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La rúbrica de «literatura mundial» ha ido asumiendo en años recientes un papel destacado, quizá incluso dominante, en las discusiones sobre el fu- turo de la literatura comparativa, y de los estudios literarios más en gene- ral. Aunque de manera necesaria y automática las discusiones empiezan y terminan con el uso que Goethe da al término Weltliteratur en conver- sación con el joven Johann Peter Eckermann en enero de 1827 1 , yo sos- tendría que un punto de origen más inmediato es el de Immanuel Wa- llerstein y, a través de él, Fernand Braudel. Wallerstein sitúa el desarrollo de la teoría de los sistemas-mundo en la década de 1970 y en los deba- tes de las ciencias sociales contemporáneas referentes a la utilidad del Es- tado-nación como unidad de análisis adecuada. En lugar del Estado na- ción, Wallerstein y los analistas de los sistemas-mundo ofrecían el sistema histórico, y describían que han existido tres sistemas de este tipo: el mi- nisistema del mundo premoderno, de ámbito geográficamente limitado; el imperio-mundo, como Roma o la China de la dinastía Han, «una gran estructura burocrática con un solo centro político y una división axial del trabajo, pero múltiples culturas»; y una economía-mundo, tal como la ins- talada en tiempos modernos, que es «una gran división axial del trabajo con múltiples centros políticos y múltiples culturas». Wallerstein atribuye el uso que hace de la expresión «sistema-mundo» y de hecho «economía-mundo» al trabajo de Fernand Braudel sobre la éco- nomie-monde del Mediterráneo del siglo XVI. Para Wallerstein, la pala- bra «world» en las expresiones «world-economy» y «world-system» funcio- na como sustantivo en aposición al otro sustantivo de la expresión, y no como adjetivo que modifique a ese sustantivo, con un guión que mar- ca la distinción 2 . Este argumento forma una de las suposiciones tácitas que la mayoría de los escritores sobre literatura mundial han tomado de Wallerstein, a saber, que la literatura-mundo (por restaurar el guión que Wallerstein podría exigir) no es la suma total de la producción litera- 1 Un análisis ilustrativo sobre Goethe y la Weltliteratur se puede encontrar en David Dam- rosch, What is World Literature?, Princeton, 2003, pp. 1-36. 2 Immanuel Wallerstein, World-Systems Analysis. An Introduction, Durham (CN), 2004, pp. 15- 16 y 98-99. 85 ARTÍCULOS LITERATURA MUNDIAL Y LITERATURA-MUNDO Hacia una tipología de los sistemas literarios ALEXANDER BEECROFT

Beecroft Alexander Literatura Mundial

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  • La rbrica de literatura mundial ha ido asumiendo en aos recientes unpapel destacado, quiz incluso dominante, en las discusiones sobre el fu-turo de la literatura comparativa, y de los estudios literarios ms en gene-ral. Aunque de manera necesaria y automtica las discusiones empiezany terminan con el uso que Goethe da al trmino Weltliteratur en conver-sacin con el joven Johann Peter Eckermann en enero de 18271, yo sos-tendra que un punto de origen ms inmediato es el de Immanuel Wa-llerstein y, a travs de l, Fernand Braudel. Wallerstein sita el desarrollode la teora de los sistemas-mundo en la dcada de 1970 y en los deba-tes de las ciencias sociales contemporneas referentes a la utilidad del Es-tado-nacin como unidad de anlisis adecuada. En lugar del Estado na-cin, Wallerstein y los analistas de los sistemas-mundo ofrecan el sistemahistrico, y describan que han existido tres sistemas de este tipo: el mi-nisistema del mundo premoderno, de mbito geogrficamente limitado;el imperio-mundo, como Roma o la China de la dinasta Han, una granestructura burocrtica con un solo centro poltico y una divisin axial deltrabajo, pero mltiples culturas; y una economa-mundo, tal como la ins-talada en tiempos modernos, que es una gran divisin axial del trabajocon mltiples centros polticos y mltiples culturas.

    Wallerstein atribuye el uso que hace de la expresin sistema-mundo yde hecho economa-mundo al trabajo de Fernand Braudel sobre la co-nomie-monde del Mediterrneo del siglo XVI. Para Wallerstein, la pala-bra world en las expresiones world-economy y world-system funcio-na como sustantivo en aposicin al otro sustantivo de la expresin, y nocomo adjetivo que modifique a ese sustantivo, con un guin que mar-ca la distincin2. Este argumento forma una de las suposiciones tcitasque la mayora de los escritores sobre literatura mundial han tomadode Wallerstein, a saber, que la literatura-mundo (por restaurar el guinque Wallerstein podra exigir) no es la suma total de la produccin litera-

    1 Un anlisis ilustrativo sobre Goethe y la Weltliteratur se puede encontrar en David Dam-rosch, What is World Literature?, Princeton, 2003, pp. 1-36.2 Immanuel Wallerstein, World-Systems Analysis. An Introduction, Durham (CN), 2004, pp. 15-16 y 98-99.

