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I Jornadas Nacionales de Prácticas y Residencias en la Formación de Docentes.
Facultad de Filosofía y HumanidadesUniversidad Nacional de Córdoba
2004
Las prácticas de la enseñanza como instancia de resignificación de la identidad profesional.
Por: Marina Barcia, Gabriela Hernando, Ana Clara Yasbitzky
“¿Qué podría haber más inocente que el concepto de práctica?.
La práctica educativa es una forma de poder,una fuerza dinámica tanto para la continuidad social como para el cambio social.”
Wilfred. Carr. Hacia una ciencia crítica de la Educación.
PRESENTACIÓN
Prácticas de la Enseñanza Media y Superior es una materia anual del cuarto y último
año de la Carrera en Ciencias de la Educación. No existen otras Prácticas profesionales en
el resto de la carrera- .
Este es el tercer año del grupo de trabajo de Cátedra, quienes postulamos una visión
crítica, de compromiso con la realidad, en las prácticas de la enseñanza que, como prácticas
educativas constituyen prácticas sociales propias de nuestro campo profesional.
Concebimos la enseñanza como objeto de estudio y como ámbito de intervención.
Por esto uno de nuestros objetivos es la resignificación de la relación teoría- práctica,
afrontando la integración de distintas planos de análisis del problema del conocimiento e
intervención educativos.
Centramos la propuesta conceptual y metodológica en dar repuesta al compromiso
pedagógico-didáctico con este problema, con la intención de posibilitar la reflexión,
objetivación y resignificación de la propia situación de los sujetos- practicantes, en el
pasaje que implica la situación de residencia, de alumno a docente.
El presente trabajo abordará los núcleos e instancias de integración que
desarrollamos en nuestra propuesta así como algunas reflexiones que esta experiencia nos
ha posibilitado.
DESARROLLO
Las prácticas de la enseñanza del profesor en Ciencias de la Educación- entre otras
prácticas del campo profesional-, en tanto prácticas educativas, ponen de manifiesto la
compleja relación entre educación y conocimiento- en este momento sociohístorico con
mayor conflictividad que antes-.
Para comprender el sentido de la propuesta de la cátedra debemos situarla al menos
desde dos contextos, uno inclusivo del otro.
El primer contexto es el de las prácticas de la educación como prácticas sociales, y a
las prácticas de la enseñanza como prácticas educativas. Estas se realizan en el campo
profesional de las Ciencias de la Educación, y las concebimos como prácticas pedagógicas:
tienen el sentido de la reflexión y la intervención educativas, son intencionadas y orientadas
a la formación en el plano individual y a la transformación social en el sentido crítico del
término.
El segundo contexto, más local, debe hacer referencia a la situación de las Prácticas
de la Enseñanza en el Plan de Estudios de la carrera de Ciencias de la Educación. Aunque
estamos atravesando una situación de transición- por el cambio del Plan de estudios, nos
encontramos con los siguientes nudos problemáticos:
una visión “aplicacionista” de la compleja relación teoría-práctica, ubicando a las
prácticas al final de la carrera y como aplicación de los fundamentos aprendidos en
instancias anteriores de formación.
una visión “reduccionista” de las prácticas en un doble sentido: no aborda la totalidad
de las prácticas educativas del Profesor en Cs. de la Educ. y circunscribe la práctica
docente a la enseñanza.
Esto da lugar a que las prácticas de la enseñanza en los niveles medio y superior,
sean las únicas prácticas del amplio campo profesional presente en el Plan de estudios, y sin
pretender compensar el espacio curricular nulo, debemos asumir el desafío de concebirlas
en el marco de las prácticas docentes de un profesional que debe integrar componentes
significativos de la acción y la reflexión en educación, ya que aúna los ámbitos de la teoría
y la práctica de la educación en su ejercicio.
PROPUESTA TEMÁTICA Y METODOLÓGICA
Nuestra propuesta supone el carácter Teórico Práctico de las clases a cargo de los
docentes de la cátedra, articulando teórica y metodológicamente desde las temáticas y
problemas, hasta las construcciones metodológicas de las clases. Así, por ejemplo, entre los
contenidos abordados en los teóricos están los diferentes paradigmas y su presencia en el
desarrollo curricular de la carrera, en los prácticos se reflexiona sobre la inserción en el rol
docente, a partir de la elucidación de mitos, resistencias, estereotipos presentes en el
imaginario de los estudiantes. Es un esfuerzo por lograr la objetivación e implicación cada
vez más profundos, en las diferentes articulaciones entre lo personal -con su fuerte carga
subjetiva- y las cuestiones profesionales –con sus componentes de sistematización y
reflexión en los planos epistemológico, político, ético y social-.
