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Charla con JOAQUIN FRANCO BURGOS Mi gloria y orgullo es ser cartagenero. Nací en el Pié de la Popa, Camino Arriba, el 03 de Junio de 1.922. Mis padres Joaquin Franco Pombo, raizal de Cartagena de Indias, casado con Dora Burgos Puche, nacida en Ciega de Oro, hoy departamento de Córdoba.. Soy hijo de cinco hermanos. Estamos con vida cuatro de ellos. Mis primeros estudios se iniciaron en el Colegio de la Esperanza, bajo la rectoría del doctor Antonio José de Irisarri Vélez, viviendo en la calle de la Media Luna, Getsemaní, en la casa de los viejos Franco Pombo. Más tarde, como en el año 30, nos mudamos a la calle de la Factoría y por razones de vecindad, ingresé por dos años en el Colegio de la Salle, allí hice mi primera comunión el 09 de Septiembre del 30. Mi padre fue bachiller del Colegio San Pedro Claver y su propietario el Padre Gómez Arenilla, le reclamó a mi padre que yo no estudiara en el mismo Colegio y allí estuve dos años. Por razones de salud, mi temperatura corporal era normal de 39 a 40 grados, con una vida normal, jugando al “bate” en la plaza de las Mercedes y el Boquetillo y asistiendo a los partidos de baseball en La Cabaña, por prescripción médica, debía cambiar de clima, se pensó enviarme a Nueva York en donde vivía un tío; pero mi madre se opuso a ese viaje, temerosa por el terror reinante en el país del Norte, en el inicio de la década del treinta con motivo de la prohibición de ventas de alcoholes. Estudié un año en el Colegio de San Ignacio de Medellín, regresé a mi ciudad, ingresando nuevamente el Colegio de la Esperanza, bajo la rectoría del doctor Antonio María de Irisarri y como vicerector don Julio H. Espinosa Gonzalez, en donde estudié mi bachillerato, con profesores de la talla de José Egel, Raimundo Emiliani Román José Manuel Guerrero, Fidel Pérez Calvo, José Pepe Badel, Tiberio Trespalacios, Antonio Dáger Gerala, Gregorio Espinosa, etc. Fui miembro de la banda de guerra del Colegio como corneta.

Autobiografía Joaquín Franco Burgos

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Autobiografía del político conservador colombiano Joaquín Franco Burgos con apartes de la historia de Colombia durante el siglo XX.

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Charla con JOAQUIN FRANCO BURGOS

Mi gloria y orgullo es ser cartagenero. Nací en el Pié de la Popa, Camino Arriba, el 03 de Junio de 1.922. Mis padres Joaquin Franco Pombo, raizal de Cartagena de Indias, casado con Dora Burgos Puche, nacida en Ciega de Oro, hoy departamento de Córdoba.. Soy hijo de cinco hermanos. Estamos con vida cuatro de ellos. Mis primeros estudios se iniciaron en el Colegio de la Esperanza, bajo la rectoría del doctor Antonio José de Irisarri Vélez, viviendo en la calle de la Media Luna, Getsemaní, en la casa de los viejos Franco Pombo. Más tarde, como en el año 30, nos mudamos a la calle de la Factoría y por razones de vecindad, ingresé por dos años en el Colegio de la Salle, allí hice mi primera comunión el 09 de Septiembre del 30. Mi padre fue bachiller del Colegio San Pedro Claver y su propietario el Padre Gómez Arenilla, le reclamó a mi padre que yo no estudiara en el mismo Colegio y allí estuve dos años. Por razones de salud, mi temperatura corporal era normal de 39 a 40 grados, con una vida normal, jugando al “bate” en la plaza de las Mercedes y el Boquetillo y asistiendo a los partidos de baseball en La Cabaña, por prescripción médica, debía cambiar de clima, se pensó enviarme a Nueva York en donde vivía un tío; pero mi madre se opuso a ese viaje, temerosa por el terror reinante en el país del Norte, en el inicio de la década del treinta con motivo de la prohibición de ventas de alcoholes. Estudié un año en el Colegio de San Ignacio de Medellín, regresé a mi ciudad, ingresando nuevamente el Colegio de la Esperanza, bajo la rectoría del doctor Antonio María de Irisarri y como vicerector don Julio H. Espinosa Gonzalez, en donde estudié mi bachillerato, con profesores de la talla de José Egel, Raimundo Emiliani Román José Manuel Guerrero, Fidel Pérez Calvo, José Pepe Badel, Tiberio Trespalacios, Antonio Dáger Gerala, Gregorio Espinosa, etc. Fui miembro de la banda de guerra del Colegio como corneta.

En mi juventud, practiqué el deporte, era obligatorio en el Colegio de la Esperanza. Fui aficionado al base ball, al boxeo con amigos como Ricardo Segovia Morales, Diego León García, Carlos Bonfante Obregón. Alberto Araujo Merlano, entre otros, el tenis con Alfonso de la Vega Gerlein. El basket ball bajo la tutela del gran Narciso Azuquilla Montemiranda y admirador, como era la costumbre en la época de don Charles Atlas y su curso por correspondencia.

Mi mayor esperanza fue estudiar ingeniería, fui muy buen alumno en matemáticas, tuve formidables profesores, en especial a mi padre que era buen aficionado a ellas. Mi padre ejercía el comercio, en la época las importaciones de mercancías eran difíciles, la Segunda Guerra Mundial estaba en todo su apogeo, las condiciones económicas familiares no me permitieron viajar a Bogotá, en nuestra ciudad no existía facultad para esos estudios. Mi abuelo, el general Francisco Burgos Rubio, con quien me unió un gran cariño, me pidió que me fuera para Berástegui y trabajando en el ingenio, estudiaba por correspondencia desde los Estados Unidos de América, Química Azucarera, lo que hice, de inmediato, pero también es cierto que cerca al batei, en la ciudad de Montería, vivía Magola Escobar Méndez, con quien contraje matrimonio, ya residenciado en la que hoy es la capital del departamento de Córdoba, como comerciante al frente de una ferretería, el 01 de Mayo de 1.945. Para ese año, del 45, recuerdo también que el 29 de Septiembre sufrí el primero de tres accidentes aéreo; viajando por Avianca en la ruta Montería- Corozal- Cartagena, en el aéreo puerto de Corozal, en momentos de decolar, noté

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incendio en el motor derecho, grité “fuego”, ya el avión decolaba, voló incendiándose sobre Corozal y arbolizó en una finca de propiedad de mi granamigo Daniel, el Ñañe Pérez; en pleno vuelo, yo abrí la puerta de emergencia, fui el primero en salir del avión en llamas, el piloto de apellido Calvo gritaba que saliéramos porque eso iba a estallar, lo confieso sinceramente, yo corrí y corrí alejándome del aparato en incendio, cuando paré, entre Joaquín Franco Burgos y el avión en candela, existía una cerca de cinco hilos de alambre con púas, nunca he podido recordar como pase por ella; muchos corozaleros fueron al lugar de los acontecimientos y a la primera persona que encontré, fue a mi profesor don Julio H. Espinosa, quien me llevó a su residencia, de allí llamé a mis padres y esposa en Cartagena informándoles la tragedia, que dio varios muertos y muchos quemados; un espontáneo ladrón, se acercó al avión antes de que estallara, sacó una maleta y cuando iba con ella en mula, la policía se la quitó y resultó ser la mía. Después de ese accidente aéreo, he sufrido dos de menor importancia. En 1.947 regresé al Pié de la Popa en mi ciudad y de aquí no pienso salir más. De mi matrimonio católico, tengo el fruto de seis hijos, Joaquín. Maria Magdalena, Ambrosio, Francisco, Arturo y Gabriel Ignacio.

Joaquín Franco Escobar está casado con Graciela Martínez Torres, cuatro hijos, es abogado de la Universidad de Cartagena. Maria Magdalena, es Profesional de Turismo de Madrid, España, casó con el arquitecto español José Luis Encinas y vive en Orense, Galicia, dos hijos. Ambrosio estudió economía, vive en Miami, lo mismo que Francisco Quirino, éste casado con Patricia Román Martínez, dos hijos. Arturo economista, murió en Houston, USA, sus cenizas están en la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, Pié de la Popa. Y Gabriel Ignacio, Administrador de Empresas, casado con Carmen Cecilia Osorio Hoyos, dos hijas. Ya soy bisabuelo, Joaquín Franco Bustillo es hijo de mi nieto Joaquín Franco Martínez conCristina Bustillo.

