Atrapado en tu misterio - Laimie Scott.pdf

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  • ATRAPADO EN TU MISTERIOAprendiz de espa

    Laimie Scott

  • 1. edicin: septiembre, 2014

    2014 by Laimie Scott Ediciones B, S. A., 2014Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (Espaa)www.edicionesb.com

    Depsito Legal: B 16206-2014

    ISBN DIGITAL: 978-84-9019-891-9

    Maquetacin ebook: Caurina.com

    Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en elordenamiento jurdico, queda rigurosamente prohibida, sin autorizacinescrita de los titulares del copyright, la reproduccin total o parcial de estaobra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa yel tratamiento informtico, as como la distribucin de ejemplaresmediante alquiler o prstamo pblicos.

  • La rosa es ms bella baada por el roco de lamaana, y el amor es ms hermoso humedecidopor las lgrimas

    (Sir Walter Scott, 1771-1832)

  • Contenido

    Portadilla Crditos Cita

    AGRADECIMIENTOS Inverness, al norte de las Highlands. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 EPLOGO

  • AGRADECIMIENTOS:

    A las personas que se han acercado hasta a alguna de mis historias enalgn momento.

    A la web El Rincn de la Novela Romntica y a todo su equipo (noquiero dar nombres por si me dejo alguno), primero por el apoyo que hacena la novela romntica, tambin por confiar en esta historia para que formeparte de su coleccin RNR. Es un verdadero placer poder formar parte deese puado de grandes autor@s.

    A Ediciones B y a su editora por llevar a cabo este proyecto en favor dela novela romntica.

    A tod@s aquell@s que de una u otra forma han contribuido a que lahistoria vea la luz.

  • Inverness, al norte de las Highlands.

    Escocia, 1764

    La luz mortecina de una vela iluminaba el plido y sudoroso rostro de lamujer que yaca en la cama retorcindose por los dolores del parto. Noaparentaba ms de treinta aos, aunque a juzgar por el estado en que seencontraba en esos momentos, uno no podra precisar su edad exacta. Suscabellos, empapados en sudor por el sufrimiento y los esfuerzos a los quese vea sometida desde haca un par de horas, se adheran a su frente,arrugados como las algas marinas. Resoplaba intentando soportar lascontracciones que cada vez eran ms frecuentes. A su lado, dos mujeres seafanaban por tener todo listo para la llegada de la criatura. Habanmandado llamar a una matrona de las cercanas para que se hiciera cargode todo y estaba siendo ayudada por la sirvienta ms fiel de la joven mujer.

    Sosegaos, muchacha le repeta una y otra vez esta ltima mientrasdepositaba compresas de agua fra sobre su frente en un intento por mitigarel ardiente calor que emanaba de su piel. Ya os falta poco.

    Un alarido de dolor sali de las profundidades cavernosas de sugarganta, al tiempo que sus msculos se contraan con un nuevo espasmo.Despus volvi a jadear y a resoplar a la espera de otro ataque quesacudiera su debilitado cuerpo.

    Ya veo la cabeza exclam la matrona. Vamos, empuja un pocoms, muchacha.

    Siguiendo las rdenes de esta, la mujer hizo fuerza para que la criaturaque llevaba en sus entraas pudiera por fin verse liberada de su encierro,que duraba ya ocho meses y medio.

    Ya est aqu le dijo por fin cogiendo en brazos al recin nacido. Losostuvo por las piernas y palme su trasero de piel sonrosada y delicadahasta que prorrumpi en un chillido que inund toda la habitacin. Tienegenio, la condenada exclam la comadrona mientras la sostena entre susbrazos para lavarla.

    Es una nia, seorita le dijo la sirvienta a la mujer que ahorarespiraba exhausta por el esfuerzo. El sudor tea de perlas su frente y ensus ojos se marcaban unas terribles ojeras. Sin embargo, logr esbozar una

  • tmida sonrisa de felicidad mientras aferraba la mano de su sirvienta conlas pocas fuerzas que le quedaban.

    Flora... cuida de ella. No dejes que nada malo le ocurra le dijo conla voz entrecortada.

    Pero seorita, usted es su madre, quin sino usted la puede criar yeducar mejor?

    A m ya no me queda mucho tiempo, y lo sabes le confes mientrasse quitaba su collar y se lo tenda a esta. Pnselo. As algn da conocersu origen.

    Aquellas palabras encogieron el corazn de la vieja sirvienta quesuaviz su mirada cuando vio cmo la comadrona entregaba a la pequea asu madre, limpia y envuelta en una manta. La recibi en sus delicadosbrazos para acunarla por primera y ltima vez.

    Fiona susurr mientras sus ojos se entrecerraban para dar paso a unsueo eterno.

    La sirvienta sinti que los ojos se le humedecan debido a la pena quesenta. Cogi a la nia en brazos y la meci contra su pecho. Tena los ojoscerrados y la pelusa de su cabecita era de color cobrizo como el cabello desu madre. Llor en silencio la triste prdida de aquella alma tan generosa ycndida.

    En ese momento, la puerta de la habitacin se abri de golpe y la figurade un hombre vestido de negro irrumpi en esta como un huracn dispuestoa devastarlo todo a su paso. La mirada penetrante y fra como el hielo seclav en el cuerpo sin vida que yaca en la cama. Avanz con paso lentohacia esta para comprobar su estado y en su rostro se dibuj una sonrisa defelicidad al ver que ya no viva. Se volvi hacia las dos mujeres sindisimular su gesto de satisfaccin y pregunt con voz ronca y spera.

    Ha muerto? inquiri a la sirvienta con la misma frialdad quemostraba en sus maneras. Esta asinti entristecida por aquel hecho y por lafalta de humanidad de aquel hombre. Mejor as. Y el nio? preguntescrutndola con su mirada.

    Vive le respondi tendindoselo para que lo viera. Pero el hombremostr su desagrado una vez ms rechazando a la indefensa criatura.

    Quitadlo de mi vista. Echadlo a los perros orden con desprecio.Pero seor, es vuestra sobrina. Vuestra heredera le record la

    sirvienta tendindole a la nia.

  • No es nada mo le dijo con el semblante serio. Mi hermanadeshonr a la familia casndose con ese advenedizo. Por suerte, ninguno delos dos vive ya. Y lo mismo ser de esa mocosa le espet. Echadla alos perros esta misma noche! No voy a permitir que la hija de una ramerase aduee de lo que es mo. Ya habis odo les espet con una miradallena de furia antes de volverse y salir de la habitacin.

    La sirvienta y la comadrona intercambiaron la mirada unos instantes.No lo permitir comenz diciendo la sirvienta. No consentir tal

    crimen. La nia vivir conmigo hasta que tenga edad suficiente paramantenerse. Dime, ha muerto algn nio recientemente en la localidad?

    Esta maana respondi la matrona frunciendo el ceo intuyendo laidea de la sirvienta. Lo que pretendes hacer tiene un precio le advirtimostrando sus dientes amarillentos y tendiendo la mano al frente.

    Est bien dijo la sirvienta observndola con desprecio por quereraprovecharse de aquella situacin. Comprar tu silencio siempre ycuando hagas lo que te diga. Pero recuerda que el da que cuentes algo delo que va a pasar aqu, me encargar de que sea el ltimo que tus ojos veanla luz le advirti clavando los suyos como dos dagas en ella.

    Luego le at a la recin nacida la cadena de su madre alrededor delcuello. Le quedaba tan larga que le llegaba hasta el ombligo. La envolvien varios paos y una manta y sali con ella de la habitacin.

    Debemos encontrar una nodriza que la amamante le dijo a lacomadrona.

    Podemos acudir a la parroquia. Ellos se harn cargo de la pequea sugiri.

    La sirvienta se qued pensativa unos instantes mientras daba vueltas ensu cabeza a aquella idea. Mir a la comadrona, quien aguardaba impacientesu respuesta para salir de all.

    Ser lo mejor. El padre Maclahan es un hombre comprensivo ycuidar de ella.

    Las dos mujeres recorrieron los lbregos pasillos y pasadizos queconducan a la salida del castillo. Amparadas en la oscuridad de la noche,hicieron a pie el camino que conduca a la iglesia del prroco de Inverness.Llamaron a la puerta con gran determinacin y al instante escucharonpisadas arrastrndose por el suelo de tablas viejas. El chirrido de loscerrojos y el gruido de los goznes dieron paso al rubicundo rostro del

  • padre Maclahan.Qu ocurre? Qu buscis a estas horas en la casa de Dios? les

    pregunt levantando su farol en alto para poder ver los rostros de lasmujeres.

    Padre, necesitamos de usted dijo la sirviente mostrando a lapequea.

    Santo Dios! exclam al ver el rostro de la recin nacida. Pasad.Pasad.

    Una vez dentro, las condujo hacia sus dependencias en donde escuchatento el relato de lo sucedido. Al conocer la trgica noticia de la muertede su madre y que su to haba ordenado arrojarla a los canes, el padreMaclahan se apiad de la pobre criatura y se hizo cargo de ella.

    Lo primero es lo primero. Debemos darle un nombre. Tiene alguno?les pregunt indicndoles que se acercaran a la pila para que recibiera elbautismo.

    Lo ltimo que sali por boca de su madre fue Fiona respondi lasirvienta.

    Entonces respetaremos su ltima voluntad. Se llamar Fiona dijomientras les haca seas para que se acercaran ms a la pila para bautizarla.

    El llanto de la criatura se dej escuchar en toda la iglesia cuando sintiel chorro de agua fra caer sobre su cabeza.

  • 1Londres. Veinticinco aos despus.Prisin de Newgate

    Los dos caballeros se dirigieron con paso decidido hacia la puerta de laprisin. El guardia de la garita se encontraba en un estado desemiinconsciencia y uno de los hombres hubo de moverlo para despertarlo.Abri los ojos lentamente y los volvi a cerrar de golpe por el efecto de laluz sobre ellos. Se incorpor despacio maldiciendo por haber sidomolestado. Carraspe para escupir despus en el suelo al tiempo quebuscaba a tientas en el interior de su bolsillo y extraa una pequea botellade cristal de la que ech un buen trago. Chasque la lengua satisfecho ytras devolver su medicina particular a su sitio, se dispuso a atender aaquellos dos caballeros.

    No hay nada como un buen trago de ginebra para empezar el da. S,seor. Qu desean? les pregunt sin ningn inters por entablarconversacin y mucho menos dejarlos pasar.

    Queremos ver al director de la prisin dijo el ms alto de los dos,un hombre delgado de aspecto intrigante y con unos diminutos ojos queahora lo intimidaban.

    Para qu? les pregunt encogindose de hombros dando a entenderque no le importaba lo ms mnimo su visita.

    Eso es algo entre el director y nosotros, no cree? le respondi elacompaante del primero. Se trataba de un hombre de caractersticasopuestas al otro, de cuerpo menudo y fornido, quien ahora esbozaba unasonrisa irnica.

    El guardia los observ unos instantes y despus, asintiendo con lacabeza, se dirigi a la puerta para abrirla con una pesada llave de hierro.

    Estn ustedes en su casa les dijo mientras les ceda el paso.Espero que tengan una estancia agradable termin diciendo mientrascerraba de nuevo la puerta y en su rostro se dibujaba una sonrisa irnica.

    Los dos hombres caminaron por el recinto amurallado de Newgate hastalas dependencias del encargado de custodiar a todos los desgraciados queall haba. El crimen en Londres haba experimentado un gran auge en los

  • ltimos tiempos debido principalmente a la emigracin del campo a laciudad. La falta de expectativas en el mundo rural llevaba a sus habitantesen oleadas hasta la capital en un intento por labrarse un futuro. Elproblema haba surgido cuando el nmero de inmigrantes era superior al dela mano de obra necesaria. Eso haba provocado que muchos se dedicaran adelinquir para ganarse el sustento, lo que haba ocasionado un aumento delos robos, los pequeos hurtos y el asalto a propiedades. Tambin se habacomenzado a extender la mendicidad como medio de ganarse la vida. Todoello hizo que la polica se encargara de detener y llevar ante el juez acientos de sospechosos, muchos de los cuales acabaron entre las paredes deNewgate.

