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Baigorri Hacia la urbe global

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Artemio Baigorri

HACIA LA URBE GLOBALBadajoz, mesópolis transfronteriza

Editora Regional de ExtremaduraMérida, 2001

Este libro ha sido publicado por la Editora Regional de Extremadura, Mérida, 2001, con elISBN 84-7671-622-2

Caso de no encontrarse en librerías, en la páginaweb del autor (sección Noticias y Novedades)

pueden encontrarse enlaces para su adquisiciónen librerías virtuales o directamente en la

editorial:http://www.unex.es/sociolog/BAIGORRI/

Esta versión se difunde exclusivamente a efectos de utilización comodocumentación de trabajo por los alumnos del curso de doctorado “GLOBALIZACIÓN,HACIA LA URBE GLOBAL”, del programa virtual Localizando la Globalización de la

Universidad de Extremadura. La paginación no se corresponde exactamente con la dellibro.

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INDICE

Introducción

Primera Parte: DE LO RURAL A LO GLOBAL

El análisis transdisciplinario de la ciudad y el territorio desde una perspectiva sociológicaRegadío y urbanizaciónLa ciudad como artefactoLa ciudad redLa ciudad y el territorio de la red, en los albores del Tercer Milenio

Segunda Parte: MESÓPOLIS TRANSFRONTERIZAS

La medida de las ciudadesDe la ciudad intermediaria a la mesópolisCiudades y mesópolis transfronterizasCiudades y regiones en la frontera hispano-lusa: de ‘cul de sac’ a nodos esenciales

Tercera Parte: LA FORMACION DE UN AREA MESOPOLITANA DE CARACTERTRANSFRONTERIZO EN BADAJOZ

Las tres adaptacionesBadajoz, mesópolis transfronteriza

Cuarta Parte: LA MESÓPOLIS DE BADAJOZ EN EL CONTEXTO IBÉRICO Y EUROPEO

La permeabilización de las fronteras intracomunitarias y la extensión de la función mesopolitanade Badajoz en el territorio portuguésLa red urbana de Extremadura y Alentejo y el papel de la mesópolis pacenseCiudades que se mueven: bananas, arcos, diagonales y triángulos en la península ibérica y EuropaLa síntesis abierta

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1 El texto recoge sin apenas modificaciones la tesis tal y como fue presentada. Dado el formato de la publicación, se haneliminado la mayor parte de los mapas, gráficos y esquemas, así como se ha descargado en lo posible del aparato erudito quetan agobiante llega a resultar a veces en las tesis doctorales.

2 Lo que nos obliga a considerar a teóricos e investigadores de disciplinas bien diversas, anclados además en paradigmas que,a menudo, son contradictorios entre sí, pero que en todos los casos aportan elementos que nos ayudan a comprender la realidad.

3 Aún así, la voluntad transdisciplinaria marcó todo el proceso. Los directores de la tesis fueron un arquitecto y un sociólogo,y el tribunal que la juzgó estuvo compuesto por tres sociólogos, un arquitecto/economista, y un geógrafo. Debo agradecerespecialmente que mis directores de tesis, los profesores Ramón López de Lucio (del Departamento de Urbanismo y Ordenacióndel Territorio de la Escuela de Arquitectura de Madrid) y Cristóbal Gómez Benito (del Departamento de Sociología II de laUNED) asumiesen el riesgo de apadrinar mi tesis. Espero que, más allá de la máxima calificación obtenida, el premioindependiente otorgado por la Real Academia Española de Doctores a la tesis, y ahora esta publicación, les compense la aventurade dirigir a un tesitando tan particular.

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Introducción

Este trabajo propone, tomando como objeto de análisis una ciudad media situada junto a unafrontera en proceso de desaparición, un marco para la comprensión del proceso de urbanizacióndel mundo.

Una ciudad, Badajoz, que se ubica en una serie de marcos sociales, económicos y espaciales.Y cuyo desarrollo se debe, en buena parte, a su posición espacial, en la frontera, y junto a unazona de nuevos regadíos planificados.

El marco teórico debe ser por tanto lo suficientemente amplio para que nos permita entendercómo una zona rural, intensamente rural, con una agrociudad excéntrica que durante casi un siglosobrevive como capital administrativa, se transforma en menos de cuatro décadas en unsemicontinuum urbano inserto en lo que denomino la urbe global, y articulado por lo que a suvez denomino una mesópolis, cuyo ámbito de influencia se extiende a territorios de dos Estadosnacionales. Para ello atenderemos algunas cuestiones previas:

a) La ciudad como artefacto social.b) El papel de la ciudad en el territorio.c) El proceso de transformación/urbanización de lo rural, en particular el que,determinado por la tecnología, se produce en las zonas de regadío.d) Los conceptos de ciudad media, ciudad intermediaria y mesópolis.e) El papel de las ciudades transfronterizas

Aunque como tesis doctoral1, este trabajo debería, según dictan las normas académicas aluso, asentarse a la sombra de algún paradigma (Khun, 1971:33), se da la circunstancia de que elparadigma, en este caso, no ha alcanzado todavía su síntesis. Era sin duda una situaciónparadójica, y en consecuencia arriesgada, particularmente en el campo de las ciencias sociales:pues me apoyo en un paradigma en construcción a cuya síntesis pretendo contribuir. Y, en lamedida en que precisamente uno de los componentes fundamentales del nuevo paradigma es latransdiciplinariedad2, la dificultad es aún mayor, aunque a estas alturas de la Historia, el riesgode ser acusados de eclecticismo es bastante llevadero.

No obstante se trata, explícitamente, de una investigación sociológica. Este trabajo sepresentó como tesis doctoral en una Facultad de Sociología, de forma que la transdisciplinariedadtiene unos límites obvios, por más que los propios límites teóricos y heurísticos de la Sociologíaestén, como la frontera sobre la que se asienta la ciudad que en la segunda parte analizo, en unproceso de dilución3.

Para no hurtarme a mis obligaciones como sociólogo, he buscado a menudo el amparo enla convicción, compartida por buena parte de los sociólogos y de los científicos sociales en

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4 Antes bien, uno de los principales autores que a mi entender sustentan el nuevo paradigma, Marvin Harris, ha atacado con tinoy duramente -quizás demasiado- la epistemología libertaria de Feyerabend (Harris, 1982:36 y ss.)

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general, de que "la teoría social ha llegado a comprender una gama de enfoques variada y, confrecuencia, confusa" (Giddens, Turner et.al., 1990:12). Recurriré si es preciso a la protección delos santos padres para defender estas posiciones, pues fue justamente Durkheim quien ya en1897, en una recensión para L’Anée Sociologique, advirtió de las dificultades de anclarse en unúnico paradigma científico para interpretar las relaciones de los hombres (como sociedad) y elespacio, campo para el que propuso la denominación de morfología social:

"Los trabajos que tratan de estas cuestiones conciernen actualmente a disciplinasdiferentes. Es la geografía la que estudia las formas territoriales de los estados; lahistoria, la que describe la evolución de los grupos rurales o urbanos; es a lademografía a la que corresponde todo lo que concierne a la distribución de lapoblación, etc. Creemos que es interesante sacar de su aislamiento a estas cienciasfragmentarias y ponerlas en contacto reuniéndolas bajo una misma rúbrica; de estaforma adquirirán conciencia de su unidad. (...) La que nosotros proponemos tiene laventaja de poner de relieve claramente la unidad del objeto sobre el que versan todasesas investigaciones, a saber, las formas sensibles y materiales de las sociedades, esdecir, la naturaleza de su substrato" (Durkheim, [1897]1988:242)

Probablemente su denominación de morfología social, siempre que en buena lógicalleguemos con sus contenidos transdisciplinarios a otras ciencias, fuese en su simplicidad másexacto que mi denominación de Ciencias del Territorio. Sobre esta cuestión me extenderé en elpróximo epígrafe.

Lo que ahora interesa rescatar de Durkheim, además de los antecedentes de nuestrapropuesta de Urbanística como una de las Ciencias del Territorio -como lo son las CienciasAmbientales-, es algún andamiaje -o simplemente muleta- que nos ayude a caminar por el caosde la transdisciplinariedad. Precisamente unos pocos años más tarde afinaría, en un artículoescrito junto a Paul Fauconnet, el mecanismo fundamental para bandearse en este proceso, y alcual me he atenido a lo largo de mi investigación:

"Ese estado de dispersión [entre las ciencias señaladas en la cita anterior] tiene otra

consecu encia que quizás sea más general: impide que estas diferentes ciencias tengan de sociales

otra cosa que no sea el no mbre. E n efecto, si la p alabra n o fuera p ara ellas u n vano epíteto ,

deberían tener por principio fundamental el de que todos los fenómenos de que tratan son

sociales, es decir, son manifestaciones de una única realidad, que es la sociedad. Los únicos

fenómenos que debería retener el observador son los que presen tan ese carácter, y la explicación

debería consistir en hacer ver cómo dependen de la naturaleza de las sociedades y de qué

manera especial la expresan. Siempre se los ha de poner en relación con ella, sea mediata, sea

inmediatamente. Pero mientras los diferentes especialistas permanezcan encerrados en sus

respectivas especialidades, será imposible que lleguen a comulgar en esta idea directiva, pues

como cada uno de ellos sólo estudia un a porción de l todo, que tom a por el todo mismo, no

alcanza a tener una noción adecuada de ese todo, es decir, de la sociedad. Dicen que los

fenómenos de los que se ocupan son sociales porque se producen, manifiestamente, en el seno

de asociaciones humanas, pero muy pocas veces se considera a la sociedad como la causa

determinante de los fenómenos que se producen en su esfera" (Durkheim, [1903]1988:284)

Un último apunte se hace preciso. Aún cuando en modo algunos me he posicionado nuncaen mi trabajo investigador, ni lo hago en el curso de este proyecto, 'contra el método'4, sí deboampararme, ante el proceloso mar al que me enfrento, en la reflexión final que hace Feyerabenden su obra más conocida:

"...la separac ión existen te entre las cien cias y las arte s es artificial, es el efecto lateral

de una idea de profesionalismo que deberíamos eliminar, que un poema o una pieza teatral

pueden ser inteligentes a la vez que informativas (Aristófanes, Brecht) , y una teoría científica

agrada ble de contemplar (Galeileo, Dirac), y que podemos cambia r la ciencia y h acer qu e esté

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de acuerdo con nuestros deseos. Podemos hacer que la ciencia pase, de ser una matrona

inflexible y exigente , a ser una atractiva y condesc endiente cortesan a que in tente anticiparse a

cada deseo de su am ante. Desde lue go, es asunto nu estro elegir un dragón o una gatita como

compañía" (Feyerabend, 1974: 122)

¿Qué quiere decir, en el campo de la Sociología Urbana en el que supuestamente se incluiríaeste trabajo, la propuesta de Feyerabend?. Nels Anderson, en su impresionante obra -másenciclopédica que holista- Sociología de la Comunidad Urbana, nos aporta un argumentodefinitivo:

"El sociólogo urb ano debe extraer su molienda de muchos molinos. Debe volver los ojos

a los especialistas por lo menos en dos niveles distintos, empezando por los estudiosos:

historiadores, econ omistas, científicos, ecólogos, psicólogos, geógrafos y demógra fos. En otro

nivel, ha de b uscar los e specialista s que se preocupan menos por los conceptos y están más

atentos al man ejo y la acción: a dministra dores, ing enieros, trab ajadore s sociales..." . (Anderson,

1965:13)

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Primera Parte

De lo rural a lo global

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5 Una versión más amplia de este epígrafe se publicó en (Baigorri, 1995b), pero el origen del texto es en realidad más antigua.El sustrato procede de la ponencia redactada como documento-base para una mesa redonda sobre la multidisciplinariedad enel planeamiento, con la participación de profesionales de todas las ciencias y técnicas que desembocan en el diseño y la prácticaurbanística, en el marco del I Curso de Urbanismo organizado por la Asociación Extremeña de Sociología (Badajoz, 1993-94).La parte en la que se apunta una propuesta de discusión en torno a unas Ciencias del Territorio, está extraída de una conferenciasobre Espacios naturales, sociedad y ordenación del territorio, discutida en las I Jornadas de Divulgación Ecológica de laUniversidad de Zaragoza (1990).

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1. El análisis transdisciplinario de la ciudad y el territorio desde una perspectiva sociológica

He señalado la necesidad de plantear un tipo de análisis transdisciplinario en el objeto denuestra investigación, dada la multitud de facetas que es preciso considerar; pero no bajo elprincipio comtiano de considerar la Sociología como una especie de cumbre en la pirámide dela ciencia positiva, sino por el contrario partiendo de la asunción de la incapacidad de observarciertos fenómenos sociales con un único enfoque, sea el de la Sociología o sea el de cualquierotra disciplina.

En la observación de la ciudad y el territorio en tanto que fenómenos socialmenteproducidos, y que a su vez influyen en otras estructuras, fenómenos e instituciones sociales, dichaperspectiva transdisciplinaria se hace más nítidamente evidente. Sin embargo, este enfoqueplantea no pocos problemas, dado que el estudio de la ciudad y el territorio puede verse en partecomo una actividad científica (Urbanística, Sociología Urbana, Geografía Urbana... comoenfoques parcelarios), y en parte como una técnica o arte aplicada (Urbanismo y Ordenación delTerritorio).

En lo que hace a la técnica, la multidisciplinariedad en el análisis y el planeamientourbanístico es hoy un hecho5. No se trata de una opción epistemológica, una teoría, una -metodología o una técnica particular, sino que empíricamente observamos que profesionales deciencias y técnicas variadas se ocupan de forma habitual del Urbanismo, por tanto sonurbanistas en cuanto práctica profesional. Y en la teoría también se ocupan del Urbanismogentes especializadas en materias muy distintantes entre sí, y por tanto son teóricos del Urbanis-mo, o dicho con más exactitud -aunque el término sea un raro neologismo difícilmente aceptable-son urbanólogos. Aparentemente, y más allá de las lógicas competencias corporativistas por eldominio de este territorio, nadie le discute a nadie, en lo particular, su competencia paraocuparse del Urbanismo.

Sin embargo, esto debería implicar que cada urbanista realmente existente, procedente deunas u otras ramas científicas o técnicas, conoce no tanto su rol en una supuesta multidisciplina-riedad jerarquizada, como más bien sus límites, y qué es lo que las Ciencias y Técnicas vecinaspueden hacer por él. Esto es, que cada urbanista procedente de cada una de las ramas sepaembeberse de las demás. Si no lo hace así podrá decir a lo sumo que hace Construcción u ObraPública, Derecho Urbanístico, Hacienda Pública, en nuestro caso Sociología Urbana, pero en

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6 No hay que olvidar que ya en el último cuarto del siglo XIX, como muy bien puso de manifiesto en la época (Engels, 1978),la producción de ciudad, y particularmente la construcción de viviendas, empieza a manifestarse como un sector fundamentalen el capitalismo. Entra dentro de la lógica que los técnicos -más poderosos que los científicos sociales- y los abogados, seapropiasen en cierto modo de la temática .

7 Muy lejos quedaba ya 1841, año en el que la Asociación de Arquitectos de Berlín se había negado a participar en un concursopara la construcción de viviendas obreras, por considerar que esta 'indigna' tarea carecía de 'interés arquitectónico'. Por elcontrario, a finales del XIX la vivienda popular era ya un buen negocio.

8 A menudo se ha interpretado erróneamente esta crítica, incluso desde la filas de la Sociología, según hace (Nisbet, 1979:89),como un permanente lamento sociológico contra la ciudad, foco de vicios, maldades y perversiones. Y es, efectivamente, desdela sociología, desde donde primeramente se denuncian las graves contradicciones del proceso de urbanización, pero es tambiéndesde la sociología -en su mismo origen- desde donde se plantea un paradigma positivo de progreso que lleva a considerar a laciudad como el espacio de la máxima libertad y creatividad social.

9 A quien precisamente es también difícil (como al propio Urbanismo), circunscribir a una sola disciplina. Mumford fue esencial-mente sociólogo, pero también periodista (crítico de arte y arquitectura), historiador de la civilización, tecnólogo, además deurbanista -y profesor de Urbanismo-.

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modo alguno podrá pretender que hace Urbanismo.

De los ‘grandes generalizadores’ a los transdisciplinarios

Aunque el Urbanismo ha existido siempre como práctica social, no surge como objeto deanálisis, conceptualización, y diseño sobre bases metodológicas previas, antes del siglo XIX, aligual que otras muchas ciencias (entre ellas la propia Sociología). En una primera fase, queFrançoise Choay -más multidisciplinaria que transdisciplinaria- denominó el preurbanismo, esobra de grandes generalizadores: sociólogos, historiadores, economistas, políticos, filósofos...De Saint-Simon a Engels, pasando por Owen, podríamos escoger cualquier nombre representati-vo según nuestras preferencias.

En una segunda fase, muy breve y que cubre la última década del siglo XIX y primera delXX, pasa a ser de alguna forma patrimonio de los técnicos, fundamentalmente los arquitectos.Paradójicamente a raíz de las denuncias de los reformadores sociales, que obligaron a tomarconciencia en Europa del caos provocado en las ciudades industriales por la mezcolanza de usosy falta de infraestructuras higiénicas, se produce un auge de las ordenanzas constructivas, y unarevisión de las teorías estéticas y arquitectónicas6.

Ya bien entrado el nuevo siglo hallaremos una buena representación de este programa enla panarquitectura de Le Corbusier, quien declaraba con cierta soberbia que "el urbanista no esmás que un arquitecto"7. Pero de forma inmediata, y ya en los últimos años del siglo XIX,aparece una tercera fase reactiva que pone en tela de juicio el urbanismo de los técnicos -despuésllamado tecnocrático-, y que ataca desde frentes muy diversos -tecnólogos, humanistas yfilósofos coinciden en la crítica-, pero básicamente desde los paradigmas de las CienciasSociales. La coincidencia se centra justamente en la convicción de la complejidad del fenómenourbano, y en la imposibilidad de circunscribirlo a un único enfoque, pero sobre todo coincidenen la crítica del urbanismo real practicado por los denominados especialistas. Esta línea8 seprolongará prácticamente hasta nuestros días, aunque señalar un nombre representativo de estatercera fase sería difícil, pues son muy numerosos. Tal vez alguien suficientemente conocido yaceptado desde todos los ámbitos de las Ciencias Sociales podría ser Lewis Mumford9, pero enrealidad habría de ser el estructuralismo -a la vez ideología y paradigma científico- el queofrecería más tarde un fuerte basamento para construir el mito de la multidisciplinariedad (lo quede hecho socavó la riqueza holística que venía aportando esa que podríamos denominar tercera

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10 En 1965 SCIENTIFIC AMERICAN compone un número monográfico sobre la ciudad que constituye en mi opinión uno delos hitos multidisciplinarios en la historia del Urbanismo contemporáneo. Sociólogos como Kingsley Davis, Sjoberg o NathanGlazer comparten cartel con arquitectos-urbanistas como Hans Blumenfeld o Kevin Lynch, juristas como Charles Abrams,economistas e ingenieros. La edición española, en 1967, por Alianza Editorial, alcanzó un gran éxito, y todavía siguereeditándose y demandándose por los estudiosos.

11 Cabe hablar, en los términos planteados por la Sociología de las Ciencias de Khun, de intereses material-corporativos quebloquean la generalización del nuevo paradigma; cabría hacerlo, parafraseando términos marxistas, de la contradicción entre lasestructuras que conforman el modo de producción urbanística imperante y el desarrollo de nuevas formas productivasemergentes; y habrá, en fin, quien considere que en la década ominosa del superconservadurismo neoliberal no podía caber unparadigma crítico y humanista como el que había propuesto Lefebvre unos años antes, orientado a desembocar en el urban ismotransdisciplinar.

12 Competencia, dominio y sucesión son conceptos de la Ecología Humana plenamente aplicables al desarrollo de los programascientíficos.

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vía).Aunque podríamos ubicar a finales de los años '60, con la crítica del estructuralismo y la

falsa multidisciplinariedad desarrollada por Lefebvre, el arranque de lo que sería una cuarta fasede plenitud10, en tres décadas esta línea apenas ha hecho sino balbucear11. De forma que navega-mos todavía en el mito de la multidisciplinariedad.

El mito de lo multidisciplinario

Cuando representantes de las distintas especialidades que confluyen en el Urbanismointentan poner en común sus puntos de vista, vemos cómo al exponer la visión urbanística decada una de las disciplinas la multidisciplinariedad se viene abajo. Precisamente, como hanpuesto de manifiesto los historiadores de la ciencia, una de las características de las Ciencias, detodas las Ciencias por igual, es su actitud imperialista12. Lo cual conduce en último término asituaciones de conflicto interdisciplinar, antes que a la supuesta colaboración multidisciplinar.Es decir, lo que en realidad se ha intentado no ha sido una interacción creativa entre lasdisciplinas; sino que más bien se ha probado, desde cada una de ellas por separado, a abarcartodos aquéllos aspectos ajenos que pudieran parecer de interés para ofrecer un corpus másacabado de la propia disciplina.

Esto, que en el ámbito de las Ciencias Sociales es un hecho admitido, con el que más omenos se ha aprendido a convivir, se complica cuando entran en juego disciplinas técnicas comola Arquitectura y la Ingeniería (las cuales tienen menos delimitados los campos entre sí, pero síque los procuran delimitar muy estrictamente, en común, frente a otras ciencias y técnicas), y másaún cuando hacen su desembarco en el planeamiento urbanístico-territorial las Ciencias Naturales(Biología y Bioecología, Geología, Agronomía, etc), algunas disciplinas artísticas (Historia delArte, Diseño, Arqueología...) e incluso hallamos ahora también acercamientos desde la Cibernéti-ca, la Energética o la Dinámica de Sistemas. De hecho, esta afluencia masiva a una disciplinapoco definida llevó en los años '60 a un cierto caos epistemológico, una situación que se hamantenido en las décadas pasadas y ha llevado incluso al descrédito del Urbanismo aplicado,reducido al arte de la componenda y trapicheo, tanto entre disciplinas como entre los propiosagentes sociales e instituciones interesados.

Sociología y Urbanismo

Del mismo modo que Le Corbusier proclamó que el urbanista no es sino un arquitecto,

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13 Geddes fue el creador de conceptos universalizados como el de conurbación, o las eras paleotécnica y neotécnica quedesarrollaría luego Mumford. Curiosamente también fue muy polifacético, pues se formó como biólogo con T.H. Huxley, parapasar a través de los geógrafos franceses y la sociología física de Le Play hasta el urbanismo. Como académico, fue primeroprofesor de Botánica en Escocia, pero terminó, harto de las miserables intrigas académicas de Londres, como profesor deSociología en la Universidad de Bombay.

14 Se trata de una ciudad que crece de forma espontánea, orgánica, no planificada, para la que Gaston Bardet aplicaba justamenteel concepto de urbanización por contraposición al de urbanificación planificada."L'un est le mal, l'autre remède"(Bardet,1963;5)

15 Modelos que son antes que nada, no lo olvidemos, modelos de reorganización social. En este sentido, no es admisible el tipode absorción disciplinaria que hace Benévolo -y que se ha generalizado desde que en 1963 publicó sus Orígenes del Urbanismomoderno- cuando habla de proyectos como los de Owen en los siguientes términos:"Esta proposición constituye el primer planurbanístico moderno desarrollado en todas sus partes, desde las premisas político-económicas hasta el programa constructivoy el presupuesto financiero" (Benévolo, 1992:73). Esto es, desde luego, no haber comprerndido a Owen, para quien lo

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Patrick Geddes había advertido, muchos años trás, que el urbanista no puede estar encarnado enun simple constructor de paralelogramos o en un sencillo dibujante de perspectivas. Geddes esuna figura señera en esa segunda fase citada, de reacción frente a los especialistas, y ello explicaquizás el radicalismo de su crítica. Fue el maestro de Mumford13, y proclamaba provocador que

"salvo contadas excepciones, el arquitecto más prestigioso, por competente que sea en

la concep ción de e dificios aislad os, se revela tan poco experto en materia de ordenación urbana

(town plannin g) como las au toridades mu nicipales" (citado en C hoay, 197 1; 426).

Esto lo escribía en Ciudades en evolución, publicada en 1915 y que constituye tal vez elprimer manual sobre planeamiento. Su primera gran obra, Desarrollo urbano, se publicó en1904, y consideraba el Urbanismo (él lo denominaba polística, en tanto ciencia de las ciudades)como una ciencia aplicada, que se desarrolla mediante la experimentación, y que se convierte deeste modo en "una arte cada vez más eficaz, susceptible de mejorar la vida de la ciudad y decontribuir a su evolución". Por tanto hay que iniciar con Geddes cualquier reflexión sobre elpapel de la Sociología en el Urbanismo, porque constituye sin duda el punto en el que, desde laSociología, se plantea una cierta actitud imperialista hacia el Urbanismo como la que antes se haachacado a otras disciplinas.

Pero la propia reflexión sociológica es precisamente urbanística ya en su origen, y tenía unalarga tradición de casi un siglo cuando Geddes publica su primera obra. Es sin duda esa profunday larga tradición la que empuja a Geddes, probablemente cuando toma contacto con la literaturasocial a través de Ebenezer Howard, Le Play y otros, a sociologizar tan extremadamente elUrbanismo.

Como es sabido, la revolución industrial había provocado, desde finales del siglo XVIII, peroespecialmente a partir de mediados del XIX, un impresionante crecimiento demográfico de lasciudades; en realidad mucho más impresionante, en términos relativos, que el que hoy en día nosabruma, porque la capacidad de respuesta de las ciudades para absorber las sucesivas oleadas eramucho más lenta. La nueva fisonomía de la ciudad industrial, que se extiende por Europa, generaprofundos cambios sociales, y es en buena parte la preocupación por estos cambios lo que darálugar a la aparición de la Sociología14.

Como hoy, hay en el propio origen de esta ciencia una Sociología Física (o Física Social) yuna Sociología Política: unos se ocuparon de medir esos nuevos fenómenos sociales, comoQuetelet, Champneuf, o Levasseur, mientras que otros hacían una crítica de las estructurascausantes de esa problemática, proponiendo su reforma, como Saint Simon y Considerant(quienes procedían de la ingeniería y terminaron dedicados a la incipiente Sociología), o comoFourier, Owen y Cabet, cuyos modelos utópicos de ciudad han tenido (y siguen teniendo) unafecunda influencia, no siempre reconocida por los inseminados15.

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político-económico, esto es la organización social, no es una premisa, menos aún una parte, sino el objetivo último; siendo lourbanístico -como lo educativo, lo tecnológico, lo productivo...- un elemento más del sistema.

16 Sin embargo, el enciclopedismo de Cerdá -con independencia de la justa reivindicación nacional de su papel procreador delUrbanismo- pudiera ser tomado también como una visión premonitoria de la forma en la que algunos técnicos han entendido,en las últimas décadas, la multidisciplinariedad, invadiendo disciplinas ajenas mientras simultáneamente protegen la propia conartillería pesada. Ya antes de que este fenómeno se generalizase (me refiero al relleno de las Memorias Informativas con 'estudiossocietarios'), Bidagor había criticado en Cerdá su voluminosa Memoria del proyecto de ensanche de Barcelona, por cuanto "nose ve por ningún lado la utilización de todos estos estudios" (Bidagor, 1968;268). Pues, efectivamente, no se trata de rellenarmemorias con 'datos societar ios', sino de interpretar globalmente la realidad territorial -urbana o rural- que se planifica. Parecemás fácil asumirlo a nivel planetario -Gaia-, que a nivel local.

17 Contradicción que Kropotkin, que ejerció de antropólogo, sociólogo y geógrafo, además de como uno de los patriarcas delanarquismo, pretendió superar mediante una simbiosis de la industria y el campo, una superación dialéctica del enfrentamientocampo/ciudad que inspiraría profundamente, por ejemplo, el ideal usoniano del arquitecto americano Frank Lloyd Wright.

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Estos antecedentes de Física Social debieron haber influído sin duda en Cerdá, quien en suTeoría General de la Urbanización incorpora no sólo análisis sobre arquitectura e ingeniería sinotambién sobre "Derecho de la Administración, 'estudios societarios', estadística, geografía, lahigiene pública, la propiedad, la economía política, la intervención de la Administración conla expropiación urbanística, policía y edificación, etc" (García-Bellido, 1994;1109), lo que llevaa algunos autores como el propio García-Bellido a considerarle, en cierto modo, un antecedente-español, por lo demás- de una urbanística transdisciplinaria16.

En el último cuarto de siglo se dará un periodo de interesantes confluencias. La Sociologíaconfluye en muchos casos con el Socialismo, hasta el punto de que el primer análisis enprofundidad de la especulación urbana, la crítica más feroz de la ciudad industrial y burguesadesde el ámbito de la Sociología, está en Engels, en su informe sobre La situación de la clasetrabajadora en Inglaterra, y muy especialmente, en lo que al Urbanismo se refiere, en el pequeñoensayo Contribución al problema de la vivienda. En el campo de la Filosofía Social -más queen el estrictamente sociológico- la interacción de gentes como el filósofo social John Ruskin(entre 1860 y 1870 plantea su 'elogio de la diversidad', y propone "la ciudad como unespectáculo más atractivo que el paisaje") y su discípulo el arquitecto William Morris (quepublica en 1891 su utopía socio-urbanística de caracter socialista, Noticias de ningún sitio),permiten atisbar posibilidades de transdisciplinariedad, pero se trata de casos aislados que nollegan a fructificar.

A caballo de los siglos XIX y XX es la gran teoría sociológica, en sus distintos programas,la que constituye sin duda el principal instrumento de análisis de la ciudad. Las dicotomías entresolidaridad mecánica/solidaridad orgánica de Durkheim, o entre comunidad/sociedad deTöennies, son la máxima expresión analítica del conflicto entre la sociedad tradicional rural, yla sociedad industrial urbana. Superan con mucho la simple oposición campo/ciudad enunciadapor Marx y Engels desde un paradigma economicista17, y el simplón antiurbanismo naturalistay naïf del pensamiento social dominante en los Estados Unidos en el siglo XIX (en Jefferson yThoreau especialmente). La obra de Simmel sobre Las grandes ciudades y la vida del espíritutendría una profunda influencia en las décadas siguientes, sobre todo porque define la ciudadcomo un hecho social, y apunta la mayor parte de los problemas de los que la Sociología Urbanase sigue ocupando todavía. En su obra Sociología (1908) hallamos, y con este título además, unade las tempranas reflexiones -si exceptuamos la de Durkheim citada páginas atrás, en términosde morfología social- sobre El espacio y la sociedad, en el que se plantea o la superposicióndeterminante de lo social sobre lo físico:

"Lo que tiene importancia social no es el espacio, sino el eslabonamiento y conexión

de las partes del espacio, producidos por factores espirituales" (Simmel, 1986;II,644).

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18 Una Historia del Urbanismo en España transdisciplinaria (es decir, no limitada a los artistas y técnicos) permitiría recuperarno sólo a Ganivet, sino a otros muchos autores preocupados, más o menos tempranamente pero siempre con notablesaportaciones, por estas cuestiones. Como el periodista y revolucionario liberal Fernández de los Ríos, quien a mediados del XIXdedicó un libro muy crítico al proyecto de ensanche de Madrid, en el que proponía una visión metropolitana de la ciudad, ademásde la repoblación forestal de su periferia. Bidagor reconocía que si los técnicos le hubiesen hecho caso, Madrid sería hoy unaciudad de mayor calidad (Bidagor, 1968;265).

19 No es baladí recordar que Simmel tenía 45 años cuando publica Las grandes ciudades y la vida del espíritu (1903); Geddes50 años cuando publica su primera gran obra, Desarrollo de las ciudades(1904); y Weber tenía ya 59 años cuando publica sulibro La ciudad(1925).

20 Lo social, en Howard, es inseparable de lo urbano. Como es sabido, el título de su obra, publicada en 1898, es precisamenteMañana:una vía pacífica hacia la reforma social. Con el importe de la venta de su libro creo una Asociación de rápido éxito,que encargó la materialización de sus ideas urbanísticas a los arquitectos Parker, Unwin y Louis de Soissons, surgiendo así lasprimeras ciudades-jardín que servirían de modelo durante décadas en muchos ensanches urbanos y nuevas ciudades de Europay Estados Unidos. Tal vez podría incluirse a Arturo Soria en esta nómina de utopistas, pero su componente social no fue tanintenso como el que hervía en los utópicos anglosajones o franceses. Soria era más un emprendedor, en el sentido actual deltérmino, que un reformador.

21 En un artículo de un geógrafo, Paul Clerget. (Bardet, 1963;19). No obstante, García-Bellido corrige a Bardet el nombre deClerget (que sería Pierre), y además atribuye al italiano A.Contento la primera utilización del término, en 1902 (García-Bellido,1994;1123ss.).

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Es en este momento, no antes ni después, cuando podemos hablar de la aparición delconcepto de lo rural y lo urbano, como expresión dicotómica fundamental que constituye laespina dorsal del urbanismo moderno. Max Weber aplica su metodología de los tipos ideales alestudio de la ciudad. Para él la ciudad, como tipo ideal, implicaría el mercado, la plaza fuerte,una jurisdicción propia, leyes al menos parcialmente autónomas, un asociacionismo específicoy una administración relativamente independiente puesta en manos de unas autoridades elegidaspor los habitantes de la ciudad. Es Weber, más que Marx, quien profundiza en ese aserto que secuenta estaba inscrito en el frontispicio de la puerta principal de una ciudad alemana, ya en laEdad Media: "el aire de la ciudad nos hace libres"(Weber, 1987;40).

Debemos hacer en este punto, al hablar de los antecedentes de una ciencia de las ciudades,siquiera una mención a Angel Ganivet, quien de no haberse cruzado a los 33 años con unadepresión suicida podría haber llegado a ser el Simmel español, pues tarde o temprano supsicosociologismo se hubiese topado con la naciente sociología alemana. Su Granada la Bella,escrita en 189618, constituye la temprana respuesta en castellano a la rampante tecnocratizacióndel urbanismo, en términos mucho más sutiles y profundos que la mera oposición reaccionariaa los ensanches tan habitual en la época. La dicotomía urbano-rural, según la cual "la diferenciaentre pueblo y ciudad está precisamente en que la ciudad tiene espíritu, un espíritu que todo lobaña, lo modela y lo dignifica" (Ganivet, 1905;89); la influencia en los valores y actitudes de laforma urbana; la crítica de los arquitectos que, "en nuestra época, más que hombres de cienciao de arte, son acomodadores"(Ganivet, 1905;103); la evolución orgánica de las ciudades como"una acción oculta de la sociedad"; incluso un fermento -en su análisis de la función de los hitosartísticos, así como de la fisonomía de las calles- de lo que seis décadas más tarde Kevin Lynchdesarrollaría como la imagen de la ciudad. Muchas de las más grandes cuestiones que, desde laSociología, se han planteado en torno a la ciudad, apuntaban en un Ganivet al que una precipitadahuída del mundo -y de los celos- impidió llegar a madurar19.

Estamos a la vez en un momento en el que los fracasos de las comunidades utópicas deFourier, Owen o Cabet han caído en el olvido, pero están de moda las propuestas de otro utópicoautodidacta y preocupado por las cuestiones sociales, Ebenezer Howard, sobre la ciudad jardín20.Estamos en el momento en el que hace su aparición, en 1910, la palabra urbanismo21, justamente

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22 Precisamente se denominan así, construcción de ciudades, tanto el de Sitte (Viena, 1889) como el de Stübben (Berlin, 1890).En realidad son manuales de diseño viario y sistemas generales, y de arquitectura neoclásica, y no manuales de Urbanismo taly como hoy podemos entenderlo (y ya era entendido entonces) en toda su complejidad. García-Bellido presenta estas obras (asícomo la de Reinhard Baumeister, editada en 1876), como comprensivas de aspectos sociológicos (García-Bellido, 1994; 1110),pero para G.Albers la obra de Baumeister es "eminentemente técnica", y la de Sitte eminentemente esteticista. Las notas de esteautor nos permiten ver cómo también en Alemania la cuestión urbana fue antes social que técnica, citando la obra del estadísticoBruch El futuro edilicio de Berlín y el plan de edificación (1870), y el que denomina el "primer libro sobre urbanismo escritoen lengua alemana"(Albers, 1978;33), obra de la condesa Dohna-Poninski, bajo el seudónimo de Arminius, y con el título deLa penuria habitacional de las grandes ciudades y los fundamentos de una ayuda efectiva

23 No hay que olvidar que Chicago, que soportó un crecimiento y una industrialización compulsivos, y constituye uno de losprincipales puntos de atracción de inmigrantes, simbolizaba entonces lo que Londres alcanzó a simbolizar en el siglo XIX.

24 No en balde se lamentaba McKenzie, en 1926, de que "falta todavía un estudio de la expansión considerada como un proceso,aunque los materiales para ello y los puntos más esenciales y familiares de los diferentes aspectos del proceso existen yacontenidos en ordenanzas de planificación de la ciudad , zonificación y estudios regionales"(en Theodorson, 1974;I,71)

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el mismo año en que se celebra en Londres el primer gran congreso multidisciplinar, con laparticipación de Geddes, Bonnier, Adam, Howard, Unwin y otros. Hay una verdadera eclosióndel Urbanismo, hasta el punto de que podríamos decir que es entonces cuando surge comociencia. Desde la Sociología, y frente al planteamiento meramente arquitectónico que reflejan losprimeros manuales de construcción de ciudades de Stübben o Sitte22, se reivindica el Urbanismocomo ciencia de la distribución de los grupos humanos en el espacio. Es decir, en cierto modoen la línea propuesta por Durkheim.

La Escuela de Chicago -nuevamente la Sociología preocupada por el crecimiento explosivode las ciudades23-, intentará, en las primeras décadas del siglo XX, incorporar las aportacionesde una ciencia en proceso de formación, la Ecología, a estas cuestiones. Surge así la EcologíaHumana, con Robert Park y Ernest Burguess como máximos exponentes, quienes acuñaron eltérmino en 1921. De alguna manera recogen todo el bagaje de los sociólogos que se han ocupadodel espacio en el siglo XIX, de los primeros sociólogos urbanistas, y de elementos de la nacienteGeografía Humana. Sus estudios sobre la ciudad de Chicago, siguiendo su proceso de conversiónen una metrópolis moderna, han tenido una gran influencia. Y aunque la Escuela de Chicago seagotó en sí misma, en buena parte por su reduccionismo cuantitativo, no obstante las teorías dePark, Burguess o luego Hawley vinieron a aportar, a la interpretación de los hechos sociales, unaperspectiva espacial y territorial que otras ciencias relacionadas con el espacio, como laGeografía, no habían llegado a profundizar por su caracter esencialmente descriptivo. Al análisisgeográfico de la forma, la Ecología Humana añade la investigación de la función, la interrelacióny sobre todo los procesos24. Pero entretanto la influencia de otras grandes teorías, sobre todo delestructural-funcionalismo de Parsons, y el surgimiento de otros problemas de dimensiónplanetaria, contribuyeron en mayor medida a apartar al sociólogo del Urbanismo como fenómenoglobal, limitando su campo de observación a cuestiones microsociológicas de alcance limitado.

Los excesos de los técnicos en el desarrollo de las ciudades, entre los años '30 y '60 (en unaparte notable por la influencia de Le Corbusier), contribuyeron a la aparición de nuevos y másprofundos problemas sociales. La reconstrucción de las ciudades europeas tras las segunda guerramundial, con una radical separación funcional, la renovación especulativa de los centros urbanosen las principales ciudades americanas, la agudización del fenómeno de la urbanización y laafluencia masiva de inmigrantes a las ciudades y metrópolis de los países en vías de desarrollo,el recrudecimiento de los fenómenos de segregación social y espacial, atrajeron de nuevo lamirada del sociólogo hacia la ciudad y los problemas urbanos. Las teorías de Geddes volvierona ser influyentes entre los estudiosos más imaginativos.

Sin embargo, la omnipresencia del estructuralismo -especialmente cuando éste fue marxista-

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25 Con muchas excepciones, ciertamente. Cabría citar a Elisabeth Pfeil, Nels Anderson, Kingsley Davis, Philip Hauser, Sjoberg,etc. Merece destacarse en este punto a David Riesman, que en La muchedumbre solitaria actualizó de alguna manera la lecturade Simmel sobre la vida espiritual en las grandes ciudades (Riesman, Glazer, Denny, 1955), y que intentará una lectura holistade algunos de los fenómenos urbanos más determinantes de la época, en el conjunto de trabajos reunidos en Abundancia, ¿paraqué? (Riesman, 1965).

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mantuvo a los sociólogos atados a problemas sectoriales sin una perspectiva global25,prácticamente como les ocurre a todos cuantos se ocupan, desde uno u otro ámbito, delUrbanismo. La propia Sociología se circunscribe entonces, avergonzada, a los denominadosproblemas sociales, como la segregación, la cuestión de los inmigrantes, la pobreza urbana (elcuarto mundo), los denominados movimientos sociales... como si toda la ciudad, y aún el espaciosobre el que ésta se asienta y articula, no fuese en sí misma una cuestión social. Se construye unaSociología Urbana corta y timorata, que se agota en sí misma, y que cuando no es pura geografía(esto es, descripción) parece incapaz de incorporar seriamente lo espacial a los fenómenossociales. Hoy se reconoce que no mucho más se ha añadido "a los círculos concéntricos deBurguess y la tesis del urbanismo de Wirth"(Flanagan, 1993;4). Se busca ciertamente suparticipación multidisciplinar, pero apriorísticamente se reduce su campo de intervención,interna y externamente, quedando en la práctica urbanística como elemento decorativo en elproceso de planeamiento.

¿Es posible un urbanismo transdisciplinario?

Es frente a esta derrota de la Sociología frente a la que se alzan teóricos e investigadoressociales como Paul Goodman o Henri Lefebvre, con sus propuestas globalistas/holistas, en elprimer caso, o de cooperación interdisciplinaria en el segundo. Es un momento en el que seempieza a aceptar la idea del caracter político de la planificación del espacio, cuando por fin se

"reconoce que los contextos sociales subyacentes tienen un alcance más profundo que

el que pueda ser influido de manera sustancial por algún otro tipo de planificación: la ley sobre

el horario de com ercio, los aparatos d e televisión y las heladeras c ontribuyen m ás a la

'desolación de los c entros urbano s' que las concepc iones urbanísticas" (Albers, 19 78;46).

Tempranamente se reflexiona en esa línea también en España, donde los primeros grandesinformes sociológicos se ocupan, precisamente, tanto de la ciudad como de la ordenación delterritorio tal y como hoy la conocemos; y donde se plantea, en el Informe Foessa de 1970,

"pensar no sólo en una planificación física, sino en una alteración fundamental de las

estructuras básicas: propiedad del suelo, segregación y relaciones entre las clases, participación

ciudadana, organización de la enseñanza o del transporte colectivo, y todo ello en el sentido de

un 'óptim o social' en el aprove cham iento del esp acio." (De Miguel, 1974; 329)

Díez Nicolás, fuertemente influenciado por la Escuela de Chicago, elabora asimismodiversos estudios sobre el sistema de ciudades, bajo el principio de tratar como hechos socialesel desarrollo urbano y la ordenación del territorio.

En 1962, Lefebvre propone explícitamente, en la revista Utopie, la necesidad de unaFacultad de Urbanismo. Su tesis de partida es que,

"incluso si planteam os com o princip io metod ológico el que nin guna c iencia se ren uncie

a sí misma, y que, por el contrario, cada especialidad debe avanzar hasta el límite la utilización

de sus recursos para alcanzar el fenóm eno global, nin guna de e stas ciencias puede pretender

agotarlo. Y tampoco regirlo." (Lefebvre, 1971;230)

Sin embargo, el propio Lefebvre señala el tipo de limitaciones que surgen cuando se planteaen términos metodológicos la multidisplinariedad, a la que califica de diálogo de sordos, oseudoencuentros sin lugares comunes. Porque el problema fundamental y primario es el dellenguaje. Un lenguaje, una terminología y unos conceptos comúnmente compartidos son la base

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26 Se dió a lo largo de los años '70, en España como en buena parte de Europa, un rico proceso de confluencias que produjo afinales de aquella década, y primeros años de la siguiente, algunos de los mejores documentos de planeamiento de l Urbanismoespañol. Sin embargo, la mayor parte de los sociólogos-urbanistas de la época, siendo sin duda uno de los casos másrepresentativos el de Gaviria -aunque también, desde 'escuelas' distintas, cabría citar a De Miguel o Díez Nicolás-, terminaronpor desertar del Urbanismo y la Ordenación del Territorio y pasarse a áreas menos competitivas disciplinariamente. La dimisiónde los sociólogos, y la entrada de otros profesionales procedentes de las ciencias naturales, ha contribuído a una renovadatecnocratización del planeamiento.

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del desarrollo científico, y no siempre ocurre eso en el Urbanismo multidisciplinar. Cadaespecialista busca ser el hombre de la síntesis, es decir concibe la síntesis en su propio terreno,a partir de sus datos, de su experiencia profesional parcializada, de su terminología, de susconceptos y tesis... Se termina en compromisos mediocres, sobre todo por cansancio, porque hayque detener la discusión en algún momento.

Lefebvre propone la creación de una Facultad que, básicamente adaptando la propuesta deDurkheim a las nuevas condiciones científicas existentes un siglo más tarde, "reagrupe alrededordel análisis del fenómeno urbano todas las disciplinas existentes, desde las matemáticas(estadística, pero también teoría de la información y cibernética) a la historia y la linguïstica,pasando por la psicología y la sociología"(Lefebvre,1971;231). Y en la que el diseño y lasCiencias de la Naturaleza, podríamos añadir al retomar la propuesta lefebvriana, tendrían unfuerte peso específico. Pues, en cierto modo, los límites de las tesis de Lefebvre devienen de sucarácter metafísico. Del mismo modo que en Sociología se distingue muy bien -aunque nosiempre sabemos o queremos hacerlo- entre Sociología y Filosofía Social, habría que distinguiraquí entre Filosofía Urbana y Urbanismo propiamente dicho. La no distinción de la parte deldiscurso de Lefebvre que corresponde a uno y otro ámbito creo que ha limitado fuertemente-además de las razones ya señaladas sobre competencia intercientífica, ecología o relaciones deproducción- las posibilidades de materialización de su propuesta. Él mismo señala laimposibilidad de separar "la crítica de las ciencias especializadas de la crítica implacable de laspolíticas especializadas, de los aparatos políticos y sus ideologías" (Lefebvre, 1971;245). EnEspaña, donde, gracias a la actividad divulgadora -y a la práctica urbanística- de Gaviria, susteorías urbanísticas tuvieron durante una época tanta aceptación como en Francia, esascontradicciones de su propuesta de programa científico fueron aún más manifiestas, aunquefueron más determinantes de su fracaso las barreras -tanto externas como internas- existentespara la institucionalización de una vía que aparecía como fuertemente crítica para con loestablecido, como se pone de manifiesto en diversos trabajos de la época (Gaviria, 1981;63)26.

Paul Goodman podría ser representativo de esta nueva tendencia en los Estados Unidos,donde en el mismo periodo (a partir de mediados de los '60) se observa una recuperación de lasteorías de Mumford, además de la aparición de toda una generación de pensadores que, desdedisciplinas diversas, se acercan al Urbanismo con una actitud globalizadora que podríamos yaconsiderar en cierto modo transdisciplinar. Citemos a Jacobs, economista, con sus obras Vida ymuerte de las grandes ciudades y La economía de las ciudades; los sociólogos Bukchin con Loslímites de la ciudad; Illich (quien, aunque europeo, desarrolla su actividad en México, y ademásen el marco de la cultura intelectual anglosajona) con sus trabajos sobre La sociedad conviven-cial; o Alexander con sus propuestas, desde la arquitectura, de Un urbanismo democrático. Elpropio Goodman es un sociólogo que se ocupa de aspectos tan diversos como el diseño urbano,el tráfico o la psicología del espacio, y que escribe precisamente varios de sus libros encolaboración con un arquitecto, su hermano Percival, llegando a diseñar un modelo utópico deciudad nueva, Communitas. Y es justo en 1962, en la misma fecha en que Lefebvre hacía suspropuestas de Facultad de Urbanismo, cuando Goodman alega:

"He sido calificado de ignoran te que toca ba, sin pro fundizar e n ellos, una amplia

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27 Hay que hacer una especial mención, al hablar de una perspectiva transdisciplinaria, al esfuerzo realizado por Edgar Morinen los últimos años.

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variedad de temas: sociología, psicología, urbanismo y tecnología, pedagogía, literatura, ética

y estética. Es cierto que m is conocimiento s no son mu chos, pero es falso que escriba sobre gran

diversidad de temas. El único que atrae mi atención es el comportamiento del ser humano en el

escenario que ha n mon tado ellos m ismos.” (Goodman, 1973;7)

Un escenario, por lo demás, que no es sino el medio natural transformado, el medio ambienteurbano o rural, y que atrae a científicos sociales desde campos muy diversos, pero que guardaránen común, frente a la tradición de la Ecología Humana de la Escuela de Chicago, casi dos únicoselementos: de un lado, la misma falta de sistematización que ofrece la propia Naturaleza; de otraparte, el lema recogido en la última de las XI Tesis sobre Feuerbach de Marx: "Los filósofos sehan limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo"27.

El proceso de institucionalización de la Sociología en España dejó fuera, desgraciadamente,esta rica vena, y para comprender aquella situación cabrían también, por supuesto, muy buenasexplicaciones sociológicas. A las dificultades intrínsecas a las que debió enfrentarse lainstitucionalización de la propia Sociología habría que añadir, por supuesto, también la evidenciade que la Sociología Urbana, la Ecología Humana y la Demografía no constituían, en modoalguno, un complemento curricular suficiente para enfrentarse a la complejidad del fenómenourbano-territorial, pero no era así como se veía hace tres lustros.

Del Urbanismo a las Ciencias del Territorio

Desgraciadamente está por desarrollar una Ciencia del Territorio, autónoma en sumetodología y conceptos, y que deberá ampararse en el paradigma de la Ecología Social, una decuyas ramas sería precisamente la Urbanística (o Urbanología, si damos el salto de la técnica ala ciencia).

Las Ciencias del Territorio tienen como objetivo el conocimiento (para su posterioroptimización) de las relaciones entre la sociedad (más que el hombre individual, o el hombrecomo especie, temas que serían más propios de la Psicología Ambiental en el primer caso, y dela Ecología o la Etología en el segundo) y el medio físico-territorial en el que se desenvuelve lavida de esa sociedad. Una de sus aplicaciones será obviamente la planificación física, territorialo urbana, que perseguiría desde estos presupuestos una armónica distribución de las actividadesen el espacio, y su regulación de acuerdo con la capacidad de los ecosistemas (naturales yartificiales, biológicos y sociales) y con las relaciones entre ellos. Partiendo, por supuesto, de queel Territorio tiene sus propias leyes de desarrollo, de componente social e independientes de ladinámica de los ecosistemas naturales, que en unos casos han sido definidas de forma parcelariadesde diversas disciplinas científicas, y en otros casos están por definir. Hoy, en este sentido,estamos en disposición de conocer con anticipación los cambios que en la estructura, la formao la función del territorio, o la ciudad, pueden provocar las transformaciones sociales, económi-cas o medioambientales. Y a su vez, y por consecuencia, podemos establecer las transformacio-nes territoriales y/o urbanísticas que podrían ser coadyuvantes de cambios, hacia mejor, de lasociedad. Pues, con palabras de Geddes, "nuestros informes no pueden sino apuntar a la acción,como el diagnóstico al tratamiento"(en Jakson, 1973;27).

Creemos que la Ciencia del Territorio, y el arte de la ordenación territorial o del Urbanismoque de ella puede derivarse, forman parte del magma de las Ciencias Sociales. No se trata enabsoluto de una ciencia exacta, y tampoco puede ser tratada en términos ingenieriles ni, en elextremo opuesto, exclusivamente artísticos (como ocurre con la arquitectura o las propias obras

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públicas que jalonan y estructuran el territorio, rural o urbano). Antes bien, es una ciencia deaproximación, como todas las ciencias sociales, y en consecuencia sujeta a paradigmas filosófi-cos previos. Es, en fin, una ciencia y una actividad fuertemente ideologizada; en último términoes el componente ideológico el que determina en el planificador, en primer lugar, el propioconocimiento previo de la realidad territorial, primando unas técnicas de análisis sobre otras,unos aspectos sobre otros, y en segundo lugar las propias soluciones (se preferirá primar elaumento de la velocidad de circulación de los coches, o el aumento de la comodidad y libertadde los peatones; la productividad en las empresas o el bienestar e integración de las comunidadesde trabajadores; el aumento del PNB o el incremento de la felicidad y sociabilidad de lapoblación...)

En este marco el Urbanismo, tal y como hoy lo conocemos, podría constituir la avanzadillade la configuración de las Ciencias del Territorio, por cuanto constituye la única rama de lasllamadas Ciencias Sociales (aceptando que pertenece a este ámbito) que ha entrado a saco, y conpretensiones totalizadoras, en la Ordenación del Territorio.

Se plantea, en suma, la necesidad de construir una Ciencia del Territorio que supere laslimitaciones de las distintas ramas del conocimiento que se acercan al fenómeno de la relaciónentre los hombres y grupos sociales y el espacio, mediante la construcción de una terminologíacomún, conceptos comunes, una metodología propia y una base epistemológica común, que enmi opinión debe enmarcarse bajo el nuevo paradigma ecológico. Una de las ramas de esa Cienciadel Territorio (o especialidades, por decirlo en términos curriculares) sería la Urbanística. Estoes lo que entendemos por transdisciplinariedad, que no es sino la superación dialéctica delconflicto interdisciplinar. Naturalmente es un proceso apenas iniciado, aunque a la vez imparable.Como en el caso de tantas otras ciencias, la mayor o menor duración del proceso de consolida-ción de estas Ciencias del Territorio dependerá de sus posibilidades de institucionalización.

En conclusión, desde el ámbito de la Urbanística, el objeto de nuestra investigación no puedeser la ciudad en sí misma, sino la ciudad en el territorio, entendido éste en un sentido amplio,global, y entendidos ambos -ciudad y territorio- como construcciones sociales, que sondeterminados/por y determinan/a el conjunto de las estructuras e instituciones sociales. Nossituamos por tanto en la posición señalada según la cual la Urbanística, como cienciatransdisciplinar, tiene como objetivo, entre otros, el conocimiento de las relaciones entre lasociedad y el medio físico-territorial en el que se desenvuelve la vida de esa sociedad. Y, enconsecuencia, esta perspectiva urbanística juega un papel fundamental, junto a la perspectivasociológica, en nuestro trabajo.

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28 Hasta tal punto que la Sociología Rural surge, en las primeras décadas del siglo XX, casi como una reacción al exceso deatención prestada por la Sociología a los problemas urbanos.

29 Muy lejano, por tanto, del ecologismo de corte idealista -es decir, basado en a prioris y creencias indemostrables, como es lasupuesta superioridad ontológica de la Naturaleza frente al Hombre- que en los últimos tiempos viene penetrando la SociologíaRural.

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2. Regadío y urbanización

Justificados los presupuestos epistemológicos que nos inducen a aplicar un enfoque desdela perspectiva de la Urbanística, debemos recordar una vez más que esta investigación tiene unaadscripción curricular realmente existente: la Sociología.

Sin embargo, los problemas de los que nos vamos a ocupar pueden tratarse desde laperspectiva de dos especialidades que, hoy por hoy, no tienen en común otra cosa que ladenominación Sociología de.... La Sociología Urbana y la Sociología Rural se desarrollan desdepresupuestos y trabajan bajo supuestos no sólo distintos, sino en ocasiones casi antagónicos28,y sin embargo una vez más resulta casi imposible discernir en qué medida nuestro trabajo seubica en una u otra especialidad. Uno de los factores fundamentales que, según la hipótesis queintentaremos demostrar, han determinado el desarrollo de la mesópolis de Badajoz, ha sido elregadío. Y sin embargo, el Regadío constituye un ámbito de investigación propio de la SociologíaRural, que por otra parte no ha prestado sin embargo atención a la función urbanizadora de estainfraestructura. Por su parte, la Sociología Urbana considera al Regadío como un fenómenopropio de lo rural, y tampoco ha prestado atención a dicha función. Una vez más, por tanto,debemos movernos sobre el filo de la transdisciplinariedad, que tal vez podríamos resolver eneste caso a través de una Sociología de la Urbanización que participase más intensamente de lospresupuestos que hemos planteado en el ámbito de la Urbanística y las Ciencias del Territorio.

Aquí, nuevamente, creemos que la introducción de un paradigma ecológico entendido en unsentido materialista29 ayudaría a superar las limitaciones y riesgos derivados. De ahí el interés dedesarrollar más ampliamente dicho paradigma.

Sobre el materialismo ecológico como paradigma explicativo

En realidad el regadío, factor esencial en nuestra investigación, no es hoy por hoy unconcepto sociológico. Cuando utilizamos el término 'el regadío' estamos haciendo referencia atodo un campo semántico, un complejo constructo que incluye desde aspectos físico-naturales,y sobre todo técnicos, hasta cuestiones psicosociales, pero rara vez lo hallamos operativizadocomo concepto.

Aunque a efectos de nuestro trabajo definiremos como regadíos a aquellos territorios que,formando una cierta unidad socioeconómica, cuentan con una importante presencia de laagricultura de regadío, es ciertamente difícil -cuando no imposible- ir mucho más allá. La edaddel regadío, el origen institucional -con o sin colonización, espontáneos o planificados, deiniciativa privada o pública-, la calidad de suelos y aguas, su ubicación relativa en los espaciosnacionales y en el sistema económico global, la cercanía de grandes centros urbanos, el propiopeso porcentual del regadío en el conjunto de sus superficies labradas, el origen y las

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30 A efectos operativos, en adelante utilizaremos únicamente la denominación IRYDA de forma indiferenciada, para evitarconfusiones, aunque su antecesor el INC tuviese características estructurales e ideológicas distintas.

31 Del mismo modo, el origen de la Sociología Rural de tradición anglosajona debe mucho a los problemas derivados de lasgrandes actuaciones colonizadoras en el centro y el Sur de los Estados Unidos, a finales del siglo XIX y principios del XX,muchas de las cuales -sobre todo en California, Texas y otros grandes Estados- estaban claramente vinculadas a la transformaciónen regadío.

32 Y es aquí especialmente donde el IRYDA jugó un papel fundamental, que en el futuro ayudará a analizar con mejores basesque las utilizadas en este trabajo los cambios sociales operados en las zonas de regadío.

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características étnicas de su población..., y otras variables, hacen difícil hablar de unidadeshomogéneas. Desde un punto de vista agronómico, o incluso geográfico, la diferenciación esciertamente muy simple; pero su tratamiento como hecho social cosificable y exterior alindividuo, capaz de "ejercer una influencia coercitiva sobre las conciencias individuales"(Durkheim, 1988:47), en suma como objeto de la Sociología, es ciertamente problemático.

La Sociología Rural distingue, ciertamente, características diferenciales en aquellas áreas enlas que el regadío constituye la estructura productiva fundamental. No en vano la existencia delInstituto Nacional de Colonización, luego Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario30, cuyoobjeto fundamental -aunque no único- fue la transformación en regadío y colonización de vastasáreas del territorio, permitió sin duda la consolidación de la Sociología Rural en España. Dehecho, algunos de los más importantes estudios de Sociología Rural en España han tenido comoobjeto las zonas en las que el IRYDA desarrolló su actividad. Y algo muy parecido podría decirsede otros países en los que se ha desarrollado la Sociología Rural31.

Por otra parte, la preocupación por el cambio social, asimilado normativamente en términosnegativos, como 'decadencia rural', ha llevado en ocasiones a los sociólogos rurales -pero mása menudo a los antropólogos-, a ocuparse de analizar estos procesos de cambio en las áreas deregadío. Aunque, en la medida en que es propiamente en las zonas de agricultura de secanodonde hemos asistido a una auténtica decadencia socioeconómica, han sido estas áreas las quecentraron la preocupación de sociólogos y antropólogos, muy especialmente en los años '70 y '80.En una de las primeras compilaciones sobre la materia, el clásico Aspectos cambiantes de laEspaña rural (Douglas, 1978), hallamos que de los diez trabajos recogidos, ninguno se centrabaen áreas de regadío. La decadente meseta castellana; las abruptas sierras que en el siglo XVIIIfueron sobrepobladas y que en consecuencia han sufrido a lo largo del siglo XX una brutaladaptación demo-ecológica; y sobre todo el latifundio, como elemento mítico de la preocupaciónrural, han alejado sistemáticamente a antropológos y sociólogos del regadío, salvo que susobligaciones profesionales les hayan obligado a atenderlo como objeto de estudio32.

Las bases epistemológicas de la Sociología Rural dominante en las últimas décadas hainfluido también en estas limitaciones. El peso que las diversas formas de estructuralismo-marxista o neomarxista- han venido poniendo en las clases sociales, como constituyentesfundamentales de las estructuras sociales, ha constituído un poderoso lastre.

Sin embargo, se trata de un tipo de materialismo estrecho, basado paradójicamente enabstracciones metafísicas como las relaciones de producción, o -más estrictamente en lo rural-las relaciones de dependencia, que han convertido a la Sociología casi en una Metafísica,haciendo un recorrido inverso al que Saint Simon o Comte proclamaron con sus teorías de lostres estados, hasta llegar a un nuevo estado teológico o ficticio (Comte, 1984:27) en el que eldebate sobre el campesinado se convirtió en una pura discusión escolástica, que durante casimedio siglo no ha logrado salir de los esquemas ideales prefijados no por Marx, sinoesencialmente por Kautsky y Lenin. En cierto modo el propio Kautsky anticipaba la explicación

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33 Que no es sino la aplicación acrítica del postulado de Marx: "La división más marcada del trabajo material e intelectual esla separación entre la ciudad y el campo. La oposición entre ciudad y campo hizo su aparición con el paso de la barbarie ala civilización, de la organización tribal al Estado, del provincialismo a la nación, y persiste a lo largo de la historia de lacivilización hasta nuestros días" (Marx, 1969:60)

34 Todo lo cual no niega las importantísimas aportaciones de Kautsky, sino las malas adaptaciones de muchos de sus epígonos.Es lógico que el alemán no se ocupase ni siquiera tangencialmente del regadío, ya que escribía sobre agriculturas propias depaíses con elevada pluviosidad. Tan sólo trató -inspirado por las aportaciones de Liebig- del riego como sistema para aprovecharlas aguas fecales de las ciudades, evitando con ello la contaminación de los ríos y contribuyendo así a mejorar las tierras conabonos naturales. Curiosamente hallamos en Kautsky -como lo estaba en Engels, por otra parte- un primer atisbo de críticaecológica a la todavía incipiente Revolución Verde, y sin embargo en esta cuestión no han reparado sus epígonos hasta muyrecientemente.

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de este fenómeno, al referirse en su caso a los debates ideológicos de finales del XIX: "Para estos partidos [los democráticos y revolucionarios, pero podríamos decir igual

'para estas escuelas sociológicas'] surgidos en las ciudades, el campesino era un ser misterioso,

incomp rensible y a veces temible. El qu e otrora combatiera enérgicamente contra la Iglesia, los

príncipes y la nobleza, se aferra ahora tenazmente a estas instituciones; con la misma fuerza que

otras clases luchan por su emancipación, interviene él, a menudo, en favor de sus explo tadores,

esgrime contra la democracia las mismas armas que ésta le facilitó para su defensa ." (Kautsky,

1974:10)

Sobre esta base, era por tanto mucho más fácil intentar meterlos a todos en un mismo saco,con la famosa "relación asimétrica de dependencia con el resto de la sociedad" (Sevi-lla-Guzmán, 1979:25)33, y realizando a lo sumo taxonomías internas determinadas por dos únicasvariables: el estatuto de dominio de la tierra, y el tamaño de la explotación. Han sido pocos losautores que han prestado atención al hecho de que

"la distribución del tamaño de las explotaciones no parece estar correlacionado con el

tipo de estratificac ión socia l agraria ni con otro criterio de tipo estructural. Las diferencias de

calidad de la tierra, tipo de agricultura (secano o regadío), topografía, climatología, etc, son tan

grandes de una región a otra e incluso dentro de una misma región, que es muy difícil que el

indicador 'tamaño de la explotación' tenga por sí mismo significado relevante ." (García Ferrando,

1978)

Desde esta perspectiva, no cabe duda de que el materialismo -cuando es histórico, odialéctico- se nos aparece en último término como una forma más de idealismo34.

Frente a la dejación que la Sociología ha hecho de estas cuestiones -salvo muy escasasexcepciones, entre las que habría que citar a Gaviria-, en el campo de la Geografía síencontramos, en las últimas décadas, un cierto interés por el regadío y sus particularidades. Noen vano la Geografía se ocupa fundamentalmente del paisaje, y el regadío supone una profundatransformación. Aunque, en realidad, ha predominado la investigación sobre la colonizaciónestatal, a partir sobre todo de los trabajos de Ortega (Ortega, 1979) -cuyo modelo siguieronmuchos geográfos rurales en los años '80-, más que sobre el regadío en sí mismo.

Y, sin embargo, podemos hallar una antigua vena auténticamente sociológica y materialista,que en Marvin Harris la hallamos convertida en paradigma pero que está presente en autores tandispares como Costa o Geddes (y en un sentido distinto, en Kropotkin). Con estos autorespodemos empezar a entender las profundas diferencias sociales que vienen determinadas no sólopor las relaciones de producción, entendidas como "la relación directa existente entre lospropietarios de los medios de producción y los produtores directos" (Marx, 1984:679); nisiquiera por un modo de producción entendido como "una estructura global formada por tresestructuras regionales: estructura económica, jurídico-política e ideológica" (Harnecker,1974:16). Sino más bien por el conjunto de lo que podríamos llamar las materialidades, lo quesupone (además del rechazo de la dialéctica hegeliana de las negaciones contradictorias)incorporar "la presión reproductora y las variables ecológicas al conjunto de las condiciones

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35 Podemos relacionar estrechamente la obra de Geddes con la de otro sociólogo no menos advenedizo: Thorstein Veblen, queiluminó tempranamente a la Sociología sobre las repercusiones sociales, culturales y políticas de la tecnología.

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materiales" (Harris, 1982:12). Hemos señalado ya al menos tres, de entre los elementos que podrían constituir este

paradigma (Baigorri, 1995c): a) El determinismo no mecanicista de los ecosistemas naturales y artificiales, en interrelación

con el sustrato tecnológico, sobre las estructuras sociales y territoriales., y en mayor medidadsobre las infraestructuras 'mentales' (en un determinismo imperfecto de carácter ecológico, nobiológico).

b) La implementación del azar, en los términos planteados por la física de la Sinergética,como variable de importancia en los hechos humanos.

c) La hipótesis de que la obtención de la máxima eficiencia, en términos coste-beneficio,condiciona los comportamientos, creencias y descubrimientos sociales.

Sólo a partir de ahí podemos empezar a dar un contenido al concepto de el regadío, así comode otros sistemas de producción, y a otros muchos fenómenos sociales.

El antecedente sociológico más nítido de este paradigma sería el ya citado Patrick Geddes.Algunos de sus trabajos, como su famoso artículo Sección del Valle, han profundizado en esainterrelación entre las formas de adaptación tecnoecológica y las formas de organización social.Mumford sintetizó su aportación en los siguientes términos:

"cada forma de vida, como lo ha expre sado P atrick Ged des, está marcada no sólo por

el ajuste al m edio am biente, sino por la reb elión con tra ese am biente." (Mumford, 1971: 340)

Desde nuestra perspectiva, Patrick Geddes, y luego Lewis Mumford, se anticiparon a lasactuales corrientes teóricas, construyendo los auténticos pilares de una Ecología Social que sólopálidamente inspiró a la Ecología Humana de la Escuela de Chicago35.

En cuanto a Costa, no es este el lugar para remarcar el carácter sociológico de buena partede sus escritos, aspectos ya puestos de manifiesto en excelentes trabajos de Cristóbal GómezBenito y Alfonso Ortí. Pero sí me gustaría centrarme en el hecho de que en Costa hallamos,aunque sin la sistematización de un Geddes, una interpretación más materialista de lo que aprimera vista parece, menos amparada en el ambientalismo del jurista Montesquieu que en elandamiaje organicista del Spencer (posiblemente a través de la obra de Henry George, que debióconocer en sus giras por Norteamérica) para quien

"la evolución d e la vida no es otra cosa que la continua adaptación de las relaciones

internas a las relacion es externas. Los 'vencedores' en la 'lucha por la existencia' son aquellos

individuos o grupos que poseen en el más alto grado la facultad de adaptación." (Ferraroti,

1975:70)

Una adaptación que obtendría sus mayores éxitos a través de la cooperación y la ayudamutua, pues

"la práctica de la ayuda mutua y su desarrollo subsiguiente crearon las condiciones

mismas de la vida social, sin las cuales el hombre nunca hubiera podido desarrollar sus oficios

y artes, su cien cia, su intelige ncia, su esp íritu creado r." (Kropotkin, 1970:274)

Pero sin perjuicio del influjo que, en el progreso, tiene la acción individual: "La libertad tiende a separar al hombre de los hombres, y la fraternidad a unirlos todos

bajo el régimen de una sola familia, de cuyas dos tendencias opuesta s nace la a rmonía social.

Son como las dos fuerzas de proyección y de atracción que retienen a los planetas en su normal

carrera h acia el sol." (Costa, S/F: 41)

Todo lo cual no deja, por supuesto, de lado -aunque Costa no incida en estas cuestionescomo lo hizo Kropotkin-, ni la división en clases ni las determinaciones que esta división tienesobre las superestructuras culturales. Pues:

"la fuente de la libertad está en la inde penden cia, y la raíz d e la indep enden cia está en

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36 Si bien, de un lado debido a la falta de sistematización y de una elaboración teórica, y de otra parte debido a lasparticularidades sociológicas de la Sociología española, la aceptación y asimilación de estos nuevos planteamientos ha sufridoun retraso de casi dos décadas en nuestro país.

37 Despreciada a menudo en las últimas décadas, como veíamos en el caso de la Urbanística, por el in flujo del estructuralismomarxista más estrecho.

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el estómago, de tal suerte que el que tiene estómago dependiente de ajenas despensas, tiene toda

su persona bajo la dependencia ajena, y por el contrario, el que posee la llave del estómago es

dueño y señor de la conciencia" (Costa, 19 75:195 ).

Este materialismo innegable de Costa ha sido calificado en ocasiones, con gran aciertosemántico, como un materalismo hidraúlico (Ortí, 1984). Y es esta línea de pensamientosociológico la que, por caminos e influencias directas o indirectas, está en la base de los primerostrabajos sociológicos de Mario Gaviria. Si despojamos sus textos de la parafernalia marxistaineludible en los años '70, particularmente en (Gaviria,1975) se marca un punto de inflexión enel tratamiento de estas cuestiones36. Así como han pretendido ampararse en esa línea algunos demis trabajos (Baigorri, 1978b,1980b,1980c,1983,1984b,1992b,1995e), sin olvidar que otrosautores han venido incorporándose a esta línea interpretativa37, como se pone de manifiesto enlos más recientes planteamientos sobre la Sociología Rural en España, ya despojados en una parteimportante del adjetivo ‘rural’ para presentarse como Sociología Agraria (Gómez Benito,Gonzalez Rodriguez, 1997).

Naturalmente, deberemos tomar en consideración, en nuestro caso, los principios teóricosde una Ecología Humana que, aunque surgida y considerada habitualmente como una SociologíaUrbana, no debemos olvidar que bebe también de la preocupación por los cambios en la sociedadrural norteamericana, y que tuvo una gran influencia también en la planificación rural(Friedmann, 1981: 79ss). Como ha apuntado Hawley, "el punto central de la Ecología humanapasó a ser la preocupación por los modos en que las poblaciones humanas se organizan alobjeto de mantenerse en su medio ambiente" (Hawley, 1991:25). El modelo POET (población,organización, medio ambiente y tecnología), propuesto en tales términos por Otis Duncan, es uninstrumento fundamental para esta comprensión. En uno de sus intentos de sistematizaciónteórica, uno de los fundadores de la Escuela de Chicago lo expresaba de esta forma:

"El equilibrio biótico y el equilibrio social, allá donde existen, son mantenidos

conjugad os, precisamente por la interacción de estos cu atro factores: 1) población, 2) artefactos

(cultura tecnológ ica), 3) costum bres y cree ncias (cultu ra no m aterial), y 4) rec ursos na turales."

(Park, 1936)

Si hubiésemos de dar una denominación ajustada, para ese cúmulo de principios que, no deforma ecléctica, sino como consecuencia de un proceso evolutivo de selección natural,conforman un paradigma interpretativo que según se ha señalado se alimenta tanto del marxismocomo de la Ecología, de los conceptos dicotómicos de competencia y ayuda mutua, de lasciencias físicas o de la Antropología de Marvin Harris, dudaríamos entre Ecología Social, nomuy apropiado por corresponder ya a la denominación de una especialidad sociológica, derivadade la Ecología Humana, que parece se va consolidando, o la más ajustada de MaterialismoEcológico.

El regadío como estrategia de adaptación ecológica y factor de

organización social

No es mi intención discutir aquí el origen del regadío, ni mucho menos sus aspectos técnicos,aspectos que pueden ser de interés para el agrónomo pero difícilmente para el sociólogo. Sin

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38 Curiosamente este tipo de balances, centrados exclusivamente en la agricultura química, habitualmente han beneficiado porsus resultados a la agricultura de secano, y en general a los sistemas preindustriales de producción agropecuaria (Naredo,Campos, 1980, o Campos, 1984). La razón está en lo que puede denominarse críticamente como un energetismo que proyecta

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embargo, y aunque el tema del regadío no es sino una parte del todo que estamos analizando,debemos hacer referencia a algunas de estas cuestiones para comprender la importancia queatribuimos a este sistema de cultivo como articulador de las sociedades rurales en las que seimplanta, y sobre todo como factor de urbanización de dichas sociedades.

Como es sabido, el regadío se basa en la aportación a la tierra de caudales suplementariosa los procedentes de la lluvia, detraídos de fuentes diversas, tanto superficiales comosubterráneas. La función agronómica del regadío es corregir las deficiencias hídricas de lasplantas en el estío, cuando la evapotranspiración es más elevada.

Pero esta definición es incompleta si no tenemos en cuenta que, salvo en unos pocosdesiertos que no cuentan con capa fértil alguna, casi en cualquier terreno puede sobrevivir en elestío algún tipo de planta. Es decir, lo que el regadío incorpora es la posibilidad de supervivenciadel tipo de plantas que el hombre ha venido seleccionando como más aptas para su alimentacióny sostén -o el de los ganados que forman parte de su cadena alimentaria-, y más productivas. Elregadío es por tanto un artefacto humano que humaniza el paisaje por cuanto permite encualquier territorio no la vida genérica -pues siempre existirán especies evolutivamente adaptadasa las estepas más secas-, sino la vida humana. Es en este sentido que debemos hablar del regadíono únicamente como una tecnología, sino como una estrategia de adaptación ecológica de losgrupos humanos, en suma como un hecho social.

Pero debemos ir un punto más allá, pues el agua es solo uno de los elementos esenciales dela producción agraria. Los otros dos son el suelo (es decir, el sustrato de enraizamiento y losnutrientes de las plantas, que hoy día pueden ser aportados artificialmente), y la luz, sin duda elúnico elemento auténticamente esencial para la producción de la práctica totalidad de losalimentos -incluídos los de origen animal-. Las horas de sol -y en estrecha relación con éstas, lastemperaturas- de que disfruta un territorio a lo largo del año determina la amplitud de la variedadde plantas, así como los ciclos de cultivo.

De ahí que, al descubrir la posibilidad del riego, el hombre no sólo superó las limitacionesderivadas de la cantidad y distribución en el tiempo de las precipitaciones, sino que inventó unactivador de la productividad al optimizar las relaciones entre agua-nutrientes-sol.

"Es evidentemente fácil poner en evidencia las ventajas agronómicas de la irrigación,

la principal de las cu ales es el incremento de los rendimiento s, variable según las condiciones

climáticas (...); una probabilidad de cosecha n ormal tanto m ás interesante cuando las

condiciones climáticas iniciales se señalan en el gradiente de la sequía(...); la gama de

alternativas de cultivo posibles, normalmente limitada en los países secos a una serie muy

reducid a de esp ecies espe cializada s, puede ser enriqu ecida..." (Bethemmont, 1980:282)

Es decir, el regadío es también un sistema captador de energía solar. En la actualidad lacaptación artificial, por ejemplo mediante paneles solares, es mucho más eficiente de la querealizan las plantas -una hectárea de paneles solares no muy avanzados recuperan tanta energíacomo 40 Has. de bosque-; pero no obstante,

"¡una hectárea de espejos no es más que una hectárea de espejos!. Los vegetales tienen

la particularidad de ser captadores de energía que además poseen cualidad es difícilmen te

reemplazab les: mantienen el clima, producen oxígeno, actúan contra la contaminación

atmosférica, luchan con tra la erosión y regu lan la esco rrentía de la s aguas ..." (Piermo nt,

1982:15)

En cualquier caso, el regadío supone un incremento sustancial en la eficiencia energética dela agricultura respecto a los sistemas de secano. Mucho antes de que, a partir de la obra de GeraldLeach (Leach, 1981), se hiciesen populares los balances energéticos de la agricultura38, dos

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linealmente los sistemas de cálculo economicistas, no haciendo consideración de otras variables difíciles de medir, pero quetienen consecuencias energéticas en el balance global de los grupos humanos (como el bienestar, la satisfacción, en suma elplacer). Estas cuestiones las he discutido en (Baigorri, Beperet, y Casado, 1982) y en (Baigorri, 1982)

39 La biomasa vegetal genérica guarda una correlación directa con la cantidad de vida orgánica existente en un ecosistema. Peropara la existencia de los grupos humanos esa biomasa debe ser digerible, o bien por el hombre o bien por los animalesdomésticados utilizados para la alimentación humana. De ahí que la supervivencia y desarrollo de la especie humana hayaconducido habitualmente a la desaparición de ecosistemas naturales de gran riqueza biológica, pero cuya energía resultante nopuede ser directamente aprovechada por el hombre. Sólo el desarrollo científico y tecnológico -como lo es el regadío- permitemultiplicar la capacidad de producción de energía metabolizable por los seres humanos, reduciendo así la necesidad de destruirecosistemas naturales biológicamente ricos.

40 No olvidamos que la mayor parte de los regadíos se dedican a cultivos de secano (cereales, grasas, vid) obteniéndosesimplemente mayor productividad. Pero la más elevada eficiencia del regadío se alcanza justamente en cultivos que les sonespecíficos.

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antropólogos chinos estudiaron los inputs de trabajo y el rendimiento en peso de la producciónagrícola en una aldea china, determinando que en el regadío se obtenían más de 50 calorías porcada caloría gastada (Fei,Chang, 1947).

La eficiencia energética del regadío supone la producción de excedentes. El estudio citadode los antropólogos chinos mostraba cómo en la aldea estudiada, a pesar de las tecnologíasarcaicas utilizadas, los campesinos producían cinco veces sus necesidades alimenticias. Esta esla cuestión fundamental, pues es ahí donde surgen los excedentes, y sobre todo un tipo deexcedentes no aleatorios, esto es no dependientes tan directamente de la climatología como losproducidos en secano -salvo grandes catástrofes-.

La mayor alternativa de cultivos que permite el regadío facilita, por otra parte, frente a losmonocultivos, una fuerte presión demográfica en condiciones de dietas equilibradas, lo queademás facilita el desarrollo humano. Los antropólogos han apuntado hace tiempo cómo labiomasa vegetal alimenticia39 refleja los recursos alimenticios, y por consiguiente estaráfuertemente correlacionada con la importancia de los grupos humanos (J.Birdsell, citado enHardesty, 1979:198).

Por otro lado, el regadío permite obtener las mayores producciones en peso justamente enproductos que, por su elevado contenido en agua, son altamente perecederos. Por el contrario,los cultivos de secano son más fácilmente exportables, por su mejor conservación -inclusoalgunos productos, como la carne, pueden autotransportarse en vivo-; lo cual, unido a la situacióngenérica de monocultivo, no posibilita una gran presión demográfica in situ. Mientras que lanecesidad de exportación de muchos de los excedentes del regadío40 fuerza el desarrollo detecnologías -y en consecuencia también formas de organización del trabajo- que posibiliten sutransporte a largas distancias una vez transformados (esto es, conservados por desecación, oenvasados en medios que dificulten su putrefacción). Todavía hoy observamos cómo en generallos productos de la huerta -esto es, los más específicos del regadío- se transforman preferente-mente in situ, pues los costes de transporte siguen siendo a veces insorportables; pero este hechoha sido aún más evidente en el pasado. Es la eficiencia económica la que determina la preferenciapor transportar un kilo de producto con el valor añadido -que no pesa- ya incorporado.

¿Cómo actúan los determinantes biológicos en esta nueva situación hombre-medio que elregadío establece?. Marvin Harris hace una buena síntesis de los mecanismos que se activan, alanalizar el regadío en las sociedades tradicionales:

"El excedente fue desviado desde las aldeas hasta las ciudades; se intercambió a través

de mercados y dinero por bien es y servicios no agrícolas ; se transfirió en forma de impuestos a

los gobiern os local y central, y se empleó para criar un gran número de hijos y mantener una

alta tasa de cre cimiento demog ráfico (...). Al aum entar la cantidad de agua suministrada a los

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41 En numerosos valles templados españoles, el desarrollo industrial a partir del siglo XVI, fundamentalmente textil y luegoagroalimentario, coincide con una presencia de regadíos tradicionales gracias a la facilidad para derivar aguas. Hemos estudiadocon cierto detalle este caso en las sierras riojanas (Baigorri, Gaviria, 1984), pero he observado también el fenómeno en otrosvalles en los sistemas Ibérico y Central, y en otros pequeños valles mediterráneos.

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campos, aumen ta la cantid ad de tra bajo qu e puede invertirse en la producción sin pérdidas

sustanciales en la relación input-output. Por tanto, en vez de utilizar el potencial de ahorro de

trabajo de su tecn ología p ara traba jar meno s, la agricultu ra de reg adío opta por intensificar su

esfuerzo d e increm entar su o utput." (Harris, 1990:140)

Esto ocurre por cuanto diversas evidencias empíricas nos vienen mostrando de formasistemática que:

"el ritmo al cual la generación de padres tiene niños está en gran parte determinado por

el hecho de si el tener un hijo más supone una gana ncia clara de b eneficios sobre costos, pa ra

la pareja , por términ o medio ." (Harris, 1990:156)

Por supuesto, en la actualidad la capacidad de sustentación debe tener en cuenta otrosmuchos factores y relaciones ecológicas, por ejemplo entre las zonas destinadas a producirexcedentes y las destinadas a la alimentación de la población local; las condiciones climatológi-cas del enclave; las exigencias de la economía de mercado, etc. De ahí que se diga que:

"la capacidad sustentadora del medio es dinámica, y no estática -como sugiere la curva

normal de crecimiento demográfico utilizada sistem áticame nte por a lgunos a utores." (Harde sty,

1979:206)

Regadíos, ciudades y EstadosHasta qué punto podemos considerar estos factores como determinantes de la aparición de

las ciudades es una cuestión a tener siquiera en cuenta, sobre la que en el siguiente epígrafeprofundizaremos. Tradicionalmente se ha considerado que las ciudades constituyen un puntoevolutivo derivado del desarrollo de las aldeas agrícolas, las cuales a su vez habrían evolucionadodesde los primitivos asentamientos de cazadores/recolectores, pero algunos autores han puestoen entredicho este hecho admitido, siendo seguramente Jane Jacobs quien más acertadamente hapropuesto la preexistencia de las ciudades allí donde la agricultura más rápidamente sedesarrolló.

Para Jacobs, son las ciudades las que, gracias a la acumulación de todo tipo de capacidades,generan y difunden los avances tecnológicos -desde la selección de las especies a los artefactosmecánicos- que se aplican en la agricultura.

"Las economias urbanas crean nuevos tipos de trabajo para el mundo rural, y, al

hacerlo, inventan y reinventa n nueva s econo mías rura les (...). Las ciudades también eliminan el

trabajo anticuad o del mu ndo rur al, dejando de comprar las importaciones rurales [pero] tales

eliminaciones tienen siempre como base la incorporación de trabajo n uevo." (Jacobs, 1971:47)

Más adelante, al hablar específicamente de la ciudad, veremos propuestas que pueden abonartanto la tesis de Jacobs -que sin duda es en gran parte aceptable en las sociedades modernas-como la contraria, pues seguramente en el origen de las ciudades y el desarrollo de la agriculturahaya un poco de todo, por cuanto ambas se basan en dos elementos básicos para su implantacióny crecimiento: el sedentarismo y el intercambio con zonas lejanas, pero sobre todo las elevadasdensidades demográficas-. Se trata una vez más de un problema irresoluble en términosmecanicistas de causa/efecto.

En la actualidad, sobre todo tras los graves conflictos que en las sociedades modernas se hanobservado por el control del agua resulta evidente que el desarrollo de la capacidad de controldel agua para riego es seguramente indisoluble del control del agua tanto para abastecimientocomo para generación de fuerza motriz41. Del mismo modo, sin la existencia de redes deintercambio comercial que conectan áreas distantes entre sí, y que la agricultura por sí sóla no

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42 Probablemente el despotismo hidráulico estuvo presente en algunos estados prístinos mesoamericanos. Por otra parte, losdescubrimientos arqueológicos que se vienen realizando en los últimos años en algunas zonas de Aragón en las que el agua hasido históricamente un bien escaso y estrictamente administrado (el denominado Bronce de Botorrita es sin duda el indicio mejorestudiado), bien podrían hacer pensar en alguna forma de despotismo hidráulico en algunas de las comunidades prerromanasde la Península Ibérica.

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justifica en origen -pero sí el tráfico de hierro, o de otros minerales previos como la obsidiana,o de pieles y productos para el consumo conspicuo-, es difícil pensar en la implantación deespecies de cultivo variadas.

En fin, es probable la existencia de diversas actividades económicas no agrarias incluso antesde la invención de la agricultura:

"Está claro que los hombres preagrícolas fueron algo más que cazadores: fueron

artesanos, constructores, comerc iantes y artista s. Hicieron grande s cantida des de ar mas, y

variadas, así como vestidos, cuencos, edificios, collares, murales, esculturas (...). Usaban

diverso s 'biene s de pro ducc ión.'" (Jacobs, 1971:56)

Aunque no es menos cierto que las evidencias sobre las culturas cazadoras-recolectoras,previas a las agrícolas, nos hablan de una movilidad y unos sistemas de recolección que dificultanlas elevadas concentraciones demográficas que posibilitan la existencia de ciudades. Cuando "elintervalo de tres o cuatro años en el alumbramiento es una constante entre los cazado-res-recolectores, y parece ser una respuesta biológica a la exigencia de movilidad" (Leaky,1993:114), es difícil pensar en la generación de la densidad social que requiere la existencia deciudades. En suma -cabe insistir en ello- no puede llegarse mucho más allá de suposicionesimposibles de demostrar.

En cualquier caso, el mantenimiento de estos complejos sistemas, tanto de las ciudades comode sistemas agrícolas basados en el control del agua, tiene también una fuerte correlación con elsistema político. Nuevamente en este caso, en qué medida uno u otro son causa y efecto es algosobre lo que sin duda no habrá acuerdo. Pero la correlación se hace evidente en el indebidamentedenominado modo de producción asiático, basado en buena parte en la administración y cuidadode los grandes sistemas de riego, y que más bien habría de ser denominado modo de producciónhidraúlico; tanto por la preeminencia de la gestión del agua en dichos sistemas, como por laconvicción de que dicho sistema no fue privativo de los países asiáticos de tradición despótica42.En este modo de producción,

"un sistema jerárquico central es responsable de promover y mantener importantes

sistemas de irrigación por toda la cuenca (...). La población puede alcanzar así unos centenares

de miles de ind ividuos (...), pero la inestabilidad política y los cambios dinásticos consecuentes

pueden acarrear frecuentemente una baja espectacular de la población. En ausencia del poder

central, decaerá el mantenimiento de los sistemas de irrigación y la obstrucción de los canales

por el cieno aca bará despo blando va lles enteros" (Hardesty, 1979:205).

El regadío y la urbanización (algunos fundamentos históricos y sociales)Si no es seguro que la agricultura esté en la base de la aparición de las ciudades, y por tanto

no podemos atrevernos a establecer conclusiones al respecto, sí que abundan sin embargo laspruebas sobre la estrecha relación entre el regadío y el fuerte crecimiento de las mismas, así comocon la extensión en el territorio de la cultura urbana, esto es con la urbanización, desde lostiempos más lejanos de la historia conocida, hasta la actualidad. Particularmente si retenemos esaconjunción regadío/comercio/urbe que hemos expuesto previamente. Los pueblos más antiguosde la Península Ibérica sobre los que se conoce suficiente, los iberos, muestran esta coincidenciaentre agricultura de primor, comercio y grandes centros urbanos.

Se ha señalado cómo "los frutales y cultivos de huerta formaron un cinturón verde en tornoa las ciudades, según el sistema de explotación de vegas y huertas actuales" (Arribas, 1987:94).

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43 No olvidemos que es en Asia donde se concentra la mayor parte del regadío mundial, y donde además se conservan losregadíos más antiguos.

44 Tan extendida que, en la inmensa mayoría de las obras sobre urbanismo, hallamos transcrita sin más, sin aparato crítico alguno,la tesis expuesta por S joberg.

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Este autor señala, en un estudio ya clásico, cómo en las áreas más densamente pobladas delLevante se hacían prácticas avanzadas como el injerto, pero sobre todo cita el tipo de productosque, entre los viajeros griegos y luego romanos de la época, habían alcanzado cierta fama; todosellos son cultivos de regadío -e incluso de los que hoy definiríamos como de primor-, y seatribuyen -al menos en su denominación- a ciudades: como las 'rosas de Carthago-Nova', o las'alcachofas de Córdoba'.

Estos hechos, sin duda, abonan la tesis de Jacobs sobre la preeminencia de la ciudad. Sinembargo, en una época parecida (entre dos y seis siglos antes de nuestra era) aparecen lasciudades que, en el valle mexicano de Oaxaca, darían lugar a una de las más poderosascivilizaciones americanas. Según Flannery (citado en Hardesty, 1979), unos siglos atrás losagricultores primitivos habían venido abandonando los cultivos de secano, iniciándoselentamente en la plantación de pequeñas huertas en el fondo de los valles, que eran regadas conpozos artesianos. Lo que sí se produce, en los siglos siguientes a la aparición de las ciudades, esuna complejización y mejora de los sistemas de regadío, implantando el sistema de canales yalcanzando un equilibrio óptimo entre el regadío y el secano, en el sistema conocido como"infield-outfield". Probablemente sea la presencia de la ciudad la que mejor pueda explicar estasmejoras.

En el caso de los grandes regadíos de Oriente43 el esquema parece repetirse. El casoparadigmático es el de Mesopotamia, aunque mucho antes entre el Tigris y el Eúfrates progresóel reino de Sumer, con mucho la primera civilización. Sus inicios se fechan entre el 2.700 y el2.300 antes de nuestra era, y estaba basado justamente en "pequeños Estados urbanos, porciones,en realidad, de territorio rural, agrupados, cada uno de ellos, alrededor de una ciudad-capital"(Kramer, 1985:15).

De lo que no cabe duda alguna es de que, si bien el regadío en sí no exige de otras virtudesque la observación, por el contrario la construcción, y sobre todo la gestión y mantenimiento deestos complejos sistemas, exige de la acumulación de un tipo de conocimientos científicos ytécnicos de orden muy diverso -agronómicos, pero también físicos, constructivos, en suma deingeniería-, que exige la colaboración de gentes no menos diversas, y seguramente orientadasademás hacia intereses distintos. Y "estos trabajos exigen también un conjunto de costumbresy leyes sociales, o la participación colectiva de grupos" (Scotti, 1968:159). Sjoberg ha hecho lainterpretación más extendida en la literatura sobre el tema44, explicando por esta confluencia defactores que estamos analizando la aparición de las ciudades; primero en la región mesopotámicay luego en el valle del Nilo:

"Para posibilitar la aparición de las ciudades fue preciso, aparte del progreso

tecnológico (...), que entraran en juego (...) un tipo especial de organización social gracias al

cual el excede nte agríco la, fruto del p rogreso tec nológic o, pudo ser conve nientem ente

cosechado, almace nao y d istribuido (...) y ca paz tam bién de o rganizar la fuerza d e trabajo

necesaria parala c onstrucc ión en g ran esca la." (Sjoberg, 1971:39)

Pero no sólo hallan muchos autores en el regadío una condición necesaria para la apariciónde las que podríamos denominar las ciudades prístinas, sino que incluso el Estado prístino esconsiderado por notables antropólogos como estrechamente relacionado con esta infraestructura.Es el caso precisamente de dos autores que estarían entre los primeros antecedentes delmaterialismo ecológico: White y Steward, quienes desarrollan sus propuestas en paralelo a la

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45 La diferencia fundamental entre Steward y Wittfogel es que éste cree haber hallado una teoría universal para la aparición delEstado, mientras que el antropólogo propone la teoría del estado hidraúlico sólo como una de las líneas evolutivas posibles,aunque plenamente aplicable a las civilizaciones orientales.

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famosa teoría del historiador Karl Wittfogel sobre el modo de producción asiático, o teoríahidraúlica.

En Leslie White hallamos la justificación para la consideración de ese factor de concentra-ción energética que, según se ha apuntado, constituye el regadío. Para este autor,

"el funcionamiento de la cultura como un todo halla base y determ inación en la

cantidad de energía dominada y el modo en la cual la misma es pu esta a trabajar" . [Si bien]"la energía, en sí misma, carece de significad o. Para que tenga sentido en los sistemas culturales,

la energía debe ser encauzada, dirigida y gobernada, con ayuda de medios tecnológicos, por

medio d e herram ientas de u na u otra clase." (White, 1943)

Para White fue la concentración de energía derivada de las nuevas tecnologías de riego y deldesarrollo de la agricultura lo que posibilitó la aparición de las grandes civilizaciones urbanasde Oriente Medio. Sus tesis han alimentado toda una línea energetista en la Antropología, de lacual Marshall Sahlins o Richard Newbold Adams son un buen exponente. Para éste último laclave parece estar en un principio de la evolución: "la centralización de una unidad suele ocurrircomo parte de la coordinación de esa unidad con otras unidades" (Newbold, 1983:233).