Viviendo en Montería, y ejerciendo el comercio, en Abril de 1.947, por votación interna del Partido Conservador, fui elegido como miembro a la Convención Conservadora en Sincelejo, existía el Bolívar grande. Presidía la Convención Guillermo León Valencia. Allí conocí directamente, la violencia política, un pueblo de gran mayoría liberal como Sincelejo, no aceptaba que se celebrara una Convención Conservadora en sus predios. Gracias a la intervención de la Policía Nacional al mando de Aníbal Amador Pérez, acantonada en Corozal, no fuimos masacrados. Yo llevaba la responsabilidad de las candidaturas para el Senado de mi tío Remberto Burgos Puche y para la Cámara de Representantes el médico monteriano Luis Carlos Berrocal Lobo, también me correspondió apoyar la cabeza de lista para la Cámara por el Partido Conservador bolivarense de Raimundo Emiliani Román. Esta fue mi primera actuación en la política, aunque siempre viví en el ambiente partidista, conociendo en la década del año treinta, la persecución política esgrimida en contra de la familia Burgos, mi abuelo y tíos en la región del valle del Sinú. Supe desde niño, quien era Laureano Gómez, lo conocí cuando con frecuencia visitaba como turista a nuestra colonial ciudad en compañía de doña Maria, su esposa, y sus cuatro hijos, Alvaro, Cecilia, Rafael y Enrique. Yo creo que el doctor Gómez fue la primera persona que alquilaba casa en Bocagrande, para pasar la temporada de diciembre hasta después de la Candelaria en nuestras playas. Una anécdota del doctor Gómez en nuestra ciudad, ocurrió cuando hospedado en las orillas del mar apareció en las playas un tiburón muerto, el doctor Gómez llamó a la Alcaldía para informar el caso pidiendo recoger al pez antes que se pudriera; Gómez no fue atendido inmediatamente y los vecinos se alarmaron cuando

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apreciaron que el Senador Gómez con un recipiente al hombro lleno de gasolina, rociaba al pez para quemarlo, inmediatamente las autoridades lo atendieron. No puedo olvidar la primera vez que vi a Laureano Gómez, por allá en 1.932, en la calle de la Factoría, paseando con el doctor Roque Pupo Villa, quien le daba detalles de la casa del Marqués de Valdehoyos, habitada en esa época por la familia Tono. Yo siempre he dicho que mi ideología conservadora se la debo a Laureano Gómez y no por la herencia de los Franco o los Burgos, de la que me siento muy acoplado; por cierto, dos familias que al principio del siglo XX, fueron paladines de la candidatura cartagenera del general Joaquín F. Vélez.

Regresé a mi Cartagena de Indias en 1.947, para ingresar nuevamente en el comercio bajo la tutela de mi padre y acompañados de mi hermano Carlos y mi cuñado Luis Felipe de Zubiría; pero siempre atento de la política. Inicié estudios de derecho en la Universidad de Cartagena, ya nacido mi primer hijo Joaquín. De estudiante fui nombrado Tesorero del Directorio Departamental Conservador de Bolívar, teníamos de candidato a la Cámara de Representantes a Alfredo Araujo Grau. Yo no sé porqué, en nuestra solicitud económica para la campaña, se le tenia miedo a don Dionisio Vélez Torres, nadie me acompañó en esta tarea y cual no seria mi sorpresa, cuando “el Vélez”, como le llamábamos, me dijo que cuando tuvieran al presupuesto de las elecciones en Cartagena de Indias, él se haría cargo de sufragar la suma necesaria. Ese era el Partido Conservador con el que yo me inicié en la política colombiana.

Interesado en la política, asistí al banquete que se le ofreció en el Club Cartagena al gobernador, acabado de posesionar, abogado Abel Antonio Torres, en esa noche, ocurrió el desagradable suceso en el que perdió la vida mi gran amigo y jefe liberal Braulio Henao Blanco, cuando supe la noticia, fui al Hospital Santa Clara, Braulio agonizaba, me dirigí a un grupo de personalidades liberales, encabezados por el doctor Daniel Vargas Vélez quien preguntó en que lugar ocurrieron los acontecimientos a las tres de la mañana. Cuando se le informó que en La Deliciosa, una cantina burdel en el muelle de los Pegasos, frente al Camello de los Mártires, el comentario de don Daniel fue lacónico: “Braulio no debía estar en ese lugar a esas horas”. Henao Blanco se caracterizaba por no hacer buena bebida y su choque con el teniente Quiroz fue mortal a esas horas.

Al doctor Torres Gambín lo reemplazó en la gobernación el presidente del Directorio Conservador de Bolívar, abogado Ramón P. de Hoyos. Hay una anécdota, con este personaje muy respetado por su franqueza en la ciudad de Cartagena de Indias; yo fui a visitar al gobernador Hoyos Corena y cuando entré al despacho, el mandatario hablaba por teléfono y le escuche esta frase: “Y los matan a todos”, Yo le pregunté al doctor Hoyos que ocurría y este me informó que lo llamó el alcalde de Chinú, para informarle y habían matado a cuatro policías.

Estudiando Derecho, en unas aulas en donde no se hablada de política y con profesores y alumnos liberales, conservadores y comunistas, sin chocantes complejos sociales, fui seleccionado por el Directorio Nacional Conservador, integrado en aquel entonces por Guillermo León Valencia, Luis Navarro Ospina, Gilberto Alzate Avendaño, José Maria Villarreal y Augusto Ramírez Moreno, era un Partido Conservador distinto al que hoy apreciamos, aunque no podemos negar que en el liberalismo se padece de lo mismo, repito, fui escogido como Secretario General del Partido en Bolívar, para organizar en esta sección del país, las elecciones del doctor Laureano Gómez, para el periodo constitucional de 1.950

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a 1.954. No existían Directorio Departamentales, toda la responsabilidad política estaba bajo los hombros de un Secretario General. Me tocó hacer los nombramientos de Directorios Municipales de mi partido. No puedo olvidar una anécdota muy simpática: Nombrados todos los Directorio, aprecié que el del municipio de Caimito, una región del San Jorge, no daba señal de vida; me dirigí a los nombrados pidiéndoles explicación y la respuesta fue muy simpática “este Directorio no ha podido reunirse porque Pepe Perdomo no ha entregado el sello”. Pepe Perdomo era un jefe de la región, sin mayorías en el Directorio nombrado por mi, Inmediatamente hice fabricar cinco sellos con la distinción de Directorio Municipal Conservador- Caimito Bolívar, y se los envié por correo pidiéndoles que se reunieran y actuaran a favor de nuestra política. Esta herencia del “sello” y la “rúbrica”, es directa de la Conquista y Colonia Ibérica. En esa época, 1.949-1950, disfrutamos de un excelente y progresista Gobernador en Bolívar, Alfredo Araujo Grau.

Durante la administración Araujo Grau, fue nombrado Comandante de la Policía Departamental el Coronel del Ejercito, Jaime Polanía Puyo. Polanía Puyo fue el primer oficial que se presentó al Palacio de Nariño, para manifestar lealtad al gobierno constitucional, con motivo del fracasado golpe de estado en Pasto en contra del Presidente López Pumarejo el 10 de Julio de 1.945. Pero con motivo del sectarismo político reinante en la época conocida como de la violencia política y tenemos que aceptar que todos fuimos sectarios, tanto conservadores como liberales, la bancada liberal en el Congreso le negó el ascenso a General al Comandante de la Policía de Bolívar, Coronel Jaime Polanía Puyo. Polania se convirtió en un furibundo conservador, actitud que no entendían los jefes liberales desde Bogotá. Me tocó recomendar al Comandante Polania a muchas personas que me solicitaban recomendación para ingresar a la Policía con base en sus Libretas Militar y debo recordar, que cuando amigos en la sede del Directorio, recuerdo por ejemplo a Aurita Mercado Herrera, me señalaba que no recomendara a determinado aspirante, yo sabía porqué me lo pedían e inmediatamente les daba la recomendación, más tarde se me criticaba porque el recomendado era liberal. Tengo que confesarlo, estos liberales que solicitaban un cargo oficial, se convertían en los más sectarios uniformados a favor del gobierno conservador de esos días. Yo por eso le temo a los cambiados.

