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gobierno de su cuñado, rehabilitaron su nombre. Así Isabel, a principios de 1228, pudo recibir una renta apropiada para reti- rarse al castillo familiar en Marburgo, donde vivía también su director espiritual fray Conrado. Fue él quien refirió al papa Gregorio IX el siguiente hecho: el viernes santo de 1228, puestas las manos sobre el altar en la capilla de su ciudad Eisenach, donde había acogido a los Frailes Menores, en pre- sencia de algunos frailes y familiares, Isabel renunció a su pro- pia voluntad y a todas las vanidades del mundo. Ella quería renunciar a todas sus posesiones, pero yo la disuadí por amor a los pobres. Poco después construyó un hospital, recogió a enfermos e inválidos y sirvió en su propia mesa a los más miserables y los más abandonados. Habiéndola yo reñido por estas cosas, Isabel respondió que de los pobres recibía una especial gracia y humildad” (Epistula magistri Conradi, 14-17). En noviembre de 1231 fue afectada por fuertes fie- bres. Cuando la noticia de su enfermedad se propagó, muchí- sima gente acudió a verla. Tras unos diez días, pidió que se cerraran las puertas, para quedarse a solas con Dios. En la noche del 17 de noviembre se durmió dulcemente en el Señor. Los testimonios sobre su santidad fueron tantos y tales que, sólo cuatro años más tarde, el papa Gregorio IX la pro- clamó Santa y, en el mismo año, se consagró la hermosa igle- sia construida en su honor en Marburgo. Cristo a quien has lavado, alimentado y cuidado”. Un claro tes- timonio de cómo la fe y el amor hacia Dios y hacia el prójimo refuerzan y hacen aún más profunda la unión matrimonial. La joven pareja encontró apoyo espiritual en los Frailes Menores que, desde 1222, se difundieron en Turingia. Entre ellos Isabel eligió a fray Ruggero (Rüdiger) como director espiri- tual. Cuando él le narró las circunstancias de la conversión del joven y rico mercader Francisco de Asís, Isabel se entusiasmó aún más en su camino de vida cristiana. Desde aquel momen- to, se decidió aún más a seguir a Cristo pobre y crucificado, presente en los pobres. Incluso cuando nació su primer hijo, seguido de otros dos, nuestra Santa no descuidó nunca sus obras de caridad. Una dura prueba fue el adiós al marido, a finales de junio de 1227, cuando Ludovico IV se asoció a la cruzada del empe- rador Federico II, recordando a su esposa que esa era una tra- dición para los soberanos de Turingia. Isabel respondió: “No te retendré. Me dí toda entera a Dios y ahora debo darte también a ti”. Sin embargo, la fiebre diezmó las tropas y Ludovico mismo cayó enfermo y murió en Otranto, antes de embarcar, en sep- tiembre de 1227, a la edad de veintisiete años. Isabel, al saber la noticia, tuvo tal dolor que se retiró en soledad, pero después, fortificada por la oración y consolada por la esperanza de vol- ver a verle en el Cielo, volvió a interesarse en los asuntos del reino. La esperaba, sin embargo, otra prueba: su cuñado usur- pó el gobierno de Turingia, declarándose verdadero heredero de Ludovico y acusando a Isabel de ser una mujer piadosa incompetente para gobernar. La joven viuda, con sus tres hijos, fue expulsada del castillo de Wartburg y se puso a la búsqueda de un lugar donde refugiarse. Solo dos de sus doncellas per- manecieron junto a ella, la acompañaron y confiaron a los tres niños a los cuidados de amigos de Ludovico. Peregrinando por los pueblos, Isabel trabajaba allí donde se la acogía, asistía a los enfermos, hilaba y cosía. Durante este calvario, soportado con gran fe, con paciencia y dedicación a Dios, algunos parientes, que le habían permanecido fieles y consideraban ilegítimo el De Domingo XXXI del T. Ordinario año XV · número 829 · 31/10/2010 interés a liturgia de este domingo nos presenta unos textos que nos muestran la grandeza y la misericordia de Dios, su poder y el cuidado y amor que derrocha al encontrarse con nuestra miseria. La primera lectura pertenece al libro de la Sabiduría (11, 22-12, 2). Este texto figura en la segunda parte del libro y cubre los diez últimos capí- tulos del mismo (del capítulo 10 hasta el final del libro). En estos capítulos se describe la Sabiduría en la historia de Israel. Cómo la Sabiduría, que es un don de Dios, guía la historia del pueblo hebreo, mientras que la historia de los impíos (Sodoma, Egipto y Canán) se desenvuelve en tinieblas, sin el influjo de esta sabiduría. Este tema se encuentra igualmente en la segunda parte del libro del Eclesiástico (42, 15-50, 26) que describe el papel de la Sabiduría en la natu- raleza y en la historia de Israel. En el texto de hoy, Dios se nos mues- tra como el dueño del universo: “el mundo entero es ante ti como un grano de arena que ni siquiera llega a inclinar la balanza, como gota de rocío mañanero que cae sobre la