Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

  • Upload
    manu-ti

  • View
    216

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

  • 8/16/2019 Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

    1/12

    BAHR, Fernando (2007), "Inquisición, censura y librepensamiento en el sur de la América española",Páginas de guarda. Revista de lenguaje, edición y cultura escrita , n.4, pp.95-106

    95

    Inquisición, censura y librepensamientoen el sur de la América española

    Fernando BahrCONICET

    Resumen

    El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición establecido en la Metrópoli a partir de 1483 resulta uinstitución imprescindible para entender la cultura intelectual española de los siglos XVI, XVII y XVtareas de este Tribunal, en efecto, marcaron un severo límite tanto para la creación como para la circulacde ideas renovadoras de uno y otro lado del Atlántico a lo largo de todo el período colonial, tal como puede comprobar quien indague en los archivos y estudios existentes al respecto. De todas manerastambién pueden hallarse algunos indicios de que ese control de las ideas no fue ni podía ser absoluto. E

    este trabajo, después de reconstruir brevemente la historia y organización de la Inquisición en América Sur, nos detenemos en dos casos de librepensadores –Nicolas Legras y Juan Antonio de Olavarrieta- qfueron juzgados por sus ideas y escritos en 1666 y 1802 respectivamente y que podrían representar lpunta de un hilo que nos conduzca hacia una interpretación menos monolítica del saber en las coloniaamericanas.

    Palabras clave : Inquisición, libros prohibidos, control ideológico, difusión de ideas, librepensamiento.

    * * *

    Introducción

    El proyecto de purificar el mundo de sus errores escritos mediante la condena y el fuego esal menos tan antiguo como el mismo Cristianismo. Los Hechos de los Apóstoles (19, 19)relatan, en tal sentido, la decisión de unos magos judíos de Éfeso que a raíz de lasenseñanzas de san Pablo “reunieron los libros y los quemaron delante de todos” para quela Palabra del Señor creciera y se robusteciera poderosamente. Unos siglos más tarde, elpapa Inocencio, en el 405, y el papa Gelasio, en el 494, rememoraron aquel ejemplo yvarios otros consejos, sobre todo de san Juan, respecto del tratamiento debido a difusoresdel Anticristo, dando a conocer un repertorio de escritos apócrifos o heréticos que debíanser repudiados y condenados por los fieles.

    Durante la Edad Media, la prohibición de autores no fue inusual, alcanzando afilósofos de cierta fama como Pedro Abelardo o Sigerio de Brabante, y, con la creación delas universidades, la autoridad papal estableció la obligación de que los profesoressometieran sus escritos a las autoridades teológicas antes de ser difundidos: sucedió asíen 1342 con la Universidad de París. De todas maneras, fue a partir de la invención de laimprenta que la censura ocupó un lugar destacado en las resoluciones de la curia romana.

  • 8/16/2019 Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

    2/12

    BAHR, Fernando (2007), "Inquisición, censura y librepensamiento en el sur de la América española",Páginas de guarda. Revista de lenguaje, edición y cultura escrita , n.4, pp.95-106

    96

    En 1487, en efecto, una bula de Inocencio VIII ordenó el control universal de laspublicaciones, y en 1501, otra de Alejandro VI se ocupó de establecerla particularmente enlos territorios alemanes, patria de Gutenberg, donde los talleres de impresión sepropagaban de manera continua. España lo siguió de cerca: en 1502 los Reyes Católicos

    mandaron que de allí en más ningún manuscrito pudiera alcanzar la imprenta sinsometerse previamente al examen del Consejo real de Castilla.

    La rebelión de Lutero significó un enemigo tan peligroso como los tipos individualesmóviles de plomo; se trataba más bien de una coalición: entre 1517 y 1520 se vendieronunos trescientos mil ejemplares de los escritos del ex fraile agustino. Los papas León X,Adriano VI y Clemente VII intentaron detener la catástrofe multiplicando las prohibicionesen bulas y cartas. Pero fue inútil. Europa había entrado en una nueva fase de su historia.

    Carlos V, por su parte, profundamente molesto con la rebelión religiosa al norte delImperio, entendió que debía enfrentar al enemigo con fuerzas más eficaces que losdocumentos y, sobre todo, impedir que la herejía cruzara del otro lado de los Pirineos;desde allí a los virginales territorios de ultramar no había más que un paso, un paso quesignificaba la difusión planetaria del combate. Estando en riesgo, pues, la unidad de la fe ysu propia aspiración a la monarquía universal, apeló a una institución cuyo origen seremonta al Concilio de Verona en 1184, que había sido centralizada por el papa Gregorio IXcomo Inquisición delegada y que a partir de 1483, con aprobación papal, se transformó enun instrumento de la monarquía española para luchar contra judaizantes y moriscostomando el nombre de Consejo de la Suprema y General Inquisición bajo el mando de frayTomás de Torquemada1.

    La Inquisición en América

    Las tareas de la Inquisición en América no se inician, por supuesto, para evitar el impactode la Reforma luterana. Estas tierras quedaron íntimamente vinculadas a la difusión ydefensa de la ortodoxia cristiana desde la misma llegada de Cristóbal Colón. Así loestablece el 3 de mayo de 1493 la bula Inter caetera de Alejandro VI, para quien losderechos de las corona española sobre América se justificaban por ser tarea de losmonarcas “conducir a sus habitantes al culto de nuestro Redentor y a la profesión de la fecatólica”. Por eso, ya en 1516 fray Bartolomé de las Casas solicitaba al cardenal Cisnerosque mandara “enviar a aquellas islas de Indias la Santa Inquisición, de la cual creo yo quehay una muy gran necesidad, porque donde nuevamente se ha de plantar la fe, como enaquellas tierras, no haya quizá quien siembre alguna pésima cizaña de herejía” 2.

