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ARCO 2010 ARCO 2010 Lo último de Alberto García-Alix en el stand de EL PAÍS AUTORRETRATO Babelia 951 NÚMERO 951. EL PAÍS, SÁBADO 13 DE FEBRERO DE 2010

AUTORRETRATO ARCO 2010 - Bitácora de LITERATURA y … · novela (Seix Barral), tendrá un chat el próximo miércoles a las seis de la tarde. E Blog : Papeles perdidos El blog de

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ARCO 2010ARCO 2010Lo último de Alberto García-Alix en el stand de EL PAÍS

AUTORRETRATO

Babelia951NÚMER

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1.EL

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HAY UN POCO de circo inevitable en torno a la concesión delPremio Nobel de Literatura. El rito anual repercute en laprensa de los países más o menos cultos de manera parecida:los vaticinios, el anuncio, con sorpresa o sin ella, del ganador,y las carreras de los fotógrafos y equipos de televisión enbusca de las primeras imágenes del afortunado. Es un juegocon la cara de una noticia. Así y todo, para los aficionados a lalectura un acontecimiento de dicha naturaleza tiene a vecesla utilidad de darles a conocer autores valiosos. Y en estesentido la elección última de la Academia Sueca ha sidoconsiderada justamente por muchos un acierto. La ganado-ra, Herta Müller, mujer renuente a la frivolidad y a los focos,se apresuraría a contradecirnos con razón, por cuanto no fueella la premiada sino sus obras. Puesto que escribe de costum-bre en idioma alemán, se declara escritora alemana. Unopercibe, sin embargo, que en Alemania este último PremioNobel ha sido como una sortija que no termina de ajustarseal dedo, mientras que en Rumania la sortija, ni empujándolacon fuerza, va más allá de la uña. Las rápidas manifestacio-nes de orgullo de la prensa rumana no ocultaron la incomodi-dad que sienten algunos para entusiasmarse con el conteni-do abiertamente acusatorio de los libros de la galardonada,ni las dificultades que aprietan a otros para encajar en lacultura nacional una obra literaria cuyo conocimiento pasapor el trámite forzoso de leerla traducida. En el discurso quepronunció con ocasión de la entrega del premio, HertaMüller habló seriamente de pañuelos, prendas de su niñez yjuventud provistas de un componente simbólico que le sirviópara ejemplificar la capacidad que posee la literatura tantopara retener en forma testimonial, para explicar y dar sentidoal pasado propio o colectivo, como para brindar protección,aunque precaria, a los individuos y poner a buen recaudojirones de dignidad humana. Mencionó el pañuelo por el quetodas las mañanas le preguntaba su madre al salir de casa,pañuelo que terminaría convirtiéndose para la futura escrito-ra en la madre misma. Y mencionó aquel otro de sus veinti-tantos años, cuando, por negarse a colaborar con la policíapolítica de Rumania, fue despojada de su despacho en lafábrica donde trabajaba de traductora y donde, antes de serdespedida, se construyó una oficina imaginaria extendiendoa diario su pañuelo sobre un peldaño de las escaleras. No semordió la lengua Herta Müller al enumerar en su discurso,partiendo de su experiencia personal, el sufrimiento, las hu-millaciones y la degradación moral que sufren los ciudada-nos en los países regidos con mano opresora. Por más que en1987 la República Federal de Alemania compró su libertad,nunca logró Herta Müller abandonar ni perder de vista supasado, materia con que ha sido modelada la mayor parte desu obra. Sin renunciar a la belleza, la literatura testimonial deHerta Müller comporta un serio aviso para las actuales gene-raciones que se formaron en el hueco ideológico ocasionadopor las tragedias colectivas del siglo XX, pero también paralas generaciones futuras acaso tentadas de llenar dicho hue-co con nuevas y sangrientas utopías. Terminó la escritora suintervención formulando con voluntad solidaria, más allá delpúblico elegante que la escuchaba, una sencilla pregunta quea un tiempo entrañaba un acto de comprensión y de protestapor la soledad que padecen los seres humanos en los regíme-nes totalitarios. Levantada la mirada al frente, preguntó a losoprimidos de hoy, aunque estuvieran lejos, aunque en eseinstante no la pudieran oír: ¿tenéis un pañuelo? OFernando Aramburu (San Sebastián, 1959) acaba de publicar lanovela Viaje con Clara por Alemania. Tusquets. Barcelona, 2010. 472páginas. 20 euros.

EN PORTADA Alberto Martín / Alberto García-Alix 4

Arco 2010 “Fotografiar exige un paso al frente. Posicionarse frente a lo que semira. Tambiénmirarse”, escribe AlbertoGarcía-Alix. “Me estoy volviendo loco. Soy un fugitivo que camina escondido en el presente”, afirma el fotógrafo, artista delstand de EL PAÍS en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (Arco), que se celebra la próxima semana en Madrid.Tres mil artistas y cerca de dos centenares de galerías se darán cita en la feria, dedicada a la ciudad de Los Ángeles, y quecelebra su 29ª edición sumida en la incertidumbre no sólo por la crisis económica, sino por la persistencia de un modeloque después de tres décadas los expertos consideran agotado. Portada: Autorretrato (2009), de Alberto García-Alix

Los Ángeles regresa al futuro Bárbara Celis / Ángela Molina 8

De lo nuevo a lo viejo Isabel Lafont 10

Espacios para la experimentación Roberta Bosco 11

La feria entona su canto del cisne Ángeles García 12

LLAMADA EN ESPERA Damien Hirst y otros fraudes modernos Estrella de Diego 14

Satélites y visitas de otro planeta Fietta Jarque 15

IDA Y VUELTA Puro misterio Antonio Muñoz Molina 16

EL LIBRO DE LA SEMANA Mondo y otras historias, de J.-M. G. Le Clézio J. M. Guelbenzu 17

Otro Bolaño Jordi Gracia 17

Escritores en la montaña rusa Javier Rodríguez Marcos 18

Los héroes de Europa Xavier Vidal-Folch 20

SILLÓN DE OREJAS ¿Quién teme al ensayo feroz? Manuel Rodríguez Rivero / Max 21

PURO TEATRO Aquí una perla, aquí un pedrusco Marcos Ordóñez 22

RELECTURAS La playa inglesa Enrique Vila-Matas 23

E Lectura exclusiva Babelia adelanta el lunes, en ELPAÍS.com, un capítulo de Un lugar incierto (Siruela),la última novela de Fred Vargas, una de las grandes escritoras de novela negra contemporánea.E Encuentro digital El poeta José Manuel Caballero Bonald, que repasa su vida en La memoria de lanovela (Seix Barral), tendrá un chat el próximo miércoles a las seis de la tarde.E ‘Blog’: Papeles perdidos El blog de Babelia con los comentarios, noticias, análisis, recomendaciones,avances y voces e imágenes del mundo de la literatura, las artes plásticas, la música y las artes escénicas.

Los pañuelosde Herta Müller

+ .com

Babelia951Fernando Aramburu

Mario Benedetti yJulio Cortázar.Ilustración de

Fernando Vicente

SUMARIO

2 EL PAÍS BABELIA 13.02.10

Marta Gili descubre en su relación con los artistas nuevas maneras de aproximarse a lo cotidiano y endulza con chocolate los momentos agrios. Foto: Daniel Mordzinski

LUZ, ESPACIO, COLOR. Eso era, precisamente, lo que echó de menos Marta Gili hace tres años,cuando entró en su despacho tras ser nombrada directora del Centro Jeu de Paume deParís, un lugar privilegiado destinado a la imagen, la fotografía, el vídeo y las instalacionesmultimedia. “Primero cambié la moqueta gris por esta roja anaranjada”, afirma sonriente.“También puse todos esos focos, y esas lámparas”. Y cuando Gili hizo la luz, decidió quenecesitaba espacio, mucho espacio, mesas grandes y curvas, de esas que te rodean cuandote sientas frente a ellas, casi dentro de ellas. “Esto es lo más personal que tengo en mimesa”, dice, y muestra una foto de sus dos hijos, muy pequeña, en blanco y negro,enmarcada en un bloque de metacrilato que se distingue entre las carpetillas de cartónmulticolores que se apilan, ordenadas y sin agobiar, sobre su mesa. Allí tenía por fin espaciopara dejar su caja de bombones, “un buen sistema para endulzar las reuniones más agrias”,asegura esta mujer a la que le encanta trabajar con artistas. “Con ellos aprendo nuevasmaneras de aproximarme a lo cotidiano”. ¿Y los chocolates, entonces? “Es que no es fácil;yo me pongo en su lugar y es muy estresante para ellos una exposición, porque quienesse exponen, realmente, son ellos, de manera muy íntima, y eso les hace muy vulne-

rables; por eso, creo que mi misión es ponerme de su lado y luego encaminar las cosas”.Marta Gili (Barcelona, 1957) confiesa que lo que más le gustó cuando por primera vez

recorrió con la vista su despacho fue la enorme biblioteca. Y, en la pared pegada a su mesa,una enorme fotografía del artista lisboeta Jorge Molder, un retrato (probablemente unautorretrato) en tonos encendidos de un hombre que se tapa la cara con sus manos entensión, la pura imagen del agotamiento y el agobio. “La he dejado porque me parece querepresenta perfectamente a un director”, bromea. “Es un hombre deprimido, y para com-pensar, puse a aquellas tres”, dice señalando, en la pared contraria, tres pequeñas fotogra-fías de finales del XIX de los estudios del psiquiatra Charcot sobre la histeria. Gili se ríemientras enseña a las tres pintorescas damas enmarcadas en estado de catalepsia. “Megustan porque tienen todos los tópicos: los hombres piensan, se deprimen, y las mujeresson unas histéricas”. En eso se resume gran parte del espíritu con el que se enfrenta a sutrabajo: “A mí no me interesa el arte por el arte, lo meramente lúdico; quiero que cuandoentre en este centro la persona sepa que se va a encontrar con algo que le va a afectar, queva a confrontarse con ella, que le va a remover cosas”. Inmaculada Ruiz O

Marta Gili, más que el arte por el arteLa directora del Jeu de Paume de París ha dotado de luz, espacio y color el lugar en el que trabaja desde hace tres años

EL RINCÓN

EL PAÍS BABELIA 13.02.10 3

ALBERTO GARCÍA-ALIX (León,1956) ha ido dejando a lolargo de estos últimos añossuficientes señales que dancuenta de un cambio o deuna inflexión en su trayecto-

ria. Algunas de estas señales son evidentes.Así ocurre con su entrada en el campo delvídeo, medio en el que ha realizado obrascomo sus Tres vídeos tristes y De donde no sevuelve, o la inclusión de nuevos territoriosurbanos y culturales de un modo que vamás allá del relato de viaje. París y Pekín,por ejemplo, han alcanzado una presenciadestacada en sus recientes trabajos, algo sinduda decisivo para un artista estrechamen-te ligado a la “experiencia”, a una geografíaemocional asentada en la proximidad y elcontacto. Un acto de distanciamiento firmey decidido que va asomando con claridaden sus obras y que probablemente haya con-tribuido en buena medida a abrir su camino

hacia posiciones donde la reflexión y la mi-rada retrospectiva cobran peso. En este sen-tido es destacable también el esfuerzo derevisión de su trayectoria que el propio Gar-cía-Alix ha realizado o propiciado en estaúltima década. Desde 1998 ha llevado a ca-bo tres grandes muestras que repasan elcuerpo de su obra, la última en 2008 bajo eltítulo De donde no se vuelve. Pero además hasacado a la luz, en estas y en otras exposicio-nes, un buen número de trabajos inéditos opoco conocidos, como ocurría con las imá-genes realizadas entre 1976 y 1986 en la pro-puesta No me sigas… Estoy perdido. Se pue-de añadir desde otra vertiente, en este casodesde la escritura, la edición en 2008 de unvolumen que recopila todos sus textos conel significativo título de Moriremos mirando.En este libro se encuentran algunos escritosque resultan especialmente interesantes pa-ra entender los cambios que haya podidoexperimentar su trayectoria, fundamen-

talmente los “guiones”, textos que formanparte de su producción en vídeo antes men-cionada. Estos guiones son trabajos de escri-tura tremendamente introspectivos, es lavoz de García-Alix explorando sus obsesio-nes, su relación con la fotografía y su pasa-do. En cierta manera son textos que vienen

a completar, desde otra perspectiva, su ex-tensa y compleja relación con la práctica delautorretrato. Del mismo modo, podría inter-pretarse esta amplia tarea de revisión lleva-da a cabo durante los últimos años como uncomplejo ejercicio de lectura y análisis de supropia identidad. Un diálogo interior cuyosefectos pueden ofrecer la pista para aproxi-marnos a la etapa más reciente de su obra,así como a la naturaleza de la inflexión apun-tada al principio de estas líneas.

Dicha inflexión no consistiría en unareinvención o un giro radical, ni en la apari-ción de nuevos temas o la exploración denuevos territorios creativos. En lo funda-mental, su poética y su propuesta estética semantienen estables, pero hace ya tiempoque se percibe con bastante claridad uncambio de modulación, de énfasis. De he-cho, uno de los elementos que le sigue ca-racterizando es su extrema fidelidad a lascoordenadas que han definido su trabajo

durante más de tres décadas. Y probable-mente sea en ese grado de fidelidad dondese encuentre el origen del cambio. En 1999,en uno de los numerosos textos escritos porGarcía-Alix, afirmaba: “No busco ningunaestética determinada, salvo la que llevo den-tro. Decidir dónde miro y con qué intencio-nalidad —lo cual representa en el fondo unadecisión moral— es mi única estética. (…)No tengo nada que contar que no sea yomismo. Necesito estar de cuerpo presente,fotografiar mi entorno inmediato, lo quepuedo tocar, lo que encuentro delante”. Noha cambiado su relación con la fotografía, nitampoco con el mundo, lo que ha cambiadode un modo decisivo es su propia voz, aque-lla que siempre conduce su mirada. Una vozque cada vez se acerca más a ese monólogoinfinito que nombraba y ejecutaba en Dedonde no se vuelve, un relato centrado en laexperiencia de la memoria fotográfica, eselugar donde nace la paradójica convivenciaentre pasado y futuro, entre presencia y au-sencia, entre vida y muerte. Esa espectrali-dad de la fotografía que perturba el tiempose afirma con rotundidad en los últimos tra-bajos de Alberto García-Alix como una pre-sencia que surca paisajes de sombras y semantiene al acecho en la oscuridad. Sus imá-genes aparecen dominadas ahora por unacualidad fantasmática que antes apenas aflo-raba, sus retratos contienen figuras que pa-

recen surgidas de un sueño, sus registrosurbanos juegan con la falta de nitidez y losobstáculos visuales, la oscuridad aparecevulnerada por destellos de luz, sus autorre-tratos establecen una negociación más duray una apuesta más alta en la ruleta de laidentidad.

Si al comienzo de su carrera la fotografíahabía sido para él como una “socia”, y des-pués pasó a ser como una amante o compa-ñera, ahora parece haberse convertido en sudoble. Un doble voraz que, como el propioGarcía-Alix, exclama: encadena su memoriay le arrastra “al otro lado de la vida, de don-de no se vuelve”. Un viaje al otro lado quepuede asemejarse, en su caso, a la caída enun estado crepuscular, un estado entre elsueño y el despertar en el que conviven si-multáneamente las imágenes que irrumpenen la memoria (los ausentes), las que luchanpor salir desde las heridas del cuerpo (lasemociones) y las que alumbran la oscuridadque se agita en el corazón de la experienciacotidiana (los fantasmas). Tres vías de gesta-ción de imágenes tremendamente próximastanto a su trayectoria fotográfica como a subiografía. Es de este modo como la fotogra-fía de García-Alix, en su combate con la me-moria y la oscuridad, se ha vuelto ahora másdescarnada que nunca. Y también más cons-ciente. Las obras que en los últimos tiemposnos ha ido ofreciendo ya no arrojan sólo, y

esto no es poco, densas cargas de vida, deverdad o de dolor, y cada vez con más fre-cuencia de misterio; también nos enseñanel marco desde el que mira y las voces que

dirigen su mirada. Ha explicitado sus mie-dos, ha salpicado la superficie de sus fotogra-fías de estallidos de luz y zonas de sombras,de signos y presencias enigmáticas, ha juga-do con los límites de la visibilidad y forzadoel punto de vista en muchos de sus últimosregistros, ha sugerido tanto como ha mostra-do. Su trabajo más reciente es como unavigilia a la espera del sueño y de un desper-tar al encuentro de nuevas imágenes queiluminen sus sombras. Walter Benjamin, enuna carta de 1916, apuntaba que “cualquie-ra que pelee contra la noche debe movilizarsu más profunda oscuridad para liberar suluz”. Las marcas de esa pelea pueden perci-birse con claridad en las fotografías de Alber-to García-Alix. O

La Feria Internacional de Arte Contemporáneo(Arco) se celebra en Madrid desde el próximomiércoles, día 17, hasta el domingo, 21 de febrero.Los Ángeles es la ciudad invitada. http://www.ife-ma.es/ferias/arco/default.html.

Alberto García-Alix expone su obra más recienteen el stand de EL PAÍS. Pabellón 6 AI-07.

E Fotogalería de algunas de lasimágenes expuestas en el stand deEL PAÍS durante la feria de Arco.

Monólogo infinito

+ .com

La fotografía de Alberto García-Alix, en su combate en blanco y negro con la memoria y laoscuridad, se ha vuelto más descarnada que nunca. Y también más consciente. Sus últimas fotosson como una vigilia a la espera del sueño. Su obra inédita se exhibe en el stand de EL PAÍSen la 29ª Feria Internacional de Arte Contemporáneo (Arco) en Madrid. Por Alberto Martín

Si al comienzo lafotografía había sido paraél una “socia” y después,una amante o compañera,ahora parece haberseconvertido en su doble

Alberto García-Alix no realiza un trabajo específico: “Mientras ando por la vida, tiro fotos”. De izquierda a derecha, y de arriba abajo: Año nuevo en Pekín (2007), Luis reclamando al cielo el precio de su destino (2009), Bosque en ruinas (2009), Daniela (2009), Escondido en tinta china (2009), Sueños de hormigón armado (2009), Nunu (2009), Un horizonte falso (2009) y Jamel (2008).

Las obras de los últimostiempos ya no arrojansólo, y esto no es poco,densas cargas de vida,de verdad o de dolor,y de misterio

También nos enseñan elmarco desde el que mirany las voces que dirigen sumirada. Ha explicitadosus miedos, ha sugeridotanto como ha mostrado

ARCO 2010 / En Portada

4 EL PAÍS BABELIA 13.02.10

ALBERTO GARCÍA-ALIX (León,1956) ha ido dejando a lolargo de estos últimos añossuficientes señales que dancuenta de un cambio o deuna inflexión en su trayecto-

ria. Algunas de estas señales son evidentes.Así ocurre con su entrada en el campo delvídeo, medio en el que ha realizado obrascomo sus Tres vídeos tristes y De donde no sevuelve, o la inclusión de nuevos territoriosurbanos y culturales de un modo que vamás allá del relato de viaje. París y Pekín,por ejemplo, han alcanzado una presenciadestacada en sus recientes trabajos, algo sinduda decisivo para un artista estrechamen-te ligado a la “experiencia”, a una geografíaemocional asentada en la proximidad y elcontacto. Un acto de distanciamiento firmey decidido que va asomando con claridaden sus obras y que probablemente haya con-tribuido en buena medida a abrir su camino

hacia posiciones donde la reflexión y la mi-rada retrospectiva cobran peso. En este sen-tido es destacable también el esfuerzo derevisión de su trayectoria que el propio Gar-cía-Alix ha realizado o propiciado en estaúltima década. Desde 1998 ha llevado a ca-bo tres grandes muestras que repasan elcuerpo de su obra, la última en 2008 bajo eltítulo De donde no se vuelve. Pero además hasacado a la luz, en estas y en otras exposicio-nes, un buen número de trabajos inéditos opoco conocidos, como ocurría con las imá-genes realizadas entre 1976 y 1986 en la pro-puesta No me sigas… Estoy perdido. Se pue-de añadir desde otra vertiente, en este casodesde la escritura, la edición en 2008 de unvolumen que recopila todos sus textos conel significativo título de Moriremos mirando.En este libro se encuentran algunos escritosque resultan especialmente interesantes pa-ra entender los cambios que haya podidoexperimentar su trayectoria, fundamen-

talmente los “guiones”, textos que formanparte de su producción en vídeo antes men-cionada. Estos guiones son trabajos de escri-tura tremendamente introspectivos, es lavoz de García-Alix explorando sus obsesio-nes, su relación con la fotografía y su pasa-do. En cierta manera son textos que vienen

a completar, desde otra perspectiva, su ex-tensa y compleja relación con la práctica delautorretrato. Del mismo modo, podría inter-pretarse esta amplia tarea de revisión lleva-da a cabo durante los últimos años como uncomplejo ejercicio de lectura y análisis de supropia identidad. Un diálogo interior cuyosefectos pueden ofrecer la pista para aproxi-marnos a la etapa más reciente de su obra,así como a la naturaleza de la inflexión apun-tada al principio de estas líneas.

Dicha inflexión no consistiría en unareinvención o un giro radical, ni en la apari-ción de nuevos temas o la exploración denuevos territorios creativos. En lo funda-mental, su poética y su propuesta estética semantienen estables, pero hace ya tiempoque se percibe con bastante claridad uncambio de modulación, de énfasis. De he-cho, uno de los elementos que le sigue ca-racterizando es su extrema fidelidad a lascoordenadas que han definido su trabajo

durante más de tres décadas. Y probable-mente sea en ese grado de fidelidad dondese encuentre el origen del cambio. En 1999,en uno de los numerosos textos escritos porGarcía-Alix, afirmaba: “No busco ningunaestética determinada, salvo la que llevo den-tro. Decidir dónde miro y con qué intencio-nalidad —lo cual representa en el fondo unadecisión moral— es mi única estética. (…)No tengo nada que contar que no sea yomismo. Necesito estar de cuerpo presente,fotografiar mi entorno inmediato, lo quepuedo tocar, lo que encuentro delante”. Noha cambiado su relación con la fotografía, nitampoco con el mundo, lo que ha cambiadode un modo decisivo es su propia voz, aque-lla que siempre conduce su mirada. Una vozque cada vez se acerca más a ese monólogoinfinito que nombraba y ejecutaba en Dedonde no se vuelve, un relato centrado en laexperiencia de la memoria fotográfica, eselugar donde nace la paradójica convivenciaentre pasado y futuro, entre presencia y au-sencia, entre vida y muerte. Esa espectrali-dad de la fotografía que perturba el tiempose afirma con rotundidad en los últimos tra-bajos de Alberto García-Alix como una pre-sencia que surca paisajes de sombras y semantiene al acecho en la oscuridad. Sus imá-genes aparecen dominadas ahora por unacualidad fantasmática que antes apenas aflo-raba, sus retratos contienen figuras que pa-

recen surgidas de un sueño, sus registrosurbanos juegan con la falta de nitidez y losobstáculos visuales, la oscuridad aparecevulnerada por destellos de luz, sus autorre-tratos establecen una negociación más duray una apuesta más alta en la ruleta de laidentidad.

Si al comienzo de su carrera la fotografíahabía sido para él como una “socia”, y des-pués pasó a ser como una amante o compa-ñera, ahora parece haberse convertido en sudoble. Un doble voraz que, como el propioGarcía-Alix, exclama: encadena su memoriay le arrastra “al otro lado de la vida, de don-de no se vuelve”. Un viaje al otro lado quepuede asemejarse, en su caso, a la caída enun estado crepuscular, un estado entre elsueño y el despertar en el que conviven si-multáneamente las imágenes que irrumpenen la memoria (los ausentes), las que luchanpor salir desde las heridas del cuerpo (lasemociones) y las que alumbran la oscuridadque se agita en el corazón de la experienciacotidiana (los fantasmas). Tres vías de gesta-ción de imágenes tremendamente próximastanto a su trayectoria fotográfica como a subiografía. Es de este modo como la fotogra-fía de García-Alix, en su combate con la me-moria y la oscuridad, se ha vuelto ahora másdescarnada que nunca. Y también más cons-ciente. Las obras que en los últimos tiemposnos ha ido ofreciendo ya no arrojan sólo, y

esto no es poco, densas cargas de vida, deverdad o de dolor, y cada vez con más fre-cuencia de misterio; también nos enseñanel marco desde el que mira y las voces que

dirigen su mirada. Ha explicitado sus mie-dos, ha salpicado la superficie de sus fotogra-fías de estallidos de luz y zonas de sombras,de signos y presencias enigmáticas, ha juga-do con los límites de la visibilidad y forzadoel punto de vista en muchos de sus últimosregistros, ha sugerido tanto como ha mostra-do. Su trabajo más reciente es como unavigilia a la espera del sueño y de un desper-tar al encuentro de nuevas imágenes queiluminen sus sombras. Walter Benjamin, enuna carta de 1916, apuntaba que “cualquie-ra que pelee contra la noche debe movilizarsu más profunda oscuridad para liberar suluz”. Las marcas de esa pelea pueden perci-birse con claridad en las fotografías de Alber-to García-Alix. O

La Feria Internacional de Arte Contemporáneo(Arco) se celebra en Madrid desde el próximomiércoles, día 17, hasta el domingo, 21 de febrero.Los Ángeles es la ciudad invitada. http://www.ife-ma.es/ferias/arco/default.html.