tierra”. Dios es el Incomparable. Todo el universo es, ante Dios, como ese insignifi- cante grano de arena, como esa gota de rocío. Y, sin embargo… “Te compadeces de todos, porque todo lo puedes… Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado. Y ¿cómo subsistirían las cosas si tú no lo hubieses querido? ¿Cómo conservarían su existencia, si tú no las hubieses llamado? ¡Qué pretenciosos somos los hombres! Pensamos que somos algo y hasta nos atreve- mos a decir que Dios no existe y tratamos de explicar que el universo se ha hecho solo, porque parece que Dios estor- ba, simplemente porque no “vemos” a Dios con nuestros ojos o con nuestra experiencia científica. ¡Ciegos! Que pre- tendemos guiar a otros ciegos. Pero la fe nos dice que todo lo que existe, el universo entero y nosotros como parte del mismo, existimos y subsistimos porque Dios nos ama. Con los “ojos” de la fe podemos ver a Dios en todo y en todos. Y el amor de Dios a la base de nuestra existencia y de nues- tra subsistencia, de la nuestra y del universo. Pero la experiencia nos dice que el mal, el pecado, el dolor, la enfermedad, la miseria, el odio, las guerras, están ahí. La Sagrada Escritura nos enseña que la fuente de todo este mal está en el pecado. Bien es cierto que el uni- verso, la naturaleza y todo lo que en ellos se contiene, incluidos nosotros, estamos en evolución, con todo lo que ello lleva consigo de dolor, limitación, crecimiento-deca- dencia-muerte. Sea lo que sea, el caso es que el sufrimien- to, el dolor, nos acompaña a todo lo largo de nuestra exis- tencia en este mundo. Es un hecho. Y también es un hecho que la mayor parte de los dolores y de los males que exis- ten en nuestro mundo se deben a la acción de los hombres: odios, guerras, pobreza, mala distribución de los bienes de la tierra, etc. En una palabra, al pecado. Si, al pecado. Aunque este término hoy no parece ser “políticamente correcto”, no se lleva. Y ¿qué hace Dios ante este “fracaso” de su plan de la creación? Pues bien, Dios no se queda de brazos cruzados, no deses- pera, a pesar de todo, a pesar de nuestro empeño en desbaratar sus planes, una y otra vez: “Cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan…a todos perdonas, porque son tuyos…en todas las cosas está tu soplo incorruptible”. Dios per- dona, eso sí. Pero también “corriges poco a poco a los que caen, les recuerdas su peca- do y los reprendes, para que se conviertan y crean en ti, Señor”. Los creyentes vemos la mano de Dios en todo lo que ocurre, y en todo lo que nos ocurre. Nosotros no sabe- mos por qué ocurren (o nos ocurren) las cosas. Pero confiamos en ese Dios que nos ama y que sabe lo que nos conviene. Y no necesariamente todo lo malo es “castigo de Dios”. No sea- mos ingenuos. ¿Quién podrá pretender interpretar la voluntad de Dios? Demasiadas veces, a lo largo de la his- toria (de la humanidad y de la nuestra individual), hemos oído a esos “listos”, a esos “interesados”, decir esa fatídi- ca frase: “Dios lo quiere”, “es la voluntad de Dios”, para imponer su voluntad y obtener su propia ventaja e interés. ¡Cuánto daño, cuánta injusticia, cuánto pecado se ha cometido al amparo de ese grito de “Dios lo quiere”! Sólo Dios sabe lo que Él quiere. El Evangelio de hoy, con el relato del episodio del publicano Zaqueo (Lucas 19, 1-10), nos viene a recordar, una vez más, que, ante el pecado del hombre, Dios no per- manece impasible. Dios envió a su Hijo: “Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”. El pecado, el mal, el sufrimiento, la muerte, tienen sus días contados. Nos espera el “universo nuevo”, donde ya no existirá el mal, ni el sufrimiento, ni el pecado, ni la muerte. Pero, nos dice San Pablo (2 Tesalonicenses 2, 2) “no os alar- méis… como si hubiéramos dicho que el día del Señor está encima. Que nadie en modo alguno os engañe”. Los días de “este” mundo están contados, pero el “cuándo” sólo Dios lo sabe. Lo que nosotros sabemos, por la fe, es que Dios es amigo de la vida y nos ha prometido la vida eterna. San Miguel Arcángel La voz de la parroquia Señor, amigo de la vida L CUÁNTO PECADO SE HA COMETI- DO AL AMPA- RO DE ESE GRITO DE “DIOS LO QUIERE” A. O. aviso s Isabel de Hungría, la princesa entre los pobres La Vigilia extraordinaria de Difuntos del día 1, empezará con la Misa de 20 h., en la Iglesia, siguiendo a conti- nuación la exposición del Santísimo. aviso 4 Vigilia de la Adoración Nocturna La colecta del pasado 24, Día del Domund, fue de 7.479 €. Muchas gracias por vuestra generosidad. aviso 3 Colecta del Día del Domund El día 1 y 2 habrá misas en la capilla del tanato- rio a las 17 h. aviso 1 Misas en el tanatorio de Las Rozas Una silla de rue- das. Si puedes donarla ponte en contacto con Cári- tas parroquial en el 91 6374062. aviso 2 Cáritas necesita… [viene de la página anterior]

