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BAJO EBRO - balneariodeparacuellos.com

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Como desvela el espléndido novelista JesúsMoncada, el Bajo Ebro zaragozano vio alterados susancestrales modos de vida a mediados del siglo XX,cuando se construyeron las grandes presas deMequinenza y Ribarroja. Hasta entonces, su uni-verso giraba en torno al gran río, que regaba sushuertas y ejercía de vía de comunicación naturalentre el Mediterráneo y la capital aragonesa. Endeterminados puntos se podía vadear en barcazasque cruzaban de una a otra orilla a personas y vehí-culos. Y unas singulares embarcaciones (laúdes ollauts) acarreaban pesadas mercancías corrienteabajo, con la ayuda de remos y velas, o corrientearriba, remolcadas desde la ribera con sirgas deesparto por caballerías.

La infranqueable barrera de los embalses no sólomodificó la fauna acuática de la zona, de dondedesaparecieron numerosas especies migratorias anteshabituales como la anguila o el esturión, sino que,junto con la precipitada llegada del mundo moderno,desencadenó un radical e irremediable cambio econó-mico y de costumbres.

BAJO EBRO

Las primeras poblaciones de la Ribera Baja queel viajero procedente de Zaragoza encuentra a supaso son Pina de Ebro y Quinto. Ambas tienenen común cuantiosos retazos de historia, visiblesaún en escondidas aljamas judías, palacios rena-centistas e interesantes muestras de arte mudéjar.En el caso de Pina, se advierte la maestría de losconstructores moriscos en el convento francisca-no de San Salvador y en latorre de Santa María, mientrasen Quinto descuella la señorialiglesia de la Asunción, sobre unelevado promontorio.

BAJO EBRO

A pesar de su inicial prosperidad, el enclave fue abandonado unas décadas despuésde su creación, lo que ha permitido desenterrar casi intacta parte de su trama urba-na, surcada por anchas calles pavimentadas. Éstas regulan el tránsito hacia edificiospúblicos y viviendas, decoradas con pinturas y originales mosaicos conservados “insitu”. Junto al yacimiento se ha construido un centro de interpretación donde seexponen abundantes objetos procedentes del mismo y se cuenta su historia. Pero losatractivos de Velilla no se agotan en la antigua Celsa pues también merece la penaacercarse hasta la iglesia mudéjar de Nuestra Señora de la Asunción y a la ermita deSan Nicolás de Bari, con un ábside románico y una campana que, según la leyenda,repica sola, sin la intervención de ningún campanero, cuando se produce algúnsuceso especialmente luctuoso.

A continuación aparecen Gelsa y Velilla de Ebro,dos localidades relacionadas con una colonia roma-na. La primera, con sinuosas callejuelas de sabormorisco, toma su nombre del asentamiento de laAntigüedad situado junto a la segunda, en un lugar

privilegiado de la vega del río. Allíasombran al visitante las ruinas deCelsa, ciudad fundada el año 44a.C. por Marco Emilio Lépido,aliado de Julio César, en el solar deun poblado íbero anterior.

Una historia milenaria

Iglesia de la Asunción. Quinto

Mosaicos de Celsa

Ruinas de Celsa. Velilla de Ebro Gelsa

Torre de la Iglesia. Pina de Ebro

Chopera. Pina de Ebro

Sástago y Escatrón son las localidadesmás pobladas de esta zona, área de laque se extrae la mayor parte del alabas-tro utilizado en el mundo. Con este tipode roca, traslúcida y fácil de trabajar, seconfeccionan desde la Antigüedad

esculturas, celosías, cerramientos de ventanas y objetos decorati-vos. En alabastro se esculpió el exquisito retablo mayor de la igle-sia de la Asunción de Escatrón procedente del cercano Monaste-rio de Rueda, para el que fue tallado a comienzos del siglo XVII.

Dicho cenobio, llamado así por una colosal noria que elevaba el agua del río hacia sus huertas, fue fundado aprincipios del siglo XIII por la Orden del Císter. Su monumental iglesia, el claustro y las diferentes dependen-cias monásticas, levantadas en escuadrada piedra sillar de acuerdo a los cánones cistercienses, contrastan con suoctogonal torre mudéjar de ladrillo. En la actualidad, el conjunto acoge el Museo del Ebro y el antiguo palacioabacial ha sido convertido en una cautivadora hospedería.