    Los dos caballeros fueron recibidos por el director de la prisin, quienlos inst a entrar en su gabinete privado. Era un hombre con escaso pelo,anchas patillas y prominente bigote.

    Soy el director de Newgate, el seor Smogarsbood. Y ustedes son...?Nuestros nombres no importan en este asunto respondi el ms alto

    dejando algo incmodo al director. Tenemos rdenes para liberar a unpreso comenz diciendo.

    Ustedes? les pregunt con el ceo fruncido y algo molesto poraquella intromisin. Les recuerdo que solo el rey...

    Aqu est firmada la peticin por su majestad, y por el PrimerMinistro Pitt se anticip a aclarar el mismo hombre extrayendo undocumento que tendi al director.

    Este, tras una rpida lectura lo dobl y lo entreg a su dueo con cara depocos amigos.

    Y a quin tienen pensado soltar? Tal y como est la seguridad hoy enda me parece increble que el rey acceda a ello.

    Buscamos una muchacha joven y bien parecida respondi de nuevoel ms alto.

    Comprendo, y con buen cuerpo, no? exclam entre dientes eldirector mientras sonrea. Pero la sonrisa desapareci en el mismo instanteen que las miradas de los dos hombres se clavaron en l. Algo ms?

    Ha de ser una ladrona inform el hombre menudo. Y a serposible extranjera. No inglesa.

    Una ladrona. Joven. Atractiva. Extranjera. Ver qu puedo hacer.Mandar a llamarlos dentro de unos das para...

  • Creo que no nos ha entendido bien le interrumpi el hombre alto.La queremos ahora. Es de vital importancia que se encuentre dentro de unahora lejos de Londres.

    El director volvi a lanzarles una mirada de desacuerdo por aquellaurgencia. No le gustaba el comportamiento de aquellos dos misteriososvisitantes. Demasiado engredos, se dijo, sin duda deban ser genteimportante.

    Bien. Veremos qu podemos hacer les dijo resignado, rebuscandolas fichas de los presos.

    Veo que nos vamos entendiendo.El director lanz una mirada de disgusto y se entreg a la tarea de

    encontrarles la candidata para el puesto. Durante varios minutos ech unvistazo a todas las mujeres que haban ingresado en Newgate en el ltimoao.

    Demasiado vieja deca unas veces. Esta es asesina. Mat a sumarido rajndolo con una botella coment riendo entre dientes mientrasmiraba de reojo a los dos hombres intentando buscar cierta complicidad ensus rostros. Nada. Sigui rebuscando hasta que se detuvo. Abri los ojos almximo mientras levantaba un papel amarillento y sucio. Esboz unasonrisa de triunfo por dicho hallazgo. Aqu est.

    El hombre arranc el papel de las manos del director y leyrpidamente. Despus se lo pas a su compaero para que leyera y diera suaprobacin.

    Se llama Fiona. Veinticinco aos. Ladrona. Vino de Escocia comenz leyendo en alto. Condenada a cinco aos. Santo Cielo, cincoaos por robar carteras! exclam sin poder ocultar su sorpresa por esedato.

    Cunto tiempo lleva encerrada? pregunt el de mayor estatura coninusitado inters mientras escrutaba el rostro del hombre.

    Hummm, djeme ver... S, dos aos.Vemosla dijo muy serio el hombre alto clavando su vista en el

    director, quien se encogi de hombros. Mande que la traigan ahoramismo.

    El director Smogarsbood asinti y de inmediato fue en busca de unencargado de prisiones para que trajera a la muchacha.

    Si no es mucha molestia, para qu quieren a esa muchacha?

  • S, es mucha molestia terci el desconocido ms bajo lanzando unamirada de hielo al director, que de inmediato se volvi a su asientoacobardado por aquellos ojos azules y glaciales.

    Pocos minutos despus, la puerta del gabinete se abri y un guardiaapareci con una muchacha menuda de cabellos largos y mugrientos. Tenala cara tiznada de suciedad y unos ojos verdes y luminosos como los de unfelino. Vesta un burdo jubn de lana del cual no poda precisarse el colorpor la mugre que tena encima. Iba descalza. Lo nico que llamaba laatencin era el colgante que penda de su cuello y que capt la atencin delos dos visitantes.

    Sintate le orden el director de la prisin.Prefiero estar de pie respondi en tono desafiante clavando su

    mirada en l y despus en los dos caballeros.Como quieras. Les advierto que es una muchacha bastante obstinada y

    rebelde. No les ser fcil domarla, aunque yo me ofrecera voluntario dijo esbozando una sonrisa llena de lujuria.

    Ya tenemos quien se encargue de ello. Adems, usted solo valdrapara adiestrar cerdos le dijo el hombre alto.

    El comentario produjo una risita en la muchacha y una explosin de iraen el director. Apret sus puos hasta que los nudillos palidecieron. Elsegundo caballero la observaba detenidamente mientras tanto. Asinti enun par de ocasiones y dio su aprobacin.

    Nos la llevamos.Eh, un momento interrumpi la muchacha dando un paso al frente y

    captando la atencin de los cuatro hombres en la sala. Qu significa esode que me voy?

    Eres libre le respondi con un gesto sereno el hombre alto mientrastomaba el colgante entre sus dedos y lo observaba con detenimiento. Unasonrisa disimulada curv sus labios. A cambio vendrs con nosotros.Tendrs una nueva vida lejos de estos muros le explic paseando lamirada por las mugrientas paredes llenas de humedad.

    El rostro de la muchacha se ilumin al tiempo que sus ojos verdesrefulgan con emocin.

    Recoge tus cosas.No tengo nada le dijo mostrando sus manos abiertas. Solo lo que

    ve, seor.

  • Entonces vmonos. Hay un carruaje esperando. Si es tan amable desellar ahora su libertad y entregrnosla dijo dirigindose al director.

    Un momento protest el seor Smogarsbood. No voy a recibirnada a cambio de este favor a...?

    Cllese le orden el hombre antes de que revelara cosas que nadiedeba conocer. Nos encargaremos de usted en unos das. Y ahora,hgame entrega del documento, por favor insisti empleando losmodales correctos.

    Aquella respuesta agrad al director, quien respir hondo sacando pechoy metiendo su prominente barriga. De inmediato firm y sell el papel queacreditaba la libertad de la muchacha y se lo tendi al hombre. Los vioabandonar el gabinete y volvi a sus quehaceres.

    La muchacha los miraba fascinada sin comprender muy bien qusignificaba todo aquello. Caminaba descalza sobre el suelo adoquinado dela prisin siguiendo a los dos caballeros. Iba pensando en las palabras quehaba dicho el ms alto de los dos acerca de una nueva vida, y eso lallenaba de felicidad, pero tambin de temor. Quines eran aquellos dosmisteriosos hombres? Por qu haban ido a sacarla de la prisin? Y ququeran de ella? Qu poda ofrecerles?

    Mientras sus pensamientos daban vueltas en su cabeza a aquellas y otraspreguntas, los dos hombres conversaban.

    Qu opinas de ella? le interrog el ms alto de los dos a sucompaero.

    No soy yo quien debe dar el visto bueno.Piensas en l, no?Crees que le gustar? le pregunt intrigado.El otro suspir hondo sin dar ninguna respuesta.La cuestin no es esa.Y cul es? le interpel con el ceo fruncido.Que acepte a convertirla en aquello en lo que l es un maestro le

    respondi detenindose delante de la puerta de la prisin al tiempo quevolva el rostro hacia la muchacha.

    El carruaje abandon la prisin de Newgate a toda velocidad endireccin al campo. En su interior, la muchacha no dejaba de mirar a losdos misteriosos caballeros, asombrada por todo lo que le estabasucediendo.

  • Dnde me llevan?Lejos de Londres y de la crcel le respondi el hombre alto

    esbozando una sonrisa.Qu van a hacer conmigo?Convertirte en una dama. No te agradara vestir elegantes ropas?

    Lucir joyas? Ser agasajada en las fiestas?Aquella idea cautiv a la muchacha, quien de inmediato puso todos sus

    sentidos y su perspicacia a trabajar. Escudriaba los rostros de los doshombres intentando encontrar un resquicio por el que adentrarse en supersonalidad. Pero ambos se mostraban como el mrmol: fros einescrutables.

    Para qu? insisti en un intento por sonsacarles algo deinformacin.

    Todo a su tiempo, Fiona.El misterio que rodeaba toda aquella misin la traa de cabeza. Aquel

    inesperado y precipitado rapto, la fuga a toda velocidad en un carruajetirado por cuatro hermosos corceles negros, el no facilitarle msinformacin que la necesaria y, por ltimo, el hecho de conocer suidentidad.

    Creo que estoy en desventaja dijo de repente, captando la atencinde los dos hombres.

    A qu te refieres? le pregunt sorprendido el ms alto.A que conocen mi nombre, pero yo desconozco los suyos respondi

    alzando las cejas.Me temo que tienes razn. Y tal vez haya sido una descortesa por

    nuestra parte no presentarnos. Soy James Rutherford y l es ReginaldCoulthard respondi mientras su compaero asenta complacido.

    Ahora estamos en igualdad de condiciones. Lamento mi aspectodesaliado coment bajando la vista hacia sus ropas. Creo que voy amancharles la tapicera del carruaje puntualiz con sorna.

    No te preocupes, pronto te proporcionaremos un atuendo ms acorde atu posicin le dijo James Rutherford conteniendo un sonrisa de alegrapor el desparpajo de la mujer. Y por la tapicera, no hay problema. Ya seencargarn de ella.

    Fiona sonri complacida por aquel comentario mientras se ponacmoda en el asiento.

  • Al cabo de una hora de camino, el carruaje se detuvo delante de una casaen medio de un claro del bosque. La tranquilidad que se respiraba en elambiente era como un blsamo para todo el que abandonara Londres. Elviento meca las copas de los rboles al tiempo que siseaba entre sus hojas.El sonido producido por la corriente de un pequeo arroyo al pasar entrelas piedras, era como msica celestial para los odos de Fiona. Esta sequed mirando fijamente a un roble centenario, el cual ocupaba una granextensin de terreno. Las noches deban de ser maravillosas en aquel lugar,pens de repente mientras senta la hierba fresca y mullida bajo las plantasde sus pies. Giraba la cabeza en todas direcciones para impregnarse porcompleto de cuantas imgenes le brindaba aquel idlico lugar. Haba unamultitud de flores y plantas por doquier que arrojaban al aire sus esencias einvadan sus sentidos hacindole recordar los agrestes parajes donde vivisiendo nia. Escuchaba el canto de los pjaros sobre las ramas de losrboles o revoloteando sobre sus copas. Aquel lugar era perfecto paraquedarse a vivir, pens de repente.

    Vamos les indic James tanto a Reginald como a Fiona, quiencaminaba con paso indeciso por una escalinata de piedra hacia la entradade la casa de dos plantas.

    Al llegar frente a la puerta, James toc la aldaba con fuerza y aguard aque abrieran. Quien lo hizo fue un hombre atractivo que Fiona pens queera el mayordomo de la casa. Sin embargo, escuch con desconcierto cmoJames se diriga a este con total naturalidad.

    Acaso has despedido al servicio, Max? le pregunt confuso porqueno le hubiera abierto algn miembro del mismo.