    1 Cf. A. S. Turberville,La Inquisición española , México, Fondo de Cultura Económica, 1948, pp. 9-12, y Boleslao Lewin,La Inquisición en Hispanoamérica , Buenos Aires, Paidós, 1967, pp. 75-82.2 Bartolomé de las Casas,Memorial de remedios para las Indias , citado por Elisa Duque Alcaide, “La Inquisición”, enPedro Borges (Dir.),Historia de la Iglesia en Hispanoamérica y Filipinas (siglos XV-XIX ), tomo I, Madrid, B. A. C., 1992,p. 301.

  • 8/16/2019 Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

    3/12

    BAHR, Fernando (2007), "Inquisición, censura y librepensamiento en el sur de la América española",Páginas de guarda. Revista de lenguaje, edición y cultura escrita , n.4, pp.95-106

    97

    La primera medida al respecto fue designar inquisidores apostólicos, pero, despuésde los sucesos de Wittemberg y viendo que el número de extranjeros pertenecientes apaíses protestantes era cada vez mayor en tierras americanas, el 25 de enero de 1569Felipe II trasladó por medio de una real cédula los tribunales del Santo Oficio de la

    Inquisición a los Virreinatos de Nueva España y del Perú3

    . La jurisdicción de este últimocomprendía desde Panamá hasta el Río de la Plata, es decir, un territorio cuya amplitudentorpecía gravemente la eficacia de su labor. Por ello, ya a comienzos del siglo XVII(1610) se creó un nuevo tribunal con sede en Cartagena de Indias y en el mismo siglo sehicieran proyectos (inútiles) de establecer otro en la provincia de Tucumán, sobre todo paratener bajo control el puerto de Buenos Aires, cabecera de la ruta menos vigilada deentrada al Virreinato4.

    Estos tribunales estaban integrados por un número importante de funcionarios 5. Encuanto a la censura de libros, las tareas más importantes se distribuían entrecalificadores, comisarios, “visitadores de libros e imágenes” y “revisores de libros e

    intérpretes de lenguas”. Los calificadores debían ser especialistas en doctrinas religiosasy tenían como misión examinar los escritos denunciados y las declaraciones de losprocesados por su difusión; aunque el dictamen que debían emitir era consultivo y nodecisorio, ejercían mucha influencia sobre los jueces: por ello y por lo que significaba elnombramiento en cuanto al reconocimiento público y a la posibilidad de ascenso en la

    jerarquía eclesiástica, resultaban cargos codiciados. Los comisarios eran representantesdel Tribunal en los puertos y poblaciones importantes que se ocupaban de investigar lasdenuncias, de inspeccionar navíos y de publicar los edictos de prohibición6; el cargo noestaba vinculado al prestigio social o intelectual, pero sí al poder y al miedo de laarbitrariedad. Los “visitadores”, como su nombre lo indica, estaban encargados de la

    3 El texto de esta real cédula se reproduce en B. Lewin,op. cit. , pp. 150-151. También se encontrarán en Lewin (pp.152-163) las Instrucciones para los tribunales americanos establecidas por el Inquisidor General Diego de Espinoscuyo ítem 35 (p. 161) se refiere a la prohibición de libros.4 “Otro de los tópicos que por este tiempo preocupaba al Tribunal era la frecuente llegada a Buenos Aires de buquque salían de Lisboa, tripulados por flamencos, que traían en pipas (diciendo que venían llenas de vino y sal) libroimágenes, que metían a escondidas en casa de algún vecino para extraerlas después de noche y enviarlas tierraadentro. Encargose, en consecuencia, al comisario respectivo la mayor vigilancia a fin de impedir este contrabandose publicaron los edictos más apretados para hacer parecer los libros introducidos de esa manera, además de los quefueron señalados como especialmente prohibidos en el distrito de la Inquisición, como todas las obras de CarloMolineo, de Castillo Bobadilla, muy comunes entonces entre los letrados, un tomo de las de Suárez, y antialcoranes,que se recogieron algunos” (José Toribio Medina,Historia del Tribunal de la Inquisición en Lima, 1569-1820 , Santiagode Chile, Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina, tomo I, p. 304). Sobre el proyecto de creación del tritucumano, véaseIbid., p. 305.5 Según una investigación reciente, en 1634 los miembros del Tibunal en el Virreinato del Perú eran ciento cincuentsiete: sesenta y uno residían en Lima; noventa y seis en las otras treinta y ocho poblaciones y ciudades. Cf. Pedro Guibovich Pérez,Censura, libros e Inquisición en el Perú colonial, 1570-1754 , Sevilla, Consejo Superior deInvestigaciones Científicas / Universidad de Sevilla / Diputación de Sevilla, 2003. pp. 63.6 “Los comisarios establecidos en los puertos debían tener cuidado especial de examinar los libros que entrasen, dmanera que no fuese entre ellos alguno de los prohibidos, conforme a las censuras de las biblias y catálogos que se leentregaban y que debían publicar con todo cuidado, a fin de que por este camino no entrase mala doctrina en estosreinos, procediendo con rigor y escarmiento contra los que cerca de ello se hallasen culpados” (J. T. Medina,op. cit .,tomo I, Cap. I, p. 17).