La secuencia de temáticas propuesta abarca la focalización progresiva, en
simultaneidad con múltiples referencias entre unos y otros momentos: partimos desde los
marcos conceptuales y contextuales históricos de la formación y el campo profesional, la
situación del profesor de Cs. de la Educación, aspectos procesuales prácticos de su
formación, la especifica situación de residente y la asunción de decisiones y actitudes en
prospectiva, a las instituciones, y de allí al ámbito áulico. Durante la etapa de residencia,
volvemos sobre las reflexiones más amplias, valorativas y evaluativas de este proceso
y reconceptualización de la significación de la práctica de la enseñanza, la relación teoría
práctica en el ámbito de intervención de nuestro campo profesional.
.
Describiremos con el siguiente cuadro la propuesta de trabajo.
Fases del proceso de construcción
de las prácticas:
Acciones y producciones:
Fase Preparatoria o Pre-activa
- Clases de presentación y reflexión sobre el campo problemático de las prácticas profesionales en Ciencias de la Educación- especialmente de las implicaciones relativas a la relación teoría práctica-
- Talleres de análisis y discusión acerca del “Rol docente” del Profesional en Cs. de la Educ. en la enseñanza de Nivel Medio y Superior.
- La entrada a la Institución destino: construcción del Diagnóstico Situacional de actuación, en la compleja interrelación entre lo institucional y lo áulico.
- Talleres de diseño de propuestas personales de intervención pedagógica
Fase Interactiva:
a) Primeros desempeños
docentes
b) Residencia
- Realización de microexperiencias[1] didácticas que permitan a los estudiantes desarrollar y evaluar propuestas de enseñanza, a modo de prácticas de ensayo.
- Incorporación plena, de los alumnos, al ejercicio de la tarea docente. Acompañados en este proceso por instancias de:
Trabajo Tutorial (ajuste y rearmado de las propuestas de intervención, atendiendo a la dinámica de la práctica)
Observación Formativa (análisis y devolución al estudiante acerca de su proceso de actuación)
Talleres de Reflexión durante la acción (intercambio de experiencias, problematización y objetivación de las prácticas en proceso.) El material fundamental de trabajo en este espacio es el diario de campo del practicante.[2]
Fase Post-activa o de cierre
- Aquí se proponen las siguientes instancias de reconstrucción y valoración del camino recorrido:
Talleres de Reflexión post-práctica (espacio de reflexión sobre la actuación realizada en el marco de la complejidad de la enseñanza, indeterminación, inmediatez, implicación personal y ética, etc.)
Paneles y/o Mesas redondas (con Profesores invitados, con diferentes temas según requerimientos y posibilidades de cada ciclo lectivo)
Coloquio final integrador (en donde se lleva a cabo laautoevaluación de todos los involucrados: estudiantes y equipos docentes)
ALGUNOS SUPUESTOS Y REFLEXIONES DE NUESTRA ACCIÓN
EDUCATIVA
La práctica de la enseñanza debe ser integradora, es decir posibilitar una profunda
reflexión sobre la relación teoría y práctica para constituirse en elemento clave para la
indispensable reconstrucción crítica del conocimiento y la experiencia. Esta última aparece
como esquemas prácticos no siempre totalmente concientes, multicontextuados y
difícilmente controlables durante su acontecer. La labor de la práctica y de la teoría
educativa debe realizarse conjuntamente porque ¿puede comprenderse la práctica sin hacer
referencia a las autocomprensiones de los que la ejercen?.
En términos de Habermas, los saberes -y los intereses que los constituyen-, “asumen
forma en un modo particular de organización social”. El saber que cada tipo de interés
genera, da lugar a formas de ciencia diferentes. En este campo profesional[3], el de las
Ciencias de la Educación y la Pedagogía, se concretan en concepciones sobre la educación
y cristalizan prácticas. Asumen formas que constituyen modos y relaciones cambiantes,
cruzadas por relaciones de poder, como en toda práctica social. Así por ejemplo, nuestra
formación inicial da cuenta de la forma particular que en nuestra Institución toman la
lucha epistemológica -incluyendo teorías, conocimientos y prácticas educativas y de
investigación-, que por ser histórica, deviene en una dinámica de modos dominantes,
residuales y emergentes[4]. Es en este sentido que pueden interpretarse las intervenciones
de los sujetos de desarrollo curricular también como sujetos de determinación[5].