aviso - sanmiguelrozas.archimadrid.essanmiguelrozas.archimadrid.es/wp-content/uploads/2010/11/pdf_829.pdf · cerraran las puertas, para quedarse a solas con Dios. En la ... grado

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Domingo XXXI del T. Ordinario

año XV · número 829 · 31/10/2010

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el libro d

el Eclesiástico (42, 15-50, 26) q

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iduría en la natu-

raleza y en la historia de Israel.

En el texto d

e hoy, Dios se nos m

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o el dueño d

el universo: “el mund

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o un grano de arena

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uiera llega a inclinar la balanza,

como gota d

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o eluniverso es, ante D

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cante grano de arena, com

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rocío. Y, sin emb

argo… “Te com

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o lo pued

es… A

mas a tod

os los seres y no odias nad

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e lo que has hecho; si hub

ieras odiad

o alguna cosa, no lahab

rías creado. Y

¿cómo sub

sistirían las cosas si tú no lohub

ieses querid

o? ¿Cóm

o conservarían su existencia, si túno las hub

ieses llamad

o?¡Q

ué pretenciosos som

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bres! P

ensamos q

ue somos algo y hasta nos atreve-

mos a d

ecir que D

ios no existe y tratamos d

e explicar q

ueel universo se ha hecho solo, p

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orque no “vem

os” a Dios con nuestros

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iegos! Que p

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emos guiar a otros ciegos. P

ero la fe nos dice q

ue todo

lo que existe, el universo entero y nosotros com

o parte d

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os y subsistim

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os ver a Dios en tod

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ios a la base d

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tra subsistencia, d

e la nuestra y del universo.