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    ARTCULOS

    LITERATURA MUNDIAL Y LITERATURA-MUNDO

    Hacia una tipologa de los sistemas literarios

    ALEXANDER BEECROFT

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  • ria del mundo, sino por el contrario un sistema-mundo dentro del cual laliteratura se produce y circula.

    La otra suposicin por la que los escritores sobre literatura-mundo estnen deuda con Wallerstein es la de una divisin axial del trabajo. Este as-pecto de la teora de los sistemas-mundo est (como es comprensible)menos explcitamente respaldado por quienes escriben sobre la literatu-ra-mundo, dado que recuerda al imperialismo y/o al capitalismo planeta-rio contemporneo. No obstante, los modelos presentados por PascaleCasanova y Franco Moretti asumen cierta forma de divisin axial del tra-bajo, en la que la primera reserva la obra de orden ms elevado y de va-lor ms elevado a las culturas del centro, y el segundo a los especialistasdel centro dentro del campo del estudio literario (situados, naturalmente,dentro de los centros acadmicos de esas mismas culturas del ncleo). Enambos casos, cada uno de estos modelos tiene quiz el efecto inintencio-nado de reinscribir un centro cultural hegemnico, incluso aunque su de-seo manifiesto sea el de mundializar los estudios literarios. Examino porseparado los modelos de Casanova y Moretti.

    Literatura y poder

    Pascale Casanova nos ha mostrado una rpublique mondiale des lettres,para ella decididamente una repblica mercantilista, en la que los merca-dos de capital cultural planetarios ubicados en Pars determinan el valor decambio de los textos. Su modelo tiene gran capacidad explicativa para laEuropa de los pasados siglos, y, discutiblemente, para el mundo posteriora 1945 en general, pero ella misma admite que poco puede decir sobreel mundo no europeo antes de 1945. Casanova llega a fechar la entradadel mundo no occidental en la literatura (no meramente la literatura mun-dial o la literatura-mundo) en la era de la descolonizacin. Su argumentono es quiz tanto que no existiera literatura en idiomas no europeos antesde la descolonizacin, como que no poda ser reconocida como literaturahasta despus de la misma, un argumento que merece la pregunta de re-conocida por quin? Casanova trabaja dentro de una definicin de literatu-ra muy especfica y localizada, que es suficientemente efectiva, quiz, paralos periodos, los textos y las lenguas que han supuesto el centro tradicio-nal de los estudios literarios, pero que no pueden explicar toda la gama deproduccin literaria a lo largo de todas las culturas y de todos los tiempos.

    Otro rasgo problemtico del trabajo de Casanova es la interpretacin quehace de la relacin entre los sistemas de poder literarios y los poltico-eco-nmicos. Establece paralelismos entre las desigualdades de lo que deno-mina historia nacional y las desigualdades de los recursos literarios entrenaciones, pero los considera unos paralelismos analgicos, no causales3.

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    3 Pascale Casanova, La Rpublique mondiale des lettres, Pars, 1999, pp. 24, 62-63.

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  • Para ella, el mundo literario es un universo alternativo, que funciona bajoleyes diferentes a las del mundo poltico pero anlogas a ellas. La circula-cin del poder dentro de su repblica de las letras sigue siendo distinta dela circulacin del poder en el mundo en general; la moneda de su rep-blica no puede, parece, cambiarse por dlares.

    El modelo de Casanova construye un sistema-mundo de circulacin y cam-bio literarios centrado en Pars, y el acceso de una nacin dada a la lite-ratura est en funcin de que Pars la reconozca como tal. Las formas decirculacin literaria anteriores a la cultura literaria francesa, o que existenhoy en da fuera de ella, no tienen verdadera cabida en el sistema-mun-do de Casanova. Hay una pronunciada divisin del trabajo dentro de susistema, en el que el ncleo (Pars) desempea el trabajo de valor aadi-do de evaluar, establecer precios y admitir en la literatura la produccinde textos de la periferia (la mayor parte del resto del mundo, con Lon-dres y Nueva York como componentes del ncleo, ligeramente menoscentrales y Alemania, quiz, como lo que Wallerstein habra calificado desemiperiferia). La produccin perifrica slo tiene valor una vez recono-cida por el centro.

    Franco Moretti, que hace un uso explcito del modelo de los sistemas-mundo desarrollado por Immanuel Wallerstein, presenta una visin me-nos inocente de la relacin entre los sistemas literarios y los econmicos.Propone una teora de la novela en la que las culturas perifricas las si-tuadas fuera del ncleo anglo-francs de produccin novelstica no de-sarrollan la novela como formacin indgena, sino como equilibrio entrela influencia formal occidental (normalmente francesa o inglesa) y los ma-teriales locales4. En la ley de la novela formulada por Moretti parece ha-ber un dilema inherente: cuanto ms rigurosamente se define la novelacomo forma occidental, menos capacidad explicativa tiene la ley (dadoque por definicin si se importa una forma occidental a una cultura el re-sultado ser una mezcla de esa forma occidental y materiales locales),mientras que cuanto ms incluyente sea la definicin de novela, menosvlida ser la ley (ya que habr entonces ms novelas que no compar-tan especialmente la forma de la novela occidental)5.