Alberto García-Alix expone su obra más recienteen el stand de EL PAÍS. Pabellón 6 AI-07.

E Fotogalería de algunas de lasimágenes expuestas en el stand deEL PAÍS durante la feria de Arco.

Monólogo infinito

+ .com

La fotografía de Alberto García-Alix, en su combate en blanco y negro con la memoria y laoscuridad, se ha vuelto más descarnada que nunca. Y también más consciente. Sus últimas fotosson como una vigilia a la espera del sueño. Su obra inédita se exhibe en el stand de EL PAÍSen la 29ª Feria Internacional de Arte Contemporáneo (Arco) en Madrid. Por Alberto Martín

Si al comienzo lafotografía había sido paraél una “socia” y después,una amante o compañera,ahora parece haberseconvertido en su doble

Alberto García-Alix no realiza un trabajo específico: “Mientras ando por la vida, tiro fotos”. De izquierda a derecha, y de arriba abajo: Año nuevo en Pekín (2007), Luis reclamando al cielo el precio de su destino (2009), Bosque en ruinas (2009), Daniela (2009), Escondido en tinta china (2009), Sueños de hormigón armado (2009), Nunu (2009), Un horizonte falso (2009) y Jamel (2008).

Las obras de los últimostiempos ya no arrojansólo, y esto no es poco,densas cargas de vida,de verdad o de dolor,y de misterio

También nos enseñan elmarco desde el que mirany las voces que dirigen sumirada. Ha explicitadosus miedos, ha sugeridotanto como ha mostrado

EL PAÍS BABELIA 13.02.10 5

AYER POR hoy. Hoy por mañana.Un laberinto de días encadena-dos a una pulsión: dejarse ver.

Son fragmentos recortados deuna cadencia. Instantes de color humo. Loque miro tiembla.

Mirar como cuestión de fe. Ver paracreer.

Creación. He retorcido el fondo. Defor-mado su respiración. Aquietado el grito.

¿Ven esta bombilla desnuda al palo quela sujeta? Bajo su luz la recordé a ella. Laodié. No pude evitarlo. Yo que profané suamor, no pude evitarlo

Sepulté mi delito en esta nada donde elcansancio reina sobre mil horas perdidas.

Delito visible sobre un tiempo muerto.Visible paisaje sentimental. Espacio in-

finito y cerrado para recrear la ausencia.Mundo metáfora de sí mismo.

Ruidos. Resonancias. Distorsión. Abs-tracción de sueños.

Purgatorios mutilados por cien mil ca-bles. Masas oscuras persiguiéndose. Al-mas de cemento. Sangre de circo.

Fotografiar exige un paso al frente. Posi-cionarse frente a lo que se mira. Tambiénmirarse.

Me estoy volviendo loco.Soy un fugitivo que camina escondido

en el presente.Un fugitivo que gira alrededor de su

propia presencia.Un horizonte falso. Un bosque en rui-

nas. Una ciudad de estaño. Un silencio ilu-minado que nunca desvelará su secreto.

He visto a un hombre reclamar al cieloel precio de su destino y echar cuentas ensu carne. Uno por uno, dos. Dos por uno,tres. Una cuenta de multiplicar con unresultado erróneo.

He visto…Miro el tiempo llegar e irse. Los recuer-

dos son de cera y de papel la memoria.Una perpetua fuga. Me muevo y una

vez más lo imprevisto surge a la vista. Ala vida.

Me he convertido en un inventor derealidades.

La imagen es el espejo.La imagen es también, recipiente de

cenizas.Con ella está escrito el sentido fatal de

la mirada.He aquí la eterna muerte. Su lógica

hiere.Necesito manipular mis sentidos y

anestesiarlos frente a esa idea que lateen todo.

Todo es visible si es materia. Volumen.Presencia…

Necesito mirar para sentirme vivo.Mirar para atrapar la vida.“No se ama lo que se ve, sino que se ve

lo que se ama”… O

El fotógrafo español, invitado este año en el stand de EL PAÍS en Arco, se mueve por impulsos. En China, dondeha realizado buena parte de sus últimas fotografías, ha encontrado otros horizontes y resonancias. Nunca realizaun trabajo específico: “Mientras ando por mi vida tiro fotos”, asegura el artista, que ha escrito este texto.

Una perpetua fuga Por Alberto García-Alix

Fotografiar exige un pasoal frente. Posicionarsefrente a lo que se mira.También mirarse

Me estoy volviendo loco.Soy un fugitivoque caminaescondido en el presente

García-Alix ha viajado a China en cuatro ocasiones y en breve volverá para presentar dos exposiciones. Buena parte del trabajo que exhibe en Arco fue realizado allí, como las imágenesde esta página: arriba, AmyChang. Silencio iluminado (2008); abajo, a la izquierda,Una ciudad de estaño (2008), En esta nada donde el cansancio reina yMasa gris en Oriente (2007).

ARCO 2010 / En Portada

6 EL PAÍS BABELIA 13.02.10

EL PAÍS BABELIA 13.02.10 7

Por Bárbara Celis

LA PRESENCIA este año en Arco de LosÁngeles como ciudad invitada vie-ne a confirmar lo que John Baldessa-ri, con un deje de ironía, expresó así

a este diario: “Los Ángeles se ha vueltosexy”. Este artista de 78 años será uno de loscerca de ochenta que acudirán desde esaciudad a una feria que contará con 17 gale-rías angelinas y un programa paralelo endiversas instituciones madrileñas. DesdeMark Bradford —último premio MacCar-thur— al veterano del pop art Ed Ruscha, ladiversidad de los artistas invitados subrayael carácter heterogéneo y global de una ciu-dad que, pese a haber descubierto o alum-brado a algunos de los mejores creadoresdel siglo XX, nunca ha conseguido hacerlesombra a su eterna rival, Nueva York. Al finy al cabo, Los Ángeles fue la ciudad quedeclaró en 1951 que el arte moderno era“propaganda comunista” y prohibió su exhi-bición. Aunque sesenta años más tarde, lascosas son distintas.

“Yo creo que la mayor diferencia conNueva York nunca ha sido cualitativa sinocuantitativa”, apuntaba la veterana galeristaMargo Leavin durante una entrevista. “Esuna ciudad mucho más joven que ha sufri-do una recesión tras otra y tampoco se handado siempre todas las condiciones —artis-tas, galerías, museos, coleccionistas, escue-las y críticos— para que la escena fuera real-mente fuerte, pero siempre ha habido muybuenos creadores, aunque sobre ellos se ha-ya escrito menos que sobre Nueva York”.

Y es que el lugar desde el que se escribe lahistoria tiene consecuencias concretas. Des-de la Segunda Guerra Mundial, ese lugar,para el arte contemporáneo estadouniden-se, ha sido Nueva York. Por algo Tom Wolfecalificó en su libro La palabra pintada a Ha-rold Rosenberg, Clement Greenberg y LeoSteinberg como los reyes del cultureburg. Elpapel de los tres críticos de la Costa Este fueesencial en el descubrimiento y populariza-ción de la Escuela de Nueva York, que deinmediato se convirtió en sinónimo casi úni-co de arte contemporáneo americano.

Sin embargo, aunque Nueva York fueradesde los cincuenta la meca de todo artista,a muchos su primera oportunidad les llegóen Los Ángeles. Por ejemplo, a Andy War-hol. Fue la legendaria galería Ferus, hoy de-

saparecida, la primera que le ofreció unaexposición individual en 1960. Una galería acuyo alrededor se construyó la escena ange-lina de finales de los cincuenta, mucho másunderground y menos mediatizada que laneoyorquina. Precisamente para solventarese vacío académico, la Fundación Getty haimpulsado un ambicioso proyecto tituladoPacific Standard Time, Art in LA: 1945-1980,que aspira a ser el gran evento artístico de2011. Junto a 30 instituciones del sur de Cali-fornia se preparan para otoño de ese añouna serie de exposiciones conjuntas queabordarán desde diferentes perspectivas elarte de aquellas décadas. “El proyecto na-ció de la frustración, al darnos cuenta deque nada de lo que ocurrió en aquellas dé-cadas había sido apropiadamente cataloga-do y si no se hacía ahora, se perdería parasiempre puesto que aquellas generacionesestán a punto de desaparecer”, explica RaniSingh, responsable del departamento de ar-

quitectura y arte contemporáneo del GettyResearch Institute.

Pese a que históricamente críticos comoPeter Plagens dijeran que Los Ángeles tieneun cierto complejo de inferioridad respectoa Nueva York, Kris Kiramitsu, una de lascomisarias de la sección Panorama: Los Án-geles, de Arco, asegura que ya no es cierto.“Aquí no hay narrativas centralizadas, la geo-

grafía obliga a que todo sea más difuso y asimple vista las cosas no se ven, pero el cir-cuito de galerías existe y es muy fuerte. Almismo tiempo hay muchos espacios colecti-vos, sin ánimo de lucro, donde se desarrollaun tipo de arte con enfoque crítico y social,que es una característica muy angelina”.

Kiramitsu se refiere a espacios como elMuseum of Jurassic Technology, LAX o Ma-chine Projects, cuyo fundador, el artistaMark Allen, hablará en Arco en un panelsobre espacios alternativos. “Aquí no existetanta presión sobre el artista para triunfareconómicamente, hay mucha gente intere-sada en proyectos no tan centrados en elarte como objeto sino en crear y ser parte deuna conversación artística”, asegura Allen.

Entre ellos, Edgar Arceneaux, director delWatts House Project y uno de los invitados ala feria madrileña. “La idea es utilizar el artey la arquitectura como catalizadores paramejorar las condiciones de la comunidad”,

explica. Arcenaux y su equipo trabajan jun-to a los vecinos de las casas adyacentes a lasmimadas Watts Towers, en total contrastecon el abandono del barrio. “La idea erahacer del arte algo con dinámica social. Almejorar las condiciones estéticas, a travésde intervenciones artísticas, se influye inclu-so en la percepción que los propios vecinostienen de sí mismos”. Genaro, El herrero,quien lleva décadas en el barrio, lo corrobo-raba durante una visita al Watts House Pro-ject: “Si el barrio es más bonito te dan másganas de vivir y aquí hace mucha falta”.

“La casi ausencia de historia hace queaquí los artistas puedan ser más libres”,señala Baldessari, quien enseñó en la míti-ca CalArts. Chris Burden o Paul McCarthytambién son alumnos de escuelas de Califor-nia y acabaron enseñando en universidadeslocales como UCLA. “En Nueva York si ense-ñas arte significa que eres un artista fracasa-do, en Los Ángeles es al revés. Los artistasson también profesores y mentores de lajuventud y es difícil encontrar un lugar me-jor en Estados Unidos para estudiar arte”,dice Baldessari.

Eso hace que las universidades sean espa-cios muy activos, como CalArts, donde lapráctica está dirigida a estimular el pensa-miento crítico. Allí enseña Michael Asher,en cuya clase post-studio art se puede llegara analizar la obra de un solo alumno duran-te sesiones de hasta doce horas que llegan aprovocar lágrimas. “Es un ambiente muyestimulante porque te obliga a pensar condetalle sobre tu obra”. Lo explica Erlea Ma-neros, que fue su asistente. Esta artista vascaafincada en Los Ángeles e invitada a Arcoasegura que “en esta ciudad sí hay carenciasartísticas, lo que ocurre es que a veces esmuy gratificante porque al ser una comuni-dad muy pequeña, las situaciones que secrean son muy íntimas y el acceso es total”.Es decir, tanto artistas famosos como críti-cos o marchantes se relacionan mucho máscon los artistas jóvenes que en Nueva York.

“Es cierto, ocurren muchas cosas peroestán más escondidas aunque sin duda haymenos movimiento que en Nueva York. Pe-ro eso también te permite tener tiempo paracentrarte en tu trabajo”. Lo explica el cata-lán Adrià Julià, otro ex alumno de CalArts,cuya instalación Notes on the Missing Oh severá en el Instituto Cervantes de Madriddentro de la colectiva Ciudad Invisible. Ensu obra se cuestionan las formas de produc-ción y representación de Hollywood.

Quizás la paradoja más curiosa de estaciudad, que algunos califican de “anomalíaurbana”, es que pese a que Hollywood es unaindustria clave, su dinero apenas roza losbolsillos de los artistas. Según Margo Leavin,“en Hollywood se cuentan con los dedos loscoleccionistas de arte. Y si aparecen por tugalería, vienen con un séquito de asistentesasí que es imposible construir una relación”.Baldessari, siempre con su fina ironía, lo re-sume así: “Son gente insegura, prefieren irsea comprar a Nueva York. Quizás no sepanque hoy en el arte ya no hay fronteras”. O

Los Ángeles regresa al futuroSi se piensa en arte norteamericano se dice Nueva York, pero no es ése el único foco de la escena actual. Arco tieneeste año como invitada a una ciudad y no a un país. Los Ángeles, pujante centro artístico estadounidense, participacon una selección de 17 galerías, que se sumarán a las cerca de 224 que incluirá este año la feria madrileña

En la ciudad replicante Exterior del Culver City Art District de Los Ángeles,ciudad invitada a Arco 2010. Foto: Timothy Norris

Por Ángela Molina

NO SE PUEDE esperar pesimismo social de una tierra queempezó no teniendo historia, a pesar de haber contado conuna abundante población indígena antes de la llegada delos españoles. Con sus serenos paisajes sólo violentados porlos azotes sísmicos y los incendios, y una inmigración proce-dente de México y de las lejanas costas del Pacífico, Califor-nia ha sido y es el paraíso soñado de América. Su ciudadmás extensa, Los Ángeles, vive obsesionada con su propiaimagen, algo tan opuesto a la imaginación. Antes que a ungran mural de colores chillones, su identidad se parece mása un pastel, con su densidad particular y una textura quebra-da y enfática. Epicentro de la industria cinematográfica,solar de la tribu beatnik, del ratón Mickey, de la contracultu-ra y la ecología, Los Ángeles mira con envidia bonachona ala vertical y poco emocional Nueva York, cátedra de mar-chantes y coleccionistas y cuna del comercio vernáculo deAmérica. Sorprendentemente, la poderosa LA tiene una tra-dición muy débil de coleccionismo de arte moderno y con-temporáneo: entre las monótonas obras atesoradas por losricachones de Beverly Hills, tan sólo brillan las refinadascolecciones de los filántropos Bernard y Edith Lewin, Eli yEdythe Broad —depositadas en el LACMA—, Janice y Henri

Lazarof, y Fred y Marcia Weisman. Las gasolineras de EdRuscha, los ondulantes reflejos sobre las piscinas de DavidHockney, las escuálidas palmeras de John Baldessari, lasabruptas colinas de Richard Diebenkorn o los paisajes deSonoma encerrados en los complejísimos envoltorios deChristo y Jeanne-Claude resultan hoy tan indelebles comolos dentudos tótemes indios del Oeste americano. Pero notodo el arte posee aquel afable y pegajoso sistema formal.Una buena parte de los mejores artistas radicados en LAmantiene continuos vínculos con las acciones antiestéticas,la crítica institucional, las patologías de la transgresión y loabyecto. El realismo sucio y el universo de los replicantes.

Apartados del angélico universo de la Costa Oeste, en eltranquilo pueblecito de Emeryville, durante dos décadas losartistas lumpen (en alemán, trapo) han dirigido su mirada aEuropa a través de los textos del psicoanálisis y el feminis-mo, o se han dejado arrastrar por esa corriente subterráneaen el arte del siglo XX que va desde Duchamp a Manzoni.Autores como Paul McCarthy, Mike Kelley, John Miller y JimShaw, vinculados a la CalArts (Instituto de las Artes de Cali-fornia) desde sus épocas de estudiantes, desmontan a travésde sus instalaciones con muñecos y animales de peluche larepresión y sublimación de una sociedad “civilizada” queconvierte en anatema la ostentación del desorden y losdetritus corporales. Raymond Pettibon sitúa sus dibujos en

el seno de la cultura de los cómics desarrollada sobre lasruinas de la contracultura de la Costa Oeste. Los juegoslingüísticos y visuales de Matt Mullican invitan a descubrirprocesos inconscientes a modo de reflexión sobre nuestraforma de descifrar y entender el mundo. Andrea Fraser llevaa cabo proyectos etnográficos sobre la cultura museística.Continuadora de la sociología del arte de la que fue pioneroPierre Bourdieu, esta artivista nacida en Montana corrigelos códigos institucionales y sus artefactos desde el Departa-mento de Historia del Arte de la Universidad de California. Através de sus mordaces performances se pregunta cómo losobjetos específicos que atesoran los museos son sublima-dos y posteriormente traducidos en pruebas históricas y/oejemplos culturales por unos directores investidos de unadeterminada ideología. Una manera de despojar a la institu-ción de su situación histórica, de vaciar al museo de conteni-do y convertirlo en una “estructura alegórica”. De maneraparecida a las ficciones museísticas que el belga MarcelBroodthaers realizó a finales de los sesenta, Andrea Fraserconcibe el arte en términos de proyectos y sitios discursivos(la Universidad, las revistas, la tribuna del conferenciante).Trabaja horizontalmente, consciente del riesgo de renun-ciar a ese repertorio de formas intrínseco del arte que duran-te décadas ha llevado a los grandes creadores a librarse de latrivialidad, pero no de las dudas. O

La escena angelina definales de los cincuentaera más ‘underground’ ymenos mediatizadaque la neoyorquina

Arriba, Gas turbine, Gas Natural thermic plant, Besos (2007), de Allan Sekula. Abajo, a la izquierda, Northem Romantic Citrus (2006-2009), de Michael Joaquin Grey, y a laderecha, Landscapes for the homeless (1989-2007), de Anthony Hernández. Obras de artistas angelinos que acuden a Arco.

ARCO 2010 / Reportaje

8 EL PAÍS BABELIA 13.02.10

Por Bárbara Celis

LA PRESENCIA este año en Arco de LosÁngeles como ciudad invitada vie-ne a confirmar lo que John Baldessa-ri, con un deje de ironía, expresó así

a este diario: “Los Ángeles se ha vueltosexy”. Este artista de 78 años será uno de loscerca de ochenta que acudirán desde esaciudad a una feria que contará con 17 gale-rías angelinas y un programa paralelo endiversas instituciones madrileñas. DesdeMark Bradford —último premio MacCar-thur— al veterano del pop art Ed Ruscha, ladiversidad de los artistas invitados subrayael carácter heterogéneo y global de una ciu-dad que, pese a haber descubierto o alum-brado a algunos de los mejores creadoresdel siglo XX, nunca ha conseguido hacerlesombra a su eterna rival, Nueva York. Al finy al cabo, Los Ángeles fue la ciudad quedeclaró en 1951 que el arte moderno era“propaganda comunista” y prohibió su exhi-bición. Aunque sesenta años más tarde, lascosas son distintas.

“Yo creo que la mayor diferencia conNueva York nunca ha sido cualitativa sinocuantitativa”, apuntaba la veterana galeristaMargo Leavin durante una entrevista. “Esuna ciudad mucho más joven que ha sufri-do una recesión tras otra y tampoco se handado siempre todas las condiciones —artis-tas, galerías, museos, coleccionistas, escue-las y críticos— para que la escena fuera real-mente fuerte, pero siempre ha habido muybuenos creadores, aunque sobre ellos se ha-ya escrito menos que sobre Nueva York”.

Y es que el lugar desde el que se escribe lahistoria tiene consecuencias concretas. Des-de la Segunda Guerra Mundial, ese lugar,para el arte contemporáneo estadouniden-se, ha sido Nueva York. Por algo Tom Wolfecalificó en su libro La palabra pintada a Ha-rold Rosenberg, Clement Greenberg y LeoSteinberg como los reyes del cultureburg. Elpapel de los tres críticos de la Costa Este fueesencial en el descubrimiento y populariza-ción de la Escuela de Nueva York, que deinmediato se convirtió en sinónimo casi úni-co de arte contemporáneo americano.

Sin embargo, aunque Nueva York fueradesde los cincuenta la meca de todo artista,a muchos su primera oportunidad les llegóen Los Ángeles. Por ejemplo, a Andy War-hol. Fue la legendaria galería Ferus, hoy de-

saparecida, la primera que le ofreció unaexposición individual en 1960. Una galería acuyo alrededor se construyó la escena ange-lina de finales de los cincuenta, mucho másunderground y menos mediatizada que laneoyorquina. Precisamente para solventarese vacío académico, la Fundación Getty haimpulsado un ambicioso proyecto tituladoPacific Standard Time, Art in LA: 1945-1980,que aspira a ser el gran evento artístico de2011. Junto a 30 instituciones del sur de Cali-fornia se preparan para otoño de ese añouna serie de exposiciones conjuntas queabordarán desde diferentes perspectivas elarte de aquellas décadas. “El proyecto na-ció de la frustración, al darnos cuenta deque nada de lo que ocurrió en aquellas dé-cadas había sido apropiadamente cataloga-do y si no se hacía ahora, se perdería parasiempre puesto que aquellas generacionesestán a punto de desaparecer”, explica RaniSingh, responsable del departamento de ar-

quitectura y arte contemporáneo del GettyResearch Institute.

Pese a que históricamente críticos comoPeter Plagens dijeran que Los Ángeles tieneun cierto complejo de inferioridad respectoa Nueva York, Kris Kiramitsu, una de lascomisarias de la sección Panorama: Los Án-geles, de Arco, asegura que ya no es cierto.“Aquí no hay narrativas centralizadas, la geo-

grafía obliga a que todo sea más difuso y asimple vista las cosas no se ven, pero el cir-cuito de galerías existe y es muy fuerte. Almismo tiempo hay muchos espacios colecti-vos, sin ánimo de lucro, donde se desarrollaun tipo de arte con enfoque crítico y social,que es una característica muy angelina”.

Kiramitsu se refiere a espacios como elMuseum of Jurassic Technology, LAX o Ma-chine Projects, cuyo fundador, el artistaMark Allen, hablará en Arco en un panelsobre espacios alternativos. “Aquí no existetanta presión sobre el artista para triunfareconómicamente, hay mucha gente intere-sada en proyectos no tan centrados en elarte como objeto sino en crear y ser parte deuna conversación artística”, asegura Allen.

Entre ellos, Edgar Arceneaux, director delWatts House Project y uno de los invitados ala feria madrileña. “La idea es utilizar el artey la arquitectura como catalizadores paramejorar las condiciones de la comunidad”,

explica. Arcenaux y su equipo trabajan jun-to a los vecinos de las casas adyacentes a lasmimadas Watts Towers, en total contrastecon el abandono del barrio. “La idea erahacer del arte algo con dinámica social. Almejorar las condiciones estéticas, a travésde intervenciones artísticas, se influye inclu-so en la percepción que los propios vecinostienen de sí mismos”. Genaro, El herrero,quien lleva décadas en el barrio, lo corrobo-raba durante una visita al Watts House Pro-ject: “Si el barrio es más bonito te dan másganas de vivir y aquí hace mucha falta”.

“La casi ausencia de historia hace queaquí los artistas puedan ser más libres”,señala Baldessari, quien enseñó en la míti-ca CalArts. Chris Burden o Paul McCarthytambién son alumnos de escuelas de Califor-nia y acabaron enseñando en universidadeslocales como UCLA. “En Nueva York si ense-ñas arte significa que eres un artista fracasa-do, en Los Ángeles es al revés. Los artistasson también profesores y mentores de lajuventud y es difícil encontrar un lugar me-jor en Estados Unidos para estudiar arte”,dice Baldessari.

Eso hace que las universidades sean espa-cios muy activos, como CalArts, donde lapráctica está dirigida a estimular el pensa-miento crítico. Allí enseña Michael Asher,en cuya clase post-studio art se puede llegara analizar la obra de un solo alumno duran-te sesiones de hasta doce horas que llegan aprovocar lágrimas. “Es un ambiente muyestimulante porque te obliga a pensar condetalle sobre tu obra”. Lo explica Erlea Ma-neros, que fue su asistente. Esta artista vascaafincada en Los Ángeles e invitada a Arcoasegura que “en esta ciudad sí hay carenciasartísticas, lo que ocurre es que a veces esmuy gratificante porque al ser una comuni-dad muy pequeña, las situaciones que secrean son muy íntimas y el acceso es total”.Es decir, tanto artistas famosos como críti-cos o marchantes se relacionan mucho máscon los artistas jóvenes que en Nueva York.

“Es cierto, ocurren muchas cosas peroestán más escondidas aunque sin duda haymenos movimiento que en Nueva York. Pe-ro eso también te permite tener tiempo paracentrarte en tu trabajo”. Lo explica el cata-lán Adrià Julià, otro ex alumno de CalArts,cuya instalación Notes on the Missing Oh severá en el Instituto Cervantes de Madriddentro de la colectiva Ciudad Invisible. Ensu obra se cuestionan las formas de produc-ción y representación de Hollywood.