Por su parte, Julian Steward opta claramente por el regadío como factor directamentedeterminante de la aparición tanto de las ciudades como de algunos de los primeros Estados45.Vale la pena que reproduzcamos una extensa cita en la que se recoge lo esencial del esquemaevolutivo de Steward, en el que regadío, civilización urbana y Estado se unifican:

"La agricultura fue uno de los grandes factores que produjeron poblaciones densas, las

cuales fueron, a su vez, base de otra línea de evolución que cubrió un lapso co nsiderab le de la

prehistoria y la historia p rimitivas de China, m esopota mia, Eg ipto, la costa septentrional del

Perú, probablemente el valle del Indo y po siblemente el Valle de México. Esta línea tuvo tres

etapas. En el primer periodo, los grupos primitivos empezaron a cultivar plantas alimenticias a

lo largo de las húm edas orillas de los ríos o en las tierras más altas donde las lluvias eran

suficientes para los cultivos. Ocupab an aldeas pe queñas pe ro perman entes. En alguna de eaas

zonas la segunda etapa em pezó cu ando la gente supo desviar las aguas de los ríos por medio de

canales para irrigar grandes extensiones de tierra. El cultivo intensivo hizo posible una

población mayor y libró a los agricultores de la nece sidad de emplea r todo su tiem po en la

producción de los alim entos básicos. Parte del tiempo que quedó disponible se empleó en

ampliar el sistema de canales y zanjas y parte en desarrollar oficios. este periodo conoció el

invento del tejido en telar, de la metalurg ia, de la rue da, las m atemátic as, el calen dario, la

escritura, la arquitec tura mo nume ntal y religiosa, y productos a rtísticos extremadam ente bellos.

Se distinguió tam bién por la iniciación de centros urba nos.

"Cuando las obras de riego se ampliaron tanto que los canales servían a muchas

comunid ades, se hizo necesario un control coordinador y administrativo. Satisfizo esta necesidad

una clase gob ernante o una b urocrac ia, cuya a utoridad dispuso p rincipalmente de sanciones

religiosas, pues los hombres esp eraban de los dioses la lluvia de que dependía su agricultura.

La centralización de la autoridad en un territorio extenso señaló la aparición del Estado.

[Aunque] el hecho de que se formase un Estado en los centros de irrigación de ningún modo

quiere decir que todos los Estados naciesen de esa manera.

"(...) Cuand o los estad os teocrá ticos llegaro n al límite de l agua d isponible y la

producción se niveló, empezaron a invadir y conquistar a sus vecinos para exigirles tributos. Los

Estados se convirtieron en Imperios (.. .). Como la riqueza se basaba ya en la tributación y no en

el aumento de la producción, llevaban en sí las semillas de su pro pia ruina ." (Steward, 1968:

127)

Naturalmente -y debemos insistir en ello-, ni siquiera en los casos citados puede considerarsea la irrigación como factor único. Lo que Gordon Childe denominó revolución urbana se produceen un territorio que es, a la vez que potencia agraria, cruce de caminos de los comercios más

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46 Lorenzo Pardo escribió que "contra lo que se cree, los riegos no fueron importados por ninguno de los pueblos que porinvasión temporalmente triunfante, ocuparon en siglos remotos nuestro suelo, sino que son de genuina tradición indígena eimpuestos a la necesidad de las primeras poblaciones estables por la Naturaleza" (citado en Diaz Marta, 1969:27). El queposiblemente sea el documentos romano más antiguo referido a la península, encontrado en una vega lateral al Ebro, en Aragón,describe la mediación que el general romano debe hacer, entre dos aldeas recientemente conquistadas, para evitar un conflictoarmado en relación con la administración de los riegos.

47 Una de las numerosas tablillas sumerias interpretadas por los arqueológos (Kramer, 1985) contiene la reprimenda de unescribano a su hijo, que ha dejado de asistir a la escuela y se ha convertido en un bala perdida de la ciudad, en la que le recuerdacómo ha evitado siempre el mandarle a trabajar en sus fincas, junto a sus siervos, "como hacen otros padres". Esto texto de haceunos 4.000 años muestra no sólo el eterno enfrentamiento generacional, o los problemas del fracaso escolar , sino asimismo quela posesión de grandes propiedades agrarias por los profesionales urbanos adinerados no es tampoco un asunto reciente.

48 Lo cual, por otra parte, nada nos dice de la importancia objetiva de dicha actividad, habida cuenta del comportamientosuntuario y las normas de consumo conspicuo que el hombre ha observado a lo largo de toda su evolución. Sería difícil hallarhoy, por poner un ejemplo suficientemente explícito, objetos decorativos en los hogares de clase alta en los que se reproduzcanescenas de programación informática, o de construcción de ordenadores. Las escenas que suelen ser preferidas en todas lasépocas hacen referencia a menudo a sistemas productivos que o torgaron en su día el poder a la actual clase dirigente. Laarqueología industrial, que por otro lado se plasma repetidamente en la obra de los artistas plásticos, literatos y cineastas, apuntasin duda en la dirección de dicha hipótesis.

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diversos. Los excedentes agrarios permiten la instalación de comerciantes; la propia agriculturaprecisa de la importacion de materiales que la ciudad (volvemos a la tesis de Jacobs) lesuministrará...

Pero a la vez es de toda lógica que el saber acumulado en la construcción de sistemas decontrol de las aguas y de riego sean trasvasados fácilmente a la ingeniería y arquitectura de lasciudades, además de a la definición y construcción del Estado. Probablemente la avanzadaingeniería hidraúlica utilizada en la civilización romana para el abastecimiento y saneamientode poblaciones fuese aprendida de los ingenieros agrarios que los romanos debieron encontraren muchos de los territorios conquistados46. A partir de estos hechos,

"el curso de la evolución urbana só lo puede ser correcta mente in terpretad o si se le

estudia paralelamente a la evolución de la organización tecnológica y social y, especialmente,

de la org anizació n política." (Sjoberg, 1971:46)

Si atendemos a la evolución de las ciudades españolas, observamos una fuerte coincidenciaentre muchas de aquellas ciudades ibéricas citadas por los geógrafos grecorromanos por susvaliosas producciones de huerta, y las que a lo largo de la Edad Media alcanzaron preeminencia,particularmente durante el periodo de dominación musulmán. Como Valencia, Murcia oGranada...

Asimismo, las evidencias históricas o arqueológicas nos indican que, aún cuando elsurgimiento o crecimiento de muchas ciudades tuviese una fuerte relación con el regadío, enabsoluto ello quiere decir que los labradores constituyen un grupo social privilegiado -aunquelos grupos privilegiados siempre han poseído las mejores explotaciones agrarias47-, y estaríamoscon ello abonando las tesis de Jacobs. Por su parte Caro Baroja, al describir las vasijasprerromanas del Levante señala:

"la ausenc ia de escen as agríco las en la cerá mica de Liria no q uiere dec ir otra cosa ,

sino que las clases superiores para las cuales estaba fabricada desdeñaban aquella a ctividad."

(Caro Baroja, 1985:T.I, 257)48

Por otro lado, a pesar de las grandes diferencias ecológicas y culturales entre lascivilizaciones y las ciudades de Oriente Medio, Asia o América, todas las ciudades primitivasparecen tener rasgos organizativos comunes, entre los cuales se incluye la ubicación de losartesanos lejos del centro urbano:

"los ciudadan os más pob res se veían obligados a vivir en las afueras de la ciudad, como

también los labradores propia mente dichos y los que sólo practicaban la labranza ocasionalmen-

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49 El desapego del campo hacia la ciudad puede tener por tanto un origen tanto cultural como económico. Los hortelanos yagricultores del entorno de las ciudades debieron ver a éstas más bien como fuente de ingresos y posibilidades de ascenso socialque -según se propone desde Marx- como fuente de expolios y de intercambio desigual. Sin embargo, ellos y sus bienes nopodían ser beneficiarios de las ventajas defensivas de la ciudad, a pesar de contribuir a su magnificencia.

50 La reciente atención prestada por la investigación histórica y antropológica al espacio geográfico de la frontera USA/Méxicoha permitido mostrar cómo esa fuerte interacción entre irrigación y ciudades, en la que es casi imposible establecer dónde estála causa y dónde el efecto, estaba presente desde la colonización de la zona por monjes españoles. Por una parte, los dominicosinstalaron misiones allí donde algunas etnias prehispánicas ya mantenían ciertas formas primitivas de irrigación; pero a la vezla instalación de misiones donde no existían aprovechamientos previos provocó la construcción de infraestructuras para eltransporte de agua y el cultivo de regadío. Ver un profundo análisis de estos antecedentes en (Meyer, 1984)

51 Lo esencial de este apartado procede de la comunicación De lo rural a lo urbano, presentada en el V Congreso Español deSociología (Granada, septiembre 1995). Una versión más desarrollada fue discutida en el curso Desarrollo rural local, celebradoen la Universidad de Évora, en julio de 1996, dirigido por la Dra. Mariana Cascais.

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te; sus dispersas viviendas a cababan confundiénd ose con el ca mpo lib re." (Sjoberg, 1971:45)49

En la Edad Contemporánea hemos tenido ocasión justamente de observar esa estrechainteracción entre el desarrollo del regadío y el de las ciudades, o la urbanización en términosgenéricos, en los áridos Estados fronterizos de Estados Unidos y México. El desarrollo de lasgrandes conurbaciones de San Diego o Los Ángeles, en los EE.UU., y Mexicali o Ciudad Juárez,en México, es indisociable de las grandes transformaciones en regadío que se iniciaron a finalesdel siglo XIX:

“El crecimiento de la región fronteriza, y de las ciudades mejicanas de la frontera en

particular, es (...) directamente un resultado de la agricultura de regadío. (...) Y los suministros

de agua siguen siendo la clave para el futuro desarrollo del área, influy endo so bre el crecim iento

agrícola , las tenden cias migra torias y la ur banizac ión.” (Fernández, 1989:45)

Si bien no es menos cierto que el propio desarrollo urbano-industrial de ciudades del entornocomo San Francisco y luego Los Angeles posibilitó el desarrollo de la tecnología, de la capacidadpolítica y del poder económico necesarios para acometer las grandes obras infraestructurales queposibilitaron el desarrollo de la agricultura de regadío. Además de ofrecer la suficiente demandain situ de productos agrícolas50.

La urbanización del mundo rural

en el marco de la urbanización global del mundo

(hacia una Sociología de la Urbanización)51

A pesar de esa intensa vinculación prístina entre agricultura y ciudad, o al menos entreregadío y ciudad, lo rural y lo urbano han estado realmente escindidos durante siglos, e inclusomilenios. Sin embargo, el desarrollo de la sociedad industrial ha generado un fenómeno deurbanización general del espacio. Entendida tanto como crecimiento del número y tamaño de lasciudades -esto es, entendiendo la urbanización cuantitativamente-, como en cuanto extensión dehábitos culturales urbanos al conjunto del territorio -esto es, entendiendo la urbanizacióncualitativamente-.

Para algunos autores, "la industrialización no es un puro fenómeno tecnológico, sino quese produce en un modo de producción determinado, el capitalismo, cuya lógica refleja"(Castells, 1971:87); sin embargo, lo que esencialmente caracteriza a las ciudades capitalistas-concentración no sólo demográfica, económica y política, sino también cultural, diversidadétnica y social, capacidad y disposición para la innovación y el cambio...- lo encontramos ya enlas mesopotámicas, por lo que debemos de considerar y dar un mayor peso a los condicionantes

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tecnológicos y ecológicos, frente a la consideración monista de las relaciones de producción. Sólopodríamos estar de acuerdo con el marxismo esquemático de Castells aceptando la consideraciónde Weber de que el capitalismo ha existido siempre (Weber, 1985). Es sobre todas estascuestiones sobre las que trata este capítulo.

En los países desarrollados, caracterizados ya por el modo de producción informacional -delque, no obstante, sabemos todavía menos de lo que a veces parece- la categorización de losespacios rurales y los espacios urbanos depende exclusivamente de delimitaciones arbitrarias,basadas en el tamaño de los municipios, o a lo sumo en el peso de la población activa agraria.Lo rural y lo urbano tan sólo tienen peso específico cuando se ponen en juego las elevadasplusvalías que, en el planeamiento urbanístico, se derivan del trazado o retrazado de las líneasde delimitación del suelo urbano o apto para urbanizar. Y ciertamente, en el origen mismo de laSociología Rural existe ya la preocupación por el tema:

“aquel que inten ta establec er las diferen cias espec íficas entre la ciudad y el campo,

distinguir prolijam ente entre lo rural y lo urbano, debe enfrentarse de inmediato con algunas

dificultades muy serias, obstáculos que no resultan perceptibles de inmediato.” (Lynn Smith,

1960:13)

Más aún, no debemos olvidar -y será conveniente volver a ello más adelante- que estasdificultades llevaron a Sorokin y Zimmerman a tratar conjuntamente en su obra ambos 'mundos',pues ya entonces planteaban la evidencia de que es una escala, y no una dicotomía, lo queproporcionaría el medio más satisfactorio para clasificar a la población según sus característicasurbanas o rurales (Sorokin, Zimmerman, 1929:15-38).

Hoy la cuestión es aún más delicada, justamente cuando uno de los motores del nuevo modode producción informacional es la propia producción y reproducción de la ciudad, de ahí losgrandes conflictos que se desarrollan en torno a la frontera física entre lo rural y lo urbano. Handesaparecido casi por completo en las sociedades avanzadas, las diferencias que hicieron surgir,primero en Simmel y luego en Wirth, la preocupación por un modo de vida urbano que, con eltiempo, y sólo como negativo fotográfico, perfiló el concepto de lo rural. El espíritu delcapitalismo y la sociedad informacional han penetrado hasta tal punto en esos supuestos espaciosrurales que no es fácil percibir hoy diferencias en hábitos, actitudes y valores, y menos aún enlo que se refiere a las estructuras y relaciones de producción. Vivimos en una urbe global, en laque los vacíos cumplen exclusivamente la misma función que, en términos de microurbanismo,cumplieron los parques y las zonas verdes en la ciudad industrial. Y la Sociología Rural esdemasiado a menudo, en lo que a las sociedades avanzadas se refiere, casi una ideología, en elmejor de los casos una utopía.

Las bases de este proceso están en la transformación tecnológica y ecológica (es decir,también funcional) de estos espacios. Por ello, si queda algún ámbito para el ejercicio de laSociología Rural, ésta sólo puede darse a través del reencuentro con la Sociología Urbana, através de una Sociología de la Urbanización, que puede cumplir un importante papel, no tantoen las sociedades avanzadas como en los países y territorios menos desarrollados. Su objeto seríael análisis de los procesos de cambio -el cambio es un concepto casi inexistente en la SociologíaRural- que propician la integración de estos espacios en la urbe global; así como la interpretaciónde las funciones que, en ese mismo marco, corresponden a los vacíos más alejados de las redesinformacionales de esa urbe.

A caballo entre los contenidos y denominaciones tradicionales de Sociología Rural,Sociología del Desarrollo, Sociología Urbana y Ecología Humana, debe darse una revoluciónepistemológica en esta parcela de la Sociología, bajo riesgo de quedar subsumida -como ya estáocurriendo- en la Antropología Cultural o Ecológica. De hecho, los propios órganos de laAdministración que en su día dieron lugar, primero en los Estados Unidos y luego en Europa, a

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52 Naturalmente, desde nuestra perspectiva diferenciamos implícitamente la Sociología Rural de la Sociología Agraria, que porsupuesto en el nuevo marco societario del modo de producción informacional no debería mantenerse separada de una Sociologíadel Trabajo que debe abandonar de una vez su industrialismo, ya que las formas del trabajo en la Sociedad de la Informaciónguarda casi tantas simil itudes con las formas de trabajo o organización agrarias como las que pueda tener con la organizaciónindustrial. Pero esta es, ciertamente, una cuestión que va mucho más allá de los objetivos de este trabajo.

53 Paradójicamente, en la actualidad es en las áreas rurales más deprimidas y despobladas donde únicamente hallamos formasde democracia directa al estilo griego, en España bajo la denominación político-administrativa de concejo abierto.

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la institucionalización de la Sociología Rural, desaparecen por anacrónicos. La cuestión estribaen determinar si la Sociología, del mismo modo que en su día supo hacer ver a los políticos ytécnicos responsables de la ordenación y el desarrollo rural la conveniencia del conocimientosociológico como herramienta imprescindible, sabrá hacer ver a los nuevos tecnócratas la utilidadde los sociólogos en la ordenación del territorio en la urbe global52.

Lo rural y lo urbanoDesde que la sociedad industrial se definió claramente como un proceso civilizatorio, uno

de cuyos elementos fundamentales fue la urbanización, lo rural nunca se ha definido, quedandocomo residuo de lo-que-aún-no-es-urbano. Del mismo modo que, desde que hace algo más deun siglo se inició la reflexión sociológica sobre las consecuencias de la Revolución Industrial,con su acumulación de masas de población en las ciudades -lo que vulgarmente se asimila alproceso de urbanización-, la dicotomía se viene planteando en términos de polarización y luegode oposición. Pero sobre todo, y en el marco general del positivismo que desde su origencaracterizó al pensamiento sociológico, se ha venido tratando el tema en términos de sucesiónhistórica de etapas, y en consecuencia de jerarquización: si la revolución industrial traía elprogreso económico a las sociedades, la urbanización conllevaba el progreso social.

Esta valorización no ha sido siempre explícita, pero ha estado desde luego latente en la granteoría -al menos en Spencer, Durhkeim, Simmel, Töennies o Redfield...-. Ya se hablase desolidaridad mecánica o solidaridad orgánica, de comunidad o asociación, de lo folk y lo urban,etc, aún cuando se manifestara cierta preocupación por el tipo de desórdenes sociales provocadospor la urbanización, se estaba poniendo en lo alto de la escala evolutiva a lo urbano, y en elorigen -lo más bajo- a lo rural.

Ciertamente, en Occidente y desde el origen mismo de las ciudades, éstas supusieron unavance objetivo hacia formas de organización social más democráticas, y sobre todo basadas enel imperio de la ley. Se ha atribuído repetidamente a Marx una frase que Weber rescató de lapuerta principal de una vieja ciudad alemana, y que al parecer recoge un verso de una antiguacanción medieval: "El aire de la ciudad nos hace libres"(Weber, 1987:40); pues la ciudad haposibilitado una acumulación de capital y una concentración demográfica que ha hecho factibleun incremento de la creatividad social. Y se ha puesto en la ciudad el origen de la democracia,ya desde la polis griega53. Antes aún, en las primeras ciudades sumerias, hallamos los primeroscódigos legales que regulan las actividades y suponen un atisbo de estado de derecho. Lainvención de la escritura, en las ciudades mesopotámicas, parece guardar relación con el controlde los bienes públicos realizado por los sacerdotes. Las teorías apuntan hacia la realización deelecciones para obtención de ciertos cargos, como el de jefe militar, y las transcripciones de lastablillas escritas nos hablan de un gobernador que, aunque hereditario, se consideraba a sí mismoel sirviente de Dios en la ciudad, formalmente ni más ni menos que los otros ciudadanos. Lahipótesis que propone Gordon Childe es bastante probable si atendemos a los muchos ejemplosde la historia antigua y reciente:

"Sólo cuando una ciudad empezó a obtene r hegem onía sobre otra s ciudad es por m edio

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54 También, al menos desde el fabulista Samaniego, la crítica del mito ha sido recurrente. Algunos de mis trabajos han procuradojustamente el desengaño racional de ese mito (Baigorri, 1980 y Baigorri-Cortés, 1984).

55 No utilizamos aquí el término urbanización como lo hace Howard Newby (Newby, 1980), quien en realidad hace referenciaa un proceso de suburbanización, de extensión física de las ciudades fuera de sus límites, sea a través de la segunda residenciao del fenómeno de los 'commuters'. En (Bauer, Roux, 1976 y Baigorri, 1980b y 1983) ese es sólo uno de los procesos, entreotros, que producen -o provocan, si quiere percibirse el fenómeno como algo negativo- la urbanización del mundo campesino.

56 De hecho, quienes tempranamente se ocuparon de estos procesos desde la perspectiva de los propios campesinos, en modoalguno alertaban sobre la desaparición de los agricultores como productores de mercancías, sino únicamente de estilos culturalescomo los de los pastores trashumantes y los jornaleros instalados en chozos; en suma, y más allá de los sentimentalismos urbanos,se trataba de la desaparición de modos y estilos de vida no sólo precapitalistas sino precivilizados en un sentido amplio -ydemocrático- del término (Bayo, 1973). A pesar de cierto sentimiento de pérdida por la desaparición de un campesinado másantropológico y etnológico que sociológico, hoy -salvo que nos consideremos entomólogos en lugar de sociólogos- no puedecabernos ninguna duda de que la desaparición de esos rústicos, autoexplotados como yunteros y pequeños labradores oexplotados por otros como los jornaleros, sólo puede entenderse como un avance social y civilizatorio (Baigorri, 1995e).

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de una conquista militar, el gobernador de la ciudad victoriosa llegó a ejercer sobre sus súbditos

-al principio, h abitantes de las ciud ades co nquistad as- un d ominio comparable al que ejercieron

los primer os faraon es." (Childe, 1989:167)

En los términos que estamos viendo, la definición e identificación de lo rural y lo urbano hasido relativamente simple; tan simple que, durante siglos, ha llevado a la construcción de todauna mitología que de forma recurrente reverdece, en torno a la Arcadia pastoril y campesina54.

Pero en la actualidad las cosas no son tan sencillas. El proceso de urbanización dejó de serhace mucho tiempo un mero proceso cuantitativo, de mera acumulación demográfica al abrigode una acumulación -previa o simultánea- de recursos y sobre todo excedentes, para pasar a serun proceso de carácter cualitativo.

Si los sociólogos han hablado de la urbanización como modo de vida -como hizo Wirth-,es porque ya no puede verse en términos de acumulación exclusivamente -ni mucho menos enlos simplistas términos de una organización del consumo colectivo- , sino en cuanto extensiónde estilos culturales, de modos de vida y de interacción social, osea no sólo de producción yconsumo. Es decir, lo urbano ya no está únicamente en las ciudades. Cuando se ha hablado dela urbanización del mundo campesino (Lefebvre, 1969, Gaviria, 1975, Baigorri, 1980b y 1983,entre otros), se ha querido expresar ese proceso que entonces se veía como colonización cultural,pero que no es en realidad sino la extensión del núcleo civilizatorio -capitalista e industrialdurante los siglos XIX y XX- a la totalidad del territorio social.

Aún en el supuesto de que, considerando la urbanización55 como un proceso indisociable dela revolución industrial, la vinculásemos al capitalismo, únicamente allí donde las formas deintercambio y de relación no fueran de tipo capitalista podríamos hablar tal vez de cultura rural,es decir preindustrial, y sólo en este sentido precapitalista. Pero

"allí donde triunfan el intercambio de mercan cías, el diner o, la econ omía monetaria y

el individualismo la comunidad se disuelve, es reemplazada por la exterioridad recíproca de los

individuos y el 'libre' contrato de trabajo" (Lefebvre, 1 971:27 . Cabe recordar que la primera

versión de este artículo es d e 1949 ).

Donde algunos veían únicamente -o nada menos que- la desapariciòn física del campesinadocomo grupo social (Barón, 1971), debía entenderse más bien la desaparición de una cultura. Node un colectivo social y productivo, sino de aquellas instituciones sociales y culturales queconstituían un freno para la adaptación de ese colectivo a la sociedad urbano-capitalista56. No esextraño así que hayan podido verse estos procesos tanto en términos de fracaso y hundimientode las poblaciones afectadas (Pérez Diaz, 1966 y 1978) como de éxito adaptativo (Gaviria, 1975).

Estamos, con esta tesis de Lefebvre, en una versión marxista de Simmel y Toënnies. Es, nimás ni menos, la apreciación de Marx en el Manifiesto Comunista de que el capitalismo "ha

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57 Aparte de la distinción cuantitativa (según tamaño demográfico de los municipios) que hace el INE, nunca nadie ha definidosociológicamente esas zonas intermedias, que de hecho nada tiene que ver con el concepto de ciudades medias, que forman partede las zonas urbanas definidas por el INE. Esta ya vieja distinción estadística entre zonas rurales, intermedias y urbanas abonalas tesis que se implantaron a partir de los años '30 y '40 en la línea de un continuum rural-urbano (Lynn, 1940), que segúnRedfield iría más allá, a un continuum tribal-rural-urbano (citado en Gubert, 1986,211).

58 En el centro mismo de la principal metrópolis española hemos tenido ocasión de hacer sociología rural, y hasta proponer unPrograma de Desarrollo Agrario (Baigorri, Gaviria, 1984b). Sobre estas cuestiones había avanzado algunas reflexiones en(Baigorri, 1983)

59 Las causas del déficit de la forma tal vez haya que buscarla en factores ecológicos de dominio disciplinario del tipo de losexpuestos al hablar de la Urbanología. Las técnicas (arquitectura, ingenierías) que basan su actuación en el espacio, han limitandola capacidad de desarrollo del análisis sociológico, lo que explica que hayan existido voluminosos análisis sociales rurales yurbanos que no incluyen ni un solo plano.

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sometido el campo a la ciudad" (Marx, 1971;336). Y no sólo por el mero efecto de laconcentración demográfica, sino también por la ruptura de las relaciones sociales y de produccióntradicionales.

Pero, a siglo y medio del Manifiesto, ¿qué puede significar hoy esa polaridad rural-urbano,en un planeta donde se ha hablado ya de metrópolis, luego de megalópolis, y últimamente deciudades-mundo?. Cuando se plantea la existencia de cuatro o cinco ciudades-mundo queconstituyen el auténtico centro económico e intelectual del planeta (Jones, 1992;29-33), e inclusoapunta el surgimiento -más hipotético que real- de las tecnópolis, como quintaesencia de lasciudades-mundo (Castells-Hall, 1994), ¿qué sentido tiene hablar de lo rural y lo urbano comocategorías con vida propia?.

Podemos echar mano de definiciones, pero ninguna sirve, salvo como frágil muleta paramantener ficciones epistemológicas, supuestos campos científicos que no son sino refugio denominalismos: sociología rural, sociología urbana, geografía rural, geografía urbana, ordenaciónrural, ordenación urbana... y ahora hasta turismo rural. El Instituto de Estadística, para censar ycuantificar a la población, habla de zonas rurales, zonas intermedias57 y zonas urbanas, sin otrocriterio, como en casi todos los países, que el tamaño demográfico.

Sin embargo, en las áreas metropolitanas existen municipios clasificados como rurales queson dormitorios de la metrópoli58. En el entorno de todas las ciudades hallamos ese tipo desituaciones en las que la definición podría llevar a discusiones inacabables; del mismo modo quepodríamos plantearnos hasta qué punto son urbanas, si tenemos en mente las tipologías de Hall,muchas de nuestras pequeñas ciudades, incluso capitales provinciales. Y la cuestión no es baladí,por cuanto la arbitraria clasificación del INE dificulta seriamente, en la actualidad, la realizaciónde análisis más afinados de la realidad social.

En el fondo lo que probablemente ocurre es que la dicotomía no nos sirve, por lo quetendríamos que hablar, efectivamente y de nuevo, de gradaciones, de un continuum que iría desdelo más rural -o menos urbanizado- a lo más urbano -o menos rural-.

Sin embargo, resulta difícil fijar las variables que nos permitan establecer esa gradación, ysituar empíricamente un objeto de investigación dado en una supuesta escala. De Redfield a hoyla atribución de un mayor o menor grado de ruralidad/urbanidad se hace, básicamente, de unmodo más intuitivo que científico. Y probablemente ello sea así a causa de uno de los déficitsque han esterilizado tanto la Sociología Rural como la Urbana: en este caso la desatención de laforma, haciendo caso omiso de las recomendaciones primero de Durkheim y luego de Simmel.Una y otra se han ocupando de estructuras, o lo sumo de funciones; desaprovechando así tantoel rico manantial, precipitadamente atrofiado, de la Ecología Humana, como las aportaciones deciencias hermanas como la Geografía59. Y sin embargo, sólo el análisis de las formas de

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60 Me refiero al sentido en el que lo utiliza Newby, no al que, desde mediados de los '50, se venía haciendo para el análisis deldesarrollo centrípeto de la ciudad americana.

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agrupación e interrelación social en el espacio puede ayudarnos a matizar esa gradación,siéndonos más fácil a partir de ahí el localizar vectores más estrictamente sociológicos. Así, elconcepto francés, más formal y por tanto espacial, de rurbanización (Bauer, Roux, 1976) esprevio, y mucho más rico, que el anglosajón, más estructural, de conmuterización (Newby,1980)60, y desde luego resulta imprescindible para explicar los cambios estructurales que hancaracterizado a los procesos que determinan la urbanización global del territorio.

En realidad, este proceso ha sido visto -o previsto, cuando la finalidad no era analítica sinotransformadora- bajo denominaciones, interpretaciones -y valoraciones- diversas, por lo queconviene que siquiera prestemos atención siquiera a algunas de las más interesantes.

A las primeras observaciones marxistas sobre la dialéctica campo-ciudad, Kropotkinrespondería a finales del XIX con su propuesta de equilibrio ecológico:

"Tened las fábricas y los talleres cerca de las huertas y tierras de labor, y trabajad en

unas y o tras alterna tivamen te." (Kropotkin, 1972:148)

Propuesta que sería asumida por los ordenadores rurales, primero en Norteamérica a partirde la segunda década del siglo XX, y que hoy se ve materializada en la agricultura a tiempoparcial. Y en el mismo año en que Kropotkin publicaba su alegato eco-libertario, Kaustkyadvertía de la necesidad de una "facilidad de relaciones entre el campo y la ciudad", como basepara la "difusión de la civilización en el campo y para borrar el antagonismo cultural que separaa éste de la ciudad"(Kautsky, 1974:225); siendo la industria el instrumento que permitiría -comoasí ha ocurrido- la modernización del campo. Más aún, y ello nos avanza aspectos a los que luegoprestaremos atención -el aislamiento informacional-, cree que

"en las zonas qu e continú an siend o puram ente agrícola s y que, a c ausa de lo inacce sible

de su territorio o de la tozudez d e sus habitantes, perm anecen cerra das a la penetra ción de la

industria, la población decae desde el punto de vista del número, de la fuerza, de la inteligencia,

del nivel de vida, y con ello se empo brece el su elo, y deca e la explo tación ag rícola." (Kautsky,

1974:323)

El nacimiento de la propia Sociología Rural viene determinado justamente por este tipo depreocupaciones, a través de la Comisión para la Vida Rural creada por el presidente TheodorRoosevelt. La ordenación rural de la Sección de Población Agrícola y Vida Rural del Ministeriode Agricultura de los Estados Unidos perseguía justamente, desde 1919, la plena incorporaciónsin traumas de los espacios rurales -que, no lo olvidemos, se rigieron desde siempre en losEstados Unidos por criterios capitalistas- a la sociedad industrial. No se trataba pues tanto de unacolonización por el Capitalismo, como de una colonización por la Civilización Urbana. Asídebemos entenderlo cuando el objetivo era "el mejoramiento de la vida en las granjas" (LynnSmith, 1960:8). Howard Odum, uno de los primeros teóricos, desde el Sur de los EE.UU., de lasdesigualdades regionales y del desarrollo endógeno, plantea estos desafíos en un texto que podríahaber sido escrito muy recientemente, aunque fue publicado en 1939:

"Quizás en ninguna parte estén claramente m arcadas las extrao rdinarias transform acio-

nes de la ciencia y la tecnología como en la transición de la cultura rural a la civilización

urbana, de la vida agraria a la socie dad ind ustrial. Sin du da, la tend encia m undial h acia la

urbanización está cambiando todo el pa isaje cultural de la nación haciendo que urbanización,

o cultura de la megalópolis, se hayan hecho sinónimo s de los sup erlativos de la tecnolo gía." (en

Friedman, 1981:61)

Naturalmente este tipo de preocupaciones, crecientemente extendidas, dieron lugarrepetidamente a otra oleada de lamentos por la pérdida de una Arcadia que indefectiblemente no

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61 Hans Paul Bahrdt, comentando la opinión de Elisabeth Pfeil de que las ciudades fueron desde el comienzo objeto de reflexión,va más allá y señala que, en realidad, "antes de que realmente existiera la gran ciudad, ya comenzó a polemizarse contra ella"(Bahrdt, 1978:64)

62 Unas buenas muestras se recogen tanto en (Ferry, 1994) como en (Bahrdt, 1978)

63 Las propuestas de Costa, como la de todos los grandes agraristas, distinguen con extremada finura -al contrario que muchosde los modernos ruralistas- la agricultura como sistema productivo que, con las adaptaciones pertinentes a las transformacionestecnológicas, siempre será necesaria e incluso imprescind ible, de la ruralidad -o en términos más clásicos y reales, la rusticidad-,como modo de vida y de interacción social que constituye un lastre para la mejora en las condiciones de vida de los propiosagricultores.

64 Hay algunos trabajos de los años '50 que, desde la Ecología Humana, analizan el proceso de cambio en las áreas rurales máscercanas a las ciudades, proponiendo un proceso inacabable ajustado al principio ecológico de gradiente; y según el cualsucesivas áreas rurales se van incorporando a las áreas metropolitanas, pasando a ejercer sus funciones otras áreas más alejadas.Se señalaba ya cómo en los Estados Unidos "la intensa dispersión de industria, población y terciario, y la pareja conversiónde suelo rural a usos no agrícolas están produciendo impresionantes cambios en los sectores rurales de las áreas satélites"(Martin,1957:481).

65 Un concepto, por lo demás, que venía siendo utilizado por los sociólogos desde las primeras décadas del siglo XX, y muyparticularmente por Geddes, que inspiró sin duda los trabajos de Gottman.

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sufren quienes la lloran61. Las llamadas de los ideólogos de la tierra contra el desarraigo del progreso se sucedieron,

particularmente en la Alemania pre-nazi62. Pero también en otros ámbitos se pretendía guardar,como hacía el geógrafo G.Roupnel en 1932, "la armonía universal de toda esta sonrientecampiña" (Roupnel, 1932:202).

Vale la pena el contraste de estas posiciones con las de Costa, a quien se acusa deenfermedades similares, y que sin embargo clamaba desde finales del siglo XIX contra

"los pueblos que se duermen en medio del día, como las vírgenes fatuas, llegan tarde

y con las lámparas apagadas a las puertas ya cerradas del peregrino, sin alcanzar a donde se

celebran los desposorios del mundo antiguo con esta espléndida civilizavión moderna" (Costa,

s/f:191)63.Tras la segunda guerra mundial el proceso civilizatorio se aceleró de nuevo. Desde el campo

del Urbanismo se habla de la necesidad de que "lo mejor de la civilización urbana llegue 'a latierra'", y se propone el término de ruralística, complementario de la urbanística, como conceptoprovisional hasta que se desarrolle uno urbano-rural (Bardet, 1963:114 y 18).

En realidad, es lo que de hecho ya estaba ocurriendo, y la Ecología Humana se interesabaparcialmente por tales procesos, aunque no llegó a profundizar lo suficiente antes de que estarama de la Sociología se extenuase a base de mediciones64. Como también lo percibían losgeógrafos, particularmente Gottmann, quien promueve el concepto de megalópolis65 con lapublicación en 1961 de su obra de igual título, para un tipo de ciudad que es casi un país, ya queincluye el propio campo dentro de sí misma. Más aún, tempranamente advertía sobre un procesoque más tarde retomaría Toffler: los signos de decadencia de la industria justamente aldesparramarse en el territorio.

"la tendencia tiene sus raíces e n una co nsecuen cia simple de la evo lución so cial y

científica de nuestra era. Lo oc urrido co n la agricu ltura está pa sando c on la pro ducción fabril,

con el aume nto de la m ecanización, con la rac ionalizac ión y otras mejoras tecnológ icas."

(Gottman, 1973; 63)

Pero los sociólogos no se apercibían de estos cambios. Según escribía Henri Lefebvre en1953, porque "han pasado del estudio de los primitivos al estudio de los medios urbanos eindustriales" (Lefebvre, 1975:62).

En Europa estos procesos se dieron más lentamente. Entre los años '30 y '70 se producen

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66 En realidad, el mismo proceso que, hemos señalado, se produjo en la sociedad americana en las primeras décadas del sigloXX.

67 Estos aspectos también forman parte de la Sociología de la Sociología, aunque no sea habitual sacarlos a colación.

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diversas reformas agrarias de variado signo -estructurales, tecnológicas, educativas...-, queconvierten en sujetos del máximo interés sociológico a los campesinos. Y aunque en el fondo loque todas las reformas agrarias buscaban era la urbanización del campo, entendida como procesocivilizatorio, de incorporación de los espacios sociales rurales a la modernidad ciudadana, sinembargo se produjo, entre los sociólogos encargados de colaborar con los técnicos que diseñabanlas reformas agrarias, un contrasentido; pues al tomar al campesinado como un sujeto histórico,se les llegó a considerar como un objeto de valor, y como tal susceptible de ser conservado entérminos patrimoniales66.

Las razones eran seguramente bien diversas. Posiblemente la influencia del marxismo-particularmente, a partir de los años '60, del maoismo- hizo que muchos considerasen alcampesinado poco menos que como sujeto revolucionario, que debería oponerse a lo quepodríamos denominar como la penetración del capitalismo en el ecosistema de la Arcadia. Porotra parte, gracias a la revolución de las comunicaciones, y al fuerte crecimiento de la riqueza enOccidente, la Antropología estaba de moda; los sociólogos dejaban de hacer Sociología y seaplicaban a la Etnología, descubriendo desde la ciudad ricos filones en esas casas rurales en lasque les invitaban a buen jamón y mejor vino67. Hay también una fuerte influencia del modeloetnográfico de Eric Wolf, para quien los campesinos seguían estando "entre la tribu primitivay la sociedad industrial (...), ni son primitivos ni modernos" (Wolf, 1975;5), a pesar de que laevidencia mostraba que los agricultores de los países desarrollados -incluída España- semanejaban perfectamente con la modernidad de los complicados tractores y cosechadoras, de lasendemoniadas letras de cambio, los seguros, los colegios de sus hijos, las calculadoras, lassembradoras hidroneumáticas, las semillas selectas...

La Sociología se lamentaba de que el capitalismo se lanzase a "insertar al campesinado cadavez más dentro de los mecanismos del sistema económico global y a modelar sus explotacionesde acuerdo con sus intereses" (Sevilla-Guzmán,1979:240). Estábamos, en el último cuarto delsiglo XX, planteándonos el mismo tipo de problemas que ocuparon a Marx, Durkheim, Weber,Toënnies o Simmel en el último cuarto del siglo XIX. En suma se construía una Sociología Ruralapropiada para paliar los efectos de la Desamortización decimonónica, pero se hacía con un siglode retraso, cuando los campesinos deseaban incorporarse rápidamente a la modernidad.

Modernidad y urbanizaciónEsta modernidad no podemos asimilarla con la industrialización -que de hecho empieza a

decaer desde los años '60-; ni siquiera con el capitalismo -que convertido en welfare state, graciasa la socialdemocracia europea y el liberalismo político norteamericano, no era ya ni la caricaturade sí mismo-. Es una modernidad que, en mi opinión, habría que entenderla como sinónimo deurbanización.

Es este un concepto que no puede asimilarse al meramente cuantitativo, que a partir deKingsley Davis se entiende como proporción de población urbana (Davis, 1979:13), sino másbien en el sentido de modo de vida con que Wirth lo entendió en 1938; pues "las influencias quelas ciudades ejercen sobre la vida social del hombre son mayores de lo que indicaría elporcentaje de población urbana" (citado en Giddens, 1991;591). Aunque hasta Lefebvre nohabrá una clara identificación del concepto de sociedad urbana con la sociedad postindustrial,y ello haciendo referencia, "más que a una realidad palpable, a una tendencia, una orientación,

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68 Es la urbanización, como fase civilizatoria diferenciada de la sociedad industrial, el mejor argumento contra la creencia enel fin de la historia. Las sociedades humanas nunca dejan de evolucionar, siendo el cambio la constante que diferencia,justamente, a las sociedades humanas de las animales; así como lo que diferencia a la Sociología de la Etología.

69 Desgraciadamente en España no conocemos estudios que se hayan ocupado a posteriori de los efectos sociales de lasautopistas, a pesar de que previamente, y durante el proceso de construcción, la literatura anti-autopista que se produjo -oprodujimos- fue abundantísima. En Estados Unidos la profunda transformación ecológica que a nivel federal supuso la redinterestatal de autopistas generó por el contrario importantes programas de investigación, que mostraron cómo "el cambio másnotable se produce en el suelo rural, que sufre una transformación a usos más intensivos" (Kirk, 1974:311)

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una virtualidad"(Lefebvre, 1972:8). Siendo consciente de que, en este proceso, en absolutoquedan deja fuera los supuestos rurales:

"¿El campo?: ya no es más -nada más- que 'los alrededores' de la ciudad, su horizonte,

su límite. ¿Y las gentes de la aldea?. Desde su punto de vista ya no trabajan para los señores

terratenientes. Ahora pro ducen pa ra la ciudad, pa ra el mercado urbano. Y si bien saben que los

negociantes de trigo o madera los explotan, no obstante, encuentran en el mercado el camino de

la libertad" (Lefebvre, 1972:18).

Con anterioridad había afinado también este proceso: "La industrialización produce la urbanizac ión, en un a primer a fase, neg ativame nte

(estallido de la ciudad tradicional, de su morfología, de su realidad práctico-sensible). Después

de esto, aparece la verdadera tarea. La sociedad urbana comienza sobre las ruinas de la ciudad

antigua y su contorno agrario. A lo largo de estos cambios, la relación entre industrialización

y urbaniza ción se transforma. La ciudad deja de ser un recipiente, receptáculo pasivo de

productos y de la produ cción. Lo que subsiste y se refuerza de la rea lidad urban a es su

dislocación, el centro de decisión formará part e en adelante de los medios de producción y

dispositivos de explotación del trabajo social por los que detentan la información, la cultura, los

mismos poderes de decisión." (Lefebvre , 1969:1 66).

Lo rural, en lo globalSe observa, en suma, el proceso de urbanización -más allá de la crítica política de Lefebvre-,

como un estadio evolutivo en el proceso general de civilización68. Y este proceso evolutivo decarácter casi positivista, que Patrick Geddes había desarrollado en La sección del valle, podemosencontrarlo incluso en la biografía intelectual de los propios sociólogos. Además de en el propioGeddes, de Weber a Lefebvre son muchos los que hallamos preocupados inicialmente por temasrurales, para pasar a ocuparse en su periodo de mayor fertilidad de temas urbanos. En realidad,en los grandes sociólogos a la preocupación por lo rural le sigue, tarde o temprano, lapreocupación por lo urbano; porque hacer una diferenciación radical es, ciertamente, absurdo.

¿Queremos decir con todo esto que lo rural no existe?. Ni mucho menos, pues nos faltandatos empíricos suficientes como para sostener una afirmación semejante; aunque sí podemoshallar factible el defender la inutilidad de la separación epistemológica entre lo rural y lo urbano.Si las tesis que venimos desarrollando son acertadas, lo rural serían apenas algunos intersticios,fuera de la marcha de la civilización, que quedarían en el interior de lo que denominamos la urbeglobal.

Sin duda una clave para entender estos procesos está en el desarrollo de las comunicaciones,justamente como corresponde a la sociedad de la información que ha sustituído a la sociedadindustrial. MacLuhan apuntó hace tres décadas la conformación del planeta en una especie dealdea global, sobre la base tecnológica del "poder descentralizador que el ordenador tiene paraeliminar ciudades y todas las demás concentraciones de población" (McLuhan, 1985:55). Y,efectivamente, hemos podido observar en Europa, y particularmente en España, de qué forma unainfraestructura de comunicaciones, la autopista, provocaba profundos cambios socioeconómicosen muchas áreas rurales, del mismo que antes los produjo el ferrocarril69. Las redes telemáticasestán haciendo el resto, pues

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70 Tengamos en cuenta que la obra de Mc Luhan se desarrolla en el marco del primer gran pavor ante la irrupción de lastecnologías de la comunicación. Siguiendo los modelos de Mc Luhan se hablaría luego -en los años '70 y fundamentalmentedesde Italia- incluso de una Nueva Edad Media.

71 Esto no se contradice con la crisis de algunas ciudades, pues la urbe ya no necesita con las nuevas redes comunicacionales,de la concentración. Se percibe una fuerte tendencia "hacia la dispersión/fragmentación de los territorios urbanos"(López deLucio, 1995), y la 'glocalización', como proceso de cohesión entre la economía global y la eonomía local (Enrique, Corominas,1995). Son estos fenómenos de dispersión, fragmentación, glocalización, los que permiten explicar la ya efectiva urbanizaciónde todos los espacios sociales. Pero sobre estas cuestiones nos extenderemos más adelante.

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"en una soc iedad b asada e n la inform ación, la v entaja competitiva reside ahora en una

organización mucho más flexible y descentralizada de la producción y del trabajo, con el fin de

reducir los costes fijos, hacer mejor u so de las capac idades existentes, acercarse más al cliente

y evitar las limitaciones sobre la movilidad." (Johnston, 1994:79)

El proceso no ha llevado a una aldea global, en el sentido casi tribal de McLuhan70, sino másbien -desde una perspectiva civilizatoria y positivista- a una ciudad global, a lo que yo llamaríala urbe global: un contínuum inacabable en el que se suceden espacios con formas yfunciones diversas, con mayores y menores densidades habitacionales, cohesionados pordiversos nodos o centralidades, pero que en su totalidad participan de una u otra forma ya todos los efectos de la civilización y la cultura urbanas. Sólo en la medida en que un espaciose halle incomunicado podrá hablarse de cierta carga -de intensidad variable- de ruralidad71,seguramente coincidente en muchos de los casos con la depresión económica. Precisamente unreciente trabajo sobre municipios y comarcas deprimidas utiliza diversas variables construídasa partir del censo de edificios y viviendas (es decir, variables de urbanización) como índices dedepresión. En realidad, la población resultante era, sobre el censo de 1981, de poco más de dosmillones de personas, en 1.699 municipios cuyo tamaño medio era de 1.249 habitantes (Mella,1990). Posiblemente esos dos millones de personas constituyen, en la actualidad, el espaciosocial rural en España, aunque tal vez habría que añadirles algunos millones más de rurales que,aunque insertos espacialmente en la urbe global, como inmigrantes marginados, no han sidoasimilados todavía por la cultura urbana (Baigorri, 1996:339 ss.).

Naturalmente, este proceso natural de urbanización hemos visto que no siempre ha sido, nilo es todavía, bien aceptado desde buena parte de la sociología, particularmente desde laSociología Rural, aún cuando por ello se esté pagando el precio de perder su especificidadsociológica y pasar a convertirse en Antropología o Etnografía. Incluso, paradójicamente, estepavor generalizado a la urbanización del mundo campesino tiene graves efectos sobre el propiourbanismo. La advertencia hecha por Jane Jacobs hace tres décadas sigue siendo plenamentevigente:

"los principios rectores de l urbanismo actual y de la s reforma s que se refier en a la

vivienda tienen como base una resistencia puramente afectiva a admitir que la concentración

humana es deseable: esta negativa apasionada ha contribuído a matar intelectualmente el

urbanismo" (en Choay, 1970: 463).

El ámbito de la Sociología de la Urbanización

Es obvio que, sobre estas bases, no puede tener sentido una Sociología Rural tal y como hoyla entendemos, así como resulta también carente de sentido una Sociología Urbana claramentediferenciada de la anterior. En tanto ambas se reencuentran, ha de ser precisa una Sociología dela Urbanización (entendida ésta como proceso civilizatorio en marcha), que también podría serdenominada Sociología de los Asentamientos Humanos -lo que menos importa es el nombre-,pero que en suma permita una lectura global del territorio como producto social.

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72 Ello supondría una restitución de de la plena igualdad del llamado campesinado respecto del resto de la ciudadanía, frenteal actual tratamiento etnográfico, del tipo del que se prodiga a las tribus en extinción. Tal vez así dejasen de ser necesarios losviejos alegatos sobre el olvido del campo, repetidos hasta la saciedad por todos los presidentes de la Hermandad Nacional deAgricultores y Ganaderos, y desgraciadamente todavía recogidos en la literatura científica (García de León, 1992). El conceptode la ciudad cntra el campo es hoy un concepto anacrónico, inútil y profundamente reaccionario. El que todos los sociólogosde origen rural hayamos amanecido a la Sociología mamando y abusando de esa invariante no justifica su conservación en laliteratura social, que debe ocuparse hoy más bien de analizar la ciudad en el campo o el campo en las ciudades.

73 Nominados como agro-urbanos para evitar su confusión con los espacios rurbanos, que son más bien la periferia de lourbano, en forma de detritus o de fuga lujosa del estrés (Baigorri, 1983:148)

74 En realidad los últimos grandes conflictos campesinos, fundamentalmente de jornaleros en torno al subsidio de desempleo-hemos tenido ocasión de analizar en profundidad el paro agrario en (Baigorri, 1995e)-, no sólo constituyen conflictos propiosde la sociedad urbana, sino que utilizan plenamente la escenografía mediática que caracteriza a los conflictos en la Sociedad dela Información.

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En cuanto a la cuestión agraria, ésta deberíaser tratada en los mismos términos quecualquier otro sector socioeconómico, como Sociología Agraria, tal y como existe una SociologíaIndustrial, una Sociología del Conocimiento, o una Sociología del Ocio; o bien en el ámbito dela Sociología del Trabajo. Pero su ámbito de estudio no puede ser ya la sociedad rural, porquecomo tal no existe, sino el colectivo de trabajadores y empleadores que conforman el sectoragrario, y que no es sino uno más en cualquiera de los territorios -metropolitanos, urbanos orurales- que tomemos como unidad de análisis72.

Es decir, todo este replanteamiento -más allá o más acá de los nominalismos- no implica uncambio de objetivo, sino de enfoque. La mejora en las condiciones de vida de la poblaciónapartada de las centralidades de la urbe global, así como la conservación del medio rural,seguirán siendo objetivos ineludibles. Pero del mismo modo que no podemos concebir esapoblación tal y como concebíamos al campesinado, tampoco podemos identificar el medio ruralcon el medio natural, como el ecosistema propio del campesinado, sino como un artificio más,una parte de la urbe global, con formas y funciones muy distintas de las consideradastradicionalmente por la Sociología Rural. Funciones que no vienen determinadas, dictadas porla “ciudad triunfante” como opuesta al campo, según corresponde a la visión más simplista yrepetitiva, sino que más bien responden a las nuevas necesidades productivas, territoriales,ambientales, anímicas, comunicativas o de ocio de la sociedad globalmente urbanizada.

En otros trabajos he definido un tipo de territorios73, a caballo entre los conceptostradicionales de lo rural y lo urbano, en los que

"la tierra, cultivable o no cultivable, ha dejado de tener esa única fun ción de p roducir

alimentos, o en general materias primas. Nuevos factores económicos han entrado en juego, de

forma que el agricultor no es sino un agente más en com petencia por el uso y control de ese

suelo, aunque siga siendo el que más superficie domina y admin istra (y esta sería quizás una de

las principales diferencias entre estos territorios con los puramen te urbanos y m etropolitanos)

(...) El problema estriba en cómo compaginar todas estas funciones con las vocacionales del

territorio, esto es la agricultura y la ganadería, e incluso el mantenimiento de espacios

'vírgenes'." (Baigorri, 1983,151).

En este tipo de espacios sólo tangencialmente tienen interés y peso los tradicionalesproblemas campesinos. Las cuestiones que preocupan son ya culturalmente urbanas: la geofagia(que hemos definido como "el apetito insaciable por devorar tierra fértil"), la banalización delpaisaje, la pérdida de peso político de los agricultores, y los excedentes, son los temascaracterísticos de las zonas agrícolas de los países ricos (Baigorri, 1992b). El tipo de conflictossociales predominantes en este tipo de territorios tan sólo formalmente se diferencian a veces delos estereotipos de conflictos urbanos74. En muy contadas ocasiones podríamos hablar en puridadde conflictos campo-ciudad, e incluso es en las ciudades donde en ocasiones se desencadenan

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75 Para Simmel, "a través de la esencia calculadora del dinero, ha ingresado en la relación de los elementos vitales la precisión,la seguridad en la determinación de igualdades y desigualdades, la univocidad en los acuerdos y convenios, una de cuyasmanifestaciones externas es la difusión del uso del reloj de bolsillo" (Simmel, 1978:14).

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conflictividades propias de las sociedades campesinas (Baigorri, 1996c).Pero lo importante es que esta clase de territorios son los que contienen en la actualidad a

la mayor parte de la población considerada estadísticamente como rural, así como la mayor partede la producción agropecuaria. Y si dejamos de considerarlos rurales, pero a la vez mantenemoslos presupuestos epistemológicos tradicionales de la Sociología Rural, entonces el objeto socialque quedaría para esta rama de la sociología debería circunscribirse a algunos desiertosdemográficos alejados, como decíamos, de las redes informacionales de la urbe global.

Regadío y urbanización en la Sociedad Industrial

y en la Sociedad de la Información

Profundicemos un poco precisamente en ese tipo de espacios que, en una buena parte de loscasos -aunque no siempre-, se corresponden con las grandes zonas regables.

Para Simmel, que hace la primera gran reflexión sobre la vida en las grandes ciudades, haytres elementos fundamentales de la vida urbana:

a) El reloj, tema que sería desarrollado ampliamente por Mumford en su obra Técnica ycivilización (Mumford, 1971), pero sólo muy recientemente ha sido incorporado al quehacersociológico75.

b) El imperio de la racionalidad, entendido por Simmel como "intensificación de la vidanerviosa", y la indiferencia que le es consustancial, es una reflexión implícita en la Sociologíadesde su mismo origen.

c) La amplitud del círculo de relaciones, de la que la Sociología Urbana contemporánea seha ocupado ampliamente a partir de la Escuela de Chicago.

Naturalmente, éstos y otros elementos característicos de la vida urbana son consecuencia dela existencia previa de lo urbano, pero no explican su origen. La explicación hay que buscarlamás atrás, en la sociología de Durkheim, a partir de la cual podemos establecer tres factores comofundamento de lo urbano: "el número de habitantes, la densidad relativa del sistema ciudad yla complejidad y diversificación de la estructura y las funciones" (según Schmidt-Relenberg,1976: 171).

Hemos señalado cómo estos procesos se vienen extendiendo, con mayor o menor intensidad,al conjunto del territorio. Hace varias décadas Nels Anderson apuntó con nítidez este proceso queahora retomamos, al señalar los distintos niveles de urbanización que, en aquel momento, podíanpreverse. En dicho esquema hallamos apuntadas, además de las preocupaciones del presentetrabajo, algunos de los grandes temas de la relación campo/ciudad que se han observadorecientemente (conmuterización, rurbanización, etc):

"Conforme la urbanización toca a las aldeas, podemos pensar en el proceso a distintos

niveles de logro:

1) Conforme la gente va hacia las ciudades y conforme las ciudades agrandan su zona

muchas aldeas han d e ser absorbida s. Quizá pierdan su carácter de vieja aldea pero sus nombres

continúan c omo no mbres de las zon as en dond e estuvieron com o comun idades rurales.

2) Las aldeas que están dentro de distancias conmutativas de las ciudades, aunque

antigua mente ocupadas por gente rural que desarrollaba un trabajo rural y vivía un modo de

vida rural, han venido a ser ocupadas por gente de orientación urbana que desarrolla tipos

urbanos de trabajo.

3) Las aldeas más alejadas de las ciudades, aunque están en contacto frecuente con los

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76 Hasta tal punto que generan auténticos rituales festivos, a través de los cuales se socializa a los nuevos miembros de lacomunidad.

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centros urbanos, po drán conv ertirse en lugares de tipos d e trabajo mixtos, rura les y urbanos,

pero la gente q ue desarrolla labo r rural cada vez será más urban a en su mo do de vivir.

4) Las aldeas aún más alejadas de las ciudades y con un contacto menos frecuente con

los centros urbano s no sólo c ontinua rán desa rrollando su trabajo rural sino q ue, a pesar de la

presión de la urbanización, se las arreglará para mantener en gran medida el modo de vida

rural.

5) Las alde as, especia lmente de las regiones subdesarrolladas, que están situadas a una

gran distancia y casi no han tenido contacto con los centros urbanos seguirán siendo poco

afectadas por la influencia del urbanismo. Siguen siendo totalmente rurales o primitivas en su

trabajo y en sus m odos de vida. Po drían ser c onsidera das com o fronte ra, la línea externa del

urbanism o en exp ansión." (Anderson, 1965:108)

Obviamente, en la época en que aparece el libro de Anderson, el factor distancia es todavíafundamental para delimitar los perfiles de la urbanización. En realidad, lo que se hace es ampliar,como las ondas infinitas que una piedra produce en un estanque, los círculos concéntricos de laEscuela de Chicago. En los países más desarrollados las distancias físicas de la ruralidad se hanvenido reduciendo sistemáticamente, hasta el punto de que en muchas zonas

"los residentes en zona s rurales están, con ligeras e xcepciones, separados de cualquier

punto del mundo , en relación con los residentes de las zonas u rbanas , solamen te por un corto

espacio de tiempo de conducción po r carretera y un corto vuelo extra ." (Blakey, Brads-

haw,1985:38)

Pero es que en la Sociedad de la Información, en la que la ciudad se torna virtual, hemosmostrado que no es la distancia el factor determinante. En la urbe global, según veremos, lapropia centralidad es asimismo virtual; no se corresponde con un espacio físico, un barrio, unamanzana de oro, ni siquiera una sede gubernamental. La centralidad es únicamente un procesode interrelación telemática entre protocentralidades diversas ubicadas en espacios físicosdistantes entre sí. En la urbe global todos cuantos participan de la cultura urbana y forman partede la red virtual tienen acceso en tiempo real a las centralidades.

Las características socioeconómicas y culturales de las zonas de regadío nos ayudanjustamente a entender con mayor claridad estas hipótesis que avanzamos. De hecho, si trazamosuna serie de círculos en torno a aquellas ciudades españolas que cuentan en su entorno con áreasde contraste entre el regadío y el secano (como Madrid, Zaragoza o Sevilla...), observaremoscómo municipios -o núcleos- situados a la misma distancia de la metrópoli muestran unaevolución distinta respecto a la urbanización -tanto física, como sobre todo cultural- según seande regadío o de secano; y ello a pesar de que, en las áreas metropolitanas de las grandes ciudades,en todos los casos la agricultura juega ya un papel económico, social y político insignificante.Precisamente es habitual que sea en los municipios de secano, más reticentes a la incursión enla urbanización, en donde más tardíamente los sectores económicos relacionados con laagricultura han sido desalojados del poder político.

¿Cómo se urbaniza el regadío?¿Cómo y por qué se han producido esos cambios antes, y más aceleradamente, en las áreas

de regadío?. Debemos revisar para ello, simultáneamente a los propios cambios, algunas de lascaracterísticas intrínsecas de este particular sistema de explotación agraria.

Mientras que la agricultura se basa en ciclos eternamente repetidos, hasta convertirse en casirituales76, no precisa de un instrumento como la planificación del tiempo. Por el contrario, elagricultor de regadío, bien de forma intuitiva o bien de forma consciente, con ayuda o no de

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77 A partir de los trabajos de Geddes, Mumford diferencia tres fases fundamentales en el desarrollo tecnológico y adaptativo delas sociedades humanas: una fase eotécnica, una fase paleotécnica, y una fase neotécnica. El concepto de tercera ola popularizadopor Toffler fue propuesto por Mumford en las primeras décadas del siglo (Mumford, 1971:23).

78 La hortelanía siepre ha sido una actividad minoritaria aún dentro de la agricultura de regadío. Pero no debe olvidarse quecereales como el maíz o cultivos industriales como la remolacha han precisado también, hasta muy recientemente, de ese tipode trabajos detallados y repetitivos de los hortelanos (aclareo, escarda, desmoche en el maíz, deshojado de las remolachasrecolectadas...) más propios de la fábrica que del campo. Otros cultivos extensivos del regadío, como la alfalfa, contenían hacesólo treinta años también ese tipo de tareas tayloristas que, no obstante, podían ser realizadas incluso por niños: la siega yagavillamiento manual que en el cereal de secano se realiza una sola vez, en la alfalfa se hace varias veces al año, dependiendoel número exacto de la cantidad de agua, la calidad de la tierra y la edad de las plantas -por otra parte, el trabajo con la dalla oguadaña es mucho más complejo y técnico que la siega con hoz, requiriendo un conjunto de movimientos repetitivos

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instrumentos de planificación, hace un gran uso del calendario y del reloj, porque de año en añolas alternativas y rotaciones de los cultivos pueden variar, bien sea por las propias necesidadesy/o limitaciones del suelo, bien por las fluctuaciones del mercado -o de las subvenciones en laactualidad-. En cuanto al reloj, es fundamental en casi todas las épocas, pero muy particularmenteen periodo de riegos: un retraso significativo puede suponer que el turno de riego pase alsiguiente aguas abajo de la acequia, con graves pérdidas de productividad o incluso riesgo deagostamiento de la plantación.

El agricultor de secano se adapta en su funcionamiento productivo, pero también en su vidacotidiana, a los ciclos naturales que marcan el día, la noche y las estaciones. El mantenimientode una comunidad orgánica y arraigada a la tierra es así mucho más factible. Por el contrario, elagricultor de regadío se enfrenta a los ciclos naturales: trabaja de día o de noche según lasnecesidades de la explotación, y no según los dictados de la naturaleza -aprovecha la nochefundamentalmente para regar, también para cosechar mecánicamente-; engaña a la naturaleza conla ayuda de semilleros, o incluso invernaderos, y por supuesto y fundamentalmente con la ayudadel riego. Es decir, las condiciones para la ruptura con la tradición, con la comunión orgánica conla Naturaleza, son intrínsecas al trabajo de regadío, y se inspiran justamente en los avances enla urbanización. Podemos apoyarnos para este punto en Mumford, quien se expresa en estostérminos al referirse a la agricultura neotécnica77:

"Hasta el siglo XVII el artefacto más importante del hombre fue prob ablemente la

ciudad misma; pero durante este siglo las mismas tá cticas que había u tilizado pa ra su pro pia

adaptación a lo dom éstico las ap licó a la ag ricultura en la constru cción de invernaderos de

cristal (...). El agricultor neotécn ico, no contento con tom ar a la naturaleza tal y como se

presenta, trata de de terminar las cond iciones exa ctas del sue lo, de la tem peratura , de la

humedad, de las horas de sol n ecesarias p ara que se dé el cultivo específico q ue él desea ."

(Mumford, 1971:279)

La división del trabajo, por otra parte, es considerada desde Adam Smith como uno de loselementos que fundamentan el desarrollo de la sociedad industrial, y en consecuencia de laurbanización. Jacobs señala cómo se produce este proceso, que permite sobre todo la adición denuevos trabajos y en consecuencia -como lo expresaría Durkheim, aunque no está en Jacobs- eldesarrollo de una creciente diversificación funcional:

"Las divisiones de trabajo ya existentes, producen más divisiones de trabajo debido a

la interve nción de las a ctivida des qu e se añ aden , y éstas producen nuevas adiciones susceptibles

de división (...) Cuanto mayor sea la variedad y el número de divisiones del trabajo realizadas

ya en una economía, mayor será la capacidad intrínseca de la econo mía para añadir aún más

clases de b ienes y servic ios." (Jacobs, 1971 :69)

Y también nuevamente hallamos en el regadío una división del trabajo tan ajustada que estámucho más cerca del taller taylorista que de la Arcadia campesina. Operaciones tan delicadascomo la poda y el injerto en los frutales; trabajos tan sistemáticos y repetitivos como el aclareomanual, la escarda, o la plantación de hortalizas procedentes de semilleros78. La adición de

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relativamente complejo.

79 Evidentemente, la institución del mayozargo debió tener una base ecológica, en la existencia de una base productiva estable-y por tanto limitada.

80 Muchos de los inmigrantes -legales e ilegales- de África y del Este de Europa se han instalado, en los últimos, en las zonasde regadío españolas. En realidad, este fenómeno novedoso se ha dado en repetidas ocasiones a lo largo de la historia, en laszonas regables de mayor tradición -valles laterales de la cuenca del Ebro, Valencia y Murcia-, de forma documentada al menosdesde el siglo XII. En realidad, no otra cosa es la re-conquista, por Alfonso el Batallador, de la Ribera del Ebro, que unacolonización de las tierras de vega altamente productivas -y regadas- por parte de hambrientos campesinos y montañeses navarrosy vascofranceses.

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nuevos trabajos es inevitable: agricultores y herreros descubrirán al unísono nuevas máquinasadaptadas a los repetitivos movimientos del hortelano. Pero otro hecho es común a lo que sucedecon la Revolución Industrial en las ciudades: esos trabajos menores posibilitan la ocupaciónhabitual de niños y mujeres.

Esa adición de trabajo que está en la base del desarrollo urbano es más improbable en lossecanos, por la escasa variedad de inputs y outputs. La variedad de empleos auxiliares-fitosanitarios, vendedores, mecánicos...- es muy superior en el regadío. La diferenciaciónfuncional y las adiciones de trabajo producirán a su vez la atracción de población foránea, ysabido es que otra de las condiciones de la urbanización es la diversidad étnica. El gran geógrafonavarro Alfredo Floristán, en su tesis doctoral, La Ribera tudelana de Navarra, ponía demanifiesto:

"cómo los pueblos cuya principal base económica es el regadío tienen cierta 'seguridad'

demo gráfica(...); aquellos que viven esencialmente de los cereales de secano o que han conocido

las crisis del olivo y de la vid son demográficamente más inestables, suministrando de cuando

en cuando contingentes de emigración temporal o definitiva hacia las grandes ciudades

españolas así como hacia un m edio rura l más segu ro o de ec onom ía diferente." (Floristán,

1951:7)

Mientras que el secano expulsa población, y posibilita instituciones como los mayorazgos79,el regadío atrae población80. Y a la vez que la existencia de mayores posibilidades de trabajo, queevitan la emigración, provoca un fenómeno fundamental que está en la base, por otro lado, de lapenetración del capitalismo en el campo: la división de las propiedades. La forma de trabajar enel regadío provoca asimismo la división y privatización de la propiedad comunal. "La vida delagricultor de regadío es distinta: más intenso y continuado el trabajo -mimos a la tierra y a lasplantas, limpieza de acequias, entretenimiento de caminos" (Floristán, 1951:72). Obviamentela competencia ha de ser mayor, así como las dificultades para mantener un comunalismo agrarioque beneficia al menos trabajador.

Este otro elemento señalado, el trabajo más intenso y continuado, es sin duda alguna otraclave. Si el trabajo y su organización se consideran desde un punto de vista materialista comovariables altamente determinantes, es lógico que genere diversas configuraciones mentales, comoasí ha sido mostrado primero de forma intuitiva y luego de forma científica.

La propia complejidad de los trabajos necesarios para conquistar la tierra para el regadíohace necesaria la colaboración y el apoyo mutuo (conceptos sensiblemente distintos delcomunalismo tradicional), otro elemento fundamental que está en la base de civilidad -de lacivitas-. En términos filogenéticos, mientras que el roturador de secano es un individuo aisladoque, con sus bueyes, se lanza a conquistar tierras sin precisar otra ayuda que la de los jornaleros,en el regadío deben desecarse charcas, canalizar las aguas, a veces incluso desviar el trazado depoderosos ríos, como durante siglos se ha hecho en la Ribera del Ebro. Para ello no sólo debíanunirse los agricultores, sino que aún los mismos municipios debían asociarse a otros paraenfrentarse a las aguas bravías. Y todo ello, hasta épocas muy recientes, para conseguir regular

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81 Sin olvidar sus consideraciones sobre la esencia de la ciudad: "Cualquiera que sea su origen empírico, la ciudad ha de serconsiderada como un todo del que la solidaridad individual y las familias particulares que la constituyen son necesariamentedependientes" (Tönnies, 1979:63)

82 El denominado Sunbelt (cinturón del Sol), abarca justamente la mayor parte de las tierras de regadío de California, Tejas,Florida y Arizona.

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caudales muy reducidos. De ahí que la estricta regulación del agua de riego, escasa y cara, hayasido también base de una tradición democrática, sobre el principio del imperio de la ley, origende la civitas y del Estado. Debemos retener algunos de los elementos fundamentales de ladicotomía entre comunidad y asociación en Tönnies81, no siempre bien comprendida. Pues laesencia de la asociación, que creemos plenamente aplicable a la sociedad regable, es laindependencia en la interacción necesaria, sobre la base del contrato que liga pero a la vezdelimita: "El contrato es el resultado de dos voluntades individuales divergentes que se cruzanen un punto" (Tönnies, 1979:75).

Lo que nos falta elucidar, no obstante, son los pasos concretos a través de los cuales estevasto complejo de procesos desembocan en la urbanización como modo de vida.

Una reinterpretación de algunos trabajos recientes que, no obstante estar cargados deprejuicios, analizan empíricamente algunos de estos procesos, podría darnos alguna clave.Contrastando los condados de agricultura industrial82 con los de agricultura mesocrática de losEstados Unidos, Dean MacCannell y Edward Dolber-Smith afirman que "la vinculación positivaentre agricultura y condiciones de la comunidad rural, se rompe para convertirse en unavinculación negativa, es decir las mejoras en la economía agrícola se asocian con unadegradación de la comunidad rural" (MacCannel, Dolber-Smith, 1985:117). En realidad, elradicalismo empirista de su trabajo les impide ver lo que sus propios datos muestran: la apariciónde un proletariado mucho más cercano al proletariado industrial que al subproletariadotradicional del campo americano. Un proletariado mucho más libre, y con capacidades para laemancipación individual, que justamente constituye el sustrato ideológico de la sociedadamericana. De hecho, otros trabajos han mostrado el intenso proceso de conversión de lostrabajadores mejicanos/chicanos en propietarios de sus propias explotaciones -a veces a travésde cooperativas- (Rochin, 1985).

Lo que es innegable, y es eso justamente lo que intentamos elucidar, es que el desarrollotecnológico de las agriculturas avanzadas de regadío, efectivamente, "producirá una mayordegradación de las comunidades rurales" (MacCannell, Dolber-Smith, 1985:118). ¡Pero es queprecisamente eso es la urbanización, la civilización,...!

Para entender el concepto de urbanización, también hay que tener en cuenta que "uno de losescasos puntos de acuerdo en la Escuela de Chicago era la creencia de que no existía ordensocial en la ciudad moderna, sino únicamente una caótica lucha por recursos escasos y por lasupervivencia" (Savage, Warde, 1993:23). Precisamente Robert Park tiene un texto en el que seexpresa muy bien esa lectura de la ciudad como un espacio social fragmentado, caótico incluso:

"Las ciudades, particularmente las grandes ciudad es, están en un equ ilibrio inestable.

El resultado es que los vastos ag regados, casuales y móbiles, que constituyen nuestra población

urbana, están en un perpetuo estado de agitación(...), y en consecuencia la comunidad está en

perma nente co ndición de crisis." (Park, 1967:22)

Ese mismo contraste supone el regadío respecto del secano.Una cuestión que debe quedar clara, lo que permite establecer un modelo, una teoría

sociológica, es que ese resultado no responde a la planificación. Es el conjunto de interaccionesy sinergias lo que provoca la urbanización, y nos queda analizar mediante qué procesos. Dehecho, esta urbanización ha contradicho los presupuestos de los planificadores en aquellos casos

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en los que el regadío es el resultado de planes de transformación y/o colonización. La intenciónde los colonizadores, de los transformadores, era paradójicamente profundizar en la ruralización,incluso llevar desde las ciudades a nuevos pueblos a parte del proletariado. Por lo demás, lospoblados (donde se construyeron) fueron planificados sin prever un fuerte crecimiento. Laurbanización es un resultado totalmente imprevisto del proceso de ocupación del territorio parausos más intensivos.

Desde el origen mismo de la política colonizadora moderna en España, se lleva implícito undeseo de disgregación de la población, derivado de la consideración de la ciudad comoperversión moral. Fermin Caballero, que fue estadístico y catedrático de Geografía, además deministro de Gobernación, expresaba esta idea nítidamente en su obra Fomento de la poblaciónrural, publicada en 1863: "cuanto mayor es el número de trabajadores, crecen las ocasiones deperder el tiempo (...). Reunir gente es aumentar las conversaciones y las disputas" (Caballero,1980:65). En realidad, el mismo fondo lo hallamos en la mayoría de las propuestas másconocidas de los socialistas utópicos. Y aún más atrás hallamos el antiurbanismo de losfisiócratas que influyó en Jovellanos y su idea del 'poblamiento racional'

Con la acuñación del término 'política hidráulica' por Joaquín Costa (en el Congreso deAgricultores celebrado en Madrid en 1880), el regadío pasará a ser considerado como el mejorinstrumento para la colonización. Pero curiosamente es también Costa quien primero atisbará,de forma intuitiva, la relación entre regadío y urbanización. En uno de sus numerosos textosdedicados a reivindicar canales, imagina el territorio transformado, en los siguientes términos:

"con un cuadricu lado espeso de carreteras, tranvías y ferroc arriles en continua

agitación y mov imiento , con una red de acequias y bra zales que reprod uce la red de arteria s y

venas del cuerpo humano; esmaltada por millares de aldeas, alquerías, cortijadas y fábricas

entre ciudad y ciudad , entre villa y villa, preparando la total urbanización de este vas to oasis."

(Costa, 1975: 140)

He subrayado los términos que nos relacionan esa intuición de Costa con la realidadposterior. Pero hay algo más que intuición, porque Costa ha relacionado previamente, en esemismo texto, los regadíos con el dinamismo y la concentración urbana en Granada, en Murcia,Valencia, la Plana de Castellón o la Ribera del Ebro...

En cualquier caso la relación entre los cultivos y la organización social, en particular laorganización política y legal, es tan vieja que está atisbada ya en Montesquieu, para quien "lasleyes guardan una gran relación con el modo en que el pueblo se procura el sustento"(Montesquieu, 1984: T.I:282). Y la propia organización física tiende, en el regadío, ineludible-mente, a la urbanización. En su obra, Floristán Samanes se detiene a analizar cómo el regadíourbaniza casi en su mismo origen. En los pueblos de la Ribera del Ebro, los huertos más cercanosa los núcleos urbanos (también llamados hortales), que es donde se cultivan los productos másintensivos, más costosos en trabajo, para consumo doméstico, pronto aparecen cerrados,protegidos no sólo frente al paso de los ganados (los pastores ya se encargan de cuidar que elganado no se meta, bajo riesgo de demandas), sino también frente a los ladrones. El huerto es elprimer paso a la urbanización del campo; primero se cierran con bardas (diversos setos deespinos), y luego se cierran con tapias, a las que poco a poco se añadirán primero una caseta, queluego se irá ampliando, y con el tiempo se convertirá en el corralón y almacén. Lo que en lospueblos de secano son eras abiertas, en el regadío son corralones cerrados.

Esa función de protección frente al hurto la recoge también Floristán en su libro, a partir deencuestas, aunque él mismo se niegue a creer lo que responde la propia población:

"Parece (las encuestas han respondido unánimemente en este sentido) que el cerrar los

huertos no responde sino a la intención de defensa contra el hurto. Creemos sin embargo, que

el motivo inicial no fue tanto esa necesidad, cuanto la de abrigar sus cultivos y protegerlos del

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83 Sin embargo, para la protección frente al ganado bastan los setos y bardas (aún sin pinchos, simplemente de especies nocomestibles por el ganado), o sencillamente los bardos construídos con cañas peladas que se utilizaban -y utilizan a veces- parala protección de los vientos.

84 Hoy podemos verlo como un proceso de diferenciación funcional. Precisamente es en las zonas de regadío donde los talleresmás aceleradamente se fueron instalando, y donde además la especialización de los mismos ha sido más intensa.

85 El hipermercado, máxima expresión de la interacción urbana, forma ya también parte de la fisiología del regadío. Es difícilhallar un pueblo de regadío que no cuente con un hiper -por supuesto que en los extrarradios de una ciudad- a no más de 60 kms.

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ganad o comu nal" (Floristán, 1951:87)83. El hecho es que los más graves problemas urbanísticos que repetidamente se han planteado,

desde finales de los años '70, en las zonas rurales, guardan relación con la progresivaurbanización de la huerta por los propios agricultores, en un proceso que tiene continuidad linealdirecta con esos cierres de huertos referidos por Floristán.

En suma, podemos decir que los factores que llevan a la urbanización/modernización delregadío son los mismos que han generado la ciudad:

a) Concentración demográfica: densidadb) Diversificación funcional: desarrollo tecnológico, división y adición de trabajoc) Contractualismo: derecho

Fenomenología de la urbanización en las áreas de regadíoDe forma sobre todo intuitiva, y más descriptiva que analítica, he señalado en diversos

trabajos estos procesos de cambio en las comunidades rurales de regadío. Inicialmente había unacuerdo general -ya se ha señalado- en verlo como un negativo proceso de incremento en ladependencia de los agricultores respecto de la ciudad (Gaviria, 1975), sobre la base de las teoríasdel desarrollo desigual: a la mercantilización de la economía campesina se añadiría la reduccióndel contenido de sus actividades, haciéndoles más dependientes de diversas intermediaciones.Pero a la postre (Baigorri, 1983), debemos insistir en ello, se trataba de una adaptación exitosaa la modernización urbano-capitalista. Reproduzco algunos párrafos de un artículo publicado en1980, en el que intenté sintetizar estos cambios que actualmente creo podemos interpretar máseficazmente:

"El agriculto r se ha especializado en la producción de alimentos y ya no sabe hacer

nada m ás. Incluso para producirlos dep ende del exterior.

Fuera de su medio debe adquirir todos los utensilios, desde la ta jadera d e hierro ha sta

el tractor, así co mo la en ergía pa ra hace rlos funcion ar, porqu e ni la energía metabólica ni los

propios alimentos natu rales sirven ya. Ni siquiera sabe repara r esos utensilios cuand o se

estropean. Para eso están los talleres84.

Y frente a esa casa de ado be, piedra caliza o lad rillo que el p ropio ag ricultor se ha cía

en los ratos libres, ahora encarga a un constructor profesional que le haga una, o incluso en

muchos casos la compra hecha en serie, en un bloque típica mente urba no. De form a que si antes

la casa le 'costaba' el tiemp o libre de dos o tres inviern os, ahora le cuesta el equivalente a los

beneficios que la ex plotación pu eda darle du rante diez años.

Frente al corral y el huerto, la tienda, y aún en muchos casos, el supermercado85. Ya

sólo los viejos y algún sentimental sabe, pueden, tienen tiempo o quieren cuidar su huerto, y los

animales de carne han emigrado a las gigantescas granjas industriales, desde donde luego serán

reenviad os, emb alados y sin sustanc ia, a los com ercios de lo s pueblo s.

En gran número de casos, y aunque parezca contradictorio, en el campo se están

comiendo hoy los peores alimentos, porque los comerciantes de los pueblos, que cada amanecida

van a la gran ciudad a comp rar al me rcado c entral, compran lo má s bara to, lo pe or, el 'reb ús'.

Y ese 'rebús' es pagado luego en los pueblos, por los agricultores, al mismo precio que pueda

pagarlo un urbanita del E nsanche b arcelonés.

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86 Famosa serie televisiva de finales de los '70, antecedente de los denominados culebrones, y que constituyó sin duda uno delos mecanismos ideológicos que darían lugar muy poco más tarde, en casi todo Occidente, a la denominada cultura del pelotazo.

87 No creo que sea casual que, en la actualidad, algunas de las más importantes rutas del bacalao en España se superpongan aimportantes zonas de regadío. Algunos ejemplos de los que me he informado: Ribera del Ebro, Huerta de Valencia, Huerta deMurcia, Vegas del Guadiana...

88 ¿Era eso realmente tan lamentable?. Si tenemos en cuenta mi propia determinación de huir de esa ruralidad sobre la queexpreso tales lamentos, no deja de resultarme hoy bastante gracioso el texto. Lo cual -debo afirmar reivindicativo-, no le quitavalidez alguna como una descripción más acertada, de la realidad rural, que aquellas que en la misma época todavía hablabande "las transformaciones a abordar en el sector agrario para responder al reto de la modernización" (Moyano, 1983:127).

89 La mejor evidencia empírica de este hecho la constituímos justamente quienes hemos huído del mundo rural con una ciertamala conciencia que nos condujo, inicialmente, a situarnos en una posición de redentores agrarios. Nadie que yo conozcadedicado a tales prácticas ha conseguido, sin embargo, readaptarse a la vida en el medio rural, y ya no digamos en la agricultura-poses aparte-. Aunque aparentemente no tenga sentido esta anotación en un texto acad émico -de nuevo, Sociología de laSociología-, cabe señalar que, siendo yo uno de los pocos predicadores de la buena nueva neoruralista que optó sinceramentepor reinstalarse a vivir de verdad en un pueblo de verdad -no de la periferia de una metrópoli, y no sólo en vacaciones-, de nuevono tardé mucho en desertar de la ruralidad, en busca de la civitas.

90 Estos hechos, que se recogen en (Baigorri, Cortés, 1984), se refieren precisamente a los agricultores de regadío.

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Y el supermercado frente a las conservas, sa lazones y emb utidos que en c ada casa

campesina se hacían. La p ropia matan za no es, dond e se conserva, las más de las veces, sino un

acto fabril y aséptico. Frente a la vida, en fin, el consumo. La televisión ha sustituído, como

centro de la casa, al hog ar, en torno al cua l se hacía la historia de los p ueblos y la planificación

econó mica de la hacien da.

La televisión ha apag ado, tamb ién en el camp o, las conversa ciones, los planes, las

críticas ('¡Calla, que está el parte!'), generando incluso hábitos negativos para la salud

campesina. Si ayer la comida era silenciosa, permitiendo así masticar, salivar y tragar

adecu adam ente los alimentos, dejan do la chách ara para luego, al sentarse en el hogar, hoy los

agricultores comen corriendo, si es por la tarde porque a las tres abren el taller 'y quiero estar

el primero con el trac tor' -despu és de la pa rtida en el b ar, por supuesto-, y si es por la noche

porque em pieza 'Dallas'86.

Y hay que ap rovechar la co mida para hablar, con lo que los alimentos son tragados en

malas condiciones de masticación y sa livación, generan do diversas enferm edades y dolencias.

La propia televisión, consumida abusivamente, ha generado también entre el campesinado una

notable falta de horas de sueño.

Y de la calabaza más grande al tractor más grande, se ha dado un paso cualitativo, que

ha ido de la sana y tradicional emulación para lograr mejores producciones, productos más

cuidados, grandes y hermosos, a la pura envidia consumista, llegada, cómo no, de las ciudad es.

Tras el mejor tractor, va la cab ina mejor equ ipada (las hay co n radiocass ette estéreo, aire

acondicionado y envoltura insonorizada, aunque las condiciones de seguridad no hayan

mejorado prácticam ente nad a), la cosec hadora más gra nde, el m otocultor más m oderno ..., y de

ahí se ha pasado imperceptiblemente al coche más grande, al televisor más caro... la deuda

mayor. ¡Ah!, la televisión, los periódicos, vívoras que lo han emponzoñado todo con el veneno

consum ista que ya ha devo rado las c iudade s.

El campo es un mercado más para la industria. Es lóg ico así que tam bién la ind ustria

cultural y el ocio hayan llegado a las zo nas rurales87, como un 'bulldozer' que lo arrasa todo,

excepto aquello que también puede ser industrializable, vendible al por mayor. La cultura rural

no existe ya, o al menos no es reconocible en las zonas rurales de mayor concentración

demográfica y mayor dinamismo económico88.

La propia educ ación reprod uce todos estos m ecanismos, sirviendo para en señar a los

hijos de los ag ricultores a fo rjarse tal vez u n porven ir en las ciudade s, donde el po rvenir es negro

para los propio s 'urbanita s', pero siend o absolu tamente ineficaz para conseguir su adaptación

al medio en que viven89.

No es extraño así, como hemos estudiado recientemente en La Rioja, que enfermedades

tan típicamente urbanas como el 'estres' hayan hecho su aparición con fuerza en el campo90. Los

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91 Lógicamente, cuando la experiencia descansa en el análisis tanto de lo rural como de lo urbano la percepción de la realidades más probable.

92 Justamente el municipio que ocupa nuestra investigación en el orden empírico, Badajoz, con 1.500 kilómetros cuadrados, esmayor que algunos Estados reconocidos por la ONU, o casi tan grande como la provincia de Guipúzcoa. De Norte a Sur, ladistancia entre los extremos del término municipal es de 70 kms, mientras que de Este a Oeste los extremos más alejados distanunos 50 kms.

93 También hallamos esta situación en municipios como Alicante, Murcia y otros.

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agricultores consumen en términos relativos mayor cantidad de tranquilizantes y drogas médicas

que los habitantes de las ciudades. La prop ia actividad agríco la, que en otro tiem po se

consideraba fuente de salud, es ahora la más peligrosa y arriesgada, después de la construcción.

El campo, pues, se ha integrado a la perfección en el conjunto de usos, formas de vida,

trabajo y cultura que conforman la civilización urbano-capitalista. La letra de cambio, los

intereses y el plazo d e amor tización so n tamb ién en el m undo ru ral la quin taesencia del sistema ."

(Baigorri, 1980b)

¿Es posible determinar los niveles de urbanización de las comunidades'rurales'?

Aunque esta cuestión no afecta a nuestro objeto inmediato de estudio, creo que no debequedar sin plantearse al menos. El empirismo bien entendido -a la Wrigth Mills- nos muestra laevidencia de estos procesos si observamos los territorios y pueblos con los ojos de la experienciasociológica91. Sin embargo, este tipo de acercamiento a la realidad dificulta al cumplimiento dealgunos presupuestos fundamentales en el conocimiento científico acumulativo, pues resultadifícil estimular a partir del mismo la comprobación -tanto da que sea en términos deverificación, como de falsación-. Por ello deberíamos intentar construir un modelo decomprensión del proceso de cambio, de lo rural a lo urbano, que sea operativo en esa direccióndel conocimiento científico.

Cuando las categorías de lo rural y lo urbano derivan de una mera distinción cuantitativa,como son los tamaños de la población, el proceso es relativamente simple, pero estimo que enese caso estamos haciendo Geografía y no Sociología. Por ello incluso dentro de ese modelohabría que sustituir siquiera el tamaño de la población por la densidad, como indicativo muchomás apropiado. Pero ni siquiera esta medida sería ajustada, dada la diversidad superficial de lasunidades mínimas de análisis más habituales: los municipios. Cuando en el Sur de Españacontamos con municipios cuya superficie es equivalente al de algunas provincias del Norte deEspaña92, las comparaciones a nivel municipal dejan de tener sentido. Si además algunos de estosmunicipios son multinucleares, incluyendo núcleos que geográfica o estadísticamente sonconsiderados como urbanos -incluyendo capitales provinciales, como ocurre en el caso deBadajoz93, el modelo se complica más todavía.

Otras variables de orden cuantitativo que tradicionalmente se han utilizado para lacategorización del continuum rural-urbano derivan de las actividades productivas. Ya en el másclásico tratado de sociología rural se señala que de entre todas las diferencias entre lo rural y lourbano, la diferencia relativa a la ocupación parece ser la que posee mayor importanciafundamental, al considerar que las características intrínsecas a la actividad agraria constituyenfactores que modelan el carácter de las personas involucradas (Sorokin, Zimmerman, 1929:17).

Sin embargo, a la vista de algunos trabajos recientes parecería que tampoco puede hoyconsiderarse esta distinción como fundamental. Para algunos autores, la vinculación agricultu-ra-sociedad rural es hoy un estereotipo, cuando en los Estados Unidos el empleo agrario en elconjunto de los condados catalogados como rurales no supera el 9% (Parker, et al, 1989:12).

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94 Esta definición conectaría plenamente con nuestro próximo planteamiento de una definición sobre la base de las estructuraso redes relacionales.

95 Si la estructura productiva no responde al concepto tradicional de lo rural como predominantemente agrario; si se ha analizadoya hasta la saciedad la aculturación de las sociedades rurales -una aculturación que no es sino un sinónimo de urbanización-;si son urbanitas quienes -como domingueros, emigrantes con estancias vacacionales, 'neorurales', etc- en una parte importantemantienen la idea de ruralidad..., ¿no estamos hablando entonces, efectivamente, de una mistificación, en suma de un 'productourbano', como diría Lefebvre?.

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Aunque la economía de los territorios rurales siguen en buena parte dependiendo de laagricultura, "por primera vez en la historia 'rural' y 'agricultura' han dejado de ser sinónimos"(Schmandt, et al, 1991:2). En el caso de nuestro país, algunos ensayos de análisis de la actividadsectorial han mostrado la existencia de diferentes modelos de ocupación en los municipiosestadísticamente clasificados como rurales, unos todavía agrarios -como el andaluz o el gallego-,otros con predominio de la actividad industrial -como el vasco-, o de servicios -como en las áreasisleñas, la zona mediterránea o Madrid- (García Sanz, 1995), lo cual plantea a su vez problemasmás serios e irresolubles desde la perspectiva de la Sociología Rural, sobre todo cuando vemosque ni siquiera parecen ponerse de acuerdo los distintos autores que tratan la cuestión desde estaperspectiva. Por ejemplo, en un notable monográfico sobre lo rural en los USA publicado en larevista Agricultura y sociedad, el sociólogo californiano Edward Blakely sostiene simultánea-mente la definición de las comunidades rurales como las sostenidas por una economía basada enla extracción de recursos naturales o en la agricultura, y situadas bajo el umbral de las grandesciudades, esto es poblaciones inferiores a los 25.000 habitantes (Blakely, Bradshaw, 1985:23),junto a la consideración de las mismas como zonas con menos de 20.000 habitantes “situadasa distancia considerable de cualquier centro urbano principal”94, y caracterizadas en muchoscasos porque las actividades agrícolas y forestales ya no son predominantes (Blakely,1985:10,11). Esta línea que estimamos bastante confusa es la que en mayor medida se haextendido en la Sociología Rural española de los últimos años95.

En suma, cuando las variables cuantitativas tradicionales no responden a nuestrasnecesidades, o nos conducen a un estado de confusión interpretativa, debemos acudir a ladefinición de otro tipo de variables, tal vez más relacionadas con la primitiva consideración delo rural y lo urbano como modos de vida en cierto modo contrapuestos, o a lo sumo claramentediferenciados, como estaban presentes en Simmel o Wirth.

En este sentido, estimo que deberíamos investigar en torno al concepto de redesrelacionales. Si, como veremos más adelante al hablar de la ciudad red, aceptamos la propuestade Philip Hauser en el sentido de que el incremento en la interacción humana potencial determinaen el campo de lo social una gran transformación, equivalente a una mutación genética (Hauser,1972), creo cada vez con más convicción que sería la amplitud de la red relacional de la mediade los individuos que habitan un espacio la que determinaría su grado de urbanización. Nodisponemos todavía de datos empíricos que puedan confirmar esta hipótesis, pero es un campoparticularmente interesante sobre el que habrá que investigar en el futuro.

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96 Este paréntesis se abre en buena medida con la obra de Castells . Es particularmente interesante, como hito, el reduccionismoque aplica de la propuesta interpretativa sobre la relación entre las ciudades y la evolución social establecida por Gordon Childe.Para el sociólogo español, la ciudad es simplemente “el lugar geográfico donde se instala la superestructura políti-co-administrativa” (Castells, 1971:84-86).

97 No porque se trate de una cuestión baladí, sino porque estimo que no estamos en condiciones de establecer conclusionesdefinitivas sobre la cuestión, habida cuenta de la escasez de información fidedigna sobre los primeros de nuestros antepasadosque descubrieron la tecnología agrícola y la organización urbana.

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3. La ciudad como artefacto

Si hemos expuesto y justificado -con mayor o menor acierto- nuestra hipótesis de lainmersión de lo rural en lo que hemos denominado la urbe global, debemos ahora exponer quésignificado tiene ese modelo de urbe global que, como constructo social, caracteriza al actualestadio de la civilización humana.

En el ámbito estricto del estudio de la ciudad la posición que he apuntado, basada en lospresupuestos del complejo de elementos al que he denominado materialismo ecológico, ha sidoampliamente aceptada desde hace décadas, por influencia directa de los trabajos de Mumford ydel desarrollo de la Antropología histórica, muy particularmente de los funcionalistas. Y pareceque, de nuevo, posiciones más o menos cercanas a la expuesta vuelven a ser consideradas, trasun largo y tedioso paréntesis estructuralista (desde mediados de los ‘60 a mediados de los ‘80)desarrollado al abrigo del marxismo más estereotipado96.

Para el estructuralismo marxista, como muy acertadamente ha sintetizado Giddens, “elterreno y entorno creado reflejan los sistemas de poder social y económico” (Giddens,1991:596). Como mero reflejo, producto social pero no hecho social, la ciudad no tendría aquellacualidad que Durkheim atribuyera a los hechos sociales, de 'imponerse' a los individuos, yco-determinar sus comportamientos. Esta posición constituye, desde mi punto de vista, una gransimplificación de esa compleja construcción humana que es la ciudad.

Citábamos más atrás a Gordon Childe, para quien la ciudad define un punto en la evoluciónde los pueblos de la tierra que marca el paso de la barbarie a la civilización -en un lenguajepolíticamente correcto, del estado de naturaleza al estado de civilización-, coincidiendo la mayorparte de las civilizaciones en algunos puntos:

a) la aglomeración demográfica; b) la diferenciación funcional; c) la concentración de podereconómico y político; y d) la utilización de símbolos convencionales para transmitir información,esto es una cultura escrita.

Pero lo que más me interesa resaltar aquí de esta aportación es su consideración de que, siexiste una coincidencia en ese proceso evolutivo, “el punto de partida fue también semejante,en tanto en cuanto todas las culturas bárbaras que hemos examinado se basaban en el cultivode los mismos cereales y en la cría de las mismas especies de animales” (Gordon Childe, 1989:169).