    No, me dispona a salir... James? pregunt frunciendo el ceo.El mismo.Qu sorpresa! Dnde has dejado a Regi? pregunt como si se

    conocieran de toda la vida.Viene ah detrs le indic con la mano sealndolo junto a Fiona.Quin os acompaa? inquiri al percibir la presencia de la joven

    andrajosa.Vers, Max comenz diciendo James mientras frunca el ceo.

    Podemos pasar?Claro respondi apartndose hacia un lado para dejar libre el paso.

    Luego clav sus ojos en la muchacha que acompaaba a Reginald. Su

  • primera impresin no fue muy agradable. Iba sucia y descalza. Cuando ellaalz su rostro para mirarlo a la cara, hasta el momento oculto tras unamaraa de cabello, se encontr con los ojos ms hermosos que haba vistoen mucho tiempo y con una sonrisa tmida.

    Esta es Fiona le inform Reginald.l asinti. Estaba descolocado por la situacin pero, sobre todo, por

    aquella mirada tan limpia y maravillosa que lo haba hipnotizado. Caminhacia su estudio sin poder apartar de su mente esos ojos. No dej demirarla mientras se sentaba detrs de la mesa y ella, entre tanto,permaneca de pie observndolo. Se centr en James a quien pregunt:

    Puedo saber el motivo de vuestra visita?Te necesitamos, Max dijo muy serio James, frunciendo el ceo y

    entrecerrando sus ojos.Para qu? le pregunt a la defensiva.Para que hagas un trabajo.Ni hablar dijo tajante reclinndose hacia atrs en su silln, con las

    manos cruzadas detrs de su cabeza y una sonrisa cnica y triunfante en surostro. Cuando me retir, fue para no volver nunca ms.

    No estamos aqu para pedirte que vuelvas a trabajar matizReginald.

    Entonces? le pregunt incorporndose sobre su mesa de madera decaoba y una mirada de extraeza en sus ojos.

    Se trata de otra cosa.Djate de rodeos conmigo. Sabes perfectamente que me gusta que me

    digan las cosas sin tapujos le apremi Max algo molesto por aqueljuego.

    James gir el rostro para sealar a Fiona que miraba ensimismada lasestanteras de la habitacin, pero sin prestar atencin a nada en particular.No se haba dado cuenta de que los tres hombres haban clavado susrespectivas miradas en ella.

    Qu tiene que ver ella en todo esto? pregunt con cautela.Queremos que ella haga el trabajo respondi muy serio James

    clavando su mirada en su amigo.Max permaneci en silencio contemplando el rostro ptreo de James.

    Luego desvi su mirada hacia Reginald, quien haba adoptado la mismaactitud. Y por ltimo a la muchacha ajena a todo lo que suceda. A qu

  • diablos se estaban refiriendo con que ella hara el trabajo? Por un momentopase su mirada por las tres personas all presentes, y al instante lleg a laconclusin que tema. No, no poda ser! Era imposible. Ellos no seatreveran a hacer algo as. Una segunda mirada a ambos hombres leasegur que aquello iba en serio. Entonces estall en una sonora carcajadaque sobrecogi a Fiona.

    Os habis vuelto locos? Queris que ella haga qu? Sonsacarinformacin secreta para el rey? Robar documentos de vital importanciapara el gobierno? les pregunt atnito mientras se levantaba y caminabahasta el borde de la mesa donde se apoy con los brazos cruzados sobre elpecho.

    Las ideas de la revolucin de Francia estn penetrando en Inglaterrapor medios que desconocemos. Varios panfletos han sido repartidos eintroducidos en palacio. No sabemos de quin es obra, aunque todo pareceindicar que se trata de alguien cercano al rey Jorge. Debemos descubrirlo ydetenerlo intervino Reginald.

    Y habis pensado en ella? les pregunt volviendo a mirar aquellosintensos ojos verdes que ahora se mostraban alerta por el comentario queacababa de escuchar.

    S, pero necesita preparacin continu diciendo Reginald. Es lacandidata idnea, creme.

    Ya comprendo. Es ah donde intervengo yo? pregunt paseando lamirada de uno a otro de manera rpida para no sentirse atrado por los ojosde la muchacha.

    Max, t eres el mejor. Quin sino t para llevar a cabo este trabajo?le dijo James halagando sus cualidades.

    Qu ocurre, que el servicio secreto no cuenta con agentes de calidady tiene que recurrir a una...? Max no encontraba la palabra para definir aFiona ahora que la contemplaba.

    Tengo un nombre, seor. Fiona le espet dando un paso al frenteretndolo mientras sus ojos llameaban de rabia. Y por si no lo sabe,estos caballeros me han ofrecido una posibilidad de cambiar mi vida.

    S, a cambio de que arriesgues el cuello le dijo con la misma furiaque haba manifestado ella. O eso no te lo han dicho? le preguntmirando con recelo primero a ella y luego a los que fueron suscompaeros.

  • Los dos se estudiaban como si fueran depredadores disputndose algunapieza. Fiona contempl el rostro de Max detenindose en sus labios. Tenael rostro suave y terso. Seguramente acababa de afeitarse. Ola a jabn y alavanda. Sus cabellos eran algo largos y algunos mechones de su flequillocaan sobre su rostro de manera desordenada, pero dndole un aspecto msatractivo. Ella no haba visto muchos hombres en su vida, pero aquel lepareca de lo ms seductor y arrebatador.

    Prefiero arriesgar mi vida en libertad a pudrirme en una celda llena deratas, comer pan duro con gusanos, o beber agua de fregar le informalzando el rostro. En su mpetu no vio el rpido movimiento de Max; solosinti la fra hoja de un pual sobre su cuello y sus ojos fros y cortantes.Aquel gesto sobresalt a James y Reginald, quienes no esperaban aquellajugada. Haban olvidado las mil y una argucias de Max, quien a pesar deque en la actualidad tena tan solo treinta y tres aos, durante muchotiempo fue el mejor espa del reino.

    Acabis de perder vuestro lindo cuello le dijo con una sonrisairnica.

    Fiona temblaba y no se atreva a tragar por si se cortaba. Sin embargo,pese a la situacin en la que se encontraba, intent por todos los medios nomostrarse dbil ni cobarde ante aquel hombre tan engredo. Cuando lapart el pual respir aliviada relajando todos sus msculos. Max lodevolvi a su vaina oculta en la manga de su chaqueta.

    Ya te he dicho que eres el mejor en tu trabajo se lament James.Llevosla de aqu hizo una pausa mientras regresaba a su mesa,

    pero se gir antes de llegar. Por cierto, de qu cloaca la habis sacado?dijo con tono despectivo. No durara ni un da. La descubriran y sucadver aparecera flotando en el Tmesis termin diciendo mientras sevolva sobre s mismo.

    No importa si muere, al fin y al cabo no es ms que un pen en estapartida. No tiene familia. Nadie har preguntas apunt Reginald con unasonrisa llena de cinismo que enerv la sangre de Max.

    Qu has dicho? le pregunt volvindose sobre sus pasos con ungesto de ira en su rostro.

    Lo que oyes. La hemos sacado de Newgate. Da igual si muere. Es unpen en esta partida le repiti encogindose de hombros. Quimportancia puede tener para ti?

  • Maldito hijo de...! exclam Max mientras lanzaba su puo contrael rostro de Reginald y lo derribaba ante la sorpresa de James y de lapropia Fiona. No comprenda el motivo por el que aquel apuesto hombrehaba salido en su defensa, pero le haba gustado. Ahora este contemplabajadeando a su amigo, preso de la rabia que haba soltado con aquelpuetazo. Su mirada era de lo ms expresiva. Sus ojos centelleaban de ira.La sangre se le haba subido a la cabeza y hubo de hacer verdaderosesfuerzos para no continuar. Te recuerdo que hay peones que soncapaces de derrocar reyes.

    Tienes que entenderlo, Max le dijo incorporndose y enfrentando sumirada.

    Entender qu? Que ahora os dedicis a mandar ovejas al matadero?Es la nueva poltica del gobierno para acabar con los presidiarios, losvagabundos, y los delincuentes? les pregunt como posedo.

    Por eso hemos venido intervino James.Ten cuidado con lo que dices le amenaz Max lanzndole una

    mirada que hizo que Fiona se apartara de su camino.Tal vez Reginald no se haya explicado bien, Max. Te pido disculpas

    en su nombre y en el mo comenz diciendo James con gesto mspausado. Queremos que la conviertas en lo que t fuiste.

    No.Te lo pido como un favor personal, Max.No. Y menos a una mujer repiti alzando la voz.Un momento. Tiene algo que ver con que sea una mujer? Porque

    puedo valer igual que un hombre para desempear lo que tengan entremanos dijo Fiona interrumpiendo su conversacin y retando a Max,quien no quiso mirarla para no sentirse atrado por sus brillantes ojos.

    T cllate le espet con el rostro encendido y sealndola con undedo acusador.

    Queremos que Max te convierta en una espa para nosotros. Para ellodeber ensearte modales primero, y despus...

    No te esfuerces, James le cort Max mirando a este con lasmandbulas apretadas.

    De cunto se trata? Fija una cantidad.Crees que es por dinero? le pregunt sin salir de su asombro.

    Piensas que no quiero hacerme cargo de ella por el miserable dinero que

  • me podis ofrecer? Mira a tu alrededor. De verdad piensas que lonecesito? Me retir del servicio con una buena cantidad, parte de la cualinvert de manera acertada. Tengo lo suficiente para vivir, James, y t losabes.

    Entonces hazlo por tu amor propio dijo Reginald sabiendo que esole hara recapacitar. Max entorn la mirada dirigindola hacia su otroamigo y sonri de manera irnica. Est bien. No te haremos perder msel tiempo. Es mejor que nos marchemos. Fiona, por favor llam con vozautoritaria.

    La muchacha se qued parada en el sitio que haba ocupado durante ladiscusin. No quera marcharse por nada del mundo de aquella casa. No leimportaba arriesgar su vida. Lanz una mirada hacia Max buscando sucompasin. Lo vea con la cabeza gacha, tal vez meditando aquella ltimaproposicin. Por un instante haba soado con permanecer en aquel lugarrodeada por el bosque que haba contemplado al venir, y empezar unanueva vida.

    Vamos, Fiona, debemos pensar qu hacer contigo cuanto antes insisti James tendiendo su mano hacia la muchacha, quien ahora buscabacon desesperacin los ojos de Max mientras los suyos se empaaban.Espero volver a verte, Max.

    Este trat de no mirar cmo se marchaban, pero algo en su interior hizoque levantara la mirada hacia el grupo. Sinti que por algn extraomotivo que l desconoca, no poda dejarla marchar o se arrepentira paratoda su vida. Aquella mirada tan dulce y a la vez tan intensa lo habahechizado hasta el extremo de no dejarle pensar con claridad. Tal vez fueraa cometer una de las mayores estupideces de su vida, pero ahora algo en suinterior le peda que se quedara con ella. Adems, el hecho de retirarse delservicio activo lo estaba convirtiendo en un hombre cmodo. Maximilienno se haba casado y viva solo en aquella casa, a excepcin del servicio.Tal vez fuera el momento de dar un giro a su acomodada existencia.

    Esperad dijo con voz potente, haciendo que las tres personas sedetuvieran justo en el umbral de la puerta. Se giraron lentamente hacia l.Fiona lo miraba como si en sus manos estuviera su salvacin. Implorabaque aceptara la propuesta de James. Hara todo lo que le pidiera. Aceptola propuesta.

