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Ave Paraiso - Jorge Parada

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Es un libro que te ayuda a descubrirte a ti mismo y que levanta el ánimo. Corto pero intenso

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  • AutorJorge Parada

    Ilustraciones portadaAna Mara Armada

    ISBN: 978-84-941288-5-1

    Jorge Parada - 1 Edicin Ao 2013 de esta edicin Inlibris EditorialTodos los derechos reservados

    Esta edicin de Ave Paraso en formato digital, se distribuye bajo Licencia Creative Commons

    Inlibris EditorialPintor Sorolla 2246002 Valencia Spaininlibris.es

  • Este no es un

    libro,

    es un regalo

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  • Ave paraso

    Jorge Parada

  • Prlogo

    Deja que el plumaje de tu estirpe

    proteja el desvalido cuerpo

    que aloja tu alma.

  • CAPTULO I

    TODO LO QUE

    RESPLANDECE TIENE LUZ

    Pica Brafilenfis

    Le Toucan ou la Pie u Brefil

  • Su inmaculado plumaje dorado con ribetes prpura contorneaba su majestuosa cola blanca que atrapaba signos arabescos y pequeos ojos de plata.

    Su pico curvado era transparente como un fino cristal, su delicada lengua escarlata semejaba en su trinar a un fino candil encendido, comparable con un pequeo dragn emanando centellas.

    Pero esta llama solo emita sonidos celestiales y esta msica le arrullaba al rbol sus dormidas y soadoras races.

    Sus largas y gallardas patas de piel plateada no hacan sombra, solo reflejaban, y cuando las posaba sobre algn matorral silvestre este le peda a los cielos que fueran sus brotes, para darle a su verde manto una flor tan bella como lo era ese alado.

    El viento solo lo acariciaba con su consentimiento, pues le robaba buenaventura que esparca en los poblados, sus gentes y sus plantos.

    Volaba el inmenso valle, planeando vigilante en bsqueda de sus frutos, sus amigos y tal vez sus pares.

    En lo ms alto del rbol ms alto esparca su trino bendiciendo a las personas con mensajes de atencin y respeto por la vida.

    Cada ser del inmenso valle detena su quehacer para deleitarse con su trinar.

    Cuando tomaba su bao matinal el sol que sala de su zambullida en la cascada, salpicaba pintando con tonos multicolores las grises rocas, que espejadas con arco iris mostraban a los inquietos peces vestidos de carnaval.

    El ave era feliz y nunca peda nada a cambio, solo anhelaba encontrar a su dupla para formar pareja y anidar.

    Su meldico trino mostraba el anhelo de encontrar a su hembra, denotando en estos acordes su constante sueo de sobrevolar el valle con su amada y sus pichones formando un ala, que con su traza indicase el sendero hacia el paraso.

    Comparta su tiempo con las guilas, papagayos, tucanes, y hasta con los cndores, pero nunca tuvo la suerte de encontrar a un ser de su especie para departir acariciar y dar sustento.

  • Su plcida vida de monarca de s mismo lo llev a pretender otras consignas para su vida, quizs las primeras y bsicas de todo ser, construir su familia.

  • CAPTULO II

    EVOLUCIONAR SIN SABER

    Phafianus variis

    Le Phaifan belles-

  • Pasaron largos aos y no pudo en esta larga jornada encontrar a otra ave de su especie, estirpe y corazn.

    Nostlgico comenz a pasar parte sus horas mirndose en los charcos; contemplaba una y otra vez su imagen entre sus patas, como cada en un inmenso pozo vaco, tan inalcanzable como ajeno e irreal.

    Verse tan luminoso y lleno de preciosidad no le daba el regocijo y la alegra que en otras ocasiones pasadas.

    Observaba detenidamente su plumaje intentando recordar haberlo visto en otro semejante. En quin? Pero si no recordaba ni el de sus padres!, progenitores que con el pasar del tiempo haba olvidado; quizs porque tambin eran distintos.

    Con una tristeza muy amarga, imaginaba que haba nacido en un nido ocasional; tras haber sido abandonado por sus verdaderos congneres, quienes habran decidido por alguna desconocida razn apartarse de l. Sufra sintiendo que su vida haba comenzado con el infortunio del desamparo, la desolacin y, por tal , su soledad.

    Esta parte de su vida tan triste gener la prdida del nimo. Por tal circunstancia abandon por completo el cuidado de su plumaje, al que no le dio ms cuidado con el bao matinal en la cascada, descuid su alimentacin ingiriendo cualquier tipo de desperdicios y sum a estas negativas actitudes las continuas y mantenidas rias con otros animales que lo dejaban exhausto, vindose tan diferente de lo que fue.

    Esas conductas a travs del tiempo lo debilitaron y comenz a enfermar.

