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Universidad del Valle Trabajo de grado I (avance) Facultad de Humanidades Prof. Jairo H. Arroyo Departamento de Historia César Zape Cod.0133627 Estado de la cuestión (avance) En el actual estado de revisión bibliográfica sobre mi tema de investigación (algo somera debido a cuestiones de tiempo, presionadas por políticas administrativas del Departamento de Historia), he podido leer, comprender, extractar y valorizar, los aspectos más importantes relacionados con un primer acercamiento a mi tema de investigación: esto se encarnó en la tarea de encontrar, como primera instancia, el cacao en la economía del país empezando el siglo XX y, en la medida de lo posible, a Puerto Tejada como productor del mismo. Debo decir que lo primero, aunque muy general, fue posible, lo segundo corrió con contraria suerte. De los libros que leí (de los cuales el 90% son compilaciones), casi todos se refirieron a información histórica como tal, sólo uno, Lecturas sobre economía colombiana: siglo XX, y especialmente el artículo La estructura agraria en Colombia de Oscar Delgado, me dio información conceptual y analítica. El libro de Jesús Antonio Bejarano, El régimen agrario de la economía exportadora a la economía industrial 1 , publicado en 1979, es, a mi parecer, el trabajo que da más luces acerca la gestación de la pequeña economía nacional basada en dinámicas 1 Véase: BEJARANO, Jesús Antonio. El régimen agrario de la economía exportadora a la economía industrial. Medellín: La Carreta, 1979. 371 p.

Balance historiográfico sobre economía en Colombia a inicios del siglo XX

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Estado de la cuestión en donde se ponen en diálogo diferentes ideas de autores de las ciencias sociales sobre la economía de Colombia a principios del siglo XX.

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Universidad del Valle Trabajo de grado I (avance)Facultad de Humanidades Prof. Jairo H. ArroyoDepartamento de Historia César Zape Cod.0133627

Estado de la cuestión (avance)

En el actual estado de revisión bibliográfica sobre mi tema de investigación (algo somera debido a cuestiones de tiempo, presionadas por políticas administrativas del Departamento de Historia), he podido leer, comprender, extractar y valorizar, los aspectos más importantes relacionados con un primer acercamiento a mi tema de investigación: esto se encarnó en la tarea de encontrar, como primera instancia, el cacao en la economía del país empezando el siglo XX y, en la medida de lo posible, a Puerto Tejada como productor del mismo. Debo decir que lo primero, aunque muy general, fue posible, lo segundo corrió con contraria suerte.

De los libros que leí (de los cuales el 90% son compilaciones), casi todos se refirieron a información histórica como tal, sólo uno, Lecturas sobre economía colombiana: siglo XX, y especialmente el artículo La estructura agraria en Colombia de Oscar Delgado, me dio información conceptual y analítica. El libro de Jesús Antonio Bejarano, El régimen agrario de la economía exportadora a la economía industrial1, publicado en 1979, es, a mi parecer, el trabajo que da más luces acerca la gestación de la pequeña economía nacional basada en dinámicas industriales desde 1920 (por lo menos del grupo de libros que leí esta vez) y al mismo tiempo define categóricamente la cuestión agraria en términos de los cambios recurrencias. Fue de suma importancia también por su claridad teórica, interpretativa y por los elementos metodológicos utilizados por el autor. Lastimosamente, este libro tiene tantas referencias, citas, fuentes y reflexiones, que se tratarán se manera introductoria, debido, repito, a cuestiones de tiempo y a parámetros intempestivos de la administración del Departamento.

El desarrollo de este informe está propuesto de la siguiente manera: una primera parte que se supone es introductoria, en donde me basaré por completo en libro de Bejarano citado anteriormente, aspirando a ser lo más breve y conciso posible, pero también trayendo aspectos relacionados con el cacao. La segunda parte tiene que ver con el resto de textos consultados. La dinámica será la de citar las referencias bibliográficas y de ahí poner en cuestión lo que se relaciona con mi tema de investigación.