Quizás la paradoja más curiosa de estaciudad, que algunos califican de “anomalíaurbana”, es que pese a que Hollywood es unaindustria clave, su dinero apenas roza losbolsillos de los artistas. Según Margo Leavin,“en Hollywood se cuentan con los dedos loscoleccionistas de arte. Y si aparecen por tugalería, vienen con un séquito de asistentesasí que es imposible construir una relación”.Baldessari, siempre con su fina ironía, lo re-sume así: “Son gente insegura, prefieren irsea comprar a Nueva York. Quizás no sepanque hoy en el arte ya no hay fronteras”. O

Los Ángeles regresa al futuroSi se piensa en arte norteamericano se dice Nueva York, pero no es ése el único foco de la escena actual. Arco tieneeste año como invitada a una ciudad y no a un país. Los Ángeles, pujante centro artístico estadounidense, participacon una selección de 17 galerías, que se sumarán a las cerca de 224 que incluirá este año la feria madrileña

En la ciudad replicante Exterior del Culver City Art District de Los Ángeles,ciudad invitada a Arco 2010. Foto: Timothy Norris

Por Ángela Molina

NO SE PUEDE esperar pesimismo social de una tierra queempezó no teniendo historia, a pesar de haber contado conuna abundante población indígena antes de la llegada delos españoles. Con sus serenos paisajes sólo violentados porlos azotes sísmicos y los incendios, y una inmigración proce-dente de México y de las lejanas costas del Pacífico, Califor-nia ha sido y es el paraíso soñado de América. Su ciudadmás extensa, Los Ángeles, vive obsesionada con su propiaimagen, algo tan opuesto a la imaginación. Antes que a ungran mural de colores chillones, su identidad se parece mása un pastel, con su densidad particular y una textura quebra-da y enfática. Epicentro de la industria cinematográfica,solar de la tribu beatnik, del ratón Mickey, de la contracultu-ra y la ecología, Los Ángeles mira con envidia bonachona ala vertical y poco emocional Nueva York, cátedra de mar-chantes y coleccionistas y cuna del comercio vernáculo deAmérica. Sorprendentemente, la poderosa LA tiene una tra-dición muy débil de coleccionismo de arte moderno y con-temporáneo: entre las monótonas obras atesoradas por losricachones de Beverly Hills, tan sólo brillan las refinadascolecciones de los filántropos Bernard y Edith Lewin, Eli yEdythe Broad —depositadas en el LACMA—, Janice y Henri

Lazarof, y Fred y Marcia Weisman. Las gasolineras de EdRuscha, los ondulantes reflejos sobre las piscinas de DavidHockney, las escuálidas palmeras de John Baldessari, lasabruptas colinas de Richard Diebenkorn o los paisajes deSonoma encerrados en los complejísimos envoltorios deChristo y Jeanne-Claude resultan hoy tan indelebles comolos dentudos tótemes indios del Oeste americano. Pero notodo el arte posee aquel afable y pegajoso sistema formal.Una buena parte de los mejores artistas radicados en LAmantiene continuos vínculos con las acciones antiestéticas,la crítica institucional, las patologías de la transgresión y loabyecto. El realismo sucio y el universo de los replicantes.

Apartados del angélico universo de la Costa Oeste, en eltranquilo pueblecito de Emeryville, durante dos décadas losartistas lumpen (en alemán, trapo) han dirigido su mirada aEuropa a través de los textos del psicoanálisis y el feminis-mo, o se han dejado arrastrar por esa corriente subterráneaen el arte del siglo XX que va desde Duchamp a Manzoni.Autores como Paul McCarthy, Mike Kelley, John Miller y JimShaw, vinculados a la CalArts (Instituto de las Artes de Cali-fornia) desde sus épocas de estudiantes, desmontan a travésde sus instalaciones con muñecos y animales de peluche larepresión y sublimación de una sociedad “civilizada” queconvierte en anatema la ostentación del desorden y losdetritus corporales. Raymond Pettibon sitúa sus dibujos en

el seno de la cultura de los cómics desarrollada sobre lasruinas de la contracultura de la Costa Oeste. Los juegoslingüísticos y visuales de Matt Mullican invitan a descubrirprocesos inconscientes a modo de reflexión sobre nuestraforma de descifrar y entender el mundo. Andrea Fraser llevaa cabo proyectos etnográficos sobre la cultura museística.Continuadora de la sociología del arte de la que fue pioneroPierre Bourdieu, esta artivista nacida en Montana corrigelos códigos institucionales y sus artefactos desde el Departa-mento de Historia del Arte de la Universidad de California. Através de sus mordaces performances se pregunta cómo losobjetos específicos que atesoran los museos son sublima-dos y posteriormente traducidos en pruebas históricas y/oejemplos culturales por unos directores investidos de unadeterminada ideología. Una manera de despojar a la institu-ción de su situación histórica, de vaciar al museo de conteni-do y convertirlo en una “estructura alegórica”. De maneraparecida a las ficciones museísticas que el belga MarcelBroodthaers realizó a finales de los sesenta, Andrea Fraserconcibe el arte en términos de proyectos y sitios discursivos(la Universidad, las revistas, la tribuna del conferenciante).Trabaja horizontalmente, consciente del riesgo de renun-ciar a ese repertorio de formas intrínseco del arte que duran-te décadas ha llevado a los grandes creadores a librarse de latrivialidad, pero no de las dudas. O

La escena angelina definales de los cincuentaera más ‘underground’ ymenos mediatizadaque la neoyorquina

Arriba, Gas turbine, Gas Natural thermic plant, Besos (2007), de Allan Sekula. Abajo, a la izquierda, Northem Romantic Citrus (2006-2009), de Michael Joaquin Grey, y a laderecha, Landscapes for the homeless (1989-2007), de Anthony Hernández. Obras de artistas angelinos que acuden a Arco.

EL PAÍS BABELIA 13.02.10 9

Por Roberta Bosco

UNA DE LAS principales novedadesde Arco 2010 es Cinema Loop,un espacio dedicado de forma es-pecífica al videoarte y las instala-

ciones audiovisuales”. La afirmación, queacompaña las propuestas comisariadas másdestacadas de la feria, de entrada, sorpren-de. En 2010, 35 años después de su apari-ción, la situación del vídeo en el marco delas artes contemporáneas debería ser del to-do normalizada; su penetración entre las ga-lerías y el público, más que consolidada, ysu presencia en Arco, amplia y consistente.¿Por qué entonces tanto entusiasmo por Ci-nema Loop? Ante todo, porque materializala complicidad entre David y Goliat, es de-cir, entre el gigante Arco y Loop, la feriapequeña pero resultona, que desde hace sie-te años convierte durante unos días Barcelo-na en la capital del videoarte internacional.“Además, un espacio específico permite ex-hibir en condiciones óptimas videoinstala-ciones y películas de 16 mm, que necesitanuna serie de requisitos expositivos —superfi-cie, oscuridad, silencio y tiempo— difícilesde conseguir en un stand”, apunta CarolinaGrau, comisaria de la propuesta junto con elestadounidense Paul Young, quien añade:“Gracias a las nuevas tecnologías el vídeo escada vez más accesible, complejo, refinadoy barato, y hay cada vez más coleccionistasque colocan en sus casas pantallas con pro-yecciones continuas. A pesar de la crisis, elmercado del videoarte sigue creciendo”.

Cinema Loop se divide en tres áreas, quereflejan otros tantos formatos: las proyeccio-nes individuales en monitor, las instalacio-nes audiovisuales y la sala de cine, con unprograma continuo en una única pantalla.Excepto dos, las 14 obras seleccionadas hansido producidas en el último año, y muchasson estrenos, como las nuevas piezas deYael Bartana (Annet Gelink, Holanda) y NoeSendas (Fernando Santos, Portugal) y unadoble proyección con la última animaciónsobre la historia de China de Qiu Anxiong(galería Gross, Alemania). El dinamismo deLos Ángeles se pone de manifiesto tambiénen este apartado con artistas como RebeccaMenéndez, que inmortaliza la fuerza de lanaturaleza; Jennifer Levonian, que hace ani-maciones con acuarela, y Michael McMi-llen, que trabaja con nostálgicos ensambla-jes. “Una sección específica permite reunirlas innovaciones y experimentaciones, yabrir un debate sobre los rumbos de estapráctica y sus vínculos con otros campos,que también se reflejarán en la mesa redon-da con los coleccionistas de vídeo”, conclu-ye la comisaria.

A pesar de la preocupación porque lacrisis le impidiera reunir un grupo de gale-

rías dispuestas a presentar propuestas expe-rimentales y poco o nada comerciales, final-mente, Domenico Quaranta, que repite co-mo comisario de otra de las secciones yahabituales en Arco, Expanded Box, ha conse-guido un cartel de primera división. Sóloson ocho, una menos que en 2009, peroconsiguen ofrecer una buena visión de con-junto de cómo las galerías filtran el fenóme-no del new media art y lo adaptan a lasnecesidades del mercado. “Más que el po-tencial estético, me interesa el análisis críti-co de las consecuencias culturales de lasnuevas tecnologías, que se plasma, porejemplo, en las obras de Jodi en la galeríaGentili Apri o de Julius von Bismarck y Benja-min Maus en Art Claims Impulse, ambas deBerlín”, indica Quaranta. Su selección refle-

ja también otras tendencias, como el traba-jo de Jakub Nepraš (Arthobler Gallery dePorto) y Gints Gabrans (Alma Gallery deRiga), que combinan nuevas tecnologías ymedios tradicionales, respectivamente, enobjetos audiovisuales e imágenes generadasmediante la impresión directa de los foto-nes de un rayo láser sobre papel fotográfico.La selección del Expanded Box parece indi-car que los artistas más relacionados con laexperimentación y las nuevas tecnologíashan conseguido su espacio en el mercado,rodeando el escollo de la inmaterialidad yproduciendo objetos capaces de satisfacerel fetichismo del coleccionista. A veces setrata de una simple operación de trasladocomo los vídeos de las Performances sintéti-cas en Second Life de los miembros de

0100101110101101.ORG, que presenta la ga-lería italiana Fabio Paris, ganadora en 2009del premio Arco Beep con Ubermorgen, queeste año participa en los debates.

El ejemplo perfecto de cómo un artistapuede desarrollar diversas líneas de trabajoes el ubicuo Rafael Lozano-Hemmer, quepresenta con Haunch of Venison de Lon-dres Make Out, una pieza basada en siste-mas de rastreo computerizados, que seexhibe contemporáneamente en la gran ex-posición Decode: Digital Design Sensations,del Victoria & Albert de Londres. Lozano-He-mmer, símbolo de la penetración de las nue-vas tecnologías en el mercado del arte, esta-rá presente en Arco en otras tres galerías: enGuy Bartschi, con unas cajas de luz que vi-sualizan con LED el tráfico en la fronteraentre México y Estados Unidos; en Max Es-trella, con una escultura interactiva que re-produce el rostro del observador con milesde verbos conjugados en tercera persona, yen Bitforms, con “un seismoscopio que de-tecta terremotos o temblores y los convierteen dibujos de filósofos escépticos”, segúnsus propias palabras. Esto no le impide se-guir con las instalaciones monumentales in-teractivas, que le dieron a conocer, comodemuestra la inauguración del Alzado Vecto-rial en Vancouver, con motivo de los JuegosOlímpicos de invierno.

La galería DNA de Berlín que en Ex-panded Box presenta una instalación deMariana Vassileva, también participa enPerforming Arco con los jóvenes artistasparisienses Fabien Giraud y Raphaël Sibo-ni, cuyas obras combinan el interés por lacontracultura, el mal gusto, el tuning, elpunk y el hardcore. Por tercer año consecuti-vo, Performing Arco plasmará la conexiónentre las artes visuales y escénicas, a travésde seis propuestas que renuevan el reconoci-miento a la vigencia de una disciplina, cuyoorigen se inscribe en las vanguardias históri-cas. “La selección presenta enfoques muydistintos. Hay acciones que utilizan el cuer-po como medio y mensaje y otras que ge-neran situaciones donde se disuelven loslímites entre poética y política”, indica elcomisario Javier Duero.

Destaca la acción del graffitero SUSO33;el montaje colectivo y participativo de MiraBernabeu para una fotografía de su serieMise en scène y la etapa madrileña del NoGlobal Tour de Santiago Sierra. El polémicoartista está recorriendo diversas ciudades eu-ropeas con un enorme NO, construido enuna carpintería de la ciudad italiana de Luc-ca, que representa “un grito de protesta pa-ra todos los que están hartos de la injusticia,la dominación, la censura y la opresión”.Según Sierra, “las personas que están lu-chando activamente contra el sistema nece-sitan imágenes y los artistas se las debemosproporcionar”. O

Interior femenino Atrevimiento escultórico

Haunch of Venison

Nieves Fernández

Moriarty

Oliva Arauna

Elvira González

Travesía Cuatro

Distrito 4

Heinrich Ehrhardt

LA GALERÍA londinense Haunch of Venison,con sedes también en Berlín, Nueva Yorky Zúrich, llevará a Arco una selección deartistas reconocidos internacionalmenteque, en palabras de Adrian Sutton, jefe deventas de la firma, “tienen un gran atracti-vo tanto para coleccionistas como paramuseos”. En su stand se podrá ver el vídeoThe innocents (los inocentes), de Bill Vio-la, una pieza que formó parte del proyectoOcean without a shore (océano sin orilla)que el artista presentó en la Bienal de Ve-necia de 2007. También habrá una repre-sentación del programa de diseño de lagalería, con Stuart Haygarth y ThomasHeatherwick. Las firmas de Jorge Pardo,Wim Wenders y Rafael Lozano-Hemmeraparecerán también en otras obras de unstand en el que convivirán vídeo, diseño,pintura y fotografía. O

Grandes nombres

Espacios para la experimentaciónCinema Loop, Expanded Box y Performing Arco renuevan su apuesta por el arte más innovador y menos comercial

DANICA PHELPS y Chiharu Shiota, nacidasambas en 1971, son las artistas elegidaspor la galería Nieves Fernández para sustand de Arco 40, sección que debe incluirun máximo de tres artistas con obra recien-te. Herederas de toda una generación deartistas que han trabajado sobre temas fe-ministas durante los años setenta, las doshan enfocado su obra hacia su vida. “Traba-jan sobre su intimidad, su vida, la existen-cia de una mujer, convirtiéndola en arte,aunque de manera diferente”, explica Ne-rea Fernández. En Arco se verá la serie wal-king 9-5 Amsterdam de Phelps, 116 dibujosque reflejan un paseo de ocho horas porAmsterdam. Shiota realizará una de sus im-pactantes instalaciones, un entramado delana negra con una antigua máquina decoser, que simboliza una labor exclusiva-mente femenina y el interior del hogar. O

PINTURA, VÍDEO y fotografía estarán repre-sentadas con artistas como Ryan McGin-ness, Wendy White, Juan Zamora, ChemaMadoz, Lilli Hartmann, Nicolás Combarroo Manuel Saiz, que hasta finales de febre-ro desarrolla en esta galería madrileña suproyecto de performance Public display ofaffection. A la hora de montar un stand,explica Lola Moriarty, “lo importante esque ofrezca una coherencia”. En este ca-so, por ejemplo, piezas de la primera épo-ca de Chema Madoz dialogarán con“obras ultimísimas”, como una escenanocturna de Juan Zamora, instalación queconstará de pinturas, dibujo y vídeo. LuisBisbe presentará una escultura a base demesas y sillas de cafetería. “Todo ello tie-ne como punto común la idea de los uni-versos paralelos, con referencias a la reali-dad cotidiana”, explica Moriarty. O

LA GALERISTA Oliva Arauna regresa a Arcotras un año de ausencia con un stand querefleja su apuesta por la fotografía de au-tor y el vídeo como especialidad de la ca-sa. La primera estará representada en Arcopor el italiano Gabriele Basilico —con unaserie de fotografías realizadas en Moscú—,el maliense Malick Sidibé —imágenes debailes en el Bamako de los sesenta y seten-ta—, el trabajo realizado por Miguel RioBranco en Japón, la obra del noruego PerBarclay y fotos del surafricano ZwelethuMthethua. Arauna también llevará a Arcoun vídeo de Ruth Gómez, una escultura deJota Castro, una instalación del joven artis-ta filipino Kristoffer Ardeña y una obra degran formato de Rosa Brun, la única quetrabaja con pintura en la nómina de artis-tas de esta galería, junto con una caja deluz de Alfredo Jaar. O

Fotografía de autor

EL ARTISTA danés Olafur Eliasson, que expo-ne sus últimas instalaciones en este espa-cio madrileño, será uno de los grandesprotagonistas de la oferta de Elvira Gonzá-lez para Arco. Concretamente, en el standpodrá verse una esfera y fotografías delcreador, que construye su obra a partir deuna exploración de la luz, resultado de suinterés por la óptica, los juegos de reflejosa través de espejos y cristales coloreados,las sombras y el efecto de los colores en laretina del espectador. Eliasson estaráacompañado por un vídeo del estadouni-dense Bill Viola y por piezas de la artistavalenciana afincada en Nueva York Elenadel Rivero y del escultor Juan Asensio. Elstand, en palabras de Isabel Mignoni, pre-tende ser “un escaparate de lo que ha sidola temporada y de lo que se va presentar apartir de septiembre”. O

PREDOMINARÁ LA escultura en un stand enel que jóvenes artistas mexicanos, comoJosé Dávila, Gonzalo Lebrija o MarcoRountree compartirán espacio con otroscomo John Isaacs, el argentino MáximoGonzález, Vicky Uslé, Tomás Vaquero, Jor-ge Diezma y Carolina Silva. Silvia Ortiz,que dirige la galería junto con Inés López-Quesada, señala que no hay un discursodetrás de la selección de piezas: “Hemoselegido las que nos parecen más importan-tes y que pueden convivir en el stand”. Suapuesta por la calidad no excluye la pre-sencia de obras “atrevidas”, como la es-cultura que John Isaacs ha realizado apropósito para esta edición de Arco. Lafotografía no tendrá un papel protagonis-ta en esta ocasión, aunque sí habrá algode pintura, que estará representada porVicky Uslé y Jorge Diezma. O

LA PINTURA de la artista suiza afincada enDüsseldorf Pia Fries, alumna de GerhardRichter, estará presente durante Arco enla galería Distrito 4 y también en su standde la feria. Peter Zimmermann, el colecti-vo conceptual Art & Language —formadopor los británicos Michel Baldwin MelRamsden—, la pintura sobre madera delargentino Matías Duville y el brasileñoCaetano de Almeida completan la nóminade pintores extranjeros presentes en Arco.Entre los nombres españoles, MiquelMont, Iñaki Gracenea, Felicidad Moreno yGorka Mohamed, que se estrena en estaferia. Alexander Apóstol y José Manuel Ba-llester ocuparán el espacio del stand dedi-cado a fotografía. “Hemos querido reunira artistas reconocidos con otros más jóve-nes, pero con mucha proyección”, resumela galerista Marga Sánchez. O

Pintura conceptual

EN ESTA GALERÍA madrileña, que comparti-rá espacio en Arco con la alemana BärbelGrässlin, el joven André Butzer, represen-tante de la nueva pintura alemana, estaráacompañado por Björn Dahlem, ThomasZipp, Thilo Heinzmann, Franz West, Rein-hard Mucha, Secundino Hernández oGünther Förg. Habrá un diálogo entrenombres establecidos, como Georges Ba-selitz, West o Mucha, y artistas más jóve-nes, como Hernández, Dahlem o EmanuelSeitz. “Será lo más nuevo con lo consagra-do”, explica Pablo Flórez. “Queremos res-ponder a la incertidumbre del entorno conun stand optimista, con piezas increíbles”,añade. Predominará la pintura, aunque,precisa Flórez, en algunos casos se trata deuna “pintura expandida, que ha conquista-do otros espacios hasta convertirse en pin-tura-objeto”. O

Diálogo generacional

De lo nuevo a lo viejoLas apuestas de ocho galerías en Arco, una muestra de la diversidad de ofertas. Por Isabel Lafont

Universos paralelos Juegos de luz

Vídeo The Indifferent, 2008-2009, de la instalación Cinema Loop del belga Noé Sendas (1972) —arriba— y TheWhite Point 1, del letón Gints Gabrans (1970).

ARCO 2010 / Galerías

10 EL PAÍS BABELIA 13.02.10

Por Roberta Bosco

UNA DE LAS principales novedadesde Arco 2010 es Cinema Loop,un espacio dedicado de forma es-pecífica al videoarte y las instala-

ciones audiovisuales”. La afirmación, queacompaña las propuestas comisariadas másdestacadas de la feria, de entrada, sorpren-de. En 2010, 35 años después de su apari-ción, la situación del vídeo en el marco delas artes contemporáneas debería ser del to-do normalizada; su penetración entre las ga-lerías y el público, más que consolidada, ysu presencia en Arco, amplia y consistente.¿Por qué entonces tanto entusiasmo por Ci-nema Loop? Ante todo, porque materializala complicidad entre David y Goliat, es de-cir, entre el gigante Arco y Loop, la feriapequeña pero resultona, que desde hace sie-te años convierte durante unos días Barcelo-na en la capital del videoarte internacional.“Además, un espacio específico permite ex-hibir en condiciones óptimas videoinstala-ciones y películas de 16 mm, que necesitanuna serie de requisitos expositivos —superfi-cie, oscuridad, silencio y tiempo— difícilesde conseguir en un stand”, apunta CarolinaGrau, comisaria de la propuesta junto con elestadounidense Paul Young, quien añade:“Gracias a las nuevas tecnologías el vídeo escada vez más accesible, complejo, refinadoy barato, y hay cada vez más coleccionistasque colocan en sus casas pantallas con pro-yecciones continuas. A pesar de la crisis, elmercado del videoarte sigue creciendo”.

Cinema Loop se divide en tres áreas, quereflejan otros tantos formatos: las proyeccio-nes individuales en monitor, las instalacio-nes audiovisuales y la sala de cine, con unprograma continuo en una única pantalla.Excepto dos, las 14 obras seleccionadas hansido producidas en el último año, y muchasson estrenos, como las nuevas piezas deYael Bartana (Annet Gelink, Holanda) y NoeSendas (Fernando Santos, Portugal) y unadoble proyección con la última animaciónsobre la historia de China de Qiu Anxiong(galería Gross, Alemania). El dinamismo deLos Ángeles se pone de manifiesto tambiénen este apartado con artistas como RebeccaMenéndez, que inmortaliza la fuerza de lanaturaleza; Jennifer Levonian, que hace ani-maciones con acuarela, y Michael McMi-llen, que trabaja con nostálgicos ensambla-jes. “Una sección específica permite reunirlas innovaciones y experimentaciones, yabrir un debate sobre los rumbos de estapráctica y sus vínculos con otros campos,que también se reflejarán en la mesa redon-da con los coleccionistas de vídeo”, conclu-ye la comisaria.

A pesar de la preocupación porque lacrisis le impidiera reunir un grupo de gale-

rías dispuestas a presentar propuestas expe-rimentales y poco o nada comerciales, final-mente, Domenico Quaranta, que repite co-mo comisario de otra de las secciones yahabituales en Arco, Expanded Box, ha conse-guido un cartel de primera división. Sóloson ocho, una menos que en 2009, peroconsiguen ofrecer una buena visión de con-junto de cómo las galerías filtran el fenóme-no del new media art y lo adaptan a lasnecesidades del mercado. “Más que el po-tencial estético, me interesa el análisis críti-co de las consecuencias culturales de lasnuevas tecnologías, que se plasma, porejemplo, en las obras de Jodi en la galeríaGentili Apri o de Julius von Bismarck y Benja-min Maus en Art Claims Impulse, ambas deBerlín”, indica Quaranta. Su selección refle-

ja también otras tendencias, como el traba-jo de Jakub Nepraš (Arthobler Gallery dePorto) y Gints Gabrans (Alma Gallery deRiga), que combinan nuevas tecnologías ymedios tradicionales, respectivamente, enobjetos audiovisuales e imágenes generadasmediante la impresión directa de los foto-nes de un rayo láser sobre papel fotográfico.La selección del Expanded Box parece indi-car que los artistas más relacionados con laexperimentación y las nuevas tecnologíashan conseguido su espacio en el mercado,rodeando el escollo de la inmaterialidad yproduciendo objetos capaces de satisfacerel fetichismo del coleccionista. A veces setrata de una simple operación de trasladocomo los vídeos de las Performances sintéti-cas en Second Life de los miembros de

0100101110101101.ORG, que presenta la ga-lería italiana Fabio Paris, ganadora en 2009del premio Arco Beep con Ubermorgen, queeste año participa en los debates.

El ejemplo perfecto de cómo un artistapuede desarrollar diversas líneas de trabajoes el ubicuo Rafael Lozano-Hemmer, quepresenta con Haunch of Venison de Lon-dres Make Out, una pieza basada en siste-mas de rastreo computerizados, que seexhibe contemporáneamente en la gran ex-posición Decode: Digital Design Sensations,del Victoria & Albert de Londres. Lozano-He-mmer, símbolo de la penetración de las nue-vas tecnologías en el mercado del arte, esta-rá presente en Arco en otras tres galerías: enGuy Bartschi, con unas cajas de luz que vi-sualizan con LED el tráfico en la fronteraentre México y Estados Unidos; en Max Es-trella, con una escultura interactiva que re-produce el rostro del observador con milesde verbos conjugados en tercera persona, yen Bitforms, con “un seismoscopio que de-tecta terremotos o temblores y los convierteen dibujos de filósofos escépticos”, segúnsus propias palabras. Esto no le impide se-guir con las instalaciones monumentales in-teractivas, que le dieron a conocer, comodemuestra la inauguración del Alzado Vecto-rial en Vancouver, con motivo de los JuegosOlímpicos de invierno.

