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DESARROLLO INFANTIL Y CONTROL DE IMPULSOS

El niño nace con pocas capacidades para controlarse a sí mismo.

La manera en que se le enseñe a controlarse fundamentará su relación con los límites y las figuras de autoridad.

El niño se enoja al ser controlado.

La manera en que se internalicen las figuras de autoridad determinarán la forma en que el sujeto adulto se auto controle.

COMPLEJO DE EDIPO

Entre los 4 y 6 años de edad el niño pasa por un proceso en que se definirán y fijarán las condiciones en que controlará sus impulsos.

Durante el proceso del complejo de Edipo el niño se ve sometido a los limites paternos y los internaliza, de manera que en lo posterior el niño se ve juzgado por sí mismo de manera similar a como sus padres lo juzgaron.

La identidad del sujeto queda fijada en relación a sus figuras de autoridad.

ADOLESCENCIA Y AUTORIDAD

Los efectos de estos procesos infantiles son complejos, pero durante la adolescencia se ponen en juego, junto con los procesos de identidad propios e internos del individuo.

Ya que se ha alcanzado cierto desarrollo corporal que permite cierto grado de individuación, el adolescente se quiere vivir tan libre como sus capacidades e ilusiones se lo permitan, el papel que hayan tenido las autoridades en su vida y cómo se hayan internalizado determinará la forma en que se lidie con los límites.

LA FAMILIA

Es, sin duda, en la familia donde estos procesos afectivos se generan, aunque regularmente no se les pone atención.

Negociar, conocer, comprender, escuchar, entender y someterse cuando es necesario, son acciones difíciles de ejercer de manera adecuada y dependiendo de la crianza es cómo se llegará a ellas.