1 Véase: BEJARANO, Jesús Antonio. El régimen agrario de la economía exportadora a la economía industrial. Medellín: La Carreta, 1979. 371 p.

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A raíz de la Primera Guerra Mundial, se dio en Colombia una distorsión comercial que desaceleró la exportación de café, perjudicó su precio internacional y cerró los mercados más importantes. Según Bejarano, debido a esta situación de carácter coyuntural, aquellos capitales acumulados históricamente por la economía de exportación paulatinamente se fueron trasladando hacia un incipiente sector manufacturero2. Debido a esta eventualidad, el gobierno empezó contemplar la necesidad de reorientar la economía, es decir, entrar en un proceso de modernización económica, que permitiera el desarrollo manufacturero y de obras públicas. La premisa fundamental era crear las condiciones para crear un mercado interno fuerte, conectando por carreteras y vías férreas, las diferentes regiones del país, pero más importante, buscar la emergencia de los mercados de trabajo, monetario, capitales y tierras. Se trataba entonces de un tipo de modernización capitalista, que buscaba consolidar los mercados mediante una fuerte inversión en obras públicas, la protección industrial y la estabilidad monetaria y financiera. El desarrollo de las vías iba a permitir la movilidad del mercado de trabajo pero también la valorización de las tierras dedicadas a la agricultura, generando así las condiciones iniciales para el desarrollo del mercado de tierras. Las industrias partirían dinamizar el marcado de trabajo y vincular a los sujetos al mercado monetario mediante salarios. Además, se suponía debía responder a la demanda de bienes de la sociedad agrícola y, al mismo tiempo, el campo debería responder a la demanda (materias primas y alimentos) del sector industrial y las ciudades. La modernización, en pocas palabras, permitiría romper las dinámicas tradicionales de relacionarse en la producción agropecuaria, reformar por completo el marco legal, además presionando los salarios de los trabajadores rurales sujetos a la tierra y valorizando las tierras por su cercanía a las obras de infraestructura o por los productos mismos. He aquí la cuestión: la situación campesina, casi que generalmente, se caracterizó, en 1920 y 1930, por esta ardua contradicción. Eso se evidenció no solamente con conflictos campesinos sino también con casos en los que ciertos sujetos vinculados a la producción agrícola lograron integrarse en el circuito modernizador.

Parecer que la mayor contribución de Bejarano en cuanto a la utilización del cacao en ese tiempo está relacionada con su destino a la industria nacional3, especialmente a la Compañía Nacional de Chocolates. Sin duda es un buen indicio para explicarme algunas dinámicas productivas y comerciales de Puerto Tejada en ese tiempo, sin embargo está por ser revisado. En conclusión parece verosímil que, después de revisar el contexto de la economía nacional, el desarrollo productivo en el caso de mi tema de investigación esté marcado hacia esa dirección.

2 Ibid., p. 32-33.

3 Ibid., p. 44.

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TOVAR ZAMBRANO, Bernardo. La economía cafetera (1886-1922). En: Nueva Historia de Colombia. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, 1989. Vol. 5. p. 9-50.

Bernardo Tovar empieza refriéndose al cacao desde la perspectiva del proceso de modernización del país, entendida como el desarrollo industrial, empezando la década de 1920. Para él, “la modernización económica tendía entonces a asumir una expresión urbana, en la cual eran los centros industriales (Medellín, Bogotá, Barranquilla y Cali) los que tenían el mayor dinamismo. El desarrollo del sector humano conllevaba importantes consecuencias: como centros de mercados le planteaba inmediatas demandas a la producción agraria, en cuanto al suministro de alimentos para la población y de algunas materias primas para la industria urbana. De este modo, algunos productos como el trigo, la caña de azúcar, el algodón, el arroz, el cacao, el tabaco, la carne y otros, adquirieron un cierto incremento…”4. Después, para la distorsión comercial resultado de la Primera Guerra Mundial, Tovar menciona algunos comportamientos de ciertos productos agrícolas: “De igual manera, la agricultura recibía el estímulo del mercado interno en la proporción en que disminuía la importación de los productos que competían con los nativos. De este modo, el descenso de las importaciones de arroz fue cubierto por la producción interna, la cual, inclusive, dejó un remanente que se exportó a Panamá, Puerto Rico y Cuba; ante la expansión del comercio interno, en 1917 se dejó de exportar cacao para destinarlo a dicho consumo; el tabaco duplicó su producción entre 1915 y 1919; incrementos apreciables se presentaron en el trigo y en el algodón, pero eso último no lograba copar la demanda interna”5. Solamente éstas dos referencias pude hallar el este artículo.

