Balthasar y la metafísica del ser donado - Casale, C

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  • 7/28/2019 Balthasar y la metafsica del ser donado - Casale, C.

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    Teologa y Vida, Vol. L (2009), 259 - 273

    Carlos Casale

    Facultad de Teologa

    Pontificia Universidad Catlica de Chile

    Balthasar y la metafsica del ser donado (1)

    En el presente artculo queremos mostrar cmo Heidegger ha tenido un influ-

    jo clave en uno de los aspectos decisivos del pensamiento balthasariano, como lo esanalizar la dimensin horizontal del drama entre Dios y el hombre, dimensin porcierto abierta al acontecer de Dios en la historia. Es as sobre todo pensando a Dioscomo un evento, un acontecimiento que tiene lugar en la historia y sobre todo al inte-rior del desenvolvimiento del ser humano concreto al interior de sta como ser libre,como aparecer en uno de los motivos centrales de la teologa de Balthasar la in-fluencia del pensador de Friburgo.

    Desde un punto de vista cuantitativo, pero sobre todo cualitativo, Heideggerjunto con Hegel, Schelling, Ulrich y Husserl es ciertamente uno de los filsofospreferidos de Balthasar (habra que nombrar aqu tambin a Goethe, quien no siendo

    estrictamente un filsofo, influy decisivamente a nuestro autor, especialmente en sucercana a la fenomenologa) (2).

    Desde sus inicios, Balthasar le haba dedicado ya numerosos artculos y partesde libros a Heidegger. No es as de asombrarse que ms tarde nos encontremos conuna importante seccin enteramente dedicada a Heidegger en el volumen de Gloriadonde nuestro autor trata la metafsica moderna. Es de esta manera que el telogo deBasilea, consciente de los lmites del pensamiento heideggeriano en cuanto al reco-nocimiento personal del ser, admite sin embargo que gracias particularmente a la

    (1) Este artculo es resultado de una investigacin que se ha llevado a cabo en el marco del proyectoFONDECYT 1071047: El anlisis fenomenolgico de la vida fctica del joven Heidegger en lasprimeras lecciones de Friburgo (1919-1923) como desafo a la teologa actual.

    (2) Para una visin ms amplia de las influencias filosficas en Balthasar cf. E. J. Bauer, Hans Urs vonBalthasar, en: AAVV, Filosofa cristiana en el pensamiento catlico de los siglos XIX y XX, vol. 3,Corrientes modernas en el siglo XX, Madrid 1997, 268-286; J. Villagrasa, Hans Urs von Balthasar,

    filsofo, Alpha Omega 3 (2005), 475-502; M. Schulz, Hans Urs von Balthasar begegnen, Augsburg2002; Ph. Capelle, Hans Urs von Balthasar: comment regagner une philosophie partir de la tho-logie, en: H.-J. Gagey/V. Holzer (eds.), Balthasar, Rahner. Deus penses en contraste, Paris 2005,97-116; G. Narcisse, I fondamenti filosofici della teologia di Hans Urs von Balthasar, Communio(Milano) 30 (2005), 44-51; E. Prato, Senza filosofia nessuna teologia. Identit cristiana e filosofiain Hans Urs von Balthasar, en: G. Ferretti (ed.), Identit cristiana e filosofia, Torino 2002, 329-344;A. Meis, Razn y amor en la Teolgica de Hans Urs von Balthasar, Teologa y Vida XLV (2004),104-136; A. Brugnoli, Hans Urs von Balthasar e il rapporto tra filosofia e fedecristiana, Sensuscommunis 2 (2001), 253-262.

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    puesta en evidencia de la distincin real (distinctio realis) operada por el filso-fo alemn, ste es el partner contemporneo ms fecundo en vista a la elaboracinde una esttica teolgica: Yo no puedo calmar mi asombro originario-universal (queexiste en general algo) mediante mi mirada al ser por cuya participacin los entesson. Ms bien mi asombro se vuelve a los dos trminos de la diferencia ontolgica,tanto si se concibe como Toms o como Heidegger, ya que el hecho de que el enteslo puede ser real mediante la participacin en el acto de ser, remite a la anttesisintegradora de que la plenitud del ser slo llega a ser real en el ente singular; pero elhecho de que el ser (heideggeriano) pueda expli carse slo en la existencia (espritu)comprende la dependencia del ser con respecto a lo existente y, de este modo, su no-subsistencia (3).

    Sin embargo, las referencias a Heidegger en la Triloga no se limitan a laEsttica, pues Balthasar se referir en dos lugares al filsofo alemn en La accin.El papel desempeado por Heidegger en la primera parte de la Triloga est bien

    estudiado (4), sin embargo, el lugar tctico que Balthasar le atribuye en la lgicay la estructura formal de la Teodramtica y su significacin han merecido menosatencin (5) (es de notar que las reflexiones de Gloria y Teodramtica en relacina Heidegger estn sutilmente unidas por la idea de alteridad como constitutiva delo finito espiritual, lo cual se revela en su grado mximo en relacin a la alteridadfrente a la divinidad, que en el caso de la dramtica, es la alteridad frente a la accinde Dios que llama a mi accin, en una notable analoga con el mundo del teatro).Tomando en cuenta que estas citas estn al interior del centro estructurante de su pen-samiento, el acontecer real y pattico de Dios en la historia que llama al hombre auna respuesta, en las siguientes reflexiones queremos aludir sintticamente a este lugar

    tctico.En un primer momento (1) sealaremos el lugar central de la Teodramtica al

    interior de la Triloga y por ello en la obra total de Balthasar, por ser aquella suobra cumbre y al papel que desempea en el ncleo de la dramtica el volumen de-dicado a La accin. En un segundo momento (2), veremos brevemente la relevanciade las citas de Ser y tiempo en el volumen tercero de la Teodramtica, para pasarluego (3-6) a las referencias que lleva a cabo el telogo suizo de Heidegger, comolo es la apropiacin teolgica de la interpretacin que el filsofo alemn realiza deNietzsche en su obra homnima. Aqu planteamos un dilogo crtico-prospectivo conBalthasar. Finalmente en una conclusin plantearemos algunas preguntas para seguirreflexionando.