Pero la exp

eriencia nos dice q

ue el mal, el p

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, la miseria, el od

io, las guerras,están ahí. La S

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scritura nos enseña que la fuente d

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o este mal está en el p

ecado. B

ien es cierto que el uni-

verso, la naturaleza y todo lo q

ue en ellos se contiene,incluid

os nosotros, estamos en evolución, con tod

o lo que

ello lleva consigo de d

olor, limitación, crecim

iento-deca-

dencia-m

uerte. Sea lo q

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s un hecho. Y tam

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ue este término hoy no p

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olíticamente correcto”, no se lleva.

Y ¿q

ué hace Dios ante este “fracaso”

de su p

lan de la creación? P

ues bien, D

iosno se q

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esar de tod

o, a pesar d

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lanes, una y otravez: “C

ierras los ojos a los pecad

os de los

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as lascosas está tu sop

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dona, eso sí. P

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ién “corriges poco a

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ue caen, les recuerdas su p

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o y los reprend

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eñor”.Los creyentes vem

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osotros no sabe-

mos

por

qué

ocurren (o

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lascosas. P

ero confiamos en ese D

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ama y q

ue sabe lo q

ue nos conviene. Y no

necesariamente tod

o lo malo es “castigo d

e Dios”. N

o sea-m

os ingenuos.

¿Quién

pod

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retender

interpretar

lavoluntad

de D

ios? Dem

asiadas veces, a lo largo d

e la his-toria (d

e la humanid

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e la nuestra individ

ual), hemos

oído a esos “listos”, a esos “interesad

os”, decir esa fatíd

i-ca frase: “D

ios lo quiere”, “es la voluntad

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ios”, para

imp

oner su voluntad y ob

tener su prop

ia ventaja e interés.¡C

uánto d

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o se

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etido al am

paro d

e ese grito de “D

ios lo quiere”! S

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ios sabe lo q

ue Él q

uiere.E

l Evangelio de hoy, con el relato del episodio del

publicano Zaqueo (Lucas 19, 1-10), nos viene a recordar,

una vez más, que, ante el pecado del hom

bre, Dios no per-

manece im

pasible. Dios envió a su H

ijo: “Porque el H

ijo delhom

bre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.E

l pecado, el mal, el sufrim

iento, la muerte, tienen sus días

contados. Nos espera el “universo nuevo”, donde ya no

existirá el mal, ni el sufrim

iento, ni el pecado, ni la muerte.

Pero, nos dice S

an Pablo (2 Tesalonicenses 2, 2)“no os alar-

méis…

como si hubiéram

os dicho que el día del Señor está

encima. Q

ue nadie en modo alguno os engañe”. Los días de

“este” mundo están contados, pero el “cuándo” sólo D

ios losabe. Lo que nosotros sabem

os, por la fe, es que Dios es

amigo de la vida y nos ha prom

etido la vida eterna.

SanMiguel

ArcángelLa

vozde

laparroquia

Señor, am

igo de la vid

a

L

CUÁNTO

PECAD

OSE

HA

COMETI-

DO

ALAM

PA-

RO

DEES

EGRITO

DE

“DIOS

LOQUIER

E”

A. O.

aviso

s

Isabel d

e Hungría,

la princesa entre los p

obres

La

Vig

ilia

extra

ord

inaria

d

e

Difu

nto

s d

el d

ía 1

, em

peza

con la

Mis

a d

e 2

0 h

., en la

Igle

sia

, sig

uie

nd

o

a

co

nti-

nuació

n

la

exp

osic

ión

del

Santís

imo.

aviso 4

Vigiliade

laAdoración

Nocturna

La cole

cta

d

el

pasad

o

24

, D

ía

del

Do

mund

,

fue d

e 7

.479 €

. Muchas

gra

cia

s

po

r vu

estra

genero

sid

ad

.

aviso 3

Colectadel

Díadel

Domund

El d

ía 1

y 2

hab

rá m

isas

en la

cap

illa d

el ta

nato

-

rio a

las 1

7 h

.

aviso 1

Misas

enel

tanatorio

deLas

RozasU

na

silla

d

e

rue-

das.