BEJARANO, Jesús Antonio. La economía entre 1930 y 1945. En: Nueva Historia de Colombia. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, 1989. Vol. 5. p. 115-148.

En un intento por mostrar el comportamiento agrícola hacia los años de la crisis, Bejarano muestra el del cacao: “(…) si bien el producto cayó en 2.4% entre 1929 y 1931, aun así logró mantenerse por encima de los niveles alcanzados en 1928, gracias al buen desempeño del sector agrícola, al crecimiento de las exportaciones de café y oro, y al impacto de la reforma arancelaria expedida en 1931, que no sólo protegió algunos sectores manufactureros, sino que estimuló la producción de alimentos sustitutivos de importaciones como azúcar, arroz o cacao”6. Y acerca de la implementación de nuevas técnicas, aunque 4 TOVAR ZAMBRANO, Bernardo. La economía cafetera (1886-1922). En: Nueva Historia de Colombia. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, 1989. Vol. 5. p. 19.

5 Ibid., p. 43.

6 BEJARANO, Jesús Antonio. La economía entre 1930 y 1945. En: Nueva Historia de Colombia. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, 1989. Vol. 5. p. 116.

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no se ve explícitamente el cacao, es importante comprender los cambios en el sector: “(…) quizás el hecho más destacable en el desarrollo agropecuario entre 1930 y 1945 se refiere a las innovaciones que comenzaron a introducirse por primera vez con alguna amplitud en la agricultura (…) En cuanto a las técnicas agrícolas, si bien los niveles de mecanización no se alteraron sustantivamente, se registraron algunos avances de importancia sobre todo en el Valle, Tolima y Cundinamarca”7. En este sentido existió una preocupación desde el gobierno por el desarrollo agropecuario, a través de políticas directas: “(…) desde 1931 comienza a desarrollarse (la política agrícola) a través de la creación del Consejo Nacional de Agricultura planes para la expansión y estímulo de la producción agrícola; los propósitos del consejo (…) eran, entre otros, promover la investigación, la enseñanza y la extensión agrícolas, crear institutos de agricultura en las principales regiones del país y adquirir maquinaria que sería alquilada a los agricultores a bajos precios”8. Esto podría servir para responder a la pregunta acerca de las técnicas que utilizaron los cacaoteros del Puerto Tejada para llevar a cabo la producción. Con técnicas no pienso solamente en herramientas sino también en nuevos tipos de conocimientos.

Por último encontré una referencia pero bien entrada la década del treinta: “A lo largo de la década de los treinta, los aranceles de alimentos y materias permanecieron relativamente altos (…) no obstante lo cual las importaciones de algunos productos siguieron siendo elevados. De hecho, para 1938 se importaba el 43.5% del total de algodón consumido, el 83.4% de la copra, el 21.8% del azúcar refinado, y el 22.1% del cacao…”9.

BEJARANO, Jesús Antonio. El despegue cafetero (1900-1928). En: OCAMPO, José Antonio (compilador). Historia económica de Colombia. Bogotá: Presidencia de la República, 1997. p. 231-279.

