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Publicación Digital de la Asociación de Trabajadores de la Seguridad Social
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Año 3 | Número 209 | Miércoles 27 de febrero de 2013
PENSABA QUE ERA INNECESARIO RECORDARLO
Los militantes sindicales no estamos para decir
amén
“Lo que de veras importa al hombre es saber dónde está parado”, Federico Hegel 1
He conocido la hormiga roja del prejuicio, y me llené de ronchas… Aún así, he podido tocar,
tímidamente, algunas convicciones.
NO es tarea del representante sindical transformarse en amanuense o albacea del poder,
cualquiera sea el patrón, el gobierno o -en nuestro caso- el Directorio de turno: si lo hace, y si cree
en Dios, ese será su mayor pecado no quedándole otro destino que el Infierno…
Tengo plena conciencia que a lo largo de casi 30 años de cercanía con nuestro sindicato, si
amontono todos los errores que he cometido, construyo un edificio bastante más grande que el
Cerro de Montevideo. Me ha pesado y me pesa convivir con ello.
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Pero también tengo plena conciencia de que he cuestionado, más o menos severamente, y he
apoyado, más o menos efusivamente, a todos los gobiernos y directorios con los que me tocó
tratar, desde el final de la dictadura -y aún en ella, cuando denunciamos la jubilación como patrón
de pastoreo del Goyo Alvarez- hasta el tiempo presente.
De esta actitud, desprendí una regla (para mí moral): si había criticado al gobierno colorado de
Sanguinetti por algo, cuando el gobierno blanco de Lacalle lo hiciera, también debía criticarlo.
Cuando el gobierno fue otra vez de Sanguinetti, y luego Batlle, critiqué lo mismo que antes había
criticado a Lacalle. Y cuando los gobiernos del Frente Amplio han hecho o hacen lo que les critiqué
a Sanguinetti, Lacalle y Batlle, con más razón los debo criticar, porque en este caso mi obligación
moral es doble ya que, como nadie ignora, como ciudadano he votado y elegido -mal que pueda
pesarme a veces- los dos últimos gobiernos nacionales.
En este sentido, NO comparto que algunos dirigentes de primera línea del PIT-CNT vayan a
Punta del Este o a cualquier otro lugar del país, para –según versiones de prensa no
desmentidas- analizar la situación política con la idea de ver cómo desde el movimiento sindical
-construido históricamente con un horizonte en verdad más noble y valedero- se ayuda o puede
ayudar a que el Frente Amplio vuelva a ganar el gobierno en las próximas elecciones…
¿Se imaginan lo que podría haber pasado si en los gobiernos del Partido Colorado o del Partido
Nacional, militantes sindicales que además votaban a esos partidos, hubieran participado de una
reunión similar, con dirigentes colorados o nacionalistas? ¡Por favor! ¡Hasta hoy estaríamos
oliendo el olor a quemado de sus cuerpos prendidos fuego en la hoguera pública -al grito de
¡Amarillos! ¡Amarillos! ¡Amarilloooos!. ¡Hoguera que además habría sido alimentada con mucha
leña, bien seca, por estos compañeros que hoy participan de estas reuniones!
Nunca supe muy bien cuáles fueron las razones más profundas del derrumbe de la Unión Soviética
y el llamado Campo Socialista. Pero lo que sí sé es que en esos países el Estado, el gobierno, el
partido y el sindicato eran la misma cosa y se retroalimentaban entre sí… Y, como enseña la
sabiduría popular, el poder corrompe: especialmente cuando el poder es TODO EL PODER. 2
Para mi sufrimiento, tengo mis grandes dudas acerca de si la caída de esos países -aún con sus
barbaridades en varias dimensiones de la vida- haya mejorado la situación de los pueblos del
mundo a partir de 1989. (Los grandes festejos por dicha implosión provinieron especialmente del
imperialismo y la burguesía internacional: esas especies de gatos que hacen piruetas y siempre
logran caer parados).