    Fiona sinti que le daba un vuelco el corazn en su pecho y una ola defelicidad la envolvi. No supo por qu, ni cmo, pero sali corriendo hacia

  • l y lo abraz. Max sinti su cuerpo pegado al suyo. Sus ropas llenas desuciedad y sus ojos verdes fijos en los suyos. Por qu me miras as,muchacha?, le preguntaba con su pensamiento. Fiona se apart aldescubrir que le haba ensuciado el traje. Max la mir con el ceo fruncido.

    No empiezas bien. Acabas de echar a perder mi traje.Lo siento fue lo que logr murmurar Fiona tmidamente, evitando

    mirarlo directamente.Max, entiendo que te hars cargo de ella? le record James

    sonriendo complacido por haberlo convencido.La convertir en la persona perfecta para hacer ese trabajo. Por cierto,

    no me has dicho el nombre del supuesto conspirador.De momento no estamos seguros. Ya te lo dir cuando lo sepa a

    ciencia cierta. Esta misin es secreta y cuanta menos informacin semaneje, mejor. Por eso no debes preocuparte. Todo a su tiempo.

    Te deseo buena suerte le dijo tendiendo su mano. Y a ti Fionadecirte que te dejo en las mejores manos posibles. Max, estaremos encontacto.

    Hasta pronto, seorita dijo James inclinando la cabezarespetuosamente.

    Max lanz una ltima mirada a sus dos amigos que se marchaban conuna sonrisa de complacencia en sus rostros. El objetivo estaba cumplido.Preparara a aquella joven para convertirla en espa, pero, y despus, qu?Pens mientras ella permaneca all de pie aguardando sus rdenes.

    Est bien, veremos qu hay debajo de esa capa de mugre que tienesencima. Tal vez descubramos un tesoro coment resignado tras haberlaobservado detenidamente.

    No es culpa ma que est tan sucia protest desafindolo con lamirada.

    No me digas? Vas a decirme que tampoco es culpa tuya queestuvieras encerrada en Newgate? le pregunt con sorna mientras laabandonaba para llamar a su ama de llaves. Ya s, no me lo digas. Talvez estabas paseando por all y, tras ver el alojamiento, decidiste quedarte.

    Fiona lo mir enfurecida, pero tambin algo dolida en su interior poraquel comentario. No saba nada de ella y ya se permita juzgarla. Noestaba dispuesta a dejarse intimidar por l, de manera que opt porcontestarle dejndole muy claro que no era una mojigata.

  • Tal vez no haya tenido la vida acomodada de algunos le espetmirndolo de los pies a la cabeza, con sus ojos encendidos por la rabia quele haban producido sus ltimos comentarios.

    Max iba a responderle cuando apareci en la puerta el ama de llaves,quien se asust al ver all a Fiona.

    Seor Treepwood! exclam llevndose la mano al pechointentando sujetar el corazn que lata ms rpido de lo normal. Ver aFiona le haba producido tal impresin que necesit varios minutos pararecomponerse.

    Tranquilcese, seora Mulroney. Le presento a Fiona. Esta se volvihacia l y le clav sus radiantes ojos una vez ms. La tarea no es fcil,ya que quiero saber qu se oculta debajo de esas ropas y esa mugre.Llvesela y haga lo que pueda.

    Qu hago con las ropas? le pregunt escptica el ama de llaves.Qumelas. Bsquele algn vestido de su talla entre la ropa del

    servicio.Bien, seor. Vamos le indic a la muchacha mientras esta le sonrea

    y dejaba a la vista sus amarillentos y sucios dientes.Djela en remojo, a ver si ablandando la costra sale ms fcil.Fiona se volvi hacia l complacida por tantas atenciones y sali de la

    habitacin seguida del ama de llaves, aunque no le gust el comentario dedejarla en remojo. Acaso pensaba que era alguna clase de hortaliza?

    Debo de estar loco por haber aceptado murmur mientras sacuda lacabeza y su mirada se posaba sobre las manchas que le haba dejado alabrazarlo. Hay mucho que hacer con esa muchacha, pero antes necesitorelajarme.

    Sali de su despacho y camin hacia la habitacin donde se cambi deropa. Un poco despus cruz la puerta de la casa y se dirigi a su lugarfavorito, el roble sobre el que se apoy mientras daba vueltas en su cabezaa lo que acababa de suceder. Quin era aquella muchacha en verdad? Yqu haba visto en ella para aceptarla en su casa, bajo su techo?

  • 2Fiona fue conducida al cuarto de aseo, donde estaban preparndole unatina repleta de agua caliente. Dos muchachas jvenes apilaban una serie defrascos y tarros de diversos tamaos y colores. Fiona las contemplabaensimismada. En un momento dado se qued con la boca abierta,sorprendida, tal vez porque nunca haba visto todos aquellos preparativos;o tal vez maravillada por el amplio cuarto al que la haban llevado.

    No va a ser una tarea fcil murmur la seora Mulroney captandosu atencin. Lo cierto es que no s por dnde empezar comentmientras daba vueltas alrededor del dbil cuerpo de Fiona.

    Lo mejor sera desprenderla de la ropa seal una de las dosmuchachas.

    Tal vez tengas razn, Lucy. Venga muchacha, fuera esos harapos leapremi el ama de llaves posando sus manos sobre la ropa de Fiona.

    Qu van a hacerme? pregunt abriendo los ojos al mximo.Quitarle la ropa respondi la seora Mulroney convencida de lo que

    deca.Pero, me quedar desnuda protest Fiona apartndose de las manos

    de las dos mujeres y retrocediendo para evitar que la cogieran.No pretender meterse en el agua con esos harapos, no? exclam

    el ama de llaves sealando la tina.Si se acercan juro que les golpear... y les morder les advirti

    mientras sus ojos centelleaban resaltando en medio de la suciedad de supiel.

    Sin embargo, pese a sus continuos intentos por evitar que la sujetaran, enun momento de descuido Lucy y Mina, la otra doncella, la agarraronfuertemente mientras la seora Mulroney la despojaba de la ropa. Hizo unovillo con estas antes de abandonar el bao y recorri con su mirada elcuerpo desnudo de Fiona, quien intentaba ocultarlo como poda.

    No s por qu se comporta de esa manera. Tiene un cuerpo muybonito. Cintura estrecha, caderas redondas y proporcionadas, pechosfirmes. Lo nico que necesita es engordar un poco; pero por eso no sepreocupe. Espere a probar los guisos de cordero de Ronald. Qu lleva

  • colgado del cuello? le pregunt con un toque de curiosidad.Fiona la atrap con su mano.Lo he llevado siempre. Es una medalla.Ser mejor que se la quite.No. Nunca lo he hecho y no lo har ahora dijo muy decidida.La seora Mulroney la contempl en silencio y finalmente dijo:Est bien. Vamos all.Por dnde comenzamos, seora Mulroney? le pregunt Lucy no

    sabiendo muy bien si meterla entera en la tina o lavarle el pelo primero.Tardaremos tiempo en tenerla limpia, de manera que cuanto antes

    empecemos mejor. Metedla en el agua y frotadle bien la piel hasta queparezca seda.

    Me doler! protest Fiona desafiando a la seora Mulroney con lamirada.

    No lo creo, a juzgar por la capa de mugre y las costras que tieneadheridas a su cuerpo. Vamos, chicas les apremi con los brazos enjarras y las palmas de sus manos sobre sus caderas.

    Puedo hacerlo yo sola les espet Fiona antes de que le pusieran lasmanos encima. Se volvi hacia la tina de agua caliente en la que ahoradestacaba una densa capa de espuma. Introdujo primero un pie y despus elotro. Lentamente se movi para quedar sentada sintiendo como el aguarelajaba sus msculos.

    Pngase cmoda, ya que estar un buen rato ah le indic Lucymientras miraba aquella mata de cabellos enmaraados por la suciedad. Leech por encima una jarra de agua caliente que resbal por el rostro deFiona introducindose en sus ojos, en su nariz y en sus odos. Despustom el jabn y comenz a frotarlo con ahnco. Al momento el cabello deFiona estaba cubierto de espuma.

    Aaayyy chill la muchacha mientras la doncella le masajeaba elcuero cabelludo.

    Clmese. No es para tanto le dijo la seora Mulroney.Me tira le espet con furia.Ella no le tira. Lo que le ocurre es que tiene los cabellos tan pegados

    por la suciedad que es complicado desenredarlos.Por su parte, Mina se encargaba de frotarle los brazos, el pecho y las

    piernas con jabn y una bayeta de crin, lo que provocaba cierto malestar en

  • la piel de Fiona.Me hace dao protest una vez ms frunciendo el ceo mientras

    lanzaba una mirada de rabia a la doncella.No le hagas caso y dale ms fuerte le dijo la seora Mulroney

    volviendo al cuarto de bao. Huele a establo, nia.En esta ocasin Fiona no dijo nada y se limit a apretar los dientes para

    contener los chillidos. El olor de la suciedad se fue diluyendo poco a pocoa medida que los aromas de los frascos de jabn, perfumes, y sales sefueron esparciendo por el aire. La seora Mulroney preparaba en esosmomentos una segunda tina de agua ante la atenta mirada de Fiona.

    Qu est haciendo?No pretender baarse en su propia suciedad? Venga aqu le

    orden.Por primera vez Fiona no protest y siguiendo sus indicaciones pas de

    una tina a otra. El agua de la primera pareca barro despus de haberlequitado una buena cantidad de suciedad.

    Aclrale el pelo con el agua de esa jarra le indic la seoraMulroney a Lucy. Y procura que caiga dentro de ese barreo.

    Haba dispuesto uno de latn junto a la tina de tal manera que Fionaapoyara su cabeza sobre el borde de esta, al tiempo que sus cabellos caancomo una maraa de lianas sobre l. De este modo el agua con la suciedadquedara en l. Poco a poco senta que el mal olor y la mugre la ibanabandonando y cmo su cuerpo iba experimentando un cambio drstico.

    Sigue frotando con fuerza, Mina le indic la seora Mulroney.La doncella se aplicaba ahora sobre la espalda de la muchacha haciendo

    desaparecer toda clase de costras, granos y manchas propias de alguien queno se haba lavado en mucho tiempo. El cabello comenzaba a dejar ver sucolor a medida que Lucy lo enjabonaba y lo aclaraba.

    Vaya, si sus cabellos son cobrizos! exclam la seora Mulroneyviendo que estos recobraban su color natural.

    Fiona comenz a sentirse ms ligera a medida que la baaban y laaclaraban. Le pareca que sus penurias se iban junto con su suciedad,aunque sera muy difcil olvidar todo lo ocurrido en el tiempo que habapasado en Newgate. Cuando acabaron con el bao, la envolvieron en unatoalla y le indicaron que se sentara sobre una banqueta de madera. Lucyfrotaba con un pao sus cabellos rizados que caan sueltos sobre su blanca

  • espalda. La seora Mulroney se acerc para verle la cara y frunci el ceo.Con esos ojos verdes esmeralda que tiene, muchacha, lstima de cmo

    tiene la piel. Bueno empecemos murmur subindose las mangas de sucamisa blanca.

    Verti en un cuenco el contenido de varios productos y lo removi conuna especie de cuchara hasta que qued hecha una pasta fina de colorverdoso. Fiona la contemplaba intrigada. La seora Mulroney tom unpoco de la mezcla resultante y comenz a distribuirla por su rostro. Fionadibuj una mueca de desagrado cuando sinti que se la extenda. Ola alavanda y era suave. Pese a que en un principio le cost adaptarse a esearoma y a su textura, finalmente se resign. Por otra parte, Mina le habadespojado de la toalla dejndola completamente desnuda y comenzaba auntar por su cabello una especie de aceite con olor a limn frotando ymasajeando toda la melena antes de desenredarla por completo. Fionalevantaba la mirada intentado ver qu le hacan.

    Le estamos hidratando el cabello con una mezcla de limn, vinagre yromero le advirti la seora Mulroney.

