BACCANO VOLUMEN 09 - Fukou-Da/Baccano/[DD] Baccano!-v09...Ahí tienes a una mujer que no siente ni una pizca de vergüenza por lo que hace. ¿Tienes idea del dolor de cabeza que tengo

BACCANO! VOLUMEN 09

BACCANO!

Volumen 09 1934 – ALICIA EN PRISIÓN

<EPISODIO CALLE>

Escrito por Ryohgo Narita

Ilustraciones por Enami Katsumi

- 5 -

[ACERCA DE LAMIA] ADELLE EXPLICA INDECISA A TIM

Tú… ¿quieres saber acerca de Lamia?

Um… Pues, todos son como yo… Quiero decir, somos un poco, umm, diferentes a los seres humanos comunes y corrientes… Y, umm, la mayoría de nosotros no envejecemos más allá de cierta edad… Ah, eeh, no es que todos seamos así, es diferente para cada

quien. Bueno, sí, ya que la mayoría de nosotros somos homúnculos…

Pero, no. En realidad no se trata de eso… eso no es todo.

Aparte de que no envejecemos de la misma forma; no somos muy diferentes a un ser humano común y corriente. Después de todo, moriríamos si alguien nos apuñalara en el corazón… o si alguien nos disparara en la cabeza… o si alguien nos estrangulara hasta dejar de respirar…

A pesar de eso, seguimos siendo… diferentes.

Creo que, lo más probable es que nunca llevemos… una vida normal. Nunca lo

hicimos, desde el instante en que nacimos en… en… el laboratorio del maestro Huey…

Umm.

Pues, umm, solo éramos… objetos. Herramientas. De modo que, sin importar lo que hicieran con nuestros cuerpos… o qué tanto nos hirieran… Para nosotros todo era como si careciera de sentido, de significado. Al menos, si hubo un motivo para haber pasado por eso, él nunca nos contó cuál era…

Nos… rompimos. Todos nosotros. Algunos fueron llevados a la locura. Otros… la

mayoría… en cambio, decidimos hacerlo nosotros mismos.

Todos… Cada uno de nosotros… Tratamos de convertirnos en cosas… en algo que fuera diferente a las personas normales. Porque, si alguna vez aceptáramos que somos iguales a ellos, que pudimos haber sido normales… Entonces… En ese caso, no creo que

ninguno de nosotros hubiera podido soportar la situación en la que nos encontrábamos.

Christopher… Chi… Liza… Sham… Hilton… Y, umm, probablemente no los conozcas, pero Rail, Frank, el Poeta, Sickle… y yo. Esos somos todos. Todos los de Lamia que sobrevivieron. Sin embargo, todos estamos rotos en alguna parte. Ya sea que escogimos ser de esa forma o que fuimos arrastrados a la locura…

No creo que ninguno de nosotros lo recuerde bien, ya no.

…Pero… Aunque todos estemos muy rotos, los aprecio mucho.

Volumen 09 ILUSTRACIONES

- 6 -

Ellos son los únicos que… saben cómo es vivir así. Los únicos que son como yo. Los

únicos que comprenden.

…Tal vez, a lo mejor hasta estos lazos que consideramos tan queridos… quizá son

parte de los planes del maestro Huey…

Pero, aun así, por lo menos yo, estoy agradecida por esas maquinaciones.

Después de todo, ni siquiera nosotros mismos sabemos si estos lazos son reales… o falsos.

- 8 -

[ACERCA DE CHRISTOPHER] MONOLOGO DE CIERTO HOMBRE

¿Qué, quién soy yo? Eso no importa. De cualquier modo, quieres escuchar sobre el homúnculo incompleto que Huey Laforet creó, ¿no es así? ¿O me equivoco? Reconócelo

y agradéceme, porque estoy a punto de contarte.

Sin lugar a dudas es el mayor éxito de Huey, pero también es su peor fracaso. Se trata

de un ser increíblemente antinatural y, a pesar de eso, admira y respeta a la naturaleza.

Oh, no me malinterpretes. No quiero decir que vaya caminando por ahí desnudo como un cavernícola. Todo lo contrario. Probablemente eligió una vida tan alejada de lo natural porque se considera a sí mismo un producto de algo antinatural. Interesante. Muy interesante. Es un loco hasta la médula y, aun así, alberga un inquebrantable orgullo por su propia locura. No actúa según la lógica o creencias, sino por su propia demencia, de la cual siente un excesivo orgullo. A lo mejor piensa que tal irracionalidad le proporciona un significado a los seres antinaturales. Y, quizá, por eso puede contemplar tan objetivamente a la naturaleza y admirarla tan puramente, más de lo que cualquier ser humano pudiera hacer. Sin embargo, tiene miedo. Le asusta y debido a eso no puede poner un pie en la naturaleza que tanto idolatra. Le aterra que la naturaleza pueda doblegarlo, envenenarlo, despojarlo de todas las paredes que ha construido a su alrededor. Admira a los humanos; pero, ¡a final de cuentas está muy asustado como para tratar de ser uno él mismo! ¡Por ese motivo anhela la amistad; sin embargo, es incapaz

de creer que alguna vez la experimente de verdad y eso le aterra!

¡Qué absurdo! ¡Qué hilarante! ¡Qué ridículo!

¡Tiene muchas fortalezas, pero también debilidades y problemas que no puede

vencer! ¡Y por ende es muy adorable!

¡Huey! ¡Ese condenado bastardo! ¡¿Cómo cómo cómo cómo cómo cómo diantres creó tan sublime, tan adorable, ser anormal?!

¿Acaso se basó en Elmer? ¿En los hermanos Zankuro y Denkuro?

Oh, olvídalo, eso no importa, ¿cierto? Vas a pagarme por toda esa información,

¿verdad? Qué tal si me das tu cartera.

Vamos, dámela.

Mira nada más lo que me hiciste hacer. Tardaste tanto que tuve que apuñalarte con

este cuchillo. Todo es tu culpa.

BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CALLE> Ryohgo Narita

- 9 -

Ah, cierto. Sabes, si comparas a Christopher con el resto de Lamia, en realidad podría ser el más parecido a un humano de entre todos. Pero, sigue tan temeroso de acercarse a los humanos que toma esa apariencia inhumana. Ja.

¿Oh? ¿Ya estás muerto? Debiste haber resistido solo un poco más. Eres un humano,

¿no es así? ¡Trata de mostrar algo de esa grandeza que Christopher admira!

¡Jajajajajaja!


- 10 -

- 11 -

[ACERCA DE GRAHAM] LADD RUSSO CONVERSA CON UN AMIGO DE BLANCO

Graham, eh.

Si tuviera que resumirlo en una oración, supongo que diría que está mal de la cabeza.

No hay otra cosa en su mente que la idea de desarmar cosas.

La mayoría de los chicos de su edad siempre están pensando en chicas, preferiblemente desnudas, pero el cerebro de Graham está repleto día y noche, las veinticuatro horas al día, los siete días de la semana, probablemente hasta el día en que muera, con la idea de desmantelar cosas. Así como pasa conmigo con matar personas.

En ese aspecto somos un poco diferentes. A él no le gusta matar perso nas. Creo que mencionó algo sobre que es imposible desarmar una vida, de modo que no podía sentirlo en su corazón. Qué no había placer, solo culpa. Qué tonto, ¿eh?

El chico está tan obsesionado con desbaratar cosas que, sin importar de que se trate: humano o máquina, para él es lo mismo, a tal grado que es incapaz de sentir el peso de una vida. No puede percibir ese calor.

No como yo lo hago. Soy capaz de percibir el calor, el peso y el esplendor de una vida humana muy bien. Lo reconozco. Lo entiendo. Es por ello que se siente tan genial ignorar y pisotearlo todo cuando mato a una persona.

Extraño, ¿no te parece? Hasta un poco gracioso. En cierto sentido, la brújula moral de Graham está igual de jodida que la mía; aun así, te lo aseguro, él nunca asesinaría.

Sabes, anteriormente algunos de la Familia Russo solían burlarse de él por eso. ¿Puedes creerlo? ¿Qué clase de idiota cree que el valor se define por ser capaz de matar

a una persona o no?

Aunque, supongo que aprendieron su lección, ya que Graham sacó su llave inglesa y desmanteló todas sus articulaciones, una por una. Deberías haber visto la expresión en

su rostro. Lucía como… sí, creo que podrías llamar a esa cara, su expresión de “éxtasis”.

Después, escuché casualmente a esos pandilleros susurrar algo sobre emboscarlo

para vengarse, así que me tomé la libertad de asesinarlos a todos. ¡Jaja!


- 12 -

- 13 -

[ACERCA DE RENÉE] CONVERSACIÓN EXTRAOFICIAL DEL SR. KARL MUYBRIDGE,

PRESIDENTE DEL CORPORATIVO NÉBULA

¿Eh? ¿Renée? ¿Cuál Renée?

Oooh, esa Renée. La cosita linda que trabaja en el departamento de Fármacos, ¿en la sexta división de investigación? Ajá, claro que la conozco. Seguro que sí.

¿Su nombre completo? ¿Por qué querrías saber algo como eso? Bueno, si tienes que hacerlo, es Renée Paramedes Branvillier o algo así, y que me condenen si no lo pronuncié bien, además de que es un dolor de cabeza memorizarlo, te lo aseguro.

Sin embargo, no está nada mal ese cuerpo que tiene. Posee el rostro de un ángel; pero, hasta el mismísimo diablo se detendría a mirar dos veces su cuerpo. Claro que sí, señor, hablando como un hombre fogoso, considero que el cuerpo de ella está muy bien

para mí.

…¿Qué? Oh, oh, cierto, cierto. No viniste a escucharme parlotear sobre eso, ¿verdad? Oh, hijo, pensé que estabas preguntando para, no sé, a lo mejor iniciar un concurso de Señorita Nébula o algo por el estilo. Por supuesto, siendo yo el presidente, tengo que estar presente para ser el juez, ¿entiendes a lo que me refiero?

¿Eh? ¿Qué? ¿Sigues aquí?

Bastante curioso pero no muy listo, ¿no es así? Lo que he tratado de informarte, amigo mío, es que si no estás interesado en eso, es mejor que no te involucres con ella, y esa no es más que la pura verdad. Ella está ocupada investigando algo, no lo sé, creo que dijo que era un elixir de la inmortalidad o algo así. Ahí tienes a una mujer que no siente ni una pizca de vergüenza por lo que hace. ¿Tienes idea del dolor de cabeza que tengo con todos los rumores flotando a su alrededor sobre que secuestra gente y los abre como cerdos? Solo para que lo sepas, no tengo ninguna evidencia, así que mis manos están atadas. Además, ella es muy popular con los hombres de por aquí, de modo

que no puedo despedirla así como así.

Ni matarla, cabe mencionar.

¿Qué? Desde luego que sé lo que ha estado haciendo, más o menos. Estoy al tanto de

los mil doscientos trabajadores en Nueva York.

Bueno, nosotros la estamos usando, ella nos está usando, ya sabes como es. Todo se resume a quién permanecerá de pie una vez que el polvo se disperse, ¿me sigues? Dime, ¿te gustaría hacer una apuesta, hijo? ¿Ya sea que ella me venza y mande a toda esta compañía junto conmigo directamente al averno, o si logro mantenerla bajo control y

tal vez saque algo de todo este desastre?


- 14 -

Tenemos una quiniela entre los integrantes de la junta directiva y, ¿sabes qué? Si te soy totalmente sincero, es noventa y nueve a uno en contra mía. Noventa y nueve por ciento de la junta directiva piensa que voy a perder, ¿puedes creerlo? Supongo que ya

no soy el hombre que solía ser para ellos.

Aun así, eso también significa, que para ellos, ella es así de buena.

[PERSONAJES]

Christopher Shouldered Un homúnculo que Huey crio desde la infancia. Ojos rojos, dientes afilados. Camina

como un vampiro.

Ricardo Russo Nieto del Don de la Familia Russo, Plácido Russo. Preocupado por su apariencia

femenina.

Rail Integrante de Lamia, una de las organizaciones de Huey. Loco por las bombas. Tiene

puntadas por todo el rostro. Admira a Nice.

Frank Integrante de Lamia. Compañero de Rail. Un, bueno, niño enorme.

El Poeta Integrante de Lamia. La fuente de toda la maldad cuando se trata del lenguaje

pintoresco de Christopher.

Sickle Integrante de Lamia. Una hermosa mujer, letal con sus piernas. Extrañamente

carente de emociones considerando que práctica la Capoeira.

Sham

Integrante de Lamia. A cargo de la inteligencia y comunicaciones. Misterioso.

Hilton Integrante de Lamia. A cargo de la inteligencia y comunicaciones. Al igual que Sham,

también es misteriosa.

Hong Chi-Mei Integrante de Lamia. Un hombre asiático que siempre luce inconforme. Usa garras

de acero. Uno de los pocos amigos de Christopher.

Liza Integrante de Lamia… técnicamente. Pero, por algún motivo tiende a mantenerse

aislada. Hija de Huey.

Huey Laforet Un inmortal y padre de Chane. Actualmente se encuentra encarcelado en Alcatraz,

pero…

Volumen 09 PERSONAJES

- 16 -

Renée Paramedes Branvillier Ejecutiva del Corporativo Nébula. No parece más que una joven cabeza hueca y, en

realidad es bastante cabeza hueca; sin embargo, felizmente haría cosas terribles con

una sonrisa en su rostro.

Graham Specter Un mecánico y desmantelador que admira a Ladd. Aparentemente también es

conocido de Jacuzzi y Chane…

Shaft Integrante de la pandilla de Graham. Oficialmente a cargo de mantenerlo a raya.

Placido Russo Don de la Familia Russo. Actualmente es buscado tanto por la policía como por las

organizaciones de Mafia vecinas por igual, pero…

Creek1

Un capo de la Familia Russo.

Firo Prochainezo Joven capo de la Familia Martillo. Preocupado por su apariencia infantil, en especial

si consideramos que se quedará así por siempre.

Ladd Russo Sobrino de Placido. Un asesino serial completamente demente. Se mantuvo

relativamente tranquilo por un tiempo; sin embargo, al final resultó que la resistencia

fue en vano.

Gustav Saint-Germain Vice-director del periódico Daily Days. Un periodista altamente capacitado con una

voz solemne. Posee memoria fotográfica, aunque este hecho nunca se menciona en la historia.

Carol Fotógrafa trabajando para el periódico Daily Days. Una jovencita que por donde se

vea debería estar en la primaria. Auto-proclamada valiente cobarde.

1 N. de la T. Creek: en la versión de Anonspore así tradujo el nombre de este personaje; sin embargo, en Baka-tsuki lo hicieron como “Klik”. Sinceramente me siento más cómoda con la versión de Anonspore, así que elegí tomar esa traducción; aun cuando en la Wiki de Baccano! lo encuentran como “Klik”.

-CONTENIDO-

EPILOGO II 18

PROLOGO V 26

PROLOGO VI 43

PROLOGO VII 60

CAPÍTULO 06 REPENTINA HISTERIA

68

INTERLUDIO II 106

CAPÍTULO 07 GOLPE ERRADO

110

CAPÍTULO 08 LOS SUBURBIOS

142

CAPÍTULO DE CONEXIÓN REPORTES OCULTOS AL

PÚBLICO

211

CAPÍTULO REMANENTE EN EL BLANCO

219

Volumen 09 EPILOGO II

- 18 -

[EL VICE-DIRECTOR REGRESA TRIUNFANTE] EPILOGO II

—¡Vice-director Saint-Germain! ¡Ya estamos aquí! ¡Despierte, señor! ¡Rápido,

rápido!

“Aquí” se refería a la Estación Pensilvania en la ciudad de Nueva York.

La Estación Penn2 servía como entrada desde el oeste, una puerta a la ciudad que muchos consideran la joya de la corona de los Estados Unidos de América, la cúspide más al este del país. La concurrida estación era una jungla perpetuamente ocupada por trenes y personas, y la encantadora voz que se elevaba de entre los ruidos citadinos parecía casi fuera de lugar en medio del bullicio.

—¡En serio! ¡Me iré sin usted, señor! ¡Imagine que pasaría si hubiera regresado al oeste por quedarse dormido! El Director se burlaría, el señor Nicolás se reiría entre dientes, el señor Henry resoplaría y el señor Elean estaría triste y luego feliz porque es

así de bipolar, ¡hasta la señorita Rachel podría volver abordar trenes sin pagar!

Una niña salió de un salto del viejo tren, canturreando emocionada como un ave

pequeña.

No había muchas personas alrededor, considerando el estado usual de la Estación Penn; sin embargo, solo relativamente hablando, ya que raudales de pasajeros inundaban la terminal, pasando uno tras otro de camino a sus destinos.

No obstante, la chica ignoró el flujo de personas a su alrededor y, en cambio, giraba sobre su propio eje, buscando su rumbo. A lo mucho daba la apariencia de estar a principios de la adolescencia y el aura de alegría juvenil que la envolvía casi era contagiosa debido a su intensidad.

La única cosa que lucía fuera de lugar en ella era la cámara que colgaba alrededor de su cuello, del tipo costoso que un reportero de noticias usaría. Aunque, en lugar de hacerla lucir mayor, el sofisticado equipo solo parecía acentuar lo joven que era.

No se trataba de un juguete, claro está. La cámara Leica tenía colores profesionales de negros y plateado, otorgándole una especia de aire dignificado. Su dueña contradecía esa atmósfera solemne, bailando impacientemente sobre su propio eje mientras

tarareaba y esperaba a que su compañero saliera.

Apenas comenzaba a marearse por girar constantemente cuando el hombre emergió.

2 N. de la T. Estación Penn: nombre con que se le conoce comúnmente a la Estación Pensilvania.


- 19 -

—Umm. De la carrera no queda sino el cansancio, Carol —dijo él. A primera vista el hombre lucía bastante joven; no obstante, había vetas blancas recorriendo su cabello, dificultando la tarea de precisar su edad. Tenía un monóculo en su ojo izquierdo, el cual no ocultaba en lo más mínimo la agudeza de su mirada, aunque parecía más un espejo que un lente al reflejar con su brillo una visión distorsionada de la estación.

El resto de su vestimenta era muy elegante. Su ropa hecha a la medida y el paraguas de apariencia costoso lo hacían lucir como algún tipo de magnate millonario. La impresión compensaba el peligro de su aguda mirada, ese contraste amenazador y

solemne lo volvía difícil de olvidar para aquellos que lo veían.

—¡Por fin! ¡Llega tarde, señor! —La niña con la cámara sonrió alegremente, sin prestarle atención a esa atmósfera peligrosa—. ¡Tenemos que regresar y escribir todo

sobre de nuestro largo viaje tan rápido como podamos!

—Santo cielo, Carol. Asumiendo por un momento que cada persona tiene un determinado número de latidos de corazón asignados en su vida, te haría bien percatarte de que esa efervescencia puede acortar el tiempo que te resta en esta tierra.

—Nadie se daría cuenta de algo tan raro como eso, señor. ¡De lo que sí sé es que la velocidad lo es todo para un reportero! ¡Tenemos que regresar a la oficina para

comenzar a organizar nuestros artículos e información!

La niña bailó sobre su propio eje, ansiosa de moverse lo más rápido posible.

—Umm. ¿La velocidad lo es todo, Carol? Desafortunadamente solo puedo ofrecer a

esa opinión 2,648 puntos.

—¿De cuántos?...

El Vice-Director ignoró la mirada de la niña, en cambio reflexionó en voz alta dicho tema.

—Lo más importante para un reportero del periódico es la veracidad… al menos es lo que me gustaría afirmar; pero, lamentablemente en este caso, estaría diciendo una falsedad. Después de todo, los artículos pueden, y son, escritos muy frecuentemente en base a nada más que a la especulación y la coyuntura. De hecho, en ocasiones dichos rumores pueden incrementar las ventas aún más de lo que quizá haría la verdad. Lo que importa son nuestros propios instintos, suerte y fortaleza. Hasta se podría decir que el cuerpo y la mente son el capital de una persona, los latidos del corazón y la celeridad del pensamiento, incluso nuestra carrera como reporteros de periódicos se une para empatar con nuestra propia vida… Sin embargo, en ese caso, no podemos arribar a una conclusión definitiva, de modo que, incluso esta respuesta solo posee una valía de 2,649 puntos.


- 20 -

—¡¿Solo un punto más por todo eso?! Espera, no. Está bien, señor. Lo haremos a su modo. Hay que regresar rápido a la oficina para que podamos comenzar a latir algunos corazones y celeri-remos3 unos pensamientos-

Carol movió las manos por todas partes, esperando terminar rápido con la conversación; sin embargo, el movimiento de sus brazos comenzó a disminuir hasta detenerse cuando vio a una persona detrás del Vice-director, apuntando con su dedo índice a la recién llegada.

—¿Eh? Espera… ¿Quién eres?...

—¿Cuál es el problema, Carol? Las jovencitas no deberían señalar y mirar —declaró el Vice-director distraídamente mientras ajustaba su monóculo.

Carol lo miró con desconcierto.

—Señor, usted y yo fuimos los únicos que enviaron a cubrir esta historia, ¿cierto?

—Umm… Efectivamente, Carol, tú y yo fuimos los únicos que se embarcaron en esta larga y dura travesía. Sin embargo, he notado cómo pareces estar perdiendo el tiempo que tanto estimas para confirmar tal evidente información; por lo tanto, sospecho que algo inusual sucedió detrás de mí y atrajo tu atención. En ese caso, adelante, di lo que

quieras.

—Pues…

Carol deliberó sus palabras por un momento, luego expresó su pregunta. No al Vice -director, sino a la persona que estaba detrás de él.

—Umm, disculpa, pero, ¿quién eres?

El Vice-director escuchó una risita justo detrás de él.

—Hola.

—¿Umm?

—Me pregunto si debería decir «¿Encantada de conocerte?». O tal vez sería mejor «Nos volvemos a ver».

El Vice-director echó un vistazo por encima del hombro y vio a una joven ahí de pie. Daba la apariencia de ser una simple viajera, excepto por el hecho de que estaba demasiado cerca. Ella sonrió alegremente y comenzó un discurso que parecía casi

ensayado.

—Eres el Vice-director de Daily Days, ¿verdad? ¿O preferiría ser visto como un humilde reportero, señor Gustav Saint-Germain? Aunque, tengo que admitirlo, ni

3 N. de la T. Celeriremos: nope, no es un error, sí, en la traducción convirtieron un sustantivo en verbo y yo hice lo mismo. Además, me parece lindo que haga eso Carol.


- 21 -

siquiera estoy segura de si ese es su nombre real o no —declaró ella mostrando excesiva

familiaridad en su abordaje.

Carol tembló, sintiendo un escalofrío recorrer por su espalda sin razón aparente, y dio un paso atrás como si intentara ocultarse bajo la sombra del Vice-director. No obstante, el Vice-director tomó todo con calma y meramente regresó la extravagante pregunta de la mujer con una respuesta igualmente extravagante.

—Todo lo enunciado es indistintamente cierto, señorita, y usted puede llamarme por cualquier nombre que considere más apropiado. Sin embargo, me veo forzado a darle una advertencia, ya que dependiendo de su motivo para contactarnos, nuestra actitud

hacia usted podría cambiar de manera alarmante.

El Vice-director enderezó su espalda tranquilamente, alisó una arruga inexistente en

su ropa y giró sobre su propio eje, realizando una corta pero educada reverencia.

La suave sonrisa de la mujer permaneció en su lugar a medida que confirmab a la

información que poseía.

—He oído que en Daily Days están interesados por cualquier tipo de información.

—Umm… Lo que ha escuchado es cierto. Nosotros usamos la información como moneda para comprar dinero. Para nosotros, la información en sí es la pauta por la cual se juzga a la sociedad, la única cosa de cierto valor absoluto. Pese a eso, dicho valor aumenta y disminuye más rápido que las acciones de Wall Street, cambiando de color como los matices de un arcoíris dependiendo de quién lo vea y quien lo sepa. El nuestro es un triste destino, condenados a comercializar tales bienes caprichosos. Almacenamos escándalos y renombres, mandamientos y glorias, tendencias y leyendas. Si lo desea, por el precio correcto incluso podemos proporcionar rumores y mentiras —El Vice-director hizo una pausa y continúo—. Entonces, ¿puedo asumir que usted es

una de nuestras más estimadas y respetadas clientes?

El Vice-director proclamó su discurso tan cortésmente que casi parecía un subordinado y, aun así, no había ni una sola señal de actitud servil en sus ojos. De hecho,

daba la sensación de que podía ver directamente el alma de la joven.

Y, quizá, tal y como había esperado el Vice-director, la mujer hizo su movimiento.

La sonrisa gentil permaneció en su rostro conforme actuaba.

No fue mucho, solo un diminuto y tranquilo jalón de su brazo.

Todo lo que hizo fue extraer un pequeño objeto brillante de color negro de su bolsa y apoyarla ligeramente sobre el pecho del Vice-director.

—Lo diré otra vez, encantada de conocerte. O, tal vez, nos volvemos a ver.

—Qué… ¡Oh Dios mío!


- 22 -

Carol se paralizó, su rostro palideció con horror mientras observaba que la cosa en

la mano de la mujer era en realidad una pistola pequeña.

El Vice-director, por otro lado, ni siquiera parpadeó cuando tuvo un arma letal tan

cerca de su corazón, limitándose a charlar con tonos bajos y acompasados.

—Ya veo. Desde luego, sería una gran insensatez asumir que solo porque tratamos con información y no dinero, ninguna persona pensaría en tomar lo que pose emos a la fuerza. Sin embargo, considerando que en realidad no es un cliente, supongo que

podemos eximir las palabras corteses e ir directamente al grano.

—¡S-señor! ¡Por favor, no la provoqué por lo que más quiera!

Carol sujetó con fuerza la cámara en sus manos, temblando. El Vice-director discretamente dio un paso de costado a fin de bloquear a ella de la mujer y continuó como si nada hubiera pasado.

—Muy bien, señorita. Diga, ¿qué tipo de información buscas por la que estás dispuesta a correr el riesgo de un encuentro desagradable con la policía a fin de obtenerla? Ah, pero antes de que iniciemos. Creo que no se ha presentado —dijo el Vice-director. Cierto, seguía siendo educado con la mujer que lo amenazaba a punta de pistola; sin embargo, no había humor en su mirada.

En contraste, la mujer sonrió alegremente. Era imposible que los empleados a lo lejos de la estación de trenes pudieran ver la diminuta pistola, oculta tanto por el cuerpo del Vice-Director como por la ropa de ella.

No obstante, cuando ella respondió, su respuesta fue al mismo tiempo rápida y

extraordinariamente franca.

—Me llamo Hilton —dijo—. Soy una parte de Los Gemelos.

—Umm… Ya veo. Sin embargo, apreciaría más el nombre del individuo, más que el

apelativo de su totalidad —expresó el Vice-director por una vez igualmente franco.

Carol no pudo hacer nada más que sujetar la cámara en sus manos, mirando de un

lado a otro conforme hablaban, completamente desconcertada.

Hubo un momento de silencio, luego la mujer que se hizo llamar a sí misma Hilton

sacudió la cabeza con tranquilidad mientras la sonrisa desaparecía de su rostro.

—Eso es lo aterrador de ustedes….

—¿Umm?

—¡Informante! —Escupió la palabra como una maldición—. ¡Crees que sólo por decir que es tu trabajo tienes el derecho de saberlo todo! ¡Como si eso te diera el derecho de verme como si me conocieras, de caminar por ahí como si fueras el dueño del mundo! Dime, ¿qué tanto saben realmente sobre…sobre nosotros?


- 23 -

La mujer no se encontraba totalmente perturbada todavía; pero, Carol no se habría sorprendido de verla jalar el gatillo en cualquier momento. El caballero, por el contrario, mantuvo su compostura y meramente murmuró pensativo a modo de

respuesta, como si estuviera hablando consigo mismo.

—¿Qué tanto sabemos? Esa es una pregunta difícil, una que encuentro complicada de responder con certeza. Si fuera a preguntar, por otro lado, ¿qué tanto queremos saber? Podría decirte que «tanto como sea posible».

La voz del Vice-director se volvió introspectiva a medida que continuaba.

—Pero, si persistes en preguntar la amplitud de mi conocimiento, me temo que carezco de la educación para dar una respuesta apropiada, salvo una. De modo que, si me cuestionas con «¿Cuánto saben?», me compete responder de la misma forma y

afirmar: «Tanto como puedo saber», y nada más.

—Deja de perder el tiempo.

La mujer, que se presentó como Hilton, frunció el ceño, bajando la voz peligrosamente.

—Hemos visto tu gente por todo Chicago. Están por todas partes. ¡Casi tanto como

nosotros!

—Permíteme corregirte, joven bandolera. Nosotros no tenemos ojos y oídos por todo el país como ustedes… Sin embargo, por otra parte, efectivamente nos encontrábamos en algunos lugares que ustedes no —dijo el Vice-director, Hilton solo apretó los dientes y luchó por controlar sus emociones frente a sus comentarios ambiguos.

—Tienes razón —admitió ella—. Tienes razón y eso exactamente es lo que deseo

saber.

Saltaba a la vista que no había recuperado por completo la calma; la voz de Hilton se

hizo más ronca y gutural con la ansiedad a medida que hablaba.

—No entiendo porque el maestro Huey tuvo… le quitaron su ojo izquierdo. ¡No sé qué sucedió donde yo no estaba! Además, considerando lo que me ha estado pasando en Chicago y Alcatraz, no sería extraño que pensara que estás trabajando con ellos… ¿no es así?

Con algo de esfuerzo, Hilton logró controlar su respiración y ajustó su agarre en la pistola pequeña.

Sin embargo, toda su agitación hasta ahora había sido puramente debido a la furia; la mano que sostenía el arma no temblaba en lo más mínimo. El hecho de que tenía a una persona a punta de pistola no le importaba para nada. El brillo penetrante en sus ojos dejaba en claro que no era ajena a quitar vidas, incluso Carol podía decir que Hilton no dudaría en halar del gatillo si fuera necesario.


- 24 -

Se encontraban en serios aprietos. Aun si el Vice-director de verdad le contara todo a Hilton, nadie podría asegurar que los dejara marcharse ilesos. Ideas de esa índole volaban por la mente de la joven fotógrafa a la velocidad de la luz; no obstante, el Vice-director simplemente soltó un suspiro y sacudió la cabeza con lentitud, casi lucía exasperado.

—¿Estás preparada para aceptar las consecuencias de tus acciones, jovencita?

—¿Qué quieres decir?...

—Un informante que sucumbe frente a la intimidación inevitablemente mentirá. Después de todo, cualquiera que abra la boca por el bien de salvar su vida no dudará en inventar una falsedad si creen que con eso apaciguará a su atacante.

El rostro de Hilton se torció con un ceño fruncido; aun así, no retiró el arma. Su dedo no se desvío del gatillo.

Y, pese a eso, el Vice-director, de igual forma, no cedió.

—Nosotros en Daily Days nunca distorsionamos la verdad, ni nos rendimos ante las amenazas. No obstante, si en verdad es una ladrona… en ese caso, le contaré todo lo que sé sin oponer resistencia.

—¡S-señor! ¡Si le iba a decir de todas formas, c-creo que la primera parte estaba de

más! ¡Oooh, por favor trate no hacerla enfadar!

Gustav Saint-Germain ignoró los gritos de su pequeña asistente y mantuvo su penetrante mirada sobre Hilton, el ojo detrás del monóculo relampagueando.

—Si permanecemos aquí, los trabajadores de la estación del tren se acercarán a

investigar. Sugiero que vayamos a otro lado.

—Eso es lo que planeaba desde un principio… Umph. Bueno… no parece que vayas a intentar huir y si planeas tenderme una trampa… Conoces mi secreto, ¿no es así? Así que debes comprender lo inútil que sería eso.

—Por supuesto. Te recomiendo que ordenes tus ideas en el camino. También que te

prepares.

—¿Qué yo me prepare?

El Vice-director prosiguió como si no la hubiera oído.

—Cuando mencioné que te contaría todo, me refería a que te diré todo. Incluyendo información que no deseas escuchar, conocimientos que preferirías olvidar —declaró, y Hilton se sobresaltó, como si las palabras hubieran poseída fuerza física en ellas. Desde el punto de vista de ella era como si él pudiera verlo todo, inclusive las cosas que

sucederían en el fututo.


- 25 -

—Recuerda esto. Sin importar lo que suceda como consecuencia de esta información… No estamos tan comprometidos con el negocio como para ofrecer seguros o garantías a los criminales —afirmó el Vice-director con tranquilidad y seriedad—. Ahora bien. Si me permites, te daré un resumen breve mientras caminamos para ayudarte a poner en orden tus ideas. Aun cuando crees entender todo lo que hay que saber sobre estos sucesos, quizá sea beneficioso para ti escuchar un repaso de lo que hicieron o no las piezas de ajedrez conocidas como Lamia en la ciudad de Chicago.

—Toda la verdad. Sin secretos.


- 26 -

- 27 -

Chicago, Illinois En cierto día de cierto mes de 1934

Se trataba de un grupo muy insólito.

—Ved aquí… la pálida elegía, contada por los patrones de la lluvia.

»La pálida elegía… contemplad, mientras clama colores del corazón de la tormenta.

Un hombre con un fedora inclinado sobre sus ojos se encontraba recitando palabras melancólicas frente a un extenso lago.

—Los vendavales del Lago Michigan buscan una y otra vez interrumpir el sueño de

Chicago. Pero, ¿quién fue? Anónimo permanecerá.

Sus misteriosas palabras fueron transportadas por el viento que provenía del lago

hasta desaparecer.

Sin embargo, estaba en lo cierto, en muchos sentidos; Chicago era una ciudad en medio de un florecimiento. Nueva York y San Francisco eran las dos ciudades más importantes en ambos lados del país y se encontraban conectadas por una línea ferroviaria. De modo que Chicago, quien se ubicaba entre ellas, paulatinamente se convirtió en un lugar con un auge económico y cultural. Luego de que Chicago sufriera de una urbanización magistral en la pasada década, la construcción de vías ferroviarias y canales comenzó de verdad. Chicago se volvió una pieza central del país y su población aumentó poco a poco.

La rica tierra que rodeaba la ciudad también se transformó en productivos terrenos

de cultivo y la zona fue conocida como el granero de los Estados Unidos de América.

Sin embargo, un desastre impactó a Chicago en 1871.

La causa de los incendios nunca fue descubierta. Quizá solo inició como una aparente e insignificante chispa; pero, terminó engullendo despiadadamente a toda la ciudad.

Más tarde se le conoció como el Gran Incendio de Chicago; aunque, por el lado positivo estimuló al resto del país en establecer planes para prevención de desastres. El fuego se propagó por días, en los cuales más de doscientas cincuenta personas

fallecieron, mientras que cientos de miles perdieron su hogar.

Sin lugar a dudas fue un terrible incidente; sin embargo, algunos creían que era necesario para que Chicago renaciera.

Volumen 09 PRÓLOGO V

- 28 -

«Sería un gran problema si esto vuelve a suceder, así que, a partir de ahora, usemos

materiales no inflamables para construir».

Esta idea emergió de entre las cenizas de las vigas de maderas y los techos de paja,

estimulando el nacimiento de los edificios de acero y concreto.

Estos materiales parecían crecer más rápido que el brote de las plantas y, en poco tiempo, se construyó un gran edificio.

La Home Insurance Building4.

A pesar de que el inmueble fue derribado en 1931, se le consideró el primer rascacielos en la región, convirtiéndose así en el emblema y el modelo para otros edificios similares. Dando la apariencia de que la ciudad realmente quería tocar el cielo.

Luego de aprender la lección con el fuego, Chicago implementó una gran cantidad de

estaciones de bomberos y la ciudad floreció bajo su protección.

El Chicago Herald Tribune, el cual era uno de los más importantes periódicos en los Estados Unidos, creó la Tribune Tower y la hizo su hogar. Con dicha torre al frente, la ciudad de Chicago logró rivalizar a Nueva York en su magnífico perfil urbano.

De esto se trataba ser una gran ciudad de América: un símbolo en la historia urbana de los Estados Unidos.

El lago continúo como un icono de la naturaleza y, en medio de la naturaleza y la civilización yacía un hombre con un fedora, encarando los fuertes vendavales provenientes de la superficie del lago. Extendió los brazos y abrió las manos hacia el cielo, oscilándolas de un lado a otro, y con esta pose teatral, casi de ópera, comenzó a pronunciar palabras aún más rebuscadas que las de cualquier obra de teatro o poema.

—Lo que el céfiro porta, Es plancton abrasado, Son arenas caldeadas con rocíos secretos, Es luz cegadora. Un frío que quema hasta los huesos. En todo esto yace nuestra esperanza y nuestra angustia. Será acaso que el verdadero poder nace de la

confrontación de temperaturas.

Al término de su declamación en voz alta, tomó su cabeza entre las manos y murmuró

para sí.

—Una confrontación de temperaturas suena muy prosaico… ¿Me pregunto si una expresión más resplandeciente existe?

4 N. de la T. La Home Insurance Building: ya que no existe una traducción popularmente conocida de este

edificio en español, decidí dejar su nombre original; aunque en español sería algo así como el “Edificio de la Aseguradora La Home”. Se construyó en 1885 y contaba con diez pisos, en aquel tiempo se consideraba rascacielos si sobrepasaban los nueve pisos.


- 29 -

El ala del sombrero ocultaba la parte superior de su rostro bajo su sombra, haciendo imposible ver sus ojos. Sin embargo, la parte inferior de su cara carecía de arrugas, así que uno podía deducir que no se trataba de un hombre en su vejez.

—¿Quién hará frente al flujo del tiempo para acercarse a mí, a este humilde

peregrino, con la respuesta que busco? ¿Dónde están mis camaradas?

Esto lo dirigió a sus espaldas; aun así, permaneció el silencio.

—Ya he planteado mi pregunta; pese a eso, ¿por qué deciden conservar el silencio?... La constante calma a mis espaldas se transfigura en una completa oscuridad que carcome a mis talones. ¡Maldiciones, condenaciones! Oh, gran señor, escucha mis suplicas. El silencio busca desarmarme, aniquilarme, devorarme - ¡Auch!

De pronto, sintió un fuerte golpe en un costado de su cabeza.

La calma, de la que había estado hablando antes, parecía haberse materializado en una patada giratoria alta. Se trataba de un ataque que decía mucho sobre la persona que

la ejecutó.

—¿Prosaico? Vamos, solo es una palabra. Lo que es sorprendentemente prosaico es toda tu existencia, Poeta —dijo una voz tajante al extremo.

Una mujer fue quien exhibió este movimiento marcial. Tenía una aparente expresión de molestia sobre su rostro y una mirada que echaba fuego por los ojos mientras observaba al hombre, quien luego de ser pateado cayó de rodillas y frotó su rostro.

Tenía una mirada fría y serena, además era el tipo de persona que se veía mejor con un ceño fruncido que con una sonrisa. Daba la apariencia de tener alrededor de veinte años y sus facciones eran muy atractivas; no obstante, la frialdad en sus ojos construía

una pared entre ella y aquellos que la rodeaban.

Sin mencionar que, aun cuando las palabras que empleó no eran toscas de ningún modo, algo en su tono era extremadamente impropio de una señorita. El hombre al que ella llamó “Poeta” en una ocasión dijo: «Lo más cercano a tu existencia sería si el mosquete favorito de un asesino serial fuera poseído por una diosa».

Pese a eso, iba vestida de una forma muy femenina con cabello largo y rubio, por lo cual aparentaba ser una mujer de la alta sociedad. Con unos cuantos accesorios más, no sería exagerado decir que lucía como una heredera de la aristocracia. Aunque, de esta

jovencita emanaba una voz poco amistosa.

—Escucha, Poeta. El maestro Huey dijo que evitáramos atraer la atención antes de que inicie la operación, ¿recuerdas?

El Poeta miró a la fría chica de dorada cabellera.

—No necesitas recordármelo. Quizá creíste que tu inherente naturaleza antagónica y tu comportamiento masculino al elegir mi cabeza como una pista de baile habrían


- 30 -

hecho que mis memorias me traicionaran; pero, mis recuerdos siguen intactos. Los decretos del maestro Huey son como las aves mensajeras de Mnemósine5 y forman una parte íntima de mi ser interior.

La mujer fulminó con la mirada al hombre y sus incomprensibles palabras,

limitándose a decir:

—¿Sabes en qué pensaba mientras parloteabas antes?

—¡Oh, oh! ¡Señor, Dios mío! Dos seres demoniacos surgen frente a mí, azotando sobre la Tierra mientras recitan: «Vos tenéis que iniciar una danza de sangre y lágrimas». En otras palabras, no existe respuesta válida para tu repentina cólera. Una catástrofe… es un infortunio.

—Tuviste razón en la parte de la furia; pero, la respuesta correcta sería «muere y vete al infierno». O, en tus palabras: «vos podéis arder en las tormentosas llamas del

Tártaro6».

—¡Tus francas expresiones son un agravio para el alma! ¡Y son aún más impuras cuando optas hablar con la intención del agravio!

—Sí que eres sorprendente, sabes. Llamando a un “Señor” cuando claramente no

crees en Dios. ¿No tienes ni idea de cómo se comporta la gente normal?

Frente a esta cuestión, el hombre se levantó de inmediato.

—¡Todo lo contrario! La muñeca sin cabeza de alas rotas ha dicho: «¡Precisamente es porque no creo en dioses que ellos descienden sobre mí, facilitando mi formación y

obligándome a llamarlos!»

—Lo siento, encuentro el ciento treinta por ciento de lo que dijiste un total disparate.

—Vamos, ¿de verdad deseas retarme en el dominio de la filosofía? Más del cien por

ciento es una contradicción inverosímil. ¿A qué le atañe ese treinta por ciento ajeno?

—Un tercio de eso: a tu cabeza, otro tercio: al significado de tu existencia y, el último tercio: es para completar el ciento treinta por ciento y confundirte.

Se trataba de un insulto categóricamente; sin embargo, el Poeta asintió.

—Sí, entiendo.

Una sonrisa apareció en su rostro.

5 N. de la T. Mnemósine: en la mitología griega se trata de la personificación de la memoria y, junto a Zeus,

engendró a las nueve musas. 6 N. de la T: Tártaro: según la mitología griega es un profundo abismo usado como una mazmorra de sufrimiento y una prisión para los titanes.


- 31 -

Medio segundo después extendió los brazos de una forma aún más exagerada que antes, contempló el cielo y sacó tanto el pecho que parecía como si su columna vertebral estuviera a punto de doblarse y quebrarse.

—¡Oh, Dios, Dios! ¡La lluvia de culpa cae sobre ellos! ¡Concédeme ser el juez de sus crímenes! ¡Cumple este deseo y los apedrearé con las ardientes rocas a un lado del camino, sacia mi garganta sedienta con el resquicio de culpa que mana de sus escarmientos!

La mujer respondió con una molesta, aunque quizá, descripción precisa.

—Estás loco.

Justo en ese momento, otra voz provino detrás de ella.

—Oh, cielos, otra vez no.

—Sickle, deberías tener cuidado. Si una mujer ejecuta una patada tan

magistralmente como esa, también atraerá la atención.

Una voz era baja y grave, mientras que la otra era aguda. Sickle giró un poco la cabeza en dirección a las voces.

—Rail, Frank, son muy lentos.

—No lo podemos evitar. Sobresalimos incluso si no lo queremos. Quizá yo podría envolver una bufanda alrededor de mi cara, pero no hay forma de que Frank pudiera camuflarse.

—Lo… lo lamento.

De las dos figuras que Sickle estaba mirando, una sonrió y se encogió de hombros, mientras que la otra se tensó y parecía asustado.

Aquel que se tensó, al que Sickle llamó Frank, lucía unos cuantos metros más alto que

Rail.

Rail parecía un niño bajito y Frank lucía como si fuera un párvulo, excepto que era varias veces más grande que un niño pequeño. A primera vista, probablemente midiera más de dos metros de alto; sin embargo, no es que su cuerpo estuviera estirado. Al contrario, su cabeza era proporcionalmente grande como la de un párvulo. También era muy ancho, aunque no se podría decir si principalmente era grasa o músculo. En resumen, daba la apariencia de un barril de cerveza con brazos, pierna s y cabeza

adheridos.

En cuanto a Rail, iba vestido como cualquier otro niño de la calle. Algo acerca de su silueta lo hacía lucir como una muñeca o un maniquí con vida y transmitía una atmósfera distante y fría. Sin embargo, aparte de su figura tenía una peculiaridad que rivalizaba con la de Frank.


- 32 -

Se trataba del hecho que su piel albergaba numerosas cicatrices inquietantes dejadas por puntadas. Las áreas de su piel que se encontraban expuestas parecían como un mapa de las vías de tren.

La piel bajo su ropa probablemente también era así. Asimismo, su rostro tenía una larga cicatriz horizontal que cruzaba con otra que bajaba de su frente. Además había cicatrices comenzando en las comisuras de sus labios. Había un fuerte contraste entre su piel joven y tersa con las cicatrices, las cuales parecían tirar su boca en una sonrisa auto-desaprobatoria.

Casi era como si un niño hubiera tomado un cuchillo y mutilado su muñeca en un

ataque de celos.

El niño que parecía maniquí le sonrió al que lucía como barril.

—No sabes lo difícil que fue llegar aquí. Si descubren a Frank, se acabó. Tampoco es como si pudiera tomar un tren de pasajeros, de modo que tuvimos que transferirnos de

un tren de carga a otro y luego caminamos varios kilómetros.

—Lo… lo lamento.

—¡Hey, no tienes por qué disculparte, Frank! Si hay que culpar a alguien que sea a Huey. Él fue quien nos hizo venir a un lugar como este y fue él quien nos hizo tan… peculiares, ¿cierto? ¡Qué fenómeno! ¡Definitivamente está jugando con nosotros para pasar el rato!

Aunque había una sonrisa en su cara, estaba maldiciendo al hombre al que todos los demás llamaron “Maestro”.

Frank desvió nervioso su mirada durante el arrebato de Rail. El Poeta abrió los brazos en un aparente gesto de simpatía y empezó a irradiar las gracias a su deidad sin nombre.

—¡Ved aquí, Dios pronto te hará caer de culpa! ¡Un joven integrante de nuestras fuerzas demoníacas pensaría siquiera en presentar la manzana de Lilith a nuestro querido líder, el maestro Huey, traedor de amor y paz, quién encarna la ley y destino absolutos! ¿Crees que semejantes palabras ásperas conmoverán a Dios? ¡Todos nosotros cargamos la culpa por asociación, cada uno de nuestros pasos nos acerca más

a la muerte! Labra mi alma sobre mi lápida, Sickle aah auch agh-

La garganta del Poeta fue inmovilizada por una veloz patada, haciendo que pegara un grito y sujetara su pecho. Sickle lo miró con el rostro inexpresivo mientras su camarada agarraba alternadamente su pecho y sombrero en agonía, luego se giró hacia los dos niños.

—Bien, yo, el Poeta, recibiré el castigo por ustedes.


- 33 -


- 34 -

Sickle suspiró a los dos recién llegados.

—Ignórenlo. Pero, realmente no tienes ningún sentimiento de lealtad hacia el maestro Huey, ¿verdad?

—¿Y qué piensas hacer al respecto? ¿Delatarme? ¡Quién sabe, a lo mejor me maten

por eso! ¡Ajajaja!

—El maestro Huey no desperdiciaría su preciado tiempo matándote, además puede que ya esté al tanto sobre tu rebeldía de todas formas.

—Es verdad, supongo. ¡Eso es algo que me molesta de él! ¡Ajajaja! —Se burló Rail, pero, había una sombra en sus ojos. Daba la sensación de que Rail realmente odiaba a Huey y no le importaba ocultarlo.

—Está bien, entonces, ¿qué haremos hoy? ¿Una fiestecita de Lamia?

—Todavía faltan Liza y Chi. Mientras que Adelle sigue trabajando como el

guardaespaldas de Tim, y Christopher continúa sin aparecer.

—¿En serio? ¿Aún no encuentran a Chris?

Rail parecía sorprendido; no obstante, Sickle explicó con tranquilidad.

—Ni siquiera la red de información de Los Gemelos ha podido detectar a Christopher

durante el último año. Será mejor que estés preparado para lo peor.

—Ya veo… —El semblante de Rail se oscureció ante las contundentes noticias de Sickle. Aun así, en las comisuras de sus labios permaneció una sonrisa; quizá, la cicatriz realmente fijaba esa expresión sobre él.

La atmósfera melancólica fue interrumpida por una voz estridente, la cual parecía ignorar por completo la situación. Al parecer, el Poeta finalmente había recuperado el

habla.

—Tenues luces impregnan el crepúsculo; la oscuridad de la noche paraliza todo el tiempo. Es pasmoso que vivamos por el día de mañana, y el de mañana, y el de mañana, los cuales avanzan lentamente en este ilusorio ritmo del día a día, aguardando por el momento en el que trascendemos el instante. ¿Y luego? Ah, ¿y entonces? No estoy cansado; sin embargo, es el destino irracional que desciende el que me deja agotado. ¿Qué tan lejos uno debe flotar sobre la corriente del tiempo antes de encontrarse con aquello que añora? ¿Cuántos flujos del tiempo debemos detener antes de que naveguemos por el río del destino?

—Oh, cierra el pico, Poeta —declaró Sickle molesta—. Lo he dicho un millón de veces.

Tus discursitos rimbombantes son un insulto a la poesía.

Rail no entendió para nada lo que el Poeta había dicho y expresó con una sonrisa a Sickle.


- 35 -

—¿Qué dijo?

—Quiso decir que está cansado de esperar.

—Wow, en verdad eres un genio, Poeta, ¡solo tú puedes convertir algo tan sencillo en un discurso incomprensible de esa forma! Aunque, en general, sigues sien do un

fenómeno.

El Poeta se limitó a negar con la cabeza, se acercó a Rail y puso una mano ligeramente sobre su hombro.

—¿Um? ¿Qué pasa, Poeta?

—Escucha, Rail. Las palabras tienen poder, tanto las escritas como las dichas con gestos. Es un logro asombroso transmitir nuestros pensamientos en palabras y que sean comprendidas debidamente.

Fue una sorpresa que el Poeta usará palabras relativamente normales para variar; sin embargo, ya que el ala del sombrero seguía ocultando sus ojos, era difícil descifrar lo que implicaba realmente.

—Las palabras pueden expresar al mundo en su totalidad. Tal vez una fotografía valga más que mil palabras, pero mil palabras pueden describir la escena que ves frente a ti, diez mil palabras pueden derrocar la llegada del crepúsculo y cien mil palabras

pueden cambiar la forma del mundo.

—…

—El lenguaje es un tipo de poder. ¡Solo necesitas creer en su fuerza y dejar que su pasión te inunde! A pesar de eso, todavía no tengo suficiente poder y mis palabras no logran repercutir la apariencia del mundo. Por lo tanto, si estás dispuesto, utiliza tu poder físico a mi favor y haz explotar a Sickle; entonces, como agradecimiento, te

enseñaré un verso que traerá felicidad al mundo AUCH AUCH AUCH-

—No lo escuches. Trata de usarte.

El Poeta de nueva cuenta fue contenido por Sickle. Parecía que sus huesos se

dislocarían, pero Rail le restó importancia a eso y, en cambio, lucía arrepentido.

—Ah… El Poeta pocas veces habla de una forma en la que puedo entender, así que esperaba escucharlo un poco más.

Sickle sonrió amargamente.

—No creo poder soportar una explosión —Luego echó un vistazo a su alrededor—. De acuerdo a nuestros planes, Liza debería estar aquí dentro de poco.


- 36 -

Unos cuantos hombres vigilaban a ese grupo desde lejos.

—¿Son ellos?

Tres hombres se ocultaban entre los árboles a cierta distancia de la orilla del lago.

—No hay error. Son idénticos a los carteles de “Se busca”.

Un hombre con binoculares observaba la figura gigantesca de Frank bostezando y

sonrió.

—Bingo. No podría confundir a ese gran barril por alguien más —Luego se giró hacia la persona junto a él—. Sí, también está el chico que tiene cicatrices como si fueran vías

de tren. Aunque no estoy muy seguro sobre los otros dos.

—Como sea. Si no son los del cartel, qué mal. Yo digo que los atrapemos.

—Si nos equivoquemos, entonces simplemente no era su día de suerte.

—Así es.

Los hombres iban vestidos con gabardinas y fedora sobre la cabeza; sin embargo, esto no era nada inusual. Sin embargo, la atmósfera que los rodeaba sugería que no eran personas comunes y corrientes, sino gánsteres. Bastaba con escucharlos discutir sobre

asuntos criminales de una manera casual y burlona.

El hombre con los binoculares lucía particularmente especial en este aspecto; mostrando una brillante y reciente cicatriz atravesando su rostro, como si hace poco hubiera sufrido un ataque con un cuchillo.

La risa desapareció del semblante de otro hombre.

—Entonces, ¿cuál es el plan? ¿Vamos y los atrapamos ahora? —Miró al grupo reunido alrededor del gigante como un tiburón acechando a su presa.