Finalmente: en treinta años he demostrado -lamentablemente- tener una inteligencia media o
bastante baja. Pero a autocrítico no le doy la derecha a nadie, porque creo haber aprendido que
la capacidad de autocrítica es la más importante del hombre si no quiere quedarse estancado en el
fango de la maldad o de la ignorancia, o volver a la Edad de Piedra.
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UNA DECISIÓN NECESARIA
Una parte de mi/ es todo el mundo,/ otra parte es
ninguno:/ fondo sin fondo.
Una parte de mi/ es multitud;/ otra parte
extrañeza/ y soledad.
Una parte de mi/ pesa, pondera;/ otra parte/
delira.
Una parte de mi/ almuerza y cena;/ otra parte/ se
espanta.
Una parte de mi/ es sólo vértigo;/ otra parte/
lenguaje.
Traducir una parte/ en la otra parte/ -que es
cuestión/ de vida o muerte-/¿será arte?
Ferreira Gullar
En estas dos semanas de licencia en el
trabajo -en la serena y placentera inmersión
en la naturaleza de nuestra patria- he llegado
a la siguiente conclusión: debo,
inevitablemente, como parte de mi
actividad sindical, dar un paso al costado y
no tener ningún tipo de relación
institucional con el Directorio del BPS y con
sus miembros. Es lo mejor para todos: para
los trabajadores que nuestro sindicato debe
defender, y para mi vida personal ya
encarrilada hacia el fin de la vida.
¿Por qué? Las razones -me parece- son
sencillas.
1. NO ES BUENA COSA QUE PAREZCA QUE
ATSS “TIENE UNA PRESIDENTA Y UN
PRESIDENTE”
La presidenta electa por amplia mayoría es
Alexandra, y solamente Alexandra. No se
merece siquiera un segundo que alguien (de
afuera o de adentro del sindicato) piense que
ella actúa como “títere del Pelado”. Sobre
todo porque no lo es, nunca lo ha sido, y más
allá del respeto a veces exagerado que tiene
por mis opiniones, es portadora de una
personalidad fuerte. Está, junto con todo el
CDN, los delegados y los militantes (esos “sin
título”: a los que el Directorio no les reconoce
su condición de tales excluyéndolos de
Bipartitas Políticas u otros derechos de la
actividad sindical, como ciertos eventos
especiales que requieren su participación
activa por dominar como nadie los aspectos
que a ellos los involucran).
Todos están construyendo su espacio y su
tiempo en ATSS. Ese tiempo y ese espacio
será mejor que el que construyó mi
generación, con mil debilidades pero con la
fortaleza ética, invalorable, y digna de haber
luchado contra la dictadura.
2. EL DIRECTORIO NO QUIERE QUE LE
ESCRIBA
En efecto -y a diferencia del maravilloso
coronel de García Márquez que se pasó
media vida esperando, sin suerte, que le
escribieran del gobierno para pagarle su
pensión por servicios prestados a la patria-
desde hace ya unos siete u ocho años al
Directorio del BPS, en particular a algunos de
sus miembros más insignes, le molestan una
y otra vez mis escritos en el boletín; mis
declaraciones de prensa, y cualquiera de mis
dichos. ¡No hay nada que les venga bien!
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(Hace unos 15 días cometí el atrevimiento de
publicar una breve nota acerca del lugar de
cada uno de nosotros en el mundo… Y otra
vez sonaron los tambores de la molestia del
Poder).
No caben dudas que algunos de los
integrantes del Directorio han perdido
siquiera el mínimo de objetividad cuando
deben cruzarse con algo mío, como parte del
relacionamiento BPS-ATSS: ven algo firmado
por Adolfo Bertoni o dicho por “el Pelado”, e
inmediatamente no les gusta y les rechina,
aún antes de haberlo leído o escuchado. Si
formulo críticas duras, se enojan porque los
critico duramente; si las críticas son tenues,
se enojan porque las críticas son tenues; si
escribo algo a favor de alguna medida
concreta del Directorio, estoy seguro que
piensan “uhmmm… ¡quién sabe qué es lo
que esconde detrás éste fantasma…!” 3
Así las cosas, compañeros, y por las dos
razones esgrimidas, reitero, no participaré de
ningún ámbito institucional con el Directorio
del BPS. Estoy muy cerca de ingresar a la
Tercera Edad y debo cuidar mi salud: toda mi
salud. Sinceramente.