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    4 Franco Moretti, Conjeturas sobre la literatura mundial, NLR I, julio-agosto de 2000, reim-preso en Christopher Prendergast (ed.), Debating World Literature, Londres, 2004. Moretti yPrendergast mantienen todava un vivo intercambio sobre el tema: vase NLR 8, 20, 24, 26,28 34 y 41.5 Jonathan Zwicker usa una metodologa que debe mucho a Moretti (incluidos los anlisisnumricos de las cantidades de libros publicados cada ao en diferentes formas, y la canti-dad que se mantiene en particular en las colecciones de las bibliotecas), as como lecturasatentas, para demostrar inter alia que la literatura anterior a los Meiji es decir, anterior a lainfluencia occidental sigui teniendo una gran influencia en los lectores y en los escritoresjaponeses hasta bien entrado el siglo XX. Jonathan Zwicker, Practices of the Sentimental Ima-gination. Melodrama, the Novel and the Social Imaginary in Nineteenth-Century Japan,Cambridge (MA), 2006.

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  • Aunque disiento de los detalles de formulacin de la ley, reconozco noobstante la importancia urgente de encuadrar la cuestin del desarrollode la novela (tal y como la conocemos) fuera de su territorio inicial an-glo-francs en trminos como los de Moretti6. Como en el caso de la r-publique mondiale de Casanova, sin embargo, este modelo tiene sus li-mitaciones cronolgicas. El propio Wallerstein insiste en que el sistemamundo es un producto del intercambio colombino y la Revolucin indus-trial, y ha resistido los intentos del fallecido Andre Gunder Frank y otrosde aplicar su marco a pocas anteriores7. Moretti no comparte en absolu-to la timidez de Wallerstein sobre la proyeccin de su modelo hacia atrsen el tiempo; ha ofrecido, por ejemplo, un anlisis que sugiere que el pe-trarquismo como fenmeno potico obedece a algo parecido a la mismaley que l aplica a la novela moderna8.

    La distribucin axial del trabajo en la teora de la novela planteada porMoretti est bastante clara: las culturas del centro desarrollan nuevos g-neros que exportan a la periferia, y la proyeccin de esa distribucin deltrabajo en la de la economa en general es demasiado precisa como paraser accidental9. La relacin entre la difusin del petrarquismo y los cen-tros de poder econmico y poltico contemporneos no es en absolutotan clara como parece, lo cual nos recuerda que para expandir el campode la investigacin de los estudios literarios ms all del Occidente mo-derno har falta analizar sistemas de circulacin literaria muy distintos delos experimentados por la novela anglo-francesa en el siglo XIX. Mientrasque el modelo de Casanova sugiere que los mercados literarios tienen au-tonoma respecto a la esfera econmica y a la poltica, el de Moretti pue-de insistir en una equivalencia demasiado fcil entre ambos. Si deseamosque nuestro modelo de literatura mundial se extienda profundamente ha-cia el pasado, las teoras de Casanova y Moretti, tiles como son en supropio contexto, no bastarn.

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    6 Los cinco volmenes de Il romanzo editados por Moretti entre 2001 y 2003 proporcionanuna base indispensable para un trabajo ms amplio y cada vez ms matizado sobre estosproblemas.7 Vase Janet Abu-Lughod respecto a lo que ella denomina un sistema mundo del siglo XIIIen Before European Hegemony. The World System AD 1250-1350, Oxford, 1989. Andre Gun-der Frank y Barry Gills intentan extender los comienzos de un sistema mundo a tiemposmuy anteriores: Andre Gunder Frank y Barry Gills, The World System. Five Hundred Yearsor Five Thousand?, Londres, 1993; Andre Gunder Frank, ReORIENT. Global Economy in theAsian Age, Berkeley, 1998.8 Franco Moretti, Ms conjeturas sobre la novela mundial, NLR 20, mayo-junio de 2003,pp. 73-74.9 El modelo de lectura distante de Moretti, que supone leer estudios sobre la novela y nolas novelas en s, parece otra versin de la divisin axial del trabajo: los especialistas en lasliteraturas nacionales hacen el trabajo de extraccin de recursos que supone la lectura degran cantidad de textos, mientras que los generalistas aaden plusvalor a este trabajo me-diante sus sntesis tericas.

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  • Seis modos

    El modelo de literatura mundial que yo busco se construye como mediopara entender y apreciar la multiplicidad de estrategias usadas por las li-teraturas para relacionarse con su entorno poltico y econmico. Comotal, no debera ni afirmar inocentemente que la literatura est exenta deeste orden econmico y poltico ms amplio, ni embarcarse en una supo-sicin a priori sobre cmo es ese orden y qu relacin mantiene la litera-tura con l. Reconocer los mltiples centros y sistemas de poder cultu-ral que funcionan a lo largo de la historia humana, y adems afirmar quelos conocimientos tericos profundos pueden y deben proceder del estu-dio de diversas literaturas, no del estudio de una tradicin central o deltrabajo de una dedicada clase de tericos exentos del trabajo cultural deanalizar los textos. En resumen, ser una teora de la literatura mundialno de la literatura mundo, centrada en la produccin de arte verbal y enla relacin de este arte con su entorno como fenmeno genuinamenteuniversal de la cultura humana. Como tales, las literaturas-mundo de Ca-sanova o Moretti emergen, dira yo, como manifestacin actual del pro-blema ms general de la relacin entre la literatura y su entorno10.