—No… espera un poco y obsérvalos. No son simples fenómenos de circo. Dicen que son un grupo bastante sanguinario aun siendo subordinados de ese tipo Huey —Todavía se podía atisbar una leve sonrisilla sobre la cara del hombre con binoculares y su voz no sonaba tan tensa como la de sus compañeros—. Vayamos por algunos refuerzos. Si logramos capturarlos-

De súbito una voz lo interrumpió.

—Si lo haces, ¿entonces qué?


- 37 -

La inexplicable voz de una mujer salió de la nada, el hombre bajó los binoculares y

dio medio vuelta.

Sin embargo, no había señal alguna de que una mujer estuviera cerca.

Por otro lado, sus dos compañeros, quienes se encontraban detrás de él, habían

desaparecido.

—¿Qué?...

Su corazón comenzó a latir como loco y fue envuelto por el miedo.

Se trataba de una tensión diferente a la que sintieron sus compañeros, provenía de un miedo profundamente arraigado por su vida. Un sudor frío estalló en su espalda

cuando trató de suprimir su miedo para procesar mejor lo que estaba pasando.

Al mismo tiempo, se dio cuenta de algo.

Dos figuras yacían en el suelo, las cuales, hace un momento, habían estado charlando

con él.

Conforme bajaba la vista, notó que sus compañeros ya habían perdido el

conocimiento.

Los dos hombres estaban acostados boca abajo y tenían extraños objetos redondos en la cabeza. Se trataban de discos, una horrible versión del halo de un ángel. Aunque no había sangre, se encontraban alojados en la parte posterior de sus cabezas.

El hombre los contempló, sin comprender que había pasado, y tragó saliva. Justo en ese instante, la voz de un hombre habló.

—¿Quién eres?

Dio media vuelta y se encontró con varias cuchillas brillantes.

En medio de las hojas, vio a un hombre de cabello negro peinado hacia atrás. Por el color de su cabello, su piel amarilla y la forma en que iba vestido daba la apariencia de ser de oriente.

El hombre asiático suspiró en simpatía, con una especie de lástima en la mirada, empujó las cuchillas más cerca.

—Tal parece que ustedes son los de la mala suerte.

—Así es~.

—¡Lamento la tardanza!~


- 38 -

Sickle y el Poeta no parecieron alarmarse cuando escucharon la voz de una mujer

salir de la nada.

—Así es, Liza, te esperamos por mucho tiempo. Por tu culpa, tuve que escuchar la

perorata que éste hace llamar poesía.

—Oh, la voz engendrada de las sombras, ¿has venido a ofrecer las dulces manzanas envenenadas? La ocasión es oportuna y desemboca en el mar de la desesperación, ¡el mar de la desesperanza! El veneno prolifera en la cáscara de la fruta demasiada madura y corrompe nuestras mentes en poco tiempo. ¡Oh, ay del día!… como una luna llena de cólera, la desesperación eclipse todo sin dejar rastro.

—¿No te basta con decir «Llegas tarde»? —retumbó a su alrededor la voz de la mujer llamada Liza, aunque seguía sin verse por ningún lado.

No obstante, un hombre asiático apareció y fulminó al Poeta con la mirada.

—Supongo que sigues sin dejar esa forma de hablar y has empeorado desde que

Christopher desapareció.

—¡Oh, Christopher! ¡Hasta la fecha solo ese hombre posee un alma que toca en armonía con la mía! Aun con su atroz habito de convertir mi poesía en balada; ¡esto solo

manifiesta que mis palabras penetran las profundidades de su corazón!

—Olvídalo… Me callaré si tú te callas.

—No le prestes atención, Chi. Mientras más habla, más aburrido se vuelve.

El hombre asiático, Hong Chi Mei, suspiró exasperado.

—Está bien. Dejemos eso de momento. Echen un vistazo a esto —dijo mientras

sacaba un pedazo de papel.

—¿Qué es eso?

—Parece que tiene nuestros nombres escritos —Rail miró el papel con interés, mientras que Frank, quien se encontraba más lejos del suelo, dobló el cuello para ver.

El papel estaba repleto con descripciones físicas de los dos, inclusive había una

ilustración aproximada de Frank.

—No, en serio, ¿qué es?

—Lo traían unos cuantos hombres que los espiaban desde los árboles de allá.

Había un par de manchas de sangre sobre el papel; sin embargo, ya que Chi no trajo

a dichos hombres hasta el resto del grupo, no tenían forma de saber lo que les sucedió.

Sickle frunció el ceño.

—Les preguntaste quiénes eran antes de atacarlos, ¿verdad?


- 39 -

—Solo amenacé a uno de ellos, luego él voluntariamente cercenó su propia garganta

con mis cuchillas. Fue un accidente.

—Tampoco tenían ninguna identificación. De haberlo sabido, habríamos esperado

un poco hasta que llegaran sus amigos —la voz incorpórea añadió.

Lo único que hizo el grupo tras escuchar que los habían estado vigilando, fue intercambiar miradas entre ellos. Frank era el único que lucía nervioso.

—E-entonces… ¿qué haremos si hay personas vigilándonos?

Rail, en cambio, sonrió tan ampliamente que su rostro parecía ladeado.

—¿Acaso no es más divertido de esta forma? No es como si el viejo Huey quería que

hiciéramos algo de inmediato.

—Exactamente —la voz de Liza, que provenía por todos lados, de igual forma sonaba alegre—. Todavía no ha decidido entre Nueva York o aquí. Depende de que carnada muerda el FBI. Parece que están a punto de morder el anzuelo en Nueva York; sin embargo, tenemos el problema del senador Beriam y Nébula.

—¿Qué? Espera un momento, ¿quieres decir que si algo sale mal, puede que no hagamos nada?

—Sip, aun así, la situación de ustedes es diferente a la de Tim. La policía todavía no conoce sus rostros, así que es más probable que suceda aquí. Pero…

—¿Pero?

—Pues, es por eso que estos carteles de “Se busca” son un problema —dijo Liza con un tono bajo y serio—. Si solo estuvieran Rail y Frank aquí, entonces se podría explicar con que los vieron por accidente en algún lado. Sin embargo, también están Sickle, el Poeta y Chi; sin mencionar a otros grupos como Lamia, es decir, Tim y compañía, así

como Rhythm y Time.

—Entonces, ¿a qué te refieres? ¿Acaso Beriam y otras personas saben cómo lucimos?

—Si supiera qué está pasando, no sería un problema. Puede que terminemos siendo la carnada y Tim, así como el grupo en Nueva York, prosigan con la operación.

Ninguno de ellos podía ver a Liza, por lo tanto tampoco conocían qué clase de expresión tenía; a pesar de eso, la gravedad en su voz provocó que todos pensaran lo peor. Sickle lucía extremadamente inconforme con la situación actual, hasta el Poeta

permaneció en silencio.

Sin embargo, Rail mantuvo su sonrisa y sacó un cilindro de su bolsillo. Tenía casi el largo y volumen de un dedo, envolvió el cartel de “Se busca” en él, hizo un ademán como

si activara algo y luego lo lanzó hacia el lago.


- 40 -

El cilindro viajó por el cielo en un estilizado arco y aterrizó sobre la superficie del

agua.

—Qué más da. Cuando aparezcan, quienquiera que sean, podemos hacerlos volar en

pedazos. Así de sencillo.

Conforme hablaba, un destello de luz cegadora explotó desde el lago y engulló la superficie sombría. El ruido de un estallido llegó un momento después. La onda de

choque creó olas sobre el agua y el olor de la pólvora inundó la orilla del lago.

Al parecer se sorprendieron un poco con su acción; ya que el cartel de “Se busca”, que Rail acababa de hacer estallar, podría haber sido una pista; sin embargo, nadie se lo hizo notar a él. Después de todo, no es como si fueran a obtener huellas digitales del papel o algo por el estilo.

Chi sacudió la cabeza.

—Sorprendente. Al parecer tu trabajo ha mejorado bastante.

—Ajaja. Qué lástima que no sea obra mía.

—¿Eh?

—Las encontré circulando entre los productores de cine en Hollywood, así que compré un lote. Escuché que lo consiguieron de un chico de la calle de mi edad. Como sea. No importa quién los hizo.

—…

Notando que Chi seguía sin decir nada, Rail mostró una sonrisa irónica.

—No tenía la intención de ser recordado en la historia ni nada de eso.

Chi mantuvo su silencio tras ese comentario y Rail se giró como si nada hubiera pasado, luego caminó de regreso a la ciudad.

—Si llegara a iniciar la operación, díganle a Los Gemelos que me avisen. Me ocuparé de algunas cosas antes de eso.

Frank fue tras él, nervioso.

—Oye, aguarda, espera un segundo, Rail. Es muy peligroso que vayas tu solo.

—Así es, además hay tres cuerpos entre los árboles. ¿Te importaría deshacerte de ellos?

—¡Jaja!... Sabes, pedirle a un niño que se deshaga de cuerpos, apesta por completo. Ahora entiendo porque mi personalidad se vuelve más y más retorcida.

—Ser retorcido es una virtud~. No necesitas agradecerme, Rail. Por lo tanto. El

trabajo de limpieza es todo tuyo.


- 41 -

—Oh, Liza, no sabes cuánto me agradas —La risa de Rail sonó como un suspiro

mientras se alejaba y sólo levantó una mano como respuesta a la petición de Liza.

Chi lo observó marcharse.

—Um. Rail cada vez es más parecido a Christopher, ¿no es así?

—Sí, aunque el chico odio muchísimo al maestro Huey, es muy cercano a Christopher.

Chi pensó en Christopher y no pudo evitar hacer un gesto.

—Me pregunto qué estará haciendo ahora ese idiota…

La expresión en su rostro parecía indicar que, aun si Christopher no estaba presente

en ese momento, Chi se negaba a creer que se había ido para siempre.

Liza cambió de tema para probar que no tenía ninguna relación con Christopher.

—Muy bien. Ya todos están en la ciudad… les haré saber sobre los detalles de la misión a través de Los Gemelos. Antes de que iniciemos, pueden hacer lo que quieran; pero, tengan cuidado con los tipos de los carteles de “Se busca”, ¿entendido?

Todos los presentes asintieron al tono serio de Liza; sin embargo, únicamente el Poeta subió las manos de nueva cuenta hacia el cielo y se lanzó en otra proclamación.

—¡Qué perfectamente maravilloso! A partir de este día, de este momento en adelante, esperare los nobles mandatos del maestro Huey. ¡Cuando todos atendamos la innegable llamada a la acción, los colores de esta ciudad y los colores de todo el mundo cambiaran a medida que teñimos el planeta! ¡Ah, ah, ah! ¿Esta es la dicha? ¿O es la aflicción? ¡Convoco a todos aquellos que continúan encerrados y cegados en su propia ignorancia! ¡Residan en sus prisiones incomprensibles y esperen mientras son testigos

de cómo el universo es reescrito!

—Basta con este tipo para perder el control y querer matarlo.

—Si te infecta, ni siquiera podrás notar la diferencia entre la demencia y la cordura.

—Por favor, señor Poeta~. Tengo una sola y simple petición. ¿Podrías callarte? Digamos, ¿para siempre?

Cada persona lanzó un último comentario hiriente al Poeta, luego se marcharon y el

Poeta quedó solo en la quietud.

Luego de asegurarse de que la presencia de Liza hubiera desaparecido, comenzó a

cavilar consigo mismo.

—¿Qué le deparara a este mundo cuando anomalías como las nuestras y el maestro Huey desciendan sobre el telar del planeta? ¿Quizá sea el País de Nunca Jamás Nunca? ¿O un Tártaro colmado con los matices de la muerte? No… nadie lo sabe. En virtud de esto, el mejor escenario para dichos prisioneros…


- 42 -

El Poeta ladeó aún más el sombrero sobre su rostro a medida que contemplaba el

destino de la ciudad, como si fuera un gesto de luto por su futuro.

—…es más sencillo: Alicia en el País de las Maravillas.

Mientras tanto…

—¿?

Rail, quién guiaba al gigante de Frank entre los árboles, se detuvo.

—Qué raro… no hay ningún cuerpo.

Sus palabras desaparecieron entre el follaje de las plantas, sin haber respuesta.

No se encontraba por ninguna parte el aroma de la sangre en el viento que soplaba desde el lago. Todo lo que había era el cálido aire húmedo plácidamente fluyendo a su

alrededor.

- 43 -

[EL REGRESO DE LOS CRIMINALES] PRÓLOGO VI

En una fábrica abandonada a las afueras de Chicago

—Ah… qué tragedia… permítanme contarles una triste, triste historia.

Chicago se convirtió en uno de los ejes de producción más ocupados cuando despegó la industria automotriz. Varias fábricas surgieron como plantas luego del rocío primaveral y, conforme la demanda por empleados crecía, la demografía para aquellos que trabajaban en las fábricas explotó. Aunque, no todo resultó viento en popa. Empleados blancos y negros recibían diferentes compensaciones por su trabajo y los conflictos entre los dos grupos eran frecuentes. A pesar de eso, la industria envolvió a la ciudad con un anillo de hierro gris.

Una fábrica o taller mecánico repleto de óxido y gasolina era algo típico durante esta

época. Y, en un lugar así se encontraba un joven.

Tenía alrededor de veinte años y, mientras se recostaba perezosamente sobre el

chasis de un gran vehículo, suspiró.

A primera vista, parecía ser uno de los empleados de la fábrica; considerando que iba vestido con un overol azul. Sin embargo, el tono de su traje era de un azul extremadamente brillante, el cual no se veía en uniformes normales. Llamando mucho la atención cuando caminaba por las calles de la ciudad.

Además, no solo eso era extraño en él, incluso el objeto con el que jugaba entre sus

manos: una llave inglesa.

Hasta aquí, la mayoría de las personas asentirían creyendo que todo estaba bien; por lo tanto, aquí tenemos a un trabajador de la fábrica con una llave inglesa. Sin embargo,

había dos componentes especiales sobre la llave inglesa.

La primera: su tamaño.

El joven no poseía una complexión robusta, pero la llave en sus manos parecía ser más larga que el antebrazo de una persona. Se trataba de una herramienta de trabajo; pero, una descripción más precisa sería que se asemejaba a un arma de asta de la Edad

Media.

La segunda: la superficie de la llave.

Volumen 09 PRÓLOGO VI

- 44 -

Lo que originariamente debió ser un acabado plateado, se encontraba tapizado de

un profundo rojo color sangre.

Su cabello dorado cubría la mitad de su rostro y el ojo que sobresalía por debajo del flequillo estaba medio abierto, como si estuviera a punto de dormir. El joven lucía

bastante tranquilo y apacible; aun así, poseía fuertes músculos.

Gracias a su cabello dorado y piel tersa, daba la apariencia de un joven caballero bastante atractivo; sin embargo, algo espeso y profundo se formaba en sus ojos, los

cuales provocaban que alguien se sintiera incómodo.

—Esta fábrica… es dónde solía trabajar.

Golpe.

La llave inglesa que sopesaba en su mano izquierda aterrizó en la derecha.

—No tenía el mejor ambiente de trabajo… con solo recordar aquella época, ya es terriblemente triste. Oh, no, no, cada vez que lo recuerdo, quiero llorar. Ven, mis ojos ya están llenos de lágrimas. Oh, no no no no, de verdad voy a llorar. ¿Qué debería hacer? ¿Qué está pasando? ¿Qué me están haciendo? Díganme qué debería hacer cuando mis memorias me incitan a llorar. ¿Qué beneficio me pueden brindar? Horrible… cómo puede pasar esto… es terrible. ¡Mis recuerdos, míos! ¡Pero no me hacen ningún bien! ¿Así es cómo deberían ser las cosas? No, ¡ya he perdido la fe en mí! ¡Qué gran tragedia!

Golpe, golpe.

El joven lanzó la llave inglesa de una mano a la otra, creando una nueva forma de

hacer malabares.

El ritmo en que lanzaba la llave se volvió más rápido, como si no pudiera evitar lo. Las siluetas de las personas de pie alrededor de él retrocedieron en silencio un par de

pasos sin excepción.

No obstante, una de las figuras que lo rodeaba sacudió la cabeza.

—Oiga, Jefe… está perdiendo el punto.

—…Oh, lo siento… cierto… la tragedia. Lo que más me gustaba hacer en aquel entonces era desmantelar las partes de las maquinarias sobrantes y los vehículos dañados. Bueno, se podría decir que antes estaba pasando por muchas cosas, así que separarlas me tranquilizaba, a veces hasta lo hacía todo el día sin parar. No era gran cosa, remover las partes en condiciones reutilizables. ¡Pero! El negocio de la fábrica cayó en picada y se embarcaron en una deprimente aventura.

—¿La cuál fue?...

—Se aprovecharon de los huecos legales de la Prohibición y comenzaron a producir alcohol de contrabando. Eran astutos, muy astutos con el uso del equipo de la fábrica… ¿Supongo que nunca se imaginaron que los atraparían? Pero, no podía permitir que


- 45 -

hicieran eso. Me sentía terriblemente triste. Puedes creerlo; podía ver al jefe Ladd asesinar personas, pero no podía soportar qué elaboraran alcohol ilegalmente. Aaah… Desde hace mucho tiempo quería deshacerme del aire de corrupción desenfrenada de

esta fábrica, así que los denuncié.

Golpe, golpe, golpe, golpe.

El ritmo de los lanzamientos de la llave inglesa continúo aumentando a medida que

levantaba la vista hacia el techo en desesperación.

—Pero… la tragedia fue que todavía no me sentía satisfecho. Este ambiente de corrupción, la benevolencia o crueldad de la raza humana, ninguna de ellas pueden ser vistas o tocadas… y lo que deseaba era destruir algo físico.

Golpe, golpe, golpe-golpe.

—Ah, ah, qué tragedia… Al final, caí más bajo que un jefe de la mafia y me convertí en el líder de un grupo de ratas callejeras; mi trabajo se volvió dislocar articulaciones, autos y cajas fuertes. ¡Todo esto es mucho peor que el comercio de licor ilegal! Pero… ¿pueden creerlo? Yo, por medio de estos actos destructivos, independientemente de si

eran buenos o malos, ¡de ellos obtuve satisfacción pura!

Golpe-golpe-golpe-golpe-golpe-golpe-golpe-golpe…

—¡Hay algo más triste que esto en todo el mundo!... En realidad… ¡lo único que deseaba destruir era a mí mismo! ¡Yo soy quién debería ser desmantelado! ¡Cada vez que pienso en esto, me siento tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan tan terriblemente triste! ¡Sumamente desquiciado! ¡Qué debería hacer!

Se incorporó poco a poco, colocó la llave inglesa en el suelo y levantó una pieza de

repuesto de metal que se encontraba en el suelo.

La pieza lucía bastante pesada; no obstante, consiguió lanzarla muy alto en el cielo

como si se tratara de una pelota de fútbol.

La pieza comenzó a caer en picada hacia su cabeza; pero él solo golpeó ligeramente la llave inglesa. Se escuchó un ruido como de gong y luego la pieza volvió a subir. La gravedad lo atraía hacia la tierra; sin embargo, él la mandaba a volar una y otra vez.

—¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!

Bong, clang, boom… Bong, clang, boom…

Su alarido y los rítmicos ruidos del metal retumbaron por la fábrica.

Los otros hombres, que se encontraban de pie alrededor, ya habían retrocedido hasta los rincones de la fábrica o detrás de los pilares, contemplando su extraño juego desde

un lugar relativamente seguro.


- 46 -

En algún momento sacó una llave más corta y trabajó ágilmente con ambas llaves para desmantelar la pieza de metal con la que había iniciado. Saltaba a la vista que las partes más pequeñas no eran separadas a la fuerza; aterrizando sobre el suelo intactas,

en perfectas condiciones para ser reutilizadas.

—…Jaaahh… jah… jah…

Los gritos finalmente cesaron. Mientras que las piezas danzando salvajemente en el

aire parecieron desvanecerse como por acto de magia.

Guardó la lleva pequeña en su bolsillo y con su mano libre, sujetó la última pieza de metal que caía del suelo.

Respiró profundamente y abrió la mano para mostrar que se trataba de un tornillo del tamaño de su pulgar. Luego, comenzó a inspeccionar las partes que yacían sobre el suelo para asegurarse que fueron desarmadas hasta quedar satisfecho.

La tristeza en su rostro había desaparecido y fue reemplazada por una sonrisa con

un matiz de locura en ella, como si perteneciera a un payaso desquiciado.

—Un rotundo éxito…

El resto de la pandilla se acercó a él con cautela. Eran un montón de criminales comunes y corrientes, todos iban vestidos de manera diferente y ninguno de ellos

portaba el mismo uniforme de overol azul.

Uno de ellos habló:

—H-hey… Graham, ¿ya te sientes mejor?

Graham no parecía haber escuchado lo que dijo y solo dio unas cuantas vueltas, luego

observó el techo.

El techo estaba repleto de orificios, por los cuales el cielo nocturno era visible.

Conforme contemplaba las centelleantes estrellas, los ojos de Graham se llenaron de lágrimas. Sin embargo, dichas lágrimas no parecían surgir de la misma tristeza que

antes.

—Lo desmonté todo… ¡y no tocó el suelo ni una sola vez! ¿Lo vieron? ¿Sí lo vieron? ¡Ah, deberían aplaudirme por mi meticulosidad! ¡Y mi precisión!

Graham arrojó la llave inglesa hacia arriba. Ésta giró bajo la luz y pareció formar un

aro, justo antes de salir volando por uno de los agujeros del techo.

—¡Hermosa! La vida… ¡la vida es bella!

La llave comenzó a descender; pero Graham dio media vuelta sobre su propio eje

como si fuera un bailarín, extendió una mano hacia atrás y atrapó la llave que caía.


- 47 -

Lo que acababa de realizar fue una hazaña sobrehumana; no obstante, Graham

sonrió como si se tratara de una rutina diaria.

—¡Umph! Creí que podría separar una estrella del cielo en estos momentos… qué mal. Aunque, de todas formas… si realmente cayera una estrella, todos estaríamos muertos, ¿cierto? Genial… fantástico… ¡totalmente asombroso! ¿Acaso no somos afortunados, muy suertudos de que no derribara una estrella? ¿Qué significa esto? ¿Qué quiere deciiiir? ¿Es un decreto del cielo? ¿El deseo del universo? ¿Qué debería vivir? ¿No es así?

Lucía igual de entusiasmado que antes; el foco de la emoción simplemente había

cambiado, eso era todo.

Para cualquier otra persona, el comportamiento de Graham indicaría que posiblemente estaba drogado o algo por el estilo; sin embargo, el grupo de pie a su

alrededor lo tomaron con calma, solo intercambiando miradas y muecas.

Graham Specter nació en Chicago y llegó a trabajar como mecánico automotriz.

Asimismo, trabajaba ocasionalmente para la Familia Russo; sin embargo, luego de que la fábrica suspendiera operaciones, se mudó a Nueva York. Allí, se convirtió en el líder de una pequeña banda callejera. Incluso en una ocasión secuestró a una muchacha llamada Chane y, gracias a este incidente, conoció a Jacuzzi Splot y su pandilla.

Su encuentro se debió a un extraño golpe de suerte. Después de eso, Graham, quien arribó a Nueva York antes que Jacuzzi, a menudo lo ayudaba y a cambio también recibía

apoyo de él. Eran muy cercanos, por así decirlo.

No obstante, había algunos roces con Nice en ciertos temas. A Graham le gustaba desarmar cosas y obtenía una gran dicha de ello; sin embargo, sentía que hacer estallar cosas y separarlas provenía de ideologías muy diferentes. De modo que nunca estaba completamente de acuerdo con Nice.

Además de sus extraños hábitos, lo que hacía a Graham ligeramente intolerable eran sus cambios de ánimo. Podía ir de las profundidades de la desesperación hasta la cumbre del júbilo en un segundo. Sus emociones iban de extremo a extremo; si no era

cien, era cero.

Nadie sabía si actuaba conscientemente o si al menos se daba cuenta de lo que estaba haciendo. Aunque, no es que Graham tuviera un mal carácter; simplemente sus

emociones eran volátiles y siempre cambiantes.

Daba la apariencia de que era alguien difícil de tratar; no obstante, aun cuando disfrutaba destruir cosas, también podía ser extremadamente considerado con los demás. Este era el lado de Graham que muchos admiraban y un sorprendente n úmero de personas lo consideraban su amigo.


- 48 -

De hecho, un integrante de la pandilla que justamente lo admiraba, comenzó a ovacionarlo.

—Vaya, vaya, Jefe, eres asombroso de la A la Z. ¿Qué te parece esto, la próxima vez que atrapes la llave, intenta hacerlo con tu cabeza, eh? Si tienes éxito, entonces todos celebraremos yendo a tu funeral.

Sus aplausos y elogios eran obviamente sarcásticos. Miró a Graham y notó que él

también se dio cuenta de esta discrepancia.

—¿Umm? ¿Te estás burlando de mí? Maldición, al parecer me estoy sintiendo muy animado luego de ser insultado. ¿Un masoquista? ¿Soy un masoquista? ¡Imposible! Aun así, una parte de mí cree que eso sería muy divertido. Maldita sea, ¡en serio me siento muy feliz!

—Pues, el simple hecho de estar contigo nos convierte en masoquistas… como sea, no tengo nada que decir sobre si eres un masoquista o no, pero surgieron noticias importantes y tengo que reportarlas.

—Maldición, ¿crees que si continúo emocionándome vaya a explotar? ¡Pero, no me rendiré!... ¡Adelante! ¡Resistiré cualquier cosa y luego tomaré represalias! ¡Probablemente te asesine! Ah, no, así no es… ¡Te voy a matar! ¡Rápido, qué alguien me detenga!... ¡Mi pelea acaba de comenzar!

La respuesta de Graham provocó que todos sus compañeros suspiran y negaran con la cabeza. Conforme hablaba, daba golpecitos con los pies como si estuviera a punto de

bailar; sin embargo, su pandilla estaba acostumbrada a esto y lo ignoró.

—No es gran cosa, solo que el jefe Placido tiene algo entre manos y quiere hablar contigo.

Placido.

Graham dejó de moverse inquieto tan pronto como escuchó este nombre.

—¿Sí? ¿Cuándo?

—Eh, hace como trece minutos… más o menos cuando iniciaste a contar tu historia.

—¿Qué? ¡Espera un momento! ¡Eso es raro! ¡Definitivamente muy raro! ¿Por qué no lo dijiste desde un principio, Shaft?

“Shaft” probablemente era algún tipo de apodo. El joven, al que llamó Shaft, a pesar

de que estaba siendo acusado, lucía muy tranquilo y sereno.

—Pues, no parecía que nadie pudiera interrumpirte.


- 49 -

—Ya veo. Entiendo… olvídalo. ¡La tristeza se puede convertir en alegría, así como

sucede conmigo!

—Hay algo más, jefe Graham.

Graham había empezado a caminar hacia la Mansión Russo, cuando se giró hacia

Shaft con una sonrisa.

—¿Um? ¿Qué? ¿Buenas noticias? Si no son buenas noticias, entonces no las digas.

—La historia sobre cómo denunciaste a la fábrica, ya la has contado más de una decena de veces. Aun cuando la narras de manera diferente y es muy interesante o lo que sea, cualquiera se aburriría luego de un rato. Creo que necesitas más experiencias de vida, ¿sabes? Seguir recorriendo el camino de la vida.

—¿Esa fue la buena noticia?

—Estoy seguro que el jefe Graham es muy fe, muy fe-ee-eaaaagh…

—Shaft si eres feliz, tienes que reír. Y te digo una cosa, si no estás preparado mentalmente para sonreír todo el tiempo, cuando llegue el momento de hacerlo, incluso podrías comenzar a llorar. ¡Como ahora! ¡Ajajajaja!

Un Graham sonriente colocó la llave inglesa alrededor del cuello de Shaft y la tensó.

Parecía que fuera a matar a Shaft; sin embargo, todos a su alrededor sabían que él nunca asesinaría a nadie. Simplemente suspiraron o sonrieron penosamente y nadie trato de detenerlo.

Honestamente, quizá el único que estaba realmente feliz en ese momento era el propio Graham.

Mansión Russo, Chicago

A las afueras de Chicago había una impresionante mansión que destacaba de entre las demás.

Incluso durante la noche había hombres entrando y saliendo de allí con cara de pocos amigos. Aunque todos estaban al tanto sobre su ocupación, nadie decía ni una sola

palabra al respecto.

Concesionario de automóviles. Ese era el nombre oficial del trabajo de Placido Russo, el propietario de dicha mansión. También era dueño de unos cuantos restaurantes y hoteles; no obstante, esos de igual forma servían como fachada.


- 50 -

Después de todo, Placido Russo era el líder de una organización criminal, una de las

más poderosas en la zona de Chicago.

Aunque, hace algunos años, su organización sufrió de un golpe de mala suerte, casi una maldición. Su poder y reputación cayeron en picada. Todavía contaba con muchos miembros dentro de la organización; sin embargo, los rumores decían que tenía los días contados.

Su mala suerte empezó cuando un par de ladrones, disfrazados como estrellas del béisbol, robaron todo sus ingresos de un mes. Todo fue cuesta abajo a partir de entonces.

Ese mismo día perdieron al espía que habían plantado en los Lémures y también fueron atacados por un grupo de jóvenes delincuentes en la ciudad; luego, su integrante

más fuerte abandonó la organización en lo que prácticamente fue un acto de traición.

Ladd y sus compañeros tenían la intención de robar un tren; pero, poco después de su partida, el resto de la organización recibió la noticia de que habían sido arrestados.

Después, Ladd fue encerrado en Alcatraz.

En aquel entonces, Placido pensó que se había librado muy bien de un demente como él; sin embargo, en poco tiempo se vio incapaz de mantener dicha actitud.

Quizá nunca se imaginó cuánto impacto tenía su sobrino sobre los demás. Tan pronto como se corrió la voz de que Placido había perdido a Ladd, todas las organizaciones circundantes comenzaron a ejercer una gran presión sobre los Russo. Después, también

se filtró la noticia de que su dinero había sido robado.

Los causantes fueron los integrantes que se unieron gracias a Ladd. Al irse él, sintieron que no tenían ninguna relación con Placido y se marcharon para unirse a otras

organizaciones. Qué grosero de su parte. Pensó Placido.

Con todo deteriorándose, la gota que derramó el vaso fue que la más de una docena de integrantes enviada a negociar con la Mafia China había sido asesinada.

La Mafia China se encargó de los cuerpos después y, en teoría, esto no era nada extraño por sí mismo. Sin embargo, al parecer lo consideraron como un enorme favor y ganaron poder sobre la Familia Russo.

Placido sospechó que la Mafia China había matado a todos; pero, no tenía ninguna evidencia y la diferencia de poder entre ellos era tan grande que probablemente Placido tuviera la garganta cercenada antes de siquiera empezar a moverse contra ellos.

A final de cuentas, Placido no tenía forma de salir de su situación actual. Además, había rumores circulando dentro de la organización de que estaba perdiendo el control, que se encontraba cerca de su fin. Se convirtió en un objetivo común de las burlas y discusiones de los borrachos; el hazmerreír de todas las organizaciones criminales de Chicago.


- 51 -

Este era Placido Russo.

No obstante, todavía tenía un as bajo la manga.

—Así que estás aquí —espetó Placido cuando Graham entró. Su voz era fluida y profunda, no lo que esperarías de un hombre acercándose a sus sesenta. Daba la sensación de que todos los rumores volando a su alrededor no le afectaban —. Llegas tarde.

—Tenía un pequeño asunto que atender.

—Espero que no sea el tipo de asunto pequeño como el que hiciste al venir aquí.

Robar un tren, qué estupidez.

Graham contuvo el impulso de soltar una carcajada, esforzándose por dar una apariencia respetuosa, hizo una reverencia.

—Oh, eso fue porque un amigo trató de hacer algo parecido y quise intentarlo

también.

Sin duda trató de asaltar un tren de camino a Chicago. Sin embargo, no resultó como esperaba, ya que algunos reporteros que viajaban en el mismo tren lo detuvieron. Al final, solo consiguió la hazaña, un tanto patética, de robarle a un viejo con cara de cerdo y bigotes.

Tras deambular unos cuantos días para evitar a la policía, arribó más tarde de lo que había planeado. Aquellos que le habían pedido venir para que los ayudara, esperaron

esos días con un miedo constante de que lo arrestaran.

—Así que, daré lo mejor de mí para reemplazar temporalmente al Jefe Ladd mientras sale, ¿está bien?

—Bueno, primero que nada, ¿qué le pasa a tu amigo de allí? Luce algo pálido.

—Parece muy feliz, ¿no crees?

Shaft, quién casi fue asfixiado antes, al parecer todavía no se recuperaba por completo. Tenía la mirada un poco inestable; aun así se las arregló para mantenerse erguido como una vara. En cambio, Graham estaba encorvado y la llave inglesa guardada en su cintura.

Dicho comportamiento de Graham le habría costado la cabeza de haberse tratado de cualquier otro Jefe de la Mafia; sin embargo, a Placido no le importó.

—Entonces, ¿qué necesitas? —Daba la sensación de que a Graham no le agradaba mucho Placido. Luego de un saludo sencillo, fue directo al grano—. Han pasado varios días desde que me pediste regresar a Chicago; pero, no ha pasado nada y estoy aburrido,


- 52 -

muy aburrido. Sabes, tuve que contarle la misma historia a mi pandilla diez veces y ya

están llegando a su límite.

—No seas tan impaciente. Entre todas las cartas, tú eres el Rey. Es normal guardar el

Rey hasta el final.

—Ah, pero también hay cartas de Reyes que abren el juego masacrando a todos sus oponentes. Deberías tener cuidado —dijo Graham sonriendo con sarcasmo, como si

recordara a alguien, y luego sacudió la cabeza—. Entonces, ¿qué quieres que haga?

—No mucho, solo un pequeño negocio. Quiero que traigas a cierto invitado.

—¿?

Placido insinuó algo que daba a entender que el trabajo de Graham no sería de chófer.

—Cabe la posibilidad de que el invitado venga él mismo usando la fuerza… Sin embargo, me gustaría ser un anfitrión atento y recibirlo con vida.

—Oh, así que mi primer trabajo es muy arriesgado, ¿verdad? ¿Quieres que nos

abstengamos de matar a una persona que podría asesinarnos y traerlo de vuelta?

—Y antes de que traigas a nuestro invitado, deberías volverlo… un poco más

inofensivo.

—…

Qué más da... Han pasado cinco años desde que me dieron un trabajo como este.

—Está bien, lo haré.

—¡Pero, Jefe! —Al parecer Shaft finalmente se había recuperado.

Shaft había permanecido en silencio frente a Placido; aun así, miró a Graham con una evidente sospecha y desesperación, como si dijera «¿Por qué aceptas un trabajo tan

peligroso?».

—Otra cosa. Hay más de un posible invitado, pero solo necesitas traer uno. Los

rumores dicen que hay un niño con ellos.

—…

Placido se giró hacia una puerta del otro lado de la habitación.

—Chicos, salgan y denle el cartel.

La puerta se abrió y tres hombres entraron.

El trío tenía la apariencia de gánsteres y el hombre de en medio tenía una notable

cicatriz sobre su rostro.


- 53 -

—Así que tú eres Graham, ¿verdad?

—¿Y tú eres?...

Graham se percató de que el hombre con la cicatriz era el líder de los tres ho mbres y lo puso en la mira; sin embargo, Placido interrumpió.

—Él es Creek, supervisa a todos los nuevos integrantes de la Familia Russo.

—Um…

Creek parecía desaprobar que un externo estuviera allí y miró a Graham de la cabeza

a los pies con desdén. Graham percibió esto y declaró.

—Wow, ¿es condescendencia eso que siento? Parece que tus ojos dijeran «¿cómo es posible que este infeliz también pueda estar en presencia del Don? Solo es un criminal fracasado con una pequeña pandilla. ¿Necesitas que te ayude a meter esa llave inglesa de juguete por tu trasero para apretar los tornillos sueltos que tienes en la cabeza? Solo eres un consumidor primario, una babosa». ¿Verdad? Si es así, entonces, hombre, hoy es mi día de suerte, conseguiré un buen compañero de pelea.

La atmósfera en la habitación se tensó. Creek frunció el ceño molesto y fulminó con la mirada a Graham.

—No pensé nada sobre babosas, pero el resto es correcto.

—¡Jaja! De verdad me gustan los chicos duros como tú. Pero, debo advertirte, deberías tener cuidado, porque al Jefe Ladd no le agradan los de tu clase. Si pelearás contra él, morirías. No, no, no estoy diciendo su nombre casualmente, tampoco me estoy

escondiendo detrás de su reputación. Esa fue una simple advertencia; así que cuídate.

—¡Ya fue suficiente! ¡Cállense! —expresó bruscamente Placido y la habitación se quedó en silencio. La orden se encontraba repleta de confianza y severidad, realmente

no sonaba como un hombre a punto de hundirse.

Placido le dio una señal a Creek con los ojos, éste a su vez asintió levemente, sacó un trozo de papel del bolsillo de su pecho y se lo entregó a Graham.

Tan pronto como la vista de Graham cayó sobre el papel, su corazón comenzó a latir más rápido. Aunque no era porque el papel contuviera información sobr e sus amigos.

—¡Bueno, qué interesante!... ¿Qué es esto? ¿De dónde salieron? ¿De un circo? Oh, no, no, no… ¿de qué país viene este circo?

Graham fue absorbido completamente por su curiosidad y leyó las descripciones en

el cartel de “Se busca” una y otra vez con los ojos brillantes.


- 54 -


- 55 -

Leyó sobre un infante con forma de barril de más de dos metros de alto, un niño con cicatrices por todo el cuerpo, un asiático con garras en las manos, un hombre que siempre usaba sombrero y hablaba constantemente con palabras rimbombantes y por

último una hermosa mujer de cabello dorado que sabía Capoeira.

Estas fantásticas descripciones cautivaron tanto a Graham que sus ojos, anteriormente medio abiertos y somnolientos, ahora se encontraban abiertos y brillando como los de un niño.

Creek pensó que Graham era indiferente y relajado; sin embargo, en estos momentos parecía ansioso por empezar. Este repentino cambio de personalidad provocó que Creek mirara fijamente a Graham.

—Que te quede bien claro, no trabajas con nosotros. No confiamos en ti, pero así

podré decirte antes de que hables «Te lo advertí», así que recuérdalo.

Su voz era fría, como si interrogara a un prisionero. Además, no se trataba de una amenaza vacía.

Pero.

—Si te atrapan y llegaras siquiera a decir algo sobre la Familia Russo, te haré pasar por una picadora de carne. Hasta que sientas que habría sido mejor nacer como una babosa.

—Qué bien, entonces me voy.

Graham parecía no haber escuchado ni una sola palabra de lo que dijo Creek. Simplemente sujetó con fuerza el cartel de “Se busca” en sus manos y se dirigió a la puerta con una gran sonrisa sobre su rostro.

Placido quería controlar un poco la situación; por lo que dijo.

—Hey, nuestros hombres ya los están buscando en la ciudad, así que solo espera tu turno.

Sin embargo, Graham negó con la cabeza.

—Sería una lástima no unirse a la cazaría de algo tan genial, ¿no lo crees?

Mientras Placido observaba a Graham marcharse, aun con una gran sonrisa,

murmuró para sí mismo.

—Um… la manzana nunca cae lejos del árbol… Es igual que Ladd, ese idiota.


- 56 -

—¿Podemos confiar en él, Jefe?

En cuanto Graham salió, Creek dejó salir toda su irritación reprimida y mostró los dientes. Sus dos compañeros ya se habían ido, dejándolo a él y Placido solos en la

habitación.

Sin embargo, Placido no lucía preocupado en lo absoluto.

—Quién sabe. Es la persona perfecta para el trabajo siempre y cuando no le pidamos asesinar. Pero, su lealtad está con Ladd, no conmigo… Así que tenemos que estar preparados todo el tiempo en caso de que decida traicionarnos. Además, quién lo trajo al principio fue la pandilla que estaba en buenos términos con Ladd, así que ya no tiene ninguna relación con nosotros.

—Um… no pretendo ofender a su sobrino, Jefe, pero él ya abandonó a la Familia.

Creek no sabía exactamente qué fue lo que sucedió entre ellos. Solo que Placido había deseado deshacerse de Ladd; sin embargo, aun así mostraba un evidente respeto por

él.

Placido estaba al tanto de eso, pero no buscaba corregir a Creek.

—Dejaremos que actúen primero para conseguir todos los pormenores de esos fenómenos y cuáles son sus órdenes —Suspiró profundamente y continuó—. Los de

arriba realmente desean esa información.

Placido y Creek prosiguieron a discutir otros temas; pero, en un punto, Creek de repente se puso serio y comenzó a hablar en voz baja.

—Jefe… ¿no planea que también esa pandilla de tercera beba un poco, cierto?

—Solo son carne de cañón. Me da igual cuántos de ellos mueran —Luego, él de igual forma bajó el volumen de su voz y dijo algo muy extraño—. ¿Qué se siente morir y

regresar a la vida?

Creek lució un poco sorprendido cuando tocó su garganta, como si quisiera asegurarse de que la herida fatal causada por el corte de un par de garras realmente

hubiera sanado.

—No se siente la gran cosa. Solo tomó un segundo así que tuvimos que fingir estar muertos. De cualquier forma, considero afortunado que regresáramos a la vida luego de que se fueran —Mientras decía esto, Creek recordó lo que sucedió antes en ese mismo día y sintió un escalofrío en su espalda—. Ese monstruo clavó sus garras en nuestras gargantas en un abrir y cerrar de ojos… También tuvimos suerte de que nos atacaran antes de hacer preguntas. Si hubieran ido en serio, estaríamos realmente

jodidos.

—Bueno, deberías saber que heridas graves toman tiempo para sanar.


- 57 -

—No hubo tiempo para recordar eso… todo lo que sé, es que nunca quiero volver a

ver a esas criaturas; cuántas veces tendría que poner mi vida en riesgo…

Placido sacó un par de tijeras del escritorio.

—Ya no tienes que pensar de esa forma… aunque, supongo que tienes razón. Nadie

quiere sentir dolor.

Después, las clavó en su mano izquierda y de inmediato salió sangre; sin embargo, Placido estaba sonriendo.

—Pero el dolor desaparece rápidamente. Puedes volverte adicto a esta sensación,

luego de que te acostumbras.

Acto seguido, la sangre se detuvo y la herida comenzó a sanar, como si se tratara de una película en reversa. Parecía que la sangre de Placido tenía mente propia,

arrastrándose de regreso a su piel como un gusano.

Creek asimiló todo esto, sonrió satisfecho, hizo una reverencia y salió de la habitación.

—Haré que se entere ese maníaco…

A solas en la habitación, Placido contempló su mano izquierda intacta mientras pensaba sobre el comportamiento de Ladd.

Hasta la fecha, le pesaba que Ladd lo hubiera mantenido a punta de pistola, ese discurso salvaje y su propio miedo lo oprimían.

«¿Sabes qué tipo de personas me gusta matar? ¡A esos pendejos que se creen invencibles! ¿Entiendes? Esas personas que piensan que están completamente a salvo,

que ni siquieraaaa consideran que podrían ser los próximos en morir. Por ejemplo…»

«Así es…»

«¡Igual que tú, tío!»

No podía creer que Ladd, su sobrino que tenía menos de la mitad de su edad, le impartiera tal miedo y humillación. Ese recuerdo seguía grabado en su mente.

—Ladd tenías toda la razón… Nunca creí que podría morir en cualquier momento —Furia y júbilo se debatían en el rostro de Placido a medida que la ira hacia su sobrino

estallaba—. ¡Pero ahora no puedes matarme! ¡Nunca! ¡Jamás!


- 58 -

Este arrebato retumbó por la habitación hasta regresar a los oídos de Placido. La

verdad que lo sostenía era el alimento para su espíritu.

—Jaja….Ajajajajaja…..¡Ajajajajajajajajaja!

Mientras que la risa forzada era el bálsamo de su corazón, como si añadiera un sabor adicional a su nuevo y sorprendente poder.

—Hey, Ladd será liberado pronto, ¿verdad? ¿La Familia irá por él?

—Es verdad, Creek, ¿qué pasa con eso? ¿El Jefe aceptará a Ladd de regreso?

Los otros dos hombres bombardearon a Creek con preguntas tan pronto como salió

de la oficina de Placido.

—Qué más da. Tal y como vieron hoy, chicos, ya no somos simples criminales —dijo Creek sonriendo.

—Sí, así es.

La sonrisa de Creek se amplió con proporciones de confianza y comodidad que no se

encontraban allí antes de que muriera y regresara a la vida ese mismo día.

—Todos entendemos qué tan poderosos se han vuelto estos cuerpos. Me siento

invencible. Pero, es natural, ¿no? Nunca tendremos que temerle a la muerte otra vez.

Se acomodó en su nueva sensación de poder y regresó al tema de Ladd con una voz fanfarrona y condescendiente.

—Ladd no cuenta para nada. Depende del Jefe si estira la pata o si continua viviendo como nuestra herramienta, ¿capisci?

—Entonces que el Jefe decida… después de todo, tenemos al rehén perfecto.

En las profundidades de la mansión Russo un niño llamó a la puerta.

—Traje algo de sopa.

—Está bien, te lo agradezco mucho —contestó la voz suave y agraciada de una mujer.

La mujer se encontraba en una habitación extraordinaria, amueblada opulentamente con un librero, una cama, un escritorio y una silla. No obstante, había algo extraño en el

cuarto, parecía que el aire era ligeramente pesado y oprimía a la mujer en su interior.


- 59 -

Específicamente las ventanas, aunque estaban solo un poco abiertas se podía observar un sin número de barras cruzándolas. Además, saltaba a la vista que las barras no fueron instaladas para decorar la habitación o prevenir que las personas cayeran

por ellas. Se trataban de las barras de una prisión.

El espacio entre las barras no era más ancho que la muñeca de un hombre y provocaba que la atmósfera del cuarto se sintiera aún más pesada. Convirtiéndose en un constante recordatorio para el residente del lugar en dónde se encontraba. Para que no olvidara la dura realidad de su encarcelamiento.

Sin embargo, aparentemente a la mujer encarcelada no le importaba.

Su punto de vista era el mismo ya sea en prisión o en libertad. Si cambió, fue hace mucho tiempo.

Ella no moriría.

Llegó a esta decisión cuando lastimó a la persona que más le importaba, cuando

fueron separados.

Por la promesa que hizo.

Por el juramento que pactó con el hombre que amaba.

Por el compromiso de que él la mataría sin piedad.

La mujer comió un poco de la sopa y miró a la nada; pensando en el hombre que la amaba, aquel que la mataría porque la amaba, Ladd Russo, y se perdió en su ensueño. ¿Debería celebrar que sigue con vida o lamentarse?

Su nombre era Lúa Klein.

La prometida de Ladd Russo, quien pensaba continuamente en el hombre en una

prisión distante e incesantemente en el día en que moriría y cómo sería.

Esperaba y soñaba a que llegara ese día.

- 60 -

[COMPENSACIÓN ANTINATURAL] PRÓLOGO VII

Invierno de 1933 En algún lugar de Chicago

Cuando abrió los ojos, se encontró viendo un techo.

Alrededor de él flotaban aromas extraños y artificiales, los cuales de inmediato lo hicieron sentirse tranquilo.

Pensó que tal vez estaba soñando; sin embargo, luego de un par de minutos, a medida que despertaba poco a poco, notó que se encontraba en un hospital o en algún establecimiento similar.

Cuando trató de moverse, sintió un fuerte dolor en la espalda. Al mismo tiempo, escuchó la voz de un niño.

—Oh, qué bien. Al fin despiertas.

Sin decir una palabra, movió la cabeza hasta ver a un niño de pie junto a la cama,

parecía ser de primaria o quizá un poco mayor.

Al parecer, el niño se sintió aliviado cuando vio que despertó; no obstante, todavía tenía algo que lo molestaba.

Su presencia le recordó al hombre sobre la cama lo que había sucedido, cómo había

llegado aquí y quién era este niño.

Luchando contra el dolor en su espalda, lentamente comenzó a recordar…

Una sombra caminaba a rastras con gran esfuerzo, dejando una fina línea de sangre

en su trayecto, en un afán por escapar de las garras de la muerte.

La sombra era un ser extraño con ojos color carmesí, similar al tono de la sangre. La parte blanca de sus ojos se encontraba teñida por completo de rojo y, en el centro de

los mismos, flotaban unas pupilas negras sobre irises blancos.

Entre sus labios, los cuales se encontraban medio abiertos formando una débil sonrisa, había dos filas de afilados dientes. Hasta aquellos que se suponían no fueran afilados, como los incisivos o molares, se encontraban puntiagudos como los de un tig re.


- 61 -

Su sonrisa junto con sus dientes evocaba la imagen de la fila de dientes en la boca de

una foca.

Lo más extraño era su vestimenta, la cual daba la sensación de pertenecer a un aristócrata de hace más de un siglo. La combinación de su sonrisa, dientes , ojos y ropa lo hacían lucir como el típico vampiro de las leyendas.

Christopher Shouldered.

Así se llamaba.

Era un integrante de Lamia, el equipo privado de Huey Laforet. Hace un par de días,

mientras realizaba su trabajo, probó su primera derrota en cuarenta años.

Utilizando la teoría que Szilard creó, Huey fabricó su propio homúnculo. No obstante, Christopher era diferente de Ennis, quién era inmortal, y también distaba mucho de los otros inmortales “incompletos”, quienes podían envejecer. Ya que Christopher no envejecía más allá de cierta edad.

Aun siendo diferentes, Christopher y los demás homúnculos vivían entre los humanos comunes y corrientes. Sin embargo, comparados a ellos, poseían una existencia indudablemente antinatural.

A medida que la investigación de Huey mejoraba, sus creaciones se alejaban cada vez más de la muerte. Sus posiciones como integrantes del equipo de Huey indicaban que podían explotar por completo sus habilidades. Siempre y cuando evitaran lastimarse y se cuidaran de los accidentes, no había mucha diferencia entre ellos y los inmortales completos.

Su existencia había superado los límites de la naturaleza. Quizá, fue por eso que su derrota había sido tan devastadora. Era como si hubiera perdido en una contienda

contra la naturaleza misma.

Esa primavera, durante el incidente de Mist Wall, fue totalmente derrotado y esa

realidad rompió de forma irreparable su corazón.

Félix Walken, ese era el nombre de su adversario. Probablemente se trataba de un

nombre falso; pero, eso no le importaba a Christopher.

Su enemigo se encontraba aún más lejos de la humanidad de lo que estaba Christopher.

Contempló la fuerza y habilidad de su oponente con sus propios ojos y lo sobrecogió terriblemente. Había ido a la orilla del lago para reflexionar y perderse en su amada naturaleza, esperando que eso disipara algo de su desaliento.

Cuando se percató de que sería atacado por la espalda, ya era demasiado tarde.

Volumen 09 PRÓLOGO VII

- 62 -

El culpable era alguien que lo odiaba y lo apuñaló por la espalda.

Lo mejor que podía hacer era derrotarlo y salir de esa zona de inmediato; sin embargo, Christopher no era realmente un inmortal, así que la sangre que salía de su

cuerpo no fluía de regreso a él.

Cuando se encontraba acostado cerca del lago, envuelto por la inesperada der rota y sintiendo el calor abandonar su cuerpo, Christopher finalmente entendió por qué era

diferente de los demás homúnculos y del resto de la humanidad.

La luz carmesí en sus ojos lentamente se desvanecía.

—¿Cuál es la diferencia? Yo solo quería tener una vida normal… Y, así como todos los demás, tampoco quiero morir. Alguien, dígame… Respóndanme por qué soy diferente…

A medida que ponderaba cómo aplacar el miedo de morir en su pecho, observó una

sombra junto a él.

Christopher miró a la sombra de pies a cabeza, luego sonrió cálidamente.

— Hola… ¿Te gustaría ser mi amigo?

La pequeña figura hizo una breve pausa ante la extraña pregunta del hombre herido.

Cuando respondió, su voz era aguda y baja.

—¿Amigo? ¿De mí?

El niño estaba perplejo; sin embargo, no sospechó de él y extendió una mano hacia Christopher.

—Me llamo Ricardo, Ricardo Russo. Encantado de conocerte.

Acostado en la cama, Christopher cerró los ojos tras recordar todo.

¿Qué debería decirle al jovencito preocupado junto a él?

Aunque solo lo consideró por un minuto, toda clase de ideas y sospechas avanzaron inesperadamente en su mente, así como el dolor implacable en su espalda. No obstante, quizá por una combinación de fatiga y efectos secundarios de la medicina que le habían suministrado, sintió que el sueño se apoderaba de él otra vez.

A pesar de eso, Christopher abrió los ojos y sus primeras palabras fueron una simple

respuesta.

—Soy Christopher… Christopher Shouldered. También es un placer conocerte.

Tras oír esta oración, el joven asintió, soltó un suspiro de alivio y sonrió.


- 63 -

Christopher contestó con su propia y aterradora sonrisa llena de colmillos, después volvió a dormir.

Después de un par de días.

Christopher, ya se encontraba completamente consciente y con el dolor de su espalda disminuyendo, comenzó a considerar su situación actual.