QUIERO SEGUIR TRABAJANDO EN COSAS PRIORITARIAS
Si el sindicato lo entiende necesario, me importaría seguir en dos o tres cosas, que pueden ser
definitorias para nuestro pueblo: ése que sigue siendo olvidado en aspectos medulares de la vida.
(Para empezar, ya casi no se lo nombra ni invoca, difuminado bajo el paraguas roto de “la gente”.
Desearía dedicarme, desde el lugar que se entienda conveniente, a tres temas:
� La Defensa del Área de la Salud en el BPS.
� La lucha por un Retiro Incentivado conveniente.
� El apoyo a una iniciativa que pronto se anunciará, y que en mi opinión puede reubicar las
discusiones y decisiones del Uruguay, haciendo centro en una verdadera redistribución
de la riqueza.
Pero, si se entendiera que puedo dar una mano (son tres temas en los que tengo la impresión que
tal vez mi experiencia y vinculaciones con los parlamentarios, dirigentes políticos y medios de
comunicación puede ayudar) por primera vez en 30 años me permito poner una condición
necesaria y suficiente: estoy dispuesto a pelear CON y JUNTO a las compañeras y compañeros.
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No estoy dispuesto a gastar un solo día más de lo que me queda de vida luchando PARA los
demás. Luchar PARA no solamente es hija de un paternalismo obsceno sino que, también por
serlo, no cambia en NADA la realidad (aun cuando el resultado de esa lucha “para” resulte
temporariamente “exitosa”). Sólo cambia la realidad común la lucha si es colectiva: alcanza con
mirar la Historia y las historias.
Y en éste sentido como ATSS estamos teniendo problemas, cuyas causas no se terminan nunca de
analizar, y que pueden descansar sobre las sábanas rotas de “en todos lados está pasando algo
parecido”… a consecuencia de las cuáles todos somos responsables de todo y nadie es
responsable de nada.
DOS EJEMPLOS
1. INCENTIVOS
Un altísimo número de compañeros y compañeras demuestra interés por obtener alguno, y lo
mejor posible. Sin embargo, no llegamos a diez los que estamos pensando cómo encararlo,
sabiendo que su posibilidad es difícil y que por lo tanto debemos ser cientos en todo el país para
acercarnos a su concreción real. Si se comprometen esos cientos, tal vez un par de miles, estaré
como siempre al lado en nuestra lucha, porque también es la mía por razones obvias. Si así no
fuere, tengo demasiados libros que aún me falta leer y que, al leerlos, me harán mejor persona.
2. LA LUCHA POR EL ÁREA DE LA SALUD
Después de importantes diferencias internas, estamos -creo- logrando recomponer el
relacionamiento interno, y hemos definido, bastante colectivamente, una línea de acción para
llevar adelante. Sin embargo, hay una fuerte tendencia a que los directivos, lamentablemente
sólo algunos, y también algunas militantes de fierro, hagamos todo. Por este camino, si hay
derrota, es altamente probable que no serán pocos los dedos que apunten hacia Fernández
Crespo 1780 buscando culpables entre los pocos que están asumiendo el trabajo de buey. (Un
ejemplo reciente fue la reunión con la Institución de Derechos Humanos y Defensoría del pueblo,
en la que sólo participó Alexandra, Karina -del Canzani- el suscripto… y nadie más. Ni de los
centros ni del Pacheco. En otras luchas han participado las compañeras del Pacheco, y no las del
Canzani y los Centros. O han participado de éstos y no de aquellos). Así las cosas, no os extrañéis si
en poco tiempo me dedico a las 8 horas y sólo a las 8 horas. 4
Disculpen la largura… Pero éstas son las cosas que quería decir. Le molesto a alguna gente que
antes estuvo en el llano y ahora se siente poderosa, allá ellos con sus veleidades. Me voy a
concentrar en lo que entiendo especialmente relevante para el sindicato y para nuestro pueblo
sencillo, para los que viven y se desviven tratando de llegar a fin de mes. Eso es lo permanente, lo
demás, son quince minutos de fama, algunas veces duran más, otras menos, pero siempre son
efímeros.