  • 8/16/2019 Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

    4/12

    BAHR, Fernando (2007), "Inquisición, censura y librepensamiento en el sur de la América española",Páginas de guarda. Revista de lenguaje, edición y cultura escrita , n.4, pp.95-106

    98

    inspección de bibliotecas oficiales o particulares y de la purificación de libros e imágenesconsideradas ofensivas; no era infrecuente que para ese cargo se designaran hombres deletras. Los “revisores”, finalmente, se ocupaban de leer y aconsejar expurgos yprohibiciones respecto de textos escritos en lenguas extranjeras; algunos médicos

    ejercieron esa función en el Tribunal de Lima, por entender otros idiomas y por ser lamedicina terreno particularmente propicio para la difusión de ideas sin fundamento bíblicoo eclesiástico 7.

    En el cumplimiento de su tarea, estos funcionarios contaban como guías con losíndices de libros prohibidos y con los edictos. Acerca de los primeros, un dato a tener encuenta es que la Inquisición española componía sus propios catálogos con independenciade los publicados por Roma y que, por lo tanto, en muchos casos las prohibiciones nocoincidían. De todas maneras, por ser la Inquisición en América un instrumento de lamonarquía, la vigencia formal correspondía siempre a los catálogos emitidos por elConsejo de la Suprema, y cuando ésta decidía examinar o prohibir un escrito ni siquiera se

    reconocía la posibilidad de apelar sus decisiones ante la Congregación de la Inquisiciónromana8.

    Pero los catálogos demoraban mucho tiempo en completarse y publicarse 9, teníangraves problemas de difusión y en cualquier caso no eran capaces de ajustarse al ritmomás ligero de la imprenta. Por ello se necesitaba el complemento de edictos particularesque, sin el complejo ceremonial de los edictos generales, alertara a la población acerca delibros cuya lectura se declaraba prohibida. Estos edictos se elaboraban sobre la base delas cartas acordadas por el Consejo de la Suprema, eran leídos por un notario después demisa en el púlpito de las iglesias y se fijaban en lugares visibles de las mismas iglesias yde las plazas públicas. En un principio, los Tribunales de distrito como el de Lima, tenían

    cierta autonomía para incluir condenas de manuscritos o impresos que circularan en suterritorio; sin embargo, a partir de finales del siglo XVI esa posibilidad desaparece y seordena que toda decisión al respecto cuente con la autorización de Madrid.

    Ahora bien, más allá de este proceso de centralización de la censura que se da en elsiglo XVII, ¿qué manuscritos o impresos prohibidos efectivamente circulaban por el sur dela América española y a qué se debía esa prohibición? Los estudios al respecto provocanalguna sorpresa porque nos ponen sobre la pista de controversias intra ointerconfesionales, es decir, simplificando, entre jesuitas (defensores de las prerrogativaspapales) y regalistas (defensores de las prerrogativas monárquicas) dentro de la IglesiaRomana, o entre católicos y protestantes (luteranos o calvinistas) dentro del cristianismo.

    7 Cf. Guibovich Pérez,op. cit. , pp. 95-96. Se encontrarán un cuadro completo de los funcionarios y empleadosinquisitoriales de Lima y México en B. Lewin,op. cit. , pp. 175-176. Respecto de los peligros que encerraban losestudios de medicina, véanseinfra los casos de Legras y Olavarrieta, ambos médicos.8 Cf. Guibovich Pérez,op. cit. , p. 143.9 Entre mediados del siglo XVI y mediados del siglo XVIII, la Inquisición española publicó ocho catálogos: en 1511584, en 1612, en 1632, en 1640, en 1707, en 1739 y en 1747. El primero contenía 669 prohibiciones; el segundo,2.315. Esta progresión constante se mantuvo en los índices posteriores. Cada uno, además, fue incorporando diversosuplementos. En cuanto al tiempo de elaboración que demandaban, Guibovich Pérez (op. cit. , p. 160) observa que laelaboración del catálogo de 1584 tomó quince años; el de 1612, dieciocho, y el de 1707, treinta años.

  • 8/16/2019 Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

    5/12

    BAHR, Fernando (2007), "Inquisición, censura y librepensamiento en el sur de la América española",Páginas de guarda. Revista de lenguaje, edición y cultura escrita , n.4, pp.95-106

    99

    Vemos así edictos que se refieren a obras sobre la Inmaculada Concepción, sobreliteratura devocional, sobre tratados de mística y espiritualidad, sobre jansenismo o sobretraducciones de la Biblia. No son infrecuentes, es cierto, las prohibiciones referidas atratados sobre astrología y magia, pero el conjunto nos da la impresión de que por lo

    menos hasta el siglo XIX apenas circularon por estas tierras, o apenas han dejado rastrode su paso, las obras más características del librepensamiento europeo 10.

    Esta impresión se confirma al leer las causas iniciadas por la Inquisición limeñadesde su fundación. En efecto, entre cientos de causas por bigamia, por adulterio, porbrujería, por insultos a las creencias cristianas o por abuso sexual de parte de monjes oclérigos que relata José Toribio Medina en su Historia de la Inquisición en Lima , se cuentancon los dedos de las manos las referencias a casos de posesión o lectura de literaturaprohibida y, entre ellas, sólo dos indicaciones precisas relacionadas con obras de carácterno específicamente religioso: la del parisino Claude Jalamau, alias Juan de Salas, quienfue encausado por haber hecho comentarios públicos acerca de un libro que defendía el

    Edicto de Nantes y la libertad de conciencia religiosa en Francia11

    , y la de fray Diego deCisternas, a quien después de 1782 se le quitaron las obras de Voltaire 12.