Me han salvado.

Era inimaginable que alguien le ofreciera una mano para ayudarlo, considerando la condición en la que se encontraba. Asimismo, era inconcebible que sus últimas palabras hubieran sido pedir que fueran amigos. ¿Las personas no gritarían normalmente en ese

tipo de situación: «Ayúdame»?

De cualquier modo, lo habían salvado y allí estaba.

Según los doctores, este hospital tenía una relación cercana con la Familia Russo y el

jovencito que lo había rescatado era el nieto de Placido Russo.

Escuchó que mientras lo llevaban de urgencias al hospital, al filo de la muerte, Ricardo se auto-proclamo un integrante de la Familia a un empleado. Christopher solo

tenía una pregunta para el doctor.

—Entonces… en ese caso, todo lo que me rodeaba… el que estaba junto a mí…

—Si te estás preguntando por el cadáver del drogadicto, ya se deshicieron de él —interrumpió el doctor, pareciendo adivinar lo que Christopher diría a continuación —. Tampoco es necesario que creas que la Familia Russo te hizo un favor. Seguido aparecen drogadictos por esa zona, así que el joven maestro dijo que nos olvidáramos de ello.

Ah, ese tipo molesto era un agente encubierto dentro de la Familia Russo. Christopher buscó entre sus confusos recuerdos información del hombre.

Tenía una última pregunta para el doctor.

—Ese chico, Ricardo… ¿por qué me salvó?

—Quién sabe. Generalmente nunca usa los recursos de la Familia de esa forma, esta vez hizo una excepción para salvarte… Si no mal recuerdo dijo algo como «Es mi amigo,

tengo que hacerlo».

Al doctor parecía no interesarle, se encogió de hombros y se marchó.


- 64 -

¿Por qué yo?

De nada servía obsesionarse al respecto y tampoco obtendría respuestas. Christopher se acostó, con la intención de ponerse mejor.

No es como si fuera a permanecer en ese lugar por mucho tiempo, pensó.

Así es, supongo que Los Gemelos me encontrarán aquí dentro de poco. Todo lo que tengo que hacer es compensar al niño por su amabilidad y luego todo quedará saldado.

Pero, qué extraño, que me considere uno de sus amigos… Se siente bien.

Ricardo entró tan pronto como el doctor se fue.

—Hola, luces mucho mejor, Chris.

Su rostro no mostraba la misma expresión pacífica que antes, sino una especie de fría desaprobación.

Por lo menos es mejor que la de Sickle. Pensó Christopher cuando examinó a Ricardo. Llegando a la conclusión de que el chico no tenía ningún problema, tal vez solo era su

expresión habitual.

Ricardo lo había llamado “Chris” como si fueran amigos de años; a veces Christopher también trataba a las personas de manera casual, así que no lo consideró como si fuera

particularmente extraño.

—Sí. Bueno, gracias.

—¿Por qué? —La expresión de Ricardo no cambió. Otros se habrían sentido confundidos, pero Christopher entendió y sonrió ampliamente.

—Por dos cosas. Primero, por salvarme y, segundo, por aceptar ser mi amigo.

Al parecer Ricardo no quería responder a eso y permaneció en silencio. Daba la

sensación de que no era una persona amistosa y alegre.

Christopher quería observar a Ricardo por un rato más; mientras que Ricardo no tenía nada que decir y ambos se encontraron sentados en una atmósfera con una extraña tensión.

Al final, Christopher cedió.

—Tengo una pregunta.

—¿De qué se trata?

—¿Por qué me salvaste? Ayudar a una persona bajo circunstancias sospechosas, alguien no… no humano, sino monstruoso. Además, querer ser amigos justo después de conocerlo. Te doy un consejo, en el futuro, si alguien de repente decide que quiere ser

tu amigo, no deberías confiar en ellos. Podrían arruinarte.


- 65 -

A Christopher le pareció algo gracioso que dijera cosas que iban en contra de su

propio beneficio.

El jovencito escuchó en silencio hasta que Christopher terminó y respondió de una

manera muy simple.

—Precisamente por eso.

—¿?

—Quise salvarte precisamente por ese motivo. Porque sentí que tú… podrías ayudarme a destruir el mundo que tanto detesto, incluso a mí.

Conforme decía esto, su voz era uniforme a un nivel escalofriante.

Si lo hubiera dicho mientras lloraba, quizá la historia no le hubiera afectado. Incluso si lo hubiera hecho con la cabeza agachada, habría sospechado de otros motivos, considerando la clase de sociedad en la que se desenvolvía. No obstante, Ricardo lo dijo

sin una pizca de emoción, como si leyera un guión.

Aunque, fue justamente por eso que Christopher le creyó.

—Solamente quería usarte… así que estuve de acuerdo en ser amigos. Supongo que

es bastante despreciable, ¿no es así?

—Nah, esa simplicidad no me molesta. Tanto las relaciones simbióticas como las parasitarias son muy naturales. Nadie dijo que un pepino de mar y el pececito viviendo en su interior no pueden sentir nada el uno por el otro, ¿verdad? —Christopher volvió a sonreír, mostrando sus dientes. Luego, como si no estuviera convencido de sus propias palabras, negó con la cabeza—. De todas formas, hacerte amigo de un payaso de circo no te conseguirá un boleto al País de Nunca Jamás. Bueno, en realidad, nunca se sabe… Una vez alguien me dijo que los payasos tienen su propio poder… El Poeta mencionó que «La nariz del payaso esconde una caja de Pandora vacía». ¿Qué crees que

significa?

Ricardo se rehusó a desviar la conversación como Christopher pretendía y prosiguió

tranquilamente.

—No te salvé porque lucías gracioso —Echó un vistazo alrededor para comprobar que no estuviera nadie escuchando, luego dijo con la misma voz de antes—. Tú…

mataste antes a varios miembros de la Familia Russo, ¿cierto? Yo lo vi.

—…

Después de esa respuesta, se formuló una nueva pregunta.

—¿Lo viste?...

—Vi desde lejos que tú y un extraño hombre oriental entraron. Me dio miedo, así que

me escondí.


- 66 -

—Entiendo, ¿le contaste a tu abuelo sobre esto?

—No, desde luego que no. Si le hubiera dicho, ya estarías muerto desde hace tiempo —dijo Ricardo como si fuera un hecho, tampoco parecía esperar que Christopher lo compensara ni nada por el estilo. No obstante, sus próximas palabras sonaban a que aspiraba a una transacción—. En cuanto a lo que tengo en mente… Te diré hasta que nos conozcamos mejor.

Viendo que Ricardo seguía igual de tranquilo, Christopher lentamente extendió su

mano derecha y… de pronto lo agarró por el cuello.

—Ya me encuentro lo bastante bien para moverme, ¿no pensaste que quizá, oh, no lo sé, borraría la evidencia matándote y huiría? —declaró Christopher en voz baja, sus ojos rojos brillaban y sus afilados dientes formaron una media sonrisa.

Aunque Ricardo parecía estar sufriendo, su mirada permaneció fría e

inquebrantable.

—…Si así será… yo no tengo ningún problema… no es tan malo que tu amigo te asesine —respondió con dificultad Ricardo mientras su garganta era oprimida con

fuerza.

De inmediato, Christopher lo soltó y silbó en admiración.

—Interesante… Realmente interesante. Si te comparara con el Poeta o Sickle, eres una especie diferente de raro. Tal vez te llevarías mejor con Rail y Frank, si se presenta la oportunidad, te los presentaré.

—Gracias. Aunque no sé quiénes sean en realidad…

—Vamos, cuántos más amigos mejor. Después, te llevaré a que conozcas a mis amigos en Nueva York. Uno de ellos se llama Firo, aunque a veces parece huraño, en realidad es un chico muy amable. Al menos comparado a Chi y Liza, supongo. Él y yo

tenemos una muy buena relación.

—¿Por qué piensas en presentarle a tus amigos a una persona que dice utilizar a los

suyos?

La expresión de Ricardo se suavizó un poco y Christopher prosiguió encantado.

—¿Para qué son los amigos de todas formas? A veces hay un precio; pero, también hay ocasiones en los que se pueden usar gratis; para eso existen los amigos… Piénsa lo. No te sientes mejor con el simple hecho de hablar con tus amigos. Eso prueba que la amistad es algo muy poderosa.

—Bueno… cambiando de tema. Todavía estás en recuperación, ¿cómo es que tienes tanta energía?

—Si te soy sincero, me duele mucho.


- 67 -

Ricardo sonrió un poco, luego charlaron sobre otras cosas. Christopher pensó que acompañaría a este jovencito por un rato. No es que Christopher estuviera indefenso, ni que Ricardo tuviera el control; Christopher realmente creyó que sería muy

entretenido.

Al menos… Hasta que el viejo de Huey me localicé con Los Gemelos, me quedaré con él.

Christopher no lo meditó mucho y, luego de que el hospital lo diera de alta, se unió a la Familia Russo como el guardaespaldas de Ricardo. Al principio, los otros integrantes no se acostumbraban a tener a Christopher cerca; sin embargo, después de ver a Ricardo interactuar sin problemas con él, aceptaron a Christopher como la norma.

No obstante, eso no quería decir que lo reconocían como uno de los suyos. Simplemente lo trataban como el aire.

No había muchas situaciones en las que Christopher necesitara demostrar sus

habilidades como guardaespaldas; así que pasó sus días tranquilos en su pacífica vida.

Un año transcurrió de esta forma.

No había señales de Huey.

Ricardo tampoco le decía nada nuevo a Christopher y los dos continuaron su peculiar e incongruente, pero pacífica, amistad.

El tiempo pasaba lento pero pacíficamente. Otro día estaba a punto de llegar a su fin.

Sin embargo, había cierto aroma en el aire, un presentimiento de cambio.


- 68 -

- 69 -

Cierto día de diciembre de 1934 En el Corporativo Nébula, Chicago

El centro de Chicago se encontraba repleto de rascacielos.

Los edificios no habían surgido al azar, sino que fueron establecidos con un patrón limpio de acuerdo a la planeación urbana, provocando que los transeúntes suspiraran llenos de apreciación. Aun cuando los rascacielos tenían líneas duras y bordes fríos, el espectador inevitablemente sentía que cada piso era la solidificación del trabajo y aspiraciones de los constructores.

Si uno se paraba justo en medio de la calle y miraba hacia arriba, allí entre las cimas de los rascacielos había un trozo del cielo invernal. El firmamento, el acero y el concreto se combinaban para formar una especie de armonía inusual.

En medio de esta espectacular escena, cierta compañía tenía su matriz situada en el

área recién desarrollada cerca de la orilla del lago.

Se ubicaba cerca del Wrigley Building, el cual era reconocible por su famosa torre de reloj. No obstante, este rascacielos era diferente, se extendía hasta el cielo con sus paredes de blanco puro. Se trataba de la matriz del Corporativo Nébula.

Aunque se parecía a su rama en Nueva York, el edificio Mist Wall; el rascacielos en Chicago era de un blanco aún más puro. Bajo los rayos del sol, casi emitía la ilusión de

ser un faro surgiendo de entre la niebla.

Hace diez años, cuando Karl Muybridge estableció por primera vez la compañía Nébula allí, únicamente era una sucursal de una empresa de entretenimiento. Su trabajo consistía en fabricar equipo para parques de diversiones y formular proyectos para eventos públicos a gran escala. Sin embargo, Muybridge era perspicaz y administraba muy bien el dinero, de modo que expandió su compañía en una gran variedad de giros y obtuvo enormes ganancias invirtiendo en la bolsa. Nébula se convirtió en un

corporativo nacional en un sorprendente periodo corto de tiempo.

Nébula incursionó en varios mercados distintos. Además de fabricar equipo para parques de diversiones y planeación de eventos, también se adueñaron de negocios en la producción de alimentos, industria química, industria del acero, aseguradoras y recientemente en una editorial. Había rumores de que asumirían la investigación y

fabricación de armas como un interés secundario.

La política de Nébula era: si posees lo necesario, puedes ser director en diez años. Sin embargo, la Gran Depresión provocó que todos los aspectos de la economía cayeran en picada, incluido los negocios de Nébula. A pesar de eso, permaneció como un símbo lo del éxito rápido en el centro de la ciudad. Se trataba del sueño americano hecho

realidad.

Capítulo 06 REPENTINA HISTERIA

- 70 -

Al pie de este edificio icónico yacía una niña, la cual aferraba una cámara mientras

gritaba.

—Es magnífico… ¡Miré Vice-director, es maravilloso! ¡Cada ventanal tiene un diseño

diferente! ¡Vea la estatua de bronce al frente! ¡Es hermosa!

Antes de llegar, había devorado pilas de información sobre el Corporativo Nébula. No obstante, contemplando esta hazaña del arte arquitectónico de primera mano hizo

que todo eso saliera volando de su mente en un instante.

—Dicen que este rascacielos solo fue construido luego de que Nébula consultara con varios arquitectos y sintetizara sus diseños en uno solo para contrarrestar las deficiencias entre ellos. Hubo un amplio margen de opinión pública sobre dividir el trabajo de diseño entre varios arquitectos; algunos lo consideraron innovador mientras

que otros lo desacreditaron fuertemente.

La voz que respondió a la niña con la cámara pertenecía a un hombre de ojos afilados

y con monóculo, quien caminaba a paso lento hacia la entrada.

—Espere, espere un momento. Quiero tomar una foto en un buen ángulo…

—La oficina principal ya tomó una fotografía hace tres meses. El edificio no ha cambiado significativamente desde entonces, por lo tanto, no hay necesidad de sacar otra. Además, si tomaras una foto cada vez que sintieras la necesidad de hacerlo, podrías correr el riesgo de que te demanden, así que ten cuidado.

Una imagen pasó por la mente de Carol de abogados malhumorados rodeándola con documentos legales y mazos, lo cual hizo que su voz se volviera un poco chillona.

—¿D-demandada?

El Vice-director prosiguió su camino, sin prestarle atención a eso, salvo por la

continuación de su discurso.

—Tampoco es el único motivo. No sabemos que pueda ocurrir en el futuro, por consiguiente no debemos desperdiciar el rollo. No te preocupes; puedes mejorar siempre que entiendas las bases de la fotografía y afiles tus habilidades a medida que progreses en el campo.

—Sí… lo siento…

—Ah, bueno, aun así, eso no es más que mi humilde opinión, hay muchas personas que piensan todo lo contrario. Como reportero es muy importante escuchar un amplio rango de opiniones antes de tomar una decisión propia. Puede que escribas un artículo bastante distorsionado debido al estrés, a la presión de tu editorial o a la opinión

pública… Sin embargo, en general, es sabio escuchar a ese amplio rango de opiniones.

De nueva cuenta, se encontraba exponiendo una gran teoría; pese a eso, Carol lo escuchó con atención, asintió como si entendiera, sujetó su cámara y trotó hacia él.


- 71 -

Estos dos individuos eran empleados de una pequeña organización conocida como

Daily Days.

Aun cuando lucía como un insignificante periódico de Nueva York, no era más que la fachada para un local bien establecido de intercambio de información, reconocida por

toda la nación.

Carol, quien trabajaba como practicante allí, tenía la apariencia de una niña que seguía asistiendo a la escuela y nadie sabía su edad con certeza. En cuanto al Vice -director, Gustav Saint-Germain, era aún más difícil juzgar su edad. Considerando únicamente sus apariencias, la mayoría de las personas pensarían que son padre e hija.

El Vice-director Saint-Germain desempeñaba un papel totalmente diferente al Director de D.D. quien amaba el trabajo de escritorio. Le confería un gran valor a la experiencia de primera mano, así que viajaba por todo el país e incluso iba al extranjero. Si se presentaba en la oficina al menos diez días al año, se consideraría frecuente para él.

Era un hombre ocupado y en esta ocasión tenía la intención de visitar al personal de D.D. en otras ciudades y obtener fotografías de ellos. Carol lo acompañó en este largo y

extenuante viaje para mejorar en su entrenamiento.

—En qué momento se requerirá emplear el rollo es algo que jamás podremos saber.

Este principio había sido grabado firmemente en la mente de Carol.

Arribaron hace diez días; sin embargo, cuando venían de camino se vieron involucrados en un asalto al tren. La velocidad de reacción del vice-director Saint-Germain los había salvado; pero, Carol seguía avergonzada por haber entrado en pánico y, por consiguiente, no tomar ninguna fotografía del incidente.

…A este paso nunca me convertiré en una reportera independiente… No volveré a

perder el control por culpa del miedo… No lo haré…. ¡aaaaaaaaaah!

—¡Aaaaaaaaaaah! ¡Vice-director! ¡Vice-director!

—Carol, tranquilízate.

Aunque era imposible para ella calmarse.

—P-pero… el hombre que acaba de pasar…

—Sí, se trataba del senador Manfred Beriam.

Carol giró su cuello varias veces para mirar boquiabierta; pero otras personas

bloquearon su vista y no puedo echar un buen vistazo.

—¿Cómo puede estar tan calmado?


- 72 -

—No es como si fuera el presidente. Si permites que un senador te perturbe, ¿qué

será de ti? —dijo con el rostro inexpresivo.

Carol nuevamente se llenó de admiración por el comportamiento sereno de su jefe.

Sorprendente… Nada lo inmuta.

Luego de tranquilizarse un poco, notó algo sobre su posición como reportera, y se atrevió a preguntar.

—Aun así, Vice-director, debe tener muy buenas conexiones para conocer a una persona de una compañía tan grande.

—El tamaño de la compañía no importa. Todos son un valioso contacto a los ojos de D.D., y deben ser tratados con sumo respeto. No obstante, nos reunimos con ellos como iguales y nunca debemos doblegarnos ni actuar servilmente.

—¡Así es!

Carol felizmente entró al elevador, tratando de imaginar qué clase de persona sería

el contacto del Vice-director.

El ascensor comenzó a subir, dejando atrás la planta baja, pasando por las oficinas y salas de juntas, hasta el último piso.

Treinta minutos después En el vestíbulo del primer piso

—En serio, Carol… Si fuera a comparar la magnitud de su fama, él sería menos conocido que el senador Beriam. Tu conducta solo amerita 325 puntos.

—…¿De cuántos?...

El Vice-director simplemente sacudió la cabeza y suspiró, mientras guiaba a la estupefacta Carol hacia unas bancas en la entrada del salón.

Carol seguía mareada por su experiencia y se desplomó débilmente sobre las bancas.

Abría y cerraba la boca como si fuera un pez dorado.

—Recupera tu compostura… ¿por qué te pusiste nerviosa frente a tan amable caballero?

—P-p-porque… Yo… ese era e-el presidente…

—No es el presidente. El señor Muybridge es el director. Cambiando de tema, Carol. ¿Acaso no te he dicho que no me llames Vice-director cuando estemos frente a extraños,


- 73 -

sino Saint-Germain? Y, a pesar de eso, repetidas veces te dirigiste a mí como Vice-director. ¿Qué pasaría si el hombre que vimos el día de hoy hubiera sido también el Vice-director de su propia compañía? ¿Qué harías entonces?

No se encontraba particularmente molesto y dijo esto con la misma atmósfera

tranquila de antes; sin embargo, Carol no parecía haber aprendido nada de ello.

Muy por encima de su cabeza, en el último piso, se encontraba un jardín techado con césped y sillas, a modo de recibidor. Allí, se reunió con el Director de Nébula, quien era famoso a nivel nacional e incluso internacionalmente por ser un hombre nacido del esfuerzo propio.

Recordaba todo lo que sucedió hasta el momento en que Gustav Saint-Germain saludó a su contacto; pero, no podía asegurar lo mismo luego de que él se presentara.

Ni siquiera se acordaba de cómo era. Todo se veía borroso.

Carol echó un vistazo al tranquilo Vice-director junto a ella y negó con la cabeza, su

rostro todavía pálido.

¿De qué está hecho?...

Carol seguía luchando contras sus nervios y admiración cuando Saint-Germain dijo:

«Iré a comprar una bebida», y se marchó abruptamente.

Ahora que se fue el Vice-director me siento un poco ansiosa…

Experimentó un momento de miedo cuando se percató de que estaba sosteniendo su cámara. ¿Qué pasaría si la asaltaban? Sin embargo, sus piernas eran como de gelatina y no podía levantarse para ir tras Saint-Germain; de modo que simplemente se sentó allí, una solitaria figura pequeña en el vasto vestíbulo.

Racionalmente, comprendía que no habría ladrones en un lugar como ese; pero, no tenía el suficiente coraje ni experiencia para poner una fachada valiente en un lugar

totalmente extraño.

Oh…

Si antes estaba pálida, ahora parecía transparente.

En ese momento, una silueta apareció frente a ella.

Lo primero que discernió de la figura fue una bata blanca, así que al principio creyó que era un médico.

¿Un doctor?...

Luego vio las curvas en el cuerpo de esa persona e hizo otra suposición, aunque

seguía errada.

¿Una doctora?...


- 74 -

La primera mujer estadounidense en convertirse en doctor fue Elizabeth Blackwell en el siglo XIX. En 1853, el primer hospital de solo mujeres apareció en Nueva York tras los enormes esfuerzos de Blackwell y otras colegas defensoras. Esos fueron los precedentes históricos, ahora había más mujeres ejerciendo la profesión de medicina; sin embargo, Carol no estaba acostumbrada a ver doctoras, así que para ella era una escena curiosa.

¿Acaso el Vice-director estaba preocupado por su salud y fue por un doctor?

Carol inmediatamente se avergonzó por esa idea y comenzó a protestar.

—¿Eh? Um… ¡Estoy bien! ¡Perdona! ¡Lo siento!

Su mente seguía confundida, así que solo se disculpó una y otra vez, sin tener ni la

menor idea de porque lo hacía.

Para su sorpresa, la mujer saltó asustada y, de igual forma, empezó a disculparse junto con ella, dando la sensación de que repetía todo lo que decía.

—¿Qué? Eh, um, ¡disculpa! ¡Perdona! ¡Lo siento!

Carol se había recuperado un poco para entonces y pudo enfocar su vista lo suficiente para examinar a la mujer.

Además de la bata blanca, tenía un par de lentes de marco negro, el rostro que los portaba parecía un poco tonto y vacío. Dos mechones largos de su flequillo se mecían sobre su frente. La figura debajo de la bata de laboratorio contrastaba con todo esto, ya que lucía como el de una modelo y se podría comparar algún día a la de Barbie, una

silueta perfecta con curvas que parecían casi demasiadas pronunciadas.

Su atuendo era lo bastante profesional; no obstante, cada vez que agachaba la cabeza o se inclinaba, el movimiento acentuaba su ya prominente pecho. La idea algo aleatoria de que eso parecía muy inconveniente pasó por la mente de Carol y preferiría que su

pecho no creciera tanto.

—Um, cómo debería decirlo… ¡Lo siento, no era mi intención, ya sabes, despertarte! Es solo que parecías sentirte mal, así que me preocupé y vine a ver; pero, ¡luego saltaste y comenzaste a disculparte conmigo! Se me ocurrió que, ¿quizá te pateé sin querer o algo similar? Um… Yo…

Los ojos de la mujer iban de un lado a otro en total confusión por detrás de sus anteojos conforme decía una cadena de disculpas; aunque esto solo provocó que a Carol le agradara un poco más. Luego, movió ambas manos para mostrar que se encontraba bien.

—¡No, no es nada de eso! Me sentía, um, solo un poco mareada, ¡así que no te

preocupes por mí! ¡Yo soy quién debería disculparse contigo!

—Oh, ¿de verdad? Perdona, no era mi intención entrometerme…


- 75 -

—No, no, soy yo quien debería disculparse.

—No, yo debería…

Este intercambio de un lado a otro continúo más o menos veinte veces y Carol descubrió en el proceso que cada vez se sentía menos nerviosa.

—Jaja, parece que hemos pasado todo este tiempo disculpándonos entre nosotras. Gracias, ¡ahora me siento mucho mejor! ¡Te lo agradezco! —dijo Carol sonriendo.

—¿Eh? ¿En serio? —La mujer al parecer no sabía cómo reaccionar a una expresión directa de agradecimiento y permaneció aturdida por un instante—. Sí, supongo que te

ves mejor. ¡Qué bueno!

La mujer sonrió, totalmente reanimada, provocando que el nerviosismo restante de Carol desapareciera.

—Me llamo Carol, trabajo como asistente de un periódico. Hoy estamos aquí para entrevistar a los empleados y aprender más sobre esta compañía; ¿supongo que trabajas como doctora aquí?

—¿Umm? Pues… Um… Yo, algo así como que, hago medicinas y narcóticos, cosas por el estilo, así que dudo mucho que me pueda considerar una doctora.

Entonces, ¿una farmacóloga?...

Evidentemente, Nébula también poseía una porción del mercado farmacéutico.

Carol tenía curiosidad y quería preguntar a la mujer más cosas sobre su trabajo; sin embargo, en ese momento…

—¿Qué estás haciendo?

Una voz profunda interrumpió la charla de las dos chicas. Carol y la mujer con la bata de laboratorio giraron al mismo tiempo hacia la fuente de la voz.

El Vice-director Saint-Germain se encontraba sujetando una lata de jugo mientras observaba a la mujer con una mirada penetrante.

—¿Señorita Renée, se puede saber qué está haciendo? La jovencita aquí presente es mi asistente.

—¡Oh, señor Gustav! Eh, ¡no estaba pensando secuestrarla para un experimento ni

nada por el estilo!

Carol tomó las palabras de la mujer como una broma, en cambio, se giró hacia el Vice-

director.

—¡Vice-director!... Espere, ¿eh? ¿Se conocen?

—Bueno… no personalmente, pero el Director está en contacto con ella…


- 76 -

—Wow, ¿de verdad? ¿Eres amiga del Director? ¡Eso es muy asombroso!

Lo único que Carol sabía sobre el director de D.D. era que siempre estaba escondido detrás de un escritorio apilado con una gran cantidad de documentos y papeles, ni siquiera conocía cuál era su aspecto. También desconocía si alguna vez salía de la

oficina. ¡Y pensar que conoce personalmente a una mujer tan hermosa!

Carol por naturaleza era excitable y sociable, resultando en su deseo por entrevistar

a esta mujer de inmediato; sin embargo, Saint-Germain se le adelantó.

—Usualmente no bajas al vestíbulo, ¿no es así? —Su voz era serena y monótona como de costumbre.

—Sip, así es, pero oí que personas de D.D. nos estaban honrando con una visita, y se me ocurrió que al menos podría bajar a saludar. ¡Jamás pensé que me encontraría con una asistente tan linda!

—¿L-linda? No, yo no soy…

Por encima de su cálida sonrisa, el rostro de Carol se ruborizó con timidez y miró al suelo. No pasó por su mente que la mujer quizá solo pensara que era linda debido a su edad, de modo que no trató de ocultar su alegría.

En respuesta, el Vice-director colocó ligeramente la mano sobre la cabeza de la

radiante Carol y prosiguió.

—Bueno, eso puede esperar. Me alegra haberme reunido con el señor Muybridge y ver que sigue bien de salud. ¿Qué hay de ti? ¿Qué has estado haciendo?

—Ajajaja, hago lo mismo de siempre: investigando, cayendo, molestando a todos los

demás.

—¿Qué hay de las mil doscientas personas de Nueva York? ¿Eso fue un éxito o un

fracaso?

—Um, pues, aún no lo sé… ¡porque no soy, algo así como que, la única conduciendo ese proyecto, sabes! Para empezar, los especímenes necesitan más observación y, segundo, muchas personas nos están ocasionando problemas. El señor Homer y sus hombres han hecho muchas cosas en Nueva York, yo también estoy ocupada aquí con

los Russo-

—Parece que estás incursionando en información ultra secreta, la cual no deberías estar divulgando a extraños —Interrumpió abruptamente el Vice-director.

Renée se sobresaltó y colocó sus manos sobre la boca.

Es la primera vez que veo a una persona poner sus manos sobre la boca.


- 77 -

Carol no entendía muy bien lo que estaban diciendo y simplemente fue cautivada por la mujer frente a ella, sintiendo que cada vez le agradaba más. La propia Renée parecía un poco avergonzada cuando le sonrió a Carol.

—¡Wow, Carol, eso estuvo cerca! ¡Si hubiera seguido hablando, tendría que matarte

para que guardaras silencio!

—¡Ajaja, sí, estuvo cerca! —Rió Carol considerando eso una broma.

Los tres continuaron charlando por un rato antes de marcharse.

—¡Oye, Renée, espero que tu trabajo resulte bien!

—¡Sí, señorita Carol, lo mismo digoo-oh, no!

Renée se despedía de Carol mientras caminaba hacia atrás, cuando se tropezó con una banca y cayó al suelo. Se incorporó y nuevamente se despidió con el rostro rojo, luego se marchó.

Conforme se alejaba del edificio, Carol pensó que era extraño que una mujer como Renée, ataviada con una bata de laboratorio y lentes, luciera tan inteligente pero en realidad fuera muy torpe. En ese momento, el Vice-director le hizo una peculiar pregunta.

—¿Te hizo algo ella?

—¿Eh? ¿Qué pasa, Vice-director?

—Bien, debo advertirte que tengas cuidado con ella. Antes de que comprendas la mejor forma de interactuar con ella, te sugiero que no estés a solas con esa mujer.

—¿Qué? ¿Por qué? —dijo Carol confundida.

El Vice-director no respondió, en cambio siguió caminando. No fue hasta que dejaron el edificio detrás de ellos y se acercaron al río que abrió la boca; pero, aun así, no volteó

a ver a Carol, sino que continúo mirando al frente.

—Cuando mencionó que te mataría… lo dijo en serio.

Algunos minutos antes Frente al Wrigley Building

La compañía de goma de mascar “Wrigley” era la número uno de los Estados Unidos de América en su ramo y el corazón de las mismas, el Wrigley Building, se convirtió en su orgullo con la torre de reloj especialmente diseñada. Si caminabas entre el Wrigley

Building y la Tribune Tower llegarías al puente que cruzaba el río Chicago.


- 78 -

Este puente, que se extendía cincuenta metros sobre el río, generalmente se encontraba rebosante de actividad y de personas yendo de un lado a otro. No obstante, el día de hoy las personas y los autos se detenían para mirar curiosos a las dos figuras de pie al inicio del puente. A pesar de eso, una vez que miraban con mayor detenimiento, los transeúntes invariablemente se apresuraban para evitar un contacto mayor del necesario.

Lo que atraían su atención eran las dos personas que parecían niños pero lucían como muñecas.

Uno era enorme y tenía la complexión similar a la de un barril de cerveza. Había una mochila colgando de su cintura; sin embargo, de acuerdo a su tamaño sería proporcionalmente una cartera.

Por el contrario, junto a él, se encontraba un chico de baja estatura y delgado. Aunque era invierno, no traía puesto un abrigo, sino una sencilla camiseta sin mangas. L as partes expuestas de su cuerpo presentaban patrones de cicatrices. Casi daba la sensación de estarlas presumiendo.

Este chico tenía una expresión animada. Escupió la goma de mascar que había estado

masticando antes sobre el envoltorio y se giró hacia el otro niño, que lucía inquieto.

—¿No crees que es grandioso, Frank? Nunca me canso de la goma de mascar.

—Sí, a mí también me gusta. Pero, tengo que masticar diez al mismo tiempo, de lo contrario no sabe a nada. Así que, en mi caso, es una pérdida de dinero.

—No tiene sentido ahorrar dinero en pequeñeces como esta. Te aseguro que es la mejor golosina del mundo. Oye, escuché que el edificio de allí es una compañía de goma de mascar. Si Huey nos ordena aplastar la ciudad, iría por ese edificio primero.

—Umm… cierto… ¿es por eso que estamos aquí? —El grande parecía perturbado por el franco comentario de sus inauditos planes—. Oye, Rail… Creo que las personas nos están mirando…

—Claro que sí. Entre mis cicatrices y tu figura, ¿cuál piensas que llama más la atención? Yo digo que mis cicatrices ganan. Muchas personas las tienen; pero, quizá cuando ven las mías, evidentemente hechas a propósito, puede que sientan lástima por

mí.

—N-no creo que piensen eso… ¿realmente teníamos que venir a un lugar tan concurrido?

—No te preocupes. Las órdenes del viejo Huey sobre mantener un perfil bajo, se esfumaron hace mucho tiempo. Estoy seguro que los tipos persiguiéndonos ya se enteraron de nuestra ubicación. Además, estando así en público es menos probable que nos detenga la policía para interrogarnos. Si nos escabullimos, parecerá que tenemos algo que esconder y eso sería peor —Luego Rail se rió animado como si hubiera

pensado en algo gracioso—. Hey, hey, Frank, ¿adivina qué?


- 79 -

—¿Qué?

—¿Si recuerdas lo que dije ayer sobre ser recordado en la historia y todo eso? Frank, ¿conoces a un tipo llamado el Conde Saint-Germain?

—Umm… no.

—Es alguien que es recordado en la historia desde la época antigua de Europa. En realidad, se hizo famoso por supuestos sucesos extraños, como ser capaz de viajar por el tiempo y espacio a voluntad o ser inmortal y cosas por el estilo.

—¿L-lo dices en serio?

—Así que ahí lo tienes, Frank. También seremos recordados en la historia si nos volvemos famosos de esa forma. Algo así como, cada vez que estas dos figuras aparecían en una ciudad, justo después todas estas explosiones pasaban y borraban a la ciudad

del mapa.

Los ojos de Rail brillaban con auténtico placer; pero, Frank solo lo observó dudoso.

—N-no, Rail. No podemos hacer eso.

—¿Por qué no?

Rail miró molesto a Frank, quien sacudía su enorme cabeza.

—Si hacemos eso, entonces nadie podría contarle a los demás sobre nosotros.

—Oh. Sí, tienes razón. ¡Jaja! ¡Ajajajaja!

Cuando los transeúntes escucharon la risa maniática del chico se alejaron un par de

pasos con nerviosismo.

Sin embargo, en ese momento, los eventos dieron un giro sorpresivo.

Frank y Rail, quienes se estaban aburriendo, de pronto escucharon el tintineo típico

de la risa de una niña.

Al principio, creyeron que se estaba burlando de ellos. Rail estaba acostumbrado a las miradas de curiosidad que le dirigían, pero una risa directa era algo nuevo. No le

molestó, pero echó un vistazo hacia el lugar de dónde provenía la voz.

Allí se encontraba una niña, cargando una cámara y caminando hacia ellos mientras

reía.

¿Qué demonios?... Entonces, ¿ahora quiere una fotografía?


- 80 -

Esto también era algo nuevo. A Rail no le importaba, después de todo creía que sus cicatrices lo hacían único y hasta le otorgaban estilo. No obstante, de pronto se p ercató de que a Frank podría no gustarle su enorme figura.

De cualquier forma, fue él quien quería venir al puente, de modo que no tenía

derecho de quejarse.

A medida que pensaba en esto, logró escuchar lo que la niña estaba diciendo al

hombre junto a ella.

—¡Ajajaja! ¡Es una broma, Vice-director! ¡Nunca había dicho una broma antes!

—No estoy bromeando. Olvídalo. Si decides no creerme, no tengo el derecho de imponer mi voluntad sobre ti. Por otro lado, soy tu superior y no puedo permitir que

camines ciegamente hacia el peligro. Qué dilema…

Rail se relajó luego de escuchar su conversación, De modo que no se estaban burlando de ellos.

También pensó que en realidad no lo habían visto a él y a Frank, simplemente caminaban hacia ellos por casualidad. La niña daba la apariencia de estar siguiendo solamente a su compañero.

¿Eh?...

Rail contempló al hombre junto a la niña y de pronto detectó una contradicción.

Tomando en cuenta que caminaban hacia él y Frank, era razonable que el hombre los había visto. Sin embargo, los ignoró por completo.

También tenía una apariencia un tanto extraña y la fuerza de su mirada hizo que Rail sospechara. Daba la sensación de ser muy frío y sereno todo el tiempo, por consiguiente, ¿era un asesino o algo así?

En este punto, el Vice-director ya los había pasado de largo; pero, la niña se distrajo

y no vio a Frank, tropezando de frente con él.

—¡De verdad, Vice-director! No puede estar diciendo en serio que una mujer tan amable pueda ser peligros-¡Aaaah!

La niña dio un grito agudo y se detuvo.

Frank no se percató de que alguien había chocado contra él; en cambio, creyó que fue él quien chocó contra otra persona, y se encorvó, tratando de lucir lo más pequeño posible.

—Oh, l-lo siento…

La niña frotó su nariz.

—Auch, auch… no, fue mi culpa… ¡Oh por Dios!


- 81 -

Estaba a punto de disculparse cuando levantó la vista y vio a Frank, su enorme figura

hizo que perdiera el habla del susto.

Luego, Rail salió por detrás de la gigantesca pierna de Frank.

—Hey, Frank, la asustaste, sabes.

—¡Aaah! —La niña tras ver las cicatrices similares a las de Frankenstein volvió a gritar.

Rail pensó que su reacción era muy divertida y soltó una carcajada. Aunque Frank parecía algo nervioso mirando de Rail a Carol confundido.

El hombre, que los había estado observando a un par de metros de distancia, se

acercó a ellos, colocó su mano sobre la cabeza de la niña e hizo que parara de gritar.

—¿Cómo puedes tropezar con alguien y gritar consecuentemente, Carol? Qué descortés.

—…

Tenía la respiración agitada; sin embargo, al parecer la presencia del hombre le otorgó una sensación de seguridad. Le tomó cerca de diez minutos para que regresara

a la normalidad. Cuando se tranquilizó, se dio cuenta de su error.

—Oh, sí… lo siento…

El hombre se quitó el sombrero y también se disculpó por Carol.

—Me disculpo por la momentánea falta de modales de mi compañera. Les aseguro que la reprenderé firmemente por esto una vez que regresemos.

—Nah, está bien. Te digo algo, cuando te vi hace un momento, pensé que lucías como un asesino. Así que estamos a mano. Aunque tú no fuiste quien se tropezó con nosotros —Las cicatrices de Rail jalaron su boca formando una sonrisa ladeada, luego inclinó la cabeza para mirar al hombre con un poco de curiosidad—. Bueno… en realidad, eres bastante valiente para hablar con nosotros de manera normal.

—Ah, si te refieres a tus cicatrices o su altura, tales características nunca han sido un impedimento para relacionarme con los demás. Aunque, asumo que otros tal vez difieran —respondió.

—En serio… la mayoría de las personas pensaría que somos monstruos.

—Tengo un amigo doctor que tiene más cicatrices que incluso las tuyas. Generalmente se envuelve en vendajes. En cuanto a tu amigo, estoy al tanto de la existencia de muchos otros gigantes —dijo el hombre a modo de conversación—. Por


- 82 -

ejemplo, en Alton, al sur de Illinois, hay un jovencito de nombre Robert7. A pesar de que nunca lo he visto en persona, escuché que a sus dieciséis años ya mide 2.40 metros de altura y tiene una índice de crecimiento de diez centímetros por año —Así fue cómo explicó el caso de lo que después se convertiría en un record mundial, el de un hombre de más de tres metros de altura.

—Eh, de verdad.

—…

Frank se quedó sin palabras del asombro; no obstante, Rail aun no parecía dispuesto a confiar en este hombre. Aunque, antes de que pudiera objetar, escuchó la tímida voz de Carol.

—Eh, um… Lo siento mucho… Perdón por haberme tropezado contigo y luego gritar…

Rail echó un vistazo a la cámara alrededor de su cuello y a su atmósfera deprimida,

luego soltó una risita y le dio unas palmaditas en el hombro.

—No te preocupes por eso. Cuanto te vi, creí por completo que eras una ladrona que se había robado esa cámara.

—¡O-oh!

—Es una broma.

Rail tenía una sonrisa infantil sobre su rostro y esto hizo que Carol se irritara. Hizo pucheros indignada y no sabía si reír o molestarse.

—¡Hey!... Estás siendo algo malo, sabes —dijo ella. Ya no se sentía tan nerviosa como antes y decidió disculparse nuevamente—. ¡Lo siento, me llamo Carol! ¿Les gustaría almorzar? ¿A modo de compensación por mi comportamiento?

—¿Eh? —Rail nunca había sido invitado por nadie antes. Apegándose a la orden de Huey de mantener un perfil bajo, trató de no mostrarse ni a sí mismo ni a sus cicatrices ante otras personas. Frank era igual. Cuando no estaba trabajando en una misión,

simplemente se escondía en la “casa de campo” de Huey.

Frank se alegró ante la sugerencia de una merienda; no obstante, poco después se deprimió.

—P-pero… en los restaurantes no hay sillas de mi tamaño…

Carol no creía que esto fuera un problema, luego de sobreponerse al tamaño de

Frank, y le mostró una brillante e inocente sonrisa.

7 N. de la T. Robert: Saint-Germain hace referencia a Robert Wadlow, quien todavía posee el record como el hombre más alto de la historia.


- 83 -

—No hay ningún problema. Podemos ir por emparedados y comerlos en la plaza que

está por allá —dijo en un tono maduro y firme.

—¿En serio? En ese caso, está bien, no pienso decir no a eso.

—P-pero yo como mucho… así que será muy costoso…

Carol observó que uno estaba alegre y el otro vacilaba.

—¡No te preocupes! ¡El Vice-director Saint-Germain quizá luzca de esa forma, pero en realidad es el Vice-director de una compañía de periódicos! ¡Es realmente generoso! —dijo Carol sacando el pecho con confianza.

—Ah… —En respuesta a esta entusiasta introducción, el hombre los miró por detrás de su monóculo mientras se acariciaba el mentón y dijo fríamente—, ¿no estarás implicando que seré yo quien pague la cuenta?

En la Mansión Russo

—Ya me voy, señorita Lúa. Si quieres que traiga algo la próxima vez, por favor

dígame.

Con estas tranquilas palabras de despedida, Ricardo Russo cerró la puerta con delicadeza detrás de él.

Había muchas puertas en el pasillo por el que transitaba Ricardo y al final del mismo, un integrante de la Familia Russo estaba montando guardia. La Familia solo asignó a una persona para vigilar este sitio; sin embargo, cuando necesitaba usar el baño, otra persona venía a tomar su lugar, por lo tanto siempre había alguien en el pasillo custodiando.

El guardia tenía las piernas cruzadas y sujetaba un periódico; no obstante, mantenía

la vista fija sobre Ricardo por encima del periódico.

Christopher, quien esperaba a Ricardo justo afuera de la puerta principal, miró al guardia y bostezó.

La mujer en la habitación era conocida como Lúa, una presunta “invitada”. Christopher suponía que no era muy educado encerrar a los huéspedes; a pesar de eso, no sentía compasión de ella. A decir verdad desconocía sus circunstancias. Tal vez

debería tratar de escapar; pero, al parecer nunca mostró ninguna inclinación a ello.

Ricardo era el responsable de cuidarla, aunque, según la opinión de Christopher, quizá no comprendía que la tenían de rehén.


- 84 -

—Ya tiene una semana aquí, ¿cierto?

—Así es. Si estuviera en su lugar, no creo que podría soportar estar totalmente solo por tanto tiempo.

—Hey, vamos, ten algo de agallas. Si terminas en prisión un día, vas a enloquecer.

—Lo que tú digas —Ricardo ignoró los comentarios de Christopher sin problemas y asumió una expresión fría—. No tengo intenciones de convertirme en parte de la Mafia y, de cualquier modo, la Familia terminará con mi abuelo.

—¿En serio?

—Ya te lo había dicho, mis padres están muertos.

—Es verdad. Creo recordar que mencionaste algo así —dijo Christopher sin una

pizca de incomodidad sobre el tema—. ¿Me repites otra vez cómo murieron?

Ricardo no parecía triste o enfadado. Su tono era franco y ligero aun cuando se

trababa de un asunto serio.

—Bombas. Explotaron en pedazos por un carro bomba.

De no ser por la mirada y actitud de Ricardo que indicaban lo contrario, pasaría por una broma.

—¡Ajajajaja! No has cambiado, sabes, sigues hablando de esa forma. ¿No crees que

sería mejor al menos pretender que estás perturbado? Pero, hey, no soy un experto.

—No importa… la simpatía no los traerá de regreso a la vida.

La mención de los padres de Ricardo no trajo ningún cambio a su comportamiento; sin embargo, su respiración parecía un poco agitada y los dos guardaron silencio.

A Christopher no le incomodaba el silencio; pero fue Ricardo el primero en hablar

para cambiar el ambiente.

—Bien, ¿qué hay de ti, Chris? ¿Dónde está tu familia?

—Si te refieres al tipo sanguíneo, entonces no tengo ninguno. Y nunca los tuve para empezar… así que, sinceramente, no entiendo nada de lo que sientes por la muerte de tus padres y tampoco sé qué sentir al respecto. No obstante, los seres humanos leen novelas y cosas por el estilo todo el tiempo y, aun cuando nunca han experimentado de primera mano el mundo de esa historia, son capaces de conmoverse por ese mundo. Así que, pienso que algún día podré entenderlo. De hecho, tengo un montón de compañe ros que son como mi familia. Mi sueño es que un día, cuando alguien me pregunte qué es lo más importante para mí, pueda responder de inmediato que es mi familia.

—Me parece un poco santurrón.

—Es apropiado para algo como yo… pero, no lo entenderías, Ricardo.


- 85 -

El par giró en una esquina del pasillo a medida que su extraña conversación

proseguía.

Christopher había estado allí por casi un año; sin embargo, nunca mencionaba sus asuntos personales a menos que le preguntaran, mientras que Ricardo tampoco decía nada sobre su pasado. Aun así, a veces, cuando Ricardo preguntaba, Christopher respondía sin dudarlo.

Ricardo lo vio casi morir de todas formas, así que no tenía mucho sentido ocultarle algo. A pesar de eso, tampoco le contaba todo, no mencionaba ni a lo s homúnculos ni al elixir de la inmortalidad.

—Um… la familia de la que hablas, ¿son los de Lamia?

—Sí, básicamente. La verdad es que quiero ser una gran familia con toda la Tierra; pero, desafortunadamente la sangre que corre por mis venas no es la misma que la de

ella.

—A veces dices cosas extrañas, Christopher.

Christopher estaba al tanto de que Ricardo lo observaba con un frío desapego, pero se rió de cualquier forma.

—¿En serio? Tengo un amigo llamado Chi que seguido dice lo mismo.

—…y aun así el señor Chi es tu amigo. Debe ser una buena persona.

—Yo también lo creo.

Ahora que lo menciona... ¿Cómo les irá a Chi y a los demás últimamente?

Justo cuando pensó esto Christopher, Ricardo se detuvo y apuntó hacia el vestíbulo.

—Ya que de todos modos necesito ir al centro de la ciudad, compraré algunos libros para la señorita Lúa.

—Oh, está bien. La chica parecía un poco decaída, así que darle unos cuantos libros para leer creo que es una buena idea.

Cuando Christopher respondió, se percató de que no había salido en mucho tiempo.

Básicamente, su trabajo era proteger a Ricardo. Sin embargo, a fin de conservar la imagen de Ricardo, nunca lo acompañaba a la escuela. Además, Ricardo no permitía que nadie más lo hiciera, así que Christopher pasaba la mayor parte del tiempo viendo cómo Ricardo se marchaba a la escuela desde lejos. Aunque, cuando salía por asuntos

personales, como ahora, Ricardo llevaba a Christopher con él.

En una ocasión, Christopher trató de aconsejar a Ricardo: «Si otras personas te ven conmigo, no podrás hacer amigos». A lo que él respondió con: «Soy el nieto del Don de la Familia Russo, solo con esto basta para alejar a las personas».


- 86 -

Fue así como inició la extraordinaria relación entre la criatura apartada del mundo y el jovencito apartado de la sociedad. Aunque esta vida “normal” era un poco aburrida, a Christopher no le importó mucho.

No salía mucho, pero le bastaba con hacer bromas con Ricardo y ojear algunos libros

en la biblioteca.

Umm… Los Gemelos no se han comunicado conmigo desde hace un tiempo… tal vez es

porque casi no salgo.

Los Gemelos eran otra entidad que trabajaba para Huey, además de ser los responsable de entregar las nuevas órdenes. Algunos agentes viajaban por todo el país, pero Los Gemelos aparecían de repente frente a ellos para transmitirles lo que Huey quería que supieran.

Supuestamente, Los Gemelos se componían de un “Sham” y una “Hilton”, un varón y una mujer, trabajando en conjunto. Pero, ni siquiera Christopher sabía exactamente qué

eran realmente.

Ellos vivían una increíble existencia; sin importar qué clase de circunstancias se enfrentará el resto del equipo de Huey, siempre que llamaran a Los Gemelos, recibirían una respuesta. Sin embargo, en cada ocasión se presentaba una persona diferente. Sucedió lo mismo durante el incidente de Mist Wall; aparentemente fue gracias a la ayuda de Sham que todos lograron retirarse sanos y salvos.

Ellos estaban en todas partes.

Esto solía pensar Christopher sobre ellos. Pero, al parecer los remotos suburbios de

Chicago eran otro tema.

Otra forma de verlo, sería que él (Sham) y ella (Hilton) solo aparecían dónde Huey creía importante.

En ese caso, ¿a lo mejor piensan que ya no soy útil?...

El motivo por el que podía aceptar una vida tan incruenta y pacífica probablemente era porque había sido derrotado por completo por un simple ser humano. Si creían que sus habilidades de combate e instinto asesino se habían evaporado, entonces no podía hacer nada al respecto. Por lo tanto, Huey y sus antiguos compañeros ya no se preocupaban por él.

Trató de tomarlo de esa forma; pero, aun así se sentía un poco molesto.

Um… puede que no sea tan malo ver a Ricardo crecer y, quien sabe, tal vez pueda ayudarlo a convertirse en un gran líder de su Familia.

—Mi jefe del crimen ideal sería alguien que ame la naturaleza… y pueda cantar muy bien… vuele como un ave… levante un auto con una sola mano… beba vino tinto de un solo trago y tenga treinta parejas al mismo tiempo…


- 87 -

Ricardo ignoró el contenido del parloteo de Christopher y dijo:

—¿Qué tanto balbuceas?... Vamos.

Salió por la puerta y Christopher se apresuró detrás de él; sin embargo, una voz profunda lo llamó.

—¿A dónde crees que vas, Christopher?

Christopher se giró para ver a Placido y varios secuaces.

—El maestro Ricardo quiere salir a comprar algo, así que lo estoy acompañando.

—En serio… —Comparado a cuando hablaba con Ricardo, el tono de Christopher era ligeramente más impaciente; aunque, Placido no parecía detectar la diferencia —. No sé mucho sobre tus capacidades; pero, vamos a estar ocupados así que prepárate.

—Sí.

—Una persona problemática pronto terminará su sentencia en prisión… y cuando lo haga, quizá ponga en la mira a Ricardo. Mi sangre corre por las venas de mi nieto, si llegara a recibir alguna herida, será mejor que estés listo para una herida mil veces peor.

En el mismo lugar. Con una barra de metal a fuego vivo.

—¿Mil veces peor? En ese caso, ¿no atravesaría por completo mi cuerpo hasta

quemar toda la casa?

Las palabras de Christopher parecían ser un recordatorio de que trabajaba para Ricardo y no Placido, luego dio media vuelta y salió de la casa sin mirar atrás ni una sola vez.

Placido simplemente se quedó allí de pie, hasta que un subordinado habló.

—Señor, ¿no cree que sería un problema que el maestro Ricardo sea a compañado por alguien como él?

—Um… no te preocupes por ellos. Además, Ricardo no permite que nadie más se acerque a él más que esa criatura —Una sonrisa satisfecha apareció en el rostro de Placido—. Y, de todas formas, ahora estoy más preocupado por mi propio cuerpo que

el de mi nieto.

Apareció una sonrisa aún más ladeada cuando meditó dentro de sí.

El elixir de la inmortalidad…

Con él seré capaz de sobrepasar la última barrera que es el envejecimiento…

De modo que, no tiene sentido dejar un heredero…


- 88 -

El Wrigley Building estaba dividido en el ala norte y ala sur, los cuales se encontraban

unidos por un puente arqueado.

Había una plaza bajo dicho corredor construida en el espacio entre los edificios y varios transeúntes dejaban las atareadas calles para tomar un descanso allí.

—Sabes, cuando caminas por la calle debes tener cuidado y ver lo que está frente a ti. Imagina lo que habría sucedido si la cámara se hubiera dañado. Como fotógrafa, solo recibes 100 puntos.

—¿Podría decirme de cuántos?...

—De veintiséis millones setecientos ochenta tres mil cuatrocientos diecinueve puntos.

—¡No es necesario ser tan preciso, sabe!

—Además, contactaré a contabilidad para que deduzcan el dinero de los hotdog de tu salario. Será mejor que estés preparada.

—Ohhhhhh noooooooo.

Carol, casi destrozada con la noticia, se detuvo; sin embargo, Frank con Rail sobre su hombro, estaba justo detrás de ella.

A pesar de que Rail ya lucía como una muñeca vieja, sobre los hombros de Frank daba la sensación de que era la marioneta de un ventrílocuo. Los amplios hombros de

Frank eran como una banca, por lo que Rail sentía que estaba caminando en el aire.