Una síntesis del estado de la agricultura colombiana a principios de 1920 que me pareció interesante para repasar el contexto del campo colombiano y aproximarme a la situación de aquellos productores de cacao: “Si intentásemos una radiografía de la agricultura colombiana hacia 1920, encontraríamos, como el rasgo más notable, una estructura agraria heterogénea con una escasa franja de territorio cultivado y apenas una cuarta parte de las tierras bajo algún tipo de utilización económica. En esta pequeña porción del territorio explotado podrán distinguirse, en grandes líneas, cuatro formas de explotaciones agropecuarias. En primer término, las grandes haciendas ganaderas de la Costa Norte y Antioquía, surgidas la mayoría al amparo de la ocupación de tierras públicas en la segunda

7 Ibid., p. 126-127.

8 Ibid., p. 127.

9 Ibid., p. 128.

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mitad del siglo XIX y primeros decenios del XX, a las que se sumaban las antiguas haciendas ganaderas de origen colonial en Cundinamarca, Valle del Cauca, sur del Tolima y el Huila, junto con las de Casanare y San Martín. En este segundo lugar, las grandes haciendas cafeteras de Cundinamarca, Santanderes y del oriente del Tolima, consolidadas como áreas nuevas después de 1870 o transformadas desde entonces en plantíos de café. En tercer término, algunas explotaciones modernas dedicadas preferentemente a la caña de azúcar en el Valle del Cauca, unas modernas pero escasas explotaciones ganaderas en la Costa Norte y haciendas ganaderas de moderada extensión en la altiplanicie cundiboyacense. Finalmente, la pequeña propiedad cafetera en el occidente, y la pequeña propiedad no cafetera, dedicada sobre todo al trigo, el maíz y la papa en Cundinamarca, Boyacá y Nariño, o a modestos cultivos de caña en Santander”10.

En este artículo encontré también bibliografía que puede ser importante para mi investigación: “El libro azul de Colombia”11, sobre todo para revisar la implementación de herramientas e insumos técnicos en el campo.

El contexto financiero fue materia de gran importancia en la década del 20, así lo demuestra el ensanchamiento de la deuda externa desde 1923 a 1928 en 743%, aspecto constitutivo de la tesis de varios autores que han estudiado la economía colombiana, sobre todo desde 1980, cuya denominación se explicita como “la prosperidad a debe”12. Se trataba de reformar el sector financiero del país, aprovechando no solamente el asenso económico de los Estados Unidos y su gran capacidad financiera, sino también encauzar el capital financiero hacia los sectores productivos nacionales, a través de instituciones específicas. Son conocidos ya los hechos fundamentales que evidenciaron estas dinámicas: contratación de la misión Kemmerer y la posterior creación del Banco de la República en 1923 y la emergencia del Banco Agrícola Hipotecario, entidad que absorbió gran parte de ese capital, y que puso en evidencia los intentos del gobierno para desarrollar la agricultura13. Además, esta reforma también supuso la creación de la Contraloría General de la República en 1923 y, siguiendo las políticas de desarrollo del campo, “se formularon las bases de un programa de fomento para la agricultura, como resultado del cual se establecieron algunas estaciones y granjas experimentales, cuya actividad en investigación y difusión mostraría su importancia pocos años más tarde en diversos cultivos”14.

10 BEJARANO, Jesús Antonio. El despegue cafetero (1900-1928). En: OCAMPO, José Antonio (compilador). Historia económica de Colombia. Bogotá: Presidencia de la República, 1997. p. 248-249.

11 Bejarano lo menciona en la p. 246.

12 Véase, p. 259.

13 Ibid., p. 259.

14 Ibid., p. 268.

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Por último, Bejarano se refiere al cacao, con relación a la creciente inversión en obras públicas y el aumento del crédito rural, a propósito del párrafo anterior: “(…) las actividades del Ministerio de Industrias a partir de 1924 y la creación del Banco Agrícola Hipotecario, dos años más tarde, permitieron al sector disponer de algunos recursos de crédito y trazar una política encaminada a estimular el desarrollo técnico de la agricultura por la vía del suministro de maquinaria, semillas mejoradas e insumos. El impulso de las inversiones públicas, la demanda generada por ellas y las mejores condiciones de transporte interno impulsaron la producción agrícola, que en estos años parece haber crecido en algunos cultivos más rápidamente que la población. Fue muy acentuado el impacto en aquellos cultivos de consumo directo que no resultaron afectados por la libre importación de víveres de 1927. Así, entre 1925 y 1928, la producción registrada de plátano se triplicó y la de maíz se multiplicó por veinte, mientras la de los cultivos como trigo, cebada, cacao o arroz retrocedió, notablemente afectada por las importaciones”15. Sin embargo, según Bejarano en El régimen agrario de la economía exportadora a la economía industrial, el cacao en estos años se utilizó básicamente como materia prima para la producción de alimentos en la industria nacional.

