Barrot, Jean - Carta Sobre El Uso de La Violencia

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  • 7/23/2019 Barrot, Jean - Carta Sobre El Uso de La Violencia

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    Carta sobre el uso de la violencia

    Jean Barrot

    Esta carta fue incluida como apndice en la edicin virtual en ingls del libro Declive y resurgimiento dela perspectiva comunista, en el sitio web de John Gray, For Communism. Esta versin en castellano fueextrada de la pgina web de textos del M.I.L./G.A.C., Mayo 37.

    2 de Mayo de 1973

    Queridos camaradas,

    El enfoque marxista habitual es por supuesto no-revolucionario (quiero decir pseudo-marxista). La gran mayora de la gente de extrema izquierda declara su total apoyo a lanecesidad de la accin armada y de la guerra civil en el futuro. Para ellos, es un mero principio.

    Uno no slo ha de decir : Si quieres la paz preprate para la revolucin, sino tambin Si quieresla revolucin, preprate para la guerra, es decir, la guerra civil.

    Es tan fcil caer en el delirio que uno nunca puede ser demasiado cuidadoso cuando trata esteasunto. Por otro lado, la actitud de muchos grupos polticos que rechazan tomar en serio elproblema debe ser denunciada como conservadora.

    Siento que muchos de los supuestos revolucionarios del momento se refieren a la violenciadesde un punto de vista puramente poltico, en el sentido en el que Marx atac la poltica como

    tal : por ejemplo en su artculo de 1844 sobre el rey de Prusia y la reforma social. El propsitode la poltica es cambiar el sistema de gobierno, no la base misma de la sociedad ; cambiar laforma con la que se administra el sistema, no el sistema mismo. Si examinamos a los gruposizquierdistas, sean trotskistas, maostas o incluso anarquistas, vemos que su representacin deuna sociedad futura no es muy diferente de la que ahora vivimos. Quin propone realmente elprograma comunista ? Quin entre ellos habla realmente de la abolicin de la produccin demercancas, de la abolicin de la economa poltica y de la economa como camposseparados ? Lo que desean es un capitalismo controlado democrticamente, donde lostrabajadores seran aparentemente los nuevos amos... mediante sus representantes, porsupuesto. Casi nadie en los grupos revolucionarios entiende la revolucin como la aparicin denuevas relaciones, para las cuales ya existe la base material. Aquellos que apoyan oficialmentetales puntos de vista generalmente los interpretan en el sentido de que tal cambio es posibleahora y debe comenzar ahora. Esto es por supuesto un rechazo total de la revolucin, tal comolo encontramos en la contra-cultura y en otras partes.

    Todo esto puede sonar un poco confuso, pero es importante darse cuenta de que el uso de laviolencia -en la revolucin y tambin antes- depende del programa social de la revolucin.Bsicamente, el contenido del movimiento es igual al que ya era, pero la forma en que serrealizado ser diferente. En tiempos de Marx, el proletariado todava tena que desarrollar lasfuerzas productivas ; hoy en da solamente tendr que cambiarlas, comunizarlas, por asdecirlo. En tiempos de Marx, como en 1920, an haba una fraccin importante de poblacinpequeo-burguesa, incluso en pases como Alemania. El partido poda aparecer solamentecomo cuerpo separado, como una organizacin formal. Su tarea era primero derrotar al estadoy su ejrcito, y slo despus comenzar a transformar la sociedad. Ahora la comunizacin de lasociedad puede empezar de una vez y es de hecho parte de la accin puramente militar.

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    Podemos y debemos hacer a la burguesa y al estado, es decir, los rganos de la economacapitalista mercantil, completamente intiles, destruyendo esa economa y reemplazndola porel comunismo. Desde nuestro propio punto de vista, la lucha militar ahora incluye armassociales que no existan hace 50 aos -o que existan de manera mucho ms pequea. Porotra parte, desde el punto de vista del capital, el estado se ha convertido en mucho mseficiente de lo que era. Seguramente conoceis Guerra sin fin de M. Klare (Vintage Books,

    1972). Aunque trata sobre todo de guerras en reas subdesarrolladas, proporciona informacintil sobre la estrategia de los grandes estados capitalistas que se preparan para la guerra civilen el mundo desarrollado (por supuesto ste incluye a la URSS y China : la forma en queChina reaccion ante la insurreccin de Ceiln fue tpica). El estado sabe lo que losizquierdistas ignoran, esto es, que la comunizacin es posible y que es un peligro real para suexistencia. Intentar aislar a los elementos revolucionarios con la ayuda de las organizacionesoficiales (sindicatos, partidos laboristas, socialistas, comunistas e, incluso, muchos de losgrupos izquierdistas). Su estrategia consistir probablemente en separar unas reasrevolucionarias de otras. Su tctica final incluir la destruccin sistemtica en estas reas, paraevitar que se desarrollen hacia el comunismo destruyendo sus condiciones materiales :industria, energa, transporte, etc. No dudar en aniquilar estas reas si es necesario, usandolos mismos mtodos que utiliz en la Segunda Guerra Mundial (que fue imperialista en todoslos lados, igual que la Primera). Antes de alcanzar esa etapa, intentar aplastar al movimientorevolucionario usando tropas de lite. Si consideramos el problema desde un punto de vista

    simplemente material, la superioridad del capital es remarcable : nuestra nica esperanzaestriba en una subversin tan general y a la vez tan coherente que nos enfrentemos al estadopor todas partes.