    Lo que sigue no es la configuracin definitiva de una futura disciplina,sino por el contrario la sugerencia de un principio organizador, junto conun conjunto de seis modos en los que ese principio parece haberse ma-nifestado. Sugiero que la configuracin cambiante de la relacin entreliteraturas y entornos forma el objeto de estudio ms til de una futura li-teratura mundial, no literatura-mundo. Ninguno de estos seis modos (epi-crico, pancrico, cosmopolita, vernculo, nacional y planetario) son in-vencin ma; en cada caso me baso en considerables estudios existentesy mi nica contribucin es la de sugerir que estos seis modos podranconstituir un metasistema de los sistemas literarios11. Presentar los seisen orden de aparicin cronolgica, pero no sugiero que constituyan unahistoria teleolgica de la literatura mundial, ni de ninguna literatura. Nin-guna literatura o lengua ha atravesado por s sola los seis modos, y en pe-riodos pasados han coexistido varios de ellos. Y sta tampoco es una lis-ta exhaustiva; basndose en los estudios sobre literaturas individuales, lalista puede y debera ampliarse o alterarse a la luz de nuevos encuentrosliterarios. A continuacin esbozo brevemente los rasgos de cada modo, ysugiero ejemplos de textos o literaturas que entran en sus epgrafes.

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    10 Para este alejamiento de las metforas econmicas y la adopcin de la ecologa me inspi-ro en el anlisis que Niklas Luhmann hace del entorno como aquel que radica fuera de unsubsistema social determinado. La nocin de la literatura como un subsistema, que reconocelas distinciones dentro de su entorno pero slo est selectivamente interrelacionada con l, esun til refinamiento de los anlisis sobre el sistema literario y el econmico encontrados, porejemplo, en Casanova. Niklas Luhmann, Ecological Communication, Chicago, 1989, pp. 15-21.11 Considero, en otras palabras, que los especialistas en griego y snscrito no proporcionan,meramente, los datos en bruto que las teoras de la literatura pueden intentar explicar, sinolas propias estructuras tericas que esas teoras intentan desarrollar.

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  • El epicrico es un modo de produccin literaria en el que la literatura seproduce dentro de los confines de una comunidad local. Representa elgrado cero de la circulacin literaria, dado que la literatura epicrica pro-piamente dicha no circula fuera de la comunidad en la que se produce.Tomo el concepto de literatura epicrica del trabajo de Gregory Nagysobre la poesa arcaica griega. Nagy introduce el trmino epicrico, enoposicin al panhelnico, en el contexto del mito, e identifica lo epic-rico como aquello que se produce en un contexto local y cuyo significa-do depende de ese contexto: cultos a hroes locales, versiones de mitosy canciones que no viajan bien. En la medida en que se asocia con uni-dades polticas pequeas, que pueden o no compartir un idioma con susvecinos, lo epicrico bien puede tener una dimensin poltica al estable-cer y delimitar esa unidad poltica o como forma de resistencia a una es-fera cultural y poltica ms amplia12. Me gustara sugerir la aplicabilidadpotencial del concepto de lo epicrico a contextos distintos de la Greciaarcaica: el Canon de poesa chino, por ejemplo, incluye una recopilacinde Aires que representan epicricamente las diversas provincias en lasque se divida la China de la dinasta Zhou, y el concepto puede ayudara entender, entre otras cosas, la poesa preislmica rabe, la tradicin pi-ca oral sureslvica estudiada por Milman Parry y Albert Lord, o las prc-ticas culturales de muchos de los primeros pases de Amrica13.

    Los vestigios de las literaturas epicricas son en general difciles de dis-tinguir, en especial en los archivos escritos de tiempos pasados. Por elcontrario, lo que encontramos ms a menudo son las refracciones epic-ricas de lo que yo denomino textos pancricos, as como enfoques epi-cricos en la lectura y la interpretacin de dichos textos. Extrapolo el tr-mino pancrico de panhelnico, y lo uso para hacer referencia a textosy sistemas de circulacin literarios que operan en toda una gama de co-munidades epicricas, unidas en cierta medida por la lengua y la cultura,pero en general polticamente fragmentadas. Textos pancricos como lapica homrica y el Canon de poesa chino se representan a menudo comouna forma de negociar las tensiones epicricas. Ms a modo de conjetu-ra, yo sugerira que la pica snscrita, compuesta similarmente en unmundo culturalmente unificado pero polticamente fragmentado, contie-ne igualmente elementos de lo pancrico. Los impulsos epicricos y lospancricos se encuentran quiz con ms frecuencia en interaccin mutua,

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    12 Gregory Nagy seala que la lrica griega arcaica es de hecho por lo general una tensindinmica entre lo epicrico y lo que yo denomino pancrico. Gregory Nagy, Pindars Ho-mer. The Lyric Possession of an Epic Past, Baltimore, 1990, pp. 66-67.13 Milman Parry, The Making of Homeric Verse, Oxford, 1971; Albert Bates Lord, The Singerof Tales, Cambridge (MA) 1960. El atractivo de las historias orales de las naciones gitxsan ywet-suwet en el establecimiento del ttulo territorial aborigen en Delgamuukw v. British Co-lumbia ofrece un ejemplo contemporneo del uso de la tradicin literaria epicrica para de-finir a las comunidades y sus territorios. Richard Daly, Our Box Was Full. An Ethnographyfor the Delgamuukw Plaintiffs, Vancouver, 2005, proporciona una excelente introduccin aestos temas por parte de un antroplogo interesado por el caso.

