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ACTIVIDAD: Desafíos para la educación en el siglo XXI2° Año - CERP del suroeste
Asignatura: Teoría del Conocimiento y Epistemología Estudiante: Vanessa García
Matias Capdevila Santiago Harriett Profesora: Zoraya Orsi Meny
Autor principal: Zygmunt Bauman
Complementos: Jesualdo Sosa (pedagogo), Facundo Manes (neurólogo), Paulo
Freire (pedagogo) y María Montessori (Doctora)
Para el autor Zygmunt Bauman, no existe la posmodernidad, no hay un quiebre
establecido que efectúe ese término. Más bien, habla de un “modernidad
líquida”. Esto quiere decir, que lo que sí ocurre es un proceso de transformación,
de transición. Habla de una mutabilidad de la propia modernidad, sin la
existencia de una ruptura.
Refiriéndose al término “líquida”, nos hace ver la de-solidificación de la sociedad,
es decir, no se encuentran estructuras estáticas, hay heterogeneidad social. El
líquido no se puede controlar, por lo tanto, logra filtrarse en todos los aspectos
de la vida de las personas, y adapta todas las formas. Ocasionando
incertidumbre respecto al final de ella.
Al contrario de lo que manifiesta Esther Díaz –que ya no existen las utopías tras
la posmodernidad-, para Bauman siguen existiendo utopías pero no son las
mismas, cambian en relación a la transformación social. Pero a pesar de las
diferencias conceptuales rotundas que existen entre ambos autores, tienen una
gran similitud en como la caracterizan y describe.
Estos cambios afectan todos los aspectos de las personas. La sociedad se
encuentra fragmentada y se pierde el sentido de lo comunitario. El hombre se
vuelve indiferente, con un sentido de compromiso muy liviano. Bauman habla de
que existen cambios en la conducta humana. Hace referencia a una
emancipación, un sentido de individualización. A los efectos de ello, también se
diluyen los valores y la moral. Debido a esto, se flexibilizan las reglas
“normativas” de la dinámica social.
A los efectos de esto, Bauman en su libro “Los retos de la educación en la
modernidad líquida”, habla de cuatro desafíos de los cuales se derivan otros.
El primero de ellos es el síndrome de la impaciencia. Cuando se habla de
síndrome, se hace referencia a un conjunto de síntomas y signos que conforman
un cuadro, en este caso, de la impaciencia.
El individuo de la modernidad actual ha perdido la capacidad de esperar. Es
intolerable a ello debido a que a la velocidad en que transcurren los tiempos
actuales, esto se considera un estigma de inferioridad.
En relación al poder jerárquico, Bauman manifiesta que aquel que se encuentra
mejor posicionado en la escala social, es aquel que logra mayor rapidez en
satisfacer aquello que desea. Por ejemplo, en el ámbito educativo se puede ver
reflejado en los tiempos que requieren ciertas carreras profesionales,
comparando la educación pública de la privada. La educación se ve como un
círculo de mercado ambicioso donde la oferta y la demanda son condicionantes
para la decisión de uno, teniendo en cuenta la competitividad laboral y la rapidez
al acceso de ella, en donde el tiempo si bien es un factor determinante, existen
otros elementos estratégicos, como por ejemplo en el ámbito privado, la
utilización del marketing que inciden en la decisión de la persona.
Como manifiesta Edward Myers “la creciente tendencia a considerar la
educación como un producto antes que como un proceso”. Es decir, no se
considera el proceso educativo, sino el título que es otorgado tras la finalización
de la carrera. Y este título es considerado como un objeto de valor económico.
Por lo tanto, no se tienen presente los conocimientos que se adquieren, sino el
fin que hace referencia a una supuesta clausura de conocimientos que es
considerado absoluto y acabado en la “sólida” modernidad, que otorgará al
individuo una buena calidad de vida económica. Ejemplo de ello son la cantidad
de profesionales universitarios que no ejercen su profesión, por realizar una
actividad laboral mejor remunerada.
En relación al conocimiento, tras una investigación de Myers, se comprobó que
los estudiantes tras finalizar sus estudios, no continuaban perfeccionándose.
Este se sintió decepcionados frente a estos resultados, ya que él pensaba que la
educación es un proceso continuo, que ha de manifestarse en el transcurso de
toda la vida del sujeto. También habla del conocimiento fragmentado, donde el
estudiante solo se informa acerca de la profesión que ejercerá. Para este autor,
la “persona culta” no debía conformarse con ello, sino que era su obligación
informarse en otras áreas, lo que lo llevaría a ser una “mejor persona”.
Hoy sabemos que el estudio no culmina con la carrera, pues en la “modernidad
líquida” de Bauman, el conocimiento es dinámico, con movilidad y sin
estabilidad; es una construcción continua.