La galería DNA de Berlín que en Ex-panded Box presenta una instalación deMariana Vassileva, también participa enPerforming Arco con los jóvenes artistasparisienses Fabien Giraud y Raphaël Sibo-ni, cuyas obras combinan el interés por lacontracultura, el mal gusto, el tuning, elpunk y el hardcore. Por tercer año consecuti-vo, Performing Arco plasmará la conexiónentre las artes visuales y escénicas, a travésde seis propuestas que renuevan el reconoci-miento a la vigencia de una disciplina, cuyoorigen se inscribe en las vanguardias históri-cas. “La selección presenta enfoques muydistintos. Hay acciones que utilizan el cuer-po como medio y mensaje y otras que ge-neran situaciones donde se disuelven loslímites entre poética y política”, indica elcomisario Javier Duero.

Destaca la acción del graffitero SUSO33;el montaje colectivo y participativo de MiraBernabeu para una fotografía de su serieMise en scène y la etapa madrileña del NoGlobal Tour de Santiago Sierra. El polémicoartista está recorriendo diversas ciudades eu-ropeas con un enorme NO, construido enuna carpintería de la ciudad italiana de Luc-ca, que representa “un grito de protesta pa-ra todos los que están hartos de la injusticia,la dominación, la censura y la opresión”.Según Sierra, “las personas que están lu-chando activamente contra el sistema nece-sitan imágenes y los artistas se las debemosproporcionar”. O

Interior femenino Atrevimiento escultórico

Haunch of Venison

Nieves Fernández

Moriarty

Oliva Arauna

Elvira González

Travesía Cuatro

Distrito 4

Heinrich Ehrhardt

LA GALERÍA londinense Haunch of Venison,con sedes también en Berlín, Nueva Yorky Zúrich, llevará a Arco una selección deartistas reconocidos internacionalmenteque, en palabras de Adrian Sutton, jefe deventas de la firma, “tienen un gran atracti-vo tanto para coleccionistas como paramuseos”. En su stand se podrá ver el vídeoThe innocents (los inocentes), de Bill Vio-la, una pieza que formó parte del proyectoOcean without a shore (océano sin orilla)que el artista presentó en la Bienal de Ve-necia de 2007. También habrá una repre-sentación del programa de diseño de lagalería, con Stuart Haygarth y ThomasHeatherwick. Las firmas de Jorge Pardo,Wim Wenders y Rafael Lozano-Hemmeraparecerán también en otras obras de unstand en el que convivirán vídeo, diseño,pintura y fotografía. O

Grandes nombres

Espacios para la experimentaciónCinema Loop, Expanded Box y Performing Arco renuevan su apuesta por el arte más innovador y menos comercial

DANICA PHELPS y Chiharu Shiota, nacidasambas en 1971, son las artistas elegidaspor la galería Nieves Fernández para sustand de Arco 40, sección que debe incluirun máximo de tres artistas con obra recien-te. Herederas de toda una generación deartistas que han trabajado sobre temas fe-ministas durante los años setenta, las doshan enfocado su obra hacia su vida. “Traba-jan sobre su intimidad, su vida, la existen-cia de una mujer, convirtiéndola en arte,aunque de manera diferente”, explica Ne-rea Fernández. En Arco se verá la serie wal-king 9-5 Amsterdam de Phelps, 116 dibujosque reflejan un paseo de ocho horas porAmsterdam. Shiota realizará una de sus im-pactantes instalaciones, un entramado delana negra con una antigua máquina decoser, que simboliza una labor exclusiva-mente femenina y el interior del hogar. O

PINTURA, VÍDEO y fotografía estarán repre-sentadas con artistas como Ryan McGin-ness, Wendy White, Juan Zamora, ChemaMadoz, Lilli Hartmann, Nicolás Combarroo Manuel Saiz, que hasta finales de febre-ro desarrolla en esta galería madrileña suproyecto de performance Public display ofaffection. A la hora de montar un stand,explica Lola Moriarty, “lo importante esque ofrezca una coherencia”. En este ca-so, por ejemplo, piezas de la primera épo-ca de Chema Madoz dialogarán con“obras ultimísimas”, como una escenanocturna de Juan Zamora, instalación queconstará de pinturas, dibujo y vídeo. LuisBisbe presentará una escultura a base demesas y sillas de cafetería. “Todo ello tie-ne como punto común la idea de los uni-versos paralelos, con referencias a la reali-dad cotidiana”, explica Moriarty. O

LA GALERISTA Oliva Arauna regresa a Arcotras un año de ausencia con un stand querefleja su apuesta por la fotografía de au-tor y el vídeo como especialidad de la ca-sa. La primera estará representada en Arcopor el italiano Gabriele Basilico —con unaserie de fotografías realizadas en Moscú—,el maliense Malick Sidibé —imágenes debailes en el Bamako de los sesenta y seten-ta—, el trabajo realizado por Miguel RioBranco en Japón, la obra del noruego PerBarclay y fotos del surafricano ZwelethuMthethua. Arauna también llevará a Arcoun vídeo de Ruth Gómez, una escultura deJota Castro, una instalación del joven artis-ta filipino Kristoffer Ardeña y una obra degran formato de Rosa Brun, la única quetrabaja con pintura en la nómina de artis-tas de esta galería, junto con una caja deluz de Alfredo Jaar. O

Fotografía de autor

EL ARTISTA danés Olafur Eliasson, que expo-ne sus últimas instalaciones en este espa-cio madrileño, será uno de los grandesprotagonistas de la oferta de Elvira Gonzá-lez para Arco. Concretamente, en el standpodrá verse una esfera y fotografías delcreador, que construye su obra a partir deuna exploración de la luz, resultado de suinterés por la óptica, los juegos de reflejosa través de espejos y cristales coloreados,las sombras y el efecto de los colores en laretina del espectador. Eliasson estaráacompañado por un vídeo del estadouni-dense Bill Viola y por piezas de la artistavalenciana afincada en Nueva York Elenadel Rivero y del escultor Juan Asensio. Elstand, en palabras de Isabel Mignoni, pre-tende ser “un escaparate de lo que ha sidola temporada y de lo que se va presentar apartir de septiembre”. O

PREDOMINARÁ LA escultura en un stand enel que jóvenes artistas mexicanos, comoJosé Dávila, Gonzalo Lebrija o MarcoRountree compartirán espacio con otroscomo John Isaacs, el argentino MáximoGonzález, Vicky Uslé, Tomás Vaquero, Jor-ge Diezma y Carolina Silva. Silvia Ortiz,que dirige la galería junto con Inés López-Quesada, señala que no hay un discursodetrás de la selección de piezas: “Hemoselegido las que nos parecen más importan-tes y que pueden convivir en el stand”. Suapuesta por la calidad no excluye la pre-sencia de obras “atrevidas”, como la es-cultura que John Isaacs ha realizado apropósito para esta edición de Arco. Lafotografía no tendrá un papel protagonis-ta en esta ocasión, aunque sí habrá algode pintura, que estará representada porVicky Uslé y Jorge Diezma. O

LA PINTURA de la artista suiza afincada enDüsseldorf Pia Fries, alumna de GerhardRichter, estará presente durante Arco enla galería Distrito 4 y también en su standde la feria. Peter Zimmermann, el colecti-vo conceptual Art & Language —formadopor los británicos Michel Baldwin MelRamsden—, la pintura sobre madera delargentino Matías Duville y el brasileñoCaetano de Almeida completan la nóminade pintores extranjeros presentes en Arco.Entre los nombres españoles, MiquelMont, Iñaki Gracenea, Felicidad Moreno yGorka Mohamed, que se estrena en estaferia. Alexander Apóstol y José Manuel Ba-llester ocuparán el espacio del stand dedi-cado a fotografía. “Hemos querido reunira artistas reconocidos con otros más jóve-nes, pero con mucha proyección”, resumela galerista Marga Sánchez. O

Pintura conceptual

EN ESTA GALERÍA madrileña, que comparti-rá espacio en Arco con la alemana BärbelGrässlin, el joven André Butzer, represen-tante de la nueva pintura alemana, estaráacompañado por Björn Dahlem, ThomasZipp, Thilo Heinzmann, Franz West, Rein-hard Mucha, Secundino Hernández oGünther Förg. Habrá un diálogo entrenombres establecidos, como Georges Ba-selitz, West o Mucha, y artistas más jóve-nes, como Hernández, Dahlem o EmanuelSeitz. “Será lo más nuevo con lo consagra-do”, explica Pablo Flórez. “Queremos res-ponder a la incertidumbre del entorno conun stand optimista, con piezas increíbles”,añade. Predominará la pintura, aunque,precisa Flórez, en algunos casos se trata deuna “pintura expandida, que ha conquista-do otros espacios hasta convertirse en pin-tura-objeto”. O

Diálogo generacional

De lo nuevo a lo viejoLas apuestas de ocho galerías en Arco, una muestra de la diversidad de ofertas. Por Isabel Lafont

Universos paralelos Juegos de luz

Vídeo The Indifferent, 2008-2009, de la instalación Cinema Loop del belga Noé Sendas (1972) —arriba— y TheWhite Point 1, del letón Gints Gabrans (1970).

ARCO 2010 / Secciones

EL PAÍS BABELIA 13.02.10 11

Por Ángeles García

REINVENTARSE, reformarse e in-cluso desaparecer. Cuandose habla de Arco, en muy po-cas cosas hay acuerdo. Lo úni-co claro es que la feria ya noda más de sí y que el modelo

sobre el cual se ha sostenido durante 28años ha muerto.

La bronca del comité asesor de galeristascon Ifema o la crisis económica que ha con-gelado el mercado artístico han sido la pun-tilla a un encuentro que agonizaba desdehace mucho tiempo. En medio de la incerti-dumbre, los coleccionistas de peso han pre-ferido aparcar sus jets privados en MiamiBasel. Las instituciones anuncian que vancon los bolsillos prácticamente vacíos y gran-des nombres nacionales (Helga de Alvear,Pepe Cobo o Luis Adelantado) e internacio-nales, que durante años han garantizado lacalidad de la oferta, han iniciado la fuga.

Ahora todo son preguntas: ¿cuál es el mo-delo a seguir?, ¿qué tipo de arte se debeexponer?, ¿la decisión de escoger a los parti-cipantes debe continuar en manos de losgaleristas o deberían participar teóricos yexpertos?, ¿cuál sería el mejor emplazamien-to?, ¿es Arco un evento cultural o puramentecomercial?

Hay que seguir, pero de otra manera, afir-ma, sin dudar, José Martínez Calvo, propie-tario de la galería madrileña Espacio Míni-mo, miembro del comité asesor de Arco ypresidente del Consorcio de Galeristas. “To-dos los modelos de ferias, por muy válidosque sean, deben adaptarse continuamentea las nuevas circunstancias que vayan sur-giendo y Arco no es una excepción. De otromodo corren el riesgo de anquilosarse y per-der efectividad. El modelo de Arco debe revi-sarse a tenor de los últimos acontecimien-tos y va a ser revisado. En ese proceso lasgalerías tenemos que tener una participa-

ción activa que, por otro lado, Ifema ya nosha asegurado”.

En cuanto a la amenaza de huelga, Martí-nez Calvo no cree que repercuta en la edi-ción que ahora se abre. Es más, está conven-cido de que la crisis ha servido para unir atoda la profesión.

Pero la realidad parece otra. La unidadde criterios e intereses no existe. La drásticareducción de galerías que se aplicó en 2006ha dejado muchos cadáveres en el trayecto

porque los criterios de selección nunca hansido explicados. Recordemos que la recientecrisis se produjo, al menos formalmente,cuando el comité ejecutivo de Ifema incluyócuatro galerías ajenas a la lista elaborada

por el comité asesor, compuesto exclusiva-mente por galeristas. No sólo no estabanentre los escogidos por los profesionales,sino que se movían más en el mundo delos anticuarios y uno de ellos, la galeríaBarbié de Barcelona, había tenido proble-mas por la presunta falsedad de obras ex-puestas en Feriarte. Barbié renunció des-pués a estar presente en Arco.

Sin embargo, son muchos los que no seexplican cómo es posible que uno de losmiembros del comité asesor, la galería Espai-visor de Valencia, compatibiliza la exposi-ción de obras con la cocina vegetariana.

Tomás García, de My Name’s Lolita Art(Madrid y Valencia), uno de los estableci-mientos históricos de Arco, excluido en lasúltimas ediciones, es contundente: “La polé-mica sobre Arco, protagonizada por el señorCortés y los miembros del actual comité es-pañol, ha sido lamentable. En mi opinión,un ejercicio de prepotencia por ambas par-tes, que no ha contribuido a mejorar la ima-gen de la feria y, lo que es más grave, haperjudicado la proyección del sector de gale-rías ante la opinión pública. Creo que nodebo de opinar más sobre este lamentableasunto, ya que sería un tema de debate inter-no a tratar en la asamblea de galeristas. Dehecho, me imagino que será un punto deli-cado, pues no debemos de olvidar que unade las galerías del comité más activa en estapolémica ocupa, a su vez, la presidencia delConsorcio de Galerías”.

Algunas visitas imprescindibles no seránposibles este año. El galerista madrileño Pe-pe Cobo, miembro de anteriores comités,no participa en la exposición general de laferia. No entiende las causas por las que laamenaza de huelga se ha planteado ahora yno en 2008, cuando se cambiaron los estatu-tos con la llegada de Luis Eduardo Cortés.“En este tiempo, Ifema ha impuesto losnombres que ha querido. No nos engañe-mos. Creo que la polémica es falsa porquelos protagonistas deberían ser los artistas. El

Arco de los años ochenta, con aquellasmultitudes y más de 300 galerías, sirvióentonces, pero ahora no tiene ningún sen-tido. Es el momento de aclarar conceptos.Esto es un negocio puro y duro. Los standsdedicados a las instituciones, comunida-des autónomas y medios de comunica-ción no deberían de estar en una feria así.Sobran. Sirven sólo para atraer publicidadblanca (gratuita), pero no son útiles paralos coleccionistas”.

Los galeristas son los únicos que debe-rían hacer la selección de participantes, ase-gura Cobo. “En una ocasión hubo teóricosen el comité y fue un desastre”, y señala a laferia Art Basel como el modelo en el queinspirarse. “Son puros galeristas a los queles asigna un sueldo por ese trabajo y que sereúnen todas las semanas y las horas quehaga falta. Nadie interfiere en su trabajo yno me consta que hayan sido objeto de recla-maciones por parte de nadie”.

Por una feria más contemporánea apues-ta, por ejemplo, el influyente galerista To-más March. Una donde las propuestas delos galeristas fueran el objetivo central y loscoleccionistas, su primer objetivo.

Todos los consultados tienen claro que,en este momento, el cliente más esperadotiene nombre, apellidos y lugar de proce-dencia: Manuel Borja-Villel. El director delReina Sofía adelanta que este año tiene unpresupuesto muy inferior para comprarobra. Además es de los que piensa queArco ha confundido los papeles y que hayque reinventarlo. “No es una Documenta,ni un museo…, pero tampoco es una feria.Hay que replantearse todo el modelo: losinterlocutores, el enfoque. Cuando naciódesempeño un papel encomiable, pero queno le correspondía. En este momento, nisiquiera es un evento cultural. La confusiónes muy grande porque están confundiendocalidad con metros cuadrados, y esto no esel boom del ladrillo”.

Las debutantes de Arco, Pilar y Mayte

Castellano, propietarias de la galería madri-leña Formato Cómodo, han conseguido es-tar a pesar de que no fueron seleccionadasen la primera lista del comité. ¿Qué interéstiene participar para una galería joven?: “Es-tar. Que se hable de nosotras. Que se nosconozca”. Optimistas, creen que Arco hasuperado sus crisis internas y que la únicaque preocupa es la que afecta a todo elmundo. Ellas sólo esperan amortizar los12.600 euros que Ifema les cobra por 40metros cuadrados durante los seis días quedura el evento.

El coste del espacio es otro de los moti-vos de queja de los galeristas; aunquetambién lo es la maraña de ayudas dediferentes estamentos oficiales. Cuandolos galeristas participan en una feria fue-ra de España reciben del Ministerio deAsuntos Exteriores una ayuda automáticaen torno a los 3.000 euros. No importa quesea un establecimiento novato o una fir-ma consolidada como Juana de Aizpuru,Elvira González o Helga de Alvear, por ci-tar tres nombres de la última feria de Basi-lea. Borja-Villel es de los que opina que sies una ayuda de tipo comercial, como sehace en otros sectores, le parece bien, pe-ro que si el concepto que se maneja es ladifusión cultural, está en contra.

Frente a este complicado panorama seencuentra Lourdes Fernández, directoradel encuentro desde hace tres años. Du-rante las semanas de tensión que han pre-cedido a la celebración de Arco, ha intenta-do mantenerse al margen, como si la feriano fuera con ella.

Convencida de que lo importante es elfuturo, opina que “es el momento de cedertotalmente el protagonismo a la oferta creati-va que estará expuesta en los pabellones dela feria”. “Arco Madrid es una plataformaimprescindible para el arte contemporáneo;un punto de encuentro fundamental para elmercado del arte contemporáneo. Seríamuy injusto que el esfuerzo de las galerías,

que el trabajo que se desarrollará en la feria,tuviera que rivalizar informativamente conun debate que, insisto, tanto desde Ifemacomo desde el colectivo galerístico, damospor zanjado”, agrega.

“Arco Madrid ha jugado un papel funda-mental en el arte contemporáneo en estascasi tres décadas. Es una referencia impres-cindible de España, y también internacional-mente. Pero, efectivamente, el entorno quese avecina es muy distinto, con más actoresen el ámbito ferial mundial, y con unas cir-cunstancias de mercado diferentes. Todoello tendrá un reflejo en esta edición de Ar-co. Pienso que, a la hora de hacer balance,

habrá factores mucho más trascendentalesque tener en cuenta el posible impacto delconflicto al que hace mención”.

Durante las semanas previas a Arco sehan sucedido las renuncias de galeristas. Laúltima conocida fue la de Luis Adelantado, yunos días antes se supo que no vendría lamayor parte de las galerías portuguesas. Por-tugal siempre ha sido una presencia espe-cial en la feria por la importancia de esta citaen el panorama artístico de este país. Eneste sentido, participan en esta próxima edi-ción algunas excelentes galerías del país ve-cino, como es el caso de Vera Cortês ArtAgency, Fernando Santos, Filomena Soares,

Mario Sequeiro, Cristina Guerra Contempo-rany Art y Graça Brandao. “En el ámbitointernacional, sí es verdad que algunas gale-rías portuguesas, y de otros países, no esta-rán este año debido a diversas causas, espe-cialmente motivadas por la actual situacióneconómica y otras por cambios en sus pro-pias estrategias”.

Lourdes Fernández no es pesimista res-pecto a la temible ausencia de coleccionis-tas en esta edición: “El mayor peso de laferia lo concentra el coleccionismo privadoespañol, que ha ido creciendo paulatina-mente a lo largo de los últimos 28 años, de lamano de la propia feria. En paralelo, se haconsolidado un alto nivel también de colec-cionismo institucional, que siempre hamantenido un fuerte apoyo a esta convoca-toria, reflejado no sólo en sus programas deadquisiciones, sino también en los acuer-dos institucionales que suponen una gran

ayuda para las galerías y para Arco Ma-drid”. Polémica y personalista, durante losúltimos meses han arreciado los rumoresde su inminente dimisión, pero Fernándezdeclina hablar del tema. Sí reconoce, encambio, la necesidad de tejer un nuevo mo-delo. Pero se hará, dice, con la ayuda detodos los implicados. “Por pura coherenciay responsabilidad, no vale lo que a mí megustaría, como Lourdes Fernández, sino loque resulte de esa labor conjunta entre Ife-ma y el sector”.

¿Qué ofrece esta feria que no se puedaencontrar en otra similar? Fernández pro-pone el recorrido por las 160 galerías parti-cipantes y la obra de 3.000 artistas. Nadasingular. Pero será en los pasillos que sepa-ran las fotografías, las videoinstalacioneso las pinturas donde se empiece a esculpirun nuevo modelo capaz de reinventar laferia madrileña. O

La feria entona su canto del cisneMuy lejos del esplendor de los años ochenta y noventa, Arco 2010 se presenta marcado por la incertidumbre, la polémica y la confusión. No hay consenso sobre elenfoque, los objetivos, la organización del encuentro, pero todos, galeristas, expertos y directivos, asumen que el modelo actual está agotado y urge una renovación radical

La traca final / The Grand Finale (2009), de Karmelo Bermejo (Bilbao, 1979), performance de fuegos artificiales que forman la palabra Recession, con la que se cerró la última edición de Art Basel Miami, presente en Arco con la galería madrileña Maisterravalbuena.

Lourdes Fernández (San Sebastián, 1961) es la directora de Arco desde 2006. Foto: Bernardo Pérez

Lourdes Fernández:“Es el momentode ceder totalmente elprotagonismo a la ofertacreativa que estaráexpuesta en los pabellones”

Ahora todo sonpreguntas: ¿cuál es elmodelo a seguir?, ¿quéarte se debe exponer?, ¿esArco un evento cultural opuramente comercial?…

Borja-Villel: “Estánconfundiendo calidadcon metros cuadrados,y esto no es el ‘boom’del ladrillo. Hay quereplantearse todo”

ARCO 2010 / Reportaje

12 EL PAÍS BABELIA 13.02.10

Por Ángeles García

REINVENTARSE, reformarse e in-cluso desaparecer. Cuandose habla de Arco, en muy po-cas cosas hay acuerdo. Lo úni-co claro es que la feria ya noda más de sí y que el modelo

sobre el cual se ha sostenido durante 28años ha muerto.

La bronca del comité asesor de galeristascon Ifema o la crisis económica que ha con-gelado el mercado artístico han sido la pun-tilla a un encuentro que agonizaba desdehace mucho tiempo. En medio de la incerti-dumbre, los coleccionistas de peso han pre-ferido aparcar sus jets privados en MiamiBasel. Las instituciones anuncian que vancon los bolsillos prácticamente vacíos y gran-des nombres nacionales (Helga de Alvear,Pepe Cobo o Luis Adelantado) e internacio-nales, que durante años han garantizado lacalidad de la oferta, han iniciado la fuga.

Ahora todo son preguntas: ¿cuál es el mo-delo a seguir?, ¿qué tipo de arte se debeexponer?, ¿la decisión de escoger a los parti-cipantes debe continuar en manos de losgaleristas o deberían participar teóricos yexpertos?, ¿cuál sería el mejor emplazamien-to?, ¿es Arco un evento cultural o puramentecomercial?

Hay que seguir, pero de otra manera, afir-ma, sin dudar, José Martínez Calvo, propie-tario de la galería madrileña Espacio Míni-mo, miembro del comité asesor de Arco ypresidente del Consorcio de Galeristas. “To-dos los modelos de ferias, por muy válidosque sean, deben adaptarse continuamentea las nuevas circunstancias que vayan sur-giendo y Arco no es una excepción. De otromodo corren el riesgo de anquilosarse y per-der efectividad. El modelo de Arco debe revi-sarse a tenor de los últimos acontecimien-tos y va a ser revisado. En ese proceso lasgalerías tenemos que tener una participa-

ción activa que, por otro lado, Ifema ya nosha asegurado”.

En cuanto a la amenaza de huelga, Martí-nez Calvo no cree que repercuta en la edi-ción que ahora se abre. Es más, está conven-cido de que la crisis ha servido para unir atoda la profesión.

Pero la realidad parece otra. La unidadde criterios e intereses no existe. La drásticareducción de galerías que se aplicó en 2006ha dejado muchos cadáveres en el trayecto

porque los criterios de selección nunca hansido explicados. Recordemos que la recientecrisis se produjo, al menos formalmente,cuando el comité ejecutivo de Ifema incluyócuatro galerías ajenas a la lista elaborada

por el comité asesor, compuesto exclusiva-mente por galeristas. No sólo no estabanentre los escogidos por los profesionales,sino que se movían más en el mundo delos anticuarios y uno de ellos, la galeríaBarbié de Barcelona, había tenido proble-mas por la presunta falsedad de obras ex-puestas en Feriarte. Barbié renunció des-pués a estar presente en Arco.

Sin embargo, son muchos los que no seexplican cómo es posible que uno de losmiembros del comité asesor, la galería Espai-visor de Valencia, compatibiliza la exposi-ción de obras con la cocina vegetariana.

Tomás García, de My Name’s Lolita Art(Madrid y Valencia), uno de los estableci-mientos históricos de Arco, excluido en lasúltimas ediciones, es contundente: “La polé-mica sobre Arco, protagonizada por el señorCortés y los miembros del actual comité es-pañol, ha sido lamentable. En mi opinión,un ejercicio de prepotencia por ambas par-tes, que no ha contribuido a mejorar la ima-gen de la feria y, lo que es más grave, haperjudicado la proyección del sector de gale-rías ante la opinión pública. Creo que nodebo de opinar más sobre este lamentableasunto, ya que sería un tema de debate inter-no a tratar en la asamblea de galeristas. Dehecho, me imagino que será un punto deli-cado, pues no debemos de olvidar que unade las galerías del comité más activa en estapolémica ocupa, a su vez, la presidencia delConsorcio de Galerías”.