    En cuanto a los documentos que se conocen sobre las actividades inquisitoriales enla zona dominada por el Río de la Plata, territorio muy apto para el contrabando, comodijimos, por las dificultades de comunicación con Lima, lamentablemente no aportannovedades de mucho interés. Por suerte, sin embargo, contamos con otros materialespara investigar la posible circulación de literatura no autorizada, que son los catálogos einventarios de bibliotecas institucionales y privadas. En el catálogo de la Antigua LibreríaJesuítica, por ejemplo, símbolo de la cultura universitaria del siglo XVII hoy bajoadministración de la Universidad Nacional de Córdoba, se encuentran obras prohibidas de

    autores como Théophile Raynaud, Cornelius Jansen y Gerardus Joannis Vossius; tambiénla Opera omnia de Francis Bacon, y si tiene razón Guillermo Furlong, junto a ella estarían ohabrían estado los ochos volúmenes de la obra de Descartes, las obras de Gassendi, las

    10 Utilizamos el término “librepensamiento” para referirnos a un amplio grupo de autores que, desde el Renacimieitaliano hasta la Ilustración francesa del siglo XVIII, tuvieron como actitud común el apoyar sus ideas en argumeracionales con independencia de qué establecieran al respecto la religión, la tradición o la autoridad. Dentro del mismconjunto se incluye así a neoaristotélicos, naturalistas, libertinos, neoepicúreos, escépticos, deístas, panteístasmaterialistas, racionalistas, empiristas, etc.11 “ Juan de Salas, alias Claudio Xalumo, natural de París, de cuarenta y cuatro años, cordonero, testificado en Potode que, viniendo camino de Tucumán, traía un libro del rey Henrico de Francia, impreso en lengua francesa, qcontenía un edicto de pacificación entre católicos y herejes, cuyos capítulos, especialmente los que trataban de llibertad de conciencia, había aprobado en presencia de sus compañeros de viaje. Por esto fue puesto en cárcelessecretas y al fin dado por libre” (J. T. Medina,op. cit , tomo I, Cap. XV, pp. 306-307).12 “No es menos curioso lo que le ocurrió a fray Diego de Cisternas, monje de San Jerónimo, a quien se le quitaronobras de Voltaire, que fue denunciado por el padre Juan Rico, de que habiéndole ido a visitar le había mostradaquellos libros, que tenía en lo alto de un estante, y otro en que con extremada insolencia se satirizaba al Santo Oficpor las prisiones injustas que acostumbraba, y alguno contra los jesuitas y a favor de Jansenio (ibid ., tomo II, Cap. XXVII, p. 331). Ricardo Palma ( Anales de la inquisición de Lima en Tradiciones peruanas , Buenos Aires, Espasa-Calpe,1958-1961, tomo VI, pp. 315-325) cita otras delaciones por lecturas de Bayle, Diderot, Rousseau y Raynal.

  • 8/16/2019 Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

    6/12

    BAHR, Fernando (2007), "Inquisición, censura y librepensamiento en el sur de la América española",Páginas de guarda. Revista de lenguaje, edición y cultura escrita , n.4, pp.95-106

    100

    de Justo Lipsio y las de Newton13. Y, en cuanto a bibliotecas privadas, la del obispoAzamor en Buenos Aires, tenía a Rousseau, Voltaire, Montesquieu y Pierre Bayle14; la deJuan Baltasar Maziel, a Bayle, Lucrecio, Voltaire, Hobbes, Rousseau, Montesquieu,Marmontel y Gassendi15; y la de Francisco Ortega en Montevideo, a Voltaire, Montesquieu,

    Fontenelle, Beccaria y los veintiocho tomos de laEnciclopedia de Diderot y D’Alembert16

    .Estos datos podrían darnos la idea de que al sur del Virreinato del Perú los controles

    de la Inquisición eran menos severos y permitían que circularan con cierta libertad, almenos en el reducido ámbito de las elites intelectuales, obras prohibidas por índices yedictos17. Hay que tener en cuenta, no obstante, que los inventarios de las bibliotecasprivadas referidas corresponden a los últimos quince años del siglo XVIII, cuando lostribunales de la Inquisición ya habían visto severamente recortado su poder en España 18, yque, por otra parte, la presencia de estas obras no implica por sí misma más que unaconcesión a la curiosidad intelectual. En todo caso, los manuscritos de la épocaconservados en los archivos argentinos apenas revelan, por lo que conocemos, que los

    autores nombrados hayan sido utilizados por los escritores criollos o residentes enAmérica para su propia producción intelectual hasta la primera década del siglo XIX.

    La impresión inicialmente derivada de los estudios sobre archivos peruanos semantiene, pues, y nos lleva a concluir que, a pesar de la distancia respecto del Tribunal dela Inquisición de Lima, en el Río de la Plata tampoco parecen quedar vestigiossignificativos de que se hayan difundido las expresiones más características dellibrepensamiento renacentista y moderno en América del Sur durante el período virreinal.De todas maneras, que no se hayan difundido no equivale a decir que no se hayan tenidonoticia alguna de ellas. La falta de difusión de esas ideas puede servir para darnos unpanorama acertado de la cultura intelectual americana en aquella época, pero no para

    agotarla. Por debajo de la expresiones públicas y en el silencio de los gabinetes bien