—Yo, um… ¿Crees que pueda buscar a este señor Robert que mencionaron y pedirle

que seamos amigos? —dijo la animada voz de Frank por debajo.

—Dudo que el viejo de Huey te deje reunirte con él.

—Ya… ya veo…

—Qué más da, ¿por qué no vas con Christopher? Él sufre del síndrome “quieres ser

mi amigo”, así que naturalmente se vuelve amigo de cualquier cosa que hablé con él.

—Sí, pero Christopher… —expresó Frank algo dudoso.

—Sigue con vida. Sin lugar a dudas está vivo en algún lado. Prácticamente es un vampiro y si hubiera estirado la pata tan fácilmente, nos habrían dado la misión de recuperarlo desde hace tiempo. O, habría muerto en ese laboratorio en primer lugar —respondió Rail con una gran sonrisa confiada.


- 89 -

Frank de alguna forma se tranquilizó con el comportamiento de Rail y asintió con la cabeza. Sin embargo, el “laboratorio” que mencionó Rail, le trajo recuerdos desagradables y tembló tanto que a Rail se le dificultó mantener el equilibrio.

—O-oye, ¿estás seguro de que está bien? ¿Dejar que compren tantos hotdog? —

inquirió Frank queriendo cambiar de tema.

—Sí, no te preocupes por eso —afirmó Rail—. Eres el rey del “todo lo que puedas comer” y si te ofrecen comida gratis, harías bien en aceptarla. Además, ¿no crees que es obra del destino? ¡Estábamos hablando sobre alguien llamado Saint-Germain y luego nos topamos con un Saint-Germain!

Ambos se giraron a mirar la montaña de hotdog en las manos de Gustav Saint-Germain con ojos brillantes.

No obstante, después el rostro de Frank se entristeció.

—P-pero… Rail… ¿será un buen tipo? —preguntó con una voz trémula.

—¿Eh?... Seguro, ¿por qué no? Nos compró el almuerzo, ¿cierto?

—P-pero, ¿no estábamos actuando como carnada o algo así? No deberíamos involucrarlos, ¿verdad?

Frank pensó en cómo se encontraron por casualidad y comenzó a preocuparse por la seguridad de Carol y Saint-Germain. Antes de conocerse, mientras conversaba con Rail, no estaba angustiado ni un poco por la seguridad de los demás. Al parecer, se interesaba por el destino de otra persona si los conocía personalmente.

Rail, que hace poco deseaba borrar ciudades enteras del mapa, dijo:

—No te preocupes, Frank. Si lo piensas bien. Nadie se atrevería a atacarnos a plena luz del día. Cualquier persona cuerda nos seguiría desde lejos, esperaría a que caiga la noche y montaría un ataque sorpresa mientras dormimos. ¡Mi plan es permanecer alerta en ese momento y frustrar su plan! Ya que no iremos con Carol a su casa, no los

involucraremos para nada.

Frank se preocupó aún más por Carol, después de todo, desde su punto de vista el plan de Rail estaba lleno de agujeros. A pesar de eso, tras oler el aroma de los hotdog

flotando en el aire, decidió olvidarse del tema. Primero llenaría su estómago.

Los eventos que sucedieron después probaron que su juicio estaba errado. El plan de Rail efectivamente se encontraba repleto de agujeros.

Y el mayor de todos:

Fue que su enemigo no era para nada cuerdo.


- 90 -

Sobre el puente del río Chicago

—Por aquí, Jefe.

—Hoy también Chicago es muy hermosa… ¿No lo creen? —Graham escuchó a Shaft

llamarlo desde el frente, pero él solo bajó la cabeza—. ¡Oh, qué tristeza!

Había un grupo de hombres cruzando el puente y todos ellos alzaron la voz molestos.

—Argh, ¿por qué siempre cae en un estado de depresión? Vamos, supéralo… es un

mal hábito. ¿No les parece que se está convirtiendo en un estado auto -hipnótico?

A medida que Graham caminaba en medio de ellos, levantó la cabeza y miró con los ojos medio abiertos y llorosos a los rascacielos de Chicago.

—Miren… El Wrigley Building a la izquierda… ¿acaso no es el edificio con el blanco más puro y brillante que hayan visto? —exclamó con profundo sentimentalismo; no obstante, ninguno de sus compañeros le prestaron atención. Porque todos sabían que sería una pérdida de tiempo—. ¡Y la Tribune Tower a la derecha posee una belleza Gótica! Aaah… aah… ¡ambos lados son casi igual de hermosos! Cuando dos estilos arquitectónicos totalmente diferentes inundan la visión de uno al mismo tiempo, ¡es como si dos eras distintas se mezclaran en esta ciudad!... Trágico… ¡Realmente trágico!

—¿Por qué es trágico?...

Shaft solo hizo una pregunta casual; sin embargo, Graham respondió de inmediato gritando en su oído.

—¡El cielo azul alcanza su máxima armonía con ambos! ¡Perfecto! No tengo ningún conocimiento de arte y, aun así puedo sentir «Wow, es hermoso», por lo tanto esto demuestra que todo es realmente bello, ¿no es así? Pero… ¡pero! ¿Qué crees que pienso después? Pienso que «Hay tantas cosas aquí que valen la pena desarmar». ¿Acaso no es ridículo? ¿Por qué querría destruir algo tan hermoso? ¿Soy un nihilista? Luego una llave inglesa de diez metros de largo de repente aparece en mi mente y desarmo ese bello escenario… ¿por qué será? ¿A dónde quiero llegar? ¡A una disculpa! ¡Discúlpate ante las personas viviendo en esos edificios y a sus arquitectos, Graham! Maldición… Reconozco

que mi mente no es del todo cuerda; ¿hay algo más trágico que esta revelación?

—Sabes, creo que comparados contigo, todos nosotros nos enfrentamos a una mayor tragedia…

Un uniforme azul con una llave inglesa gigante.

Daba la impresión de ser alguien a quien reportarías de inmediato a la policía y, a pesar de eso, soltó un grito.


- 91 -

Los transeúntes sobre el puente dejaron una mayor distancia entre ellos y Graham, que cuando lo hicieron con Rail y Frank. Sin hacer contacto visual, se alejaban de él tan rápido como les era posible.

En la plaza Central del Wrigley Building

—Oh, ¿así que ambos son del circo?

—Ajá, somos un carnaval ambulante que viaja por todo el país. Frank y yo fuimos

abandonados por nuestra apariencia.

—En serio…

—Hey, no te sientas mal. Al menos, yo no lo hago. Supongo que vivimos muy felices

debido a eso.

Rail sonrió e inventó historia tras historia, mientras que Carol se las creía todas. Ella escuchó sus relatos con mucho interés y a menuda añadía inocentes comentarios de

elogio.

—¡Eso es muy genial! ¡Qué esplendido! De verdad te admiro, sabes. Y, um… si no te importa, ¿podría entrevistarte en algún momento?

—Ajaja, si el maestro de ceremonias da el visto bueno, entonces adelante —Rail se acordó de Huey y comenzó a difamarlo sin pensarlo dos veces—. Pero, es un cretino; nunca considera los sentimientos de los demás, así que ve preparada.

Por otro lado, Frank empleaba su enorme quijada para comer los hotdog sin parar. Mientras que el Vice-presidente tomaba un té que compró del puesto de los hotdog, así que Rail y Carol ocupaban la mayor parte de la conversación.

Carol se acostumbró a las cicatrices de Rail en muy poco tiempo y comenzó a verlo a

los ojos mientras hablaba.

Luego de un rato, Rail añadió unas cuantas verdades, quizá sintiendo lástima por la crédula de Carol.

—En cuanto a mí, soy el responsable de la pólvora y los explosivos.

—Ah, ¿ex…explosivos?

—Sip, usamos mucha pirotecnia, sabes, como en la bala de cañón humana, cuando saltan a través de los aros de fuego, los magos también la utilizan mucho, como en ese truco donde se escapa de un camión que va a estallar, ¿no? Yo soy el encargado de esas

cosas.


- 92 -

—¡Wow! ¡Eso es asombroso! ¡Pareces de mi edad, pero ya tienes un trabajo tan

importante!

Tal vez el par de ojos brillantes de Carol animó a Rail, ya que agregó un par de

verdades más.

—Me gusta la pólvora… Supongo que se debe a mi crianza…

—¿Tu crianza?

—Sí, me refiero al carnaval… de verdad, adoro la pólvora. Imagina: una pila de minerales sin nombres, líquidos o un montón de masa blanda, todo lo que necesitan es una chispa y pueden entrar en erupción. Después, no dejan ningún rastro, pero toda la explosión y el fuego causan furor solo con eso, ¿verdad? —La voz de Rail era llana, pero había un indicio de excitación en su expresión. No se trataba de una sonrisa sarcástica, sino una verdadera sonrisa de felicidad desde el fondo de su corazón—. Así es; puede desaparecer en un santiamén… y nadie se preocupara por recordar el nombre de la pólvora. Sin embargo, en ese momento, en esa fracción de segundo, «Hubo una explosión»; ese recuerdo, el sonido, la luz, todo eso se graba muy profundamente en la mente de cada uno de los presentes por el resto de sus vidas. O… si sales herido durante

una explosión, lo sentirás de igual modo mientras vivas.

—Es un ejemplo espeluznante.

—Ajajaja, sí, supongo —Rail notó la sonrisa consternada de Carol y rió—. Como sea, los rumores dicen que hay un fabricante de bombas en Chicago cuyos trabajos se

podrían considerar un arte. Mi meta es superar a esa persona.

—¿Fabricante de bombas?

—Ajá. Se ha convertido en una leyenda urbana; se trata de una chica que hace bombas y tiene un gran manejo sobre los explosivos. Una vez eligió un edificio a punto de ser demolido y lo dejó a ras antes de que los demoledores llegaran… en otra ocasión, estaba experimentando con unos explosivos cerca de la orilla de un lago y cambió toda la forma de la costa. Tuvieron que rehacer el mapa… oh, y escuché qué al hacer estallar un edificio, puede hacerlo de tal forma que todas las construcciones alrededor

permanezcan perfectamente intactas, ¡qué te parece eso!

Esas historias solo eran parte de las leyendas urbanas; no obstante, Carol las asimiló todas como si fueran ciertas. Ni siquiera había pasado un año como asistente en una editorial de periódicos; aunque, en dicho periodo, oyó y experimentó un sinfín de sucesos extraños. Debido a su experiencia, aceptó la historia de Rail y creyó que al

menos contenía una pizca de verdad.

—En ese caso, no es una pandillera…

—Sí, eso creo. Además, no es que los periódicos reporten esas cosas, así que no podemos saber si son ciertas o no. Me encantaría conocerla si tengo la oportunidad.

Pero, no tengo ni la menor idea de cómo luce.


- 93 -

—Ciertamente, eso sería un problema…

Tal vez pueda encontrar una pista cuando regrese a la oficina…

Carol estuvo a punto de contarle a Rail su plan, cuando una voz profunda y clara se escuchó en medio de ellos.

—Qué triste… cuéntame otra triste historia.

—¿Eh?...

Carol y Rail se giraron hacia dónde provenía la voz y observaron lo que parecía ser

un overol azul.

Junto a la maceta de flores yacía un joven con un overol de trabajo azul, mirándolos

con los ojos tristes.

—Si esta fabricante de bombas de la que hablas es aquella mujer con el parche en el ojo… ya no se encuentra aquí. Se fue a Nueva York.

—¿Quién eres?... —preguntó Rail bruscamente; sin embargo, el hombre solo levantó una llave inglesa gigantesca que había estado colgando de su cintura. Luego, comenzó a declarar con un tono teatral, aunque ligeramente diferente de la forma de hablar del

Poeta.

—Y lo que es aún más triste… es que, incluso si vas a Nueva York, todavía tienes que caminar un rato conmigo. Así es la vida humana, llena de giros y vueltas. De verdad es una historia deprimente y desafortunada.

¿Él es nuestro oponente?...

Que un enemigo apareciera a plena luz del día no era algo que esperaba Rail; además, esta persona ahora los estaba señalando con lo que obviamente era un arma.

Antes de que pudiera descifrar la reacción correcta; Carol, quien estaba sentada junto a él y palideciendo del susto, comenzó a gritar.

—¡EEEEEEAAAAAAAAH!

Jaló con fuerza el brazo de Rail hasta ocultarse detrás del Vice-director en un intento por alejarse del muchacho lo más que pudiera.

—¡El ladrón del tren! —gritó Carol—. ¡Vice-director! ¡Él es el ladrón del tren!

El joven miró a Carol y Saint-Germain de manera pensativa. Al cabo de un tiempo, pareció recordar algo.

—¿Umm?... ¿Eh? ¿Qué?... ¿Ah?


- 94 -

La pandilla de Graham, liderada por Shaft, observaron cómo se desarrolló la escena

desde lejos y se estremecieron.

—Hey, qué demonios… El Jefe de verdad la hizo esta vez.

—¡Y hay un montón de personas en ese lugar, ¿en qué estaba pensando?!

—Ni siquiera se le ocurrió a su cerebro seguirlos en secreto… bueno, en todo caso, hay algo aun peor.

Shaft, el único que lucía tranquilo, observó a las dos figuras de pie junto a sus

objetivos y soltó un suspiro cansado.

—Ya les conté a todos que de camino aquí, tratamos de robar un tren, ¿verdad?

—Ajá, ya lo hiciste.

—A excepción del Jefe, todos tratamos de sacarle algo a ese tipo con el monóculo.

—Sí… ¿y entonces?

Los integrantes de la pandilla que se encontraban en el tren lucían un poco enfermos. Los otros notaron esto y más o menos adivinaron el resultado, aun así querían conocer los detalles, los cuales básicamente eran lo que habían imaginado. Shaft acarició su

barbilla, recordando lo doloroso que había sido.

—Nos dio una paliza. Bueno, a todos salvo al Jefe… hizo que besáramos el suelo en cuestión de segundos. Les juró por nuestra reputación que es un ninja o algo por el estilo.

—Tengo la sensación de que él y el Jefe estaban destinados a encontrarse… y aquí estamos.

Mientras tanto, Graham estaba observando a los dos periodistas que conoció hace

diez días y daba vueltas a su llave inglesa gigante con una expresión de conf usión.

—Entonces… ¿a quién tenemos aquí? ¿No son los informantes del tren? Um… En ese caso, ¿ustedes son “El Poeta” y “Sickle”?... ¿Eso es? Las novelas siempre tienen villanos con alter egos; así que, además de ser reporteros, ¿también son los sirvientes de Huey?

Graham sacó el cartel de “Se busca” de su bolsillo del pecho y comparó las descripciones de las cuatro personas delante de él.


- 95 -

—Este señor sí cuadra con la descripción de ser “rimbombante en su forma de hablar”… por lo tanto, ¿esta niña es la maestra en capoeira? Muy bien, ¡muéstrame algunos movimientos de capoeira!

Carol se sobresaltó por el reto de Graham y comenzó a temblar sin poder evitar

responder con un grito.

—¿Ca-capo qué?... ¡No sé de qué me hablas!

—¿Eh?... ¡La maestra en capoeira dice que no sabe capoeira! ¿Qué clase de truco es este? Ya entiendo… como andar en bicicleta… no es un conocimiento sino un hábito, ¿verdad? Espera un momento, mentí. Sé que no son ustedes dos… pero, ¿cómo esperan que acepte esta realidad? ¿En qué me beneficiará?... ¿de qué me sirve? ¡Hey, niña, responde a mi pregunta!

—¿Qué? ¿Por qué debería saberlo? —dijo Carol todavía estremeciéndose del miedo

detrás del Vice-director.

Rail y Frank veían como sucedía esto con expresiones totalmente diferentes. Frank observaba con la mirada vacía a Graham, mientras que el rostro de Rail estaba nublado

con furia.

¡No soy el sirviente de Huey!...

Saltaba a la vista que Rail estaba molesto, pero contuvo lo que iba a decir tras mucho esfuerzo.

Rail desconocía porque Carol comenzó a gritar; sin embargo, al parecer este recién

llegado era alguna clase de ladrón.

¿Por qué un don nadie tendría un cartel de “Se busca” de nosotros?...

Trató de tranquilizarse y procesar todo racionalmente.

Por la conversación entre el joven y Carol, Rail creyó que no era muy listo y, quizá, realmente se trataba de un don nadie. Si ese era el caso, su enemigo estaba entregando los carteles de “Se busca” a un sin número de maleantes descerebrados con el objetivo

de capturarlos.

Una opción probablemente era derrotarlo e interrogarlo para averiguar quién estaba detrás de todo. Ir con ellos era otra opción; pero, si hubiera un escuadrón de

mercenarios armados esperándolos, entonces Frank y él podrían morir.

Desearía que estuviera aquí Christopher… O al menos Chi o Liza que no le temen a las balas.

Lo tengo. Rail, quien estuvo ocupado calculando todo el tiempo, llegó a un plan. Pretenderemos seguirlos tranquilamente, luego los golpearemos hasta dejarlos inconscientes y los llevaremos a dónde el Poeta y los demás están.


- 96 -

De cualquier modo, no eran más que maleantes comunes y corrientes, así que

posiblemente no darían mucha pelea.

—¿Y si no lo hacemos? —dijo Rail sonriendo.

—No aceptaré una respuesta tan triste.

Rail fulminó con la mirada al maleante, el cual negaba con la cabeza mientras mecía la llave inglesa y suspiraba.

—No necesitas actuar tan extraño, señor. Iremos contigo, no te preocupes… ¡Frank!

Frank escuchó a Rail y se tragó el resto de los hotdog, luego levantó a Rail hacia sus hombros.

—R-Rail… Frank…

Carol seguía totalmente confundida y los miró preocupada. No obstante, Rail solo sonrió un poco triste.

—Hey, Carol, muchas gracias. No pudimos charlar por mucho tiempo, pero no había hablado con una chica normal en un buen rato, sabes… ahora que lo pienso, nunca lo

había hecho.

—Los hotdog estaban deliciosos también.

Ambos terminaron de expresar sus agradecimientos, aunque Rail agachó la cabeza

como si cavilara sobre algo, luego declaró en voz baja.

—Um… Supongo que puedes tomar esto como una advertencia… um… es algo difícil de explicar… —No sabía con exactitud los detalles de la misión que tenían; pero, ya que se encontraba allí por un algún motivo y se preocupaba por esta niña, decidió al menos contarle algo—. Será mejor que salgas de Chicago tan pronto como puedas.

—Creo que habrá una gran explosión aquí.


- 97 -


- 98 -

Carol observó cómo Rail y Frank eran llevados por el joven de azul y se sintió

completamente perdida.

No sabía si debió haber prevenido que se fueran o si debió haber pedido ayuda. Sin embargo, antes de que se marcharan, Rail le dijo «Hey, no te preocupes» y esto hizo que se paralizará.

Se giró en busca de ayuda.

—Vice-director…

—Bueno… ya que decidieron ir, no estamos en posición para retenerlos. Debo aclarar que si no estaban dispuestos a seguirlos, no habría permanecido como un simple espectador. Sin embargo, parece que ellos tienen otros planes. Si estás tan preocupada, ¿por qué no los sigues?

—P-pero…

—Si no has pensado en seguirlos, entonces debes adoptar el papel de un periodista y considerar este evento desde lejos. Por supuesto, algunos reporteros se aventuran a las líneas delanteras para descubrir la verdad desde cerca. Cuál actitud profesional uno elige depende de los sentimientos y valores individuales. Aunque, claro está, deseamos que nuestro personal no posea valores contrarios al progreso de la compañía.

La voz del Vice-director era serena como de costumbre. Contempló a la difusa silueta de la enorme figura de Frank y trató de tranquilizar a Carol.

—Además, dudo que cualquiera de ellos acepte de buena gana agravios o heridas con

tanta facilidad.

—¿Qué?...

—Otra cosa, Carol, tendremos que permanecer en Chicago un poco más.

—Espera, ¿qué quieres decir? ¿Pensé que el plan era regresar a Nueva York mañana?

¿Acaso el Vice-director quiere rescatarlos?...

Había una pizca de añoranza en el corazón de Carol por un superhéroes que resolviera todos sus problemas; no obstante, en los ojos del Vice-director solo se

encontraba la usual mirada penetrante, similar a la de un asesino.

—Predigo que ciertos eventos tomaran lugar aquí y hay tiempo antes de nuestra partida para entrar en la refriega. De cualquier modo, debería resultar de lo más

interesante.

—¿No se está contradiciendo?...


- 99 -

—Eso se debe a qué soy de la clase que persigue la historia hasta las líneas delanteras. Simplemente es que la vanguardia podría no encontrarse en el sitio al que se dirigen ellos dos.

El Vice-director pronunció eso sin la menor vacilación, por lo que Carol se

estremeció.

—Um… ¿Supongo que no dirás algo como «ya que no estamos todavía en peligro,

será mejor que regreses primero»?

—¿Te gustaría que lo hiciera?

—¡Por supuesto que no! —respondió Carol en voz alta; pero, acto seguido, sintió algo de lástima por sí misma.

El Vice-director contempló a la joven interna y explicó.

—Tienes razón, estaba pensando si debería hacer que regresaras primero; no

obstante, he decidido que sería más peligroso si fueras tu sola.

—¿?

Carol estaba a punto de preguntar a qué se refería con eso, cuando una explicación

de la vida real se presentó.

Mientras todos observaban la enorme silueta de Frank desaparecer en la distancia, un hombre se acercó sigilosamente a Carol hasta sentarse junto a ella.

Había una cicatriz sobre su rostro y tenía la apariencia de un personaje sospechoso. Con una mano desdobló una hoja del periódico. Luego, con su otra mano, abrió una solapa de su abrigo detrás del periódico, lo suficiente para que Carol y el Vice -director

notaran el brillo metálico de una pistola en su bolsillo interno.

—¿Qué les parece si vienen conmigo?

Parecía dispuesto a charlar a medida que sus ojos permanecían fijos sobre el periódico.

—Si no tienen ninguna relación con esos dos…

¿Nos dejarías ir?... Pensó Carol. P-pero eso significa que Rail y Frank están en

problemas…

Sin embargo, sus preocupaciones se encontraban en el lugar equivocado.

Creek lanzó el cigarrillo que había estado fumando al suelo y les mostró una sonrisa

malévola.

—Entonces, espero que no les importe… simplemente no era su día de suerte.


- 100 -

—Vi-vice-director…

Carol estaba tan asustada que no podía pensar bien; no obstante, el Vice -director se levantó, cooperando por completo y mantuvo un tono de voz tranquilo.

—Carol, espero que el valor con el que gritaste hace poco «Por supuesto que no» persista hasta el momento en que realmente sea puesto a prueba —Acto seguido, sus labios se torcieron en una sonrisa mordaz y bajó el volumen de su voz para solo Carol pudiera oír—. Lo qué está sucediendo en este instante tal vez ni siquiera es el comienzo.

Rail tomó la oportunidad de hacer una última pregunta cuando él y Frank fueron

conducidos a un callejón pequeño y vacío lejos del Wrigley Building.

—Está bien, amigo de azul, ¿a dónde vamos?

Al principio solo estaba el tipo de azul; sin embargo, mientras se alejaban más y más del Wrigley Building, más personas se les unían. Ahora, Rail y Frank se encontraban

rodeados por cinco o seis hombres.

El muchacho de azul no se detuvo ni aminoró el paso, pero se giró mientras caminaba para responder.

—Por desgracia, no puedo divulgar a qué lugar nos dirigimos… Sin embargo, hay algo que puedo decirles y es que me llamó Graham. Graham Specter.

—Nadie te pidió tu nombre.

—Ah, qué tristeza. No pareces ni un poquitito interesado en mí. Pero... ¡pero! ¡Siento un incontenible impulso por anunciar mi nombre cuando pienso en lo que te haré!

—¿Q-qué nos piensas hacer? —tartamudeó Frank.

Graham dejó caer la llave sobre su hombro y dijo:

—Ustedes son… Rail y Frank, ¿cierto?

—Así es, pero no tenemos apellidos —dijo Rail con una sonrisa de auto-desprecio.

—Ya veo… —Asintió Graham—. Excelente. Es solo que pensé, ¿qué pasaría si apenas me doy cuenta de que llevó a las personas equivocadas?

—Está bien; pero, ¿qué tiene que ver con decirnos tu nombre?

—Obviamente porque, de lo contrario, ¿no sería descortés preguntar el nombre de alguien más antes de dar el tuyo? No puedo creer que lo preguntaras… espera, ¿lo hiciste por qué piensas que no tengo sentido común? ¿Es por eso? ¿Es por el uniforme? ¿Acaso este overol azul es el punto crucial del problema? Te aseguro que este es mi


- 101 -

atuendo independientemente si es un día laboral o uno de asueto… pero, ¿lo encuentras desconcertante?... ¡Tengo tres conjuntos de uniformes que lavo y cambio cada día, sabes!

Una respuesta tanto inocente como estúpida.

Al principio, el monologo de Graham colmó la paciencia de Rail; sin embargo, se tranquilizó y soltó una carcajada sarcástica.

—Ajajaja, hey, amigo, ya nos secuestraste, entonces, ¿por qué te molestas siendo

educado?

—¿Secuestrar? Esto es… ¿un secuestro? ¿Eso es lo que creen?... Aunque en esta situación, tu intuición tiene mayor importancia. Supongo que pedir que nos acompañen sin posibilidad de una explicación sí encaja con la definición de secuestro… Oh cielos, oh cielos, ¿por fin he caído? Caí… ¿o quizá caeré pronto? Caer, ¿a dónde? ¿Al infierno? Pero, ¿quién decidió que el infierno está debajo del suelo? ¿Acaso no es terriblemente injusto tanto para arriba como para abajo? Piénsalo… las personas solían creer que la Tierra era el centro del mundo y el universo giraba a su alrededor. En otras palabras, si esto es cierto, ¡caer significa descender al centro de la Tierra! Oh Dios mío, por lo tanto, el mundo de antes en realidad giraba alrededor del infierno… qué triste, triste historia…

tan deprimente…

Graham se había sumergido en su propio mundo.

Rail, contempló al hombre de azul caer de rodillas y comenzar a llorar, luego le dio unas palmaditas en el hombro y le ofreció palabras gentiles de consuelo, palabras que un niño de su edad no diría.

—Todo está bien… desahógate. Nosotros te perdonamos.

—Oh… que un niño como tú me conceda el perdón hace que me hunda más en la

tristeza del infierno. Aun así, te lo agradezco… gracias…

Rail negó con la cabeza.

—No te preocupes. Tampoco estás tan triste —Luego añadió, como si se tratara de un comentario casual—. Entonces… ¿quién te pidió exactamente que nos buscaras?

—Quién sea no cambiará el triste hecho de mi existencia… y qué pienses tan poco de mí cómo para usar un método tan poco refinado para sacar información de mi parte; esto solo se suma a mi tragedia. Ay de mí, ¿por qué tengo que sufrir de tal

desesperación?

Rail mostró una sonrisa infantil y sacó la lengua.

—Ajajaja… Supongo que no eres tan fácil de engañar —Luego su sonrisa parecía mostrar un poco de malicia detrás de ella—. Muy bien, al parecer la violencia es la única solución.


- 102 -

—¿Qué?

Cuando Graham levantó la vista, Rail le hizo una seña a Frank.

—Frank, comencemos.

—Ah, está bien. Entendido.

El infante gigante asintió dos veces… y con un movimiento tan rápido que nadie vio lo que sucedió, pateó a Graham por los cielos.

Graham, quién no se lo esperaba, casi se mordió la lengua.

¿Qué?... ¿Qué me está pasando?

La fuerza que lo golpeó en el costado un momento atrás, de repente se disp ersó por todo su cuerpo, sintiendo la onda expansiva en sus huesos y músculos.

Justo después de este dolor, apareció la sensación de que estaba siendo lanzado hacia

abajo.

Qué extraño, ¿estoy cayendo de lado?...

Un segundo ataque lo impactó en cuanto esta idea se formó en la mente de Graham.

El cuerpo de Graham se estrelló contra la pared de un edificio, aunque logró centrar

la vista a medida que se deslizaba por el muro hasta llegar al suelo.

Lo primero que vio fue a Frank; sin embargo, Frank tenía milagrosamente el tamaño de un niño normal. Luego, se percató de que había salido volando una distancia

considerable.

¿Qué tan lejos me arrojó?...

—Qué… ¿Qué chingados crees que haces?

Rail y Frank entraron en acción, aunque sería más apropiado decir que aprovecharon

la situación y se movieron con sigilo. La pandilla de Graham gritó a modo de protesta.

Algunos de los integrantes de la banda sacaron sus cuchillos; no obstante, Rail solo los miró sin perturbarse y se giró hacia Frank para darle más instrucciones.

—Creo que puedes encargarte de ellos por tu cuenta, aun así te daré una mano de

todos modos. Pásame mis cosas.

—Ah, sí.


- 103 -

Tal y como lo pidió, Frank extendió una mano hacia su enorme cintura, removió la

mochila y se la entregó a Rail.

La mochila lucía más grande en las manos de alguien tan pequeño como Rail. Sacó

un abrigo de su interior y comenzó a ponérselo tranquilamente.

Claro está, mientras Rail y Frank tenían este intercambio, la pandilla de Graham también se movilizó. Más de ellos habían sacado sus navajas y ahora todos se

abalanzaban hacia el frente.

—Pequeño cabrón, crees que tienes tiempo para —

Sin embargo, nunca terminó la oración. Había recibido un golpe que lo dejó inconsciente.

La palma gigante de Frank lo mandó lejos y su cuerpo dio unos cuantos giros sutiles

en el aire antes de caer.

Confrontados por este impactante giró de los acontecimientos, todos los hombres se detuvieron en seco. Poseían la ventaja numérica; no obstante, en este caso la cantidad no parecía ser de mucha ayuda.

Tampoco podían huir, de modo que su único camino era seguir adelante y rodearon lentamente a Rail y Frank en un círculo.

—Um… tal vez alejarse un poco vendría bien.

—Seguro, adelante.

Rail seguía poniéndose el abrigo, pero Frank de repente lo levantó. L uego, una de las piernas de Frank, casi tan gruesas como una columna, pateó el suelo con un movimiento

sorprendentemente ágil.

Un remolino se formó en el callejón y la enorme figura de Frank salió de entre la pandilla como una bala de cañón gigante.

—Qué…

Todos en la pandilla abrieron los ojos de par en par al mismo tiempo. Sin poder creer lo que veían. Frank se encontraba a veinte metros de distancia, poniendo a Rail en el suelo.

Al cabo de un rato, comprendieron que, independientemente de lo que usara Frank, si sus manos o piernas, los movimientos que realizaba eran tan rápidos que no podían predecirlos.

Su velocidad excedía al movimiento de captura del ojo humano. El hecho de que Frank era enorme, pero aun así se moviera con una agilidad desconcertante provocó que sintieran que todo su cuerpo era como una máquina gigantesca.


- 104 -

Grande significaba pesado. Eso es lo que habían creído. Por lo tanto, frente a esta

contradicción, solo podían ver con la boca abierta y las manos colgando a sus costados.

Los pocos civiles que pasaban por el callejón y observaron lo que parecía ser un milagro, corrían temerosos o se quedaban a ver cómo se desarrollaba el incidente. Ahora, sus miradas cambiaron hacia Frank y Rail, quién al fin había terminado de colocarse el abrigo.

El abrigo lucía como algún tipo de uniforme, aunque también parecía que estaba

hecho de un saco. Difería del uniforme de Graham de dos formas.

Primero, su corte era diferente. El abrigo de Rail tenía mangas más largas, le quedaba flojo y llegaba hasta sus rodillas. Dando la sensación de una bata de laboratorio.

Segundo, su color. La tela parecía tejida con hilos plateados y reflejaba la luz que provenía de todos lados. Rail, quien ya lucía como una muñeca, ahora daba aún más la

apariencia de una estatuilla en una casa de muñecas.

—¿Qué, todavía no se asustan? —Rail parecía estar absorto, aunque una pizca de crueldad se dejó entrever por su sonrisa.

La pandilla de Graham pensó que se refería a su vestimenta; sin embargo, sus

siguientes palabras destruyeron dicha expectativa.

—Los movimientos ágiles de Frank los asustaron, ¿eh? De seguro creyeron que era lento, por la forma en que se ve y habla. ¡Jaja! Y luego la realidad los golpeó de frente.

Mientras la pandilla recordaba qué tan desconcertantes habían sido las acciones de Frank; Rail se rió, sorprendido de que sus perseguidores parecían haber perdido el habla.

—Pero, vamos, no es tan extraño si lo piensan. Los tiburones son muy grandes, pero también pueden nadar muy rápido. ¿Sabían que incluso los cocodrilos pueden alcanzar los cuarenta kilómetros por hora? Sin embargo, por otro lado, los conejos, pese a que son muy rápidos y agiles, encuentran su final en los colmillos de los leones y tigres, y eso que son diez veces más grandes que los conejos8. Por lo tanto, ¿por qué pensaron que Frank era lento? ¡Ajajajaja! ¡Ajajajaja!

Una risa. Una fuerte risa desquiciada.

Sin embargo, luego de esta descarga aparentemente sin sentido y de la risa estruendosa, Rail de repente se detuvo y curvó los labios en una sonrisa cruel de nueva

cuenta.

—Hey, ¿realmente no saben por qué les dije todo esto?

8 N. de la T. Hey, Rail, no subestimes a los conejos. Simplemente son demasiados nobles para contratacar, pero si se lo proponen son una máquina para matar. Si no me creen, busquen el video de “conejo contra serpiente”.


- 105 -

La pandilla de Graham, quienes se habían quedado paralizados en el acto por una

serie de eventos inesperados, descubrió que había un nuevo giro.

Ocurrió en el centro del círculo que habían formado.

Allí, dónde Rail y Frank estaban antes, ahora se encontraba un extraño objeto. No

poseía una forma en particular y tenía un reloj adherido.

La mejor descripción era que parecía un huevo y el reloj al frente estaba sonando. El ruido provocó que toda la pandilla se estremeciera con una innombrable sensación de

inquietud.

Como si diera vida a su miedo, Rail habló en un tono sereno.

—Solo necesitamos interrogar a una persona y ese tipo Graham es más que suficiente.

La sonrisa de Rail anunciaba algo vil y, detrás de él, Frank se cubrió los oídos

mientras trataba de encogerse.

—Así que todos ustedes… um… ustedes pueden explotar.

La manecilla del reloj sonó una última vez, indicando las doce en punto.

El cielo azul sobre ese pequeño callejón de Chicago se estremeció con una cruel y

ensordecedora explosión.


- 106 -

- 107 -

En la Isla de Alcatraz

La isla de Alcatraz se trataba de una prisión de máxima seguridad, hogar de los reclusos más peligrosos. Si causaban problemas mientras cumplían su sentencia allí, entonces eran enviados a las celdas subterráneas para confinamiento solitario, apodadas “El Agujero”.

Cuando Alcatraz era una fortaleza, el espacio que ahora ocupa el Agujero había sido empleado como una bodega; por lo que todas sus paredes eran de ladrillos e impedían por completo la entrada de luz. Si los prisioneros no se comportaban, eran abandonados

en esta oscuridad.

Sin embargo, el ladrillo no era tan resistente como el concreto; de modo que existía la posibilidad de que algunos prisioneros trataran de cavar un túnel para escapar. Por lo tanto, además de estar en completa obscuridad, los pies de los prisioneros eran encadenados.

Incluso por debajo de esta oscuridad, había un lugar que no figuraba en los planos de la prisión, el último abismo insondable…

Él existía ahí, al igual que ella.

Quizá fue usado como almacén, o tal vez alojó a los prisioneros de guerra, aunque nadie sabía con seguridad. Actualmente, servía como una celda construida

especialmente para un solo hombre.

Sin embargo, aunque el cuarto en sí era amplio, se encontraba amueblado de la misma manera que cualquier otra celda en Alcatraz. Una cama y un lavabo eran los únicos elementos fijos y, al igual que el resto de los reclusos, el hombre fue provisto con el mínimo de las necesidades: una barra de jabón, una taza de aluminio, un rastrillo, etc. El único alivio era que esta celda en particular se encontraba iluminaba por una sencilla bombilla eléctrica, a diferencia de los cuartos del Agujero. Por lo menos, la oscuridad

no te llevaría a la locura, incluso si el aislamiento lo hacía.

Hasta los guardias de prisión raramente se aventuraban a esta zona. No era un gran lugar para estar, incluso para ellos, y mucho menos para niñas pequeñas.

No obstante, aquí, Liza Laforet pasaba su tranquila “existencia”.

El espacio otorgaba una sensación más viva ahora que albergaba a Huey y a una enérgica niña. Aunque, seguía siendo una celda y un menor lucía fuera de lugar.

Liza parecía querer llamar la atención de su acompañante.

—Papá, papá, ¿por cuánto tiempo más dejarás que Rail siga así?

En respuesta, su “papá”, Huey Laforet, mostró una leve sonrisa desde la silla.

Interludio II EN LOS CONFINES DE ALCATRAZ

- 108 -

—¿Qué «siga así»? ¿A qué se refiere?

—Se escabulló para actuar como carnada y atraer toda la atención hacia é l, ¡además ayer dijo muchas cosas malas sobre ti! ¡Por favor, te lo ruego, déjame matarlo! ¿Anda

siiiiii?

Liza tiró de una esquina de la ropa de Huey, como si fuera una niña caprichosa pidiendo dulces. No obstante, Huey conservaba una leve sonrisa mientra s le daba

palmaditas en la cabeza a Liza.

—No puedo dejar que haga eso, Liza. Es un compañero importante para usted, sabe.

—¡Bah! ¡No quiero compañeros como él!

—Está bien, permítame encontrar otro enfoque —Concluyó Huey, luego hizo una pausa y su sonrisa se volvió un poco más suave—. Él es uno de los experimentos más

valiosos de papá, así que Liza no puede romperlo.

—Auuh~… pero…

—Además, él crecerá, así que en el futuro puede que sea un individuo más social. Incluso hasta podría aprender a sentirse agradecido conmigo —La voz de Huey sonó muy animada; sin embargo, su sonrisa indicaba que en realidad no esperaba que sucediera eso.

Luego, Huey se levantó de la silla para cuestionar a Liza sobre el progreso de sus

planes.

—Bien, entonces, ¿ya todos se encuentran en Chicago?

—¡Sip! Aunque, nadie ha visto a Chris…

—Sí, eso es desafortunado. Ya ha estado perdido por un año… quizá sea hora de

rendirse.

—Sí, tal vez.

Su tono de voz parecía como si estuvieran discutiendo sobre un bolígrafo que perdieron, tampoco lucían sinceramente tristes por Chris. Acto seguido, Huey dejó el

asunto de Christopher y regresó a deliberar sus planes.

—Supongo que los enviados del inmortal Víctor llegaran dentro de poco. Elegiré el momento oportuno para que nos visiten… No obstante, puede que sea más sabio poner mis planes en acción antes de eso. Hasta ahora, todo indica que Víctor morderá el anzuelo en Nueva York. El experimento iniciará luego de que todo esté en su lugar.

Aunque nunca mencionó detalles sobre su “experimento”, Liza asintió

enérgicamente. Pese a eso, seguía preocupada por Rail.


- 109 -

—Pero~. ¡Rail todavía no entiende su lugar! ¡Cuando hablamos de que Chris podría

estar perdido, casi lloró y, aun así, dijo cosas malas sobre papá!

—Eso se debe a que fue Christopher, Frank y Adelle quien lo consolaron cuando traté cruelmente a Rail. En especial, Christopher, al principio, creo que fue el que más habló

con Rail.

—Y cada vez habla más y más como Chris. ¡Es muy tonto!

Huey tomó asiento nuevamente y dijo.

—Considerando que Rail sigue siendo un niño, es fácilmente influenciable por aquellos que interactúan con él —Parecía bastante feliz sobre esto cuando cerró los ojos. La imagen de Rail, con su cuerpo repleto de cicatrices, apareció en su mente —. Si luego de interactuar con las personas, se vuelve más similar a ellos, entonces sería el resultado de un experimento sobre las costumbres… si en un futuro expresara el deseo de abandonar los explosivos, no me molestaría. Haría otro reemplazo para él, eso es

todo.

—Entonces~, si eso pasa, y ya no te sirve, no te enojarías si lo mato, ¿verdad?

—Liza, cuando declare que matará a otra persona, también debe estar preparada

para que la otra parte intente matarla —dijo Huey en un tono ligero.

No obstante, Liza ignoró su advertencia e hizo un puchero.

—No voy a perder contra alguien como él. ¡Todo lo que tengo que hacer es atacarlo por la espalda con mis chakram!

—Quizá no sea tan simple como cree —expresó Huey sonriendo—. Quería un nombre pertinente para la formidable fuerza que todos ustedes ostentan cuando pelean contra humanos normales, de modo que elegí el nombre “Lamia”.

Huey se detuvo como si considerara algo y añadió:

—Um… pero no estimé que su enemigo estaría por encima del humano promedio.

Interludio II EN LOS CONFINES DE ALCATRAZ

- 110 -

- 111 -

En una librería de Chicago

Ricardo terminó de comprar lo que necesitaba en un santiamén y regresó al Ford que Christopher conducía.

—Perdón por la demora.

—Sí, espere mucho, además también quería ir y echar un vistazo… lo siento, quise

decir que debería haberte acompañado como tu guardaespaldas, ¿cierto?

—Así es, pero no deseaba asustarlos y dejarlos sin negocio.

Evidentemente se trataba de una broma; sin embargo, Ricardo se inclinó en el

asiento trasero con una expresión casi deprimida, sin dar la apariencia de estar jugando.

—Me hieres —murmuró Christopher mientras negaba con la cabeza exageradamente, luego sonrió—. Ese sí que fue un golpe bajo, Ricardo. No puedo creer

que le dijeras eso a un amigo.

—Bueno, fuiste tú quien me advirtió que no confiara en las personas que piden constantemente “ser amigos”.

—Cierto, pero me refería a que no deberías creer todo lo que diga, por lo tanto, si te aconsejo «No confíes en las personas que dicen ser tus amigos» —explicó Christopher todavía sonriendo mientras encendía el carro—. Tampoco deberías habértelo creído

por completo. ¡Vamos, usa tu cabeza!

—Lo hice. Y llegué a una conclusión… en realidad no puedes sospechar de alguien que pide ser tu amigo la primera que te ve.

—Hey, eso solo fue para jugar contigo. ¡La humanidad necesita vencer a la demencia

para conseguir la verdadera fuerza!

Ante esto, Ricardo permaneció en silencio por un rato. El carro estaba tomando velocidad. A medida que avanzaba por las calles de Chicago a paso regular, Ricardo de súbito levantó la vista con una expresión más seria de que de costumbre.

—Oye, Chris, ¿podrías solo conducir por un rato más?

—¿?... Sí, no hay problema. ¿Qué, quieres sentir el viento en tu cara? Entonces, ¿qué tal si vamos al Parque Lincoln o al Grant? Pienso que estar cerca de la naturaleza es grandioso. Ya que este automóvil representa la creación humana, conducirlo en lo profundo de la naturaleza lograría una especie de equilibrio. Un ser creado por el

hombre en un objeto creado por el hombre simplemente sería aburrido.

—¿Cómo tu Chris?

—…Puedes ser bastante perspicaz, sabes.

Capítulo 07 GOLPE ERRADO

- 112 -

Christopher no había revelado su naturaleza durante el último año que pasó con Ricardo; no obstante, usualmente presentía una implicación más profunda en lo que Christopher decía. En ocasiones indagaba sobre lo que había medio confesado Christopher, tal y como lo hizo ahora. Mientras que Christopher siempre respondía de esta forma:

—Si me abres tu corazón, felizmente también te contaré todos mis secretos.

En ese momento, Ricardo generalmente se retractaba y decía: «Creo que todavía no

confío lo suficiente en ti para eso».

No obstante, el día de hoy, Ricardo contestó de manera diferente.

—Está bien.

—¿Eh?

Christopher no esperaba esta respuesta y miró a Ricardo por el espejo retrovisor. Lo que observó fue al usual Ricardo inexpresivo; sin embargo, cuando miró con más detenimiento pudo notar que Ricardo tenía la vista hacia sus pies y parecía nervioso.

—En aquel entonces… muchas cosas pasaban a mí alrededor. Mi papá y mamá recién habían fallecido… y, ya que pertenezco a una familia de la Mafia, fue muy difícil para mí. Me enfrenté a muchas traiciones y al mismo tiempo todos ponían sus propias

ambiciones sobre mí…

Christopher no comprendía porque Ricardo de repente comenzó a hablar sobre él mismo y por el espejo miró extrañado a Ricardo.

Todas las acciones de Ricardo le indicaban a Christopher que poseía un pasado muy turbulento; aun así, frente a la repentina franqueza de Ricardo, no sabía cómo reaccionar.

Hey, hey, espera… Dame un segundo…

Esto… Esto se siente un poco raro…

—Espera, alto, detente por un momento… Shh. Pausa. Muy bien, ya está.

Ricardo ya no prosiguió con lo que iba a decir, aunque su cara de póker no cambió.

—¿Qué pasa?...

—¿Qué estás haciendo? A veces me pregunto que hay en esa cabeza tuya. Qué extraño, Ricardo, no estas actuando como tú mismo. ¿Acaso vas a contarme unas cuantas historias, luego me matarás para después meterme en un barril que lanzaras al río? ¿Y si me resisto, oh, entonces, qué? No creo que pueda matarte —expresó

Christopher en media sonrisa.


- 113 -

—Te encargaste de los secuaces de mi abuelo bastante bien —replicó Ricardo con sarcasmo. Esta noticia normalmente sería muy peligrosa de decir; era como arrojar una bomba. Quizá, ya que se encontraban aislados de los oídos de los demás en el a utomóvil,

no le preocupaba que alguien los pudiera escuchar.

Christopher no parecía molesto por el comentario de Ricardo, incluso sonaba práctico.

—Es mi trabajo. Y, um… no sé cómo decir esto, supongo que no me puedo comportar de esa misma forma con mis amigos. Si trato de pensar cómo mataría a una persona, no puedo imaginarme asesinando a Chi, Liza, Sickle, el Poeta, Rail, Frank, Adelle o Firo…

aunque, ¿no estoy seguro de si eso es algo bueno o malo?

—Entonces… ¿esos son todos los amigos de Christopher? ¿No hay más?

—¿Qué, no cumplo tus expectativas?

—Si son tus amigos cercanos, sería un muy buen número… sin embargo, si solo son amigos con los que conversas, o que simplemente ves en el trabajo, entonces no son suficientes —Ricardo negó con la cabeza, enfatizando su comentario, y suspiró—.

Bueno, en términos de cuántas personas considero mis amigos… tú eres el único.

Este desarrolló provocó que Christopher soltara un risita.

—¿Qué, en serio? Oye, ¿no estarás pensando en quitarme la castidad o algo así?

—¿Puedo golpearte?

Christopher percibió cómo se le ponían los pelos de punta a Ricardo y retiró lo que

dijo:

—Es una broma… solo jugaba.

Luego Christopher bostezó, giró el volante ligeramente con los dedos y miró de nueva cuenta a Ricardo con el reflejo del retrovisor.

—Creo que ya lo entendí… cuando mencionaste que querías salir a comprar cosas y que te acompañara, en realidad tenías la intención de evitar que las personas escucharan cuando me contaras tus secretos, ¿verdad?

Ricardo suspiró y contestó:

—Supongo… Últimamente, he sentido que… hay algo extraño sucediendo en la Familia —Suspiró y miró otra vez a sus pies, su voz sonaba un poco vacilante, aunque Christopher creyó que podría ser su imaginación—. Tú también lo notaste, ¿no es así?

—Sí, algo por el estilo.

Aunque Christopher era nuevo y no participaba en ninguna de las actividades criminales de la Familia, percibió aquello a lo que se refería Ricardo.


- 114 -

Si la memoria de Christopher no le fallaba, la Mansión Russo comenzó a estar

ajetreada desde hace dos semanas. Había un extraño cuchicheo entre sus miembros.

Un par de días luego de eso, un hombre extravagante en un overol azul se presentó.

Christopher y Ricardo no interactuaron mucho con él, así que no le dieron importancia.

Mientras tanto, una mujer llamada Lúa fue traída a la Mansión Russo y encerrada. Ricardo había sido asignado con la tarea de cuidarla. Incluso el más tonto de los tontos

se habría dado cuenta de que había algo sospechoso en todo esto.

Fue también en ese momento que Plácido comenzó a tomar impulso. Como si quisiera cambiar la mala reputación de su vida por completo.

—El abuelo cambió totalmente… Esperaba que me ayudaras a derrumbar todo esto,

pero… recientemente, parece que él mismo lo está haciendo.

—¿No estás feliz con eso? No te agradaba el mundo en el que estabas; así que, ¿no deberías celebrar que todo simplemente, puff, desaparezca? —Christopher trató de

comprender cómo se sentía Ricardo, pero no pudo evitar burlarse.

—¿Te estás desquitando conmigo por lo de antes? —dijo Ricardo suspirando. Sus ojos lucían tristes, lo cual era inusual—. Pero, es el único mundo que conozco… incluso

si se derrumba, no es como si tuviera en mente uno ideal. Así que…

—¡Jaja! Tal parece que me hice de un amigo muy egoísta, ¿eh? —Christopher se rió, mostrando todos sus dientes.

—Y pienso que así cómo van las cosas, luego de que todo colapse, habrá una pila de asuntos sin terminar. De modo que, no estoy seguro del porqué, pero siento que esta situación es muy sospechosa —respondió Ricardo sonriendo irónicamente.

—Um… pues, si me preguntas por mi punto de vista objetivo sobre el tema, opino que los días de tu abuelo como jefe de la Mafia están contados. Lo presiento… o mejor dicho, lo supe desde un principio, y yo soy uno de los motivos que lo puso sobre ese camino… aun así, es cierto, las cosas se están tornando sospechosas. Es como si se hubieran convertido en alguna especie de culto secreto, o en terroristas que realmente creen que pueden dominar el mundo.

Quizá la verdad en las palabras de Christopher ocasionó que Ricardo volviera a bajar la mirada.

—Honestamente, esperaba que mi abuelo no durará y, tal vez, que disolviera a la

Familia. Entonces, a lo mejor podría tener una vida normal.

—Cuando eso suceda y tengas amigos normales, ¿te gustaría que siguiera a tu lado?

—Si hiciera amigos normales, estaría honrado de tenerte a mi lado, así puedo

presumirte con mis otros amigos de que eres “mi amigo El Vampiro”.


- 115 -

—En ese caso, ¿me convertiría en una atracción? —replicó Christopher; no obstante, Ricardo solo negó con la cabeza en silencio. Tenía una gran expresión de sufrimiento en su rostro, como si creyera que las posibilidades de tener amigos normales fueran nulas.

—Pero ahora, todo… todo fue en vano —dijo fríamente, ignorando la broma de Christopher. Luego, como si acabara de recordar algo, apretó los puños—. Desde que esas personas de blanco aparecieron… y dejaron ese licor, todo ha ido mal.

…¿Licor? ¿Personas de blanco?

Estas fueron noticias nuevas para Christopher. Cuando estaba a punto de indagar más en el tema, Ricardo de repente alzó la mirada y se acercó a la ventana del automóvil.

—¿Qué pasa? —preguntó Christopher sin muchas ganas; no obstante, la respuesta

de Ricardo tenía un indicio de urgencia.

—¿Podrías detener el carro por un momento?

—¿?... Está bien, está bien.

Christopher no sabía que estaba sucediendo; pero, movió el carro a un lado del camino, luego miró hacia el exterior, no parecía que algo estuviera sucediendo en la ciudad. Los transeúntes recorrían las calles como de costumbre.

—¿Qué pasó? ¿Qué viste?

Christopher pensó que podría haber un desfile en curso; ya que Ricardo no tenía la vista hacia fuera, sino que estaba concentrado en escuchar con una expresión tensa.

—Yo… acabo de oír una explosión.

En un callejón de Chicago

Una explosión.

Esta era la única palabra que podría describir lo que sucedió en ese momento.

Conforme el estruendo y las llamas se esparcían, también lo hacía el áspero olor de los explosivos. La magnitud de la explosión, las flamas y el calor abrazador parecía exceder con creces la cantidad de pólvora que se podría almacenar en un recipiente del tamaño de un huevo.

Cuando el ruido de la explosión dejó de retumbar por el callejón, el ambiente se llenó

con los gritos de las personas que no sabían para dónde correr.


- 116 -

Rail pensó que habría muy pocas personas en el callejón. Sin embargo, varias personas se habían acercado para ver. Quizá esos dos reporteros habían hecho lo mismo.

Pero, aun cuando fue su bomba, recibió un resultado inesperado.

—¿Qué?... ¿Cómo?...

Todavía estaba mareado por el ruido de la explosión sonando en sus oídos, así que se giró hacia Frank.

—Hey, Frank, ¿por qué mi bomba explotó tan lejos?

Podían ver a los hombres que fueron atrapados en la detonación sobre el suelo y gimiendo. No obstante, ninguno se encontraba herido. Simplemente habían sido noqueados.