OCAMPO, José Antonio. Crisis mundial y cambio estructural (1929-1945). En: OCAMPO, José Antonio (compilador). Historia económica de Colombia. Bogotá: Presidencia de la República, 1997. p. 281-330.

Ocampo explícitamente, soporta su análisis del período, bajo el contexto de la crisis de crisis económica iniciada en 1929. Para él, este proceso trajo cambios profundos para el país, específicamente en términos sociales y económicos, en síntesis, el cambio coyuntural dejó profundas consecuencias en las estructuras primordiales de la sociedad colombiana.

En plenos años críticos, Ocampo muestra en comportamiento del crédito privado en el sector agropecuario: “La política de crédito privado se hizo muy activa. En 1931 y 1932 se crearon tres entidades: la Caja Agraria, el Banco Central Hipotecario, BCH, y la Corporación Colombiana de Crédito. La primera fue construida para fomentar el crédito agrícola, en tanto que las dos últimas se instituyeron para ayudar a sanear la cartera de los bancos privados”16. En este orden de ideas, “fue creado el Fondo Nacional de Ganadería en 1939, fusionándolo al año siguiente con la Caja Agraria, y estableciendo además en esta última entidad una sección de crédito agrícola de largo plazo”17.

15 Ibid., p. 272.

16 OCAMPO, José Antonio. Crisis mundial y cambio estructural (1929-1945). En: OCAMPO, José Antonio (compilador). Historia económica de Colombia. Bogotá: Presidencia de la República, 1997. p. 298.

17 Ibid., p. 302.

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Acerca de los conflictos campesinos ocurridos en la década del treinta, Ocampo da un aporte que considero sumamente importante, que pone en evidencia la función del Banco Agrícola Hipotecario en términos de la atemperación de dichos conflictos y que se ha relacionado con una suerte de reforma agraria: frente a estas presiones, “la respuesta del régimen liberal fue emprender una reforma agraria limitada, con una compensación adecuada para los dueños de la tierra. El Banco Agrícola Hipotecario y los gobiernos departamentales (…) y nacional compraban las tierra a los dueños y la parcelaban, vendiéndola a crédito a los antiguos arrendatarios”18. Según Ocampo, los propietarios colaboraban en muchos casos, ya que el proceso permitía una salida a los conflictos enajenando la tierra a precios comerciales, e incluso hacía posible conservar una propiedad más reducida, la cual podía contar con la fuerza de trabajo que suministraban los núcleos campesinos creados por el proceso de parcelación. Más aún, muchos propietarios alejados de las zonas de conflicto utilizaron el mecanismo para parcelar sus propiedades y obtener así un capital líquido para invertir en otros sectores de la economía”19. Esto puede ser trascendental para el trabajo debido a que muy seguramente esas dinámicas encontraron el Norte del Cauca una posibilidad de aceptación.

Para Ocampo, La reforma agraria que se materializó en la Ley 200 de 1936 no trastocó las relaciones laborales en el campo ni tampoco modificó en el fondo la naturaleza de la propiedad de la tierra, además fueron pocos las campesinos beneficiados20.

Finalmente, dentro del desarrollo del sector agropecuario en el 30, Ocampo hace una referencia al cacao: “Conviene destacar, en particular, la producción cafetera, que continuó creciendo a ritmos relativamente elevados hasta fines de la década del treinta, la producción de azúcar en el Valle del Cauca, que tuvo una bonanza paralela a la del sector industrial al que servía de insumo, y la producción de algunos alimentos sustitutivos de importación (nuevamente el azúcar, pero también el arroz, el trigo, el cacao y el ganado porcino) que presentaron un fuerte dinamismo a comienzos del período, gracias a la política de protección al sector agropecuario en 1931”21.