En relación al segundo reto que plantea Bauman, el conocimiento, lo considera
como una herramienta que sería utilizada por la educación como una posesión
para conservarse y atesorarse para siempre. Hoy en día en la modernidad
líquida se puede decir que ese conocimiento que antes era utilizado como algo
pétreo y sin modificaciones, en la actualidad este conocimiento se entiende
como algo en constante proceso, que se adquiere pero ya no como una verdad
absoluta, sino que debe perfeccionarse constantemente por la vorágine en la
que vivimos en el día a día, que hace necesario tener que renovarlo siempre,
ayudando al aprendizaje constantemente.
También hay movilidad en el hecho de qué se considera el conocimiento y las
distintas maneras de llegar a él.
Un ejemplo de agitación y dinamismo acerca de lo que se considera y como se
logra el aprendizaje, se podría realizar al comparar esto con la filosofía educativa
de la Dra. María Montessori (1870-1952). Esta se dedicó a trabajar con aquellos
niños que se encontraban en situaciones de riesgo y con carencia.
Montessori utilizó las prácticas pedagógicas caracterizadas como pertenecientes
a la “Escuela Nueva”. Buscaba la participación libre y espontánea de los niños,
dejándolos ser tal cual eran, siendo estos mismos quienes construían su
aprendizaje; el cual se caracteriza por surgir de alguna necesidad o interés del
sujeto, debiendo ser esto el punto de partida de la educación.
María no solo le enseñaba conocimientos, como leer y escribir, sino también
aquellos conocimientos cotidianos, cosas para todos los días, que puedan
relacionar con su contexto diario. Además les enseña valores y a la vez que
sepan reconocerse como seres valiosos y que cran en sí mismo.
El aprendizaje promovía el trabajo individual y en equipo, mediante actividades
didácticas que proporcionan la reflexión y el aprendizaje colaborativo por medio
de la interacción, el diálogo, la participación activa y la construcción de
conocimiento. Se respetan los ritmos en el desarrollo del aprendizaje del niño,
fomentando la autonomía, y un espíritu crítico, es decir, la libertad del individuo
Relacionando esto con otro autor, el pedagogo y maestro Jesualdo Sosa, en una
realidad completamente distinta (década del 20-30), donde el hombre aún no se
encontraba influenciado por el desarrollo tecnológico por el que transcurrimos en la
actualidad, se refirió a la educación manifestando que “(…) es el fundamental
instrumento de transformación social
en cualquier proceso que exige cambios profundos y permanentes,
en cualquier época y sean cuales fueren las circunstancias”. Si
y regímenes que tengan que operar en tal sentido.” Es decir, ya desde una época
temprana logró definir a la educación como el conocimiento que se adquiere de manera
gradual y progresiva, que logra una transformación en el alumno. También se puede
relacionar con Bauman en el hecho de que la educación debe de responder a las
necesidades del momento.
En la época de Sosa, las necesidades que sufrían sus alumnos era en primera instancia
el hambre, por lo que reaccionó a ello con la inserción de vacunos en el predio escolar,
de donde podía darles a sus alumnos leche para beber.
Toda su pedagogía la basó en el estudiante en relación con su entorno: el campo.
Debido a ello la naturaleza fue un pilar esencial para el desarrollo de sus trabajos.
Comenzó a interrogarse sobre la lógica de aprender a expresarse mediante el
conocimiento, o por el contrario, el conocimiento estaba condicionado a la necesidad
expresiva; afirmando que cada individuo dispone de una expresión particular en
cualquier material, y que esto ayudaría a que se comunicaran y pudieran tener un
desarrollo propio y del medio.
El dibujo ocupaba un lugar fundamental, pues se lo veía como una forma de apropiarse
del mundo externo y como un camino para construir la propia identidad. También era de
gran importancia la escritura que representaba un esfuerzo del niño por transmitir sus
propios pensamientos. Por esto se entabló el cuaderno escolar como “el libro personal
del niño”
En la actualidad, las necesidades que demanda la sociedad varían constantemente
influenciado por la dinámica continua de la tecnología que nos pone frente nuestra
infinidad de material. Debido a esto, podemos decir que incluso el rol del docente se ha
visto modificado.
Al respecto, el neurólogo Facundo Manes manifiesta que “la riqueza de un país se mide
por el valor del capital humano, la educación, la ciencia y la tecnología, y que allí está la
base del desarrollo social.” (Subrayado nuestro). Dentro de la educación encontramos el
papel que tiene el profesor dentro del aula. El alumno tiene a su disposición cuanta
información quiera, en cualquier lugar y en todo momento. Debido a ello, el docente ya o
es más quien transmite los conocimientos, sino que debe enfocar su tarea en darle
sentido a ello, el explicar el por qué y para qué de la información adquirida, que puedan
ser empleado por los alumnos encontrándole una utilidad, que sean capaz de
reflexionarla. Este es el nuevo rol del docente.