Tenía toda la intención de que esa bomba fuera fatal…

Todos los hombres estaban en un radio de cinco metros de la bomba.

—Si hubiera estallado donde estaba, la onda de choque al menos les habría

amputado un pie o una mano —declaró Rail.

Su comentario «donde estaba» fue acertado; ya que la bomba se encontraba al otro

lado del callejón, a una distancia de más de diez metros.

Ahora que lo pensaba, justo antes de que la bomba detonara, Rail vio algo volar hacia ella.

Había puesto un amplio margen de tiempo, programándolo para que explotara en un minuto exactamente. A fin de cubrir este minuto, había hablado sin ningún motivo en particular. Sin embargo, en el instante en que la manecilla del reloj se acercaba a su posición final, Rail sin lugar a dudas vio algo como un disco plateado lanzarse hacia la bomba. No tuvo tiempo de observar de qué se trataba antes de que hiciera contacto. Luego, la atmósfera se impregnó con ruidos agudos de metal, los cuales fueron amortiguados por el estruendo de la explosión y acto seguido la bomba había volado

más de diez metros.

Por lo tanto, a final de cuentas, la pandilla seguía sana y salva.

—Ooh… um… Rail, mira…

Rail miró hacia dónde señalaba Frank con el dedo y vio la pared. Había algo incrustada en ella, como una barra de metal. Daba la apariencia de que había sido

enterrada por la fuerza en el concreto con un martillo gigante.

Rail miró con mayor detenimiento y notó que se trataba de una llave inglesa del tamaño de un pepino. En cuanto se percató de que era, dio media vuelta y se apresuró

a ver hacia el otro extremo del callejón, de dónde la llave inglesa salió volando.


- 117 -

Y lo que contempló allí fue otra llave inglesa, una gigante, dando vueltas

incesantemente.

Graham de alguna forma ya se había recuperado e incorporado, y ahora se dirigía

hacia Rail y Frank mientras giraba la enorme llave inglesa.

Rail estrechó los ojos cuando entendió que Graham fue quien lanzó la llave inglesa más pequeña.

—Wow. Eso fue muy genial, amigo. Jamás creí que mi bomba sería desviada de esa

forma —dijo Rail mientras aplaudía.

Graham notó el sarcasmo en su voz, bajó la cabeza y profirió un sonido más cercano a un gemido.

—Agh…

Rail al principio creyó que Graham gemía de dolor por la patada que le había dado

Frank; sin embargo, rápidamente se percató de su equivocación.

—Agh… Aah… ¡Aaaaaajjjjajajajaja! ¡Qué felicidad! Oigan, ¿acaso el destino de los humanos es sentirse así de felices? Soy el único ser cuya vida está llena de tal regocijo… Dios debe estar velando por mí… o no, ¡tal vez Dios no existe! ¡Quizá por eso mi vida es tan injusta y solo yo puedo ser así de feliz! Esperen… si eso es cierto; entonces, ¡quiere

decir que nunca dependí de Dios y que está dicha es gracias a mí! ¡No es eso asombroso!

—E-es un poco raro —afirmó Frank. La escena de Graham con una expresión de júbilo mientras reía como un loco, lo asustó e hizo que se acobardara.

Por otro lado, Rail miró a Graham con aversión. Luego, sacó varios objetos similares al que había usado antes, excepto que, en lugar de tener adherido un reloj, había un pasador en forma de anillo.

—Sí que pareces bastante animado —Rail sonrió; pero sus ojos fulminaban a Graham misteriosamente. Mientras que Graham seguía ensimismado con sus parloteos y

simplemente balanceaba con felicidad la enorme llave inglesa de un lado a otro.

El resto de la pandilla poco a poco fue despertando. Cuando se levantaron, vieron los movimientos erráticos de Graham y salieron corriendo hasta quedar lejos. No querían quedar atrapados en el fuego cruzado. Graham se había puesto de pie por cuenta propia; así que su pandilla asumió que solo estarían en su camino. Además, Graham no les había dado ninguna orden.

O, siendo precisos, en la mente de Graham no había espacio para ellos.

—¡Aaah, si hubiera sabido que tal dicha existía en el mundo! Está claro que ya terminamos con las negociaciones. Ellos quieren que los traiga con vida, aun así, ustedes

dos… no, esperen… tú… te llamas Rail, ¿cierto? Ya has decidido matarme, ¿verdad?


- 118 -

—Um… sí, prácticamente, jaja —dijo Rail estrechando la mirada por las bromas y el incesante balbuceo de Graham. Luego, sujetó con pericia una granada entre su pulgar y los dos siguientes dedos de una mano y quitó el pasador con la otra mano— Frank,

vamos.

—Ah, sí.

Antes de que Frank siquiera terminara de responder, Rail lanzó tres pequeños

huevos entre Graham y él.

En el instante en que tocaron el suelo, todas explotaran formando una gran cantidad de humo negro y rojo…

Para cuando la mente de los presentes registró la explosión que le siguió, las flamas de la onda expansiva ya habían salido disparadas hacia el cielo, avanzando hacia el frente como un tsunami caliente.

Mientras tanto, el cuerpo de Frank parecía haberse convertido en una enorme bala de cañón, adentrándose al centro de la explosión. El infante gigante daba la apariencia de ser un bombero corriendo hacia las llamas para salvar a un niño, como si el fuego

abrumador ni siquiera estuviera allí.

Su objetivo era atravesar el fuego y humo, los cuales mantenían completamente ocupado a su oponente y atacarlo por sorpresa. Se trataba de la táctica en conjunto que Rail y él frecuentemente usaban en esas situaciones.

Gracias a la gran velocidad de Frank claramente se formaba un túnel que atravesaba el humo y el fuego. Rail lo usó para echar un vistazo, esperando ver la cara de Graham

en shock.

No obstante, lo que vislumbró fue que a un lado del gran túnel de humo hecho por Frank había otro más pequeño que ya se estaba cerrando.

¿Eh?...

Antes de que pudiera entender de qué se trataba, escuchó una voz risueña junto a

sus oídos.

—Hola.

—Qué…

Rail giró rápidamente la cabeza. Graham casi estaba nariz con nariz frente a él, portando una expresión de autosatisfacción y una sonrisa de victoria sobre su rostro, como si se tratara de un animal que acababa de atrapar a su presa.

—Cómo lo…

—¿Acaso creíste que solo el grandote conocía el truco de zambullirse en el humo? El fuego no te pertenece solo a ti… aunque, en ese caso, ¿de quién es? Hey, si tampoco es


- 119 -

mío, ¿qué debería hacer? ¿Cuál es el mejor curso de acción en este caso? Si te mato, ¿yo

también debería morir?

Mientras Graham recitaba esto, de su uniforme quemado salía humo y tenía vetas

negras. Además, emitía un olor arrasador.

Quizá ver a Frank correr directamente hacia él, le dio la misma idea; sin embargo, debería ser incapaz de moverse al mismo tiempo que Frank, supuso Rail torciendo los labios con amargura. En especial, luego de que fuera atrapado en la explosión. Así que,

debe haber formulado este plan de antemano.

—Tú… debes estar loco —dijo Rail mientras negaba con la cabeza.

Graham lo tomó como un cumplido y dijo:

—Totalmente correcto. Absolutamente demente. Tienes razón, estoy loco y probablemente gracias a eso puedo ser tan feliz, ¿cierto? Puedo tomar una situación desesperada y darle la vuelta, comprendiéndolo de la forma en que tiene que ser comprendido. Y, dependiendo de que lo va mal en mi cabeza, ¡incluso puedo procesar la tristeza como un tipo de alegría! ¡Tal vez esto indica que no existen límites y que toda la alegría del mundo se concentra en mí! —Soltó una carcajada y añadió en voz baja—. ¿No es esto en realidad una bendición?

Mientras tanto, Frank, quien había salido disparado de las flamas, descubrió que Graham ya no estaba allí.

—Um… ¿eh?

Se giró para ver hacia atrás. Lo que observó fue el humo negro y las llamas dispersándose y, al final de todo, Graham acercándose a Rail lentamente.

—¡R-Rail!...

Frank se apresuró a dar media vuelta y salió corriendo hacia Rail con la misma fuerza con la que había llegado. Cuando pateó el suelo, se escuchó como un relámpago y la corriente de aire se arremolinó en sus pies. El polvo y los escombros que habían sido

arrojados al aire por las bombas de Rail quedaron atrapadas en el salvaje remolino.

Conforme Frank se aproximaba a Graham, levantó un enorme puño con la intención

de golpear la cabeza de Graham. Sin embargo, se detuvo.

—Ugh… —Rail exhaló un muy débil sonido de asfixia.

La quijada de la llave inglesa de Graham la había ajustado hasta su punto más amplio,

rodeando perfectamente el cuello de Rail.

Graham movió la llave como si se tratara de una red llena de insectos, balanceando

a Rail en medio círculo hasta situarlo entre él y Frank.


- 120 -


- 121 -

—¡R-Rail!...

La mente de Frank trabajaba furiosamente y extendió una mano para liberar a Rail del agarre de Graham; aunque éste simplemente movió la llave hacia arriba, así que los

dedos de Frank solo tocaron el aire.

—Agh… Aah… ugh…

Graham escuchó cómo se quejaba Rail del dolor en su garganta y dio un salto hacia atrás.

—¡Deberías darle las gracias por el compañerismo! ¡No es genial la amistad! La amistad es algo maravilloso… ¡los amigos de verdad siempre son un bálsamo para mi herido corazón!

Aunque sus palabras parecían totalmente irrelevantes, bajó la llave inglesa hasta

permitir que los pies de Rail tocaran el suelo y soltó su cuello.

—Agh… ¿eh?...

Rail era libre; no obstante, contempló a Graham, tratando de averiguar cuál sería el siguiente movimiento de su oponente. Por su parte, Graham le regresó la mirada sin mostrar hostilidad, limitándose a girar la llave inglesa casualmente como si no hubiera estado asfixiando a Rail antes.

—Verás, estaba pensando que quizá gritarías algo así como «Déjame ir», por eso fui tras tu garganta. Por lo tanto, creo que gané esta ronda. Entonces, ¿qué te parece si lo dejamos como un empate?

—¿Qué?...

—Hey, piénsalo, me ordenaron que te trajera con vida y ese podría ser el primer paso para erradicar la violencia. Podríamos ser el primer paso para la paz mundial y nuestros nombres resonarían para toda la posteridad. De hecho, ¡no importa si no somos recordados por la posteridad! Siempre y cuando reconozcamos nuestra contribución al mundo… ¿no es eso suficiente para esperar un futuro donde podamos vernos nuevamente con las frentes en alto y sonriendo? ¿Deberíamos darle una oportunidad a este futuro?

—Son puros disparates… —dijo Rail con una sonrisa, pero en sus ojos se podían ver el fuego de la ira. Pensando que Graham se estaba burlando de él, sacó varias bombas con formas de huevo de su abrigo.

Graham no hizo nada para detenerlo, simplemente sonrió y negó con la cabeza.

—Puedo asegurarte que-

Antes de que terminara la oración, Rail vio cómo el brazo de Graham parecía desaparecer.


- 122 -

¡!...

Mientras seguía consternado por la imagen mental de un Graham sin brazo, sintió una ráfaga fría a un costado de la cara.

Una llave inglesa había aparecido de la nada y ahora tocaba ligeramente su mejilla.

¡Es muy rápido!...

Rail jadeó inconscientemente, mientras que Frank, quien se encontraba a espaldas de él, se encontraba tan alarmado por esto que sus ojos parecían desenfocarse.

Graham percibió el miedo en sus ojos y chasqueó la lengua.

—Es imposible que me venzan, especialmente si solo son ustedes dos.

¿Es imposible…vencerlo?

Rail pensó en el significado de esa frase y sintió un escalofrió recorrer su cuerpo.

¿Debería rendirse y acompañar a Graham sin oponer resistencia?

Pero, ¿si lo hacían, cómo escaparían después? ¿Si hubiera más hombre esperándolos, igual de fuertes que Graham, qué podrían hacer entonces? Y, ¿si alguien como Graham los custodiara tendrían la oportunidad de escapar o causar algún tipo de daño mientras se encontraban allí?

¿Sería mejor pretender ir tranquilamente y esperar por el momento oportuno? ¿Y si nunca se presentaba?

Las ideas pasaban una tras otra en la mente de Rail, cada una dejando su propio

rastro de dudas.

Su plan original debería haber ido viento en popa. Sin embargo, Rail nunca consideró el punto más importante, el cual era que jamás pensó que sería derrotado por aquellos que iban tras de él.

Rail apretó los dientes y se preparó para salir corriendo.

—Vaya, vaya… Rail, esto es tan patético~.

Graham escuchó una voz femenina y se detuvo en seco. Los ojos de Rail y Frank se abrieron de par en par y miraron por todas partes; pero, no había ni una sola niña o mujer a la vista. Los civiles, que se habían acercado para averiguar que estaba

sucediendo, se encontraban muy lejos en la entrada del callejón.


- 123 -

No obstante, esta era la señal que Rail necesitaba cuando se percató de quién se

trataba.

—¡Liza!

—¡Estabas presumiendo mucho antes; pero, ya entiendo, todo resultó inútil!

—¡Cállate!...

—¿Qué? ¿Dónde quedo toda la palabrería ahora, eh? ¿Dónde quedó esa falsa sonrisa que siempre tienes para ocultar lo feo que eres? Nunca sonríes de verdad, Rail, después de todo, siempre tienes esa mirada en tus ojos. Los hipócritas como tú, me enferman. O,

quizás, en realidad eres un masoquista… ¿cuántas líneas más quieres en tu rostro?

La descarga de insultos de Liza, provocó que Rail rechinara furioso los dientes; pero, no pudo decir ni una palabra.

—No tengo ni la menor idea de quien seas… —declaró Graham mientras buscaba una silueta femenina alrededor—. Pero, te referías a las cicatrices en su cara, ¿cierto? No me costaría nada ser extra educado y evadir el tema; pero, por lo que dijiste parecía que tenías la intención de burlarte de él. O… ¿o tal vez es que soy demasiado negativo y no puedo interpretarlo de otro modo?... Aunque, la verdad es relativa, por lo tanto, esa debe ser la interpretación correcta si no quiero interpretar lo que dijiste de otro modo; en resumen, tengo la respuesta correcta, ¿verdad? Maldita sea, acerté… entonces, ¿dónde está mi premio?… ¡ah, el verdadero premio reside en los latidos de mi cálido corazón! ¿Tengo razón? ¡Mi corazón no tiene precio! ¡Así es, es invaluable! ¡Vamos, al

menos trata de mantener mi ritmo!

Generalmente, Shaft haría varios comentarios hirientes a Graham en este punto; no obstante, se encontraba muy lejos y no alcanzó a escuchar la voz de Liza. Así que soltó

un suspiro y declaró:

—Finalmente ha perdido la cabeza… está hablando con alguien que no existe…

La situación parecía haberse desviado y la voz molesta de Liza retumbó por el callejón.

—Hey, hey, hey, no lo entiendo… ¿por qué estás de su lado? ¿Hace un momento estabas parloteando como un loro y de pronto ya eres un santo? ¿Eso no te convierte también en un hipócrita?

Graham simplemente daba pequeños golpecitos con la llave inglesa en su hombro y

habló siguiendo ese ritmo.

—No, no soy un santo… Soy un demonio hecho y derecho. Cuando trabajaba en la fábrica, nos dividieron en grupos separados de blancos y negros, luego el supervisor nos dijo: «Puedo hacer que los reemplacen por un montón de negros». Al cabo de un tiempo, le mencioné esto a un trabajador negro que se convirtió en mi amigo y descubrí que el cabrón del supervisor trató de molestarlos diciendo lo mismo: «Puedo hacer que


- 124 -

los reemplacen por un montón de blancos». Y no tengo ninguna objeción real de que hagan las cosas de esa forma, así que eso me convierte en un demonio. Pero, como sea… ¿no te has dado cuenta? Todo lo que has dicho me confirma que eres una perdedora.

—¿?...

—Todo lo que mencionaste se resume en: «No tengo nada contra Rail excepto reírme de sus cicatrices. Es lo único que me otorga una sensación de superioridad, pero no es más que uno falso. Soy un perro faldero que no puede ser el favorito de mi amo, por eso escondo mi inseguridad burlándome de los demás. Así que, por favor, téngame lástima, amo». ¿Qué te parece? ¿Tengo razón? ¡Tan directo como es! Una M9… en realidad eres

una M, ¿cierto?

—¡Qué!...

En respuesta a las salvajes conjeturas de Graham, la voz de Liza tembló.

—Por lo tanto, señorita Fantasma10, di en el blanco, ¿verdad? Aunque, odio a los perros, así que puedes irte al infierno. Muerte o muere. O, en pocas palabras, muerte y paz… ¡eso es! ¡Death and peace!

—…Qué tonterías… buena suerte consiguiendo novia… —La voz de Liza se volvió

más profunda.

Frank, que tenía la ventaja de una vista más alta, notó cómo se acercaba volando un chakram plateado por detrás de Graham.

—Eh…

Graham percibió que la mirada y expresión de Frank había cambiado y rápidamente

giró ciento ochenta grados.

Un disco estaba a punto de hacer contacto-

TIN. Produciendo un ruido como el repique de una campana, la llave inglesa de

Graham trazó un arco en medio del aire y desvió el chakram.

—Qué gracioso, qué gracioso… me pones de buen humor, chica. ¡En realidad estás aumentando tus puntos de perdedora! ¡Prácticamente me dijiste: «No puedo ganar contra él a menos que haga un ataque furtivo»! ¡Y luego está sucia táctica furtiva falló! ¿No te da risa? Pero, qué mal, esto solo clasifica en el lugar 798 de mi lista personal de

9 N. de la T. M: es una forma en que los japoneses abrevian la palabra masoquista, mientras que la “S” se refiere a sadista. Por lo tanto, Graham implica que Liza es una masoqui sta. 10 N. de la T. Señorita Fantasma: la traducción literal era algo así como “señorita Escúchame-pero-no-me-

veas” o “señorita Me-escuchas-pero-no-me-ves”; pero, como podrán darse cuenta suena algo extraño así que se me ocurrió cambiarlo por Fantasma, ya que los puedes escuchar (¿?) pero no ver, al menos en el folklor popular así es.


- 125 -

Cosas Divertidas del año… bueno, en otras palabras, tampoco fue tan divertido. Ya que

estoy aburrido, puedes irte.

El chakram cayó al suelo tras ser detenido por la llave de Graham.

Daba la apariencia de ser la aureola de un ángel, excepto por los bor des afilados que

tenía alrededor. De haber alcanzado a Graham, habría sido herido de manera fatal.

Era inconcebible cómo Graham podía seguir charlando casualmente, aunque la voz de Liza era tensa y seria.

—¿Cómo supiste?...

—Lo veo todo. Es uno de mis pequeños trucos.

Sin lugar a dudas, Graham le mintió a Liza. Había adivinado el ataque por la expresión de Frank; pero, ya que funcionó, quería presumirlo un poco. No obstante, tras unos segundos, también comenzó a creer lo que había dicho.

Se mantuvo atento a Rail y Frank, al mismo tiempo que revisaba todos sus puntos

ciegos. Esperaba poder determinar de dónde vendría el próximo chakram de Liza.

Mientras se concentraba en cada área de la zona, prosiguió.

—Muy bien, entonces, ¿qué planeas hacer ahora? ¿Qué tal si también me acompañas

tranquilamente? ¿O piensas dejarlos morir y huir con la cola entre las patas?

—………. —Liza parecía estar meditándolo, luego su aguda voz se escuchó —. Estaba a punto de decir lo mismo, retrasado.

—¿?

Al parecer, la moral de Liza se recuperó, mientras que Graham frunció el ceño.

¿Qué cambió?....

Aunque Graham lucía emocionado por fuera, en realidad estaba bastante sereno por dentro. Tranquilamente examinó el escenario frente a él.

Y observó a dos sombras nuevas acercándose a él.

Una de las sombras que salió de entre la muchedumbre era un hombre asiático algo

borroso e iba acompañado por una mujer elegante con vestido.

El grupo de civiles vieron a estos dos extraños personajes aparecer y comenzaron a pensar que probablemente todo esto fuera algún tipo de publicidad para un circo.

Graham silbó fascinado, mientras que las expresiones de Rail y Frank se animaron.

—¡Chi! ¡Sickle!


- 126 -

Con el grito de Rail, Graham se detuvo y sacó un cartel de “Se busca” del bolsillo del

pecho, luego comenzó a reírse solo.

—Chi… Hong Chi-Mei y Sickle… la mujer que sabe capoeira, ¿cierto? ¡Bueno, no se parecen en nada a esos dos reporteros! ¡Me alegro que descubriéramos quienes son en

realidad!

Los dos recién llegados pasaron frente a la pandilla de Graham hasta situarse junto a Rail y Frank. La pandilla de Graham no intentó detenerlos y se limitó a verlos desde

lejos.

Rail lucía como si hubiera recuperado el color en su cara.

—¿Cómo sabían que estábamos aquí?

—Por la serie de explosiones de tus bombas —dijo Sickle como si fuera un hecho—. Han puesto en alerta a todos en la zona. La policía llegará aquí dentro de poco, así que necesitamos terminar rápido con todo —Luego se giró hacia Graham—. Entonces, ¿este

tipo es nuestro enemigo?

Su voz desbordaba hostilidad, lo cual era impactante considerando su apariencia. Sin embargo, había un profundo brillo oscuro en sus ojos, el cual hacía juego con su tono de

voz a la perfección.

Graham lucía aún más emocionado. Todo tipo de cosas aleatorias podían salir de su boca en un momento como este; pero, sus siguientes palabras fueron realmente inesperadas.

—Así que tú eres la mujer que sabe de capoeira, ¿cierto? Ya estoy al tanto de ti. Pero, ¿por qué llevas un atuendo tan femenino pero hablas de una forma tan ma sculina? Oh, de verdad me estoy entusiasmando… o quizás me estoy enamorando. Si realmente estuviera enamorado de ti, ¿cómo responderías? ¿Aceptarías mi amor o no? ¿Tal vez de

esto se trata el amor: la excitación espiritual, los nervios de punta, sentirse confundido?

Daba la impresión de que Graham no tenía la intención de responder a la pregunta de Sickle para nada y simplemente se desvió por la tangente.

—La forma en la que hablas me molesta… no es igual de molesta que la del Poeta; pero, aun así molesta —La cejas de Sickle, que ya mostraban su disgusto, se fruncieron aún más—. Dejemos las cosas en claro, señor, para que no malinterpretes.

—¿Qué? ¿A qué te refieres? ¿Harás algo conmigo que fácilmente se podría malinterpretar? Maldita sea, ¿qué debería hacer si quieres un beso? ¿Cómo debería reaccionar? Espera un momento, dijiste que es un malentendido, por lo tanto, en realidad no sientes nada por mí, ¿cierto? En otras palabras, me estás rechazando, ¿verdad? Oh, no, acabo de entrar en contacto con una experiencia del aspecto humano que antes no conocía… ¡ser rechazado incluso antes de confesar mi amor!... o no, siendo precisos fui rechazado incluso antes de enamorarme… ¿no crees que es una experiencia

súper extraña?


- 127 -

—Oh, vete al infierno… lo que quise decir con un malentendido era que… mencionaste que sabía capoeira; sin embargo, se supone que la capoeira es una especie de danza marcial, lo que implica que sea entretenido y haga a las personas felices…

Conforme Sickle hablaba, dio un paso al frente y acercó su rostro hacia Graham. La distancia entre ellos era tan corto que era difícil respirar y Sickle realmente daba la impresión de que estaba a punto de besarlo, salvo que tenía una expresión desagradable sobre su rostro que revelaba sus verdaderas intenciones.

—A pesar de eso, la capoeira que yo practico tiene en mente traer la destrucción —dijo a medida que se preparaba para atacar—. En resumen, es una rama totalmente

diferente del arte.

—¿Eh?...

Acto siguiente, Graham creyó que Sickle había colapsado, ya que sus brillantes y

hermosos ojos desaparecieron de su campo de visión.

No obstante, en su lugar apareció una ráfaga de aire y una sombra que se dirigía a un costado de su cara.

Mierda…

El cuerpo de Graham ya había reaccionado, lanzando su espalda hacia atrás formando un arco. En esa fracción de segundo, el pie de Sickle atravesó el lugar donde su cabeza había estado.

Graham sintió un fuerte viento arremolinarse en su cabello y escuchó la voz de Sickle

tintineando en sus oídos.

—Por eso, no considero “capoeira” a lo que yo hago.

Graham entrecerró los ojos por reflejo, pero tenía la vaga impresión de que Sickle

seguía cerca por encima de él y se agachó aún más.

—Sería un insulto para la capoeira.

No lo entiendo… Si tú eres la que está usando una versión modificada de capoeira, entonces la persona que lo está insultando eres tú, ¿no es así?

Graham deseaba decir esto; pero, el pie de Sickle todavía estaba cerca de su cara y no pudo hacerlo. Además, no solo se enfrentaba a Sickle. Quería aprender más so bre los movimientos de Sickle y alejarse, pero Chi se materializó junto a él y hábilmente atrapó

su brazo.

Ambos brazos de Chi se encontraban envueltos con una espesa capa de vendas; a pesar eso, de alguna forma logró sujetar a Graham. Lo agarró sin ningú n esfuerzo y sin

error alguno.

—¿Qué?...


- 128 -

—Esto termina ahora.

Chi se giró y lo torció despiadadamente. Antes de que Graham pudiera contraatacar, se escuchó un crujido. Al parecer había dislocado el hombro izquierdo de Graham y el

dolor lo inundó.

—Ugh… Oh…

Graham alzó la llave inglesa en su mano derecha con la intención de golpearlo y, cuando Chi dio un salto hacia atrás, él también hizo lo mismo. Mientras tanto, Sickle tras

dibujar un círculo en medio del aire, recuperó su postura anterior.

—Iba a utilizar las cuchillas, pero tengo unas cuantas preguntas para ti. Si no cooperas, podrías terminar con tus cuatro extremidades dislocadas —declaró Chi

mientras frotaba sus manos vendadas.

Graham se limitó a sujetar su brazo y proferir diminutos gemidos de dolor, no parecía haber escuchado lo que dijo Chi.

—Qué debilucho. Aunque debo de admitir que podría derrotar al Poeta en un concurso de charlatanería.

—Auch… argh…

Las amenazas de Chi y las burlas de Sickle ocasionaron que Graham recordara cierto incidente.

Sucedió cuando Graham todavía era un niño e, incluso entonces, amaba desarmar cosas.

Un día recibió un severo sermón de sus padres: «¡No entiendes cuánto dolor sufren las cosas cuando son desarmadas!» Se trataba de una ideología similar al de los filó sofos orientales o de las creencias de los nativos americanos donde todas las cosas poseen

alma.

Es verdad. Mami y papi tienen razón…

¿Qué se sentirá ser desarmado?...

…¡Tengo que averiguarlo!

Ni siquiera tenía diez años y pensó mucho en cómo podría logr ar eso.

Graham había olvidado los detalles. Solo recordaba el dolor, la desesperación y la

sensación de una soledad que te paraliza.

Su madre escuchó quejidos saliendo de su habitación y se apresuró a entrar, solo para descubrir que todas sus articulaciones habían sido dislocadas. Cada hueso de su


- 129 -

mano izquierda se encontraba fuera de su lugar y su piel estaba inflamada, provocando

que su mano luciera como un guante inflado.

Graham recordó esta escena y agarró con más fuerza su llave inglesa.

En ese momento, pensé, ahora todo está bien, ¿cierto?...

Comprendí que yo era un ser que también podía ser desarmado y esto me trajo una especie de paz.

Entendí el dolor de ser desarmado; por lo tanto, podía continuar desarmando cosas… en aquel entonces, eso pensé…

Durante mucho tiempo, Graham no pudo descubrir porqué tenía esas extrañas ideas de niño, cómo pudo lastimarse todo ese tiempo y porqué deseaba seguir desmantelando cosas… Sin embargo, ahora lo entendía.

A final de cuentas todas las cosas se rompen, mueren o pudren. Esta era la dura realidad que no pudo aceptar de niño. Quería luchar contra ese proceso, comprender porque todas las cosas llegaban a su fin, así que activamente lo persiguió para darse cuenta de ello.

Había varios motivos y la combinación de todos ellos lo condujo a su excentricidad

actual.

—Fui tan estúpido.

Graham levantó su llave inglesa. El dolor en su hombro ocasionó que experimentara algo similar a la nostalgia.

Casi al final de su pubertad, cuando finalmente estaba superando su confu sión, conoció a un hombre llamado Ladd. En cierto sentido Ladd y él eran similares, por lo que alegremente le juró lealtad.

La imagen de Ladd en prisión apareció en la mente de Graham.

—Bueno… parece que he divagado un poco murmuró tranquilamente.

—¿Qué? —Chi se percató que Graham ya no se quejaba y comenzó a observar cada

movimiento de Graham.

—Fui demasiado arrogante. Puede que incluso tuviera delirios de invencibilidad. Eso

no está bien… no está nada bien. El jefe Ladd podría matarme.

—¿Qué dices? ¿Estás pidiendo piedad?

Graham no respondió a Chi, en cambio giró la llave inglesa lentamente hacia él hasta cerrarla sobre su hombro izquierdo.


- 130 -

—Muy bien… ¡entendido!

Crujido.

El ruido fue un poco más bajo comparado a cuando le dislocaron el hombro. Lue go, el movimiento en su brazo se restauró.

—¿Cómo lo-?...

Ciertos expertos de las artes marciales han sido conocidos por regresar sus articulaciones en su lugar por sí solos; no obstante, el método de Graham era totalmente diferente. Al parecer, consideraba su articulación como parte de una maquinaria y lo

torció hasta ponerlo en su lugar con un simple giró de la llave inglesa.

Las arterias y tendones, las cuales habían sido forzadas al límite, deberían haberle infligido una gran agonía. Sin embargo, la expresión de Graham no mostró nada de eso. Sonrió radiantemente y otra vez apoyó la llave sobre su hombro. Al igual que antes, sus ojos brillaban.

—Lo entiendo. Las personas que deciden no matar a otros o eligen quiénes viven… son personas que tienen la confianza de que nunca serán asesinados. Así es.

¡Golpe! ¡Golpe!

Graham balanceó la llave inglesa de un lado a otro entre sus manos, sus movimientos

se hacían cada vez más rápidos.

—Pero, en ese caso, me podría matar Ladd.

Golpe. Golpe. Golpe. Golpe.

—Por lo tanto… Aquellos que dejaré con vida son Rail y Frank, el resto de ustedes no me importan.

Golpe. Golpe. Golpe. Golpe. Golpe golpe golpe golpe.

—Mi estilo de lucha es una copia fiel del jefe Ladd y… “tomar las cosas con calma” no está en su vocabulario.

Golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe.

—Todos ustedes se creen invencibles, ¿no es así?

—¿Qué…de qué hablas?

Golpe. Golpe. Golpe. Golpe. Golpe. Golpe. Golpe. Golpe.

La velocidad en la que se desplazaba la llave inglesa de una mano a la otra era increíble y, tanto Sickle como Chi retuvieron el aliento. Mientras que Rail y Frank, tras decidir no unirse esta vez a la refriega, observaron los eventos desarrollarse desde los

costados.


- 131 -

—Da igual que sea su compañerismo, u orgullo o agallas-

Golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe golpe.

Graham parecía estar al clímax de la locura y la diferencia entre dicha y pesar ya no tenía ningún sentido. Su expresión no contenía ninguna de ellas. Lo único que lo

inundaba en estos momentos era una ilimitada emoción desquiciada.

Negando con la cabeza, solo tenía una cosa que decirle a Chi y Sickle, algo muy conciso y directo.

—¡Voy a desarmarlo todo!

Unos minutos después

Para la gran cantidad de espectadores, el tiempo parecía alargarse y se volvía aún

más lento anticipando el siguiente paso en que se desarrollaría la situación.

El departamento de policía fue informado sobre el disturbio, de modo que envió oficiales a la escena. No obstante, cuando llegaron, las únicas personas restantes eran

los civiles, mientras que los perpetradores no se veían por ninguna parte.

El suelo se encontraba sumido, como si hubiera estallado, y el agrietado cemento chamuscado seguía emitiendo nubes de humo.

Cuando la policía escuchó lo que sucedió, de inmediato recordaron el caso de

asesinato de hace tres años.

Un capo de los Russo llamado Sedley fue encontrado muerto junto con sus subordinados, sus cuerpos fueron calcinados y ennegrecidos por bombas.

Sin embargo, cuando se le preguntó a la Familia Russo, ellos respondieron: «¿Una guerra entre pandillas? ¿De qué chingados hablas? No somos de la mafia… estás imaginando cosas, ¿verdad?». Nunca admitieron que estaban involucrados, de modo que la policía no pudo descubrir quién era el objetivo. El caso fue archivado sin resolverse.

No obstante, esta vez era diferente, ya que había una gran cantidad de testigos.

Los oficiales creyeron que al menos en esta ocasión conseguirían algunas pistas

confiables sobre lo que sucedió, pero…

Las declaraciones de los testigos simplemente no coincidían.


- 132 -

—Un niño gigante y un muchacho con un montón de cicatrices hicieron esto y luego

esto.

—Marcianos, ¡nos invaden los marcianos!

—¡Un elefante rosa explotó!

—Salían fenómeno tras fenómeno… y un tipo de overol azul los aniquiló a todos.

—¡Te lo juro, fue el mejor espectáculo que haya visto!

—Una mujer, como de tres metros de altura, se puso un traje de baño y comenzó a

causar estragos por todas partes.

—Vi a un raro mamut lanudo deambulando por ahí, pero el tipo que lo montaba… No tengo idea a dónde se fue.

—¡Había huevos explotando! ¡Estaba tan asustado que casi me hago en los pantalones! ¡Nunca jamás volveré a comer huevos!

—¡Había un tenedor gigante y se volvía más ancho conforme se acercaba a las puntas,

sabes, y casi me saca un ojo!

—Luego de que se acomodara el hombro, el tipo de azul se puso muy violento. No sé cómo explicarlo, pero, ¿has escuchado de Ladd, verdad? Ladd es famoso por estas

partes y diría que ese tipo se le acercaba bastante.

—Diez hombres de negro dispararon al aire y dijeron que iban a “conducir una nueva investigación sobre explosivos” y, hablando de eso, ¿sabes algo sobre esos explosivos? Eran aterradores, hombre.

—Oficial, señor, el perpetrador tenía cabello blanco y la mitad de la oreja cortada. ¡Tiene que atraparlo rápido!

—¡Estaba vestido de amarillo! ¡De amarilloooooo!

—Mal que bien, todos salieron corriendo justo antes de que llegaran ustedes.

Las declaraciones estaban por todas partes. Las únicas descripciones consistentes eran sobre un hombre con overol azul, un infante de dos metros de alto y un hombre asiático con manos como de momia. No obstante, ninguna de estas parecía creíble.

Pese a eso, los oficiales registraron lo que decían, lo reportaro n y comenzaron a contrainterrogar a los testigos.

A final de cuentas, este incidente fue archivado como “transporte de materiales

industriales inflamables y explosión accidental en ruta”.


- 133 -

Desde luego, varios periódicos expresaron sus sospechas sobre la veracidad del caso. No obstante, eventos de mayor magnitud ocurrieron poco después, por lo que este incidente no recibió mucha atención de la prensa.

Sin embargo, se trataba del presagio de lo que estaba por suceder.

En el callejón, aspectos que no se mostraron de los eventos siguieron su curso.

Un hombre se encontraba observando las acciones de la policía desde lejos. El ala del sombrero cubría sus ojos; pese a eso, levantó la cabeza y habló al cielo.

—Oh, Dios, oh, Cristo, qué congoja. ¿Acaso es posible habitar en este desesperado mundo pecaminoso, cuya maldad se desliza por nuestros poros y nos consume por completo? Oh, cómo lloro. Cuando el inminente presagio me posea y muestre sus dientes, ¿qué presenciaré entonces? El mundo con su extensa rotación, el pecado humano, existe en totum11 bajo mi piel. Cuando todo mi cuerpo desaparezca, ¿qué

presenciaré? ¿Qué vislumbraré? ¿Acaso debo soportar que devoren mi corazón?

Se apoyaba contra la pared de un edificio y enunciaba como si ensayara para una obra de teatro. Sin embargo, de súbito, un hombre y una mujer, que se encontraba junto

a él, suspiraron al mismo tiempo.

—Ya basta, maestro Poeta. Eres el único que no se ha expuesto; entonces, ¿qué crees que estás haciendo atrayendo la atención de esa forma?

—En serio, desde un principio sabía que serías bastante inútil; pero, al menos

deberías tratar de aparecer. De todas formas, ¿en dónde estabas?

El Poeta solamente negó con la cabeza y exclamó:

—…El cenit de este mundo, el más indefenso; pero, al mismo tiempo , el más poderoso, es la hebra que une entre sí a los seres humanos. Id est12, el amor —proclamó en un tono dolorido, como si evocara algo de un pasado distante—. Cuando se frotan los ojos asombrados y se contempla los multitudinarios matices de este mundo, en el instante en que las mismas ideas resuenan entre dos individuos con sus almas en armonía. Amor, es el amor. Es un zarcillo amarillo verdoso, el lazo incorpóreo que tira de otra alma. Una existencia tan insignificante como la mía, no la amerita, y nunca la he de saborear. Todo es igual, soy un peregrino en busca del amor…

Esta cadena de palabras aleatorias provocó que las otras dos personas hablaran de

nuevo.

—Por lo tanto, básicamente, ni siquiera pudiste pasar el grupo de espectadores,

¿cierto?

11 N. de la T. Totum: palabra del latín que significa: todo, completo, entero. 12 N. de la T. Id est: palabra del latín que significa: esto es, por ejemplo.


- 134 -

Sin embargo, en esta ocasión no fue el mismo hombre de antes.

Se trataba de un hombre trajeado, quien parecía tomar su ruta diaria por las calles. El primer hombre ya había desaparecido al otro lado del callejón.

A continuación, una niña pequeña se acercó al Poeta, portaba una sonrisa casi

hechizante sobre su rostro.

—Sham eres sorprendente. De verdad pudiste traducir lo que el Poeta dijo.

—Ya deberías estar acostumbrada, Hilton —dijo un oficial de policía que vino a investigar.

Luego, la ancianita que había estado hablando con el oficial respondió.

—No creo que yo pueda hacerlo. Es todo un fenómeno.

Las palabras provenían de una gran variedad de personas, las cuales todas invariablemente regresaban a lo que estaban haciendo en cuanto aportaban su parte en la conversación. Daba la impresión de que todos habían sido poseídos, en términos

simples, por espíritus.

El Poeta suspiró y salió del abarrotado callejón sin decir otra palabra.

Era raro ver al Poeta callado; no obstante, cuando llegó a otro callejón, el cual se encontraba vacío, luego de asegurarse de que no hubiera personas que pudieran escucharlo, habló con palabras sencillas por una vez.

—Aunque, de cualquier modo… ¿quién hubiera imaginado que habría tantos de los Gemelos aquí en Chicago? Tal parece que el maestro Huey realmente planea llevar a cabo su experimento en esta ciudad y en Nueva York también…

Daba la sensación de que sus propias palabras lo ayudaron a confirmar que no se trataba de un sueño. Trató de buscar una forma de resumir su situación actual y exclamó:

—Tal vez, todos somos Alicia, quien accidentalmente cayó en prisión.

En un callejón de Chicago

¡No! ¡Todo salió mal!

Rail había sacado su sombrero y bufanda de la mochila para ocultar su rostro

mientras recorría las calles y callejones de Chicago.


- 135 -

Bueno, en realidad nunca lo planeé apropiadamente…

Seguía usando el abrigo plateado y, sintiendo que llamaba mucho la atención en las calles, decidió ir por callejones pequeños, donde trotó en silencio. Los recientes eventos giraban sin parar en su mente y lo único que podía hacer era gritar silenciosamente en

su corazón.

¡No puedo creerlo!... ¡Incluso derrotó a Sickle y Chi a la vez!

Luego de que Graham terminara su discurso rimbombante y regresara su hombro a la normalidad, declaró que iba a destruir todo y consecuentemente sus movimientos cambiaron.

Era más rápido que Chi, más impredecible que Sickle y más devastador que Frank.

Sickle lo atacó con una patada al igual que antes; no obstante, él la “desarmó”, justo como afirmó que lo haría. En lugar de retroceder, atacó deslizándose suavemente dentro del rango de la patada. Acto seguido, cerró de golpe la llave inglesa que giraba con gran velocidad sobre el pie de Sickle, bloqueando su patada como si se batieran a espadas. Hubo un horrible ruido y Sickle dio un salto hacia atrás con una pierna,

alejándose de Graham.

Rail sin entender lo que había pasado, echó un vistazo a Sickle. La pierna que usó para patear a Graham estaba doblada en un ángulo extraño, los músculos retorcidos en un nudo anormal.

Luego, Sickle y Chi atacaron a la vez. Sin embargo, todos sus ataques fueron bloqueados por Graham y, al mismo tiempo, dislocaba una articulación con cada golpe. Rail no sabía lo que estaba pasando ya que sus ojos no lograban seguir los movimientos de baile de la llave inglesa. Lo único que comprendía era que, cada que una extremidad de Chi o Sickle hacía contacto, ellos de inmediato retrocedían con sus articulaciones dislocadas.

Chi refunfuñó y tiró violentamente de su mano, regresando sus huesos a su lugar con un crujido. Rail pensó que esta acción lucía más natural que la técnica que Graham usó con la llave inglesa.

Rail consideró utilizar sus explosivos para apoyarlos; pero, poco a poco se percató de que la pelea había llegado a un punto donde no sería de mucha ayuda. También notó otra cosa.

Antes… antes estaba siendo blando con nosotros…

Era evidente ahora que lo pensaba, con una sensación de mortificación inundándolo,

las cicatrices sobre su rostro se torcieron por la fuerza con que apretaba los dientes.


- 136 -

Justo cuando Rail se hundió en el fondo de su propia vergüenza, Sickle atisbó por

entre la multitud que se acercaban las patrullas de policías.

—¡!... ¡Frank! ¡Llévate a Rail y huyan!

—¿Qué? Eh, sí…

Frank siguió la mirada de Sickle y también notó a los policías cada vez más cerca.

Rail tomó varios huevos azules de su abrigo y sacó el gatillo de todas al mismo tiempo.

—¡Hay que separarnos, nos veremos en el punto de reunión!...

—¿Eh? ¡Oh, está bien, entendido!

Antes de que Frank terminara de hablar, Rail ya había lanzado los huevos al aire. Se

escucharon ruidos tenues de algo agrietándose y luego estallaron.

El callejón fue envuelto en una densa capa de humo.

Maldita sea… ¡De dónde fregados salió ese tipo de todas formas!

A final de cuentas, Rail solo pudo huir. Estaba hirviendo de odio por Graham y también por una sensación de miedo.

Era la primera vez que Lamia, actuando en conjunto, había perdido tan

catastróficamente.

¿Qué se supone que harían de ahora en adelante?

Lo primero que se le ocurrió a Rail fue que deberían esperar las órdenes de Huey;

aunque, rápidamente se deshizo de esa idea.

¡Quién quiere seguir sus órdenes de todas formas!... Nosotros… ¡no teníamos otra cosa que hacer, así que aceptamos la misión porque tenemos un gran corazón! ¡Si le ayudamos

con las cosas que él mismo no puede hacer, solo es porque nos ruega!

Rail sacudió con fuerza la cabeza, tratando de componer su dignidad.

Ya veremos cómo lidiar con ese mecánico cuando nos encontremos en el punto de reunión. Seguramente el Poeta, Chi, Sickle y esa infeliz de Liza serán quienes acaparen

toda la conversación, aunque no creo que pueda seguirles la corriente.

A él se le ocurrió el plan de actuar como cebo y arrastró a Frank con él. El resultado:

todos huyeron con la cola entre las patas.

El corazón de Rail se estremeció con esta revelación y fue abrumado por un enorme

sentimiento de culpa. Encima de eso, Sickle y Chi salieron heridos por sus acciones.


- 137 -

De cualquier modo, escapar es lo más importante ahora…

Me disculparé con Sickle y Chi luego. En cuanto a Liza, ¡qué se atragante con mis bombas!

Mientras Rail pensaba esto, miraba de un lado a otro en busca de un buen lugar para quitarse el abrigo. No obstante, tuvo el presentimiento de que algo andaba ma l y desvió su atención para observar alrededor.

Generalmente no había muchas personas en los callejones; sin embargo, este parecía

demasiado silencioso.

Antes estaba totalmente solo; pero, de alguna forma frente a él ahora se encontraban una fila de siluetas bloqueando su camino y casi se paralizó.

¿Más enemigos?...

¿Serán aliados de ese tal Graham?

A medida que miraba detalladamente las siluetas frente a sus ojos, Rail extendió una

mano hacia su abrigo.

¿Son científicos?

Rail fue atacado por el recuerdo de unos científicos rodeándolo y se estremeció.

Las personas que bloqueaban su camino eran un extraño grupo donde todos vestían

batas de laboratorio blancas.

¿Fueron enviados por Huey?... En ese caso, ¿creen que ya no sirvo y quieren “procesarme”?

Detrás de esas siluetas vio que había un camión repartidor, de tal modo que las

personas transitando las calles al otro lado del callejón no podían verlos.

Sin perder el tiempo se giró para ver su retaguardia. No había ningún vehículo allí; pero, de igual forma, había un equipo de hombres con batas de laboratorio de pie en

medio del callejón observándolo.

¿Estoy rodeado?

Rail sintió un sudor frío bajando por su espalda y comenzó a calcular febrilmente si

tenía suficientes bombas.

¿Tendré suficientes?... ¿Las tengo?... ¡Sí las tengo!

Normalmente, de inmediato habría tirado alegremente de los gatillos; sin embargo, la pelea contra Graham había dejado una semilla de terror en su corazón y de pronto se

puso nervioso.


- 138 -

Al parecer, los científicos querían que estuviera tranquilo, ya que una mujer salió de

entre sus filas y preguntó educadamente.

—Um, ¿me podrías decir por favor si eres Rail?

—¿?...

La forma en la que hablaba era completamente incongruente a la situación en la que se encontraba, por lo que Rail hizo una pausa. No obstante, ella ya conocía su nombre y no es como si él pudiera negarlo, sus cicatrices hablaban por sí mismas.

De modo que Rail asintió, decidiendo que bien podría tratar de averiguar quiénes

eran.

—Así es…

La mujer juntó las manos y sonrió. Su alegre voz retumbó por el callejón.

—Oooh, por fin te encontré. Casi nunca te mueves por tu cuenta, así que pensé que esta era una gran oportunidad y corrí hasta aquí lo más rápido que pude. Pero, luego la persona que te estaba vigilando dijo que te había perdido de vista, de verdad estuve muy nerviosa por un rato, ¡aunque ya estoy bien! Sip, um, me gustaría que vinieras conmigo…

—¿Por qué? De cualquier modo, ¿quién eres, señorita?

La mujer de anteojos lucía afectuosa y acogedora; pero, en la mente de Rail o mejor dicho, todo su cuerpo estaba alerta. Había algo siniestro sobre ella. Entonces, respondió.

—Oh, ¿yo? Me llamo Renée. Soy la directora de la sexta unidad del Departamento de Fármacos de Nébula —Antes de que terminara de hablar, Rail descubrió porque le molestaba—. Necesito tu ayuda para muchas cosas… déjame pensar. Cierto, primero que nada, me gustaría ver esas sorprendentes bombas que tienes. He leído los reportes y no se tratan de explosivos comunes y corrientes, ¿verdad? —Eso hizo sonar una alarma en su mente—. Además, quizá podría usarte como carnada para atraer a los demás —Las alarmas se intensificaron—. ¡Oh, oh, es verdad! Pero, lo más importante

es que-

Las señales de alarma en la mente de Rail excedían con creces a las que escuchó

cuando se enfrentó a Graham.

Ahora lo entiendo. Esta mujer…

Ella y Huey… son iguales.

Rail sintió como las náuseas y escalofríos se apoderaban de él.

Renée continúo hablando felizmente, su voz era clara e inocente y, considerando solamente esto, no se percibía ninguna mala intención en ella; no obstante, detrás de su

inofensiva conversación había un cruel significado.


- 139 -

—Necesito saber qué modificaciones hizo el señor Huey con tu cuerpo; de modo que,

tengo que diseccionarte por un momento. Cercenarte solo por un ratito, ¿está bien?

Como pensé… ¡Ella es idéntica a Huey!...

¡Ambos solo me ven como un conejillo de indias y nada más!...

—Acabo de oír otra explosión…

—¿Eh? ¿En serio?

Las palabras de Ricardo incitaron a que Christopher mirara por todas pa rtes. Había bajado la ventana del carro y apagado el motor; sin embargo, el ajetreo de las personas

en la calle impedía que Christopher escuchara algún estallido.

Al principio, había conducido dónde Ricardo escuchó la explosión; pero, encontró una barricada formada por patrullas de policías. Comprendió que algo estaba sucediendo, pero no se pudieron acercar más. Por lo tanto, sugirió salir del automóvil y

caminar.

—Pero, habría muchos problemas si a Chris se lo lleva la policía para interrogarlo.

Al final, Christopher aceptó la línea de razonamiento de Ricardo y se fueron sin decir una palabra más.

No obstante, Ricardo dijo que escuchó más explosiones, así que Christopher bajó la

ventanilla, permitiendo que todos los ruidos de la ciudad entraran al carr o.

Como el guardaespaldas de Ricardo, Christopher debería tratar de alejarlo del peligro; pero, los estallidos en la ciudad picaron su curiosidad y decidió seguir los oídos

de Ricardo.

Y, poco después, Ricardo oyó más explosiones.

—¿Por qué yo no puedo escuchar nada? ¿Acaso eres más sensible a este tipo de ruidos luego de que tus padres murieran en esa explosión? —inquirió Christopher,

haciendo caso omiso a lo que podría sentir Ricardo.

Sin embargo, Ricardo pareció no darle importancia e inclusive estuvo de acuerdo.


- 140 -

—Tal vez. Yo estuve presente cuando mis padres fueron asesinados y lo oí… incluso lo seguí escuchando en mis sueños durante mucho tiempo, una y otra vez, algunas veces hasta pensé haberlo oído aun estando despierto.

—Entonces, ¿crees que podrías estar alucinando ahora?

—Estaría bien si así fuera; pero, creo que vino de por allá… —Ricardo giró lentamente la cabeza y se detuvo hasta que miró de frente la dirección de la explosión.

—Muy bien; pero, supongamos que llegamos al sitio de la explosión, entonces, ¿qué? Quizá solo se trata de un accidente automovilístico o tal vez nos pondremos en peligro y morimos, ¿no crees?

Christopher dijo esto con tono burlón, por lo que Ricardo no le prestó atención. En cambio, continuaba con la mirada fija fuera de la ventana. Christopher se limitó a suspirar y sonreír con ironía; no obstante, su corazón latía con fuerza y en realidad

deseaba enormemente ver algo de acción.

—Si se trata de un bombardero serial sería muy divertido detenerlo juntos, ¿no te parece? Hasta podría destruir finalmente la vida que tanto odias. ¡Jaja! Muy bien, en ese caso, cantemos una canción para este bombardero, ¿te parece? Algo así como “El puente de Chicago va a explotar, va a explotar13”, ¿qué tal?...

Christopher parecía estar sinceramente entregado en la composición de la letra y comenzó a tartamudear una melodía; aun así, Ricardo no le prestó atención. De pronto, se abalanzó hacia el frente del carro y apuntó más adelante.

—Por allá.

Estaba señalando la entrada a un callejón del cual salía humo.

—¡Oh, wow! —Christopher silbó en respuesta y pisó el acelerador.

Había muchos transeúntes que amablemente se reunieron para ayudar y, por la cantidad de humo, había una alta posibilidad de que alguien ya hubiera avisado a los

departamentos de policía y bomberos.

Christopher opinó que sería difícil permanecer allí por mucho tiempo, por lo tanto, a

medida que se acercaba, comenzó a pisar el freno, provocando que el auto desacelera.

El humo era más denso de lo que pensaba, por lo que Christopher no alcanzó a ver lo que sucedía desde el asiento del conductor. Sin embargo, en ese momento, más explosiones desgarraron el aire; hasta él podía escucharlas ahora. Los estallidos hicieron que los espectadores se dispersaran como una parvada, dejando la entrada al callejón vacía.

13 N. de la T. En inglés la canción decía “Bomb the bridge and it’s fall ing down”, por la letra asumí que era una parodia a la canción infantil “El Puente de Londres se va a caer”, así que jugué un poco con la misma para tratar de conservar el sentido.


- 141 -

Todos ya se habían marchado y pudieron ver la entrada al callejón; no obstante,

todavía había una densa capa de humo.

—Entonces, ¿cuál es el plan? Podemos salir y echar un vistazo si gustas.

—¿Cómo esperas que tome una decisión?...

Christopher se encontraba ansioso y daba pequeños golpecitos al volante con un ritmo rápido. Aunque Ricardo parecía un poco vacilante y solo miraba de un lado para otro.