    Creo que uno no puede hacer slo observaciones generales como stas. Hay cosas que hacerahora mismo. Si miramos a los Tupamaros o a la Baader, parece que escogieron la luchamilitar para dar una especie de impulso a la sociedad, y tambin porque no podan estar mstiempo parados utilizando los mtodos tradicionales. Esta segunda razn no es un "error" :simplemente no podan soportarlo. Estaban hartos y disgustados de este mundo. No lesrepruebo por este elemento "irracional". Pero uno debe admitir que una actitud como sta estcercana a la locura. No tengo nada contra la locura : lo que llamamos un "loco" es solamenteun individuo producido por nuestra sociedad que est inadaptado a ella. Esta sociedad tambinse libra de elementos subversivos convirtindolos en locos.

    Pero tambin empezaron la lucha armada para que el proletariado se pusiera en movimiento.Esperaban despertarlo. sta era una pura ilusin, tpica de la poltica. La mente polticasiempre intenta actuar primero sobre los otros, organizarlos o forzarlos a hacer algo, mientrasque ella se mantiene fuera del movimiento social. Nuestra tarea es poltica slo en cuanto quese ocupa de la destruccin del poder poltico. La principal tarea de los comunistas no esreclutar a otros. Se organizan junto a otros a la vez que emprenden tareas que derivan de suspropias necesidades -personales y sociales, inmediatas y tericas.

    Esto se expresa de una forma muy torpe, desgraciadamente. Lo que quisiera subrayar es quenuestro objetivo principal no puede ser actuar sobre la conciencia de la gente para cambiarla.Existe una ilusin en la propaganda, tanto si es hecha por textos o por hechos. Noconvencemos" a nadie. Slo podemos expresar qu se est moviendo. No podemos crear unmovimiento en la sociedad. Slo podemos actuar dentro de un movimiento al que nosotrosmismos pertenezcamos.

    En lo que se refiere a la cuestin militar, es vlido el mismo principio. Es obvio que esnecesario explicar el programa militar de la revolucin por medio de textos, de folletos, etc. Enla prctica hay muchas cosas que hacer. Pero siempre deben tener como objetivo algo que yaest bajo ataque de una forma u otra, o que as sea percibido, o donde haya una contradiccinactiva, por pequea que sea. Dar un ejemplo. Si alguna persona ha sido particularmenteviciosa contra los trabajadores (un capitalista, un alto funcionario), no se sigue necesariamenteque deba ser atacado personalmente, como si fuera un smbolo. Puede ser til o peligroso,segn el contexto. Sera infantil asumir que el proletariado se dar cuenta del significado delacto y consiguientemente cambiar su mente y actitud. Esto slo ser as si el proletariado yaest realizando alguna clase de accin violenta. Si no, un ataque as slo fortalecer al estado.

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    Por otra parte, si una minora organiza una accin contra el ejrcito, contra un aspecto decisivode su funcin y de su futuro papel contrarrevolucionario, esto puede tener un impacto, aunqueninguna fuerza social parece trabajar por el momento contra el ejrcito en nuestros pases. Unaactividad de este tipo ayudar a mostrar -incluso a unas pocas personas- que losrevolucionarios ya estn "en guerra" contra el ejrcito. La condicin para esto es nuestrahabilidad para explicar el significado de nuestros actos, lo que requiere por lo menos una cierta

    capacidad para la expresin. Por el momento somos muy dbiles -vosotros y nosotros. Laizquierda oficial y la extrema izquierda tienen un monopolio de la expresin (ved abajo). Estopuede ser difcil de explicar, y me doy cuenta de que lo que estoy escribiendo es muyabstracto. Intentar dar mi punto de vista desde una perspectiva diferente.

    Una de las fortalezas del capital es que la gente -incluso el proletariado- simplemente no seimagina lo lejos que llegar el estado en la guerra civil. Les sorprendern muchosacontecimientos futuros. Es muy til apuntar ahora los aspectos importantes de la futura guerracivil. Muy probablemente entraremos en contacto con elementos radicales (e incluso "liberales")dentro del mismo ejrcito. En un primer momento tales acciones parecen que estn totalmentefuera del estado actual del movimiento social. Pero sto no es as : hay muchos trabajadoresradicales que ya piensan en la cuestin militar.

    No creo que la Angry Brigade, la Baader, y otros estuvieran equivocados. (Fueron vctimas de

    una especie de delirio, donde la lgica interna de la violencia y el aislamiento socialalimentaban la violencia y el aislamiento social). He expresado solamente opiniones parciales.Sin embargo, no se puede hacer nada bueno si no conectamos nuestra actividad ahora con loque podemos saber ya sobre la revolucin en el futuro. Rechazo la auto-destruccin. Lacomplacencia en este asunto es irresponsable y criminal.

    Debeis haber odo sobre la agitacin que hubo en Francia sobre la cuestin del reclutamientoen los institutos y las universidades. Podeis imaginar la ideologa de los grupos trotskistas ymaostas (el Partido Comunista es por supuesto nacionalista, pues lo ha sido desde 1934).Hace algunos das le un texto maosta que peda el control popular sobre el ejrcito ! Losizquierdistas rechazan decir : abajo el servicio militar, puesto que creen que el ejrcito existentees al menos un poco ms democrtico y popular que un ejrcito de voluntarios. Los msradicales llegaron a decir : abajo el ejrcito. Pero nadie dijo una palabra sobre la guerra civil.Los detalles son incluso peores. Esta es la razn por la cual hicimos una octavilla que es

    altamente dogmtica : por lo menos plantea el principio de que la cuestin militar es una partenecesaria de la revolucin. Pero es asombroso ver que incluso revolucionarios genunosadoptan una actitud tan ingenua en estos asuntos.

    Por favor considerad esta carta solamente como una carta, y no como un "texto" hablando conpropiedad.

    Fraternalmente,

    Jean Barrot