Si

pu

ed

es

donarla

p

onte

en

conta

cto

con C

ári-

tas p

arro

quia

l en e

l

91 6

374062.

aviso 2Cáritasnecesita…

[viene de la página anterior]

Q

San

Mig

uelArcángel

Su

infa

ncia

fe

liz

fue

bru

sca-

mente

inte

rrum

pid

a c

uand

o, d

esd

e la

leja

na T

urin

gia

, llegaro

n u

nos c

ab

alle

-

ros p

ara

llevarla

a s

u n

ueva s

ed

e e

n

Ale

mania

centra

l. Según la

s c

ostu

m-

bre

s d

e aq

uel

tiem

po,

de hecho,

su

pad

re h

ab

ía e

sta

ble

cid

o q

ue Is

ab

el s

e

convirtie

ra e

n p

rincesa d

e T

urin

gia

. El

land

gra

ve o

cond

e d

e a

quella

regió

n

era

uno d

e lo

s s

ob

era

-

nos

más

ricos

e

influ

-

yen

tes

de

Eu

rop

a

a

prin

cip

ios d

el s

iglo

XIII, y

su c

astillo

era

centro

de

magnific

encia

y d

e c

ul-

tura

. Pero

detrá

s d

e la

s

fiesta

s

y

de

la

glo

ria

ap

are

nte

se

escond

ían

las

am

bic

iones

de

los

prín

cip

es

feu

dale

s,

a

menud

o e

n g

uerra

entre

ello

s y

en c

onflic

to c

on

las a

uto

ridad

es re

ale

s e

imp

eria

les. E

n e

ste

con-

texto

, el la

nd

gra

ve H

er-

mann

acogió

d

e

buen

gra

do e

l novia

zgo e

ntre

su

hijo

Lud

ovic

o

y

la

prin

cesa

húngara

. Is

a-

bel

partió

d

e su p

atria

con u

na ric

a d

ote

y u

n

gra

n

séq

uito

, in

clu

yen-

do s

us d

oncella

s p

ers

o-

nale

s, d

os d

e la

s c

uale

s

perm

an

ecerá

n

am

igas

fiele

s h

asta

el fin

al. S

on e

llas la

s q

ue

han

deja

do

pre

cio

sas

info

rmacio

nes

sob

re la

infa

ncia

y s

ob

re la

vid

a d

e la

Santa

.

Tra

s un la

rgo via

je lle

garo

n a

Eis

enach, p

ara

sub

ir desp

ués a

la fo

r-

tale

za d

e W

artb

urg

, el m

aciz

o c

astillo

sob

re

la

ciu

dad

. A

quí

se

cele

bró

el

com

pro

mis

o e

ntre

Lud

ovic

o e

Isab

el.

En lo

s a

ños s

ucesiv

os, m

ientra

s L

ud

o-

vic

o

ap

rend

ía

el

ofic

io

de

cab

alle

ro,

Isab

el

y sus com

pañera

s estu

dia

ban

ale

mán, fra

ncés, la

tín, m

úsic

a, lite

ratu

-

ra y

bord

ad

o. A

pesar d

el h

echo d

e

que e

l com

pro

mis

o s

e h

ub

iese d

ecid

i-

do p

or m

otiv

os p

olític

os, e

ntre

am

bos

jóvenes n

ació

un a

mor s

incero

, anim

a-

do p

or la

fe y

por e

l deseo d

e h

acer la

volu

nta

d d

e D

ios.