    13 Cf. Guillermo Furlong S. J.,Bibliotecas argentinas durante la dominación hispánica , Buenos Aires, Editorial Huarpes,1946, p. 50. También Arturo Andrés Roig sostiene que lasObras completas de Descartes se encuentran registradas “enun catálogo de la Librería grande de la Universidad de Córdoba de 1757” (Arturo A. Roig, “Descartes y el cartesianen el Río de la Plata”, enErasmus. Revista para el diálogo intercultural , Año II, Nº 1, 2000, p. 84). Por nuestra parte,sin embargo, no hemos podido dar con ninguno de los autores mencionados en el catálogo actual de la AntiguLibrería Jesuítica, a excepción de una edición de losPrincipia matheseos universalis seu introductio ad geometriaemethodum de Descartes hecha en Frankfurt, en 1695.14 Cf. José Toribio Medina,El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en las Provincias del Plata , Santiago de Chile,Imprenta Elzeviriana, 1899, p. 255; y Guillermo Furlong,op. cit. , p. 61;15 Cf. Juan Probst, Juan Baltasar Maziel, el maestro de la Generación de Mayo , Buenos Aires, Facultad de Filosofía yLetras de la Universidad de Buenos Aires, 1946, pp. 351, 352, 360, 361, 363, 364, 365 y 369.16 Cf. Guillermo Furlong,op. cit. , pp. 119-125.17 Así lo decía Furlong, para subrayar la riqueza de la cultura colonial: “Advirtamos, sin embargo, que no obstante esprohibiciones, muchas publicaciones, como la mismaEnciclopedia, y los escritos de no pocos de los “iluministas”,como los de Montesquieu, Voltaire, Condillac, Bonnet, Buffon y Batteaux, entraron sin traba alguna en el Río dPlata” (Guillermo Furlong S. J.,Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata, 1536-1810 , Buenos Aires,Editorial Kraft, 1952, p. 525).18 Puede verse al respecto Lucienne Domergue, “Secularización y censura en tiempos de un monarca ilustrado”,

    Actas del Congreso Internacional sobre “Carlos III y la Ilustración” , tomo III: “Educación y pensamiento”, Madrid,Ministerio de Cultura, 1989, pp. 268-278.

  • 8/16/2019 Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

    7/12

    BAHR, Fernando (2007), "Inquisición, censura y librepensamiento en el sur de la América española",Páginas de guarda. Revista de lenguaje, edición y cultura escrita , n.4, pp.95-106

    101

    pudieron ocultarse lectores y escritores cuyas reflexiones, por el “veneno” que contenían yel peligro que significaban, decidieron no darse a conocer jamás.

    Lo que decimos es ciertamente una conjetura, pero apoyada en dos ejemplosconcretos a los que deseamos referirnos y que, a pesar de la distancia y del aislamientogeográfico, podrían ratificar la idea de Spinoza de que el dominio sobre las lenguas, porpuntilloso que sea, no equivale sin más al dominio espiritual 19.

    El caso Legras

    Nicolas Legras o Le Gras parece haber nacido alrededor del año 1600 en Chancueil,población de la Borgoña francesa. Se lo conoció también con el nombre de CesarBandier20.

    Era sacerdote, ejercía la medicina y dominaba el francés, el italiano, el español, el latín yel griego. Había recorrido toda Europa visitando universidades importantes y cortesaristocráticas antes de partir hacia África y llegar incluso a las islas de Ceilán, Sumatra yBorneo. Con treinta y cinco años volvió a Francia para adquirir el cargo de capellán mayordel duque de Orléans, en cuya entorno pudo conocer al filósofo libertino François de LaMothe Le Vayer21 y leer, si ya no lo había hecho, a escritores malditos como Théophile deViau y Giulio Cesare Vanini22. Poco tiempo después emprendió bajo la protección delcardenal Richelieu la fundación de una Academia Real encargada de educar a la noblezaeuropea. A la muerte del cardenal, este proyecto se interrumpe y Legras pierde todo sudinero. Para recuperarlo viajó nuevamente por Asia ejerciendo el oficio de médico y a suretorno se estableció por un tiempo en España, desde donde, después de peripeciasvarias, decide pasar a América en compañía de un sobrino, Louis Legras.

    19 “Si fuese igualmente fácil mandar a los espíritus que a las lenguas, cada poder reinaría en absoluto y ningún imperllegaría a ser violento. En efecto, cada uno viviría según el carácter de sus soberanos y juzgaría por la sola voluntadéstos lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto” (Spinoza,Tratado teológico-político, Cap. XX, p.122 de la selección y traducción de E. Tierno Galván, Madrid, Tecnos, 1985).20 De acuerdo a los documentos que cita José Toribio Medina, el acusado declaró “llamarse Nicolás Legras, habiéndopuesto en la pila juntamente el nombre de César, y demás del apellido de Legras, el de Baudier, por su agüelamaterna” (Historia del Tribunal de la Inquisición en Lima, tomo II, p. 173). También Jean-Pierre Tardieu sostiene quetenía por nombre completo Nicolas Cesar Legras Bandier (Jean-Pierre Tardieu,L’Inquisition de Lima et les hérétiquesétrangeres , Paris, Éditions L’Harmattan, 1995, p. 106). Miguel Benítez, por su parte, afirma que “se hace llamar CésBandier” (Miguel Benítez, “Trazas del pensamiento radical en el mundo hispánico en los tiempos modernos”, en E. y A. Rivera (Eds.),La actitud ilustrada , Valencia, Biblioteca Valenciana, 2002, p. 196).21 La Mothe Le Vayer (1588-1672) devino en 1625 preceptor del duque de Anjou, futuro duque de Orleáns, y a parde allí permaneció en frecuente contacto con él y con el cardenal Richelieu. En el año 2005 hemos publicado pprimera vez en español una selección de diálogos de este autor bajo el título deDiálogos del escéptico (Buenos Aires,El cuenco de plata, colección “El libertino erudito”) 22 Théophile de Viau (1590-1626) fue un poeta al que el Parlamento de París ordenó quemar en efigie por impío obsceno en 1622; al cabo de dos años de prisión, fue condenado a destierro perpetuo. Murió poco tiempo después.Sobre Vanini hablaremos a continuación.