Por mi parte, creo que ha quedado suficientemente claro que me interesa poco en este punto97

si la Revolución Agrícola fue anterior o posterior a la ciudad, es decir, cúal fue la causa última,el deus ex machina, o en términos más coloquiales el huevo de la gallina del huevo. En lasciencias sociales estamos acostumbrados a manejarnos por meras correlaciones, sin determinis-mos ciegos, y la cuestión no afecta básicamente a nuestro razonamiento. En uno de los artículos

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neoclásicos más citados, Sjoberg apuntaba cómo“para posibilitar la a parición de las ciud ades fue p reciso, apa rte del progreso

tecnológico alcanzado con posterioridad al nivel de la sociedad popular, que entraran en juego

dos factores. U no, un tipo espec ial de orga nización so cial gracias al cual el excedente agrícola,

fruto del progreso tecnológico, pudo ser convenientemente cosechado, almacenado y distribuido

(...). Y el otro factor requerido fue la existencia de un medio ambiente geográfico que permitiera

facilitar a los campesinos no solamente el suelo fértil imprescindible, sino también el

abastec imiento de agua adecuado a las necesidades del campo y del consumo urbano” (Sjober,

1967: 39)

Y hemos visto como, por su parte, Jacobs presentó tempranamente una posición contrariaa la generalmente aceptada. A partir de la evidencia empírica de que en las sociedades modernastodos los avances tecnológicos, incluídos los agrícolas, se generan en las ciudades, estaeconomista estimó que

“...del mismo modo que el trabajo rural se desarrolla actualmente en las ciudades y de spués se

trasplanta, así debió trasplantarse la agricultura” (Jacobs, 1971:44)

No olvidemos que la obra de Jacobs aparece en un periodo en el que, una vez más -portratarse de un fenómeno cíclico y fuertemente redundante- el antiurbanismo ha alcanzado ciertapreeminencia en el pensamiento progresista. Buena parte del planeamiento territorial yeconómico de la época buscaba romper la preeminencia de las ciudades. Explícitamente se referíaa esta cuestión:

“Todas estas consecuencias lógicas del dogma de la precedencia agrícola original están

implícitas -muchas ve ces como presupuestos no formulados- en los modernos proyectos prácticos

de desarrollo económico plan ificado. No son meras concepciones académicas. Tanto en los

países marxistas como e n los cap italistas, se usan estas ideas como supuestos de trabajo. Las

ciudades han sido durante mucho tiempo reconocidas como ó rganos primario s de desa rrollo

cultural (...) Mi propósito ahora es, más bien, mostrar que las ciudades son también órganos

econó micos pr imarios.” (Jacobs, 1971:12)

Lo que interesa rescatar de estas aportaciones es su consideración de la ciudad, en suma, nocomo mero reflejo de una superestructura político-administrativa, sino más bien comoinstrumento tecnológico de desarrollo social y económico.

A partir de estos presupuestos no resulta difícil entender la ciudad como “un artefacto físicopreciso y bien delimitado” (López de Lucio, 1993:135).

Desde la definición más simple que el Diccionario de la Real Academia hace de la ciudad,como un “conjunto de calles y edificios”, a la definición más sofisticada que podamos hacer deella como “un fragmento de lo que se constituye como una red mundial de telecomunicacionesdigitales” (Mitchell, 1995), hablamos ciertamente -por más que utilicemos ampliamenteanalogías orgánicas- de un artefacto, inventado por el hombre para mejorar su existencia.

Como tal artefacto, es decir como instrumento tecnológico, constituye un instrumento deoptimización en la adaptación de la especie humana a su entorno; es decir es un artefactosocialmente determinado, en suma un hecho social. Pero como todo instrumento tecnológico,determina a su vez a los grupos humanos que lo utilizan, influyendo en los cambios sociales. Conindependencia de la estrecha interrelación que dicho instrumento pueda guardar, en cadamomento histórico, con las estructuras de dominio, ya las entendamos como estructura de claseso como grupos de status.

Si tenemos en cuenta todas estas consideraciones es más fácil ver la evolución de la ciudad,e incluso de la metrópoli, desde una perspectiva menos apocalíptica de lo que es usual; esto es,desde una perspectiva simplemente positiva en el sentido comtiano del concepto, que muestresiquiera algunas de las funciones fundamentales de las que el ser humano se beneficia.

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98 Este epígrafe se ha adaptado a partir de una conferencia pronunciada en noviembre de 1995 en la Escuela de Arquitectura deMadrid, en el Curso de Rehabilitación Ecológica de la Ciudad, dirigido por los Dres. López de Lucio y Hernández Aja. Estavisión ligeramente optimista sobre la ciudad va siendo crecientemente aceptada. En marzo de 1996 Jacques Derrida hacía unaintervención, ante el denominado Parlamento Internacional de Escritores, en la que planteaba la idea de la ciudad-refugio, comoespacio de asilo para autores perseguidos; algo que se produce según Derrida, "en el cruce de varias tradiciones occidentales,europeas y paraeuropeas" (Derrida, 1996). Ciertamente, en un mundo crecientemente maltratado por la regresión al terruño quepractican los diversos tipos de nacionalismos/integrismos, la ciudad vuelve aparecer como atalaya guiada por principiosuniversalistas, refugio para el pensamiento libre.

99 Por supuesto, cuando se habla de crisis no se entiende en el sentido creativo en el que tradicionalmente ha sido entendido esteconcepto desde el pensamiento progresista positivo. Desde esta posición las crisis no son en principio valorables como positivaso negativas, sino en función de los resultados en que desemboquen los cambios que se producen en el marco de la crisis. Hemosreflexionado sobre esta cuestión en (Baigorri, 1980d) entre otros lugares.

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La ciudad como organización física de la coexistencia

Es importante hacer estas consideraciones, aún cuando suponga una cierta disgresión, porcuanto en los últimos tiempos asistimos de nuevo a una cierta demonización de la ciudad,particularmente de la gran ciudad98. Muy particularmente desde la arquitectura -curiosamenteprincipal protagonista tecnológica de la forma física de las ciudades-, desde la dinámica desistemas, la economía o la ecología, la ciudad ha sido ya condenada. La metrópoli es vista como"el espacio de la crisis global"99, como el espacio en el que se materializa un "círculo infernal,sin salida, de más aparato penal, más cárceles, más policías y más ejecuciones" (FernándezDurán, 1993:416). Todo empeño por justificar la pervivencia y utilidad de la ciudad pareceremitir al encargo de Yahvé a su profeta: '¿pero acaso hay algún hombre justo?'.

Walt Whitman, el poeta del hombre corriente y de la Naturaleza, el visionario, respondiócon sus versos, por anticipado:

"¡Las formas más importantes surgen!

Las formas totales d e la Democ racia, el producto de siglos,

Formas q ue proyectan siempre otras form as,

Formas d e las ciudades turbu lentas y viriles,

Formas de los amigos y de los hombres hospitalarios del mundo entero,

Formas que vigorizan a la tierra y se unen indisolublemente con la tierra entera"

Este sencillo poema es la mejor respuesta frente a los profetas del apocalipsis, que querríanreducir a cenizas las ciudades. Whitman recorrió los campos y ciudades de una Norteamérica quese convulsionaba, que modificaba profundamente sus estructuras económicas y sociales,encaminándose hacia la sociedad industrial; que recibía sucesivas oleadas de gentes de allendelos mares, encaminándose hacia el mosaico multicultural que es hoy; que desarrollaba el sistemamás democrático entonces conocido -como descubrió Tocqueville-; que se encaminaba en sumaa convertirse en la primera potencia mundial. Y allí donde fué, el poeta encontró hombres ymujeres luchando por adaptarse a aquel mundo cambiante, esforzándose por construir un mundonuevo. Percibió con extremada sensibilidad cómo esas ciudades, "turbulentas y viriles" (no creohaber leído nunca una descripción sociológica más rica, en tan sólo dos palabras, de la ciudadindustrial), contenían no sólo ese "bello producto de siglos", la Democracia, y la capacidad decrecimiento permanente (las "formas que proyectan otras formas"), sino asimismo lahospitalidad hacia el extranjero, e incluso la capacidad de "vigorizar la tierra" (¡qué mejorforma de expresar las modernas tesis de Jane Jacobs sobre el origen urbano de la agricultura!).Y todavía hoy no termina de entenderse que incluso la protección misma de la Naturaleza tienesu única justificación -y su principal sostén- en las ciudades. Naturalmente, Walt Whitmanobservaba a las gentes, no las teorías sobre la gente.

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100 En apoyo de la tesis de Jacob, podemos citar la obra clásica de Weber sobre la ciudad, que aportaba el argumento de que"mientras que en nuestros días consideramos con razón que el ciudadano normal es un hombre que no puede satisfacer susnecesidades alimentarias trabajando su propia tierra, en el origen de la mayor parte de las ciudades de la Antigüedad sucedíaprecisamente lo contrario. Al revés de lo que sucede en la Edad Media, el ciudadano de pleno derecho de la Antigüedad secaracterizaba, en un principio, por ser propietario de una tierra completamente libre, un 'kleros', un 'fundus' (un 'chalek' enIsrael) que lo abastecía: el ciudadano prototípico de la Antigüedad era, pues, un 'ciudadano del campo'" (Weber, 1987:11).

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El mundo que hoy nos interesa seguramente tiene mucho de aquélla América en construcción(o en reconstrucción, pues se estaba construyendo una nación sobre las ruinas de otros pueblos),pero es esencialmente otro, extremadamente más complejo y difícil de aprehender en unossencillos versos. Estamos precisamente en un momento tan confuso, y de cambio tan acelerado,que los conceptos y teorías que expliquen nuestra relación con el espacio están por hacer, delmismo modo que están por nacer los poetas de la realidad virtual, los Whitman que viajenerrabundos por las praderas y sites de la Web.

En este apartado quiero profundizar, como paso previo a la interpretación de las tendenciasde la ciudad en el territorio, sobre el concepto mismo de ciudad, como fenómeno social, en losalbores del tercer milenio.

La ciudad, cumbre provisional del desarrollo social, tecnológico y moral de laespecie

La ciudad es algo más, mucho más, que esos 500 millones de personas sin hogar que tantoen tanto denuncian los informes de la ONU; mucho más que la especulación urbanística, el caosedificatorio, la neurosis o la violencia.

La ciudad es también la más compleja y grandiosa creación humana -entendiendo a laHumanidad como ser social- y es posiblemente, como ha quedado dicho, el artefacto humanomás antiguo y más adaptable a los cambios en el entorno.

Hemos visto que posibilitó seguramente la aparición de la agricultura, al permitir ladistribución de excedentes a una población que había dejado de recolectar sus propiosalimentos100. Tal vez inicialmente como un sistema de explotación de los campesinos por partede los guerreros, pero también como un mecanismo de acumulación, centralización yredistribución de conocimientos e informaciones. Una acumulación de conocimientos que seproducía también por su capacidad para acoger a gentes, culturas y saberes de lugares diversosy distantes. Y, sobre todo, por su capacidad para regular la convivencia entre formas de vida,creencias y colores de piel muy distintos entre sí.

Esas mismas características podemos observarlas en todas las grandes ciudades a lo largode la historia, y podemos observarlas hoy mismo en nuestras ciudades, desde las metrópolis a lasáreas agropolitanas menos compactas.

Hemos señalado con Durkheim de qué forma la densidad física y moral que se produce enlas ciudades pudo posibilitar tanto la división del trabajo social, como la aparición de la quedenominó la solidaridad orgánica, esto es no basada en las semejanzas, sino en el derecho y lasreglas objetivables, que son la base de la libertad. Esa densidad física y moral refuerza ladependencia mutua, pero a la vez acentúa las diferencias y la especialización, aumentando conello la complejidad y el dinamismo de la estructura social, y en suma la capacidad tecnológica.Por supuesto que esa densidad también intensifica la lucha por la vida, y en suma la probabilidadde conflictos se acrecienta. Pero los mismos procesos de diferenciación, división y especializa-ción permiten superar esas limitaciones, aunque no desde luego por el camino de la felicidad.

"La mayor intensidad de la lucha implica nuevos y penosos esfuerzos que no son de

naturaleza como para hacer más felices a los hombres (...): Tal es el motor del progreso (...). La

división del trabajo es, pues, un resultado de la lucha por la vida; pero es una solución

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dulcificada" (Durkhe im, 1993 ).

El éxito de la ciudad como producto social, durante al menos 8.000 años desde que hicierasu aparición entre el Tigris y el Eúfrates, ha consistido justamente en posibilitar esa contradiccióny hacerla productiva, creativa. Como veremos más adelante, puede ponerse en duda desdepresupuestos filosóficos divergentes si ello constituye o no alguna especie de progreso; pero larealidad es que las gentes, a medida que su capacidad de raciocinio, su acceso a la informaciony su libertad de movimientos se han incrementado, no han dejado de afluir a las ciudades, a lolargo de esos 8.000 años, en busca de mejores condiciones de vida, o de la mera supervivencia.Como lo siguen haciendo todavía hoy hacen millones de personas en todo el mundo, tanto en elTercer Mundo como en los países más ricos del planeta, y sigue siendo por la vía de la divisióndel trabajo, y de la especialización productiva, por la que esas gentes que afluyen a las ciudadesencuentran un nicho en el que sobrevivir.

Por otra parte, esa acumulación de personas lo sigue siendo también hoy de inteligencias,lo que posibilita que la ciudad siga siendo la masa crítica en la que cualquier levadura puedefermentar, tanto para crear obras de arte, como para desarrollar otros artefactos que hagan la vidade los hombres, si no más feliz, siquiera menos penosa. La ciudad no es sólo el espacio de lo queMarx denominaba "el hampa de las grandes ciudades, esa podredumbre pasiva, esa hez de losmás bajos fondos de la vieja sociedad" (Marx, 1971), sin duda más influído por la literatura deDickens que por la realidad. Lo es, sin duda. Pero no es en menor medida, al decir de Toynbee,la máxima expresión de las distintas civilizaciones, "encarnando su conciencia corporativa enmonumentos públicos" (Toynbee, 1985). Y es también, y en suma, el espacio de la libertad y, enningún momento mejor utilizada la expresión, el espacio de la coexistencia.

La ciudad, espacio de libertad, e imagen del Estado como garante de los débilesEsta característica de la ciudad como otorgadora de libertades ha sido de siempre entrevista.

No en vano, y también desde la más remota antigüedad, los reformadores apocalípticos hanclamado contra las ciudades como centros de corrupción de las gentes. Max Weber supo mostrarcon agudeza, desde la Sociología, la causa y raíz del caracter libre de las ciudades, al apuntar queel corazón, la última razón de ser, y el elemento más determinante de una ciudad, es el mercado,que no es otra cosa que la interacción social en forma de intercambio.

"el hecho de que la ciudad fuese un mercado, y permitiese por tanto ganar dinero en

el comercio y la artesanía, decidía a numerosos señores a obtener provecho de sus esclavos y de

sus siervos, no ya como fuerza de trabajo utilizada a su propio servicio o en una explotación

agrícola, sino como inversión : los conv ertían en a rtesanos o en pequ eños co mercian tes y, a

camb io de un tributo de servidumbre, los dejaban dedicarse a su actividad después de haberlos

provisto eventualmente de lo que necesitaban (...) La posibilidad de la compra de su libertad

estimulaba la actividad del pequeño burgués no libre" (Weber, 1987:39)

De esta forma se hacía especialmente atractivo escapar de la servidumbre rural, y no esextraño que a finales de la Edad Media se hiciese popular una célebre expresión: "El aire de laciudad nos hace libres".

Tönnies aportó algunas importantes claves al respecto. Proponía, a finales del XIX, laexistencia de dos formas básicas de agrupación social: la comunidad, basada en el afecto y laemoción, y que correspondería a las sociedades agrarias, y la asociación, basada en lainstrumentalidad y la razón, que correspondería a las sociedades urbanas e industrializadas. Laprimera se basa en hábitos, en tareas regularmente repetidas, en la memoria y en la fe; lacooperación se deja llevar por la costumbre. Sin embargo, en la asociación es la ciencia y larazón la base de la interacción social; el intercambio se basa en la comparación y el cálculo, y laproducción -ejemplarizada en la fábrica- en las normas regladas. La quintaesencia de la

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asociación serían el contrato y la ley, que alcanzan a cubrir "hostilidades internas e interesesantagónicos" (Tönnies, 1979), particularmente en el marco de la urbe donde, según Tönnies, semanifiestan en su máximo esplendor las contradicciones entre capital y trabajo.

La base sobre la que todo esto es factible es el Estado, que sólo puede surgir con lasciudades, como una construcción social arquetípicamente urbana, es decir como producto de larazón.

El Estado moderno surge en las sociedades europeas como instrumento de poder del príncipeurbano frente a los señores feudales, o rurales, pero también surge, mucho antes, comoinstrumento de racionalización de las relaciones sociales. No importa aquí tanto si se trata de lalibre asociación, como Locke proponía, para la ayuda mutua, o bien de la lectura más realista deHobbes, que habla de cesión de derechos con el fin de contar con una protección superior frentea los poderosos. Lo cierto es que, como apuntó Hermann Heller,

"el aumento de la inter depen dencia y del intercam bio, con secuenc ia de la cre ciente

división del trabajo, hizo más necesaria una ordenación normativa social establecida de modo

conscien te y según un plan y, qu e, en lo posible, sea previsible en su ejecución. Sólo en la época

de la eco nomía de cam bio mu y avanz ada le fue posible a la jerarquía del Estado organizar un

orden normativo semejante" (Heller, 1961).

En suma, en la ciudad encuentran los menesterosos, que desde su mismo origen afluyen aella incesantemente, tanto una mejor forma de vida, o al menos la mera supervivencia, como laprotección del Estado frente a los abusos de los poderosos.

E inversamente sólo a través de la urbanización el Estado ha podido extenderse a todos losrincones. La urbanización es, para bien o para mal, una estatificación. Cuando uno piensa en lasguerras carlistas, que ensangrentaron España durante casi un siglo, justo mientras se construíael nuevo Estado burgués y urbano, en estos términos, es más fácil comprenderlas como elenfrentamiento de los espacios rurales, comunitarios pero a la vez feudalizados, frente al avancedel Estado, centralista y contractual, y de la urbanización que los caciques y patriarcas ruraleshallaban corrupta por democrática. Es ciertamente una simplificación, pero sólo en la medida enque todo modelo explicativo de la realidad es una simplificación que no contempla todas lasvariables.

Crítica de la crítica a la gran ciudad: contra la 'ecología profunda' y elterritorialismo

Es en ese ambiente en el que se gesta la crítica a la gran ciudad, una crítica que siempre haestado vinculada a la defensa de una ruralidad que, sin embargo, sólo se manifestaba en términosde Arcadia para las clases dominantes rurales, o para quienes desde la comodidad de la propiaciudad oteaban un horizonte de supuestas aventuras y fiestas pastoriles.

Al contrario de lo que ocurre en el pensamiento asiático (Nisbet, 1979), el pensamientooccidental se ha desarrollado en el ambiente cálido del enfrentamiento campo-ciudad, rural-urbano. Desde las Confesiones de Rousseau a la ecología profunda tan sólo hay un puente, quecruza sobre el abismo del fascismo, abierto por Spengler y su consideración de la sociedadurbana como moribundía de la civilización. Las llamadas de los ideólogos de la tierra contra eldesarraigo del progreso se sucedieron, particularmente en la Alemania pre-nazi (Ferry, 1993);pero también en otros muchos ámbitos se pretendía guardar, como hacía el geógrafo G.Roupnelen 1932, "la armonía universal de toda esta sonriente campiña".

No vamos a detenernos en ello, por cuanto es una cuestión excesivamente tangencial alobjeto de nuestra investigación. Pero creo necesario hacer siquiera alguna mención a los erróneosplanteamientos de un paradigma ecológico mal entendido, que apunta en el balance negativo de

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la civilización urbana todos los males que hoy aquejan a la Naturaleza, cuando la Naturaleza queconocemos no es sino una artificiosidad no menos antinatural que los parques y jardines urbanos,obra del hombre y de sus sucesivas necesidades biológicas y sociales (Baigorri, 1991b). Y esprecisamente desde la ciudad, desde la razón y el derecho urbanos, desde donde actualmente seestá haciendo más por la conservación de aquellos fragmentos de la Naturaleza realmenteexistente que la Humanidad de finales del siglo XX considera conveniente conservar.

La urbe global: la dispersión tecnológico/virtual de la ciudad (las metrópoliscomo centralidades)

Y sin embargo, la oposición campo/ciudad que se manifiesta a través de la crítica de laciudad ha perdido hoy todo su sentido. He puesto ya de manifiesto que el proceso deurbanización dejó de ser hace mucho tiempo un mero proceso cuantitativo, de mera acumulacióndemográfica en torno a una acumulación de recursos, para pasar a ser un proceso de caráctercualitativo. Hemos visto cómo al hablar desde la Sociología de la urbanización como modo devida, ésta pasa a verse no en términos de acumulación demográfica, exclusivamente, sino comoextensión de estilos culturales, modos de vida e interacción social. Es decir, lo urbano ya noestá únicamente en las ciudades. Hemos visto asimismo cómo seguramente lo rural serían yaapenas algunos intersticios, fuera de la marcha de la civilización, que quedarían en la urbe global.Información, cultura, poder de decisión, son los elementos claves en este proceso deurbanización. Hemos señalado, apoyados en McLuhan, cómo una clave para entender mejor estosprocesos la encontremos en las comunicaciones, como corresponde a la sociedad de lainformación que ha sustituído a la sociedad industrial. En suma, hemos apuntado que sólo en lamedida en que un espacio se halle incomunicado podrá hablarse de cierta carga -de intensidadvariable- de ruralidad.

Todo lo cual no está en contradicción, desde luego, con la crisis de las grandes ciudades, porcuanto la urbe ya no necesita con la misma intensidad que en la sociedad industrial, de laconcentración, gracias a las nuevas redes comunicacionales. Observándose una fuerte tendencia"hacia la dispersión/fragmentación de los territorios urbanos" (López de Lucio, 1995), o lo quese ha denominado la 'glocalización', como proceso de cohesión entre la economía global y laeonomía local. Son estos fenómenos de dispersión, fragmentación, glocalización, los quepermiten explicar la ya efectiva urbanización de todos los espacios sociales. Y, en este marco,ciertamente, la ruralidad se correspondería con esos territorios peor comunicados, coincidentesa su vez con los más deprimidos económicamente; en el caso español apenas dos millones dehabitantes.

Del mismo modo, el propio concepto de gran ciudad, de metrópolis, deja de tener sentido.La urbe global hace que el hinterland metropolitano de Nueva York pueda incluir a Roma,Londres o Tokyo, y viceversa. O que el hinterland de Madrid incluya Benidorm y Marbella. Nohay ciudades globales, como proponía Sassen, sino que hay una urbe global.

En este sentido, podría decirse por tanto que la ciudad ya no existe como espacio físico.Utilizamos el concepto de global no en referencia a su tamaño -como se plantea en los conceptosde urbe, metrópolis, ciudades-mundo, megalópolis, ni siquiera en el sentido en el que loplanteaba Doxiadis-, sino más bien para designar el proceso, insisto en ello, por el que losaspectos físicos y morales de la ciudad se extienden a todos los rincones del universo,civilizándolo. La sociedad urbana, propuesta por Henri Lefebvre como realidad virtual, ya hafraguado, formalmente, en el mismo marco de realidad virtual en que la ubicó, al proponer que"lo urbano viene a ser un continente que se acaba de descubrir y cuya exploración se lleva acabo edificándolo" (Lefebvre, 1972). ¿Podría definirse mejor avant la lettre que como lo hizo

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101 No utilizo el término bloque en el sentido gramsciano, sino sobre la consideración weberiana de la dificultad de hablar declases en el nuevo modo de producción emergente, no capitalista. El bloque integraría en un nivel de dominio, hegemonía o élite-la denominación me resulta indiferente, es en cualquier casi una alianza- a las clases dominantes del modo de producciónindustrial y a los sectores de élite que dominan el nuevo modo informacional emergente.

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Lefebvre, anticipándose en el tiempo, el concepto de espacio virtual de relación, la máximaexpresión actual de la coexistencia, que es la red Internet?.

En este marco, ¿tiene sentido hablar de centralidades?. Sin duda, aunque la propiacentralidad es asimismo virtual; no se corresponde con un espacio físico, un barrio, una manzanade oro, ni siquiera una sede gubernamental. La centralidad es únicamente un proceso deinterrelación telemática entre protocentralidades diversas ubicadas en espacios físicosdistantes entre sí. Y, del mismo modo que en los tiempos de la urbe local los ciudadanos,habitantes de la urbe, tenían la posibilidad de acercarse a la centralidad, a los espacios físicos delpoder, económico, político o cultural, en la urbe global todos cuantos participan de la nuevacultura urbano-global y forman parte de la red virtual tienen acceso en tiempo real a lascentralidades, sin tener que desplazarse más de lo que tendría que hacerlo un ciudadano de laperiferia de las ya extintas metrópolis.

El problema analítico mayor es que nos faltan todavía conceptos para denominar estasnuevas categorías funcionales, por lo que debemos seguir utilizando todavía, con modestia, losconceptos caducos de ciudad, urbe, metrópolis, campo, etc.

Las bases del consenso y el conflicto: ciudad, Estado y derechosSegún hemos visto, lo que hizo posible el éxito de la ciudad moderna fue el contrato, la

norma y el Estado. La prolongación y/o renovación de dichos presupuestos, la nueva urbanidadde la sociedad informacional, sólo puede basarse, para seguir constituyendo un artefacto eficientepara la especie humana, en la defensa y asunción de una cultura de la res-pública común, comoúnico bastión de la coexistencia intercultural. Es decir, de unos valores universales, basados enla razón y no en sistema alguno de creencias, culturas étnicas, almas del pueblo o religiones.Aunque en realidad el espacio de la coexistencia es el mismo de siempre: el trabajo, laproducción, las mercancías. Materiales o culturales. Bienes de consumo o información yconocimiento. Pues no otra cosa es la coexistencia que el libre acceso, en igualdad decondiciones, al trabajo, a los medios de producción, a las mercancías, el saber y la riqueza.

Los conflictos están, siguen ahí, en absoluto hemos llegado al fin de la historia -ni alangelical, ni al apocalíptico-. En mi opinión, la polarización se basa nuevamente en el esquemamás clásico, esto es en la saintsimoniana división entre poseedores y productores. Naturalmenteel concepto de posesión, cuyo desarrollo nos conduce ineludiblemente a la necesidad dedefinición de un bloque dominante101, va más allá del análisis marxista sobre la propiedad de losmedios de producción (aunque la propiedad constituye todavía un elemento clave para laubicación de ciertas clases y estratos sociales), yendo más bien en la dirección de las tesis deDahrendorf sobre el Poder, y en particular de su concepto de titularidades (Dahrendorf, 1990).

Entre ambos polos tenemos un espacio que se ensancha o se estrecha según sean lascircunstancias sociales, por influencia generalmente de cambios a menudo imprevistos derivadosdel impacto de nuevas tecnologías, cambios ecológicos, o acontecimientos provocados poresferas que, aunque interrelacionadas en cierto modo con las infraestructura tecno-económico-ecológica, poseen autonomía propia: como la política, la religión, la cultura y la etnicidad, etc.Ese espacio intermedio correspondería a las clases medias, que pueden funcionar en un momentodado como colchón en los conflictos entre clases dominantes y clases productoras, o comoaliados respectivos de unas y otras; e incluso en ciertos momentos -de máxima polarización y

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102 A la espera de una denominación aceptada para ese nuevo modo de producción emergente, esa nueva estructura social, queen los años '70 recordaba a los sorprendidos investigadores una nueva edad media (R.Vacca, U.Eco...), y que en los años '80ha sido denominada a menudo -erróneamente- sociedad dual, opto por denominarla, de forma instrumental, modo de producciónplanetario, pues sin duda el elemento más destacable y más tempranamente detectado ha sido la total interrelación de lossistemas locales en una red (networking) mundial.

103 En los últimos tiempos han aparecido diversas interpretaciones estrictamente saintsimonianas, fuertemente enraizadas en loque podríamos llamar la nueva fisiocracia (para la cual el concepto de bienes de la tierra se haría extensivo al conjunto de losbienes materiales). Desde posiciones en apariencia radicalmente distintas, se ha señalado la ocupación de la posición de clasehegemónica por parte de los especuladores que se basan "más en una economìa de 'adquisición' de la riqueza (estatal yplanetaria) que de producción de la misma" (Naredo, 1993); o se ha señalado la conformación de una nueva clase social,formada por los políticos de profesión "sin vocación" y los financieros y especuladores, quienes habrían conseguido fundir enuna sola clase, igualmente explotada, a empresarios y obreros: "La explotación vía salario queda superada y sustituída por laexplotación mediante la usura crediticia y la confiscación fiscal" (Funes, 1997).

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riesgo de conflicto violento entre los dos polos- seguramente como clase hegemónica,atribuyéndose entonces la dirección de su acción a los estratos burocrático-estatales de la misma.

La emergencia de un nuevo modo de producción, el imperceptible paso de la sociedadindustrial a la sociedad de la información102, ha supuesto modificaciones profundas en laestructura de clases, reagrupaciones y fraccionamientos.

Así, resulta a todas luces evidente el proceso de segregación de la clase de los managers, oadministradores, quienes de constituir una pequeña fracción, dependiente de la burguesíaindustrial, está intentando convertirse, desde mediados del sigo XX y en todos los paísesavanzados -gracias a su importancia funcional-, en clase hegemónica, tal como en su momentohizo la burguesía respecto de la aristocracia.

Y por otro lado no es menos evidente la consolidación de un nuevo proletariado en unostérminos tan fuertes como ni siquiera los marxistas han sabido detectar (la permanente confusiónentre proletariado y clase obrera industrial ha facilitado esta incapacidad de lectura). Hallamosahora un proletariado que produce bienes materiales, y un proletariado que produce información.En ambos casos se da la misma alienación entre productor y producto; la misma marginaciónrespecto de la propiedad de los medios de producción, pero sobre todo respecto del poder socialque produce la ideología dominante, y respecto del poder político que asigna los recursos entrelos distintos intereses en conflicto.

Y hallamos, en fin, un nuevo sector, que en modo alguno responde a la tipología dellumpenproletariado, de características muy variopintas, en el que en la actualidad se dan lasmayores dificultades de integración: inmigrantes, parados de larga duración, jornaleros, pequeñosagricultores empobrecidos...

Harán falta varios decenios, sin embargo, antes de que todas estas transformaciones cuajenen una estructura dicotómica definida, de perfiles claramente delimitados, como la que SaintSimon o Marx (e incluso Talcott Parsons, en un sentido distinto) pudieron observar. Antes de ellono podremos estar seguros, por ejemplo, de quién juega el papel de clase incapaz de integrarsea la sociedad y que por tanto querría destruirla -es decir, demoler sus estructuras fundamentales-.Podría serlo tal vez ese sector periférico al sistema al que aluden las teorías de la sociedad dual,pero también podría llegar a serlo el proletariado informacional, mientas que el proletariadoindustrial se disgrega entre la integración (capas altas de especialistas con trabajo fijo) y lalumpenproletarización de los más desvalidos103. Una teoría del conflicto y un análisis de lasluchas de clases, si partimos de la tesis de su presencia, deberá buscar si en las sociedadesavanzadas se produce la polarización dicotómica que conduce a lo que Mao Tse-Tungdenominaba 'contradicción principal'.

Y no menor importancia tendrá el ver si hallamos también esas contradicciones secundarias

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104 Entiendo aquí el término revolucionario no en el sentido político, de cambio violento, sino en el sentido civilizatorio, en tantocambio profundo estructural, por la que una clase -o grupo de clases- adquiere la hegemonía social y económica -y enconsecuencia política-, a consecuencia tanto de un cambio político de carácter revolucionario como de una fractura o cambioradical ecológico o tecnológico. Así, el poder de los managers no se ha debido a un cambio revolucionario de carácter político,sino esencialmente de carácter social y tecnológico (fundamentalmente organizacional).

105 Derivada, posiblemente, de la alianza entre los managers -por ut ilizar una terminología ya clásica, que se correspondería hoycon los detentadores del conocimiento y la información- y el capital financiero.

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determinadas e influídas por la contradicción principal, tan despreciadas por el análisis marxista,pero tan importantes en el análisis gradualista y funcional de la estratificación, hasta el punto dedeterminar las alianzas de clase y los cambios sociales de carácter revolucionario104. Naturalmen-te, si la estructura presenta clases con intereses contrapuestos, se producirá una práctica deenfrentamiento, traducido en acciones políticas.

La contradicción principal es sobre todo, en mi opinión, de orden político, como ya lo eraen la Grecia de Aristóteles entre esclavos y libertos, aunque evidentemente tenga una clarainterrelación económica. A mi modo de ver la contradicción estriba en la existencia de mediostécnicos y culturales que permitirían un reparto del Poder político, o lo que es lo mismo unademocracia más participativa, más directa -determinando en último término, no debemosolvidarlo, una democracia económica-, simultáneamente al mantenimiento de estructuraspolíticas que imposibilitan dicha difusión de Poder. Como lo ha expresado con notable claridadNorberto Bobbio,

"en la socieda d capitalista avanza da, don de el pod er econó mico se h alla cada vez más

concentrado, la democracia, pese al sufragio universal, la formación de los partidos de masa y

un grado bastante elevado de movilización política, no ha conseguido mantener su s promesas,

que eran, sobre todo, de tres órdenes: participación (o bien concurso colectivo, y generalizado,

aunque indirecto, en la toma de decisio nes válida s para tod a la com unidad ), control de sde aba jo

(a base del principio de que todo poder no controlado tiende al abuso) y libertad de disentimien-

to" (Bobbio, 1986)

Obviamente, para los marxistas la interpretación es muy distinta, por ser secundaria la esferapolítica. En una sociedad internacionalizada la contradicción esencial es el conflicto Norte-Sur.Para otros la contradicción esencial será la oposición Hombre-Naturaleza, y aún quedan quiénessiguen considerando la oposición Campo-Ciudad como esencial. Pero todas son difíciles, cuandono imposibles de engarzar en una estructura de clases sociales, aunque no falten los intentosteóricos al respecto.

En cualquier caso, creo que los niveles de integración post-industriales que todavía conservala sociedad informacional emergente105, impiden la manifestación de una contradicción principal.Habrá que esperar sin duda un momento de crisis económica real y profunda -no como laspequeñas recesiones que estamos atravesando, y que sólo afectan todavía a los sectores másmarginales de la sociedad, pudiendo los sectores medios seguir ejerciendo de colchón- para queésta se manifieste.

Todas estas transformaciones se manifiestan asimismo en la aparición de nuevos actorescolectivos, que representan los intereses tanto de las nuevas clases como de los diferentes gruposde estatus, y que juegan justamente en la ciudad su papel. A las clases y grupos de estatus quesimbolizan esa contradicción básica entre poseedores y productores, y al sistema de partidos, seañaden los que se denominan, inapropiadamente, 'movimientos sociales en el ámbito de lasociedad civil', concepto que recoge el modelo desarrollado por (Offe, 1988).

La mayoría de los denominados nuevos movimientos sociales persiguen demandas quecombinan bienes e intereses particulares y materiales concretos tradicionales (conflictos urbanospor remodelaciones de centros urbanos, conflictos en general por la exclusión...), junto con otro

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tipo de bienes no particulares aunque tampoco colectivos (como los propios de un género), asícomo con bienes colectivos para el conjunto de la humanidad que no son asimilables, por otrolado, a bienes materiales cuantificables y utilizables por los demandantes (como es el equilibrioambiental, la paz internacional, la cooperación al desarrollo...). Es el conflicto, en suma, porinmateriales que, además, son inconmensurables, frente a los cuales las clases sociales y gruposde status pueden adoptar posiciones incluso contradictorias, siendo por ahora el campo másparadigmático en este sentido el del medio ambiente (Baigorri, 1978b).

Estos nuevos protagonistas del conflicto social han de definir los términos en los que hoydebe plantearse el derecho a la ciudad. Decía Lefebvre que este derecho camina lentamente,

"a través de sorprendentes rodeos (la nostalgia, el turismo, el retorno hacia el corazón

de la ciudad tradicional, la llamada de centralidades existentes o nuevamente elaboradas). La

reivindicación de la naturaleza, el el deseo de gozar de ella, desvían el derecho a la ciudad (...)

aunque sin conseg uir eludirlo. El derecho a la ciudad no puede concebirse (tampoco) como un

simple derecho de visita o retorno hacia las ciudades tradicionales. Sólo puede formularse como

derecho a la vida urbana, transformada, renovada" (Lefebvre, 1969)

Es una tesis plenamente compartible en la actualidad, aunque sea más dudoso su corolario,según el cual el proletariado habría de ser el "agente, vehículo o apoyo social de estarealización". Pero en cualquier caso, insistiendo en la idea de Lefebvre, sólo podremos irdescubriendo este nuevo continente a medida que lo construyamos.

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4.La ciudad red

La ciudad se nos aparece primero, en cuanto artefacto, ciertamente como un recipiente físico,o más exactamente -en términos históricos- una serie de “recipientes cada vez más complejos”(Mumford, 1961:16). Pero es también, de ahí que haya interesado a la Sociología, un conjuntode relaciones, cuya densidad determina tanto la organización física y social como la propia forma.

Hace ahora 'sólo' cien años que Durkheim proponía, en una nota sobre morfología socialpublicada en L'Année Sociologique (1897-1898), que la Geografía, la Historia y la Demografía,entre otras ciencias fragmentarias, se uniesen a la Sociología para explicar "cómo han nacido losgrupos urbanos, cúales son las leyes de su evolución"(Durkheim, 1988:243).

Efectivamente, para Durkheim lo que denominaba el substrato social varía en función deltamaño y de la densidad social; pero además, como hecho social "la constitución de ese substratoafecta directa o indirectamente a todos los fenómenos sociales, al igual que todos los fenómenospsíquicos están en relación, mediata o inmediata, con el estado del cerebro" (Durkheim, 1988:241).

Hace casi tres décadas el sociólogo Philip Hauser, que dirigió el Departamento de Sociologíade la Universidad de Chicago y la Oficina del Censo de los Estados Unidos, hizo un sencillocálculo que no es preciso siquiera actualizar para comprender la dimensión de las interaccionessociales, por lo que lo reproduzco tal cual:

Densidad de población Área con densidad Número de personas en un

(personas/milla cuadrada) considerada círculo de 10 millas d e radio

1 EE.UU. en 1500 314

50 Mundo en 1960 15.700

8.000 Media ciudades centrales en área metropolitana en EE.UU. 2.512.000

17.000 Chicago 5.338.000

25.000 Nueva Yo rk 7.850.000

75.000 Manhattan 23.550.000

(Hauser, 1972:105)

Obviamente, el número potencial de contactos entre las personas se multiplica exponencial-mente en función del tamaño y la densidad de las aglomeraciones. Sobre esta base, Hauserproponía que

"puede establecerse, como hipótesis, que el incremento en la interacción humana

potencial producido por un sistem a de vida aglome rado, ha determin ado, en el camp o de lo

social, una gran transformación: el equivalente a la mutación genética en el campo biológico"

(Hauser, 1972:107)

Si bien hay que advertir, en este punto, que el concepto de Durkheim de densidad social esmucho más complejo en su desarrollo que el de la mera densidad física. Pues el nivel dedesarrollo tecnológico, por ejemplo, modifica sustancialmente la intensidad de las interaccionesy encuentros. Sobre esta base, Bouthoul compara las densidades inversas, físicas y sociales, deterritorios desarrollados y primitivos, concluyendo:

"Uno es un grupo con actividades numerosas y diferenciadas, cuyos elementos

colaboran y están enlaza dos por un sistema de comunicaciones, transportes y organización

perfeccionad os; el otro está formado p or elementos prim itivos simplemente yu xtapuestos"

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(Bouthoul, 1964:21)

La base que otorga importancia, en nuestro razonamiento, a tales cálculos la hallamos en unconocido artículo de Simmel sobre Las grandes ciudades y la vida intelectual; para éste

"el fundame nto sicológico sob re el que se levanta el tipo de las individualidades de las

grandes ciudad es, es la intens ificación d e la vida n erviosa q ue resulta d el rápido e ininterrum pi-

do intercamb io de impresion es externas e internas" (Simmel, 1978:12)

Pero es en su obra fundamental, publicada en 1908, donde el padre de la Sociología alemananos apunta una clave fundamental, al hablar de las relaciones entre espacio y sociedad:

"El espacio es una forma que en sí mismo no produce efecto alguno. Sin duda en sus

modificacion es se expresan las en ergías reales; pero no de o tro mod o que el len guaje expresa

los procesos del pensamiento, los cuales se desarrollan en las palabras pero no por las palabras.

(...) Lo que tiene importancia social no es el espacio, sino el eslabonamiento y conexión de las

partes del espacio, producidos por factores espirituales". (Simmel, 1986:644)

Por su parte, Tönnies, al estudiar las formas de comunidad y asociación (como modelos deorganización social) nos aporta un elemento que debe ser considerado en este contexto:

"Parece justificada la presunción de que, a despecho del deseo natural de m antenerse

a sí mismo o de obtener la mayor cantidad posible de bienes de las otras personas, permanece

vivo en la relación de ciudad y campo cierto espíritu fraterno para dar y recibir, espíritu que,

aparte de estas actividades de true que, se alimenta e n virtud de los múltiples lazos de amistad

y parentesco y suministra puntos de reunión gracias a los temp los y plazas pública s" (Tönnies,

1979:57)

Volviendo una vez más a Durkheim, ahora a su obra fundamental para entender lassociedades contemporáneas, La división del trabajo social, tomemos un pequeño comentario desu distinción entre la solidaridad orgánica (propia de la sociedad industrial) y la solidaridadmecánica (propia de las sociedades antiguas):

"Cuando la manera de ser solidarios los hombres se modifica, la estructura de las

sociedades no pue de dejar d e camb iar. La form a de un cuerpo se transform a necesa riamen te

cuando la s afinidades mo leculares no son ya las mismas" (Durkheim, 1993:I,217)

Sin embargo, nos estamos moviendo por ahora en el ámbito de la analogía orgánica mássimple, que determina un modelo estructuralista de tipo mecanicista, a la manera del cuerpohumano, error en el que cayó Spencer. Algunos de los nuevos paradigmas recuperan, en unsentido bien distinto, este tipo de analogías, ahora con el apoyo de la cibernética, para explicarincluso el funcionamiento del conjunto del planeta, como hace Lovelock (1979) en Gaia. Peroel asunto no es, al menos desde una perspectiva sociológica, tan simple. El desarrollo de lahipótesis de Gaia, al enfrentarse con la presencia del hombre, y su papel en ese supuestoorganismo cibernético que es la Tierra, plantea un hecho difícil de explicar mecánicamente:

"Lo que de especial tiene el hombre no es el tamaño de su cerebro, equivalente al de un

delfín, ni su incompleto desarrollo co mo an imal socia l, ni siquiera la facultad d el habla o la

capacidad de utilizar herramientas. El hombre es especial porque de la combinación de todas

esas cosas ha surgido una entidad enteramente nueva. Cuando estuvo organiza do socia lmente

y logró proporcionarse una tecnología, el hombre empezó a utilizar un talento tota lmente nuevo:

el de obtener, conservar y elaborar información, empleada después para manipular el entorno

de modo deliberado y p revisor" (Lovelock, 1986:155)

¿Cómo se consigue esto?. La Sinergética, o teoría de la acción de conjunto, desarrolladaentre otros por Hermann Haken, físico matemático y uno de los padres de la teoría del láser,puede ser de cierta ayuda para entender mejor este tipo de procesos, no en sus particularidades,sino justamente en su desarrollo de conjunto. La Sinergética considera que, a partir de situacionesde caos, la materia inanimada puede autoorganizarse para producir fenómenos que parecenracionales:

"Observaremos que los componentes se van ordenando como impulsados por una mano

invisible, pero que al mismo tiempo esta mano invisible, que llamaremos 'ordenador', sólo nace

de la interacción de los sistemas individuales. El ordenador nace de la acción de conjunto de las

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106 No deja de ser paradójico, y se plantea en este punto como auténtica nota al pie, que cuando algunos pretenden incorporarmás y más paradigmas de las ciencias físico-naturales a las ciencias sociales, desde la Física más avanzada se recupere un modeloque pertenece plenamente a la Sociología. La descripción del 'ordenador' que hace Haken no está muy alejada de los modelosdeterministas de 'lo social' expuestos por Durkheim.

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partes individuales y, recíprocamente, el comportamiento de éstas está go bernad o por aq uél. Es

como el antiguo enigma de qué fu e primero : el huevo o la gallina . Expresa do en térm inos de la

sinergética, el ordenador esclaviza a las partes individuales. es como un titiritero que hace bailar

a las marionetas, a la vez que éstas actúan sob re el titiritero, lo dirigen (...). Esta génesis forzosa

del orden a partir del caos en gran medida es independiente del sustrato material en que tienen

lugar los proceso s" (Haken, 1986:7-9) 106

Haken hace ciertas observaciones sobre el funcionamiento del cerebro, a partir dedescubrimientos que han mostrado cómo las funciones no pueden ser atribuídas a una u otrazona, aunque determinadas regiones cerebrales son responsables de funciones concretas. Lofundamental es la acción colectiva de todos sus componentes. Y el propio desarrollo biológicodel cerebro parece confirmar este modelo de funcionamiento. Lo que aparentemente es undesordenado proceso de crecimiento resulta al final en un orden no buscado por ninguna de laspartes, sino por el conjunto.

"Sin duda alguna , la constru cción de la red de n eurona s en el cereb ro está autoorg ani-

zada. Hasta donde sabemos, las conexiones se establecen motu p ropio, sin la intervención de una

instancia superior" (Haken, 1 986:17 3).

La puesta en marcha del sistema -o más apropiadamente, de la red- responde a un esquemaidéntico, que vale la pena reseñar:

"Las conexio nes se estab lecerían en tre célula s individuales en m edio de un co nfuso

desorden. Pero con la llegada de impulsos nerviosos de los órganos sensoriales a esta red,

determinadas conexiones se desarrollarían más que otras, conforme al grado de uso, o también

por sí solas. Por tanto la red, con su capacid ad funcio nal, se formaría sólo durante, y a través

de, su utiliza ción. E n la litera tura pr ofesion al esta idea de que en el sistema nervioso las

conexiones se fortalece n con su utilización, p or ejemp lo con la elaboración de percepcion es, se

conoce como 'sinapsis de Hebb'. Las sinapsis son determinadas piezas de unión intercaladas

como cuadros de mando entre las células nerviosas. Esta teoría afirma, por tanto, que las

sinapsis se fortalecen con su utilización" (Haken, 1986:174)

La diferencia respecto de los sistemas con los que el estructuralismo pretende explicar ycuadricular el mundo en que vivimos, es no solo sustancial, sino que determina una formadistinta de observar el mundo, y particularmente el aspecto del mundo que nos ocupa. A partirde la física cuántica nuevos conceptos han permitido romper para muchas cuestiones -en mayormedida cuanto más complejas sean- con la analogía del orden mecánico y determinista: el caos,el azar, lo imprevisible, son elementos que deben ser considerados también.

Henri Lefebvre supo expresar tanto en términos poéticos como sociológicos esta nuevaperspectiva en su principal obra antiestructuralista, Hacia el cybernántropo: contra lostecnócratas, cuando al terminar el libro plantea los desafíos que esperan al antropo frente alcibernántropo:

"El antropo deberá sabe r que no represe nta nada y que prescribe un a manera de vivir

más que una teoría filosófico-científica. Perpetuam ente deberá inv entar, inventarse, reinven tarse,

crear sin procla mar la cr eación, m ezclar las pista s y las cartas d el ciberna ntropo, d esconce rtarlo

y sorprend erlo. Para vencer, y h asta para entabla r la batalla , primero debe valorar sus

imperfecciones: desequilibrio, perturbaciones, olvidos, lagunas, excesos y fallas de conciencia,

desenfreno, deseos, pasión, ironía . Ya sabe que siempre será vencido en el terreno de la lógica,

de la perfección técnica, del rigor formal, de las funciones y de las estructuras. Alrededor de las

rocas del equilibrio, él será la ola, el aire, el elemento que socava y recubre (...), Vencerá por

el Estilo" (Lefebvre, 1973:182)

Pero volvamos al cerebro, a nuestra analogía orgánica en términos de red. A mediados desiglo Pierre Teilhard de Chardin definió, en el curso de su curiosa construcción teológica, el

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107 No es vanal la imagen construída por la literatura de ciencia-ficción, sobre humaoides con cráneo gigantesco sobre minúsculoscuerpos (la famosa imagen fantasmagórica de Encuentros en la tercera fase), o incluso masas cerebrales sin cuerpo físico (enla saga de Dune).

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término noosfera, para describir la "envoltura pensante de la tierra" (citado en Martin,1980:100). Veía la tierra como una esfera enredada de canales intercambiando inmediatamentepensamientos, información y actos intelectuales. Problamente inspirado en ese concepto denoosfera, aunque también y sobre todo por el paradigma de la densidad social de Durkheimdesarrollado más ampliamente por la Escuela de Chicago, y aplicando la entonces novedosaTeoría de la Comunicación, en 1962 R.L. Meier definía a la ciudad, en Una teoría de lascomunicaciones del crecimiento urbano, como aquellas parcelas de tierra en las que intensosprocesos de comunicación tienen lugar. La comunidad crece en la medida en que suscomponentes se desplacen a través del espacio de manera que sus trayectos coincidan o se crucenmás frecuentemente que si realizasen movimientos aleatorios en las proximidades de susrespectivos domicilios. Algunos autores han recuperado los modelos de Meier, proponiendo sucomprensión en un sentido más amplio, no referido exclusivamente a las interaccionesindividuales:

"Las comunicaciones [como las propone Meier] podrían ser definidas en un sentido más

amplio al incluir tanto el transporte físico de población y b ienes, como a la amplia variedad de

canales que sirven los movim ientos de in formación (...). Centrándonos en el sistema de

comunicación-circulación, se sugería, podríam os conocer m ejor cómo fun cionan las ciud ades,

qué determina su estructura, y cómo ésta puede cambiar en la medida en que las tecnologías

faciliten cambios en la circulación" (Salomon, 1996:79)

Tal vez pudiésemos comprender más fácilmente el comportamiento de las ciudades si,efectivamente, llevásemos al extremo nuestra analogía cerebral, considerando a la ciudad comoel cerebro de la Humanidad. Tal y como hace el cerebro en su proceso de desarrollo, la ciudadha venido creciendo complejizando sus redes neuronales, pasando de ofrecer una estructura decélulas aisladas a autoconstruir una estructura de conexiones múltiples, en red.

Como hipótesis, podemos considerar que, a partir de un momento determinado de suevolución -tanto filogenética como ontogenética-, el cerebro humano no puede seguirdesarrollándose internamente sin afectar a su equilibrio físico107. El desarrollo del cerebro se haceexterior al hombre desde entonces, las redes neuronales se prolongan externamente. No es nadanuevo. McLuhan lo atisbó en los años '60, aunque no podía imaginar su alcance real, y se perdióen disquisiciones neotribales:

"El homb re no sólo es un robot en sus reflejos particulares sino en su com portam iento

civilizado y en todas sus reacciones alas prolongaciones de su cuerpo, que llamamos tecnología.

Resulta ahora bastante evidente que las prolongaciones del hombre con sus consiguientes

ambientes, son la zona principal en que se manifiesta el proceso evolutivo.

Con la prolongación del mismo sistema nervioso como nuevo medio de información

electrónica, ha sido p osible alcanzar un nuevo grado de conciencia crítica" (McLuhan, 1985:13)

En estos términos, el cerebro del hombre social es, seguramente desde el neolítico (al menosdesde la construcción de Ur), la ciudad. Y la evolución de la Humanidad se convierte, en ciertomodo, en el proceso de desarrollo de ese cerebro externo de la especie. Las calles, ciertamente,son canales de comunicación e información. La ciudad industrial (con sus tendidos eléctricos yde ferrocarril) rompe las barreras de la distancias, crea nuevos conductos, y la red telemáticaterminará por conectar todas las neuronas.

La dinámica de la redHablamos pues de una concepción de la ciudad sensiblemente distinta de la que la considera

un mero habitáculo del poder, una estructura o marco físico para las relaciones de producción

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108 Esa esclavización mutua entre el 'ordenador' y el resto de los elementos de la materia en movimiento hacia alguna formaordenada podría llevarnos a reflexionar sobre la posibilidad de alguna especie de actualización del materialismo dialéctico. Sinembargo no es ese el objeto de nuestra investigación, por tentador que pueda resultar. Aunque la cuestión puede abrir una víainteresante en el campo de la teoría de las ciencias sociales.

109 En las propuestas de Castells en torno a la ciudad informacional hallamos el mismo tipo de limitaciones, derivadas del fuerte'background' de estructuralismo marxista. Si bien admite “la emergencia del espacio de los flujos, suplantando el significadodel espacio de los lugares” (Castells, 1989:494), sin embargo otorga un carácter superestructural a la red, mera expresiónespacial -como antes lo fue la ciudad industrial en sus más tempranas tesis- de las estructuras de dominio de la nueva clase'profesional-managerial'. Y es que para Castells, al contrario que en el paradigma ecológico, las tecnologías en modo algunopueden determinar siquiera en parte los hechos sociales o la lógica organizativa. Sin embargo, si no atribuímos determinaciónalguna a las tecnologías, como a los otros elementos del modelo ecológico -ya en su configuración POET- difícilmente podemosexplicar, por no ir mucho más lejos, la propia preeminencia que ha adquirido en las últimas décadas la nueva clasetecno-managerial

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capitalistas, o cualquier otra simplificación. Se trata de una concepción de la ciudad comoelemento de una red neuronal que posibilita la vida del hombre sobre la tierra en condiciones deprogreso. Por supuesto sin olvidar que siempre hay un 'ordenador' que esclaviza a los elementosde la red, pero que a la vez es esclavizado por ella; y cualquiera de las fluctuaciones en términosde caos puede llevar a la sustitución del 'ordenador'108.

El contraste entre la analogía mecanicista y la neuronal la expresó con claridad ChristopherAlexander, en el campo estricto del Urbanismo, al comparar los sistemas basados en estructurasjerárquicas en árbol, "símbolo del ejército, estudiada expresamente con el fin de crear disciplinay rigidez", con su propuesta de estrcuturas semireticulares.

"...en toda ciudad hay miles e incluso millones de sistemas en funcionamiento cuyos

residuos físicos no aparecen como unidad en las estructuras en árbo l. En el peor de los ca sos,

las unidades que aparecen ni siquiera corresponden a realidad viviente alguna; y los sistemas

reales, que constituyen la verdadera vida de la ciudad, están desprovistos de rece ptáculos físicos.

Ni el plano de Columbia ni el de Stein, por ejemplo, corresponden a realidades socia les.

Su ordenación física y su sistema de funcio nes denunc ian una jerarq uía de grupo s cerrados,

siempre más rígidos, que van desde la ciudad entera hasta la familia; cada grupo constituido por

lazos asociativos de distinta fuerza.

Si, en un contexto de sociedad tradicional, pidiéramos a un individuo cualquiera que

nombra ra a sus mejores amigos y pidiéramos a cada uno de éstos que nombrara a su vez a los

suyos, todos se nombrarían los unos a los otros y acabarían formando un grupo cerrado. Los

pueblos están constituídos por un determinado número de grupos separados y cerrados de este

tipo.

Pero la estructura social es hoy en día muy diferente. Si pedimos a un hombre que

nombre a sus amigos y después a cada uno de éstos que nombre a los suyos, todos nombrarían

personas distintas y muy prob ablemente d esconocidas p ara el primer interpelado; estas personas

nombrarían a su vez a otras y así en adelante. En la sociedad moder na no e xisten prác ticamen te

grupos cerrados. La realidad de la estructura social contemporánea está llena de sobreposicio-

nes -los sistemas de amigos y conocidos forman unsemirretíc ulo , no un á rbol." (Alexander,

1971:35)

Esta imagen de urbe global es muy distinta, a su vez, de la observada por Saskia Sassen yluego desarrollada más ampliamente por Castells109. Desde nuestra perspectiva el desarrollotecnológico y humano condicionan la evolución de los asentamientos humanos y de sus formasde interacción, en mayor medida que las estructuras de dominación determinadas por el modode producción imperante. La propia denominación plana de capitalismo, para el conjunto desistemas de producción imperantes en el planeta es, más que un estereotipo, una caricatura de larealidad. Así como su modelo de polarización, "particularmente en las mayores ciudades comoNueva York o Los Ángeles" (Sassen, 1987:140) no es en realidad sino la imagen de lasdesigualdades que, por lo demás en mayor medida, han caracterizado a las sociedades-occidentales y orientales- en cualquier otro momento de su evolución. Constituye la descripción

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110 De hecho, la aplicación práctica que se ha seguido de estas teorías subiéndose supuestamente a la cresta de la ola del cambio,esto es el desarrollo de las denominadas tecnópolis (Castells, Hall, 1994), se ha mostrado como un grandioso fracasoplanificador.

111 Y más aún si, yendo más lejos, invertimos dicho modelo general, situando la tendencia global no hacia la centralización, sinopor el contrario hacia la descentralización -un modelo más acorde con la tendencia hacia la entropia de todos los sistemas de lamateria-. Sin detenernos en ello, apuntemos siquiera dicha posibilidad.

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de sólo uno de los diversos planos que debemos contemplar de una realidad que nos esúnicamente aprehensible en términos estereoscópicos.

El reforzamiento de algunos nudos de la red que conforma la urbe global, fundamentalmenteNueva York, Londres, Tokio, París o Frankfurt, (Sassen, 1990), al actuar como 'ordenadores' enel momento en que, a partir de la situación de caos que se crea en el sistema-mundo en los años'70, se precipita la red, no invalida la validez de nuestro modelo de urbe global. En cualquiermomento, en la próxima estación de caos, pueden ser sustituídos por otros. Los cuales no están,necesariamente, siendo planificados para ello, en la medida en que otorgamos cierta importanciaal factor caos110.

Siguiendo con nuestro concepto abierto y no siempre previsible de red, rescataremos lashipótesis del antropólogo Newbold Adams, quien al analizar -sobre presupuestos energetistas-la evolución de las estructuras sociales, propone la que denomina una "secuencia fundamentaldel crecimiento" que iría de la fragmentación a la centralización, y de la que la organizaciónreticular, que él denomina de coordinación, sería una fase intermedia. En este sentido, podríamosentender la implantación de tales 'ordenadores' -las ciudades globales de Sassen- como unasuperación de la red, pero es que la centralización que nos sugiere este antropólogo

"ocurre como p arte de la coordinación de una unidad con otras unidade s [...y...] puede

mostrar tendenc ias oscilator ias hacia la centrali zación y hacia el sentido contrario (...). Una

unidad se cen traliza como una respuesta a la presión externa, y en las sociedad es hum anas la

única presión continu a es la ejercida por o tras sociedades. Esta p resión de otras sociedades

exige la coordinación externa, al mismo tiempo que busca la centralización interna" (Newbo ld

Adams, 1 983:23 3).

En suma, ocurre la centralización cuando una unidad de operación se encuentra en posiciónde tener el poder de tomar decisiones para un gran número de unidades. Y, por otra parte, "lacentralización no significa que la toma de decisiones resida necesariamente en un individuo"(p. 237); es algo relativo, y es tan importante saber a quién incluye como saber a quién excluye.Por lo cual, "nada nos dice que tal coordinación pueda durar eternamente, sobre todo cuandoesté sometida a la llegada de nuevos objetos de control, y por lo tanto a nuevas fuentes depoder" (p.239). Si en el modelo de Newbold introducimos los conceptos de la sinergética y dela teoría del caos111, puede llegar a ser un magnifico instrumento analítico de los procesos dedesarrollo y crecimiento, aunque ciertamente queda mucho por definir al respecto.

Pero en nuestro modelo interpretativo los nudos de diversa escala que articulan y 'ordenan'la red no constituyen, únicamente, agentes individuales orientados a su maximización, como sedesprende implícitamente del modelo de Sassen, y sobre todo de Castells. Debemos diferenciarnuestra posición, basada según se ha mostrado en un paradigma materialista ecológico, de lasposiciones en las que se observa una cierta confluencia, desde mediados de los ‘80, entre quienesdesarrollan una especie de corolario de las ideas de Castells:

“la nueva agenda para la investigación social [en sociología urbana] es descubrir qué

hace a cada ciud ad única en su respuesta a las fuerzas globales, y comprender cómo es que

algunas ciudad es son ca paces d e resistir a las tendencias regionales generales, mientras que

otras lo personifican” (Flanagan, 1 993:13 7).

En la medida en que consideramos no sólo a la competencia, sino en mayor medida a la

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cooperación, como factores del desarrollo social y humano (onto y filogenéticamente), nopodemos estar de acuerdo con una posición cuyas consecuencias normativas han sido en plenalógica fuertemente criticadas:

"...se propone la c reación de ag encias de desarro llo económico metropolitano, de

carácter mixto -capital público y privado- que sean verdaderas empresas de promoción y

fomento, capace s de com petir mun dialmen te en la captación de inversiones. Es de cir, dedicarse

al 'city ma rketing ', a la venta de la ciu dad, en los foros intern acionales. Pero cuyas tareas sean,

también, através de la inyección de capital público, hacer factible las costosas transformaciones

de determinados espacios estratégicos, para su puesta en el mercado" (Fernández Durán,

1993:221).

Por otro lado, justamente desde una posición materialista no podemos ciertamente aceptarque la ciudad, por más que en tanto institución social tiene la vida propia que atribuímos a loshechos sociales, sea un individuo, ni siquiera la suma (adición) de diversos individuos (o gruposdirigentes) y de sus acciones. Sino que, en tanto artefacto, contiene ciertamente una red deposiciones sociales, de agentes en conflicto de intereses y dentro de los cuales determinadosgrupos sociales poseen fragmentos más o menos hegemónicos del Poder. En cierto sentido, escierto que cada ciudad es una individuación, pero por ahora cuando hablamos de la ciudad lohacemos en los mismos términos en que utilizamos el concepto de Humanidad para referirnosal conjunto indiferenciado de los hombres.

Hablamos en suma de redes, no meramente de agentes individuales.... Sólo así, por lo demás,podemos tener una visión de conjunto con independencia de que desconozcamos algunosmecanismos particulares. Aunque cada individuo busca la maximización individual, ésta sólola obtiene con la colaboración de otros, y así se genera la red, que luego se superpone comohecho social al individuo -lo mismo podríamos decir en términos de grupos, de clases incluso-.

La red, o más exactamente este concepto aplicado a la ciudad, está ya en Doxiadis, aunqueéste está todavía atado en cierto modo a una analogía orgánica de tipo corporal, con sus centros,y sus jerarquías... Si bien apuntó también, y debe ser un elemento clave desde nuestraperspectiva, la movilidad natural y contínua de las centralidades (Doxiadis, 1979). Y ciertoconcepto de red viene siendo aceptado al desarrollarse la hipótesis de ciudad-mundo planteadainicialmente por Friedmann, entre otros (Friedmann, 1986), aunque sigue muy presente en esalínea de análisis (Knox,Taylor, 1995) la idea de la jerarquización como algo estructural yfuertemente determinante. Los principios sobre los que se basaría esta idea de ciudad-mundoserían, según los ha planteado recientemente Friedmann, los siguientes:

“1º) La existencia de ciudades que articulan grand es econom ías regionales, nacionales

e internacionales; ciudades que sirven como centros a través de los cuales fluye el dinero, los

trabajadores, la información, los bienes y otras variables económicamente relevantes. Como

centro extienden su influencia en un ámbito o región, cuyas relaciones económicas articulan en

la econo mía glo bal o esp acio de la acumu lación glo bal (...)

2º) Hay algo así como un 'espacio global de acumulación' que es un conjunto de

economías nacion ales y regio nales qu e sirven a los propós itos de la ac umula ción de c apital a

escala mund ial. Este espa cio incluye áreas de p roducc ión prim aria, luga res produ ctivos

específicos y, por supuesto, concentraciones espaciale s de cons umido res. En cierto sentido este

espacio global se c orrespon de con e l conjunto del Plane ta Tierra (...)

3º) Las ciudades-mundo son mayoritariamente regiones urbanizadas que son definidas

por den sos esque mas de interacció n más q ue por fro nteras po lítico-adm inistrativas (...)

4º) Estas ciudades-región -los nodos correspondientes del sistema global- pueden ser

ordenadas en una 'jerarquía de articulaciones espaciales', más o menos en relación con su poder

de decisión. En lo alto e ncontram os las ciudades q ue son el objeto d e las investigaciones de

Saskia Sassen: los centros de control y mando de la economía global, Nueva Y ork, Londres y

Okio (...)

5º) La cultura dominante de las ciudades-mundo es cosmopolita, como definida y

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marcada por aqu ellos estratos so ciales a los q ue Leslie S klair llama la clase ca pitalista

transnacional (Friedmann, 1995:22-23)

Sin embargo, la apariencia de jerarquía estable es, seguramente, sólo un residuo del estiloindustrial de urbanización. Aunque se aceptan los cambios en la jerarquía de ciudades, éstos noafectarían al núcleo fundamental de estas teorías, que prescriben

“una visión bifocal: un ojo dirigido a la dinámica del sistema capitalista en el corazón

-the espacio de la acumulación global y sus articulaciones- y otro a la fragmentada periferia de

los excluídos. Los dos deben soldarse en una visión estereoscópica” (Friedmann, 1995:43).

Creemos que es posible una interpretación a la vez menos mecanicista y también menororganicista, en la que otorgamos capacidad de incidencia en el modelo global tanto a lasestructuras derivadas de los sistemas de producción y dominio, como a los elementosindividuales de la red, como a los efectos derivados de las transformaciones tecnológicas y,derivadas de éstas, medioambientales. No habría así una estructuración nítida entre cen-tro-periferia, sobre todo porque además cada centro tiene su propia periferia interior, y viceversa.Se trata, en suma, de un concepto de red auto-construida y extremadamente dinámica, atendiendoa tan elevado número de variables sociales, económicas, tecnológicas, medioambientales..., quela lógica de su desarrollo no es tan fácilmente predictible como se desprende del modelo deFriedmann, aunque éste reconoce no obstante lo que define como “la inherente inestabilidad delsistema” (Friedmann, 1995:36).

Pero volviendo a nuestra propia analogía, si es acertada encontraríamos que el territoriocumple en realidad el papel de la sinapsis entre las células cerebrales, las neuronas. En elterritorio los núcleos o nodos neuronales tenderán obviamente a conectarse a la red, incrementan-do la extensión de ésta. En el marco de ese proceso se irán estableciendo nuevas redes localesde colaboración, con sus propios elementos 'ordenadores', a través de las cuales la integraciónen la red global puede llegar a ser más eficiente. En nuestra hipótesis de que lo rural, en lasociedad de la información, serían apenas algunos intersticios de lo urbano, habría que añadirque no nos estamos refiriendo a los lugares más inmediatos, sino a aquellos puntos más alejadosde las redes de telecomunicaciones. Rescato en Abraham Moles un apunte que reafirma estasposiciones:

"[Trabajamos en] tres direcciones: por una parte, la de los espacios próximos, donde

las distancias son un orden de magnitud a la medida del ser humano (del módulo humano); por

otra parte, la de los espacios 'lejanos', que implican en nuestra sociedad la n oción de recu rso

a una tecnología del 'transporte'; y, por fin, en el análisis de un sistema de 'telepresencia', en

donde la presencia real se sustituye por una presencia 'vicarial', una telepresencia, y donde las

redes que la consolidan consiguen ajustar la distribución de los seres en el territorio social. De

esta manera, en México o Brasil, la regresión de la civilización no está en función de la lejan ía

con respecto a una capital, o con una gran ciudad, sino en función de la distancia a una 'malla'

de la red d e com unica cione s que v iene co nstruye ndo u na 'soc iedad malla da'" (Moles, Rohmer,

1990:240).

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5. La ciudad y el territorio de la red, en los albores del Tercer Milenio

Aún en la consciencia de no haber llegado a articular un modelo definido de interpretaciónde la ciudad global sobre la base del concepto de red -mas con la convicción de haber desbrozadoun buen trecho del camino-, y en cualquier caso conscientes de que nuestro modelo interpretativoes todavía frágil, al estar aún en construcción, debemos probar no obstante a aplicarlo de algunaforma, buscando su posible operatividad.

Y para ello debemos contrastar este modelo, que correspondería única y exclusivamente alestadio actual de nuestra civilización, y sus tendencias de futuro más evidentes, con los modelosque han caracterizado otros momentos. Y debemos hacerlo, para terminar este capítulo,atendiendo no sólo a la propia interpretación territorial de la ciudad, sino asimismo a lainterpretación del papel que el propio territorio cumple en ese paradigma en construcción.

Una vez más, debemos insistir previamente en nuestra convicción de que los usos delterritorio y su relación con la ciudad (es decir, su forma y su función) vienen determinados porlas relaciones y los medios de producción, y mediados por ciertas construcciones mentales yestilos de relación con la Naturaleza, es decir estilos culturales, además de por el propio entornoambiental físico. Aunque estamos muy lejos aún de poder determinar mediante qué mecanismosconcretos ocurre eso, creo que el modelo que se propone puede constituir siquiera una pequeñaayuda para avanzar en esa dirección. Al menos puede ayudarnos a racionalizar el aparente caosen que el mundo real, en este caso el territorio, se nos aparece, al ubicar las tendencias actualesen una cierta línea histórica.

De los asentamientos de interacción aleatoria

en la sociedad pre-tecnológica, al sistema jerarquizado

urbano-territorial industrial

La caracterización de la historia humana en términos de cierta analogía con la evolución delos organismos vivos, de lo más simple a lo más complejo, es tan antigua como el intento decomprender el sentido de las cosas, y sobre todo el sentido de los cambios que, aún dentro denuestro estrecho horizonte vital, los seres humanos llegamos a observar. Cada cierto número degeneraciones, la Humanidad -o la parte de la misma que protagoniza la Historia en cadamomento- se enfrentan con el hecho empírico de que la sociedad ha cambiado, y lo percibe entérminos de lo que Toffler describió como un shock de futuro (Toffler, 1970). Quienes,padeciendo lo que podríamos denominar el síndrome de Ludd, se posicionan frente a loscambios, encuentran que el shock no es sino la prueba de que, indefectiblemente, la Humanidadcamina hacia su destrucción. Pero quienes con Kant consideran la historia como una progresióninacabable hacia mejor (Kant, 1989), estiman que se trata tan sólo de las incomodidades propiasdel proceso adaptativo, y se apresuran a intentar construir un modelo explicativo.

Tal vez ninguna de las dos posiciones extremas describa la realidad en su totalidad, sino

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112 En trabajos posteriores he introducido la denominación más atinada de Sociedad Telemática, para la nueva sociedad.

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únicamente una parte de la misma. Pero en cualquier caso, con independencia de que, frente adichos cambios sociales, nos situemos en posiciones apocalípticas o integradas, por utilizar laya clásica dicotomía de Umberto Eco, es evidente que dichos modelos constituyen uninstrumento de la razón que nos permite comparar no sólo diferentes periodos, sino asimismodistintos espacios históricos. Y más en particular, en lo que al análisis del territorio se refiere,permiten explicar en términos más complejos de los usuales las transformaciones que se vienenproduciendo tanto en su forma como en su función.

Partimos en suma de la idea, muy propia de las Ciencias Sociales, de que construyendo unmodelo interpretativo de la evolución podemos enfrentarnos con mejores 'armas' al aparente caosdel momento del cambio, atendiendo a la función normativa que también atribuímos a la ciencia.

A veces, como puso de manifiesto Friedmann respecto de Mumford, pueden incluso conviviruna modelización de la historia en términos implícitamente positivos, con una posiciónapocalíptica en lo que hace a la valoración (Friedmann, 1981), y en ese punto surge sin duda lanecesidad de la utopía, como superación de esa flagrante contradicción del espíritu; cuestión queva mucho más allá de los modestos planteamientos de nuestra reflexión.

El modelo más aceptado en la actualidad que explique la sucesión de las civilizacionesdistingue, a partir de una situación primigenia que nos es plenamente desconocida en susaspectos fundamentales, tres grandes eras -u oleadas civilizatorias, en Toffler-: una era agrícolao tradicional, que se iniciaría con la primera revolución tecnológica conocida, la del Neolítico;una era industrial o moderna, que se inicia no tanto con la Revolución Industrial inglesa comocon la Revolución Comercial del siglo XV; y una era informacional, o postindustrial112, que senos vendría anticipando desde mediados del siglo XX (Toffler, 1980). No es cuestión deextendernos en una descripción exhaustiva, pero debemos señalar siquiera algunos aspectos, deentre los que caracterizan a estas sociedades.

Sociedad Agraria /Tradicional

Sociedad Industrial /Moderna

Sociedad Informacional /Postindustrial

Objetivo que determina acciones y elecciones

Supervivencia física

Incremento del nivel de vida

Realización personal

Tendencia Demográfica Población Estable Explosión Demográfica Estancamiento/Equilibrio

Tipo de Asentamiento Rural Urbano Ciudad global/ virtual

Sector Clave Agricultura Industria Servicios

Actividad Dominante Extractiva de la Naturaleza

Fabricación Información

Productos Estratégicos Alimentos Bienes y Equipos Ideas

Recurso Básico Tierra Capital Conocimiento

Tipo de relaciones Comunitar ismo Individualismo de Mercado

Individualismo Corporativo

Energia Metabólica Fósil Inteligente

Relación con el Tiempo Ritmo de la Naturaleza Basada en el reloj Flexibilidad orgánica

Movilidad Física Escasa Grande Virtual

Relación vs. Naturaleza De dependencia De dominio De equilibrio

Si prestamos atención a los factores recogidos en la tabla, observaremos cómo han debidodeterminar tanto la forma como la función del territorio, en su relación con la ciudad, en cada unode los momentos de dicha evolución.

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113 Obviamos aquí la cuestión de la ciudad prístina, tema del que nos hemos ocupado en otros apartados.

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Aunque no tenemos recuerdo histórico de cómo los hombres anteriores al neolítico utilizaronel territorio, tenemos la certeza de que en cuanto a la Humanidad le fue posible se estableció enasentamientos permanentes, refugiándose de una Naturaleza que le era hostil. En realidad, elhombre nunca ha vivido -fuera del mundo de los sueños y de la utopía social- en armonía con laNaturaleza. Al contrario, sólo ahora, después de unos cien siglos de lento progreso, se encuentraen condiciones de lograrlo -sin que ello implique, por supuesto, la convicción en que vaya allegar a hacerlo-. Aunque la forma en que -sobre todo a partir de Kingsley Davis- se ha descritola urbanización del mundo, ha llevado a pensar que la población humana haya pasado de estardispersa por campos y bosques a amontonarse en las grandes ciudades, el hecho cierto es que lainmensa mayoría de la población vive en asentamientos estables con cierto nivel de urbanizacióndesde hace al menos cuatro mil años. El poblamiento disperso ha sido históricamente más rarode lo que lo es actualmente.

Cuando el hombre descubrió la agricultura, pudo establecer en torno a sus asentamientos unsistema de producción permanente de alimentos113. Descubrió incluso que los mismos factorestecnológicos que le permitían producir alimentos le facilitaban la conversión de algunosfragmentos de naturaleza en espacios que reproducían la utopía milenaria de una armonía en laque la Naturaleza no agredía al hombre, sino que se le ofrecía. El sueño del paraíso de la utopíajudaíca se materializaba en los jardines interiores a los muros de la ciudad, y en las huertas desu entorno. Pero más allá de esos pequeños espacios conquistados a la Naturaleza, se extendíala terra ignota, el espacio del temor y la incertidumbre. Es en realidad la idea que transmitentambién los primeros mapas conocidos-.

El territorio externo a los asentamientos humanos ha sido, en la mayoría de las culturas, unlugar oscuro y desconocido, espacio de hadas pero también de belicosos monstruos. El hombrepenetraba con temor en esos territorios, a dotarse de algunos recursos como la caza, la maderay unos pocos minerales conocidos. El historiador J.R. Hale calculó que la distancia máxima ala que un individuo podría llegar a desplazarse, por término medio, en las sociedades agrarias,era de 25 kms (Hale, 1971). Si bien la capacidad de soñar siempre hizo imaginar al hombre que,más allá de los bosques impenetrables, había lugares donde los perros se ataban con longanizas;y aunque ciertamente no los había, sí existían otros grupos encerrados en sus pequeños territorioshumanizados, con los que, cuando unos pocos se aventuraron a encontrarlos, pudieronintercambiar ideas y productos.

Podemos suponer que, en dicho estadio, los asentamientos humanos, con mayor o menorcarga de urbanización, constituían unidades predominantemente autosuficientes, gracias a losrecursos de su entorno más inmediato. Sin embargo, las teorías difusionistas de los antropólogosnos permiten deducir la existencia de cierto tipo de relaciones entre asentamientos cercanos y/olejanos entre sí, pero dado el peso de lo natural tales relaciones e interacciones debían serfuertemente aleatorias, ni siquiera en todos los casos basadas en caminos o rutas preestablecidas.

No obstante, el desarrollo de asentamientos netamente urbanos, ciudades más poderosasubicadas en ciertos enclaves privilegiados -determinados por la mayor facilidad de dominio delentorno ambiental, además de por situaciones estratégicas en en ciertas rutas estables- debiómodificar tal situación primigenia, determinando el establecimiento de flujos más o menospermanentes de interacción, circulación de materiales, energía concentrada -en forma dealimentos, productos energéticos, y en su momento monedas- o información, con una tendenciacreciente a la jerarquización.

Por otra parte, no nos cabe duda alguna de que fue el dominio de la Naturaleza el principal

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desafío de la Humanidad durante varios milenios. Como al enemigo, se la observó sistemática-mente; los viajeros descubrieron cómo otras comunidades habían encontrado algunos de suspuntos débiles, y estos se difundieron multiplicando los conocimientos. Y al cabo, el hombrellegó a la conclusión de que no era una brizna de hierba a merced de Los Elementos, sino quepodía llegar a ser su señor. Lo que Weber definió, al analizar la formación de las sociedadesmodernas, como un 'desencantamiento del mundo' (Weber, 1985), equivale a lo que loshistoriadores de la cultura han descrito como "el paso de una cosmología mágica, pre-moderna,pre-capitalista, a una cosmología moderna, capitalista, científica" (Macfarlane, 1987). Lo cuala su vez implica la idea de un mundo ordenado, medido en el espacio y en el tiempo. Losbosques, las zonas pantanosas que habían atemorizado a los hombres, se convirtieron en fuenteinagotable de recursos para su progreso material. No debemos olvidar que las primeraschimeneas fabriles se elevaron no en las ciudades, sino en los campos, cerca de las minas, de lasmaterias primas y de la energía (fósil o hidraúlica). La Sociedad Industrial conquistósistemáticamente el territorio, organizándolo en función de las necesidades productivas.

Sin embargo, en el punto álgido de la Sociedad Industrial no era la dispersión lo queprimaba, sino la concentración en las grandes ciudades. A lo largo de la primera mitad del sigloXX, en los países industriales, se produce un no menos sistemático vaciado de los espaciosrurales, en la medida en que sólo en la ciudad industrial la división del trabajo posibilita lasucesiva incorporación de nuevas oleadas de pobladores a los beneficios del progreso. Lasmismas revoluciones tecnológicas que incrementaban la productividad industrial, poniendo alalcance de mayor número de gente los bienes materiales, incrementaban a su vez la productividadagraria, arrojando de los campos a las ciudades a los campesinos 'improductivos'.

La Sociedad Industrial es, por naturaleza, la Sociedad Urbana. No vamos a retormar lascaracterísticas básicas que hemos señalado en el cuadro de síntesis, pero sí debemos resaltar eneste punto que la ciudad industrial se convierte en un gigantesco organismo que debe alimentarse,y que produce desechos. Diversos autores plantearon en los años '60 los términos delmetabolismo de las ciudades, definido como "la suma de todas las materias y productos queaquélla necesita para el sostén de sus moradores" (Wolman, 1979); un proceso ya imparable,pues como en el metabolismo orgánico, "no sólo implica una combustión, sino que lacontinuación ininterrupida de ésta -la respiración- es condición para la prosecución de nuestravida" (Jouvenel, 1969). La función del territorio pasó a ser la de soportar, en el sentido másamplio, el metabolismo de las ciudades. Y la planificación en este contexto, tanto la económicacomo la urbanística, adquirió la función de otorgar racionalidad legitimadora a este proceso,intentando ordenar la gestión de unos hinterland que, en las condiciones vigentes, se mostrarona corto plazo incapaces de soportar los efectos del metabolismo. La oposición campo/ciudad, orural/urbano, tenía ciertamente un sentido de lucha seminal por el control del territorio.

Es en este marco en el que cabe el modelo analítico de los sistemas de ciudades, e inclusosu más afinada expresión del sistema de ciudades mundo, siempre entendido en todo caso, dichosistema, como una estructura jerárquica y con tendencias a la estabilidad.

La crisis de los sistemas urbanos de la sociedad industrial

A partir de mediados del siglo XX las cosas habían empezado a cambiar: se había iniciadola transición, en la que en la actualidad nos vemos envueltos, hacia la Sociedad de laInformación.

Describir cómo se inició el proceso va más allá de los propósitos de este texto, pero creonecesario señalar someramente al menos algunos hitos fundamentales que han marcado una lenta

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transición de la que no siempre hemos sido conscientes. En primer lugar la Revolución de las Comunicaciones -antes aún que la de las telecomunica-

ciones-. La constante aceleración en la velocidad tanto de la comunicación entre las personascomo del transporte de mercancias y personas hizo innecesaria la concentración en las ciudadesde las estructuras productivas -y por supuesto las residenciales-. El proceso de dispersión deactividades fue inmediato, y el uso de la tierra en vastos territorios empezó a reflejar "la variedadde formas de vida de su gente y el poderoso influjo de la ciudad" (Gottman, 1973). En las últimascuatro décadas hemos asistido a un proceso sistemático de dispersión, iniciado en los EstadosUnidos en los años ‘50, y luego generalizado en todos los países industriales.

En segundo lugar las sucesivas revoluciones tecnológicas (tanto la electrónica e informática,como la operada con la invención de nuevos materiales, la biogenética, y por supuesto lastelecomunicaciones) que han generado nuevas formas de producción no basadas en la industriapesada y que, con el conveniente sostén de infraestructuras de comunicación, contribuyen aúnmás a la dispersión productiva en lo que llamo la urbe global.

En tercer lugar la fragmentación social y económica. La división urbana del trabajo hapropiciado la disgregación de los grandes grupos sociales (clases sociales, comunidades conraíces comunes, etc) en una miríada de grupos de interés, cohesionados por todo tipo de factoressociales, desde las relaciones de producción a los sistemas de creencias. La diversidad social seha acentuado enormemente.

En fin, hay que hacer al menos referencia al cambio de valores que se inicia en los años ‘60-a partir del momento en que en los países industriales la población encuentra satisfechas susnecesidades básicas-, apuntados tempranamente (Sacco, 1974) y sistematizados por Inglehartcomo valores postmaterialistas (Inglehart, 1990). Estos nuevos valores van a generar la apariciónde lo que se denominó el ‘empresariado moral’ (Becker, 1973), capaz de organizar redes depresión y que se erigen en promotores de usos socialmente admitidos para el territorio.

En correspondencia con todos estos factores, asistimos a la propia fragmentación de laciudad:“el espacio urbano, como globalidad, se fragmenta en multitud de piezas más o menosalejadas entre sí; se rompe la continuidad, característica de la urbe hasta ahora” (López deLucio, 1993). Lo que no es, en realidad, sino el proceso de constitución de la urbe global.

El territorio de la red en la urbe global

Es este marco el que queremos interpretar con la imagen de la red urbana, como abstracciónde la urbe global.

La desconcentración que se produce al iniciarse la decadencia de la sociedad industrial haprovocado la transformación del propio concepto de urbanización. Ya no cabe referirloúnicamente al desplazamiento de población hacia las ciudades -aunque se siga produciendo-, sinotambién y sobre todo a la extensión de la cultura urbana al conjunto del hinterland de lasciudades. Lo cual, por otra parte, convierte en ineficiente la tendencia a la concentracióndemográfica en los grandes centros dominadores del sistema urbano, posibilitando larecuperación, evidente en los países más avanzados, de las pequeñas y medianas ciudades, sobrelas que en un próximo capítulo profundizaremos.

Lo cual ha hecho que la contradicción entre lo rural y lo urbano haya dejado de estar vigente.En los países avanzados no puede hablarse ya de espacios rurales y espacios urbanos, sino deuna continuidad isomorfa de caracter urbano, rota tan sólo en algunas islas: en unos casos,pequeños núcleos perdidos en el espacio y el tiempo, que mantienen relativamente viva la culturarural; en otros, las grandes metrópolis, que aportan una nueva cultura metropolitana, no

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114 Desde una perspectiva normativa -la del planeamiento urbano-, deberíamos pasar a ver el conjunto del término municipal(o el conjunto de términos municipales, si nos enfrentamos a un planeamiento de ámbito comarcal o regional) como un recursoque cumple funciones muy diversas, que satisface a grupos sociales y económicos muy diferenciados entre sí , y que comoveremos genera a menudo una fuerte competencia. Compatibilizar todas las demandas y necesidades manteniendo un equilibrioentre ellas, y manteniendo a su vez un equilibrio entre las alternativas conservación y desarrollo, es el gran desafío delplaneamiento del siglo XXI.

115 Me resisto a utilizar el término Naturaleza, por cuanto la Naturaleza no existe en las sociedades desarrolladas. El campo, elespacio rústico, lo rural, es el resultado de la acción civilizatoria del hombre a lo largo de siglos y aún milenios. La Naturalezaes un espacio ideal que incluso como concepto surge muy tardíamente en la historia de las ideas, en el marco del Renacimiento,cuando el hombre occidental alcanza la percepción de que la ha perdido para siempre. Hoy la Naturaleza es casi exclusivamente,al decir de Lefebvre, un reclamo publicitario.

116 En informes para el Plan Director Territorial del Alfoz de Burogs (1977), los PGOU's de Puerto de Santa María y Alfaro(1980), Alicante (1981), Ejea de los Caballeros (1982), Tauste (1983) y Badajoz (1985), así como en la propuesta de análisispara el Plan Especial del Suelo No Urbanizable de Tudela de Navarra (1983), y sobre todo en el Estudio Territorial deExtremadura (1991). He intentado sistematizar algo de estas cuestiones en (Baigorri 1982, 1983, 1984 y 1992) y en (Baigorri,Gaviria et al, 1985, pp.50-91).

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suficientemente definida pero esencialmente distinta de la cultura urbana.A cambio, ahora podemos entender la dialéctica campo/ciudad en un sentido mucho más

estricto, como relación entre lo que se entiende por continuum edificado, o suelo urbano entérminos de planeamiento, y su territorio circundante114.

Naturalmente, estos modelos no son universales. Hay espacios que parecen anclados en unpunto temporal indefinido, cuyo suelo rústico parece responder al concepto ideal que todostenemos de Naturaleza115. Aunque las fuerzas a las que vamos a referirnos se pueden detectarincluso en tales espacios, fundamentalmente aparecen en el entorno de las grandes ciudades, ymás aún en aquellos territorios tremendamente complejos de economía mixta, agroindustrial perocon un creciente peso del sector servicios, que constituyen las zonas agrarias más ricas (Baigorri,1983).

En este sentido, hace casi veinticinco años que inicié una reflexión sobre las interrelacionesentre la estructura, la forma y la función del territorio exterior a las ciudades, tomando comoelemento de análisis esa competencia que diversos agentes ejercen, expresada en términos decompetencia por el uso del recurso tierra116. Parece de interés retomar dichos análisis por cuantodescriben las características del territorio como recurso justo en el momento en que la sociedadindustrial empezaba a transformarse en sociedad de la información, pero en un país que vivíatodavía los últimos estertores de una era de las chimeneas que, como los peores dictadores,moría matando. Creo que tenemos ya una cierta perspectiva histórica que debería permitirnosdistanciarnos del mero entrechocar de las olas, y comprender dichos procesos en un marcoevolutivo más general.

A medida que percibimos cómo desaparece la oposición dicotómica campo-ciudad, alestructurarse el territorio de los países desarrollados en un contínuum crecientemente isomorfoal servicio de la red urbana global, llegamos a la conclusión de que los protagonistas de lacompetencia ya no son los campesinos frente a los urbanitas, sino una especie de todos contratodos. Tal y como en la Naturaleza distintas especies compiten por el territorio, además decompetir además a nivel interno los miembros de cada especie.

Así, los ecologistas urbanos compiten, pretendiendo un uso bio-arqueológico de ciertossuelos caracterizados como 'espacios naturales', con los domingueros (que los desean para unuso recreativo-residencial), las grandes corporaciones (que los precisan para instalar sus plantasde producción o sus instalaciones de ocio) o el propio Estado (que puede precisarlos para ubicarsobre ellos grandes infraestructuras o equipamientos). Y a su vez todos ellos, urbanitas, compiten

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117 La quintaesencia de dicha competencia podemos observarla en un hecho sólo aparentemente anecdótico, ocurrido a finalesde 1997. La prensa nacional, en estas fechas, informa sobre el conflicto surgido en el parque de Doñana al ser denunciado porcazar patos en la zona de reserva nada menos que el biólogo que durante años fue director-conservador del parque. Sin duda lacompetencia entre sectores se materializa incluso en contradicciones y conflictos internos de los propios agentes que compiten.

118 Sin ir más lejos, los agricultores, que inicialmente fueron los mejores aliados de los ecologistas en la mayor parte de los paísesavanzados, han terminado por convertirse en objeto de los más duros ataques por parte de los ambientalistas.

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con los rurales, que pueden precisarlos (compitiendo a su vez entre sí) para la agricultura, laganadería, la producción forestal o la caza.

Algunos parques naturales, como el de Doñana en el Sur de España, son ejemplosparadigmáticos, en los que hemos visto competir a biólogos conservacionistas, agricultores deregadío, ganaderos, cazadores, urbanizadores y al propio Estado (que los toma como área dedescanso para sus dirigentes)117; obviamente la alianza entre conservacionistas y aparato delEstado ha supuesto su institucionalización como Parque Natural, pero un juego de alianzasdistinto podría haber conducido a otro resultado. He tenido ocasión de conocer otros ejemplos,como el del embalse de Alange, en Extremadura; construído para mejorar los regadíos de lasVegas del Guadiana, se ha convertido en un espacio fuertemente competido por las industrias dela ciudad de Almendralejo, que deben efluir los resíduos de los molinos de aceite de oliva sobrealgunos cauces que lo alimentan; la ciudad de Mérida, que ha empezado a utilizarlo como fuentede abastecimiento; el municipio de Alange, justo donde se asienta la presa, a cuyos actuales usosturísticos termales -cuenta con unas termas de origen romano- querría añadir un turismo másmasivo de pantano; la principal organización ecologista de la región, que monopoliza el uso devarias islas y penínsulas; los ganaderos de la zona, que han construído siempre refugios y ahorase ven perseguidos por los ambientalistas... podríamos buscar todavía más agentes en conflicto.

No se trata, estrictamente, como tradicionalmente se ha planteado, de una oposiciónconservación/desarrollismo. Hay competencias dentro de lo que podríamos llamar el bloquehistórico productivista: los promotores inmobiliarios y turísticos compiten por ejemplo con lasgrandes factorías potencialmente contaminantes; unos y otros con las explotaciones mineras; lospropios usos infraestructurales, dirigidos funcionalmente en beneficio de la maquinaria producti-va, pueden hallarse en competencia con otros usos productivos agrarios, industriales oinmobiliarios. Y hay también, cada vez en mayor medida, competencia dentro del supuestobloque histórico proteccionista118.

Del juego de interrelaciones y alianzas, es decir de las posibilidades de comensalismo entredistintos agentes en competencia, dependerá el uso final que funcionalmente se asigne a eseespacio protegible. Los grupos o alianzas pueden conseguir que el espacio sea protegido, oasignado a otros usos, en función de su capacidad de influir en la toma de decisiones colectivas.Es así como podemos hablar de una construcción social de los espacios naturales (Baigorri,1991b y 1999).

Considerar estos procesos supone ir más allá de los habituales análisis del territorio,centrados casi exclusivamente en dos aspectos: la estructura (del suelo, de la diversidadbiológica, de la propiedad, de las explotaciones) y la forma (paisajes, cultivos, parcelación...).Hay que añadir un tercero: las funciones que cumple el territorio, cada vez mayores y máscomplejas, y casi siempre metaagrarias.

En (Baigorri, 1984) mostraba cómo el recurso tierra cumple hoy funciones muy diversas,destacando como esenciales las siguientes:

a) Conservación de la vida (conservación de la biomasa)b) Producción agrariac) Explotación de recursos naturales (minas, aprovechamientos forestales y cinegéticos, etc)

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119 Hoy se reconoce que autopistas, conexiones aéreas o trenes de alta velocidad, “son en realidad transportes 'urbanos'”(Dumont, 1995:65)

120 Bien ignorándolo, como ha venido ocurriendo con el planeamiento tecnocrático tradicional, bien superprotegiéndolo hastaimposibilitar cualquier actividad, como ocurre con el planeamiento tecnocrático ambientalista de nuevo cuño.

121 De hecho, hoy probablemente no sea posible observar la riqueza y variedad de agentes en competencia que, justo en plenacrisis de la Sociedad Industrial, tuvimos ocasión de detectar.

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d) Descongestión de la ciudad como:1) soporte de actividades industriales o de servicios molestos, insalubres ypeligrosos2) soporte de servicios y dotaciones particulares o institucionales que requierenunos espacios caros dentro de los cascos urbanos

e) Crecimiento y desarrollo residencial de las propias ciudades y pueblosf) Soporte de redes de transporte y comunicación (carreteras, líneas eléctricas y telefónicas,

ferrocarriles, canales y conducciones de agua, etc) entre los nudos de la red urbanaglobal119.

g) Descanso y bienestar para todas las capas sociales, si bien compartimentados los espaciospor clases y estratos.

De forma que diversos actores deben competir por el uso y control de este recurso hoyescaso: agricultores, ganaderos, residentes urbanos, comerciantes, industriales, organismospúblicos, grupos conservacionistas, etc, lo que se manifiesta como competencia por el usoagrícola, ganadero, urbano, residencial, forestal, comercial, minero o infraestructural de la tierra.

En (Baigorri, Gaviria et al., 1985) mostrábamos, sobre el área metropolitana de Madrid,tantos usos no agrarios en el territorio supuestamente rústico como nunca hubiésemos podidoimaginar. Nada menos que 177 usos concretos y distintivos, desde centrales térmicas arecicladores de materiales de construcción, pasando por usos tan peregrinos como centros deamaestramiento de perros de seguridad, empresas pirotécnicas, clubs de tiro, cuarteles, centrosde investigación inmunológica, grandes lavanderías asépticas, mercado de ocasión de camiones,guardamuebles, seminarios, residencias de animales, cárceles, casinos de juego, escuelas taurinas,clubs de alterne, frontones, grandes antenas de seguimiento espacial y un largo etcétera, en el quese incluía también, obviamente, el uso agrícola.

Es la confluencia de todas estas funciones diversas, este sinnúmero de usos diferenciados,junto a los propios núcleos urbanos existentes, lo que otorga personalidad al territorio. Siconsideramos al suelo rústico como un espacio ignorado120, esa multitud de funciones sedesarrollará de forma desordenada, provocando disfunciones y contradicciones, no sólo entre elmedio ambiente y el desarrollo urbano (o edificatorio), sino también entre la industria y laagricultura, o entre esta y las necesidades dotacionales, de ocio, etc. Ejemplos claros son losfenómenos de las parcelaciones ilegales, los vertederos incontrolados, o fenómenos como loshuertos periurbanos, propios de las grandes ciudades y metrópolis (Baigorri, Gaviria, 1985).