—¡!... ¡Chris!

—¿Qué pasa?

—¡Mira, por allá!... ¡Hay un niño!...

Ricardo señaló hacia fuera de la ventana, Christopher siguió su vista y observó la entrada al callejón, el cual seguía lleno de humo. Allí, vislumbró una pequeña figura,

bocabajo en el suelo, daba la apariencia de que todo el humo lo había aplastado.

Todavía se encontraba consciente y trataba de salir arrastrándose del callejón. Sin embargo, luego de un rato, se detuvo. El único movimiento que percibieron fue la luz

que reflejaba su ropa plateada.

—Tenemos que ayudarlo… —exclamó Ricardo saliendo de un salto del carro y corriendo hacia el callejón.

Christopher permaneció en el auto un poco más para hacer un último comentario sarcástico.

—Cielos, las personas traumatizadas sí que actúan rápido, ¿no es así?

Acto seguido, también salió del carro y fue tras Ricardo.

—¿Um?

Aunque, a medio camino, Christopher notó el abrigo plateado y su corazón dio un

salto.

—Bombas…

Con el ruido de las sirenas de fondo, las piezas comenzaron a encajar en su mente. Después, cuando se acercó aún más y contempló las líneas oscuras en e l cuello expuesto del niño, la respuesta vino de golpe.

Inconscientemente los pies de Christopher comenzaron a ir más rápido, deshaciéndose de cualquier otro pensamiento en su mente corrió hacia la figura y lo

sostuvo entre sus brazos. Una mirada incrédula atravesó su rostro.

—¿Rail?....


- 142 -

- 143 -

Por la tarde, en la Mansión Russo

—¿De verdad?... Entonces, ¿es un Vice-director y una practicante de una agencia de periódicos de Nueva York? ¿Cuál es exactamente su conexión con esos dos fenómenos?

—retumbó la profunda voz de Plácido por la habitación.

Había antigüedades situadas a lo largo de las paredes de la habitación, aunque su función no era decorativa, valorarlas como de mal gusto o elegante no tenía sentido. Simplemente permanecían allí, como un símbolo del poder de su dueño.

Incluso si no te sentías culpable, encontrarse en el vórtice de tales riquezas y ambiciones mundanas sería más que suficiente para generar una sensación de

inferioridad.

No obstante, el hombre que Plácido enfrentaba en estos momentos no lucía asustado en lo más mínimo y se limitó a responder tranquilamente.

—Bueno… en realidad, nos acabamos de conocer el día de hoy. Sin embargo, tal

parece que esta respuesta no es de tu agrado.

Mientras echaba un vistazo a Carol, el monóculo de Gustav Saint-Germain

resplandeció brevemente.

Carol temblaba de la cabeza hasta los pies. Daba la apariencia de que respondería a todas y cada una de las preguntas que le hicieran, incluso lo que sus padres dijeron haber soñado.

Su cámara no estaba guardada y yacía sobre la mesa. Junto a dicha mesa permanecía de pie el hombre que los arrastró aquí, el cual tenía una cicatriz atravesando su rostro.

El Vice-director examinó todo esto con serenidad.

—Todo lo que tienes que hacer es contactar a la matriz en Nueva York para verificar mi identidad —exclamó con un tono de voz que demostraba no sentirse intimidado por la atmósfera en la habitación—. Y, si requiere información sobre los dos individuos con los que compartimos el almuerzo el día de hoy; en ese caso, debo mencionar que, como informantes, esta información puede ser divulgada cuando agende una reunión oficial para ese propósito.

—¿Informantes? ¿Dices que son informantes? —Este término parecía sacado directamente de una película y Plácido sonrió con burla—. ¿Escuchaste eso, Creek? Es

la primera vez que oigo que alguien se hace llamar así.

—Posiblemente el miedo lo ha dejado confundido, Jefe —dijo entre risas el hombre de la cicatriz, a quien Plácido llamó Creek. Luego se acercó a Saint-Germain y declaró en un tono casual que contradecía sus peligrosas palabras—. Ahora bien, deja de estar jugando, pendejo. Crees que puedes actuar todo arrogante y pretencioso solo porque

Capítulo 08 LOS SUBURBIOS

- 144 -

tienes más información en la cabeza que nosotros. Bueno, ¿en serio pensaste que nos

atraparías basándote solo en algún rumor de ese periódico de tercera tuyo?

Una palabra mal empleada en esta habitación podría significar un golpe en la cara, un corte en el estómago o lo que es peor, una bala entre los ojos. Creek implicaba eso;

no obstante, el Vice-director meramente lo miró sin pestañear.

—…

Quizá Creek se petrificó ante su mirada inusualmente penetrante, ya que no habló por un rato. Luego de que Saint-Germain se asegurara de que Creek permanecería callado, se dirigió a Plácido.

—Así es, estás en lo cierto, lo que sabemos es limitado. Por ejemplo… cuando tu

sobrino Ladd Russo fue arrestado a finales de 1931, el traje blanco que usaba era tuyo.

—Uh… —Plácido se quedó sin aliento con este pedazo de información.

La presencia de Creek era irrelevante, por lo que el objetivo principal fue Plácido. El Vice-director prosiguió revelando los secretos de Plácido sin vacilar y sus siguientes palabras fueron tan penetrantes como antes.

—Cuando los oficiales vieron que el nombre bordado en el forro del traje no coincidía con la identidad del señor Ladd Russo, hicieron los preparativos para investigar tu participación. Si el traje realmente fue proporcionado por ti, señor, implicaría que tal vez sabía de antemano sobre el robo al tren.

—Quién… ¿quién chingados eres?

La sonrisa había desaparecido del rostro de Plácido mucho antes de que Saint-

Germain terminara.

Plácido se percató de que la situación había cambiado y fulminó con la mirada a sus prisioneros. Se suponía que él sería quién hiciera las amenazas, pese a eso, todo lo que podía hacer era permanecer allí sentado y sentir como el sudor frío recorría su piel.

En cambio, el Vice-director simplemente hizo una reverencia y procedió a responder

su pregunta de una manera profesional.

—Con todo respeto, le recuerdo que ya me había presentado. Me llamo Gustav Saint-Germain y soy el Vice-director de Daily Days, un simple informante más. Por favor perdone mi conducta anterior; sin embargo, al no existir pruebas sobre mi habilidad como informante, sería poco probable que me creyera.

—…Así que, de eso se trata… robas información y, ¿luego la usas para extorsionar?

—Desde luego que no. El objetivo de nuestro negocio siempre ha sido uno: recibir información o dinero a cambio de ofrecer la información que nuestr os clientes desean… aunque, por supuesto, la información que le presenté anteriormente será a cuenta de la

casa.


- 145 -

Carol logró procesar sus refinadas palabras y pensó: ¡Ya veo, el Vice-director está

tratando de convertir a estos mafiosos en clientes!

Un aspecto del repertorio del Vice-director era ser extra-educado con los clientes. Carol, quién lo vio hacer esto cientos de veces, también había comprendido otro aspecto

de él.

El Vice-director… nunca escoge o elige a sus clientes…

Carol no pudo descifrar la intención del Vice-director, pasó lo mismo cuando se

reunieron con el director de Nébula. Solamente podía apretar los labios con fuerza.

El Vice-director probablemente no hacía distinciones entre buenos y malos, trataba a todos profesionalmente como sus clientes.

Su postura imparcial llenó a Carol con admiración, aunque también con un poco de aprensión. De cualquier modo, tampoco podría ayudar en nada, lo único que podía hacer era observar cómo se desarrollaban las cosas.

No obstante, su propia impotencia la molestaba y apretó los dientes. Luego, echó un

vistazo rápido a Plácido; pero, estaba tan asustada que comenzó a temblar otra vez.

Plácido frunció el ceño y estrechó los ojos como si considerara algo.

—Solo es un ejemplo; pero, ya que mencionaste el arresto de Ladd a manos de la policía, pues, un día antes… alguien robó una gran cantidad de plata de nosotros, luego

unos delincuentes mataron a uno de mis mejores hombres…

—¡J-jefe!

—Cállate —Plácido interrumpió lo que iba a decir Creek para concentrarse sobre lo que debería preguntar a los informantes—. Estoy al tanto de que el chico afeminado que mató a uno de mis hombres se llama Jacuzzi Splot y pude hacer un retrato de él… Sin embargo, en cuanto a los desgraciados que robaron el efectivo, ni siquiera tengo un nombre —A Plácido parecía no importarle ventilar la ropa sucia de su familia; pero, lo que dijo a continuación fue con un tono bajo y amenazador—. De modo que, ¿pese a eso

puedes descubrir la verdad así como así? ¿Aun cuando nadie más tiene algun a pista?

Sonaba como si los exterminaría si no tenían una respuesta; no obstante, el Vice -director de nueva cuenta hizo una reverencia. Sus labios formaron una sonrisa y se

deslizó suavemente de su papel como reportero a su papel como informante.

—En ese caso, ¿le parecía discutir primero el pago, estimado cliente?

—Qué perturbador… Conseguir la información pertinente sobre ellos tan

fácilmente…

Plácido meditó la información que había conseguido y murmuró para sí:


- 146 -

—Isaac Dian y Miria Harvent… dos ladrones idiotas… ¿y dices que son cercanos a

Jacuzzi Splot?

—Se trata meramente de información de hace un mes, por lo tanto, esperamos que tome en consideración la posibilidad de que en dicho mes puedan haberse convertido

en enemigos jurados —Esta era un diálogo especial para los informantes.

Aun cuando Plácido habría aceptado este intercambio, todavía albergaba sus

sospechas.

—…Honestamente, esto no significa que confíe en ti. Primero, no he conocido ni a un solo informante que no sea algún tipo de agente doble. Segundo, podrías estar contándome puras estupideces. Así que, antes de que encontremos a ese niño con cicatrices y a su gran amigo, debo pedirles que se queden aquí, como mis huéspedes.

—Entiendo.

La respuesta del Vice-director fue seca. Al parecer, regresó a su rol de reportero y ni

una pizca de la actitud atenta que mostró antes permanecía.

Carol también consiguió procesar este cambio; no obstante, se alarmó cuando Saint-Germain accedió a las palabras de Plácido y un gimoteo escapó por su garganta.

—¡V-vice-director!

—Tranquilízate, Carol.

—¡Pero Vice-director! Eso no significa que… ¿no podemos salir de este lugar? Y Rail… —Carol se detuvo por un momento, después se giró hacia Plácido con una expresión temerosa sobre su rostro—. P-por favor, señor… ¿me podría decir qué está planeando

hacerle a Rail y sus amigos?

Plácido estrechó los ojos ante su pregunta; pero, cuando habló fue con una voz muy

indiferente.

—Antes de responder a eso, jovencita, necesito que contestes a mi pregunta primero.

—Eh… ¡está bien!

—Entonces, este Rail y sus compañeros, ¿qué son para ti?

Aunque Carol tartamudeó asustada, consiguió plantar toda la seguridad que pudo en su voz.

—¡S-son mis amigos!

—¿De verdad? Tu Jefe dijo que apenas los conocieron el día de hoy.

—A-así es… tal vez eso sea cierto… pero ellos… ¡aun así son mis amigos! N-no puedo… ¡no encuentro otra palabra para describirlos!... Um… p-por eso, no entiendo la

parte de “apenas los conocieron”… D-de modo que… Quiero decir…


- 147 -

El Vice-director contempló a Carol gesticular a lo loco conforme respondía y suspiró.

—Carol sí que eres muy obstinada. Aunque, tal estupidez bien podría contar como una virtud y, por lo tanto, casi obtienes una puntación perfecta —dijo con un tono de

voz que parecía feliz.

—¡V-vice-director! —Una gran cantidad de emociones se mostraban al mismo tiempo en el rostro de Carol, provocando que fuera difícil distinguir si estaba

avergonzada, intimidada o a punto de llorar.

Plácido consideró su ingenuidad infantil por un momento, luego dijo:

—Um… Ya veo. Bien, en ese caso, cuando tus “amigos” vengan, dejaré que los veas. Siempre y cuando cooperes como una buena niña.

Su sonrisa le produjo asco a Carol; no obstante, asintió con firmeza.

Plácido lucía satisfecho con su respuesta y se giró hacia Saint-Germain, quien parecía tomarlo todo con calma. Plácido se sintió molesto por esto e hizo un despliegue de provocación para amenazarlo.

—Para evitar que intentes algo extraño, con tu permiso, esta niña y tú estarán separados. Si los dejo juntos, estaría cavando mi propia tumba… ¡Creek!

—Diga, Jefe.

—Pon al hombre en una habitación, cualquiera servirá, en cuanta a la niña… enciérrala en el cuarto de Lúa, de esa forma las podremos mantener vigiladas a las dos —dijo Plácido con una voz fría mientras le daba indicaciones a su subordinado.

—Oh, mira nada más qué linda invitada tenemos aquí.

Una mujer comenzó a charlar con Carol luego de que fuera arrastrada a una habitación en las profundidades de la mansión Russo.

Desde el punto de vista de Carol, la mujer parecía vivir aquí desde hace tiempo y también era una prisionera, así como ella misma.

La primera impresión que Carol tuvo de ella fue la sensación de que lentamente se estaba marchitando. La mujer tenía una leve sonrisa solitaria sobre su rostro pálido y tenía un semblante que evocaba lo efímera que era la vida. Un fantasma… esa era la impresión que dejaba.

—Um… hola, encantada de conocerte.

—Soy Lúa… también es un placer conocerte.


- 148 -


- 149 -

—¡Oh, cierto! ¡Me llamo Carol! Por favor… ¡estoy segura que dependeré mucho de

usted!

Carol no estaba segura con qué necesitaría ayuda; sin embargo, la serenidad de Lúa por alguna razón la puso nerviosa. ¿Cuánto tiempo llevaba aquí encerrada? ¿Podría de

repente ponerse histérica con Carol? ¿O ya habría perdido la cabeza?

La paz que esta mujer, Lúa, exudaba en cierto sentido parecía un poco extraña.

—¿Y por qué te trajeron aquí, Carol?

—¿Eh? Pues… Um… Supongo que soy algo así como un rehén…

—Ah, en ese caso, somos iguales.

Sin saber cómo debería responder a eso, Carol se limitó a verla con la mirada vacía, sumiéndose en la depresión. En cambio, Lúa mantenía una tenue sonrisa sobre su rostro. Aunque dicha sonrisa no hacía sentir mejor a Carol.

De esa forma, Carol, la practicante a fotógrafa en Daily Days, comenzó su vida de confinamiento.

Unos días después. Por la noche En algún lugar de Chicago

Nada fuera de lo común sucedió varios días después del bombardeo. Chicago dormía plácidamente y las explosiones causadas por Rail fueron descartadas como un incidente anómalo.

—Aun así no me siento cómodo —expresó Chi su descontento con todo lo que había pasado mientras fruncía el ceño. El hombro que Graham había dislocado todavía le dolía; por lo que rotaba su hombro intermitentemente para verificar si ya había

regresado a la normalidad.

—Obviamente alguien lo cubrió —respondió Sickle.

—Probablemente fue Nébula o el senador Beriam… Aunque, las buenas noticias es que los policías de Nueva York no le dieron importancia a esto, así que las cosas siguen por buen camino. De hecho, van demasiado bien… será mejor que no perdamos de vista a Nébula —retumbó la voz de Liza desde la oscuridad.

—¡Oh, las matrices suspendidas sobre la famosa divinidad del universo! ¡El hielo que

nos hace temblar!


- 150 -

—Oh, cierra el pico. ¿Ahora qué demonios quieres?

El Poeta quería continuar; no obstante, el recuerdo de la patada de Sickle todavía permanecía en su cuello, así que decidió permanecer en silencio.

Se encontraban en el mismo lugar en el que habían estado antes cuando llegaron

todos a Chicago. Se reunieron en el borde del bosque, junto al lago.

La única diferencia era que Rail no apareció.

El día en que todos lucharon contra Graham, lograron escapar gracias al humo de las bombas de Rail que usaron como cubierta. Sin embargo, nadie vio a Rail esa noche y no

la habían hecho desde entonces.

¿Tal vez Graham lo atrapó? Fue lo que todos sospechaban, así que le pidieron a los Gemelos que lo buscaran. No obstante, los días pasaban y los Gemelos seguían sin tener

noticias sobre su paradero.

Sabían que Graham, quien era el principal sospechoso, todavía se pavoneaba por las calles de Chicago todos los días. Sin embargo, el resto de Lamia tenía miedo de actuar, ya que uno de los suyos podría estar de rehén. Mientras que Graham, parecía pasar todas las noches relajándose en varios bares de la ciudad. Después, se dirigía a plazas públicas o fábricas abandonadas para quitarse la resaca. Era una intriga cómo parecía no tener la necesidad de dormir.

Claramente se trataba de una trampa, un señuelo para hacer que salieran.

Aunque lo vigilaron a escondidas, no descubrieron quien lo respaldaba. Se había aventurado directamente a la refriega, pero no daba la impresión de tener muchos deseos de ganar. Además, tampoco parecía tener un talón de Aquiles, impidiendo q ue Liza usara sus chakram para atacarlo por la espalda. Sin mencionar que no podían matarlo; ya que era su única pista.

—Pareciera que ese mecánico quisiera que demos el primer paso —expresó Chi con indignación. Luego, pensó en alguien más—. Por cómo peleaba… posiblemente solo Christopher podría derrotarlo; pero, él no está aquí, así que no tiene ningún sentido desearlo.

—Bueno, Rail tampoco está aquí —dijo Sickle de inmediato. Ninguno de los demás quería sacar ese tema a la luz, por lo que su comentario hizo que todos hicieran una

pausa.

En ese momento, se escuchó un quejido desde la oscuridad junto al lago.

—Ooooooh, R-Rail… Si lo hubiera sabido, te habría recogido para huir juntos…

La enorme espalda de Frank tembló de aflicción y sus sollozos viajaron hasta dónde

se encontraban sus compañeros. A pesar de eso, no lo culpaban.


- 151 -

—No te preocupes. Rail no es como tú; puede encontrar un montón de lugares donde

esconderse. Y no es que tuviéramos la intención de separarnos.

—Así es~. Fue él quien sugirió que nos dividiéramos en primer lugar… Escuché muy bien cuando lo dijo. Así que, ahí lo tienes, Frank. Cualquier problema en el que se

encuentre, no es tu responsabilidad. De todas formas, opino que fue él quien lo empezó -

—Liza, ya basta —contestó bruscamente Sickle mientras fulminaba con la mirada al aire—. Deja de culpar a los demás. ¿Te crees parte de la burocracia de una compañía? ¿O es que estás en una reunión del senado? ¿O acaso solo somos niños malcriados para ti?

—Oh, vamos… también somos una organización propiamente dicha… ¿no me dirás que delegar responsabilidades es algo trivial?

—Me da igual siempre y cuando no coloques toda la culpa sobre Rail. Cualquier queja que tengas contra él, mantenla personal. Hasta que el maestro Huey nos dé alguna

orden, ahora mismo lo más importante es su seguridad, ¿o me equivoco?

Liza permaneció en silencio; aunque Sickle continúo fulminando con la mirada a la

oscuridad.

—H-hey… esperen… no hay que pelear… —Tras ver la expresión de Sickle, Frank no sabía cómo actuar. El Poeta respondió sujetando con fuerza su garganta mientras rodaba de un lado a otro sobre el suelo.

Chi, al parecer aburrido de esto, suspiró y dijo a la presencia de Liza.

—Está bien, regresemos al tema. Supongo que nos pediste venir a todos el día de hoy porque hay noticias sobre Rail, o la otra opción es que el maestro Huey tiene nuevos

planes, ¿cierto?

—…Bingo, Chi acertó en ambos —La atmósfera hostil entre Liza y Sickle se disipó cuando ella prosiguió con su tono de voz usual—. Dos días después de la desaparición de Rail, el maestro Huey tomó una decisión. Aquí será la base de su experimento y Nueva York queda descartado. Tal y como creíamos…

—¿De verdad?... Entonces, ¿qué has hecho estos últimos días?

—Hey, hey, no me presiones~. Necesito dejarlo todo en claro antes de contarles, de lo contrario actuarías por tu cuenta como Rail lo hizo —Desde luego, Liza no se pudo resistir a un comentario desagradable más—. De cualquier modo, desde que Rail desapareció, los Gemelos han estado buscando por todas partes… y descubrieron algo realmente interesante hoy. Algo sobre ese molesto mecánico… Recuerdas lo que mencionó al principio, ¿cierto, Chi? Dijo: «Mi estilo de lucha es una copia fiel del jefe Ladd»…

—Um… sí, eso fue lo que dijo. Mejor dicho, lo que gritó…


- 152 -

—¿Y el nombre Ladd no te suena de algo?

—¿Qué?

—Ajá. Yo también lo olvidé, hasta que Sham hizo que lo recordara. En realidad hemos escuchado ese nombre antes. Hace un año, en esta misma ciudad.

—¿Qué quieres decir?...

Chi comenzó a buscar furiosamente entre sus recuerdos. Ciertamente hace un año vinieron a Chicago por una misión secundaria y en ese entonces los involucrados fueron...

—¿Acaso es un miembro de la Familia Russo?

Habían superado por completo a sus oponentes y no mostraron piedad. Antes de

morir, un hombre gritó muy patéticamente:

«Si solo… si tan solo Ladd estuviera aquí… l-lo lamentarían mucho… cabrones…»

Incluso recordó cómo había respondido a eso: «Desconozco quién sea este Ladd,

pero él no está aquí… Y eso es todo lo que importa». Levantó la cabeza y declaró:

—Así que, en otras palabras, este Ladd es parte de la Familia Russo y lo mismo aplica para el mecánico, ¿cierto?

—¡Bingo! —El aire que los rodeaba tintineó con la risa de Liza, luego prosiguió hablando—. El muchacho de overol se llama Graham Specter y lleva varios años viviendo en esta ciudad cumpliendo la posición como guardaespaldas de la Familia Russo. Hasta hace poco residía en Nueva York, pero escuché que tuvo un altercado con otros criminales de la zona y regresó a los Russo —Liza seguía riendo felizmente cuando explicó de manera práctica sus nuevas órdenes—. Lo haremos mañana por la noche. Iremos directamente a los Russo, buscaremos a su jefe y le preguntaremos qué

pretende saber de nosotros.

Ya que era la responsable de mantener el contacto entre Huey y Lamia, sus palabras tenían mucho peso. Sin embargo, como integrante de este extraño equipo dispar, no se

podría considerar una líder.

Pese a eso, nadie la contradijo, implicando que todos estaban de acuerdo.

—R-Rail… Entonces, ¿Rail está allí?

—Si los Russo lo atraparon, entonces allí estará él. Aunque no podemos descartar la posibilidad de que haya sido capturado por otra organización o que haya escapado por cuenta propia… Solo espero que no sea lo suficientemente tonto para traicionar al

maestro Huey a estas alturas.

—¡I-imposible! ¡Rail no es un traidor! Yo, um… yo también iré. Si Rail está allí, quiero

salvarlo.


- 153 -

Las palabras de Frank provocaron que Sickle y Chi asintieran a modo de

confirmación.

—En ese caso, está súper bien~ —exclamó Liza muy satisfecha—. De todos modos, tenemos que deshacernos de todo lo que pueda impedir llevar a cabo los planes del

maestro Huey…

—Aun así… esta información no cambia el hecho de que Graham Specter es peligroso.

¿Deberíamos envenenarlo? No podemos usar explosivos… ya que Rail no está aquí.

—Cielos, pareciera que solo pueden pensar en peleas cuerpo a cuerpo… por eso se convirtió en un dolor de cabeza para nosotros. La respuesta es simple; sencillamente lo haremos cuando no esté~ —Liza empezó a reírse por lo estúpidos que habían sido; sin embargo, luego reveló engreídamente su carta de triunfo —. Y, en todo caso, tenemos

un rehén.

—¿Qué?

—En realidad, pareciera que no hay nadie importante para él. No tiene novia y toda su familia está muerta… Sin embargo, de acuerdo a los Gemelos, hay un muchacho que considera a un hermanito en Nueva York… sin mencionar que, confía absolutamente en Ladd, casi como a un dios.

Liza daba la impresión de que seguiría dando vueltas al asunto, a lo cual Sickle frunció el ceño y dijo:

—Entonces, el plan es movilizar a Larvae en Nueva York.

—Nope… Ladd es el mejor rehén que podemos conseguir.

—Espera un momento… ¿ese Ladd no fue quien le enseñó a esa pequeña bestia de Graham a pelear?

¿Cómo podrías capturarlo tan fácilmente?

Liza se rió otra vez, burlándose de las dudas implícitas en los corazones de sus compañeros.

—No hay problema~. Lidiar con Ladd es más fácil que ir por el otro a Nueva York.

—¿?

—Ya que en Nueva York, además de mi hermana mayor parece ser que hay un

guardaespaldas.

¿Hermana mayor? ¿Qué quiere decir?

Sickle estaba a punto de hacer esta pregunta, cuando la voz engreída de Liza retumbó

en la oscuridad.

—Este hombre llamado Ladd… actualmente se encuentra cerca del maestro Huey~


- 154 -

—Porque es un prisionero en Alcatraz.

Todo fue un sueño.

Desde el momento en que su conciencia nació y fue nombrado como Rail, la extensa

trama de memorias almacenadas…

Un sueño que giraba sin cesar.

Todos ellos habían sido “producidos”. Y, entre las varias organizaciones de Huey, poseían un lugar especial; al menos, eso fue lo que Rail siempre creyó.

No eran seres humanos y tampoco inmortales; solamente no envejecían y nada más.

Muñecas incompletas de carne, homúnculos, que desafiaban las leyes de la naturaleza.

Rail fue creado hace más de quince años y ahora su edad mental era ligeramente mayor a su apariencia externa. Fue hace solo cinco años cuando se percató que no debería haber existido.

Hace cinco años, bajo las órdenes de Huey Laforet, hicieron incisiones sobre su piel

una y otra vez.

Quizá hubiera sido mejor si se hubiera encontrado con un sádico asesino serial.

En sus difusos recuerdos, los investigadores de Huey entraban y salían de su campo visual. Tenían la expresión en blanco conforme realizaban los procedimientos de su

trabajo.

No mostraron ninguna expresión, dando la sensación de que lo trataban como a una rana. Cada proceso era monótono, así como se hierve el agua salada para conseguir sal. Todos los investigadores poseían la misma mirada vacía en sus ojos mientras trabajaban en silencio sin sentir nada, cortando su cuerpo sin exteriorizar ni una pizca

de placer o aflicción.

¿Eh?... Yo… soy un objeto.

Este pensamiento hipnótico emergió en Rail a medida que los sentimientos de dolor retrocedían. Le administraron anestesia total y fue diseccionado.

Si se hubieran comportado como niños tomando un cuchillo para mutilar a una muñeca, si sus ojos hubieran exhibido dicha u odio; entonces, habría conseguido una

especie de redención.

Todo su concepto del yo se desmoronó en ese instante.


- 155 -

Era joven, no mayor que un niño, así que no lo comprendió por completo. La

revelación solo llegó unos cuantos años más tarde.

En comparación al resto del mundo, había sido seleccionado para un “trato especial”.

No tenía derecho a una existencia común y corriente.

Yo… no soy una persona… sino un objeto más… por lo menos, eso fue lo que Huey decidió.

Esta idea estableció la relación entre él mismo y el mundo. No obstante, todavía había

muchas que resolver y la mente de Rail regresó al oscuro laboratorio.

En ese caso… por qué no lo vemos desde un punto de vista diferente…

Nuestra existencia se encuentra totalmente separada del orden natural de las cosas.

De hecho, conoció a otras entidades catalogadas como cosas, cuyas habilidades excedían por creces a las que poseían los seres humanos normales. Si Rail deseaba ver cómo eran las personas normales, solo podía hacerlo por medio de periódicos, radio y otros investigadores. Cuando salió bajo supervisión al pequeño pueblo jun to al

laboratorio, lo que vio lo decepcionó.

La primera vez que fue enviado a una misión en una gran ciudad, los humanos de allí tampoco lograron cumplir sus expectativas.

Realmente, ¿esto es todo lo que son los humanos?... No son mejores de lo que había

pensado.

Esto lo era todo para Rail. El motivo por el que logró sobrevivir tanto tiempo fue

gracias a ese sentimiento de superioridad.

Por lo tanto, no podía creer lo que escuchaban sus oídos cuando el año pasado Christopher perdió contra un simple humano. Cuando Liza le contó, pensó que estaba mintiendo. Sin embargo, Chi después le dijo:

—El hombre que venció a Chris probablemente era una especia de demonio o dios, así que no vayas tras de él.

Fue entonces que lo creyó. Chi no mentía y la mayor evidencia de esto, fue que nunca

vio a Chris otra vez.

Luego de que diseccionaran a Rail, Christopher fue quién lo cuidó más de entre todo Lamia. Rail fue testigo de todo lo que Christopher podía hacer desde que era muy joven, de modo que la idea de que “Christopher es el ser más fuerte del mundo” se encontraba firmemente grabada en su corazón.

No obstante, luego Christopher fue derrotado. No había sido vencido por un inmortal, ni un homúnculo; sino un simple ser humano. Esta realidad era muy difícil de aceptar y el corazón de Rail se llenó con desesperación.


- 156 -

El hermano mayor, Chris, realmente fue derrotado…

Liza llegó a la siguiente conclusión: «Es fácil; eso solo nos demuestra que Chris no era lo bastante fuerte~». A pesar de eso, Rail no había perdido la fe e n Christopher.

Tenía la confianza que si alguien conocía bien las habilidades de Christopher, era él.

Entonces, la única alternativa era cambiar su concepto de la humanidad.

Cuando Rail se enfrentaba a un hecho que contradecía sus creencias, era un hábito suyo negarlo. Siempre había creído que se encontraba a un nivel más alto comparado a

los seres humanos.

No obstante, esta idea fue hecha polvo por el hombre llamado Graham.

Rail se encontraba flotando en un lugar entre sus recuerdos y sueños. Le pareció ver a una figura con un overol azul preparado para derribarlo de un golpe y, al momento siguiente, el rostro de una mujer en una bata blanca de laboratorio se materializó en su lugar.

No… no te acerques… no…

—…No…te…acerques…

Por favor, ayúdenme… que alguien me salve…

—…A…ayuda…me…

Ayúdame… Christopher… ¡Christopher!

—…me…Chris…¡Christopher!

En ese momento, cuando Rail gritó silenciosamente entre sueños, una voz del mundo

exterior llegó hasta sus oídos.

—¿Qué pasa?

Ayuda… ¿eh?

—…Ayuda… ¿eh?

Con eso, Rail despertó.

Cuando abrió los ojos y notó un par de ojos rojos como la sangre y dos filas de afilados dientes, creyó que había pasado de un sueño a otro.


- 157 -

Mansión Russo

Rail contempló el rostro de Christopher, sintiéndose completamente confundido.

—¿Eh?... ¿Estoy…soñando?

Rail al notar que todo lo que había visto antes fueron secuencias de un sueño; sospechó que aquello frente a sus ojos también era parte del sueño. No obstante, esta

ilusión parecía demasiada real en comparación.

Todo su cuerpo le dolía, aun así luchó por incorporarse; hasta entonces, se dio cuenta que alguien lo había puesto sobre una cama.

Una habitación desconocida y un rostro familiar.

Seguía albergando dudas sobre la realidad que lo rodeaba cuando Christopher sonrió, mostrando su boca llena de dientes afilados, y soltó una carcajada.

—¡Viva, despertaste, despertaste! ¡Por fin! Estabas hablando dormido hace rato, así que pensé que muy pronto abrirías los ojos. ¡Esto es genial! ¡Rail nunca me decepciona! ¡Para expresarte mi felicidad he preparado tres opciones para ti! Opción A: elige a cualquier chica que este cerca y bésala. Opción B: elige a cualquier rana que este cerca y bésala. Opción C: Haz tu mejor esfuerzo y bésate a ti mismo, aunque esta opción es muy difícil. Entonces, ¿cuál crees que es la mejor? Te daré una pista: para la opción C, todo lo que tienes que hacer es besar tu mano, así que en realidad no necesitas

esforzarte tanto. Yo recomendaría la opción A, ¿qué dices?

—…¿La B?...

—Muy bien, gracias por participar en esta encuesta. Oh, cierto, tenemos que estar presentes cuando ejecutes tu elección, de esa forma no podrás mentirnos y decirnos que sí lo hiciste. Bueno, esto es grandioso. Ya que escogiste la peor opción, he llegado a

la conclusión que tu mente regresó a la normalidad.

—Espera… espera… ¿Christopher? —Rail todavía se sentía adormilado cuando se aferró a él, abriendo los ojos de par en par para ver a Christopher, quien se encontraba

en una silla—. Eres… ¿de verdad eres tú, Christopher?

—Pues, si soy un Christopher falso, entonces eso es nuevo para mí. Si soy un doppelgänger14, me gustaría saber cómo planea matarme el otro y asumir el control de

14 N. de la T. Doppelgänger: es el vocablo alemán para definir el doble fantasmagórico de una persona viva. El término se util iza para designar a cualquier doble de una persona, comúnmente en referencia al «gemelo malvado» o al fenómeno de la bilocación.


- 158 -

mi consciencia. Bueno, aunque, tener un doble podría hacerme más similar a los seres

humanos… así que podría ser algo bueno.

Todo este parloteo en realidad logró convencer a Rail de que sin duda alguna se trataba de Christopher. Antes de que se diera cuenta, sus ojos ya estaban llenos de

lágrimas.

—Oh, cielos. Entiendo que es una reunión conmovedora y todo eso; pero, ¿en serio?...

—Chris… ¡sigues con vida! ¡Realmente estás vivo! Jaja… ¡ajaja!

Rail cambió de posición su cuerpo adormecido a fin de girarse hacia Christopher. Allí, sobre su rostro, se encontraba una radiante y sincera sonrisa, en la cual había desaparecido la ironía de antes. Se trataba de una sonrisa genuina rebosante con una

alegría infantil y, al mismo tiempo, una caudal de lágrimas descendió sobre sus mejillas.

En cambio, Christopher acarició gentilmente la cabeza de Rail, luciendo algo sorprendido.

—…Me estás asustando un poco… en realidad, me asustas mucho. ¿Qué está pasando? ¿Por qué pensaste que estaba muerto? ¿Quién te dijo eso? ¿Liza? ¿Fue Liza? ¡Solo alguien como ella decidiría enterrarme vivo sin tan siquiera avisarme con antelación! Como sea… confío en que la Madre Naturaleza le dará su merecido. Para ser precisos, estoy seguro que un bicho extra feo le saltará encima un día de estos.

La actitud poca seria de Christopher consiguió que Rail dejara de llorar, luego declaró:

—No me importa que reciba su merecido, pero… ¿dónde has estado?

—Bien, bien... Primero lloraste, luego reíste y ahora estás molesto… Rail, me parece que en estos momentos estás algo emocionalmente inestable. De todas formas, ¡yo soy quien tiene un montón de preguntas! Por ejemplo, ¿cómo terminaste en ese callejón bombardeado hasta casi morir? O, no, mejor pregunto: ¿qué haces aquí en primer lugar?

¿Dónde está tu sombra, Frank? ¿El maestro Poeta sigue igual de loco que antes?

—¡Primero responde a mi pregunta! ¿Dónde has estado? ¿Qué es todo eso de que peleaste contra un simple ser humano y perdiste? No, espera, ¿dónde estoy? ¿Cómo me encontraste? ¿Qué le pasaron a esos tipos con batas blancas de laboratorio? Oh, y el Poeta está empeorando día tras día, ¡te lo juro!

Si ambos proseguían con su conversación unilateral, no llegarían a ningún lado, de

modo que una voz serena intercedió para estabilizar la atmósfera de algún modo.

—Sí que son ruidosos.

Rail se sorprendió al escuchar la voz de una tercera persona en la habitación y giró

la cabeza para ver de quien se trataba.


- 159 -

Frente a él se encontraba un niño más o menos de su edad sentado sobre un sillón

con adornos de madera y deliberadamente subió el volumen de la radio.

—Aun cuando no hay muchas personas en la mansión Russo en estos momentos, si continúan de esta forma, alguien los escuchará. Puedo decir mentiras y excusas sin

problema alguno, pero alguien tarde o temprano se dará cuenta de esto.

—…Quién… ¿quién eres?

¿Será un nuevo integrante de Lamia?

La pregunta de Rail en realidad iba dirigida hacia Christopher; no obstante, antes de

que él respondiera, el jovencito de cabello dorado contestó.

—Soy Ricardo Russo. Encantado de conocerte.

—…Eh… el placer es todo mío… ¿eh? —Rail no pudo evitar sonar sorprendido cuando más signos de interrogación aparecieron sobre su cabeza.

Ricardo ignoró por completo la apariencia incrédula de Rail y continúo carente de

emoción.

—Me alegra mucho que hayas despertado, pero sugiero que te escondas en algún lado antes de que los integrantes de mi Familia se den cuenta —dijo mientras señalaba una escalera que conducía al ático.

Rail echó un vistazo al tenebroso techo, sintiéndose un poco confundido.

—Qué buena broma, jaja…

—Nope. Quizá te sorprenda, Rail, pero no está bromeando.

—¿Incluso tú, Chris? Vamos, dejen de estar bromeando… —Los signos de interrogación seguían sobre la cabeza de Rail y ahora había un poco de incertidumbre en su sonrisa—. Bueno, no sé muy bien qué sucedió; pero, entiendo que tú me salvaste,

así que te agradezco por eso… pero, en serio, no tengo ni idea de qué está pasando aquí.

Christopher tomó un pedazo de papel de la mesa de noche y respondió.

—Um… ¿Rail? No sé cómo decir esto; pero, estoy tan confundido como tú. ¿Qué estuvieron haciendo mientras no estaba? Todos ustedes habrían sido atrapados si

Ricardo no hubiera visto este cartel de “Se busca”.

Se trataba del mismo cartel que Rail habían lanzado al lago unos días antes.

—…¿Cómo conseguiste esto?

De pronto, Rail se percató de algo. Ese cartel de “Se busca” tenía descripciones detalladas de todos ellos; sin embargo, Christopher, quién era aún más llamativo que Sickle o el Poeta, no estaba allí.


- 160 -

Una horrible idea pasó por la mente de Rail.

—Imposible… —expresó con una voz aterrada—. Tú... ¿nos traicionaste?

—Vaya, qué imaginación tan activa tienes. Aunque, debo de admitir que me odio a mí mismo por entender cómo es que llegaste a esa conclusión. Comprendo tu razonamiento, sabes, así que no puedo realmente protestar. Este es… ¿será este el castigo de la naturaleza?

A Rail le pareció que Christopher lucía un poco deprimido; pese a eso, sus ojos

resplandecieron y agarró firmemente la mano de Christopher con la suya.

—Si querías volverte un traidor, deberías haberme buscado. ¡Traicionaría a Huey cualquier día! Desde hace tiempo deseo hacerlo estallar en pedacitos.

—Vaya, qué ideas tan revolucionarias tienes. Me da la impresión de que has estado odiando al maestro Huey cada vez más durante todo este tiempo. Puedo imaginar fácilmente cómo vuelan las chispas entre Liza y tú.

Al parecer, ambos seguían intercambiando nuevas preguntas, las cuales resultaban en ideas inverosímiles, y ninguno de ellos en realidad comenzaba a explicar. Ricardo los observó y suspiró profundamente.

—Si ambos continúan así, nunca llegaremos al grano —declaró Ricardo algo irritado—. Entonces, ¿por qué no toman turnos para explicar lo que está sucediendo?

Mansión Russo En la oficina de Plácido

—Maldita sea… no hemos visto ni una sombra de ellos desde entonces —refunfuñó

Plácido y los hombres alrededor de la habitación intercambiaron miradas incomodas.

—Los rumores dicen que Graham los hizo polvo… ¿se habrán asustado tanto como para salir de Chicago?

—Bueno, tenemos a nuestros chicos vigilando las avenidas principales y las estaciones de tren…

Creek y sus hombres estaban estancados con este caso y lucían muy nerviosos. La tranquila seguridad que presumieron hace varios días ahora parecía escasa.

—Tsk… si Nébula nos considera unos buenos para nada, estamos acabados. ¿Lo entienden, estúpidos? —declaró Plácido furioso; luego, se le ocurrió algo y se giró hacia uno de sus subordinados—. Trae a ese dichoso informante y averigüemos si tiene

alguna pista.


- 161 -

El Vice-director arribó de inmediato.

—No tengo la certeza de lo que desea saber de mí —afirmó el Vice-director en un tono apacible de voz—. Sin embargo, estimado cliente, ¿cómo sugiere que proceda

cuando he sido privado de mis fuentes?

No daba la impresión de estar preocupado por su situación, en cambio, parecía como si fuera él quién poseía todas las cartas.

—…Muy bien. Puedes ir y reconectarte con esas fuentes. Aunque, ten en cuenta, que

todavía tenemos a la niña y a la cámara.

—Su humilde servidor entiende esto a la perfección.

Sin perturbarse por la amenaza implícita a Carol que hizo Plácido, salió de la mansión

Russo con pasos firmes, como si manifestara que no tenía nada más que decir.

Creek lo vio marcharse y frunció el ceño.

—¿Podemos confiar en él, Jefe? Bien podría abandonar a la niña.

—De todas formas, no confío en él. Cuando llegue el momento, venderemos la cámara y… a la niña —Plácido dejó en claro que no tenía muchas esperanzas y se recostó sobre el sillón—. Ladd regresara el próximo mes. Tenemos que afianzar las bases de nuestra Familia antes de eso.

—Esos rastreros de Nébula… ¿cree que mantengan su promesa? ¿Sobre darnos un

elixir o poción de la inmortalidad?

—En realidad, me importa un bledo todo eso. Lo primordial es que tengamos todas las cartas y para que eso suceda, ¡tenemos que apresurarnos y atrapar a esos monstruos

del cartel de “Se busca”!

Por un momento, Plácido lucía atemorizante; luego suavizó su expresión para tranquilizar a su subordinado.

—No te preocupes. Si algo sale mal, haré lo que sea necesario, amenazas, por

mencionar algo, hasta que Nébula se someta.

—Esos cabrones no tienen ni la menor idea de cómo sobrevivir en nuestro mundo. Cuando se trata de poder de fuego, no tienen nada contra nosotros. Solo espero que se den cuenta de eso.


- 162 -

Mansión Russo En el ático

La palabra “ático” usualmente implicaba un espacio estrecho y mohoso; no obstante, este ático no era utilizado para almacenar bienes, por lo que no sufrió el mismo final que la mayoría de ellos, conservando un lugar espacioso con olor a madera fresca.

Christopher yacía en medio del ático, totalmente relajado, mientras que Rail se acurrucó en una esquina con la espalda apoyada sobre la pared.

Habían pasado varias horas desde que Rail despertó; tanto Christopher como él narraron la historia de cada uno y, luego de eso, Rail se dirigió a un rincón y perman eció

en silencio.

La atmósfera le molestaba a Christopher, por lo que se levantó y se hincó junto a Rail.

—Hey, Rail, estás algo distraído.

—No, estoy bien —respondió Rail mientras desviaba la mirada de Christopher, quien

declaró sonriendo.

—Puedo adivinar lo que te molestó. Sería algo así como: «¡Qué demonios! ¡Christopher, cabrón! Fuiste tú quien me hizo creer que podemos superar a los seres humanos, ¡qué estamos por encima de ellos!... Entonces, ¿cómo es posible que Chris se hiciera amigo de un niño al azar? Si Chris se rebaja al mismo nivel que las personas comunes y corrientes, ¿qué se supone que hagamos el resto de nosotros?». ¿O me equivoco? Estoy cien por ciento seguro que tengo razón.

Rail simplemente dejó su mirada en blanca por un rato, luego suspiró

profundamente y negó con la cabeza.

—…Gracias por señalarlo. Gracias a ti me siento mejor. Por fin, entendí porque me siento molesto —Miró a Christopher y sus ojos mostraban un poco de furia en ellos—. Y si sumáramos una oración más a lo que acababas de decir, sería «¿Y el niño al que hiciste tu amigo por qué luce tan débil, por qué parece que siempre está oliendo algo

apestoso?» ¡Jaja!

—Rail… te puede escuchar…

—Pues qué mal. ¿Y qué hay con esta habitación? Al principio creí que era la suite de un hotel, ¿luego me dijiste que era su cuarto? Parece que tiene la misma edad que yo y ya tiene su propio baño privado… ¡Ajaja! Vamos, Chris… no me digas que también quieres tener una vida de lujos.

—Por supuesto.

Rail notó cómo esos ojos negros y rojos se centraban en él y guardó silencio.


- 163 -

Christopher suspiró y sonrió de una forma que revelaba todos sus afilados dientes.

—Una vida de lujos, una vida de pobreza, una vida de enfermedad, de luchas, una vida de poder e influencia o una vida de un hombre común, sí, las quiero todas. Mi sueño es tener una vida normal de un ser humano, independientemente de lo que suceda en esa vida. Es lindo tener un sueño como ese —Luego de esto, su sonrisa se desvaneció un poco y comenzó a acariciar el cabello de Rail con una expresión ligeramente avergonzada—. Nuestra existencia es totalmente antinatural; así que, si no tenemos sueños… ¿cuál es el punto de vivir por tanto tiempo?

Rail, de igual forma, se avergonzó un poco, retiró la mano de Christopher de su

cabeza y suspiró.

De pronto, el ruido de la madera rechinando interrumpió su conversación.

Christopher y Rail se giraron y vieron que se trataba de Ricardo, quien había subido la escalera hasta asomar la parte superior de su cuerpo en el ático. Debió haber escuchado lo que dijeron; no obstante, pretendió no haberlo hecho. Cambio directamente el tema sin la mínima expresión de preocupación u opinión de su charla anterior.

—Um, entonces… ¿Rail?... Bueno, podemos encontrar una excusa y enviarte fuera de aquí el día de hoy. Te sugiero que no deambules por la mansión antes de eso. Tengo la impresión de que todos en la Familia te están buscando.

—¿Enviarme fuera?...

—Así es. Cuando te trajimos aquí, compramos la maleta que está allí para ti y tus

cosas.

Rail echó un vistazo a un rincón del ático y divisó una gran maleta. Estaba abierta,

así que vio sus cosas adentro.

Pues, esta ambulancia sí que salió barata, aunque no estoy seguro de si sea algo porque

reírse…

Suspiró y Ricardo habló muy fríamente.

—Lo compramos especialmente para trasportarte, así que, desde luego, no

deberíamos desperdiciarla.

—Sabes, eres realmente bueno en molestar a las personas. Está bien, ¿qué te parece si activó unas cuantas bombas ahora mismo y hago temblar toda la casa? Dudo que

termine bien para ti si descubren que me habías estado escondiendo aquí arriba.

Lo que Rail declaró se podría considerar como una amenaza; no obstante, Ricardo no regresó la amenaza. Simplemente suspiró y respondió:


- 164 -

—Olvídate de mí. Pero, no te gustaría meter a Chris en problemas, ¿cierto?

Luego desapareció tras bajar las escaleras.

Rail esperó hasta que no se escucharan más ruidos en la entrada del ático.

—Sabía que no me agradaría ese niño. Lo sabía.

—¿En serio? Y yo que pensaba que se harían amigos enseguida. Incluso tenía la intención de presentarle a Frank la próxima vez.

Chris estaba sonriendo de oreja a oreja y esto enfureció a Rail.

—¡Vamos! Sí, seguro, estoy agradecido de que me salvara la vida y todo eso, pero no hay necesidad de esa actitud suya, especialmente cuando conoces por primera vez a

una persona.

—Oh, Rail. Solo es un niño. Todavía no sabe cuándo desempeñar el papel de anfitrión y cuando expresar lo que siente realmente. Aunque, yo tampoco he logrado notar la

diferencia entre ambas.

—¿Lo que siente realmente? —Rail lo miró de reojo.

—¡Creo que le preocupa que vayas a quitarle a su único amigo, por eso está celoso! —respondió Christopher lleno de confianza.

—…

—¿No te parece?

Rail tembló y sonrió un poco arrepentido.

—Me parece increíble lo franco que eres… Estoy impresionado… aunque, en realidad me siento un poco perturbado de que probablemente tengas razón.

—Ya te lo había dicho antes, Rail… He admirado a la naturaleza y a la humanidad durante décadas… así que todo viene de esa contemplación.

Por la noche del mismo día Frente a la Mansión Russo

La Mansión Russo fue edificada en los suburbios de Chicago y daba la impresión de

ser una fortaleza de éxito.


- 165 -

Se encontraba un poco apartada de las otras mansiones del área. Las áreas verdes de la mansión no eran tan extensas como las de un parque público; no obstante, otra casa podía caber fácilmente en el jardín delantero y en el trasero. Una pared de dos ladrillos

de ancho, gruesa y firme, rodeaba todo esto.

Por la noche, la oscuridad cubría por completo la calle y la única luz provenía de las farolas. Aunque esto no representaba un impedimento para los guardias de seguridad que rodeaban la mansión. No bloqueaban las entradas como los guardias de un palacio real o los vigías de los puestos fronterizos; en cambio, yacían de pie formando grupos

bajo las farolas, pretendiendo solo estar charlando.

Por supuesto, todos ellos escondían armas en alguna parte de su cuerpo y, aunque parecían solo estar conversando, sus ojos escaneaban sus alrededores siempre

vigilantes.

En estos momentos, a altas horas de la noche, uno de estos grupos de hombres, aquel más cercano a la puerta trasera, vio a un hombre caminar hacia ellos.

Podría tratarse de solo un transeúnte, así que los guardias continuaron con su charla superficial mientras vigilaban cada uno de sus movimientos.

Sin embargo, el hombre, quien tenía su sombrero inclinado sobre sus ojos, no los pasó de largo sino que fue directamente hacia ellos.

—…

Los guardias lo observaron totalmente alertas. Finalmente, el hombre se detuvo en seco frente a ellos y preguntó:

—¿Serían tan amables de confirmarme si esta es la residencia del señor Plácido

Russo?

—Hey, señor, deberías quitarte el sombrero antes de andar haciendo preguntas…

—Oh, qué descortés de mi parte…

Conforme hablaba, levantó el ala de su sombrero con un dedo…

Sus ojos aparecieron por debajo de la sombra de su sombrero.

De súbito, los guardias sintieron como si les hubieran disparado con un rayo de luz a sus cerebros.

Al parecer los ojos del hombre fueron los encargados de disparar dicho rayo. Daba la impresión de que sus ojos convertían toda la luz de las farolas en un azul pálido y luego lo reflejaba a las retinas de los guardias. La luz recorría su propia ruta misteriosa, meciéndose perezosamente sobre sus irises hasta llegar a su cerebros y su percepción

del tiempo.

—Eh… ¿Qué?


- 166 -

—Buen trabajo… Es hora de cambiar de turnos… —dijo el hombre al ritmo del

bamboleo de la luz.

—…¿Eh?... Oh… en serio… eh… cierto.

Los tres guardias miraron fijamente los ojos del hombre como si acabaran de

levantarse o siguieran profundamente dormidos.

—Dame las llaves de la puerta trasera…

—Oh… claro.

El guardia que parecía el jefe del grupo acató su orden con la mirada cansada y metió la mano en el bolsillo interior de su chaqueta.

El hombre de sombrero tomó la llave y continúo con sus instrucciones.

—…Pueden estar tranquilos… ya se han bañado y este lugar se encuentra lo bastante limpio para que duerman bien… Lo más importante es que cambiaron de turno

conmigo… pueden dejar a su mente descansar… Así que… pueden hacerlo…

Para los guardias, la voz del hombre parecía volverse más y más distante; sin

embargo, el sueño se apoderó de ellos y no pensaron más al respecto.

Sickle, Chi y Frank vieron que el Poeta y los guardias intercambiaron miradas por un rato y, cuando vislumbraron que los guardias se deslizaron por la pared hasta quedar sentados, se dirigieron hacia la puerta.

El sombrero del Poeta nuevamente cubrió su rostro y murmuró para sí mismo en

una voz muy tenue.

—Oh, oh, ha quedado atrás la manzana que me ofreció estas llaves. El fruto prohibido que apeló a que yo abriera las puertas de par en par hacia el capullo de la oruga y así mi

corazón pudiera encontrar la paz… y librarme de la culpa…

—Es suficiente. Apresúrate y dámelas.

Sickle le arrebató las llaves al Poeta sin molestarse en escuchar lo que él decía. Había dos llaves, al parecer una para la puerta principal por donde entraban los carros y otra

para un portón más pequeño que estaba a un lado para las personas.

—Pero, ¿cuál es el punto de hacer todo esto? ¿No podemos simplemente pedirle a Liza que localice a Plácido e ir directamente allí? —dijo Sickle con la voz algo

monótona—. De todas formas, ¿qué le pasó a Liza?

—Desconozco el motivo, pero no he podido contactar a Liza. Sin importar cuánto lo

intente —suspiró Chi.

—…Eso suena…mal.


- 167 -

—Yo también siento lo mismo —dijo Chi frunciendo el ceño.