    Y lo de la cara? pregunt comenzando a sentir cierta tirantez en supiel.

    Es para hidratar su piel. Est bastante spera y agrietada. Djeme versus manos.

    Fiona las extendi delante de la seora Mulroney para que esta pudieracontemplarlas llenas de araazos y cardenales, con las uas rotas yastilladas. Resopl mientras decida por dnde empezar. Se sent junto aFiona y comenz a trabajar en ellas.

    Clmese, parece que le estuviera arrancando el dedo. Una dama de laalta sociedad debe tener sus manos cuidadas le dijo mientras le lanzabauna mirada de enfado. Fiona observaba embelesada cmo se ibantransformando por arte de magia en unas manos ms decentes ypresentables. La seora Mulroney acab extendiendo una crema sobreambas y friccion hasta que la piel la absorbi entera. Hubo de aplicar unasegunda capa, pues con la primera no haba bastado. Su piel estabademasiado descuidada. El olor a rosas impregn sus manos ahora limpias ysuaves.

    Me tira la piel de la cara le coment haciendo una mueca de dolor.Entonces procedamos a retirarla.

  • Lentamente la seora Mulroney fue tirando con suavidad de la pastacolor verde que se haba transformado en una mscara slida. Fiona sentaque la piel le tiraba en exceso, pero no se volvi a quejar. Cuando por fin lahubo retirado entera, la seora Mulroney pareci sonrer complacida por elresultado. El rostro de Fiona se mostraba ms brillante y terso que antes.Tom otra crema de otro tarro distinto y la aplic sobre el rostro, incluidoslos labios.

    Qu asco! chill cuando la crema se pos en su boca y absorbiparte de esta.

    Por todos los santos, muchacha, no abra la boca protest la seoraMulroney.

    Pero es que acabo de comerme la crema le dijo frunciendo el ceo.Sus labios estn agrietados y resecos. Debemos restaurarlos cuanto

    antes. Luego sus dientes.Cuando hubo finalizado se apart unos centmetros para contemplarla de

    lejos. Sus ojos verdes refulgan como brillantes esmeraldas en medio deaquella piel tan blanca.

    Venga conmigo, muchacha le orden. Tmbese de espaldas.Fiona obedeci y se dej caer sobre una estrecha cama. Las doncellas,

    mientras tanto, recogan todos los cachivaches que haba esparcidos por elcuarto de aseo.

    Ahora le llega el turno a su cuerpo dijo, mientras comenzaba auntarla de crema.

    Uh, est fra protest.Estese quieta. Debemos hidratar su cuerpo. Mina, ocpate de las

    piernas.Fiona nunca pudo imaginar que convertirse en una dama fuera tan

    placentero, aunque deba reconocer que haba partes de esa preparacin quele haban gustado menos. Senta cmo las manos de las doncellas y laspropias de la seora Mulroney masajeaban, estiraban, y pellizcaban su piela fin de volverla tersa y suave. Deba tener el aspecto de una lady, y no lade una ladrona de Newgate. Todos los pensamientos concernientes a suanterior existencia le parecieron, de repente, lejanos en el tiempo. Ahoradeba concentrarse en su nueva vida y convertirse en una espa. Senta unaextraa mezcla de temor y de emocin por lo desconocido. Para ellocontara con la ayuda de Max.

  • Cuando hubieron terminado le tendieron una bata de color verde paraque se cubriera, y le indicaron que les acompaara hasta una habitacin deese mismo piso.

    Es la habitacin de invitados.Max recibe muchas visitas? pregunt con cierta curiosidad.Muchacha, cuando se dirija a l hgalo como el seor Maximilien

    le indic y aunque a ella no le hizo nada de gracia, asinti. Y s, el seorda en ocasiones pequeas recepciones a viejas amistades, aunque por otraparte no son muy frecuentes. Le gusta mantenerse alejado del bullicio de laciudad. Bueno, veamos con qu podemos vestirle dijo la seoraMulroney, hablando consigo misma mientras contemplaba el pequeo ydelgado cuerpo de Fiona.

    Max segua devanndose los sesos acerca de la misteriosa mujer quehaba decidido alojar bajo su techo. Quin sera? No iba a tardar mucho enaveriguarlo, pues en cuanto ella apareciera tendran que mantener unacharla para aclarar su situacin en su casa desde ese mismo instante. Sabaque sera un trabajo arduo ensearle cmo deba comportarse en unarecepcin, en un baile, en una fiesta... Cmo sentarse o caminar; bailar ocomer; montar a caballo e incluso cmo seducir a un hombre. Esto ltimosera la parte ms complicada ya que l no tena ninguna experienciaacerca de cmo debera comportarse una mujer en esa situacin. Sacudi lacabeza para alejar ese pensamiento y centrarse, por ejemplo, en cmoaleccionarla para salir de un trance apurado, ya que se vera en ms de unoen ocasiones. l lo saba muy bien, pens sonriendo de manera sarcstica.Preocupado, arrug la frente, pues las dudas le asaltaron cuando volvi arecordar las palabras de James. Deba prepararla para hacer un trabajo. Serespa no era fcil. No se trataba de un juego de nios. Uno arriesgaba suvida en cada lance. Al principio, l estara cerca de ella en todo momento,vigilante, controlando cada uno de sus movimientos. No estaba dispuesto aque la mataran. l saba mejor que nadie cmo actuar en diversassituaciones y cmo salir airoso de ellas. Habra ocasiones en las quetendra que traicionar la confianza de alguien muy querido, o incluso matara sangre fra. Sera Fiona capaz de ello? Saba realmente dnde se habametido? Sera capaz de quitar de en medio a alguien por el simple motivode ser un estorbo en su objetivo final? Gente inocente que tal vez estuvieraen el lugar menos indicado en esos momentos. No podan quedar cabos

  • sueltos, y eso inclua a los testigos.Estaba dando vueltas a estos pensamientos y al duro trabajo que le

    esperaba para convertir en espa a Fiona, cuando vio aparecer a unamuchacha que caminaba hacia l. Entrecerr los ojos para poder verlamejor. Era una mujer de cuerpo esbelto y delgado. Su piel blancacontrastaba con el color cobrizo de sus cabellos rizados que caan encascada sobre sus hombros. Vesta una camisa blanca abierta en sus dosprimeros botones y un chaleco rojo con dibujos en negro. La falda era decolor azul con una franja horizontal en blanco en la parte ms baja. Lequedaba algo larga pues no poda verle los pies. Pens que se trataba deuna hermosa campesina que se haba perdido o que simplemente pasabapor all. Sin embargo, a medida que iba avanzando hacia l se dio cuenta deque era ella. Era Fiona! Poda reconocer sus ojos verde esmeralda sinninguna duda. Sonrea burlona segn se iba acercando. Intent moversepero algo lo retena pegado al suelo y al tronco del roble. Aquella atractivamuchacha de cabellos cobrizos no poda ser la misma que unas cuantashoras antes haba aparecido en su saln llena de mugre y oliendo aestircol.

    Debo felicitar a la seora Mulroney y a las doncellas por lo que hanhecho contigo dijo incorporndose gilmente para tomarla de la mano yhacerla girar para poderla contemplar en todo su esplendor.

    Qu le parece?Me dejas sin palabras. No puedo creer que seas t balbuce

    hipnotizado por aquella visin. De dnde haba salido aquella hermosacriatura?, se pregunt mientras soltaba su mano.

    Yo tambin me he sorprendido al ver mi imagen reflejada en el espejocoment ella sentndose sobre la hierba junto a l.

    Levntate de inmediato. Una dama nunca se sienta en el suelo leorden con voz autoritaria.

    Qu ms da? No nos mira nadie le coment decepcionada poraquella orden, pero sin cumplirla, lo cual contrari en gran medida a Max.Finalmente la dej comportarse a su antojo con el fin de estudiarla.

    Como gustes dijo mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa detriunfo y en su pecho se regocijaba por ello. Tengo mucho que hacercontigo antes de instruirte en el otro terreno. Pero primero respndeme,por qu t? le pregunt en un tono que la intimid en cierto modo y quea Max le record otra etapa de su vida.

  • Podra aclararme la pregunta? le pidi encogindose de hombros.Me refiero a si conoces a James y a Reginald. Alguna relacin has de

    tener para que te hayan escogido a ti.Nunca los haba visto.Max frunci el ceo sin comprender muy bien su eleccin. Se haba

    tratado de algo al azar? No. No actuaban as. Saba que ella destacaba enalgo si no, no la habran seleccionado. Deba tener algo distinto al resto.

    Dime qu delito habas cometido para que te encerraran en Newgate?le pregunt mientras la invitaba a pasear por la vereda del arroyo.

    Robo le respondi mirndolo de manera descarada.Por robar? repiti Max incrdulo por su explicacin. Explcate

    le inst mientras cruzaba sus brazos sobre su amplio pecho y la mirabacon inusitado inters.

    Robaba relojes, cadenas, pauelos, carteras... respondi sin muchoentusiasmo en la respuesta, mientras jugueteaba con algunas briznas dehierba entre sus dedos.

    Solo eso? Nunca participaste en algn robo organizado o conarmas?

    Fiona sacudi la cabeza mirando cmo l paseaba a su alrededor congesto pensativo.

    Cuntos aos tienes? Eres muy joven para estar en la crcel.Segn lo que pone aqu, veinticinco respondi mostrndole la

    medalla que llevaba al cuello. Tiene grabado en el reverso un ao. Talvez sea el de mi nacimiento.

    Me permites? le pregunt inclinndose hasta que sus rostrosquedaron separados por escasos centmetros. Tom la placa entre sustemblorosos dedos y ech un vistazo al dibujo. Representaba un yelmosobre el que pareca aposentarse un gato con un escudo dividido en cuatropartes. Haba una leyenda que deca: No toques al gato, sino el broquel.Max se qued mirando fijamente el emblema. Era herldico sin lugar adudas. Tal vez procediera de alguna familia noble de Inglaterra o de algunaotra parte. Levant la mirada para quedarse clavado en aquellos ojosverdes que ahora chispeaban de emocin. Fiona comenz a temblar por lapresencia de su cuerpo tan cerca del suyo. Escuch su respiracin y sintisu aliento acariciando su rostro. Max percibi un aroma a jabn y aperfume dulzn que lo invadi por completo. Su piel era tersa y suave, y le

  • otorgaba un aspecto ms joven de lo que en realidad poda ser. Aunque noera muy mayor, pens mientras entreabra los labios para tomar aire. Maxse apart de repente y Fiona respir aliviada. De dnde lo sacaste? lepregunt sealndolo.

    Aquella pregunta encendi su amor propio, lo que hizo que su mirada sevolviera ms dura y fra hacindole entender que se haba excedido en sucomentario. Por otra parte era lgico que lo pensara dado lo que acababa deconfesarle sobre s misma.

    Siempre lo he llevado alrededor del cuello le espet con un tonofro y cortante.

    Hum. Te lo dio tu madre o tu padre? insisti arqueando sus cejas.No lo s. Nunca los conoc respondi embargada por una profunda

    tristeza.Entonces, ambos estn muertos? le pregunt con una mezcla de

    sorpresa y de compasin.Los ojos de Fiona se humedecieron por aquel comentario y por el hecho

    de no haber conocido a sus padres. Max se haba dado cuenta de ello, perono poda echarse atrs. Necesitaba conocer todos los detalles que pudierasobre aquella mujer antes de empezar su adiestramiento. Fiona baj elrostro conteniendo un sollozo. No quera que l la viera llorar. Pensara queera dbil y frgil y que no valdra para aquel trabajo. Max, frente a ella,pos su mano bajo su mentn para alzarle el rostro y entonces contemplsus ojos baados en lgrimas. Lo lamento, pero necesito conocerte afondo para podernos entender mejor. Y aunque te resulte muy duro debessobreponerte a cualquier emocin. Dime, qu pas con tus padres? insisti esta vez con algo ms de comprensin, mientras el pulgar de sumano derecha describa crculos concntricos sobre el mentn de ella.