Las elecciones para presidente fueron un éxito, me sentí feliz por lo ocurrido en mi departamento bajo mi dirección y por la lealtad a Laure4ano Gómez. El Directorio Nacional Conservador nombró nuevos Directorios Departamentales. Mi partido estaba dividido entre un grupo encabezado por don Roberto Cavelier y el otro llamado de El Fígaro o Veguita. El Veguismo nació con José de la Vega Vélez, quien acompañó a Laureano Gómez en la fundación de la llamada “biblia” o El Siglo. Yo soy un convencido que si José de la Vega no hubiera muerto antes de 1.945, ese hubiera sido el candidato de Gómez para la presidencia de la República en vez de Mariano Ospina Pérez. El Veguismo continuó bajo la batuta de José Gabriel de la Vega Vélez, conocido cariñosamente como “Chepe Vega”; un hombre de la mayor importancia intelectual, gobernador durante la administración Ospina Pérez. Entonces, el Directorio Conservador de Bolívar fue nombrado con dos representantes del grupo “Cavelierista”, don Roberto y mi tío Benjamín Mincho Burgos y por El Fígaro, Raimundo Emiliani Román y Víctor Carrasquilla del Portillo, se me honró a mi como quinto en discordia. Dos candidatos a la Presidencia del Directorio aparecieron, don Roberto y Raimundo; Joaquín Franco Burgos definía las mayorías, es decir, la designación de Presidente y por lo tanto

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Jefe del Partido estaba en mis manos y por muchas razones, entre otras por merecimientos, por amistad personal y por su prestigio intelectual y político, yo incliné la balanza en favor de Raimundo Emiliani Román. Esta actitud honesta y de conciencia política, me trajo un lamentable distanciamiento personal con mi tío Mincho Burgos y ataques personales y políticos desde las páginas del periódico Diario de la Costa, bajo la dirección de Rafael Escallón Villa, en esta ciudad de Cartagena de Indias. Mi reconciliación con el tío Micho regresó, pero con los hermanos Escallón Villa duraron tanto tiempo como de vida disfrutaron, tanto Rafael y Carlos como el periódico.

Al inicio del gobierno de Laureano Gómez, José Gabriel de la Vega, “Chepe”, se encontraba en la Embajada ante el gobierno de Holanda, allí tuvo una gran actuación en la Corte Internacional de Justicia, defendiendo el asilo político del líder aprista del Perú, Victos Raúl Haya de la Torre, en la Embajada Colombiana en Lima y Alfredo Araujo Grau en el Ministerio del Trabajo, dando a la publicidad el primer Código Sustantivo del Trabajo. Yo continuaba con mis estudios de Derecho y metido de lleno en la política bolivarense.

De las grandes sorpresas recibidas durante el gobierno de Gómez fue el nombramiento de Gobernador de Bolívar en don Roberto Cavelier y como era natural, Alcalde de Cartagena de Indias a un enemigo político del Presidente, tanto personal como por tradición familiar, Rafael Escallón Villa. Llegaron las elecciones, la lista para el Senado, distinción para los Jefe del Partido en los Departamentos, fue entregada a Raimundo Emiliani Román en Bolívar, encontrándose como embajador ante el gobierno de Uruguay. Sorprendió la enfermedad del presidente Laureano Gómez, éste tuvo que retirarse del Gobierno y fue reemplazado por el Designado Roberto Urdaneta Arbelaez en 1.951. Urdaneta nombró como Gobernador de Bolívar al doctor Fulgencio Lequerica Vélez, quien ejercía el cargo de Embajador en Costa Rica. No obstante estar todavía de estudiante, el Gobernador Lequerica me distinguió como Síndico de la Asistencia Social de Bolívar, una especie de Secretario Administrativo de la Salud Bolivarense, gracias a reformas realizadas durante la administración Araujo Grau. Tengo la satisfacción de haber realizado una gran labor, contaba en la época 29 años, rápidamente puedo mencionar algunas, por ejemplo, la construcción de la tercera planta con ascensor en el viejo Hospital Santa Clara, el Departamento de Tumores bajo la dirección del médico Antonio Ambrad Domínguez, el Departamento de Radiología bajo la dirección del cariñoso doctor Pedro Herrera Gonzalez, de Medicina Interna con el profesor doctor Macario Paz, Urología con doctor Eusebio Vargas Vélez, la dirección científica del Hospital a cargo del doctor Andrés Guillermo Tarrá y la administrativa en Rafael H. Ortiz, ingresaron en la época las Hermanas de la Caridad en la administración del Santa Clara Las reparaciones en la Casa de Maternidad bajo la dirección del doctor Eusebio Vargas Vélez. Las construcciones de Pabellones en la Casa del Niño bajo la dirección del doctor Napoleón Franco Pareja. La dotación del Hospital San Pablo y erradicación del llamado “Turbaquito”, sede de los enfermos de tuberculosis en el Santa Clara, con la dirección del médico Guillermo Valencia Abdala, gracias a ordenes del científico doctor José Pablo Leyva y la administración a cargo de Luis Dagoberto Dunoyer. La Asistencia Social de Bolívar ayudaba económicamente a instituciones como el Asilo San Pedro Claver, a muchas instituciones sociales en la educación como los Salesianos. La labor en Hospitales en la provincia bolivarense fue apreciable. Toda la salud en el viejo departamento de Bolívar, lo que hoy es Córdoba, Sucre y Bolívar tenia solución económica gracias a la Lotería de Bolívar,

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bajo la gerencia en la época, de Manuel Carrasquilla del Rio y de Ricardo Vega Vélez. Nunca puedo olvidar la alegría los días martes, cuando Ricardo me llamaba a informarme que el premio mayor de la Lotería, unos cien mil pesos, no se había vendido; inmediatamente visitaba al Gobernador Lequerica Vélez, para programar lo que podríamos llamar realizaciones, Hechos y No Palabras. Nadie podrá calificar mi gestión administrativa como homogénea, sectaria o azul de Prusia.

Durante mi gestión administrativa en la Asistencia Social de Bolívar, el día 01 de Abril de 1.951, dialogábamos en almuerzo de compañeros políticos en el Club Cartagena, para organizar la salida de nuestro periódico, El Fígaro, quemado por un conocido dirigente liberal, en la tarde del 09 de Abril de 1.948, en sus instalaciones de la calle de Don Sancho. Yo advertí que debía estar en la Casa de Maternidad a las dos de la tarde, rechace la invitación de Eduardo Lemaitre Román para que nos tomáramos en el almuerzo una cerveza, una entre dos, oloque no acepté. Salí precipitadamente conduciendo una camioneta, con dirección a la Casa de Maternidad, por la velocidad, la culpa fue mía, me estrellé contra un poste de la luz eléctrica, me fracturé una pierna y maltratos en la cabeza. Un chofer de taxi me recogió, me pregunto a donde debía llevarme y como era natural, siendo yo el Síndico de la Asistencia Social, que al Hospital Santa Clara. En emergencia de ese centro, me peguntaron por el nombre de quien debía asistirme y yo manifesté que el médico jefe de la sección de ortopedia, correspondiendo al eminente médico Carlos Manuel Esquivia Cortina. El doctor Cortina fue el primer “gaitanista” que tuvo el departamento de Bolívar, en 1.940; durante la administración de Juan Pupo Villa, se le ofreció la alcaldía de Cartagena de Indias al doctor Esquivia y la declinó, entonces fue nombrado el médico liberal Pedro Herrera Gonzalez, quien realizó una excelente administración. Dos meses estuve en cama enyesado, mi primera salida en los primeros días de Junio, fue para asistir a los funerales del filosofo e historiador cartagenero Fernando de la Vega Vélez. Recuerdo esto del accidente, porque el personaje que me reemplazó en 1.953, también sufrió un pequeño trastorno de salud y a voz en cuello gritaba que no lo llevaran al Hospital Santa Clara.