  • 8/16/2019 Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

    8/12

    BAHR, Fernando (2007), "Inquisición, censura y librepensamiento en el sur de la América española",Páginas de guarda. Revista de lenguaje, edición y cultura escrita , n.4, pp.95-106

    102

    Llega a Cuba y posteriormente a Perú. No tarda mucho en ser nombrado en Limamédico del hospital de Santa Ana y profesor de la universidad de San Marcos, gracias alas gestiones del virrey don Diego Benavides y de la Cueva, conde de Santiesteban.Durante cinco años llevó una vida con cierta calma y grandes planes23. Pero en 1666

    estalló el escándalo, al parecer porque el propio Legras, buscando seguramenteprotegerse, acusó ante la Inquisición por calvinista a su criado Juan Antonio de la Fuente 24.Éste, a su vez, denunció a su patrón por impío y blasfemo, lo cual fue ampliamenteratificado por el sobrino Louis y por el tolosano Pierre de Hom (o Delon), miembro tambiéndel entorno de Legras. El conde de Santiesteban, por su parte, había muerto el 17 demarzo de 1666, y ya no había protector que detuviera el proceso: Nicolas Legras terminaalojado pues en las cárceles secretas de la Inquisición el 19 de mayo del mismo año 25.

    El proceso se inició dos semanas después. Legras reconoce entonces haber tenidomomentos de duda en su fe y haberse acercado cuando joven al naturalismo de Aristótelesnegando la creación ex nihilo 26. Pero esa autoinculpación sirvió de muy poco para mitigar la

    condena ante los testimonios de su círculo íntimo: Louis Legras, Pedro de Hom y JuanAntonio de la Fuente. Éstos, en efecto, declararon que el detenido, entre otras cosas, creíaque no había otro Dios que la naturaleza, que el alma moría con el cuerpo, que Cristo noera Dios, y, lo más interesante para nuestro tema, “que había sido amigo de Lucilo, unhereje que quemaron en Tolosa, de Francia, y que había leído sus escritos, que fue granhombre, y que éste decía que la amistad que tuvo Cristo nuestro Señor con la Magdalenafue mala”27.

    Sin duda, este “Lucilo” es Giulio Cesare Vanini, quien por una deformación del“Pomponio Usciglio” que adoptó para ocultarse en Francia fue identificado también con elnombre de Lucilio. Se conocen de él dos obras filosóficas, Anfiteatro de la divina

    Providencia (Lyon, 1615) y Sobre los maravillosos secretos de la naturaleza (Paris, 1616).Había nacido al sur de Italia en 1585 y, en efecto, murió en la hoguera como “ateo yblasfemador del nombre de Dios” por orden del Parlamento de Toulouse en 1619 28.Difícilmente Nicolas Legras, con apenas quince años, pudo haberlo conocido y trabadoamistad con él cuando Vanini vivió en París (1615-1616), y, además, el propio Legras negóesa acusación, declarando que el discípulo de Lucilio era en realidad su acusador y ex

    23 Legras pidió permiso al virrey para viajar a Roma y presentar allí el proyecto de creación de una orden religiosa, llos “Cristinos”, que estaría encargada de curar gratuitamente a todo enfermo, sea cual fuere el culto religioso qprofesara, y especialmente a los pobres. El Consejo de Indias se opuso al viaje y al proyecto. Cf. J. T. Medina,Historiadel Tribunal de la Inquisición en Lima, tomo II, p. 181, y Jean-Pierre Tardieu,op. cit. , pp. 117-11824 Este dato proviene de Tardieu (op. cit. , p. 104).25 El relato de las declaraciones hechas por Legras ante el Tribunal el 20 de marzo de 1666, donde cuenta con detallos viajes realizados y demás circunstancias de su vida, se encuentra en J. T. Medina,Historia del Tribunal de laInquisición en Lima, tomo II, pp. 173-182. También J.-P. Tardieu dedica un amplio espacio a la biografía de Legras (op.cit ., pp. 106-118).26 J.-P. Tardieu,op. cit. , p. 137.27 J. T. Medina,Historia del Tribunal de la Inquisición en Lima, tomo II, p. 172.28 Recientemente hemos terminado la primera traducción de Vanini al español; se trata del último libro deLosmaravillosos secretos , titulado “La religión de los paganos”: Giulio Cesare Vanini,Sobre los maravillosos secretos de lanaturaleza, reina y diosa de los mortales , Buenos Aires, El cuenco de plata, colección “El libertino erudito”, 2007.

  • 8/16/2019 Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

    9/12

    BAHR, Fernando (2007), "Inquisición, censura y librepensamiento en el sur de la América española",Páginas de guarda. Revista de lenguaje, edición y cultura escrita , n.4, pp.95-106

    103

    amigo, Pedro de Hom, quien incluso se había autoinculpado ante el Tribunal por“ataista” 29.