    Su plumaje se hizo gris y su pico transparente se convirti en una copa sucia despus de una bacanal.

  • CAPTULO III

    SE ALEJ DEL CIELO

    Porphyo

    La Poule Sultane

  • Una tarde posado en lo alto de un rbol, embriagado por el humo y por el consumo de algunas frutas en descomposicin, vio que desde una cabaa se desprenda un raro destello; entonces, decidido a husmear vol para embestir el resplandor, pero golpe con fuerza su cabeza contra una ventana que tena cerrados sus cristales y cay con la torpeza de un ebrio contra el suelo.

    Parti como pudo revoloteando como una polilla ciega hasta su rbol predilecto, donde descans tendido sobre el follaje.

    La noche lo cuid con sus estrellas hasta que de nuevo la luz del sol lo despert lastimndole sus oscurecidos ojos.

    Despus de estirar su rgido y dolorido cuerpo, record el suceso acaecido el da anterior y con renovadas fuerzas quiso continuar la enloquecida tarea que haba comenzado.

    Tom gran altura y con la enorme velocidad de un relmpago se zambull contra la ventana, pero gracias a la luz divina, las hojas de madera y cristal estaban abiertas y rebot contra una mullida cama que resguard su cuerpo. Se incorpor y despus de observar el cuarto se pos sobre una mueble de madera y cristal que tena perfumados jabones, cepillos para el cabello y pequeas botellas de elixires aromticos junto con algunos otros artculos de uso cosmtico; pero cuando alz su vista... alguien estaba ah..., s frente a l,... tena su mismo pico y tambin sus bellas aunque rodas plumas. Apoy su pico y ella tambin lo hizo, alz su pequea garra para tocarla y ella tambin la alz. No era como en esas imgenes nubosas de los charcos! Estaba ah, frente a l, acarici sus alas y ella tambin las acarici... trin y ella tambin trin... desesperado quiso atravesar a su lado!, pero no pudo... sinti que un muro le impeda el paso, al igual que en su primer intento contra la ventana. Entonces, supo que ella estaba atrapada, golpe con fuerza su pico contra ese duro cristal y ella tambin lo hizo con toda desesperacin por dejar a su par libre, e insisti con todas sus fuerzas y su pico sangr... a ella le pasaba lo mismo; eran dos almas presas que queran escapar de su condena, golpe con toda su fuerza y sus patas araaban ese impvido muro transparente, y el cuerpo, tambin, top con dureza contra ese diamantino cristal. Sus cuerpos estaban baados de sangre,

  • saliva y chillidos de dolor y en un acto de extrema potencia juntando todas sus fuerzas con el ms duro de sus picotazos quebr el duro cristal; pero el dolor los diezm y l qued tendido, tal vez agonizando con los ltimos estertores, que, como latidos, convulsionaban desesperados contra el invisible y fragmentado divisorio que ya quebrado una sus plumas.

  • CAPTULO IV

    DEL OTRO LADO

    Arde a caerulea

    Heron bleu

  • Solo unos diminutos rayos de luz se esparcan por el cuarto como la niebla infame de un campo de batalla despus de la muerte y desolacin.

    Desprevenida entr al cuarto la duea de casa y vio sobre su mueble el moribundo y ensangrentado pjaro.

    Corri y lo tom entre sus manos; su cuerpo se enfriaba... lo abrig entre dos mantillas, enjug su pico y cabeza con agua fresca para lograr reanimarlo pero sin suerte.

    Llam con urgencia al veterinario para que acudiese con su ciencia a reconfortar a ese digno ejemplar de ave que mereca vivir.

    El veterinario qued sorprendido por ver esa maravillosa ave, tan lejos de su lugar origen.

    Fue tratado con medicamentos por largo tiempo, pues contrajo una extraa enfermedad que involucr su sangre y su poder de sanar; se lo vea muy delgado, sus plumas se cayeron y pareca un pichn recin nacido, mojado y desvalido. Su piel estaba lacerada por haber recibido tantos pinchazos en sus alas y patas, y su chupado rostro solo dejaba relucir sus frgiles huesos empapados en lgrimas. Solo su corazn de valiente no resignaba su golpeteo.

    Reciba antibiticos, vitaminas y tantas otras medicaciones, pero su cuerpo ya no resista, estaba tan frgil que no se poda escuchar su ronca respiracin y la esperanza fue poca.

    Hasta que en una noche de delirio por la fiebre vio su final reflejado y esta vez en un ave muy negra! que se le acerc lentamente para arrebatarle lo que le quedaba de vida. S, para llevrselo!... Le hinc el colgajo de cuello con el estilete puntiagudo de su pico arrebatador de parca, y l gimi sacudiendo su cabeza con fuerza y negacin al hecho de perder el tesoro de su vida... y con un movimiento de hbil estocada, clav su garra en el pecho de la aguda catrina , dejando vislumbrar el sello dorado distintivo de su pecho y la negra ave ante la estirpe de rey; se rinde por esta vez y lo abandona para dejarlo sanar en paz.