Adolfo Bertoni
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1. Citado por el extraordinario Daniel Vidart. Este pensamiento Hegel lo solía expresar en la taberna antes
de exclamar ¡Prosit! (¡Salud!) y empinar su copa de vino… (URUGUAYOS: quiénes somos, cómo somos,
dónde estamos, pág. 6).
2. Tal vez haya que ajustar esta sentencia: lo que corrompe no es estrictamente el poder. Lo que corrompe
es la manera en que lo conciben y por lo tanto lo ejercen, algunos poderosos. Especialmente aquellos
surgidos de cualquier aparato burocrático.
3. Por mi parte, tengo otra vez la conciencia tranquila. Los compañeros y compañeras de todo el país, no
solamente los del Consejo Directivo o los delegados, saben que cuando he tenido que apoyar alguna
decisión de Murro u otro director, o del Directorio, lo he hecho francamente, porque mi obligación es tratar
de valorar objetivamente lo que cada uno hace o decide para que el gremio como conjunto, incluyéndome,
pueda definir con mayor sapiencia cómo nos paramos ante cada situación. (Recuerdo hace unos cuantos
años, cuando lo había puesto el PIT-CNT como Director Social, y cuando no me acuerdo bien por qué el Dr.
Gonzalo Aguirre y algún otro plantearon públicamente que Murro debía renunciar o ser destituido, no
dudé un segundo en declarar que deberían devolver el título a la Facultad de Derecho por tamaña
barbaridad: ¿se acuerdan? Por supuesto, cuando he tenido que discrepar, he discrepado y lo he dicho.
Especialmente cuando ejercita su poder para configurar injerencia en la vida autónoma de ATSS). Al revés:
estoy seguro que en ningún momento el Presidente Murro reconoce un solo acierto mío.
4. A pesar de que algún integrante del Poder está seguro de lo contrario, me siento hermano de Osiris
Rodríguez Castillos cuando dice “yo no canto por la fama/ yo canto pa remediar,/ cantando acorto
distancias, /y canto al ñudo nomás…”. Y puedo aprender con esfuerzo otro cantar, distinto al canto
predominante en la actual actividad sindical, en el que predomina el falsete; donde la mordida ajena al
deseo y alejada de todo erotismo, vale más que el beso o el abrazo sincero y por lo tanto encalla antes de
llegar a cualquier buen puerto. Una actividad sindical que inevitablemente nos embrutece como personas
las más de las veces embrutecedor… En fin, una actividad en la que la zancadilla y el codazo multiplican por
un millón aquellos que -con tierna ingenuidad y a veces también con malicia- nos cruzábamos con amigos
o adversarios en el amor de una niña, en la transparencia de los democráticos patios de nuestras escuelas
valerianas. Da mucha pena: pero creo no estar demasiado alejado de la realidad.
NOTA:
Dejo constancia que siempre me he sentido respetado por la Vicepresidenta y los Directores Galli y
Odizzio. Con ellos, sigo discutiendo en los mismos términos con que discutíamos ANTES de que
asumieran sus actuales cargos. Casi siempre con pasión, a veces con dureza, pero -reitero- siempre con
respeto, sabiendo cada uno cuáles son los roles que debemos desempeñar. Con Ernesto Murro y Ariel
Ferrari, cuando nos cruzamos en algún pasillo, el trato también es respetuoso en lo personal. En lo que
me refiero en esta nota es a OTRA COSA. En los casos de los representantes de los Jubilados y
Pensionistas, y de los Empresarios, mi relacionamiento institucional ha sido NULO.