DELGADO, Oscar. La estructura agraria en Colombia. En: BEJARANO, Jesús Antonio. Lecturas sobre economía colombiana: siglo XX. Bogotá: Procultura – Presidencia de la República – Nueva Biblioteca Colombiana de la Cultura, 1985. p. 67-84.18 Ibid., p. 313.

19 Ibid., p. 313.

20 Véase, p. 314-315.

21 Ibid., p. 324.

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Hay una propuesta del autor en torno a definir para el análisis, la estructura agraria colombiana para los años setentas del siglo XX. En esta propuesta el autor define conceptos de suma importancia para mi trabajo de investigación, como unidad explotada, junker y farmer. También utiliza bibliografía que me parece pertinente revisar, precisamente por tratarse de esfuerzos intelectuales que me puedan dar luces para robustecer el cuerpo conceptual de la investigación y así abordar de manera más acabada el objeto de estudio.

La hipótesis de Delgado es la siguiente: “Hay diversos procesos de desarrollo del capitalismo en la agricultura, de conformidad con la diversidad de estructuras agrarias nacionales. En unos países ese proceso se produce por la llamada vía junker; en otros por la vía farmer, y aún en otros, como Colombia, por una combinación de la primera con una tercera: la vía Agro-comercial…”22. Su análisis se enfatiza en tres puntos que considero importantes, sin embargo habrá que mirar con más detenimiento su propuesta y revisar si después de un poco más de treinta años existan estudios más refinados: “Un marco de referencia para el análisis de una estructura agraria debe comprender y relacionar de una manera sistemática las siguientes categorías, conceptos o variables: a) los modos de producción en los que se insertan, b) los tipos de fincas o de unidades de explotación y c) las clases sociales y fracciones de clase correspondientes a estos modos y tipo de fincas”23. Es muy importante analizar este enunciado, ya que podría ser de suma utilidad para mi investigación, de hecho, tiene una fuerte correspondencia con uno de los objetivos específicos del mismo. De este modo, se atribuye a la unidad productiva (finca) un carácter central, por eso es indispensable la lectura de la estructura agraria de determinada sociedad y de ahí definir el carácter de las relaciones sociales en el campo.

Otro aspecto que me pareció sumamente interesante fue el esquema de análisis que Delgado utiliza para leer la estructura agraria colombiana:

- Tipos de finca: En el modo capitalista: 1) latifundios capitalistas; 2) fincas agro-comerciales, y 3) granjas. En el sector no-capitalista: 4) fincas familiares – economías campesinas, y 5) minifundios. En el sector pre-capitalista: 6) parcelas en aparcería, arrendamiento o colonato, externas o internas, entre individuos de clases sociales desiguales.

- Clases sociales y fracciones de clase: En el sector capitalista: 1) élite terrateniente o junker; 2) burguesía agro-comercial urbana y 3) pequeña burguesía rural. En el sector no-capitalista: 4) campesinado, y 5) semiburguesía rural. En el modo precapitalista: 6) sub-proletariado24.

22 DELGADO, Oscar. La estructura agraria en Colombia. En: BEJARANO, Jesús Antonio. Lecturas sobre economía colombiana: siglo XX. Bogotá: Procultura – Presidencia de la República – Nueva Biblioteca Colombiana de la Cultura, 1985. p. 67. Las cursivas son del autor.

23 Ibid.

24 Ibid., p. 71. Este es un esquema alternativo que Delgado utiliza basado en el esquema de Alain De Janvry. Véase: DE JANVRY, Alain. The agrarian question and reformism in Latin American. Baltimore and London: The Johns Hopkins

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No obstante esta propuesta, me parece demasiado rígida, naturalmente comprendiendo las condiciones de enunciación del autor y el contexto político-económico del mundo. Habría que revisar pues, de manera crítica, las posibilidades que tiene esta interesante propuesta para el enriquecimiento teórico de mi investigación. No está demás decir que otro problema puede ser le predomino del espíritu geométrico en su análisis.

University Press, 1981. Este es precisamente el libro que tendría que revisar para el análisis conceptual de mi trabajo.