John Kotter considera que es necesario el cambio de diferentes aéreas en el
trabajo, con la finalidad de que los conocimientos y el aprendizaje no se
estanquen y que estos cambios den lugar a investigar e incentivar a nuevos
aprendizajes que harán a las personas más eficaces en otras ramas laborales.
La sociedad al estar en constante transformación hace que la educación clásica
se vea obsoleta al enfrentar toda la variedad de cuestione que hoy en día los
seres humanos debemos enfrentar para poder lograr superar las crisis que se
presentan. Debemos encontrar la manera adecuada para poder trascender
sobre la educación que se impartió durante siglos y que hoy ya no sirve como
opción para palear las diferentes necesidades y realidades que nos tocan vivir,
debido a las constantes transformaciones e innovaciones en todos los aspectos
de la vida moderna.
Cualquier compromiso de lealtad, frente a la aceleración con la que vivimos
podría tomarse como una amenaza, ya que, cada vez podríamos tomar menos
responsabilidades por el rápido accionar de los cambios.
Las cosas hoy en día tienen una fecha de caducidad muy a corto plazo. La
visión a futuro se hace cada vez más cercana por el hecho de que cada
especialista en su ramo podrá saber que vendrá después de lo que se lanzó en
el momento, por ejemplo Bauman plantea la realidad de la moda.
El autor considera que la necesidad del cambio de los objetos es hoy en día una
necesidad irresistible, en lo cual los medios de comunicación juegan un papel
muy importante, vendiendo los diferentes productos que se lanzan al mercado y
que hacen que en los consumidores se haga más necesario aun ese recambio
que ellos proponen.
La durabilidad de los objetos ya no tiene trascendencia, considerándose que el
placer por desechar esos objetos es mayor que un objeto con una larga vida útil.
El consumismo no se define por el largo uso de las cosas sino por el breve uso
de los mismos.
Por lo tanto el conocimiento no está apartado de esta realidad, el uso del
conocimiento se vuelve descartable.
El conocimiento en el paradigma de la Modernidad Liquida es concebido como
mercancía, por eso el proceso de desarrollo y el valor del conocimiento es
concebido solo en el momento de uso del mismo, en el momento adecuado y no
del conjunto de conocimientos que pueden no ser del todo utilizados, haciendo
que se acumulen en vano.
La educación se consideraba como un producto de larga duración que serviría
por el resto de la vida del que los adquiriera, en cambio en esta época
contemporánea lo conocimientos y la educación misma serán de uso
condicionado dependiendo a lo que la actividad y enfoque al que se quiera
realizar, convirtiéndose en conocimientos descartables.
El tercer reto que plantea Bauman es El cambio contemporáneo. Se hace
referencia a los cambios sociales e individuales que afectan los aspectos de la
vida de la persona. Son cambios sutiles del que no nos damos cuenta en los
momentos en que se dan.
Este cambio que se da en la presente modernidad líquida hace que pierda
vigencia o envejezcan los conocimientos que adquirimos; por lo que refuerza la
idea del reto anterior, el del conocimiento, puesto que frente a la continua
dinámica de los conocimientos, hace que los adquiridos pierdan vigencia si no
son actualizados. Pues cambia la situación social, y con ello, los conocimientos;
por lo tanto, se responde a los acontecimientos y necesidades sociales que
cambian rápidamente.
Como manifiesta el autor, “el mundo, tal como se vive hoy, parece más un
artefacto proyectado para olvidar que un lugar para el aprendizaje”, lo que nos
muestra la inestabilidad en la que vive el sujeto de la modernidad líquida, tanto
que se compara al mundo con un artefacto para olvidar. Es decir, por la
velocidad, la agilidad en la que vivimos, nos vemos sometidos a “olvidar”, en
lugar de poder acumular y actualizar la información.
Debido a ello podemos decir que el individuo se encuentra frente a un futuro
incierto.
El continuo bombardeo por parte de la tecnología sobre infinitas informaciones
acerca de indeterminados temas, hace que continuamente estemos
recepcionando conocimientos; somos seres sociales y por lo tanto somos
permeables a lo que ocurre en nuestro contexto.