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  • y la oposicin entre ellos es con frecuencia productiva. La gran pica pan-helnica, la Iliada, con su famoso Catlogo de Naves, y la Odisea, con suviaje que abarcaba todo el mundo, proyectan en sus narraciones la asimi-lacin de las tradiciones epicricas a los programas culturales pancricos.

    Mi nocin de lo pancrico tiene ciertas afinidades con el minisistema deWallerstein, que yo considero un anlogo al sistema-mundo en menor es-cala. Representan los primeros contextos histricos en los que circulan lasliteraturas, y acaban siendo conscientes de que dicha circulacin es unproblema. Es decir, las literaturas pancricas deben adaptarse a diferentesnichos polticos, y la atencin a los orgenes de los textos adquiere espe-cial importancia en este modo. Lo pancrico y lo epicrico existen prin-cipalmente en oposicin mutua, y lo pancrico, en particular, se repre-senta con frecuencia como una especie de negacin de lo epicrico14.

    El ejemplo snscrito

    El trmino cosmopolita, derivado de la filosofa estoica, ha prestado unservicio activo en aos recientes a una serie de debates sobre el mundocontemporneo15. Mi propio uso del trmino, sin embargo, deriva porel contrario de la obra del sanscritista Sheldon Pollock. Pollock ha escri-to de manera interesante sobre la poesa de inscripciones en snscrito,desde el actual Pakistn a Java, en los aos 300-1300 d. C. En las regio-nes que Pollock analiza (que l denomina la cosmpolis snscrita), lasinscripciones en snscrito se dan junto a inscripciones en lenguas vern-culas prakrits, kannada, tamil, jemer, y javans antiguo durante buenaparte del periodo, pero con la importante distincin de que las lenguasvernculas se usan para documentar el mundo, mientras que el snscri-to se usa para interpretar el mundo16. En otras palabras, asuntos prcti-cos como la concesin de tierras y privilegios se dan en lengua verncu-la; la autorrepresentacin idealizada y estetizada del orden dominante seda en snscrito. En contraste con los modelos de difusin cultural con-temporneos, la expansin del snscrito por el sur y el sureste de Asia se

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    14 Aunque tambin puede decirse lo contrario. Sobre el uso de la Palinodia de Estescoroun rechazo del mito panhelnico del secuestro de Helena de Troya en la Fedra de Pla-tn, como medio para situar la propia obra de Scrates en oposicin a la retrica (que Pla-tn hace a Scrates alinear con la pica y lo panhelnico), vase Alexander Beecroft, Thisis not a true story: Stesichoruss Palinode and the Revenge of the Epichoric, Transactionsof the American Philological Association CXXXVI, 2006, pp. 47-69.15 La bibliografa bsica a este respecto incluira: Pheng Cheah y Bruce Robbins (eds.), Cos-mopolitics. Thinking and Feeling beyond the Nation, Minneapolis, 1998; Carol Breckenridgeet al., Cosmopolitanism, Durham (Carolina del Norte), 2002; Gillian Brock y Harry Brighou-se (eds.), The Political Philosophy of Cosmopolitanism, Cambridge, 2005; y Kwame Appiah,Cosmopolitanism. Ethics in a World of Strangers, Nueva York, 2006.16 Sheldon Pollock, The Sanskrit Cosmopolis, 300-1300: Transculturation, Vernacularizationand the Question of Ideology, en Jan Houben (ed.), Ideology and Status of Sanskrit. Con-tributions to the History of the Sanskrit Language, Leiden, 1996, p. 219.

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    S da sin conquista militar ni colonizacin a gran escala. Parece ser un actolibre y voluntario por parte de docenas de unidades polticas.

    Pollock no slo proporciona uno de los ms atractivos ejemplos de in-congruencia entre el poder cultural y poltico en el mundo premoderno,sino que de manera incluso ms importante determina explcitamente queesta incongruencia es digna de estudio; un inters que debera, opino, re-flejarse ms ampliamente en los estudios premodernos. De hecho, elsnscrito no es en absoluto la nica lengua cosmopolita cuya categoracultural no coincide exactamente con la poltica y la econmica. El pres-tigio del acadio y el griego como lenguas literarias en el Mediterrneooriental supera durante tanto tiempo a las conquistas de Sargn y Alejan-dro que debilita la funcin de la hegemona poltica para establecer eseprestigio, mientras que el prestigio duradero y complejo de la literaturachina en Japn, Corea y Vietnam, como la de la literatura persa en las cor-tes mogola y otomana, difcilmente puede explicarse slo por la conquis-ta, la colonizacin o el comercio. De igual modo, el prestigio cultural dellatn en la Edad Media europea poco tiene que ver con el poder imperial.Las lenguas literarias cosmopolitas, por lo tanto, pueden a veces seguir laestela de un imperio-mundo como los analizados por Wallerstein, pero noes posible abreviar ambos en un solo fenmeno.