    Me dijeron que mi padre muri en la guerra.En cul?En la ltima guerra que hubo en el norte.Te refieres a la rebelin de 1745?Eso me dijeron respondi sin pararse a pensar si era cierto o no.Y tu madre?Muri al nacer yo.Con quin te criaste?Con el prroco de una localidad escocesa.

  • Y cmo demonios acabaste en Newgate? le pregunt sin salir de suasombro.

    Malas compaas respondi encogindose de hombros mientras unasolitaria lgrima se deslizaba por su mejilla y ella sorba por la nariz.Agradeci el pauelo que Max le tendi y, tomndolo entre sus manos, seson la nariz. El rostro de Max se contrajo expresando claramente sudesagrado.

    Las damas no se suenan la nariz de esa manera. Cogen el pauelo yhacen as llev este hacia la pequea nariz de ella y la limpi conexquisita suavidad y delicadeza.

    Y las lgrimas? pregunt ella con un tono pausado que sorprendia ambos.

    Se dobla el pauelo as y se dan unos pequeos toques sobre los ojos.Te lo mostrar le dijo al tiempo que Fiona senta la mano de l sobre sumejilla. Era suave y desprenda un aroma a jabn de manos como los quehaba empleado con ella. Ya est. Ves qu fcil?

    Fiona esboz una tmida, pero encantadora sonrisa, que capt la atencinde Max. De repente se senta a gusto en compaa de aquella muchacha sincomprender muy bien el motivo.

    Entonces, deduzco que no tienes familia.No corrobor en un susurro que solo ella escuch.Bueno, a partir de hoy ya no tendrs que preocuparte de ello. Tanto los

    sirvientes de la casa como yo pasaremos a formar parte de tu familia solt sin pensar en lo que estaba dicindole. Acaso se senta conmovidopor su historia?

    Max camin apartndose de ella con un extrao remolino de sensacionesencontradas en su pecho. Fiona, al ver que se alejaba, corri detrs de l.

    Tampoco tiene familia? le pregunt mientras daba una largazancada para adelantarlo e inclinaba la cabeza para fijarse en su rostro.

    Mis padres viven en Bath.Y no tiene a nadie ms?No.Aquella muchacha tan natural, llena de ingenuidad y dulzura, le

    resultaba algo poco comn en su vida dado de dnde vena y a qu se habadedicado ltimamente.

    Cundo vamos a empezar con mi adiestramiento?

  • Por qu? Ests impaciente? le pregunt con un tono a mediocamino entre la burla y la seriedad.

    S. Quiero aprender a comportarme como una dama exclamsonriendo de felicidad mientras sus ojos se abran al mximo.

    Te aseguro que cuando acabe contigo me odiars hasta el punto dequerer matarme le dijo entre risas.

    Tan estricto es? le pregunt con tono juguetn.Max le lanz una mirada fra y calculadora que sobresalt a Fiona hasta

    mudar el color de su rostro.Escchame bien. Depende de mi preparacin el que al final de tu

    misin sigas viva o acabes flotando en el ro. Y, creme Max se detuvopara mirarla con una expresin de terror y advertencia al mismo tiempo,har todo lo necesario para que esto ltimo no suceda.

    Fiona sinti un escalofro de temor recorriendo su espalda. Hasta esemomento Max no se haba dirigido a ella en aquel tono, ni con esa frialdaden sus ojos. Siguieron caminando en silencio hacia la casa, pero antes dellegar, Max se volvi hacia ella y le espet que no saba andar.

    Caminas encorvada como si llevaras un peso detrs. Una dama lo haceerguida con la espalda recta y el mentn elevado, como si estuvieradesafiando a todo aquel con quien se cruza. Una dama es orgullosa, y loest por la posicin que ocupa en la sociedad. Y considera al resto depersonas inferiores a ella. De manera que, adelante. Hazlo. Demuestra quetienes orgullo y que los dems son seres insignificantes para ti. Vamos le chill mientras ella trataba de erguirse como le haba indicado. Yahora sube la escalera sin inclinarte.

    Fiona se sinti turbada por aquellas bruscas explicaciones acerca decmo ser una dama.

    Preferira seguir siendo lo que soy. No estoy dispuesta a tratar a nadiede una manera despreciable le respondi furiosa con l.

    Es posible que tengas razn, pero ahora se trata de tu propia vida.Debes olvidar lo que has sido y empezar a pensar que eres la seora de estacasa y de estas tierras le dijo mirndola fijamente sin medir el alcancede sus palabras.

    Fiona se sinti aturdida al escuchar aquella explicacin de labios deMax. La seora de aquella casa y de aquellas tierras. Con estepensamiento absurdo dada su condicin, procedi a caminar como Max le

  • haba pedido sin perder el contacto visual con la puerta de la entrada a lacasa. No estaba acostumbrada a andar sin mirar dnde pisaba, de maneraque puso mal el pie en uno de los escalones y cay al suelo ante la risaahogada de Max. Sinti una punzada en su orgullo al escuchar que l seregocijaba por su torpeza. Aun as, se incorpor malhumorada mientras lla contemplaba con un gesto de irona en su rostro. Una vez en su sitio, sealis la falda y recompuso sus cabellos apartndolos de su rostro mientrasMax segua hostigndola.

    Vamos, Fiona, otra vez. Qu dira la seora Hensford si te invitara auna de sus fiestas y te cayeras de bruces cuando fueras a saludarla? Serasel hazmerrer y nadie volvera a invitarte a otro evento por patosa.

    Fiona apret dientes y puos para retener la rabia mientras volva acaminar. En ese momento Max se puso a su lado sin dejar de observarla,tratando por todos los medios de ponerla nerviosa, de hacerla caer. Estabaprobando su temple. Quera saber si tena orgullo, madera de ganadora. Osi por el contrario era una de esas que iban a rendirse en cuanto atisbabanel peligro.

    Camina recta. Saca el pecho y mete el estmago le indic posandosu mano sobre esa parte de su cuerpo. Fiona sinti su calor y tuvo querespirar hondo para no desconcentrarse. Pero cuando pos la palma sobresu trasero crey que iba a desfallecer. Me est tocando el!, se dijo,pensando en el descaro y el atrevimiento por su parte al tiempo que abralos ojos al mximo, atnita, por tomarse esa licencia con ella. Sus manos laiban acompaando en cada escaln. Fiona tena la mirada fija en la puertaprincipal y no pudo percibir la sonrisa de satisfaccin de l. Cuando estuvoen lo alto, volvi el rostro para lanzar una mirada de rabia contenida aMax, pero este se la tom como un cumplido. Vuelve a bajar y hazlo tsola. No pierdas mis ojos de vista. De acuerdo?

    Fiona descendi las escaleras al trote, lo que hizo que Max lareprendiera de nuevo.

    Qu crees que ests haciendo? No se trata de que subas las escalerascomo una dama, y las bajes como un potro. Debes ser una dama al subir yal bajar. Y ahora, vamos, camina hacia m.

    La mirada de Max la escrutaba a cada paso que daba. Aquellos ojos fijosen su cuerpo la intimidaban y le hacan vacilar. Senta cmo recorra susilueta y se fijaba en su escote. Poda sentir sus ojos sobre este. Sonreaplcidamente sabindose triunfador. Fiona lo contemplaba ahora de cuerpo

  • entero. Alto y fuerte. Con el pelo revuelto y los brazos cruzados sobre suancho pecho en una pose autoritaria. Sus ojos brillaban de una maneraespecial emitiendo un fuego que la abrasaba por dentro. Sinti un calorascendiendo hacia sus mejillas al sentirse observada de aquella manera.Cuando lleg al final del tramo de escaleras, Max sonrea satisfecho y suslabios se curvaban en una mueca de aprobacin.

    No lo olvides. Esta es una regla bsica para cualquier dama. Debescaminar erguida. Bien. Practicars en la biblioteca durante una hora.Sgueme.

    Fiona lo sigui hasta la sala a la que haba sido conducida cuando lleg aaquella casa. Max se detuvo ante una de sus estanteras y tomando unvolumen pesado se lo entreg. Ella lo mir desconcertada.

    Quiere que me aprenda esto? le pregunt aterrorizada.No es para leer. Es para que te lo pongas en la cabeza y camines recta

    por la biblioteca. Ya nos ocuparemos de tu educacin en otro momento.Cmo puedo...?Empieza. Tienes una hora le record con el gesto imperturbable

    mientras consultaba un pequeo reloj de cadena que llevaba oculto en elbolsillo de su chaleco. Pensabas que ya estaba? Que con subir y bajardiez escalones ibas a pasar la prueba? le pregunt con gesto burln.Hay mujeres de alta sociedad que caminan durante horas con un libro sobresu cabeza. Si ellas pueden hacerlo, t lo hars le dijo en un tono que noadmita ninguna duda.

    Fiona lo mir con gesto de fastidio mientras se colocaba el pesadovolumen sobre la coronilla y comenzaba a dar sus primeros pasos. Comoera natural, el libro estaba ms tiempo en el suelo que sobre su cabeza.Max no poda creerlo. Tendra que trabajar mucho con aquella muchachapara conseguir resultados. Se sent detrs de su mesa a leer el peridicomientras Fiona caminaba a lo largo de la biblioteca con el pesado tomo,manteniendo la espalda rgida y el estmago hacia dentro. Pasada casi unahora, Max le record en qu consista el ejercicio.

    Procura que el libro no se caiga le dijo con desdn. Es unejemplar muy raro y muy caro.

    Al cabo de media hora Fiona no pudo ms y explot. Cogi el libro ensus manos y lo dej caer al suelo. El ruido sobresalt a Max, quiencomprendi la jugada de ella. Bien, pens, si quieres guerra la tendrs.

  • Pues si tan caro y tan importante es, deme otro le espet hecha unafuria con los ojos centelleando de rabia.

    Recoge el libro ahora mismo mascull entre dientes Max cerrandoel peridico para arrojarlo sobre la mesa y salir de detrs de esta con lamirada fija en Fiona. No te lo dir dos veces, muchacha.

    Fiona dud unos instantes antes de obedecerle. Si lo haca, ganaba l yella volva a ser humillada. Pero si no acceda a su peticin lasconsecuencias tal vez fueran peores. Entrecerr los ojos hasta que seconvirtieron en dos puntos luminosos y lentamente se agach a recoger ellibro. Pero no se lo coloc sobre la cabeza como Max esperaba, sino que lodej sobre la mesa.

    Estoy cansada. Me duele el cuello y la espalda le dijo apretando lasmandbulas.

    Tienes razn, pero yo no he dicho que la leccin haya terminado. Yate dije que terminaras odindome.

    Fiona se hubo de tragar su orgullo y su rabia sintiendo que no podahacer nada para derrotarlo. l tena siempre las de ganar, aunque ellaprotestase. Lo cierto era que le dola todo el cuerpo y senta la necesidad deparar. Max la contempl unos segundos. Estaba plida y demacrada.

    Tal vez deba permitirle descansar y tomar algo, se dijo. Era el primerda y ella estaba muy dbil. Por el momento era bastante. Habacomprobado que Fiona tena una fuerza de voluntad de hierro difcil dequebrar. Eso le ayudara en su preparacin y tal vez le salvara la vida algnda.