    (3) Herrlichkeit. Im Raum der Methaphysik, vol. III/1, Einsiedeln 1965, 949 (Gloria. Una esttica teol-gica, vol. V, Metafsica. Edad moderna, Madrid 1996, 568).

    (4) Cf. J. Villagrasa, La metafsica de Hans Urs von Balthasar, Alpha Omega 3 (2007), 319-354;E. Prez Haro, El misterio del ser. Una mediacin entre filosofa y teologa en Hans Urs von

    Balthasar, Barcelona 1994; P. De Vitiis, Estetica teologica e questione dellessere: Balthasar eHeidegger, en: Esperienza estetica e teologia, Brescia 2003, 123-142; id., Prospettive heideggeriane,Brescia 2006, 161-181.

    (5) Cf. los importantes y sugerentes estudios de M. Imperatori, Heidegger dans la Dramatique divinede Hans Urs von Balthasar, Nouvelle revue thologique 122 (2000), 191-210; id., H. U. vonBalthasar: una teologia drammatica della storia. Per un discernimento dialogico nella moderni-t, Roma 2001; ver tambin J. Villagrasa, La metafsica de Hans Urs von Balthasar, 319-354;A. Chapelle, La maravilla del ser. La filosofa y la gloria, Communio (Madrid) 11 (1989), 407-413.

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    1. ELEMENTOS ESTRUCTURALES DE LA TEODRAMTICA

    Desde un punto de vista arquitectnico lo primero que hay que afirmar es quela Triloga es un trptico Un trptico es otra cosa que una triloga No solamenteporque uno pertenece a la pintura y el otro a la literatura o la msica, sino porquela triloga seala un pasaje sucesivo y contenido, en suma, homogneo, de una partea la otra, en tanto que el trptico consiste, ms estticamente, en un parte central ydominante, rodeada de dos alas a la derecha y a la izquierda, normalmente mvilesy secundarias, que tienen la funcin de realzar y de interpretar la tabla del medioes un trptico donde la parte central, la Teodramtica, ocupa no slo el medio, sinoes central as en el sentido que ella es la ms importante, puesto que contiene el ver-dadero mensaje (vritable mesagge) de la triloga teolgica y de la cual las dos otraspartes dependen (6).

    Dentro de la dramtica divina el volumen La accin forma el ncleo estructu-

    rante de la obra.Es importante sealar para nuestras reflexiones que la estructura de La accin,ttulo que ya nos adelanta la idea de un Dios que acontece y en este acontecer revelasu ser, est compuesta de cuatro partes: en una primera se trata el tema de la relacinentre tiempo y eternidad en el Apocalipsis, a modo de hilo conductor y obertura deldrama. Es as, en efecto, que pone la base de una articulacin dramtica entre unadimensin horizontal y dimensin vertical (7). Esta primera parte es seguida de unasegunda, en una suerte de parntesis metdico parcial, encargado de ilustrar la dimen-sin puramente horizontal del drama, antes de llegar en la tercera a mostrar cmoDios interviene, como el evento escatolgico, en la escena del mundo para salvarlo

    a travs de su inhabitacin en la libertad del hombre que as queda liberada paravivir su autntica autonoma (8). En la cuarta, nuestro autor se preocupar de mos-trar, a la luz de todo lo que ha sido desarrollado anteriormente, cmo el hombre yDios se reencuentran en la historia puesta bajo el signo apocalptico de la batalla dellogos (9).

    Nuestra intencin es pues mostrar a continuacin cmo la filosofa de Heideggerle entrega a Balthasar elementos para pensar a Dios sobre todo como evento, comoacontecimiento que, aunque se revela en el plano as llamado horizontal del teodrama,permite realizar una hermenutica de este plano desde la perspectiva del Dios quese da al hombre.

    (6) P. Henrici, La structure de la Trilogie de Hans Urs von Balthasar, Transversalites 63 (1997),17; E. Biser, Dombau oder Triptychon? Zum Abschlu der Trilogie Hans Urs von Balthasar,Theologische Revue 84 (1986), 177-184; V. Holzer, Les implications mtaphysico-religieuses dunedramatique trinitaire chez Hans Urs von Balthasar, Gregorianum 2 (2005), 308-329; S. Ponga, Ladramatique trinitaire de la rvlation et du salud chez H. U. von Balthasar, Nouvelle revue tho-logique 124 (2002), 549-564; C. Dumont, Action et Dnouement dans la Dramatique de

    H. U. von Balthasar, Nouvelle revue thologique 116 (1994), 727-736.(7) Cf. Theodramatik, vol. III, Die Handlung, Einsiedeln 1980, 27 (Teodramtica, vol. 4, La accin,

    Madrid 1995, 30-31).(8) Cf. ibid., 189-395 (185-292).(9) Cf. ibid., 399-468 (397-474).

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    2. ALGUNOS ASPECTOS DE LA ANALTICA HEIDEGGERIANA DELDASEIN EN LA ACCIN

    Es sobre todo en Gloria donde Balthasar acomete un estudio largo y profun-do de las ideas de Ser y tiempo ledas desde la teologa. Sin embargo, las brevesreferencias en la Teodramtica a esta obra filosfica son claves para hacer una her-menutica de la autocomprensin del hombre moderno frente a su finitud, y abrir asla posibilidad de un dilogo con la teologa. Las dos referencias que la Teodramticahace de Heidegger se hallan en la segunda parte de La accin, la que se ocupa decaracterizar la dimensin horizontal del drama de la existencia humana haciendo abs-traccin, en la medida de lo posible, de los antecedentes de la revelacin cristiana,los cuales reaparecen solamente hacia el final de esta misma parte, cuando nuestrotelogo se preocupar de iluminar el misterio del mal y del pecado. Balthasar cita alfilsofo alemn al inicio de la tercera seccin del libro, dedicada al anlisis de las