    La circulacin de la literatura dentro de un sistema literario cosmopolitaes distinta de la que se encuentra en el sistema pancrico, en parte por-que las lenguas literarias cosmopolitas pueden ser usadas por grupos quehablan una variedad de lenguas maternas y en parte porque las literatu-ras cosmopolitas tienden a representarse a s mismas como agentes deuna ideologa de dominio universal, independientemente de que dichaideologa se practique o sea practicable. Al teorizar sobre la constitucindel Estado ideal, por ejemplo, yo considero que Platn est asumiendoun gesto incipientemente cosmopolita, mientras que la apropiacin queel Nuevo Testamento hace de la Biblia hebrea, reinterpretando lo que yocaracterizara como la naturaleza pancrica de las tribus de sta comolas naciones del mundo, tiene innegablemente ambiciones cosmopoli-tas. Mientras que una lengua literaria pancrica permite a la literatura cir-cular entre un conjunto de entidades polticas que comparten una len-gua nativa (pero probablemente no un rgimen poltico), una lengualiteraria cosmopolita crea un sistema intercultural, en el que los hablantesde muchas lenguas comparten un idioma literario comn. Esta lenguapuede ser la expresin cultural de un imperio-mundo, o una reminiscen-cia nostlgica de un antiguo imperio, o puede constituir un imperio-mun-do cultural sin ramificaciones polticas. Pueden estar presentes relacionescentro-periferia (como en el caso chino: las poesas chino-japonesa y chi-no-coreana no circulan en la propia China), o el sistema puede ser mspolicntrico (como en el caso del griego en el periodo helenstico y enel imperial, o del latn en la Edad Media). Con independencia de cmose configuren, las lenguas literarias cosmopolitas aspiran a tener alcanceuniversal.

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  • Verncula frente a nacional

    Aunque en ciertos sentidos las lenguas vernculas se parecen a las len-guas pancricas, al ser usadas para fines literarios en territorios compara-tivamente amplios que comparten unidad lingstica pero no necesaria-mente poltica, la distincin se da en el tipo de diferencia cultural quenecesitan superar. Mientras que las literaturas pancricas evolucionan enrelacin con las tradiciones epicricas, las lenguas vernculas reaccionancontra la hegemona de una lengua literaria cosmopolita. Al igual que lasliteraturas cosmopolitas no dependen del apoyo de una infraestructurapoltica, tampoco las literaturas vernculas necesitan reflejar una declara-cin de independencia poltica del imperio. De hecho, como en el casode la aparicin de la literatura anglosajona y en otras lenguas vernculaseuropeas, la lengua cosmopolita en uso puede haber perdido hace mu-cho tiempo sus apoyos polticos y econmicos. La declaracin program-tica de una nueva literatura verncula es no obstante, con frecuencia, ungesto poltico y politizado (en especial si implica opciones entre una va-riedad de dialectos), como en el caso de De Vulgari Eloquentia de Dan-te o el movimiento del Cuatro de Mayo en China. Alternativamente, laslenguas literarias pueden preferir conservar su categora cosmopolita, enlugar de someterse a un criterio vernculo, como se ha dado en generalen el rabe. Las lenguas vernculas no necesitan coincidir con el mundopoltico; al delimitar la gama de dialectos que considera italianos, Danteesboza prcticamente las fronteras de la Italia moderna, pero su proyec-to de construccin de nacin (si podemos llamarlo as) tardar siglos enrealizarse. Adems, las literaturas vernculas pueden circular ms all delas fronteras culturales y polticas, como sucesivamente hicieron el occi-tano, el italiano de Dante, el francs de du Bellay en la Europa medievaly de comienzos de la Edad Moderna.

    El trabajo de Sheldon Pollock sobre lo vernculo nos recuerda el desarro-llo casi simultneo de las lenguas vernculas en el sur de India y en Eu-ropa occidental, empezando por el ingls antiguo y el kannada en el si-glo VIII d.C. y expandindose por los ecmenos latino y snscrito en lossiete u ocho siglos siguientes17. Pollock esboza estos dos fenmenos, elascenso de un idioma cosmopolita en un milenio, seguido del ascenso delas lenguas vernculas en el siguiente, principalmente para sugerir queambos, y la vernacularizacin en particular, tienen historias todava por

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    17 Sheldon Pollock, Cosmopolitan and Vernacular in History, en C. Breckenridge et al, Cos-mopolitanism, cit. Como el propio Pollock seala, el tamil ocupa una posicin un tanto pro-blemtica en este esquema: The Cosmopolitan Vernacular, Journal of Asian Studies LVII, 1,1998, p. 20, n. 14. Si se acepta la datacin tradicional (debatida) de la primera literatura deSangam en los primeros siglos de la era comn, el tamil se convierte en una intrusin ver-ncula negativa en el milenio cosmopolita. El argumento no necesita ser el de aceptar dog-mticamente el modelo de Pollock, algo que la naturaleza de este artculo difcilmente per-mitira en ningn caso. Por el contrario, el valor de este ejercicio radica en detectar unasimilitud tipolgica, que puede informar el estudio de una variedad de contextos literarios.

