo arenoso. En principio la disposición de los espacios resulta amena, sobre todo dada la relativa facilidad para la supervivencia que permiten los recursos naturales presentes; no obstante, el contexto supone la aprensión que acompaña lo desconocido: el espectro atroz que insufla una Natura rigurosa e indomeñable.

Atmosfera Grupal en El Señor de Las Moscas. Por Andrés g. Vásquez p

  • Upload
    vazane

  • View
    214

  • Download
    2

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Atmosfera Grupal en El Señor de Las Moscas.

Citation preview

ATMOSFERA GRUPAL EN EL SEOR DE LAS MOSCAS O, EL PAPEL DE LA ASIGNACIN DE ROLES EN EL PASAJE DE LA MASA ARTIFICIAL A LA HORDA PRIMITIVA

Por.Andrs G. Vsquez Prez.ID. 1128473389.

No hay oposicin entre el individuo y la sociedad, el individuo es una creacin social, a lavez en tanto tal y en su forma social histrica dada cada vez. Laverdadera polaridad es la polaridad sociedad/psique.Cornelius Castoriadis; en: El imaginario Social Instituyente.

AtmosferaLa atmosfera externa que envuelve al grupo est constituida por el paisaje tropical de la isla en que se hallan varados; la locacin presenta un clima y aspecto hmedo y clido respectivamente; est ambientada por sonidos selvticos y de ultramar, adems de una buena gama de estmulos icnicos que hace saltar hacia los sentidos las sensaciones tctiles de lo mojado y lo arenoso. En principio la disposicin de los espacios resulta amena, sobre todo dada la relativa facilidad para la supervivencia que permiten los recursos naturales presentes; no obstante, el contexto supone la aprensin que acompaa lo desconocido: el espectro atroz que insufla una Natura rigurosa e indomeable.La atmosfera interna vara considerablemente a lo largo de la experiencia; comienza fluyendo en dinmicas relacionales incluyentes y civilizadas, pero a medida que se acrecienta la segregacin ideolgica que divide a los sujetos, el orden comunal va virando hacia lo primigenio, de un modo que deviene irremisiblemente, yendo de lo tenso e incmodo -an embargado por cierta candidez pueril-, hacia lo explcitamente hostil, que desemboca en lo fatal; considero conveniente ofrecer palabras de Rousseau en el Contrato Social: Lo que el hombre pierde con el contrato social es su libertad natural y un derecho ilimitado a todo lo que le apetece y pueda alcanzar, lo que gana es libertad civil y propiedad de todo lo que posee.

RolesLos roles ms notorios y apremiantes que se pueden identificar son, en primer lugar, el de Lder, que fuera detentado en principio por Ralph (Balthazar Getty), quien lo merece debido a su rango (un merecimiento burocrticamente adquirido), y Jack (Chris Furrh), quien lo exige endilgndose una mayor capacidad, en este caso fundamentada en la fuerza; cada uno a su vez engendra un sub-rol ms: el del Tirano quien, segn Rousseau, es aquel que ha usurpado el poder instituido por el contrato-, y el del enemigo u Opositor que es el contendiente ideolgico del tirano, y est irremediablemente destinado a sufrir persecuciones y maltratos en manos del poder totalitario. Un segundo rol sera el del mediador, a quien podramos llamar metafricamente voz de la conciencia, y que estara encarnado en el pequeo Piggy (Danuel Pipoly); aquel personaje hace cierta alegora simblica al rol que pretendo asignarle, pues posee de manera prometeica el origen del fuego, representante de la civilidad y la imposicin del hombre sobre su instinto; bien afirma Freud que el grado de represin determina la modalidad y el nivel (monotesmo/politesmo, totalitarismo/democracia , etc.) en que una sociedad, religin -u otra colectividad cualquiera- est; recordemos su ensayo sobre el Moiss de Miguel ngel, donde expresa la grandeza de la impresin renacentista del dios patriarcal y nico de la tradicin Judeo-cristiana: la prodigiosa musculatura de la estatua es tan slo un medio somtico de expresin del ms alto rendimiento psquico posible a un hombre, el vencimiento de las propias pasiones en beneficio de una misin a la que se ha consagrado.Con lo anterior se hace posible tratar la aparicin de la dicotoma entre el rito y el acuerdo al interior del orden colectivo: por una parte, en el acto de llamado a concilio con la caracola, que recuerda la domesticidad en la comunicacin (constituyentes segn el estructuralismo y el psicoanlisis), y, por otra, la imposicin al entorno por vas de la tcnica, basada en los rudimentos de una relacin natural con el entorno (ms propio de una visin empreo-criticista). Otro rol a discernir es el de los gemelos (Andrew y Edward Taft), quienes aportan la mirada de quien padece la historia sin reavivar su curso, o, volviendo a la plusvala de las representaciones simblicas, seran avatares del YO indeciso, que no puede permitirse ser avasallado completamente por el placer indiferenciado de lo animal, pero tampoco logra sustraerse a la orgia mtica de lo reprimido. El ltimo rol que deseo recalcar se hallara repartido entre el resto de integrantes del grupo, que fluctan entre la pertenencia inicial a la masa artificial (garantizada por el contrato) y la horda primitiva (regulada por el pensamiento totmico-animista).