Un análisis realizado en la época de ocaso de las chimeneas, en el municipio de Alicante,puede servirnos de ejemplo; pero podríamos tomar cualquier otro término municipal de cualquierciudad media dinámica. El término municipal de Alicante se ha complejizado notablemente des-de entonces (1981), pero en aquellos momentos mostraba en todo su esplendor la competenciapor el territorio121.

Los mapas, e incluso los recorridos superficiales del territorio, nos hablan de un espacioignorado, tal y como tradicionalmente es visto por los urbanistas. Sin embargo, se trataba de unespacio ciertamente ignorado por los planificadores, pero en absoluto vacío. En todo caso

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122 En la agricultura de Alicante el único factor limitante es el agua, para obtener altísimos rendimientos, y el coste de acarreode este recurso, por elevado que sea, es compensado por las producciones de de primor.

123 Curiosamente, la decadencia de las salinas marinas, tan codiciadas por los promotores inmobiliarios de costa, provocó larecuperación de minas de sal interiores que habían sido abandonadas años atrás.

124 Desde un punto de vista normativo, el principal efecto de la consideración de los espacios 'no urbanizables' como vacíosterritoriales ha sido la falta de control y policía urbanística sobre los mismos.

125 En una primera época las clases altas utilizaron las limpias playas de San Juan y la periferia urbana del Norte, en las huertasmás antiguas y feraces huertas, en un área que por su cercanía al casco pronto termina siendo absorbida. A su entorno acudieronluego las clases medias, ocupando áreas más extensas de la huerta. Y, ya a partir de los años '70, la clase trabajadora debe con-formarse con los terrenos más alejados del casco urbano, por su menor coste (por su lejanía, ilegalidad y baja calidad ambientaly paisajística, a menudo con vistas a instalaciones mineroindustriales). La generalización de este fenómeno supone la aparicióncomo hongos de parcelaciones ilegales.

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podríamos hablar de un vacío imperfecto, lleno de cosas, actividades, apetencias, en sumatensiones.

La observación más somera mostraba la existencia de poblamiento disperso, pequeñaspedanías -originariamente surgidas como asentamientos campesinos que facilitan el control y elcultivo de un extenso territorio de 20.000 Has, y que con el tiempo se han ido complejizando-,cuya población oscilaba entonces entre los 58 y los casi 1.000 habitantes (exceptuando la urba-nización turística de Playa de San Juan, con casi 2.000 habitantes permanentes). Y si a a ello leañadimos las vías de comunicación nos aparece ya una malla, más densa cuando incorporamosla red de caminos rurales no pavimentados, que interconecta los distintos puntos del términomunicipal, así como al conjunto del municipio con el exterior.

La superposición de las líneas eléctricas de alta tensión, las subestaciones y las líneastelefónicas que surcan el término municipal, y que posibilitan el uso multifuncional del territorio,empieza a complejizar notablemente ese vacío. Y si añadimos la relativamente densa red de cana-les y tuberías que, con agua potable o de riego (procedente de embalses del interior, del trasvaseTajo-Segura e incluso de varias estaciones depuradoras de aguas residuales), recorren el término,la situación se complica aún más. Precisamente la agricultura ultrintensiva de regadío, que utilizaen buena parte esas redes citadas, era todavía en 1981 -dado su poder económico- un poderosoagente competidor en la utilización del territorio122.

Como lo eran los usos extractivos. Mármol, yesos, cemento, arcillas..., pues en la medidaen que los recursos lo permiten la ciudad se construye con materiales de su entorno. Se incluíala producción de sal marina, para cuya decantación se precisan de grandes superficies de terreno,aunque la caída del precio de la sal ya venía provocando entonces una decadencia generalizadade las salinas marinas en todo el territorio nacional, ante la imposibilidad de que este usocompitiese con las elevadas rentabilidades ofrecidas por la función residencial sobre la primeralínea de playa123. Y debíamos incluir, asimismo, los usos extractivos forestales.

La densa malla de redes de comunicación y abastecimiento que cubre un territorio aparente-mente vacío -y en consecuencia incontrolado124- facilita la ubicación fuera del casco urbano deactividades molestas, insalubres o peligrosas, o que requieren grandes superficies de suelo, conun elevado coste en suelo urbano.

Y se ha señalado, en fin, cómo el territorio cumple asimismo una función de ocio, descansoy bienestar para los habitantes de los cascos urbanos, alcanzando por igual a todas las capassociales. El proceso temporal por el que las distintas clases han accedido a la satisfacción de estanecesidad nos marca un proceso de segregación espacial, que al igual que se observa en losnúcleos urbanos podemos detectarlo en las áreas de suelo rústico utilizadas para el ocio125.

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126 El estudio que utilizamos se enmarcaba dentro de los trabajos preparatorios de la revisión del PGOU, encargados por elAyuntamiento a la consultora urbanística EUSYA, de Madrid.

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Por tanto, hablar de algo tan simple conceptualmente como el suelo no urbanizable, ese es-pacio vacío en el que aparentemente no hay nada -e incluso nos parece que no hay efectivamentenada, en espacios sin grandes valores ambientales, cuando lo observamos superficialmente-, esa todas luces insuficiente cuando nos detenemos a analizar esa multiplicidad de funciones queatiende ese territorio, y desde un punto de vista normativo resulta obvio que la ordenación seráinadecuada, al no atender a la multiplicidad de agentes que compiten por el uso de ese suelo.

De ahí que, para el caso que nos ocupa, en mi interpretación general del territorio126 nohablase de un suelo no urbanizable, sino más bien de tres tipos de espacios, “urbanizados conintensidad variable”: el casco urbano, los territorios suburbanizados, y los territoriossemidesertizados, que aunque atendían funciones muy complejas y aparecían relativamentehabitados, no constituían un casco urbano definido.

En suma, hoy podemos decir a ciencia cierta que el desierto no existe. El aviador queprotagoniza la famosa historia de Saint Exupéry no hubiese sido visitado por ningún principito;ningún viajero de otro planeta se atrevería a descender ante la intensidad de tráfico actual....Aventureros, probadores de coches, arqueólogos, geólogos a la búsqueda de petróleo o deminerales, biólogos buscando la planta salvadora contra la sequía, adoradores del sol, o de laluna, o de la arena, o del yo perdido en la inmensidad... navegan incansables, por tierra o aire,a través de los desiertos geográficos -que no sociales-. Y si esto es así para los llamadosdesiertos, ¿cómo podemos seguir creyendo que el territorio de la civilización se resuelve en unadicotomía simple entre lo rural y lo urbano, atribuyendo además a lo rural alguna especie devacío?.

El jardín de la urbe global

La imagen de urbe global que se propone, entendida como “un continuum inacabable enel que se suceden espacios con formas y funciones diversas, con mayores y menores densidadeshabitacionales, pero que en su totalidad participan de una u otra forma de la civilización y lacultura urbanas”, hasta el punto de que, al abarcarlo todo y descansar sobre las telecomunicacio-nes, la ciudad “deja de existir como espacio físico (...), se hace virtual” (Baigorri, 1995), seinspira en parte en la ecumenópolis de (Doxiadis, 1979), que avanzaba los nuevos esquemasdominantes de organización social en red -concepto que incluye la idea holista de interrelaciónentre todos los factores-, antes que en el neoestructuralismo jerárquico, propio del pasado, quese deriva tanto de los modelos de Sassen, como de los de Castells y Hall, e incluso del modelode ciudad-mundo de Friedmann. Para Doxiadis, la ecumenópolis se constituye como resultadode la interacción de cinco elementos: las capacidades de la Naturaleza, las necesidades delHombre, las estructuras sociales, la capacidad técnica para la edificación en general (lo que élllama las conchas), y las redes, en el sentido más amplio del término. Es decir, básicamente elmodelo POET (Población, Organización -cultura no material-, Medio Ambiente y Tecnolo-gía-cultura material-) propuesto por los sociólogos de la Escuela de Chicago como paradigmade la Ecología Humana(Park, 1936).

Algunos autores interpretan imaginativamente la urbe global en términos de una virtualidadlímite, en la que “sus lugares serán construídos virtualmente por software, en lugar defísicamente con piedras, y estarán conectados por conexiones lógicas más que por puertas,pasajes y calles” (Mitchell, 1995). Frente a dicha interpretación, la tradición ecológica nos ata

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127 No olvidemos que la base ecológica de las ciudades no está en su entorno inmediato, sino en lugares dispersos y muy alejadosdel planeta, pues se ha evaluado en 4,3 Has la base ecológica actual -el footprint- de un urbanita avanzado (Wackernagel, Rees,1995). El modelo de urbe global es pues un instrumento analítico fundamental, ya que en estos términos el entorno de losinstersticios de la urbe sería el conjunto del planeta.

128 A menudo la convivencia de usos y funciones de la sociedad agraria, la sociedad industrial y la sociedad de la informacióntienden a confundirnos. Sobre todo porque nos manejamos con conceptos -pro o anti- anclados en la sociedad industrial.Pensemos como ejemplo de uno de esos nuevos usos a tener en cuenta, en los centros de teletrabajo que van a ir surgiendo,alejados de las grandes ciudades, con su propia área residencial y de ocio, tal y como los poblados industr iales y minerosflorecieron en el siglo XIX. El factor de localización no es la materia prima, ni el transporte, ni la insalubridad o molestias quela actividad pueda suponer sobre la ciudad existente. En el marco de la red global de transportes y telecomunicaciones, lalocalización de estos nuevos poblados informacionales está determinado fundamentalmente por dos factores; el coste del suelo-demasiado alto para talleres informacionales que generan escaso valor añadido por unidad de producto, en el centro de lasciudades- y un entorno de calidad que sea capaz de atraer a los teletrabajadores.

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a la materia, Pero más desde la temprana perspectiva ecohumanista de un Jouvenel que reclamala necesidad de convertirnos en jardineros de la Tierra (Jouvenel, 1969), o un Whyte queproclama la urgencia de tratar el territorio a un nivel micro, construyendo en términos de humanoel “paisaje final” (Whyte, 1968), que desde el tecno-ambientalismo alimentado por el modelode una economía de la nave espacial Tierra (Boulding, 1966) o la hipótesis de Gaia (Lovelock,1979).

En la urbe global que corresponde a la Sociedad de la Información, el territorio menos quenunca va a poder ser considerado como Naturaleza, sino como un auténtico entorno ambiental(environment) que sostiene diversidad de usos, respondiendo a demandas no menos diversas.Aquí los intersticios en la red urbana global son cada vez más reducidos, y afectan simultánea-mente a escalas de muy distinto nivel127 -y en consecuencia la planificación territorial yurbanística tiene un papel importantísimo que cumplir buscando la convivencia de diversos ylegítimos intereses que compiten por su utilización-. Se trata en suma de considerar el conjuntodel territorio como objeto de la acción planificadora, analizándolo ya no como Naturaleza, sinocomo un espacio que forma parte intrínseca de lo urbano, tremendamente complejo en usos yfunciones, estrechamente interrelacionadas entre sí y sobre el que agentes muy diversos ycontrapuestos compiten por su dominio. El territorio de la urbe global ni es el campo, ni muchomenos la Naturaleza; su capacidad funcional como recurso es muy superior, según ha quedadoexpuesto, y olvidarlo es condenarnos a seguir planificando en los mismos términos que en la erade las chimeneas128.

Quiero recordar que la idea de ciudad global fue anticipada en un sentido bien distinto porYona Friedman, como utopía realizable en términos de proyecto que satisface la satisfacción deun grupo de seres humanos mediante el consentimiento de dicho grupo, es decir bajo radicalesprincipios democráticos (Friedman, 1977). Ciertamente, la Historia no ha terminado, y a lasnuevas formas de la ciudad debe corresponder una nueva utopía realizable, una nuevaconstrucción social en la que la Humanidad ejerza, ciertamente, como jardinera de la Tierra. Elterritorio, entonces, no es sino el jardín de la urbe global, con toda la implicación intraurbana quetiene el concepto de jardín. El hombre esperaba que, más allá de la terra ignota, hallaría el Jardíndel Edén. Hoy se ve obligado a ser, él mismo, el jardinero de toda la Tierra si quiere sobrevivircomo especie. Afortunadamente, cuenta con los principios morales, las capacidades y los mediostécnicos necesarios para conseguirlo.

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Segunda Parte

Mesópolis transfronterizas

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En este apartado se trata de esa particular categoría de ciudades para las que he utilizado elneologismo mesópolis, profundizando especialmente en las que además tienen la cualidad de sertransfronterizas, como ocurre en el caso de Badajoz.

Puede sin duda parecer contradictorio, después de dedicar una buena parte del esfuerzoprecedente a intentar demostrar el advenimiento de la urbe global, el intentar distinguir ahora unaparte del todo. Sin embargo, no es menos cierto que, según se ha expuesto, el concepto de urbeglobal se concreta en una red urbana constituída por unidades que pueden distinguirseempíricamente, aunque en no pocos casos, en las conurbaciones y en las denominadas regionesurbanas, sean difícilmente delimitables.

El mismo concepto geddesiano de metrópolis nunca ha presentado dificultades para ladistinción entre las unidades político-administrativas que las forman. De hecho, las políticasmetropolitanas que han constituído la característica fundamental del urbanismo del siglo XX nohan impedido la manifestación de intereses y estrategias individualizadas, y a menudocontrapuestas, de los distintos municipios -o perímetros administrativos, en general- queconforman las metrópolis.

Asimismo, la definición por Gottman del concepto de megalópolis, tomando como primerejemplo el Noroeste de los Estados Unidos, no impidió el discernimiento de ciudades concretasque, formando parte de dicho aglomerado urbano, se benefician o sufren las sinergias -positivasy negativas- del aglomerado, pero tienen a su vez perfiles claramente delimitados, políticasindividuales, y estrategias consecuentes.

Incluso el novísimo concepto de metapolis propuesto por Ascher (1995), entendido comoalgo que va “más allá de las ciudades”, y referido el conjunto de Europa o de Norteaméricacomo regiones o continuos urbanos en el futuro (concepto que no va mucho más allá del deGottman), se concreta en espacios urbanos perfectamente discernibles y delimitables.

Del mismo modo, en la urbe global podemos distinguir fácilmente cómo los distintos nudos,más o menos importantes demográficamente, más o menos influyentes desde el punto de vistaeconómico, político o cultural, siguen correspondiéndose en buena medida con espacioshistóricos, para los que conservamos la rudimentaria definición de ciudades.

Aunque se hace crecientemente difícil una correspondencia directa entre dichos espaciossociales y los lugares físicos en los que las ciudades surgieron y se han desarrollado. El espaciourbano de la metrópolis de Nueva York está formado no por los lugares -perímetros administrati-vos con una base física contigua- que dieron lugar a la ciudad del mismo nombre, sino por unconjunto mucho más amplio de lugares, con los que en ocasiones -gracias a las telecomunicacio-nes- ni siquiera existe contigüidad física. De igual forma el espacio social al que denominamosMadrid se corresponde hoy con un conjunto de perímetros administrativamente diferenciados dellugar Madrid, que constituye el municipio articulador de una metrópolis, pero también secorresponde con un conjunto de posiciones sociales interconectadas geográficamente y ubicadasen lugares físicos a veces incluso muy alejados de la corona metropolitana. “Incluso losciudadanos de una ciudad utilizan su nombre con diferentes sentidos, dependiendo delcontexto”(Habitat, 1996:14).

Para los teóricos de las ciudades-mundo, aún cuando atribuyen un peso determinante a lastendencias a la centralización del poder y de la actividad económica, aparece la evidencia de que

“existen no obstante una multiplicidad d e correlac iones esp aciales pa ra esta

concentración, y en este sentido vemos emerger una nueva geografía del centro, que puede

incluir una red m etropolitana de nodos conectados a través de las telecomunicaciones

avanzada s. No se trata de suburbios en el sentido en que los concebíamos veinte años atrás, sino

de una nueva forma o espacio de la centralidad” (Sassen, 1995:73)

Hasta qué punto tales centros virtuales podemos asignarlos a un lugar geográficamente

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129 Cabe señalar la reciente consideración de estos presupuestos justamente al analizar una de las tipologías nodales máscaracterísticas de la sociedad de la información en el marco de la globalización: los parques tecnológicos, o tecnópolis. Frentea la consideración de las mismas como espacios físicos centralizadores -según el modelo de Castells y Hall- se apunta elsurgimiento de tecnópolis virtuales que superan las limitaciones derivadas de la proximidad física, pues “las empresas secomunican y cooperan más con otras empresas y con centros de investigación que trabajen en el mismo campo, aunque esténdistantes, que con otras firmas o centros más próximos, incluso situados en el propio recinto del parque, pero pertenecientesa áreas tecnológicas diferentes (...). La proximidad física posibilita ciertas sinergias, pero la relación entre las empresas ocentros de una misma comunidad o red científica y tecnológica, sin limitaciones de tipo geográfico, es más importante. El faxy el correo electrónico han contribuido en gran medida a reforzar los vínculos entre los miembros de estas redes virtuales”(Escorsa, 1997:139)

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definido es una cuestión que está por resolver129. Pero, en cualquier caso, no podemos negar quetales lugares son materializaciones de la urbe global en los que las gentes viven, disfrutan, seafanan y trabajan, existen y tienen nombres, por más que en muchos casos el propio nombregeográfico pueda constituir incluso un equívoco.

Pero, sobre todo, en los mismos términos que hablamos de las ciudades-mundo 'estableci-das', también podríamos hacerlo de otros muchos nodos de la red urbana global, de mucha menorescala tanto física como virtual.

En suma, más allá -en realidad, más acá- de la urbe global no podemos negar la existenciade ciudades concretas, cuyo espacio social puede diferir del geográfico, pero que constituyen encualquier caso objeto de estudio también en sus individualidades, que responden a los interesesconcretos de sus habitantes -o de sus grupos dominantes-. La importancia de la existencia de laurbe global radica, en este caso, en la inevitabilidad de tener en cuenta la posición -o posiciones-y funciones de la ciudad concreta en la urbe global.

El rápido desarrollo de las teorías de la globalización, y en el caso del análisis de la ciudadde las teorías de las ciudades-mundo, ha centrado los análisis casi en exclusividad en este tipode megalópolis, como si el carácter 'ordenador' que tienen en la red fuese determinante delcomportamiento del conjunto. Como ya hemos apuntado, esa posición presupone un principioestructuralista de carácter jerárquico que a nuestro modo de ver no puede aplicarse plenamenteal funcionamiento de la red global, mucho más imprevisible e incluso anárquica de lo que puededesprenderse de dichas teorías. Por el contrario, es necesario el análisis también de los nodos deimportancia diversa de la urbe global, así como el de esos intersticios en los que según heexpuesto se mantiene la ruralidad, y por supuesto de ese tipo de sinapsis que es el territorio, parapoder construir una imagen más o menos acabada del conjunto de interacciones que mantienenesa urbe global en términos casi virtuales, y poder entrever las tendencias evolutivas de la misma.

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130 Recordemos esta colorista definición de Kingsley Davis, al hablar del origen de la ciudad: “...se trataba de pequeñas ciudadesrodeadas de una aplastante masa de gentes rústicas” (Davis, 1967:11), e imaginemos a las masas de gentes rústicas asomandopor entre los adoquines de la ciudad radiante.

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6. La medida de las ciudades

En este apartado haremos una revisión, siquiera somera, de las diversas tipologías de nodosque componen la urbe global, centrándonos fundamentalmente en los países avanzados, en cuyomarco se ubica el objeto de nuestra investigación. A partir de esa base podremos avanzar en elconcepto de mesópolis que se propone para dicho objeto de estudio.

Tradicionalmente, y gracias al apoyo -a menudo único apoyo- de la Demografía, ladiferenciación entre lo rural y lo urbano ha sido particularmente sencilla, dependiendo del puntoen que -por supuesto, siempre de forma arbitraria- se decidiese fijar la densidad a la que seatribuía la condición de población urbana (Davis, 1967:14)130. La cuestión del tamaño ha sido,en realidad, el criterio básico para la distinción de lo que es ciudad de lo que no lo es, de lo quees urbano de lo que es rural.

Cuando estamos planteando la ruptura de la dicotomía rural/urbano, las cosas se ponen desdeun punto de vista analítico sensiblemente más difíciles. Recordemos que todavía en 1973 LewisMumford consideraba que “la definición misma (de ciudad) está todavía en discusión”(Mumford, 1973:384), y que a principios de la presente década se apuntaba que

“en estos mome ntos hay registrada s y codificadas más de cien definiciones operativas

de lo urbano y la urbanización sin que haya acuerdo alguno sobre la bondad de ninguna de

ellas” (Salcedo, 1990:247)

De hecho, las definiciones de ciudad que ofrece el Diccionario de la Real Academia de laLengua son extremadamente pobres (“Población, comúnmente grande, que en lo antiguo gozabade mayores preeminencias que las villas”), y a menudo redundandantes (“Conjunto de calles yedificios que componen la ciudad”). Son definiciones que ayudan muy poco a comprender, ynombrar, el mundo en que vivimos.

No obstante, un par de componentes de la definición castellana guardan estrecha relacióncon la realidad que el concepto pretende describir.

De un lado hallamos la referencia al tamaño, “comúnmente grande”, que en su ambigüedadnos lleva ya a recordar la advertencia crítica de Wirth (1938) sobre el error de utilizar la meradimensión como instrumento de clasificación de los asentamientos humanos. Ya Aristótelesadvirtió:

“La mayor parte de las personas juzgan el tamaño de una ciudad por el número de sus

habitantes; mientras debieran considerar no su número, sino su influencia... ya que una gran

ciudad no debe ser confundida con una ciudad populosa” (citado en Jones, 1992:20).

Efectivamente, tenemos también en la definición de la RAL esa mención a situacionespretéritas en las que la ciudad respondía a una posición determinada en alguna especie dejerarquía (“gozaba de mayores preeminencias que las villas”) o especialización funcional.Ciertamente, ciudades como México DF, o Shangai, a pesar de su mayor población, son menosinfluyentes que otras más pequeñas como Londres, Paris o Chicago. En suma, el tamaño y laposición/función podrían ser elementos constituyentes de los nodos en la red de la urbe global.

Pero si hemos dado por perdida la dicotomía rural/urbana, deberemos utilizar otro tipo de

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131 Sin olvidar la existencia de fenómenos, como las urbanizaciones turísticas que se extienden por buena parte de las costas delos países desarrollados -o en vías de desarrollo con sistemas sociales estables-. Aquí hallamos numerosos asentamientos que,estando alejados por su reducido tamaño de cualquier definición como ciudad, no cuentan con población activa agraria.

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artefactos analíticos para la distinción. Hablaremos de gradientes, y es aquí donde tiene sentidonuestro trabajo; porque en sí mismo el concepto de mesópolis, como veremos más adelante,exige una holgura entre la mesópolis y la ciudad media.... es un grado, difícilmente definibleademás en términos numéricos. Se trata, en cierto modo, de volver al principio, a considerar -conlos primeros sociólogos que intentaron sistematizar lo rural y lo urbano- que las diferencias detamaño, densidad y ocupación, etc, cada una de ellas asombrosamente distintas tanto en la ciudadcomo en el campo, constituyen individualmente bases inadecuadas para distinguir entre lasaglomeraciones rurales y urbanas (Sorokin, Zimmerman, 1929:13-58).

Aquellos presupuestos de los clásicos nos hacen recordar que una de las bases epistemológi-cas del conocimiento sociológico es el relativismo. En la observación de las ciudades desde laperspectiva sociológica se hace particularmente cierto un principio más tardíamente aceptadodesde otras disciplinas: que los criterios acerca de su grandeza varían sensiblemente según laperspectiva del observador, pero también dependiendo del objetivo de la investigación (Jones,1992:43).

En suma, el tamaño de las ciudades es, si lo contemplamos a escala mundial, inconsistentedesde la perspectiva sociológica. Y justamente el concepto de urbe global nos ayuda a superartales dificultades, por cuanto en el mismo no establecemos exactamente una jerarquía -de tamañoo funcional-, sino que más bien nos interesa conocer la dirección de los flujos -de información,capital, trabajo o energía- y los distintos roles que desempeñan los nodos de la red. La cuestióndel tamaño hay que circunscribirla por tanto, en cada caso analizado, al entorno homogéneo másinmediato. Pero no olvidando a la vez que, dentro de dicho relativismo, “la misión peculiar dela ciudad consiste en aumentar la variedad, la velocidad, el grado y la continuidad de larelación humana” (Mumford, 1973:388), y todo ésto guarda una estrecha relación con el tamaño,como ya hemos visto al revisar las consideraciones al respecto desde Durkheim a Hauser (vidsupra, 84 ss.), pero también con la forma y la función.

En consecuencia con todo lo anterior, tradicionalmente se han atendido a cuatro tipo decomponentes analíticos tanto para definir lo urbano, como para clasificar jerárquicamente losnúcleos urbanos (Salcedo, 1990):

- El tamaño, considerando límites inferiores que oscilan entre los 10.000 y los 100.000habitantes, según los casos y fines de la delimitación, para definir desde qué tamaño se consideraa un núcleo como ciudad. Este es el indicador más utilizado en España, entre otras razones porla preeminencia de la perspectiva geográfica, pero es un indicador tremendamente errático, y sinduda el más fuertemente marcado por el relativismo territorial. A menudo hallamos en un mismotrabajo, con unas pocas páginas de separación, cómo la cifra en la que se fija el corte entre elasentamiento rural y la ciudad varía sustancialmente. Lo mismo ocurre en trabajos sociológicos(FOESSA, 1970:1188ss.), que en otros de carácter geográfico (Zoido, 1995:145ss.).

- La actividad predominante, entendiéndose que la ciudad diversifica y complejiza lasactividades, y sobre todo 'debe' diferenciarse de un entorno que se supone rural y agrario. Por loque como índice se ha venido tomando el peso relativo de la actividad en el sector agrario. Sinembargo, este elemento plantea, tanto como el tamaño, la cuestión de la arbitrariedad en el cortea partir del cual la diferencia cuantitativa se supone que genera una variación cualitativa. Por otraparte, el propio desarrollo de la sociedad de la información ha puesto de manifiesto, como yahemos señalado supra, las limitaciones de este factor, ya que la diversificación de las actividadesse produce también en asentamientos que bajo ningún parámetro serían considerados urbanos131.

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132 Según el Padrón de Habitantes correspondiente a 1996, hay actualmente en España tan sólo dos ciudades que superan elmillón de habi tantes (Madrid y Barcelona), cuatro que tienen entre 500.000 y 1.000.000 de habitantes (Valencia, Sevilla,Zaragoza y Málaga), y sólo cuaren ta y nueve con una población entre 100.000 y 500.000 habitantes, aunque ninguna de ellasalcanza los 400.000. Badajoz, la ciudad que nos ocupa, se sitúaba en el Padrón de 1996 en el puesto 47º del conjunto de ciudadesespañolas.

133 Lo cual no deja de ser en cierto modo una preocupación baladí, si tenemos en cuenta que la propia denominación deagrociudad presupone la consideración de ciudad, y si recordamos que no hemos atribuido ya a la actividad agraria, en sí misma,una marca particular de ruralidad en la urbe global.

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- El tipo de producción económica predominante, distinguiendo a la ciudad la exportaciónde bienes y servicios hacia su entorno, del que importa alimentos (Salcedo, 1990:246). Sinembargo, hoy hallamos cómo supuestas zonas rurales importan idéntica proporción de alimentosque las ciudades, dada su creciente especialización funcional. Por lo que éste parámetro funcionalhabría que entenderlo en un sentido más amplio, atribuyendo a los asentamientos urbanos lacualidad de centros de consumo de masas; pero en las sociedades avanzadas ni siquiera nos seríade utilidad. A menudo hallamos cómo los principales centros de consumo de masas -grandescentros comerciales- se ubican relativamente lejos de las ciudades, en áreas rurales equidistantesde varios centros urbanos y en las que el suelo que tales centros demandan tiene un precio muchomenor. Por otro lado, ciertas áreas rurales o naturales constituyen a su vez, en su propiaruralidad o estado de naturaleza, también centros de consumo de masas altamente especializados.

- Ante la incertidumbre de los factores citados, no pocos autores se han lanzado, desde hacevarias décadas, a la construcción de índices sintéticos que definen lo urbano “como una cifraproducida mediante la combinación, más o menos afortunada, de magnitudes de diversanaturaleza” (Salcedo, 1990:247). En España, primero Díez Nicolás y luego De Miguel ySalcedo, fueron pioneros en la construcción de este tipo de índices; y se han seguido construyen-do con aparatos estadísticos crecientemente complejos, aunque siguen chocando con la barreradel relativismo territorial, incluso a nivel nacional.

Atendiendo a la importancia que atribuimos al relativismo, se nos hace difícil de partidaincluso el definir el contexto en el que, en nuestro caso, debemos movernos. Pues lascaracterísticas de la urbanización son distintas según atendamos al contexto más inmediato denuestro objeto empírico -la región de Extremadura, o incluso sus regiones contiguas, comoAndalucía o Alentejo-, o bien al conjunto de España, o de la Península Ibérica -es decir,incluyendo Portugal-, o en un sentido más amplio al contexto de la Unión Europea. De ahí queoptemos, en suma, por aceptar las definiciones institucionales que los institutos de Estadísticautilizan, coincidiendo en España y Portugal en el corte de los 10.000 habitantes para separar losasentamientos que podrían ser considerados como ciudades de los que no.

Aunque en otras áreas del planeta no cabría afirmar algo parecido, podríamos establecercomo hipótesis de trabajo, para el conjunto peninsular, el siguiente agrupamiento atendiendoexclusivamente al tamaño132:

- de 10.000 á 100.000 habitantes, pequeñas ciudades funcionalmente especializadas(agrociudades, capitales administrativas de ámbito provincial o regional, ciudadesindustriales, ciudades turísticas, etc...)

- de 100.000 á 500.000 habitantes, ciudades medias- de 500.000 á 1.000.000 habitantes, grandes ciudades- más de 1.000.000 de habitantes, metrópolisSin embargo, a partir de este punto, la diversidad se dispara. En los tramos bajos se hace muy

díficil distinguir, en la literatura más habitual, si algunos de los asentamientos que sobrepasanlos 10.000 habitantes son ciudades, agro-ciudades133 o simplemente grandes asentamientos

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134 Tradicionalmente se ha venido utilizando la definición metropolitana de la Oficina del Censo de los Estados Unidos, queentendía por metropolitan area el área de 100.000 o más habitantes que comprende al menos una ciudad o área urbana compactade más de 50.000 habitantes, así como las circunscripciones administrativas contiguas a la misma ciudad (o área compacta), acondición de que responsan a ciertos requisitos (fundamentalmente relacionados con la densidad, estructura ocupacional, etc)típicamente urbanos. En 1960 el US Bureau of the Census propuso adoptar la citada SMSA, que se compone de: 1) una ciudadcentral de al menos 50.000 habitantes (o dos ciudades limítrofes que sumen esa población); 2) los counties (más o menosasimilables a nuestros términos municipales como unidades administrativas) que contienen a la central city o las dos twin-cities;3) los counties limítrofes, si tienen carácter metropolitano y constituyen con la central city un conjunto económica y socialmenteintegrado. Para determinar si un condado posee carácter metropolitano se tiene en cuenta que al menos el 75% de su empleo seano agrario; que al menos el 50% de su población resida en circunscripciones administrativas limítrofes menores con una densidadmínima de más de 100 habitantes por kilómetro cuadrado, y que se dispongan en una cadena ininterrumpida de asentamientosque se alejan de la ciudad principal; y, en fin, que la población ocupada no agraria del condado debe equivaler al menos al 10%de la ocupación no agraria que habita en el condado que contiene a la ciudad más grande del área, o bien el condado que nocontiene la central city debe ser el lugar de residencia de una población ocupada no agraria superior a 10.000. Obviamente, unsistema de definición tan complejo, y tan finamente adaptado a la de por sí compleja tipología territorial de los Estados Unidos,ha dificultado su aplicación analítica indiscriminada.

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rurales.Y, en los tramos altos, se hace asimismo difícil distinguir el punto a partir del cual

empezamos a hablar de grandes ciudades, y aún más de metrópolis o incluso ciudades-mundo.En Portugal, la capital del país, Lisboa, con apenas un millón de habitantes, y poco más de dosmillones incluyendo su área metropolitana, no cabe duda de que constituye una metrópolis local,aunque en el conjunto peninsular se ubicaría entre la tercera y la quinta posición en la jerarquíade ciudades. Por su parte, en España, Madrid constituye no sólo una metrópoli de importanciaen el sistema urbano europeo, con casi tres millones en la ciudad y más de cuatro si incluímosel área metropolitana, sino que forma parte del paquete de ciudades-mundo considerado porFriedmann -aunque no se considera así en la obra, más antigua, de Peter Hall-; sin embargo,juega sólo un papel periférico en el grupo de ciudades-mundo que actuarían, según dichoparadigma, como 'ordenadores' del sistema urbano mundial.

Por otro lado, la medida de las ciudades no es posible deducirla de los datos censales, conlos que debemos trabajar, ya que éstos se refieren a los términos municipales. En muchos casos,según se ha señalado, aunque existe una ‘frontera’ administrativa entre dos o más núcleosurbanos, éstos constituyen de hecho un aglomerado en términos funcionales, económicos y deinteracción social. Ya en 1965 la Dirección General de Urbanismo publicaba un informe sobrelas Áreas Metropolitanas de España en 1960, en el que se seguían los criterios establecidos en1960 por la Oficina del Censo de los EEUU134 para las standard metropolitan statistical area(SMSA), que fueron rápidamente adaptados para todo el mundo por el International UrbanResearch (Hall, 1965:19). En el caso español se definían un total de 26 áreas metropolitanas, unade las cuales era la de Badajoz. Y aunque algunos analistas consideraron entonces que “algunas,como las de Badajoz o Jerez, son menos válidas desde el punto de vista funcional” (FOESSA,1970:1210), debemos tener en cuenta que era generalizada la opinión de que el vaciado de laEspaña interior se mantendría, estimándose en algunos trabajos que la aglomeración de Madridalcanzaría los nueve millones de habitantes en el año 2.000 (García Barbancho, 1967:111), lo queevidentemente no ha ocurrido.

Pero, en un sentido bien distinto, hallamos también municipios que incluyen diversosnúcleos urbanos de relativa importancia, o una masa informe de poblamiento disperso, por lo quela población señalada por los censos y padrones, referida al conjunto municipal, no refleja laimportancia real -menor a la inducida-, de la ciudad capital del término municipal. A veces buenaparte de la población que censal y administrativamente se asigna a una ciudad dependefuncionalmente y se vincula social y económicamente a otra distinta.

En cualquier caso, debemos insistir en el carácter relativo de la medida de las ciudades.

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135 Hay que señalar, no obstante, que en el caso español varias de las cuatro ‘grandes ciudades’ con más de 500.000 y menos de1.000.000 de habitantes se incluir ían dentro de la categoría de ‘ciudades-millón’ según los criterios de las SMSA.

136 Ciertamente, sabemos desde Durkheim, como se ha citado repetidamente, que la propia densidad genera diversificación yespecialización, en suma lo que caracteriza a la ciudad. De ahí que muchas ‘ciudades dormitorio’ occidentales hayanevolucionado complejizándose has ta alcanzar auténticas funciones de ciudad media. Sin embargo, a menudo ello exige unaintervención exterior para que sea factible. El caso de las ciudades dormitorio del Sur del Área Metropolitana de Madrid (AMM)es paradigmático a este respecto; sin duda su propio crecimiento ha generado demandas al mercado, que han llevado a unacomplejización de sus funciones, pero se ha dado asimismo una voluntad, por parte de las administraciones superiores-particularmente de la autonómica- por lograrlo, realizando determinadas inversiones multiplicadoras en esa dirección: creaciónde Universidades, dotación de equipamientos avanzados, etc. A pesar de tratarse de ciudades de más de cien mil habitantes -enalgunos casos rondando los doscientos mil-, por sí mismas difícilmente habrían evolucionado en esa dirección. Esto no se haproducido, por ejemplo, en las ciudades dormitorio del Este del AMM (Coslada, San Fernando de Henares, Torrejón), lo queunido a un tamaño insuficiente no les ha permitido convertirse en auténticas ciudades medias.

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Aunque, ciertamente, la relatividad afecta en mayor medida a los niveles más bajos y más altosde la jerarquía. Hablar de ‘grandes ciudades’ refiriéndonos a las que sobrepasan los 500.000habitantes resulta ciertamente pretencioso en un planeta en el que en 1990 había 281 ‘ciuda-des-millón’ -como se denomina a las que superan esa cifra mágica en la demografía urbana-135,de las cuales 61 se sitúan en Europa, y 12 ‘megaciudades’ -ciudades o conjuntos metropolitanoscon más de diez millones de habitantes- (Habitat, 1996:11ss.). En el otro extremo, hablar de‘ciudades’, por más que las entendamos como ‘pequeñas’, para todos aquellos núcleos oaglomeraciones con una población entre 10.000 y 100.000 habitantes puede resultar un ejerciciofallido en muchos casos. En cuanto a las ciudades medias, la variabilidad es asimismo tanenorme que, como veremos en el siguiente apartado, hay quien duda de que deba utilizarse talcategoría, que a menudo se presta a confusión.

Límites del concepto de ciudad media

Dentro del tramo de entre 100.000 y 500.000 habitantes hemos considerado la ubicación delas que llamamos ciudades medias. Sin embargo, no plantea menos problemas esta categoriza-ción. El tamaño debe sin duda tener de alguna forma en cuenta la función, pues hallamosciudades de más de 100.000 habitantes que en modo alguno contienen la complejidad social,cultural, económica, en suma funcional, de la ciudad media, por su carácter de ciuda-des-dormitorio, ciudades de monocultivo productivo, etc136.

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137 Normalmente el concepto de ‘región urbana’, definido como “la esfera de influencia económica de una ciudad con un núcleodefinido en términos de concentración de empleo y un ‘commuting hinterland’ compuesto por todas aquellas áreas en las quemás gente acude a trabajar a dicha ciudad en cuestión más que a otras ciudades” (Cheshire,Hay, 1989:15), se aplica a lasgrandes metrópolis, como una medida de la población intermedia entre el distrito administrativo estricto y la ‘regiónmetropolitana’. Como ejemplo puede citarse el caso de Londres, en donde el distrito administrativo estricto -Birmingham- tiene961.000 habitantes, que se amplian a 7,4 millones cuando consideramos la ‘región urbana’, y a 12,5 millones si nos referimosa la ‘región metropolitana’ (Habitat, 1996:60).

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Ciudades ibéricas mayores de 20.000 habitantesFuentes: Elaboración propia sobre INE, Censo 1991; INE-Portugal, Anuários Estatísticos das Regiâoes 1995

GRAFICO 1

La posición de las ciudadesAdemás, la propia posición geográfica de la ciudad modifica estas características. Ciudades

como Santiago de Compostela -o incluso El Ferrol-, en Galicia; Reus, en Cataluña; o Mérida enExtremadura, más allá de su diversidad funcional y de tamaño -entre 60.000 y 90.000 habitantes-coinciden en una posición importante en la red urbana, lo que hace que, pese a no alcanzar esabarrera arbitraria de los 100.000 habitantes, cumplan funciones, en algunos casos, incluso de tipometropolitano.

En ciertos casos, aglomeraciones de ciudades que no alcanzan de lejos los 100.000habitantes constituyen sin embargo, en su conjunto, una densa malla urbana que a todos losefectos debería analizarse de forma conjunta, aunque en casi todos los casos aparece dentro delconjunto una ciudad que supera los 100.000 habitantes. El concepto estándar de ‘regionesurbanas’, pensado para las grandes megalópolis, no sirve para esas aglomeraciones simplementepor una cuestión de escala137; y sobre todo porque, frente a ese concepto jerarquizante, que exigela preeminencia de una gran ciudad central, se presentan territorial y socioeconómicamente másbien en términos de red. La gran conurbación que se extiende entre Murcia y Benidorm, y que

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138 En realidad, tampoco es, en sentido estricto, una conurbación, dado que existen discontinuidades con usos agrícolasvinculados a la ciudad pero que no son ciudad.

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se adentra en el interior de las provincias de Murcia y Alicante, no aparece articulada en tornoa una de sus ciudades en concreto; Alicante, Murcia y Elche, además de otras de menor tamaño,interaccionan estrechamente en el marco de una densísima red de ciudades medias y agrociuda-des, con numerosos intersticios de poblamiento disperso de carácter rural, hasta constituir eseaglomerado de más de 1,8 millones de habitantes que marca el extremo sur del denominado ArcoMediterráneo, al que más adelante nos referiremos138.

Mumford utilizó, junto al de región urbana, el término red urbana regional, que él señalabacomo una forma emergente distintiva de la cadena evolutiva eopolis, polis, metrópolis,megalópolis y conurbación (Mumford, 1973:384); es sin duda un término mucho más adecuadopara definir las situaciones a que nos estamos refiriendo. Deberíamos por tanto hablar, en estecaso, de redes metropolitanas regionales, y es aquí donde comienza a ser de utilidad laintroducción del concepto de mesópolis, para identificar a los principales centros urbanosinterrelacionados pero no contigüos que articulan dichas redes, y que sin embargo no alcanzana constituirse individualmente en metrópolis centralizadoras u ordenadoras del conjunto.

Algo parecido podríamos decir del corredor que se extiende entre Vigo y El Ferrol, enGalicia, en el que resulta difícil a todas luces fijar una ciudad centralizadora de un conjunto quealcanza 1,6 millones de habitantes. Y, a una escala menor, podríamos señalar la conurbaciónlineal de carácter transfronterizo que se extendería desde San Sebastián a Bayona, y que sumacasi 400.000 habitantes en el lado español y más de 180.000 en el lado francés. Así como, enúltimo término, cabría señalar el caso que nos ocupa, tomando un corredor entre Elvas (enPortugal) y Mérida, con casi 250.000 habitantes y en el que no puede decirse que ni siquiera lamayor de las ciudades existentes, Badajoz, constituya una ciudad central en términos jerárquicos.

Funciones urbanasLa consideración de la diversidad funcional a que responden los distintos núcleos urbanos

nos ayuda también a reducir la perplejidad en la que puede sumirnos la mera consideración deltamaño. Siendo además una cuestión a la que se ha dedicado, a lo largo del siglo XX, especialatención en la planificación territorial. Desde la Sociología, en particular desde la EcologíaHumana, se ha trabajado ampliamente esta cuestión (Duncan, 1960), habiendo sido justamentedesde este ámbito desde el que más tempranamente se produjeron trabajos sistemáticos enEspaña (Díez Nicolás, 1972b).

Se trabajó bajo la hipótesis de la dominación metropolitana, según la cual una gran ciudadtiende a controlar la distribución de personas, instalaciones y servicios, en una gran regióncircundante, centralizándolos, es decir, dando lugar a una gradación que está en función de ladistancia al centro (Bogue, 1949). Aunque han sido economistas y geógrafos quienes finalmentese han servido en mayor medida de las funciones -y sobre todo mantienen todavía importanteslíneas de trabajo en esta dirección, lo que no ocurre en la Sociología-, buscando definir jerarquíasrealmente existentes, de lo cual ha surgido un vasto campo de colaboración multidisciplinariaen torno a lo que hoy se conoce como Ciencia Regional, a partir entre otros de los trabajos deWalter Isard y August Loesch (Isard, 1956; Loesch, 1954).

No vamos a extendernos en una cuestión sobre la que la literatura ha sido abundantísima alo largo de medio siglo, y que ha dado lugar a los modelos de sistemas urbanos que hemosanalizado y criticado en capítulos previos, frente al modelo interpretativo de red en que nosamparamos. Pero sí querría resaltar la necesidad de tener en cuenta las funciones para analizar

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139 Según este principio, “en todo sistema de relaciones entre diversas funciones la conexión del sistema con su medio ambienteestá mediada, primariamente, por una función o por un número relativamente pequeño de funciones que se llaman función ofunciones clave”(Hawley, 1973: 40)

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las estructuras y subestructuras de la red urbana global. Funciones que tradicionalmente han sidoentendidas de forma muy diversa: religiosa, de recreo o salud, industrial, capitales políticas y/omilitares, cultural, etc. Sobre la base del ‘principio de la función clave’, desarrollado por laEcología Humana139, se acepta de forma general desde el análisis regional el principio de que

“El crecimiento de una ciudad depende de la medida en que pued a ofrecer, de ma nera

eficaz, productos y servicios a poblaciones del exterior. La relación entre el tamaño de la ciudad

y su composición se refleja principalmente en la naturaleza de las actividades de exportación o

básicas que son características de ciudades de diferente tamaño” (Anderson, 1973:404).

De entre los modelos analíticos funcionalistas más recientes resulta particularmenteinteresante la siguiente clasificación, realizada pensando precisamente en las ciudades europeasy que nos aporta algunos instrumentos para seguir avanzando en la formulación de las mesópolistransfronterizas.

TIPOS FUNCIONALES DE CIUDADES

Tipo de ciudad Características Ejemplos

Ciudades Globales Acumulación de sedes centrales financie-ras, políticas, económicas y culturales deimportancia global-mundial

Londres, Paris, Ma-drid

Ciudades de serviciosy alta tecnología enascenso

Basadas en industrias avanzadas, centrosnacionales de I+D, servicios orientados ala producción de importancia internacio-nal

Bristol, Reading, Mu-nich, Barcelona

Ciudades industrialesen declive

Basadas en industrias tradicionales (mo-noestructuradas), infraestructura físicaobsoleta, desempleo estructural

Metz, Oberhausen,Mons, Sheffield, ÁreaMetropolitana de Bil-bao

Ciudades Puerto Industrias de construcción y reparaciónnaval en declive, legado ambiental, en lassituadas al Sur se añaden funciones deentrada

Liverpool, Génova,Marsella, Cádiz, ElFerrol

Ciudades en ascensosin industrializaciónmoderna

Extensa economía informal y subclasesmarginalizadas, desarrollo incontrolado ydeterioro ambiental

Palermo, Tesalónica,Nápoles, Murcia, El-che

Ciudades de una em-presa

Economía local muy dependiente de unasola empresa

Leverkusen, Eindho-ven, ¿Zaragoza?

Nuevas ciudades Ciudades completas en sí mismas conpoblación procedente del hinterland delas grandes aglomeraciones urbanas

Milton Keynes, Evry,Tres Cantos

Satélites monofuncio-nales

Nuevos esquemas urbanos dentro degrandes aglomeraciones focalizadas haciauna sola función (tecnópolis, aeropuerto,etc)

Sophia-Antípolis,Roissy

Pequeñas ciudades,centros rurales, cintu-rones rurbanos

Pequeñas ciudades y áreas semiurbaniza-das en regiones rurales, a lo largo de co-rredores de transporte con vacíos en elpotencial económico

Tudela, Talavera dela Reina

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TIPOS FUNCIONALES DE CIUDADES

Tipo de ciudad Características Ejemplos

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Ciudades de turismoy cultura

Economía local dependiente del turismointernacional y de eventos culturales deimportancia europea

Salzburgo, Venecia,Palma de Mallorca

Ciudades de frontera/Ciudades de entrada

Hinterland dividido por fronteras nacio-nales; puertas de entrada para emigranteseconómicos y refugiados políticos

Aaachen, Basel, Ba-dajoz

Fuente: Kunzmann y Weneger, 1991 (se han añadido en cursiva algunos ejemplos españoles)

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7.De la ciudad intermediaria a la mesópolis

Las definiciones más recientes de ciudad media alcanzan tal nivel de empirismo que resultanpoco operativas. Así, uno de los últimos informes de la Comisión Europea sobre ordenación delterritorio define a las ciudades medias como ciudades relativamente grandes, con dimensiónsuficiente como para no estar en desventaja en relación a las ciudades de más de 500.000habitantes en materia de servicios, equipamientos y sostenibilidad económica. En síntesis, elinforme considera como ciudades medias a todas aquellas ciudades europeas de menos de500.000 habitantes cuya población creció en la década de los ‘80 (Comisión Europea, 1995).

Como respuesta analítica a tales insuficiencias conceptuales, se ha venido introduciendo enlos últimos años -fundamentalmente desde la literatura francesa- el término de ‘ciudadintermediaria’ (ville intermédiaire). Hay incluso razones de orden semántico que aconsejancambiar de terminología; pues de hecho las ciudades medias, tal y como las entendemos,atendiendo a la anterior clasificación funcional apenas tendrían sentido en el grupo de laspequeñas ciudades y centros rurales, por más que tradicionalmente se haya utilizado el términoen relación con ciudades que centralizan determinadas funciones, articuladas en torno a lafunción clave de la capitalidad administrativa, provincial o comarcal.

“El vocabulario tiene aquí un peso fundamental: hablar de ciudades medias, es

sobreentender una cierta dulzura d e vivir, un cierto dejar pa sar, un ad ormecim iento que sólo

conduce al descolgamiento y el subdesarrollo. Pero un concepto nuevo está en trance de

emerger: el de las ciudades intermediarias (los anglosajones hablan de ‘ciudades libres’); se

ponen entonces en valor otras connotaciones que insisten en el dinamismo que perm ite provocar

relaciones y en la capacidad de sostene rse sobre u na auto nomía constructiva, en relación con

un territorio vivo.” (Gault, 1989:20).

El concepto de ‘ciudad media’ de la Comisión Europea nos apunta la dirección clave parael desarrollo del concepto de ‘ciudad intermediaria’: es de alguna manera el éxito en el desarrollolo que caracterizaría a este tipo de ciudades, diferenciándose de las tradicionales ‘ciudadesmedias’ porque éstas permanecen ancladas en el pasado, en el dolce far niente provinciano.Tornqvist (1988) señala, tras analizar diversos países europeos, la existencia de siete factoresfundamentales:

a) Buena red de comunicaciones interior y exterior (nacional e internacional)b) Nivel de instrucción y de capacidad de investigación superior a la mediac) Buen entorno residencial para segmentos cualificados de la población activad) Diversidad significativa de oportunidades de empleoe) Núcleo urbano central eficientef) Fuerte apoyo a las actividades de ámbito culturalg) Implicación activa de las instituciones públicas en la vida de la ciudadPor otra parte, la ‘ciudad intermediaria’ valoriza lo que se ha denominado “la lógica de la

organización espacial en red” (Camagni, 1993), por oposición a las lógicas competitivas

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140 De hecho, diversas redes de ciudades se han establecido en Europa en la década de los ‘90, generalmente al amparo delprograma RECITE. El balance de una de estas redes, formada por Évora (Portugal), Lamia y algunos suburbios de Tesalónica(Grecia), Speyer (Alemania), Charleroi (Bélgica), Zwolle (Holanda) y Tarragona (España), concluye que ‘las ciudades mediaseuropeas también juegan su papel, formando una fuerza estructurante en la Unión Europea”(Silva, 1994:12).

141 Lo cual no implicaba cier tamente, en modo alguno , una política de potenciación de las ciudades medias. Frente a la propuestadescentralizadora que aparecía en (García Barbancho, 1968), y que se extendió en los años siguientes a nivel regional siguiendoel modelo ‘Paris y el desierto francés’, por ejemplo en (Gaviria,Grilló, 1975), los análisis sociológicos mostraban friamente que“en cualquier caso, esta propuesta tan radical se enfrenta con la dura realidad de que ni por asomo se está produciendoespontáneamente la tendencia hacia las ‘ciudades medias’ y ni siquiera confiamos en que las autoridades puedan (o quieran)provocarla” (FOESSA, 1970:1218).

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predominantes en periodos anteriores140. Más aún, la percepción de la existencia, en Europa, de“ciudades que ganan en países que pierden” (Benko, Lipietz, 1992) hace hablar a algunosautores de “ciudades que ganan en regiones que pierden” (Ferrâo et al., 1994), precisamentecomo un factor que habría acompañado a muchas de las políticas de potenciación de las ciudadesmedias, en las que no se habría tenido en cuenta el concepto de red y la implicación con suhinterland, al contrario de lo que ocurriría con las ciudades intermediarias.

La ‘ciudad intermediaria’ ya no es así la ‘ciudad media’ que se constituye simplemente encentro situado en un nivel intermedio de la jerarquía urbana, con mera voluntad de acumulaciónde los recursos -demográficos, económicos y naturales- de su entorno. Es fundamentalmente unnúcleo integrado en el circuito -o red- de relaciones que se establecen en el seno de los sistemasnacional e internacional; un intermediario por tanto (efectivo o potencial, o lo que es lo mismo,real o virtual) entre espacios situados en dimensiones distintas: las ‘ciudades-mundo’ de unaparte, y los territorios hasta ahora marginales en la otra.

En suma, podríamos definir a la ‘ciudad intermediaria’ en términos dinámicos, y en unsentido optimista y emprendedor, como una ciudad de entre 100.000 y 500.000 habitantes,aproximadamente, con capacidades para su afirmación, tanto a nivel nacional como internacio-nal, en los sistemas urbanos en los que participa, y con capacidad para contribuir al desarrollodel entorno territorial inmediato del que extrae buena parte de su fortaleza.

Sin embargo, el concepto de ciudad intermediaria implica en el fondo una posición arbitrista,orientada más al diseño de estrategias de desarrollo local que reequilibren el territorio, que alanálisis de la realidad propiamente dicho; por lo que de hecho se retrotrae al mismo concepto deciudad media tal y como fue pensado -con casi idéntica finalidad en el discurso-, en laplanificación territorial/regional de los años ‘60. La cualidad que se pretende, ese carácter deintermediación entre lo local y lo global, es la misma que se pretendió atribuir a las ciudadesmedias, sobre todo, en la planificación del desarrollo francesa y española. También entonces elpapel que se pretendía para las ciudades medias era el de evitar la excesiva concentración de lapoblación en los grandes centros urbanos, optimizando los recursos dispersos en el territoriosobre la base del desarrollo polarizado en una serie de Centros de Crecimiento(Moseley, 1977).Nos referimos, muy particularmente, a la política de las ‘metrópolis de equilibrio’ fomentada enFrancia en los años ‘60, y orientada a favorecer el desarrollo regional, basada en la creación deelementos estructurantes, empleo público e incremento de la centralidad. En el caso de España,aunque no existió una política equivalente de manera explícita, la política de Polos de Desarrollocumplió idénticas funciones, pues los mismos llevaban implícita la potenciación de algunas delas ciudades medias141. Por tanto, la ‘ciudad intermediaria’ haría en realidad referencia, más bien,a un momento evolutivo de las ciudades medias, que no todas ellas han podido alcanzar.

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GRAFICO 2

Sin embargo, una de las fuentes de las que bebe el concepto de ciudades intermedias es elplaneamiento estratégico de ciudades de finales de los años ‘80. La ciudad de Poitiers (Francia),en concreto, investiga en 1987 en torno al concepto de ‘metrópolis intermediarias’, una nociónque por un lado permitía salir de esa noción demasiado estrecha, a la que hemos hechosreferencia, que relaciona las ciudades medias con el número de habitantes; y por otra parte la ideade ‘metrópolis’ contiene en sí misma una cierta capacidad de influencia, y por tanto de autonomíay de autoorganización. Por su parte, la idea de la intermediación sugiere que no se trata ni degrandes metrópolis, ni de pequeñas ciudades que se sitúan por debajo del umbral crítico dedesarrollo (Gault, 1989:36).

Es en este punto en el que podemos introducir la denominación de ‘mesópolis’, no por unmero nominalismo que persiga la distinción vanal, sino por cuanto entendemos que una solapalabra sintetiza en este caso esos contenidos asignados a las ‘metrópolis intermediarias’.

De alguna manera, en las mesópolis hallaríamos aquellos centros urbanos con capacidad deiniciativa que son implícitamente aceptados como cabeceras o líderes de un subsistema urbano,pero que a la vez tienen conciencia de sus debilidades y dependencias respecto del sistema degrandes ciudades y metrópolis, así como de su papel dinamizador respecto de su hinterland, queserá más o menos amplio en función, fundamentalmente, del sistema de poblamiento imperante.No son por tanto ciudades pequeñas o medianas ciudades que viven de su entorno, que sonparasitarias del mismo -algo consustancial a muchas pequeñas capitales administrativas-, sinoque articulan, y sobre todo se articulan en un hinterland productivo y dinámico dentro del cualcoexiste una red de ciudades pequeñas y medianas.

Incluso entre los principales defensores del paradigma de las ciudades-mundo, como hemosapuntado, se observa de hecho una línea de revisión crítica de la hipótesis de las ciudades-mundocomo centros de creciente centralización, y sobre la imagen de jerarquía de ciudades. Por ejemploLyons y Salmon señalan

“alguna evidencia de que la creciente g lobalizac ión de la eco nomía mund ial esté

redefiniendo las relacion es dentro de la jerarq uía urba na y, en e ste proceso , expand iendo el

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142 Dicho corte arbitrario es sólo aceptable desde la perspectiva de aproximación en que nos hallamos. No cabe duda de que ladefinición del conjunto de mesópolis españolas no puede hacerse en modo alguno considerando la variable del tamaño.Pequeñas o incluso medianas ciudades es probable que estén actuando funcionalmente como mesópolis, en ciertos territorios.Pensamos, dentro de Extremadura, en Plasencia, que con menos de 37.000 articula sin embargo una vasto corredor, entreNavalmoral de la Mata/Talayuela y Coria, de unos 200.000 habi tantes y una compleja act ividad económica. Lo mismo podemosdecir de ciudades como Tudela, en Navarra, con apenas 26.000 habitantes pero que articula un vasto hinterland económico losuficientemente alejado de las grandes ciudades del entorno (Zaragoza, la más cercana, está a más de 80 kilómetros y con una‘frontera’ administrativa de por medio) como para poder disfrutar de cierta autonomía. En cualquier caso, se trata de avanzaroperativamente, dejando para una futura investigación la definición de variables que permitan ‘medir’, y situar en sus respectivasredes, las mesópolis españolas.

143 . Como puede desprenderse de la nota anterior, esta clasificación constituye un borrador de partida para una futurainvestigación sobre la red urbana peninsular. Por ahora no he utilizado otra variable que la población, agrupándola por criteriosmeramente empíricos, basados en el conocimiento del territorio. En fases sucesivas deberemos afinar y desarrollar el sistema,para incluir variables estructurales de otro tipo, que definan funciones urbanas e incidan en otro tipo de criterios establecidoscomo puedan ser las SMSA. Sin embargo, creemos que el esfuerzo realizado resulta lo suficiente operativo como para incluirloen este trabajo como ilustración provisional

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potencial de control glob al de alguna s ciudades de los estratos más bajos de la jerarquía”

(Lyons&Salmon, 1995:99)

En este mismo sentido, la evolución bastante positiva de numerosas ciudades medias -ointermediarias- nos apunta, según algunos autores, que

“no existe ningún fatalism o que lleve a un a margina lización creciente de las

aglomeraciones que no ocupan una posición cimera en términos demográficos, como los modelos

de organización territorial del tipo centro-periferia dejaban preveer” (Ferrâo et alt., 1994:1133)

Por todo ello, la mesópolis viene en muy corta medida determinada por el tamaño, si bienes probable la existencia de un tamaño mínimo -que arbitrariamente podemos situar en los100.000 habitantes142 para ser operativos- a partir del cual se genera la densidad crítica suficientepara la autogeneración y diversificación creciente de las actividades económicas.

Atendiendo estrictamente al tamaño y a la posición, hemos realizado el siguiente mapa, querecoge todas aquellas ciudades que, aisladas o formando parte de redes urbanas, corredores oáreas metropolitanas, superan los 100.000 habitantes en la Península Ibérica143. En posteriorescapítulos retornaremos al mismo, pero por el momento puede servirnos para medir groseramentesu relativamente escaso número.

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Ciudades medias, mesópolis, grandes ciudades y metrópolis en la Península Ibérica

(Elaboración p ropia sobre datos c ensales)

GRAFICO 3

A nivel meramente de hipótesis, que como queda dicho habría de ser verificada para cadacaso en la misma medida en que intentamos hacerlo para el de Badajoz, podemos establecer lasiguiente clasificación de tipologías sobre la casuística recogida en el mapa, componiendo laestructura de redes urbanas que articulan la península ibérica:

Regiones metropolitanas y grandes ciudades: Madrid -la única ciudad peninsular que es aceptada como ciudad global, o ciudad mundo,

por algunos autores-, es entendida aquí, en tanto metrópolis, como un continuum urbano -nonecesariamente de uso residencial- que se extiende entre Toledo y Guadalajara. Entendida eneste sentido amplio -que las fronteras regionales impiden de nuevo tratar, como en su día loimpedían las municipales-, se trata de una metrópolis de 4,9 millones de habitantes.

Barcelona, con 1,6 millones de habitantes, articula sin embargo una metrópolis también enun sentido amplio que incluye más de setenta municipios que totalizan 3,9 millones dehabitantes.

Lisboa, a pesar de la relativamente poca población de la municipalidad de dicho nombre(menos de 700.000 habitantes), articula en su península y la de Setúbal una población de más de2,4 millones de habitantes, que a pesar de no ser la principal conurbación portuguesa actúa comometrópolis local.

Valencia, con 750.000 habitantes, articula a otro medio centenar de municipios en unhinterland relativamente cercano, que suma 1,8 millones de habitantes.

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144 Seguramente es una denominación inapropiada, muy influida por la literatura más reciente sobre la materia, que siguiendolos criterios franceses -cuyo Mediterráneo forma ciertamente un arco- incluye toda la costa levantina y andaluza dentro delllamado Arco Mediterráneo (Salvá, 1997).

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Sevilla, con 650.000 habitantes, domina otros veinte municipios en su entorno másinmediato con los que totaliza 1,1 millones de habitantes. Sin embargo, no está claro si nodebería hablarse más bien de una metrópolis del Guadalquivir, que incluye la conurbación deCádiz-Jérez (0,66 millones) y Huelva (0,22 millones). Sería interesante estudiar si nosencontramos frente a un caso ideal de red metropolitana en la que el peso de la metrópolisprincipal está justamente compensada por varias mesópolis. Hablaríamos de una regiónmetropolitana de aproximadamente 1,9 millones de habitantes.

Bilbao es sin duda el caso más extraño en la península, por cuanto constituye tal vez la únicaárea metropolitana por decisión propia. Con algo más de 360.000 habitantes en el municipiocentral, alcanza algo más de un millón de habitantes si le sumamos, además de los municipiosdel área metropolitana constituída, otro medio centenar de su hinterland. En este sentido, Bilbaoconstituiría probablemente justamente el tipo ideal de ‘gran mesópolis’ en España. Losparticularimos que se alimentan en un territorio como el vasco explican que, en lugar de tratarsecomo gran conurbación -como de hecho funciona de forma espontánea- al conjunto que seextiende a lo largo de la autopista entre la ría de Bilbao y Bayona -poco más de 100 kilómetrosseparan ambas ciudades-, se desarrollen estrategias que claramente entran en competición entreel denominado Gran Bilbao y la conurbación transfronteriza -en proceso de desarrollo- que seextiende entre San Sebastián y Hendaya. La metrópolis vasca sumaría 1,6 millones de habitantes,y nos encontraríamos, si esta hipótesis fuese verificada, frente a un caso muy similar al señaladopara el caso de Sevilla. En este caso serían las mesópolis de San Sebastián y Bayona justamentelas que estarían cumpliendo esa función intermediaria a que se ha hecho referencia. Por otraparte, como más adelante veremos, este corredor y el de Badajoz constituyen los dos únicos decarácter transfronterizo de la Península.

Zaragoza, con 600.000 habitantes, es probablemente la única gran ciudad que puedaentenderse como tal en la península, tanto por su perfil -sin área metropolitana, pero con un vastohinterland- como por sus funciones y tamaño.

b) Conurbaciones y áreas mesopolitanasLa gran conurbación Oporto-Coimbra constituye sin duda el ejemplo más potente y

paradigmático, en la península, de espacio urbano articulado por mesópolis. En sí el distrito delGrande Porto tiene entidad propia, articulado por las mesópolis de Porto (302.000 habitantes)y Vila Nova de Gaia (248.000 habitantes), junto a otras ciudades medias, media docena de lascuales superan los 100.000 habitantes. Pero quizás debiéramos extender este corredor hasta elentorno de otra mesópolis, Coimbra; de forma que el conjunto, un corredor de unos 150 kms delargo y menos de 40 de profundidad, totaliza los 4 millones de habitantes, constituyéndose en latercera concentración urbana de la península, después de las regiones metropolitanas de Madridy Barcelona.

La que hemos denominado Arco Mediterráneo Sur144 es, como región mesopolitana, sinembargo, aún más paradigmático de todo aquello que encerraba la idea de las ciudadesintermediarias, atendiendo a su dinamismo, la autonomía de las ciudades, el funcionamiento delos flujos internos en términos de red, etcétera. No se trata ya de hablar del continuum urbanoque se extiende entre Benidorm y Elche, articulado por Alicante, sino que entendemos debeincluirse dentro de esta vasta región mesopolitana el entorno metropolitano de Murcia y

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Cartagena. La mayor de las ciudades consideradas, Murcia, no alcanza los 330.000 habitantes;mientras que las otras tres tienen entre los 170 y los 270.000 habitantes (Alicante). El conjuntodel medio centenar de municipios, que incluyen numerosas ciudades de más de 20.000 habitantesy, sobre todo, un continuum de poblamiento y utilización y administración netamente urbanasincluso de los espacios agrarios, totalizan algo más de 1,8 millones de habitantes.

Algo parecido podríamos decir de lo que bien podríamos denominar el Corredor Urbanode Galicia, que se extiende en una estrecha franja entre Vigo y Ferrol totalizando 1,6 millonesde habitantes, en medio centenar de ciudades de tamaños diversos, jaspeadas por ampliosintersticios rurales. No habiendo una ciudad que domine claramente sobre el conjunto, debemosentender como mesópolis no sólo a las dos ciudades que sobrepasan los 100.000 habitantes (Vigoy La Coruña), sino también por su posición y funciones a Santiago, a pesar de no alcanzar dichotamaño.

A otra escala, presenta características muy parecidas la Región Mesopolitana Astur,articuladas por las mesópolis de Gijón y Oviedo, que además de competir articulan una red másextensa que totaliza 0,8 millones de habitantes.

El caso del corredor urbano de la Costa del Sol, como ocurre con la conurbación turísticade la isla de Mallorca, presenta características especiales por su condición de regiones-factoríaen las que la explotación del turismo casi como monocultivo plantea problemas de interpretaciónterritorial de orden diverso. En ambos casos nos hallamos con dos grandes ciudades (los algomás de 500.000 habitantes de Málaga frente a los algo menos de 300.000 de Palma no significanmucho, habida cuenta de la mayor significación que en la capital balear tiene la poblaciónconsumidora flotante). Dudaríamos en este caso de si hablamos de regiones metropolitanas omesopolitanas, requiriendo un análisis de mayor profundidad del que podemos hacer en estemomento.

Del mismo modo que resulta dudoso el tratamiento analítico que debiéramos dar a lapequeña conurbación en torno a Tarragona (con casi 300.000 habitantes), que funciona concierta autonomía como red pero dificilmente se la puede desvincular de la región metropolitanade Barcelona, ya que de hecho se produce una continuidad urbana física entre ambasconurbaciones.

Finalmente -teniendo en cuenta que las regiones mesopolitanas de San Sebastián/Hendaya,de Cádiz/Jerez y Huelva las hemos asignado potencialmente a regiones metropolitanas quepotencialmente las incluyen- tendríamos el caso de la región mesopolitana de las Vegas delGuadiana, articulada fundamentalmente por la mesópolis de Badajoz, pero en cuya red juegatambién un papel fundamental una pequeña ciudad como Mérida, como ocurría en el corredorGallego a otra escala y con ligeramente distinta significación funcional en el caso de Santiago.Según extendamos la región al corredor Elvas-Mérida (algo más de 240.000 habitantes) ohagamos una delimitación más laxa, incluyendo un corredor de algo más de 120 kilómetros yunos 40 de profundidad (incluyendo Almendralejo y las ciudades gemelas de Don Benito yVillanueva, entre otras, superando así ampliamente los 300.000 habitantes), la significación delmismo varía. No vamos a extendernos ahora en esta cuestión, por cuanto es justamente el objetode la investigación.

Y en una situación parecida hallamos al pequeño corredor que se extiende entre El Ejidoy Almería, que suma algo más de 250.000 habitantes. En cuanto al caso de Andú-jar-Linares-Úbeda, ya se ha señalado la dificultad de adscribirlo a una tipología concreta de redurbana.

c) Ciudades medias

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145 Lógicamente, cuando hablamos de ‘regiones mesopolitanas’ en las que ninguna de las mesópolis domina claramente sobreel conjunto de la red (como ocurre en el Arco Mediterráneo del Sur), no es fácil preveer cúal de las ciudades puede seguir elcurso de dicha evolución.

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Aparecen luego 14 ciudades medias de más de 100.000 habitantes, de desigual tamaño perofuncionalmente en todos los casos asimilables al concepto tradicional de las ciudades medias:Valladolid (que si tenemos en cuenta la cercanía y vinculación casi metropolitana de Palenciasobrepasa los 420.000 habitantes), Santander (que, como en el caso de Valladolid, si incluímosTorrelavega y algunos pequeños núcleos de su entorno más inmediato supera los 320.000habitantes), Córdoba (algo más de 350.000 habitantes incluyendo algunos municipios de caráctermetropolitano), Granada (311.000), Pamplona (250.000), Vitoria (206.000), León (173.000),Salamanca (169.999), Burgos (160.000), Jaén (156.000), Lérida (140.000), Albacete (130.000)y Logroño (127.000).

Características de la mesópolis

A la luz de lo visto en el epígrafe anterior, y con el apoyo de la literatura sobre lasdenominadas ‘ciudades intermediarias’, podemos intentar establecer, en términos de hipótesis,las características que definen a las mesópolis, y que las diferencian tanto de las ciudades mediascomo de las grandes ciudades y las metrópolis.

Ya he puesto de manifiesto el criterio de que las mesópolis no constituyen un tipo acabadode ciudad; no son ‘ciudades de destino’ en el sentido en el que escribió Toybnee, sino querepresentan un momento determinado en la evolución orgánica de las ciudades, que no todasllegan a alcanzar y que puede evolucionar, además, hacia lo que conocemos como ‘gran ciudad’,o más probabilísticamente -por cuanto reproduce en mayor medida, bien que a una escala menor,el funcionamiento metropolitano- hacia la metrópolis145. Naturalmente, no entramos aquí en laproyección hacia el futuro del proceso evolutivo, no estando en condiciones de discutir el modeloevolutivo de Geddes y Mumford que culmina en la ‘necrópolis’, es decir en el bloqueo,decadencia y muerte de las ciudades. Nos quedamos en los estadios empíricamente conocidos,si bien es cierto que la tesis de la urbe global presupone que la necrópolis no es, al menos, elestadio siguiente a la metrópolis, ni siquiera a la megalópolis. Dejamos por tanto a losinvestigadores del futuro la oportunidad de dictaminar si el modelo de Mumford es operativo.

Así, respecto de las metrópolis, áreas y regiones metropolitanas, la diferencia es fundamen-talmente de grado. Como veremos, el comportamiento de las mesópolis respecto de su hinterlandes muy semejante al de las metrópolis, pudiéndose incluso hablar también de un áreamesopolitana y una región mesopolitana, como círculos imperfectos de vinculación. Asimismo,las formas que podemos esperar encontrar en las mesópolis pueden ser muy parecidas a las quese proponen para las metrópolis (Jones, 1992:237).

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Posibles formas futuras de las metrópolis (Jones, 1992)

GRAFICO 4

Analizadas en el marco de la hipótesis de la urbe global que venimos manejando en estetrabajo, las mesópolis desarrollan una función de articulación de redes urbanas, pero sobre todofacilitan la integración en la urbe global de los intersticios rurales, con los cuales dialogan einteraccionan estrechamente. Al contrario que las pequeñas y medianas ciudades no mesopolita-nas, o las grandes ciudades ‘aisladas’, las cuales tan sólo ‘integran’ a los espacios y hábitatsrurales que las circundan en un hinterland extenso en la medida en que los utilizan en susprocesos de metabolismo, como espacios residuales, convirtiendo a los espacios rurales enespacios aislados de la urbe global.

Por el contrario, las mesópolis son intermediarias, integrando lo rural a lo urbano entérminos de igualdad. Paradójicamente son las mesópolis, producto en buena parte de laglobalización, los tipos de hábitat urbano que en mayor medida contribuyen a la conservaciónde lo rural como un espacio diferenciado, pero a la vez vinculado, a su través, a la urbe global.Mientras que las grandes ciudades tan sólo integran en la urbe global los corredores a través delos cuales se comunican con otras grandes ciudades y metrópolis:

“Las ciudades intermediarias presentan, de forma unánime, un carácter particular: su

escala les permite desarrollar de forma privilegiada cualidades de urbanidad, de civilidad,

siendo espacios privilegiados en los que los rurales se transforman en ciudadanos” (Gault,

1989:75)

Podemos probar, pues, a señalar los elementos que definen, empíricamente, a las mesópolis.Como veremos, varios de estos elementos podemos hallarlos en cualquier ciudad, o en ciertoscasos en otros tipos distintos de ciudad (ciudades medias, grandes ciudades, metrópolis). Sinembargo, lo que creemos que caracteriza a las mesópolis es la presencia simultánea de latotalidad, o la mayor parte, de las siguientes características.

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146 Entendemos por crecimiento exodirigido, por ejemplo, el debido a la instalación de una gran empresa, como puede ser el casode Valladolid y la influencia que en su día tuvo FASA. También el debido a la mera posición geográfica, como es el caso deZaragoza, cuyo crecimiento de las últimas décadas responde, fundamentalmente, a su ubicación en el centro del triángulo de laindustrialización. Asimismo, es un crecimiento exodirigido el que se produce en respuesta a las necesidades de espa-cio-dormitorio de un núcleo mtropolitano, como pueda ser el caso de Guadalajara. Probablemente debamos entender tambiénen este sentido el crecimiento debido a la implantación de una capitalidad artificial, producto de procesos de regionalización.

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1) Son ciudades cuyo tamaño oscila, dentro de un amplio margen, entre los 100.000 y los500.000 habitantes, dependiendo del contexto territorial y sistema de ciudades al que se vinculan.

2) Su crecimiento es fundamentalmente intradirigido, esto es generado por la interacción dela ciudad con su hinterland, en mayor medida que exodirigido146. Asimismo, una parte importantede su crecimiento demográfico se debe a los propios efectivos, ya que cuenta con un porcentajesuperior a la media, de población en edad reproductiva.

3) Seguramente, la mesópolis tiene su origen en una agrociudad, más fácilmente que en unacapital política o religiosa, o que en una pequeña ciudad especializada industrial. De hecho, sucomplejidad sectorial incluye una participación importante del sector primario, especialmentede la Agricultura, a través del cual se produce la principal interacción con su hinterland.

4) Dentro de su hinterland existen otras pequeñas y medianas ciudades, en término de‘ciudades gemelas’ o no, cuyo crecimiento correlaciona positivamente con el de la mesópolis,con la cual además compiten en muchos aspectos.

5) La media del crecimiento de los núcleos menores de su hinterland debería correlacionartambién positivamente con el del crecimiento de la mesópolis, en la medida en que es unainteracción de intercambio efectivo -aunque desigual-.

6) Las ciudades y pueblos de su hinterland commutan con la mesópolis, pero manteniendoun nivel importante de autonomía, no una dependencia total (como ocurre por el contrario en lospueblos o ciudades dormitorio, como los del entorno de Valladolid o Pamplona)

7) Las mesópolis presentan rasgos de multiculturalidad. Como veremos, esto se manifiestamuy especialmente en el caso de las ciudades transfronterizas.

8) Las mesópolis deben disponer de un conjunto de infraestructuras culturales y productivasbásicas:

- universidad con carreras científicas, sociales y humanas; - centros de investigación públicos y/o privados relacionados con las actividadeseconómicas fundamentales de su hinterland; - museos de temáticas diversas y en algún caso con proyección y/o vocación internacio-nal; - instituciones feriales estables, con actividad regular a lo largo del año y de proyecciónmás que local y regional; - palacios de Congresos, o espacios en los que éstos se celebren con regularidad a lo largodel año; - prensa diaria, emisoras de radio y televisión local; - imprentas industriales y editoriales; - aeoropuerto, estación de ferrocarril y comunicaciones por autopista/autovía conmetrópolis del sistema de ciudades dentro del cual se insertan; - cámara de comercio y sedes de organizaciones empresariales y profesionales; - sedes financieras; - sedes administrativas de diverso orden; - polígonos industriales planificados y polígonos deslocalizados de uso industrial ydesarrollo espontáneo

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9) El dinamismo demográfico de la ciudad tiene un reflejo en estilos de crecimiento urbanoen ocasiones compulsivos, con crecimiento en mancha de aceite, sin una planificacióncompletamente racional y con momentos de incapacidad de absorción de las nuevas demandasresidenciales. En este sentido, en las mésopolis siempre existirán barrios de aluvión, desestructu-rados. Además, previsiblemente los cascos antiguos de las mesópolis aparecen en estado deabandono, salvo cuando constituyen un recurso económico (turístico) de primer orden. Frentea las ciudades medias, las mesópolis no fijan fronteras al desarrollo urbano, con lo que latendencia al vaciado de los centros históricos es en la actualidad tan acelerado como en lasmetrópolis.

10) Las mesópolis, aún teniendo una identidad, no la tienen claramente definida, ni poseenun fuerte sentido de identidad y pertenencia particularista entre sus habitantes. Son enconsecuencia ‘acogedoras’ para los recién llegados, que no tienen dificultades de integración enlas redes de sus respectivas capas sociales. Paradójicamente, las mesópolis invierten en laproyección de una imagen exterior de la ciudad, aunque ésta no responde a un patrón permanente-al contrario de lo que ocurre en las ciudades medias o grandes ciudades-, modificándose enfunción de los cambios políticos que se producen.

11) La sociedad civil de las mesópolis es capaz de generar la aparición de grupos yplataformas de interés cívico, en respuesta a conflictos urbanos importantes, y capaces de incidirsobre la opinión pública. Sin embargo, frente a lo que sucede en las ciudades medias, dichasociedad civil es extremadamente móvil, y sus organizaciones tienen un metabolismo muyacelerado.

12) Las mesópolis ofrecen cierta actividad cultural regular, aunque no se potencia la culturade élite. Pero, a la vez, tienen facilidad para incorporar a sus tradiciones nuevos hábitos (elcarnaval es un buen ejemplo).

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147 Parte de este capítulo, en el que ha colaborado Georgina Cortés, ha sido presentado en común como comunicación a la XXIIIReunión de Estudios Regionales, Universidad Politécnica de Valencia, Noviembre 1997

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8. Ciudades y mesópolis transfronterizas

Es en el caso de las ciudades transfronterizas donde tal vez se desarrolla más intensamentela función intermediaria de la mesópolis. Sin embargo, las ciudades transfronterizas presentanen sí mismas una serie de particularidades que debemos analizar. Y, siendo en la fronterahispano-portuguesa donde se localiza nuestro objeto de estudio, será asimismo conveniente quenos aproximemos a la misma.

Al contrario de lo que ha ocurrido desde la Economía o la Geografía, el Urbanismo apenasempieza a preocuparse de los fenómenos que se derivan de la existencia de fronteras políticas.Tampoco la Sociología ha prestado, hasta muy recientemente, atención a un fenómeno del quetradicionalmente tan sólo se ha analizdo a fondo uno de sus efectos: la inmigración.

Las fronteras: de espacios de conflicto a espacios-problema147

Tradicionalmente, y así lo ha señalado ampliamente la doctrina económica a partir de lostrabajos de Christaller (1966) y Lösch (1967), las fronteras políticas han constituído un serioobstáculo para el desarrollo económico, suponiendo barreras artificiales a la racionalidad de laorganización económica y a la complementariedad potencial de las zonas fronterizas. En primerlugar el historial bélico que caracteriza a estos espacios constituye un depresor de cualquier tipode gran inversión productiva, que puede ser fácilmente devastada o rapiñada por el enemigopotencial, y a ello se añaden las habitualmente grandes distancias relativas a los centrosnacionales. Y además, como en buena parte ocurre en nuestro país, las fronteras suelen coincidircon accidentes geográficos, insoslayables sin cuantiosas inversiones en infraestructuras.Imponentes cordilleras, abruptos cauces o auténticos desiertos, se encargan a menudo deconstituirse en auténtica tierra de nadie. De forma que las redes de transporte suelen ser trazadasen paralelo a la frontera, siendo competitivas en lugar de complementarias, con lo que aún sealejan más las posibilidades de interacción social y económica. Y, también por todas estasrazones, las zonas fronterizas han recibido escasa atención desde la Economía, más interesadatradicionalmente por las causas que producen riqueza, antes que por las que producen pobreza.

Sin embargo, no es menos cierto que desde hace varias décadas se viene observando cómo,en situaciones particulares, sea la de la Regio Basiliensis -entre Suiza, Francia y Alemania- o lafrontera EUA-México, largos periodos de paz internacional y un incremento de la integracióneconómica han removido muchas de las tradicionales barreras al desarrollo en las regionesfronterizas (Hansen, 1981). Otros ejemplos, como el de la frontera Colombia-Venezuela, que seha convertido en la zona limítrofe de mayor actividad de Sudamérica (Fernández, 1990), apoyanesta nueva perspectiva.

Y en respuesta a estos fenómenos, un núcleo de estudiosos -sobre todo en los EUA yMéxico, aunque también en Europa- han venido construyendo lo que actualmente podríamosconsiderar una rama de los Estudios Regionales, a la que han gustado denominar Estudios

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148 La tradición del regionalismo político en Europa, y la larga experiencia en el análisis regional, ha favorecido la construcciónde un sistema de información regional muy avanzado en unos pocos años. Las llamadas 'unidades administrativas de base' enla Nomenclatura de Unidades Estadísticas Territoriales de la UE, corresponden en España al nivel de las regiones, y el sistemaEurostat mantiene una base datos homogeneizada, que incluye a los países de la AELC (Suiza, Liechtenstein, Noruega eIslandia), que favorece extraordinariamente el análisis regional. Los cuatro volúmenes del Portrait of the Regions constituyenun instrumento analítico novedoso en el planeta.

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Fronterizos y que en América ha alcanzado cierta importancia en el campo de las CienciasSociales (ver, entre otras aportaciones de interés: Alegría, 1992; Arreola y Curtis, 1993;Bustamante, 1989; Fernández, 1977; Ganster et al., 1997; Hansen, 1981; Herzog, 1990;Martínez, 1986; Petras, 1980; Ranfla, 1984; Stoddard, 1986). Si bien en la medida en que lasfronteras exitosas han afectado fuertemente a otros muchos aspectos de la realidad social -eldesarrollo de ciudades y metrópolis de frontera, problemas relacionados con las migraciones,conflictos étnicos, impactos ambientales, etc-, los Estudios Fronterizos han incorporado enmayor medida una perspectiva transdisciplinaria muy alejada del economicismo y la metodologíacuantitativa que hoy por hoy caracterizan a los Estudios Regionales; y muy alejada también dehecho del tipo de análisis sobre regiones fronterizas de la tradición europea, más antigua perotambién hasta muy recientemente bastante limitada a aspectos geográficos, de seguridad yeconómicos.

Los grandes cambios de carácter estructural que, en el marco de la llamada globalización,se han producido tanto en la economía como en la política internacional, han provocado uncambio de actitud, en el análisis académico, hacia los espacios o regiones fronterizas. Lasfronteras, su significación, y su estudio tanto en el marco de los estados nacionales como en elmarco de las comunidades transnacionales y de la globalización, han cambiado sustancialmente.

Por una parte, los efectos de la globalización han hecho que la agenda tradicional de lapolítica exterior, centrada en cuestiones militares y de defensa nacional, se ocupe de cuestionestan diversas como los intercambios culturales, las migraciones y los mercados de trabajotransfronterizos, el tráfico de drogas, la extensión de epidemias o los impactos medioambientales(Duchacek, 1990). Y, siendo las regiones fronterizas las que en mayor medida sufren o sebenefician de esos fenómenos, éstas han iniciado diversos procesos de acción binacional -a vecestrinacional-, que ha desembocado en cierto tipo de 'diplomacia subnacional' que reclama cada vezmayor atención por parte de los investigadores. Si bien, demasiado a menudo, se plantean seriascontradicciones entre lo que tradicionalmente hemos conocido como 'interés nacional', y el'interés territorial' de carácter transnacional de las regiones frontera.

Sin embargo, el pleno desarrollo del concepto de regiones frontera, o del de ciudadestransfronterizas que en esta investigación nos ocupa, se enfrenta en la práctica a fuerteslimitaciones metodológicas, derivadas fundamentalmente de la diversidad cultural de lasnaciones-estado. Así como el proceso de internacionalización de la producción y el consumo,materializado actualmente en términos de globalización, ha conducido lentamente, desde laaparición del capitalismo, a la homogeneización de variables referidas a las economíasnacionales, en el caso del análisis regional, por haberse considerado tradicionalmente unacuestión interna a la nación-estado, este proceso de homogeneización ha sido mucho más lento.La propia diversidad de organización administrativa del territorio dificulta a menudo lascomparaciones.

Si bien en ciertos ámbitos, como la Unión Europea, la construcción de instituciones degobierno supranacionales ha permitido avanzar extraordinariamente en este sentido148, en lo quea las unidades mínimas de análisis que deben considerarse al hablar de espacios o regionestransfronterizas -siempre por debajo del nivel de las regiones políticas o administrativas, y que

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149 No olvidamos que la Antropología Cultural, sin embargo, sí ha prestado una intensa atención a las fronteras, particularmentedesde que, a partir de los años ‘60, el problema de los inmigrantes ilegales hispanos en los Estados Unidos alcanzó grandesdimensiones. Ese mismo fenómeno ha contribuido al desarrollo de la Antropología Urbana, que ha tratado muy especialmentela presencia de culturas hispanas en las metrópolis norteamericanas del Sur. No obstante, estas aportaciones quedan fuera denuestro objeto de estudio.

150 Los paradigmas dominantes en los Estudios Fronterizos son hoy por hoy, sin embargo, económicos y en menor medidageográficos, por la fuerte vinculación de los Estudios Fronterizos a la Ciencia Regional. Las aproximaciones netamentesociológicas sólo superficialmente se acercan a la problemática urbana, centrándose fundamentalmente en la problemática delas migraciones y en los mercados de trabajo.

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en el caso de España son por ahora los municipios-, el camino de la homogeneización -o laconstrucción de indicadores que sustituyan dicho proceso- apenas se ha iniciado. En el caso quenos ocupa, la frontera hispano-portuguesa, así se nos pone de manifiesto al iniciar cualquieranálisis de carácter microterritorial.

En el campo de la Sociología Urbana y el Urbanismo el interés por los fenómenosfronterizos es relativamente reciente. Aunque algunas sugerencias planteadas por los pionerosde la Escuela de Chicago debieran haber llevado a los seguidores de la Ecología Humana aprofundizar en estas cuestiones, el hecho cierto es que la literatura es escasa149. Como se haseñalado, en el caso de Europa, donde las ciudades de frontera han existido desde hace muchotiempo, tan sólo se tratado el tema en profundidad desde perspectivas políticas, administrativaso jurídicas. Y en América, donde la influencia de la Escuela de Chicago y su preocupación porla distinción entre áreas político-administrativas y ‘áreas naturales’ (Zorbaugh, 1926) debierahaber llevado a prestar más atención a estas cuestiones, sólo el desarrollo de los EstudiosFronterizos, y más recientemente la constitución del Tratado de Libre Comercio (TLC) hagenerado un auténtico corpus de literatura, generalmente transdisciplinario150, sobre ciudades defrontera.

Posibilidades y límites en el análisis y la planificación de regiones y

ciudades transfronterizas

Fenómenos como la globalización, la ruptura o dilución de las fronteras, el imponentecrecimiento de muchas metrópolis y ciudades que se tornan transfronterizas, exigen modificarnuestras perspectivas:

"nos están obligando a reajustar nuestros mapas mentales geopolíticos y reevaluar el

papel que las organizaciones internacionales, naciones-estado, regiones, subregiones, ciudades

y organizacion es no gubern amentales jueg an en los asun tos internacionales" (Joenniem i,

1997:6 5).

Por otra parte, los cambios en la estructura de la economía global y en las relacionesestratégicas están transformando drásticamente el entorno económico y ofreciendo nuevas víasy oportunidades para las ciudades-regiones (Clement, 1994) que, como en el objeto de nuestrainvestigación, pueden beneficiarse de una nueva posición geoestratégica y de las complementa-riedades que se derivan del hecho transfronterizo. Se han señalado algunos de los beneficiosevidentes de la cooperación transfronteriza (Cappellin, 1993):

1) La reducción de los costes de transacción y otros obstáculos a la actividad económica; 2) el desarrollo de redes que permiten intercambios de información en áreas de interés

común y, como resultado, ayuda para la creación de alianzas; 3) la utilización conjunta de recursos (agua, bosques, ríos...), y un más eficiente tratamiento

de los problemas ambientales transfronterizos;

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151 En el caso de la frontera hoy más paradigmática del planeta, la de Estados Unidos con México, este hecho es una evidencia.Junto a la percepción, sobre todo desde el anál isis más arraigado en lo local, de los beneficios innegables de la cooperacióntransfronteriza, desde el lado norteamericano se acentúan los temores a la mexicanización -no sólo hispanización- de los Estadossureños, o se subraya la importancia del tráfico de drogas; por su parte, desde el lado mexicano se denuncia la fuerte penetraciónde la cultura anglosajona en las ciudades del Norte del país, y se temen las consecuencias de una nueva colonización económicamucho más sofisticada; o incluso de intervencionismo territorial directo (Friedmann, 1984)

152 En 1997 el Gobierno Español ha impuesto la condición, para cualquier actuación binacional, del acuerdo previo por elConsejo de Ministros, lo que obviamente va a dificultar y ralentizar cualquier política de cooperación transfronterizainterregional o local. No obstante, no es previsible que tales limitaciones puedan ser realmente aplicadas.

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4) una comunidad de recursos en la provisión de ciertos bienes y servicios públicosestratégicos (aeropuertos, universidades, ferias internacionales, facilidades para la investigación,infraestructura de transporte, etc), que permitan prever la no duplicación de costosas infraestruc-turas;

5) en el caso de proximidad geográfica directa, permite alcanzar las economías de escalaprecisas para poder permitirse la dotación de ciertos servicios públicos para los que de otro modono podría encontrarse justificación;

6) la administración y/o limitación de los efectos potencialmente perversos de lacompetencia interregional.

Se trata en suma de cuestiones que empiezan a tener una importancia evidente y que va atenerla aún más en el futuro. Sin embargo, los problemas tanto metodológico-analíticos comoestratégicos son importantes, derivados de una serie de hechos que dificultan el trabajo:

1) El localismo, que justo a aspectos positivos puestos de manifiesto por el desarrollo de laseuroregiones, plantea también serias limitaciones, al añadirse en muchos aspectos a formas denacionalismo. En suma, no siempre las ventajas de la colaboración transfronteriza son percibidasasí por todos los agentes, que siguen viendo en ciertos casos un enemigo exterior151. Así, desdeAlentejo el mayor peso relativo tanto económico como demográfico de Extremadura, y muyespecialmente Badajoz, es percibido a menudo como un intento de absorción (Cascais, 1996,Nazario, 1997).

2) Las dificultades para el análisis transfronterizo, derivadas de las dificultades del idioma,que se hacen más evidentes en el trabajo de campo que cuando nos limitamos a la comunicaciónacadémica o especializada.

3) La falta de uniformización de muchas variables estadísticas en los ámbitos municipales,así como la propia diferencia en la organización administrativa del territorio.

4) Las diferencias económicas, sociales y conceptuales que permanecen más allá de lasuperación de las barreras comerciales, entre regiones tradicionalmente orientadas, en términosculturales, en sentidos diametralmente opuestos, a causa del respectivo interés nacional.Atemperando los cánticos de alegría por la cooperación transfronteriza, algunos autoresadvierten:

“aunque argum entos utilitarista s y aparen temente ra cionales so n frecuen temente

utilizados para ap oyar la idea de la co operació n transfron teriza, uno no pue de igno rar la

historia, el lenguaje, las percepciones culturalmente definidas de las regiones fronterizas, y otros

elementos que crean específicos (y en parte únicos) contextos de cooperación transfronteriza”

(Scott, 1997).

5) La propia resistencia de los Estados a perder, aún en el marco de la Unión Europea, ciertoscontroles sobre la la soberanía territorial152.

La Regio Basiliensis, y la Euroregio, como pioneras gracias a su ubicación en paísesfirmantes de los primeros tratados de libre comercio que dieron origen a la Unión Europea, hanaportado una gran experiencia en el tratamiento de estas cuestiones, si bien sus proporciones

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geográficas -muy pequeñas territorialmente- y demográficas -elevadas densidades-, así como suposición geoestratégica tradicional las convierten en ‘malos’ modelos por más que deban seratendidos. La aglomeración de Basel, con tan larga tradición que incluso cuenta con unseudoparlamento, sobrepasa los 2,5 millones de habitantes en una reducida superficie, repartidoscasi a partes iguales entre Francias, Alemania y Suiza (Brinner, 1986); y la Euroregio, tambiénen un pequeño territorio transfronterizo entre Alemania y Holanda, agrupa a más de 100jurisdicciones distintas -pueblos, ciudades y municipios- con una población de casi dos millonesde habitantes. Y otro medio centenar de asociaciones euroregionales de diverso cuño se hanañadido en los últimos años, al amparo fundamentalmente de los programas INTERREG.

Frente a euroregiones como éstas, el caso de Extremadura y Alentejo es muy distinto, puesnos enfrentamos a extensos territorios con bajas densidades de población y con divisionesadministrativas bien distintas. Sobre una superficie de 41.602 km2, en Extremadura existen dosprovincias: Badajoz (21.657 kms2) y Cáceres (10.945 kms2). Mientras que en Alentejo, sobre unasuperficie de 26.930 kms2, hallamos cuatro distritos: Portalegre (5.935 kms2), Evora (7.228kms2), Beja (8.503 kms2) y parte del Distrito de Setúbal (cinco concejos con 5.264 kms2).Mientras en Extremadura hallamos 382 municipios, con un total de 627 entidades de población,en Alentejo la población está mucho más dispersa: está dividida administrativamente en 290freguesías, que cuentan con un total de 1.064 núcleos -a menudo meros caseríos- de población.La estructura urbana de Extremadura (con una población de algo más de un millón de habitantes,y 25,5 habitantes por kilómetro cuadrado) es por tanto mucho más concentrada en términosrelativos que la de Alentejo (algo más de medio millón de habitantes, con una densidad de 19,9habitantes por kilómetro cuadrado); mientras Extremadura cuenta con una ciudad de casi 150.000habitantes (Badajoz), y otras dos dos que superan los 50.000 habitantes (Cáceres y Mérida), enel caso de Alentejo la mayor ciudad, Évora, apenas sobrepasa esa cifra.