    relaciones entre el tiempo y la muerte. Balthasar utiliza de esta forma una parte delanlisis ontolgico del Dasein de Ser y tiempo para subrayar la finitud radical quecaracteriza la vida humana, y eso en oposicin explcita a los titanismos (10) de lasgrandes ideologas. Como muy bien seala nuestro autor en El todo en el fragmen-to, una obra que en parte resume las intuiciones bsicas de la Triloga y en especialde la Teodramtica: A quien intenta hoy reflexionar y hablar sobre Dios y sobre elhombre, en obediencia a la Palabra de Dios, se le presenta la difcil tarea de recorrerel estrecho sendero que pasa entre dos modalidades de titanismo La otra, la nueva,consiste en la identificacin o por lo menos en el planteamiento de una convergen-cia entre el progreso tcnico del mundo y el desarrollo del Reino de Dios. Ambas

    son, no obstante, como veremos, nicamente formas ldicas del mismo integrismoAmbos intentan procurar un poder terreno al Reino del Crucificado, dado que ambosmezclan reino terreno y reino divino. Los antiguos, por el hecho de ver el reino in-visible representado simblicamente en uno visible; los modernos, por el hecho dereducir lo invisible al rango de fuente de energa al servicio de lo visible. Los anti-guos obligaban al tiempo a doblar la rodilla ante el trono de una eternidad que ellosmismos administraban; los modernos caminan con el tiempo convencidos de alcanzarcon ello la bienaventuranza (11).

    Estas ideologas modernas recin mencionadas son una temtica clave para en-tender el rol de Heidegger en nuestro autor. En efecto, la radical finitud del hombreconcreto, desconocida u obviada por las ideologas (por ejemplo, el marxismo), se ex-presa particularmente en el talante temporal de su existencia dominada por el carcterinevitable de la muerte (Sein zum Tode) (12). Balthasar aadir todava que esta con-cepcin no solamente frente a la muerte en general, sino frente a mi propia muertey que nosotros encontramos en Heidegger permite un verdadero dilogo con elcristianismo (13).

    (10) Cf. H. U. von Balthasar, Prometheus. Studien zur Geschichte des deutschen idealismus, Heidelberg 1947.(11) Das Ganze im Fragment, Einsiedeln 21990, 11 (El todo en el Fragmento. Aspectos de Teologa de la

    historia, Madrid 2008, 11).(12) Cf. TheodramatikIII, 83-84 (92).(13) Cf. ibid., 112-114 (91-95).

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    Es importante aludir al inicio de nuestras reflexiones, que ms all de las re-ferencias puntuales que aqu analizaremos, que Balthasar lleva a cabo del filsofoalemn en la Teodramtica, se puede captar una fina sintona entre ambos en elhecho que sus planteos y tanteos se sienten partcipes de la superacin de la neoes-colstica (y con ello la ontoteologa) en sus respectivos quehaceres, y sobre todoen la superacin de la idea de substancia como elemento directriz de la realidady por ende de todo el pensar. Esta superacin se ve en el hecho de poder descu-brir en la cotidianeidad, en el evento de la vida fctica, en el acontecer temporal,las huellas, analogas (Balthasar), seales (Heidegger) de aquello que causa elarrobamiento y asombro que estn al inicio de la fe y la filosofa. Nos referi-mos as a la aparicin de lo incondicionado que me dispone en mi historia, en mitiempo, en el gran teatro del mundo, por lo que palabras como accin, acontecer,evento, cobran un calado muy distinto y decisivo en relacin a la pregunta por laverdad, lo real, etc. que posean en la neoescolstica. En el caso de Balthasar, esta

    vuelta a una filosofa de corte ms fenomenolgica (14), si se me permite, le ofrecela ocasin de dar mejor cuenta, en el lenguaje humano, de forma mucho ms justa,de varias dimensiones claves: la revelacin de Dios en la historia, atestiguada porlas Escrituras y la tradicin histrica de la cual el telogo es ya parte, del dramapattico, del carcter urgente que cobra el tiempo frente al hombre entre la pri-mera y segunda venida de Cristo, de la Pascua, del seguimiento, la historia de laIglesia, etc. Todo esto le da la posibilidad, sobre todo, de pensar la revelacin comomanifestacin de la figura (Gestalt) verdadera de Dios y con ello del hombre en eldrama del mundo, cuyo ncleo es la accin vertical que se puede reconocer en elplano horizontal del mundo creado y predispuesto a recibir el don. En relacin a los

    trascendentales clsicos, estos se entienden no de forma esttica o atemporal, sinodesde la accin de Dios en la historia y la respuesta humana derivada de ella: porello el bonum, est al medio del Trptico, pues le da su carcter y textura definitivaa los otros. Por ello, una filosofa que le permita a la teologa entender e interpre-tar a fondo la dimensin horizontal del teo-drama, tiene valor teolgico, desde elmomento en que en ese plano se revela Dios, al interior de las coordenadas que loconforman, y que, en el caso de Hiedegger, le permite a Balthasar pensar a aquellascomo tiempo, historia, finitud, cotidianeidad, pathos y premura por parte de la liber-tad a decidirse: o toma parte por la autoafirmacin y conocimiento titnico de s, ode reconocerse regalada, donada por Dios. Y como esto pasa en el drama real de lahistoria y no en otro mundo o el mundo de las ideas, los anlisis fenomenolgicossobre el presente cobran un estatuto epistemolgico propio al interior de la mismateologa.

    Luego de la referencia que hemos hecho a la obra cumbre de Heidegger en laTeodramtica, nos referiremos en lo que viene a la segunda referencia balthasariana alpensamiento del filsofo alemn y de su obra titulada Nietzsche.

    (14) Cf. J. Greisch, Un tournant phnomenologique de la theologie?, Transversalits 63 (1997), 75-97.