—¿I-incluso atraparon a Liza?...

Frank, que estaba detrás de Chi, comenzó a temblar; sin embargo, en ese momento, escucharon a Liza con un tono de voz más débil del que estaban acostumbrados a oír.

—…Ya…estoy…estoy aquí…

—Oh, allí estás… Espera, ¿qué está sucediendo?

Se trataba de la voz de Liza; sin embargo, había una clara diferencia a cómo solía hablar. Generalmente, trataba de sonar madura y confiada; no obstante, ahora se escuchaba ansiosa, como si alguien la estuviera persiguiendo.

Luego de que Sickle preguntara, hubo una pausa, después la voz de Liza estalló en

sus oídos.

—¡No pasa nada! ¡Además es inútil que preguntes! No estás aquí de todos modos —declaró Liza un tanto histérica—. Muy bien… ¡todos ustedes pueden seguir con su

misión! Yo… eh… um… necesito… despertar… Tengo que… despertar….

—¿?

Su mística voz retumbó alrededor de ellos por un rato y luego desapareció.

—¿Qué está sucediendo?...

Todos se quedaron viendo al aire; al cabo de un tiempo, la voz impaciente de Frank

se escuchó por encima de ellos.

—D-de cualquier modo, ¡nuestra misión actual es rescatar a Rail!

—No hay nada que podamos hacer más que seguir adelante. El problema es que ya no contamos con un vigía… Si Chi o yo abrimos la puerta y alguien ve, entonces sabrán de inmediato que somos intrusos. Así que, depende de ti, Poeta —suspiró Sickle y asintió de acuerdo.

Nadie había decidido de antemano que Sickle se haría cargo de la operación; sin embargo, necesitaban de un líder firme para lo que estaban a punto de hacer. Por lo tanto, nadie se opuso.

El Poeta asintió, tomó las llaves y se dirigió a la puerta. Considerando el tamaño de

Frank, decidió abrir la puerta más grande que era para los vehículos.

—Será mejor que vaya un grupo pequeño —dijo Chi preocupado—. Por el momento, Frank puede quedarse aquí. Si realmente tienen como prisionero a Rail en este lugar, tenemos que ser lo más discretos posibles antes de la hora de la verdad. Abre la otra

puerta, Poeta.


- 168 -

Parecía que Frank quería encontrar él mismo a Rail; aun así, se mantuvo en silencio

y asintió.

—Sí… está bien.

El Poeta siguió la sugerencia de Chi y abrió la puerta más pequeña. Clic. La cerradura cedió con un ruido leve. Luego, las bisagras rechinaron débilmente a medida que la puerta retrocedía.

Chi se asomó para ver el interior y comprobó que no había nadie cerca. Podían permanecer ocultos en las sombras de los árboles y caminar directamente hasta la mansión.

—Bien… Poeta te quedarás aquí con Frank a esperar.

—Podrás interrogarlos sobre Rail luego de que despejemos todo.

Chi y Sickle desaparecieron por la puerta, mientras que Frank y el Poeta regresaron

a su posición en la calle, junto a los hombres de los Russo que dormían.

—La oscuridad es una forma de vesania, un cofre de oro invertido. Recluye los pecados tras ser bañados con el brillo de las farolas, impregnados con la luz de las

estrellas… y, con qué motivo, más que la voluntad del sabio y la bruja.

Frank contempló al Poeta recitar esto al aire, luego dijo:

—Umm… L-lo siento, Poeta, pero no entendí nada de lo que acabas de decir.

Esto es lo que probablemente hubiera dicho una persona común y corriente en este

punto.

Al Poeta no parecía importarle. Mientras esas absurdas palabras salían de su boca, tranquilamente se analizaba a sí mismo.

Aunque… me pregunto cómo se originó esta habilidad.

Miró a los tres hombres de los Russo durmiendo en el suelo y reflexionó sobre sus ojos.

Ni siquiera yo tengo idea…

A pesar de eso, su habilidad era de gran ayuda para completar sus misiones. Se encargaba de las cosas tras bambalinas; mientras que Sickle y Chi, quienes eran combatientes, se hacían cargo del resto. Esta misión no sería diferente.

Sin embargo, algo en la atmósfera parecía distinta el día de hoy.

Una derrota sin precedentes, la desaparición de Rail y el extraño comportamiento de

Liza.


- 169 -

Cambios tras cambios se abalanzaban sobre él como una lluvia torrencial, aun así, todo lo que podía hacer era estar allí de pie como siempre, en espera de su próxima orden.

Es algo… extraño… ¿De dónde viene esta extraña sensación?

Era como si no estuvieran actuando de acuerdo a su propia voluntad y destino; sino que unas personas misteriosas los convocaron aquí.

Este presentimiento funesto se aferró al Poeta y no lo dejó ir.

Mansión Russo En la puerta principal

Mientras el Poeta ponía a los guardias bajo hipnosis en la puerta trasera, también

había incidentes tomando lugar al frente.

El guardia de la puerta principal vio cómo se acercaba lentamente un extraño vehículo, daba la impresión de una cruza entre autobús y camión, con un enorme y reluciente logo de Nébula.

Se detuvo frente a la puerta y, acto seguido, una mujer bajó de un salto del a siento del conductor.

Al parecer había calculado mal la distancia del asiento hasta el suelo, ya que en el instante en que salió se cayó de golpe contra el suelo.

—¿Qué?... Auch, auch, auch… p-perdón.

Se disculpó con nadie en particular, después se sacudió el polvo y giró hacia uno de

los guardias.

—Um… Supongo que el señor Plácido ya le comentó…

—Oh, cierto, estás aquí para el chequeo programado, ¿verdad?...

—¡Ajá, así es!

Los otros guardias también se habían acercado para verificar la identidad de la mujer, recordaban que ya había venido antes; a pesar de eso, se miraron entre ellos.

—El señor Russo dijo que vendría, pero… ¿por qué el camión?

En sus visitas anteriores, siempre había llegado en un vehículo personal de tamaño regular, así que sospecharon cuando trajo uno tan grande en esta ocasión.


- 170 -

Toda su atención cayó sobre la visitante, Renée, quien lucía un poco exhausta.

—Um… pues, la revisión que necesitamos hacer hoy requiere de más personas, así que traje a todo mi equipo.

En el instante en que terminó de hablar, el compartimiento trasero del vehículo se abrió y un hombre en una bata blanca de laboratorio salió del recóndito interior del camión.

—¿Qué?...

Luego, uno por uno, más hombres en batas de laboratorios emergieron.

—E-espera un momento…

Seguían surgiendo más y más empleados todos cargando botiquines y daban la impresión de ser farmacéuticos. Al final, más de veinte personas yacían frente a la puerta. La escena se veía surrealista y la presencia de ellos parecía ejercer una extraña

presión en el ambiente.

—Um… oye, ¿y esto qué es?

Los guardias lucían muy agobiados; no obstante, Renée les mostró una sonrisa

inocente.

—Oh, es verdad, necesitamos llevar el camión hasta el interior si no es mucha molestia. ¡Después de todo, habrá toneladas de cosas que traer de vuelta!

—Sí, la entiendo, pero es una situación difícil para nosotros… nosotros…… nosotros…

El guardia que había estado hablando con Renée repitió esas últimas palabras varias

veces; después, colapsó de súbito.

—¿Eh? ¿Qué pasó?

Cuando se desmayó, Renée vio que había un hombre detrás del guardia sosteniendo una jeringa. Acto seguido, escuchó los ruidos de hombres cayendo al suelo alrededor de ella.

—Nos podrían ocasionar muchos problemas, Directora, así que los pusimos a dormir por un rato —declaró sin mucho sentimiento; sin embargo, Renée lucía muy nerviosa.

—Um… quiero decir… ¡Esperen! ¿Por qué no me dijeron primero?

—Pero acabamos de hacerlo.

Renée pensó en esto por un rato, luego juntó las manos y sonrió.

—¡Oh, es verdad~! Entonces, no hay problema... Oh, cuando metas el camión, estaciónalo en la parte de atrás, ¿entendido?


- 171 -

—De lo contrario, alguien nos podría reprender muy fuerte cuando traslademos los cadáveres.

En la oficina de Plácido

—Mierda… ese maldito informante desapareció sin decir nada… ¿acaso planea regresar o no?...

La situación no iba a ningún lado y Plácido se estaba inquietando.

En ese momento, el teléfono timbró. Plácido de inmediato extendió una mano hacia

el reluciente teléfono negro.

—Soy Plácido, diga… —dijo luego de conseguir tragarse su ansiedad.

—Ah, ¿cómo se encuentra esta tarde, mi estimado cliente?

Se trataba del hombre a quien recién había maldecido, provocando que su corazón se acelerara.

No estará escondido en algún lado espiándome, ¿o sí?...

Plácido se sintió irritado y no respondió a la pregunta de Saint-Germain; no obstante, éste último pareció no haber notado esto y prosiguió.

—De modo que, logré reunir cierta información pertinente a su situación. Es

bastante urgente, de ahí que me tomara la libertad de hacer esta llamada.

—¿De qué se trata? ¿Ya sabes dónde están?

—No, por desgracia no. Sin embargo, para usted, señor, la relevancia de esta información excede de sobremanera a la captura de sus objetivos —Sus palabras eran

muy corteses; no obstante, su tono de voz era extrañamente engañoso.

Hubo un momento de silencio, luego Plácido escuchó de la elocuente voz del Vice -

director una advertencia.

—Debe marcharse de inmediato de la mansión y no confié en nadie… si quiere vivir.

—¿Qué?...

—Le aconsejo salir de Illinois tan pronto como sea posible.

Plácido sintió que su cabeza no podía procesar nada.


- 172 -

—¿Qué demonios? ¡Explícate!

—Aun cuando nuestra relación comercial tenía poco de haber sido establecida, señor, debo expresarle mi gratitud por este periodo de mutuo entendimiento. Tengo la intención de recoger a Carol dentro de poco y, si todavía se encuentra presente para

entonces, estaría más que feliz de informarle todos los detalles.

Dicho esto, el Vice-director colgó.

—¡Cabrón! ¿Qué chingados significa esto?

Daba la impresión de que el Vice-director trataba de advertirle sobre algún tipo de

peligro.

¡No necesito información de ese tipo, no ahora que soy así!...

Plácido consideró su nueva habilidad; sin embargo, la llamada lo irritó por completo.

—¿Recoger?... Y luego toda una sarta de estupideces…

Le pareció que ese informante realmente no comprendía en qué posición se encontraba. Si traía a la niña y le daba una buena paliza enfrente de ese cabrón engreído,

Plácido creyó que podría enseñarle una lección.

Mientras estaba ocupado con sus planes y a punto de llamar a sus hombres…

La puerta pareció abrirse por cuenta propia y una misteriosa figura apareció. Se trataba de un hombre asiático con vestimenta exótica y largas cuchillas br otando de sus manos.

El corazón de Plácido dio un salto en su pecho.

¿Qué carajos?...

Otra silueta emergió por detrás del hombre. Esta vez era una mujer con vestido.

—Entonces, ¿tú eres Plácido? —espetó ella.

—Tú… ¡ustedes son los del cartel!... —dijo Plácido apretando los dientes.

—El propósito de nuestra visita el día de hoy es para preguntarle de dónde sacó esos carteles de “Se busca” —inquirió la voz de Chi tranquilamente conforme se acercaba

poco a poco al escritorio de Plácido por un lado.

—V-voy a llamar…

—Todos los guardias alrededor de esta habitación están dormidos —afirmó Sickle y

comenzó a rodear el otro lado del escritorio, ambos habían flanqueado a Plácido.


- 173 -

Después, Chi negó con la cabeza, como si lamentara un poco lo que estaba a punto de

decir.

—Y un número de ellos nunca despertaran.

—Qu…

Las cuchillas de Chi se aproximaron lentamente a Plácido. Sin embargo, en ese instante….

Se escuchó una puerta abrirse de golpe. No había sido la puerta por la que Chi y Sickle entraron, sino otro conjunto de puertas dobles que daban al pasillo principal. A través de esta puerta, un extraño grupo de personas se extendieron sobre el escenario que Chi y Sickle habían puesto.

Una mujer con una bata de laboratorio dio un paso al frente del grupo y mo stró una

gran sonrisa boba, animando un poco la atmósfera tensa.

—¡Nochecitas, señor Plácido! Lamento mucho haber llegado tarde… ¿Eh? ¿Qué? ¡Qué raro! —Tras darse cuenta de que la situación no era la que esperaba, rápidamente trató de entenderlo todo—. Um… entonces, ¿qué está pasando?

Si estuvieran frente a esta escena, la mayoría de las personas pensarían algo como «Hey, el personal del hospital está haciendo sus guardias juntos o qué». Sin embargo,

Chi y Sickle opinaban algo distinto.

Recordaron a los investigadores en batas blancas del laboratorio de Huey.

Por un momento, se paralizaron por el recuerdo desagradable; no obstante, la

expresión de Plácido se alegró, como si hubiera visto una luz la final del túnel.

—Hey… oigan… ¡llegan justo a tiempo! Estos dos son los del cartel de “Se busca”, ¿cierto?

Tsk…

Sickle y Chi oyeron el tono servicial de Plácido y formularon una hipótesis sobre la situación actual. ¿Estas personas fueron los que usaron a la Familia Russo para buscarlos?

—No se muevan —Chi pensó que sería la mejor ruta de acción y clavó sus garras en el cuello de Plácido. De acuerdo a cómo actuaran estos intrusos tras tomar a Plácido como rehén le ayudaría a sondear exactamente qué clase de personas eran.

No obstante, este grupo no parecía encontrarse en la misma estación que él.

—Um…


- 174 -


- 175 -

Plácido tenía cuchillas apuntando hacia su garganta, por lo que no podía emitir ni un solo ruido; sin embargo, Renée consideró esto por un rato antes de voltear a su equipo con la cabeza inclinada como si dudara.

—¿Cuál es la mejor forma de decir “empiecen” en esta situación?

Luego, su equipo compitió para hacer alarde de sus distintas opiniones aleatorias.

—¿Qué tal “Disparen”?

—Es un poco soso, ¿no te parece?

—Decir “Qué comience el show” suena bien, Directora.

—¿Crees que deberíamos agregar “Damas y Caballeros” antes de eso?

—Personalmente, recomendaría “¿Bailamos?”.

—¡Sí, es genial!

—Vayamos con esa.

—Um… ¿”Está bien, caballeros, comienza la operación”?

—¿No estás citando una película?

—Tal vez una novela.

—Hey, ¿qué tal si “te quitas la blusa y jadeas un par de veces”?

—¡Apoyo la moción!

—¡Yo también!

—¡Y yo!

—¡También yo!

—¡Y yo!

—¡Aaaaaaah! —Renée comenzó a gritar por la última opción.

Sin embargo, otro hombre la ignoró.

—Bien, Directora —dijo a medida que sacaba algo del interior de su bata del

laboratorio—. ¿Qué le parece “Abran fuego”?

Sostenía una pistola que emitía chispas de un extremo.

Se comportaron como si Plácido, Sickle y Chi no existieran.

—¡Ah!


- 176 -

—Eso es.

—Entonces, Directora, ¿cuáles son sus órdenes?

—Espera, espera hasta que me cubra los oídos.

—Olvídalo.

En el instante en que el primer hombre terminó de hablar, todos los demás sacaron las pistolas de sus batas de laboratorio; luego comenzaron a disparar contra la extr aña formación de los tres junto a la ventana.

En el ático

Rail escuchaba el ruido del agua por debajo de ellos.

—Todavía creo que tener su propia bañera en un cuarto privado es un poco exagerado —Se quejó Rail.

—Cierto.

—Una habitación propia ya es demasiado; pero, ¿también querer una bañera? Hablando sobre aislarte del resto del mundo.

Estaba a punto de continuar; sin embargo, luego oyó algo a lo lejos. No se trataba de un ruido que usualmente escucharan; pero, con todo y eso era dolorosamente familiar.

—¿Disparos?...

—Sip —Christopher confirmó la suposición de Rail con unos ojos brillantes de felicidad—. ¿Crees que alguien vino por ti?

Después, se percataron que el ruido del agua se había detenido. Acto seguido, se escuchó la puerta del baño abrirse. Rail gateó de inmediato por el ático hasta llegar a

las escaleras, luego bajó por las mismas.

—Hey, parece que algo está pasando. Puede que pronto pierdas la calma —dijo en

tono sarcástico.

Ricardo se había envuelto una toalla alrededor de él y se encontraba tan inexpresivo como antes.

—Tal vez tus amigos quieran rescatarte. No te aseguro que nadie no nos haya visto

cuando te trajimos aquí.


- 177 -

Rail se sintió decepcionado, esperaba ver a Ricardo entrar en pánico y temblar de

miedo; sin embargo, Ricardo simplemente lo ignoró y comenzó a vestirse.

Sin perder el tiempo se puso su ropa interior y luego se dirigió a su perchero, donde sus prendas de día se encontraban colgando. El hecho de que no usara la pijama sobre

la cama indicaba que entendía qué tan impredecible era la situación.

Qué interesante…

Aunque Rail estaba decepcionado, notó algo extraño. Sin decir una palabra se giró

hacia Christopher.

—…

Por otra parte, Christopher no se encontraba tan deprimido como Rail, tenía una sonrisa que mostraba todos sus puntiagudos dientes y sus ojos bailaban.

—Muy bien, entonces, ¿qué quieres hacer? ¿Te quieres ocultar aquí o prefieres venir con nosotros y ver qué está sucediendo? Hasta podríamos idear un plan de escape. O… en caso de que nos encontremos con el enemigo, sin importar quién sea, ¿matarlo antes de que te maten?

Cuando le presentaron las tres opciones poco atractivas: quedarse, huir o ser el primero en atacar; Ricardo las meditó por un momento.

Luego, como el anfitrión tomó una decisión.

—Independientemente de lo que esté sucediendo, causaría muchos problemas si alguien encuentra a Rail cuando todo esto termine… así que los tres deberíamos escapar

juntos.

Al parecer Rail no esperaba esta respuesta, por lo que terminó aún más deprimido.

Diez minutos antes En una fábrica abandonada de Chicago

La fábrica se encontraba bastante cerca a la mansión de los Russo y había cerrado debido a la decadente economía.

Hoy, como de costumbre, el mecánico estaba esperando a sus “enemigos”.

Golpe, golpe. Graham yacía solo, recostado sobre el chasis de un carro sin ruedas, perdiendo el tiempo con su llave inglesa.

Había estado actuando de señuelo desde hace varios días; sin embargo, los enemigos con los que había peleado jamás aparecieron. Su pandilla intentó convencerlo de


- 178 -

abandonar su plan: «¡Solo el jefe Graham sería lo bastante estúpido para caer con algo así!»; a lo que él contesto: «No, confío en ellos… aun cuando solo interactuamos una vez, fue por medio de mi llave inglesa, ¡y creo firmemente en que son como yo!». De modo

que, aquí estaba él, en un punto muerto.

—Aaah, qué triste… cómo es posible semejante tragedia… confiar en mi enemigo y ser traicionado, ¡tiene que ser una nueva estrategia! ¡Una estrategia jamás usada en la historia humana! Aunque tengo una molesta sospecha de que en realidad no es una estrategia… pero, debo estar imaginando cosas. No soy tan estúpido…

En este punto, una voz familiar llegó a los oídos de Graham.

—¡Jefe! ¡No tenemos tiempo para su parloteo estúpido!

—Shaft… tu inoportuna presencia me pone triste. ¿Por qué crees que he estado haciendo esto solo? Entraste diciendo disparates sin importarte si alguien te seguía o si te tomaban de rehén. Y, entonces, a final de cuentas tendría que ingeniármelas para

saber qué decir y sacrificarte apropiadamente…

Shaft corrió por la entrada y soltó el último comentario sarcástico.

—¿Así que ya decidiste sacrificarme? Como sea, olvida eso —declaró y luego gritó las noticias a Graham—. ¡Ahora no es el momento para estar bromeando! El jefe Russo… ¡los fenómenos de circo están atacando su casa!... Luego un montón de raritos con batas blancas aparecieron. ¡Es un completo desastre!

Golpe.

Graham dejó de jugar con su llave inglesa.

—Fui muy descuidado —murmuró y se golpeó ligeramente la cabeza con la llave inglesa.

—¿Eh, Jefe?

—…¡Esto es lo que hace a la vida tan interesante!

Su arrebato provocó que Shaft soltara un gritito de miedo; en cambio, se podía ver una sonrisa sobre los labios de Graham.

Al parecer la llave inglesa había cortado su piel, ya que se formaron gotas de sangre y cayeron sobre su overol. El rojo carmesí sobre el azul parecía transformarlo en negro. Aun así, la sonrisa sobre el rostro de Graham era mucho más oscura.

—Lo impredecible es el condimento de la vida, ¿no es así, Ladd?

En la calle junto a la Mansión Russo


- 179 -

—Yo, um… Creo que escuché un disparo.

Frank y el Poeta seguían esperando en la puerta cuando escucharon una serie de disparos provenientes del interior de la mansión y se miraron entre ellos nerviosos. Después, Frank volteó a ver la mansión mientras que el Poeta inspeccionó los

alrededores.

—Es… probablemente sean Sickle y Chi peleando, ¿verdad? D-deberían estar bien…

¿cierto?

—Hey, Liza, ¿puedes ver lo que está pasando adentro? —El Poeta parecía afectado por la situación alarmante y habló de una forma normal por una vez.

Sin embargo, nadie respondió y volvió a preguntar.

De súbito, desde un callejón cercano se escuchó una voz entre un grito y un sollozo.

—No… ¡Noooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!

—¡¿?!

—Eh… ¿qué?

Tanto Frank como el Poeta se paralizaron.

—Aaah… no… ¡no, por favor! Papá… su ojo… Papaaaaaaaaaaaaaaá —Frank y el Poeta se percataron de que era la voz de Liza; no obstante, en ese momento —. ¡Por qué!... Por-

Su voz de repente se cortó.

Su último sollozo hizo eco en la oscuridad y luego de que se disipara, ya no hubo más señales de la presencia de Liza. Únicamente la atmósfera pesada que se arremolinaba

en el cielo.

—¿Qué sucedió?...

Era inimaginable qué podría provocar que Liza gritara o que de pronto perdieran contacto con ella. Este evento inexplicable hizo sentir al Poeta como si algo bajara por

su espalda. Entonces…

PUM. Un ruido amortiguado se escuchó cerca.

—¿?...

Cuando se giró el Poeta, Frank ya se había ido. Al parecer, el ruido que oyó antes fue

Frank aterrizando dentro del terreno de la Mansión tras saltar la pared.


- 180 -

—¡Espera Frank! —gritó el Poeta sin pensarlo; pero, no hubo respuesta del otro lado

de la pared.

Vaciló por un momento antes de correr hacia la puerta…

Pero, entonces, aparecieron dos figuras en el portón.

—¡Chi! ¡Sickle!

—¡Rápido! ¡Corre!

El resto de las palabras de Sickle fueron ahogadas por un staccato de balas.

Por lo menos el Poeta entendió que lo que sea que estuviera sucediendo en la

Mansión, era tan grave que Sickle y Chi solo podían huir de allí.

—Esperen, Frank sigue adentro…

Antes de que pudiera terminar, vio que la puerta grande, la que estaba junto a la más pequeña, se abrió y un hombre con una bata de laboratorio salió corriendo. El Poeta también notó que sujetaba un arma.

Dudó por dos segundos más antes de correr detrás de Chi y Sickle hacia la oscuridad de la noche.

Otro incidente aconteció al mismo tiempo.

Mientras lo anterior sucedía, un siniestro fenómeno ocurrió por todo Estados Unidos de América. En todas partes del país y con personas sin ninguna conexión entre ellas.

Mujeres de diferentes edades y localidades, mujeres que jamás se habían visto entre

ellas…

Todas ellas comenzaron a gritar exactamente al mismo tiempo.

Algunas mujeres causaron tanta conmoción que fueron enviadas al hospital; aunque, desde luego nadie sabía lo que pasó en Alcatraz y en la Mansión Russo al mismo tiempo.

Por lo que dicho incidente fue reportado como un caso de histeria colectiva.

Y, después, por razones desconocidas, este caso se perdió en la oscuridad de la historia.

En la habitación de Lúa


- 181 -

Los ruidos del conflicto en el exterior provocaron que Carol se asustara tanto que

salió corriendo a esconderse debajo de la cama, temblando.

Le habían regresado la cámara cuando la encerraron y, ahora, se aferraba a ella con

fuerza. Cada vez que escuchaba un disparo, daba un pequeño gritito de alarma.

Pero… ¡esta es una oportunidad! ¡Una oportunidad de oro para una reportera!

Carol se imaginó a sí misma corriendo valerosamente al campo de batalla y tomando fotos; no obstante, el temblor en sus extremidades destruyó la idea en pedazos.

Tenía sentimientos encontrados entre miedo y auto-decepción; sin embargo, en ese

momento Lúa habló.

—No te preocupes.

Carol sintió que esa voz suave la cubría como una cálida manta.

—Oh… Señorita Lúa…

Trató de calmar su agitado corazón y levantó la vista; pero, luego una nueva voz sonó

acompañada de alguien tocando a la puerta. Carol sujetó su cámara con aún más fuerza.

—Señorita… Señorita Luuuuuuúa, u-usaré el flash para cegarlo momentáneamente, así que, por favor… prepárese para-

Carol estaba tan asustada que no podía hablar como quería; a pesar de eso, se incorporó. Al mismo tiempo, la puerta se abrió. Cuando vio quién lo había hecho, no pudo evitar que un gemido se escapara de su garganta.

—Vice… ¡Vice-directoooooooooooooooor!

—Pues bien, Carol, recuerdo haberte dicho hace unos días —Su rostro por detrás del monóculo mostraba una expresión ligeramente exasperada. Aún había algo de severidad en su tono de voz cuando acarició la cabeza de una Carol sollozante —, que no gritaras cuando vieras a otras personas, ¿no es así?

En un pasillo de la Mansión Russo

—Dime… Chris…

—¿Qué pasa? ¿Y por qué la cara larga?

Rail había estado siguiendo a Chris por un largo pasillo y ahora lo miraba con un puchero. Ricardo los seguía un poco más alejado. Su plan era asegurarse que ambos, el

frente y la retaguardia, estuvieran despejados.


- 182 -

Rail traía su mochila, así que bajó la voz para que Ricardo no los pudiera escuchar.

—Mientras veía a Ricardo ponerse la ropa… de pronto me di cuenta…

—Ajá.

—Ricardo en realidad es…

Al parecer, Christopher adivinó lo que Rail iba a decir a continuación. Aunque se encontraban en una situación desesperada, Christopher se esfor zó por no reír cuando asintió con la cabeza.

Rail vio su respuesta y estrechó los ojos con sospecha; aun así, dio voz a sus dudas llanamente.

—…En realidad es una chica, ¿cierto?

Christopher trató de contener la carcajada tras ver cuánto tiempo le tomó a Rail hacer esta pregunta. Logró suprimir la risa y miró a Rail con tranquilidad.

—Sí. ¿Y qué?

—…¿Sabías desde el principio?

—Por supuesto. He vivido con ella por un año —Los ojos rojos de Christopher bailaron cuando sonrió—. Nunca lo dijo directamente, así que tampoco pregunté. Es algo así como un acuerdo tácito, supongo. Aunque en la Familia, solo el Jefe y unos

cuantos altos mandos saben, evidentemente la matrona también.

—…

Habían llegado hasta las escaleras, desde las cuales era más audible el ruid o de los disparos. A pesar de que tenían que ser aún más cuidadosos ahora, Christopher siguió

charlando.

—¿Ahora entiendes por qué hay un baño privado?

—Tan claro como el agua —dijo Rail en voz baja. Sin embargo, Christopher parecía

aún más feliz que antes y su sonrisa lo hacía lucir como un niño.

—Mi plan original era que entraras allí mientras Ricardo se estuviera duchando y ver si gritaba. Pero, por la forma en que se vistió tan abiertamente frente a los dos, diría que no.

—Chris, ¿te importaría si te hago estallar? —Rail parecía molesto y sonrió malévolamente cuando extendió una mano hacia su mochila para tomar una bomba en

forma de huevo.

Por otro lado, Christopher solo vio a Rail felizmente conforme se mantenía alerta ante cualquier ruido. Luego, detectó que dejaron de disparar y se dirigió a la fuente

dónde hasta hace poco provenían dichos ruidos: la oficina de Plácido.


- 183 -

—Creo que deberías guardar eso para después.


Había tres pares de puertas que conducían a la oficina de Plácido: una que conectaba al pasillo principal, por la que Sickle y Chi habían entrado, y las otras dos unían al ala residencial de la mansión. Dicha puerta de repente fue abierta de golpe y dos figuras

pasaron por ella, la primera tenía ojos rojos y la segunda cicatrices.

Sickle y Chi ya habían escapado. De modo que, por un momento, los dos recién llegados parecían confundidos mientras observaban a la mujer con bata de laboratorio

y lentes.

—¡Ah! ¡Mi querido Rail! ¡Creí por completo que habías huido , pero estuviste aquí todo el tiempo!

—Eh…

Su saludo amistoso provocó que todo el cuerpo de Rail se tensara.

Hey, esos son los tipos con batas de laboratorio que Ricardo mencionó. Esa revelación pasó por la mente de Christopher, al tiempo que se percataba del nerviosismo de Rail.

—¿Qué pasa, Rail?

—¡C-cómo!...

Quizá fue porque la boca perpetuamente sonriente de Rail contrastaba, pero la impresión y el odio en sus ojos lucían terriblemente vívidas… también había horror en esa mezcla.

—Ellos… yo… estoy seguro… ¡estoy seguro de que te hice volar en pedacitos!

—¿Qué?

Dos incidentes aislados se unieron en la mente de Christopher. De repente recordó que Rail mencionó que sus posibles captores también usaban batas de laboratorio. Además, cuando usó sus bombas restantes, no pretendía salir con vida, por fortuna

Christopher y Ricardo lo encontraron.

Christopher examinó la expresión de Rail. No había error alguno, Rail los había hecho

explotar.

De igual forma, se dio cuenta de que había algo antinatural sobre este grupo de científicos.


- 184 -

Su encuentro llenó la mente de Rail. Se topó con ellos hace un par de días; no obstante, tenías unas cuantas horas de haber despertado, por lo que el recuerdo se

encontraba terriblemente vívido.

Esta mujer no era nada parecida a Huey y tampoco hablaba como él…. Rail no podía recordar exactamente cómo es que esas dos figuras se habían fusionado en su mente.

Cuando recuperó la compostura, ya había detonado las bombas.

Su abrigo era a prueba de fuego, por lo que no sufrió quemaduras. Conforme las bombas explotaban, lo vio muy claramente…

El grupo de científicos dispersándose y el cuello de la mujer rompiéndose.

No obstante, aquí estaba ella, sana y salva.

—¿Eres… una inmortal?...

Temblaba de la cabeza hasta los pies, sus dientes castañeaban. A pesar de eso, logró

forzar la palabra “inmortal” de su boca.

No obstante, la voz que respondió era fluida e intensa.

—Sí… una inmortal incompleta.

Quién habló no fue uno de los científicos, sino Plácido que había estado agachado

junto al escritorio cerca de la ventana.

Su ropa estaba perforada con orificios de balas; pese a eso, no presentaba heridas visibles.

—Pero, te digo algo, niño, si los hervimos a todos ustedes… conseguiremos el

verdadero elixir para la inmortalidad.

Los científicos vieron la sonrisa ambiciosa de Plácido y sonrieron avergonzados entre ellos.

Christopher no creía que solo fueran un montón de científicos que casualmente eran inmortales. La única persona que en verdad estaba relajada era Renée. Los otros lucían despreocupados en el exterior y hacían bromas; pero, al mismo tiempo, parecían

heridos y sus ojos deambulaban alrededor de la habitación.

Como conjunto no daban la impresión de ser un gran equipo; no obstante, cada uno irradiaba una atmósfera de que él o ella tenían un poco de entrenamiento de combate.

Podrían luchar individualmente de ser necesario.

Renée se encontraba rodeada por un ejército inmortal; aun así, Christopher se dirigió

a ella alegremente.


- 185 -

—¡Ya veo! Por fin lo entiendo… debes haber conseguido este paquete de perros guardianes de los mil doscientos inmortales incompletos de Nueva York. ¿Esa era tu fábrica de cachorros?

Christopher presenció alrededor de mil doscientos inmortales incompletos el año pasado en la sucursal de Nébula en Nueva York. Ahora comprendía en lo que estaba involucrado y simplemente lanzó ese desafió a Renée para comprar tiempo.

Sin embargo, Renée ladeó la cabeza como si realmente estuviera considerando sus

palabras, confundida por lo que él dijo.

—¿Eh? Nope.

—¿En serio?

—Ajá… Esos solo eran conejillos de indias…o una mejor palabra sería ratas de laboratorio, ¿quizá? No puedes escoger perros guardianes de entre ratas. ¡Tienes que darme más crédito que eso~!

—…

Aquel que se quedó sin palabras por la respuesta de Renée no fue Christopher, sino Rail.

Observó la sonrisa presumida de Renée y sintió como si alguien le hubiera arrojado un balde de agua fría sobre la cabeza.

Ella… no está bromeando en lo absoluto…

¡En realidad piensa eso!...

Renée sonaba como si se hiciera la tonta; sin embargo, de verdad opinaba cada palabra que decía.

Christopher se limitó a encogerse de hombros y no retrocedió.

—Bueno, en ese caso, supongo que no lo sabes. Allá en India, reproducen ratones como ratones guardianes… y son tan fuertes como los elefantes.

—¿Eh? ¿En serio? —Renée parecía haber caído con eso y echó un vistazo a su equipo escépticamente.

—Imposible.

—Directora use su sentido común.

—Qué se vaya al infierno.

—¿Puedo tener un aumento?

—¡Desvístete! ¡Fuera ropa!


- 186 -

Como resultado, obtuvo otra lluvia de comentarios aleatorios.

Plácido fue el único que ignoró sus payasadas y, en cambio, se dirigió hacia Christopher y golpeó con fuerza su puño sobre el escritorio.

—Christopher… ¿Qué carajos crees que estás haciendo? ¡Atrapa a ese niño de

inmediato!

Aparentemente no tenía idea de cómo llegó allí Rail.

Por su parte, Christopher de súbito sintió lástima por el viejo y sus labios se torcieron un poco. Decidió ser cortés, ya que ahora Plácido era igual que él… no del todo humano.

—Qué mal… creo que hay un conflicto de intereses aquí.

—¿Qué?...

De la nada se escuchó un CHIN de metal contra metal.

—Muere —murmuró Rail entre dientes, conteniendo su furia.

Varios objetos con forma de huevos fueron lanzados al aire.

Desde las profundidades de la mansión, se escuchó una explosión que sacudió todos

los pasillos a su alrededor.

—¡Aaaaah! ¡Vice-director! ¿Q-qué acaba de pasar?

—Tranquilízate.

—¡No puedo!

—Si no puedes hacerlo por tu propio bien, considera fortalecer tu corazón por el bien

de los demás —contestó mientras corría por los pasillos.

Sus palabras hicieron que Carol inconscientemente mirara hacia atrás, a Lúa que se

encontraba corriendo justo detrás de ella.

En realidad, Carol tuvo que animarla a irse. Lúa estaba un poco insegura y le preocupaba que se convirtiera en una carga al punto de decir: «Por favor… ¿están seguros de que está bien que yo escape con ustedes?».

Al ver su expresión, Carol se sintió más valiente, enderezó la espalda y apretó la

mano de Lúa.

—¡No te preocupes! Tal vez no lo parezcamos, pero somos informantes… ¡definitivamente encontraremos un lugar seguro para ti hasta que tu prometido salga!


- 187 -

No obstante, el Vice-director pensaba de otra forma.

—Ser caritativo no es un pecado; sin embargo, podría descender la calamidad a todas las partes implicadas si actúas sin conocer claramente tus limitaciones. Si logras

recordar esto, te ayudaré en esta ocasión.

—¡No hay problema! ¡Me siento ilimitada cuando está presente el Vice-director!

—Sin duda eres muy impertinente… Aunque, tal vez no sea inapropiado como una empleada de Daily Days.

En la entrada principal

—No está aquí.

—¿Qué hacemos? ¿Habrá escuchado las explosiones y huido?

Rail y Christopher dieron un salto atrás justo antes de que las bombas detonaran, cayendo sobre el pasillo principal. Querían escapar tan pronto como fuera posible y ahora se encontraban buscando por todas partes a Ricardo; sin embargo, no se veía por ningún lado. Ambos pensaban que no podría haber escapado primero, de modo que salieron al jardín delantero pero tampoco estaba allí.

—No quedó atrapada en esa explosión de antes, ¿verdad? —dijo Rail un poco preocupado.

—Ni idea. Solo tenemos que seguir buscando —Christopher se las arregló para sonar muy optimista, luego dio media vuelta para regresar a la Mansión, ignorando el peligro.

Rail no hizo nada para detenerlo.

Ricardo eligió la opción de huir por culpa mía…

Y dio un paso en dirección de la Mansión; no obstante, de pronto una voz familiar se escuchó detrás de él.

—Fascinante… en ese caso, cuéntame una historia interesante.

Un escalofrío recorrió a Rail.


- 188 -

Ya se había convertido en una sensación familiar a estas alturas, conduciéndolo a preguntarse cuántas veces había percibido este mal presentimiento en la última semana.

—Bien… ¿qué está pasando?

Rail dio media vuelta para ver a la mismísima persona que esperaba encontrar.

—De verdad lograste volar en pedacitos la casa de mi patrón. Es muy… eh… cuál sería la mejor forma de decirlo… ¡Good job15!

Ahora lo entiendo… él también es uno de ellos…

Rail contempló la imagen residual que los giros de la llave inglesa dibujaban en

medio del aire y sintió como toda la sangre se drenaba de su rostro.

Sabía que estaba pálido, en su corazón trataba de decidir como loco si podría usar una pantalla de humo para escapar esta ronda. Sin embargo, si regresaban a la Mansión

para buscar a Ricardo, ¿habría alguna oportunidad de huir después?

Maldita sea… ¡este tipo realmente te hace sentir como un perdedor!

Una parte de él quería precipitarse en una pelea con Graham; mientras que otra parte

de él gritaba que saliera huyendo.

Su indecisión era una señal de su debilidad y lo más probable es que volviera a ser derrotado.

Rail imaginó lo que sería de él dentro de un par de segundos en el futuro y de pronto sintió que toda su vida fue terriblemente trágica. No pudo evitar que unas lágrimas surgieran.

—¡Qué chingados estás haciendo aquí!...

Llegaron nuevos rostros. Esta vez se trataba de tres maleantes y el de en medio tenía

una cicatriz en la nariz. Además, no tenían idea de quién era Rail.

—Ah… conque tú eres el niño que estábamos buscando. Vi la Mansión en llamas y me pregunté qué demonios había pasado. Así que fuiste tú. Nada mal para un enclenque —

divagó Creek con desdén.

En ese momento, notó una mano dándole palmaditas en el hombro. Se giró y vio a Graham con una sonrisa sobre su rostro.

—¿Eh? ¿Qué es lo que quieres, babosa?-

—Quítate.

15 N. de la T. Good job: la traducción sería “Buen trabajo”, sin embargo, me gusta cómo suena en inglés y creo que va bien con el personaje de Graham, así que lo dejaré así. Y sip, traduzco lo que quiero jajaja


- 189 -

Antes de que Creek terminara de hablar, Graham lo mandó a volar con su llave

inglesa y cayó sobre los arbustos de cabeza, surcando el cielo como una flecha.

Los dos hombres restantes se tensaron.

—¡G-Graham, pedazo de mierda!

De igual forma, fueron interrumpidos por otra voz animada.

—Tienes razón, ¡son todo un estorbo!

Como si las palabras de la nueva voz fueran un conjuro, los dos hombres comenzaron a girar, sus cuerpos ejecutaron movimientos agraciados, hasta que sus cabezas chocaron entre ellos y rebotaron en direcciones contrarias. Después, se volvieron a

juntar de manera desagradable antes de caer.

Por la forma en que sus cabezas golpearon entre sí, evocaba a las esferas del juguete “tronadora16” o a dos trozos de piedra impactando contra la otra. Sufriendo

contusiones, los dos hombres cayeron sobre las baldosas inconscientes.

Chris desvió la vista de los dos hombres que acababa de aniquilar y enfocó sus ojos

rojos sobre Graham.

—Buenas noches —dijo llana y educadamente, aun cuando daba la impresión de que este hombre fuera el enemigo de Rail.

Graham silbó a modo de reconocimiento por la forma en que Christopher noqueó al mismo tiempo a dos hombres y trató de recordar dónde lo había visto antes.

—Hey, de modo que, ¿se trata del guardaespaldas del maestro Ricardo, eh? Me siento un poco confundido… estás de mi lado opuesto; por lo tanto, ¿significa que te

entrometerás entre ese niño y yo?

—Ajá, mucho, diría yo. Rail también me dijo que cuidaste muy bien de mis amigos Chi, Sickle y Frank.

—En otras palabras, estás buscando una pelea —declaró Graham con la voz

inusualmente baja.

16 N. de la T. Tronadora: es un juguete de malabares que consiste en dos esferas de plástico sostenidas por

un mismo cordel entrelazado con un aro. Según Wikipedia en algunos lugares los conocen como “tiki -taka”, en inglés es “clackers”. En mi infancia, recuerdo haber jugado con ellos pero no su nombre, así que seguí la sugerencia de la wiki y escogí “tronadora”.


- 190 -


- 191 -

—Cielos, hablando sobre saltar a conclusiones. Pero, sí, esa es la idea —contestó Christopher; sin embargo, luego ladeó la cabeza como si lo meditara un rato —. En realidad, no estoy muy seguro de lo que debería hacer. ¿Debería luchar o huir? Sé que eres espléndido, no hay duda de ello. Aun así, desconozco si soy mejor que tú; sinceramente no tengo ni idea —caviló a nadie en particular. Luego, reveló aquello que lo había estado molestando desde hace tiempo—. Verás, me dieron una completa paliza el año pasado en una pelea a muerte, después mi oponente sintió lástima de mí y me dejó ir. Siendo franco, desde entonces he estado muerto del miedo. Al punto de no poder levantar un dedo contra nadie. Por eso, si realmente vamos por una ronda, podría volver a abrir esa vieja herida.

—Entonces, para ti, yo soy…

Christopher recordó su derrota del año pasado y mostró una sonrisa de auto -desprecio.

—…Una oportunidad para rehabilitarme —respondió Christopher.

—¡Admirable! ¡Eres extraordinario! ¡Interesante! ¡Últimamente sentía que me moría de aburrimiento! Como política no disfruto de romper a las personas… pero es un asunto totalmente diferente si tengo que dar lo mejor de mí solo para hacerles un

rasguño.

Golpe, golpe. La velocidad de la llave inglesa en las manos de Graham aumentó y en

su pecho emergió el entusiasmo.

Por otro lado, Christopher nunca preguntó si se enfrentaba a un inmortal o quizá a un ser más allá de un inmortal. Había reconocido la fuerza de Graham y no tenía miedo.

Estos dos seres extraordinarios parecían haber creado una nueva dimensión solo

para ellos, un mundo en el cual solo el otro podía acceder.

Un mundo que prometía muerte y destrucción, un mundo aterradoramente espeluznante.

Y, al mismo tiempo, un mundo dónde sus dos únicos habitantes lucían verdaderamente felices.

Por qué… ¿por qué no me puedo mover?

Fuera de los confines de su propio mundo pequeño, un muchacho bajaba la mirada abatido.

¿Cuál es el lugar…dónde realmente quiero estar?

Rail sintió que había sido completamente abandonado. Su cuerpo y mente se encontraban suspendidos, meciéndose de un lado primero y luego al otro con

incertidumbre.


- 192 -

Lo habían dejado para que se defendiera él solo, lanzándolo a la deriva en medio de la tempestad.


—¡Maldita sea!

Plácido usó su puño para golpear con fuerza el escritorio, el cual había emergido de milagro sin un rasguño de la explosión.

Renée y él eran las únicas dos personas que quedaban. El resto del equipo de Renée había salido corriendo a la parte trasera de la Mansión tras Sickle y Ch i. Renée contempló cómo sus siluetas se alejaban, luego dio la impresión de que acababa de

recordar algo.

—¡Oh!

—Qué… ¿Ahora qué, por favor? —dijo Plácido suavizando la voz mientras dirigía su

vista al mismo punto que Renée.

Lo que vio allí, fue su carta del triunfo contra Ladd huyendo con los dos supuestos informantes.

—Esos cabrones… ¡Cómo lograron escapar!... ¡Incluso se llevaron a Lúa!

Sintió como un escalofrío recorría su espalda. Aunque ahora era inmortal, la crueldad de Ladd seguía siendo una fuerza que considerar y el potencial que poseía cayó pesadamente sobre el corazón de Plácido.

Solo un arrebato de cólera podría ayudarle a liberarse de ese peso.

—¡Ese bastardo traidor! ¿Acaso planea vender mi ubicación?

En cambio, Renée observaba la misma escena con una sonrisa sobre su rostro.

—Oye, me preguntaba cuándo se aparecería el señor Saint-Germain. Jamás pensé que lo habías atrapado; es una lástima que lo hayas dejado escapar.

Plácido se giró hacia ella sorprendido.

—Tú… ¿lo conoces?

—¿Qué? Ajá… ¡Por supuesto! ¿Acaso tú no? Es toda una estrella en el mundo criminal.


- 193 -

—Ah, no… No tenía idea —Plácido sintió que había puntualizado su falta de información y sacudió la cabeza avergonzado. No obstante, Renée pareció no haber notado su expresión y prosiguió.

—¡El señor Saint-Germain es algo así como el vice-director de una red nacional de inteligencia! Son realmente tacaños; siempre y cuando estés dispuesto a dar dinero o información equivalente y todo eso, ¡puedes conseguir cualquier cosa que quieras!

—¿Q-qué dices?

—E información completamente acertado además. ¡Ellos saben quién es el perpetrador de cada crimen, incluso si los policías no!

Renée lucía muy orgullosa de sí misma, como si estuviera hablando de su propia compañía. Plácido comenzó a hojear rápidamente los documentos sobre su escritorio hasta encontrar el reporte que Saint-Germain le había entregado antes. Sus ojos

resplandecieron.

—¡D-de verdad! Entonces, esto también debe ser cierto… aaah… ¡Muajajaja! Bingo… Esta pareja, Isaac y Miria, pagarán por lo que hicieron... ¡luego exterminaré

personalmente a ese pedazo de mierda tatuado y a sus amiguitos!

—Um… en realidad… —Escuchando cómo Plácido fanfarroneaba exageradamente, Renée levantó su mano derecha con aire de disculpa—. A decir verdad, no podrás-

—¿Qué?... ¿A qué te refieres?

—Lo siento, ¿podrías mostrarme tu frente por un segundito?

—¿?...

De pronto, Plácido se preocupó de que estuviera presentando algún tipo de efecto secundario o consecuencia de ser un inmortal incompleto y levantó la cabeza con

nerviosismo.

—¿Qué pasa? ¿Hay una marca en mi frente o algo así?

—Nope… para los inmortales incompletos como tú, las cicatrices no son un problema.

—¿?... Entonces, ¿qué está sucediendo? Qué hay en mi-

Plácido fue interrumpido por el repentino golpe seco que la mano de Renée hizo

sobre su cabeza y por esa melodiosa voz.

Interrumpido por siempre.

—¡Gracias por la comida!


- 194 -

Esas fueran las últimas palabras que Plácido Russo, antes inmortal, escuchó.

¿Eh?...

Frank, quién se había ocultado afuera de la venta, observó todo esto y no podía creer

lo que vieron sus ojos.

¿Q-qué acaba de pasar?...

Primero, la mujer con la bata blanca de laboratorio puso su mano sobre la cabeza del anciano; y, medio segundo después, todo el cuerpo del hombre había sido succionado en su mano.

Su cuerpo había borboteado y contorneado como si se tratara de agua entrando por una tubería, luego fue absorbido por el cuerpo delgado y curvilíneo de la mujer como si

fuera una gelatina a través de una pajilla.

Un buen efecto de sonido para ello habría sido “ssshrp”.

En la mente de Frank no había otra forma de describir la escena más que decir que la mujer usó su mano derecha para devorarlo.

Frank había sido testigo de incontables eventos bizarros, él mismo era uno de e llos.

Aun así, esta escena lo asustó tanto que casi se hace en los pantalones.

T-tengo que contarles a los demás…

Cuando giró su enorme cuerpo, una voz lo interrumpió desde abajo.

—No te muevas.

Al mismo tiempo que escuchó la voz, Frank oyó una explosión desde el exterior. El

estallido rebotó en sus tímpanos y lo aturdió, luego sintió que algo golpeó su pierna.

—¡Au-auch!

Pensó que alguien lo había atacado; pero se equivocó. Cuando vio su pierna, notó que habían brotado dos flores carmesí en ambos lados de su muslo. Alrededor del área

teñida de rojo percibió un extraño entumecimiento paralizar los músculos de su pierna.

Sus emociones oscilaron entre el dolor y el adormecimiento, antes de que el primero

ganara y una inmensa agonía atravesara por todo su cuerpo.

—Ah…. ¡¡AAAAAAAAAAAUUUUUUUUUUUCCHH!!

Frank profirió un grito indiscriminado, luego escuchó hombres hablar a su alrededor.


- 195 -

—Wow, buen tiro. Olvídate de que la bala lo atravesara; es sorprendente que

lograras evitar golpear el hueso.

—Dime, ¿está bien dispararle luego de decirle que no se moviera?

—Sí, ¿por qué no? No es como si fuéramos soldados ni nada. No es necesario que

sigamos el protocolo militar.

La conversación de los hombres era como una charla cotidiana; sin embargo, en ese momento, se escuchó una ventana abriéndose y fueron interrumpidos por la voz

emocionada de una mujer.

—Um… entonces, ¿qué acaba de pasar?... ¡Oh! Este bebé gigante de aquí, creo recordar su nombre, um… ¿era Frank?

—Sí, Directora. El resto; quiero decir, el tipo del sombrero, la chica de artes marciales y los demás salieron corriendo muy rápido así que no pudimos atraparlos. Sin embargo, cuando regresamos, vimos a esta cosa escondiéndose junto a la ventana.

—¿Oh? En ese caso… él, como qué, ¿habrá visto todo lo que sucedió?

Renée palideció y los hombres alrededor de la ventana comenzaron a regodearse.

—Sí, Directora. Él vio su verdadera identidad.

—Por eso le hemos dicho una y otra vez que necesita ser consciente de su entorno.

—Esperamos que aprenda de este error.

—Y comience a poner atención a las cosas como se debe.

Renée sintió que sus subordinados la estaban atacando en grupo, por lo que trató de cambiar el tema hacia Frank.

—De todos modos, wow, qué grande. Parece que tendremos que usar el compartimiento trasero de la camioneta —dijo con una atmósfera relajada mientras miraba a Frank de arriba hacia abajo. Luego, junto sus manos y sonrió —. Bueno, si el efecto de la anestesia desaparece a medio camino, probablemente forcejeé y cause un accidente. Por lo tantooo, tienen que darle tres o cuatro veces la dosis normal, ¿entendido? Oh, y solo para estar seguros, ¡hay que cortarle los tendones de sus tobillos y muñecas!

Su equipo de hombres con batas blancas rodeó a Frank, listos para llevar a cabo sus

despiadadas órdenes sin la menor duda.

Frank contempló cómo apuntaban los cuchillos hacia él, lo cual evocó un recuerdo

en su mente.


- 196 -

La imagen que pasó frente a sus ojos fue la de unos científicos con batas blancas similares. Se encontraban en el laboratorio de Huey cuando los científicos se acercaron a Rail y a él con bisturís en las manos.

El dolor y terror de aquella vez inundó su corazón y nubló su conciencia. Cuando regresó en sí, se dio cuenta que estaba gritando, llamando al muchacho que había compartido su destino.

—¡R-Raaaaaaaaaaaiiiiiil!

—¿Frank?...

Cuando Rail escuchó esto dentro de los terrenos de la Mansión, se paralizó como si

lo hubieran electrocutado.

Frank era su amigo desde que fue consciente de una identidad propia, juntos enfrentaron las retorcidas operaciones de Huey y sus científicos. De modo que su grito

sumergió a Rail en una ola de sudor frío.

Luego de un momento, Rail se percató de que ya se encontraba corriendo hacia la fuente de ese grito. Christopher, quién se distrajo por un momento de Graham, gritó por detrás de él.

—¡Hey! ¡Oye, Rail!

Rail lo ignoró y se apresuró hacia la parte trasera de la Mansión.

Graham aprovechó esta oportunidad y apuntó su llave inglesa hacia las articulaciones de Christopher; sin embargo, éste último lo percibió por instinto medio

segundo antes de que hiciera contacto y dio un gran salto hacia atrás.

—Detengámonos por un momento, ¿te parece? Mira, ahora mismo no estoy armado,

además perdí mis pistolas el año pasado.