En el caso hispano-portugués el modelo de la frontera México-USA es mucho másinteresante, por cuanto en ambos casos encontramos algunas invariantes que otorgan a estosespacios una personalidad particular. Respecto de la frontera americana se ha señalado:

“Después de la derrota militar mexicana frente a los Estados Unidos, inmediatamentedespués de haber quedado trazada una nueva frontera internacional, en 1848 (corregida en1853) las regiones de la frontera actual se caracterizan por su marginalidad, por su distanciacon respecto al centro político y económico de la nueva España. (...Se trata de) un espaciosalvaje, olvidado y desértico. (...) La población rural es poca; aun después de la creación de losdistritos de riego del Colorado y del Río Bravo, la población agrícola se concentra en laslocalidades de tamaño urbano (...). La barrera entre las dos naciones se impermeabiliza almismo ritmo que resurgen los nacionalismos y en la medida en que esos márgenes desérticoscobran importancia de manera espontánea o estratégica. La línea fronteriza, durante muchotiempo teórica, se materializa en una verdadera barrera que corta en seco los ‘hinterlands’difusos de los centros urbanos pioneros” (Vanneph, Revel-Mouroz, 1994:10-11).

Esta perfecta síntesis de las aportaciones de Stoddard, Herzog y Fernández podría sertraspuesta, con muy pocas modificaciones, al caso hispano-portugués, a pesar de las profundasdiferencias derivadas, fundamentalmente, del desigual fondo histórico que actúa comobackground en la formación de las fronteras (de apenas dos siglos en el caso americano, y de casiun milenio en el caso ibérico).

Hay una diferencia infranqueable, como es el hecho de que en la frontera americana losefectos más conocidos de integración, subsidiariedad y sinergia en ciudades transfronterizas losencontramos referidos a grandes metrópolis, como San Diego-Tijuana o El Paso-Ciudad Juárez.No obstante, algunos autores han señalado la coincidencia, en muchos aspectos, entre los

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problemas de las pequeñas y medianas ciudades de frontera, y esas grandes metrópolistransfronterizas (Herzog, 1986:1).

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153 A pesar de que dichos territorios -cuyas principales familias huyeron a Portugal- fueron colonizados para asegurar unespañolización con familias procedentes de Castilla, conservaron un núcleo demográfico portugués importante, sobre todo enalgunas aldeas en las que el portugués sigue siendo una lengua viva.

154 Un hecho que alimenta auténticas paradojas. El ‘territorio oliventino’, separado de Portugal por el río Guadiana, ha quedadoaislado durante casi dos siglos al ser volado el puente que comunicaba Olivenza con Elvas. Sin embargo, aún cuando Portugalmantiene un núcleo de ‘irredentos’ que siguen reivindicando la soberanía sobre Olivenza, el no reconocimiento de la fronteraha impedido durante casi dos décadas, la construcción del nuevo puente (las gestiones se iniciaron a mediados de los ‘80, y seinauguró el último año del siglo).

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9.Ciudades y regiones en la fronterahispano-lusa: de ‘cul de sac’ a nodos esenciales

España y Portugal entraron a formar parte de la Unión Europea en 1985, sólo un año antesde la firma del Acta Única Europea. Hasta entonces, y durante muchos siglos, ambos paíseshabían permanecido espalda contra espalda. El propio proceso de surgimiento de la naciónportuguesa, la competencia como imperios ultramarinos, los continuados enfentamientos bélicos-el último a principios del siglo XIX-, generaron una auténtica frontera de carácter militar -sobretodo, pero no únicamente, en el lado portugués-, escasamente poblada y en la que los contactosapenas se han derivado del hecho de que las comunicaciones terrestres de Portugal con el restode Europa, y viceversa, indefectiblemente debían pasar por España. Incluso el denominado PactoIbérico, que 'hermanó' a las dos dictaduras que durante décadas sometieron a ambos pueblos,ocultaba un fondo de desconfianzas y desprecios mutuos. Tampoco hay que olvidar que,tradicionalmente con una renta inferior a la española, y todavía hoy con menos de diez millonesde habitantes, y con los grandes centros de producción manufacturera y agroindustrial ubicadosen el Norte y en el Mediterráneo, el mercado portugués no tenía gran atractivo para la economíaespañola.

En concreto, la frontera hispano-lusa en Extremadura se ha caracterizado, aún desde antesde la formación de los dos estados nacionales, por la conflictividad. Primero entre musulmanesy cristianos, y luego entre lusos y castellanos. La rapiña de territorios -y en consecuenciarecursos- ha sido durante siglos habitual en las dos direcciones, constituyendo el episodio másreciente la anexión, por España, del territorio de Olivenza, a principios del siglo XIX153. Hastael punto de que, todavía hoy, diversos tramos de la frontera no son oficialmente aceptados porPortugal154.

En suma, mientras que Portugal se orientaba hacia el Océano, tanto hacia sus colonias yex-colonias como hacia Inglaterra, que tradicionalmente ha impuesto su influencia económicay cultural en el país luso, España orientaba sus intereses hacia la Europa transpirenaica y elMediterráneo. Conformándose así un territorio, a lo largo de buena parte de 'la raya' fronteriza,que respecto a los centros económicos y de decisión de ambos países constituía un cul de sac,fuertemente limitado en sus posibilidades de desarrollo endógeno por el abandono secular.Regiones como el Alentejo portugués y la Extremadura española -con fuertes diferencias, no

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155 Hablamos de 'regiones menos ricas', por cuanto hablar, como demasiado a menudo se hace en la literatura académica, de'regiones pobres de Europa', constituye un insulto a las dos terceras partes del planeta, por más relativismo que apliquemos alconcepto de pobreza.

156 Por lo demás, el contrabando, al mezclarse estrechamente a partir de los años ‘70 con el tráfico de drogas, ha venido perdiendosistemáticamente el reconocimiento consuetudinario que se le ha atribuído tradicionalmente.

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obstante, entre sí-, aparecen sistemáticamente entre las más atrasadas y menos ricas de Europa155.Territorios, a partir de ese momento, fuertemente dependientes de fuerzas exteriores: de lapresencia del ejército, de la extensión de la administración pública, las inversiones públicasextraordinarias y el turismo comercial transfronterizo, fundamentalmente.

No es extraño, dada la fuerte influencia que en dicho estado de cosas ha tenido la frontera,que en los años ‘70, cuando se intensifica el análisis regional en España, se popularizase eltérmino ‘telón de corcho’ para referirse a este espacio bloqueado para el desarrollo (Pintado,Barrenechea, 1972).

Sin embargo, más allá de los intereses de Reinos y Estados, la población de la frontera haaprovechado también históricamente su situación geográfica en lo posible. El contrabando -amenudo un mero complemento económico de las escasas rentas de los jornaleros tanto en elcampo como en la periferia urbana- ha sido sin duda el aspecto más literario y colorista de lasinteracciones que se han producido, pero no el único ni con mucho el más significativo. Dehecho, el comercio regular, complementario durante décadas -debido a las diferencias de preciosen ciertos productos, y también a la diferente fiscalidad con que los respectivos países han tratadociertos artículos como el tabaco, las bebidas alcohólicas, el café, etc-, ha sido mucho másdeterminante en el proceso espontáneo de integración que el contrabando156.

Los historiadores recogen, por ejemplo, la tradicional presencia de jornaleros temporerosportugueses en Extremadura. El hecho de que, tras desaparecer en los años ‘60 (cuando lamecanización de los secanos extremeños amortizó buena parte de los empleos), haya resurgidoeste fenómeno en los años ‘80 y ‘90, en las Vegas regables del Guadiana, ha hecho que se leconsiderase un fenómeno nuevo. Sin embargo, a principios de siglo está documentada unapresencia abundante de jornaleros alentejanos, llegándose a plantear en determinadas épocas-como occurrió en 1918- graves conflictos, pues los sindicatos campesinos extremeños losconsideraban una competencia desleal por sus bajas exigencias salariales (Macías, 1994:50). Sibien las relaciones entre los sectores jornaleros de ambos países han sido en general buenas,“hasta el punto de que muchas uniones matrimoniales mixtas y la mezcla de apellidos es hoymuy corriente en barrios populares de Badajoz y en pueblos de la frontera”(Cayetano, 1994:34).

Hasta tal punto esto es así, que en las comarcas fronterizas del Norte de la provincia deBadajoz hallamos pequeñas aldeas fundadas muy recientemente -en términos históricos, pueshablamos del siglo XIX y principios del XX- por portugueses. Algunas asentadas dentro de lajurisdicción española, que en su momento intentaron incluso independizarse de los municipiosen que se ubican, y otras, como El Marco o la Rabassa (en La Codosera), asentadas justo sobrela línea internacional.

Avanzando algunos elementos que se desarrollan con mayor amplitud en los siguientescapítulos, se puede decir que, objetivamente consideradas, ninguna de las dos regiones carecende recursos para superar su postración, y hay una larga tradición de observaciones y hechosaislados que muestran las grandes posibilidades que se derivan de la optimización de loselementos complementarios de que disponen, tanto a nivel regional como sobre todo en ciertosámbitos locales de carácter municipal y/o comarcal, y que sólo la entrada en la Unión Europeade los dos países peninsulares ha permitido empezar a poner en valor. De hecho, las ciudades

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157 La implantación de este tipo de centros parece hallar economías de localización en territorios alejados de los centroseconómicos, pero que cuentan sin embargo con una mínima infraestructura tecnológica -ciudades medias o intermediarias-, unrelativamente bajo coste de vida, y sobre todo alta calidad ambiental (Richardson & Gillespie, 1996).

158 No se trata únicamente del desigual coste de los salarios -que, salvo en algunos sectores que siguen anclados en ciertas formasde economía sumergida, no ha tenido gran incidencia-, sino de la desigual especialización que en algunos servicios se ha operadoa ambos lados de la frontera.

159 Un ejemplo muy explícito de las complementariedades que pueden obtener las zonas de frontera nos lo muestra la presenciade un número relativamente numeroso de doctorandos portugueses en la Universidad de Extremadura. Frente a un mecanismoextremadamente complejo y duro de obtención del doctorado en Portugal, la existencia de una Universidad española en la mismafrontera posibilita a muchos titulados el optar por la vía española de doctorado. Asimismo, algunos estudiantes portugueses vanapareciendo en diversas carreras de la Universidad de Extremadura. Y en sentido inverso, aunque todavía no esté siendo utilizadaesta posibilidad, los aspirantes a universitarios de la zona de Badajoz tienen la posibilidad de acceder a la Universidad de Évora(a 90 kms de la frontera) para cursar estudios todavía no ofertados por la Universidad extremeña -Sociología, Paisajismo, ypróximamente Arquitectura-, aprendiendo además un idioma, y sin el incremento de costes que supondría otro tipo de salida para

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enfrentadas de Badajoz y Elvas han funcionado durante décadas como puntos comercialesfronterizos claramente complementarios. Hasta tal punto que en los años '70, cuando se completóla política de Polos de Desarrollo en España, hubo serias propuestas, conscientes de este hecho,visionarias de la potencial posición estratégica de estas ciudades y observadoras de los positivosefectos del desarrollo transfronterizo en la Regio Basiliensis, que pretendían la creación de unnúcleo de desarrollo de carácter transfronterizo en la zona (Martin Lobo, 1971b).

Como veremos, hay que buscar en su posición fronteriza algunos de los factores que hanposibilitado el crecimiento de la ciudad Badajoz, en una posición claramente excéntrica no sólorespecto de la nación española sino de la propia región extremeña y aún de su provincia, y suconformación como principal centro industrial de la región (Cortés, 1996).

La caída de las fronteras económicas y ciudadanas ha puesto de manifiesto lo acertado deaquellas propuestas. En el marco de la nueva conformación europea de la Península Ibérica, lazona que nos ocupa aparece ubicada en una posición privilegiada, casi en el centro geográficode un triángulo formado por las metrópolis de Madrid, Lisboa y Sevilla, en cuyo interior habitanmás de diez millones de habitantes; tal y como Zaragoza se halló ubicada, al iniciarse lasprimeras etapas del desarrollo español, en el centro del triángulo Barcelona-Bilbao-Madrid(Baigorri, 1995). El hinterland que analizamos estaría altamente capacitada, en caso de quepuedan alcanzarse las sinergias necesarias, para ofrecer a esa población servicios de ocio de altacalidad en un entorno ambiental privilegiado, alimentos frescos de calidad, y por supuestotambién productos manufacturados. Por otra parte, la existencia una pequeña mesópolistransfronteriza de algo más de 200.000 habitantes, de la que pretendemos averiguar siefectivamente funciona como tal, posibilita a priori la futura implantación de centros deteletrabajo de todo tipo sea cual sea su complejidad tecnológica157.

Diversos servicios profesionales -desde la construcción a servicios a empresas, pasando porla hostelería- se han visto de hecho beneficiados a ambos lados de la frontera por la desapariciónfísica de la misma158. Se instalan centros de distribución que buscan la atracción de la poblaciónde ambos lados. Algunas Ferias profesionales que se celebran en la institución ferial de badajoztienen ya carácter transfronterizo, o binacional. La ciudad de Badajoz se consolida de formacreciente tanto como un centro transfronterizo de servicios como en cuanto que -más lentamenteen este caso- centro de un mercado de trabajo transfronterizo. Incluso servicios públicossanitarios -del INSS- y educativos de la ciudad son utilizados de forma creciente de formahabitual por ciudadanos portugueses -hechos que por su parte plantean otro tipo de problemasde planificación propios de las ciudades transfronterizas-. La complementariedad está, en suma,creciendo159, y así es percibida por los agentes económicos y sociales más dinámicos.

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realizar estudios en el Extranjero.

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Por parte de las instituciones estas potencialidades han sido ya percibidas. El 17 de enero de1992 se firmó el Protocolo de Cooperación Transfronteriza de Puente Ajuda, entre Extremaduray el Alentejo, que culminaba una etapa previa de relaciones y acercamientos. Desde entonces sehan sentado las bases para una cooperación firme, a través de diversas Comisiones de Trabajo,y con el apoyo de dos Gabinetes de Iniciativas Transfronterizas, de carácter técni-co-administrativo, ubicados en Mérida y Évora respectivamente. El Programa Operativo deDesarrollo de las Regiones Fronterizas de España y Portugal de 1989, acogido a la inciativacomunitaria INTERREG, ha sido el sustrato para dicho desarrollo de la cooperación institucional,que ha dado hasta la fecha numerosos frutos, sobre todo en lo que a actividades relaciones,académicas y de promoción se refiere. El INTERREG II ha servido para profundizar en las basesdel desarrollo transfronterizo.

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Tercera Parte

La formación de un Area Mesopolitana de carácter transfronterizo en Badajoz

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160 Una primera versión de los apartados siguientes fue discutida en el Seminario sobre la Economía Extremeña, Facultad de CC.Económicas y Empresariales, Badajoz, Diciembre 1996, y publicada en el monográfico dedicado a Extremadura de la revistaSituación (1997); en ese artículo pueden verse tablas y gráficos más detallados.

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La vía a través de la cual me he ocupado de los procesos de urbanización, y desaparición delo rural, ha sido la preocupación por las transformaciones sociales que conlleva el regadío. Yase ha hablado en otros epígrafes del tipo de espacios agro-urbanos que constituyen la mejorimagen de la acelerada transformación de lo rural en urbano. Y justamente las zonas de regadío-en mayor medida cuanto más antiguos son dichos regadíos- ofrecen a su vez una muestrainequívoca de tales procesos.

Si desde una perspectiva ecológica entendemos que las infraestructuras y los ecosistemascondicionan los sistemas sociales, nos encontramos en el caso del regadío frente a un tipo deinfraestructura que además modifica profundamente los propioas ecosistemas, y establece nuevosmecanismos de adaptación al medio. Siendo su primer elemento el incremento de la capacidad,o del soporte poblacional, del espacio. Creo que ahí está la clave de cómo el regadío se constituyeen un poderoso factor de urbanización: en la medida en que posibilita el incremento de ladensidad demográfica.

¿Cómo ocurre ésto?. El regadío produce, desde luego, una gran cantidad de excedentes, perono está ahí la clave, sino en la condición de excedentes altamente perecederos. En este sentido,posibilita una fuerte presión demográfica, pero in situ, esto es en las inmediaciones de lashuertas. Los excedentes del regadío terminan exigiendo el desarrollo de tecnologías y formas deorganización que hagan posible su exportación una vez transformados (conservados). A su vez,el desarrollo de las nuevas tecnologías posibilita el ensanchamiento natural progresivo delhinterland -por ejemplo extendiendo el riego a tierras a las que de forma natural no podría llegar-,entrando así en un círculo virtuoso de progreso económico, tecnológico y social.

Nos enfrentamos, por tanto, a una transformación ecológica que conlleva a la larga unarevolución tecnológica. La consecuencia de todo ello es la introducción de nuevos valores yactitudes, la reestructuración del territorio y el espacio del hábitat, y en su conjunto el desarrolloeconómico y social.

De hecho, como veíamos, el surgimiento de las primeras civilizaciones urbanas (las que sedesarrollan en torno al Tigris y el Eúfrates) está intensamente ligado al desarrollo de la irrigación.El regadío está en el origen no sólo de las ciudades, sino incluso del Estado.

Si desde una perspectiva ecológica podemos entender la ciudad como un mecanismo deconcentración energética altamente eficiente, el regadío constituye el más antiguo y eficienteinstrumento ecológico de concentración energética. Gracias a la capacidad refrigerante del agua,la agricultura multiplica por diez su capacidad de captación de una energía gratuita e inagotable,como es la del sol.

Estos procesos hemos podido verlos con claridad en el caso de Extremadura, donde hepropuesto que el regadío constituye la tercera y definitiva gran transformación ecológica, orevolución tecnológica. De ahí que sea importante que analicemos previamente los efectos delregadío en esta región, y muy particularmente en las Vegas del Guadiana, en cuyo fondo seasienta la ciudad de Badajoz160.

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161 No hay acuerdo entre los historiadores sobre la importancia real de la emigración extremeña a América. Es realmente difícilestablecer una cifra a cinco siglos de distancia, cuando todavía hoy es imposible conocer, no ya en los Estados Unidos -dondelos ilegales se cuentan por millones- sino en España, el vo lumen real, y el origen geográfico, de los inmigrantes. Pero losargumentos de Domínguez (1988), sobre la importancia de la emigración clandestina, así como sobre el predominio de lainfluencia andaluza, extremeña y canaria, en los usos y costumbres, nos permiten suponer que un porcentaje relativamenteimportante de las 150.000 personas que se estima emigraron en el siglo XVI debieron ser extremeñas. Si tenemos en cuenta queemigraban justamente las personas en edad de procrear, tendremos una explicación de la decadencia demográfica de Extremadura-es probable, por otra parte, que las guerras imperiales se nutriesen de soldados en este tipo de territorios donde la presióndemográfica era elevada- . Y, como es sabido, la capacidad de una población para sobrevivirse, particularmente con anterioridadal siglo XX, la marca la proporción de individuos con capacidad reproductiva.

162 Entendemos por tal la que se desarrolla en Europa a finales de la Edad Media, con la introducción de nuevos tipos de arados,rediseño de medios de transporte, introducción de nuevas especies animales de tiro, generalización de los sistemas de rotaciónde cultivos, etc. En la era moderna, cuando la agricultura de secano llega a extenderse en Extremadura, estas técnicas secompletarían con el abonado y la selección de semillas.

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10.Las tres adaptaciones

Sobre el territorio extremeño se han operado tres grandes transformaciones ecológicas que(lógicamente mediatizadas por las estructuras económicas, la tecnología y los sistemas depensamiento y de creencias) han determinado las distintas formas de adaptación de la poblaciónal territorio, las densidades demográficas, y los actuales niveles de desarrollo económico y social(Baigorri, 1997b).

La primera gran transformación fue la dehesa. Un largo proceso de selección de especiesvegetales dio lugar al desarrollo de un modo de producción agro-ganadero específico, hoy todavíaconservado en extensas áreas de la región, que permitió la adaptación, durante varios siglos, deuna población escasa y dispersa. Pero en el siglo XVI este sistema había alcanzado su puntocrítico en cuanto a la capacidad de sostén de la población en las zonas más densamente pobladas.

La emigración al nuevo continente descubierto permitió en parte importante aflojar lapresión demográfica (entre mediados del siglo XVI y mediados del XVII la población extremeñase reduce casi a la mitad, teniendo alguna influencia en ello la migración intercontinental)161.

Pero lo que en mayor medida fue determinante fue la segunda gran transformación, esto esla agricultura moderna162 de secano: allí donde la presión demográfica era más intensa -y lasestructuras de propiedad y dominio lo permitían-, se sustituyó el bosque adehesado por uncomplejo sistema de policultivos (olivar, viñedo, frutales de secano, cereal, legumbres...); enotras áreas se implantó el monocultivo cerealista, en un proceso que se agudizaría en los siglosXVIII y XIX para responder tanto a las grandes hambrunas como al desarrollo demográficonacional. La agricultura de secano conforma un nuevo ecosistema que está en condiciones deposibilitar un nuevo crecimiento de la población: es entre 1860 y 1960 -y no antes- cuando sedobla la población de Extremadura, alcanzando casi 1,4 millones de habitantes.

Sin embargo, a mediados del siglo XX tanto la dehesa como la agricultura de secano, juntoa la limitante estructura de propiedad y dominio de la tierra, se mostraron de nuevo incapaces desostener el crecimiento.

Una vez más será la emigración la estrategia adaptativa que se impone para muchos. Pero,sobre todo, será también un proceso de cambio social y tecnológico el que dé una respuesta

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163 Repasemos en este punto algunas cuestiones planteadas en la primera parte, en la que recogíamos los elementos teóricos quenos permiten explicarnos cómo el regadío produce un curioso fenómeno, ampliamente descrito por los antropólogos, que chocacon el principio del mín imo esfuerzo que se acepta como consustancial a las acciones humanas: "La alta densidad demográficade las sociedades que practican la agricultura de regadío es debida al hecho de que al aumentar la cantidad de aguasuministrada a los campos, aumenta la cantidad de trabajo que puede invertirse en la producción sin pérdidas sustanciales enla relación input-output. Por tanto, en vez de utilizar el potencial de ahorro de trabajo de su tecnología para trabajar menos,la agricultura de regadío opta por intensificar su esfuerzo de incrementar su output" (Harris, 1990, p.140). Si relacionamosestas aportaciones con algunos de los grandes modelos interpretativos, desde la Sociología, del desarrollo del capita lismo, comoel de la ética protestante del trabajo (Weber, 1964) y de los mecanismos del crecimiento económico, como la motivaciónambiciosa (Mc Clelland, 1968), tendremos una más clara explicación de los mecanismos por los que el regadío posibilita unaacumulación de capital y dispara la demografía.

164 Otros ponen el acento en elementos exógenos: la emigración estaría determinada por la demanda de fuerza de trabajo en lasáreas en desarrollo. Desde nuestra perspectiva, los factores son básicamente endógenos, infraestructurales (ecológicos) yestructurales (económicos, sociales). No se emigra hacia un buen nivel de vida, sino que se emigra desde un mal nivel de vida(es de Perogrullo la condición necesaria de que existan no uno, sino varios lugares a los que emigrar, en los que las condicionessean mejores). La pervivencia de sociedades prehistóricas cerca de sociedades avanzadas de consumo, mientras no se vea limitadasu capacidad de sustentación, es la mejor prueba del fundamento de estas afirmaciones.

165 Nuestro modelo explicativo no es unánimemente compartido, pero en su simplicidad permite una interpretación coherentedel pasado y del presente de la región. Superando así los vacíos explicativos de teorías y modelos que, sean endo-estructurales(centrados en limitaciones internas, geo-físicas o incluso de personalidad), o bien basados en las teorías del subdesarrollo(modelos centro-periferia), en ambos casos son en el fondo culpabilizadores (de nosotros o de los otros), y conducen a fondosde saco cuando se trata de proponer alternativas.

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perdurable a la presión demográfica: esta tercera gran transformación ecológica será el regadío.A pesar de las modestas proporciones que la transformación en regadío ha alcanzado enExtremadura (con respecto a otras regiones), y de que la maduración de los mismos ha coincididocon una época de crisis agraria, este nuevo sistema de producción ha posibilitado una nuevaacumulación de capital, y ha preparado a la región para soportar un nuevo crecimientodemográfico163. Por primera vez después de medio siglo, la población extremeña se estabiliza.Y no sólo porque se reducen las demandas de mano de obra en las áreas tradicionalmentereceptoras de emigrantes164, sino porque el territorio ha acrecentado su capacidad de sostén.Aunque es justo en las zonas de regadío en donde únicamente se produce una auténticarecuperación demográfica.

Por tanto, en la medida en que, según hemos puesto de manifiesto, a la luz de las teorías delmaterialismo cultural y la ecología social la infraestructura ecológica y la estructura económicacondicionan las superestructuras sociales, debemos suponer que el regadío está transformandoprofundamente extensas áreas de Extremadura: complejizando su economía, modernizando lasestructuras productivas, reorientando el modelo territorial de la región, modificando los sistemasde creencias y las actitudes, acelerando en suma los cambios sociales...165

Naturalmente este proceso, puesto en marcha a mediados de siglo (pero atisbado en lasprimeras décadas), se enfrenta hoy a importantes bloqueos.

De una parte de carácter supracional, como la Política Agraria Comunitaria (PAC) y losacuerdos de libre comercio Norte-Sur en materia de alimentos (última ronda del GATT), pesadoslastres para el desarrollo de la agricultura en los países desarrollados.

En segundo lugar, de carácter nacional, como los instrumentos de planificación (Hidraúlica,del Desarrollo e incluso del Regadío), sistemáticamente polarizados, que tienden a desviar losrecursos (hidraúlicos, económicos) y las inversiones infraestructurales hacia las áreas másdesarrolladas del Estado.

Y, en tercer lugar, los hay también de carácter regional. La incomprensión de la dialécticaecología-regadío, la estructura de la propiedad (contradictoria con las necesidades de gestión delsistema productivo del regadío), la falta de una cultura del agua, la falta de formaciónagroempresarial o la falta de estructuras de transformación y comercialización de la producción,

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166 En mayor medida que los condicionantes "naturales", que son siempre superables en función del desarrollo tecnológico delmomento.

167 Basado en programas iniciados por el gobierno de la República, e incluso en demandas y propuestas de finales del XIX. Perono es objeto de este trabajo referenciar la historia, sino la significación actual de los regadíos.

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limitan la capacidad endógena de acrecentar la superficie regable. Si bien éstos factores internosson los que el propio desarrollo socioeconómico alentado por el regadío puede permitir en mayormedida superar.

El regadío en Extremadura

El regadío es reciente en Extremadura; aunque se han encontrado vestigios de regadíosromanos cerca de Badajoz, es probable que sobre algunas villas de las vegas del Guadiana selevantasen luego algunas almunias, y está documentada en el siglo XV la existencia de pequeñosregadíos en algunas estrechas vegas cacereñas.

La escasa importancia histórica es achacable a la confluencia de factores diversos (niveltecnológico, estructura de la propiedad y presión demográfica, fundamentalmente)166. El caso esque sólo a partir de mediados del siglo XX se inicia un proceso intenso de transformación167 quequeda bloqueado en los '70, para recuperarse sólo muy tímidamente en los últimos años.

De las ocho regiones más importantes por su superficie (Castilla-León, Aragón, Cataluña,Valencia, Murcia, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía) y por la extensión de suagricultura, tan sólo Murcia posee una superficie de regadío menor que la extremeña (aunque entérminos relativos la importancia del regadío es mayor también en Murcia, al ser su superficiegeográfica regional inferior). Ahora bien, si considerásemos otras variables, veríamos cómoExtremadura resalta en la relación Has Regadío/habitante (la segunda más alta tras Aragón),mientras que en la relación Has. Regadío/activo agrario le sobrepasan Aragón, La Rioja, Navarra,Murcia, Castilla-León... e incluso Cataluña, a pesar de ser una región esencialmente industrialy de servicios.

GRAFICO 5

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168 La sinergia entre presión demográfica regadío -en la medida en que ésta es una respuesta adaptativa a dicha presión- podríaayudar a explicar, por otra parte, algunos de los fracasos en la implantación planificada de regadíos, no siempre atribuíbles afactores físicos.

169 Tampoco son plenamente aceptables, con los datos actuales, otro tipo de tópicos ancestrales sobre la mala calidad de lossuelos, o el fuerte estiaje de la región, que todavía hoy se utilizan desde ciertos ámbitos para oponerse a la extensión de losregadíos (Baigorri, 1997b).

170 Dejando a un lado los pequeños regadíos existentes en algunas zonas, sólo se detectan algunas experiencias aisladas deregadíos de inicitiva privada en torno al Tiétar, en las primeras décadas del siglo XX. En esas fechas se inicia la transformaciónde La Bazagona y su entorno, que actualmente constituye una rica zona regable.

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De hecho, la relativamente elevada relación entre regadíos y población en Extremaduraguarda más relación con la baja densidad demográfica que con la importancia objetiva delregadío. El Gráfico recoge un índice de importancia real del regadío relacionando, mediante lasuma de los factores, con el total de tierras cultivadas, la población de la región y los activosagrarios.

Este índice marca, en positivo o negativo, y por alejamiento de la media nacional, laimportancia real que el regadío, como infraestructura territorial, tiene para cada región. Segúneste indicador, Extremadura vendría a ser la 8ª Comunidad Autónoma española por la impor-tancia real de su regadío. E incluso si entrásemos en matizaciones de valor económico laimportancia real de Extremadura en este tema resultaría todavía inferior.

El regadío extremeño es, pues, reciente, y en términos objetivos no es todavía muy importan-te, a pesar de su envidiable potencial. De las causas de esta situación lo tradicional ha sidoachacarlo a los mismos factores socioeconómicos a los que se ha atribuído el atraso secular dela región. Pero no hay que olvidar tampoco que el regadío necesita población, mucha población,para florecer. Produciéndose una acción sinérgica entre la presión demográfica, el capital y lascondiciones naturales168, situación que aquí tan sólo se han dado en puntos muy localizados delNorte de la región antes del siglo XX169.

El regadío, en Extremadura, no ha sido pues una consecuencia natural, como lo ha sido enLa Rioja, Navarra, Aragón, Valencia, Murcia o Cataluña. Paradójicamente, el regadío extremeñotal vez sea el único (como conjunto regional) que responde a las tesis largamente defendidas alo largo de varios decenios, a finales del siglo XIX y principios del XX, por unos regeneracionis-tas, con Costa(1975) a la cabeza, que pensaban en regiones del Norte de España, donde yaexistían no sólo una cultura del agua sino también unas particulares condiciones estructurales.

El regadío ha llegado a Extremadura desde arriba, como parte de un programa de"redención", lo que ha acarreado problemas y generado no pocas contradicciones. Pero, regadíoal fin, también en Extremadura se ha consolidado en un sistema que con los lógicos retroalimen-tadores está produciendo los mismos -o parecidos- efectos que pudo producir en otras regionesespañolas décadas -o siglos- atrás.

Aunque prácticamente hasta 1980 las únicas transformaciones derivaron de actuaciones delINC-IRYDA170, desde entonces venimos asistiendo a una tímida demanda de pequeños regadíosde iniciativa local, y sobre todo a un fuerte y sostenido movimiento de actuaciones aisladas deiniciativa privada. El incremento de la regulación, particularmente de la cuenca del Guadiana,ha sentado las bases para que, en lo sucesivo, veamos desarrollarse con mayor amplitud elregadío hasta el límite de los recursos hídricos de la región.

Por otra parte, los relativamente bajos precios del suelo rústico en Extremadura, bajos costeslaborales en relación a otras regiones, abundancia de agua y bondad del clima, han atraído desdefinales de los años '70 a empresarios foráneos -agrarios y no agrarios-; en ocasiones este hechoes considerado como pernicioso (y ciertamente en no pocos casos se trata de inversiones

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171 Precisamente, el origen predominante en este tipo de empresarios agrarios de regadío coincide con las principales zonasagrarias de regadío del Estado: Levante y el Valle del Ebro.

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Mapa de situación del regadíoFuente: Landsat, Catastro de Rústica y elaboración propia

especulativas, sobre todo fuera del regadío), pero es a todas luces evidente que está teniendo enel regadío y en su entorno económico una positiva influencia. Pues se trata en ocasiones deempresarios dinámicos e innovadores, que indirectamente ayudan a la difusión de nuevoscultivos, nuevas técnicas y tecnologías de gestión del agua de riego, nuevos canales detransformación/comercialización, etc. No cabe duda de que estos procesos socioeconómicosaceleran los trances de urbanización social de la zona171.

GRAFICO 6

La Tabla siguiente recoge la evaluación del estado actual de los regadíos de la región, querealicé a mediados de los ‘90 (Baigorri, 1997b) dado que no se disponía de una evaluación oficialfidedigna. Por su parte el mapa que hemos elaborado a partir de fotografías del satélite Landsat(Ilustración 12), ofrece su ubicación aproximada en el territorio a principios de los ‘90.

El regadío se concentra en las Vegas del Guadiana, y en el conjunto Tiétar/Jerte/Alagón-/Arrago, aunque aparecen pequeñas zonas aisladas de importancia fuera de estos sistemasprincipales. Fuera de los municipios cercanos a los dos grandes sistemas hidráulicos, la superficieregable no sobrepasa el 10 % de la superficie censada.

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TABLA 3: SINTESIS DE LAS ZONAS REGABLES EN EXTREMADURA

ZONAS REGABLES DE CACERES

ZONA Presa/Sistema Río Has.Regables(.)

Gabriel y Galán Varias Alagón 38000-39000

Rosarito Rosarito Tiétar 15800-20000

Borbollón Borbollón Arrago 8700-9000

Valdecañas Valdecañas Tajo 6400-6700

Ambroz Arroyo Baños Ambroz 5000

Riv.Fresnedosa Fresnedosa 3516

Peraleda Valdecañas Tajo 1434-1800

Salor Salor Salor 744-800

Vegas Altas CC Orellana Guadiana 12500

Iniciativa Privada 10000

Calzadilla-Guijo Alagón 400

Valdeiñigos 300

TOTAL CC 102794-109016

NOTA: Los de Ambroz y Rivera Fresnedosa están terminados, en fase de puesta en cultivo. Habría otras 1.000

Has aproximadamente en otras pequeñas actuac iones en Carrascalejo, C asas de Don A ntonio, Las Minas,

Aliseda, Cañame ro, Mem brío, etc. Po dría fijarse una cifra media aceptable de unas 104.000 Has en la p rovincia

de Cáceres

ZONAS REGABLES DE BADAJOZ

Orellana Orellana Guadiana 43500-43900

Entrerríos Elevación Guadiana 735-800

Zújar Zújar Zújar 17100-24000

Montijo/Lobón Montijo Guadiana 36600-40000

Alange Elevación Guadiana 3500

Jerez Ardila/Brovales Ardila/Brovales 1600-1686

Olivenza Piedra Aguda Olivenza 675-700

Iniciativa Privada 30000

TOTAL 133710-144586

NOTA: Entre los pequeños regadíos, tradicionales o planificados, habría que hablar de La Codosera (100 H as),

Zalamea/D ocenario (243), Alamillo (46). Por otro lado, en la cuenca alta del Guadiana, entre Cíjara y Orellana,

se localizan casi 700 Has de pequeños regadíos locales; en la cuenca media, entre Orellana y Montijo, hay más

de 3000 Has basadas en pozos, de subálveos del Guadiana y sus afluentes; con aguas subterráneas del

subválveo del Guadajira y La Albuera se han transformado más de 5.000 Has; en el tramo bajo del Guadiana,

fundamen talmente entre Badajoz y Olivenza, las cifras oscilan según la fuente entre 3500 y 7000 Has; hay unas

decenas de Has. en el Lácara, y algunos centenares difíciles de acotar en la cuenca del Ardila. Una cifra

razonab lemente precisa para usar respecto a Badajoz debería estar seguramente por encima de las 140.000 Has.

Fuente: Declaraciones de Puesta en Riego, Censos Agrarios, Memoria del Plan Hidrológico Nacional, Avance del PlanNacional de Regadíos, Atlas de la Cuenca Hidrográfica del Guadiana, Catastro de Rústica, InstitutoGeográfico-Landsat, y elaboración propia

Regadío, territorio y desarrollo

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172 Y en consecuencia, también se concentran en estas áreas el tipo de conflictos y problemas sociales más característicos de lassociedades desarrolladas: conflictos medioambientales, caos urbanístico, inmigración, tráfico de drogas, alcoholismo, violenciay siniestrabilidad juvenil, etc. Naturalmente, el desarrollo económico y social tiene, hoy por hoy, dos caras indisolubles.

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Ejes estruc turantes del territo rio

Pero si el regadío ocupa todavía un escaso porcentaje del territorio extremeño (más del quereflejan los Censos Agrarios, según hemos demostrado), no es menos cierto que las áreas másdesarrolladas de la región se concentran asimismo en reducidos corredores que, precisamente,vienen a coincidir de forma bastante regular con la distribución del regadío. Aquí se concentranla población, la industria, la actividad mercantil, el terciario más avanzado, el empleo, eldinamismo social y económico en suma...172. Hasta el punto de poderse afirmar que, en laactualidad, es el regadío el principal elemento estructurante del territorio y del desarrolloeconómico en esta región (Baigorri y Cortés, 1991, Baigorri, 1995, y Cortés, 1996).

GRAFICO 7

De los ejes que podríamos abstraer como estructurantes de la región, los dos más importantes(las Vegas de Guadiana, con más de 300.000 habitantes, y el Corredor del Norte, con unos125.000), que concentran un 40% de la población extremeña, deben su conformación actual alos regadíos transformados a lo largo del siglo XX; gracias a los riegos la población ha sidoretenida en Vegas Altas, incluída el área Villanueva-Don Benito. Sin los regadíos, estas dosgrandes ciudades que hoy compiten con Badajoz no habrían ido mucho más allá que Castuerao Herrera del Duque, por poner dos ejemplos de ciudades venidas a menos" (Baigorri, 1980:165).

Y, efectivamente, sin tener en cuenta los efectos del regadío es difícil entender cómoPlasencia, que ocupa el puesto 17º al iniciarse el siglo con 8.000 habitantes, es hoy la cuartaciudad extremeña, con casi 40.000; mientras que Trujillo, la séptima ciudad de la región en 1900-casi 13.000 habitantes-, ha pasado en 1991 a ocupar el puesto 17º -menos de 9.000-. Podemosobservar con mayor detalle este aspecto en el cuadro siguiente, que recoge la variación en el

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Pueblos y ciudades que ganan y pierden posiciones en los Censos de Población

ranking de los dieciocho municipios más poblados en 1900, 1960 y 1991 respectivamente.

GRAFICO 8

Todos los municipios que se incorporan al ranking en los sucesivos censos tienenimportantes superficies de regadío, o articulan comercialmente áreas de regadío. Mientras quelos municipios que sucesivamente se caen del ranking corresponden al tipo de territorios que sebeneficiaron de la primera adaptación ecológica: la dehesa

Ciertamente, más allá de los lugares comunes sobre la decadencia demográfica y económicade Extremadura -que en menos de treinta años, a partir de 1960, perdió más de un tercio de supoblación, lo que de hecho suponía más de la mitad de la población en edad reproductiva-, nodebemos olvidar -especialmente en el marco de las hipótesis sobre las que estamos trabajando-la diversidad territorial de la región.

Es decir, junto a ciudades y extensos territorios de la región que iniciaron en 1960 unaprofunda decadencia demográfica y social, hallamos no sólo ciudades sino comarcas enteras queno sólo no han perdido, sino que han incrementado sistemáticamente tanto su población comosu riqueza. Así, el conjunto de los municipios de la región que podemos considerar de regadío(a efectos de este propósito, hemos considerado como tales a los que cuentan con más de 200Has), han incrementado su población, tomados en conjunto. E individualmente tomados, casitodos los municipios que han crecido demográficamente se sitúan a lo largo o en torno a los disprincipales sistemas hidráulicos.

El siguiente muestra con mayor detalle este hecho. En el mismo se compara la evolucióndemográfica, a lo largo del siglo, de los conjuntos de municipios que pueden ser clasificados,respectivamente, como silvoganaderos (aquellos en los que la dehesa sigue siendo el ecosistema

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predominante), cerealistas (aquellos en los que predomina el monocultivo de secano), depolicultivo de secano (en los que la convivencia de olivar, vid, cereales y otros productos delsecano intensivo complejiza su economía) y propiamente de regadío (Baigorri, 1991).

GRAFICO 9

Resulta obvio, a la vista de los datos, que los territorios que siguen anclados en las dosanteriores adaptaciones ecológicas, la dehesa y el monocultivo cerealista de secano, seencuentran desde 1960 en un proceso constante de decadencia demográfica, y por endeeconómica. Los territorios que históricamente han intensificado el cultivo de secano,especializándose en ciertos productos (olivar u viñedo, fundamentalmente) observan unaprogresión más lenta en la pérdida de población, con cierta tendencia en los últimos censos a laestabilidad. Únicamente los territorios caracterizados por los cultivos de regadío han mantenido,después de 1960, la tendencia creciente que se inició a principios de siglo en toda la región.

La formación del corredor agropolitano de las Vegas del Guadiana

Vamos a centrarnos ahora en el eje de las Vegas del Guadiana, en cuyo desarrolloagropolitano hallamos uno de los fundamentos del crecimiento y consolidación urbana deBadajoz.

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173 Las Vegas del Guadiana incluyen algunos municipios de la provincia de Cáceres, particularmente Miajadas -con más de10.000 habitantes y, después de Talayuela, en las Vegas del Tiétar, el municipio con más intenso crecimiento de la región-. Sinembargo, a efectos de facilitar diversos tratamientos estadísticos, y en la medida en que la vinculación administrativa de todoorden -incluídas las diversas coamarcalizaciones- mantiene la división provincial vigente, hemos optado por limitar nuestroanálisis a los municipios de la provincia de Badajoz. Hemos discutido esta problemática relativa a la zonificación limitada porlos perímetros en (Baigorri, Rodriguez-Cancho, 1991).

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Delimitación de las Vegas del Guadiana

GRAFICO 10

Se trata de un territorio en el que la imagen de lo agropolitano, como fusión entre lo ruraly lo urbano, o más concretamente como el predominio socioeconómico de lo urbano sobre unabase física rural, se hace claramente visible173.

A causa de la construcción de numerosos poblados de colonización en el marco del PlanBadajoz, la dispersión geográfica de los núcleos -general en casi toda la región, y muyparticularmente en la provincia de Badajoz- se ha reducido notablemente, hasta semejarse al tipode poblamiento de las vegas de regadío más antiguas. Pero, sobre todo, lo que se ha creado es unaestrecha red de interrelaciones económicas que otorgan personalidad propia a la zona; de una

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174 Hay de hecho constancia de explotaciones agrarias romanas cercanas al río, cuyo único sentido, en una zona insalobre, sólopodemos hallarlo en el aprovechamiento de sus aguas para el riego.

175 Conurbación cuyos problemas urbanísticos de ordenación conjunta están todavía, por cierto, pendientes de resolver. Comoocurre con el otro par de ciudades de las Vegas (Don Benito y Villanueva de la Serena), cada municipio desarrolla suplaneamiento prácticamente de espaldas al otro, a pesar de que los primeros edificios de ambos están ya separados por menosde doscientos metros.

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forma más intensa en las denominadas Vegas Bajas (entre Montijo y Badajoz), debido a su mayorantigüedad.

En realidad, hablamos no ya de dos, sino de tres zonas plenamente diferenciadas:VegasBajas, Vegas Altas y la Vega de Olivenza (el perímetro de las Vegas del Guadiana debiera incluirtambién, probablemente, la zona de pequeños regadíos antiguos de La Codosera).

En primer lugar, las Vegas Bajas, que constituyen la zona más antigua del Plan Badajoz,hasta el punto de que su transformación se había iniciado de hecho antes de la Guerra Civil. Esteterritorio, ya en plena producción a finales de los años ‘60, contaba con una cierta articulaciónprevia: entre Mérida y Badajoz (60 kms) se incluían algunos dinámicos municipios comoMontijo, Puebla de la Calzada o Talavera la Real, que sin duda aprovecharon desde antiguo lasáreas más fácilmente dominables de sus vegas174. Sobre este entramado previo se asentaron untotal de 14 nuevos poblados de colonización, así como algunos ensayos de poblamiento disperso,permitiendo de esta forma una más intensa ocupación del territorio, y densificando también lamalla de comunicaciones -y en consecuencia, de interacciones tanto sociales como económicas-.

Esta densificación del territorio se percibe incluso en fenómenos estrictamente urbanísticos.Así, a mediados de los años ‘80, uno de estos poblados, situado originariamente a menos de 2kms del núcleo urbano de Talavera la Real, había sido plenamente incorporado al casco urbano.Aunque nunca fue considerado estrictamente como poblado, constituía de hecho un núcleoplenamente diferenciado, y claramente distanciado de Talavera: el nombre que se le adjudicó,Aldea del Conde, muestra su personalidad diferenciada. Otro ejemplo podemos hallarlo en elproceso de fusión fáctica, por efecto del crecimiento, de las dos principales agrociudades situadasa medio camino entre Mérida y Badajoz: Montijo y Puebla de la Calzada, que hoy forman dehecho una pequeña conurbación175.

En cuanto a las Vegas Altas, constituyen una zona regable más joven. De hecho, la últimasfases de transformación de una de sus subzonas, dominada por el Canal del Zújar, se ha puestoen riego en la última década del siglo XX. Pero los 18 nuevos poblados que se construyeron enlos años ‘50 y ‘60 se asientan sobre las tierras dominadas por el más antiguo Canal de Orellana,pues los regadíos del Zújar no incluyeron nuevos poblamientos. En esta zona, tradicionalmenteadehesada, la densificación del hábitat provocada por la transformación en regadío y colonizaciónes aún más que en las Vegas Bajas.

Nuevamente encontramos aquí dos agrociudades, Don Benito y Villanueva de la Serena,situados muy cerca y cuyo crecimiento ha venido generando una auténtica conurbación, que enla actualidad totaliza más de 50.000 habitantes, constituyéndose de hecho en la tercera ciudadde la región. Ya en 1980 planteábamos la necesidad de introducir un tratamiento mancomunadode ambos núcleos (Baigorri, Gaviria, Mejías, Serna, 1980); y muy recientemente, en 1996, losAyuntamientos de ambos municipios han puesto en marcha una Mancomunidad que pretende undesarrollo armónico del espacio en que se produce el encuentro físico de ambos núcleos.

La tercera de las zonas es una pequeña transformación en regadío, dentro del municipio deOlivenza, en la que se construyeron dos poblados para atender a algo menos de 1.000 Hastransformadas. Es una zona separada tanto geográfica -dista unos 20 kms de Badajoz, el núcleomás cercano de las Vegas Bajas-, como temporal y administrativamente, del conjunto analizado,

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ya que es la más joven de las tres zonas consideradas, y no utiliza canales derivados del sistemaGuadiana-Zújar, sino que se trata de una pequeña zona regable basada en el aprovechamiento delrío Olivenza. Pero no cabe duda de que hoy esta zona conforma, con el resto, una unidad.

Son por tanto los municipios afectados por estas tres zonas regables -a excepción de lospertenecientes a la provincia de Cáceres- los que incluimos en ese Corredor del Guadianaentendido en un sentido amplio, que hoy constituye el principal espacio articulador de la región,y cuyo desarrollo y crecimiento ha sostenido en buena parte el propio desarrollo de la ciudad deBadajoz y su tendencial proyección metropolitana.

Si observamos la variación entre los censos de 1981 y 1991 resulta evidente la mayormaduración de las Vegas Bajas, más antiguas, que en el periodo considerado han ganadopoblación, mientras que en las Vegas Altas todavía hay algunos municipios que o mantienenestable su población, o incluso han perdido algo en el periodo. Si bien, junto a la edad de losregadíos de Vegas Bajas hay que considerar también la acción sinérgica que sobre el desarrollode su entorno ejerce la principal ciudad de la región. Asimismo, el peso de la actividad agrariaes ya sensiblemente menor en el conjunto de las Vegas Bajas.

Pero, tomados en conjunto, los 19 municipios que, en la provincia de Badajoz, constituyenel Corredor del Guadiana -como lo denominaremos en lo sucesivo- han venido incrementandosu peso demográfico respecto del conjunto de la provincia a lo largo del siglo. Mientras en 1930sumaban 130.000 habitantes, frente a 564.000 en el resto de la provincia, en 1995 se habíanelevado a 311.000, mientras el resto de la provincia ha visto reducirse su población a 364.000.Por otra parte, este crecimiento no se ha basado únicamente en el desarrollo de las principalesciudades. Lo que caracteriza a este espacio como un corredor económico es el hecho de queconstituye una malla, una red territorial de núcleos urbanos, económicos y sociales queinteractúan obteniendo sinergias que benefician al conjunto. Excepto Villar de Rena, Medellíny Guareña, todos los demás municipios han ganado población en el periodo 1981/1991. Y en ellustro que separa el último censo del último recuento de la población de derecho de quedisponemos (1995), Guareña y Medellín parecen haberse incorporado también a las tendenciasde crecimiento; quedando Villar de Rena -el más excéntrico del corredor- como único municipioque, siguiendo la tendencia de tantos otros municipios de la región, ha continuado perdiendopoblación.

El gráfico siguiente nos muestra la realidad funcional de esta región urbana a la que, por susproporciones, especialización funcional y características físicas, más convendría la denominaciónde región agropolitana. En el mismo hemos agrupado los municipios por tamaños, y vemoscómo, aunque es un hecho que las mayores ciudades se han beneficiado más del crecimiento,incluso el conjunto de los de menos de 25.000 habitantes tienen hoy prácticamente la mismapoblación que en 1960, momento cumbre de la demografía extremeña, al contrario de lo queocurre en el resto de la provincia.

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176 Censos de Población, Anuarios BANESTO y Sistema Informatizado de Estadísticas Municipales de Extremadura (SIEMEX)de la Junta de Extremadura.

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GRAFICO 11

La situación no se explica únicamente, por tanto, en el hecho de que el Corredor delGuadiana acoja a las principales ciudades de la provincia. En 1930 el conjunto del corredor, conlas mismas ciudades, suponía apenas un 22% de la población total de la provincia, mientras queen 1995 supone más de un 46%.

Pero lo que en mayor medida nos interesa resaltar es el peso que, más allá del demográfico,tiene el corredor respecto del conjunto provincial respecto de una serie de variables indicadorastanto del grado de desarrollo económico como de la intensidad de la urbanización, entendidacomo modo de vida. Para ello hemos procesado datos de fuentes muy diversas176, que nospermiten establecer dicha significación. Así, mientras en el Censo de 1991 el Corredor delGuadiana suponía un 44,91% de la población total, su peso es mucho menor en todas aquellasvariables que indican una mayor carga de ruralidad, como pueda ser el analfabetismo (tan sóloun 32% de la población analfabeta de la provincia reside en el corredor), la importancia de lapoblación activa agraria (un 29%), o el peso de las mujeres que permanecen dedicadas a lastareas domésticas (40,15%).

Por el contrario, las variables que indican tanto niveles más intensos de urbanización, comoun mayor acercamiento a las tendencias de terciarización y cuaternización propias de la sociedadde la información, muestran en el Corredor del Guadiana un peso muy por encima del quedemográficamente le corresponde.

Así, en lo que a estilos de vida se refiere, observamos cómo el 66,5 % de la poblaciónseparada/divorciada de la provincia se concentra en las Vegas, o el 57,2% de las mujeresocupadas; así como el 56,5% de la población originaria de países extranjeros, y el 57,2% de todoslos residentes en la provincia nacidos fuera de Extremadura. Hallamos también casi un 58% delos estudiantes universitarios, y frente a la baja participación señalada en el analfabetismo,encontramos que un 82,6% de los universitarios con grado de doctor se localizaban asimismo,

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en 1991 en el Corredor del Guadiana.En fin, en lo que a las actividades y el potencial económico se refiere los datos son asimismo

suficientemente explícitos: tanto la cuota de mercado como el número de licencias comercialesestaban en el mismo año del Censo, 1991 -según los datos de BANESTO- ligeramente porencima del peso demográfico de la zona. Pero otros indicadores de actividad que aporta el mismobanco de datos, como el porcentaje del total de instrumentos notariales de la provincia (58%) oel número de teléfonos (54%) son aún más llamativos. Ya hemos hecho referencia, por lo demás,al bajo peso de la población activa agraria (un 29%), mientras que el conjunto de ocupacionesmás avanzadas, que podemos considerar características de la Sociedad de la Información,concentran en el corredor casi un 57% de sus efectivos provinciales.

Debemos insistir en este punto en la percepción de que el territorio analizado se constituye,antes que en un subsistema jerarquizado, en una red cuya sinergia posibilita el desarrollo delconjunto. Naturalmente, no podemos olvidar que el área incluye tanto a la capital regional comoa la capital provincial, que es a su vez no sólo la principal ciudad de Extremadura, sino la mayoren un radio de más de 200 kilómetros. El propio crecimiento de estas dos ciudades es subsidiariodel conjunto de la zona, pero no nos cabe duda alguna de que a la vez la fuerte concentraciónurbana de Badajoz posibilita la optimización económica del conjunto; sin un núcleo deacumulación el beneficio socioeconómico de las Vegas no sería tan fácil de percibir a nivel local.

Y se trata, ciertamente, como más adelante veremos para el caso de Badajoz, de uncrecimiento que no se produce exactamente a costa del resto del territorio, en una relación dedependencia, sino que es endógeno. No es extraño así que casi un 9% de la población de la zona(más de 26.000 habitantes en 1991) proceda de fuera de Extremadura, siendo 2.500 los habitantesde origen extranjero (casi un 0,9 % de la población).

La extensión del Corredor de las Vegas en Portugal

El río Guadiana sigue un trazado geológicamente racional, pero geográficamente extraño.Después de discurrir de Este a Oeste desde Castilla La Mancha, tras atravesar la ciudad deBadajoz hace un giro de casi 90º para descender hacia el Sur, de forma que buena parte de sucurso bajo está marcado por la frontera entre España y Portugal. A vista de satélite, es como siel territorio pidiese que el Guadiana prolongase su recorrido Este-Oeste hasta Setúbal o Sines.Tal vez a muy largo plazo la mano del hombre modifique el arbitrario trazado de la Naturaleza.Hasta hoy puede parecer un futurible bastante improbable: a medida que nos adentramos enAlentejo nos alejamos de las Vegas del Guadiana, extendiéndose una mancha de casi 200kilómetros de anchura de cultivos de secano, hasta la costa lisboeta; pero, sin modificar el trazadodel río, pronto veremos llegar las aguas del Guadiana casi hasta Sines, en el Atlántico. Laconstrucción del conjunto regulador de Alqueva, al Sur de Badajoz, va a suponer la transforma-ción de más de 100.000 Has de nuevos regadíos en torno a Beja.

En cualquier caso, las Vegas del Guadiana no terminan en Badajoz. La existencia de lafrontera no permitió en su día una planificación unitaria del Guadiana, pero el ejemplo del PlanBadajoz animó a la realización, ya en los años ‘70, de diversas transformaciones en regadío enel lado portugués de la cuenca. Aunque en el conjunto del Alentejo hay unas 60.000 Hasdominadas, el área realmente regada apenas supera las 27.000 Has, distribuidas en pequeñasactuaciones muy dispersas en el territorio, tanto en la cuenca del Guadiana, como en la del Tajoy en otros pequeños ríos que desembocan en el Atlántico; la mayor zona regable, el Vale deSorraia, en el Norte de la región y en la cuenca del Tajo, domina algo más de 12.000 Has y riega10.000 (CCRA, 1994:37).

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En la zona de Elvas/Campomaior el embalse de Caia, sobre el río del mismo nombre quedesemboca en el Guadiana justo en la frontera de Badajoz, permitió dominar algo más de 7.000Has, de las que se riegan en la actualidad poco más de 3.000, aunque hay que añadir una cifraindeterminada de pequeñas transformaciones de iniciativa privada, tanto en la vega del Caiacomo directamente en la del Guadiana, que durante unos kilómetros discurre abierta a lo largode la frontera, casi hasta Juromenha. Así, sin llegar a tener el potencial de las Vegas Bajas, losregadíos de Elvas y Campomaior han supuesto una intensificación agraria que ha venidoacompañada del tipo de transformaciones características del regadío; más aún dado que en Elvasse instaló una estación de investigación y extensión agrarias. Pero lo que interesa señalar en estepunto es el hecho de que, en los últimos años, se viene dando una interacción creciente a amboslados de la frontera, habiéndose llegado a intercambiar determinadas producciones entreconserveras en momentos de dificultades. Por otra parte, el tipo de producciones agrícolas de lazona, tanto en regadío como en el secano y la dehesa, son las mismas que en Extremadura, lo quefacilita la extensión de una red de suministros y servicios técnicos a la agricultura que, desdehace años, no conoce de fronteras.

Por tanto, podemos decir con razones suficientes que el corredor de las Vegas se adentra enPortugal, más allá de la frontera, en términos de continuidad geográfica y agronómica. Son losmunicipios de Elvas y Campomaior, fundamentalmente, los que constituyen dicha prolongación.

Sin embargo, en el caso de Elvas, la ciudad fronteriza con Badajoz, no podemos decir, comoen el caso del corredor de las Vegas, que haya sido el regadío el factor fundamental de sudesarrollo. Aunque sin duda en los últimos años los regadíos de Caia y el Guadiana y laagroindustria han contribuído a diversificar la economía de la ciudad y a la creación de empleo,la importancia de Elvas viene de mucho más atrás, y responde a su función comercial, y sobretodo a su condición de ciudad fronteriza. Y, a otra escala, algo parecido podríamos decir deCampomaior, que constituye el vértice Norte de la mesópolis de Badajoz.

Elvas, ‘baluarte’ comercialEn su obra sobre la urbanización de Europa entre los siglos XVI y XX, Jan de Vries incluye

a Elvas como una de las cinco ciudades portuguesas (con Lisboa, Coimbra, Évora y Oporto) quehabrían participado de dicho proceso (Vries, 1987:356). No debemos olvidar que, en el periodoconsiderado, la dirección del crecimiento demográfico era inversa a la actual, hallándose lasmayores potencialidades urbanas en el interior de la Península en lugar de en sus costas. Elvasaparece entonces como uno de los más importantes ‘puertos secos’ (como se denominaba a lasaduanas interiores) entre Castilla y Portugal, hasta el punto de que en 1650 tenía la mismapoblación que Évora (hoy tiene la mitad), más que Coimbra, y casi la misma que Oporto. En eseperiodo, Elvas parece que tenía incluso no sólo más población, sino mayor importanciaeconómica que Badajoz.

Todavía a finales del siglo XVIII, época en que los informes sobre el estado socioeconómicode los territorios del Estado proliferaron, se pone de manifiesto el evidente dominio comercialde Elvas sobre Badajoz. Refiriéndose a Badajoz, dice uno de aquellos informes:

“las artes prácticas y oficios están en un doloros estado y decadencia. Comenzando por

los olleros, zapateros, carpinteros y herreros de Badajoz, se demuestra este mal, que proporciona

a los Portugueses el aumento de su comercio activo con grave daño del nuestro” (Larruga, 1797,

T. XL:216)

En dicha época, por cada unidad monetaria exportada a Portugal a través de los puertos secosde Extremadura, se importaban 1,8 unidades. De ahí que en el mismo informe se expresase lanecesidad de

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177 En 1659 (no casualmente en uno de los momentos de mayor esplendor de Elvas), la ciudad fue sometida a un terrible sitiopor el español Luis de Haro. En la famosa batalla ‘das linhas de Elvas’ se decidió la independencia de Portugal, aunque supusopara la ciudad una profunda crisis. En 1706, de nuevo, tropas españolas y francesas intentarían sin éxito tomar Elvas, y en 1711hubo un nuevo cerco. La condición de baluarte frente a un supuesto anexionismo español ha pesado largamente en laconstrucción cultural de la ciudad (Sardinha, 1969). Esa paradoja, por la cual España ha sido y es para Elvas tanto la fuentefundamental de su riqueza como el enemigo potencialmente anexionista, no sólo ha estado presente en la historia, sino que sepercibe en el presente de la ciudad.

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“que en varios pueblos de esta provincia sobre la raya de Portugal se establezcan

ferias, donde el paso que se saque la ventaja de ellas para el comercio interior de la misma

Provincia, vendam os a los Po rtuguese s quanto podam os con a ctividad d e nuestro comerc io

activo. Los portug ueses tienen ferias en va rios pueblos de este reyn o sobre la misma frontera.

La necesidad de nuestros españoles por una parte y la alegría, llevan a muchos á estas ferias.

En ellas no solo se surten de lo que necesitan, sino de lo que las casualidades, el gusto y el

capricho apetecen . En esto y e n la ma nutención ga stamos mucho dinero con utilidad del

comercio ac tivo de los Portugu eses” (Larruga, 1797, T. XXXIX:277)

Estos datos aislados pretenden únicamente mostrar cómo la interacción comercial en estepunto de la frontera viene de muy atrás, si bien las proporciones se han invertido en determina-dos momentos históricos, y asimismo el cierre de la frontera en diversas épocas ha supuesto unhándicap para la profundización de tales relaciones. Pero, sobre todo, estos elementos muestranla importancia histórica de Elvas como centro comercial fronterizo. Una importancia que,menguada en cuanto a su significación peninsular o nacional, ha mantenido hasta la disoluciónde la frontera. Actualmente la ciudad intenta recuperarse, mediante la especialización sectorial,de la crisis que para el comercio ha supuesto primero la desaparición de la frontera y luego laconstrucción de la autopista.

La crisis comercial derivada de la disolución de la frontera -que, como se verá, ha provocadoincluso la relocalización a Badajoz de algunos comercios y servicios elvenses- se percibe en elhecho de que, a lo largo de los años ‘90, por primera vez en varias décadas el municipio hayaperdido algo de población: casi 400 habitantes entre 1991 y 1995. Un fuerte contraste con lossaldos naturales positivos que mantuvo tanto en las dos décadas anteriores (IAPMEI,CCRA,1993:2.4). Pese a todo, Elvas es la sexta ciudad del Alentejo, después de Évora, Beja,Santiagodo Caçem, Odemira y Portalegre, con una población en 1994 de 24.100 habitantes, cuyapoblación activa, según el Censo de 1991, presentaba la siguiente distribución, de característicasmás urbanas que la del conjunto regional.

ELVAS ALENTEJOSector Primario 16,2 23,2Sector Secundario 19.3 25,9Sector Terciario 64,6 50,8

Sin embargo, la importancia regional de Elvas va más allá de su significación demográfica,y guarda una estrecha relación con su posición geográfica en la frontera. La misma frontera quehizo de Elvas una fortaleza casi inexpugnable177, la convirtió en centro comercial de primerorden.

Así, según los datos del Anuario Estatístico da Regiâo do Alentejo 1995, del InstitutoNacional de Estatística, frente a la muy baja densidad demográfica del Alentejo (19,6 habitantespor kilómetro cuadrado), Elvas ofrece una densidad de 38,1 Habs/Km2, que se refleja asimismoen la complejidad de su economía y en otros indicadores. Así, mientras que su población en 1994supone un 4,55 % del conjunto alentejano, sin embargo la población menor de 24 años equivalea un 4,98% del total, y por el contrario la de 65 y más años sólo supone un 3,86% del total. Esdecir, la población de Elvas está mucho menos envejecida que la del conjunto de la región: frente

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a un porcentaje del 26,2% mayores de 60 años para el conjunto de la región, Elvas presenta un23,2%. Asimismo, la tasa de actividad, un 41,4% en Elvas, en ligeramente superior a la delconjunto regional (41,1%); pero sobre todo, la tasa de paro (6,10% en Elvas) es muy inferior al10,2% que se alcanza en la región.

Frente a ese peso demográfico del 4,5%, sin embargo el número de sociedades en actividadsuponía en 1994 un 6,25% del total, y las constituídas en 1993 alcanzaban un 6,73% del total,y tenían un 4,6% del personal empleado por las empresas de la región. Este mayor dinamismose percibe especialmente en el hecho de concentrar, a 200 kms del puerto más cercano, el 9,1%de las empresas exportadoras de comercio intracomunitario, y el 6,9% de las exportadorasextracomunitarias. Cuenta asimismo con el 4,8% de los bancos y cajas de ahorros de la región,el 6,2% de las cajas multibanco, y 6,5% de las compañías aseguradoras.

Su importancia comercial y turística -al tradicional turismo comercial se une el turismogastronómico, y en los últimos años el turismo rural- se percibe asimismo en el hecho deconcentrar el 7,7% de los huéspedes en establecimientos hoteleros, porcentaje que alcanza casiel 24% si consideramos únicamente a los huéspedes españoles. Más de 600 personas se empleanen el comercio, y otras tantas en la hostelería.

Su posición como ciudad de servicios de una extensa comarca se percibe asimismo en laconcentración del 5,4% de los médicos de la región, o el 11% de las publicaciones periódicas(casi el 25% de la tirada total de las mismas) con un 4,5% de la población. O en el hecho de quesu presupuesto municipal sobrepase el 5,4% del conjunto de la región, frente a ese 4,5% depoblación.

No hay que olvidar la actividad industrial, presente también en la ciudad a través de lasagroindustrias -destacando una industria de concentrado de tomate, y una potente cooperativaagrícola-, la industria textil o las artes gráficas, entre otros subsectores importantes. Asimismo,existen casi medio centenar de empresas constructoras -además de un centenar de autónomos-,que emplean a más de 500 trabajadores, y que en los últimos años se han beneficiado asimismode la cercanía de la frontera, realizando obras en España.

Campomaior, ¿del contrabando a la especialización?Las características de Campo Maior son esencialmente distintas de las de Elvas, aunque en

mi opinión -y como hipótesis de trabajo- participa asimismo de la penetración del Corredor delGuadiana, en términos siquiera parecidos a los que podríamos atribuir a algunos municipios dellado español, como Olivenza.

Campo Maior no es una ciudad comercial, sino más bien una agrociudad, aunque ya menosdel 23% de la población activa, en el Censo de 1991, estaba adscrita al sector Primario. Suvinculación con Badajoz viene de lejos, y he hecho estuvio a punto de ser anexionada por Españaa principios del siglo XIX, como ocurrió con Olivenza.

Trabajadores de Campo Maior han participado tradicionalmente en las tareas agrícolas deBadajoz y otros municipios españoles; las relaciones familiares son estrechas por la existenciade matrimonios mixtos; en distintas épocas la ciudad ha acogido a refugiados políticos pacenses;de las más de 150 mujeres que trabajan como empleadas domésticas, una parte importante realizaese trabajo en Badajoz; actualmente, el embalse de Caia constituye uno de los espacios de recreonatural de los ciudadanos pacenses...

Sin embargo, nos interesa destacar en este punto, siquiera de una forma superficial, aquelloselementos que, por la vinculación a la frontera y por otros factores -como el regadío-, hacen que,aunque más débilmente que Elvas, Campo Maior forme de hecho parte del Corredor del

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Guadiana.Así, a pesar de haber perdido población entre 1991 y 1994, como en el caso de Elvas, Campo

Maior también ha visto aumentar levemente su peso en el conjunto de la región, lo que semanifiesta asimismo en una densidad de población (34,3 habs/km2) que casi dobla a la media delAlentejo(19,6).

También en este caso hallamos una población menos envejecida que en el conjunto regional,un porcentaje superior de divorcios del que le corresponde por población, y otras variables en lasque su peso relativo nos muestra, si no tanto una situación económica mucho más boyante -latasa de paro es particularmente elevada en este municipio-, sí un nivel de desarrollo yurbanización relativamente mayor, teniendo en cuenta que no deja de ser un pueblo grande, conalgo menos de 8.500 habitantes. Así ocurre con el volumen de negocios de las empresas locales(un 2,3% del volumen total del Alentejo, a pesar de que como hemos visto su población es un1,6%, el personal empleado en las empresas es un 1,7%, y el número de sociedades activas un2,5%). La distribución de la población activa presenta así un notable contraste con el conjuntoregional, con menos peso que Elvas en el Terciario, pero un peso muy superior en el Secundario(Industria y Construcción).

CAMPO MAIOR ALENTEJO

Sector P rimario 22,3 23,2

Sector Se cundario 29 25,9

Sector T erciario 48,7 50,8

Sin duda ha sido la posición fronteriza la que ha facilitado el desarrollo de la agroindustria(que ocupa a más de 400 trabajadores) en Campo Maior. Existe la evidencia de que el tradicionalcontrabando de café -más fácil a través de Campo Maior al no ser necesario atravesar cauces-está en la base de la potente industria cafetera de la localidad. De las cinco principales empresasagroindustriales existentes, tres de ellas (Delta, Cubana y Camelo) se dedican a la torrefaccióndel café, estando situada una de las cuales a sólo unos cientos de metros de la frontera deBadajoz, a pesar de que ésta se halla a más de 15 kilómetros de Campo Maior. También laimportancia de la construcción, con más de 250 trabajadores, hay que relacionarla como en elcaso de Elvas con la cercanía de la frontera, y sobre todo de una ciudad como Badajoz quedemanda de esa actividad.

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178 Los datos de este capítulo proceden del estudio socioeconómico del municipio de Badajoz que he dirigido en 1995, financiadopor el Fondo Social Europeo, y en el que también participaron Ramón Fernández (co-director del estudio), Javier Luna, GeorginaCortés, Milagros Bordel, María Victoria Gómez, Jesús Manuel González, Celia Herrera, Ana Jiménez, Mercedes Lozano, EvaMejías, Isabel Méndez, Antonia parejo, Pedro Ribero y María Rubio. No obstante, la mayoría de los apartados han sidoreelaborados a partir de mis propios textos y del resumen del estudio que realicé para su difusión. El primer tomo completo, contodas las tablas y gráficas, puede consultarse, además de en el propio Ayuntamiento, en la biblioteca de la Facultad de CC.Económicas y Empresariales de la Uex. El resumen puede consultarse en mi Webteca, en la siguiente dirección URL:http://club.telepolis.com/baigorri/index.htm

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11. Badajoz, mesópolis transfronteriza178

La ciudad tomada como objeto de estudio es, antes aún de definirla como mesópolis, elprincipal núcleo habitado en un gigantesco término municipal; el principal centro agropolitanode una extensa y fértil comarca de regadío; una excéntrica capital de una también extensaprovincia; y en último término -mas no con menor importancia- la principal ciudad fronteriza enla raya de Portugal, asentada sobre uno de los ejes radiales de la península.

Con 1.500 Km2 de término, el municipio de Badajoz (recientemente reducido en unos 30km2 al segregarse Valdelacalzada) es mayor que algunos Estados reconocidos por la ONU, y casitan grande como la provincia de Guipúzcoa. De Norte a Sur, la distancia entre los extremos deltérmino municipal es de 70 kms, mientras que de Este a Oeste los extremos más alejados distanunos 50 kms. Se trata de un territorio extremadamente complejo, que incluye desde zonas desierra, con alturas máximas cercanas de los 500 metros (Sierra de Loriana al Norte, en lasestribaciones de la Sierra de San Pedro) a las Vegas del Guadiana, que cubren la franja centraldel término municipal, con alturas mínimas de 180 metros sobre el nivel del mar.

El río Guadiana secciona en dos mitades casi iguales el término, y a él desembocan en sumargen derecha los ríos Alcazaba, Gévora (que a su vez recoge las aguas del Zapatón) y Caia,mientras por su margen izquierda recoge las aguas de algunos arroyos de gran recorrido aunqueescaso aforo (como Rivillas, Calamón e Hinojales), y del río Olivenza. A los que hay que añadircomo cursos artificiales importantes los canales de Lobón (margen izquierda) y Montijo (margenderecha), que terminan dentro del término de Badajoz. Y es en esa franja central donde seconcentra la población y la riqueza del municipio.

En realidad, en la ciudad de Badajoz sólo habitan 111.000 de los casi 140.000 habitantes delmunicipio. En las Vegas del Guadiana diez poblados de colonización agrupan a más de 10.000personas, a las que hay que sumar otras 1.200 personas que residen en viviendas tambiénconstruidas por el Instituto Nacional de Colonización (INC) y vinculadas a la explotación. Y almenos otras tantas personas residen en viviendas vinculadas a las explotaciones, en fincas desecano y regadío, así como en urbanizaciones ilegales. Si a ello añadimos la existencia de tresgrandes acuartelamientos desperdigados en el territorio (Cuartel de Sancha Brava en el Sur,División Acorazada en el Norte, y Base Aérea al Este, todos ellos en la franja central del términomunicipal), podremos concluir la complejidad de este territorio, completo como una provincia.

Todos estos núcleos urbanos (empezando por la propia capital) vienen extendiéndose en losúltimos años, sobre todo siguiendo las carreteras, sea con usos residenciales, industriales o de

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179 Como lo muestra tanto la reciente construcción de un campo de golf y complejo hotelero y residencial, como sobre todo lalenta pero continuada instalación de pequeñas industrias y almacenes de exposición-venta en las márgenes de la antigua carretera.

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servicios, constituyendo lentamente una pequeña malla mesopolitana, pero a costa de ladesaparición de tierras de cultivo en regadío de alta productividad por falta de criteriosurbanístico-territoriales apropiados.

No obstante, fuera de las Vegas del Guadiana el territorio de Badajoz está prácticamentedespoblado, aunque en los últimos años la extensión del fenómeno de la segunda residencia hapropiciado la aparición de núcleos clandestinos (aunque hasta la fecha tolerados) de poblamientoque ofrecen una cierta apariencia de presencia en el territorio.

La existencia de una red radial de vías de carreteras y caminos (aunque un seudoanillo queconecta San Francisco de Olivenza, San Rafael, Valverde de Leganés, La Albuera, Alvarado,Talavera, Valdelacalzada, Guadiana, Alcazaba y la carretera 530 da una falsa sensación de mallaque no funciona como tal) es en cualquier caso un buen índice de los bajos índices depoblamiento y aprovechamiento del territorio.

El término municipal se encuentra, no obstante, prácticamente rodeado de núcleos depoblación, constituyendo a su vez una corona de influencia directa y potente, tanto en el ladoespañol como en el lado portugués de la frontera. La pertenencia de estos espacios al hinterlandmás inmediato de Badajoz es tan clara que los tres embalses del entorno son utilizados de formapredominante por la ciudad: el de Villar del Rey para abastecimiento, y para el esparcimientociudadano los de Caia y Piedra Aguda (este último a pesar de las fuertes restricciones impuestasdesde la municipalidad de Olivenza, beneficiaria más directa de sus aguas).

En conjunto, la corona de núcleos pertenecientes a otros municipios inmediatos suman otros60.000 habitantes, por lo que podemos estimar en 200.000 habitantes la población delconjunto mesopolitano de Badajoz.

En el esquema siguiente se ha resaltado lo que podríamos considerar el núcleo mesopolitanode Badajoz, constituido por el contínuum Montijo-Elvas, donde se concentran, en un eje demenos de 50 Kms de longitud y algo más de 10 kms de anchura, unos 180.000 habitantes, unabuena parte de la industria de la provincia y las principales infraestructuras.

Especialmente importante es el corredor Badajoz-Talavera, en el cual la liberación de lacarretera nacional -al construirse la autovía por un nuevo trazado-, así como la existencia dealgunos importantes equipamientos (sean el aeropuerto o Merco Badajoz) e importantesindustrias, ha posibilitado su conversión en un espacio de futuro en el conjunto mesopolitano179.Un corredor que, en cierto modo, se prolonga de forma natural en el tramo Badajoz-Elvas,constituido -especialmente a partir de la desaparición de la frontera- en un contínuum deinstalaciones y servicios que tienen pleno carácter metropolitano (universidad, residencias,industrias, almacenes, áreas recreativas, hoteles y restaurantes, equipamientos sanitarios...); endiversos documentos hemos propuesto que el conjunto de edificios que acogían los serviciosfronterizos hoy en desuso, a ambos lados de la frontera, deberían ser rescatados para usosmesopolitanos.

Siguiendo las leyes de la urbanización, la red de carreteras a través de las cuales se comunicaBadajoz constituye una malla por la que se extienden los usos y actividades urbanos (residencia-les, industriales, equipamentales), excepto por el NorOeste de la ciudad, donde la existencia defrontera ha impedido la urbanificación de la carretera de Campomayor (aunque a medio/largoplazo, especialmente tras la futura desaparición de la barriada marginal de Las Cuestas deOrinaza, esta zona será uno de los ejes de expansión de la ciudad). El tejido intersticial formadopor esta red radial de carreteras constituye un caldo de cultivo para la urbanización espontánea

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(y en consecuencia caótica, y de peligrosos efectos urbanísticos, sin que los sucesivos planes deordenación hayan sabido dar hasta la fecha una respuesta adecuada).

Naturalmente, según se observa en el esquema, a medida que nos acercamos a la ciudad laintensidad de ocupación metropolitana se acrecienta, mientras que por el contrario al alejarnosdel centro el vacío de usos urbanos es cada vez mayor, especialmente en las áreas Norte y Sur,alejadas de las tierras de regadío, que quedan fuera de el eje citado Montijo-Elvas. Siguiendo elesquema de otras muchas ciudades, estos espacios más alejados, sobre los que la presiónurbanística es ínfima, y en los que los precios del suelo son todavía muy bajos, son los preferidospara la instalación de los grandes equipamientos (como los cuarteles, el campo de fútbol, lacárcel, el cementerio, etc.). Pero su carácter plenamente mesopolitano queda puesto de manifiestoespecialmente por la presencia de elevadas densidades de segunda residencia (siempre ilegal).

GRAFICO 12

Si el hinterland inmediato de Badajoz está constituido por lo que hemos denominado su áreamesopolitana, que coincide en buena parte con lo que siglos atrás fue el territorio de Badajoz

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(Valverde de Leganés, Talavera, Villar del Rey o La Roca eran en el siglo XVI aldeas deBadajoz), su gran espacio de influencia está constituido, en mayor medida incluso que elconjunto de la provincia (Sánchez Zabala, 1992), por el eje de las Vegas del Guadiana: unterritorio, como hemos analizado, vertebrado por el cauce y, sobre todo, por los regadíos y lasinfraestructuras (ferrocarril, autovía, oleoducto, en el futuro gaseoducto) que se concentran aambas márgenes del río Guadiana.

Aunque Badajoz no se encuentre geográficamente en la cabecera de las Vegas, sino a lospies de las Vegas, constituye en cualquier caso la cabecera efectiva de este territorio, de poco másde 120 kms de largo y menos de 20 de anchura media, en el que se concentran casi 350.000habitantes y el mayor potencial económico de la región.

De una parte, la forzada capitalidad regional de Mérida ha potenciado enormemente a estaciudad, que se ha visto asimismo beneficiada por su ubicación en el centro geográfico de lasVegas, y a la vez en el cruce con la Ruta de la Plata; y, por otro lado, el crecimiento de laconurbación Villanueva-Don Benito (en íntima conexión con Miajadas, especialmente a travésde la red de poblados de colonización de los tres municipios), esta evolución territorial ysocioeconómica ha mermado el peso efectivo de Badajoz en el conjunto de las Vegas. Aunquesigue siendo, no obstante, la principal ciudad del corredor, y continúa centralizando una serie deservicios fundamentales, si bien la fuerza de su influencia se debilita a medida que nos alejamosen dirección Este.

Evolución histórica

En cierto modo, Badajoz es una ciudad permanentemente refundada, a menudo sobre camposde ruinas. Sea por influencia de su permanente condición de ciudad fronteriza, sea por causa delazar histórico, lo cierto es que ni siquiera quedan noticias ciertas de un Badajoz prístino.Sucesivos pobladores han construido repetidamente la ciudad sobre las ruinas de otra anteriorde la que, a veces, olvidaron incluso el nombre.

AntecedentesAunque los restos arqueológicos hallados en el entorno de la ciudad, y sus propias

características geográficas, sugieren la existencia de tempranos pobladores -incluso con contactoscomerciales exteriores, a la vista de las cerámicas griegas procedentes del núcleo de Huelva y delfoco del Guadalquivir (Araya, Rubio, 1991:19) encontradas en la actual Alcazaba-, sin embargocuando los romanos colonizan las vegas bajas del Guadiana no encuentran una ciudad, o unaaldea, que pudiera ser asimilable al actual Badajoz, o al menos no dejaron noticia de ello. Comotampoco dejaron noticia de que durante su dominación existiese ciudad alguna, aunquenuevamente la existencia de diversas villas en su entorno inmediato (en Botoa, Talavera, SanFrancisco de Olivenza, Sagrajas, Las Tomas...) sugiere la existencia de algún agrupamiento derango superior, que daría con el tiempo origen a alguna aldea visigótica. Curiosamente, sí quedareferencia, a juicio de los arqueólogos, de Elvas, así como de Botoa -al Norte de la ciudad, juntoal río Gévora, más fácilmente dominable que el Guadiana- (Alvarez, 1985).

El sentido común debe llevarnos a pensar que un punto como el que ofrece el cerro de LaMuela debió ser bien aprovechado como lugar estratégico, tal y como lo ha venido siendo en lossiglos siguientes. Pero sobre todo debemos pensar en las posibilidades productivas de unaconfluencia de ríos como la que nos ofrecen el Guadiana, el Gévora y el Rivilla/Calamón (quedebió traer más agua cuando los bosques cubrían el sur del municipio). Si los romanos tuvieron

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180 En cualquier caso, es preciso hacer referencia a la escasez de documentación histórica de la ciudad, frente a la abundanciade otras ciudades de la región, así como de las ciudades de similar importancia del resto del país. La buena voluntad y el empeñode los escasos historiadores y arqueólogos locales no ha sido suficiente todavía para sacar de la oscuridad el origen de Badajoz.La particular y esquizofrénica estructuración de la Universidad de Extremadura, fundada en los años ‘70, tiene buena culpa deello, pues la ubicación de los estudios de Historia únicamente en Cáceres ha determinado que los trabajos de los historiadoresextremeños se centren en mucha mayor medida en esa provincia.

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infraestructuras de regadío en Las Tomas y otras villas de las Vegas, no es improbable pensar quesu conservación en la época visigótica, junto a la inmensa riqueza de pastos del entorno,posibilitasen la supervivencia de algún poblamiento de cierta importancia cuando Ibn Marwanel Chilliqui, considerado oficialmente el fundador de Badajoz en el año 855, decidió refugiarseaquí tras su intentona revolucionaria. Si en su camino hacia Mérida se había hecho fuerte enAlange, de ricas huertas regadas con aguas termales, después de pasar varios años en lametrópolis de Córdoba, no es muy creíble que escogiese para su pactado retiro un cerro desierto,ni siquiera un despoblado. Si el cronista Aben Adari cuenta dos siglos más tarde, sobre IbnMarwan y los suyos, que "el emir les permitió que se fueran a Batalyos y se establecieran en él,el cual era entonces una aldea", debemos tomar que al menos esa aldea ya existía, tal vez unaaldea venida a menos tras las invasiones árabes180.

Durante casi cuatro siglos Badajoz fue una ciudad árabe, pero sobre todo fue, con algunosparéntesis, un reino independiente. Bajo la dinastía aftasí llegó a ser una de las cortes másdestacadas de entre los reinos árabes y cristianos del interior: sus dominios se extendían sobrecasi toda Extremadura y buena parte del Alentejo. Y fue entonces cuando se configura comociudad fronteriza, primero entre los reinos cristianos y los musulmanes, y luego con un terceroen discordia: Portugal.

La depresión del Guadiana constituye por otra parte uno de los mejores pasos decomunicación entre Lisboa y el resto de la península, y será repetidamente utilizada en lasincursiones en uno u otro sentido. Los aftásidas utilizaron sin duda su estratégica situacióngeográfica, en tanto que "puerta principal en el camino de Córdoba y Castilla la Nueva haciaLisboa" (Barrientos, 1990:87), como elemento esencial para la supervivencia, modificandosucesivamente sus alianzas. Y sin duda en la actualidad, cuando hallamos a Badajoz ubicado enel centro de tres polos de fuerza y atracción (el frente Sevilla-Huelva, Lisboa y Madrid), la ciudaddebería aprender de la estrategia aftasí: de su ubicación en un punto equidistante entre las grandesciudades de origen árabe del Sur, el ámbito del viejo reino portugués a Poniente, y los viejosreinos cristianos del Norte y del Mediterráneo.

Badajoz pasó así a ser apetecida por todas las dinastías expansionistas: almorávides primero,almohades después (que levantarán, a mediados del siglo XII, el recinto amurallado cuyaestructura hoy se conserva), siempre los portugueses, y al fin los leoneses, cuyo rey Alfonso IXconquistaría definitivamente la ciudad en 1230.

Una ‘olvidada’ plaza fuerte fronterizaLos musulmanes fueron rápidamente empujados hacia el Sur, pero durante siglos Badajoz

seguiría siendo plaza fuerte fronteriza, sufriendo las consecuencias de los deseos expansionistasde españoles y portugueses, y llegando a ser una de las ciudades españolas más veces sitiada. Elloexplica la existencia de un conjunto de fortificaciones tan extenso, del que se conservan en partela muralla de origen almohade y el conjunto que, a la moda Vauban, se construyó a mediadosdel siglo XVII para hacer frente a las fortificaciones de Elvas y Olivença.

Hasta tal punto ello es así que, a principios del siglo XVIII, Badajoz es consideradaexclusivamente una plaza fuerte, cuyos escasos 14.000 habitantes eran en su mayoría militares

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181 Todavía hoy algunas grandes operaciones urbanísticas de la ciudad (Hospital Militar, equipamiento comercial de la PlazaConquistadores...) encuentran fuertes cortapisas por su pertenencia al Ejército. Y actuaciones como la construcción de una torremetálica de comunicaciones en el nuevo Cuartel de la Guardia Civil, con un fuerte impacto visual sobre el casco de la ciudad,muestran ese predominio que lo militar ha tenido en la ciudad.

182 No hay que olvidar los buenos negocios habidos en torno a la tierra a partir de las desamortizaciones. Desamortizaciones quea su vez provocaron una fuerte proletarización de los campesinos de la provincia. Muchos labradores con iniciativa, pero sincapital, fueron desposeídos de las tierras de la Iglesia que cultivaban, y la ciudad en crecimiento debió aparecérseles como unaesperanza nueva.

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o religiosos, dedicándose el resto de la población básicamente a cuidarles y abastecerles. Comose ha apuntado acertadamente,

"en lo sociológico y lo cultural, lo militar y lo eclesiástico determinaron también, de

modo exclusivo, la existencia de Badajoz durante prácticamente toda su historia hasta época

bien reciente" (Gonzá lez, 1993 :75).

El desarrollo urbanístico de la ciudad vendría limitado justamente, hasta mediados del sigloXX, por este fuerte componente eclesiástico-militar181. Del mismo modo que la pujanza delcomercio y la falta de iniciativas de progreso industrial tal vez haya que buscarlas en buenamedida en ese carácter eclesiástico-militar de la ciudad, dominada por grupos sociales (clérigos,militares y terratenientes con propiedades en el resto de la provincia) con tradicionalespreferencias por las inversiones en fincas, frente a las inversiones productivas en talleresindustriales. Durante casi siete siglos la ciudad no hizo sino vegetar, alimentada por tres únicasfuentes de riqueza: las rentas de la Iglesia, obtenidas de sus extensos dominios territoriales; lossueldos de los militares; y las rentas agrarias centralizadas en la ciudad por algunos de losterratenientes de la provincia (los más grandes propietarios centralizaban la acumulación enMadrid). Fuentes a las que hay que añadir el contrabando, que ha sido un mal (o un recurso,según se mire) endémico en la ciudad. Entre 1787 (fecha del Censo de Floridablanca, en quesegún la interpretación del mismo que hace el INE la población sería de 11.872 habitantes) y1836 (recién instituida la organización provincial, y año de puesta en marcha de las desamortiza-ciones), esto es en medio siglo, la población de Badajoz apenas creció en un 18 %, por lo quepodemos hablar claramente de un estancamiento demográfico. Urbanísticamente estapredominancia secular de cuarteles, campos de entrenamiento militar y conventos, ha marcadotambién a la ciudad en su morfología.

La declaración, en el siglo XIX, de Badajoz como capital provincial, no vino sino aconsolidar esta orientación de la ciudad hacia el comercio y los servicios prestados a las clasesociosas, a las que a partir de entonces habrían de añadirse los funcionarios del Estado. Mientrastanto, la última contienda con Portugal, la denominada guerra de las naranjas, que habíasupuesto a principios de siglo la anexión por España de Olivenza y sus aldeas, significó de formaprogresiva el cierre definitivo de la raya. Durante prácticamente dos siglos Badajoz miró denuevo hacia Portugal únicamente a través de las bocas de sus cañones, y de los ojos astutos delos contrabandistas. Rota la posibilidad de flujos, la ciudad quedó situada en un fondo de sacoal que sólo acudían, obligados por un destino no deseado, clérigos, soldados y funcionarios.

No obstante, no cabe duda de que la dotación de una fuerte estructura administrativa (a laCapitanía General del distrito militar de Extremadura se fueron añadiendo el Gobierno Civil, laDiputación Provincial, Audiencia, Cámara de Comercio, Colegio de Abogados, Ateneo, Instituto,Escuela Normal...) supuso un revulsivo para la sociedad local tradicional, dinamizando ycomplejizando la economía local, además de un más estrecho contacto con los centros de poderpolítico, económico y cultural de la nación, en suma un flujo más intenso de la información y lainiciativa182. Por otro lado, aunque la condición de centro militar de importancia no la perdería,Badajoz deja de ser considerada plaza fuerte, y los efectivos militares van perdiendo peso

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183 La implantación del estado de las provincias supuso un auge en la construcción de edificios públicos y de viviendas, y unafuerte demanda de trabajadores en el servicio doméstico. El proceso socioeconómico operado en Mérida a lo largo de las dosúltimas décadas del siglo XX puede hacernos una cierta idea de lo que debió suponer la implantación de la provincialidad enBadajoz en el siglo XIX (en cualquier caso, hay que tomar con cierta reserva los datos de Madoz, dada la tradición depoblamiento disperso en la por otro lado extensa demarcación de Badajoz; tal vez el crecimiento de población no fue tan intenso,y el salto cuantitativo hay que atribuirlo en parte a la mejora de los instrumentos censales)

184 Una muestra de la fuerte influencia que en la revitalización de la ciudad tuvieron las gentes venidas de fuera, fundamentalmen-te a ocupar puestos de funcionario o militares , y también a establecerse como comerciantes, la tenemos en la composición dela logia Pax Augusta, una de las más dinámicas e influyentes de la ciudad. De los 105 miembros conocidos, de 43 de ellos nose dispone de datos sobre su filiación; de los 62 restantes, de los que se conoce su procedencia, el 71 % eran gentes originariasde fuera de la ciudad: 26 habían nacido en otros pueblos y ciudades de la región, y 18 en otras regiones españolas. Tan sólo de18 de este centenar de masones se tiene constancia de que fuesen nacidos en Badajoz (cálculos a partir del listado recogido enLópez Casimiro, 1991:31-44).

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relativo respecto del total de la población (aunque siguen formando parte de la clase dominante,con la que las conexiones familiares son ya muy estrechas).

Llegaron entretanto el ferrocarril, la electricidad (gracias a un generador de vapor) e inclusola masonería, que tendría una gran influencia en el republicanismo local. El crecimientodemográfico fue intenso: frente al estancamiento señalado del medio siglo anterior, entre 1836y 1887 la población se duplica, pasando de 14.000 a 28.681 habitantes. El Censo de 1900 recogeuna población de 30.899 habitantes, lo que supone que, respecto al primer censo fiable (el citadode Floridablanca, un siglo antes) la población se había triplicado183. No olvidemos que, en elmismo periodo considerado, la población española había pasado de 10,4 a 18,5 millones dehabitantes, esto es, ni siquiera había llegado a doblarse. Asfixiada por las murallas, la ciudad saltael Rivilla y el Guadiana, y se extiende por la carretera de Madrid (San Roque) y por lo queentonces era el camino a la estación.

Hay que atribuir sin duda a este enriquecimiento demográfico por aportes externos el relativodinamismo que encontramos en la ciudad a finales del siglo XIX184, cuando se promueve inclusouna gran Exposición Regional Extremeña. Los servicios básicos comenzaban a extenderse porla ciudad: telégrafo, teléfono, servicio de incendios, ferrocarril que le comunicaba con Madrid,Sevilla y Lisboa, abastecimiento de agua potable con el canal del Gévora, alcantarillado,alumbrado eléctrico en muchas calles de la ciudad, abundancia de plazas con fuentes y jardines,y desde el verano de 1892, un tranvía de iniciativa privada que conectaría inicialmente la plazade San Juan con la estación. Tras sucesivos intentos (promovidos por la masonería local), en1902 abriría sus puertas al público el Monte de Piedad de Badajoz. Hay ciertas expectativas que,por otro lado, no se terminan de ver cumplidas:

"La mendicidad es una lacra muy extendida. En los meses inv ernales va gaban por la

ciudad solicitando la carida d pública, niño s semidesnudo s, ancianos, jorna leros sin trabajo y

también perso nas progina rias de pueblos a dyacentes" (Sánchez González, 1991:54). La agricultura de secano y la ganadería extensiva de su término municipal sigue siendo la

única posibilidad de empleo para extensas capas de la población, además de los crecientesservicios. Del total de empresas que se anuncian en la guía editada en 1892 con ocasión del IVCentenario y de la Exposición Regional, tan sólo aparecen nueve establecimientos que podríamosconsiderar industriales: un par de fábricas de chocolate, dos sombrererías, una fábrica de cervezasy gaseosas, una fábrica de muebles, una marmolería, una hojalatería y fábrica de faroles, unafábrica de baldosas hidraúlicas y una imprenta (Sin Autor, 1892). Y, efectivamente, poco másque eso significaba la actividad industrial en la ciudad.

La relativa alegría económica de los años '10 y '20, derivada de las posibilidades deexportación de granos y carne, a consecuencia de la I Guerra Mundial, no supuso para Badajozcambios importantes. Aquella acumulación de capital, en forma de grandes beneficios obtenidos

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185 Además de la necesidad de garantizar la paz social, la extensión del hambre en todo el Estado y la urgencia en asegurar elabastecimiento alimenticio están también entre las causas esenciales de la puesta en marcha del Plan Badajoz.

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por los grandes propietarios, no se traducen como en otras regiones en inversiones industrialeso mejoras de las infraestructuras productivas. La composición de la población activa de Badajozen 1933 nos muestra una ciudad en la que la agricultura sigue siendo el principal medio de vidade sus habitantes: de las 9.592 personas activas con derecho a voto, 4.776 (un 49,8%) lo estánen el sector primario, 1.417 (un 14,8%) en el secundario, y 3.399 (un 35,4%) en el terciario(según cálculos de Agorreta, citado en Rosique, 1988:53). La miseria circundante seguíaatrayendo población a la ciudad, pero debido casi en exclusividad a la demanda de obreros sincualificación, y sobre todo de criadas a cama y comida. Una lenta, pero continuada, afluencia depoblación que seguía apretujándose dentro de la ciudad fortificada.