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    signifique benevolencia. Y un poco despus afirma: Contra esta incapacidad de re-cibir, que es para Heidegger la marca de una poca para la que todo se ha convertidoen factible, ha elaborado una filosofa en la que la esencia del hombre se determinaa partir de la esencia (verbal) de la verdad del ser por el ser mismo, de modo queel hombre en la radicalidad de su estructura receptiva tendra que existir para la ri-queza y la pobreza del ser como agradecimiento de que el ser se d (17). Y msadelante afirma: Detrs de esta filosofa se esconde lo mejor de una filosofa de lalibertad (ya a nivel natural y consumado en el cristianismo) que no niega el encargodado al hombre de dominar la tierra, pero que lo conecta esencialmente con la ideade Dios, a partir del cual puede configurar la tierra de un modo fecundo y pleno desentido (18).

    Esta ltima cita nos muestra pues el rol tctico de las citas heideggerianas enBalthasar: a travs de ellas aparece como lo ms propio del hombre el recibir, ensu ser criatura, en alteridad (venciendo la tentacin tan tpica de la tecnociencia de

    autarqua y autoconstruccin), la oferta de un Dios que se ofrece como digno de unaaccin de gracias, lo que revela al hombre sobre todo como ser agradecido y res-ponsorial y no titnico frente a la figura de Dios que se revela en el drama de lahistoria.

    4. EL ESCLARECIMIENTO DE LOS VNCULOS ENTRE LAS DIMENSIONESHORIZONTAL Y VERTICAL DEL TEO-DRAMA A LA LUZ DE LAFILOSOFA DE HEIDEGGER

    En lo que hemos dicho sobre el contenido, la lgica y estructura formal dela Teodramtica y de su lugar en el ensamble de la Triloga, se ha mostrado ya laimportancia estructural y hermenutica de las referencias que hace Balthasar deHeidegger. Estas proveen el contenido mismo de la dimensin horizontal del eventoglobal que compone la Teodramtica (19). Desde este punto de vista, estas referenciasson esenciales para la comprensin de la arquitectura y meta de la Teodramtica. Enefecto, en acuerdo con el rol absolutamente decisivo que juega la voluntad de poderen la tcnica moderna, Balthasar no atribuye esta voluntad al poder de un destino me-tafsico impersonal (que me adviene), sino que la pone en relacin responsable conla libertad finita concreta, que, en lugar de reconocer y admitir su autonoma comoun don de Dios que la constituye persona, ek-sistencia (Ricardo de San Vctor), comouna autonoma en alteridad, como libertad liberada, y que es as legtima e irreversi-blemente desarrollada gracias a esta misma tcnica, decide olvidar este ser donado(Geschenktsein) que la funda ontolgicamente como un ser libre que en la historia serealiza como personaje del drama (las reflexiones que el telogo suizo lleva a caboen la Teodramtica sobre el pecado original y su perenne actualidad salvfica parael hombre estn en estrecha relacin con esta temtica; creemos que esta forma derepensar el contexto del pecado original hace que lo esencial de su doctrina pueda

    (17) Ibid., 145 (146).(18) Ibid., 145 (146-147).(19) Cf. M. Imperatori, Heidegger dans la Dramatique divine, 198ss.

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    entrar en dilogo fecundo con importantes preguntas filosficas y culturales hoy enda, sobre todo con la posibilidad del hombre de construirse de espaldas al Don, a lono merecido que lo realiza de forma plena).

    Pensamos que la temtica del ser donado nos conduce a otra muy relevantedel pensamiento teolgico-metafsico de Balthasar, como lo es la alteridad. Desdesus estudios tomistas, la alteridad es un descubrimiento clave para una autnticacomprensin del ser y del hombre, sobre todo la alteridad con Dios. As, frente alolvido del ser, creemos que adems de subrayar la temtica del ser donado, hayque remitir a la de la alteridad personal para entender una diferencia clave entre elplanteo de Balthasar y Heidegger.

    De esta forma, el hombre no est simplemente confrontado a un impersonaldestino epocal caracterizado como olvido del ser, sino ms bien a una verdaderavoluntad humana de negacin (20) (as la culpa no es tanto olvido de ser, sinonegacin de la gracia, de la oferta de alteridad personal que me construye como li-

    bertad destinada a Dios). Si para Heidegger el Gestell (21) es el lugar extremo dondeel hombre puede entender eventualmente el llamado del ser antes de zozobrar enla tentacin totalitaria inherente al uso y al desarrollo de la tcnica, para la teolo-ga balthasariana este mismo Gestell puede significar el fin de la humanidad, vctimade una voluntad de poder siempre ms grande, y as, sobre todo, un inesperadoreencuentro con la dimensin vertical de la historia en el sentido que lo present

    (20) TheodramatikIII, 146 (147).(21) Al provocar que emplaza al hombre a desvelar las cosas como existencias lo denomina Heidegger

    Gestell. Se trata de una palabra del lenguaje corriente (significa armazn, dispositivo) a la queHeidegger une nuevas connotaciones, hasta hacerla significar, no un utensilio sino la esencia de latcnica. Gestell es imposicin o armazn que impone un modo de desocultar; dispositivo quedispone de hombres y de cosas, que pone al hombre a poner las cosas como lo disponible; com-posicin que rene a hombre y Ser en las figuras de demandante y existencias. Gestell designa, ensuma, el hacerse patente del Ser en la forma del desafo y comprende lo que conocemos como pla-nificacin, organizacin. Esta descripcin del Gestell permite ver que quien impone no es el hombre.El hacer humano se sostiene sobre el provocar del dispositivo, el cual impone la tcnica al hombrecomo modo del desocultar. Que el hombre se dedique a planificarlo todo es a causa del dispositivo/imposicin. ste empuja al hombre a planificar, convirtiendo a los hombres mismos en elementosdel plan universal que dirige las realizaciones de la tcnica. El Gestell pone en juego una dimensinde lo tcnico que no es humana. Este es el contexto de ideas del que forma parte la conceptuacindel dispositivo/armazn como destino. Porque el operar humano con la tcnica pertenece al mbitodel dispositivo, pueden hacerse afirmaciones como sta: siempre prevalece, de parte a parte, en elhombre el sino del hacer salir lo oculto (M. Heidegger, La pregunta por la tcnica, en Conferencias