Algunas visitas imprescindibles no seránposibles este año. El galerista madrileño Pe-pe Cobo, miembro de anteriores comités,no participa en la exposición general de laferia. No entiende las causas por las que laamenaza de huelga se ha planteado ahora yno en 2008, cuando se cambiaron los estatu-tos con la llegada de Luis Eduardo Cortés.“En este tiempo, Ifema ha impuesto losnombres que ha querido. No nos engañe-mos. Creo que la polémica es falsa porquelos protagonistas deberían ser los artistas. El

Arco de los años ochenta, con aquellasmultitudes y más de 300 galerías, sirvióentonces, pero ahora no tiene ningún sen-tido. Es el momento de aclarar conceptos.Esto es un negocio puro y duro. Los standsdedicados a las instituciones, comunida-des autónomas y medios de comunica-ción no deberían de estar en una feria así.Sobran. Sirven sólo para atraer publicidadblanca (gratuita), pero no son útiles paralos coleccionistas”.

Los galeristas son los únicos que debe-rían hacer la selección de participantes, ase-gura Cobo. “En una ocasión hubo teóricosen el comité y fue un desastre”, y señala a laferia Art Basel como el modelo en el queinspirarse. “Son puros galeristas a los queles asigna un sueldo por ese trabajo y que sereúnen todas las semanas y las horas quehaga falta. Nadie interfiere en su trabajo yno me consta que hayan sido objeto de recla-maciones por parte de nadie”.

Por una feria más contemporánea apues-ta, por ejemplo, el influyente galerista To-más March. Una donde las propuestas delos galeristas fueran el objetivo central y loscoleccionistas, su primer objetivo.

Todos los consultados tienen claro que,en este momento, el cliente más esperadotiene nombre, apellidos y lugar de proce-dencia: Manuel Borja-Villel. El director delReina Sofía adelanta que este año tiene unpresupuesto muy inferior para comprarobra. Además es de los que piensa queArco ha confundido los papeles y que hayque reinventarlo. “No es una Documenta,ni un museo…, pero tampoco es una feria.Hay que replantearse todo el modelo: losinterlocutores, el enfoque. Cuando naciódesempeño un papel encomiable, pero queno le correspondía. En este momento, nisiquiera es un evento cultural. La confusiónes muy grande porque están confundiendocalidad con metros cuadrados, y esto no esel boom del ladrillo”.

Las debutantes de Arco, Pilar y Mayte

Castellano, propietarias de la galería madri-leña Formato Cómodo, han conseguido es-tar a pesar de que no fueron seleccionadasen la primera lista del comité. ¿Qué interéstiene participar para una galería joven?: “Es-tar. Que se hable de nosotras. Que se nosconozca”. Optimistas, creen que Arco hasuperado sus crisis internas y que la únicaque preocupa es la que afecta a todo elmundo. Ellas sólo esperan amortizar los12.600 euros que Ifema les cobra por 40metros cuadrados durante los seis días quedura el evento.

El coste del espacio es otro de los moti-vos de queja de los galeristas; aunquetambién lo es la maraña de ayudas dediferentes estamentos oficiales. Cuandolos galeristas participan en una feria fue-ra de España reciben del Ministerio deAsuntos Exteriores una ayuda automáticaen torno a los 3.000 euros. No importa quesea un establecimiento novato o una fir-ma consolidada como Juana de Aizpuru,Elvira González o Helga de Alvear, por ci-tar tres nombres de la última feria de Basi-lea. Borja-Villel es de los que opina que sies una ayuda de tipo comercial, como sehace en otros sectores, le parece bien, pe-ro que si el concepto que se maneja es ladifusión cultural, está en contra.

Frente a este complicado panorama seencuentra Lourdes Fernández, directoradel encuentro desde hace tres años. Du-rante las semanas de tensión que han pre-cedido a la celebración de Arco, ha intenta-do mantenerse al margen, como si la feriano fuera con ella.

Convencida de que lo importante es elfuturo, opina que “es el momento de cedertotalmente el protagonismo a la oferta creati-va que estará expuesta en los pabellones dela feria”. “Arco Madrid es una plataformaimprescindible para el arte contemporáneo;un punto de encuentro fundamental para elmercado del arte contemporáneo. Seríamuy injusto que el esfuerzo de las galerías,

que el trabajo que se desarrollará en la feria,tuviera que rivalizar informativamente conun debate que, insisto, tanto desde Ifemacomo desde el colectivo galerístico, damospor zanjado”, agrega.

“Arco Madrid ha jugado un papel funda-mental en el arte contemporáneo en estascasi tres décadas. Es una referencia impres-cindible de España, y también internacional-mente. Pero, efectivamente, el entorno quese avecina es muy distinto, con más actoresen el ámbito ferial mundial, y con unas cir-cunstancias de mercado diferentes. Todoello tendrá un reflejo en esta edición de Ar-co. Pienso que, a la hora de hacer balance,

habrá factores mucho más trascendentalesque tener en cuenta el posible impacto delconflicto al que hace mención”.

Durante las semanas previas a Arco sehan sucedido las renuncias de galeristas. Laúltima conocida fue la de Luis Adelantado, yunos días antes se supo que no vendría lamayor parte de las galerías portuguesas. Por-tugal siempre ha sido una presencia espe-cial en la feria por la importancia de esta citaen el panorama artístico de este país. Eneste sentido, participan en esta próxima edi-ción algunas excelentes galerías del país ve-cino, como es el caso de Vera Cortês ArtAgency, Fernando Santos, Filomena Soares,

Mario Sequeiro, Cristina Guerra Contempo-rany Art y Graça Brandao. “En el ámbitointernacional, sí es verdad que algunas gale-rías portuguesas, y de otros países, no esta-rán este año debido a diversas causas, espe-cialmente motivadas por la actual situacióneconómica y otras por cambios en sus pro-pias estrategias”.

Lourdes Fernández no es pesimista res-pecto a la temible ausencia de coleccionis-tas en esta edición: “El mayor peso de laferia lo concentra el coleccionismo privadoespañol, que ha ido creciendo paulatina-mente a lo largo de los últimos 28 años, de lamano de la propia feria. En paralelo, se haconsolidado un alto nivel también de colec-cionismo institucional, que siempre hamantenido un fuerte apoyo a esta convoca-toria, reflejado no sólo en sus programas deadquisiciones, sino también en los acuer-dos institucionales que suponen una gran

ayuda para las galerías y para Arco Ma-drid”. Polémica y personalista, durante losúltimos meses han arreciado los rumoresde su inminente dimisión, pero Fernándezdeclina hablar del tema. Sí reconoce, encambio, la necesidad de tejer un nuevo mo-delo. Pero se hará, dice, con la ayuda detodos los implicados. “Por pura coherenciay responsabilidad, no vale lo que a mí megustaría, como Lourdes Fernández, sino loque resulte de esa labor conjunta entre Ife-ma y el sector”.

¿Qué ofrece esta feria que no se puedaencontrar en otra similar? Fernández pro-pone el recorrido por las 160 galerías parti-cipantes y la obra de 3.000 artistas. Nadasingular. Pero será en los pasillos que sepa-ran las fotografías, las videoinstalacioneso las pinturas donde se empiece a esculpirun nuevo modelo capaz de reinventar laferia madrileña. O

La feria entona su canto del cisneMuy lejos del esplendor de los años ochenta y noventa, Arco 2010 se presenta marcado por la incertidumbre, la polémica y la confusión. No hay consenso sobre elenfoque, los objetivos, la organización del encuentro, pero todos, galeristas, expertos y directivos, asumen que el modelo actual está agotado y urge una renovación radical

La traca final / The Grand Finale (2009), de Karmelo Bermejo (Bilbao, 1979), performance de fuegos artificiales que forman la palabra Recession, con la que se cerró la última edición de Art Basel Miami, presente en Arco con la galería madrileña Maisterravalbuena.

Lourdes Fernández (San Sebastián, 1961) es la directora de Arco desde 2006. Foto: Bernardo Pérez

Lourdes Fernández:“Es el momentode ceder totalmente elprotagonismo a la ofertacreativa que estaráexpuesta en los pabellones”

Ahora todo sonpreguntas: ¿cuál es elmodelo a seguir?, ¿quéarte se debe exponer?, ¿esArco un evento cultural opuramente comercial?…

Borja-Villel: “Estánconfundiendo calidadcon metros cuadrados,y esto no es el ‘boom’del ladrillo. Hay quereplantearse todo”

EL PAÍS BABELIA 13.02.10 13

LLAMADA EN ESPERA Fraudes modernos

Por Fietta Jarque

ARCO NO ES sólo Arco. Cada añosuele generar una serie de exposi-ciones y programas paralelosque convierten Madrid en una

auténtica capital del arte contemporá-neo. Galerías y museos reservan estas fe-chas para sus muestras más importantesy este año, además de la quinta ediciónde la feria Art Madrid y la novena de Dear-te, se celebra Just Madrid, una nueva citadedicada a artistas emergentes. Otra delas novedades es una especie de off Arco,coordinado por primera vez desde la pro-pia feria con diversas instituciones madri-leñas, titulada Panorama Los Ángeles.Una especie de invasión del planeta ange-lino en la capital.

Como sucede en torno a otras feriasinternacionales de arte contemporáneo, ala de Madrid le han salido satélites. Gale-rías que no han pasado la siempre polémi-ca criba de Arco se han ido organizandoen años anteriores para ofrecer simultá-neamente sus propias propuestas. La másantigua, Dearte, se celebra en el Palacio deCongresos y Exposiciones (Castellana, 99)del 18 al 21 de febrero. Orientada a unmercado de bajos precios, reúne este añotrabajos de cerca de doscientos artistas,algunos de los cuales acuden directamen-te, sin galerista.

Art Madrid, por su parte, se va consoli-dando con la participación de 65 galerías(entre ellas, May Moré, Estampa y Fernan-do Pradilla), que incluye este año a nuevearagonesas. Comprende un programa pa-

ra jóvenes artistas y galerías de menos decinco años. Se celebra del 17 al 21 defebrero en el Pabellón de Cristal de laCasa de Campo.

Pero es Just Madrid la que este año estálevantando las más altas expectativas. Sededica exclusivamente a artistas emergen-tes y el 60% de las galerías participantesproviene del extranjero. Dirigida por Virgi-

nia Torrente, tendrá lugar en la Lonja y LaNave de Terneras de la Junta Municipal deArganzuela, y contará con 32 expositoresde 11 países. Entre las galerías españolas,My Name’s Lolita Art, Blanca Soto, MagdaBellotti, Arteko, y entre las extranjeras, Ver-melho (São Paulo) y Douz and Mille (Nue-va York). Ha destinado parte de su espacioa seis proyectos curatoriales internaciona-

les bajo el título de Curator’s desk, y unespacio con obras e instalaciones en elexterior titulado Big Size Outside.

Panorama Los Ángeles, programa coor-dinado por George Stolz, expande la pre-sencia de los artistas de la ciudad estado-unidense por todo Madrid. Se presentarántrabajos de figuras de talla internacionalcomo Ed Ruscha —la exposición Libros,en la sala Alcalá 31— y Doug Aitken —conla instalación multimedia The Moment, enMatadero—, que convivirán con ciclos co-mo el dedicado todo el mes por la Filmote-ca (cine Doré) a la obra de cine y televi-sión de David Lynch. Una retrospectivadel histórico fotógrafo de arquitectura Ju-lius Shulman (sala Canal de Isabel II) secomplementa con la serie de 20 películassobre Los Ángeles, seleccionada por el di-rector de cine Thom Andersen —del 3 al25 de febrero en La Casa Encendida—. Enel Museo Reina Sofía también se exhibirántodo el mes de febrero vídeos, películas yperformances bajo el título de L. A. X. Unamuestra del videoarte angelino de 1970 a1984, junto a una retrospectiva del cineunderground de Kenneth Anger.

Entre las muestras más jóvenes destacala del colectivo de artistas activistas ecolo-gistas Fallen Fruit, que trazará un mapafrutal de Madrid (Intermediae), junto a laexposición colectiva Invisible City (Institu-to Cervantes). También se desarrollará,del 9 al 23 de febrero, Open Up, un tallerde producción de proyectos para la facha-da digital de Medialab-Prado. El artistaMarco Brambilla proyectará su vídeo Civi-lization (Megaplex) en el salón de actos dela Consejería de Cultura y Deporte de laComunidad de Madrid, y en el Museo Rei-na Sofía se presentarán las instalacionesde Mario García Torres, en las antiguascarboneras del edificio Sabatini.

El programa se extiende hasta Segovia,donde otro artista angelino, Robert Irwin,estará presente con la obra Untitled1965-1967 en el Museo de Arte Contempo-ráneo Esteban Vicente. O

Por Roger Salas

EL TÁNDEM que compone la fir-ma de moda de vanguardia ElDelgado Buil está compuestopor Macarena Ramos Buil (Cas-

tellón, 1981) y Anna Figuera Delgado(Valencia, 1981). Aellas se les ha encar-gado el diseño del tra-je que las azafatas delstand de EL PAÍS enArco lucirán este año.

El Delgado Buil hapasado del gusto delos salones alternati-vos a los oficiales (Pa-sarela Cibeles) conuna trayectoria queavala su seriedad ypropuestas muy es-tructuradas, precedi-das de un conscientetrabajo de taller. Tam-bién han pasado delas revistas cool a laspáginas especiales demoda del ¡Hola!, siem-pre fieles a una ver-sión de sobrio lirismocontemporáneo y ur-bano tanto para elhombre como para lamujer. Su uso del co-lor también les hadistinguido de mane-ra personal, y la alter-nancia de materialesconvencionales conavanzados tejidos tec-nológicos.

Entre sus colabora-ciones más reseña-das hasta el momen-to están la colecciónde bolsos para Kipling (2009), donde yaaparece la serigrafía; los interiores delhotel Uniform (Sevilla, 2008); la colec-

ción Porcelana inspirada por la firmaLladró (2008); el vídeo en 3D Playsta-tion que respaldaba una colección ba-sada en la legendaria y dramática histo-ria de los siameses Eng y ChangBunker, los primeros descubiertos y ex-hibidos como “monstruos de la natura-leza”. También su vídeo para Showstu-

dio tiene las caracte-rísticas de una instala-ción o una interven-ción artística concep-tual. Fue un encargopara dar su visión dela moda junto a otrosdiseñadores punte-ros internacionales, yEl Delgado Buil no de-fraudó, con una vi-sión nada optimista,de un cierto intimis-mo y con un algo dedesgarro.

El modelo diseña-do especialmente pa-ra el stand de EL PAÍSen Arco se componede un pantalón depiel-napa tratada, tin-tada y lavada, y así lle-vada a una texturamuy suave que ape-nas la identifica consu origen animal; eltintado es granate yse acompaña de unacamisa de seda natu-ral, de corte ancho ymangas japonesas, ala que se llega por unproceso de estampa-do manual digitaliza-do. El motivo de la es-tampación son unasgotas de tinta quecaen en una pecera, y

esto se logró con un artesanal procesode fotografiar esa acción y luego some-terla a la manipulación digital. O

HACE POCAS semanas los sufridos visitantesde exposiciones temporales tuvieron oca-sión de contemplar al notorio Damien Hirsten la Wallace Collection de Londres y lo queallí pudieron observar volvió a no dejar fríoa casi ninguno de los asistentes: nunca hevisto una cosa más fea. Era tan feo que deci-dí, junto con el crítico del periódico inglésThe Guardian Jonathan Jones, no escribirsiquiera sobre el tema. “Al final el arte feo esmal arte”, dice Jones en su blog. Y andacargado de razón porque lo que allí sepodía ver, en medio de tan buen arteademás, era una de las mayores toma-duras de pelo que he visto en muchotiempo: unos floripondios con rayas amodo de constelaciones ridículas, ro-deado todo por mariposillas flirteanteshacían reflexionar sobre los numerososfraudes modernos y sobre la cantidadde cosas espantosas que este mundoactual nos obliga a mirar.

Sin embargo e igual que le ha pasa-do a Jones, aquí me tienen: hablando deesta pesadilla para aclarar que no pien-so hablar de esta pesadilla. Es algo tanabsurdo como la frase de las historiasde amor adolescente: “Te llamo paradecirte que no llames”. Así que me sien-to a escribir sobre algo que no merece lapena ser comentado, quizás porque lacercanía de Arco me hace rememorarcuántas cosas horrorosas y sin sentidovamos a tragarnos en el paseo por laferia. Y no es que sea yo de los queopinen que el arte ahora es una patraña—desde luego que no: me apasiona la pro-ducción actual consistente—. Pero eso noquiere decir que no abunden en dicha pro-ducción tantas estafas que saltan hasta losprimeros puestos de las listas de los másvendidos por ignorancia y esnobismo, en elmejor de los casos, y por intereses creados,en el peor y más habitual.

Claro que Hirst no ha sido siempre tanespeluznante —o eso creo, que a lo mejorentonces me deslumbró sin motivo—. Mepareció incluso radical cuando saltó a la are-na con sus obras en Sensation. Jóvenes artis-tas ingleses en la colección Saatchi y una delas exposiciones estrella de finales del sigloXX. Se trataba de obras no sólo polémicas enlo obvio —molestar a esa mirada siemprehigiénica de Occidente, observando desdefuera y a salvo— , sino en su puesta en cues-

tión, a través de los tan comentados anima-les en formol, de la tradición artística británi-ca basada en el sueño bucólico de la “inglesi-dad”. Allí empezaba el escándalo y despuésvendría el éxito y luego la calavera de brillan-tes —madre mía— con algo de Warhol y deBeuys, y por fin la venta directa —sin inter-mediarios— de todas sus obras a una cono-cida casa de subastas londinense porquequería olvidar su anterior vida, ser pintor,empezar de nuevo, convertirse en el siguien-

te Lucien Freud —dicen algunos insensa-tos—. Y ahora esto: tan feo, tan innecesario,tan tomadura de pelo. Lo que más rabia meda es que por culpa de estas jaimitadas meveré otro Arco —por cierto ¿se han dadocuenta de que año tras año los periódicosescriben lo mismo sobre la feria, con pocosmatices, como si la feria fuera un ente inmó-vil?— paseando ante una producción confu-sa y sin jerarquías con alguna amiga descreí-da del arte contemporáneo, explicándoleque para acercarse a la producción actualhay que dejar a un lado la contemplaciónque exigen las obras clásicas y poner en mar-cha el análisis, mirar críticamente a lo que setiene delante. Y ella contestará terca: “Puesyo no lo entiendo”. Pondré mi mejor sonrisay pensaré delante de cualquier equivalentede los floripondios de Hirst: “Ni yo, ni Jo-nes”. Que Arco les sea leve. O

Por Estrella de DiegoEl Delgado Buil: la magiade la gota de tintaEl modelo diseñado para las azafatas del stand de ELPAÍS en Arco destila un sobrio lirismo actual y urbano

Sin título (2009), pintura de Santiago Ydáñez (galería Invaliden 1, Berlín), en Just Madrid.

Boceto del uniforme de El Delgado Buil.

Un Damien Hirst suicida, escultura de Eugenio Moreno.

Satélites y visitas de otro planetaPese a la crisis del modelo que representa Arco, se celebran en paralelo otras tres ferias enMadrid, además de un amplio programa de exposiciones que se desborda por toda la ciudad

ARCO 2010

14 EL PAÍS BABELIA 13.02.10

LLAMADA EN ESPERA Fraudes modernos

Por Fietta Jarque

ARCO NO ES sólo Arco. Cada añosuele generar una serie de exposi-ciones y programas paralelosque convierten Madrid en una

auténtica capital del arte contemporá-neo. Galerías y museos reservan estas fe-chas para sus muestras más importantesy este año, además de la quinta ediciónde la feria Art Madrid y la novena de Dear-te, se celebra Just Madrid, una nueva citadedicada a artistas emergentes. Otra delas novedades es una especie de off Arco,coordinado por primera vez desde la pro-pia feria con diversas instituciones madri-leñas, titulada Panorama Los Ángeles.Una especie de invasión del planeta ange-lino en la capital.

Como sucede en torno a otras feriasinternacionales de arte contemporáneo, ala de Madrid le han salido satélites. Gale-rías que no han pasado la siempre polémi-ca criba de Arco se han ido organizandoen años anteriores para ofrecer simultá-neamente sus propias propuestas. La másantigua, Dearte, se celebra en el Palacio deCongresos y Exposiciones (Castellana, 99)del 18 al 21 de febrero. Orientada a unmercado de bajos precios, reúne este añotrabajos de cerca de doscientos artistas,algunos de los cuales acuden directamen-te, sin galerista.

Art Madrid, por su parte, se va consoli-dando con la participación de 65 galerías(entre ellas, May Moré, Estampa y Fernan-do Pradilla), que incluye este año a nuevearagonesas. Comprende un programa pa-

ra jóvenes artistas y galerías de menos decinco años. Se celebra del 17 al 21 defebrero en el Pabellón de Cristal de laCasa de Campo.

Pero es Just Madrid la que este año estálevantando las más altas expectativas. Sededica exclusivamente a artistas emergen-tes y el 60% de las galerías participantesproviene del extranjero. Dirigida por Virgi-

nia Torrente, tendrá lugar en la Lonja y LaNave de Terneras de la Junta Municipal deArganzuela, y contará con 32 expositoresde 11 países. Entre las galerías españolas,My Name’s Lolita Art, Blanca Soto, MagdaBellotti, Arteko, y entre las extranjeras, Ver-melho (São Paulo) y Douz and Mille (Nue-va York). Ha destinado parte de su espacioa seis proyectos curatoriales internaciona-

les bajo el título de Curator’s desk, y unespacio con obras e instalaciones en elexterior titulado Big Size Outside.

Panorama Los Ángeles, programa coor-dinado por George Stolz, expande la pre-sencia de los artistas de la ciudad estado-unidense por todo Madrid. Se presentarántrabajos de figuras de talla internacionalcomo Ed Ruscha —la exposición Libros,en la sala Alcalá 31— y Doug Aitken —conla instalación multimedia The Moment, enMatadero—, que convivirán con ciclos co-mo el dedicado todo el mes por la Filmote-ca (cine Doré) a la obra de cine y televi-sión de David Lynch. Una retrospectivadel histórico fotógrafo de arquitectura Ju-lius Shulman (sala Canal de Isabel II) secomplementa con la serie de 20 películassobre Los Ángeles, seleccionada por el di-rector de cine Thom Andersen —del 3 al25 de febrero en La Casa Encendida—. Enel Museo Reina Sofía también se exhibirántodo el mes de febrero vídeos, películas yperformances bajo el título de L. A. X. Unamuestra del videoarte angelino de 1970 a1984, junto a una retrospectiva del cineunderground de Kenneth Anger.

Entre las muestras más jóvenes destacala del colectivo de artistas activistas ecolo-gistas Fallen Fruit, que trazará un mapafrutal de Madrid (Intermediae), junto a laexposición colectiva Invisible City (Institu-to Cervantes). También se desarrollará,del 9 al 23 de febrero, Open Up, un tallerde producción de proyectos para la facha-da digital de Medialab-Prado. El artistaMarco Brambilla proyectará su vídeo Civi-lization (Megaplex) en el salón de actos dela Consejería de Cultura y Deporte de laComunidad de Madrid, y en el Museo Rei-na Sofía se presentarán las instalacionesde Mario García Torres, en las antiguascarboneras del edificio Sabatini.

El programa se extiende hasta Segovia,donde otro artista angelino, Robert Irwin,estará presente con la obra Untitled1965-1967 en el Museo de Arte Contempo-ráneo Esteban Vicente. O

Por Roger Salas

EL TÁNDEM que compone la fir-ma de moda de vanguardia ElDelgado Buil está compuestopor Macarena Ramos Buil (Cas-

tellón, 1981) y Anna Figuera Delgado(Valencia, 1981). Aellas se les ha encar-gado el diseño del tra-je que las azafatas delstand de EL PAÍS enArco lucirán este año.

El Delgado Buil hapasado del gusto delos salones alternati-vos a los oficiales (Pa-sarela Cibeles) conuna trayectoria queavala su seriedad ypropuestas muy es-tructuradas, precedi-das de un conscientetrabajo de taller. Tam-bién han pasado delas revistas cool a laspáginas especiales demoda del ¡Hola!, siem-pre fieles a una ver-sión de sobrio lirismocontemporáneo y ur-bano tanto para elhombre como para lamujer. Su uso del co-lor también les hadistinguido de mane-ra personal, y la alter-nancia de materialesconvencionales conavanzados tejidos tec-nológicos.