La ‘agitación’ del Plan BadajozEn 1920, según el Censo de Población correspondiente a aquel año, la mitad de la población

era analfabeta. Veinte años más tarde, en 1940, todavía se encontraba en situación deanalfabetismo el 38% de una población exhausta y acogotada tras una sangrienta guerra. De los55.869 habitantes de hecho censados en 1940, un 8% estaba formado por presos, militares yfuerzas del orden.

El fantasma del hambre se extendía por la provincia, por lo que la afluencia a Badajoz seagudizó: mientras en la capital la población aumentó entre 1930 y 1940 en casi un 28%, en elresto de la provincia el crecimiento fue de apenas un 4%. En este año, al menos 2.248 personas(casi un 13% del total de población activa) aparecen censados como servicio doméstico (de loscuales 157 eran hombres), y aparece ya una reducción sustancial de la población activa agraria.Badajoz comenzaba a convertirse, además de en refugio de la población expulsada de los campospor el hambre, en una ciudad de servicios. Aunque viajeros como Gerald Brenan, a su paso porBadajoz, encuentran una ciudad profundamente subdesarrollada económica, social y culturalmen-te.

En 1947 el Gobierno Civil de Badajoz inicia un extenso estudio de recursos y necesidadesque, presentado un año más tarde, pondría sobre el tapete la deseperada situación de la provincia:tierras abandonadas, agricultura en crisis (se ha visto cómo la población activa agraria se habíareducido casi a la mitad en el municipio, entre 1933 y 1940), y sobre todo la existencia de másde 100.000 familias (equivalentes a casi la mitad de la población de la provincia) condenadas ala desesperanza, el hambre y la inseguridad más completa.

La propuesta de plan de desarrollo que se hacía incluía, además de la transformación enregadío de extensas áreas de la provincia, la expropiación de miles de hectáreas de tierras desecano subexplotadas para la instalación de 5.000 yunteros, la creación de huertos familiares entodos los pueblos y ciudades, y otras medidas de dotación de infraestructuras e industrialización.

El estudio fue silenciado (a pesar de que había sido solicitado por el propio dictador Francoen su visita de 1945), pero la gravedad de la situación y el creciente malestar social que reflejaba,junto al retraso en las obras de colonización de las Vegas del Guadiana, aprobadas entre 1940 y1946 sobre la base de la Ley de Colonización de Grandes Zonas de 1939, generó185 unaaceleración en la normativa que desarrollaba estas obras. Y, sobre todo, produjo un replantea-miento global de las actuaciones. En 1949 se aprueba una nueva Ley de Colonización yDistribución de la Propiedad de las Zonas Regables, que constituirá la base jurídica del PlanBadajoz. Y en 1951 se crea una Comisión Técnica Mixta (con participación de los Ministeriosde Agricultura, Industria y Obras Públicas), que en menos de un año tuvo preparado un Plan de

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186 Para hacernos idea de la importancia de esta proporción, compárese con la de otras capitales provinciales: Cáceres (11,2%),Avila (21%), Palma de Mallorca (27%), Burgos (21,6%), Cádiz (19,2%).

187 Es factible suponer que la circulación de noticias sobre un plan de regadíos y colonización atraería a numerosa población delos pueblos a la ciudad, empadronándose a la espera de poder obtener buen puesto en las obras, o en las adjudicaciones deparcelas.

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obras hidraúlicas, colonización, industrialización y electrificación de la provincia de Badajoz,aprobado en abril de 1952.

Lo que estos datos dispersos ponen de manifiesto es que, a lo largo de la segunda mitad delos años '40, en la ciudad se desatan muchas expectativas. La población de Badajoz aumenta enesa década en un 42%, mientras que la tasa de crecimiento intercensal del resto de la provinciaes de tan sólo un 7%. Comienzan a extenderse barriadas suburbiales: los más dinámicos de entrelos más pobres ocupan la tierra de nadie de las orillas de ríos y arroyos y construyen allí susviviendas-chabolas.

Gerald Brenan, el gran hispanista inglés, que visita por aquel entonces la ciudad, parece quela encuentra muy curiosa en la tarde (a la hora del paseo, en el que los pobres y las clases mediasy altas se reparten dos tramos bien diferenciados de la calle San Juan), e incluso le atrae laaventura de la noche por la Plaza Alta y sus aledaños, donde

"la policía aband ona su p uesto en la plaza alta a las diez de la noche, y las estrechas

callejuelas están a osc uras. A partir de en tonces no es un sitio recomenda ble para pase ar" .

Sin embargo, "a la luz del de la mañana, ofrece una impresión mucho menos excitante. Uno ve

entonces una deslustrada y pequeña ciudad provinciana con un núcleo de tenderos y oficiales

de clase media, unos cuantos soldados, contrabandistas, mercaderes de ganado y tratantes de

caballos, y un amplio grupo marginal de extrema pobreza" (Brenan, 1985:156).

Nuevamente encontramos pues a Badajoz refundándose sobre campos de ruinas, aunque estavez la ciudad no había quedado físicamente arruinada por la guerra, ni siquiera tan afectada comoen el sitio de 1812, pero sí que había quedado moralmente hundida la sociedad local y provincial.Y una vez más la encontramos repoblada con gentes llegadas de otras tierras: 30.053 de los79.291 habitantes censados en 1950 (un 38% de la población, lo que supone un porcentajealtísimo para la época, especialmente en una ciudad no industrializada) eran nacidos fuera de laprovincia186.

Lo que en primera instancia, y en cuanto a efectos directos, provocó la puesta en marcha delos mecanismos que llevaron al Plan Badajoz, fue una intensificación de la agricultura local.Muchos grandes propietarios hacen incluso amagos de transformar en regadío en las VegasBajas, para evitar las expropiaciones a que daría lugar la colonización, o asegurarse mayorsuperficie de tierras en 'reserva'.

Ya en el censo de 1950 la población activa agraria del municipio se ha recuperado,alcanzando a 11.891 personas187. Se incrementa asimismo de forma espectacular la actividad enel sector de la Construcción (los activos en este sector pasan de 722, en 1940, a 2.584 en 1950).En términos relativos es el sector Terciario el que menos crece, reduciéndose incluso suparticipación, si bien pasa de 9.595 personas, en 1940, a 11.654 en 1950.

A lo largo de la década de los '50, y primeros años '60, la ciudad vive una intensa agitaciónsocioeconómica. La Administración multiplica sus efectivos en la ciudad; se instalandelegaciones de grandes empresas relacionadas con la construcción del Plan Badajoz; en eltérmino municipal se construyen diez poblados, que suponen la instalación de más de 11.000habitantes sobre más de 12.000 Has de regadío (a las que hay que sumar otras 4 ó 5.000 Hastransformadas en reservas y tierras exceptuadas); se observa incluso un amago de industrializa-ción: se instala una desmotadora de algodón, en los poblados se industrializa el lino y el cáñamo,

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188 En ocasiones demasiado ‘primitiva’, pues además del trabajo, materiales y servicios demandados por la operación la historiano escrita habla de enriquecimientos al abrigo de una operación que en cierto momento, y debido a la dependencia de tantosorganismos, llegó a estar incontrolada. En 1966 se habían invertido 7.364,5 millones de pesetas de la época, en cualquier caso1.989,9 millones más de lo presupuestado para el 50% de las acciones realizadas hasta el momento.

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se llegan a instalar tres conserveras, una fábrica de piensos, una central lechera, una planta degaseosas y refrescos, una manufactura de gomas y plásticos... Se construye el polígono de ElNevero, y se prevé la instalación de al menos otra docena de industrias, tanto al abrigo de losnuevos regadíos como orientadas a la transformación de productos tradicionales del secano y ladehesa.

En diez años el Estado ha invertido en la provincia casi 5.000 millones (unos 130.000millones en pesetas actuales), y esta fuerte inyección económica debió de notarse en la capitalprovincial, donde se percibe un aire de optimismo respecto a un plan "cuyas consecuencias seprevé han de tener influencia y repercusión suficientes sobre la evolución y la orientacióneconómica de la región" (Martin Lobo, 1962:766). De hecho en 20 años, respecto de 1940, lapoblación de la ciudad se ha duplicado, acercándose en 1960 a los 100.000 habitantes. Seconstruyen numerosas viviendas, miles de ellas en régimen de autoconstrucción en las barriadasmarginales.

Sin embargo, pronto empiezan a dejarse oir, de forma soterrada, voces escépticas respectoa los grandiosos resultados esperados. Aunque no cabe duda de que el impacto inicial de lasobras permitió una acumulación casi primitiva de capital en la ciudad188, a lo largo de los años'60 se produce un gran parón en la transformación de regadío, y en la colonización, pero sobretodo se abandonan los programas de construcción de infraestructuras y de la prometidaindustrialización: se abandonan las obras del ferrocarril de Villanueva-Talavera, se olvidanproyectos de industrias. En 1965 el Plan Badajoz debería haber estado ultimado, pero un añodespués todavía faltaba por ejecutar un 50% de las acciones programadas.

Y la ciudad, después de aquel pequeño boom, entra en un nuevo letargo, mientras lospueblos de la provincia se despueblan, ya no para venir a la capital sino para marchar lejos, a lasprovincias del Norte o a Europa. Cientos de funcionarios y profesionales llegados al calor delPlan Badajoz marchan a otras ciudades, donde encuentran además mayores posibilidades parala educación de sus hijos.

Efectivamente, entre 1964 (cuando, con 103.000 habitantes, se alcanza un hito), hasta 1975,la ciudad permanece estancada demográficamente. Los sucesivos intentos de acelerar lacontinuación del Plan Badajoz, prorrogado en 1966, conducen al fracaso. En 1971 todavía no sehabían cubierto ni siquiera los objetivos fijados en 1952, los cuales fueron incorporados al IIIPlan de Desarrollo 1972-75. Parte de los efectivos demográficos que marchan a mejores destinosen el escalafón administrativo son cubiertos por sucesivas oleadas de desesperados procedentesde los campos empobrecidos de la provincia y, como novedad y de forma creciente, de Portugal.

En su viaje por la raya, Antonio Pintado y Eduardo Barrenechea describen con las siguientespalabras la situación, al inicarse la década de los '70, de Badajoz:

"había personas que tenían grandes esperanzas en el futuro de la recién aprobada

Universidad pacense. Había otros que veían en ello un hecho más bien favorable para Badajoz,

y otros finalmente que se mostraban totalmente escépticos a propósito de las ventajas que ello

pudiera traer a la provincia, añadiendo que difícilmente se encontrarían catedráticos que

quisieran trasladarse a Badajoz, con lo que las cátedras se rían finalm ente ocupadas por lo que

ellos llamaban 'notabilidad es locales' (...) Re specto a la situación g eneral de la econo mía

pacense, todos decían que la cosa estaba rematadamente mal. Se mencionaba el catastrófico

estado de la agricultura y la ganadería, la creciente despobla ción de lo s camp os debid o a la

emigración, los gravísimos problemas que Badajoz tenía en lo relativo a vivien das. Bada joz es,

al parecer, la primera 'escala' qu e los emigrantes del cam po extrem eño y tam bién, en c ierta

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medid a, del campo portugués, hacen antes de encaminarse a zonas industriales de España o

Europa. De 100.00 0 habitantes qu e tiene la ciudad, un os 30.000 vive n en suburb ios" (Pintado,

Barrene chea, 197 2:59-60 ).

Por su parte, desde una perspectiva bien distinta la Memoria de 1970 del ConsejoEconómico Sindical de la Provincia (CESB, 1971:195), aunque señala entre los logros de laAdministración el saneamiento de San Roque, así como la urbanización y construcción de lospolígonos de Santa Marina y San Fernando, advierte de un déficit de al menos 4.000 viviendasen la capital.

Desánimo, por tanto, en una ciudad que lo había esperado todo del Plan Badajoz. Lospropios gestores reconocían una cierta sensación de fracaso. El entonces secretario gestor delPlan, Enrique Martin, declaraba en 1969:

"es preciso no olvida r que el Plan B adajoz, en 19 70 como en 1952, de be entenderse

como un plan de objetivo limitado en cuanto ni afecta a toda la provincia, sino a una parcela que

no va más allá del 6 por 100 de su total extensión, ni supone intervención en todos los aspectos

que gravitan sobre su desarro llo econó mico y so cial" (Declaraciones al diario HOY, 27-XII-69).

Efectivamente, Extremadura iniciaba la década de los '70, por ejemplo, siendo la únicaregión española que no contaba con Universidad. La Memoria de 1970 del Consejo EconómicoSindical de la Provincia muestra la desesperanza a pesar de la manifiesta autocensura de susautores:

"La economía provincial marcha sin personalidad propia, a pesar de poseer entre sus

logros más esperanzadores, y todavía esperanzado, la gran obra del Plan Badajoz, al que

todavía no se le ha encontrado el cauce necesario, porque uno de entre sus problemas más

urgentes está centrado en una deficientísima comercialización de la producción en todas las

escalas" (CESB , 1971:1 3).

La población activa agraria alcanza todavía al 20% de la población activa total delmunicipio. De las 57 parcelas del polígono de El Nevero, diez años después de su construccióntan sólo se habían vendido en firme 26 -no obstante lo cual se solicitaba su ampliación (CESB,1971:199), pues la esperanza nunca se pierde-.

Con todo, y en parte gracias a los portugueses, sobrevive la función comercial de la ciudad,convertida de nuevo en una olvidada capital de provincias. De Portugal viene, además, no sóloclientela para comercios y bares de Badajoz, sino también un fuerte contrabando (café, tabaco,textiles...) que tiene su base de operaciones en las barriadas más periféricas.

"esta Badajoz que atrae como la luz a las mariposas a los portu gueses, q ue en la noche

de la frontera hispano-lusa ven relucir algunas bombillas de colores: las del 'centro' de Badajoz,

ya que en varias de sus zonas suburbiales hasta la luz falta" (Pintado, Barrenechea, 1972:196).

Pero, más que de una ciudad comercial, o de servicios, debemos referirnos ya claramente aBadajoz, a mediados de los '70, como a una agrópolis, que compatibiliza su función con la decapital administrativa (gracias a este carácter de capital administrativa ha conservado al menosciertos hábitos urbanísticos, y aunque la miseria y el subdesarrollo siguen siendo las impresionesmás fuertes que la ciudad depara al viajero, también destaca, en todas las referencias leídas, lasorpresa por sus paseos y jardines).

Tendencias recientesEntretanto llegó la crisis. Pues fue en una pequeña parte la crisis económica, generalizada

a partir de 1973, lo que salvó a Badajoz de quedar reducida al tamaño de Teruel. Pero en unaparte mucho más importante, como hemos apuntado y veremos, fue la entrada en la madurez delos regadíos de las Vegas del Guadiana lo que supuso la definitiva transformación de la ciudad.Hay, ciertamente, un cierto reverdecimiento de inversiones públicas en la provincia, en los años'70, que obviamente repercuten (cuando no son inversiones directas en Badajoz) en la capital:

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189 Naturalmente, hablamos de hipótesis, sobre la base de los conocimientos empíricos sobre la cuestión. Queda por hacer unestudio sistemático, tanto para la ciudad como para la región, de las consecuencias globales que a medio y largo plazo hasupuesto el Plan Badajoz, más allá de sus limitaciones intrínsecas. En este sentido, una de las investigaciones posibles de interésdebería centrarse justamente en la evolución de las familias de colonos, y su impacto social y económico en la ciudad.

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nuevas transformaciones en regadío en la provincia, mejoras en las infraestructuras, construcciónde la Universidad, ampliación del polígono industrial, construcción de viviendas sociales...Aunque no es menos cierto que, especialmente a partir de 1975, los emigrantes extremeños notienen a dónde ir, porque todas las grandes ciudades industriales están en crisis. De forma que,después de haberse quedado estancada durante prácticamente una década, la población deBadajoz se incrementa de nuevo, en más de 12.000 habitantes en sólo cinco años.

Debemos insistir en la parte de causa que el Plan Badajoz supone en este nuevo despertarde Badajoz. Había en el término municipal un millar largo de colonos que después de veinte añoshabían aprendido a desnevolverse en el mercado, a tener iniciativa, a endeudarse e invertir a supequeña escala, y en cuyos hijos se había asentado el famoso achievement motive de McClelland.Aprenden oficios en mayor proporción que los hijos de otros grupos sociales de las capas mediasy bajas de la sociedad. Se instalan en la ciudad cabecera con pequeños negocios. Los colonos quese van jubilando pasan a vivir a Badajoz, donde han ido comprando el pisito189. Aunque no esmenos cierto que la democratización del país, y en consecuencia de la sociedad pacense, tuvotambién cierta influencia en este rejuvenecimiento de Badajoz, al provocar un aumento de lasdemandas a las que la administración local, estatal y luego regional deberán hacer frente.

En la perspectiva de este trabajo no interesa especialmente conocer la evolución urbana dela ciudad. Pero en la medida en que esa evolución denota tendencias territoriales que guardanrelación con el proceso de formación de la mesópolis, y con su carácter transfronterizo, es precisosiquiera un acercamiento a la evolución de la conurbación a lo largo del siglo XX.

GRAFICO 13

Respecto de la situación de principios de siglo -cuando la ciudad salió de las murallas del

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190 No obstante, el fenómeno de las parcelaciones ilegales tiene una significación muy particular en el caso de Badajoz, dondepudimos descubrir, a mediados de los años ‘80, una presencia mucho más intensiva, en términos relativos, que en grandesciudades como Madrid (Baigorri, 1986). La aparición de la segunda residencia en Badajoz tiene una fuerte dependencia defactotres extraurbanísticos, y está más relacionada con factores antropológicos, como el tradicional ‘hambre de tierras’ de unapoblación rural marcadapor el latifundismo y emigrada a la ciudad.

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XVII, iniciando una tímida expansión tomando como polos de atracción las dos principales víasde comunicación: la carretera de Madrid y la estación del ferrocarril-, los años ‘60 muestran yauna imagen territorial mucho más compleja. Se han roto las murallas por el Oeste y por el Sur,iniciándose una expansión planificada. Parcelaciones clandestinas han permitido una extensiónen autoconstrucción en dirección Sur Oeste, en la llamada barriada de Antonio Domínguez y enel hoy tristemente famoso Cerro de Reyes, arrasado en 1997 por el desbordamiento de losarroyos Rivilla y Calamón. La barriada formada en torno a la estación se ha constituido ya en unacentralidad propia, tanto por la aparición en su entorno del Polígono Industrial El Nevero, comosobre todo por la opción planificada -según la lógica urbanística de la época- de construir al otrolado del río todas las viviendas sociales de promoción pública, lejos del centro burgués y cercade la zona industrial, utilizando así el río como auténtica muralla de contención social. Másadelante se intentaría fijar otra barrera con la circunvalación de la carretera general, quedefinitivamente segregaría los barrios populares de Antonio Domínguez y Cerro de Reyes.

Pero lo que nos interesa mostrar en la secuencia no es tanto la evolución urbana como elinicio de un proceso de complejización del territorio, esto es de metropolización -mesopolizaciónsegún nuestra propia nomenclatura-. Vemos cómo hacen su aparición los poblados decolonización, y se intensifica el poblamiento disperso en el entorno de la ciudad -en las Vegasy en las mejores tierras de cultivo, pero también muy especialmente en las zonas adehesadas-.Y vemos también cómo sistemáticamente viene ocupándose la franja de casi cuatro kilómetrosque separaba la ciudad de la frontera; primero con el polígono industrial y el desarrollo de la yaantigua pero entonces creciente barriada de autoconstrucción de Las Moreras, en la que residíanmuchos de los contrabandistas de la ciudad.

Por otra parte, la aparición del aeropuerto, la construcción de la Universidad, el crecimientodel núcleo de servicios en torno a la frontera de Caya, muestran la formación del corredor queviene de las Vegas del Guadiana y se extiende hasta la frontera. En fin, hay que señalar que enlos años ‘70 hacen su aparición las parcelaciones ilegales, que paradójicamente son a la vezindicador de los niveles de urbanización de la ciudad -por cuanto sus urbanitas precisan desegunda residencia- como del origen rural de mucha de la población de la ciudad190.

A finales de los ‘80 esas tendencias se agudizan, y vemos cómo el corredor ideal que iríadesde Talavera la Real a la frontera de Caya se densifica. Pero sobre todo se produce unaexplosión urbana totalmente incontrolable -e incontrolada-.

Se ha hecho ya hincapié en la gran extensión del término municipal de Badajoz, un términoque debió ser incluso mucho más extenso antes de que sus aldeas periféricas alcanzasen (comorecientemente ha hecho Valdelacalzada) su independencia. Es, ciertamente, un territoriodemasiado extenso para ejercer un control efectivo sobre el mismo, por lo que debe considerarla probabilidad de que, a medio o largo plazo, otros poblados intenten y obtengan la autonomíamunicipal.

Tres áreas constituyen, actualmente, los grandes vacíos del territorio municipal. Espaciosde bajos rendimientos agronómicos y escasez de agua que, como tales, no han posibilitado lapresencia de poblamiento. Es un elemento al que se debería prestar atención fundamentalmentepor dos razones:

a) Porque estos grandes espacios, alejados de los núcleos urbanos, y a menudo con

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interesantes valores naturales, pueden posibilitar en ciertos casos actuaciones (deiniciativa pública o privada) orientadas al desarrollo del ecoturismo o turismo rural, comoinstrumento de humanización del territorio.b) Porque a largo plazo, si por azar llegan a hacerse realidad los proyectos de regadíoderivados del futuro Gran Canal de Barros, una parte no despreciable de las tierrassituadas al Sur del término municipal pueden transformarse, y llegar a precisar de unamayor intensidad de poblamiento, tal vez incluso la construcción de un nuevo pobladoequidistante entre Alvarado y Villar del Rey, cerca de la carretera de Sevilla.

Es decir, debemos entender dichos vacíos como grandes reservas eco-territoriales cara alfuturo. Fuera de estos vacíos, la conurbación pacense se extiende día a día, ocupando un áreaterritorial cada vez más extensa. En una parte importante este crecimiento se ha desarrollado -yse sigue desarrollando- de forma no planificada, provocando graves consecuencias urbanísticasy medioambientales.

En la actualidad, y en la misma medida que en otras medias y grandes ciudades españolas,una multitud creciente de usos dispares se implantan fuera de los ámbitos de los núcleos urbanos.Sea a la búsqueda de un suelo más barato (caso de los grandes acuartelamientos o algunosequipamientos sociales, como las residencias de ancianos o los equipamientos deportivos en LaGranadilla), sea a la búsqueda de una naturaleza virgen, real o imaginada, donde ubicar segundas(e incluso primeras) residencias.

Este proceso nos habla de elementos fundamentales en la planificación económi-co-territorial:

1) En primer lugar, señala tendencias de ubicación de actividades; un aspecto especialmenteimportante tanto en lo que se refiere a actividades relacionadas con el ocio, como a actividadesproductivas (incluidas las industriales).

2) Nos advierte de futuras necesidades infraestructurales. En este sentido hemos señaladopúblicamente en más de una ocasión la necesidad, a medio plazo, de una vía local que, a modode cinturón, conecte la N-V y la carretera de Olivenza. O la necesidad de mejorar lascomunicaciones entre los poblados, segregados por el propio Río Guadiana sin otro paso (en másde 20 kms) que los puentes urbanos de Badajoz y el badén (no siempre utilizable) de Talavera.La búsqueda de una sinergia en el regadío aconseja la construcción de una nueva vía entre Balboay Novelda (Baigorri, 1995, T 1:30).

3) Nos advierte asimismo de la conveniencia de arbitrar estrategias de desarrollo de caráctermetropolitano, implicando de alguna manera en las mismas al menos a los municipios deTalavera y Elvas.

4) Pero, sobre todo, nos recuerda la necesidad de revisar en profundidad el planeamientovigente, de forma que se incorporen y tengan en cuenta todos estos aspectos territoriales,evitando con ello la intensificación del crecimiento descontrolado, en mancha de aceite, que hacaracterizado al área periurbana en los últimos años.

La población

La población de Derecho de Badajoz, según el Padrón Municipal de Habitantes correspon-diente a 1994, era de 130.153 habitantes. Si tenemos en cuenta que el último Censo, correspon-diente a 1991, recogía una población de algo más de 130.247 habitantes, que en realidad eran127.700 si descontamos Valdelacazada, parece que nos encontramos frente a un nuevo periodode crecimiento demográfico en la ciudad. Con una variación del 1,9 % en tan sólo tres años,resultando un saldo positivo medio anual de casi un 0,7%, puede decirse que Badajoz es,

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actualmente, una de las ciudades españolas de más rápido crecimiento.Este crecimiento, según se observa en el gráfico, viene siendo sistemático al menos desde

finales del siglo XVIII; pero con importantes variaciones tendenciales, primero en el periodointercensal 1940-1950, y luego en el periodo 1975-1994, en los que se producen fuertes saltosexpansivos.

GRAFICO 14

En nuestra opinión, y según ha quedado reflejado en el análisis histórico municipal, talesvariaciones obedecen, además de a la consolidación de la capitalidad provincial de Badajoz, alos efectos de la transformación socioeconómica y territorial operada por causa del Plan Badajoz.

Seguramente los más profundos efectos demográficos y económicos de dicha transformaciónestán todavía por manifestarse en Badajoz. Ello explicaría que el relativo vaciado administrativode la ciudad, tras la implantación de la capitalidad regional en Mérida, no haya tenido efectosprofundos en la demografía local.

En este sentido, Badajoz ha seguido un proceso de crecimiento bastante similar al delconjunto de las capitales españolas, con la particularidad de que, en el último periodo intercensal,si bien se han reducido las tasas de crecimiento como en todas las grandes ciudades, estaralentización no ha sido tan intensa.

Entre 1900 y 1991 se ha multiplicado por 4,2, algo menos que las otras dos capitalesextremeñas, pero más que otras grandes ciudades, como por ejemplo Barcelona (cuya poblaciónse ha multiplicado por 3,1). En cuanto al citado último periodo intercensal, 1981-1991, en el quela población de las grandes ciudades españolas ha crecido muy escasamente (un 7,8% en Sevilla),o incluso ha decrecido en las dos principales metrópolis españolas (un -3,3% en Madrid, y un -4,2% en Barcelona), Badajoz ha mantenido un importante crecimiento demográfico del 13,89%(inferior, no obstante, al crecimiento de un 17,35% en Cáceres, o de un 22,37% en Mérida,porcentaje este último que refleja el impacto sobre esta ciudad de su conversión en capitaladministrativa y política regional).

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191 Probablemente hayan sido los poblados de colonización los que en mayor medida hayan cumplido ese papel, en muchos casos,de estación intermedia en el proceso migratorio. Muchos de los colonos y jornaleros atraídos inicialmente a los poblados deBadajoz por la transformación en regadío optaron luego, en los primeros años de puesta en riego, por abandonar y emigrar a otrascapitales españolas o al extranjero.

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El gráfico siguiente muestra el contraste entre la evolución del municipio y los de losconjuntos regional y nacional tomando 1900 como base 100. Si hasta los años '60 la evoluciónde Extremadura y España fue pareja, a partir de esta fecha la población regional inicia un fuertedescenso que sólo se detendrá en los años '80. Sin embargo, el municipio de Badajoz comienzaya en los años '40 a alejarse de estas tendencias, mostrándose así la agudización, también en,Extremadura del proceso de urbanización que se ha dado en el conjunto nacional.

GRAFICO 15

No puede decirse sin embargo, frente a lo comúnmente aceptado, que Badajoz haya actuadode estación intermedia de la emigración provincial, pues se viene desarrollando con una dinámicapropia, reflejo obviamente los procesos de urbanización característicos del siglo XX. De hecho,a la vista de la procedencia de la población del municipio, puede decirse que sólo una pequeñaparte de la emigración regional o provincial tomó la capital como un punto de paso191. Ni siquieraha funcionado Badajoz, al contrario que tantas otras capitales provinciales españolas, como polovaciador de la provincia; sino que, aún desarrollándose en base a los roles funcionales que hacumplido respecto del territorio circundante, en cierto modo ha mantenido un crecimientoautosostenido. Tan sólo un 24,3% de la población censada en 1991 había nacido en otrosmunicipios de la provincia, y un 2,7% en la provincia de Cáceres, a los que habría que añadir un12% nacidos en otras CCAA o el extranjero. Si consideramos la población mayor de 10 añosmigrante en los diez años anteriores al censo (1981-1991), en el municipio de Badajoz tan sólo16.055 personas están en esta situación, y de éstas menos de un 45 % procedían de la provinciao la región, procediendo la mayoría de otras regiones o del extranjero.

Sin duda, la ubicación tradicionalmente periférica de la capital en un cul-de-sac, hasta la

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192 Hay que tener en cuenta que sólo una pequeña parte de la población extranjeras -especialmente portugueses de etnia gitana-de las Cuestas de Orinaza está empadronada en la ciudad.

193 E1 porcentaje, no obstante, está todavía sensiblemente por debajo de la media para el conjunto nacional. en donde son deorigen extranjero un 2+1% de la población. Sin embargo, la evidencia nos muestra -como se verá más adelante- la existenciade un volumen superior de población portuguesa que conmuta con la ciudad pero reside en municipios portugueses del áreamesopolitana

194 Todo el análisis demográfico está referido-según se cite en cada caso- o bien al Censo de 1991, cuyos datos oficiales han sidopublicados, o bien al estado del Padrón en 1994, sobre el cual hemos podido profundizar con mayor detalle. Los 137.000habitantes citados en el Padrón de 1997 son, por tanto, únicamente un dato de referencia que muestra el dinamismo de la ciudad,pero sobre cuya estructura no hemos podido trabajar todavía. No obstante, considerarnos que los análisis referidos al Padrónde 1994, pese a tratarse únicamente de los resultados de las actualizaciones automáticas a partir del Censo de 1991, sonsuficientemente actuales.

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apertura de las relaciones intracomunitarias con Portugal, ha dificultado durante décadas esafunción captadora de migraciones rurales; sin olvidar la existencia en la provincia de otrasciudades importantes como Mérida, Almendralejo, Don Benito o Villanueva. Sin embargo, elfuerte desarrollo de la ciudad, unido a la consolidación de un área mesopolitana todavía pocodefinida, así como la definición de un eje hasta Lisboa que prolongue el de las Vegas delGuadiana, provocará sin duda a corto/medio plazo una intensificación de los movimientosmigratorios hacia la ciudad, tanto desde las áreas más rurales de la provincia y la región, comode las comarcas vecinas de Portugal. De hecho, según el estado del Padrón Municipal en 1994el número de vecinos nacidos en el Extranjero, fundamentalmente portugueses, pasa ya de los2.100. Entre 1950 y 1991el número de extranjeros se ha multiplicado casi por cuatro, pero sobretodo su peso relativo se ha doblado en la ciudad, al crecer más rápidamente que la poblacióntotal, pasando de suponer un 0,84 % de la población, en el Censo de 1950, a un 1,64% en elPadrón a la fecha de 1994. Aunque la explotación estadística del Padrón no incluye el país deorigen de los extranjeros, la fuerte presencia en barriadas populares como Antonio Domínguez(126), Casco Antiguo (293), Cerro de Reyes (110), Cuestas de Orinaza (47192), Gurugú (92), SanFernando (223) y San Roque (230) apunta a que se trata esencialmente de portugueses193.

Ya esta complejidad demográfica nos apunta diferencias sustanciales respecto al tipo deciudades que se ajustan a la perfección a la categoría de ciudad media.

Discusión sobre el tamaño real de la población de BadajozAntes de seguir adelante, debemos plantear una cuestión que me parece de suma

importancia. No sólo porque se trata de una hipótesis que de poder ser verificada debería implicarcambios en la planificación y organización de la ciudad, sino -en el marco de nuestrainvestigación por cuanto constituye un apoyo de nuestra tesis sobre el carácter mesopolitano,esencialmente distinto del de la ciudad media, de Badajoz.

Como veremos inmediatamente, en la ciudad de Badajoz sólo habitan en realidad 111.000de los 130.000 habitantes censados en 1991194. En las Vegas del Guadiana diez poblados decolonización agrupan a más de 10.000 personas, a las que hay que sumar otras 1.200 personasque residen en viviendas también construidas por el INC y vinculadas a la explotación Y almenos otras tantas personas -un número en cualquier caso indeterminado- residen en viviendasvinculadas a las explotaciones, en fincas de secano y regadío, así como en urbanizacionesilegales.

Pero a esta población debemos añadir la existencia de tres grandes acuartelamientosdesperdigados en el territorio (Cuartel de Sancha Brava en el Sur, División Acorazada en elNorte, y Base Aérea al Este, todos ellos en la franja central del término municipal), lo quecomplica sin duda este territorio, completo como una provincia.

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195 Esta estimación se discutió en la ponencia debatida en las I Jornadas sobre Badajoz mesópolis trans fronteriza, organizadaspor mí en diciembre de 1996, en la Facultad de CC. Económicas y Empresariales de la Universidad de Extremadura.

196 Según las informaciones regularmente publicadas en la prensa, o recogidas de trabajadores sociales y vecinos de barriadasmarginales, en los últimos años de existencia de la frontera, y en el momento de mayor intensidad en el tráfico de drogas, labarriada de las Cuestas de Orinaza acogía habitualmente bandas, no asentadas en la ciudad -a menudo procedentes de Galicia-que residían temporalmente. Utilizándose ocasionalmente -cuando la presencia policial era menor- como un espacio-refugio.

197 Durante muchos años, ciertos lugares de la dudad han sido espacios de residencia a veces temporal, a veces permanente, deeste tipo de población migrante, sobre todo gitanos portugueses. Así ocurría con la cabecera del Puente de Palmas, cuyo fortínera habitado por varias familias, o incluso alguno de los arcos del puente. Asimismo, en fábricas, almacenes o incluso iglesiasabandonados de algunas barriadas -como la de la Estación-, o en antiguas villas abandonadas en torno a la Avenida de Elvas supresencia ha sido habitual.

198 Valdelacalzada, fundado también como poblado de colonización, se ha segregado recientemente del municipio de Badajoz.Sin embargo, para ciertos análisis deberemos considerar el municipio incluyendo a dicho poblado, dada la imposibilidad dedesagregar ciertos datos hasta la celebración de los nuevos Censos de Población, Edificios y Viviendas, Agrario, etc.

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Pero sobre todo, esta complejidad nos sugiere que la población real de Badajoz essensiblemente superiora a la que recogen censos y padrones, al igual que ocurre en las grandesciudades y metrópolis. De hecho, he estimado195 que la población real del municipio sobrepasahace tiempo los 150.000 habitantes, atendiendo a los siguientes factores:

- Los acuartelamientos aportan -entre soldados de reemplazo y militares de carrera queresiden con sus familias temporalmente en Badajoz sin censarse- entre tres y cinco milhabitantes al flujo del poblamiento informal -por analogía con la economía informal-;- La Universidad aporta al menos entre cinco y seis mil habitantes;- El flujo de familias clandestinas en las barriadas marginales requeriría análisis que noestarnos en disposición de realizar, pero todas las operaciones de realojo realizadas hastala fecha nos han aportado indicadores de que dicho flujo es importante196;- El elevado número de representaciones comerciales que son cubiertas por empleadossólo temporalmente destinados a Badajoz, supone varios centenares de residentestemporales, a veces en compañía de sus familias; - Las aproximadamente 1.200 plazas hoteleras de la ciudad, con una ocupación media quesobrepasa el 50%, aportan otro medio centenar de habitantes/año;- Los temporeros portugueses, que residen durante varios meses del año tanto en lospoblados de colonización y los campos del municipio, como en las inmediaciones de laciudad197;- Las trabajadoras domésticas en régimen interno, que sin embargo permanecen censadas-y de hecho tienen allí su residencia oficial- en sus pueblos, españoles o portugueses...

En suma, el porcentaje del 10% de población extra que muchos expertos suponen eleva lapoblación censal de las grandes ciudades creo que en el caso de Badajoz deberíamos estimarlocomo sensiblemente superior. De forma que, atendiendo a la población estimada por la últimarevisión del padrón de 1996 (137.000 habitantes), podríamos estimar la población actual real delmunicipio en torno a los 160.000 habitantes.

Distribución espacial de la poblaciónLa positiva evolución demográfica que hemos observado en el tiempo presenta, sin embargo,

características desiguales en el espacio198.Los datos muestran cómo, en lo que a localización de la residencia principal se refiere al

menos, se ha venido dando a lo largo del siglo un proceso de concentración de la población enel principal núcleo urbano del municipio. No obstante, la ocupación del territorio más productivo

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con poblados de colonización ha tenido un éxito relativo, si tenemos en cuenta que la poblaciónimplantada no sólo se ha mantenido sino que se ha incrementado, y ha servido entre otras cosaspara reducir ostensiblemente la población que, hasta bien entrado los años '60, residía en pésimascondiciones -muchas familias en chozos- en las grandes fincas del término municipal. Incluso,teniendo en cuenta la depresión demográfica sufrida en las últimas tres décadas por los pueblosrurales de menos de 3.000 habitantes, los poblados deben considerarse un éxito de laplanificación.

GRAFICO 16

Pero, así y todo, su crecimiento es escaso, especialmente en algunos de los poblados máspequeños y/o excéntricos, que o bien se han mantenido -como Sagrajas y Valdebótoa- o inclusohan perdido población respecto al momento de su fundación -como Novelda-. El gráfico expresavisualmente (en formato de escala logarítmica para facilitar su lectura) estos procesos.

Dentro del propio núcleo principal, la evolución ha sido también dispar. Así, hemos asistidoen las últimas décadas al vaciado del centro de la ciudad, en beneficio tanto de las periferiassurgidas a finales del siglo XIX (San Fernando y San Roque), como sobre todo de los nuevosensanches promovidos en los años '40 (Santa Marina) y '70 (Ordenandos, Valdepasillas...). Dichovaciado se corresponde sin ningún género de dudas con las tendencias generales a lasuburbanización que se han producido -sobre todo desde los años ‘60- en la práctica totalidadde los países desarrollados, y muy particularmente en las grandes ciudades españolas. Por elcontrario, los procesos de gentrificación que también se han observado en las grandes ciudadesoccidentales, normalmente a partir de los años ‘70 aunque con calendarios dispares (Warde,1991), si bien es cierto que se han manifestado también en la ciudad (Baigorri, Fernández, 1991)no han tenido sin embargo -al menos por ahora- una plasmación importante; o no hasta el puntode conseguir el completo vaciado del centro

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GRAFICO 17

No obstante, entre la rectificación del padrón de 1990 y la de 1994 se observa una débilrecuperación de la población del casco, coincidiendo con las operaciones de renovación en tornoa las rondas (edificio Presidente, Plaza de Minayo, Ronda del Pilar, etc), y algunas operacionesde rehabilitación e incluso renovación de viviendas dentro del casco antiguo.

Características generales de la poblaciónDe acuerdo con las tendencias generales de la población española, la población del

municipio ha seguido un cierto proceso de envejecimiento en los últimos años, a causa de la caídasimultánea de la mortalidad y de la natalidad; si bien en el caso de Badajoz hemos de incluirtambién como variable de importancia a los jubilados procedentes de pueblos de la provincia queafluyen en sus últimos años para vivir en casa de sus hijos residentes en Badajoz o en residenciasde ancianos (un fenómeno característico de casi todas las capitales de provincia), así como deantiguos emigrantes que retornan tras la jubilación.

No obstante, Badajoz presentaba en el Censo de 1991 (última fecha comparable con datosnacionales) un balance sensiblemente más suave que el del conjunto nacional: un 23,5 % demenores de 15 años frente a sólo un 19,4% en la media española, y un 10,9 % de 65 y más añosfrente a un 13,8% a nivel nacional. Y, en lo que se refiere a la región (con casi un 16% de lapoblación con 65 o más años) las diferencias son mucho más notables. Respecto al conjunto deExtremadura, la de Badajoz es todavía una población joven, aunque con una tendencia aceleradaal envejecimiento. En el gráfico se recogen las pirámides de la población correspondientes a tresmomentos del siglo XX.

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GRAFICO 18

El envejecimiento de la población, sin embargo, no es homogéneo. En cierto modo, la vejezde los asentamientos determina la tasa de envejecimiento de la población, destacando en estesentido el casco antiguo, donde el porcentaje de población con 65 o más años sobrepasa el 19%.Dejando a un lado el diseminado de la Granadilla, que contiene las dos mega-residencias deancianos ubicadas en la zona, se observa un esquema circular imperfecto, según el modelo de laEcología Humana de Park y Burguess, en el que las sucesivas coronas recogen a la población másjoven.

La población estaba en 1994 agrupada en algo menos de 39.000 hogares (con una ocupaciónmedia de 3,33 personas/hogar), frente a los 34.570 hogares que aparecían en el Censo de 1991(con una ocupación media entonces de 3,69 personas/hogar).

Sin embargo, encontramos tanto situaciones de hiperdensidad en barriadas marginales (casosespecialmente significativos son los de Suerte de Saavedra, Nueva Luneta y Cuestas de Orinaza,en los que se alcanzan las densidades más altas, llegando en el último caso a casi 5 miembros porhogar de media), como estilos reproductivos propios de las clases medias (como puede ocurriren Las Vaguadas, Cañada de Sancha Brava o Urbanización Universidad, donde se alcanza eltamaño mínimo de 1,81 personas/hogar).

Los datos sobre el tamaño de los hogares nos muestran el proceso de vaciado de las áreasmás antiguas de la ciudad, como hemos visto demográficamente muy avejentadas (especialmentesignificativo es el caso del Casco Antiguo), así como la reducción operada en el tamaño de loshogares en aquellas áreas actualmente en proceso de envejecimiento (El Progreso, San Roque,Santa Marina, UVA, San Fernando...). Por su parte, la densidad de los poblados refleja lapermanencia de tasas de natalidad relativamente más altas que en el conjunto municipal, asícomo la endémica escasez de viviendas.

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199 En una comunicación al VI Congreso Español de Sociología (Baigorri, Fernández, 1998) hemos avanzado en el análisis dela segregación social en Badajoz, al completar estos datos con otros procedentes de diversas encuestas realizadas en los últimosaños en la ciudad. Puede verse, para un desarrollo más exhaustivo del ISM, (Baigorri, 1995, T. 1: 57-60).

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Espacio, población y segregaciónDado el objetivo de este trabajo, no voy a extenderme en identificar otras características

estructurales de la población. Sin embargo, estimo de interés incorporar la aproximación a lasegregación urbana en la ciudad que, con ayuda de algunos indicadores, hemos construido en1995; o lo que es lo mismo, las características estructurales de la distribución ecológica de lasegregación social en Badajoz199.

Ponderando las distintas variables analizadas barrio a barrio, elaboramos un índice sintéticoprovisional (ISM) que nos permite ver espacialmente la distribución de las desigualdadessociales en el municipio. Se han utilizado las siguientes variables:

1) % de la población menor de 10 años (las elevadas natalidades sólo se mantienen enzonas marginales, o en algunos reductos de clase alta), 2) % de población de 65 y más años (el envejecimiento excesivo demográfico de unespacio es síntoma a menudo de marginalidad), 3) familiares ajenos a la familia nuclear, por 100 (como se ha visto, en las zonas máspobres varias familias constituyen hogares extensos), 4) % de analfabetismo,5) % de paro masculino (mucho más indicativa de segregación que la tasa global deparo), 6) restando el % de.población con estudios universitarios.

GRAFICO 19Aparecen claramente diferenciados tres estratos, que podríamos asimilar sin dificultades a

los de clase alta, media y baja como predominantes en cada área, teniendo en cuenta algunas

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200 Es el caso del Casco antiguo, donde claramente aparecería una radical diferenciación entre las zonas altas y bajas del casco,por la que un sector bajaría de nivel (la zona más alta), mientras que el resto se elevaría. Del mismo modo habría que atenderal caso de Suerte de Saavedra, donde la importante colonia de familias de la Guardia Civil eleva los niveles del conjunto.

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salvedades derivadas de la propia disposición de datos desagregados200, y junto a ellos un área(Cuestas de Orinaza) plenamente diferenciada, por superar todos los índices.

Sin duda los procesos de realojo de las Cuestas de Orinaza, iniciados a mediados de los ‘90(aunque ahora detenidos), han podido desdibujar en parte, aunque no sustancialmente, elesquema espacial descrito. Pero muy especialmente la devastación del barrio marginal del Cerrode Reyes, por efecto de las inundaciones de 1997, va a suponer una modificación sustancial delmapa de la segregación. Aunque la mayor parte de las familias van a ser realojadas junto abarriadas ya de por sí marginales, también se están construyendo bloques de realojo en zonas deensanche residencial de las clases medias.

Especial significación adquiere la situación de los poblados de colonización, cuyos índicesde segregación nos muestran la necesidad de conseguir en ellos una más intensa urbanización (entérminos socioeconómicos, no de planeamiento físico), para su integración plena en lastendencias y estándares de la ciudad. De otro modo permanecerán en situación similar a la de losbarrios marginales.

Proyección de la poblaciónA partir de los análisis de los movimientos de población realizados por el sociólogo Ramón

Fernández (Baigorri, 1995:61-66), disponemos de los elementos necesarios para plantear unaproyección, según determinadas hipótesis respecto al comportamiento de los fenómenosdemográficos.

La población de partida que hemos utilizado es la correspondiente a 1 de enero de 1.994según rectificación del Padrón Municipal de Habitantes.

La mortalidad en Badajoz es ya lo suficientemente baja, como para esperar que pueda seguirdescendiendo en los próximos años; de hecho en los últimos cinco años ha aumentado, aunquelevemente, por lo que estimamos que se mantendrá en torno a los valores alcanzados en 1.991.Lo mismo se puede decir de la mortalidad infantil, que en los últimos cinco años se mantiene pordebajo del 100

/00, y en 1.991 ha sido del 60/00, por lo que es muy difícil que tome valores inferiores

a estos en los próximos años. La elaboración de las tablas de vida nos permite establecerprobabilidades de supervivencia para cada uno de los grupos de edades, y con ello establecer eltamaño de los distintos grupos en los siguientes años.

La fecundidad hemos visto que ha descendido de forma continuada en los últimos años. Losfactores conocidos que inciden en el descenso de la fecundidad son la prolongación del tiempode estudios, la incorporación de la mujer a la actividad y la inseguridad ante el empleo, por lo quetendríamos que plantear un amplio período de descenso de la fecundidad. Pero en Badajoz hayque tener en cuenta la llegada constante de población inmigrante, que normalmente presenta unamás elevada tasa de fecundidad, población que además pertenece mayoritariamente a los gruposde edades de fecundidad más elevada. Por ello la hipótesis planteada es de una ciertaestabilización de las tasas de fecundidad en los próximos años.

En cuanto a las migraciones, son el elemento más difícil de determinar con precisión. Laúnica fuente fiable es la derivada de las Variaciones Residenciales del Censo de Población, perolos datos disponibles no permiten clasificarlos por sexo y edades, por lo que hemos realizado unaestimación general de la población inmigrante en función de la evolución de estas VariacionesResidenciales.

En el último decenio han llegado a Badajoz una media anual de más de 1.200 persona,

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201 En el periodo 1981-86 la media anual fue de 1.012 personas; en el periodo 1986-90 fue de 1.360; y en el bienio 1990-91 lamedia anual alcanzó las 2.088 personas.

202 Los 137.000 habitantes que resultan del Padrón de 1996 indican, aunque sea muy pronto para afirmarlo con seguridad, quelas líneas marcadas por nuestra proyección son acertadas.

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siendo además cada año más numerosos los inmigrantes a la ciudad201, con lo que es previsibleque esta tendencia a aumentar el número de inmigrantes que llega a Badajoz continúe en lospróximos años.

Atendiendo a estas tendencias, en la proyección de las migraciones para los próximos añosse contemplan dos hipótesis: una alta, según la cual en los próximos veinte años llegarán aBadajoz más de 70.000 inmigrantes, y otra baja, en la que la llegada de inmigrantes se reducea unos 50.000.

En cuanto a la proyección del incremento resultante de los movimientos del saldo natural,hemos estimado un crecimiento de unos 16.000 habitantes en los próximos veinte años.

En resumen, y según nuestros cálculos, Badajoz alcanzará los 150.000 habitantes en losprimeros años del próximo siglo, para llegar o aproximarse mucho a los 200.000 habitantes haciael año 2.014202; aunque si incluimos la población flotante no censada que más atrás ha sidoevaluada, los 200.000 habitantes reales deberían alcanzarse antes de finalizar la primera décadadel siglo XXI.

GRAFICO 20

La actividad

Según la explotación realizada del Padrón de Habitantes de 1994, de los 130.153 habitantescensados en el municipio, 47.795, esto es un 36,72% del total, constituyen la población activa;una tasa claramente inferior a la media nacional del momento (en torno al 39%). Si atendemos

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a los índices de actividad utilizados por le Encuesta de Población Activa (actividad de 16 y másaños), las distancias se reducen levemente: mientras la tasa de actividad española estaba en tornoal 49% de la población de 16 y más años, en Badajoz se reduce hasta un 46,96%, debido a lasmenores tasas de actividad entre la población femenina (un 31,1%, frente a un 35% a nivelnacional), ya que la tasa de actividad de los hombres es la misma (un 64,23%).

No obstante, hay que tomar las cifras de padrón con mucha precaución, por cuanto contienennumerosos errores, dada la escasez de medios para su actualización y control efectivo; por lo quenos referiremos a los datos más fiables que podemos utilizar para hacer comparaciones a nivelnacional, como son los del Censo de Población de 1991.

En el Censo, por el contrario, se refleja una tasa de actividad superior a la de la medianacional, debido a la existencia de una tasa de actividad más alta tanto entre los hombres comoentre las mujeres, lo que guarda una mayor correlación con el carácter urbano. Sin embargo, lamayor tasa de actividad no se traduce en mayores índices de ocupación, como veremos, sino entasas de paro sensiblemente más elevadas que las nacionales.

La pirámide de la actividad, la ocupación y el paro refleja una tendencia similar a la delconjunto nacional, donde las cohortes de 15-19 y 20-24 años, que constituyen la anchura máximade la pirámide, todavía pronostican una fuerte afluencia de jóvenes al mercado de trabajo durantelos próximos diez años, en relación además con un fuerte incremento en las tasas de actividadde las mujeres.

GRAFICO 21

En suma, tras unas décadas de descenso en la tasa de actividad, como consecuencia de lascrecientes tasas de escolarización y la generalización del sistema de jubilación (entre 1950 y 1981el número de hombres activos aumenta en menos de 2.000 nuevos efectivos), se produce en losúltimos años un fuerte crecimiento. Sobre todo a consecuencia de la incorporación de la mujeral mercado de trabajo (mientras la cifra absoluta de activos masculinos aumenta en un 57% en

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203 Por otro lado , la creciente preeminencia de los movimientos migratorios hace improbable cualquier proyección de la poblaciónactiva a niveles inferiores que el nacional.

204 Los datos nacionales proceden de la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE correspondiente al 2º Trimestre de 1994.Los datos locales son los ya señalados, extraídos de nuestra propia encuesta realizada a finales del mismo año 1994.

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casi medio siglo, el número de mujeres activas se multiplica casi por tres, aumentando entérminos absolutos en casi un 238% en el mismo periodo).

No obstante, respecto del Censo de 1981 se observa la drástica reducción de las tasas deactividad en las cohortes más jóvenes, por efecto de la creciente universalización de lasenseñanzas media y superior; pero sobre todo destaca el descenso entre los varones: en la cohortede 20-24 años ha pasado de un 75,9 al citado 36%, mientras que entre las mujeres desciende deun 46,6% al 31,5% citado. Sobre los datos anteriores, podemos estimar que, en lo que a lasnuevas cohortes afluentes se refiere, las mujeres se han equiparado ya a los hombres en lo quea la incorporación al mercado de trabajo se refiere; si bien queda por estimar en qué medida enlas cohortes de más edad (a partir de las que ahora están entre 25-29 años) puede darse en añossucesivos un incremento de la actividad.

Sobre la base de estos datos, así como de los manejados para establecer la proyección de lapoblación, se ha estimado el flujo de hombres y mujeres que, en los años futuros, se incorporaránal mercado de trabajo, y para los cuales lógicamente la ciudad deberá disponer de empleos uocupación. Para la estimación nos hemos basado (sin introducir correcciones basadas en tablasde vida203) en la aplicación de las tasas de actividad máximas actuales, a las nuevas cohortes quese incorporan. En este sentido, hemos estimado que, en el horizonte de los próximos diez años,al menos 16.600 hombres jóvenes que hoy tienen menos de 29 años, y unas 15.900 mujeres delas mismas edades, se incorporarán al mercado de trabajo en el municipio, esto es un total de32.500 nuevos/as activos/as. Si tenemos en cuenta que, en dicho periodo, no es previsible ladesaparición de activos actuales, por defunción y jubilación, en un número muy superior a los10.000, podemos concluir las necesidades de creación de nuevos puestos de trabajo en una cifraque superaría los 20.000, para el periodo 1995-2005.

Naturalmente, la población activa es sólo una parte de la cuestión. El análisis debecomplementarse con el de su distribución en población ocupada y población parada.

El cuadro siguiente recoge los cambios producidos en la participación sectorial de laactividad, entre mediados de siglo (cubriendo el periodo inmediatamente anterior al PlanBadajoz) y la actualidad -los datos de 1994 no corresponden al Padrón, del que no disponemosde estos datos, sino a la encuesta realizada en ese año.

Se observa cómo el gran y definitivo vuelco de la ciudad y el municipio hacia el sectorservicios se había operado ya en el momento de realizarse el Censo de Población de 1981,atenuándose dicho proceso a lo largo de la pasada década para volver a agudizarse en el últimolustro, acelerándose notablemente la pérdida de empleo en la agricultura que, por otra parte, nila industria ni la construcción consiguen absorber, por cuanto en los últimos años han perdidoasimismo capacidad de generación de empleo, tanto por el desmontaje de industrias ytecnificación de las existentes, como por el proceso de tecnificación de la construcción, así comopor la creciente afluencia de trabajadores de otros municipios y regiones (incluyendo a Portugal)a muchas de las obras realizadas en el municipio de Badajoz.

De hecho, si comparamos estos datos más recientes con la realidad nacional, se pone másde manifiesto la existencia de una economía local en la que los sectores más específicamenteproductivos tienen un reducido peso204.

Mientras que la suma de Agricultura+Industria+Construcción suponen, en el segundotrimestre de 1994, un 41,5% de la actividad a nivel nacional (un 40 % considerando la

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ocupación), a nivel local tan sólo alcanzan a un 25% de la actividad (cifra que se reduce a un17,4% considerando la ocupación real).

La agriculturaLas 96.327 Has censadas en 1989, última fecha censal, se distribuían en 2.156 explotaciones.

De esta superficie un 67,2 % está labrada, frente a un 30,9% ocupado por pastizales, dehesas yrepoblaciones forestales. Esto supone una intensidad bruta por encima de la media de laprovincia, donde la superficie labrada supone tan sólo un 40% de la censada, y desde luego muysuperior a la media nacional, donde sólo un 37,8% de la tierra era de labor en 1989. El porcentajede tierra labrada, por otra parte, se mantiene estable en un 67% desde el Censo de 1972, a pesarde las variaciones absolutas en la superficie censada.

Esta mayor intensidad de aprovechamiento se manifiesta en la estimación realizada por elMinisterio de Agricultura sobre las Unidades de Trabajo Hombre/Año(UTA) generadas por laagricultura local, que se fijaban en 1989 en 3585 UTA, lo que supone como media una UTA porcada 26,8 Has como media, mientras que a nivel provincial se necesitaban 58,15 Has,generándose a nivel nacional una UTA por cada 34,5 Has. Es un primer indicador de la potenciade la agricultura local, que está sensiblemente por encima de las medias tanto provincial comonacional en cuanto a intensidad de aprovechamientos se refiere.

No obstante, como en el entorno de todas las grandes ciudades españolas también en Badajozse asiste a un progresivo abandono de fincas, y sobre todo al paso a usos no agronómicos, quese refleja en la variación de la intensidad global del agrosistema local. Así, se ha reducido en elúltimo periodo inter censal tanto el volumen ganadero, como sobre todo la demanda bruta detrabajo, aunque se ha incrementado, debido a la intensificación, el volumen neto de trabajo porHectárea.

Obviamente, no hay que olvidar que este incremento de trabajo asalariado por Hectáreaviene también, en buena parte, determinado tanto por la sistemática reducción de activos entrelos empresarios agrarios, como sobre todo por la agudización del proceso de envejecimiento que,también de forma sistemática, se viene operando desde 1972, y que convierte a los envejecidosagricultores en dependientes cada vez en mayor medida de fuerza de trabajo externa a laexplotación, sobre todo en el regadío y en los momentos de cosecha (de lo que se deriva lamasiva afluencia de inmigrantes portugueses a Badajoz, especialmente a las áreas de regadío).El número de jóvenes agricultores se ha reducido ostensiblemente, pasando de 318 (un 10,5%del total de agricultores) a 120 (un 5,75%), lo que plantea serios interrogantes sobre lasposibilidades de conservación del sistema agrario en el municipio en los términos tradicionales.Incluso el número de agricultores de 35 a 54 años se ha reducido, pasando de 1.414 a 992,aunque su peso relativo se ha mantenido estable en torno a un 47%.

Un aspecto esencial de la Agricultura de Badajoz es la importancia del regadío, lógica en lamedida en que venimos argumentando que el regadío está en buena medida en la base deldesarrollo reciente de la ciudad.

Según datos del catastro de Rústica (Baigorri, Rodriguez, 1992, T.II:12), la superficie deregadío en el municipio era de 22.689 Has en 1992. Si tenemos en cuenta que el Censo Agrariode 1989 fijaba la superficie total en regadío en la comarca de Badajoz en 23.666 Has, y añadimosque Talavera dispone de casi 3.458 Has, a las que hay que añadir no más de 90 Has entre el restode los municipios de la comarca de Badajoz (Albuera, Almendral, Corte de Peleas, Entrín Bajo,Nogales y Torre de Miguel Sesmero), podemos concluir que entre el momento del Censo y el año1992 la superficie de regadío habría podido aumentar en el municipio.

Los cada vez más recurrentes problemas de sequía y la necesidad de reducir la inversión en

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trabajo han llevado a un aumento sustancial en las formas de regadío distintas de la de gravedad:la superficie de regadío por gravedad se ha reducido en casi 3.000 Has, mientras que la deaspersión ha aumentado en 1.000 Has, y la regada mediante goteo, sistemas localizados y otrosequivalentes se mantiene estable en cifras absolutas, lo que teniendo en cuenta la reducción enla superficie censada supone un incremento relativo; de hecho, estas tecnologías de riegoautomatizadas y basadas en el ahorro de agua suponían en el censo de 1982 un 6,87% de lasuperficie regable, mientras que en el de 1989 pasaron a significar un 6,91%.

Como conclusión del apartado dedicado a la agricultura cabe hablar de las inmensasposibilidades del sector a nivel local, centradas tanto en el regadío como en la explotaciónintegral de la dehesa y en algunos otros cultivos como el olivo, para generar elevadasproducciones y empleos no tanto en el propio sector como en las agroindustrias y empresastransformadoras y comercializadoras.

Cara al futuro puede decirse que la Agricultura local ha alcanzado un punto de no retornoen cuanto a las posibilidades internas de generación de empleo (con independencia de esascrecientes necesidades de empleo temporal en los momentos de la recolección, según el modelocaliforniano, y que no afecta a la fuerza de trabajo local sino a los inmigrantes temporeros). Másaún, parece necesaria la redefinición de nuevas áreas de producción, orientadas al abastecimientode los 12 millones de personas que, en un radio de 400 kms ahora bien comunicados (en elfamoso triángulo Madrid-Sevilla-Lisboa), circundan el municipio, tanto con productos en fresco(hortelanía de primor) como transformados. El crecimiento de las cooperativas agrarias y sucreciente diversificación va a ser sin duda el elemento que en mayor medida provoque la creaciónde empleo en el sector, junto al desarrollo tecnológico que, sobre la base de la Universidad y elSIA, puede darse en el marco de los Institutos Tecnológicos. En síntesis, puede decirse que elprincipal vacío productivo del sector estriba en la posibilidad, aún no materializada, de adaptarla agricultura local al modelo implantado no tanto en Almería como en el Suroeste de Cádiz yel Sur de Huelva. De hecho, parece que es en esa línea en la que evolucionan tanto lasorganizaciones de cooperativas agrarias de la zona como los empresarios agrarios más dinámicos.

La industriaEn términos absolutos, en modo alguno podemos considerar a Badajoz un enclave industrial.

La acumulación primitiva de capital provocada por el desarrollo agrario de su entorno y suconversión en capital provincial no conllevó la creación de un tejido industrial. Las pocasindustrias que, desde finales del siglo XIX, se van implantando en el municipio corresponden ensu inmensa mayoría a iniciativas de inversores procedentes de fuera de la ciudad, e incluso defuera de la región. Por su parte, el intento de industrialización planificada desde el Estado quellevaba implícito el Plan Badajoz constituyó un estrepitoso fracaso: apenas algunas agroindus-trias, apoyadas con capital público, un buen número de las cuales desaparecieron en menos dedos décadas.

En los últimos años, no obstante, hemos asistido a la aparición de alguna nueva industria(incluyendo algunos fracasos), con ayuda de los programas de apoyo financiero institucional, ysobre todo a la consolidación de un escaso tejido microindustrial cuya función es el meromantenimiento de la ciudad, no produciendo salvo escasísimas excepciones para la exportaciónfuera del municipio; es decir un tipo de industria que estaría más cerca de las características delsector terciario que del secundario.

Por otra parte, en términos relativos respecto del conjunto regional, Badajoz sí queconstituye uno de los principales centros de localización industrial, apareciendo como el másimportante en diversos subsectores (Cortés, 1996).

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La superficie de suelo industrial prevista por el PGOU de Badajoz, buena parte de la cualestá ya realizada o en proceso de generación, es de casi 340 Has. Al casi centenar existente enel momento de aprobación del Plan, en 1990 (46 Has en el Polígono el Nevero, 42 Has en elconjunto San Roque-Ctra de Madrid-Ctra Corte de Peleas- Ctra Sevilla, y pequeños enclaves enel entorno de Santa Marina y San Fernando, ya en la práctica sustituídos por usos residencialeso de servicios) se unen 112 nuevas Has en el entorno de San Roque-Ctra de Madrid, 58 en laampliación de El Nevero y 74 en el entorno de San Fernando-Ctra de San Vicente-Ctra deCáceres, además de pequeñas superficies de entre 1 y 3 Has en la mayoría de los poblados decolonización; todo ello calificado como Suelo Urbano o Urbanizable, o bien en términos delegalización de ocupaciones de hecho por medio de Areas de Admisibilidad Industrial en SueloNo Urbanizable. Y, en el marco de referencia mesopolitana, debemos referirnos a la creación delpolígono industrial de Olivenza, el incipiente desarrollo industrial en el corredor Badajoz-Elvas,o el nuevo suelo industrial en Talavera la Real, áreas todas éstas que han de actuar sinérgicamen-te con las actividades industriales en particular, y económicas en general, de Badajoz.

Según los trabajos sobre localización industrial realizados por la profesora Cortés, en 1992el número de establecimientos industriales existentes en el municipio de Badajoz era de 384, delos cuales 275 eran industrias no agrarias, y 109 eran industrias agrarias.

Según los datos del Registro de Industrias No Agrarias, el número total de establecimientosinstalados en el municipio de Badajoz es de 275, que supone un 8,36% del total de la región(porcentaje muy inferior, por tanto, al que le correspondería idealmente según la población).Aunque hay algunas CNAE poco representativas por el número de establecimientos, en las queBadajoz supone el 100% de la actividad regional (19 y 22), es mayor el número de CNAE en lasque el municipio no presenta ninguna actividad (10,11,16,23,30 y 38). Internamente, el mayorpeso dentro del municipio es el de la CNAE 31 (con el 20% de los establecimientos), seguidode la 41 (con el 16%) y la 46 (con el 12%), intercambio los puestos 1º y 2º respecto de la mediaregional, ocupados en ésta respectivamente por las CNAE 41 y 31.

Sin embargo, los establecimientos de Badajoz ofrecen mayores índices de empleo que lamedia regional. El empleo total en el municipio de Badajoz en este tipo de industria de mayorcomponente tecnológico, estaría en torno a los 1.985 puestos, de los cuales 1.326 (casi el 86%)se ubicarían en Badajoz capital, y el resto en los poblados. Respecto del total regional, el empleodel municipio equivaldría a un 11,2%, esto es prácticamente la misma proporción que su pesodemográfico. Las actividades con mayor peso en el empleo serían la CNAE 41(IndustriasAlimentarias básicas como aceites, cárnicas, lácteas, conservería y harineras) con 570 empleos,la CNAE 42(Otras alimentarias como azúcares, piensos, vinos y licores) con 301 empleos, laCNAE 47 (Industrias relacionadas con el papel) con 202 empleos, la CNAE 31(Fabricación deproductos metálicos, excepto máquinas y material de transporte, y fundición, estructurasmetálicas, carpintería metálica, etc) con 171 empleos, y la CNAE 24 (Producción de Materialesde Construcción) con 115 empleos.

A las industrias agrarias se las considera Industrias de Primera Transformación, pues secaracterizan por una elaboración muy básica de los productos, lo que no significa una menorcapacidad de producción (a menudo se trata de plantas de gran capacidad productiva), sino unamenor capacidad para fijar valor añadido, y obtener por tanto plusvalías de dicha producción.

A pesar de la importancia que la agricultura tiene el municipio, especialmente el regadío, tansólo aparecían registradas 109 actividades en Badajoz, que suponen sólo un 3,9% del total de laregión, lo que muestra en suma un bajo índice relativo de actividad en industrias agrarias. Deéstas son las más importantes las CNAE 41 con 61 establecimientos (el 3,8% del total regional),la CNAE 42 con 25 establecimientos (un 4,1%) y la CNAE 46 con 22 establecimientos (un 3,9%

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del total).Según el Registro de Industrias Agrarias, el empleo teórico de estas actividades en Badajoz

equivale a 1.420 puestos de trabajo (evidentemente la mayoría de éstos son puestos detemporada), lo que supone un peso relativo del empleo local superior al peso relativo de laactividad, pues equivale a un 10% del empleo total de la región (por debajo todavía, no obstante,del peso demográfico del municipio).

La actividad más destacable dentro de este sector el la C.N.A.E. n.41 "Fabricación de Jugosy conservas vegetales", que supone el 83% del empleo local en agroindustrias, y se concentra enVillafranco, Badajoz, Pueblonuevo y Guadiana, siendo además la única CNAE en la queprácticamente todos los poblados tienen algún puesto de trabajo. Para esta CNAE, del total deempleo existente en Extremadura, Badajoz supone un 13 % (porcentaje superior a su pesodemográfico), y además es el más disperso en el territorio, ya que sólo el 29% del empleomunicipal se concentra en el núcleo capitalino, el 86,99% correspondería para Extremaduramenos Badajoz y el 13,01% para Badajoz y Municipio ( el 9,24% para los Poblados, 3,77% paraBadajoz capital).

La C.N.A.E.n.42 "Elaboración de Piensos compuestos","Elaboración de café, té ysucedáneos", "Elaboración crianza de vinos".., es considerable a tratar pues con un 100% paraExtremadura, el 92,81% correspondería para Extremadura menos Badajoz, 7,19% para BadajozMunicipio (5,28% en Badajoz capital, 1,91% para Poblados) .En Badajoz capital es donde seconcentra el mayor número de empleo de esta actividad.

Las C.N.A.E. n.43 y 31 ("Fabricación de prendas exterior punto"-"Acabado de textiles"y "Carpintería"-"Fabricación de herramientas"-"Talleres mecánicos" respectivamente) sonactividades en las que no se registra empleo en Badajoz Municipio, es decir, el total se encuentraen Extremadura menos Badajoz.

La C.N.A.E. n.46 "Fabricación de piezas de madera, carpintería y actividades anexas ala industria del mueble" del 100% considerado para Extremadura, el 97,74% es para Extremaduramenos Badajoz y el 2,26% para Badajoz Municipio (2,20% para Badajoz capital).

Atendiendo a las grandes empresas que facturan más de 200 millones de pesetas al año, losdatos Fomento de la Producción correspondientes a 1990 mostraban que de las empresas de estevolumen existentes en Extremadura (305), un 16% (50 empresas) se encontraban en Badajoz. Sinembargo, considerando únicamente a las empresas industriales (CNAE inferiores al 50), en laregión tan sólo aparecían recogidas 139 empresas, de las cuales únicamente 16 estaban situadasen Badajoz; esto es, un 11,5%, un peso equivalente al porcentaje de la población extremeñacensado en el municipio.

Cabe destacar el hecho de que, atendiendo a las exportaciones realizadas por estas grandesempresas, el peso del municipio de Badajoz es muy superior, pues las exportaciones de lasempresas localizadas en su término municipal (casi 2.800 millones de pesetas) suponían casi un19% de las exportaciones de grandes empresas de toda la región (14.855 millones). Con 1.367millones (un 22,2% del total regional para esa CNAE), es la CNAE 41 la más exportadora delmunicipio.

El empleo generado por las grandes empresas industriales de Badajoz guarda proporción conel peso demográfico del municipio respecto del total regional: con 705 empleos, suponía el11,1% de los puestos de trabajo potenciales de este tipo de industrias en el conjunto deExtremadura.

La construcción y la viviendaEl crecimiento demográfico pacense se refleja en la evolución del parque de viviendas, que

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205 Los datos censales sobre vivienda incluyen los referentes a Valdelacazada

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pasa de algo más de 17.000 en 1950 a casi 43.000 en el Censo de Vivienda de 1991205. Mientrasla población se ha multiplicado por 1,6 en dicho periodo, el número de viviendas lo ha hecho por2,5. Ello muestra un aparente sobredimensionamiento del parque de viviendas, pero sobre todomuestra las deficientes condiciones de habitabilidad y hacinamiento que debía soportar buenaparte de la población pacense a mediados del presente siglo, cuando muchas familias vivíantodavía en chozos rurales y/o chabolas urbanas (en 1950 el número de chozos, chabolas ysimilares era de 1.210, y todavía diez años después aparecían censadas 1.052 infraviviendas deeste tipo).

En cuanto a la Construcción como actividad productiva, se desarrolla en una secuenciatemporal cíclica, marcada por momentos de mucha actividad y momentos de cierto letargo(actualmente la ciudad se encuentra en un momento de efervescencia, sustancialmenteincrementado por la construcción de más de 1.200 viviendas de promoción pública para el realojode los afectados por las inundaciones de 1997), como por otra parte viene siendo la norma en elsector de la vivienda y la construcción a nivel general.

A estos procesos cíclicos contribuyen, sin duda alguna, y además de su función principalcomo productor de bienes y servicios demandados por la población (y en consecuencia con unademanda variable), su función añadida y ya secular de motor de la economía, de un ladocanalizando la inversión pública en periodos de recesión, y de otra parte en la medida en quesalvo en periodos muy críticos los consumidores no pueden prescindir de la vivienda. Lainfluencia de estos distintos factores provoca un comportamiento explosivo, con periodos deboom a los que siguen (cuando el mercado se satura, o se dispara el precio del dinero) fuertesrecesiones en el sector.

De hecho, a lo largo de los años ‘80 y primera mitad de los ‘90 la evolución del sector,medida tanto en número de viviendas construídas, como en cuanto al porcentaje de crecimientorespecto desde momento censal anterior, se ha producido un cierto aletargamiento. Como vemoshasta 1981 la tendencia indicaba un crecimiento acelerado, pero a partir de esta fecha caen tantola tasa como, subsiguientemente, el número de viviendas construidas al año.

Este proceso de ralentización de la tendencia se ha mantenido en los últimos años, periodoque hemos analizado con mayor detalle. Pasándose de 1.004 viviendas en 1992 a 256 en el año1994 (un proceso que, sin embargo, sigue un rumbo distinto en lo referido a construcciones parauso no residencial). Si bien es preciso hacer referencia a un hecho que, en cierto modo,enmascara los datos del mercado de la construcción y la vivienda, como es el de la construcciónilegal, que se ha disparado en los últimos años en las numerosas parcelaciones ilegales que asolansin control el término municipal de Badajoz. El Censo de Viviendas de 1991 recogía más de1.500 viviendas (evidentemente construidas fundamentalmente a lo largo de los años ‘80) en lasparcelaciones ilegales que aparecen en los Censos, pero no en las estadísticas de obra nueva ylicencias de construcción del MOPTMA, por ser en su inmensa mayoría ilegales.

Asimismo, en los últimos años hemos asistido a un proceso de reducción del número mediode viviendas por edificio construido, que en cierto modo refleja el fuerte proceso de extensifica-ción urbana seguido en Badajoz en los últimos años: la escasa demanda de vivienda existentese ha centrado en la tipología de vivienda unifamiliar.

Es en 1994 cuando observamos una caída más acusada en el número de licencias tramitadas.Atendiendo a la naturaleza cíclica del sector, asistimos con anterioridad, durante el período 1989-93, a un estadio alcista del sector durante el cual la actividad constructora llegó hasta límites enlos cuales se llegó a sobrepasar la demanda, encontrándonos en la actualidad en una situación

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206 Lamentablemente, el último PGOU no tuvo presentes las nuevas tendencias respecto a la demanda en los países desarrollados,y no calificó suelo suficiente para vivienda unifamiliar. Es esta falta de planificación, este planeamiento inadecuado, uno de loscausantes más directos de la explosión de construcciones ilegales en suelo no urbanizable, así como de los elevados costes dela vivienda unifamiliar en la ciudad.

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inversa, con una oferta muy superior a lo potencialmente demandable (y, sobre todo, con unaimportante oferta en tipologías residenciales poco demandas, mientras que la oferta de tipologíasde elevada demanda, como son las viviendas unifamiliares, la oferta es escasa debido a lainsuficiencia de suelo calificado para ello)206.

Para obtener una visión más completa de la situación actual, y su estadio recesivo, podemosañadir que la superficie construida en 1994 (44.811 m2)) representa algo más de 1/4, en relacióncon la construida en 1992 (162.074 m2). En cualquier caso, debemos insistir en la recuperacióndel mercado que viene produciéndose desde 1997, aunque no podemos profundizar en dichoproceso.

Respecto del sector de la Construcción es interesante destacar, atendiendo al objeto denuestra investigación, el creciente peso que tiene la mano de obra foránea, incluida la portuguesa.Según las propias empresas, una de las causas podría asentarse en el poder sindical; lostrabajadores foráneos, especialmente los portugueses, se prestan a trabajar en peores condicioneshorarias y/o salariales.

A nivel de estructura productiva, el sector promotor-constructor se encuentra representadoen el municipio de Badajoz por un total de 569 establecimientos productivos. De estos, 105corresponden al segmento inmobiliario, y 464 al segmento construcción. El segmentoinmobiliario se compone de 5 empresas dedicadas a la promoción de terrenos, 93 a la promociónde edificaciones, y 7 a servicios referentes a la propiedad inmobiliaria.

Por su parte, como ya dijimos antes, el segmento de la construcción se completa con un totalde 464 empresas. De éstas, son 231 las que corresponden verdaderamente a la actividad deedificación y obras civiles; desagregadas, a su vez, en tres vertientes: Edificación, obra civil, yalbañilería o pequeños trabajos de construcción.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que cuando se citan número de empresas, nos referimosa actividades; es decir que son numerosas las empresas que simultanean varias de esasactividades, por lo que el número efectivo de empresas se reduce ostensiblemente. En sentidoinverso, hay que hacer referencia al carácter sumergido de una parte importante del sector. Deun lado se da una sumersión funcional, al tratarse de empresas que están censadas en municipiosdel entorno (por estar ahí su domicilio en unos casos, o para pagar menos impuestos en otrosmuchos), o incluso en Portugal, pero que ejercen sus actividades en el municipio de Badajoz. Yde otra parte una inmersión absoluta de muchos trabajadores autónomos, los tradicionaleschapuzas, que a menudo llevan también empleados, e incluso a veces cuadrillas, y que trabajanabsoluta fuera de la legalidad fiscal. Lo que haría, en suma, necesario, elevar el número deempresas activas en el municipio. Por lo que podemos tomar las cifras citadas como suficiente-mente representativas.

Las debilidades del sector aparecen a la hora de constatar que las empresas que en estarelación funcional, representan el papel de núcleo (inmobiliarias de terrenos y constructoras decierta entidad) están representadas en su mayoría por capital exógeno al área; y que las empresasendógenas solamente acceden al proceso acumulativo a través de subcontratas para la ejecuciónde tareas puntuales y específicas.

Parece que se ha perdido, por tanto, la oportunidad de construir un sector endógeno, en sunúcleo principal, mediante la capitalización de firmas pacenses; y de este modo, la construcciónde Badajoz ha quedado como mera receptora de las inercias de capital foráneo. Con lo cual, en

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Badajoz se está produciendo la entrada de empresas foráneas que compiten con las pacense pornichos de mercado, en los cuales tenían el monopolio antes las residentes; esto es, subcontrata-ción de tareas específicas y pequeñas obras (caso de empresas portuguesas).

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207 Este apartado sintetiza y actualiza parte del documento ya citado, (Baigorri, 1995, T1:163-358)

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11.Una ciudad de servicios con funciones mesopolitanas

El análisis del sector Servicios (incluyendo tanto el Terciario como la transición alCuaternario) exige un análisis más minucioso, por cuanto es a través de este sector dondefundamentalmente se percibe la función metropolitana (o más estrictamente mesopolitana) deBadajoz207.

Badajoz como centro comercial provincial, regional y transfonterizo

En el análisis de la población activa y ocupada se ha señalado cómo el sector servicios dabatrabajo, en 1994 (según el Padrón de Habitantes), al 75% de la población ocupada. Relacionandolos datos padronales con los resultados de la encuesta sobre mercado de trabajo realizada en elcurso del mismo estudio, hemos estimado en unas 32.881 las personas activas en el sectorservicios, de las cuales estarían ocupadas en torno a 24.300.

Asimismo, hemos hecho ya suficiente referencia al proceso por el que Badajoz, convertidaa mediados del siglo pasado en capital provincial, ha venido sistemáticamente creciendo comocentro comercial y suministrador de servicios de un extenso hinterland, de amplitud variablesegún el producto o servicio suministrado, pero que en su extensión máxima alcanza a latotalidad de la provincia pacense y parte de la de Cáceres, llegando por el Oeste hasta Lisboa enalgunos aspectos.

Esta cualidad comercial, y terciaria en general, de Badajoz, se percibe sobre todo en la propiacualidad de las actividades, más que en el número de las mismas existentes o en el volumen defacturación de las mismas (dato éste último desconocido a la fecha).

Atendiendo a los datos del Anuario Banesto del Mercado Español, el número total delicencias comerciales censadas en Badajoz supone, tanto respecto al total provincial comorespecto al regional, un porcentaje tan sólo superior en unas décimas respecto del pesodemográfico del municipio. Así, conteniendo el 13,91% de la población de la región, el total delicencias comerciales supone un 14,90%, esto es un porcentaje levemente superior; mientras que,a nivel provincial, conteniendo el 21,09% de la población (insistimos en que de los municipiosmayores de 1.000 habitantes), recoge el 22,92% de las licencias comerciales.

Sin embargo, si analizamos los datos en un sentido más cualitativo el carácter de importantecentro comercial de Badajoz se pone más fácilmente de manifiesto. Para ello atenderemos al pesode los grupos de licencias comerciales. Observamos cómo es en el Grupo 9 (comercio noclasificado) donde el peso de Badajoz está muy por debajo de su significación demográfica ycomercial real; un grupo en el que, por otra parte, se incluyen casi el 19% de las licenciascomerciales de la región. Por otra parte, en el Grupo 1 (materias primas agrarias, productosalimenticios, bebidas y tabaco, es decir el comercio diario) su peso comercial está sóloligeramente por encima de su significación demográfica (un 14,07% frente al 13,6% de

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208 Por otra parte, respecto del comercio diario no pueden tomarse actualmente en consideración, hasta en tanto se disponga deestudios económicos fiables, la comparación estadística de las licencias comerciales. Resulta absurdo hacer equivalente unalicencia de carnicería en un pequeño pueblo de 1.000 habitantes a las de las ubicadas en centros comerciales como Pryca,Continente o Simago.

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población, a nivel regional, y un 21,05% frente al 21,09% de población, a nivel provincial),siendo el grupo que totaliza más licencias comerciales en la región, un 36%. En fin, en el Grupo8 (comercio ambulante) también es escasa la significación de Badajoz, inferior a su pesodemográfico.

Sin embargo, en los grupos correspondientes a productos con mayor valor añadido el pesode Badajoz se dispara ostensiblemente respecto a su significación demográfica (un 13,6% de lapoblación regional y un 21,09% de la provincial). Estos grupos muestran cómo Badajoz es uncentro comercial de primer orden a nivel regional y transfronterizo, en lo que se refiere acomercio no diario y sobre todo a comercio especializado208.

Así ocurre con el Grupo 2 (textil, confección, calzado, artículos de piel, caucho, cuero yplástico), donde Badajoz abarca un 19,3% de las licencias de la región, y casi un 30% de las dela provincia. En el Grupo 3 (artículos de madera, corcho, papel y artes gráficas) acapara casi un26% de las licencias de la región, y más de un 38% de las de la provincia. En el Grupo 4 (drogas,productos químicos, pinturas, velas, pólvora, combustibles y carburantes) desciende su peso, peroaún así alcanza un 16% del total regional y un 25% del provincial. En el Grupo 5 (venta deedificios, terrenos, materiales de construcción, cristal y vidrio, artículos de loza) alcanza casi un17% del total regional y 25% del provincial. En el Grupo 6 (minerales, metales y sus aleaciones,transformados metálicos, excepto material de transporte y maquinaria) se alcanza el 23% de laslicencias de Extremadura, y un 37% de las de la provincia de Badajoz. Y en el Grupo 7(maquinaria de todas clases y material de transporte) se alcanza el 21,5% del total regional, y el33,5% del provincial.

GRAFICO 22

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209 Por el contrar io otros minoristas, como los de muebles, sufren fuertemente la competencia del comercio portugués, hacia elque se desvía una buena parte de la demanda local.

210 Los datos sobre Pryca proceden de (Baigorri, 1995, T. 1: 192), y los de Continente de la entrevista realizada a su directorcomercial en 1997.

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Si sumamos los grupos correspondientes a los comercios de mayor volumen de facturación,por la cualidad de sus productos (esto es los grupos 2,3,5,6 y 7), el conjunto supone que, a nivelregional, casi un 21% de estos comercios están situados en el municipio de Badajoz, mientrasque a nivel provincial se sitúan en esta ciudad más de un 32% de las licencias comerciales.

A nivel provincial, y a partir de los listados detallados del Censo de Actividades del IAE,observamos nuevamente cómo en aquellas CNAE referidas a actividades de mayor valor añadido,o más especializadas, el peso comercial de la capital provincial es muy superior a su significacióndemográfica. Así, mientras que la población de la ciudad supone un 21% de la población totalde la provincia, las actividades de comercio al menor de alimentos y bebidas suponen únicamenteun 17% del total provincial, pero en lo que se refiere al comercio al mayor de muebles, oelectrodomésticos, la ciudad ocupa más de un 35% del total provincial, y más de un 22,5% enel comercio al menor de esos mismos productos. Supone asimismo un 50% de los establecimien-tos de venta al menor de muebles y equipamiento de oficina, casi un 36% del comercio al menorde libros y papelería, etc.

El análisis detallado del comercio muestra la importancia metropolitana de los mismosrespecto de una amplia zona de la región y de Portugal. Así, los principales comercios de algunaszonas concretas de la ciudad (como el entorno de Puerta Palma) señalaban al ser encuestados queentre el 50 y el 60% de su clientela eran portugueses. En otros comercios minoristas el peso dela clientela portuguesa oscila entre el 10% para el comercio de papelería y librería, el 15% paralas tiendas de confección y más del 30% en las tiendas de calzados o artículos de piel209.

Como ya ha quedado apuntado, ha sido justamente esta función de centro comercialtransfronterizo lo que ha llegado a las principales empresas del sector a implantarse (o intentarhacerlo, al menos) en Badajoz. Tanto en lo que se refiere a empresas franquiciadoras como, sobretodo, en lo que se refiere a grandes almacenes y grandes superficies. A la implantación deGalerías Preciados (Hoy El Corte Inglés) en los años ‘70 seguiría Simago (hoy absorbida por unasubsidiaria de Continente). Pero ha sido en los años ‘90 cuando, al abrigo de la caída de lafrontera, se ha desencadenado en mayor medida el fenómeno.

Destaca la presencia de Pryca, que ya en 1994 facturaba un 30% de sus ventas a portugueses,contando desde el principio con sistemas informáticos que permiten el cobro directo en escudosasí como el pago con tarjetas de crédito portuguesas.

En el caso de Continente, implantado en 1996, su penetración en territorio portugués no estodavía tan intensa (entre otras razones porque entre los consumidores tiene una imagen deprecios superiores a los de Pryca, así como por las mayores dificultades que los portuguesesencontraban al principio para el pago inmediato con sus tarjetas de crédito), pero las encuestasrealizadas a clientes han permitido estimar, en 1997, la presencia de público portugués en tornoa un 3% de la clientela total los días de diario, y en torno a un 12% los sábados.

Tanto Pryca como Continente, por otra parte, realizan sus campañas publicitarias(incluyendo el buzoneo doméstico) por igual en el entorno español y portugués de Badajoz, y sussistemas de reparto de muebles y electrodomésticos cubre buena parte del Alentejo210.

En lo que al resto de los servicios se refiere el esquema observado en el comercio se acentúa.Atendiendo al Censo de Actividades sujetas al IAE, observamos cómo el porcentaje de licenciasen la capital, respecto del total provincial, es incluso ligeramente superior a su peso demográfico(20,8 frente a 20,1).

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211 De hecho, buena parte de los ‘cambistas’ que operaban por libre en las calles de la ciudad, cerca de las zonas comerciales,han desaparecido en los últimos años.

212 No obstante, la mayor parte de estos clientes no son de las zonas vecinas de Badajoz, sino de Lisboa y su entorno.

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Pero, sobre todo, destaca el hecho de que los servicios más sofisticados, especializados y conmayor valor añadido se concentran en la capital, en unas proporciones que no tiene nada que vercon el dato escueto del número de licencias. Esto es especialmente visible en aquellas actividadesen las que el número de licencias es muy pequeño, concentrándose la mayoría en Badajoz. Asíocurre con los restaurantes (casi un 28%), servicios de guarda, limpieza y engrase y descarga devehículos (25,5%), agencias de viaje (40%), intermediarios del transporte o servicios demudanzas (33% en ambos casos), teléfonos y telecomunicaciones (89%), instituciones de créditodistintas de los bancos y cajas de ahorro (44%), compañías aseguradoras (67,5%), serviciosauxiliares financieros y de seguros (46%), servicios de propiedad inmobiliaria (33%), serviciosjurídicos (35%), gabinetes técnicos (50,5%), servicios de publicidad y relaciones públicas (43%),explotación electrónica por cuenta de terceros (53%), estudios de mercado (60%), cobradores dedeudas (80%), alquiler de bienes de producción y consumo (23,2%), servicios de limpieza (56%),clínicas y servicios sanitarios (44%), explotación de máquinas automáticas (75%), agencias deservicios domésticos (100%), agencias matrimoniales (100%), organización de congresos(100%), otros servicios superespecializados (49,5%), y un largo etcétera.

En el caso de los servicios, la función de mesópolis transfronteriza se pone de manifiestonuevamente al analizar la composición de la clientela. Aunque lamentablemente no se disponende estudios detallados al respecto, algunos datos procedentes del Estudio Socioeconómico deBadajoz, así como datos aislados ofrecidos por algunas empresas nos muestran que, efectivamen-te, una parte importante de la clientela de los servicios procede no sólo del entorno regional sinotambién del entorno transfronterizo.

Así, aunque en la actualidad por la tendencia general a la unificación de los intereses en elmarco de convergencia hacia el euro, se ha reducido su importancia, durante muchos años laBanca local ha captado numerosos recursos portugueses. Aunque reticente a aportar estainformación, hemos conseguido datos, referidos a 1996, de uno de los principales consorciosbancarios que opera en la ciudad. A través de estos datos hemos podido observar cómo elvolumen de cambio de moneda se ha venido reduciendo sistemáticamente, debido a lageneralización del pago con tarjetas de crédito211: entre 1992 y 1996 se pasó en ese banco de 450á 150 millones de pesetas. Pero el dato más importante es la existencia, en 1997, en dicho banco,de aproximadamente 200 clientes portugueses, con unos depósitos que superaban los 400millones de pesetas212, la mayor parte de los cuales procedían, según las estimaciones del propiobanco, del dinero negro. Otras fuentes han estimado en un 3% el volumen total de clientesportugueses, y en términos dinerarios se ha estimado en un 30% el volumen de recursos ajenosprocedentes de Portugal de algunas de las oficinas bancarias de la ciudad (Baigorri,1995:T1:211).

No obstante, como se ha señalado, esta situación está variando sustancialmente a medida quese ha perdido el trato fiscal favorable que esos depósitos tenían en España, y a medida queMadeira se viene consolidando como paraíso fiscal.

Por otra parte, la presencia de portugueses en otros servicios de uso cotidianos abunda enla consideración de la ciudad como núcleo mesopolitano transfronterizo. Las encuestas realizadasen el marco del Estudio Socioeconómico de Badajoz nos mostraban una presencia de portuguesesde en torno a un 10% en los pubs y establecimientos de diversión nocturnos, así como en tornoa un 5% en el caso de las peluquerías o de los servicios fotográficos, entre otros.

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Los servicios avanzados, o el cuaternario incipiente de badajoz

Los subsectores del Terciario que hemos analizado hasta este momento constituyen laquintaesencia de la ciudad. La concentración del comercio y servicios a las personas y a lacomunidad caracterizan a las concentraciones humanas que hemos dado en denominar ciudades,y en consecuencia constituyen un aspecto fundamental de la economía y la sociedad pacense.

Sin embargo, el concepto de ciudad es ya insuficiente para analizar categorías urbanas muydistintas, que con el desarrollo de la Sociedad Industrial, y luego con el incipiente proceso deaparición de una Sociedad de la Información, han hecho su aparición en el espacio de desarrollode los países más avanzados.

Más allá de los conceptos -esencialmente geográficos- que hacen referencia más bien altamaño del espacio urbano, como son los de metrópolis, megalópolis, e incluso ecumenópolis,hay que atender a las características estructurales, y sobre todo funcionales, de las ciudades, paradefinir su grado de evolución, adaptación, y sobre todo capacidad para enfrentarse a losprofundos cambios globales, tanto sociales como tecnológicos y económicos, que ahora se estánproduciendo en el mundo.

La determinación del grado en que Badajoz responde al modelo de mesópolis transfronterizoque hemos propuesto nos lleva a intentar percibir hasta qué punto la ciudad camina en ladirección que, en términos globales, parece conducir la evolución de las metrópolis del mundo.Y, en este sentido, se hace imprescindible atender al grado de implantación en Badajoz dealgunos de esos subsectores estratégicos que, directa o indirectamente relacionados con laproducción, acumulación y distribución de conocimiento e información, han dado endenominarse el cuaternario.

Para ello atenderemos a una serie de sectores estratégicos: los servicios a empresas, tanto losde carácter administrativo y de gestión como los tecnológicos; la industria de la información, queconstituye hoy día un claro indicador del desarrollo de los sectores avanzados en las ciudades;lo que hemos denominado la industria del conocimiento y el crecimiento personal, en referenciaa todos los sectores relacionados con la educación, reglada o no reglada, básica o permanente.

Los servicios de asesoría y gestión a empresasUna de las singularidades más características de este sector es la permeabilidad de las

fronteras existentes entre los servicios prestados por unos y otros profesionales, es decir que enun porcentaje muy amplio, se ofertan por estos profesionales la totalidad de los servicios quecomprende sector, ya sea el campo laboral, fiscal o de gestión de documentos y ello, en algunoscasos pese a que en principio tributen bajo uno solo de estos epígrafes, no tengan la titulación ylicencia requerida para su prestación, o tan solo publiciten un servicio específico. Es el casoespecialmente de las Gestorías Administrativas, Graduados Sociales y Asesoras Jurídicas.

En el caso de las Gestorías Administrativas, la práctica totalidad de las Gestorías delmunicipio son locales y pequeñas, con un número medio de 3 empleados por establecimiento.Asimismo, su clientela es básicamente de ámbito local, aunque con singulares oscilaciones,motivadas por la especialización en un determinada tipo de tramitación o de documentos. Se haestimado que un 85% de la clientela es local, y el resto de los municipios del entornomesopolitano. Respecto a Portugal, aunque a medio plazo los gestores consultados creen que segenerará una demanda, en la actualidad solo se prestan servicios a empresas españolas aunquesean de capital portugués.

Por su parte, las asesoras fiscales (incluyendo las asesorías contables, mercantiles,

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financieras y de empresa), que se estimaban en 1994 en más de 60, son en el 90% de los casosde capital local, y con un único establecimiento; la cifra media de empleados de cadaestablecimiento del subsector contando a los profesionales titulares de la explotación es decuatro, aunque este es un índice relativo debido a que aproximadamente la mitad de las asesoríasfiscales ofrecen también servicios de asesoría laboral.

En lo que se refiere al destino de los servicios ofertados, viene a coincidir básicamente conla muestra de las Gestorías Administrativas, y es que estos servicios de asesoría y gestión tienenuna clara vocación local, debido sobre todo a su tamaño y al de las empresas y profesionales alos que atienden, muy reducido en nuestro municipio. Igualmente los servicios fronterizos conPortugal son inexistentes en el estricto ámbito de las Asesorías Fiscales, a no ser las relativas aempresas portuguesas radicadas en Badajoz, cuyo número esta aumentado en los últimos años,sobre todo en el sector textil y en las empresas de restauración.

En fin, respecto a las asesorías jurídicas no responden a titulo específico algunooficialmente homologado, pese al uso creciente de la misma. En el conjunto nacional losgabinetes han alcanzado un gran desarrollo, coincidiendo con el momento en que el sectorservicios adquiría la condición de mayor influencia en la economía, y por motivos deposicionamiento estratégico en el mercado, habiéndose puesto ya en marcha un proceso deespecialización de los despachos, que da lugar a denominaciones como Estudios, Asesorías,Consulting, etc... Sin embargo, en Extremadura el sector primario de la agricultura y ganaderíasigue teniendo un peso específico muy importante en la economía, lo que sin duda incide, porel factor tradicional y conservador asociado al sector primario, en la denominación clásica ytradicional de Despacho de Abogados, puesto que en buena medida es demandante de estosservicios.