    y artculos, Barcelona 1994, 26). En la tcnica actan automatismos que tienen su origen en un des-tino. Es necesario, por ello, superar la representacin de lo tcnico como algo presente, para elevarla mirada a la esencia de lo tcnico, la cual, desde la ausencia y desde el estado de ocultamiento,interpela en forma de destino al hombre; hay que pasar de la comprensin de la tcnica a partir delhombre y de las mquinas a prestar atencin al destino que nos habla en la esencia de la tcnica(cf. id., Identidad y diferencia, Barcelona 1988, 81). El dispositivo coloca al hombre en el caminode un desocultar que hace aparecer a las cosas como existencias. Dado que poner en un caminoes lo mismo que enviar (schicken), al envo que pone al hombre en el camino del desocultar se lellama destino (Geschick). Empujndole a requerir la imposicin (Gestell), enva al hombre a des-ocultar y cae sobre lo humano como un envo (Schickung) del destino (Geschick). De un destino queproviene del destinar del Ser. La imposicin es un destino del Ser, porque es el mismo Ser el que senos enva en el Gestell bajo rostro de una maquinacin generalizada (cf.A. Prez, Tcnica, ciencia ymetafsica segn Heidegger, Seminario Orotava de historia de la ciencia, ao IV, 79-102).

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    el Apocalipsis en sus enigmticas imgenes (22), tal cual ella constituye el objetoprincipal de la primera parte de La accin. En esta perspectiva, la Teodramtica sepresenta como la respuesta, o mejor propuesta teolgica, al anlisis filosfico de laemergencia planetaria de la tcnica formulada por Heidegger en su obra Nietzsche ycomo un servicio rendido a aquel inesperado reencuentro con la dimensin verticalde la historia que se despeja a partir de esta misma emergencia (23). Es as puesque el acontecer de Dios revela las honduras de la dimensin horizontal, y una co-rrecta hermenutica de sta se vuelve ocasin para descubrir un mbito de insercinde la revelacin.

    Ahora acometeremos la tarea de ver cmo esto ltimo se concretiza en la ltimaparte de La accin, donde encontramos una temtica transversal a toda la obra deBalthasar como lo es el Apocalipsis y la apocalptica.

    5. UNA PERSPECTIVA ESCATOLGICA DEL PRESENTE

    En la ltima parte de La accin se afirma que la Iglesia deber realizarse enun tiempo final semejante, anlogo, a la hora experimentada por Jess en el fin desu misin terrestre; es decir, un tiempo de prueba caracterizado por el abandono porcausa de la apostasa de la fe y el atesmo. Este es un elemento fundamental de laparusa final. Hay que precisar, que esta tesis balthasariana no implica en ningn casola existencia de un paralelismo riguroso y necesario entre las diferentes etapas de lavida terrestre de Jess y la historia de la Iglesia, porque toda la vida de Jess, muertoy resucitado una vez para todos, est ya escatolgicamente presente en todo momen-

    to de la historia de la iglesia como de la historia de todo cristiano. Toda la vida deJess est asprolpticamente presente. Se puede decir de este modo que la existenciaentera de Jess y sus misterios, que el Seor resucitado, se anticipa en el curso de lahistoria en la iglesia. En ningn momento la afirmacin de la existencia de la parusafinal debe entonces ser separada de la constante presencia aconteciente del crucificadoy resucitado a lo largo de la historia de la iglesia (la misma etimologa y significadode la palabra parusa al interior del Nuevo Testamento es saludablemente ambigua,pues a veces designa la primera venida de Cristo y a veces la segunda, con lo quehablar as de primera y segunda no es correcto si con ello se quiere estableceruna separacin clara y distinta). Aqu se trata as de una interpretacin del tiempofinal que se aprecia rigurosa y explcitamente cristolgica, sin por tanto caer en unasimple escatologa realizada como la de Ch. Dodd que terminara por destruir laconsistencia y textura propia de la historia de la Iglesia y del mundo.

    En este sentido, la prueba final de la que habla Balthasar es una consecuen-cia de la universalizacin del poder de Jess (el poder del reino) y que provoca ydesencadena una oposicin siempre mayor a su misin terrestre, revelando as la pro-fundidad del mal y del pecado desenmascarada por este poder al asumir y por ltimodestruir en el triduo pascual a aquellos. Esto es lo que Balthasar llama continuamentela ley teodramtica de la historia.

    (22) Cf. Theodramatik III, 80 (88).(23) Cf. ibid., 60-63 (63-66).

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    He aqu un texto balthasariano significativo a propsito de lo que venimos se-alando: La fase final de la historia de la iglesia se corresponde as con el finalde la vida de Jess, el que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble pro-fesin (1 Tim 6, 13); y este paralelismo, como queda dicho, no tiene en absolutofundamento en la apocalptica juda, sino que es de cuo pura y simplemente cristo-lgico (24). Y un poco ms adelante nuestro autor precisa: En la poca en que laIglesia habr terminado la etapa de la misin, en la que ha ido fecundando con susangre a sus nuevas plantaciones (como lo muestran los Hechos de los Apstoles, queson el paradigma de todos los tiempos de misin); ahora, entra definitivamente en lafase de compasin con Cristo, en donde ste afronta de una manera totalmente nuevael mysterium iniquitatis, para despojarle, interiormente, de su poder por la fuerza delsufrimiento mantenido consecuentemente: Porque cuando soy dbil, entonces soyfuerte (2 Cor 12, 10) (25).