ApreciacinLa razn por la cual se tuvieron en cuenta las palabras de J. J. Rousseau es que la novela de William Golding gira en torno a los dilemas filosficos y politolgicos que supone la apreciacin de la naturaleza humana de dicho autor.El asunto entre manos no es ms que otro tpico, otra aplicacin de la vieja discusin acerca de si el hombre es noble y progresivamente corrompido por una sociedad viciada, o si, por el contrario, nace sucio de crueldad y sevicia, y es su entorno mutual el que, mediando la experiencia, repara aquellas aberraciones en su disposicin innata; tal dilema es crucial para el psicoanlisis, pues para Freud el ser humano empieza por ser cruel e inconsecuente, nicamente regulado por la necesidad de satisfaccin libidinal (un polimorfo perverso), y es la cultura la que por medio del lenguaje, ofrecido y contagiado en los vnculos parentales primarios, le hace propiamente homo-sapiens-sapiens.Lo anterior implica que en el caso presente debe trasladarse la pregunta inicial por los roles -que suele tener fines a lo sumo descriptivos-, por un cuestionamiento superior -al menos en tanto a indagacin no agotada-, acerca de cmo se transforman las posiciones en un grupo segn el grado, o estadio evolutivo en que se encuentra una comunidad, y que inferencia o interrelacin presentan estos estratos en la regulacin del mismo.Para tratar de pensar el asunto partir de la observacin de cmo se transforma una jerarqua militar (artificial/contractual) en una totmica (pseudo-natural/instintiva). El psiclogo social Phillip Zimbardo afirma en su Efecto Lucifer que las relaciones interpersonales de los sujetos -y consecuencias que arrojen- no pueden plantearse desde axiomas como los de Rousseau, ni mucho menos desde el pensar apriorstico de Freud, ya que los seres humanos no actan debido a un estructura particular, sino que sus conductas deben ser abaladas socialmente para que lleguen a ser consideradas adecuadas en contexto y se opte por incurrir en las mismas en lugar de en otras (similar a lo que los conductistas llamaran un refuerzo social); dicho de otro modo, la asignacin de roles obedecer a una necesidad de conveniencia bajo la cual sucede toda autorregulacin; puede decirse que nadie necesita de un lder, sino que ms bien, la necesidad del mismo y, en mayor medida, la necesidad de un tipo exacto de liderazgo al que puedan ceirse las masas, dependen de la proporcin en que un lder pueda ser til a las necesidades colectivas (psquicas e histrica, y, por ende, no necesariamente causales o conscientes) de un contexto determinado, que en ocasiones sern pro-cvicas y constructivas, y en otras sucedern bajo la forma de los eventos ms aberrantes: holocaustos monstruosos como el sucedido en Ruanda entre Hutus y Tutsis, o el asesinato masivo de hebreos y comunistas en la Alemania nazi.Siguiendo esta lgica, el liderazgo legtimo de Ralph slo lo fue mientras las necesidades de su gente se relacionaban con aliviar la incertidumbre y paliar el temor (cuando l supona para los suyos la seguridad y solidez de un designio bien-estructurado a seguir), mas cuando fue preciso proponer la posibilidad de una vida salvaje permanente, Jack, quien se mostraba ms dominante, result una mejor opcin (representando el retorno a lo reprimido, psicolgicamente ptimo para que un nio encar la vida salvaje del modo menos traumtico posible); resulta fcil remitirse al abandono y libertad simultneos en que vemos a los nios perdidos de Peter Pan en la novela de J. M. Barrie, quiz debido a lo que Sartre llam la condena a la libertad; as intenta recordrnoslo Piggy, cuando, habiendo sido alienado del grupo, comienza a dudar de la magnificencia de la civilidad dicindole a Ralph: Desde que llegamos hemos hecho lo que haran los adultos, ahora me pregunto si eso era lo mejor; asimismo se nota la duda cuando explica a su compaero de exilio la teora de Rousseau, frente a la cual Ralph re enrgicamente, contestando que su padre solamente quera tomarle del pelo al decirle que la gente era buena por naturaleza.Lo colectivo desde la experiencia simblicaPara concluir (pues no pretendo importunar al lector), considero adecuado dedicar el apartado final a