La cuna del alabastroy el Monasterio de Rueda

Algo más al sur, el Ebro se retuerce sobre sí mismo enintrincados meandros. A su amparo se disponen sober-bios miradores desde donde contemplar el cauce flu-vial, ribeteado por el verdor de las arboledas, y unaserie de núcleos de población dedicados fundamental-mente a tareas agrícolas: La Zaida, Alforque, CincoOlivas y Alborge. Todos ellos ofrecen al excursionistasobrios templos parroquiales y notorios ejemplos dearquitectura popular, entre los que sobresalen sus moli-nos, tanto harineros como aceiteros.

BAJO EBRO

Cinco Olivas

Talla en alabastro

Iglesia. Alforque

Claustro. Monasterio de Rueda

Las escasas precipitaciones y las enormes oscilaciones tér-micas han modelado un paisaje de suma aridez, falsamen-te aliviada por una red de lagunas de agua salada. Plantas,animales y el mismo hombre se han visto obligados a des-arrollar distintas estrategias de supervivencia, si bien losnuevos regadíos están haciendo cambiar las expectativas depueblos como La Almolda o Bujaraloz, que cuentan conrelevantes casonas renacentistas y barrocas.

BAJO EBRO Los Monegros zaragozanos

Desde esa parte del río hacia el Norte, hasta las estribaciones meridionales de la Sierra de Alcubierre, se extienden llanuras y lomas de áspera belleza.

Vista de La Almolda

Santa Quiteria. La Almolda

Mercado. La Almolda

Sierra de Alcubierre

Casona renacentista. Bujaraloz

BAJO EBRO

De nuevo en el Ebro nos recibe la presa de Mequinenza, que a causa de su anchura yde sus más de 100 kilómetros de longitud también es conocida como el Mar de Aragón.Desde su entrada en funcionamiento, en 1965, se ha convertido en un paraíso paraquienes practican deportes náuticos y, sobre todo, para los pescadores, ya que se repo-bló con especies importadas, de gran tamaño, como el siluro y el black bass.

El mar de Aragón

Casi en su extremo norte se sitúa Chiprana. En su cuidado casco urbano llamanla atención los restos de un mausoleo romano del siglo II, empotrados en unmuro de la ermita de la Consolación, y la iglesia de San Juan, con un inespera-do interior mudéjar decorado con motivos geométricos de vivos colores. Dichotemplo estuvo adscrito a un señorío de la orden de San Juan de Jerusalén, quetuvo su centro neurálgico en Caspe. La historia de esta última población está

Presa de Mequinenza

Iglesia de San Juan. Chiprana

Salada. Chiprana

BAJO EBRO

El mar de Aragón

marcada por acontecimientos de grantrascendencia. En su término se hanencontrado vestigios ibéricos y romanos,como el llamado mausoleo deMiralpeix. Pero es en la Edad Mediacuando pasó a desempeñar un papel deprimer orden. En Caspe concurrían

varias vías secundarias del Camino de Santiago queremontaban el Ebro procedentes de los puertos deCataluña y Valencia. Y, en 1412, fue la sede del famo-so Compromiso que decidió pacíficamente la sucesiónal trono de la Corona de Aragón. De ese periodo tar-domedieval datan la colegiata gótica de Santa María,cuyo interior fue devastado durante la Guerra Civil,así como el castillo y el convento de los sanjuanistas.En Caspe, donde se firmó el primer Estatuto deAragón en mayo de 1936, también son de admirardiversos palacios y ermitas, junto con la vistosa Torrede Salamanca, una maciza fortificación decimonónicade estampa medieval.En la confluencia de los ríos Ebro, Cinca y Segre sealza el majestuoso castillo medieval de Mequinenza,imperturbable y excepcionalmente conservado. Lavilla es de reciente construcción pues la anterior quedósumergida bajo las aguas de los embalses. Y lo mismosucede en el caso de Fayón, cuya antigua torre campa-nario emerge tenaz cuando la sequía hace bajar el niveldel pantano como testigo mudo de otros tiempos.

Colegiata. Caspe

Castillo. Mequinenza Fayón

Caspe

Por el intrincado

Ya a orillas del agresterío Matarraña, se suceden Nonaspe, Fabaray Maella. Las tres rivalizan en la belleza desus iglesias góticas, de sus plazas mayores yde sus Ayuntamientos,alojados en edificiosmedievales.

