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aula especial para niños
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Curso de la Depresión
Aula Especial
Crisis de autoridad
“Muchas veces los pequeños aprovechan de que mamá y papá son dos personas distintas y por lo
tanto van a evaluar las situaciones en formas diferentes. Los pequeños son muy observadores y
toman el “lado flaco” de alguno de sus papás”
Habla, no grites
“Los gritos no educan. Sólo ensordecen el corazón, cierran el pensamiento, destruyen el respeto y te vuelve violento. Educa con amor.
Los gritos sólo entorpecen la paz”
Sobre-protección Vs. Abandono
“Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida”
Incrementar la seguridad de los hijos, Eliminando los miedos
No subestimar a los niños. Edad cronológica no es lo mismo que edad mental.
Pueden manipular.Igualmente los padres.
Recuerda que existen los HIJOS MAESTROS y los HIJOS OASIS
No cohibir las inclinaciones individuales
del infante, pero sí moldearlas positivamente
“Todos aún somos muy ignorantes. Lo que ocurre, es que no todos ignoramos las
mismas cosas”
Los hijos no son sustitutos de la
pareja
Cuida el lenguaje de tus hijos
“Soy responsable de lo que digo, no de lo que entiendan”
Necesidad de un hogar integrado: Padre y madre
Carta de un hijo a sus padres
No me des todo lo que te pida, a veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo tomar.
No me grites, te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo
no quiero hacerlo.
No des siempre órdenes... Si en vez de órdenes, a veces, me pidieras las cosas, yo lo haría más
rápido y con más gusto.
Cumple las promesas, buenas o malas... Si me prometes un premio dámelo, pero también si es
castigo.
No me compares con nadie, especialmente con mis hermanos. Si tú me haces lucir mejor que
los demás, alguien va a sufrir, y si me haces lucir peor que los demás seré yo quien sufra.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decídete y mantén esa
decisión.
Déjame valerme por mí mismo, sí tu haces todo por mí, yo nunca podré aprender.
No digas mentiras delante de mí ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro, me harás sentir mal y perder la fe en
lo que me dices.
Cuando estés equivocado en algo, admítelo. Crecerá la opinión que yo tengo de ti y me
enseñarás a admitir mis equivocaciones también.
No me digas que haga una cosa que ni tú lo haces, yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas, pero nunca haré lo
que tú digas y no hagas.
Enséñame a amar y conocer a Dios. No importa si en el colegio me quieren enseñar porque de nada vale si yo veo que tú ni conoces ni amas a
Dios.
Cuando te cuente un problema personal no me digas: “no tengo tiempo para boberías” o “eso
no tiene importancia”. Trata de comprenderme y ayudarme.
Quiéreme, y dímelo, a mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario
decírmelo.