  • CAPTULO V

    LA CEREMONIA

    Numenius ruber.

    Corlieu rouge

  • A la maana siguiente estaba un poco mejor y supo que se restablecera, comprob nuevamente que era un rey y que solo l debera regir su destino.

    Pasaron largos meses y fue recuperndose, con la ardua rehabilitacin indicada. Le dola moverse, respirar y las escasas plumas de su coronado cuerpo comenzaron a salir como capullos. Todas las personas allegadas a l le alentaban y as con pasos lentos y tortuosos, pero continuados hizo ms fuertes sus msculos, y le crecieron renovadas y radiantes plumas. Fue recuperando poco a poco su gallarda, sus reflejos y su estandarte belleza. Conoci a travs de ese duro mensaje de vida que deba seguir pujando su tenaz temple, para poder partir y volar lejos hacia su destino!

    Con el tesn que talla ese emprendimiento parti para encontrar su lugar, su origen, su tierra y tal vez su reino.

    Los meses se fueron cincelando con muchos das y en su larga y esforzada travesa, cruz ocanos, ros y ciudades, hasta que lleg a un monte desconocido donde desde lo alto se divisaban pjaros con antorchas encendidas que lo estaban esperando. S,... una recepcin compuesta por miles de aves paraso.

    Hoy gracias a nuestras plegarias se cumple nuestro anhelo!, ha llegado el amo y seor. Nuestro rey! Han sido muchas las aves paraso que hemos dejado esparcidas por el mundo, sabiendo que solo una regresara a su instintivo origen para gobernarnos. La ms fuerte, la ms sensible, noble y tenaz de todas.

    Estaba impvido, rebosado de alegra, sus ojos llenos de nostalgias dejaban escapar lgrimas de triunfo.

    Feliz aunque agotado fue llevado en andas por un cortejo de impecables aves paraso que lo transportaron por un fino camino de piedras hasta una gruta muy alta y escarpada.

    Deberamos dejarlo descansar para que recupere fuerzas; porque en la maana le espera el solemne acto de investidura de REY.

    La comitiva coloc su cuerpo exhausto en unos mullidos cojines y se retir despaciosamente. Estaba todo en penumbras para su merecido descanso y solo un fino candil granate coloreaba el clido interior, mientras unas pequeas estrellas

  • aparecan por un hueco de cielo que se vea muy arriba. Vencido, entr en un profundo sueo y se adormil.

    Fue larga la noche de descanso...Su pico se abri y respir de lado, cuando de repente el

    muro cristalino de su antigua pesadilla se esparci dividiendo el espacio como una pared invisible; y... se despert! De un salto se puso de pie; extendi sus alas sintiendo que otras plumas le acariciaban, estir su garra percatndose tambin de que otra suave le tomaba; alarg su cuello erizando el plumaje y olfate un maravilloso perfume que nunca haba olido. Su corazn lati ms de prisa; sus uas se encresparon al igual que el plumaje escarlata de su frente; emiti un gemido que llen sus pulmones de aire; mientras los primeros rayos de sol se colaban por el pequeo cielo de la gruta. Entonces; baj su cabeza golpeando con sus patas la tierra rocosa de la caverna que le adhiri al suelo, la luz plena del sol entr y todo resplandeci.

    Un enmaraado chispear de luces que provenan de otro plumaje lo ceg y un chillido agudo y penetrante le incrust el corazn; su pico viaj como una centella hasta el otro pico y se besaron!... S! Su princesa le haba despertado!

    El sol, espectador de la maana, se sinti hermanado en ese da donde el amor particip, esta vez para perpetuarse .Porque todo esfuerzo dirigido con un cometido espiritual tendr su rdito y este es alcanzar la felicidad.

    Hoy el ave paraso reina feliz en un mundo tan bello y perfecto como dura y difcil fue su vida. Fragu las simientes de una dinasta que ser eterna.

  • APNDICE

    MS HISTORIAS

    Has terminado de leer este libro alado, y quiero

    agradecerte que hayas compartido este maravilloso viaje

    conmigo. Otras historias tiernas te esperan en mi web:

    www.jorgeparada.org. En este espacio podrs ponerte en contacto

    conmigo y conocer todas mis obras. Hay muchos mensajes esperando

    que los descubras.

    Tambin puedes seguir recibiendo mis frases y pensamientos a

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    experiencia y emociones tras haber ledo esta historia.

    Te invito a que sigas volando con nosotros.

    Este viaje no ha acabado an...

    Jorge Parada.