Entre sus colabora-ciones más reseña-das hasta el momen-to están la colecciónde bolsos para Kipling (2009), donde yaaparece la serigrafía; los interiores delhotel Uniform (Sevilla, 2008); la colec-

ción Porcelana inspirada por la firmaLladró (2008); el vídeo en 3D Playsta-tion que respaldaba una colección ba-sada en la legendaria y dramática histo-ria de los siameses Eng y ChangBunker, los primeros descubiertos y ex-hibidos como “monstruos de la natura-leza”. También su vídeo para Showstu-

dio tiene las caracte-rísticas de una instala-ción o una interven-ción artística concep-tual. Fue un encargopara dar su visión dela moda junto a otrosdiseñadores punte-ros internacionales, yEl Delgado Buil no de-fraudó, con una vi-sión nada optimista,de un cierto intimis-mo y con un algo dedesgarro.

El modelo diseña-do especialmente pa-ra el stand de EL PAÍSen Arco se componede un pantalón depiel-napa tratada, tin-tada y lavada, y así lle-vada a una texturamuy suave que ape-nas la identifica consu origen animal; eltintado es granate yse acompaña de unacamisa de seda natu-ral, de corte ancho ymangas japonesas, ala que se llega por unproceso de estampa-do manual digitaliza-do. El motivo de la es-tampación son unasgotas de tinta quecaen en una pecera, y

esto se logró con un artesanal procesode fotografiar esa acción y luego some-terla a la manipulación digital. O

HACE POCAS semanas los sufridos visitantesde exposiciones temporales tuvieron oca-sión de contemplar al notorio Damien Hirsten la Wallace Collection de Londres y lo queallí pudieron observar volvió a no dejar fríoa casi ninguno de los asistentes: nunca hevisto una cosa más fea. Era tan feo que deci-dí, junto con el crítico del periódico inglésThe Guardian Jonathan Jones, no escribirsiquiera sobre el tema. “Al final el arte feo esmal arte”, dice Jones en su blog. Y andacargado de razón porque lo que allí sepodía ver, en medio de tan buen arteademás, era una de las mayores toma-duras de pelo que he visto en muchotiempo: unos floripondios con rayas amodo de constelaciones ridículas, ro-deado todo por mariposillas flirteanteshacían reflexionar sobre los numerososfraudes modernos y sobre la cantidadde cosas espantosas que este mundoactual nos obliga a mirar.

Sin embargo e igual que le ha pasa-do a Jones, aquí me tienen: hablando deesta pesadilla para aclarar que no pien-so hablar de esta pesadilla. Es algo tanabsurdo como la frase de las historiasde amor adolescente: “Te llamo paradecirte que no llames”. Así que me sien-to a escribir sobre algo que no merece lapena ser comentado, quizás porque lacercanía de Arco me hace rememorarcuántas cosas horrorosas y sin sentidovamos a tragarnos en el paseo por laferia. Y no es que sea yo de los queopinen que el arte ahora es una patraña—desde luego que no: me apasiona la pro-ducción actual consistente—. Pero eso noquiere decir que no abunden en dicha pro-ducción tantas estafas que saltan hasta losprimeros puestos de las listas de los másvendidos por ignorancia y esnobismo, en elmejor de los casos, y por intereses creados,en el peor y más habitual.

Claro que Hirst no ha sido siempre tanespeluznante —o eso creo, que a lo mejorentonces me deslumbró sin motivo—. Mepareció incluso radical cuando saltó a la are-na con sus obras en Sensation. Jóvenes artis-tas ingleses en la colección Saatchi y una delas exposiciones estrella de finales del sigloXX. Se trataba de obras no sólo polémicas enlo obvio —molestar a esa mirada siemprehigiénica de Occidente, observando desdefuera y a salvo— , sino en su puesta en cues-

tión, a través de los tan comentados anima-les en formol, de la tradición artística británi-ca basada en el sueño bucólico de la “inglesi-dad”. Allí empezaba el escándalo y despuésvendría el éxito y luego la calavera de brillan-tes —madre mía— con algo de Warhol y deBeuys, y por fin la venta directa —sin inter-mediarios— de todas sus obras a una cono-cida casa de subastas londinense porquequería olvidar su anterior vida, ser pintor,empezar de nuevo, convertirse en el siguien-

te Lucien Freud —dicen algunos insensa-tos—. Y ahora esto: tan feo, tan innecesario,tan tomadura de pelo. Lo que más rabia meda es que por culpa de estas jaimitadas meveré otro Arco —por cierto ¿se han dadocuenta de que año tras año los periódicosescriben lo mismo sobre la feria, con pocosmatices, como si la feria fuera un ente inmó-vil?— paseando ante una producción confu-sa y sin jerarquías con alguna amiga descreí-da del arte contemporáneo, explicándoleque para acercarse a la producción actualhay que dejar a un lado la contemplaciónque exigen las obras clásicas y poner en mar-cha el análisis, mirar críticamente a lo que setiene delante. Y ella contestará terca: “Puesyo no lo entiendo”. Pondré mi mejor sonrisay pensaré delante de cualquier equivalentede los floripondios de Hirst: “Ni yo, ni Jo-nes”. Que Arco les sea leve. O

Por Estrella de DiegoEl Delgado Buil: la magiade la gota de tintaEl modelo diseñado para las azafatas del stand de ELPAÍS en Arco destila un sobrio lirismo actual y urbano

Sin título (2009), pintura de Santiago Ydáñez (galería Invaliden 1, Berlín), en Just Madrid.

Boceto del uniforme de El Delgado Buil.

Un Damien Hirst suicida, escultura de Eugenio Moreno.

Satélites y visitas de otro planetaPese a la crisis del modelo que representa Arco, se celebran en paralelo otras tres ferias enMadrid, además de un amplio programa de exposiciones que se desborda por toda la ciudad

ARCO 2010

EL PAÍS BABELIA 13.02.10 15

LA ÚLTIMA NOVELA de Don DeLillo selleva en el bolsillo como un libro depoemas y para ingresar de verdaden ella hace falta una actitud más

propia de la lectura de poesía que de la pro-sa. Pero me equivoco en la disyuntiva: laprosa no es lo contrario de la poesía, sinodel verso. La poesía es un estado de máximaintensidad expresiva que muchas veces estáausente de los libros de versos y sin embar-go puede saltar como un chispazo en mediode una novela, o en una música, o en lasimágenes de una película. La poesía es aque-llo que sólo puede percibirse con una formapeculiar de atención, algo que está material-mente en el sonido de las palabras pero tam-bién en el silencio y el espacio en blancoque hay detrás de ellas y en la resonanciaque provocan. La poesía es un primer im-pacto que ha de ser continuado por unalarga revelación, por la conciencia de un sig-nificado que es a la vez más claro y másmisterioso en cada lectura y nunca se repiteidéntico. La poesía es para ser leída en silen-cio unas veces y otras veces en voz alta, y sulectura no se acaba nunca, ni siquiera cuan-do nos sabemos los versos de memoria.

Los versos o las líneas de prosa. La poesíanos devuelve a un mundo anterior a la escri-tura en el que las palabras tenían una exclusi-va presencia física en el sonido de la voz y enel recuerdo que las preservaba. Yo empecé aleer Point Omega, la última novela de DonDeLillo, y como no lo hice con el recogimien-to que exigía al principio me sentí aturdido ydesconcertado por ella. Point Omega trata,entre otras cosas, de la necesidad de la aten-ción, y de lo raramente que se ejerce. Vuelvoahora a sus páginas y me doy cuenta de laconveniencia de leer en voz alta: hace falta

mucha atención para ver lo que está suce-diendo delante de ti. Se requiere un trabajo,un esfuerzo piadoso, para ver aquello queuno está mirando. No es sólo una observa-ción general: es una sugerencia sobre la úni-ca manera posible de entender el libro quetenemos entre las manos, delante de los ojosdemasiado acostumbrados a la distracción:la profundidad de las cosas que pasa por altoel hábito superficial de ver. Algunos críticosejercen su perspicacia reprochando al autorexactamente aquello que él se proponía con-seguir. Point Omega no lleva ni dos semanasen la calle, pero ya ha provocado bastantedesconcierto y no poca frialdad: es muy cor-ta, no pasa casi nada en ella, no se parece alas grandes novelas de DeLillo, es demasia-do parecida en personajes y atmósferas co-mo si al autor no le quedara mucho quedecir, como si estuviera demasiado ensimis-mado en su mundo, en sus mundos.

Claro que es una novela muy corta: tiene117 páginas, de letra generosa, de un forma-to que agradecen las manos, el de los librosque van a cualquier parte con nosotros, losque son una presencia y un hábito más queun episodio. Leyendo una entrevista me heacordado de cuando hablé con él sobre sulibro anterior: un hombre enjuto, de caraseria y afable, con una presencia erguida sinrastros de vejez, con el aire de alguien quesin esforzarse se ha mantenido perdurable-mente joven, gracias sobre todo a una dispo-sición de curiosidad que se vuelve más hon-da con la experiencia y sin embargo no secorrompe de amargura. Parecía un profesor,pero no de universidad, sino de instituto,vigorizado por la cercanía de gente más jo-ven, un profesor de high school de una épo-ca menos hostil a la enseñanza, cuando un

buen bachillerato podía mejorar para siem-pre la vida de alguien. Leía sus palabras en elperiódico y me parecía estar escuchándolo,su voz sin arrogancia, algo monótona, bus-cando la precisión y a la vez rehuyendo elexhibicionismo, el melodrama del escritorque diserta sobre su Obra. Quería sugerir lascosas más que explorarlas plenamente, dice.En mi primera lectura, sin haber entrado to-davía en el estado de espíritu que requiere lanovela, yo pensé que DeLillo había ido dema-siado lejos en la sugerencia, que había conta-do y explorado demasiado poco, que su poé-tica de la austeridad lo había hecho caer enla trampa de lo meramente inexpresivo.

En una sala en penumbra del MOMAalguien mira apoyado en la pared una pro-yección de Psicosis ralentizada para durarveinticuatro horas, una instalación del artis-ta Douglas Gordon que efectivamente sevio en el museo hace unos años. En el de-sierto de California, un director de cine visi-ta a un profesor jubilado que trabajó para elGobierno en la preparación de la guerra deIrak, y que ahora vive como un ermitañoretirado del mundo. El director de cine quie-re hacer un documental sobre el profesor.Pasan los días, conversan a ratos, el profe-sor no acaba de acceder a la entrevista, eldirector de cine tampoco insiste demasia-do. En el desierto el paisaje es una amplitudabstracta paralizada bajo el calor y el tiem-po, despojado de acontecimientos, pareceadquirir una duración geológica. No es tiem-po pasajero, tiempo mortal, dice Elster, elprofesor que ha renegado de su complici-dad en el gran delirio destructivo de la gue-rra, Es diferente aquí, el tiempo es enorme,eso es lo que siento, palpablemente. Tiempoque nos precede y que nos sobrevive.

Una mujer joven llega a la casa, la hijadel profesor. En el curso de los días el direc-tor de cine que no avanza en su proyecto yque no se marcha la sigue con la mirada, lave inclinarse sobre el lavabo en pantalóncorto y camiseta, por la puerta entornadadel baño. Una noche, sentados en el porchede la casa, le toma una mano. Otra vez, lacasa ya a oscuras, empuja la puerta de lahabitación en la que ella duerme y ve elbrillo de sus ojos abiertos, y da un pasoatrás. Un día, igual que llegó, la hija ha desa-parecido, y su padre y el director de cine labuscan en vano. Queremos que las historiastengan un misterio, pero también quere-mos que tengan un final. Llego a la últimapágina del libro y me desconcierta que elenigma no se resuelva. De nuevo la sala enpenumbra del museo, de nuevo la accióninfinitamente lenta que revela los detalles ylos recovecos nunca percibidos de una pelí-cula demasiado familiar.

Cierro el libro y poco a poco se va des-plegando en la imaginación lo que no estádicho en las palabras: igual que un poemaque se muestra muy gradualmente, oscu-ra la historia/y clara la pena, como pedíaAntonio Machado, la historia posible ytambién atroz que el relato explícito calla,con una actitud que me recuerda el gestoque hacía Don DeLillo cuando parecíaque iba a seguir hablando y de pronto yano decía nada más, y apretaba los labios.Cada libro me dice lo que quiere, o lo quees, le ha contado a un entrevistador. PointOmega dice lo que quiere y lo que es en ellenguaje misterioso de la poesía. O

Point Omega. Don DeLillo. Scribner, 2010. 117páginas.

Puro misterioPor Antonio Muñoz Molina

Don DeLillo (Nueva York, 1936), en una imagen de 2003. Foto: Bernardo Pérez

IDA Y VUELTA

16 EL PAÍS BABELIA 13.02.10

El Tercer ReichRoberto BolañoAnagrama. Barcelona, 2010360 páginas. 18 euros

Por Jordi Gracia

INVENCIBLEMENTE el lector se pregunta porqué Roberto Bolaño dejó inédita una nove-la escrita en 1989, mucho antes de su falle-cimiento en 2003 o de los problemas desalud graves e irreversibles. La redacciónde El Tercer Reich, según la contraportada,es anterior a casi todo lo que publicó enEspaña, porque sus primeros títulos apare-cen en 1993 y la tensa y amarga Estrelladistante es de 1996, mientras Los detecti-ves salvajes no aparecerá como premio He-rralde hasta 1998: el propio editor acaba

de explicar que posiblemente interrumpióla redacción de la novela para meterse en2666. La insatisfacción de autor es la únicaexplicación convincente, pero no porquesea una mala novela, ni siquiera una nove-la floja, sino porque está lejos de lo queserán los mundos imaginativos, más fanta-siosos y más ácidos también, del Bolañode madurez. No satisfizo la ambición lite-raria del escritor que quería ser porquecreaba otro distinto, como si el resultadofinal (que seguramente está por rematar)diese el retrato de un novelista que noquería ser: algo más convencional, algomás morbosamente lúgubre, algo menosseguro. Es una buena novela de otroBolaño.

Bajo la superficie plácida de un relatoveraniego crece la pesadilla de la autodes-trucción del protagonista. Escuchamos su

voz siempre a través de las páginas deldiario en el que se cuenta la historia, amenudo forzando hasta el límite la anchaflexibilidad narrativa del formato, peroeso sirve también para seguir puntualmen-te el avance de la degradación y el descon-trol progresivo sobre su propia vida o laincapacidad creciente para fijar deseos yobjetivos (como si un jefe militar hubiesedejado de entender el significado de unabatalla o de la guerra misma). El argumen-to sinóptico es abrumadoramente tedioso,pero la novela está lejos de serlo: la sema-na de vacaciones en la Costa Brava de unapareja de alemanes se convierte en unalenta renuncia a la alegría y un goteo deadversidades, de resignaciones y deseosincumplidos que pronto tendrán su reflejoen el elemento vertebrador del relato, quees el desarrollo a lo largo de muchos díasde un wargame llamado El Tercer Reich yen el que él no debería perder porque es elcampeón alemán de la especialidad. Peroperderá, y el lector lo intuye desde queintuye el valor metafórico que el novelista

ha querido dar a un juego basado en imagi-nar y ensayar variantes distintas de las quese sucedieron en el curso real de la Segun-da Guerra con la derrota nazi final. La nove-la se va haciendo claustrofóbica a medidaque el personaje vive más obsesivamentela evolución del juego, incapaz de escapara la solución que la historia dio a la Segun-da Guerra Mundial con la destrucción delTercer Reich. Udo Berger verá crecer en eljuego el desequilibrio y la negligencia quevan degradando su vida: la muerte de otroveraneante y la gestión complicada del ca-dáver, el abandono de su novia, la fascina-ción y el deseo por la mujer del directordel hotel (forzadamente enigmática) y lamorbosa relación indirecta con el maridoenfermo van conduciendo el relato haciala oscuridad plomiza del otoño, hacia elsentido perdido de una vida que no funcio-na como un wargame pero reproduce elmismo resultado de derrota sin lágrimasni casi pesadumbre, con la misma fatali-dad con la que el otoño ha retirado la luzal verano. O

Mondo y otras historiasJ.-M. G. Le ClézioTraducción de Vera WaksmanTusquets. Barcelona, 2010302 páginas. 18 euros

Por José María Guelbenzu

CUANDO EN 1963 se publica en Francia Elatestado, nadie hubiera podido imaginar elrumbo que tomaría la carrera literaria deJean-Marie Gustave Le Clézio. Sus tres pri-meras novelas estaban en la onda del expe-rimentalismo iniciado por los representan-tes de la “escuela de la mirada” y Le Clézioaparecía como un epígono de aquel grupo,con especial referencia a Michel Butor. Sinembargo, tras El diluvio (primera novelasuya publicada en España, de la mano deCarlos Barral) y La fiebre cambió la direc-ción del viento. Hasta entonces su escrituraestaba ceñida al mundo urbano-tecnológi-co y su peso sobre el hombre contemporá-neo. La objetivización del punto de vistapracticado por aquel grupo parecía un alia-do perfecto para expresar esa sociedad, queLe Clézio detestaba, con la ayuda de ele-mentos añadidos a la escritura, desde latipografía hasta la fragmentación (que, porcierto, hoy se presenta en España como dela gran invención del momento) e, incluso,la utilización del collage, otra técnica bienexperimentada ya en las vanguardias de co-mienzos del siglo XX.

La dirección del viento cambió para LeClézio en 1969, cuando decide huir de esacivilización en busca de horizontes más pu-ros. La veleta que marca el nuevo rumbo esEl libro de las huidas. Nuestro autor se con-vierte en un errabundo que viaja de un conti-nente a otro en busca de otros espacios yotras formas de vida, lo que le llevará por uncamino que podríamos definir como iniciá-tico hacia una búsqueda de sabiduría cós-mica, un encuentro del hombre con su exte-rioridad a través de la Naturaleza que lodevuelva a sí mismo, a su esencia. En ciertomodo, una especie de misticismo panteístaque puede incluso llevarle a planteamientoscercanos a la utopía. Todo ello, sin concesio-nes a la simpleza que amenaza a menudo aestos planteamientos: las fuerzas de la Natu-raleza con las que trata son hermosas, vita-les, pero también terribles.

Mondo y otras historias reúne una seriede relatos que tienen por común denomina-dor el que sus protagonistas sean niños. Losniños, como los animales o las tormentas,pertenecen simbólicamente a la Naturalezaen la medida que están apenas contamina-dos por el proceso de civilización. Los deestos cuentos pertenecen a su vez a espa-

cios abiertos o ciudades de otro tiempo.Los lugares donde transcurren las historiasson abiertos y elementales, descarnados,con preferencia por el desierto, que es unaconstante en su obra. De hecho, Le Clézioes mauriciano y aunque criado en buenaparte en Francia, el relato El africano, don-de habla de su padre y su vivencia africana,deja bien a las claras el origen de sus prefe-rencias por el paisaje selvático, desértico ode la sabana.

Aunque no vienen fechados, deduzcoque todos los cuentos son posteriores a laaparición de uno de ellos, ‘Lullaby’, de 1970.De hecho, la comparación entre éste y ‘Mon-do’ da la tónica del volumen, irregular, peroque contiene al menos tres relatos magistra-les. Digo irregular porque el riesgo que correpermanentemente el autor con estos textos

es el de idealizar el mundo de los niños. En‘Mondo’, por ejemplo, el niño que aparececomo por arte de magia en un poblado viveen la calle y es un dechado de pureza, resul-ta finalmente tan candoroso como cargadode buenas intenciones el autor. En cambio,Lullaby, Alia o Pequeña Cruz son personajesmucho más interesantes. De hecho, LeClézio los utiliza para saltar del mundo realal mundo imaginario, y esta doble visión aveces puede resultar un tanto forzada.Cuando el personaje soporta el salto, el rela-to brilla a gran altura, como es el caso delespléndido ‘Lullaby’ o de la historia de Da-niel Simbad, cuyo acierto soberbio es el deencerrarla entre dos momentos de reali-dad: los de los compañeros del colegio quese preguntarán siempre por él, tanto al co-mienzo como al final, creando un contraste

expresivo excelente. Este sistema de inser-ción de un núcleo en otro lo repite en ‘Haza-rán’, con la historia de Trébol dentro delrelato de Alia.

La presencia de la Naturaleza es constan-te y su descripción, tanto en la realidad co-mo en lo imaginario y en la ensoñación, estácargada de color, de rudeza, de austeridad yde sensualidad, de accidentes geográficos,colores y sensaciones que, salvo en los casosen que la idealización de los mundos soña-dos o intuidos los dirige hacia la abstrac-ción, muestran una presencia poderosísi-ma. Ejemplo de poderío es el relato último,‘Los pastores’, una verdadera obra maestraen la que se resume lo mejor de esta segun-da etapa literaria del escritor errante y viaje-ro en busca de otros mundos, otras culturas,otros espacios de vida que oponer al modode conocimiento obligado por la civilizaciónoccidental. Pero todos estos relatos tienenotro punto en común, aún más interesante:el deseo primordial del autor de captar elmundo con ese golpe de asombro con queel niño abre los ojos a lo que le rodea.

De resultas de su actitud, puede pensar-se que Le Clézio es un autor titubeante queacaba por no definir su campo de acción.Craso error: Le Clézio es un buscador y unaventurero de la literatura. Su diversifica-

ción es producto del deseo de saber, el máspoderoso estímulo de un escritor; desde laitinerancia (Viaje a Rodríguez) a lo biográfi-co (La música del hambre, El africano), des-de la fascinación por las culturas perdidas uolvidadas (Desierto) al relato utópico (Ura-no), Le Clézio nunca ha dejado de ser fiel a símismo a través de la diversidad. O

Otro Bolaño

E Lea el cuento ‘La rueda del agua’,uno de los relatos de Le Clézioreunido en Mondo y otras historias

Las historias de Le Clézio trascurren en lugares abiertos, con preferencia por el desierto. Foto: Finbarr O’Reilly

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Le Clézio, en busca de otros mundosUn volumen de relatos protagonizados por niños muestra la condición del Nobel francés como aventurero de laliteratura. Se trata de su libro más vendido desde su publicación en 1978 y se edita por primera vez en España

EL LIBRO DE LA SEMANA

EL PAÍS BABELIA 13.02.10 17

Por Javier Rodríguez Marcos

LA MEMORIA (o esta memoria)me recuerda la técnica delmaître de un restaurante deMadrid, el Handicap, en la ca-lle del General Oraá, que decla-maba la carta de varias for-

mas, al derecho y, luego, al revés, y denuevo al derecho, y la decía de memoria;era un juego fascinante que luego he usa-do siempre para pensar o para recordar: loque se cuenta desde el principio tiene elaire de un cuento; una memoria requieremás libertad que un cuento, así que discul-pen si doy estos saltos; hago memoria sal-tando”. Así, saltando, ha escrito Juan Cruz(Puerto de la Cruz, Tenerife, 1948) Egosrevueltos, último Premio Comillas de His-toria, Biografía y Memorias.

Los recuerdos, dice él mismo, aparecena golpes de teatro, pero su memoria separece menos a un tobogán que a unamontaña rusa: a veces se demora, a vecesacelera, vuelve al mismo sitio con un vérti-go distinto… Fue Manuel Vicent el quedijo que el autor de Ojalá octubre —perio-dista de EL PAÍS, editor de Alfaguara du-rante seis años, director más tarde de laOficina del Autor del Grupo Prisa— es co-mo “esos chinos que se afanan en tener enmovimiento a la vez todos los platillos”, yEgos revueltos es el resultado de ese afán.

“Cada vez que aparece un nombre, conél viene una historia”, escribe Juan Cruz.Así, los senderos del libro se bifurcan conti-nuamente y un viaje a la casa londinense deGuillermo Cabrera Infante, por ahí empiezatodo, puede quedar interrumpido durantedecenas de páginas porque en el trayecto secruzan Juan Marsé, Julio Caro Baroja (“laentrevista más seria de mi vida”) o unacomida en Chile durante la que surge eltítulo del libro a partir de una frase: losescritores desayunan egos revueltos.

LA LISTA DE CELA. En la montaña rusa desus memorias, Juan Cruz coincide variasveces con Camilo José Cela, “el más den-so, evidente o íntimo de los egos revueltosque he conocido”. Siendo un veinteañero,en 1972, lo cuida en un hotel de Tenerifemientras al prohombre se le pasa la fiebre,y siendo ya un periodista consagrado, en1989, viaja en el mismo avión que él cami-

no del Nobel. Por el medio, una extrava-gante historia de encuentros y desencuen-tros como el que se produce cuando elreportero acude a encargarle al escritoruna serie de artículos de viaje y éste ledicta las condiciones que trae anotadas enun papel: un automóvil supermirafiori tes-tarrosa, camas de hotel con unas dimen-siones determinadas y un trabajo en laSER para Marina Castaño, esposa luego yentonces ayudante suya.

No hubo serie, pero el encuentro sirvióa Juan Cruz para trazar este retrato de Ce-la: “Siempre hubo gente ayudándole, y élmismo, se sabe, ayudó a muchos; ahí estásu libro de cartas con exiliados, a los queles ofrecía el respaldo de su revista Papelesde Son Armadans; ayudó siempre, hasta elfinal; ayudó a Francisco Umbral a ganar elPremio Cervantes; ayudó a José García Nie-to a ganar el mismo premio; ayudó a gentea entrar en la Academia, y ayudó a queotra gente no entrara. Era, en ese sentido,como un campesino con poder, animadosiempre a ofrecer a sus vecinos, a sus fie-les, el apoyo que le permitían sus contac-tos y sus influencias. Y estaba dispuesto,también, a pedir la destitución de aquellosque no le rindieran la pleitesía a la que sularga historia le hacía acreedor… Don Ca-milo era como una poderosa industria”.