BAJO EBRO

Mausoleo romano. Fabara

Fabara, además, posee un panteónromano en forma de templo clási-co único en la Península Ibérica yun museo dedicado al pintor localVirgilio Albiac, autor de lumino-sos paisajes. Maella, por su parte,presume de albergar la casa natal deuno de los precursores dela escultura moderna,Pablo Gargallo, dondese exponen permanente-mente algunas de susobras.

Matarraña

Iglesia. Maella Escultura en bronce de P. Gargallo

Museo EtnológicoNonaspe.

Museo Gargallo. Maella Ayuntamiento. Fabara

OOFFIICCIINNAASS DDEE TTUURRIISSMMOO

OOffiicciinnaa ddee TTuurriissmmoo ddee CCaassppeeCasa-Palacio Piazuelo Barberán. Pza. España, 1Tfno.: 976 636 533

OOffiicciinnaa ddee TTuurriissmmoo ddee MMeeqquuiinneennzzaaPza. del Ayuntamiento, 5Tfno.: 974 464 136

MMUUSSEEOOSS

CCeennttrroo MMoonnooggrrááffiiccoo ddee llaa CCoolloonniiaa CCeellssaaEras de Velilla de EbroTfno.: 629 243 670 / 976 222 181 (Museo de Zaragoza)

MMuusseeoo ddee HHeerráállddiiccaa IInnssttiittuucciioonnaall ddee llaa CCoorroonnaa ddee AArraaggóónnTorre Salamanca – CaspeTfno.: 976 636 533

MMuusseeoo ddee NNuummiissmmááttiiccaaPza España, nº 1 – CaspeTfno.: 976 636 533

HHeerrbbaarriioo ddee llaass SSaallaaddaassMayor, 25 – ChipranaTfno.: 976 637 228 (Ayto.)

EEssppaacciioo EExxppoossiittiivvoo MMaauussoolleeoo ddee FFaabbaarraaLa Piñera – FabaraTfno.: 976 635 001

MMuusseeoo ddee PPiinnttuurraa VViirrggiilliioo AAllbbiiaaccPza. España, 3 – FabaraTfno.: 976 635 001

CCaassaa MMuusseeoo PPaabblloo GGaarrggaallllooAvda. Pablo Gargallo, 1 – MaellaTfno.: 976 638 305

MMuusseeoo EEttnnoollóóggiiccooSoldevilla, 33 – NonaspeTfno.: 976 636 082 / 976 636 203

ALCAÑIZ /CASTELLÓN

TERUEL / VALENCIA

FRAGA / BARCELONA

LOGROÑO / BILBAO

HUESCA / FRANCIA

MADRIDPina

Bujaraloz

Quinto

Sástago

Maella

Nonaspe

MEQUINENZA

Gelsa

Monasteriode Rueda

CASPEFabara

Fayón

ZARAGOZA

Chiprana

Una sucesión de atentos vigías

El Bajo Ebro zaragozano ha sido escena-rio de incontables conflictos bélicos a lolargo de la historia. De una de esas épo-cas de zozobra pervive, en la margenderecha del río, una nutrida serie detorreones fortificados repartidos por ris-cos y promontorios, a modo de monu-mentos conmemorativos. Fueron erigi-dos durante la última guerra carlista(1872-1876) por las fuerzas del generalManuel Salamanca y Negrete, comoparte de una compleja red de comunica-ciones. Cuando la línea telegráfica eracortada, alertaban del paso de guerrillerosenemigos o del ataque a poblaciones cer-canas mediante señales ópticas, ya fueranhogueras, faroles, espejos,banderas o ingenios demadera con aspas móviles.

Pablo Gargallo (1881-1934) ha sido con-siderado uno de los principales renovado-res de la escultura europea contemporá-nea. Nacido en Maella, cuando todavíaera un niño su familia se afincó enBarcelona en busca de un futuro máspróspero. En la ciudad condal recibió suprimera formación artística y entablóamistad con creadores de la talla dePicasso. Al igual que el malagueño uni-versal, pronto marchó a París, dondeconoció de primera mano lasVanguardias. Como hijo de herre-ro que era, trabajó el metal desdemuy joven y a este materialtrasladó los postuladoscubistas, tan en boga acomienzos del sigloXX, para dar vida aunas figuras queaúnan a partes iguales fuer-za, sentimiento y delicadeza.

Y el hierro cobró vida

Torre de Salamanca.Caspe

Saludo olímpico.P. Gargallo