la teora arquetipalista; el historiador de las religiones Mirce Eliade afirma que el hombre primitivo establece la conveniencia de sus actos (y lo legislativo que de tal nocin derive), segn la medida en que representen los gestos paradigmticos de los antepasados y las deidades, que por razones msticas (ontolgicas), deben repetirse constantemente para dotar la vida de sentido, realidad y significacin, escapando a las contingencias del tiempo profano (lo cronolgico); cuando los pequeos retroceden a este estadio prstino del Super-yo, lo primero que se nota es que ya no se regulan por la ley-convenio (la caracola), ni tampoco por la ley-necesidad (que viene con la supervivencia), sino por las imposiciones de una omnipotencia de la representacin simblica; la alimentacin deja de ser una necesidad primaria para convertirse en una orgia de sangre, que conmemora el asesinato prncipe en la matanza del animal; el bao de sangre representa el paso de la crislida del temor a la adultez primitiva del asesino. Es como ver a Hittler quitando su condicin de humanos a los judos por medio de legitimacin en los iconos chauvinistas que ofreca en la propaganda del partido, pues as por medios anlogos, Jack y su legin de cazadores hace una notoria distincin a travs de formas e imagos intuitivos; generan una otredad a partir de imaginarios (pues en principio no existe ninguna diferenciacin), y un orden jerrquico y procedimental a partir de un mito (el monstruo al que tributa el Seor de las Moscas), empleando por herramienta los gestos paradigmticos que evocan la trascendencia del espritu pagano, como lo son el cantico ceremonial, la representacin de la cacera y el maquillaje tribal; equivalentes en el nacional socialismo a la cruz Esvstica y la idea de Raza Aria, referentes primitivos altamente evocativos simblicamente que facilitan la adhesin de las masas a la causa de un lder carismtico, an si para ste -volviendo al Contrato Social-: el placer de mandar sustituye a ese amor que el jefe no siente por su pueblo.,Lo que quiero decir es que la maquinaria tras la asignacin y conservacin de los roles no es lo que hace lcitas las conductas, sino el que stas se conformen como producto de la necesidad de emerger que mora en su fuente, a saber que son la cristalizacin social de necesidades del grupo que son internas (en gran medida independientes) y reales (inmediatas a la experiencia subjetiva). Nadie podra decir a ciencia cierta que Ralph sea mejor lder que Jack sin caer en criterios de valor irrelevantes, pues ambos fueron inmensamente tiles a una necesidad representativa y prctica- particular. Slo a una mente como la de Rousseau se le ocurrira un motivo ms o menos pragmtico para hacer semejante salvedad: Cul es la finalidad de la asociacin poltica? La conservacin y la prosperidad de sus miembros. Y cul es la seal ms segura de que se conservan y prosperan? Su nmero y su poblacin.. Visto desde se ngulo, el descenso demogrfico que acompa a la naturalizacin de los sujetos podra resultarnos bastante inconveniente, sin embargo, es preciso negar que lo sea en realidad, al igual que falsear el argumento que solventa la posibilidad de que as fuere, pues para esta revisin de hechos ficcionales deberamos partir de una versin de lo humano (tal vez la de Freud) en la cual el hombre y la mujer sean slo parcialmente libres, ya que es preferible tener en cuenta que el autor de la narracin escrutada pareciera haber comulgado ms con tales apreciaciones un tanto deprimentes y fatalistas de la interaccin y sus finalidades o por lo menos se puede suponer que esas fueron las facetas que eligi retratar. Para llegar a sentir el horror del retorno a la seguridad-supersticiosa del hombre primitivo (tal como Harry Hook nos lo arroja en su versin del texto de Golding), deberemos intentar dibujar un humano cuyos actos dependen de algo que no concibe y por lo que muy someramente indaga; padece la duda inagotable, carga en su espalda el tmulo de un dios; y debe buscar satisfaccin y alicientes mucho ms all de la conservacin y la lgica; infinitamente ms all de la civilidad, la prosperidad y, sobre todo, del vulgar -aunque aparentemente til- common sense.