—Me gustaría responder con un “Jodete”; pero, como sea, escuchemos lo que tengas

que decir. ¿Qué gano con dejarte ir?

—Muy bien, si lo pones de esa forma, qué tal si la próxima vez te doy algo de tiempo cuando no tengas a la mano una llave, ¿qué te parece? Así que dame un descanso esta vez.

—Eres gracioso… —Graham todavía giraba su llave inglesa cuando estrechó los ojos divertido—. Ya que todo esto va muy bien, ¿qué tal si jugamos un ratito más?

—Maldita sea, no hay forma de convencerte, ¿verdad? Está bien, en ese caso… es hora de sacar al pez gordo, ¿eh?


- 197 -

Christopher sonrió y mostró sus afilados dientes; sin embargo, en ese momento…

Ambos fueron cegados por un par de faros y escucharon el ruido de un motor acelerando. Instintivamente voltearon a ver al auto que se dirigía hacia ellos.

—¡¿?!

Los dos saltaron hacia atrás justo a tiempo y el carro impidió que se vieran entre ellos. Graham tenía la seguridad de que el conductor sería otra persona del cartel de “Se busca” y estaba a punto de golpear el asiento del conductor con su llave inglesa cu ando-

—¿Maestro Ricardo?...

Se dio cuenta que el conductor en realidad era el nieto de Plácido y rápidamente hizo

retroceder su llave.

—Ricardo.

—¡Sube al auto!

Christopher no necesito que le dijera dos veces y saltó al asiento junto a Ricardo.

El carro se abalanzó hacia el frente y Christopher fue empujado contra el respaldo del asiento.

La forma de conducir de Ricardo era bastante brusca; no obstante, Christopher recobró la compostura y sacó a colación un problema más fundamental.

—¿Sabes manejar?...

—¡Al menos puedo diferenciar cuál es el acelerador y cuáles son los frenos!

Ricardo rara vez sonaba tan segura y emotiva, lo que provocó que Christopher lo mirara sorprendido. Después notó que Ricardo estaba sentado al borde del asiento del conductor en un esfuerzo por pisar el pedal del acelerador. De haber estado sentada de la manera correcta, no habría sido capaz de alcanzarlo.

Christopher suprimió un temblor y sonrió burlonamente a esto.

—¿Podrías detener el carro?... Yo conduzco.


- 198 -


- 199 -

En el patio trasero

—¿Frank?...

Rail había corrido todo el camino hasta el lugar dónde escuchó la voz de Frank y esto fue lo que vio: un enorme infante, su amigo de la infancia, con todo el cuerpo bañado en sangre y sus cuatro extremidades ensangrentadas se enco ntraban colgando. Rail no pudo detectar ningún movimiento de él mientras un grupo de hombres con batas de laboratorio trataban de meterlo en la parte trasera de un camión de transporte.

—¡Frank!

Su grito provocó que los hombres giraran sus cabezas al mismo tiempo. Por un momento, creyó que Frank lo había visto; sin embargo, eso no fue más que una falsa

ilusión. Frank ya había perdido el conocimiento.

—¡Suéltenlo! ¡Suelten a Frank!

Rail extendió una mano hacia sus bolsillos y tomó unas bombas con forma de huevo, luego apuntó a varios hombres que se encontraban lejos de Frank. Vio cómo los hombres levantaron sus armas; pero esto no impidió que colocara su dedo con firmeza sobre los seguros.

Sin embargo, en ese instante, se petrificó.

Porque uno de los hombres había apuntado un rifle de uso militar al cuerpo de Frank.

—¡!...

El cuerpo de Rail comenzó a temblar y fue incapaz de moverse ni un milímetro.

—¿Oh? Acaso… ¿viniste especialmente a verme? No lo entiendo… No comprendo porque el señor Huey hizo que desarrollaras un sentimiento de preocupación por los cuerpos de los otros especímenes de investigación.

—¡!...

—Espera, cabe la posibilidad de que seas una versión exclusiva para algo así como una investigación sobre las emociones humanas. ¿O tal vez desde un principio eras

humano pero luego fuiste modificado?

Sus palabras atroces causaron que Rail volviera a quedarse sin palabras.

Renée estaba mirando a Rail totalmente desconcertada, cuando los hombres a su alrededor trataron de que cambiara de parecer.


- 200 -

—Directora, preguntarle al espécimen de investigación directamente sobre los

resultados haría inválida la investigación, ¿no es así?

—Ve, observe la sonrisa que tiene en el rostro. Creo que la subestima.

Su conversación era casual; sin embargo, para Rail se mezclaron con los recuerdos de los científicos en el laboratorio de Huey. Una sensación de desesperación lo dominó y el dedo sobre el seguro se estremeció.

Tras una descarga de reproches por parte de su equipo, Renée también lucía

desesperada. A pesar de eso, se levantó el ánimo y junto las manos.

—¡Bueno, qué suerte tenemos! —dijo señalando a Rail—. También tomen a ese niño, de esa forma conseguiremos el doble de resultados fehacientes. Además, se ve diferente

al señor Poeta y a la señorita Sickle; creo que Huey lo operó personalmente.

Los hombres con las batas de laboratorio acogieron esta ingenua hipótesis con sonrisas cálidas. No obstante, un segundo después, se giraron a Rail con expresiones

frías y crueles.

—Entendido.

De inmediato cambiaron el interruptor de juego a trabajo y observaron a Rail como si fuera una rata de laboratorio.

—No…

Una infinidad de recuerdos traumáticos descendieron como una ola sobre Rail y apenas pudo sujetar la bomba en su mano. Al ver cómo se acercaban los hombres con

sus pistolas listas, Rail de repente sintió náuseas y sus rodillas comenzaron a temblar.

Voy a desmoronarme.

Haz volar en pedacitos a estas pestes.

Huye.

Pero, necesito ayudar a Frank…

Ideas conflictivas aparecían y desaparecían de su mente; sin embar go, ninguna ganó al final.

¿Esto es todo?...

Rail sintió como si se perdiera y estuviera a punto de gritar.

En ese instante, el motor de un auto se adelantó a su grito y, un momento después,

entró un carro a toda velocidad al patio.


- 201 -

—¡Será mejor que te sujetes bien, Ricardo, porque será un viaje peligroso!

—¿Qué?

Christopher dejó de hablar y en su lugar subió un pie en el asiento del conductor. Tenía el otro pie estirado de un lado pisando el acelerador, al mismo tiempo abrió la puerta de golpe y rápidamente giró el volante. El auto patinó de costado y la puerta abierta quedó perfectamente frente a Rail; acto siguiente Christopher sujetó a Rail y lo

arrojó al interior del carro.

Christopher se percató de que Rail todavía estaba sujetando una bomba y no perdió el tiempo para arrebatarle la bomba de su pequeña mano y pasársela a Ricardo, quien estaba sentado junto a él.

Luego pisó el acelerador hasta el fondo y el auto salió disparado hacia el frente, dejando al equipo de científicos de batas blancas muy atrás.

Los científicos fueron tras ellos… Sin embargo, en ese momento vieron el pequeño

objeto con forma de huevo que habían dejado atrás y dieron un salto hacia atrás.

La bomba estalló justo cuando todos se aventaron al suelo.

—¡Cáspita!

Renée estaba un paso atrás del resto de su equipo y, aunque no sufrió un golpe directo, salió volando.

Rail no presenció nada de esto, permaneció sentado en la parte trasera del ruidoso vehículo con su rostro presionado contra la ventana de atrás gritando:

—¡Frank!... ¡Frank!

—Será mejor que esperes. ¡Si regresas ahora, lo más seguro es que se vea atrapado

en el fuego cruzado!

La voz de Christopher fue inusualmente severa y Rail abrió la boca para protestar. No obstante, la Mansión Russo desapareció de su vista, así que cerró la boca y se encogió

en el asiento. Solamente quedó en el vehículo una atmósfera viciada con desesperación.

—Escaparon…

Renée tosió ahogadamente un par de veces y se incorporó.

—¡No hay problema! —declaró tratando de animar a sus subordinados y a sí misma—. Diría que hay un ochenta por ciento de probabilidad de que regresen por el gigante de aquí… um… ¡Mi querido Frank, los pescaremos a todos cuando llegue el

momento! ¡A decir verdad, todo va de acuerdo al plan!


- 202 -

—Um… ¿cuál es el punto de mentir ahora?

Renée sostuvo que ese era el plan a pesar de las miradas de su equipo y sus siguientes palabras fueron totalmente inapropiadas, aunque desde cierto punto de vista, eran las

palabras más apropiadas que podría decir.

—Por lo tantoooo… ¡incluso si este sujeto de pruebas muere, no podemos contarle a nadie!

—Todo indica que así será.

—Sip. Es un cincuenta-cincuenta a que sobreviva. Pero, vamos, debemos tratar de mantenerlo con vida —declaró con firmeza y una sonrisa cálida sobre el rostro. Aun cuando la continuación fue la más cruel de las disposiciones—. ¡Porque un espécimen vivo significa más experimentos!

En la entrada principal

—…¿Será esto una tragedia…o una historia feliz?

—¡Vamos, Jefe! ¡Es demasiado peligroso aquí! ¡Tenemos que salir ahora mismo de aquí!

La Mansión Russo se convirtió en el sitio de constantes lluvias de balas y explosiones.

Graham, quien se encontraba en la puerta principal, fue tomado del brazo por Shaft,

quién luego trató de llevárselo a la fuerza.

—¡No sé qué habrá pasado, pero me da la impresión de que esas personas con pinta de doctores no estaban para nada interesados en nosotros! —Shaft consideró que era una buena oportunidad para escapar; aunque los científicos de bata blanca ya habían desaparecido de la mente de Graham desde hace tiempo.

—El hombre con los ojos rojos… fascinante… absolutamente fascinante. Realmente me conmovió —Recordó cómo se habían enfrentado hace un momento y le dio la espalda a la mansión, haciendo girar su llave inglesa con alegría—. Tal parece que una historia triste y feliz sucederá antes de que salga el jefe Ladd, ¿no lo crees?

Las vértebras en su cuello tronaron cuando se estiró y la llave giratoria ganó impulso.

—Al menos es una historia que no me aburrirá.

La llave inglesa prosiguió dibujando círculos sin mostrar signos de que se fuera a detener.


- 203 -

Dando vueltas y vueltas y vueltas…

Frenética, trastornada y alocadamente giraba…

En algún lugar de Chicago

Luego de que Christopher condujera muy lejos de la Mansión Russo, finalmente llegaron a un parque en la orilla del lago.

Cuando pensó que se habían librado de la persecución, Rail habló desde el asiento trasero con una voz tan débil como el zumbido de un mosquito.

—…Lo siento… podrías… ¿dejarme aquí?

—¿Qué?

—Nunca tuve la intención de ir con ustedes… gracias por salvarme y todo lo demás, de verdad… pero, es suficiente. Déjenme aquí.

Ricardo miró preocupado a Christopher; sin embargo, no pudo descifrar lo que estaba pensando. Luego de un momento de silencio, se acercaron a la parte más ancha del camino y Christopher detuvo el auto sin decir una palabra.

—Gracias…

Rail abrió la puerta del carro y salió de un salto, luego comenzó a caminar hacia los árboles que se encontraban al final del parque. En ese momento, como si se hubiera quedado sin energía, colapsó sobre sus rodillas.

—…Buuuu17…

Tenía la respiración agitada mientras permanecía arrodillado en la tierra. No se percató en qué momento Christopher se bajó del auto, sin embargo, ahora podía

escucharlo a su espalda.

—¿Rail estás bien?

Rail no respondió, en su lugar, le hizo una pregunta a Christopher.

—Qué… ¿qué le pasará a Frank?

Su mirada parecía decirle a Christopher que sin importar lo que contestara, esa sería

su última esperanza.

17 N. de la T. Buuu: Rail en este punto todavía no comienza a l lorar a todo pulmón, esta apenas sollozando y según internet esta es la onomatopeya para el l lanto.


- 204 -

—Bueno… probablemente lo lleven a la sede central de Nébula o a las fábricas en Elson Hill. Ya que todos ellos daban un aire muy parecido a los científicos que trabajan para Huey… entonces, lo más seguro es que Frank reciba el mismo trato… de modo

que… quizá… lo maten enseguida… si tiene suerte.

—Sí, yo también lo creo —declaró Rail, recordando a la mujer y a su equipo con batas blancas, así como a su propio pasado—. Esa mujer no se ve ni habla como Huey, pero juro que son iguales por dentro… me miraron como si estuvieran viendo a través de un puto microscopio… y cuando los vi, me acordé de todo… ¡de mi cuerpo y de lo que me

hicieron!...

Los hombros de Rail temblaron; no obstante, todavía tenía una sonrisa anormal tirando un lado de su boca. Lágrimas de furia y horror inundaron sus ojos.

—Qué demonios… de todas formas, ¿qué son los inmortales?... Dime quienes son realmente esos científicos, Chris… esa mujer, y Huey… ¡Qué chingados son!... y nosotros… ¿qué carajos somos?...

En este punto, sollozos escaparon de su garganta y comenzó a murmurar para sí mismo con el objetivo de mitigar un poco de su miedo; sin embargo, darle voz a sus

pensamientos solo lo empeoró y su voz empezó a temblar.

—Si somos antinaturales, si nosotros no somos seres humanos, entonces, ¿qué se supone que son ellos? No se parecen en nada a nosotros; originariamente eran seres humanos y luego ellos mismos se estropearon; entonces, ¿eso nos los vuelve cientos de

veces más monstruosos que nosotros?...

Rail ya no pudo soportarlo más, arrugó el rostro y estalló de golpe en llanto.

—¡Buua…aaaaaaaaaaahhhhhhhh! ¡Aaaaaahhhhh!

No podía detener su llanto desgarrador.

—Aaaaahhhh….aaaaaaaaahhhhhhhh…aaja…ja…jaja…

En algún punto sus gemidos se convirtieron en risa, aunque emitía ruidos como si

fuera un acordeón viejo y desafinado.

—¡Jaja…jaja…ajajajajajajajajaja! ¡Ajajajajajajajaja!

—Rail…

Los ojos de Rail volvían a brillar; no obstante, Christopher simplemente permaneció

de pie junto a él, sin moverse y mirándolo con tristeza.

Aun cuando Ricardo los seguía esperando en el auto, Christo pher no parecía que fuera a levantar a Rail para llevarlo de regreso al mismo. Solo vio con sus ojos rojos el

caótico cielo estrellado por encima de ellos y continuó escuchando los gritos de Rail.


- 205 -


- 206 -

—Oye… ¿soy raro o qué? Yo… me sentía terrible, Chris, y a pesar de eso, solo reí y reí… ¿No crees que eso es mega raro? ¿Por qué no te estás riendo? ¡Vamos, Chris, escuchemos tu risa! Jaja… ¡ajajajajaja! ¡Ajajajajajajajajajajajajajaja!

—En el pasado también me reí de esa forma… aunque sencillamente no recuer do el

motivo.

—¡Jajaja! ¡Jajajajaja! Jeje…Jeee…¡ajajaja!

Quizá en consecuencia de haberse reído con tanta fuerza, las cicatrices en el rostro

de Rail comenzaron a abrirse y la sangre brotó por toda su cara.

Aun así, Rail no parecía haberse dado cuenta de ello. Siguió riendo al mismo tiempo que sus lágrimas caían. Christopher tampoco le dio importancia.

—A lo mejor ese es el milagro… cuando las personas realmente tocan fondo, pueden reírse. Tal vez las personas normales también son así —divagó para sí mismo, ya que no trató de verificar si Rail lo escuchaba o no—. Pero… luego de eso… Creo que fue

cuando de verdad perdí la cordura.

—Jajaja…¡Ajajajajaa! ¡Ajajajajajajaja!

—Por eso, Rail, no te detendré. No puedo y no pienso hacerlo.

—Jaja…jaja…ja…Ajajajajaja…ajajajaja…

—¿Cuál es la mejor forma de decirlo?... Bueno, supongo que, como yo ya estoy roto, no puedo repararte. Si quieres venir a este lado, claro, te puedo ayudar. Pero, creo que ahora mismo te encuentras en una intersección… y depende de ti qué camin o tomar.

—Jaja… ja… jaja…

—Mi único deseo es que… conozcas a una persona completa que pueda repararte… —dijo Christopher de corazón y con esas últimas palabras, se preparó para reunirse con Ricardo en el carro—. A fin de que puedas seguir existiendo como un ser humano.

—Jaja… ¿eh?... Ja… jaja…

—Admiro a los seres humanos, así que ahora mismo te envidio un poco, en realidad,

jaja.

—…

—Por el momento, voy a trabajar por mi cuenta… de todas formas, sigo siendo el guardaespaldas de Ricardo, así que principalmente seguiré su voluntad… Si quieres venir con nosotros, no tengo ningún problema, pero, en este instante es imposible que yo pueda decirte: «Ven con nosotros».


- 207 -

Rail contempló la silueta de Christopher volverse pequeña a la distancia, sin seguirlo. La postura de Christopher fue genial, incluso fría; sin embargo, Rail no podía culparlo ni suplicar que se quedara.

La única compañía que tenía Rail eran los ecos de su propia risa, las cuales se

disipaban rápidamente en el aire.

Luego, percibió el ruido de un motor encendiéndose y ya no pudo ver más a

Christopher.

—¿Cómo un ser humano? ¿Un ser humano?...

Lágrimas volvieron a surcar el rostro de Rail y gritó hacia la oscuridad.

—Eso no es gracioso, Chris… ¿Cómo esperas que me ría de eso, Chris?... ¡Christopher!

Luego de un lapso de tiempo que parecía eterno, Rail dejó de reír, aunque seguía

encogido y arrodillado sobre el suelo como una muñeca rota.

—Sham… Hilton… ayúdenme…

Se puso de pie con pesadez y dijo:

—Frank… si continúas con vida… Te prometo que iré a salvarte.

Todavía permanecía una sonrisa entre las suturas cerca de sus labios; no obstante, la mirada en sus ojos no era como la del Rail de hace un día.

—En cuanto a ustedes… bastardos con las batas de laboratorio… esta vez no

escaparan… los haré volar a todos en pedacitos.

Una oscuridad ilimitada fue lo único que recibió como respuesta.

—Después, haré explotar a Huey… y a todos esos cabrones que cortaron a Frank y a

mí… Todos ellos… quedarán hechos trizas.

Gracias a esta resolución, Rail lucía un poco más animado, su pequeña y fina voz continúo propagándose en el aire helado y, pese a eso, sus palabras fueron firmes y

llenas de determinación.

—Luego… haré estallar a cualquiera que nos rechace… Derrumbaré esta ciudad y me convertiré en una leyenda… luego, iremos a la siguiente ciudad y también la haré explotar.

—Todas nuestras pesadillas se elevarán con el humo… ¡una por una!


- 208 -

Más tarde ese día A mediodía

Una serie de explosiones sacudieron a Elson Hill y los estruendos se escucharon incluso en lugares tan remotos como Chicago. Tras días de investigación, seguía siendo incierto el punto de origen de las explosiones. Las personas solo lograron deducir que alguien había empleado bombas con temporizador para hacer que estallaran al mismo

tiempo.

Después, las noticias anunciaron que todos los objetivos del bombardeo fueron propiedades de Nébula y que podría tratarse de un ataque terrorista a dicho corporativo. Incluso el personal de la matriz de Nébula en Chicago parecía anonadado por esto, mostrándose inquietos y aterrados a su vez.

El pueblo de Elson Hill retumbaba con una angustia sin precedentes e, incluso ahora,

todavía había llamas y humo emergiendo del pueblo.

No obstante, los ciudadanos de Elson Hill llegarían a considerar dentro de poco a e ste ataque repentino como nada más que un simple preludio de lo que sucedería.

En los suburbios, lejos del centro de Chicago, en un rincón de un pequeño bar poco iluminado, el Poeta escuchó las noticias sobre Elson Hill gracias a las emisiones de radio.

Se giró hacia Sickle, quien se encontraba sentada junto a él en silencio.

—¿Crees que sea Rail?...

—¿Acaso te levantaste con el pie izquierdo de la cama? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que hablaste como una persona normal? —dijo Sickle con su habitual expresión ceñuda. Luego respondió a la pregunta del Poeta—. Sin duda. ¿Quién más podría ser?

—¿Estará planeando rescatar a Frank? Si es así, realmente se está arriesgando. Además… es imposible para una sola persona colocar trescientas bombas en tan poco tiempo. Eso me suena a que Sham y Hilton están involucrados…

La voz del Poeta se encontraba totalmente carente de emoción cuando trató de juzgar todo objetivamente, lo cual provocó que el ceño fruncido de Sickle se profundizara y el Poeta le recordó otra cosa.

—Sham y Hilton… hasta Liza… han desaparecido. ¿Qué está pasando realmente?

—Solo aquellos que se encuentran en Chicago desaparecieron… al menos eso espero.


- 209 -

Chi quería romper el punto muerto al que se enfrentaban, por lo que salió hacia

Nueva York esa misma mañana para unirse a Tim y Adelle.

Anteriormente, todos habían acordado que este bar sería el punto de reunión; sin embargo, ni el Poeta ni Hilton podían asegurar que la situación no volvería a cambiar

drásticamente antes de que todos se pudieran juntar.

La radio terminó su anuncio sobre Elson Hill y prosiguió a dar otro informe sobre las desapariciones en masa de Chicago. De igual forma, esto picó el interés de Sickle y el

Poeta.

—Entonces, ¿qué opinas sobre estas desapariciones?

Sickle hizo una expresión como si pensara que el Poeta preguntaba algo obvio.

—Por el momento no hay evidencia pero… me temo que se trata de Sham y Hilton

también.

—El bombardero y el secuestrador quizá den la impresión de ser diferentes perpetradores; pero, en realidad son colaboradores… es algo gracioso si te pones a pensarlo.

—A una persona promedio no se le ocurriría. Sin embargo, nosotros y esas personas con las batas blancas de laboratorio: somos monstruos.

La situación era poco prometedora; a pesar de eso Sickle se mantuvo inquebrantable.

Por otro lado, el Poeta parecía estar sorprendido y sonrió.

—Estamos rodeados. Es un jaque-mate.

Sus palabras sonaron como un acertijo.

—¿Qué?...

—Esta ciudad no fue la que se transformó en Alicia, sino nosotros y la Familia Ru sso. Rail, Frank y ese mecánico; todos ellos se han convertido en Alicia. Nébula está interpretando al Conejo Blanco, atrayendo a todos al País de las Maravillas.

—…

—Entonces, ¿dónde está la salida? ¿Cómo se liberarán estas incontables Alicias de sus cadenas? ¿Quién es la Reina de Corazones? ¿Quizá la mujer que comandaba al equipo de blanco?

Las palabras del Poeta gradualmente reincidieron al monologo dramático usual.

Terminó su discurso con una pregunta dirigida más hacia sí mismo que nada.

—No obstante, lo más preponderante es… ¿realmente tenemos que despertar?


- 210 -

Sickle lo observó finalizar su discurso de manera abrupta y luego tamborileó sus dedos contra la mesa. Ella guardó silencio por un rato. Después, sin mirar al Poeta, dijo algo que también parecía ser solo para ella misma.

—Ya veo, otra vez hablando de esa forma.

Los estruendos de nuevas explosiones parecían venir desde un lugar muy remoto…

En el extenso cielo de Chicago, el sonido rápidamente recorrió las nubes…

Solamente el brillante cielo azul permaneció, vigilante sobre la ciudad, como si nada hubiera pasado.


- 211 -

- 212 -

En un café de Nueva York

Y eso es todo lo que tengo que decir.

Entonces, señorita Hilton, ¿todavía está interesada en lo que sucedió después?

Si decide marcharse sin decir una palabra y reanudar sus actividades normales, no continuaré ni la forzaré a escuchar la verdad. Sinceramente, eso sería una pérdida de

tiempo para mí.

…Aun así, tengo la certeza de que su imaginación puede encargarse del resto.

Confió plenamente en sus poderes de deducción. Después de todo, la profundidad y

alcance de su conocimiento excede por creces a la de un simple informante.

Si incluso a estas alturas es incapaz de detectar la “traición”; entonces, debo de

admitir que estoy anonadado.

Antes de proseguir, hay otro asunto que debo sacar primero a la luz.

Develar este tema hará más sencillo hablar sobre el señor Isaac Dian y la señorita Miria Harvent, preparar el escenario para su complicada reunión, la cual pretendo narrar a la brevedad.

Tal vez encuentre esto difícil de aceptar. Ahora bien, le contaré primeramente esto.

Solo estoy trayendo esto a colación o, mejor dicho, obligándola a escucharlo, señorita

Ladrona. Como dije desde un principio, podría ya sospechar…

…que descubrirá algo que no deseaba saber.

Muy bien, comencemos.

Lo que estoy a punto de relatarle ocurrió tras bambalinas; específicamente, entre los

bastidores de Alcatraz.

Ah, bien… En cuanto lo mencioné, veo que finalmente lo ha comprendido. Ha aceptado la verdad.

La verdad de que existe un traidor entre ustedes y que me ha transmitido esta información a mí…


- 213 -

Alcatraz

Retrocedamos un poco en el tiempo, a la noche anterior a que toda Chicago

tambaleara con explosiones…

Firo sintió como el globo ocular se sacudía débilmente en su mano y suspiró irritado.

Se encontraban en el piso inferior a los Calabozos. El ocupante de esta celda, un inmortal, yacía bocabajo en el suelo con un cuchillo clavado profundamente en su cuello.

Firo Prochainezo, también un inmortal, miró el cuerpo de Huey, la mente maestra, y sacudió cansado la cabeza.

—Oye…

El hombre que se encontraba frente a él, Ladd Russo, había observado cada uno de sus movimientos y llamó a Firo sin ocultar su sospecha mientras lo veía, su brazo

izquierdo colgaba flácidamente a su lado.

—Ahora mismo no tengo ni la más remota idea de qué es qué. Entonces, ¿me podrías explicar qué demonios está pasando?

El motivo por el que Ladd había bajado a este lugar fue para cumplir una misión: matar al inmortal Huey Laforet, aun cuando esto parecía un oxímoron. Luego de vencer al “hada”: Liza; tres asesinos se interpusieron en su camino y los golpeó hasta dejarlos inconscientes. Al final, solo quedaban dos inmortales.

Sin embargo, en ese momento, uno de ellos clavó un cuchillo en el cuello del otro.

—Hey-hey-hey, ¿qué está pasando aquí? ¿Así que todo este tiempo estuviste con esos Félix, Firo? ¿Desde el principio? ¿Desde que llegaste?

—No… en realidad, me uní a ellos hace solo diez o quince minutos —respondió Firo, recordando lo que había sucedido.

Justo antes de que lo trajeran a la celda de Huey, el guardia se detuvo abruptamente

en las escaleras y dijo:

—Um, hay un problema que necesita de su cooperación, señor Prochainezo.

—Oh, vamos, dile a Huey que si necesita mi ayuda, me pregunte él mismo.

Capítulo de Conexión REPORTES OCULTOS AL PÚBLICO

- 214 -

—No… se trata de un asunto personal.

Frente a este inesperado giro, Firo lo miró sospechosamente.

—¿?...

Este guardia, este leal sirviente de Huey Laforet quien nunca perdía el tiempo, ahora miraba y hablaba a Firo de una forma totalmente diferente. Esto le extrañó a Firo, por lo que siguió alerta.

—Está bien, escúpelo.

Una sonrisa humilde emergió en el rostro del guardia y desvió la mirada como si se avergonzara.

—¿Podrías ayudarme…no, ayudarnos…a sacar uno de los ojos del maestro Huey?

—…

Esto realmente salió de la nada. Tras un momento de silencio total entre ellos, Firo miró al guardia con gran sorpresa.

—¿Qué quieres decir?

—Justo lo que dije. ¿Y qué te parece si también te cuento quién es el asesino?

—…¿Eh?... Aguarda un momento, así que, en otras palabras, tú has… Huey fue… um…

—Traicionado. Esa sería la palabra más apta —dijo el guardia de manera pragmática,

sin mostrar ningún rastro de locura o malicia en sus ojos.

—Entonces… ¿quién diantres son ustedes? —exclamó Firo queriendo cambiar de tema.

—Conciencia compartida… alguien como tú, quién tiene las memorias de Szilard, debería entender el significado de eso, ¿cierto? A pesar de que el maestro Huey adquirió los informes de la investigación a mitad de la misma, fue el primer o en conseguir los resultados deseados, eso es todo.

—¡!...

—Yo soy Sham y es todo un placer conocerte —Tenía una sonrisa muy reconfortante sobre su cara y su voz era de igual forma suave, provocando que sus siguientes palabras contrastaran por completo—. Por la seguridad de la señorita Ennis y de los integrantes promedio de su Familia en la Camorra, ¿le aconsejaría que se convierta temporalmente en parte de los Félix Walken?

Maldita sea, al final cedí a sus amenazas.


- 215 -

Es cierto que no le debo nada a Huey, pero, aun así…

¿Qué pasaría si el objetivo de los Félix Walken es el Don, o Maiza o alguien similar?

¿O Isaac, o Czes…o los Gandor?

¿Lo podría hacer?

No estoy preocupado por mí; pero, ¿qué hay de las memorias del viejo Szilard en mi cabeza?

Firo se aisló en sus propios pensamientos en silencio, por lo que Ladd se acercó a él.

—Hey-hey-hey, ¿si de repente te quedas callado cómo se supone que descifre esto? No me digas que matar alguien te hizo quedar en shock… ¡jamás creí que serías tan gallina! ¡Hey!

—No, pero, es solo que no sé cómo explicarlo…

Firo se rascó la cabeza con su mano libre, mientras que la otra sujetaba el glóbulo ocular que seguía luchando por regresar al cuerpo de Huey.

Echó un vistazo a su mano y en el instante en que sus ojos se encontraron con el

globo ocular escuchó una voz.

—Nosotros contaremos la historia desde este punto.

No había nada que vinculara esos dos eventos; sin embargo, la sincronía fue espeluznante.

—¿Qué?...

Ladd y Firo se giraron y vieron que el hombre asiático, Dragón, quién había sido golpeado por Ladd momentos antes, se incorporaba tambaleante. Increíblemente luego de Dragón, el enorme afroamericano, Gig, también se levantó. Su voz era similar a la de

Dragón.

—Teníamos una situación difícil en nuestras manos, así que le pedimos a Firo que

nos ayudara.

—¿Qué?...

Antes de que Ladd pudiera siquiera fruncir el ceño confundido, el pequeño hombre caucásico se puso de pie.

—Creo que será mejor que nos volvamos a presentar, maestro Ladd Russo.

—Nah… ¿Qué tal si vuelves a estirar la pata? —Ladd no perdió el tiempo y levantó

sus puños; en ese momento, el hombre pequeño rió.

—Se llama Lúa, ¿no es así? Es toda una muñeca.


- 216 -

—¡!...

Cuando escuchó este nombre, Ladd se paralizó.

¿Lúa? Qué relación tendrá con Ladd…

Firo empezó a realizar conjeturas sobre quién era esta Lúa, antes de percatarse de que con esa clase de amenazas lo atraparon en primer lugar y frunció el ceño indignado.

—Cabrones… ¿qué tanto saben sobre Lúa?

—No mucho. Es toda una incógnita lo que está pasando por su cabeza… pero, entendemos que su existencia es una que podemos terminar en cualquier momento… incluso… ahora.

Los ojos de Ladd se abrieron de par en par y mostró una expresión como si estuviera

en conflicto entre la rabia y la sorpresa.

El hombre pequeño volvió a reír y abrió la boca. Al mismo tiempo, el guardia con la

pistola también dijo exactamente las mismas palabras.

—«[Todavía quisiera presentarnos]».

Con cada oración, la voz de otro hombre se unía, formando un extraño coro o dando la impresión de radios sintonizados en la misma estación.

—«[“Me conocen como Félix Walken…”]»

El equipo de asesinos, que recién había aniquilado Ladd, hablo en unísono de manera

insólita e intimidante.

—«[“(O de acuerdo al panorama completo, les sugerimos llamarnos Sham)”]».

Las voces de cada hombre tenían timbres distintos y parecían formar un cuarteto. Al final, el cuerpo del vigilante quién permanecía afuera también se unió. Los cinco hombres que conformaban a Sham, uno de Los Gemelos, se giraron educadamente hacia Ladd.

—«[“(‘Es un honor conocerlo’)”]».

Muy bien. En cuanto a lo que sucedió después con ellos, se lo contaré a su debido

tiempo. Junto con los eventos ocurridos en Chicago, todo a su debido tiempo.

…Ha estado muy callada, señorita Hilton. ¿Se encuentra bien?

Bueno, considerando su herida emocional en este momento, supongo que no debería llamarla Hilton… sino, señorita Liza, ¿o me equivoco?


- 217 -

…Por su expresión, puedo ver que ha deducido la verdad, aunque la rechaza por la

indecisión.

Ya veo, por su semblante, ha decidido aceptar la verdad.

Un tema complicado, ¿cierto? Después de todo, que Huey Laforet los haya creado no

da garantía a su lealtad. Aunque, supongo que eso ya era evidente por Rail, ¿no es así?

Ah, Rail… qué jovencito tan más desdichado.

Además de rebelarse contra su creador, realmente no tiene otros medios para afirmar su libertad. Quizá, inconscientemente entiende esto, lo que a su vez lo condujo

a perder el control y cometer ese incidente de bombardeo serial.

…No me veas así, Carol. Es un cumplido. Por lo menos, antes de perder el juicio fue capaz de esculpir su propio mundo.

Todavía no he escuchado que fue de él. Tal vez el Director pueda informarme en cuanto regresemos a Nueva York. Bien, ¿les parece si rezamos por un final feliz en ese caso?

De cualquier modo, incluso si la señorita Hilton se entera de todo esto ahora, ya es demasiado tarde.

Dado que ya ha finalizado todo.

Lo que a simple ojo parecen coincidencias, pueden no serlas después de todo; aunque, supongo que ya lo entiende.

También da la impresión de comprender que, aun cuando apenas ha visto el panorama completo, quizá no sea demasiado tarde.

No obstante, pese a eso desea que prosiga…

Bueno, asumo que no hará ningún daño decirle.

Ahora le informaré sobre un par cuyos cálculos se redujeron a nada, fueron separados y cómo se reunieron.

Y quizá podamos considerar si la conclusión que pusieron en acción fue una “coincidencia”.

Sabe, sumar esta información al conocimiento que ya posee podría arrojar

resultados interesantes.

Muy bien, entonces, ¿por dónde deberíamos comenzar?

La llegada de un tren a Chicago podría ser un buen punto de partida…


- 218 -

O tal vez el bombardeo serial y las desapariciones en masa, el comentario sobre eso

podría brindarle una imagen más detallada…

O quizá el Comodín de la baraja que dejaron en Nueva York…

O incluso la pareja desafortunada, que de camino a su encuentro, tuvieron que

separarse una vez más… Um… eso podría distar mucho de ser cierto.

En realidad, no importa por dónde empecemos, ya que solo hay un final.

Independientemente del orden de nuestra narración, qué hechos forman la información y cuáles en última instancia fragmentan la verdad, esa será su

responsabilidad.

He aquí el problema con el ente conocido como información y, al mismo tiempo, es su mayor virtud.

Entonces, ¿comenzamos?

Iniciemos con la señorita que desconoce por completo la tragedia a la que sus padres

se enfrentan, tras quedar rezagada en Nueva York…


- 219 -

- 220 -

Millionaire Row, Nueva York

Una pareja paseaba en medio de las imponentes mansiones. No obstante, por la forma en la que estaban hablando, o mejor dicho, por la forma en la que no hablaban,

provocó que los transeúntes ladearan sus cabezas perplejos.

—Entonces, Chane, ¿te preocupa que ese cabrón con los ojos vendados esté tramando algo?

—…

—Con que así es… pero, no creo que alterar a Jacuzzi los lleve a ningún sitio…

—…

—Ajá, tienes razón… aun si ellos no hacen nada, los subordinados de tu papá podrían

machacar al grupo de Jacuzzi de alguna forma.

La mujer, Chane Laforet, asintió, mientras que el hombre, Claire Stanfield alias “Vino”

alias Félix Walken, caminaba a su lado mientras veía de reojo su expresión.

Chane nunca pronunció una palabra, tampoco parecía estar usando lenguaje de señas o la escritura para comunicarse; pese a eso, Vino charlaba con ella de manera natural, dando la impresión de que podía leer su mente.

Cualquier peatón pensaría que una mujer muy callada era el blanco de un monologo sobre todos los sueños y esperanzas extravagantes del hombre, sin mencionar que la

atmósfera alrededor de ellos era peculiar.

—Así que se resume a eso… luego de que se involucraron el año pasado, probablemente también fueron asignados como sujetos de prueba…

—…

—No te preocupes, hablamos de tu papá, así que debería entender. Chane todavía quieres a tu papá, ¿cierto?

—…

—En ese caso, no hay problema, ¿o sí?

—…

—Hey, por cierto, entre tu papá y yo, ¿a quién crees que quieres más?

—¡!...

—Perdón, perdón, no digas eso. No pensé que mi pequeña chispa de curiosidad haría que me regañaras. Si te soy sincero… eso me dolió un poco.


- 221 -

—…

—Gracias. Tú también eres muy tierna.

En el rostro de Vino apareció una sonrisa infantil y sin decir nada más, siguió caminando.

Cuando entraron a la calle frente al Madison Square Garden, que conducía a la Mansión Genoard, la expresión ansiosa de Chane traicionó su silencio estoico.

Hace unos momentos fue emboscada por los hombres de negro y su antiguo camarada Spike le preguntó: «¿Qué pretende hacer tu padre aquí en Nueva York?»

Luego, el anterior Félix Walken apareció y la arrastró en una intensa batalla, hasta que Vino finalmente entró a la refriega y la ayudó a salir de allí. Acto seguido, Chane, quien estaba preocupada por sus compañeros, regresó rápidamente a la Mansión para

asegurarse de que todos estuvieran bien.

—Sip, no tienes de que preocuparte. Los mantendré a salvo.

Los dos llegaron a la Quinta Avenida, también conocida como Millionaire Row, y se acercaron a la casa que se encontraba suntuosamente decorada pero sin perder el aire hogareño.

—Así es, porque las cosas que son importantes para ti, también lo son para mí… ah, eso sonó un poco cursi, ¿verdad? Por favor, no le cuentes a nadie que dije eso.

—…

Chane se ruborizó y asintió, por lo que Vino asintió a su vez satisfecho, luego se giró y abrió la puerta frontal de la Mansión.

—Entonces, qué hay de nuevo pandi-

—…

Detuvo en seco su alegre saludo y los ojos de Chane se abrieron de par en par al tiempo que su cuerpo se tensaba. No había nadie allí.

Todo lo que había frente a ellos era un pasillo vacío. Incluso podrías escuchar a un alfiler caer.

La situación que los recibió quizá habría sido la norma en cualquier otro hogar; sin embargo, esta Mansión no era una casa común y corriente, después de todo se suponía

que más de treinta delincuentes vivían allí.

Generalmente había al menos cinco integrantes de la pandilla de Jacuzzi deambulando por el pasillo de la entrada; pero, el día de hoy no se veía ni una sola alma.

—¿Habrán salido?...

Capítulo Remanente EN EL BLANCO

- 222 -

—…

Vino colocó con gentiliza sus brazos alrededor de Chane antes de salir y presionar el timbre.

DIIIIIIIIIING. DOOOOOOOOONG.

Luego de que el timbre sonara varias veces, dos hombres emergieron desde las sombras al final del pasillo.

—Hey, es el maestro Walken y Chane. ¿Qué hay?

—¿Qué sucedió? ¿Ya terminaron su cita?

El par se componía de un irlandés, Jon, y un chino, Fang, quienes veían a Vino y Chane dudosos.

Tras percibir que la expresión de Jon y Fang eran las mismas de siempre, Vino soltó un suspiro de alivio; no obstante, su mente rápidamente se volcó hacia Jacuzzi Splot, el

cual seguía ausente.

—Conque aquí estaban después de todo… ¿dónde está Jacuzzi y los demás?

Cuando Vino les preguntó eso, el rostro de Fang y Jon se nubló mientras intercambiaban miradas entre ellos.

—Bueno… en realidad sucedió algo extraordinario. ¿Conoces a Isaac, el novio de

Miria? Aparentemente fue liberado de prisión entre ayer y hoy o algo así.

—No tengo ni la menor del porqué, pero decidió no tomar el tren de regreso.

—Entonces, luego de que Miria recibiera su llamada, salió para darle dinero hasta Chicago.

Isaac y Miria.

Esta pareja, que indudablemente tenía más de un tornillo suelto, los visitaban seguido en la Mansión.

Vino no era muy cercano a ellos; sin embargo, tras escuchar las noticias, Chane abrió

sorprendida sus ojos. Vino tras ver su reacción, la ayudó a expresar sus pensamientos.

—En serio… eso es maravilloso. Ya veo, Chane opina que estas también son buenas noticias.

—Sí, porque recientemente Chane se volvió muy buena amiga de Miria.

—Um… sí, son muy buenas noticias… pero…

Vino solo había oído la mitad de la historia hasta el momento, así que lanzó su

siguiente pregunta, la cual también era la duda de Chane.


- 223 -

—En ese caso, ¿cómo es que Jacuzzi también se fue?

—…

Fang y Jon se miraron entre ellos con un aire depresivo, por lo que Vino dijo algo nervioso:

—Um… quieres decir que excepto por ustedes dos… ¿todos los demás también se fueron?

Al día siguiente En la Estación Unión, Chicago

El tren que arribaba a Chicago lo hizo bajo una atmósfera de inusual tensión gracias al incidente de las bombas en serie en los alrededores de Elson Hill, así como las

desapariciones en masa de cerca de doscientas personas en Chicago.

Siendo el origen de dos incidentes nacionales, Chicago se encontraba bajo la misma clase de ambiente que durante el Gran Incendio hace sesenta y tres años. Había una tensión tan fuerte que incluso si una brisa de viento movía un poco el césped, podría

incitar a un pandemónium en masa.

No podían confiar en nadie, ni siquiera en los rostros conocidos que veían todos los días.

Lo más probable es que hubiera más de un perpetrador en este caso; así que levantaban sospechas más fácilmente. Esto se manifestaba aún más en los recién llegados.

Ahora bien.

Una muchacha que obviamente no podía leer la atmósfera salió corriendo del tren

mientras gritaba alegremente.

—¡Isaac!...

Desafortunadamente, su voz se perdió entre la multitud de la estación.

Aun cuando no obtuvo respuesta, siguió volteando a todas partes en un intento por

encontrar a su ser querido.

Tras notar su comportamiento, la siguiente persona que salió del tren después de ella, la cual era una mujer con extraordinaria belleza y un par de anteojos, la sujetó de

la nariz.


- 224 -

—Miria, Isaac todavía no está aquí. El tren que viene desde San Francisco no llegará

hasta mañana o pasado mañana.

—Sí, lo sé… pero, cuando pensé que podría haber llegado, ¡fue imposible no sentir la

necesidad de gritar su nombre!

Conforme Miria decía esto, prosiguió dando vueltas en círculos, como si quisiera esparcir las semillas de su alegría por todas partes.

Más de veinte jóvenes ruidosos descendieron del tren a continuación, dando la impresión de suministrar a la efervescencia de Miria con una audiencia. De inmediato, la plataforma fue impregnada con un caos animado.

—Wow, que nostálgico… increíble…

—¡Hyaha!

—¡Hurra!

—Wow, cuánto tiempo sin venir aquí… Ya extrañaba el aroma de esta ciudad.

—¡Ya llegamos! ¡Llegamos!

—Santo cielo, Chicago no ha cambiado para nada. ¡Sigue siendo una porquería!

—Wooooo…

—Guarden silencio. Salgamos de la estación, luego podrán gritar todo lo que quieran.

Hombres y mujeres tomaron turnos para expresar su opinión, sin mostrar ni una pizca de miedo, salvo por un muchacho que continuaba aferrado tras la puerta del

compartimiento, mirando nervioso de aquí para allá.

—Hey, Jacuzzi, ¿qué haces?

El muchacho detrás de la puerta tenía un tatuaje sobre su rostro y tras escuchar a su

compañero tembló y agitó las manos histéricamente.

—¡E-espera! ¡N-n-n-no hagas eso! ¡No digas mi nombre en voz alta! ¿Q-qué harás si

alguien de la Familia Russo te escucha?

De hecho, todos ellos eran originarios de Chicago. El aterrado Jacuzzi Splot se había mudado a Nueva York debido a problemas con la Familia Russo. Su pandilla de criminales lo siguió y habían estado viviendo allí desde entonces.

No tenían planeado regresar, pero tras escuchar sobre los bombardeos en la radio y recibir la llamada de Isaac diciendo que se encontraría con Miria en Chicago, Jacuzzi trató de evitar que Miria fuera y alegó: «¡Ir ahora mismo a Chicago es peligroso, muy

peligroso!»... aunque todo fue vano.


- 225 -

En realidad, el propio Jacuzzi estaba preocupado por Graham, el cual se encontraba

en Chicago, luego Nice dijo:

—Me gustaría llegar al fondo de estos bombardeos…

Lo cual inició un coro del resto de la pandilla.

—En ese caso, yo también voy.

—Y yo.

—Nos preocuparía que Jacuzzi fuera solo.

—Sí, de hecho todavía tengo ropa en mi casa. Necesito ir y traerla.

—Mi intuición me dice que mi hermanita está enferma. Así que también necesito regresar.

—¡Mientes, tú no tienes hermana!

—Maldita sea, ya es hora de que saldemos cuentas con los Russo.

—¡Hyaha!

Entre otras cosas.

Su exaltación logró marear los sentidos de Jacuzzi y lo próximo que supo fue que ya

había salido de la Mansión y comprado boletos de tren.

Solo hasta que todos subieran mal que bien al tren, Jacuzzi se percató del peligro al que se estaba dirigiendo de frente. Las palabras de su pandilla no ayudaron y pasó el resto del viaje temblando.

—No te preocupes. Lo dijeron en la radio, ¿no? Por algún motivo los policías están persiguiendo a la Familia Russo en estos momentos, ¡así que difícilmente tendrán tiempo de sobra para ti!

A pesar de eso, Jacuzzi negó fuertemente con la cabeza y echó un vistazo hacia atrás con los ojos repletos de lágrimas.

—Pero, ¿quién nos lo puede asegurar? A lo mejor la Familia Russo sabe que tiene los días contados y quiere arrastrarme con ellos…

—Eh, ¿un debilucho como tú? No vale la pena el esfuerzo. No te alagues a ti mismo.

—¡Hey, te pasaste!

—Está bien, está bien, baja del tren primero y luego discutiremos esto, ¿te parece bien? ¿O acaso quieres ir hasta la Costa Oeste?


- 226 -

Jacuzzi no podía discernir si hablaban en serio o solo se burlaban de él, así que descendió del tren con cierto temor. Sin embargo, sus pies apenas habían tocado la plataforma cuando un hombre pasó corriendo y se tropezó con él.

—¡Estúpido, fuera del camino!

En lugar de disculparse, el hombre lo maldijo y entró corriendo al compartimiento que Jacuzzi recién había dejado.

—¿Eh? ¡P-perdón! ¡Lo siento!

Jacuzzi comenzó a pedir disculpas aun cuando no tenía la culpa. En cambio, Nice,

quien lo había visto todo, dijo con una voz tensa:

—Jacuzzi.

—¿Q-qué? ¿Nice? ¿Qué pasa?

—El hombre de antes… ¿no era un integrante de la Familia Russo?

—Por fin puedo descansar…

Una vez que subió al tren, Creek soltó un profundo suspiro de alivio. Se inclinó en

una de las paredes del pasillo del tren y recordó cómo escapó por poco.

Luego de las explosiones, vio claramente a su jefe siendo “devorado” por la mujer con bata de laboratorio y salió corriendo tan rápido como pudo de la Mansión Russo.

Había estado huyendo todo el día y toda la noche, escondiéndose en la oscuridad y cuidándose de la policía y otros perseguidores. Finalmente, tras asegurarse de que los

había perdido, compró un boleto para la línea transcontinental y subió al tren.

—Maldita sea… qué carajos fue todo eso… nunca escuché de semejante cosa…

El recuerdo de sus compañeros siendo succionados por el pálido y delgado brazo de la mujer provocó que el cuerpo de Creek se tensara involuntariamente. Desconocía que le pasaría a la mano de la mujer o a los cuerpos de sus colegas; pero, una cosa era segura: estaban muertos.

El miedo lo dominó y miró a sus alrededores con sospecha.

—Es verdad… no puedo bajar la guardia hasta que el tren salga…

Siguiendo su plan de escape, Creek se giró para entrar al compartimiento.


- 227 -

Y vio la palma de la mano de alguien.

En medio de los dedos pálidos y bien definidos atisbó un par de anteojos y una sonrisa infantil apareció por debajo de dichos lentes.

Eso fue lo último que Creek vio.

—¿Eh? ¿Qué?...

Jacuzzi, qué había subido al tren nuevamente para asegurarse de que en verdad fuera

uno de los Russo, miró de un lado a otro, pero Creek no parecía estar por ningún lado.

—¿A dónde habrá ido?...

A medida que echaba un vistazo alrededor, su vista se encontró con la de una mujer

en una bata blanca de laboratorio.

¿Una doctora?

La idea apareció de pronto en la mente de Jacuzzi. ¿Qué hace una doctora aquí? Sin embargo, en ese momento, la mujer comenzó a gritar.

—¿Uh? ¡P-perdón! ¡Realmente lo siento! ¡Por favor perdóname!

—¿Eh?

Jacuzzi creyó que la mujer se asustó por el tatuaje en su rostro y movió las manos

frenéticamente, como si tratara de aclarar el malentendido.

—¡L-lo siento! ¡Te equivocas! No soy un ladrón ni nada por el estilo. Um, bueno, sí he robado trenes… ¡pero este no! Um, quiero decir, yo solo, simplemente buscaba a un hombre con una cicatriz en su cara, ¡me pareció ver que acababa de subir al tren! ¡Aunque no hay nadie aquí! P-por favor, ¿me dirías si has visto a un hombre así? Perdón,

¡me disculpo!

El hecho de que Jacuzzi estaba escupiendo toda la sopa al parecer tranquilizó a la

mujer.

—¿Eh? Sí, él estaba aquí hasta hace un momento, pero no sé a dónde fue.

—D-de verdad… ¡me disculpo otra vez y gracias!

Jacuzzi pensó que sería mejor dejar de cuestionarla, así que hizo una reverencia y salió para reunirse con sus amigos en la plataforma.

A medida que descendía del tren, su expresión contradijo a su ansiedad.


- 228 -

Renée contempló cómo se alejaba, luego bajó la vista de modo pensativa hacia su

mano derecha.

—Bueno, es cierto, ¿quién sabe a dónde van los cuerpos?

Por eso, en realidad no le mintió a Jacuzzi.

Mientras hojeaba mentalmente por los recuerdos del hombre que recién había devorado, meditó sobre el destino de los cuerpos.

—¿Al infierno?...

Eso le pareció una respuesta estúpida. Se cruzó de brazos y pensó que absorber el conocimiento de ese hombre quizá había disminuido su propia inteligencia.

Continúo cavilando sobre la situación de los cuerpos, antes de decidir que no tendría

una respuesta, suspiró profundamente y bajó del tren.

—¡Si se hubiera tratado del señor Huey, a lo mejor tendría la respuesta! —Luego bajó la voz para que nadie pudiera escucharla—. ¡Wow, espero que entreguen pronto el

globo ocular del señor Huey, ya no puedo esperar!...

Sonó como una niña esperando abrir el regalo de Navidad; sin embargo, su tono de

voz no pudo ocultar lo espeluznante de sus palabras.

Renée permaneció de pie sobre la plataforma y alzó la mirada hacia el cielo azul de Chicago. Los rayos de sol cubrían todo, tiñendo los rascacielos de Chicago en tonos dorados.

Hoy, así como cualquier otro día, el sol le mostró a la ciudad y a sus habitantes un cielo azul invariable, creando una escena reconfortante y deslumbrante.

Mientras tanto, Miria también contemplaba el cielo y dijo con una voz igual de

animada.

—¡Espero que pueda ver pronto a Isaac!

Su voz parecía transportarse más allá de la estación, hasta el cielo de Chicago, hacia el horizonte, dando la impresión de que podía deshacerse de todo el miedo y la tensión

que cubría a la ciudad.

No obstante, como si presagiara los nuevos desastres por venir o como si desafiara

al mismísimo cielo azul.

Una nueva ola de explosiones sacudió a la ciudad de Chicago.

229

D.D. Daily Days Novels

Nos puedes visitar en:

https://dai lydaysnovels.wordpress.com/

TRADUCCIÓN AL INGLÉS

Baka-Tsuki

Anonspore

TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL

Clixea

EDICIÓN

Clixea

https://dailydaysnovels.wordpress.com/

Documents

BACCANO VOLUMEN 09 - Fukou-Da/Baccano/[DD] Baccano!-v09...Ahí tienes a una mujer que no siente ni una pizca de vergüenza por lo que hace. ¿Tienes idea del dolor de cabeza que tengo