Por ello recorremos el camino de la constitución epistemológica del campo, que
sedimenta elementos de las ciencias positivistas, las corrientes hermenéutico interpretativas
y críticas. El campo profesional queda así constituido desigual, fragmentaria y a veces,
contradictoriamente, por prácticas, teorías y conocimientos: en la propuesta de la cátedra
atravesamos esta lucha que encarna en la estructura del Plan de Estudios de nuestra carrera
(Plan 86) y el desarrollo Curricular del Profesorado en Ciencias de la Educación, en un
intento de objetivación e implicación sucesivos. También, la reflexión y el diálogo
conjuntos son las herramientas que proponemos en este camino que intenta la superación de
rupturas y conflictos de saberes y conocimientos. En este sentido, intentamos generar un
espacio de trabajo que se constituya en ámbito del ejercicio critico, de posicionamiento
frente a teorías y prácticas, para la realización de mejores comprensiones e intervenciones
educativas.
Sólo lo que se constituya en compromiso de reflexión conjunta llevará a propiciar
la reflexión crítica en los diversos espacios docentes, en especial en el aula. Estamos
proponiendo una práctica profesional que busca su autonomía en el compromiso social.
En síntesis, y siguiendo a Carr, intentamos:
Mostrar que el valor, el significado, de la práctica no es algo que se revele por sí
mismo, es algo que se construye socialmente.
Redescubrir el modo de ver aristotélico del razonamiento práctico, enriqueciéndolo a la
luz de la teoría crítica social hasta llegar al concepto de razonamiento crítico.
Señalar las consecuencias de esto procurando una base sólida para la teorización y la
práctica educacionales.
CIERRE Y APERTURA
¿Qué papel juega la teoría de la práctica sobre la práctica? Hacemos nuestra la
pregunta tal como la formulan Edelstein y Coria: “Si la práctica tiene su propia lógica,
¿sería posible dar cuenta de ella a través de una lógica diferente? ¿Sería posible pensar la
modificación de la práctica?”.
Esta propuesta de cátedra está construida sobre la reflexión y el diálogo para poner
en juego las diversas maneras de concebir la relación teoría práctica, las implicaciones
pedagógicas que conllevan, los valores diferenciales de las intervenciones según los
diversos supuestos epistemológicos y de allí la necesidad de la reflexión crítica permanente
como actitud profesional.
Sin embargo, como equipo de trabajo en proceso de consolidación de esta
propuesta, que intenta dar una respuesta alternativa a las racionalidades instrumentales que
tiñen la relación teoría-práctica de las intervenciones docentes, nos seguimos preguntando
y problematizando:
¿en qué medida la propuesta de la cátedra es reconocida como propia o
aún resignificada por nuestros estudiantes como una instancia de superación de las
cuestiones anteriormente enunciadas?,
¿en qué medida este espacio es realmente vivido como un proceso de formación
donde el estudiante pone en juego aspectos de diferente índole para iniciarse en la
docencia?.
Por esto, hemos intentado presentar nuestra propuesta de trabajo, y, aunque
dudas e incertidumbres suelen ser fieles compañeras, tenemos el compromiso de
superarlas, por lo que estas Jornadas son para nosotras una oportunidad para compartir y
debatir en una instancia de intercambio que, sabemos, ha de ser fructífera.
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[1] Alude a las formas de anticipar espacios de prácticas previos a las residencias. Interesa recuperar su aporte como elaboración de una propuesta general que posibilite luego evaluar su implementación desde distintos
lugares: el lugar de la coordinación de la microexperiencia, como observadores involucrados, como alumnos y desde el lugar del docente a cargo de la clase. (Edelstein, G., Coria, A.; 1995, pág. 96).[2] Consideramos que la elaboración, por parte del estudiante, de un “diario de prácticas”; le posibilita la construcción de un texto paralelo que de cuenta de lo anecdótico de las prácticas, los problemas, dificultades y resistencias encontradas en las diferentes etapas, descripciones, reflexiones, etc., insumos absolutamente necesarios para problematizar su actuación en el plano personal y colectivo.[3] La noción de campo la tomamos en el sentido de P. Bordieu.[4] Estos conceptos son desarrollados por Raymond Williams.[5] Alicia de Alba. Curriculum. Crisis, Mito y perspectivas.