Me sorprendió el golpe de estado en la noche del 13 de Junio de 1.953. Confirmado éste, me presenté ante la residencia del Gobernador Fulgencio Lequerica Vélez presentándole renuncia irrevocable del cargo oficial. Recuerdo que mi tío Mincho Burgos Puche, Benjamín, me llamó de Bogotá para que no renunciara, yo podría quedarme en el cargo si adhería al gobierno de Rojas Pinillas. No acepté la propuesta y me puse al frente de la oposición al Gobierno de la dictadura. Recuerdola única actitud política en clases de Derecho, cuando pasado el Golpe, un profesor trató de justificarlo, mi réplica fue inmediata. Me decepcioné mucho, yo estaba muy joven, 31 años, cuando escuche vivas a Rojas Pinillas por parte de quienes estaban en el gobierno conservador de Laureano Gómez. Cuatro años más tarde, el10 de Mayo de 1.957, cuando escuché gritar vivas a Laureano Gómez, a fieles colaboradores de la dictadura. “Esa es la política”, me comentó mi padre, yo le respondí que la política era otra cosa más noble, quienes así actuaron eran humanos y de éste género lo podemos recibir de todo, lo bueno y lo malo.

En ese año de 1.953, terminé mis estudios de Derecho en la Universidad de Cartagena. En 1.954 ejercí de Juez Municipal en Santa Rosa de Lima. En 1.955, después de presentados los exámenes de rigor, presenté mi tesis de grado titulada El Presupuesto del Estado, siendo su presidente mi amigo Raimundo Emiliani Román, quien ya había, con motivo del nuevo gobierno, regresado de la labor

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diplomática en Montevideo y La Habana. Ya con cinco hijos nacidos, regresé al comercio con mi padre y hermanos, sin desatender a la política laureanista. Fundamos Conacción, una especie de Directorio Político adicto al doctor Gómez quien se encontraba en el exilio; antes de viajar a España, en Nueva York, nos envió su famoso manifiesto a los colombianos, en donde analiza la política y las razones del golpe de estado, ocurrido un mes antes, recomiendo a la juventud informarse sobre este, que para mi concepto, es la mejor página escrita sobre la política en el pasado siglo XX. Alfredo Araujo Grau, Raimundo Emiliani Román, Fulgencio Lequerica Vélez, Alberto Araujo Merlano y yo, formábamos la directiva de Conacción. Mi actividad estaba atada a la oposición al régimen de la dictadura, nuestro punto de reunión social era el famoso Café Moka, situado en el centro de la ciudad, calle del Landrial; un día de mucha congestión antes de la caída del dictador, una mesera del Café se me acercó brindándome un tinto y me dijo, váyase doctor porque los del F2 (hoy DAS), vienen por usted, disimuladamente me paré y me dirigí a la Catedral, allá supe que los enviados por el gobierno, se llevaron para sus cuarteles a quienes estaban en la mesa conmigo, unos de ellos, recuerdo, al médico Miguel Borje Esacobar. Otra anécdota sobre el 10 de Mayo, la tuve con los abogados liberales Salustiano Fortich Avila y Augusto Fernández, más conocido como “el indio Fernández, quienes me manifestaron que tenían contacto con oficiales de nuestra Armada a favor de la caída de la dictadura; concertaron una cita con los militares rebeldes a las nueve de la noche en las Bóvedas, yo no pude asistir pero al día siguiente les pregunté como les había resultado la reunión y me manifestaron que me cuidara porque los “conspiradores” cuando notaron que yo no estaba con ellos, se fueron. Llegó el 10 de Mayo, la caída de la dictadura, eran las cinco de la mañana y mi residencia se llenó de visitantes; el primero en llegar fue mi amigo liberal Carlos Manuel Féliz, el”Yeye Féliz”. En la espontánea manifestación pública en la Plaza de la Proclamación, en las horas de la mañana, los asistentes llenos de alegría no permitieron que descarados colaboradores del régimen depuesto, manifestaran satisfacción en la tribuna de oradores.

Debo reconocer, las jornadas de protesta en contra del régimen en Mayo del 57, estuvieron con orden y pacificas en nuestro departamento, gracias al gobernador Luis Millan Vargas y por tener como Comandante de la Base Naval al Capitán de Navío Orlando Lemaitre Torres. Nuestra oposición, poor principios, fue contra el régimen presidido por Rojas Pinillas.

Fui elegido en elecciones populares, para la Cámara de Representantes, por la lista triunfante del laureanismo, en compañía de Otoniel Escorcia y Carmelo Martínez Conn, en 1.958. El Senado fue encabezado por Alfredo Araujo Grau y Fulgencio Lequerica Vélez; Raimundo Emiliani Román era Ministro del Trabajo durante el excelente gobierno de le Junta Militar. Digo excelente gobierno, porque para mi concepto es lo mejor que hemos tenido durante los cuarenta y ocho últimos años, después del 13 de Junio, en la historia política de Colombia.

Tengo varios temas sobre mi experiencia en el Congreso elegido en 1.958. Tuve como compañero de Cámara a Eduardo Caballero Calderón, prestigioso hombre de letras y como es natural, cuando se anunció que Eduardo tomaría la palabra, el silencio en el recinto fue completo. “Señor Presidente....”, fueron las primeras y únicas palabras del orador, tomó asiento y la sesión continuo; días más tarde, Caballero nuevamente pidió la palabra: “Señor Presidente....”y de nuevo silencio;

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yo me encontré en el café del Capitolio con Caballero Calderón y le pregunté qué le pasaba cuando solicitaba la palabra y con sinceridad me respondió: “Es que cuando me levanto y digo Señor Presidente, se me presenta en la garganta un nudo y no puedo seguir”. Pero también con el Representante Germán Arciniegas tengo otro caso, tomó la palabra el historiador parlamentario y pasado un tiempo, su exposición era incoherente, Hernando Duran Dussán, con quien dialogaba, me comentó la situación del Maestro y yo le manifesté que lo que le sucedía a Arcienigas era que no sabía terminar su exposición, le pedí al orador una interpelación, me la respondió y se sentó. En 1.959, se realizó el primer llamado “viaje parlamentario”; conseguimos una invitación del parlamento de Checoeslovaquia, fui incluido en la comisión de viaje por la Cámara, presidiéndola; pero yo recordaba que en 1.952 el parlamentario bolivarense, mi amigo Ernesto Carlos Martelo, había organizado una visita de congresistas colombianos a Korea, para informarse como estaban nuestra delegación militar en oriente. Todo estaba organizado y los Estados Unidos de América apoyaban la idea, suministrando transporte , pero vino el torpedo, un editorial del periódico El Siglo, ideado por Laureano Gómez, en contra del viaje, motivó su fracaso; por lo tanto, nuestro viaje estaba en manos de la opinión del Monstruo y me comisionaron para que hablara con él e indagara su opinión, así lo hice en Diciembre del 58, cuando fui a visitarlo con el pretexto de fin de año en su finca de tierra caliente. Hablé con el doctor Gómez generalidades de la política y cuando le abordé sobre el viaje, su silencio fue completo, me escuchaba con atención, pero cuando le manifesté que el viaje se extendía hasta la China comunista, me dijo que estaba interesado en que me informara sobre el programa de las Comunas del gobierno de Mao Tse Tung (me dije, ya este escollo está resuelto). No teníamos pasajes aéreos, para llegar a Europa, tampoco viáticos oficiales, el canciller Julio Cesar Turbay Ayala no veía con buenos ojos este viaje por la falta de relaciones con los países comunistas. Conociendo los comisionados mi parentesco con Sabas Pretelt Martínez, Vicepresidente Ejecutivo de Avianca, se me encomendó la tarea de pedirle los pasajes hasta Paris; le expliqué e Sabas y me pidió una carta, por ejemplo de Alvaro Gómez Hurtado, manifestando la complacencia de que Avianca colaborara. en este viaje parlamentario. Recuerdo cuando el senador Ramón Martínez Vallejo manifestó que si el Mono Franco Burgos no conseguía esa carta, estabamos perdidos. Hablé con Alvaro y su respuesta fue inmediata: “Dile a mi secretaria que haga la carta y tráemela para firmarla”. Partimos a Paris a finales de Abril del 59, se inició nuestro largo periplo por los países orientales de Europa y China con la asistencia en la manifestación del uno de Mayo, en Praga, para terminar a fines de Junio en Pekín. Me haría largo dar detalles sobre este viaje, en especial lo fastidioso que fue la compañía de ciertos parlamentarios izquierdistas, en lo que ellos llamaban “paraíso”, pero hay dos pasajes dignos de mención. Tuvimos audiencia con el Primer Ministro y quien más tarde fue Presidente de la URSS, Anastasio Mikoyán, nunca he tratado con un hombre tan sectario como este; su charla se la dedicó a denigrar a los Estados Unidos de América, manifestando que los gringos jamás habían estado en guerra y quienes ganaron la Segunda Mundial fueron ellos, los soviéticos; yo me atreví a presentarle mi desacuerdo, lo que al hombre no le gustó, cosa que me puso mal, por ser su invitado, bueno, de Moscú viajamos a Pekín y allí la cosa fue de otro orden, porque estábamos en un banquete, antes de la comida nos sirvieron el trago más fuerte que he probado, puse mala cara y los amigos chinos de mi mesa me preguntaron si quería otro, yo acepté, me lo brindaron pero yo les reclame que era para todos y después del quinto, los orientales que son menos corpulentos que yo, rodaban bajo la mesa, mientras hacia lo que nunca he hecho ni en el baño de mi casa, tomé el micrófono y me puse a