    La parusa as descrita implica de esta forma una dimensin escatolgica no

    solamente en razn de su fundamento cristolgico, sino a causa de la imposibilidadnuestra para determinar con certitud el carcter intrahistrico o escatolgico de ciertosnombres de eventos que la Escritura narra, sobre todo los apocalpticos y profticos.La frontera entre la dimensin horizontal y la dimensin vertical, entre historia y es-catologa, pasa ciertamente por el fenmeno de la parusa final, mas al punto que semantendr para nosotros siempre misteriosa. La soberana y majestad de Dios son elhorizonte final de interpretacin de la parusa. A pesar de la radicalizacin de la leyteodramtica de la historia, nosotros estamos al interior de la tensin entre el yay el todava no evanglico, que no ser completamente abolido sino al momentodel desarrollo total de la parusa final as por ejemplo el anticristo es todo poder

    idoltrico que se enfrente al poder de Dios revelado en Cristo en la historia, que pidapara s adoracin, con lo que la parusa final se anticipa tambin en el presente, porlo que la escatologa es verdadera teologa de la historia, por ocupar una idea muycara a Balthasar. En parte este no saber es constitutivo de nuestra libertad.

    Cmo integra Balthasar en el horizonte teolgico lo que hemos presentado su-mariamente a propsito de la interpretacin heideggeriana de la tcnica? Balthasarinserta esta interpretacin al interior de la dialctica paulina de los dos Adanesque ya estaba presente en los anlisis antropolgicos anteriores de la Teodramtica.En esta perspectiva, la secularizacin tcnica, la emancipacin y la autonoma delhombre que ella presupone y contribuye a acrecentar, son dos fenmenos histrica-mente irreversibles. Ellos estn conformados a un proyecto, con clara influencia deIreneo, cristocntrico que precede a la creacin divina del mundo. Balthasar subrayafuertemente la ambigedad que acompaa a estos fenmenos en el plano histrico acausa del pecado del hombre y del misterio del mal al cual estn ligados. Desde estaptica, el desarrollo de la tcnica moderna, a la cual el cristianismo ha contribuidodesde largo tiempo en razn de su concepcin del carcter profano del mundo, y deuna relativa autonoma, sobre todo en su interpretacin de los primeros captulos delGnesis, podra desembocar de s en la afirmacin de una autonoma humana siemprems cristoforme y teocntrica, en alteridad, como la hemos llamado con anterioridad,

    (24) Ibid., 417-418 (419).(25) Ibid., 419 (421); cf. M. Imperatori, Heidegger dans la Dramatique divine, 200ss.

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    para iluminar el misterio del mal, que para Balthasar es ante todo la voluntad deconstruirse de espaldas a Dios. El desarrollo de la tcnica moderna deviene as la oca-sin de un combate, una lucha siempre ms dramtica entre el llamado a la libertad,siempre ms cristoforme y teocntrico del nuevo Adn, y la tentacin del viejo Adnde atribuirse a s mismo el fundamento de su autonoma, de la ciencia, de rompercon la alteridad que lo mantiene y recrea, en rechazar la gracia, en hacerse Dios ypor tanto dolo de su propia vida (en clara consonancia con el encorvarse en unmismo como define Agustn el pecado); combate que se acenta a medida que laparusa final se aproxima, o mejor dicho se anticipa (obviamente en una dimensinkairolgica y no meramente cronolgica del tiempo) y es as presupuesto positivo, locual presupone en todo caso un paso a travs de la muerte. Balthasar tiene as unamirada positiva del hombre y su naturaleza, no slo de forma abstracta, sino tambinen su concrecin contempornea, y, aunque no dialoga con filsofos como Habermas,pensamos que por lo menos establece un punto de partida positivo para el dilogo

    entre la teologa y la modernidad, incluso a pesar de cierto pesimismo cultural pre-sente en su obra.Aqu surge sin embargo una interrogante muy importante: evita la teologa de

    Balthasar la inclinacin fatalista y negativa que caracteriza la interpretacin heideg-geriana de la modernidad, en cuanto que aquella teologa no rinde suficiente cuentade los aspectos positivos ligados al desarrollo de la tcnica, como lo son la eman-cipacin, autonoma y libertad? Creemos que esta interrogante se podr resolver enla medida que pensemos muy bien la palabra ley al interior de la expresin leyteodramtica de la historia Implica aqu ley una secuencia que ya en su iniciotiene un desarrollo predeterminado, o es posible entenderla desde una comprensin

    escatolgica-bblica que la libere de una lgica que no d lugar a la sustentabilidad yautonoma del tiempo de la iglesia?

    6. UNA TEXTURA Y MODULACIN ESCATOLGICA DE LA LEYTEODRAMTICA DE LA HISTORIA (26)

    En este punto final nos acercamos dialgica y crticamente al planteo baltha-sariano, a partir de la idea de ley subyacente a la expresin programtica leyteodramtica de la historia (sobre todo queremos salvar aqu a la palabra ley de laconnotacin de algo irreversible, que quede ms all del uso y responsabilidad de lalibertad y actuar humanos, con el peligro de poner en cuestin el carcter sustentable-mente dramtico, por ejemplo, del seguimiento). Otros ensayos escatolgicos recientesque dan gran importancia exegtica y sistemtica a la parusa nos sealan algunaspistas en este acercamiento crtico a Balthasar (27). Estos ensayos contemporneos,

    (26) Cf. M. Imperatori, Heidegger dans la Dramatique divine, 191-210.(27) Cf. J. Noemi, El mundo. Creacin y promesa de Dios, Santiago 1996; id., Esperanza en busca de

    inteligencia, Santiago 2005; M. Kehl, Escatologa, Salamanca 1992; P. Hnermann, Cristologa,Barcelona 1997, 93-162; A. Gesch, Dios para pensar, vol. III, El Destino, Salamanca 2001;G. Klein: art. Eschatologie, en: Theologische Real-Enzyklopdie, vol. 10, Berlin-New York 270-299;W. Radl et al., art. Parusie, en: W. Kasper (ed.), Lexikon fr Theologie und Kirche, vol. 7, Friburgo1998, 1402-1405.