A la

ed

ad

d

e 18

años, L

ud

ovic

o, tra

s la

muerte

de s

u

pad

re, c

om

enzó a

rein

ar s

ob

re T

urin

-

gia

. Pero

Isab

el s

e c

onvirtió

en o

bje

to

de

sile

ncio

sas

crític

as,

po

rqu

e

su

mod

o d

e c

om

porta

rse n

o c

orre

sp

on-

día

a la

vid

a d

e la

corte

. Así ta

mb

ién la

cele

bra

ció

n d

el m

atrim

onio

no fu

e fa

s-

Texto dela sem

anaIsab

el de H

ungría, la p

rincesa entre los pob

res

LunesMartes

MiércolesJuevesViernesSábado

123456

SSeegg

uunn

ddaa llee

ccttuu

rraaLectu

ra d

e la

seg

und

a c

arta

del a

sto

l San

Pab

lo a

los Te

salo

nic

enses. 2

Tes 1

,11

-2,2

.

Herm

anos: S

iemp

re rezamo

s po

r voso

tros

para q

ue nuestro D

ios o

s consid

ere dig

nos d

evuestra vo

cación; p

ara que co

n su fuerza os

perm

ita cump

lir bueno

s deseo

s y la tarea de la

fe; y para q

ue así Jesús nuestro S

eñor sea

vuestra glo

ria y voso

tros seáis la g

loria d

e él,seg

ún la gracia d

e Dio

s y del S

eñor Jesucristo

.O

s rog

amo

s, a pro

sito d

e la última veni-

da d

e nuestro S

eñor Jesucristo

y de nuestro

encuentro co

n él, que no

perd

áis fácilmente la

cabeza ni o

s alarméis p

or sup

uestas revelacio-

nes, dicho

s o cartas nuestras: co

mo

si afirmá-

semo

s que el d

ía del S

eñor está encim

a.

Palab

ra de D

ios

EEvvaann

ggeelliioo

Lectu

ra d

el s

anto

Evang

elio

seg

ún S

an L

ucas. L

c 1

9,1

-10

.

En aq

uel tiemp

o entró

Jesús en Jericó y atravesab

a la ciudad

. Un ho

mb

re llamad

o Z

aqueo

, jefe de p

ubli-

canos y rico

, trataba d

e disting

uir quién era Jesús, p

ero la g

ente se lo im

ped

ía, po

rque era b

ajo d

e estatura.C

orrió

más ad

elante y se subió

a una higuera p

ara verlo, p

orq

ue tenía que p

asar po

r allí. Jesús, al llegar a aq

uelsitio

, levantó lo

s ojo

s y dijo

: -Zaq

ueo, b

aja en seguid

a, po

rque ho

y tengo

que alo

jarme en tu casa.

El b

ajó en seg

uida, y lo

recibió

muy co

ntento. A

l ver esto, to

do

s murm

uraban d

iciendo

: -Ha entrad

o a ho

s-p

edarse en casa d

e un pecad

or.

Pero

Zaq

ueo se p

uso en p

ie, y dijo

al Seño

r: -Mira, la m

itad d

e mis b

ienes. Seño

r, se la do

y a los p

ob

res;y si d

e alguno

me he ap

rovechad

o, le restituiré cuatro

veces más.

Jesús le contestó

: -Ho

y ha sido

la salvación d

e esta casa; tamb

ién éste es hijo d

e Ab

rahán. Po

rque el H

ijod

el hom

bre ha venid

o a b

uscar y a salvar lo q

ue estaba p

erdid

o.

Palab

ra del S

eñor

PPrriimm

eerraa

lleeccttuu

rraaLectu

ra d

el lib

ro d

e la

Sab

iduría

. S

ab

11

,23

-12

,2.

Seño

r, el mund

o entero

es ante ti com

o un g

ranod

e arena en la balanza, co

mo

go

ta de ro

cío m

aña-nero

que cae so

bre la tierra. Te co

mp

adeces d

eto

do

s, po

rque to

do

lo p

uedes; cierras lo

s ojo

s a los

pecad

os d

e los ho

mb

res para q

ue se arrepientan.

Am

as a tod

os lo

s seres y no o

dias nad

a de lo

que

has hecho; si hub

ieras od

iado

alguna co

sa, no la

habrías cread

o. Y

¿cóm

o sub

sistirían las cosas si tú

no lo

hubieses q

uerido

? ¿Có

mo

conservarían su

existencia si tú no las hub

ieses llamad

o?