    En cualquier caso, lector o no de Vanini, Nicolas Legras correspondía de maneraperfecta a la figura del “libertino erudito”: dominaba cinco idiomas; había estudiadoteología, medicina, jurisprudencia, artes y filosofía; se había tratado con algunos de los“grandes” europeos; había recorrido el mundo en busca de aventuras y saber; entre losautores “peligrosos” parece haber leído a varios y confesó haber creído que el mundo eraeterno y, acaso, que Dios era el alma del mundo. También escribía, pues declaró ante elTribunal de la Inquisición haber perdido “treinta libros suyos manuscritos de los secreptos,gobierno, leyes, costumbres y medicamentos de las naciones referidas, que había visto” 30,y Louis denunció que, estando ya en Lima, había visto papeles en francés con la letra desu tío que trataban sobre religión y sobre la ley natural 31. Finalmente, la Inquisición loalcanzó declarándolo “apóstata, hereje de nuestra santa fe católica, observante de la leynatural de Aristóteles y de la perversa de Epicuro, fautor y encubridor de herejes”32. Es

    condenado a destierro de Lima y Madrid y a cárceles perpetuas. Al enterarse de ello, elpueblo de Lima salió a la calle dispuesto a matarlo y reclamando misas, pero durante seisaños aquel muy heterodoxo aristotélico había enseñado en San Marcos y curado enfermosen el hospital de Santa Ana 33.

    El caso Olavarrieta

    Juan Antonio de Olavarrieta nació entre 1763 y 1765 en Munguía, Vizcaya34. Entró a laorden franciscana, se ordenó sacerdote y estudió medicina. Dejó su tierra natal comocapellán de la Compañía de Filipinas y recorrió países de Europa y Asia. Al parecer,también llegó a México, donde habría tenido sus primeros problemas con la Inquisición,puesto que en la Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en México de JoséToribio Medina se lee “causas poco anteriores a 1789: herejes formales, Juan Laungurán ydon Juan Antonio de Olavarrieta”35. Debió escapar entonces al Viejo Mundo, pero volvió aAmérica poco después, en 1790 o 1791, para empezar a publicar en Lima un SemanarioCrítico Peruano , del cual salieron dieciséis números. Gil Novales describe las secciones y

    29 Cf. M. Benítez,op. cit ., pp. 199-200 y nota 23; J.-P Tardieu,op. cit. , p. 128.30 J. T. Medina,Historia del Tribunal de la Inquisición en Lima, tomo II, p. 179.31 Cf. M. Benítez,op. cit. , p. 199.32 J. T. Medina,Historia del Tribunal de la Inquisición en Lima, tomo II, p. 182.33 Sobre las características sorprendentes de las ceremonias públicas que siguieron a la sentencia (danzas y fuegos dartificio, niños vestidos como ángeles que arrojaban flores...), véase J. T. Medina,Ibid., pp. 183-184, y J.-P. Tardieu,op. cit , pp. 136-137.34 Alberto Gil Novales (“Clararrosa americanista”, enHomenaje a Noël Salomón. Ilustración española e independenciade América, Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona, 1979, p. 113) afirma que había nacido en 1763 enMunguía o en Lequeitio. Miguel Benítez, por su parte, sostiene que había nacido en Munguía, “hacia 1765” (op. cit. , p.208).35 José Toribio Medina, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en México, 2ª edición, México, FuenteCultural, 1952, p. 306.

  • 8/16/2019 Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

    10/12

    BAHR, Fernando (2007), "Inquisición, censura y librepensamiento en el sur de la América española",Páginas de guarda. Revista de lenguaje, edición y cultura escrita , n.4, pp.95-106

    104

    los contenidos de varios de esos números, señalando las secretas audacias de ciertospasajes y sobre todo una Disertación sobre la libertad de escribir, y hablar cuanto sientecada uno en materias, que no sean de religión , publicada en el Nº 11, que podría habersignificado el comienzo del fin de la segunda estancia de Olavarrieta en América.

    En 1795, Olavarrieta se encuentra en España dirigiendo un diario. En 1796 habríavuelto a América para instalarse durante tres años en Guayaquil y luego viajar al Virreinatode Nueva España. Pero México no era tierra propicia para sus ideas; los documentosseñalan que en 1802 la Inquisición le abrió un proceso como autor de un tratado tituladoEl Hombre y el Bruto y lo condenó a reclusión perpetua en la metrópoli, hacia donde debiópartir en 1804 36. La reclusión parece haber durado poco tiempo, sin embargo. Olavarrietaescapa a Portugal y adopta el nombre de José Joaquín de Clararrosa. Vive allí como médicohasta 1820, cuando la revolución liberal le permite volver a España y fundar en Cádiz elDiario gaditano . Poco después se ve involucrado en un nuevo escándalo, esta vez de ordenpolítico, y es encarcelado. Muere en prisión en 1822.

    También en 1822 se publican en Gibraltar las Cartas familiares del Ciudadano José Joaquín de Clararrosa, á Madama Leocadia , donde, entre otras cosas, se impugna lainmortalidad del alma y se defiende el materialismo y el ateísmo37. El escrito es de unradicalismo filosófico sorprendente; ahora bien, lo interesante para nuestro tema es quemuchas de esas ideas ya se habían adelantado en El Hombre y el Bruto , tratado que quiense llamaba por entonces Juan Antonio de Olavarrieta compuso en América38. Es más, eltítulo completo del manuscrito que llevó a Olavarrieta ante la Inquisición en México es

    Apuntes de la Obra El Hombre y el Bruto. Discurso sobre la diferencia de sus operacion[e]sq[u]e servi [sic] de preliminar al tratado de La Naturaleza. Obra reservada a la vida privadadel hombre juicioso , y, como indica Miguel Benítez, todo lleva a suponer que las Cartas

    familiares del Ciudadano José Joaquín de Clararrosa son precisamente aquel Tratado de laNaturaleza al que El Hombre y el Bruto servía de preliminar39.