En los últimos cuatro años han aumentado en un 77% el número de Abogados ejercientesen la ciudad de Badajoz, pasando de 205 a los actuales 317. Es evidente que la demanda de estosservicios en la ciudad, aunque ha aumentado, no ha crecido en ningún caso a este ritmo galopantede la oferta, sino que obedece más bien a factores externos, como son la popularización generalde los estudios universitarios y en particular los de Derecho, y creciente austeridad en el gastopúblico, congelándose las oposiciones, con el consiguiente trasvase al ejercicio de otrasprofesiones como Abogado y Procurador, para cuyo acceso no se requiere, en principio, ademásdel título, más que la colegiación.

Como sucede en todo el sector, la inmensa mayoría (90%) de los despachos abiertos enBadajoz, son de carácter local y únicos, aunque el ámbito de su actuación, por la propiajurisdicción del colegio profesional es provincial; el número de empleados asalariados del sectorno llega ni tan siquiera a la cifra de uno por cada abogado, en lo que incide por un lado, la escasanecesidad de personal en los despachos con un importante volumen de trabajo (que salvoexcepciones contadas, le llevan a contratar exclusivamente un trabajador para el desempeño delas labores administrativas), y por otro lado, en los despachos con menos volumen, generalmentelos que llevan menos tiempo abiertos, o bien, contratan a trabajadores a media jornada o bienrealizan los mismos profesionales las tareas administrativas.

El destino de los servicios de asesoramiento y defensa jurídicas demandados, está en relacióncon el volumen de actividad. Así, de los radicados en la ciudad de Badajoz que tienen un mayorvolumen y dependiendo, claro está, de la especialidad que oferten, el ámbito provincial puedellegar a abarcar hasta un 40% o 50% de los asuntos, el regional un 10%,y el otro 50% el mismoBadajoz, mientras que los despachos con menos volumen se circunscriben casi exclusivamenteal ámbito local de la ciudad; en el apartado de Portugal, salvo algunas despachos contados quetienen relaciones y acuerdos con otros Abogados portugueses, de Elvas generalmente, para

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213 A finales de 1998 existen ocho empresas de trabajo temporal radicadas en Badajoz, si bien alguna de éstas no dispone nisiquiera de oficina de representación.

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interesarse recíprocamente asuntos de nacionales que deban decidirse en la jurisdicción del otropaís, lo que en ningún caso supera la cifra del 5% del volumen de actividad, las relaciones secircunscriben a las mantenidas como asesores legales de empresas portuguesas radicadas enBadajoz.

Respecto a los servicios de Graduados Sociales, según los datos del Colegio Provincial deGraduados Sociales de Badajoz, existían en 1993 en Badajoz 21 Graduados Sociales colegiadoscomo ejercientes libres radicados en la ciudad, mientras que los colegiados no ejercientes seaproximaban al centenar. Dentro del grupo de los Graduados Sociales colegiados comoejercientes, el número medio de empleados es de 4, aunque no es muy indicativo de la situaciónmedia del conjunto por las oscilaciones tan importantes de la muestra -algunos no tienenempleados, mientras que un único Graduado tiene 16 empleados-; la totalidad de losestablecimientos de la muestra son de carácter exclusivamente local si bien algunos de los másantiguos han tenido otros centros abiertos en otros núcleos urbanos de la provincia que en laactualidad han pasado a otros profesionales allí radicados. Estos profesionales más antiguostodavía mantienen en torno a un 30% de la clientela en el conjunto provincial, pero entre el restoeste porcentaje rara vez sube del 10%.

En los últimos años han hecho su aparición, por ahora tímidamente, otro tipo de gabinetesde asesoría a empresas, que se ocupan desde el diseño de la imagen corportativa a la gestión detrabajo temporal, al amparo de la reciente legislación sobre este tipo de empresas como agentesintermediarios en el mercado laboral213. Asimismo, han aparecido algunas empresas que agrupanservicios generales a la empresa (desde organización de congresos, o servicio de azafatas, hastamensajería y seguridad integral) que más intensamente orientan su oferta al ámbito metropolitanode la ciudad, no limitándose al mercado local. Por otro lado, y analizando las páginas amarillastelefónicas, detectamos una serie de servicios que únicamente aparecen en Badajoz y queconsolidan esta función de la ciudad como centro de comercio y servicios: así la existencia deun detective privado, de varias empresas de seguridad (de las 16 que aparecen en toda laprovincia, la mitad están radicadas en Badajoz), fabricantes de sellos de caucho (las dos únicasempresas de la provincia radican en Badajoz), o de maquetas, etc.

Sin embargo, siguen faltando en la ciudad toda una serie de importantes serviciosindicadores de un fuerte desarrollo económico y social. En unos casos resulta evidente que laescala en que nos movemos no permitiría rentabilizar dichas inversiones; sin embargo, en otrosmuchos casos lo que se pone de manifiesto ante la inexistencia de tales servicios es la falta deiniciativa empresarial, especialmente en aquellos sectores que, en los últimos años, han realizadouna rápida e intensa acumulación de capital -como es el sector de la hostelería nocturna, entreotros-, pero están diversificando muy lentamente sus inversiones.

La asistencia y la consultoría técnica. El ‘know-how’ localSi los servicios avanzados marcan el tono de la incorporación de una sociedad al proceso de

cambio y a la modernidad tecnológica, económica y social, el estado de la asistencia y laconsultoría técnica constituye uno de los mejores indicadores de ese tono.

Sin embargo, la diversidad profesional, técnica y empresarial que caracteriza a estosservicios, hace prácticamente imposible su análisis sin una dedicación a los mismos de caráctermonográfico, a través de una encuesta específica y de carácter sistemático. De hecho, en casitodos los campos profesionales en que la asistencia y la consultoría se producen hallamos una

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práctica profesional libre, junto a empresas especializadas, de carácter personal o societario, peroasimismo hallamos en muchos casos la presencia de técnicos y especialistas de estos temasintegrados laboralmente en empresas en las que la asesoría es imprescindible, pero no dedicadaspropiamente a dicha actividad. Por otra parte, hallamos un fenómeno que, como nos ocurrirá alanalizar el sector de la salud, no deja de ser característico, como es la compatibilidad del trabajoen la Administración, como técnico especialista en cualquiera de estas materias, con el ejerciciolibre, no siempre en los términos que exige la legislación sobre incompatibilidades, y ni siquierasiempre de acuerdo a la legislación fiscal. En mucha mayor medida hallamos esta situación enlas instituciones universitarias. En fin, se da el caso de profesionales y técnicos que, por sujuventud o por la escasez de trabajo, funcionan por completo en términos de economíasumergida, bien al amparo de otros profesionales o bien en la más completa ilegalidad. De ahílas dificultades intrínsecas de acometer una investigación sobre este sector, sin una dedicaciónmás intensa y con mayores plazos.

Así y todo, hemos creído necesario aproximarnos a esta realidad siquiera en lo queconstituiría una introducción. Para ello nos basaremos en la explotación de las Páginas Amarillasde CETESA, como fuente que consideramos más fiable por cuanto en ellas aparece todo aquelque directa o indirectamente se ofrece al público como capacitado para la realización de una tareadeterminada. Es una fuente, en este sentido, funcionalmente más útil que los colegiosprofesionales, pues en éstos no siempre se conoce la situación efectiva de los asociados(vinculación a la administración, trabajo asalariado en empresas, ejercicio libre, no ejerciciofuncional...), y aún en la conciencia de las dificultades derivadas del ya señalado retraso con quese publica esta -poco utilizada, pero extremadamente útil- fuente de datos.

Hemos recogido, además de los datos correspondientes a la Guía 94-95 (la más reciente),los de la Guía 93-94 y los de Guía 92-93, con el fin de observar si de un año a otro se han dadocambios sustanciales. Y a la vista de los datos se percibe que el grado de concentración en lacapital provincial de los servicios técnicos más avanzados es muy superior a la del comercio olos servicios personales o comunitarios (equivalente a 2,5 veces su peso demográfico).

La segunda ciudad de la provincia, a pesar de ostentar la capitalidad regional, está muyalejada de Badajoz tanto en términos absolutos como relativos. Y en todos los sectoresconsiderados se da la misma situación, con desigual intensidad. Por otra parte, se percibe comode un año a otro el porcentaje de se mantiene estable, en torno al 50%.

Ciertamente, Badajoz se constituye así en la capital del conocimiento no sólo de laprovincia, sino también de la región. En la ciudad se concentra (además de la Universidad yalgunos centros de investigación) el sector que, sin duda alguna, en mayor medida posibilita eldesarrollo de nuevas actividades, la modernización de las empresas, la capacidad tecnológica delmercado.

No debemos olvidar, no obstante, que en buena parte todo este aparato de consultoríadepende del gasto de las Administraciones. El sector privado pacense no tiene, todavía, capacidado imaginación para utilizar toda la capacidad técnica con que cuenta la ciudad.

Por otro lado, se trata de sectores muy inorgánicos, condicionados en la mayoría de los casospor el carácter corporativista (sólo a través de los colegios profesionales participan asociativa-mente), sin asociacionismo empresarial y sin relaciones mutuas en la mayoría de los subsectores,lo que impide hoy por hoy una sinergia positiva. Asimismo, se trata de sectores que cada vez enmenor medida crean empleo (las nuevas incorporaciones se hacen en términos de autoempleo),ya que la tecnificación (fundamentalmente informática, y que alcanza ahora a la cartografíadigitalizada) conduce, por el contrario, a la amortización de empleos tradicionales del sectorcomo los delineantes, auxiliares administrativos, etc. Salvo en algunas pocas empresas de

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214 En la guía de páginas amarillas de la provincia correspondiente a 1993/94 el 50% de los establecimientos de la provinciarelacionados con las nuevas tecnologías estaban en Badajoz; en la última (94/95) el porcentaje se elevaba al 53,3 %.

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ingeniería, y escasísimos estudios de arquitectura, el régimen de trabajo es semiartesanal.Sin embargo, es previsible que a corto plazo asistamos a una cierta reordenación de este

sector. La nueva legislación de colegios profesionales, la profundización de las relacionestransfronterizas y comunitarias en general, así como los propios procesos de tecnificación,influirán en estos cambios, aunque es todavía pronto para prever la dirección de los mismos.

Un desierto informático y telemático aceleradamente colonizadoLa informática ha dejado de ser el caballo líder que se suponía iba a ser en el nuevo

relanzamiento económico de las sociedades desarrolladas. Se ha mostrado ya únicamente comoun complemento necesario, pero insuficiente, dadas las dificultades para desarrollar productospropios fuera de las grandes tecnópolis informáticas del mundo. El intento informático que enExtremadura supuso en su día la planta de montaje de microordenadores domésticos Dragonacabó con muchos sueños al respecto.

Sin embargo, tampoco cabe duda alguna de que la presencia de un fuerte sector informáticoes indicativo de que de una ciudad participa de los nuevos sectores punta de la economía. Y estono puede decirse, en modo alguno, de Badajoz. El peso del sector en la ciudad es todavíaminúsculo, más aún si tenemos en cuenta que, en no pocos casos, los distintos epígrafes recogenen realidad a las mismas empresas, que se anuncian como suministradoras de una excesivadiversidad de productos. Esta escasa especialización es sin duda la primera muestra de la bajacalidad general del sector en la ciudad; de hecho, al analizar el resto de los sectores se hanrecogido repetidas quejas sobre las carencias existentes, la falta de preparación técnica de lossuministradoras, la baja calidad y los excesivos precios de los servicios de mantenimiento yreparación, etc. Hasta principios de los ‘90, la ciudad se movía, en términos informáticos, en unrégimen de oligopolio, regido por dos o tres grandes empresas que sin embargo ofrecían muypoca diversidad de servicios y productos, y para las que -salvo notables excepciones- el grannegocio eran los cursos de informática, a menudo subvencionados por el INEM o el FSE.

Sin embargo, en la segunda mitad de los ‘90 la situación ha cambiado radicalmente. Laaparición de numerosas franquicias ha introducido interesantes factores de competencia en elsector, así como la presencia de grandes almacenes y sobre todo grandes superficies. Por otraparte, la existencia en Mérida y Cáceres de carreras informáticas ha generado una masa críticade profesionales que han contribuido a modernizar la informatización de la ciudad. Junto a ello,asistimos en los últimos dos o tres años a una creciente presencia de empresas especializadas enlas telecomunicaciones. Tanto en este caso, como en el de la informática, su mercado se extiendetambién al otro lado de la frontera, aunque todavía débilmente debido a la menor capacidadadquisitiva de los consumidores portugueses214.

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GRAFICO 23

La industria de la informaciónLa industria de la información, que da empleo a más de 300 personas en Badajoz y

contribuye fuertemente a la economía local, es también, sin duda alguna, paradigmática de lasfunciones metropolitanas que cumple la ciudad. Además de 5 gabinetes de prensa y comunica-ción (número que se ha incrementado sensiblemente en los últimos años), existían 5 emisoras deradio, 1 diario y la delegación de otro diario, editado en Cáceres, varios periódicos no diarios,7 revistas periódicas, casi todas ellas especializadas, dos editoriales privadas y tres serviciospúblicos de publicaciones, dos emisoras locales de televisión (una de ellas por cable), y 5agencias de publicidad.

La proyección transfronteriza de la industria de la información se pone de manifiesto muyespecialmente a través de la existencia de dos publicaciones específicas que utilizan los dosidiomas indistintamente y que específicamente están orientadas como publicaciones transnacio-nales: la revista de literatura ESPACIO ESCRITO, editada por la Diputación de Badajoz, y elboletín O PELURINHO, editado por el Ayuntamiento y dedicado a la cooperación transfronteri-za. Por otra parte, aunque no se dispone de datos fiables al respecto

La salud como sector económicoLa Salud se manifiesta de forma creciente como uno de los subsectores del Terciario más

importantes. Especialmente cuando cuentan con Facultades de Medicina (como es precisamenteel caso de Badajoz), o centros de investigación médica, algunas ciudades han encontrado incluso,en el sector de la Salud, su perfil específico; no sólo en la medida en que centralizan serviciosde atención a un amplio hinterland, por mera racionalización administrativa, sino porqueincorporan incluso una oferta de servicios que va mucho más allá.

En el caso de Badajoz creemos que estamos en un proceso de especialización en este sentido.A pesar de la descentralización sanitaria realizada por las Administraciones Públicas,especialmente a lo largo de la última década, que ha supuesto la creación de varios hospitalescomarcales, así como la dotación de numerosos centros asistenciales de diverso rango en todala provincia, la capital provincial ha seguido constituyendo un centro de referencia de primerorden no sólo para la atención de especialidades que la Sanidad Pública no tiene capacidad paradescentralizar, sino también para la atención médica en el campo de la Sanidad Privada.

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215 Durante años, una excepción han sido los dentistas, cuyas tarifas eran considerablemente más bajas en Portugal, lo que hallevado a muchos pacenses a utilizar dichos servicios en el país vecino.

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La importancia provincial y regional de Badajoz, en cuanto al personal se refiere, hadescendido, pero se ha mantenido (e incluso se ha incrementado a nivel provincial) en lo que adotaciones, si entendemos las camas hospitalarias como un índice de las mismas, se refiere.

Nuevas especialidades y servicios se han puesto en marcha en los últimos años, en la capitalprovincial; por citar algunas de las más importantes: Medicina Intensiva (1984), Psiquiatría(1986), Reumatología, Angiología y Cirugía Vascular (1987), Dermatología, Neurocirugía(1988), Inmunología, Alergia Medicamentosa, Infecciosos, Unidad de Transplantes, TomografíasComputarizadas, Angiografía Digital (1989), Oncología Clínica, Centro Periférico de Diálisis,Diálisis, UCI Pediátricos (1990), Farmacología Clínica (1992), etc. Y, sobre todo, en los últimosaños han hecho su aparición importantes inversiones en medicina privada, construyéndose dosimportantes clínicas privadas que atienden no sólo la demanda local sino también provincial ytransfronteriza.

En (Baigorri, 1995) hemos estimado en torno a 4.200 personas la población activa vinculadaal sector de la Salud, de las cuales unas 3.200 están ocupadas (la tasa de paro en el sector, segúnestos datos, está por tanto en torno a un 22%, muy por debajo de la media local). Esto es, casi un9% de la población activa del municipio pertenecería al sector de la Salud, lo que efectivamentele convierte en un sector no sólo importante, sino básico en la economía local.

Por otro lado, este sector manifiesta una especial vocación transfronteriza. Durante años,mujeres portuguesas (incluso desde Évora, que dista 110 kms) han acudido a dar a luz a loshospitales de Badajoz, las más de las veces simulando que se trataba de una urgencia alencontrarse en la ciudad. Aunque no hemos podido conseguir datos fiables sobre la cuestión,todos los servicios médicos consultados coinciden en este hecho. La reciente construcción de unservicio de maternidad en Elvas ha reducido, no obstante, la utilización de este servicio enBadajoz, pero siguen siendo intensamente utilizadas por la población portuguesa otras muchasespecialidades215, tanto en la medicina privada como en el sector público. No en balde, Badajozse constituye en el principal centro de salud dentro de un radio de 200 kms.

La industria del conocimiento y el crecimiento personal Cuando se dice que Badajoz es una ciudad universitaria no se es siempre consciente de lo

que ello significa en términos económicos. Disponer de Universidad supone, ciertamente, contarcon una infraestructura básica que puede -sólo puede- coadyuvar al desarrollo acrecentando laformación de la población y aumentando su motivación hacia el éxito. Pero, además de todo ello,la Universidad es en sí misma una gran empresa, que crea empleo y atrae consumidores desdepuntos lejanos hasta la ciudad.

Junto a la Universidad, en las grandes ciudades se desarrolla toda una industria -y lodenominamos así en la medida en que transforma recursos naturales, población virgen enconocimientos, incorporándoles el valor añadido de la formación- que constituye en conjunto unimportante subsector -que, más que pertenecer al Terciario, al amorfo sector servicios,pertenecería al emergente sector Cuaternario, o sector informacional-. Debemos por tantoacercarnos en la medida de lo posible a esa realidad en el municipio objeto de estudio.

El conjunto del sector de la enseñanza, tomada en su sentido más amplio, tiene un pesoimportante en la economía de la ciudad. La encuesta sobre mercado de trabajo realizada en elmarco del Estudio Socioeconómico de Badajoz estimaba el empleo directo generado por elsector, entre docentes y no docentes, por encima de los 3.200 puestos de trabajo (de los cuales

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al menos 2.500 serían docentes), a los que habría que añadir una cifra que podría rondar elcentenar de empleos sumergidos, así como una cifra importante de empleo inducido ensubsectores del Terciario fuertemente vinculados (papelería, librería, limpieza, mantenimiento...).

La enseñanza (o como la hemos denominado aquí, la industria del conocimiento y elcrecimiento personal) constituye por tanto uno de los sectores claves de la socioeconomía local,que por lo demás se proyecta especialmente en su hinterland de influencia. Así, varios colegiosde la ciudad cuentan con alumnos portugueses procedentes de Elvas, a quienes los padrestrasladan a diario a Badajoz. Asimismo la Universidad cuenta con algunos (muy escasos todavía)alumnos procedentes de Portugal, sobre todo en los cursos de Doctorado, dada la dificultad deobtención de este grado en aquel país.

En la actualidad existen en Badajoz 80 centros educativos, que suponen algo más de un 10%de los existentes en la región y un 19% de los de la provincia; lo cual coincide aproximadamentecon la importancia demográfica del municipio. Sin embargo, y en relación con la importanciaeconómica del sector y la función metropolitana de Badajoz, conviene señalar que de los centroscitados 34 son privados, suponiendo casi un 28% del total de centros privados de la región, y un42% del conjunto provincial.

Respecto a la Universidad, en el semidistrito de Badajoz (no todos los centros de laUniversidad de Extremadura (Uex) están ubicados en el campus) cursan estudios casi 10.000alumnos. Con casi 600 profesores y más de 300 empleados, la Universidad de Extremadura seconstituye así en el principal centro ‘productivo’ de la ciudad. Si bien la división de la Uex endos semidistritos ha dificultado la consolidación de la función universitaria de Badajoz, ya quedurante muchos años los estudios de ‘letras’, humanidades y sociales se han localizado en elsemidistrito de Cáceres, con excepción de Magisterio. Actualmente sin embargo está situaciónestá empezando a cambiar, con la implantación en Badajoz de titulaciones como Economía,Psicopedagogía, Biblioteconomía y Documentación y, a corto plazo, Comunicación Audiovisual.Con ello, aunque tímidamente, se está corrigiendo el fuerte sesgo de ‘campus de ciencias’ quecaracterizaba al de Badajoz.

Por otra parte, además de los colegios privados hay que señalar la existencia, atendiendo alas altas del IAE, de casi un centenar de centros dedicados a las más variadas enseñanzas regladasy no regladas, en la mayor parte de los casos de utilidad profesional. El tipo de enseñanzaspredominantes con las de informática, idiomas, mecanografía, formación administrativa,peluquería, corte y confección, baile, etc. Entre estos centros hay que destacar la existencia deuna empresa que ofrece un título superior en Administración de Empresas, no homologado, entérminos de franquiciado.

Ocio y turismoLa ‘industria del ocio’ constituye sin duda en Badajoz la mejor expresión de la función de

mesópolis transfronteriza que atribuimos a la ciudad.Por una parte, funciona como centro recreativo de un extenso hinterland que incluye un radio

de en torno a 100 kms dentro de Portugal, y por otro viene funcionando desde hace décadas comopunto de conexión turística imprescindible con Portugal. Mientras las fronteras estaban en pie,Badajoz funcionó durante muchos años como base de operaciones de los numerosos turistas queacudían a Elvas a comprar productos portugueses (textiles, bronces, muebles....).

A medida que el turismo de playa ha venido incrementándose en Portugal, Badajoz hafuncionado también como última parada en España para muchos turistas que se dirigían hacialas playas portuguesas. A partir de la caída de la frontera y de la construcción de la autovíaMadrid-Badajoz (más aún desde la construcción incompleta de la autovía Badajoz-Lisboa) está

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función se ha reducido sustancialmente, pero no ha desaparecido todavía, como se ha puesto demanifiesto en 1998, cuando más de 5.000 visitantes de la Exposición Universal de Lisboapermanecieron alojados en Badajoz, acudiendo a visitar la Expo en autobuses desde Badajoz.Entre tanto, y en el marco del fuerte desarrollo turístico del conjunto de la región, así comogracias a la construcción de dotaciones de ocio especializadas, como el campo de golf, Badajozha venido convirtiéndose en destino turístico específico, aunque de poca importancia, así comoen base de operaciones para el desarrollo de ciertas prácticas en su hinterland (como la caza).

En cualquier caso, los análisis realizados sobre la ciudad han evidenciado un desequilibriodel sector turístico en relación al resto de sectores económicos, así como han señalado, sobretodo,la existencia de grandes potencialidades dentro de este sector que la ciudad aún no ha conseguidoponer en marcha.

La ubicación periférica de la ciudad ha impedido durante décadas la difusión de las riquezaspatrimoniales y naturales de la provincia, en su conjunto, y de la capital en particular. Estasituación marginal es, en sí misma, un evidente obstáculo a la afluencia turística; y hacondicionado el que todavía hoy, cuando ya no puede hablarse de marginalidad comunicacional(especialmente en la medida en que se sitúa en el corredor de paso de los crecientementeimportantes flujos turísticos hacia Portugal), Badajoz sigue definiéndose sin embargo,esencialmente, como ciudad de paso y escala, y no de destino preferente.

Pero ha tenido una incidencia mucho mayor que el aislamiento geográfico tanto elsistemático destrozo de los bienes histórico-artísticos de la ciudad (empezando por su conjuntoamurallado), como el propio desprecio hacia los propios recursos del que hasta fechas recienteshan hecho gala las fuerzas vivas de la ciudad, incluidas las culturales.

Sin embargo, debemos recordar una vez más que la ciudad de Badajoz se ubica en el centrode un triángulo que concentra casi diez millones de habitantes, y que los flujos turísticos sedireccionan hoy condicionados menos por las distancias entre los puntos de origen y destino, quepor el peso específico que supongan los recursos patrimoniales y de interés de las ciudades. Dehecho, la ciudad de Badajoz cuenta con recursos patrimoniales declarados históricos y de interésnacional desde los años 30.

Las infraestructuras de acceso a la ciudad se han mejorado e incrementado en la últimadécada; la finalización de la autovía de Extremadura (N-V), o la creación del aeropuerto civil,son factores positivos que en conjunto vienen a facilitar la llegada de viajeros.

Badajoz capital tiene una oferta hotelera importante y proporcionada a la ciudad de serviciosque la define: 2 de cuatro estrellas, 2 de tres estrellas, y otros 2 de dos estrellas, 6 hostales y 6pensiones. Aunque, sin embargo, Badajoz no ofrece ninguna otra oferta diferenciada nicomplementaria del alojamiento hotelero; no existiendo campings o albergues para otro tipo dedemandas, más asequibles económicamente para los jóvenes.

Paralelamente a los servicios de hostelería existe una oferta diversificada de servicios derestauración. En Badajoz está registrada la presencia de 80 restaurantes en la ciudad, además deotros 16 en los poblados de colonización. Naturalmente, a este número hay que añadir una cifraindeterminada de establecimientos que, aún no contando con la categoría de restaurante, cumplenesta función a todos los efectos: tanto bares dentro de la ciudad como, sobre todo, ventasubicadas en el suelo rústico.

Los datos de la Oficina Municipal de Turismo sobre visitantes desde su apertura en 1993apuntan de hecho a un crecimiento importante en el número de turistas. Entre 1993-1994 se pasóde 15.000 a 20.000 visitantes, suponiendo un aumento del 30%, especialmente significativo enun periodo de recesión económica. En el año 94 el 80% de los turistas que eligieron Badajozcomo destino (o escala) y pasaron por la Oficina de Turismo eran españoles, colectivo que creció

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en un 17,5% respecto al año anterior. Pero es el aumento en el número de visitantes extranjerosel que destaca especialmente, habiendo crecido en un 128% en un sólo año.

Hasta mediados de la década de los ochenta, la oferta lúdico-cultural de la ciudad se basabaen cuatro salas de cine, los festivales anuales de teatro y folklore y las diversas exposiciones depintura del Colegio de Arquitectos y la obra cultural de la Caja de Ahorros de Badajoz. Estasactividades se vieron diezmadas cuando hacia 1985 cerraron prácticamente todas las salas decine, ante la crisis del sector. Se abre así un largo paréntesis, que duraría casi diez años, y queinstitucionalmente se cierra con la rehabilitación del teatro Lopez de Ayala y la fundación delConsorcio López de Ayala, que gestiona el teatro. En este periodo hay que señalar laconstrucción del museo arqueológico en La Alcazaba, los trabajos de reconstrucción -lenta, perosostenida- de esta fortaleza árabe, así como la construcción de un Museo Iberoamericano de ArteContemporáneo.

Pero además de la diversidad cultural que generan y dinamizan el propio Consorcio y losnuevos museos, existen un buen número de celebraciones festivas, didácticas y de ocio,repartidas a lo largo del año y que se generan en distintos puntos de la ciudad. Algunas de estasactividades se difuminan en el tiempo, apareciendo a veces y desapareciendo otras, pero formanparte de la tradición local y tienen muchas posibilidades para su plena recuperación.

Por otra parte, desde la iniciativa privada, así como desde otras instituciones semipúblicas,se ha producido también, en los últimos años, una recuperación de la actividad cultural local. Sehan recuperado antiguas asociaciones, y han aparecido nuevas. Las Cajas de Ahorro apoyanalgunas de estas iniciativas, en buena parte como fruto de la competencia financiera: a lastradicionales actividades. Hoy Badajoz ofrece a lo largo del año un cúmulo de actividades quecomplementan sus recursos patrimoniales para alcanzar una oferta turística muy interesante.Diversos certámenes de música, muestras de audiovisuales e informática, semana de cine, ciclosde conferencias, ferias y fiestas populares, y ahora una notable oferta museística.

Pero, sobre todo, en los últimos años se ha incrementado fuertemente la oferta de actividadesde ocio y recreativas en general desde la iniciativa privada, teniendo en mente en buena parte delos casos la estratégica posición de la ciudad y su carácter mesopolitano. En los últimos años alúnico cine que sobrevivió a la crisis de mediados de los ‘80 se han sumado, además del TeatroLope de Ayala (que es utilizado como cine cuando no hay acontecimientos culturales) dosmulticines, estando en construcción en la actualidad un tercero (situada, no por casualidad, enla zona más cercana a la frontera); es decir, en trece años se ha pasado de una a 10 salas de cine,estando en construcción otras cinco más. Asimismo hay que citar el campo golf, el establecimien-to de numerosos salones recreativos, así como la creación de parques infantiles de recreo.

Junto a ello hay que señalar el fuerte desarrollo del ocio nocturno de fin de semana en laciudad, que atrae a la población joven de un extenso hinterland, incluyendo en el mismo aPortugal.

Estrechamente vinculada a la industria del ocio en su concepción más amplia está la funciónde Badajoz como Ciudad de Congresos, función avalada tanto por los distintos acontecimientosconsolidados, como por la actividad que desarrolla la organización IFEBA (Institución Ferial deBadajoz). En lo que a Congresos se refiere, la ciudad ha alcanzado ya un nivel e intensidadequivalente al de ciudades de mayor tamaño.

El desarrollo de IFEBA se basa, precisamente, en el intento de acercamiento entre Badajozy Portugal, después de décadas de alejamiento. Es el momento de incorporación de los dos paísesa la CEE y en el que comienza a reducirse el control fronterizo entre los dos países. Enconsecuencia, el volumen de exportación e importación entre los dos países se dispara entre 1985a 1989, pasando las exportaciones portuguesas a España de 40.156 a 196.667 millones de

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pesetas, y las españolas a Portugal de 89.540 a 327.770 millones. En este marco, no cabe duda de que el objetivo básico de hacer de IFEBA un puente

comercial entre ambos países es un objetivo estratégico de primer orden, lo cual ha venidoproduciéndose a lo largo de los años ‘90, a través de diversos eventos periódicos.

FECIEX. Feria de la Caza y la Naturaleza Ibérica que se amplía a Pesca, Equitación y Golf.Se celebra en Septiembre, y tiene una fuerte presencia no sólo de público portugués, sino tambiénde expositores portugueses.

FEHISPOR. Es la feria más importante de la ciudad, y surge específicamente como feriahispano-portuguesa. El recinto de celebración es IFEBA y la fecha durante el mes de Noviembre.El número de participantes y asistentes portugueses se viene incrementando sistemáticamente deaño en año.

SALÓN DEL AUTOMÓVIL CLÁSICO Y DEPORTIVO. Se celebra entre el Verano yel Otoño y en el recinto de IFEBA.

FEREX. Feria del regalo y del producto extremeño. La fecha de celebración es en el mesde Diciembre y en IFEBA.

MODEC. Feria del mueble y la decoración. La primera edición se realizó en el año 94.También en esta feria la presencia de expositores portugueses se viene incrementando de año enaño.

IBEROCIO. Es una feria esencialmente local -aunque de año en año se registran tambiénmás visitantes portugueses- dirigida a los niños y los adolescentes.

La administración, principal empresa de la ciudad

La Administración Pública constituye el motor esencial de la economía de Badajoz, si bieneste hecho es un poco menos cierto a medida que algunas empresas de propiedad o fuerteparticipación pública (como Telefónica, Argentaria-Caja Postal, etc) vienen siendo privatizadas.Ya hemos cómo sectores cómo la sanidad o la educación (ambos mayoritariamente de titularidadpública) tienen una fuerte participación en la actividad y la ocupación.

En conjunto, y en base tanto a los datos obtenidos, como a nuestros propios cálculos,podemos situar en una cifra cercana a 15.000 el total de personal ocupado al servicio de laAdministración y las empresas públicas (Baigorri, 1995). Si a ello añadimos el empleo inducidodirectamente (suministro de bienes y servicios) por el complejo público, podríamos decir sinexageración que la economía local se basa en los recursos económicos (tanto en forma de sueldoscomo de gasto público) aportados por la Administración pública. Lo cual tiene cierta lógica enla medida en que la capitalidad provincial de Badajoz viene siendo desde mediados del XIX,según se ha visto en otros apartados, determinante de su economía y estructura social, si bien ala vez arroja ciertas sombras sobre la capacidad emprendedora de la ciudad.

El impacto socioeconómico de la presencia militarSi este trabajo se baja en la consideración de Badajoz como mesópolis transfronteriza, y en

los cambios que la frontera ha sufrido en los últimos años, lo cual ha determinado algunas de lasnuevas funciones de la ciudad, no podemos olvidar la más importante de las funciones queBadajoz ha cumplido a través de varios siglos: la de ser plaza fuerte frente a Portugal, hito paracontrolar el territorio y proteger el poblamiento del Sur de Extremadura. Interesa considerarsiquiera someramente la importancia que la presencia militar tiene la ciudad, pues esta presenciano sólo ha influído -e influye- fuertemente en la economía local, sino que también ha llegado a

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condicionar en numerosas ocasiones el desarrollo urbanístico de la ciudad.Sociológicamente, la presencia militar ha supuesto asimismo la conformación, a lo largo de

al menos dos siglos, de un tipo especial de grupo dominante local, fruto de un largo mestizajeentre la gran propiedad agraria, el alto funcionariado, el gran comercio, el clero y el ejército. Y,en términos económicos, la presencia militar ha supuesto también, secularmente, un importanteflujo dinerario que ha permitido el desarrollo y la consolidación de ciertos servicios.

En la actualidad sólo tangencialmente tiene influencia en el desarrollo urbano la presenciamilitar; y en cuanto a la composición de los grupos dominantes, y en general la estratificaciónsocial, se han complejizado en el municipio. Sin embargo, las consecuencias económicas de lapresencia militar no sólo siguen siendo importantes, sino que se han acrecentado en los últimosaños, y es probable que se intensifiquen en el futuro.

Además de los servicios normales, propios de la demarcación y derivados de su carácter decapital provincial, el municipio de Badajoz cuenta con una notable presencia del Ejército del Aire(que gestiona una base aérea que ha permitido disponer de aeropuerto civil con un bajo coste)y, sobre todo, del Ejército de Tierra, que cuenta con dos acuartelamientos en el término municipaly otras instalaciones complementarias.

Esta presencia militar es importante desde varios puntos de vista:- De una parte, en la medida en que el Ejército proporciona una serie de puestos de trabajo

directos, no sólo de carácter militar, que desarrollan su actividad en la ciudad. Esto supone unapresencia permanente de cientos de familias, con empleo fijo y un status socioeconómico medioy medio-alto, que demandan bienes y servicios a la economía local. Los puestos de trabajodirectos del complejo militar -militares profesionales incluídos- en la ciudad sobrepasan en laactualidad los 2.000.

- De otra parte, por cuanto las instalaciones militar, especialmente los acuartelamientos,demandan asimismo bienes y servicios, tanto de suministros como de mantenimiento.

- En tercer lugar, porque los miles de jóvenes que prestan su servicio militar en losacuartelamientos de la ciudad contribuyen asimismo al desarrollo de empresas locales de bienesy servicios, especialmente -aunque no únicamente- de hostelería.

- En último lugar, aunque no con menor importancia, porque el complejo militar constituye,en sí mismo, un recurso utilizable por la ciudad en ciertos aspectos de formación, y que puedecontribuir por otra parte a la mejora de las infraestructuras y equipamientos por vías directas eindirectas.

En (Baigorri, 1995) hemos estimado el flujo monetario que la presencia militar supone enla ciudad, el cual sobrepasaría los 5.000 millones de pesetas anuales, procedentes del Ministeriode Defensa. A ello deberíamos añadir el gasto que los aproximadamente 2.500 soldados dereemplazo (así como sus familiares y amigos cuando les visitan) realizan en la ciudad, y queatendiendo a estimaciones muy moderadas, es más que probable que sobrepase los 200 millonesde pesetas directamente inyectadas en los establecimientos comerciales.

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Cuarta Parte

La mesópolis de Badajoz en el contexto ibérico y europeo

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12. La permeabilización de las fronterasintracomunitarias y la extensión de la funciónmesopolitana de Badajoz en el territorioportugués

La formación de la mesópolis pacense guarda una estrecha relación con el proceso deincorporación de España y Portugal a la Comunidad Europea, y la consiguiente dilución de susfronteras. Hasta que esto no ha ocurrido, la posición de Badajoz en un fondo de saco de lossistemas nacionales de comunicación ha impedido sistemáticamente la plena optimización de losefectos derivados del desarrollo social y económico de las Vegas del Guadiana. De ahí laconveniencia de que prestemos cierta atención a este proceso, para poder comprender la actualproyección transfronteriza de la mesópolis.

La metrópolis imposible

En el urbanismo y la ordenación territorial, casi todo ha sido entrevisto antes que realizado.Y no me refiero a la obviedad de que tanto el desarrollo urbano como el desarrollo regionalrespondan la mayoría de las veces a un planeamiento previo; sino más bien al hecho de que elfuturo ha sido a menudo entrevisto, más allá de las voluntades planificadoras, por losobservadores de la realidad social que aplican no sólo las técnicas de análisis prospectivo sinotambién la imaginación espacial y la intuición. Aunque lo que Toffler llamaba la colisión con elfuturo sea permanente en las sociedades avanzadas, en realidad el futuro nunca nos coge desorpresa, o al menos no a todos. Si miramos hacia atrás, siempre encontraremos a alguien quelo ha oteado. Ocurre, eso sí, a veces, que el futuro va más allá incluso de lo imaginado, o no llegaa materializarse plenamente por la aparición de circunstancias imprevibles -la acción del caos yel azar-.

En el caso que nos ocupa, a partir de 1960 se producen diversas propuestas tanto analíticascomo de planificación, que suponen de alguna manera antecedentes, directos o indirectos, denuestra interpretación sobre las funciones territoriales de Badajoz como área mesopolitanatransfronteriza. En alguno de los casos considerados ha sido necesario poner sobre la mesaincluso más imaginación de la que pusieron los propios autores, para llegar a incluir la propuestaen una supuesta progresión de la idea; pero no cabe duda de que, tomadas en conjunto, todasestas propuestas analíticas o normativas nos marcan una línea que desemboca en las hipótesis queestamos desarrollando ahora en nuestro trabajo.

Hemos localizado tres hitos que nos han parecido de importancia básica: a) la consideración de Badajoz como metrópolis en un estudio del Ministerio de laVivienda de 1960; b) la propuesta de creación de una ciudad nueva, en la línea de las new town inglesas, en

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la cabecera de las Vegas del Guadiana, realizada en el Informe FOESSA de 1970; c) y las diversas propuestas en torno a la creación de un polo de desarrollo transfronterizoBadajoz/Elvas planteadas también a partir de 1970 por Manuel Martin Lobo, eincorporadas en parte por los Consejos Económico Sindicales de la época

A mi modo de ver, una serie de temas, estrechamente interelacionados entre sí y de granimportancia en la época a que vamos a referirnos, están en la base de los antecedentes que vamosa revisar:

a) desde una perspectiva local, la atención que entre 1960 y 1975 se presta al proceso dedesarrollo y consolidación infraestructural del Plan Badajozb) el boom sociológico sobre la urbanización del mundo, planteado a partir de los trabajosde Kingsley Davisc) la explosión de literatura sobre la planificación y el desarrollo regional en general, asícomo sobre la ordenación territorial y los sistemas de ciudadesd) el diseño e implementación de los Planes de Desarrollo Económico y Social, y laatención prestada a la política de Polos de Desarrollo

En cualquier caso, debemos diferenciar la consideración de estos tres hitos, estrechamenterelacionados con nuestro objeto empírico de estudio, de las distintas teorías e interpretacionesque se han venido sucediendo sobre el sistema urbano peninsular, y a las cuales prestaremosatención en la tercera parte de este documento.

La metrópolis española nº 26En 1960 el Centro de Estudios Sociales publica el documento La concentración urbana en

España, que recoge entre otros el intento de Díez Nicolás de determinación de la poblaciónurbana en España (Díez Nicolás, 1960), corrigiendo los criterios censales del INE de considerarcomo urbana a la población residente en municipios de más de 10.000 habitantes, e introduciendolos criterios que venían siendo asumidos por la Sociología Urbana en los Estados Unidos. Esdecir, añadiendo al criterio unidireccional de la demografía el criterio funcional o económico.Con lo que se pretendía medir ya no sólo la urbanización como proceso ecológico, sino sobretodo la urbanización entendida como hecho social, es decir -según hemos señalado en otroscapítulos- como modo de vida.

A partir de estas consideraciones fue más fácil introducir en sucesivos análisis de lapoblación española y su distribución, consideraciones sobre un tipo particular de ciudades, lasagrociudades, presentes fundamentalmente en el Sur de España y muy particularmente enExtremadura, para las que las categorías usuales de rural y urbano no terminaban de ser útiles.De este modo, y a partir de dichas corrreciones, el nivel de urbanización de una provincia comoBadajoz (no olvidemos que la práctica totalidad de los análisis de la época se centraban en laprovincia como unidad administrativa y estadística) aparecía realmente bajo, pero por encima deotras muchas provincias españolas.

Cinco años más tarde, en 1965, la Dirección General de Urbanismo del Ministerio de laVivienda -entonces a cargo de Pedro Bidagor, uno de los grandes nombres del Urbanismomoderno en España- hace público el primer intento de definición y análisis de las áreasmetropolitanas españolas. En esta definición se utilizan criterios estrictamente demográficos, ytal vez justo por esa desconsideración de criterios funcionales Badajoz salta, en el procesado delos datos, como una de las 26 áreas metropolitanas españolas.

Sin embargo, el AM considerada en aquel trabajo incluía únicamente, además del municipiode Badajoz, a Puebla de la Calzada, Montijo y La Garrovilla, y obviamente le faltaba una lecturaterritorial complementaria. Desubicaba el área metropolitana del conjunto de las Vegas del

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Guadiana, y sobre todo el análisis se cortaba, según la lógica de la época, en la fronteraportuguesa. Lo cual choca con el hecho de que los científicos sociales venían considerando-hemos señalado conscientemente el trabajo de Díez Nicolás en España- otros factores antes queel meramente demográfico para definir las áreas metropolitanas.

Por lo demás, aquel modesto metropolitanismo fue fuertemente contestado en la época,dando origen a la literatura sobre las ciudades medias como alternativa. Algunos trabajosempezaron a recomendar incluso la canalización de las migraciones hacia unas 300 cabecerascomarcales para impulsar la constitución de ciudades medias (García Barbancho, 1968). Algunosinstrumentos estadísticos desarrollados en la época (como el Atlas Comercial de Españarealizado en 1963 por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación),que abonaban modelos interpretativos basados en los sistemas jerárquicos de ciudades,contribuyeron a generalizar los estudios sobre la importancia de las ciudades medias.

GRAFICO 24

De hecho, ya en los años ‘70, cuando los más graves problemas relacionados con laurbanización rápida empezaron a ponerse de manifiesto en las grandes metrópolis españolas, elmovimiento científico/ideológico de promoción de las ciudades medias llegó a tomar cuerpolegal, con la definición por parte del Consejo de Ministros de un conjunto de cabeceras decomarca y núcleos de expansión, aprobado en 1974 básicamente como instrumento decoordinación de las inversiones de los distintos organismos de la Administración.

Este documento rompía toda posibilidad de interpretación metropolitana de la dinámica delas Vegas del Guadiana, particularmente del hinterland más inmediato de Badajoz. Aunque teníala virtud de introducir la consideración de cabeceras dobles, que son reflejo de lo que luegohemos denominado agropolización del corredor del Guadiana; así, de las 12 cabecerascomarcales definidas para la provincia de Badajoz (junto con 29 núcleos de expansión), en tresde los casos las cabeceras son dobles: Don Benito/Villanueva de la Serena, Montijo/Puebla dela Calzada y Zafra/Los Santos de Maimona, y los dos primeros constituyen núcleos expansivosde las Vegas. Por lo demás, observando la zona de las Vegas se percibe claramente la continuidad

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territorial de todas las cabeceras; muy particularmente en las Vegas Bajas, obviamente másconsolidadas en los años ‘70.

En suma, aquella definición de las 26 áreas metropolitanas entre las que se incluía a Badajozno tuvo efecto alguno en la planificación del territorio. Pero, aún así, creemos de interés elrescatar esa primera consideración de Badajoz como articuladora de un área metropolitana.

Propuesta de creación de una ciudad nueva en un eje ideal Lisboa-MadridEn 1970 aparece el segundo Informe FOESSA sobre la situación social de España, dirigido

por Amando de Miguel. El análisis de la urbanización, en todos sus aspectos, que incluye aqueldocumento es realmente ejemplar para la época, siendo uno de los textos más sólidos aportadoen España, desde las ciencias sociales, hasta aquella fecha, sobre la cuestión.

En dicho informe se pretende hacer una interpretación global del sistema urbano español,y se plantean una serie de problemas importantes sobre la congestión de las grandes metrópolisy la función del territorio no urbanizado. Por un lado, el informe FOESSA hace una reinterpreta-ción del estudio sobre las Áreas Metropolitanas del Ministerio de la Vivienda. Se basan en losmismos datos censales de 1960, pero ahora se consideran no sólo factores demográficos, yademás teniendo en cuenta por primera vez, al analizar el sistema de ciudades, no sólo losnúcleos españoles sino el conjunto peninsular como un todo.

GRAFICO 25

Sobre el plano peninsular resultante, entre otros aparece con gran nitidez, por primera vezexplicitado, un corredor que iría idealmente (si olvidamos la fortaleza de la frontera en la época)desde las Vegas Altas (desde Don Benito y Villanueva de la Serena) hasta Lisboa. En cualquiercaso, como tal corredor de las Vegas del Guadiana podría interpretarse ya sin dificultad.

Del mismo modo que a la vista del plano se percibe a gran escala un hecho que algunosestudios de la época ponían de manifiesto: la falta de polarización de esta zona por ninguna otra

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216 Afortunadamente, aunque NC-I quedó en propuesta utópica, la central nuclear de Valdecaballeros, que constituía unaauténtica antítesis de la nueva ciudad porque hipoteca en vez de potenciar las Vegas del Guadiana, tampoco ha llegado a ponerseen marcha, aunque a lo largo de una década se intentó su construcción.

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metrópolis importante. De hecho, Trujillo, entre Badajoz y Madrid, marcaba una fronterainvisible (pero real) para muchos indicadores de relación entre Badajoz y Madrid; mientras quea la vez la frontera política fijaba hacia poniente otra frontera real. Badajoz aparecía así como“no inserta en ninguna otra zona más amplia” (Campos Nordman, 1973).

Pero nos interesa rescatar aquí el estudio de FOESSA sobre todo porque se plantea unacuriosa propuesta de new town que se insertaría como continuación de ese eje de las Vegas, y quepodría constituir, según los autores que lo proponen, justamente el punto de conexión entre elmismo y Madrid, ya que de hecho se plantea dentro de una corona exterior para la descongestiónde Madrid.

Pero el planteamiento que se hace es claramente distinto del que está en la base de la políticade new towns en Inglaterra. En esta propuesta se considera que

“no es posible planear ‘pequeñas’ nuevas ciudades cerca de la gran metrópoli sin que

se conviertan en ‘d ormitorios’ de ésta última. Es necesario dejar entre unas y otra no un

‘cinturón verde’ de parques artificiales sino un amplio terreno de puro ‘camp o’ para que la

nueva ciudad pueda realmen te ser autosu ficiente, variada, de seable. V ista en el con junto, la

nueva ciudad sería entendida com o una ‘ciudad regional’” (Foessa, 1 970: 12 59).

Pero sobre todo, hay una voluntad explícita en los autores de esta utópica propuesta deconexión con Lisboa, conformándose unos ejes bastante coincidentes con los ahora nuestrainterpretación plantea como existentes.

La nueva ciudad, NC-I, estaría situada en torno al Guadiana, entre los embalses de Orellanay Cijara, y los argumentos territoriales que se aportan para proponer dicha ubicación son:

a) La cercanía de la entonces proyectada autovía Madrid-Sevillab) Su posición bastante equidistante entre Madrid, Sevilla y la frontera portuguesa en

Badajozc) La equidistancia entre Talavera, Toledo, Ciudad Real, Córdoba y Badajoz, “todos ellos

centros de cierta envergadura y escasamente comunicados entre sí”.d) Las enormes disponibilidades de agua del Guadiana, y con muy buen olfato no sólo

pensando en el abastecimiento: “La zon a concr eta represe nta quizás la máxima su perficie de agua embalsada que se

concentra en las regiones interiores. Este dato no sólo garantiza el aba stecimiento de ag ua para

la industria o el consumo doméstico, sino que contribuye a deslindar una extensa zona apta para

deportes y recreo” (Foessa, 1970:1260).

e) La última razón aducida nos introduce claramente en los criterios que estamos utilizandoen nuestra investigación:

“NC-I, aunque situada en una zona escasamente poblada y agreste, se constituye en

cabecera de la zona de regadíos de Badajoz, muy poblada y potencialmente muy rica. La salida

lógica de los productos de esos regadíos es hacia Portugal o hacia Mad rid. El núcleo de NC-I

facilita esta segunda vía y se constituye en sí mismo en un foco de desarrollo de la zona y en un

importante cen tro consumid or de produ ctos agrarios” (Foessa, 1970:1260).

No es ocioso recordar que la propuesta de NC-I llevaba incorporada la necesidad de terminarla línea ferroviaria Villanueva-Talavera. Como tampoco es ocioso recordar que la únicautilización que la administración pública hizo de esta propuesta fue la de deducir que la posiciónsería igual de buena para construir una central nuclear216.

Pero lo que particularmente interesa resaltar de la propuesta del informe FOESSA es elhecho de que asistimos ya a una consideración transfronteriza, claramente orientada a optimizarun corredor extendido hasta Lisboa; por más que, en la época en que se plantea, no pasase de los

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217 Las propuestas utópicas de repoblación de estos territorios semidesérticos, que pudieran suponer una prolongación delcorredor de las Vegas del Guadiana no acaban con el informe FOESSA. Una década más tarde, en un proyecto experimental deplan de ecodesarrollo para las comarcas orientales de Badajoz, se plantea la “creación de un nuevo núcleo urbano que fueraexperimental en todo lo relacionado con el urbanismo ecológico, cuyo nombre pudiera ser La Serenía y estuviera establecidoen el centro de La Serena, entre el Zújar, Campanario, Castuera y Cabeza de Buey, casi equidistante a ellos tres” (Baigorri,Gaviria, Mejías, Serna, 1980:32)

218 Fue promotor de una de las primeras reuniones científicas sobre el tema en España, con la celebración en Madrid, en 1967,del IV Congreso Internacional de Economía Regional. Fue asimismo miembro fundador de las asociaciones españolas de CienciaRegional y de Economías Regionales.

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buenos deseos217.

GRAFICO 26

Propuesta de creación de un Polo de Desarrollo transfronterizo Badajoz/ElvasEse interés transfronterizo que comienza a detectarse con el inicio de la década de los ‘70

se explicita en las propuestas de Manuel Martín Lobo, un Ingeniero de Montes originario deBadajoz que había trabajado en diversos organismos relacionados con la planificación deldesarrollo, habiendo contribuido con sus trabajos y artículos en prensa a introducir en losambientes de la Administración el interés por los estudios regionales y la planificaciónterritorial218.

A lo largo de los años ‘60, varios de sus trabajos apuntan a la necesidad de superponer, a lanecesidad de crecimiento global de la economía que fundamentaba el I Plan de DesarrolloEconómico y Social y en buena parte los siguientes planes, alguna especie de ordenaciónterritorial que permitiese un desarrollo regional por el que la separación entre regiones ricas ypobres no se ampliase (Martin Lobo, 1962). Insistiendo en la conveniencia de centrar eldesarrollo no tanto en polos, como hacían los primeros Planes de Desarrollo siguiendo el modelode Perroux, sino más bien en ejes, entendiendo que

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“todo auténtico eje de desarrollo se compone de un itinerario, de una infraestructura

y de una corriente d e circulació n y constitu ye un au téntico ‘ag ente de impu lsión’ del d esarrollo

y un auténtico ‘vector de propagación’ de éste. Es evidente que un eje cualquiera de

comunicación no puede ser considerado siempre como un eje de desarrollo y muy a menudo es

necesario promoverlos al rango de auténticos ejes de desarrollo” (Martin Lobo, 1966:277).

Pero nos interesa recoger ahora los planteamientos que, sobre tales principios, hace aprincipios de los ‘70 en relación con las potencialidades del corredor de las Vegas del Guadiana,centrándose en la propuesta de creación de un Polo de Desarrollo transfronterizo entre Badajozy Elvas.

Martin Lobo inicia su campaña con un artículo en el diario YA, en junio de 1970, en el quepropone explícitamente que a los siete polos de desarrollo planteados por el III Plan de Desarrollose añadan otros tres de carácter transfronterizo con Portugal: los de Badajoz-Elvas, Ayamonte-Vila Real y Tuy-Valença do Miño. El detonante lo constituye la firma, el 22 de mayo de 1970,de la prórroga del Tratado de amistad y no agresión hispano-portugués (el conocido PactoIbérico), que incluía una serie de protocolos sobre actuaciones económicas, comerciales, decooperación científica y tecnológica, culturales, de seguridad social, etc. Tanto la prensa nacionalcomo sobre todo la regional, se hicieron eco de dicha propuesta, si bien no llegó a traducirse enacciones concretas desde la Administración. El diario INFORMACIONES señalaba:

“Dos pasos so n ineludib les: primero , dotar a la zona de una infraestructura de

comunicaciones básica (Extremadura, Salamanca y Zamora necesitan asomarse al mar por

Portugal, y la nación vecina necesita salidas ‘a tierra’, a Europa, por España). La frontera de

Portugal no puede separarnos mediante una larga franja de cientos de kilómetros de atraso.

Quizás ninguna c ooperación pueda ser m ás fructífera para ambas naciones que la propuesta:

hagam os ‘polos gem elos’ a ambo s lados. Derribem os fronteras econó micas” .

En los meses siguientes, diversas iniciativas empresariales y administrativas se encaminaronen esa dirección, sin que sin embargo llegasen a cuajar en nada concreto. El tema quedóplanteado en una reunión sobre el tema del Consejo Económico Interprovincial de Extremadura,en Badajoz, así como del Consejo de Regiones del Oeste Atlántico, miembro del ConsejoInternacional de Economías Regionales. Algunas intervenciones políticas -concretamente deLópez Rodó- llegaron a hablar de la creación de un área de libre comercio peninsular, y desdela Diputación de Badajoz llegó a proponerse el establecimiento en Badajoz de un polígonocomercial orientado a ese fin.

Sin embargo, los criterios manejados por el Comité para el Desarrollo del Suroeste de laPenínsula Ibérica, en el que participaban entre otros los organismos antes citados, si bienincorporaban el criterio de ejes de desarrollo, no se planteaban de hecho un tratamientohorizontal de las relaciones transfronterizas, sino un desarrollo en paralelo de los corredorestradicionales Norte-Sur: el eje Évora-Castelo Branco en Portugal, y el eje tradicional de la Rutade la Plata (Zafra-Plasencia) en Extremadura.

En un posterior artículo en la prensa local (Martin Lobo, 1971b), se concretaría la propuestade Martin Lobo, sustentada en una serie de precedentes en otros puntos de Europa, en la zona delMosela (que afecta a Francia, Alemania y Luxemburgo), Basilea (afectando a Suiza, Francia yAlemania) y sobre todo en Tréveris (Alemania), tradicionalmente en fondo de saco frente aFrancia y que por efecto de la construcción de una serie de autopistas y la apertura de lasfronteras comunitarias pasaba a constituirse en la época en un nudo de conexión fundamental.

El planteamiento para el polo Badajoz-Elvas se hacía en los siguientes términos: “Harán falta, naturalmente, industrias agrarias que no exigen precisamente una

localización concentrada en un polo, sino justamente diversificada s, adaptada s a los recursos

agrarios de la zona, pero ello no impide que se pueda y se deba hacer una concentración de

determinadas industrias en un p olo de desarrollo q ue ejerza unas esp eciales funciones

impulsoras de todo el territorio circundante, del que se debe hacer al mismo tiempo la adecuada

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ordenación.

“Pero tal empresa requiere también el establecimiento de ‘ejes de desarrollo’

adecuados que faciliten el intercambio con los polos y cabeceras próximos. Se trata, en

definitiva, de rellenar adecuadamente -con el establecimiento de unas fuerzas impulsoras- un

espacio interior hoy día práctica y económicamente vacío.

“Habrá que tenerse en cuenta que serán más convenientes que los ejes de de sarrollo

paralelos a la frontera -los cuales por otras razones pueden y deben existir también- aquellos

ejes de desarrollo que ayuden a ‘grapar’ y ‘coser’ p or así decirlo la sutura d e una frontera para

que de ahora en adelante una más que separe” (Martin Lobo, 1971b)

Como ocurrió con la propuesta incluída en el informe FOESSA, la de Martin Lobo, a pesarde surgir de miembros especializados en la planificación del aparato del Estado, y de recoger unaamplia respuesta local de las fuerzas vivas, no llegó a materializarse en ninguna actuaciónconcreta. La frontera política pesaba todavía demasiado, y ni la definición de la Zona dePreferente Localización Industrial (1971), que consideraba el conjunto del Plan Badajoz, ni lacreación del Gran Área de Expansión Industrial de Extremadura (1978, aunque en funcionamien-to real desde 1981), tuvieron en cuenta ese tipo de propuestas transfronterizas.

Sin embargo, no cabe duda de que estas aportaciones constituyen aproximaciones a lapercepción de una realidad económica y social que superaba, no sólo el ámbito transfronterizo,sino que asimismo partía en todos los casos señalados de la consideración implícita de unatendencia metropolitana en Badajoz.

La propia necesidad de orientación hacia Portugal no ya de la ciudad, sino del conjuntoprovincial, era expuesta en los siguientes términos por el investigador independiente EduardoBarrenechea, en 1973:

“Badajoz se encue ntra entre la espada de Castilla y la pared de Portugal, bajo el

enorme peso de la pobreza que baja por tod a la linde fro nteriza, desd e el Norte, y ta n sólo

abierta (pero horriblemente comunicada) con Andalucía. Con una Andalucía deprimida de la

que, por mu cho tiempo, n ada se pued e esperar.

“La salida natural de Badajoz es Setúbal, y el futuro puerto de Sines. Y esto nos

retrotrae a lo ya dicho sobre la situación de todas y cada una de las provincias y distritos

fronterizos. ¡Arriba el telón!, ¡arriba la frontera!.. . Sólo bajo ese pre supuesto, a m i entender,

puede iniciarse una obra sólida para lograr el despegue” (Barrenechea, 1973).

El único reflejo de todas estas propuestas y análisis críticos, en documentos oficiales, loencontramos en un tímido apunte editado por el Gabinete Técnico del Consejo Económico Socialde Extremadura y Huelva en 1974, denominado Acciones conjuntas hispano-portuguesas, y enel cual se plantea por primera vez lo que podríamos denominar una interpretación transfronterizade una región europea, descrita en los siguientes términos:

“Tenemos en la península ibérica una zona compuesta por seis provincias españolas

y nueve distritos portugueses (138.000 km2), que se ha denominado Lusitania Interior (Orense,

Zamora, Salam anca, C áceres, B adajoz y Huelva , Villa Real, Bra ganza, V iseu, Gua rda, Cas telo

Branco, Portaleg re, Evora, Beja y Faro), y que se caracteriza por ser una de las Áreas más

abando nadas, pobre y en decadencia, de toda la Península. Los mapas de cada país no incluyen

el vecino, y por ello no se resalta ese gran espacio d e subde sarrollo qu e es la “Lu sitania

Interior”, y que a escala europea forma, sin duda, una de las manchas más grandes de pobreza”

(Marzal, 1974).

En el mismo se plantean una serie de posibles actuaciones en política industrial, políticaagraria, política comercial y política de transportes, en realidad de muy poca enjundia. Pero sidestacamos aquel breve documento es porque por primera vez aparece consciencia del eje dedesarrollo industrial de las Vegas del Guadiana, si bien no llega a plantearse su prolongacióntransfronteriza.

La ruptura progresiva del ‘telón de corcho’

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219 Los datos sobre entradas de viajeros por los puestos fronterizos son poco fiables, pero no nos interesa tanto señalar el númeroexacto de portugueses, como más bien la tendencia general a un incremento del trasiego de viajeros por Badajoz.

220 La caída de la tendencia general ascendente que se produce en los años 1974 y 1975 se debe al deteriorio en las relacionesque s eproduce entre ambos países a partir de la Revolución de los Claveles (a la quema de la embajada española en Lisboa siguióun recrudecimiento de los controles a los portugueses, y hasta la disolución del franquismo las incomodidades frontetrizas, engeneral, se incrementaron). A partir de la muerte de Franco, sin embargo, la tendencia se recuperó, e incluso asistimos a un nuevocrecimiento exponencial, tras el estrechamiento de lazos entre los nuevos regímenes democráticos de ambos países.

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En realidad, lo que las propuestas de Martin Lobo ponían de manifiesto no era sino lacontradicción entre las estructuras vigentes -determinadas en su configuración histórica por laexistencia de una frontera política- y el desarrollo de las fuerzas productivas, que efectivamentecomenzaban a tender hacia una interacción de tipo mesopolitano. De hecho, el corredorBadajoz-Elvas actuaba ya como un conjunto transfronterizo, especializado justamente en elcomercio de frontera, tanto legal como ilegal.

Badajoz constituía, tradicionalmente, un centro comercial para la aristocracia terratenientealentejana, y para buena parte de las clases medias de las ciudades portuguesas del entorno.Eduardo Barrenechea, al recorrer la raya de Portugal, encuentra en Badajoz, en 1970, que laciudad

“atrae como la luz a las mariposas a los portugueses, que en la noche de la frontera

hispano-lusa ven relucir algunas bombillas de colores: las del cen tro de Bada joz” (Pintado,

Barrenechea, 1972:196).

GRAFICO 27

Efectivamente, aunque no disponemos de estimaciones fidedignas al respecto, el trasiego deportugueses en Badajoz venía haciéndose cada vez más intenso, como lo muestra el gráfico, querecoge la evolución de entradas de extranjeros por el paso fronterizo de Caya, en Badajoz219.Entre 1961 y 1971, el movimiento de viajeros en la frontera hispano-portuguesa se habíamultiplicado casi por cinco, pasando de algo menos de 90.000 a casi 410.000220. Si bien nohemos hallado por desgracia constancia de estudios de la época que profundizasen en estas

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221 Creemos que la mayor parte del trabajo portugués en Badajoz es sumergido. Bien directamente (como ocurre con la mayoríade las empleadas domésticas, muchos trabajadores de la construcción, jornaleros, etc), bien indirectamente al formar parte deempresas portuguesas que, sobre todo en el sector de la construcción, se desplazan a realizar trabajos en Badajoz.

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cuestiones. De hecho, los numerosos informes generados por los diversos organismosprovinciales y supraprovinciales dedicados a la planificación económica, como hemos visto, raravez -por no decir ‘nunca’- hacen mención de la importancia que estaba ya adquiriendo en laépoca la presencia de portugueses en el comercio de Badajoz.

Por el contrario, algunas de las grandes empresas comerciales de la época sí habían percibidoeste fenómeno: como ya hemos citado, a principio de la década de los ‘70 tanto Simago comoGalerías Preciados habían abierto sendos centros comerciales en la ciudad, en el caso de GPclaramente orientado no sólo a la población local sino también a los visitantes portugueses. Ypocos años más tarde El Corte Inglés instalaría una pequeña avanzadilla. Una sociólogaalentejana describe en estos términos la atracción que la ciudad suponía en la época para losportugueses:

“El movimiento que se inició por las compras apoyadas en una peseta barata, y que el riesgo

apenas calculad o de pa sar la fronte ra con m ercancía ilegal hac ía más a tractivo, en tró

rápidam ente en los hábitos de la s clases más a ltas de la población portuguesa más o menos

próxima. Y el prestigio que se asoc iaba al uso de ropa espa ñola (...) haría que estos há bitos se

extendiesen a una c lase med ia que en el Alentejo hace treinta años casi no tenía expresión. Las

excursiones a Badajoz sucedían invariablemente ante de navidad, antes de la Primavera y del

Verano y en el inicio del curso escolar para equipar a los niños” (Cascais, 1996)

Mas no vamos a extendernos en la evolución del sector comercial pacense, al que ya noshemos referido en los capítulos dedicados a la estructura socioeconómica de la ciudad.

Lo que únicamente interesa poner de manifiesto en este punto en ese despegue en lasrelaciones sociales y económicas que se produce a partir de la liberación política y económicade España y Portugal, pero que sobre todo se dispara a partir del ingreso de ambos países en laComunidad Económica Europa, cuando por otra parte se produce, como ha puesto de manifiestoMariana Cascais, una cierta ‘democratización’ en la utilización de la Badajoz como ciudad dereferencia por parte de buena parte de la población del Alentejo. No sólo por disponer de más,mejores y más baratos productos en su comercio, sino asimismo por disponer de servicios decalidad (médicos, profesionales...) que pueden ser utilizados en el mismo plazo de tiempo queun desplazamiento equivalente cuesta en una gran ciudad. Desde buena parte del Alentejo sepuede ir y regresar, para realizar una compra o acceder a un servicio profesional en Badajoz,dentro de la mañana o de la tarde. En el caso de las compras, como se ha señalado, el comerciotransportará al municipio del comprador portugués, al día siguiente, el electrodoméstico o equipoadquirido.

Así, entre 1985 y 1988 se pasa de menos de 75.000 a más de 175.000 viajeros por el puestofronterizo de Caia; esto es, estamos hablando de un incremento de un 130% en apenas tres años,cifras que no han dejado de incrementarse hasta 1993, cuando la desaparición de los controlesfronterizos (que no han sido sustituídos por imprescindibles encuestas de origen/destinorealizadas en la ex-frontera) nos hicieron perder la posibilidad de conocer la evolución posterior.Aunque parezca increíble, actualmente, en el momento en el que el tráfico es más intenso, y enque es asimismo más intensa la utilización de Badajoz como metrópolis de servicios de buenaparte del Alentejo, no sabemos cuántos portugueses llegan a diario a la ciudad.

A cambio, empezamos a disponer de datos, siquiera parciales y poco actualizados, sobre suincorporación al mercado de trabajo de la ciudad (lógicamente, al mercado regular221). En 1994casi el 63% de los demandantes de empleo extranjeros en el INEM de Badajoz eran portugueses,lo que significa que casi 500 personas del otro lado de la raya estaban en ese momento buscando

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222 Los datos sobre empleo proceden del estudio Trabajadoras sin fronteras. Las empleadas de hogar portuguesas en la ciudadde Badajoz, desarrollado entre 1996 y 1997 por un equipo de las Universidades de Extremadura y Evora (formado porA.Baigorri, S.Baltazar, M.Cascais, R.Fernández y L.Gómez) y financiado por la Dirección General de Enseñanzas Universitariase Investigación de la Junta de Extremadura. Dicho estudio ha percibido la existencia de una cantidad importante de mujeresconmuters que trabajan en Badajoz pero residen en municipios portugueses de su área mesopolitana.

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un trabajo regular en el núcleo de la mesópolis. Asimismo, se registraron en las oficinas delINEM un total de 60 contratos con trabajadores portugueses. En 1995 la cifra de demandantesde empleo portugueses fue inferior a la del año anterior (314), pero sin embargo el número decontratos se dobló respecto del año anterior (112).

Hay que tener en cuenta, por otro lado, que en modo alguno se trata únicamente de contratospara realizar el tipo de trabajos característicos de los inmigrantes, esto es los que no quierenrealizar los naturales del país. Al contrario, nos encontramos ya frente a un mercado de trabajotransfronterizo en pleno auge, y que afecta a muy diversos sectores productivos y categoríasprofesionales, aunque lógicamente predominan la construcción y la agricultura. Así, entre loscontratos realizados en 1995 hallamos varios profesionales y técnicos, directivos de empresa,administrativos, vendedores, etc.222.

Asimismo, se ha hablado en otros apartados de la importancia de la Universidad en el marcode la formación de la mesópolis de Badajoz. En este sentido, la caída de la frontera ha facilitadoun goteo (muy lento) de estudiantes portugueses; en el curso 96-97 había un total de 25 alumnossiguiendo carreras en la Universidad de Extremadura, de los que 18 estaban en el Campus deBadajoz (más de la mitad en la Facultad de Medicina). A los cuales hay que añadir un total de30 alumnos inscritos en los diferentes programas de Doctorado, de los cuales 26 lo hacen en elCampus de Badajoz. Son cifras, sin duda alguna, muy pequeñas, pero que nos parecenimportantes como síntoma, sobre todo por cuanto al parecer algunos alumnos presentan comorazón fundamental el hecho de que la Universidad de Extremadura está más cerca y másfácilmente comunicada con sus domicilios que otras universidades portuguesas (Luengo, 1996).

El ingreso en Europa y el desarrollo institucional de la cooperación

transfronteriza

Este proceso ya imparable de normalización de las relaciones transfronterizas en el ámbitomesopolitano ha venido apoyado en una buena medida por la incorporación de ambos países ala Unión Europea, sobre todo debido a la aplicación de diversas directrices y programascomunitarios que han alentado la cooperación transfronteriza. Si bien hay que señalar que, conanterioridad a este ingreso efectivo, ya el Estatuto de Autonomía de Extremadura señalabaexpresamente, entre los objetivos de las instituciones extremeñas, el de “impulsar elestrechamiento de los vínculos humanos, culturales y económicos con la nación vecina dePortugal”; de resultas del cual la política de la Junta de Extremadura desde su mismo origen haorientado parte de su esfuerzo a promover esa colaboración.

Entre las primeras actuaciones de aliento comunitario que establecieron las bases para elactual proceso de cooperación/integración transfronteriza, hay que señalar el ProgramaOperativo de Desarrollo de las Regiones Transfronterizas de España y Portugal 1989-1993elaborado por los gobiernos nacionales de ambos países en el marco de los primeros borradoresde Planes de Desarrollo Regional de regiones de objetivo 1, que luego se integraría en lainiciativa INTERREG de la Comisión Europea (1990-1993). Posteriormente, los representantespolíticos de las regiones de Extremadura, Alentejo y Centro establecerían diversos protocolos decolaboración que permitió la realización de proyectos conjuntos en el ámbito de programas

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223 Un indicador, elaborado por el propio GIT de Extremadura, de la importancia que la cooperación transfronteriza haalcanzado, es el número de noticias publicadas en los medios de comunicación extremeños en relación con actividades decooperación. En 1983 eran 7 en todo el año, cifra que pasó a 353 en 1995, y se ha disparado a 1.315 en 1997.

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interregionales europeos como LEDA, RECITE, LACE, PIE, etc.Todos estos procesos se oficializan con la firma de Protocolos de Cooperación entre

Extremadura y Alentejo (1992), así como con la región Centro (1994), lo cual supone ya uncierto compromiso de actuación conjunta. Una de las instituciones fundamentales surgidas deestos protocolos ha sido el Gabinete de Iniciativas Transfronterizas (GIT), con sedes en Mérida,Évora y Coimbra, al abrigo del programa INTERREG. Es sin duda el GIT el principalresponsable de que, en los últimos años, la cooperación transfronteriza se haya intensificado yde que, de resultas de esta intensificación, Badajoz haya profundizado en su papel de mesópolistransfronteriza223. El GIT canaliza y sistematiza las diversas actuaciones de las Consejerías dela Junta de Extremadura, además de contribuir a la financiación de investigaciones de interéstransfronterizo realizadas desde la Universidad y otras instituciones y organizaciones públicasy privadas.

Hay que tener en cuenta que las actividades de cooperación transfronteriza en las queparticipa el GIT (financiadas con fondos comunitarios) cubren todas las áreas de interés, ymuchas de ellas se concretan físicamente en Badajoz y su entorno mesopolitano (Olivenza tieneun especial protagonismo en este sentido). Como señalaba el periodista Fernando León en unreciente trabajo en el diario Extremadura (20/XI/98:35), “Badajoz es cada vez más el lugar deencuentro para todo tipo de jornadas y congresos en torno a la frontera”.

Otras instituciones públicas han contribuido asimismo a ese proceso. Como la DiputaciónProvincial de Badajoz, que contribuyó con casi 800 millones el Programa Transfronterizo de1989-90, y se incorporó asimismo a la financiación del programa INTERREG a partir de 1990,del mismo modo que se ha implicado en el programa INTERREG II que finaliza en 1999. Losprogramas culturales de la Diputación han contribuido a difundir el conocimiento de los pueblossituados a ambos lados de la raya, pero sobre todo la promoción de la cooperación transfronteri-za se expresa con mayor eficiencia en la edición de la única revista bilingüe español/portuguésexistente en ambos países, y que ha alcanzado un notable prestigio en los respectivos círculosculturales: Espacio/Espaço Escrito.

Por su parte, el propio Ayuntamiento de Badajoz, sin duda el agente, aún siendo el másinteresado, que en menor medida contribuye a la potenciación de la función transfronteriza dela ciudad, también ha desarrollado una serie de actuaciones. El anterior gobierno de la ciudadinstauró una Delegación de Relaciones con Portugal (hoy transformada en ComisiónExtraordinaria de Relaciones con Portugal), que puso en marcha aulas de portugués, la ediciónde una revista bilingüe (O Pelourinho), así como la organización de numerosos eventosculturales de cooperación. Asimismo, se promovió la implantación de una Feria de Muestrashispano-portuguesa en la ciudad que, como ha quedado dicho, ha venido adquiriendo crecienteimportancia con los años. Sin embargo, no se ha ido mucho más allá desde entonces, y siemprecon altibajos.

Por otro lado, no hay que olvidar que otros ayuntamientos del área mesopolitana de Badajozdesarrollan sus propias políticas de cooperación transfronteriza cada vez más intensas.Destacando sobre todo Olivenza y Alburquerque.

¿Cooperación o penetración? La percepción desde Portugal de la función

de Badajoz como mesópolis transfronteriza

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Esta creciente colaboración transfronteriza, y sobre todo la progresiva conversión de Badajozen la mesópolis que articula una vasta zona que supera las fronteras nacionales, viene siendopercibida también desde el país vecino. Especialmente a partir de los trabajos sobre laurbanización regional y las ciudades medias que se vienen realizando en la Universidad de Évora,en el Alentejo.

“Badajoz siempre in cremen tó su voca ción exp ansionista y se afirma cada vez más como

mesóp olis transfronteriza; y su área de influencia atrae a la que podría ser el área de in fluencia

de Elvas. A través de un comercio que se estructuró a lo largo de los años en torno a un eje

portugués, la ciudad vió reforzar su supremacía en un área que integró un mosaico de

localidades cada vez más amplio.

La metropolización se refleja en una forma geográfica que expresa las estrategias

espaciales de los actores (empresas, instituciones, individuos), tendiendo al dominio de las

sucesivas escalas de actividad es y funciones. (...) Badajoz, en cuanto que mesópolis, puede

caracterizarse como una metrópo lis tendenc ial. Con un reducido papel d e metróp olis, articula

de forma efi ciente las escalas local y regional; integra un conjunto de localidades que

constituyen un mesosistema, en el que el número de agentes activos es cada vez mayor (...) Las

infraestructuras a cualquier nivel, particularmente las de transportes, con la garantía de mejores

accesibilidades; las oportunidades reales o virtuales de trabajo, promueven la concentración

urbana e incrementan una movilidad creciente de las poblaciones periféricas en dirección a

Badajoz, cuya área de influencia se acrecienta continuamente” (Cascais, 1996)En este sentido, los intentos de ordenación territorial realizados sobre el Alentejo, en el

marco de análisis nacionales portugueses, vienen a poner de manifiesto en ocasiones, aunquenunca explícitamente, que Badajoz es justamente la ciudad que le falta a la región para serarticulada espacialmente, y que Évora defícilmente puede llegar a ser por su pequeño tamaño(50.000 habitantes). Concretamente, el Programa Operativo del Alentejo, realizado por encargode la Unión Europea, reconoce que

“No se verifica la existencia de una red equilibrada de centros urbanos de dimensión

media , capaz de constitu ir una estru ctura qu e permita un corre cto orden amiento global d e la

región” (CCRA, 1994:10)

Mucho más lejos había llegado la Comisión de Planeamiento de la Región Sur de Portugal(que incluía también el Algarbe) en 1972, en el marco de los trabajos preparatorios del IV Plande Fomento. En el análisis y diagnóstico que se realiza en dichos trabajos, se propone unesquema en el que ya se atribuye a Badajoz, implícitamente, un papel de metrópolis transfronteri-za (CPRS, 1972), con más agudeza que la mostraban los planificadores españoles del Desarrolloen esa misma época según hemos visto.

Efectivamente, como ha apuntado Saudade Baltazar:“La ciudad de Badajoz, siendo la mayo r de la región y por la posición estratégica que

ocupa en el eje Lisboa-Estremoz-Elvas-Badajoz-Mérida-Madrid, detenta una posición

privilegiada frente a los otros centros poblacionales de diminuta dimensión, al constituirse como

verdadero polo de atracción para los habitantes de los pequeñ os aglom erados ta nto españoles

como po rtugueses.

En el lado portugu és esta área d e influencia se extiende mucho más allá de los concejos

limítrofes (Elvas y Campo Maior), terminando incluso por ‘cautivar’ al alenteja no en g eneral.

Obviam ente esta influencia dism inuye a medida que la distancia física aumenta respecto de

Badajoz” (Baltazar, 1996)

Sin embargo, el papel hegemónico que viene atribuyéndose fácticamente a Badajoz preocupaen general al otro lado de la frontera, donde es a menudo percibido como una ‘invasión’ que, deentrada, terminaría definitivamente con las esperanzas de que Évora, capital del Alentejo, seconvirtiese en una ciudad media de entidad suficiente como para ser considerada ciudadintermediaria. La presión, desde Occidente, de Lisboa y su fuerte crecimiento metropolitano, ydesde Oriente desde Badajoz, parece según algunos análisis que estaría contribuyendo a una

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224 Olivenza se ha convertido no sólo en uno de los atractivos turísticos esenciales para la propia ciudad de Badajoz, sino queviene funcionando desde hace años como centro subsidiario de congresos, no sólo de ámbito regional sino también internacional,beneficiándose de su posición geográfica en el anillo mesopolitano. La reciente creación de una Escuela Regional de Teatro enesta localidad -decisión que a posteriori puede interpretarse como una estrategia para situarla ‘en Badajoz’ evitando a la vezconflictos con las otras dos capitales regionales- consolida esta función. Es por otra parte esta posición mesopolitana de Olivenza(que fue entrevista en términos algo megalómanos, casi como ciudad dormitorio de Badajoz, por el Plan General elaborado aprincipios de los ‘70) la que ha facilitado sin duda la construcción del nuevo puente internacional en Ajuda.

225 Declaraciones en el diario Expresso, 30/XI/1996, citado en (Cascais, 1996). Personalmente, el propio Cavaco Silva nosexpresaba recientemente, en el curso de una comida en el marco de un encuentro sobre regiones ibéricas transfronterizas, dichotemor.

226 Actitud harto ridícula si tenemos en cuenta la posición de Badajoz en el ranking de ciudades españolas, pero quesistemáticamente caracteriza a las clases altas de los espacios menos desarrollados.

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cierta ruptura del Alentejo como región económica unitaria, como espacio-región en suma. Dehecho, muchos de estos análisis deben interpretarse desde la clave de la competencia entreciudades, como se pone de manifiesto más o menos explícitamente en algunos trabajos:

“Si Évora no invierte su posición estratégica, podría ser ‘engullida’ por el Área

Metropolitana de Lisboa y po r Badajoz, lo que sign ifica que n o obten dría ning una ven taja de su

localización geográfica. (...lo que provocará...) una desenfrenada invasión de pro ductos y mano

de obra eu ropeos, y en particular la tentativa de invasión por parte de ‘nuestros hermanos’”

(Nazário, 1997:359)

En términos menos apasionados, la profesora Cascais advierte de la formación de un tipode relaciones asimétricas:

“Podemos ver crecer los elementos que vuelven el sistema asimétrico, y las relaciones

aparen temente más complejas son cada vez más de dependencia respecto a la capital del

sistema” (Cascais, 1996)

Estas actitudes, generalizadas entre las clases medias y los profesionales y técnicos de laregión, podría explicar, entre otros hechos, el implícito desinterés de la ciudad gemela asimétrica,Elvas, respecto a cualquier tipo de planeamiento infraestructural o territorial unitario, que pudierasuponer cualquier especie de aceptación de un papel subordinado de esta ciudad respecto deBadajoz. Un papel que puede ser plenamente aceptado -e incluso a veces promovido- enOlivenza, dentro del área mesopolitana española, en la medida en que se entiende que ello puedepotenciar a la propia ciudad224-, pero que es mucho más difícil de aceptar en una ciudad que nosólo pertenece a otro país, sino que además durante casi cinco siglos ha sido uno de los bastionesdefensivos más importantes frente al expansionismo español.

Este conjunto de fenómenos constituye, sin duda, uno de los principales desafíos para queel espacio transfronterizo pueda optimizar todo su potencial de desarrollo en el futuro. Noolvidemos que el ‘miedo a la invasión española’ ha sido y es ampliamente explotado conintenciones políticas en Portugal. El ex-primer ministro Cavaco Silva argumentaba, en sucampaña contra los proyectos de regionalización política de Portugal, que la regionalizaciónconduciría al Alentejo a convertirse más en una prolongación de Extremadura y Andalucía queen una región portuguesa225.

Perspectivas futuras. Potencialidades, desafíos y limitaciones

Los desafíos y limitaciones existen también, sin embargo, en el lado español del áreamesopolitana. Efectivamente, un cierto complejo de superioridad respecto al Alentejo hacaracterizado tradicionalmente a las clases medias, y sobre todo a las clases altas, en Badajoz226.

Lo que se ha plasmado, durante la etapa de gobiernos socialistas en la ciudad, en una ciertaposición paternalista no siempre aceptada desde el otro lado de ‘la raya’, y que por otra parte,

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227 El ejemplo más paradigmático de esta actitud lo constituye sin duda el tratamiento del antiguo complejo fronterizo. Sureconversión en espacios funcionales debería haber partido de una consideración conjunta de sus potencialidades en términosmesopolitanos transfronterizos. Así, se plantea por ejemplo un nuevo ferial para la ciudad, sin mayor virtualidad que en cualquierotra localización periurbana, mientras se obvia la posibilidad de una auténtico recinto ferial de exposiciones transfronterizo, quepodría haber sido financiado por la UE. Al contrario, Badajoz reflexiona sobre la ampliación o reubicación de IFEBA, mientrasElvas desarrollo su propio seudorecinto de exposiciones.

228 La campaña realizada en 1998 para convertir Badajoz en ‘ciudad dormitorio de Lisboa’ (según palabras textuales del alcalde)durante la Exposición Universal, pone claramente de manifiesto esta actitud.

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ha conducido a pocas actuaciones de las que Badajoz puede beneficiarse; mientras que, desde laentrada de la derecha en el gobierno municipal, la actitud dominante ha sido la que ya denunciaraMartin Lobo hace tres décadas: un discurso en el que menudean los tópicos transfronterizos sobrehermanamientos y consanguineidades, pero ello junto a un desprecio sistemático de los agentesdel otro lado de la frontera227. Se puede llegar a percibir las posibilidades de ‘penetración’ de losintereses económicos de la ciudad al otro lado de la frontera228, pero no se alcanza a ver, por partede los dirigentes locales, la auténtica virtualidad de su carácter metropolitano, lo que implicaríaun conjunto de políticas de mucho más hondo calado.

En (Baigorri, 1997) hemos señalado cómo Extremadura y Alentejo están en el camino deresolver la dicotomía rural/urbana, al empezar a posibilitarse la permanencia de la población ensus lugares de origen, pero ahora deben responder al desafío de la urbanización. Tanto en elsentido de completar la urbanización cultural de toda la población, rural y urbana, como sobretodo en el sentido de consolidar una red urbana que permita economías de escala para eldesarrollo social, económico y cultural. Sólo la existencia de ciudades importantes posibilita laexistencia de espacios virtuales en los que hallamos el fomento de la libertad de creación einnovación cultural, social y económica. Y, en este sentido, la mesópolis transfronteriza deBadajoz puede cumplir un papel fundamental para ambas regiones -en otro apartado señalaremoslas necesidades de intervención que se derivan de la nueva posición geoestratégica de la ciudaden el contexto ibérico y europeo-.

Sin embargo, ello exige para alcanzar el éxito tanto un cambio de actitudes recíprocas entrelos agentes de ambos lados de ‘la raya’ (esto es, superar la desconfianza en el lado portugués,y la prepotencia paternalista en el lado español), pero sobre todo un conjunto de actuacionesestratégicas en la ciudad que desempeña la función metropolitana. En (Baigorri, 1997e y 1997f)avanzaba algunos de estos presupuestos.

En primer lugar, y aunque conscientemente he intentado no adentrarme a lo largo del trabajoen aspectos estrictamente urbanísticos de la ciudad, debemos hacer referencia siquiera a laimagen territorial de la mesópolis. Una imagen que es, fundamentalmente, virtual.

En el esquema siguiente se ha construido, a partir de las redes incompletas, pero tendencialeso virtuales, existentes, la red de relaciones -es decir, de comunicaciones- que articula el espaciomesopolitano. La imagen muestra cómo sobrela conformación espontaneista y aparentementecaótica del territorio es posible construir una imagen de orden -esto es, un plan-, que sinembargo, dada su escala -y esta es sin duda la primera consideración esencial- no puede serdiseñado únicamente desde Badajoz, y afectando -e interesando- sólo a Badajoz. Lógicamentees una propuesta, hoy por hoy, condenada al rechazo, por cuanto ya se ha perpetrado una revisiónsui generis del planeamiento urbanístico vigente en la ciudad, y ni la revisión, ni el propio PGOUvigente, tienen una idea territorial de carácter global sobre la ciudad, y mucho menos sobre sufunción mesopolitana.

En este sentido, y en el ámbito del planeamiento urbanístico, cuanto estamos diciendosignifica que el PGOU de Badajoz no debería ya plantearse en modo alguno de forma aislada,sino que debería partirse de un Plan Director Territorial Mesopolitano que afectaría a ambos

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lados de la frontera, y que debería tener en cuenta a los municipios extremeños y alentejanoscolindantes de Badajoz y Elvas. Es decir, el planeamiento urbanístico y territorial de Badajozdebe ser pactado con el conjunto mesopolitano, buscando explícitamente la optimización de lasinfraestructuras y equipamientos de los que debe dotarse la ciudad, y que van a ser (son ya dehecho) utilizados con la misma facilidad por el conjunto mesopolitano.

GRAFICO 28

En este sentido, el modelo territorial de redes mesopolitanas que aquí se expresa plantea lanecesidad de optimizar las redes hoy existentes, que de forma orgánica expresan con ciertaaproximación la mesópolis virtual. En este sentido, es sobretodo necesario completar losfragmentos inconclusos (o rotos tiempo atrás, como ocurría con el puente de Ajuda) de esa trama,para facilitar las comunicaciones intramesopolitanas y facilitar así las sinergias tanto potencialescomo reales.

Muy estrechamente vinculado al planeamiento está el hecho de que Badajoz, comomesópolis, debe prepararse para soportar, en los próximos años, no sólo un fuerte crecimientodemográfico (con el profesor Fernández Díaz hemos estimado que antes de quince años lapoblación de Badajoz se habrá incrementado en una cifra que oscilará entre los 50.000 y los70.000 nuevos habitantes), sino también un incremento de las migraciones procedentes dePortugal (como hemos visto, en los últimos años se están instalando una media de 170portugueses anuales, población joven con tasas de natalidad mayor que las españolas, en sumacon un crecimiento exponencial, y son muchos y muchas más los que ya acuden a diario atrabajar a Badajoz).

Por lo cual la ciudad debe prepararse para la multiculturalidad: Badajoz -y no sólo sucomercio- debe aprender a convivir de verdad con un pueblo que es vecino, primo incluso si sequiere, pero en primer lugar diferente. El hecho de la multiculturalidad debe llevar a los agentes

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229 Aunque existen diversos convenios de la Universidad de Extremadura con la Universidad de Evora, así como algunosproyectos de investigación conjuntos, no hay una voluntad explícita de optimizar los recursos. Así, hemos visto el escaso númerode alumnos portugueses matriculados en la Uex, pero es que no hay ningún alumno español en la Universidad de Evora. Losplanes de estudios de la Uex ignoran sistemáticamente, por otra parte, la función transfronteriza de la Universidad, con ejemplosclaros como la no consideración del portugués como asignatura siquiera optativa en las nuevas titulaciones implantadas en elCampus de Badajoz, lo que facilitaría además la comunicación y proyección de los futuros egresados con Portugal.

230 Se ha planteado la posibilidad de constitución de un Instituto de Estudios Fronterizos, aunque la propuesta ha recibidoúnicamente palabras de aliento de las instituciones, pero no apoyos explícitos. Sin embargo, estamos pensando en institucionesmás ejecutivas, como una Comisión Transfronteriza de Desarrollo Urbano y Regional, de carácter técnico y formada por lasadministraciones locales, provinciales/departamentales y regionales de ambos lados de la frontera.

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sociales implicados en la gestión de la ciudad a “organizar la heterogeneidad, es decir,organizar, defender y fomentar la comunicación entre gente diferente” (Touraine, 1998).

Uno de las variables que deberíamos considerar en este proceso es el del avance delbilingüismo, siquiera funcional. Precisamente uno de los indicadores más obvios tanto del cierrecultural de la frontera, durante muchas décadas, como de la posición acomplejada de la burguesíalocal, es el desconocimiento del idioma portugués en Badajoz, incluso en los sectores que duranteaños han sobrevivido gracias al comercio con Portugal. La supuesta facilidad de los portuguesespara los idiomas, y por tanto, para comprender el español, ha constituido una excusa absurda quesólo lentamente empieza a dejar de ser operativa.

Desde finales de los años ‘80, sin embargo, en consonancia con los procesos de interacciónpolítico-administrativa, esta situación empezó a cambiar levemente. Pero en los últimos años elconocimiento serio del portugués por parte de sectores claves de la ciudad ha empezado a servisto por las fuerzas vivas como ineludible. En suma, se observa un creciente interés en la ciudadpor el aprendizaje de este idioma. Al desarrollo de un número relativamente numeroso de cursosde portugués organizados por la Universidad Popular de Badajoz, y por las organizacionesempresariales debemos unir la creciente demanda de este idioma, casi hasta bloquear lacapacidad docente, de la Escuela Oficial de Idiomas (donde sólo el número de profesores esinsuficiente). El gráfico siguiente muestra la evolución entre 1988 y 1998: en diez años se hapasado de 147 a 226 matriculados, aunque no hay que olvidar que, según la impresión detectadaentre expertos locales, el fuerte crecimiento que se ha producido en los últimos cursos ha estadoestrechamente relacionado con la construcción en la ciudad de un centro comercial de El CorteInglés, en el que era sabido se primaría el conocimiento del portugués. Lo cual no viene sino areconocer la utilidad funcional del bilingüismo en la ciudad.

Por otro lado, la consolidación de Badajoz como mesópolis postindustrial, orientada a laprestación de servicios del cuaternario (basados en la información) hace ineludible el diseño deuna estrategia propia en un aspecto tan fundamental como es la Universidad. La cual, además dea las necesidades regionales, debe responder a las necesidades de esta mesópolis que articula amás de un cuarto de millón de habitantes, y que alcanzará antes de quince años más de mediomillón de habitantes dentro de un círculo de 100 kms. Y, en este sentido, y a pesar del esfuerzode algunos académicos en esa dirección, no se percibe una voluntad clara de orientación de laUniversidad hacia el lado portugués de la mesópolis229.

La proyección institucional hacia el área mesopolitana transfronteriza debería conducir, másallá de la proyección cultural y comercial, hoy apropiadamente gestionadas, a la creación deinstituciones administrativas transnacionales adecuadas a las particularidades de este territorio.

Este debe tener lugar definiendo además estrategias comunes con las ciudades alentejanasdel hinterland pacense -especialmente con Elvas y Évora-. La desamortización funcional de lasinstalaciones de la antigua frontera constituye una ocasión de oro para establecer en ellasinstituciones relacionadas con estas cuestiones230.

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Desde un punto de vista de las políticas mesopolitanas, las tendencias que venimosapuntando deberían llevar también a las instituciones a reflexionar sobre la posibilidad desegregar todos los poblados de colonización del municipio de Badajoz, pero sobre todo areflexionar sobre el papel que éstos deben y pueden jugar. No debemos olvidar que laconsecución de autonomía financiera les otorgaría mayor capacidad para su desarrolloeconómico, siendo beneficiario indirecto del mismo el conjunto mesopolitano y por tanto lacapital. La situación actual probablemente esté perjudicando fiscalmente tanto a Badajoz comoa los habitantes de los poblados, en beneficio de otras ciudades de la región que no sufren esadispersión geográfica de su población.

Por otra parte, dicha descentralización administrativa aportaría mayor sentido a la creaciónde algún tipo de organización institucional mesopolitana, siempre de carácter transfronterizo, queatendiese al diseño de políticas territoriales de interés común, diseño e implantación deinfraestructuras y equipamientos de interés mesopolitano, etc. Todo ello orientado a alejarcualquier interpretación de planeamiento transfronterizo impuesto.

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231 Una versión de este apartado ha sido publicada como un capítulo del Atlas visual de Extremadura y Alentejo, Ed.Extremadura, Cáceres, 1997

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13.La red urbana de Extremadura y Alentejo y el papel de la mesópolis pacense231

Desde la Geografía y la Sociología Urbanas se utiliza habitualmente el concepto de sistemade ciudades para referirse a la organización e interacción, en el espacio de un territoriodeterminado, del conjunto de ciudades que lo vertebran. Sin embargo, un sistema es un conjuntode cosas interrelacionadas entre sí, en el que cualquier cambio en una de ellas determina cambiosen todas las demás. Desde esta perspectiva, difícilmente en nuestro caso podemos, en puridad,utilizar tal concepto, que por otro lado hemos discutido ya ampliamente en otros capítulos. Noshallamos, en este caso, más bien frente a un conjunto de ciudades con desiguales áreas deinfluencia, que se superponen a menudo con las áreas de influencia de otras ciudades -inclusode fuera de la región, como ocurre en el Norte de la región con Béjar, o en el Sur con Sevilla- yque en modo alguno están organizadas en un sistema.

No obstante, el territorio nos muestra algunas regularidades, y sobre todo algunas tendenciasespaciales, que pueden ayudarnos a entender cómo se organizan estas regiones, y sobre todocómo podrían organizarse en el futuro, en el marco de una profundización de las relacionestransfronterizas. Pero para ello debemos hablar más bien de redes, mallas y corredores, comoconceptos mucho más apropiados que los de sistema o jerarquía.