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  • escribir. Aparte de las cuestiones histricas, las ideas sobre literaturas cos-mopolitas y vernculas desarrolladas por Pollock ofrecen un marco tilpara entender la estructura de una amplia variedad de sistemas litera-rios, pasados y presentes, que funcionan de modos anlogos a los descri-tos por Moretti y Casanova pero no encajan en sus parmetros especficos18.Como ilustran el ejemplo surasitico y el europeo, las lenguas literarias ver-nculas tienden a operar dentro de sistemas, incorporando una o varias len-guas cosmopolitas y una gama de rivales vernculos. La presencia conti-nuada de lenguas cosmopolitas en muchos contextos vernculos aadecomplejidad a las relaciones entre literaturas vernculas, y complica el cua-dro de rivalidad literaria imaginado, por ejemplo, por Casanova.

    En el mbito de las literaturas nacionales entramos ms explcitamente enterritorio de Moretti y Casanova. El lmite entre una literatura verncula yuna literatura nacional es necesariamente vago, pero sugerir provisional-mente que el momento de transicin se da cuando la historia de una lite-ratura dada, y sus prcticas contemporneas, se proyectan en la historia yen el carcter contemporneo de un Estado poltico determinado. Comotales, las literaturas nacionales son, dira yo, producto en parte de los na-cionalismos del siglo XIX, aunque ciertamente con races anteriores en al-gunos casos. El fenmeno que Casanova denomina leffet Herder, el de-sarrollo de una literatura a partir de una mezcla de tradiciones popularesy nacionalismo, es otra versin de este modo. Yo sugerira tambin que lahistoria de la novela fuera de sus zonas de origen, esbozada por Moretti,constituye en cierta medida la construccin de literaturas especficamentenacionales, en especial en culturas no occidentales, es decir, la absorcina mayor escala de las ideas europeas de nacin y de la cultura nacionalrefleja en cierta medida la absorcin de la forma literaria europea de la no-vela. All donde emerge, una literatura nacional se representa a s mismacomo manifestacin de la dimensin poltica y/o cultural de un Estado- na-cin. Dichas literaturas se caracterizan por su marginacin de las literatu-ras dialectales y de lenguas minoritarias, y la construccin de explicacio-nes de la historia literaria que priman lo autctono sobre lo cosmopolita(es decir, la historia de que la literatura inglesa comienza a partir de Beo-wulf, o la literatura bengal a partir del Charyapada)19. En otras palabras,representan una proyeccin de los objetivos polticos nacionales en el sis-tema literario y, a pesar de las dificultades obvias que surgen de la no coin-cidencia de las fronteras lingsticas y polticas, este modelo nacional con-serva considerable fuerza, incluso hoy, en los estudios literarios.

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    18 En efecto, Casanova toma el momento vernculo como el nacimiento de su narrativa.Prendergast lo encuentra en fases anlogas a lo vernculo, lo nacional y lo planetario, aun-que yo preferira resaltar su categora de sistema de sistemas sincrnico y no como proce-so evolutivo.19 De manera asombrosa, ambos textos, recuperados respectivamente a comienzos del si-glo XIX y del XX, se han desplegado como los orgenes autctonos de literaturas mltiples:inglesa y (errneamente) danesa en el caso de Beowulf; y bengal, assamesa y oriya en eldel Charyapada.

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    SRegional y planetaria

    El modelo de literatura nacional es ahora claramente inadecuado tantoporque una serie de lenguas y sus literaturas trascienden las fronteras na-cionales, como porque la prdida de importancia del Estado-nacin pro-vocada por el capitalismo planetario contemporneo altera la circulacinliteraria. Como tal, podemos empezar por imaginar qu podra razonable-mente denominarse literatura planetaria. Esta categora, todava ms hi-pottica que real, consta de literaturas cuyo alcance lingstico trasciendelas fronteras nacionales, incluso continentales. En ciertos sentidos, una li-teratura planetaria se parece a una literatura cosmopolita, excepto que (almenos en este momento) las literaturas planetarias siguen representndo-se como sistemas de literaturas nacionales en una medida en la que nose presentan las literaturas cosmopolitas. Son, en ese sentido, ms inter-nacionales que extranacionales. El concepto de literatura, o arte verbal,planetaria, tal y como existe ahora, en una poca de proliferacin demedios de comunicacin, suscita tambin la cuestin de con qu ampli-tud debe definirse la literatura. Una definicin centrada en aquellos tex-tos que reciben la aprobacin crtica en Occidente generar un modelode literatura planetaria muy parecido al descrito por Casanova o Moretti;mientras que una que abarque todo el arte verbal, tanto popular como li-terario, e incluido el cinematogrfico, reconocer la centralidad de loca-lizaciones por lo dems perifricas como Bombay o Hong Kong. No meparece necesario (ni puedo) trazar lmites firmes en torno a las categorasdel arte verbal en este contexto; de hecho, uno de los aspectos ms inte-resantes de una literatura planetaria es la medida en la que se presta albricolage, con textos que cumplen diferentes fines en distintos sistemasde circulacin.