Pero se debe ser selectivo, pues como se manifiesta “pues pueden instilar
hábitos e impulsos que en poco tiempo habrán de revelarse inútiles, si no ya
dañinos”
Tan grande es el dinamismo social que incluso se observan grandes cambios en
el vocabulario. Los nuevos vocablos y palabras que se utilizan normal y
cotidianamente, generalmente demuestran la ligereza, flexibilidad y fluidez del
contexto que nos rodea. Incluso las organizaciones ya no tienen una estructura
firme, sino que son diseñadas teniendo en cuenta que puedan modificarse o
incluso darles culminación. Se trata de un “mundo -múltiple, complejo, y en veloz
movimiento- y, por lo tanto, -ambiguo-, -enmarañado- y –plástico-, incierto,
paradójico y hasta –caótico-”
En relación al mundo laboral, “tienden a tener un considerable elemento de
desorganización deliberadamente construido”. Esto hace referencia a la
necesidad de inestabilidad sin el régimen de una estructura, pues debido a esta
rapidez en la que vivimos, donde los conocimientos pierden vigencia
constantemente, deben estar olvidando esa información ya no rigente para
adecuarse a la nueva. Pues estas nuevas erudiciones cambian las formas de
cómo hacer las tareas, y no brindan resultados factibles para satisfacer las
necesidades comerciales de demanda social.
Este capítulo culmina aconsejando al lector que se mueva con la rapidez en que
se mueve el contexto que lo rodea, a los efectos de que no se quede con lo que
algún día fue valido; y que de cierta manera esté preparado para lo que surgirá,
comparándolo con la tarea de un surfista, que toma las olas que viene
intentando deslizarse sobre ellas.
Haciendo referencia al último reto que plantea el autor, el memorizar, Bauman
trata de problematizar el uso de la memoria, su aplicación y el rol que ocupaba la
misma para la educación y el aprendizaje; su cuestión si es algo positivo o
negativo para la sociedad contemporánea.
Si nos remontamos al pasado se podría considerar como algo positivo,
elemental. La memoria era vista como una herramienta fundamental para la vida
del individuo en un mundo estable, rígido, el cual no sufría cambios en su
determinada estructura social. A modo de ejemplo en el ámbito educacional, lo
que hoy conocemos como el paradigma tradicional, de la “educación
permanente”, uno se quedaba con ese conocimiento y lo aplicaba para toda la
vida. El docente era el dueño de la verdad, aportaba un conocimiento
incuestionable necesario para la posterior aplicación de la persona, como por
ejemplo en el mundo laboral.
Por ejemplo, entre las décadas del 40 y 70, un gran pedagogo brasileño, Paulo
Freire, se enfrentaba ante una Educación bancaria, donde el docente le
transmite al alumno la información, siendo el deber de este último la
consolidación memorística y mecánica de lo aprendido. Es decir, los alumnos no
se veían más que como simples recipientes que debían ser llenados de
conocimiento, teniendo esto una actividad pasiva, siendo el educador el único
con actividad dinámica en el aula. Por lo tanto, Freire caracteriza este
mecanismo como un instrumento de opresión.
Lo que propone Freire es una “Educación Problematizadora” a los efectos
reaccionar ante tal mecanismo, poniendo a disposición del alumno la posibilidad
del diálogo con el profesor. De esta manera ambos son sujetos activos del
mecanismo de enseñanza, los dos enseñan y aprenden de manera constante.
Así se fomenta la liberación e independencia del alumno.
Pero hoy en día vemos que la consideración memorística ya no es la misma.
Actualmente esta apreciación cambió notoriamente con nuestro volátil mundo de
cambios y avances tecnológicos. Se ve al Rol docente como guía, orientador,
acompañante en un proceso de formación del individuo, “el docente no lo sabe
todo”. Además el conocimiento cambia con constancia, se ve al saber cómo algo
inestable, una variable que no trasmite seguridad en el tiempo. Se valora a la
masa de conocimiento acumulado como desordenado y caótico, la memoria hoy
por hoy es una herramienta que te puede ayudar; pero no como almacenamiento
de conocimientos para toda la vida, te puede servir como un apoyo en ciertas
ocasiones particulares, dependiendo la necesidad del individuo en un contexto
dado, pero no para siempre.
“El trabajo de memorizar produce más desperdicios que productos útiles…no
hay manera confiable de decidir que será conveniente y que no…” nada puede
hacerse y fijarse para siempre, lo que hoy es aceptable, tal vez mañana ya no.
BIBLIOGRAFIA
Bauman, Zygmunt “Los retos en la educación en la Modernidad Líquida”
(septiembre 2007) Gedisa S.A; Barcelona
http://ellegadopedagogico.weebly.com/jesualdo-sosa.html
https://drive.google.com/file/d/
0B1cH3s4ks4vgOGFjYTJhNDEtYzMzYS00YjkyLWJiNzAtNmUyZThjZTA2MTlm/
view?pli=1
https://facundomanes.com/
http://www.educacionsalta.com.ar/files/archivos/bibliotecas/3/
eccbc87e4b5ce2fe28308fd9f2a7baf3.pdf
http://www.uhu.es/cine.educacion/figuraspedagogia/0_montessori.htm