En este sentido, a niveles intraregionales sí que se generan ciertas estructuras, o redesurbanas, que incluyen en algunos casos corredores más o menos consolidados. En el caso deExtremadura, el corredor del Guadiana, o los corredores Norte y Sur de la Ruta de la Plata, oel corredor del Norte (Navalmoral-Plasencia-Coria) son bastante claros, mientras que en el casodel Alentejo se presentan de forma mucho menos definida; pues el más importante corredorfunciona de paso por la región, aunque estructura ciertamente el territorio entre Elvas y VendasNovas, camino de Lisboa. Siendo muy difícil de percibir como realmente funcional tanto elcorredor ideal Portalegre-Estremoz-Évora-Beja, como el corredor repetidamente planeado Sines-Beja-Moura. Tomando ambas regiones en conjunto, aparece cada vez más nítida la conformaciónde un corredor, generado tanto por necesidades de comunicación supraregional (Madrid-Lisboa),como por factores endógenos, entre el área agropolitana de Don Benito-Villanueva y Lisboa;aunque el nivel de interacción urbana en el interior del corredor es muy desigual, ya hemosestudiado cómo su conformación viene siendo progresiva.

Las diferencias entre ambas regiones son lógicas, y derivadas en buena parte de su desigualpeso demográfico y económico. El Alentejo, con apenas medio millón de habitantes, tiene unadensidad media de 20 hbs/km2. Mientras que Extremadura, aún teniendo también una de lasdensidades más bajas de Europa, 26 hbs/km2, sobrepasa el millón de habitantes. Por otra parte,en Extremadura se han desarrollado en las pasadas décadas poderosas infraestructuras de regadíoque han posibilitado el desarrollo de algunos corredores y la consolidación y crecimiento deciudades que han actuado como centros de servicios articuladores de las vegas regables; mientras

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232 La construcción de la presa de Alqueva, por fin ya iniciada en 1997, y sobre todo la transformación en regadío subsiguiente,en el sur de Alentejo, es un factor a tener en cuenta a largo plazo, por cuanto influirá en la promoción de nuevos corredores decomunicación económica, potenciando algunas pequeñas ciudades del Sur; y ello sin olvidar los efectos que pueden derivarsede la extensión del embalse casi hasta las inmediaciones de Badajoz (permitiendo, por ejemplo, la ampliación y mejora de losregadíos de Olivenza y su zona de influencia).

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que los grandes regadíos de Alqueva, que hubiesen podido cumplir idéntica función en Alentejo,llevan más de veinte años de retraso232. En consecuencia, la principal ciudad alentejana, Évora,alcanzaba en su último censo 53.000 habitantes. Mientras que la principal ciudad extremeña,Badajoz, supera ya los 130.000 habitantes, y la región cuenta con otras dos ciudades (Cáceres yMérida), además de la conurbación Don Benito-Villanueva de la Serena, que superan los 50.000habitantes.

El propio hecho de hablar de ciudades, para estas dos regiones, ha planteado en algunasépocas ciertas dudas. Si en el siglo XVI no cabía duda alguna del carácter urbano de las que hoyson las principales ciudades de este territorio (es en ese siglo cuando se funda la Universidad deÉvora), a partir del siglo XIX no pocos viajeros han dudado sobre si hablar de ciudades o degrandes pueblos polvorientos.

Hoy, cuando culturalmente la inmensa mayoría de la población extremeña, y una parteimportante de la alentejana, está urbanizada, en términos físicos es asimismo innegable que lasprincipales ciudades lo son efectivamente (en mayor medida, por su mayor tamaño, enExtremadura). Bien que pertenecientes a categorías muy bajas, en cuanto al tamaño, perocumpliendo idénticas funciones que otras grandes ciudades; incluso hallando procesos ymecanismos de carácter metropolitano, aunque en algunos casos preferimos hablar de agrópolis(como ocurre en la conurbación rurbana de Don Benito-Villanueva-Miajadas).

Naturalmente, al hablar de ciudades nos estamos refiriendo a municipios, ya que lascaracterísticas espaciales y los procesos históricos de ambas regiones han favorecido la existenciade diversos núcleos urbanos en muchos municipios, así como la extensión (cada vez más endeclive), del poblamiento disperso (en Extremadura rejuvenecido en parte, como consecuenciade las urbanizaciones ilegales, en los últimos años). Sin embargo, no cabe duda de que, si bienespacialmente dispersos, el conjunto de los núcleos de los municipios multinucleares actúanfuncionalmente como si se tratase de un sólo núcleo, teniendo los núcleos menores (fundamental-mente poblados de colonización en Extremadura, freguesías en Alentejo) la misma significaciónfuncional y urbanística que los barrios en las grandes urbes.

La Tabla 21 recoge la población de los municipios de más de 20.000 habitantes de ambasregiones. En el mismo hemos incluído -ya sumadas- tanto las conurbaciones formadas por DonBenito y Villanueva como la que forman Santiago de Cacém y Sines.

PRINCIPALES CIUDADES DE EXTREMADURA Y ALENTEJO

Ciudad/Conurbación Región Población 1991

Badajoz Ex 130247

Cáceres Ex 84319

Évora Al 53754

Mérida Ex 51135

Don Benito/Villanueva de la Serena Ex 51129

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233 Entre los efectos derivados de ese tipo de producción de ciudad debemos citar, como más paradigmático, la tragedia urbanaproducida por la ya famosa riada de Badajoz de noviembre de 1997, que costó la vida en la ciudad a casi veinte personas y haprovocado la necesidad de realojar a casi 1.000 familias.

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Santiago de Cacém/Sines Al 43822

Plasencia Ex 36826

Beja Al 35827

Odemira Al 26418

Portalegre Al 26111

Elvas Al 24471

Almendralejo Ex 24120

En ambas regiones se producen una serie de coincidencias. La fundamental, coincidente conlas tendencias continentales, es la progresiva concentración de la población en las principalesciudades, previo paso en ocasiones por las ciudades más pequeñas, lo que agudiza eldespoblamiento de los núcleos más pequeños. En Extremadura la población concentrada enmunicipios de más de 20.000 habitantes alcanzaba a un 25,7% en el Censo de 1970; diez añosdespués se elevaba a casi el 32%, y según el último Censo de 1991 alcanza casi el 36%, siendoprevisible que en año 2001 supere el 40%. En Alentejo la concentración en estos municipiosmayores alcanzaba casi idéntica proporción en 1991 (un 36,5%). Aunque, en el caso deExtremadura, este hecho parece no amenazar por ahora la supervivencia de los municipiosmenores, ni siquiera de los núcleos, en Alentejo sí se observa cierta tendencia a la desapariciónde algunas de sus núcleos más pequeños, debido al elevado número de freguesías exisentes ensu territorio.

Otra de las consecuencias coincidentes es el tipo de crecimiento, de carácter compulsivo ydesordenado, de las principales ciudades, observándose en todas ellas tanto fenómenos deespeculación del suelo, como de fragmentación y segregación social, al no poder hacer frente deforma planificada (en unos casos por falta, y en otros por exceso de planificación) a la afluenciamasiva y continuada de población procedente de los núcleos menores. En Alentejo se ha hablado,al analizar las ciudades, de crecimiento sin objetivo.

"Las ciudades asisten a su propio crecimiento y no pueden hacer nada; cada nuevo

elemen to acontece como si nada hubiese, como si cada ciudad fuese a nacer en ese mom ento. Y

está desarticulada la periferia de las ciudad es, fruto de una 'clandestinidad antigua' que se ve

sustituíd a por u na 'pla nificac ión a e mpell ones'" (Cascais, 19 93).

Y respecto a Extremadura también hemos señalado en su día la 'improvisación calculada'como modelo de crecimiento urbana, la construcción en aluvión233, la congestión y laespeculación como bandera, pues

"ha sido en el solar urbano, en la ciudad, donde se han concitado casi todas las expectativasempresariales" (Rodriguez Cancho,Baigorri, 1994).

Sin embargo, se perciben algunas diferencias sustanciales. Pues, al menos hasta la fecha, enla mayoría de las ciudades de Alentejo, siguiendo en parte el ejemplo de Évora, han sabidoconservar vivo y habitado el casco antiguo. Yendo aún más allá, Évora se ha integrado en unared europea de ciudades medias y ha liderado la realización de planes estratégicos de desarrollopara este tipo de ciudades.

Por el contrario, el proceso en las principales ciudades ciudades extremeñas se ha orientado

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hacia el vaciado de los centros históricos, tras la ya irreversible ruptura de las murallas, y suconsiguiente degradación (salvo en Mérida, donde la omnipresencia de la administración regionalen el centro ha evitado su degradación, aunque plantea otro tipo de problemas urbanísticos). Yno es previsible que actuaciones aisladas, como el Plan Urban en Badajoz (financiado con fondoscomunitarios), modifiquen esta tendencia, ya que se centran en áreas demasiado pequeñas ydelimitadas y no se integran en un proyecto global de ciudad, por lo que bien pudieranconvertirse en meros reactivadores de la especulación. El dinero, sin imaginación, casi nuncaresuelve otra cosa que la economía de los intermediarios.

La red urbana de Extremadura

Uno de los primeros intentos de definir un sistema urbano extremeño se recogía en elReconocimiento Territorial de Extremadura, realizado en 1980 por INTECSA para el Ministeriode Obras Públicas y Urbanismo (MOPU). Dicho estudio planteaba la existencia de nueve lugarescentrales (Plasencia, Navalmoral, Cáceres, Trujillo, Badajoz, Mérida, Don Benito-Villanueva,Almendralejo y Zafra), y otros núcleos principales y secundarios, que polarizarían al resto delterritorio. Sin embargo, la inexistencia de una adecuada red orgánica de comunicaciones, losprofundos déficits infraestructurales y equipamentales de todo tipo, y sobre todo el atrasoeconómico general de la región, han impedido en el fondo la consolidación de ninguno de lossistemas entrevistos a nivel teórico como óptimos. Ha sido siempre obvio que había unasciudades más importantes que otras, las cuales además eran retroalimentadas por los sucesivosprocesos descentralizadores de la administración, generalmente apoyados en las cabeceras de lospartidos judiciales; pero el manejo de las variables normalmente utilizadas no decía mucho más.

Hay que prestar atención, para entender realmente la red urbana extremeña, a unainfraestructura que ha resultado fundamental para el desarrollo de Extremadura: los regadíos.Hemos visto en capítulos precedentes cómo al madurar han complejizado la economía regionaly han generado una serie de flujos e interacciones territoriales nuevas, que se superponen (y enbuena medida anulan) a las redes y corredores históricos. En el Estudio Territorial deExtremadura I, realizado en 1991, utilizábamos el concepto de corredor como

"una unidad estrecham ente interrela cionad a, que cuenta con una o más concentraciones

urbanas de impo rtancia diversa que centralizan las actividades económicas de la zona, y capaz

de retroalimentarse a sí m ismo. A su vez el con junto territorial del corredor co nstituye una

centralidad que coh esiona co n desigu al fuerza un entorno territorial próximo, situado

claramente fuera de la zona, y en relación de dependencia" (Baigorr i, 1992:6 7).

En estos corredores se agrupa más de dos tercios de la población regional, y dentro de losmismos se sitúan las principales ciudades de la región. Otros trabajos han comprobado laexistencia de dichos ejes desde otras perspectivas, como la localización industrial (Cortés,1996:555ss.), o al menos han incorporado la consideración del regadío como elementovertebrador del sistema urbano (Sánchez Zabala, 1992).

Junto al regadío hay que considerar dos elementos nuevos: en primer lugar el proceso deregionalización, que ha convertido a una de las ciudades extremeñas, no la mayor ni la másimportante económicamente, en la capital política y administrativa regional. Este hecho, aunqueno ha alterado sustancialmente la estructura de los corredores conformados en los últimos añospor el regadío, ha influído notablemente en la recuperación del eje (cada vez más cuarteado)Norte-Sur denominado Ruta de la Plata, a lo largo del cual se ubican algunas de las másimportantes ciudades extremeñas del pasado. En fin, la construcción de la Autovía deExtremadura debe verse también como un nuevo elemento que, a la vez que consolida y aumenta

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la importancia del corredor del Guadiana, va a ayudar a recuperar la importancia de ciudadesexcéntricas como Navalmoral (ya beneficiada por los regadíos del Tiétar y los seudoregadíos deValdecañas) o Trujillo. Del mismo modo que la ¿próxima? construcción de la Autovía de la Platapuede suponer una consolidación económica de este eje hoy cuarteado.

La red urbana en el Alentejo

La Comisión de Coordinación de la Región del Alentejo (CCRA, 1994), en su programaoperativo de desarrollo (POR), avanzó hace muy pocos años una propuesta de red urbana que serecoge en el mapa (Ilustración 37), en la que se consideran cuatro niveles de importancia, o decentralidad (en Extremadura, la obsesión y el tiempo perdido con una comarcalización infaustaha impedido una definición equivalente, es decir asumida como instrumentación del desarrollopor la administración regional). Tan sólo Évora se ubicaría en el nivel 4, como capital regional,y Portalegre, Beja y Sines en el nivel 3. En el nivel 2 aparecen unos centros concentrados enCastro Verde, Montemor, Moura, Estremoz y Elvas, y otros centros difusos como Alcácer do Sal,Grándola y Odemira. Siguiendo luego hasta 35 asentamientos de nivel 1.

Por su parte, la profesora Cascais ha elaborado una jerarquía de ciudades para el Alentejo,atendiendo a una serie de variables como la dimensión, el ratio rural/urbano, la densidad y laconcentración urbana, la atracción o las centralidades, que nos permite observar la importanciareal que tienen las 14 ciudades consideradas en dicha clasificación, en la que por ejemplo Elvaso Ponte Sôr aparecen, entre otras, con una importancia real sensiblemente superior a las que lesotorga la red urbana propuesta por la CCRA, mientras que por ejemplo Grândola aparece con unaimportancia real notablemente inferior a la que le asigna la CCRA. El orden de importancia delas ciudades del Alentejo, según la profesora Cascais, sería el siguiente: Évora, Beja, Portalegre,Elvas, Ponte Sôr, Estremoz, Sines, Moura, Montemor, Vendas Novas, Alcácer, Castro Verde,Borba y Grándola (Cascais, 1993). En cualquier caso, en Alentejo existe un reconocimiento deque

"no se verifica la existencia de una red equilibrada de centros urbanos de dimensión

media, capaz d e constituir u na estruc tura que permita u n correcto ordena miento global de la

región" (CCRA , 1994: 1 0).

¿Hacia una red urbana extremeño-alentejana?

La consecuencia lógica de cualquier análisis transfronterizo, como es el que nos ocupa, esproyectar las potencialidades de interrelación entre Extremadura y el Alentejo. Debemos portanto intentar ojear el horizonte del futuro a medio plazo para ver si virtualmente es factiblellegar a hablar en un futuro de un sistema de ciudades extremeño-alentejano, pivotando ademásen buena medida sobre la mesópolis pacense. Teniendo en cuenta, como haremos a continuación,también el marco global de las redes y corredores urbanos portugués, español y europeo, asícomo las posibilidades de interacción de las ciudades a ambos lados de la raya.

Podemos lanzar una hipótesis de futuro sobre la red urbana de ambas regiones, que se recogeen el siguiente esquema. Es, ciertamente, un modelo que creemos recoge las tendencias, tantoeconómicas como políticas (es decir, tanto la realidad como la voluntad de los actores) que seobservan, pero que obviamente es a la vez -casi más- una propuesta de acción, esto es unaelección de lo que estimamos como más apropiado para una adecuada integración, en el nuevomarco comunitario, de Extremadura y el Alentejo, a través de su red de ciudades.

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GRAFICO 29

Una propuesta creemos que viable, por cuanto además, frente a otros espacios deconcentración urbana, presenta valores esenciales en la nueva Sociedad de la Información: unaeconomía compleja, donde todos los sectores -incluído el sector primario, con una potenteagroindustria- están presentes y contribuyen al crecimiento económico de la zona; uno de losentornos medioambientales de mayor calidad que pueden encontrarse en Europa; un patrimoniohistórico-artístico de los más importantes del mundo; una actividad cultural creciente que cadavez en mayor medida incrementa su participación en el PIB regional (Baigorri, 1998); unacreciente capacidad científica y también tecnológica. En suma, un ecosistema urbano plenamenteadaptable al concepto de sostenibilidad.

Naturalmente, para que sacar partido de estas virtualidades las ciudades que se observancomo estructurantes de la futura red urbana de Extremadura y el Alentejo deben tomar concienciade su importancia real, de su papel como motores del desarrollo regional, arrostrando el desafíode definir modelos de ciudad capaces de insertarse en la nueva sociedad global. Ello implica,entre otras cosas, el diseño de un planeamiento urbanístico que, siguiendo el modelo de Évora,vaya más allá de la mera regulación de la edificación.

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234 Es indiferente ésta u otra denominación (como Don Benito de la Serena) para la conurbación funcional de Don Benito yVillanueva de la Serena.

235 No olvidemos que en Jerez de los Caballeros se localiza una de las más importantes acerías españolas, uno de los principalescentros europeos de fabricación y distribución de productos por catálogo, un importante centro productor de conservas cárnicas,y a corto plazo una cementera.

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En este marco que se propone, el eje Villa-Benito234-Lisboa, articulado por la mesópolis deBadajoz como espacio central, puede y debe constituir el motor territorial del desarrolloeconómico y de la urbanización de ambas regiones, e incluso de parte de la región Centro enPortugal. El papel de Évora, en cierto modo excéntrico al corredor, como ocurre con Cáceres(con la que comparte más similitudes que con Badajoz), debe ser, como el de la segunda ciudadextremeña, el de foco cultural y centro turístico basado en el patrimonio histórico-artístico, y eneste sentido plenamente complementario de la mesópolis transfronteriza de Badajoz-Elvas.

Naturalmente tenemos en cuenta, en este futurible, la ubicación de estos espacios regionalesen un marco territorial importante, dentro del conjunto peninsular y europeo. Pues la integraciónde Portugal en la UE ha supuesto una modificación fundamental en la posición estratégica de lasdos regiones, al quedar ubicadas en un espacio aproximadamente central entre las dos capitalesestatales peninsulares. Sobre ello nos extenderemos en el siguiente apartado.

Pero, sobre todo, la asunción de este corredor como eje básico del desarrollo socioeconómicode ambas regiones supone, sobre todo en lo que se refiere a la mesópolis pacense, una apuestadecidida por una serie de políticas, de afección territorial más amplio, complementarias a las quese han expuesto anteriormente.

Es esperable, en primer lugar, la ruptura definitiva de la frontera en el campo de lascomunicaciones. Todo lo conseguido hasta la fecha en el proceso de integración económica ysocial transfronteriza viene estando fuertemente limitado por las fronteras telemáticas,paradójicamente las más fáciles de superar en teoría. Cuando llamar de Elvas a Badajoz oviceversa, o de Mérida a Évora, tiene costes de llamada internacional, esto es equivalentes ahablar con Francia o Inglaterra, las posibilidades de interacción se están reduciendo fuertemente.En este sentido, las compañías telefónicas norteamericanas y mejicanas hace años que handemostrado la rentabilidad de romper con el tabú de la frontera, a pesar de trabajar en unafrontera dura; correspondiendo a los agentes económicos y políticos de ambos lados de la rayael conseguir que eso ocurra también en la ex-frontera que nos ocupa. En este sentido, en el ladoespañol se debe presionar para la dotación de todo el corredor con la red más avanzada de fibraóptica que posibilite su plena incorporación a las auténticas autopistas de la información, y enel marco de este modelo territorial debería interesar a Lisboa la dotación de ese mismo tipo deinfraestructuras en el tramo portugués del corredor.

Por otro lado, la tradicional salida al mar por Huelva, que en realidad nunca ha llegado aconsolidarse, deberá sustituirse por Lisboa, metrópolis hacia la que debe orientar fuertemente susintereses Badajoz. Lo prolongaría de forma natural el eje de las Vegas del Guadiana, todo lo cualdaría a su vez fuerza a la futura formación de un eje económico transversal en la península(Lisboa-Badajoz-Ciudad Real-Albacete-Valencia/Alicante, para el que sólo hacen falta 320nuevos kms de autovía).

En este sentido, vincular, como se está haciendo, la rehabilitación del ferrocarrilJerez-Huelva (que es rentable en sí mismo con la salida de productos del Sur de la provinciahacia el puerto onubense235) al tráfico Badajoz-Huelva no tiene sentido alguno, pues la mesópolispacense dispone de 200 kms autopista que la sitúan a menos de dos horas en uno de losprincipales puertos atlánticos de Europa.

Estos nuevos condicionantes territoriales exigen prestar especial atención al conjunto de las

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236 La disponibilidad de transporte aéreo de personas es esencial para la consolidación del corredor a que hacemos referencia.Por otra parte, la intensa mejora que en los últimos años se ha producido en la red regional de carreteras, así como las nuevasdotaciones de autovía, convierten la localización del aeropuerto de Badajoz en plenamente funcional para la mayor parte de lasciudades de Extremadura y Alentejo. Si bien tampoco debemos olvidar que, con la dotación de la autopista Badajoz-Lisboa, elcorredor dispone de aeropuerto trasatlántico siempre a menos de tres horas de carretera.

237 Por supuesto no olvidamos los beneficios que hayan podido derivarse de la realización de programas conjuntos financiadospor la Unión Europea.

238 Evora ha desarrollado una intensa política de redes. Se recoge en (Silva y Marchand, 1994)

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comunicaciones del triángulo Madrid-Lisboa-Sevilla, al que haremos referencia inmediatamente.Y no nos estamos refiriendo únicamente a la terminación, por fin lograda, de la autopista

Badajoz-Lisboa, sino también, y sobre todo, a la dotación de un ferrocarril de velocidad alta (queno es lo mismo que la alta velocidad, pero también es muy distinto del ferrocarril tercermundistaque sufre Extremadura, y no digamos el que sufre el tramo portugués del corredor) que sitúe lostiempos de transporte ferroviarios entre Badajoz y las dos capitales peninsulares en equivalenciacon los tiempos por carretera.

Así como la conversión del aeropuerto de Badajoz en aeropuerto regional ibérico, pudiendoofrecer sus servicios a un radio de 120 kms236.. Así como la dotación, a medio-largo plazo, detrazado de autovía para la conexión de Badajoz, por Zafra, con la futura autovía de la Plata (loque situaría la distancia entre Sevilla y Lisboa, las dos principales metrópolis del Sur peninsular,en poco más de tres horas de viaje, con menos de 400 kms de autovía).

Naturalmente, ello exige el establecimiento de redes de cooperación entre las ciudades deeste corredor, que permita, como ocurre en las grandes ‘city-region’, una estrecha relación entrelos capitales, el comercio, los flujos de información y conocimiento, el trabajo, el turismo, y losintercambios culturales, relaciones que que deben garantizar una extremada movilidad entretodas ellas (Friedmann, 1998). Estas redes son mucho más importantes, y determinantes deldesarrollo económico local, que las redes promovidas en el marco de la UE entre ciudadesextremadamente alejadas (no sólo geográficamente, sino sobre todo en términos culturales yeconómicos) entre sí, y que no han conducido hasta la fecha237 a mucho más que a lostradicionales hermanamientos238. Friedmann propone tres aspectos como esenciales a tener encuenta e identificar con exactitud para tener éxito en la estructuración de estas redes urbanas: 1)la competencia entre ciudades, 2) las alianzas estratégicas entre ciudades, 3) el intercambio deinformación.

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239 Normalmente diversas formas de análisis multifactorial con el que, gracias a las posibilidades de cálculo que hoy nos brindala tecnología, se cruzan y entrecruzan decenas -a veces centenares- de variables físicas (evolución y características de lapoblación, migraciones, estructura y dinámica de la producción, infraestructuras, equipamientos científicos, recursos naturales...hasta donde queramos llegar), a la espera de ver que ‘nos dice’ la estadística. De ahí se han derivado decenas de clasificacionesy jerarquías de ciudades, a menudo obsoletas casi inmediatamente después de finalizados los cálculos, que por razones obviasdeben basarse en datos de tipo censal normalmente anticuados desde el momento en que están disponibles a los investigadores.

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14.Ciudades que se mueven: bananas, arcos, diagonales y triángulos en la península ibérica y Europa

Cuando hablamos de situar un territorio en un espacio de mayor escala, como el quecorresponde tanto a la Península Ibérica como al conjunto de la Unión Europea, estamoshablando casi de un divertimento. Pues hasta la fecha no se ha demostrado que ninguno de losinnumerables modelos explicativos de la expresión física en el territorio del desarrolloeconómico y social sean explicativos, y en consecuencia puedan llegar a ser normativos, salvoen la medida en que sean propuestos como imágenes, futuribles de la voluntad.

Por el contrario, en la mayoría de los casos -sea cual sea el aparato cuantitativo sobre el quedescansen239- se trata de modelos únicamente descriptivos, que caen en el mero empirismoabstracto cuando pretenden proponer proyecciones tendenciales. A menudo, los propios autoresespecializados en este tipo de trabajo deben reconocer que “la clasificación en nivelesjerárquicos era muchas veces un artificio estadístico no siempre acorde con la realidad”(Precedo, 1987:75).

Así, hace menos de dos décadas era comúnmente admitida en los ámbitos académicos laconcentración del desarrollo económico y la dinámica urbana en España en un triánguloaltamente integrado en el Nordeste español, con vértices en Asturias, Levante y Cataluña, siendolos flujos más abundantes entre los vértices de Asturias y Cataluña, estando el resto del paíscaracterizado por le presencia de núcleos urbanos escasamente vinculados en materia de flujoscon otras ciudades (Ferrer y Precedo, 1982). Sin embargo, la situación actual sólo remotamenteguarda relación con ese cuadro descrito; no tanto -o no únicamente- por los cambios productode la reestructuración industrial (Rodriguez Pose, 1995) con los que a menudo se pretendecamuflar los errores de previsión, como por la propia dinámica de los territorios y ciudades,coadyuvada -eso sí- por las transformaciones tecnológicas y los cambios en los procesos decomunicación.

En realidad, si atendemos a perspectivas más globales, ni siquiera los diversos empiristasabstractos coinciden en las conclusiones a las que los análisis funcional, de flujos o morfológicosnos conducen. Así, un vasto número de investigadores concluyen, cuando observan lasreestructuraciones espaciales provocadas por el paso de la sociedad industrial a la post-industrial,por el advenimiento de la Sociedad de la Información, la Globalización y el resto de factores decambio que han impactado en las últimas décadas -ya hemos apuntado al respecto en otro

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apartado- , que todo ello conduce a una mayor concentración de la producción, el capital, lainformación y en suma el bienestar en los grandes centros decisorios, ya hablemos demegalópolis financieras, ciudades globales, ciudades-mundo, etc. Es la línea apadrinadafundamentalmente por Sassen y Castells.

Sin embargo, sobre los mismos datos otro no menos extenso grupo propone que el hechomás significativo es la aparición de nuevos espacios de crecimiento que se estarían convirtiendoen los principales beneficiarios de la recuperación económica. Las denominaciones sonextremadamente variadas, por cuanto en realidad se refieren también a realidades no menosdiversas: las Edge Cities norteamericanas (Garreau, 1992), en referencia a los centros suburbanosque han incrementado su protagonismo (Cervero, 1989), y en general a los ciudades nuevas delsprawl de las metrópolis (McGovern, 1994); las pequeñas y medianas ciudades que sebeneficiarían de la deslocalización y desconcentración de las tecnologías de la información(Campos Venutti, 1985); los famosos ‘distritos industriales’ popularizados por italianos ymadrileños (Piore y Sabel, 1990); o los ejes de desarrollo flexible, las ciudades tecnológicasfrancesas (Rodriguez Pose, 1995), etc.

Lógicamente, frente a estas posiciones debe haber un tercer grupo, más ecléctico quizás ydentro del cual habría de incluirse nuestra posición. Esta tercera posición parte de lasaportaciones de (Benko y Lipietz, 1992), que ponen de manifiesto que, efectivamente, lasregiones que ganan con la reestructuración -si es que es tal- son regiones urbanas, preferentemen-te las mayores y tradicionales metrópolis; sin embargo, entiende que ello no es óbice para quenuevos espacios puedan alcanzar protagonismo, en unos casos, y en otros ‘salir’ incluso de suposición estrictamente periférica:

“Por tanto, el pro ceso de internacionalización y el desarrollo de ciudades contradice

una supuesta tende ncia hacia la d ominación metropolitana e incluso da pie a pensar en el

‘renacimiento’ de ciudades intermedias en relación con el poder de las g randes metró polis”

(Cappellin, 1992:30)

Por tanto, a pesar de nuestro escepticismo respecto de los tradicionales análisis espaciales,no es menos cierto que existen evidencias empíricas que pueden derivarse de la observaciónespacial. Modelos interpretativos que, en la medida en que sean acertado, pueden ayudar alestablecimiento de estrategias de desarrollo tanto urbano como regional. Hipótesis que, más conla ayuda de la intuición científica (la ‘imaginación sociológica’ que diría Wrigth Mills, peroaplicada al espacio), que con la de los datos, nos permiten pronosticar una evolución posiblesiempre que se den determinadas circunstancias. En esta línea van los más recientes trabajossobre la dinámica espacial del desarrollo, siendo la literatura sobre el denominado ArcoMediterráneo uno de los más interesantes ejemplos de estas nuevas posiciones -ver, para unarevisión de textos sobre ese espacio, (Salvá, 1997)-. Lo cierto es que, exista o no el famoso arcomediterráneo, la reflexión sobre el mismo está ayudando a las ciudades y regiones quehipotéticamente lo compondrían a establecer políticas apropiadas de inserción en la economíaglobal, coadyuvando así a los procesos naturales de sus propias estructuras económicas ysociales.

En este sentido, hay en España interesantes antecedentes en esta línea de aproximación, quelamentablemente no fueron suficientemente tenidos en cuenta por los planificadores, debidoesencialmente la escasa consideración de los análisis espaciales de origen sociológico. Así, elinforme sociológico FOESSA de 1970 preveía que,

“en las próximas dé cadas, el mapa de la estructura urbana peninsular evolucionará del

modo siguiente: 1 . Urban ización cre ciente de la costa m editerrán ea, Ma drid, Lisbo a y costa

cantábrica. 2. Desarrollo de los nudos interiores de enlace: Valladolid, Burgos, Zaragoza y

quizás Albacete, Bail én y Badajoz. 3. Detención relativa del proceso urbanizador en

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Oporto-Galicia y en las ciudades medias de la campiña andaluza” (FOESSA, 1970:1190)

Dejando a un lado el caso de la conurbación Oporto-Galicia, que obviamente ha seguidodesarrollándose intensamente en estas tres décadas, no cabe duda de que el resto de lasprevisiones se han cumplido con bastante exactitud., y que el modelo espacial actual en laPenínsula Ibérica, después de choques tan profundos como la llamada crisis fordista, laglobalización, la incorporación a la UE, o la desaparición de las fronteras, se parece bastante alsugerido en aquel informe..

Se trata, en suma, de acercamientos al comportamiento espacial de las ciudades, así comode la economía y de la dinámica social, más centrados en la observación ‘a pie de obra’,atendiendo a las particularidades del mismo y dejando hablar al propio territorio (en lugar deestrujarlo estadísticamente o ‘gis-ísticamente’). Es en esta línea en la que se plantea nuestrainterpretación del espacio objeto de nuestro análisis, y de su reposicionamiento en el marcoespacial ibérico y europeo.

Las grandes tendencias espaciales en Europa y la península ibérica

Veamos en primer lugar cuáles son los grandes modelos interpretativos de la dinámicaespacial europea en estos momentos. Como veremos, algunos son redundantes, y otroscontradictorios, pero todos ellos constituyen hipótesis a considerar. El problema de casi todosellos es que pretenden una interpretación global y totalizante, que se hace imposible en la medidaen que por su parte terminan en las propias fronteras comunitarias y no pueden leerse en susrespectivas conexiones con las redes planetarias. De ahí que nos parezcan mucho másinteresantes aquellos modelos que se limitan a espacios concretos. Estamos de acuerdo con (Hall,1993:893) en la dificultad de expresar la existencia de un sistema urbano europeo, existiendomás bien un conjunto de sistemas nacionales diferenciados entre sí de forma clara por causa dediversos hechos históricos, si bien no es menos cierto que la desaparición de las fronteras haprovocado la interconexión de no pocos de estos sistemas nacionales, o redes urbanas,conformando nuevos espacios para la interpretación.

Sin duda, el modelo más conocido, basado en las posiciones que entienden que los cambiosestán conduciendo a una mayor centralización y jerarquización de los espacios, es el de la bananaazul, que expresa la idea de la concentración de los flujos económicos y financieros en un pasillo,y que fue lanzado por la DATAR a finales de los años ‘80, según está expresado en (Brunet,1989). Se trata esencialmente de un corredor metropolitano que se extendería, atravesando maresy montañas, prácticamente entre Londres y Milán.

Otros autores hablan de la megalópolis europea para referirse a este espacio, pero lo ciertoes que, a pesar de que en la zona hallamos la mayor densidad urbana, no esta claro para todos losautores que exista una continuidad clara, ni siquiera en los términos en que hace tres décadas seenunció el concepto de megalópolis referida a la región que se extiende entre Boston yWashington y tomando a Nueva York como centro (Gottman, 1973).

De ahí que otros prefieran distinguir entre lo que serían las capitales centrales de Europa,que constituirían la auténtica megalópolis europea, y el denominado arco alpino. Es en estostérminos como se plantea la red urbana la propia Comunidad, al diseñar los programas de coo-peración interregional, y de hecho la Dirección General de Políticas Regionales de la Comisiónestableció un modelo de interpretación espacial de la dinámica regional europea en esa línea,denominado Zonas Transregionales de Europa (1991), modelo que otros autores modificansensiblemente para intentar acercarse más a la variabilidad espacial existente. Pues, ciertamente,incluir al Alentejo litoral en una misma unidad de análisis y acción con el País Vasco, Bretaña

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o Gales es ciertamente un poco forzado; del mismo modo que lo es el asimilar Córcega yCerdeña a Cataluña, el área metropolitana de Marsella o el hoy dinámico Languedoc. En unoscasos (Cappellin, 1992) se opta por un reagrupamiento de los polígonos, y en otros (Daviet, 1994;Salvá, 1997) se opta por centrarse en determinados espacios-problema, como el ArcoMediterráneo, distinguiendo muy bien los fragmentos que constituyen dicho espacio.

GRAFICO 30

Este modelo, en su simplicidad, parece mucho más realista por cuanto sin abandonar losposibles puntos de encuentro entre los distintos subsistemas, o redes, nos delimita espacios

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240 En el marco de las políticas de desarrollo, y al menos desde la óptica sociológica, deberían ser mucho más interesantes losvacios producidos por la entretejida red global, que los nudos megalopolitanos. Como hemos apuntado en otros apartados, esen esos vacíos en donde la dicotomía rural/urbano sigue teniendo hoy algún sentido.

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mucho más concretos y, a la vez, posibilita empezar a distinguir vacíos240. Sobre ese modelo encontramos cinco grandes áreas o redes urbanas peninsulares, casi todas

ellas transnacionales, a considerar como hipótesis: el llamado arco mediterráneo, claramentetransnacional, según lo definió la DATAR, entre Alicante y Génova; la fachada del Golfo deVizcaya, entre La Rochelle y Gijón; la conurbación de Finiesterrae, entre Oporto y A Coruña;la fachada del Estrecho, que recogería el Algarve y Andalucía (la conurbación murciana de lacosta formaría en realidad parte del Arco Mediterráneo); y la no menos conocida DiagonalContinental, que en este modelo se extiende entre Lisboa y Madrid.

Deteniéndonos en el ámbito nacional, en el siguiente esquema se recogen los conjuntosterritoriales y ejes que, según el Plan Director de Infraestructuras elaborado en España aprincipios de los años ‘90, articulan en la actualidad el espacio. Aparecen dos ejes esenciales, deun lado el hoy denominado Arco Mediterráneo, en este caso entre Murcia y la frontera francesa,y en segundo lugar el Corredor del Ebro, que conecta dicho Arco con la Región Urbana Vasca.Asimismo, se señalan una serie de ejes en proceso de consolidación: el más importante, aunquerelativamente forzado en su diseño -sobre todo en la extremidad superior- sería el Eje Levan-te-Madrid-Asturias, que se cruza con un supuesto Eje Valladolid-Burgos-Región Urbana Vasca(denominado en el proyecto Eje de los Portugueses), y supuestamente conectaría también -através de Despeñaperros- con con el Corredor de Andalucía Occidental. En fin, aparece comodestacable el fragmento gallego del hoy denominado Arco Atlántico, denominado aquí Ejegallego-Portugués.

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241 Aunque establecido por el anterior Gobierno de España, el actual Gobierno ha mantenido en lo esencial los criterios del PDI,introduciendo únicamente algunos cambios en cuanto a la jerarquía de prioridades de algunas de las obras, así comoincorporando algunos proyectos de autopistas de peaje no previstos por el PDI.

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GRAFICO 31Sin embargo, lo que sobre todo nos interesa señalar en este modelo, establecido precisamente

para fijar (es decir, para justificar ideológicamente) la localización de nuevas infraestructurasmetropolitanas, urbanas e interurbanas en la década de los ‘90241, es el radical olvido, a pesar deresponder a análisis y objetivos ya plenamente enmarcados en la Unión Europea, de la parte dela Península en la que se ubica Portugal. En el PDI la raya, como hemos señalado ya conanterioridad respecto de los precedentes Planes de Desarrollo, parece ser para los planificadoresespañoles no una separación administrativa sino una línea de costa. Al contrario de lo que losanálisis territoriales europeos venían considerando desde mediados de los años ‘80, según hemosvisto, y que respecto al espacio que nos ocupa es una cuestión esencial.

La posicion y el cambio virtual de posicion

En este marco, que conduce a los planificadores territoriales incluso a olvidar la existenciade otro país al otro lado de la frontera, es plenamente aceptable nuestro concepto de las ciudadesque se mueven. Pues, efectivamente, la perspectiva territorial global del espacio que nos ocupa,como transfronterizo, nos muestra cómo la mesópolis pacense ha pasado de estar situadavirtualmente en el borde de la nada, a situarse virtualmente en una interesante posiciónestratégica.

Debemos retomar, para explicar esta situación, algunos de los elementos teóricos centralesque hemos desarrollado en otros capítulos en relación con la urbe global y su concreción físicaen el territorio.

Hemos visto cómo uno de los elementos de la globalización, no el más estudiado es elsurgimiento de una dimensión de la ciudad que supera los perfiles de lo físico. Hemos habladoasí de urbe global, utilizando la denominación de global no en referencia a tamaños individuales-como hace la ‘escuela’ de Friedmann desde una perspectiva territorialista, o la de Sassen desdeuna perspectiva productiva-, ni siquiera exactamente desde la perspectiva formalista de Doxiadis,sino para designar un proceso por el que los aspectos físicos y morales de la ciudad se extiendena todos los rincones del universo, civi-lizándolo.

Hay pues una urbe global que se superpone a la territorialidad de las ciudades físicas,modificando su conformación territorial. Todavía podemos distinguir fácilmente cómo los nudosde la urbe global, más o menos importantes demográficamente, más o menos influyenteseconómica, política o culturalmente, siguen correspondiéndose en parte con centros históricos,para los que conservamos la rudimentaria definición de ciudades, aunque ahora las llamemosmegalópolis o incluso ciudades-mundo. Pero se hace cada vez más difícil una correspondenciadirecta entre esos espacios sociales y los lugares físicos en los que las ciudades surgieron y se handesarrollado. Debemos hablar por tanto también de centralidades virtuales, que en parte puedencorresponderse con perímetros administrativos diferenciados, pero también con un conjunto deposiciones sociales interconectadas geográficamente y ubicados en lugares físicos a veces muyalejados entre sí.

Por otra parte, la influencia de los nuevos centros virtuales, así como la modificación de latecnología de las comunicaciones, está a su vez determinando desplazamientos virtuales de

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determinadas localizaciones físicas, que por lo demás no parecen responder al criterio decentralización jerárquica implícito en el paradigma de las ciudades-mundo.

En este sentido planteamos el ‘cambio de posición’ que un lugar físico (en este caso laciudad de Badajoz, a la que definimos como mesópolis transfronteriza), adopta por efecto de unconjunto de cambios tanto físicos -maduración de planes de regadío, mejora de las comunicaco-nes terrestres...- como virtuales -desaparición de las fronteras de la UE, internacionalización dela Economía, conexión a la red mundial de telecomunicaciones...-. ‘Moviéndose’, en tanto quelugar, de una posición, como capital -a su vez excéntrica- de una provincia de 600.000habitantes, periférica y situada en un fondo de saco -el telón de corcho-, a una posición centralen un espacio poblado por más de doce millones de habitantes, articulado por tres metrópolis:Madrid, Lisboa y Sevilla

Es decir, la posición de una ciudad puede sin embargo modificarse, como efecto de loscambios que se producen en su entorno. Creo que este fenómeno se está produciendo ahora engeneral respecto a las ciudades de Extremadura y Alentejo, y más concretamente respecto de lamesópolis de Badajoz. Veamos cómo, al nivel de modelos abstractos, se concreta estainterpretación espacial.

La mesópolis de Badajoz en sus nuevas posiciones geoestratégicas

En el documento Network Strategy for Medium-Sized Cities, elaborado por el conjunto deciudades que junto a Évora forman una red europea de ciudades medias, se plantea comohipótesis una prolongación virtual del corredor metropolitano europeo, hacia el Suroeste,conectando las principales ciudades del Norte y el Centro de Europa con las capitalespeninsulares (Silva, 1994a:59). La propuesta tiene cierta lógica, más política que económica, peroes en cualquier caso una tendencia ilusionante para nuestras regiones, que ha llegado ha generaralgunas iniciativas en el marco del Consejo de las Regiones, tendentes a la potenciación de la yacitada Diagonal Continental.

Por otra parte, además de los cambios de posición virtual de los espacios que se produce porefecto de la unión de fronteras, en cuyo marco hay que incluir el eje potencial de la DiagonalContinental, es un hecho ya establecido en el análisis regional que la creación de nuevasinfraestructuras de comunicaciones y transportes contribuye poderosamente al establecimientode nuevas interacciones. En este sentido, y si bien no es producto de la planificación -pues comohemos señalado siempre se ha olvidado la existencia de Portugal en la planificación deldesarrollo en España-, debemos tener en cuenta que la mejora en las comunicaciones en el ejeLisboa-Valencia puede tener asimismo cierta incidencia en la posición relativa de la mesópolisde Badajoz. El proceso -mucho más lento que en lo que se refiere al sistema radial decomunicaciones, que sigue siendo el básico en España- en la mejora de las comunicacionestransversales a la Península viene contribuyendo desde hace tiempo a un fuerte incremento delas relaciones económicas no sólo de Extremadura sino de Portugal con el Arco Mediterráneo.Los últimos planes españoles de carreteras han previsto la mejora del sistema de carreterasBadajoz-Ciudad Real-Albacete-Valencia/Alicante, e incluso el actual Gobierno planteó en unmomento dado la posibilidad de construcción de una autopista de peaje en dicho eje (actualmenteharían falta 320 nuevos kms de autovía o autopista para conectar por vía rápida Badajoz con elMediterráneo). De forma que es posible hablar también de un eje potencialLisboa-Badajoz-Ciudad Real-Albacete-Alicante/ Valencia que, casi en el centro de la Península,conecte económicamente el Arco Atlántico y el Arco Mediterráneo.

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Por su parte, en otros documentos hemos señalado para las principales ciudades extremeñas"la posición relativamente buena en el triángulo Madrid-Lisboa-Sevilla" (Baigorri, 1990:10).Esta imagen del triángulo, que tan ampliamente ha sido luego utilizada en la ciudad, es sin dudael apunte más importante que la interpretación espacial de la mesópolis de Badajoz nos sugiere.

Basamos esta hipótesis en la analogía espacial de la nueva posición virtual de Badajoz conla sustentada por Zaragoza a partir del desarrollo de las redes de comunicación en los años ‘60,situándose en un punto equidistante entre Madrid, Barcelona y Bilbao, esto es en el centro de losmás intensos corredores de flujos económicos de la Península.

No cabe duda de que ha sido esa posición la que ha permitido a Zaragoza convertirse en unade las principales ciudades -y sobre todo centros económicos- españoles, así como ha permitidomás recientemente el propio desarrollo del Corredor del Ebro, articulado precisamente porZaragoza.

Asimismo, nos encontramos con que Badajoz, gracias al reciente desarrollo de lasinfraestructuras de comunicaciones -autovías, redes de telecomunicaciones, oleducto ygaseoducto, a medio plazo con mejoras en el ferrocarril-, se sitúa en un punto casi central de esetriángulo Madrid-Sevilla-Lisboa, esto es un espacio con una población de entre 10 y 12 millonesde habitantes (según la delimitación que tomemos). Podemos pensar incluso en una nuevaarticulación del espacio interior de la Península, nunca considerada, gracias al desarrollo de lasvías de comunicación y a la ruptura de la frontera de Portugal: un rectángulo cuyas esquinasserían Oporto, Lisboa, Alicante-Murcia y Valencia, en el que Madrid ocupa una posición central,pero en el que aparecen nudos articuladores de importancia como Albacete en el Este y Badajozen el Oeste. Pero hablamos de virtualidades, que requerirían nuevas investigaciones complemen-tarias.

No obstante, y pensando en el más realista modelo del Triángulo del Sudoeste, debemosapuntar que encontramos previsible un comportamiento de la mesópolis sensiblemente distinto,

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242 Con los errores lógicos de los análisis a distancia y basados en el mero análisis estadístico, como es vincular Miajadas aCáceres y no a la agrópolis de Don Benito de Villanueva, o Navalmoral con Talavera de la Reina, cuando su conexión y razónde vida son las Vegas del Tiétar (incluida Almaraz).

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respecto a su territorio de influencia, que el de Zaragoza, que ha centralizado y acumulado todoel crecimiento aragonés de las últimas cuatro décadas. En este caso partimos de una situaciónsensiblemente distinta, pues que ya existen, como se ha puesto de manifiesto, una serie de ejesde desarrollo potencial en la región, a lo largo de los cuales se dispersa en el territorio regionalel crecimiento.

Al contrario de que lo que ocurría en Aragón cuando se inició, en los años ‘60, el despeguede Zaragoza beneficiándose de su posición estratégica entre Madrid, Barcelona y Bilbao (yValencia, según otras interpretaciones espaciales), el conjunto de Extremadura-Alentejo disponede pujantes ciudades medias que van a absorber parte del crecimiento, evitándose así elgigantismo de la principal ciudad a costa del resto, como ocurrió en Zaragoza (Gaviria, Grilló,1975).

Cuando Zaragoza inicia su despegue, el resto de las ciudades y pueblos de la región sehallaban en un proceso de decadencia demográfica y económica, mientras que, particularmenteen el caso de Extremadura, no es esa la situación de partida. El fuerte desarrollo que en losúltimos tiempos está tomando el Sur de la provincia, en torno a Jerez de los Caballeros, o elNorte en torno a los valles de La Vera y El Jerte, marcan diferencias sustanciales.

Los más recientes datos del Anuario Comercial de España (ACE, 1998) muestran ladispersión territorial242, a pesar de la importancia de Badajoz, según hemos reflejado en elsiguiente esquema.

GRAFICO 33

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En suma, aceptando que la nueva posición virtual de Badajoz va a beneficiar sustancialmentea Badajoz y su área mesopolitana, en modo alguno va a poder plantearse la nueva situación entérminos de Badajoz contra Extremadura o Badajoz contra el Alentejo, tal y como durantedécadas se ha planteado el concepto de Zaragoza contra Aragón, o incluso Barcelona contraCataluña. Por lo demás, hay dos hechos fundamentales que limitan poderosamente lasposibilidades expansionistas de Badajoz: en primer lugar, la ubicación de la capitalidad regionalen una ciudad de su área de influencia, pero que posee entidad e impulso propios; y en segundolugar, la existencia de una segunda capital provincial en la región, con una influencia política enla región totalmente equidistante de la de Badajoz. En este sentido, la región debería tomarconciencia de la importancia de la potenciación de la mesópolis pacense, pues dado el carácterdifuso del desarrollo económico en Extremadura, el crecimiento de Badajoz en modo alguno vaa realizarse a costa del resto de la región, sino que va a potenciar al conjunto al disponerse de uncentro de servicios de escala adecuada.

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243 Al iniciar mi programa de doctorado, en 1995, tenía claro que deseaba estudiar el proceso de urbanización del regadío. Dealguna manera quería cerrar un ciclo, de dedicación a los temas de Sociología Rural y Urbana vinculados con ese aspecto dela realidad rural. Sin embargo, a medida que avanzaba en la necesidad de circunscribir el asunto, según los cánones aceptadosrespecto a lo que habría de ser, o podría ser, en su día, una tesis doctoral, me veía empujado a desviar mi atención en direccionesdiversas, a la búsqueda de claves novedosas de interpretación. Así, lo que inicialmente se planteaba como una investigacióngeneral sobre los espacios de regadío, se fue concretando en el proceso de urbanización de las Vegas del Guadiana; más aún,a medida en que los trabajos de doctorado, y las oportunidades que me eran brindadas para investigar o discutir en torno a estascuestiones, iban tomando forma, estuvo claro para mí que el tema sobre el que ya estaba de hecho trabajando era el papel quela ciudad de Badajoz, como consecuencia de la maduración de los regadíos del Plan Badajoz, cumplía respecto a su entorno.La investigación que dirigí sobre la estructura socioeconómica del municipio en 1995, financiada por el Fondo Social Europeo,me hizo definitivamente atractiva la vuelta a una perspectiva más urbana, en parte abandonada por el cansancio inherente a añosde trabajo en planeamiento urbano. La tentación de avanzar por la vertiente teórica, más gratificante que la praxis urbana, fuedifícil de resistir.

A finales de 1996, al par que tramitaba la inscripción definitiva del proyecto de tesis, tuve ocasión de discutir con ungrupo de investigadores sobre el interés de la hipótesis de Badajoz como mesópolis transfronteriza, y los resultados me animarona dirigir mi trabajo, definitivamente, en esa dirección. Una corta estancia en la Universidad Autónoma de la Baja California, enMexicali, y el contacto con investigadores tanto del Colegio de la Frontera Norte de Méjico, como de la San Diego StateUniversity, en 1997, me aportaron la perspectiva adecuada para abordar esa nueva dimensión transfronteriza.

Como corresponde a un trabajo de estas características, he procurado confrontar en todo momento mis avances,presentándolos en cuantos foros me ha sido posible. Asimismo, como es pertinente he procurado publicar aquellos apartadosque iba considerando cerrados, no con la intención de marcar el terreno, sino con la esperanza de encontrar respuestas críticasque pudiesen ayudarme en mi trabajo. Gracias a ese proceso he podido incorporar perspectivas nuevas, o revisar algunosplanteamientos inicialmente erróneos.

244 No deja de ser curioso que durante años sufriese la crítica (positiva, pero crítica al fin) de que no hacía periodismo, sinosociología. Años más tarde, tras fundirse mi formación de periodista con el magisterio de un sociólogo tan atípico como MarioGaviria, debí sufrir a menudo la acusación de que no hacía sociología, sino periodismo. ¿Pero hay dos métodos para elconocimiento de la realidad más cercanos que la Sociología y el Periodismo?. Mi admiración por Patrick Geddes, LewisMumford, Robert Ezra Park, David Riesman, Alvin Toffler y tantos otros que anduvieron a caballo del Periodismo y laSociología me ha permitido superar interiormente esa ambivalencia que diría Merton. Más aún, siento auténtica compasión por

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15.La síntesis abierta

“La vida es breve, y la información inacabable: nadie tiene tiempo para todo”Aldous Huxley, Nueva visita a un mundo feliz, 1958

Al terminar la redacción de un documento que recoge un proceso de casi cuatro años detrabajo orientado en una dirección243, a las dificultades que han debido superarse, tanto teóricascomo prácticas, para llevarlo a buen fin, se añade una nueva: la de realizar una síntesis deldocumento, y establecer conclusiones. Esta dificultad deriva, atendiendo al propio procesoproductivo, de ciertas limitaciones estructurales que paso a comentar brevemente.

De una parte, este trabajo está hasta tal punto anclado en el concepto de red que, como lasredes neuronales, se expande en múltiples direcciones no siempre fáciles de controlar. Mi propiaforma de escribir contribuye a ello, ya que no maduré mi forma de expresar los conocimientosde la mano de los clásicos de la Sociología -de quienes luego tanto he aprendido-, sino de losclásicos del Periodismo y también de los escritores modernos. En su forma mi escritura debe másal Tom Wolfe de La izquierda exquisita o El coqueto aerodinámico roncarol color caramelo deron, a Italo Calvino o Leonardo Sciaccia (en los cuales hay, por otra parte, más Sociología queen los sociólogos de los ‘60 o los ‘70), que a los Grandes Padres e Hijos de la Sociología244. En

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aquellos/as colegas que son incapaces de unir al rigor de la Sociología la expresión flexible y amena del Periodismo.

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el Calvino de Si una noche de invierno un viajero, hay un índice que guarda una lógica, hay unaserie de conceptos que aparecen aquí y allá, hay descripciones y hay sensaciones que uno puedetomar como hipótesis virtuales... Sin embargo, ¿hay un planteamiento, un nudo y un desenlace?.Sin duda alguna lo hay, y el buen lector así lo pre-sentirá al terminar su lectura; pero probable-mente el autor sería incapaz de explicar en esos términos su obra. Puede sonar un pocofeyerabendiano, pero es la dura realidad que acompaña a menudo al acto creativo. El conceptode obra abierta, que puede aplicarse no sólo a la creación artística, sino también a la ciencia, másaún si aceptamos la propuesta de Nisbet de que la Sociología es ‘una forma de arte’.

Por otro lado, hay otra limitación de tipo estructural. Cuando uno elabora una tesis doctorala los veinticinco o los treinta años, puede llegar a saber mucho de alguna cosa -lo cual siempreserá poco-, y ponerlo todo junto es relativamente fácil. Pero cuando se hace con más de cuarentacumplidos, y con veinte a la espalda de inmersión en la investigación aplicada, uno sabe algo dedemasiadas cosas, y es mucho más difícil centrarse (salvo cuando existe un encargo concreto depor medio, que te obliga formalmente a reducir la amplitud del campo). Es difícil, por ello, nocaer en la ampulosidad, resistirse a la tentación de hurgar en todos los pocos que uno sabe; másaún cuando la propia hipótesis que subyace en el origen de la investigación está fuertementeanclada en investigaciones y trabajos anteriores. Y es especialmente difícil, además, cumplir elaxioma de hacer algo inédito y original: es fácil cuando se tiene capacidad y las alforjas de laexperiencia casi vacías, pero se hace cada vez más complicado no copiarse a sí mismo a medidaque las espaldas se van cargando. Por supuesto que he intentado en lo posible no cometer esoserrores, por cuanto uno es plenamente consciente del tipo de acto que está realizando, pero esdifícil estar plenamente seguro de haberlo conseguido. Si el producto del esfuerzo realizado enel tiempo de elaboración de esta tesis aporta siquiera un pequeño ladrillo al edificio delconocimiento científico de la realidad social, me daré por satisfecho.

En fin, la propia naturaleza de este trabajo, la explicación de su objeto de análisis (el papelde la ciudad de Badajoz en su entorno ecológico más directo, y en el marco del proceso dedesaparición de la frontera entre España y Portugal), exigía asimismo una procelosa navegaciónpor los mares diversos de la transdisciplinariedad, sumido en el riesgo de dejar de lado algúnconcepto importante, de olvidar algún autor, de malinterpretar alguna teoría. Tenía que hacerSociología Rural y Sociología Urbana, Geografía y Teoría del Desarrollo, Ecología y AnálisisRegional... en un trabajo que se pretende de partida sociológico.

Por todo ello, en el momento final de autoevaluar los resultados del esfuerzo realizado, unose siente aún más inseguro, si cabe, que al principio. ¿Me habré perdido entre la broza del tupidobosque por el que me he adentrado?. ¿Era necesario llegar hasta el fondo de los presupuestossobre el análisis transdisciplinario de la ciudad y el territorio, profundizar tanto en el paradigmaecológico, o debatir tan ampliamente la crisis de la Sociología Rural, para desarrollar mishipótesis sobre el papel de la mesópolis de Badajoz?. Pienso que sí, en la medida en que, unavez completado el trabajo, la hipótesis de que el regadío es la clave para entender el desarrolloy posición actual de la ciudad creo que se ha verificado; del mismo modo que los procesos deurbanización puestos en marcha por la maduración del regadío han contribuido al mismo fin.Pero así y todo dudo ahora de si era necesario semejante esfuerzo teórico.

Me pregunto también si habré olvidado algún elemento esencial. Sobre todo, porque amedida que he venido avanzando en la elaboración de esta investigación, me he ido dando cuentade la necesidad de profundizar en muchos aspectos que apenas han podido ser apuntados. Porponer un ejemplo, que me ha interesado particularmente desde que me plantee esta investigación:

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245 Recientemente Amando de Miguel ha dirigido otro interesantísimo trabajo sobre estas cuestiones, que habrá que tener encuenta en futuras investigaciones

246 En un ámbito de análisis bien distinto, el de la Sociología del Género, he intentado la limitada utilidad explicativa (aunqueno descriptiva) de las teorías estrategistas para comprender la acción y los hechos sociales (Baigorri, 1995f:11-29).

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¿por qué no analizar los flujos telecomunicativos entre Badajoz y su entorno?, ¿es posibledisponer de esos datos?, ¿está preparada la ciudad para responder al desafío de las telecomunica-ciones en un marco transfronterizo?. Otro aspecto esencial -sobre el que de hecho estamos enestos momentos empezando a trabajar-: ¿no debería haber investigado sobre la identidad, entérminos culturales, de la ciudad, y sobre las posibilidades de surgimiento de una identidadregional transfronteriza en su entorno ecológico?. Desde otra perspectiva, ¿no debería haberutilizado las aportaciones antropológicas de algunos autores, como Calvo Buezas245, sobre elpapel que los estereotipos y las actitudes de españoles y portugueses hacia sus vecinosrespectivos pueden cumplir en el proceso que hemos analizado?. ¿No debería haber investigadoen profundidad los programas de colaboración transfronteriza existentes en ambas regiones?.Seguramente no era necesario, y es suficiente que ahora sea capaz de plantearme esosinterrogantes, si asumimos que una de las finalidades esenciales de la investigación científica noes tanto establecer respuestas como abrir nuevas vías a la propia investigación, poner sobre lamesa nuevos interrogantes, que permitan seguir avanzado en la validación o falsación de lashipótesis provisionalmente aceptadas. Pero a uno le queda la duda de si ha cerrado en elmomento apropiado, de si ha cerrado en falso y debería haber seguido investigando esos nuevosfrentes que, a medida que avanzaba, se iban abriendo, o si por el contrario ha ido demasiadolejos, más allá del punto de destino previamente trazado.

A modo de recopilación

Si uno se fija en el título de la investigación, sin leer los resultados en su totalidad, puedeestar tentado de concluir que se trata de uno más de los ya casi infinitos trabajos que, en losúltimos lustros, responden al tipo ideal de agenda para la investigación social que según WilliamFlanagan caracteriza hoy a la Sociología Urbana: “descubrir qué es lo que hace a cada ciudadúnica en su respuesta a las fuerzas globales”. Este autor propone, en su exposición sobre laSociología Urbana contemporánea, que “desde mediados de los ‘80 hay un creciente énfasis dela sociología urbana en el localismo y el empirismo, y un des-énfasis en las teorías que postulanla inexorabilidad de las fuerzas globales o societales, que fallan al intentar explicar lasvariaciones en el impacto de esas fuerzas en ciudades equivalentes” (Flanagan, 1993:137).Según su interpretación, en el debate que a finales de los ‘70 se inicia entre la estructura y laacción, esta perspectiva, potenciada por el estructuracionismo de Giddens, habría salidovictoriosa.

Sin embargo, este no es el caso. A mi modo de ver, el mayor esfuerzo no lo he realizado enla descripción (que es en lo que suele quedarse esa nueva o postmoderna Sociología Urbana) delas particularidades, ni siquiera en la explicación de la realidad social a partir de lo local, sino enconstruir un modelo teórico de interpretación general de la evolución actual del propio conceptode ciudad, así como en recuperar elementos de las grandes teorías para la explicación de losprocesos de ajuste del hecho local a la tendencia global. Mi trabajo se basa en la convicción dela utilidad de teorías que vayan más allá de la suma de las acciones individuales -o de ciertosgrupos tomados como individualidades- para poder explicar los hechos empíricos246. No es a mísin duda a quien corresponde juzgar si lo he conseguido, pero de una u otra forma ese ha sido el

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247 De ahí que en algunos apartados haya considerado necesario el señalar incluso la cronología de mis trabajos de investigaciónque los sustentan. De ahí la existencia de una cierta abundancia, en ciertos capítulos, de autocitas. Ha sido inevitable, pese a laconciencia del riesgo de resultar pedante.

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objetivo de este trabajo.

El proceso teóricoLos fundamentos teóricos de la investigación son -no podía ser de otra manera- variados y

transfronterizos. Pero todo el bosque puede recorrerse a través de unos pocos senderos, o puntosprogramáticos:

a) La transdisciplinariedad de base holista como instrumento del conocimiento de loshechos sociales, muy especialmente de aquellos hechos sociales en los que el espaciojuega un papel fundamental, y hacia los que confluyen disciplinas bien diversas.b) El paradigma ecológico como núcleo teórico, entendido como un aggiornamento delmodelo POET de la Escuela de Chicago, pasado por el tamiz del materialismo ecológicode Marvin Harris y su escuela de Antropología Cultural.b) El concepto del regadío como hecho social, explicable como de naturaleza ecológica.c) El concepto de Sociología de la Urbanización, como propuesta de superación de laslimitaciones de la Sociología Rural y de la Sociología Urbana a la hora de explicar losprocesos de modernización de ciertas tipologías territoriales tradicionalmente sustentadasen la Agriculturad) La urbe global, como modelo explicativo de las tendencias en la urbanización,íntimamente unido al concepto de red frente al de estructura.e) El concepto de mesópolis como particular tipología de inserción de ciertos lugaresfísicos en la red de la urbe global.f) El concepto de espacio transfronterizo, cosificado como hecho social.

Muchos de estos elementos no pueden decirse que sean novedosos. Incluso aquellas quepodrían ser consideradas como aportaciones propias, proceden como ha quedado dicho detrabajos previos, que en ocasiones descansan en investigaciones realizadas hace casi dos décadas,como ocurre con mi concepción de las nuevas funciones del denominado espacio rural en lassociedades actuales, que se empezó a gestar en un pequeño estudio, sobre el espacio agrario delAlfoz de Burgos, que realicé en 1976 dirigido por Mario Gaviria247.

Hagamos un recorrido que más o menos se acerque a la pauta marcada por el índice,empezando por el principio. En este trabajo hemos partido de la convicción, y he encontradonecesario sustentarlo con cierta amplitud, de que el análisis de la ciudad y el territorio no puederealizarse con éxito anclado en una única epistemología disciplinaria. La Sociología, laGeografía, o las Artes y Técnicas de la edificación y reconstrucción del entorno (esto es, laaproximación urbanístico-arquitectónica al espacio) no son suficientes, tomadas individualmente,para explicar las relaciones entre hombres y grupos sociales y el espacio, o para estudiar laciudad, o su posición en el territorio. Era preciso por tanto partir de una definición de laUrbanística como ciencia transdisciplinar, cuyo objetivo en sentido amplio es el conocimientode las relaciones entre la sociedad y el medio físico-territorial en el que se desenvuelve la vidahumana. Y era necesario ampararse en esa Urbanística casi antes incluso que en la Sociología,pero a la vez mostrar que esa Urbanística no sólo está alimentada también por la Sociología, sinoque debe formar parte sustancial de esta disciplina.

Esta posición multidimensional se sustenta, en buena parte -aunque no únicamente- en losprincipios del materialismo ecológico, casi tal y como lo plantea Harris, y cuyos elementosconstitutivos esenciales (que no rompen por otra parte el modelo POET) serían:

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248 Concepto, definido por F.Ascher (1995), que he conocido con posterioridad al nacimiento del concepto de mesópolis, y queno tiene nada que ver con el mismo, pues se refiere a ciertas formas de grandes regiones urbanas bastante asimilables al conceptode megalópolis definido por Gottman.

249 Fue el descubrimiento, hace unos años, de las aportaciones hechas por Philip Hauser hace casi tres décadas, y el interés porlos avances neurológicos en el conocimiento del cerebro, lo que me encaminó en esa dirección.

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a) El determinismo no mecanicista de los ecosistemas naturales y artificiales, eninterrelación con el sustrato tecnológico, sobre las estructuras sociales y territoriales, asícomo sobre las infraestructuras ‘mentales’.b) La implementación del azar como variable de importancia en los hechos humanos, taly como ocurre en los hechos de la Naturaleza.c) La hipótesis de que la obtención de la máxima eficiencia, en términos coste-beneficio,condiciona los comportamientos, creencias y descubrimientos sociales.

Este paradigma nos ha permitido hacer de el regadío un concepto sociológicamenteoperativo, definiéndolo como aquellos territorios que, formando una cierta unidad socioeconó-mica y medioambiental, cuentan con una importante presencia de la agricultura de regadío. Así,el regadío se manifiesta como una exitosa estrategia de adaptación ecológica y como un factorde organización social (en suma, no hablamos de una tecnología, sino de un hecho social). Enel caso de nuestro objeto de estudio, así se pone claramente de manifiesto.

A partir de esos presupuestos, y aunque ha sido difícil, creo que se ha conseguido mostrarcómo el regadío se instituye en un factor de urbanización, y a partir de este hecho concluir laimposibilidad de utilizar los presupuestos y aparato teórico-metodológico de la Sociología Ruralpara describir y explicar estos procesos, así como la necesidad de definir y desarrollar unaSociología de la Urbanización que permita estudiar los procesos (esto es, no los estadios pre- opost- urbanos) a través de los cuales se concretan, en la sociedad contemporánea, los procesosde modernización e incorporación a la sociedad global. Partiendo, por supuesto, de la hipótesisde que la modernidad no podemos definirla ni con la industrialización (una fase tecnológica), nisiquiera estrictamente con el capitalismo, sino con la Urbanización, como hizo según principiosecológicos ‘avant la lettre’ Geddes, y según principios filosóficos Lefebvre, esto es, buscandoun nombre apropiado para aquello sobre lo que reflexionaba.

A partir de este punto ha sido necesario desarrollar el concepto de urbe global, comoexpresión de la urbanización del planeta humano a finales del siglo XX. Una vez más hablamosde procesos, pues no nos estamos refiriendo a ningún tipo de ciudad, con una forma tipológicao un tamaño definido; no hablamos de la metrópolis, la megalópolis o la recentísima metopo-lis248, ni siquiera de las denominadas ciudades-mundo, sino del proceso por el cual los aspectosfísico-morales de la ciudad se extienden a todos los rincones del planeta (o el universo conocido)civi-lizándolos. Este proceso, para el que es preciso tener en cuenta el concepto de sociedad redtal y como lo hemos entendido en nuestro trabajo249 produce ciertamente una ciudad decaracterísticas distintas a las de las que hemos conocido. Y en la medida en que entendemos laciudad como un artefacto, como un instrumento de adaptación de las sociedades humanas almedio, que se torna en un hecho social que a su vez condiciona las formas de organización,debemos entender que el concepto de urbe global es inseparable del concepto de globalización,no entendida únicamente como instrumento financiero -que lo es-, sino también como expresiónde la idea kantiana de progreso.

No obstante, ha sido necesario un análisis tipológico, ya que este trabajo se propone elanálisis de una ciudad media situada junto a una frontera en proceso de desaparición. Por tanto,debíamos ubicar dentro de la hipótesis de la urbe global-esto es, desarrollando más ampliamenteel concepto de ciudad red- el papel que juegan las diversas tipologías físicas de ciudad; o, por

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expresarlo en la línea de nuestra argumentación, los distintos nodos que forman la red. Para ellohemos debido discutir sobre la medida de las ciudades, sobre su posición en el espacio y sobresus funciones, así como hemos discutido el concepto de ciudad media, muy socorrido en lainvestigación territorial y urbana de las últimas décadas, pero difícil de aprehender y sobre todode hacer operativo.

Así llegamos al principal instrumento, tal vez más metodológico que teórico, que entiendose aporta en esta investigación: el concepto de mesópolis. Un concepto que hemos debidointroducir para poder clasificar la ciudad que constituye nuestro objeto empírico de estudio.

Hemos hablado de las mesópolis como de aquellos centros urbanos con capacidad deiniciativa que son implícitamente aceptados como cabeceras o líderes territoriales de parte de lared urbana, pero que a la vez tienen conciencia de sus debilidades y dependencias respecto de lared global de grandes ciudades y metrópolis, así como de su papel dinamizador respecto de suhinterland, que será más o menos amplio en función, fundamentalmente, del sistema depoblamiento imperante. No son por tanto ciudades pequeñas o medias que viven de su entorno,que son parasitarias del mismo -algo consustancial a muchas ciudades medias, pequeñas capitalesadministrativas-, sino que articulan -y sobre todo se articulan en- un hinterland productivo ydinámico dentro del cual coexiste una red de ciudades pequeñas y medianas.

¿Qué aporta, en términos operativos, este concepto?. Creo que su utilidad es limitada, peroevidente en el curso de la investigación. Nos ha permitido explicar la existencia de ciertos tiposde ciudades que cumplen determinadas funciones metropolitanas, no explicadas suficientementecon los conceptos de ciudad media, ni siquiera con el más reciente, de origen francés, de ciudadintermediaria, respecto del cual se diferencia, básicamente, en que no se sustenta en el mismomodelo estrategista, según el cual la posición de las ciudades respondería a una estrategiadefinida por ellas mismas, a modo de individuos o actores; al contrario, considera que la posiciónde las ciudades les viene en buena parte dada por aspectos estructurales, tanto de su entornocomo de la dinámica de la red global, en gran medida ajenos a los actores-ciudad. Ciertamente,al menos en el caso de Badajoz no hallamos esa ‘growth machine’ definida por Logan y Molotch,basada en la coalición de élites urbanas y orientada a potenciar el mercado local para losinversores (Logan y Moloch, 1987:50).

Pero, sobre todo, el concepto de mesópolis nos permite avanzar un poco más en el desarrollode la hipótesis de la urbe global. Pues las mesópolis facilitan la integración en la urbe global delos intersticios rurales, al contrario que las pequeñas y medianas ciudades no mesopolitanas, queconvierten a los espacios rurales en espacios aislados de la urbe global. Por su parte las grandesciudades tan sólo integran en la urbe global a los corredores a través de los cuales se comunicancon otras grandes ciudades y metrópolis, utilizando el espacio menos urbanizado antes comosostén ecológico inmediato, ahora como jardín de la metrópolis. En este sentido las mesópolisson intermediarias, pero a la vez van más allá.

Finalmente, hemos debido desarrollar, desde la perspectiva del Análisis Regional (nuevogiro transdisciplinario), el papel de las fronteras, y sobre todo la conceptualización de lasfronteras en proceso de dilución. Hablamos de dilución, y no de desaparición, porque entendemosque las fronteras rara vez desaparecen; cualquier límite político-administrativo establecido porlas sociedades humanas permanece de una u otra forma, durante mucho tiempo, material osimbólicamente, mientras los espacios de un y otro lado se mantengan habitados. Al contrario,en el caso de las fronteras intraeuropeas nos encontramos con un fenómeno de dilución: lafrontera como raya se diluye en los espacios circundantes, tornándose en región transfronteriza,siquiera potencial (por tanto virtual, ya en construcción, parafraseando al Lefebvre que define laSociedad Urbana, en la medida en que todo lo que es posible tiende a realizarse).

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250 Se observará que he dejado a un lado los tradicionales análisis poliédricos del espacio peninsular, dando por buenas -en loque tienen de aceptable- las nuevas analogías que se han impuesto en los últimos años, más orgánicas que geométricas. Quizásel paso de las diascoras a las bananas hubiese merecido una reflexión más detenida y una más extensa documentación, sobre todoteniendo en cuenta que al fin y al cabo nuestra interpretación del papel que en la red global puede jugar el espacio de estainvestigación se basa en la geometría más simple: la del triángulo; pero no es menos cierto que se hacía imperioso en ese puntono extendernos en nuevas direcciones, y sobre todo terminar la investigación.

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El desarrollo empíricoVemos, por tanto, cómo el aparente caos fractal adquiere un sentido de conjunto al

observarlo con cierta distancia. Era inevitable el tratamiento de todos los elementos teóricos quehemos recorrido, para poder proceder al análisis del objeto empírico de la investigación: laformación de un área mesopolitana de carácter transfronterizo en Badajoz, que se aborda en lasegunda parte del documento.

Buena parte de los conceptos desarrollados en la primera parte son de aplicación ahora, enprimer lugar para explicar la actual existencia de la ciudad (o mesópolis) de Badajoz comoculminación urbana del desarrollo agropolitano de los regadíos de las Vegas del Guadiana.

Ha sido preciso explicar sobre bases ecológicas la formación de la Extremadura actual, segúnel modelo de las tres adaptaciones (la dehesa, la roturación para el cultivo de secanos y elregadío), así la evolución del regadío en la región y su influencia en la ordenación territorial yla formación de los actuales ejes de desarrollo.

Nos hemos detenido especialmente, en buena lógica, en el caso de las Vegas del Guadiana,donde a lo largo de los últimos cuarenta años se ha venido formando un corredor, inicialmentedefinible como agropolitano (y que de hecho se extendía algo más allá de la frontera portuguesa,hasta Elvas), que está en la base de las tendencias urbanas actuales, y que constituye unaexplicación satisfactoria a la supervivencia como ciudad media (a pesar de sus débilescondiciones previas, como capital de provincias sin industria, excéntrica y en fondo de sacorespecto de los corredores económicos peninsulares), e incluso con fuertes tasas de crecimiento,de Badajoz. Sin el desarrollo del regadío no es posible entender el crecimiento experimentadopor la ciudad en las últimas décadas.

Forzosamente debíamos dedicar el mayor esfuerzo descriptivo a la ciudad, si bien hay quereconocer que el esfuerzo ha sido más de síntesis y de interpretación de estudios anteriores,especialmente del estudio socioeconómico que dirigí en 1995. Se han profundizado y actualizadoaquellos aspectos que mejor definen y describen a Badajoz como ciudad de servicios, y se hanintentado interpretar las posibilidades que se abren en lo que a los servicios avanzados y elcuaternario se refiere. Precisamente una de las cuestiones Lo que no pude hacer en aquel trabajohe podido empezar a desarrollarlo en el marco de esta investigación: el estudio del proceso depermeabilización de las fronteras intracomunitarias, y la extensión de la función metropolitanade la Badajoz en el territorio portugués. La posibilidad de reflexionar conjuntamente con colegasde Portugal, en diversas ocasiones, en torno a esta cuestión, ha sido especialmente útil, y creoque, además de las aportaciones de este trabajo, con el mismo han quedado abiertas interesantesvías a nuevas investigaciones en esa dirección.

Por otra parte, el desarrollo de nuestra hipótesis de la urbe global aconsejaba, finalmente,ubicar ese espacio objeto de análisis en un marco más amplio, siquiera en los espacios peninsulary europeo. De ahí que haya dedicado un último capítulo a esta cuestión, analizando con ciertodetenimiento el papel de la mesópolis de Badajoz en el conjunto de las redes urbanas deExtremadura y Alentejo, así como en el marco de las grandes tendencias territoriales peninsularesy europeas250.

Lo fundamental de esa aproximación supraregional es mostrar cómo en cierto modo, sin

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251 El juego de palabras no es muy sofisticado. En.red.ando es el nombre de una de las más populares ciberrevistas en español,es decir de ese espacio virtual -Internet- que constituye la mejor expresión de la urbe global virtual.

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cambiar de lugar las ciudades pueden moverse, al cambiar su posición en la urbe global, esto esen la red de comunicaciones entre los nodos fundamentales de la red. Una vez más, lo quenuestra investigación nos señala es la posibilidad de, efectivamente, construir modelos teóricosno sólo explicativos sino también prospectivos, al hallar situaciones que, efectivamente, serepiten. Los paralelismos encontrados entre la evolución de Zaragoza, y la que pronosticamospara Badajoz, deberían animar a afinar y desarrollar el modelo, con el fin de aplicarlo en otroslugares.

Propuesta de conclusiones

La hipótesis central de este trabajo plantea las potencialidades de desarrollo y bienestarde una región cuasi-natural transfronteriza, articulada por una ciudad media, dinámicay en acelerado proceso de modernización, a la que hemos aplicado el concepto de mesópolis.

En cierto modo podría considerarse una hipótesis antigua, si consideramos los modelosbasados en las ciudades medias popularizados en los años ‘60 y ‘70, cuando los problemassociales, urbanísticos y luego económicos (financieros) de las grandes ciudades y metrópolis delmundo desarrollado se manifestaron en toda su crudeza. Pero difiere sustancialmente de aquellosmodelos, basados en la planificación centralista y centralizadora, como la que casi acabó con laspequeñas y medianas ciudades en muchos países del mundo. Allí se proponía una redistribuciónplanificada de la población, las inversiones productivas... una re-ordenación de los territoriosnacionales.

Aquí asumimos la limitada capacidad de intervención sobre un territorio que no es sino elsustrato físico de la urbe global, pero a la vez otorgamos cierta capacidad de decisión a losagentes locales -sólo cierta, pues como ha quedado expuesto, en el actual debate de la SociologíaUrbana no me sitúo del lado de la ‘agency’, al otorgar el peso que merecen a los factoresestructurales, tanto de tipo ecológico como económico-.

Por tanto, nuestra hipótesis plantea cierta posibilidad autoorganizativa de esos espacios, enun mundo que se va en.red.ando251 y en el que las jerarquías urbanas apenas pueden sostenerse.¿Frente a la marginación tradicional del espacio que nos ocupa, o frente a la neomarginaciónposible a favor de la concentración de la actividad y la riqueza en las metrópolis de Madrid yLisboa, en un contexto de competencia y/o desconfianza de los polos potencialmentedinamizadoras de Extremadura y Alentejo, es posible la articulación de este territorio como unespacio quizás de no-riqueza, pero en cualquier caso de niveles razonables de bienestar ycreatividad, tomando como puntal a una mesópolis que actúa como motor articulador, y no comocapital parasitaria?.

Un espacio que, por otra parte, ha pasado de estar situado en un fondo de saco (tanto en ellado español como en el portugués de la frontera), a posicionarse en el centro de un triángulogeográfico en cierto modo privilegiado, entre tres dinámicas metrópolis ibéricas: Madrid, Lisboay Sevilla.

Si nuestra hipótesis es cierta, cosa que la investigación creo que ha confirmado, debemosentender que ello es posible sólo desde la convicción de la existencia de una base económicacapaz de cumplir los papeles que se exigen a una mesópolis. Una base en lo posible endógena,aunque el origen último lo hallemos en una actuación exógena y planificada -la transformaciónen regadío de las Vegas del Guadiana-, y en lo posible sostenible, en el sentido de perdurable.

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Los siguientes elementos constituirían esa base:a) Los regadíos. Su futuro aparece como sostenible, pero enfrentando importantes desafíos,

más allá de los derivados del debate sobre la Agenda 2.000 y la Política Agraria Comunitaria:posibles ampliaciones, productividad, generación de empleo fijo, sostenibilidad ecológica, etc.

b) El desarrollo industrial, con un frente importante, pero no único, en la industriaagroalimentaria. De hecho, la función tradicional de la agroindustria como factor de acumulaciónde capital se está verificando también en la zona, y empiezan a aparecer tímidamente inversionesindustriales que se diversifican.

Sin embargo, esa diversificación no se produce de forma polarizada, sino que se extiendeen una serie de corredores de flujos (de comunicaciones, de mercancías, de población, deinformación en suma...) en la región. No es previsible por tanto que Badajoz actúe como poloindustrial (algo ya intentado sin éxito en los años ‘70), sino que hay que pensar en su papel comoservidor informacional de dicho proceso, como polo que concentre los servicios a las empresasde su más amplio hinterland.

Todavía en lo que se refiere al desarrollo industrial, conviene retener el importante papel queel Alentejo puede cumplir en la medida en que ha sido capaz de desarrollar y mantener -en losúltimos años gracias precisamente a las demandas de Badajoz- un tejido de microempresasindustriales y constructoras de tipo artesanal.

c) Servicios avanzados. Lo dicho sobre la industria nos conecta con las posibilidades ylímites de crecimiento del tejido de servicios avanzados a las empresas y las personas. Al mismotiempo que se detectan desarrollos enmarcados en las tendencias más avanzadas de ladenominada economía digital, existen limitaciones estructurales fundamentales de ordentecnológico. En primer lugar, la mala calidad de las redes de telecomunicaciones, que constituyehoy por hoy un handicap difícilmente superable, así como la inexistencia en la ciudad -aunquesí los hay en su hinterland más amplio, en Mérida y Cáceres- de centros superiores de formacióninformática; pero no es menos limitante la pervivencia de una frontera comunicativa, absurdapero real, que también dificulta un desarrollo transfronterizo que rompa la tradicional asimetría.

La pervivencia de fronteras nacionales latentes, o de cristal, dificulta también el desarrollode otros servicios. Un ejemplo evidente lo hallamos en la incapacidad por parte de lasadmimistraciones nacionales de asumir el papel metropolitano que los centros médicos de laciudad cumplen -y sobre todo han de cumplir en mayor medida- también en el Alentejo, lo quefácticamente está contribuyendo al bloqueo, y a la pérdida de calidad, de unos centrosorganizativamente diseñados para una población censal sensiblemente inferior a la que realmentelos utiliza. Sin embargo, la medicina privada está adaptándose rápidamente a esta prestacióntransfronteriza de servicios, y los ofrece directamente y con gran éxito a la población portuguesa.

d) Los servicios educativos, aunque los incluimos en la nómina de servicios avanzados,adquieren un especial protagonismo y pueden jugar también un papel fundamental. Conocer cuáles exactamente ese papel debiera ser fundamental para la Universidad de Extremadura, o almenos para el campus instalado en la ciudad de Badajoz, donde no hay plena consciencia de lasposibilidades del hecho transfronterizo. Así, resulta incomprensible la resistencia numantina aincorporar en los curriculums enseñanzas que permitan a los estudiantes conocer el idioma y lacultura portuguesas.

A corto o medio plazo es evidente que la única vía para resolver este olvido de esa funcióntransfronteriza sea la segregación del campus de Badajoz como Universidad autónoma. En esemodelo la Universidad de Évora, que por otro lado cubre enseñanzas no existentes en Badajoz(y que está a casi la misma distancia de esta ciudad que el campus de Cáceres), debería funcionar

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252 Aunque para ello deberían superarse no pocos complejos de superioridad extendidos entre las clases medias pacenses, y queafectan incluso a buena parte de la propia comunidad universitaria.

253 Una buena parte de la demanda comercial local, y ya la mayor parte de la demanda del hinterland de Badajoz, especialmentedel hinterland portugués, es cubierta por grandes cadenas multinacionales (Pryca, Continente, Simago), o por grandes cadenasnacionales (El Corte Inglés, Eroski...) y franquicias.

254 De hecho, recientemente ha hecho su entrada en la ciudad Eroski, a través de cadena de superficies medias (concepto a mediocamino entre el supermercado y el hipermercado o ‘gran superficie’).

255 El último proyecto surgido en esta línea viene a recuperar, curiosamente, la idea de la ciudad nueva como descongestión deMadrid propuesta en los años ‘70, que ya hemos analizado ampliamente. Un grupo empresarial acaba de pujar fuerte poradjudicarse la propiedad de las instalaciones abandonadas de la infausta central nuclear de Valdecaballeros, donde ya se hadesarrollado una importante urbanización complementada con recursos como un balneario, para construir en ella un centro

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asimismo como elemento complementario252. En este sentido, es posible esperar en el futurosinergias importantes, probablemente en primer lugar a través de programas de postgrado,doctorado, etc. Aunque una vez más las trabas administrativas (las fronteras de cristal queperduran) en lo que hace a la homologación de títulos en ambos países dificulta el proceso, sinembargo la reciente conferencia iberoamericana de rectores, celebrada en enero de 1999 enExtremadura, ha abierto ciertas esperanzas.

Por otra parte, no sólo la enseñanza universitaria, sino también la educación básica, así comola formación no reglada, aportan oportunidades nuevas en la proyección transfronteriza de laciudad. De un lado en la medida en que preparen a los ciudadanos para la multiculturalidad, yde otra parte extendiendo sus servicios especializados a la región portuguesa.

e) El comercio. Aunque difícilmente puede hablarse de base endógena en lo que al sistemade distribución comercial se refiere253, existen todavía muchas posibilidades en el comercio almenor, en la línea de la especialización sectorial, si Badajoz quiere conservar su posición comocentro comercial transfronterizo. De hecho, en los últimos meses hemos asistido a la apariciónde diversos comercios sofisticados y de alta especialización en el casco antiguo, aprovechandolos programas de recuperación de esta zona de la ciudad. Así como es previsible que, a corto ymedio plazo, algunos comerciantes alentejanos instalen representaciones en la ciudad (ya lo hanhecho algunas grandes empresas, como la marca Pagapouco); de hecho, la política económicade la ciudad debería orientarse a captar a estos comerciantes, especialmente a aquellosespecializados en productos artesanales y en general en bienes de consumo intensivos en manode obra.

En lo que a las grandes superficies se refiere las posibilidades de expansión están, al menosa diez años vista, saturadas, e incluso es posible que asistamos al surgimiento de algúnestablecimiento de este tipo en Portugal que intente recortar parte del público alentejano a lasempresas ya instaladas en Badajoz (Pryca y Continente). No obstante, no sería menos probableque la próxima apertura de los nuevos grandes almacenes de El Corte Inglés en la ciudad renueveel compromiso de los alentejanos con el comercio pacense, atrayendo con ello la implantaciónde alguna otra empresa254.

Por otra parte, el desarrollo de una planificación decididamente transfronteriza deberíapermitir incorporar -en la promoción de la ciudad- la trama comercial de Elvas a la ofertacomercial mesopolitana de Badajoz.

f) El turismo de interior (rural, ecológico e histórico-artístico). La infraestructura turísticadel conjunto Extremadura/Alentejo constituye ya de hecho para la mesópolis de Badajoz unafuente de recursos, especializaciones y complementariedades. La fuerte posición queExtremadura viene tomando en lo que al turismo interior se refiere (tanto en lo que al turismorural y/o ecológico se refiere, como en lo referido a las nuevas formas de turismo cultural y deinterior en general255), unido al enorme potencial del Alentejo en infraestructuras de turismo rural

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recreativo.

256 Por lo que hoy por hoy se conoce, el programa Interrreg III de la Unión Europea va a perseguir justamente, en lo que a lacolaboración transfronteriza se refiere, que las iniciativas surjan en los propios municipios, en lugar de en las entidadessuperiores. Lógicamente, ello deberá desembocar en directivas comunitarias que regulen la formación de instituciones localestransnacionales, lo que augura grandes dificultades de trámite parlamentario en muchos estados nacionales.

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de calidad, potencian el papel articulador de la ciudad, que ofrece tanto servicios a las empresasturísticas de ambos lados de la frontera como un complemento urbano blando, conveniente a laslargas estancias rurales. La posibilidad de pasar unos días en una quinta alentejana, auténticamaravilla arquitectónica, paisajística y gastronómica, cazando en un cortijo extremeño, ovisitando yacimientos arqueológicos y ruinas romanas, teniendo a la vez la inmediatez de unaciudad en la que se ofertan complementos de ocio nocturno netamente urbanos junto a una ofertacomercial avanzada, constituye sin duda un valor que está, todavía, por explotar en su verdaderadimensión.

Todo ese potencial apenas esbozado debería tener como resultado a medio/largo plazo, enla medida en que nuestras hipótesis sean apropiadas, un fuerte impacto económico y territorialsobre el conjunto regional, que se debe tener en cuenta, según ha quedado planteado ydesarrollado más ampliamente en el texto, respecto a dos cuestiones:

a) El papel de Badajoz como mesópolis transfronteriza, pero también y por tanto,como centro articulador de buena parte de la red urbana de Extremadura yAlentejo. Esta tendencia debe tener ciertas consecuencias en la política territorial deambas regiones, en el caso español aplicada tanto por el gobierno del Estado como sobretodo por el gobierno regional, y en el caso portugués por parte de la administracióncentral. Ello exige el diseño de las nuevas infraestructuras de comunicaciones, como porejemplo la definición del aeropuerto de Badajoz como aeropuerto regional transfronteri-zo, la definición de los nuevos ferrocarriles de alta velocidad que conecten Madrid conLisboa, o el cableado telemático de ambas regiones, etc.b) El papel de Badajoz como activador -no como captador parasitario, sino comomultiplicador- de recursos y potencialidades de su hinterland, en suma como uninstrumento potenciador del desarrollo económico y del bienestar del conjunto de laregión, en la medida en que la concentración de una determinada masa crítica en laciudad contribuirá a la difusión de capacidades y oportunidades en su entorno.

En fin, otra de las conclusiones que se ha puesto de manifiesto en el curso de la investigaciónes no sólo la necesidad, sino incluso la inevitabilidad, tanto de una planificación (de infraestruc-turas y equipamientos de desarrollo y de niveles de protección del territorio, en sum articulandoun espacio extremeño-alentejano eficaz, atractivo y competitivo, que pase de las relaciones dedependencia/desequilibrio a un tipo de relaciones basadas en la complementariedad/sinergia),como de un planeamiento urbano (ya refiriéndonos al área mesopolitana de Badajoz), que superelas barreras administrativas estatales derivadas de la existencia de la frontera de cristal256.

La síntesis abierta

En realidad, y no es una sorpresa pues la experiencia nos dicta que así ocurre una y otra vez,esta investigación abre casi más interrogantes de los que pretende responder, y lo hace ademásen direcciones muy dispares. Al menos, no lo suficientemente diversas como para permitir alinvestigador, una vez más, superar el temor a una oclusiva especialización.

Sobre algunos de esos interrogantes ellos ya estoy trabajando, y otros pueden constituir,

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257 De alguna manera, los modelos tradicionales de interpretación de la Urbanización responden a los mismos esquemasmecanicistas que han caracterizado las teorías del Desarrollo. En este sentido, me parece igual de interesante demostrar que hayvías de desarrollo alternativas (rodeos) a las etapas de Rostow, basadas la industrialización y medibles exclusivamente a travésde la cuantía y composición del PIB, como mostrar que existen procesos de urbanización que no responden a un merocrecimiento demográfico, o a una especialización sectorial que pase por la industrialización.

258 Dado el carácter religioso que, por antonomasia, tiene la obra de Theilard de Chardin (por más que se trate de trabajosanclados en los paradigmas de las ciencias físico-naturales), se me permitirá hablar por tanto, en su caso, de aportaciones‘proféticas’.

259 La preparación, en los últimos meses, de varias conferencias sobre Internet y las nuevas tecnologías de la información, meha dado ocasión de reflexionar más intensamente sobre esta cuestión. He observado que los intentos de ‘ampliar’ el modeloPOET no han sido muy efectivos, pero estoy trabajando sobre la posibilidad de incorporar un quinto elemento que lo haríamucho más operativo: la Información, por cuanto la dirección y velocidad de su flujo seguramente es determinante de la mayoro menor influencia de cada uno de los componentes en un momento y lugar dados. Pero son apenas esbozos, sobre los que andotodavía a la búsqueda de literatura, y que por tanto quizás no deberían ni ser citados en un documento como éste.

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estimo, futuros objetos de investigación para otros científicos sociales. Señalando algunas deestas nuevas vías posibles de trabajo, cabría hablar al menos de las siguientes cuestiones:

En el marco de la Sociología Rural, Urbana y de la Urbanización1. Conocer más a fondo los procesos a través de los cuales el regadío produce la

urbanización, estudiando las diferencias que pueden producirse en distintos entornos ambientales,así como las diferencias que presenta este tipo de urbanización respecto de la basada en losesquemas clásicos de desarrollo basados en la industrialización257. Precisamente en el ámbitotransfronterizo vamos a contar ahora con un nuevo laboratorio para estudiar estos procesos, conla construcción del embalse de Alqueva y la subsiguiente transformación en regadío que se vaa realizar en la zona central y meridional del Alentejo.

2. Definir instrumentos para la definición de lo rural y lo urbano, así como para medir losniveles de urbanización. Probablemente, a la luz de lo que hemos investigado, el análisis de lasredes relacionales, y los flujos de información, modernizando los instrumentos apuntados por latemprana Escuela de Chicago, constituya un método más adecuado que el análisis de la actividadsectorial.

En el ámbito de la Sociología Urbana, de las teorías sobre la Globalización y laCibersociología

3. Profundizar en todo lo que implica el concepto de ciudad global en red. Con posterioridadal cierre de este trabajo, he podido desarrollar un poco más ampliamente algunos aspectos,incorporando las casi proféticas aportaciones de Theilard de Chardin258 sobre la noosfera. LaInternet constituye, actualmente, un proceso social evolutivo que es necesario considerar a eserespecto, y es de hecho una de las vías sobre las que, desde hace unos meses, estoy trabajando.

4. Aplicar el concepto de mesópolis a otras ciudades, con el fin de comprobar la validezoperacional del mismo.

5. Recuperar y profundizar en las posibilidades de la aplicación del modelo ecológico parael análisis tanto de las estructuras sociales como de su evolución. En esa línea espero trabajarsiquiera parcialmente en el futuro, a partir de la redefinición del mismo a que nos conducen losnuevos conocimientos relacionados con el desarrollo de la Sociedad de la Información259.

En el ámbito de los Estudios Regionales6. Profundizar en el conocimiento de los procesos de dilución de fronteras. Se ha iniciado

ya de hecho en mi entorno una investigación sobre las posibilidades de desarrollo de una región

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supranacional transfronteriza en Extremadura y Alentejo, lo que nos ha animado también aempezar a trabajar con otros colegas en el campo de la identidad territorial de ese nuevo espaciopotencial.

La cuestión, esencialmente, es la siguiente: ¿puede existir una identidadextremeño-alentejana que favorezca incluso la aparición de instituciones políticas transfronteri-zas?.

Respecto a ambas cuestiones, pienso que tanto el desarrollo de las dos regiones transfronteri-zas más antiguas de Europa, como los procesos más recientes en la frontera méxicoestadounien-se, pueden aportarnos elementos de juicio sobre esta cuestión.

7. Profundizar en los procesos a través de los cuales la existencia de una determinada masacrítica en las mesópolis potencia a su hinterland.

Badajoz, 14 de abril de 1999

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