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cantar, mi esposa cuando me vio, exclamo que yo estaba borracho; al día siguiente era mi esperada entrevista con Mao. Cuando llegamos a Palacio, ya el mandatario estaba informado de los acontecimientos de la noche anterior y cuando le tendí mi mano de saludo, el hombre me dijo (traducción simultanea), “doctor Franco el ron chino es fuerte”.

Nuestro viaje oficial terminó nuevamente en Praga, en donde fuimos excelente atendidos por el Cónsul colombiano Molano Campuzano, excelente diplomático, casado con una princesa persa. En compañía de Magola, mi esposa, viajamos a Suiza, mi amigo Raimundo Emiliani Román ocupaba la Embajada en Berna, charlamos muchos sobre nuestro futuro político. De Berna en tren, a Paris, allí recibimos la atención del embajador Uribe Holguin y nuevamente nos encontramos los miembros de la Comisión parlamentaria en Madrid, allí los parlamentarios izquierdistas, encantados con la Madre Patria, estaban temerosos de que el régimen de Francisco Franco los retuviera en la cárcel, tonterías de tonterías.

Ahora, mi llegada por primera vez al Congreso de la República, me llenó de satisfacción, desde el primer momento llegué a la Comisión de Presupuesto (IV Constitucional), me eligieron Vicepresidente, acompañando en la mesa directiva a Hernando Duran Dussan, excelente amigo y jamás entenderé las razones que asistieron al Partido Liberal, para no llevarlo a la presidencia, en el periodo 1.994-98, prefiriendo a Ernesto Samper Pizano. Cristalicé en mi política de Hechos y No Palabras, obras como la de adquirir los Portales vecinos al claustro de San Francisco, frente a lo que hoy es el Centro de Convenciones Cartagena de Indias, con destino al Circulo de Obreros San Pedro Claver, una institución orientada para organizaciones obreras, por los jesuitas; yo necesito que hoy se me explique porqué tremendo edificio, hoy, no es de los obreros. También conseguí por Ley y un “auxilio parlamentario”, la adquisición para el Municipio del balneario existente en Bocachica y la lancha Antares, primera de transporte turístico en la bahía; de propiedad oficial, por culpa de los habitantes de la isla, el balneario desapareció y la lancha desapareció, Fomento de la educación y el deporte (estadio olímpico Pedro de Heredia), construcción de escuelas en varias localidades del departamento, defensas de las playas, allí esta mi labor parlamentaria.

Satisfecho de mis actividades, pensé inmediatamente en mi reelección, la consideré justa, dominaba al sector “laureanista” del Partido, mi amigo y compadre (padrino con Angelina, su esposa, de mi hijo Ambrosio en 1.952), Alfredo Araujo Grau. Llegaron las listas oficiales del grupo y mi compadre me colocó en un segundo lugar, de Suplente para el periodo 1.960-62. Yo no acepté la degradación, anuncié lista aparte sin disentir de la llamada “Pura Doctrina” del Partido Conservador, es decir, del laureanismo. Se me ofreció permanencia en el Congreso por parte de los candidatos principales escogidos, Alberto Araujo Merlano encabezaba la lista, e incluso, el Canciller Julio Cesar Turbay Ayala, por tercera persona amiga, me ofreció el Consulado en San Francisco. Yo no acepté, consideré que lo había hecho bien en el Congreso y ese era mi sitio. Se organizó una persecución en mi contra por parte de mi8s propios amigos, desde el Gobierno y fuera de él; hasta en un helicóptero viajó el presidente de nuestra Directiva, Eduardo Lemaitre Román, visitando localidades y lanzando desde el aire consignas para que no se votara por mi lista, Mi suplente fue José Daniel Meneses Avendaño. Perdimos las elecciones por 153 votos. Mi gran error fue no haber lanzado lista para Asamblea Departamental y Concejo. Me dio duro la derrota, pero seguí en la lucha.

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Para las elecciones de 1.962-64, no se me tomó en cuenta para la lista de candidatos y nuevamente me lancé en lista aparte, recibiendo persecución similar a la anterior.. En esta ocasión mi suplente fue Rafael Fieri Manzeo y cabeza de lista para la Asamblea Carmelo Martínez Conn; para el Concejo cartagenero el abogado Wilfrido Castro con suplencia de mi pariente Rafael Bustillo Arrieta, hijo del gran jefe conservador de la década del 30, José Maria Bustillo Franco. Salvamos el Concejo, la Cámara la perdimos por unos 500 votos lo mismo que la Asamblea.

Derrotado, recibí una llamada telefónica del, ex Ministro de Obras Públicas de la administración Gómez-Urdaneta (1.950-1953), quien se lanzó a la Presidencia enfrentándose al candidato del Frente Nacional (liberales y conservadores(, Guillermo León Valencia, para el periodo 1.962-66. Leyva me invitó para que le acompañara en el departamento de Bolívar en esta campaña, así lo hice y esto me trajo muchas simpatías dentro del laureanismo, quienes en su gran mayoría apoyaron esa candidatura, por considerar que Valencia tenia mucho compromiso con el sector ospinista. La primera condición que hice a Leyva, fue la de no aceptar ayuda económica para la campaña, no quería que mis enemigos manifestaran de un interés de aprovechamiento económico de mi parte, Eran capaces de eso. Jorge Leyva vivió muy agradecido, hasta su prematura muerte, de mi conducta.

Durante la administración Valencia, tuve excelentes amigos en la Gobernación, al conservador Ricardo Segovia y al liberal Rafael Vergara Támara, a este último le toco presidir en Bolívar las elecciones de 1.964. El Partido Conservador se fue con dos listas fuertes, una apoyada por Raimundo Emiliani Román y Alfredo Araujo Grau, compuesta por Ricardo Segovia Morales y Alberto Araujo Merlano, la otra con el apoyo de Eduardo Lemaitre Román y Daniel Pérez Vivero, jefe conservador de Sabanas de Bolívar, hoy departamento de Sucre, conformada por Rafael Vivero Percy (Corozal) y Argemiro Taboada Pereira (Mompox). Aproveché la división y lance nuevamente mi lista para la Cámara, con una Asamblea encabezada por José Daniel Meneses Avendaño y una para el Concejo cartagenero encabezada por mi, con la suplencia del abogado Héctor Hernández Ayazo. El éxito fue completo, las listas encabezadas por Segovia y Vivero Percy obtuvieron dos renglones, perdió en esta ocasión el aspirante Rogelio López Sierra. Regresé por lo tanto al Parlamento, recuerdo que Alvaro Gómez le preguntó a Raimundo Emiliani como llegaba yo a la Cámara y Emiliani le manifestó que Joaquín Franco Burgos jamás había dejado de ser adicto a las orientaciones de Laureano Gómez. Nuevamente en la codiciada Comisión de Presupuesto, por votación mayoritaria. Nuevamente Vicepresidente de esa célula parlamentaria, su presidente mi excelente amigo quindiano, Aníbal López. Una invitación para viajar a Puerto Rico y otra para un Congreso Hispano-Luso-Filipino en Madrid, en esta ocasión conocí al Ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga y me informé sobre la educación turística en ese país que estaba en su apogeo en el desarrollo de esa industria. Cuando regresé, entusiarme a mi hija Maria Magdalena para que se fuera a estudiar turismo a España, Fraga le concedió una beca. Mi labor parlamentaria estuvo basada en proyectos de leyes y partidas económicas o “auxilios parlamentarios”, a favor de mi ciudad y departamento. Presenté un proyecto de Ley a ssobre de las Empresas Públicas Municipales, y lo anoto para que se recuerde la personalidad del Presidente Guillermo León Valencia, porque el proyecto estudiado en mi Comisión IV, recibió lo que se conoce como “mico”, la creación de la Zona Franca e Industrial de Cartagena de Indias, de mi parte; Barranquilla, Cali, Bogotá y Cúcuta se oponían a la creación de esa Zona Franca. El proyecto pasó en Cámara y Senado, sin mayor conocimiento de sus presuntos enemigos, pero cuando llegó a la sanción, la

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oposición presionó al Presidente Valencia para que lo objeta y allí fue mi trabajo, conseguir por mayorías parlamentarias que esas objeciones se declararan infundadas, como así ocurrió. Me encontraba en el recinto de la Cámara en la tarde del 3 de Junio, cuando se me acercó el Secretario General de la Presidencia y me dijo: Mono, te manda a decir el Presidente que como hoy es el día de tu cumple años, ha sancionado la Ley de la Zona Franca. Ese era Guillermo León. Por supuesto, me levanté de mi curul emocionado, feliz y desde mi oficina saturé a mi ciudad con tremenda noticia de Hechos y No Palabras.