    En el caso de las literaturas planetarias, los legados de los imperios del si-glo XIX y del capitalismo planetario contemporneo ejercen considerablepoder. El ejemplo ms claro de literatura planetaria es la inglesa, con sudesarrollada infraestructura terica de estudios e instituciones poscolonia-les como el Booker Prize que trabajan para construir la idea de que laproduccin y el consumo literarios en ingls son en principio universales(incluso a pesar de que, como el comercio de mercancas contempor-neo, las fronteras nacionales y los obstculos invisibles vacen de con-tenido la reivindicacin de universalidad y de igualdad de acceso). Larepresentacin institucional del sistema literario planetario ingls siguevariando enormemente de pas a pas; dentro de Estados Unidos, la divi-sin tripartita en literatura britnica, estadounidense y poscolonial es muycomn, mientras que en Canad, por ejemplo, la norma es una estructu-ra cuatripartita, que incluye Canad como cuarto trmino. Las literaturasposcoloniales estn en cierta medida representadas como sistema espec-fico, y en cierta medida como serie de literaturas nacionales o regionales;es decir, un autor nigeriano que escribe en ingls podra, desde diferen-tes ngulos, participar en un sistema literario nigeriano y tambin en uncircuito poscolonial de literatura planetaria en ingls.

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  • La literatura en francs es una innegable candidata a similar categora, comose refleja en el reciente manifiesto literario Pour une littrature-monde, cuyottulo ilustra la clara influencia de Braudel20. La relacin entre la posicin deestas dos literaturas y los sistemas polticos y econmicos contemporneoses obvia, y se refleja en el especial inters que ambas suscitan en Moretti yCasanova. Hay pocos idiomas que pudieran rivalizar con el ingls y el fran-cs en la categora de literatura planetaria, dado el poder poltico y econ-mico, el peso demogrfico y la amplitud geogrfica que alcanzan; sin embar-go, cada uno de sus principales rivales (chino, espaol, hindi, rabe, ruso)participa en cierta circulacin planetaria, al igual que otras cuantas literatu-ras en circunstancias ms limitadas. Esa realidad no es seal de fracaso o de-rrota (como se podra decir que sugiere el modelo de Casanova); el xito na-cional, vernculo y cosmopolita de stas y de otras lenguas puede servir paragarantizar el mantenimiento de su vitalidad literaria, y para merecer una aten-cin creciente a su funcin en el actual sistema literario mundial21.

    Esta revisin de los diversos modos de funcionar de los sistemas literariosha sido por necesidad generalizador y esquemtico, y presenta problemastan graves como los que intenta resolver. La posicin del espaol o del ra-be en el mundo moderno es un ejemplo obvio; la circulacin internacio-nal, pero en su mayor parte geogrficamente limitada, del primero, podradenominarse mejor regional que planetaria, mientras que el segundo, consu conservacin del lenguaje clsico escrito vinculado a una religin uni-versalista, es en muchos casos un lenguaje cosmopolita en una poca pla-netaria. No pretendo, sin embargo, que ste sea un anlisis exhaustivo, nipretendo que proporcione una explicacin continua y adecuada de la his-toria literaria mundial. Por el contrario, espero haber establecido al menosque la cuestin de la estructura y la funcin de los sistemas literarios en di-ferentes entornos es un problema digno de estudio, y que deben de exis-tir entre estos sistemas paralelos tipolgicos cuyo examen podra producirresultados tiles para los especialistas en una variedad de literaturas.

    Ms que una divisin del trabajo en la que los especialistas en literaturanacional producen datos en bruto para que los especialistas en literatu-ra-mundo los procesen, propongo compartir el trabajo de modo que,pongamos, los especialistas en literatura persa encuentran tiles conoci-mientos tericos y prcticos en el trabajo de chinlogos, o los anglosajo-nistas en el trabajo de especialistas en el kannada antiguo. Este compar-tir el trabajo ofrece, creo, la posibilidad de una literatura mundial, no unaliteratura-mundo, como campo de estudio coherente; no tomando comoobjeto un sistema de literatura-mundo que coincida aproximadamentecon el sistema-mundo de Wallerstein, sino por el contrario, y sencillamen-te, la literatura la produccin artstica verbal del mundo.

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    20 Jean Rouaud y Michel Le Bris (eds.), Pour une literature-monde, Pars, 2007.21 Un ejemplo productivo es la coleccin de ensayos editados por Franoise Lionnet y Shu-mei Shih, que explora en parte las conexiones entre los respectivos intereses francfonos ychinfonos de los dos editores: Minor Transnationalisms, Durham (CN), 2005.

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