    Est bien. Puedes dejarlo por hoy. Ve a comer algo. Ya continuaremosle orden volviendo a colocarse detrs de la mesa con una sonrisa detriunfo en su rostro. Desvi su mirada hacia Fiona justo en el momento enel que abandonaba la biblioteca con mal humor, a juzgar por el portazo quedio al salir. Max hizo ademn de salir tras ella, pero finalmente se contuvoy esboz una sonrisa irnica.

  • 3La situacin no mejor a la hora de sentarse a la mesa. Max se mostrinflexible con todos y cada uno de los movimientos y gestos de Fiona.Haba sido requerida en el saln comedor donde Max la aguardabapasendose por toda la habitacin con las manos a la espalda y la cabezagacha. Cuando la presencia de Fiona fue anunciada debidamente, olvidsus asuntos y se concentr en su tarea. Sin embargo, verla de nuevo nublsus sentidos por unos instantes. La contempl mientras se adentraba en elcomedor. Un silencio incmodo la acompa en todo momento. Se sentacomo una especie de objeto de arte por el que fueran a pujar. Max recorricon la mirada su esbelto cuerpo enfundado en un vestido de color crema,escogido para la ocasin de los que haba en la casa.

    La muchacha, harta de aquel humillante mutismo, no esper ningunaindicacin por su parte y procedi a sentarse, pero Max la detuvo.

    Alto le dijo con voz potente.Qu pasa ahora? Es que tampoco puedo sentarme? le pregunt

    airada mientras sus ojos relampagueaban.No hasta que un caballero te retire la silla. As le indic situndose

    detrs de ella e impregnndose en la fragancia de sus cabellos. Max inspirprofundamente y cont hasta diez antes de proseguir. Le apart la silla paraque se colocara delante de esta. Cuando notes que el borde roza tuspiernas, entonces puedes sentarte. Vamos, otra vez.

    Max frunci el ceo para observar sus movimientos y por alguna razn,no pudo apartar los ojos de ella; pero no porque tuviese que controlar sucomportamiento, sino por algn extrao motivo que escapaba a suentendimiento. Fiona, mientras tanto, resoplaba por el fastidio de tener querepetir una y otra vez todo lo que l le ordenaba hacer. En una de lasocasiones se sent antes de tiempo y de no ser porque l la sujet, se habracado sobre la alfombra. Fue entonces cuando l sinti su cuerpo, susdelicadas formas entre sus brazos y cmo ella se pona tensa por lasituacin. Sus cabellos haban rozado su mejilla producindole un levehormigueo y su mirada se pos en aquellos brillantes ojos que parecanposeer cierto influjo sobre l. Como si conocieran la manera de ponerlo enestado de alerta. Por su parte, Fiona sinti la dureza de sus brazos y de su

  • pecho, que la sujetaban sin ningn esfuerzo aparente. Un aroma a brandy laenvolvi por unos instantes, haciendo que su cabeza diera vueltas. Cuandosinti cmo su rostro se encarnaba, reaccion de inmediato soltndose desu abrazo para alisarse la ropa de manera distrada. En otra ocasin, ellargo de su vestido qued atrapado bajo una pata de la silla y no pudomoverse, mientras rechinaba los dientes maldiciendo su torpeza.Finalmente consigui su objetivo y se sent. Al momento, Max le puso lamano en el hombro para que no olvidara apoyar su espalda contra elrespaldo.

    Mantente siempre erguida.Fiona obedeci sus indicaciones, pero apoy los codos sobre la mesa

    mientras aguardaba a que la sirvieran y, como el estallido de un trueno,volvi a escuchar la voz de Max.

    Quita los codos de la mesa le espet con furia.Y dnde pongo los brazos? le pregunt extendiendo ambos y

    sacudindolos en el aire. No me los puedo quitar.Sobre el regazo le indic mientras sus miradas volvan a cruzarse

    como sendos aceros.Fiona los dej caer con desgana y cierta brusquedad, lo cual irrit an

    ms a Max, quien ahora se encontraba justo detrs de ella.Con delicadeza. Y junta las piernas hasta que tus tobillos se toquen.Cuando estuvo sentada debidamente Max prosigui con sus enseanzas,

    aunque no estaba muy seguro de que sirvieran para algo. Aun as, se habajurado a s mismo convertirla en una dama que desempeara a laperfeccin su papel de espa del rey, y a fe suya que lo iba a conseguir.Costase lo que costase.

    Un caballero sabr si se encuentra ante una verdadera dama segn secomporte en la mesa le explicaba mientras ella se giraba hacia lmirndolo con inters. Max le volvi la cabeza para que fijara la vista alfrente. Coge la servilleta y ponla en tu regazo.

    Fiona la agarr estrujndola en su puo hasta convertirla prcticamenteen un bulto arrugado. Entonces sinti que Max posaba su mano sobre la deella deteniendo su accin. Aquel contacto, su calor y su fuerza sobre supiel, la puso ms nerviosa an. No quiso volver el rostro para noencontrarse con l, as que continu mirando al frente, pero de pronto sumirada se desvi hacia su gesto. Tan normal, pero tan ntimo al mismo

  • tiempo. Sus dedos se apartaron y las yemas de estos la rozaronsuavemente. Respir hondo para tratar de calmarse y poder prestaratencin a sus explicaciones.

    Toma la servilleta con delicadeza. Como si estuvieras acariciando unamano le susurr muy cerca del odo provocando una ola de sensacionesnuevas en ella.

    Como haces t con la ma?, estuvo a punto de preguntarle, perofinalmente se contuvo creyendo que sera una impertinencia por su parte.Cuando Max se retir de su lado, sinti que una especie de corriente fra lainvada. No se dio cuenta de que le temblaban los dedos. Max lacontempl. Tal vez haya sido demasiado duro con ella, pens.

    Prueba a hacerlo le anim con la voz dulce. Y extindela consuavidad para dejarla caer con delicadeza sobre tu regazo.

    Fiona hizo al pie de la letra lo que Max le peda. Levant la servilleta enalto y despus la dej caer lenta y suavemente hasta que se pos en suregazo. Max admir su comportamiento y sonri. Sinti deseos defelicitarla, pero no era el momento. Poda hacerla perder la concentracin.De manera que sigui con la leccin.

    Ahora, me har pasar por un criado que sirve el vino le dijomientras tomaba una botella en sus manos y se diriga hacia ella paraproceder a servirle. La seorita desea vino? le pregunt con vozrecatada, educada, pero clida y plena de confianza a la vez.

    Vale respondi mientras levantaba su copa en alto ante la atnitamirada de Max, que apart la botella y cerr los ojos para no ver ni unsegundo ms aquella escena. Ella supo que haba vuelto a equivocarse. Susmejillas se arrebolaron y baj la mirada avergonzada.

    Imagnate que te encuentras en una recepcin del rey.Del rey? Dios mo! exclam sobresaltada mientras haca

    aspavientos con las manos.Fiona! chill Max pronunciando su nombre con autoridad.

    Vuelve a comportarte de ese modo y ser yo quien te mande de vuelta aNewgate. Te he puesto el ejemplo del rey como poda haberte puesto el decualquier otro. Todas las comidas y cenas en casa de alguien de la noblezason importantes; por ello uno no puede comportarse como si estuviera enuna taberna. No puede decirle al sirviente simplemente vale, y levantarla copa sin ms.

  • Max estaba al borde de un ataque. Saba que iba a ser harto complicadotransformarla en una dama a la vez que pensaba que tendra que tenerpaciencia con las nociones de protocolo. Era un bloque de granito en brutoextrado de la cantera y a l le tocaba primero darle forma y por ltimolimar las asperezas.

    Si alguien te ofrece vino, limtate a decir s o no, por favor. Y notoques la copa. Otra vez le dijo mientras frunca el ceo en claro sntomade enfado.

    Fiona recompuso su aspecto y volviendo al punto de partida aguardpacientemente a que Max volviera a ofrecerle vino. Le irritaba su manerade tratarla pese a que era su deber.

    Desea vino? le volvi a preguntar inclinndose an ms sobre ellay notando su respiracin agitada, fruto de los nervios.

    S, por favor respondi en un tono suave, delicado, e inclusosensual, a su modo de ver, que impact en l como un disparo a bocajarro.Max sinti que la botella temblaba en su mano y estuvo a punto de verterel vino fuera de la copa. En esta ocasin, Fiona permaneci en silencio ysin moverse aguardando a que l concluyera su accin. Cuando se huboretirado, Fiona se qued pensando si deba o no deba probarlo. Aguardabaimpaciente la respuesta de Max, quien la estudiaba detenidamente.Debo probarlo? le pregunt finalmente viendo que l no le indicaba elsiguiente paso.

    Hazlo. Pero sujeta la copa con delicadeza y llvatela a los labios deigual modo. Recrate. Disfruta con esa sensacin. Imagnate que hay varioscaballeros pendientes de tus actos. Que no se note que ests sedienta.Ansiosa por beber. Moja tus labios y devuelve la copa a su sitio. No estbien visto que una mujer beba el vino como si fuera agua. Cuando acabesde beber, lmpiate las comisuras de los labios con suavidad.

    Fiona tom la copa con cierto temblor en su mano que no pasdesapercibido para Max.

    Despacio. Con calma. Disfruta del momento.La levant en alto y se la llev a los labios. Dej que el lquido los

    mojara y los refrescara por unos instantes antes de devolver la copa a susitio. Tom la servilleta de su regazo y doblndola en forma de pico se lallev a las comisuras de sus labios para limpiar las posibles gotas quepudieran haber quedado en ellas.

  • No est mal, aunque debe perfeccionarse le dijo con un tono que nopareca darle importancia a sus progresos. Sin embargo, a Fiona elcomentario le inspir cierta confianza en sus posibilidades. Acontinuacin, pasaremos a comer dijo mientras le indicaba a la seoraMulroney que podra comenzar a servirlos.

    Fiona segua con la espalda pegada a al respaldo de la silla y las manosen el regazo. Aquella postura la estaba mortificando. Senta un intensodolor expandindose por todo su cuerpo. Pese a todo, no apartaba la miradade Max en ningn momento, buscando alguna seal de complicidad. Peroesta no se produjo. Max permaneca concentrado en todos y cada uno desus gestos. Se mostraba fro y distante. Perfecto en su papel de tirano. Laseora Mulroney llevaba en sus manos una gran sopera blanca ribeteadacon adornos dorados y flores de alegres y vivos colores. La deposit sobrela mesa y con un cucharn a juego procedi a servirle. Fiona lacontemplaba con mucha atencin tomando nota mental de todos susmovimientos.

    Desea ms? le pregunt mirndola mientras esbozaba una sonrisade complicidad y le guiaba su ojo derecho.

    No, muchas gracias respondi con una voz dulce y aterciopeladaque sorprendi gratamente a Max e hizo que se quedara fijo en ella. Superfil era de trazos delicados. Sus ojos estaban ahora entornados hacia elplato contemplando su contenido. Max aprovech la ocasin para observarsus pestaas, largas y finas. De repente su ceo se frunci cuando percibique Fiona contraa sus labios y soplaba para que la sopa se enfriara. A l lepareci un gesto cmico e ingenuo propio de alguien que tiene hambre; siestuvieran ellos dos solos y no se tratara de su educacin, le habrapermitido hacerlo, pero dado el caso tuvo que recordrselo.

    No soples le orden con autoridad.Fiona dej inmediatamente de hacerlo y esboz una sonrisa. Permaneci

    tranquila esperando a que por fin le diera la orden de empezar a degustaraquel plato de sopa caliente que en nada tena que ver con la de la prisin.Max segua observndola sin pestaear. Se empapaba de todos y cada unode sus rasgos. Estaba algo delgada, fruto sin duda de la temporada quehaba pasado en Newgate, dedujo. Necesitaba alimentarse en condiciones ydescansar, aunque l no le iba a permitir que disfrutara mucho deldescanso. Haba poco tiempo y mucho por ensear.