Pero el mejor proyecto que yo presenté en esa legislatura, fue uno sobre la descentración marítima y creando la Zona Portuaria de Cartagena de Indias, arrancándosela de la Nación y entregando su administración y propiedad para el Municipio. Creo que fue el proyecto mejor estudiado durante mi vida parlamentaria y así sigo pensándolo hoy. El Ponente en la Comisión Tercera, interesado en la aprobación del proyecto, lo estudió detenidamente, pero un día me llamó a sus oficinas y me mostró un plebiscito, organizado desde Colpuertos-Bogotá y firmado por todos los empleados vinculados a nuestro terminal marítimo; por las directivas locales, se llegó incluso con amenazas de destitución, para aquellos empleados y obreros que tuvieran contacto conmigo en mi ciudad. Naturalmente, decepcionado, le pedí al Ponente que archivara el proyecto. Me encantaría recuperar copia del proyecto hoy, para su publicación.

Le apoyé la realización de obras cívico sociales y regionales por conducto de la Armada Nacional, en el Presupuesto Colombiano, para mi ciudad y el departamento. Allí están las obras, plantas eléctricas en muchas poblaciones, escuelas, caminos carreteables, iglesias, parques, etc. Formidable la colaboración del Comandante de la Armada, Vicealmirante Orlando Lemaitre Torres y su jefe de Presupuesto el “Gallo” Fernández. Para la Armada, entre otras obras, la piscinaolímpica de la Base Naval A.R.C. Bolívar y la correspondiente a la Escuela Naval de Cadetes. En San Andrés, Islas, el Apostadero Naval.

Llegaron las elecciones para el periodo 1.966-68, el Directorio Departamental de mi grupo político, llamó a convención para determinar quienes serian los candidatos a Senado y Cámara. Poca importancia di a esa reunión, me fui en gira para la inauguración de unas plantas eléctricas en Las Flores y Nueva Granada, hoy municipios de Sucre. Cuando regresé, me informaron que por aclamación habían colocado como cabeza de lista para Senado a Raimundo Emiliani Román y para la Cámara a Joaquín Franco Burgos. Agradecí la distinción en ausencia e inicié la campaña que resultó exitosa. Continué en el Concejo de Cartagena de Indias. Carlos Lleras Restrepo, sin contendor, electo Presidente dela República. Donaldo Badel Buelvas, Gobernador de Bolívar. Creado el Departamento de Sucre, increíble, pero cierto, sus promoktores, los Representantes a la Cámara, David Turbay Turbay y Remberto Vergara, no regresaron al Congreso. El Presupuesto Nacional para el 66, inyectado de obras Cívico Naval, para mi ciudad y el departamento. Conociendo determinados personajes, conservadores y liberales, sobre lo que seria para mi la cristalización de las obras incluidas en el Presupuesto de 1.966, inyectaron al Gobernador Badel en mi contra y éste acepto intervenir ante el Presidente liberal, en contra de un parlamentario Conservador. Lleras logró contracreditar muchas y valiosas partidas (Villa Olímpica de mi ciudad, por ejemplo), con la tesis de falta de ley previa. Con esos dineros se construyó la Villa Olímpica de Neiva y la Avenida Santander en Cartagena de Indias. Logramos salvar recursos para la compra de los edificios del Colegio de La Salle, en la calle

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de la Factoría, para el Colegio Mayor de Bolívar, la construcción del Colegio de la Consolata en Blas de Lezo, de la Trinidad en Getsemaní, recursos para la educación de estudiantes de estratos bajos, etc. Mis relaciones con el gobernador Badel Buelvas fueron tirantes, hubo un momento tan candente, que el Presidente Lleras me invitó a su Despacho para dialogar. Asistí a la cita en la Casa de Bolívar, lo primer que me preguntó el Presidente fue el origen de la discordia, yo le manifesté que una draga. ¿ Como que una draga ? pregunto el Mandatario. Sencillamente, en Cartagena de Indias existía la Junta del Canal del Dique, tenia una draga para esa vía y sus miembros, tomaron la maquina oficial, con combustible oficial y obreros oficiales y se dedicaron al relleno valioso de bajos por los lados de Mamonal, esto produjo dinero suficiente para que se creara una entidad “sin ánimo de lucro”, para comprar otra draga dedicada a rellenos y canalización de particulares, en donde los socios se turnaban la dirección de la Corporación, con elevados emolumentos; mi tesis era que la draga comprada con labores de maquinaria, combustible y obreros oficiales, era de la Nación. Después de esta charla con el Presidente, mis relaciones con el Gobernador de Bolívar pasaron de calientes a tibias. Despidiéndose el 24 de Julio de 1.970, en la Cámara de Oficiales de la Basa Naval, estando yo presente, Donaldo Badel, refiriéndose a mi, le dijo al Presidente: “Mi gran error en la Gobernación, lo tuve con este señor”; le faltaban quince días de mandato.

Y llegaron nuevas elecciones en 1.970, Para Congreso (por reforma constitucional el periodo de la Cámara de Representantes se extendió a cuatro años) y Presidente. Nuevamente el binomio Emiliani Román- Franco Burgos, triunfante. Apoyamos a Evaristo Sourdis para la Presidencia, gran campaña. Evaristro merecía la distinción,era la última oportunidad de la alternación en el poder, gracias al Frente Nacional, por lo tanto le correspondía a un conservador. Misael Pastrana Borrero, en votación muy reñida con el ex dictador Gustavo Rojas Pinillas, gano, las ganó repito, las elecciones.

En estas elecciones hay un pasaje del que estoy arrepentido, pero una anécdota que vale la pena referir. Raimundo Emiliani encabezaba una lista de Senado, apoyado en mi reelección a la Cámara, por el “alvarismo”, ya el doctor Gómez había muerto en Julio de 1.965 y su hijo tomó las banderas de la Pura Doctrina. Otra lista la ospinopatranista, encabezada por Juan Ignacio Gómez Naar, un jurista, excelente persona, estoy arrepentido, repito, por algunas diferencias personales a raíz de la política, apoyando a Gómez Naar dos listas para la Cámara, una encabezada por Rafael Escallón Villa en el Norte y la otra por Juan Raad en el Sur. Para salir electo al Senado, se necesitaban dos veces la votación de Cámara. Yo tuve el atrevimiento de retar a Juan Ignacio a una apuesta de cincuenta mil pesos, de la época, de que yo para la Cámara sacaría más votos que él para el Senado lo que aceptó inmediatamente. Una noche en la reunión del Camellón de los Mártires, mi amigo liberal y que en paz descanse, Alfredo Gaines, me dijo: “Juan Ignacio te gana la apuesta, lleva dos Cámaras”. Yo le advertí a Alfredo que ganaba a Escallón en el Norte y a Raad en el Sur. La respuesta de Gaines Fue sencilla: “Cierto, tienes ganada la apuesta”. La radio y la prensa trataron el asunto de la apuesta, el dinero fue depositado en manos del gerente del Banco del Comercio, abogado Augusto Beltrán Pareja. Yo di orden en público, que si ganaba el dinero seria entregado a un sacerdote extranjero de un populoso barrio cartagenero. Ante mi anuncio, el clérigo, desde el pulpito, anunciaba a los feligreses de su parroquia: “Ustedes saben que yo soy extranjero y no puedo meterme en política y como sacerdote tampoco puedo, pero si yo fuera como ustedes, colombiano y no fuera sacerdote, yo votaría por Joaquín Franco Burgos”. Lástima que la derrota para Juan Ignacio fue

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aplastante, ni Senado, como tampoco Cámaras. Sinceramente, Bolívar perdió un buen parlamentario no eligiendo a Juan Ignacio Gómez Naar. Es natural que el cura recibió el producto de la victoria.