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    algunos de los cuales mucho le deben a Balthasar, se alejan de su planteo precisamen-te donde ellos subrayan que el carcter dramtico de la historia y sus signos actualesms catastrficos no se encuentran de cara a un proceso de irreversible decadencia,sino que permiten al mismo tiempo rendir cuenta teolgica de aspectos emancipatoriosunidos a la afirmacin de la tcnica y de la cultura modernas, sin por ello ocultar lospeligros que la tcnica implica para la libertad humana. Es decir, la ciencia y culturamodernas tienen un potencial positivo en relacin a la pregunta por la libertad, dondea veces es posible descubrir impulsos cristianos (por ejemplo, la libertad en relacina la comunin y el dilogo). Estos ensayos contemporneos permiten repensar crtica-mente la idea de ley teodramtica de Balthasar. Ella puede al mismo tiempo limitar,anular el carcter dramtico que dice expresar, en la medida que manifiesta la concep-cin que la misin de Jess de una parte, y la historia de la Iglesia y del mundo porotra, obedecen de alguna manera a una necesidadhistrico-teolgica, a una secuencia,que Balthasar rechaza (28). Esta impresin puede ser entonces reforzada por la utili-

    zacin que Balthasar hace de la hermenutica heideggeriana de la modernidad, muyinfluenciada por el propio contexto vital y filosfico del filsofo.De esta forma, es necesario en vistas a la lectura crtica de Balthasar otorgar-

    le a la expresin ley teodramtica de la historia su verdadera dimensin bblica ysistemtica y liberarla as de toda sospecha de una secuencia lgica necesaria y com-probable de forma clara y distinta en la historia.

    Se puede afirmar que el lenguaje escatolgico en la Biblia no es propiamenteuna prediccin del porvenir, una ciencia de las cosas futuras, una fsica de lascosas ltimas, un mapa del futuro, que va necesariamente a ocurrir, sino la puestaen guardia, en vigilia, dirigida en nombre de Dios a la libertad humana en su ser

    en el mundo, en su aqu y ahora, en vistas a su conversin, a su metanoia (29). Setrata, pues, que el hombre descubra en el llamado escatolgico incluso el gneroapocalptico no tiene como fin la identificacin unvoca entre acontecimientos his-tricos y smbolos y signos propios de ese gnero, por ejemplo el anticristo, sinollamar en cada poca a una conversin hacia Dios y el consecuente abandonado delos dolos, y a una espera confiada en que el Dios que est presente en medio dela historia, an en las catstrofes, nos saldr al encuentro al final de los tiempos,lo que se ha anticipado con Cristo, en el caso del Apocalipsis de Juan una voz,una convocatoria, que le permita convertir, redirigir su vida hacia aquello que leposibilitar a sta encontrar su dimensin salvfica y redentora, que le posibilitarrealizarse a cabo de forma plena. Muchas veces tiene la forma de un llamado deabandono a la idolatra.

    Si nosotros (re)interpretamos a partir de esta ptica la ley teodramtica, po-dramos evaluar mejor su actualidad y pertinencia, su identidad y relevancia. Aqu nose trata tanto entonces de una necesidad (de tipo hegeliana), de una secuencia,sino ms bien de una escatologa que describe, a partir de lo que se ha realizado enel misterio pascual de Jesucristo y cmo hacerse parte en ese mismo misterio, una

    (28) Cf. Theodramatik, vol. II/2, Die Personen des Spiels: Die Personen in Christus, Einsiedeln 1978, 13(Teodramtica, vol. 3, Las personas del drama: El hombre en Cristo, Madrid 1993, 20-21).

    (29) Cf. G. Savoca, art. Profeca, en: P. Rossano et al. (ed.), Nuevo Diccionario de Teologa Bblica,Madrid 1990, 1520-1538.

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    posibilidad donde la realizacin concreta depender de elegir por la libertad finitadel hombre de cara a los formidables desafos que le impone la tecnociencia. En estaperspectiva, la tcnica no aparece ms como un destino inevitable y trgico (como enlas tragedias griegas, a diferencia del teodrama, que el mismo Balthasar distingue enotro momento), aunque ella potencia en todo momento el devenir. Ella aparece comola ocasin para el hombre de ejercer una eleccin verdaderamente dramtica entreal antiguo Adn y el nuevo Adn, entre la libertad abierta al acontecer de Dios, alevento divino, o la libertad cerrada en los lmites de su finitud, en donde se revelala realidad del mal y del pecado como enclaustramiento del yo, la ruptura de comu-nin que cierra al evento, a la manifestacin. Esto, creemos, expresa bien el espritudel pensamiento balthasariano sobre el tema, a pesar de ciertas ambigedades en suargumentacin y de un cierto pesimismo frente al mundo moderno (quiz de ordenms cultural que estrictamente por razones teolgicas). Por ltimo hay que aadir queslo esta interpretacin escatolgica no en el sentido de una teologa del ms all

    sino en una teologa de un Dios que acontece anticipndose en el presente, en el ac,como futuro del hombre y la historia de la ley teodramtica de la historia permiteel seguimiento consistente de Cristo por parte del cristiano en la historia al interior dela teodramtica, tal cual lo subraya el mismo Balthasar.

    En nuestros das A. Gesch se ha referido, por ejemplo, a la posibilidad de ofre-cer un discurso teolgico coherente de carcter escatolgico, como oferta positivade realizacin plena: Proclamar este vnculo entre Dios y el hombre es darle a steel fundamento ms absoluto y ms definitivo para que pueda respetar y hacer que serespete su absoluta dignidad. Res sacra homo, el hombre es una cosa santa. Esa es laprofeca divina (30). Es decir, lo escatolgico nos confronta con la propia historia y

    la abre como teodramtica.El quehacer teolgico, por tanto, deber estar siempre atento a no caer en

    una visin unilateralmente negativa del tiempo actual (31) (la lectura de Ladrire,Hnermann y Noemi nos ensea a saber descubrir tambin el carcter escatolgico ypositivo de raz judeo-cristiana inherente a la tcnica moderna), ni menos adjudicarsin ms smbolos y signos del Apocalipsis de forma negativa al mundo tecnocientficoactual. El tiempo de la tcnica y la ciencia, ms all de la necesaria crtica, se revelaas como un mbito de insercin privilegiado de la fe para la misin de la iglesia,pues estos mbitos no son slo negatividad y cerrazn frente a la posibilidad del len-guaje religioso, sino que a su interior se puede y debe descubrir una dinmica depreguntas escatolgicas, de interrogantes por la libertad del hombre y por una vida lo-grada. Incluso se debe ver positivamente el hecho de la emancipacin. De esta formala dimensin dramtica del tiempo de la iglesia, la poca del seguimiento, podr seras mucho mejor valorada.