Pero

a

tod

os

perd

on

as, p

orq

ue

son

tu

yos,

Seño

r, amig

o d

e la vida. E

n tod

as las cosas está tu

sop

lo inco

rruptib

le. Po

r eso co

rriges p

oco

a po

co a

los q

ue caen; a los q

ue pecan les recuerd

as sup

ecado

, para q

ue se conviertan y crean en ti, S

eñor.

Palab

ra de D

ios

Palabra

deDios

VerbumDei

LunesMartes

Miércoles

JuevesViernesSábado

123456

Todoslos

Santos

Todoslos

fielesdifuntos

SanMartín

dePorres

San

Carlos

Borrom

eoSanta

Angelade

laCruz

San

Leonardo

Ap7,2-4.9-14

/Sal123

/1Jn

3,1-3Lm

3,17-26/Sal129

/Rm

6,3-9/Jn

14,1-6Flp

2,12-18

/Sal26

/Lc

14,25-33Flp

3,3-8a/Sal104

/Lc

15,1-10Flp

3,17-4,1/Sal121

/Lc

16,1-8Flp

4,10-19/Sal111

/Lc

16,9-15

uerid

os

herm

anos

y

her-

manas, h

oy q

uis

iera

hab

la-

ros d

e u

na d

e la

s m

uje

res

de la

Ed

ad

Med

ia q

ue s

us-

citó

mayor a

dm

iració

n; s

e

Martes

219:00

–1º

Aniversariode

PascualEsteban

Martínez

Miércoles

319:00

–Funeral

porJosé

Ram

ónPalanco

Jueves4

20:30–Funeral

porCarlos

Landaluce

trata

de s

anta

Isab

el d

e H

ungría

, lla-

mad

a

tam

bié

n

Isab

el

de

Turin

gia

.

Nació

en 1

207 e

n H

ungría

. Su p

ad

re

era

And

rés II, ric

o y

pod

ero

so re

y d

e

Hungría

, el c

ual, p

ara

refo

rzar s

us v

ín-

culo

s p

olític

os, s

e h

ab

ía c

asad

o c

on

la

co

nd

esa

ale

mana

Gertru

dis

d

e

And

echs-M

era

nia

, herm

ana d

e s

anta

Ed

uvig

is,

la

cu

al

era

esp

osa

del

duq

ue d

e S

ilesia

. Is

ab

el

viv

ió en la

Corte

húngara

sólo

los p

rimero

s c

ua-

tro a

ños d

e s

u in

fancia

, junto

a u

na

herm

ana y

tres h

erm

anos. L

e g

usta

ba

el ju

ego, la

músic

a y

la d

anza; re

cita

-

ba c

on fid

elid

ad

sus o

racio

nes y

mos-

trab

a

ate

nció

n

partic

ula

r hacia

lo

s

pob

res, a

quie

nes a

yud

ab

a c

on u

na

buena p

ala

bra

o c

on u

n g

esto

afe

c-

tuoso.

tuosa,

y

los

gasto

s

del

banq

uete

fu

ero

n

devuelto

s e

n p

arte

a lo

s p

ob

res. E

n s

u p

ro-

fund

a s

ensib

ilidad

Isab

el v

eía

las c

ontra

dic

-

cio

nes entre

la

fe

p

rofe

sad

a y la

p

ráctic

a

cris

tiana. N

o s

op

orta

ba lo

s c

om

pro

mis

os.