Siendo Presidente (1.970- 74), Misael Pastrana Borrero, me tocpó presidir por el mismo tiempo, la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Representantes, la más importante de todo el Congreso de la República; llegué a ella, con la experiencia de haber ejercido la Vicepresidencia en varios periodos. Me haría largo si señalara los beneficios de mi labor parlamentaria en estos cuatro años, a favor de mi ciudad y departamento, como también de muchas regiones del país. Pero recuerdo que mi gran amigo Orlando Martínez Trucco, el “Paye Martínez”, me pidió señalara las tres mejores obras realizadas por mi a favor de Cartagena de Indias, porque directivos de Mamonal manifestaban que los parlamentarios cartageneros no se preocupaban por la ciudad. Yo le pasé una carta al “Paye”, mencionándole cien obras con el sello de Hechos y No Palabras y me moleta por ejemplo, cuando se me habla de la Plaza de Toros, cuando mi mejor labor parlamentaria está en mas de quince mil estudiantes de bajos recursos económicos, sin distinción política, que recibieron enseñanza, gracias a ella.

Pero hay una anécdota sobre esto de la Plaza de Toros más bella de América. Yo hice crear en el Concejo, una Corporación para el Fomento Taurino y Ferias deCartagena de Indias, una entidad oficial de carácter Municipal y por ella canalicé los llamados “auxilios parlamentarios”, para la construcción del coliseo de la fiesta brava y espectáculos públicos, realizado este, gracias a la colaboración delalcalde Juan C. Arango Alvarez, su Secretario General Roberto Arrázola Juliao, el Gerente de la Corporación Ivan Chalela Fadul, su Secretario Roy Reason Martínez. Yo sabia que el Gobierno presentaría un proyecto de Ley adicional, del Presupuesto en la vigencia en curso (1.973), solicité audiencia al Presidente y concedida, le pedí una partida de dos millones de pesos para la Plaza de Toros (su costo fue de $25.000.000.oo). La respuesta del Presidente Pastrana fue muy clara: “Yo no puedo incluir en el Presupuesto Nacional, una partida para obras de particulares”. Mi respuesta fue clara: “La Plaza de Toros Cartagena de Indias es propiedad del Municipio y será la única obra que en tu Gobierno inaugurarás en Enero”- Exacto correspondió al Presidente cortar la cinta de su inauguración el 2 de Enero de 1.974Creo que en esos momentos, el Mandatario comprendió que la Plaza de Toros no era de mi propiedad, como se le había informado, gracias al canibalismo político de nuestro medio, con el que yo fui maltratado en muchas ocasiones, durante mi vida política.

Hay una placa en mármol que siempre me hace sonreir. Ocupando la Cartera de Justicia en 1.972, mi cuñado Miguel Escobar Méndez, yo incluí en el Presupuesto Nacional los “auxilios parlamentarios”, las partidas económicas necesarias para adquirir del Departamento de Bolívar los tres edificios, que componen hoy los Despachos Judiciales en el llamado Cuartel del Fijo, calles de la Factoría y Don Sancho; en la administración departamental de Alvaro Escallón Villa, los dineros incluidos para las adecuaciones de los edificios, se destinaron a la compra de unas perqueñas oficinas en La Matuna, durante la administración de Turbay Ayala y Belisario Betancur, se realizaron esas adecuaciones muy funcionales, gracias a mis gestiones parlamentarias, por ejemplo, con el Ministro de Justicia Félio Andrade Manrique. Las remodelaciones de los edificios judiciales (pintadas de puertas), se terminaron en Septiembre de 1.986, escaso un mes después de iniciado el periodo

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presidencial de Virgilio Barco Vargas. En los edificios, se puede apreciar la placa en mármol, señalando las obras como realizaciones de la administración Barco.

Me encanta recordar que un monumento al maestro Juan C. Calvo, en Aguas de Dios, Cundinamarca, tiene el sello de Hechos y No Palabras, por solicitud escrita de la viuda del compositor musical, doña Ana, a un parlamentario bolivarense y no de su región-

Soy “Hijo Adoptivo de Marinilla”, por iniciativa de mi gran amigo parlamentario Roberto Hoyos Castaño, en correspondencia a mi apoyo para obras en su ciudad natal, Marinilla, el “Vaticano del Partido Conservador”, como diría Ospina Pérez. Además de la Casa del Abogado de Antioquia en Medellín. No se me pregunte por favor, lo sucedido con la Casa del Abogado de Bolívar.

Me dedique de lleno a la Campaña Presidencial de Alvaro Gómez Hurtado en mi departamento. En Madrid, mi hijo Ambrosio, quien allá estudiaba, hacia lo mismo; aquí perdimos ante Alfonso López Michelsen. En España ganamos. Perdimos porque muestro candidato, un hombre superior, se presentaba en la cuenca del rio Magdalena, yo lo acompañaba, con mapas y estudios sobre la recuperación de la gran vía. López con un gallo de riña y botella de ron en la mano. Ese es el pollogritaban las multitudes. López gobernó con la colaboración de los Alvaristas derrotados, pero Joaquín Franco Burgos, Alvarista mil por cien, se opuso a la designación en la Cámara de Representantes de Jaime Serrano como Procurador General de la Nación, en momentos en que se designaba a Alvaro Escallón Villa como gobernador de Bolívar; allí se creó el binomio Procurador-Gobernador en mi contra, Lo primero que solicitó el Gobernador al Presidente, fue contracreditar todas las partidas que yo había hecho incluir en el Presupuesto para la vigencia de 1.994, a favor de mi ciudad y Departamento. No existió protesta alguna. El Gobierno consideraba que en esta forma se me perjudicaría políticamente. Los perjudicados fueron otros, nuevamente se frustró la construcción de la Villa Olímpica en la capital de Bolívar, entre otros proyectos; muchos de los dineros quitados a nuestra región, se invirtieron en la adecuación de los Caños en Barranquilla, a cargo del Ministro de Obras, Salcedo Collantes.

Durante la administración Pastranas, siendo Ministro de Comunicaciones Carlos Holguín Sardi, mi hijo Joaquín Franco Escobar consiguió una licencia para operar una emisora A M, yo tenía un espacio en el radioperiódico Fortaleza que se emitía por Radio Bahía, de propiedad de Enrique Emiliani Román; cuando éste supo lo de la licencia radial, me aconsejo, por experiencia, no meterme en este negocio porque era mal y verdad que lo es, pero el Gobernador Escallón Villa le advirtió a Emiliani que si yo seguía con el espacio radial, a su emisora no se le favoreceria con propaganda oficial. Esto me obligó retirarme de Fortaleza e iniciar el montaje de nuestra emisora, que por consejos de Enrique, había olvidado. Allí nación La Voz dela Victoria en 1.975 y Escallón Villa destituido por su gran amigo el Presidente López, pero el binomio Escallón-Serrano continuaba en la Procuraduría, en forma silenciosa. Yo sabia o sospechaba de lo que se me estaba montando y me preparé con documentos para desvirtuar las calumnias programadas. Viaje a Europa y me llamó la atención que funcionarios de la Procuraduría en el aereopuerto, me preguntaron si viajaba y cuando regresaría. Recuerdo que asistí al encuentro entre Rodrigo Valdes y Carlos Monzón en Monte Carlos. Cuando regresé a Madrid, me informaron telefónicamente que desde Diario de la Costa (Escallón Villa) y El Espectador (Guillermo Cano y Antonio J, Olier). Publicaban escándalos sobre mi