FAMILIA NUMEROSA DE HIJOS ÚNICOS. De Fer-nando Savater dice el propio Cruz que solíaescribir en zigzag, y este libro es también unpoco así, zigzagueante. Y si en el lado de luz

de la curva aparece un autor admirado, enel lado de sombra se va dibujando el retratodel admirador —asmático, como Francis Ba-con, algo depresivo, como Ingmar Berg-man, dos de sus entrevistados más esquivos

y, al final, más agradecidos—. Alguien queun día recorrió Europa dispuesto a conocergente y mundo con una lista de direcciones,Julio Cortázar en cabeza, que le dio el poetaMarcos Ricardo Barnatán.

Entre 1992 y 1998, Juan Cruz se hizocargo de Alfaguara (“un periódico publicóque iba allí a cerrar la editorial”) y el papelde editor es el que más peso tiene en Egosrevueltos. Y el que alimenta otra de lasteorías que, también en zigzag, atraviesael libro: la teoría universal del ego. Lidiarcon el ego de un escritor va en el sueldo desu editor porque “la literatura es el egoescrito”. Un editor es “un confesor laicoque recibe a gente que le confía libros,palabras, solicitud de salvavidas”, alguiencuyo primer mandamiento es: no juntar ados autores de la misma generación paraevitar el choque de trenes (“los iguales serepelen, a no ser que se junten por sugusto”. Cada “hijo” es único o debe sentir-se como tal. De ahí el jubiloso sufrimientoque puede producir, por ejemplo, estar en

la Feria de Francfort en una charla conKen Follett y Arturo Pérez-Reverte mien-tras unos metros más allá José Saramagofesteja el anuncio de su Nobel. De ahí tam-bién la contrariedad de Susan Sontag portener que compartir el Premio Príncipe deAsturias de las Letras (con Fatima Mernis-si). Sontag, “una diva”, “la escritora másimportante de su tiempo”, un martillo que“golpeaba sobre los lugares comunes”.

Si la memoria periodística de Juan Cruzes menos sangrante que la de, por ejem-plo, Jesús Pardo, la memoria editorial lo esmucho menos que la de colegas suyos co-mo Mario Muchnik o Esther Tusquets. Esosí, se ocupa de aclarar fichajes de Alfagua-ra que en algún momento levantaron pol-vareda como los de Imre Kertész o MichelHouellebecq. También recuerda, como pe-riodista y como editor, malentendidos—“Libro de Estilo de la Culpa: Actúa DeInmediato”— con Mario Benedetti, Fran-cisco Ayala o Eduardo Haro Tecglen, para-dójicamente, tres de sus grandes devocio-

nes. “Haro tenía una conversación escép-tica, bien informada, a veces demasiadoescéptica”, se lee en uno de los grandesretratos del libro. “Amaba la vida, y susplaceres, pero su escepticismo lanzaba so-bre su manera de ser una bruma atroz quetan sólo a veces se aclaraba; no, no era unhombre feliz, pero como no lo fueron losfilósofos y como no lo son las personascuya inteligencia aclara el pasado y oscure-ce el futuro; era un memorialista, quizáprecisamente porque el futuro le abría a laincertidumbre y el abismo”.

EL EDITOR COMO FARMACIA DE GUARDIA. Loseditores son, sobre todo, acompañantes.Ésa es una de las tesis mayores de Egosrevueltos. “El autor necesita auxilio, y aun-que no lo pida, tú se lo has de dar; sereditor, además de conducir de la mejormanera posible las ideas que están detrásde los libros, es también ser farmacia deguardia, médico de guardia, estanco deguardia, dentista de guardia, periódico deguardia, comisaría de guardia y hasta sal-vavidas de guardia; al menos has de estardispuesto a serlo”. Las peticiones de unautor no admiten demora, ya necesitecompañía para ir al baño (Borges) o para

dormir (Cela), un dentista (John Berger),un oculista (Paul Bowles), un fisioterapeu-ta (Vargas Llosa, Azcona) o un helicópterode madrugada (Carmen Balcells para sa-car a Nélida Piñon de un atasco provoca-do por la nieve). Una novela de aventuras,vamos. A veces dictada por Kafka. Escritaa veces por Groucho Marx. O por TorrenteBallester, que en la presentación de Vigiliadel almirante, de Roa Bastos, le dice a JuanCruz por lo bajo antes de tomar la palabra:“Qué novela tan mala”. A lo que el enton-ces editor responde: “Don Gonzalo, perousted no lo diga”.

“Ahora se muere gente que antes nun-ca se moría”, dice Juan Cruz que dice Gar-cía Márquez. Egos revueltos es tambiénuna larga despedida de escritores admira-dos que terminaron siendo amigos de suautor: “Mi vida ha sido, hasta ahora que lacuento en relación con los egos que he idotratando o descubriendo, una especie deconfabulación para hacer que la gente seafeliz, y seguramente no lo he conseguidonunca; pero siempre he estado disponible,como si me sintiera en la obligación deproporcionar a los escritores papel y lápizpara que escribieran sus libros (cuando fuieditor), por eso viene de más lejos, decuando yo era un niño y necesitaba ani-mar a los demás para que vinieran a jugarconmigo”. Ese niño recorre también estelibro. Lo descubrirán aquellos que empie-cen a leerlo por la primera página y no porel índice onomástico. Ese niño carga conel Ventolín como remedio contra el asma,con la literatura como remedio para todolo demás. O

Egos revueltos. Una memoria personal de la vidaliteraria. Juan Cruz Ruiz. Tusquets. Barcelona,2010. 488 páginas. 25 euros.

Escritores enla montaña rusaEn Egos revueltos, último Premio Comillas, Juan Cruzretrata de cerca a los grandes autores que ha conocidoen su vida como periodista, editor y lector

E Prólogo de Egos revueltos. Unamemoria personal de la vida literaria(Tusquets), de Juan Cruz.

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De izquierda a derecha, y de atrás adelante, MarioBenedetti, Julio Cortázar, Camilo José Cela, Juan Car-los Onetti, Susan Sontag y Guillermo Cabrera Infantevistos por Fernando Vicente.

“Ser editor es tambiénser farmacia, médico,estanco, dentista y hastasalvavidas de guardia”

“Cela ayudó a gente aentrar en la Academiay a que otra gente noentrara. Era como unapoderosa industria”

LIBROS / Reportaje

18 EL PAÍS BABELIA 13.02.10

Por Javier Rodríguez Marcos

LA MEMORIA (o esta memoria)me recuerda la técnica delmaître de un restaurante deMadrid, el Handicap, en la ca-lle del General Oraá, que decla-maba la carta de varias for-

mas, al derecho y, luego, al revés, y denuevo al derecho, y la decía de memoria;era un juego fascinante que luego he usa-do siempre para pensar o para recordar: loque se cuenta desde el principio tiene elaire de un cuento; una memoria requieremás libertad que un cuento, así que discul-pen si doy estos saltos; hago memoria sal-tando”. Así, saltando, ha escrito Juan Cruz(Puerto de la Cruz, Tenerife, 1948) Egosrevueltos, último Premio Comillas de His-toria, Biografía y Memorias.

Los recuerdos, dice él mismo, aparecena golpes de teatro, pero su memoria separece menos a un tobogán que a unamontaña rusa: a veces se demora, a vecesacelera, vuelve al mismo sitio con un vérti-go distinto… Fue Manuel Vicent el quedijo que el autor de Ojalá octubre —perio-dista de EL PAÍS, editor de Alfaguara du-rante seis años, director más tarde de laOficina del Autor del Grupo Prisa— es co-mo “esos chinos que se afanan en tener enmovimiento a la vez todos los platillos”, yEgos revueltos es el resultado de ese afán.

“Cada vez que aparece un nombre, conél viene una historia”, escribe Juan Cruz.Así, los senderos del libro se bifurcan conti-nuamente y un viaje a la casa londinense deGuillermo Cabrera Infante, por ahí empiezatodo, puede quedar interrumpido durantedecenas de páginas porque en el trayecto secruzan Juan Marsé, Julio Caro Baroja (“laentrevista más seria de mi vida”) o unacomida en Chile durante la que surge eltítulo del libro a partir de una frase: losescritores desayunan egos revueltos.

LA LISTA DE CELA. En la montaña rusa desus memorias, Juan Cruz coincide variasveces con Camilo José Cela, “el más den-so, evidente o íntimo de los egos revueltosque he conocido”. Siendo un veinteañero,en 1972, lo cuida en un hotel de Tenerifemientras al prohombre se le pasa la fiebre,y siendo ya un periodista consagrado, en1989, viaja en el mismo avión que él cami-

no del Nobel. Por el medio, una extrava-gante historia de encuentros y desencuen-tros como el que se produce cuando elreportero acude a encargarle al escritoruna serie de artículos de viaje y éste ledicta las condiciones que trae anotadas enun papel: un automóvil supermirafiori tes-tarrosa, camas de hotel con unas dimen-siones determinadas y un trabajo en laSER para Marina Castaño, esposa luego yentonces ayudante suya.

No hubo serie, pero el encuentro sirvióa Juan Cruz para trazar este retrato de Ce-la: “Siempre hubo gente ayudándole, y élmismo, se sabe, ayudó a muchos; ahí estásu libro de cartas con exiliados, a los queles ofrecía el respaldo de su revista Papelesde Son Armadans; ayudó siempre, hasta elfinal; ayudó a Francisco Umbral a ganar elPremio Cervantes; ayudó a José García Nie-to a ganar el mismo premio; ayudó a gentea entrar en la Academia, y ayudó a queotra gente no entrara. Era, en ese sentido,como un campesino con poder, animadosiempre a ofrecer a sus vecinos, a sus fie-les, el apoyo que le permitían sus contac-tos y sus influencias. Y estaba dispuesto,también, a pedir la destitución de aquellosque no le rindieran la pleitesía a la que sularga historia le hacía acreedor… Don Ca-milo era como una poderosa industria”.

FAMILIA NUMEROSA DE HIJOS ÚNICOS. De Fer-nando Savater dice el propio Cruz que solíaescribir en zigzag, y este libro es también unpoco así, zigzagueante. Y si en el lado de luz

de la curva aparece un autor admirado, enel lado de sombra se va dibujando el retratodel admirador —asmático, como Francis Ba-con, algo depresivo, como Ingmar Berg-man, dos de sus entrevistados más esquivos

y, al final, más agradecidos—. Alguien queun día recorrió Europa dispuesto a conocergente y mundo con una lista de direcciones,Julio Cortázar en cabeza, que le dio el poetaMarcos Ricardo Barnatán.

Entre 1992 y 1998, Juan Cruz se hizocargo de Alfaguara (“un periódico publicóque iba allí a cerrar la editorial”) y el papelde editor es el que más peso tiene en Egosrevueltos. Y el que alimenta otra de lasteorías que, también en zigzag, atraviesael libro: la teoría universal del ego. Lidiarcon el ego de un escritor va en el sueldo desu editor porque “la literatura es el egoescrito”. Un editor es “un confesor laicoque recibe a gente que le confía libros,palabras, solicitud de salvavidas”, alguiencuyo primer mandamiento es: no juntar ados autores de la misma generación paraevitar el choque de trenes (“los iguales serepelen, a no ser que se junten por sugusto”. Cada “hijo” es único o debe sentir-se como tal. De ahí el jubiloso sufrimientoque puede producir, por ejemplo, estar en

la Feria de Francfort en una charla conKen Follett y Arturo Pérez-Reverte mien-tras unos metros más allá José Saramagofesteja el anuncio de su Nobel. De ahí tam-bién la contrariedad de Susan Sontag portener que compartir el Premio Príncipe deAsturias de las Letras (con Fatima Mernis-si). Sontag, “una diva”, “la escritora másimportante de su tiempo”, un martillo que“golpeaba sobre los lugares comunes”.

Si la memoria periodística de Juan Cruzes menos sangrante que la de, por ejem-plo, Jesús Pardo, la memoria editorial lo esmucho menos que la de colegas suyos co-mo Mario Muchnik o Esther Tusquets. Esosí, se ocupa de aclarar fichajes de Alfagua-ra que en algún momento levantaron pol-vareda como los de Imre Kertész o MichelHouellebecq. También recuerda, como pe-riodista y como editor, malentendidos—“Libro de Estilo de la Culpa: Actúa DeInmediato”— con Mario Benedetti, Fran-cisco Ayala o Eduardo Haro Tecglen, para-dójicamente, tres de sus grandes devocio-

nes. “Haro tenía una conversación escép-tica, bien informada, a veces demasiadoescéptica”, se lee en uno de los grandesretratos del libro. “Amaba la vida, y susplaceres, pero su escepticismo lanzaba so-bre su manera de ser una bruma atroz quetan sólo a veces se aclaraba; no, no era unhombre feliz, pero como no lo fueron losfilósofos y como no lo son las personascuya inteligencia aclara el pasado y oscure-ce el futuro; era un memorialista, quizáprecisamente porque el futuro le abría a laincertidumbre y el abismo”.

EL EDITOR COMO FARMACIA DE GUARDIA. Loseditores son, sobre todo, acompañantes.Ésa es una de las tesis mayores de Egosrevueltos. “El autor necesita auxilio, y aun-que no lo pida, tú se lo has de dar; sereditor, además de conducir de la mejormanera posible las ideas que están detrásde los libros, es también ser farmacia deguardia, médico de guardia, estanco deguardia, dentista de guardia, periódico deguardia, comisaría de guardia y hasta sal-vavidas de guardia; al menos has de estardispuesto a serlo”. Las peticiones de unautor no admiten demora, ya necesitecompañía para ir al baño (Borges) o para

dormir (Cela), un dentista (John Berger),un oculista (Paul Bowles), un fisioterapeu-ta (Vargas Llosa, Azcona) o un helicópterode madrugada (Carmen Balcells para sa-car a Nélida Piñon de un atasco provoca-do por la nieve). Una novela de aventuras,vamos. A veces dictada por Kafka. Escritaa veces por Groucho Marx. O por TorrenteBallester, que en la presentación de Vigiliadel almirante, de Roa Bastos, le dice a JuanCruz por lo bajo antes de tomar la palabra:“Qué novela tan mala”. A lo que el enton-ces editor responde: “Don Gonzalo, perousted no lo diga”.

“Ahora se muere gente que antes nun-ca se moría”, dice Juan Cruz que dice Gar-cía Márquez. Egos revueltos es tambiénuna larga despedida de escritores admira-dos que terminaron siendo amigos de suautor: “Mi vida ha sido, hasta ahora que lacuento en relación con los egos que he idotratando o descubriendo, una especie deconfabulación para hacer que la gente seafeliz, y seguramente no lo he conseguidonunca; pero siempre he estado disponible,como si me sintiera en la obligación deproporcionar a los escritores papel y lápizpara que escribieran sus libros (cuando fuieditor), por eso viene de más lejos, decuando yo era un niño y necesitaba ani-mar a los demás para que vinieran a jugarconmigo”. Ese niño recorre también estelibro. Lo descubrirán aquellos que empie-cen a leerlo por la primera página y no porel índice onomástico. Ese niño carga conel Ventolín como remedio contra el asma,con la literatura como remedio para todolo demás. O

Egos revueltos. Una memoria personal de la vidaliteraria. Juan Cruz Ruiz. Tusquets. Barcelona,2010. 488 páginas. 25 euros.

Escritores enla montaña rusaEn Egos revueltos, último Premio Comillas, Juan Cruzretrata de cerca a los grandes autores que ha conocidoen su vida como periodista, editor y lector

E Prólogo de Egos revueltos. Unamemoria personal de la vida literaria(Tusquets), de Juan Cruz.

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De izquierda a derecha, y de atrás adelante, MarioBenedetti, Julio Cortázar, Camilo José Cela, Juan Car-los Onetti, Susan Sontag y Guillermo Cabrera Infantevistos por Fernando Vicente.

“Ser editor es tambiénser farmacia, médico,estanco, dentista y hastasalvavidas de guardia”

“Cela ayudó a gente aentrar en la Academiay a que otra gente noentrara. Era como unapoderosa industria”

EL PAÍS BABELIA 13.02.10 19

Lanzadera en una criptaWole SoyinkaTraducción de Luis IngelmoEdición bilingüeBartleby. Madrid, 2010211 páginas. 16 euros

POESÍA. LA ESCRITURA surge de la intimidadmás profunda, incluso si es calificada depolítica. Su autoridad deriva de la capaci-dad para hablar en nombre de la gente. Ladistinción entre público y privado, entrepersonal y político, no es sino una sepa-ración engañosa. Wole Soyinka (Abeoku-ta, Nigeria, 1934), premio Nobel en 1986,ejemplifica lo artificial de dichas divisio-nes: su poesía alcanza tales cotas deemoción e imaginación, que su poder dereivindicación sale reforzado. Excepto al-gunos poemas, Lanzadera en una criptafue escrito en la soledad de la prisión. En1967, en la guerra civil nigeriana, fue en-carcelado injustamente acusado de apo-yar a los rebeldes de Biafra. Todo el libroestá afectado por la realidad del confina-miento y del contexto político que loacompaña. Fruto de su resistencia perso-nal es la creación de la “lanzadera” comometáfora dominante de la escritura y em-blema de salvación personal, en su doblesignificado: pieza que utilizan los tejedo-res para insertar el hilo de la trama en laurdimbre, y a la vez, un tipo de ave africa-na arquetipo de libertad. Elemento gene-rador tanto de la escritura como de lamemoria, es un telar en el que “pronun-ciaron / y tejieron un hechizo contra estahora / y velaron la escasez y la muerte”. Elpoeta abre un nuevo espacio en respuestaa los horrores de la cárcel, testigo que tejesu propia vigilia ante la muerte, dibujan-do “el mapa del camino recorrido por mimente, y no tanto el registro de la luchareal contra una existencia vegetativa”.Poemas del dolor, gritos del corazón mar-cados por el más profundo aislamiento,ofrecidos al lector como testimonio de loque se esconde tras el “muro de las bru-mas”: “Ven, con / los lisiados hagamos /un pacto, nada menos que / contra lossimples / gremios de la muerte y los muti-ladores de la mente”. Un libro excepcio-nal, con imágenes de un intenso poder desugerencia; mítico, dramático y proféticoa la vez, con un sentido constructivo quetras su poeticidad, esconde “nuevos oí-dos” y “lanzas afiladas”. La complejidadléxica, rítmica y métrica de una poesíadesgarrada pero cercana alcanza en lasversiones de Luis Ingelmo una solvenciasorprendente, tanto como el susurro deesa semilla que es “endecha, telar, vacíodel camino”. Antonio Ortega

Republicanos españolesen el Gulag (1939-1956)Luiza IordacheInstitut de Ciènces Politiques i SocialsBarcelona, 2009142 páginas. 15 euros

HISTORIA. “QUIEN SABE DE DOLOR, lo sabetodo”, escribió Alexandr Solzhenitsin en

su Archipiélago Gulag, y todo llegaron asaber estos pilotos, marineros, ‘niños dela guerra’ y exiliados republicanos a losque, para su desgracia, sorprendió el finde la Guerra Civil española y el inminen-te comienzo de la Segunda Guerra Mun-dial en tierras soviéticas. A su odisea,sólo conocida por testimonios fragmen-tarios, ha dedicado Luiza Iordache unatesis doctoral, basada en una rica y origi-nal variedad de fuentes documentales yentrevistas personales, de la que este li-bro ofrece una excelente síntesis. No de-bería tardar la publicación íntegra deestas biografías extraordinarias; entretanto, será preciso destacar que el traba-jo de Iordache vuelve a dar la razón alNobel ruso cuando confiaba en que “tar-de o temprano se acaba explicando laverdad sobre todos los acontecimientosde la historia”. Escribió Solzhenitsin queésta era la esperanza de todos los quesufrieron aquella terrible experiencia:que algún día se contara. Han pasadomuchos años, pero los republicanos es-pañoles que penaron en el Gulag la cul-pa de haber manifestado su deseo deabandonar la Unión Soviética para diri-girse a cualquier otro país de acogida yatienen también quien ha contado su his-toria. Santos Juliá

La guerra del PeloponesoDonald KaganTraducción de Alejandro NogueraEdhasa. Barcelona, 2009750 páginas. 45,50 euros

HISTORIA. ES DIFÍCIL SUPERAR a Tucídidesen el relato del feroz duelo entre Espar-ta y Atenas. En él alcanza la historiacrítica su perfil clásico. Pero se puedeactualizar su relato, como hace DonaldKagan, adoptando la perspectiva tucidi-dea, añadiendo análisis muy precisossobre las condiciones económicas delas potencias en conflicto y reflexionesactuales, favorecidas por la larga distan-cia. Y, sobre todo, recontando con idén-tico afán crítico los últimos años de laguerra que, tras la muerte de Tucídides,conocemos de modo sucinto por textosde Jenofonte. La del Peloponeso fue unaguerra entre griegos, de unas ciudadescontra otras, de extremada ferocidad yluchas sangrientas dentro de las ciuda-des (demócratas contra oligarcas, po-bres contra ricos). Fue, de algún modo,una sórdida guerra civil, sin nobles im-pulsos épicos, que conmocionó todo elmundo griego. Tuvo pocas grandes bata-llas; fueron muchos los desastres y lasvenganzas, las trampas y matanzas deprisioneros, los momentos patéticos (lapeste de Atenas, el asedio de Siracusa,etcétera). La derrota de Atenas fue muytrágica; y Esparta no supo sacar prove-cho de su victoria. Como su análisis,Tucídides quiso psicoanalizar la condi-ción humana y los motivos de la política(ambición, miedo, odios, etcétera) queen la guerra se revelan en toda su crude-za. Donald Kagan es un prestigioso espe-cialista en la historia de la Grecia clási-ca. Es excelente su libro sobre Pericles yel nacimiento de la democracia. Ade-más, examinó en detalle esta guerra encuatro libros de rigor académico. Ahoraha decidido escribir para un públicomás amplio. Y ha logrado hacerlo, conprecisión y claridad, en su descripciónde los varios episodios de la larga con-tienda, de múltiples escenarios y singu-lares personajes. Magnífico relato,pues, de una guerra lejana, y que parecetan próxima… Carlos García Gual

Forjadores de Europa,grandes europeístas yeuroescépticos del siglo XXJulio Crespo MacLennanDestino. Barcelona, 2009450 páginas. 23 euros

Por Xavier Vidal-Folch

ENSAYO. TODO GRAN empeño colectivo se-grega sus propios héroes. La Europa delsiglo XX, también. La explica eficazmen-te Forjadores de Europa, de Julio Cres-po. El libro encadena una treintena deensayos biográficos de los líderes y losvisionarios que la han fabricado. Desdeuna perspectiva europeísta, transversala todos los retratos: la Unión Europeaes el gran invento de un continente ras-gado. Producto de la única buena de lastres ideas que genera en el siglo, el euro-peísmo (frente al nazismo y al comunis-mo), capaz de impulsar “de modo in-cruento el resurgimiento de Europa,desde 1950 hasta nuestros días”. Y queconstituye el mejor “antídoto contra elnacionalismo”.

Los protagonistas son de carne y hue-so, con “altibajos extraordinarios”, queresucitan desde sus cenizas o se apaganen el mismo instante de su éxtasis. Ac-túan sobre la urdimbre de las sucesivascoyunturas, sobre todo dos: la posguerray la fundación de la Europa comunitaria;y la expansión de los ochenta/noventacon la caída del muro de Berlín y delimperio soviético en el epicentro.

Éste es un texto divulgativo a la france-sa, lo que se agradece en un país donde,entre el ensayo erudito y el reporteris-mo, pulula la nada. Su autor maneja consoltura la bibliografía y la ideología delos retratados. Hasta las anécdotas másañejas, como aquella en que uno de lospadres fundadores, Robert Schuman, re-conoce a los periodistas que, efectiva-mente, el plan Monnet “es un salto hacialo desconocido”. Y traza así un ágil librode historia del continente. Con momen-tos bien documentados, la reunificaciónalemana (y cómo se oponían MargaretThatcher y François Mitterrand, pese a lapropaganda que lo ha intentado ocultar,mientras Mijaíl Gorbachov la veía inevita-ble y trataba de modularla) y el inicio dela ampliación al este. Otros, como la tras-cendencia de la integración del sur, Gre-cia, España y Portugal, se tratan, sorpre-sa, de forma precaria. Y alguno, como lairrupción de Escandinavia, ni aparece,no será por falta de protagonistas de latalla de Olof Palme.