    Un bello texto nos puede iluminar en relacin al carcter positivo de la razntcnica actual como desafo para la teologa: La razn, como proceso de su autocons-titucin, siempre adveniente y diferida, pende del acaecer no justificable, no figurable,no representable de lo que podra revelar su sentido, de lo que ahora le da efectiva-mente dicho sentido. Ella es la esperanza de aquello mismo que, desde su futuro no

    (30) Jesucristo, Salamanca 2002, 45.(31) Cf. J. Noemi, Esperanza, 37-58.

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    situable, la sostiene en cuanto esperanza. En una palabra, la reflexin acerca de lasmodalidades de constitucin de la razn cientfica nos lleva a concebir la estructurade la razn como estructura escatolgica. Su despliegue actual est dependiendo comoanuncio de un acontecimiento siempre por venir, ya presente y, sin embargo, siempreesperado, en la fragilidad de una esperanza no fundamentada (32).

    CONCLUSIN

    Las analogas en relacin a la importancia que tiene el evento y el tiempo enlos planteos de Balthasar y Heidegger, en vistas a las preguntas fundamentalessobre el ser y Dios, me parece digno de seguir. As, por ejemplo, como lo planteaB. Krner (33), para Balthasar la revelacin no es primariamente una palabra aisla-da, o un punto, sino, en palabras del autor de la Triloga superficie, tiempo,

    espacio, figura. Entendido de esta manera, reflexionar sobre el significado delevento revelatorio salvfico, tarea primordial del telogo, se decide sobre todo enla hermenutica que realicemos, obviamente en perichoresis con los dems trascen-dentales, del bonum, del teodrama, de la dramtica de las libertades, etc., temticasque constituyen el centro, el ncleo, del pensamiento balthasariano. As, el dilogofecundo con Heidegger no slo le otorga al telogo un instrumental conceptual conel cual interpretar la dimensin horizontal del drama, sino que si sta ya tiene unaprecomprensin teolgica, la filosofa heideggeriana permite acercarse mejor a la tex-tura metafsica del ser creado, que, ms all de los lmites de aquel planteo, permitenvislumbrar que lo propio del ser creado se verifica en su relacin, en el tiempo y

    el espacio creado, con un Dios que acontece regalndose como Don de la redencinque debe ser aceptado en el tiempo, que en la era poscristiana deriva en la luchapermanente con la tentacin de darle a la existencia un significado final desde laabsolutizacin del yo y de lo que est a la mano (34).

    La idea balthasariana de una existencia humana no abierta a la gracia, a la al-teridad, como lo esencial del pecado personal y original, se podra ver enriquecidapor la idea de Heidegger del olvido del ser y una existencia volcada a la tcnica y alo que est a la mano. Una lectura crtica adems permitira reconocer los elementospositivos (y teolgicos) de la ciencia y tcnica moderna y alejar la reflexin teolgicade todo peligro de determinismo y fatalismo.

    (32) J. Ladrire, Le christianisme et le devenir de la raison, en: Christianisme et modernit, Paris 1990,217-218.

    (33) Cf. Fundamentaltheologie bei Hans Urs von Balthasar, eitschrift fr Katholische Theologie 109 (1987),129-152.

    (34) Para seguir el dilogo, dentro de la inmensa literatura reciente, remito a dos participantes del congre-so que estn publicados en este nmero. Adems de sus artculos, cf. D. C. Schindler, Wie kommtder Mensch in die Theologie? Heidegger, Hegel, and the Stakes of Onto-theo-logy , Revista Espaolade Teologa 65 (2005), 437-465; id., Hans Urs von Balthasar and the Dramatic Structure of Truth:

    A Philosophical Investigation, New York 2005; M. Schulz, A travs de la nada de la angustia deDios, Pastor del ser, Espritu 116 (1999), 169-181.

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    RESUMEN

    En este artculo se desarrolla la inuencia tctica de Heidegger en Hans Urs von

    Balthasar, especialmente en La accin. La inuencia se ve en dos niveles. Primero de la

    obra Ser y tiempo en la comprensin balthasariana de la temporalidad y fnitud, como ca-

    racterstica bsica y olvidada a veces del hombre, que slo as puede estar abierto a la

    revelacin. El segundo nivel es la obra Nietzsche del flsoo de Friburgo. Es sobre todo

    esta ltima obra la que le ayuda a Balthasar a pensar a Dios como acontecimiento, evento

    gratuito plenifcador del hombre. Hay as al interior de la dramtica una cierta analoga

    entre la crtica al olvido del ser y al olvido del reconocerse donado, actitud bsica del

    hombre, segn Balthasar, rente a la iniciativa de Dios de regalarse, en alteridad, para sal-

    varlo en su temporalidad e historia.

    Palabras clave: Balthasar, Heidegger, acontecimiento, don, accin, temporalidad,alteridad.

    ABSTRACT

    In this article, an examination o the tactical inuence o Heidegger upon Hans Urs

    von Balthasar is developed, especially in the theo-drama The Action. This inuence is seen

    on two levels. First, in the work Being and Time on the Balthasarian understanding o tem-

    porality and fnitude as a basic characteristic sometimes orgotten o the human person,

    who only in this manner can be open to revelation. The second level is the work Nietzscheby the Freiburg philosopher. It is above all this latter work that helps Balthasar to think o

    God as event, a gracious ulflling occurrence o the human person. Thus there exists in the

    interior o the dramatic a certain analogy between the critical orgetting o being and the

    orgetting o recognizing onesel as given, a basic attitude in the human person, according

    to Balthasar, when aced with Gods initiative o giving Himsel as git, in alterity, in order tosave him in his temporality and history.

    Key words: Balthasar, Heidegger, event, git, action, temporality, alterity.

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