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labor parlamentaria y malos destinos de partidas oficiales conseguidas por mi. Yo estaba preparado y por lo tanto mi preocupación judicial fue mínima, pero siempre mortificado por la mala publicidad. Continué mi viaje, no regresé inmediatamente, visité en Texas a mi hermano Carlos, residenciado en Mc Allen. Cuando regresé a Cartagena de Indias, las expectativas eran enorme, existía causa penal en mi contra, una Juez de Instrucción Penal pidió el negocio para iniciarlo, el Magistrado Carmelo Martínez Conn se opuso y pidió se repartiera por sorteo, no lo recibió la Juez interesada y descaradamente exclamó: “Si yo ya le tenía el Auto de Detención listo”. Aboqué el proceso en compañía de mi hijo Joaquin y los abogados amigos Eduardo Villarreal Arjona y Roberto Arrazola Juliao, siempre con los consejos del penalista Roberto Mordecay Marrugo, quien desde un principio me manifestó su solidaridad. Durante todo el proceso, recibí la presión de la prensa y la radio enemiga, incluso en varias ocasiones del diario El Siglo, hasta cuando Alvaro Gómez se encargo nuevamente de su dirección. El Proceso se extendió por dos años, Diario de la Costa y El Espectador, todos los días presionando, acompañados de informaciones esporádicas de El Tiempo. Con la destitución de Escallón Villa de la Gobernación, increíble siendo su amigo personal de muchos años, el Presidente López. Nombrado mandatario en Bolívar Nicolás del Castillo, las cosas las cosas cambiaron.

Durante la administración Escallón Villa, se montó en el Concejo cartagenero una coalición adicta al Gobierno, caracterizada por la corrupción y orientada en mi contra, conocida como “Los Doverman”, nombre señalado por el jefe liberal Rafael Vergara Támara. Pronuncié en esa época, mis mejores momentos de defensa y acusaciones en mi vida; lástima que las grabaciones magnetofónicas se perdieron. Pero en esos mismos instantes, en la Asamblea de Bolívar, daba la misma batalla como Diputado mi hijo Joaquín Franco Escobar, quien fue elegido como Suplente de Guillermo Gómez Galofre, y éste, conociendo la situación política que padecíamos, dio su curul a su Suplente, como sitio de defensa, no obstante muchas presiones del Gobernador Escallón Villa, para que no lo hiciera. Gracias Guillo.

El proceso seguía su curso. El Procurador Serrano presionando a la Justicia. Los abogados amigos, Arrazola y Villarreal, acompañando a los Jueces para certificar en donde se encontraban las inversiones oficiales conseguidas gracias a mi labor parlamentaria. La Juez Penal del Circuito, encargada del proceso, terminó manifestando, que todo se había montado en una clásica persecución política. Con la absolución judicial en la mano, muchos amigos me aconsejaron demandar a los periódicos Diario de la Costa y El Espectador; mi desprecio fue la respuesta.

No puedo olvidar, por ejemplo, la defensa que recibí de mis actuaciones parlamentarias, del Obispo de la Diócesis de Magangué, Monseñor Eloy Tato Lozada, a quien trataron, políticos de la región, acusar por haber recibido “auxilios parlamentarios” para la fundación del Colegio Diocesano, la más importante obra de educación en la provincia bolivarense.

Llegaron las elecciones de 1.978. Alvaro Gómez pronunció un tremendo discurso en la proclamación del candidato Conservador Belisario Betancur Cuartas, para enfrentarlo a Julio Cesar Turbay Ayala. Recuerdo que en el Capitolio, en donde se realizó la Convención, terminado el discurso, Alvaro me pidió que fuera a la Plaza de Bolívar y le informara a Margarita, su esposa, que lo esperara en el vehículo, que llegaría inmediatamente. Así fue, Gómez se presentó acompañado de muchos partidarios, cuando me vió me preguntó: “¿Que tal te pareció mi discurso?”. Yo le

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respondí: “Yo siempre he dicho que tu eres superior a tu padre”. Alvaro sonrió. Esta tesis, de que Alvaro fue superior a su padre, jamás la han compartido quienes conocieron mejor que yo a Laureano, unos de ellos, Raimundo Emiliani Román, lo mismo que Eduardo Lemaitre y Alfredo Araujo Grau. Yo tengo una gran admiración por Gómez Hurtado y me duele cuando hoy, liberales y conservadores, aceptan que a nuestra martirizada Colombia, tanto en lo violento como en la corrupción generalizada, le faltó el Gobierno de Alvaro Gómez Hurtado.

Los comicios favorecieron a Turbay Ayala. Fue nombrado Procurador General de la Nación, el jurista Guillermo Gonzalez Charris. Terminó el periodo de Jaime Serrano, sin gloria ni penas, perdiendo su tiempo en mi contra. Las elecciones parlamentarias favorecieron el binomio Emiliani- Franco Burgos, con una gran mayorías de votos. Alvaro Escallón Villa, como liberal, y su hermano Carlos, como conservador, se lanzaron como candidatos al Congreso y obtuvieron una pobre votación que no les permitieron alcanzar curul en el Parlamento. Continué en la la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Representantes, ocupando la Vicepresidencia de ella. El Gobierno de Julio Cesar Turbay Ayala, fue magnifico, tanto en lo Nacional, como para Cartagena de Indias; allí están la Casa de Huéspedes y el Centro de Convenciones. Mi hijo Joaquín fue nombrado Secretario de Gobierno durante la administración departamental de Elvira Facio Lince de Espinosa. También alcancé curul en el Concejo cartagenero, con la suplencia de Roberto Arrazola Juliao. Raimundo Emiliani Román ocupó la Embajada ante la Santa Sede, su suplente José Napoleón Posada fue su reemplazo en el Senadio.

Alfonso López Michelsen, a partir del 7 de Agosto del 78, inició sus preparativos para volver a Palacio en el 82, pero tuvo un problema: Sus enemigos, pastranistas y galanistas, acusaron a su Ministro estrella, Humberto Salcedo Collante, ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara. Se presentaron ante la plenaria de la Cámara dos ponencias, una acusatoria y otra absolutoria: esta última firmada por el parlamentario bolivarense Simón Bossa López, quien solicitó la colaboración de un Representante conservador, de la misma filiación política del ex Ministro. En una reunión de alto mando político, López preguntó quien podría ser esa persona y Bossa López dijo con firmeza, Joaquin Franco Burgos. El silencio de López fue profundo, él no podía pedirme esa actuación de mi parte. Hablaron con Alvaro Gómez, quien conociendo mis padecimientos durante la administración López, no se comprometió hacerlo. Con gran gesto de costeño y alvarista, Humberto Salcedo me citó al Hotel Tequendama, para tratarse el asunto. Ya yo estaba decidido en entrar en su defensa, las acusaciones eran injustas. El problema de Humberto, como fue el mío, era político y nada más. Me acerqué en el Senado a Alvaro Gómez y le dije: “Infórmale a tu amigo Alfonso López que me haré cargo de la defensa su Ministro Salcedo Collante”. Alvaro me estrechó la mano, sin comentarios. La situación de Humberto fue resuelta favorablemente en la plenaria de la Cámara. Se me invitó con insistencia para que fuera al Hotel Tequendama. La primera persona con quien me encontré en la invitación de Salcedo Collante, fue con el ex Presidente López Michelsen, quien al verme me dio un abrazo sin comentarios, yo le dije: “Soy tan de malas contigo, que si regresas a la Presidencia, no me nombras a Humberto de Ministro”. López me respondió: “Si me lo recomiendas, lo nombro”, Desde entonces, borrón y cuentas nuevas en mi amistad con el ex Presidente López, creo que me hubiera ido mejor que con Belisario

En la Convención Conservadora para escoger candidato a la Presidencia (1.982-86) nos derrotaron con el nombre de Alvaro Gómez. Belisario Betancur fue el

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designado por mayorías conservadoras. Belisario escogido, me llamó al término de la en la Convención y me pidíó ponerme a la cabeza de la campaña en Bolívar. Así lo hice, incluso organizando rifas para sufragar los gastos, como más tarde se lo manifestó, en charla personal, el médico Guillermo Valencia Abdala, de gran amistad personal con Belisario. El triunfo de Betancur Cuartas fue completo, gracias a la doble candidatura liberal (López y Galán). Para el Congreso, nuevamente el binomio Emiliani Román-Franco Burgos, obtuvo una gran votación. En esta ocasión mi Suplente a la Cámara fue mi hijo Joaquin Franco Escobar, quien ingresó al Congreso por casi dos años. .

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