El autor incluye entre los forjadoresdos categorías clásicas. La de los intelec-tuales/expertos fundadores como JeanMonnet, pero también Altiero Spinelli,con Madariaga y Coudenhove-Kalergi deprecursores. Y la de los estadistas: Chur-chill como impulsor, Adenauer como pa-

dre y De Gaulle como la “conciencia críti-ca y propulsor de ideas alternativas”,flanqueados por la segunda generaciónde los ochenta, los Mitterrand, Kohl, De-lors, González, más tarde Havel… Peroañade a la nómina otras dos categorías.Personajes clave aunque periféricos, deAtaturk a Gorbachov. Y herejes euroes-cépticos como Thatcher. Opción discuti-ble, pero confesada desde el subtítulo:Grandes europeístas y euroescépticos delsiglo XX. A veces agrupa vidas paralelaspero divergentes (Walesa y Havel, conacierto; lo que no logra equiparando alviejo Karamanlis con González y Soares)o movimientos cuyo protagonismo se re-parte entre varios actores, como en elnecesario repaso a los norteamericanosmás implicados con Europa, desde Mars-hall hasta Kennedy y Reagan.

Entre los defectos, molesta el prima-rio manejo del sustrato económico. Así,a mediados de los ochenta Delors no en-contró una coyuntura ascendente, sinoel europesimismo económico tributariode las dos crisis petroleras. A veces, aflo-ra demasiado la ideología del autor, culti-vado en el CEU y colaborador de Abc.Fascinado por los neoliberales, obvia losefectos perversos de la desregulación yolvida que el balance de Reagan fue undéficit de caballo, sin distinguir entre ladoctrina y su aplicación real. La izquier-da socialdemócrata se exhibe casi siem-pre como “excesivamente intervencionis-ta”; a la otra la despacha como “la hordarevolucionaria proveniente de Rusia” yhasta el PCI era un peligro que podíahacer “saltar por los aires” la democraciaitaliana. Su querencia por la contribu-ción de “la cristiandad” a la identidadeuropea (“como siempre, las palabrasdel Papa fueron muy juiciosas”) desem-boca en el ninguneo de otras aportacio-nes. Que llega al desprecio con el islam,contemplado como algo unívoco. Poreso alaba en Ataturk la apuesta por “re-ducir la influencia del islamismo al míni-mo”, pues, arguye, “sus costumbres noson compatibles con las de una sociedadoccidental avanzada”.

Esos sesgos aislados mellan, pero noarruinan la calidad del libro. El autorcumple bastante bien su promesa deevitar tanto la hagiografía como la anti-biografía. Pero se le escapan las maníaspersonales. Así, Thatcher logró en lasMalvinas “salvar el honor de su país”(sic). Y Mitterrand era desde Vichy pocomás que un oportunista, de quien no seestablece su verdadera relevancia: haberreconciliado a Francia, y sobre todo a laizquierda francesa, con la economía demercado y con Europa. O

E Lea las primeras páginas del libroForjadores de Europa, de JulioCrespo MacLennan.

Helmut Kohl (izquierda) y François Mitterrand, en una imagen de 1993. Foto: EPA / AFP / Gérard Fouet

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Los héroes de Europa

LIBROS / Ensayo y Poesía

20 EL PAÍS BABELIA 13.02.10

ME LLEGAN rumores (persisten-tes) de que algunas editorialesindependientes de no-ficciónestarían más que dispuestas a

aceptar ofertas de compra. Unas porque elnegocio no marcha bien yotras porque los accionistasmanifiestan síntomas de can-sancio. Claro que los posi-bles compradores ya no sonlos que cabría esperar. Losgrandes grupos intentan re-bajar el nivel de sus coleccio-nes de ensayo para orientar-las a públicos más amplioso, abiertamente, de “cejasmedias”. Y, a veces, más allá:el éxito de los best sellers de“autoayuda espiritual” en laestela del increíblemente ba-nal y estupefaciente El secre-to (Urano), de Rhonda Byr-ne, que, a 22 euros la pieza,lleva más de 130 semanas enlas listas españolas de super-ventas, se ha mimetizado enuna enorme cantidad de se-cuelas que han contamina-do catálogos de editorialesque antes buscaban su hue-co publicando ensayos de di-vulgación media/alta. Losobjetivos económicos quelos managers corporativos fi-jan a sus editores son en mu-chos casos incompatiblescon una línea rigurosa yatenta a cuánto de nuevo sepublica en el terreno de lano-ficción. Un repaso a loscatálogos presentes y pasa-dos de ciertos sellos históri-cos confirma ese cambio detendencia, que ha implicadola dimisión o despido más omenos pactado de responsa-bles comprometidos con elantiguo enfoque. En otros ca-sos, las sucesivas remodela-ciones en la dirección (que,a veces, permanece incom-prensiblemente vacante, co-mo si no supieran qué hacer con el sello) olos bruscos cambios de línea han converti-do antiguos catálogos de referencia en abiga-rrados cajones de sastre donde puede en-contrarse de todo menos un “estilo de lacasa” coherente, algo de lo que hoy sólopueden presumir muy pocos y consolida-dos sellos. Los ensayos más especializados ominoritarios, de los que vender por encimade los 1.500 ejemplares se considera un éxi-to, y reeditar un milagro, son hoy la presa delos pequeños editores de vanguardia, quepueden permitirse adquirirlos con anticipossensiblemente más baratos y con perspecti-vas de beneficios más realistas y acordescon su tamaño. Desde hace un tiempo, elterreno abandonado o descuidado por losgrandes grupos está siendo intensivamenteexplorado por otros de talla mediana o poreditoriales independientes, que son las quepodrían adquirir sellos en horas bajas. Demanera que no es improbable que en lospróximos meses asistamos no sólo a signifi-cativas compras por parte de editoriales in-dependientes (al estilo de la adquisición deCastalia por Edhasa), sino a fusiones de másamplio alcance y a trasvases de “capital hu-mano” de unos sellos a otros. Que sea paramejor.

SalterHE PASADO unos días absorto en la lecturade Quemar los días (Salamandra), las memo-rias de James Salter (Nueva York, 1925), unautor del que siempre preferí los cuentos(Anochecer, El Aleph; La última noche, Sala-mandra) a las novelas. Quizás por ello ense-guida me sentí absorbido por estas “reminis-cencias” (que es como se ha traducido acer-tadamente el platónico subtítulo Recollec-tion) casi sincopadas que, como sus librosde relatos, van directamente a lo esencial.

De nuevo la prosa precisa, contundente ydesnuda (aprendida en Hemingway, perotambién en Chéjov), presente en sus gran-des relatos (inolvidable el que da título a Laúltima noche), de nuevo la atracción por la

acción, entendida desde un punto de vistainequívocamente “masculino”, y por elamor (y el sexo) como conquista —conozcoa muy pocas mujeres que se sientan cómo-das leyendo Juego y distracción (El Aleph),su novela más erótica—, de nuevo la volun-tad de contar las cosas con rigor literariopara que puedan extraerse de ellas significa-dos, digamos, profundos: ejemplares. Sóloque en Quemar los días el foco es la propiavida (o su elaborada destilación) de Salter: lajuventud neoyorquina, el paso por West Po-int, la larga carrera como piloto de caza, elexilio en Europa (en la vieja tradición de“inocentes en el extranjero”), la pasión de laescritura, las lecturas, el amor, la búsquedade sexo. Unas memorias que se leen comoun libro de cuentos y que, al final, dejan allector tan huérfano como cuando se acabauna gran novela.

SectorialEN REALIDAD, no hay (casi) nada que nopueda arreglarse en torno a una mesa bienprovista. Y menos aún si las mesas son va-rias y en ellas se despliegan hábilmente lasartes exquisitas de la persuasión (BaltasarGracián estaría orgulloso de la vigencia desu Oráculo manual). Finalmente, los al-muerzos selectivos “para informar” convo-cados por algunos conspicuos editores ma-drileños y auspiciados desde la Federaciónde Gremios de Editores de España (FGEE)dieron resultado: la candidatura (única) ala junta directiva de la Asociación de Edito-res de Madrid (AEM) se parece mucho a laque convocantes (que pagaron los almuer-zos) y auspiciadores podrían haber soñado.Tras un annus horríbilis institucional (coninsultos y denuncias y amenazas y conspi-raciones) como no se recordaba, y con elnegocio tocado por la crisis, la lista única

madrileña es como una promesa de peli-llos a la mar, restañamiento de heridas, y atrabajar duro que aquí no ha pasado nada.Aparentemente se trata de una lista de con-senso entre tres grandes de Madrid —Ana-

ya, SM y Santillana— y uno de Barcelona(Planeta, que pone su pica en la AEM porEspasa interpuesta), integrada también por

independientes de prestigio. El presidenteserá don Javier Cortés (Grupo SM), uno delos convocantes de los mencionados ága-pes, aunque mis topos me aseguran —locortés no quita lo valiente— que hubo

otros que declinaron “cor-tésmente” la invitación apresidir la AEM. Sea comosea, lo cierto es que, desa-parecido el “factor huma-no” (por relevo generacio-nal o dimisión o jubilacióno adiós, ahí os quedáis) que,según los ahora triunfado-res, impedía cualquier posi-bilidad de acuerdo, las co-sas podrían cambiar. Paraempezar, supongo que loprimero que hará la nuevajunta será retirar la deman-da contra el procedimientode elección del presidentede la FGEE, algo que amena-zó con judicializar la crisis(¡lagarto, lagarto!). Vista lacomposición de la candida-tura lo que me llama la aten-ción es la insuficiente pre-sencia de pequeños-peque-ños, “bibliodiversos” y carasnuevas, lo que, si no se corri-ge en las correspondientescomisiones, podría ocasio-nar tensiones y alejar a loseditores más jóvenes de lasinstituciones. Y más valeque, con la que está cayen-do, grandes y pequeños ten-gan una voz única ante lasAdministraciones. Una cosaes que la política del librodel señor Zapatero sea (poreste orden) tacañísima, re-nuente y escasamente ima-ginativa (ya podría informar-se el Presidente, transferen-cias aparte, de cómo se lomontan en el Centre du Li-vre et de la Lecture de Sarko-zy), y otra que los editores ylos libreros (que se jueganmucho) sigan contemplán-

dose el ombligo con asuntos de menorcuantía. Y, encima, sin el incentivo de losalmuerzos “informativos”. O

¿Quién teme al ensayo feroz?

Ilustración de Max.

SILLÓN DE OREJAS Por Manuel Rodríguez Rivero

EL PAÍS BABELIA 13.02.10 21

EL TEATRO se rige, más que ningúnotro arte, por infinitas variables, yquien no lo frecuenta no suele en-tenderlo. A veces alguien te dice:

“Menudo palo le has pegado a Cochibamboen Las encías de una madre. ¿No te habíagustado tanto hace dos meses en Los que seretuercen?”. “Sí”, respondes, “pero es queen la primera le dirigía Gladiolín, que es untalento, y en la segunda cayó en manos deAlcachófez, que no da una a derechas”. Ésaes una variable importante, pero hay 327más (caracteriológicas, meteorológicas yhasta parapsicológicas), casi todas amplia-mente catalogadas. Sin embargo, lo que su-cede con Escenas de un matrimonio / Sara-band desafía, a primera vista, cualquiercategorización: he aquí una directora, Mar-ta Angelat, que pasa de lo mejor a lo peor enla misma velada. La adaptación de esas dospiezas de Bergman (dos guiones televisivos,de hecho) se ha presentado en la sala peque-ña del TNC de Barcelona, en versión catala-na de Feliu Formosa y Carolina Moreno, yse verá luego en el Español, en castellano, apartir del 23 de marzo. Escenas de un matri-monio ya se había puesto (con Magüi Miray José Luis Pellicena, en 1987), pero, que yosepa, es la primera vez que se monta conSaraband, que narra el reencuentro de Jo-han y Marianne treinta años después. Laprimera parte del díptico del TNC funcionaadmirablemente. El texto, muy bien adapta-do (y lógicamente podado: ya la película erauna reducción de las seis horas televisivas),sigue siendo un prodigio, diáfano y comple-jo, de observación humana y de vitalidaddramática. Bergman narra el arduo viaje deuna pareja aparentemente perfecta, desdeque comienza a abrirse bajo sus pies la grie-ta que ninguno de los dos quiere ver hastaque, al final, conquistan una cierta paz, unacierta comprensión mutua, tras una décadade estallidos, abandonos, caídas y reconci-liaciones. La dirección de Angelat es impe-cable, sutil y fluida; la estupenda escenogra-fía de Glaenzel y Cristiá, con dos espacios adistinta altura para albergar las diversas lo-calizaciones, conjuga intimidad, detallismoy desolación metafórica; las luces de LionelSpycher subrayan, igualmente, la alternan-cia de tonos cálidos y progresivamente géli-dos. Francesc Orella y Mónica López llevana cabo dos trabajos de enorme altura, congran verdad y sin gota de retórica: todas lasemociones, todos los cambios, todos los ma-tices están ahí, vivos y convincentes. Comoúnica pega, diría que a Mónica López lefalta un poco, sólo un poco, de desgarro enla violentísima escena de los papeles deldivorcio. Sales de esa primera parte conuna considerable sensación de felicidad: lafelicidad que sólo depara un rotundo logroartístico.

Y entonces, tras el intermedio, comienza

Saraband. Y esa segunda entrega no funcio-na ni a tres tirones. Por fallar, falla hasta elimbatible tándem Glaenzel / Cristiá, quehan levantado un espacio confuso y franca-mente feo, en la línea del “rústico televisi-vo” de los años setenta. Las flamígeras ten-siones entre los personajes resultan planasy esquemáticas: los actores “dicen” lo queles pasa, pero apenas lo vemos en sus ros-tros y en sus cuerpos. Marta Angelat, que seha reservado el rol de Marianne, monologae inquiere a la manera de una elegante pre-sentadora televisiva, sin peso, sin gravedad,como si la cosa no fuera con ella. No hayviaje: sale de la casa de Johan en Dalarna talcomo entró. ¡Y vaya si suceden cosas enesos pocos días! El rol del viejo Johan correa cargo de Miquel Cors, que no pisaba unescenario desde hace casi quince años.Cors inyecta al misantrópico personaje las

imprescindibles dosis de amargura y mali-cia, y resuelve con oficio las escenas con suhijo y su nieta, pero su tono suena mono-corde, y su derrumbamiento final en bra-zos de Marianne es un naufragio a dúo.¿Recuerdan esa secuencia portentosa,cuando Johan sufre un terrible ataque depánico en plena noche tras el intento de

suicidio de su hijo, y entra en la habitaciónde Marianne, y proclama su miedo y suangustia, y los dos se desnudan real y sim-bólicamente? Más vale que la recuerden,porque aquí la desnudez no rebasa lo físi-co. El hijo, el atormentado Henrik, es Fran-cesc Orella, pero no lo parece: está a añosluz de su descomunal trabajo anterior. Ima-gino que para marcar distancias con el jo-ven Johan le han encasquetado un pelucónatroz y le han impuesto (o le han permiti-do) un pasmoso soniquete de boxeador gro-ggy: ruego a los dioses del teatro para queeste gran actor se libere de ese doble cepoque ni se merece ni nos merecemos. Ka-ren, su hija, es Aina Clotet, excelente enroles de comedia (Germanes) y que ha mos-trado su poderío dramático en diversas pe-lículas, pero aquí está opaca y forzadísima,como si su personaje fuera una niña de seisaños con serios problemas de expresiónoral. De golpe y porrazo, en la escena de laruptura con su padre, recupera su sensibili-dad, su determinación y su inteligencia:más vale tarde que nunca, aunque amoscaun poco la celeridad del tránsito. Yo me hedevanado los sesos intentando averiguar elbusilis de este traspiés colectivo. Creo, deentrada, que el reparto está equivocado, yque todos hubiéramos agradecido ver aOrella y Mónica López prolongando susroles: por continuidad emocional y por dar-les la oportunidad de marcarse un tour deforce de los que hacen historia. Es hartoposible (explicación metodológica) que An-gelat y su equipo hayan trabajado tanto enla primera parte que se les echase el tiem-po encima a la hora de abordar la segunda.Me atrevería a decir, pues, que faltan ensa-yos, pero también (explicación esencialis-ta) que quizás no se ha advertido plena-mente la diferente graduación de ambosalcoholes. Escenas era un peliculón; Sara-band fue la extrema destilación de un maes-tro. Escenas es un río revuelto, de corrien-tes cambiantes, en el que te has de movercon mucho talento para no caer en los rápi-dos, pero para torear Saraband hace faltaalgo más que talento: tienes la lava en losbajos desde el comienzo, y si no entras enel volcán con un parejo grado de incandes-cencia te puedes dejar la piel. O

Escenes d’un matrimoni / Saraband, de IngmarBergman. Dirección de Marta Angelat. Teatre Na-cional de Catalunya. Barcelona. Hasta el 28 defebrero. www.tnc.cat. Teatro Español. Madrid. Del23 de marzo al 25 de abril. www.esmadrid.com/tea-troespanol. O

Aquí una perla, aquí un pedruscoEscenas de un matrimonio y Saraband, de Bergman, en el TNC, a las órdenes de Marta Angelat. Francesc Orellay Mónica López deslumbran en la primera parte, pero el equipo de la segunda queda muy lejos de la meta

E Fragmentos de los montajes deSaraband y Escenas de un matrimoniodel Teatre Nacional de Catalunya

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Francesc Orella y Mónica López en Escenas de un matrimonio, de Ingmar Bergman. Foto: David Ruano / TNC

Quizás no se haadvertido plenamentela diferente graduaciónde ambos alcoholes

PURO TEATRO Por Marcos Ordóñez

22 EL PAÍS BABELIA 13.02.10

SALGO AL BALCÓN de mi cuarto dehotel en Bournemouth, al sur deInglaterra. Desde aquí puedo verel lugar donde un día se levantara

la casa de las dos chimeneas de Skerryvo-re en la que R. L. Stevenson, en estadofebril, escribió en 1885 El extraño caso deldoctor Jekyll y Mr. Hyde. Sesenta años des-pués de la publicación del libro, volveríaliteralmente el Mal a aquel lugar cuandouna bomba del ejército nazi arrasó porcompleto Skerryvore. Fue la ex-traña forma que eligió místerHyde para regresar a la casa delas dos chimeneas.

Se ha hecho ya de noche yno puedo quitarme de la cabezaque hace un rato, en este mis-mo balcón, cuando atardecía,he visto que la mano de mi veci-no era delgada, fibrosa y rugo-sa, de una palidez verdosa, pelu-da. Por decirlo de una formamás alarmante, era una manoparecida a la de Hyde.

Sospecho que esa mano ru-gosa, vista en la luz del cre-púsculo, es de las que no seolvidan. Y recuerdo que, a cau-sa de ella, a punto he estado deestablecer con el vecino un diá-logo al estilo de Borges y yo, eserelato tan representativo de laherencia de la casa de Skerryvo-re. Hace sólo unos minutos, es-taba pensando en el vuelco fan-tástico que le da Borges a esasingular autobiografía de artis-ta cuando me ha extasiado lainfinita sucesión de farolas ilu-minadas del Bournemouth noc-turno. Y, en plena ensoñación,he recordado aquel momentode la novela de Stevenson en elque Utterson comienza a darlevueltas a la historia que le haexplicado Enfield y se acuerdade que éste le ha contado que,un día, volviendo a casa desdeun lugar casi en el fin del mundo, hacia lastres de una madrugada de invierno, cruzóen diagonal una desierta plaza de Lon-dres, donde literalmente no se veían másque farolas, lo que le aterró, aunque nopor eso dejó de seguir caminando y cru-zando nuevas plazas solitarias mientras to-do el mundo dormía.

Olas encrespadas en la playa. El mar meayuda a pensar en aquella secuencia de lanovela de Stevenson en la que empieza acrecer, a resonar, a ampliarse en la mentede Utterson la historia que le ha contadoMr. Enfield y ésta se va desarrollando y am-plificando en su cabeza como una sucesióninfinita de pasos, y Utterson ve entonces—Stevenson crea imágenes que parecenpresentir la invención del cinematógrafo—la figura de un hombre andando deprisa, ypoco después, la de una niña que sale co-rriendo de casa del doctor, y a continua-ción, el encuentro de las dos figuras, yaquel juggernaut humano —así describeStevenson la conducta que se ha posesiona-do de Mr. Hyde—, aquella fuerza del malirrefrenable que en su avance aplasta o des-truye todo lo que se interfiere en su cami-no, atropellando a la criatura y siguiendosu trayecto sin hacer caso de los gritos querompen el silencio de la ciudad dormida.

Busco una forma de ver El extraño casodel doctor Jekyll y Mr. Hyde desde un ángu-lo ligeramente distinto al de anteriores lec-turas y veo la escena del célebre cambiode rostro del doctor como un símil delrecurrente (recurrente, sobre todo para laGuadaña, que monologa desde siemprecon el tema) salto de la vida a la tumba.En realidad, Hyde es la Muerte. Y quieroimaginar que Nabokov se refirió tambiéna ese salto, al traspaso eterno, cuando les

pidió a sus alumnos de Cornell que noperdieran de vista los últimos momentosde la vida de R. L. Stevenson, su final trági-co en Samoa.

“Los libros tienen su propio destino”,les dijo Nabokov. Y es cierto, los libros hantenido siempre su propia suerte, y a vecesésta consiste en llevar a la vida real lo queantes narró el autor. Pudo ser perfectamen-te el caso de R. L. Stevenson y su Dr. Jekyll.La escena tuvo lugar en Upolu, Samoa,

1894. El escritor, al que los nativos llama-ban Tusitala, bajó a la bodega de su casa abuscar una botella de su borgoña favorito,la descorchó en la cocina, y de repente lla-mó a gritos a su mujer. “¿Qué me pasa, quées esto tan extraño, algo me ha cambiadola cara?”. Un ataque cerebral. Cayó al sue-lo. “Riverrun”, dijo Tusitala. Y murió doshoras después.

“¡Cómo me ha cambiado la cara! Hayuna extraña relación temática entre esteúltimo episodio de la vida de Stevenson ylas fatales transformaciones de su maravi-lloso libro”, comentó Nabokov a sus alum-nos de Cornell. El extraño caso del doctorJekyll y Mr. Hyde se adentra en la más fatalde las transformaciones, la que convierte aun ser vivo en un muerto. El siempre enig-mático experimento o tránsito está conta-do con especial meticulosidad por el pro-pio Jekyll, que en la novela lo deja casicomo legado para la humanidad: “Pero latentación de llevar a cabo un experimentotan singular venció, al fin, todos mis temo-res”. Una frase que parece reaparecer alfinal del más escueto, elegante y célebredesenlace de los cuentos de Borges: “La

curiosidad pudo más que el miedo y nocerré los ojos”.

La curiosidad lo mueve todo, hasta lalista o relación exhaustiva de lo que jamásse mueve, aunque de esta lista suele decir-se que la escribió un muerto. ¿Por qué vol-vió míster Hyde a Bournemouth? Los librostienen su propio destino y acaban querien-do ser visitados por las criaturas reales queinventan. Éste sería el caso de Hyde y deesa bomba hitleriana que arrasó el lugar

donde fue engendrado. La curiosidad lomueve todo, muy especialmente si el deseode vivir es intenso. Porque entonces nuncallegamos a pensar que ya sabemos lo sufi-ciente acerca del mundo y porque enton-ces cada respuesta nos lleva a otra pregun-

ta. Por eso se suele decir que la curiosidades lo que nos mantiene vivos. Y muertos.Porque uno de los aspectos notables dellibro de Stevenson es que no resuelve lacontradicción. Habla tanto de la muerte co-mo de la vida, y también de la muerte en

vida. Y habla para ver por qué (que diríaJosé-Miguel Ullán). Inventa un procedi-miento, un tipo de ficción, que le permitemantener la tensión. La forma es siempreforma de una relación y Stevenson, queabrió caminos a los mundos de Pessoa y deBorges, profundiza en un tipo de escritura,un estilo y una construcción, que le permi-te mantener unidos los polos más extre-mos con sus redes antagónicas y opuestas.

“Otros vendrán después, otros que me

sobrepasarán en conocimientos, y me atre-vo a predecir que al fin el hombre serátenido y reconocido como una reunión depersonalidades diversas, discrepantes e in-dependientes”, se lee hacia el final de lanovela. Del mismo modo que presintió elcine, Stevenson previó aquí en Bourne-mouth el síndrome moderno, el síndromePessoa, que ha convertido a tantos indivi-duos —paradójicamente a los más singula-res— en puntos de encuentro de diversaspersonalidades. Yo mismo, sin ir más lejos,vivo fraccionado en varios personajes dis-crepantes e independientes. De ahí, ciertossobresaltos con manos verdosas. Y de ahítambién cierta inquietud, porque, por muycalmo que esté ahora todo, la noche parecedoble. Aunque siempre tranquiliza ver quesigue ahí metafísica, perfectamente ilumi-nada y única, la playa inglesa. O

El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde.Robert Louis Stevenson. Traducción de Juan An-tonio Molina Foix. Valdemar. Madrid, 2006. 240páginas. 13 euros.

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La playa inglesaDel mismo modo que presintió el cine, Robert Louis Stevenson previó en Bournemouth —el lugar en el queescribió El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde— el síndrome moderno, el síndrome Pessoa, que ha convertidoa tantos individuos —paradójicamente a los más singulares— en puntos de encuentro de diversas personalidades

La playa de Bournemouth, en una imagen de 1936. Ahí escribió Robert Louis Stevenson El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde en 1885. Foto: Fox Photos / Getty Images

Los libros tienen supropio destino y acabanqueriendo ser visitadospor las criaturasreales que inventan

RELECTURAS Por Enrique Vila-Matas

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