    No debes mostrarse impaciente por comer. Ten en cuenta que cuando

  • ests sentada a una mesa, las personas que tengas a ambos lados teofrecern conversacin. Es de muy mala educacin ponerse a comer sialguien te habla.

    Pero yo me muero de hambre protest girando el rostro hacia l ymirndolo con un gesto de splica.

    Una dama no es una glotona. Come lo que es preciso. No abusa de lacomida le dijo evitando mirarla a los ojos, pues saba que estos ejercanun influjo desconocido y poderoso sobre l. Apart la mirada hacia lacuchara. Coge la cuchara y come.

    Fiona se olvid de nuevo del decoro y las formas, y se lanz a comercomo alguien hambriento. Max no pudo evitar sonrer ante semejanteactitud. Se llev la mano hasta su frente ocultando su mirada y sacudi lacabeza con preocupacin. Por su parte, Fiona segua comiendo como si lacosa no fuera con ella. De repente, escuch que sorba la sopa sin el msmnimo cuidado. En un momento, Fiona levant la vista del plato y se fijen Max, quien ahora se mostraba seriamente preocupado. Haba apoyadolos codos sobre la mesa entrelazando sus manos.

    No puedes sorber la sopa de esa manera. Debes introducir la cucharaen la boca y vaciar su contenido con delicadeza.

    Tampoco se deben poner los codos sobre la mesa le seal ella conla cuchara disfrutando de ese pequeo triunfo.

    No se apunta a los comensales con los cubiertos le record mirandocmo esgrima la cuchara en su direccin para contrarrestar su apreciacin.

    Fiona la baj mientras Max la contemplaba desconcertado. Lo habasorprendido con la guardia baja, pero eso era algo que no poda evitar conella all delante. Trat de no sonrer y mostrarse indiferente por estecomentario. Le lanz una de sus miradas de halcn, fra y penetrante quehizo que Fiona desviara la atencin hacia el plato.

    No estamos juzgando mi comportamiento en la mesa, sino el tuyo le record con un tono cortante y severo. Prueba otra vez.

    En esta ocasin Fiona sigui las indicaciones teniendo algn que otroproblema. La primera vez parte del contenido de la cuchara le resbal porla comisura de sus labios. Al sentirlo dej caer la cuchara para coger laservilleta y limpiarse. La segunda se manch el corpio del vestido de sopay comenz a frotarse con la servilleta.

    Si te manchas, pide permiso para retirarte, pero nunca te frotes con la

  • servilleta. Da una imagen muy en desacorde con la categora de una dama.Puedo retirarme entonces? le pregunt haciendo ademn de

    levantarse.No! Sintate! le orden sealando su silla. Sigue comiendo y no

    te preocupes por la mancha.Fiona volvi a acomodarse y despus se inclin sobre el plato para

    seguir comiendo. No le dio tiempo a mucho ms, puesto que la seoraMulroney lleg para retirarle el plato.

    An me quedaba sopa seal cuando vio que se lo retiraban.Por lo general siempre se deja algo en el plato. Uno no apura su

    contenido. Da mala imagen.Pues vaya un desperdicio protest mientras segua con la mirada al

    ama de llaves saliendo del comedor.Las reuniones sociales no son para comer o cenar.Entonces por qu las hacen? le pregunt extraada por aquel

    comentario. Si no puedes comer, no entiendo muy bien a qu vieneservir tanta comida.

    Estas reuniones sirven para hablar de poltica, de negocios...Buscar esposa? le pregunt arqueando sus cejas en clara seal de

    sorpresa volviendo a sorprender a Max.S... bueno... es verdad que estas fiestas y recepciones sirven tambin

    para que las jvenes casaderas encuentren marido.Y yo?T, qu? le pregunt Max algo distrado pensando en lo que

    acababa de decirle.Tendr que buscarme un marido?Max permaneci dubitativo unos segundos mientras meditaba la

    respuesta. No haban hablado nada al respecto de ese tema. Ni tampocosaba muy bien qu era lo que tena que decirle, o hacer con ella.

    Bueno... eso es algo... que... no he hablado con...En ese momento volvi a aparecer la seora Mulroney con una fuente de

    carne en rodajas. Nadaba en abundante salsa y desprenda un aromadelicioso.

    Debes esperar a que te sirvan le record entornando su mirada haciaella.

  • Fiona asinti. Ahora fue Lucy, una de las doncellas, la que sirvi lacarne. Emple unas pinzas para coger las tajadas y depositarlas sobre elplato de Fiona, quien la mir desconcertada, pues solo le haba servido dospedazos. Cuando se retir para servir a Max, ella se qued mirando a suplato. Max se percat de su gesto. Qu te ocurre?

    Solo me ha puesto dos trozos le explic sealndolos.Puedes repetir cuando acabes con ellos. Hasta entonces, no. Adems

    debe quedar carne para el resto de invitados.S, pero aqu solo estamos los dos le dijo mirando a ambos lados

    como si buscara a los citados invitados. Espera a alguien?No, no espero a nadie. Pero eso no quiere decir que tengas que

    engullir toda la bandeja.Si hubiera estado en la situacin en la que he estado yo, vera si se

    coma todo le espet hecha una furia.Para tu informacin, conozco la situacin por la que has pasado. No

    me es del todo desconocida murmur en voz baja recordando algunos desus episodios del pasado cuando era espa del rey, y las circunstancias enlas que se vio empujado para sobrevivir.

    Alguna vez ha estado en la crcel? le pregunt intentando conoceralgo de l.

    No voy a contarte nada sobre m. No te importa le espet con losojos llameando de furia mientras se inclinaba sobre la mesa.

    Yo he sido amable contndole mi vida y no he puesto ningnobstculo le record empleando el mismo genio que l. No iba a permitirque la intimidara y la tratara de aquella manera.

    Lo has hecho porque tenas que hacerlo. Ests en mi casa y bajo miproteccin y mientras tanto hars lo que yo diga. Yo dir cundo comes ycundo duermes. O cundo puedes retirarte. O qu cosas de tu vida meinteresan.

    Muy bien, seor. Me concede permiso para retirarme? le preguntcon una educacin exquisita, pero cargada de irona, que dej sin habla aMax.

    Este dud unos instantes sobre qu deba hacer a continuacin. Nuncahaba tenido problemas de esa clase. Ni saba cmo deba discutir con unamujer, y menos con la duea de esos ojos tan embaucadores. La sangre leherva en las venas como fuego lquido. Apret los puos y lanz una

  • mirada de rabia a Fiona al tiempo que empujaba hacia atrs la silla paralevantarse. Arroj la servilleta sobre la mesa y sali del comedor sindespedirse. Fiona lo vio marcharse en direccin a la puerta de la casa.Ahora que l no estaba se senta ms tranquila, ms relajada. Estabaexhausta por la tensin en la que viva en su presencia. La seora Mulroneyentr en ese momento en el comedor y vio sola a Fiona con la cabeza entrelas manos. Reaccion al escuchar que retiraba los platos. Al verla sesobresalt y trato de recomponer su postura y parecer una dama.

    No hace falta que guarde las formas conmigo, seorita Fiona le dijocon un tono distendido.

    No sabe cunto se lo agradezco le dijo mientras suspiraba aliviadaporque a alguien no le importara tanto el decoro como a Max. Siemprees tan rgido?

    Quin? El seor Maximilien? La entonacin que le haba dado elama de llaves tom por sorpresa a Fiona, que la miraba con un gesto deconfusin. S. Es muy exigente. Empezando por l mismo. No se permiteni un solo fallo.

    Intento aprender todo lo que me explica, y de la manera ms rpidaposible. Parece como si yo tuviera la culpa de la vida que me ha tocadovivir. No he tenido la suerte de nacer en una familia acomodada que meenseara las reglas de comportamiento se excus mientras buscabaalguna comprensin en la seora Mulroney.

    Lo comprendo le dijo posando su mano sobre las de ella.Parece como si estuviera enfadado conmigo porque hago mal las

    cosas. No me extraa que con ese carcter no tenga una esposa; porque nola tiene, no?

    Este ltimo comentario arranc las carcajadas del ama de llaves quienahora miraba a Fiona con cario.

    No s si ser cierto lo que dice, pero es verdad que hay veces que elseor tiene un carcter bastante agrio.

    Por qu le haba preguntado eso al ama de llaves? Qu le importaba aella si tena o no una mujer, una amante o ninguna de las dos? Se diocuenta del significado de su pregunta y se precipit a explicarse.

    Bueno, no vaya a pensar que yo... comenz diciendo mientras sentaun ligero calor ascendiendo por su rostro hasta posarse en sus mejillas.

    Yo no pienso nada.

  • Dgame una cosa seora Mulroney, es verdad que ha sido espa? lepregunt bajando el tono de su voz como si tuviera miedo a que l lapudiera escuchar.

    El rostro del ama de llaves se torn serio de repente.Ese es un aspecto de la vida del seor del que yo no s nada le

    respondi muy seria. Tal vez debera ser usted quien se lo preguntara al en persona.

    Nunca habla de su pasado? De su trabajo? De sus ocupaciones? coment Fiona entrecerrando los ojos dando a entender que le extraabamucho.

    En raras ocasiones se limit a responder.Y qu le cuenta? La curiosidad de Fiona era extrema. Abri sus

    brillantes ojos verdes que ahora chispeaban por la emocin de saber algoms de l. Pronto descubri que la seora Mulroney le era fiel y no iba arevelarle nada.

    Tampoco es mi cometido contar sus intimidades le respondiesbozando una sonrisa.

    Lstima. He querido saber algo ms sobre su vida, pero parece que encuanto lo intento l se oculta detrs de un muro infranqueable de piedra coment con desilusin.

    Debe tener paciencia. Haga todo lo que l le diga para ganar suconfianza.

    Ganarme su confianza exclam entre risas Fiona. Si desde elmomento que puse un pie en la casa se neg a ayudarme. Estaba dispuestoa devolverme a Newgate le cont al ama de llaves mientras su bocadibujaba un rictus de desilusin.

    Max paseaba por el terreno que rodeaba la casa. No paraba de darlevueltas a la locura en la que se haba embarcado.

    Pero, cmo he podido ser tan estpido como para dejarme arrastrarpor algn tipo de sentimiento hacia esa muchacha? se preguntabamientras cruzaba los brazos sobre su pecho y segua andando. Al diablocon ella! Regresar dentro y le dir que maana la enviar de vuelta conJames. l sabr lo que debe hacer.

    Se gir para volver hacia la casa, pero de inmediato se detuvo. Frunciel ceo mientras su mano se posaba en el mentn.

  • Si la mando con James, no dudar en devolverla a Newgate donde sepudrir. O la dejar en mitad de la calle. No, no puedo hacer eso. No estico. No es propio de m. No soy un canalla sin escrpulos se dijosacudiendo la cabeza frenticamente. Por qu me importa lo que puedasucederle? Porque... porque... porque... Intent en tres ocasionesencontrar la respuesta a su propia pregunta, pero fue incapaz. Este hecho lodej ms turbado an. Desde que apareci en casa no ha dejado desacarme de mis casillas en innumerables ocasiones. Esa pequeacondenada... dijo apretando los dientes. En su mente apareci su rostrosonriente, aniado y dulce en el que destacaban sus ojos verdes como elcampo en primavera. Sus cabellos rizados y largos como hebras de finocobre. Era una joven atractiva y sensual. Algo delgada pero prontoganar peso y ser ms... ms... Qu estoy diciendo? Parece como si mesintiera atrado por ella se dijo enfadndose consigo mismo. He juradono volver a fijarme en una mujer ni a dejarme enredar por ellas despus delo sucedido con... Se detuvo de repente como si pronunciar el nombre