    No se sabe con certeza cuándo Olavarrieta escribió su tratado americano. GilNovales deduce que pudo haber sido antes de 1789 y que por ello tuvo sus primerosproblemas con la Inquisición40. Miguel Benítez, sin embargo, ha encontrado losdocumentos del proceso inquisitorial que se le inició a Olavarrieta por autor de El Hombre yel Bruto , y éstos datan del año 1802. La cuestión tiene sin duda importancia en relacióncon la biografía del cura y médico vasco, pero de todas maneras, como anteriormente conNicolas Legras, estamos ante un europeo que, después de haber recibido formaciónfilosófica, teológica y científica, recorrió el mundo y residió en América ocupando cargos y

    ejerciendo funciones de importancia; un hombre, además, que como editor de periódicos y

    36 Sigo aquí la cronología que ofrece Miguel Benítez,op. cit. , p. 209. El bosquejo biográfico de Gil Novales presentadiferencias considerables respecto de éste. Ambos especialistas reconocen, en todo caso, que la vida de Olavarrietguarda todavía muchas zonas de penumbra.37 Se encontrará un buen resumen de los argumentos del autor en M. Benítez,op. cit. , pp. 209-212.38 Para una descripción detallada del tratado, véase Gil Novales,op. cit. , pp. 115-118.39 Cf. M. Benítez,op. cit. , p. 210, n. 53.40 Cf. A. Gil Novales,op. cit. , p. 114.

  • 8/16/2019 Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

    11/12

    BAHR, Fernando (2007), "Inquisición, censura y librepensamiento en el sur de la América española",Páginas de guarda. Revista de lenguaje, edición y cultura escrita , n.4, pp.95-106

    105

    funcionario eclesiástico tuvo oportunidad de difundir ideas que van mucho más allá delaristotelismo heterodoxo de Le Gras y se acercan a las versiones más audaces dellibrepensamiento.

    En efecto, en el caso de Olavarrieta no se trata de averiguar a qué filósofos leyó o sien algún momento de su vida creyó más en el Primer Motor de Aristóteles que en el Dioscristiano. Las conjeturas dejan paso al documento escrito, y éste argumenta a favor de laidentidad entre espíritu y materia, privilegia la experiencia a la supuesta revelación,denuncia las “patrañas” de la zarza ardiente y termina manifestado que, por haberconocido de cerca el error, la superstición y el fanatismo, “no ha podido hacer otra cosaque dar a los amigos este leve indicio de los vivos deseos que lo asisten para emplearsedignamente en su obsequio y servicio”41.

    A modo de conclusión

    La historia se hace con documentos. En tal sentido, tienen razón quienes, desde la euforiao el pesimismo, sostienen que los trabajos del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisiciónfueron tan eficaces en España como en América y pusieron sólidas barreras para que lasideas más revolucionarias del Viejo Continente no llegaran a estas tierras sin pasar por laaduana de sus propias pesquisas o, en el mejor de los casos, por el filtro higiénico de lasinstituciones universitarias. El investigador que desee seguir los caminos de las ideasmodernas por las antiguas colonias debe contar con esa realidad y resignarse a laposibilidad de que meses entre archivos se traduzcan apenas en la mención de un apellidoesperado, generalmente seguido de su correspondiente censura, o en el recuerdo de un

    título del que no se sabrá cómo alcanzó la memoria de quien lo escribía.De todas maneras, los silencios también cuentan. Ambrosio Funes dejó solamente la

    traducción de artículos menores de la Encyclopédie de Diderot y D’Alembert, “Sobre laelocución” y “Sobre el acento en general”, pero debió haber leído asimismo otros muchomás inquietantes, como “Prêtres”, “Philosophie”, “Pyrrhonienne”, “Immortalité”,“Superstition” o “Fanatisme”42; Saturnino Segurola, por su parte, menciona el artículo“Antoniano” del Dictionnaire historique et critique de Pierre Bayle en su cuaderno delecturas, pero no pudo haber pasado por alto artículos del poder sugestivo de “Spinoza”,“Pyrrhon”, “Pauliciens” o “Des Barreaux”43. Están también los testimonios que ofrecen lasbibliotecas privadas de Maziel, Azamor o Francisco Ortega, y, más al norte, ciertas huellasde las conversaciones que en torno a 1660 pudieron mantener dos franceses –NicolasLegras y Pierre de Hom- acerca de Giulio Cesare Vanini, leyenda del ateísmo, o las

    41 Citado enibidem, p. 118.42 Las traducciones de Ambrosio Funes se encuentran entre los documentos de la Colección “Mons. Dr. Pablo CabreBiblioteca Americanista, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional del Córdoba: S. A. 6399 y 6406. Ambas corresponderían al año 1781.43 El manuscrito titulado “Fruto de mis lecturas” de Saturnino Segurola se encuentra en la Colección Biblioteca Nacidel Archivo General de la Nación. La referencia a Bayle se hallará en la entrada “Historiador”.

  • 8/16/2019 Bahr. Inquisición, Censura y Librepensamiento en El Sur de La América Española

    12/12

    BAHR, Fernando (2007), "Inquisición, censura y librepensamiento en el sur de la América española",Páginas de guarda. Revista de lenguaje, edición y cultura escrita , n.4, pp.95-106

    106

    reflexiones materialistas que Juan Antonio de Olavarrieta fue reuniendo mientras recorríaAmérica en el penúltima o última década del siglo XIX.

    Son pocos datos, seguramente, pero acaso sean eslabones para otros que puedenirse sumando en el futuro. No es imposible que al cabo de ellos esté la puerta que dé almundo subterráneo de la cultura colonial, mundo secreto y sin duda minoritario, pero queayudaría a reconstruir la historia de América Latina y a darle un poco de aire.