Una v

ez, e

ntra

nd

o e

n la

igle

sia

en la

fiesta

de la

Asunció

n, s

e q

uitó

la c

oro

na, la

dep

o-

sitó

ante

la c

ruz y

perm

aneció

postra

da e

n

el s

uelo

con e

l rostro

cub

ierto

. Cuand

o u

na

mo

nja

la

d

esap

rob

ó

po

r ese

gesto

, ella

re

sp

ond

ió:

“¿C

óm

o

pued

o

yo

, cria

tura

m

isera

ble

,

seguir

llevand

o una coro

na d

e

dig

nid

ad

terre

na, c

uand

o v

eo a

mi R

ey J

esucris

to c

oro

nad

o d

e

esp

inas?”. C

om

o s

e c

om

porta

-

ba a

nte

Dio

s, d

e la

mis

ma fo

rma

se c

om

porta

ba c

on s

us s

úb

di-

tos. U

n v

erd

ad

ero

eje

mp

lo p

ara

tod

os

aq

uello

s

que

desem

pe-

ñan

carg

os:

el

eje

rcic

io

de

la

auto

ridad

, a

tod

o

niv

el,

deb

e

viv

irse c

om

o s

erv

icio

a la

justic

ia

y a

la c

arid

ad

, en la

búsq

ued

a

consta

nte

del b

ien c

om

ún.

Isab

el p

ractic

ab

a a

sid

ua-

mente

las o

bra

s d

e m

iseric

ord

ia:

dab

a d

e b

eb

er

y d

e com

er

a

quie

n lla

mab

a a

su p

uerta

, pro

-

cu

rab

a

vestid

os,

pag

ab

a

las

deu

das,

cu

idab

a

en

ferm

os

y

sep

ulta

ba a

los m

uerto

s. B

aja

n-

do

de

su

castillo

, se

dirig

ía

a

menud

o c

on s

us d

oncella

s a

las

casas

de

los

pob

res,

llevand

o

pan, c

arn

e, h

arin

a y

otro

s a

limento

s. E

ntre

-

gab

a lo

s a

limento

s p

ers

onalm

ente

y c

ontro

-

lab

a c

on a

tenció

n lo

s v

estid

os y

los le

chos

de

los

pob

res.

Este

com

porta

mie

nto

fu

e

refe

rido a

su m

arid

o, e

l cual n

o s

ólo

no s

e

dis

gustó

, sin

o q

ue re

sp

ond

ió a

sus a

cusa-

dore

s: “¡M

ientra

s q

ue n

o v

end

a e

l castillo

,

esto

y c

onte

nto

!”. En e

ste

conte

xto

se c

olo

-

ca e

l mila

gro

de p

an tra

nsfo

rmad

o e

n ro

sas:

mie

ntra

s

Isab

el

iba

por

la

calle

con

su

dela

nta

l lleno d

e p

an p

ara

los p

ob

res, s

e

encontró

con el

marid

o,

que le

p

reguntó

qué e

sta

ba lle

vand

o. E

lla a

brió

el d

ela

nta

l y,

en lu

gar

del

pan,

ap

are

cie

ron m

agnífic

as

rosas.

Este

sím

bolo

d

e carid

ad

está

p

re-

sente

muchas v

eces e

n la

s re

pre

senta

cio

-

nes d

e s

anta

Isab

el.

El s

uyo fu

e u

n m

atrim

onio

pro

fund

a-

mente

feliz

: Isab

el a

yud

ab

a a

su e

sp

oso a

ele

var

sus

cualid

ad

es

hum

anas

a

niv

el

sob

renatu

ral, y

él, a

cam

bio

, pro

tegía

a s

u

muje

r en s

u g

enero

sid

ad

hacia

los p

ob

res y

en s

us p

ráctic

as re

ligio

sas. C

ad

a v

ez m

ás

ad

mira

do

por

la

gra

n

fe

de

su

esp

osa,

Lud

ovic

o, re

firiénd

ose a

su a

tenció

n h

acia

los p

ob

res,

le d

ijo:

“Querid

a Is

ab

el,

es a

NO

TERETEN

DRÉ.

MEDÍ

TODA

ENTER

AADIOS

YAH

ORA

DEB

ODAR

TETAM

BIÉN

ATI

[continúa en la página siguiente]

SSaallmm

oo rree

sspp

oonn

ssoo

rriiaall..

Sal 1

44

,1 2

.8,9

.10

11

.13

cd

-14

.Te ensalzaré, D

ios m

ío, m

i Rey.